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Filosofía Humanista

Lic. Juan Carlos Baena

Breve exposición sobre las culturas mesoamericanas

1.2. Nuestro pasado cultural precolombino


Los aborígenes americanos llevan a cabo un extraordinario desarrollo cultural, que
desde su descubrimiento hasta nuestros días ha maravillado al mundo entero.
Extraordinario por la cantidad y calidad de logros originales en los distintos campos de
la vida humana: economía, política, organización social y cultura. Original porque su
desenvolvimiento es el fruto de sus capacidades intelectuales sin contacto alguno con
el Viejo Mundo. Por esta razón las culturas precolombinas constituyen seguramente un
caso típico en la historia humana.
Nuestros antepasados aplican concienzudamente su iniciativa, imaginación, creatividad
e ingenio a la ardua lucha por la subsistencia. A la vez fraguan un proceso cultural
ascendente que gira alrededor de su propia identidad orientada por su núcleo
económico. En efecto, los amerindianos crean y estructuran su mundo desde al
mismos y por a! mismos.
Un mundo pleno de posibilidades y de sentido, inspirado en su pensamiento
mítico‑religioso, verdadero motor dinamizante de su desarrollo.
Probablemente hacia el año 5.000 a. C. los amerindianos no se distinguen en su nivel
cultural de los pueblos de los otros continentes. Su progreso es paulatino; mientras en
unos grupos las realizaciones son apenas modestas y gin mayores alcances, en otros
grupos bien pronto aparece todo un despliegue cultural de vastos horizontes.
La diversificación cultural comienza hacia el año 3.000 a.C., particularmente en tierras
de México, Guatemala, Colombia, Perú, Bolivia y Ecuador. En estas tierras florecen
pronto las grandes culturas amerindianas. Si bien es cierto que todas las culturas
presentan aspectos análogos, también es verdad que cada una de ellas se identifica
por rasgos peculiares resultantes de su idiosincrasia. Así tenemos las culturas Maya,
Azteca, Inca y Muisca como las principales, sin que sean las únicas.
Aclaremos algunos puntos a fin de lograr una mejor comprensión del rico patrimonio
cultural de nuestros antepasados.

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El proceso de nuestras culturas es análogo al de las culturas del Viejo Mundo. Pero
esta analogía no significa que coincidan sus etapas y períodos, puesto que son
diferentes. De aquí que resulte artificial el intento de enmarcar las culturas
amerindianas bajo esquemas tomados del Viejo Mundo.
La valoración de las expresiones culturales precolombinas no se puede elaborar a
partir de categorías occidentales. De hacerlo en esta forma tergiversamos su contenido
y falseamos su significado. Las pautas que rigen las manifestaciones culturales
amerindianas son muy distintas de las del Viejo Mundo.
El hecho de que las culturas amerindianas no hubieran conocido el trigo, la rueda y los
animales de tracción no autoriza desde ningún punto de vista la infravaloración de sus
logros. En verdad no conocieron el trigo, pero sí el maíz con sus variedades y riqueza
alimenticia. El maíz en nada tiene que envidiar al trigo; al contrario, presenta mayores
alcances culinarios. El desconocimiento técnico de la rueda no les impide avanzar en
algunos campos tanto como las culturas que sí la emplean, e incluso superarlas
mediante otras modalidades. En realidad algunos sí conocen la rueda, por ejemplo los
mayas que la utilizan en la confección de juguetes. En cuanto a la no utilización de
animales de tracción, tampoco es gran obstáculo para su desenvolvimiento. La
imaginación los lleva a valerse de la fuerza humana con variadas técnicas. Los incas
disponen de las llamas para el transporte de carga, modesto desde luego pero efectivo.
Las variadas manifestaciones culturales de los amerindianos son el resultado de su
vida intelectual, desarrollada dentro de un marco de autonomía, espontaneidad,
autenticidad y empeño constante. Por tanto, no hay razón para aceptar hipótesis
gratuitas que minimizan las capacidades creadoras de nuestros antepasados. Entre
ellas sobresale por su ingenuidad la explicación de que fueron seres extraterrestres los
artífices de las obras ingeniosas de nuestros antepasados, tanto del Nuevo como del
Antiguo Mundo. ¿Será que el hombre contemporáneo, preocupado como está por el
individualismo, el despilfarro y el tecnicismo proyecta su incapacidad humanizadora a
los pueblos antiguos, cuyos afanes fueron muy otros?

