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Restitución de inmueble arrendado en el Código General del Proceso

Liliana Del Carmen Pinto Leal


Id: 435411

Universidad Cooperativa De Colombia, Bucaramanga


Facultad De Derecho
Teoría de la Prueba
Febrero, 2019
Restitución de inmueble arrendado en el Código General del Proceso

Contrato de arrendamiento
El artículo 1602 del Código Civil dispone, que todo contrato legalmente celebrado es una ley para
los contratantes, y no puede ser invalidado sino por consentimiento mutuo o por causas legales";
así mismo, en el 1603 enuncia que los contratos deben ejecutarse de buena fe, y por consiguiente
obligan no solo a lo que en ellos se expresa, sino a todas las cosas que emanan precisamente de la
naturaleza de la obligación, o que por ley pertenecen a ella.

El contrato de arrendamiento según el artículo 1973 del código civil colombiano, es un contrato
en mediante el cual las dos partes adquieren una obligación recíproca; la una en conceder el goce
de una cosa y la otra de pagar por ese goce.

En la ley 820 de 2003, se precisa en su artículo 13 que: Las obligaciones de pagar sumas en dinero
a cargo de cualquiera de las partes serán exigibles ejecutivamente con base en el contrato de
arrendamiento y en concordancia con lo dispuesto en el Códigos Civil, en caso de incumplimiento
por parte del arrendatario se procederá de conformidad con el artículo 384 del Código General del
Proceso.

Así mismo, la jurisprudencia constitucional define el contrato de arrendamiento así:


"el contrato de arrendamiento se caracteriza por ser bilateral, en el sentido de que
arrendador y arrendatario se obligan recíprocamente, el primero a proporcionar el uso y
goce de una cosa y el segundo a pagar un precio, renta o canon determinado, pudiendo
por supuesto existir codeudores o constituirse una fianza. De allí que los procesos de
restitución de tenencia del inmueble arrendado constituyan el ejercicio de una acción
personal y no real. Por lo tanto, (…) en este tipo de acciones la sentencia que se profiere
tiene efectos exclusivos para las partes contratantes"1

1
Sentencia C670/04
Objeto de la prueba
De acuerdo con la definición del contrato de arrendamiento se establece que cada una de las partes
tiene obligaciones, y son precisamente estas mismas las que más adelante se convertirán en el
objeto de la prueba judicial de los hechos acaecidos que conllevan a un conflicto.

Tenemos, por ejemplo, que el arrendador puede utilizar la acción de restituir el bien inmueble
cuando el arrendatario no haya cumplido con alguna de sus obligaciones, para este caso, entre los
que se encuentra el incumplimiento del pago o renta.

El no pago es un hecho negativo e indefinido, que no exige demostración de quien lo alega. Si el


arrendatario quiere exonerarse de tal imputación, debe acompañar la prueba de ello.
Es así, que vamos a encontrar en el desarrollo de la Litis que dentro del objeto de prueba estará
presente la conducta humana, los documentos, los hechos y las afirmaciones o negaciones de los
hechos.

Fin de la prueba
Las pruebas le van a permitir al Juez buscar la verdad, y se va a presentar en los diferentes
momentos procesales a saber:

En la presentación de la demanda deberá acompañarse con prueba documental del contrato de


arrendamiento suscrito por el arrendatario, o la confesión de este hecha en interrogatorio de parte
extraprocesal, o prueba testimonial siquiera sumaria.

Si el demandado no se opone en el término de traslado de la demanda, el juez proferirá sentencia


ordenando la restitución.

Cuando el demandado alegue mejoras, deberá hacerlo en la contestación de la demanda, y se


tramitará como excepción.
En cuanto a las deudas a cargo del arrendatario por concepto de servicios públicos domiciliarios o
expensas comunes dejadas de pagar, el arrendador podrá repetir lo pagado contra el arrendatario
por la vía ejecutiva mediante la presentación de las facturas, comprobantes o recibos de las
correspondientes empresas debidamente canceladas y la manifestación que haga el demandante
bajo la gravedad del juramento de que dichas facturas fueron canceladas por él, la cual se entenderá
prestada con la presentación de la demanda.

