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Contrabajo

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Partes del contrabajo.

Contrabajo

Clavijero
Puente y cordal

Detalle del alma

El contrabajo1 es un instrumento musical de cuerda frotada de tesitura grave. Suele tener


cuatro cuerdas. El músico que toca el contrabajo recibe el nombre de contrabajista.
En otros instrumentos de su familia, como el violín, la viola y el violonchelo, las cuerdas se afinan
por quintas ascendentes. En el contrabajo se afinan por cuartas: mi-la-re-sol.

Arriba: escritura. Abajo: sonido real.


También los hay de tres cuerdas y de cinco. En los de tres, la más grave suele afinarse en la o en sol;
en los de cinco, en un do o un si más grave que la cuarta.

Índice

 1Descripción
o 1.1Historia
o 1.2Origen
 2Intérpretes célebres
 3Véase también
 4Referencias
 5Enlaces externos

Descripción[editar]
Es el segundo mayor y más grave de los instrumentos cordófonos. El más grave de todos es
el octabajo, que da sonidos dos octavas más graves aún.
Por razón de su tesitura grave, hasta tiempos relativamente recientes muy pocas veces se usaba el
contrabajo como solista. El primer contrabajista virtuoso fue Domenico Dragonetti; el
segundo, Giovanni Bottesini.
El sonido del contrabajo se produce por la vibración de las cuerdas al ser frotadas con un arco,
aunque puede también producirse pulsándolas con las yemas de los dedos, al modo del bajo
eléctrico o el tololoche, técnica que recibe el nombre de pizzicato o pellizco.
Se toca apoyándolo en el suelo igual que el violonchelo, mas a diferencia de aquel, que se toca
sentado, el contrabajo se suele tocar de pie, dado su mayor tamaño.
Historia[editar]
Los orígenes del contrabajo se remontan al siglo XVI, época en la que ya existía un instrumento
llamado violone, del cual parece derivar. Sin embargo, hasta el siglo XVII no adoptó la forma y las
características actuales, una combinación de elementos propios del violín y de la viola da gamba.
También durante ese siglo se incorporó definitivamente a la orquesta, en la que desempeñaba un
papel secundario; se limitaba a reforzar la parte del violonchelo. Las dificultades de la interpretación
derivadas de su gran envergadura limitaron su salto a los escenarios. A pesar de todo, a finales
del siglo XVIII y durante todo el siglo siguiente algunos compositores depositaron su confianza en el
instrumento, que se fue ganando el respeto de músicos y del público. Hubo que esperar a la segunda
mitad del siglo XX para asistir al verdadero auge del contrabajo de la mano de instrumentistas,
pedagogos y, sobre todo, del jazz, que brindó la oportunidad de lucirse en solitario y posibilitó la
adopción de nuevas técnicas interpretativas.
Origen[editar]
El origen del contrabajo, el mayor miembro de la familia de la cuerda frotada, ha suscitado
enardecidas discusiones entre los expertos. No existe unanimidad cuando se trata de decidir de qué
instrumento deriva, aunque sí está claro que a partir del siglo XVIII adquirió entidad propia dentro
del grupo de las cuerdas. Sin embargo, su emancipación en el ámbito musical puede considerarse
ciertamente tardía en relación con otros instrumentos. Quizá todo ello se deba al hecho que,
inicialmente, forma, tamaño, afinación y arco –es decir, los rasgos que lo definían- eran variables.
La viola da gamba, la silueta del violonchelo o la característica forma de pera constituían algunos de
los modelos tipo en los que los luthiers se inspiraban para su construcción. El contrabajo puede
definirse como el quinto instrumento más grave de la familia de los violines, aunque presenta
notables diferencias en relación a ellos.
Su origen se remonta al siglo XVI y fue una evolución de la viola da gamba y del violone bajo. Su
gran tamaño, por aquel entonces mayor que el actual, lo dejó al margen del cuarteto de cuerda,
formado por dos violines, una viola y un violonchelo. Hay quien afirma que el contrabajo no puede
considerarse un verdadero miembro de la familia del violín. Y es que a finales del siglo XV su forma
era la del violone a corde, el miembro más grande de la familia de la viola, que tenía unas dieciséis
cuerdas. A mediados del siglo siguiente, un intermedio florentino compuesto por Stiggio y Corteggia
dedicaba una de sus partes a un «sotto basso di viola», sin que pueda afirmarse si se trataba de un
solo de contrabajo de viola da braccio o de viola da gamba.
A principios del siglo XVII, el musicólogo Michael Praetorius describió un instrumento de cinco
cuerdas llamado violone. También conocido como contrabajo de viola da gamba o contrabajo de
violón, parece ser el antecedente inmediato del contrabajo actual. La afinación de este enorme
prototipo, que medía más de dos metros, era similar a la del contrabajo actual. Los sonidos que
producía eran una octava inferior a los que el intérprete leía en la partitura, particularidad que se ha
mantenido hasta hoy.
Así pues, puede afirmarse que el contrabajo deriva de una combinación de elementos propios del
violín y de la viola da gamba. Del primero conserva, entre otros, las características aberturas de
resonancia en forma de “f”, la inclinación hacia atrás del mango, el número de cuerdas generalmente
cuatro y la terminación en voluta del clavijero. De la viola da gamba, el contrabajo ha heredado el
cuerpo con ángulos discretos, el adelgazamiento central y los hombros caídos.
Las características físicas que ha presentado históricamente el contrabajo no se reducen únicamente
a las propias de la evolución temporal. Su procedencia geográfica ha marcado la existencia de
diversos modelos que todavía perviven. En general, puede afirmarse que en Alemania se adaptó la
silueta de la viola a la construcción del contrabajo. El resultado fue un instrumento con los hombros
del casco sesgados y el fondo plano. En Italia, en cambio, se construyeron numerosos ejemplares con
esquinas propias del violín y fondo curvo, a pesar de que siguió manteniendo la silueta de las violas.
Los contrabajos de los siglos XVI y XVII poseían habitualmente cuatro o cinco cuerdas, aunque en
ocasiones podían llegar a tener seis. No fue hasta mediados del XVIII, en que finalmente se
estableció la afición por cuartas, que el contrabajo sucedió de forma definitiva a los violones y violas
da gambas. A pesar de ello, los compositores no le prestaron demasiada atención durante esos siglos
y en muchas obras, como las sinfonías (hasta mediados del clasicismo), se limitaba a imitar la parte
del chelo, doblándola a la octava grave. Su gran tamaño, así como las gruesas cuerdas de tripa, lo
hacían poco manejable. Estas cuerdas daban un sonido profundo y estaban enrolladas en el clavijero,
que entonces era de madera de ébano. Posteriormente, la inclusión de cuerdas más finas hizo posible
la reducción del cuerpo del instrumento y, por consiguiente, facilitó la interpretación.
La situación del contrabajo en el ámbito musical del siglo XVIII distaba mucho de ser satisfactoria.
Esta agonía se prolongó hasta la entrada en escena de Domenico Dragonetti (1763-1846), que
promovió su inclusión definitiva en la orquesta y se convirtió en el primer virtuoso. Pese a sus
enormes logros, el italiano no consiguió ver en vida cómo el contrabajo se independizaba
progresivamente del chelo en las composiciones para orquesta, aunque sí pudo asistir a la
proliferación de sonatas, dúos y tríos específicos para contrabajo (Dúo para viola y contrabajo de
Sperger, Trío para violín, viola y contrabajo de Haydn).
Durante los siglos XVIII y XIX el instrumento ganó notoriedad en los salones de conciertos de las
principales capitales europeas y pasó a ocupar definitivamente un lugar destacado en el ámbito
musical gracias a las innovaciones en la orquestación llevadas a cabo
por Beethoven, Wagner, Chaikovski, cuyas composiciones le concedieron un mayor lirismo a este
instrumento. En 1839, Achile Gouffe llevó el contrabajo a la Ópera de París, escribió el primer
método para el instrumento, cuyo número de cuerdas se había fijado en cuatro, e introdujo notables
innovaciones tanto en el contrabajo propiamente dicho como en la forma del arco.
En los siglos XVIII y XIX coexistieron tres bajos de cuerda (a menudo afinados
en la (segunda), re (tercera) y sol (tercera)), que sobreviven en la música folclórica de la Europa del
este. Los antiguos bajos de los siglos XVI y XVII tenían cuatro o cinco cuerdas (excepcionalmente
seis). Las orquestas de baile modernas añaden una cuerda aguda a los contrabajos, afinada
en do (tercera). Hasta el siglo XIX los contrabajistas usaron arcos con la vara curvada hacia afuera
en relación con el encordado; mucho después de que fuera normal el arco curvado hacia adentro en
el violín, la viola y el violonchelo. El arco antiguo sigue en uso junto a los arcos modernos
desarrollados en el siglo XIX. Entre los virtuosos del contrabajo debemos incluir al italiano
Domenico Dragonetti, autor de conciertos, sonatas y diversas reducciones para el
instrumento; Giovanni Bottesini, el virtuoso por excelencia del contrabajo; al director ruso Sergei
Koussevitzky, que también ha escrito para contrabajo; y al contrabajista de jazz
estadounidense Charles Mingus.

