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RESUMEN
Este trabajo evidencia las tendencias académicas respecto al concepto jurídico del
matrimonio desde la perspectiva analítica de la autora. El matrimonio, por ser una
institución protegida por el Derecho, siempre ha estado actualizándose conforme a las
necesidades sociales; primero como institución religiosa (Concepción Romana, Católica
y Anglicana), después como contrato civil independiente de cualquier credo, y
actualmente como institución mixta (esto es, religiosa y civil). Sin embargo, sus
elementos esenciales siempre han sido los mismos, el vínculo entre un hombre y una
mujer, basado en el amor o en la afecctio maritalis, con el propósito de vivir juntos,
procrear y auxiliarse mutuamente. Esta reflexión se divide en tres capítulos; el primero
dedicada a la descripción y análisis de la evolución hisótorica del concepto de matrimonio
y el tratamiento normativo actual, el segundo, a los nuevos modelos de familia y la
necesidad de regularlos y, finalmente, el tercero, hace un análisis de la expresiones
usadas por el legislador en el artículo 113 del Código Civil.
Palabras clave: matrimonio, concepto, jurídico, familia, artículo 113 del Código Civil.
Abstrac
This study evidence academic trends regarding the legal concept of marriage from the
analytical perspective of the author. Marriage, as an institution protected by law has
always been updated according to social needs; first as a religious institution (Conception
Roman Catholic and Anglican), then as a civil contract independent of any creed, and
currently as mixed institution (ie, religious and civil). However, its essential elements have
1
Egresada de la Facultad de Derecho de la Universidad Católica de Colombia; asistente judicial en Salazar
Abogados. Documento presentado como requisito de grado para obtener el título de “Abogada”. Contacto:
merlytaguaros@hotmail.com
2
always been the same, the bond between a man and a woman based on love or afecctio
maritalis, with the purpose of living together, procreate and help each other. This
reflection is divided into three chapters; the first devoted to the description and analysis
of the evolution of the concept hisótorica marriage and the current regulatory treatment,
the second to the new models of family and the need to regulate them and, finally, the
third, analyzes of the expressions used by Parliament under Article 113 of the Civil Code.
Keywords: marriage, concept, legal, family, Article 113 of the Civil Code.
SUMARIO
INTRODUCCIÓN
4
En la Holanda del año 1580, con el propósito de que los disidentes religiosos pudieran
contraerlo, el matrimonio se estableció como una institución de derecho civil, y, ya para
la Revolución Francesa, específicamente en la Constitución de 1971, se declaró que “la
ley no reconoce en el matrimonio más que un contrato civil”; situación que fue reafirmada
en Colombia por medio de la Ley 20 de 1792 y por el Código Civil de 1886; este último
llegó al punto de solo reconocer el matrimonio civil, sin embargo, la Ley del 27 de mayo
2 Se entiende por “etapa clásica del Derecho Romano” el estadio del Derecho Quinitario, caracterizado por la
religiosidad de las instituciones, que inició en el año 735 a.C. y que va hasta la aparición del Derecho Civil en el año
450 a.C., también caracterizado por la promulgación de la Ley de las XII Tablas (González, 1989; Rueda, 1985).
3 Monroy Cabra explica que “En Roma, la afecctio maritalis era la voluntad continua de los cónyuges de estar unidos
en el matrimonio; la convivencia constituía la base material y visible de la institución” (Monroy, 2001, p. 219).
5
Como se vislumbra, este trabajo se propone analizar el concepto jurídico actual del
matrimonio y su recepción en Colombia a través de la descripción de los postulados
doctrinarios y jurisprudenciales conocidos por quien lo realiza. Con este propósito se
divide en tres capítulos; el primero, dedicado a la evolución histórica del concepto y el
tratamiento normativo actual, el segundo, encargado de describir la jurisprudencia
vigente respecto al asunto y, el tercero, a un análisis de las expresiones utilizadas por el
legislador y la posibilidad de reforma del artículo 113 del artículo 113 del Código Civil 6.
4 La familia monógama, heterosexual y nuclear, es aquella comunidad de vida constituida por una pareja de hombre y
mujer y sus hijos. Puede verse al respecto las sentencias C-075 de 2007 (MP: Escobar, R.) y C-577 de 2011 (MP:
Mendoza, G.)
5 Cfr. Corte Constitucional. Sentencia C-577 de 2011. MP: Mendoza, G. En este fallo la Corte decidió: “EXHORTAR
al Congreso de la República para que antes del 20 de junio de 2013 legisle, de manera sistemática y organizada,
sobre los derechos de las parejas del mismo sexo con la finalidad de eliminar el déficit de protección que, según los
términos de esta sentencia, afecta a las mencionadas parejas (…) Si el 20 de junio de 2013 el Congreso de la
República no ha expedido la legislación correspondiente, las parejas del mismo sexo podrán acudir ante notario o juez
competente a formalizar y solemnizar su vínculo contractual”. Cabe aclarar que, llegada la fecha determinada por la
Corporación, el Congreso no había legislado respecto al tema y, por lo tanto, se autorizó a los notarios para celebrar
uniones civiles entre parejas del mismo sexo, con efectos parecidos a los del matrimonio.