Y por su parte, el demandado en virtud del contrato, este no será oído en el proceso sino hasta
tanto demuestre que ha consignado a órdenes del juzgado el valor total que, de acuerdo con la
prueba allegada con la demanda, tienen los cánones y los demás conceptos adeudados, o en defecto
de lo anterior, cuando presente los recibos de pago expedidos por el arrendador, correspondientes
a los tres (3) últimos períodos, o si fuere el caso los correspondientes de las consignaciones
efectuadas de acuerdo con la ley y por los mismos períodos, a favor de aquel.

Cualquiera que fuere la causal invocada, el demandado también deberá consignar oportunamente
a órdenes del juzgado, en la cuenta de depósitos judiciales, los cánones que se causen durante el
proceso en ambas instancias, y si no lo hiciere dejará de ser oído hasta cuando presente el título de
depósito respectivo, el recibo del pago hecho directamente al arrendador, o el de la consignación
efectuada en proceso ejecutivo.

Los cánones depositados en la cuenta de depósitos judiciales se retendrán hasta la terminación del
proceso si el demandado alega no deberlos; en caso contrario se entregarán inmediatamente al
demandante.

Si prospera la excepción de pago propuesta por el demandado, en la sentencia se ordenará devolver


a este los cánones retenidos; si no prospera se ordenará su entrega al demandante.

Los depósitos de cánones causados durante el proceso se entregarán al demandante a medida que
se presenten los títulos, a menos que el demandado le haya desconocido el carácter de arrendador
en la contestación de la demanda, caso en el cual se retendrán hasta que en la sentencia se disponga
lo procedente.
Cuando se resuelva la excepción de pago o la del desconocimiento del carácter de arrendador, se
condenará al vencido a pagar a su contraparte una suma igual al treinta por ciento (30%) de la
cantidad depositada o debida. Cuando el arrendatario alegue como excepción que la restitución no
se ha producido por la renuencia del arrendador a recibir, si el juez la halla probada, le ordenará al
arrendador que reciba el bien arrendado y lo condenará en costas.

Compensación de créditos. Si en la sentencia se reconoce al demandado derecho al valor de las


mejoras, reparaciones o cultivos pendientes, tal crédito se compensará con lo que aquel adeude al
demandante por razón de cánones o de cualquiera otra condena que se le haya impuesto en el
proceso.

Restitución provisional. Cualquiera que fuere la causal de restitución invocada, el demandante


podrá solicitar que antes de la notificación del auto admisorio o en cualquier estado del proceso,
se practique una diligencia de inspección judicial al inmueble, con el fin de verificar el estado en
que se encuentra. Si durante la práctica de la diligencia se llegare a establecer que el bien se
encuentra desocupado o abandonado, o en estado de grave deterioro o que pudiere llegar a sufrirlo,
el juez, a solicitud del demandante, podrá ordenar, en la misma diligencia, la restitución
provisional del bien, el cual se le entregará físicamente al demandante, quien se abstendrá de
arrendarlo hasta tanto no se encuentre en firme la sentencia que ordene la restitución del bien.

Durante la vigencia de la restitución provisional, se suspenderán los derechos y obligaciones


derivados del contrato de arrendamiento a cargo de las partes.

Única instancia. Cuando la causal de restitución sea exclusivamente la mora en el pago del canon
de arrendamiento, el proceso se tramitará en única instancia.

La imposibilidad de suministrar la prueba debe ser apreciada en cada caso, con un criterio riguroso
y práctico, teniendo el cuidado de no confundirla con la simple dificultad, por grande que sea.
Puede decirse que por este aspecto las negaciones y afirmaciones indefinidas están comprendidas
entre la segunda clase de hechos imposibles, excluidos del tema de prueba, cuando a pesar de que
puedan existir o ser ciertos, no es posible demostrarlos.

