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Introducción
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El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Villahermosa; 2Embrapa Florestas, Brasil. 3Centro de Investiga-
ciones en Geografía Ambiental, unam
pas pueden incluir sebos (por ejemplo heces de animales, sardina, atún, carne o
miel), cuando se busca estudiar un grupo en particular como por ejemplo, insectos
carroñeros o carnívoros como hormigas o escarabajos (Aquino et al., 2006). Los
recipientes normalmente son de capacidad de 500 mL , pueden ser de plástico
(preferentemente) o de vidrio y deben estar al ras de la superficie del suelo o
hojarasca. Como el diámetro interfiere en la captura de la fauna, es recomendable
siempre usar recipientes del mismo diámetro. También se recomienda perturbar
lo mínimo posible el suelo alrededor al enterrar el recipiente. Después de la ins-
talación, espere tres días para iniciar el estudio, para evitar posibles influencias
de la perturbación.
El líquido conservador puede ser una mezcla de soluciones acuosas incluyendo
formol o alcohol y debe incluir siempre algunas gotas de detergente casero con
el fin de romper la tensión superficial para que los invertebrados se hundan en el
líquido. Si el recipiente es de 500 mL, usar aproximadamente 150 mL de solución
conservante. La cobertura de la trampa (Figura 1) es importante para evitar que la
lluvia diluya o haga trasbordar el líquido conservante. El tiempo de permanencia
de las trampas en campo puede variar según el objetivo del estudio: normalmente
una semana es suficiente para colectar la mayor parte de los invertebrados epigeos
(Aquino et al., 2006). Una vez agotado el tiempo, se vacía el contenido de las
trampas en un frasco, el cual, es llevado al laboratorio donde se cambia el líquido
conservador por alcohol a 70%, seguido de la identificación de los invertebrados
colectados usando una lupa o microscopio estereoscópico.
Cuando se desea estudiar la fauna presente en la hojarasca, los mejores métodos
de colecta son el uso de los aparatos de Winkler, Berlese o Tullgren, que secan la
hojarasca progresivamente, forzando a los insectos a moverse hacia abajo dentro del
embudo y caer en un frasco lleno de alcohol a 70% para almacenar los individuos
(Figura 2). Los embudos de Berlese y Tullgren utilizan una lámpara para secar la
hojarasca, mientras que el aparato o bolsa de Winkler no lo necesita. Esos métodos
han sido muy utilizados para colectar principalmente a los macroartrópodos epigeos.
Se recomienda tomar por lo menos de 5 a 10 muestras de hojarasca en una superficie
mínima de 50 × 50 cm por ecosistema y colocarla en el Winkler o un Berlese/Tullgren
de mayor tamaño (diámetro del embudo mayor que 40 cm) durante una semana.
Al final de ese período, se recogen y tapan los frascos que pueden ser procesados
posteriormente para la identificación de la fauna.
Para el muestreo de la macrofauna del suelo en general, el método más utilizado
ha sido el publicado en el manual del Tropical Soil Biology and Fertility (TSBF)
Program (Anderson e Ingram, 1993) con el cual se hacen monolitos de 25 × 25 cm
cuadrados hasta los 30 cm de profundidad (Figura 3). El monolito es separado del
suelo usando palas rectas con o sin la excavación de suelo de alrededor del monolito
(Figura 4). La hojarasca arriba del monolito es retirada y revisada manualmente para
colectar a todos los individuos epigeos. Éstos son almacenados en un frasco con
alcohol al 70% (o formol a 4% para las lombrices). Una vez separado el monolito
del suelo circundante, se le separa en 3 niveles o capas del suelo de 10 cm cada
una, para poder distinguir la distribución vertical de la fauna en el suelo. El suelo
de cada capa puede ser almacenada en una cubeta hasta ser revisada. Cada capa
es entonces revisada manualmente en charolas de plástico (preferentemente) o de
metal de tamaño aproximado de 40 cm × 50 cm. Se toman pequeñas porciones del
suelo cada vez (2 o 3 puñados de suelo) y toda la fauna es retirada y colocada en
formol al 4% (lombrices de tierra) o alcohol al 70% (resto de la macrofauna). Se
pueden utilizar pinzas y/o pinceles para colectar a la fauna, pero para las lombrices
se recomienda usar sólo las manos. Posteriormente, se identifican los individuos
colectados en el laboratorio usando una lupa estereoscópica.
Figura 3. Esquema de los pasos a seguir en el muestreo manual de macroinvertebrados del suelo
y hojarasca, según el manual de Biología y Fertilidad de los Suelos Tropicales (TSBF)
(Anderson e Ingram, 1993) (modificado de Brown et al., 2002).
