C APÍTULO 5E15

TERCERA BATALLA
Lucha por tu familia

M e parece doloroso pero no me sorprende que, según el Grupo de

Investigación Barna, los cristianos profesantes son tan propensos a
divorciarse como los no creyentes.' Entiendo que hay un sinnúmero
de razones para la disolución de los matrimonios entre cristianos,
pero después de haber aconsejado a cientos de parejas por más de
dos décadas, estoy convencido de que un factor importante en el
fracaso de los matrimonios es la pasividad de los hombres.
Esa realidad nos trae buenas y malas noticias. La buena noticia
es que la decisión del marido de proporcionar a su esposa liderazgo
espiritual y cuidado emocional puede infundir vitalidad al matrimo-
nio. La mala noticia es que los hombres pasivos por lo común no
actúan hasta que una explosión marital les llama la atención, y por
lo general ya es muy tarde.
Mi esposa, Cindy, y yo habíamos estado casados sólo un par
de años cuando nuestra relación se hizo añicos. Ella decía que me
había vuelto un imbécil insensible e indiferente; era una evaluación
que me pareció extrema. Sentía que ella era demasiado sensible.
En ese entonces estaba asistiendo a un seminario, dirigiendo
 ^
56 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
un grupo de jóvenes y ayudando a comenzar una nueva iglesia. No
tenía mucho tiempo disponible para Cindy.
Un día, mientras volvía a casa manejando después de mis cla-
ses, tuve la siguiente conversación con Dios:
"Por favor, corrige a Cindy."
No tuve respuesta.
"Por favor, muéstrame cómo corregir a Cindy."
No tuve respuesta.
Desesperado, le imploré a Dios. "Haré lo que sea. Simplemente
dime qué quieres que haga."
Un pasaje de la Biblia ardió en mi corazón en ese momento.
Había leído el pasaje innumerables veces. Lo había memorizado. Lo
había estudiado en su lenguaje original. Había asistido a un semi-
nario en el que otra persona había examinado detenidamente el
versículo y había explicado su significado. Pero mientras mane-
jaba mi auto en la autopista Dallas/Fort Worth, Dios usó ese ver-
sículo, como el arado de un granjero, para ablandar mi corazón
endurecido.
Las diecisiete palabras fueron simplemente: "Esposos, amen a
sus esposas, así como Cristo amó a la iglesia y se entregó por ella"
(Efesios 5:25).
Dios quería que amara a Cindy sacrificialmente. Eso significaba
que tenía que poner esfuerzo en nuestra relación; no debía sentarme
tranquilamente y asumir que todo se solucionaría por sí solo. Al
recordarlo, me doy cuenta de que Dios hizo una obra sobrenatu-
ral ese día. Decidí obedecer a Dios en lo más profundo de mi ser.
Antes de llegar a casa había determinado tres cambios importantes
que necesitaba hacer con respecto a la manera en que trataba a mi
esposa:
1.Dedicar tiempo cada día a escucharla con toda atención.
2. Orar con ella cada día.
3. Demostrarle afecto no sexual cada día.
TERCERA BATALLA: LUCHA POR TU FAMILIA 57
Le dije a Dios que, por su gracia, pondría en práctica esos cam-
bios cada día durante un mes. (Imaginé que podría cumplir ese com-
promiso.) También le dije que si esto no cambiaba radicalmente
nuestro matrimonio, veríamos a un consejero. Por supuesto, no le
mencioné nada de esto a Cindy porque supuse que en ese momento
ella tendría la misma confianza en mí que la que pondría en la pro-
mesa de un político.
Al mes siguiente, cuando le conté acerca de mi
conversación con Dios, no necesité convencerla de Te garantizo que
-
que había sido sincero. Ella ya lo sabía. Y yo había tu matrimonio
aprendido una lección valiosa: mi liderazgo y mi prosperará si eliges
amor activo son las claves para tener una esposa conscientemente
feliz y un matrimonio lleno de satisfacciones. Por amar a tu esposa
supuesto, después de años de matrimonio, he des- tal como Cristo
cubierto que periódicamente lucho contra la pasi- amó a la iglesia
vidad y que tengo que volver a comprometerme a y anteponer
amar a mi esposa de manera activa. Afortunada- diariamente sus
mente, dado que conozco las señales de adverten- necesidades a las
cia, los períodos de pasividad no duran tanto y el tuyas.
daño no es tan gra v e.
Tal vez mi perspectiva parezca un poco simplista.
Pero te garantizo que tu matrimonio prosperará si eliges conscien-
temente amar a tu esposa como Cristo amó a la iglesia y antepo-
ner diariamente sus necesidades a las tuyas. Eso no significa que
si tu matrimonio está enfermo será saludable mañana, la próxima
semana o el mes próximo, pero sí que prosperará con el tiempo.* Si
eres soltero, esta verdad te preparará para el matrimonio.
LUCHA POR TU ESPOSA
La cuestión crítica para la mayoría de los hombres depende de la
decisión de valorar a sus esposas y de amarlas sacrificialmente un
A veces un esposo puede amar a su esposa sacrificialmente al aceptar una consulta con un terapeuta,
leer un libro sobre el matrimonio o asistir a un seminario.
58 ='. SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
día a la vez. Esa decisión diaria es tan importante para la salud de su
matrimonio como lo fue la decisión de Sama de defender su campo
sembrado de lentejas.
Si alguno de los valientes de David hubiese puesto en duda el
compromiso de su líder para con su familia y la de ellos, hubiese
encontrado la respuesta envuelta en humo y escrita en hollín. Al
volver a Siclag, un poblado en el que habían hecho su hogar, los
exhaustos hombres añoraban sus familias. Pero cuando aún estaban
a kilómetros de distancia, vieron una nube de humo en el cielo.
Cuando llegaron a Siclag, encontraron un cuadro terrible: el
poblado había sido asolado, destrozado y quemado de tal manera
que desafiaba la credulidad. Donde debería haber habido esposas
sonriendo y niños riendo, encontraron el terreno humeando. La
magnitud aplastante de sus pérdidas hizo que cayeran al suelo y
lloraran hasta que quedaron sin fuerzas.
Pronto, el dolor hizo brotar la furia, y los hombres consideraron
apedrear a su líder. David se volvió a Dios, quien le dijo que persi-
guiera a los bandidos y le prometió el éxito. Motivados por el amor
a sus familias y la confianza en Dios, los hombres persiguieron a sus
enemigos y se enfrentaron a ellos en una furiosa batalla que duró
una noche y un día. Finalmente, todos los bandidos fueron muertos
excepto aquellos que habían huido en camellos.
Cuando el sol se acercó al horizonte occidental, David y sus
hombres buscaron a sus familias. El texto bíblico nos dice: "Nada
les faltó del botín, ni grande ni pequeño, ni hijos ni hijas, ni ninguna
otra cosa de lo que les habían quitado" (1 Samuel 30:19).
Cientos de hombres se reunieron con sus esposas e hijos. Cada
hombre que abrazó a su esposa lo hizo• porque había estado dis-
puesto a sacrificar su vida por ella.
Creo que yo habría peleado al lado de esos hombres, ¿no lo
habrías hecho tú también? La mayoría de los hombres moriría por
su esposa. El reto es vivir por ella. No es fácil poner en práctica este
tipo de amor sacrificial porque exige tomar la decisión de ponerla
TERCERA BATALLA: LUCHA POR TU FAMILIA * 59
a ella antes que a ti mismo un día a la vez. No hay duda de por
qué el apóstol Pedro le dijo a los esposos que vivan "de manera
comprensiva" con sus esposas, dándoles "honor" (1 Pedro 3:7, BLA).
Dios quiere que comprendas la manera en que tu esposa piensa y
siente, de manera que puedas estar pendiente de sus necesidades
para suplirlas.
Si quieres saber cómo estás poniendo esto en práctica, hazle
estas preguntas a tu esposa:
• ¿Sientes que te presto toda mi atención cuando me hablas?
• ¿Demuestro suficiente afecto no sexual?
• ¿Piensas que oramos juntos lo suficiente?
• ¿Pasamos suficiente tiempo juntos?
Intrigado por saber mi propio desempeño, le hice estas pre-
guntas a Cindy hace poco. Sonrió y dijo: "Aún no has llegado a
destino."
Estas no son preguntas sofisticadas que necesi-
ten un experto para decodificarlas. Si tu esposa dice
La mayoría de los
que necesitas mejorar en estas áreas, descubrirás
hombres moriría
que no son actividades complejas que exigen años
por su esposa.
de entrenamiento. Lo que sí exigen es la decisión
El reto es vivir
de permitir que Jesús viva dentro de ti y te permita
por ella.
amar a tu esposa sacrificialmente. Exigen que te
deshagas de la pasividad como si fuese una hoja de
afeitar desafilada.
Ese amor sacrificial sirve a un propósito elevado. Jesús se dio a
sí mismo por la iglesia de manera que pudiese "santificarla, habién-
dola purificado en el lavamiento del agua por la palabra, a fin de
presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera man-
cha ni arruga ni cosa semejante" (Efesios 5:26-27, Rv95).
Nuestro objetivo debería ser amar a nuestra esposa con el fin
de fortalecerla espiritualmente. Debemos luchar por su corazón de
60 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
la misma manera que lo hacemos por el nuestro. Nuestra pasión
debería tener un efecto purificador en ella de tal manera que sus
pensamientos y acciones sean puros. Deberíamos funcionar como
su "limpiaparabrisas espiritual," removiendo continuamente cual-
quier cosa que nuble su visión y amenace su seguridad.
Me apena el hecho de que olvido muy frecuentemente el alto
valor que Dios deposita en mi esposa y la honra que él quiere que
le dé. A veces la trato como si fuese un Ford Pinto usado en lugar de
un reluciente Porsche nuevo. En Génesis 2:22 hay un recordatorio
de su importancia. Es allí donde leemos que Dios "construyó" a Eva
de una costilla que tomó del costado de Adán.
La palabra hebrea que se puede traducir como "construir" es la
misma que se usa en referencia a Dios cuando construye su santua-
rio (Salmos 78:69) y una casa (Salmos 127:1). Es también la palabra
que se usó cuando se habla de la construcción del palacio de Salo-
món (1 Reyes 7:1-2).
Antes de que pasemos esto rápidamente, considera el hecho de
que cada uno de estos proyectos de construcción fluyó de un plan
pensado para suplir una necesidad específica. Lo mismo ocurre en
el caso de Eva. Dios la diseñó para que supliera la necesidad de
