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LA GUERRA SUCESORIA DE LOS REYES CATÓLICOS

(1475-1480) Y SUS REPERCUSIONES DENTRO DEL


MARQUESADO DE VILLENA
Aurelio PRETEL MARÍN

PERSONAJES DEL DRAMA: EL MARQUÉS Pacheco, que le había entregado el señorío de la villa de
DIEGO LÓPEZ y LOS REYES CATÓLICOS Zafra. Amistad, sin embargo, poco recomendable, dada la
mala fama de este personaje, que venía alardeando de que,
COlno muy bien ha visto don Luis Suárez Fernández l , el si él quería, vestiría de rufián al propio cardenal y haría
marqués de Villena, Diego López Pacheco, no era de la mis- del marqués no solamente ya maestre de Santiago, sino
ma madera que su padre. Bastante más ingenuo y más caba- lo que él quisiera 3 •
lleresco, creía en los valores de un tiempo ya pasado: el El maestrazgo vacante por la muerte del viejo Juan
honor, la palabra, la lealtad... Casi puede decirse que sería el Pacheco despertaba, además, las apetencias de varios perso-
perfecto caballero, pero vivió en un tiempo que se regía más najes: don Alonso de Cárdenas, el duque de Medinasidonia,
por la razón de estado y las ideas que expresa Maquiavelo don Beltrán de La Cueva, don Rodrigo y don Gabriel Man-
que por las añoranzas de una caballería que acaso nunca fue rique ... que inmediatamente empezaron a desmontar los pac-
como nos la presentan los nostálgicos del orden trinitario. tos que el difunto había estado tejiendo hasta el último año
Tal vez si hubiera sido el mismo Juan Pacheco, sin duda más se su vida, incluso con su viejo enemigo, don Beltrán de la
"moderno" y más hábil que él, quien en ese momento se Cueva, para garantizar su sucesión 4 • Pero el nuevo marqués,
hubiera hecho cargo del vasto patrimonio que había conse- que ya el día 10 de octubre de 1474 había conseguido que el
guido acumular, las cosas marcharían por otros derroteros; rey le otorgara aquella dignidad y pidiera al pontífice su ra-
pero eran otros tiempos, con otros enemigos (algunos, de la tificación en honor al deseo del difunto (cosa que el de Pare-
talla y los pocos escrúpulos de Fernando el Católico), y al des y otros enemigos intentan impedir mediante sus criados
marqués Diego López le venía muy grande su recién estre- y contactos en la corte romana5 ), no podía renunciar a algo
nado valimiento junto a un rey decrépito que le apreciaba que ya era casi parte integrante de sus propios dominios, y
mucho -hasta el punto de dar lugar a habladurías 2- , pero que objeto de ambición de su familia durante muchos años, ni
siempre fue muy poco de fiar, y que más precisaba de su tampoco dejar abandonados a los comendadores que sirvie-
ayuda que tener que ayudarle a mantener sus estado en un ron a su difunto padre. Don Rodrigo Manrique, seguidor de
tiempo revuelto y a lograr el maestrazgo de Santiago que su los reyes de Sicilia, que tenía en su favor a 8 de los 13 elec-
difunto padre había mantenido hasta el fin de sus días. Le tores, se proclamó maestre (no sin la oposición de Alonso de
apoyaba también su tío, el arzobispo de Toledo, un tiempo Cárdenas, que tenía 3 votos) y comenzó a privar de cargos y
enelnistado con el viejo marqués, pero ahora atraído hacia enco111iendas a muchos partidarios de Pacheco (obviamente,
su hijo por obra de "Alarcón", extraño personaje -una espe- entre ellos, su pariente, Juan Alonso de Haro, y Martín de
cie de místico, visionario, polígamo, pervertidor de monjas, Guzmán, que se habían enfrentado a los Manrique en tierras
alquimista, y embaucador, sin duda- que por aquellos años de Alcaraz, defendiendo la causa del anterior maestre y mar-
manejaba al prelado y a través de él mandaba en la corte qués de Villena 6 ). Al tiempo, el de Osorno, don Gabriel
como un Rasputín, siempre a favor del joven Diego López Manrique, sobrino de Rodrigo y rival por el maestrazgo, atra-

I Isabel 1, Reina, Barcelona, 2000, p. 96.


A. de Palencia, Crónica... p. 140.
3 De este personaje "perverso y de oscuro linaje" hablan mucho, y muy mal, Valera (Memorial de diversas hazaFtas, Ed. Carriazo, Espasa, 1941, pp. 279,
280,283,291) Y Palencia (Crónica de Enrique IV, BAE, Madrid, 1975,11, pp. 55,101,140-141,148,166). Lo que sabemos de él es que era de la tierra
de Cuenca (tal vez, de su obispado) pero había pasado varios años vagando por Sicilia, Rodas, Chipre ... "en busca de sustento y de renombre". A su
regreso, se hizo conocido en Valencia, y luego, aprovechándose de la credulidad del arzobispo Carrillo y su gran interés por las artes ocultas, se hizo su
valido y consejero, haciéndole creer que tenía ciencia infusa y que había recibido grandes revelaciones, sobre las que montaba pláticas farragosas de
cuatro o cinco horas. A través del prelado consiguió asignación de 500 florines anuales de la entonces princesa Isabel, a pesar de causar gravísimos
escándalos con sus predicaciones y su vida viciosa, lo que no le impidió alcanzar gran poder en la corte, hasta el punto de ser miembro del consejo de
Isabel (que acabará expulsándole en 1473), y luego de Enrique IV. Y sabemos también que sería degollado en Toledo en 1480, y que Zafra revirtió al
mayorazgo del marqués. Pocos años después, el 16 de marzo de 1484, en Tarazana, los reyes, "ynfonnados que vos no teneys bienes algunos fuera de los
contenidos en el dicho vuestro mayoradgo", autorizan al marqués Diego López a apartar de éste las villas de Zafra y Jarquera, que harían de ser
hipotecadas por los cuatro millones de maravedíes que habría de dar en arras de su boda con Juana Enríquez.
4 M8 I. Del Val Valdivieso, "La idea del "Príncipe" en Castilla (a partir de la obra de Alonso de Palencia), en La Península Ibérica en la era de los
Descubrimientos, 1391-1492. Actas de las JI1 Jornadas Hispano-portuguesas de Historia Medieval, 1, Sevilla, 1997, pp. 686-687.
5 Véase a este respecto A. Franco Silva, "La provisión del maestrazgo de Santiago tras la muerte de Juan Pacheco: unas cartas inéditas", en La Península
Ibérica en la era de los Descubrimientos... 1, pp. 561-583.
6 Juan Alonso de Haro, pariente de Pacheco y justicia mayor del marquesado, ocupó por encargo del maestre, aunque en nombre del rey, la alcaidía y el
corregin1iento de Alcaraz, en donde reprimió en 1471, degollando a algunos sospechosos, un intento de alzar esta ciudad por la infanta Isabel y dar
entrada en ella a don Pedro Manrique. Con ello se ganó la animadversión de algunos linajes de la localidad, parientes de los muertos, como eran los
Royo, los Alfara y los Busto, y también, obviamente, del linaje Manrique, poderoso en las sierras santiaguistas y en su señorío de las Cinco Villas, que
don Pedro había reconstruido. Juan Pacheco le hizo relevar por Martín de Guzmán, pero éste también entraría en conflicto con don Pedro Manrique, al
recobrar aldeas que éste había ocupado a los alcaraceños. Véase nuestro libro Una ciudad castellana en los siglos XIV y XV (Alcaraz, 1300-1475), lEA,
Albacete, 1978, pp. 144 Y Sigs.
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jo a una trampa al incauto marqués y lo hizo prisionero -25 García de Pallarés, que usaba el permiso que le había conce-
de octubre- poniéndolo a recaudo en Fuentidueña. Mientras dido para suministrar su guarnición y metía en la redonda de
tanto, Pedro Manrique, hijo de don Rodrigo, comenzaba a la villa muchas más de las cien cabezas de ganado "que
atacar, como luego veremos, algunas fortalezas sometidas al bastarian para vuestro mantenimiento e de la gente que
marqués de Villena en las sierras del sur de Alcaraz y en las teneys en la dicha fortaleza", creando un gran problema de
encomiendas de la orden de Santiago. De poco le valdría a abasto ciudadano con el alza del precio de la carne. Este
Diego López el reconocimiento de su candidatura por el rey mismo concejo se estaba resistiendo a pagar los pedidos del
moribundo, que se hizo "syn consultallo con los grandes del marqués de Villena, haciendo trasladar las cartas en que éste
reyno" -lo que indignó a los nobles- y que estaba a la espera y su padre -incluso el rey Alfonso- habían concedido ocho
de la bula del Papa que habría de otorgarl0 7 • años atrás el perdón de las deudas con el fisco real y la nue-
Consciente de que era un simple asociado al gobierno de va exención de pedido y monedas 10. Y en los meses siguien-
su gran señorío, Diego López Pacheco se había limitado du- tes, las presiones murcianas sobre los mercaderes, que des-
rante cinco años a cumplir instrucciones de su padre, el atan la guerra comercial, aún contribuyen más al malestar y
maestre de Santiago, que era el que en verdad seguía gober- a la falta de víveres 11. Está bastante claro que el marqués no
nando todas sus posesiones, aun cuando él firmara los escri- podía solventar a la vez los problemas internos y externos; y
tos con su flamante título de marqués de Villena. Pero ahora, menos todavía a finales de año, cuando muere su padre, él
la muerte del viejo embaucador le cogía a contrapié, rodea- cae prisionero, y se enfrenta a la nueva realidad de unos re-
do de algunos adversarios de una gran experiencia y obliga- yes hostiles. Es bastante probable que ya por esas fechas hu-
do a una causa -la de La Beltraneja- que el propio Juan bieran comenzado en Chinchilla las luchas callejeras, a que
Pacheco había desprestigiado en años anteriores. Cuando el luego haremos referencia, entre los partidarios de la casa
rey, moribundo, le encomendó a su hija, haciéndole jurar que Pacheco y algunos disconformes. En todo caso, es claro que
la defendería hasta que se casara, el marqués sólo pudo hay descomposición y crisis de poder y autoridad dentro del
hacer lo que su honor y conciencia exigían: mantener sus señorío que el marqués Juan Pacheco mantuvo en un puño.
derechos a la herencia del trono y seguir procurando contra Lo muestran las protestas contra aquellos alcaides, que en
viento y marea la boda portuguesa, aun cuando para ello tu- años anteriores eran casi intocables, y la disposición del
viera que enfrentarse al antiguo partido aragonés y a los nue- marqués Diego López a atender estas quejas -dentro de lo
vos adictos a Isabel y Fernando, que estaban decididos a con- posible- y evitar los abusos.
quistar para éstos el trono que el monarca pretendía dejar Pero lo que en Chinchilla era simple inquietud adquiere
otra vez a su hija 8 • Una postura digna, pero que resultaba del caracteres de guerra con sordina -aunque con cañonazos-
todo inconcebible en aquella tormenta de ambiciones que se en las sierras del sur de Alcaraz y en las encomiendas de la
había desatado en el último año del rey Enrique IV, y que se orden de Santiago en aquel duro invierno de 1474 a 1475,
agravará a partir de su muerte. Y más aún, estando prisione- con el enfrentamiento entre los partidarios del marqués y los
ro el marqués, lo que relajaría el prudente temor que muchos de los Manrique. Desde su casi reino del adelantamiento,
de sus súbditos tenían a su padre. Pedro Fajardo, amigo del difunto Pacheco, pero yerno del
En todo el marquesado y en zonas adyacentes se venía maestre don Rodrigo Manrique, se mostraba indeciso y dis-
palpando la inquietud a lo largo de 1474; inquietud que sería tante, pero era consciente del papel que podría jugar en la
ya explosiva a finales de año incluso en los pueblos del mis- región. El 7 de noviembre escribía a Cardona, su cuñado,
mo marquesado, hartos de los abusos de los gobernadores y dando cuenta de aquella prisión inesperada del marqués de
alcaides del marqués. Ya el 24 de febrero de 1474, estando Villena, que tenía en su poder a "la fija de la reina" -de
en Madrid, Diego López escribe a Villena, Sax, Yecla, estas palabras suyas se puede inferir que no era muy leal a la
Jumilla, Iniesta, Jorquera, Alcalá, Ves y Almansa, que ha- causa del rey- y de las consecuencias en toda la comarca.
bían denunciado cómo algunas personas con "grand Dice que él no sabe lo que puede ocurrir, pero que no se
atreuimiento", sacaban a Aragón el pan que escaseaba, pro- mueve "porque primero quiero veyer algo de lo que será,
hibiendo esta práctica9 (y sabemos que uno de los más habi- pues que por gra~ia de Dios no tengo grand necesidat para
tuales era el mismo alcaide de Almansa, Gonzalo de Hellín). que de fuer~a m·e aya de mostrarme fuera de razon por nin-
Unos meses más tarde -27 de julio de 1474- en Mombeltrán, guno". Aunque advierte que tiene simpatías por algunos de
atendía las quejas de Chinchilla en contra de su alcaide, los comendadores de la orden de Santiago que siguen al mar-

7 D. Enríquez del Castillo, Crónica de Enrique IV. Ed. A. Sánchez Martín, Univ. de Valladolid, 1994, p. 396.
8 L. Suárez Fernández, Los Reyes Católicos: la conquista del trono, Madrid, 1989.
9 AMAlmansa, Libro de Cuentas y ordenanzas, Fol. 115.
10 A. Pretel Marín, Chinchilla medieval, lEA, Albacete, 1992, p. 365.
11 El 27 de agosto de 1474 Chinchilla escribe a Murcia proponiendo una entrevista en Jumilla, terreno neutral, para saldar algunas diferencias entre ellas,
y nombrando como representante al bachiller Diego Gómez de Baeza (AMMurcia, caja 10 N° 1). El 17 de diciembre se consigue un acuerdo entre Murcia
y Hellín para que sus franquezas se guarden mutuamente (AMMurcia, A.C. 17-XII-1474). El 16 de abril de 1475 Chinchilla escribe a Murcia sobre
embargo hecho en ésta a cierto mercader de pescado, y en esa misma carta se dan explicaciones sobre otro embargo hecho en Chinchilla a un Simón
Catáneo, genovés avecindado en Murcia, de ciertas arpilleras y pellejos de vino. En julio, cuando ya ha empezado la guerra entre el adelantado y el
lnarqués de Villena (aunque existe una tregua que ampara al marquesado) todavía se seguirá escribiendo sobre este último asunto. AMMu, Caja 10, N°
4; Y J. Torres Fontes, "Genoveses en Murcia", Miscelánea Medieval Murciana, 11 (1976), p. 284.
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qués, como el hijo de Ruiz de Tragacete l2 , Juan Ruiz de del rey de Portugal, al que prometería la ayuda del maestre
Montealegre '3 , comendador de Aleda, del que dice que "vive don Rodrigo Girón y de otros muchos nobles si al fin se de-
conmigo", no disimula, en cambio, su vieja antipatía contra cidía a cuhninar su boda con la princesa Juana y reclamar el
el de Caravaca: "con Iohan de Haro no sto en anlistat ningu- trono (aunque en tanto seguía negociando con los Reyes Ca-
na, y a la verdad yo no entiendo de tener su amistat de aquí tólicos su reconocimiento como único maestre de Santiago).
adelante... porque tengo confian~a, con ayuda de Nuestro Pero el rey don Fernando, que ya pensó venir al conocer el
Senyor, de haber todo lo que el agora tiene, y no con 1nucho fin del maestre Pacheco, salió de Zaragoza pocos días des-
trabajo, quanto mas si hay division de maestres". Actitud pués de la muerte de Enrique y fue directamente a ver a Isa-
expectante, por lo tanto, que de ninguna forma implica apa- bel, que se había proclamado como reina en Segovia, donde
tía, sino preocupación por el inevitable conflicto que se acer- Andrés de Cabrera, el converso, le entregó los alcázares y el
ca, y acaso la intención, como dice Zurita, de sacar benefi- tesoro real, y empezaba a aceptar el homenaje del cardenal
cios de aquella situación .. Él mismo reconoce que tenía en Mendoza, marqués de Santillana, Alba, y otros muchos miem-
Chinchilla sus "espias para saber lo que se fase "14. bros de la nobleza, incluido Carrillo. El 2 de enero, todos
La prisión del marqués por el conde de Osorno causó gran acataban por rey a don Fernando, y el 15 de enero la llamada
conmoción, y una respuesta airada de su tío, el arzobispo, "concordia de Segovia" le otorgaba poderes de auténtico
que, atendiendo su deudo y parentesco, así como el consejo monarca, junto con Isabel. En estas circunstancias, la anar-
de Alarcón, llegó a mover a sus tropas a cercar Fuentidueña quía se extendió por el reino, con los golpes de mano entre
y ordenó la prisión de la condesa a fin de canjearla. El pro- los nobles, deseosos de hallar mejores posiciones ante el in-
pio Enrique IV, a un paso de la rpuerte, lloró por la prisión minente conflicto que venía. La mejor descripción de un con-
del marqués de Villena y se movió también junto al arzobis- temporáneo puede ser la que hiciera Andrés Bernáldez, cura
po hasta que consiguió su libertad, sosegando el problema de Los Palacios 1?: "e destos pendía la 1nitad de Castilla, e
durante un breve plazo. El 20 de noviembre, en Villarejo, el eran lnuy grandes seíiores cada qual de ellos, e con ellos
marqués y su tío, don Alonso Carrillo, firmaban un acuerdo había otros 1nuchos declarados e otros no del todo declara-
de confederación 15 y lograban de nuevo controlar al monar- dos, e otros a viva quien vence; e en esto pasó alguna parte
ca. Sin elnbargo, el 12 de diciembre don Enrique fallecía en de los prbneros meses de 1475, e las parcialidades de los
Madrid, sin siquiera atreverse a afrontar seriamente el tre- caballeros no cesaban, cada uno buscando favores e haciendo
mendo problema sucesorio (más bien, lo había embrollado, ligas, unos declarándose por una parte, otros por otra, e
al declarar legítima a su hija doña Juana, contra lo confesa- otros dilatándose tiempo, no queriendo declararse porque
do en varias ocasiones ante la alta nobleza, y al desheredar a esperaban la entrada del rey de Portugal" .
su hermana Isabel). Y peor todavía, al dejar en las manos Diego López Pacheco intentó negociar una salida digna
inexpertas del marqués de Villena a la pobre muchacha here- para "la Beltraneja", pero Isabel no quiso aceptar otra op-
dera de un trono hipotecado, que tenía más fuertes preten- ción que una entrega inmediata e incondicional de "'la hija
dientes. Su herencia era una guerra; la misma que de hecho de la reina" para buscarle boda en Aragón con alguien de
ya venía latiendo en el último año de su vida. confianza, de manera que nunca pudiera hacerle sombra '8 .
El 27 de diciembre de 1474, el cardenal Mendoza, el Para un caballero como él, esto era la guerra. Una guerra en
condestable, el almirante Enríquez y el conde de Benavente que habrían de salir a la luz los odios y rencores reprimidos
firmaban en Segovia un compromiso a favor de la reina Isa- durante mucho tiempo en pueblos y ciudades del viejo
be1 16 • Frente a esta coalición, respaldada además por Aragón marquesado, en los que al calor de la guerra civil asistire-
y por algunos nobles que ya llevaban tiempo levantados en mos a una larga serie de alzamientos, a veces espontáneos, y
armas por su cuenta, como eran los Manrique, al marqués de otras promovidos por la proximidad de las fuerzas reales y
Villena le quedaba como único recurso ponerse en las manos los pactos con sus representantes, que algunas veces tienen

12 Miguel Ruiz de Tragacete, primero bachiller y luego licenciado, fue hombre de la mayor confianza de Pacheco ya desde los comienzos. Primero fue
alcalde mayor del marquesado durante algunos años -más tarde lo sería de forma vitalicia-, y casi siempre estuvo al frente del gobierno de este territorio
con diferentes títulos, adquiriendo además el señorío de Montealegre en 1453. Además, ayudó a su señor en diversos asuntos, desde la planificación de
la defensa y fortificación de distintos lugares (incluida la villa de Xiquena), hasta la intervención (1461) como tutor "neutral" de la nieta del difunto don
Álvaro de Luna, que Pacheco logró arrebatar a su abuela, Juana de Pimentel, y que se casaría con el hijo de éste, aportando a la boda el Infantado. Por
supuesto, entre tanto, no olvidó sus propios intereses, y se hizo con muchas propiedades no solamente ya en Carcelén, señorío que adquirió en 1453, sino
en diversos pueblos de la parte oriental del marquesado.
13 Juan Ruiz de Montealegre, hijo del bachiller Ruiz de Tragacete y de Catalina de Montoya (ambos conversos, según el "Tizón de la Nobleza", p. 54, que
añade que la esposa de Ruiz de Tragacete será penitenciada, aunque esta información pudiera no ser cierta), estaba casado con Teresa de Novoa, hija de
Juan Alfonso de Novoa, que traspasó a su yerno la encomienda de Aledo por testamento hecho en Llerena el 30 de noviembre de 1463, dando en dote,
además, 500 doblas de oro, a las que su consuegro añadiría en arras la misma cantidad. El lnismo testaInento manda guardar también la venta que había
hecho a Ruiz de Tragacete en Los Hinojosos, de la orden de Santiago, y en el Hinojosal de Belmonte, todo ello por 100.000 maravedíes; aunque luego,
por otro testalnento otorgado en Llerena el 17 de marzo de 1465, poco antes de morir, revocó esta venta, hecha según decía contra su voluntad, y legó
estas fincas de Hinojoso a su hija Isabel de Novoa, casada con Juan de Mendoza. Son datos extraídos de "Noticias históricas genealógicas de la casa,
seííorío y estados de la villa de Montealegre en el reino de Murzia", Manuscrito del siglo XVIII conservado en la Biblioteca del Museo de Albacete. Otro
hijo de Ruiz de Tragacete sería Pedro Ruiz, provisor del obispado de Cartagena (RGS, 1492, Fo!. 636).
14 J. Torres Fontes, Don Pedro Fajardo, adelantado mayor del reino de Murcia, CSIC, 1953, p. 121.
15 Ma 1. Del Val, Isabel la Católica, princesa ( J468-1474). Instituto Isabel la Católica, Valladolid, 1974, p. 343.
16 Memorias de don Enrique IV de Castilla, T. 1I, Colección diplomática, RAH, Madrid, 1835-1913, Doc. CCVII.
17 A. Bernáldez, Memorias del reinado de los Reyes Católicos. Ed. De Gómez Moreno y Carriazq. Madrid, 1962, p. 28-29.
18 L. Suárez Fernández, Nobleza y monarquía, puntos de vista sobre la historia castellana del siglo XV: Univ. Valladolid, 1959, p. 248.
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un carácter social y hasta connotaciones muy "revoluciona- como alcaide Alonso de Montoya 21 , vecino de Belmonte y
rias"19, que anticipan en casi medio siglo muchas de las ideas fiel a los Pacheco. Por aquel mismo tiempo -acaso algo des-
y los comportamientos que luego encontraremos en la gue- pués- se apoderó también de otras dos fortalezas: San Vi-
rra de las Comunidades. cente 22 (El Santo) y Cotillas, que estaban en poder de los
Manrique, y que fueron devueltas a Alcaraz. Sin embargo, el
pueblo de Riópar se alzó contra el alcaide, en fecha que ig-
COMIENZO DE LA GUERRA: noramos, ante el asesinato de un hombre del lugar por gente
LOS CERCOS DE RIÓPAR Y ALCARAZ de Montoya, que éste se negó a castigar, y cercó su castillo
(algo muy semejante a lo que sucedió en San Felices a
La huida de la corte el 20 de febrero de 1475 del arzobis- Gracián de Sesé, el antiguo alcaide de Trujillo, que murió
po Carrillo, que favorecería al marqués de Villena, junto a la apedreado por villanos alzados, o a lo que se supone sucedió
aceptación del rey de Portugal de la boda con Juana, que en Fuenteovejuna con el comendador del maestre Girón,
rompió los contactos del marqués con los Reyes Católicos, muerto por los villanos, aunque quizá por causas que no tie-
pudo ser la razón que convirtiera el minúsculo fuego ya an- nen que ver con las que pinta Lope 23 ), reclamando su ayuda
tes iniciado con el cerco de Riópar, en un rincón perdido del a los Manrique.
alfoz de Alcaraz, en gigantesco incendio. En efecto, ya an- Pedro Manrique, el hijo del maestre don Rodrigo, que
tes, y quizá desde el último año del rey Enrique IV, en las apoyaba en las tierras del norte de Jaén y del sur de Albacete
sierras del sur de Alcaraz había comenzado una guerra de a don Jorge y don Rodrigo, sus hermanos, en sus aspiracio-
baja intensidad entre los partidarios del marqués de Villena nes a las encomiendas de Chiclana y de Yeste, envió desde
y el clan de los Manrique. Don Martín de Guzmán, alcaide Siles 150 peones con algunas lombardas y unas doce lanzas
de Alcaraz, por el viejo Pacheco, pero corregidor por el rey al mando del alcaide de Segura, a fin de reforzar el cerco del
de Castilla, había hecho homenaje de tener la ciudad por el castillo de Riópar, que de allí en adelante será muy afectado
maestre Pacheco en el último día de 1473, y a su muerte, a por los tiros de pólvora24 . El alcaide Montoya intentaría
finales de 1474, levantó sus pendones por su hijo, poniendo mandar un emisario al marqués de Villena, pero éste, captu-
fin así a la equívoca forma de dominio señorial encubierto rado, sería ahorcado al punto ante los mismos muros. En el
que vivía la ciudad. Una noche de nieve -no sabemos si de cerco de Riópar, salpicado de actos de caballerosidad, pero
este mismo inviern0 20- logró apoderarse del castillo de también de otros de crueldad extrema, confluyeron en los
Riópar, en un golpe de mano con sus fuerzas y las de la ciu- primeros meses de 1475 las miradas de todos los poderes
dad, fingiendo que salía a cazar jabalíes. Allí se quedaría vecinos. A principios de marz0 25 , algunos ciudadanos de

19 Usamos el vocablo con todas las cautelas que se deben tener al tratar de unos pueblos como éstos y de un tiempo en que aún es imposible hablar con
propiedad de conciencia de clase, y en el que acaso tienen importancia mayor las solidaridades de linaje y el corporativismo medieval. Pero también lo
usamos sin el menor complejo, pues ¿cómo ha de llamarse a un movimiento que, precedido o no por una iniciativa de los reyes contra el marqués don
Diego, tiene un programa claro de defensa del reino y de la libertad (no solamente ya de antiguas "libertades" que son otra manera de hablar de
privilegios, sino de "libertad" entendida como un conjunto de derechos de las gentes comunes y de los municipios, frente a la nobleza, e incluso los
rnonarcas). Un movimiento amplio, que es interclasista y confuso, como siempre ocurre en los comienzos de todo alzamiento popular, que persigue
objetivos subversivos del orden existente mediante la violencia, y que pone reparos importantes incluso a los reyes que lo han originado y quieren
moderarlo, no difiere gran cosa de aquellos requisitos de Kamenka que R. Forster y J. P. Green (en J. H. Elliot, Revoluciones y rebeliones en la Europa
moderna, Madrid, 1975) estiman necesarios para hablar de una revolución y no de una simple revuelta o alboroto. Es verdad que los reyes están a la
cabeza, pero ello no quita para que los rebeldes se planteen un proyecto de regeneración de la vida política. Es verdad que también hay nobles a su lado,
como Pedro Manrique, y que entre los rebeldes hay bastantes hidalgos que únicamente aspiran a medrar con el cambio; pero ello no quita para que el
movimiento tenga fines distintos y en un momento dado hasta corriera el riesgo de írseles de las manos. ¿O hemos de creer que en la Francia de 1789 no
hubo revolución porque un Lafayette estuvo al frente en un primer momento? Pero, independientemente de lo que queda dicho, también hay que afirmar
que no existe en el caso que estudiamos un único objetivo (nunca lo hay en ninguna de las revoluciones), ni un programa previo (puede servir de tal el
expresado en las Juntas de 1476), ni, sobre todo, fuerzas para llevar a cabo una revolución (sobre todo, teniendo en contra al enelnigo y también al
"amigo" -la Corona- en que se confiaba). El fracaso final da la medida de las escasas fuerzas, no de las intenciones. De no aceptarlo así, habríamos de
negar el carácter de revolucionario a todo movimiento que no acabe triunfando.
20 Los testigos del hecho difieren al respecto, desde los que señalan que no hubo tal cerco, o que duró un mes, hasta los que detallan que fue puesto pasado
el día de Todos los Santos de 1474 -es decir, a raíz de la prisión del marqués de Villena- y acabó en el verano del siguiente, pasado ya San Juan (A. Pretel
Marín, "Noticias sobre el castillo de Riópar en la Edad Media", Al-Basit, 2, Albacete 1976). Probablemente todos tengan cierta razón, pues el hecho
parece haber tenido varios momentos clave: ocupación a cargo de Martín de Guzmán, acaso en noviembre de 1474, alzamiento del pueblo e intervención
directa de don Pedro Manrique, acaso en enero o febrero de 1475, y conclusión final hacia el verano, cuando ya arde la guerra del marqués con los reyes.
21 Es posible que este Alfonso de Montoya fuera cuñado del bachiller Miguel Ruiz de Tragacete, el alcalde mayor del marquesado, cuya esposa se llama
Catalina Martínez de Montoya y es hija del hidalgo Luis de Montoya, vecino de Murcia. Desde luego, parece que el linaje Montoya está lnuy integrado
entre los servidores del marqués, aunque también veremos al hidalgo Álvaro de Montoya, casado con la hermana de Martín Sánchez de Cantos, que se
distinguirá en el bando contrario.
22 Es significativo que el 18 de noviembre de 1474 -aunque parece ser una culminación de un período anterior de inobediencia- Alcaraz suprimiera los
derechos de los 11 moradores del castillo de San Vicente de La Vegallera por incumplimiento de las condiciones de la puebla (haber vendido sus
quiñones y desobedecer órdenes del concejo), incorporando el término al área de pastos comunales. En diciembre, ante el síndico Juan de Vandelvira,
regidores y alcaldes, protestan los vecinos afectados (Juan de Buitrago y García de Segura). I. García Díaz, Agricultura, Ganadería y bosque. La
explotación económica de la Tierra de Alcaraz (1475-1530). lEA, Albacete, 1987, pp. 97-99.
23 L. Suárez Fernández, Isabel 1, Reina, p.139.
24 A. Pretel Marín, "Noticias sobre el castillo de Riópar....", pp. 14 Y Sigs.
25 Unos meses después, al tomar posesión de su aldea de Lezuza, los de Alcaraz llevaban una carta real dada el 2 de marzo en Olmedo por la que devolvían
las aldeas perdidas.
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Alcaraz -incluso cargos públicos, con probabilidad 26- en- represalias, lo que trajo consigo combates callejeros y una
traron en contacto con Manrique y con el rey don Fernando, revolución de carácter político con ribetes sociales. El alcai-
requiriendo su apoyo para un alzamiento, a lo que él contes- de Guzmán se vio obligado a encerrarse en el alcázar con
tó prometiendo mercedes 27 y anunciando el envío en breve todos sus soldados y algunos partidarios (entre ellos, García
plazo de unas trescientas lanzas con un buen capitán, pero NogueroF9), mientras los ciudadanos (sobre todo, los Busto,
pidiendo en cambio que "no comenrasen cosa sin tienlpo Bustamante, Hontanar, y algunos Vandelvira, familia de
porque no les acaeriese lo que en tienpo del lnaestre don modestos menestrales) se incautaban de bienes y haciendas
Juan Pacheco" (se refiere a la dura represión de Juan Alfon- de vecinos leales al marqués, quemaban sus moradas, dero-
so de Haro hacía cuatro años). gaban todas las ordenanzas inspiradas por Martín de Guzmán
Cuando se conoció que el marqués enviaba refuerzos a (aunque luego tendrán que reimplantar algunas que eran be-
Montoya, don Rodrigo Manrique, comendador de Yeste, en- neficiosas para la salvaguarda de los montes del término) y
vió por su parte algunas tropas más, y hasta Pedro Fajardo, pedían ayuda a los monarcas. Alcaraz no era Riópar, sino un
atraído por su suegro, mandó 50 lanzas de la lejana Murcia punto importante, que podía ser clave para el mantenimiento
al mando del señor de Campos y Albudeite, Juan de Ayala el del marqués de Villena y hasta para el dominio del mismo
Grande, que no pasó de Yeste al saber que "ya no hera nle- señorío. Por eso, el arzobispo don Alonso Carrillo y el mar-
nester". Al final el alcaide Alfonso de Montoya pactaría la qués Diego López acudieron al punto con las tropas que te-
entrega -o venta- del castillo a don Pedro Manrique (a cam- nían reunidas para ir a recibir al rey de Portugal en su entra-
bio recibió un cuarto de millón de maravedíes, "so color de da en Castilla, y con algunas otras del maestre calatravo don
vn lienro que el dicho Montoya habla hecho en el castillo "); Rodrigo Girón y de su hermano, el conde de Urueña: unos
pero ya para entonces el foco del conflicto se había traslada- 2.000 lanceros y el doble o más de peones. Sin embargo, los
do a la misma ciudad de Alcaraz, y pronto se extendió al reyes se habían anticipado, enviando el 15 de marzo cartas a
término de ésta. Lo que hasta entonces fue una simple ban- los concejos de La Mancha, Murcia, Toledo y Cuenca, a la
dería de nobles vendría a convertirse en una acción de gue- orden de Santiago y a los caballeros adictos a su causa en
rra de los reyes contra uno de sus súbditos. Diego López toda la comarca. El obispo de Ávila, Fonseca (el sobrino, no
Pacheco, que hasta entonces había intentado negociar no sólo el tío, que ya había fallecido) llegó pronto a Alcaraz con 300
su maestrazgo, sino en especial que se le consintiera mante- jinetes, y pronto le alcanzó, desde Ciudad Reapo, don Rodrigo
ner su palabra de custodiar a la princesa Juana hasta el día Manrique con otras tantas lanzas y numerosos peones, a las
de su boda, se veía arrastrado a un conflicto, que sería su que se unieron en los días siguientes las de todos sus hijos.
ruina 28 , por una conjunción de varios elementos: la determi- Ambos se encargarían de defender la plaza ante la inminente
nación de la reina Isabel de tener en sus manos a su incómo- llegada del marqués, y de poner un plazo al alcaide Guzmán,
da sobrina (que el marqués de Villena trasladó de Escalona a que habría de entregar el alcázar cercado antes del 10 de
Trujillo, para ponerla a salvo y acercarla a su novio portu- mayo, si antes no lograra que al marqués le ayudara, a cam-
gués) y de acabar de una vez por todas con el nefasto régi- bio de la vida y de la libertad de todos sus parciales. Con
men de su difunto hermano; la mala fe evidente de un nego- fecha 6 y 15 de abril Isabel y Fernando confirmaban al pue-
ciador, Antón Núñez de Ciudad Rodrigo, "que puso turbarion blo de Alcaraz las mercedes que había prometido en su nom-
en el negorio", y el precipitado alzamiento de la ciudadanía bre el obispo de Á vila, incluyendo la renta del montazgo y la
de Alcaraz, harta de soportar el dominio encubierto del clan franqueza de pechos y monedas que había concedido Enri-
de los Pacheco. El hijo iba a pagar, de esta manera, los peca- que IV en los tiempos de la guerra civil, y que ahora se am-
dos del padre. plía a 70 vecinos del arrabaPI. La generosidad, tan rara en
En efecto, a pesar de que los reyes habían pedido calma, Isabel, se explica solamente por una coyuntura crítica y de-
y aún andaban en tratos con el marqués don Diego, la noticia cisiva, y la necesidad de encontrar el apoyo de la ciudada-
de que habrían de apoyar una sublevación se difundió muy nía, representada ahora por un procurador síndico del co-
pronto en Alcaraz, y Martín de Guzmán comenzó a tomar mún, electo por sorteo entre diez hombres buenos que son

