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Arquitecto del Universo para la Gloria de una gran parte del Mundo
En Dios confiamos
La extinción de luces
En la simbología masónica, Jesús nos inspira y representa la luz, al hombre
iluminado por Dios, al hermano perfecto. En el momento de su muerte en la
cruz, las tinieblas cubren la tierra, la estrella flamígera se eclipsa, se produce la
perdida de la luz, la piedra cubica suda sangre y agua, y también se pierde la
palabra.
En su representación humana, Jesús es la representación más cercana de la
virtud, en él, se dan todas las virtudes juntas; la fe, la esperanza y la caridad, el
amor en su máxima expresión, la humildad, la prudencia, la templanza norman
su vida en la tierra, su doctrina y su prédica coinciden con su conducta.
La ceremonia de extinción de luces, me hace pensar en dos tipos de
enseñanzas, una iniciática que nos muestra el misterio de la muerte, de la que
luego se renace espiritualmente, y la otra de carácter moral, donde se tiene
que, como seres humanos, podemos tener malos momentos y caer en
profundos problemas, pero valen más las personas que saben levantarse y
superan los problemas de la vida.
En esta ceremonia, se nos presenta un candelabro con siete luces, las que se
irán apagando sucesivamente hasta desaparecer. Por ello, en esta ceremonia
se irán extinguiendo las luces, hasta quedarnos simbólicamente sumidos en la
oscuridad del materialismo
La extinción de las luces, me hace sentir que estoy “extraviado en las tinieblas
entre rocas y precipicios y que busco un guía para volver al camino”, que he
perdido la palabra, me he vuelto rebelde a la razón, la justicia y la verdad, y que
no escucho nada más que la voz de mis pasiones y mis apetitos.
Asimismo, que he roto las columnas, dispersado los instrumentos, rasgado el
velo del templo y la piedra cubica suda sangre y agua.
El estado negativo de muerte y destrucción de los valores espirituales, está
representado por la demolición simbólica del templo, que es donde se busca y
se glorifica los ideales puros y la verdad
Como consecuencia de dicha perdida, se oculta el sol de la sabiduría, se
oscurece y desaparece la estrella flamígera, que representa el ideal y la luz que
ilumina nuestro camino.
Se pierden los valores espirituales desgarrándose el velo del templo,
apareciendo los intereses personales, en lugar de las aspiraciones espirituales.
Las tinieblas lo inundan todo, la ignorancia y el espíritu agnóstico prevalecen, la
opresión encadena la libertad.
En esta oscuridad, se verifica el misterio de la pasión de la piedra cubica. La
piedra que es objeto de todos los trabajos masónicos suda sangre y agua, en
una crisis de agonía y de martirio.
La palabra perdida
Los evangelios narran que sobre Jesús se colocó una inscripción como título,
pero solo el Evangelio de Juan declara que el título fuera escrito en tres
idiomas, hebreo (que podría ser el arameo), griego y latín, a fin de ser leído por
las multitudes de extranjeros que acudían a la Pascua.
El Evangelio de Juan dice que el título del cargo de Jesús decía «Jesús el
Nazareno, el rey de los judíos». En la versión más escueta de Marcos solo
dice: «El rey de los judíos»; en Lucas «Este es el rey de los judíos»; y en
Mateo «Este es Jesús el rey de los judíos». De lo anterior viene la sigla I.N.R.I.
típica del arte cristiano de tradición latina.
Según nuestro ritual, la palabra perdida es la sigla I.N.R.I. y la interpretamos de
la forma siguiente: Igne Natura Renovatur Integra, esto significa: La
Naturaleza se regenera íntegramente por medio del fuego. Simbólicamente, es
nuestro fuego interior que produce la vida, en todos sus aspectos.
Ampliando la interpretación, podemos decir que toda la naturaleza se renueva,
regenerada por el fuego, y el fuego se identifica con la divinidad, de la que es el
símbolo más puro y apropiado.
Antes de concluir, recomendaría a mis hermanos, que los días que siguen a
esta ceremonia de extinción de luces, deben ser de reflexión y búsqueda de su
significado personal en la experiencia de vida de cada uno, que nos permita
continuar con el reto personal, que asumimos el día de nuestra iniciación.
Debemos construirnos a nosotros mismos, utilizando el método que la orden
nos brinda, practicando sus ritos, aplicando los rituales y alegorías como
medios efectivos, de entrar en contacto con nuestra más sutil esencia
espiritual.
Bibliografía
Ritual XVIII, del Supremo Concejo Grado 33°
Manual del Caballero Rosacruz, Aldo Lavagnini
Un curso de milagros, Fundación para la paz interior