compañía de Adán y así él también supliera la necesidad de ella. En
toda la creación, nada se compara con la obra genial que Dios mate-
rializó cuando creó a Adán. Y creo que él superó esa obra maestra
cuando hizo a Eva y se la presentó a Adán. A mi juicio, nada en la
creación se compara con la belleza de la mujer.
No es sorpresa que Salomón haya dicho: "Quien halla esposa
halla la felicidad: muestras de su favor le ha dado el SEÑOR" (Pro-
verbios 18:22). Debe haber comprendido esta verdad de una manera
fresca cuando contempló a su novia y dijo: "¡Cuán bella eres, amada
mía! ¡Cuán bella eres!" (Cantares 1:15).
En su libro El Hombre Que Confundió a Su Mujer con un Som-
brero, el Dr. Oliver Sacks, neurólogo, nos cuenta la historia de un
hombre que sufría de una enfermedad llamada agnosia visual. El
TERCERA BATALLA: LUCHA POR TU FAMILIA 61
Dr. P., un maestro y músico consumado, poseía excelentes habilida-
des musicales y de razonamiento. Pero debido a que tenía agnosia
visual, a menudo confundía un objeto, o parte del cuerpo, con algo
o alguien más.
El Dr. Sacks relató la primera vez que se encontraron en su
clínica. Durante el examen, el Dr. Sacks hizo que el paciente se
quitara un zapato para poder hacer una prueba de reflejos de la
planta del pie. Una vez terminada la prueba, el Dr. P. no se pudo
reponer el zapato porque pensaba que su zapato era su pie y su pie
era su zapato.
Un error más sorprendente sucedió más tarde cuando el Dr. P.
pensó que el examen había terminado y comenzó a buscar su som-
brero. "Extendió la mano y tomó la cabeza de su esposa, trató de
levantarla, de colocársela. ¡Aparentemente había confundido a su
esposa con un sombrero!" Y ¿cómo respondió su esposa? Oliver
Sacks relataba: "Su esposa parecía como si estuviese acostumbrada
a semejantes cosas."'
No estoy seguro qué es más triste: un hombre que piensa que su
esposa es un sombrero o una esposa acostumbrada a que la traten
de esa manera. A veces, pienso que los hombres no vemos a nues-
tras esposas como obras maestras de la creación de Dios. Aunque
no las tratemos como sombreros, tampoco las tratamos como cohe-
rederas del grato don de la vida (I Pedro 3:7). Y, de manera trágica,
a menudo se acostumbran a ese trato.
Aunque el Dr. Sacks no encontró cura para la enfermedad del
Dr. P., ese no tiene que ser el caso de nuestros matrimonios. Pode-
mos tomar la decisión de resistir y pelear las batallas espirituales
necesarias para amar a nuestra esposa como Cristo amó a la iglesia.
Debemos elegir con diligencia poner sus necesidades antes que las
nuestras. Debemos verla diariamente como una coheredera de la
gracia de Dios. Es crucial que recordemos que cada uno de nosotros
está peleando una batalla, no sólo por nuestro corazón, sino por el
de nuestra esposa y 'el de nuestros hijos. Tú eres el único hombre
62 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
a quien Dios le dio la responsabilidad de proteger el corazón de tu
esposa.
LUCHA POR TUS HIJOS
No es posible comunicar de manera adecuada la necesidad que tie-
nen tus hijos de recibir tu bendición. Nadie nos da un mejor ejem-
plo para imitar que Jesús.
Acosado por la muchedumbre y protegido por sus discípulos,
Jesús dedicó tiempo para recibir y bendecir a un grupo de niños.
La traducción de la palabra griega "bendecir" significa "hablar bien
de" o "alabar a alguien." 3 En los tiempos del Antiguo Testamento,
una bendición transfería algo bueno de una persona a otra. Cuando
Isaac, bajo la dirección de Dios, bendijo a Jacob, le impartió la pro-
mesa de cosechas abundantes, muchos sirvientes y el liderazgo de
la familia (Génesis 27:27-29).
Aunque no podamos dar una bendición con esos beneficios,
nuestras bendiciones y palabras afirmativas pueden ser dones
valiosos para nuestros hijos.' La sensación de seguridad y el sen-
tido de destino que ellos reciban de ti fortalecerán sus corazones
cuando se enfrenten al enemigo.
Podemos bendecir a nuestros hijos de tres maneras:
• Afirmación verbal: Palabras de afecto y aprobación. Deberíamos
usar muchas más palabras de aprobación y apoyo que de
corrección y crítica.
• Afirmación física: Una mano en el hombro, una palmada en la
espalda o un abrazo. Jugar a la lucha con ellos.
• Afirmación predictiva: Palabras que anticipan un futuro
brillante que es consecuente con sus puntos fuertes personales.
Cada noche, cuando acostaba a mis hijos pequeños, trataba de
dedicar algunos minutos a hablar con ellos sobre su futuro. Al
mayor le aseguraba: "Dios va a usar tu amor por las diferentes
culturas para alcanzar a mucha gente." Al segundo le decía:
TERCERA BATALLA LUCHA POR TU FAMILIA 63
"Tu creatividad y capacidad para hacer amigos te permitirá
tocar a mucha gente para el reino de Dios." Al más pequeño le
decía: "Tu disciplina y capacidad de liderazgo te abrirán muchas
puertas."
Tales actos de afirmación son cruciales porque les dicen a nues-
tros hijos que los amamos y creemos que Dios tiene algo especial
para ellos.
Cuando era niño, solía ponerme los zapatos de mi papá y fin- _
gir que me calzaban bien. Estudié su forma de caminar y la imité.
Adoraba a mi papá y quería, más que nada, ser como él. Por eso me
encantaban los deportes y las peleas. Mi papá solía boxear profe-
sionalmente y nada le agradaba más que me encontrara con otro
muchacho en un callejón después de la escuela. Por eso también me
convertí en el payaso de la clase y pasaba más tiempo en la oficina
del rector que cualquier otro alumno de la escuela; mi papá se reía
de mi mal comportamiento.
Luego que dejé la casa de mis padres para asis-
tir a la universidad, me desvinculé bastante de mi Nuestras hendido-
papá, o él se desvinculó de mí. No estoy seguro qué nes y palabras afir-
es lo que describe mejor lo que ocurrió. Terminé la mativas pueden ser
universidad, me gradué del seminario, fui pastor de dones valiosos para
una iglesia en Houston y en aquel entonces, en 1983, nuestros hilos.
me mudé a Oregón. Durante los primeros trece años
que viví en Oregón, llamé a mi papá cada semana o
cada dos semanas.
En 1996, mi papá vino a vivir con mi familia debido a su delicado
estado de salud. Yo lo festejé; estaba seguro que nos conectaría-
mos en un nivel más profundo. Eso nunca ocurrió. En cambio, des-
pués de algunos meses, me llamó a su habitación y me dijo: "Pensé
que deberías saberlo: no eres mi hijo." Sus palabras me asestaron
un golpe inesperado en el vientre. Papá me lo repitió una vez por
semana durante dos años, y siempre me dolía. Finalmente, aceptó
 64 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
someterse a una prueba de ADN que demostró, para su sorpresa,
que era verdaderamente su hijo.
Quería la afirmación de mi papá más que cualquier otra cosa.
Sin embargo, cada vez que me bendecía, quitaba su bendición con
un comentario degradante e hiriente. El 29 de diciembre de 2001,
llevé en auto a mi papá al hospital y permanecí con él todo el día.
Al sentir que moriría pronto, comenzó a decir repe-
tidamente: "Hijo, te amo." Yo apreciaba sus pala-
bras pero temía que se retractara al día siguiente.
Como padre, tienes
Cuando fue internado en una habitación a las cuatro
un rol crucial en la
batalla por el cora-
de la tarde, me marché. Esa noche llamó una enfer-
zón de tus hijos. Tu
mera del hospital. "Su papá está muriendo," dijo.
respaldo y amar
El 30 de diciembre a las 5:10 de la mañana, mi
harán más de lo que
papá falleció. David, mi segundo hijo, y yo está-
te imaginas para
bamos a su lado con nuestras manos en su pecho
fortalecerlos contra
cuando, después de ochenta y siete años de vida,
el enemigo.
dio su último suspiro.
Creo que fue irónico que papá me bendijera y
luego muriese antes de que pudiese quitarme su
bendición. Dios debe haber estado sonriendo.
No estaba seguro de lo que sentiría por mi papá después de
su muerte. Me había herido profundamente en muchas ocasiones.
Tres días después de su muerte, encontré un par de zapatos de él
mientras limpiaba su armario. Me acordé cuando me los ponía de
niño. Recordé cuando caminaba imitándolo y entonces ocurrió un
milagro. Dios quitó mi resentimiento y lo reemplazó con afecto de
niño. Las lágrimas caían por mis mejillas.
Estoy agradecido por mi papá. Aprecio el hecho de que me diera
sentido del humor y sentido de destino. Todavía recuerdo su barba
áspera y la fragancia de la loción Old Spice. Pero sé que no quiero
esperar hasta el último día de mi vida para darles a mis hijos la
bendición que ellos necesitan desesperadamente de su papá.
Un día tú también morirás y tus hijos e hijas limpiarán tu
TERCERA BATALLA: LUCHA POR TU FAMILIA 65
armario. Oro para que cuando vean tus zapatos y recuerden que
caminaban en ellos, se acuerden de las muchas veces que los abra-
zabas, los besabas y les decías lo mucho que los amabas.
Como padre, tienes un rol crucial en la batalla por el corazón
de tus hijos. Tu respaldo y amor harán más de lo que te imaginas
para fortalecerlos contra el enemigo. No hay nada que tus hijos
necesiten más de ti que tu bendición.
PREPÁRATE PARA LA BATALLA
Al resistir y luchar por:
tu identidad,
tu santidad personal
y tu familia,
enfrentarás la frustración y el agotamiento. La tendencia natural
en esos momentos es emprender la retirada ... claudicar ... anes-
tesiar tu dolor con una conducta pecaminosa. Si así lo haces, le
entregarás al enemigo un valioso terreno en tu corazón y en el de
tu familia. Por esa razón, el siguiente capítulo es muy importante.
En él aprenderás cómo ganar la cuarta batalla: cómo luchar con
éxito a través del dolor.
Preguntas para debatir
i. ¿Por. qué crees que loa matrimonios cristianos don tan
propensos como loa matrimonios no criatianoa a terminar
en divorcio?
2. ¿Cómo te afecta la historia de David y dua doldadoa
valientes peleando por aua tamiliaa? ¿Qué hubieses hecho
i hubieses estado con David ese día? ¿Por qué?
3. ¿Por qué deberías pelear por el corazón de tu esposa
(Eteaioa 5:26; i Pedro 3:7)? ¿Por qué ea esto tan difícil en
ciertas ocasiones?
66 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR

4. ¿Por qué ea importante en la batalla por el corazón de tua

hijoa que loa bendigan? ¿Te bendecía tu papá? ¿Qué eyecto
ha tenido cato en ti?
5. ¿Cómo pueden bendecir a tua hijoa? Sé eapecítico.
6. ¿Cómo recuerdan a tu papá? ¿Cómo quieren aer recordado?
CAPÍTULO SIETE

CUARTA BATALLA
Lucha a través del dolor

E l reloj indicaba la medianoche cuando salí a encender el sistema

de riego. Una ola de calor había batido todo tipo de marcas y las
autoridades de la ciudad habían decretado que sólo se podía regar
los jardines desde la medianoche hasta las seis de la mañana.
Cinco minutos después, estaba de vuelta en la cama con
Cindy.
—¿Por qué tardaste tanto? —preguntó.
Pensé en cómo debía contestar su pregunta. Decidí usar el
método directo. —Fue por la muchacha desnuda de al lado —le
dije.
Eso le llamó la atención. Se incorporó, encendió la lámpara de
al lado de la cama y dijo: —¿Qué muchacha desnuda?
—La que vi por la ventana del vecino.
—¿De qué estás hablando?
—Mientras caminaba por el jardín, noté que las luces de nues-
tros vecinos estaban encendidas. Intrigado por saber por qué esta-
ban levantados tan tarde, me aproximé a la cerca y miré a través
de las tablillas. Esperaba ver a un grupo de gente jugando a los nai-
pes. En lugar de eso, vi a una mujer joven hablando por teléfono.
68 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
Eso no hubiese sido la gran cosa si hubiese estado vestida. Pero
no lo estaba.
— ¿Y?
—Bueno, una poderosa ráfaga de adrenalina me dejó pegado
a la cerca.
—Ah, ¿en serio?
—Sólo por unos segundos —le aseguré—. Felizmente, me pude
despegar y aquí estoy.
Para mi sorpresa, Cindy no pareció muy preocupada. Más tarde,
cuando le pregunté por qué había respondido de esa manera, me
dijo: "Porque me dijiste la verdad. Además, pude ver que estabas
preocupado y supe que lo solucionarías."
A la mañana siguiente, compartí mi experiencia con los hom-
bres de un grupo pequeño con los que me reunía todos los sába-
dos. Lo que ocurrió a continuación me sorprendió más que lo que
había experimentado la noche anterior: dos de los cuatro hombres
confesaron que ellos también tenían vecinas que podían ver por la
ventana en la noche. Los dos hombres habían estado observando
a sus vecinas por años.
Me enojé conmigo mismo. ¿Cómo pude haber estado tan ciego?
Dado que no había luchado con esos fuertes deseos por años, asumí
que mis cuatro amigos también tenían sus apetitos bajo control.
Dos de ellos no los tenían.
Estos eran hombres maduros con familias amorosas. Eran per-
sonas a las que otros veían como modelos para imitar. Pero los dos
tenían un problema tan peligroso como un tumor.
¿QUÉ HAY DETRÁS DE LA MÁSCARA?
Compartí esta historia en uno de mis libros anteriores, When Good
Men Are Tempted [Cuando los Hombres Buenos Son Tentados' pero
también la comparto aquí porque es muy importante. La revela-
ción de mis amigos permitió que me diera cuenta de que la iglesia
tiene un problema serio del que poca gente habla. Dentro de cada
CUARTA BATALLA: LUCHA A TRAVÉS DEL DOLOR 69
persona pública hay otra persona secreta que no podemos ver. La
cubierta exterior no es la persona verdadera sino sólo una envol-
tura en la que vive la verdadera persona. Asumimos peligrosamente
que las dos concuerdan, pero a menudo no es así.
Hay hombres, incluso líderes de la iglesia, adictos a toda clase
de conductas pecaminosas y no saben cómo liberarse. No sólo eso,
temen mencionar sus luchas por miedo a ser rechazados. Por consi-
guiente, su persona interior vive detrás de una fachada de espiritua-
lidad que oculta su verdadera identidad. Presentan la apariencia de
ser íntegros y libres pero viven bajo el control de una
vida secreta que les da todo el poder de un esqueleto
en la armadura de un caballero medieval.
Dentro de cada
Afortunadamente, mis dos amigos se libera-
persona pública
ron del voyeurismo, aunque a uno de ellos le tomó
hay otra persona
varios años. Son libres, pero todavía son vulnera-
secreta que no
bles. Incluso hoy, muchos años después, son sensi-
podemos ver.
bles en esa área.
Una cosa es segura: hay muchos hombres como
mis amigos. Tal vez tú seas uno de ellos. Como el
transbordador espacial Columbia, pareces perfecto exteriormente,
pero el impacto de las actividades secretas ha debilitado la cubierta
externa de tu integridad espiritual. Temes que cuando tu vida esté
bajo presión, te desintegrarás, y nadie podrá ayudarte.
Si vamos a ser soldados valientes que luchan por sus propios
corazones y los de su familia, es imperativo que aprendamos a res-
guardar nuestros corazones de los apetitos pecaminosos.
Una verdad fundamental es que somos más vulnerables a pecar
durante los períodos de dolor emocional o físico. Si estás aburrido,
deprimido, desanimado o simplemente cansado, es probable que
busques crear un cambio de estado de ánimo, algo que te haga sentir
mejor. En esos momentos es cuando la batalla espiritual es intensa y
necesitas una estrategia que te permita luchar en el dolor, como lo
hizo uno de los valientes de David durante una antigua batalla.
 70 `,, SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
EL HOMBRE QUE SE NEGÓ A CORRER
Una pelea real no es Taekwondo. No es corno pegarle a uno de
esos sacos inflables de un metro veinte que se parecen a un
payaso y hacen que un golpe débil se parezca a un golpe demo-
ledor de Mike Tyson. Si un boxeador inexperto sube al cuadri-
látero y pelea sólo tres minutos, sus brazos y sus
piernas se volverán fláccidos. Para prevenir eso,
los boxeadores se entrenan interminablemente.
Si vamos a ganar la
Corren muchas millas cada día. Se entrenan con
guerra por nuestro
rivales difíciles y golpean implacablemente un
corazón, debemos
saco de arena.
comprender nues-
La batalla descrita en 2 Samuel 23:9-10 no fue
tro dolor y tener
un combate a diez asaltos; no había campana al
una estrategia para
final de los tres minutos de modo que todos pudie-
pelear eficazmente
sen descansar. Los israelitas y los filisteos pelea-
a través del dolor.
ban entre sí con espadas y lanzas. Al advertir que
la situación se estaba volviendo en su contra, los
israelitas emprendieron la retirada. Pero un hom-
bre llamado Eleazar se negó a correr. Empuñando su espada, la
agitó de izquierda a derecha y de arriba a abajo como un salvaje
hombre mecánico. El enemigo continuó avanzando y él continuó
abatiéndolos.
Las piernas y los brazos de Eleazar le quemaban a medida que
el ácido láctico corría por sus venas. El texto bíblico dice que "por
la fatiga, la mano se le quedó pegada a la espada" (2 Samuel 23:10).
Su valentía y fuerza elevó el ánimo del resto de la gente que lo
siguió y luego recogió los despojos del ejército caído.
A diferencia del resto de los hombres involucrados en la bata-
lla, Eleazar no emprendió la retirada. Rehusó prestar atención a
su temor y dolor. En cambio, luchó a través del temor y del dolor.
Estoy convencido de que si vamos a ganar la guerra por nuestro
corazón, debemos comprender nuestro dolor y tener una estrategia
para pelear eficazmente a través del dolor.
CUARTA BATALLA: LUCHA A TRAVÉS DEL DOLOR 71
HAZ FRENTE A TU DOLOR
Al pasar por la vida, enfrentamos numerosas crisis cuando nos sen-
ti mos separados de algo que valoramos. Es entonces cuando nos
damos cuenta que, de hecho, no tenemos el poder muscular, el
poder político, el poder sexual (potencia), el poder relacional, el
poder financiero, el poder del conocimiento, el poder del pensa-
miento positivo o el poder personal.' Esta clase de
pérdidas deja al descubierto nuestras debilidades y
causa un inmenso dolor emocional.
Cuando una crisis
Cuando una crisis golpea, debemos entrar a una
golpea, somos ten-
relación más profunda con nosotros mismos y con tados a ignorar el
Dios. Somos tentados a ignorar el dolor, a disimu-
dolor, a disimularlo
larlo o acallarlo (con alcohol, drogas, sexo, comida,
o acallarlo. Por el
trabajo). Por el contrario, debemos enfrentar el
contrario, debemos
dolor, entenderlo y luchar a través de él.
enfrentarlo, enten-
La leyenda de la búsqueda del Santo Grial, la derlo y luchar a
clásica historia de heroísmo masculino, nos dice que través de él.
cuando los Caballeros de la Mesa Redonda empren-
dieron viaje, cada uno de ellos entró a un bosque, al
lugar más oscuro, y abrieron un sendero por el que
nadie había pasado antes. La fortaleza masculina se materializa sólo
cuando encontramos un sendero que va de la oscuridad emocional
a la luz. La travesía, como la de los Caballeros de la Mesa Redonda,
es exclusivamente tuya.
Te podrías perder en el trayecto. El viejo manual de los Boy
Scouts brinda un buen consejo para aquellos que se pierden en el
bosque:
1.No te alarmes.
2. Deja de hacer lo que estabas haciendo.
3. Siéntate y cálmate.
4. Busca puntos de referencia.
5. Sigue los senderos.
 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
72 ;',
Reflexiona sobre los tres primeros pasos por un momento; son
muy importantes. Una vez que hayas meditado en ellos, considera
los siguientes puntos de referencia. Están para ayudarte a identi-
ficar y a comprender tu dolor de manera que puedas enfrentarlo y
encontrar tu camino hacia la fortaleza.
Punto de referencia uno: Oportunidades perdidas
El gran poeta y dramaturgo William Shakespeare describió momen-
tos estratégicos que se deben aprovechar:
Exige una marea en loa aauntoa humanoa.
Que, tomada en pleamar, conduce a la fortuna,
Pero, omitida, todo el viaje de la vida
Va rodeado de eacolloa y deagraciaa.
En eaa pleamar f lotamoa ahora,
y debemoa aprovechar la corriente cuando ea favorable,
2
O perder nueatraa aventuraa.
En el mundo antiguo, los barcos entraban a puerto durante la
pleamar y recibían el cargamento. Una vez cargada, la pesada nave
no podía partir hasta la siguiente marea alta. Si el capitán no zar-
paba durante la pleamar, perdía la oportunidad de salir del puerto.
De manera similar, a través del curso de la vida, cada uno de noso-
tros encuentra "oportunidades estratégicas" que debe aprovechar
o perder para siempre.
Cuando aprovechamos esas oportunidades, obtenemos los
beneficios. Cuando las dejamos pasar, sufrimos las pérdidas. La
Biblia está llena de historias de hombres que no capitalizaron una
oportunidad estratégica.
Cuando Abraham se acostó con Agar, perdió la oportunidad de
confiar en Dios y de tener su primer hijo con Sara.
Barac perdió el derecho de ser visto como un gran líder cuando
le pidió a Débora que fuese con él a la batalla. Su ejército ganó la
batalla, pero una mujer recibió el reconocimiento.
CUARTA BATALLA. LUCHA A TRAVÉS DEL DOLOR 73
Esaú perdió su herencia cuando vendió sus derechos de hijo
mayor a Jacob por un poco de guiso y pan.
Moisés perdió la oportunidad de entrar a la Tierra Prometida
cuando golpeó la roca dos veces con la vara para hacer brotar el
agua en lugar de hablarle a la roca como Dios había ordenado.
Samuel, Sansón y Pedro también perdieron oportunidades que
les costaron caro.
Tal vez tú también las has perdido. Tal vez no aprovechaste
una oportunidad financiera porque, como un billete de lotería,
parecía que probablemente no ganaría. Puede ser que no pusiste
suficiente esmero en tu trabajo y eso te costó el empleo que ahora
desearías tener. Tal vez tomaste una mala decisión estratégica que
le costó caro a tu compañía. Quizás un poco más de esfuerzo de
tu parte habría dado vigor a tu matrimonio y hubiese prevenido el
divorcio. Esa oportunidad perdida puede ser la fuente de un dolor
continuo.
A veces, las oportunidades perdidas que lamentamos se centran
en la pérdida de juventud. Tal vez fue la oportunidad de practicar
un deporte o salir con una muchacha. Quizás fue la oportunidad
de ir en pos de la carrera soñada o de comprar una casa. Algunas
de las oportunidades que perdemos cambian el curso de nuestras
vidas. Otras son solamente baches en el camino. Pero crean dolor,
y a veces muy intenso.
Punto de referencia dos: Relaciones perdidas
Si vivimos lo suficiente, todos sufrimos la pérdida de seres que-
ridos. A veces, se los lleva la muerte, como a Beckie, mi hermana
menor, que murió luego de una valiente batalla de quince años
contra el cáncer.
Otras veces, la relación muere debido a falta de atención o a un
acontecimiento que la daña de manera irreparable. La falta de aten-
ción actúa como una fuga lenta que desinfla imperceptiblemente
la relación, como lo hace un orificio en un neumático, hasta que
74 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
carece completamente de afecto. El acontecimiento puede haber
sido una discusión en la que las palabras duras volaron como las
balas de un pistolero haciendo trizas a ambos combatientes. Las
víctimas más comunes son las esposas, los hijos, los socios comer-
ciales o los amigos de toda la vida. El dolor emocional es a veces
insoportable y frecuentemente lleva a la depresión.
Si provocaste una pérdida relacional, es probable que tengas
pensamientos de autocastigo y cometas actos de revancha para
apaciguar la culpa de haber sido el villano. "¡Lo eché a perder!"
podrías decir. Te puedes arrepentir de no haber honrado a tu esposa
o de no haber dedicado tiempo a tus hijos. Puede darles obsequios
o dinero en un intento de volver a recuperar su afecto. O puedes
cometer actos humillantes, como un mendigo, para recuperar a tu
esposa, tus hijos o a un amigo. Conozco un hombre que llamó llo-
rando a su esposa suplicándole reiteradamente que perdonara su
desatención pasada. En lugar de recuperar a su esposa, su conducta
le causó repulsión a ella.
Si la otra parte desencadenó la ruptura, tú podrías estar inmerso
en ira de la misma manera. Te podrías preguntar como él o ella
pudieron haber hecho o dicho semejante cosa. Tu sentido de jus-
ticia podría impedirte buscar reducir las diferencias. É1 no merece
mi amistad, podrías decirte a ti mismo. Todavía más perjudicial,
podrías ocultarte detrás de una barrera de aislamiento. Como un
soldado en un tanque de guerra, cierras la escotilla y esperas que
el blindaje te proteja.
Todos hemos sufrido la pérdida de relaciones, y el dolor sigue
presente por años o tal vez para toda la vida.
Punto de referencia tres: Trascendencia perdida
De niños, soñamos con conquistar el mundo. En la adultez, deja-
mos las cosas de niños y asumimos el papel de proveedores, espo-
sos y padres. Pero todavía conservamos la esperanza de lograr el
éxito. Desafortunadamente, al madurar, comparamos nuestros
CUARTA BATALLA: LUCHA A TRAVÉS DEL DOLOR 75
logros con los de otros hombres de nuestra edad o incluso más
jóvenes.
Es interesante que raramente nos comparamos con hombres
que creemos que están debajo de nosotros con respecto a los
logros. Siempre nos comparamos con aquellos que creemos que
han logrado más que nosotros. Ponemos atención en los hombres
que ganan más dinero, que viven en casas más grandes o que ocu-
pan las oficinas de las esquinas del piso más alto de un rascacielos.
Comparados con ellos, sentimos que hemos fracasado. Rara vez
cruza nuestra mente que aquellos que envidiamos se comparan
desfavorablemente con otras personas.
Eso me desagrada de mí mismo. Dios me ha bendecido con
una familia maravillosa, con años de ministerio eficaz, amigos
íntimos y libros publicados. Cuando me comparo con hombres
que tienen ministerios más grandes, mayor influencia y libros que
se venden más, me siento insignificante. En esos momentos, me
siento como un marino tratando de atrapar el viento en las velas
ondulantes de mi barco mientras otros veleros me sobrepasan.
Esa visión distorsionada de la realidad crea una tristeza profunda
y prolongada.
Mi experiencia da crédito a la creencia general de que la nece-
sidad más grande de un hombre es la trascendencia. Salomón dijo
que Dios ha puesto eternidad en el corazón del hombre (Eclesiastés
3:11, Rv95). Victor Frankl escribió: "La búsqueda de significado es la
