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SALA SOCIAL

Ponencia del Magistrado ALFONSO VALBUENA CORDERO

En el juicio que por cobro de prestaciones sociales sigue el


ciudadano HÉCTOR MANUEL TAMAYO GUEDEZ, representado
judicialmente por los abogados Iván Fernando Ramones Guevara, Teresa
Sandoval Aparicio, Ramón Escobar León, Andrés Carrasquero Stolk, Ramón
Escobar Alvarado, Juan Andrés Suárez Otaola y Juan Enrique
Croes Campbell contra la CORPORACIÓN VENEZOLANA DE
GUAYANA ALUMINIO DEL CARONÍ, S.A. (C.V.G. ALCASA),
CORPORACIÓN VENEZOLANA DE GUAYANA INDUSTRIA
VENEZOLANA DEL ALUMINIO,C.A. (C.V.G. VENALUM),
CORPORACIÓN VENEZOLANA DE GUAYANA CONDUCTORES
DEL ALUMINIO DEL CARONÍ, C.A. (C.V.G. CABELUM) yLA
CORPORACIÓN VENEZOLANA DE GUAYANA (C.V.G.), la primera
representada judicialmente por los abogados Nelson Arturo Francia
Chávez, MahuampyAlcántara Ruiz, Adriana Del
Valle Inojosa, Berlice Berlu González Salas, Joana Piñero Hug, Ernesto José
Guevara Malavé y Fabiola González Valladares; la segunda representada
judicialmente por los abogados José Carlos Blanco Rodríguez, Gustavo
Adolfo Blanco Rodríguez, Carlos Moreno Malavé, Belzahir Flores
González, Zaddy Rivas Salazar y DesiréSalazar Coll; la tercera representada
judicialmente por la abogada Adriana Girón Rodríguez;y la última de las
nombradas representada por los abogados María Carolina Morillo
Tenias,Thaiz Elena Yépez Rivas, María Amelia Bermúdez, Dormary Josefina
Hernández Belfort,Jeam Rojas
Carvajal, Magalys Thais Alcalá Villarreal, Keila Jacqueline Gil Arias, Manuel
Caro Empio, Bonnie Jaimes Carmona,
Antonio Junior Rojas Villamini, Yamilet Bermúdez, Laura Esther Arriaga,
Alejandro Poletti, Severo Riestra Saiz, María Del Carmen Gutiérrez, Carmelo
De Grazia Suárez y Horacio de Grazia Suárez; el Tribunal Superior Segundo
del Trabajo de la Circunscripción Judicial del Estado Bolívar, con sede en la
ciudad de Puerto Ordaz, dictó sentencia en fecha 12 de agosto del año 2008,
mediante la cual declaró sin lugar el recurso de apelación ejercido por la parte
actora y sin lugar la demanda, confirmando así el fallo apelado.

Contra la decisión anterior, anunció recurso de casación el abogado


Iván Ramones en su carácter de apoderado judicial de la parte actora, el cual
una vez admitido, se ordenó la remisión del expediente a este alto Tribunal.

Recibido el expediente en esta Sala de Casación Social, se dio


cuenta del asunto en fecha 05 de febrero del año 2009 y en esa misma
oportunidad se designó ponente al Magistrado Alfonso Valbuena Cordero. En
esa misma fecha, el Magistrado Luis Eduardo Franceschi Gutiérrez manifestó
tener motivos de inhibición para conocer del caso.

Declarada con lugar la inhibición del Magistrado Luis Eduardo


Franceschi Gutiérrez, se procedió a convocar al conjuez o suplente respectivo,
a los fines de constituir la Sala accidental.