6 Baste por ahora mencionar que en este artículo el Código Civil estableció el concepto normativo del matrimonio.
Lo primero por establecer para darle estructura a este artículo es la evolución histórica
del concepto “matrimonio” y el actual tratamiento normativo. El propósito es describir la
manera como se ha entendido desde sus orígenes esta institución del derecho civil y
como ha ido evolucionando la misma, de acuerdo a las necesidades del momento
histórico hasta llegar a la concepción actual que se caracteriza por ser dual, es decir, por
aceptar el matrimonio religioso y civil, establecida para vincular las personas
heterosexuales con el propósito de vivir juntos, procrear y auxiliarse mutuamente o, dicho
en otros términos, para constituir familia. El periplo propuesto en este primer capítulo
inicia con el derecho romano y termina con la promulgación del Código Civil Colombiano
vigente –con múltiples reformas- desde el 1 de enero de 1886.
Adicionalmente, cabe aclarar que el acto del matrimonio tiene efectos casi en todas las
ramas del derecho, por ejemplo, en el derecho penal, una persona esta exceptuada de
declarar contra su cónyuge7, mientras que en el derecho de la seguridad social el
cónyuge sobreviviente tiene derecho a una pensión o en el caso de la reciente
“sustitución pensional por cónyuge supérstite” en la cual se pueden acumular las
semanas de los cónyuges a efectos de obtener una pensión de vejez8. Como se percibe
en las disposiciones puestas como ejemplo se recurre al término cónyuge para designar
algunos derechos especiales de ciertas personas. Pues bien; la calidad de cónyuge se
adquiere por la celebración y registro del matrimonio, de ahí la importancia de ahondar
en la evolución de la concepción del mismo.
7 El artículo 385 del Código Penal vigente (Ley 599 de 2000) establece que. “Nadie podrá ser obligado a declarar
contra sí mismo o contra su cónyuge, compañero o compañera permanente o parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad o civil, o segundo de afinidad (…)” (Negrilla fuera del texto original).
8 Al respecto puede verse la Ley 100 de 1993 y sus respectivas reformas.
7
Es conveniente, antes de ahondar en el viaje que el lector hará en este momento por los
historia de la institución matrimonial, hacer una aclaración respecto a lo que en
gnoseología se entiende por “concepto”. Se parte de la base de que la gnoseología es
la rama de la filosofía que responde a la pregunta ¿cómo conocemos la realidad? Frente
a esta cuestión el realismo filosófico9 plantea que la realidad se conoce a través de los
sentidos10 (es decir, la realidad es aquellos fenómenos perceptibles). Otra posición, la
del idealismo filosófico11 plantea que la realidad es y se conoce a través del pensamiento.
Se podría decir, que, mientas que para el realismo la realidad depende del sujeto
pensante, para el idealismo, esta depende de quien la piensa.
Siguiendo los planteamientos del realismo filosófico, la realidad son fenómenos que
están fuera del hombre y los cuales son conocidos por los seres a través de los sentidos.
Ahora bien; cuando el hombre “conoce” una realidad (verbigratia, un ente) se crea pasa
sí un “concepto” de ella; es decir, una forma mental de lo que existe en la realidad. Al
respecto:
(…) conocer es poseer inmaterial o intencionalmente otras realidades. Esta posición tiene por
objeto lo que hemos denominado como <<forma>> de las cosas. Las formas son propiedades o
perfecciones que hacer ser las cosas lo que son. En el conocimiento se llega a la realidad: ver
una manzana es ver la manzana real, no una proyección de ella. Sin embargo, conocer la
9 El realismo filosófico es aquella postura que responde al problema de la gnoseología, aceptando que el conocimiento
de la realidad (del ente) se da a través de los sentidos y que participa de una forma más alta del ser. Que no comporta
el conocimiento del solo como una actividad intelectiva descriptiva, sino que le conecta con la aprehensión de unos
principios prescriptivos, los principios del derecho natural (Rojas, 2012).