26 Después del alzamiento de Alcaraz y de la expulsión de Martín de Guznlán conservaban sus cargos, por lo menos, el alcalde Gonzalo de Auñón y los
regidores García de Madrid, Hernando de Coca, Pedro Xinlénez y Sancho de Montiel, así como el síndico Juan de Vandelvira, y el procurador universal
Juan de Reolid. En cambio, el movimiento producirá el relevo del alcalde Rodrigo de Pareja (sabemos que un Pareja estuvo implicado en Jaén, unos años
atrás, en el intento de matar al condestable Iranzo, al parecer por orden de Pacheco) y del alguacil García Toledano, que dejarán sus cargos a otros varios
alcaldes y al nuevo alguacil García de Ballesteros. Parece, por lo tanto, que una buena parte de las autoridades -hidalgos y pecheros- secundó el
movimiento -al menos, no se opuso- a favor de los reyes.
27 El 6 Y 11 de abril, los reyes confirmaban a Alcaraz el derecho a la renta de montazgo, feria, mercado franco, exención de tributos, y la devolución de las
aldeas (Villanueva, Lezuza, Munera, El Bonillo) que el marqués de Villena había arrebatado al alfoz de Alcaraz. Ver A. Pretel Marín, Una ciudad
castellana... pp. 147 Y Sigs., Y 293-295.
28 J. Torres Fontes, "La conquista del marquesado de Vi llena en el reinado de los Reyes Católicos" Hispania, L. (1953), p. 46. Un estudio ya clásico, pero
que sigue siendo de gran utilidad para el tema esencial de este trabajo.
29 AGS, RGS, Fol. 299. 1495, mayo, 7, Madrid. Sobre reclamación de la viuda de García Noguerol de los perjuicios que sufrió su marido en el tiempo del
cerco. La familia de éste siempre fue partidaria del marqués Juan Pacheco, que la utilizaría en Hellín y Alcaraz para afianzar su causa, e incluso
nOInbraría a algunos de sus miembros alcaides de castillos, como el de Munera.
30 Ciudad Real había conocido una revuelta de grandes proporciones, complicada con una persecución de los conversos, que el joven maestre de Calatrava,
apenas un muchacho, ahogó después en sangre. Más tarde, los monarcas enviarían a Rodrigo Manrique y a Diego Fernández de Córdoba, que tomaron la
plaza y siguieron después combatiendo a algunas encomiendas calatravas, al tiempo que el clavero García de Padilla ocupaba Almadén; todo ello con el
fin priInordial de impedir que el Inaestre pudiera acudir a dar ayuda a la entrada del rey de Portugal. Rades y Andrada, Chrónica... p. 79.
31 AGS, Merc. Y Privo Leg. 253, N° 9. Confirmado en Tordesillas el 20 de septiembre de 1476.
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los candidatos de las cinco parroquias, y por sus regidores y mismos ciudadanos de Alcaraz, con permiso real, destruye-
alcaldes (oficios estos últimos que han aumentado en núme- ron al punto aquella fortaleza, convertida en un símbolo del
ro y vuelven a elegirse por parroquias, como ya no se usaba odiado poder de los Pacheco y de dominación ajena sobre
desde hacía mucho tiempo). ellos. Según dice la crónica, "aprovechó mucho la tonJa de
Habiendo recibido las cartas de los reyes, y también peti- aquella ¡orta/era al rey y a la reina para sus negorios, por-
ciones de ayuda de su suegro, Pedro Fajardo hacía preparati- que los contrarios enflaquerieron mucho". En los días si-
vos bélicos en el reino de Murcia (en diciembre del año an- guientes apretarán las tuercas en las negociaciones al mar-
terior ya había alzado pendones por la reina Isabel). No esta- qués de Villena, hasta el punto de hacer imposible el acuerdo.
ba decidido a enfrentarse al lnarqués, pero sí a respaldar a Cinco días después de rendirse el alcázar de Alcaraz, el
Rodrigo Manrique y a los reyes en la liberación de la plaza lunes día 15 de este mes de mayo, don Rodrigo Manrique,
realenga de Alcaraz y en su reclamación de algunas enco- rodeado de algunos servidores y escuderos, reunía en el con-
miendas de la orden de Santiago que se habían negado a en- vento dominico a un centenar de hombres muy representati-
tregarse al maestre. Estableció una tregua con don Diego de vos de los distintos clanes que había en la ciudad, entre los
Merl0 32 , nuevo gobernador del marquesado, que incluía la que se encuentran todos los Bustamante y Ballesteros, algu-
renuncia a atacar tierras de éste, pero dejaba libres a ambos no de los Busto y Baena, y de otros linajes desafectos al
para ir en ayuda de los suyos en cualquier otro punto de con- marqués de Villena 34 ; incluso unos cuantos de apellido
flict0 33 , y a comienzos de mayo llegaba a Alcaraz con 400 Montiel, que siempre intentaron mantenerse neutrales, aun-
lanzas y un millar de peones, "gente muy escogida", cuando que últimamente habían estado más o menos cercanos al
esta ciudad estaba ya cercada por las fuerzas del marqués de marqués 35 • También está con ellos el propio bachiller Juan
Villena, no obstante lo cual consiguió penetrar en ella por Martínez Guerrero, que había sido alcalde mayor del
sorpresa. Con aquellos refuerzos, el marqués de Villena com- marquesado, pero evidentemente ha cambiado de bando, con
prendió que tomar Alcaraz requeriría más tiempo y más di- algunos parientes (en cambio, no figuran miembros de las
nero del que tenía entonces, y habiendo sabido además que familias Nogueral y Llerena, de antiguo vinculadas a Pacheco
fuerzas enemigas habían derrotado al arzobispo, que venía y su hijo). La asamblea, en la que vemos no ya a los dos
en su ayuda, optó por retirarse, dejando a su suerte a Martín alcaldes de tiempos anteriores, sino a cuatro o cinco (un in-
de Guzmán, quien rindió el alcázar en la fecha prevista, 10 dicio evidente de que el levantamiento había provocado una
de mayo, y salió con sus hombres hacia el marquesado. Los transformación de la corporación municipap6), estaría presi-

32 Diego de Merlo es nieto del doctor Periáñez, que tuvo el señorío de Villena en tiempo de las luchas contra el rey de Navarra. La hija de Periáñez,
Guiomar, casó con Juan de Merlo, un portugués criado por don Álvaro de Luna, que era mayordomo mayor del rey en 1439 y que tenía fan1a de muy buen
caballero (J. M. Soler, "La donación de Villena al doctor Periáñez en 1440", Studia Histórica In Honorem Vicente MartÍnez Morellá, Alicante, 1985, p.
440 y cuadro genealógico, p. 474). Probablemente, Juan y sus hijos serían enemigos del condestable Iranzo que le arrebató la alcaidía de Alcalá la Real;
quién sabe si de ahí su aproximación al marqués de Villena. Finalizando ya la contienda civil de 1465-1468, cuando estaba al servicio todavía del
Príncipe Alfonso, él fue quien avisó a Juan Pacheco de que había una conspiración para matarle, y más tarde el marqués contaría con él para el intento
de secuestrar a la infanta Isabel y evitar su boda con Fernando, y para otras empresas, como la de la entrega de Trujillo. Precisamente en ésta le
acompañaba Diego de Merlo cuando elluaestre lTIUere en Santa Cruz, y él fue precisamente quien condujo el cadáver a su primer entierro en Guadalupe
(M a I. Del Val, Isabel la Católica... p. 346 y 542).
33 J. Torres Fontes, "La conquista del marquesado ... " p. 54. Don Pedro Fajardo ... p. 137.
34 Era ya muy antigua la enemistad patente entre los Bustamante y Ballesteros y el clan de los Guerrero, que en parte procedía de la actitud sumisa del
patriarca de éste al Príncipe de Asturias -después, Enrique IV- Y a su favorito, el marqués de Villena. Cuando, en 1440, don Enrique entregaba a Juan
Pacheco las aldeas de Lezuza, Villanueva, El Bonillo y Munera, ya hubo un encontronazo en el Ayuntamiento entre el bachiller Juan Martínez Guerrero,
que acató aquellas órdenes, como letrado que era del concejo, y el bachiller Juan Sánchez de Bustamante, secundado por Garcí Ferrández de Ballesteros,
que se opondrían a dar a las nacientes villas un término a costa de Alcaraz, asumiendo el papel de defensores del bien y pro común de la ciudad, incluso
situándose al margen de la ley y pretendiendo echar a los Guerrero y al corregidor en un golpe de mano que resultó frustrado en 1458, cuando Juan de
Bustamante y García de Ballesteros llegaron a ocupar la Torre del Reloj de la ciudad (véase A. Mackay, Anatomía de una revuelta urbana: Alcaraz en
1458, lEA. Albacete, 1985). En los años siguientes, ambos bandos buscarían apoyos, incluso matrimonios, entre los servidores de los grandes poderes
contrapuestos que había en la COluarca. Mientras que los Guerrero llegarían a tener cargos de relevancia dentro del Marquesado de Villena, los Balleste-
ros tienen apoyo de Fajardo, el rebelde de Lorca y Letur, aliado de los moros, y una tal Catalina de Ballesteros se convierte en esposa del cOluendador
Álvaro de Madrid, señor de Villapalacios, persona de confianza de Rodrigo Manrique, a cuyo hijo Pedro devolverán sus hijos este pueblo en 1470
n1ediante compraventa. Ballesteros y Baenas aparecen igualmente implicados en las alteraciones de n1ediados de siglo contra el bachiller Juan Martínez
Guerrero y sus parientes, y son protagonistas de algún que otro robo con fuerza a comerciantes en los años sesenta. De los Busto ya vimos que uno de sus
miembros había sido muerto por Juan Alonso de Haro por haber pretendido meter en la ciudad a don Pedro Manrique en 1471.
35 Sabemos que Mayor González de Montiel -que más tarde sería relajada por delito de herética pravedad- había estado casada con Ruy González de
Llerena, conocido servidor del marqués (cuyos hijos, no obstante, serían perdonados por los Reyes Católicos por carta dada en Burgos, 31 de enero de
1476). El 13 de diciembre de 1475, desde Valladolid, Isabel concedía a Miguel de Hontanar el secuestro de bienes de Fernando de Montiel y Martín de
Cazorla, vecinos de Alcaraz, por seguir la opinión de su adversario. Sin embargo, muy pronto, el bachiller Diego González de Montiel será nombrado,
elIde agosto de 1476, oidor de la Audiencia y miembro del Consejo, cargo que ya tenía en tiempos de los reyes Juan II, don Alfonso y Enrique IV (RGS,
Fol. 558). Esta misma merced la había recibido Pedro de Belvas, letrado del concejo durante el alzamiento, el 31 de enero de 1476 (RGS, Fol. 898). Con
posterioridad, este Pedro de Belvas recibió el nombramiento de alcalde luayor de Chinchilla y las villas reducidas en el Marquesado de Villena, oficio en
que le vemos en 1481 (Torrente Pérez, Documentos para la historia de San Clernente, I, Madrid, 1975, Doc. 52)
36 En lugar de los dos alcaldes que existían hallan10s cuatro o cinco: en un primer momento se citan sólo tres, Pedro Muñoz, Gonzalo Ferrández de Auñón
y Pedro del Moral, pero luego el mismo documento menciona otros dos, Juan Martínez Guerrero y Pedro de Montiel, que piden testimonio del acto
celebrado. Obviamente, ello apunta a la reforma, ya en fecha temprana, de los oficios públicos (refonna de que ya nos hemos ocupado en A. Pretel
Marín, Una ciudad... pp. 167-168), que venía a aumentar el número de alcaldes y devolver el uso del sorteo por parroquias, como mandaba el fuero.
También hay alguacil, García de Ballesteros, y varios regidores: Pedro Jiménez Moreno, Hernando de Montiel, Sancho de Coca y García de Madrid~
procurador universal, Juan de Reolid, y el procurador síndico del común de hOlubres buenos pecheros, Juan Sánchez de Yvandelvira. AMAlcaraz, Caja 498.
121

dida por el propio Manrique y por los oficiales del concejo, Alcaraz ya está definitivamente enfrentada al marqués y a
que efectúan un solemne acto de juramento sobre los Evan- sus parciales, aunque puede que muchos vieran con malos
gelios, una imagen de Cristo y la cruz de una espada, de ser- ojos a las autoridades mandadas por los reyes. Como ha vis-
vir a los reyes y acudir a impedir cualquier intento contra to Lunenfeld, la presencia de estos funcionarios encontró
sus intereses 37 • Una vez repetido que ninguno de todos los numerosas resistencias en las oligarquías, y se consolidó
presentes queda libre de este compromiso, el maestre juró de forma paulatina mediante la alternancia de medidas de
que, si los incumplieran, "yo mismo en persona e con ,nis fuerza, concesiones reales, y ciertas garantías de que la oli-
hijos e con todo quanto estado yo tengo e touiere verne a lo garquía seguiría teniendo el control de los cargos concejiles 40 •
castigar e punir en tal forma e n'zanera que al os dichos
quebrantadores e acausadores sea castigo e a los que lo LA EXTENSIÓN DEL CONFLICTO AL
oyeren exenplo". Una intimidación que responde al ambien-
MARQUESADO
te autoritario en que se desarrolla todo el acto, que refleja
una cierta sumisión de las autoridades ciudadanas salidas del Al marqués de Villena no le quedaba ya sino hacer per-
momento de la revolución, así como también de los «arre- trechar sus castillos de víveres y armas, mandar a sus vasallos
pentidos», que vuelven a integrarse en esta oligarquía ciuda- que hicieran retirar a sus ganados de zonas conflictivas 41 , y
dana, al poder de los reyes, representado ahora por Rodrigo confiar en una intervención externa. Al retirar sus fuerzas de
Manrique. Sin embargo, existía todavía un medido equili- Alcaraz trasladó a doña Juana a Trujillo, bajo la protección
brio: en este mismo acto, un Diego de Madrid, vecino de de su fiel capitán Pedro Baeza, y pidió al portugués que no
Illescas, pide un testimonio notarial, no se explica por qué, se demorase en venir a Castilla a casarse con ella y reclamar
ni qué hace en Alcaraz un forastero; pero luego sabremos el trono. En ese mismo 10 de mayo en que cae el castillo de
que Diego de Madrid era el corregidor que los reyes manda- Alcaraz cruzaba la frontera el grueso del ejército del rey de
ron a finales de marzo, y cuyo nombramiento se había revo- Portugal, dando comienzo así a una guerra civil e interna-
cado quince días después -un mes antes de esto- a petición cional, que de hecho ya existía sin estar declarada, y unos
de la misma ciudad 38 • Era ya muy difícil que el marqués vol- días después se celebró la boda y el acto de homenaje del
viera a apoderarse de Alcaraz, y más cuando sus viejos ser- marqués de Villena y otros nobles al nuevo soberano consor-
vidores en ella estaban desterrados y habían visto embarga- te de Castilla.
dos sus bienes y sus rentas 39 , pero aun así se intenta no eno- En marzo, el capitán aragonés Andrés Matheo de
jar demasiado a la ciudadanía. Por si acaso, Montiel y Guardiola, mayordomo mayor del infante Enrique de Aragón
Martínez Guerrero, alcaldes, pero al tiempo personas más o (o Enrique Fortuna, perdonado por el rey de Aragón y re-
menos sospechosas, por su vinculación anterior al marqués, puesto en todos sus honores 42 ), había ocupado la villa de
solicitan también testimonio de todo lo actuado "para se Jumilla, arropando la acción de los vecinos, que se habían
aprovechar dello en qualquier tielnpo del nlundo". Pasarán sublevado en contra del marqués y expulsando de allí a su
varios años antes de que se acepte a un corregidor, pero alcaide y pariente don Rodrigo Pachec0 43 ; aunque la propie-

37 AMAlcaraz, Caja 498. El maestre don Rodrigo reconoce que él y el obispo de Á vila vinieron a Alcaraz por orden de los reyes a expulsar del alcázar a
Martín de Guzmán, cosa que ya está hecha. Sin embargo, nos llama la atención que no se reconozca el apoyo prestado por el adelantado, ni el detalle
importante de que fue la ciudad la que inició el asedio con su levantamiento.
38 A. Pretel Marín, Una ciudad... Docs. XLV y XLVII. En este nombramiento, dado en Valladolid el 31 de marzo, se incluía el permiso para tonlar las varas
de justicia y echar de Alcaraz a cualquiera que no cumpliera con la orden, pero al parecer fue Diego de Madrid el que hubo de marcharse (el nom-
bramiento sería revocado el 15 de abril).
39 En este mismo año, don Gonzalo Chacón, mayordomo y hombre de confianza de los reyes, recibirá de ellos la renta del servicio y montazgo de Alcaraz,
que tenía Gil Noguerol, criado del marqués; el portazgo de la misma ciudad, excepto 1.500 maravedíes que en él tenía situados Diego de Buitrago, y la
renta del ganado mostrenco y algarino que tenía Diego de Llerena, igualmente criado del marqués. Tanlbién recibiría instrucciones de embargar las
salinas de Pinilla, que eran del marqués (RGS, 1, Fols. 222, 561, 574, 606, 607, 585). Don Enrique Manuel recibiría los 50.000 maravedíes que el
marqués de Villena tenía en las rentas de Alcaraz (lbid, Fol. 676). El vecino Miguel de Hontanar (Miguel Barbudo) sería autorizado para tener en
secuestro los bienes de Fernando de Montiel y Martín de Cazorla, a los que se creía partidarios del arzobispo de Toledo (RGS, Fol. 775), y el InisIno
Hontanar tendría en secuestro un molino y un pozo de sal cerca de Ayna, propiedad de Pedro de Alcaraz, que luego les sería concedido a él y a su socio
Juan de Bustarnante (RGS, 1, Fols. 12, 110 Y 305). En el año siguiente Francisco Pajazo, alcaide de Montiel será designado como secuestrador de la
escribanía Inayor de rentas de la ciudad, aunque parece ser que los alcaraceños no llegaron a dársela (RGS, Fa!. 803), y Gómez de Merodio, criado del
maestre don Rodrigo Manrique, recibirá los 10.000 maravedíes de juro que Gil Noguerol tenía situados en rentas de Alcaraz (RGS, 1, Fo!. 226).
40 M. Lunenfed, Los corregidores de Isabel la Católica, Barcelona, 1989.
41 La tierra de Chinchilla se llenó de ganados forasteros, forzando a este concejo a hacer una ordenanza, en septiembre de 1475, que daba prioridad a los
pastores de la propia ciudad a la hora de usar pozos y abrevaderos o arrendar los rastrojos. La ordenanza, transcrita por A. Bejarano Rubio y A. L, Malina
(Las ordenanzas municipales de Chinchilla en el siglo XV, Murcia, 1989, p. 185) tiene fecha de 1465, pero los oficiales que la hacen no coinciden con los
de dicho año, sino con los de 1475. Se trata, obviamente, de un error de escribano, pues existe otra copia que la data en 1475. A. Pretel Marín, Chinchilla
medieval, p. 367.
42 Un par de años antes, don Enrique Fortuna, el hijo póstumo del revoltoso infante Enrique de Aragón, y primo de Fernando, por lo tanto, fue engañado
por el viejo Pacheco, que le ofreció la mano de Juana la Be1traneja y le trajo a Castilla intentando oponerle a la infanta Isabel, aunque después dejó
semejante propósito, abandonando allnozo, que hubo de refugiarse junto al de Benavente, el único, quizá, que creía en su causa. Ahora tendrá ocasión
de desquitarse en su hijo, Diego López Pacheco.
43 De la rama bastarda de la casa Pacheco, don Rodrigo Pacheco de Avilés, señor de Minaya, tuvo con Catalina Ruiz de Alarcón a su hijo Juan Pacheco, que
heredó el señorío de Minaya. De este Juan Pacheco descienden a su vez, entre otros hijos, el Rodrigo Pacheco de Avilés que fue alcaide en Jumilla y
heredó el señorío de Minaya, Pedro Pacheco, que fue alcaide en Villena. Sobre este linaje. M. Rodríguez Llopis, "Procesos de movilidad social en la
nobleza conquense. La tierra de Alarcón en la Baja Edad Media." En F. García González (Ed.), Tierra y Familia en la Espaíia meridional, siglos XIII-
XIX, Murcia, 1998, pp. 67-70.
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dad del marqués de Villena no será discutida. Ya desde los Después de un verano de cerco, Munera y Villanueva47
comienzos, por lo tanto, hay fuerzas extranjeras que apoyan se rendían también por capitulación (conservan su derecho a
a ambos bandos, aunque las de Guardiola, nombrado capitán elegir oficiales y su justicia propia "de los muros adentro" y
el 15 de marzo de 1475, y alcaide de Jlunilla con sueldo de en primera instancia, y Munera mantuvo hasta el pequeño
20.000 maravedíes 44 , no tardan en quedar bajo capitanía de término y dehesa que las autoridades de Alcaraz le habían
don Pedro Fajardo. El día 20 de mayo Isabel ocupaba la ciu- concedido doscientos años antes). Todas ellas serían devuel-
dad de Toledo, obligando a Carrillo a salir presuroso hacia tas a Alcaraz, previo derrocatniento de todas sus defensas.
Trujillo. El día 24 45 , en esta misma plaza, la reina declaraba Salvo Villarrobledo, que era la más rica, y que siguió algún
rebeldes y traidores al marqués de Villena y a sus primos, el tiempo en poder del marqués de Villena, como aldea de
maestre de Calatrava y conde de Urueña, y ordenaba embar- Belmonte, Alcaraz recobraba de esta fonna las aldeas perdi-
garles sus tierras y castillos. Era la guerra abierta, no sólo en das treinta y cinco años antes; y a ellas se añadía Las Peñas
Alcaraz y en Jumilla, que había sido ocupada de forma pre- de San Pedro, ocupada en fecha que ignoramos 48 acaso por
ventiva, sino entre los reyes y el mismo marquesado. las fuerzas de don Pedro Fajardo (aunque ésto no consta).
La de Alcaraz sería una sensible pérdida, pero sólo el De entonces adelante la ciudad exigió a estas poblaciones
comienzo de otras aún mayores. Por más que el concejo nlan- grandes contribuciones para enjugar los gastos de la guerra,
tuviera tensiones con las autoridades de los Reyes Católicos e impuso además, en señal de completo señorío sobre ellas
(la ciudad no aceptó al corregidor Diego de Madrid, desig- el tributo llamado "cuenta de San Miguel", que debían pagar
nado por ellos, y siguió resistiéndose en los tiempos siguien- anualmente al venir a la ciudad a realizar su pleito homena-
tes a aceptar la presencia de otro corregidor), las milicias del je. Exigencias que pronto traerán un mar de pleitos y de re-
mismo concejo, bajo capitanía de don Pedro Manrique y junto clamaciones. Cosa bien diferente habría de ocurrir, como
a fuerzas de éste, habían comenzado a rescatar de manos del podremos ver, con las recientes pérdidas en la sierra del sur
marqués de Villena las aldeas que el viejo Pacheco segregó (San Vicente, Riópar y Cotillas), que don Pedro Manrique
y anexionó a su tierra. Villanueva y Munera, dotadas de me- había ocupado en espera de ver qué mandaban los reyes; pero
jores fortalezas y buenas guarniciones, fueron pronto cerca- que luego ya no quiso devolver, a pesar de las muchas recla-
das; Lezuza, anexionada en tiempos de Pacheco como aldea maciones hechas contra esta situación.
de El Bonillo, se rindió, entregándose a Juan de Vandelvira, Desde Alcaraz, la guerra no tardó en extenderse a las tie-
procurador síndico del común de Alcaraz, y a sendos oficia- rras de la orden calatrava. El maestre don Rodrigo Girón hubo
les del concejo (el alcalde Pedro de Montiel y el regidor Fer- de refugiarse en Ocaña mientras que los Manrique, el clave-
nando de Coca), que hicieron derribar la horca del lugar ro García de Padilla y el llamado maestre Alfonso de Aragón
-también, la fortaleza, algún tiempo después- y otorgaron -hermano de Fernando- ocupaban Daimiel, Villarrubia,
una corta autonomía jurídica (licencia a sus alcaldes para Manzanares, y al fin también Almagro. Obviamente, tam-
otorgar sentencias en casos de cuantía inferior a 60 bién, a las del marquesado, atacado a la vez por varios capi-
maravedíes, y exención de velas a todos sus vecinos). El raudo tanes de los reyes y cogido en tenaza entre Murcia y Cuenca.
contraataque de tropas de Albacete, Chinchilla y Jorquera, A pesar de la tregua que don Pedro Fajardo había firmado
que saquean el lugar de El Ballestero, y arrasan Balazote46 , con su gobernador, los embargos a algunos mercaderes
procurando cortar las comunicaciones entre Alcaraz y el norte murcianos en Chinchilla y Hellín 49 , en réplica a otros tales
de su término antiguo, no impidió que El Bonillo -con más o hechos contra vecinos de estas poblaciones en Murcia y
menos gusto- se sumara también a la revuelta y pidiera a Cartagena o al secuestro de bienes y rentas del marqués y
Alcaraz su protección. La ciudad envió a sus representantes sus vasallos, habían caldeado previamente los ánimos.
y tomó posesión, derribando la horca y la picota y exigiendo Las mismas poblaciones del marqués de Villena, tiempo
un completo juramento de que la población quedaría como atrás agitadas por facciones y bandos, cuando no levantadas
aldea del concejo. por los tnuchos espías o parciales que tenían en ellas los no-

44 A. Antolí, Fernández, Historia de Jumilla en la Baja Edad Media, Barcelona, 1991, p. 72. Guardiola casará con una hija de Rodrigo Pacheco de Avilés,
sobrina, por lo tanto, del marqués y pariente cercana del anterior alcaide, y de ahí su actitud comedida en la guerra y su apoyo indirecto al de Villena.
Postura que se entiende también, probablemente, como una consecuencia del rechazo a Jumilla por parte de los otros pueblos del marquesado sublevados
contra él.
45 Memorias de don Enrique IV de Castilla ... Doc. CCIX.
46 Sabemos que el lugar fue saqueado y casi destruido por tropas de Chinchilla, y su único molino quemado, de manera que quince años después no podían
arrendarse gran parte de sus tierras "porque la tierra es desierta e despoblada" o "porque non se han hallado labradores que lo tomen". También serán
dañadas las casas defensivas junto a la vieja torre de Gorgojí, dependiente de la encomienda de Villanueva. Suponemos que fuera en este año, porque de
las posibles destrucciones de 1466 (Povedilla) serían responsables las fuerzas de Alcaraz, y no las de Chinchilla. A. Pretel Marín y M. Rodríguez Llopis,
"Villanueva de la Fuente, un concejo rural en tierra de Alcaraz y una encomienda atípica de la Orden de Santiago (1213-1525)", Anales UNED de
Albacete, N° 3 (1981), p. 118.
47 A decir de Palencia (Crónica, pp. 22), VilIanueva, dotada de una gran fortaleza, tendría que rendirse al secarse su fuente, lo que era un hecho insólito, lo
que hizo tener este hecho por milagro. La capitulación, confirmada por los Reyes el 7 de octubre de 1476, desde Toro, incluía la justicia ordinaria "de los
muros adentro" y en primera instancia (habrá apelación ante los alcaldes de Alcaraz), aunque los de Alcaraz se negaban a permitir el uso de horca y
picota (Contenida en una sobrecarta de Sevilla, 14 de febrero de 1485. J. Cano Valero, "Breve compilación documental de la provincia de Albacete. Siglo
XV (RGS. 1476-1490)". Anales UNED, 11, Albacete, 1980, Doc. XIV). Sin embargo, ya el día anterior, 6 de octubre, la reina contestaba a las quejas de
Villanueva por la contravención por parte de Alcaraz de la capitulación firmada (les habían cobrado 35.000 maravedíes de alcabalas y pechos, que ahora
no querían devolver).
48 Los reyes confirman los privilegios de Las Peñas el 24 de agosto de 1476, en Segovia. A.M. Las Peñas, Perg. 14. El 13 de octubre, Isabel concedía a don
Juan Manuel 15.000 maravedíes situados en las rentas de Peñas de San Pedro (AMMurcia, Cart. Real 1453-1478, Fol. 256-257.
49 J. Torres Fontes, "Genoveses en Murcia", Miscelánea Medieval Murcialia, 11, p. 284.
123

bIes contendientes y los propios monarcas, habían comenza- serían trasladados a Belmonte). Fernández de Cañete 56 apunta
do a conocer frecuentes altercados entre unos y otros. Los que también se fugó de Belmonte cierto Martín Fernández
días 19 y 23 Y 27 de mayo de 1475, pocos días después de de Alarcón, al que el marqués don Diego había encarcelado
rendirse don Martín de GuzInán en Alcaraz y de que comen- tras privarle de su heredad de Valfermosil1o, que recuperaría
zara la invasión portuguesa, Fernando e Isabel (que entre tan- por fuerza de las armas. Y, aunque tanta fuga nos parezca un
to había entrado en Toledo y expulsado de allí a los partida- tanto sospechosa, hemos de convenir en que no nos resulta
rios del marqués de Villena) habían enviado cartas a los con- inverosímil, dadas las circunstancias: todos los Alarcón te-
cejos de los nobles rebeldes pidiendo que se alzaran contra nían muchos motivos para estar resentidos con la casa
ellos, y a la ciudad de Cuenca requiriendo el envío de sus Pacheco, que siempre los mantuvo postergados, y entregó
tropas a las órdenes de Rodrigo Manrique 50 • El día 23 de sus oficios, incluso propiedades, a servidores suyos~ como
ese mismo mes~ Isabel ordenaba a don Pedro Fajardo y a los Del Castillo, por lo que casi todos los de dicho linaje
otros caballeros "ferir e matar libremente... prender. .. po- lucharán en la guerra a favor de los reyes.
nerlos en car~eles... tOlnarles sus cavallos e arn1as, navios e Hasta entonces la incógnita había sido la actitud de don
vestidos e lnercaderías... ocupar ~idades y villas y lugares y Pedro Fajardo, que en su adelantamiento -y casi virreinato-
castillos y casas fuertes y llanas... " al marqués de Villena y tardaba en decidirse, aunque había aceptado los poderes de
sus secuaces 51 • Órdenes que serían reiteradas aún, por ella capitán real y ayudado a su suegro a reducir algunas fortale-
y por Fernando~ el18 de julio, en Tordesil1as 52 , aunque esta vez zas santiaguistas rebeldes. Desde que puso cerco a Alcaraz,
en tono algo más moderado (el distinto talante de Isabel y Fer- su suegro, el maestre don Rodrigo Manrique intentaba hala-
nando se evidencia muy bien en su correspondencia). garle y arrastrarle a su particular guerra contra el marqués
Se había puesto en marcha una nueva versión del embar- enfrentándolo a aquellos servidores de éste con quienes ya
go que ochenta años atrás decretó don Enrique el Doliente sabía que el adelantado mantenía una vieja enemistad (en
contra el viejo marqués Alfonso de Aragón~ sólo que ahora mayo de 1475 quitaba Caravaca a Juan Alonso de Haro y
la excusa ya no eran las deudas ni una dote impagada, sino la daba la encomienda a su nieto~ el hijo de don Pedro, que aún
acusación de felonía y traición de quienes apoyaban al no tenía un año, y que fallecería poco tiempo después). Sin
"aduersario de Portogal". Pero existía, además, una gran embargo, don Pedro tardaría todavía algunos meses en usar
diferencia con aquella ocasión: aunque un tanto inexperto y una carta de la reina, dada el 19 de ese mismo mes, en que le
hasta quijotesco en su caballeresca actitud de mantener su autorizaba a recibir por ella el pleito homenaje de cualquier
voto de no entregar a Juana hasta verla casada53 (puede que población del marqués de Villena que quisiera entregarse a
confiara en la vieja amistad que don Pedro Fajardo tenía con la corona, y otorgar en su nombre los capítulos que viera
su padre y con vasallos de ambos, y en que doña Isabel no convenientes. Fue la gente de Hellín~ al parecer, la que hubo
osaría atacar a un hombre de su fuerza y sus aliados)~ el mar- de tOInar la iniciativa, tal vez hacia septiembre o principios
qués Diego López tuvo tiempo de poner sobre aviso a los de octubre de 1475, alzándose y cercando al alcaide en su
alcaides de todos sus castillos y pedirles que hicieran buen alcázar. Sólo entonces llegó el adelantado, que ya escribe en
acopio de víveres y pertrechos de guerra~ al tiempo que man- Hellín el 14 de octubre pidiendo más refuerzos a la ciudad
daba a hombres de confianza a poner en estado de revista a de Murcia ante un inminente contraataque de fuerzas del
la caballería villana de sus pueblos, alistar más peones, y marqués. Poco después ya estaba cercando Caravaca~ que
levantar barreras o cerrar los postigos 54 • Y es significativo hubo de rendir la esposa de Juan de Haro por capitulación 57
que uno de los escasos asientos que encontramos este año en (en ella se negocia~ por cierto, la libertad de tres "moros" de
el libro de cuentas y ordenanzas de Almansa sea el de un Hellín que tenía cautivos el marqués de Villena, y que bien
corredor, que debería ejercer en caso necesario la función de pueden ser en realidad los tres "mozos" que estaban por
verdug0 55 • Sin duda~ la medida tendía a intimidar a cualquier rehenes en Belmonte, y que es de creer fueran ejecutados).
descontento que quisiera seguir el partido realista. Además, La caída de Hellín dará lugar a una desaforada promoción de
el marqués pediría rehenes a unas cuantas familias desafec- unas cuantas familias (sobre todo~ Valcárcel, y en menor
tas -De la Mota~ Soriano y Gascón de Chinchilla, Rodríguez medida Rodríguez de Alcaraz), postergadas en tiempos del
de Alcaraz y Valcárcel de Hellín- y los puso a recaudo en marqués de Villena y hasta dalnnificadas por la prisión o
Montealegre, castillo del justicia mayor del marquesado muerte de alguno de sus miembros. Ahora recibirán la
Miguel Ruiz de Tragacete (de donde, sin embargo, consi- merindad~ la alcaidía del castillo~ la alcaldía de sacas, juros
guieron huir unos cuantos de ellos~ mientras que los demás y propiedades~ y harán sentir el peso de su nueva influen-