Manifestada la aceptación del respectivo suplente para integrar la


Sala accidental, la misma quedó constituida en fecha 23 de abril del año 2009
de la siguiente manera: Magistrados Dres. OMAR ALFREDO MORA DÍAZ y
JUAN RAFAEL PERDOMO, Presidente y Vicepresidente respectivamente,
ALFONSO VALBUENA CORDERO, CARMEN ELVIGIA PORRAS DE
ROA y la segunda Conjuez INGRID GUTIÉRREZ DOMÍNGUEZ. Se
designó Secretario al Dr. José E. Rodríguez Noguera. En ese mismo acto, la
Sala accidental decidió que el Magistrado Alfonso Valbuena Cordero
conservara la ponencia inicial.

Fue oportunamente formalizado el recurso de casación anunciado.


No hubo contestación a la formalización.

Fijada el día y la hora para la realización de la audiencia oral y


pública, comparecieron las partes y expusieron sus alegatos.
Concluida la sustanciación con el cumplimiento de las formalidades
legales, pasa esta Sala de Casación Social a reproducir la sentencia dictada en
fecha 18 de marzo del año 2010, bajo la ponencia del Magistrado que con tal
carácter la suscribe, previa las siguientes consideraciones:

RECURSO DE CASACIÓN
-ÚNICO-

De conformidad con el ordinal 2° del artículo 168 de la Ley


Orgánica Procesal del Trabajo, el formalizante denuncia que la sentencia
recurrida incurrió en la infracción por falta de aplicación del artículo 177 de la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo, infringiendo en consecuencia los artículos
61 y 64 de la Ley Orgánica del Trabajo y 1.969 del Código Civil por errónea
interpretación.

El formalizante sobre el particular señala lo siguiente:

De acuerdo con la jurisprudencia de esa honorable Sala de Casación


Social (la “SCS”), la orden de comparecencia se encuentra inserta
en el auto de admisión de la demanda, cuando expone que: “ Es
importante dejar sentado que en la práctica, la orden de
comparecencia del demandado está inserta o forma parte del auto
de admisión de la demanda; es usanza en nuestro medio forense,
que inmediatamente después de admitir la demanda se ordene la
comparecencia del demandado para que en el lapso establecido en
la ley acuda a dar contestación a la demanda o ejerza la defensa
que a bien tenga lugar” (ver sentencia No. 2387 de fecha 22.11.07)

Es decir, el auto de admisión contiene la orden de comparecencia;


sin embargo, la recurrida, por medio de galimatías y malabarismos
idiomáticos, a la vez que al amparo de un formalismo radical,
entiende que el auto de comparecencia debe consignarse en un
instrumento separado al auto de admisión. En efecto, la recurrida da
cuenta que el actor registró el libelo cuando expone in verbis lo
siguiente: (omissis)

Como se observa, la sentencia recurrida en casación deja


establecido que nuestro patrocinado registró el libelo junto al auto
de admisión y a renglón seguida declara que no operó la
interrupción de la prescripción porque no fue registrado (sic) la
orden de comparecencia (p.8 de la Recurrida), sin parar en mientes
que el auto de admisión que declara registrado contiene la orden de
comparecencia, como lo postula la jurisprudencia de la Sala de
fecha 22.11.07.

En adición a lo anterior, a los folios 223 al 243 de la primera pieza,


se evidencia que el actor registra la demanda con su auto de
comparecencia en fecha 29 de marzo de 2005. Esta circunstancia es
reseñada por la primera instancia y es omitida por el juez de la
recurrida.

Esta infracción fue determinante sobre el dispositivo, porque de


haber atendido la jurisprudencia de la Sala habría tenido que
concluir que la prescripción fue debidamente interrumpida con el
registro del libelo y del auto de admisión por cuanto éste contiene la
orden de comparecencia y, como consecuencia de ello, ha debido
decidir el fondo.

La Sala para decidir observa:

Como punto previo, es de señalar que visto que la sentencia


recurrida sometida a revisión, es anterior a la sentencia de la Sala
Constitucional (29/10/2009) que declaró la desaplicación por control difuso
del artículo 177 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, la denuncia que nos
ocupa podrá conocerse sin limitación alguna.

