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CAPÍTULO I
El Comienzo de la Historia
Era adolescente, cuando una travesura mía inició un torbellino sensual que no pude detener.
Estudiaba la secundaria en una escuela católica. El nuevo profesor de la clase de religión era un
sacerdote joven guapísimo. A todas las chicas de la escuela nos hacía suspirar, parecía un actor
de cine.
Su nombre era Padre Miguel y acababa de llegar de España para ayudar al viejo padre del
pueblo.
Mis dos traviesas amigas y yo nos sentábamos adelante en primera fila en la clase de religión y
nos arremangábamos la falda para ponerlo nervioso durante la clase.
Yo era una adolescente con cuerpo de Mujer. A mis amigas casi ni las miraba pero a mí no
dejaba de mirarme de reojo. Yo me desabrochaba la blusa y le mostraba parte de mis senos de
mujer. El Padre Miguel pasaba su vista por ellos, después me veía a los ojos y me hacía
ruborizar.
Después, mis amigas y yo reíamos pícaramente en silencio porque él estaba parado frente a
nosotras y tenía que sentarse detrás de su escritorio para cubrirse la erección.
Yo estaba enamorada de él, me gustaba demasiado. Cada vez que le crecía su miembro frente
mío, sentía un escozor entre mis piernas que no lo podía reprimir.
Llego un día domingo donde todas las estudiantes hacíamos fila para confesarnos con el Padre
Miguel. Yo no tenía ni novio pero quería excitar al Padre Miguel.
Padre Miguel: No lo puedo evitar, te prohíbo que te desabroches la blusa. Que más tienes que
confesar?
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Malena: Y también que me toque las tetas.
Padre Miguel: Satanás convertido en mujer cálmate. Te arremangas la falda y te veo el calzón
Malena: Me vio el calzón rojo?. Qué vergüenza! Eso fue hace dos semanas.
Era lunes en la mañana y la directora de la escuela hizo llamar a mi Padre viudo para contarle lo
que mis amigas y yo estábamos haciendo con el chismoso del padre.
Todo el tiempo en la clase no dejaba de mirarme las piernas y los senos sin descaro y ahora me
estaba haciendo pasar la vergüenza de mi vida delante de toda la escuela.
El día sábado salí a dar un paseo con mis amigas y en la calle un chico se agarró el pene y me
dijo si lo quería, me consideraban una cualquiera en este pueblo por culpa de este maldito cura.
“Desgraciado padre Miguel, por culpa de el tuve que dejar a mis amigas y mi pueblo. Cura
hipócrita, cuando era el que me comía con los ojos”. No se lo iba a perdonar nunca.
Me pare en la puerta de la Iglesia, quería entrar a decirle lo que se merecía, pero no lo hice,
mejor hice mis maletas y me fui desilusionada según yo para siempre…….
Pasaron tres años, comencé a estudiar en la universidad y me ofrecieron una beca en Estados
Unidos. Regrese a mi pueblo a visitar a mi Padre y hermana antes de irme.
Fuimos a misa del domingo y el padre principal no era otro que el Padre Miguel. Me temblaron
las piernas, todos fueron a comulgar menos yo………….Me daba rabia el cura hipócrita……..Se
veía más maduro y estaba m{s……. guapo que antes……..
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CAPÍTULO II
Después de misa, mi padre y yo caminamos hacia la plaza del pueblo, mi hermana se retrasó en
la iglesia. De lejos vi a mi hermana conversando con el Padre Miguel. El hipócrita le había
preguntado a mi hermana porque no fui a comulgar.
Esa noche dormí pensando en el Padre Miguel, estaba más apuesto que antes, noté como se
sorprendió de verme toda una mujer, me veía mientras daba su sermón, nosotros estábamos en
la segunda fila y me podía ver bien… estaba cansada, caí en un letargo y me quede dormida
pensando en cómo le haría pagar lo que me hizo.
El Padre Miguel estaba encima de mí desnudo y yo con las piernas en el aire gemía y gritaba de
placer. Me desperté mojada en sudor.
Los gemidos seguían, venían del cuarto contiguo. La que estaba teniendo sexo y gimiendo era
mi hermana con su amante. Su esposo estaba fuera de la ciudad comprando ganado.
Me puse a pensar de nuevo en el Padre Miguel y como me podría vengar de lo que me hizo. No
quería irme del pueblo sin demostrarle que siempre fui una mujer y no una niña tonta como él
me llamó.
Decidí ir a confesarme y provocarlo, ahora no me podía hacer lo que me hizo. Me vestí con
minifalda y un escote mostrando mis protuberantes senos. Me parecía que el Padre Miguel me
veía los senos desde la malla del confesionario, me abrí un botón más.
Malena: Me fui a la capital y al terminar la secundaria, comencé a salir con un chico guapo que
fue mi novio por casi un año. Viví con mi tía solterona y ella permitía que mi novio me visitara
cuarto.
Mi novio era tímido y apenas me tocaba y me besaba despacio, yo era la que le besaba con
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seno y él se ponía rojo. Le di permiso para que me agarrara mis piernas, pero con las justas me
Tenía 16 años y mi cuerpo era de mujer adulta, voluptuosa. Eso es lo que me decían los
hombres en la calle, me hacían poner roja de vergüenza. A todos les parecía bonito mi cuerpo
Malena: Lo que sentían mis amigas que tenían sexo con sus novios, me contaban cosas que
Malena: Al sexo Oral. En la escuela y en todo sitio nos decían que eso era una perversión y obra
del demonio, mis amigas decían que es rico y yo también presentía que sí, sí solo con tocarme
Padre Miguel: Si es cierto eso es una perversión maligna y un pecado. Continúa pecadora.
Malena: Mi novio me llevaba al cine pero yo quería que me bese como a otras chicas lo hacían
sus novios que no veían la película pero el mío era un tímido y bien educado.
Íbamos a cumplir un año y no teníamos sexo, yo quería tenerlo, mi cuerpo me lo pedía. Los
hombres en la calle y en todo sitio me desnudaban con la mirada y me gustaba. En las noches
me masturbaba con una sábana de seda viendo una revista que una compañera de clases me
presto.
Un día mi tía salió de viaje en una emergencia y me quede sola en la casa. Llame a mi novio,
nunca habíamos estado solos completamente como en esa ocasión. Le dije que trajera una
botella de tequila para darnos valor. Ese día iba a perder mi virginidad.
Lo esperaba con una blusa escotada y una minifalda alta. Tocó el timbre, abrí la puerta, lo jale
hacia mí, cerré la puerta y lo bese como nunca, el tímido apenas respondía. Me serví un vaso de
tequila y me lo tome de golpe, nunca había bebido licor antes, me puse cachonda como una gata
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en celo, lo empuje al mueble, me senté encima de él y le puse su mano en mis nalgas mientras
Me pare y le dije que me iba a poner más cómoda. Fui a mi habitación, me saque el brassiere
desabotoné mi blusa y volví con él. Se quedó con los ojos abiertos al ver mis senos turgentes y
bien formados. Solo las miraba atónito, me acerqué a él y le puse sus dos manos en mis senos, le
El comenzó a besármelas y chuparlas de una manera agitada, un poco fuerte pero me gustaba,
ya tenía mi calzón mojado, le pedí que se calmara un poco porque me las estaba mordiendo. Me
saqué el calzón, le desabroché la correa y le baje su bóxer. Su miembro no era como en las fotos
o videos que me mostraron mis amigas, era mucho más pequeña pero bien erecta. Me eche de
Me pasó lo que a ninguna mujer debe pasarle, solo de verme con las piernas arriba y tratar de
meterla se vino como un toro que me mancho toda, fue un espectáculo horrible, tuve que ir a la
Padre Miguel: Eso te pasa por ser como eres, tuviste tu castigo
Malena: Que castigo, nunca más lo volví ver, espere casi un año para ese momento.
Caminé fuera de la iglesia con una sonrisa en los labios, mi venganza estaba hecha……….
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CAPÍTULO III
Me remordió la conciencia por lo que había hecho a el Padre Miguel y decidí ir la siguiente vez
a pedirle perdón. Quería terminar con esto que comenzó como una venganza pero parecía un
juego erótico.
Nunca me imaginé que relatar mis cosas de sexo a un hombre pudiera ser tan excitante. Al
contar revivía el momento. Lo que también me atraía era el interés del Padre Miguel en
escucharme atentamente y atorándose a cada rato con los pasajes que le relataba.
Pasaron los días y llego el jueves de misa por la noche en el pueblo. Ya no estaba ansiosa por
confesarme y pedir perdón, me excitaba poder seguir jugando. Fui a la iglesia con mi hermana,
al terminar la misa me dirigí hacia el confesionario, mi hermana estaría ocupada esperándome
afuera en el carro de su amante.
Me quede callada por un momento recordando mi experiencia y el Padre Miguel me trajo fuera
de mis pensamientos
Pasaron Nueve meses de haber terminado con mi primer novio, estaba cansada de relaciones
con chiquillos que me pretendían en la Universidad y prefería estar sola además que con la
carrera que acababa de comenzar no tenía tiempo para nada. Salía a divertirme solo algunos
fines de semana.
Mis nuevas amigas también eran mayores que yo y me llevaban a fiestas y discotecas donde los
hombres desnudaban mi cuerpo con sus miradas, pero nadie me atraía, eran muy viejos o muy
jóvenes. Por mi cuerpo casi perfecto y bien desarrollado, nadie creía que no era mayor de edad.
Todavía no había cumplido los 18 y vivía con la hermana de mi Padre y ella solo me daba
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permiso hasta antes de la medianoche los viernes. Las demás noches iba al cine con mi tía o nos
quedábamos en casa, viendo televisión ella y yo estudiando para mis clases del día siguiente.
Cuando estaba en casa de noche a solas en mi cuarto, me gustaba ver películas de historias en
las cuales las parejas terminaban haciendo el amor. Soñaba siendo poseída por los personajes de
las películas que me gustaban y a veces tenía un orgasmo en mis sueños. Dormía con una
pequeña almohada entre mis piernas y cuando despertaba, la almohadita estaba totalmente
mojada.
club famoso. Mis dos amigas y yo nos sentíamos las más lindas de la fiesta atraíamos las
miradas de todos los hombres, incluyendo los empleados del lugar. Las tres estábamos vestidas
Vinieron a la reunión un grupo de hombres jóvenes y uno me causo la atención era alto, con
cuerpo atlético. Cada vez que lo veía me estaba mirando y cuando me vio mirándolo me hizo
sonrojar.
miraba tanto se nos acercó y me pidió bailar con él. Comenzamos a bailar, era guapísimo.
Me sentía desinhibida gracias al par de bebidas que mis amigas me hicieron tomar. Baile como
nunca lo había hecho, él también era un gran bailarín. Se acercó a mí y me susurro al oído, que
era lo más lindo que había visto en mucho tiempo. Escuchar esto y sentir su aliento en mi oreja,
me comenzó a derretir. Me agarró de las manos y me hizo dar vueltas, yo me deje llevar y
bailamos como si lo hubiéramos hecho antes. En una vuelta me resbalé y para no hacerme caer
me sujeto por la espalda y termine apoyada en él. Parecía que mi cuerpo estaba dentro de él y
pude sentir su calor, trate de pararme bien y al hacerlo mis nalgas rozaron su miembro pero
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tenía dudas porque parecía muy grande. Era demasiado excitante, hubiera querido quedarme
ahí más tiempo, pero justo término la canción y me acompaño donde estaban mis amigas. Me
preguntó mi nombre y el me dio el suyo, me invito a quedarme para ya tenía que irme. Me
mejilla y yo solo atine a decir adiós. Leí la tarjeta y se llamaba Carlos Andrés Montalvo y era
abogado.
Se alejó y mis amigas vinieron corriendo hacia mí preguntándome todo. Me informaron que
Carlos Andrés era famoso por asistir a las discotecas, enamorar a chicas, porque le gustaba el
Amiga 1: Cuéntanos con lujo de detalles. ¿Has visto lo que tiene entre las piernas?
Malena: Me pidió mi número, lo que sentí en mis nalgas es inmenso, me dio miedo.
Amiga 2: Que tonta eres mujer, yo daría cualquier cosa por acostarme con él.
Pase el fin de semana pensando en él, esperando su llamada que nunca llego. El siguiente
viernes fuimos de nuevo a la misma discoteca y no lo vimos llegar. Me sacaron a bailar, pero me
Paso otras dos semanas y no había llamada. , no pude aguantar más y lo llameé a su oficina. No
estaba y le deje mi nombre y número. Sentía vergüenza por lo que estaba haciendo y me
Era jueves por la noche y sonó el teléfono, contestó y es el, mi ser se estremecía. Hablamos y me
dijo que quiso llamarme pero perdió la servilleta con mi número pero que pensó mucho en mí
porque le guste demasiado y que quería verme de nuevo. El viernes por la noche me recogió en
Bailamos una canción movida y esta vez al darme la primera vuelta me jaló hacia él y me rozo
las nalgas con su miembro, yo le respondí apoyándolas en él, sintiéndolo más caliente y más
grande, me movía con sensualidad bailando con las manos encima de mis hombros. Se me
acerco y respiro en el cuello, me hizo contornearme con sensualidad. Me tomó por la cintura y
me besó casi a la fuerza. Yo nomas atinaba a abrir mi boca y sentir su lengua dentro, cuando me
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di cuenta yo misma lo estaba besando con lengua, nos besamos con pasión, nuestras lenguas
Desde ahí ya era totalmente suya. Solo bailamos una canción y salimos de la discoteca, me dijo
solo asentía moviendo la cabeza. Quería estar con él pero me daba miedo y vergüenza pensar
que sentiría el cuándo se dé cuenta de que era virgen también me preocupaba saber si yo iba a
Nos sentamos en el Restaurant juntos, yo no quise comer, mientras él comía con su mano
izquierda me acariciaba las piernas por debajo de la mesa, yo me estaba mojando, le bese la
oreja y quise tocarlo pero me dio vergüenza, solo apoye mi cabeza en su pecho y cara, la
pasaba.
Le respondí que era virgen, tenía 17 y estaba nerviosa. Esas palabras hicieron que se le cayera la
comida de la boca.
Carlos Andrés: ¿Virgen? Con ese cuerpo, menos de 18 imposible. Muéstrame tus documentos.
Al comprobar mi edad me dijo que no iríamos al apartamento, que quería iniciar un noviazgo
serio y que seguiríamos saliendo sin sexo hasta yo tener 18 años. Como abogado él sabía que el
tener sexo con una menor de edad era cárcel segura. Me cayó como un balde de agua helada.
Salimos del restaurante, en el coche yo estaba callada, frustrada, se dirigió hacia una colina del
cual se veía la ciudad, apagó el carro y me llevo al asiento de atrás. . Me pidió que me abriera la
blusa y sacara el brassiere , quería ver mis senos, cuando los vio se quedó con la boca abierta.
Me dijo que también me sacara la falda pero no el calzón. Nos besamos y me acaricio todo el
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Malena: Se me pasó el enojo y de nuevo ya estaba entregada totalmente, me chupo una teta y
me subió a las nubes de caliente. Le dije que quería ver su pene, quería tocarlo. Me dijo que no,
que era muy peligroso, solo me permitió tocarlo por encima del pantalón, mi pequeña mano
toco solo una parte de algo que parecía con vida. Sus fuertes manos casi bruscamente me
tomaron por la cintura, me levantó e hizo que me sentara encima frente a él. Me besaba los
pezones y utilizaba su lengua para acariciarlos, me agarraba las nalgas con las dos manos y yo
estaba sentada exactamente encima de su miembro caliente. Le rogué que me haga suya, pero
movió la cabeza negativamente. Le quite su camisa para sentir en mis senos el calor de su
cuerpo, nuestras lenguas de nuevo estaban jugando juntas, el me apretaba y al mismo tiempo
jalaba mis nalgas para raspar su pene y yo me movía intensamente, tratando de tocar con mi
vagina cada parte de su ser. Me susurraba en la oreja que era linda y que lo estaba volviendo
loco con mis movimientos, yo estaba entrando a un nivel de excitación que jamás había
experimentado.
Me parecía que estaba teniendo múltiples orgasmos que no acababan, no quería dejar de
rozarme con eso que me estaba volviendo loca de placer. Sus jadeos me hicieron volver a la
realidad, él estaba por llegar al clímax, me senté derecho y me moví sensualmente mientras el
miraba con los ojos entreabiertos de lujuria como mis senos grandes se movían al compás de su
placer. Se vino bulliciosamente tocándome los senos con fuerza. Los dos estábamos
completamente mojados. Me llevo a casa y nos despedimos con un beso corto y rápido. Me bañé
orgasmo en sueños o masturbándose no era nada comparado con el orgasmo de esa noche. Mi
única interrogante era en cómo sería hacer el amor por completo. Solo faltaban dos meses para
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Padre Miguel: Ven a terminar tu confesión mañana a las 4.
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CAPÍTULO IV
No podía dormir en las noches pensando en que este juego no podía seguir continuando,
cuando llegaba a casa después de confesarme mis calzón todavía estaba húmedo, debía
terminar este juego porque se estaba convirtiendo en una obsesión peligrosa por contar mi
sexualidad.
Mi amiga y yo estábamos tomando un helado con dos chicos en la plaza principal del pueblo.
Eran amigos de mi amiga y uno de ellos quería estar conmigo. Estaba vestida con minifalda
negra y blusa rosada con escote profundo. El pendiente de la cadena que llevaba en el cuello
terminaba casi descansando en la unión de mis senos. Estaba sentada en una banca con las
piernas cruzadas y podía ver las miradas libidinosas de chicos y de otros hombres que pasaban
por la plaza. Desde muy joven me gustaba que los chicos me miren y suspiren por mí. Me
gustaba cacharlos viéndome los senos o las nalgas, me hacían sentir linda, deseada.
El chico que quería estar conmigo era atractivo y quería llevarme a pasear, pero nada me
parecía divertido, quería seguir contándole mis cosas al Padre Miguel. Pretendí estar mal, me
despedí de todos y me dirigí a la iglesia.
Busque al Padre Miguel en la iglesia, solo había unas cuentas personas rezando. Toque la puerta
que daba a su oficina. Abrió la puerta y no pudo ocultar su sorpresa.
Espere impaciente, me senté en una banca al lado del confesionario. El padre Miguel paso a mi
lado, me miro y en sus ojos pude ver que me miraba el cuerpo de abajo para arriba hasta parar
Malena: Carlos Andrés mi novio en la capital, manejaba a la cima de un cerro donde no había
nadie y ahí seguimos utilizando su carro como nuestro nido de amor. Nos besábamos y
tocábamos nuestros cuerpos, casi siempre yo encima de él rozando con mi vulva su miembro
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pesar de que le pedí, casi suplique que este en calzones cuando nos acariciáramos. Pero su
disciplina de no tener sexo conmigo hasta que cumpla los 18 era inamovible.
Malena: Sácate el pantalón, te prometo que no te voy a pedir que me lo metas, quiero sentirlo
mejor.
Carlos Andrés: No, es peligroso, yo soy el que no voy a poder contenerme de cogerme este
Carlos Andrés era tosco, no me acariciaba el cuerpo, me lo manoseaba. Me agarraba las nalgas
toscamente, me chupaba los senos casi haciéndome doler y hablaba groserías. Al comienzo me
chocaba pero mi calentura me hizo acostumbrarme a ese trato y yo misma pedirle que me
chupe las tetas, para venirme sentada frotándome en su miembro que se ponía duro cada vez
Algunas veces tenía un orgasmo pero otras no, porque cuando yo estaba súper excitada y con
terminaba d{ndome un baño con agua fría cuando llegaba a casa…………..A veces me daba
ganas de llamar a mis amigas e ir a una discoteca a bailar y conocer gente, pero no lo hacía.
Estaba obsesionada con Carlos Andrés y no quería que nada afecte nuestra relación,
quería…….……………..
Padre Miguel: Porque no continúas. Que paso cuando cumpliste los 18? Por fin buscaste lo que
Faltaba un día para que tome lo que le ofrecí desde el primer día. Esa noche no tenía sueño
en mi cuarto a ver una película erótica que una amiga me presto para estar preparada para el
día siguiente. Era una historia de amor italiana en donde los amantes apasionadamente, se
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besan, se desnudan y se hacen el amor comenzando con sexo oral. Ver como ella se metía un
Llegó el gran día y me fui a hacer compras, Carlos Andrés me comentó que las medias negras
en una mujer lo excitaban más que nada. Me compre unas medias bonitas para complacerlo.