50 T. Iglesias Mantecón, Índice del Archivo Municipal de Cuenca, Cuenca, 1930, p. 169.
51 J. Torres Fontes, Don Pedro Fajardo... p.132-133.
52 AMMu, Cart. Real 1453-1478, FoI. 239-240.
53 J. Torres Fontes, "La conquista del marquesado ..." pp. 44-47.
54 Todo ello comprobado en el caso de Almansa, donde el 4 de octubre de 1475 los hidalgos Hernando de Alarcón y Alonso de Pina, cumpliendo una carta
del marqués, mandan apercibir a la caballería de cuantía; y el 11 de octubre todavía se ordena que nadie quebrante las barreras y postigos que se habían
cerrado, y que ni tan siquiera salgan a trabajar a sus haciendas ni a dar agua a las bestias (A. Pretel Marín, Almansa medieval, Ayt O Almansa, Albacete,
1981, P 129-130), Y responde a lo dicho por Palencia (Crónica ... p. 155) sobre el reforzamiento de todos sus castillos y de sus guarniciones.
55 A. Pretel Marín, Almansa medieval... p. 155.
56 Heredad que se dice comprada en su lnitad por Martín Fernández de Alarcón a Juan de Novoa y cedida en su otra mitad por los Reyes Católicos. J. M.
Fernández de Cañete, Apuntes históricos de la villa de Alarcón, Barcelona, 1965, p. 36. No sabemos quién es este Martín Fernández, pero el lnismo
Cañete dice que procedía de los conquistadores de Alarcón (por tanto, del linaje de los Ruiz de Alarcón).
57 A pesar de este pacto, don Pedro haría prender a Juan Alonso de Haro, lo que motivaría el famoso desafío al viejo adelantado por parte de su hijo, Diego
López de Haro, en la corte de los Reyes Católicos, en 1480 (1. Torres Fontes, Don Pedro Fajardo... pp. 173-179).
124

cia sobre los partidarios del marqués de Villena, como ajustando las cuentas a algunos responsables de la muerte de
eran los Soto y los Vala de Rey, que serán marginados, Alonso de Bust0 63 •
cuando no perseguidos, o perderán algunas rentas y pro-
piedades 58 • Obviamente el concejo recibirá también en pre- LA PARTICIPACIÓN DE FUERZAS
mio a su lealtad confirmación real de los capítulos que el EXTRANJERAS Y EL VUELCO DE LA
adelantado otorgara en su nombre (confirmación de todos GUERRA
sus viejos privilegios, mercado franco el miércoles, devolu- Pero también había dentro del marquesado tropas arago-
ción de rentas, horno, cantarería, escribanía, que, según los nesas: del capitán Andrés Mateo de Guardiola, del vizconde
vecinos, les había quitado Juan Pacheco "tyranicalnente con- de Chelva y Vilanova, y las de Juan Ruiz de Corella, conde
tra toda razon "), aunque algunos de estos beneficios ven- de Cocentaina, enviados por Juan JI de Aragón en apoyo de
drían a parar en breve plazo al dominio de algunos de los su hijo y de su nuera. El 5 de abril de 1475 64, en Medina del
mismos Valcárcel o de sus allegados. Campo, Isabel y Fernando habían expedido a Chinchilla y
Para entonces ya estaban dentro del marquesado y en sus demás poblaciones de todo el lnarquesado cédula autorizan-
proximidades caballeros de la orden de Santiago adictos al do al vizconde de Chelva, Ruy Ladrón de Pal1ás, a otorgar
maestre don Rodrigo Manrique (que combatía en Uclés al en su nombre las capitulaciones que quisieran pedirle los
alcaide Pedro de La Plazuela 59 y tenía a sus hijos repartidos concejos, confirmar privilegios (incluido el de no volver a
por toda la comarca), las del adelantado, y otras aragonesas, señorío), así como a "contratar con los alcaides de las for-
de que luego hablaremos. Es de pensar que pronto se rendi-
talezas ofreciéndoles nlercedes y partidos como tuviese por
ría Tabarra a las fuerzas reales, puesto que su castillo no era
conveniente". Se pedía, además, a los concejos de Cuenca,
fortaleza capaz de resistirlas; aunque sus privilegios serían
Huete y Requena que prestaran su ayuda militar al efecto.
confirmados por los reyes algún tielnpo después. Y en poco
Parece que el de Chelva inició su campaña con un ataque
tiempo más, el marqués de Villena perdería algunas impor-
a Iniesta, donde luego sabremos que tornó ganados, pan y
tantes villas y fortalezas (veinticuatro, a decir del cronista
vino, contra la voluntad del vecindario, pagando mucho
Palencia60 , sin contar Alcaraz y Baeza, donde la población
menos de su valor real, para mantenimiento de una guar-
ardía en lucha de bandos en tanto que el alcaide se veía cer-
nición. Sin embargo, parece que estas tropas hubieron de
cado en el alcázar). También cayó en poder de fuerzas
evacuar sus posiciones, quizá ante un contraataque de fuer-
manriqueñas la estratégica villa de Ocaña, donde los habi-
zas de Alarcón: el caso es que la villa no se someterá defini-
tantes se alzaron por los reyes, dirigidos por Diego de Osori0 61
tivamente a los Reyes Católicos hasta el año siguiente. Sin
y un Pedro de Bust0 62 , que sería, sin duda, oriundo de Alcaraz,
embargo, el Vizconde pudo sacar de allí algunos partidarios,
donde varias personas de este mismo apellido, incluido el
y entre ellos algunos hacendados en la villa de Ves, o hijos
propio Pedro, habrán de distinguirse en favor de los reyes y

58 Rodrigo de Valcárcel será nombra~o merino vitalicio, incluso hereditario, y recibió permiso para poner un horno. Su hermano luan recibió la alcaidía del
castillo en juro de heredad, con derecho a cobrar asadura al ganado que atravesara el término, adelnás de otro juro en dinero y algunas propiedades, que
él aumentará con apoyo real. Diego López Valcárcel, casado con Aldonza Rodríguez de Alcaraz, será alcaide en Tabarra. Sancho Rodríguez de Alcaraz
recibió la alcaidía de las sacas y un juro de 10.000 maravedíes. Cargos de los que todos usaron y abusaron en los años siguientes. Por el contrario, la
cantarería que tuvo en Hellín el bachiller Miguel Ruiz de Tragacete pasará a ser propio del concejo. A Gonzalo de Soto, intentarán cerrarle una tintorería,
y tanto él como otros - Fernando de Vala de Rey- encontrarán cerrado en los años siguientes el acceso a los cargos concejiles con el pretexto de que son
coronados. A Gonzalo Ferrández de Alcaraz le privarán también de una escribanía con pretexto de no haber renovado su título, conseguido en tiempos
del rey Enrique IV. A. Pretel Marín, HelUn Medieval, Albacete, 1998, pp. 132-134 Y 141-143.
59 Pedro de La Plazuela fue caballero, al parecer de origen villano, que se avecindó en Chinchilla en 1440, avalado por el hidalgo Sancho Núñez de Lajas.
Tal vez fue hijo o hermano de Alonso González de La Plazuela, conocido servidor de luan Pacheco, que tOlnó posesión en su nombre de algunas villas
del Marquesado, o de luan González de La Plazuela, alcaide de Villena y lorquera, a quien sucedería en este último cargo. Pedro vivió en Chinchilla,
mantuvo caballo y participó en el sorteo de oficios públicos, que en ocasiones desempeñó. Con el advenimiento del marqués luan Pacheco se convirtió
en uno de sus hombres de confianza y le sirvió en algunos oficios de su casa, dirigiendo, además, las obras de la torre de lorquera, de la que fue alcaide,
y con la protección del marqués de Villena compró su señorío de Carcelén. Como comendador y alcaide de Uclés, se negó a obedecer a Rodrigo
Manrique, diciendo "que no conoscia otro maestre sino al marqués de Vil/en a su serlol; en quien su padre auia renunciado el maestrazgo". Atacado por
fuerzas de Manrique, que contó con ayuda de su yerno, don Pedro Fajardo, y tomó fácilmente la indefensa villa, rendiría el castillo después de un largo
cerco, en el que los ejércitos de los dos contendientes pugnaron por entrar en la plaza cercada (Rades y Andrada, Chrónica... p. 68). Como luego
VerelTIOS, de vuelta al marquesado, Pedro de La Plazuela sería asesinado junto a Miguel Ruiz de Tragacete por vecinos de lorquera e Iniesta hacia 1476.
60 Palencia, Crónica... p. 223.
61 Seguramente el mismo que en el año siguiente fue enviado a Chinchilla como corregidor, aunque acaso no llega a tomar posesión. Probablemente es
hermano de García de Osario y de Pedro de Osario, que serían después alcaides del castillo de Chinchilla por Gutierre de Cárdenas.
62 Palencia, Crónica... p. 237.
63 En septiembre de 1477, cierto García de Busto, vecino de Ocaña, es nombrado corregidor de Alcaraz, aunque no llegará a tomar posesión, pues el
concejo acuerda, con fecha 10 de octubre, suplicar a los reyes revoquen este cargo, que es innecesario, estando la ciudad en completo sosiego, y muy
elnpobrecida por los gastos de guerra y de la implantación de la Hermandad; y el 22 de octubre "ruega" a García de Busto que renuncie a este nombra-
miento, para evitar crear nuevos inconvenientes. Sin duda, el propio Busto hubo de renunciar, pues ya no aparece como corregidor en el resto del libro,
pero algunos parientes aparecen tomando represalias y pidiendo justicia: el 23 de diciembre de ese mismo año, Pedro de Busto logra que se dé ejecutoria
contra los vecinos de Villanueva hallados responsables de la muerte de Alonso de Busto (RGS, 1, Fol. 549), que tal vez es el Busto ejecutado por orden
de luan de Haro unos años atrás. Por entonces también era alguacil de Alcaraz luan de Busto, que tiene la cadena atestada de presos y pide una cárcel
para que no se escapen (AHMAlcaraz, Libro de acuerdos de 1477-1478, Fol. 5). Como se puede ver, la familia disfruta de las mieles del triunfo y la
revancha al amparo de un clima favorable. La arrogancia de estos linajes vencedores -sobre todo, si tienen muertos en la familia- sería insoportable, no
solalnente ya para los enemigos, sino para los mismos partidarios de los Reyes Católicos.
64 BlB.NAC. Mss. 13124, Fa!. 199. El manuscrito dice 1476, pero es obvio que, estando en Medina del Campo, es del año anterior.
125

de familias procedentes de allí que se hubieran mudado a ros ni trigo, pidiendo que si algo les fuera necesario para la
vivir en Iniesta 65 , que promueven en Ves un alzamiento y "prouisión de las fortalezas" se lo pidieran a é167~ y es que
expulsan al alcaide. En la carta real de 5 de abril, ya mencio- era conocida la costumbre de algunos -el de Almansa- de
nada, se señala que el conde "por virtud de la dicha comi- tomar para sí el pan y el vino, prohibiendo venderlo a los
sión había llevado al servicio de los reyes diferentes pue- vecinos y poniendo taberna por su cuenta o exportando am-
blos, y entre ellos a la villa de Ves por medio de Alonso Gar- bas cosas al reino de Aragón. Tanta rapacidad ocasionaba
cía, Diego Juan, Juan de Cuevas, Andrés Martínez, Diego quejas, y hasta inhibición de los mismos alcaldes ordinarios,
Esteban, Diego Martínez de Correa, Pero Ochando y Pedro que, ante lo imprevisible del futuro inmediato, se mostraban
Pardo, vezinos de Iniesta, que se alzaron contra el alcaide "remisos e negligentes en el Jazer de las entregas e
de la dicha villa, y a los quales concedió privilegio de no- execuriones "68, no queriendo enfrentarse a las autoridades
bleza con otras me rcedes ". En esta retirada pudo ser cuando aún en el poder, ni tampoco a vecinos airados que quizá en
el de Chelva se llevara de Iniesta y de Alcalá del Júcar nu- poco tiempo pudieran resultar beneficiarios de un cambio
merosos ganados y otras pertenencias, diciendo a sus due- político. Así, pese a las cartas en que el marqués mandaba a
ños que estarían más a salvo de la guerra en sus tierras del los concejos apoyar el trabajo de sus recaudadores, casi na-
reino de Valencia. En realidad, se trata de un cobro anticipa- die pagaba sus tributos y deudas al marqués (en especial aque-
do de su esfuerzo de guerra, y en parte un simple robo, en que llos conceptos tributarios que éste percibía mediante el usu-
acaso también participaran los vecinos citados, leales a los re- fructo de derechos reales), esperando que el tiempo les fuera
yes y puestos a las órdenes de dicho capitán. El hecho es que el favorable~ y los arrendadores, apremiados al tiempo por ór-
de Chelva se cobró su ayuda militar con los bienes de algu- denes de embargo de las rentas del noble, ni podían cobrar ni
nos infelices, que tampoco se verían a salvo de "prestar" otras querían pagar el dinero que ya tenían recaudad0 69 . De aquel
sumas al marqués de Villena cuando las tropas de éste entraron caos, salpicado de envidias vecinales y actos de violencia,
en Iniesta66 . Ajuzgar por los hechos posteriores, los más perju- cuando no de rencores contra una oligarquía que llevaba ya
dicados serían los conversos que vivían en Iniesta, pero este décadas en los puestos de mando, y contra los conversos, a
saqueo fue tan sólo el principio de desgracias mayores. los que se acusaba de ser los protegidos del marqués de Villena,
La toma de rehenes por parte del marqués entre algunas había salido ya la explosión vecinal de Villena y Hellín, y sal-
familias desafectas, en medio del estado de guerra imperante, drían de entonces adelante los nuevos alzamientos.
no sólo no calmó los ánimos del pueblo, sino que endureció Cundía el desánimo entre los capitanes del marqués de
las querellas de bandos, y quizá llevaría a meterse en las Villena, y hubo alguno de ellos, como Sancho de Arróniz,
mismas a muchos ciudadanos de las clases modestas, ante el alcaide de Requena y yerno de Rodrigo Pacheco de Avilés y
constante abuso que hacían los alcaides de sus extraordina- Catalina Ruiz de Alarcón (y, por tanto, cuñado del actual señor
rias facultades para abastecer sus castillos de carne y de tri- de Minaya), que no esperó a seguir la suerte del de Hellín y
go. El 30 de agosto de 1475, Diego de Merlo tuvo que llamar se cambió de bando con armas y bagajes, y con algunos
la atención a estos oficiales para que no tomaran más dine- rehenes tomados a traición, alzando los pendones de los Re-

65 Los Ochando, los Cuevas y los Pardo, por lo menos, parecen procedentes de la villa de Ves donde esos apellidos aparecen más tarde mucho más que en
Iniesta, donde en cambio, no existen algunos años antes (P. J. García Moratalla, Iniesta en el siglo XV: Ayuntamiento de Iniesta (Cuenca), 1999, pp. 227
y 111-112). En cambio, sí encontramos a Pedro Ochando entre otros vecinos de Iniesta, como Alonso Correa, acusados en 1486 de labrar las cañadas y
los abrevaderos del ganado (Ibid, p. 211). En Ves, por el contrario, encontramos Ochandos desde el siglo XIV y Pardos en el XV, aunque pudiera ser que
cambiaran de pueblo, o que una de sus ramas se estableciera allí (son casas que se extienden por toda la comarca, incluidas las aldeas sometidas aún al
marqués de Villena). En los siglos siguientes, en el Rincón de Ves hay una oligarquía de estos apellidos, a los que pronto habrá que unir el de Villena, que
al parecer procede de una rama bastarda de la casa de Alfonso de Aragón. Don Galván de Villena, bastardo de don Pedro, muerto en Aljubarrota, tuvo un
hijo, don Pedro de Villena y Vilarrasa, y una hija, Leonor, que casó con Juan Ruiz de Corella e hizo testan1ento en 1475, dejando el castillo de Xirell y
el valle de Cortes a Artal de Cardona. Leonor de Villena, otra hija de Pedro de Aragón, el de Aljubarrota, cOlnpró los señoríos de Teresa, Cofrentes y Jarafuel y
Palaciolis por escritura de venta de 1414 (P. Guardiola y Spuche, Apuntes históricos y genealógicos de la villa de Villa de Ves" Valencia, 1983, p. 44.
6 En 1476, al someterse Iniesta a los Reyes Católicos, y cumpliendo promesas del capitán Zarzuela, los monarcas eximen del pago de alcabala,
retroactivamente, a los que habían "vendido" víveres y ganado, a fin de compensar algunas de las pérdidas sufridas por tal causa en el año anterior (ver
P.J. García Moratalla, Iniesta en el siglo XV, p, 175). En mayo de 1476, junto con la promesa de no enajenación y la exención de diezmos en los puertos
de Almansa y Requena, se concede al concejo que no pague el servicio de 4000 maravedíes que se solía dar al maestre Pacheco y a su hijo, y se ordena
a los arrendadores de las rentas reales que acepten libramientos del marqués y paguen en sus plazos los 370.000 maravedíes que algunos vecinos
hubieron de "prestar" al marqués de Villena (RGS, Fols. 228 y 370). Tal parece que hubiera una negociación sobre indemnizaciones por daños anterio-
res, que acaso no alcanzó a todos los vecinos, o no se repartió equitativamente. P. J. García Moratalla, Iniesta ... pp. 141 Y Sigs.
67 A. Pretel Marín, Almansa Medieval... p. 107-108, 113, 125-126.
68 Así consta en la carta que el gobernador Diego de Merlo envía a los concejos el 30 de agosto de 1475, atendiendo las quejas de los recaudadores del
marqués, Ruy González de Ocaña, Juan de Ortega y Alonso de Ocaña, que no pueden cobrar lo que les deben, ni pagar al marqués. AMAlmansa, Libro
de cuentas y ordenanzas, FoI. 120.
69 Cartas de Diego López, en marzo de 1475, ordenando apoyar a sus arrendadores, Gonzalo de Ocaña y Juan de Ortega, en la recaudación del almojarifazgo,
tercias, escribanías, alcabalas, servicio y montazgo, salinas, censales, hornos, alcaldía de las sacas y demás conceptos pertenecientes al rey, y a él en su
nombre. A. Pretel Marfn, Almansa medievaL. pp. 129-130. Chinchilla medieval, pp. 367-369. HelUn medieval, pp. 130-131. Muchos arrendadores, como Juan
de Ortega, vecino de Hellín, o Gonzalo Ruiz de La Almarcha, de Chinchilla, o Ruy González de Ocaña, quedarán arruinados al acabar la guerra, al exigir los
reyes que pagaran dineros que no habían podido recaudar, o que habían entregado previamente al marqués, o a los capitanes de los mislnos monarcas; o
simplelnente al ser víctimas indefensas de personas del bando vencedor, con las que Diego López tenía deudas pendientes, unas veces reales, y otras
inventadas. Todavía en junio de 1486 los reyes ordenaban que Chinchilla y las villas reducidas -donde los ejecutores estaban por entonces tOlnando
algunas prendas (RGS, FoI. 36)- no pagaran las deudas que tenían con Ruy Oómez de Ocaña, receptor del marqués, pues ya habían pagado a don Pedro
Fajardo al reducirse (ROS, FoI. 118).
126

yes Católicos. Estos lo confirmaron en su puesto de alcaide caide mandó a su sobrino homónitno y a Hernando de Alarcón
y otorgarían por ello unas cuantas mercedes tanto al Inismo a ofrecer una fecha de capitulación si en tanto no pudiera
Arróniz cOlno a las poblaciones de Requena y Utiel (esta úl- recibir apoyo de los suyos.
tima también se había sublevado)70. La ambición del difunto Por enero también intentaría alzarse la gente de Madrid,
Juan Pacheco de añadir poblaciones periféricas al viejo aunque aquí, el enérgico alcaide Rodrigo de Castañeda, her-
Inarquesado se volvía de esta forma en contra de su hijo, Inano del conde de Cifuentes, sofocó la revuelta mandando
creando en cada una -Jumil1a, Alcaraz, Utiel, Requena- un arrasar las moradas de algunos sospechosos. El marqués de
punto débil para el propio sistema defensivo. Villena hubo de recurrir a pignorar algunas de sus rentas para
El siguiente alzamiento, al parecer, sería el de Villena, obtener dinero con el que reforzar su posición: ellO de fe-
situada en la raya de Aragón y muy probablemente apoyada brero vendía a su concejo de Alarcón la renta del portazgo
en algunos contactos con los hermanos Fabra, que inmedia- de esta localidad por 130.000 Inaravedíes, y quizá por en-
tamente vendrían en su ayuda (no así el adelantado, ni el de tonces, o muy poco después, comenzara a vender algunas
Cocentaina, ni el vizconde de Chelva, que serían llamados, propiedades, como la de Olivares, que comprará el alcaide y
pero no acudieron). El caso es que en enero de 1476, una fiel vasallo Hernando del Castillo, por 400.000 maravedís,
conspiración planeada al detalle (habría de iniciarse el al- para dote de la boda de su hija Guiomar76 • Pero ya en febrero
zanliento al sonar cinco toques de campana en lugar de los de 1476, la rendición del conde de Urueña, la toma de Zamora
tres acostumbrados en la Consagración), y con el bachiller por el rey don Fernando y la victoria de éste no muy lejos de
Mergelina71 en cabeza, suscitó un alzamiento que obligó al Toro, ya el primero de marzo, no demasiado grande a efec-
alcaide Pedro Pacheco (suponelnos que el nieto de Rodrigo tos militares, pero detnoledora desde el punto de vista psico-
Pacheco de Avilés 72) y al capi tán Hernando de Alarcón 73 a lógico, al hacer replegarse al portugués, parecían sentenciar
encerrarse también en el castillo, mientras los sublevados la suerte del marqués y de sus cada vez más escasos aliados.
procedían a una minuciosa matanza de conversos, acusados El día 24 de febrero, en Zamora, Fernando se dirige a las
de ser los protegidos del marqués de Villena, y de otros ad- villas del marqués de Villena, "rebelde e desleal", pidién-
versarios; matanzas y saqueos que serían perdonados con doles que se alcen, como ha hecho Villena, contra dicho se-
posterioridad por los Reyes Católicos 74. La inmediata llega- ñor, que no contento ya con las mercedes que su casa recibió
da el 23 de enero, de fuerzas valencianas de Gaspar Fabra del difunto don Enrique, apoyaba al rey de Portugal, "con
(que otorgó a los rebeldes los usuales capítulos 75) y del co- codi~ia desordenada y por lniedo que le fuese quitado lo que
pero real mosén Miguel Zarzuela, formalizó el asedio de tenía tyranizado de nuestra corona real". Anunciaba tam-
aquella fortaleza, atacada con tiros de dos lombardas grue- bién a Villena el envío de poderes a Fabra para pactar capí-
sas y de sendos trabucos, que dejaron inútil buena parte de tulos y otorgar perdones por las muertes y excesos cometi-
ella, destruyendo las torres de la primera cerca y dejando dos "a todos aquellos quefueron en los monipodios que agora
habitable solamente la torre principal. Tras haber reforzado nuevanzente se siguieron en la dicha villa de Vi llena ", y para
esta última con algunos tablones y con sacas de lana, el al- proseguir el cerco del castillo y otorgar compromisos en su

70 El 23 de diciembre de 1475 los reyes confirman su alcaidía y autorizan a Sancho de Arróniz a traspasar su oficio de regidor de Murcia, que no puede
atender por sus obligaciones militares, lo que haría a favor de Juan Ortega de Avilés (que es tío de su mujer, doña Juana Pacheco, la hija del señor de
Santiago de La Torre). En marzo de 1476 todavía concedían a Requena el perdón de los maravedíes que el marqués de Villena tOlnó indebidamente de
las rentas reales de la villa en los años 1474 y 1475. Ordenaron también a Requena y Utiel no rescatar a algunos prisioneros que tenían en sus manos, a
fin de intercambiarlos por algunos rehenes leales a los reyes que tenía en sus lnanos el marqués. J. Torres Fontes, "La conquista..." p. 65.
71 Aunque, curiosamente, su nOlnbre no figura entre la numerosa lista de perdonados por las muertes causadas durante el alzamiento, Cascales le atribuye
un papel importante en la revuelta. Fernando de Mergelina será recompensado por los reyes con cierta propiedad, que sería tal vez confiscada a conver-
sos, por privilegio dado en Medina del Campo a 7 de marzo de 1476 (J. M. Soler García, La Relación de Vi/lena, Alicante, 1975, p.124).
72 Este Pedro Pacheco, que creemos el hijo de ese nombre que tuvo Juan Pacheco, el señor de Minaya, con Leonor de Guzmán (véase Rodríguez Llopis,
"Procesos de movilidad ...", p. 68), fue nombrado alcaide de Villena por su pariente, el marqués Juan Pacheco, quien le dio, además, la escribanía de
Iniesta, que él solía arrendar a personas del pueblo. Aún en el reinado de los Reyes Católicos, cuando ya no era alcaide, y se había trasladado a residir en
Murcia, continúa teniendo y alquilando la dicha escribanía a Fernando Muñoz, uno de los vencedores de la guerra civil, y a su hijo homónimo, que se
la comprarán. Ver P. J. García Moratalla, Iniesta en I siglo XV, p. 162 Y 168.
73 Señala Torres Fontes ("La conquista...", p. 65) que Hernando de Alarcón había sido antes alcaide en Altnansa (ahora ocupaba el cargo un Gonzalo de
Hellín, que es Gonzalo de Soto), y que era legendaria su destreza en las armas, diciéndose de él: "Lanza por lanza, Hernando de Alarcón en Almansa".
Podemos añadir que en octubre de 1475 este hidalgo estaba encargado, junto a Alonso de Pina, de la caballería villana del marqués, a la que en esas
fechas ordenan prepararse (A. Pretel Marín, Almansa Medieval... p. 130).
74 J. M. Soler García, La relación... p. 104-105.
75 Entre estos capítulos destaca el perdón de las lnuertes y robos de conversos y de otros partidarios del marqués, confiscación de bienes y estricta
prohibición de vivir en la villa a los cristianos nuevos y de cualquier persona de apellido Pacheco; mantenimiento en realengo, el mercado del jueves que
había concedido el rey don Alfonso, juramento de no alzar el cerco del castillo hasta su rendición. El 16 de febrero de 1476, Isabel ya aceptaba los
capítulos que Fabra le envió, y pedía a Villena que mandara a su procurador a jurarla como reina., p. 398. El 20 de febrero, en Toledo, se extendía
privilegio al respecto, y el 31 de marzo, en Medina, se concedía a Villena el disfrute de sus salinas del Angostillo y nombraban a Fabra capitán en Villena
yen las otras villas en las que residiera. El 20 de marzo desde Valladolid y 1 de abril, desde Medina, vuelven a confirmar los privilegios, y el 28 de abril,
en Madrigal, dan poder a Francisco Soler para tomar las rentas de alcabalas y tercias de Villena y retener los bienes de personas adictas al marqués de
Villena para pagar el sueldo de la gente que estuviera en defensa de la villa. El 20 de mayo confirman otra vez los privilegios y aprueban 10 que Fabra
había prometido. El 22 de agosto darían una carta de perdón general por las muertes habidas en la sublevación (J. M. Soler García, La Relación ... pp.
105, 338-341,368-373,342-349,370-373, Y J. M. Soler García, "Del archivo villenense: Un registro de escrituras realizado en 1593". Congreso de
Historia del Seíiorío de Villena, lEA, Albacete, 1987).
76 M. Rodríguez Llopis, "Procesos de movilidad... " p. 73. Sitúa esta compra hacia 1477.
127

nombre con alcaides, concejos y vecinos concretos, a fin de rior a las fuerzas reales, abolición de un impuesto de servi-
reducir la mayor cantidad de villas y castillos en aquella co- cio que el marqués de Villena les solía pedir, derecho a co-
marca. A cambio, ofrecía confirmar privilegios y mercedes brar de los arrendadores del marqués un préstamo que éste
antiguos a las villas que alzaran sus pendones en apoyo de pidió a algunos vecinos, devolución al pueblo de rentas y
Fabra, y su incorporación perpetua a la Corona77 . Fabra será oficios que anteriores señores le habían expropiado (el pozo
nombrado como corregidor y justicia mayor de esta pobla- y la huerta, la cueva de la sal, portazgo, merindad, escriba-
ción. En marzo, Cocentaina, pese al poco entusiasmo que nía), confirmación de todos sus viejos privilegios, incluido
siempre demostró, se veía obligado por las cartas reales y el derecho a su propia justicia, y promesa fonnal de no sacar
cercaba el castillo de Sax, que aún resistirá durante algunos la villa de su real dominio ni darla a caballero ni persona
meses 78 , al igual que Villena.. ninguna. También aquí, en Iniesta, unos cuantos vecinos dis-
Las promesas reales de mercedes y de mantenimiento en tinguidos -y bien relacionados con Chelva80 y Zarzuela, que
realengo -repetidas también en otras cartas a los súbditos abogaron por ellos- serán recompensados: un Hernando
del maestre calatrava y de otros caballeros desafectos- pro- Muñoz, pese a ser villano, será exento de pechos con toda su
movieron en tanto, entre marzo y mayo, toda una cadena de familia (hasta 5 excusados) y será agraciado con un juro de
alzamientos tanto en el exterior (Uclés, Atienza, Fuen- 6.500 maravedíes, cierto Alonso de Cubas tendrá la merindad
teovejuna, donde asesinaron a su comendador con apoyo de (más tarde ejercida por Pascual de Cubas, y luego revocada
Córdoba) como en el marquesado, que obligó a los rebeldes y "'consumida" por las muchas protestas de otros conveci-
a iniciar contactos con los reyes en busca de una paz que no nos) y otro juro igual. Ambos compartirán con el '"hidalgo"81
fuera muy dura; una paz que Isabel no estaría dispuesta a Pascual de Cubas (o de Cuevas) la renta de asadura, que so-
conceder aún. Durante el mes de marzo, Rodrigo Castañeda, lían cobrar los alcaides a todos los ganados que cruzaban los
alcaide de Madrid, se verá asimismo cercado en el alcázar términos, por merced de la reina Isabel, de 16 de juni0 82 ~
por los propios vecinos apoyados por lanzas de los reyes. Al aunque aquí el castillo se había demolido, y no había alcaide
venir el Inarqués de Villena y su tío el arzobispo en socorro (salvo que ellos mismos hicieran el papel de guardas de la
del alcaide de Uclés, Pedro de La Plazuela, sería derrotado a villa). En cambio, otros vecinos, favorecidos antes por las
principios de mayo por don Jorge Manrique y el alcaide de autoridades del marqués de Villena, terminarán perdiendo
Segura en una gran refriega en la que perecieron don Martín todos sus privi1egios 83 • Algunos -los "sebosos"- perderán
de Guzmán, de un tiro de espingarda, y cierto "Va1estegui"79, mucho más, cOlno podrelnos ver.
que sin duda es Verástegui, capitán del marqués y señor de Por entonces también se levantaba Ahnansa 84 y el conce-
Fuentealbilla. Pedro de La Plazuela tendría que rendirse. Para jo llamaba igualmente en su ayuda a los hermanos Fabra, en
entonces la guerra parecía decidida, tanto en el marquesado tanto que cercaba al odiado Gonzalo de Hellín, uno de los
como en los otros frentes, donde el rey don Fernando dupli- alcaides más rapaces y de mayor confianza del lnarqués de
caba en ejército al rey de Portugal y a los caballeros caste- Villena, que se había hecho fuerte en el castillo y enviado a
llanos que le habían jurado lealtad. pedir refuerzos de Alarcón y el río de Jorquera. El 20 de sep-
Mientras tanto, los pueblos de todo el marquesado de tiembre llegará Gaspar Fabra y otorgará a un concejo forma-
Villena seguían sublevándose, y algunos capitanes, como do por personas bastante más modestas de las que antes so-
Miguel Zarzuela, copero de los reyes, habían realizado co- lían ocupar estos cargos 85 , los capítulos que éstos deman-
rrerías más al norte del Júcar, entrando en Iniesta, que al pa- daban~ o buena parte de ellos, porque 10 referente a la
recer se había sublevado, y ofreciendo al concejo los usuales exención de pedidos y monedas, cuyo quebrantamiento
capítulos, que los Reyes Católicos aprobarán en mayo: exen- atribuía la villa a los Pacheco, aparece tachado en el es-
ción de alcabalas por los bienes "vendidos" en el año ante- crito, como si el capitán no se hubiera atrevido a otorgar

77 Transcrita en M. J. Pereda Hernández, "Moros, lnudéjares, moriscos y cristianos en Almansa". Jornadas de estudios locales N° 2: Musulmanes, judíos y
cristianos. Al mansa, 1999, pp. 89-93.
78 C. Sáez, Los sitios de Sax y de Chinchilla en la conquista del marquesado de Villena", AEM, N° 12, 1982, p. 586.
79 Zurita, Anales de la Corona de Aragón, XIX-XLVIII.
80 Este era nOlnbrado capitán de las villas que había reducido ellO de julio de 1476, en Vitoria (RGS, Fol. 493).
81 Figura como hidalgo en 1494, junto a Fernán Núñez, García Zapata, Alfonso de Castañeda, Andrés de Espinosa y Alfonso Velázquez, vecinos de Iniesta.
Sin ernbargo, él mismo reconoce que en tiempos de Pacheco llevaba lana y paños al reino de Valencia por el puerto de Almansa (aunque talnpoco es
comerciante habitual, al parecer, o al menos su nombre no figura entre los mercaderes que pasan por el puerto en los años setenta). P. J. García Moratalla,
/niesta ... , p. 185 Y 241-244.
82 Obviamente, estos juros, y muy en especial las exenciones, serían impugnadas en los tiempos siguientes por el propio concejo, pero los reyes sien1pre
respaldarán a los beneficiarios y ordenarán guardarlas a los gobernadores del marquesado. La merced de la borra causaría problemas en los años ochenta
tanto con el concejo de la Mesta como con los vecinos de Alcalá del Júcar, Alarcón, y otras poblaciones todavía sujetas al marqués. P. J. García
Moratalla, Iniesta... , pp. 173-189, 214, 221-222.
83 Es el caso de Pedro de Buenache, vecino de Iniesta, que fue favorecido por sentencia del alcalde mayor Juan Martínez Guerrero declarándole exento por
servicios prestados en la casa de moneda de Cuenca, y al que otra sentencia de los Reyes Católicos privará del citado beneficio (P. J. García Moratalla,
Iniesta ... p. 190).
84 El día 10 de abril, desde Madrid, los reyes ya confirman todos los privilegios de Almansa, a petición del concejo, aunque no se menciona que la villa se
haya reducido todavía. Documento transcrito en A. Pretel Marín, Almansa Medieval... Doc. XXIX.
85 Los regidores son de una extracción social quizá un poco más baja de lo usual, pero en los alcaldes y alguacil sí se nota una gran diferencia (son personas
que nunca habían ocupado los cargos de justicia). Ver A. Pretel Marín, Almansa en el Estado Medieval de Villena", Jornadas de Estudios Locales, N° 2:
Musulmanes, judíos y cristianos en Almansa. Ayt O de Almansa y Asociación Torre Grande, Almansa 1999, p. 33.
128

tal merced 86 , o no estuviera bien dispuesto a renunciar a un cias de Hellín, por orden de algunos capitanes de don Pedro
dinero que le era necesario para seguir la guerra (en su carta Fajardo que estaban en la villa (Alfonso de Lisón y Juan de
de 24 de febrero, los reyes ordenaban dar a Fabra las rentas Ayala), como luego dirían en tono de disculpa, o por su pro-
y derechos de los años pasados de 1474 y 1475). Cuatro días pia cuenta, acudían también a aprovechar el caos saqueando
después ordenaba el asalto del castillo, pero al escalar sus los términos de ambas poblaciones y tomando algunos pri-
muros se encontraron con el dantesco aspecto de una forta- sioneros, entre ellos algunos comerciantes de Yepes y Olmedo
leza repleta de cadáveres: la peste había matado a muchos que iban a pasar al reino de Valencia y se vieron metidos en
defensores, incluidos los hijos y la esposa de Gonzalo de la cárcel de Hellín hasta que sus parientes pagaron un resca-
Hellín, el cual estaba enfermo y cayó prisioner0 87 • te 89 • Poco después, en julio, Sax se rinde a las fuerzas reales,
Poco antes o después se alzaba Yecla 88 , con lo que la y el cercado castillo de Villena se entrega a Gaspar Fabra,
frontera queda del todo abierta para la intervención del rey que deja como alcaide a su hermano Juan Fabra y marcha en
de Aragón a favor de su hijo y de su nuera. En todos estos apoyo de quienes mantenían el asedio al castillo de Almansa.
casos, el proceso, ya visto en Alcaraz, Hellín, Villa de Ves, En Almansa, Gonzalo de Hellín caerá prisionero y será rele-
Villena e Iniesta, difiere poca cosa: alzamiento y asedio del vado al frente del castillo por un Gaspar de Tárraga, que ejer-
castillo, recepción de las fuerzas aliadas, homenaje a los re- cerá de alcaide en nombre los Fabra. El control de derechos
yes y jura de capítulos por las autoridades militares enviadas en el puerto de Almansa quedará, al parecer, a cargo de su
por ellos. Unos meses después vendrán los privilegios y las hermano, llamado Bernat Tárraga 9o •
confirmaciones más o menos puntuales de todas las merce- Para entonces, la lucha de bandos en Chinchilla, que sin
des prometidas, ahora ya selladas por la cancillería de los duda venía arrastrándose desde algún tiempo antes -" se des-
Reyes Católicos. Con ellos llegarán las recompensas a per- truían unos a otros y se robaban las haciendas y ganados, y
sonas concretas que se han distinguido en estos movimien- cada día se alanceaban en la plaza sobre ello"- había con-
tos y abundantes perdones por las muertes y crímenes come- cluido a principios de junio en otro alzamiento, movido al
tidos en aquel desconcierto. Otra constante es el embargo parecer por Alonso de La Mota (uno de rehenes fugados de
inmediato de rentas del marqués y de sus partidarios, la lle- Belmonte) y el vicario eclesiástico don Gil Sánchez Soria-
gada al poder de unos nuevos linajes henchidos de rencor, y no, que obligó a refugiarse en el alcázar al alcaide García de
la marginación, o la persecución, del viejo patriciado que Pallarés y al leal consejero del marqués Tristán Daza, junto
sirvió a los Pacheco. Quizá por esta causa, los vasallos más con sus soldados 91 , mientras los sublevados incautaban pro-
fieles del marqués, o los que le debían importantes hacien- piedades y rentas 92 • Aquella fortaleza, la mayor en el sur del
das, estarían inquietos y colaborarían a mantener el orden y marquesado concentrará de entonces adelante, durante va-
el poder del señor en otros pueblos. rios meses, la atención prioritaria de todos los poderes con-
Mientras duran los cercos de Villena y Almansa, las mili- tendientes. Albacete, movida por García de Quesada93 , un

