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FUNCIONES SINGULARES

(Aplicación en Mecánica de Sólidos)*


Jaime G. Molina P.
Carrera de Ingenierı́a Mecánica
universidad mayor de san andrés
Procesado mediante LATEX 2ε

Resumen
El problema fundamental en la mecánica de sólidos deformables es establecer relaciones de descripción del fenómeno carga
(solicitación aplicada) — deformación (desplazamientos producidos). La teorı́a básica de formulación de las condiciones
de equilibrio estático junto a las relaciones constitutivas asociadas con el tipo de material que compone el cuerpo, muestra
que estas relaciones se traducen en ecuaciones lineales ordinarias no–homogéneas definidas en un dominio geométrico
espacial que es coincidente con el ámbito espacial propio ocupado por el cuerpo fı́sico en análisis.
Las funciones involucradas en estas ecuaciones diferenciales, es decir la función de perturbación externa y la función
solución de éstas ecuaciones diferenciales pueden presentar discontinuidades que son muy dificultosas en el manipuleo
algebráico durante el proceso de obtención de la solución, ya que sus descripciones deben efectuarse en sub–dominios en
los cuales estas funciones asumen propiedades de continuidad y además se deben imponer condiciones de compatibilidad
a estas funciones en los puntos de interconexión de aquellos sub–dominios que son adyascentes.
Las dificultades marcadas anteriormente pueden ser eliminadas cuando se utiliza una metodologı́a que permita efectuar
la descripción de las funciones involucradas en las ecuaciones gobernantes del fenómeno en análisis con una sola y única
expresión analı́tica, que sea válida en el dominio geométrico espacial material completo de definición del problema bajo
estudio. Este método, al que aquı́ hacemos referencia, es el uso de funciones singulares, las cuales permiten alcanzar el
propósito antes mencionado. Más especı́ficamente, la utilización de funciones singulares no requiere de un proceso de
discretización del dominio de definición de las ecuaciones gobernantes y la obtención de soluciones parciales que sean
válidas en los sub–dominios resultantes del proceso de discretización necesario en los casos de problemas que presentan
discontinuidades funcionales matemáticas.
En este artı́culo presentamos la teorı́a matemática general relacionada con las funciones singulares (sus definiciones,
propiedades, procedimientos de integración y derivación de las mismas) y; lo más importante, su aplicación al ámbito de
estudio de la mecánica de los cuerpos sólidos deformables en condiciones de comportamiento estático. En esta parte se
muestran las ecuaciones gobernantes del comportamiento mecánico y los procedimientos de solución mediante utilización
de funciones singulares. Adicionalmente, se presentan algunos ejemplos de aplicación práctica con los cuales se enfatizan
aspectos conceptuales de esta temática relativamente moderna.

Índice
1. Introducción 2

2. Funciones singulares 3

3. El principio de superposición 7

4. Esfuerzos de reacción internos 9

5. El campo de desplazamientos 20

6. Conclusiones 35

7. Referencias documentales 36

* Tı́tulo original: Singularity Functions (Application in Solid Mechanics)


(http://schulich.ucalgary.ca/mechanical/files/ENME %20479 %20/JGMP/SingFunct.pdf)

1
1. Introducción
La incorporación de concepciones matemáticas hacia el desarrollo teórico de conceptos de comportamiento
fı́sico presentado por los medios materiales en condiciones de funcionamiento controladas y habituales, ha sido
preocupación de los investigadores desde tiempos remotos. Esta visión de constante generación y desarrollo de
nuevo conocimiento cientı́fico que haga posible la comprensión del mundo natural que nos rodea, nos permite
en la actualidad la elaboración de diseños constructivos cada vez más complejos y sofisticados.
En la mecánica de materiales se presentan situaciones en las cuales la solicitación aplicada no muestra
discontinuidades en todo el dominio de definición del problema. Tal es el caso de la viga simplemente apoyada
mostrada en la Figura 1(a), en la que la carga externa cubre la totalidad de la longitud de este elemento
estructural. La función de carga externa aplicada puede describirse en este caso particular según la relación:
− q0
q(x) = x, 06x 6L
L
y y
SC SC
x q(x)
q(x)
q0 M(x)
x x x
T(x)
L R0
R0 RL
(a) Esquema general de la viga (b) Diagrama de cuerpo libre

Figura 1: Viga en voladizo con carga linealmente variable

La aplicación de las ecuaciones de equilibrio al sistema completo (equilibrio externo), permite la valoración de
las reacciones de apoyo en los extremos. Efectuando el cálculo, se demuestra que se obtiene para las magnitudes
de estas fuerzas, los valores:
q0 L q0 L
R0 = , RL =
6 3
Si efectuamos una sección de corte en una posición genérica arbitraria como se indica en la Figura 1(b), donde
se han incluı́do la reacción de apoyo y los esfuerzos internos, podremos utilizar este diagrama de cuerpo libre
para verificar el cumplimiento del equilibrio. Cuando nuevamente aplicamos las ecuaciones de equilibrio estático
a este sub–sistema (equilibrio interno), se demuestra que los esfuerzos de reacción internos vienen determinados
por las ecuaciones: 
q0 x2 q0 L
T (x) = −



2L 6 06x 6L
q0 x3 q0 Lx 
M (x) = − + 

6L 6
que son ambas funciones matemáticamente contı́nuas; y por tanto, los diagramas de esfuerzos de reacción
internos en este caso tampoco presentarán discontinuidades. Esta última conclusión es resultado del hecho que
la solicitación externa aplicada es una función matemáticamente contı́nua en el dominio de definición completo
de este problema.
Consideremos ahora una situación diferente y algo más complicada, como la mostrada en la Figura 2, en la
que una viga en voladizo soporta la acción de una carga linealmente distribuı́da de intensidad constante, un
momento concentrado y una fuerza puntual en su extremo libre.

y
2 q0 a
M 0 q0 q 0 a2

x
2a a a
R 0

Figura 2: Viga en voladizo y solicitación aplicada

En este caso, es completamente evidente (a simple vista) que la distribución de carga externa aplicada al
elemento estructural no es contı́nua, ya que existen tramos de esta viga que no están solicitados. No obstante de

2
esta caracterı́stica, sabemos que este sistema es soluble en la determinación de los esfuerzos de reacción internos
que se presentan en la viga, ya que se trata de un sistema estáticamente determinado. Pero, para ello estaremos
obligados a utilizar una multiplicidad de secciones de corte debido a la discontinuidad de la perturbación externa
actuante sobre la viga.
La imposición del equilibrio global externo nos permite determinar las reacciones de apoyo. Efectuando la
evaluación, obtenemos como resultado:
R0 = 0 , M0 = − 7q0 a2
Recordemos que el signo en el momento de empotramiento M0 , solamente nos indica que asumimos erróneamente
el sentido para esta acción actuante en un extremo de la viga.
Para determinar los esfuerzos de reacción internos como función de la posición a lo largo de la viga, en este
caso particular, nos obliga a utilizar varias secciones de corte (para este problema, 3 secciones) para evaluar
estos esfuerzos internos imponiendo el equilibrio (interno) a cada uno de los sub–sistemas obtenidos por el
seccionamiento realizado en cada caso. Si se aplica este procedimiento, se puede demostrar que las relaciones
que se obtienen son: 
T (x) = q0 x 
q0 x 2 0 6 x 6 2a
M (x) = 7q0 a2 − 
2 )
T (x) = 2q0 a
2a 6 x 6 3a
M (x) = 7q0 a2 − 2q0 a(x − a)
)
T (x) = 2q0 a
3a 6 x 6 4a
M (x) = 6q0 a2 − 2q0 a(x − a)
Cuando se grafican estas ecuaciones, se puede advertir que los diagramas obtenidos presentan saltos de
discontinuidad (en este caso particular, en el diagrama del momento flector de reacción interno). Además,
observamos que no es posible escribir ecuaciones únicas que sean válidas en todo el dominio de definición
del problema, sino que obtenemos ecuaciones particulares asociadas con cada tramo que se obtiene por el
seccionamiento aplicado a la viga. Estas funciones solamente tienen validez en sus propios sub–dominios de
definición. Esto evidentemente constituye una gran dificultad en el análisis, sobretodo cuando el objetivo es la
determinación de la deformación.
Por ello, es preciso y necesario disponer de algun método alternativo que nos permita realizar el análisis en
forma más sencilla y directa que la metodologı́a tradicional de análisis mediante secciones de corte. Afortunada-
mente, este procedimiento está a disposición nuestra gracias a las llamadas funciones singulares, modernamente
de uso relativamente común en las ciencias fı́sico–matemáticas que constituyen la base de conocimiento en la
ingenierı́a.

2. Funciones singulares
El último ejemplo que mostramos puede ser resuelto más fácilmente por el uso de funciones singulares, las
cuales nos permitirán reducir la labor de describir las funciones de carga externa aplicada, esfuerzo cortante
y momento flector internos, mediante una sola expresión analı́tica que sea válida sobre el dominio fı́sico
espacial completo de definición del problema.
Las funciones de singularidad están ı́ntimamente relacionadas a las funciones paso y pulso unitario, usadas
para analizar la respuesta transitoria de los sistemas dinámicos. Estas funciones son adecuadas y adaptadas
hacia un dominio de definición espacial para ser suceptibles de aplicarse en problemas del ámbito de la mecánica
de materiales para analizar el comportamiento de sistemas estáticos bajo la acción de un conjunto de cargas
invariables en el tiempo aplicadas a dichos sistemas (barras, ejes, vigas, cerchas, pórticos y estructuras en
general), en especial cuando la solicitación aplicada muestra discontinuidades de caracter espacial.
Una función singular es una expresión matemática que define una relación bi–unı́voca entre una variable
independiente (la posición en este caso) y un valor real de magnitud establecida que determina precisamente el
valor de la función en dicho punto. Esta función de caracterı́sticas muy singulares (de ahı́ su denominativo) es
escrita como:1
fn (x) = < x − x0 >n , n∈Z (1)
1 La notación utilizada aquı́, marca la caracterı́stica no – común de este tipo de funciones. La simbologı́a de paréntesis angulares laterales,

fué propuesta por vez primera por W. Macauley.

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donde n es un valor entero (positivo o negativo) incluı́do el valor nulo o cero, y x0 es una constante igual al valor
de x en un lı́mite inicial de un intervalo especı́fico contenido en el dominio de definición de la función singular.
El valor entero n define el grado de la función singular correspondiente. Cuando este valor entero es positivo
o nulo, n > 0, tiene significado idéntico al grado de las funciones algebráicas comunes. Pero cuando n es valor
entero negativo, n < 0, su significado es muy distinto ya que define un sub–grupo aún más singular dentro de las
funciones singulares. Para establecer más claramente esta diferencia, se acostumbra en los casos en los que n < 0
escribir este valor como sub–ı́ndice, y nó como exponente como cuando este valor es positivo o nulo. Entonces
por razones didácticas de interpretación escribiremos:

fn (x) = < x − x0 >n , n ∈ Z− (2)

En los casos en que n > 0; es decir, que el valor n sea nulo o positivo, las funciones singulares asociadas se
escribirán como en la Ecuación (1), o sea con el valor n como exponente numérico.
Cuando n > 0, la notación indicada en la Ecuación (1) tiene el siguiente significado: Si la expresión entre los
paréntesis angulares, o lo que es lo mismo: el argumento de la función, es negativa (es decir x < x0 ); el valor de
fn (x) es cero. Pero, si la expresión que hace de argumento de la función es positiva (es decir x > x0 ); entonces
el valor de fn (x) es exáctamente (x − x0 )n , o sea el valor de la expresión puramente algebráica con paréntesis
ordinarios y comunes. En lenguaje estrictamente matemático, entonces podemos escribir:

Para n > 0 , (n ∈ Z+ )
(
n 0, x < x0
fn (x) = < x − x0 > = (3)
(x − x0 )n , x > x0
Por lo tanto, los paréntesis angulares son como los paréntesis corrientes, excepto para la única excepcional
idiosincracia que ellos son ciegos para las cantidades negativas, pues anulan su valor.
En la Figura 3, mostramos a las tres primeras funciones integrantes de esta familia de funciones singulares
de grado positivo (incluı́da aquella que tiene grado de valor cero).

x-x0 0
x-x0 1 x-x0 2

1
1 1

x x x
x=x0 x=x0 x=x0

(a) Función escalón unitario (b) Función rampa unitaria (c) Función parábola unitaria

Figura 3: Algunas funciones singulares de grado positivo

La función < x − x0 >0 es llamada función escalón unitario comenzando en x0 . Este denominativo es debido
a que si n = 0 para cualquier valor x > x0 , siempre tendremos que: (x − x0 )0 = 1, y la función toma valor unitario
en este rango, adquiriendo el aspecto de un escalón que se inicia en x = x0 (punto en el cual podrı́amos decir que
se “enciende” la función). La gráfica de la función escalón unitario, < x − x0 >0 , se muestra en la Figura 3(a).
Nótese además, que esta función en x = x0 es matemáticamente discontı́nua.
La función < x − x0 >1 es llamada función rampa unitaria comenzando en x0 . Este denominativo es debido a
que si n = 1 para cualquier valor x > x0 tendremos que: f1 (x) =< x − x0 >1 = (x − x0 ), y la función corresponde
a una lı́nea recta, adquiriendo el aspecto de una rampa de pendiente unitaria, que se inicia en x = x0 . La gráfica
de la función < x − x0 >1 , se muestra en la Figura 3(b). A diferencia de la función escalón unitario, la función
rampa unitaria es contı́nua en x = x0 .
La función < x − x0 >2 es llamada función parábola unitaria comenzando en x0 . Este denominativo es debido
a que si n = 2 para cualquier valor x > x0 tendremos que: f2 (x) =< x − x0 >2 = (x − x0 )2 = x2 − 2xx0 + x20 , y
la función corresponde a una parábola con coeficiente unitario en el término cuadrático, adquiriendo el aspecto
de este tipo de curva que se inicia en x = x0 . La gráfica de la función < x − x0 >2 , se muestra en la Figura 3(c).
Similarmente a la función rampa unitaria, la función parábola unitaria es también contı́nua en x = x0 .
Estas funciones, por su comportamiento debidas a su definición, se denominan lateralmente abiertas por
derecha en virtud que su validez se mantiene hasta x = +∞; como sugieren las gráficas de la Figura 3, en las
que la marca de punta de flecha indica que se extienden hasta el infinito.

