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PAREJA EN REGLA

Comedia en un acto
Original de Indira Páez
Diciembre 2007

Personajes

YAZMENIA: mujer de unos treinta años, inconfesables.


Ejecutiva de una agencia de publicidad, moderna, sin hijos,
exitosa y segura de sí misma.

RODRIGO: esposo de Yazmenia. Cuarentón, simpático,


dicharachero, exitoso, amiguero y bonchón. Es ejecutivo de
ventas de un laboratorio.

ACTO ÚNICO
La escenografía nos muestra una sencilla pero elegante
sala de una casa. Estamos ante una pareja próspera,
moderna. Y sus muebles son como ellos.

Escena I: La Noche del Cumpleaños


Yazmenia furiosa camina de un lado a otro como león
enjaulado. En la mesita de la sala, una torta con una velita.
Yazmenia tiene el celular en la mano, llama y llama. No
logra comunicarse. Está vestida con elegancia sencilla (No
se cumplen… “tiuno” todos los días). Mira la hora y patea
el piso, histérica.

YAZMENIA:
¡Otra vez la contestadora! ¡No lo puedo
creer! ¡Pero bueno Rodrigo! ¿Dónde andas
tú metido? (Imitando) Sí, sí, ya sé que en
este momento no me puedes atender… ya sé
que después del tono tengo que dejar un
mensaje… ¡Ya me sé la lección de memoria,
Rodrigo Landaeta, lo que no entiendo es por
qué carrizo se te volvió a olvidar que hoy tu
esposa está de cumpleaños, chico!
¡AGHHHHHHHHH!

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Yazmenia lanza el celular en un ataque de rabia y
enseguida se arrepiente. Busca el aparato, le habla, lo
acaricia.

YAZMENIA:
Ay, mi celular, pobrecito… él no tiene la
culpa de nada… (le habla al celular) ¿Verdad
que no? Nooooo. Tú no tienes la culpa de
que mi marido sea un insensible que olvida
qué música me gusta a mí, qué día
cumplimos años de casados…
YAZMENIA: (CONT…)
¡…Y que no es capaz de llegar temprano a
su casa el día del cumpleaños de su
esposa!!!!! (todavía al celular) O sea, tú no
tienes la culpa de que mi marido sea un
hombre, pues… Además, tú eres mi mejor
amigo en estos días. Me haces compañía,
me recuerdas las cosas, me comunicas, ¡y
no te quedas dormido después del sexo!

En eso suena el celular

YAZMENIA:
¡Cuando las cosas son verdad! (Atiende)
¿aló? ¡Cecilia! Hola amiga, cómo andas… sí,
sí, gracias. Claro que sé que siempre te
acuerdas de mi cumpleaños… ¿Qué cuántos
cumplo? Bueno, mija, ¿cuántos más?
“Tiuno”. (Pausa) Exacto, los mismo que tú.
Es más, cuando me preguntan cuántos años
tengo, lo que digo es “bueno, ya cumplí
treinta”. Eso sí, nunca aclaro cuándo los
cumplí (ríe) ¿Verdad que es perfecto? Mira,
lo único malo de esto de quitarse la edad, es
que nunca falta una amiga indiscreta de
esas que estudiaron contigo bachillerato, y
que te dicen: “¿Qué tienes cuántos? No
niña, si nosotras nos graduamos juntas en el
año…” ¿Qué es eso? ¿Quién tiene cabeza
para andar sacando cuentas? (ríe) ¿Yo?
Feliz. Sí, claro. A mis tiuno me siento plena.

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Me va súper bien en el trabajo, estoy a
punto de ser ascendida, el año que viene
termino el posgrado y… (pausa) ¿Qué?
¿Rodrigo? Ah sí… también tengo a Rodrigo,
claro. ¿Que cuándo vamos a tener hijos?
Cuando él quiera. Yo estoy loca de tener
bebés, pero él se resiste… Ya tú sabes,
miedo eterno al compromiso. Terror
Crónico. Cosas de machos. ¿Qué aparte de
eso cómo nos va?... este… ay Cecilia, mira,
te voy a tener que dejar porque… me está
entrando otra llamada… ¡Chao! ¡Gracias!

Cuelga. Ve la torta y prende la vela, tristona.

YAZMENIA:
Sí, sí. Me va muy bien en mi matrimonio…
Rodrigo es… inteligente, atractivo, tiene
sentido del humor, es buena cama… Tiene
un solo defecto: es hombre. O sea,
desconsiderado, descuidado, egoísta y
patán. Pero de resto… el matrimonio es el
mejor estado civil.

