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RICARDO ANDRÉ

El Evangelio “góspel”
el show de la profanación
EL EVANGELIO “GOSPEL”, EL SHOW DE LA PROFANACIÓN
Ricardo André

Actualmente, ya es bastante común que las iglesias


evangélicas tengan un “Ministerio de Danza”. En estos bailes se
usan canciones electrónicas, iluminación y sonido de discoteca.
Una club sin predicación, danzas sensuales o bebida alcohólica, y
que aún así, es éxito de público.

Los asistentes se dirigen a esos lugares, y bailan al sonido de


rock, funk, salsa, y los famosos remixes de grandes éxitos de la
música cristiana. Dicen los jóvenes, que el objetivo de estos bailes
es la Evangelización, que la gente conozca a Dios a través de
bandas o incluso a través de los DJs que tocan tales canciones.

Muchos cristianos (cristianos?) de nuestro tiempo han usado


el adjetivo “gospel” para “santificar” actitudes, posturas,
comportamientos, conductas y eventos que antes estaban
relacionados a personas que no conocen el Evangelio. Se parte de
la premisa de que el creyente tiene libertad para hacer lo que
quiera y divertirse de la manera que entienda -a pesar de imitar el
mundo-, y nadie tiene nada que ver con eso. Como se desprende
de la lectura de este artículo, “gospelizar” es, supuestamente,
“hacer evangélico”. Una vez “gospelizado”, lo que una vez era
considerado pecaminoso puede ser practicado libremente, sin peso
de conciencia. El lema de los creyentes de la “generación gospel”
es: “Vamos a disfrutar de la vida. Al fin y al cabo, para Jesús no
está mal”.

Los líderes y miembros de las iglesias “gospelizadas” se


conformaron con el mundo. Sus cantantes se inspiran en astros
mundanos, como declaró hace algún tiempo el integrante de una
famosa banda gospel: “La gente escucha a Bob Marley, pero sólo
para informarse”. La tónica de los mensajes “evangelísticos”
predicados en esas iglesias es: “Venga como está y quédese como
quiera“.
Pero, ¿qué dice la Biblia acerca del espectáculo evangélico y
clubes gospel?

¿Será éste el método de Dios para alcanzar a los jóvenes?


Jesucristo descendió a la tierra, se mezcló con los peores
pecadores, convivió con ellos, pero nunca rebajó sus normas y
patrones para conquistarlos. A pesar del profundo respeto que
merecen todos los cristianos adeptos de esas fiestas, debo decir
que Dios reprueba el evangelio-show! ¿Por qué? En primer lugar,
porque colocar una letra sacra en una música secular, a ejemplo
del rock, pop, etc, y luego hacer que los jóvenes bailan es un
sacrilegio, blasfemia, profanación. Desgraciadamente la inmensa
mayoría de aquellos que hacen esta simbiosis, no son conscientes
de que el resultado es un mensaje contradictorio. No entienden
que la letra religiosa no santifica un estilo musical profano, ¿Dónde
está el mensaje de la Biblia cuando rebajamos nuestras normas?
¿Podremos convertir el mundo trayendo música mundana a la
iglesia? La mezcla de palabras religiosas con estilos musicales
seculares, creados con un propósito contrario a los valores
cristianos, es comparable al pecado de Nadab y Abiú, que
introdujeron “fuego extraño” en el santuario (Levítico 10: 1, 2). El
Señor no toleró tal proceder, y explicó que los líderes deben tener
la mente lúcida “para discernir entre lo santo y lo profano”
(Levítico 10:10). Aparentemente este texto sugiere de forma
enfática que, si deseamos las bendiciones de Dios, no sólo
debemos hacer una diferencia entre lo santo y lo profano,
especialmente en la música, mas debemos apartarnos de lo que
Dios no acepta. Me sorprendo con la claridad de las palabras de la
escritora cristiana, Elena G. White.

“La conformidad a las costumbres mundanas convierte la


iglesia al mundo; nunca convierte el mundo a Cristo”(El Gran
Conflicto, página 509).