86 La capitulación ha sido publicada por M. A. Pereda Hernández, "Moros, mudéjares ..." pp. 93-96. Incluye la promesa de respeto a los usos y antiguos
privilegios, en premio a la lealtad de una población que estaba muy mermada por la peste ("que eran muertos e faUerian de la dicha villa de la dicha
pestilenria mas de las dos partes de la gente della, e así mesmo en la defensión de la dicha villa eran muertos muchos ombres, así que estaua muy
despoblada ... "J.
87 Diego de Valera, Crónica de los Reyes Católicos. Ed. Carriazo, p. 41.
88 Los reyes le confirman su capitulación con don Pedro Fajardo, junto a sus privilegios, el 9 de septiembre de 1476, en Segovia, y unos días antes, el 2 de
septiembre, le dan mercado franco a celebrar los martes y prometen tenerla en dominio realengo. Aún el 4 de enero de 1477, desde Ocaña, vuelven a
confirmar todos sus privilegios.. J. Torres Fontes, "Yecla en el reinado..." Docs. 1, 2, 3 Y 4.
89 A. Pretel Marín, Hellín medieval, p. 135.
90 En este cargo estaba, por lo menos, en 1477 (P. J. García Moratalla, lniesta... p. 242). Citando a Viciana, J. M. Soler (Historia de Villena, p. 222) nos
informa de que estos hermanos, procedentes de Villafranca del Penedés vinieron a servir a don Fernando en el cerco de Villena. Dice también que Fabra
nombraría a Gaspar Tárraga alcaide de Villena y de Almansa, aunque parece ser que solamente tuvo la segunda alcaidía (en la otra encontramos a un
Pedro Cerdán). Su hijo, Francisco Tárraga, sí sería después alcaide de Villena.
91 El cerco de Chinchilla, bastante conocido, puede verse en detalle en A. Pretel Marín, Chinchilla Medieval, p. 374 y Sigs. Más detalles aún en C. Sáez
García "Los sitios de Sax y Chinchilla en la conquista del lnarquesado de Villena" AEM, 12, 1982. Y en otros dos trabajos de A. Pretel Marín: "En torno
a la sublevación de Chinchilla y el cerco de su castillo en 1476", Homenaje al Prof Torres Fontes, II, Murcia, 1987, pp. 1340-1358; Y "Los gastos
militares de Chinchilla en el cerco de 1476" Anales del Centro Asociado de la UNED de Albacete, N° 8,1987, pp. 167-188. Y, obviamente, también en
el citado estudio del Dr. Torres Fontes: "La conquista...."
92 Por ejemplo, el cura Suero de Pallarés, probablemente hijo o hermano del alcaide que el marqués Juan Pacheco mantuvo en Chinchilla, vería confiscadas
las rentas que tenía (AGS, Consejo Real, Leg. 674, N° 5). En cambio, al arcipreste Gil Sánchez Soriano, partidario de los Reyes Católicos, le legitimarán
a un hijo natural en 1480 (RGS, 11, FoI. 28) y le darán prebendas y cargos de importancia.
93 Lo único que sabemos de García de Quesada es que años atrás ya era vecino de Albacete, aunque no llna persona importante, sino un arrendador de rentas
concejiles (véase nuestro libro La consolidación de una oligarquía (linajes de Albacete afinales de la Baja Edad Media, lEA, Albacete, 2001, pp. 67, 70,
80 Y 178-181). Es difícil que fuera un pariente directo de María de Quesada, la madre de don Pedro Fajardo, pero acaso sí fuera algún pariente de aquel
Luis de Quesada que en 1455 figuraba en la carta de perdón a ciertos partidarios del mismo adelantado (J. Torres Fontes, Don Pedro Fajardo, Doc. VI.
Pero doña María tuvo, al menos, dos hermanos, Mendo y Pedro de Quesada, que intervienen en Murcia en la firma de ésta con Molina en 1444; y un
Mendo de Quesada interviene a las órdenes de don Pedro Fajardo en la guerra de 1479 contra el marqués de Villena. Es claro, en todo caso, que en este
momento García de Quesada actúa como agente de don Pedro Fajardo, y que su intervención sería decisiva para el alzamiento de Albacete a favor de los
Reyes Católicos en 1476. En carta incompleta, que inserta los poderes de los reyes a don Pedro Fajardo de 19 de mayo y 18 de julio de 1475, éste otorga
mercedes a García de Quesada, vecino de Albacete, porque "por mi mandado ouistes entendido con el conrejo de la dicha villa de Aluarete e con
algunas personas particulares de la dicha villa e tractastes e touistes manera como la dicha villa e vezinos della se reduzieran... " (AGS, Diversos de
Castilla, Leg. 9 N° 28).
129

vecino que obraba a las órdenes de don Pedro Fajardo, y pue- to, ofrecieron entonces asilo en sus tierras a los ganados de
de que también por Martín Sánchez de Cantos, "hombre de estas poblaciones para evitarles daños en las casi seguras
mucho consejo por quien toda la villa se gobernaba", tam- represalias que habrían de tomar las tropas enemigas, y al-
bién se sublevó y fue ocupada por las fuerzas de éste, sin el gún que otro incauto llevó allí sus vacas y sus yeguas de
menor combate al parecer, pues la villa, muy grande, pero cría, para encontrarse luego con que era imposible recobrar-
muy mal dotada de defensas, se prestaba muy poco a resis- los. Todo ello debió de suceder desde la primavera al verano
tir 94 • Con razón escribía don Fernando a su padre -29 de ju- de 1476, cuando la guerra da un giro inesperado con la inac-
nio- dando como segura la completa derrota de las fuerzas tividad de las tropas reales, que retienen su avance en vez de
contrarias: "y mire Vuestra Alteza qué tal queda el marqués". proceder a atacar las grandes fortalezas de Alarcón y
Por entonces debió de producirse una larga cadena de al- Belmonte.
zamientos, como el de San Clelnente, inducido por una peti- Las fuerzas de Fajardo, capitán general de las tropas rea-
ción de don Pedro Manrique, que envió al capitán García de les, detuvieron su avance inesperadamente tras haber ocupa-
Lamadrid y convirtió esta villa en un bastión realista, lo que do Yecla lOl y Albacete. Hasta se pregonó por el adelantado
ocasionaría el ennoblecimiento de algún que otro vecino, que nadie se atreviera, bajo pena de muerte, a dar socorro
como un Juan Rosillo, que ya antes había tenido enfren- alguno a quienes aún sitiaban en Chinchilla al alcaide García
tamientos con las autoridades del marqués de Villena 95 , y que de Pallarés. Y es que desde mayo, y durante el verano, mien-
ahora asumió la defensa del pueblo y de la causa real 96 • O el tras los dirigentes de la importantísima revuelta chinchillana
de Villanueva de La Jara, que inmediatamente pidió su inde- recibían mercedes y juros de los reyes, e incluso se apresta-
pendencia respecto a Alarcón y el amojonamiento de sus tér- ban a despojar de todos sus bienes y sus rentas a los viejos
minos con ésta y la de Iniesta 97 • Talnbién Villarrobledo, en- parciales del marqués, se estaban produciendo tratos entre
clavada en la tierra de Alcaraz, pero arrebatada a ésta por los reyes, el marqués de Villena y otros caballeros para dar
Pacheco y convertida luego en aldea de Behnonte, se alzó soluciones de paz a la contienda. La consecuencia fue que
contra el marqués y recibió el villazgo con el nombre de don Pedro Fajardo (al que por otra parte se creía caído en
Villarrobledo de La Vega98 (obviamente, ya nunca volvería a desgracia de los reyes a raíz de noticias, no sabemos si fal-
ser aldea de Alcaraz, y menos todavía de Belmonte). Más sas, difundidas por gente del marqués) se apartó de la lucha,
tarde se produce un violento alzamiento en Jorquera, donde quizá porque tampoco le interesara mucho destruir un esta-
la población, con ayuda de algunos vecinos de Iniesta, mató do tapón como el de Villena, que le garantizaba la casi inde-
a un Miguel de Ródenas, al comendador Pedro de la Plazue- pendencia de su feudo murciano. Hasta el rey Juan II de
la (que había sido alcaide en esta villa, y después en Uclés, Aragón (que unos años atrás juró a Juan Pacheco defender
desde donde sin duda había vuelto a Jorquera, al perderse la sus estados, y tampoco quería condenar a su hijo a una ren-
plaza), y al bachiller Miguel Ruiz de Tragacete, distinguidos dición sin condiciones) mandó a sus capitanes que dejaran
parciales del marqués 99 • los cercos de Villena y de Sax, órdenes que cumplió pun-
Parece, sin embargo, que estos alzamientos comenzaron tualmente el de Fabra, que era el más implicado de cuantos
a ser mucho menos frecuentes ante la inhibición de las fuer- capitanes servían a los reyes -había ocupado el castillo de
zas reales y el reagrupamiento de tropas del marqués en Villena, infligiendo agravios al alcaide Pacheco 102- y más aún
Alarcón, Belmonte y otros puntos fuertes de aquellas cerca- Cocentaina, que siempre intervino en la guerra sin un gran en-
nías. Algunos caballeros del reino de Aragón, como el tusiasmo, y que no había querido escuchar las angustiosas lla-
vizconde de Chelva, que había recibido el primero de julio madas de socorro que le hacían llegar desde Chinchilla.
el mando de las villas que pudiera tomar al marqués de Aquello, por de pronto, permitió un respiro a las autori-
Villena 1oo , husmeando un buen negocio en aquel desconcier- dades del marqués. El propio Tristán Daza, cercado en Chin-

94 El 2 de septiembre de 1476, desde Segovia, Isabel confirmaba a Albacete las promesas de don Pedro Fajardo y prometía no enajenar la villa de la corona
real. M a C. Gil Pertusa, "Las Juntas del marquesado de Villena en 1476", Congreso de Historia de Albacete, lEA, 1984, pp. 207-208. J. Cano Valero,
"Breve cOlnpilación ...", Docs. I y 11. El 17 de octubre, en Toro, Isabel concedía a la villa la exención de pedidos y monedas durante cinco años (RGS, Fol.
656, y AHPAb, PRIV, Carpo 12, N° 18, original autógrafo).
95 En 1473 se enfrentó al bachiller Juan Martínez Guerrero, por entonces alcalde mayor del marquesado, negándole el derecho a inmiscuirse en la administra-
ción de justicia ordinaria en San Clemente (D. Torrente Pérez, Documentos para la Historia de San Clemente (Cuenca), Vol. 1, Madrid, 1975, Doc. 20).
96 El 2 Y 22 de septiembre, en Segovia, Isabel confirmaba a San Clemente los capítulos pactados con don Pedro Manrique (o con su capitán García de
Lamadrid): no ser enajenada de la corona real, mercado franco el jueves, exención de moneda forera, devolución de la escribanía, almotacenía, caballe-
ría de sierra, la renta de las borras, etc. O. Torrente Pérez, Documentos... pp. 127-129, 131-133, 138-139, 140,168 Y 176. Rosillo, del que luego
volveremos a hablar, sería ennoblecido por carta de 2 de septiembre de 1476.
97 El 8 de septiembre de 1476 se da amojonamiento y fuero de Alarcón a Vil1anueva de La Jara, que ya anteriormente había sido eximida por los Reyes
Católicos. Al parecer, se hace a costa de las tierras de Alarcón y Jorguera, que en esa fecha aún no estaban reducidas. Ver el documento en J. Cano
Valero, "El estado de Jorguera en los documentos del RGS", Anales UNED Albacete, 1, 1979, p. 181
98 F. de la Caval1ería y Portillo, Historia de Villarrobledo, Madrid 1751 (Ed. facsímil lEA, Albacete, 1987), pp. 48-61. Transcribe el privilegio de villazgo
dado en Tordesillas a 20 de agosto de 1476, y la real promesa de no enajenarla, en Toro, a 14 de noviembre de ese mismo año.
99 Ver el documento transcrito en J. Cano Valero, "El estado de Jorquera..." p. 183.
100 RGS, FoI. 493.
101 Ya el 2 de septiembre de 1476, en Segovia, los reyes confirmaban a la villa de Yecla todos sus privilegios conforme a lo pactado por esta población con
don Pedro Fajardo, concedían un mercado franco de alcabalas a celebrar los martes y daban su palabra de no enajenarla del dominio real. Una confirma-
ción más completa y solemne de antiguos privilegios sería concedida en Ocaña el4 de enero de 1477. Publicados en J. Torres Fontes, Yecla en el reinado
de los Reyes Católicos ... , Oocs. I-IV.
102 Pedro Pacheco aún reclamaba por ellos doce años después, en julio de 1488, cuando ya era vecino de la ciudad de Murcia (RGS, V, Fol. 57).
130

chilla, escribía optimista a su señor a mediados de junio di- un trabuco grande, fabricado "in situ", que pronto comenzó
ciendo que don Pedro Fajardo era el mejor amigo con que el a lanzar grandes bloques de piedra contra la fortaleza 104; pero
marqués contaba en Castilla, y que, visto el cariz relajado y no estaba claro tan siquiera si el noble aragonés venía a ace-
tranquilo que iba tomando el cerco, el castillo podría aguan- lerar o a moderar la lucha. Prometió que no haría levantar el
tar por lo menos dos años, aunque la misma reina "que es asedio, pero se fue muy pronto, dejando algunas tropas, más
muy braua" viniera sobre él. Según él, los vecinos de Chin- para controlar que para reforzar, como si se tratara de fuerza
chilla, viéndose abandonados por el adelantado y otros capi- policial, más que de un contingente militar, y de hecho nos
tanes (solamente Alcaraz les habían enviado algunos balles- constan las quejas de Chinchilla y de otros concejos que opi-
teros, menos de dos docenas), y sabiendo que había concen- naban que el cerco se hacía "muy floxanlente" y con "grand
tración de tropas del marqués tanto en Garcimuñoz como en dilarion". Esto, mas los rumores de que estaba cerrándose
Jorquera y en otras poblaciones, estaban "bien arripisos por el pacto entre los reyes y el marqués, que podría devolver a
lo que an echo". Hasta habían devuelto a los sitiados los ca- este último gran parte de los pueblos, dejándolos expuestos
ballos que hubieron de dejar en la huida, y se les permitía a sus casi seguras represalias, mantenía intranquilo al vecin-
salir a comprar cosas, excepto comestibles (y esto por impe- dario, aunque la reina había escrito a la ciudad el 9 y 10 de
dirlo órdenes del alcaide Pallarés, no de los sitiadores). julio desmintiendo que hubiera acuerdo alguno con la parte
Pero, si Cocentaina y don Pedro Fajardo parecían mal contraria, diciendo que, de haberlo, sería en tal manera que
dispuestos a terminar la guerra, los pueblos sublevados no el marqués ya no recuperara lo que tenía perdido, anuncian-
estaban muy dispuestos a dar un paso atrás, porque eran cons- do el envío de Diego de Osorio como corregidor, y jurando
cientes de que cualquier arreglo negociado vendría a devol- una serie de capítulos que le habían llevado a la corte el ba-
verles a poder del marqués y les acarrearía represalias de chiller Pedro Sánchez de Belmonte lO5 y el vicario Gil Sánchez
éste. Animados por cartas de los reyes de 9 y 10 de julio, en Soriano lO6 (aceptaba tomar a la ciudad para la Corona, le
que se desmentía que estuvieran pactando, ofrecían merce- otorgaba el título de "noble", confirmaba sus buenos usos y
des y anunciaban la llegada de Diego de Osorio para guardar privilegios, daba la escribanía que tenía un vasallo del mar-
la plaza, los vecinos alzados de Chinchilla llevarían a cabo qués al concejo y elevaba hasta cuatro el número total de
nuevos repartimientos de dineros, contrataron algunos escribanos de número, otorgaba un mercado semanal franco
espingarderos más, consiguieron traer su segunda bombarda de alcabala, abolía el monopolio que impuso Juan Pacheco
e hicieron un baluarte para que protegiera la única pieza útil en la grana del término 107 , perdonaba los robos y males co-
que hasta entonces tenían de los tiros de pólvora de las tres metidos en tiempos anteriores, suprimía el cobro del servi-
que tenían los cercados. El duelo artillero, sin embargo, cau- cio de 40.000 maravedíes que venía pagando, y daba algu-
só muchos más daños a la propia ciudad que a su fortaleza, nas largas y evasivas a otras peticiones de carácter fiscal o
artillada con tres lombardas de las gruesas y con varias ca- aduanero, así como a la idea de hacer derribar la fortaleza
britas, y dotada de una torre del homenaje de treinta metros cuando fuera tomada) 108. En cambio, todavía el4 de septiem-
de alta y esquinada para que resbalaran los disparos contra- bre, la reina ordenaba a Gonzalo Chacón, como corregidor
rios; por lo que fue preciso evacuar de sus casas casi medio en Alcaraz, que tomara las fuerzas de pie y de caballo que
millar de personas civiles y soportar la ruina de bastantes fueran necesarias e hiciera derribar el castillo que el señor
viviendas. de Minaya, Juan Pacheco, hacía fortificar en La Roda en per-
El 30 de junio de 1476 el rey don Fernando protestaba en juicio de la misma Alcaraz y de todo el espacio circundan-
carta a su padre diciendo que las fuerzas valencianas habían te lO9 • Puede que se tratara de alguna represalia por la eviden-
levantado el cerco que tenían sobre Villena y Sax, supone- te toma de partido de éste a favor del marqués: en momento
mos que a causa de la peste. A finales de Julio, Juan II orde- que no hemos podido conocer, el señor de Minaya, vincula-
naba a sus tropas del reino de Valencia que siguieran la lu- do a don Diego por lazos familiares, se enteró de un complot
cha contra estas fortalezas, señalando además que a no du- contra el dominio de éste en Alarcón y lo comunicó a las
darlo se rendirían pronto, y que ello traería la rendición sin autoridades de la villa, a la vez que acudía Ha se lneter en la
lucha de otras muchas plazas. La llegada a Chinchilla a prin- guarda e defensión delta con lnucha gente a su costa"; lo
cipios de julio del conde de Cocentaina y de su hijo, con más que habría de valerle una gran donación de tierras del conce-
artillería, un centenar de peones y otro de caballeros 103, pudo jo, sin duda a iniciativa de su primo y señor 11O •
haber abreviado el cerco del castillo, contando además con Un poco más tranquilo quedaría el vecindario de Chin-

103 C. Sáez, "Los sitios de Sax y de Chinchilla en la conquista del marquesado de Villena", AEM, 12, 1982, p. 590.
104 Al haberse emplazado este trabuco detrás de la iglesia de San Salvador, buena parte del fuego del castillo se concentró sobre ésta, que resultó arruinada
en buena parte. Sobre estas y otras destrucciones, y diversos detalles de este cerco, ver la cuenta de gastos publicada en A. Pretel Marín, "Los gastos
militares...." p. 178-188.
105 El 9 de julio de 1476, en Tordesillas, los reyes nombrarían a Sánchez de Belmonte oidor de la audiencia y miembro del Consejo (RGS, Fo!. 496).

106 Sobre estos personajes y su engrandecilniento en Chinchilla, ver A. Pretel Marín, Chinchilla medieval, pp. 378, 380, 389, 400, 405,406, 447, 450, etc.

107 La merced de la grana y la de los 40.000 maravedíes del pedido señorial serían confirmadas en diciembre de 1477 (RGS, 1, Fols. 454 y 455).

108 Documentos transcritos en A. Pretel Marín, "En torno a la sublevación ..." pp. 1355-1358.

109 Sin embargo, parece que no llegó a hacerse, quizá porque Chacón no lograría afianzarse como corregidor, o porque de inmediato se firmara la tregua de

11 de septiembre. Parece que La Roda fue de las pocas villas que no se redujeron, o volvieron a manos del marqués: el 5 de enero de 1478 sus vecinos
se quejan de un nuevo tributo que pretende imponerles la marquesa (ROS, Fol. 216), y el 15 de enero de este mismo año, desde Sevilla, los reyes
mandarán al licenciado Frías que destruya la casa fuerte que HJohan Pacheco ha fecho en La Roda nueuamente" (J. Cano Valero, "Breve compilación .."
Docs. VII y VIII).
110 En febrero de 1478 el concejo de Alarcón cede a Juan Pacheco terrenos aledaños a Minaya, lo que habrá de traer más adelante protestas del concejo de

San Clemente, que reclama esas tierras como propias. M. Rodríguez Llopis, "Procesos de movilidad...", p. 69.
131

chilla, pero tan sólo un poco, pues durante el verano de 1476 critas con otras más privadas transmitidas de manera verbal,
se acentúan los rumores de que el pacto era un hecho (y así lo que contribuía al recelo y creaba no poco desconcierto.
I11 Cuando el bachiller Juan López de Sangüesa se presenta en
era en verdad, pues habría de firmarse ell1 de septiembre ).
y la inquietud aún sería más notable en otros muchos pue- octubre en Villena a dar a conocer la capitulación hecha con
blos, que veían rehacerse las fuerzas del marqués y sufrían el marqués, trae instrucciones verbales, y la reina Isabel ad-
ataques de las mismas, sin que los capitanes de los reyes vierte además que "non creays otra cosa que por parte del
quisieran defenderlos. Fajardo, aunque quejoso porque no nlarqués se ha publicado, y por lo qual otro dia vos escribi
se le hubiera consultado a la hora del pacto, obligado al mar- lo que le mueve a publicar esto "114. El bachiller juró que la
qués y a algunos de sus hombres por viejos compromisos, y villa quedaba por los reyes, como ya se anunció por carta
al tiempo receloso de los reyes por la versión que daban las anterior de la reina Isabel, aunque el marqués pudiera difun-
cartas capturadas sobre una posible caída en desgracia, se dir otra cosa; pero los villeneros no debieron quedar muy
mostraba inactivo, incluso prohibía bajo pena de muerte que convencidos, a juzgar por las cartas que inmediatamente di-
nadie de los pueblos comarcanos acudiera a ayudar al cerco rigen a Chinchilla pidiendo información. Quizá por este tiem-
de Chinchilla. Conocemos también las quejas de Villena con- po se redujo Tobarra, que pactó sus acuerdos con dicho ba-
tra el de Cocentaina, señor del Valle de Elda, y otros capita- chiller l15 .
nes, que en lugar de ayudar a vencer al marqués, "se Es bastante probable, conociendo los usos de los Reyes
alegrauan de nuestra perdirion". Resulta evidente que los Católicos, que tienen precedentes hasta en el mismo pacto
nobles del reino de Valencia -al menos, Cocentaina y el de Guisando, que el pobre Diego López firmara un docu-
vizconde de Chelva- querían ayudar al marqués de Villena lTIento diferente del que éstos transmiten a los pueblos alza-
en sus negociaciones, manteniendo el estado de equilibrio dos por su causa. Desde luego, la parte del marqués de
dentro del marquesado, y sacando de paso algunos beneficios. Villena, según un manuscrito que justifica luego los dere-
chos del mismo l16 , entendía que los pueblos del partido del
sur del marquesado debían ser devueltos al marqués pasados
LA TREGUA DE LOS TRES AÑOS veinte meses, y entre tanto los reyes debían indemnizarle a
(1476-1479) criterio de dos componedores, uno por cada parte. Como una
Tras la firma el 11 de septiembre de 1476 del pacto del garantía, en lOO días los reyes pondrían en poder de Gonza-
marqués con los Reyes Católicos, que incluía la puesta en lo de Ávila las fortalezas de Sax, Villena y Almansa, y el
poder de terceros de algunos castillos (los de Almansa, Chin- Marqués le daría Chinchilla Trujillo en 50 días. Todas las
chilla, Villena, Ves y Sax, así como Trujillo en el frente ex- fortalezas que pudieran alzarse después de Santa María de
tremeño) como prenda de la devolución de muchas de las septiembre serían de inmediato devueltas al marqués, que a
plazas tomadas al marqués, hay un gran desconcierto, propi- cambio renunciaba a sus derechos sobre Madrid, Requena,
ciado por miles de rumores, por el comportamiento inexpli- Mira, Alcaraz, Baeza y Trujillo (es decir, poblaciones de
cable de muchos capitanes, como el mismo Fajardo, que en realengo que el viejo Pacheco mantenía usurpadas a la coro-
agosto había recibido órdenes de luchar, pero no se movía, y na real). Condiciones que son bastante equilibradas y res-
por el secretismo y las contradicciones que imperan en las ponden al tipo de acuerdos de los reyes con otros caballeros,
órdenes de los propios monarcas (parece que Fernando, que a los que no querían destruir por completo, sino sólo quitar-
era el que negociaba, tenía sus problemas a la hora de apla- les lo que habían quitado a Enrique IV 117 ; condiciones, no
car las iras de su esposa, con la cual -dice él mismo- "es obstante, que parecen muy poco coincidentes con las que los
menester mucho tiento"112) y en el propio concierto de con- monarcas notifican a los pueblos alzados por su causa (a
cordia, que parece redactado ex profeso para que nadie sepa Villena le juran, por ejemplo, que en el pacto se incluye su
a qué carta quedarse l13 . entrega a la corona; y a casi todas ellas les habían prometido
En efecto, los reyes -sin contar con el padre de Fernan- que serían mantenidas en realengo). Se pudiera pensar en
do, cuya opinión pesaba también en los negocios- tenían opi- tergiversaciones por parte del marqués, de no ser porque exis-
niones diferentes sobre el trato a dar al marqués de Villena, te un documento del antiguo archivo de los Duques de Frías,
y solían además acompañar sus instrucciones públicas y es- un poco posteriorl1 8 , por el que Isabel, firmando de su mano,

111 Documento transcrito en J. Torres Fontes, "La conquista...." Doc. n.


112 J. Torres Fontes, "La conquista ", p. 85.
113 Hasta el propio Zurita (Anales XIX-LIV) incurre al explicarlo en la contradicción: dice, por una parte, que Albacete, Hellín, Tobarra, Villena, Almansa
y otros pueblos alzados antes de esa fecha habrían de quedar para los reyes, que indemnizarían al marqués en dinero; pero en la misma página dice que
estos pueblos deberían entregarse al mayorazgo del marqués de Villena. La capitulación, publicada ya en tiempos por J. Torres Fontes, ha sido publicada,
según otra versión, que difiere un tanto de aquella, por A. López Serrano, "Documentos para la Historia de Yec1a y del señorío de Villena en el Archivo
Histórico Nacional, Sección Nobleza", Yakka, N° 9, 1999, Doc. XIV.
114 J. M a Soler García, La relación... pp. 349-351.
115 Así lo afirmarán las Relaciones Topográficas hechas por esta villa a Fel ipe n. Los reyes confirmaron los privilegios de Tobarra por carta dada en Toro
en fecha ilegible -que es 4 de octubre- de 1476. H.V. Navarro Pascual, Tobarra en el tránsito.... pp. 221-226.
116 BN Mss 13124, Fol. 196 Y Sigs.
117 L. Suárez Fernández, Nobleza y monarquía... pp. 259-261.
118 28 de junio de 1477. Al pie del documento está la diligencia de ese mismo día por la que Gonzalo de Ávila hace pleito homenaje de cumplir este acuerdo
en manos del cardenal y en presencia del maestresala Gutierre de Cárdenas, el bachiller de Talavera y Juan Chacón (todos ellos personas adictas a los
reyes); homenaje que aún repetiría el 14 de septiembre. Tenemos fotocopia de este documento, pero no conocemos su referencia actual en la sección
Nobleza del AHN.
132

se compromete a dar a Diego López la ciudad de Chinchilla de desconcierto, donde lo único claro es el temor que sien-
y las villas alzadas por su causa, que serían entregadas al ten. El 14 de noviembre de 1476 algunos dirigentes de Chin-
marqués antes de 1 de mayo del año siguiente, con excep- chilla responden a Villena, que les solicitaba información,
ción de Almansa y de Utiel. Está claro, por tanto, que la rei- diciendo que hay noticias de que están en Belmonte cien lan-
na juega con dos barajas, prometiendo al marqués lo que no zas, que suponen leales a los reyes, al mando de un tal
ha de cumplir. Avellaneda l24 , al que se cree en La Roda, y que al parecer
A este desconcierto contribuye la muerte en noviembre viene a pedir a Fabra que entregue los castillos que están en
de Rodrigo Manrique -que provocó debates entre los su poder, y que trae poderes para hacer guerra a éste, si no
santiaguistas y obligó a la reina a tomar posesión de Ocaña y quisiera dárselas, unido a Cocentaina y al Adelantado (es
Uclés para evitar peleas entre ellos- y la falta de coordina- decir, se supone que los reyes mandan a Avellaneda para
ción entre los capitanes de las fuerzas aliadas, quizá debida hacer guerra a Fabra, que era por entonces el único caudillo
en parte a 10 confuso, prolijo y enredado del acuerdo firma- realmente partidario de proseguir la guerra contra el de
do, y en parte a compromisos o intereses de cada uno de ellos: Villena). De por sí, la respuesta no es un paradigma de infor-
mientras Pedro Fajardo, que había recibido a finales de agosto mación precisa, pero aún más oscura será la conclusión: "pero
orden de reanudar operaciones hasta la rendición del mar- esto non lo sabemos de fierto, antes lo que aca cree1110S es
qués de Villena, no ha movido un dedo (hace bien, pues muy que, pues 1110sén Gaspar Fabra está con Sus Altezas, segund
pronto se firmaba el acuerdo citado), Cocentaina parece apo- non dizen, que de alla vendra determinado lo que ha de ser,
yar claramente al enemigo, y al comenzar noviembre había y aquí tene1110S por 111UY (¡ierto que la tierra queda para los
retirado gran parte de las tropas que tenía en el cerco de Chin- reyes nuestros sennores. De lo al, tan grandes dubdas avernos
chilla, en tanto que acogía en sus tierras a algunos destaca- aca como aUa". A la proposición de tener una junta, según
dos parciales del marqués. Gaspar Fabra, al contrario, ha to- la vieja usanza, entre todos los pueblos del partido del sur,
mado el castillo de Almansa ya en pleno período de suspen- responden con cautela que en principio se acepta, pero que
sión de guerra, incumpliendo con ello el pacto de los reyes, antes habrá que pedir licencia a Cacentaina (los chinchillanos
e incluso ha ayudado a las sublevaciones de lorquera y Ves 119 , saben que mientras éste tenga fuerzas en la comarca, nadie
ocupando estas plazas con la paz ya firmada l20 . El mismo puede moverse sin que él lo autorice). Por supuesto, Chin-
desconcierto parece observarse en el campo contrario, don- chilla tampoco deseaba ser moneda de cambio en las nego-
de Diego de Merlo se pasó al enemigo -ignoramos la fecha- ciaciones del marqués con los reyes, pero era consciente de
y obtuvo recompensas de los Reyes Católicosl 21 ; al igual que la poca importancia que los pueblos tenían en aquella parti-
lo harían el licenciado Lope de Chinchilla y su hijo Martín, da a tres bandas en que los contendientes principales tenían
alcaides de Xiquena l22 , o cierto Garcí López de Chinchilla, de su parte importantes ejércitos.
eficaz instrumento de los reyes en los años siguientes, que Al final habrá junta en Corral Rubio al comenzar diciem-
bien pudiera ser un cierto Garcí López del Castillo, que bre, tan pronto el hijo del conde de Cocentaina comenzó a
sufrió represalias en los primeros tiempos por servir al retirar los últimos soldados que tenía en Chinchilla. En aque-
marqués 123. lla reunión, los concejos de Hellín, Tabarra, Albacete, Chin-
Los concejos alzados, viéndose abandonados, desconfían chilla, Villena, Yecla, Sax, se oponen, por supuesto, al mar-
de todos, incluso de los reyes, y se cruzan mensajes llenos qués de Villena y a los viejos abusos que aún se deri vaban de

119 El 28 de noviembre de 1476 los reyes ya ordenaban devolver a la villa de Ves los 32 enriques castellanos que había prestado al marqués de Villena (RGS,
Fo!. 784), Y tres días antes nombraban como corregidor en esta y otras villas a Gonzalo de Ávila, que no ll~gó a ejercer.
120 J. Torres Fontes, "La conquista...", pp. 88-100.