No obstante, y en virtud de la inquietud manifestada por el


recurrente en la audiencia oral y pública de casación, respecto a la
problemática que originaría a posteriori la desaplicación del artículo 177 de la
Ley Orgánica Procesal del Trabajo, esta Sala de Casación Social estima
conveniente señalar que aun subsiste en nuestro ordenamiento un dispositivo
que hace posible defender la uniformidad de la jurisprudencia, a pesar de la
desaplicación del sistema de precedentes que se había impuesto en la ley
adjetiva laboral, y este no es otro que el artículo 321 del Código de
Procedimiento Civil, el cual señala expresamente que: “Los jueces de
instancia procurarán acoger la doctrina de casación establecida en casos
análogos, para defender la integridad de la legislación y la uniformidad de la
jurisprudencia”, dispositivo que sin duda coadyuvará a esta Sala de Casación
Social en la interpretación de los principios orientadores del derecho laboral
que son sin duda de orden público.

Precisado lo anterior, esta Sala desciende al conocimiento de la


denuncia, en los siguientes términos:

Aduce el recurrente, que la infracción por falta de aplicación del


artículo 177 dela Ley Orgánica Procesal del Trabajo, así como la infracción
por errónea interpretación de los artículos 61 y 64 de la Ley Orgánica del
Trabajo y 1.969 del Código Civil, se materializó cuando la sentencia de alzada
declaró la prescripción de la acción, al considerar que la parte actora no había
logrado interrumpirla, pues a su criterio, solamente se había registrado la
copia certificada del libelo de demanda y el auto de admisión sin la orden de
comparecencia, sin percatarse -la recurrida- que en el mismo auto de admisión
se hallaba inserta dicha orden de presentación, como así lo dejó sentado esta
Sala de Casación Social en sentencia N°2387 de fecha 22 de noviembre del
año 2007.

En este orden de ideas, el apoderado judicial de las codemandadas


Corporación Venezolana de Guayana, C.V.G. CABELUM y C.V.G.
VENALUM, en la audiencia oral y pública de casación, contradijo lo alegado
por el recurrente, aduciendo que en ningún momento el fallo impugnado
infringió la doctrina jurisprudencial de la Sala, por el contrario, el juez de
alzada aplicó el criterio imperante en ella, el cual se encuentra plasmado en
sentencia de fecha 14 de abril del año 2005, según el cual “no basta el
registro de la copia certificada del libelo de la demanda” para considerar
interrumpida la prescripción de la acción. (Cursivas de la Sala).

En este sentido, el apoderado judicial de las codemandadas,


continuó alegando que la sentencia sostenida por el recurrente y que según
éste debió aplicarse (sentencia N°2387 de fecha 22 de noviembre del año
2007), resolvió un caso distinto al hoy planteado, pues aquél estuvo referido a
un juicio sustanciado conforme “al antiguo régimen adjetivo laboral”, donde
ciertamente en el auto de admisión de la demanda se hallaba “implícita” la
orden de comparecencia, por lo que al registrarse la copia certificada de la
demanda, más el auto de admisión, era suficiente para considerar interrumpida
la prescripción; pero hoy en día “bajo la vigencia de la Ley
Orgánica Procesal del Trabajo” -a decir de la contraparte- las exigencias son
distintas, pues se requiere para la posterior interrupción del
decursoprescriptorio el registro “de la copia certificada de la demanda y el
auto de admisión que ordena el emplazamiento el cual se cristaliza cuando se
libra la boleta de notificación la cual también debe ser registrada”. (Cursivas
de la Sala).

