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Indice
CONVOCATORIA del Simposio
Lina Manjares, Pedro y Víctor Hugo Osorio Gómez Planificación y preservación del agua en la periferia de la ciudad
de México: el medio ambiente social en Ecatepec de Morelos
Martínez Saldaña, Tomás El Manejo del riego en el Rio Grande - Rio Bravo
El cambio climático, la diversidad genética y la resistencia a
Muñoz Orozco, Abel
sequía. El caso del maíz en México
La cuenca del Papaloapan, México: un caso de baja
Murillo Licea, Daniel
gobernabilidad del agua
Los cerros y la ciudad, crisis ambiental y colapso de los ríos en
Osorio Osorio, Julián Alejandro
Bogotá al final del siglo XIX (mapas y figuras)
Legislación de aguas en el siglo XX en México, el papel de las
Palerm Viqueira, Jacinta
organizaciones de usuarios
Rangel, José Luis Chapala: de lago a tierras agrícolas
Local Control and Discretionary Authority: Protecting the Acequia
Rivera, José y Thomas Glick
Bordo
Rojas, Teresa Persistencia de obras y tecnología hidráulica prehispánicas
El uso industrial del agua en la ciudad de san luis potosí: su
Santacruz de León, Germán
impacto en el ambiente y la sociedad
Suárez Moreno, Francisco Estrategias y arquitecturas del agua en Gran Canaria
Suárez Pérez, Amanhuy La desalación de agua de mar en Canarias
Velázquez Machuca, Martha A,, José L. Pimentel La inundación controlada: beneficios agrícolas, ecológicos y
Equihua, Jacinta Palerm Viqueira sociales
El proyecto de irrigación del empresario tapatío Manuel Cuesta
Gallardo durante el porfiriato y la revolución∗
históricas del paisaje cultural del lago de Chapala, esta es una presentación
XIX a XX.
∗
Ponencia a presentar en el simposio “El agua, un problema histórico y actual”,
organizado por los doctores Orlando García Blanco (Museo Nacional de
Historia de las Ciencias “Carlos J. Finlay”, La Habana, Cuba) y Jacinta Palerm
Viqueira (Colegio de Postgraduados, Montecillo, Texcoco, México), en el 51
Congreso de Americanistas, Santiago, Chile, 14-18 de julio de 2003.
∗∗
Profesora investigadora del Centro de Estudios Antropológicos de El Colegio de
Michoacán, Zamora, Michoacán, México. Investigadora responsable del
proyecto “La lectura del paisaje cultural y los cambios en el uso y manejo del
agua en la cuenca Lerma-Chapala-Santiago”, apoyado por el CONACyT,
número S36146, del que este trabajo forma parte.
Agradezco la colaboración de Margarita Sandoval Manzo en la elaboración de mapas
y procesamiento de imágenes y de Martín Sánchez Rodríguez, Gabriela
Guadalupe Ruiz Briseño y Luz María Pérez Castellanos en el trabajo de
archivo.
2
Parto del supuesto de que el panorama actual del lago se debe a las
1
Aquí daremos seguimiento a la parte concerniente a la modernización de la irrigación
del proyecto y de desecación de los terrenos cenagosos del lago de Chapala.
En la ponencia intitulada “Los proyectos industriales y urbanos de la familia
Cuesta Gallardo durante el porfiriato y la revolución”, a presentar en el simposio
Historia Ambiental Americana se atenderán sus negocios industriales y
urbanos. Posteriormente ambos se integrarán en un libro junto con los estudios
sobre otras parentelas de hacendados y empresarios que contribuyeron a
transformar en esa época el paisaje regional.
3
ductos para regar las tierras descubiertas o precipitarla para mover máquinas y
islas que habían sido construidas en tiempos prehispánicos con el probable fin
2
Véase Camacho Pichardo 1998.
4
Jiquilpan respectivamente.
los vacacionistas.
Guadalajara como centro urbano que articulaba los planos político, económico,
En mayo del año 2003 la región atraviesa por el período climático más
crítico desde 1978, cuando la reducción del lago comenzó a ser notable,4 con
3
Además de los ya clásicos textos de Calvo (1991; 1992), Rivière d’Arc (1973) y van
Young (1989) para el período colonial, véase Olveda (1991), Hurtado (1993),
Valerio Ulloa (2002), Núñez de la Peña (1990), Jiménez Pelayo, Olveda y
Núñez Miranda (1995), Castañeda (1988), por sólo mencionar algunos.
5
Los principales alimentadores del lago, los ríos Lerma, Duero, Zula y La
terrenos de cultivo.
Tarecuato, desviado de su curso natural dejó sin agua las parcelas de Emiliano
Se vislumbran aún las líneas de los canales y drenes que delineaban las
constata que estos sistemas que otrora confirieron fama de prodigalidad a toda
esta región, han perdido actualidad. Tanto las antiguas ciénagas desecadas,
como las planicies descubiertas por la contracción del lago, están salpicadas
del intenso verde de los lunares de hortalizas y frutas regadas con agua de
4
La última vez que el lago estuvo lleno fue entre los años 1968 y 1970. Después sufrió
una reducción constante hasta alcanzar durante aproximadamente ocho años
un relativo equilibrio a la mitad de su capacidad.
6
la cuenca del Lerma cuentan día con día con menor cantidad de agua en el
reciben las ciudades, las industrias y los sistemas de cultivo tecnificados que
períodos históricos en los que la sobreabundancia del agua parece haber sido
Fue entonces también cuando Cástulo Gallardo, abuelo que fuera de los
declaró que:
La víspera del fin del siglo XIX los niveles del lago tuvieron
henchirse, como solía suceder; se había excavado el lecho del río Santiago y
conocido también como vallado de Cuesta, que fue la obra magna de la que
sequía del siglo XX y fue entonces que desaparecieron las lagunas de Lerma y
mermaron los caudales del río que solían llegar hasta Chapala, al construirse el
acueducto que lleva el agua de los manantiales y acuíferos del río del mismo
5
AHJ, Colección de acuerdos sobre bienes de indígenas y fundos legales. Vol. III:261-
267.
6
AHJ, Colección de acuerdos sobre bienes de indígenas y fundos legales. Vol. III:261-
267.
8
hasta El Fuerte en Jalisco y que cercenaría al lago otras veinte mil hectáreas
XX descubre que no fue más que una parte del proceso de disposición del
desabasto del líquido. Cien años después, ante el panorama actual de evidente
7
El doble apellido se formó a partir de la unión matrimonial de Manuel María Cuesta y
Álvarez y Josefa Gallardo y Riech y se trasmitió a través de sus nueve hijos
vivos: Manuel, Joaquín Cástulo, Teresa, José, Luis, Enrique, Aurora, Alfonso y
Josefa [muertos Josefa y Pedro]. Los padres de don Manuel María fueron
Joaquín Cuesta Álvarez y Teresa Cristobal y del Castillo y los de doña Josefa
Cástulo Gallardo y González Hermosillo y de su esposa en segundas nupcias
María Francisca Riech y Mallen (su primera mujer: María Antonieta González
de Hermosillo). Las parejas ascendentes, de las que provenía don Cástulo
fueron: sus padres Diego Gallardo de Anda y Altamirano y Josefa González de
Hermosillo, sus Abuelos Antonio Gallardo Aceves y Ana de Anda y Altamirano,
sus bisabuelos Diego Gallardo de Rodas y Beatriz Aceves y los padres de
9
conyugal diez mil pesos, en tanto que ella, heredera de Cástulo Gallardo,
pequeño bosque, capilla y hasta su propio teatro particular, así como también
hacia sus tierras. En el juicio promovido por José María Bermejillo a su nombre
Cuesta proveer de agua los riegos de El Castillo y utilizando él tan sólo el agua
Ciénega y uno de los instrumentos más valiosos que Manuel Cuesta Gallardo
Cajititlán.
que los Cuesta comenzaron a impulsar. Por ejemplo: el año 1891 Manuel
Cuesta Gallardo se había asociado con Enrique y Antonio Álvarez del Castillo y
10
AHA, Aprovechamientos Superficiales, Secretaría de Agricultura y Fomento,
Dirección de Aguas, Departamento de Concesiones, Sección de Tramitación, V
División. 1918, 99 ff.
11
AIPEJ, Protocolos, Homóbono A. Díaz, 20,37, ff 147-151. La escritura de
constitución de la sociedad la extendió el notario Heraclio Garcíadiego el 30 de
junio de 1891.
11
Fomento para aprovechar aguas del río Lerma por el rumbo de Acámbaro en
concesión similar para las aguas del río Santiago en las inmediaciones del
eléctrica.13
navegable el río Lerma desde La Piedad hasta La Barca y el río Duero desde la
ciudad de Zamora.15
12
AHA, AS, Caja 4073, Exp. 55702, ff 14ss.
13
AHA, AS, Caja 4073, Exp. 55702, ff 20ss. El autor de los proyectos constructivos de
irrigación y aprovechamiento industrial del agua fue el ingeniero Manuel
Marroquín y Rivera.
14
AHA, AS, Caja 4073, Exp. 55698, ff 134.
15
AHJ, Fomento/Legislación, 1909, caja F-113 bis D, F-10-909, exp. 1902, 27 ff.
12
Guillermo Hay a
derechos al agua y de las tierras que serían irrigadas. Las respectivas fuentes
asociaciones de colaboración.
particulares los que les fueran necesarios. Valga como ejemplo la cláusula 34
16
Diario Oficial, 6 de junio de 1900.
13
afectados.
esperadas.
Cuesta e Hijo”
17
AHJ, Fomento, F-6-900, F 74, 6604, 9ff.
18
AHJ, Fomento/Legislación, 1909, caja F-113 bis D, F-10-909, exp. 1902, 27 ff.
19
AIPEJ, Protocolos Manuel F. Chávez, 16,138:193-194.
14
El año de 1901 don José María y doña Josefa vendieron a José Cuervo
poder a su hijo Manuel para liquidar “todas las cuentas pendientes y arreglar
José María a sus hijos Manuel y Joaquín Cástulo entre los herederos,
resultante del avalúo realizado por peritos por ambas partes aceptados.
Señalarían también esos peritos las condiciones de las obras que Cuesta
20
AIPEJ, Protocolos, Manuel F. Chávez, 20, No. 142, f 23.
21
Manuel Cuesta Gallardo apoderaba en nombre de la compañía en 1900 en términos
generales y para actos de dominio a Francisco Martínez Gallardo. AIPEJ,
Protocolos, Manuel F. Chávez, 23,91:149-150.
15
para el canal y paso del agua, ejercitando los derechos de la concesión para el
componedor”.23
Atequiza en cantidad de hasta cuatro mil litros por segundo durante los meses
con las salvedades de que en parte las obras hidráulicas relativas ya estaban
inspector, así como del adeudo con los señores García “por el terreno [de la
22
AIPEJ, Protocolos, Manuel F. Chávez, 20,292,115-118. Antonia era hija del
propietario de Guaracha Diego Moreno.
23
AIPEJ, Protocolos, Manuel F. Chávez, 18,274:90-93.
24
AIPEJ, Protocolos, Manuel F. Chávez, 19,143:88-91.
16
hacienda, que conservó Cuesta Gallardo para cumplir con las obras inherentes
otorgando a Cuervo hasta 2,500 l/s de agua para uso exclusivo en tierras de
que éste liquidara los bonos de la deuda pública, que tenía depositados en el
raíces y de préstamos de dinero que el primero tuvo que realizar para financiar
25
AIPEJ, Protocolos, Manuel F. Chávez, 19,143:88-91.
26
AIPEJ, Protocolos, Manuel F. Chávez, 19,143:88-91.
17
parentela más cercana. La revisión de los planos que ilustran el proyecto global
o sus partes hace sospechar que tuvo que comprometer bastantes beneficios a
para contar con la liquidez necesaria para la ejecución de las obras, el pago de
Concepción, Santa Cruz y sus anexas27 marca el área de riego a partir de tres
Santa Rita, Dejadas, El Zapote, El Camichín, San Miguel, San José, San
agota en los límites de las haciendas de El Rosario, San Martín de las Flores,
Arroyo de Enmedio y las tierras del pueblo de Tololotlán; por el oriente en el río
27
AHJ, Colección de mapas y planos. Fotógrafo Ricardo Sánchez González.
28
Era probablemente imposible conducir agua de Cajititlán o del río Santiago a La
Labor y La Cruz a causa de la serranía interpuesta. El plano registraría riegos
de fuentes menores o del propio lago de Chapala.
18
como idénticos a los del área de regadío, pues referencias poco precisas
Los planos 2,29 330 y 431 que reproduce el diseño completo de las obras
Rivera. Por el poniente, la intención aparente era controlar las aguas desde las
Jalisco. Siguiendo desde Atequiza el curso del río Santiago hacia el norte, las
oriente atravesaban el valle del río por Poncitlán hasta Ocotlán. No quedaban
Jamar por el norte conectaría con el Santiago en Ocotlán. El plano incluye las
29
MMOB, Proyecto de Irrigación por Manuel Cuesta Gallardo. Colección General,
Jalisco, V 04, 2230. Fotógrafo: André Cabrolier.
30
MMOB, Plano del lago de Chapala y río Santiago. Colección General, Jalisco, V 02,
2093(15). Fotógrafo: André Cabrolier.
19
31
MMOB, Proyecto de aprovechamiento de aguas del lago de Chapala y de los ríos de
Lerma y de Santiago. Colección General, Jalisco, V 02, 2100. Fotógrafo: André
Cabrolier.
32
Diario Oficial, 15 de junio de 1894.
33
AHA, Secretaría de Agricultura y Fomento, Dirección de Aguas, Departamento de
Concesiones, Sección de Tramitación, V División, 1918, 99 ff. El Estado de
Jalisco, Tomo XXX, Núm. 25, 24 de octubre de 1900.
34
El Estado de Jalisco, XXX,25, 24 de octubre 1900:322.
20
…el nivel de las aguas del lago de Chapala ha bajado tanto que
aseguran ancianos vecinos de ese rumbo, que jamás se había visto la
extensa laguna tan vacía. Esto es tanto más alarmante cuanto que
comienza ya a subir el valor de los granos.36
acordarían la fijación de la cota del nivel del lago fueron los ocursos de protesta
años de 1902 a 1903 el derecho a utilizar en riegos hasta dos mil litros por
gobernador michoacano,
solicitada tanto por Manuel Cuesta Gallardo como por Andrés Bermejillo:
desecadas. Por otra parte, la curva de nivel también habría de deslindar los
terrenos que, por quedar debajo de ella, serían los pertenecientes a la Nación
Gobierno Federal. Permanecería de Manuel toda la parte al sur del río Lerma,
comprometía a hacer
43
AHJ, Fomento, 1905, F-6-905, Caja F74 bis F, 6762, 4ff.
23
hacer a este pueblo más accesible para los paseantes y convertirlo en principal
sur de Jalisco. Los negocios de Joaquín Cástulo serán descritos en otro lugar.
Cuesta Gallardo por $ 200,000; otro por el mismo señor, mismo año y misma
cantidad a Josefa Gallardo viuda de Cuesta, por el cual ella había hipotecado la
44
AHJ, Fomento, 1905, F-6-905, Caja F74 bis F, 6762, 4ff.
45
AIPEJ, Protocolos, Manuel F. Chávez, 35,416:118-121.
46
AHJ, Fomento, 1904, F-5-904, Caja F-59 bis G, Exp. 5196.
24
Rafael Arias, quien se hizo cargo de pagar los créditos de Josefa y Joaquín de
125,385 y a cada uno de sus hijos Teresa, José, Luis, Enrique, Aurora, Alfonso
y Josefina $ 10,659.29.
partes, hacía también cesión a la misma de los créditos de su madre, uno por $
$ 115,468 en 1908.48
47
AIPEJ, Protocolos, Enrique Arriola, 16,328, ff 20-37.
48
AIPEJ, Protocolos, Enrique Arriola, 22,140, ff 58-64.
25
que los deslindes con respecto a la curva de nivel marcada sacaron a relucir
los tipos de terreno de su propiedad que quedaban dentro y fuera del ámbito de
la desecación:
De esta manera, sólo los terrenos del segundo tipo fueron los que
de agua para riego del lago a futuro. Al parecer, aquellos terrenos sin
propietario que alcanzaban a quedar cubiertos por agua, a saber, los del tercer
Pajacuarán:
hacerse dueños de la mayoría de las islas alzadas sobre el nivel del agua de la
recolectar.
junio de 1906 en la casa de Don Ignacio Méndez, quien hubiese sido uno de
49
AIPEJ, Protocolos, Manuel F. Chávez, 34,284: 137-140.
28
del cual resultó que a los vecinos del pueblo les cedería y otorgaría
título:
2° …una faja que se descubra del vaso del lago y que tendrá por
extensión longitudinal desde el punto en que conste la ribera la línea sur
de la zona antes mencionada hasta el lindero del pueblo de San Pedro
Caro, y por anchura cien metros contados desde la ribera que ha de
fijarse en términos de la concesión, quedando tal faja a favor de los
dueños de los terrenos que con ella linden y en proporción de su frente,…
5° A los que hoy poseen la llamada Isla de Sosa, les dará el Señor
Cuesta Gallardo en compensación de la parte que no se comprenda en la
zona señalada en el punto primero, otra fracción igual en los terrenos que
adquiera de acuerdo con la concesión y en el punto más cercano a
Pajacuarán que se pueda.
50
AMZ, Prefectura Política, Secretaría de Fomento, 1,50,1906.
29
hasta la orilla del tular que linda con la ribera del lago…”, y al señor Ignacio
cesión hecha a Don Ignacio Méndez sería gratuita. Por los beneficios recibidos,
los vecinos del pueblo deberían al señor Cuesta Gallardo $ 100 por cada
interés del 5% anual. Además cederían “…la faja de terreno que se necesite
para abrir el canal de circunvalación que debe efectuar el Sr. Cuesta cerca del
Gallardense.
Otra zona en la que la curva de nivel fijada para determinar la altura del
artificialmente los limos para conformar la isla de Maltaraña –sitio desde el que
sitio de confluencia del brazo del bordo que iría hasta La Palma.
51
AMZ, Prefectura Política, Secretaría de Fomento, 1,50,1906.
30
García, Manuel M.
52
AIPEJ, Protocolos, Homóbono A. Díaz, 13,44, 164-169.
31
Rosales viuda de López, que cubriría el pago de la hipoteca que gravaba sobre
se comprometía entonces a
Frank y al licenciado Don Antonio Pérez Verdía F. (Ver plano 5)57 Supongo
también, que si bien Manuel Cuesta Gallardo tuvo que prescindir del
Luis P. Ballesteros.
vista son: desde luego el hecho de que nunca estuvo sujeta a desecación la
que la mayor parte del terreno ya había quedado a salvo de inundarse a través
pueblo reclamaba derechos ancestrales, los cuales tuvo que readquirir por
58
AHA, Aprovechamientos Superficiales, Secretaría de Agricultura y Fomento,
Dirección de Aguas, Departamento de Concesiones, Sección de Tramitación, V
34
representante.61
Conclusiones preliminares
michoacana alrededor del lago de Chapala y los ríos Lerma y Santiago. Falta
negociaciones en torno a los derechos de uso del agua del lago de Chapala y
los ríos Lerma y Santiago, que en un largo proceso iniciado en el siglo XVI
Manuel Cuesta Gallardo, el decidido apoyo del gobierno federal para los
comuneros indígenas no dieron ocasión a que éstos fueran oídos más que por
62
AHA, Aprovechamientos Superficiales, Secretaría de Agricultura y Fomento,
Dirección de Aguas, Departamento de Concesiones, Sección de Tramitación, V
División. 1918, 99 ff.
37
transporte lacustres.
bombeo de La Palma para drenar definitivamente y regar con aguas del lago de
Chapala las tierras que devenían en ejidales en la Ciénega. Pero esa será otra
historia.
Bibliografía consultada
Archivos:
Archivo de Instrumentos Públicos del Estado de Jalisco (AIPEJ). Guadalajara,
Jalisco.
Archivo Histórico de Jalisco (AHJ). Guadalajara, Jalisco.
Archivo Histórico del Agua (AHA). Ciudad de México.
Archivo Municipal de Zamora (AMZ), Zamora, Michoacán.
Mapoteca “Manuel Orozco y Berra” (MMOB), Ciudad de México.
Periódicos:
Diario Oficial de la Federación. México, D.F.
El Correo de Jalisco. Guadalajara, Jalisco.
El Estado de Jalisco. Periódico Oficial del Gobierno. Guadalajara, Jalisco.
Lake Chapala Review. Ajijic, Chapala, Jalisco.
Milenio. Guadalajara, Jalisco.
Sumario:
• Introducción
• Conclusiones
• Proyecciones
• su excelente clima tropical, que le permite poseer temperaturas cálidas durante todo
el año,
• su gran biodiversidad marina que genera una racional explotación de los productos
del mar,
2
• sus hermosas playas que atraen la afluencia de turismo durante de todo el año,
asediando nuestros mares y más aún la Bahía y Puerto de La Habana; siendo la causa
de lo anterior el monopolio comercial español. Asimismo la trata de esclavos favore la
piratería. Las bahías seguras y escondidas y la gran cantidad de islotes y cayos de las
Antillas, constituyen un refugio admirable, preparados por la madre natura, para el
espionaje, el asalto y la sorpresa, lo que facilita estas incursiones extranjeras a las
flotas de la metrópoli, que llevan metales preciosos y mercancías muy codiciadas al
Viejo Mundo. En esta etapa predominan los ataques de la armada inglesa, con
corsarios y piratas muy bien armados, con buques bien preparados en armamentos y
hombres.
Acontecimientos importantes que demuestran también el movimiento del Puerto de la
Habana:
• Se mide el ancho del canal de entrada de la Bahía, el que resulta de 350 varas,
después se continún con las mediciones de esos laterales.
• La explosión del buque “El Invencible” ocasiona daños en las edificaciones cercanas
al Puerto y sobre todo en la parroquial mayor, donde después se construye el
Palacio de los Capitanes generales.
• Aparecen los primeros pescadores, con sus barcos y los primeros pobladores en los
terrenos de casa Blanca.
• El polvo y los cascajos de las canteras van aportando sedimentos en las orillas del
acuatorio, lo que junto a la basura e inmundicia comienzan a cegarse paisajes
marinos de la Bahía y convirtiéndose en tierra firme.
• Reconstrucción de la Capital.
• derrame del agua de lluvia con basura y polvo de la ciudad y de los barrios
extramuros;
1845. Se publica una memoria descriptiva del Morro, hecha por la Sociedad Económica
de Amigos del País. Se diseña un nuevo sistema de iluminación fija, alternada
uniformemente con grandes resplandores.
1846. Octubre 10. Huracán de gran intensidad, 114 muertos, 216 buques perdidos, 77
fuertemente averiados, 1 872 edificaciones derrumbadas, 5 051 viviendas con daños
de consideración, severos daños al puerto embarcadero.
1850. Se inician las obras del Canal de Vento (Acueducto de Albear). Hacia 1850 la
actividad portuaria se va acentuando coincidiendo con el inicio de la crisis del sistema
colonial español en Cuba.
1853. Real Orden del 11/6 encargando al Ayuntamiento el trazado de las aceras y
“demás circunstancias de las vías públicas”, abriendo en las murallas las puertas y
boquetes necesarios, lo que permitió comunicar la Ciudad intramuros y extramuros.
Todas las transversales deben orientarse hacia el Puerto.
1853. Se inaugura el servicio telegráfico entre La Habana y Jaruco; mejora la actividad
comercial.
1859. Comienza la construcción del ferrocarril urbano de La Habana, aprobado por la
Real Cédula del 5/2. Se diseñan 4 líneas:
De la Plaza San Juan de Dios al Cerro.
Del Cerro a Jesús del Monte.
De la explanada de La Punta a la estación de Villanueva en el Campo Militar.
De la explanada de La Punta a la Boca de la Chorrera, desagüe del Almendares.
1863. Se inaugura el ferrocarril Habana-Marianao, que influye en el transporte de
mercancías hacia el Puerto.
1867. Comienza a funcionar el cable submarino entre La Habana y Cayo Hueso, lo que
agiliza las comunicaciones.
1868-1878. Guerra de los Diez Años. Se produce un proceso de concentración de la
producción en el occidente del país, que no entra en la guerra. Epoca de gran actividad
mercantil en el Puerto de La Habana, único autorizado al comercio; por él salen la
totalidad de las producciones con destino a la exportación. Rígido control producto de
la guerra, se incrementa al máximo su custodia directa por el Ejército español, sus
cañoneras suministradas por los EUA y el cuerpo de voluntarios. La custodia del Puerto
es muy importante para España. El Puerto se convierte en un punto vulnerable.
1877. Se sustituye en los tranvías la fuerza animal por la motriz.
Hacia 1880 comienzan las primeras inversiones de capital norteamericano en Cuba,
que en 1895 alcanzan la cifra de 50 millones USD, fundamentalmente en el azúcar (30
millones), tabaco (12 millones) y minas (8 millones).
11
• Gran esplendor de la actividad del Puerto; entrada de buques de gran calado lo que
hace necesario realizar obras de dragado en la Bahía.
• Pérdida total de los paisajes naturales costeros, ríos, arroyos, manglares, marismas,
pequeñas ensenadas que quedan convertidos en tierra firme.
CONCLUSIONES
• Finales del siglo XVI y XVII principios de la segunda mitad del siglo XVIII,
después de la Toma de La Habana por los ingleses.
• Los proyectos de saneamiento ambiental desde principios del siglo XIX hasta
nuestros días hacen posible mantener viva la Bahía y Puerto de La Habana.
PROYECCIONES
Rossana Cacivio
rcacivio@netverk.com.ar
Raúl Rosa
sigea@netverk.com.ar
MARCO CONCEPTUAL
El Plan Maestro Integral para la Cuenca del Río Salado (PMICRS) es un plan de desarrollo
regional que afectará durante las próximas décadas, de un modo u otro, directa e
indirectamente, a toda la población y actividades que se desarrollen en un tercio del territorio
de la Provincia de Buenos Aires, la de mayor importancia economica en la Argentina.
La dinámica productiva de la Cuenca del Río Salado presenta algunas particularidades que
condicionan el diseño de una propuesta alternativa para el manejo del agua.
A través de los ciclos de sequías e inundaciones, la Cuenca genera un circulo vicioso donde se
observa:
2
4. El manejo del drenaje del agua de inundación entra en conflicto con la necesidad de dejar
reservorios de agua por miedo a las sequías periódicas y al descenso de las napas freáticas.
5. Hasta el momento no se ha revertido la mala imagen del Rol Estatal en este conflicto a no
ser por intervenciones puntuales, donde el discurso de los representantes estatales resultan
creíble para los damnificados.
6. La gente percibe una falta de planificación a largo plazo de la política pública respecto al
manejo del agua para la Cuenca que trascienda las sucesivas administraciones públicas.
La implementación del Plan Maestro Integral requiere de una importante tarea de gestión que
integre diversos aspectos (económicos, institucionales, productivos, de infraestructura,
ambientales) a través de la articulación de actores públicos y privados.
Los modelos de gestión pública predominantes en los países mas avanzados, proponen
administrar los recursos públicos a través de entes mixtos: estatales y privados. Sin embargo,
en la República Argentina la red institucional armada para el diálogo público-privado está
desarticulada o ha quedado obsoleta. Esto es debido tanto a un claro desinterés Estatal en
liderar y hacer operativa esa articulación, como a la poca efectividad de las integraciones
sectoriales, las cuales dependen de su poder de negociación y de las herramientas de
organización a las que puedan acceder.
La implementación a largo plazo y en forma integrada del Plan esta condicionada por las
posibilidades de articulación de estos socios.
3
DISEÑO ORGANIZACIONAL
El PMICRS propone la creación de una Autoridad de la Cuenca como órgano ejecutivo que
coordine la implementación del Plan, donde convergen los actores públicos y privados del
Sistema Regional. Para ello, es necesario articular TODA la estructura de soporte necesaria
para implementar la planificación de largo plazo que requiere el PMICRS. Esto debe estar
fundado en un Contrato Social Productivo Público Privado negociado con los actores
territoriales para optimizar su propuesta e implementación, que sea sostenido desde los
beneficiarios (por su protagonismo y responsabilidad económica) y desde lo gubernamental
(que aporta parte de los recursos y motoriza el arranque de esta etapa).
Nunca como ahora las opciones de crecimiento y desarrollo han dependido tanto de los
recursos estratégicos del medio local y de las nuevas oportunidades asociadas a la innovación,
creatividad y capacidad empresarial de los actores implicados en ellas.
El Diseño Organizacional del Plan Maestro para la Cuenca del Río Salado propone un
Programa de formación de grupos comunitarios basado en la formación de grupos locales
para desarrollar actividades rurales que protejan el medio ambiente local de los productores y
otros vecinos. Promueve actividades de interacción comunitaria, apropiada para resolver usos
del agua y de la tierra, desarrollar habilidades locales, conocimiento y productividad. Es
también instrumental para adaptar programas locales, provinciales y nacionales a las propias
necesidades locales.
1. carácter ejecutivo mixto en el cual estén representadas las instituciones públicas vinculadas
directa o indirectamente a la problemática, las organizaciones no gubernamentales y los
productores - empresarios afectados individualmente;
en el enfoque hacia los problemas y soluciones, considerando razonable, mas allá de las
adaptaciones necesarias, que un Programa de ésas características, con énfasis en el desarrollo
individual a través de la acción del grupo, resulta viable de instrumentar.
El objetivo específico de la formación de grupos consiste en reunir a los productores que son
parte de la misma comunidad, ( más que aquellos relacionados con un interés técnico o
industrial específico ), y tienen problemas o necesidades similares, tal el caso de las
inundaciones, mantenimiento y operación de obras de drenaje o caminos rurales, uso y
manejo de lagunas o arroyos, contaminación ambiental, erosión, forestación, irrigación, etc.
La experiencia internacional indica que estos grupos pueden ser de gran valor para adaptar
proyectos gubernamentales para conseguir los mejores resultados para productores locales.
Son más efectivos que los emprendimientos individuales en obtener información que
beneficiará a la comunidad entera. Pueden también proveer muchas soluciones basadas en su
propia experiencia. El desarrollo de grupos permite intercambiar información, tomar nueva
información de otras fuentes y mejorar las personales y habilidades productivas.
Los miembros de comunidades locales tienen muchos temas en común que afectan su vida
diaria. Encuestar a productores mediante un cuestionario efectivo, puede limitar el número de
temas a discutir. Además no hay muchas oportunidades de interactuar entre productores, lo
cual reduce la multiplicidad de ideas. Cuando se presentan temas complicados de abordar o
que puedan producir cambios financieros y de estilo de vida significantes, es necesario tomar
tiempo para interactuar en las posibles soluciones. Es importante respetar el tiempo de los
procesos de cambio entre los participantes para que sea realmente un cambio actitudinal y no
un cambio de conducta coercitivo.
- obtener soporte físico, social y financiero para llevar a cabo actividades específicas
POSIBILIDADES DE PROGRUPO
Existen actualmente grupos de actividades con objetivos específicos. Muchos, como Cambio
Rural, PSA, Prohuerta y Crea pertenecen a sectores específicos de la comunidad. Grupos
similares operaron en otros países pero la limitación de estos es que apuntan a resolver
problemas específicos de tecnologías productivas.
PROGRUPO propone hacer una alianza estratégica entre los mismos para ampliar el espectro
de intervención comunitaria, multiplicando sus objetivos. Además, PROGRUPO tiene por
objetivo unir a productores que son parte de la comunidad y que tienen problemas similares.
Por tal motivo, estos grupos difieren del resto. La participación trae soluciones más aceptables
y cooperación antes que confrontación entre las asociaciones. Bajo estas condiciones las
comunidades mejoran su conocimiento promoviendo el cuidado de los recursos ambientales
en el marco del Plan Maestro para la Cuenca del Río Salado.
8
Para lograr una eficiente operatividad del Programa de formación de Grupos Comunitarios se
necesita fundamentalmente:
Los grupos comunitarios formados a través del Programa PROGRUPO necesitan soporte para
el inicio y desarrollo de la actividad .La naturaleza de dicho soporte varia entre los grupos .
Los soportes provienen de las siguientes categorías:
Si bien la productividad de los grupos generados por el Programa es un proceso a largo plazo,
aquellos que se hallen en un estadio más sofisticado pueden desarrollar negocios locales que
provean retornos financieros para su utilización en este Programa.
El soporte financiero es esencial para el mantenimiento de los grupos en todos los aspectos, así
como para la operación y mantenimiento de las obras de drenaje . Si es poco, al menos debe
estar bien utilizado y supervisado colectivamente. En este aspecto es fundamental la
utilización de los recursos dispuestos por ley para la implementación del PMICRS y las
articulaciones institucionales que se realicen para la creación de un ente mixto de gestión que
represente los intereses en juego.
9
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
Berger, P. y Luckman 1979 La construcción social de la realidad. Edit. Amorrortu.
Lockie, Stewart y Frank Vanclay 1994 “The 1994 Australian Landcare Conference
‘Landcare in the Balance’” Rural Society 4 3/4 December 1994
Vanclay, Frank 1994 “Hegemonic Landcare: Further reflections from the National
Landcare Conference”
” Rural Society 4 3/4 december 1994
Halcrow, Sir William & Partners Ltd. Argentina 2000 “Report on the Local
Community Group Program. Rio Salado Project”
Usos y propiedad de las lagunas del Alto río Lerma 1850-1875
Introducción
Hasta mediados del siglo XIX los pueblos indígenas de México mantuvieron bajo su
control el derecho eminente de los recursos naturales, como la tierra y el agua, que se les
había otorgado corporativamente durante la etapa Colonial, aunque había casos en los que
resultaban despojados. En la segunda mitad del siglo XIX esta política estuvo apoyada por
la primera emisión de leyes federales (1856) que aseguraba la intromisión de los gobiernos
estatales y federal en el proceso de desamortización. Es necesario aclarar que la política
privatizadora de las tierras de las corporaciones no era nueva, ya desde la primera mitad del
siglo XIX había sido aplicada en algunos estados, lo que contravenía el neocorporativismo
asumido por los ayuntamientos, al recaer en ellos el control de los principales recursos de
las comunidades.1 La política desamortizadora buscaba dos cosas. Una, favorecer el
desarrollo de la propiedad privada como un derecho inherente al hombre. Y dos, afectar y
modificar la propiedad territorial inalienable (o en manos muertas) y el carácter de sus
poseedores originales.
La aplicación de estas leyes se podía hacer de dos formas: una directa y otra
indirecta. La primera se realizaba mediante la emisión de decretos y circulares para que las
corporaciones declararan “libremente” cuáles eran las propiedades que podían estar sujetas
a la aplicación de la ley de desamortización.2 La segunda, se llevaba a cabo por iniciativa
del gobierno estatal o federal al poner en marcha un proyecto de construcción de una obra
pública o privada y se “descubría” que la tierra afectada mantenía su vieja condición de
inalienable. En el segundo caso, los poseedores originales de la tierra presentaban una
actitud más renuente a la afectación de sus propiedades. Hay que insistir que a pesar de la
emisión de estas leyes anticorporativas , entre 1856 y 1880 en varios estados la
privatización fue lenta y caótica.3
Esto último fue lo que sucedió en la zona sur del Valle de Toluca, en el área lacustre
del Alto río Lerma, donde los pueblos rurales y las haciendas mantuvieron, hasta 1850, una
relación muy distinta con respecto a las lagunas. Los primeros conservaban la propiedad
1
Algunos de los estados en los que se expidieron este tipo de leyes anticomunales en la primera mitad del
siglo XIX fueron: Jalisco, Chihuahua, Veracruz, Michoacán, Puebla y México. Escobar y Schryer,
“Las sociedades”, 4.
2
Escobar y Schryer, “Las sociedades”, 1.
3
Buve, “Caciques”, 32. Además véase Escobar y Schryer, “Las sociedades”, 6 y Menegus, “La
desamortización”, 7-27.
2
corporativa del agua sujeta al amparo del ayuntamiento y las segundas la privada. Para los
primeros la explotación de las lagunas representaba su modo de vida, mientras que para los
segundos era una actividad de poca importancia pues les brindaba más bien beneficios
indirectos.
En 1857, el gobierno del Estado de México tuvo la intención de promover un
proyecto de desecación de las lagunas de Lerma. Las lagunas en su mayoría formaban parte
de los bienes de los pueblos y los ayuntamientos de las municipalidades eran los que
cobraban una renta anual a los usufructuarios. Así los ingresos que se obtenían del uso de
las lagunas se destinaba al fondo municipal. El gobierno del estado al pretender llevar a
cabo esta obra intentó obtener injerencia en los recursos hidráulicos de los pueblos. No
obstante, para ese entonces el Estado todavía no contaba con la fuerza y los recursos
económicos para llevar a cabo proyectos de esa naturaleza. Además, los ayuntamientos a los
que pertenecían los pueblos involucrados en este proyecto mantuvieron una jurisdicción
territorial, autónoma e independiente en relación con el Estado, hecho que les permitía
contar con el manejo de las lagunas que formaban parte de sus bienes.4 De hecho fue hasta
la promulgación de las leyes de 1888 y 1894, que el gobierno federal comenzó a centralizar
los recursos hidráulicos del país y por lo tanto a disponer sobre sus usos.5
Esta ponencia tiene como objetivo central analizar la forma en que diferentes grupos
sociales conciben, usan y se organizan para distribuir, mantener o modificar los recursos
acuíferos de su medio ambiente inmediato. El problema medular del trabajo se define a
partir de la importancia de distinguir los usos distintos que hacían de las lagunas los
pueblos y las haciendas localizadas en el Alto Lerma, así como los conflictos que surgieron
entre ellos por controlar una determinada porción de laguna. Frente a estos usos sociales
diferenciados por parte de los vecinos, tenemos la realización de una obra hidráulica
impulsada por el gobierno estatal para obtener más tierras para el desarrollo agrícola de la
zona. El trabajo también da pauta para resaltar el papel del ayuntamiento, como al
4
Sobre este aspecto hay que considerar la propuesta de Annino, quien señala que los pueblos ante esta política
anticorporativa se aprovecharon de los mecanismos otorgados en la constitución de Cádiz, para
apropiarse de sus territorios e incluso el proclamarse soberanos. Menciona también “que los nuevos
ayuntamientos electivos representaron un fenómeno de neocorporativismo en el interior del cuadro
constitucional. El fenómeno reforzó todavía más los fundamentos municipales de los nuevos estados
y planteó a los grupos dirigentes liberales de la segunda mitad del siglo un grave dilema: si era
relativamente fácil desde el punto de vista constitucional desamortizar la propiedad eclesiástica, ya lo
era mucho menos desamortizar la de los ayuntamientos, precisamente porque se trataba de órganos
constitucionales”. Annino, De los imperios, 251 y Nuevas perspectivas, 89.