En la noche me prepare para verlo: Tomé un baño de espumas, mientras me secaba me miraba
en el espejo mi vello púbico que quedo bonito después de rasurármelo, no quería dejar el más
mínimo detalle para gustarle a mi hombre. Me sentía hermosa, me puse crema a todo el cuerpo,
la suavidad de mi piel parecía de seda, llegue a mis senos y les apliqué la crema. Pensé en el
miembro de Carlos Andrés y me acaricie los pechos sensualmente, cerrando los ojos y
mordiéndome los labios. Me sacudí para salir del trance y me apure en vestir y pintar.
Esa noche hacia frio, me puse un abrigo al salir de la casa. Me senté en el carro, le bese en la
Carlos Andrés: que rico hueles, te pusiste algo sexi debajo del abrigo?
Llegamos a su apartamento. El ambiente era preciso para amarse, los leños gruesos de la
chimenea crujían con el fuego y calentaban el cuarto en ese invierno. Me comenzó a comer a
lo único que tenía puesto eran las medias negras que él quería que me ponga. Se quedó en
camisa y me jalo hacia él. Sentí su aliento, mis pezones rozaban su pecho, me peque más a él y
sentí su hombría rígida rozarme abajo. Le puse mis manos en su cuello le mordí suavemente los
nalgas.
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Carlos Andrés: Que rico culo tienes, Me haces doler los huevos de ganas de meterte mi verga.
Sentir su lengua entrando a mi boca era un preámbulo de lo que me estaba a punto de suceder.
Ya no sabía lo que estaba pensando, solo quería ser tomada, poseída, cogida. Me tenía excitaba
parecía inmenso, estiraba la tela de la prenda, se lo baje con las dos manos. Ver su pene erecto
por primera vez, causo que una gota rodara por mi muslo. Por un segundo pensé en el pene de
mi primer novio y este era el doble de largo y más grueso. Lo acaricie con mis manos, no pude
Carlos Andrés: No!!! Quiero que seas la madre de mis hijos y ella no puede chupar una verga.
proponiendo y que yo nunca iba a poder chupársela cuando me moría de ganas de hacerlo.
Lo rico de su lengua lamiéndome la vulva y el calor de sus manos acariciándome los senos me
sacaron de mi pensamiento. Me estaba derritiendo de ganas. Me levanto con sus brazos fuertes
comencé a jadear de ansiedad, contando cada segundo que faltaba para recibirlo.
total. Se quedó mirándome con lujuria, mojándose los labios con su lengua.
en una mano. Paso su mano por su miembro esparciendo el lubricante que lo hacía ver más
grande y brillante. Ver ese enorme miembro a punto de entrar dentro de mí, me estaba
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Carlos Andrés: Quieres que te lo meta?
Yo abría y cerraba las piernas por la excitación, me estaba escociendo mi vagina. Se puso en la
posición para penetrarme, yo cerré los ojos para recibirlo, pero me los hizo abrir grandes
cuando me penetró con fuerza. Sentí un dolor agudo pero con cada movimiento que hacia
sacándola y metiéndola, sentía que lubricaba más el dolor paso. Cada vez que hundía su falo en
mi yo le respondía como una hembra en celo. Parecía que me estaba partiendo en dos de placer.
Gemía con los ojos entreabiertos, me sentía poseída por su falo. Cada nueva embestida me
Malena: Que rico me coges papacito. Si tú eres mi macho y yo soy tu hembra , me encanta la
mas….quiero mas...
Malena: No, solo la tuya papacito, tu verga es todo lo que quiero, me matas….sigue asi, asi que
Agarré su mano y me metí dos dedos a mi boca, los comencé a chupar, cerré los ojos pensando
que sus dedos eran su falo, chupe los dedos con éxtasis con placer mientras él me embestía
Cuando era adolescente vi en la hacienda de mi Padre como una yegua era cruzada por un
caballo y me causo excitación. Yo también estaba como la yegua, a su merced, sometida, sentí lo
que debe sentir la yegua. Estiré las manos y le toque las nalgas, quería jalarlo hacia mí para
ayudarle a metérmelo todo. Sentir sus testículos estrellándose contra mis nalgas, cada vez que
hundía su falo dentro de mí me hacía gritar de placer. Parecía que me tenía clavada a la cama
con su miembro. Cada vez que me embestía, yo levantaba las nalgas para recibirlo y encontraba
puntos de mi clítoris que me producían un goce descriptible. Podía sentir mi vulva apretando
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Lo metía y sacaba más rápido y con más fuerza, estaba entrando a otro nivel de placer, cuando
Malena: Aaa…. Aaaaa. Ah, ahhhh, si pero quiero m{s por favor.
Me volteé a un lado. Sentí que mi clítoris estaba palpitando por falta de pene. Comencé a
Lo odie en ese momento, el hambre de sexo que tenía me hacía morir de rabia e impotencia. Las
sabanas estaban mojadas con pequeñas manchas de sangre. Mi clítoris seguía palpitando. Me
escocia mi cosa. Sentí en ese momento ganas de cualquier hombre que tenga deseos de
metérmela, no me importaba grande, chica, gorda, flaca yo quería ser poseída de nuevo, yo
Carlos Andrés: Una vez es suficiente, tienes que comportarte como una mujer decente.
Me llevo a casa y no hablamos en todo el camino. Me dejo temprano porque tenía una reunión
en una Discoteca.
Vi partir su carro, presentía que iba a emborrarse y coger con otra chica esa noche por eso no me
hizo de nuevo. Varias chicas del club entre ellas mis amigas, le ofrecían las nalgas, todas querían
Me dormí odiándolo, pero me soñé con él, estábamos los dos desnudos en la cama como en la
película. “Yo le chupaba el pene y él me lamia la vagina”. Desperté completamente mojada con
ganas de llamarle.
Padre Miguel: Que paso después? Seguiste pecando con él. Sigue contando tus pecados.
Me pare y sentía que me observaba los senos a través de la malla del confesionario.
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Malena: No puedo, necesito cambiarme de ropa.
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CAPÍTULO V
Pasaron dos días, sentía ganas de confesarme y desahogarme, me dirigí a la iglesia. No había
nadie en la iglesia solo el Padre Miguel y yo. El confesionario estaba siendo arreglado. Nos
sentamos en una banca de la Iglesia, él pretendía que cerraba los ojos, pero yo podía notar que
no dejaba de verme las piernas.
Malena: La segunda vez que tuve sexo con Carlos Andrés, fui a su apartamento vestida con un
vestido apretado que mostraba mi trasero en todo su esplendor. Mis turgentes senos se veían
provocativamente por el escote del vestido. Él estaba tomando un trago en la sala, me senté a su
lado, nos besamos y sentí su aliento alcohólico. Inmediatamente, comenzó a manosear cada
parte de mi cuerpo mientras nos besamos con las bocas abiertas. Yo le baje el cierre de su
bragueta y metí mi mano debajo de su bóxer. Lo apretaba con mi mano mientras él me tocaba lo
más íntimo mío, me besaba en la boca metiéndome su lengua todo lo que podía. Ya no me
importaba su aliento, mi excitación era más fuerte. Le pedí que fuéramos a la cama, caminamos
hacia la alcoba, no parábamos de besarnos y acariciarnos. Me bajo el cierre y mi vestido cayó al
suelo. Debajo tenía un bikini de seda diminuto. El bikini color rosado resaltaba todo mi
voluptuoso cuerpo.
Carlos Andrés: Que buena estas, Mamacita, que rico hueles. Que tetas tan lindas. Esta noche te
voy a dar una cogida que nunca vas a olvidar.
Me dio una nalgada y me dijo que me metiera a la cama. En toda mi vida fui tratada con
delicadeza, me gustaba que me trataran con suavidad, que me acaricien el cuerpo no que me
estrujen los senos o me den nalgadas fuertes. Hacer el amor no solo es sexo es también sentirse
acariciada, amada, tratada como a una reina mientras te hace suya, pero ya no me importaba,
quería tener eso dentro mío de nuevo. Quería sexo.
Fui al baño a orinar antes de meterme a la cama. Vi su sesta de ropa sucia, por curiosa abrí la
sesta y encontré un calzón. Me puse roja de celos y Salí a reclamarle llorando. Él se había sacado
la ropa y estaba con el miembro erecto.
Carlos Andrés: Cálmate, cálmate, es de una prima que a veces pasa la noche aquí.
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Me puse mi vestido sollozando y suspirando, agarre mi cartera y furiosa le pegue en el hombro,
le iba a pegar de nuevo pero me detuvo con una mano, me jalo hacia él y me beso a la fuerza.
Traté de resistirme, pero me arranco el vestido, me jalo hacia el con una mano en mi cintura y la
otra en una nalga, me metió toda su lengua en mi boca, yo estaba furiosa, lo empuje y me dirigí
a la puerta, pero me jalo hacia él me agarro los senos por detrás y me besaba en el cuello. La tela
de mi calzón de seda era delgada, sentí su miembro erecto detrás de mí y ya no puse resistencia.
Conscientemente yo estaba enfadada y lo estaba odiando, pero mis nalgas comenzaron a
acariciar sensualmente su miembro. Me dio vergüenza conmigo misma por ser tan fácil, pero mi
calentura era mayor, Carlos Andrés se agarró el miembro como mostrando un trofeo y me hizo
tocarlo con mi mano. Lo apreté y estaba durísima. Me sentí una puta muerta de ganas de tener
sexo. Metió su mano a mi vagina, me sintió mojada y comenzó a jugar conmigo.
Carlos Andrés: Ya no te gusta mi verga, no quieres que te la meta, todavía te quieres ir?
Sabía que era una tonta, estúpida, pero me deje convencer con su miembro. Me quite el calzón y
brassiere y lo empuje a la cama. El me miraba mordiéndose los labios y agarrándose el falo
desnudo.
Carlos Andrés: Mamacita que cuerpo tienes, tus tetas y tu culo me hacen doler la verga de lo
parada que lo ponen.
Me arrodille hacia él y se lo acaricie con mis dos manos, lo metí en mi boca antes que
reaccionara y se lo comencé a chupar, Me llenaba la boca, el no dijo nada solo daba gemidos de
placer. Su miembro parecía que estaba más duro que antes, sentía placer en chupársela.
Comencé a chorrear por mis muslos. Me senté en él, le agarre el miembro y me lo metí, poco a
poco hasta estar sentada completamente encima de él. Me mordí los labios, cerré los ojos y vi las
estrellas. Comencé a cabalgarlo como a un potro. Mis senos golpeaban su pecho cada vez que
me movía como una loca ardiente. Sentí que era yo la que lo estaba cogiendo a él. Le metía mi
lengua a su boca y eso lo excitaba más. Yo estaba por ver el cielo cuando el comenzó a jadear
muy fuerte.
Malena: Todavia no por favor, agu{nta un poquito m{s, por favor…por favor, ...quiero m{s…
quiero masss, por favor. Nooooooooo
Carlos Andrés me hizo a un lado cerro los ojos y comenzó a dormitar, estaba borracho. Mi
clítoris estaba palpitando una vez más. Me pegue a su cuerpo, abrí mis piernas y toque su
rodilla con mi vagina, mientras le acariciaba el miembro y los testículos.
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Carlos Andrés: Vieja golosa, no te cansas de verga.
Malena: Tengo ganas, no acabe, por favor déjame masturbarme con tu rodilla.
Malena: Estaba loca por tener un orgasmo, hable con una psicóloga de la Universidad y me dijo
que ese era mi derecho, que si yo quería tener un orgasmo lo debería tener.
Padre Miguel: Científicos no saben lo que dicen. ¿Por fin te dio un orgasmo, ese hombre?
Padre Miguel: Estas haciendo que me impaciente, ven mañana más temprano.
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CAPÍTULO VI
Malena: Fui a visitar a mi psicóloga porque me sentía frustrada y decepcionada de los hombres,
No entendía porque no podía obtener un orgasmo con un hombre como lo hacían mis amigas.
Era mayor de edad y los únicos orgasmos que tuve fue masturbándome, complaciéndome yo
sola. Me sentía avergonzada de ser mujer y querer llegar a un clímax.
Malena: Me dijo que querer tener un clímax era mi decisión y que no había nada de malo en
eso. También aprendí de ella que mi problema era mala suerte, los dos hombres con los que
tuve sexo eran eyaculadores precoces.
Padre Miguel: ¿Qué paso después? ¿Seguiste con ese poco hombre?
Fuimos a bailar a una discoteca y después me llevó a un Motel. Era la primera vez que iba a
dormir fuera de mi casa y quería que sea especial. Lleve un negligé negro para darle una
sorpresa.
Carlos Alberto llevo una botella de Vodka y comenzó a beber diciendo que el alcohol le haría
durar más en el acto sexual. Le pedí que me sirviera un vaso, me lo tomé y me gusto la
sensación, me tome otro y me sentía borracha pero cachonda y atrevida. Quería bailar para él.
Le pedí que se desnudara y me esperara en la cama.
Puse mi blusa encima de la lámpara de noche para hacer más tenue el cuarto pero que me
pueda observar. Fui al baño a ponerme perfume y cambiarme.
Salí del baño y él estaba desnudo echado en la cama. Puse música suave y comencé a bailar
sensualmente. Tenía puesto el negligé negro y solo tanga negra. Mis senos se podían ver en su
totalidad a través de la transparencia del tejido negro del negligé.
Carlos Andrés: Baby que ricas tetas, me matas, que rico bailas, ven a la cama para que te coja
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Malena: ¿Te gusta mi cuerpo?
Carlos Andrés: Que linda eres mi amor, (agarrándose el pene), quiero meter esto en tu cosita.
Me saque el negligé y me quede solo con tanga, su pene comenzó a crecer. Me gustaba excitarlo.
Ver su cara mirando mi cuerpo, apreciar la belleza de mis formas, me ponía la libido por las
nubes.
Carlos Andrés: Eres una Diosa mi amor, ven que te voy a meter la verga, sácate la tanga, te
quiero coger.
Camine bailando hacia la cama, mi única fijación era su miembro que creció hasta estar
completamente parado. Me veía venir hacia él y se agarraba el miembro mordiéndose los labios.
Poder causar eso en un hombre me hacía sentir una hembra de verdad. Estaba demasiado
excitada, gotas comenzaron a chorrear por mis muslos.
Me metí a la cama a cogerlo. Le bese el cuello, las orejas, le metí mi lengua a su boca, luego le
pase mis senos por su pecho, baje hasta sus testículos para rozarlo con mis pezones, él se
regocijaba de placer. Después pase mi lengua por su pecho hasta detenerme en sus testículos y
lamérselos. Luego mi lengua jugando con la punta de su pene a través del condón, le hacían
gruñir de placer. Yo gemía como una niña malcriada, mientras se lo chupaba. Mis muslos
estaban mojados.
Abrí y levante mis piernas todo lo que pude para recibir su falo y gozarlo dentro de mí. Me
introdujo con fuerza, sentí el grosor de su miembro rozarme las paredes de mi vulva y gemí de
placer, casi gritando. Me comenzó a coger con más fuerza me agarraba las nalgas y empujaba
para meterlo todo. Mi clítoris comenzó a responder al ritmo de las penetradas. Me besaba el
cuello y también me chupaba los senos. Me hizo lubricar más de la cuenta, parecía que mojaba
la cama.
Carlos Andrés: Que rico culo tienes, tu coño es caliente, … caliente, que rico es cogerte.
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Le agarre las nalgas y comenzó a embestirme con fuerza, yo también respondí moviéndome y
acomodando su miembro dentro de mí y casi sollozando de placer, en eso sentí su venida a
través del condón.
Otra vez quedaba hambrienta de sexo, mi clítoris palpitaba, pero esta vez mi dignidad era más
grande que mi calentura. Me pare y fui a darme un baño de agua helada. Esta vez no tenía
ganas de terminar con mi mano. Salí del baño y él estaba durmiendo.
Pedí un taxi, me vestí y me fui con nauseas, lo que estaba viviendo era una broma de mal gusto.
Le llame al día siguiente y le dije que nunca más me buscara. En la escuela católica y en mi
hogar me enseñaron que una señorita no debe decir malas palabras, pero no pude contenerme y
le grite.
Malena: Hijo de Puta… desperdicio de hombre dotado. Si un día te dije que tu verga me
gustaba era porque no conocí otra. El hombre con la verga más chiquita, seguro que me cogería
mejor que tú.
Esa noche pensé mucho. Yo soy una mujer que provoca a todo hombre. Me desvisten con la
mirada en las calles. Me mandan piropos que me hacen sonrojar, una vez un chico guapísimo
tiró su chamarra al suelo para que yo no pise lodo y yo no le hice caso por estar con este
pendejo.
Malena: Padre Miguel No podía entender mi mala suerte en el amor y el sexo. Estaría pagando
los pecadillos que cometí de chiquilla?
Padre Miguel: ¿Cómo mostrarme las piernas y los senos y hacerme dudar de mi vocación?
Malena: Si
Vi salir al padre Miguel del confesionario caminando raro, parecía que tenía una erección yo
también me sentía rara.
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CAPÍTULO VII
Mi Padre me hizo una fiesta por mi cumpleaños en la hacienda. Invitó a todos mis familiares y
amigos. Me compré un vestido bonito color cereza. También me compré zapatos del mismo
color. Estaba lista y no llegaban los invitados. Me olvide que en este pueblo los invitados vienen
tarde no como en la capital donde todos vivimos apurados.
Faltaba dos horas para que los invitados llegaran. Le pedí al chofer que me llevara al pueblo.
Entré a la iglesia, El Padre Miguel estaba leyendo en la primera banca de la Iglesia, me senté a
su lado.
Mi Madre murió cuando yo nací, y por eso me sentía menos, todos me decían que era linda
pero yo me sentía fea cuando me miraba en el espejo. Tenía una llaga en el alma. Pensaba que
yo era la culpable de la muerte de mi madre, de la infelicidad de mis hermanos y de mi Padre
que nunca dejo de quererme y consentirme.
Pero sin una madre que me guiara y aconsejara crecí oyendo y sorprendiendo a mi hermana
teniendo sexo, a los animales cruzarse. Caballos, toro, burros, perros hasta al gallo.
Mi padre tenía un genio horrible sin mi madre y ninguna empleada duraba en la casa. Mi padre
dejo los trabajos de la hacienda para dedicarse a mí por completo. Me gustaban los chicos pero
mi padre no dejaba que nadie se me acercara.
La primera vez que tuve mi menstruación, me desmaye, pensaba que me estaba muriendo,
nadie me dijo lo que me metía que pasar.
Para encima en la escuela católica nos decían que todo es pecado. Mis instintos sexuales eran
mucho mayores que mi conocimiento.
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Padre Miguel, perdón por haberle mostrado mis piernas y mis senos, no sé qué me paso. La
primera vez que usted entro en la clase de religión solo vi un chico guapo vestido con camisa de
sacerdote y me enamoré.
Pero eso fue todo, ahora quiero irme tranquila de saber que usted me ha perdonado. No le he
contado esto a nadie ni siquiera a mi psicóloga.
Padre Miguel: No tengo nada que perdonarte, yo también soy culpable por mirarte pero no
pude evitarlo.
Malena: No ahora si me va a dar pena, porque lo que experimenté después, es algo que no creo
que usted pueda soportar.
Padre Miguel: Cuando estudié teología vi casos peores que el tuyo, de mujeres poseídas por el
sexo.
Malena: Padre Miguel hoy día es mi cumpleaños y me están haciendo una fiesta, porque no
viene a la hacienda. A mi hermana y padre le gustaría que nos visite.
Padre Miguel: Feliz cumpleaños, no creo que pueda ir, gracias de todas maneras.
El chofer me esperaba fuera de la Iglesia y nos fuimos a la hacienda. Toda la gente estaba
esperándonos. Bailamos, tomamos, nos divertimos. Estaba bailando con un chico, moviendo las
caderas con una canción parecida a las de Shakira cuando note algo detrás de mí, algo fuerte,
unos ojos que veían mi cuerpo.
