La liquidación de la sociedad mercantil es el conjunto de operaciones societarias
que tienden a fijar el haber social o patrimonio de la sociedad con la finalidad de proceder a su posterior división y reparto entre los socios que la componen. Cuando concurre alguna causa que conforme a la Ley ha de dar lugar a la disolución de una sociedad no se produce la inmediata extinción y desaparición de la sociedad, sino que se abre un periodo que en definitiva tiene por objeto percibir los créditos pendientes de la compañía y extinguir las obligaciones ya existentes según vayan venciendo, modificando, por tanto, por completo el objeto social, que queda limitado a la liquidación misma. Las normas de la liquidación tienen por objeto, además de garantizar una ordenada extinción, la protección de los derechos de los acreedores. Aquí trataremos de la liquidación que se produce por las causas determinadas en la ley y de los procedimientos de liquidación de los distintos tipos societarios con exclusión de la liquidación que se produce como consecuencia de la apertura de esa fase tras la declaración de concurso, que queda sometida a las reglas de los artículos 142 a 162 de la Ley 22/2003, de 9 de julio, Concursal. En la práctica, la decisión de la liquidación de la sociedad se puede dar por distintas razones: cancelar jurídicamente un negocio que no es rentable; cancelar un negocio que ha dejado de tener operaciones; cancelar un negocio que tuvo contingencias fiscales en el pasado, y ya prescribió el plazo de revisión de los cuatro años que señala la legislación fiscal; o cerrar un negocio que los socios consideran oportuno liquidar. Jurídicamente, la disolución de las sociedades mercantiles está regulada en el artículo 237 del Código de Comercio de la República de Guatemala, en el que se define que las sociedades se disuelven por cualquiera de las siguientes causas: o Por expiración del plazo de duración estipulado en el contrato social. o Por imposibilidad de realizar el objeto principal de la sociedad o por su consumación. o Por acuerdo de los socios en junta general o asamblea general extraordinaria. o Por la pérdida de más del sesenta por ciento del capital pagado. o Por la reunión de las acciones o las aportaciones de una sociedad en una sola persona. o Por las situaciones previstas en la escritura social. o En los casos específicamente determinados por la ley. La formalización de la disolución y liquidación de la sociedad sigue un orden que consiste inicialmente en convocar a la celebración de una junta o asamblea general, para autorizar la disolución y nombrar al liquidador. Se procede a hacer los avisos al Registro Mercantil, quien autorizará la publicación del aviso de la disolución de la sociedad, el cual deberá hacerse tres veces, en un período de quince días, en el Diario Oficial y en otro periódico privado. Posteriormente, se inscribe al liquidador en el Registro Mercantil y se procede a la publicación de ley, que deberá hacerse tres veces, en el término de un mes, en el Diario Oficial y en alguno de los diarios privados, en donde se da a conocer el nombre del liquidador, que puede ser el representante legal u otra persona de confianza. Concluidos estos pasos, se presenta ante el Registro Mercantil el Balance General de disolución, para hacer otras tres publicaciones en el Diario Oficial y en otro diario privado, para obtener la liquidación de la sociedad en el Registro Mercantil. Una vez concluida la liquidación de la sociedad en el Registro Mercantil, se coordina la cancelación de la inscripción fiscal en el Registro Tributario Unificado (RTU) de la Superintendencia de Administración Tributaria para concluir finalmente el proceso de cancelación de la sociedad, ante quien, previamente, se solicita una solvencia fiscal, para validar la ausencia de omisos o inconsistencias no resueltas, en las presentaciones de las declaraciones fiscales de cada uno de los impuestos que afectaban las actividades de negocio, a los que estuvo dedicada la sociedad. Para ello, se acompaña lo siguiente: los libros de contabilidad operados a la fecha más reciente; las facturas, facturas especiales, notas de crédito y notas de débito, no utilizadas por la sociedad, debidamente anuladas; las declaraciones de los impuestos presentados, para su revisión y se acompaña la constancia de liquidación de la sociedad otorgada por el Registro Mercantil. Clases de liquidación de sociedades SOCIEDAD COLECTIVA. El nombramiento de un extraño como administrador de la empresa, debido a que en la sociedad colectiva, se supone que la administración debe estar en manos de los mismos socios. EN LA SOCIEDAD ANÓNIMA Y EN LA SOCIEDAD DE COMANDITA POR ACCIONES. Los accionistas inconformes, tendrán derecho a esta separación cuando la asamblea general adopte los acuerdos con respecto a las fracciones IV, V Y VI del Artículo 182, que se refieren a cambios de objeto, de nacionalidad o de transformación de la sociedad. EN LA SOCIEDAD DE COMANDITA POR ACCIONES. Como en los otros tipos de sociedades si un extraño fuere nombrado administrador y el socio no está de acuerdo puede solicitar su separación de la sociedad, o si existen modificaciones en los estatutos que no convengan a los intereses de los socios este puede solicitar su separación por así convenir a sus intereses personales. EN LA SOCIEDAD POR RESPONSABILIDAD LIMITADA. Solo concierne en el caso del nombramiento de un extraño como administrador de la sociedad. Tanto en los estatutos sociales, como en la ley, se establecen las causas por las cuales se debe excluir o separar a un socio en contra de su voluntad.
Contabilidad de sociedades de capital (2013): Guzmán, Puerto, Manzano y Villacorta explican cómo abordar la contabilización de las sociedades de capital bajo la óptica del PGC 2007.