4
Las funciones singulares pueden ser integradas (y, por supuesto, también derivadas). La ley de integración
básica para las funciones de singularidad de orden positivo (y nulo), viene determinada por la relación genérica:
Z x
< x − x0 >n+1
< x − x0 >n dx = , n>0 (4)
−∞ n+1

la cual es equivalente a la forma indeterminada en sus lı́mites:

< x − x0 >n+1
Z
< x − x0 >n dx = +C, n>0 (4a)
n+1

donde C es la constante de integración arbitraria (que en problemas yá aplicados, se determina por la especifi-
cación de las condiciones de borde).
Yá especificamos que cuando una función singular es de grado negativo, n < 0; es decir, n ∈ Z− , este
valor no se lo escribe como exponente numérico sino más bien como sub–ı́ndice. Los primeros dos miembros de
esta familia son excepcionales, ya que estas funciones son nulas en todo su dominio de definición excepto en
x = x0 donde tienen valor infinito (convencionalmente, sin embargo, se adopta valor unitario para ellas en este
punto caracterı́stico de discontinuidad). Estas funciones, son infinitas de una manera muy particular porque por
definición satisfacen: Z x
< x − x0 >−1 dx = < x − x0 >0
−∞
(5)
Z x
< x − x0 >−2 dx = < x − x0 >−1
−∞

Estas relaciones también podrı́an ser escritas en su forma indeterminada en sus lı́mites, mediante las ecuaciones
equivalentes: Z
< x − x0 >−1 dx = < x − x0 >0 + C
Z (5a)
< x − x0 >−2 dx = < x − x0 >−1 + C

donde C es la constante de integración asociada con las condiciones de borde de cada una de las funciones que
hacen de términos sub–integrales en los procesos de integración anteriores.
Las dos primeras funciones singulares de grado negativo son mostradas en la Figura 4, y en ellas se aprecia la
caracterı́stica de su nulidad en todo el dominio de definición (la recta real) a excepción de asumir valor no–nulo
solamente cuando x = x0 , donde precisamente se presenta la discontinuidad de estas funciones.

x-x0 1 x-x0 2

1
x x
x=x0 x=x0

(a) Función impulso unitario (b) Función doblete unitario

Figura 4: Par de funciones singulares de grado negativo

La función singular < x − x0 >−1 es mostrada en la Figura 4(a), y comúnmente es denominada función
impulso unitario; aunque en los textos de matemática pura es llamada función delta de Dirac. Esta función
es mostrada como un pulso de acción instantánea actuante en x = x0 que convencionalmente tiene magnitud
unitaria.
La función singular < x − x0 >−2 es mostrada en la Figura 4(b), y la misma es denominada función doblete
unitario; pero, también es llamada función cupla concentrada unitaria. Esta función es mostrada como una
acción instantánea tipo rotacional actuante en x = x0 que convencionalmente tiene magnitud unitaria. Es de
importancia notar en la representación de esta función el sentido horario que indica sentido positivo de cualquier
entidad fı́sica asociada o modelada mediante esta función.

5
Podemos pensar en estas dos funciones singulares como si estuvieran de principio ‘apagadas’, pero que ins-
tantáneamente se ‘encienden’ cuando x = x0 para luego apagarse nuevamente hasta el final de su duración, que
como las anteriores funciones singulares tienen validez hipotética hasta x = +∞.
Las leyes de integración de las funciones singulares de orden negativo, establecidas mediante las Ecuaciones (4)
y (5) nos permiten obtener esfuerzos de reacción internos (esfuerzo cortante y momento flector, en el caso de
vigas por ejemplo) desde cualquier distribución de carga aplicada, la cual pueda ser expresada mediante la
utilización de funciones singulares. La Figura 5 ilustra algunos ejemplos de distribuciones de intensidad de carga
o solicitación actuante, y cómo ellas son representadas mediante funciones de singularidad.

q(x) x-x0 q(x)


q(x) =M0 2
q(x) = P0 x-x0 1

P0

M0
x x
x=x0 x=x0

(a) Cupla o momento concentrado (b) Fuerza concentrada o puntual

q0
q(x) q(x) = q0 x-x0 0 q(x) q(x) = x-x0 1
b
q0
b
q0

x x
x=x0 x=x0

(c) Fuerza distribuı́da de intensidad constante (d) Fuerza distribuı́da linealmente variable

Figura 5: Ejemplos de intensidades de carga representadas por funciones singulares

Si cualquiera de las funciones mostradas en la Figura 5 es antecedida mediante un signo negativo, el efecto
logrado con esto es la inversión del sentido de actuación de la carga correspondiente. Ası́, con el manejo del
signo apropiado, podremos representar acciones concentradas o distribuı́das, tanto positivas como negativas.
Notemos también que la multiplicación de cualquier función singular por un valor β dado, cambia las propor-
ciones de la función: amplificándola en el caso que β > 1, y reduciéndola en el caso que 0 < β < 1 (obviamente la
anula cuando β = 0). Para la función rampa unitaria, este valor β interpretado como proporción de dos valores,
determina también el cambio de la pendiente de la recta asociada con esta función. Y, finalmente, cuando la
función parábola unitaria es multiplicada por un coeficiente no–nulo, se cambian los parámetros de la geometrı́a
de la misma (como su amplitud de base y extensión de cúspide, por ejemplo).
Los casos más prácticos y algo más complicados de la distribución de un sistema de cargas actuantes en
cualquier situación particular, puede ser construı́da por superposición de los casos diversos mostrados en la
Figura 5. Los ejemplos desarrollados posteriormente mostrarán el procedimiento a seguir en dichos casos.
Para las funciones singulares estrictamente de grado positivo n > 0, la regla de derivación o diferenciación
con respecto a la variable independiente, viene determinada por la relación genérica:
d
< x − x0 >n = n < x − x0 >n−1 , n>0 (6)
dx
En cambio, para las funciones singulares de grado nulo o negativo, n 6 0, la regla de derivación anterior NO se
aplica; porque anuları́amos el resultado del proceso de derivación o introducirı́amos signos negativos artificio-
samente. Sin embargo, estas funciones sı́ pueden derivarse; y por la convención de notación adoptada para las
funciones singulares de grado negativo, tendrı́amos las relaciones de derivación siguientes (para las funciones
más utilizadas en la mecánica de materiales):
d
< x − x0 >0 = < x − x0 >−1 (7a)
dx
d
< x − x0 >−1 = < x − x0 >−2 (7b)
dx

6
Entendido el significado de las funciones singulares, y el uso de paréntesis angulares para denotarlas, podemos
simplificar la notación de estas funciones cuando x0 = 0; es decir, cuando las mismas se activan exáctamente en
el origen del dominio fı́sico de interés en el problema. En este caso particular podemos escribir, sin ambigüedad
alguna de su correcta interpretación:

Si x0 = 0 , ⇒ fn (x) = < x − x0 >n = < x − 0 >n = < x >n , ∀n ∈ Z

O, de modo sintético, < x − 0 >n ≡ < x >n , ∀n ∈ Z


Esta notación simplificada nos evitará la tarea de escribir un valor nulo al interior de los paréntesis angulares,
lo que es compatible con el hecho común que si el argumento de una función tiene como sumando un término
nulo, el mismo no se lo considera en la evaluación de dicha función.

3. El principio de superposición
Si un fenómeno fı́sico que tiene lugar en el ámbito o dominio de definición de un sistema, tiene representación
mediante un modelo asociado en el que participan tanto variables independientes como variables dependientes,
y está gobernado en su comportamiento mediante ecuaciones que gozan de la propiedad de linealidad; entonces
es aplicable el pricipio de superposición de efectos. Vale decir, si las relaciones matemáticas que ligan estas
entidades involucradas en la situación puesta bajo análisis son tales que la respuesta a una combinación de un
conjunto de estı́mulos aplicados al sistema es la misma que la superposición de las respuestas presentadas a
cada estı́mulo individual por separado; entonces la representación del sistema y su comportamiento goza de la
propiedad de linealidad.
Afortunadamente, la gran mayorı́a de los fenómenos que plantea la mecánica de materiales tienen la propiedad
que los mismos son gobernados mediante una serie de ecuaciones lineales que gobiernan el fenómeno fı́sico puesto
en particular bajo análisis. Entonces, la solución global de dichos problemas puede obtenerse por superposición
de las soluciones particulares que el mismo tiene hacia las perturbaciones o estı́mulos individuales aplicados.
Bajo la premisa anterior, el comportamiento de un sistema mecánico en condición estática ante un conjunto de
fuerzas y momentos aplicados a él; podrá obtenerse como superposición de las soluciones particulares obtenidas
para el conjunto de ecuaciones que gobiernan su comportamiento considerando cada perturbación individual
que sea aplicada. Entre estas soluciones posibles podrı́amos tener: los esfuerzos de reacción internos, el campo
interno de deformaciones (o desplazamientos, si se quiere), el campo de tensiones internas, y otras variables de
interés que describan el comportamiento del sistema ante la solicitación externa aplicada.
El proceso de modelar la solicitación actuante, puede ser efectuada fácilmente si se apela al uso de funciones
singulares; sobretodo en aquellos casos en los cuales la intensidad de la carga aplicada varı́a en forma no–contı́nua
sobre el dominio espacial de definición del problema. Este caso particular se presenta cuando se aplican acciones
de solicitación puntuales o concentradas como fuerzas y momentos, y acciones distribuı́das (fuerzas y momentos
distribuı́dos) que no cubren el dominio de definición espacial completo asociado al problema. En dichos casos,
aplicando el principio de superposición, mediante una única función de distribución de carga aplicada en la que
se incorporan funciones singulares, se puede describir el conjunto de la solicitación actuante. Los siguientes dos
ejemplos muestran el proceso de modelado a seguir en ambos casos.

EJEMPLO 1.

En la Figura 6 se muestra una barra metálica de longitud determinada, que se encuentra empotrada en un
extremo. Este elemento soporta la acción de una fuerza axial distribuı́da de intensidad constante y una fuerza
axial puntual aplicada en su extremo libre, ambas de magnitudes conocidas. Describir la solicitación externa
actuante mediante el uso de funciones singulares.

q0
R P
x
L/2 L/2

Figura 6: Barra empotrada en un extremo solicitada por carga axial

7
En el esquema mostrado en la Figura 6 hemos incluı́do también la fuerza de reacción de apoyo, ya que la
misma forma parte constituyente de la solicitación externa aplicada a la barra metálica. La magnitud de esta
reacción puede ser fácilmente hallada aplicando la ecuación de equilibrio pertinente, resultando:
q0 L
R= −P
2
la cual obviamente es ahora yá una fuerza conocida. Notemos además que las fuerzas R y P son fuerzas
concentradas o puntuales positivas; en cambio, la fuerza q0 es fuerza linealmente distribuı́da (de intensidad
constante) y además negativa. Las fuerzas puntuales pueden modelarse usando la función impulso unitario, y la
fuerza distribuı́da usando la función escalón unitario.
Pero, si vamos a utilizar la función escalón unitario para modelar la carga linealmente distribuı́da, debemos
tener en consideración que esta función es abierta lateralmente hacia la derecha (esto significa que se extiende
hasta x = +∞). Cómo anular a la función a partir del punto x = L/2 en el cual finaliza la aplicación de la carga
distribuı́da ?. La respuesta es muy simple: Podemos incorporar a partir de este punto particular una función
escalón unitario adicional de idéntica magnitud y sentido opuesto; de modo que para x > L/2, el efecto de esta
superposición de funciones sea exáctamente nulo. Este tratamiento particular de la función de carga distribuı́da
de duración espacial o longitud finita se muestra en la Figura 7, donde se puede apreciar efectivamente el uso
del principio de superposición.

q(x) q(x)
q0
x-L/2 0

equiv.
L/2
0 x 0 L/2 x
q0 q0
0
x
Figura 7: Modelado de una carga distribuı́da constante de longitud finita

Con las consideraciones previas, yá estamos en condiciones de escribir la función de intensidad de carga
axial externa aplicada sobre la barra metálica. Entonces, si llamamos q(x) a dicha función, con referencia a la
Figura 6, tendrı́amos:

q(x) = R < x − 0 >−1 − q0 < x − 0 >0 + q0 < x − L/2 >0 + P < x − L >−1

que con la notación adoptada, más apropiadamente escribirı́amos:

q(x) = R < x >−1 − q0 < x >0 + q0 < x − L/2 >0 + P < x − L >−1

Esta función como expresión única describe a todo el sistema de fuerzas aplicada a la barra metálica, la cual
es además válida para 0 6 x 6 L; es decir, para el dominio completo de definición del problema.

EJEMPLO 2.

En la Figura 8 se aprecia una viga de longitud determinada, empotrada en un extremo y con apoyo de rodillo
en el otro extremo, la cual está sometida a la acción de una carga linealmente distribuı́da con variación de
intensidad lineal como se muestra, donde la intensidad máxima es conocida. Determinar una expresión usando
funciones singulares que describa la intensidad de carga aplicada a esta viga.

R1 q0
x
M1 L/2 L/2
R2
Figura 8: Viga recta sometida a un estado de carga determinado

En el esquema mostrado en la Figura 8, se han incluı́do las reacciones de apoyo, las cuales las supondremos de
magnitud conocida. Las reacciones R1 y R2 serán descritas utilizando la función impulso unitario; en cambio, el

8
momento de empotramiento M1 será descrito con ayuda de la función doblete unitario. Para describir la fuerza
linealmente distribuı́da con intensidad de variación lineal, tendremos que usar el argumento de superposición de
funciones. En este caso apelamos a las funciones escalón y rampa unitarias. Con estas consideraciones previas,
formulamos:2
q0
q(x) = R1 < x − 0 >−1 − M1 < x − 0 >−2 − q0 < x − L/2 >0 + < x − L/2 >1
L/2
q0
− < x − L >1 + R2 < x − L >−1
L/2
que algo más sencillamente deberı́amos escribir como:
q0
q(x) = R1 < x >−1 − M1 < x >−2 − q0 < x − L/2 >0 + < x − L/2 >1
L/2
q0
− < x − L >1 + R2 < x − L >−1
L/2
la cual evidentemente es válida en el rango: 0 6 x 6 L, que constituye el dominio completo del problema.
Le sugerimos que verifique la validez de este resultado, especialmente en la descripción de la carga distribuı́da;
para lo cual le aconsejamos esquematizar a las funciones que participan en el procedimiento de superposición,
y ver que la suma algebráica de las mismas efectivamente reproduce y dá como resultado la carga distribuı́da
original.