121 En 1477 sería nombrado corregidor de Córdoba, donde entró con mal pie: Alfonso de Aguilar le hizo prisionero en un levantamiento, y moros a su mando

le sacaron a rastras de la iglesia, aunque luego la reina le repuso en el cargo durante poco tiempo, para dejar sentado el principio de autoridad. Luego será
nombrado asistente de Sevilla, y será consejero - no leal ni brillante- del rey don Fernando en la preparación de la fallida campaña de Ronda contra los
granadinos, en la que participa su hermano Juan de Merlo. En aquellas campañas -las de Alhama y Álora- colaboran también los recién sometidos
Diego López Pacheco y Rodrigo Girón, que morirá en Loja, de un flechazo enemigo, en ese mismo año de 1482 (Palencia, Crónica... pp. 43-44, 58
Y 85-86 Y 96).
122 Lope de Chinchilla, que a mediados del XV fue secretario y hombre de confianza del marqués Juan Pacheco, y su alcaide en Xiquena, hace de interme-

diario en la carta de capitulación de Diego López Pacheco en 1480. (J. Torres Fontes, "La Conquista..." p, 139), lo que no evitaría que siguieran
pendientes ciertas reclamaciones de diversas personas que en 1484 todavía le acusaban a él y a su hijo, Martín de Chinchilla, de prisiones y abusos en su
tiempo de alcaide en Xiquena (RGS, III, FoI. 121 y 84). En efecto, sabemos que Martín de Chinchilla, que había recibido un privilegio de armas de los
Reyes Católicos en 1480 por haber defendido esta plaza frente a una intentona granadina de tomarla en el año anterior (él mismo, estando herido, les
impidió la entrada cuando ya habían logrado atravesar la puerta, por lo que el escudo de armas concedido tendría "un castillo combatido, la puerta
abierta; que sea el canpo azul e el dicho castillo blanco "), se portó con dureza con algunos "lacayos" a los que hizo ahorcar, acusándoles de estar en
connivencia con el enemigo, y con una mujer, a la que despeñó (ver J. F. Jiménez Alcázar, "Perdones y hOlTIicianos en Xiquena a finales del XV", en La
Península Ibérica en la era de los descubrimientos, 11, Sevilla, 1991). En 1485 Lope de Chinchilla, vecino ya de Hellín, arrendaba, junto a cierto judío,
la renta del alumbre perteneciente a medias a los dos herederos de Pacheco y don Pedro Fajardo. No SabelTIOS si ya sería señor de Ontur, población que
en el siglo siguiente -1560- sería expropiada a un Lope de Chinchilla procesado y quemado por hereje.
123 Sabemos que los Reyes enviarán a Galicia en 1480 a cierto licenciado Chinchilla, Garcí López de Chinchilla, (M. A. Ladero Quesada, La Hacienda real

castellana entre J480 Y a 1492, Valladolid, 1967, p. 68, Y L. Suárez Fernández, Nobleza y monarquía... p. 252.). Lo que ya no sabemos es si estamos
tratando del mismo Garcí López, que ya había sido miembro del Consejo Real, y que hubo de sufrir algunas represalias, al igual que otro miembro de la
oligarquía chinchillana, Ferrand López del Castillo, que puede ser su hermano. A. Pretel Marín, Chinchilla medieval, p. 376.
124 Suponemos que sea Lope de Avellaneda (o de Valdivieso), que unos años atrás fue maestresala y hombre de confianza de Isabel. M8 I. Del Val, Isabel

la Católica... p. 452.
133

la gran protección de los Pacheco a personas concretas (el jos en aquella comarca rodeada de tropas nobiliarias mucho
difunto señor de Montealegre l25 ) o a concejos (Jumilla). Tam- más importantes y eficientes que las que ellos pudieran le-
bién se adoptan normas de carácter social, como la prohibi- vantar. Hasta parece ser que esta gallarda junta fue disuelta a
ción efectiva y total de la saca de trigo (la reivindicación de la fuerza, antes de concluir sus deliberaciones, por tropas,
los pecheros en años anteriores). Pero a nuestro entender im- no sabemos si amigas, enemigas, o más bien enemigas bajo
porta mucho más la adopción de medidas que creemos más la protección de supuestos "amigos". Sabemos que dos hom-
"revolucionarias" -si cabe esta expresión- que dejan bien bres de Villena hubieron de librar pelea en Corral Rubio con-
patente la postura política de unos pueblos que quieren tener tra diez caballeros que venían en su persecución desde tie-
parte en la guerra y no ser manejados por ningún interés con- rras del conde de Cocentaina. El ataque sería rechazado con
trario al suyo propio. Así, se intentará asumir el control de la ayuda de gente de la aldea y de algunos refuerzos llegados
las operaciones y el cerco del castillo de Chinchilla hasta su de Villena, pero seguramente allí acabó la Junta, si es que
rendición sin tercería alguna, y exigir a los reyes que cum- estos sucesos, como imaginamos, se refieren al tiempo en
plan la palabra de guardar la comarca en su propio poder y que se celebró. Luego, los diez jinetes marcharían a unirse
no devolver nada al marqués de Villena. Incluso llegarían a con el nuevo señor de Montealegre 128, Y juntos todos ellos
hablar de resistirse mancomunadamente a "qualquier saquearon Iniesta (con colaboración, al parecer, de vecinos
cavallero o capitan o señor" que viniera a hacer daño a de ésta) y mataron a once hombres para vengar la muerte del
cualquiera de ellos l26 , o a los mismos reyes, si éstos padre de Ruiz de Tragacete y del comendador Pedro de La
incumplieran algunas libertades y franquezas que acababan Plazuela. Después, y bajo el mando de don Juan, hermano
de dar o confirmar, o si "contra lo que tienen jurado e pro- del marqués, atacaron Jorquera matando a dos personas y
metido" quisieran devolver alguna de estas villas al marqués apresando a otras varias, que dijeron harían degollar a la vis-
de Villena: "e se defiendan onestamente como convenga por ta de todos si la plaza no se les entregaba. Por fin, viendo
todas las vias e modos que menester fueren, pues asy cunple que no lograban su objetivo, y ante la posibilidad de verse
a su servirio, e Sus Altezas podrian fazer lo tal por atacados por fuerzas superiores del mismo marquesado, vol-
ynportunidad e ocupalniento o novedad, mas que por volun- vieron al refugio que les brindaba en Elda don Juan Ruiz de
tad propia". Al tiempo, se acordó que se unieran los pueblos Corella, conde de Cocentaina. Con razón se quejaba unos
para solicitar que no fuera nombrado ningún gobernador del días después -11 de enero de 1477- la villa de Villena, en
marquesado, ni un corregidor para cualquiera de ellas, "sal- carta a Juan 11 de Aragón, de que el conde que "se nos es
vo a pedimiento de los dichos lugares", "porque segund la fecho enen1igo, e tiene nuestros enemigos e del señor rey de
dispusirion del tienpo no cunple a su seruirio que se de". Castilla, criados e servidores del marqués, en sus tierras,
Un programa foral en defensa de viejas "libertades", pero dando lugar que en su tierra nos enogen e nos corran; e,
quizás también de una "libertad" entendida de forma bastan- aun, señor, tiene mandado que si alguno de Villena entra en
te más moderna 127 -que recuerda bastante al de los comune- su tierra, que le maten". En actitud muy digna, y bastante
ros de 1520- en defensa de una monarquía que presumían ilusoria, Villena terminaba su escrito suplicando al padre de
débil; programa que responde a aquellas peticiones que las Fernando el Católico que corrigiera al noble, pues de no
Cortes pasadas exigieron del rey Enrique IV en torno al de- haber sido por el mucho respeto que el rey les inspiraba, el
recho que los pueblos tenían a levantarse en armas frente a conde "ya toviera condigna paga de su siniestro proposito "129.
las concesiones excesivas hechas a la nobleza. En cuanto a las muertes habidas en Iniesta (parece que tam-
Un programa, no obstante, que tendría muy pocos efec- bién en Villanueva de La Jara y otras partes), la respuesta de
tos en la práctica, dada la poca fuerza que tenían los conce- Isabel y Fernando será decepcionante: en abril de 1477 or-

125 Además de ganar con malas artes, bajo la protección del marqués de Villena, propiedades y rentas importantes en Jumilla, Villena y Hellín, lo que le
hacía ser bastante impopular, el alcalde mayor Miguel Ruiz de Tragacete había roturado pastizales comunes y acotado dehesas junto a su señorío de
Montealegre, impidiendo el paso entre Chinchilla y Yec1a. Actitud en la que luego le imitará su hijo, que se convierte así en un símbolo odiado y viviente de la
opresión feudal y de la corrupción instalada en los tiempos de Pacheco. Ver J. Torres Fontes, Yecla en el reinado de los Reyes Católicos... p. 21 Y Sigs.
126 R. Mateas y Sotos, Monografías de Historia de Albacete, Diputación, Albacete, 1974-1977, pp. 45 Y Sigs. Mejor transcrita el acta de esta iInportante

junta en M a C. Gil Pertusa, "Las juntas del marquesado de Villena en 1476", Congreso de Historia de Albacete, 11, pp. 201-202. Además se adoptaron
acuerdos relativos a la veda de saca del trigo al reino de Valencia, a pedir el socorro de las villas de este mismo reino para Almansa y Villena, a la común
defensa contra el nuevo señor de Montealegre y sus abusos, y a la eliminación del trato de favor que tenían los vecinos de Jumilla por antigua merced de
los Pacheco.
127 Señala Valdeón que en la Baja Edad Media "se experimentó en la corona de Castilla un avance del sentimiento de libertad, por más que su concreción

variara en función de los grupos que la pedían y de las circunstancias concretas en que se formulara ese deseo"; y añade que, aunque fuera de manera
indirecta, aquella resistencia popular favoreció el progreso del estado moderno, porque debilitó el poder de los señores territoriales, reforzó el poder de
los monarcas como árbitros de las tensiones y alimentó valores normativos como el de la propia libertad (J. Valdeón Baruque, "Resistencia y Estado
Moderno en Castilla, 1350-]521", en La Península Ibérica en la era de los descubrimientos, 1391-1492. Actas de las 111 Jornadas hispano-portuguesas
de Historia Medieval, Sevilla, 25-30 de noviembre de 1991, Vol, 1, Sevilla, 1997, pp. 513-514). Pero ello no excluye -añadimos nosotros- que el estado
moderno se volviera después contra ese mismo pueblo, aliándose a los privilegiados, culminando el proceso de e1ilninación de esa libertad en 1520-21.
128 No olvidemos que Juan Ruiz de Montealegre, comendador de Aleda, y ahora señor de Montealegre, era casi vasallo, y desde luego amigo, de don Pedro

Fajardo, en cuya compañía le veíamos un par de años antes. Por mucho que su padre hubiera sido el alcalde mayor del marquesado, y por tanto enemigo
de los reyes, y aunque el mismo Juan Ruiz estuviera al servicio más o menos notorio del marqués de Vi llena, podía estar tranquilo de que el adelantado
no habría de impedirle que tomara venganza.
129 A. Paz y Meliá, El cronista Alonso de Palencia. Tip. De la Rev. de Archivos, Madrid, 1914, pp. 278-280.
134

denarán sobreseer el caso y que el gobernador del marquesado de traslucir un plan preconcebido: de que se rebelara se en-
no procediera contra las personas culpables 130. Lo que no que- cargaría ella, cuando fuera el momento oportuno. De mo-
da claro es si este perdón se refiere a las muertes causadas mento ganaba un tiempo imprescindible para organizar sus
por Juan Ruiz de Montealegre, o al asesinato de "sebosos" fuerzas (la Hermandad) y aislar a Diego López.
(conversos) que algún tiempo después perpetraron vecinos También era preciso devolver los bienes embargados a
de Iniesta auxiliados por gente del vizconde de Chelva, de numerosos fieles al marqués de Villena, ahora perdonados,
que luego hablaremos. Por las fechas, más bien parece lo que estaban en poder de convecinos; pero éstos, obviamen-
primero; y más teniendo en cuenta que el perdón de los re- te, no querían hacerlo, y de ello surgían motivos de conflicto
yes se refiere a hechos cometidos por "los del marqués de entre familias, e incluso dentro de éstas 132. En gran parte, la
Villena", lo que es aplicable a Juan de Montealegre, pero en culpa la tenían los reyes, que habían otorgado muchos bie-
principio no a Fernando Muñoz o al vizconde de Chelva. nes y rentas a vecinos adictos'33 o a los mismos concejosl34,
A mediados de enero de 1477, conforme a lo acordado, pretendiendo, sin duda, ganar para su causa a miembros des-
Pallarés realizaba un inventario de armas y pertrechos yen- tacados del patriciado urbano, como ha señalado López Se-
tregaba el castillo de Chinchilla a Gonzalo de Á vila 131 , el rrano 135 , pero ahora exigían que fueran reintegrados. Otras
tercero nombrado en el convenio de 11 de septiembre ante- reclamaciones, como la de vecinos de Iniesta contra los ca-
rior (también será nombrado corregidor de Almansa, Chin- pitanes que se habían quedado los ganados llevados a sus
chilla, Villena, Sax y Ves -es decir, de las plazas puestas en tierras en busca de asilo, caían en el vacío, y hasta motiva-
tercería- pero no llegaría a ejercer este oficio). El castillo ban fuerzas y represalias. Y obviamente, también deberán
fue puesto bajo el mando de un alcaide, Juan de Montalvo, esperar a recobrar sus bienes algunos forasteros expropiados
como una garantía. Con esto, y con el cese de las acti vidades por gentes del marqués de Villena en sus dominiosl 36 . En
militares, acababa la guerra, al menos de momento, pero de Villena, entre tanto, cundía el temor ante las represalias de
ahí a la paz quedaba un largo trecho. Quedaba devolver los los propios vecinos amigos del marqués, que pudieran vol-
castillos y villas tomadas a don Diego y que según el pacto, ver a recobrar la villa, y ante la actitud equívoca y extraña de
confuso y farragoso, debía recobrar, pero nadie hacía nada y algunos capitanes supuestamente amigos: "se tenlen e re~elan
los plazos corrían; al contrario, parece que algunos caballe- que algunos cavalleros e personas poderosas nuestros
ros no estaban muy dispuestos a entregarlos; y ni siquiera subditos e naturales de qual quier estado o condi~ion que
Fabra -acaso en cumplimiento de instrucciones secretas- sean les prenderan e enbargaran o les ¡aran otros ¡nales... e
había consentido entregar al tercero los castillos de Villena, que a cabsa de esto no osan andar seguros por quales quier
Sax y Ves. No obstante, el28 dejunio de 1477, como hemos ~ibdades e villas e logares... de lo que se les ha seguido e
señalado, la reina -que estaría por entonces procurando la siguen nluchos trabajos e dannos". El 20 de febrero y 23 de
entrega de Trujillo- prometía entregar a Gonzalo de Á vila diciembre de 1477, desde Toledo y Sevilla137, los reyes con-
estas tres fortalezas, en garantía de que antes del 1 de mayo firmaban todos los privilegios y capítulos que habían otor-
del año siguiente -cumplidos 20 meses desde el primer acuer- gado, tomando a sus vecinos y a los bienes de éstos bajo
do-le serían devueltas, según lo acordado, la ciudad de Chin- su personal amparo y seguro, pues algunos decían que
chilla y las villas y fortalezas "que estan por nos, e~ebto las estaban revocadas y no pocos temían represalias por aque-
villas de Vtiel e Almansa"; salvo que el marqués se hubiera llos excesos.
rebelado en ese tiempo. Una interesante condición, que pue- Los odios exaltados por la guerra, a menudo mezclados

130 RGS, 1, Fol. 132. Publ. En l. Cano Valero, "El estado de lorquera..." pp. 183-184.
131 Gonzalo de Á vila, señor de Villatoro e hijo del doctor Pedro González de Ávila, había sido nombrado corregidor en Chinchilla, Almansa, Ves, Villena y
Sax, el 25 de noviembre de 1476 (RGS, 1, Fol. 725), aunque no llegaría a ejercer este cargo, sino únicamente el de tercero. RGS, 1, Fol. 725.
132 Es notable el caso de Alonso de Pina, que estuvo un tiempo ausente (sin duda, al servicio del marqués de Villena), y al regresar a Almansa en 1477 se

encontró que la herencia de su tío Francisco Ximénez de Pina, que le había nombrado heredero y tenía en custodia los bienes de su padre, estaba en poder
de Fernando de Pina, que se decía hijo natural del difunto. A su reclamación contestarán los reyes el 24 de octubre de 1477 (RGS, 1, Fa!. 177).
133 El caso ya citado del molino y el pozo de sal cerca de Ayna, término de Alcaraz, entregados a Miguel de Hontanar y luan de Bustamante, vecinos de

Alcaraz, será objeto de un pleito a lo largo de 1477, cuando el expropiado, que además es sobrino de Pedro de Alcaraz, limosnero de los reyes y prior de
Aracena, reclame su reintegro (RGS, Fols. 12, 66, 305). Quizá en cOlnpensación, los reyes donarán a Pedro de Alcaraz, el 21 y 28 de mayo de 1478, los
tesoros que puedan encontrarse -y los que últimamente se habían encontrado- en la misma Alcaraz y en las encomiendas de Yeste y Socavas (RGS; 11;
fo1. 29, 60 Y 85). En febrero de 1477 los reyes ordenaban a su gobernador del ll1arquesado, Alfonso Manuel, y a las justicias de Almansa y Villena que
hicieran devolver los bienes embargados a cierto luan de Otazo, criado del marqués (RGS, 1, Fol. 337). Ya antes han exigido devolver los bienes
expropiados a los hijos de Ruy González de Llerena, de Alcaraz, que han vuelto a su obediencia y están bajo seguro, y en caso contrario habían
amenazado con una intervención del conde de Paredes.
134 El 29 de marzo de 1477 escriben al concejo de Alcaraz ordenando entregar a luan de Vitoría la escribanía mayor de rentas, que no habían entregado a

Francisco Pajazo, puesto que el marqués ya se había rendido. Amenazan con multas y prisiones si siguieran negándose a entregar esta renta (RGS, 1, Fol.
461) ..
135 A. López Serrano, Yecla, una villa del seíiorío de Villena, Murcia 1997, p. 177.

136 El 18 de marzo de 1477 se ordenaba devolver mercancías expropiadas a un sedero de Medina del Campo que pasaba por tierras del marqués de Villena,

pero esta misma orden aún está pendiente de cumplirse a finales de 1480 (RGS, III, Fo!. 100).
137 Soler, La Relación... p. 351-355, 362-364 Y 359-361. Una anotación al dorso de la carta de 23 de diciembre señala que se alude a perdones tisobre las
muertes que se hizieron de los conversos".
135

con la inevitable tendencia a perseguir a los conversos (que ción de unos "lacayos" del vizconde de Chelva l42 • No cree-
eran, además, medianamente ricos y pasaban por ser los pro- mos que se trate de la misma matanza que habían hecho an-
tegidos en tiempos de Pacheco, aunque muchos distaban de tes los hombres del señor de Montealegre, pues uno de los
serlo en realidad) hacían que surgieran banderías y luchas en muertos, Alonso de Ocaña, aún estaba vivo, al parecer, ellO
muchas poblaciones, salpicadas de robos, cuchilladas y otras de abril de 1477, cuando obtiene sentencia contra Juan de
alteraciones l38 , que hacían necesario reiterar las cartas de Valencia, un antiguo criado del marqués que le había arreba-
perdón 139 o de seguro l40 , tanto individuales como colectivas 141, tado una heredad junto a Garcimuñoz (sólo cuatro días antes
así como licencias de armas a personas que veían su vida de que los reyes manden, ya por segunda vez, sobreseer la
amenazada. Un caso llamativo, aunque es de suponer que no causa contra los vengadores de Ruiz de Tragacete y del co-
excepcional, es el de "los sebosos", un grupo de vecinos de mendador Pedro de La Plazuela I43 ). Parece, por lo tanto, que
Iniesta, y parece que también de otros pueblos, al parecer hubo dos matanzas en Iniesta: una llevada a cabo por Juan
conversos en su gran mayoría, que vendrían a ser víctimas de Montealegre y amigos del marqués, aunque con protec-
de ambos bandos: después de más de un año de pleitos y ción de Cocentaina y la complicidad de gentes de la villa,
querellas contra el vizconde de Chelva para recuperar gana- para vengar la muerte de Ruiz de Tragacete y del comenda-
dos asilados en las tierras de éste, contra otros convecinos y dor Pedro de la Plazuela; y la segunda, hecha poco tiempo
el propio concejo, que quería pagar con estos bienes las deu- después por los propios vecinos con apoyo exterior del
das del común, serán exterminados en una gran matanza por vizconde de Chelva. Es posible que, en parte, se trate de ven-
el bando llamado "almagrado" -compuesto por algunos des- ganzas por las muertes habidas con anterioridad, aunque las
tacados partidarios de los Reyes Católicos- con colabora- propias riñas y envidias personales, y el problema converso,

138 Vecinos de Villarrobledo atacaron a Alfonso de Belmonte, "criado del marqués", Inatándole un caballo y robándole ciertas escrituras (quizá relacionadas
con propiedades de éste en esta vieja aldea de Alcaraz que el marqués de Villena había convertido en aldea de Belmonte, o con deudas). En diciembre de
1477 los reyes ordenaban al licenciado Frías que abriera información (RGS, Fol. 554). Este n1ismo Alfonso de Belmonte reclamaba en diciembre de
1477 los paños que tenía secuestrados la villa de El Provencio, que él ya había pagado (RGS, 1, Fol. 486). Sin embargo, muy pronto veremos a Behnonte
metido en negocios de los arrendamientos de alcabalas, bajo la protección de Fernando Muñoz, que es uno de los lnás leales servidores de los reyes, y
uno de los que más se aprovecha del triunfo de los mismos.
139 El 31 de enero de 1476 se perdonaba a los hermanos Llerena, de Alcaraz, y se les devolvían los bienes confiscados por seguir al marqués (RGS, fol. 13).
El 23 de diciembre de 1477, desde Sevilla, los reyes todavía toman bajo su amparo al concejo y vecinos de Villena y a sus bienes. Otra del mislno día
confirma el perdón a los vecinos y revoca las dadas en contrario. J. M a Soler, La relación.· .. 359-361 y 362-363. J. M Soler, "Del archivo ..." p. 398. El 16
de novielubre de 1475, Isabel atendía las quejas de Fernando de Auñón -probablemente el padre del alcalde Gonzalo Ferrández de Auñón- a quien sus
convecinos García de Vandelvira y Alonso de Orcera habían quemado su casa en Alcaraz, y en los años siguientes menudean los perdones y licencias de
armas. En alguna ocasión, en enero de 1476, para que se devuelvan los bienes embargados a los hijos de Ruy González de Llerena, los reyes deberán
amenazar con una intervención de don Pedro Manrique, "sy lo asyfazer e cunplir non quisieredes" (A. Pretel, Una ciudad... p. 169-170).
140 Diversos documentos de los reyes entre agosto y noviembre de 1477 concedían seguro amparando a ciertos vecinos de San Clemente, anulaban la pena

de destierro por treinta años decretada por el gobernador Frías contra uno de ellos, el escribano Lope Rodríguez, a petición de otros vecinos de San
Clemente (entre ellos un tal Andrés Soriano, que sería condenado por denuncia falsa). Pese a todo, Rodríguez no sería aceptado como tal escribano por
el concejo durante algunos años, aunque el pesquisidor que hizo la residencia a Pedro Vaca le había dado por libre de las acusaciones. Los odios
engendrados por esta enemistad llegarían hasta 1495, en que aún se registra una carta de seguro a Gil Díaz, que temía ser muerto o injuriado por el Lope
Rodríguez y sus parientes. D. Torrente Pérez, Documentos... pp. 149-155.
141 El 8 de febrero de 1478 los reyes otorgaban amparo a la villa de Alarcón y a algunos criados del marqués de Villena, en razón de haberse sometido este

último (RGS, 11, Fo!. 117).


142 De estos "sebosos", que tienen apellidos bastante "sospechosos" - Turiel, Ocaña, Zaragozano, Sevilla- (algunos fan1iliares serían procesados algún

tiempo después por judaizantes), y que parecen ser parientes entre sí en muchos de los casos, conviene destacar la desgraciada suerte de un Pedro de
Ocaña, al que Juan de Valencia, vasallo del marqués, había arrebatado una heredad que tenía en Garcimuñoz, que luego se negó a devolver cuando el
propio marqués se lo pidió). Luego, don Ruy Ladrón, el vizconde de Chelva, que sin duda quería motivar su apellido, se negó a devolverle 156 yeguas
y potros que se había llevado a sus tierras, diciendo que el concejo había decidido compensarle con estos animales por la ayuda militar prestada en la
guerra. El hombre pasó un tiempo pleiteando por ambas propiedades, sin que el gobernador del Inarquesado ni otros delegados de los reyes le hicieran
cumplimiento de justicia, a pesar de que había dos sentencias reales a favor; y al final sucumbió junto con un hermano y con algunos otros en una gran
Inatanza y saqueo de haciendas perpetrada por gentes del vizconde de Chelva y por ciertos vecinos "almagrados", en fecha imprecisa entre abril y
noviembre de 1477. Los mayores autores materiales del hecho, Juan Mateo, Antón Pérez y Fernando Muñoz, que fueron detenidos y condenados a pena
capital, lograrían huir de su prisión ante las "dila~iones" del juez comisionado y vivirían libres tanto en otros lugares como en la misma Iniesta, Inientras
que los parientes de los damnificados llegaban a arruinarse demandando justicia ante diversos jueces y en su gran mayoría tuvieron que emigrar (aunque
luego se dice que de esta bandería siguieron derivándose muchos robos y más de 30 muertes, y que muchos culpables fueron ajusticiados, no parece que
éstos tuvieran gran problema). No es extraño, sabiendo que Fernando Muñoz, uno de los autores, era considerado un leal partidario de los Reyes
Católicos y uno de los mayores promotores de la sublevación de Iniesta contra el marqués don Diego. Ya en 1476 había recibido por ello la exención de
tributos y monedas, además de un juro y varios excusados (lo que creó problemas entre sus convecinos) y luego comprará la escribanía que los reyes
habían concedido al concejo en un primer momento, pero que fue devuelta a don Pedro Pacheco, el antiguo alcaide de Villena. En 1485 hubo un
levantamiento a toque de campana para sacar de la cárcel a un Álvaro Muñoz por parte de un grupo que se hizo fuerte en la iglesia. Juan Mateo se verá
implicado también en 1493 en otra bandería. En los años noventa, un Fernando Muñoz, vecino de Iniesta, que puede ser el mismo, o su hijo de ese mismo
nombre, se dedica a negocios, sirviendo de fiador del arrendador de alcabalas Alonso de Belmonte, mientras que Juan Rosillo, el héroe de San Clemente,
le servirá a él mismo de fiador. (Ver P. J. García Moratalla, Iniesta en el siglo XV: pp. 249-251,278-289, 292, 296 Y 305-308). Como se puede ver, los
fieles partidarios de los reyes tienen un peculiar sentido de la ética, que no es incompatible con el robo y el asesinato.
143 Salvo una prodigiosa rapidez de los reyes, que sería excepcional, estas Inuertes debieron de ocurrir entre abril y noviembre de 1477, tal vez hacia el final

del mandato del gobernador Alfonso Manuel, cuyo alcalde mayor instruyó diligencias sobre el caso, que quedaron en manos de Fernando de Frías, nuevo
gobernador (nombrado en noviembre). Probablemente fueran en agosto o septiembre, cuando ya se habla de ello a los corregidores de Madrid y de
Cuenca. Ver P. J. García Moratalla, Iniesta en el siglo XVpp. 283-284; y J. Cano Valero, "El estado de Jorquera..." pp. 183-184).
136

patente en muchos pueblos, no harían necesaria mayor ex- en Alcaraz parece que se da una auténtica plaga de hijosdalgo
plicación; y más teniendo en cuenta la creencia general y de comendadores vinculados al linaje Manrique y a la or-
-aunque no siempre cierta- de que tanto el marqués como den de Santiago. Una tendencia ésta que se irá incrementando
sus capitanes (por ejemplo, Hernando del Castillo, alcaide en los años siguientes.
de Alarcón y señor de Perona, que también procedía de judíos, El uso y el abuso de esta oligarquía y de los regidores
aunque no lo dijera 144) venían protegiendo a los conversos. -que, al menos en Chinchilla y Hellín, volverán a ponerse
Sucesos semejantes, aunque menos sangrientos por regla salario concejil y eximirse de pechos, de manera "que por
general, son también perceptibles en Hellín, Chinchilla, esa cabsa non les duele a fazer munchos repartinlientos e
Alcaraz, y otras poblaciones, donde se va creando toda una pechos por los vezinos de la dicha villa "150 - unido a la
oligarquía de personas adictas a los reyes -Soriano y De La defensa del nuevo orden monárquico y de los privilegios de
Mota 145 en Chinchilla, Bustos y Hontanar 146 en Alcaraz, las clases comunes frente a los hidalgos y a los grandes
Valcárcel y Rodríguez de Alcaraz en Hellín, Cantos en patricios, hace surgir muy pronto en algunos lugares una "co-
Albacete l47 , Rosillo en San Clemente, los Muñoz y los Cu- munidad" que pretende elegir a su "procurador síndico del
bas en Iniesta, y hasta el cura de Riópar l48- que presumen conlún e honlbres buenos", que será autorizado por los Re-
de hijos o familiares muertos o cauti vos por la causa real, o yes Católicos, al menos en Chinchilla 151 y que también halla-
de heroicos servicios a los reyes, y que muy a menudo reci- mos desde el primer momento en Alcaraz l52 • Por esta y otras
ben por tal causa honores y prebendas, mientras hacen caer causas -banderías de vecinos- se producen incidentes y es-
todo el peso de su nueva influencia sobre los convecinos que cándalos en Alcaraz al menos desde 1478, haciendo necesa-
apostaron por el bando contrario -fueran o no conversos 149_ rio el envío de un pesquisidor -luego, corregidor- para cor-
o sobre aquellos otros que no les son afectos; inventando a tar los bandos que se han desatado con las acusaciones con-
menudo deudas de los vencidos y exigiendo su cobro. Una tra los regidores de haber usurpado las rentas y los propios
oligarquía que se ve reforzada todavía con algunos hidalgos, del concej o l53. Unos años después, en Albacete, Hellín 154, y
más o menos auténticos, que se instalan ahora en las villas otras poblaciones, los pecheros comunes denuncian en la
pretendiendo exenciones como tales, pero que no renuncia a corte a supuestos hidalgos que no quieren pechar, protestan-
los oficios públicos. Incluso en Albacete, donde la hidalguía do a la vez contra la connivencia de las autoridades l55 • Los
nunca tuvo importancia, se acomodan ahora los Hurtado y de Vara de Rey, aldea de San Clemente, emprenderán un pleito
Álvaro de Montoya, cuñado de Martín Sánchez de Cantos, contra hidalgos dudosos, en el que San Clemente no quería
que será ennoblecido igualmente por los Reyes Católicos; y ayudar, ya que éstos serían sus vecinos, y muy probablemente

144 Pese a ser de familia de judíos convertidos a fines del XIV y dedicados al comercio de aceite, Hernando del Castillo se había enriquecido en tiempos del
marqués don Juan Pacheco, de quien había sido paje y secretario. Élle hizo su alcaide en Alarcón y Zafra y en los años cincuenta le otorgó las dehesas
de La Losa, Villalgordo, Gascas y La Torre, y el monopolio de la explotación de los molinos del Júcar al sur de Alarcón. También le concedió la heredad
de Perona, tierra de San Clemente, cuya jurisdicción y rentas confirmó Diego López Pacheco en 1475. Sobre este linaje, ver M. Rodríguez Llopis,
"Procesos de movilidad..." p. 70-74.
145 Andrés de La Mota pide en octubre de 1477 restitución de bienes que le había tomado Juan Moreno (RGS, 1, Fol. 214)

146 Miguel Sánchez Barbudo (o Miguel de Hontanar) consigue ejecutoria el 11 de agosto de 1477 contra Pedro de Los Continentes, que le había robado,

según él (RGS, 1, Fo!. 432).


147 Aunque parece ser que antes de la guerra M,artín Sánchez de Cantos -o de Villar de Cantos- no fue tan enemigo del n1arqués de Villena (incluso se casó

con una hija del secretario de éste Juan Soriano, que tenía otra hija casada con Gonzalo de Plazuela), en la guerra civil se puso claramente a favor de los
reyes, sublevando la villa de Albacete en colaboración con otros vecinos, y protagonizando alguna acción de guerra (luego magnificada) junto con su
cuñado, el hidalgo Álvaro de Montoya, casado con su hermana Catalina de Cantos. Aquello le valió convertirse no sólo en uno de los hombres más ricos
de Albacete (de hecho, ya lo era con anterioridad), sino en el factotum de la villa en el último cuarto de este siglo. Una segunda boda con una Barrionuevo
aún contribuirá a esta posición. Ver A. Pretel Marín, La consolidación ... , passim.
148 El cura de Riópar, Sancho Sánchez, pasará todo el año 1477 pidiendo a los reyes órdenes de secuestro de los bienes de Alfonso de Montoya, el alcaide

de Riópar por el marqués vencido, diciendo que le había robado algún dinero. El 24 de diciembre de 1477 los reyes accedían y mandaban hacerlo al
alcalde de Alcaraz Gonzalo de Ballesteros y a las justicias de Belmonte, donde vive Montoya (RGS, 1, Fol. 573). Pero en 1480 vecinos de Belmonte
declaraban que el cura había cobrado indebidamente esta indemnización (RGS, I1, Fol. 132).
149 En Chinchilla se impide a Pedro de Cazarla entrar en cargos públicos por ser converso; pero talnbién hay otros motivos de exclusión, que en el fondo no

encubren sino una represalia: A. Pretel Marín, Chinchilla medieval, p. 433, Y HelUn Medieval, p. 142-143.
150 A. Pretel Marín, HelUn Medieval, p. 142. Querellas semejantes de observan en Chinchilla, donde incluso llegó a proponerse -obviamente, sin éxito- la

elección de los cargos concejiles "por votos e numero de personas" de todo el vecindario (ver A. Pretel Marín, Chinchilla medieval; y La Comunidad y
república.. .).
151 A. Pretel Marín, Chinchilla medieval, pp. 397-398.

152 En realidad, el síndico y el procurador universal existían ya en Alcaraz en años anteriores. En 1471, bajo la presidencia de Martín de Guzmán, capitán y

justicia por el rey, aparecen reunidos el síndico Garcí Hernández Toledano y el procurador universal Juan De Busto, con varios regidores (Hernán Cano
Guerrero, Sancho de Ballesteros, Juan del Villar, Hernando de Montiel), y el letrado Belvas, promulgando ordenanzas para guardar los montes. 1. García
Díaz, Agricultura... p. 110, Y R. Carrilera, Ordenanzas municipales de Villarrobledo, lEA, Albacete, 1992, p. 83 Y Sigs.
153 AGS, Cámara de Castilla, Pueblos, Leg. 1, Fols. 200-202. Investigación hecha en octubre y noviembre de 1479 por Gonzalo Fernández de Ciudad Real,

teniente del corregidor Juan Pérez de Barradas, sobre aquellos rumores y sobre el alboroto que se había seguido. Disturbios que serán continuación de
los "escandalas e ynsultos e males e dapnos" que en el año anterior ya se habían registrado, y que provocarán prisiones y embargos contra aquellos que
se negaban a devolver los bienes y rentas reintegrados al marqués de Villena, o al doctor Maldonado de Talavera, que había adelantado cantidades a
vasallos de éste a cuenta de los tratos de la paz (RGS, I1, Fol. 429). Problemas que perduran en los años siguientes (A. Pretel Marín, La integración de
un municipio medieval en el estado autoritario de los Reyes Católicos (la ciudad de Alcaraz, 1475-1525) lEA, Albacete, 1979, pp. 44-45).
154 A. Pretel Marín, HelUn Medieval, pp. 149-150.

155 Carta de los reyes dada en Valladolid a 20 de julio de 1480. AHPAb, Leg. sin clasificar.
137

personas importantes en los asuntos públicosl 56 • En Villena, de obra por culpa de la guerra y de la peste pueden ser otros
el común exigirá una toma de cuentas detallada a quienes datos a tener muy en cuenta. De hecho, en pocos años, con-
han tenido los cargos del concejo desde que se redujo a los forme va pasando la euforia igualitaria de la "revolución"
Reyes Católicos1 57 • Parece, por lo tanto, que apenas liberada -que siempre se mantuvo dentro de ciertos límites- comen-
del marqués de Villena y de sus partidarios, la clase popular zamos a ver los efectos nefastos de la instalación de un nue-
de todos estos pueblos, que quizá soñaría con el renacimien- vo patriciado en los ayuntalnientos y en los aledaños de las
to de unos concejos libres y participativos, tropezaba con autoridades mandadas por los reyes: una moderación de los
una nueva oligarquía, ahora respaldada por los reyes o por salarios y un distanciamiento cada vez más patente entre la
sus capitanes, y a veces avalada por méritos de guerra, como oligarquía de hidalgos, caballeros recién ennoblecidos, a
ocurre en el caso de Rosillo en San Clemente, o de Martín de menudo ligados con especuladores, y el común de vecinos,
Cantos en el de Albacete. que se ve condenado a emigrar a las villas más jóvenes ante
No sabemos si aquella efervescencia popular que siguió el hundimiento de la manufactura y las tasas impuestas en
al alzamiento a favor de los reyes tiene algo que ver con la precios y salariosl 59 •
impresionante subida que registran a raíz de la guerra los Independientemente de las parcialidades y tensiones so-
salarios de los peones agrícolas (en Almansa, se fijan el 26 ciales que se perciben ya en la gran mayoría de los pueblos
de mayo de 1477 en 20 maravedíes hasta el día de San Juan, durante aquella tregua de 1476 a 1478, comenzaban también
y hasta 25 a partir de esa fecha 158, en la siega y vendimia, lo a producirse, al menos en los grandes -Alcaraz y Chinchi-
que supone al menos un 50% de incremento respecto a lo lla- reacciones de rechazo a la presencia de las autoridades
habitual antes de la contienda). Por regla general, los mandadas por los reyes. Alcaraz no aceptó hasta fechas tar-
dirigentes de las "comunidades de hombres buenos pecheros" días a los corregidores que llegaron a tomar posesión 160 , Y
-al menos en los años de finales de siglo- no son ni menes- cuando al fin lo hizo, fue después de disturbios -que justifi-
trales ni peones del campo, sino maestros de oficios, comer- carán la intervención del cantina real Juan de Proaño en el
ciantes, e incluso algún hidalgo, que se preocupan poco por verano de 1478- y bajo la amenaza de una intervención del
los trabajadores. Sin embargo, en un tiempo de euforia conde de Paredes. Al tiempo, la ciudad se resiste igualmente
antifeudal como el que se vive durante la revuelta, sí parece al peso excesivo que entre su vecindario alcanzaban algunos
que hay una cierta presencia de los estratos bajos de la caballeros de la orden de Santiago, como el ya mencionado
menestralía, que con mucha frecuencia comparte sus labores García de Madrid l61 o el comendador Diego de Córdoba, que
propias de la ciudad con algún eventual trabajo en el campo, presumiblemente estarían a las órdenes de don Pedro
y ello pudiera ser la justificación de esta espectacular alza Manrique y su hermano Rodrigo. Los reyes impondrán -o
de los jornales. Aunque, claro, también la escasez de la mano querrán imponer- el derecho de éstos a entrar en el sorteo

156 D. Torrente Pérez, Documentos... p. 172-173.


157 15 de junio de 1488 (RGS, Fol. 157).
158 AMAlmansa, Libro de Cuentas y Ordenanzas, Fol. 121.