Yo sabía cuándo alguien me miraba las nalgas, no había un día que yo voltee y no encuentre a
un hombre mirándome las nalgas, yo podía sentir esa mirada. Ya lo había experimentado antes
en la calle, con los hombres desnudándome cuando caminaba en cualquier sitio.
Los ojos que me miraban eran del Padre Miguel que había venido a la fiesta. Fui a saludarlo,
conversamos de mi carrera y de mi futuro en Estados Unidos. El Padre Miguel no solo era
guapo, era un hombre culto e inteligente.
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Llegó la noche y todos los invitados comenzaron a retirarse. Mi hermana, Padre y yo
despedimos al Padre Miguel que se subía a su coche. Le di un beso en la mejilla y le dije gracias
al oído, despidiéndome de él para siempre.
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CAPÍTULO VIII
Mi Primera Vez
Faltaban 3 semanas para irme a Estados Unidos y quise poner atrás todo este juego erótico y
peligroso.
Estaba en la hacienda y llego el sacristán de la Iglesia con una nota del Padre Miguel. “Malena,
ven a verme, necesito decirte algo importante.”
No quería ir, pero me moría de curiosidad por lo que me tendría que decir. Me preguntaba a mí
misma ¿Qué hago?????????????
Mi mente y corazón me decía que no vaya, pero me intrigaba su nota, la leía una y otra vez. Me
sentía inquieta, no pude más y decidí ir a verlo. Entré a la iglesia y el estaba sentado en una
banca, parecía que me estaba esperando.
Su tono de voz era fuerte y me sentí sumisa antes sus palabras, me senté a su lado.
Malena: Conocí a Juan Manuel en una fiesta y me gusto desde que lo vi, le sonreí, me saco a
bailar y me pidió salir a comer al día siguiente, le acepte de inmediato.
Malena: Déjeme contarle!! Salimos tres veces y me pidió ser su novia, lo besé con pasión.
Juan Manuel no es como ningún hombre que conocí. Él es tierno, amoroso, me trata como si yo
fuera la mujer más importante del mundo. Si ve que me gusta algo, me lo trae al día siguiente.
Me dice que soy hermosa a cada instante, me hacía sentir tan lindo que ni me acordaba del sexo.
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Padre Miguel: ¿No hubo sexo? Con una mujer con estas piernas y estos pechos. Ese desdichado
es un homosexual .
Éramos novios por un mes y no habíamos tenido sexo, solo besos y abrazos yo quería todo pero
él solo me acariciaba, yo disimuladamente le ofrecía todo, como sentarme encima de el con una
minifalda diminuta y sentir su erección. Le gustaba, lo podía ver en sus ojos, pero no
continuaba. Es tan guapo y tan bueno que me hacía sentirme su mujer sin siquiera haberme
tocado.
Malena: Me regaló una blusa con brillos plateados, zapatos del mismo color y minifalda negra
pegada al cuerpo, me veía preciosa y él se sentía orgulloso de lo que causaba en los hombres
donde quiera que íbamos esa noche. En la cena me dijo que nunca había sentido lo que sentía
por mi y que quería que sea su mujer esa noche. Yo le dije que ya era suya desde la primera vez
que me vio. No tenía que pedirme permiso, para hacer conmigo lo que quisiera. Me besó
apasionadamente en agradecimiento.
Malena: Terminamos de comer y me llevo a un hotel bonito, nuestro cuarto tenia balcón al mar.
El balcón estaba abierto, estábamos parados abrazados y podíamos sentir la brisa y escuchar las
olas.
Nuestros cuerpos nuestras mentes, nuestras almas estaban juntas, se pertenecían. Solo éramos
Él y yo. Nada más en el mundo importaba.
Lo jale hacia mí para sentir el calor de su cuerpo, le bese en la boca y en la oreja y se estremeció,
lo bese en toda la cara, en sus ojos, mis manos atadas alrededor de su cuello, raspándole con mi
barriga su miembro erecto.
Nos besamos una y otra vez, nuestras lenguas se deseaban igual o más que nosotros. Sus manos
me tocaban todo el cuerpo y yo me estremecía cada vez que tocaba los senos o las nalgas. Sus
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dedos me desabotonan mi blusa y exponen mis pequeños hombros y mis senos grandes,
soportado por mi brassiere color purpura que con las justas soportan el peso de mis senos. El
me las acaricia, me besa en el cuello y baja a mis senos. Muevo mi cabeza para los dos lados en
un estado de frenesí.
Parecía que con cada beso nos estábamos alimentando el uno al otro. Los dos estábamos en
estado de éxtasis.
Juan Manuel metió su mano debajo de la falda y me acaricio las nalgas, se agachó y me bajo mi
calzón purpura, sus dedos calientes me quemaban la piel. Me da un beso en mi vagina que casi
hace que me desmaye de excitación, siento líquido que sale de mi vagina y corre por mis
muslos.
Me paso su pene por mi vulva y casi estallo de placer y deseos por ser amada.
Me colocó su falo y me lo introdujo despacito, poco a poco hasta el fondo, yo me volví loca de
placer, era la cosa más rica que jamás había sentido, mis ojos estaban abiertos pero no veía nada.
Gemí, gruñí, llore de placer, mientras el me hundía su pene una y otra vez. Me sentía su mujer y
dueña de su pene. Recibía cada una de sus embestidas moviéndome hacia adelante, recibía su
falo con excitación, con amor.
Juan Manuel: Te gusta mi reina, mi amor……ah.. la mujer m{s linda del mundo.
Malena: Si me gusta, Sigue, asi, asi papacito no pares mi amor. Te amo… Te amooo.. que rico
me coges, gracias….gracias, cógeme masss, me gusta, que rico aahhhaaaaaaaa.
Juan Manuel: Que linda eres, yo también te amo, te amooooo. Aahhh, aahhh, oohhh. Que linda
cosita que se come mi verga, me gusta cuando me lo aprietas, que ricooooo, aaaahhhhhaggg.
Me cambio de posición a perrito y me hizo aullar de placer, el parecía que gruñía como un lobo
con una verga grande. Yo sacaba las nalgas todo lo que podía para hacer más rica su metida. Me
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sentía como una loba en celo a la merced del miembro de mi macho, que rico me cogía, metí por
debajo mi mano y le acaricie los testículos.
Después yo me subí encima de el. Me senté completamente en su miembro y sentí que invadía
todo mi cuerpo, me tenía enchufada, clavada a él, yo era su muñeca, él era mi dueño.
Malena: Que rico mi amor, que rica verga tienes. Aayayyyaaaahgg, ay que rico, papacito rico,
soy tuya para siempreeeee……ahhhay amor te amo, teamooo……..
Nuestros cuerpos se sometieron y fundieron en uno solo. Juan Manuel me llevó al mejor viaje
de mi vida, con orgasmos en cada posición que me tuvo. Juan Manuel es un experto amante con
un miembro hermoso. Hice el Amor por primera vez en mi vida. Pienso que lo amo más que a
nada en el mundo.
Padre Miguel: Ven mañana y termina con la farsa de Juan Manuel, no creo que vaya a más ese
loco amor platónico.
Malena: Lo que viví con Juan Manuel, es lo que quisiera cualquier mujer.
Padre Miguel: Eres el demonio en cuerpo de mujer. Tapate las piernas…………la siguiente vez
no vengas con ese escote.
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CAPÍTULO IX
Tatuajes
Acaba de terminar la misa de Jueves por la noche, espero para ser la última en confesarme. Me
arrodillo en el confesionario. Hay un silencio por parte de Padre Miguel.
Padre Miguel: No puedo pensar en lo bajo que has caído. Ofreciéndote a un hombre como una
ramera, una zorra cualquiera.
Malena: ¿De qué habla? Yo entrego mi cuerpo al hombre que amo, eso no tiene nada de malo.
Mejor me voy.
Padre Miguel: Eres insensata mujer. Que más me vas a contar, de prisa que estoy cansado. Te
escucho.
Malena: Juan Manuel es el hombre más bueno que he conocido, solo piensa en cómo hacerme
feliz. Me engríe demasiado, soy su bebe como él me dice.
Padre Miguel: Farsante, él lo único que quiere es tu cuerpo. Tienes el cuerpo de Mesalina pero
el cerebro de una niña tonta, no te das cuenta de nada.
Malena: Juan Manuel es el hombre más guapo del universo, estoy enamorada de él, si con el no
me doy cuenta de nada, solo me siento como una perra en celo, quiero que me haga el amor
todo el tiempo. Yo lo vuelvo loco con mis cosas.
Malena: Le doy un ejemplo. Estamos viendo televisión en la cama. Me levanto y voy bañarme,
salgo de la regadera y solo me seco las piernas, me pongo uno de sus wife beater shirt ( playera
sin mangas) y lo mojado se pega a mi cuerpo, se me pueden ver mis senos y los pezones.
Me siento en el espejo a pintarme y ponerme linda para él. Me estoy pintando los labios de color
rojo y él no puede contenerse al verme así, se levanta de la cama se me acerca y me jala hacia él,
me agarra los senos húmedos por encima de la ropa y me besa en la oreja y me acaricia la
vagina. Me estremezco con su beso, y comienzo a abrir y cerrar las piernas con deseo.
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El me saca la playera, me besa en la boca y yo juego con su lengua, me encanta su lengua en mi
boca, él se estremece, me acaricia los senos desnudos, esta vez sí soy de él en cuanto me quiera
penetrar. Me agacho le desabrocho el pantalon y le muerdo su pene por encima del bóxer, el
lanza un alarido. Él tiene los labios rojos con mi lápiz labial, me besa el cuello y me deja la
marca de sus labios. Me miro en el espejo y me gusta.
Me pongo lápiz labial a los pezones y hago que me los chupe. Me chupa las tetas y viajo a un
mundo de placer inexplicable. El me besa el cuello, la barriga, las piernas y me deja huellas de
sus labios por mi cuerpo. Le apunto a mis nalgas y me deja huellas bonitas de sus labios. Veo en
el espejo grande al frente de nuestra cama, mi cuerpo con huellas de sus labios. Quiero más
besos, me pongo más lápiz labial a mis pezones y el me besa todo el cuerpo. Siento que me esta
decorando son sus labios. Cada beso que deja marcado en mi cuerpo hace que baje otra gota por
mis muslos.
Me pongo más lipstick a mis labios y esta vez yo le dejo huellas mías en su hermoso miembro, y
todo su cuerpo,
Me hecho en la cama y abro mis piernas como hembra que quiere que su hombre la posea. Le
busco su miembro con mi vulva, el me penetra y me hace ver volver loca de placer.
Me embiste una y otra vez. Veo en el espejo a un hombre meterme su verga y me encanta ver
como lo mete y lo saca. Sus nalgas tatuadas de mis labios lo hacen ver súper sexy. Estoy en
éxtasis, veo a una mujer tatuada de besos siendo cogida por un hombre y me gusta. Que rico me
coge mi hombre, cierro los ojos y me hace viajar al infinito donde solo veo estrellas de placer.
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CAPÍTULO X
Malena: Me fui a vivir con Juan Manuel y fueron los días más felices de mi vida, nos amamos,
ambos nos complacíamos sexualmente, nunca quedamos insatisfechos.
Salíamos a la calle mostrando nuestra felicidad como dos locos enamorados, sonriendo,
mostrando a la gente nuestra felicidad. Él es tan tierno, me abre la puerta de su coche, me pone
la silla para que me siente, me trae flores, me dice a cada instante que me ama. Nos comemos a
besos cada vez que nos encontramos. Quiero pasar el resto de mi vida con él.
Padre Miguel: Ese infeliz solo quiere tu cuerpo, como si quisiera el cuerpo de una ramera eso es
lo que eres para él, ilusa. Eres así porque tú tienes fuego ahí abajo, Satanás te dio ese cuerpo que
atrae todas las miradas, para tentar a todos los hombres que te vean, eres capaz de tentarme a
mí mismo si tú quisieras, pero yo soy fuerte.
Padre Miguel: No, no, continúa, continúa. Que más te hizo ese pobre diablo.
Juan Manuel es mayor que yo en 10 años, pero es más travieso, juguetón, nunca se enoja,
siempre está sonriendo y le gusta todo lo que yo quiero. Ir a un pueblo con playa por un fin de
semana largo era lo máximo en diversión. En las noches todo era fiesta, nos íbamos a bailar a
una discoteca o emborracharnos, cantando Karaoke, pero siempre terminábamos haciendo el
amor toda la noche.
Una vez, amanecimos desnudos, yo abrazada a él. La brisa de la playa entrando por el balcón
abierto del cuarto del hotel me despertó. El cuarto todavía olía a sexo, a su olor, al mío más que
todo.
Me levanté me puse una sudadera y salí a correr por la playa mientras él dormía plácidamente.
Volví al cuarto y me saque la sudadera para bañarme, Juan Manuel seguía durmiendo, pero
tenía el miembro completamente erecto. Me acerque a él, y me lo metí a mi boca, me encanta
chuparle, gozo al hacerlo. Juan Manuel se despertó.
Juan Manuel: Oh que rico, aoooo, Mamacita, me estás haciendo viajar a otro mundo, aauuu,
aauuyyyyyy que ricooooooo. Ver esa carita hermosa chupando mi pene. Esssss loooo
maximmmo. Aaahgggg, te amo, te amo, mi amorrooorrrr.
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Se lo seguí chupando, mi lengua jugando con la punta de su pene, le hacía convulsionar el
cuerpo. Yo me raspaba mi vulva en su pierna, sintiendo el calor de su piel. Cuando notaba que
él se estaba por venir, dejaba de chuparle por un momento y le lamia los testículos, mi deseo es
venirme con él al mismo tiempo y hacerme durar estos momentos tan ricos que solo consigues
cuando haces el amor. Me frotaba el clítoris con mis dedos y estaba entrando a un orgasmo. Se
lo chupe más rico que nunca, ese pene era mío y me lo quería comer. Descansaba un segundo
solo para decir: Que rica verga tienes mi amor, mira como me la como.
Sacudió su cuerpo como si le estuviera dando un ataque de epilepsia. Nos vinimos los dos al
mismo tiempo, mi pecho quería gritar de placer, pero su tremendo miembro en mi boca me lo
impedía, solo gemía mientras el disparaba su semen a mi garganta. Nunca en mi vida hubiera
imaginado poder tragar semen, me daba asco, pero este era de Juan Manuel, de mi amor, me lo
tome con gusto. Fue la primera vez que lo hacíamos sin condón. Me eche extenuada en la cama
y nos besamos.
Juan Manuel: waooo, waoooo., que rico. Gracias mi amor, te juro que nunca, jamás nadie me
hizo tan rico como tú.
Nos bañamos juntos y fuimos a tomar desayuno y a pasear por el pueblo tomados de la mano.
Padre Miguel: Malnacido, Sabía que te iba a llevar a una vida desenfrenada de alcohol, lujuria y
sabe Dios qué otras porquerías por la cual llegaras al infierno. Valiente fichita resulto ser tu
noviecito.
Padre Miguel: Es un pobre diablo que no te ama, te lo dije. Un hombre consiente jamás tendría
sexo sin condón, porque está poniendo en riesgo tu vida. ¿Cómo sabes si este pervertido no
tuvo sexo antes que tú con una mujer que tiene Sida? ¿Te das cuenta del peligro que corres,
mujer calenturienta?
Malena: Padre el me ama, le hicieron examenes y está más sano que un semental.
Malena: El mayor tiempo estoy en la Universidad y en mi poco tiempo libre todo lo que quiero
es estar con él, ver una película abrazada por él, Lo amo tanto que le acaricio como a un bebe
cuando está durmiendo.
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Aprendí a cocinar por él, para hacerlo feliz, ya que le gusta comer rico. Un día le mande un
texto al trabajo: “Amor te estoy haciendo tu pastel favorito, te apuras estoy casi desnuda” Me
responde: “Mamacita, yo no aguanto por hacerte mía, llego en 20 minutos, te amo, te amo m{s
que nunca” Estaba decorando el pastel, estaba esperándolo con un vestido corto sexy y me lo
protegía con un mandil de cocina. Juan Manuel ya estaba por llegar y se me ocurrió algo para
excitarlo.
Fui a ponerme el perfume que lo volvía loco, porque ya llegaba. Me saque el vestido, el
brassiere y el calzón, solo me quede con el mandil y me puse unos tacos más altos. Me miré en
el espejo y de frente se veían mis hombros desnudos y gran parte de mis senos. Abajo parecía
una minifalda alta. Atrás se me veía toda la espalda y las nalgas, mis piernas se veían divinas
con los tacones altos rojos del mismo color que el mandil. Estaba en la mesa de la cocina
poniéndole crema chantilly al pastel, cuando Juan Manuel entro a la cocina. Se me acerco con
los ojos abiertos y me abrazó.
Juan Manuel: Chiquitita, que linda te ves con ese mandil rojo, estas sexy.
Malena: Espérate un minuto amorcito, déjame limpiarme las manos. Me limpiaba las manos y
con el movimiento mis senos se movían queriendo se salir del mandil el los miraba
mordiéndose los labios. Me puse crema en dos dedos y se los metí a su boca y me los chupo
rico. Me volteé para apagar el horno y el dejo escapar un suspiro y grito al mismo tiempo.
Juan Manuel: Dios mío! Que tales nalgas, que piernas para más ricas. Ya no pudo contenerse y
me abrazo por detrás. Sentí su miembro erecto en mis nalgas.
Me puse crema al cuello y el comenzó a chupármelo, puse crema en mis pezones, mis muslos y
cerca de mi vagina. Me besó la espalda desde el cuello hasta los pies, se paró, me saco el mandil
y se comió la crema chantilly de una de mis tetas y me arranco un suspiro, después en la otra,
chupaba mis pezones, me gustaba tanto que yo le ponía más crema, se comió la crema de mi
barriga, de mis muslos y de mi vagina, yo chorreaba por mis muslos. Quería chupárselo con
crema, pero no me dejó, me agarró con sus manos fuertes y me volteó, yo mirando hacia la
ventana de la cocina y el detrás mío, me jalo las nalgas hacia él, yo estaba arqueada
apoyándome en el lavamanos. Sentir su miembro erecto en mis nalgas desnudas me perturbaba,
lo acariciaba sensualmente con mis nalgas. Juan Manuel jugaba con su pene dándome
golpecitos en las nalgas y rozándome el clítoris. Yo no pude soportar más esa tortura y le grite:
No me hagas nada, solo méteme tu VERGA!!!!!!!!Cógeme mi amor, no resisto esta tortura!!!.
Yo lo esperaba con los ojos entreabiertos, de un momento a otro, me lo metió todo de un solo
movimiento, me hizo abrir los ojos y la boca todo lo que se podía. Me dejo sin aire y lance un
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gemido: Auuuuoooo.oo. Que rico mi amor, me estas partiendo en dos, te lo juro mi
amor.aay,ayyyy, que rico, dame más fuerte más te ruego.
Cada vez que me lo sacaba y me lo volvía a meter, sentía que su pene atravesaba todo mi
cuerpo, yo quería más, empujaba con mis nalgas para atrás para recibirlo todo, me movía todo
lo que podía para complacerlo. Aprendí a morderle el pene, se lo hacía y él lo notaba.
Juan Manuel: Que rico, chiquita, mamita, me gusta cuando tu cosita me lo muerde, aughhhhh,
ay que ricas nalgas, que cosita tan rica, chiquita linda.
Los dos nos movíamos como locos, el metiéndome su falo y yo en mi mente acariciándolo con
mi clítoris y mis nalgas, estábamos pegados, los dos sudábamos.
Me dio una palmada ligera en mi nalga y me causo placer, le dije que me diera otra y mi mente
comenzó a viajar hacia el clímax total, Malena: ,,,,,,,ahhhhh que rica verga tienes, me estas
matando, méteme mas fuerte, que ricoooooo, que ricooo, me estoy comiendo tu vergaaaaa,
Ohoo,,.. huummmhummm. Oh my God, Oh my God. Ohoooooo, me vengo me vengo,
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa Termine con los ojos llenos de lágrimas de placer, él todavía me
daba las ultimas embestidas después de venirse con bramidos.