“La exigencia impuesta por el legislador al arrendatario demandado responde a las reglas
generales que regulan la distribución de la carga de la prueba, se muestra razonable con
respecto a los fines buscados por el legislador y no es contraria a las garantías judiciales
del debido proceso consagradas en la Constitución y los tratados internacionales que
guían la interpretación de los derechos fundamentales”
“El desplazamiento de la carga probatoria hacia el demandado cuando la causal es la
falta de pago del canon de arrendamiento es razonable atendida la finalidad buscada por
el legislador. En efecto, la norma acusada impone un requisito a una de las partes para
darle celeridad y eficacia al proceso, el cual es de fácil cumplimiento para el obligado de
conformidad con la costumbre y la razón práctica. Según la costumbre más extendida, el
arrendatario al realizar el pago del canon de arrendamiento exige del arrendador el
recibo correspondiente. Esto responde a la necesidad práctica de contar con pruebas que
le permitan demostrar en caso de duda o conflicto el cumplimiento de sus obligaciones” 2

Cuando en un proceso de restitución, el juez evidencia duda sobre la existencia del contrato de
arrendamiento y de la deuda por concepto de mensualidades en mora, se tendrá en cuenta en la
aplicación de la norma que exige al arrendatario probar que se han cancelado los cánones que se
denuncian en mora.

Es así, que el juez deberá sopesar ese elemento de convicción con el fin de no incurrir en grave
violación de los derechos constitucionales del arrendatario demandado, produciéndose un
gravamen desproporcionado para el demandado, gravamen que consistiría en la necesidad de
acreditar el pago de lo que de acuerdo con el demandante estaría debiendo, como requisito previo
para que la prueba relativa a la inexistencia del contrato sea tenida en cuenta.

Es decir, el derecho de acceso a la justicia se condiciona al pago de una relevante suma de dinero,
a pesar de obrar en poder del juez una prueba grave relativa a la inexistencia de tal deuda y de la
causa jurídica de la misma.

2
Sentencia C070/93
En ese escenario de una carga procesal que se excede, se desvirtúa el objeto de la prueba
convirtiéndose en una dificultad en la defensa del arrendatario frente a una pretensión sobre cuya
existencia se ha planteado una seria duda.

Dado el carácter restrictivo de la interpretación de la norma, precisamente para evitar la lesión de


los derechos a la defensa y de acceso a la administración de justicia, se impone inaplicar la
exigencia contenida en el numeral 4 del artículo 384 del Código General del Proceso, para
permitir que la controversia entre las partes se adelante en igualdad de condiciones.

El juez del deber de sopesar, en cada caso, los supuestos fácticos a los que remite la norma,
porque la aplicación indiscriminada de la misma, cuando se haya planteado en el proceso una
duda seria sobre la existencia del contrato y de la mora, implicaría privilegiar injustificadamente
la posición del arrendador, cuya posición jurídica y su obrar de buena fe también estarían en
entredicho, y desconocer los derechos de defensa y de acceso a la administración de justicia del
demandado, si la condición para ser oído en el juicio, resulta, por las circunstancias del caso,
gravemente desproporcionada.

La carga procesal que se impone al demandado, comporta una limitación significativa de las
oportunidades de defensa de los arrendatarios, en situaciones donde existe una actuación de mala
fe por parte del demandante.

El juez civil debe analizar la situación fáctica que le haya sido planteada para ver si la misma se
ubica en los extremos a partir de las cuales la carga impuesta al demandado resulta ajustada a la
Constitución y que implican la existencia de un contrato de arrendamiento, que ha sido incumplido
por el arrendatario en condiciones cuya prolongación en el tiempo resulta lesiva de los derechos e
intereses de las partes, en particular del arrendador que ha obrado de buena fe, y de la correcta
administración de justicia.

En la Sentencia T-162 de 2005, después de reiterar que la carga procesal contenida en el parágrafo
2º del artículo 424 del Código de Procedimiento Civil es constitucional, sin embargo, ello no
implica que los jueces puedan aplicar automáticamente la disposición, sin examinar las
circunstancias especiales que en un determinado caso pudiesen llevar a la conclusión de que la
misma debe ser inaplicada:

“En efecto, la decisión judicial no consiste en la imposición irreflexiva de las


consecuencias previstas en las normas, sin una evaluación particularizada de la situación
de hecho sujeta a examen, para determinar que ella sea realmente la premisa de aplicación
de la disposición. La actividad judicial debe estar presidida por la virtud de la prudencia,
que exige al juez obrar con cautela, moderación y sensatez a la hora de aplicar la ley, más
cuando, como en el caso de autos, la aplicación automática de las normas puede conducir
a una restricción excesiva de derechos fundamentales, en este caso el derecho al debido
proceso, concretamente en sus garantías de defensa y contradicción”.3

Para evitar la lesión de los derechos de la defensa y de acceso a la administración de justicia el


cual han sido expuestas en las tutelas analizadas, que de acuerdo con lo expresado por los
arrendatarios afectados, donde se le indilga una deuda que no es cierta, donde el derecho de acceso
a la justicia se condiciona al pago de una relevante suma de dinero, a pesar de obrar en poder del
juez una prueba grave relativa a la inexistencia de tal deuda y de la causa jurídica de la misma,
esto es el contrato de arriendo, del cual se deduce que desaparecen los presupuestos, se plantea la
inaplicación de la norma.

Negación Indefinida de la Prueba


Tal como lo esboza la sentencia de constitucionalidad 070 de 1993, al demandante no les es posible
al momento de radicar la demanda “el no pago”, por ser un hecho ilimitado por circunstancias
de tiempo, modo y lugar, sólo y solamente lo podrá demostrar lo contrario en la otra parte
o incluso del juez dentro de su poder oficioso de decretar pruebas o en cualquier momento
del proceso antes de fallar.

La Corte en esta ocasión, se ajusta a los criterios generales sobre la carga de la prueba y que no
impone una carga irrazonable o desproporcionada al demandado, manifestando:

“La causal de terminación del contrato de arrendamiento por falta de pago de los cánones
de arrendamiento, cuando ésta es invocada por el demandante para exigir la restitución
del inmueble, coloca al arrendador ante la imposibilidad de demostrar un hecho
indefinido: el no pago. No es lógico aplicar a este evento el principio general del derecho
3
Sentencia T 162 de 2005
probatorio según el cual "incumbe al actor probar los hechos en los que basa su
pretensión". Si ello fuera así, el demandante se vería ante la necesidad de probar que el
arrendatario no le ha pagado en ningún momento, en ningún lugar y bajo ninguna
modalidad, lo cual resultaría imposible dada las infinitas posibilidades en que pudo
verificarse el pago. Precisamente por la calidad indefinida de la negación -no pago-, es
que se opera, por virtud de la ley, la inversión de la carga de la prueba. Al arrendatario
le corresponde entonces desvirtuar la causal invocada por el demandante, ya que para
ello le bastará con la simple presentación de los recibos o consignaciones
correspondientes exigidas como requisito procesal para rendir sus descargos. (...)”

El desplazamiento de la carga probatoria hacia el demandado cuando la causal es la falta de pago


del canon de arrendamiento es razonable atendida la finalidad buscada por el legislador.

Si bien es cierto que la exigencia hecha al demandado de presentar una prueba que solamente él
puede aportar con el fin de dar continuidad y eficacia al proceso, en nada desconoce el núcleo
esencial de su derecho al debido proceso, luego, se entiende que será fácil cumplir con la carga
respectiva y de esa manera hacer efectivos sus derechos a ser oído, presentar y controvertir
pruebas.

La inversión de la carga de la prueba, cuando se trata de la causal de no pago del arrendamiento,


no implica la negación de los derechos del demandado. Este podrá ser oído y actuar eficazmente
en el proceso, en el momento que cumpla con los requisitos legales.
La presentación de recibos de pago o de consignación como requisito para ser oído en juicio no
vulnera el núcleo esencial de los derechos de acceder a la justicia y de defensa.

El medio legal establecido para agilizar este tipo de litigios no se revela desproporcionado respecto
de los derechos del arrendatario, porque éste podrá acceder a la justicia y defenderse demostrando
que ha sido diligente al exigir y conservar los recibos de pago o ha cumplido con las cargas
procesales que en sí mismas no son irracionales.

El arrendatario debe cumplir con una carga procesal de tipo probatorio. Si bies cierto que al
arrendador de buena fe, se le imposibilita demostrar el “no pago” del canon del arrendamiento, por
ser este un hecho indefinido, del que si podría tener certeza el arrendatario y del que se podría
pensar que de contera tiene la prueba que le permitirá desvirtuar la causal invocada por el
demandante, en un escenario plano.