159 En septiembre de 1488, a petición de la comunidad, los monarcas tendrán que intervenir desde Valladolid para abolir la tasa itnpuesta a los jornales "que

han de llevar los hombres que handan a trabajar en otras cosas de otros ofirios e otras cosas que han de vendel; de manera que los pobres se pierden
e se destruyen ", exigiendo que no se ponga tasa si no es con carácter general; es decir, igualmente en los precios de productos agrícolas y ganaderos que
solían vender los poderosos (RGS, Fol. 60). Sobre limitación de precios y salarios y reglatnentación de la manufactura y el comercio local, ver A. Pretel
Marín, Chinchilla medieval, pp. 441-446, Y M a B. Piqueras García, "Actividad económica en Almansa a finales del XV" Al- Basit, 25 (1989), pp. 111-
115. En este último estudio podemos comprobar que hacia 1480-1481 los jornales apenas se han movido en Almansa -incluso han bajado en los meses
de invierno- después de la subida meteórica de 1476-1477. Para los menestrales, precios y calidades, ver J. D. González Arce, La industria de Chinchilla
en el siglo XV, lEA, Albacete, 1993. Podemos comprobar que un jornal de siega (que estaba en Almansa en los 20 o 25 maravedíes, podía comprar en
Chinchilla lo que unas buenas suelas, o casi la mitad de un par de zapatos de buena calidad).
160 El primero de ellos, tras Diego de Madrid, fue Gonzalo Chacón, una de las personas de mayor confianza de los reyes, designado en 1476, pero que al

parecer no llegó a tomar posesión, aunque sí que gozó en Alcaraz de in1portantes rentas por merced de la reina (el portazgo y montazgo, y la renta del
ganado mostrenco, confiscada a Diego de Llerena, vasallo del marqués, y un juro de 100.000 maravedíes sobre las alcabalas). El 9 de septiembre de 1477
(RGS, Fol. 464) sería designado como corregidor un García de Busto, vecino de Ocaña, aunque sin duda oriundo de la misma Alcaraz. Seguramente es
algún hern1ano de aquel Pedro de Busto que sublevó Ocaña a favor de los reyes, y es posible que muchos miembros de la familia se hubieran ido allí a
raíz de la degollación en 1471 de uno de los suyos, aunque pronto vendrán a tomar la revancha (durante la revuelta de 1475 no hay en Alcaraz mas que
un Juan de Busto, que sucede a García de Ballesteros en el alguacilazgo, pero poco después ya hemos visto cómo Pedro y García están en Alcaraz).
García trae poderes para tomar las varas, suspender los oficios y enviar al destierro a los desobedientes, pero ya en octubre de 1477 algunos regidores
y vecinos comunes le piden que renuncie al cargo concedido "por euitar escandalo", y parece que llegan a lograrlo. En 1478, con ocasión de algunos
"escandalos e ynsultos" que se han producido, llega Juan de Proaño como pesquisidor, y allana el camino. En 1479 el trinchante y contino Juan Pérez de
Barradas, comendador de Cieza, ya será aceptado como corregidor, y será prorrogado el 26 de septiembre de 1480, por cuanto "ha thenido esa ribdad en
toda paz y sosiego", aunque a menudo tuvo que imponerse por fuerza, decretando destierros y derribando casas de vecinos rebeldes. Luego sucederán
Juan de la Hoz, Lope Sánchez del Castillo, el pesquisidor Antón Martínez de Cascales, mosén Hernando de Talavera (que hubo de afrontar una subleva-
ción al intentar prender al bachiller Ruy Díaz en 1485), Dia Sánchez de Quesada (que derribó las casas de algunos vecinos y desterró a otros por aquel
alboroto), Juan Cabrero, Sebastián de Balboa, Pedro Ortiz, Juan de Burgos (que fue también alcalde mayor del marquesado) y Dia Sánchez de Quesada,
que repiten en varias ocasiones. Prácticamente todos se enfrentan al concejo o a ciertos vecinos, y alguna que otra vez tienen que reprimir disturbios de
importancia (A. Pretel Marín, Una ciudad... p. 174-175; Y La integración... pp. 33-34, y 43-48).
161 Suponemos que este García de Madrid sea el mismo de ese nombre que cinco años antes vendió Villapalacios a Pedro Manrique, en unión de otros hijos

del comendador Álvaro de Madrid, y que luego tomó posesión de San Clemente por los Reyes Católicos, y quizá el mismo alcaide de Segura, García de
Lamadrid, que más tarde venció con Rodrigo Manrique, con1endador de Yeste, a los moros de Huéscar en el combate del Ocajón, del que se hace eco la
relación de S iles a Felipe n.
138

de los oficios públicos, de que se pretendía excluirles, dada vigente, el pequeño castillo o casa fuerte que el señor de
su condición 162. En los años siguientes, en Hellín, ocurrirá Minaya había hecho en La Roda, "desde la qual se Jazen
otro tanto con Gonzalo de Soto y Fernando de Vala de rey, a 111uchos dapnos a algunos vezinos de la dicha villa e de las
los que se margina por ser en ambos casos "coronados" (clé- cOlnarcas"171. Y acaso instrucciones mucho más reservadas
rigos de tonsura, aunque no sacerdotes); aunque en este caso y secretas, como la del ataque al alcaide Montalvo, que tenía
la razón verdadera de dichas exclusiones no es la resistencia en tercería la de Chinchilla, de que ahora hablaremos. Un
concejil frente a la autoridad, sino, muy al contrario, la re- hombre que ejecuta las órdenes reales, soportando al tiempo
vancha de algunos linajes oligárquicos contra los vinculados rapapolvos y críticas (que él sabe fingidas) resulta impres-
al marqués de Villena 163. En Chinchilla también habría resis- cindible para llevar a cabo los designios secretos de los
tencia al real organista Rodrigo de Brihuega, quien había Reyes Católicos de poner al marqués ante hechos consu-
recibido, entre otras sinecuras 164, la merindad de todos los mados.
lugares que fueron del marqués en el reino de Murcia l6 5, be- Utilidad también -para la monarquía- la que se derivaba
neficio que al fin será revocado l66 ; y a Gonzalo de Á vila de la implantación de la Hermandad, creada poco antes en
como corregidor. Pero con la presencia de un gobernador del las Cortes de Madrigal de 1476. Una institución que los con-
marquesado, el doctor don Alfonso Manuel de Madrigal, del cejos del sur del marquesado venían rechazando en la for-
Consejo Real y oidor de la Audiencia l67 , duro y arbitrario, se mulación que los reyes le daban de fuerza policial y lnilitar
redujo bastante la posibilidad de dicha resistencia (aunque pagada por los pueblos, pero mandada sólo por ciertos capi-
en San Clemente los vecinos consiguen que los reyes reco- tanes que ellos designarían (lo que evidentemente vendría a
nozcan el derecho a la no intervención de los gobernadores recortar tanto las facultades de aquellos concejos en sus ju-
en los casos de justicia ordinaria y de primera instancia I68 ). risdicciones como su autonomía, y además implicaba un gasto
El licenciado Frías, que sucedió a Manuel en noviembre extraordinario). El 23 de junio de 1477, estando en Trujillo,
de 1477 al frente de las villas reducidas del viejo marquesado, Isabel ordenaba al conde de Paredes, que integrara a los pue-
dejaría en minucias las arbitrariedades de su predecesor. blos del reino de Murcia en una provincia de esta institu-
Aunque los mismos reyes reconocen en el año siguiente que ción, sin retrasarse más en cumplir anteriores instrucciones
este verdadero burócrata tirano, "pospuesto todo telnor de sobre ello; y al tiempo mostraba su enojo "por se aver dado
Dios e nuestro ha hecho en el dicho lnarquesado algunas dilarion en cosa que tanto cunple a servirio de Dios e lnio e
cosas de que a nos se ha recrerido en aquella tierra grand desa tierra "172.
danno "169, lo cierto es que después de una residencia, inicia- Las razones citadas bastarían por sí solas para justificar
da en junio de 1478 170 en razón de las muchas protestas de las reticencias a la incorporación a la Hermandad que se ob-
los pueblos y los particulares, que aparentelnente iba a aca- serva en distintos municipios del viejo marquesado, pero
bar con él, le confirman el cargo y le dejan seguir con sus además estaba el hecho incuestionable de que su creación
abusos. Sin duda es mucho más que un simple funcionario, venía a vincularlos a la ciudad de Murcia, y por tanto a res-
un auténtico agente especialista en el trabajo sucio, de gran tarles todavía un poco más de autonomía, como suele ocurrir
utilidad para la monarquía, como pronto podremos COlnpro- cada vez que los reyes imponen su poder l73 • Pero, de todas
bar. Y, al tiempo, una persona a la que confiar encargos deli- formas, los concejos, que además comprendían la gran utili-
cados, como el de derribar, a pesar de la tregua que seguía dad de esta institución -incluso habían propuesto crear otra

162 Carta dada en Trujillo el 27 de septiembre de 1479 (ROS; JI, Fol. 84). Quizá por estas causas, cierto Alfonso de Córdoba mató a su convecino Hernando
de Toledo, y hubo de acogerse al privilegio de Teba y Ardales (es decir, de homiciano) para esquivar la pena (ROS, II, Fol. 227).
163 A. Pretel Marín, HelUn Medieval, p. 143. En Chinchilla también se impedía acceder al sorteo de oficios a Alonso de San Clemente por ser coronado

(Villanueva de Alcardete, 12 de agosto de 1488, ROS, Fol. 110).


164 También le concedieron a Brihuega (31 de agosto de 1476, Segovia, ROS, Fo1.542) la escribanía de diezmos en el reino de Murcia, que fue de Diego

López.
165 Concesión el 8 de septiembre de 1476, desde Segovia (ROS, fol. 601). Reiteración el 8 de marzo y 11 de agosto de 1477 (ROS; 1, Fol. 166 y 381).

166 En Jerez, 6 de noviembre de 1477 (ROS, 1, Fol. 266).

167 En octubre de 1477 los monarcas tenían que insistir para que Chinchilla pagara su salario a este corregidor (ROS, 1, Fol. 182). El día 25 de ese mes, en

Jerez, se ordena a la Hermandad y a los capitanes de los reyes que den ayuda a éste en cierta comisión (ROS, 1, Fol. 215).
168 Sevilla, 12 de septiembre de 1477 (O Torrente Pérez, Documentos... , Doc. 21). Más que un beneficio para la población, esta orden real pudiera ser un

éxito para algunos linajes, como el de Rosillo, que podrían presionar a los jueces locales lnejor que al justicia mayor del marquesado. En ese mismo día
se comete al gobernador del marquesado que abra información sobre la nueva dehesa que pretende abrir San Clemente (lbid. p. 142- 143).
169 Se extiende en este aspecto J. Torres Fontes, "La conquista.... "pp. 100-1 O1. Pero hemos de añadir que su actuación incluye el embargo de bienes, juros

y situados: en mayo de 1478 los reyes mandarán que "no tome maravedis algunos de los situados, ni ponga enbargo, ni rerca desto cunplan sus
mandamientos, y dexe a los rerebtores cobrar los tales Inaravedíes" (ROS, 11, Fol. 59). Incluso exigirá de nuevo los tributos que ya había pagado la
ciudad de Chinchilla (ROS, 11, Fol. 37; Sevilla, 20 de febrero de 1478).
170 El 14 de junio de1478, desde Sevilla, mandarán al doctor Pedro Sánchez de Briviesca como pesquisidor y juez de residencia, ante "ciertos agravios" que

el licenciado Frías ha hecho al marquesado (ROS, 11, Fol. 56).


171 Sevilla, 15 de enero de 1478. J. Cano Valero, "Breve compilación documental.." Doc. VIII.

172 Soler, La Relación... Doc. LXXXIII, p. 356.

173 Ver a este respecto C. Ayllón Outiérrez, "Vinculación del territorio albacetense a Murcia en la Ouerra de Oranada (1482-1492). Miscelánea Medieval

Murciana, XVIII, Murcia, 1993-1994, pp. 9-21. El mismo autor se extiende sobre la aportación de Alcaraz y el Campo de Montiel, como de otros
pueblos de la actual provincia de A1bacete, a la larga contienda de Oranada, en La intervención albacetense en la guerra de Granada (1482-1492), lEA,
Albacete, 1996. Aunque hay que advertir que en marzo de 1482, los monarcas ya nombran a don Pedro Fajardo, adelantado en Murcia, por capitán mayor de
todo este reino y del arcedianato de Alcaraz, cargo en el que después habrá de sucederle Juan Chacón (J. Torres Fontes, Don Pedro Fajardo... , pp. 313-314.
139

"'hermandad" pagada y dirigida por los mismos concejos- no radores de Montiel comparecen para ello en Alcaraz y acep-
tardarían tTIucho en someterse a la orden real. tan las difíciles condiciones impuestas l77 ; pero el acatamien-
Lo curioso del caso es que también hallamos algunas re- to del conde de Paredes como tal capitán aun tardó su tiem-
ticencias en el caso concreto de Alcaraz, ciudad que en apa- po, y fue objeto de algunas gestiones en la corte, que al pare-
riencia sale beneficiada con la implantación de la Herman- cer no dieron el fruto pretendido.
dad, como nueva cabeza de provincia; un rango que venía a La Hermandad, desde luego, sería un instrumento a la
compensar la vieja aspiración de sus vecinos de tener voto hora de imponer el dominio real sobre las pretensiones del
en Cortes, a las cuales pretenden suplantar los monarcas por marqués de Villena, y también servirá para amenazar a los
una institución de una base más ancha, la Junta General de concejos y obligarles a dar soldados y tributos o aceptar la
la Hermandad 174, Y entenderse de forma directa con los re- presencia de los corregidores. A fines de diciembre de 1477
yes, como sucedería, por ejemplo, con la Hermandad de los reyes escribían a todos sus concejos, corregidores,
Álava l75 • En efecto, la nueva provincia de Alcaraz y el Cam- merinos, asistentes y otras autoridades, y también a las gen-
po de Montiel 176 , en su doble vertiente militar y económica, tes de armas de la Hermandad, protegiendo a Villena y sus
venía a conceder a esta población un gran protagonismo, no vecinos, que se temen que algunas personas les quieran ma-
sólo en su término, todavía muy grande y aún incrementado tar o hacer daño l78 ; lo que no queda claro es si estas personas
con la reintegración de El Bonillo, Munera, Lezuza y no serán justamente gentes de la hermandad y del goberna-
Villanueva, sino en toda la zona del común de Montiel; cir- dor de los Reyes Católicos, cuyas barbaridades están bien
cunstancia que quiso aprovechar para imponer condiciones comprobadas; aunque muchas querellas están justificadas por
leoninas de colaboración: por ejemplo, imponía severas res- las apropiaciones indebidas de bienes durante el alzamien-
tricciones al aprovechamiento de sus pastos, pero insistía to 179 • En junio de 1478 Fernando enviaba hasta Hellín gente
mucho en que la libertad de importación de trigo, muy esca- de la Hermandad del reino de Murcia l80 , quizá ante los distur-
so en su tierra, debía mantenerse por encima de todo, y sin bios que entonces ocurrían en Alcaraz; o quizá preparando la
contrapartidas. Sin duda, esta postura dificultó el acuerdo, ruptura de los acuerdos hechos con el marqués de Villena. Pero
pero probablemente fue mayor el retraso provocado por los ya por entonces -o muy poco después- el mismo Marquesado
serios reparos que Alcaraz puso al capitán nombrado por los proporcionaba tropas a esta institución, que sería de gran utili-
reyes. La hermandad con los pueblos del Campo de Montiel dad con el resurgimiento de la guerra contra el marqués don
se firmaría al fin el 14 de noviembre de 1477, cuando procu- Diego, y para las futuras campañas granadinas 181. Aun así,

174 Ver M. A. Ladero Quesada, "Monarquía y ciudades de realengo en Castilla, siglos XIII al XV". AEM, 24, Barcelona, 1994, p. 767. L. Suárez Fernández,
Isabel 1, Reina, p. 150.
175 C. González Mínguez, "Concejos, Cortes y Hermandades en la estructura de poder de la Corona de Castilla en los últimos siglos medievales: el caso de

Álava", en La Península Ibérica en la era de los descubrimientos... Vol. II, Sevilla, 1997, pp. 585-610.
176 El día 10 de octubre de 1477 -el mismo en que el concejo de Alcaraz acuerda recurrir el nombramiento de García de Busto como corregidor- se habían

presentado en la ciudad unos representantes de los pueblos del Campo de Montiel (Montiel, Villanueva del Infante, Villahermosa, Fuenllana, Torre de
Juan Abad, Villamanrique, Alhambra, La Solana, Membrilla, Terrinches, Almedina y Torrenueva, para hacer una junta de esta institución, pero no
encontraron al capitán nombrado por los reyes (que era el de Paredes, quien ese mismo día envió mensajeros a mostrar una carta de la reina en que se le
nombraba como tal, pero al parecer no llegó a la ciudad, donde quizá no era persona muy bien vista). Por ello, se volvieron a sus pueblos el día 11, tras
pedir constancia notarial de su comparecencia. La Junta quedaría dilatada hasta el día de los Santos, en que habría de reunirse en Alcaraz y el de San
Andrés (en que habría de hacerse en Madrid la Junta General), y entre tanto se irían perfilando las aportaciones de cada población. Membrilla aportaría
5 caballeros, La Solana 2, Villahermosa 2, Villanueva del Infante 3, Villamanrique 1, Y40 vecinos de Torre de Juan Abad darían una ayuda para mantener
otro caballero, mientras 13 vecinos de Fuenllana ayudarían al pago de uno de los de Villahermosa. Entre tanto, Alcaraz había cOlnenzado gestiones en
la corte pidiendo a la reina que fuera revocado el nombramiento de don Pedro Manrique, pues con él se hacía agravio a la ciudad, y un trato de favor que
eximiera a la ciudad de aportar caballeros a dicha institución, lo que conseguiría en noviembre. Al tiempo, el concejo acordaba oponerse a las intromisiones
de la Hermandad en asuntos de justicia ordinaria, y escribía con cierta destemplanza a ciertas peticiones de Almedina y Torrenueva, diciendo que no
había convenio de hermandad, por lo que sus ganados deberían pagar herbaje en Alcaraz (Acuerdos de Alcaraz 1477-1478, Fols. 4, 6, 11, 12.
177 Los tres representantes del común de Montiel dicen "que les plazie e plaze de estar en hermandad con la dicha ribdad commo antigua mente la tenian,

e la ribdad les respondio que les plaze de guardar la dicha hermandad como antigua mente se guardaua, con tanto que el con rejo de la dicha villa de
Montiel e de sus aldeas e comun por su parte e esta dicha ribdad as.v mismo supliquen al rey e al maestre de Sanctiago don Alonso de Cárdenas que
manden dar su carta e confirmarion que asy mismo tengan hermandad esta ribdad e su tierra e la dicha villa de Montiel e su comun vnos e otros, que
flan se puedan vedar de vna parte a la otra la dicha saca de dicho pan, e que si auia la dicha prouision en otra manera, que non cunple a esta ribdad
tener hermandad con ellos nin la quiere; e que la dehesa que la dicha ribdad tiene sea siempre guardada, que non entren en ella los de la dicha villa de
Montiel". Los de Montiel dijeron que se lo pensarían, pero ese mismo día firmaban el convenio. Acuerdos de Alcaraz, 14 de noviembre de 1477, Fol. 14.
178 Soler, La Relación... Doc. LXXXV, p. 359-361.

179 Conocelnos el caso de Nicolás Sánchez, vecino de Vi llena, uno de los citados en la carta de perdón a los que hicieron muertes y daños en la villa, que en

1478 estaba detenido por demanda interpuesta por parte de un vecino de Membrilla, que acaso era pariente de alguno de los muertos. Y lo mismo, tal vez,
se pudiera decir de Álvaro Fernández, al que un Sandoval reclamaba una deuda en ese mismo año (J. M. Soler, Historia de Villena, p. 175).
ISO AMM Caja 2 N° 29. AMM. Cart. Real 1478-88, Fol. 8r.

ISI Al principio, la ayuda militar de todos estos pueblos en la guerra andaluza se hace en la manera tradicional. El 16 de mayo, desde Córdoba, los reyes

ordenaban repartir entre Chinchilla y villas reducidas 400 peones ballesteros y lanceros además de 350 ballesteros pedidos poco antes (J .M. Soler, La
relación... p. 382-483) Yeste tipo de apoyo se mantiene en los años siguientes con el envío de tropas a las órdenes de Juan de Benavides, capitán de la
frontera de Larca, (RGS, III, Fol. 222, 14 de febrero de 1484) o de Pedro Vaca, que mandó fuerzas del Inarquesado y Alcaraz en tierras granadinas (J. M.
Soler, La relación ... pp. 399-401; A. Pretel Marín, Chinchilla Medieval, pp. 429-431). Sin embargo, la ayuda se canalizará con preferencia por vía de
Hermandad (ver C. Ayllón Gutiérrez, La intervención albacetense en la guerra de Granada (1482-1492)". lEA, Albacete, 1996, y Ladero Quesada,
Castilla y la conquista del reino de Granada, p. 135, Y 243). En 1488, y ante las protestas levantadas por los procedimientos de los ejecutores, que
hacían a los vecinos de todo el marquesado "muchos agrauios e synrazones, lleuandoles muchos salarios e penas e otras muchas costas e derechos
yndeuidos", los reyes ordenaban a su gobernador Ruy GÓlnez de Ayala, que se encargara él mismo de ese cometido (AHPAb, PRIV., Carpo 6, N° 35,
Valladolid, 22 de septiembre de 1488).
140

seguirá habiendo resistencias: el 15 de febrero de 1480, des- vil contra su hermano Alfonso, y que nunca tuvieron puntual
de Toledo, el rey otorgaba poder a Pedro Ruiz de Alarcón, aplicación. Por eso, en Casarrubios, el 30 de abril de 1477
capitán de las provincias de Murcia y Cuenca, y a sus anulaban cualquier confirmación de privilegios que fueran
lugartenientes en ambas circunscripciones, Pedro Suárez de anteriores a 1464, puesto que el mismo Enrique las había
Alcalá y el chinchillano Diego Gómez de Baeza, para com- anulado en las cortes de Santa María de Nieva 186. Por si aca-
peler a los concejos a pagar la contribución de la Herman- so, la villa de Albacete se apresurará a trasladar un viejo pri-
dad 182. Por entonces se estaban produciendo protestas de vilegio del rey Juan II por el que se eximía a sus vecinos de
Villena, Hellín, Tobarra, Yecla y Sax -curiosamente, no de pechar en tributos destinados a la guerra del moro l87 .
Albacete y Chinchilla-, que se habían reunido en Corral Ru- Quedaban, además, por resolver los problemas creados
bio para manifestar al concejo de Murcia su oposición a los por ciertas concesiones discutibles hechas a capitanes de las
repartimientos de esta institución, que realizaba Murcia, y huestes reales. Gaspar Fabra tenía en su poder el castillo de
exigir la participación de dos representantes del viejo Almansa, y el capitán Lisón retenía en su nombre la torre
marquesado 183. principal de lorquera 188, y se negaba a darla al marqués de
Otra fuente frecuente de conflictos durante aquella tre- Villena, incluso a los monarcas (asimislTIo el concejo rehu-
gua -y más aún después- fue el desconocimiento por los guar- saba entregar la población). A pesar de las cartas reales que
das de aduanas y alcaldes de las sacas de muchos privilegios ordenaban hacerlo l89 , parece que ninguna de estas fortalezas
y exenciones antiguas que los pueblos gozaban, sobre todo sería entregada hasta la paz final. Es más, Fabra tendrá po-
en el trato de ciertas mercancías con el vecino reino de Va- deres especiales, como corregidor y justicia mayor, sobre las
lencia. El bachiller Diego GÓlnez de Baeza, vecino de Chin- poblaciones de la parte oriental del señorío - Villena, Almansa
chilla muy bien relacionado con los Reyes Católicos, consi- y Yecla- (la última en permuta por lorquera, que sería nece-
guió, por ejemplo, que éstos confirmaran en Sevilla, el 4 y sario devolver al marqués) y no obedecerá, COlno podremos
15 de septiembre de 1477, todos los privilegios de su locali- ver, ni al gobernador real del marquesado. La justificación
dad 184, y en particular los que hacían referencia a las fran- de estos plenos poderes, que sobrepasan mucho los de un
quezas de portazgo y montazgo en todo el reino y franqueza corregidor, se encuentra en el hecho de que el capitán decía
de pechos por lo que poseyeran en otras poblaciones; pero haber gastado de su propio peculio más de cuatro millones
luego sabemos que esta misma ciudad hubo de mantener un en tomar la comarca, por lo que los monarcas le habían otor-
denodado pleito para recuperar estos mismos derechos y su gado la tenencia de dichas fortalezas mientras no amortizara
antigua franqueza en el puerto de Almansa, donde ellos de- aquella cantidad l90 . La guerra, por lo tanto, era tanto un servicio
cían haber pagado sólo el diezmo sobre el vino, carne, oro y a los Reyes Católicos como un negocio propio, y de ahí la acti-
caballosl 85 • En cuanto a la exención de pedidos y monedas tud cOlnbativa de Fabra, que contrasta con la de otros nobles.
reales, los reyes comprendieron que muchos privilegios de Ello explica también que estas poblaciones quedaran segrega-
los que confirmaron en los primeros tiempos no eran sino das poco tiempo después de la gobernación del marquesado,
aquellos que el rey Enrique IV concediera nueve o diez años quedando bajo el mando de este capitán, que casi las tendrá
antes como una medida de pura propaganda en la guerra ci- como un patrimonio personal, incluso hereditario l91 .

182 RGS, Fol. 205.


183 A. López Serrano, Yecla... p. 179.
184 AHPA, Carpeta 3, Perg. 36, y MUN, Caja 11. El bachiller Gómez de Baeza será lnuy influyente en el reinado de los Reyes Católicos, que le harán
diputado y responsable de la Hermandad en los pueblos del sur del marquesado, cargo que ejercerá con bastante dureza. Lógicanlente, ello le ganó muy
escasas simpatías entre sus convecinos, y en particular entre algunas personas que andaban desterradas de la misma Chinchilla. El 14 de octubre de 1477
los reyes le otorgaban su carta de seguro (RGS, Fol. 81), y el 15 de enero de 1478 licencia para ir arnlado por la calle y llevar cuatro o cinco guardaes-
paldas (RGS, Fol. 114)..
185 Los reyes reconocen todas estas franquezas de Chinchilla en Tarazona , en febrero de 1484. AHPAb, Carpo 3, Perg. 36. Las de Villena en Córdoba el 20
y 28 de agosto de 1484 (J. M a Soler García, La Relación... pp. 375-382).
186 AHPAb, Carpo 6.
187 Traslado en Albacete, el 19 de enero de 1478.
188 Requerimiento a Fabra para que haga entrega de esta fortaleza a luan Manuel, en marzo de 1480 (RGS, Fo!. 371).
189 l. Cano Valero ("El estado de lorquera... " pp. 184-186) transcribe docunlentos de 17 de febrero y 4 de marzo de 1477 a Lisón, al capitán Zarzuela y al
propio concejo de lorquera, ordenando la entrega en cUlnplimiento de la capitulación con el marqués de Villena. Pero también transcribe órdenes
posteriores, de 20 y 25 de marzo de 1480, en que se reiteraban las lnismas instrucciones, firmada ya la paz definitiva con el marqués don Diego, y se
hacía saber a los vecinos que no serían objeto de represalia alguna. Para entonces, Zarzuela ya había perecido en un levantalniento de sus propios
vasallos de Segorbe, que a principios de 1478 le ahogaron y luego le colgaron de una horca en la plaza (Zurita, Anales, XX-XX) ..
190 A. López Serrano, Yecla ... p. 18l.
191 En Toledo, el 25 de marzo de 1480, Isabel y Fernando mandan que Gaspar Fabra tenga todo el gobierno y la jurisdicción de la villa de Yecla, con derecho
a nombrar los oficios de justicia, y piden a este pueblo que no obedezca a Pedro Vaca. El 30 de lnayo confirmarán a Fabra conlO corregidor en Yecla,
Villena, Almansa, pues ya por su mandado ha entregado lorquera, que también gobernaba; y prohíben a Vaca entrometerse en la administración de estas
poblaciones como venía haciendo (había tomado prendas y hecho represalias en estas poblaciones por negarse a pagarle su salario). Publicadas en l.
Torres Fontes, Yecla en el reinado de los Reyes Católicos, Docs. V. y VI; y en l. Cano Valero, "El estado de lorquera... " pp. 186-191). Pero incluso
después de muerto Gaspar Fabra, el 16 de octubre de 1486, y ante los oficiales del concejo de Almansa, comparece Isabel Centelles, viuda de Gaspar
Fabra, y presenta una carta de los reyes, de 23 de julio de ese mismo año, dirigida a las villas de Villena, Almansa y Yecla, que éste había tenido por
merced real. En ella se ordena que su mujer las tenga ahora en las mismas condiciones, con los mismos alcaldes, facultades de gobernación y justicia, y
que acudan a ella y a los alcaides que nombre con los mismos salarios. Las autoridades concejiles la obedecen, besando la carta y poniéndola sobre sus
cabezas, y juran acatar a Isabel Centelles y a su alcaide, Gaspar Tárraga (Arch. Mun. Almansa, Libro 1, Fol. 42-43) . Sin embargo, en 1488 ya era
nombrado corregidor de todas estas villas Lope Sánchez del Castillo; y unos años después serían reintegradas plenamente a la gobernación del marquesado
con Ruy Gómez de Ayala, aunque el tal Gaspar Tárraga seguiría de alcaide del castillo hasta fines de siglo (todavía lo es en 1494).
141

También era preciso sosegar las contiendas entre pueblos ría el reintegro al marqués del puerto de Alcalá 20I , y lo que-
sobre la ocupación de términos y rentas, compensación de brantarán en varias ocasiones.
daños infligidos a sus respectivos mercaderes, o de los que Otro punto pendiente era Pedro Manrique, el conde de
se hicieron en algunas acciones militares pasadas. Por ejem- Paredes (su padre, don Rodrigo, había fallecido en Ocaña el
plo, los daños realizados por tropas de Chinchilla, Albacete 17 de noviembre de 1476). Retenía en su poder los castillos
y Jorquera en tierras de Alcaraz -saqueo de El Ballestero- de Riópar, Cotillas, San Vicente, y otras posesiones de
que los reyes mandaban solventar al justicia mayor del Alcaraz, que decía haber arrebatado a los alcaides del mar-
marquesado, don Alfonso Manuel, el 9 de marzo de 1477 192 • qués de Villena, que servía por entonces al "adversario de
O los que este concejo mantendría con algunas aldeas recién Portugal", y desde allí creaba infinitos problemas al recién
recuperadas y con Pedro Manrique, el conde de Paredes. Pro- liberado concejo de Alcaraz, que con razón quería recuperar
blemas que, a menudo, no tendrán solución. O los que pro- sus tierras. A ellos se añadían las salinas de Pinilla 202 , que
vocaba la actitud arrogante de las jóvenes villas del partido según los acuerdos con don Diego debían serIe devueltas.
conquense, como era San Clemente, que quería mantener el Sin embargo, don Pedro no era hombre fácil de convencer:
término otorgado en tiempos de Pacheco 19 3, incluyendo en el hasta el mismo Fernando el Católico tenía que halagarle, en
mismo los terrenos que Alarcón entregó al señor de Minaya, vez de ordenarle, consciente de lo mucho que debía, y podía
e incluso hacer dehesas en perjuicio de todas las vecinas 194 y deber en el futuro, a los hijos del viejo don Rodrigo, capita-
extender sus términos a costa de pequeños señoríos nes de las tropas reales en la guerra ci vil, y bien acomodados
preexistentes, como el de Santa María del Campo 195, o Perona, en fuertes encomiendas santiaguistas vecinas. Ya en febrero
que el marqués de Villena había dado a Hernando del Casti- del año anterior, 1476, se había visto obligado a pedirle con
llo, alcaide de Alarcón, pero fue reintegrada a San Clemente mucho miramiento, "sy plazer e serui~io lne deseays fazer",
por Fernando de Frías, que derribó la horca puesta por dicho que ordenara a su alcaide de Riópar dejara de cobrar terrazgos
alcaide 196 • También El Cañavate, aduciendo las pérdidas su- y gabelas a algunos labradores de Alcaraz que estaban en su
fridas en la guerra, quería extender su alfoz por las viejas término cultivando las tierras cercanas a esta villa. Una re-
aldeas despobladas de Cañadajuncosa, Torralba y Atalaya 197 ; convención puramente formal, que revela el distinto nivel
o Villanueva de La Jara, que reclama los términos tomados a de influencia ante el rey que tenían Alcaraz y don Pedro
Alarcón, y quizá un poco más l98 , se convierte en un foco de Manrique. De hecho, el de Paredes había recuperado incluso
atracción para muchos vecinos de las villas aún sujetas al el derecho a exigir levas y provisiones a este concejo para
marqués 199 y llega a prohibir a sus vecinos que molieran su contribuir a la defensa de la frontera, y abusaba de él con
trigo en los molinos que el señor de Villena había concedido arrogancia, usando de esta gente para sus banderías 203 , y es
a Hernando del Castill0 20o • O la villa de Ves, que no acepta- posible que aún tuviera en la cabeza extender a esta plaza su

192 A. Pretel Marín, Una ciudad.... Doc. LIX.


193 EllO de abril de 1478 se presenta en Chinchilla, ante Pedro Ruiz de Torres, el alcalde mayor del licenciado Frías, un regidor de San Clemente pidiendo
un traslado del viejo privilegio de exención de su villa, que estaba en los protocolos del notario Alfonso Ferrández de Alarcón. Como quiera que éste
había fallecido (tal vez, de mala muerte, pues fue muy partidario del marqués de Villena), el alcalde mayor, en presencia de Andrés y Juan Martínez de
La Mota (dos de los dirigentes de la última revuelta chinchillana) n1andó al escribano Alonso Cano que sacara un traslado de dicho privilegio. D.
Torrente Pérez, Documentos... p. 86.
194 D. Torrente Pérez, Documentos... pp. 142-143.
195 El 4 de agosto de 1478 se llevaría a cabo en Valdecaballos (lugar de San Clemente) una concordia ante los escribanos de ambas poblaciones (Juan López
Cantero de San Clemente y Miguel S. de Albornoz por Santa María del Campo, señorío de Juan del Castillo Puertocarrero). El alcalde ordinario de San
Clemente por el gobernador Fernando de Frías, Alfonso López Rosillo, el alguacil y regidores de S. Clemente, y el procurador de esta villa (Bachiller
Pedro Vázquez), más dos regidores de Santa María del Campo que actúan como procuradores, "todos concordes, e por evitar algunos escandalos y otros
inconbinientes que entre las dichas villas podían aver", proceden a un amojonamiento definitivo con arreglo a escrituras, que presentan los de San
Clemente, de Juan II y del Príncipe don Enrique, que especificaban con claridad los mojones entre an1bas (Valdecaballos quedó entonces por aldea de
San Clemente). Dejan el amojonamiento en mano de los regidores de Santa María, que por ser hombres ancianos y conocedores del terreno actuarán
honestamente siguiendo bajo juramento el amojonalniento de tiempos de Juan JI. AM San Clemente, 10-4.
196 Con el perdón real de 1480, Hernando del Castillo recuperó la aldea y repuso la horca, pero el vecindario la volvió a derribar y consiguió una carta a su
favor de los reyes, dada en Toledo el 17 de mayo de 1480, condenando en costas a Hernando del Castillo. D. Torrente Pérez, Documentos... , Doc. 50.
Hernando del Castillo vivirá en San Clelnente unos años después, pero tan arruinado que en 1488 no podía pagar a los canteros de la ciudad de Cuenca
un encargo que hizo (acaso la capilla funeraria de sus antepasados). D. Torrente Pérez, Documentos... , Doc. 66. En 1498 sufrirá un proceso de la
Inquisición en el que se le acusa de seguir practicando el judaísmo, aunque sale absuelto. Sin embargo, su hijo sería condenado por el mismo delito en
1519. Véase Rodríguez Llopis, HProcesos de movilidad..." p. 71.
197 D. Torrente Pérez, Documentos ... , pp. 78 y 144-145.
198 El 20 de agosto de 1477 los reyes ordenaban a Alarcón respetar los linderos fijados a Villanueva de La Jara (RGS, 1, FoI. 358)
199 J. M. Fernández de Cañete, Apuntes ... p. 39.
200 M. Rodríguez Llopis, HProcesos de movilidad ..." p. 73.
201 En diciembre de 1478 los reyes citarán al concejo de Ves sobre queja del marqués de Villena (RGS, Fa!. 124).
202 En diciembre de 1477 los reyes ordenan a los diputados de la Hermandad que no devuelvan al marqués de Villena las salinas de Pinilla, que tiene el de
Paredes; sin duda ocupadas en la guerra (RGS, 1, Fa!. 555).
203 El 28 de febrero de 1477 los reyes requerían a don Pedro Manrique para que no usara del citado derecho sino para la guerra contra los granadinos o para
defender la tierra de los mismos; pero en octubre el conde mandaba un alguacil y un cuadrillero de la Hermandad a exigir la entrega de un preso que
había hecho una muerte en la Umbría de Morote, y el 12 de ese mismo Ines exigía el padrón de hOlnbres de caballo disponibles para ir a la guerra bajo
su dirección, a lo que replicaba la ciudad el 14, acatando la orden y enviando a decir a los Reyes que aquello era un agravio para esta ciudad, lo que
hacen el 21 pidiendo, además, una revocación de la capitanía. En noviembre, la ciudad solicita a la Hermandad que no interfiera más en los casos de
justicia ordinaria (A. Pretel Marín, Una ciudad... p. 309, Y AHMAlcaraz, Libro de acuerdos de 1477-1478, Fols. 1,4 Y 7).
142

dominio. De ahí que la ciudad intentara impedir, mediante sanchar sus dehesas, roturarían tierras y talarían bosques, y
algunas gestiones en la corte, que don Pedro Manrique ejer- harían imposible la vida en los contornos, aun cuando la ce-
ciera el oficio que los reyes le habían concedido de capitán sión incluía tan sólo los lugares "de las tejas adentro ", y
de la Hermandad, y vetara en los cargos del concejo a ciertos sólo por dos vidas 208 • No se puede decir, en todo caso, que
caballeros de la orden de Santiago vinculados a él por lazos los reyes midieran con una misma vara a los nobles vencidos
de obediencia y amistad. y a los de su facción, ni que esta diferencia no fuera escan-
Poco antes de su muerte, el maestre don Rodrigo Manrique dalosa 20 9 ; al menos, en el caso del Conde de Paredes.
concedió a los lugares del Campo de Montiel en manos de Obviamente, Riópar y Cotillas, quedarían por siglos en
sus hijos, a Segura y su valle, y a las Cinco Villas (Villaverde, poder de don Pedro Manrique y de sus descendientes, que
Villapalacios, Bienservida, Riópar y Cotillas), que seguían los integrarían junto a Villapalacios, Bienservida y Villaverde,
en manos de don Pedro, la exención de pontaje, peaje y otros ya antes poseídas por su padre, traspasadas por éste y COlTI-
tributos, por cuanto -dice- habían contribuido a construir pradas de nuevo por don Pedro Manrique en 1468 y 1470,
un puente sobre el Guadalmena 204 • Muerto ya el lnaestre, el formando el señorío "de las Cinco Villas del Conde de Pare-
15 de enero de 1477, se concede en empeño a don Pedro los des", siempre en medio de grandes tensiones y debates, sal-
lugares de Riópar, San Vicente 205 y Cotillas (incluidas picados de actos de violencia, con las autoridades de
alcabalas 206 ), que Alcaraz solamente podría recobrar trans- Alcaraz 210 y los arrendadores de los propios monarcas 211 • Du-
currida la vida de éste y de su hijo, previa indemnización por rante algunos años se distingue, no obstante, entre las pobla-
los gastos de guerra que el conde realizó en su conquista, ciones que eran propiedad del linaje Manrique (Bienservida,
gastos que previamente se habían evaluado exageradamente Villaverde y Villapalacios) y las que eran aldeas de Alcaraz
en 12 millones de maravedíes. Así legalizaban los monarcas bajo administración del conde de Paredes (Riópar y Cotillas),
lo que era una simple usurpación, aunque con argumentos aunque la distinción es puramente teórica. El deseo de hon-
-el derecho de guerra y conquista- que eran por otra parte rar la memoria del maestre difunto, y la necesidad que los
bastante parecidos a los que servirían a Alcaraz para recupe- reyes sentían de sus hijos, instalados al frente de estratégi-
rar Villanueva, Munera y El Bonill0 207 • De entonces adelan- cas plazas de la orden de Santiago, darán pie en adelante no
te, Alcaraz reclamó inútilmente contra esta concesión, hecha ya sólo a mercedes como éstas, sino a reclamaciones como
"contra derecho y leyes destos reynos e tanto danno e las de Guiomar de Castañeda y Leonor de Acuña, las muje-
perjuyzio de la dicha ribdad cuyas heran e son del patrinlo- res de don Jorge y don Pedro, de indemnizaciones por sus
nio real de Sus Magestades", y contra los abusos de las bienes dotales, que el viejo don Rodrigo había hipotecado
autoridades del conde de Paredes, que en los años siguientes contra su voluntad, "por servir a los reyes"; querellas que
saldrían de sus pueblos con vara de justicia a prender a veci- sin duda serían atendidas para evitar escándalos 212 •
nos de Alcaraz en las tierras vecinas, que ellos consideraban Con todo, había paz, al menos desde el punto de vista
término decimal, acotarían trozos del alfoz concejil para en- militar, aunque corren los plazos y los reyes no hacen efecti-