motivación principal en la vida del hombre." Patrick Morley hace la
observación de que en algún momento todos hemos dicho:
"Quiero tener un impacto."
"Quiero hacer una diferencia."
"Quiero que mi vida tenga sentido." 3
Nos esforzamos por lograr trascendencia. Cuando nos damos
cuenta de que nunca podremos lograr todo lo que soñamos, senti-
mos un dolor incesante. Sentimos que somos invisibles y percibi-
mos que el mundo nos pasa por el costado sin mirarnos. Debido a
 76 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
que no fuimos adiestrados para hacer frente al dolor, hacemos lo
que podemos para ignorarlo o acallarlo.
¿POR QUÉ ES DIFÍCIL LA VIDA?
Lo que hace que la vida sea difícil no es el dolor que experimenta-
mos. Es difícil debido a que la pasividad debilita nuestra voluntad
de pelear a través del dolor. Nos impulsa a correr o a tratar de aca-
llar el dolor de maneras perjudiciales. Cuanto más rápido corramos
y más tratemos de calmar el dolor, más crecerán nuestros proble-
mas. Debemos frenar súbitamente, descartar la anestesia y decir
que no correremos más. Al igual que Eleazar, debemos pelear en el
dolor en lugar de evitarlo.
En la batalla por nuestro corazón y el de nuestra familia, es
esencial que implementemos una estrategia que nos permita
enfrentar el dolor como valientes, no como cobar-
des. La próxima vez que seas tentado a acallar tu
La que hace que la
dolor, detente y recuerda los tres puntos de refe-
vida sea difícil no es
rencia que causan el dolor. Pregúntate: ¿Por qué
el dolor que
siento dolor?
experimentamos.
Si es debido a una oportunidad perdida, enton-
Es difícil debido a
ces mira hacia adelante, no mires hacia atrás.
que la pasividad
Sigue el ejemplo de Pablo cuando dijo: "Hermanos,
debilita nuestra
no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más
voluntad de pelear
bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás
a través del dolor.
y esforzándome por alcanzar lo que está delante,
sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio
que Dios ofrece mediante su 'llamamiento celestial
en Cristo Jesús" (Filipenses 3:13-14).
Si sientes dolor debido a una relación perdida, habla con un
consejero o con un pastor sobre cómo afrontar la pérdida o buscar
la reconciliación. Busca el consuelo de Dios como lo hizo David
cuando escribió el Salmo 23 y habló de Dios como Pastor que se
preocupa, consuela y protege a su pueblo.
CUARTA BATALLA LUCHA A TRAVÉS DEL DOLOR 77
Si la causa del dolor es la pérdida de trascendencia, pon tu
atención en quién eres y en lo que posees por medio de tu relación
con Cristo. Pablo urgió a sus lectores a hacer esto cuando dijo: "El
Espíritu mismo le asegura a nuestro espíritu que somos hijos de
Dios. Y si somos hijos, somos herederos; herederos de Dios y cohe-
rederos con Cristo, pues si ahora sufrimos con él, también tendre-
mos parte con él en su gloria" (Romanos 8:16-17).
Por favor, no me malentiendas. Mi intención no es presentarte
una solución rápida que haga desaparecer tu dolor como desapa-
rece un naipe en la manga de un mago. Simplemente quiero men-
cionar puntos de referencia que me han ayudado a comprender
dónde estoy y por qué estoy experimentando dolor.
A veces, el dolor persiste. En esas ocasiones, debes analizar
detenidamente las causas del dolor y luego considerar si aliviar
el dolor mediante acciones pecaminosas sustituirá la pérdida. Por
supuesto que no lo hará. Eso significa que necesitas una manera
de luchar a través del dolor que te permita evitar el pecado y que
las cosas empeoren. Necesitas una estrategia que sea consecuente
con tu identidad de guerrero, con tu relación con un Dios santo y
con tu rol de defensor de la familia. Necesitas una estrategia que te
muestre cómo resistir al luchar a través del dolor.
Quiero proponerte esa estrategia en forma de un sendero a
seguir. Es un sendero probado que te llevará a la seguridad y te
permitirá resistir la tentación de anestesiar tu dolor de una manera
pecaminosa. Tal como Eleazar tuvo que ejercitar la disciplina de
luchar a través del dolor, tú también debes hacerlo. Si no lo haces,
es poco probable que lo hagan tu esposa y tus hijos. Los pecados del
padre se transmiten de una generación a la siguiente ... así como
también sus puntos fuertes.
LA BATALLA INTERIOR
Nunca debemos perder de vista el hecho de que estamos involucra-
dos en una guerra espiritual. Pablo le dijo a los gálatas: "Porque el
 78 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
deseo de la carne es contra el Espíritu y el del Espíritu es contra la
carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisie-
rais" (Gálatas 5:17, Rv95).
Las palabras de Pablo capturan la esencia de la batalla interior
que se disputa en cada uno de nosotros. En el capítulo nueve vere-
mos cómo el Espíritu Santo asegura nuestra victoria, y aprenderemos
a permitir que Cristo viva a través nuestro en el poder del Espíritu.
Los soldados valientes también exhibieron este tipo de fe. En última
instancia, Eleazar experimentó la victoria debido a su fe en Dios y no
por la fuerza de su brazo o el filo de su espada. En 2 Samuel 23:10, se
nos dice que: "Aquel día el SEÑOR les dio una gran victoria." Recuerda,
la batalla es espiritual. Nunca olvides esta verdad.
Pero por ahora tenemos que reconocer el hecho de que Satanás
trabaja en conjunción con nuestra carne (nuestros
deseos pecaminosos) para inducirnos a enfrentar el
Estamos luchando
dolor satisfaciendo nuestros malos apetitos. Escu-
contra un enemigo
chamos los susurros en nuestro oído, prometiendo
que puede adaptar
reemplazar el sufrimiento con placer. El proceso por
y cambiar los deta-
el cual somos tentados siempre sigue el mismo ciclo.
lles de su método,
Por favor, dedica un momento a considerar esta
pero que nunca
verdad. Estamos luchando contra un enemigo que
cambia su ataque
puede adaptar y cambiar los detalles de su método,
básico.
pero que nunca cambia su ataque básico.
La mayoría de nosotros no se da cuenta de esto,
por eso somos dominados vez tras vez. Cometemos
los mismos pecados reiteradamente. Es como dice un cartel en una
carretera de Alaska: "Elija su huella con cuidado. Estará en ella
durante los próximos 320 kilómetros."
Por supuesto, no tenemos por qué caer en una huella. Como
guerreros podemos verla llegar y evitarla. Jesús resumió el proceso
que seguimos cuando dijo: "El que es bueno, de la bondad que ate-
sora en el corazón saca el bien, pero el que es malo, de su maldad
saca el mal" (Mateo 12:35).
CUARTA BATALLA: LUCHA A TRAVÉS DEL DOLOR 79
El proceso es simple, ¿no es cierto? Las acciones pecaminosas
comienzan con pensamientos pecaminosos. Una cosa que admiro
de la enseñanza de Jesús es que desmenuza problemas comple-
jos y los lleva a sus elementos más simples. Dicho de una manera
más simple: El mal comportamiento sigue a los
malos pensamientos como el olor sigue al camión
de la basura. Tenemos una fantasía con respecto a Satanás trabaja
algo sensual o egoísta que promete placer, y luego en conjunción con
actuamos. nuestra carne
David, el líder de los soldados valientes, apren- (nuestros deseos
dió esta lección demasiado tarde. En el apogeo de pecaminosos)
sus proezas militares, después de haberse conver- para inducirnos a
tido en rey, decidió permanecer en Jerusalén en enfrentar el dolor
lugar de unirse a sus tropas en la batalla. Fue un gran satisfaciendo
error. El texto bíblico dice: "Una tarde, al levantarse nuestros malos
David de la cama, comenzó a pasearse por la azo- apetitos.
tea del palacio, y desde allí vio a una mujer que se
estaba bañando. La mujer era sumamente hermosa",
(2 Samuel 11:2).
Esas dos oraciones provocan una serie de preguntas. ¿Había
visto a la mujer antes? ¿Es por eso que no fue a la batalla? ¿Por
cuánto tiempo se deleitó en su hermosura? Recuerda, estamos
hablando del rey David. Fue Dios quien dijo: "'He encontrado en
David, hijo de Isaí, un hombre conforme a mi corazón; él realizará
todo lo que yo quiero - (Hechos 13:22; la cursiva es mía).
Si David, el líder de los soldados valientes, pudo caer, sería pru-
dente que no nos consideremos exentos. Necesitamos comprender
la naturaleza de la tentación de manera que podamos resistirla.
Aunque lo que le sucedió a David sirve de advertencia, Santiago,
el hermanastro de Jesús, nos proporciona una perspectiva sobre
la tentación. No hay duda de que Santiago debe haber aprendido
mucho al crecer junto a Jesús. Tal vez por eso amplió las enseñanzas
de Jesús con las siguientes palabras: "Cada uno es tentado cuando
80 4111 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
sus propios malos deseos lo arrastran y seducen. Luego, cuando el
deseo ha concebido, engendra el pecado; y el pecado, una vez que
ha sido consumado, da a luz la muerte" (Santiago 1:14 15). Observa
- oculta. El pensamiento entra luego en nuestra consciencia donde
el ciclo en el diagrama a continuación: 4
EL CICLO DE TENTACIÓN
Nacimiento/Pecado
Fase uno: Seducción —Se incita la carne
Durante un tiempo de dolor causado por uno de los puntos de refe-
rencia (oportunidades perdidas, relaciones perdidas o trascenden-
cia perdida) nuestra carne —la parte de nuestra personalidad que
anhela obtener satisfacción lejos de Dios— buscará alivio y nos
recordará antiguas experiencias placenteras. Comenzaremos pen-
sando en una sustancia o conducta que promete no sólo alivio sino
también un cambio brusco y positivo de nuestro estado de ánimo.
Puede ser algo tan inofensivo como un postre delicioso o tan peli-
groso como una dosis de cocaína. La mayoría de nosotros vive entre
estos dos extremos. Cuanto más pensamos en la tentación, más
queremos actuar.
La palabra que Santiago usó para describir esta fase fue seduc-
ción. El simbolismo es el de una lombriz en un anzuelo que cae
frente a una trucha, sacándola de su escondite. Como esa trucha,
nuestra carne se puede estar ocultando cuando el maligno deja
CUARTA BATALLA: LUCHA A TRAVÉS DEL DOLOR 81
caer una tentación seductora frente a nuestros ojos. De pronto, un
solo pensamiento atrae nuestra carne al cebo y al anzuelo que este
busca controlar nuestra mente y voluntad.
Entiendo que nadie sabe cómo hizo David para terminar en esa
situación vulnerable. Pero sospecho que su caminata por el techo
del palacio no fue un acontecimiento único. A la luz de su devoción
a Dios, no creo que una sola mirada a Betsabé hubiese llevado a
la caída de David. Creo que el rey había notado la belleza de ella
antes de que su marido fuera a la batalla. Sospecho que pasó horas
luchando contra sus fantasías sexuales.
¿Por qué lo pienso? Porque pocos hombres piadosos dan rápida-
mente el salto moral de ver una mujer desnuda a seducirla. Semejante
acto le lleva tiempo a un hombre de Dios. Por eso es crucial que rom-
pamos el ciclo en la primera fase, antes de que el deseo se arraigue en
nuestro corazón. Con razón Salomón dijo: "Por sobre todas las cosas
cuida tu corazón, porque de él mana la vida" (Proverbios 4:23).
Como guerreros espirituales, sabemos que el campo de batalla
es nuestra mente. Es un campo fértil con una puerta de acero que
sólo nosotros podemos proteger. Debemos limitar lo que entra por
nuestros ojos y oídos. Debemos fortalecer nuestros
pensamientos con la Escritura y otras imágenes salu-
dables. Estoy convencido de que por esa razón Pablo Es crucial que
dijo: "Por lo demás, hermanos, todo lo que es verda- rompamos el ciclo
dero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo en la primera fase,
lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o antes de que el
algo que merece elogio, en esto meditad" (Filipenses deseo se arraigue
4:8, BLA). en nuestro corazón.
Fase dos: Concepción —Se activa la voluntad
Debido a que no estamos condicionados a "meditar
en esto," a menudo nos entregamos a los pensamientos que ema-
nan de la carne. Cuanto más pensamos en el placer que promete,
82 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
más queremos actuar. Pero en lugar de saltar del pensamiento al
acto en un solo paso, damos un paso pequeño o una serie de pasos
pequeños. A menudo, he dicho: "Estoy a un pequeño paso del primer
paso de una serie de pasos que podrían llevarme a la ruina." Estoy
convencido de que David caminó repetidamente sobre el techo de
su casa esperando ver a Betsabé. Cuanto más observaba su cuerpo
perfecto, más quería poseerlo. Esto es verdad para todos nosotros.
Damos pasos pequeños y estos nos llevan a la fase dos del ciclo de
la tentación: la concepción.
Santiago ha cambiado las metáforas y ahora se refiere al pro-
ceso del nacimiento: "cuando el deseo ha concebido." La semilla del
pecado ha sido plantada. Como un hombre cuya esposa está emba-
razada, esperamos el parto inminente: en este caso, del acto peca-
minoso. Aunque no hemos dado a luz la obra, hemos involucrado
nuestra voluntad y estamos llevando a cabo lo que los psicólogos
llaman los "rituales" que preceden al acto pecaminoso.
Un ritual es una práctica o un patrón de conducta que se lleva a
cabo regularmente de una manera determinada. Tendemos a ritua-
lizar aquellas conductas que nos excitan. Nada es más importante
para un hombre que quiere ganar la batalla por su corazón que
identificar los rituales que preceden un episodio de la manifestación
del pecado. Aunque entiendo que tu lucha principal puede no ser
contra el deseo sexual, voy a usar eso como ejemplo debido a que
es la batalla más grande que enfrenta la mayoría de los hombres.
Algunos de los rituales que los hombres me han citado incluyen:
• Contemplar imágenes eróticas en tiendas de video
• Conducir su auto por una calle donde hay prostitutas
• Coquetear con una compañera de trabajo
• Mirar anticipos de películas de pago adicional en un hotel
• Llamar a un número "adulto" sólo para averiguar el costo de la
llamada
• Darle un vistazo a los avisos personales de un periódico
CUARTA BATALLA: LUCHA A TRAVES DEL DOLOR 83
Cada uno de nosotros tiene rituales únicos. Ganar la batalla por
tu corazón exige que elimines todos los rituales.
Para lograrlo, haz una lista de los rituales que te llevan a una
conducta destructiva. Probablemente no te será difícil identificar-
los. Piensa en la última vez que caíste en tu área de mayor debilidad
e identifica la conducta que precedió tu caída. Una vez que hayas
hecho la lista, define lo que debes hacer para eliminar cada ritual y
luego elimínalo como si fuesen residuos radioactivos.
Hace algunos años, aprendí que sin tener la obligación de ren-
dir cuentas a otra persona, navegar por Internet es tan seguro para
mí como caminar con una pata de palo en un incendio forestal. El
año pasado me suscribí a una compañía llamada Covenant Eyes
[Ojos del Pacto].* Esta compañía de Internet alma-
cena una lista imposible de borrar que registra cada
página que visito en Internet y les envía un correo Todos estamos aun
electrónico a dos compañeros que yo elija, a fin de pequeño paso del
rendirles cuentas. Uno de mis compañeros es mi primer paso de una
hijo de veintiún años. Les puedo asegurar que saber serie de pasos que
que mi hijo verá cada página que visito en Internet podrían llevarnos
controla mi lujuria. a la ruina.
Esos pasos son necesarios. Cuando Jesús nos
enseño a orar diciendo: "Y no nos metas en tenta-
ción, mas líbranos del mal" (Mateo 6:13), no se refe-
ría a que Dios podría meternos la tentación. En cambio, él quería
que le pidiésemos a Dios que nunca nos permita tener la inclina-
ción de pecar cuando tengamos la oportunidad. ¿Por qué? Porque
cuando se juntan la inclinación y la oportunidad, probablemente
pecaremos.
He aprendido que, aunque no siempre controlo mis deseos, por
lo general puedo controlar mi entorno. Me puedo proteger de la
tentación al eliminar los rituales. Vivimos en una cultura que nos
Para más información acerca de Covenant Eyes, visita www.covenanteyes.com