4. Esfuerzos de reacción internos


Cuando un cuerpo sólido deformable es solicitado por un conjunto de fuerzas y momentos provenientes de su
medio circundante como carga externa aplicada, se generan acciones de carácter interno (éstos son los esfuerzos
de reacción internos) que preserven el equilibrio estático del cuerpo. El modo más simple de poner en evidencia
estos esfuerzos internos es seccionar el cuerpo mediante un plano espacial imaginario e hipotéticamente separar
ambos pedazos obtenidos por el corte efectuado. Considerando cualquiera de las partes ası́ obtenidas, se verá que
para preservar el equilibrio es necesaria la aparición de fuerzas y momentos en la sección de corte. Además,
resulta claro pensar que la magnitud de estos esfuerzos internos dependerá de la ubicación de la sección de corte
efectuada. Ası́, los esfuerzos internos adquieren variación con la posición espacial en la cual estas acciones se
evalúan. La descripción de estas variaciones espaciales mediante funciones matemáticas determinan los llamados
diagramas de esfuerzos de reacción internos, que simplemente son la representación gráfica de las funciones a
las que en este párrafo aludimos.
En el método tradicional de elaboración de los diagramas de esfuerzos de reacción internos, generalmente
se requieren varias secciones de corte para obtener la descripción completa de la variación espacial de estos
esfuerzos; en realidad, un corte adicional cada vez que aparece una discontinuidad de la carga externa aplicada
al cuerpo. Entonces para cada rango que defina una nueva sección de corte se tendrá una expresión individual que
describa la variación de cualquier esfuerzo interno solo válida en ese tramo o rango de la variable independiente.
Por tanto, para un problema algo complejo, se tendrá en general un sistema de ecuaciones que describan la
variación del esfuerzo interno de interés con validez discreta definida por tramos.
La ventaja del uso de funciones singulares en la descripción de la variación de los esfuerzos de reacción
internos se hace patente toda vez que la intensidad de carga aplicada al cuerpo en análisis puede describirse
mediante una sola y única expresión analı́tica que tiene como términos componentes las funciones singulares
que definimos en secciones previas, la cual es válida en todo el dominio de definición espacial del problema. Una
demostración de ello la proporcionan los dos ejemplos mostrados anteriormente. Y, como yá sabemos que los
esfuerzos internos provienen como acciones equilibrantes hacia la solicitación externa aplicada, es que podemos
afirmar que su variación espacial (al interior del cuerpo) puede también ser descrita mediante una ecuación
matemática única que sea válida en todo el dominio de definición del problema. Esto será posible si se logra
establecer alguna relación matemática entre la solicitación externa aplicada y los esfuerzos de reacción internos
que surgen debido a esta perturbación proveniente del medio circundante al cuerpo que se está analizando. Estas
relaciones, sı́ existen, y son las ecuaciones que describen el equilibrio interno de cualquier parte componente del
cuerpo en condición estática que está siendo analizado.
2 Observe que el término para M en el desarrollo de la función de intensidad de carga distribuı́da externa aplicada a la viga lleva signo
1
negativo; ésto por la convención de sentido positivo asignado a la función doblete unitario, con la cual se modela la acción ejercida por este
momento puntual sobre la viga [véase la Figura 5(a)].

9
Por ejemplo, en el caso de solicitación uniaxial, consideremos un cuerpo esbelto impedido hacia el movimien-
to espacial, que soporta cierta intensidad de carga externa aplicada sobre el eje axial principal del cuerpo y
distribuı́da de cierta manera a lo largo de toda su longitud, como en la Figura 6 del ejemplo 1. Establezcamos
un diagrama que muestre un elemento de dimensiones diferenciales que sea componente del cuerpo, el mismo
que hipotéticamente haya sido obtenido mediante secciones de corte aplicadas en ambos extremos del elemento
que mostramos en la Figura 9.

sc q sc

N N+dN x
dx
x x+dx
Figura 9: Elemento infinitesimal en solicitación axial

Si denotamos con N al esfuerzo normal interno y mediante q a la intensidad de carga axial externa distribuı́da,
sabemos que ambas cantidades varı́an con la posición a lo largo de la longitud de la barra; es decir, N = N (x)
y q = q(x). Imponiendo el equilibrio estático según dirección axial, tenemos:
P
Fx = (N + dN ) + q dx − N = 0 ⇒ dN + q dx = 0

de donde se obtiene: dN/dx + q = 0; relación que más apropiadamente, considerando las variaciones yá estable-
cidas, debemos escribirla como:
dN (x)
+ q(x) = 0 (8)
dx
Ésta última ecuación puede manipularse ligeramente para obtener la función que describe la variación espacial
del esfuerzo normal interno. Ası́, despejando e integrando podrı́amos escribir:
Z N (x) Z x
dN (x) = [−q(x)] dx
N (−∞) −∞

Puesto que N (−∞) = 0, ya que la barra considerada es de longitud finita, tendremos:


Z x
N (x) = − q(x) dx (9)
−∞

O, también puede presentarse la anterior ecuación en su forma indeterminada con constante de integración,
Z
N (x) = − q(x) dx + C (9a)

En esta ecuación (en cualquiera de sus dos formas) podemos reemplazar la expresión obtenida para la distri-
bución de intensidad de carga externa aplicada mediante funciones singulares, y proceder luego con la integración
de sus términos para ası́ obtener la ecuación que describa la variación del esfuerzo normal interno en función de
la posición a lo largo de la barra, también en términos de funciones singulares. Esta ecuación al ser mostrada
en un esquema gráfico establece el diagrama de esfuerzo normal interno buscado.
En el caso de solicitación flexionante de una viga recta podemos efectuar un análisis completamente similar.
Entonces, consideremos una viga recta sometida a un estado de carga externa actuando transversalmente a
su eje principal axial, como la viga mostrada en el Ejemplo 2. Consideremos un elemento de dimensiones
infinitesimales componente de la viga, obtenido por secciones de corte transversales aplicadas en posiciones
aledañas, y mostremos la solicitación completa que este pequeño elemento componente de la viga soporta.
La Figura 10 nos muestra el diagrama de cuerpo libre del elemento viga infinitesimal que mencionamos. En la
Figura 10 mostramos el esfuerzo cortante interno T , el momento flector interno M , y la carga transversal externa
aplicada q; todos estos valores dependientes de la posición a lo largo de la viga, o sea: T = T (x), M = M (x) y
q = q(x), ya que varı́an según dirección axial.
La imposición del equilibrio traslacional en dirección vertical requiere el cumplimiento de:
P
Fy = (T + dT ) + q dx − T = 0 ⇒ dT + q dx = 0

10
sc q sc
M T+dT

x
T dx M+dM
x x+dx
Figura 10: Elemento infinitesimal en solicitación flexionante

de esta última expresión, obtenemos como ecuación gobernante yá generalizada:


dT (x)
+ q(x) = 0 (10)
dx
Si la anterior ecuación obtenida para la variación del esfuerzo cortante interno se despeja e integra asumiendo
que T (−∞) = 0, ya que la viga considerada es de longitud finita, tendremos:
Z x
T (x) = − q(x) dx (11)
−∞

O, también: Z
T (x) = − q(x) dx + C1 (11a)

Si se reemplaza el término sub–integral mediante una serie de funciones singulares y luego se procede con la
integración de términos, se obtendrá como resultado una expresión única que describe la variación del esfuerzo
cortante interno a lo largo de la longitud de la viga considerada en análisis.
Ahora, impongamos el equilibrio rotacional al elemento infinitesimal mostrado en la Figura 10, tomando
momentos con respecto a un eje que pase por el centroide del elemento.
P dx dx
Mz = (M + dM ) + (T + dT ) +T −M =0
2 2
En este desarrollo no aparece ningún término que contiene q(x) debido a que para una longitud infinitesimal
dx, la variación de q(x) es desperciable y la resultante de fuerza proveniente de esta acción pasa exáctamente a
través del centroide del elemento.
Simplificando la ecuación previamente obtenida, despreciando infinitésimos de segundo orden, dá como re-
sultado:
dM (x)
+ T (x) = 0 (12)
dx
la cual puede ser despejada e integrada considerando M (−∞) = 0, para proporcionar la relación fundamental:
Z x
M (x) = − T (x) dx (13)
−∞

equivalente a: Z
M (x) = − T (x) dx + C2 (13a)

que describe la variación del momento flector interno a lo largo de la viga. Si en cualquiera de estas dos últimas
expresiones se reemplaza la ecuación adecuada que describe el esfuerzo cortante interno, T (x), mediante funciones
singulares y luego se procede a integrar los términos componentes que establecen estas últimas ecuaciones, se
halla como solución una expresión individual única que describe la variación del momento flector interno en
todo el dominio de definición espacial geométrico ocupado por la viga entera.
Siguiendo procedimientos muy similares a los desarrollados aquı́, se pueden obtener relaciones parecidas entre
los esfuerzos internos y la intensidad de carga aplicada, como las aquı́ obtenidas, para cualquier otro tipo de
solicitación aplicada a un cuerpo (como la solicitación torsional, por ejemplo). A continuación aplicaremos las
relaciones obtenidas para la determinación de esfuerzos de reacción internos y mostraremos gráficas descriptivas
de estas acciones internas mediante el uso de funciones singulares.

11
EJEMPLO 3.

Consideremos nuevamente la barra del ejemplo 1, y obtengamos para ella el diagrama de esfuerzo normal
interno, considerando por simplicidad de desarrollo algebráico: P = q0 L.
El resultado obtenido para la distribución de carga externa aplicada a la barra mediante funciones singulares,
puede verificarse que era:

q(x) = R < x >−1 − q0 < x >0 + q0 < x − L/2 >0 + P < x − L >−1

Aplicando ahora la Ecuación (9) deducida anteriormente,


Z x Z x
R < x >−1 − q0 < x >0 + q0 < x − L/2 >0 + P < x − L >−1 dx

N (x) = − q(x) dx = −
−∞ −∞
Z x Z x Z x Z x
N (x) = − R < x >−1 dx + q0 < x >0 dx − q0 < x − L/2 >0 dx − P < x − L >−1 dx
−∞ −∞ −∞ −∞

N (x) = − R < x >0 + q0 < x >1 − q0 < x − L/2 >1 − P < x − L >0 (a)
Esta última ecuación podrı́a servirnos para evaluar la magnitud de la reacción de apoyo de empotramiento;
pues si especificamos un esquema de caracterı́stica infinitesimal alrededor de la posición del extremo libre de la
barra, tendrı́amos:3
Por equilibrio es evidente que se cumple: P −N (L− ) = 0, de donde obtenemos:
N(L ) P N (L− ) = P . Haciendo uso de la Ecuación (a):
dx x
x=L x=L N (L− ) = P = −R < L− >0 +q0 < L− >1 −q0 < L− − L/2 >1 −P < L− − L >0

P = −R + q0 L − q0 L/2 ⇒ R = q0 L/2 − P = −q0 L/2


donde hemos utilizado la condición establecida en el planteamiento de este ejemplo: P = q0 L. Debemos notar
que la solución obtenida mediante este método es la misma que se obtendrı́a si se aplica la condición de equilibrio
global al esquema de planteamiento original del problema, tal cual es mostrado en la Figura 6.
La Ecuación (a) también podrı́a servir para una verificación de las condiciones de equilibrio estático en el
apoyo empotrado en la ubicación alrededor de x = 0. En un entorno muy pequeño alrededor de la sección de
este apoyo, tendrı́amos:

N(0+)
R N (0+ ) = −R < 0+ >0 +q0 < 0+ >1 −q0 < 0+ − L/2 >1 −P < 0+ − L >0
dx x
x=0 x=0+ que dá como resultado: N (0+ ) = −R, que puede ser escrita: R + N (0+ ) = 0;
que es precisamente la condición de equilibrio en el entorno a x = 0, como lo muestra el esquema adjunto.
Con el objetivo de obtener el diagrama de esfuerzo normal interno para la barra, reemplacemos los valores:
P = q0 L y R = − q0 L/2 en la Ecuación (a), para establecer una expresión más sencilla:

N (x) = q0 L/2 < x >0 + q0 < x >1 − q0 < x − L/2 >1 − q0 L < x − L >0 (b)

En la Figura 11(a) mostramos las funciones singulares que intervienen en la expresión determinada para el
esfuerzo normal interno por la Ecuación (b); y en la Figura 11(b) se muestra el resultado de la superposición de
estas funciones, la cual representarı́a el diagrama de esfuerzo normal en función de la posición al interior de la
barra.
Para obtener la Figura 11(b) a partir de la Figura 11(a), notemos que en el segmento 0 < x < L/2 la suma de
las funciones válidas en este rango debe dar como resultado una función lineal que puede dibujarse conociendo
dos puntos de ella. Se puede comprobar que: N (0) = −R = q0 L/2 y N (L/2) = q0 L, lo que permite trazar la
recta en este primer intervalo. Para el segundo intervalo L/2 < x < L, la suma de las funciones válidas en este
rango debe dar también una lı́nea recta; ya que el efecto neto o suma algebráica de las funciones rampa dá como
resultado una función de magnitud constante en este segundo tramo. Como no existe una carga puntual externa
aplicada en x = L/2, no existe ningún salto de discontinuidad en este punto, y como N (L) = P = q0 L, la recta
3 La notación x = a+ debe entenderse como infinitesimalmente a la derecha (+) o mayor que x = a. En cambio, x = a− debe entenderse co-

mo la ubicación infinitesimalmente a la izquierda (−) o menor que x = a.

12
N(x) N(x)
1
q0 x N+

q 0 L/2 x 0 q0L

0 L/2 L x q 0 L/2
q 0 x-L
/2 1

0 L/2 L x
q 0 L x-L 0

(a) Funciones singulares componentes (b) Diagrama de esfuerzo normal interno

Figura 11: Obtención del diagrama de esfuerzo normal interno

buscada es de pendiente nula o valor constante en este intervalo. Para x > L, la nulidad de q(x) asegura la
anulación del esfuerzo normal interno.

EJEMPLO 4.

La viga simplemente apoyada de longitud L mostrada en la Figura 12, soporta una fuerza linealmente distribuı́da
de intensidad constante q0 conocida, que cubre la mitad de su longitud. Determinar la magnitud del momento
flector interno máximo, ası́ como su ubicación.

y
q0

x
L/2 L/2

Figura 12: Viga simplemente apoyada solicitada con carga distribuı́da constante

El primer paso en la determinación de los esfuerzos de reacción internos es efectuar la descripción de la


distribución de intensidad de carga aplicada a la viga. En la Figura 13 la intensidad de carga q(x) está dada en
una forma que permita fácil descripción mediante funciones singulares.

q(x) RL
+q0
R0
L/2 x
0 L
q0

Figura 13: Distribución de intensidad de carga aplicada

Un primer método consiste en considerar solamente la solicitación externa aplicada (aquı́ no se consideran
las acciones de vı́nculo o reacciones de apoyo) para especificar la función de intensidad de carga q(x). Entonces,
aplicando este procedimiento:
q(x) = − q0 < x >0 + q0 < x − L/2 >0
la cual es válida para 0 < x < L.
Podemos hallar el esfuerzo cortante interno aplicando la Ecuación (11a), que nos indica:
Z Z
− q0 < x >0 + q0 < x − L/2 >0 dx + C1

T (x) = − q(x) dx + C1 = −

T (x) = q0 < x >1 − q0 < x − L/2 >1 + C1

13
En esta relación debemos identificar condiciones de borde extremo para poder evaluar la constante de integra-
ción, y ası́ poder proseguir con el análisis. Para ello fijaremos nuestra atención en el extremo izquierdo de la
viga, donde especificaremos un diagrama de cuerpo libre para un entorno diferencial a este punto de apoyo.

