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Los aspectos tensos Venus Urano

Los contactos tensos como la cuadratura o la oposición generan


una batalla, que principalmente se escenifica en la vida afectiva
del individuo, entre una fuerte tendencia a la unión y otra que
busca a toda costa libertad e independencia.

La naturaleza de Urano es muy reacia al compromiso, por eso,


estos nativos en sus relaciones necesitan sentirse “solteros” en
lugar de ser permanentemente una de las mitades de la pareja.

Con este contacto existe una profunda necesidad de espacio para


respirar. Cuanto más se de por sentado en su vida afectiva, más
opresiva le resultará, hasta que, consciente o inconscientemente
acabe por destruirla.

La raíz de esta dualidad no está centrada en la incapacidad de


mantener un compromiso sino en no ser capaz de soportar una
vida afectiva demasiado rutinaria.

A la parte uraniana del individuo le gusta la variedad, la novedad,


la sorpresa, la rebeldía, la excentricidad, etc; pero el contacto
íntimo y las muestras de afecto (que tanto le gustan a la parte
venusiana), y ya no digamos la intensidad, la fidelidad, el
compromiso, la pasión, o la entrega, la pueden poner en fuga con
tan solo nombrarlas.

Hay que decir que la dinámica implicada en este tipo de aspectos


suele ser más problemática y frustrante en gente con cartas en las
que signos predominantemente físicos o emocionales como Tauro,
Escorpio, Cancer o Piscis están fuertes.

Un contacto tenso entre 2 planetas indica que su interacción es


muy intensa, y que son dos partes que tendemos a percibir como
enfrentadas. El resultado de esta tensión dependerá de cual de los
dos tenga más peso en la carta, Urano o Venus; de cual de los dos
planetas se reprima o proyecte más.

Si Urano es el que da más golpes y “toma el mando absoluto” en


la vida afectiva del individuo, tendremos a un “espíritu libre” de
ataduras de cualquier tipo, al que no le interesan mucho los
compromisos, con una sexualidad natural y abierta, a veces rica
pero siempre distante, fría e impersonal y que tiende a
desconectarse de las necesidades afectivas.

Desgraciadamente eso significa que o reprimimos o proyectamos


a Venus. Cuando la reprimimos, lo más habitual es que tarde o
temprano ese espíritu tan libre se vea sometido a una pasión
incontrolable; o que cometa “inconscientemente” uno de esos
molestos “errores” como embarazos no deseados, que obligan al
espíritu libre a someterse.

Si proyectamos Venus en nuestra pareja entonces estaremos


siempre uniéndonos a personas que se pasarán el día
agobiándonos con sus necesidades de calor físico y emocional, y
asfixiando nuestra libertad.

Cuando es Urano el apaleado y Venus campa totalmente sus


anchas por el “ring”, seremos personas a merced de las
satisfacciones de nuestro cuerpo, un tanto esclavos de la propia
voluptuosidad y con poco control y dominio sobre nuestros
deseos, y con una gran necesidad de relación y contacto con los
demás. Y entonces pasará con Urano lo mismo que antes pasaba
con Venus…

Si lo reprimimos asfixiaremos tanto la libertad y la independencia


de nuestras parejas que nos durarán poco, con la consiguiente
frustración.
Si lo proyectamos entonces acabaremos siempre uniéndonos una
y otra vez con personas que siempre mantienen, sea por la razón
que sea, cierta distancia, cierta “independencia”, y que están
siempre demasiado lejos para nuestro gusto, demasiado sueltas, y
que nunca serán nuestras.

Una de las trampas que más les planta un “Urano” proyectado a


estos individuos (y en la que caen con una asiduidad que ronda la
estupidez) es la manía que tienen de enredarse con personas con
las que es muy difícil o imposible mantener un vínculo estable y
perdurable.

El problema con este aspecto es dar cabida a las dos tendencias.


Lo cual no es fácil, al menos al principio, debido a que nos resulta
muy difícil darles expresión ya que tendemos a percibirlas como
irreconciliables, o a identificarnos exclusivamente con una de
ellas.

Aprender a combinar las necesidades de intimidad y contacto


lúdico, estable y seguro de Venus, su gusto por las relaciones
físicas y por el contacto en general, así como su tendencia a
poseer a la pareja, con otra parte que necesita espacio, libertad,
independencia, novedad y excitación en sus relaciones de pareja
es el reto y la recompensa de los aspectos duros entre estos dos
símbolos astrológicos.

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