YAZMENIA: (CONT…)
Me encanta estar casada… ¡sobre todo
cuando no me provoca quedarme viuda de
una buena vez! (canta) “Cumpleaños feliz,
cumpleaños a mí, cumpleaños Yazmenia,
cumpleaños feliz”…

Yazmenia apaga la vela. Apagón.

Escena II: La setencia


Oscuro. Rodrigo entra calladito, sigiloso, zapatos en mano.
Prende una lucecita. Yazmenia se ha quedado dormida
sobre el sofá. Lo siente entrar. Él no la ha visto. Él mira
hacia los lados y pretende ir hacia la habitación. Luce
desarreglado. Obviamente viene de rumbear.

YAZMENIA:
¡Rodrigo!

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Ella enciende bruscamente la luz.

RODRIGO: (Achispado por el alcohol)


¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHH!
¡Pero bueno Yazmenia del Carmen! ¿Qué es
eso? ¿Qué haces tú ahí? ¡Casi me da un
infarto!

YAZMENIA:
¡Ojalá te hubiera dado! ¡Así no tendría que
matarte! O sea, te hubieras muerto de
causas naturales ¡Y en defensa propia!!!!!

RODRIGO:
Yazmenia, Yazmenita, ven acá, ¿por qué tan
brava, mi amor? Apenas son las… (ve el
reloj) Este… chica, se me paró.

YAZMENIA:
¿Qué?

RODRIGO:
El reloj, lo tengo parado, mira… con razón.
Yo… creía que… bueno Yazmenia, (cambia,
se hace el ofendido) ¿Qué pasa? ¡Yo estaba
trabajando! ¡Tenía que hacerles una
presentación a unos médicos! Y tú sabes
cómo son esos médicos de bonchones…
¡Sobre todo los ginecólogos! Además, no les
gusta llegar a su casa. Es que tienen un
trabajo muy estresante.
RODRIGO: (CONT…)
Y claro, cuando llegan a su casa, y las
esposas los invitan a la cama… ¿Qué pueden
pensar? ¡No quieren saber más nada de
trabajo!... En fin, mi muñeca, me invitaron a
tomarme algo con ellos y… ¿cómo les digo
que no, mi amor? ¡Son mis clientes! (Repara
en la torta) ¿Y esa torta? ¿Qué estamos
celebran…(se acuerda) ¡Ay no! Yazmenia…

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Yazmenita… Hoy es… tu cumpleaños mi
amor…

YAZMENIA:
Ayer, Rodrigo. Ayer. Fue ayer.

Rodrigo se le acerca, ella lo evade.

YAZMENIA:
¡Ni se te ocurra! ¡No me toques ni me
vengas con amapuches! ¡Esto no te lo
perdono! ¡Descarado! ¡Sinvergüenza!
¡Mírate cómo andas! ¿Tú crees que yo voy a
creerme la mentirota de que estabas
“trabajando”? Lo que te falta es decirme
que “junta es junta”. ¡No chico! ¡Yo estoy
harta! ¡Harta de tus lugares comunes, de
tus clichés! ¡Yo no quiero ser la esposa
amargada del desconsiderado de oficio! Yo…

Cambio de luces. Rodrigo con un gesto “mutea” a su


esposa. Ella sigue armándole el zaperoco en silencio, él
habla al público. Cenital sobre él.

RODRIGO:
Yo de verdad no entiendo a las mujeres.
Quieren que uno las complazca en todo, que
les compre carteras, zapatos, ropa, pero sin
trabajar hasta tarde. Que uno viva de buen
humor, pero sin salir nunca con los amigos.
Que uno sea delicado pero macho.
Considerado pero valiente. Sutil pero
aguerrido. ¡Eso es demasiada
responsabilidad! ¡Se agota uno! Y a ver…
¿Qué tiene de malo que uno olvide un
cumpleaños? ¡Total! ¿A qué mujer le gusta
cumplir años? ¡A ninguna! Entonces es
hasta mejor que uno ni se acuerde de eso.
Yazmenia tiene como diez años cumpliendo
“tiuno”. Como si hubiera nacido en año
bisiesto. ¡Ay! Ahora me toca comprar flores,
llevarla a cenar… quién sabe si hasta una

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joya tengo que regalarle, porque el tamaño
del regalo debe ser proporcional al tamaño
de la ofensa. Y por lo que veo, está bien
ofendida…
Cambia la luz. Rodrigo “desmutea” a su mujer que sigue
con el zaperoco.