10 La filosofía divide los sentidos en dos grupos, a saber; los externos y los internos. Esta división obedece al grado
de inmaterialidad de los mismos, es decir, a la cercanía o lejanía respecto de la realidad material. Desde esta
perspectiva, los sentidos externos son (en orden de más cercano a menos a la realidad material): (i) el tacto, (ii) el
gusto, (ii) el olfato, (iii) el oído y (iv) la vista. Siguiendo esta lógica, los sentidos internos, aquellos que integran la
experiencia captada por los sentidos externos de manera múltiple y disgregada y, consecuentemente, hacen explicita
la información recibida en un nivel mucho más significativo (dicho de otro modo, hacen una síntesis sensorial de la
realidad que captan los sentidos externos de manera analítica), son: (i) el sentido común o la percepción y (ii) la
imaginación. Un estudio detallado al respecto es el que contiene: (Lombo & Giménez, 2013).
11 También conocido como “inmanentismo”, es una postura filosófica que consiste en la tendencia a pensar que en
general la realidad es y existe gracias a la conciencia del ser que la percibe, es decir, gracias al “yo pensante” (lo que
genera subjetividad en el conocimiento, de ahí que sea el fundamento del devenir histórico). (Rojas, 2012).
8
Definir un concepto consiste en incluir este concepto en otro que sea más extenso, o en otros
varios que sean más extensos y que se encuentren, se toquen, precisamente en el punto del
concepto que queremos definir (…) (así mismo) Definir un concepto es enumerar una tras otra las
múltiples y variadas notas características de ese concepto. Un concepto tanto más abundante en
notas características, cuanto que es menos extenso; pues un concepto reducido necesita más
notas definitorias que un concepto muy amplio (García, 2010, p. 48)
Finalmente, baste con aclarar que el propósito de esta primera parte es encontrar el
concepto de matrimonio en las diferentes etapas de evolución, propuestas por la doctrina
(Monroy, 2001) respecto de esta institución. Para ello se recurre a verificar la definición
que se tenía y que se tiene en cada momento. Al final percibiremos las diferencias y
similitudes de cada una de ellas.
El Derecho Romano fue el conjunto de normas jurídicas que siguió la sociedad romana
desde la fundación de la ciudad (754-55 a.C.) hasta la muerte del Emperador Justiniano,
en el 565 (Rojas, 2008). Cabe recordar que la concepción del derecho como un arte, es
decir, la creación de la ciencia jurídica se le atribuye al genio romano (Hervada, 2014).
Desde esta perspectiva, el derecho romano son las instituciones jurídicas en su
manifestación más pura, es decir, en su etapa inicial. Como lo señala Rojas (2008) este
derecho es un producto histórico y su ciclo vital abarca más de trece siglos. Así las
cosas, son normas depuradas de los intereses políticos y religiosos que se le han
agregado a la ciencia jurídica a lo largo de los años.
Existen múltiples razones que avocan y justifican tanto el interés por el cultivo actual del
Derecho Romano (el cual es perceptible en el hecho de que la mayoría, si no todas, las
facultades de Derecho Colombianas tienen en su pensum académico un espacio para la
catedra de Derecho Romano), como inmediata utilidad práctica. Al respecto:
la estructura externa de nuestro cuerpo legal, sino en su contenido (…) (Así mismo) el Derecho
Romano es un modelo. La lógica de los jurisconsultos romanos, sus admirables ejemplos de
interpretación jurídica, su fino y certero instinto en la percepción del caso y en la aplicación de la
norma, son guías en la formación del jurista moderno y especialmente en la formación del Juez.
Una última razón se podía señalar en favor de la conveniencia del estudio del Derecho Romano,
siquiera esta no se refiera al jurista directamente. Es la necesidad del estudio de este Derecho
para comprender la historia de Roma (Rojas, 2008, p. 179)
León & Mazeaud (1959) señalan que “las civilizaciones primitivas consideraron el
matrimonio como un acto muy grave, del que dependía la perpetuidad de la familia y de
los cultos. Por eso tiene un carácter religioso” (p. 48). Según Jemolo (1954) el
matrimonio sólo existía respecto de los libres, por cuanto las relaciones entre esclavos o
entre libres y esclavos eran un contubernio, aunque terminaran por aplicarse a esas
uniones ideas y reglas propias del matrimonio. Esta unión podía contraerse, no con una
formalidad determinada, sino por la convivencia vivificada por el elemento intencional y
para un tiempo ilimitado.
En los orígenes del Derecho Romano el matrimonio “es un hecho social que se justifica
y fundamenta en la existencia y permanencia de la affectio maritalis (…) no se concebía
como una relación jurídica y, en consecuencia, su celebración no equivalía a la de un
negocio jurídico que se perfeccione como acto formal del derecho privado” (González,
1989, p. 161). Dicho de otro modo, en sus orígenes la conformación del matrimonio no
se concebía como la celebración de un acto jurídico de derecho privado sino como un
acto espiritual el cual duraría mientras los contrayentes tuvieran la intención de continuar
con él. Al respecto:
Los usos sociales determinaron que algunos actos más o menos rituales (nuptiae) acompañaran
con gran frecuencia el comienzo de la vida matrimonial entre el marido (vir) y la esposa (uxor).