5
La intervención del gobierno federal que he mencionado se aplicó de la siguiente manera; en la ley del 5 de
junio de 1888 se estableció que: “se considera como vías generales de comunicación además de las
carreteras nacionales, ferrocarriles, etc., los mares territoriales, los esteros y lagunas de las playas; los
canales construidos por la federación con recursos de la nación; los lagos y ríos navegables y
flotables y aquellos de cualquier clase que fueran cuando en toda su extensión sirvan de límites al
territorio nacional o a los estados de la unión.” En cuanto a la ley del 6 de junio de 1894 se
mencionaba que “Esta ley amplía y reglamenta la anterior [1888] en lo que se refiere al otorgamiento
de concesiones para riego y fuerza motriz”. Herrera y Lasso, Apuntes, 132-133. Véase también
Kroeber, El hombre, 193-199.
2
3
6
Annino, “Otras naciones”, 237.
7
Albores menciona que toda esta zona lacustre era entonces un cuerpo cenagoso que las poblaciones ribereñas
han denominado lagunas. Ver Albores Zárate, “El complejo relacional”, 117.
8
Albores Zárate, Tules, 67-69.
9
Albores Zárate, Tules, 70-71.
10
Salinas, “Las fuentes”, 113-114.
3
4
En esta zona del Alto río Lerma tenemos la formación de los tres vasos o lagunas en
Alto río Lerma.11 El primero de esos vasos se encontraba donde tiene su origen el río
Lerma; se le conocía como la laguna de Chignahuapan o Almoloyita. Los principales
usuarios de esta laguna eran los siguientes pueblos: Jajalpa, Techuchulco, San Lorenzo, San
Mateo Texcaliacac, Almoloya del Río, Santa Cruz Atizapán y la hacienda de Atenco. Al
segundo vaso se le denominaba Chimalipan o Atenco. Los pueblos propietarios de la laguna
eran: San Pedro Tlaltilzapán, Capulhuac, Santiago Tianguistenco, San Pedro Tultepec,
Ocoyoacac, San Pedro Cholula, San Mateo Atenco y las haciendas de Atizapán y
Texcaltenco. El tercer vaso era el que tenía por nombre Lerma. A diferencia de las lagunas
anteriores, sus propietarios eran en su mayoría, los dueños de las haciendas de: San Antonio
de Padua (alias Doña Rosa) y el Cerrillo, San Nicolás Peralta y sus anexos, Santa Catarina y
Cocoapan y Mayorazgo. También se localizaban algunos ranchos como el de Alta Empresa
(propiedad de la hacienda de Doña Rosa), Amomolulco y Santa Teresa. La municipalidad
de Lerma incluyó algunos de los lugares anteriores, además de los pueblos de Atarasquillo,
San Mateo Atarasquillo y Lerma, también propietarios de la laguna.
Pueblos, ayuntamientos y haciendas: usos distintos de las lagunas.
En 1853, cuando el Estado de México era Departamento de México por la
implantación del sistema centralista, contaba con ocho distritos: Acapulco, Cuernavaca,
Huejutla, México, Taxco, Toluca, Tula y Tulancingo. El distrito de Toluca a su vez tenía
cinco partidos: Toluca, Villa del Valle, Tenango del Valle, Tenancingo e Ixtlahuaca.12
Dentro de los partidos de Toluca y Tenango del Valle estaban comprendidos los pueblos,
ranchos y haciendas involucrados en el proyecto de desecación de 1857. En el Alto Lerma
se pueden distinguir dos zonas atendiendo a sus características económicas y sociales. En
este lugar se localizaban las lagunas de Chignahuapan o Almoloyita y la de Chimalipan o
Atenco, que son los dos vasos que conforman nuestra primer zona y la de Lerma que es
nuestra segunda zona.
Uno de los principales factores que distinguía a estas dos zonas era que en
Almoloyita-Atenco se encontraban localizados un mayor número de pueblos. En Lerma, en
cambio, predominaban las haciendas. Por lo tanto, las actividades en ambas áreas eran
distintas. Almoloyita-Atenco se caracterizaba por la conflictividad entre los pueblos que
explotaban las lagunas. Las principales actividades que realizaban estos pueblos a mediados
del siglo XIX explican en gran medida los enfrentamientos entre ellos. En el informe que
presentó Joaquín Noriega al Ministerio de Fomento, describió que los vecinos de los
pueblos localizados cerca de las lagunas de Lerma practicaban una importante actividad
lacustre debido a que las lagunas representaban un claro medio de subsistencia.13 Sólo para
ejemplificar la importancia de la actividad lacustre para los pueblos ribereños vamos a ver
el caso de Almoloya del Río. En este pueblo las tierras no eran tan adecuadas para la
agricultura por el declive de sus suelos. Por esa razón sus habitantes se dedicaban a ella en
menor escala cultivando sólo maíz, haba, cebada y frijol, productos que vendían en los
mercados de Tianguistenco, Tenancingo y Tenango. Los medios comunes de subsistencia
11
Archivo Histórico del Estado de México en adelante AHEM, ramo Gobierno, vol. 150, exp. 16. Proyecto de
desagüe de las lagunas de Lerma, abril de 1857.
12
Noriega, Estadística, 103-112.
13
Noriega, Estadística, 171-178, 212-231.
4
5
14
Noriega, Estadística, 219-221. En el cuestionario realizado por el Ministerio de Gobernación del Imperio
Mexicano en 1865, el alcalde municipal de Almoloya del Río, decía que la base de la alimentación de
estos pueblos era el maíz y los productos que obtenían de la pesca en la laguna. Brígida Von Mentz
señala lo siguiente “Los documentos referentes a Almoloya de Río y Santa Cruz Atizapán muestran
que son pueblos que conservan economías lacustres”. Mentz, Pueblos, 91, 121-122.
15
Cit. en Maya Ambia, “Doña Rosa”, 58.
16
Huerta, “Isidoro de la Torre”, 181.
17
Archivo Municipal de Lerma en adelante AML, Presidencia, caja 25. Noticia relativa a las fincas rústicas
que existen en ese distrito, 1888-1889.
5
6
18
Noriega, Estadística, 123-131.
19
Macune, El Estado de México, 12.
20
Albores Zárate, Tules, 223.
6
7
otros reptiles que se crían son el sustento de muchos pueblos y el comercio para los
pueblos grandes, donde los transportan con estimación.21
De la producción de las haciendas tenemos noticia gracias a los viajeros extranjeros
como la marquesa Calderón de la Barca, quien hacía la siguiente descripción de una de las
principales haciendas:
La hacienda de San Nicolás Peralta, cuyo dueño es el sr. Mier y Terán, fue lo
único digno de mención que se ofreció a nuestros ojos antes que llegáramos a
Toluca […] abunda en ella los grandes campos de maguey y de maíz y un hermoso
río pasa a través de esta hacienda, una de las más productivas de la República.22
Había otras haciendas de igual importancia en la región como la de Atenco y la de
Doña Rosa, productoras ambas de excelente ganado y maíz. Pero, veamos un ejemplo de
cómo se organizaban los grupos sociales en la zona de Lerma para explotar los recursos
acuíferos y cómo obtenían beneficios tanto los pueblos, como las haciendas y el mismo
fondo municipal. Víctor Méndez integrante de la comisión de hacienda, dirigió un ocurso al
ayuntamiento de Lerma para reglamentar el uso que hacían de la ciénega los habitantes de
ese lugar
si bien es cierto que con la totalidad de los ganados de los ciudadanos de
Lerma se mantienen con los productos de la ciénega […] también lo es que aquellos
pueden servir para mantener triple número de ganado del que existe en esta ciudad
[…] y por lo mismo debe sacarse del residuo de pastos todo el bien posible que se
pueda puesto que a persona alguna se le sigue perjuicio y recibe un nuevo impulso la
caja municipal con cuyo producto puede hermosearse esta ciudad.23
Al parecer la ganadería era muy redituable para los vecinos de la ciudad de Lerma.
Esta actividad resultaba beneficiada por la presencia de la ciénega, de donde se extraían los
pastos para alimentar al ganado así como la humedad de sus suelos para practicar la
agricultura. Los vecinos de Lerma buscaron que el ayuntamiento reglamentara las cuotas de
arrendamiento para que de esta manera saliera beneficiado el fondo municipal, y evitar así
que los dueños de la hacienda abusaran en los cobros.24 En 1865 el presidente municipal de
Almoloya del Río señaló que los principales productos que comerciaba con otros pueblos
de los alrededores eran el maíz, cebada, haba y pescado; este último era el que más se
obtenía en esta zona por la explotación de la laguna.25 Favián Flores alcalde municipal de
Almoloya del Río en respuesta a las siguientes preguntas ¿cuáles eran los artículos de
consumo? y ¿cuáles eran los que se vendían en esta población?, argumentó:
El principal artículo de consumo es el maíz y poco la carne de res pues por lo
regular se hace uso de los animales que se pescan en la laguna propiedad común
21
Archivo General de la Nación en México en adelante AGNM, Padrones, vol. 21, ff. 95v-96v.. Padrón que
contiene las noticias particulares de Agustín Ramírez, mandado formar por el conde de Revillagigedo
, virrey de la Nueva España, 1791.
22
Calderón de la Barca, La vida, 125.
23
AML, Presidencia, caja 2. Víctor Méndez, miembro de la comisión de hacienda, ante el ayuntamiento de
Lerma, en la sesión de cabildo, 16 de junio de 1857.
24
AML, Presidencia, caja 2. Propuesta al ayuntamiento de Lerma, 16 de junio de 1857.
25
Mentz, Pueblos, 121-131, 138-147.
7
8
[…] No hay ramos industriales pues se ha indicado ya cuáles son los pueblos con
quien éste hace su comercio y este consta de los productos que sacan de la agua,
como son pescados, ajolotes, ranas y en ciertas temporadas del año, pato y el tule
con que hacen los petates.26
Además de los beneficios alimenticios también se obtenían ganancias con la
comercialización de los productos lacustres. El arrendamiento de las lagunas por parte de
los ayuntamientos fue un mecanismo eficiente que favoreció a los fondos municipales. En
estas transacciones resalta el hecho de que los ayuntamientos al celebrar los remates de
arrendamiento especificaban ciertas restricciones en el uso de la laguna las que debían
seguir tanto el arrendatario, como los lugareños, quienes gozaban del derecho de explotar la
laguna en común. Por ejemplo, el primero tenía prohibida la pesca, el corte de tule o la caza
del pato en ciertas épocas del año. En cambio, los segundos contaban con el derecho de
cortar tule, pescar o recolectar todas las especies vegetales que requirieran para su
subsistencia durante todo el año. Para la zona de Almoloyita-Atenco he considerado como
ejemplo al pueblo de Almoloya del Río. La laguna de “Almoloyita o Agua Blanca” era
administrada por el ayuntamiento de Almoloya del Río. Esta laguna ya había estado
arrendada en los años de 1855, 1856, 1857 y 1858-1860. En esos arrendamientos se
establecieron algunas bases en las que el arrendatario se comprometía a que los vecinos de
Almoloya usaran con libertad la laguna para practicar la pesca y el corte de tule y zacate,
considerando que los vecinos de este lugar se mantenían única y exclusivamente de esos
productos. Así también era necesario que el arrendatario fuera de la municipalidad para
evitarse conflictos posteriores.27 Sin duda, el establecer condiciones para arrendar la laguna
de Almoloyita o Agua Blanca fue la tendencia que establecieron los ayuntamientos. Por
ejemplo, en 1865 se llevó a cabo el remate de arrendamiento de la laguna de Almoloyita o
Agua Blanca. Las bases del arrendamiento consistieron en convocar a postores para el
arrendamiento de la laguna, así como el arrendar la laguna durante cinco años para el uso
exclusivo de caza y pesca. Una de las condiciones que debía seguir el que resultara
beneficiado con el remate de arrendamiento, consistió en no impedir a los vecinos del
pueblo de Almoloya el uso que hacían de la laguna, como era la extracción de tule y zacate,
en los meses de mayo, junio, julio y agosto, el resto de los meses era para que el
arrendatario se aprovechara exclusivamente de la caza del pato y la pesca.28
26
Cit. en Mentz, Pueblos, 122. (Noticia que da la prefectura Municipal de Almoloya del Río en relación con
el interrogatorio que se refiere a la circular número 45 del Ministerio de Gobernación, 9 de
noviembre de 1865).
27
AHEM, Hacienda, vol. 3, exp. 15, ff. 2-4. Oficio referente a las bases formuladas para el arrendamiento de
la laguna de Almoloyita o Agua Blanca, presidente municipal de Almoloya del Río, Guadalupe
Pichardo, 26 de febrero de 1858.
28
Archivo General de Notarías del Estado de México, Notaría 1 de Toluca en adelante AGNEM-N1T,
escritura No. 476, ff. 422-424. Remate de la laguna de Almoloyita, escribano José de Jesús Piña, 24
de noviembre de 1865. El arrendamiento era entonces una práctica común en la zona de Almoloyita-
Atenco. En 1872, Sixto Norberto, vecino del pueblo de San Pedro Tlaltizapán, solicitó al presidente
municipal de Santa Cruz Atizapán la renovación del contrato de arrendamiento para que continuara
haciendo uso del tiradero de patos localizado en la ciénega perteneciente a ese municipio. El
arrendamiento era para practicar la pesca y la caza de patos, con excepción de la extracción de zacate
y el tule, según consta en las actas de cabildo del día 12 de enero de 1872.
8
9
29
AMSCA, Presidencia, vol. 2, exp. 13. Petición dirigida al presidente municipal de Santa Cruz Atizapán por
parte del presidente municipal de Jalatlaco Manuel Almonte González, 11 de junio de 1873.
30
“Esta antiquísima forma de intercambio se practica aún en la actualidad en el mercado de leña de los martes,
en Santiago Tianguistenco y Capulhuac. Estos intercambios, que en el pasado eran vitales, han ido
perdiendo importancia”. González Montes, “Las comunidades”, 196.
31
Hay que aclarar que se parte del año de 1845 porque dependemos de las fuentes consultadas, pues es a
partir de esta fecha cuando se encontraron conflictos por la posesión de las lagunas de Lerma.
32
MASCA, Presidencia, vol. 1, exp. 4. Oficio dirigido al gobernador del Estado Francisco Ortiz de Zárate, 5
de septiembre de 1866.
33
Archivo Municipal de Santa Cruz Atizapán en adelante AMSCA, Presidencia, vol. 1, exp. 8. Informe del
presidente municipal de Santa Cruz Atizapán dirigido al presidente municipal de San Antonio la Isla,
6 de septiembre de 1871.
34
Archivo Municipal de Capulhuac en adelante AMC, Actas de Cabildo, caja 1. Oficio discutido en la sesión
de cabildo de Capulhuac siendo presidente municipal José María Ramírez, 14 de julio de 1870.
9
10
Había casos en donde los vecinos de otros pueblos se introducían sin permiso a
explotar las lagunas de otros pueblos. Por ejemplo, los pueblos de Tultepec, San Mateo y
San Pedro Totoltepec hacían uso de la ciénega perteneciente a la municipalidad de
Capulhuac sin pedir licencia o autorización, perjudicando al fondo municipal, por lo que se
discutía en las sesiones de cabildo de la municipalidad de Capulhuac sobre el abuso que
hacían estos pueblos de la extracción del tule.35 Es importante señalar que en este periodo la
autoridad del gobernador estaba limitada en vista en que eran las autoridades locales las que
resolvían los conflictos por la explotación de las lagunas.
Para la zona de Lerma, también ocurrieron conflictos con la diferencia de que era
entre hacendados. Uno de los más importantes fue el caso del juicio que promovió en el año
de 1845, el propietario de la hacienda “El Cerrillo” Manuel González de Salceda, en contra
de Gregorio Mier y Terán dueño de la hacienda de “San Nicolás Peralta”. Cabe aclarar que
“El Cerrillo” formaba parte de la hacienda de “Doña Rosa”. El problema entre estas dos
haciendas era la propiedad de la laguna de Lerma ubicada al oriente del río Lerma. Manuel
González de Salceda, demostró que en 1820 compró al ilustre ayuntamiento de México el
Cerrillo y la laguna. Este ayuntamiento había explotado estos terrenos para mantener un
ganado numeroso, que servía para abastecer de carne a la ciudad de México. Resalta en este
litigio que el corte de tule sólo era un beneficio secundario para el arrendatario, debido a
que concedía licencias a los lugareños más próximos a la zona, como por ejemplo los
vecinos de los pueblos de San Pedro Totoltepec, San Mateo Atenco y Lerma. Sin duda, los
arrendatarios o el dueño de la ciénega en litigio explotaban la laguna para el desarrollo de la
ganadería.
La extensión de los terrenos cenagosos que se estaban litigando comprendía 76
caballerías, que equivalían a 3,254.24 hectáreas situadas entre el río Lerma y el arroyo de
Ameyalco, en el valle de Toluca.36 Este litigio prueba el uso diferente que hacían de la
laguna los hacendados en relación con los vecinos de los pueblos: para los hacendados las
lagunas eran útiles siempre y cuando beneficiaran sus actividades ganaderas, mientras que
para los lugareños representaban una parte indispensable de su subsistencia. No resulta
extraño que Manuel González de Salceda alegara que cuando Gregorio Mier y Terán
adquirió la hacienda de "San Nicolás Peralta” de los Carmelitas, no se había cuestionado el
valor de la ciénega o laguna. De la misma manera cuando los Carmelitas la adquirieron no
le asignaron valor alguno. Salceda aseguró que ellos consideraban este lugar como
improductivo, y sólo cuando Gregorio Mier conoció lo que se cobraba por el arrendamiento
del lugar para la caza del pato consideró a este lugar como lucrativo. La laguna representaba
una parte fundamental para el desarrollo económico de estas dos haciendas, por lo menos en
el sector de producción ganadera como era el caso del dueño de la hacienda de “El
35
AMC, Actas de cabildo, caja 1. El Síndico Meza expuso en sesión de cabildo de la municipalidad de
Capulhuac, sobre los abusos en el corte de tule. Sesión ordinaria del 2 de septiembre de 1870.
Presidente municipal Francisco de Alva.
36
INAH-CDM, Microfilm de la colección Purrúa, rollo 1. Informe del ingeniero Manuel María Delgado, 24
de diciembre de 1845. Se anexa el plano del territorio que estaba en litigio.
10
11
Cerrillo”. Al dueño de la hacienda “San Nicolás Peralta” sólo le preocupaba resolver los
problemas de los límites, ya que no hizo el menor intento por defender la propiedad.37
Cabe destacar que para 1857, estos dos individuos estaban involucrados en el
proyecto de desecación de las lagunas de Lerma. Es decir, en ese momento ya no les
importaba conservar la laguna para la actividad ganadera. El interés estaba centrado en
contar con más superficie de tierra, libre de agua estancada, para ampliar sus zonas de
cultivo. En ese entonces, los dos propietarios participaron activamente en dicho proyecto.
El proyecto liberal a mediados del siglo XIX en torno a la cuestión agraria. La
propiedad privada de la tierra.
El proyecto que plantearon los liberales para la solución de los problemas
económicos, políticos y sociales del país tuvieron su origen a finales del siglo XVIII y
principios del siglo XIX. Una de estas ideas estuvo encaminada a la promoción de la
propiedad privada. En España, los ideólogos liberales como Jovellanos y Campomanes ya
habían considerado la necesidad de dividir y privatizar las tierras comunales. En 1813, las
cortes españolas por decreto del 4 de enero del mismo año, ordenaron la división de las
tierras comunales con excepción de los ejidos. Políticos como José María Luis Mora,
Zavala y José María de Jáuregui manifestaban la necesidad de enajenar las tierras de las
corporaciones civiles y eclesiásticas en beneficio de los individuos.38 Durante la etapa
inmediatamente posterior a la Independencia en el país no se logró un avance en cuanto al
destino de las propiedades de las corporaciones, incluso fue a partir de la experiencia
gaditana cuando los pueblos entraron al marco constitucional a través de los ayuntamientos
para enlazar los derechos antiguos comunitarios con los nuevos.39 Estos organismos
ampararon las tierras comunitarias, motivo por el que resultaron ser un obstáculo en la
eficacia de las leyes de privatización de los bienes de los pueblos. Es así como Annino
señala que “Los pueblos-ayuntamientos que salieron de la primera experiencia
constitucional de Cádiz siguieron auto definiéndose soberanos como si el Estado no
existiera”.40 En este periodo de liberalismo mexicano la oposición a la propiedad comunal
se discutió en los debates parlamentarios por Zavala, Mora y otros. Según los liberales, los
bienes de las corporaciones civiles y eclesiásticas, resultaban una forma de propiedad poco
productiva para el desarrollo económico. Los bienes de las corporaciones por tanto, según
esta óptica, resultaban poco productivos. Los liberales estaban a favor de la venta de estos
terrenos al considerar que el desarrollo económico era viable si la tierra pasaba a manos de
los particulares. Ahora bien, los liberales del siglo XIX pretendieron acabar con los
beneficios que el gobierno colonial había otorgado a estas corporaciones. Sin embargo, la
37
Oyarzábal, “Gregorio Mier y Terán”, 140. A propósito de la actividad económica desempeñada por
Gregorio Mier y Terán en el país es importante conocer la siguiente consideración: “Las operaciones
realizadas por Gregorio Mier y Terán, durante los años de 1830 a 1870, tuvieron como eje central, la
actividad del préstamo con intereses, garantizado con la hipoteca de bienes rurales y urbanos”. Es
decir, a Gregorio Mier y Terán no le importaba aumentar sus propiedades porque su negocio
principal era el de prestamista, a través de esa actividad era como lograba adjudicarse las propiedades
de sus deudores. Así fue como adquirió la hacienda de los Carmelitas
38
Hale, El liberalismo, 233.
39
Annino, “Otras naciones”, 231-237.
40
Annino, Nuevas perspectivas, 62.
11
12
41
Annino, “Otras naciones”, 233. 254-255. Annino considera que la Carta de Cádiz permitió a las
comunidades, administrar sus bienes por medio de los ayuntamientos.
42
Annino, De los imperios, 274.
43
Annino, “Otras naciones”, 237, 254-255.
44
Annino, De los imperios, 248
45
Annino, Nuevas perspectivas, 61.
46
Powell, El liberalismo y el campesinado, 43.
12
13
bienes representaban el mayor obstáculo a la prosperidad y riqueza del país.47 Esta ley
establecía la circulación de las fincas rústicas y urbanas, propiedad de estas corporaciones,
que debían pasar a la propiedad de los que las arrendaban u a otros postores. Lerdo de
Tejada aseguraba que eran dos los aspectos más importantes a considerar de esta ley:
[es] una resolución que va hacer desaparecer uno de los errores económicos
que más ha contribuido a mantener entre nosotros estacionaria la propiedad e
impedir el desarrollo de las artes y la industria que de ella dependen […] como una
medida indispensable para allanar el principal obstáculo que hasta hoy se ha
presentado para el establecimiento de un sistema tributario, uniforme y arreglado a
los principios de la ciencia.48
La individualización y privatización de la tierra a los indígenas fue la principal
preocupación de los reformistas de 1856. Powell considera que esta política liberal trajo
consigo el deterioro de la economía comunal. Al hacer ésta generalización, supone que la
citada ley favoreció la concentración de la tierra en manos de una minoría terrateniente.
Aunque existen algunos ejemplos para el Estado de México que contradicen esta afirmación
como son los de Sultepec, Ocoyoacac, Lerma y Metepec, en donde se llevó a la práctica la
privatización de una parte de los bienes comunales sin propiciar la concentración de la
propiedad.49
No debe olvidarse, que entre 1850-1875 el discurso político de los diferentes
gobiernos de los estados del país se enfocó en darle un impulso al desarrollo de la
agricultura, pues se consideraba a esta actividad como la principal fuente del progreso del
país. En esos términos se pensaba que era necesario terminar con el estado de
estancamiento en el que se encontraba esta actividad, situación que compartía con el
comercio, la minería y la industria. Esto se manifestaba en las memorias de gobierno de
algunos estados de la república mexicana.50 El Estado de México presentó la misma
tendencia de promover a la actividad agrícola como principal fuente económica del país.51
47
Reyes Heroles, El liberalismo, III, 193-194.
48
Cit. En Reyes Heroles, El liberalismo, III, 195.
49
Véase a: Quezada Rojas, “Dezamortización civil”; Schenk, “La distribución de la propiedad”, Bazant, “La
dezamortización” y a Menegus, “Ocoyoacac, una comunidad agraria” y “La dezamortización de los
bienes”.
50
Memoria del Ministerio de Fomento 1866. 43.
51
AMC, Gaceta de Gobierno, El Progresista, 1º de noviembre de 1871. En este periódico se expuso la
importancia que tenía esta actividad para el gobernador Riva Palacio. Este decía que la agricultura
progresaría sólo si se formaban sociedades agrícolas en gran escala. Riva Palacio, siempre empeñoso
en la prosperidad del estado reunió en lo particular y en su casa, y a los principales agricultores de
este distrito de Toluca […] en plan de que se organicen en sociedad para mejorar la condición de la
agricultura. El sr. Riva Palacio […] manifestó la influencia de la agricultura en todos los ramos de la
riqueza pública, la parte activa que debían tomar los agricultores en el perfeccionamiento de las
instituciones y hasta en la conservación de la paz y el orden público. La junta declaró por
unanimidad que estaba decidida a constituirse en sociedad de agricultores para proteger los intereses
en este ramo en el Estado de México. […] es preciso volver de ese ramo [la agricultura] el más
importante de la riqueza pública, y el más necesario procurar el progreso y adelanto de la agricultura
promoviendo cuanto conduzca el fomento y mejora de sus diversos ramos […] porque lo que
necesitamos el día de hoy, son canales, cañerías, telégrafos y sobre todo hombres y capitales: no
importa la tierra de que puedan llegar, que las hagan fructuosas.
13
14
52
Leomine Villicaña. El desagüe, 52.
53
La Ley, 12 de agosto de 1870.
14
15
54
AHEM, Ramo Gobierno, caja 152, exp. 2, f.1. Circular que mandó el prefecto de Toluca a los síndicos,
regidores y alcaldes de los ayuntamientos de las municipalidades y pueblos involucrados en el
proyecto de desecación, 3 de marzo de 1857. En esta circular se mencionaban los beneficios que se
obtendrían si se llevaba a cabo la desecación de las lagunas: “Esta obra es de gran provecho tanto
para la salubridad como para la agricultura pues los terrenos ocupados hoy por el agua dejarán de ser
un depósito de donde salen miasmas que dañan la salud y producirán a causa de la lama que
contienen buenos pastos o abundantes cosechas.”
55
AHEM, Ramo Gobierno, vol. 152, exp. 2, f.5-5v. Acta celebrada entre el gobernador del estado y los
representantes de los pueblos y haciendas involucrados en el proyecto de desecación, 8 de marzo de
1857.
15
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Sin duda las razones que expusieron los representantes de los pueblos de San Pedro
Tultepec y Almoloya fue una respuesta de su inconformidad por los escasos beneficios que
se podrían obtener con el desarrollo de una economía de la que se consideraban ajenos (la
agricultura capitalista), dado que sus actividades económicas estaban relacionadas con el
corte de tule y la pesca en la laguna. El 8 de marzo de 1857 se llevó a cabo una reunión en
la que se nombró una Junta General, compuesta por los representantes de los pueblos y las
haciendas antes mencionados, para que en ella se trataran todos los asuntos relativos a la
desecación de las lagunas de Lerma. En esta sesión el gobernador expuso dos posibles
variantes con respecto a la repartición de los terrenos desecados, las que se expusieron en
los siguientes términos:
1.-Que ocupados los terrenos circundados por el gobierno, por causa de
utilidad pública y previa la indemnización correspondiente según el valor actual de
dichos terrenos, se procediera la desecación por cuenta del estado, el que sería
después de realizada la obra dueño de los terrenos desecados, los que serían
vendidos en utilidad del estado.
2.-De realizar la desecación era que cada pueblo y hacienda interesado,
contribuyera a la desecación del lago proporcionalmente a la parte del terreno que
poseía, quedando dueño después de desecado el terreno.56
De estas dos variantes la segunda fue la que aprobó la Junta General reunida en
marzo de 1857. Sin duda, la pérdida de los terrenos no era negociable tanto para los vecinos
de los pueblos como para los propietarios de las haciendas. Además la junta acordó que
cada uno de los propietarios de los terrenos a desecar, contribuyeran para la obra con seis
pesos por cada caballería.57 Ahora bien, las elites de la zona consideraban a esta obra como
una de las mejoras materiales más importantes. Se esperaban beneficios para la
municipalidad de Lerma, para los propietarios de su compresión y en general para todo el
distrito de Toluca. Resulta comprensible esta actitud debido a que en la municipalidad de
Lerma, se encontraban ubicadas las principales haciendas de la región: San Nicolás Peralta,
Doña Rosa, Paté, Mayorazgo, Buenavista y algunos pueblos como Amomoluco, Xonacatlán
y San Lorenzo de las Ollas. Estos pueblos se dedicaban en su mayoría a trabajar en las
haciendas y practicaban las actividades lacustres de manera complementaria, lo que no
sucedía en la zona de Almoloyita-Atenco donde los pobladores prácticamente vivían de lo
que obtenían de las lagunas. Ahora bien, para la zona de Almoloyita-Atenco había 17
pueblos y tres haciendas, es decir, aquí predominaban los pueblos involucrados en el
proyecto de desecación. Mientras que en la zona de Lerma participaron cuatro pueblos,
cinco haciendas y un rancho, por lo que aquí se manifestaba un predominio de los intereses
de los particulares por encima de los posibles beneficio que obtendrían los pueblos de
indios que subsistían de los productos que obtenían de las lagunas.
Sin embargo, el proyecto quedó interrumpido por los conflictos internos que sufrió
el país; la guerra de Reforma de 1858-1861, la guerra con Francia de 1861-1864 y el
56
La ley, No. 104, 28 de diciembre de 1869. La fecha de esta referencia se explica porque el discurso fue
pronunciado por el gobernador en el año de 1869 cuando los pueblos y haciendas fueron reunidos
para hacerles saber cómo se había tratado el asunto de la desecación en el año de 1857.
57
La caballería equivale a 42.795 hectáreas.
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18
pues se agilizaría el intercambio de productos entre los comerciantes capitalinos con los
pueblos del valle, hacendados y los habitantes de Toluca. Todo ello por la apertura del canal
y además con la puesta en marcha de ferrocarril México-Toluca, que también tuvo su auge
en este período.
Detrás de esto se encuentra la idea de privatizar la propiedad comunal en esta zona,
una vez que los terrenos quedaran libres de aguas estancadas el aumento de las áreas de
cultivo sería la consecuencia inmediata para el desarrollo de una agricultura comercial. Los
propietarios de las fincas rústicas fueron los más interesados en generar el auge agrícola del
valle y en promover este proyecto. No obstante, en el proyecto se dejaba de lado o se
ignoraba el gran uso que hacían los pobladores de los productos que les ofrecía la zona
cenagosa desde siglos anteriores. Sin duda estaban más preocupados por la revolución
agrícola encaminada al progreso del estado, que por el medio de vida lacustre de los
pueblos, el cual era considerado como improductivo. En este sentido, el obstáculo
inmediato para los hacendados era la existencia de una gran cantidad de pueblos ubicados
en la zona de desecación, cuyos fondos estaban sujetos a la ordenanzas municipales, sin
capacidad de obtener terrenos conforme a las leyes promulgadas, porque eran parte de los
bienes propios de los pueblos y por lo tanto los gozaban en común los vecinos, a pesar de
que ya había sido promulgada el 25 de junio de 1856 la ley de desamortización de los
bienes de las corporaciones civiles. Ahora bien, la Junta Menor comprobó que una gran
cantidad de terrenos inundados y por lo tanto “improductivos” pertenecían a los pueblos.60
La propuesta estuvo encaminada a fragmentar los terrenos desecados sobre todo los que se
ubicaban en términos de los pueblos de indios y que formaban parte de sus bienes
corporativos, porque eran terrenos que administraban los ayuntamientos. La Junta Menor no
dejaba de insistir que los terrenos que ocupaban las lagunas eran improductivos para los
mismo vecinos de los pueblos, hecho que contradice la exposición que realizamos en el
segundo apartado sobre la importancia de las lagunas en las actividades económicas de los
pueblos. La posición del gobierno y hacendados era entonces en términos agrarios:
La Junta Menor Directiva no ha encontrado otro medio más a propósito ni
más eficaz para mover el interés general, si no es acordando las subdivisiones de los
terrenos inundados improductivos hoy para los vecinos de los pueblos, para las
municipalidades y aún para el fisco.61
La Junta Menor estaba convencida que con la subdivisión y privatización de los
terrenos inundados se compensaría a los pueblos, de tal manera que los haría propietarios
de una determinada extensión de terreno. Se les compensaba de esta forma porque los
integrantes de la junta creían, que los vecinos de los pueblos involucrados en el proyecto
podrían resultar perjudicados en las actividades que realizaban gracias a la existencia de las
lagunas. Como el proyecto consistía precisamente en desecarlas la junta hacía la siguiente
consideración:
60
Menegus indica que varios pueblos del valle de Toluca a mediados del siglo XIX conservaban tierras de
propios, tierras comunales pertenecientes a los ayuntamientos y que se aprovechaban aún para el
sostenimiento de la misma corporación. Menegus, “La desamortización”, 18-20.
61
La Ley, No 9, 1º de febrero de 1870.
18
19
Por otra parte, la obra en general es benéfica, para todos, podría encontrar
alguna resistencia hiriendo susceptibilidades particularmente de los indígenas que
explotan el lago, sacando tule, pescando o haciendo tiro de patos, y la idea de
hacerse propietarios de una extensión más o menos grande de terreno, además de
que los compensaba con usura de esas industrias mezquinas por naturaleza, calma
cualquier susceptibilidad.62
Sin embargo, la obra no podría ser benéfica para todos, aún con la propuesta de
hacer propietarios de terrenos a los indígenas, debido a que las actividades lacustres que
realizaban en las lagunas eran para subsistencia diaria desde tiempos inmemoriales. No era
tan fácil aceptar una medida que los reduciría a jornaleros de las haciendas porque les
faltarían recursos para el desarrollo de la agricultura. En conclusión, quedaba clara la
posición de los integrantes de la junta, que en su mayoría eran los dueños de las haciendas:
las “industrias mezquinas” (caza, pesca y el corte de tule) no tenían importancia para ellos.
Fueron muchas las dificultades que se le presentaron a la Junta Menor para llevar a
cabo el proyecto de desecación. Entre ellas destacan la falta de recursos económicos y el
hecho de que la mayor parte de los terrenos inundados estuvieran en manos de los pueblos.
El presupuesto total de la obra, elaborado por el ingeniero Garay, arrojaba un total de
256,080 pesos, suma que en ese momento no era posible cubrir. En 1871, con las primeras
obras realizadas sólo gastaron 25,000 pesos. Sin duda, el retraso de las obras se debía a la
falta de pago por parte de los accionistas. Tal parece que sólo los propietarios de las
haciendas de Doña Rosa y la de San Nicolás Peralta contribuían de manera regular. Los
dueños de estas haciendas apresuraban para que se adelantaran los trabajo e incluso no
ocultaban su disgusto por la lentitud de las obras.63
Asimismo, la falta de trabajadores eran un factor que frenaba el rápido avance de la
obra. De esta manera, la Junta Menor explicó que una razón por la que los trabajadores no
se presentaban a realizar sus faenas en el canal se debía a que:
En todo el rumbo de San Bartolomé Otzolotepec están las cosechas por ello
creo que no adelantaremos más en número de operarios hasta pasada la primera
quincena de noviembre en cuya época creo que la obra contará de cuatrocientos a
quinientos operarios.64
Las actividades realizadas por los lugareños en ciertas temporadas era una causa por
la que no se presentaban a trabajar. El mismo documento mencionaba la necesidad de
ocupar a la gente que trabajaba para las haciendas como operarios de las obras de desagüe.
En estos primeros meses de mayo a octubre de 1870, los trabajos realizados en las lagunas
de Lerma no dieron los resultados que se esperaban. El informe emitido por la Junta Menor
Directiva señalaba como un gran obstáculo para la obra la falta de los pagos mensuales que
deberían haber sido cubiertos a la Junta Administrativa, tanto por parte de los pueblos como
62
La Ley, No 9, 1º de febrero de 1870.
63
AGN-CNLB-MGG, rollo 90, ficha 8781. Informe del secretario de la Junta Menor Directiva Valentín
Gómez Tagle, dirigido al gobernador Riva Palacio, sobre los trabajos de la desecación de las lagunas
de Lerma, 3 de mayo de 1870.
64
AGN-CNLB-MGG, rollo 90, ficha 8920. Carta de José María López Monroy representante del hacendado
Isidoro de la torre, dirigida al gobernador Riva Palacio, 27 de octubre de 1870.