84 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
ofrece abundantes posibilidades para pecar. Nuestra responsabi-
lidad es crear un medio ambiente que sea lo más seguro posible
espiritualmente.
Aquí va un ejemplo. ¿Recuerdas mi historia al principio de este
capítulo acerca de la vecina desnuda? Después de descubrir que
dos hombres de mi pequeño grupo habían luchado con el voyeu-
rismo por un par de años, decidí tomar medidas enérgicas para
protegerme. Visité a mi vecino, con quien nunca había hablado. Sin
incriminarme, le insté a que mantuviese las persianas bajas por la
noche de manera que nadie pudiese usar mi jardín como plataforma
para invadir su privacidad.
Me agradeció y me dijo que, de hecho, algunas semanas atrás su
hija adolescente había visto a un hombre mirando a través de una
de las ventanas. Cuando ella abrió la puerta, él saltó sobre la cerca
y escapó a través de mi patio.
Unas semanas después, al encender el sistema de riego tarde
una noche, noté que las persianas de la casa estaban bajas. Sí, miré
de nuevo, y miré esperando que las persianas no estuviesen bajas
y que la luz estuviese prendida. Pero debido a que había tomado
medidas decisivas en un momento de fortaleza, me protegí de la
tentación en un instante de debilidad.
Cuando hagas esto, escucharás a tu propia carne rogando por un
ritual diferente que te lleve a la gratificación sensual. Si ignoras esas
súplicas, el dolor que estás tratando de acallar podría intensificarse.
En esos momentos debes recordar que el propósito de Dios para el
dolor emocional es el de fortalecerte. Imagínate como un valiente
que resiste y lucha por el control de su corazón. Lucha contra el
dolor causado por uno de los puntos de referencia y establece que
no entregarás tu corazón al dolor. Reconoce que los rituales son los
exploradores enemigos que quieren pasar por la puerta inadverti-
damente y preparar el camino para la fuerza principal. La victoria es
tuya, pero debes permanecer vigilando la puerta de tu corazón.
CUARTA BATALLA: LUCHA A TRAVÉS DEL DOLOR 85
Fase tres: Nacimiento —Se comete el pecado
El nacimiento sigue naturalmente a la concepción. Si nos permi-
timos llegar a la fase dos, el acto con el que hemos soñado y que
hemos planeado se lleva a cabo finalmente. Se saborea el cebo
seductor. Para David eso significó convocar a la hermosa Betsabé a
su habitación. Para ti significa ... bueno, sólo tú sabes lo que eso
significa para ti. Finalmente, después de cometer el pecado, nos
balanceamos como un pez en el anzuelo. Se terminó el placer del
cebo. Todo lo que queda es la rasgadura de nuestro corazón y el
dolor agudo y permanente del anzuelo.
Fase cuatro: Muerte —Se pierde la relación con Dios y con
los demás
David, uno de los hombres más piadosos del Antiguo Testamento,
cometió un homicidio para cubrir su pecado. (Examinaremos esto
en el próximo capítulo.) Lleno de vergüenza y desesperación, huyó
de Dios por un año. Más adelante, su amado hijo Absalón sedujo
públicamente a las esposas del rey en el techo del palacio. Lo que
David había hecho en privado, Absalón lo hizo en público. La noche
que David entregó su corazón al enemigo, también puso en peligro
el corazón de Absalón. Aunque encontró el perdón de Dios, tam-
bién sufrió las consecuencias de su pecado. Siempre las sufrimos.
Y también las sufre nuestra familia.
Afortunadamente, no tenemos que pecar. No tenemos que per-
mitir que nuestro dolor nos fuerce a abandonar el terreno que esta-
mos protegiendo. Podemos romper el ciclo de la tentación y ganar
la batalla por nuestro corazón.
Necesitamos comprometernos a fortalecer nuestras mentes
con la Biblia y los pensamientos positivos. Debemos identificar
cada ritual peligroso y destruirlo sin piedad, pero aun eso no será
suficiente. Nunca ganaremos solos la batalla por nuestro corazón.
Como David, necesitamos otros valientes que nos proporcionen
apoyo y ánimo. Un hombre pasivo nunca desarrollará esta clase
86 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
de amigos. Los únicos hombres con amigos tan dedicados son los
hombres que se involucran en la quinta batalla y pelean por sus
amigos. En el próximo capítulo, descubrirás cómo puedes llegar a
ser un guerrero que nunca deja atrás a un amigo.
Preguntas para debatir
1.¿Por qué loa varones criatianoa tienden a ocultarse detrás
de una máscara de espiritualidad?
2. ¿Cuál de loa tres puntos de referencia te causa máa dolor?
¿Por qué?
3. ¿Qué acciones o coaaa perjudiciales uaaa para acallar el
dolor emocional?
4. Cuando Jeaúa nos urgió a pedirle al Padre que nunca nos
meta en tentación, ¿a qué se refería? ¿Por qué ea tan
importante?
5. ¿Qué rituales necesitas eliminar de tu vida cuando eres
fuerte a tin de protegerte cuando aeaa débil?
6. ¿Por qué ea tan importante en la batalla por nuestro
corazón que tengamos un plan de batalla que nos ayude a
pelear en el dolor? ¿Cuál ea tu plan?
C APÍTULO OCHO
QUINTA BATALLA
Lucha por tus amigos
U na escena fascinante de un programa dedicado a la naturaleza
que se transmite por el canal Animal Planet muestra una manada
de gacelas apacentando en medio de un prado. El pasto dorado
es de unos 60 a 90 centímetros de alto. El cielo está nublado y
gris, con nubes suspendidas como si fuesen sábanas andrajosas.
Las gráciles gacelas, con sus cuernos que se arquean hacia atrás y
hacia adentro, están concentradas en el pasto, no en el peligro que
las acecha.
En primer plano, un leopardo avanza lentamente desde la
izquierda hacia la derecha de la pantalla. Una suave brisa hace que
el pasto se mueva de un lado a otro frente al leopardo; su piel camu-
flada lo vuelve casi invisible. Se detiene y observa a la manada.
Una sola gacela, saboreando el dulce pasto, se olvida de la
manada y de la seguridad que ofrece. Está sola, comiendo, con la
cabeza baja.
El leopardo fija sus ojos en la gacela solitaria.
Queda petrificado como una estatua.
Ataca.
La gacela brinca en el aire. Se lanza hacia la derecha. Gira hacia
102 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR

luchar por nuestros amigos dejando de lado nuestro interés pro-

pio y escucharlos genuinamente. Debemos relacionarnos con ellos
aunque corramos el riesgo de terminar lastimados. Debemos apren-
der la lección de la gacela y permanecer cerca de la manada. Juntos
somos fuertes. Solos somos débiles.
Cada una de las cinco batallas que hemos considerado hasta
C APÍTULO NUEVE
ahora terminará en derrota si no estamos dispuestos a participar
de la batalla final. En última instancia, los valientes de David expe-
rimentaron la victoria porque pelearon por una fe firme en Dios. Al
leer el capítulo final, descubrirás cómo puedes pelear por la clase
SEXTA BATALLA
Lucha por una fe sólida
de fe que desatará el poder de Dios a través tuyo.