Pues bien, para verificar lo aseverado por las partes, precisa esta
Sala transcribir extractos de la sentencia recurrida, lo cual hace de la manera
siguiente:

En el caso de marras observamos que, corre inserta del folio 223 al


297 de la primera pieza, Copia Certificada del Libelo de demanda
(sic) y del auto de admisión de la demanda librado por el Tribunal
Segundo de Primera Instancia de Sustanciación, Mediación y
Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicialdel Estado
Bolívar, y sede, con la respectiva nota de certificación por
Secretaría. Dicha instrumental, fue debidamente registrada por
ante la Oficina Subalterna de Registro Público de Puerto Ordaz en
fecha 22 de marzo de 2006, bajo el Nro. 02, Folio 06 al 61;
Protocolo Primero, Tomo Quincuagésimo, Primer (1°) Trimestre del
2006. Asimismo, se observa que, riela del folio 264 al 218 de la
séptima pieza, Copias Certificadas del mismo Libelo de demanda,
del auto de admisión de la demanda librado por el ya mentado
Tribunal Segundo de Primera Instancia de Sustanciación,
Mediación, Ejecución del Trabajo de la Circunscripción Judicial del
Estado Bolívar de esta misma Circunscripción Judicial, así como de
la diligencia suscrita en fecha 08 de marzo de 2006, por la
representación judicial del actor solicitando las copias certificadas a
fin de llevar a cabo registro a que se contrae el artículo 1969 del
Código Civil (sic) con la respectiva certificación de dichas copias
expedida por Secretaría. Dicha instrumental, fue debidamente
registrada por ante la Oficina Subalterna de Registro Público de
Puerto Ordaz en fecha 22 de Marzo de 2006, bajo el Nro. 02, Folio
06 al 61, Protocolo Primero, Tomo Quincuagésimo, Primer (1°)
Trimestre del 2006.- Las descritas instrumentales que anteceden,
son calificadas como documentos de carácter público que, al no
haber sido oportunamente impugnadas por la contraparte, según lo
estipulado en el artículo 77 de la Ley Orgánica Procesal del
Trabajo, en concordancia con el artículo 429 del Código de
Procedimiento Civil y el artículo 1357 del Código Civil, son por
tanto apreciadas y valoradas por este juzgador.
Ahora bien, dicho lo anterior, considera necesario este Tribunal
observar que la norma contenida en el artículo 1969 del Código
Civil Venezolano, aplicable en materia laboral por remisión expresa
del literal d) artículo 64 de la Ley Orgánicadel Trabajo, establece la
posibilidad de interrumpir la prescripción a través de la
interposición de una demanda judicial ante cualquier Tribunal de la
república (sic) y su posterior registro ante la Oficina de Registro
Subalterno correspondiente. Ha señalado el legislador patrio en la
citada disposición legal, que a tales fines, deberá el interesado antes
del vencimiento del término para que opere la prescripción de la
acción, registrar la copia certificada del libelo de demanda
acompañado de la orden de comparecencia del demandado
autorizada por el Juez. De igual modo, ha establecido
reiteradamente la jurisprudencia de nuestro Máximo Tribunal de
Justicia, que aunado a los requerimientos expresados en el artículo
1969 del Código Civil Venezolano, deberá el interesado acompañar
a su registro el auto de admisión de la demanda; pues solo mediante
el registro de la copia certificada del libelo de demanda, el auto de
admisión y la orden de comparecencia antes del vencimiento del
lapso, quedará validamente interrumpida la prescripción de la
acción (Vid. TSJ/SCS, Sentencias del 24/10 2001 y 14/04/2005
respectivamente).
Siendo así, y por cuanto que es deber de este Juzgador (sic),
acogerse al criterio antes referido, forzosamente se concluye que, la
prescripción de la acción en el caso bajo estudio no fue validamente
interrumpida por la parte actora, habida cuenta que las
documentales registradas por ante la Oficina Subalterna de Registro
ambas de fecha 22/03/2006, no se encuentran ajustadas a los
requerimientos exigidos en el antes citado artículo 1969 del Código
Civil, contrario a la jurisprudencia pacíficamente reiterada por
nuestro Máximo Tribunal de Justicia, pues si analizamos
detenidamente su conformación, se observa que ambas
instrumentales registradas, solo contenían la copia certificada del
libelo de demanda y del auto de admisión con la respectiva
certificación emitida por secretaría, la diligencia suscrita por la
representación judicial del actor solicitando las copias certificadas,
el auto que las acordó y la certificación expedida por Secretaría.-
De lo anterior se colige con absoluta claridad, que el ninguno de los
registros acompañados a los autos por la representación judicial del
actor a fin de desvirtuar la defensa de prescripción de la acción
alegada en su contra, estaba contenida la orden de comparecencia
expedida por el Tribunal de la causa, que constituye requisito
sine quanom (sic) para lograr validamente la interrupción de la
prescripción, como se ha expresado en lo extenso del presente fallo.