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1.2.1. La cultura maya

La compleja cultura maya florece en tierras de Guatemala, en la península mexicana de


Yucatán, y los estados de Campeche, Tabasco y oriente de Chiapas, en Quintana Roo,
en Honduras Británica y en el occidente de Honduras.
No conocemos de este pueblo ni su nombre ni su origen. Inicialmente no se diferencian
de los pueblos circunvecinos. Bien pronto despliegan los mayas su interés, pasión,
imaginación y creatividad en la gestación de su cultura, que lleva la delantera a los
demás pueblos del continente. Con el correr del tiempo levantan majestuosas ciudades
de piedra en lugares para nosotros inverosímiles, como en medio de espesas selvas,
pantanos, áridos desiertos, y normalmente en fértiles llanuras y valles.
El notable avance de lo mayas arranca de su desarrollo económico, gracias a la
agricultura y al comercio. La agricultura ocupa un lugar destacado en su vida. El
principal producto lo constituye el maíz, planta sagrada de la cual fabrican los dioses el
corazón de los hombres. Al lado del maíz poseen muchos otros cultivos: frijol, papa,
batatas dulces, algodón, chiles, calabazas, etc.
Loa tributos los pagan por medio del trabajo gratuito dedicado a la construcción de
edificios públicos, depósitos de agua y caminos. El trabajo lo realizan con mucho
agrado conscientes de su necesidad y, a la vez, de agradar con ello a los dioses y
obtener en esa forma sus favores.
Los tejidos de algodón constituyen un importante renglón en la satisfacción de sus
necesidades y como productos comerciables. Las mantas, telas y vestimentas en
general son de gran calidad y refinamiento. Además, elaboran delicados y hermosos
tejidos en plumas como mosaicos, abanicos, adornos corporales y estandartes. Las
esteras resaltan entre sus industrias por el arte. Al lado de la cestería aparece la
cordelería o fabricación de cuerdas y manilas de uique. Del maguey extraen también el
pulque, bebida que aún se obtiene de igual manera en México.
El comercio goza de particular estimación y ocupa un lugar preeminente dentro de su
economía. Gracias al comercio este pueblo se mantiene en permanente intercambio
con todos los pueblos centroamericanos incluyendo a Cuba, Jamaica y Panamá. Lo