Uno de ellos es la deductio in domum maritti o conducción de la mujer a la casa del marido en
medio del cortejo nupcial formado por parientes y amigos; cuando la esposa traspasa el umbral de
la casa, el marido le ofrece el agua y el fuego, que eran considerados elementos de la vida
(González, 1989, p. 161)
(…) para nosotros, los modernos, el matrimonio es una relación jurídica que nace de un contrato,
es decir, del consentimiento de las partes de quererse como marido y mujer. Para los romanos,
en cambio, era simplemente un hecho jurídico: una relación social productora de consecuencias
12
jurídicas: era la convivencia de un hombre con una mujer, animada por la affectio maritalis. Para
los modernos, se concluye, y a la verdad, con formas solemnes (civiles o religiosas); para los
romanos se constituía, o, por así decirlo, se lo convivía. Para los modernos es ordinario indisoluble;
para los romanos ni siquiera se puede decir, con todo rigor, que fuese disoluble, precisamente
porque no era una relación jurídica, sino solamente una relación de hecho determinada por la
convivencia y por la affectio maritalis (Pacchioni, 1922, p. 300)
Con lo expuesto hasta aquí se puede decir que los romanos entendían por matrimonio
aquella unión de hecho de un hombre (o esposo, vir) y una mujer (o esposa, uxor) con el
propósito de compartir sus vidas el cual duraba lo que lo que durará el afecto de los
esposos. Un concepto que a priori es muy distinto del actual, y que atravesó por los
cambios que la religión tuvo con la aparición de la Iglesia Católica y, posteriormente, la
Anglicana, las cuales fueron incorporándole elementos y dándole nuevos matices.
Conforme con esto, la Iglesia Católica, institución por antonomasia religiosa, empezó a
influenciar el matrimonio en Roma (pues como se dijo esta institución tenía un carácter
religioso) imponiendo ciertas normas para la celebración del mismo. Durante el Siglo X
la Iglesia reguló toda la materia del matrimonio e impuso la competencia de este a los
tribunales eclesiásticos. Con el paso de los años surgió el problema de determinar si el
matrimonio tenía validez por la simple manifestación del consentimiento, o, como
institución natural originada en la sexualidad humana, con la consumación a través del
acto sexual entre los contrayentes. El Decreto Graciano del año 1140 concilia las dos
tesis establecimiento que el matrimonio exigía el consentimiento previo y la posterior
consumación, para considerarse valido.
Posteriormente, Pedro Lombardo, teólogo escolástico y obispo del Siglo XII con vasta
influencia en el pensamiento Católico, conceptúo que el matrimonio es un sacramento 13
que los esposos se confieren por acto de voluntad. Subsiguientemente, el Concilio de
Letrán de 1215, sancionó con excomunión a los esposos casados clandestinamente,
aunque el matrimonio continuara siendo válido por ser un sacramento. Después, el
Concilio de Trento de 1563, estableció como formalidad del matrimonio que su
celebración, es decir, la manifestación de voluntad por el cual se iniciaba se hiciera in
12 Es pertinente indicar que el Emperador Diocleciano dividió el vasto Imperio Romano en dos con el propósito de
poder gobernarlo: la parte Oriental sería gobernada desde Bizancio, entre tanto, la parte Occidental por Roma.
(Meredith, 2005).
13 En la teología de la iglesia Católica los sacramentos son signos sensibles y eficaces de la gracia de Dios a través
de los cuales se otorga la vida divina; es decir, ofrecen al creyente el ser hijos de Dios (Meredith, 2005).
14
facie ecclesiae: esto es, ante el párroco de la feligresía de uno de los esposos: en la
tradición latina (del Derecho Romano) los ministros del sacramento eran los esposos y
el párroco un simple testigo (testis cualificatus).
La decisión de Clemente VII llevo a que la iglesia de Inglaterra, por conducto del Rey
Enrique VIII, se separará de la Iglesia Católica de Roma, gestándose así una nueva fe
conocida como anglicanismo, cuyo líder (respecto de la figura del Papa) sería el Rey.
Bajo esta lógica el Rey anulo su matrimonio y se casó con Ana Bolena.
La doctrina anglicana busco dividir el matrimonio, por una parte, en un sacramento, cuya
validez depende de la iglesia de Inglaterra, y, de la otra, en un contrato, que tiene efectos
civiles, de competencia de la jurisdicción laica. La reforma plantea un cambio radical a
la doctrina católica; a través del Edicto de Nantes14 se permitió a los protestantes,
quienes también se habían separado de la Iglesia de Roma por cuestiones teológicas,
casarse ante sus pastores. No obstante, posteriormente sus ministros fueron revocados,
y por lo tanto, los matrimonios perdieron su validez, por lo cual debieron volverse a
celebrar ante las autoridades católicas.