De la transcripción precedentemente expuesta, se constata que el


sentenciador de alzada declaró la procedencia de la defensa de fondo aducida,
relativa a la prescripción de la acción, bajo la premisa de que el
decurso prescriptorio no fue válidamente interrumpido, habida cuenta que las
documentales registradas por ante la Oficina Subalterna de Registro, no se
encontraban ajustadas a los requerimientos exigidos en el artículo 1.969 del
Código Civil, por cuanto sólo contenían la copia certificada del libelo de
demanda y el auto de admisión con la respectiva certificación emitida por
secretaría, la diligencia suscrita por la representación judicial del actor
solicitando las copias certificadas, el auto que las acordó y la certificación
expedida por Secretaría, sin la orden de comparecencia.

En efecto, como así correctamente lo aduce el formalizante esta


Sala en sentencia N° 2387 de fecha 22 de noviembre del año 2007, estableció
que “en la práctica, la orden de comparecencia del demandado está inserta o
forma parte del auto de admisión de la demanda; pues es usanza en nuestro
medio forense, que inmediatamente después de admitir la demanda, se ordene
la comparecencia del demandado para que en el lapso establecido en la ley
acuda a dar contestación a la demanda o ejerza la defensa que a bien tenga
lugar”. (Cursivas de la Sala).

Consecuente con lo anterior, en el presente asunto se evidencia de


la simple lectura del auto de admisión (folio 20 de la 1° pieza del expediente)
la orden de comparecencia en el texto del mismo, cuya forma de emisión es
consecuente con la reiterada e inveterada práctica de los tribunales de la
República, y que por demás, es completamente legítimo en derecho que un
mismo acto procesal esté conformado por ambas providencias, es decir, el
auto de admisión y la orden de comparecencia.
Por último, con relación a los alegatos expuestos por el apoderado
judicial de la parte codemandada en la audiencia oral y pública, esta Sala
estima conveniente señalar, que bajo la amparo de la Ley adjetiva laboral
abrogada como en la vigente Ley Orgánica Procesal del Trabajo, en la práctica
de los tribunales de la República coexistía en el auto de admisión la orden de
comparecencia del demandado y la única diferencia habida entre los dos
regímenes era, que en el primero (abrogado) la orden de comparecencia se
materializaba a través de la figura de la citación, mientras que en la actual, tal
materialización se realiza mediante la notificación del demandado, por
consiguiente, los requisitos para la interrupción de la prescripción subsisten en
el vigente régimen sin alteración alguna.

Por otro lado, esta Sala estima necesario señalar, que efectivamente
dentro de las innumerables sentencias donde la Sala ha sostenido los
requisitos de impretermitiblecumplimiento para considerar interrumpida la
prescripción de la acción, fue precisamente la sentencia de fecha 14 de abril
del año 2005 -alegada por la contraparte en la audiencia oral y pública de
casación- la cual la recurrida interpretó correctamente al señalar que “…de
igual modo, ha establecido reiteradamente la jurisprudencia de nuestro
Máximo Tribunal de Justicia, que aunado a los requerimientos expresados en
el artículo 1969 del Código Civil Venezolano, deberá el interesado
acompañar a su registro el auto de admisión de la demanda; pues sólo
mediante el registro de la copia certificada del libelo de demanda, el auto de
admisión y la orden de comparecencia antes del vencimiento del lapso,
quedará validamente interrumpida la prescripción de la acción”; no obstante
su debida interpretación, incurrió la decisión impugnada en un error al
subsumir el criterio planteado al caso que nos ocupa, pues a pesar de que
-como se dijo- es completamente legítimo en derecho que un mismo acto
procesal esté conformado por ambas providencias, es decir, el auto de
admisión y la orden de comparecencia, sin embargo, la juez de la recurrida
consideró que la orden de comparecencia o presentación de la demandada era
un acto separado al de admisión, lo que conllevó sin duda a que incurriera en
la violación de las normas delatadas.
En virtud de lo anteriormente expuesto, se constata la infracción por
falta aplicación del artículo 177 de la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, lo
que conllevó a que se incurriera en la violación por errónea interpretación de
los artículos 61 y 64 de la Ley Orgánica del Trabajo y 1969 del Código Civil.