Estiramos nuestros cuerpos y él se cayó al piso. Tenía las piernas acalambradas, me tire a su
lado y nos reímos como dos locos echados en el piso de un manicomio. Los dos estábamos
hechos un desastre, despeinados y yo sin maquillaje. Nos paramos a cenar y después a ver una
película juntos como siempre.
Malena: Mi abuelo tenía un semental negro hermoso y lo cruzaba con una yegua también
negra. Mi prima y yo vimos un día cuando al caballo le creció su cosa, nos hizo sonrojar.
Cuando se subió encima da la yegua y la penetro, la yegua lanzo un relincho que parecía de
placer. Mi prima y yo nos excitamos al ver ese espectáculo. Mi prima me dijo que le gustaría ser
la yegua. Cuando hice el amor con Juan Manuel en la cocina, por un momento me sentí esa
yegua, ¿es esto normal? Padre Miguel:. Padre Miguel…
No contestaba el Padre Miguel, pero yo sentía su aliento agitado a través de la malla del
confesionario, después de una pausa contesto.
Padre Miguel: Mejor vete porque si no vamos a pecar todos. De todas maneras creo haberlo
escuchado todo. Que tendrías que añadir a tu festín de pecados?
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Malena: No le he contado mis fantasías pero es mejor dejarlo así, ya no volveré, muchas gracias
por escucharme.
Padre Miguel: Te voy a escuchar una vez más Casquivana, ven mañana.
Padre Miguel: Ven Mañana y hablaremos, todo esto fue mucho por un día, me siento cansado.
Malena: Yo también, necesito ir a cambiarme.
Salí de la iglesia pensativa, el Padre Miguel estaba raro, ¿y yo porque estaba sumisa, dejándome
insultar? Nunca debí comenzar esto, al comienzo lo hice para molestarlo, pero se convirtió en
un juego obsesivo donde yo al narrar mi historia sentía un desahogo, ¿pero abajo?
¿Mojándome? Ya no quiero pensar más, mañana será la última vez que hable con el Padre
Miguel.
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CAPÍTULO XI
Actriz de Película
Lo fui a buscar temprano, quería confesarme una vez más, no me gustaba el morbo que estaba
sintiendo dentro de mí, era más fuerte que yo misma.
Malena: Esta será una confesión larga, ya quiero contar todo y terminar con esto.
Malena: Mi papa y mi hermana estaban en la capital y Juan Manuel nos llevó a conocer a sus
papas y pidió mi mano delante de ellos. Puso un anillo de diamantes en mi dedo y me dijo que
sea su esposa. Grite y le dije que sí, sí. Quedamos en casarnos en dos años y vivir en Estados
Unidos hasta que yo termine mi carrera en Psicología.
Padre Miguel: Cuéntame cómo es que te tiene loca, que te hace aparte de sexo. ¿Cómo es él?
Malena: Los dos estamos locos el uno por el otro. Estudio todo el día y el viene del trabajo en
las noches, le preparo su cena o traigo algo de la calle. Los fines de semana comemos afuera,
vamos al cine, teatro y después a nuestro nido de amor. Una noche mientras el manejaba a casa,
yo le chupaba su miembro…..
Malena: Esa noche le dije quería hacerle algo rico que nadie le había hecho.
Padre Miguel: Un momento desquiciada y de donde sabias algo así, estuviste con otros
hombres?
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Malena: No Padre, Nuestra vecina, una mujer buena fue prostituta de joven, ella me enseña
como volver loco a Juan Manuel y él es feliz con todo lo que le hago.
Padre Miguel: Válgame Dios, ahora tienes a una prostituta de profesora, esto es la perdición
completa. ¿Cómo no va a ser feliz ese degenerado?.
Malena: Ella me dice que todo hombre necesita una puta en la cama, solo así el hombre es fiel.
Malena: Llegamos a nuestro hogar, hacia frio prendimos la chimenea de la sala. Puse música,
luz tenue y serví dos vasos de licor, brindamos, bailamos una canción romántica, me hacía
sentir su miembro mientras me acariciaba la cara con una mano y una nalga con la otra. Me
besaba con pasión, que rico sentir su lengua en mi boca y mi oreja, yo le frotaba mi pelvis en esa
cosa tan rica. Termino la canción y lo empuje al sofá. Me saque el vestido lentamente, me quite
el brassiere y quede de pie solo con una tanga rosada, collar, aretes en las orejas, el arete en el
ombligo y mis tacos altos. En mi dedo de la mano tenia puesto el anillos de compromiso que
brillaba como nunca, dándole más fantasía a ese momento maravilloso. Le desabroche su pantalón, le
baje su trusa y su miembro ya estaba erecto. Verme completamente desnuda solo con joyas y tacos, lo excitaba
sobremanera.
Padre Miguel: Desdichado degenerado no tiene derecho a ver eso………sin estar casado
contigo.
Malena: Me movía sensualmente al compás de la música, A Juan Manuel se le salían los ojos y
quería pararse pero le dije que este ere mi juego y que no podía tocarme, me eche en la alfombra
blanca y de piel gruesa, sentía la tersura de la alfombra en mi espalda y nalgas, le pedí que se
masturbara.
Yo le decía que no quería nada más en esos momentos. Juan Manuel se lo acariciaba moviendo
su mano de arriba para abajo, era hermoso ver ese cuadro. Su bello rostro, su ojos viéndome de
arriba para abajo; sus labios relamiéndose, parecían querer comerme.
Me acaricié el cuerpo para excitarlo más y hacerlo explotar, me frotaba los senos y me pellizcaba
los pezones mordiéndome los labios. Metí la mano dentro del calzón y comencé a jugar con mis
dedos, ver su miembro totalmente erecto me ponía al borde de rogar que se venga encima mío
pero quería darle una nueva experiencia.
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Me baje la tanga despacito con las manos y cuando llego a mi rodilla, termine de sacármelo con
mis pies y se lo tire a la cara, él casi lo agarra con los dientes.
Desnuda solo con joyas y tacos, me metí el dedo a la vagina acariciándome con los dedos
haciendo círculos hasta tocarme el clítoris, el muriéndose de lujuria. Me apuré a tener un
orgasmo viéndole gozar mi desnudes y yo gozando la de él. Cuando termine saqué los dedos
de mi vagina y me los chupe mientras él seguía masturbándose, doblando los ojos de placer.
Malena: Esa es la idea de mi amiga, así nuestros hombres nunca buscara a otra.
Padre Miguel: Ese perro nunca va a dejar de ir tras las hembras en celo. MALDITO!!!!!!!!!!
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CAPÍTULO XII
Padre Miguel: Aventura, Un hombre mayor abusando de una casi niña, este mundo está al
revés.
Malena: Una noche fuimos a una discoteca con mi amiga la ex prostituta y su esposo. Yo
siempre me vestí igual, minifalda y escote, a Juan Manuel le gustaba que me vistiera asi. Mi
vecina también estaba vestida igual y todos nos miraban. El amigo nos dijo que un día su
hermano le pregunto que si no le daba celos que todos se cojan con la mirada a mi amiga por su
manera de vestir. El amigo respondió: No, mientras yo sea el dueño de esas nalgas. Juan
Manuel se rio, me estrujo las mías y dijo: Yo también que miren estas nalgas tan lindas pero yo
soy el dueño de toda esta mujercita linda. Lo besé en la boca con todo mi amor.
Malena: Nos dieron una mesa privada, parecía una cueva. Estaba oscuro. Pedimos bebidas y
brindamos. Salimos a bailar cada pareja por su cuenta. El lugar era mágico, las luces, la neblina,
la música era espectacular, me gustaba estar ahí Juan Manuel. Nos besamos y acariciamos,
sentir su hombría me hacía mojar. Me pidió que me quite el calzón. Le pedí a mi amiga para ir
al baño juntas, fuimos y las dos nos sacamos nuestros calzones. Pasamos por la barra y un
hombre me hablo, me pidió mi teléfono, me dijo que era una reina, yo me reí agarré a mi amiga
del brazo y nos fuimos a nuestra mesa.
Padre Miguel: Eres una coqueta, sabía que este hombre te iba a convertir en una ramera.
Malena: Juan Manuel me estaba observando parado fuera de nuestro apartado. Estábamos los
cuatro sentados cada uno al lado de su pareja. Juan Manuel le pidió a su amigo que salga fuera
y que no deje que el mesero se aproxime a la mesa. Mi amiga se quedó adentro y Juan Manuel
se sacó su miembro y me agarro del pelo suavemente y me hizo que se lo chupara, me agarro de
sorpresa casi a la fuerza, pero yo estoy dispuesta a chupársela siempre, después hizo que me
sentara en él dándole la espalda tenia a mi amiga frente mío, la vi metiéndose la mano debajo
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de la falda mientras yo terminaba de sentarme en Juan Manuel, con los ojos totalmente
volteados.
Juan Manuel me decía al oído: Eres una coqueta, te voy a quitar lo coqueta. Que te dijo ese
hombre”
Malena: Que rico, papacito, que rica verga tienes, me tienes presa. No seas celoso no le prestes
atención… solo a ti te quiero.
Mi amiga no me daba tanta vergüenza pero ya no me importaba que otro hombre me vea
cogiendo.
El amigo metió su cabeza al apartado, vio todo el cuadro erótico, llamo a su mujer para afuera y
nos dijo: Ya ni joden, que rico están cogiendo.
Me saquee el sostén para que Juan Manuel pudiera acariciarme los senos. Me paraba y me
sentaba en él, moviendo mi cintura en círculos y el me embestía todo lo que podía. Me tomó por
la cintura e hizo que volteara, para estar frente a frente. Ahora, yo me lo metí todo de un solo
golpe mientras él me chupaba los senos, yo era una loca cogiendo y mordiendo su camisa para
no gritar de placer.
Yo estaba en un viaje a otro mundo y terminé casi sollozando de placer, lentamente comencé a
dejar de moverme encima de Juan Manuel. Salí de mi trance y me hice a un lado, buscando mi
cartera para ir al baño. Mi amiga sonriente me decía mientras me acompañaba. Que rico te
cogía, estoy mojada quiero verga, pero me da vergüenza hacerlo aquí, vamos a un hotel.
Padre Miguel: Una prostituta tiene vergüenza pero tú no, eres peor que ella.
Salimos del night-club, la noche era joven y linda, había muchas estrellas en el cielo. Fuimos a
un hotel y cada pareja durmió en su propio cuarto. Fue una fantasía que nunca más la hicimos.
Que bella es la vida sintiéndose una mujer amada, deseada, protegida y cogida por un hombre
de verdad. Pasaría el resto de mi vida con él, jamás lo engañaría con nadie.
Malena: No entiendo.
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CAPÍTULO XIII
Malena: Toda mi vida pensé que el sexo era pecado, todo gracias a pensamientos inadecuados
del entorno en que vivía y la educación católica que tuve. No sé por qué toda mi vida pensé que
tener sexo oral era una cochinada, por eso me sentía sucia después de haberle chupado a mi
segundo novio, pero no con Juan Manuel, siento que cuando se lo chupo a él, es con amor. Pero
cuando él quería hacérmelo a mí, le decía que mejor me lo meta, porque me daba vergüenza y
me sentía indefensa.
Juan Manuel vivió en el 21 piso de un edificio en el centro de la ciudad por muchos años. Su
vecino un hombre de más de 50 años vivía con su esposa, mi amiga, y no tenían hijos. El
hombre la había sacado de prostituta y eran felices, eran buenos amigos y nos daban consejos.
Me hice muy amiga de ella, Isabel, más alta y más nalgona que yo, bonita mujer madura. Isabel
me abrió los ojos al sexo de verdad. Aprendí todo de ella, que el sexo oral es lo más normal del
mundo y que yo había estado viviendo en otra época. Le dije a Juan Manuel que me gustaría
que me haga lo que él quiera ahí abajo, sin restricciones, a él nunca le ocultaba nada.
Padre Miguel: Válgame Dios, creí haberlo escuchado todo, hasta con profesora particular de
clases de sexo. Esto va hacia la perdición, no te das cuenta insensata? Que paso después?
Malena: Llegué de la universidad y estaba cocinando algo para mi amor, cuando Juan Manuel
me llamó y me dijo que la esperara desnuda, que estaba en camino a nuestro hogar, que se
moría por hacerme suya.
Malena: Juan Manuel entro a la alcoba y sintió el aroma de las velas que iluminaban el cuarto.
Se h hecho a mi lado y me dijo que rico hueles, me abrazo y me toco la espalda tersa. Yo ya no
podía esperar, fui encima de él y lo bese al estilo francés mejor que nadie, le toque los dientes, le
hinche los cachetes con mi lengua.
Me agarro las nalgas con las dos manos y me las acariciaba tan sensualmente que yo me
deshacía, me dijo: “Mis manos est{n teniendo un orgasmo al acariciar tu nalgas mi vida”.
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Me dijo que me tenía una sorpresa, me iba a dar el mejor masaje con final feliz para una mujer.
Me hizo echar de barriga, y me comenzó a echar un aceite caliente que olía rico y me masajeaba
la espalda y los hombros quitándome la tensión y después sus manos en mi cintura, me hacían
temblar, me masajeo todos los dedos de mis pies y sentí sensaciones jamás percibidas. . Me
chupó un dedo del pie y me hizo sentir la sensación en diferentes partes del cuerpo. Lo amé
más que nunca.
Que rico sentir las manos de mi hombre recorriendo mi cuerpo, dejar que me toque donde
quiera porque es mi dueño. Me acaricio las nalgas con ese aceite diciéndome que lo volvían
loco, que eran las más lindas, que estaba enamorado de mí, que me amaba, que yo era la mujer
más bonita del universo. Sus palabras más sus expertas manos calientes en mis nalgas,
acariciándolas, abriéndomelas, me tenía casi a explotar. Sentía que una gota bajaba de mi vagina
hacia mis muslos. Le dije: Méteme tu pinga por favor, mis nalgas quieren tu pinga.
Me agarró y me volteo como si fuera una muñeca, sus brazos fuertes me hacían sentirme así.
Estaba echada de frente mirándolo desnudo, su miembro totalmente erecto, yo ya quería ser
penetrada por mi macho. Juan Manual saco un bote de miel y me puso una gota en mis dos
senos, mi ombligo, mis pies y demás puntos vulnerables que él escogió. La última le la puso en
los labios y me beso como nunca, su saliva con miel fue un néctar que bebí de sus labios, yo ya
no podía más, le rogué que me lo metiera. Pero el chupo la miel de mi cuello, haciéndome
retorcer en la cama, después se bebió la miel de mis dos pezones, era una tortura estar tan
excitada, rogando por pinga, me pare y le agarre la pinga y me la quise meter a la fuerza, me
beso en la boca y me cargo haciéndome sentar en un mueble. Chupo la miel de mi barriga y
después me comenzó a lamer la vagina en círculos, cada lamida era más rica que la anterior, me
encantaba lo que me hacía, me hacía voltear los ojos, quería verga, no dejaba de decirle: Méteme
tu pinga mi amor, no seas malo, me muero si no me lo metes.
El seguía lamiéndome y cada vez lo sentía más adentro, sentía que su lengua sentía yendo en
círculos y su cabeza se movía, yo le acariciaba la cara y jugaba con su pelo. El me acariciaba los
pezones o me abría las nalgas con sus manos. Su lengua la sentía con más fuerza que nunca, yo
estaba delirando. Se apartó de mí y le dije, Si, Si métemela. El me metió dos dedos en la vagina
y sentí que me sacó el clítoris para afuera porque sentía hasta el aire.
Me chupo el clítoris y fue algo maravilloso, sentí que su lengua era la verga más rica y caliente
que me estaba cogiendo. Me chupaba los labios vaginales, mi clítoris…. Yy …… y me metía y
sacaba su lengua erecta, ya…..ya no pude m{s, le agarre los pelos y la cabeza y lo jale hacia mí,
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yo misma, haciendo que su lengua toque esos puntos de mi clítoris que me estaban haciendo
perder la sensación del tiempo y espacio. Yo manejaba la penetración de su lengua de acuerdo a
lo que mi clítoris sentía. Mi pierna sentía su miembro erecto pero lo que yo deseaba en ese
momento era su lengua. Viaje a un mundo nuevo de clímaxes insospechados. Agarré su cabeza
con mis manos y lo jale hacia mí con más fuerza, su lengua penetrándome y haciéndome suya,
hasta que acabé por completo. Me moje como jamás lo había hecho, me vine sollozando de
placer gimiendo, gritando
Aay..ay, papito, que rico.. siguueeee sigue ya no puedoo, quiero masss. Ahhhhhhhhhhhhhh!!!!
Quede exhausta, Juan Manuel me cargo a la cama, me cubrió con una cobija y se hecho a mi
lado abrazándome yo todavía temblaba. Me sentí mujer de nuevo, satisfecha y feliz. Me sentí
amada. Quede dormida, pero me desperté con remordimiento, Yo no le hice el amor a mi
amorcito. Yo tenía que complacer a mi hombre.
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CAPÍTULO XIV
Decidí no confesarme jamás con este cura desgraciado, porque insultaba a Juan Manuel, pero
pasó un día y se me iba lo furiosa. No quería aceptarlo pero se me convirtió en una necesidad
confesarme con él.
Fuimos a misa de jueves por la noche. Estábamos sentados en la primera fila mi Padre, hermana
y yo. Cuando acabo la misa, fuimos a comulgar y el Padre Miguel, me dijo despacio que me
quedara a confesar.
Fui al confesionario y espere mi turno. Había mucha gente esperando delante y detrás de mí,
por primera vez me di cuenta que todas las que esperaban para ser confesadas eran un poco
más jóvenes o mayores que yo. Las mujeres que estaban antes que yo se arrodillaban y se iban
en un minuto. Me llego mi turno rápido y me senté en el confesionario.
Malena: NO!!, Le dije que no hablara mal de Juan Manuel, usted no tiene derecho.
Padre Miguel: Ya no diré nada solo termina tu historia, que quiero acabar con esta farsa.
Malena: Me hace el amor y mientras me posee, me hace confesar todo, que es lo que me
gustaría hacer sexualmente. Le confesé que me gustaría hacer con dos hombres, mientras tenía
un orgasmo.
Malena: Padre, una fantasía es fantasía, no significa literalmente lo que le estoy diciendo
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Malena: Déjeme explicarle: Le dije que amo a Juan Manuel más que a nadie en la tierra y que lo
hare feliz por el resto de mi vida.
Esta vez sí me colmo la paciencia. Me levante y me dirigí a la puerta. El Padre Miguel salió del
confesionario y les dijo a las demás damas que se sentía indispuesto y que no podía confesarlas
hasta el domingo. Hipócrita yo lo estaba escuchando.
Salimos de la Iglesia y el Padre Miguel llamó a mi padre y le dijo que tenía un libro que quería
mandar conmigo a la capital para el arzobispo en la capital. Le dijo a mi padre que él me
llevaría a la hacienda. Mi padre me pido que acompañara al padre miguel y no sé por qué de
nuevo acepte. Los dos caminamos de nuevo a la iglesia. No sé qué me pasaba con este cura
maléfico, me sentía de nuevo la chiquilla cuando lo conocí.
Entramos a la iglesia y nos sentamos en una banca. Casi me suplicó que le siga contando
Padre Miguel: No me sentiría bien conmigo mismo sino te escucho y comprendo, por favor
Malena continúa.
Fantasías son las que crea una pareja para salir de la rutina. Mi amiga Isabel, me da todas las
ideas que necesito para hacer feliz a Juan Manuel
Me levante, el Padre Miguel me agarro de la mano y me dijo quédate, sentí su mano caliente y
lo solté de inmediato.
Malena: Padre esta es la última vez que le cuento algo, ya me da miedo usted.
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Malena: Juan Manuel es el hombre más simpático del mundo, lo amo, no quiero que ninguna
mujer me lo vea o desee o que el desee algo de alguna mujer. No sé si me entiende.
Un día vimos una película donde dos mujeres le hacían el amor a un hombre y Juan Manuel
dijo: Que rico. Casi me vuelvo loca de celos pero no le dije nada. Fui con Isabel y planeamos la
mejor fantasía para mi amorcito………..
Malena: Llegó del trabajo, me trajo un osito de peluche y un anillo, fuimos al cine.