19
20
de las haciendas. Esta junta informó que los propietarios particulares sí hicieron sus pagos
con regularidad. Hay que distinguir que estos particulares tenían sus propiedades en la zona
denominada de Lerma. Por parte de los pueblos no sucedió lo mismo, debido a que
manifestaron no tener dinero para pagar las cuotas. Quizá este retraso se debió al poco
interés de los pueblos en la realización de las obras. Se trataba entonces de una especie de
resistencia u oposición pasiva ante el proyecto, sobre todo en la zona de Almoloyita-
Atenco. No era necesario llegar al conflicto armado para evitar la realización de una obra de
tal magnitud. La oposición pasiva de los pueblos fue un recurso, el otro fue el de los
ayuntamientos, que ignoraron y obedecieron pero no cumplieron lo que se había establecido
en la Junta General para llevar a cabo el proyecto de desecación.65
Hay que señalar, sin embargo, el contraste de las respuestas que dieron en un
principio los pueblos; por ejemplo el 9 de julio de 1870 el presidente municipal de
Capulhuac, así como el pueblo subordinado a este municipio, Tlaltizapán, expresó su
disposición de participar en la obra. Estaban dispuestos a permitir el paso del canal por sus
lotes y a proporcionar su trabajo personal en el caso de no contar con dinero para adquirir
terrenos. Por su trabajo pretendían un real diario así como las herramientas necesarias para
realizar la construcción de la obra (zapapicos). Tal parece que su disposición era mucha
pero por los informes de la Junta Administrativa los pueblos no cumplieron con los pagos
correspondientes.66 Otra de las respuesta obtenidas por parte de los pueblos fue el caso muy
particular de los vecinos del pueblo de San Pedro Tultepec. En cuando se les notificó la
suma que tenían que pagar por cuota, sus pobladores dijeron al señor Dionisio Dávila,
auxiliar del pueblo de Tultepec, que por el momento no podrían pagar. Luego hicieron la
siguiente declaración:
Que para que lo resuelvan primero han de pensar cómo y de qué manera lo
han de hacer, por el momento no podrán por razón de que ha habido muchos meses
escasos y segundo porque en la actualidad como es público y notorio que ahora
están juntando tule como cada año lo hacen para hacerlo en tiempo de secas, con
que cubren sus necesidades cuando no hay trabajo porque si dejan de cortar les hará
falta en tiempo de necesidades.67
Estos vecinos no colaboraban en el proyecto ni con las cuotas ni con su trabajo
personal, porque se dedicaban a hacer petates del tule que obtenían de la laguna, lo que les
ayudaba a cubrir las necesidades de sus familias. Esta acción es una muestra más de
resistencia por parte de los pueblos de tradición lacustre, ya que el corte de tule les dejaba
mayores ganancias de las que podrían obtener en el trabajo de operarios. Además, es
necesario indicar que desde 1857 este pueblo era uno de los que mayores desventajas
señalaba a este proyecto de desecación por los perjuicios que causaría a sus actividades
económicas debido a que habían desarrollado cierto tipo de vida al que no deseaban
renunciar. Además de la resistencia, también se trataba de razones más prácticas como las
de subsistencia.
65
Buve, “Caciques”. 35.
66
AML, Presidencia, caja 9, Oficio del jefe político de Tenango Juan Gómez, dirigido al jefe político de
Lerma. 9 de julio de 1870.
67
AML, Presidencia, caja 9. Oficio del auxiliar del pueblo de Tultepec Dionisio Dávila, enviado al jefe
político de Lerma, 16 de agosto de 1870.
20
21
68
De 1855 a 1881 se hizo de varios propiedades, sólo por mencionar algunas tenemos las siguientes:
Tepetitlán, Enyegé, San José del Río, San Pedro Nose, San Nicolás Peralta, todas ellas localizadas en
el Estado de México. Además contaba con propiedades en el estado de Morelos. Sus haciendas eran
trigueras y azucareras.
68
Luisa Mier y Celis, esposa de Isidoro, heredó la hacienda de San Nicolás Peralta en 1869, por lo que esta
hacienda fue manejada por su esposo.
69
AMC, Actas de Cabildo, caja 1. Sesión del 25 de enero de 1870.
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papel del gobierno estatal se vio disminuido pues al final las haciendas fueron las que
aportaron los recursos financieros del tramo realizado. A pesar de tal advertencia los
pueblos decidieron no apoyar la obra, prueba de ello es que las lagunas sólo fueron
desecadas hasta un siglo después pero con el objetivo de llevar agua a la ciudad de México,
en 1951, cuando se inauguró el sistema de bombeo de agua del Alto Lerma. Para 1870 se
puede decir, que fue un éxito rotundo de los indígenas el que no se desecaran las lagunas.
Factores muy importantes en el fracaso de este proyecto fueron; la falta de un estado fuerte
que contara con los recursos financieros para emprender obras de esta naturaleza, así como
la falta de control de sus recursos hidráulicos. Las estrategias de resistencia implementadas
por los vecinos fue también un mecanismo excelente que les permitió continuar con el uso
común de este recurso. No sucedió así, en los intentos posteriores de desecación de las
lagunas del Alto Lerma.
Archivos
AGNM- Archivo General de la Nación en México
AGNT- Archivo General de Notarías de Toluca
AHEM- Archivo Histórico del Estado de México
AMC- Archivo Municipal de Capulhuac
AML- Archivo Municipal de Lerma
AMO- Archivo Municipal de Ocoyoacac
AMSCA- Archivo Municipal de Santa Cruz Atizapan
Hemerografía
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“La desecación de la ciénega de Chapala y las comunidades indígenas: el triunfo de la
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“Uso racional del agua por los rancheros sudcalifornianos:
Una herencia del mestizaje cultural en Baja California”
“Water Utilization and Cultural Heritage in Baja California: The
Ranchero Efficient Use of Natural Resources”
Micheline Cariño1
Introducción
Las estrategias de aprovechamiento integral del medio desarrolladas por los rancheros
californios y de los misioneros jesuitas. En dichas estrategias prevaleció el uso racional de los
recursos agua y suelo, con base en dos principios fundamentales: la norma de evitar cualquier
una eficiente reproducción social, así como la fabricación de gran cantidad de bienes de
consumo cotidiano y obtuvieron de su entorno todas las materias primas que requirieron, sin
Por ser el primer núcleo de población civil moderno de las Californias, se les ha
1
Doctora en historia por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, Francia. Es profesora-
investigadora del Departamento de Humanidades en la UABCS, en La Paz, B.C.S., México. E-mail:
irda@mexico.com
2
encuentran en vías de extinción. Antes de que este proceso culmine con la pérdida de su
disciplinas es, a nuestro parecer, el más adecuado para realizar este estudio.
exponemos las principales características del medio geográfico y de los rancheros. Después
especial énfasis en el agua. Y, por último, comentamos los principales factores que han
Con 1,300km de largo, Baja California es una de las penínsulas más largas del mundo, es
también muy esbelta (tiene 140km de ancho en promedio) y está flanqueada por dos vastos
continente por una franja que representa 4% del perímetro peninsular. Del macizo
continental no sólo la separa un mar de difícil navegación, sino dos desiertos cuya travesía
sigue siendo larga y ardua. El tráfico aéreo es restringido, por su costo, frecuencia y
con todas las proporciones guardadas- aislado del resto del mundo. Esta característica
siempre ha impedido el fluir de bienes y personas, obligando a sus pobladores a optar por
Baja California se extiende entre las latitudes (23°N y 32°N) donde se localizan las
grandes zonas desérticas del mundo. Por este hecho, la otra característica dominante del
medio geográfico regional es la aridez. Esta se define por la escasez de precipitaciones y por
las altas temperaturas. En términos generales el clima sudcaliforniano es caliente y seco, las
corrientes de agua superficial son casi inexistentes y las lluvias son raras. Esta región recibe en
promedio menos de 250mm de lluvia al año, que generalmente ocurre en forma torrencial
asociada a los ciclones estivales. Las lluvias invernales son menos abundantes y violentas; por lo
Casi todas las regiones áridas del mundo, sufren las consecuentes limitaciones en el
problemática es agravada por el aislamiento. Ambos componentes magnifican los retos que
Sin la intervención del hombre, en las zonas áridas ese fenómeno natural ocurre sólo
en los oasis. Estos son un espacio de excepción en una zona árida. “En algunos sitios y
están limitadas al tamaño del manantial, sobre todo si no se cuenta con la infraestructura
cadena montañosa de origen volcánico formada por varios macizos (llamados genéricamente
sierras). Sus cumbres tienen una altitud variable y son interrumpidos por estrechos valles y
minúsculas barrancas, donde se localizan la mayoría de los oasis. Esta cadena montañosa es
interrumpida en el istmo de La Paz, al norte del cual las montañas están generalmente más
próximas de la costa del Golfo, lo que hace que esta vertiente sea más abrupta que la oeste.
En la vertiente occidental se encuentran vastas planicies que descienden suavemente hacia las
costas desérticas del océano Pacífico. Es en las cuencas ubicadas en estas planicies, donde se
Para terminar esta breve descripción geográfica anotemos que la mayor parte del
territorio peninsular forma parte del desierto de Sonora, uno de los cuatro grandes desiertos
de América del Norte. Esta unidad fitogeográfica se distingue de los otros desiertos
norteamericanos por el número y la variedad de formas de vida que ahí se encuentran, por la
diversidad de sus comunidades vegetales, y por sus temperaturas elevadas.3 La otra región
fitogeografica de Baja California es la del Cabo que tiene características bióticas heterogéneas.
Se han reportado más de 2,895 especies y subespecies de plantas que constituyen la flora de
2
Yolanda MAYA, Rocío CORIA, Reymundo DOMINGUEZ, “ Caracterización de los oasis” oasis”, Los oasis de la
península de Baja California, L. ARRIAGA y R. RODIGUEZ –ESTRELLA, SIMAC-CIB, Pub. N.13 Del
Centro de Investigaciones Biológicas, México 1997, p. 6.
3
F. SHREVE , L. WIGGINS, Vegetation and flora of the Sonora Desert, Stanford Univ. Press, San Francisco
1964, p. 174.
5
Baja California.4 Su vegetación se caracteriza por la muy débil variedad específica de las
40 y 50 mil personas que formaban tres grupos etnolinguísticos. Todos los indios californios
tuvieron por base de organización social las bandas, que agrupaban entre 30 y 100 personas
quienes compartían cierto territorio. Estos se localizaron en las cañadas donde se ubicaban los
oasis. En torno de cada aguaje la banda practicaba la colecta de frutos, semillas y tubérculos, y
únicamente una estricta organización espacial les permitió hacer frente al desafío impuesto por
el dueto aislamiento-aridez.
geográfico que así desarrollaron los californios fue el rasgo cultural más destacado de esta
Idearon diversos e ingeniosos medios para aprovechar los recursos naturales sin alterar el
equilibrio ecológico del que dependían de manera absoluta sus vidas. El denominador
estratégico de esos medios fue: una gran economía energética, un uso variado e integral de la
aprovechaban.
4
I. L. WIGGINS, Flora of Baja California, Stanford Univ. Press, San Francisco 1980, p. 25.
6
aculturación jesuita era lograr una gradual pero definitiva integración de los indígenas a los
eje central del establecimiento misional, no sólo en tanto que un medio de subsistencia, sino
como una forma clásica de occidentalización de los indios. Sin embargo, la geografía
bajacaliforniana impuso retos que siempre limitaron la producción agrícola; situación que en
buena medida explica el fracaso de los ignacianos en Baja California, puesto que salvo en dos
de las dieciocho misiones que establecieron, nunca alcanzaron una producción suficiente para
eran la disponibilidad de agua y la calidad del suelo, ya que donde ésta se encontraba
disponible a menudo el terreno era pedregoso, inclinado y carecía de suficiente tierra fértil.
granos.5 Para solucionar la falta de agua en sitios donde era posible sembrar, el preciado
líquido se introducía por altos y hondonadas, por medio de canales angostos, construidos
de piedra y mezcla o tallados en la roca viva o en troncos de palmas. Casi siempre resultaba
5
Juan Jacobo BAEGERT, Noticia de la Península Americana de California, (1ª ed. 1772 Mannheim) 2da.
Ed. en español, Gobierno del Estado de Baja California Sur, La Paz 1989, p. 177.
7
indispensable rodear el agua y la tierra con baluartes o levantar presas, para evitar que se
escurriera el agua o que fuera arrastrada la tierra por los torrentes de los arroyos. 6
las misiones. Por ello, a pesar de las restricciones para la inmigración a la Península
los exiguos campos agrícolas y los hatos allegados a las misiones. Aunque el ser casado era
un requisito para ingresar a la Baja California jesuita, algunos de los rancheros y, en especial,
sus hijos, deben haber tenido estrechos contactos con la población local. Esto dio origen a la
formación de una cultura mestiza en la que parte del conocimiento ambiental de los
de la misión y situarlos en los mejores ranchos. Aquellos que iban a ser mayordomos de
ranchos misionales llevaban a sus esposas e hijos, y, con el pasar de los años, los oasis se
6
Idem., p. 175.
7
Harry CROSBY, Los Últimos Californios., traducción e introducción de Enrique Hambleton, Gobierno del
Estado de Baja California Sur, La Paz 1992, p. 49.
8
expulsión jesuítica del Imperio Español, algunos ex-soldados cobraron cierta independencia
respecto a la voluntad de los misioneros, incluso antes de 1768, gracias al desarrollo de las
dar pie a una abierta oposición con los ignacianos, salvo en algunos connotados casos.
apropiación territorial en Baja California fueron profundamente afectados por las reformas
un desajuste en la naciente economía. Al término del siglo XVIII, el sustento de los escasos
4,076 habitantes (indios, colonos y misioneros incluidos)9 que poblaban el espacio peninsular,
dependió en forma exclusiva de los bienes en ella producidos. Bajo estas circunstancias el rol
el más apropiado para analizar, bajo el enfoque ecohistórico, las estrategias características de la
sociedad y la economía rancheras. En éstas los dos recursos de vital importancia, y que
uso más intensivo de ambos, pero en la civilización material ranchera esto no significó
sobreexplotación, sino más bien uso racional. Referiremos los ejemplos más representativos.
8
Ignacio DEL RIO, “Los
Los Sueños Californios de Don José de Gálvez”,
Gálvez” Revista de la Universidad de México., Vol.
XXVI, N. 5, México 1972, pp. 16-17.
9
Sergio ORTEGA NORIEGA, “Ensayo Ensayo de periodización sobre la historia socioeconómica del noroeste
9
fueron las tres estrategias en las que los rancheros sudcalifornianos basaron sus actividades
conocimiento del medio geográfico adquirido, tanto por el legado de las culturas
importantes, ocupaban una prioridad secundaria. Los manantiales, además de ser escasos en el
territorio peninsular, generalmente se localizan en las partes más altas de las serranías y en el
fondo de las cañadas. Estos suelen ser sitios recónditos, alejados unos de los otros y de difícil
acceso a partir de las planicies y las costas. Así, a las ya limitadas posibilidades de abasto y
Los rancheros contaban sólo con su entorno para obtener todos los medios materiales
requeridos. Si bien la generosidad del medio geográfico en las regiones donde se establecieron
los ranchos era relativamente mayor que en el resto de la Península, los recursos naturales
premisional, la economía rancherera contó desde su origen con elementos introducidos que
trabajo y el terreno apto para el cultivo en dos zonas: las de irrigación y las de temporal. El
clima, en las diferentes épocas del año, así como en su comportamiento cíclico plurianual,
las dimensiones de estas zonas, así como el tiempo y el esfuerzo dedicados a su labor.
del terreno y al uso restringido del agua, comúnmente se establecieron productivas huertas
niveles, donde el suelo fértil y el agua se aprovecharon al máximo. En el nivel superior las
palmas datileras aprovechaban la máxima insolación, pero por la estructura de sus hojas
permitían cierta filtración del calor y la luz solar. En el segundo nivel, la fruticultura fue
a la Península por los jesuitas.10 En el tercer nivel, el más húmedo y menos soleado, se
cultivaron hortalizas.
10
H. CROSBY, Op. cit., pp. 82-83; y, J. R. SOUTHWORTH, Baja California Ilustrada, Gobierno del Estado
de Baja California Sur, La Paz 1989, pp. 38-39.
11
intensificación del uso del suelo, las huertas fueron un elemento esencial en la economía
ranchera. No obstante, por las características geográficas generales del ambiente peninsular,
es evidente que la superficie total en la que se practicó este intenso sistema de cultivo fue
muy reducida. Por ello, el producto de estos ricos campos de labor fue tradicionalmente
son frutales, 34% son hortalizas, sólo 12% son granos y un mínimo de 7% son de uso
industrial.11
El sistema de irrigación tradicional empleado por los rancheros probó su eficiencia para
agricultura fue la principal actividad económica de los habitantes de los oasis, lo que nos
recuerda en cierta medida la vida de los antiguos californios, para quienes la colecta tenía
mucho mayor importancia que la caza o la pesca. ¿Entonces por qué hablamos de rancheros y
no de agricultores?. Daremos una respuesta en dos tiempos, pero en ambos casos subyace la
herencia cultural de los antiguos californios a través del aprovechamiento integral y racional
del agua.
Por una parte ha de considerarse que la ganadería fue una actividad vital, aunque
complementaria. Por su carácter extensivo, sólo ocupó a los hombres recios, ya que no se
ahora el original manejo de los hatos, pero para mostrar el aprovechamiento integral del agua
basta con mencionar que su subsistencia dependía exclusivamente del uso racional de la flora
11
Aurora BRECEDA, Laura ARRIAGA y Rocío CORIA, “Características socioeconómicas y uso de los
12
silvestre y de los aguajes localizados en los corredores de las reses. Los hatos transitaban de un
aguaje al otro consumiendo los recursos vegetales y cuidados por los rancheros que evitaban
tanto el extravío de ganado como el sobrepastoreo. Tanto los movimientos de los hatos y sus
características de su habitat y al apelativo que los misioneros dieron a los sitios que con
subsisten con pocas alteraciones en unos cuantos de los 171 oasis sudcalifornianos. En
hombre/naturaleza que impuso un respeto vital por el ambiente. Algunos de los elementos
que revelan este hecho pueden aún observarse y muestran la herencia cultural de los indios
Los diferentes componentes de las plantas, fueron empleados por los rancheros
rancheros, así como útiles para la construcción de casas, corrales, diques, canales,
etc. Y
medicinales.
cortezas sirvieron para curtir y entintar el cuero.12 Las hojas de palma fueron empleadas en
el desarrollo del arte de la cestería y el tejido. En la cordelería fueron empleadas las finas
fibras extraídas de las pencas de agave. El zacate silvestre, secado y compactado, fue
empleado para rellenar las alforjas que usaban las bestias de carga. Con las maderas de
cactáceas y leguminosas13 se fabricaban diversas partes de las sillas de montar, cuyo toque
final era dado por un recubrimiento de cuero crudo. Obtenían del fruto de la calabacilla
amarga (Ibervillea sonorae), de la cáscara del palo adán (Fouquieria diguetti)14 y de cierto
tipo de arcilla15, substancias que servían como jabón. Otros tipos de arcilla fueron
12
El palo blanco Lysiloma candida, el palo fierro Pithecollobium confine y el mezquitillo Krameria grayi.
Norman C. ROBERTS, Baja California Plant Field Guide, Natural History Publishing Co., La Jolla 1989, pp.
199, 200, y 216.
13
Cardón (Pachycereus), copal (Bursera hindsiana), y palo verde (Cercidium peninsulare). Ídem., pp. 142,
112, y 182.
14
Ibíd., pp. 168 y 210.
15
Miguel del BARCO, Historia Natural y Crónica de la Antigua California, UNAM, México 1988, Nota 172:
Alcaparrosa o caparrosa: sal compuesta de ácido sulfúrico y de cobre o hierro. La llamada alcaparrosa blanca es
14
palma de taco, las varas de carrizo y de palo de arco, los troncos y las ramas del mezquite y
del año y la zona. En general, los recursos de este tipo pueden ser clasificados en frutos,
tubérculos, semillas y yerbas. Estos eran colectados por los rancheros para complementar su
estado natural y otras eran asadas, tostadas, cocidas, guisadas e incluso preparadas en
conserva.
precisar que en la flora silvestre los rancheros encontraron el substituto de ciertos bienes de
consumo que no eran producidos en la Península. Tal es el caso del café, el cacao y el té.
La miel fue extraída de dos fuentes naturales: de los enjambres silvestres y del quiote del
agave, como lo hacían antaño los antiguos californios16, y este nutritivo producto sirvió
como substituto del azúcar. Por último señalaremos que todas las necesidades medicinales
fueron satisfechas mediante el tradicional empleo de la herbolaria, tal como lo hicieron los
californios.
ranchera fue producto del mestizaje cultural de los californios y de los misioneros jesuitas.
Desde mediados del siglo XIX, la cultura ranchera empezó a sufrir lentas pero
el desarrollo turístico, sectores cuyo desarrollo ha demandado los recursos hidráulicos antes
Hacia principios del siglo XX la práctica agrícola experimentó un drástico giro en sus fines,
importancia como una fuente de ingresos a través de la exportación de los excedentes. Sin
embargo, esta situación no fue continua, ya que se manifestaron épocas de auge y de crisis,
16
Idem., p. 125.
16
dando una menor participación a las hortalizas y los granos. Respecto a las plantas
industriales las de mayor relevancia fueron la caña de azúcar y el algodón, que fue
registraron en las décadas de 1950 a 1960. Entre los granos y las frutas producidos a gran
escala destacaron, desde 1940, los garbanzos y el tomate. Esto obedeció a la política
alternativa idónea para dotar de tierras ejidales a los campesinos de otros estados de la
República densamente poblados. La población de Baja California Sur sufrió así uno de sus
completo tanto el empleo de los medios modernos que se les facilitaron para cultivar,
como los cuidados que imponían los frágiles ecosistemas sudpeninsulares. En unas cuantas
Los suelos sufrieron la intrusión salina y los acuíferos mostraron una peligrosa
Para los rancheros este proceso tuvo varias implicaciones que atentaron contra la
caña de azúcar se desarrolló en algunos de los oasis más grandes –Todos Santos, Santiago,
San José-, lo que modificó de forma radical su práctica agrícola y, al mediano plazo, redujo
17
drásticamente la abundancia del agua en éstos sitios. Por último, debemos señalar que la
oferta de empleo que se generó con la agricultura a gran escala fue un atractivo importante
para las jóvenes generaciones que prefirieron tener un ingreso seguro a seguir con un modo de
desarrollo turístico cuyos requerimientos de agua son enormes. Basta mencionar que en Los
Cabos existen actualmente más de setenta campos de golfo y varias decenas de hoteles de
gran turismo. En Loreto y Mulegé, otros dos importantes oasis, han proliferado también
hoteles, piscinas y campos de golf, así como centros urbanos de relativa importancia; todos
ellos con una gran demanda de agua. El impacto de este tipo de turismo ha cegado cantidad
Actualmente sólo continúan activos los ranchos ubicados en las zonas más recónditas
de agua. Son considerados como zonas marginales y miserables, en las que se han
desvalorizado por completo sus tradicionales modos de vida y de producción. Sus pobladores
más jóvenes los abandonan y los viejos esperan morir junto con sus extraordinarios
conocimientos para aprovechar racionalmente los recursos naturales. Sólo aquellos que han
sido incluidos en las rutas del turismo ecológico y cultural encuentran en sus tradiciones una
alternativa viable para subvenir a sus necesidades más apremiantes. Pero aún en esta situación,
Conclusión
Hoy día 40% del territorio sudcaliforniano se encuentra bajo alguna categoría de
protección ambiental, gracias al buen estado de conservación que, pese a siglos de agravios,
aún tiene la naturaleza. No obstante, las opciones de desarrollo en las que se basa la
mal uso y abuso del agua. Por ello, la sociedad sudcaliforniana se beneficiaría al emular
Considerar los resultados del análisis ecohistórico sería de gran utilidad para revertir
presenciamos. Es posible encontrar en nuestra aletargada identidad geográfica los medios, las
técnicas y los instrumentos factibles para vislumbrar los albores del desarrollo sustentable en
Sudcalifornia.
Sería ingenuo pretender que nuestra propuesta contiene todas las respuestas a estos
entre la sociedad y el espacio en esta región, sería trascendente adoptar los principios
19
mercado exterior.
humano.
internacional.
reglamentara el uso del suelo y el agua para el desarrollo de cualquier actividad económica en
la región. De tal forma, por ejemplo, quedaría estrictamente prohibido el cultivo de plantas
Sin embargo, cualquier tipo de esfuerzos oficiales, privados o de ONGs, que busquen
no exista una conciencia colectiva de la urgencia que existe en establecer una relación más
racional y respetuosa entre los que habitamos esta tierra y su naturaleza. Para fomentar esta
nueva actitud es indispensable desplegar un amplio esfuerzo en una educación ambiental que
sobreexplotación de casi todos los recursos naturales. El objetivo de este trabajo es aportar
derechos de uso en los siglos XVI y XVII y en los términos en que se habían transmitido
desde entonces hasta las últimas décadas del siglo XIX.
Un tercer punto concierne a la forma operativa en que se distribuía el líquido entre los
diferentes ribereños, es decir a las obras hidráulicas y su funcionamiento. Finalmente, la
última parte de mi comunicación trata de la organización de la distribución y de quiénes se
encargaban del mantenimiento de las obras y de castigar a los transgresores de las reglas
reconocidas y aceptadas por los ribereños.
El ciclo de cultivo del trigo y su vinculación con las disponibilidades de agua
Atlixco se encuentra en la parte occidental del estado de Puebla. El poblado de este
nombre se localiza en un pequeño valle que se forma una vez que se ha terminado de
descender las faldas del volcán Popocatépetl. Este valle, que tiene una inclinación hacia el
sureste es cruzado por algunas corrientes que descienden de esa prominencia, entre las cuales
se cuentan como las más importantes los ríos Cantarranas y Nexapa. Desde la colonia y hasta
las primeras décadas del siglo XX las partes altas estuvieron ocupadas por pueblos, mientras
que en las tierras bajas del valle se habían establecido varias haciendas, principalmente en las
márgenes de tales corrientes.
Desde la colonia el trigo era el principal cultivo demandante de riego en Atlixco y
éste tenía lugar en las tierras bajas, en donde la concurrencia de una pendiente poco
pronunciada, suelos más fértiles y disponibilidad de más agua hacían posible la siembra de
este cereal en mayor escala que en las partes altas, en las que el cultivo de maíz y frijol de
temporal revestía mayor importancia. Sin embargo, las condiciones favorables para el cultivo
del trigo presentes en el pequeño valle no implicaban la ausencia de problemas, que habían
requerido una solución por parte de los agricultores que a través de varias generaciones habían
labrado esas tierras.
En las tierras bajas de Atlixco una pendiente relativamente suave y la existencia de
fluvisoles ofrecían condiciones adecuadas para el cultivo del trigo, que era el motor de la
economía regional. Sin embargo, como se ha expuesto antes, las condiciones ideales de
resequedad atmosférica y a la vez de humedad en el suelo, necesarias para el desarrollo del
trigo, eran por principio opuestas. Además, una aproximación minuciosa a la forma del relieve
en la zona triguera, así como a los subtipos de suelos que la caracterizan, pone de manifiesto
que, si bien eran elementos propicios para el cultivo del trigo, ello no quería decir que fueran
3
perfectos, pues tendían a desfavorecer en cierta medida el mantenimiento del balance hídrico
que requería la planta. Si relacionamos esos elementos con las demandas de agua de la planta
en sus diferentes etapas de crecimiento, entenderemos en su justa dimensión la necesidad de
controlar el agua y de obtenerla en los tiempos precisos.
Las dificultades para lograr una cosecha óptima tenían que ver por un lado con los
diferentes requerimientos de agua de las plantas de trigo en sus diferentes etapas de
crecimiento y, por otra parte, con los factores ambientales adversos a la disponibilidad de agua
cuando más se necesitaba. Los agricultores de Atlixco aseguraban que la abundancia de
nublados en la estación pluvial era uno de los principales alicientes de la plaga llamada
chahuixtle. Se decía, asimismo, que las corrientes pluviales no debían utilizarse en el riego del
trigo porque también propiciaban el surgimiento de la mencionada plaga. Además, se
expresaba que el trigo necesitaba el agua al pie de la planta, no de arriba hacia abajo. En
resumidas cuentas, según un ingeniero, en el rumbo de Atlixco se tenía como un apotegma que
las aguas de lluvia eran dañinas para el trigo.1 Algunos estudiosos de ese cultivo coinciden al
señalar que la época menos propicia para éste es la temporada de lluvias, si bien atribuyen el
desarrollo del chahuixtle al exceso de calor y humedad, no al agua de lluvia por si misma.2 En
atención a estas cuestiones, su ciclo de cultivo excluía definivamente a la temporada de mayor
abundancia de agua.
Los primeros trabajos de preparación del suelo comenzaban en agosto, cuando el
periodo de lluvias aún no terminaba, de manera que pudiera aprovecharse la humedad
proporcionada por las últimas precipitaciones, y se prolongaban hasta el mes de octubre.
Dichos trabajos consistían en el barbecho de las tierras, labor que requería de un riego; algunas
tierras debían incluso anegarse previamente al barbecho, pues las tierras no se podían roturar
sin haberlas humedecido previamente. La etapa de las siembras comenzaba en octubre y se
concluía en diciembre. Antes de sembrar y de tapar había que "darle jugo a la tierra", es decir,
proporcionarle otro riego; de lo contrario la planta no nacería. Esta operación era conocida en
1
Oficio del ingeniero José Santos Salcedo al jefe de la IV zona de Aguas, Tierras y Colonización (22 de
agosto de 1929) en AHA, Asup, 4342, 57632, 20-23.
2
Manual de avicultura, 71-72. Le Roy Ladurie expresa que en Francia no es de temer la sequía o la debilidad de
las precipitaciones pluviales, sino muy al contrario lo que debe temerse es el exceso de lluvias, en virtud
de que la lluvia es la podredumbre del grano. Por el contrario, un verano seco, dañino para la ganadería,
se revela favorable para los cereales. Esto explica los efectos positivos que a menudo producen las
sequías y las temperaturas cálidas en la producción de granos. Le Roy Ladurie, Historia del clima, 379-
380.
4
la región como "resfrío". Una vez terminadas las siembras en diciembre se iniciaban los riegos
regulares a los terrenos, que terminaban en mayo, un poco antes de comenzar las cosechas.3 Es
importante considerar que la extensión de las tierras en las haciendas impedía que cada etapa
del cultivo se llevara a cabo al mismo tiempo en toda la propiedad. Es por ello que cada fase
solía extenderse de dos a tres meses.
El suministro de agua durante los meses que duraba el ciclo vegetativo del trigo no era
uniforme, pues uno de los principales factores que inciden en el rendimiento del trigo, así
como en la calidad de los granos producidos, es la atención a diferentes requerimientos de
agua de la planta en las distintas etapas de su crecimiento. De acuerdo con Cunha Bayma, el
ciclo de cultivo del trigo se divide en cuatro periodos: a) de la siembra al nacimiento de la
planta, b) del nacimiento al fin de la fase de perfilamiento, c) del fin del perfilamiento al
espigamiento y d) del espigamiento a la completa maduración.4
Cunha Bayma calcula que de la siembra al nacimiento de la planta las necesidades
hídricas del trigo se sitúan entre 100 y 200 mm. Un suministro de agua por debajo de este
rango puede retardar el nacimiento de la planta, lo que tiene consecuencias negativas
derivadas de la mayor exposición de las semillas al ataque de los insectos y de las aves.
Del nacimiento al fin de la fase de perfilamiento las exigencias de agua de la planta
disminuyen, aunque el agua debe estar disponible para hacer frente a los efectos de las heladas
eventuales que tienen lugar en Atlixco entre enero y febrero. Como las heladas tienden a secar
las plantas, un riego abundante contrarresta sus efectos nocivos.5
En cambio, el rasgo esencial del periodo que va del fin del perfilamiento al
espigamiento, es el aumento progresivo de las exigencias de agua. De hecho, la satisfacción
plena de los requerimientos hídricos de la planta durante las tres semanas anteriores al
espigamiento es decisiva para obtener buenos rendimientos. Durante este lapso las
necesidades son tan elevadas que la planta aprovecha todas las disponibilidades hídricas de un
terreno, por muy saturado de agua que éste se encuentre. Tal es la importancia de los quince
días que preceden al espigamiento que si la humedad del suelo durante esta fase se encuentra
3
Oficio de Francisco Lozano Cardoso a la Secretaría de Agricultura y Fomento (27 de enero de 1923) en AHA,
Asup, 3768, 52464, 43-46.
4
Cunha Bayma, Trigo, 1-11.
5
Por ejemplo, en marzo de 1926 Antonio Lama, propietario de la hacienda de Tlacoxcalco exponía que las
siembras de trigo habían sido gravemente afectadas por las heladas de febrero por lo que se necesitaba un
riego urgente para salvarlo. Telegrama de Antonio Lama a la SAyF (12 de marzo de 1926) en AHA,
5
por debajo de los límites demandados por la planta los rendimientos bajan, aunque durante el
resto del ciclo vegetativo las condiciones hayan sido óptimas. Por el contrario, cuando la
humedad se mantiene elevada durante la fase crítica el rendimiento es bueno, sin importar que
en los demás intervalos del ciclo vegetativo hayan existido deficiencias.
Las elevadas exigencias de agua del trigo en el tercer periodo, que Cunha Bayma
denomina también fase crítica o de emborrachamiento, tienen que ver con la aceleración del
ritmo de crecimiento de las plantas. Del nacimiento hasta el décimosexto día antes del
espigamiento el peso de la planta se incrementa lentamente; sin embargo, al comenzar el
periodo crítico la curva de crecimiento se eleva de tal forma que en dos semanas el peso de la
planta aumenta más del doble. Además, se requieren cantidades considerables de agua para
enfrentar los rápidos e intensos fenómenos de transpiración que acompañan a la elaboración
de la sustancia plástica necesaria para el esbozo y desenvolvimiento del grano. En Atlixco, la
fase crítica tenía lugar entre febrero, marzo y abril.
Del periodo del espigamiento a la maduración completa el peso de la planta tiende a
disminuir hasta dos quintas partes del máximo alcanzado durante la maduración lechosa; por
ello, las necesidades hídricas de la planta decrecen. Así, al contrario de lo que sucede en la
etapa anterior, la abundancia de agua en el periodo que antecede a la cosecha resulta nociva,
pues hace que la planta se acame y se moje el grano, lo que dificulta el corte.6 Los agricultores
de Atlixco se apresuraban a cosechar, trillar y limpiar antes de que comenzaran las lluvias,
pues éstas destruían las plantas que estaban por segarse a la vez que causaban la putrefacción
de los granos.
El panorama que se ha expuesto acerca del ritmo de crecimiento del trigo proporciona
una idea del papel crucial que desempeñaba el agua durante dos fases de su ciclo vegetativo:
de la siembra al nacimiento de la planta y del fin del perfilamiento al espigamiento. Ambas
fases tenían lugar, como se ha indicado antes, de octubre a diciembre y de febrero a abril,
respectivamente. Sin embargo, debemos enfatizar que un suministro abundante de agua a los
campos sembrados de trigo era especialmente importante de febrero a abril. Por otro lado, los
rendimientos eran proporcionalmente más elevados cuanto más favorables eran los factores
ambientales que propiciaban el balance hídrico requerido por la planta: un suelo fresco, falta
de viento y temperaturas bajas.7
Sin embargo, como se ha indicado más arriba, el ciclo de cultivo del trigo coincidía
con la estación de secas, porque durante ella se presentaban las condiciones atmosféricas
ideales para el desarrollo del cereal: presencia de vientos y temperaturas cálidas que
favorecían la sequedad atmosférica. Tales codiciones se oponían a aquellas que favorecían la
conservación de la humedad en el suelo. Así, la temperatura se incrementaba a medida que
avanzaba el ciclo de cultivo, favoreciendo la evaporación a la vez que las corrientes de aire
contribuían a resecar rápidamente el suelo. En los cuadros siguientes se puede apreciar cómo
aumentan la temperatura media y los índices de evaporación durante el ciclo de cultivo.
Cuadro 1. Temperaturas medias en Huaquechula, 1888-1889
-----------------------------------------------------------------------------------------------
Año Mes Temperatura (ºC)
-----------------------------------------------------------------------------------------------
1888 Diciembre 21.5
1889 Febrero 25.6
1889 Marzo 27
1889 Abril 28.8
1889 Junio 29.6
1889 Julio 26.1
1889 Septiembre 24
-------------------------------------------------------------------------------------------------
Fuente: Noticias meteorológicas (1888-1889) en AHMA, Gobernación, 296-1.
7
Cunha Bayma, Trigo, 1-11.
7
8
Oficio de Francisco Lozano Cardoso a la SAyF (27 de enero de 1923) y oficio de Marcial Rodríguez a la SAyF
(29 de mayo de 1930) en AHA, Asup, 3768, 52464, 43-46 y 4342, 57632, 280-281v.
9
Oficio de Enrique Rodiles Maniau al secretario de Agricultura y Fomento (18 de enero de 1923) en AHA, Asup,
1306, 17826, 111-113.
8
"[...] la mayor parte del año corren vientos fuertes procedentes del norte en las
mañanas y del sur en las tardes que contribuyen a evaporar la parte de humedad que
pudiera tener o conservar el suelo [...]10
Asimismo, la disponibilidad de agua decrecía a medida que los requerimientos del
líquido se elevaban, pues durante la época de lluvias se formaban numerosos escurrimientos
que desaparecían durante la estación de secas.11 Al mismo tiempo, el caudal de las corrientes
permanentes, de las cuales dependía el cultivo del trigo, disminuía en el estiaje.
Lamentablemente no se dispone de índices de escurrimientos de las dos corrientes
permanentes más importantes del valle, de las de que dependía el cultivo del trigo, lo que
permitiría analizar de forma rigurosa su comportamiento durante las temporadas de lluvias y
de secas en un lapso de varios años. Sin embargo, algunos datos dispersos hacen posible
suponer que durante la época de secas era considerable la merma de su caudal.