YAZMENIA:
Y una sola cosa te voy a decir Rodrigo
Landaeta. Para volver a ver esta vagina en
tu vida, ¡tendrás que meterte a ginecólogo!

Ella se da media vuelta y se va.

RODRIGO:
¡Yazmenia!

Él la va a seguir. Ella lo empuja desde adentro.

YAZMENIA:
¡Ni se te ocurra! ¡Hoy te sale sofá!

RODRIGO:
Pero mi amor, tú sabes que yo tengo hernia
discal…

YAZMENIA: (Desde adentro)


¡Has debido pensarlo antes de embarcarme!

RODRIGO:
Pero Yazmenita… hace frío….

Ella le lanza una cobija desde adentro.

RODRIGO:
Pero bueno… ¡qué carácter! No es para
tanto, Yazmenia. Ni que fueran tus quince
años. No puede ser que por un simple olvido
tú eches por tierra casi cinco años de
felicidad conyugal, de viajes, de amor, de
buen sexo…

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YAZMENIA:
¡Cosas que no volverán!

RODRIGO:
Yazmenia… no me hagas esto… (para sí)
Nunca la había visto tan brava ¡Ésta como
que está en esos días del mes!

Yazmenia sale más furiosa, amenazante, contenida.

YAZMENIA:
¿Qué dijiste Landaeta?

RODRIGO:
¿Ah? ¿Yo?

YAZMENIA:
¿Qué dijiste?

RODRIGO:
No sé, Yazmenita… tú sabes que yo hablo
mucha pistolada.

YAZMENIA:
¿Dijiste que estoy en esos días del mes?

RODRIGO:
Eh… sí, digo, no. Que en estos días
“cumpleañeros” del mes… te ves… más
bella… sí. Bueno, y además que se acerca la
quincena, y estás contenta porque…

YAZMENIA:
Rodrigo, haznos un favor. Hazle un favor al
mundo, a la humanidad, a la perpetuación
de la especie, ¿sí?

RODRIGO:
Ajá.

YAZMENIA:

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¡Cállate!

RODRIGO:
Ajá.

YAZMENIA:
Y déjame decirte algo. Si te refieres a que si
tengo la regla, déjame decirte que no, que
no tengo la regla. Pero, ¿y si la tuviera? O
no, si estuviera a punto de venirme… ¿qué?
¿Tú sabías que tres días antes de que me
venga la regla, todos y cada uno de los
meses de mi vida desde que tengo trece
años, yo retengo líquido, se me hinchan los
senos, me duele la cabeza, la espalda, y todo
me da ganas de llorar? ¿Ah?

RODRIGO:
Nnnno. No sabía, mi amor, pobrecita. ¿Y si
te extirpas eso?

YAZMENIA:
¡Se llama Síndrome Premenstrual, Rodrigo
Landaeta! ¡Y es perfectamente válido!
¡Como el reclamo que te estoy haciendo! Y
no es justo que tú subestimes lo que siento
metiéndolo todo en el saco de “eso es que
tienes la regla”.

RODRIGO:
Ajá.

YAZMENIA:
¡Es más! Las mujeres podemos
experimentar depresión, irritabilidad,
insomnio, fatiga crónica, dolor de cabeza,
dolor en los senos y en la pelvis , frigidez,
distensión abdominal, edema o retención de
líquido, problemas en la piel, acné,
sequedad de la piel, ojeras, hipoglicemia,
bulimia y aumento de peso… ¡Y hay mujeres
que colapsan durante el síndrome

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premenstrual y hasta cometen crímenes!
¡Hubo una que hasta castró al marido!

RODRIGO: (se agarra la entrepierna)


¡Ay no! Yazmenia, por favor, vamos a dejar
el temita, mira, entendí el punto…

YAZMENIA:
No Rodrigo. No lo entendiste. Eres
demasiado egoísta para entender ningún
punto que no sea el tuyo. ¿Tú sabes qué te
haría bien a ti? ¡Tener la regla aunque fuera
por un día!

RODRIGO: (se carcajea)


¿Yo? ¿Con la regla? Ahora sí que te volviste
loca. Será el síndrome ese.