Principios
El principio de la contraprestación de las partes, se fundamenta en el equilibrio económico de
los negocios y así lo describe el Dr. José Alejandro Bonivento, en su libro Los principales contratos
civiles y su paralelo con los comerciales, menciona que el pagar el precio es la obligación esencial
del arrendatario, debido a que sin el pago por parte de este, no se estaría frente a un contrato de
arrendamiento; es por ello que “el precio debe ser cubierto por el arrendatario en el término
convenido con el arrendador y en la forma estipulada”4.

El artículo 1757 del Código Civil establece la extinción de la obligación - pago del canon dentro
del plazo inicialmente acordado - en cabeza del arrendatario. Se infiere que lo pretendido en la
carga procesal es que a la presentación anticipada de una prueba documental, tiene como principio
de eficacia con un proceso de naturaleza abreviada, convirtiéndose en una figura judicial
expedita.

En la Sentencia C-056 de 1996, la Corte al pronunciarse sobre la constitucionalidad del numeral


3° del parágrafo 2° del artículo 424 del Código de Procedimiento Civil, en el que se dispone que,
el arrendatario debe consignar a órdenes del juzgado los cánones que se causen durante el curso
del proceso so pena de no ser oído, se reiteró la anterior doctrina constitucional y precisó que dicha
carga procesal no resulta contraria al debido proceso, pues pretende satisfacer los principios de
celeridad y eficiencia de orden constitucional:

“(...) si se analiza el numeral 3, que establece la obligación de seguir pagando los cánones
que se causen durante el trámite del proceso, so pena de no ser oído, se ve fácilmente cómo
existe una relación lógica entre las dos normas. No tendría sentido exigir la consignación
de los cánones adeudados, según la demanda, o, en su defecto, la prueba del pago de los
correspondientes a los tres últimos períodos, y permitir que luego el arrendador
demandado dejara de pagar mientras el proceso se tramitara. La presentación de la
demanda no tiene por qué modificar las obligaciones que el contrato de arrendamiento
crea para las partes: el arrendador sigue obligado a "conceder el goce de una cosa" y a

4
BONIVENTO FERNÁNDEZ. Op. cit., p. 350.
cumplir concretamente las obligaciones a que se refiere el artículo 1982 del Código Civil,
y todo lo que de ellas se deriva; y el arrendatario, "a pagar por este goce". (...).5

En la Sentencia C-886 de 2004, la Corte declaró la exequibilidad de la exigencia según la cual,


dentro del proceso de restitución de inmueble arrendado, el demandado, para ser oído, debe
presentar “la prueba de que se encuentra al día en el pago de los servicios cosas o usos conexos y
adicionales, siempre que, en virtud del contrato haya asumido la obligación de pagarlos”,
contenida en el artículo 37 de la Ley 820 de 2003, bajo el entendido según el cual esta carga
procesal sólo operaría si la causal invocada para la restitución del inmueble era la establecida en
el numeral 2° del artículo 22 de la misma ley, es decir el impago de los servicios públicos que
cause la desconexión o pérdida del servicio. Para sustentar esta decisión se expusieron, entre otros
argumentos, los siguientes:
“En criterio de la Corte, la única causal que guarda una relación de conexidad razonable
con la carga probatoria acusada, es la que establece el numeral 2 de este artículo, a saber,
la falta de pago de los servicios públicos o expensas comunes que se causen por el uso del
inmueble, cuando la falta de pago cause la desconexión de dichos servicios en el primer
caso, o cuando el pago de las expensas comunes esté a cargo del arrendatario. Frente a
estas situaciones, es razonable que el Legislador exija al demandado que acredite, como
condición para ejercer efectivamente su defensa, que ha satisfecho las obligaciones cuya
falta de pago se invoca en su contra – así se previene la dilación innecesaria de procesos
de restitución y se hace justicia a la situación del acreedor de buena fe frente a un
arrendatario moroso en el pago de los costos que le corresponde asumir en virtud del
contrato. No sucede lo mismo con las demás causales, que carecen de relación razonable
con dicha carga probatoria – en estos casos, no es razonable exigirle al arrendatario que
acredite hechos que no son objeto de debate dentro del proceso; como tampoco es
razonable que la sanción por el incumplimiento de esta carga procesal siempre sea la
misma –que el demandado no pueda ser oído dentro del proceso-, sin importar qué es lo
que no se paga. En esa medida, se declarará inexequible la expresión “cualquiera que
fuere la causal invocada”, y se condicionará la constitucionalidad de las expresiones
restantes a que se entienda que la carga procesal en cuestión únicamente opera cuando la
causal invocada para la restitución del inmueble sea la establecida en el artículo 22,
numeral 2, de la Ley 820 de 2003”6.