Malena: Padre Miguel esas cosas son tan ricas como el sexo
Malena: Después del cine, llegamos a nuestro hogar, le dije que quería tener sexo salvaje. Serví
dos vasos de Vodka y brindamos de un golpe, quería tenerlo cachondo. Lo bese, chupe sus
labios, le abrí la camisa y le chupe sus pezones, el me agarro las nalgas y me abrió la blusa, me
saco el brassiere que el mismo me lo había regalado la noche anterior. Nos acariciamos los dos
todo yo le agarraba su miembro y el me metía sus dedos en mi vagina después de ponerles
saliva. Juan Manuel es un verdadero hombre el mejor amante del mundo. Lo guie al cuarto y lo
amarre a la cama, esta vez a las dos manos y también los pies.
Le saque toda la ropa y la primera que le beso el cuerpo, beso en la boca y chupe su pinga fui
yo.
Me senté en su delicioso pene y me penetro hasta el fondo, yo comencé a gemir como lo tenía
acostumbrado. No quería salirme pero lo hice. Me levante y su pene se movía, quería su vagina.
Se quedó temblando
Abrí y cerré la puerta pretendiendo que alguien entraba. Me puse otro perfume y me acerqué a
el hablando en francés: Voulez Vou couche avec moi, Moisur. Juan Manuel habla varios idiomas
y entendía todo.
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Juan Manuel: Me si, merci beaucoup Si, si muchas gracias.
Le pellizqué los pezones y le hice doler, le lamí los testículos y se los mordí, el gritaba de dolor y
placer, se lo chupe salvajemente y le seguía hablando en Francés: Je t’aime (Te amo), Te quiero
follar siempre.
Juan Manuel: Rachelle, Rachelle tu es jolie. Eres bonita me gustan las francesas.
Me senté en el y me introduje su pene. Lo cabalgue duramente como si fuera otra mujer. Hasta
le di una cachetada y el no dijo nada. Juan Manuel estaba por venirse cuando me levanté. Su
miembro estaba a punto de explotar. La puerta de cerro y se abrió de nuevo.
Abrí la puerta y voté del cuarto a Rachelle, haciéndome la enojada, traje a Jazmín y cerré la
puerta.
Le dije que esta vez Jazmín, mi amiga americana la que lo iba a coger, me puse otro perfume y
brillo labial, lo comencé a besar con pasión como la extranjera que vio en la película. Me senté
en el de espaldas, su pene me entro y yo me moría de placer. Moví mi cintura en un vaivén que
lo volvió loco.(Isabel me había entrenado en ese movimiento )
Jazmin: I love how you fuck me (Me gusta como me coges). I love your dick honey (Me gusta tu
verga, papacito).
Jazmin: Oh my God, Oh my God, yes, yes, fuck me please, more,more what a beautiful dick
(Oh Dios, cógeme asi por favor, mas,mas que belleza de verga) yes, yes I’m coming, me estoy
viniendo.
Estas palabras lo llevaron a un clímax donde temblaba todo su cuerpo y hacia crujir la cama
porque sus pies y manos amarradas querían soltarse.
Juan Manuel habla cuatro idiomas y se vino hablando en Ingles. Oh my God I love your pussy,
Jazmin, Jazmin, I want to always fuck you. (Me gusta tu coño, te quiero coger siempre)
Nos vinimos los dos sudando, dándonos todo el uno del otro. Me dio celos de Jazmín aunque
era yo misma la que lo estaba cogiendo.
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Juan Manuel me dice que nunca había sido tan feliz como ahora. El también es muy caliente y le
gusta el sexo todo el tiempo.
Esa es la fantasía que yo le hice y el me hace otras mejores. Padre Miguel, padre miguel, en que
está pensando?
Manejó y su mirada parecía perdida. Durante todo el camino, no hablamos una sola palabra.
Llegamos y cuando me estaba bajando me agarró la pierna izquierda. Sus mano caliente me
quemaba la pierna y me dio escalofríos al mismo tiempo..
Malena: Que le pasa por favor no sea así. Yo decido quien me agarra mi cuerpo. Además usted
es un Padre, esta loco.
Padre Miguel: Perdón, no sé qué me pasa. Dime la verdad: No te gusta que te toque la pierna?
Baje del carro y el Padre Miguel salió quemando llanta como un chiquillo malcriado. Yo todavía
sentía el calor de su mano en mi pierna.
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CAPÍTULO XV
Amor Múltiple
Decidí no confesarme jamás con este cura desgraciado, porque insultaba a Juan Manuel, pero
pasó un día y se me iba lo furiosa. No quería aceptarlo pero se me convirtió en una necesidad
confesarme con él.
Fuimos a misa de jueves por la noche. Estábamos sentados en la primera fila mi Padre, hermana
y yo. Cuando acabo la misa, fuimos a comulgar y el Padre Miguel, me dijo despacio que me
quedara a confesar.
Fui al confesionario y espere mi turno. Había mucha gente esperando delante y detrás de mí,
por primera vez me di cuenta que todas las que esperaban para ser confesadas eran un poco
más jóvenes o mayores que yo. Las mujeres que estaban antes que yo se arrodillaban y se iban
en un minuto. Me llego mi turno rápido y me senté en el confesionario.
Malena: NO!!, Le dije que no hablara mal de Juan Manuel, usted no tiene derecho.
Padre Miguel: Ya no diré nada solo termina tu historia, que quiero acabar con esta farsa.
Malena: Me hace el amor y mientras me posee, me hace confesar todo, que es lo que me
gustaría hacer sexualmente. Le confesé que me gustaría hacer con dos hombres, mientras tenía
un orgasmo.
Malena: Padre, una fantasía es fantasía, no significa literalmente lo que le estoy diciendo
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Malena: Déjeme explicarle: Le dije que amo a Juan Manuel más que a nadie en la tierra y que lo
hare feliz por el resto de mi vida.
Esta vez sí me colmo la paciencia. Me levante y me dirigí a la puerta. El Padre Miguel salió del
confesionario y les dijo a las demás damas que se sentía indispuesto y que no podía confesarlas
hasta el domingo. Hipócrita yo lo estaba escuchando.
Salimos de la Iglesia y el Padre Miguel llamó a mi padre y le dijo que tenía un libro que quería
mandar conmigo a la capital para el arzobispo. Le dijo a mi padre que él me llevaría a la
hacienda. Mi padre me pido que acompañara al padre miguel y no sé por qué de nuevo acepte.
Los dos caminamos de nuevo a la iglesia. No sé qué me pasaba con este cura maléfico, me sentía
de nuevo la chiquilla cuando lo conocí.
Entramos a la iglesia y nos sentamos en una banca. Casi me suplicó que le siga contando
Padre Miguel: No me sentiría bien conmigo mismo sino te escucho y comprendo, por favor
Malena continúa.
Fantasías son las que crea una pareja para salir de la rutina. Mi amiga Isabel, me da todas las
ideas que necesito para hacer feliz a Juan Manuel
Me levante, el Padre Miguel me agarro de la mano y me dijo quédate, sentí su mano caliente y
lo solté de inmediato.
Malena: Padre esta es la última vez que le cuento algo, me está dando miedo.
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Malena: Juan Manuel es el hombre más simpático del mundo, lo amo, no quiero que ninguna
mujer me lo vea o desee o que el desee algo de alguna mujer. No sé si me entiende.
Un día vimos una película donde dos mujeres le hacían el amor a un hombre y Juan Manuel
dijo: Que rico. Casi me vuelvo loca de celos pero no le dije nada. Fui con Isabel y planeamos la
mejor fantasía para mi amorcito………..
Malena: Padre Miguel esas cosas son tan ricas como el sexo
Malena: Después del cine, llegamos a nuestro hogar, le dije que quería tener sexo salvaje. Serví
dos vasos de Vodka y brindamos de un golpe, quería tenerlo cachondo. Lo bese, chupe sus
labios, le abrí la camisa y le chupe sus pezones, el me agarro las nalgas y me abrió la blusa, me
saco el brassiere. Nos acariciamos los dos todo yo le agarraba su miembro y el me metía sus
dedos en mi vagina después de ponerles saliva. Juan Manuel es un verdadero hombre el mejor
amante del mundo. Lo guie al cuarto y lo amarre a la cama, esta vez a las dos manos y también
los pies.
Le saque toda la ropa y la primera que le beso el cuerpo, beso en la boca y chupe su pinga fui
yo.
Me senté en su delicioso pene hasta el fondo, yo comencé a gemir como lo tenía acostumbrado.
No quería salirme pero lo hice. Me levante y su pene se movía, quería su vagina. Se quedó
temblando
Abrí y cerré la puerta pretendiendo que alguien entraba. Me puse otro perfume y me acerqué a
el hablando en francés: Voulez Vou couche avec moi, Moisur. Juan Manuel habla varios idiomas
y entendía todo.
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Juan Manuel: Me si, merci beaucoup Si, si muchas gracias.
Le pellizqué los pezones y le hice doler, le lamí los testículos y se los mordí, el gritaba de dolor y
placer, se lo chupe salvajemente y le seguía hablando en Francés: Je t’aime (Te amo), Te quiero
follar siempre.
Juan Manuel: Rachelle, Rachelle tu es jolie. Eres bonita me gustan las francesas.
Me senté en él y me introduje su pene. Lo cabalgue duramente como si fuera otra mujer. Hasta
le di una cachetada y el no dijo nada. Juan Manuel estaba por venirse cuando me levanté. Su
miembro estaba a punto de explotar. La puerta de cerro y se abrió de nuevo.
Abrí la puerta y voté del cuarto a Rachelle, haciéndome la enojada, traje a Jazmín y cerré la
puerta.
Le dije que esta vez Jazmín, mi amiga americana la que lo iba a coger, me puse otro perfume y
brillo labial, lo comencé a besar con pasión como la extranjera que vio en la película. Me senté
en el de espaldas, su pene me entro y yo me moría de placer. Moví mi cintura en un vaivén que
lo volvió loco.(Isabel me había entrenado en este movimiento )
Jazmin: I love how you fuck me (Me gusta como me coges). I love your dick honey (Me gusta tu
verga, papacito).
Jazmin: Oh my God, Oh my God, yes, yes, fuck me please, more,more what a beautiful dick
(Oh Dios, cógeme asi por favor, mas,mas que belleza de verga) yes, yes I’m coming, me estoy
viniendo.
Estas palabras lo llevaron a un clímax donde temblaba todo su cuerpo y hacia crujir la cama
porque sus pies y manos amarradas querían soltarse.
Juan Manuel habla cuatro idiomas y se vino hablando en Ingles. Oh my God I love your pussy,
Jazmin, Jazmin, I want to always fuck you. (Me gusta tu coño, te quiero coger siempre)
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Nos vinimos los dos sudando, dándonos todo el uno del otro. Me dio celos de Jazmín aunque
era yo misma la que lo estaba cogiendo.
Juan Manuel me dice que nunca había sido tan feliz como ahora. El también es muy caliente y le
gusta el sexo todo el tiempo.
Manejó y su mirada parecía perdida. Durante todo el camino, no hablamos una sola palabra.
Llegamos y cuando me estaba bajando me agarró la pierna izquierda. Sus mano caliente me
quemaba la pierna y me dio escalofríos al mismo tiempo..
Malena: Que le pasa por favor no sea así. Yo decido quien me agarra mi cuerpo. Además usted
es un Padre, está loco.
Padre Miguel: Perdón, no sé qué me pasa. Dime la verdad: No te gusta que te toque la pierna?
Baje del carro y el Padre Miguel salió quemando llanta como un chiquillo malcriado. Yo todavía
sentía el calor de su mano en mi pierna.
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CAPÍTULO XVI
Malena: Bueno
Juan Manuel: Hola mi vida, escuchar tu voz es lo que necesito para vivir.
Malena: Amorcito, no veo la hora de irme contigo, ya no quiero estar aquí. Amor por favor ven
a pasar unos días aquí, por favor.
Juan Manuel: No puedo mi amor, quiero acabar con todos los trámites para irme contigo a
Estados Unidos.
Juan Manuel: No digas eso mujercita preciosa. Nada ni nadie va a hacer que no seas la madre
de mis hijos. Solo falta unos cuantos días para irnos.
Juan Manuel: Yo también mi amor, ya me acostumbre a vivir por ti. Te noto preocupada mi
amor. Hay algo que me quieres contar? Está bien tu Papa?, tu hermana?
Malena: No mi amor no es nada, todos estamos bien, solo que me muero por estar contigo, por
verte aunque sea un segundo. Quiero ser tuya mi amor. Te extraño demasiado.
Juan Manuel: Solo faltan unos cuantos días para no separarnos jamás.
Malena: Me siento rara, creo que ya no puedo vivir sin sentir tu aliento.
Sus gritos llegan hasta el cuarto de su hermana que llega donde Malena con un vaso de agua.
Malena: Gracias hermanita tenía una horrible pesadilla, soñaba que hacia el amor con Juan
Manuel, pero cuando termine era el Padre Miguel.
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Hermana: Esa no sería una pesadilla para mí. Que rico fuera soñarme teniendo sexo con dos
hombres. Descansa hermana, no te atormentes por un sueño, el padre Miguel es un poco
coqueto, pero es un buen cura.
Al día siguiente temprano, Malena se dirige a la Iglesia y busca al Padre Miguel, solo había dos
viejitas rezando arrodilladas ante el altar:
El Padre Miguel la vio de lejos y se acercó a ella. Malena estaba vestida con un vestido negro y
tenía puesto un velo en la cabeza. Se veía preciosa.
Malena: Juan Manuel es el hombre más bueno, guapo y chulo del mundo, el mejor amante. Es
un romántico empedernido, me dan ganas de llorar cuando me trata con tanta ternura.
Padre Miguel: Ese hombre tiene suerte de tener una mujer como tú con prostituta de profesora.
Te apuesto a que el mismo le paga a la prostituta para que te vuelvas una maniática, golosa y
empedernida sexual.
Padre Miguel: Vulgar chulo de Meretrices. Estas cosas solo deben pasar en el infierno!!!!.
El Padre Miguel se pone de pie, sin dejar de ver los senos de Malena, camina dos pasos y se
vuelve a sentar agarrándose la cabeza, su respiración agitada. Los ojos de Malena no pueden
ocultar el gusto de tenerlo así a su merced.
Padre Miguel: Oh, Oh, tenéis razón, casi me da un ataque, cada vez que me mencionas a ese
individuo, me da lástima en lo que te ha convertido.
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Malena: Cada persona es dueña de sus actos, a mí me encanta el sexo, desde joven me ha
gustado llamar la atención de los chicos, a mis amigas también, pero ellas tienen miedo de
expresarlo, no se acuerda que todas en primera fila les mostrábamos las piernas cuando nos
daba la clase de religión.
Padre Miguel: Como no voy a acordarme, si por vuestra culpa tuve sueños pecaminosos.
Malena: Pero ahora soy feliz y tengo la suerte de haber encontrado a un hombre como el mío,
que me hace feliz dentro y fuera de la cama. Antes de conocer a Juan Manuel hice travesuras sin
razón y me da vergüenza recordarlo.
Padre Miguel: Todo lo que esté en contra de nuestra iglesia es pecado, como lo que haces tú con
ese aprendiz de amante. Dios lo está juzgando.
Malena: Padre no sea dramático no hay pecado, el pecado lo inventa usted. Juan Manuel me
enseñó algo que aprendió en la Universidad y yo estoy de acuerdo: “Que Dios es el Dios de
todos, de los hombres que encanta el sexo como a él, de las golosas como yo, de las mujeres
como yo que queremos ser poseídas casi siempre y de diferente manera, de los homosexuales,
lesbianas, cualquiera que sea tu gusto o género, mientras no hagas daño a otro, hagas lo que
hagas, es tu derecho de hacerlo, es tu derecho divino, Dios nos puso el deseo, Él nos creó.” Juan
Manuel fue el que me hizo volver a Dios vamos los domingos a cualquier Iglesia.
Desde que salí de este pueblo nunca más volví a una Iglesia, porque me sentí pecadora por
culpa suya, cuando usted se regocijaba viéndome los senos y piernas en la clase. Le conté a Juan
Manuel lo que hice y se rió y hasta lo compadeció.
Padre Miguel: Reído y compadecido de mí? Abogadillo de pacotilla. Habrase oído semejante
atrocidad. Todo lo que hiciste es pecado y todos los que hagan lo mismo se van a ir al infierno.
Juan Manuel es un agente del demonio y te está lavando el cerebro. Solo lo que dice la Iglesia
Católica es válido.
Malena: Lo que estoy haciendo con usted si es un pecado, porque voy a hacer sufrir a Juan
Manuel y lo quiero terminar para siempre. Voy preguntarme a mí misma si pido perdón a Dios
y a la Virgen María que todo lo perdona o le cuento todo a Juan Manuel, pero tengo miedo a
que no me perdone. Ya me voy.
Padre Miguel: Mejor cuéntame tus travesuras antes de conocer a ese tipo. Dios te va a perdonar
más fácil si me lo cuentas. Líbrate de esos pecados.
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Malena: Antes de conocerlo, salía con mis amigas a bailar, y si tuve pequeñas relaciones pero
nada importante. Nadie me atraía como para ser su mujer, pero si me gustaba bailar y mostrar
mi cuerpo, Aprendí a bailar bien y me vestía súper sexy, me llovían invitaciones para fiestas.
Me volví más traviesa y me gustaba divertirme con los hombres que admiraban mi cuerpo.
Malena: Mi prima estaba casada y el amigo de su esposo quería estar conmigo. El hombre nos
invitó a comer a todos y fuimos a bailar, di un show donde toda la gente de la discoteca hizo un
ruedo para verme bailar y mover mis caderas.
Después de la discoteca, fuimos a la casa de mi prima, brindamos una vez más. Ella y yo nos
fuimos a dormir. Mientras el amigo y su esposo se quedaron tomando en la sala.
Malena: No solo bailamos y nos dimos un beso y le deje que me agarre la cintura, pero no me
gusto y le dije que mejor seamos amigos.
El cuarto que me dieron para dormir tenía una ventana hacia la parte posterior de la casa. Me
puse crema al cuerpo y me acosté en la cama. Un rayo de luna llena entraba a través de un
pedazo pequeño de la cortina en la ventana y mostraba mi cuerpo desnudo y brillando por la
crema.
El Padre Miguel cruza las piernas y sus ojos recorren la cara hasta el escote de Malena, se queda
por unos interminables segundos observando los senos, después le ve la cara con lujuria y
parecería que quisiera besarla, por el movimiento que hacen sus labios como faltos de agua y
deseos de un beso al mismo tiempo.
Malena: Duermo desnuda cuando hace calor. Estaba tratando de dormir cuando el crujido de
una rama afuera me sobresaltó. Eran el esposo de mi prima y su amigo observando mi
desnudez desde la ventana.
Padre Miguel: Te cubriste y tapaste ese cuerpo voluptuoso e incitador del pecado?
Malena: No, me excité sintiéndolos verme desnuda en la oscuridad. Comencé a frotarme los
senos y retorcer mis piernas, Me tape con una mano la vagina y con la otra chupe dos de mis
dedos. Me volteé y esta vez mostré mis nalgas.
Padre Miguel: Válgame Dios, cuántos hombres han visto tus nalgas. Eresss!!!!!!
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Malena: Solo los deje por un pequeño momento. Después me pare y me acerque a la ventana y
cerré bien la cortina. Todavía me hice la enojada.
Padre Miguel: No tenéis remedio, tienes suerte que nadie te ha violado en tu vida, otro hombre
con ver menos lo hubiera hecho.
Malena: No le entiendo.
Padre Miguel: Mira el cuerpo que tienes, deberías cubrirte con un abrigo, tus senos……ni yo
puedo dejar de mirarlos…….
Malena: En la hacienda de mi padre, las vacas comenzaban a hacer un ruido y alborotarse como
locas, cuando sentían al Toro venir, pero él se montaba solo a una. A veces sentía que yo era la
hembra en celo, la escogida esperando a su macho, pero no llegaba.
De que me servía tener este cuerpo y no ser amada. Pero llegó Juan Manuel a mi vida y me hizo
ver que todo lo que siento es normal y el me da más de lo que necesito.
Padre Miguel: Otra vez el nombre de ese desdichado. Cuéntame otra de tus aventuras
Malena: No tienen importancia, ni me gusta recordarlas, nada como lo que me hace Juan
Manuel.