Figura 4 Separación de la fauna del suelo de la hojarasca (izquierda) y de monolitos del tipo tsbf
de 25 × 25 cm cuadrados y hasta los 30 cm de profundidad (fotos de George Brown).
Determinación de la biomasa
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El método manual tiene baja eficacia a pesar de ser ampliamente utilizado para
colectar a la macrofauna del suelo, tiende a subestimar las poblaciones de la macro-
fauna del suelo, especialmente de los organismos de menor tamaño y los insectos
sociales (hormigas, termitas). Lavelle et al. (1981) calcularon la eficacia del método
TSBF de separación para los principales grupos taxonómicos de la macrofauna
en los pastizales cerca de Laguna Verde, Veracruz, México. La eficacia de este
método no llegó al 50% para los organismos mayores como algunas lombrices
de tierra y escarabajos, mientras que para los menores la eficacia apenas alcanzó
20-30%. Para mejorar la eficiencia del muestreo manual es necesario más tiempo
y más atención en la separación de la fauna. Otra forma, es calcular la eficiencia
basada en el número de individuos colectados con el lavado y tamizado de sub-
muestras menores de suelo.
Además, la talla pequeña de las muestras del método TSBF a veces puede
subestimar la población de organismos mayores como algunas lombrices de tierra
gigantes (>20 cm de longitud), que no caben dentro de las muestras o son corta-
das al preparar el monolito. Finalmente, la estimación de la macrofauna por este
método se ve también afectada por la variabilidad espacial (vertical y horizontal)
de los propios organismos, variable relacionada con las variaciones climáticas y el
comportamiento de la fauna (Brown et al., 2001). Por lo tanto, si se desea estudiar
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por separado las poblaciones de organismos menores como los miriápodos, cochi-
nillas y los insectos sociales, otros métodos más específicos para estos organismos
deben ser preferentemente escogidos.
Para los insectos sociales como hormigas y termitas se sugiere seguir las me-
todologías presentadas en Baroni-Urbani et al. (1978), Eggleton y Bignell (1997)
y Swift y Bignell (2001). Estos últimos sugieren la realización de un transecto de
100 × 2 m, dividido en secciones de 5 × 2 m, que son muestreados en secuencia
durante 30 minutos cada uno, por dos personas. El muestreo consiste en la colec-
ta y preservación (en alcohol a 70%) de los insectos sociales que se vean en los
siguientes nichos: a) hojarasca y suelo superficial hasta los 5 cm de profundidad;
b) acumulaciones de musgo y hojarasca y entre los troncos de grandes árboles; c)
toda madera en sus diversos estadios de descomposición; d) nidos superficiales
o subterráneos y caminos de los insectos en troncos u otra vegetación; e) nidos
epígeos hasta los 2 m de altura. Todas las castas de termitas y hormigas deben ser
colectadas, incluyendo especialmente alados y soldados para auxiliar en la iden-
tificación de las especies. A continuación detallamos las metodologías utilizadas
para capturar a las lombrices de tierra y a las termitas.
Las lombrices de tierra pueden ser colectadas usando métodos activos incluyendo
el tamizado manual del suelo, o pasivos, que utilizan la aplicación de líquidos
irritantes o electricidad al suelo para sacar a las lombrices (Lee, 1985; Baker y
Lee, 1993).
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Figura 5. Excavación de bloques mayores (monolitos) del suelo (50 × 50 cm) para la colecta
de lombrices cuando se detecta la presencia de individuos mayores de 20 cm que no pueden ser
colectados usando el método del TSBF (Foto Carlos Fragoso).
En caso contrario, hay gran riesgo de colectar solo pedazos de estas lombrices.
Dependiendo de la época del año también es necesario profundizar la muestra
hasta más de 50 cm de profundidad, ya que muchas especies de lombrices bajan a
capas más profundas del suelo, especialmente en condiciones de sequía (Jiménez
et al., 2007).
De igual forma que en el método TSBF, se separan las lombrices manual-
mente del suelo y se les conservan en formol al 4%. Con el fin de dañar lo menos
posible a las lombrices se recomienda agarrarlas con las manos y por la parte
anterior del cuerpo, o sea, la extremidad más próxima al clitelo (anillo con ma-
yor grosor cerca de la cabeza); esto porque las lombrices en situación de estrés
tienen la capacidad de totomizarse, que corresponde a la perdida espontánea de
su parte posterior. Si cuando se realizó el monolito una lombriz fue cortada con
la pala, es necesario poner en el frasco con formol ambas partes, con el fin de
determinar posteriormente la biomasa de dicha lombriz; pero en el conteo de
individuos sólo hay que contar las partes anteriores de éstos. En condiciones
extremas (lluvias fuertes) se puede realizar la revisión manual del suelo en el
laboratorio (ISO, 2004).