La carga procesal que se impone al arrendatario se justifica en la medida en que no se le exige


nada distinto de aquello que, si no ha incumplido el contrato, estaría en plenas condiciones de
acreditar: El pago de aquello a lo que se ha obligado. Y por el contrario, en ausencia de esa prueba
suministrada por el arrendatario, resultaría contrario a los derechos del arrendador de buena fe, y

5
Sentencia C 056/96
6
Sentencia C 886 de 2004
altamente lesivo de los mismos, permitir que el proceso se dilate sin que el arrendador pueda, ni
recuperar la tenencia del inmueble, ni acceder a la renta que por virtud del contrato le corresponde.

Defecto Fáctico o Probatorio


La corporación ha indicado que los jueces de conocimiento tienen amplias facultades
discrecionales para analizar el material probatorio.
Este poder debe estar inspirado en los principios de la sana crítica, debe acoger criterios de
objetividad, racionalidad, legalidad y motivación y respetar la Constitución y la ley, pues de lo
contrario la discrecionalidad sería entendida como arbitrariedad judicial, configurando así defecto
fáctico.

En el caso su examine de la Sentencia T-118 de 2012 se presenta un defecto probatorio en la


modalidad de:
“ i) omisión, en la medida que el juzgador se abstuvo de decretar los medios de convicción
que solicitó la apoderada de la demandada como son: un experticio grafológico a las
firmas que aparecen en el acta de conciliación con el fin de constatar que estas no
corresponden a la realidad, así como los testimonios, interrogatorio de parte entre otros;
ii) por no valoración del acervo probatorio, en razón a que el juez accionado no consideró
las pruebas aportadas al expediente por la presunta arrendataria, ya que no las tuvo en
cuenta para efectos de fundamentar la decisión respectiva, y en el caso concreto resulta
evidente que de haberse realizado su análisis y valoración, la solución del asunto jurídico
debatido variaría sustancialmente, pues hubiese permitido la intervención en el proceso
civil de la actora; y iii) por valoración defectuosa del material probatorio, porque el
funcionario judicial en contra de la evidencia probatoria, le concedió la certeza absoluta
al contrato de arrendamiento, de manera que tenía la firme adhesión de su
perfeccionamiento, pasando por alto que las pruebas aportadas por la demandada en el
proceso de restitución logran generar una duda seria con relación al nacimiento del
negocio jurídico”7

El defecto fáctico ostenta dos dimensiones, posición que es reiterada en la sentencia T-102 de
2006:
Dimensión Negativa: La dimensión negativa u omisiva, se materializa cuando el juez niega o
valora la prueba de manera arbitraria, irracional y caprichosa u omite su valoración y sin razón
valedera da por no probado el hecho o la circunstancia que de la misma emerge clara y
objetivamente. Esta dimensión comprende las omisiones en la valoración de pruebas

7
Sentencia T-118/12
determinantes para identificar la veracidad de los hechos analizados por el juez. “En este campo
se concluye que se está frente a una dimensión negativa cuando se acepta prueba inconstitucional
o cuando se da por probados hechos, sin que exista prueba de los mismos.”8

Dimensión Positiva: La dimensión positiva, que se presenta cuando el juez efectúa una valoración
completamente equivocada, o fundamenta su decisión en una prueba no apta para ello.