En efecto, el artículo 61 de la Ley Orgánica del Trabajo establece el


término de un (1) año, contado a partir de la terminación de la relación de
trabajo, como el lapso de prescripción, pudiendo interrumpirse por las
causales contenidas en el artículo 64 eiusdem, a saber:

a) Por la introducción de una demanda judicial, aunque se haga ante


un juez incompetente, siempre que el demandado sea notificado o
citado antes de la expiración del lapso de prescripción o dentro de los
dos (2) meses siguientes;

b) Por la reclamación intentada por ante el organismo ejecutivo


competente cuando se trate de reclamaciones contra la República u
otras entidades de carácter público;

c) Por la reclamación intentada por ante una autoridad administrativa


del Trabajo. Para que la reclamación surta efectos deberá efectuarse la
notificación del reclamado o su representante antes de la expiración
del lapso de prescripción o dentro de los dos (2) meses siguientes; y

d) Por las causas señaladas en el Código Civil.

Por su parte, el artículo 1.969 del Código Civil, establece que la


prescripción se interrumpe mediante a) una demanda judicial, aunque se haga
ante un Juez incompetente,siempre que se protocolice por ante la Oficina de
Registro correspondiente y antes de expirar el lapso de prescripción, la copia
certificada del libelo de la demanda con la orden de comparecencia del
demandado, a menos que se le haya citado dentro de dicho lapso, b) con la
notificación al deudor, respecto del cual se quiere interrumpir la prescripción
de un decreto o de un acto de embargo y c) con cualquier acto capaz de
constituir al deudor en mora, bastando el simple cobro extrajudicial para
interrumpir la prescripción del crédito. (Cursivas de la Sala).
Pues bien, de un análisis de las distintas formas de interrupción de
los créditos laborales, previstos tanto en la Ley Orgánica del Trabajo, así
como también en el Código Civil, este último, como medio general de
interrupción civil de la acción, se debe concluir que para interrumpir dicha
prescripción en las acciones derivadas de la relación de trabajo basta que el
trabajador realice, dentro del lapso previsto en la ley (artículo 61 de la Ley
Orgánicadel Trabajo), un acto capaz de poner en mora al patrono, exigiéndole
el cumplimiento de las obligaciones derivadas de las leyes laborales, como
sería la introducción de una demanda judicial, aunque dicha demanda se
interponga por ante un juez incompetente, siempre que se protocolice por
ante la Oficina de Registro correspondiente junto con la orden de
comparecencia del demandado, pues en virtud del carácter público que tienen
los protocolos llevados por las oficinas de Registro, cuando se protocoliza la
demanda con la orden de comparecencia al patrono, debe considerarse que
éste ha quedado en cuenta de la intención del trabajador de hacer valer su
crédito. (Cursivas de la Sala).