Intérpretes célebres[editar]

Contrabajista de Lucky Dados, banda de rockabilly, un estilo en el que se interpreta de pie y muy
enérgicamente.

 John Addison (Londres, 1765-1844). No confundir con el


compositor John Addison.
En el siglo XX aparecieron grandes solistas del contrabajo en la música académica, como:

 Boguslaw Furtok
 Rinat Ibragimov
 Gergely Járdányi
 Gary Karr
 Esko Laine
 Thomas Martin
 Franco Petracchi
 François Rabbath
 Ludwig Streicher
 Manuel Verdeguer
 Bozo Paradzik
 Jorma Katrama
 Stefano Scodanibbio
En jazz, figuras como:

 Casey Abrams
 Jimmy Blanton
 Ray Brown
 Ron Carter
 Paul Chambers (1935-1969)
 Stanley Clarke
 Eddie Gómez
 Charlie Haden
 Scott LaFaro
 Christian McBride
 Charles Mingus
 Niels-Henning Ørsted Pedersen
 John Patitucci
 Esperanza Spalding
 Miroslav Vitouš
 Jorge Reyes
 En la música latina destacaron
 Kicho Díaz
 Oscar D'León
 Roberto Titae Lindl
 Israel Cachao López
El contrabajo es el «alma» del psychobilly y el rockabilly. En estos géneros la cuerda se hala y choca
contra el diapasón, creando así un efecto rítmico conocido como slap, al hacerlo de manera percutida
se pueden hacer variables del slap simple y fusionar con la percusión. Exponentes de estos géneros
son:

 Willie Dixon
 Bill Black
 Nigel Lewis
 Steve Rejon
 Lee Rocker.

Véase también[editar]
 Bajo de jazz
 Bajo eléctrico
 Banjo-contrabajo
 Contrabajo eléctrico
 Línea de bajo
 Octabajo
 Tololoche

Referencias[editar]
1. ↑ Real Academia Española. violón. Diccionario de la lengua
española.

Enlaces externos[editar]

 Wikimedia Commons alberga una categoría multimedia


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