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VALORES CIUDADANOS MÁS DESTACADOS

1- Responsabilidad
Este es quizá el valor ciudadano más
importante de todos. La
responsabilidad tiene que ver con las
obligaciones que tiene toda persona
con respecto a las decisiones que
toma y con las consecuencias que
estas pueden generarle.

Cada acción que se toma tiene una


repercusión en la sociedad. Y la
responsabilidad se basa en analizar cada uno de estos actos y hacerse cargo de
ellos. Por ello, es esencial concienciar a los más jóvenes sobre las consecuencias
que pueden generar sus acciones y de cómo deben responsabilizarse de ellas.

2- Respeto
Para que exista la concepción de la
responsabilidad es necesario que haya
respeto. Este es el valor que permite
que una persona pueda reconocer,
aceptar y apreciar las cualidades que
tienen otras personas, así como sus
derechos.

El respeto es entender que más allá de


‘mis derechos’ y ‘mis libertades’, también existen los derechos y las libertades del
prójimo. Este valor resulta esencial para tener una buena convivencia y
comunicación con las demás personas.

3- Honestidad
Las personas están capacitadas para
distinguir el bien del mal. Esta
capacidad se conoce con el nombre de
‘conciencia moral’. La honestidad es
entonces una cualidad humana que
consiste en vivir y expresar esa
conciencia.
Es básicamente expresarse y comportarse con coherencia y sinceridad. Esto
quiere decir que lo que dices debe estar alineado con tus actos. Al ser honesto se
demuestra respeto por uno mismo y por las demás personas.

4- Cooperación
Siendo los valores ciudadanos el
principal componente para mantener
relaciones sociales armoniosas, la
cooperación no puede pasarse por alto.
La cooperación no es más que la
asistencia que se ofrece para llevar a
cabo un trabajo en común.

Se hace para cumplir un objetivo


compartido. Tal y como ocurre con el
resto de los valores, se trata de hechos sociales que se producen en el entorno en
el que se desenvuelven las personas.

5- Solidaridad
Para convivir de forma armoniosa en
sociedad es necesario que exista la
solidaridad. Este valor consiste en
prestar ayuda a otras personas sin
importar cuál sea su religión, su cultura,
su género o su postura política. Con la
práctica de la solidaridad se crean lazos
sociales que unen a los distintos
miembros de una sociedad.

Este valor implica tener sentimientos como el afecto, la empatía, el sentido de


justicia y la ayuda desinteresada. Además, la solidaridad es lo que permite que se
lleven a cabo acciones concretas que respondan de manera favorable a las
necesidades de los conciudadanos.

6- Humildad
Otro valor esencial para vivir
tranquilamente en sociedad es la humildad.
Esta puede definirse como la ausencia de
soberbia. Las personas humildes se
caracterizan por ser modestos, por
expresar respeto por las demás personas y no sentirse más importante que otros
debido a sus logros.

Esta virtud también consiste en conocer las limitaciones y debilidades propias y


actuar de acuerdo a tal conocimiento. Sin embargo, el concepto de humildad
muchas veces se distorsiona.

Parece que incluso si se deja de lado la ostentación, no es posible mostrar los


méritos propios, ya que no todo el mundo está preparado para afrontar lo que
otros han logrado.

7- Lealtad
Un valor esencial para la convivencia
armoniosa con otros es la lealtad. Esta
virtud se desarrolla en la conciencia e
implica el cumplir con un compromiso
adquirido incluso frente a circunstancias
adversas o cambiantes.

Se trata también de estar comprometidos


con lo que creemos y con las personas
en quien creemos. La lealtad está
asociada a la confianza. Ser leal significa ser digno de confianza. Quien no es leal
no puede ser un buen ciudadano porque su comportamiento no va en consonancia
con las acciones que permiten una buena convivencia en sociedad.

8- Tolerancia
La tolerancia es un valor íntimamente
relacionado con el respeto. Se trata de la
capacidad para aceptar la diversidad de
opinión, social, cultural, étnica, política y
religiosa. También tiene que ver con el
saber escuchar y aceptar a las demás
personas tal y como son, sin juzgarlos.

Gracias a la tolerancia se puede vivir en una sociedad donde se respeten las


diferencias de cada persona, desde su pensamiento hasta sus acciones. Pero, a
pesar de lo mucho que ha evolucionado el mundo y las sociedades que lo
componen, la tolerancia es un valor ciudadano ausente en muchos lugares.
9- Justicia

La justicia es uno de los valores que tiene


mayor relación con la convivencia
armoniosa de los ciudadanos. Se basa en
el conjunto de reglas y normas que se
establecen para que puedan existir
relaciones adecuadas entre personas e
instituciones.

Esta es la que permite autorizar, prohibir o


permitir acciones específicas en la interacción que ocurre entre individuos e
instituciones. En pocas palabras, este valor tiene que ver con la concepción de lo
que es bueno para todos los que conforman una misma sociedad.

En la práctica, su finalidad es reconocer qué es lo que le corresponde y le


pertenece a cada persona. A través de la justicia se respeta el derecho de los
individuos, se recompensa su esfuerzo y se garantiza su seguridad.

10- Transparencia

Este valor tiene que ver con la honestidad


en las acciones que se llevan a cabo. Es
necesario entender que las acciones de
interés común, encomendadas por
familiares, amigos, vecinos, maestros, etc.
deben ser informadas a todas las partes
interesadas.

Esto implica que se debe actuar de forma clara sin ocultar nada. En el caso de los
gobernantes de un país, por ejemplo, la transparencia pública significa que todas
las acciones que tienen una implicación en la vida de los ciudadanos deben ser de
conocimiento público.