En particular, la ecuación de equilibrio vertical nos indica que:


R0 T(0+) P
Fy = T (0+ ) + R0 = 0, de donde: T (0+ ) = −R0
dx x
x=0 x=0+ T (0+ ) = q0 < 0+ >1 − q0 < 0+ − L/2 >1 + C1 = C1 = −R0

El valor de R0 puede hallarse fácilmente de la ecuación de equilibrio de momentos respecto al apoyo de rodillo,
en el extremo derecho de la viga. Apelando a la Figura 12, incorporando las reacciones de apoyo mostradas en
la Figura 13, tendrı́amos:
P L 3L 3
Mz = − R 0 L + q 0 =0 ⇒ R0 = q0 L
2 4 8
Ası́, T (x) = q0 < x >1 − q0 < x − L/2 >1 − 3 q0 L/8 (a)
El esfuerzo cortante interno en una viga recta es por naturaleza una fuerza transversal al eje axial principal
de este cuerpo y contenida en cualquier sección de corte transversal interna que discretize a este elemento es-
tructural. Por esta caracterı́stica de naturaleza propia, puede ser utilizado para la determinación de la fuerza de
reacción en el apoyo de rodillo móvil. Para un elemento diferencial definido en el entorno cercano de este punto
de apoyo tenemos:
En este caso, con referencia al diagrama adjunto, la ecuación de equilibrio
T(L ) RL
P
vertical establece: Fy = RL − T (L− ) = 0, de donde: T (L− ) = RL
dx x
x=L T (L− ) = RL = q0 < L− >1 − q0 < L− − L/2 >1 − 3 q0 L/8
x=L
y, evaluando: 1
RL = q0 L − q0 L/2 − 3q0 L/8 = q0 L
8
Ahora, mediante un proceso de integración adicional podemos determinar el momento flector interno apelando
a la Ecuación (13a):
Z Z
q0 < x >1 − q0 < x − L/2 >1 − 3 q0 L/8 dx + C2

M (x) = − T (x)dx + C2 = −

q0 q0 3q0 L
M (x) = − < x >2 + < x − L/2 >2 + x + C2
2 2 8
Para determinar C2 , notemos que en x = L− , se cumple que: M (L− ) = 0. Esto puede apreciarse en la Figura
precedente, ya que en x = L− , no es necesario un momento para equilibrar la reacción RL (el brazo de palanca
de la reacción RL respecto de la sección en x = L− es dx que es de magnitud infinitesimal, prácticamente mula).
Entonces, por esta condición:
q0 q0 3q0 L −
M (L− ) = − < L− >2 + < L− − L/2 >2 + L + C2 = 0
2 2 8
q0 L2
 
q0 q0 3q0 L 1 3
C2 = < L >2 − < L − L/2 >2 − L= 1− − =0
2 2 8 2 4 4
Reemplazando el valor hallado para esta constante, la ecuación que determina la variación del momento flector
interno en función de la posición queda como:
q0 q0 3q0 L
M (x) = − < x >2 + < x − L/2 >2 + x (b)
2 2 8
Los diagramas de esfuerzo cortante y momento flector internos son fácilmente construı́dos usando las Ecua-
ciones (a) y (b). Para ayudar al lector en la interpretación, cada término de estas relaciones ha sido bosquejado
por separado en las Figuras 14(a) y (c), y al lado derecho en las Figuras 14(b) y (d) se muestran las gráficas
finales resultantes de la superposición de las funciones participantes en cada una de las expresiones menciona-
das anteriormente. Estas últimas gráficas son los diagramas de esfuerzo cortante y momento flector internos,
respectivamente.

14
T(x) T(x) q 0L
T+
8
1
q0 x
xm
L/2 L 0 L/2 L x
0 q x
-L/2
x
3q 0 L 0 1

8
3q 0 L
8
(a) Componentes del esfuerzo cortante (b) Diagrama de esfuerzo cortante

2
M(x) M(x) 9q 0L
128
L
3q 0 x M+
8
q0 2
2
x-L/2
L/2
0 L x
q0
2
x 2
0 xm L/2 L x

(c) Componentes del momento flector (d) Diagrama de momento flexionante

Figura 14: Diagramas de esfuerzos de reacción internos

Un resultado práctico importante en problemas como éste, es la magnitud y ubicación del momento flector
interno máximo. La localización está determinada por el punto donde la pendiente de la función que describe el
momento flector interno se anula: dM (x)/dx = 0, que por la Ecuación (12) es coincidente con el punto donde el
esfuerzo cortante interno se anula: T (x) = 0. Entonces, con ayuda de la Figura 14(b) se determina el punto xm
donde el esfuerzo cortante se anula T (xm ) = 0; que determina la ubicación del momento fector interno máximo,
cuya magnitud se puede determinar luego con ayuda de la Figura 14(d), evaluando el valor de la función en este
punto; es decir: Mmáx = M (xm ).
Siendo que la Figura 14(b) muestra que: 0 < xm < L/2 ; entonces, anulando la expresión para T (x) corres-
pondiente a este intervalo, tenemos:
3q0 L
T (x) = q0 x − =0 ⇒ xm = 38 L
8
que determina la ubicación para Mmax . La magnitud está determinada mediante el siguiente cálculo:

q0 q0 3q0 L q0 9L2 9q0 L2


3
< 3L/8 >2 + < 3L/8 − L/2 >2 +

Mmax = M (xm ) = M 8L =− 3L/8 = − +
2 2 8 2 64 64
9q0 L2 9q0 L2
 
1
Mmax = M (xm ) = − +1 ⇒ Mmax =
64 2 128
Existen muchas variantes o técnicas alternativas para resolver problemas como éste. El método que hemos
mostrado, involucra la descripción solamente de la intensidad de carga aplicada y la evaluación por separado
(mediante ecuaciones de equilibrio global externo) de las reacciones de apoyo que sirven para evaluar las cons-
tantes de integración arbitrarias introducidas en los procesos de integración involucrados.
Un procedimiento alternativo consiste en involucrar a las reacciones de soporte o apoyo en los términos de
la función de intensidad de carga distribuı́da actuante como incognitas iniciales, y su determinación posterior
desde las condiciones de borde sobre los esfuerzos internos actuantes al interior de la viga. Estas condiciones
generalmente son coincidentes con condiciones de extremo lı́mite en los apoyos de la estructura.
Trabajaremos nuevamente en este ejemplo; esta vez incluyendo las fuerzas reactivas en la función de intensidad
de carga actuante q(x). Con ayuda de la Figura 13, podemos escribir:

q(x) = R0 < x >−1 − q0 < x >0 + q0 < x − L/2 >0 + RL < x − L >−1

esta representación es válida para todo x ∈ 0 6 x 6 L; puesto que dá q(x) = 0 cuando x está fuera del segmento
fı́sico coincidente con la viga recta.

15
Ahora, acorde con la Ecuación (11), considerando que: T (−∞) = 0, obtenemos aplicando esta condición:

T (x) = − R0 < x >0 + q0 < x >1 − q0 < x − L/2 >1 − RL < x − L >0 (a)

Una segunda integración, usando la Ecuación (13), y el hecho que M (−∞) = 0, dá como resultado:
q0 q0
M (x) = R0 < x >1 − < x >2 + < x − L/2 >2 + RL < x − L >1 (b)
2 2
Si R0 y RL fuesen conocidos, las Ecuaciones (a) y (b) proporcionarı́an la solución completa para el esfuerzo
cortante y el momento flector de reacción internos. No es dificultoso obtener las reacciones de apoyo a partir de
un cálculo separado, y en algunos casos este podrı́a ser el procedimiento más sencillo. Podemos, sin embargo,
usar nuestros resultados para determinar las reacciones haciendo uso de la observación que no existen esfuerzos
internos fuera del intervalo de interés 0 6 x 6 L. Entonces, si hacemos el valor de posición x ligeramente mayor
que x = L (es decir: x = L+ ), el esfuerzo cortante deberı́a anularse; esto es:

T (L+ ) = − R0 < L+ >0 + q0 < L+ >1 − q0 < L+ − L/2 >1 − RL < L+ − L >0 = 0
L q0 L
− R0 + q0 L − q0 − RL = 0 ⇒ R0 + RL = (c)
2 2
Y también, el momento flector interno deberá anularse cuando x = L+ . Por ello,
q0 q0
M (L+ ) = R0 < L+ >1 − < L+ >2 + < L+ − L/2 >2 + RL < L+ − L >1 = 0
2 2
 2
q0 q0 L 3
R0 L − L2 + =0 ⇒ R0 L − q0 L2 = 0 (d)
2 2 2 8
Las Ecuaciones (c) y (d) conforman un sistema, que al ser resuelto permite determinar las reacciones R0 y RL .
Note que estas relaciones son, de hecho, las condiciones de equilibrio estático para la viga entera. El equilibrio de
traslación vertical es indicado por la Ecuación (c), y el equilibrio rotacional o balance de momentos alrededor del
apoyo de rodillo móvil es indicado por la Ecuación (d). Lo que esto significa es simplemente que la satisfacción
de los requerimientos de equilibrio de ‘cualquier’ elemento diferencial de la viga, implica la satisfacción de los
requerimientos de equilibrio de la viga entera. O, en términos más simples: El cumplimiento de las condiciones
de equilibrio interno garantiza el cumplimiento de condiciones impuestas por el equilibrio externo.
Resulta algo ocioso proseguir con la solución según esta metodologı́a alternativa. Pero, si se desea, resuelva el
sistema de ecuaciones planteado para las reacciones de apoyo y reemplace estos valores en las relaciones descritas
por las Ecuaciones (a) y (b). Verá que obtiene las Ecuaciones (a) y (b), solución de la metodologı́a inicial con
la cual se abordó el problema planteado en este ejemplo.

EJEMPLO 5.

En la Figura 15 el marco ABC, con dimensiones determinadas, está empotrado en B y soporta una fuerza vertical
de magnitud conocida en C. Se desea obtener los diagramas de esfuerzos de reacción internos para el segmento
AB de este elemento estructural.

P
C

A B
L/2 L/2

Figura 15: Estructura tipo marco solicitado por carga puntual

Para resolver el problema debemos conocer la solicitación a la que está sometido el segmento de interés. Para
ello, efectuaremos un corte imaginario en A para ver que acciones transmite la porción AC a la porción AB (éstas
son, por supuesto, acciones de tipo interno !). La Figura 16 muestra lo indicado.
En orden de la preservación del equilibrio, debe existir una fuerza P y un momento P L/2 para equilibrar el
segmento AC, los cuales serán transmitidos a través del corte efectuado en A hacia el segmento AB. En la parte

16
P
C
L/2
PL A
2
P
RB
P x
A
PL B
2
MB
L

Figura 16: Acciones transmitidas al segmento en análisis

inferior de la Figura 16 se muestra el segmento AB. En la sección en A la fuerza y el momento mostrados fueron
obtenidos a partir de la tercera ley de Newton (el principio de acción – reacción). En B mostramos la fuerza de
reacción RB , y el momento de reacción MB del apoyo empotrado.
La función de distribución de intensidad de carga aplicada al segmento AB, usando funciones singulares en
base al esquema inferior mostrado en la Figura 16, serı́a:4
PL
q(x) = P < x >−1 − < x >−2 + RB < x − L >−1 − MB < x − L >−2 (a)
2
Puesto que T (−∞) = 0, podemos realizar la integración acorde a la relación genérica:
Z T (x) Z x
dT (x) = − q(x) dx
T (−∞) −∞

que en el caso presente dá como resultado:


PL
T (x) = − P < x >0 + < x >−1 − RB < x − L >0 + MB < x − L >−1 (b)
2
Ahora, una nueva integración utilizando el hecho que M (−∞) = 0, y la ecuación general:
Z M (x) Z x
dM (x) = − T (x) dx
M (−∞) −∞

dá como resultado:


PL
M (x) = P < x >1 − < x >0 + RB < x − L >1 − MB < x − L >0 (c)
2
Resulta evidente que para la posición x = L+ (que en términos prácticos serı́a x > L – o fuera de la viga en
su extremo derecho), se debe cumplir: T (L+ ) = 0, ası́ como también: M (L+ ) = 0; ya que en nuestro modelo de
análisis la viga termina exáctamente en x = L. Aplicando estas condiciones:
PL
T (L+ ) = − P < L+ >0 + < L+ >−1 − RB < L+ − L >0 + MB < L+ − L >−1 = 0
2
−P − RB = 0 ⇒ RB = − P
PL
M (L+ ) = P < L+ >1 − < L+ >0 + RB < L+ − L >1 − MB < L+ − L >0 = 0
2
PL PL
PL − − MB = 0 ⇒ MB =
2 2
Conocidas las reacciones de apoyo, las Ecuaciones (b) y (c) quedarı́an en la forma final:
PL PL
T (x) = − P < x >0 + < x >−1 + P < x − L >0 + < x − L >−1 (d)
2 2

4 Recuerde la convención del sentido positivo () de definición de la función singular doblete unitario.

17
PL PL
M (x) = P < x >1 − < x >0 − P < x − L >1 − < x − L >0 (e)
2 2
Recuerde que el segmento de interés AB, está determinado por el dominio 0 < x < L coincidente con él; por
ello los diagramas asociados con las Ecuaciones (c) y (d) son los mostrados en la Figura 17.

T(x) T+ M(x) PL
M+ 2
0 L
x 0 L/2 L
x
-P
q0L q0L -PL
2 2 2

(a) Esfuerzo cortante interno (b) Momento flector interno

Figura 17: Diagramas de esfuerzos de reacción internos

Parecerı́a en primera instancia erróneo el diagrama de esfuerzo cortante interno, ya que en el mismo no se
indica explı́citamente la representación gráfica de las funciones singulares: −P L/2 < x >−1 y P L/2 < x−L >−1
que participan en la Ecuación (d) que describe esta acción interna. Este hecho tiene una razón más de tipo fı́sico
que matemático. Porque ?.
Podrı́amos también resolver el problema mediante la metodologı́a de no incluir las acciones de vı́nculo de
carácter interno, ası́ como también las reacciones de apoyo, en la función de intensidad de distribución de carga.
En tal caso, puesto que no existe Rninguna carga externa aplicada en el segmento de interés AB, q(x) = 0. Y,
utilizando la Ecuación: T (x) = − q(x)dx + C1 , tendremos:
T (x) = C1
Pero, si construimos un diagrama diferencial en un entorno diferencial alrededor de la posición inicial x = 0,
veremos que por equilibrio de traslación se cumple: T (0+ ) + P = 0. De aquı́: T (0+ ) = C1 = −P ; por tanto:
T (x) = −P (a)
R
Integrando nuevamente, utilizando M (x) = − T (x)dx + C2 , tendremos:
M (x) = P x + C2
Utilizando nuevamente el diagrama diferencial en un entorno diferencial de x = 0, por equilibrio rotacional:
M (0+ ) + P L/2 = 0; y de aquı́: M (0+ ) = P ×0+ + C2 = −P L/2. De este análisis previo resulta: C2 = −P L/2.
Por tanto, la variación del momento flector interno será:
PL
M (x) = P x − (b)
2
Si se bosquejan las Ecuaciones (a) y (b), obtenemos las mismas gráficas que son mostradas en la Figura 17.
Además, estas relaciones sirven para hallar las acciones de empotramiento RB y MB , en base a un diagrama
diferencial en el entorno de x = L [ puesto que los valores de T (L− ) y M (L− ) se conocen al evaluar las Ecua-
ciones (a) y (b) ] y la imposición de equilibrio estático a este diagrama de cuerpo libre infinitesimal. Con ello,
la solución del problema estará completa.

EJEMPLO 6.