YAZMENIA:
¡Ese sí sería un buen regalo de cumpleaños!
¡Verte a ti pasar por eso, a ver si terminas
de entender de qué se trata ser mujer,
Rodrigo Landaeta! A ver si sales de tu
concha de hombre desconsiderado y egoísta
de una buena vez. ¡Hasta mañana!

Ella se va y da un portazo en el cuarto. Él se medio cubre


con la cobija en el sofá.

RODRIGO:
Yazmenia está como intensa. Le está
pegando la edad. Y ahora lo del síndrome
ese… yo mejor duermo con un ojo abierto y
el otro también… no vaya a ser cosa… que
amanezca sin el arma de reglamento ¡Dios
mío!

Apagón.

Escena III: Al día siguiente.


Rodrigo ha maldormido en el sofá. Ronca. Sale Yazmenia
del cuarto arreglada y vestida ejecutiva para salir.

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YAZMENIA:
¡Rodrigo! ¡Levántate! ¡Son las ocho de la
mañana! ¡Rodriiiiiigo!

RODRIGO:
Ay… ay… ay… mi cabeza…

YAZMENIA:
¿No vas a ir a trabajar hoy?

RODRIGO:
Yazmenia, baja la voz, por favor. Ya te dije
que tengo jaqueca.

YAZMENIA:
Ratón, Rodrigo. Se llama ratón. O resaca. O
mona. O…

RODRIGO:
¡Ya! Ya. Ya.

Rodrigo trata de levantarse y lo hace con dificultad. Está


adolorido.

RODRIGO:
Ay…

YAZMENIA:
¿Qué? ¿Dolor de espalda? ¿Será la edad?

RODRIGO:
Tengo un dolor… extraño… como… como
de… barriga. No sé… unas puntadas… (se
señala el vientre).

YAZMENIA:
Algo que comiste, seguramente. O que
tomaste. O cualquiera de las anteriores.

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Rodrigo se palpa el pecho, las manos, como si estuviera en
otro cuerpo. Como si le apretara la piel.

YAZMENIA:
Tómate un Alka-Seltzer y un Baytalcid. Yo
debo ir a trabajar.

Ella va a salir, pero ve que Rodrigo está muy extraño.

YAZMENIA:
¿Qué pasa?

RODRIGO:
No sé… me siento las manos… hinchadas.
Mira como me queda el anillo.

YAZMENIA:
¿No será que te lo quitaste anoche para
andar de sinvergüenza y te lo pusiste en el
dedo que no era?

RODRIGO:
No, chica… es en serio. Estoy enfermo. Me
duele… el pecho.

Ella lo palpa, él se queja.

RODRIGO:
¡Ay! ¡Con delicadeza! ¿No te estoy diciendo
que me duele?

YAZMENIA:
Será un virus… Quédate en la casa. Llama a
la oficina. Yo te compro algo y…

RODRIGO:
Me siento como pesado, Yazmenita. Nunca
me había sentido igual…

YAZMENIA:
Bueno no te pongas hipocondríaco, debe ser
una gripe, o algo así…

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RODRIGO:
¿Hipocondríaco? ¿Hipocondríaco? ¿O sea
que tú crees que yo estoy inventando esto?
¿Tú crees que son cosas mías? ¿Quién es
ahora la desconsiderada, ah? ¿O sea que
mis sentimientos no importan? Mis
emociones, mis sensaciones. (Se quiebra)
Yazmenia, tú no eres la única en esta
relación que tiene derecho a quejarse, para
tu información. Yo también necesito
atención. Espacio, individualidad,
comprensión.

YAZMENIA:
Rodrigo, perdóname, yo no quise…

Rodrigo se echa a llorar. Ella lo abraza, entre impactada y


suspicaz.

RODRIGO:
Creen que porque uno es hombre uno es de
hierro, y tampoco la cosa es así… uno se
cansa, chica…

YAZMENIA:
Mi amor, ya está… yo no quise… no quise
ser tan dura contigo… (cayendo) ¡Rodrigo!
Yo sé que suena… extraño, pero… no, no, no
puede ser…

RODRIGO:
¿Qué? ¿Qué?

YAZMENIA:
No, algo que se me ocurrió que puedes
tener, pero es imposible.

RODRIGO:
(Paranoico) ¿Qué?

YAZMENIA:

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No, una idea, una especulación, pero…

RODRIGO:
¿Pero qué Yazmenia, qué es lo que crees que
tengo? ¿Me voy a morir? ¿Qué crees que
tengo?

