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Texto de Consejería Ministerial

EL DIVORCIO

Aunque será poca comodidad si usted está pasando por un divorcio, la estimación
reciente indica que usted tiene mucha compañía. Más de la mitad de todos los
casamientos en los Estados Unidos y tres de cada cinco casamientos en Missouri
terminan en el divorcio; la mayoría (53 por ciento a 55 por ciento en Missouri)
involucran niños.

El divorcio es uno de las cosas que causa más tensión que una persona
experiencia en su vida. Esto es cierto sin considerar si usted es la persona quien
pensó en el divorcio o la persona quien era desprevenida para el divorcio.

El esposo/sa que se va frecuentemente experimenta un alto sentido de


remordimiento y culpa mientras el esposo/sa va a ser desprevenido para el
casamiento al final. El más súbito e inopinado el anuncio, más tensión la reacción
emocional inicial.

La decisión para el divorcio es hecha típicamente con la ambivalencia, la


incertidumbre y turbación. Es un paso muy difícil. La identidad de la familia
cambian, y la identidad de los individuales que están envueltos cambian también.

Por ejemplo, si la identidad de su familia era de un grupo cercano, uno que goza
de eventos deportivos y manías juntas, esa identidad va a cambiar. Su identidad
personal cambiará en que usted es no más será esposo o esposa o una persona
casada. Si estás identidades o parte eran importante a usted, usted puede
experimentar dolor por la perdida.
Dolor sobre la pérdida o muerte de un casamiento es algo como el proceso de
congoja descrito por Elizabeth the Kubler-Ross (1969) en la Muerte y Muriendo.
Que es, usted puede experimentar sentimientos de renunciar, coraje, negociando,
depresión y finalmente, aceptándolo, aunque no habrá orden o patrón a sus
sentimientos de dolor.

Por ejemplo, usted puede comenzar el procedimiento del divorcio con sentimientos
de aceptación pero luego se encuentra usted subiendo de la depresión o
llenándose de furia.
El dolor y el sentido de perdida son comunes, aun cuando usted es la persona que
quiere el divorcio. Aun cuando usted no más ama a su compañero/ra, usted puede
sufrir todavía la pérdida del sueño de vivir felizmente para siempre.

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Si usted tiene niños, usted puede afligir porque usted verá menos de ellos, o usted
puede sentirse culpable acerca de los cambios en sus vidas que serán
ocasionados por el divorcio.
El dolor es normal, pero si la intensidad del dolor es demasiado grande o el tiempo
de perdida parece muy largo, entonces buscando consejos puede ser útil y
apropiada.
Parejas encarando el divorcio pronto se darán cuenta que el divorcio no es un
evento con un claro principio o final, es un proceso. Este proceso frecuentemente
comienza largo antes de cualquier acción legal y puede durar por años después.
Especialmente si hay niños envueltos.

Según Paul Bohannan (1970), el proceso de divorcio consiste de varias


experiencias o etapas de superposición.

El las ha marcado y definido como el sequito:


El divorcio legal - la disolución o conclusión del casamiento por las cortes.
El divorcio emocional - la cadena de eventos y sentimientos que siguen y
continúan mediante el proceso del divorcio; la separación emocional o desilusión
de su compañero.

El divorcio legal
La intención del divorcio es para permitir individuos legalmente a volverse a casar.
El orden del divorcio no tiene valor ninguno más adelante. No resuelve problemas,
aunque el divorcio legal frecuentemente fuerza a las parejas y los hijos a darles
esperanzas de reconciliación y mirar más realísticamente en sus expectativas.

No termina la relación excepto en esos casos en que no envuelven niños. El


divorcio legal típicamente involucra desarrollando un plan de crianza, incluyendo
con quien los niños van a vivir la mayoría del tiempo y la división de propiedad. El
plan de crianza incluirá tales cosas como compartiendo la crianza, algunas veces
se llama la custodia conjunta, que quiere decir que los padres juntos harán
decisiones acerca de los niños.

Esto es a veces confuso con la custodia física que significa que los niños se
dividirán su tiempo más o menos iguales entre los dos padres casi siempre, y que
los padres harán las decisiones acerca de los niños.

Desafortunadamente, más bien que trayendo clausura, el adversarial proceso


relacionado con el divorcio legal puede causar o aumentar coraje, dolor o
amarguras.