El gasto medio del Cantarranas en tiempo de secas era de aproximadamente 1,007
litros por segundo, pero las huellas dejadas por las altas crecientes sugerían que durante la
temporada de lluvias su caudal era un 25% superior y en casos excepcionales hasta un 60%.12
Para el caso del río Nexapa, el cuadro 8 permite vislumbrar las variaciones de su gasto en la
época de lluvias y la de secas.
10
Oficio de Francisco Lozano Cardoso a la SAyF (27 de enero de 1923) en AHA, Asup, 3768, 52464, 43-46.
11
Véanse los mapas que ofrecen las imágenes de la red hídrica permanente de la región y de la red hídrica durante
la estación de lluvias en Garavaglia, "Atlixco", 82-83.
12
Informe sobre la reglamentación de las aguas de los ríos Cantarranas y Tianguismanalco y de los manantiales
de Axocopan (15 de noviembre de 1929) en AHA, Asup, 4316, 57493, 48.
9
Los datos del cuadro 8 muestran una marcada disminución del gasto del río Nexapa
entre agosto y diciembre. Seguramente durante los meses restantes del estiaje el caudal
descendía aún más.
Además de los factores adversos a la conservación de la humedad en el suelo y de la
disminución de los recursos hidráulicos disponibles durante la temporada de secas, conviene
tomar en consideración otros factores constantes que tendían a disminuir la capacidad de
retención de agua de los suelos en las tierras bajas de Atlixco. Una aproximación más
cuidadosa a la composición de los suelos en la zona baja de la región ayudará a entender mejor
este aspecto.
En primer lugar, si bien un autor indica que la combinación de fluvisoles en la
superficie y de ranker compactos en las partes más profundas significa una ventaja porque
favorece la retención de la humedad en la capa superior, ésto es válido sólo para tierras
absolutamente planas.13 En el caso de Atlixco, varias referencias documentales sugieren que
dada cierta inclinación de los terrenos hacia el sureste y hacia los cajones de los ríos, esa
combinación resultaba una desventaja en virtud de que propiciaba el escurrimiento del agua.
Por ejemplo, el propietario de la hacienda de Xahuentla expresaba que las tierras no tenían
suficiente capacidad para mantener la humedad, pues inmediatamente abajo de la capa arable
se localizaba una capa dura por la que escurría con mucha facilidad el agua.14 Los propietarios
de las haciendas de San Diego La Blanca y de Tenextepec se referían al mismo problema.
Según decían, debajo de la capa arable se encontraban suelos duros y compactos por los que se
deslizaba el líquido e impedían el almacenamiento de los jugos en los terrenos.15
En segundo lugar, las diversas proporciones de arena, arcilla, grava y limo que
componen a los fluvisoles hacen que su textura y su capacidad para retener agua sean
diferentes. En términos generales se pueden distinguir dos áreas en las tierras bajas de Atlixco
de acuerdo con las posibilidades que tienen de guardar la humedad. La línea divisoria entre
ambas coincide aproximadamente con la barranca del Carmen.16
13
Werner, "Los suelos", 209.
14
Oficio de Marcial Rodríguez al secretario de Agricultura y Fomento (29 de mayo de 1930) en AHA, Asup,
4342, 57632, 280-281v.
15
Oficio de Adolfo Rodiles al jefe de la IV Zona de Aguas (6 de diciembre de 1929) y oficio de Francisco Lozano
Cardoso a la SAyF (27 de enero de 1923) en AHA, Asup, 4312, 57632, 63-64 y 3768, 52464, 43-46.
16
Sobre los tipos de suelos se ha consultado el mapa edafológico elaborado por el INEGI, así como INEGI,
Guías; Mapa de los suelos; Aeppli y Schönals, Los suelos de la cuenca Puebla-Tlaxcala y Werner, "Los
suelos y las sociedades de suelos".
10
Hacia el poniente de esa barranca, desde las tierras ribereñas del río Cantarranas hasta
los límites de Tochimilco, los fluvisoles presentan un alto contenido de arena y por lo mismo
tienen una textura de poros gruesos. En las poblaciones y haciendas situadas en la zona
occidental de la barranca del Carmen los subtipos de fluvisoles son arenosos limosos y
arenosos limosos migajosos, que se caracterizan por su alto contenido de arena. Por ello, en
esta zona la capacidad de conservación de agua de los fluvisoles es baja.
La comparación entre las proporciones de los diversos materiales que conforman un
suelo ideal para el cultivo del trigo y la composición de los suelos que se localizan al poniente
de la barranca del Carmen sirve como indicador de las elevadas necesidades de agua de éstos,
según se puede concluir a partir de los cuadros 9 y 10.
En el cuadro 10 se puede apreciar que el contenido de arena en esas tierras era muy
alto. En algunas partes, los suelos llegaban a ser excesivamente pedregosos.17
Por el contrario, hacia el oriente de la barranca del Carmen los fluvisoles presentan una
textura fina gracias a que contienen poca arena. En esta parte, los subtipos de fluvisoles son
migajosos arcillosos, migajosos limosos y arenosos migajosos limosos. En los tres subtipos el
porcentaje de arena es mínimo. La capacidad de retención de agua de esos suelos es tan alta
que a menudo cantidades significativas del líquido no pueden ser absorbidas por la planta.18
Por ejemplo, en una hacienda llamada Santo Domingo los suelos contenían más arcilla que
arena por lo que ahí el problema consistía en la dificultad para trabajar la tierra debido a que
permanecía húmeda todo el año.19
Las diferencias entre los suelos ubicados al poniente y al oriente de la barranca del
Carmen en lo que se refiere a su capacidad para conservar el agua se traducían en distintas
necesidades de riego. Mientras las tierras situadas al oeste requerían nueve riegos, sin incluir el
de preparación, las tierras de las haciendas ubicadas al este de la citada barranca del Carmen
17
Informe del ingeniero Galdino Palafox al jefe interino de la sección inspectora de aguas (19 de junio de 1922)
en AHA, Asup, 1306, 17826, 33-39.
18
Aeppli y Schönals, Los suelos de la cuenca Puebla-Tlaxcala, 89.
19
Ocampo Fletes, "Niveles organizativos", 381.
12
20
Oficio del ingeniero Hipólito Amor al secretario de Agricultura y Fomento (22 de julio de 1931) en AHA,
Asup, 4342, 57632, 315-322.
21
Maass, "Estructuras de poder", 42-47.
22
AHA, Asup, 4342, 57632, 280-281v, oficio de Manuel Rodríguez al secretario de Agricultura y Fomento, 29 de
mayo de 1930.
13
Finalmente, hay que decir que las cuestiones relacionadas con la obtención del líquido
ocupaban gran parte de la vida de los agricultores. En el siguiente apartado se verá como
estaban distribuídas las aguas de los ríos Cantarranas y Nexapa.
De los repartimientos coloniales a la distribución a fines del siglo XIX
La distribución del agua de los ríos Cantarranas y Nexapa entre los diversos ribereños
se había definido desde los siglos XVI y XVII por medio de repartimientos. El repartimiento
era un mecanismo judicial para resolver las disputas surgidas entre varios interesados
dividiendo el agua disponible. Los repartimientos, igual que las mercedes, otorgaban derechos
legales sobre el uso del agua a los beneficiarios.23 Sin embargo, Meyer y Margadant coinciden
al indicar que esos derechos no se consideraban permanentes, puesto que siempre estaba
latente la posibilidad de que surgieran nuevos conflictos y de que se impusiera la necesidad de
realizar una nueva distribución, de lo cual resultaba que los derechos de aguas nunca eran
definitivos, ya que eventualmente podían ser sometidos a nuevos criterios por parte de la
autoridad.24 De acuerdo con Margadant:
En relación con tales repartimientos, ninguna merced previa respecto de aguas
era considerada como definitiva: a la luz de nuevas necesidades de los originalmente
favorecidos o de terceros (y a veces de necesidades pre-existentes que sólo entonces
llegasen a la atención de las autoridades) siempre pudo decretarse un nuevo reparto de
aguas que pareciera más equitativo que el anterior, o mejor para la economía de la
región.25
Según Margadant, legalmente la propiedad absoluta del agua en la colonia no existía,
pues sólo se trataba de derechos de uso que podían ser modificados ante nuevos conflictos o
nuevas necesidades. El mismo autor señala que las aguas, más que las tierras, estuvieron
sujetas a una especie de dominio eminente por parte de la corona, definido tal dominio como
el derecho de disponer. En este sentido, los beneficiarios gozaban más bien del dominio útil o
directo, que consistía en el derecho de usar o de poseer.26 María del Refugio González, por su
parte, apunta que por el señorío ejercido por el rey sobre las Indias se reservaban como del
Real Patrimonio todas las tierras que carecieran de justo título, los baldíos, las aguas, las minas
23
Meyer, El agua, 144-145.
24
Meyer, El agua, 145-146; Margadant, "El agua", 142-143 y Margadant, "El régimen", 501-503.
25
Margadant, "El régimen", 502.
26
Margadant, "El agua", 140. En un artículo de Maluquer de Motes se encuentra una clasificación de los tipos de
dominio sobre el agua, aunque aplicada a Cataluña durante los siglos XVII y XVIII. Maluquer de Motes,
"El agua", 327-334.
14
y las salinas. Sobre estas tres últimas, de hecho, sólo se concedían derechos de uso.27 En esta
misma línea, en un reglamento general sobre las medidas de las aguas, expedido en 1761, se
indicaba que:
[...] Tenemos expresas y terminantes leyes en nuestro real derecho de partidas
y Recopilaciones, cuyas eficacísimas decisiones en la materia que versamos enseñan
plenísimamente todo el poder, mano y jurisdicción con que S. M. obra en la
servidumbre del agua, no sólo en los casos de posesión, sino en los de propiedad [...]28
Meyer y Margadant mencionan algunos ejemplos en los que se modificaron
repartimientos de aguas, casi todos ellos correspondientes al norte novohispano. Sin embargo,
el respeto a la precariedad de los derechos de uso no parece haber sido el común denominador
en todos los casos de repartimientos. Los ribereños de los ríos Cantarranas y Nexapa
afianzaron el uso del agua durante tres siglos como si se hubiera tratado de una propiedad
absoluta. Esto ha conducido a algunos a autores a afirmar categóricamente que la propiedad
privada sobre el agua sí existió en el mismo periodo. Cabrera, uno de los más fervientes
defensores de esta idea a fines del siglo XIX, sugiere que las concesiones de tierras y aguas
fueron tomando gradualmente un carácter de irrevocabilidad hasta dejar simplemente como
una excepción el dominio de la corona.29
La apreciación de Cabrera alude a un proceso práctico, más que legal. En otras
palabras, el divorcio entre la cuestión legal y la práxis -como ocurría en tantos otros aspectos
de la vida colonial novohispana- parece haber propiciado que en muchas ocasiones los
receptores de derechos de uso del líquido llegaran a considerarlos como una propiedad
absoluta, mientras que el dominio eminente de la corona sobre las aguas se convirtió en una
cuestión nebulosa, de la cual no estaban conscientes los beneficiarios.30 Las composiciones
tuvieron una importancia fundamental en este proceso, pues de acuerdo con la percepción de
los ribereños, estas representaron una compra a la corona, tanto de la tierra como del agua.
27
González, "Del señorío del rey", 139. Según la misma autora, el señorío se define como "dominio o mando
sobre alguna cosa" o bien como “territorio perteneciente al señor". En su primera acepción, entonces, el
señorío viene a ser lo mismo que el dominio eminente.
28
Reglamento general de las medidas de las aguas (1761) en Lanz Cárdenas, Legislación, I, 203-216.
29
Cabrera, "Alegatos", 377-378.
30
En este sentido, hay que aclarar que habría que estudiar individualmente cada repartimiento, de acuerdo con la
costumbre que en cada caso se haya puesto en práctica, pues como afirma Ots Capdequí el divorcio entre
el derecho y el hecho fue una de las principales características de la vida colonial hispanoaméricana. Ots
Capdequí, Manual de Historia, 106. La ignorancia de los ribereños acerca del derecho eminente del rey
sobre el agua, por otra parte, no había sido privativa de la Nueva España. Pérez Picazo y Lemeunier
indican cómo en Castilla la monarquía ilustrada había enfrentado dificultades al intentar poner en
actualización el citado derecho eminente real, el cual había sido olvidado y puesto en entredicho por las
15
Una vez que se ha apuntado a grandes rasgos el tipo de derechos que implicaban los
repartimientos, conviene describir cómo se distribuyó el agua. El repartimiento de las aguas
del río Nexapa se llevó a cabo en tres etapas. La primera tuvo lugar en 1560, año en el que
Luis Segri, alcalde mayor de Izúcar de Matamoros, fue comisionado para distribuir el agua de
la parte alta del río Nexapa, específicamente del trayecto que comprendía desde su origen
hasta antes de que la barranca de la Leona vertiera sus aguas en él. Segri dividió todo el caudal
de la corriente en cinco partes y asignó cuatro de ellas a las tierras ubicadas en la margen
derecha, hacia la villa de Carrión, después Atlixco. La quinta parte restante la adjudicó a las
tierras que se denominaban del Sequero, en la margen izquierda, hacia Puebla. Esta quinta
parte quedó dividida entre los siguientes labradores: Alonso Nortes, Catalina Vélez Rascón,
los religiosos del monasterio de Santo Domingo de la ciudad de Los Angeles, Rodrigo Cano y
Juan Pérez Romero.31
Las obras hidráulicas que permitían la distribución del agua entre todas esas
propiedades consistían en una presa formada con hierbas, estacas y piedras, que derivaba toda
el agua del río y la conducía por una acequia en la que se construyó un partidor de cal y canto
que tenía la forma de un muro con cinco aberturas de dimensiones iguales. El agua que pasaba
por cuatro de ellas era conducida por una acequia que regaba las tierras de la margen derecha.
La otra quinta parte era conducida nuevamente a la madre del río y era derivada por una
segunda presa hacia la margen izquierda. No existe evidencia de que cada una de las cinco
partes en que se dividió el gasto del río correspondiera a una cantidad fija, expresada en alguna
medida. Al parecer, las obras hidráulicas estaban construidas de tal forma que la distribución
entre esas propiedades se realizaba utilizando un criterio de proporcionalidad. Dicho de otra
manera, cualquiera que fuera el caudal éste siempre debía fraccionarse en cinco partes
iguales.32
Las propiedades a las que Luis Segri repartió el agua de la parte alta del Nexapa
ocupaban todo el líquido disponible durante la temporada de secas, que coincidía con el ciclo
de cultivo del trigo. Algunos años más tarde, en 1571, en una segunda etapa, Juan del Hierro,
corregidor de Huejotzingo, efectuó la distribución de los remanentes del alto Nexapa entre los
siguientes labradores: Diego de Ordaz (16 días con sus noches), Rodrigo Cano (tres días con
sus noches), Diego de Ordaz (otros tres días con sus noches) y Esteban de Castro Verde (dos
días con sus noches).33
En una tercera fase se repartió el caudal que se originaba a partir de la confluencia de
las barrancas de La Leona y del Carmen, así como del río Cantarranas, con el río Nexapa. Esta
distribución se llevó a cabo en 1635 por Juan González Peñafiel, fiscal de la Real Audiencia.
De esta sección del Nexapa únicamente nos interesa la primera toma porque regaba las últimas
tierras de la zona triguera de Atlixco. Las siguientes tomas estaban ubicadas en el área cañera
de Izúcar. A esa primera toma del repartimiento de Peñafiel se le asignaron 29 surcos, de los
cuales 27.5 se destinaron a las haciendas del dean de Tlaxcala, de Pedro Núñez de Guzmán, de
Francisco de Jaen, de Juan de Salazar, de Alonso Marín y de Miguel de Toro. El surco y
medio restante se le reservó al pueblo de San Juan Huiluco.34
Por su parte, Baltazar de Herrera y Arévalo, comisionado por el virrey Juan de
Velasco, repartió las aguas del río Cantarranas y de los manantiales de Axocopan entre 1592 y
1594. Herrera y Arévalo midió las aguas encontrando que el caudal ascendía a 140 surcos,35
que distribuyó de la siguiente manera:
32
Camacho Pichardo, "Repartimientos", 83-94.
33
Copia simple de los títulos de aguas de la hacienda de Chilhuacan en AHA, Asup, 3931, 54417, 170-213. Según
Meyer, uno de los procedimientos menos conocidos y más frecuentes de obtener derechos de agua eran
los convenios entre dos personas o una persona y el Estado para adquirir las sobras, también llamadas
demasías o remanentes, que eran los excedentes de la cantidad de agua reclamada por quien tuviera un
derecho primario a esa agua. Meyer, El agua, 146.
34
Camacho Pichardo, "Repartimientos", 181-193.
35
Teóricamente un surco equivale a 6.5 litros por segundo. Robelo, Diccionario, 17.
17
36
Esto también sucedió en otros sistemas de riego, en los que originalmente se otorgaron volúmenes de agua
expresados en medidas específicas, pero que con el correr del tiempo las cantidades de agua recibidas se
confiaron totalmente a las dimensiones físicas del sistema o a la duración de los turnos, sin que los
ribereños se preocuparan por medir con exactitud el agua que les llegaba. Por ejemplo, Glick indica que
en el este de España la medida usual era la "fila", pero ésta era una unidad abstracta, pues en la realidad
se traducía a cantidades de agua mediante las dimensiones de las estructuras físicas que dividían el agua.
Dichas cantidades variaban de acuerdo con el volumen del río. Si bien la fila fue en algún momento una
unidad específica después dicha unidad no se entendía como mensurable sino que se convirtió en una
simple fórmula para expresar derechos proporcionales. Glick, Regadío y sociedad, 299-301.
22
los ribereños las proporciones reales de agua que cada caja debía recibir estaban garantizadas
por la conservación de las dimensiones y los elementos originales del reparto colonial. Así lo
expresaba un ingeniero en 1906:
Es evidente que en todas las acequias [...] existen pruebas materiales sobre cuál
ha sido la cantidad de agua de que han gozado, y esas pruebas son tales que nadie
puede en justicia contradecirlas o ponerlas en tela de juicio, pues consisten en las cajas
repartidoras existentes, las cuales [...] están conformes con las medidas que les fueron
señaladas hace 271 años y las cantidades de agua por ellas recibidas han sido
confirmadas por las composiciones hechas por dos virreyes, el conde de Salvatierra y
fray Payo Enríquez de Rivera y posteriormente por la Real Audiencia de México y por
el virrey Marqués de Branciforte.37
Las palabras de ese ingeniero son ilustrativas en el sentido de que con el paso de los
años la dotación específica a cada una de las cajas perdió relevancia, mientras que el elemento
más importante en la distribución lo ocupó el criterio de proporcionalidad ya mencionado.
Bajo estas circunstancias las cajas desempeñaban un papel fundamental en el reconocimiento
de la legitimidad de la distribución, en vista de que representaban la prueba más fehaciente
sobre cuánta agua recibían normalmente los agricultores. Mientras éstas permanecieran
inalteradas estaba fuera de duda cuál era el caudal que debía tomar cada propietario.
Es muy importante enfatizar que el repartimiento de volúmenes específicos devino en
una distribución proporcional porque significaba que sin tomar en cuenta a cuántos surcos
ascendiera el gasto del Cantarranas en un momento dado, ni sus posibles incrementos por
sobre el volumen repartido originalmente, los ribereños consideraban que todo el gasto del río
estaba comprometido. Ese era un mecanismo que aseguraba a los ribereños la exclusión de
cualquier posible solicitud de nuevos derechos. También se debe señalar la relevancia del
reconocimiento por parte de personas ajenas al repartimiento de que la totalidad del caudal
estaba dividido, en virtud de que eliminaba pretensiones de acceder al agua.38
Lo que se ha explicado en los párrafos anteriores permite comprender por qué en el
curso de casi 300 años no se habían creado derechos nuevos, así como entender también los
mecanismos por medio de los cuales los ribereños habían disfrutado de una propiedad de facto
37
Memoria de la Comisión Especial Reglamentadora de los Ríos Atoyac y Nexapa (29 de septiembre de 1906) en
AHA, Asup, 3931, 54417, 141.
38
De acuerdo con Maass, los regantes siempre tienden a implementar estrategias para limitar el crecimiento de las
áreas de servicio de los sistemas de riego con el fin de mantener la seguridad. Entre otros procedimientos
se han empleado los siguientes: definir los límites de la comunidad de regantes e impedir que se lleve
agua fuera de esos límites; precisar el sistema de canales y asegurarse que no se amplíe; registrar la tierra
que puede ser regada, etc. Maass, "Estructuras de poder", 46-47.
23
sobre el agua a pesar de que los repartimientos no la implicaban. Esa propiedad no se puso en
entredicho hasta las últimas décadas del siglo XIX.
El caso del curso alto del Nexapa es en cierto modo distinto al del Cantarranas porque
mientras en el segundo se asignaron cantidades específicas de surcos a las cajas que después
devinieron en cantidades proporcionales, en el segundo el reparto nunca se basó en
asignaciones fijas de agua, pues desde el principio se otorgó a cada caja una cantidad de
líquido que era susceptible de modificarse de acuerdo con las variaciones en la velocidad de la
corriente. Es decir, el criterio de proporcionalidad siempre rigió la distribución del caudal del
Nexapa.
En otro orden de cosas, la estructura de la propiedad de la tierra se había modificado
desde los años en que se efectuaron los repartimientos. El número de propiedades a las que se
había concedido el agua se había reducido. Por ejemplo, el agua de la caja I fue asignada en
1592 a 12 propiedades privadas, a los indios de Acapetlahuaca y a la villa de Carreón; en
cambio, a finales del siglo XIX, solamente seis haciendas y la ciudad de Atlixco recibían agua
de esa caja. El gasto de la caja II se repartió entre ocho propietarios privados, los indios de
Acapetlahuaca, el convento de San Agustín y varios vecinos españoles; sin embargo, a finales
del siglo XIX el agua que llegaba a la misma caja sólo se dividía entre dos fábricas, dos
molinos y los solares (antiguamente Acapetlahuaca). Si seguimos comparando el número de
beneficiarios originales de las demás cajas y el número de propietarios de derechos en las
postrimerías del siglo XIX nos daremos cuenta de que se concentraron. La pregunta es ¿se
modificaron los derechos al agua y en qué sentido?
En el repartimiento de los remanentes de la parte alta del Nexapa una cláusula
señalaba específicamente la vinculación del agua a la tierra: “[...] que ninguna persona de las
susodichas pueda vender ni arrendar, ni por ninguna vía enajenar la dicha agua si no fuere para
el beneficio de las tierras de suso declaradas.”39
La formación de la hacienda de Chilhuacan ubicada en la parte superior del Nexapa es
ilustrativa de la relación existente entre la concentración de la tierra y del agua en la parte alta
del Nexapa. En 1710 Juan Rodríguez de San Miguel había logrado reunir todas las
propiedades que habían sido beneficiadas con el reparto de los remanentes en 1571, dándole a
39
Memoria de la Comisión Especial Reglamentadora de los ríos Atoyac y Nexapa (29 de septiembre de 1906) en
AHA, Asup, 3931, 54417, 103.
24
la propiedad total el nombre de Chilhuacan. De esa forma, desde principios del siglo XVIII la
hacienda mencionada era la titular de los derechos a todos los sobrantes de los riegos de la
parte superior del río.40
Herrera y Arévalo fue menos explícito en cuanto a la subordinación del agua a la
tierra al efectuar el repartimiento de aguas del río Cantarranas. Algunas cuestiones, sin
embargo, apuntan a que sí existió esa vinculación en la práctica. Por principio de cuentas,
antes de que determinara qué volúmenes asignaría a cada una de las cajas, Herrera y Arévalo
investigó cuidadosamente sobre cuánta agua sería necesaria para irrigar las tierras que los
propietarios regaban previamente.41
En la composición de tierras y aguas de la jurisdicción de Atlixco llevada a acabo en
1643 también se encuentra el nexo entre la tierra y el agua pues se distingue entre las tierras de
riego y las de temporal. Por ejemplo, en el caso de la hacienda de Xalpatlaco se expresa lo
siguiente:
A la hacienda de temporal y riego que poseen los herederos de Juan Rodríguez
Crespo en el pago de Xalpatlaco [...] en que obra media caballería de riego y siete de
temporal [...] repartimos de composición cien pesos.42
Por otra parte, no se han detectado operaciones de compraventa de agua
independientes de la tierra y en las escrituras de compraventa de varias propiedades, tanto
coloniales como decimonónicas, se repite la fórmula "se comprende en esta venta todas las
aguas, tierras, caserío, usos, costumbres y servidumbres y cuanto de hecho y de derecho
corresponde a las fincas enajenadas."43
En suma, aparentemente en la zona triguera de Atlixco los derechos al uso del agua se
habían transferido junto con la tierra durante la colonia y el siglo XIX, lo que implicó que al
concentrarse la tierra también se reunieran los derechos al agua emanados de los
40
AHMA, Asup, 3931, 54417, 107. Memoria de la Comisión Especial Reglamentadora de los ríos Atoyac y
Nexapa, 29 de septiembre de 1906.
41
La proporción entre la cantidad de agua que cada regante recibía y la cantidad de tierra que poseía fue el factor
organizativo de los sistemas medievales de distribución del agua en el este de España y más tarde se
trasladó a las Indias. Glick, Regadío y sociedad, 299; Dougnac Rodríguez, Manual, 421.
42
Copia de la escritura de composición de tierras y aguas de la jurisdicción de Atlixco (1643) en AHA, Asup,
3931, 54417, 598.
43
Así lo especifican por ejemplo las escrituras de compraventa de diversos años de las haciendas de Champusco y
sus anexos, Fresnillo y La Sabana. Lo mismo vale para haciendas que regaban con aguas del río Nexapa,
como Santa Lucía, El Portezuelo, Santo Domingo, Tejaluca y San Félix. Expediente sobre confirmación
de derechos a Emilio Maurer (1905) y expediente sobre confirmación de derechos a las haciendas San
Félix, El Portezuelo, Santo Domingo, Santa Lucía y San José Acatocha (1898) en AHA, Asup, 1219,
16988 y 3298, 57732.
25
repartimientos coloniales. De ahí que estos últimos siguieran siendo el punto de referencia
obligado de los derechos de uso del líquido de un conjunto de propiedades a finales del siglo
XIX y de que siguieran gozando del reconocimiento colectivo como los instrumentos legales
que legitimaban esos derechos. Es significativo que en 1891, a raíz de un conflicto suscitado
entre los pueblos de la parte alta del Cantarranas y los ribereños inferiores, se mencionara la
existencia de una copia del repartimiento de Herrera y Arévalo en el archivo de la presidencia
municipal al mismo tiempo que se relataba una historia pormenorizada del mismo.44
Sin embargo, indicar en qué términos habían llegado esos derechos a finales del siglo
XIX es mucho más complicado. En las dos últimas décadas de ese siglo el seguimiento de las
condiciones originales en que se habían disfrutado esos derechos resultaría embarazoso. Para
ser más explícitos, el repartimiento de Herrera y Arévalo sólo llegó a nivel de la división del
agua entre todas las cajas establecidas a lo largo del río. La división del líquido entre los
diversos beneficiarios de cada una de ellas se realizó posteriormente utilizando un esquema de
tandas o turnos.45 Esta forma de distribución implicaba que los ribereños recibían el agua de
manera rotativa y por tiempos bien delimitados de acuerdo con la cantidad de tierra que
regaran.46 Por ejemplo, el agua de una de las acequias que se desprendían de la caja III o de
Francisco Vázquez se repartió de la manera siguiente: a Francisco Ramírez se le asignaron seis
días de tanda, a Pedro de Castro siete días, a Rodrigo Vázquez cuatro días, a Francisco Torres
un día y medio y a Alonso Ramírez otro día y medio.47 Tal distribución del líquido a nivel de
cada una de las cajas quedó sujeta a arreglos celebrados entre los ribereños, quienes tendieron
a modificar la duración de las tandas según sus intereses.
Así, en las últimas décadas del siglo XIX los repartimientos coloniales amparaban los
derechos del conjunto de los beneficiarios, pero los aprovechamientos individuales se habían
transformado con el transcurso del tiempo, sobre todo en el río Cantarranas. La intensificación
del uso del agua conduciría a una situación de confusión entre los ribereños, así como a un
44
Acta de la junta celebrada entre los pueblos y hacendados ribereños del río Cantarranas (6 de noviembre de
1891) en AHMA, Gobernación, 291-2.
45
Auto por el cual se ordena a Antón Ramirez que los repartos de agua del río Atoyac y fuentes de Axocopa sean
proporcionales a la cantidad y calidad de la tierra poseída (30 de marzo de 1599) en Solano, Cedulario
de tierras, 285-286.
46
Una descripción de ésta forma de organizar el riego en la Valencia medieval se encuentra en Glick, Regadío,
270-273.
47
Enrique Rodiles Maniau al juez menor del distrito de Atlixco (28 de abril de 1898) en AHPJEP, Juzgado de
primera instancia, Atlixco, civil, 46-1896, expediente del juicio sumario promovido por Octaviano
Rodiles contra Francisco García por demolición de obra.
26
difícil seguimiento de los convenios realizados en el curso de tres siglos con el fin de encontrar
solución a los conflictos. El siguiente ejemplo nos puede dar idea de lo engorrosos que podían
resultar tales conflictos.
Octaviano Rodiles, propietario de la hacienda de San Diego, que incluía dentro de sus
límites al rancho llamado Las Chautlas, inició en 1896 un juicio contra el dueño de la hacienda
La Alfonsina, Francisco García. Este litigio se prolongó hasta 1905. Durante estos años
prevaleció una tensión que amenazó con desencadenar un enfrentamiento violento entre
ambos propietarios. Rodiles acusaba a García de construido una pared en seguida de la caja
III, denominada de La Alfonsina, El Cristo y Las Chautlas. Esa pared separaba de manera
absoluta las aguas conducidas por dos acequias o brazos que se desprendían de la caja
indicada. La caja medía 16 surcos de agua, según lo había establecido Herrera y Arévalo. De
esos 16 surcos la Alfonsina recibía ocho y Las Chautlas los otros ocho. Ambas propiedades
recibían sus ocho surcos de manera continua. Sin embargo, a mediados de la década de 1890
Rodiles comenzó a argumentar que de las seis de la tarde a la seis de la mañana del día
siguiente correspondían a Las Chautlas los 16 surcos, volumen que debía depositarse en un
jagüey que existía en la hacienda El Cristo con el propósito de utilizarlo en los riegos de Las
Chautlas durante el día. Eso implicaba la interrupción de la dotación de la hacienda de La
Alfonsina durante las noches.
Según Rodiles una pared construida por García impedía que el agua de los dos brazos
se uniera durante las noches, de forma tal que éste último disfrutaba de manera continua e
ilegal de los ocho surcos que conducía el brazo alto. La idea de Rodiles acerca de que Las
Chautlas tenía derecho a toda el agua de la caja III durante las noches surgió de la revisión de
una escritura de compra-venta del rancho Las Chautlas de 1821. En ella se asentaba que José
Bernardo González Priorio había vendido a Apolinario Fernández hasta que murió en 1875 y
una hija suya vendió la hacienda de San Diego con sus tierras anexas llamadas Las Chautlas a
Octaviano Rodiles sin ninguna variación en lo que atañe a sus derechos al agua. Según lo
expuesto en sus alegatos, Rodiles suponía que ese derecho de Las Chautlas a los 16 surcos
nocturnos tenía su origen en el repartimiento de Herrera y Arévalo.48 No obstante, hay que
decir que esa aseveración de Rodiles parecía tener más como referente la memoria colectiva
48
Enrique Rodiles Maniau al juez menor del distrito de Atlixco (28 de abril de 1896) en AHPJEP, Juzgado de
primera instancia, Atlixco, Civil, 46-1896, expediente relativo al juicio promovido por Octaviano
Rodiles contra Francisco García por demolición de obra.
27
que una revisión cuidadosa de lo que decía el documento con respecto a la dotación de agua al
rancho de Las Chautlas.
El caso condujo a la revisión de otros documentos coloniales. El meollo del asunto se
reducía a averiguar si los 16 surcos especificados en la escritura de compra-venta de 1821 del
rancho Las Chautlas debían tomarse sólo de la caja de La Alfonsina o si estaban también
involucradas también las cajas VI y VII (Véase el croquis 1). Se consultaron, entre otras, las
escrituras de un repartimiento especial de las aguas de la caja III practicado en 1594 por
Melchor Ramírez. El propietario de la hacienda llamada La Chiautla o La Alfonsina recibió
siete días de agua del brazo alto (marcado con la letra A en el croquis); otros propietarios
recibieron 11.5 días de agua a Alonso Ramírez de Arellano se le asignó un día y medio. En
cuanto a las aguas del brazo bajo, se le asignaron nueve surcos a las haciendas haciendas El
Cristo y Las Chautlas sin especificar el número de días (este brazo marcado con la letra B en
el croquis). De acuerdo con este documento Las Chautlas contaban con un derecho a recibir
una tanda de un día y medio cada 18.5 días del brazo alto de La Alfonsina, mas no de la
totalidad de la asignación de la caja todas las noches.
La autoridad judicial atribuyó el inicio de la costumbre existente hacia 1821 de derivar
toda el agua de la caja III hacia el rancho de Las Chautlas durante las noches a un convenio
que González Priorio había realizado cuando era propietario de Las Chautlas con los jesuitas,
en el tiempo en que éstos eran dueños de La Alfonsina. Ese acuerdo había consistido en tapar
un ojo del brazo alto para que el agua de esa data fuera conducida de manera constante por el
brazo bajo de Las Chautlas, en lugar de que este rancho tomara su tanda cada 18.5 días.49
Posteriormente Rodiles presentó una escritura en la que se mencionaba que Felipe
Ramírez de Arellano había hecho donación a su hermano José de la hacienda de Las Chautlas
y de la hacienda llamada Suerte del Rey. Rodiles afirmaba que los derechos de Las Chautlas a
recibir la totalidad de las aguas de la caja III o de La Alfonsina por las noches estaban bien
especificados en esta escritura, pues en ella se explicaba que las únicas aguas que entraban al
jagüey de El Cristo eran las de la caja de La Alfonsina y se añadía que 14.5 días del agua de la
acequia de La alfonsina se debía utilizar en la hacienda llamada Suerte del Rey y dos días y
medio en Las Chautlas, mas todas las noches el agua debía entrar al jagüey de El Cristo para
49
Enrique Rodiles Maniau al juez menor del distrito de Atlixco (28 de abril de 1898) en AHPJEP, juzgado de
primera instancia, Atlixco, civil, 46-1986, expediente relativo al juicio sumario promovido por
Octaviano Rodiles contra Francisco García por demolición de obra.
28
que con esa agua se regaran 11.5 días las tierras de Las Chautlas y dos días las de la surte
nombrada El Rey. Como se ve, este caso revestía una gran complejidad dada la superposición
de diversos acuerdos que habían hecho desaparecer la distribución original efectuada por
Herrera y Arévalo.
Lo intrincado del caso obligó al juez de primera instancia a revisar los derechos de las cajas VI
y VII y a efectuar un recorrido de la red de acequias y jagüeyes que se desprendían de esas
cajas con el fin de cotejar los derechos estipulados en los diversos documentos coloniales y la
forma en que se distribuía el agua hacia finales de la última década del siglo XIX (véase el
croquis 1).50 Los peritos que inspeccionaron las obras hidráulicas encontraron que el jagüey de
la hacienda El Cristo, en el que se depositaban las aguas del rancho Las Chautlas por las
noches, recibía el agua de dos acequias, una proveniente de la caja III y otra de la caja VI
(marcadas con B y C en el croquis). Al compararse esta situación con la reflejada en otros
documentos coloniales se encontró que los 16 surcos que se almacenaban por las noches en el
jagüey El Cristo y que pertenecían al rancho de Las Chautlas debían tomarse, en efecto, de la
caja III y de la caja VI, pues en una escritura de compra-venta y en otros convenios otorgados
por Felipe y José Ramírez de Arellano, Nicolás Berrueco de Arellano el licenciado Juan de
Malpica Diosdado, en 1688, aparecía que el rancho de Las Chautlas tenía derecho a recibir
cuatro días del brazo chico de la caja VI más el agua del brazo bajo de la caja III que entraría
todas las noches para regar 11 día las tierras del citado rancho de Las Chautlas.51
La autoridad judicial encontró que infundada la exigencia de Octaviano Rodiles de
obtener sus 16 surcos nocturnos únicamente de la caja III o de La Alfonsina. Sin embargó,
quedaba pendiente la pregunta: si el rancho de Las Chautlas debía recibir cuatro días de agua
de la caja VI ¿cómo es que a finales del siglo XIX esa dotación se había transformado en un
derecho a recibir el líquido durante todas las noches? Es evidente que para estos años algunos
de los derechos resultaban hasta cierto punto oscuros y difíciles de rastrear.
50
Enrique Rodiles Maniau y Francisco Beíztegui al juez de primera instancia de Atlixco (30 de marzo de
1900) en AHPJEP, Juzgado de primera instancia, Atlixco, civil, 48-1893, expediente relativo al
juicio entablado por Enrique Rodiles Maniau contra Francisco García por demolición de obra.
51
Manuel E. Mercado al juez de primera instancia (25 de octubre de 1905) en AHPJEP, Juzgado de primera
instancia, Atlixco, civil, 46-1896, expediente relativo al juicio sumario promovido por Octaviano
Rodiles contra Francisco García por demolición de obra.