YAZMENIA:
Nada grave, Rodrigo, es por lo que dije ayer,
en mi cumpleaños. Mi deseo…no sé, a lo
mejor se hizo realidad y tú tienes…

RODRIGO:
¿Qué deseo? ¿Ayer? Ayer yo estaba… en
otro mundo… tú sabes, el agotamiento…

YAZMENIA:
¡Qué agotamiento ni qué nada, tú lo que
estabas era rascado!! Pero igual, yo… tuve
un deseo… y no sé si se hizo realidad… es
que… tienes los pectorales hinchados… te
duele el vientre… estás como hiper
sensible…

RODRIGO:
(Aterrado) ¿Y? ¿Y? ¿Y?

YAZMENIA:
¡Yo creo que te va a venir la regla!

RODRIGO:
¿Quéééééé´? ¿La regla? ¿Tú estás loca? ¿La
regla yo? ¡Yo soy un macho, Yazmenia! ¡Yo
no puedo tener eso! ¡Yo… yo…. Ay ya va…
creo que… me hice pipí encima… o no sé…
¡auxilio!!!!!!!!!!!!!!

Rodrigo sale corriendo hacia el baño.

YAZMENIA:
¿Será posible? No, no, por supuesto que no,
por favor, es una fantasía… qué loca soy,

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cómo se ocurre, como si esto fuera una
película… (llama por teléfono) ¿Aló?
¿Martínez? Cómo estás, es Yazmenia, la
esposa de Rodrigo… sí, sí, ya sé que la
pasaron muy bien anoche… pero te llamaba
porque… ¿Qué por qué no fui anoche?
Bueno, nadie me invitó… ¿ah sí? ¿Rodrigo te
dijo que me aburrían las reuniones con
médicos? ¡Nada que ver! ¡A mí me encanta
un médico! Lo que detesto es a un
mentiroso… Pero bueno, te llamaba porque
precisamente Rodrigo amaneció como
enfermo…¿Qué qué tiene? Bueno… él…
este…

RODRIGO:
(Sale en crisis) ¡Yazmenia! ¡Sí la tengo!
¡Tengo la regla!!!!!!!

Rodrigo se deja caer en el sofá, estalla en llanto.

YAZMENIA:
(Al teléfono) Una virosis, Martínez. Ya se le
pasará. Te aseguro que, en tres días… cinco
como mucho, se le pasa. Sí, sí, chao.

RODRIGO:
¿Y ahora?

Yazmenia lo mira en shock, pero poco a poco pasa a la risa.


Una risa casi histérica que se convierte en satisfacción,
venganza. Él llora.

RODRIGO:
¡No te burles! No puedo creerlo, que te rías
del hombre que te ama…

YAZMENIA:
Ay Rodrigo perdóname mi amor, tienes
razón… es que no me puedo contener… es
que… ya va… ¿qué hiciste? Digo… en el

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baño. Tú sabes, para contener la…
hemorragia. ¿Te pusiste una…

RODRIGO:
Una toalla sanitaria, claro… ¡no me voy a
poner un tampón!

YAZMENIA:
¡Auch! No, no, claro que no… ya va, vamos a
hacer algo. Yo me tengo que ir a trabajar…

RODRIGO:
¿Qué? ¿Me vas a dejar solo aquí?

YAZMENIA:
Rodrigo, lo que tienes es la regla, no una
enfermedad infecto contagiosa por Dios.

Rodrigo gimotea, hace pucheros. Ella se ablanda, se


acerca, le acaricia la cabeza.

YAZMENIA:
Mi amor, vas a estar bien. No te va a pasar
nada, te lo garantizo. De esto no se muere
nadie. (Explicando) Es que hoy tengo una
reunión con unos clientes importantísimos…
pero te juro que vengo temprano. Mira.
Echate un baño. Ponte una bolsa de agua
tibia en el vientre. Sube los pies. No comas
pesado. Trata de descansar. Yo voy a hablar
con un médico y…

RODRIGO:
¡Nooooooo! ¡Ningún médico! ¿Estás loca?
Todos los médicos de este país saben quién
es Rodrigo Landaeta. ¡Yo no quiero que esto
lo sepa nadie! ¿También vas a someterme al
escarnio público? Esperaremos a que se
pase, no sé… ¡Ay! ¡Me quiero morir!

YAZMENIA:

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Deja el drama, Rodrigo… (burlona)
¡Cualquiera diría que estás en esos días del
mes!