11- Participación ciudadana

Participar tiene que ver con la acción de


involucrarse en las actividades que se
lleven a cabo dentro de la sociedad a la que
se pertenece. Es básicamente “tomar parte
en” todas aquellas acciones que promuevan
el bienestar colectivo.

Este valor es también el deber que tienen


todos los ciudadanos de contribuir con el sostenimiento del Estado y con el
desarrollo del país. Esto es algo que se logra no solo a través del cumplimiento de
los demás deberes ciudadanos, sino también a través del ejercicio de los derechos
tributarios.

La participación ciudadana es la que permite que una sociedad pueda mejorar sus
condiciones de vida y garantizar la resolución de los problemas sociales que le
atañen.

12- Compromiso

El compromiso es un valor que implica el


cumplimiento tanto de las leyes como de
los acuerdos a los que se ha llegado con
alguien. Para ser buenos ciudadanos es
esencial contar con el sentido del
compromiso.

Ser comprometido es cumplir con lo


prometido, es decir, hacer que las
acciones vayan en consonancia con lo que se ha dicho previamente. Por otro lado,
el compromiso respecto a la sociedad también tiene que ver con llevar a cabo
acciones que beneficien al conjunto de ciudadanos que conforman tu comunidad.

Asimismo es importante educar a los jóvenes respecto al compromiso de estudiar


y prepararse para la vida. Pero no solo para que puedan obtener ingresos, sino
también para que aporten soluciones a los problemas que se suscitan en su
entorno.

13- Puntualidad

La puntualidad tiene que ver con el


hecho de valorar tu tiempo y sobre
todo el de los demás. También se trata
de la capacidad de poder finalizar una
tarea o una obligación antes o en el
plazo que se ha establecido para ello.

Este valor es visto como un signo de


consideración hacia las personas que
se encuentran esperando. Tanto es
así que en algunas culturas la impuntualidad significa desprecio por el tiempo de
otra persona y se puede considerar como un insulto.
14- Autodeterminación

La autodeterminación tiene que ver con la


capacidad que tiene una persona para tomar sus
propias decisiones. Se trata de actuar en base a
sus intereses, preferencias y capacidades sin que
en esto influyan otras personas. Toda persona
debería actuar por sí misma y expresar sus ideas y
pensamientos sin dejarse manipular por otras
personas.

15- Orden

Este es un valor que se aprende en casa desde


muy pequeños y se trata de una idea que
acompaña a las personas durante el resto de la
vida. Además, es un comportamiento que se
extrapola a los demás ámbitos de la vida.

El orden no solo se refiere a la organización de


lo material sino también a la forma en la que se
organizan las ideas y a la manera en la que se
conduce la vida en líneas generales.
¿QUÉ ES SER UN BUEN CIUDADANO?
Ciudadano es la persona que no solo se preocupa por sus bienes personales, sino
que busca el bien común, es decir, que todas las personas podamos vivir con
dignidad y que disfrutemos por igual de bienes y servicios públicos de calidad.
Las personas que sólo se preocupan por garantizarles a sus hijos buena
educación o salud, sin importarles la suerte de los demás, no son buenos
ciudadanos. Como tampoco lo son los que tiran basura a la calle o a la
carretera, irrespetan las señales de tráfico, malgastan o se roban la luz y el agua,
destrozan los parques y plazas, no pagan impuestos y siempre se las arreglan
para retrasarse o evadir el pago del condominio. Muchos de los que hoy se la
pasan voceando la necesidad de una educación para la ciudadanía, se roban la
luz o el cable sin el menor escrúpulo, irrespetan las leyes y excluyen y ofenden a
los que no piensan como ellos.

Político y ciudadano vienen a significar lo mismo. Político es el habitante de la


polis griega, que el latín tradujo como civitas o ciudad. El ciudadano o el político
ejercen y defienden su libertad en el horizonte de la convivencia. Saben que, a la
larga, no es posible la paz y la convivencia si no disfrutamos todos de una vida
digna. Por ello, combaten por igual la tiranía o la apropiación del poder que
nos pertenece a todos, y el desinterés por lo público o por la política, como
opuestos a la esencia del ser humano.

Aristóteles definió al ser humano como “animal político” y a los griegos, la vida
privada en exclusiva, es decir, que no se preocupaba por el bienestar general, les
parecía “estúpida”. Cada ciudadano, cada miembro de la polis, tiene su familia,
sus intereses, sus negocios, en suma, su vida privada. Pero si se queda en ella
resultará un ser incompleto, “un estúpido”, porque estará prescindiendo de la
posibilidad e incluso necesidad de una segunda y superior vida, que le va a
permitir ser plenamente libre y servir al interés general, sin el que la condición
humana se desdibuja y mutila.

La política es la construcción del bien común, el bien de todas y cada una de las
personas que forman la comunidad humana. Hacer política es hacer posible que
todos, especialmente los más débiles y necesitados, podamos vivir con dignidad y
obtener la máxima felicidad posible. La vida digna, la seguridad, el trabajo bien
remunerado, la educación de calidad, el acceso a los productos alimentarios sin la
humillación, el suplicio y la zozobra de las colas, el acceso a una vivienda
apropiada, los servicios eficientes en salud, agua, luz, el poder desplazarnos por
carreteras y calles sin huecos ni basura, son derechos esenciales y no dádivas
que debemos agradecer al gobernante de turno. Es su deber garantizarnos a
todos esos derechos y, si no lo hacen, debemos exigírselo con firmeza,
aunque sin violencia y castigarlos con el voto.

La perversión de la política es apropiarse de lo público, es decir de los bienes que


son de todos, para su propio beneficio, el de los suyos, o para mantenerse en el
poder. Cuando la acción política tiene como fin el interés del partido o de los que
mandan, nos hundimos cada vez más en la corrupción, aunque unos poderes
sumisos den a dicha apropiación visos de legalidad.

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