29
Tecnología hidráulica
Las presas a partir de las que se derivaba el agua del río se construían con piedras,
hierbas y estacas. En el curso de las acequias que se desprendían de las presas, en los lugares
en que se consideró conveniente, se edificaron las cajas. Estas consistían de tres paredes, dos
de ellas siguiendo los bordes de la acequia y una, la más angosta, perpendicular a ella. En esta
última pared se encontraban orificios de distintos tamaños a través de los cuales pasaba el
líquido. Por ejemplo, en la primera caja del Cantarranas, es decir la de Xalpatlaco, las dos
paredes laterales medían nueve varas y la pared frontal que atravesaba la acequia siete varas y
media mientras que de alto medía una vara. Las paredes laterales eran de mampostería y la
frontal estaba formada con piedras blancas de sillería y piedras labradas de cantería dispuestas
de tal manera que formaban dos orificios de una sesma de alto por una ochava de ancho por
donde cabía un surco de agua, así como otras siete datas de a cuatro surcos cada una. En teoría
la suma del agua que pasaba por todas las datas ascendía a los 30 surcos concedidos a la
primera caja.52
Una de las características del diseño de las cajas era la inclusión de dos templadores,
también llamados ladrones o vertedores, que consistían en una especie de aberturas situadas en
la pared lateral que daba hacia el río. Los templadores se formaban ligeramente arriba del
nivel superior de las datas de tal manera que una vez cubiertas las cantidades de agua
designadas a cada caja los sobrantes regresaran al río con el fin de que pasaran a las cajas
inferiores (véase la figura 1).
La distribución del agua de los ríos Nexapa y Cantarranas ofrecía una particularidad
con respecto a otros sistemas de riego que se basan en las tandas o turnos, pues las cajas,
diseñadas para admitir determinada proporción del caudal total del río, hacían posible la
disponibilidad permanente y simultánea del líquido en cada una de ellas durante la temporada
de riegos. De hecho, se puede decir que el empleo de cajas significaba una estrategia
tecnológica destinada a satisfacer la necesidad continua de agua.
De cada caja se desprendían varias acequias que conducían el agua a las distintas
propiedades. A ese nivel, como se ha mencionado atrás, la distribución del agua sí se
efectuaba por medio de tandas. En páginas anteriores se ha indicado también que entre los
52
Copia del repartimiento de Baltazar de Herrera y Arévalo (1593) en AHA, Asup, 3931, 54417, 249-250. Una
vara equivale a 0.83 metros.
30
siglos XVI y XVII y las postrimerías del siglo XIX el número de ribereños en cada caja había
disminuido. Quizá como consecuencia de ello, los lapsos transcurridos entre una tanda y otra
se habían reducido a horas, de forma tal que la disponibilidad del líquido era casi continua. La
forma en que se distribuía el agua en dos de las cajas ejemplifica el tipo de tandeos
implementados a nivel de las cajas a finales del siglo XIX. En la caja VI o de El Cristo y San
Diego el agua se dividía en dos tandas. De las seis de la mañana a las seis de la tarde le
correspondía su turno a la hacienda El Cristo y de las seis de la tarde a las seis de la mañana le
tocaba a la hacienda de San Diego. En la caja VII o de San Diego y Xahuentla el agua se
dividía de manera similar a la de la caja anterior: de las seis de la mañana a las seis de la tarde
el agua de la caja se conducía a Xahuentla; la hacienda de San Diego disfrutaba del líquido de
las seis de la tarde a las seis de la mañana del día siguiente.53
Algunas evidencias sugieren que en Atlixco los riegos se aplicaban fundamentalmente
de día, quizá con la finalidad de que el proceso fotosintético se llevara a cabo de la mejor
manera. Por ello, otro elemento importante del regadío en esta área desde la Colonia era el uso
de jagüeyes. La palabra jagüey fue tomada de la lengua taína de Santo Domingo y significaba
pozo o cisterna. En Atlixco, los jagüeyes consistían en perforaciones en la tierra, generalmente
de forma circular, en las que se acumulaba el agua.54 Estos resultaban indispensables sobre
todo en las haciendas que obtenían sus tandas durante la noche y necesitaban almacenar el
líquido para utilizarlo al día siguiente.55
A nivel de las haciendas los riegos se realizaban rotativamente porque el agua no era
suficiente para regar todas las tierras al mismo tiempo. Dadas las condiciones ambientales que
se han descrito en la primera parte de este capítulo, los riegos se debían suministrar
aproximadamente cada diez días, así que todavía no se había terminado de dar un riego a los
últimos terrenos sembrados cuando ya era necesario regar otra vez los primeros y así
sucesivamente hasta el mes de mayo.56
53
Oficio de Enrique Rodiles Maniau al secretario de Agricultura y Fomento (1 de abril de 1919); oficio de
Enrique Rodiles Maniau al secretario de Agricultura y Fomento (17 de mayo de 1923) y oficio de
Marcial Rodríguez al secretario de Agricultura y Fomento (28 de septiembre de 1917) en AHA, Asup,
1306, 17826, 2-6 y 8 y 88, 1692, 3. En estos documentos se describe la forma en que se realizaba la
distribución del agua en esas cajas desde hacía varios años.
54
Dougnac Rodríguez, Manual, 420 y Camacho Pichardo, "Repartimientos", 224.
55
Oficio de Enrique Rodiles Maniau al secretario de Agricultura y Fomento (1 de abril de 1919) en AHA, Asup,
1306, 17826, 2-6. En este documento se aprecia la forma en que se utilizaban los jagüeyes en las
haciendas El Cristo, San Diego y Xahuentla.
56
Oficio de Francisco Lozano Cardoso a la Secretaría de Agricultura y Fomento (27 de enero de 1923) en AHA,
31
Finalmente, antes de terminar este apartado, se debe enfatizar que los elementos
tecnológicos de la irrigación en Atlixco fueron diseñados de tal forma que los agricultores
pudieran suministrar el líquido continuamente a las tierras, como lo requería el cultivo del
trigo, que era el ordenador principal de los riegos en esta área. Cualquier evento que perturbara
la frecuencia de esa disponibilidad del líquido representaba una amenaza para la cantidad y
calidad de las cosechas.
Autoridades en la distribución del agua
No existen evidencias de que en los repartimientos de los ríos Nexapa o Cantarranas o
en otros documentos se sometiera la distribución del líquido a alguna autoridad. En otros
sistemas de riego se elaboraban reglamentos en los que se especificaba qué autoridades se
encargarían de la administración, cómo se asignarían las responsabilidades relativas al
mantenimiento de las acequias y cajas y cómo se elegiría a la persona encargada de distribuir
el agua. También se indicaba qué acciones merecían sanciones y qué autoridades debían
aplicar los castigos.57
Estas tareas, inherentes a todos los sistemas de riego, eran asumidas por una autoridad.
Sánchez ha distinguido dos variantes en la organización colectiva del riego en México hasta
antes del siglo XX. Una de ellas se basaba en una estructura corporativa, cuando los
ayuntamientos o las autoridades de los pueblos se encargaban de las tareas ya referidas. En la
otra variante, algunos representantes de propietarios privados que unían sus esfuerzos para
mantener un sistema de riego eran los que asumían el control. Antropólogos como Hunt
consideran que en estos casos el control de los sistemas de riego es centralizado.58
El riego en los ríos Cantarranas y Nexapa estaba dividido en varios sistemas, cada uno
de ellos compuesto por una obra de toma o presa y por las obras de control subsecuentes: una
caja medidora, en algunos casos cajas repartidoras, y acequias.59 Sin embargo, considerando
que todos ellos estaban íntimamente relacionados, podemos decir que todos estos pequeños
sistemas conformaban dos sistemas mayores: uno era el del río Cantarranas y otro el del
Nexapa.
En vista de que los ribereños de ambos ríos asumieron el uso del agua como si fuera
propiedad privada durante la colonia y de que en ningún reglamento se asignó algún tipo de
responsabilidad a las autoridades locales, las tareas relacionadas con el mantenimiento
quedaron sujetas a arreglos entre los ribereños. Como cada sistema estaba integrado por pocas
propiedades, parecía innecesario que existiera una organización sofisticada para esa función.
Así, la conservación de las obras se llevaba a cabo mediante sencillos convenios entre los
ribereños, sin que tuviera que haber una autoridad centralizada a nivel de cada uno de los
pequeños sistemas. En cuanto a los sistemas mayores o los ríos, los ribereños sólo se reunían
una vez anualmente para la limpia o el desazolve de todo el cauce, de manera que con respecto
al mantenimiento tampoco era necesaria una organización centralizada a ese nivel.
Con respecto a la vigilacia de la distribución a nivel de las cajas, los propietarios
habían asumido individualmente esa función. Para ello cada hacendado, poblado o fabricante
con derechos contrataba a un individuo, llamado localmente "atopile", quien observaba que la
caja respectiva estuviera funcionando correctamente y cuidaba que los términos de las tandas
se respetaran.
En suma, de acuerdo, con los términos de Hunt, la organización del riego en los ríos
Cantarranas y Nexapa se puede considerar como acéfala o descentralizada, porque no contaba
con autoridades centrales que ejercieran tareas de administración, mantenimiento y vigilancia
de la distribución.60
Sólo en un aspecto los sistemas de riego de los ríos Cantarranas y Nexapa estaban
relacionadas con la autoridad, local o extralocal: el castigo de las infracciones a las reglas
reconocidas por los ribereños relativas al reparto del líquido. La resolución de conflictos
parecía seguir dos caminos: la conciliación o la vía judicial. La primera se llevaba a cabo ante
las autoridades locales, el ayuntamiento o la jefatura política. Estas instancias ejercían
básicamente funciones de mediación, pues carecían de poder resolutorio o de coerción. El
discurso de la asamblea municipal durante un conflicto sostenido entre pueblos y haciendas
ribereños del Cantarranas, en 1891, revela que su capacidad para imponer sanciones era
limitada:
La corporación secundará la idea propuesta [por la jefatura política], pero a la
vez debe tratar este asunto con el mejor acierto [...] para evitar que a esta asamblea se
le hagan observaciones por los interesados en las aguas, pues aunque la intervención
60
Hunt, "Sistemas de riego", 198.
33
que debe tener en la junta sólo debe ser conciliadora, esto no obstante bien pudiera
suceder que aquéllos se resistieran a concurrir y aún a presentar sus títulos; en este
caso se pondrá en evidencia el ayuntamiento al tomar parte en asuntos que no le
competen.61
El asunto tuvo que ser atendido por la jefatura política, pero esta misma se limitó a
escuchar a las partes y a tratar de que llegaran a un acuerdo.62 Así, a pesar de que en ocasiones
los ribereños solicitaban la intervención del ayuntamiento o de la jefatura política en la
solución de problemas, el papel de éstos era puramente conciliador. Algunas evidencias
sugieren que la autoridad municipal sólo imponía castigos cuando se infringían reglas que
afectaban a sus propias funciones: la policía y buen gobierno. La inundación de vías públicas
era una de las cuestiones que sí podía sancionar el ayuntamiento.
Cuando los conflictos no se resolvían a través de la mediación, los implicados tenían
que dirimir sus diferencias ante la autoridad judicial. Por ejemplo, en 1896, los propietarios de
las haciendas de La Alfonsina y del rancho Las Chautlas sostuvieron un acuerdo ante la
jefatura política para resolver temporalmente sus diferencias por la distribución del agua de la
caja de La Alfonsina mientras se solucionaba el asunto definitivamente por la vía judicial.63
Los ribereños podían acudir directamente a las autoridades judiciales sin pasar por la
conciliación.
Algunos de los elementos que se han descrito en este capítulo, que habían sido
característicos del uso del agua en Atlixco durante tres siglos, cambiaron en las últimas
décadas del siglo XIX como resultado de la convergencia de cambios económicos nacionales
y regionales, así como de transformaciones tecnológicas que tuvieron lugar en sectores
productivos que incidieron en el uso del agua. El cultivo del trigo dejaría de ser el único eje
que organizaba el uso del agua y tendría que compartir ese papel con una fuerte actividad
industrial y con otros cultivos que tendían a adquirir cada vez mayor importancia. Eso alteraría
y sometería a discusión al resto de los elementos que tenían que ver con el uso del agua: el
reconocimiento de las fuentes que legitimaban los derechos del uso del agua, la propiedad de
esos derechos, las funciones de las cajas, la distribución del agua y, finalmente, los
mecanismos a través de los cuales se habían resuelto hasta entonces los conflictos.
61
Acta de cabildo de la asamblea municipal de Atlixco (28 de octubre de 1891) en AHMA, Gobernación, 298-1.
62
Acta de la junta celebrada entre hacendados y pueblos ribereños del río Cantarranas (6 de noviembre de 1891)
en AHMA, Gobernación, 291-2.
63
Josefa Maniau viuda de Rodiles al juez de primera instancia de Atlixco (23 de junio de 1900) en AHPJEP,
Juzgado de primera instancia, Atlixco, Civil, 54-1900, expediente sobre el juicio promovido por
34
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essencial entre o fogo e a terra. O ser votado à água é um ser em vertigem. Morre
morte cotidiana não é a morte exuberante do fogo que perfura o céu com suas
Gaston Bachelard
Segundo nos conta a mitologia greco-romana antes da separação do céu, da terra e das
águas tudo estava misturado no Caos. Assim a terra não era sólida, o mar não era líquido nem o
ar sem transparência. Com a intervenção de Deus a separação dos elementos foi feita. A parte
mais pesada transformou-se na terra, a água ocupou as regiões inferiores fazendo com que a terra
narrativas como essas. Fogo, ar ,terra e água ao longo dos tempos têm sido temas de grandes
O fogo, por exemplo, teria aparecido entre os homens graças ao titã Prometeu para dar-
levar em suas correntes para destinos ignorado; terra, a acolhedora do homem, sua morada e sua
provedora. Finalmente a água, útero do qual a vida se originou para que a terra fosse
povoada.
dominado pelas aeronaves que transformaram o sonho de Ícaro em realidade, a terra da qual o
cultivo e as construções dela procuram tirar o máximo potencial, a água que passou a ser tratada
para evitar doenças e utilizada para movimentar turbinas das hidrelétricas, ou seja, à conjunção
Nosso objeto de estudo é a água. Este texto vai iniciar o pensamento sobre o tratar da
água e da técnica moderna na urbanização das cidades. Iremos refletir sobre as mudanças
ocorridas no lidar com as águas e quais tem sido os reflexos desse processo no viver urbano.
lado técnico dominou. Hoje vemos que o homem é capaz de conhecer os fenômenos ligados ao
elemento e na maior parte das vezes sabe como controla-los e, mesmo evita-los. Assim o
conhecimento dos mares, dos rios, das águas subterrâneas, das geleiras, tudo está praticamente
A motivação para a elaboração deste texto surgiu da polêmica que atualmente está
colocada no mundo sobre o aproveitamento dos recursos hídricos(água doce) do planeta que
e documentos apontam para uma grande escassez no ano 2025, com déficits para os usos
cogitadas utilizando o que houver de mais moderno dentro do aparato técnico disponível para
minimizar não só o desequilíbrio do potencial hídrico entre países, como também procurando
Importante lembrar que nem toda água pode ser considerada como recurso hídrico uma
vez que este está vinculado à idéia de bem econômico. Assim será que falaremos de água ou de
águas?
Em ambos os casos o elemento água está em crise. Crise que no fundo reflete a de nossa
existência, de sobrevivência e do nosso pensar; é uma crise que fundamentalmente nos fala sobre
Se a técnica moderna foi para muitos a promissora ferramenta para a obtenção de água e
preservação da vida na terra, então de onde surgiu a crise? Não seria o desenvolvimento técnico
Certamente há um elo perdido e que talvez outras reflexões no campo da sociologia sobre
a técnica possam contribuir para outros rumos daqueles apresentados ao problema uma vez que
as soluções até agora propostas em sua essência fogem pouco do que até hoje tem sido feito.
Neste trabalho será essa busca que iremos trilhar, refletindo sobre o que tem sido o
no meio urbano. Queremos trazer a tona afinal qual é afinal a essência da técnica moderna e
tentar ajudar a desvendar o porquê dessa crise que hoje vivenciamos em relação a água. Em
A visão da Terra vista pela primeira vez quando um vôo tripulado para o espaço, mostrou
ao homem uma imagem do planeta com seus continentes e seus mares. As águas, com efeito,
dominaram aquela visão e a partir dela muito se avançou no conhecimento desse elemento assim
Para nós neste momento cabe perguntar-nos: afinal o que é a água? O que é um recurso
hídrico? Como é a distribuição da água no planeta? O que a água vêm representando para a
humanidade?
qualquer utilização. Recurso hídrico é a definição da água como bem econômico. Assim sendo
As águas que são utilizadas para as atividades humanas são captadas nos rios, lagos,
A classificação das águas é feita com base na sua composição físico-química. Como água
doce é considerada aquela que apresenta teor de sólidos totais dissolvidos(STD) inferior a
1.000mg/l. As águas com STD entre 1.000 e 10.000mg/l são classificadas como salobras e
oxigênio(O) hidrogênio(H2) dentre outros gases que combinados originaram o vapor de água na
atmosfera. No início devido às altas temperaturas e pressões na Terra só era possível a presença
nuvens que atraídas pela força da gravidade caíram em forma de chuva. A água que escoou pela
suas depressões. REBOUÇAS chama a atenção que as rochas mais antigas formadas em
ambiente subaquático datam de 3,8 bilhões de anos indicando que, pelo menos desde então a
Nesse processo de erosão de rochas muitos são os elementos que se combinam com a
água da chuva e com o CO2 da atmosfera formando depósitos chamados de carbonatos. O CO2
em excesso na atmosfera é capturado e reciclado por uma cadeia de realimentação que envolve a
erosão das rochas e a formação de depósitos de carbonatos que afundam na crosta que
desencadeiam inclusive o movimento de placas tectônicas. Assim sendo muito do CO2 que esta
contido nas lavas é lançada novamente à atmosfera pelos vulcões. Todo esse ciclo contribuiu
Cabe ressaltar que no início desse processo não havia oxigênio livre na Terra por ser um
gás que se une com facilidade a outros. A existência desse gás em em sua forma livre somente
apareceu a com o surgimento da vida na Terra acerca de 3,5 bilhões de anos por ser indissociável
a sua presença com o mecanismo de fotossíntese. As plantas verdes ao misturar a água e os sais
minerais do solo com o dióxido de carbono e a luz solar estabeleceram a ligação entre a litosfera
das plantas verdes cada vez mais oxigênio foi liberado para o consumo de outras plantas e
animais e este conjugado com o hidrogênio lançado pelas erupções vulcânicas aumentou o
A água é a substância mais abundante do planeta cobrindo 77% de sua superfície assim
distribuída: 363,1 milhões de km2 em oceanos e mares; 17,5 milhões de km2 em rios e
Atualmente calcula-se que o total de água na Terra seja de 1.386 milhões de km3 e que
esta quantidade tem permanecido de modo relativamente constante nos últimos 500 milhões de
anos. Desse total 97,5% formam os oceanos e mares e somente 2,5% são de água doce sendo que
68,9% formam as calotas polares, geleiras e as neves eternas. O restante está armazenado no
A distribuição das águas no planeta obedece o ciclo hidrológico de cada região da Terra.
As três variáveis que comandam essa dinâmica são: as precipitações que formam o recurso para
as vegetações e culturas pluviais e formam o escoamento superficial que deságua em rios e lagos
as vezes ocasionando enchentes; os fluxos de água subterrânea e a recarga dos teores de umidade
dos solos gerados pela infiltração da substância nos terrenos das bacias hidrográficas
Plata, Congo, Orinoco, Mekong, sendo que o primeiro possui uma descarga média de 212.000
m3/s1i Nessas áreas com excedentes hídricos e formação de reservas importantes de água
subterrânea os rios, lagos e outros reservatórios parecem estar sempre cheios e a noção de
Apesar do volume de água estocado em rios e lagos de agua doce ser de apenas 200 km3
O problema da água doce não está propriamente em sua escassez mas em sua distribuição
desigual. A região do Oriente Médio congrega sete onze países com maior déficit de água. O
Kwait por exemplo possui quase que nenhuma disponibilidade de metros cúbicos por habitante
ao ano; Gaza possui apenas 59 m3/hab/ano sendo que a maior disponibilidade pertente aos
Emirados ´Árabes com 279m3/hab/ano. No entanto considera-se que o mínimo necessário são
1.000m3/hab/ano.
fotossíntese não há a liberação de oxigênio para a atmosfera e assim não há chuvas. O ciclo
Seria a água apenas o que quimicamente é conhecido por H2O? Esta pergunta,
aparentemente simples, nos remete a alguns pontos relevantes para o nosso trabalho. O primeiro
deles é sobre o saber técnico e neste sentido a maior contribuição é sem dúvida de Heidegger.
Para este autor tratar a técnica não significa apenas tratar de sua instrumentalidade. A
técnica possui aspectos que lhes são mais intrínsecos e menos desvendados. A definição de que a
técnica é um meio do fazer humano não é contestada por Heidegger. A ciência através da técnica
1
FONTE: IHP/UNESCO 1991
vem induzindo a acontecimentos não só racionais como irracionais. Porém o autor nos chama a
que revela potencialidades e opera no campo da contingência(o que é ou não necessário)e coloca
o homem em perigo. O perigo provem do afastamento da essência uma vez que impede a
Com efeito, se formos analisar o desocultar da água ao longo da história vemos como
este elemento já foi encarado e utilizado de formas mais variadas. Hamlim(2000) ao analisar as
maiores narrativas sobre a água ao longo da história nos aponta como foram descobertas as suas
diversas potencialidades. No entanto o marco divisor de águas foi a descoberta de John Snow,
médico inglês, de que a água era um meio muito eficiente para a proliferação de doenças
infecciosas. Até então não se falava de água como um elemento homogêneo, falava-se de
período interessavam-se pela diversidade das águas, em desocultar as suas diferenças mais do
que em sua homogeinização. Barker em 1782 anotava que “haviam qualidades em cada água e
sabores, cheiros, som de cada fonte e utilização distintas para curas, rituais, fabricação de
bebidas, enfim uma variedade na maneira de olhar as águas que longe ficavam da classificação
águas: Se as raízes das árvore, videiras ou qualquer outra planta não produzir seus frutos e
flores retirando do solo diferentes tipos de sucos, com distintas propriedades, as flores seriam
iguais em todos lugares e distritos. Acrescenta que portanto a escolha de cada água era muito
representar perigos sobrenaturais como propriedades curativas e milagrosas. Na Idade Média foi
comum a construção de igrejas junto a rios tornando essas águas sagradas que eram levadas até
as cidades. Muitas vezes a instituição monástica utilizava documentos legais para impedir a sua a
No entanto a partir dos estudos de Snow grandes investimentos foram feitos para a
“purificação”das águas e sua conseqüente homogeinização como garantia de pureza o que afeta
Este novo olhar para a água nos remete mais uma vez as reflexões de Heidegger sobre a
técnica moderna. Segundo ele “definir a técnica como uma maneira de desocultamento, significa
técnico moderno, como sendo exclusivamente técnico, esquece este outro lado do desocultar que
Importante ressaltar que para Heidegger, ao contrário de Marx, por exemplo, a técnica moderna
não seria o destino inabalável que os homens devem seguir e que existem alternativas a esta
especificidade de desocultamento.
uniformes para distintos usos. Segundo Bruseke(1998) As propriedades das coisas se perdem, as
humana fez com que a diversidade das chamadas águas pré-modernas se perdesse. Restaram
alguns poucos de uso de águas medicinais e rituais sendo que em muitos casos remetem-se a
O cálculo está sempre permeado pela razão instrumental ordenando uma relação do
homem /natureza em função de valores monetários sendo esta a base do planejar e esperar(contar
com). Este é o momento em que a complexidade das coisas se retira e a imaginação humana se
petrifica. A água nos dias de hoje é um bem precioso e caro, considerada pela Fundação Getúlio
atuais pela importação e exportação de água doce no mundo uma vez que a sua abundância é
fator decisivo para o desenvolvimento econômico. Países como Canadá, Brasil e Congo
enxergam a água como uma fonte de divisas fundamentais para o seu crescimento.
funções restritas para as quais grandes projetos são demandados. A construção de usinas
dizer de Heidegger “ a hidrelétrica não está edificada no rio como a velha ponte de madeira,
que interliga há séculos margem com margem. Pelo contrário é agora o rio que está encaixado
cristão. Os casos de Itaipu, Sobradinho, Tucuruí dentre outras tantas construídas no ímpeto
funcionalização da água. Grandes regiões foram alagadas, fauna e flora comprometidos e aos
dominação. Guerras vem sendo travadas pela sua posse ao longo da história.
Rebouças(1999)lembra que durante a Grande Idade do Gelo há cerca de 20 mil anos atrás hordas
de caçadores e coletores de alimentos foram levadas a habitar zonas mais quentes da terra tais
como a Mesopotâmia dos rios Tigre e Eufrates, os vales dos rios Indu e Amarelo na China. Na
mil a.C, indicando que havia necessidade de proteção de invasores e que pelo menos desde 4 mil
a.C praticavam o controle de juzante em relação aqueles que dependiam dos setores
A base de poder da civilizacão egípcia foi também o controle das cheias do rio Nilo desde
3,4 a.C. Nos vales dos rios Amarelo e Indu, a utilização da água como forma de poder foi
iniciada em 3 mil a.C., sendo exercida por meio de obras de controle de enchentes e da oferta de
água que proporcionou a base de poder da Primeira Dinastia da Babilônia, possibilitando ao Rei
Hamurábi-1792 a 1750 a.C.-unificar a Mesopotâmia e elevar sua região norte à uma posição
hegemônica. Talvez esta tenha sido a origem da centralização e politização do poder sobre a
água(IBIDEM)
Nos tempos modernos, o maior conflito pela água é vivido entre os palestinos e
israelenses, cujos mananciais disponíveis dependem de acordos entre a Jordânia, Síria, Líbano,
Egito e Arábia Saudita. A economia israelense depende das águas subterrâneas que correm no
território palestino ocupado de onde extrai 30% do total disponível e para evitar desequilíbrios
nos fluxos subterrâneos em sua faixa costeira e que a interface marinha avance na área de
Telaviv, Israel impõe severo uso do aquífero aos palestinos. Estes, por sua vez, contestam
alemão possui mais o sentido de arranjar: “…O homem fabrica coisas novas onde elas lhe
faltam. O homem rearranja as coisas onde elas lhes pertubam. O homem desarranja as coisas,
Com efeito estes rearranjos têm causado disputas em quase todo o planeta.
O rio Nilo é um rio fundamental para o Egito que recebe poucas chuvas e quase
não possui aquíferos em seu subsolo. No entanto antes de chegar ao Egito, o Nilo passa por
outros oito países sendo que a tensão principal está relacionada com o aproveitamento das águas
do rio pela Etiópia e pelo Sudão, o que representa a continuidade de uma briga que data mais de
Os rios Tigre e Eufrates nascem na Turquia e do sistema composto por eles advém o
desejo de dominação regional por parte da Turquia têm aquecido as tentativas conciliatórias uma
vez que o país afirma deter a soberania sobre todas as águas que se originam em seu território.
Na América do Norte os principais alvos são as bacias do rio Colorado e do rio Grande
com o México(país que detém poucos recursos aquíferos e que recebe água salinizada
proveniente dos processos agrícolas baseados na irrigação das terras e ainda assim em pouca
quantidade) e os Grandes Lagos canadenses nos quais algumas empresas têm se instalado para
Além das disputas étnico-religiosas da India e seus vizinhos também estão relacionadas
com o acesso aos recursos hídricos. India ao promover a revolução verde em 1950 tornou-se
conseqüencia de tal conquista foi o acirramento das querelas sobre o rio Indo com Bangladesh e
Finalmente VILLIERS aponta que o último grande problema está localizado na China.
Segundo ele o problema chinês é a excessiva população que faz com que o país utilize a
irrigação para produzir 70% de seus alimentos. Porém o que acontece é que três quartos da água
estão no sul e três quartos da agricultura estão no Norte e Nordeste. O problema chinês é
portanto uma questão de alocação do recurso, questão esta que quase resultou em uma guerra no
Com esses exemplos procuramos pois trazer à tona que os conceitos tratados
anteriormente dentre outros nos serão de grande valia direcionando as nossas reflexões uma vez
que em nosso entendimento traduzem a possibilidade de uma visão da realidade que nos cerca e
de uma outra possibilidade de relação entre o homem e a água, uma relação para além de sua
instrumentalidade
Interessante observar que a resistência a técnica moderna em relação ao uso das águas
advém principalmente pelo lado do irracional: religiões, superstições e ainda do seu curativo.
Com efeito, a agua tem um lugar central em todas as grandes narrativas e rituais
religiosos difundidos pelo mundo. A água manteve apesar de seu desocultamento pela técnica
significado das águas nas religiões: “ We are all at the mercy of water as we were at the mercy of
Por exemplo, nos funerais budistas a água é despejada em uma tijela até transbordar
enquanto o monge recita” As the rains fill the rivers and overflow into the ocean, so likewise
No cristianismo o guia dos judeus-Moisés- abre as águas do Mar Vermelho para leva-los
à Terra Prometida. A água que se curva ao destino espiritual de um povo. Os rituais variam
desde a imersão a apenas borrifar a pessoa com a água benta. Nas religiões cristãs é usada ainda
Para os Hindus, a água também possui o poder de limpeza espiritual. Toda água é sagrada
e especialmente sete rios assim são considerados: Gangesii Yamuna, Godavari, Sarasvati,
Narmada, Sindhu and Kaveri. As peregrinações dos hindus estão sempre relacionadas a água:
rios, lagos, costões praias, cachoeiras. Os funerais estão sempre realizados próximos a um rio. Se
No islamismo todos devem estar limpos para suas orações e nas mesquitas ou mesmo nas
cidades há locais com bicas de água para a purificação necessária: lavar pés e mãos
originais instruções da Torah. Assim como no islamismo, dada a matriz religiosa original, lavar
as extremidades do corpo é uma obrigação. No entanto a mais importante reflexão sobre o poder
das águas no judaímo advém do Grande Dilúvio. Apesar de em outras culturas tais como a dos
aborígenes na Austrália e de alguns outros povos das ilhas do Pacífico, no judaísmo poder de
punição das águas ganhou uma conotação ético-moral. As águas limparam o mundo dos pecados
e este pode recomeçar sem manchas. O Livro do Exodus também nos revela o milagre das águas
para que os israelitas escapassem dos egípcios. Aqui, as águas foram instrumentos de bendição
quando os afogaram.
dicotomia entre o bem e o mal: poluição é o mal e a pureza o sagrado. As pessoas não podem
usar os rios ou córregos para esgotos. Nos funerais os corpos são deixados para os pássaros pois
Além dos rituais religiosos os valor das água nas terapias de curas de doenças já era
conhecido desde a Antigüidade e também pelos povos pré-colombianos. Roma sabia aproveitar,
e muito, as qualidades das águas medicinais como atestam as ruínas das banheiras da cidade de
preparatórios para o grande fórum que irá se realizar no Japão. No entanto vários
conservation and sustainable management of water resourses in the 21st century foi
publicado em 2002. O documento contém as ações que devem ser encaminhas pelos
técnico. Diz ele que para interpretar o que aconteceu com a cidade é preciso tratar igualmente da
esses aspectos da vida eram misturados, foi a religião que assumiu a precedência e reclamou o
sobreviventes mostram que essa ampliação geral do poder foi acompanhada por imagens
igualmente exorbitantes, que brotavam do inconsciente e eram transportadas nas formas ‘eternas
de arte’. Ainda segundo a autor foi o repeito aos mortos que proporcionou pontos humanos de
encontro fixos ainda no paleolítico. “…os mortos foram os primeiros a ter uma morada
permanente: uma caverna, uma cova assinalada por um monte de pedras, um túmulo coletivo.
de vida urbana tem um espaço histórico que remete ao mais longínquo campo sepulcral.
MUMFORD argumenta, pois, que o primeiro germe da cidade é portanto de origem
cerimonial, que servia de rota de peregrinacão para grupos que a intervalos regulares iam visita-
amplos que os processos ordinários da vida(p.16). Estes são os casos das cidades do período pré-
Machu Picchu cidade sagrada dos sacerdotes incas. Está situada na cordilheira dos
Andes,no Peru e fornece um bom exemplo de como arte e sacralidade estiveram intimamente
relacionadas com a água e a técnica. Localizada a 2.350 metros de altitude está cercada por
montanhas que chegam a 4.200 metros, ou seja, é uma cidade rodeada por uma gigantesca cadeia
de montanhas. A agitada geografia dos Andes criava grandes problemas para a irrigação da terra.
Desde os primeiros tempos as culturas andinas tiveram que encarar esse problema e construíram
uma rede de canais que permitiu que a água fosse transportada das fontes para lagos de barragens
ou áreas longe de sua origem. Apesar da necessidade da água para a agricultura, arqueológos e
exploradores indicam que os canais eram primordialmente direcionados para banhos ritualísticos,
de purificação. Algumas crônicas do século XVI fazem referências a essas práticas durante certas
Em Machu Picchu há a presença de fontes em seus arredores que até hoje são utilizadas
para o tratamento de doenças e rituais de cura e o local continua a ser um dos pontos de
peregrinação mais conhecidos do planeta por pessoas que buscam o contato com o cosmo das
planeta. Neste caso, ao contrário de Machu Picchu que hoje é uma cidade em ruínas, a Cidade do
México fornece o caso em que as experiências vividas por milhões de pessoas no decorrer do
tempo parecem ser esquecidas. Cada vez que se tomam decisões que afetam a hidrologia da
região, o ser coletivo se comporta como se houvesse uma história a ser contada. É o que
desmemoriadas nocivas ao meio ambiente. O autor argumenta que somente as culturas pré-
especial os mexicas aceitaram viver em meio a um lago e longe da atitude de combate- buscaram
uma adaptação ao mesmo. A conseqüência foi que o entorno lacustre lhes serviu plenamente:
formou uma muralha protetora frente aos inimigos; dele obtiveram alimentos de distintos
gêneros; a vegetação utilizada para a construção de casas; os bosques forneceram madeira para o
fogo, construção de embarcações; a água doce fazia com que as sementes germinassem. Os
indígenas construíram barragens, diques, pontes e uma complicada rede de comportas que lhes
permitiu não só separar a água doce da salgada, regular os níveis lacustres conforme suas
necessidades como ainda e talvez o mais importante para eles: resguardarem-se do temperamento
Ainda segundo RIOS esse equilíbrio foi rompido pelos conquistadores que destruíram as
seu lixo e esgoto. A natureza não tardou em responder! As barragens que limitavam o
transbordamento do lago deixaram a metrópole sem proteção e esta passou a sofrer inúmeras
inundações sendo que algumas duraram vários anos levando imagens sagradas. Hoje a Cidade do
México ainda sofre as conseqüências do uso indevido de sua água. A cidade não para de crescer
modernidade trouxe, a transformação dos cenários das cidades em ambientes tidos como mais
sua sobrevivência. Os planos de implantação das cidades elaborados na Europa para a América
ser utilizado. A proximidade da água passou a ser encarada somente quanto a sua
No entanto foi a partir do século XIX que a elaboração de planos urbanísticos partiu para
o seu maior vigor e eficiência técnica. Novos materiais, transformação nos transportes e nas
comunicações fizeram com que os planos de algumas cidades tais como a Paris de Haussman, a
Viena de Otto Wagner e a Barcelona de Cerdá lançassem a imagem das cidades eficientes,
limpas, de fácil controle social e que servissem de modelo para tantas outras cidades do mundo.
Novos hábitos sociais se criaram juntamente com novas maneiras de encarar a saúde. Foi
enfatizada a higienização dos centros das grandes cidades e conseqüentemente da água que os
abastecia. As virtudes cantadas por Vitrúvio foram pasteurizadas e a água passou a ser encarada
como um elemento de propagação de epidemias. A contradição presente foi que esta assepsia
para com a água não foi estendida para todas as camadas sociais. A reforma de Paris, por
desalojados foram para as periferias da cidade continuando a padecer dos mesmos problemas
sanitários que tinham antes da abertura das grandes avenidas. O mesmo aconteceu com Rio de
Janeiro, Buenos Aires e tantas outras cidades que copiaram modelos europeus de
novas tecnologias passou a ser o recurso mais utilizado para a consolidação de imagens urbanas
abastecimento da água não apresenta destaques. O setor urbano brasileiro cobre apenas 85%
enquanto Belize e Cuba atingem 96%, Chile 94%, México 91%, Guiana 90% e Colombia 88%.
urbano a população atendida é de apenas 55% superior apenas aos índices do Haiti, com 42%, da
Esses baixos índices acabam também por revelar que muitas doenças e gastos com saúde
poderiam ser reduzidos e que colocam o Brasil dentre os piores índices de desenvolvimento
dinheiro mas à má gestão das companhias estaduais. A Caixa Econômica Federal, que administra
suficientes para poder se endividar e aquelas que dependem do Estado para cobrir seus custos.
Essas regras foram impostas pelo Conselho Monetário Nacional, primeiro, para forçar
controladores das empresas estaduais a administrar com eficiência seu patrimônio e, segundo,
para induzir os Estados a produzir superávit primário, reduzindo seus níveis de endividamento.
A maioria dos Estados não cuidou de adaptar suas empresas de saneamento às regras,
para prejuízo de suas populações. O levantamento feito pela Caixa Econômica Federal mostra
que as empresas que não têm acesso aos recursos do FGTS têm folhas salariais muito altas e
altos índices de perda. Em média, 40% da água que distribuem não é tarifada, ou porque se perde
Essas empresas prestam serviços precários e não têm crédito para expandir suas operações. Mas
as que fizeram o ajuste administrativo não apenas podem contar com os recursos baratos do
em 1970 através da Lei Estadual nª 4.547 e constituída em 02 de julho de 1971 com o objetivo de
abastecimento de água potável,bem como realizar obras de saneamento básico, em convênio com
municípios do estado.
No entanto em relação aos serviços de esgoto a situação é bastante precária: apenas 10.28% da
população é atendida pela empresa, média muito abaixo do já baixo índice brasileiro.