El método aprobado por Dios para el evangelismo es la


“locura de la predicación” (1 Corintios 1:21). Él nos dio el
ministerio de la reconciliación. (2 Corintios 5:18). Nuestra
responsabilidad es no contaminar este mensaje con lenguajes
mundanos, como la música rock. No hay necesidad de la
manipulación y excitación de la música rock, en los clubes gospel,
para salvar a la gente. El evangelismo ha sido grandemente
auxiliado por una música semejante a Cristo presentada por
ejecutantes semejantes a Cristo, pero al final es la proclamación
de la Palabra de Dios, acompañada por el poder convincente del
Espíritu Santo que trae a las personas a una relación de salvación
con Jesús Cristo. Nuestros esfuerzos evangelísticos deben
centrarse en la Roca Eterna, en lugar de la música rock de nuestra
época.

Muchos adolescentes están tan inmersos en la música rock


que un club gospel donde esta música es tocada les proporciona
una salida para disfrutar de su música sin la condena de sus
padres o de la iglesia.

Segundo, porque el Evangelio debe ser comunicado, no de la


manera que la gente desea oírlo, sino de la manera que necesitan
oírlo. El evangelio del entretenimiento no produce discípulos de
Jesús, como ordena la Palabra del Señor, literalmente, en Mateo
28.19: “haced discípulos a todas las naciones”. Los conciertos
gospel populares no apelan mucho por un compromiso moral o
espiritual. Principalmente ofrecen a los jóvenes lo que quieren –
entretenimiento.

Abran sus Biblias en 2 Crónicas 20.18. ¿Vencómo Josafát se


postró con el rostro en tierra, adorando a Dios? Ahora, abran en 2
Crónicas 29.29 y Nehemías 8.6. Después, en Job 1.20 y Salmos
95.6. Lean conmigo también Mateo 2:11, acerca de los magos de
Oriente: “y, postrándose, lo adoraban“.

¿Dónde está la adoración extravagante, tan festejada por los


seguidores del evangelio-show? En todos los pasajes citados
acerca de la adoración, ella es acompañada de postración,
quebrantamiento, llanto, humillación. “Es el verdadero producto
del adorador, y no los espectáculos con luces coloridas, danzas,
canciones de autoayuda, estrellato, “caer en el Espíritu “, gritos
frenéticos, ritmos electrizantes, falsas profecías y otras futilidades!

Finalmente, el “nuevo placer” puede llevar a una adoración


hedonista, que es otra forma de idolatría – adorando la
experiencia, no a Dios. Por lo tanto, el hedonismo gospel es el
evangelio de la profanación !!!
Dios reprueba el evangelio-show porque éste ofrece al pueblo
lo que él desea, al igual que hizo Aarón (Éx. 32.1-6). Por influencia
de este falso evangelio, los cultos no tienen más espacio para la
exposición de la Palabra de Dios. Al menos dos tercios de las
reuniones de “adoración” se rellenan con cántico, música e
irreverencia. Pero el Señor ha levantado hombres y mujeres que,
al igual que Moisés, han dado a su pueblo lo que él necesita
(Éxodo 32.7-35).

¡Volvamos a adorar al Señor Jesús en nuestras iglesias! Con


menos canción y más alabanza. Con menos triunfalismo y más
predicación cristocéntrica. Con menos sofisticación y más
simplicidad. Con menos comportamiento gestual y más
quebrantamiento del corazón. Con menos relajación y más
arrepentimiento.

El problema es que muchos hoy tienen ganas de saltar,


bailar, gritar, correr… Y no tienen ganas de andar según las
Escrituras. A ellos les gusta escuchar gritos frenéticos.. Pero
cuando alguien los invita a abrir las Escrituras, tuercen la nariz y
piensan: “Ahí viene con esa charla de lo bueno y malo”.

¿Usted también está cansado de esa “charla” de lo bueno y lo


malo, querido amigo? Dios quiere que nos humillamos ante Él: “si
mi pueblo, que se llama por mi nombre, se humilla […] entonces
yo oiré de los cielos” (2 Cr. 7.14).

SHOW significa dar a la gente lo que quieren: la satisfacción


de la carne. Culto significa dar a Dios lo que le pertenece: toda la
alabanza.

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