La solicitación sobre una viga de longitud determinada, se asume que tiene la forma mostrada en la Figura 18,
donde q(x) = − q0 sin πLx . Se requiere hallar la ubicación de los soportes A y B (esto quiere decir la dimensión
‘a’ mostrada), de modo que el momento flector interno en la mitad de la longitud de la viga sea nulo. Verifique
si el esfuerzo cortante interno a la mitad de la longitud de la viga también se anula.
Como primer paso evaluaremos las reacciones de apoyo en A y B. Para efectuar una análisis más simple
y directo, mostramos en la Figura 19 las cargas a la que está sometida la viga. Por simetrı́a, es evidente que
modularmente se cumple
R
RA = RB =
2

18
y
q(x)

A B x
a a
L
Figura 18: Viga solicitada con carga linealmente distribuı́da

y
q(x)
R

A B x
a a
RA RB
L
Figura 19: Diagrama de cuerpo libre de la viga

siendo R la resultante de la carga distribuı́da aplicada.


La magnitud de la resultante de la carga distribuı́da puede ser determinada muy fácilmente apelando a su
definición: Z L Z L
q0 L π
Z
πx
R= q(x) dx = q0 dx = sin µ dµ
0 0 L π 0
q0 L π q0 L 2q0 L
R= (− cos µ)0 = (1 + 1) =
π π π
Por tanto, q0 L
RA = RB =
π
La función de intensidad de carga aplicada puede ser escrita ahora en la forma:
πx q0 L q0 L
q(x) = −q0 sin + < x − a >−1 + < x − (L − a) >−1 (a)
L π π
Realizando una primera integración de esta función, se obtiene el esfuerzo cortante interno:
q0 L πx q0 L q0 L
T (x) = − cos − < x − a >0 + < x − (L − a) >0 + C1
π L π π
Para evaluar la constante de integración notemos que: T (0) = 0, ya que no existe carga puntual actuante en el
extremo izquierdo de la viga (x = 0); entonces:
q0 L π ×0 q0 L q0 L q0 L
T (0) = − cos − < 0 − a >0 + < 0 − (L − a) >0 + C1 = − + C1 = 0
π L π π π
De aquı́, q0 L
C1 =
π
y, reemplazando en la expresión para el esfuerzo cortante interno tendremos:
q0 L πx q0 L q0 L q0 L
T (x) = − cos − < x − a >0 + < x − (L − a) >0 + (b)
π L π π π
Integrando nuevamente, se consigue la expresión para la variación del momento flector interno:
q0 L2 πx q0 L q0 L q0 L
M (x) = 2
sin + < x − a >1 − < x − (L − a) >1 − x + C2
π L π π π
La constante de integración se puede evaluar notando que: M (0) = 0, porque no existe ningún momento flector
concentrado actuante en el extremo izquierdo (x = 0) de la viga; entonces:

q0 L2 π ×0 q0 L q0 L q0 L
M (0) = sin + < 0 − a >1 − < 0 − (L − a) >1 − ×0 + C2 = 0
π2 L π π π

19
de donde resulta: C2 = 0
Cuando esta constante es reemplazada en la expresión para el momento flector interno, dá como resultado:

q0 L2 πx q0 L q0 L q0 L
M (x) = 2
sin + < x − a >1 − < x − (L − a) >1 − x (c)
π L π π π
Como la condición del problema indica que el momento flector interno se desvanece en x = L/2, entonces:

q0 L2 πL/2 q0 L q0 L q0 L
M (L/2) = sin + < L/2 − a >1 − < L/2 − (L − a) >1 − L/2 = 0
π2 L π π π
q0 L2 q0 L q0 L
+ (L/2 − a) − L/2 = 0
π2 π π
   
q0 L L L L
+ −a − =0
π π 2 2
Simplificando, obtenemos: L
a= (d)
π
Habiendo determinado la ubicación de los apoyos, ahora verifiquemos si también el esfuerzo cortante interno
a la mitad de la viga se anula. Para ello simplemente tendremos que evaluar la Ecuación (b) en x = L/2,
reemplazando por supuesto el valor hallado ‘a’.

q0 L πL/2 q0 L q0 L q0 L
T (L/2) = − cos − < L/2 − L/π >0 + < L/2 − (L − L/π) >0 +
π L π π π
q0 L q0 L
T (L/2) = − + =0
π π
Este cálculo muestra que el esfuerzo cortante a la mitad de la longitud de la viga también se anula. Que expli-
cación de tipo fı́sico tiene este hecho, en este caso particular ?.
Los esfuerzos de reacción internos al ser considerados actuantes sobre un área determinada, generan en ella
una distribución de tensiones que al ser descrita punto a punto al interior del cuerpo sólido definen un campo de
tensiones internas. Pero, lo importante en una situación de diseño mecánico es determinar aquel punto interno
en el cual aparecen las tensiones internas de valor máximo (provenientes de los esfuerzos internos actuantes,
también máximos, en la vecindad geométrica aledaña a dicho punto). Este punto caracterı́stico denominado punto
crı́tico, por ser el más solicitado, puede ser identificado desde los diagramas de esfuerzos internos previamente
construı́dos; en ellos habrá que ubicar un punto en el cual todos los esfuerzos de reacción interna tomen valor
máximo simultáneamente. Este punto, ası́ hallado, es precisamente el punto crı́tico del elemento o estructura
(en el caso de un conjunto de elementos interconectados) que fué puesto bajo analisis.
Determinado el punto crı́tico, se tendrán que evaluar los esfuerzos internos descritos por la metodologı́a del
uso de funciones singulares, precisamente en este punto; y posteriormente recurrir a las fórmulas conocidas para
la evaluación de las distribuciones de tensiones correspondientes a cada tipo de esfuerzo interno actuante en
el punto crı́tico en cuestión. Entonces, la determinación del estado de tensiones internas en el punto crı́tico
solamente requiere la evaluación de las funciones que describen a estas acciones de carácter interno, tema que
fué abordado en la presente sección.

5. El campo de desplazamientos
Hasta aquı́ se ha efectuado un desarrollo analı́tico someramente completo acerca de la solicitación tanto
externa como interna al cuerpo sólido en estudio. Ahora, debemos relacionar estos conceptos yá establecidos
con aquellos referentes a la deformación producida en el cuerpo debido a esta causa (asumiendo la deformación
producida como el efecto).
El estudio de las deformaciones producidas, necesariamente debe hacer referencia al denominado campo
de desplazamientos internos, que es la descripción mediante funciones matemáticas de los desplazamientos
producidos por la deformación que ocurren en todos los puntos interiores y de la superficie limitante también,
del cuerpo deformable que es sometido a una solicitación de carácter externo (e interno simultáneamente). La
evaluación de estas funciones de desplazamiento en un punto determinado proporcionará pues, las componentes

20
de la deformación en dicho punto; siendo que en el ámbito del diseño mecánico estaremos interesados solamente
en los valores de magnitud que adquieren las deformaciones máximas, las cuales se determinan por un simple
procedimiento de maximización de las funciones que describen el campo de desplazamientos internos.
Sin más preámbulo, pasemos a desarrollar los conceptos inherentes al desarrollo de la determinación del
campo de desplazamientos internos tomando como ejemplo los tipos de solicitación previamente abordados an-
teriormente: la solicitación uniaxial en barras y la solicitación flexionante en vigas. La deducción de las ecuaciones
diferenciales gobernantes del campo de desplazamientos internos para otros tipos de solicitación no desarrollados
en este documento, sigue lineamientos de concepción completamente análogos a los que aquı́ presentaremos.
Si consideramos una barra sometida a un estado de solicitación uniaxial mediante una distribución de carga
aplicada a ella, como es mostrado en el Ejemplo 1, y si en esta barra efectuamos una sección de corte hipotética,
en la misma se pondrá en evidencia el esfuerzo normal interno, el cual generará un estado de tensiones internas
que supondremos tiene distribución invariable o constante en toda la superficie establecida por la sección de
corte. La Figura 20 nos muestra el procedimiento que en este momento estamos planteando. En estos esquemas
se denota con N (x) al esfuerzo normal interno en la posición x, mediante A el área de la sección transversal
obtenida por el corte efectuado, y con σx la tensión normal interna actuante en dicha sección de corte.

q sc sc

P N(x) N(x)
A A
x x
x
x
(a) Esfuerzo normal interno (b) Tensiones normales internas

Figura 20: Generación de tensiones normales internas en una sección de corte

La definición de tensión normal interna actuante en una sección de corte dada según la dirección axial,
establece proporcionalidad comparativa entre el esfuerzo normal actuante y la tensión normal que ésta acción
produce; es decir:
N (x)
σx = (14)
A
expresión que nos indica que la tensión normal interna está definida como una fuerza superficialmente distribuı́da
en el área que establece la sección de corte, donde se supone actúa el esfuerzo normal interno como una acción
o fuerza concentrada.
Si consideramos nuevamente la barra sometida a un estado de solicitación uniaxial mediante una distribución
de carga aplicada a ella, también será evidente que sus puntos internos tendrán desplazamientos según dirección
axial, los cuales serán funciones de la posición en la cual se valoren dichos desplazamientos. En esencia, estámos
diciendo aquı́ que el campo de desplazamientos internos será descrito por una relación funcional del tipo:
u = u(x), siendo u el desplazamiento interno correspondiente a una posición genérica x. Podemos imaginar
que los esfuerzos normales, o las tensiones internas, que actúan en cualquier sección de corte provocan el
desplazamiento axial de dichas secciones; y por ello los desplazamientos resultan también funciones dependientes
de la posición. En la Figura 21 mostramos un elemento diferencial que sufre este proceso de deformación.

SC x Elemento indeformado SC x+dx

X dx x+dx
x
u(x) u(x+dx)

dx
 x
Elemento deformado
Figura 21: Proceso de deformación de un elemento diferencial

La deformación δ en este caso, se define como el cambio en longitud según dirección axial, entonces:

dδ = dx0 − dx

21
Pero, según la Figura 21, podemos escribir: u(x) + dx0 = dx + u(x + dx); de aquı́ resulta:

dδ = dx0 − dx = u(x + dx) − u(x) = du(x)

Ahora, la deformación unitaria ε se define como la relación existente entre la deformación producida, comparada
con la longitud original indeformada; entonces en el caso presente:

dδ du(x)
εx = = (15)
dx dx
La ley de Hocke aplicada unidireccionalmente nos indica que la tensión actuante es directamente proporcional
a la deformación unitaria producida, luego:
σx = E εx (16)
donde E es una constante paramétrica dependiente de la naturaleza del material, que es denominada módulo
de elasticidad lineal (o coeficiente de Hocke).
Reemplazando las Ecuaciones (14) y (15) en la Ecuación (16), obtenemos como resultado:

N (x) du(x)
=E
A dx
de aquı́, du(x)
EA − N (x) = 0 (17)
dx
Despejando de esta ecuación el término que contiene la función que describe el campo se desplazamientos internos
e integrando de forma genérica, se obtiene:
Z
1
u(x) = N (x) dx + C (18)
EA

Entonces, si se conoce la expresión para la variación del esfuerzo normal interno (descrita mediante funciones
singulares), con la ecuación precedente se puede determinar el campo de desplazamientos internos, el cual
será válido en todo el dominio geométrico de definición del problema; que cuando es evaluado en un punto
determinado proporciona de manera directa el valor de la deformación en dicho punto, ésto porque estamos
tratando un fenómeno de comportamiento mecánico uni–direccional.
Derivando la Ecuación (17) con respecto a x (considerando que EA es invariable), y recordando que para el
tipo de solicitación axial es válida la ecuación gobernante: dNdx(x) + q(x) = 0, se puede verificar que también se
cumple:
d 2 u(x)
EA + q(x) = 0 (19)
dx2
la cual también proporciona el campo de desplazamientos internos, pero ahora en términos de la función de
intensidad de carga axial actuante; pues la función u(x) es solución de esta ecuación diferencial mediante un
procedimiento de integración doble, donde las condiciones de borde asociadas con los desplazamientos (y talvez
también sus derivadas espaciales) como valores frontera del problema se utilizan para determinar las constantes
de integración.

EJEMPLO 7.

Consideremos nuevamente la barra del ejemplo 1, y obtengamos para ella el campo de desplazamientos internos
primero, y luego la deformación máxima de este elemento estructural. A continuación repetiremos la Figura 6,
que sirvió como esquema gráfico de planteamiento del problema, la misma que se puede identificar ahora como
la Figura 22.

q0
R P
x
L/2 L/2

Figura 22: Barra empotrada en un extremo solicitada por carga axial

22
En el ejemplo 3 deducimos la expresión analı́tica mediante funciones singulares, que describe las variaciones
del esfuerzo normal interno (véase la Ecuación (a) del Ejemplo). A continuación mostramos dicha ecuación,
copiándola desde el lugar donde se la obtuvo:

N (x) = −R < x >0 + q0 < x >1 − q0 < x − L/2 >1 − P < x − L >0 (a)

El proseguir con la solución de éste ejemplo ahora es muy fácil; solamente debemos aplicar la Ecuación (b)
del ejemplo 3 de manera directa, a fin de conseguir la expresión que describe el campo de desplazamientos
internos:
N (x) = q0 L/2 < x >0 + q0 < x >1 − q0 < x − L/2 >1 − q0 L < x − L >0 (a)
Integrando esta expresión acorde con la Ecuación (18), obtenemos para el campo de desplazamientos internos
la ecuación siguiente:
1
q0 L/2 < x >1 + q0 < x >2 − q0 < x − L/2 >2 − q0 L < x − L >1 + C

u(x) =
EA
Para determinar la constante de integración, notemos que la sección del extremo izquierdo está empotrada y
por ello no tiene posibilidad de desplazamiento alguno: u(0) = 0. Imponiendo esta condición de borde extremo
asociado al campo de desplazamientos, tenemos:
1
q0 L/2 < 0 >1 + q0 < 0 >2 − q0 < 0 − L/2 >2 − q0 L < 0 − L >1 + C = 0

u(0) =
EA
de aquı́ se obtiene: C = 0; por tanto, reemplazando en la ecuación anterior donde aparece esta constante, la
misma se transforma hacia:
1
q0 L/2 < x >1 + q0 < x >2 − q0 < x − L/2 >2 − q0 L < x − L >1

u(x) = (b)
EA
Para obtener la gráfica representativa del campo de desplazamientos, podemos considerar los segmentos en
los cuales los términos que tiene la descripción anterior mantienen validez.
  
1 q0 L 2
 EA 2 x + q 0 x 0 < x < L/2
u(x) =  
 1 q0 L x + q x2 − q (x − L/2)2 L/2 < x < L
EA 2 0 0

Bosquejando la gráfica representativa del sistema de ecuaciones anteriores, mostramos la Figura 23 en la que
apreciamos una variación de tipo parabólica en
R el primer tramo y lineal en el segundo.5Estas conclusiones son
1
directas a partir de la relación: u(x) = EA N (x)dx, yá demostrada anteriormente. Para ello compare la
Figura 11(b) con la Figura 23, y más propiamente el orden de las funciones que componen estas gráficas en
subdominios similares.

u(x)
u+
2
5q 0 L
q L2
0 4EA
2EA
0 L/2 L x

Figura 23: Campo de desplazamientos internos

De la gráfica bosquejada, se puede apreciar que el desplazamiento máximo se presenta en el extremo libre de
la barra, y tiene valor de magnitud:
5q0 L2
umáx = u(L) = (c)
4EA
que en un caso práctico de diseño mecánico, debe ser ajustado en sus valores paramétricos para que cumpla con
las exigencias de alguna norma de diseño que esté siendo utilizada, que limite la magnitud de ésta deformación.
5 Recuerde que la integración de funciones singulares de orden positivo, incrementa en una unidad el valor del orden de dichas funciones.