Malena: Mi padre me está esperando, me tengo que ir. En breve me voy a la capital, vuelvo si
puedo, si no adiós para siempre. Y si dos hombres me hicieron el amor al mismo tiempo,
quédese pensando en eso.
Malena se pone de pie y se dirige caminando con gallardía hacia la puerta que está situada
delante de la banca donde estaban sentados. El Padre Miguel se queda admirando el
perfectamente formado trasero de Malena: Verla caminar con ese vestido negro apretado era un
espectáculo casi erótico.
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CAPÍTULO XVII
Me escondí en mis pensamientos, me daba rabia el Padre Migue porque se burlaba del amor
que Juan Manuel me tenía. Era de noche me metí en la cama y me masturbe pensando en Juan
Manuel. Al legar al Clímax sentía como si me vengara del Padre Miguel
Juan Manuel nunca dejo llamarme mientras estaba en el pueblo y hacerme sentir amada. Pero el
contarle al Padre Miguel mi intimidad, me causaba una clase diferente de furor. Me daba el
sentimiento de estar atrapada entre dos hombres.
Necesitaba ir por última vez a interpretar lo que sentía e irme para siempre. Esto que estaba
sintiendo me daba miedo y también quería restregarle en la cara al decirle que me había
masturbado pensando en Juan Manuel.
Malena se levanta temprano, se baña y perfuma. Se pone un vestido rosado toma desayuno con
su padre y se disculpa para ir al pueblo de compras. Entra a la Iglesia y el Padre Miguel parece
que la hubiera estado esperando porque le sale al encuentro.
Hay gente rezando en la Iglesia y el Padre Miguel se dirige apresurado al confesionario, Malena
trata de caminar más apurada, parece que los dos están deseosos por la confesión. El Padre
Miguel ya ni pregunta lo que hacen los curas en el confesionario. Él va de frente al grano.
Padre Miguel: No quiero saber de tus masturbadas, seguro que si me cuentas las veces que te
has masturbado no acabamos nunca.
Malena: No, es algo rico para el hombre, algo lo vuelve loco de placer. Es tortura rica.
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Padre Miguel: De qué demonios estás hablando. Perdón, perdón, de que estas hablando.
Malena: Juan Manuel es un amante fogoso, tierno, sus travesuras sexuales son riquísimas y no
solo es sexo con lo que me llena totalmente, sino también con el cariño con que me trata, me
hace sentir amada, quiero pasar el resto de mi vida con él. Yo también lo hago sentirse amado.
Hago lo que todo hombre necesita fuera y dentro de la cama. Un día fuimos de paseo y le pedí
que me comprara una flor y me compro todo el quiosco, las flores no cabían en su camioneta. La
mujer de las flores se quedó feliz con la venta y me dijo: Señorita, a este su hombre le brillan los
ojos cada vez que la mira. .
Padre Miguel: Bahh, ridículo. Al grano !! Quiero los detalles de tu fornicadas con ese
desdichado.
Así como el me hace feliz sexualmente yo también cada día veo la forma de hacer por él lo que
nadie le haría. Por eso tengo la ayuda de mi amiga Isabel.
Malena: No, mi mejor amiga, doy gracias a Dios por habérmela hallado. Juan Manuel está
encantado con todo lo que aprendo de ella.
Padre Miguel: Válgame Dios! Un pervertido, una prostituta de profesora y una golosa, el trio
perfecto. Continua quiero saber a qué profundidad has caído.
Malena: Isabel me enseño como hacerle el amor a un hombre hasta sacarle los sesos.
Padre Miguel: Ahum, coff coff. Malena de que estás hablando, estás jugando conmigo? No te
atrevas!!!
Malena: C{lmese Padre, es en sentido figurado, en Ingles se dice “Fuck your brains out” que
significa: “Cogerte hasta sacarte los sesos”
Padre Miguel: Ya termina de contar, me estoy impacientando, espero que no estés jugando
conmigo. Chiquilla Golosa.
Déjeme contarle: Lo cite para tomar almuerzo en su hora de descanso en el trabajo. Era otoño y
hacia un poco de frio, yo tenía puesto un abrigo y botas negras. Me llevó a un restaurante
italiano y me ofreció quitarme el abrigo pero hacia frio. Comimos pasta con un vaso de vino.
Después de comer, nos paramos, y le dije al oído:
Malena: Papacito te voy a coger hasta sacarle los sesos con lo que traía dentro de mi abrigo.
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Su cara de niño mostraba que le encantaba la idea.
Me pare dando las espaldas al resto del restaurante de manera que solo él podía verme de
frente, me abrí el abrigo con las dos manos y estaba desnuda, Juan Manuel abrió los ojos, movió
la cabeza, sonrió y me abrazo por dentro del abrigo. Sentir sus manos calientes recorrer mi
espalda y nalgas frías era una delicia excitante.
Me besó con pasión, sentía su lengua con hambre de mí. Me dijo al oído mientras me apretaba
una nalga:
Juan Manuel: Eres una loca traviesa, rozar tu piel con mis manos me enciende, ya no aguanto
amor, hazlo ahora sácame los sesos. Hazme lo que quieras con ese cuerpo, no puedo aguantar
hasta la noche. Me cubrió, abotonó el abrigo y me beso en la frente. Salimos del lugar agarrados
de la mano mostrándole nuestro amor a todo el que nos veía pasar.
Padre Miguel: En eso estoy de acuerdo con el pervertido, eres una trastornada, ocurrir asistir
desnuda a un restaurante. Yo te daría unas nalgadas para quitarte lo maniática.
Malena: Si estoy loca, pero de amor y Juan Manuel participa de todo lo que yo quiera
Juan Manuel llamó a su oficina y tomó la tarde libre, nos fuimos a un hotel porque la casa
estaba lejos. Entramos al cuarto y me comenzó a besar y me llevo a la cama desesperado por
poseerme.
Juan Manuel: Amorcito, hazme lo que me dijiste por favor, cumple tu promesa.
Malena: Te voy a coger hasta sacarte los sesos pero tú vas a hacer lo que yo diga.
Juan Manuel: Si mi amor soy tu esclavo, todo lo que tú digas, chiquita, pero ya cógeme.
Padre Miguel: Válgame Dios, ahora resulta que además de pervertido también es goloso.
Le saqueé el traje, la camisa y le besé el hombro, el cuello le mordisqueé los pezones, le quité su
bóxer y le hice sentar en la silla, su miembro estaba totalmente erecto. Me pare delante de él y
me quite el abrigo. Sus ojos recorrían mi cuerpo, se deleitaba viéndome con lujuria y amor al
mismo tiempo.
Malena: La orden es esta, mi amor: Me tienes que decir cada vez que te estés por venir y no te
puedes parar de la silla.
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Juan Manuel: Si chiquita preciosa, ya no me hagas sufrir, yo te hago caso.
Me arrodille y lamí la parte del medio de sus testículos, me los metí uno por uno a la boca y los
acaricie con mi lengua. Le lamí desde la base de sus testículos hasta la punta de su pene, mi
lengua jugaba con la punta pero por debajo donde lo vuelve loco. Me metí todo su miembro a
mi boca y le chupe como nunca y como siempre, porque sigo mejorando en hacerlo feliz.
Lo sacaba de mi boca para admirarlo y jugar con su miembro. Lo masturbaba con las dos
manos, doblando las muñecas para darle más placer. Después continuaba chupándole, en ese
momento su pene era la paleta más rica para chupar y comer. Juan Manuel volteaba los ojos de
placer.
Juan Manuel: Que rico lo haces mi vida, nadie me ha chupado como tu, te lo juro mi amor.
Ahhy que delica..
Deje de chuparle y su miembro parecía con vida, se movía a los lados. Me senté en el de lado,
mis nalgas tocaban su miembro y yo estaba mojada de excitación, pero tenía que continuar este
juego de placer para mi amor. Agarramos nuestro aliento, hasta que se le pasara un poco la
excitación.
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Deje de moverme para hacerle durar más mientras lo besaba con amor, le dije que no se
moviera.
Juan Manuel: Mi amor ya me vengo, porque tus besos me excitan y tu cosita me está apretando
la verga. Uufff ya no aguanto. El calor de tu cuerpo me va a hacer venir.
Me eche en la cama y me acaricie los senos, me metí dos dedos a mi vagina y comencé a jugar
con mi clítoris y después me los metí a mi boca, Juan Manuel muriéndose de lujuria quería
levantarse y penetrarme en la cama, pero se lo prohibí y volvió a sentarse.
Juan Manuel: Quiero tu cosita mi amor, por favor. Me está doliendo la verga.
Le ordené que respirara profundo por tres veces, y me pare frente a él, me jaló y me hizo sentar
en él, su pene se metió solo todo hasta el fondo haciendo me gritar. Mi vagina lo apretaba y yo
me lo metía y sacaba gimiendo loca de placer. Parecía que tenía una serpiente dentro de mí.
El me acariciaba las nalgas los senos, sus manos recorrían todo lo que sus brazos le permitían
tocar. Me chupaba un seno luego el otro, yo levantaba mi cabeza y la movía a los lados de
placer.
Sus manos me agarraban las dos nalgas y me jalaban hacia adentro, Puse mis manos en la silla
para apoyarme y mover mis caderas en un vaivén, metiéndomelo todo adentro después de
sacarlo hasta la mitad, Sentirlo todo adentro eran segundos eternos de placer. Mis senos sentían
el calor de su cuerpo mientras me besaba detrás de la oreja y en mi cuello. Después me metió su
lengua a la boca y yo le correspondía con todo mi ser.
Los espejos del cuarto del hotel, reflejaban dos cuerpos entregándose el uno al otro,
acariciándose. Parecían un monumento al amor.
Nos vinimos al mismo tiempo, pero su venida fue explosiva, nunca lo había visto venirse así
gritando de placer, parecía otro hombre. Acabamos y yo no quería que me lo sacara, quería
descansar dos minutos así con el adentro.
Padre Miguel: Es una desfachatez lo que haces, eres la mejor alumna de una prostituta.
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Malena: Eso es coger a un hombre hasta sacarle los sesos. Juan Manuel es diez años mayor que
yo y me confesó que nadie le había hecho venir de esa manera, el orgasmo duro 45 minutos y
solo yo pude hacérselo.
Padre Miguel: Estoy indispuesto, muchacha perversa. Pero ven mañana a terminar con tu
confesión,
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CAPÍTULO XVIII
Se Llamaba Renzo
Esta vez me sentía victoriosa, sabía que había perturbado al Padre Miguel al maximo, pero me
dio remordimiento y decidí ir a hacer mi última confesión, esta vez sería la última, ahora si
palabra de Malena.
Decidí premiarlo y ponerme más sexy que nunca y también ir a la Iglesia en una hora donde no
haya nadie, quería confesarme en una banca para que el Padre goce viendo mis piernas y que se
regocije viendo mis senos por última vez. Me gusto que me vea desde la primera vez que lo
hizo cuando tenía 15 años.
Malena sale de la casa, con una minifalda alta negra apretada haciendo relucir su formidable
trasero, sus piernas se veían perfectas con tacones altos del mismo color de la falda. Una blusa
color caramelo delineaban sus senos en todo su esplendor. La medalla de la virgen colgando del
collar de oro, llegaban exactamente a la unión de sus senos, formando un cuadro perfecto de la
belleza del busto de una mujer.
El chofer está listo para llevarla pero ella le quita la llave y se sube al carro y maneja hacia el
pueblo. Malena entra a la Iglesia y busca un rincón donde sentarse. Cruza las piernas, se le veía
hermosa. El Padre Miguel recorre los pasillos de la Iglesia desesperado, casi balbuceando,
cuando sus ojos se fijan en el rincón de la Iglesia donde se encuentra Malena. Parecía que le
crecían los ojos al sacerdote.
El Padre Miguel fue a su encuentro y sus ojos no sabían que ver primero, las exuberantes
piernas o los turgentes senos. Se sentó al lado de ella viendo para abajo y gozando al ver sus
hermosas piernas en esa minifalda alta que le hacía respirar más rápido.
Padre Miguel: Cuéntame tu experiencia con dos hombres. Cómo pudiste llegar a eso?
El padre Miguel cruzaba un brazo y apoyaba el otro para cubrirse la cien y los ojos y de esa
forma poder contemplar con lujuria el cuerpo voluptuoso de Malena. El delicioso perfume de
Malena mezclado con su olor de mujer, le hacían palpitar más rápido el corazón al Padre
Miguel, movía los dedos como desesperado.
Padre Miguel: Me gusta el aroma de tu perfume, me pone nervioso. Ya confiesa que quiero
acabar con esta pesadilla lujuriosa.
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Malena: Juan Manuel es el hombre ideal, me acaricia con cada palabra que me dice, solo vive
para hacerme feliz. Me tiene dominada sexualmente, él me puede hacer todo lo que quiera, soy
su mujer y a mí me gusta todo lo que me hace.
Padre Miguel: Degenerado aprovecharse de una flor como tú. ¿Porque él?
Malena: Me conto que tenía una novia que le mordía el pene con los músculos vaginales. Con la
ayuda de Isabel, practiqué para poder hacerle más rico y que nunca piense en esa vieja jamás.
Padre Miguel: Practicar con la vagina, ni que fuera un deporte por Dios Santo!!! Pero por lo que
me has contado ya eres una experta. Desdichado, tiene toda la suerte del mundo, pero su
desdicha será el infierno.
Malena: Estábamos una noche en la cama después de ver una película italiana donde dos
hombres le hacen el amor a una mujer. Los italianos eran guapísimos. Me excite mucho y le
pregunte que sentirá una mujer al hacer el amor con dos hombres. Juan Manuel me había
confesado, que él lo había hecho con dos mujeres.
Padre Miguel: Maldito, lo sabía, lo sabía, ese es un perro lujurioso, y que te contestó?
Malena: Pasaron dos semanas y me llamó por teléfono y me dijo que me tenía una sorpresa, que
me pusiera linda, iba a venir a cenar con un amigo italiano que se llamaba Renzo. Me pidió que
pasara por el Deli y que comprara comida.
Me fui a comprar un vestido bonito para hacerle quedar bien a mi hombre. El vestido era
purpura y me quedaba divino, apretado a mi cuerpo. Pase por Deli favorito y pedí comida para
tres personas.
Lo espere linda y perfumada como siempre, estaba poniendo la mesa cuando Juan Manuel
entro a la casa, me abrazó, besó y me apretó una nalga.
Padre Miguel: Eres una pérdida, te pusiste más bonita porque iba a venir otro hombre.
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Malena: Hola mi Rey y Renzo?
Juan Manuel: No pudo venir pero más tarde nos visita, guardale su comida, yo estoy de
hambre
Serví la para los tres y a la cena del amigo le puse una cubierta para cuando llegara. Juan
Manuel destapó una botella de vino y cenamos, riéndonos, hablando de cómo nos fue en el día
y gozando cada uno de la experiencia del otro. Estoy tan enamorada que gozo viéndole
inclusive cuando come, lo admiro, lo amo.
Después de comer, pusimos música, tomamos más vino y el alcohol me llego a la cabeza como
no lo había hecho hace tiempo Bailamos como dos enamorados y me puse cachonda al sentir su
pene erecto. Le agarre su pene y estaba duro como una roca.
Juan Manuel: Tengo una sorpresa, esta noche vas a ser cogida como nunca te han cogido jamás.
Padre Miguel: Sexo, Alcohol, lujuria perversión. Así de caliente y borracha que hiciste cuando
vino el amigo? Cuéntame eso.!!! Eres Mesalina encarnada!!
Me levantó con sus brazos fuertes y me hecho en la cama de espaldas. Amarró mi mano
izquierda a la cama para una soga corta para que no tenga movimiento, me amarro la mano
derecha con una soga un poco más larga para que tenga restricciones pero pueda tener la
libertad de acariciarlo. Me encantaba la fantasía. Aunque no sabía de qué se trataba, todo lo que
él me hace es rico.
Estaba desnuda y amarrada, Juan Manuel en frente a mí se comenzaba a desnudar, paso a paso,
hasta quedar desnudo, su miembro erecto parecía que apuntada a mi vagina, yo retorcía mis
piernas como una hembra queriendo ser cruzada por su macho.
Juan Manuel vino hacia mí, me beso el ombligo y sentir su barba rozar mis vellos, eran
sensaciones jamás experimentadas. Me abrió los muslos y sentí que me dio un beso francés en
mi vulva que me hizo sacudir la cabeza, su lengua lentamente iba tocando todas las paredes
vaginales y cada lamida era un sensación que me hacía retorcer en la cama. La restricción de mi
brazo me permitía acariciarle el pelo.
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Malena: Quee riccoooo, sigue que rico, te amo soy tuya, soy tu esclava. Siento que me partes los
labios de mi vagina con tu lengua.. que rico, que dura esta tu lengua.. ahí, ahí esta rico no dejes
de hacerlo, cógeme con tu lengua mia amooooor, chúpame el clítoris. Ahhhh. AhMhOhR. Me
sentía borracha de alcohol y placer.
Malena: Amor que ricooo. Ahora quiero que me metas tu verga amor, méteme esa cosota tan
rica, te lo ruego, quiero tu pene, papito.
Juan Manuel se levantó y me dijo que íbamos a jugar un juego donde todo era a oscuras, los dos
podíamos cumplir nuestras fantasías y pensar en cualquier persona que le guste o le atraiga, por
eso en la oscuridad no podríamos vernos las caras. Yo estaba borracha y perdida.
Malena: Lo que tú digas mi amor, yo juego lo que tu órdenes. Pero méteme tu verga, me vas a
hacer llorar para pedírtelo, me estas torturando, ya méteme, o suéltame para hacerlo yo sola.
Cerró las ventanas y apago las luces de toda la casa. Estaba oscuro y no podía ver nada. Juan
Manuel vino encima mío, puso mis piernas en sus hombros por momentos interminables hasta
que me penetró, gemí, grite de placer, me estaba mandando a las estrellas con cada embestida.
Juan Manuel agarro el teléfono y era su amigo Renzo que estaba afuera. Se puso una bata y salió
a abrirle la puerta. Sentí como se abría y cerraba la puerta de calle. Yo amarrada con mi clítoris
palpitando como si fuera mi corazón, cada segundo se hacía interminable. Se abrió la puerta de
la alcoba y realmente si no hubiera estado amarrada hubiera saltado encima de él y lo hubiera
violado. Así me sentía de caliente. Vino encima de mí de nuevo.
Encogí mis piernas y me penetró de nuevo y no supe más de mí, yo solo recibía sus embestidas
y gritaba cada vez que lo hacía.
Con la mano izquierda podía acariciarle su cabeza y parte de su espalda, que rico era poder
siquiera tocarle. El me embestía con fuerza como nunca lo había hecho antes, sentía que me
daba más duro que nunca.
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Juan Manuel: Aquí está tu pinga mi amor, te gusta cómo te la meto y te destrozo adentro?
Yo me moría de gozo. Juan Manuel parecía un maquina programada para sacarla y metérmela
hasta hacérmela sentir bien adentro.
Malena: Si mi amorrr Papacitooo que rico vergaaa tienessss, que rico, me vengo, mi amor
Juan Manuel: Traje a mi amigo Renzo para que te cojamos entre los dos.
No sabía si era fantasía o realidad, la cosa es que yo me venía y solo decía si a todo.
Escuché la puerta abrirse. De un momento a otras dos vergas calientes me comenzaron a tocar
por el cuerpo, yo solo alcanzaba a contornearme y ponerme de lado a pesar de estar amarrada.
Sentir dos vergas en mis nalgas, me hacían chorrear como si me estuviera viniendo.
Juan Manuel me hacía acariciar su pene con mi mano semi-libre y me dijo que si quería acariciar
la verga de Renzo, le dije que sí, quería tocarla y chuparla, hasta este punto en mi mente era una
fantasía un juego para entregarme a mi hombre totalmente y sentirme poseída, amada. Esta
fantasía ya me había dado un orgasmo.