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Figura 6. Aplicación de 20 L de solución de formol al 0.5% en la superficie del suelo (1 m2) para
colectar lombrices de tierra en un bosque tropical cerca de Londrina, Brasil (Foto George Brown).
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Figura 7. Ejemplo del método eléctrico (Oktett) de Thielemann (1986) para la colecta
de lombrices de tierra de un pastizal cerca de Londrina, Brasil (Foto Bruce Motte).
nual era mejor para asegurar una colecta efectiva de las especies que viven en la
superficie y son activas (Amynthas, Urobenus), y aquellas que viven en el suelo
(Glossoscolex spp.).
Otro estudio realizado en Brasil por Martins et al. (2010) mostró qué tanto
el formol como los toques eléctricos capturaron solamente hasta tres especies en
diferentes ecosistemas agrícolas y naturales, priorizando especies epigeas de rápido
movimiento o especies endogeas polihúmicas. El método manual fue mejor para
muestrear a las lombrices pequeñas, mayormente endogeas y para colectar una
mayor proporción de la diversidad de las especies presentes en estos ecosistemas
(hasta 8 especies).
Por lo tanto, se sugiere que el muestreo de lombrices sea efectuado usando el
método manual, combinado con otros métodos activos (químico, eléctrico), cuando
se desea realizar una determinación exhaustiva de la diversidad y abundancia de
las poblaciones. El tamaño del monolito dependerá del tamaño medio o máximo
de las especies presentes en el estado local. Si el objetivo es colectar lombrices
epigeas o anécicas, entonces los métodos de formol y eléctrico son mejores, pero
cuando se desea colectar lombrices endogeas, el método manual es preferible.
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La hora del día también puede ser un factor importante a ser considerado. Un
estudio realizado en condiciones de trópico seco y predominancia de leptosoles
reveló que el muestreo de lombrices debe realizarse por la mañana entre las 07:00
h y las 10:00 h, posteriormente las lombrices buscan refugio a mayor profundidad
(Bautista et al., 2008).
Esta metodología está basada en el método descrito por Jones y Eggleton 2000,
usando un transecto de 100 × 2 m. La información obtenida es cualitativa, pero
con alta resolución, la información obtenida debe tratarse por separado de la infor-
mación obtenida de monolitos y trampas pitfall. Este método se recomienda para
aquellos que no son especialistas en termitas y puede ser realizado por 2 personas
en 2 o 3 días. Se requiere de un compás de 30 m o 100 m, de una cuerda de nylon
o una cinta fluorescente de 20 m dividida o marcada cada 5 m, un machete y 40
frascos aproximadamente con alcohol al 80% y una navaja de 8-10 cm para buscar
ligeramente en madera y suelo (Swift y Bignell, 2001).
Se traza un transecto de 100 m adyacente al transecto de 40 × 5 m, con la dis-
tancia suficiente (15 m) para evitar un disturbio mutuo entre transectos. El transecto
debe de evitar pasar por arroyos o cuerpos de agua en donde es muy probable que
no habiten las termitas. Son muestreadas en donde hay acumulaciones de hojarasca,
raíces, madera muerta en todos los estados, en los troncos de los árboles, el suelo
para las termitas y de nidos arbóreos.
Siempre es necesario al colectar termitas de nidos revisar bien los alrededores
y las cámaras, porque muchas veces las termitas que viven en los nidos no son las
mismas que lo construyeron. Las termitas pueden ser preservadas en alcohol y
puede utilizarse un frasco para cada especie o población encontrada, colocándose
la respectiva marca escrita a lápiz indicando información del sitio: fecha, núme-
ro de transecto y el microhabitat (madera, raíz, hojarasca, etc.). La información
es importante para establecer la naturaleza de la comunidad (especialmente la
diversidad de grupos funcionales) y para construir una curva de acumulación de
especies. Las marcas deben colocarse inmediatamente después de ser colectadas
las termitas (Swift y Bignell, 2001).
Siempre debe haber un periodo de entrenamiento antes de salir a colectar,
idealmente un transecto de 50 a 100 m puede servir para entrenar bajo la super-
visión de un experto en colecta. Es importante colectar durante el día, y tener
periodos de descanso después de cada 30 minutos de colecta. Para mantener
la misma eficiencia de colecta en todos los transectos, se recomienda hacer al
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• Los que se alimentan del suelo: Termitas distribuidas en el perfil del suelo, en
la capa de hojarasca o en montículos epigeos, alimentándose deliberadamente
de suelo mineral, aparentemente con algún grado de selección de fracciones
de limo y arcilla. Aunque el material ingerido es altamente heterogéneo, hay
altas proporciones de materia orgánica del suelo y silicio, y pocas proporciones
de tejido de plantas (Sleaford et al., 1996).