Con relación al supuesto contenido en el segundo párrafo del


artículo 1.969 del Código Civil, esta Sala de Casación Social en sentencia de
fecha 30 de julio del año 2003, donde resolvió un caso similar al que nos
ocupa, estableció lo siguiente:
En sentencia de 14 de diciembre de 1983, la Sala Civil de la Corte
Suprema de Justicia, al examinar el contenido y alcance del artículo
1.969 del Código Civil, como uno de los medios de interrumpir la
prescripción, expresó:
¿Para qué la formalidad del registro?
Para que tenga efectos erga omnes, incluso contra el demandado, es
decir, para que funcione la presunción de que el demandado conoce,
antes de la expiración del término de prescripción, la existencia de
la demanda contra él; por eso la Leyestipula (aparte final del aparte
del artículo 1.969), que el procedimiento que culmina con el
registro no es necesario, no se hace lugar si se ha efectuado la
citación del demandado dentro del lapso de prescripción, si ésta no
se ha consumado, porque en razón de la citación el demandado ha
tenido directo conocimiento de la existencia de la demanda.
Por todo lo expuesto, en el caso no está planteada la necesidad de la
calificación del instrumento (demanda), una vez que ha cumplido el
proceso respectivo hasta su registro, en el sentido de ser o no un
documento público, la exigencia legal está referida,
exclusivamente, a si se han cumplido o no los requisitos que exige
la norma para que se configure la causal o medio civil de
interrumpir la prescripción.
En otro aspecto, estructurada legalmente la causal civil de
interrupción de la prescripción, amparada por el cumplimiento de
todos los requisitos, inclusive el del registro, tiene
efecto erga omnes como se ha señalado, esto es ‘respecto de todos’
o ‘frente a todos’ pero procesalmente y en virtud del principio
dispositivo que domina todo nuestro ordenamiento judicial, en
virtud del cual, para el caso, el Juez no puede actuar sino conforme
a lo probado en autos, ese medio de interrumpir debe hacerse valer
en juicio en cualquier momento durante el proceso hasta los
últimos informes”. (Destacado de la Sala).
(Omissis)
Considera la Sala, en primer lugar, que la recurrida al desestimar
como medio para interrumpir la prescripción la copia certificada de
la demanda por ser un documento privado, extemporáneamente
consignado, en el acto de informes, en primera instancia, negó la
aplicación en el caso en cuestión del artículo 1.969 del Código
Civil, que dispone que: “Se interrumpe civilmente (la
prescripción) en virtud de una demanda, aunque se haga ante un
juez incompetente...”. “Para que la demanda judicial produzca
interrupción deberá registrarse enla Oficina correspondiente, antes
de expirar el lapso de la prescripción, copia certificada del libelo
con orden de comparecencia del demandado, autorizada por el
Juez, a menos que se haya efectuado la citación del demandado
dentro de dicho lapso”. (Sentencia de fecha 30 de julio del año
2003 en el caso José Gregorio Salandy Pérez contra Industria
Nacional Fábrica de Radiadores (INFRA S.A. con ponencia del
Magistrado Juan Rafael Perdomo).

De la transcripción precedentemente expuesta, se deduce el


efecto erga omnesque tiene el registro de la demanda, en el sentido, de que
dicho acto origina la presunción de que el demandado conoce, antes de la
expiración del término de prescripción, la existencia de la demanda incoada
contra él, derivando de ello la consecuencia jurídica de tenerse como
interrumpida el decurso prescriptorio, es decir, desaparece el tiempo ya
corrido de la prescripción, permitiendo que ésta comience de nuevo su curso,
como si no hubiese existido la prescripción anterior. (Sentencia de fecha 29 de
octubre del año 2004 en el caso Ramón Alonso vs. Servicio Halliburton de
Venezuela con ponencia del Magistrado Alfonso Valbuena Cordero).

En sintonía con lo anteriormente señalado, de los hechos


establecidos por la recurrida se observa, que la relación de trabajo culminó el
día 31 de marzo del año 2004, y la demanda fue introducida en fecha 22 de
marzo del año 2005, es decir, antes del término de un año exigido en el
artículo 61 de la Ley Orgánica del Trabajo.