(La) revocación y expulsión de los ministros de la religión reformada tornaron la situación muy
difícil para los protestantes, a los que en 1698 se obligó a casarse de nuevo ante los sacerdotes
católicos. Los parlamentos, a partir del siglo XVIII, sancionaron con nulidad los matrimonios de los
protestantes celebrados en el desierto, es decir, clandestinamente. Tal situación era inicua y
censurada, inclusive por el clero católico. En vísperas de la Revolución, un edicto de 1787 debía
ponerle fin (Monroy, 2001, p. 220)
14El Edicto de Nantes fue firmado en abril de 1598 en Nantes (Francia) por el rey Enrique IV de Francia. Este fue un decreto que
autorizaba la libertad de conciencia y una libertad de culto limitada a los protestantes calvinistas. La promulgación de este
documento concluyó “las Guerras de Religión” que convulsionaron a Francia durante el siglo XVI. Enrique IV, líder principal del
protestantismo, se había convertido al catolicismo para poder acceder al trono (Linsay, 1986).
16
La concepción moderna del matrimonio, como contrato civil, tuvo sus orígenes en
Holanda en el año 1580 como un medio para regular la posición de los disidentes
religiosos, de las minorías que no tenían una organización de algún modo reconocida
por el Estado, de tal manera que se pudiera atribuir a sus ministros la facultad de celebrar
con efectos jurídicos. Esta forma de matrimonio, conocida hasta hoy como “matrimonio
civil”, era una forma de tolerancia religiosa y la partición del Estado era inicialmente
formal.
hasta 1865, remitía a la Iglesia la celebración del matrimonio, estatuyendo sobre los
efectos civiles de este.
15El artículo 42 de la Norma de Normas establece: “La familia es un núcleo fundamental de la sociedad. Se constituye
por vínculos naturales y jurídicos, por la decisión libre de un hombre y una mujer de contraer matrimonio o por la
voluntad responsable de conformarla (…) Las formas de matrimonio, la edad y capacidad para contraerlo, los deberes
y derechos de los cónyuges, su separación y disolución del vínculo, se rigen por la ley civil. Los matrimonios religiosos
tendrán efectos civiles en los términos que establezca la ley. Los efectos civiles de todo matrimonio cesarán por
divorcio con arreglo a la ley civil. También tendrán efectos civiles las sentencias de nulidad de los matrimonios
religiosos dictados por las autoridades de la respectiva religión, en los términos que establezca la ley (…)”
18
a sus necesidades en cada momento histórico, por eso, las instituciones jurídicas deban
adaptarse para la protección de los nuevos modelos de familia.
Conforme con esta lógica, también exhorto al Congreso a legislar respecto de las uniones
de parejas del mismo sexo, pues en la actualidad estas constituyen familia y se ven
desprotegidas por el ordenamiento jurídico en cuanto no pueden contratar en matrimonio
y de esta manera recibir los beneficios de esta institución (aunque valga decir que la
jurisprudencia ha extendido casi todos los derechos de las personas casadas a este
grupo poblacional). En este capítulo se estudiaran de manera más detenida los
pronunciamientos de la Corte Constitucional respecto de las nuevas tipologías de familia
y la necesidad de adaptar las instituciones de derecho civil, entre ellas el matrimonio, a
estas formas.
Hechos: Las normas demandadas son las que definen las uniones maritales de hecho
y el régimen patrimonial entre compañeros permanentes, para los accionantes dichas
normas resultan contrarias formalmente lo establecido en el preámbulo de la
constitución y los artículos 1 y 38 dela misma, haciendo de las disposiciones
demandadas impropias contra la dignidad de la persona humana, al libre desarrollo
de la personalidad, a la libre asociación y son claramente discriminatorias.
Obiter dicta: La corte reconoce que la realidad de dichas parejas del mismo sexo aún
se encuentra desconocida por el estado colombiano y en términos más específicos
desamparada por el ordenamiento jurídico colombiano, tal como sucede con estos
problemas patrimoniales que se desarrollan en el ejercicio de la libre asociación, lo cual
resulta lascivo en contra de la dignidad humana.
16 Los accionantes representan a Colombia diversa y al centro de estudios de derecho justicia y sociedad.
22
Obiter dicta: La corte hace una diferencia coyuntural entre matrimonio y familia,
estableciendo que las parejas del mismo sexo si son familia, pues la familia reconoce
vínculos de carácter filial y hay diversos tipos de esta en la sociedad colombiana, y
que el matrimonio no es un requisito para conformar una familia, estableciendo que el
mismo es una forma solemne de conformar una familia, pero no la única.