Em Florianópolis, pelos dados apresentados pelas tabelas a seguir vemos que a situação
das áreas de balneários é realmente crítica. Apenas 11 das 42 localidades balneárias são
abastecidas por água e destas apenas 3 tem acesso ao sistema de esgotamento sanitário. Ainda
Os dados que as tabelas fornecidas pela própria CASAN para o exercício de 2002
referentes à Lagoa da Conceição, por exemplo, vemos que apesar da projeção de população para
janeiro de 2002 ser de 9.297 pessoas somente 3.970 seriam atendidas pelo sistema. Para
dezembro de 9.452 apenas 4.208 seriam atendidas o que mostra um crescimento lento na oferta
das 9.550 estimadas para janeiro de 2002 e de 4.404 das 9.711 estimadas para dezembro de 2002
o que mostra ainda um crescimento de demanda muito superior à projeção de oferta de serviços
neste balneário. Cabe lembrar que tanto a Lagoa quanto Canasvieiras são locais de grande
A problemática que nos propomos a estudar está pois baseada nesses dados e nas
Nos últimos anos fortes campanhas de marketing ressaltando as belezas naturais de Santa
Catarina vêm sendo veiculadas nos meios de comunicação. O principal orgão de fomento e de
Integração ao Mercosul. Dentro de seus estatutos consta que a sua missão é: “Promover e
fomentar a industria do entretenimento e lazer com qualidade visando o desenvolvimento sócio-
SANTUR mas também com vários outros de associações comerciais, Federação da Indústria de
Santa Catarina-FIESC, dentre outros e exalta a beleza de suas praias e da qualidade de vida da
cidade. No entanto a situação de poluição dos balneários passa desapercebida das campanhas
publicitárias. Mesmo em locais nobres e requintados, tais como Jurerê Internacional, problemas
providências sobre o assunto uma vez que durante o verão as águas de Jurerê encontravam-se
esgoto para os outros balneários. No sul da ilha através do movimento S.O.S. Esgoto Sul da Ilha
forte pressão vem sendo exercida para que um projeto seja levado a termo uma vez que a região
cresce exponencialmente por se configurar ainda uma área de pouca ocupação e tornou-se a
opção natural para os investidores que querem fugir dos altos preços dos imóveis do norte da
Outro ponto que nos chama a atenção é que quando se fala de contaminação das águas
sempre se pensa que o assunto está relacionado com a pobreza, o que não é verdadeiro em
relatam que a maior parte dos esgotos ligados clandestinamente à rede pluvial são de casas e
mesmo mansões cujos proprietários banham-se tranqüilamente nas águas poluídas como se
pouco caso fizessem dos riscos que tal procedimento possa acarretar a sua saúde e de sua família.
São pessoas de nível superior, inclusive médicos, que parecem minimizar o problema.
Por um outro lado, o poder público e em especial a Prefeitura Municipal de Florianópolis,
CASAN e a FATMA possuem técnicos qualificados para lidar com o assunto e seus dirigentes
ainda que sejam políticos são também pessoas com acesso a informação. Ou seja várias
perguntas neste momento ficam no ar? Por que o descaso com a situacão dos balneários já que
eles são a principal fonte de recursos do turismo na ilha? Qual está sendo o posicionamento da
assunto? O que pensam os empresários? Que tipo de turismo vem sendo pensado para
Florianópolis? Há uma boa gestão das empresas responsáveis pelo saneamento e pelo turismo?
Quem são os seus dirigentes? Qual vem sendo o papel das associações de moradores nesse
processo?
Bibliografia Consultada
ABRAMS, Paula. “ Water in religion” IN: Global Water Report, Water Policy
Inetrnational Ltd, 2000
BACHELARD, Gaston. A agua e os sonhos: ensaio sobre a imaginação e a matéria.São
Paulo:Martins Fontes, 1998
BOURDIEU, Pierre. A economia das trocs simbólicas. São Paulo: Perspectiva, 1987
________________ O poder simbólico. Lisboa: Difel, 1989
BOLLE, Willi. Fisiognomia da metrópole moderna. São Paulo: EDUSP, 1994
2000
REBOUÇAS, Aldo. Águas doces no Brasil. São Paulo: Escrituras Editora, 1999
Oro,2001
i
FONTE: IHO/UNESCO/91
ii ii
O mais importante dos rios sagrados. Dizem que nasce do do dedo de Vishnu e é espalhado pelos cabelos de
Shiva.
iii
No Brasil até hoje muitas estações termais são procuradas principalmente nos estados de Santa Catarina São
Paulo, Minas e Goiás. Em 1956 o prof. Renato Lopes, escreveu um tratado sobre as águas minerais no Brasil, cujo
um dos objetivos, além de mapear a localização dessas águas e seu valor terapêutico, era incentivar o crescimento de
sua utilização em programas populares de saúde.
“Galerías Filtrantes en el Oasis de Pica: tecnología y conflicto social,
siglos XVII-XVIII”∗
Introducción
Tras la proclamación de las reformas toledanas todo el reparto de acuíferos
quedó circunscrito al uso de una sola modalidad conocida como mita, impuesta
en aquellas fuentes de agua compartidas entre componentes hispanos y
nativos, según los requerimientos establecidos por la Corona. Es así, que en el
caso particular del oasis de Pica, la mita de vertiente estuvo fragmentada entre
los intereses agrícolas españoles e indígenas adoptando la característica
común de ser asignada a través de peticiones de agua y no de acuerdo a las
áreas irrigadas.
Dentro de estas asignaciones la más conocida es la realizada en 1659 por su
Majestad a los indios de la quebrada de Quisma, acto con el cual impone la
división de las aguas de la vertiente de Chintaguay. Si bien esta proclamación
tiene como fin el resguardo del uso de este vital recurso por parte de los
tributarios indígenas, los continuos acosos que sobre ellos tendrán los
componentes hispanos concluyen en una paulatina ocupación del agua,
utilizada en regar las haciendas de Matilla.
La implementación de una infraestructura hídrica que sustente la ocupación de
los turnos de agua es otro punto de conflicto al momento de hacer empleo del
valioso recurso. El carácter comunal que tienen las acequias y estanques
utilizados en el almacenamiento y distribución del preciado líquido requirió la
aparición de un cuerpo normativo basado en la práctica de la costumbre. Se
regulan las faenas de limpieza, mantención y distribución del agua a través de
una serie de cláusulas insertas en las escrituras de traspaso y venta de las
mismas.
Pero las mitas de vertiente no son las únicas que existen en el área estudiada.
Con el devenir del siglo XVII se observa la aparición de otras fuentes de agua,
entendidas como socavones o galerías filtrantes, que generan características
particulares de reparto exclusivas a este sistema de riego.
La necesidad de extender las zonas de cultivo, junto a la escasez de recursos
acuíferos que permitieran esta labor, se convierte en el incentivo necesario
∗
Esta ponencia forma parte de la tesis de grado titulada Riego y Sociedad: Pica siglo
XVIII, Viña del Mar, 2001. Presentada bajo el financiamiento del Proyecto
Fondecyt N° 1000089, “Historia de los pueblos andinos de Arica, Tarapacá y
Atacama: Control político, memoria y resistencia étnica, siglos XVI-XIX”,
dirigido por el Profesor Jorge Hidalgo L.
∗∗
Licenciada en Historia, Universidad de Valparaíso. Estudiante del Programa de
Magíster en Historia, mención Etnohistoria, Universidad de Chile. E-mail:
carocerna@yahoo.com
2
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3
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1
A lo largo de esta exposición utilizaremos la categoría de análisis de “asentamiento”
aceptando la definición que da el grupo Toconce, que lo entiende “como una
ocupación humana que se proyecta sobre un determinado espacio y en un
momento dado, como un resultado de la interacción entre el hombre, su cultura
y la naturaleza, formando una unidad discreta que especifica a la sociedad que
pertenece...” (Martínez C., J. 1998: 32).
3
4
Socavones
1. Del cementerio
2. De Matilla
3. Sin Nombre
4. De Loayza
5. De Sogue
6. De Santa Elena
7. De San Isidro
8. De Comiña
9. De Santa Cruz
10. De Buena Esperanza
F 11. De Jesús María
12. De Gregori
13. De Miraflores
14. Del Carmen
Vertientes
A de Matilla
A B de Santa Cruz
C de Las Ánimas
D del Resbaladero
E de Concova
F de Miranda
G Grande de Chintaguay
H Chica de Chintaguay
4
5
Condiciones Hidrológicas
El oasis de Pica dispone para su riego de cinco vertientes naturales, sin contar
con los sistemas de riego subterráneo, conocido como socavones, que proveen
al oasis de una cantidad de agua que, como se observa en los cuadros 1 y 2,
representa un importante aporte al riego de las tierras de labranza.
Ya se ha examinado anteriormente que las fluctuaciones en los recursos
acuíferos han afectado directamente las extensiones de tierras dedicadas a la
agricultura, pero no poseemos una periodificación precisa de estas
variaciones4. Las informaciones más detalladas sobre el flujo de las vertientes y
socavones que irrigan el área de nuestro interés la encontramos en los
estudios del ingeniero Guillermo Billinghurst, quien hacia fines del siglo XIX
visitó este paraje con el fin de evaluar las posibilidades de abastecimiento que
este brindaba a las oficinas salitreras de la región. Con este propósito realizó
una exposición detallada de las distintas fuentes de agua, identificando en el
área de Pica-Matilla 5 vertientes y 13 socavones, que como se observa en los
cuadros 1 y 2, arrojaban en 1893 un caudal de 125.4 lts/sg. De estos acuíferos,
los más importantes eran Concoa, Resbaladero y Las Animas, vertientes
ubicadas en la latitud 20° 30 8" sur y longitud 69° 24 oeste de Greenwich, con
una temperatura aproximada de sus aguas que fluctuaba entre los 32° a 35°.
2
Archivo Nacional Histórico, Judicial de Iquique, desde ahora ANHJI, leg. 1098, pza.
11, Visita de remedida, venta y composición de tierras, Pica 1714, fjs. 8r-10r.
3
Antonio de O’Brien, dotado con el título de Visitador y Alcalde Mayor de Minas, parte
en 1764 rumbo al Partido de Tarapacá con la misión de visitar los pueblos
comprendidos bajo su jurisdicción, informando sobre su población y recursos
disponibles de ser utilizados en el abastecimiento del mineral de Huantajaya
(Hidalgo 1985:186). En este informe da cuenta del estado de las propiedades
del oasis de Pica, dejando claro que “oi ba en tanta disminusion el agua que la
hazienda que menos a perdido una tercia parte, de lo que fue en su principio”,
en: Descripción del Partido de Tarapacá de Antonio de O’Brien, Tarapacá
1765, fjs. 40v-40r. Documento generosamente facilitado por el Doctor Jorge
Hidalgo Lehuedé.
4
Mayores referencias sobre la relación entre la extensión de los predios agrícolas y su
relación con el agua se pueden encontrar en la Tesis de Licenciatura en
Historia de Carolina Figueroa C. (2001: 16-20).
5
6
5
La problemática referida al uso de los recursos hídricos de las regiones altoandinas
de la Provincia de Tarapacá durante las décadas de 1880-1930, su impacto en
las comunidades indígenas y la respuesta del Estado frente a estos proyectos
esta siendo investigada por el proyecto DIPUV No 01/2002 financiado y
patrocinado por la Dirección de Investigaciones y Postgrado de la Universidad
de Valparaíso a cargo de Luis Castro C (Investigador Responsable) y Carolina
Figueroa C. (Coordinadora). Mayor información sobre el tema se encuentra en
el artículo de Luis Castro C (2000), Recursos Hídricos Altoandinos, Estrategias
de Desarrollo Económico y Proyectos de Riego: Tarapacá 1880-1930.
6
7
7
8
6
Recordemos que para el hombre andino el agua es un ser vivo con el cual se
mantiene un diálogo permanente (Greslou 1990).
7
Debido a la escasa cantidad de agua y a la condición arenosa y reseca del suelo, el
agua antes de ser utilizada era almacenada en estanques o cochas fabricadas
de tierra y piedras situadas a la salida de las vertientes y socavones (Villalobos
1979:98).
8
Villalobos basa su apreciación sobre la distribución de acuíferos en ’turnos’ de tiempo
en las notas de Max Derreau sobre el uso del agua en las zonas desérticas, en
las cuales la asignación de agua no se realiza por la cantidad, sino por el
tiempo, ya que de otra forma las propiedades ubicadas cerca de las fuentes de
agua resultarían mejor irrigadas, en perjuicio de las alejadas que difícilmente
obtendrían algún suministro. Disponer del riego por turnos de horas o días
sería una forma de repartir equitativamente la escasez (Villalobos 1979: 99).
8
9
Pero estas no son las únicas formas de división del agua, Luis Castro (1998:
60) en su estudio sobre la distribución de agua en Pica durante el siglo XIX,
establece otras mitas de riego relacionadas de acuerdo a la capacidad de la
cocha y a la naturaleza del agua, identificando de esta forma varios tipos de
aguas, separados según su origen, como agua de escurrajas, agua de avenida,
agua de un riachuelo, agua de socavón, agua de vertientes, etc 9 y el tiempo
ocupado en el riego de las heredades, como 24 horas de riego, un día o una
noche10, hasta divisiones minúsculas como media hora de agua. Junto a estas
especificaciones, de tiempo y origen, indica las correspondientes a la
capacidad de la cocha y sus divisiones espaciales que se establecen como
absolutas, una cochada, media cochada, un quartillo, un golpe de agua, etc
(Castro 1998:57)11.
Nosotros diferenciaremos a lo menos dos divisiones básicas de mita: las mitas
de vertientes o superficiales que se asignaban tanto a indígenas como a
españoles, y las mitas de socavones utilizadas exclusivamente por españoles.
Los tipos de conflictos surgidos por la utilización del recurso, se encontrarán
divididos a su vez en estas dos categorías señaladas.
9
Greslou (1990) define al igual que Castro (1998) una gran cantidad de tipos de agua,
diferenciándolas según sus fuentes, usos y calidad, tales como: agua de
abono, agua de avenida, agua limpia, agua de vertiente, etc
10
Como se desprende de los documentos, un día solar o una noche equivalía
aproximadamente a 12 horas de riego, tomando como referencia la salida del
sol o el ocaso: “Un día de agua cada semana que es el miércoles de sol a sol
para el cultivo”. ANHJI, leg. 327, pza. 3, Testamento de Joseph Bacilio de la
Fuente, Tarapacá 1774, fj. 79r.
Un estudio de Gabriel Martínez sobre el riego en la comunidad andina de Chiapa,
toma como unidad superior de riego una ‘mita’ (aymara: turno) de agua, que
corresponde a 9 horas de riego. La unidad inferior y única, que sigue a la mita,
es el taypi (aymara: centro o medio) y corresponde a 3 horas de riego. Pero
estas aguas son ‘aguas que corren’ y no se almacenan en el estanque por lo
que no pueden ser controladas por las marcas de este. De ahí quizás su
diferencia con las aguas de Pica, que sí se regulan por la acumulación en
cochas (Martínez 1987:170).
11
En nuestra visita al oasis de Pica en agosto de 1998, pudimos constatar que el
estanque o cocha de Miraflores se encontraba dividido por 4 marcas o
peldaños que indicaban el volumen de agua asignado por chacra. La
equivalencia con las cochadas se establecer de esta manera: 4 peldaños = 1
cochada; 2 peldaños = Media cochada y 1 peldaño = un cuarto de cochada de
agua.
12
Recopilación de Leyes de los Reynos de las Indias, Tomo Segundo, Libro Sexto,
Título 3, Ley XIV.
9
10
13
El agua era repartida en dos mitas, la primera correspondía a los españoles y se
dividía en 4 días de 24 horas de riego para las haciendas de Matilla, los tres
días restantes se destinaban al riego de las heredades de Quisma
perteneciente a los indios. ANHJI, leg. 1, pza. 1, Toma de terrenos en el Valle
de Quisma, Matilla 1756, fj. 2r.
14
ANHJI, leg. 1, pza. 1 Toma de terrenos en el Valle de Quisma, Matilla 1756; leg
2237, pza 2, Francisco Rodó contra José Cáceres por derechos de agua:
Testimonio de Tiburcio Palacios, cacique y recaudador de los indios de
Quisma, Quisma 9/1/1826, fj.1; Declaración de Francisco Rodó en contra de
José Cáceres, Quisma Julio de 1888, fjs. 18r-19r, y que se refiere a una Real
Cédula del año de 1659 en que se establece la "tenencia y dominio de tierras
en el Valle de Quisma por parte de indios..
15
Un ejemplo de este fenómeno de concentración de tierras y aguas por españoles, se
observa en Cochabamba donde: "el monopolio de la propiedad de la tierra y el
agua por parte de los españoles constituía la contraparte a la formación de un
campesinado indígena sin tierra" (Larson 1983: 50)
10
11
16
ANHJI, leg. 306, pza. 1, Partición de una viña. Matilla 1767, fjs. 1r-2r.
17
Ibid, fj. 2v.
18
Modalidad definida por Rischard (1990) para la zona de Trujillo. Hemos utilizado el
termino para referirnos al uso en común de una acequia por varias propiedades,
pero diferimos de la definición de Rischard (1990), en cuanto a la distribución
equitativa del tiempo destinado a cada viña. El documento señala como medida
de distribución del agua, la extensión de los terrenos irrigados con parte de estos
dos días de agua, no el tiempo que se utiliza.
19
Joseph de Echeverría se encargaba del riego por el "maior beneficio en el riego por lo
inmediato, que a el esta la parte de viña, que por suerte salio a mi favor..."
.ANHJI, leg. 306, pza. 1, Partición de una viña, Matilla 1767, fj. 2v.
11
12
obligaciones con las que se cargaban las haciendas, tales como las
capellanías, censos, hipotecas, etc., que se traspasaban junto al agua20.
Otro juicio en el cual se observan las normas asumidas por la población del
Oasis al momento de distribuir las aguas de vertientes es presentado por los
comuneros de una de las acequias principales de Matilla en el año de 1787, en
el cual se expresan las obligaciones y deberes asumidos por el usuario de una
mita. Este expediente nos ilustra nítidamente el carácter comunal de ciertos
trabajos de mantención y limpia de cauce de estas obras hidráulicas, y los
conflictos motivados a partir de la obstrucción deliberada o no de los derechos
de riego21. Para graficar mejor este punto, hemos realizado una detallada
identificación de los motivos que generalmente provocaban la aparición de
inconvenientes en el seno de los usuarios de una mita, observando a lo menos
tres problemas frecuentes:
1. La limpia de “los ojos de las aguas” expresión relacionada a la mantención
de la vertiente utilizada por la acequia, y que provocaba la disminución del flujo
del recurso hídrico.
2. El mantenimiento del cauce de la acequia libre de arena y residuos
vegetales.
3. El aseo de la cocha o estanque receptor del agua.
De todos estos deberes señalados, el más importante fue el de respetar los
cursos de los canales que hasta esa fecha se hallaban construidos en la
región aledaña al valle de Matilla, principalmente porque ya no se podían erigir
más acequias sin que disminuyera el caudal acostumbrado en el riego de las
haciendas existentes22.
Del análisis de los datos hasta aquí presentados concluimos que la agrupación
de las mitas de agua a partir de la identificación de las fuentes que la
generaban, tuvo otra clasificación dirigida a reconocer la procedencia de la
misma según los cauces que la conducían. La mita no se constituyó como un
elemento exclusivo de la vertiente, adscribiéndose también al flujo que la
distribuía.
La compraventa: un mecanismo mercantil de posesión de aguas
Es natural para nosotros el suponer que la compra de cualquier predio agrícola
incluye en su precio de venta la adjudicación de ciertos recursos hídricos que
sustenten su producción. Pero en aquellas sociedades donde este se presenta
como un bien escaso, lo natural es regular su acceso y posesión. Los contratos
20
El censo consistía en "la sujeción de un inmueble al pago de una pensión anual,
generalmente un cinco por ciento del dinero o especies obtenidos en la operación
a beneficio de quien señalase que prestaba el capital, cuyo monto total era
llamado 'el principal'" (Muñoz 1985:175). El censo se dejaba gravado a la tierra no
al solicitante, por lo que cualquier operación que se realizara con la tierra
implicaba que la deuda se traspasaba, es decir, si se vendía, dividía o heredaba,
el nuevo dueño quedaba con la obligación de pagar los réditos.
21
ANHJI, leg. 159, pza. 6, Despojo de derecho a usar aguas, Matilla 1787, fjs. 1r-7r.
22
Ibid, fjs. 4r-7r.
12
13
23
ANHJI, leg.607, pieza 13, Testamento, Matilla 1786, fj. 12r.
24
ANHJI, leg. 767, pza. 2, Protocolización de contrato de venta de una mita de agua,
Matilla, fj. 21r.; ANHJI, leg. 607, pza. 13, Testamento, Matilla 1786, fj. 12r
25
ANHJI, 767, pza. 2, Protocolización de contrato de venta de una mita de agua,
Matilla, fj. 18v.
26
Ibid., fj. 18v.
27
Ibid.
13
14
28
ANHJI., leg. 1098, pza. 1, Repartición de tierras, Pica 1735, fj. 8r.
29
María Arroyo de la Fuente estuvo casada con Gregorio Morales. No sabemos si esta
agua la ocupó en la hacienda de Mariquilla o en la del Majuelo donde poseía la
doceava parte de media hacienda. ANHJI, leg. 767, pza. 2, Escritura de
compromiso, Matilla, fj. 1r.-1v..
14
15
propasasen con perjuisio de Ignacio Nuñez o su Padre quedan estos debolver los
seiscientos sesenta y seis pesos y seis reales a los dichos compradores” 30.
En caso de que esta norma no se cumpla, los vendedores mantienen el
derecho de anular la venta previa devolución del importe cancelado.
Recordemos que entre las obligaciones de todas las mitas hasta ahora
estudiadas estaban aquellas cláusulas tendientes a proteger a los usuarios de
los abusos sostenidos por uno o más de los beneficiados de ésta. En el caso
de la venta del agua sin tierra, las limitaciones sostenidas por el vendedor
debieron ser aún mayores. Entendiendo que para trasladar el recurso hídrico
se hacía necesario poseer todo un sistema hidráulico que permitiera hacer
efectivo el uso del agua sobre la tierra. Además, debido a las implicaciones
comunales del recurso transado, cualquier venta requería de una modificación
de las obligaciones de mantención del sistema de acequias y estanques
utilizados en la mita. Quizás, debido a la consideración de estos innumerables
problemas al momento de adquirir una mita, es que los casos registrados en
los archivos no permiten realizar un estudio más acabado de este fenómeno,
sobre todo por presentarse como hechos aislados.
De estos, nosotros sólo hemos podido encontrar tres expedientes de compra
de este vital recurso. El primero corresponde a 1789, fecha en que Juan
Andrés Isola vende a Francisco Baltierra y Agustina Loayza 36 horas de agua
de escurrajas cada 15 días destinadas hasta ese entonces al cultivo de la
hacienda de San Pablo31. Estas aguas habían sido adquiridas en 1774, junto a
la viña San Pablo, por Domingo Isola de Diego García Iglesias. Como se ve, las
aguas se desvinculaban de la tierra comercializándose por separado a un
precio de 750 pesos, identificando claramente el vendedor que estas no
pertenecen a la mita de ninguna vertiente32. En la escritura de compra se
registró que la viña mantenía sus derechos sobre dos días de 12 horas de la
mita de Quisma.
Recordemos que la mita se define según dos variables, la fuente de agua y la
infraestructura hídrica utilizada para su traslado, ambas variables juntas
conforman un turno de agua. Por lo mismo no es de extrañar que en este caso
se mantengan derechos sobre dos mitas distintas pero con una misma fuente
de agua.
Por último, poseemos datos sobre dos casos ubicados durante los primeros
años del siglo XIX en los que se establece la venta de agua destinada al cultivo
de extensiones agrícolas. Uno de ellos, es la compra realizada por Ambrosio
Morales a Vicente Robellat de medio día de agua en 4.000 pesos que tuvo
como fin el aumento de la producción de los sarmientos mantenidos en su
hacienda llamada El Olibo33. Este documento resulta extremadamente
interesante en tanto que es el primero que encontramos en donde se
mencionan datos relativos al incremento de la producción de un predio tras la
mejora de su riego. Antes de la compra de este medio día de agua, la
producción de la viña escasamente bordeaba las 60 botijas de vino anuales,
30
Ibid, fj. 8v.
31
ANHJI, leg. 508, pza. 4, Venta de una viña, 28/11/1789, fj.1r.-2v.
32
Ibid., fsj.1r.-2v.
33
ANHJI, 2107, pza. 4, Testamento de Ambrosio Morales, Matilla 1903, fj. 25v.
15
16
cifra bastante modesta para un predio de regular tamaño, luego del incremento
del riego la cosecha alcanzó a rendir 300 botijas de vino anuales, es decir la
producción de la hacienda se incrementó en un 500%, un aumento bastante
significativo34.
El segundo caso, es la venta realizada en 1814 por varios interesados de 4
horas de agua a Alberto Ceballos35. No sabemos cuantos son los vendedores
de estas tierras, pero de estos uno parece pertenecer a los herederos de las
tierras de Quisma. El testimonio de venta lo realizó Jacinto Rios, casado con
Paula Vargas quien era descendiente de María Antonia Guacte, indígena que
poseía tierras y aguas a la bajada del valle de Pica. Las horas señaladas en la
venta estaban destinadas al riego de esta propiedad36. No conocemos las
razones que impulsaron a los herederos de María Antonia Guacte a desvincular
ambos recursos, pero suponemos, por la lectura del testimonio de Ríos, que
tras la muerte de la susodicha la tierra fue abandonada concluyendo con la
desaparición de los cultivos con tanto esfuerzo levantados37.
34
Ibid, fj. 25v
35
Alberto Ceballos en 1799 es co-propietario del Socavón de San Isidro. ANHJI, leg. 306,
pza. 7, Construcción de un pozo, Pica 1799, fjs.1r.-4r.
36
ANHJI, leg. 902, pza. 12, Cobro de pesos por posesión de tierra, Pica 1814, fj.1r., 13r.
37
Ibid, fj. 13r
38
El cultivo principal de estos grupos humanos fue el maíz, que completaban con el
cultivo de ajices, porotos, calabazas y zapallos. Además utilizaban los frutos del
chañar, algarrobo y de la totora (Castro 1998).
39
Hablamos de “desajuste infraestructural”, en la medida que con las tecnologías
disponibles en el Oasis no se podía provocar una extensión de las áreas de
cultivos.
16
17
un lado, mantener los terrenos cultivados, y, por otro, extender las zonas de
siembra hacia lugares aledaños al Pueblo de Pica y Matilla que hasta ese
momento se encontraban incultos. Podemos suponer que la conversión de los
cultivos, ahora dirigidos al comercio40, habría forzado a los nuevos residentes a
conseguir otros abastecimientos de agua permanente, independiente de la que
proporcionaban las vertientes, debido a que estas ya tenían sus turnos de agua
completamente distribuidos entre las haciendas existentes.
La construcción de nuevos sistemas de riego conocidos como “socavones”,
fue la forma de ampliar los cultivos de viña que, desde fines del siglo XVI, se
situaron en Matilla y posteriormente en Pica (Galli y Dingman 1962; Bermúdez:
1987; Advis 1995).
Construcción de socavones
“digo que yo tengo una viña que he plantado en los confines de este dicho valle
en tierras ereasas y sin agua la qual he sacado por un socabon a mi costa
diligencia y trabajo” 41
Esta es parte de la petición que en 1673 realizó el hacendado y vecino del
pueblo de Pica, Diego Díaz de Ceballos42. En ella solicita que se regule la
propiedad de los derechos a unas tierras que posee en las afueras del valle de
Pica. Su requerimiento utilizó como recurso de poder el hecho de que la
producción recogida de estas tierras había sido fruto del trabajo e inversión que
en ella volcó.
En 1642, Pedro López de Aller, vecino de la Villa de Potosí, compró de los
bienes de Doña Clara Hurtado de Mendoza43 una viña y tierras ubicadas en el
oasis de Pica denominadas con el nombre de Algarrobal. Junto a esta
propiedad, López de Aller adquirió unos terrenos vacíos, adyacentes a la
nombrada pertenencia, los que entregó posteriormente a Diego Díaz de
Ceballos, su yerno desde 1657. En 1673, cuando Díaz de Ceballos realizó los
trámites para que, de una parte, existiera constancia de los títulos de propiedad
que disfrutaba, y de otra se le entregaran las tierras cercanas a su posesión, el
Teniente Corregidor, en ese entonces el Capitán Don Pedro Muñoz Rodríguez,
ordenó se realizaran las indagaciones habituales que permitieran el dominio del
predio. Para efectuar esta diligencia requirió la presencia de Lorenzo Caques,
curaca del pueblo de Pica, de Juan Caucoto, su segunda persona, y de
40
Principalmente la inserción de cultivos comerciales representados en el Oasis por la
plantación de vides.
41
Archivo Nacional Histórico, Notarial de Tarapacá, desde ahora ANHNT, vol. 1,
Petición de tierras realengas por mejoras, Matilla 19/9/1673, fj. 40v.
42
El Capitán Diego Díaz de Ceballos llega al Oasis de Pica entre 1651-1675
procedente desde España. Se desposa en 1657 con Doña Andrea López de
Guevara en la Iglesia de San Andrés de Pica (Advis, 1995).
43
Las tierras habían sido otorgadas por el virrey del Perú, señor Príncipe de
Esquilache, a Don Fernando Marques de Moscoso, de quien la compró Doña
María de Peñalosa mujer de Pedro de Cordova Mejía, madre de Agustín De
Mejía de Cordova primer marido de María Margarita Malo de Molina, madre de
Clara Hurtado de Mendoza y consorte del General Bernardino Hurtado de
Mendoza. ANHNT, vol1., Escritura de traspaso de las tierras de doña Clara
Hurtado de Mendoza a Don Pedro López de Aller, Pica 3/1271619, fj. 39v.
17
18
algunos principales para establecer si las tierras formaban parte de las tasas de
indios; cuestión relevante para dirimir la pertenencia o no de la composición44.
Estos declararon que las tierras reclamadas en composición, al igual que las
que se ocupaban en la viña de Diego Díaz de Ceballos, no pertenecían a la
tasa de indios debido a que la habilitación de estos terrenos se realizaba hacía
más de diez años atrás utilizando en su cultivo la corriente de un socavón,
propiedad de Ceballos, y no las aguas de la mita del valle de Quisma.
Agregaron además que los terrenos que pretendía Ceballos se encontraban a
más de tres cuadras del pueblo. Debido a estas razones, dichos terrenos
pudieron ser compuestos.
De la declaración de los principales indígenas concluimos que la construcción
del socavón de Diego Díaz de Ceballos se llevó a cabo a mediados del siglo
XVII y que las aguas ocupadas por estos sistemas no eran propiedad de los
indios. Los documentos indican que el socavón construido por Ceballos se
encontraba en erección por lo menos a principios de la década de 1660, ya que
la donación se realizó después de 1657, fecha en que se casó con Andrea de
Aller y Guevara (Advis 1995: 17). Tras la exposición de estos datos, estamos
estableciendo la construcción de los socavones 58 años antes del primer caso
documentado por Villalobos para el año 1718 (1979: 97).
Con respecto a la ubicación física de este socavón, las informaciones
entregadas en los documentos son escasas. Bermúdez (1987) y Advis (1995)
sostienen que la hacienda de Comiña, propiedad de la familia López de Aller,
ya se explotaba a mediados del siglo XVII, pero no se ha ubicado ningún
documento definitivo al respecto. Los antecedentes disponibles señalan que en
1718 se encontraba Francisco Blanco realizando labores de mantención al
socavón de Comiña45, en la hacienda del mismo nombre.
Tras la muerte de Pedro López de Aller, sus herederos distribuyeron sus
bienes y propiedades, quedando en posesión de Andrea de Aller algunos
retazos de tierras y la viña de su marido. Ambas propiedades fueron
posteriormente divididas entre sus tres hijos, al igual que las aguas que
recolectaba el socavón que irrigaba ambas viñas. La heredad que erigió
Andrea de Aller y Guevara se fracciona en 1718 entre sus dos hijas, Melchora y
Anastacia Díaz de Ceballos46, pasando a ser titulares de estas sus respectivos
consortes. Como vemos en el cuadro 4, las aguas del socavón que irriga
ambas viñas quedó dividida entre sus usuarios en tres partes, conservando la
mayor ración de ellas José Díaz de Ceballos.
44
ANHNT, vol 1., Testimonio de Lorenzo Caques y Juan Caucoto, representantes del
común de Indios de Pica, Pica 20/9/1673, fjs. 41r.41v.
45
ANHJI, leg. 607, pza. 1, Reconocimiento de derecho a herencia, Pica 1751, fjs. 3r.-
3v..
46
En 1718, Juan Romano de Castro estuvo unido con Doña Melchora Díaz de
Ceballos y presumimos que Anastacia Díaz de Ceballos está unida a José de
Contreras Sarmientos, por lo que las tierras que se miden y dividen son
recibidas como herencia de sus progenitores.
18
19
Cuadro 4 División de las aguas del socavón construido por Diego Díaz de
Ceballos
Aguas del Socavón Propietarios
%
25 % Anastacia Días de
Cevallos
25 % Melchora Díaz de
Cevallos
50 % José Díaz de Ceballos
Fuente: (ANT, vol 1, Escritura de venta de tierras de sucesión Romano de
Castro a Matías de Soto, Pica 22 /11/1756, fjs., 53r.-54v)
En 1718 se encuentra en labor un rasgo de socavón47 de propiedad del
Licenciado Joseph de la Fuente y Haro. No hemos podido definir claramente la
zona en la cual se llevó a cabo la construcción de esta instalación, sólo
sabemos que pasaba por un costado de las propiedades de Juan Romano de
Castro y José de Contreras Sarmiento, y aledaño al camino que iba a Matilla48.
Por la misma fecha se encuentra Francisco Blanco, dueño de las viñas el
Majuelo y Comiña, realizando faenas de reconstrucción de un socavón en su
propiedad ubicada en el paraje de Comiña49. Las obras que realizó fueron
correr el frontón y limpiar su interior, con lo cual consigue incrementar la
proporción de agua requerida para replantar y aumentar la producción de sus
cultivos50. Esta tarea la realizó de forma conjunta con Julián de Soto, quien
había obtenido la mitad de la viña de Comiña producto de la venta realizada
por Juan de Loaiza.
En 1756 los herederos de Juan Romano de Castro venden su propiedad,
recibida en herencia, a Don Matías de Soto en la cantidad de dos mil pesos, a
condición de alargar doscientas varas el socavón que poseían en compañía
con Enrique de Contreras51. Este socavón lo había comenzado a construir Juan
Romano de Castro en la década de 172052.
El socavón que irriga las tierras de Matías de Soto y Enrique de Contreras, fue
el del Puquio del Carmen. Considerado en 1893 por Billinghurst como una de
las galerías más importantes tanto por su longitud - que alcanzaba en esa
fecha los 2.200 metros- como por la cantidad y calidad de sus aguas.
47
Nos referimos a un “rasgo” de socavón al comienzo de las faenas de construcción
de los pozos o lumbreras, la excavación de túneles, etc, pero que aún no se
encuentra en funcionamiento.
48
ANHNT, vol. 1, Medición de las tierras de Juan Romano de Castro y José Contreras
Sarmiento, Pica 10/11/1718, fjs 50r.-50v.
49
Sergio Villalobos, hace referencia de estas faenas de reconstrucción de un
socavón, pero él las ubica en la propiedad del Majuelo, en tanto que el socavón
se encuentra en Comiña (Villalobos 1979:97).
50
ANHJI, leg. 607, pza. 1, Reconocimiento de derecho a herencia, Pica 1751, fjs.
3r.38v..
51
La parte que le correspondía a Enrique Contreras fue adquirida tras aportar el mayor
capital para su construcción. ANHNT, vol.1, Escritura de venta de tierras de
Sucesión Romano de Castro a Matías de Soto, Pica 22/11/1756, fj. 56r.
52
Ibid, fjs.56r.-57r.
19
20
53
Descripción del Partido de Tarapacá de Antonio de O´Brien, septiembre de 1765, fj.
40v.
54
O’Brien describe el socavón como un conducto de “una vara de ancho y dos y
media a tres de alto”. Si seguimos la medida que nos entrega el Diccionario de
la longitud de una vara nos da el siguiente dato: un socavón tiene de ancho
0.835 metros de ancho por 2,087 o 2.505 metros de alto.
55
Por lo menos en Azapa,1765 fue un año de gran sequía inserto en un período que
comenzó en 1763 y concluyó en 1768. Datos entregados por Francisco
Henríquez, Hacienda y Economía Colonial: Azapa Siglo XVIII , pág.117, 1998.
56
ANHJI, leg. 306, pza. 7, Construcción de un pozo, Pica 1799, fjs.1r.-4r.
57
Es sorprendente que ya en 1799 se había construido más de la mitad de la longitud
que tendrá el socavón de San Isidro en 1881. Billinghurst determina una
extensión de 560 metros para la galería de San Isidro.
20
21
por lo menos en Pica, la tesis presentada por Villalobos (1979) sobre que fue el
auge de Huantajaya la causa de la incorporación de nuevas tierras a la
producción de la zona. Por el contrario, pensamos que la valorización de las
tierras en Pica se produjo durante el siglo XVII, existiendo una fuerte presión
sobre el suelo y el agua producto de la alta producción de vino comercializado
en los mercados altoandinos (circuitos regionales) y locales, y principalmente al
agotamiento de los terrenos hábiles para ser entregadas en nuevas
composiciones. El aumento de la población del oasis no fue equivalente al
aumento en la disposición de recursos explotables, el acceso por compra y
sucesión fue la única alternativa que tuvieron los habitantes del siglo XVIII de
acceder a un pedazo de tierras o una mita de agua, las que al disminuir
acentúan los conflictos.
Capitales e Inversiones: distribución de las aguas subterráneas
Las inversiones en el agro representadas en la edificación de socavones, por
medio de los cuales se extendieron los cultivos hacia zonas completamente
áridas, se verán acompañadas de su propia forma de distribución de las aguas
proporcionadas por estos sistemas. La distribución será asociada, en algunos
casos, al grado de inversión que realicen sus usuarios, y en otros bajo las ya
tradicionales formas de traspaso por sucesión y venta.
Nosotros creemos que quizás lo más relevante del acceso a este sistema es
que, debido a su carácter de privado, por la participación de algunos socios
capitalistas en las obras, los usuarios convienen la división de las aguas según
su intervención en la mantención y construcción del socavón58.