23
Ahora analizaremos el campo de desplazamientos internos que se presenta en una viga recta que sea sometida
a un estado de solicitación flexionante, debido a un sistema de cargas transversales actuantes sobre este ele-
mento estructural esbelto. Para ello, recordemos primero que en toda sección de corte se presentan dos acciones
internas: un esfuerzo cortante interno (de orientación paralela – o tangencial – a la sección de corte efectuada)
y un momento flector interno que genera un proceso de deformación con curvatura de la viga y desplazamiento
vertical de ésta. Cada uno de estos esfuerzos genera su propio estado de tensiones internas, las que pueden ser
tratadas por separado también, si aplicamos el principio de superposición de efectos.

El esfuerzo cortante interno genera tensiones cortantes o tangenciales a la sección


sc de corte efectuada. La distribución de estas tensiones internas se obtiene por la
T(x)
definición de fuerza superficialmente distribuı́da. Si el área de la sección transversal
A x es de dimensión reducida, se puede suponer una distribución uniforme de magnitud
constante. Ası́, la tensión cortante generada por el esfuerzo cortante interno viene
xy determinada por: T (x)
τxy =
A
Si las dimensiones de la sección transversal no son reducidas, la tensión generada aquiere una distribución
variable sobre el área que define la sección de corte, y depende de la forma geométrica de ésta. En tales casos,
se debe apelar a las ecuaciones particulares pertinentes para la determinación de la distribución de la tensión
cortante en cada caso particular acorde con la geometrı́a de la sección transversal de la viga.
De todas formas, se ha demostrado que la contribución del esfuerzo cortante interno, o las tensiones que esta
acción genera al interior de la viga, no contribuyen significativamente a su deformación (su aporte no excede en la
mayorı́a de los casos el 2,5 %). Por ello, es que en casi todas las situaciones de interés práctico en la determinación
de deformaciones, se desprecia la contribución del esfuerzo cortante interno frente a la contribución de gran valor
que efectúa el momento flector interno.
Mostraremos a continuación el procedimiento de valoración de la relación carga – deformación para este
esfuerzo interno (el momento flector) y la deformación con curvatura y desplazamiento vertical de la viga que
éste produce, sin entrar en mayores detalles en los pasos de deducción. Estos detalles deductivos se los puede
hallar en cualquier libro de mecánica de sólidos que efectúe un tratamiento básico de este tema.

y
q P sc sc
M(x) x
A x
A
x
x M(x)

Figura 24: Distribución de tensiones normales en flexión

En la Figura 24 mostramos una sección de corte donde actúa un momento flector interno, el cual genera una
distribución de tensiones normales internas distribuı́das sobre el área transversal de la viga con variación lineal,
determinada por la relación:
M (x) y
σx = (20)
Izz
donde σx es la tensión normal en un área diferencial perteneciente a la sección transversal, ubicada a una
distancia y respecto del eje z que con origen en el centroide atravieza el área A, e Izz es el momento de inercia
de ésta área, con respecto al eje centroidal z.
En la Figura 25 mostramos un segmento diferencial de la viga solicitada, obtenida mediante secciones de corte
adyascentes. Existe una fibra denominada: fibra neutra, la cual conecta los centroides de las secciones de corte,
que no sufre deformación; en cambio las fibras superiores se elongan y las inferiores se contraen cuando la viga
adquiere curvatura. El desplazamiento vertical de la sección de corte (sc) en la posición x − dx, será denotado
mediante ϑ(x − dx); en cambio el desplazamiento vertical de la SC en la posición x se denota como ϑ(x), que
describirá el campo de desplazamientos verticales de la viga en su estado deformado.
Al tornarse el segmento de viga cóncavo (o convexo), las secciones de corte rotan alrededor del eje z que
atraviesan sus centroides; y si trazamos rectas con esas inclinaciones, las mismas se intersectan en un punto
denominado centro de curvatura (cc). Estas lı́neas además, por intersectarse, subtienden un ángulo dφ que es

24
sc Elemento indeformado sc

M(x-dx) M(x)
x-dx x
dx
(x-dx) (x) d
dx
dx y

Elemento deformado

d
cc
Figura 25: Descripción de la deformación en una viga

la medida de la deformación angular del elemento diferencial de viga que estamos considerando. De hecho,
el segmento de viga inicialmente recto se convierte en un segmento diferencial curvo circular, cuyo centro
precisamente es el de curvatura de la función que describe el campo de desplazamientos verticales asociado con
la deformación de la viga. El radio de este segmento circular diferencial, medido desde el centro de curvatura,
es denominado: radio de curvatura, el cual es denotado simbólicamente ρ como parámetro descriptivo.
La deformación de una fibra cualquiera, ubicada a una distancia y respecto del eje centroidal que atravieza
el área A de la sección de corte, por definición es el cambio de longitud que ésta sufre; entonces:

dδ = dx0 − dx = (ρ + y)dφ − ρdφ = ydφ

Luego, la deformación unitaria según dirección axial de la viga vendrá determinada mediante la relación:
dδ ydφ dφ
εx = = =y
dx dx dx
Pero, dφ/dx es la variación de la pendiente de la deformación angular φ(x) con respecto a la posición x a lo largo
de la viga, la cual se la considera de magnitud despreciable cuando la deformación descrita por el campo de
desplazamiento vertical no es acentuado o de magnitud no apreciable a simple vista (esta es una de las hipótesis
que se considera en el comportamiento en flexión de una viga recta).
La deformación unitaria también podrı́a expresarse en términos del radio de curvatura del segmento diferen-
cial yá deformado, de la siguiente manera:
ydφ ydφ y
εx = = = (21)
dx ρdφ ρ
Ahora, la ley de Hocke expresa proporcionalidad directa entre la tensión actuante y la deformación unitaria
producida, por tanto: σx = E εx
Reemplazando las Ecuaciones (20) y (21) en esta última expresión, se obtiene como resultado:

M (x) y y E Izz
=E ⇒ M (x) = (22)
Izz ρ ρ

Pero, el análisis funcional proporciona una relación simple del cálculo de la curvatura de una función dada [en
este caso la función que describe el campo de desplazamiento vertical de la viga ϑ(x)], mediante el valor inverso
del radio de curvatura en un punto cualquiera x del dominio de definición de la función que sea especificada.
Esta relación aplicada y adecuada en su notación a la función de desplazamiento vertical de una viga, establece
que:
d 2 ϑ(x)
1 dx2
=
ρ  2 3/2
dϑ(x)
1 + dx

25
la cual, cuando se asume la hipótesis de pequeña deformación vertical de la viga, ası́ como su pendiente en
cualquier punto; es decir, φ(x) = dϑ(x)/dx → 0, se convierte en:

1 ∼ d 2 ϑ(x)
= (23)
ρ dx2

Reemplazando ahora la Ecuación (23) en la Ecuación (22), obtenemos la expresión que relaciona el momento
flector interno actuante sobre la viga solicitada y la deformación de desplazamiento vertical que produce en ella;
dicha expresión carga – deformación, está determinada por:

d 2 ϑ(x)
E Izz = M (x) (24)
dx2
Integrando por una primera vez, obtenemos la ecuación que describe la variación de la pendiente de la defor-
mación a lo largo de la viga, variable que está determinada mediante: φ(x) = dϑ(x)/dx. Entonces, tendrı́amos:
Z
1
φ(x) = M (x) dx + C1 (25)
EIzz
R
Integrando nuevamente: ϑ(x) = φ(x) dx + C2 , obtenemos como relación final para el campo de desplaza-
mientos verticales: Z Z 
1
ϑ(x) = [ M (x) dx ] dx + C1 x + C2 (26)
EIzz
donde C1 y C2 son las constantes del proceso de integración doble llevado a efecto, a ser determinadas por
aplicación de las condiciones de borde apropiadas. Cuando en las expresiones anteriores se reemplaza M (x) con
una descripción en términos de funciones singulares y se integran dichos términos, se obtendrá primero una
expresión para φ(x), y posteriormente otra para ϑ(x), descritas ambas también mediante funciones singulares,
que son válidas en todo el dominio de definición del problema.
A continuación aplicaremos los conceptos anteriormente desarrollados para determinar expresiones que des-
criban el campo de desplazamiento vertical producido en una viga que esté sometida a un sistema de cargas
transversales aplicada a ella.

EJEMPLO 8.

Consideremos nuevamente el EJEMPLO 4, para continuar su análisis en la determinación de la deformación


producida. Deseamos ahora determinar una relación que describa el campo de desplazamiento vertical de la
viga, causada por la solicitación aplicada. Y como muestra de la evaluación de valores, se desea determinar el
desplazamiento del centroide de la sección de corte transversal ubicada a la mitad de la longitud de la viga.
Primero, replicaremos el esquema gráfico de planteamiento del problema parcialmente analizado en su solu-
ción por determinación de los diagramas de esfuerzos de reacción internos, para proseguir aquı́ y alcanzar los
objetivos que en este ejemplo requerimos.

y
q0

x
L/2 L/2

Figura 26: Viga simplemente apoyada solicitada con carga distribuı́da constante

En el EJEMPLO 4, obtuvimos la siguiente expresión de descripción de la variación espacial del momento


flector interno:
q0 q0 3q0 L
M (x) = − < x >2 + < x − L/2 >2 + x (a)
2 2 8

26
la cual es mostrada gráficamente en la Figura 14(d). La aplicación de la Ecuación (25), dá en este caso como
resultado: Z  
1 q0 q0 3q0 L
φ(x) = − < x >2 + < x − L/2 >2 + x dx + C1
EIzz 2 2 8
 
1 q0 3 q0 3 3q0 L 2
φ(x) = − <x> + < x − L/2 > + x + C1
EIzz 6 6 16
En este momento no es posible determinar el valor de la constante de integración, puesto que no conocemos
la magnitud de la pendiente de la deformación en ningún punto dentro del dominio de definición de la solución
anterior obtenida. A pesar de este aparente inconveniente, podemos proseguir realizando un procedimiento de
integración adicional apelando a la ecuación que relaciona el campo de desplazamiento vertical y la pendiente
de ésta: Z
ϑ(x) = φ(x) dx + C2

Reemplazando entonces la anterior expresión que describe la pendiente de la deformación, tendrı́amos:


Z    
1 q0 3 q0 3 3q0 L 2
ϑ(x) = − <x> + < x − L/2 > + x + C1 dx + C2
EIzz 6 6 16
 
1 q0 4 q0 4 3q0 L 3
ϑ(x) = − <x> + < x − L/2 > + x + C1 x + C2
EIzz 24 24 48
En virtud que la expresión obtenida es válida en el intervalo: 0 6 x 6 L, resulta claro que en los puntos de
apoyo extremos de la viga no existe desplazamiento vertical; entonces, las condiciones de borde lı́mite en este
problema se identifican como:
ϑ(0) = 0 y ϑ(L) = 0
Aplicando estas condiciones, puede verificarse que se obtienen los resultados siguientes:

3q0 L3
C2 = 0 y C1 = −
128EIzz
Reemplazando estas constantes en las ecuaciones en las cuales aparecen, determinamos las expresiones finales
para la pendiente de la deformación y el campo de desplazamiento vertical, las mismas que resultan ser:

9L3
 
q0 9L 2
φ(x) = − < x >3 + < x − L/2 >3 + x − (b)
6EIzz 8 64

9L3
 
q0 3L 3
ϑ(x) = − < x >4 + < x − L/2 >4 + x − x (c)
24EIzz 2 16
En la Figura 27(a) mostramos la gráfica de la pendiente de la deformación en función de la posición a lo largo
de la viga; y en la Figura 27(b) se muestra el campo de desplazamiento vertical para los diversos centroides de
las secciones de corte efectuados en posiciones genéricas a lo largo de toda la longitud de la viga. Este par de
diagramas establecen una descripción completa del estado deformado de la viga, cuando actúan las cargas con
las magnitudes especificadas, y se ha restablecido la condición estática de la misma luego de su ligero movimiento
durante la fase de aplicación de las cargas externas.

(x) +
(L) (x) (x) +
x x
(0)
(L)
x
L/2 L/2 L

(a) Pendiente de la deformación (b) Campo de desplazamiento vertical

Figura 27: Diagramas del estado deformado de la viga

Para determinar el desplazamiento del centroide de la sección de corte transversal ubicada a la mitad de
la longitud de la viga, solamente tenemos que evaluar la expresión determinada por la Ecuación (c) cuando el

27
argumento de la función asume el valor: x = L/2 (es decir, en la posición coincidente con la mitad de la longitud
de la viga).

9L3
 
q0 3L
ϑ(L/2) = ϑL/2 = − < L/2 >4 + < L/2 − L/2 >4 + (L/2)3 − (L/2)
24EIzz 2 16
Evaluando las funciones involucradas en esta expresión, efectuando operaciones y simplificando, resulta:

− 5q0 L4
ϑL/2 =
768EIzz
donde el signo negativo posee el significado que el centroide de la sección de corte ubicada en x = L/2, tiene
desplazamiento vertical descendente (hacia abajo desde su posición inicial).
El desarrollo teórico que fué establecido en párrafos anteriores con referencia al campo de desplazamiento
vertical en vigas rectas solicitadas mediante cargas transversales, puede ser sintetizado de manera compácta. Para
ello, requerimos efectuar manipulación de algunas ecuaciones yá deducidas. Recordemos que la Ecuación (10),
indica que:
dT (x)
+ q(x) = 0 (27)
dx
En tanto, la Ecuación (12) establece por otra parte el cumplimiento de:

dM (x)
+ T (x) = 0 (28)
dx
Mientras que, la Ecuación (24) exige la validez de la relación:

d 2 ϑ(x)
E Izz = M (x) (29)
dx2
Si derivamos la Ecuación (29), y la combinamos con la Ecuación (28), queda como resultado:

d 3 ϑ(x)
E Izz = − T (x) (30)
dx3
Ahora, derivando una vez más la ecuación recién obtenida y combinándola con la Ecuación (27), proporciona
la relación definitiva carga – deformación que gobierna el comportamiento mecánico en condición estática de las
vigas rectas sometidas a un estado de carga que produce en ellas flexión, está determinada por:

d 4 ϑ(x)
E Izz = q(x) (31)
dx4
Esta última ecuación puede ser desarrollada incorporando primero la descripción de la intensidad de carga
distribuı́da aplicada a la viga, q(x), en términos de funciones singulares, para luego integrarla reiteradamente
por cuatro veces a fin de obtener la solución para el campo de desplazamientos verticales, ϑ(x); la cual también,
por supuesto, tendrá descripción mediante funciones singulares y será válida en todo el dominio de definición
geométrico del problema. Las condiciones de borde lı́mite que se identifiquen en el problema, con referencia a
los desplazamientos y las pendientes de la deformación (generalmente en los puntos de apoyo), y/o también
con valores conocidos de los esfuerzos internos en ciertos puntos, servirán para la determinación de todas las
constantes de integración que sean incorporadas en el procedimiento de solución de la Ecuación (31), la cual
sintetiza adecuadamente el fenómeno de flexión de vigas rectas.
A continuación mostraremos un par de ejemplos simples, que permitirán establecer un procedimiento sis-
temático de aplicación de los últimos conceptos que desarrollamos en esta parte de este escrito.