La corte se declara inhibida respecto al tema de procreación, pues esta considera que
no es necesaria o no es un requisito de carácter esencial en el matrimonio; por ende
no declara nada sustancial respecto al tema.
23
Según lo anterior se podrá hablar que los hogares colombianos son diferentes unos de
los otros, lo cual volvería sumamente extenso el acápite, por eso cuando se habla de sus
integrantes se dirá que existen 3 tipologías básicas de familias, las cuales serían:
Se verá que es necesario un tema reproductivo para que se configure un hogar (Rico,
1999, p. 112), lo cual termina siendo una causa de desconocimiento de otros tipos de
familia, que no está en la cantidad y las relaciones que tiene cada miembro de la familia,
sino más bien la calidad de cada uno de los integrantes, es aquí donde se hablara de
parejas homoparentales o de relaciones heterocompositivas que nos buscan tener hijos,
y demás tipos de convivencia familiar como los abuelos que son tutores de sus nietos, la
medre o padre solteros, etc. Es en este punto donde con claridad se entiende que se
necesita un cambio jurídico respecto a la perspectiva de familia, que debe de pasar de
los fallos a la norma (Rico, 1999, p.111 ), es decir que la realidad y la ley no están en
sintonía, siendo la ley insuficiente para el reconocimiento de los diversos tipos de familia
existentes en Colombia, dando una necesidad de modificar la norma para que obedezca
a las nuevas necesidades de la sociedad y otorgue el reconocimiento a los diversos tipos
de familia.
Ya visto el tema sus elementos contractuales se seguirá de forma lógica que como todo
contrato genera efectos y obligaciones en las partes, en el caso del matrimonio efectos
de carácter patrimonial y las obligaciones como de cohabitación, de auxilio y socorro
mutuo.
- Vivir juntos: Esta expresión representa el compartir techo y lecho, como pareja
matrimonial, pero no implica solamente a la mera cohabitación, sino más bien una
convivencia respetuosa y afectiva entre cónyuges, aclarando que puedan haber
matrimonios que permanezcan junto de forma intermitente, debido a trabajos,
estudio y demás temas de desarrollo personal, que no afecten la concepción de
la convivencia17.
Esta expresión también implica la unión material misma del matrimonio, es decir que los
cuerpos estén juntos de forma permanente o al menos es la idea, como una comunidad
17Para que esta sea una causal de divorcio, se debe separan de cuerpo de forma no justificada, o que uno de los
cónyuges aleje o ponga distancia con el otro, por cuestiones de repulsión o sin justa causa.
27
- Hombre y mujer: esta expresión establece primero que como todo contrato se
debe realizar entre dos personas, no existe matrimonio unipersonal, y el estado
colombiano no reconoce la poligamia18, es así como se puede ver que la
naturaleza del matrimonio en el país es monógamo y que para contraer un
segundo matrimonio cuando una persona se casa, se debe divorciar para poder
casarse con otra; así mismo la constitución consagra la igual entre ambos sexos,
la cual se manifiesta en un matrimonio en personas de diferentes sexos, que
ninguna de las partes es más fuerte que otra, ambas son iguales y poseen los
mismo derechos y deberes19.
Es así como se ve que el matrimonio puede llegar a tener runa inminente naturaleza
heterosexual, pues que el código expresa diferentes géneros en los sujetos y no usa un
término genérico en el cual se puedan incluir todos los ciudadanos o personas20, también
por el desarrollo histórico del matrimonio21 que vienes desde Roma empieza a existir la
figura, pero de forma muy primitiva, no es hasta que la iglesia cristiana empieza a dar
una forma jurídica más estable y con más formalidades, es decir que se empieza a tornar
de carácter solemne; es en este punto donde se empezó a insertar en el matrimonio de
forma muy fuerte a tal punto de volverse un elemento esencial en la figura misma, y
también se empezaron a dar unos roles muy marcados en el marco personal, este
18 Es aquella practica donde una persona que está casada o que mantiene relaciones sexo-emocionales con o más
de dos personas del otro sexo de manera simultánea, se presenta en cierto tipo de religiones tal como la musulmana,
pero en la realidad jurídica colombiana esta práctica está prohibida por la ley y la constitución.
19 Artículo 43 de la Constitución Política.
20 Los expreso de esta forma ya que en Colombia se permite el matrimonio de extranjero y no tiene que ser
literal nos habla de que debe haber una mujer en un matrimonio pues es la esencia misma de la palabra.
28
pensamiento se ha perpetuado muchos siglos después, tanto así que al día de hoy se
sigue pensado de esa forma, pero después de las constitución del 91, y con la corte
constitucional creada por esta, el pensamiento se rompió generando una serie de
cambios en las instituciones concebidas desde la antigüedad.