RODRIGO:
¡Necia! ¡Desconsiderada!

Rodrigo se mete al cuarto batiendo puertas y Yazmenia


sale a la calle muerta de la risa.

Apagón.

Escena IV: La cura


Noche. Rodrigo en el sofá, en bata de baño, con una bolsa
de agua tibia en la panza y una de hielo en la cabeza. Lee
un libro. Llora. Hay papel absorbente por todos lados.
Entra Yazmenia.

YAZMENIA:
¡Rodrigo mi amor! ¿Estás bien? ¿Qué pasó?
¿Qué lees?

RODRIGO:
¡Nunca me había dado cuenta de que El
Código Da Vinci era una hermosa historia de
amor!

YAZMENIA:
¿El código Da Vinci?

RODRIGO:
¡Por supuesto! ¡Ah! Y mira…
Rodrigo señala algo en su rostro.

YAZMENIA:
¿Qué cosa?

RODRIGO:
Mira, mira.

YAZMENIA:
No veo nada, mi amor.

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RODRIGO:
¡¿Cómo que no?! ¡En la punta de la nariz,
Yazmenia, fíjate bien!

YAZMENIA:
¿Qué es?

RODRIGO:
¡Una espinilla!!!!!!

YAZMENIA:
Pero no se te ve casi…

RODRIGO:
Claro que sí. ¿Te imaginas que ahora me
brote todo? Yo, que soy la imagen del
laboratorio, ¡el vendedor estrella! Yo que
trabajo con dermatólogos, entre otras tantas
luminarias del mundo de la medicina, ¿qué
van a decir? ¿Qué estoy sufriendo de acné
juvenil a esta edad????

YAZMENIA:
Te juro que no es nada, mi amor, pero te
puedo dar una cremita que…

RODRIGO: ¡Ah no, Yazmenia, no abuses! El


hecho de que yo tenga la regla no quiere
decir que no sea un macho ¡Y macho que se
respeta no se pone cremitas!!!

YAZMENIA:
Bueno, ven y te la saco.

RODRIGO:
¿Y si me duele?

YAZMENIA:
No vale, lo hago con cuidadito…

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Yazmenia se pone a sacar el granito de la nariz de Rodrigo.
Acercamiento romántico. Él cobardón. Juego ad libitum y
vemos que hay reconciliación en puertas.

RODRIGO:
¿Ya?

YAZMENIA:
¿Viste que no te dolió nada?

RODRIGO:
Tú siempre has tenido buena mano para
todo…

YAZMENIA:
Zalamero…

RODRIGO:
Yazmenia, ¿sabes? Yo traté y traté pero
nada. Todo el día estuve tratando de hacerte
algo bonito para que me perdonaras por
haberte embarcado en tu cumpleaños…

YAZMENIA:
Bueno Rodrigo, creo que ya has pagado
suficiente karma…

RODRIGO:
No, no, pero yo quería sorprenderte y
entonces… me propuse hacer algo que
jamás había hecho… pero no pude. No pude.
No se me levantó.

YAZMENIA:
¿Qué? ¿De qué estás hablando, Rodrigo
Antonio?

RODRIGO:
¡El merengue! Quería hacerte una torta,
pero pasé la tarde bate que bate huevos y
nada. Apenas llegaba al punto de nieve, se
me caía. Y me acordé de mi abuela. Cuando

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te baja la regla no te sube lo demás… ¡Ay!
¿Y eso se aplicará a todo?

YAZMENIA:
Rodrigo, no te angusties de más, mi amor.
Mira, esto va a pasar, te lo aseguro…No sé,
cantaremos cumpleaños otra vez, pediré
otro deseo, llamaremos a una bruja…

RODRIGO:
¿Y si me quedo así para siempre y mes a
mes tengo que pasar por esto?

YAZMENIA:
¡Ay Rodrigo perdóname! ¡Perdóname!

Yazmenia se pone a llorar, arrepentida. Rodrigo la


consuela, conmovido.

RODRIGO:
No. No, no. Nada de eso. Aquí el único que
tiene que disculparse soy yo, mi amor. De
verdad.

YAZMENIA:
¿Tú?

RODRIGO:
Claro, Yazmenia. ¿Cómo es posible que en
cinco años que tú y yo llevamos juntos yo
jamás haya considerado que cada mes tú
pasas por esto, mi amor? ¡Sin quejarte! Y no
sólo es la regla, no. Es eso, el síndrome
premenstrual… digo, los días antes. Los
senos hinchados, los cambios de humor, las
hormonas jugando con tu organismo…

YAZMENIA:
¡Esas ganas de llorar por todo!