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Es común sentirse fuera de control y ayuda cuando los abogados y cortes asumen
las decisiones. Si usted quiere tener más control sobre las decisiones, haga es
posición clara a su abogado. Usted puede considerar de usar mediación más bien
que el enfoque tradicional adversarial para dividir su propiedades y desarrollar a
plan de padres.
La mediación, una alternativa bastante nueva, se diseña para ayudar parejas que
se están divorciándose hacer las decisiones juntas con un mediador entrenado
quien puede también ser un abogado. El mediador puede ayudar a usted y sus ex-
posa/so aprender a negociar con uno al otro, así como también aprender a aceptar
sus parte como ex-poso/sa.

Desarrollando un plan de padres para presentarlo a su abogado individual y al juez


que aprobará es una parte del mediador.

El Divorcio Emocional
El divorcio emocional involucra dejar los sentimientos envueltos en el casamiento.
Usted puede sentir que usted y su pareja ha crecido aparte, y usted puede haber
llegado a ser desilusionado y enojado con el uno al otro. Uno o ambos de ustedes
tienen que llegar a ser consciente que el casamiento se encuentra no de sus
necesidades.

Para algunos, este esta se completa largos antes de el divorcio legal mientras
otros pueden delatarse con eventos emocionales relacionados al divorcio por
años.

Joseph Hopper (l993) estudio parejas divorciándose y encontró que se


describieron sí mismo como haber sido conscientes de sus problemas maritales
desde hace mucho, a veces de 10 a 20 años. Sin embargo, el divorcio involucra
las pérdidas de amor y un querido, y puede ser difícil especialmente si crea
sentimientos de rechazo.

La separación puede conducir también cambios más prácticos. Típicamente


durante el divorcio, uno o ambos se moverán. Usted puede sentir que no tiene
tiempo o habilidad de hacerlo todo, porque quizás las tareas que una vez podían
se compartidas con dos personas ahora solo son hechas solo por usted.

Esto puede abrumar. Si usted tiene niños, usted también va a tener que
establecer directivas para compartir tiempo con ellos y aprender maneras de como
criarlos mientras están viviendo separados.

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Los Niños y el Divorcio

Hoy en día de cada dos matrimonies uno termina en divorcio y muchas de las
parejas divorciadas tienen niños. Los padres que se están divorciando a menudo
se preocupan acerca del efecto que el divorcio tendrá en sus hijos. Durante este
período difícil, los padres puede que se preocupen por sus propios problemas,
pero continúan siendo las personas más importantes en la vida de sus hijos.

Mientras los padres bien pueden sentirse o desconsolados o contentos por su


divorcio, invariablemente los niños se sienten asustados y confundidos por la
amenaza a su seguridad personal. Algunos padres se sienten tan heridos o
abrumados por el divorcio que buscan la ayuda y el consuelo de sus hijos. El
divorcio puede ser malinterpretado por los niños a no ser que los padres les digan
lo que les está pasando, cómo les afecta a ellos y cuál será su suerte.

Los niños con frecuencia creen que son la causa del conflicto entre su padre y su
madre. Muchos niños asumen la responsabilidad de reconciliar a sus padres y
algunas veces se sacrifican a sí mismos en el proceso. En la pérdida traumática
de uno o de ambos padres debido al divorcio, los niños pueden volverse
vulnerables tanto a enfermedades físicas como mentales.

Con mucho cuidado y atención, sin embargo, una familia puede hacer uso de su
fortaleza o de sus factores positivos durante el divorcio, ayudando así a los niños a
tratar de manera constructiva con la solución al conflicto de sus padres.

El hablarle a los niños acerca del divorcio es difícil. Los siguientes consejos
pueden ayudar a los niños y a los padres con el reto y el estrés sobre estas
conversaciones:
 No lo mantenga en secreto o espere hasta el último momento, infórmeselo
a su niño junto con cónyuge.

 Mantenga las cosas de manera simple y directa, dígale que el divorcio no


es culpa de él/ella

 Admita que ello será penoso y desconcertante para todos asegúrele a su


niño que los dos todavía lo quieren y que siempre serán sus padres, no
discuta con el niño las faltas y problemas de cada uno de ustedes

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Los padres deben percatarse de las señales de estrés persistentes en su hijo o en


sus hijos. Los niños pequeños pueden reaccionar al divorcio poniéndose más
agresivos, rehusándose a cooperar o retrayéndose en sí mismos. Los niños
mayores pueden sentir mucha tristeza o experimentar un sentimiento de pérdida.