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realizan por tierra y mar. Son excelentes navegantes, máxime cuando la navegación la
realizan por el peligroso mar Caribe.
La cultura más evolucionada del Nuevo Mundo no constituye propiamente un imperio,
sino una sociedad teocrática. La integran los clanes con áreas determinadas de
terreno. La tierra es propiedad común.
La vida maya aparece delimitada dentro de una serie de rituales que regulan la
convivencia familiar y social, desde el nacimiento hasta la muerte. Al nacer, a los niños
les aplanan la cabeza. La edad para el matrimonio está determinada: 18 años para los
varones y 14 para las muchachas. El matrimonio lo acuerdan loe padres o personas
dedicadas a tal actividad. Existe entre ellos la libertad sexual, al igual que entre los
muiscas. El matrimonio reviste carácter permanente. La mujer ocupa importante lugar
en la organización social aunque no desempeñe cargos públicos.
La moralidad parte de la colaboración de unos con otros y de la disciplina social. La
hospitalidad es cultivada con esmero. Al visitar a otra persona no se presentan sin
regalos, lo mismo que los muiscas. Los mayas se "gobernaban por leyes y buenas
costumbres y vivían en paz y justicia" según dato de Torquemada. El sentido de la
justicia alcanza un alto nivel, aunque en este punto quizá son superados por los
muiscas. Entre ]os crímenes consideran el robo, el adulterio y lesa majestad. Los
castigos correspondientes son la pena de muerte y la esclavitud según el caso.
Los mayas son también conocidos por el nombre de "los intelectuales del Nuevo
Mundo" título que en justicia les corresponde por su altísimo desarrollo cultural. En
realidad no aparece campo alguno de la vida humana que no hayan cultivado con
notables éxitos.
En arquitectura, los 'templos, pirámides, palacios, patios de juego, baños de vapor,
pórticos, puentes de bóveda, plataformas para teatro y monolitos, constituyen "los más
impresionantes monumentos construidos por el hombre en el mundo", al decir de Von
Hagen. El número de monumentos mayas es considerable, con distintas dimensiones y
objetivos, levantados en piedra o en ladrillo cocido.
La escultura maya ofrece dos aspectos, con una función arquitectónica y otra artística
en materiales como piedra, estuco, madera y barro. Al respecto mencionamos los
monolitos de piedra tallada u obeliscos esculpidos en bajo relieve o grabados con
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glifos. Sus figuras aparecen impresionantes, formales, sobrias, con variedad de temas
y cambios de estilo, signos de su proceso dinámico y ascendente desde lo religioso
hacia lo profano. Lo dicho apenas si es representativo de la grandeza del arte maya,
único testimonio existente de su vida.
La pintura se caracteriza por una temática religiosa y simbólica, de gran percepción y
de estilo realista. Su función es decorativa. La cerámica manifiesta muchísima
imaginación y sentido estético, plasmados en la forma y el diseño. La cerámica
funeraria es tal vez la más hermosa y reveladora de la vida maya: costumbres, juegos,
vestidos, casas, guerras.
La escritura maya representa la más avanzada de amerindia. Corresponde al tipo
ideográfico por sus caracteres que expresan ideas abstractas. Algunos han sido
interpretados, los relacionados con fechas y cálculos; otros en cambio permanecen en
el misterio. En todo caso se trata de una escritura gráfica simbólica, fonética, pero no
silábica.
La literatura maya es muy abundante. Escriben muchos libros a manera de textos
ilustrados con glifos. Cada centro de población dispone de su propia biblioteca. Tanto
aprecian sus libros que al dejar un lugar los llevan consigo.
Su cosmovisión es de entronque mítico‑religioso. Parte de la concepción de trece cielos
y nueve Infiernos, al igual que los aztecas. La escala orgánica de dioses aparece
sostenida por cuatro de ellos ubicados en los puntos cardinales. Su tarea consiste en
sostener los cielos y la tierra. Los dioses se distinguen por el color, de tal manera que
con ellos está relacionado el calendario. El mundo, que ha soportado cuatro
cataclismos, descansa sobre las espaldas de un cocodrilo.
Los dioses están presentes en la tierra; a, la vez animan los cielos y recorren el mundo
subterráneo. Toda actividad de los mayas cuenta con su propio dios. El panteón, por lo
tanto, resulta muy numeroso. Entre los principales dioses tenemos a Itzamna, dios de
la sabiduría y Yum Kaaz, dios del maíz. El culto a los muertos reviste gran solemnidad
y posee complejos rituales.
La recreación también reviste carácter religioso. Cada mes celebran fiestas
particulares. Entre las actividades recreativas figuran los juegos de pelota, danzas, las
obras de teatro, la creación musical en grupo y acompañada de canto.
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1.2.2. La cultura azteca

El nombre de los aztecas corresponde a un pueblo conquistador, belicoso, expansivo y


voraz que aparece tardíamente en el panorama cultural mexicano. Los preceden varias
culturas de considerable importancia por su antigüedad y nivel de desarrollo alcanzado.
De estas culturas toman los aztecas su patrimonio creativo, fruto de muchísimos años
de esfuerzo y constancia.
La región que ocupan los aztecas, después de muchas conquistas, corresponde al
valle de Anáhuac o "Tierra a la orilla del agua". Hoy se levanta allí la ciudad de México.
Este valle se caracteriza por su gran fertilidad, factor que ciertamente impulsa el
desarrollo de las culturas que allí surgen. Cinco grandes lagos con varias islas
contribuyen a la riqueza y belleza del valle.
Los emprendedores, tenaces y belicosos aztecas, una vez instalados en aquel
pintoresco valle, elegido por manifestación expresa de la divinidad, se dedican a
organizar la vida de todos los pueblos vecinos.
La base de su economía se concentra en la agricultura y el comercio. El producto
fundamental, como en las otras culturas, es el maíz. La industria textil configura un
amplio renglón que afianza la economía a través del comercio La alfarería, obra
realizada en común, incrementa el comercio. Este juega un papel clave en el desarrollo
de la conquistas. Los comerciantes recorren tierras distantes y recogen información
sobre las riquezas existentes y sus formas de defensa. De esta manera, hacia el año
1400 d. C.. la mayoría de ciudadesEstado aparecen bajo la dominación azteca.
La organización social de los mexicanos es piramidal, de naturaleza sumamente
compleja y de índole política. La sociedad se divide en cuatro clases: la militar, la
sacerdotal, la de los mercaderes y el común del pueblo. El pueblo aparece integrado en
clanes o calpulli.
La comunidad es la dueña de la tierra. Por lo tanto no existe la propiedad privada. El
matrimonio se caracteriza por la exogamia. Al igual que los mayas, cada matrimonio
levanta su propia casa en materiales tales como estantillos, cañas y paja, adobe o