Preguntas para debatir

1.¿Por qué temen loa hombrea perder su independencia?

2. En 2 Samuel 23:15, ¿por qué ansiaba David tener un vano
de agua del pozo de Belén? ¿Qué era lo que necesitaba
realmente? ¿Por qué?
3. ¿Ha habido veces en que te faltó la esperanza y necesitaste
de un amigo que te escuchara? ¿Cuándo?
4. ¿Cómo pueden hacer para escuchar mejor?
5. ¿Qué puedes hacer para alentar mejor? Para encontrar
sugerencias, repas a cómo Jonatán alentó a David.
6. ¿Por qué la mayoría de loa hombrea tiene pocos o ningún
compinche?
7. ¿Qué tendrías que hacer para tener un compinche? ¿JI para
ser un compinche?
8. ¿Por qué ea importante que tengas amigos mntimoa en la
batalla por tu corazón?
L os veranos en Nuevo México, donde crecí, son calurosos y secos.
Cada día es perfecto, con el cielo azul y el zumbido de los insectos.
De niño, disfrutaba los calurosos meses de verano jugando béis-
bol y pasando el tiempo con mi perro, un pastor alemán llamado
Jocko.
Mi hermana también tenía un perro, llamado Sweet Thing. Era
un perro callejero de pelo corto que pesaba nueve kilos, que un
día apareció en nuestro jardín y nunca más se fue. No tardé mucho
en darme cuenta que Sweet Thing era territorial y vigilaba nuestro
jardín como un centinela. Se acostaba en el porche del frente con
su hocico entre sus patas estiradas y vigilaba el jardín; sus ojos
marrones iban de un lado a otro. Cada vez que un perro extraño
ponía una pata en nuestra propiedad, Sweet Thing lo atacaba como
un rayo.
El tamaño que Sweet Thing no tenía lo compensaba con valen-
tía. Desafortunadamente, el perro callejero no notaba la diferencia
entre un chihuahua y un dóberman. Recuerdo un día caluroso de
verano en particular, cuando un rottweiler llegó trotando a nuestro
jardín. Sin dudarlo ni un momento, Sweet Thing lo atacó. ¡Qué mala
 104 ° SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
idea! El perro más grande apretó rápidamente sus mandíbulas en
el cuello de nuestro perro y lo sacudió brutalmente de un lado a
otro.
Odio pensar lo que hubiese ocurrido si Jocko no
hubiera escuchado a Sweet Thing aullar de dolor,
Cuando luchamos saltado sobre la cerca del patio posterior y corrido
por lo que es al rescate. Cuando el rottweiler vio a Jocko aproxi-
i mportante para marse, soltó a Sweet Thing como si fuese un hueso
Dios, incluyendo el rancio y escapó. Los dos perros lo persiguieron por
defender nuestro unos segundos y luego volvieron al jardín.
corazón del Sospecho que si Sweet Thing hubiese podido
enemigo, la victoria hablar, le hubiese dicho a Jocko: "¡Supongo que le
ya es nuestra si di una lección!"
confiamos en el Un día me di cuenta que Sweet Thing nunca
poder de Dios. atacaba a un perro más grande a menos que Jocko
estuviese cerca. El perro callejero de nueve kilos de
mi hermana comprendía una verdad fundamental:
Sweet Thing + Jocko = Victoria.
Sin pasar por ser simplista, creo que necesitamos aprender una
verdad similar. En la batalla por nuestras almas nos enfrentamos a
un enemigo peligroso, al que no podemos vencer solos. La buena
noticia es que tenemos un aliado que nos asegura la victoria. A la
luz de ese hecho, no debemos olvidar nunca una verdad básica: en
la batalla por mi corazón, Dios + Yo = Victoria.
Una cosa es reconocer la validez de esa fórmula. Pero es tan
difícil ponerla en práctica en el calor de la batalla como lo es ences-
tar un tiro libre decisivo en el último segundo de un partido de
baloncesto. Sin embargo, eso es precisamente lo que los valientes
de David hicieron. Después que Eleazar venciera a los filisteos sin
ayuda de nadie, leemos: "Aquel día el SEÑOR les dio una gran victo-
ria" (2 Samuel 23:10). Más adelante, después que Sama defendiera
con éxito su campo sembrado de lentejas, se nos dice: "El SEÑOR les
dio una gran victoria" (2 Samuel 23:12). La palabra hebrea usada para
SEXTA BATALLA: LUCHA POR UNA FE SÓLIDA 105
"victoria" expresa liberación o salvación llevada a cabo por Dios a
través del hombre. Estos hombres se dieron cuenta que si trataban
de honrar a Dios y confiaban en él, recibirían un poder sobrenatu-
ral. Sabían que ningún enemigo puede vencer - a un hombre así.
Lo mismo ocurre hoy en nuestro caso. Cuando luchamos por
lo que es importante para Dios, incluyendo el defender nuestro
corazón del enemigo, la victoria ya es nuestra si confiamos en el
poder de Dios. Tenemos una oportunidad diaria para vivir como los
soldados más valientes de David al participar en el combate espiri-
tual y pelear la sexta batalla: la batalla por una fe sólida. Esto exige
que desarrollemos tres edificadores de fe que arraigarán nuestra
hombría en el poder de Dios.
EDIFICADOR DE FE #1: CONFIAR EN EL PODER DE
DIOS EN CRISTO
Cuando David llamó valiente a Sama, cambió su identidad de Des-
perdicio a Guerrero. Para los que seguimos a Jesús, es imperativo
que nos demos cuenta de que somos hombres nuevos en Cristo.
Independientemente de tu trasfondo o tus experiencias pasadas,
eres un hombre nuevo si has confiado en Cristo como tu Salvador
personal. Pablo le dijo a los gálatas: "He sido crucifi-
cado con Cristo, y ya no vivo yo sino que Cristo vive
en mí" (Gálatas 2:20). El viejo Pablo, todo lo que era Dios ha dejado una
antes de conocer a Cristo, murió en la cruz. Después intrincada filigrana
de su conversión, fue una persona nueva, unida con a semejanza de
Jesús en su resurrección. Cristo en nuestra
En Romanos 6:6-8, leemos: "Sabemos que nues- vida.
tra vieja naturaleza fue crucificada con él para que
nuestro cuerpo pecaminoso perdiera su poder, de
modo que ya no siguiéramos siendo esclavos del
pecado; porque el que muere queda liberado del pecado. Ahora
bien, si hemos muerto con Cristo, confiamos que también viviremos
con él."
106 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
El elemento más importante para pelear la guerra espiritual
yace en nuestra identidad en Cristo. Dios ha dejado una intrincada
filigrana a semejanza de Cristo en nuestra vida. Su diseño único se
hace visible cuando ponemos nuestra fe en Dios. En ese momento,
el poder de Cristo y su fuerza ilimitada nos impulsan a la victoria.
Eres un nuevo hombre
Gracias a esa realidad espiritual, hemos sido cambiados tan radical-
mente como una oruga que se ha transformado en mariposa. Esta
verdad es crucial para combatir las presiones de nuestra cultura
que nos tientan a basar nuestra identidad en lo que poseemos y en
quienes conocemos. Dios dice que nuestra trascendencia no está
basada en nuestros ingresos o influencia. Está basada en quienes
somos en Jesús.
Todo fluye de nuestra identidad nueva. Dios nos ha llamado a la
batalla y nos ha equipado para ganar. Pero la batalla es espiritual.
Tenemos disponible un tanque del poder de Dios, pero no debe-
mos beber un sorbo usando una pajilla. Cuanto más profundamente
bebamos de la vida de Cristo, más experimentaremos la victoria en
nuestra vida diaria.
¿Quién puede intimidar a Superman?
Siempre he creído que en una batalla de superhéroes, Superman
ganaría sin duda alguna. Es más poderoso que una locomotora,
puede volar más rápido que una bala, puede ver a través de obje-
tos y tiene una piel más resistente que el blindaje de un tanque
de guerra. Su única debilidad es la kryptonita, que son fragmentos
de la explosión de su planeta natal. Sin kryptonita, nadie podría
detener a Superman.
Es decir, nadie excepto Superman. En la película Superman 11,
el hombre de acero viaja a una fortaleza en el Ártico donde renun-
cia voluntariamente a sus superpoderes para poder vivir con una
mortal, Luisa Lane. En el viaje de regreso a Metrópolis, la pareja se
SEXTA BATALLA: LUCHA POR UNA FE SÓLIDA 107
detiene en un pequeño restaurante para comer un perro caliente.
Luisa se sienta al final del mostrador y Clark Kent se dirige al baño.
En su ausencia, un matón del lugar llamado Rocky se apropia del
asiento de Clark.
Al volver, Clark desafía a Rocky a pelear.
—¿Quieres salir fuera del restaurante? —pregunta Clark.
—Después de ti, Cuatro Ojos —dice Rocky. Cuando Clark se da
vuelta para salir, Rocky lo golpea duramente desde atrás. Clark cae
al piso sangrando. Luisa se arrodilla para consolarlo. Un momento
después, Clark se pone de pie con dificultad y ataca con determina-
ción a Rocky, que nuevamente lo derriba de un golpe.
Mi escena favorita de la película se produce cerca del final
cuando Clark, con renovados superpoderes, vuelve al pequeño
restaurante y tiene una revancha con Rocky. Aunque la apariencia
de Clark es la misma por fuera, ha ocurrido un cambio interior. En
lugar de intimidar a Clark y molerlo a golpes, Rocky se sienta impo-
tente en una silla mientras Clark lo hace girar como las paletas de
un ventilador de techo.
La fantasía de Superman ilustra la transformación que ocurre
cuando confiamos en Cristo como nuestro Salvador. Aunque no
podemos detener un tren o volar más rápido que una bala, posee-
mos no solamente la santidad de Dios sino también su fuerza sobre-
natural. El Dios viviente ha venido a vivir en nosotros; nos libera del
poder del pecado y nos da la fuerza que necesitamos para vivir de
manera victoriosa. Siempre y cuando confiemos en que Cristo vive
en nosotros, nuestras vidas expresarán el carácter de Dios.
Estoy seguro de que la mayoría de los hombres del antiguo
Israel conocía el poder de Dios. Durante el transcurso de sus vidas
habían escuchado historias de cómo Dios había sacado a su pueblo
de Egipto y lo había llevado a la Tierra Prometida. Habían visto
cómo Dios los dirigía. Incluso sabían que él había prometido: "Per-
seguirán a sus enemigos, y ante ustedes caerán a filo de espada.
Cinco de ustedes perseguirán a cien, y cien de ustedes perseguirán
 108 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
a diez mil, y ante ustedes sus enemigos caerán a filo de espada"
(Levítico 26:7 8).
-
A pesar del hecho de que cada hombre en Israel durante el
tiempo de David tuvo acceso a esa promesa y pudo haber sido un
canal para el poder de Dios, sólo un puñado fue soldados valientes.
Estos pocos creyeron que Dios + Yo = Victoria. Confiaron en la fuerza
de Dios y se convirtieron en conductos de su poder.
Ellos no son los únicos. La Biblia narra las historias de otros
hombres que confiaron en Dios y comprendieron su poder.
Moisés confió en Dios y vio el Mar Rojo dividirse.
Josué confió en Dios y vio caer los muros de Jericó.
Sansón, lleno del Espíritu de Dios, despedazó un león a mano
limpia.
Elías confió en Dios y vio resucitar al hijo de una viuda.
Pablo confió en Dios y vio venir a la fe en Cristo
a una cantidad innumerable de personas como
Aunque no resultado de su predicación, aunque él no se consi-
podemos detener deraba un buen orador (ver 1 Corintios 2:3 5).
-
un tren o volar más Estos hombres no fueron grandes porque
rápido que una bala, poseían una inteligencia superior o fuerza física.
poseemos no sola- Fueron grandes porque confiaron en el poder de
mente la santidad Dios. Eso es algo que tú y yo podemos hacer cada
de Dios sino día de nuestras vidas. No significa necesariamente
también su fuerza que veremos a Dios resucitar a una persona o sepa-
sobrenatural. rar las aguas de un río, pero sí significa que percibi-
remos su poder permitiéndonos vivir de la manera
que él quiere que vivamos y tener un rol poderoso
en la obra de Dios en el mundo.
Esta afirmación no es pura ilusión. Dios ha prometido dar rienda
suelta a su fuerza a través de nosotros. Antes de ascender al cielo,
Jesús dijo: "Pero cuando venga el Espíritu Santo sobre ustedes, reci-
birán poder" (Hechos 1:8).
Como creyentes en Jesús, no necesitamos preguntar si tenemos
SEXTA BATALLA: LUCHA POR UNA FE SÓLIDA .i 109
poder. Ya lo tenemos. No necesitamos preguntarnos si Dios nos dará
la victoria. Ya es nuestra. Cuando Clark Kent volvió al pequeño res-
taurante y confrontó a Rocky, no necesitó más fuerza. Simplemente
necesitó usar la fuerza que residía en él. De la misma manera, debe-
mos confiar que Jesús nos permitirá experimentar el poder y la victo-
ria que ya poseemos en él, y recordar que, como vimos en el capítulo
cuatro, el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad.
La próxima vez que te encuentres en una batalla espiritual, no
trates de pelear usando tu propia fuerza. Esa es una fórmula para
el fracaso. No puedes derrotar al maligno confiando en tu propio
poder más de lo que puedes tejer una cuerda de seda usando sal.
En cambio, podemos ir a Dios y decir: "Gracias por liberarme de
mi debilidad, y gracias porque el Espíritu Santo ahora vive en mí.
Ahora mismo estoy confiando en que me darás el poder para hacer lo
que es correcto y para experimentar la victoria que ya tengo en ti."
EDIFICADOR DE FE #2: CONFIAR EN LA PRESENCIA
DE DIOS
Creo que una razón por la que no confiamos en Dios cuando somos
tentados es porque no podemos verlo. Dado que no podemos ver a
Dios, tratamos de sentir el brillo cálido de su presencia con nues-