EJEMPLO 9.

En la Figura se muestra una viga simplemente apoyada de módulo de elasticidad y momento de inercia centroidal
conocidos. La longitud de éste elemento también es de magnitud conocida. Si la viga es solicitada mediante una
cupla o momento concentrado aplicado en la ubicación mostrada; determinar las relaciones que describen la
variación posicional a lo largo de toda la longitud de la viga, del esfuerzo cortante interno, el momento flector
interno, la pendiente de la deformación y el campo de desplazamiento vertical.

28
y
M
x
2a a
R1 R2

Figura 28: Viga simplemente apoyada solicitada con momento puntual

En la Figura 28, mostramos también las reacciones de apoyo que serán incluı́das como incógnitas iniciales en
la función que describe la intensidad de carga aplicada sobre la viga. Esta descripción tiene como desarrollo:

q(x) = R1 < x >−1 + M < x − 2a >−2 + R2 < x − 3a >−1 (a)

La relación gobernante del comportamiento mecánico de la viga está descrita por la Ecuación (31), que para
el caso presente tiene como desarrollo:

d 4 ϑ(x)
E Izz = R1 < x >−1 + M < x − 2a >−2 + R2 < x − 3a >−1
dx4
Integrando,
d 3 ϑ(x)
E Izz = R1 < x >0 + M < x − 2a >−1 + R2 < x − 3a >0 + C1 (b)
dx3
Pero, por la Ecuación (30), se puede especificar como condición de borde: 6

d 3 ϑ(0)
E Izz = −T (0) = −(−R1 ) = R1
dx3
Aplicando la condición aquı́ identificada,

d 3 ϑ(0)
E Izz = R1 = R1 < 0 >0 + M < 0 − 2a >−1 + R2 < 0 − 3a >0 + C1
dx3
y, de aquı́ resulta: C1 = 0. Integrando nuevamente la ecuación (b), habiendo sustituı́do el valor nulo de la
constante previamente hallada, resulta:

d 2 ϑ(x)
E Izz = R1 < x >1 + M < x − 2a >0 + R2 < x − 3a >1 + C2 (c)
dx2
Aquı́, podemos especificar como condición de borde:

d 2 ϑ(0)
E Izz = M (0) = 0
dx2
ya que es evidente que no existe ningún momento puntual en el apoyo articulado fijo en x = 0. Por tanto,
aplicando esta condición a la Ecuación (c):

d 2 ϑ(0)
E Izz = M (0) = 0 = R1 < 0 >1 + M < 0 − 2a >0 + R2 < 0 − 3a >1 + C2
dx2
de donde, claramente resulta que: C2 = 0. Reemplazando en la Ecuación (c), y nuevamente integrando:

dϑ(x) R1 R2
E Izz = < x >2 + M < x − 2a >1 + < x − 3a >2 + C3 (d)
dx 2 2
En esta instancia, no podemos identificar ninguna condición de borde asociada con esta ecuación, ya que no
conocemos el valor de la pendiente de la deformación en ningún punto a lo largo de la longitud de la viga. Sin
6 Para entender la aseveración que aquı́ planteamos, efectúe un diagrama de cuerpo libre de un elemento diferencial mediante secciones de

corte ubicadas en x = 0 y x = 0+ (x + dx), e imponga el equilibrio traslacional a este esquema para obtener: T (0) = −R1 .

29
embargo, podemos proseguir en la solución del problema integrando nuevamente la Ecuación (d). Efectuando
un último procedimiento de integración se tiene:
R1 M R2
E Izz ϑ(x) = < x >3 + < x − 2a >2 + < x − 3a >3 + C3 x + C4 (e)
6 2 6
Es completamente evidente que ϑ(0) = 0; es decir, el punto ubicado en x = 0 conectado al apoyo articulado
fijo no posee desplazamiento vertical. Imponiendo esta condición a la Ecuación (e), tendrı́amos:
R1 M R2
E Izz ϑ(0) = 0 = < 0 >3 + < 0 − 2a >2 + < 0 − 3a >3 + C3 ×0 + C4
6 2 6
Y, de aquı́ resulta: C4 = 0. Pero, también resulta claro que: ϑ(3a) = 0, porque el apoyo de rodillo derecho, ubicado
en x = 3a, no permite traslación vertical. Usando nuevamente la Ecuación (e), imponiendo esta condición:
R1 M R2
E Izz ϑ(3a) = 0 = < 3a >3 + < 3a − 2a >2 + < 3a − 3a >3 + C3 ×3a
6 2 6
Simplificando: 9R1 a2 + M a + 6C3 = 0 (a)
Recordemos que las reacciones de apoyo aún no están determinadas. Por ello es que en nuestro análisis
tenemos aún tres incógnitas a ser evaluadas (R1 , R2 , y C3 ). En la posición x = 3a+ , es decir fuera de la viga
hacia la derecha, es evidente que no existe ni esfuerzo cortante ni momento flector internos (ya que la viga
tiene como longitud total exáctamente un valor que llega hasta x = 3a). Entonces, si en orden aplicamos las
Ecuaciones (b) y (c) en x = 3a+ , considerando de forma práctica que: T (3a) = 0 y M (3a) = 0; tendremos como
resultado:
d 3 ϑ(3a)
E Izz = 0 = R1 < 3a >0 + M < 3a − 2a >−1 + R2 < 3a − 3a >0
dx3
d 2 ϑ(3a)
E Izz = 0 = R1 < 3a >1 + M < 3a − 2a >0 + R2 < 3a − 3a >1
dx2
Evaluando y simplificando, resultan las ecuaciones siguientes:

R1 + R2 = 0 (b)

3aR1 + M = 0 (c)
Reconocemos este par de ecuaciones como las condiciones de equilibrio estático de la viga. La primera de
ellas describe la imposición del equilibrio de traslación vertical; en cambio, la segunda describe la imposición
del equilibrio rotacional alrededor de un eje que pasa por el extremo derecho de la viga. Resolviendo ahora el
sistema planteado por las Ecuaciones (a), (b) y (c); se demuestra que la solución resulta:
−M M Ma
R1 = R2 = C3 = (d)
3a 3a 3
Conocidas todas las constantes, y las reacciones de apoyo, introducidas en el procedimiento de análisis
efectuado; es claro que se ha obtenido una solución completa para el problema. La función que describe la
variación del esfuerzo cortante interno está dada por la Ecuación (30), asociada con la Ecuación (b) hallada:

T (x) = − R1 < x >0 − M < x − 2a >−1 − R2 < x − 3a >0


M M
T (x) = < x >0 − M < x − 2a >−1 − < x − 3a >0 (S.1)
3a 3a
La variación del momento flector interno puede ser descrita apelando a la Ecuación (29), en conjunción con
la Ecuación (c):
M (x) = R1 < x >1 + M < x − 2a >0 + R2 < x − 3a >1
−M M
M (x) = < x >1 + M < x − 2a >0 + < x − 3a >1 (S.2)
3a 3a
La pendiente de la deformación: φ(x) = dϑ(x)/dx, la obtenemos directamente a partir de la Ecuación (d):
 
1 R1 2 1 R2 2
φ(x) = < x > + M < x − 2a > + < x − 3a > + C3
EIzz 2 2

30
 
1 −M M Ma
φ(x) = < x >2 + M < x − 2a >1 + < x − 3a >2 + (S.3)
EIzz 6a 6a 3
Y, para concluir, el campo de desplazamiento vertical se obtiene a partir de la Ecuación (e):
 
1 R1 M R2
ϑ(x) = < x >3 + < x − 2a >2 + < x − 3a >3 + C3 x
E Izz 6 2 6
 
1 −M 3 M 2 M 3 Ma
ϑ(x) = <x> + < x − 2a > + < x − 3a > + x (S.4)
E Izz 18a 2 18a 3
Las Ecuaciones (S.1), (S.2), (S.3) y (S.4) proporcionan la solución completa al problema planteado. Para
tener una idea mejor de las variaciones que estas relaciones describen, sugerimos se elaboren gráficas para ellas.
Y, si se desea el valor de magnitud de cualquier parámetro que estas definen en cualquier posición, será solo
necesario reemplazar el valor del argumento posicional (el valor de x pertinente) y evaluar la función de interés.
Otro aspecto interesante que muestra este ejemplo es que el análisis realizado permite la evaluación si-
multánea de las reacciones de apoyo. Sin embargo, en problemas estáticamente determinados es mejor efectuar
la evaluación de estas acciones de vı́nculo por separado, apelando a las ecuaciones de equilibrio externo del
sistema en análisis. Ası́, las reacciones de apoyo entrarı́an en la función de intensidad de carga q(x) con valores
yá conocidos. En problemas estáticamente indeterminados, vale decir, en aquellos casos en los que las ecuaciones
de equilibrio son insuficientes para determinar a todas las reacciones de apoyo, no se puede eludir efectuar un
análisis de compatibilidad geométrica de la deformación con el objetivo de conseguir ecuaciones adicionales para
conformar un sistema compatible que sea susceptible de ser resuelto. El siguiente ejemplo muestra el procedi-
miento a seguir en estos casos.

EJEMPLO 10.

La viga de longitud determinada mostrada en la Figura 29, está empotrada en su extremo izquierdo y sim-
plemente apoyada a la mitad de su longitud. La carga externa que solicita la viga es una carga linealmente
distribuı́da de intensidad constante conocida, como se muestra. Se desea determinar las reacciones de apoyo, y
también dibujar los diagramas de esfuerzo cortante y momento flector internos; ası́ como también determinar la
deflexión vertical de su extremo libre. Asumimos que el peso propio de la viga está incluı́do en la magnitud de
la carga distribuı́da, y que el módulo de rigidez flexionante EI de la viga es de valor constante determinado.

y
q0
M A

A B EI C x
L R L
R A B

Figura 29: Viga simplemente empotrada y apoyada solicitada con carga distribuı́da constante

En el esquema de planteamiento del problema yá hemos incluı́do las reacciones de vı́nculo que aparecen en
los apoyos por la carga aplicada. Vemos que existen tres reacciones incógnitas y solamente dos ecuaciones de
equilibrio. Estas relaciones de equilibrio global o de conjunto, pueden ser escritas como:

RA + RB − 2q0 L = 0 (a.1)

MA + RB L − 2q0 L2 = 0 (a.2)
donde 2q0 L es la resultante de la carga distribuı́da.
Como este es un caso de un sistema estáticamente indeterminado, las ecuaciones adicionales necesarias
para complementar el par de Ecuaciones (a) surgirán de las condiciones de compatibilidad geométrica de la
deformación, establecidas en términos de los valores de la pendiente y la deflexión vertical a lo largo de la
longitud de la viga. Las curvas de pendiente y deflexión vertical serán deducidas comenzando con una expresión
para la función de intensidad de carga aplicada q(x) y el proceso de integración doble para determinar la
función que describe el momento flector interno M (x). Dos integraciones adicionales de esta última expresión
producirán las funciones que describen la pendiente y la deflexión vertical de la viga en términos de cualquier
posición genérica.

31
Para escribir la expresión para q(x), usaremos la tres reacciones de apoyo inicialmente desconocidas en lugar
de usar las ecuaciones de equilibrio previamente escritas, para con ellas proceder a despejar de ambas y ponerlas
en términos de una sola reacción desconocida. Escogemos este procedimiento por ser algebráicamente más simple.
Entonces, refiriéndonos a la Figura 29, la expresión para la intensidad de carga distribuı́da aplicada en términos
de funciones singulares serı́a:

q(x) = RA < x >−1 − MA < x >−2 − q0 < x >0 + q0 < x − 2L >0 + RB < x − L >−1 (b)

La ecuación fundamental carga – deformación, deducida para el comportamiento mecánico de una viga so-
metida a estado de carga flexionante, sabemos que es:

d 4 ϑ(x)
EI = q(x)
dx4
Integrando esta expresión, reemplazando previamente la Ecuación (b), obtenemos como resultado:

d 3 ϑ(x)
EI = −T (x) = RA < x >0 − MA < x >−1 − q0 < x >1 + q0 < x − 2L >1 + RB < x − L >0 + C1
dx3
La constante de integración puede evaluarse mediante la condición: −T (0+ ) = RA , que proporciona C1 = 0. Por
ello, tenemos como descripción del esfuerzo cortante interno:

T (x) = − RA < x >0 + MA < x >−1 + q0 < x >1 − q0 < x − 2L >1 − RB < x − L >0 (c)

Integrando nuevamente la expresión que dá la tercera derivada de la deformación, queda:

d 2 ϑ(x) q0 q0
EI 2
= M (x) = RA < x >1 − MA < x >0 − < x >2 + < x − 2L >2 + RB < x − L >1 + C2
dx 2 2
La constante asume el valor: C2 = 0, con la condición M (0+ ) = −MA obtenida por imposición de equilibrio
para un elemento diferencial en el entorno infinitesimal alrededor de x = 0. Incorporando este valor calculado:
q0 q0
M (x) = RA < x >1 − MA < x >0 − < x >2 + < x − 2L >2 + RB < x − L >1 (d)
2 2
Los términos en esta última ecuación corresponden a las contribuciones de la solicitación aplicada al valor
del momento flector interno que surge alrededor del extremo derecho del segmento de viga que tiene longitud
x ligeramente mayor que la longitud L de este elemento estructural. Es útil verificar esto con un análisis
independiente, cuando se inicia el procedimiento con la expresión para q(x) y se la integra doblemente para
obtener M (x), como aquı́ realizamos. También, y no menos importante, es la verificación de la expresión que
describe la variación del esfuerzo cortante interno.
Conocida la expresión de la distribución del momento flexionante interno, podemos integrarla doblemente
para obtener en secuencia la pendiente de la deformación y la deflexión vertical. Entonces, integrando la expresión
anterior:
dϑ(x) RA q0 q0 RB
EI = φ(x) = < x >2 − MA < x >1 − < x >3 + < x − 2L >3 + < x − L >2 + C3
dx 2 6 6 2
Como tenemos conocimiento del valor de la pendiente de la deformación en el extremo izquierdo del dominio de
definición del problema φ(0) = dϑ(0)/dx = 0, podemos en este momento evaluar la constante de integración; lo
que dá como resultado: C3 = 0. Ası́,
 
1 RA 2 1 q0 3 q0 3 RB 2
φ(x) = < x > − MA < x > − <x> + < x − 2L > + <x−L> (e)
EI 2 6 6 2
R
Integrando nuevamente, recordando que: ϑ(x) = φ(x)dx + C, tenemos para el campo de desplazamiento
vertical la expresión primaria:
 
1 RA 3 MA 2 q0 4 q0 4 RB 3
ϑ(x) = <x> − <x> − <x> + < x − 2L > + < x − L > + C4
EI 6 2 24 24 6

32
Pero, es evidente que ϑ(0) = 0 la cual cuando es aplicada a la expresión anterior proporciona como resultado:
C4 = 0, entonces:
 
1 RA MA q0 q0 RB
ϑ(x) = < x >3 − < x >2 − < x >4 + < x − 2L >4 + < x − L >3 (f)
EI 6 2 24 24 6

Puesto que tenemos un total de tres incógnitas: RA , RB y MA ; y solamente dos ecuaciones para determinarlas
[las Ecuaciones (a.1) y (a.2)], necesitamos identificar una condición adicional de compatibilidad geométrica de
la deformación para poder plantear un sistema compatible de ecuaciones. Es evidente que esta condición es que
no existe desplazamiento vertical de la viga en el punto de apoyo de rodillo intermedio; es decir: ϑ(L) = 0.
Aplicando esta condición a la relación anterior:
 
1 RA 3 MA 2 q0 4 q0 4 RB 3
ϑ(L) = 0 = <L> − <L> − <L> + < L − 2L > + <L−L>
EI 6 2 24 24 6

Evaluando y simplificando, resulta:


4RA L − 12MA − q0 L2 = 0 (g)
Si resolvemos el sistema de Ecuaciones (a.1), (a.2) y (g); se demuestra que la solución resulta ser:

− q0 L 17q0 L − q0 L2
RA = RB = MA = (h)
8 8 8
Los diagramas de esfuerzo cortante y momento flexionante internos pueden ser ahora bosquejados usando
las soluciones de las Ecuaciones (h) reemplazadas en las Ecuaciones (c) y (d), respectivamente. Estas gráficas
se muestran en las Figuras 30(a) y 30(b).