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piedra. A su lado construyen el indispensable baño de vapor. Los alrededores de la


casa lucen bellamente adornados con jardines y hierbas medicinales.
La vida y la muerte forman parte de la misma realidad humana. La costumbre más
arraigada entre ellos consiste en incinerar los cadáveres, a excepción de los caudillos y
nobles a quienes sepultan.
La administración de justicia busca la convivencia armónica de la sociedad y se
caracteriza por la efectividad. Entre los mayores delitos se considera el dejar de
trabajar la tierra o desatender el cuidado. de la misma. La sanción aplicada en estos
casos consiste en la esclavitud.
La mayor parte de las culturas dominadas por los aztecas presentan un desarrollo
cultural bastante homogéneo. La lengua común es la náhuatl, que se generaliza no
sólo en México sino en toda Centroamérica mediante el comercio y las conquistas
aztecas.
La arquitectura azteca la encontramos estrechamente ligada a la ingeniería,
concretizadas en la ciudad de Tenochtitlán. Su conjunto arquitectónico conjuga
magistralmente estos dos campos. Las calzadas que comunican la ciudad con tierra
firme, cumplen las funciones de diques, puentes y acueductos a la vez. Esta ciudad
aparece como la mejor diseñada con marcada funcionalidad humana.
El mayor aporte azteca quizá lo constituye la escultura de admirable calidad. Entre sus
características destacan la majestuosidad, ‑el vitalismo y el realismo‑. Se trata de un
arte hierático y peculiar. La orfebrería es tardía. De ella se conservan pocas piezas,
pero de gran calidad.
El calendario constituye una verdadera obra de arte. En el centro aparece el dios Sol
Tonatiuh, rodeado de los veinte nombres de los días, decorado con bastantes símbolos
que ponen de manifiesto su rica cosmovisión. El calendario se divide en 18 meses de a
20 días, relacionados con los períodos agrícolas y climáticos.
La literatura azteca compendia varios campos como historia, astronomía, astrología,
cuentos y diarios. Cabe anotar que la literatura formalmente considerada sólo la
conservan en forma oral, parte de la cual recopilan luego los cronistas: leyendas,
cantos, himnos y elegías. Elaboran papel de corteza, preparan libros, actividad de
amanuenses y pintores. Cada clan lleva el registro de sus territorios, genealogías,
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juicios y tributos, los cuales conservan en bibliotecas. El celo misionero, al igual que
entre los mayas, conduce a la quema de todos sus libros, a excepción de 14 de ellos.
La escritura se caracteriza por su carácter pictográfico y porque no es fonética. Sin
embargo, se trata de un sistema bastante perfeccionado de escritura.
La religión configura la vida azteca. Precisamente el carácter bélico y guerrero de la
cultura azteca e debe en buena medida a la religión. Ella ofrece a los guerreros el
privilegio de ir a morar a la mansión del Sol después de su muerte, donde disfrutan de
goces inefables. La guerra, a más de expandirse tiene la finalidad de conseguir
prisioneros para los sacrificios a los dioses. Tengamos en cuenta la aterradora figura
del dios Chac‑Mool con una bandeja de piedra en las manos para depositar los
corazones de las víctimas.
Los aztecas creen en un ser único, inmaterial, omnipotente, omnisciente, creador y
generador de todo cuanto existe. Este dios es Ipallnemoani, por quien somos y
existimos. Pero el culto especial lo rinden a Quetzalcoatl, la Serpiente Emplumada,
quien les enseña la agricultura, el arte de gobernar y la metalurgia. El dios de la guerra
es Huitzilopotchtli.

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