• Los que se alimentan de la interface suelo/madera. Termitas que se alimentan
en madera caída que se ha descompuesto (y es similar al suelo). Este ma-
terial está combinado con hojas y raíces. Este grupo es considerado como
“alimentadores intermedios” de acuerdo con Souza and Brown (1994), pero
no similar a la categoría reconocida por Collins (1989) que se alimentan de
raíces.
• Los que se alimentan de madera excavan galerías grandes en troncos, los cua-
les, pueden convertirse en centros de colonias. Este grupo también incluye a
termitas que tienen nidos en árboles, subterráneos o epigeos, pero se alimentan
en otra parte y muchas son macrotermitinae que cultivan hongos. “Madera”
incluye: ramas muertas aun sujetas a árboles vivientes y árboles muertos de
pie, así como madera fresca en el suelo.
• Forrajeras de la hojarasca. Las termitas que forrajean en la hojarasca toman-
do, pedazos de hojas, tallos frescos o secos, y pequeños pedacitos de madera
que son trasladados al nido. Esta categoría incluye a termitas subterráneas
y constructoras de montículos (Macrotermitinae) así como también ciertas
Nasutitermitinae que forrajean en el suelo. Las termitas forrajeras son usual-
mente las mas conspicuas en comparación a las otras categorías alimenticias
de termitas, por el numero de galerías sobre madera, en la hojarasca, en hoyos,
sobre la superficie etc., y forrajean tanto soldados como obreras.
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Conservación de ejemplares
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Análisis de datos
IRD =[1-(T/C)] * -1
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Donde:
Los valores negativos significa que los valores están por debajo del control; los
valores de cero igual al control, valores de 1= a 100% arriba del control. El IRD
tiene la ventaja de que los valores pueden ser positivos cuando hay incremento
de las poblaciones o negativos cuando las poblaciones o la biomasa disminuyen
en comparación con un testigo. Como los valores de las poblaciones de macroin-
vertebrados comprenden desde unidades a centenas e incluso millares, el índice
de respuesta al disturbio permite la identificación de esas diferencias ya que un
valor de 1 corresponde a 100% de incremento con respecto al testigo (Bautista et
al., 2008). Esta situación hace que, a pesar de las grandes diferencias que pueden
encontrarse entre los diferentes grupos o taxa en los tratamientos, los datos pue-
dan ser graficados y de esta manera mostrar esas diferencias, como en la Figura
8 en la que se observa que los coleópteros son favorecidos por la introducción de
pastos.
Si las muestras son independientes y los datos a ser analizados son normales y
demuestran homogeneidad de varianza, entonces se puede realizar un análisis de
varianza para comparar las poblaciones de macroinvertebrados de acuerdo a una
variable categórica dependiente, por ejemplo, tipo de ecosistema. Sin embargo,
también se recomienda el uso del análisis multivariado para comparar las comuni-
dades de fauna de cada ecosistema. Para ello, en primer lugar se sugiere realizar un
análisis de correspondencia (AC) para encontrar la longitud del gradiente (“length
of gradient”) de los datos, una prueba que puede ser realizada usando programas
como el CANOCO® (ter Braak y Smilauer, 1998). Si el gradiente es menor que
a tres desviaciones estándar, se realiza un análisis de componentes principales
(ACP) o un análisis de redundancia (AR) usando los datos absolutos de la fauna
(por ejemplo, número de individuos). Si el gradiente es mayor que cuatro desvia-
ciones estándar, se realiza solamente el AC usando datos relativos (por ejemplo,
abundancia), todos en la misma unidad de medida (por ejemplo, número de indi-
viduos por m2). El ACP se recomienda cuando hay ausencia de datos ambientales
o cuando se desconoce la forma de agrupación de los casos. Para poder relacionar
las variables ambientales (por ejemplo, datos del análisis químico del suelo) con la
fauna y conocer su contribución hacia la determinación de la comunidad existente,
es necesario realizar un análisis canónico de correspondencia (ACC).
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Figura 8. Índice de respuesta al disturbio de diversos grupos de macroinvertebrados del suelo con
base en la densidad de organimos. SP= sistema silvopastoril; TP2= Pasto Taiwán de dos años; TP
= pasto Taiwán de 12 años; SG12= Pasto estrella de 12 años
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Clasificación
Agroecosistemas Selva AE 1 AE 2 AE 3 AE 4
correcta (%)
Selva 70 7 0 3 0 0
AE 1 70 7 0 0 0 3
AE 2 80 2 0 8 0 0
AE 3 60 0 3 0 6 1
AE 4 60 1 2 0 1 6
AE= Agroecosistema
Recomendaciones finales
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