El socavón de Comiña
En la rehabilitación del socavón de Comiña durante 1718 participaron
Francisco Blanco y Julián de Soto59. Tras el aluvión que asoló las viñas de
Matilla y Pica ese año, los propietarios se dedicaron a la rehabilitación de sus
predios.
En 1756, cuando se realizó un interrogatorio sobre los adelantos que
efectuaron en las viñas del Majuelo y Comiña estos propietarios, los testigos
declararon que Julián de Soto y Francisco Blanco habían trabajado
conjuntamente el socavón de Comiña a costa de bastante dinero, tras lo cual
dividieron las aguas en una mita de 15 días.
Por los datos obtenidos en los documentos, sabemos que la construcción de un
socavón fluctuaba entre los 3.000 y los 8.000 pesos según los tipos de faenas
requeridas, costo que difícilmente podía cubrirse con el patrimonio de un solo
interesado, por lo cual la modalidad de la asociación se hizo común en estas
faenas.
58
Recordemos que en las mitas de vertientes, si bien las tareas de limpia y
mantención de las acequias y cochas se establecieron como una obligación
general a todos los usuarios, esta no supone por sí sola una participación
mayor en el riego.
59
ANHJI, leg. 607, Reconocimiento de derecho a herencia, Pica 1751, fj. 21r.
21
22
Puquio El Carmen
Esta galería fue construida por Juan Romano de Castro en compañía de
Enrique Contreras Sarmiento en la década de 1720. En 1756 Juan, María y
Josefa Romano de Castro traspasan la viña del Carmen a Matías de Soto en la
cantidad de 2.000 pesos, insertando en la compra el uso del agua
proporcionada por el socavón del puquio El Carmen60. Lo interesante de esta
transacción es que en el contrato de venta de la viña se estipulaba cierta
disposición que debía cumplir Matías de Soto, dirigida a asegurar la ejecución
de las obras de extensión del socavón. Debido a que Enrique Contreras había
gastado más en la construcción, para igualar su inversión se había convenido
trabajar 200 varas, aumentando de esta forma el caudal y beneficiando a
ambos usuarios. Podemos inferir que los herederos de Juan Romano de Castro
no pudieron realizar estas obras, por lo cual pusieron como condición en parte
de pago que el comprador se encargara de efectuar estas faenas.
Este trato se llevó a cabo hasta 1774, fecha en la que se vuelven realizar
faenas de limpia del socavón y construcción de un estanque de cal y canto61.
Don Matías de Soto invirtió 8.000 pesos, de los cuales 4.000 debieron ser
pagados por Teresa Contreras, hija de Enrique de Contreras, por el beneficio
que obtenía de estas obras. Teresa de Contreras no pudo cancelar esta suma,
por lo que decidieron que la forma de pago sería redistribuir las mitas de agua.
Socavón de San Isidro
Otro caso de inversión en la edificación de un socavón se registra en 1799, tras
una asociación de faenas en la galería filtrante de San Isidro. Sus propietarios,
Domingo y Josefa Almonte, en compañía de Nicolás de Echeverría y Alberto
Ceballos, habían corrido 500 varas de las cuales solo los dos últimos habían
cancelado su construcción62. En febrero de 1799, Ceballos y Echeverría que
pretendían proseguir con las faenas de construcción de una lumbrera, se ven
obstaculizados por los Almontes quienes no deseaban seguir construyendo.
Esto se debía al elevado costo de las obras, ascendentes en ese momento a
3.000 pesos, y que debían ser canceladas por los usuarios.
Tras el análisis los datos, podemos describir algunas condiciones que nos
lleven a clarificar el sistema de uso de estos costosos sistemas de regadío:
Su construcción se llevó a cabo comúnmente en Compañía, debido
principalmente a su elevado costo de construcción y mantención, por ejemplo
pagar jornales, herramientas, realizar limpias del túnel continuamente por los
sucesivos desplomamientos, etc.
Los terrenos irrigados quedaban generalmente apartados de cualquier flujo de
agua permanente de afloración natural.
60
ANHNT, vol. 1, Escritura de venta de tierras de sucesión Romano de Castro a
Matías de Soto, Pica 22/11/1756, fj. 54r.
61
ANHNT, vol. 1, Acuerdo de división de aguas de un socavón. Juan Enríquez y
Teresa de Contreras entregan a Matías de soto agua por mejoras hechas, Pica
30/12/1774, fjs. 55r-57v.
62
ANHJI, leg. 306, pza. 7, Construcción de un pozo, Pica 1799, fjs. 1r-4r.
22
23
23
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1983 “Aldeas Tarapaqueñas, notas y comentarios”. Chungará No10:29-37,
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26
La Hidráulica en la Revolución Cubana
Por: Dr. Rolando García Blanco
Museo Nacional de Historia de las Ciencias “Carlos J. Finlay”, CUBA
rolando.garcia@infomed.sld.cu
Con respecto al relieve del territorio insular, éste se caracteriza por la presencia de
terrazas marinas y fluviales, el desarrollo especial del carso y los tipos de costas
biogénicas, así como por el predominio de pendientes desnudas o con una
cobertura poco potente de sedimentos suelos, los cuales resultan intensamente
lavados en los períodos lluviosos. De igual forma es predominante el relieve de
llanuras, las cuales cubren el 75% del territorio, y en total existe un 4% del área
del país ocupada por humedales. Finalmente, existen 4 macizos montañosos con
una extensión territorial de 1 959 400 hectáreas, lo cual representa el 18% de la
superficie total del archipiélago, con alturas de casi 2 000 msnm. en la región
oriental. 1
1
“Cuba. Caracterización”, En: Breve Panorámica de los Recursos Hidráulicos en Cuba, Instituto
Nacional de Recursos Hidráulicos, La Habana, septiembre de 2001, p. 1.
2
2
Ver: García Blanco, Rolando y et. al.: Una Obra Maestra: el Acueducto Albear de La Habana,
Editorial Científico-Técnica, La Habana, 2002.
3
3
“Para garantizar salud: acueductos y alcantarillados”, En: Revista Voluntad Hidráulica, Número
Especial, Año XIX, La Habana, 1982, pp. 66-67.
4
Fontanills Seisdedos, Luis A.: “Dos compromisos con el pueblo: agua potable y saneamiento
ambiental”, En: Voluntad Hidráulica, Año XL, La Habana, 2002, pp. 32-34.
4
Un paso inicial encaminado a sentar las bases de esta importante esfera del
desarrollo social, fue la creación de la Comisión Nacional de Acueducto y
Alcantarillado (CONACA), concebida como una "corporación oficial, con carácter
autónomo y personalidad jurídica propia", según el texto de la Ley No 168 del
Gobierno Revolucionario, aprobada en marzo de 1959, con el objetivo de que
asumiese la labor de administración, operación y mantenimiento de los escasos
recursos en materia de acueductos y alcantarillados que existían por entonces en
el país.6
Muestra de la priorización que tuvo este sector desde un inicio puede valorarse en
las palabras de Fidel Castro, pronunciadas el 10 de agosto de 1963, con motivo
del primer aniversario de la fundación del Instituto Nacional de Recursos
Hidráulicos, cuando expresó:
Por otra parte, hacia fines del mencionado año 1963 fue creada la Empresa
Constructora de Obras Hidráulicas, integrada por profesionales que decidieron
encarar las nuevas necesidades del país en esta rama del desarrollo social, entre
las cuales figuraron en los momentos iniciales la presa de “Paso Malo” y el drenaje
de la Ciénaga de Zapata. Otra entidad que también vio la luz por aquel entonces
fue la Empresa de Equipos Hidráulicos, subordinada al Instituto Nacional de
Recursos Hidráulicos, la que acometió la ejecución de obras menores.
8
Castro Ruz, Fidel: “Discurso en el acto por la conmemoración de la creación del Instituto Nacional
de Recursos Hidráulicos. La Habana. 10 de agosto de 1963”, En: Fidel Castro. La Voluntad
Hidráulica en Cuba (1959-1979), Tomo 1, Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, La Habana,
2000, p. 25.
6
9
“El paisaje se transforma”, En: Revista Voluntad Hidráulica, Número Especial, Año XIX, La
Habana, 1982, pp. 53-55.
7
10
“El paisaje se transforma”, En: Ibid., pp. 56-57.
8
“en determinado momento hubo una gran voluntad hidráulica en el país, que
se fue desarrollando desde el ciclón Flora y las devastadoras inundaciones
que produjeron pérdidas de más de mil vidas y grandes daños económicos
(...) esa voluntad adquirió gran fuerza en la década que va de 1965 a 1975 y
posteriormente decayó progresivamente. Faltaron asignaciones, recursos en
los planes y decayó en general la intensidad del trabajo en la construcción de
presas y sistemas de riego”.12
No obstante, sólo unos meses más tarde, e insistiendo sobre el tema, valoró el
resultado inicial de las medidas aplicadas por el Estado cubano y evaluó las
perspectivas inmediatas y mediatas de la siguiente forma:
14
“Decreto-Ley Número 114 de creación del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos”, En:
Gaceta Oficial de la República de Cuba (Extraordinaria), Año LXXXVII, Número 10, La Habana, 6
de junio de 1989, pp. 54-55.
11
Ahora bien, durante la primera mitad de la década de los años de 1990, y como
resultado de la desaparición de la Comunidad Socialista, Cuba perdió el acceso a
sus mercados tradicionales, lo cual requirió de una reorganización de la economía
en su conjunto, que obligó al país a realizar sacrificios extraordinarios en todas las
esferas de la sociedad. En el transcurso de estos años, la escasez de recursos
financieros obligó a dedicar los esfuerzos fundamentales hacia las siguiente
direcciones:
TOTAL 1980-2000
PROVINCIA COMUNIDAD POBLACIÓN
TERMINADA BENEFICIADA
Pinar del Río 184 124 749
La Habana 161 171 943
Ciudad de La Habana 14 2 667
Matanzas 123 76 341
Villa Clara 207 118 345
Cienfuegos 195 87 202
Sancti Spíritus 179 96 775
Ciego de Ávila 150 105 193
Camagüey 160 75 724
Las Tunas 290 148 013
Holguín 280 217 498
Granma 531 260 542
Santiago de Cuba 327 158 305
Guantánamo 265 118 395
Isla de la Juventud 59 15 680
TOTAL 3 128 1 777 372
18
Pupo Serrano, Edilberto: “Agua para todos. La construcción de acueductos en comunidades
rurales”, En: Voluntad Hidráulica, Año XL, La Habana, 2002, p. 36
13
19
Ver: Aguirre Hernández, Aymee: “Los recursos hidráulicos en cifras”, En: Voluntad Hidráulica,
Año XL, La Habana, 2002, p. 15-19.
14
económica.20
Por eso hoy, con el ferviente optimismo de quienes labran con mano segura un
provenir mejor para las futuras generaciones, donde la ciencia no sea el
instrumento para satisfacer la riqueza y opulencia de unos pocos, sino la vía para
el logro del bienestar material y espiritual de todo un pueblo, cobran especial
sentido las palabras pronunciadas por el Presidente Fidel Castro, cuando
expresara:
20
Fontanills Seisdedos, Luis A.: “Dos compromisos con el pueblo: agua potable y saneamiento
ambiental”, En: Ibid., pp. 32-34.
21
Castro Ruz, Fidel: “Discurso en el acto de clausura de la III Conferencia Nacional de las Brigadas
Técnicas Juveniles. La Habana, 13 de septiembre de 1974”, En: Granma, 16 de septiembre de
1974, p. 2.
15
BIBIOGRAFÍA
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Recursos Hidráulicos, La Habana, septiembre de 2001.
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9. “Decreto-Ley Número 114 de creación del Instituto Nacional de Recursos
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García, Patricia (ed.): Agua, Cultura y Sociedad en México, El Colegio de
Michoacán - Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, Zamora, Michoacán,
México, 2002, pp. 67-88.
18. García Blanco, Rolando y et. al.: Una Obra Maestra: el Acueducto Albear de La
Habana, Editorial Científico-Técnica, La Habana, 2002.
19. Introducción a la hidráulica e introducción a viales: programa técnico medio; curso
diurno, Editorial Pueblo y Educación, La Habana, 1984.
20. Junta Central de Planificación: Planificación de la hidroeconomía, el medio
ambiente y uso racional de los recursos naturales, Junta Central de Planificación,
La Habana, 1987.
16
RESUMEN
Esta ponencia trata de la descripción del sistema de riego actual en las localidades de Antofagasta de la
Sierra y El Peñón ubicadas en la zona puneña de la Provincia de Catamarca. Cultivos prehispánicos como papas,
maíz y habas y europeos como, especialmente, alfalfa, algunas hortalizas y álamos en una de las aldeas tratadas,
se logran en esta región mediante un sistema de turnos que utiliza diversas fuentes de agua. La información fue
registrada en trabajos de campo realizados entre 1995 y 2002.
En este estudio se hará especialmente hincapié en la articulación entre el grupo de usuarios -sus creencias
y usos consuetudinarios-, las fuentes de agua, la infraestructura, las zonas de aplicación y la Ley Provincial de
Aguas, aplicada desde hace unos 30 años. Además se analizará cómo se relaciona la gestión individual o familiar
con las obligaciones colectivas, produciendo ciertas tensiones y conflictos.
PALABRAS CLAVES
1
INTRODUCCIÓN
La porción de territorio argentino correspondiente al altiplano andino, llamado “Puna” se ubica entre los
22º y 27 º de latitud Sur y entre los 65º 10’ y 68º 50’ de longitud Oeste. El paralelo 24 la divide en un sector
norte o boreal y uno sur. Es continuación del altiplano peruano- boliviano, y puede definirse como un desierto de
altura cruzado por numerosos cordones montañosos.
El ambiente sumamente seco presenta ciertas características similares en toda la Puna: escasez de lluvias
(100 mm anuales de máxima) en período estival, baja presión atmosférica, intensa radiación solar debida a la
altitud, gran amplitud térmica diurna- nocturna y estacional, vegetación escasa, limitada al tipo arbustivo
xerófilo y halófilo, estepa y vegas, irregular distribución de nutrientes, que se concentran en fondos de cuenca
endorreicos y quebradas altas. La mayoría de las cuencas hidrográficas son semi permanentes o no permanentes.
Estas cuencas cerradas desaguan, en general, en lagunas de tipo terminal ubicadas en fondos de cuencas
sedimentarias. Las condiciones de humedad disminuyen con el aumento de la latitud y en general, de este a oeste
(Olivera, 2000: 7).
Se pueden distinguir en la Puna Argentina dos grandes sectores con características ambientales un tanto
diferentes: la Puna seca y la salada. Dentro de un mismo marco desértico, la segunda es aún más árida y con
mayor presencia de salares. (Santoro y Núñez, 1987).
La villa de Antofagasta de la Sierra, ubicada en la “puna salada”, se halla a 3500 m. de altura. Es la capital
del departamento del mismo nombre, en la Provincia de Catamarca y cuenta con unos 600 habitantes.
La localidad de El Peñón, a 73 kilómetros de la Villa de Antofagasta de la Sierra, se encuentra a una altura
de 3.740 metros. Lo habitan 250 personas y desde el punto de vista demográfico, es el segundo asentamiento del
Departamento.
En líneas generales, la forma de vida de los habitantes de la zona estuvo centrada en la cría de ganado
ovino, caprino y en menor medida de llamas y en el comercio a lomo de animal para llevar su producción a los
valles donde podían adquirir los alimentos de los que carecían. Las mujeres se dedicaron en especial a la cría de
esos animales y los hombres al comercio y a empleos rentados tales como el laboreo de minas y canteras y otros
que los llevaban lejos de los puestos y aldeas puneñas. Hoy esta estructura básica se mantiene a pesar del
incremento de las migraciones y de los cambios culturales generalizados.
Si bien, debido al clima y a la escasez de agua, la agricultura es mucho menos importante en términos de
rédito económico que la ganadería, el comercio y aún el empleo público, es un complemento indispensable para
lograr el mantenimiento de los rebaños, ya que se aplica para lograr cultivos forrajeros. Los habitantes de la
aldea del Peñón, logran con el riego álamos cuyas varas se venden para techar en otras localidades del mismo
departamento y que también constituyen un suplemento económico interesante.
EL SISTEMA DE RIEGO
Los derechos al agua y los sistemas de riego en los Andes son tan diversos como extensa y variada el área
en la que se inscriben. Las vicisitudes históricas, las costumbres y modelos locales y las leyes nacionales,
además de la importancia que adquiera la agricultura y la incidencia de las migraciones, son algunos de los
factores que intervienen en la particularidad de cada sistema.
De la historia del riego y la agricultura en el departamento de Antofagasta de la Sierra se tiene noticias
antiguas pero no consecutivas.
2
De su pasado prehispánico sabemos que los conocimientos sobre explotación agrícola fueron traídos a la
zona hace aproximadamente unos 3.000 años, por grupos provenientes de los valles bajos más cercanos. Unos
1.000 años atrás hizo su aparición la Cultura Belén con complejos sistemas de regadío que, posteriormente,
volverían a ser utilizados e incluso mejorados con la llegada de los incas al lugar.
Este sistema no ha sido reutilizado por los habitantes actuales de la zona. Sólo una pequeña parte de los
canales de riego prehispánicos ubicados en la terraza del río Punilla son utilizados hoy (Tchiliguirian y Olivera,
op.cit).
Es muy poco lo que se sabe de la época colonial e independiente hasta fines del siglo XIX. En la década
del 1880, los viajeros mencionan potreros cercados de alfalfa y algún pequeño sembrado de habas, papas, maíz y
quinoa y en 1900 el primer gobernador argentino del área habla de dos potreros de buena alfalfa en Antofagasta.
Ninguno de ellos describe algún sistema de riego y parece más bien que Antofagasta era más conocida y
apreciada por las vegas naturales que permitían recuperarse a los animales, antes de iniciar el cruce de la
cordillera de los Andes, rumbo a Chile. Los actuales pobladores de Antofagasta afirman que los canales,
acequias y potreros que ahora conocen fueron construidos por las autoridades que rigieron esta aldea partir de
1900. Esto coincide con la época en la que en Argentina se construyeron las infraestructuras para riego en varias
provincias (1900-1914) que dependieron de Agua y Energía de la Nación a través de las “Direcciones o
Intendencias de Riego”. En 1981, en el caso de Catamarca, la Dirección de Riego fue transferida a la provincia y
desde entonces depende del presupuesto provincial.
Luego de esta breve introducción analizaremos la dinámica actual del sistema de riego en las localidades
de Antofagasta de la Sierra y El Peñón. Con este objetivo, identificaremos, siguiendo a Gerbrandy y Hoogendam
(1998) los diferentes aspectos presentes en todo sistema de riego: el grupo de usuarios, la fuente de agua, la
infraestructura y la zona de aplicación.
Si bien en los sistemas de riego de las localidades estudiadas podemos reconocer ciertas características
propias de las sociedades andinas, los factores mencionados se articulan de forma distinta y configuran una
realidad particular.
1. Los usuarios
A pesar de ser habitantes del altiplano andino, los antofagasteños no están organizados como ayllu o
comunidad. Tampoco recuerdan que sus antepasados lo estuvieran. Con ocupación de larga data, como dijimos
antes, siendo la villa una encrucijada de caminos, su población la constituyó gente de diferentes orígenes:
pobladores provenientes de San Pedro de Atacama (Chile hoy), “vallistos” llegados con sus animales desde las
zonas más bajas de Argentina, mineros que una vez terminado su trabajo quedaron allí, o viajeros que
conocieron el lugar al trasladar a Chile recuas de animales.
Desde 1943 Antofagasta de la Sierra se organizó políticamente como un Departamento de la Provincia de
Catamarca. Las autoridades civiles se nombraron en un principio desde la capital de la Provincia y luego el
“Intendente” y un “Senador provincial” fueron elegidos, como en cualquier otra Provincia Argentina por
sufragio universal y partidos políticos. El Intendente vive y actúa en la Villa y cada una de las pequeñas aldeas
del departamento (entre otras, El Peñón) elige a su “Delegado”.
La gestión de riego no tiene que ver con estas autoridades. Como veremos más adelante, o se gestiona en
forma privada o a través del sistema de turnos y autoridades organizado y avalado por la Dirección Provincial
de Riego.
Cuidadores de ganado por excelencia estos usuarios del riego lo utilizan para lograr alimento para sus
animales y en menor medida para ellos.
El tipo de las disputas por el uso del agua no difieren de los de otros lugares de la misma Provincia.
Los sentimientos de solidaridad en general se expresan dentro de la familia más cercana y de la misma
manera en el usufructo del agua. Dos hermanos que en vida de sus padres disputaban con otro núcleo familiar
3
por horas de riego robadas, al morir los mayores y heredar potreros o vegas con derecho a una cantidad de horas
de riego, comienzan a pelear entre ellos.
En el caso de El Peñón la importancia económica que han adquirido las plantaciones de álamos marca una
diferencia con el uso primordial que en Antofagasta tiene el agua de riego para la obtención de forraje. En
aquella aldea no hemos notado competencia entre el riego de los árboles y el riego para obtener alimento para los
animales. Creemos por el momento que esto se debe a una mayor disponibilidad relativa de agua.
2. Zonas de aplicación
Las vegas
El campo que no tiene humedad natural ni acequias que lo rieguen se llama “campo”, o “campo de
pastoreo”. Se encuentran allí pocos elementos vegetales pero después de una lluvia, los animales siempre
pastorean en el “campo”.
La humedad natural debido a la cercanía de vertientes, lagunas o ríos es lo que, en cambio, caracteriza a
las “vegas”.
Las vegas están cercadas y estos predios también llamados “potrerillos” son de propiedad privada. Los
vecinos consideran que hay que regarlas, a pesar de estar en zonas más húmedas. Si hay agua se riegan con la
misma frecuencia que la alfalfa. La vega se seca en invierno y los animales comen “vega” seca. Luego debe ser
regada para que vuelva a crecer.
La superficie de estos potrerillos no se riega por igual puesto que hay zonas más húmedas al poseer
“vertientes” o estar “empozada”. Por lo tanto se abren en la acequia diversas compuertas y se regula el riego
abriendo menos la que llevará el agua al sitio más húmedo y más las otras. Como aquí no hay “melgas” el riego
no es tan trabajoso. Se dejan las compuertas más o menos abiertas según la necesidad y se vuelve para cerrarlas
cuando el turno ha terminado.
Esta forma de cercar y de ayudar a los pastos naturales con riego también sucedía en otras zonas de la
Puna (Merlino y Rabey, 1978: 80).
Hay algunas vegas, como las formadas a los costados del río por desagüe del Punilla en la Laguna Grande
de Antofagasta (ver Mapa), que solamente se pueden regar 48 horas dos veces al año y antes de que empiecen
los turnos de riego para alfalfas y hortalizas, porque el agua no alcanza cuando todos los regantes están haciendo
uso de ese río.
Según las directivas de la Dirección de Riego Provincial, las vegas no deberían regarse y se tendría que
reservar el agua para el cultivo de la alfalfa. Los vecinos e incluso la Administradora actual del riego opinan, en
cambio, que la vega debe regarse porque “es el sostén del ganado” sobretodo en el caso de los que no tienen
posibilidades de sembrar forraje.
Naturalmente tener una vega, con humedad y pastos naturales, es algo bien apreciado. La mejor parte de la
vega o quizás la vega entera de los padres será heredada por el o la hija que los ha cuidado en la vejez. Cuando
no se tienen animales o si no hay quien los cuide y se decide venderlos, la vega se alquila a quien los tiene.
Respecto a la utilización de la vega se recurre a todos los arreglos habituales. Se puede pagar un alquiler
en pesos. El precio depende de la cantidad de hacienda que lleve quien lo alquila. También se puede hacer un
4
trato “al partir”: o sea, de la cría de los animales alimentados en la vega uno será para el dueño del rebaño y otro
para el de la vega, o se puede pagar el alquiler con carne, lana o animales vivos. Es bastante habitual que el
dueño de los animales o alguien contratado por él sea quien los cuide. En ese caso dueño o peón deberán tener
un lugar donde dormir cerca del rebaño y usarán las instalaciones – corrales por ejemplo – del dueño de la vega.
El alquiler de la vega se pacta por un año entero o por meses.
En El Peñón hay una vega comunal. Según sus pobladores es “una vega sin dueño”, y se la denomina vega
común o comunitaria. Todos los animales pueden pastorear ahí. A diferencia de lo que sucede en Antofagasta,
ésta tiene horas de riego predeterminadas por el sistema. El acceso a la vega está siendo, actualmente, motivo de
controversias entre sus usuarios, ya que muchos pobladores están cercando sectores como propios con los cual se
restringe el acceso y el sentido comunal que tenía esta vega en un principio(ver foto 2). Otras vegas de la
localidad no tienen turnos de riego porque “brota así nomás el agua”.
Los Potreros
Como hemos anticipado se llama potreros a los terrenos cultivados con alfalfa y también a las
plantaciones de álamos. Cabe destacar que la alfalfa en el altiplano andino argentino es un cultivo casi
permanente. Alfalfares de 40 ó 50 años son comunes. El suelo arenoso, las escasas lluvias y el hecho de no ser
pastoreados es la explicación de los agrónomos al dar cuenta de la diferencia con otras zonas en las que, como
excepción, esta planta dura 5 años.
Cuando los potreros son grandes se dividen en “tablones” y se riega por inundación o “por tendida”. El
agua penetra por una sola entrada y se distribuye en todo el tablón. Más trabajoso es regar melga por melga que
es el caso de terrenos más chicos, como los dedicados a las hortalizas y algunos de los de alfalfa.
De acuerdo a la fuente de agua con la que se riega, cada potrero recibirá un turno cada 15 o 20/ 30 días
pues esto depende del volumen de agua accesible, de la superficie sembrada, de la cantidad de potreros regados y
de la pendiente del terreno. Según los registros de los administradores de agua de la Villa hay turnos para alfalfa
o “sembrados grandes” desde 3 hasta 76 horas dependiendo del tamaño del potrero sembrado.
Las medidas de los potreros son muy variadas. Podemos decir que un potrero de una hectárea o hectárea y
media es uno de tamaño medio cuyo propietario es también una persona de mediano bienestar en términos
puneños. De todas maneras, es difícil recabar medidas exactas, a menos que uno los mida.
Como referencia, un potrero medido por nosotras, adyacente a una casa en La Banda y regado por el río
Laguna Colorada, medía 85 m. de ancho por 95 m. de largo, o sea, un poco menos de una hectárea. Este es un
potrero mediano a chico. Recibía seis horas de riego cada 15 días. Otro potrero de alfalfa de 200 m. por 200 m.
regado con el mismo río recibe cada 15 días ocho horas de riego.
Calculamos entonces que quien riega 76 horas de agua posee, de acuerdo al río que utilice,
aproximadamente en un solo predio unas 11 hectáreas bajo riego, que vendrían a ser los terrenos cultivados más
grandes de la zona. No quiere decir esto que no haya pobladores con más tierra irrigada pues algunos tienen
terrenos regados por diversos ríos o por el mismo pero en distintas zonas.
Cuando se siembra alfalfa, las semillas deben regarse cada tres o cuatro días y luego cada ocho como las
plantas chicas. Lo mismo vale para los álamos. En abril las plantas ya crecidas dejan de recibir agua igual que el
resto de los alfalfares.
“Atender” un potrero es regarlo. El que lo atiende adquiere un derecho sobre ese potrero. También se dice
que lo “ampara” . Esto da una cierta propiedad y no es raro que quien riegue y corte la alfalfa se quede con ella
aunque el potrero sea propiedad de otro. Esto se comprende en el caso de los alfalfares porque éstos en general,
no fueron sembrados por ninguno de la actual generación. Si no los regaron o cortaron, verdaderamente no
gastaron ni en adquirirlos ni trabajaron para sembrarlos, regarlos o cosechar. Por otro lado, al dueño del predio le
conviene tenerlo atendido y regado para no perder el derecho al riego, si le aplican la ley.
5
Rastrojos y hortalizas
En Antofagasta, como en toda la Argentina, “rastrojo” se usa con el sentido de residuo de un sembrado
generalmente de maíz, papas, zapallos o de plantas “de semilla grande”. También es llamado así el predio en el
que se siembra para los humanos, no aquél que contiene forraje (del mismo modo que en otros parajes más
norteños de la puna, según Merlino- Rabey op.cit.: 60) pero se lo distingue de lo sembrado en la huerta, llamada
“hortaliza”. En ésta se siembran las plantas de “semilla chica”: lechuga, cebolla, zanahoria, ajos y cualquier otra
hortaliza de la que consigan semillas.
La siembra empieza en agosto, luego de las ceremonias del día 1° en homenaje a la Pachamama, que se
cumplen casi sin excepción. Este mismo mes es el de la siembra de habas. Recién en octubre se siembra el maíz,
en noviembre las papas chicas y grandes y las hortalizas. Se siembra por melgas, una de lechuga, una de cebolla,
una de acelga. Maíz, papas y habas se cultivan aparte en los “rastrojos”. Todos estos alimentos son para
consumo familiar, es excepcional que alguien coseche una cantidad como para poder vender. Entre mayo y
agosto no hay ningún trabajo de agricultura.
Como hemos dicho, las plantas chicas, con excepción de las papas, se riegan cada ocho días y reciben más
agua en proporción que la alfalfa. Por ejemplo, una huerta de hortalizas de 5,5 m. por 3 m. recibe 2 horas de
riego de Laguna Colorada cada semana, y vimos que casi una hectárea de alfalfa regada con el mismo río recibe
6 horas cada 15 días. Esto es así si no escasea el agua, en este caso y según las indicaciones de la Dirección de
Riego el agua debe reservarse para la alfalfa.
Las papas, que no son “tan sedientas”, se riegan cada 20 días. Algunos sostienen que hortalizas como la
lechuga deben regarse todos los días y como para ello no hay turnos, se usa el agua potable y se las riega
diariamente con una manguera.
El sistema de Antofagasta, igual que el de El Peñón, es autónomo y las fuentes de agua no son compartidas
ni disputadas por otros pueblos o asentamientos que reclamen derechos.
En la Villa de Antofagasta de la Sierra, el sistema de riego por turnos está organizado a partir de tres
fuentes de agua separadas: el arroyo Las Pitas, que surge al pie de la ladera del cerro Galán; el río Punilla, cuyas
fuentes son las vegas congeladas de las sierras de Calalaste a 5.200 metros y las laderas occidentales del cerro
Galán; el Laguna Colorada, con agua proveniente de “tres manantiales cuyas áreas de recarga se ubican en el
cerro Calalaste a más de 6.000 metros de altura” (Tchilinguirian y Olivera, 2000: 103, 112). Cada una de estas
fuentes se distribuye a través de canales y acequias independientes. Éstos no están recubiertos. Debido a ello y a
la extensión del recorrido, la filtración es grande. Es importante destacar que no cuenta la villa con ninguna
represa construida para colectar agua en el invierno que representaría una importante aporte en los meses de
riego.
En la zona, hay “ojos” (vertientes) que forman vegas y pequeños cursos de agua que no entran dentro del
sistema de turnos. Se utilizan mediante acuerdos entre usuarios cuando hay más de uno. Un mismo productor
puede usar alternativamente o al mismo tiempo “su ojo” y el sistema de riego por turnos si tiene varios predios
en diferentes ubicaciones.
En El Peñón hay, como dijimos, dos fuentes de agua que sirven para riego. Una es el Agua de la Cisterna,
formada por el Río de la Cañada, en donde se obtiene el agua potable cuyo sobrante se utiliza para riego. Otra es
la vega Ojo del Embalse o Dique, llamado así porque su agua se ha embalsado.
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El sistema de riego que a continuación vamos a comentar es resultado de la interacción de los elementos
antes descriptos (características de los usuarios, zonas de aplicación del riego, fuentes de agua utilizadas e
infraestructuras).
El riego del “alfa” cada 15, 20 ó 30 días, de los “potrerillos” o vegas cercadas con la misma frecuencia y
de “las plantas chicas” cada 8 días, requiere de un complejo sistema de turnos.
En la villa de Antofagasta se regaban en 1997 con el río Las Pitas diez potreros cada 15 días, las plantas
chicas (hortalizas y maíz) cada ocho días y el resto iba a las vegas. O sea, un fin de semana se regaban las
hortalizas, luego los potreros, el fin de semana siguiente otra vez las hortalizas y luego las vegas. Con el río
Punilla cada 8 días - los domingos – se regaban las plantas chicas; cada 20 o 25 días se regaba la alfalfa de 25
potreros y el resto era para las vegas. Con el Laguna Colorada, se regaban 11 potreros cada 15 días, las hortalizas
los sábados y cada 15 días las vegas. Las vegas y los potreros se riegan - como vemos- con la misma asiduidad.
En el caso de la Villa está establecido el día y la hora de llegada del agua y no puede haber muchas
variantes pues antes y después de quién se riega depende de la posición que tiene el terreno respecto de la fuente
de agua. Los dueños de los potreros deben estar despiertos cuando les llega el agua, saber a qué hora tienen que
abrir la acequia y cuándo termina su turno. Éstos incluyen horarios nocturnos lo que afecta a la eficacia del
riego ya que es difícil atender a la distribución del agua cuando los beneficiarios son ancianos o enfermos o,
simplemente, cuando por sus otras tareas no quieren levantarse o permanecer despiertos toda la noche. Por lo
tanto, de la laboriosidad pero también de la edad y la salud depende que se aproveche mejor el agua. Los turnos
de riego empiezan en octubre y terminan en abril. Hasta que comience el nuevo ciclo de riegos, el acceso al agua
es libre.
En la localidad de El Peñón, los turnos de riego no poseen días fijos. Los usuarios no saben con
anticipación qué día tendrán que regar. Todos los años se reparten de nuevo los turnos para cada uno de los
regantes. De esta tarea se encarga la Comisión de Riego. Fija el primer turno el día 1° de noviembre para el
potrero más cercano a la naciente del río. A partir de éste se distribuyen los turnos potrero por potrero. A cada
potrero le “pertenecen” una cantidad de horas de riego. Los regantes sólo saben cuando “se levanta” el turno del
primer potrero y a partir de ahí calculan más o menos qué día les puede tocar y se van avisando entre regantes.
Cuando está por terminar el turno, faltando una hora, el siguiente regante debe estar atento. Una vez que “suelta”
el agua el regante deja de ser responsable del turno. Puede ocurrir que haya una urgencia o que llegue el día
sábado y domingo que está determinado para regar plantas chicas o verdura. Entonces se “levanta” el agua del
turno que se está utilizando y se traslada el agua para las plantas chicas. Cuando se termina de regar las plantas
chicas se retoma el turno que se cortó. La organización por turnos es de noviembre a marzo. Después de marzo
el agua está a disposición de quien la quiera. En este mes empiezan las heladas. Sólo la mitad de los regantes (10
usuarios) siguen regando unos días más.
En esta localidad se han cultivado una gran cantidad de álamos. Éstos también necesitan riego. Cuando el
árbol acaba de trasplantarse es considerado planta chica y regado todas las semanas hasta que cumple un ciclo de
dos años y entra en el sistema de turnos de las plantas adultas, como la alfalfa.
Al menos en la Provincia de Catamarca, antes de la sanción de la Ley de Aguas Nº 2.577 los “derechos de
agua de riego” - no de beber, naturalmente- podían comprarse, venderse o alquilarse independientemente de las
necesidades de riego que tuviera el poseedor. Esto daba lugar a abusos puesto que, quienes podían, compraban
“derechos de agua” a otros, obtenían más horas de riego de las que necesitaban para sus parcelas y el excedente
lo usaban para obtener trabajo gratuito en sus fincas, productos agrícolas, votos, o lo que fuera.
A partir de 1973, cuando se promulga la ley esta situación se modifica radicalmente. Como en todos los
departamentos del oeste catamarqueño no hay agricultura de secano, las plantas cultivadas al igual que el agua
potable, dependen de la buena administración de un recurso escaso. Esto se rige desde entonces por la
7
mencionada ley y se implementa a través de la Dirección de Riego Provincial. La escasez del agua se acentúa en
el único departamento puneño de la Provincia de Catamarca: Antofagasta de la Sierra. Sin embargo no todo el
riego está aquí controlado por dicha Dirección.
Ante todo, y una vez establecida la infraestructura principal, el riego se organizó entre los vecinos
siguiendo “usos y costumbres” como en el resto de la provincia, y de ello no tenemos más información que la
aportada por los pobladores que aseguran que hasta la década del ’60 ni siquiera había un jefe o administrador
del riego y “cuando teníamos que levantar el agua, la levantábamos, y cuando la teníamos que largar, la
largábamos”.
A partir de la aplicación de la Ley Provincial se nombró un Administrador del Riego que debía establecer
los turnos, controlar que no hubiese robo de agua, organizar la limpieza del tramo de acequia común y cobrar
multas o imponer castigos si se daba el caso. La obligación de colaborar en la limpieza del tramo de la acequia
en común era costumbre antes de la aplicación de la Ley.
Respecto de la Ley Provincial 2.577 de 1973 y su reglamentación como Código de Aguas de 1974, nos
referiremos exclusivamente a lo atinente al agua de riego y a las autoridades de aplicación locales y extralocales.
La mencionada Ley afirma que las aguas de la provincia son de dominio público y en los artículos 3º y 4º
del Título 1 establece que el agua “no es un bien de renta sino un elemento de trabajo” y que en tanto bien
público debe ser utilizada racionalmente para obtener el máximo beneficio.
El orden de prioridad del uso de aguas públicas es el de abastecimiento de poblaciones, uso pecuario,
irrigación, energía hidráulica e industrias, en ese orden (Art. 6º). En el caso del agua usada para irrigar cultivos,
se privilegia a los permanentes sobre los anuales.
Por uso racional, en el caso de la irrigación, se entiende el mejor aprovechamiento y uso del recurso de
manera de obtener un producto que le signifique mayor beneficio al agricultor, a la economía de la provincia y a
la conservación del suelo, con el mínimo de agua (Art. 51º).