9 q0L
T(x) 8 M(x) M+
T+ 2
q0L
q0L 8 L 2L
8 2L 0 x
0 L x

q0L 2
q0L
2

(a) Esfuerzo cortante interno (b) Momento flector interno

Figura 30: Diagramas de esfuerzos de reacción internos

Para hallar la deflexión vertical en el extremo libre, sustituı́mos x = 2L y los valores de las reacciones de
apoyo en la Ecuación (f) para conseguir como resultado:

− 11q0 L4
ϑC = ϑ(2L) = (i)
48EI
El signo negativo indica que la deflexión es vertical hacia abajo. La deflexión en x = L/2, esto es, a la mitad de
la longitud entre el apoyo empotrado y el apoyo de rodillo intermedio, tiene como valor:

q0 L4
ϑ(L/2) =
96EI
Si se repite este problema, considerando la inexistencia del apoyo intermedio en B; esto es, considerando la
viga en voladizo, podrá demostrarse que la deflexión vertical máxima (que nuevamente se presenta en el extremo
libre C) tiene como valor:
− 2q0 L4
ϑCvolad =
EI
y la proporción con respecto al valor hallado en este ejemplo será:
− 2q0 L4
ϑCvolad EI 96
η= = − 11q0 L4
= = 8, 73
ϑCapoy 11
48EI

33
Por lo tanto, el efecto de añadir el soporte intermedio es reducir el valor de la deflexión vertical máxima que se
presenta en la viga por un factor de 8,73 sobre el valor del desplazamiento vertical sin el soporte. Esto también
obviamente reduce significativamente la magnitud de las tensiones internas máximas que se presenten en la viga.
La conclusión práctica de este hecho era obvia de principio.
Durante el proceso de solución de este ejemplo, sugerimos que era necesario efectuar una prueba de verificación
de las expresiones obtenidas mediante integración para las ecuaciones que describen el momento flector interno,
como también el esfuerzo cortante interno. Este procedimiento puede ser llevado a efecto en base a la Figura 31.
La Figura 31 nos muestra un esquema de descripción de la función de intensidad de carga aplicada a la

q(x)
q0 SC
M T(x)
A

L L x
M(x)
R A R B q0
x
Figura 31: Descripción de la función de intensidad de carga

viga en estudio, donde todas las cargas aplicadas han sido modeladas en la forma adecuada para su descripción
mediante funciones singulares (tome atención en particular al caso de las fuerzas distribuı́das), incluyendo además
los esfuerzos de reacción internos en una sección de corte en una posición genérica ubicada fuera del dominio
fı́sico asociado con el elemento estructural que está siendo tratado (ésto es, en una posición: x > 2L — arbitraria
y mayor que la longitud fı́sica propia de la viga).
Es claro que al incluir toda la solicitación activa sobre el dominio que es especificado en el esquema presentado
en la Figura 31, se deben cumplir las condiciones de equilibrio estático; es decir: las condiciones del equilibrio
de traslación, y también las condiciones del equilibrio rotacional.
Para que exista equilibrio de impedimento de rotación respecto de la sección de corte extrema, es necesario
que se cumpla el requerimiento que: 7
 
P SC x (x − 2L)
Mz = M (x) − RA x + MA + q0 x − q0 (x − 2L) − RB (x − L) = 0
2 2

luego, q0 2 q0
x + (x − 2L)2 + RB (x − L)
M (x) = RA x − MA −
2 2
Si esta expresión la escribimos en términos de funciones singulares que las asociamos a las expresiones en
las que interviene la variable independiente posicional que multiplica a las variables que describen las cargas
aplicadas y mostradas en la Figura 31, convirtiendo la notación común funcional hacia paréntesis angulares,
tendrı́amos:
q0 q0
M (x) = RA < x >1 − MA < x >0 − < x >2 + < x − 2L >2 + RB < x − L >1 (a)
2 2
Note aquı́, que hemos incorporado una función singular unitaria asociada con el momento concentrado actuante
MA , en la ubicación en la cual tiene efecto esta acción. 8
Para determinar la expresión que describe la variación del esfuerzo cortante interno en función de la posición,
podemos apelar al uso de la Ecuación (12), que indica el cumplimiento de:

dM (x)
T (x) = −
dx
ası́: T (x) = − RA < x >0 + MA < x >−1 + q0 < x >1 − q0 < x − L >1 − RB < x − 2L >0 (b)
donde hicimos uso de las expresiones que definen las derivadas de las funciones singulares involucradas en la
Ecuación (a) [aquı́, nos referimos a las Ecuaciones (6) y (7)], y simultáneamente cambiamos el signo a todos los
7 Aquı́, es obvio que las cargas distribuı́das tienen que ser reemplazadas por sus valores resultantes, las cuales servirán para escribir las

contribuciones de sus momentos al equilibrio rotacional planteado.


8 La razón de esta modificación, y adecuación hacia la incorporación de una función singular, se basa en el hecho que para este término en

particular podemos escribir: MA ≡ MA ×1 ≡ MA < x − 0 >0 ≡ MA < x >0 .

34
términos acorde con la relación entre T (x) y dM (x)/dx, como se ha especificado previamente lı́neas arriba en
este párrafo.
Si comparamos las Ecuaciones (a) y (b) recientemente obtenidas, con las Ecuaciones (d) y (c) que deducimos
en este ejemplo; veremos una exacta coincidencia de todos sus términos. Ası́ pues, en esta última parte de
desarrollo, hemos mostrado una metodologı́a completamente sencilla y directa para determinar expresiones que
describan los esfuerzos de reacción internos mediante funciones singulares, que no es lograda con procedimientos
de integración a partir de la descripción de la función de intensidad de carga aplicada q(x); sino más bien que
está basada en la concepción habitual y común de análisis de equilibrio estático al que estamos acostumbrados.
Después de haber logrado principalmente la expresión para el momento flexionante interno en términos de
funciones singulares, podrı́amos proseguir en todos los problemas planteados con un procedimiento adicional de
integración reiterada de la ecuación básica:

d 2 ϑ(x)
EIzz = M (x)
dx
para poder obtener expresiones para la pendiente de la deformación φ(x) = dϑ(x)/dx en primer lugar, y para el
campo de desplazamiento vertical ϑ(x) posteriormente; constituyéndose éste procedimiento en la vı́a más directa
y expedita en el análisis de problemas de flexión en vigas rectas.

6. Conclusiones
En este artı́culo presentamos una herramienta matemática de caracterı́sticas y utilización muy peculiares: las
funciones singulares, que constituyen en la actualidad una metodologı́a completamente estructurada con la cual
existe la posibilidad certera de abordar, analizar y resolver problemas de caracterı́stica fı́sica, en los cuales las
funciones que describen el comportamiento de las variables que participan en el fenómeno en estudio exhiben
discontinuidades de cualquier especie.
Las definiciones establecidas para las funciones de singularidad muestran caracterı́sticas no–comunes, en
relación con las funciones matemáticas que generalmente gozan de la propiedad de continuidad, las cuales
utilizamos de manera común y habitual en las descripciones fı́sico – matematicas de los fenómenos de interés que
son componentes de las áreas de conocimiento de las ciencias de la ingenierı́a.
Mostramos que aquellas variables dependientes o independientes, con caracterı́sticas de discontinuidad y que
participan de determinado fenómeno fı́sico en los cuales están involucradas, pueden ser descritas en todo el
dominio geométrico de definición del problema mediante una sola y única expresión analı́tica. Esta propiedad
tiene la gran ventaja de abordar el problema de manera completa, sin tener que discretizar el sistema asociado
donde se presenta el fenómeno fı́sico de interés, en subdominios en los cuales la descripción de las variables
participantes preserven sus caracterı́sticas de continuidad.
Las propiedades de linealidad de las ecuaciones diferenciales gobernantes de los diversos fenómenos fı́sicos
puestos bajo estudio nos permiten la aplicación del principio de superposición de efectos, lo cual a su vez admite
la utilización del conjunto de funciones singulares para la descripción de comportamiento de las variaciones que
tienen las variables participantes en el fenómeno de interés.
Las reglas de integración (y también de derivación) de las funciones singulares nos permiten obtener las
soluciones de las ecuaciones diferenciales que gobiernan el fenómeno objeto de análisis. Estas soluciones ası́ ob-
tenidas, por las propiedades que poseen las funciones singulares; también adquieren validez irrefutable en todo el
dominio espacial fı́sico de definición del problema asociado con el fenómeno de interés. Este enfoque de análisis
de sistema, cierra de modo implı́citamente confluyente el planteamiento y la solución de todo problema que sea
abordado analı́ticamente en términos del uso de funciones singulares para la descrición de las variaciones que
presentan las variables fı́sicas involucradas en el problema de interés.
Como aspecto preponderante de este documento, presentamos la aplicación de toda esta concepción ma-
temática hacia el estudio de problemas planteados por la mecánica de los sólidos deformables en situaciones de
comportamiento de caracterı́stica estática. Efectuamos un breve repaso de conceptos básicos y procedimientos
de dedución simplificada rápida en la obtención de las ecuaciones gobernantes del comportamiento presentado
por este particular medio material en las condiciones de solicitación y respuesta de caracterı́stica estática. Las
descripciones de variación de las variables fı́sicas, entonces, se efectúan en términos de uso de las funciones
singulares para modelar tanto la solicitación aplicada como las diversas variables de respuesta presentadas por
el medio material sólido ante esta perturbación. Estas últimas son variables que surgen como consecuencia de la
perturbación externa aplicada, y entre ellas podemos mencionar a los esfuerzos de reacción internos, ası́ como

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también las variables asociadas con la deformación producida como son el campo de desplazamientos y la pen-
diente de la curvatura de deformación si es que ésta última se presenta como caracterı́stica adicional que posee
el campo de desplazamientos hallado.
Para mostrar la aplicabilidad de las funciones singulares en la teorı́a de la mecánica de materiales, presentamos
algunos ejemplos conteniendo problemas que podrı́amos identificarlos como rutinarios, para poder establecer
las diferencias de concepción en la obtención de sus soluciones y compararlas con el procedimiento común,
tradicional u ortodoxo, habitualmente aplicado hacia estas situaciones planteadas en los problemas tratados en
estos ejemplos.
Al respecto de esto último; de principio parecerı́a ser que el método de las funciones singulares aplicado a esta
clase de problemas es mucho mas tedioso y engorroso en su manipuleo algebráico, que el método tradicional al que
estamos habituados. Pero, en defensa de esta nueva metodologı́a, puedo asegurar sin temor alguno a equivocarme,
que una vez que se haya obtenido destreza y habilidad en los procedimientos planteados con este nuevo método a
través del ejercicio reiterado por resolución de un buen conjunto de problemas, se logrará una visión sistemática
y global de enfoque de planteamiento y solución muy simple de situaciones aún extremadamente complejas,
en las cuales aparezcan condiciones que presenten una multiplicidad de caracterı́sticas de discontinuidad en las
variables fı́sicas participantes en la descripción del problema planteado por el fenómeno fı́sico que es de nuestro
interés resolver. Y, ası́, Usted amable lector habrá incorporado una nueva y poderosa herramienta de análisis
en su conocimiento cientı́fico, con la cual podrá enfrentar situaciones de elevada complejidad; ya sea por el
tamaño del problema, o por las caracterı́sticas de discontinuidad que naturalmente puede presentar la situación
de interés.

7. Referencias documentales
Resulta una verdad obvia el indicar que los libros de texto tradicionales en la mecánica de materiales sólidos
deformables, no efectúan el tratamiento analı́tico aquı́ presentado. Afortunadamente, aquellos tratados académi-
cos o libros que sirven de guı́a de estudio en los programas de ingenierı́a de nivel universitario referentes a la
temática asociada con la resistencia de materiales, en sus últimas y recientes ediciones ya abordan el uso de
funciones singulares, como metodologı́a alternativa de solución de problemas gobernados mediante ecuaciones
diferenciales ordinarias lineales con discontinuidades funcionales en su dominio de definición.
No obstante, es también necesario indicar que en la actualidad el uso de las funciones singulares no está aún
completamente difundido. Esta razón última fué la motivación original que dió lugar a la necesidad de escribir
el presente documento, que espero sea de provecho y utilidad para quien lo estudie a conciencia, en lo posible
ampliando el horizonte que conceptualmente incorpora la teorı́a presentada. Para ayudar de alguna manera, a
continuación mencionamos algunos libros y artı́culos que podrı́an ser útiles en este propósito.
• J. O. Smith & O. M. Sidebottom, Elementary Mechanics of Deformable Bodies, 3rd Ed., Collier MacMillian
International Editions, 2009.
• Sanjay Govindjee, Engineering Mechanics of Deformable Bodies, 1st Ed., Oxford University Press, 2012.
• T. J. Lardner & R. R. Archer, Mechanics of Solids — An Introduction, 4th Ed., McGraw – Hill Inc., 2010.
• Irving H. Shames, Introduction to Solid Mechanics, 2nd Ed., Prentice – Hall Inc., 2006.
• Liangchi Zhang, Solid Mechanics for Engineers, 3rd Ed., Palgrave Macmillan , 2008.
• Edward C. Titchmarsh, The Theory of Functions, 2nd Ed., Oxford University Press, 2007.
• http://www.netlecturer.com/NTOnLine/T13 SIGNALS/p02SingFns.html
• http://www.roymech.co.uk/Useful Tables/Beams/Singularity.html
• http://ruina.tam.cornell.edu/Courses/Tam202-Fall10/hwsoln/Singularityfns.pdf
• http://users.encs.concordia.ca/v nrskumar/Index files/Mech344/Lectures/Lecture 2.pdf

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