Ahora bien, de las actas que conforman el expediente, se logró


constatar que el ciudadano actor, por primera vez, registró la copia certificada
del libelo de demanda junto con el auto de admisión, el cual como se dijo,
incluye la orden de comparecencia del demandado, el día 29 de marzo del año
2005 bajo el N° 44, Protocolo Primero, Tomo Quincuagésimo del Primer
Trimestre del año 2005 de los libros llevados por la Oficina Subalterna del
Registro Inmobiliario Caroní (folios 223 al 243 de la 1° pieza del expediente),
logrando en consecuencia interrumpir la prescripción de la acción,
originándose por consiguiente un nuevo lapso que culminaría el día 29 de
mayo del año 2006 (el año, más los dos meses de gracia para la notificación o
citación).

Asimismo, se observa que el ciudadano actor, antes que feneciera el


lapso de prescripción (29 de mayo del año 2006), prefirió diligentemente,
registrar en una segunda oportunidad, la copia certificada del libelo de la
demanda con la reforma de la misma, más los autos de admisión (libelo
original y reforma) y la orden de comparecencia del demandado, circunstancia
que ocurrió el día 22 de marzo del año 2006 (folios 244 al 297 de la 1° pieza
del expediente), como así fue establecido por la recurrida, originándose
nuevamente, y esta vez en una segunda oportunidad, la interrupción del lapso
de prescripción a tenor de lo dispuesto en el artículo 64 de la Ley Orgánica del
Trabajo, en concordancia con el artículo 1969 del Código Civil, por lo que
nuevamente se abrió un nuevo lapso que culminaría el día 22 de mayo del año
2007, y siendo la última de las codemandadas notificada en fecha 11 de julio
del año 2006 (folio 124 de la 1° pieza del expediente), se verifica que la
acción no está prescrita, por lo que mal pudo la recurrida declarar procedente
la defensa de fondo opuesta. Así se decide.

En consecuencia, resulta procedente la presente denuncia analizada.


No obstante y a fin de garantizar el principio de la doble instancia, esta Sala
REPONE la causa al estado de que el juzgado superior que resulte
competente, dicte sentencia en cuanto al fondo de la controversia, sin incurrir
en las infracciones aquí detectadas. Así se resuelve.

DECISIÓN

En virtud de las razones antes expuestas, este Tribunal Supremo de


Justicia, en Sala de Casación Social, administrando Justicia, en nombre de la
República y por autoridad de la Ley, declara: CON LUGAR el recurso de
casación anunciado y formalizado por la parte actora contra la sentencia
emanada del Tribunal Superior Segundo del Trabajo de la Circunscripción
Judicial del Estado Bolívar, con sede en la ciudad de Puerto Ordaz, de fecha
12 de agosto del año 2008. En consecuencia, se ANULA dicho fallo; y
se REPONE la causa al estado de que el juez superior que resulte competente
resuelva sobre el fondo de la demanda, sin incurrir en las infracciones aquí
resueltas.

Publíquese y regístrese. Remítase el expediente al Juzgado Superior


de origen, antes identificado.

La presente decisión no la firma la Conjuez INGRID GUTIÉRREZ


DOMÍNGUEZ porque no estuvo presente en la Audiencia
Pública correspondiente.

Dada, firmada y sellada en la sala de Despacho de la Sala de

Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia en Caracas a los ocho (8)
días del mes de marzo del año 2010. Años 199° de la Independencia y 151° de

la Federación.

El Presidente de la Sala,

____________________________
OMAR ALFREDO MORA DÍAZ

El Vicepresidente, Magistrado Ponente,

________________________
_______________________________
JUAN RAFAEL PERDOMO ALFONSO VALBUENA CORDERO

Magistrada, Conjuez,

_________________________________
________________________________
CARMEN ELVIGIA PORRAS DE ROA INGRID GUTIÉRREZ
DOMÍNGUEZ

El Secretario,

_____________________________
JOSÉ E. RODRÍGUEZ NOGUERA

R.C. AA60-S-2009-000055
Nota: Publicado en su fecha

El Secretario,

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