- Procrear: Establecer esto como un fin y parte del matrimonio puede llegar a ser
equivoco, pues si bien un matrimonio es convocado a la educación de la
descendencia, en primera medida discrimina a los menores adoptados22 puesto
que estos no son engendrados según el sentido del código civil, pero es la misma
norma la que les entrega la filiación con su padres, generando un matrimonio con
un hijo que no tuvo propiamente dicho el ejercicio de procreación23, generando así
un roce entre la expresión y la norma que podría llegar a degenerar la
interpretación del artículo. Dejando en exclusión a los menores que son adoptados
por matrimonios o generando una expresión discriminatoria e impropia de la
naturaleza del código.
Por otro lado no solo agrede a los menores que puedan ser adoptados por matrimonios,
si no también agrede a parejas que no pueden engendrar por razones biológicas o
sociales como las parejas del mismo sexo, las adultos mayores o las personas estériles,
mujeres que no deseen pasar por un proceso de gestación, o parejas en donde uno de
sus cónyuges padece de una enfermedad grave y contagiosa, como una persona convive
reconocimiento del estado colombiano, pero que el menor adoptado no es engendrado propiamente por la pareja que
lo adopta.
29
24 Nuestro gobierno protege los derechos sexuales y reproductivos, entre estos está el derecho a decidir si se quiere
o no tener hijos, lo cual hace que la expresión también entre en confrontación con estos derechos.
25 El no auxilio o la omisión de ayuda que se le deba prestar aun cónyuge, es causal de divorcio, así mismo los
Como conclusión se podría ver que a pesar de que tratadista viejos, como Valencia
(1977), que el sexo o género de los contrayentes es determinante para la existencia del
mismo, siendo que si dos hombres se casaban este matrimonio no era existente, en
nuestra realidad actual y en el alcance del tiempo, nuestras corporaciones ha aceptado
que el contexto ha cambiado y que se le debe reconocer el matrimonio a las parejas del
mismo sexo, así mismo ha ampliado la concepción de familia, rompiendo esquemas que
se llevan de años atrás.26
Obedeciendo así a las realidades y necesidades sociales del contexto jurídico social
colombiano.
La expresión ‘procrear’ contenida en el artículo 113 del Código Civil viola el derecho
fundamental a libre desarrollo de la personalidad (Constitución Política art., 16)27 en la
medida en que si se siguen estás disposiciones se limita la autonomía de la persona
humana que desea contraer matrimonio pero no para procrear, es decir, que las
personas que no quieren tener hijos no podrían casarse; por ejemplo, en el matrimonio
in extremis (Código Civil art., 136)28 y en los celebrados por personas de avanzada edad
o que no puedan naturalmente concebir mediante el acto sexual. Respecto a esta
acusación conviene hacer al menos dos aclaraciones; primera, la autonomía de la
voluntad hace parte del núcleo esencial del derecho al libre desarrollo de la personalidad,
26 Valencia sea, establece que las relaciones de parejas del mismo sexo “repugnan” a los más elementales principios
del derecho, causando la inexistencia de un matrimonio con dichos sujetos (Valencia, 1977, p. 129)
27 “Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen
tiempo de practicar las diligencias de que habla el artículo 130 podrá procederse a la celebración del matrimonio sin
tales formalidades, siempre que los contrayentes justifiquen que no se hayan en ninguno de los casos del artículo 140,
pero si pasados 40 días, no hubiere acontecido la muerte que se temía, el matrimonio no surtirá efectos sino se revalida
observándose las formalidades legales”
31
Reconocer y garantizar el libre desarrollo de la personalidad, pero fijando como limites el capricho
del legislador es un truco ilusorio para negar lo que se afirma, equivale a esto: ‘usted es libre para
elegir, pero solo para elegir la bueno y qué él lo bueno se lo dice el Estado’ (Corte Constitucional,
Sentencia C-221 de 1994, M.P.: Gaviria Díaz, C.).
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La personalidad, desde el punto de vista psicológico, parte de la base de que el ser humano posee
un equipo neurofisiológico genéticamente determinado (temperamento) y una historia hecha de
experiencias que van desde la infancia hasta el final de su vida. La personalidad resultad de este
encuentro. Es un factor de unidad que explica las conductas y justifica la consistencia del carácter.
El registro de experiencias no se cierra nunca, razón por la cual, la personalidad está en continua
transformación en función del futuro, sufriendo modificaciones; entre los factores externos, cuyo
papel moderador es notable, hay que citar el de los grupos sociales (Younes, 2009, p. 12)
Desde esta lógica, la posición asumida por el Legislador en el artículo 113 del Código
Civil desconoce; por una parte, la libertad de la persona de decidir si procrea o no,
introduciendo como fin necesario del contrato de matrimonio, la procreación, obligándola
a celebrar un acuerdo basado en una ficción y no en la realidad de una pareja que lo que
busca es la cohabitación; de la otra, así la persona se casará para procrear, a lo largo de
las experiencias vividas, puede cambiar de decisión sin que por esto deba dar por
terminado el vínculo matrimonial (salvo que la pareja no esté de acuerdo).