El juez aprecia pruebas esenciales y determinantes en lo resuelto en la providencia cuestionada


que no ha debido admitir ni valorar porque, por ejemplo, fueron indebidamente recaudadas
(artículo 29 de la CP) y al hacerlo el juez desconoce la Constitución. “Con fundamento en lo
anterior, se está en presencia de la dimensión positiva del defecto factico por omisión o negación
del decreto y la práctica de pruebas determinantes o por la valoración defectuosa del material
probatorio.”

En el caso objeto de análisis de la Sentencia T-118 de 2012, sobre restitución de inmueble


arrendado, encuentra la Corte, las dos dimensiones:
“el defecto fáctico en que incurrió el despacho civil municipal de Cartagena, se manifestó
en dos dimensiones (Supra 4.2.1). Por una parte, en el ámbito positivo comoquiera que la
decisión de no escuchar a la demanda estuvo apoyada en pruebas que no permitían
determinar con certeza la existencia del mencionado contrato de arrendamiento,
elementos necesarios para la demanda de restitución de inmueble arrendado. Esta
circunstancia impedía la aplicación del supuesto legal que sirvió de fundamento a su
providencia (Supra 6). Por otra parte, en su dimensión negativa, puesto que el funcionario
jurisdiccional no decretó ninguna de las pruebas solicitadas por la señora Rosa Pájaro
Martínez siendo estas pertinentes y conducentes para adoptar una decisión conforme a
derecho, que no vulnerara las garantías fundamentales de la petente”9.

A partir de todas las situaciones conocidas por la Corte que se pueden develar con ocasión de la
demandas de Restitución de Inmueble Arrendado, está Corporación ha determinado que el Juez
atenderá a una subregla constitucional que exime al demandado de la aplicación de la regla de la
carga de la prueba para ser oído, en cumplimiento al artículo 384 del Código General del Proceso.

8
Sentencia T 102/06
9
Sentencia T 118/12
La prueba en el Estado Social de Derecho
El fin del proceso en Colombia es la búsqueda de la verdad, dentro de un Estado Social de Derecho y en
ese orden, estamos tendiendo al sistema Adversarial, donde las partes, tanto demandante como demandado
realizan una confrontación de pruebas y argumentos, ambas debe ser escuchadas, comentadas, negadas o
aclaradas ante un juez, por ello las reformas importantes plasmadas en el Código General del Proceso,
donde se busca la pronta solución del conflicto como fin primordial, dejando a un lado la cultura de la
búsqueda de la verdad absoluta que además es un ideal imposible de cumplir por razones lógicas.

Por lo tanto, la verdad sobre los hechos es difícilmente obtenida en un proceso, máxime que al reconstruir
los hechos, las pruebas se alteran por el paso del tiempo u ofrecen resultados diversos por su manipulación,
o los testigos expresan hechos falsos producto de la mezcla de la imaginación y la realidad que reflejan
situaciones diferentes a las que se plantean aun sin intención de mentir, lo que implica que el aparato
jurisdiccional no se debe desgastar exageradamente en la búsqueda de la verdad.

Con ello se busca llegar a una justicia social en un Estado Social de Derecho. No obstante, debe
mantenerse coherencia con la función del Juez de tal suerte que garantice el debido proceso a las
partes en igualdad.
Bibliografía

Colombia. (1895). Código civil colombiano expedido por el Congresso de 1873 y adoptado por la Ley 57
de 1887: Con un suplemento de las leyes que lo adicionan y reforman, desde 1887 hasta 1892, inclusive.
Imprenta nacional.

Colombia, L. 1564 de 2012, por medio de la cual se expide el Código General del Proceso y se dictan otras
disposiciones, 48.489 Diario Oficial, 12 de julio de 2012.

Alejandro, B. F. J. (2002). Los principales contratos civiles y su paralelo con los comerciales. Décima quinta
edición, Editorial ABC, Bogotá.

Corte Constitucional, Sentencia C-070 de 1993

Corte Constitucional, Sentencia C- 056 de 1996

Corte Constitucional, Sentencia C-670 de 2004

Corte Constitucional, Sentencia T-162 de 2005

Corte Constitucional, Sentencia T-102 de 2006

Corte Constitucional, Sentencia T-118 de 2012

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