RODRIGO:
El dolor de espalda… los calambres…

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YAZMENIA:
¡La sensación de gordura insoportable!

RODRIGO:
De verdad perdóname por no haberme
puesto en tu lugar nunca mi amor…

YAZMENIA:
Bueno, entiendo que es difícil para un
hombre…

RODRIGO:
Es que no es sólo la regla. Es todo: el
embarazo, la maternidad, amamantar, tener
que trabajar todo el día con o sin dolor de
vientre, de espaldas o de cabeza…

YAZMENIA:
Nada como cuando tienes un problema en el
trabajo y lo que te provoca es llorar… ¡la
cosa no se ve nada ejecutiva!

RODRIGO:
Yo me puse a pensar hoy en mi mamá, en
mis hermanas. En ti… yo no sé, pero
ustedes las mujeres tienen una capacidad
increíble para resistir las cosas más difíciles
de la vida. Me acuerdo de mi mamá conmigo
como de cinco años y mi hermanita de tres
meses. Dando pecho y cocinando al mismo
tiempo. Y mi papá echándose palos y
jugando dominó. ¿Cómo se calan eso?

YAZMENIA:
No sé. Supongo que la desconsideración
masculina, en menor o mayor grado, es
como una tradición que se va pasando de
generación en generación.

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RODRIGO:
¡Dígame el parto! ¡Yo te digo Yazmenia, si a
los hombres nos tocara parir, ya la tierra
estaría despoblada!

YAZMENIA:
No lo dudo. ¡Con lo cobardes que son!
¡Dígame tú, que te cuesta ir al dentista a
hacerte una simple limpieza pues!

RODRIGO:
De paso, me puse a pensar en lo poco que te
ayudo en la casa…

YAZMENIA:
Ay mi amor… es que tú no sabes hacer
oficio.

RODRIGO:
Bueno, tampoco es que me he interesado
mucho en aprender. Ya la cosa se ha
convertido en una especia de inutilidad en
defensa propia. Muy conveniente, por
cierto.

YAZMENIA:
¡Cuando quieras te enseño a planchar, que
es lo que más cansa!

RODRIGO:
¡Si va!

YAZMENIA:
Y a buscar cosas. Porque nunca he
entendido qué pasa que te pido que busques
algo, y jamás lo encuentras. Yo creo que por
eso es que nunca han encontrado vida en
otros planetas, porque mandan a puros
hombres a buscar. Si mandaran mujeres,
segurito que estaríamos rodeados de
alienígenas por todos lados.

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RODRIGO:
Muy graciosa.

YAZMENIA:
También te puedo enseñar a cocinar, a
coser, a…

RODRIGO:
¡No abuses! (risas) Otra cosa que pensé
fue… en lo poco que te pregunto cómo
estás… en esa cantidad de veces que me he
olvidado de nuestro aniversario o de tu
cumpleaños, sin importarme que para ti es
importante… ¡Y eso que bastante que me lo
decías, bastante que te quejaste todos estos
años!

YAZMENIA:
Bueno, ya sabes lo que dicen: mujer que no
se queja es hombre.

RODRIGO:
En serio mi amor. Yo sé que no he tomado
en cuenta tus sentimientos así como te lo
mereces. Y no quiero eso. No para nosotros.
Yo quiero ser tu mejor amigo.

Yazmenia y Rodrigo se besan.

YAZMENIA:
Mi vida. Qué bello todo lo que me dices…
pero… ¿no te me estarás volviendo gay?

Se ríen, se abrazan. Él pone música, bailan. De pronto ella


recuerda algo.

YAZMENIA:
¡Rodrigo! Se me olvidaba algo
importantísimo. Hablé con el médico, con mi
ginecólogo…

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RODRIGO:
¿Con Raúl? ¿Qué le dijiste? ¡No le habrás
dicho que yo…

YAZMENIA:
No, no. Tú me pediste mantener esto en
privado y te hice caso.

RODRIGO:
Ah bueno. Mira que todos mis panas son
médicos y después quién aguanta el
chalequeo de esos desgraciados.

YAZMENIA:
Tranquilo.

RODRIGO:
¿Qué te dijo Raúl?