Estire la mano y se la toque era igual de gruesa como la de Juan Manuel, entro en mi mano otra
verga caliente, los podía tocar a los dos al mismo tiempo. Tocar dos penes era como si me
hubiera transporta a otro mundo de placer inexplicable, me gustaba tocarlos, los dos estaban
duros y calientes. Mi mano se regocijaba tocándolos a los dos al mismo tiempo. Mi mente quería
gritar y decir basta, pero mi cuerpo y yo queríamos seguir y acabar lo que había comenzado.
Los dos penes me acariciaron todo el cuerpo y yo solo decía: Que rico, Que rico, me daba miedo
decir un nombre. Estaba acariciando uno de los penes cuando sentí que me amarraron la mano
derecha para dejarla sin movimiento. Estaba amarrada totalmente para ser poseída por dos
hombres y yo quería que ya terminara todo. Parecía que mi clítoris palpitaba el doble esperando
a dos machos. Me sentía amarrada, dominada a la merced de dos hombres y quería que me
cogieran.
Padre Miguel: Esto es Sodoma y Gomorra (Demás palabras en Latín) Par de desgraciados, vais
a consumar una villanía.
Padre Miguel: Eres una zorra, eso es lo que eres y yo voy a sacar lo zorra de ti. Continua, quien
te fornicó primero?
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Malena: No sé, alguien me lamia la vagina y otro me pasaba su verga por todo mi cuerpo, sentí
que me vine pero yo quería que un pene me penetrara. Me sentía la mujer más ardiente del
mundo.
Malena: Ya por favor mi amor, Juan Manuel ya cójanme. Ya no puedo más, quiero Verga.
Encogí mis piernas para recibirlos, uno de ellos se acercó y me toco, le ofrecía mi vagina como
una perrita en celo, se me pego, yo levante todo lo que pude mis piernas y las descanse en sus
hombros, me penetro y me hablo en italiano, me retorcí de placer cuando me la metió toda.
Estaba delirando, me hizo venir en un minuto. Después Juan Manuel me penetro y me hizo
contornearme de nuevo, yo amo a este hombre me dije a mi misma, perdóname por gozar a otro
pene, mi amor, gozaba y sollozaba dentro de mi. . Juan Manuel me hizo el amor como nunca, y
yo me venía de nuevo.
El otro pene me tocaba los senos, el estómago, mi cara, mis nalgas, yo me movía como loca con
la otra verga adentro, estaban destrozando mi poca resistencia.
Sentí una verga grande caliente rica entrar a mi boca y la chupe con todas mis fuerzas, era
demasiado gruesa para mi boca. Juan Manuel no dejaba de hundirme su falo, llevándome a un
clímax diferente como de otro mundo. Me vine gimiendo quería gritar de placer pero tenía la
verga de Renzo en mi boca. Gemí haciéndoles saber que me gustaba como me estaban
cogiendo. Solté todos mis músculos, por otra primera vez, estaba teniendo un orgasmo
diferente, esta vez sí me sentí dominada totalmente. Si hubiera habido otro hombre también lo
hubiera aceptado. Yo estaba amarrada teniendo la mejor cogida de mi vida.
Acabe extenuada, me desataron de la cama, sentía la puerta de calle abrirse y dos hombres
despedirse. Me levante y cambie las sabanas, me vine mucho, parecía que los tres nos
hubiéramos orinado. Me metí a la regadera por diez minutos, me senté en el piso, el agua de la
regadera me lavaba las lágrimas Salí del baño y me acosté en la cama, dándole la espalda. Juan
Manuel me abrazo y me dijo en el oído:
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Malena: Si, no quiero que nadie más me coja nunca, solo tú, perdóname por ser tan mujer, por
Dios santo, dejé que me cogiera tu amigo.
Abrió una caja del armario y me presento a Renzo. Una verga de un material de fibra de vidrio
que parecía un miembro erecto y perfecto. Amo tanto a Juan Manuel que tengo su pene grabado
en mi mente, se hasta sus lunares. Juan Manuel tiene el pene más rico del Universo pero tocar
este pene era increíble. Le había costado más de 300 dólares y era una belleza.
Juan Manuel: Creerías que dejaría que un hombre le meta verga mi mujer. A lo que más quiero
en el mundo?
Me respondí a mí misma había un bote de agua caliente. Le di una cachetada por haberme
hecho sentir culpable.
Malena: Si mi amor, te dolió la cachetada? Perdóname te di muy fuerte. Vamos a tomar algo
helado del refrigerador.
Juan Manuel: Primero déjame guardar a Renzo en mi caja fuerte, no quiero que un día me
engañes con mi propia creación. Renzo te puede coger cuando quieras mientras yo estaba
presente.
Nos besamos, reímos y caminamos abrazados hacia la cocina. Cuando pasamos por el comedor,
me fijé en la mesa y el plato de su amigo estaba vacío, me puse pálida señalando al plato.
Padre Miguel: Vaya pues, el muy cobarde si trajo otro hombre, lo sabía. Señorita Malena, ese
día la fornicaron dos hombres. Cómo se siente al haber perdido el respeto consigo misma,
señorita zorra.
Juan Manuel: Amorcito para hacer el juego más interesante, tire la comida a la basura.
Me fije en la basura y ahí estaba la comida, lo besé de alegría. Le dejé el ojo morado y se lo cure
con carne cruda y besos.
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Padre Miguel: Pervertidos, degenerados los dos. Ya sabía que ese cobarde no iba a tener los
testículos de traer otro hombre, pobre diablo.
Malena: Esa es mi vida con Juan Manuel, nos amamos y como usted ya vio, soy vulnerable con
él porque sé que nunca me hará daño. Yo daría mi vida por él.
Padre Miguel: Que lindo mientras ustedes están en sus juegos cochinos, uno está que arde. Yo
también soy de carne y hueso. Ya me canse de escucharte, de hablar del tal Juan Manuel. Ese
hombre no es suficiente para matar esa sed de hombre que tienes por dentro……..
Padre Miguel: Ven mañana a la casa parroquial, te voy a dar un libro que te va a quitar lo
golosa.
Malena: Yo no quiero dejar de ser golosa, me gusta ser así, así complazco a Juan Manuel.
Padre Miguel: Es también para tu espíritu, ven mañana. Estaré en la casa parroquial después de
las cuatro de la tarde. Ponte el mismo perfume.
Malena: Ya no me queda tiempo libre pero si puedo paso por ahí o si no mando al chofer a
recoger el libro.
Padre Miguel: No quiero que vengas tú. Necesitas lo que te voy a dar, confía en mí.
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CAPÍTULO XIX
Pesadilla O Realidad
Llegó el día siguiente, dieron las dos de la tarde y Malena estaba nadando en la alberca de la
hacienda, tenía amigas de infancia de visita, quería relajarse y olvidarse de la cita con el Padre
Miguel. No quería ir. Escucharon música y comieron, Malena se sentía feliz de compartir
momentos con sus amigas.
Mis amigas se fueron y me sentía inquieta, no fui a recoger el libro que me prometió el Padre
Miguel. ¿De que tenía miedo? ¿De caer ante él? No, nada que ver, yo solo soy de Juan Manuel.
Eran las seis de la tarde pero todavía no oscurecía. Decidí ir a buscar el dichoso libro.
Se abre la puerta de la casa hacienda y sale Malena como una figura. Lleva puesto un vestido
negro pegado a su cuerpo que realza su pequeña cintura y sus curvilíneas nalgas. La cadena de
oro blanco que cuelga de su cuello sostiene la medalla de La Virgen de Guadalupe, que
descansa en sus bellos senos.
Sus ojos inquietos y su bello rostro están más lindos que nunca. Sus parpados están pintados de
azul verduzco y sus largas pestañas están pintadas a perfección con máscara. Su labios están
finamente pintados con un brillo rojo carmesí, tiene las uñas largas de la mano pintadas de rojo
brillante que hacen lucir el anillo de diamante de compromiso.
Los tacos altos rojos ayudan a la belleza de sus piernas que comienzan 10 centímetros encima de
la rodilla. Tiene las uñas de los pies pintadas del mismo color. Su cartera roja grande completa
su impecable manera de vestir.
Pedrito, el viejo chofer de la casa la ve con cariño. Él la vio nacer y crecer, la quiere mucho. Le
alcanza las llaves con cara de preocupado como si presintiera algo.
Pedrito: Malenita tenga cuidado. Por favor, déjeme llevarle, usted es muy bonita para andar así
tan tarde en el pueblo.
Malena: No te preocupes Pedrito, solo voy a recoger un libro y vuelvo. Gracias por preocuparte
por mí, tu siempre tan bello.
Llega a la casa parroquial, se baja del carro arreglándose el vestido que se le ha subido
mostrando su diminuta tanga roja. Camina hacia la casa parroquial y toca la puerta, parece que
no hay nadie, llama: “Padre Miguel, Padre Miguel, Padre vine a recibir mi libro, ¿est{
despierto?.”
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Nadie contesta, Malena va a la ventana y mira para adentro. No hay nadie en la sala. Ella toca la
ventana y grita: Padre Miguel!!!!!!!!!
Malena ve salir al Padre de un cuarto y ella camina hacia la puerta. El Padre Miguel abre la
puerta, tien el pelo un poco desordenado y esta vestido con pantalón de mezclilla y una playera
blanca.
Padre Miguel: Pensé que no venias, pasa por favor, toma asiento, que te ofrezco de tomar?
Siempre lo había visto con ese collar de cura, nunca lo había visto vestido con ropa de hombre.
Realmente es guapo el Padre Miguel, como un Enrique Iglesias maduro. Hasta en la barba se le
parecía, nunca lo había visto sin afeitar, lo hacía más atractivo.
Malena esta ensimismada en sus pensamientos, cuando oye al Padre Miguel hablarle trayendo
una botella de vino y dos vasos.
Padre Miguel: Traje vino, pensé que después de todas las confesiones que me hiciste por lo
menos podías brindar una copa con este humilde sacerdote.
Padre Miguel: Salud, por la relación más rara del mundo. Las confesiones sexuales entre un
sacerdote de carne y hueso y la feligrés más sensual que mis ojos jamás han visto.
Me mostró su biblioteca y me dijo que escogiera cualquier libro. Me quedé viendo los libros y
sentí su aliento en mi cuello y un suspiro profundo saliendo de sus labios. Me hizo dar
escalofríos.
Padre Miguel: uhhnaahhhh. Ummmm. Cómo me gusta tu perfume. Estás preciosa con este
vestido.
Malena voltea y le ve a los ojos, esta seria, sorprendida, enojada. La mirada del Padre Miguel
está perdida en el busto de Malena: Le agarra de la pequeña cintura.
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Padre Miguel: Pensé que te gustaba. Te acuerdas cuando me mostrabas tus piernas y senos, si
me gustaba, ahora te lo confieso yo, me excitaba mucho. ¿Podrías mostrarme tus senos
desnudos ahora?
Malena: Si es cierto que me gustaba cuando era una chiquilla, pero ahora soy una mujer
comprometida. Ya me voy.
Malena se dirige hacia la puerta, el padre Miguel la jala hacia él y le besa a la fuerza. Malena le
da una cachetada y parece que él ni la siente. La agarra de la cintura con un brazo y con el otro
abraza el cuello de Malena sosteniendo con la mano su hermoso rostro. La comenzó a besar a su
antojo y manosear el trasero. Los pequeños brazos de Malena están casi inmovilizados.
Malena quedo en shock, era como haber entrado a una pesadilla. Salió de su shock y se apartó
empuj{ndolo y golpe{ndole el pecho, pregunt{ndole que le pasaba, a lo cual el padre dijo: “Te
voy a coger para calmar tu sed de hombre.” El padre Miguel se veía inmenso a lado de Malena,
la levantó en sus brazos bloqueando los movimientos de Malena que solo podía jalarle el pelo a
medias. El Padre Miguel llevo a Malena a su cama como lo llevaría un novio a una novia a la
cama.
Malena: Desgraciado, suéltame, hijo de ramera, no quiero nada a la fuerza, a mí nadie me hace
lo que yo no quiero, suélteme!! Malditoooo!!.
El Padre Miguel, la tiró a la cama, Malena se levantó y le tiro un golpe, pero él le agarro la mano
y la volvió a tirar a la cama, Malena no dejaba de luchar, pero parecía que luchaba contra una
pared. El Padre Miguel, se montó encima en ella, dominándola, ella seguía luchando con todas
sus fuerzas, gritándole, maldiciéndole. El Padre Miguel, se lleva el dedo índice a la nariz.
Padre Miguel: Shsshh. No te quiero golpear, aquí el que manda soy yo y me vas a responder
como le respondes a Juan Manuel, lo entiendes. Zorra?.
Malena: No por favor, a la fuerza no, yo no quiero ahora, tengo miedo. Suéltame le he dicho
maldito!!!!
Padre Miguel: Esas son caricias para mi zorra, quiero que me forniques mejor que a el infeliz de
Juan Manuel, ja,ja, quisiera ver su cara cuando se entere que otro más hombre te metió su pene
más rico.
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Malena: Déjeme ir por favor, no quiero si, se lo ruego Padre Miguel, Juan Manuel lo va a
matar!!!!
Padre Miguel: Ja, ja,je, je. Ese infeliz no supo hacer feliz a una hembra como yo te voy a hacer
gozar zorra!!.
Malena se suelta de una mano y le clava las uñas en el cuello y lo araña profundamente hasta sacarle
sangre, los ojos del sacerdote maligno se abrieron con rabia y le dio una bofetada en la cabeza. Malena
perdió el conocimiento por un momento. La mano del Padre Miguel era tan grande como la cabeza de
Malena.
Malena yace inconsciente y él le saca el vestido y se queda como en trance cuando la ve solo con el
brassiere y la tanga roja, es mucho para su lujuria. Se hecha al lado de Malena y le comienza a acariciar
las piernas, los senos, la barriga. Está loco de placer, es como si adorara todas las partes del cuerpo de
Malena. Le toca la nalga y se relame los labios.
Le trata de despojar de su brassiere y no puede, lo rompe con las dos manos, los senos de Malena salen
libres y el Padre Miguel abre los ojos y se deleita al verlos, los toca y estruja, después le saca su pequeña
tanga roja. El cuerpo desnudo de Malena parece una delicia para los ojos del degenerado cura. Se desnuda
sin dejar de observar a Malena.
Padre Miguel: Este es un bocado de Cardenal. Que vagina tan linda tienes zorrita
Está contemplando sus hermosos senos y sus ojos se fijan en la medalla con la imagen de la Virgen de
Guadalupe, pone una cara de disgusto, se la arranca y la tira al suelo.
Le abre las piernas y le comienza a preformar sexo oral, Malena vuelve en sí, el cura se para y
Malena lo ve desnudo. Su miembro está completamente erecto.
Malena: Que pasoo? Dios mío porque estamos desnudos? Que me ha hecho? Maldito
Los ojos del Padre Miguel parecen los ojos de un esquizofrénico. Malena se levanta y está por
correr hacia la puerta pero el Padre Miguel la agarra de los pelos y casi se los arranca por jalarla
de regreso a la cama. El cura se monta en ella y le abre las piernas. Malena solloza.
Malena: Así no por favor, a la fuerza no, no, se lo ruego a la fuerza no, por favooooorrr. No así.
Padre Miguel: Ahyyy zorra perdida, yo te voy a enseñar lo que es un macho de verdad.
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El cura le tira otra bofetada en otro lado de la cabeza, Malena queda inconsciente nuevamente.
El maléfico cura le abre las piernas y la penetra salvajemente.
Malena: No. Por favor, no Padre Miguel se lo suplico, me está haciendo dañó, no así. por
favooooorrr. No así. Por amor a Dios, no me haga esto, nooooo!!!!!
Malena quiere seguir peleando, pero el padre Miguel hace ademan de pegarla.
El Padre Miguel comienza a hundirle y sacarle el falo como si estuviera tratando de exorcizarla.
Padre Miguel: Llora de placer, goza como yo. Me gusta tu coño, ahoo, me gusta fornicarte
Malena, dime que cual pene te gusta más. Ahho ahhh, aas oohh, ese desdichado, no sabe tratar
a una mujer como tú. Tú eres una hembra que vuelve loco al que te vea. Pero solo yo te puedo
saciar esa sed de hombre que tienes. Goza, goza, Zorra, goza.
Abrí mis ojos por un segundo y vi mi anillo de compromiso brillar en el peor momento de mi
vida.
Con mi mente le pedía perdón, por lo que había causado: “Perdón mi amor, te amo m{s que a
mí misma”.
El Padre Miguel continúa penetrándola y gozándola, la penetraba con tanta fuerza que hacia
crujir la vieja cama. Malena parece dormida ya dejó de sollozar y parecía tranquila.
Pensar en Juan Manuel sublimizaba mi dolor. Caí poco a poco en un letargo y comencé a sentir
un escozor en mi vagina. El dolor se convirtió en placer y comencé a jadear. Mi mente, mi
cuerpo, mi alma le estaba haciendo el amor a Juan Manuel.
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Padre Miguel: Me gusta que me digas mi amor, sabía que te iba a gustar.
El ministro de Dios, maniático, pervertido, sintió euforia de ver que ella también estaba
gozando del sexo. La penetraba una y otra vez, relamiéndose los labios.
Padre Miguel: Te gusta mi falo?..... Contesta Zorra. ¿Te gusta cómo te fornico?
Malena: Si, si, me gusta, mucho, demasiado, quiero más por favor deme más.
Malena, agarro las nalgas del Padre Miguel y lo jalo hacia ella, el Padre Miguel la penetraba
mejor.
Malena llego al clímax primero y a pocos segundos el Padre Miguel hizo lo mismo, gritando de
placer, jadeando. El ministro de Dios estaba convertido en un semental.
Luego de terminar los dos permanecieron echados por un tiempo en un silencio estremecedor.
Malena: No se preocupe, no se lo diré nada a nadie. Me hizo venir pero mi cabeza esta por
estallar. Me iré del pueblo y nunca me volverá a ver.
Malena se puso el maltrecho vestido y su calzón. Su brassiere estaba inusable, lo dejó encima de
la cama. Busco sus zapatos y encontró la medalla de la virgen en el suelo. La agarro y se marchó
en silencio. Subió a la camioneta, manejó de regreso a la hacienda, sollozó en todo el camino.
Sus ojos mostraban ira, su bello rostro parecía el de una muñeca de terror.
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CAPÍTULO XX
Es el último domingo que voy a pasar en mi pueblo. MI hermana y yo estamos en primera fila
en la iglesia para la misa del domingo. El padre Miguel se sorprende al verme y se pone
nervioso cuando comienza la misa. Lo miro seria, con cara de enojada. El collar que usa en el
cuello no deja ver la arañada que le di.
Termina la misa y hago fila para comulgar. Cuando me toca mi turno, antes que me ponga la
hostia en mi boca, le digo al oído “Quiero meterme en su cama esta noche”.
Me pone la hostia en mi boca y yo agarro con mis labios parte de su dedo, puedo ver como se
estremece.
La tarde está por llegar a su fin. Malena entra a su alcoba, se desnuda y se mete a la regadera.
Cierra los ojos y el agua le da en la cara, se queda así por un tiempo, como queriendo lavarse de
antemano el pecado que quiere cometer.
Sale del baño envuelta en una toalla, se sienta en su tocador, se seca el pelo y se maquilla. Deja
la toalla caer y se pone crema al cuerpo. Se pone más bonita que nunca. Se perfuma el cuerpo
con la fragancia que le gusta al Padre Miguel. Se mira en el espejo, sus ojos inquietos se ven
bellos pero diferentes como si reflejaran rencor.
Malena maneja hacia el pueblo y puede ver el sol rojo oscuro ocultándose en el horizonte. La
camioneta arriba a la casa parroquial, la puerta de la camioneta se abre y Malena baja vestida en
color púrpura, su vestido pegado al cuerpo, el escote profundo, con la medalla de la virgen
adornando sus hermosos senos, la minifalda realza la belleza de sus contorneadas piernas. Sus
tacones altos del mismo color del vestido la hacen ver más esbelta que nunca. Camina hacia la
casa parroquial, su derriere se ve más redondo y sensual como nunca. Las ventanas de la casa
muestran algo de luz adentro. Malena toca la puerta.
El padre Miguel está sentado en el viejo mueble leyendo un libro, oye que alguien toca y sonríe
pícaramente. Esta vestido con pantalón negro y camisa blanca, se puede ver la cicatriz causada
por las uñas de Malena en su cuello. Se levanta, se dirige a la puerta y la abre.