Los problemas de comportamiento son muy comunes entre estos niños y su


trabajo en la escuela puede afectarse negativamente. Ya sea como adolescentes
o como adultos, los hijos de parejas divorciadas a menudo tienen problemas en
sus relaciones y con su autoestima.

Los niños tendrán menos problemas si saben que su mamá y su papá continuarán
actuando como padres y que ellos los seguirán ayudando aún cuando el
matrimonio se termine y el padre y la madre no vivan juntos. Las disputas
prolongadas acerca de la custodia de los hijos o la coerción a los niños para que
se pongan de parte del papá o de la mamá les pueden hacer mucho daño a los
hijos y pueden acrecentar el daño que les hace el divorcio. Las investigaciones
demuestran que los niños se desarrollan mejor cuando los padres tienen la
capacidad de cooperar para su bienestar.

La obligación continuada de los padres por lograr el bienestar de los hijos es vital.
Si el niño muestra indicios de estrés, los padres deben consultar con su médico de
familia o con su pediatra para que los refiera a un siquiatra de niños y
adolescentes para que le haga una evaluación y les dé tratamiento. Además, el
siquiatra de niños y adolescentes puede reunirse con los padres para ayudarles a
que aprendan qué hacer para que el estrés del divorcio sea más fácil para toda la
familia. La sicoterapia para los niños de una pareja divorciada y para los padres
divorciados puede ser de gran beneficio.

DIVORCIO

La disolución legal del • Matrimonio

En el Antiguo Testamento, Moisés permitió el divorcio por «la dureza de vuestro


corazón», según dijo Jesucristo a los judíos (Mt 19.7, 8). No significa que Moisés
inventara el divorcio, sino que hizo leyes para reglamentar una práctica que ya
existía desenfrenadamente.

Fue un paso que protegió el matrimonio más que antes, aunque hoy nos parece
demasiado liberal en la Ley Mosaica. El pasaje clásico es Dt 24.1–4 que dice que
si al hombre no le gusta su esposa «por haber hallado en ella alguna cosa
indecente», puede darle carta de divorcio y despedirla. Se da por sentado que el

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divorcio termina el matrimonio, y que los divorciados pueden casarse de nuevo


como si fuesen solteros.

El nuevo matrimonio no constituye adulterio por cuanto el antiguo ya ha dejado de


existir. La mujer repudiada «podrá ir y casarse con otro hombre» (Dt 24.2).

Jesús dijo: «lo que Dios juntó, no lo separe el hombre» (Mc 10.9), dando a
entender que es pecado disolver el matrimonio. La enseñanza de Cristo es mucho
más estricta en cuanto a los motivos, pues solamente reconoce el divorcio por
causa de la infidelidad sexual (Mt 19.9). (Aquí la palabra • Fornicación debe
entenderse como pecado sexual en general, y no en su significado más limitado
de relaciones entre solteros.)

En cambio, cuando el divorcio es por cualquier otro motivo, el divorciado no debe


casarse de nuevo porque ante los ojos de Dios sigue siendo casado. Solamente
por causa de • Adulterio el divorciado tiene libertad de volverse a casar (Mt 19.9).

Sin embargo, el divorcio nunca es obligatorio. Si ha habido arrepentimiento, se


debe perdonar al transgresor. El profeta • Oseas se destaca por su capacidad de
perdonar. Su paciencia en el matrimonio simbolizaba el amor perdonador y
redentor de Dios.
Hay variedad de criterios sobre el llamado «privilegio paulino» como base del
divorcio. Primera de Corintios 7.10–16 trata del problema de un creyente casado
con una incrédula y viceversa.

Si el incrédulo abandona la casa, el creyente «no está sujeto a servidumbre» (1


Co 7.15). Varios comentaristas piensan que este abandono es motivo justo para
un divorcio, y que la persona abandonada es libre para divorciarse y casarse de
nuevo. Cualesquiera que sean las circunstancias, el divorcio es un asunto grave.

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