YAZMENIA:
Le dije que estaba sufriendo de dolores muy
fuertes cada vez que me iba a venir la regla.
Le hablé de la hinchazón, del dolor de
cabeza… y él me recomendó una pastilla
anticonceptiva que…

RODRIGO:
¿Cómo es la cosa? ¿Pastilla anticonceptiva?
¿Para mí?

YAZMENIA:
Es un experimento que quiero hacer, a ver si
te ayuda con los malestares que…

RODRIGO:
O sea que tú crees que yo voy a seguir así.
Que todos los meses me va a venir la regla…
¡Y que tengo que tomar anticonceptivos

23
porque en cualquier momento puedo salir
preñado! ¡Nooooooooooooo!

YAZMENIA:
No mi vida, claro que no, es que…

RODRIGO:
¡Esto es una pesadilla, Dios! ¿Qué hice para
merecer esto?

YAZMENIA:
Aparte de ser hombre, nada. Mi amor, no es
tan malo como parece, te juro que…

RODRIGO:
¿Cómo que no? ¡Me he cambiado la toalla
sanitaria ocho veces y sigo ensuciando los
interiores! ¡Y una me la puse al revés y me
arranqué los pelos! ¡¿Y el acné?! ¡Yo no
puedo atender a mis clientes con una
llorantina, de paso!

YAZMENIA:
Tómate la pastilla, mi amor…son sólo 24
pastillas, una diaria…descansas sólo cuatro
días para que no pierdas la costumbre de
tomártela… me dijo mi ginecólogo que
ayudaba con el acné… además… se llama
más o menos como yo…

RODRIGO:
¿Ah sí?

YAZMENIA:
Sí. Se llama Yaz.

Ella saca la cajita y le da una pastilla.

RODRIGO:
¿24 días y cuatro de descanso?... ¿Y si me
crecen los senos? ¿O se me caen los vellos?

24
YAZMENIA:
No creo que te pase nada. Aunque los
lampiños están de moda. Y de la cabeza ya
no se te puede caer nada.

RODRIGO:
¡No me jodas!

YAZMENIA:
Acuérdate que te ayuda con el acné.

Rodrigo se convence y se toma la pastilla. Espera un rato.

RODRIGO:
No siento nada. Pero gracias de todas
maneras. De verdad.

YAZMENIA:
Vamos a hacer una cosa… ¿por qué no nos
acostamos abrazaditos y esperamos a ver
qué pasa mañana? Si todavía te sientes mal,
yo me quedo contigo en la casa… y te
compro unas toallas sanitarias gigantes, de
esas quirúrgicas…

RODRIGO:
¡Búrlate!

Ellos se besan, y se van al cuarto. Apagón.

Escena V: Final
Nuevo día. Yazmenia en mono leyendo periódico en el sofá.
Sale Rodrigo en ropa deportiva.

RODRIGO:
¿Quieres ir a trotar?

YAZMENIA:
¡Mi amor! ¿Eso significa que te sientes
mejor? ¡No me digas que la pastilla
funcionó!

25
RODRIGO:
¡No solo me siento mejor! ¡Es que ya no
tengo la regla!

Él la carga y le da vueltas, se abrazan, se besan.

RODRIGO:
Pero eso sí: te prometo que no voy a
necesitar tener la regla otra vez para
valorarte. Para darme cuenta de que esto no
es para burlarse…

YAZMENIA:
Es que además, ser mujer no es una
enfermedad mi amor. Sino un privilegio. Y la
regla no es más que una parte de lo que
significa ser mujer. Sólo que hay que
asumirla.

RODRIGO:
¡Y mira!

Le enseña algo en la nariz.

YAZMENIA:
¿Qué?

RODRIGO:
¡Se me quitó la espinilla! Esa pastilla “YAZ”
es una maravilla.

YAZMENIA: No me irás a decir que la quieres tomar, ¿no?

RODRIGO:
Claro que no, es para ti. Para que te ayude
con el síndrome premenstrual... mientras
tanto.

YAZMENIA:
¿Mientras tanto qué?

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RODRIGO:
Mientras tanto no empecemos a buscar
chamos.

YAZMENIA:
¡Mi amor! ¿Tú no me habías dicho que no
querías tener hijos, pues?

RODRIGO:
Creo que después de estas veinticuatro
horas, tener hijos me va a parecer un paseo.
¡Total, ni que los fuera a parir yo!

Ella le pega, en broma, se abrazan, se besan, y salen


trotando del apartamento, felices.

Apagón.
FIN

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