El matrimonio, por otra parte, se define como un ‘contrato’ (Código Civil art., 113). Un
“Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar,
hacer o no hacer alguna cosa (…)” (Código Civil art., 1495). De su naturaleza se extiende
que tenga un fin, cuyo cumplimiento se convierte en la base de las obligaciones derivadas
de su celebración; por ejemplo, las personas que contratan en compraventa tienen como
fin la tradición onerosa de un bien, consecuentemente, el comprador tiene la obligación
de pagar el valor de la cosa. Recordase que el legislador estableció dentro de los fines
del matrimonio la procreación (Serrano, 2012). Desde esta lógica, una persona que
contrae el contrato de matrimonio arbitrariamente estaría obligada para con la otra a
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procrear aun en contra de su voluntad. Respecto a los fines del matrimonio Serrano
(2012) sostiene:
El art. 113 C.C., trae como fines del matrimonio: - Comunidad de vida (vivir juntos) – Mutua
asistencia física y espiritual (apoyo) – Procreación (satisfacción de necesidades sexuales) –
Crianza y educación de los hijos (socialización). Sin embargo, no siempre se alcanzan estos fines;
por ejemplo, en el matrimonio ‘in extremis’ (art. 136 C.C.), no existe comunidad de vida, auxilio
mutuo ni procreación. Esta última tampoco se persigue en los matrimonios entre personas de
avanzada edad.
En cuanto a los fines del matrimonio, los esenciales son la cohabitación sexual y la procreación.
La finalidad principal de la familia, especialmente de la familia legitima que tiene su origen en el
matrimonio, es la procreación y perpetuación de la especie humana. Todo matrimonio debe ser
capaz por lo menos en potencia, de obtener esos fines, y decimos en potencia porque puede darse
el caso, que es excepcional, de que la cohabitación sexual no siga la procreación, es decir, que
no haya hijos por causas ajenas a la voluntad de marido y mujer. Con todo, en este caso se
cumple una de las finalidades del matrimonio, como lo es la cohabitación (p. 61)
De la anterior cita, se puede extraer que son dos los fines esenciales del matrimonio; (i)
la cohabitación y (ii) la procreación. Desde esta perspectiva, dichos fines se dan en dos
momentos distintos; primero, la cohabitación y, segundo, como resultado, la procreación.
Dicho en otros términos los fines del matrimonio se dividen en directos e indirectos; el fin
directo de unirse con otra persona en matrimonio es compartir ‘lecho, techo y mesa’, es
decir, cohabitar, lo que incluye compartir una vida sexual, y, consecuencia indirecta del
matrimonio, sucede la procreación. Así las cosas, la procreación no es un fin que se
busque contrayendo matrimonio, sino el fin de la cohabitación que se da con este
contrato, la cual se puede decidir autónomamente entre las partes sin alterar la
convención y, consecuentemente, la obligación dentro del mismo no consiste en procrear
sino en cohabitar. Así se percibe en la siguiente aclaración doctrinal: “Los derechos y
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Ahora bien; la expresión ‘procrear’ incorporada en el artículo 113 del Código Civil, resulta
inexacta por las razones anteriormente expuestas, específicamente, porque esta no
constituye el fin del matrimonio y como en todo caso, también es destacado por la
doctrina, cuando afirma: “(La cohabitación) Se trata de un derecho y una obligación
recíprocos que se realizan en un plano de igualdad y que tienen como fin la procreación
de los hijos, así como su educación” (Monroy, 2012, p. 264).
CONCLUSIONES
Frente a lo anterior, atendiendo a los nuevos modelos de familia reconocidos por la Corte,
se considera que la expresión ‘procrear’ contenida en el artículo 113 del Código Civil
vulnera el artículo 16 de la Constitución política por; primero, violación directa al libre
desarrollo de la personalidad por limitación a la decisión de procrear y, segundo, por
inexactitud del término. Así las cosas, los Magistrados de la Corte Constitucional, en
virtud de facultad de conocer de la Acción de Inconstitucionalidad, de acuerdo con el
artículo 241 de la Constitución Política, numeral 4, deberán declarar la
inconstitucionalidad de la expresión ‘procrear’ contenida en el artículo 113 del Código
Civil por violación directa al libre desarrollo de la personalidad por limitación a la decisión
de procrear e inexactitud del termino frente a la concepción de matrimonio.
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Jurisprudencia