204 Úbeda, 15 de octubre de 1476. A. Madrid y Medina, "De la alta nobleza a las oligarquías urbanas en la Mancha santiaguista". Medievo Hispano, in
memoriam del prof Derek W Lomax, Madrid, 1995, p. 272.
20S En Ocaña, el 15 de enero de 1477, los monarcas habían concedido a don Pedro Manrique la tenencia de estas poblaciones, que él había ocupado, para
toda su vida y la de su heredero, e incluso a condición de que si la corona quisiera devolverlas a Alcaraz, pasadas estas vidas, los Manrique habrían de
ser compensados por "todos los gastos que vos el dicho conde fezistes en el castillo de Riopal quando lo tenia el marques de Villena" (AHN, Consejos,
Leg. 27910, N° 14; traslado en Alcaraz en 16 de junio de 1509). De ellos, San Vicente debía de estar ya despoblado, aunque en La Vegallera hubiera
todavía alguna población. En noviembre de 1477 Alcaraz autoriza a un vecino de Paterna para instalar allí una sierra movida por el agua del río. Pero en
1494 La Vegallera ya es sólo una dehesa, que el concejo arrendaba a García de Arenas, un vecino.
206 AGS, Escribanía Mayor de Rentas, Leg. 27 antiguo, sin clasificar.
207 El 16 de noviembre de 1475, al devolver Villanueva a Alcaraz, los reyes declaraban sin efecto cualquier previo derecho que tuviera el marqués de
Villena, tanto por ser este último rebelde y partidario del rey de Portugal como por el esfuerzo de guerra de Alcaraz en las operaciones de su toma a favor
de los reyes. J. Torres Fontes, "La conquista del marquesado ..." p. 63.
208 Ver las alegaciones y pleitos al respecto en A. Pretel Marín, "Noticias sobre el castillo de Riópar en la Edad Media", Al-Basit, 2, Albacete 1976, pp.
20-24.
209 L. Suárez Fernández, Nobleza y monarquía, p. 259.
210 Véase, por ejemplo, la sentencia del pesquisidor Pérez de Monreal en 1483, obligando a estas villas a dejar ciertas dehesas, ensanches y labranzas en
tierra de Alcaraz (1. García Díaz, Agricultura... Doc. 111), que no será el final, sino un hito más en las tensiones, que se prolongarán al siglo XVI. En 1487
seguían los problemas, porque estas mismas villas entraban a cortar madera de Alcaraz para venderla fuera (AMAlcaraz, N° 23), Y en 1489 el síndico se
queja en Alcaraz de no se han cumplido las sentencias del bachiller Pérez de Monreal, sino que aquellos términos han sido ocupados otra vez, por lo que
se suplica a los reyes otro pesquisidor (AMAlcaraz. N° 134). Ya para esas fechas hasta Villarrodrigo se creía con derechos a labrar en tierras de Alcaraz;
y las gentes del conde recibirán licencia de los reyes para sacar madera de los bosques de Alcaraz (30 de julio de 1490, RGS, Fol. 236).
211 ElIde abril de 1479 se toma testimonio en Alcaraz de la negativa de don Pedro Manrique a pagar las rentas de alcabalas de Riópar, Cotillas y San
Vicente a Sancho de Pinilla, arrendador de las alcabalas de Alcaraz. AGS, Escribanía mayor de cuentas, Leg. 27, sin clasificar.
212 Guiomar de Castañeda, la viuda de don Jorge, decía que su suegro y su marido habían hipotecado su dote precisamente en manos del marqués de Villena
(un criado de éste, Alonso de Iniesta, será luego llamado por testigo en el pleito que la señora emprenda en 1480). También se quejará de algo parecido
doña Leonor de Acuña, la mujer de don Pedro. Estas acusaciones no son inverosímiles (aunque resulta raro que Manrique pidiera dinero a Juan Pacheco),
pero, dadas las fechas, nos parecen más bien una artimaña para sacar dinero de dos héroes muertos, algo que es muy típico de todas las contiendas. Más
cierta pudo ser otra reclamación de la hija de Pacheco, a la que sus hermanos habían empeñado los bienes de su dote para atender la guerra. Ver A.
Madrid y Medina, "De la alta nobleza a las oligarquías urbanas en la Mancha santiaguista". Medievo Hispano, in memoriam del prof Derek W Lomax,
Madrid, 1995, p. 273-274. Lo cierto es que Guiomar y la condesa de Paredes disfrutaban de un juro, y del acostamiento del difunto don Jorge, ya en 1480
(M. A. Ladero Quesada, La Hacienda real castellana entre 1480 y 1492, Valladolid, 1967, pp. 6-70)
143

muy abundantes las acciones contra los granadinos (victoria


va la entrega de castillos y pueblos al marqués. Una paz que
de Rodrigo Manrique y García de Lamadrid en la Hoya de
no excluye que prosiga adelante el cerco de Trujillo, ni al-
Baza -el Ocajón-, réplicas contra Yeste de los moros de
gún golpe de mano, incluso entre aliados (a finales de abril
Huéscar y muerte ante esta villa del caudillo de Baza,
de 1477 Jorge Manrique ataca junto a los Benavides la villa
despoblación de Férez, correrías de unos y de otros...). Pero
de Baeza, que estaba bajo el mando del conde de Cabra, aun-
estas acciones afectarán ya poco a tierras interiores del viejo
que fracasará y caerá prisionero). Sin embargo, el peligro
mayor venía de Granada, donde el propio sultán, Muley marquesado.
Hassán, vendría en persona al frente de una hueste de bas-
tantes millares de peones y jinetes, saqueando en abril de
1477 la villa santiaguista de Cieza y llegando hasta el puerto LA OFENSIVA REAL CONTRA EL
de la Mala Mujer, antes de regresar llevándose consigo cen- MARQUÉS DIEGO LÓPEZ PACHECO
tenares de niñas y mujeres, tras haber degollado más de (1479-1480)
ochenta personas. No es cierta la noticia de que fuerzas uni-
El marqués de Villena, desesperadamente, trataba de en-
das de todo el marquesado, bajo el mando supremo del capi-
tenderse con los Reyes Católicos, prometiendo renunciar a
tán Guardiola, alcaide de Jumilla 213 , hubieran derrotado al
nazarí obligándole a irse; más bien esta victoria parece una Trujillo, Alcaraz, Madrid, Requena y Mira a cambio del al-
invención muy posterior de unas cuantas familias de Jumilla, cázar de Chinchilla y Trujillo (todavía el 14 de septiembre
Hellín y otras poblaciones, que querían redondear su recién de 1477 el tercero Gonzalo de Ávila hace pleito homenaje
conquistada hegemonía local con algún hecho de armas que de guardar el acuerdo al respecto), en vista de que Ves, Villena
adornara las páginas de sus ejecutorias. Por lo menos, pode- y Sax no se habían entregado en tercería. Al tiempo intenta-
mos afirmar que el alcaide de Hellín, Juan de Valcárcel, y el ba ganar la intercesión de antiguos vasallos, como el bachi-
de Almansa, Gaspar Tárraga, que se suponen muertos o des- ller Francisco de Arboleda, que ahora disfrutaban de la be-
aparecidos en aquella batalla, aún seguían vivos en los años nevolencia de Isabel y Fernand0 215. La amenaza de guerra,
siguientes, y por cierto que dando mucha guerra; y saben10s sin embargo, no dejó de existir a lo largo de 1478, ante el
también que los pocos vecinos de Hellín, Jumilla y Calasparra incumplimiento reiterado de los plazos de entrega (pese a
que acudieron a Cieza 10 hicieron por las menos heroicas las promesas de los reyes y los aplazamientos que el mar-
razones de saquear lo poco que los moros dejaron en la villa qués aceptó por rehuir un nuevo y lnás perjudicial enfren-
arrasada 214 • Sin embargo, sí es cierto que el desastre de tamiento bélic0 216 ), y la mala intención del licenciado Frías,
Cieza fue seguido de una gran inquietud en la frontera, gobernador en nombre de los Reyes Católicos de todo el
que permitió a bastantes moradores de Hellín y de otras po- marquesado reducido a éstos. Después de algunos meses de
blaciones volver a la captura de almogávares moros (que en tira y afloja, centrado sobre todo en torno a la entrega de
alguna ocasión serán simples mudéjares) como medio de Trujill0 217 , Frías argumentó, sin que al parecer haya pruebas
vida. En los años siguientes, en las sierras del sur, serán ningunas al efecto, que don Diego tramaba una nueva inten-

213 Parece cierto, en cambio, que Guardiola escribió a otros pueblos del marquesado, el 17 de febrero de 1477, diciendo que dejaba como alcaide en Jumilla
a Ramón de Cardona, y requiriendo fuerzas para salir al paso de Malique Alabez, alcaide de Almería, al que derrotaría y traería prisionero. A. Antolí
Fernánd~z, Historia de Jumilla ... p. 74. Quizá esta expedición facilitó las cosas para el rey de Granada, al dejar indefensa la comarca; aunque de todas
formas es difícil que hubiera podido resistir al numeroso ejército que vino contra Cieza.
214 A. Antolí, Historia de Jumilla... p. 74-77. A. Pretel, HelUn medieval.... p. 139.
215 Los Arboleda estaban entre los partidarios del marqués de Villena que sufrieron expolios en sus bienes al comenzar la guerra. La viuda de Gonzalo
Sánchez de Arboleda todavía pedía una satisfacción en 1488, por lo que le robaron cuando el alzamiento de Villena. El bachiller Fernando de Arboleda,
vecino de Chinchilla, que había ejercido de teniente por el corregidor del marquesado, Juan Alonso de Haro, vio embargados sus bienes por orden de los
Fabra. Sin elnbargo, parece que Francisco se situó muy pronto al servicio de los Reyes Católicos, que en septielnbre de 1479 le enviaban a Lorca como
pesquisidor de ciertos alborotos (RGS, 1479, Fol. 13). El año anterior, estando en Escalona, el 28 de septiembre de 1478, el marqués nombraría a
Alfonso de Arboleda, hijo del bachiller Francisco de Arboleda, vecino de Garcimuñoz, titular de la capellanía de esta villa, ordenando al alcaide Lope de
Salazar que lo hicieran cumplir. Justo un año después, el 13 de septiembre de 1479, desde Trujillo, el rey nombraría al bachiller. Poco a poco, el linaje
se irá reconciliando con los reyes, e incluso el bachiller Fernando de Arboleda, que había sido teniente de Juan Alonso de Haro, regresará a Chinchilla
y hasta será nonlbrado para el corregimiento de Alcaraz en 1488. Ello no evitaría que aún en 1488 el bachiller Fernando Sánchez de Arboleda siguiera
litigando por los bienes que Fabra le tomó (RGS, Fol. 72), ni que la viuda de Gonzalo Sánchez de Arboleda, Aldonza Franca, siguiera reclamando en ese
año el reintegro de los bienes robados al difunto (RGS, Fol. 182), ni que Aldonza Franca, la viuda de Gonzalo Sánchez de Arboleda, siquiera reclamando
inútilmente los que había perdido su marido en Villena. Aunque sobrevivió en varias poblaciones del viejo marquesado, el linaje Arboleda estaría
sielnpre bajo sospecha, no sólo por su antigua unión a los Pacheco, sino como posibles conversos judaizantes. En 1502 Diego, Gonzalo y Luis Sánchez
de Arboleda, serían relajados en estatua (1. Blázquez Miguel, Catálogo de los procesos inquisitoriales del Santo Oficio de Murcia, Murgetana, LXXXIV,
Murcia, 1987, p. 45).
216 El plazo de la entrega de las fortalezas en tercería era de 20 meses, pero aun teniendo razón para quejarse, el marqués accedió a prorrogar el plazo hasta
fines de 1478. Al cumplirse la prórroga, el tercero, Gonzalo de Á vila, que debía tener en tercería las fortalezas de Chinchilla y Trujillo de parte del
marqués, y las de Villena, Sax y Ves por parte de los reyes, había hecho homenaje de entregar las primeras a don Diego si al llegar el día de Santiago no
hubiera recibido de los reyes las fortalezas de Villena, Sax y Ves (que retenía Fabra). El 15 de julio había ordenado a Juan de Montalvo que pasada dicha
fecha entregase automáticamente la de Chinchilla al marqués. Y temiéndose el rey que se entregara también Trujillo, determinó ir allá para estorbarlo, lo
que obligó al marqués a otorgar otra prórroga. BIB.NAC. Mss. 13124, Fol. 200-202.
217 En julio de 1478, el rey Fernando, con el nuevo maestre de Santiago, don Alonso de Cárdenas, marchó contra Trujillo exigiendo su entrega, aunque la
monarquía no había cumplido su parte del acuerdo. Mediante esta presión obtuvo un nuevo plazo del "marqués de Villena para la tercería de las plazas que
habrían de entregarle. Sin embargo, en octubre volvió sobre Trujillo con el nuevo maestre de Santiago, don Alonso de Cárdenas, pretextando que el rey
de Portugal iba a invadir Castilla, y cercó a] capitán Pedro de Baeza, que se negó a entregarlo. J. Torres Fontes, "La conquista..." pp. 96-97.
144

tona de apoyar una entrada portuguesa, y como consecuen-


esto sólo era la táctica habitual de decir una cosa por escrito
cia reunió gente de guerra y cercó en Chinchilla al alcaide
y ordenar de palabra lo contrario (de hecho, el mismo Baeza
Montalvo a fin de impedir que esta fortaleza fuera dada al apercibió al marqués desde la corte de que se planeaba la
marqués al cumplirse los plazos concedidos. luan de toma del castillo de Chinchilla). Sabiéndolo, el marqués pre-
Montalvo hizo honor al compromiso que había contraído y firió no fiarse y acudir por sí mismo, junto al joven Anto-
defendió el castillo con vigor, aunque Frías pasó de usar ar- nio de Mendoza, hijo del Duque del Infantado, a levantar
tillería al contundente método de cavar unas minas debajo el cerco, en los últimos días de 1478 Yprimeros del año que
de los muros. Era un incumplimiento flagrante de los pactos siguió.
y una provocación, que se hace pasar por una iniciativa de El marqués de Villena, cuya razón sobrada reconoce in-
Fernando de Frías, pero que a no dudarlo obedecía a instruc- cluso el tendencioso Alonso de Palencia 219 , venía solamente
ciones secretas de los reyes. a levantar el cerco de Chinchilla, "publicando que el no era
Diego López Pacheco intentó todavía negociar: envió a causa de aquella guerra, y que sus arlnas eran para resistir
su pariente, Rodrigo de Castañeda, un hennano del conde de y no para ofender ni desobedecer", no a tomar otras plazas.
Cifuentes, que había sido su alcaide en Madrid, a protestar Por eso ni siquiera respondió a la bravuconada de Albacete,
por estas fechorías de Trujillo y Chinchilla, que incumplían donde Martín de Cantos, uno de los "leales" de la última
los pactos hechos dos años antes, pero este emisario, al no hornada, organizó un ridículo rebato de defensa, que luego
querer firmar un nuevo aplazamiento, fue acusado de llevar le sería muy rentable, enviando a decir a Diego López "que
unas cartas al rey de Portugal y puesto en prisión. Por tanto, non curase de entrar en la dicha villa, porque ellos estaban
no quedaba alternativa que no fuera el recurso a las armas en servicio de los reyes de Castilla y por ellos habian de
para recuperar la que era tal vez la mayor garantía que pu- 1110rir"220. Diego López Pacheco marchó directamente a Chin-
diera quedar al marqués de no perderlo todo en la que fue su chilla y encontró que el de Frías se había esfumado, lleván-
tierra. Diego López Pacheco vino a Garcimuñoz, empezó de dose consigo a muchos defensores de la causa real, llegados
inmediato a levantar sus tropas y pidió a los Mendoza, ga- muchos de ellos en los días anteriores desde otras poblacio-
rantes del acuerdo, que acudieran con él a levantar el cerco nes de toda la comarca "ganosos de escandalos e bollirios"
de Chinchilla (a cambio entregaría al conde de Tendilla, en (algunos partidarios de los reyes, como los De La Mota, el
hipoteca, la plaza de lumilla, como dote de la esposa de éste bachiller Baeza y los Soriano, hallarían refugio en Albacete,
y hermana del marqués 218 ). La reunión de estas tropas del Almansa y otros pueblos 221 ). Allí estaban las cavas y las obras
marqués permitió acusarle de estar preparando la guerra para de asedio, que pudo ver don Diego mientras hacía prender a
recuperar todas sus posiciones, y el licenciado Frías aprove- los pocos amigos del licenciado Frías que pudo encontrar,
chó la especie para hacerse entregar la fortaleza de lorquera para pedirles cuentas por el quebrantamiento de los pactos
y ordenar hacer guerra por todo el marquesado. Aún hubo firmados. Hecho esto, tomó la posesión de las dos alcaldías,
gestiones de Pedro de Baeza, que ofreció conceder un nuevo que dejó en poder de sendos partidarios (Gonzalo Ruiz de
aplazamiento, en busca de la paz; incluso consiguió que Isa- Almarcha y Alonso de Requena 222 ) y también del castillo,
bel declarara ante testigos -el cardenal don Pedro González que le fue entregado por Montalvo y puesto bajo el mando
de Mendoza- ser por completo ajena a las iniciativas de su de Pedro de Verástegui, caballero de toda su confianza,
gobernador y diera mandamiento de levantar el cerco. Pero hijo de una hija de Juan de Montealegre (biznieto, por lo

218 A. Antolí Fernández, Historia de Jumilla ... pp. 78-79. La dote, acordada en tiempos de Pacheco, cuando se contrató el Inatrimonio, no podía ser pagada
en estas circunstancias, por lo que se entregó JUlnilla al de Tendilla. La cesión se realiza al llegar a Chinchilla y será confirmada más tarde por los reyes.
El 25 de octubre, en Guadalajara, el conde de Tendilla daba un plazo de espera para cobrar la dote de Francisca Pacheco a los hermanos de ésta, Pedro
Puertocarrero y Diego López Pacheco; pero el 30 de noviembre expedía recibo de haber cobrado parte (Col. Salazar y Castro, M-23, Fols. 114-115, Y
115-116).
219 Décadas, IV, 379-380.
220 Arch. Real Chancillería de Granada, Hidalguías, 301 -17 -8. Martín Sánchez de Cantos albergará en su casa a los Reyes Católicos durante la visita de
1488 y será ennoblecido, convirtiéndose -si es que ya no lo era- en el gran personaje de Albacete, tanto por su riqueza como por su influencia. El 23 de
diciembre de 1484 ya recibe el perdón de los monarcas por la reyerta habida con Gonzalo de Iniesta (RGS, Fol. 48).
221 De La Mota traía de la corte algunos privilegios y su confirmación, pero no se atrevió a llegar a Chinchilla, que a su vuelta estaba en poder del marqués.
Se quedó en Albacete, con otros chinchillanos refugiados, donde hace sacar traslado de los mismos el 23 de marzo de 1479 (A. Pretel Marín, Chinchilla
medieval, pp. 406-407). Los bienes de Baeza y de otros ciudadanos, que antes pertenecieron a Martín del Castillo, serían expropiados por orden del
marqués y devueltos después por los Reyes Católicos (RGS, Il, Fol. 108).
222 Gonzalo Ruiz de La Almarcha fue arrendador y hombre de confianza del marqués en años anteriores, y resultó muy perjudicado por el triunfo de los
Reyes Católicos (aunque tuvo el cargo de regidor en 1477). AAlonso de Requena y Juan Fernández de Hermosilla (el escribano que hizo la escritura del
cambio de Iniesta por Castrojeriz) les habían confiscado sus bienes en 1476 (RGS, Fol. 426). Parece que este Alonso de Requena es el mismo de ese
nombre que en 1480 estaba ya a cargo de la recaudación de la Hermandad (J. M. Soler, "Aportación..." p. 234), Yen los años siguientes, a las órdenes de
Pedro Sánchez de Belmonte, le vemos confiscando bienes de los vecinos, algunos de los cuales llegarían a la ruina o tendrían que huir (A. Pretel Marín,
Chinchilla medieval, pp. 420-421). En tal caso, sería un caso más de cambio de chaqueta, que eran muy frecuentes. En cambio, Hermosilla estaría
desterrado durante mucho tiempo, y a su muerte su hija todavía reclamaba las deudas que con él tenían diferentes vecinos de todo el marquesado
(Sevilla, 12 de enero de 1485, RGS, Fa!. 65).
145

tanto, del difunto justicia mayor del marquesado Ruiz de a una carta de Chinchilla y prometía al concejo y a sus fieles
Tragacete 223 ) • compensar su lealtad y los daños sufridos en bienes y perso-
El 22 de enero de 1479, mientras Fernando estaba toda- nas, y en esa misma carta comunicaba ya la inmediata llega-
vía en Trujillo, ya estaba el marqués de regreso en da de nueva guarnición bajo capitanía de Pedro Ruiz de
Garcimuñoz. Desde allí escribe a Murcia en justificación de Alarcón y Luis Navarro de Navarra "a quienes danzas horden
sus acciones, pues sabía que los reyes estaban ya ordenando de lo que deven fazer"227. Probablemente entonces llegarán
la movilización de tropas contra él y por ninguna causa que- a otros pueblos capitanes reales semejantes, como Carlos de
ría provocarles 224 , y menos todavía sabiendo que Fernando Arellano, que estará en San Clemente 228 •
era ahora de hecho rey de Aragón, pues su padre había muer- Mientras Pedro Baeza y el marqués acudían a Alarcón
to muy pocos días antes. Diego López Pacheco culpaba so- para fortificar la inexpugnable plaza, y el mismo Baeza
lamente al licenciado Frías, al que acusaba de haber perse- hacía otro tanto en Alcalá del Júcar y en Garcimuñoz, dejan-
guido "so color de justicia" a cuantos partidarios le pudie- do a Juan Pacheco al frente de Escalona, llegarían noticias
ran quedar en la comarca, "a fin de los matar, robar e destruyr, de un complot tramado para el levantamiento de Belmonte,
de guisa que non les convenía al fazer salvo coecharse con la joya del linaje, que apresuradamente pudo abortar don
el o yrse de la tierra"; de haberle ocupado la villa de Jorquera Diego. En los meses siguientes bastantes poblaciones del
(que recibe una confirmación de sus pri vilegios en diciem- antiguo solar de Alarcón y la zona del Júcar serían escenario
bre de 1479 225 ) y de atacar a Juan de Montalvo en Chinchilla d~ golpes, cabalgadas, incendios y saqueos, que incluso afec-
por mala voluntad. Aunque es obvio que piensa que los re- tarán a la tierra de Cuenca229 • Fernando del Castillo, alcaide
yes han faltado a su pacto, ni siquiera se atreve a hacerles de Alarcón, y Pedro de Baeza, desde Garcimuñoz y Alcalá
responsables, y dice no creer que hubieran ordenado el ata- del Júcar (en realidad el mando de esta plaza estaría en ma-
que a Chinchilla rompiendo un juramento, "ni lo mandasen nos de su mujer, la brava doña Beatriz Fernández, autora de
fazer a persona alguna, quanto mas a persona de tan baxa distintas cabalgadas, y entre ellas del asalto a la villa de El
suerte e tan escandaloso como el dicho lü;en~iado de Frías". Peral) se enfrentaron a Ruiz de Alarcón y a Jorge Manrique.
De poco le sirvió actitud tan humilde y diplomática. Des- Mientras, en otro frente, el duque de Villahermosa cercaba
de la misma corte, el capitán Baeza avisará al marqués de en Escalona a Juan Pacheco, hermano de don Diego, y al
que la reina" le quería prender y degollar y tomarle todo lo alcaide Juan de Luján, que tenía a su mando 400 caballos y
que le quedaba". Quizá sea exagerado, pero responde bien 500 peones.
al talante implacable de Isabel, que inmediatamente pondría La guerra fue salvaje, como desesperada, en la zona del
en pie de guerra a las tropas reales, y en particular a las de Júcar y en el antiguo suelo de Alarcón, donde además había
los Manrique y Pedro Ruiz de Alarcón, a cuyo mando esta- entre la población rencores no extinguidos y matanzas re-
ban fuerzas de la hermandad. La decisión estaba tomada de cientes que vengar. Manrique ocupó Las Pedroñeras,
antemano por una Isabel que, desde luego, no estaba dis- Pedernoso y Las Mesas, aldeas de Alarcón, a las que prome-
puesta a aceptar rendiciones a medias, y menos a raíz d{! la tió que obtendrían el villazgo. Pedro Ruiz de Alarcón, por el
muerte del viejo Juan II de Aragón. De momeDto, Chinchilla contrario, sería derrotado en La Alberca por Pedro de Baeza,
fue ocupada otra vez por las fuerzas reales (no así su casti- que le hizo 180 prisioneros y dio fuego al lugar (éste aún
llo, que siguió defendido por Pedro de Verástegui), y don recibirá nuevos daños por parte de la guarnición de
Jorge Manrique ocupó la aldea de La Alberca (que pasará a Belmonte 230 ). Diarias escaramuzas, de que dan testimonio el
ser villa), la primera de muchas que habría de tomar en los cronista Pulgar y el propio Baeza en cartas al marqués, se
meses siguientes, y le otorgó su término en capitulación 226 • suceden entonces, y en otra de lás tantas Baeza salió al paso
El 26 de marzo de 1479, desde Cáceres, Fernando respondía de don Jorge Manrique, que venía de robar La Motilla, y

223 Francisca de Montealegre y Novoa, hija del comendador Juan Ruiz de Montealegre y de Teresa de Novoa, casó con Francisco de Verástegui, capitán del
marqués y señor de las salinas e Fuentealbilla (en realidad, sería usufructuario de esta posesión del marqués de Villena: ver C. Ayllón Outiérrez, "Las
Salinas de Fuentealbilla y el abastecimiento de sal en la comarca albacetense durante la Baja Edad Media", AL-Basit, 28, 1981, pp. 273-281). Su hijo
Pedro, que fue alcaide de Chinchilla, y luego de Ayllón, y después de la guerra será gobernador y capitán por el marqués en Belmonte, Alarcón y demás
posesiones que éste mantenía en aquel obispado, estaría casado a finales de siglo con Isabel de La Plazuela (Carrilero, Libro de los privilegios... p. 164).
Otro Pedro Verástegui casaría más tarde con Mencía de Mendoza, hija de Francisco Pacheco, señor de Minaya, y de su esposa María de Alarcón, y otro,
o el mismo, con Margarita de Calatayud, hermana del señor de El Provencio. Un Francisco Verástegui, no sabemos si hijo o hermano de Pedro, será
corregidor del marqués Diego López a cOlnienzos del siglo XVI (J. Abellán Pérez y M. M. García Guzmán, Ordenanzas... p. 88). Por fin, Pedro de
Verástegui cedería las salinas a Felipe I1, recibiendo a cambio el señorío de Alpera y un juro de 2.000 ducados en Sevilla. Noticias históricas...
(manuscrito del museo de Albacete).
224 J. Torres Fontes, "La conquista...." pp. 100.
225 ROS, 11, Fol. 17.
226 Se confirma en Toledo el 20 de marzo de 1480 (ROS, 11, Fol.279). El término sería motivo de disputa posterior con las villas de San Clemente, El
Provencio y Santiago de La Torre (D. Torrente Pérez, Documentos... , p. 180).
227 A. Pretel Marín, Chinchilla Medieval, p. 408. Luis Navarro, hijo legítimo del hidalgo Luis Enríquez de Navarra, haría vecindad en Chinchilla el 15 de
marzo de 1481. Luego, elIde. marzo de 1487, pedirá vecindad en la villa de Almansa, donde arraiga el linaje (AMAlmansa, Libro de Cuentas y
ordenanzas, Fol. 147).
228 D. Torrente Pérez, Documentos ... p. 170.
229 Carta de 10 de junio DE 1479 comunicando excesos de gentes del marqués en lugares de Cuenca. T. Iglesias Mantecón, Índice ... p. 169.
230 En marzo de 1480 se ordena devolver las prendas que los de Belmonte tomaron a La Alberca (ROS, 111, Fol. 262).
146

logró derrotarle en El Cañavate, quitándole la presa y que- dad, ahora bajo el mando de Pedro Ruiz de Alarcón (el 13 de
mando el lugar 231 • Santa María del Campo, uno de los cuar- septiembre, en Barcelona, don Fernando respondía a Rosillo,
teles generales de las fuerzas realistas, caería también en uno de los mayores entusiastas de la causa real, y organiza-
manos de Baeza, y lugares COlTIO Villarrobledo, El Tiemblo, dor al parecer de la defensa de San Clemente, aceptando el
Villanueva de La Jara 232 , Villarejo de Fuentes 23 3, Villamayor, diagnóstico que éste hacía sobre la mala marcha de la guerra
Las Chozas y Torrejoncillo sufrieron los desmanes de uno ° y mandado a Alonso Quintanilla que enviara más gente a la
de los dos bandos. Parece que La Roda fue ocupada enton- capitanía de Ruiz de Alarcón, pues don Jorge Manrique ya
ces por el bando realista 23 4, y Montalvo sufrió un robo de había fallecido, aunque fuera a costa de pedir un empréstito
ganado por parte de las gentes de Villarejo de Fuentes 235 • El a vecinos del propio marquesado 236 ). La tierra de Alarcón
combate más célebre, junto a Garcimuñoz, sería, sin embar- quedará devastada, y ocupada en gran parte por las fuerzas
go, el que costó la vida a don Jorge Manrique aquella prima- reales, con cuya protección los concejos nacientes, que ad-
vera, pero hay numerosas acciones de mayor y menor im- quieren el villazgo, ocuparán gran parte de este territorio.
portancia, que quedarán grabadas en la mente de los con- En San Clemente estuvo, al menos unos días, que sepamos,
temporáneos y aún se cuentan cien años después en la co- don Pedro Fajardo 237 con cierto capitán Carlos de Arellano,
marca, cuando las Relaciones a Felipe 11. Entre ellas, la anéc- que salió de la villa a perseguir a una cabalgada de gentes
dota, que hemos conocido repetida en versión de Pulgar y de del marqués 238 • Sin embargo, tal vez estaba negociando. En
algún autor de relaciones, incluso en los romances que co- octubre de 1479, el mismo adelantado, capitán general de
rrieron después por todo el marquesado, sobre el rasgo de las fuerzas realistas, aunque quizá no tanto el mayor entu-
cierto prisionero que ofreció ser ahorcado en lugar de su her- siasta de aquella guerra injusta, firmaba una tregua con el
mano, condenado a la pena capital en represalia por las eje- marqués don Diego (quien se había excusado en varias oca-
cuciones que la parte contraria hizo en venganza de la muer- siones y pedido la paz, diciendo que su guerra era únicamen-
°
te de don Jorge Manrique; la que se refiere a la lTIUerte de te defensiva); tregua que durará hasta la solución pactada
cierto capitán de Alarcón, apodado "Durazno", a manos de del conflicto, aunque sea quebrantada en alguna ocasión por
un muchacho de la villa de Iniesta. Beatriz Fernández 239 , o por los capitanes de don Pedro
Parecía imposible -y más tras la victoria de las fuerzas Fajardo 240 •
reales en Albuera, que dejó a su merced Extremadura- que
el bando del marqués pudiera resistir por demasiado tiempo.
Sólo puede explicarse tan dura resistencia por la organiza- LA VICTORIA REALISTA Y SUS
ción que el capitán Baeza supo dar a sus tropas y la gran SECUELAS
fortaleza de las plazas que el marqués conservaba en las tie-
rras conquenses, así como también por la mala gestión de las Será el capitán Pedro Baeza, tan gran negociador como
fuerzas reales y el regateo de hombres a la Santa Herman- guerrero, quien logre una entrevista con la reina Isabel y ne-

231 En noviembre de 147910s reyes daban carta de espera por un año a El Cañavate, y otorgaban un trato de favor al pago de sus deudas, a causa del saqueo
sufrido por la villa a manos de las gentes del marqués de Villena (RGS, 11, Fols. 39,40,41). Un trato similar se da a Villarrobledo en mayo de 1480, en
atención al daño que había recibido (RGS, 11, FoI. 65).
232 Algunos escuderos de esta población se salieron de ella y fueron a servir al marqués de Villena. Al acabar la guerra pretendieron volver, pero sus

convecinos les negaban la entrada (RGS. 111, FoI. 235).