tras manos emocionales extendidas. Y si no lo sentimos, deducimos
falsamente que no está allí. O pensamos que está allí, pero que no
está disponible para ayudarnos.
Al mismo tiempo, sentimos la súplica de nuestra carne bus-
cando una gratificación sensual, nuestra desesperación clamando
por una migaja de esperanza, nuestro orgullo anhelando reivindi-
cación y nuestra amargura buscando revancha.
Nuestro problema es que vivimos en un mundo tridimensional y
Dios vive en una dimensión espiritual paralela. Él está con nosotros
aunque no podamos verlo o sentirlo, como los rayos ultravioletas
o las ondas de radio.
El Dr. Hugh Ross, un astrofísico, nos proporciona una excelente
 11 0 g5 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
ilustración. Sugiere que imaginemos que la imagen bidimensional
de una pantalla de televisión en realidad constituye un mundo de
dos dimensiones. Si pones la yema del dedo en la pantalla, ¿qué
vería la gente en un mundo bidimensional? La yema del dedo sería
una imagen plana, redonda y bidimensional que se asemejaría a
un punto. Nadie de ese mundo sería capaz de ver o comprender la
profundidad, más de lo que una persona ciega podría comprender
lo que es el color.
Si entraras a ese mundo bidimensional y le contaras a la gente
cómo es el mundo tridimensional que existe fuera del de ellos, algu-
nos creerían. Pero nadie tendría la percepción de la profundidad.
Tendrían que aceptar la existencia de ese mundo
por fe.'
Nuestros senti- De la misma manera, Dios no sólo existe del
mientos no son otro lado de la galaxia. Él está con nosotros. Oca-
confiables cuando sionalmente se ha dado a conocer a través de la
se trata de percibir aparición de ángeles, un mensaje a los profetas o,
la presencia de en el caso de Moisés, una zarza ardiente. Su mani-
Dios. Él está allí, festación más grande ocurrió cuando de hecho se
pero nuestra antena hizo hombre en Jesucristo. Juan dijo que él y otros
espiritual no siem- vieron a Jesús con sus propios ojos y lo tocaron con
pre recibe la señal. sus manos (1 Juan 1:1).
El desafío que enfrentamos es creer en la pre-
sencia de un Dios que no podemos ver o tocar. Jesús
comprendió la dificultad de esa fe. Después de la resurrección, Jesús
le dijo a Tomás: "Porque me has visto, has creído; ... dichosos los
que no han visto y sin embargo creen" (Juan 20:29).
Algunas veces, sentimos la presencia de Dios a un nivel emo-
cional profundo. Pero nuestros sentimientos no pueden detectar
la presencia de Dios de manera confiable. Somos como un viejo
televisor en blanco y negro con una antena dañada. A veces la
recepción es clara, pero otras veces sólo vemos rayas horizontales
intermitentes. Para mejorar la recepción, movemos la antena una
SEXTA BATALLA: LUCHA POR UNA FE SÓLIDA III
que otra vez. Pero aunque no podamos ver la imagen, las señales de
televisión llenan la habitación alrededor del televisor. Del mismo
modo, nuestros sentimientos no son confiables cuando se trata de
percibir la presencia de Dios. Él está allí, pero nuestra antena espi-
ritual no siempre recibe la señal.
Yo solía pedirle a Dios que pudiese verlo. Nunca se manifestó,
al menos de la forma que yo esperaba. No puedo evitar pensar que
mi fe sería más sólida si se aparecieran uno o más ángeles como lo
hicieron con el criado de Eliseo.
Es una ilustración impresionante de la existencia de Dios en
una dimensión paralela. En 2 Reyes capítulo 6, leemos que el rey
de Siria estaba en guerra con el rey de Israel. Después de una serie
de reveses militares, el rey de Siria descubrió que Dios estaba reve-
lando sus planes de batalla al profeta Eliseo, quien se los pasaba
al rey de Israel. El rey envió un ejército a Dotán, la ciudad natal de
Eliseo, para tratar de matar al profeta.
Cuando el criado del profeta se levantó para salir, vio la ciudad
rodeada por un ejército enemigo con caballos y carros de combate.
Aterrorizado, le preguntó a su amo: "¿Qué vamos a hacer?" No es
una mala pregunta si consideramos la circunstancia aparentemente
tan desesperada.
El profeta respondió con calma: "No tengas miedo.... Los que
están con nosotros son más que ellos" (2 Reyes 6:16).
No creo que el criado de Eliseo haya apoyado la evaluación del
profeta. Su visión perfecta le decía que un ejército poderoso los
rodeaba. Pudo haberse frotado los ojos y tratado de mirar nueva-
mente, pero las probabilidades no parecían estar a su favor.
Al percibir el temor de su criado, Eliseo oró: "Señor, ábrele .. .
los ojos para que vea" (2 Reyes 6:17). Un milagro ocurrió inmediata-
mente. Dios le permitió al criado de Eliseo ver la dimensión espiri-
tual. El texto dice: "El Señor así lo hizo, y el criado vio que la colina
estaba llena de caballos y de carros de fuego alrededor de Eliseo"
(2 Reyes 6:17).
112 " SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
Yo me pregunto, ¿ vio Eliseo los ángeles desde el principio, o
simplemente creía que estaban allí?De cualquier manera, vivió con
una aguda percepción de la presencia de Dios. Creo que si Dios
"abriese nuestros ojos" de modo que pudiésemos ver la dimensión
espiritual, veríamos al Espíritu Santo, con una multitud de ángeles,
siempre a nuestro lado.
Esa afirmación se basa en la revelación bíblica. Jesús mismo
prometió: "Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador
para que los acompañe siempre" (Juan 14:16). El autor de Hebreos
nos recuerda la promesa de Dios: "Nunca te dejaré; jamás te aban-
donaré" (Hebreos 13:5). En otra parte pregunta: "¿No son todos los
ángeles espíritus dedicados al servicio divino, enviados para ayudar
a los que han de heredar la salvación?" (Hebreos 1:14).
La fuente de su poder no está al otro lado de la habitación, al
final de la calle o del otro lado de la ciudad. Está dentro de ti y junto
a ti. Está más cerca que tu sombra. Como Sweet Thing, el perro de mi
hermana, cuando necesites ayuda todo lo que debes hacer es clamar.
Dios escuchará tu llamado y liberará su poder a través de ti.
Nunca debes olvidar que el enemigo no te teme a ti, le teme
a tu Dios. En el momento que llames a Dios, el maligno huirá y tu
espíritu se fortalecerá. El Dios que está presente espera que confíes
en él más que en ti mismo. El Señor de los Ejércitos despierta al gue-
rrero que está dentro de ti y el Dios de la creación te fortalece.
Por supuesto, puedes saber esto y nunca convertirte en un
hombre valiente. Para llegar a ese punto se necesita otro edifica-
dor de fe.
EDIFICADOR DE FE #3: DISCIPLINAS ESPIRITUALES
Hace poco, vi una 4ta.
entrevista que le hicieron al Coronel Ted Martin,
comandante de la División de Infantería, llamada con orgullo los
Buffalo Soldiers. Por semanas, la más poderosa fuerza de combate
de Estados Unidos esperó en barcos frente a la costa de Turquía
mientras la guerra proseguía con furia en Irak.
SEXTA BATALLA: LUCHA POR UNA FE SÓLIDA 14,(i 113
—¿Están listas sus tropas? —preguntó el periodista Geraldo
Rivera—. ¿0 se enmohecieron en los barcos?
—No señor. Aprovechamos el tiempo para entrenarnos.
—¿Están listos sus tanques para el desierto?
—Sí, señor. Pasamos un mes en el desierto en Estados Unidos.
Viajamos 800 kilómetros por la arena para prepararnos para lo que
enfrentaríamos aquí. Somos la fuerza de combate mejor entrenada,
mejor equipada y más disciplinada del mundo.
Mientras Geraldo terminaba la entrevista, no podía dejar de
admirar la preparación
4ta.
y el entrenamiento al que fueron sometidos
los miembros de la División de Infantería y otras fuerzas milita-
res de Estados Unidos. Su disciplina dio resultados. El ejército y sus
aliados liberaron al pueblo de Irak del reino de Saddam Hussein en
menos de un mes.
Quienes participamos en la guerra por nuestro corazón debe-
mos practicar la disciplina espiritual. Tenemos que prepararnos
para el combate espiritual como si de él dependiera nuestra vida.
Ya que ¡así es!
A lo largo de este capítulo, he destacado la
importancia de nuestra identidad en Cristo. Él es la
Tenemos que
fuente de nuestra vida y poder. Sólo él nos trans-
prepararnos para el
forma a su imagen por gracia. Sin embargo, aunque
combate espiritual
la gracia es el medio por el cual Dios nos cambia,
como si de él
debemos preparar nuestros corazones para que su
dependiera nuestra
gracia sea liberada.
vida. Ya que ¡así es!
El apóstol Pablo dijo: "El que siembra para agra-
dar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma natu-
raleza cosechará destrucción; el que siembra para
agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna" (Gálatas 6:8).
En su libro Alabanza a la Disciplina, Richard J. Foster señala que un
agricultor es incapaz de hacer crecer granos. Puede proporcionar
las condiciones adecuadas para que crezca el grano. Puede arar la
tierra, plantar la semilla e irrigar el suelo, pero después, todo lo
114 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
que puede hacer es permitir que las fuerzas naturales de la tierra
tomen el control. Después de semanas, la vida en la semilla germina
y emerge una planta.
Del mismo modo, las disciplinas espirituales no producen cre-
cimiento espiritual. Las disciplinas son "la manera en que Dios nos .
pone en la tierra; ellas nos colocan donde él puede obrar dentro de
nosotros y transformarnos."' Son el medio ambiente donde la gracia
de Dios puede producir la vida de Cristo en nosotros.
Al igual que un soldado se debe preparar para la batalla mediante
una rigurosa rutina de entrenamiento, nosotros también debemos
prepararnos para la batalla disciplinándonos espiritualmente.
Jamás he conocido un hombre que haya crecido espiritualmente
sin practicar disciplinas espirituales regularmente. Al animar a los
hombres a fortalecer al guerrero interior, les sugiero que hagan una
rutina diaria de las siguientes cuatro disciplinas espirituales.
I. Leer la Biblia. Si no practicas este hábito, empieza de a poco,
tal vez con un capítulo por día. Si encuentras un versículo que
es particularmente relevante, memorízalo. Antes de leer, pídele
a Dios que use su palabra para mostrarte un área de tu vida en
particular que necesites cambiar. Pídele que te hable. Al leer,
contesta dos preguntas: I) ¿Qué significa este pasaje? 2) ¿Cómo
puedo aplicarlo hoy a mi vida?
2. Orar. Animo a los hombres a que compren un diario personal y
escriban sus metas. Yo identifico anualmente mis metas espiri-
tuales, físicas, relacionales y profesionales. Te beneficiará revi-
sarlas diariamente y traerlas ante Dios. He descubierto que si
oro en la noche sin el diario personal, mi mente divaga y pierdo
la concentración. O bien entro en una meditación profunda y
no salgo de ella hasta la mañana siguiente. Un diario me ayuda
a permanecer concentrado y me permite recordar la fidelidad
de Dios. Puedes escribir los nombres de los miembros de tu
familia y de tus mejores amigos, y anotar una petición por cada
SEXTA BATALLA: LUCHA POR UNA FE SOLIDA 115
nombre junto con una fecha. Conserva un registro de lo que
Dios ha hecho a medida que tus oraciones sean contestadas.
3.Expresar amor a tu familia. Dedica tiempo cada día a decir-
les a tu esposa y a tus hijos que los amas. Si eres soltero, toma
por costumbre expresar aprecio a tu familia, amigos y compa-
ñeros de trabajo. Aunque mis hijos ya no viven en casa, trato
de hablar con ellos diariamente. Cada día, celebro la belleza
de mi esposa y le digo lo mucho que la amo. Recientemente le
pregunté a Cindy si no se cansaba de mis expresiones de amor y
aprecio. Su respuesta fue inmediata: "¡De ninguna manera!"
4.Mantener la pureza sexual. Comienza cada día con el com-
promiso nuevo de no permitir que tus ojos busquen o se posen
en una imagen erótica. Si estás casado, concentra tus pensa-
mientos en tu esposa. Piensa en imágenes que sabes que com-
placerán a Dios. Recuerda, sólo tú controlas tus ojos; ellos son
la entrada principal por la que ingresa la impureza a tu corazón.
Si estos hábitos no son parte de tu vida, te animo a que empie-
ces de a poco: tal vez tres a cinco minutos de lectura bíblica y ora-
ción. Puedes ir aumentando gradualmente la cantidad de tiempo.
De vez en cuando alguien me pregunta por qué sólo animo a los
hombres a dedicar tan poco tiempo a estas disciplinas. No es que
quiera que dediquen sólo esa cantidad de tiempo. Más bien, quiero
que se fijen metas alcanzables.
Supón que un hombre excedido de peso y en mala forma física
se acerca a un entrenador personal y le dice: "Quiero ponerme en
forma." Le muestra al entrenador una fotografía de cómo quiere que
se vea su cuerpo: abdominales que luzcan como una tabla de lavar
ropa, músculos pectorales de acero y bíceps como cerdos gigantes
luchando en tripas de salchichas.
¿Le diría el entrenador: "Quiero que mañana corra once kilóme-
tros y haga ejercicios con pesas durante una hora"? ¡Por supuesto
que no! Establecería ejercicios livianos para el cliente. Con el