Malena esta parada frente a él, imponente. Su pelo castaño lacio largo está radiante. Los tacones
altos la hacen ver casi del mismo tamaño del Padre Miguel que se queda observando su belleza
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con intensidad. Malena lo saca de su trance al empujar la puerta, hacerlos a un lado y entrar sin
esperar invitación.
Malena: Me quiero meter a su cama, pero primero quiero ser su confesora, solo dos
confesiones.
El Padre Miguel camina detrás de Malena y no quita sus ojos de su trasero que se mueve
sensualmente.
Padre Miguel: Que esplendido culo tienes Malena, parece que no traes bragas.
Padre Miguel: Me estás haciendo hervir la sangre, zorrita, ya te quiero meter esto.
Se estaba agarrando el miembro por encima del pantalón y se veía enorme, me hizo sonrojar
pero me entro temor, pensé que me iba a violar de nuevo.
Caminan dentro de la pequeña sala, la mesa tiene flores, una botella de vino y dos vasos. El cuarto es
iluminado por un candelabro con seis velas ardiendo y creando sombras con los cuerpos.
El Padre Miguel sirve los vasos con nerviosismo y le alcanza uno a Malena. Malena agarra el
vaso y se lo toma de un solo golpe, ella misma se sirve otro vaso y se sienta en el viejo mueble.
El Padre Miguel se sienta a su lado, observa sus piernas como cuando la confesaba.
Padre Miguel: Que quieres que te confiese? No quiero hablar, ya quiero fornicarte.
El Padre Miguel esta extasiado mirando las piernas sin hacer ni decir nada. Malena le agarra la
mano y se la pone en su pierna.
Malena:. Cuénteme de ese chico simpático vestido de sacerdote del cual estaba yo
perdidamente enamorada, ¿Porque se metió de sacerdote si es un salvaje sexual?.
Padre Miguel: A mí me gustaron las mujeres desde chico, pero mi Madre me decía que todo era
pecado y nunca me dejó tener una sola amiga.
Cuando era adolescente me agarró masturbándome viendo una revista con mujeres desnudas.
Me castigo y luego me metió en el seminario. Desde entonces tengo un infierno dentro mio.
Malena: ¿Porque abusó de mí? No tenía que pegarme para hacerme suya.
Padre Miguel: Al sentir tu cuerpo tan cerca y oler tu perfume, los demonios dentro mío guiaron
mis actos. Ahora mismo quiero tenerte y no me puedo aguantar. Solo se hacerlo así.
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Malena: Entonces ya ha violado antes?. A cuántas mujeres?
Malena: Padre Miguel, a la fuerza es feo, déjeme hacerlo a mí, va a ver que lo llenare de placer.
El padre Miguel mete su mano debajo de la falda, sus ojos despiden lujuria. Malena cierra los
ojos.
Padre Miguel: Que rico tocar tus vellos, tus labios vaginales, quiero tenerte.
Sus manos me quemaban la piel y sus dedos parecían de fuego en mi vagina, sentí muchos
sentimientos diferentes. Cerré los ojos y por mi cabeza pasaban miles de ideas. Mi mente estaba
en crisis. Me comenzó a entrar un terror peor que la vez anterior. Me arrepentí en el alma de
haber venido a la cueva del lobo. Malena que hiciste? Me decía a mí misma. El Padre Miguel
solo sabía tener sexo violando. Dios mío, que hice. Un dolor en mi vagina me saco de mis
pensamientos. Me metió los dedos dentro con fuerza y me hizo doler.
Malena: Nadie se lo va a quitar, soy suya. Lo soy desde que lo vi por primera vez. Por eso le
mostraba mi cuerpo. Usted es el hombre más bello que he visto en mi vida. Tenía sueños donde
usted me poseía, Si hubiera querido esa vez, usted hubiera sido mi primer hombre, eso quería
más que nada.
Padre Miguel: Yo también quería fornicarte, me volvías loco, pero fui un cobarde, quería
hacerlo pero el miedo a que me echaran de la Iglesia y de que mi madre se enterara, me lo
impidió. No sabes cómo me arrepentí de no haberlo hecho, tú también estabas en mis sueños y
masturbaciones. Ahora no me importa que me echen de la Iglesia. Mi Madre murió, soy libre.
Malena le pone los brazos alrededor del cuello, lo besa con pasión, su lengua comienza a jugar
sensualmente dentro de su boca. El padre Miguel la aparta.
El Padre Miguel se arrodilla ante Malena, le arremanga el vestido y pone su cara entre sus
piernas.
Agarré el vaso de vino y me lo tome de golpe para darme el valor de aguantar lo que el Padre
Miguel me estaba comenzando a hacer. Me comenzó a besar y chupar mi clítoris como un
sediento en el desierto, me estaba haciendo ver las estrellas, mis ojos cerrados solo veían
chispas, estaba chorreando tanto que parecía que me estaba orinando y el Padre Miguel
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chupaba y me metía la lengua con más fuerza, le agarre la cabeza y perdí la noción del tiempo
al tener un orgasmo.
Malena: Oh yeah, Siga ahi, m{s fuerte. Si….si……Creo que me vengo, me estoy
viniendo…..ahhhh
El Padre Miguel seguía chupando y bebiendo mis fluidos, aparte su cabeza y le dije;
Malena: Que rico Padre Miguelito. Quiero ir a la cama, estoy borracha, cachonda, quiero que
me meta esa cosa tan grande y tan rica, me muero por su pene.
Los dos se paran y el Padre le besa bruscamente, ella le pone la mano en la boca, le mordisquea la oreja y el
Padre Miguel se estremece.
Malena le toma de la mano y lo guía a la alcoba parroquial, los ojos de él se ven ansiosos,
abiertos más de la cuenta, siempre observando sus curvas como si se quisiera meter su cuerpo
por los ojos, su lengua no deja de lamerse los labios. Los ojos de Malena tienen un brillo difícil
de describir.
Llegan a la recamara y están parados al lado de la cama que está cubierta con edredón y
almohadas blancas. La mesa de noche tiene una lámpara vieja que ilumina un poco la
habitación.
Padre Miguel: Quiero que me hagas todo lo que me confesabas que le hacías al pobre diablo de
Juan Manuel. Quiero que seas más zorra conmigo.
Malena: Tengo mejores cosas para usted. Malena. Esta vez yo lo voy a abusar. Quiero
satisfacerlo bien para que nunca se olvide de mí, así como yo no voy a poder sacarlo de mi
mente nunca.
Malena le desabotona la camisa casi rompiendo los botones y la tira al suelo, le besa el cuello y
le lame la cicatriz causada por su arañada, el padre tiene una expresión de dolor y placer al
mismo tiempo, ella le mordisquea los pezones, se los chupa, el Padre Miguel tuerce la cabeza de
excitación y cierra los ojos.
Padre Miguel: Me gusta lo que me haces, es delicioso, eres una zorra Malena, quiero hacerte a
la fuerzza.
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Malena, le calla metiéndole la lengua todo lo que pueda meter, el Padre Miguel abre los ojos y
los vuelve a cerrar.
Padre Miguel: Siento que tu lengua me invade la boca, zorrita y me gusta. Bézame más, más me
gusta mucho, me excitaaa..
Malena comienza con besarle el cuello y baja lamiéndole el pecho hasta llegar al ombligo. Se
arrodilla frente a él, le desabrocha el cinturón y le baja el pantalón, el padre tiene su ropa
interior blanca larga hasta las rodillas, pero su miembro erecto levanta la tela formando una
pequeña carpa. Malena le baja los calzones y su miembro como un animal vivo salta fuera de la
apretada prenda.
Esta vez lo vi detenidamente y era un miembro inmenso, más grande que el de Carlos Andrés,
mi primer novio.
Malena: Que grande lo tiene Padre Miguel, parece que quiere explotar, no sé cómo me va a
entrar todo eso.
Malena:….usted sabe que sí, que rico pene tiene, me lo quiero comer.
El padre Miguel es grande y esbelto, su miembro erecto hace juego con el enorme físico que
tiene. Malena se encuentra frente a frente con el falo más grande que ha visto en su corta vida.
Tímidamente lo toca con una mano, lo atrapa con sus uñas grandes pintadas de color púrpura y
juega con él. El anillo de diamantes brilla tenuemente en esa casi oscuridad.
La luz de la luna acaba de salir y penetra en la habitación por la ventana iluminando, dos
cuerpos bellos, simétricos: El de un hombre desnudo dotado y una mujer con cara de muñeca,
arrodillada, vestida de color purpura contemplando con éxtasis el falo erecto.
Lo agarre con las dos manos, giré mis muñecas con fuerza como exprimiéndolo, mientras le
bajaba y subía la piel de la cabeza de su pene, el temblaba de excitación. Le seguí masturbando
con una mano, mientras la otra la metía por entre las piernas y le rascaba los testículos cerca de
su ano. Él se deshacía de placer.
Padre Miguel: Ohoooo, ahh. Que rico sentir tus uñas, zorrita,
Le levanté el pene para ver sus testículos, el observaba todos mis movimientos, lo mire de frente
a los ojos para estar segura que me veía sacar mi lengua todo lo que pude y comenzar a lamer
lascivamente la base de sus testículos y subir hasta la cabeza de su pene, mi otra mano le seguía
acariciando y rascando los testículos.
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Padre Miguel: Eres la zorra que siempre necesite para calmar este infierno que tengo dentro.
Ahhhh quericoo,,,,
Mi lengua jugaba alrededor de la cabeza de su enorme miembro que estaba palpitando. Abrí mi
boca lo más grande que pude y me la comí. Él lanzo un gemido de placer.
Malena: Huum. Hummm, que rica verga tiene Padre Miguel, me gusta, me encanta chuparla.
Hummmm, quiero chupársela siempre, hummm
Padre Miguel: ahooo, que caliente es tu boca zorra, sigue, no pares. Es exquisito, , que ricooo.
Se lo chupe como si fuera una paleta de mi sabor favorito, le miraba de frente a los ojos cuando
se lo chupaba, le guiñaba el ojo y se lo comía con más ganas.
Padre Miguel: Sigue Zorra, me gusta, eres una ramera que le gusta el pene.
Malena se metía y sacaba el miembro de su boca utilizando su cabeza, mientras sus manos
acariciaban las prominentes nalgas del Padre Miguel.
Malena le deja de chupar de improviso y él pone una mirada de pánico. Ella se pone de pie y lo
empuja a la cama. El cuerpo fornido del Padre Miguel case pesadamente a la cama y la hace
crujir: Craclkkk
El Padre Miguel trata de levantarse, pero ella con todas sus fuerzas lo hace echar de nuevo y la
habla con una voz diferente, más sensual, cachonda.
Malena: Usted relájese, Padre Miguelito esta vez yo dirijo. Soy su puta. Déjeme bailarle
primero.
El Padre Miguel se acomoda en la cama y apoya su cabeza en las almohadas para observar a su
presa. Su miembro parece una estaca. Malena comienza a bailar y mover su provocativo cuerpo
al ritmo de una canción saliendo de sus labios: “I want you baby, this body is for you, only
you…I want to do you.”
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llego y no hubo ningún cambio desde entonces. Solo El Cristo en la pared es testigo de todo lo
que ocurrió y ocurrirá en este aposento.
Se contornea sensualmente mientras se quita el brassiere, sus senos salen libres y son un
espectáculo verlos, es imposible quitar la vista de ellos, son turgentes, sensuales. El padre
Miguel esta extasiado contemplándolos. Se sacude la cabeza para salir de su trance.
Padre Miguel: Eres una zorra tremenda, me excita como bailas, nunca he visto nada parecido ni
en películas, me provocan mamar tus senos. Ven a la cama ramera. Hazme lo que me
prometiste. Quiero fornicarte.
Malena: Yo soy la que mando, acuérdese!!. Usted va a gozar pero tiene que tener paciencia.
Malena se sube a la cama y se echa encima de él , lo besa y los dos se enfrascan en un beso largo,
él acaricia el cuerpo de ella. Baja las manos por la pequeña espalda, hacia los redondas nalgas y
las piernas, las dos manos se quedan acariciando sus nalgas.
Padre Miguel: Zorra, tienes la piel de terciopelo, mis manos gozan al acariciar tu piel. Zorrita
estoy hirviendo.
Subí le di un beso en la boca con lengua y después le puse un seno a la altura de su boca y le
dije: Despacio Padre Miguelito……….Me las chupo uno por uno y yo me moría de excitada. Ese
fue mi parte débil siempre y esta vez no iba a ser la excepción. Su pene parecía que estaba
buscando donde meterse y mi vagina también quería recibirlo, pero me aparte, el abrió los ojos
y frunció el ceño como cuando me violo. Me dio un terror terrible.
Malena: Padre Miguel, lo voy a volver loco de placer, más que a Juan Manuel no es eso lo que
quería?, Quiero ser la yegua y usted el semental, déjeme colocarme para que me haga suya.
El Padre Miguel se levanta de la cama y Malena se pone de cuatro al filo de la cama, jala las
almohadas hacia ella, se apoya en ellas y levanta todo su hermoso trasero, listo para recibir al
Padre Miguel, que está parado delante de ella, extasiado mirando las nalgas de su hembra lista
para ser poseída.
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Malena: Soy su hembra cójame, Mi clítoris está palpitando por su verga. Ya métamela por
favor..
Malena cierra los ojos esperando la embestida. El Padre Miguel le da una nalgada fuerte que
hace estremecer su cuerpo. Malena con los ojos cerrados recibe la palmada no tan estoicamente.
El Padre se agarra el formidable miembro y se le hunde todo como queriendo hacerle sentir
todo de él. Malena abre los ojos grandes y después los voltea.
Padre Miguel: Toma Zorra, trágate mi pene, echas fuego por tus nalgas, toma zoorra, toma.,
para que nunca quieras otro pene. Ramera. Solo el mio.
Malena: Asi, asi que rico, siga, siga, quiero mas,,mas. woooa me esta matando, que grande y
que rica, padre me gusta su verga, que rico, ahyyyyyyyyyyy, asi, asii, me gustaaaa. Siga, Siga, lo
siento todo adentro, que rico.
El Padre Miguel sigue penetrándola y golpeando sus nalgas con sus testículos. Saca el falo y lo
vuelve a hundir, una y otra vez. Malena levanta más la nalga y mueve las caderas, se menea, al
ritmo de las embestidas del cura que se ponen más bruscas.
Padre Miguel: Esto es demasiadooo, que lujuria siento por ti zorrita. aoooo, me excitas mucho,
te quiero llenar de mi semen.
Sentí que se venía, me hice a un lado y me lo saqué. Me agarro del brazo y me jaló
hacia él bruscamente.
Malena: Le voy a hacer algo más rico. Le voy a amarrar las manos para que no me pueda tocar.
Le voy a coger hasta sacarles los sesos.
El padre miguel se hecho en la cama con su miembro moviéndose de lado a lado. Agarré las
almohadas y se las coloqué debajo de la cabeza para ponerlo cómodo. Le amarré una mano con
mi brassiere y la otra con sus calzones blancos. Me subí encima de él.
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Miguel embiste cada vez que Malena se lo mete y se oye de nuevo el cacheteo de sus nalgas
cuando se sienta totalmente en el pene.
Padre Miguel: Zorra tu vagina está viva, me gusta cómo se come mi falo. Quiero que hables
como lo puta que eres!!!! Eres una ramera, que te encanta mi pene.
Malena: Si me gusta la verga, de todos los hombres, soy una ramera, una Mesalina como usted
me dice. Ahha, que rico me entra su verga. Ayy, me la estoy comiendo. Le gusta como lo cojo,
Padre Miguel, usted es mi macho, ayyy que ricooo, que cosa tan grande, me lo estoy comiendo
con mi vagina, que rico……se lo estoy mordiendo.
Padre Miguel: Sigue que rico, me gusta como fornicas zorra, ahhy, sigue…Asi, asi
Malena se movía cabalgando al Padre Miguel que le apretaba los senos y las nalgas con
ansiedad. Malena paro de improviso y se desmonto de él.
Malena: Le voy a hacer una cosa rica, le voy a violar con mi vagina.
Padre Miguel: Si hazlo pero ya quiero tu coño, zorrita, dámelo. No me hagas enfadar. Yaa!!!!!.
Dame tu Coñño!!!!!
Malena: Primero, lo voy a amarrar para que no me pueda tocar y esa sea su tortura.
Busqué como amarrarlo, usé mi brassiere y sus calzones blancos, le amarré las dos manos a los
postes de la cama y le puse un nudo fuerte para que no puede soltarse por sí solo. .
Malena se recoge el pelo castaño largo y se hace un moño. La cara de Malena ha cambiado, se fe
pérfida, mala, su bello rostro de muñeca se ve maléfico. El falo del Padre Miguel está
completamente erecto y Malena, le hace levantar las piernas y encoger las rodillas, viene encima
de el, agarra su miembro y se lo introduce. Ella es la que se mueve, parece que ella es la que lo
está penetrando.
Padre Miguel: Si me gusta, sigue. Esta rico. Ohhh, ahhhn que rico.
Malena frunce el ceño y con el cabello recogido su rostro se parece al del muñeco Chucky.
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Padre Miguel: Me gusta este juego, si tú me estas fornicando, me gusta que me abuses, que rico,
me encanta.
Malena: Quien es mi perra ahora, dime quien, dime que tu eres mi perra. Si no lo saco.
Malena parece desquiciada, montada encima de él, el cuadro pintaba como si ella fuera el
agresor y el la víctima. Se lo sacaba y metía con rapidez y rabia.
Padre Miguel: Uff, que rico me fornicaste zorrita. Ya desátame, se me adormecieron los brazos.
Malena se levanta, se acerca a la mesa de noche, con las dos manos levanta la vieja lámpara de
metal sobre la cabeza del Padre Miguel que esta con los ojos cerrado todavía recuperándose de
la faena sexual. Malena le estrella la lámpara en la cabeza rompiéndole la ceja y haciéndole
perder el conocimiento. Un chorro de sangre baja por la ceja del rostro del sacerdote desnudo.
Pasaron breves minutos, Malena esta vestida parada frente a la cama, observándolo con
desprecio. Agarra un balde de agua fría y se la hecha en la cara del Padre Miguel. El agua lo
hace volver en sí y le lava un poco la sangre de la cabeza. Tiene las piernas abiertas, porque sus
pies también están amarrados a los postes de la cama.
Padre Miguel: Ohoo, ayyy. Que has hecho insensata. Zorra del demonio
Malena: Le dolió el golpe? Cura hijo de perra, a mí también me dolió que me golpearas.
Malena: La Zorra es tu madre por haber parido a un monstruo como tú. Yo me llamo Malena,
insecto.
Malena saca una vela del candelabro, y la apaga, pone la base de la vela en el fuego de otra vela
y la cera comienza a derretirse. Malena gira la vela y la cera derretida alrededor de la vela hace
que se asemeje a un pene.
Padre Miguel: Noo, noo, que estás haciendo Zorra Maldita, no, nooooo.
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Malena le introduce la vela goteando de cera al ano. Se lo mete hasta que sus manos chocan con
sus nalgas.
Malena: ESO ES LO QUE SIENTE UNA MUJER CUANDO LA VIOLAN, CURA HIJO DE
PUTA!!!!!!!!!!
Me puse mi vestido y salí corriendo de esa maldita casa donde nunca debí haber entrado.
Esa misma noche me fui a la capital y al día siguiente me encontraba sentada volando a Estados
Unidos.
Miré por la ventana del avión y vi a lo lejos la ciudad donde fui tan feliz. . Lloré por Juan
Manuel, cuanto lo amo por Dios, que fue lo que hice.
No podría haberle visto a los ojos. Le mande una carta diciéndole que no me esperara, que
quería ir sola primero, vivir sola en la Universidad. Sé que no me creerá y se volverá loco. Sufro
al pensar en lo que pensara o dirá:
Malena: “ Oh Dios mío perdóname por todo lo que hice, a mi hazme pagar todo pero que Juan
Manuel no sufra por favor”, Oh Mi Dios, que sea feliz con alguien. Dios ten misericordia de mí,
que no esté esperando un hijo, no sabría de quien es.
FIN
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