233 En noviembre de 1479 los reyes se hacen eco de las quejas de Villarejo de Fuentes contra algunos vecinos de Belmonte que les habían robado ciertos

mantenimientos (marzo de 1480, RGS, I1, FoI. 52), pero también sabemos que el ganado restante fue robado por Menda de Quesada, vecino de Baeza,
que venía con don Pedro Fajardo, cuando éste paso por esa misma villa (RGS, FoI. 263, emplazamiento a Menda de Quesada en marzo de 1480).
234 El 31 de enero de 1480, antes de que se firme la paz con el marqués, los reyes emplazaban a un antiguo alcalde de La Roda que había apaleado a una

vecina y matado a su hermana (RGS, I1, FoI. 170). El 12 de febrero, todavía en Toledo, ordenaban al alcalde mayor del marquesado que no entendiera en
pleitos anteriores a esto contra dicha vecina, ni en los que se movieran de entonces adelante (RGS, 11, FoI. 159). Son las venganzas típicas de todas las
postguerras, movidas por personas que intentan disfrazar anteriores delitos como actos de lealtad al partido triunfante. También Villarrobledo pretende
ajustar cuentas con el alguacil García Rubio (RGS, 11, Fol. 190, Toledo, 6 de marzo de 1480).
235 RGS, 11, FoI. 261.

236 Sobre este Rosillo, que había recibido la hidalguía por su dedicación a la causa real, y hasta fue conocido como "el reductor del marquesado", puesto que

al parecer convirtió San Clemente en un bastión realista, cabría añadir que sin duda se distinguió aún más al terminar la guerra como denunciador y
perseguidor de vecinos afectos al marqués tanto en su mismo pueblo como en los comarcanos, y como reclamante de los daños sufridos a manos del
marqués y de sus partidarios, o como embargador de los bienes dejados por un judío muerto, Samuel Azaradiel, que fue recaudador del marquesado, o de
cierto platero de su miS1110 lugar, casi sielnpre alegando deudas indemostrables. Incluso persiguió meter en la prisión al alcalde Juan Martín López que
había desestimado sus demandas y le había insultado diciéndole que era "un grand traydor, robador e falsario" (D. Torrente Pérez, Documentos ... pp.
156 Y Sigs.). También fue fiador de Fernando Muñoz, vecino de Iniesta, también beneficiario como él de la victoria de los Reyes Católicos, y metido en
negocios no muy claros, que en 1489 estuvieron a punto de dar en la cárcel con los dos. En el año siguiente, Muñoz se ve implicado, también como
fiador, de Alonso de Belmonte, arrendador de alcabalas y rentas de todo el marquesado (P. J. García Moratalla, Iniesta ... p. 249-251). No es un caso
aislado: como en toda posguerra, serán muchos los "héroes", "excautivos" y parientes de "mártires" los que sacan partido de su fidelidad a los Reyes
Católicos queriendo hacer fortuna con el cambio político; y muchos lo consiguen.
237 Sabemos que don Pedro mandaría tomar y llevar a Chinchilla ganados de Villanueva de La Jara, que les fueron robados a pesar del seguro. En noviembre

de 1479 los reyes mandarían devolverlo (RGS, 11, FoI. 62).


238 D. Torrente Pérez, Documentos... , p. 170.

239 En 1480 los Reyes emplazaban a esta capitana a dar cuentas del robo de ganado de El Peral que había cometido quebrantando la tregua entre el

adelantado y el marqués (RGS, I1, FoI. 233).


240 El 2 de octubre de 1480, en Medina del Campo, los reyes mandarán a don Pedro Fajardo y Juan de Ayala devolver el ganado y los bienes robados a un

vecino de Belmonte quebrantando la tregua (RGS, 11, Fol. 36).


147

gocie con ella la capitulación, dicen que utilizando estrata- aislalniento ante el incumplimiento de sus excepcionales pri-
gelnas de una gran astucia (decirle que el marqués le envia- vilegios por parte de otros pueblos del mismo marquesado,
ba con una carta en blanco, cuando esto no era cierto). Una ahora reducidos, y por la misma Murcia y por los guardas
investigación algo más imparcial de lo que hubiera sido de del almojarifazgo y los diezmos y aduanas 248 .
esperar concluyó que don Diego no tenía la culpa de la gue- También retornarían al marqués las rentas de alcaldía de
rra ni había estado nunca al servicio del rey de Portugal, y las sacas en el reino de Murcia y en el arcedianato de Alcaraz,
por ende se impuso su perdón y el de sus partidarios 241 -22 mitad de los alumbres del reino de Murcia, y algunos situa-
de febrero- con ciertas excepciones 242 ; y la firma de otro dos en diversas ciudades. En quince días próximos el alcai-
acuerdo, más severo con mucho que el de hacía cuatro años, de Verástegui debería entregar el castillo de Chinchilla a
que el marqués aceptaba en Belmonte el 28 de febrero y 1 de Gutierre de Cárdenas (en efecto, lo entrega al alcaide Osario
marzo de 1480, en presencia del conde de Cifuentes, Juan de el 4 de abril, por ante el escribano Marco de Navalón 249 ), y
Silva, y los Reyes Católicos siete días después. en otros veinte más Gaspar Fabra daría a los representantes
Quedaban al marqués Xiquena, Escalona y Cadals0243~ y dellnarqués los castillos del Júcar que tenía en su poder, y
en lo que fue su antiguo señorío de Villena solamente que entregó en efecto dentro de ese plazo. El resto, es decir,
Belmonte, Alarcón, Garcimuñoz y las villas del Júcar la inmensa lnayoría del viejo marquesado (con Utiel y Chin-
(Jorquera 244 y Alcalá, con el puerto de ésta 245 , que en adelan- chilla, Villena, Albacete, Sax, Hellín, Tabarra, Ves, Almansa,
te recibirán el nombre de "Estado de Jorguera"), y en la an- Yecla, Iniesta, Villanueva de La Jara, La Roda, San Clemen-
tigua tierra de Alcaraz las salinas de Pinilla, Cotillas y te, El Peral, La Motilla, Barchín, Gabaldón, Villarrobledo,
Bogarra (que estaban ocupadas por don Pedro Manrique246)~ El Bonillo, Munera y Lezuza y todos los lugares alzados por
todo ello con sus tercias y alcabalas. Aunque hipotecada al los reyes durante estos dos años), pasaba a la Corona, que a
conde de Tendilla, Jumilla fue entregada también a su cambio pagaría una suma anual de dos millones, desconta-
antiguo señor, que puso como alcaide a Gil Rodríguez dos los gastos de tenencias de algunas fortalezas, como las
NogueroF47, vecino de Alcaraz y miembro de un linaje adic- de Chinchilla, Villena, Almansa, Hellín, Sax y Ves 250 (en to-
to a los Pacheco, pero esta población sufriría un período de tal, le quedaban 1,150.000 maravedíes251)~ cantidad muy pe-

241 Ya el 22 de febrero de 1480 los reyes comunican el perdón concedido al marqués de Villena y sus parciales, el día 29 le daban facultad para cobrar los
derechos del puerto de Alcalá, el 4 de marzo dan orden de entregarle la fortaleza de lorquera, y de marzo toman bajo su amparo y seguro a todas las
villas, fortalezas, vasallos y rentas del marqués (RGS; 11, Fo!. 43, 177, 315, 287).
242 Entre ellos, el alcaide de Escalona, Rodrigo de Montalvo y los bienes de Martín de La Cadena, contador del marqués, que son expresamente excluidos

del perdón (J. Torres Fontes, "La conquista..." p. 142). Este último murió, al parecer, pues en novielnbre de 1483, a petición del propio Diego López
Pacheco, los reyes requerían a sus herederos que entregaran a éste la contabilidad de todos sus dominios (RGS, IlI, Fo!. 116).
243 Parece ser que el mismo 28 de febrero todavía pretendía el marqués permutar a los reyes Escalona y Cadalso por Chinchilla y las villas del partido del

sur, pretendiendo quizás reagrupar sus dominios (AGS, Patronato real, Leg. 11, N° 74); pero este proyecto no llegaría a término.
244 El 4 de marzo de 1480, en Toledo, los reyes ordenaban a lorquera por una carta autógrafa reducirse al marqués y entregarle sus rentas "segund e en la

manera que le acudiades e faziades acudir antes que la guerra en el dicho marquesado se comenzase". l. Almendros Toledo, "Apuntes para el estudio de la
extinción del señorío de lorquera", Congreso de Historia del Seiiorío de Vil/ena, lEA, Albacete, 1987, p. 38. El 20 de marzo de 1480 volvían a ordenarlo,
prometiendo que la defenderán frente a cualquier posible represalia de éste; y esta misma orden se reitera cinco días después (RGS, 11, Fo!. 404 y 402).
245 El 29 de febrero de 1480, en Toledo, se ordenaba la entrega al marqués del puerto de Alcalá y sus rentas (RGS, I1, Fo!. 177), aunque también sabemos que

en años posteriores los guardianes de éste sufrirían asaltos y violencias de las gentes de Ves.
246 Las salinas de Cotillas, antes en propiedad del marqués de Villena, estaban en poder de Leonor de Acuña, la esposa de don Pedro, que decía estar en

posesión de ellas desde hacía 12 años. El 23 de diciembre de 1477, visto que la señora "se teme e rer;ela que algunas personas de fecho e contra todo
derecho de justir;ia le querran quitar e tomar e depojar e molestar de las dichas salinas", los reyes ordenaban dejarlas en sus manos, si esto fuera cierto
(RGS, Fo!. 550). Tanto estas salinas como las de Bogara y Pinilla no serían devueltas al marqués hasta la paz final (4 de lnarzo y 20 de mayo de 1480,
Toledo, RGS, 11, Fo!. 401). Pero aun así sabemos que don Pedro Manrique se resistió a entregarlas. El 27 de julio de 1480 aún se pide a don Pedro que
entregue al marqués las salinas de Pinilla, Cotillas y Bogarra, y el 17 de noviembre de 1480, en Medina del Campo, los reyes le ordenaban entregar las
de Cotillas, pues el marqués había protestado ante ellos.
247 Varios años después, en 1485, aún le reclamaba el regidor de Murcia Álvaro de Arróniz, que sucedió a su padre en la alcaidía de lUlnilla, el valor de las

armas y pertrechos que quedaron en esta fortaleza al traspasar el cargo a Gil Rodríguez Noguerol (AGS, IV, Fols. 44 y 61, A. Antolí Fernández, Historia
de Jumilla ... p. 147). En 1488 aún se queja este Álvaro de que le han tomado un molino en tierra de lumilla que tenía por merced del marqués luan
Pacheco (RGS, Fo!. 103).
248 Véanse los conflictos que reseña A. Antolí Fernández ( Historia de Jumilla ... pp. 96-98) en los años ochenta, tanto con los alcaldes de las sacas COlno con

249 los portazgos de Yecla, Alcaraz y Almansa y los guardas de puertos.

BN Mss. 13124, Fo!. 204. Memorial en defensa del marqués: "Pero los reyes tampoco guardaron lo últimamente capitulado, ni hicieron otra cosa que
la restitución de Jorquera. Pasaronse los dos años del plazo asignado en la escritura de concordia, y aunque fue pacto no prorrogar la tercería de la
ciudad de Chinchilla, por cuyo tiempo la tenía don Gutierre de Cárdenas, se vio el señor don Diego en necesidad de prorrogarlo, para lo que dio poder
(aunque sin perjuicio de su derecho) en Escalona a 12 de febrero de 1482".
250 En las cuentas reales de 1480 se incluyen 200.000 maravedíes de la tenencia de Chinchilla, y 80.000 de las tenencias de Ves, Sax y Jorquera, además de

una gran cantidad para el adelantado por sueldo, acostamiento, quitación y la merced por vida concedida a su hermano (M. A. Ladero Quesada, La
Hacienda real castellana entre 1480 y a492, Valladolid, 1967, p. 67).
251 El 15 de diciembre de 1480, Isabel reconoce la deuda, que era compensación de las rentas perdidas en el marquesado, y dice que si en cuatro meses no

la ha satisfecho mandará al de Cárdenas devolver al marqués la fortaleza de Chinchilla, que estaba en tercería. Manda que se le pague esta suma anual
a partir de 10 de enero de 1482. El 27 de febrero de 1484 se ordenaba pagarle 1,550.000 maravedíes, de acuerdo con los términos de lo capitulado (AGS,
Merc. Y Privo Leg. 71, fol. 83). Pero años después, en 1486, todavía se trata un acuerdo del marqués con los reyes para liquidar las cuentas pendientes de
la toma del marquesado: le darán tres millones en dos años y un juro de otro medio situado a voluntad. (D. Torrente Pérez, Documentos... p. 113). Y el
20 de enero de 1487 aún se ordena librar ciertos maravedíes al marqués COlno conlpensación de la villa de Riaza, que debía pasar a manos de los reyes,
teniendo como rehén la fortaleza de Chinchilla (AGS, Merc. y Privo Leg. 71, FoI. 83).
148

queña en parangón con lo que aquellos pueblos solían rentuar. fuera, al fin de la guerra, tan rico como antes, ni que no fuera
Algunas poblaciones de tierra de Belmonte (Hontanaya, objeto de una represalia (hasta tuvo problemas para el mante-
Monreal e Hinojosos) seguirían en manos marqués, mien- nimiento de su título). Sin embargo, tendrá que someterse,
tras que El Pedernoso, Las Mesas, Robredillo y Pedroñeras, vencido por las armas. Unos días después de firmar el acuer-
ocupadas por don Jorge Manrique y acaso recobradas por do en Belmonte Diego López Pacheco llegaría a Toledo y
fuerzas de Belmonte, así como Las Mesas, en tierra de besaría a los reyes unas manos que con seguridad hubiera
Alarcón, quedarían sujetas a una investigación para ver si se preferido morder si le dejaran. El 12 de diciembre, todavía,
alzaron después del compromiso, en cuyo caso deberían re- descontaban los reyes de su deuda otro medio millón por las
tornar a Diego López (casi huelga decir que no serán devuel- alcabalas reales de Escalona, y aplazaban el pago de los res-
tas y que pronto tendrán problemas por sus términos con tos hasta que terminara la estancia en tercería del alcázar de
concejos cercanos 252 ). y para suavizar el despojo al marqués Chinchilla en febrero del año siguiente 256 . Con la devalua-
se reintegran a éste los títulos y oficios (mayordomo mayor) ción decretada en las cortes de Toled0 257 , esta indemnización
que tenía expropiados 25 3, y a sus partidarios algunas propieda- aún perdió más valor, pero ¿a quién reclamar? Diego López
des que seguían en manos de personas adictas a los reyes 254 . Pacheco, desde luego, no lo hará, por lo menos, en veinticin-.
Con todo, en este caso, no se puede decir que los reyes co años, mientras viva la reina IsabeF58. Le habían obligado
fueran muy generosos con el marqués vencido, como sí que a aprender la lección.
lo fueron con la casa de Stúñiga y con otros rivales. Es cierto Por su parte, los pueblos que se habían alzado a favor de
que el castigo no llegará al extremo del que Enrique III infli- los reyes y en contra del marqués, aprenderán también, ya
gió en el siglo anterior al marqués don Alfonso de Aragón; durante la guerra, y todavía más después de la victoria, que
es cierto que le dejan sus títulos y rentas, convirtiendo en aquella monarquía en la que habían puesto todas sus espe-
dinero las villas y ciudades que le han expropiado; pero la ranzas no era menos corrupta ni menos arbitraria que el sis-
equivalencia es desproporcionada, sin contar con que a ve- tema que habían debelado. Si en los primeros tiempos la opi-
ces no cumplieron tampoco con lo estipulado, y con que, nión popular creyó de buena fe que los reyes venían a res-
desde luego, el acuerdo de 1480 no era ni mucho menos el taurar sus fueros y dar fin al odiado régimen señorial, pronto
de cuatro años antes, del que acaso sí pudiera decirse que comenzarían a ver que no era así. Como muy bien ha visto
fuera equilibrado. Claro está que también gran parte de las don Luis Suárez Fernández 259 , Isabel y Fernando no venían
pérdidas -Requena, Alcaraz, Madrid, Trujillo, etc.- eran pla- a acabar con la nobleza, sino a someterla. En la misma me-
zas realengas que indebidamente ocupó Juan Pacheco; pero dida pretendían someter también a los concejos, a las Cor-
eso no explica la campaña brutal del licenciado Frías ni el tes, las Juntas, Hermandades y demás instrumentos que el
despojo de 1480. Por mucho que los reyes no buscaran -y es estado común había utilizado contra la aristocracia,
cierto- destruir a la nobleza, sino sólo imponerse por enci- reconvirtiendo su uso en beneficio propio. La Hermandad,
ma de ella 255 , no se puede decir que el marqués de Villena la presión de los nobles adictos, la presencia de los corregi-

252 Según un memorial de la casa Pacheco (B.N. Mss. 13124, Fo!. 166v), en la tierra de Belmonte quedaron para el marqués los lugares de Hontanaya,
Hinojoso y Monrea!. Robledillo, Pedernoso Las Mesas y Pedroñeras quedaron sujetos averiguación sobre si se habían alzado por la corona antes de 14
de octubre de 1479; "cuya averiguación tengo por cierto que no se ejecutaría, porque apenas se cumplió por los reyes cosa de lo contenido en la
concordia". De los que quedaron, La Ossa se haría villa en 1663; y Hontanaya y Tres Juncos en 1635. Monreal en 1636. Ya en 1487 Las Mesas y Socuéllamos
contendían por razón de sus términos y aprovechamientos (RGS, V, FoI. 104), Y los pleitos de algunos pequeños señoríos, como el de los Castillo en Santa
María del Campo, contra algunos concejos comarcanos, como el de Pedroñeras, sobre comunidad de pastos y labranzas, se prolongan aún al siglo XVI.
253 J. Torres Fontes, "La conquista..." pp. 111-114, Y transcripción del acuerdo en pp. 138-151.

254 El 8 de junio de 1480, en Toledo, se ordenaba a Pedro y Garcí Ruiz de Alarcón, hijos de Pedro Ruiz de Alarcón, devolver ciertas fincas y molinos que

tenían ocupados en tierras de Alarcón, Garcimuñoz y San Clemente, a Alfonso Puertocarrero, hijo del doctor Pedro González del Castillo y hermano del
señor de Santa María del Campo y Santiago el Quebrado. D. Torrente Pérez, Documentos.... Doc. 51. Conviene recordar que esta familia, González del
. Castillo, documenta muy mal su pretensión de remontar su origen a Clemente Pérez de Rus, supuesto fundador de San Clemente, por lo que se sospecha
(M. Rodríguez Llopis, "Procesos de movilidad..." p. 62) su ascendencia conversa.
255 Claro est~ que también pudo perder la vida, y desde ese supuesto puede tener razón Suárez Fernández cuando dice que el marqués de Villena aún salió

con suerte de aquel enfrentamiento. L. Suárez Fernández, Nobleza y monarquía... p. 262 Y 269.
256 En las cuentas reales de 1480 figura el pago al marqués de Villena de 750.000 maravedíes, que en los años siguientes son ya 1.050.000, y en 1488

1.500.000, además de una "costa" de 400.000 ( M. A. Ladero Quesada, La Hacienda rea!... p. 72, 74, 79, 82, 85).
257 L. Suárez Fernández, Nobleza y monarquía... p. 271.

258 Es obvio que el marqués quedaría vencido, pero no convencido. Muchos años después, Inuerta Isabel, su lnortal enemiga, Diego López obtuvo, en 1505,

la anulación por parte del Papa Julio 11 de aquellos juramentos que fue obligado a hacer en 1480, alegando "la falta de libertad y el justo miedo de
perder la vida y estado" y empezó a negociar con Felipe el Hermoso la recuperación de algunas de sus villas, que parece llegó a conseguir, aunque al
morir el rey todo quedó en suspenso. En 1506 y 1507, a la muerte de éste, se opondría primero al regreso de Fernando a Castilla, y luego intentaría
negociar otra vez con el viejo monarca, quien llegó a ofrecerle Villena, Almansa y Yecla, pero al dispararse los rumores de que la reina Juana también
había muerto y de que su hijo Carlos habría de heredar, hubo alguna intentona de entrar con gente armada a tomar el antiguo marquesado, que causaba
el rebato de Chinchilla en los primeros meses de 1507. Contemporáneamente, el conde de Paredes, don Rodrigo Manrique planearía otra intentona para
hacerse con la ciudad de Alcaraz, contando con la ayuda de don Pedro Fajardo, reeditando la acción de sus abuelos de esos mislnos nombres. Sobre este
conato de reacción nobiliaria, que en certeras palabras del Cura de Los Palacios, hacía parecer "que ya era vuelto el tienpo del rey don Enrique próximo
y de su fortuna, que el que más podía más tomaba", y sobre los intentos del marqués de recobrar al menos parte del señorío, ver A. Pretel Marín, "Las
ciudades y la nobleza de Albacete en la crisis política castellana de 1506-1507". Información cultural Albacete, N° 65, Diciembre de 1992, pp. 3-24; Y
A. López Serrano, Yecla, una villa... pp. 208 Y siguientes; y "En torno a los problemas y confusión jurídica en la posesión del señorío de Villena",
Miscelánea Medieval Murciana, XXI-XXII (1997-1998), pp. 171-213.
259 L. Suárez Fernández, Nobleza y monarquía... p. 259.
149

dores y los gobernadores, y la compra de adeptos entre la jos de vino, o dinero contante) para acelerar el ritmo del pro-
oligarquía a base de honores y permisividad con sus nego- ceso; lo que no impedirá que los reyes anulen las sentencias
cios sucios, serán los principales instrumentos que utiliza- o sobresean las causas cuando así convenga a su propio inte-
rán en los primeros años. Después, la Inquisición, capaz de rés o al de sus paniaguados. Además, no hay favor que no
suprimir de manera discreta a cualquier discrepante, y una tenga su precio, ni cargo que no exija su contraprestación de
hábil política de aparente justicia e imparcialidad Uuicios de lealtad a quien manda. Los alcaldes mayores y alguaciles
residencia, que raramente acaban condenando a un goberna- llegarán a tener redes de confidentes para extorsionar a los
dor, y cuando así lo hacen disuelven su condena entre la bu- autores de "palabras livianas", o en el caso mejor para co-
rocracia de la chancillería), terminan la tarea de acabar con brar sus dietas y salarios por sus intervenciones 262 ; los alcai-
los restos del espíritu foral y comunal en cada población y des y jueces gozarán de inauditos favores concejiles y harán
en el conjunto de ellas. Algún gobernador intentará acabar la vista gorda con según qué personas, y al amparo del cargo
incluso con las "Juntas" que los pueblos del viejo marquesado harían sus negocios, sin excluir siquiera el préstamo usurario
solían realizar de tiempo inmemorial, y aunque no lo consi- ni el incumplimiento del pago de sus deudas 263 •
guen por completo, sí lograrán privarlas de cualquier velei- La corrupción, que siempre había existido -casi es acep-
dad reivindicativa y solidaria 260 • Además, casi todos se inter- tada como connatural a la administración de los asuntos pú-
fieren de manera habitual en la elección de oficios, apoyan- blicos 264_, pero que en otros tiempos estaba suavizada por el
do alternativamente a una u otra facción de las oligarquías, e enfrentamiento de distintos poderes en conflicto, que podían
incluso alguna vez a las clases comunes en sus reclamacio- denunciar y castigar excesos, campa por sus respetos y se
nes, consiguiendo por fin trastocar los sistemas habituales extiende dentro de los concejos, donde son ya muy pocas las
de provisión de cargos, que era, probablemente, lo que se personas capaces de aspirar a los cargos anuales. Obviamen-
pretendía. te, también se manifiesta en los tratos de éstos con las auto-
La autoridad real contaría, además, con dos eficacísimos ridades, entre las clientelas de las oligarquías ... Ya en los
instrumentos de apoyo, empleados de forma consciente o in- años ochenta vemos que el reducido grupo de los "pasteros",
consciente: la burocracia lenta, cara y contradictoria, de la a veces manejado por dos o tres familias, que se eximen de
Audiencia Real, capaz de demorar los asuntos pendientes impuestos por regla general (aunque con excepciones), do-
durante años y años, y de desanimar a cualquier pretendien- mina las haciendas y decide los precios y el reparto de pe-
te de justicia; y una corrupción que no era nada nueva, pero chos y derramas: "diz que an tonlado e toman muchas
que ahora se eleva a niveles de escándalo. La justicia era quant{as de maravedis asi de los propios como de los
rápida sólo cuando los reyes querían que lo fuera, pero no es repartimientos que han fecho por la ~ibdad, los quales diz
nada extraño encontrar que los pleitos delicados se alarguen que an seydo muy ,nal gastados... en sus propios vsos e
una década y al final no concluyan sino por el cansancio -o yntereses, e que a cabsa dello la dicha república es muy fa-
ruina- de las partes (hemos visto arruinarse a los parientes tigada" (la frase se refiere a Chinchilla y a 1488 26 5, pero es
del grupo de "sebosos" pasados a cuchillo en Iniesta, mien- extensible a otros muchos pueblos y a todo el fin de siglo).
tras los asesinos paseaban tranquilos por esta misma vill'a y La nueva oligarquía, en parte hidalga, pero en mayor medi-
por otras vecinas, y hasta hacían negocios de dudosa limpie- da procedente de antiguos caballeros villanos, propietarios
za sin que la autoridad se moviera contra ellos). Kagan 261 ha de tierras y ganados, y algún arrendador de las rentas reales,
definido el ambiente imperante en Castilla como el de una aprovecha el dominio de los oficios públicos y sus lazos con
sociedad litigante, que ayudará a imponer el poder del esta- los gobernadores y los corregidores de Isabel y Fernando,
do y el derecho romano; pero a nuestro entender se ha hecho para consolidar su patrimonio, que será mantenido mediante
poco hincapié sobre la corrupción que lleva aparejado el el lnayorazgo y a veces aumentado gracias a la caída en des-
aumento de pleitos-. En la Audiencia, los casos duermen tran- gracia o a la emigración de linajes que fueron más o menos
quilalnente, salvo que los concejos o los particulares des- afectos al marqués de Villena. Linajes que, por cierto, se ve-
pierten a burócratas, secretarios y oidores con algunos rega- rán sometidos a estrecha vigilancia por los inquisidores, so-
los (que suelen ser alfombras de Alcaraz o de Hellín, o pelle- bre todo en el tránsito a la nueva centuria, y cederán su pues-

260 " ••• e que algunos governadores les ynpiden que no hagan la dicha junta porque n0111l0S puedan notificar algunas cosas que contra ellos se fazen ... " A.
Pretel Marín, "Convenios, juntas y hermandades ... " pp. 250-251, Doc. V, dado en Valladol id el 15 de febrero de 1494.
261 R. Kagan, Pleitos y pleiteantes en Castilla, 1500-1700, Salamanca, 1991.
262 El 3 de marzo de 1488, en Teruel, los reyes advertían al nuevo gobernador del marquesado, Ruy Gómez de Ayala, que no agobiara como sus antecesores
a los vecinos del marquesado pidiéndoles ropa, paja, leña y otras cosas (RGS, Fol. 132). El 19 de marzo, en Valencia, que no interfiriese en la elección
de oficios como hizo Pedro Vaca (ROS, Fol. 106). El 31 de marzo y 1 de abril de abril de 1488, desde Valencia, los Reyes regulaban a cobrar por las
intervenciones de los gobernadores y sus alcaldes mayores, alguaciles y escribanos, a fin de moderar los "ynmensos derechos" que éstos pretendían
percibir (AHPAlbacete, Leg. sin clasificar, y PRIV, Carpo 13, N° 20). Pero estas medidas tendrá muy poco efecto, y aún escucharemos numerosas
protestas contra la intromisión de los gobernadores, los excesivos derechos percibidos y contra intervenciones por "palabras livianas" (en 1490 se
moderan también los derechos que llevan los escribanos de Villena, a petición de la comunidad de hombres buenos pecheros (ROS, Fol. 492), lo que no
evitará que algunos sean condenados en los años siguientes, aunque siguen haciéndolo).
263 En 1488 reclamaba un vecino de Villena el pago de una deuda a Tárraga, el de Almansa, y a Pedro Cerdán, alcaide de Villena (ROS, Fol. 30). En 1489
será Pedro Cerdán quien sea demandado por Juan García, tendero, por prestar con usura (RGS, Fols. 24 y 107), denuncia que parece estar en el origen de
los enfrentamientos entre este mismo alcaide y algunos oligarcas de Villena con la comunidad de hombres buenos pecheros, que encabeza García, como
síndico electo.
264 Véase la opinión de M. González Jiménez, "Corrupciones municipales en Castilla a finales de la Edad Media", en Instituciones y corrupción en la
Historia, Univ. de Valladolid, 1998, pp. 9-30.
265 Valladolid, 23 de septiembre de 1488, RGS, Fo!. 59.
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to a las nuevas familias emergentes, o justificarán su hege- derando tensiones y haciendo el papel de defensor del pue-
monía, allí donde pudieron conservarla, no en su vincula- blo ante la oligarquía, y de la oligarquía ante el pueblo).
ción a los Pacheco, sino en antepasados más o menos autén- Aunque alguna vez parezca percibirse en ciertas pobla-
ticos 266 . ciones un momentáneo apoyo de las autoridades a la "comu-
Los "pasteros" -y más los que presentan sus méritos de nidad de hombres buenos pecheros"27o, o se dé algún castigo
guerra- serán los que acaparen por sí o por sus clientes los ejemplar contra los regidores corruptos y rapaces, no es sino
oficios y rentas y la gran propiedad, detentando en un régi- un espejismo, acaso una estrategia para aparentar que los
men de casi monopolio los viejos privilegios que amparaban Reyes Católicos administran justicia de manera imparcial y
a todo el vecindario. Los pecheros comunes, al contrario, aliviar la presión y el descontento de las masas comunes. Lo
devendrán cada vez menos "privilegiados" -es decir, más normal es que haya personas intocables, que las reclamacio-
"comunes"- y se irán alejando de la élite que goza de los nes de la comunidad terminen disolviéndose entre la buro-
cargos y se apropia, con "maneras ysquisitas" de nuevas y cracia de la Chancillería, y que la oligarquía, en su conjunto,
antiguas heredades y dehesas y de "mucha parte de los colabore de grado con los gobernadores. Y si alguien se em-
terminos que syenpre fueron pasto comun e concegiles "267. peña en cumplir su deber sin entrar en el juego, se verá lami-
Aunque en algunos sitios se produzcan protestas de la "co- nado, como aquel alguacil de la villa de Hellín, Alonso Pérez,
munidad", e incluso alteraciones del orden ciudadano, hasta que tuvo la osadía de enfrentarse al abuso del poderoso clan
fines de siglo (en 1485 se daba en Alcaraz un alboroto, y de los Valcárcel, y fue a dar con los huesos en la cárcel de
hacia 1490 se produce una serie de escándalos en Almansa, corte 271 ; o como el irritante Pedro de Tordesillas, el cabecilla
Villena, Yecla, Hellín... , que serán reprimidos con dureza por hidalgo de la comunidad de Chinchilla, que durante unos años
el gobernador y su alcalde mayor268 ), éstas tendrán escaso consiguió mantenerse y plantar cara a grupo oligárquico, pero
efecto en el gobierno, ante la propia falta de unidad en las acabó en la tumba de manera un tanto misteriosa, junto con
masas de aquella clase media -no digamos ya nada de los otros miembros de la "comunidad" (escarmiento que aún se
desheredados o de las minorías lnarginales- que se proletariza recordaba en 1520, cuando un enviado del concejo a las Cor-
y se ve manejada por personas ajenas a su propio interés, y tes de Santiago renunció a este encargo, "non fuese ocasión
por la omnipresencia de las autoridades mandadas por los de se perder COlno fue algunas personas desta ~ibdad veynte
reyes y sus drásticos medios de atajar los conflictos. La ex- e ~inco annos ha ")272.
cepción -relativa- puede ser Albacete, y tal vez San Cle- Por lo menos, algunos tenían ya muy claro en esas fechas
mente y otros pueblos jóvenes, como Villarrobledo, donde, -cuando ya era tarde- que la neutralidad de la administra-
aunque se dan estos mismos fenómenos, aún hay clase me- ción sólo era una pantalla, y que los disidentes tenían mal
dia que amortigua el contraste entre la mayoría, que se futuro ante la instalación de una monarquía autoritaria que
proletariza, y unos cuantos linajes que ven multiplicarse su servirá de paso hacia el Antiguo Régimen, que, con la cober-
poder y riqueza. Pero aun en estas villas no faltarán motivos tura ideológica de un "Estado Moderno", en el fondo no es
para el descontento de las clases comunes, que se ven mal- sino un matrimonio de interés entre la monarquía y los pri-
tratadas por un heterogéneo patriciado de hidalgos y pasteros, vilegiados. Matrimonio que cuenta con la complicidad de
con frecuencia unidos entre sí mediante matrimonios, que se las oligarquías ciudadanas, en proceso creciente de
han instalado en los oficios y poseen relaciones con los go- ennoblecimiento, y cuya lealtad será recompensada con la
bernadores y con la misma corte, convirtiéndose así en ins- pasividad ante sus atropellos y el casi monopolio del poder
trumento para la integración del poder oligárquico local en concejil. Villalar puede ser el punto de inflexión en el largo
el marco del poder territorial común de la Corona 269 . Ello proceso de domesticación de unos municipios todavía ape-
hace inviable cualquier reclamación (de hecho, en San Cle- gados a la reclamación de viejos privilegios y nuevas liber-
mente veremos todavía alborotos en el 85 y en el 93, aunque tades, pero hay que señalar que la tendencia, al menos en los
al parecer causados por la misma oligarquía, y no por los pueblos que estamos estudiando, tenía precedentes muy dig-
comunes; y en Albacete no hay graves alteraciones porque nos de atención en la guerra civil que sentó en el trono a los
Martín de Cantos controla el municipio y la vida social, mo- Reyes Católicos.

266 M. Rodríguez Llopis, "Procesos de movilidad...", pp. 84-85, habla de los intentos de los Ruiz de Alarcón y los González del Castillo por encontrar las
lápidas o trasladar los huesos de sus antepasados, atribuyendo a éstos méritos discutibles. Incluso los señores de Minaya, de la rama bastarda de Pacheco,
y portadores aún del apellido, pretenderán buscar en su rama de Ortega de Avilés los méritos de guerra que prestigian a todo el linaje.
267 A. Pretel Marín, Chinchilla Medieval, p. 4579-459.
268 A. López Serrano, Yecla ... pp. 189-190. A. Pretel Marín, HelUn medieval, pp. 153-154.
269 Ver Ladero Quesada, "Monarquía y ciudades ..." pp. 764-765.
270 El ejemplo más claro puede ser el del gobernador Ruy Gómez de Ayala, que en 1493 sentaba a su mesa a Juan García, síndico de Villena, un hombre
luchador que en años anteriores se había enfrentado a sus más poderosos convecinos, al alcaide Cerdán, a los escribanos de la villa y al pesquisidor
Diego Manuel de Huete, saliendo triunfador y haciendo condenar a todos sus contrarios. En 1493 Ruy Gómez de Ayala recibía acusaciones de estar a
favor de la comunidad, incluso de sentar a su mesa al síndico García, por parte de un grupo de personas a las que había hecho encarcelar acusados de
hacer "ligas y monipodios" (RGS, Fol. 126). Ello no evitaría que este Juan García sufriera un atentado en ese mislTIo año por parte de un sicario del
alcaide Cerdán y de los escribanos (RGS Fa!. 342), ni que sea desterrado y caiga en el olvido (J. M. Soler, Historia de Vil/ena, pp. 203-204). Poco tiempo
después -1498- morirán de manera Inisteriosa, en el curso de un viaje a la corte, Pedro de Tordesillas, síndico de Chinchilla, y algunos de los suyos, que,
tras varios intentos de anularle o apartarle del cargo, habían conseguido éxitos semejantes, provocando un colapso en el ayuntamiento. Es, sin duda, el
último recurso de una oligarquía que se veía perdida, y que pronto comienza una reconversión de la "comunidad" en un ente anodino y poco peligroso
para sus intereses (A. Pretel Marín, La comunidad y república... p. 148 Y Sigs.).
271 A. Pretel Marín, HelUn medieval, p. 141 y Sigs. (sobre otras corruptelas y abusos de la oligarquía hellinera).
272 A. Pretel Marín, La comunidad y república... , p. 219.

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