116 " SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR
tiempo, la rutina de ejercicios se ampliaría. Si el hombre siguiera
fielmente el régimen, su cuerpo comenzaría a parecerse al de la
fotografía.
De igual manera, si quieres parecerte a Jesús, debes hacer ejerci-
cios. Debes seguir una disciplina. Si quieres crecer espiritualmente,
comprométete a seguir un régimen diario de disciplinas espirituales
que puedas continuar. Los psicólogos han descubierto que después
de que alguien ha hecho algo por veintiún días consecutivos, se
transforma en un hábito. Una vez que has desarrollado un hábito,
puedes expandirlo.
Me gusta recordarles a los hombres que incluso un cambio
pequeño en su conducta puede transformar radicalmente sus
vidas. Supón que un avión parte de Londres y se dirige a Seattle,
Washington. Si el piloto realizara un cambio de uno por ciento en
la trayectoria del avión, terminaría en Portland, Oregón, un destino
muy diferente del que el piloto había planeado. En forma similar,
un cambio pequeño en la trayectoria de tu vida te llevará a un lugar
mucho mejor en un año.
Hay otra razón por la que te pido encarecidamente que comien-
ces una rutina espiritual que puedas continuar. Al encontrarte con
Dios cada día, experimentarás su presencia y poder de una manera
nueva. Como dijo el salmista: "Prueben _y vean que el SEÑOR es
bueno" (Salmos 34:8). Al experimentar la bondad de Dios, desearás
pasar más tiempo con él. Desearás ardientemente su Palabra y cele-
brarás la manera en que él la usa para cambiar tu vida. Si tus metas
iniciales son demasiado elevadas, te desalentarás porque no podrás
cumplirlas regularmente. O estarás tan concentrado en cumplir con
las cosas de tu lista que simplemente podrías no tener tiempo para
disfrutar de estar en la presencia de Dios.
EL DÍA DE SAN CRISPÍN
Un fragmento de Enrique V, la obra de Shakespeare, puede ser una
motivación dramática cuando busquemos ser transformados de
SEXTA BATALLA: LUCHA POR UNA FE SÓLIDA 6; 117
hombres pasivos a hombres valientes. Impulsado a reclamar a la
corona francesa y recuperar ciudades de Francia que una vez habían
pertenecido a Inglaterra, Enrique V conduce a sus tropas a través
del noroeste de Francia, capturando una ciudad tras otra. Aunque
los ingleses son los vencedores, el precio es muy alto. Consciente
del debilitamiento de las tropas de Enrique, debido a la disentería
y a la distancia de Inglaterra, los franceses bloquean con éxito el
desplazamiento de Enrique hacia un puerto que espera usar para
volver a casa.
Cuando los ingleses consideran la fuerza abrumadora de los
caballeros franceses, sus pesadas armaduras y su habilidad para el
combate, su moral se desploma. Mientras los dos ejércitos se pre-
paran para la batalla de Azincourt, el rey Enrique V, interpretado
por Kenneth Branagh en la versión cinematográfica de 1989, oye
por casualidad a su primo Wesmoreland decir: "¡Oh, si ahora tuvié-
semos aquí tan sólo diez mil de esos hombres que hoy no trabajan
en Inglaterra!"
Un momento después, el rey se dirige a su ejército pronunciando
el llamamiento a las armas más inspirador jamás escrito. Las palabras
de Shakespeare, escritas casi doscientos años después de la batalla
de Azincourt (1415), permanecen como una expresión dramática de
lo que significaba el liderazgo piadoso en la Edad Media.
Si ea tamoa deatinadoa a morir, aomoa au4icientea
Para que nueatro pala noa pierda; pero al hemoa de vivir,
Cuanto menoa aean loa hombrea, mayor aerá el honor de
cada uno.
Noaotroa pocoa, telicea pocoa, noaotroa, grupo de
hermanoa;
Aquel que hoy vierta au aangre conmigo
Será mi hermano; por villano que aea,
Cate día enaltecerá au condición: no hará miembro de la
pequeña nobleza, aunque aea un plebeyo]
118 SEIS BATALLAS QUE TODO HOMBRE DEBE GANAR SEXTA BATALLA: LUCHA POR UNA FE SÓLIDA ' 119

y loa caballeros que ahora están en el lecho en Inglaterra
Se conaiderarán malditos por no haber estado aquí,
,y tendrán su virilidad en poco ante cualquiera al que oiga
decir
Que luchó aquí, con noaotroa, en el día de San Criapín. .. .
Todo está preparado, al lo están nuestras mentes. *3
¿Quieres ser uno de esos valientes? Espero que sí. De ser así,
alístate ahora mismo para pelear en las seis batallas y descubre
de primera mano cómo Dios puede transformarte y usarte para
fortalecer a tu familia y a otros hombres. La batalla se desarrolla
mientras lees estas palabras.... Toma tu espada y participa en la
lucha.

Después de la inspiradora arenga del rey, cada hombre del ejér- Preguntas para debatir
cito está concentrado y siente que puede derrotar por sí solo al
i. ¿Cómo afecta tu identidad en Cristo la manera en que
enemigo. Se desata una batalla encarnizada, y el rey Enrique lucha
luchad en la guerra eopiritual?
en el frente, balanceando ferozmente su espada. Los espadachines
ingleses son ampliamente superados en número y enfrentan al ene- 2. ¿En qué ae asemeja la batalla de Superman contra Rocky a
migo en todas direcciones, pero siguen luchando. Cuando la batalla tu batalla contra Satanás y tu carne?
termina y se cuentan los cuerpos, los británicos han prevalecido.
3. ¿Por qué la mayoría de loa hombrea en el antiguo Israel no
Cuando vi la película por primera vez, lloré al escuchar las pala-
vivió como loa grandes guerreros (Levítico 26:7-8)?
bras del rey Enrique. Yo sentí que hoy, como entonces, Dios está
buscando unos pocos hombres para hallar el honor en la batalla, 4. Lee 2 Reyes. 6:15 17. ¿Cómo cambiaría semejante violón la
-

unos pocos hombres que se unirán con sus hermanos y pelearán la manera en que enfrentan la guerra eopiritual?
buena batalla. Hombres que luchen diariamente por:
5. ¿De qué manera te ayuda la percepción consciente del
• su identidad poder y la presencia de Dioa en la batalla por tu corazón?
• su santidad personal 6. ¿Qué debes hacer para beneficiarte del poder de Dios.?
• su familia ¿Cómo debes pencar o actuar?
• resistir en el dolor
7. ¿Por qué son tan importantes las diaciplinaa eapiritualea
• sus amigos
en la batalla por tu corazón?
• una fe sólida
8. ¿Qué pa000 dardo. para fortalecerte espiritualmente?
Dios está buscando hombres que peleen en esas batallas con la
convicción de que están involucrados en el gran conflicto angélico.
Están convencidos de que nada más importa cuando se lo compara
con conocer a Dios y pelear a su lado.
He incluido sólo unas porciones del discurso de Enrique para ser breve. Si quieres leer el discurso
entero, encuentra una traducción de Enrique V o teclea "discurso del día de San Crispín" en una página
de búsqueda.