El agua se concesiona a perpetuidad. Para ser concesionario el solicitante debe ser propietario de un
terreno a irrigar que sea apto para el cultivo bajo riego. Estas concesiones pueden caducar si no se hace uso del
agua hasta un año después de otorgado o en cualquier momento si no se lo utilizó por un par de años (Art. 35º).
Según el artículo 42º el Poder Ejecutivo fijará en cada zona de la provincia un orden de preferencia en el
riego para cultivos característicos en función del uso racional del agua y del suelo. Estos cultivos serán
preferenciales en “estiaje” (Art. 43º). También gozan de prioridad en el riego las superficies racionalmente
explotadas que, se aclara en el artículo 45º, son aquellas tierras ocupadas con el número máximo de plantas
compatibles con una producción óptima. Si, sobre todo en época de estiaje, el caudal no alcanza, se puede
suprimir el riego a los cultivos no preferenciales (Art. 48º).
Las autoridades que hacen cumplir esta norma son de dos tipos, las que podríamos llamar “externas” y las
“locales”. Las primeras son el Director de Riego de la Provincia y los Intendentes de las intendencias de Riego,
(que en toda Catamarca tienen edificios bien visibles en las capitales departamentales). Éstos deben orientar y
controlar al Administrador del consorcio de usuarios que es una autoridad local, elegido por el consorcio,
formado por todos los concesionarios de agua para irrigación (Capítulo 3° Art. 107° y siguientes). El consorcio
de usuarios debe elegir también a tres vocales titulares y tres suplentes. Tanto el administrador como los vocales,
además de cumplir con otras condiciones, deben ser titulares de una concesión, duran dos años en el ejercicio de
sus funciones y pueden ser reelegidos.
2. La práctica cotidiana
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En el quehacer cotidiano relacionado con la administración del riego pueden distinguirse dos sistemas
normativos diferentes que coexisten: las reglas y acuerdos locales y el estatal o, en otras palabras, derechos de
facto y de jure (Gerbrandy y Hoogendam, op.cit.: 103). Es importante destacar que en la práctica los grupos
sociales utilizan los diferentes sistemas normativos, y muchas veces pueden acudir a uno u otro dependiendo del
tipo de conflicto.
Hoy en día lo establecido por la Ley de Aguas se cumple más en la Villa de Antofagasta que en otros
distritos del mismo departamento, como El Peñón, en el cual hay un Jefe o Administrador pero prevalecen los
arreglos entre vecinos, los conflictos son menores y el agua más abundante.
De acuerdo con Gerbrandy y Hoogendam, entendemos que los sistemas de riego son sistemas de acción
colectiva ya que para su funcionamiento es necesario el esfuerzo de toda la comunidad de regantes. Un individuo
o un sola familia nunca podrían construir una infraestructura, llevar adelante la administración del agua ni
proteger eficazmente su acceso al recurso. Sin embargo, a la par de esta gestión comunal del sistema existe otra
individual. Hay una cierta autonomía familiar o individual para las decisiones sobre qué y cuándo debe plantarse.
Por otro lado, la organización del riego con vertientes y pequeños o grandes cursos de agua que cuentan
con uno o muy pocos regantes no se basa en el sistema de turnos. Los beneficiarios se ponen de acuerdo y no
dependen de ningún Administrador o Encargado. Un caso que ilustra este tipo de organización es el del Río
Mirihuaca, al norte de la Villa de Antofagasta.
El sistema de derechos al agua también incluye obligaciones. Es en este aspecto cuando la gestión interna
individual o familiar se complementa con ciertas actividades colectivas donde interviene toda la población, como
por ejemplo la limpieza de las acequias.
En la Villa de Antofagasta de la Sierra los regantes de cada una de las fuentes de agua se ponen de
acuerdo, con la ayuda de un encargado y de la actual Administradora del riego, en el día y hora en que limpiarán
los tramos de acequia común. Debe realizarse esto cada año, antes de comenzar con los turnos, entre septiembre
y noviembre. Algunos hacen una primera limpieza de su sector en agosto, pero la colectiva se realiza más
adelante. Cuando el regante no puede ir, contrata un peón, o envía a un familiar, como es el caso habitual de los
dueños de los sembrados cuando son mayores y tienen hijos.
La limpieza de las acequias no llega a ser un trabajo comunitario sino colectivo, que incluye a los
beneficiados por el sector de una acequia común, pero no a toda la comunidad. No se realizan ofrendas de
ninguna especie y no implica ninguna organización especial del trabajo como sí sucede en varias zonas del norte
de Chile (Ver Lagos Carrizo et. al., 1988; y Martínez, 1987). Del sector de acequia que entra a las propiedades
privadas se ocupa exclusivamente el beneficiario.
En la Localidad de El Peñón la Comisión se encarga de organizar, llamar a todos los regantes e indicar
qué parte de la acequia le toca a cada uno cavar y limpiar. En el canal que riega la vega comunitaria, intervienen
todos: “los que nos pertenece regar”.
Además, existen otras obligaciones que incluyen ciertos rituales relacionados con los ojos de agua, donde
se originan los arroyos y ríos, fundamentales para la vida. Sin embargo, no son ceremonias colectivas, sólo
ofrendas individuales, realizadas por aquellos que usan un “ojo” con exclusividad.
Es probable que la menor importancia que tiene la agricultura respecto de la ganadería sea la causa de la
menor intensidad que adquieren estos rituales. Las ofrendas a la Pachamama están vinculadas en nuestra zona,
estrechamente a las actividades ganaderas. Pocos son, en cambio, los que ofrendan a la tierra en el momento de
sembrar. Solamente una vez en los últimos años, y a instancias de la Administradora del riego, se organizó un
viaje a los ojos del río Las Pitas, en el paraje de Real Grande, para realizar una ofrenda colectiva.
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Otro aspecto importante que se desprende del tema de las obligaciones son las sanciones. Si bien en la Ley
existe una clara definición de las posibles faltas y sus consecuentes castigos, en la práctica se suscitan conflictos
y tensiones donde se mezclan las reglas objetivas con los arreglos personales. Veamos.
A primera vista, los Derechos al Agua parecen expresar una relación entre las personas y el agua. Sin
embargo, lo fundamental es que expresan relaciones sociales entre personas y familias. Esto implica reconocer
que los derechos están sujetos a cambios, pueden ser cuestionados y ser objeto de negociaciones y luchas
(Gerbrandy Hoogendam, :99). No es una excepción a esto Antofagasta.
Los regantes – sobretodo como en estos casos de comunidades tan pequeñas- son parte de un entramado
de la relaciones sociales que hace que se interrelacionen entre sí también como parientes, compadres, vecinos,
“clientes” políticos, etc. Esto explica la flexibilidad en la aplicación de sanciones. Si bien existen pautas
regulares establecidas en la Ley de Aguas generalmente la consecuencia de una falta depende de la persona y de
la situación.
Esta selectividad es clara en la localidad de El Peñón donde las sanciones dependen de la Comisión. Por
ejemplo, si alguien tiene un turno, está regando y se tira a descansar y se duerme y el agua hace un destrozo en
otro potrero, la Comisión “pone su reglamento” y le quita un turno. También ocurre lo mismo si alguien cierra el
agua cuando no le corresponde ya que nadie puede manipular el agua sin consultar a la comisión o pedir
permiso. Sin embargo, es otro el caso de alguien que está enfermo, debe irse y no deja a nadie encargado. Es
probable que su turno sea salteado pero, al volver, puede llegar a un arreglo con el jefe que atiende el agua,
aclarando los motivos de la ausencia. Previa coordinación entre el que necesita del riego y la Comisión, se le
concede un turno después de regar el último potrero.
En la Villa de Antofagasta de la Sierra, donde la población es mayor y el agua más escasa, las sanciones
son menos flexibles y están más rígidamente vinculadas con el tipo de falta. Por ejemplo, si no se participa en la
limpieza de acequias, la multa consiste en cortar un turno de riego. También se corta temporariamente el turno a
quien no mantiene las acequias o el sembrado en condiciones o desperdicia el agua. Lo mismo sucede si el
regante roba agua o no la entrega en el momento que corresponde. Si reincide, se le aplica una multa.
Naturalmente este mecanismo no está libre de controversias pues es difícil medir la eficacia y prolijidad
en el uso del agua y a veces, se considera que el corte del turno no obedece a estos motivos sino a preferencias
respecto de otros regantes que necesitan más agua porque tienen más superficie sembrada y que, lógicamente,
tienden a ser los más ricos. La gente mayor o impedida a la que le llega agua a horas intempestivas prefiere no
usar el agua. A veces se cede a un vecino o a un joven de la familia tanto el trabajo como el beneficio obtenido.
Lo recaudado por el Administrador se usa para el mantenimiento del sistema (arreglo de acequias o
compuertas) o para adquirir el combustible del vehículo con el que éste se traslada.
Es interesante aclarar que la Ley prevé el pago de un canon anual de riego equivalente al precio que tenga
una hectárea regada pero a los regantes del departamento de Antofagasta no se les cobra pues se ha considerado
que no son suficientemente solventes, por lo tanto se provee gratuitamente el agua de riego. Si se recaudara, este
dinero se gastaría en infraestructura.
CONCLUSIÓN
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riegan más arriba se exceden y así a ellos les llega menos agua. Los robos de agua son comunes, las quejas por la
distribución de las horas también, las ideas contrapuestas respecto del riego de las vegas son corrientes. Por lo
que dicen los vecinos ahora hay más conflictos que antes. Los agentes de la Dirección de Riego, siguiendo la ley
de Aguas, incitan a dar preferencia al cultivo permanente, la alfalfa y, como dijimos, a no regar las vegas o
eliminar el agua de las hortalizas cuando el recurso escasea.
Como pastores que han sido y son, los pobladores coinciden en darle prioridad al riego que logre alimento
para los animales, pero esto incluye también los pastos naturales.
Por otro lado se les ha propuesto a partir de otras instancias estatales la implementación de huertas
escolares y domésticas. A la población en general le gusta innovar y experimentar. Son parajes inusualmente
llenos de árboles para la altura y sequedad del clima. Los proyectos estatales – municipales, provinciales o
nacionales- que proponen innovaciones son, en general, bien aceptados, entre ellos la propagación de huertas.
No parece que estos proyectos hayan considerado si el recurso de agua alcanzaba para todo. En la
actualidad son necesarios más turnos de agua cada ocho días para las “plantas chicas” y, por lo tanto menos
sobrante de agua llega al final del recorrido del río. Sin contar con que llevar a través de acequias no
impermeables el agua a huertas domésticas para regar unas pocas plantas implica muchas veces un largo
recorrido y consiguiente desperdicio de agua por filtración.
La cantidad de verduras en la Villa de Antofagasta ha traído como consecuencia que el riego de la vega
formada en el desagüe del Punilla se vea seriamente perjudicado.
Esta situación implica peleas no sólo entre los regantes ubicados más arriba y los de la vega sino con los
Administradores del Riego que, aún cuando consideren justo el reclamo de los productores afectados, deben, por
un lado, seguir las instrucciones de la Dirección de Riego y, por otro, brindar el agua de la que depende el éxito
de los planes de introducción de huertas.
Como dijimos antes, otro conflicto importante es el que se refiere al corte de turnos a aquellos que no
siembren y rieguen eficaz o racionalmente. Como vimos, la Ley así lo establece y los técnicos consideran y
aconsejan dar agua a quien mejor la aproveche. La decisión acerca de quién riega sin desperdiciar el recurso
debería ser tomada en conjunto por el Administrador y la Comisión que se ha elegido entre los consorcistas. Pero
en Antofagasta y en toda Catamarca, las comisiones tienden a desentenderse del control de riego - tarea que da
mucho trabajo y suscita peleas- y todo queda en manos de una sola persona que puede ser favorecedora de
amigos o parientes o simplemente, no evaluar correctamente la eficacia al regar. Esto suele dar origen a
desigualdades respecto del derecho al agua pues los más ricos (y en Antofagasta hay grandes diferencias) pueden
contratar peones para atender el riego y mantener bien sus sembrados, por ejemplo sus potreros de alfalfa. De
esta manera logra más horas de agua que quien, por falta de recursos, no puede contratar un reemplazante para
atender bien potreros y rastrojos. Esto crea un círculo vicioso en el que la obtención de mejores cosechas trae
como consecuencia conseguir más turnos de agua que, a su vez, hacen rendir más los mismos sembrados.
Cuando los damnificados por la falta de riego de sus vegas o la interrupción de los turnos “por ineficacia”
son llamados a limpiar la acequia común lo hacen a desgano o no lo hacen pues consideran que están
colaborando en un trabajo que a ellos no les rendirá mayores beneficios.
Es necesario aclarar que el control que ejerce el Administrador para, por ejemplo evitar los robos de agua,
puede ser muy relativo. Debe contar con un vehículo y combustible, cosa que no es fácil, para recorrer a veces a
horas intempestivas, largos trayectos. Si lo logra, al retirarse, el regante puede tranquilamente robarle el agua al
vecino. Hasta que éste se queja y puede volver el Administrador, seguramente han pasado varios días, etc.
No hay que desdeñar la influencia de los grandes cambios que se han introducido en los últimos años y
que no tienen que ver sólo con el gusto por las plantas – que alimenten, adornen o den sombra-. Nuevos gustos y
hábitos respecto del aseo personal y doméstico, la habilitación de barrios nuevos, el arribo de turistas “de
aventura o “ecológico” a la Hostería recientemente construida reclaman una abundancia de agua inexistente. No
se ha construido ni está en vías de hacerse estructura nueva alguna que permitiera conseguir más agua o
administrarlo mejor.
11
En El Peñón la vida moderna ha incidido muchísimo menos tanto en cuanto a hábitos personales como al
consumo. La mejor infraestructura –puesto que cuentan con un estanque para acumular agua- y la menor
cantidad de habitantes ha hecho que los conflictos sean muy escasos. Y esto sucede a pesar del requerimiento de
agua para una especie nueva –de nomás de 50 años- y alóctona como los álamos. En el caso de esta aldea vemos
que no sólo los problemas entre vecinos son menores sino que tampoco entran en colisión usos antiguos y
aplicación de la Ley de Aguas. Como vimos, los pobladores, coincidiendo con la Dirección de Riego no usan el
agua para las vegas no cercadas.
Los pobladores de Antofagasta no perciben que las huertas, las casas con instalaciones sanitarias nuevas o
la Hostería sean los responsables del agravamiento del conflicto sino, en todo caso, que ahora son más los que
riegan, que el Administrador no es justo o que en la actualidad la gente es “más codiciosa” que antes.
Como se puede comprobar leyendo algo de la extensa literatura antropológica sobre riego, los conflictos y
su difícil solución son lo habitual en toda comunidad donde se riegue por turnos. Si las discordias se han
agravado, tal como lo afirman los pobladores y no es ésta una idealización del pasado, creemos que las
diferencias respecto a las prioridades en el riego entre los consorcistas y las autoridades extra locales, la carencia
de infraestructura de riego adecuada, junto con la introducción de nuevas formas de vida y de cultivos son, en
mayor medida, los responsables.
BIBLIOGRAFÍA CITADA
12
Joven endilgando el agua entre las
“Potrerillo” (cercado) sobre la vega comunal de El Peñón
melgas. Antofagasta de la Sierra
13
Mapa. Sistema hídrico de Antofagasta actual. Al costado ubicación de la zona dentro del mapa de la
República Argentina.
14
Implicaciones Ambientales y Territoriales del Desarrollo
Francisco González L. de G.
Facultad de Estudios Ambientales y Rurales de la Universidad Javeriana, Bogotá,
COLOMBIA
fgonzale@javeriana.edu.co
BY Ann Kendall
eannkendall@hotmail.com
ABSTRACT
Over thousands of years, in response to variable climatic conditions and
increasing populations, food security needs were met by the development of
sophisticated technologies for specialised agricultural systems, with
terracing emerging as the most widely sustainable risk management strategy
with flexibility. Irrigation and terracing in the Andes had begun by the 2nd
millennium BC. Prehistory and ethnohistorical approaches along with
modern comparative examples contribute to an initial assessment of this
development and the potential productivity of irrigated late pre-Hispanic
terraces. During and following a long drought c. AD1000 (Thompson 1985) in
late pre-Inca times and especially from the incipience of the Inca period there
was a dramatic expansion of irrigated terraced agriculture with many
technological improvements. The potential production of the Inca agricultural
terracing systems under one main and then two cultivations a year is
explored and compared with the present complete or partial abandonment of
many systems. Contemporary productivity results on maintained terraces as
well as on newly restored irrigation and rehabilitation of terraces confirm the
feasibility of planting two crops per year permanently on the same land, ie
“continuous cultivation” within certain altitudes and local conditions. These
issues are discussed for future programmes of restoration of terrace
systems.
their potential productivity, including the possibility of two crops per year from the
same land (i.e. continuous cultivation) to generate income as well as provide food
security for highland farmers today.
SECTION 1: Development, climatic change, and risk management.
The three specialised systems of pre-Hispanic agricultural strategy, which are
visible and in many cases are still in productive use or can be restored to viable
production:
culture after the end of the Tiahuanaco Empire, which, in the light of the Thompson
evidence of the 300-400yr long drought c. AD1000 (Thompson et al 1985)
correlated with the sudden collapse of Tiahuanaco (Binford et al 1997) suggests the
cochas on the altiplano were most important for local and limited developments
before and between Empire Periods. During the latter the scale of population needs
outstripped their capacity to fulfil these needs and the population moved.
The wider distribution of cochas in the sierra has not been significantly reported in
existing literature. They are known in the Cuzco and other high altitude regions but
their density and level of development is not known. Within valley systems of
Ayacucho and Apurimac, built cochas or reservoirs sometimes play a role in
irrigation systems – they may be constructed of clayey earth or, in later cultures -
Huari to Inca -, be built of stone as reservoirs in irrigated terrace systems (Kendall
and Rodríguez 2002.)
Raised Field Systems or camellones: Development
Studied by Clark Erickson in the 1980s (Erickson 1987 and 1989), the raised field
systems are distributed over 82,000h of low-lying land around Lake Titicaca – seen
on the ground and in aerial photos, though badly eroded. The fields are diverse in
form and size, ranging from 4-10m wide, 10-100m long and 1m high. Most of the
land is at the lakeside at about 3800m where the nights are bitterly cold, with
conditions slightly milder near the lake.
In 1982 Erickson investigated the raised fields with excavation trenches (Note 1).
His evidence of successive construction and abandonment phases demonstrates
that the raised fields, gradually over 2000 years became bigger and more
specialised. Kolata (1996) describes the subtle increase of the use of the heat from
the sun to create an artificial microclimate, with an intricate hydraulic network. This
consisted of dikes, reservoirs, check dams, aqueducts, river shunts and canals to
provide the constant supply of fresh water to the raised fields and control
groundwater levels on an unprecedented regional scale.
The highly managed developments, such as the intricate hydraulic network, created
special environmental conditions in which the raised fields strategy continued to be
successful through the first millenium AD. But in the extreme cold of the altiplano
the more specialised the system became, the greater vulnerability it would have to
unpredictable climatic change. The dramatic shrinking of the lake and draining of
the raised fields and irrigation systems can be correlated with the major drought
after AD1000 and must have triggered the sudden fall of Tiahuanaco, the centre of
the Tiahuanaco Empire (Note 2).
The Terraces or Patapata: Development
Terraces and irrigated terracing developed throughout the Central Andes, reaching
all the three major geographical zones of coast, highlands and eastern jungle
slopes. Irrigation and agricultural terracing feature together at least from about the
first millennium BC and then formally increasingly as part of the cultural
accruements of the Huari (c.AD500-1000) and Inca (AD1450-1532) Empire
expansions. Following the wide spread effects of the altiplano drought causing the
demise of Tiahuanaco and possibly also affecting the Huari civilisation, irrigated
4
terracing was developed to its most sophisticated form in the Cuzco area, homeland
of the Inca.
Terraces, originally a solution for the prevention of soil erosion in areas of high
gradient, are also found more widely distributed in Latin America, throughout
Andean countries and Venezuela, Mexico and Guatemala (Donkin 1979). In Peru,
the terraced area has been estimated with 1955 aerial photographs at between
500,000-1,000,000h of terracing of which between 50-75% are in virtual
abandonment (Masson 1986:208 cited by Denevan 1988:5). Denevan’s detailed
studies showed more terracing for the Colca Canyon, Arequipa, than Masson’s
figures of only 10,220h, and showed a higher 61% abandonment, suggesting
realistic figures lie between Masson’s two estimates. Detailed distribution surveys of
two other areas showed 2486h of irrigated terraces and 3202h of unirrigated high
slope field terraces in the District of Ollantaytambo, Cuzco (Kendall 1991) and
1454h. of maize terraces in Jaujos, upper Canete Valley (Hervé 1988, 2001). The
extent of irrigated terracing requires detailed regional reconnaissance.
Irrigation in some locations may have developed as early as the third millennium
BC. Its development would have derived from a need for water to sustain human life
and the main resources for its sustenance and only later would it have become
more formally linked with terrace cultivation needs as these developed and as dry
periods and droughts brought determining pressures for improved risk
management.
Climatic Change and Abandonment
The cochas, while highly flexible in relation to a range of usages in correlation with
climatic changes, did not offer a significant area in terms of agricultural land for
production. They could not offer a long-term solution to sustainable agriculture for
more than local consumption. This is demonstrated by continued use in response to
climatic change- in relation to the re-occupation of Pucara after the fall of the
Tiahuanaco. This implies that those cochas able to access a minimum of rainfall or
irrigation continued in use as a regional solution to a limited degree of food security.
Phases of abandonment of the raised fields have been identified in the northern
Titicaca Basin after the decline of Pucara and again c.AD1,000 before the arrival of
the Spaniards. Palaeoecological evidence of climatic changes through time and, in
the case of the raised fields, interdisciplinary correlation on ice cores and lake
sediments have supported the climatic change theory as the main cause for
abandonment of these systems c.AD1000-1300 (Note 3).
However, the demographic evidence found in archival documents show that
following the Spanish Conquest of 1532 the case for terrace abandonment is
overwhelmingly caused by depopulation through an alien conqueror’s intrusion:
disease decimated the population, conflicts, populations returning to or leaving their
home-lands, agriculturalists being sent to work in mines. While depopulation was
caused by the impact of this conquest, it was of course followed by breakdown of
maintenance and changes in land-use. This latter historical example of an external
cultural influence causing the demise of some agricultural systems cannot be ruled
out in earlier times. It could have occurred following regional conflicts when access
to land and water was influenced by the formation of new states. Similarly
5
Irrigation is essential for agriculture in the coastal valleys at all times and in the
Andes during the drier periods of the variable climate (June-October/December).
The first millennium AD started with a relatively cold and wet climate in sharp
contrast to the 300 + year drought from the beginning of the second millennium AD.
The traditional technology typically seen in late pre-Hispanic canal construction
works consisted generally of well-matched stones bound with a clayey mud mortar
and a 3-5cm layer of viscose clay used as a sealant underlying the canal channel.
These materials were placed over a layer of sand, which ensured good drainage. A
number of engineering solutions were employed for a diverse range of conditions,
geology and gradients. The geology of the ground surface was chosen carefully for
sound underpinning of abrupt drops and gradients. On steep gradients sharp
changes of direction and size of channel ensured control of the water. However, as
in coastal areas, when the gradient was very slight, a clayey soil alone sometimes
sufficed. This application of appropriate solutions is also seen in the choice of the
local stone employed – slate or smooth surfaces were used for facilitating water
movement where gradients were low, but chunky, irregular stones were used for
slowing down water on steep gradients. Reservoirs, aqueducts, distribution controls,
drop structures with steps and fountains to slow and catch water were all used with
skill along canal systems (Kendall 1997).
Terraces
The construction of terraces follows the same practical applications in the use of
materials. There follows a short description of the main types of terraces with the
emphasis focussed on irrigated terraces. These are those potentially most
productive within a rotation system of two crops a year: prime Inca terraces are
those located within the quechua agro- ecological niche used for maize production.
Higher and lower Inca terraces also occur built at special locations, for instance at
Lake Titicaca and on the coastal and jungle slopes. Many late pre-Inca terraces
were also irrigated as were Huari terraces. These terraces often extend upwards
into the lower range of the suni agro-ecological zone (3,400 to 3850 m alt), while
those of Tiahuanaco are located in the higher range. In the latter case, and the
Huari Empire, it is not clear what percentage of terracing was irrigated and whether
this practice was on the increase during the relatively cool and relatively wet climate
of much of the first millennium (Chepstow-Lusty et al 1998). However, droughts
appear to have acted as a stimuli for the wide incorporation of irrigation to terrace
systems in the late pre-Inca and Inca periods.
Terraced agricultural systems, in addition to preventing soil erosion on steep slopes,
conserve humidity and afford maximum protection and warmth within a given
8
environment, mitigating the effects of varied precipitation, winds, frosts, and hail
storms that reduce agricultural production.
The large-scale Inca agricultural terraces (AD1440-1532) with integrated irrigation
systems are efficient in their use of water and space. They were constructed like
level stepped platforms, with finely graded inclinations for the distribution of
irrigation water and with inclined double-faced stone walls utilizing little mud mortar.
These terraces contain carefully laid stratified layers of rubble, gravel and sand from
their base, with wall linings of gravel for maximum drainage control. About one
meter of good quality, artificial agricultural soil is used to top off the terrace. The
layers, and sometimes a clay lining at the base, also ensure the special feature of
retention of water/humidity, which encourages the transformation of the soil through
macro-biological activity and the increase of nutrients, encouraging heightened
temperature (to diminish climatic risks and recycle the nutrients). These features
also facilitate continuous cultivation (Kendall ibid; Kendall & Rodríguez 2001). Most
Inca terracing, even on the steepest gradients have similar traits. They were widely
constructed throughout the highlands and where the Inca Empire occupation took
root.
Earlier terraces are not so well built or so stratified and drainage detailing is not so
extensive, but when irrigated they should offer many of the same advantages. In
fact the Inca rehabilitated some earlier irrigated terracing in priority areas. The late
pre-Inca terracing of the Late Intermediate Period (c.AD1000-1440) varies
regionally throughout the highlands according to localized cultures, but like Inca
terraces these were usually irrigated.
Pre-Inca irrigated agricultural terracing of the first millenium is generally visible
today on steep and more moderate slopes. These terraces are usually constructed
following the gradient of the slope with some inclination in profile on steep slopes.
Not all were irrigated, especially those in higher regions. A single stone-faced
support wall, with no marked inclination was usual and only a limited amount of
stone rubble was packed behind the base for drainage. The Middle Horizon Huari
terraces, c. AD 500-1000, sometimes found with their colonization programmes,
were most extensive in the southern highlands, for instance widely in Ayacucho and
adjacent regions and at Colca (Treacy 1994) and Moquegua (Williams et al 2000).
of the irrigation canals and terracing. Garcilaso de la Vega and other chroniclers
also outline how the Inca transferred colonists to prime irrigated maize terraces built
in territories they conquered. The large scale movement of high grade quality soils
are specified in terrace building, for instance in the case of Lares soils being
transported to use into terracing works in the Urubamba Valley (Garcilaso 1604).
CT excavations on terraces have verified the use of ‘artificial’ soils (Keeley 1984).
Agro-ecology and Ethnography
Agro-ecological niches and their altitudinal levels, which result in microclimates are
the factors which provide the context and define the limitations of existing terracing.
Murra (1972) emphasized the vertical organisation of the Andean valleys in pre-
Hispanic times and the accompanying concepts of crop type distribution within this
context. For instance, maize was cultivated in the lower zone and potatoes in the
upper zone. These agroecological niches were clearly demonstrated in Farrington’s
agricultural ethnographic survey at Cusichaca (Farrington 1979; Kendall 1991/4)
and while the original practices survive in relatively isolated areas, today the crop
distributions are undergoing changes as a result of applying modern agricultural
concepts, including the introduction of hybrids. However, different varieties of
maize and other crops were also developed for cultivation at different altitudes in
the past, extending their range, as seen today in the more dramatic use of hybrids.
In order to gain perspective on the traditional aspects of the maintenance and actual
use of the infrastructure of terraces, visits were made (2001-2002) to the community
of Andamarca in the District of Carmen Salcedo, Province of Lucanas, Ayacucho.
The community, currently with 3500 residents, practices subsistence agriculture on
the terracing which surrounds their village at the head of the Sondondo Valley.
Around Andamarca there are about 2000h of terraces, 90% of which were cultivated
in 2001, in exploitation of its principal resource. Inherited mainly from Huari times
with later additions, the terraces have been maintained through the social
organisation of rituals. The community has its main annual fiesta towards the end
of August (24-26 in 2001), during which the cleaning and maintenance of the canal
and the replacement of fallen stones to walls is effected Ossio 1976; 1987). While
community members have preserved many aspects of their social organisation and
irrigation culture, they have not restricted their practices to preserve only the original
and authentic details of canal and terrace construction. They have also taken
advantage of some new ideas and technology where they have found this to be
appropriate.
Firstly, they have made some modifications to provide solutions to some
maintenance problems. For example, using modern materials and technology in
the rehabilitation of the primary canal, which is 14 km long. Over such a length
water losses through filtration were significant, smooth surfaces for fast flow were
preferred and cement construction was used to eliminate water loss. Traditional
technology however continues to be used through the rest of the distribution system
– the secondary canals and terraces.
In another example, the community has introduced some built access ramps to
accommodate cattle grazing on crop residues. This avoids the further deterioration
of terrace walls by these animals, which were not originally associated. Although the
cattle are allowed to graze crop residues irrespective of the owner, it is the owner of
10
the cattle who is responsible for paying a fine for any damage caused by his cattle.
Draught animals are similarly able to enter the terraces, in this case for using the
Spanish plough.
Adjustments, including drops or little feeder canals using traditional technology have
also been built-in to improve or re-establish water distribution by furrows in the
terrace from the highest point of the terrain on each terrace, to the lowest corner,
and thus distributed on down to the highest point of the next terrace.
Secondly, although the community has not been introduced to modern crop rotation
of practices, it has maintained traditional agricultural practices, which can achieve
similar ends via inter-cropping. This ‘traditional or alternative rotation’ inter-cropping
practice is still found in use in many Andean valleys. Inter-cropping was observed
at Andamarca by Ossio in 1975 and a current, representative case for 1999-2002 is
documented in Table 1.
Table 1: Traditional inter-cropping as practiced at Andamarca in one annual crop on
irrigated terracing.
Cost
Year Crop area (m2) planting date Harvest date Prod (kg) (S) yield (kg/h)
99-00 maize 480 September May-June 126.5 40 2635
potato seed
broad
beans 23 479
peas 3
00-01 maize 480 September May-June 138 40 2875
potato seed
broad
beans 11.5 552
peas 3
01-02 maize 480 September June 138 40 2875
potato seed
broad
beans 11.5 552
peas 3
Mixed maize cropping with other crops is used in the most effective combinations
according to the degree of humidity and terrace characteristics. For instance, broad
beans are most resistant to the accumulation of water in a corner of the terrace, and
peas are best at the edge where there is least water.
Other crops known to be used for inter-cropping elsewhere include quinua and
quihuicha and vegetables which fix nitrogen in the soil, also the weed, trébol
carretilla – a type of clover, is used with maize to re-fertilize terraces for example at
Lari in the Colca canyon.
Together with potatoes in colder conditions quinua and tarhui can similarly be sown.
11
Surprisingly while manure is collected for use on the terraces, the farmers of
Andamarca do not use legume residues as green manure to help maintain the
annual fertility of the maize terraces. However, it is in the choices of these crops
available to them and their distribution on the terraces that production risks are
mitigated.
Modern agricultural practices and experiences appropriate for sustainable
cultivation of terrace systems.
Experiences
Since 1977 CT has been working in Peru, in Cuzco, Apurimac and Ayacucho,
researching and applying results for the restoration and rehabilitation of the terrace
systems in rural development projects. At first CT concentrated on research and
practical projects on the technical aspects of the feasibility of the restoration of
these systems to their full potential. It recognised that two crops a year are possible
on irrigated terracing between 2100 – 3,300m. altitude and sometimes to 3,400m,
also that irrigated terrace productivity from a 10 year fallow system could increase
up to tenfold on the prime Inca terracing of the Cuzco region. While more socio-
economic data was needed to establish feasibility of this approach in other areas it
was already clear that continuous cropping would benefit all farmers who adopt this
practice. The Cuzco region communities were the beneficiaries of the CT
restoration projects over a period of 20 years, up to 1997 during which a broad
interest for such work had been formed around Ollantaytambo. After restoring
14km of pre-Hispanic canals with 205h of terracing, including other inputs and
seminar-workshops, it was considered desirable to test the lessons learned in a
more challenging area in the Apurimac and Ayacucho regions, where rural
development inputs were particularly needed.
Some organisations in Cuzco and Colca were now promoting canal and terrace
rehabilitation since benefits such as food security and prevention of soil erosion had
been demonstrated. In Arequipa terracing works were promoted with communities
by DESCO in the Colca Canyon area (Mejia 2001). Having had access to area
research (Denevan 1988; Treacy 1994), DESCO developed expertise in its
participative organisation of terracing rehabilitation projects. It has successfully
rehabilitated 805h of terracing in six microbasins of the right hand margen of the
Colca valley and improved another 241 hectares of semi-abandoned terracing.
Elsewhere, the Ministry of Agriculture’s PRONAMACHCS (Proyecto Nacional de
Cuencas Hidrograficas y Conservacion de Suelos) has since the 80s supported
community work widely, focusing on counteracting soil erosion and introducing slow
formation terraces. From 1997 PRONAMACHCS partnered CT in the organisation
of a number of regional seminars focussing on agro-ecology and the restoration of
terracing.
Irrigation & Terrace Rehabilitation
Some of the socio-economic data presented below was compiled for and from the
CT’s restoration works in the Chicha-Soras drainage along the borders of the
Ayacucho and Apurimac regions.The study was to carried out to assess the
potential value of rehabilitation to poor farmers currently lacking the necessary
skills.
12
Land distribution in Pampachiri shows that 50% of land is owned by just 10% of the
families. These families have an average of about 10 hectares each. In comparison
72.5% of the families have an average of just 0.6 h each. For a typical poor family
that owns close to the 0.6 h average it is a significant benefit to have 1/3 of their
land irrigated and bought into permanent production (Cusichaca Trust 2001), as, of
course, it is also for those who own more land to gain 1/3.
The benefits in terms of increased crop yields are significant. Maize cultivation,
which predominates on irrigated terraces, increased by 55% in a single annual crop
yield as a result of irrigation. All crops show an increased production with irrigation
but of more modest proportions. However, CT has found that the average increases
in crop values are further increased when together irrigation, agricultural extension
(including appropriate crop rotations and organic treatment) and terrace
rehabilitation are also included. Figures for one crop a year are shown in Table 2
for crops grown for subsistence rather than for sale since few farmers in Pampachiri
sell food or have recently cultivated two crops a year. For the-different crops the
increase in yield is significant with each of the components.
Table 2: increases in crop yields due to a combination of irrigation and
improved agricultural practices (e.g. use of organic fertiliser). Source Nickalls:
2002.
Crop Increase in
Yield
Maize 80%
Potato 35%
Barley 30%
Broad Beans 30%
Quinua 20%
As a result of the CT’s irrigation canal restoration and terrace rehabilitation, a field
that receives irrigation can be cultivated every year assuming that the farmer looks
after his field and fertilises the soil. Without irrigation, fields are left fallow 70% of the
time. Since irrigation allows more fields to be sown each year total crop yields can
more than triple over a 10 year period, even without considering the average
increases per hectare outlined above.
A farmer who owns 0.17 hectares of land in Ayapampa could previously only sow
his field 3 in every 10 years. Calculations show that the average net benefit to this
family of this land was just US$23. With permanent irrigation this net benefit has
risen to US$93/year, which is an increase of almost 400%. With two crops a year
this can more than double to over 1000% (i.e. 10-fold).
Improved Agricultural Practices & Continuous Cropping for the Two Crops a
year argument.
In its first rehabilitation project at Huillca Raccay, Chamana, in Cuzco, CT supported
the community during1980 to 83 in a first canal restoration project. This was
followed in 1984 by extension training with the support of the agronomists at
KAYRA Agricultural Research Station at UNSAAC (University of San Antonio Abad
of Cuzco). It was hoped to achieve a good level of continuous production on the
13
terraces through improved management, seed and rotation of crops. Cleaned and
new strains of traditional crop seeds were provided, quihuicha was successfully re-
introduced in a significant experiment for the centre. Other new crops included the
introduction of horticultural crops. Successful cultivation of two crops a year, and
occasionally even three crops a year was achieved continuously over the years
1984-2001.
In Table 3, below, data for two crops a year over a three year period on terracing is
presented for the most common crops – three are analysed (selected from a wider
range) - from two contexts in the District of Ollantaytambo. The first sample context
of results was obtained close to the town of Ollantaytambo itself at about 2,800-
3,400m, alt., and is compared with the second sample from Huillca Raccay,
Chamana, at 2,700-2,800m alt., some 30km down river of Ollantaytambo. The raw
data derives from detailed interviews with a questionnaire, and in the case of
Chamana, evaluation visits.
In the case of Ollantaytambo the farmers were using 1 topo of land allocated by the
community and most of them were farming for the regional maize (miska) market,
long established in the area. It is not surprising therefore that they consistently
made sufficient organic and chemical fertiliser inputs to obtain maximum production
represented in the high average yield of 31.7%. The area planted in Ollanta is 10
times higher than in the small community of Chamana. In the Chamana sample the
farmers are poorer, have access to less land and although they sell 90% of their
maize (miska) crop the markets for this produce are local and less lucrative or
secure. Their main market is currently inaccessible because of a landslide. The raw
data showed that the lowest yields reflect low manure and fertilizer inputs, resulting
with higher incidence of pests. Chamana competed best with Ollantaytambo in the
papa mahuay harvest). Generally those interviewed in the Chamana sample also
cultivated a similar range of additional crops to those in the Ollantaytambo raw data
but these were sown far more frequently: maize (in the form of grain), potato
(serano) oats (2 types), barley, carrots, peas, broad beans, quinua, and tarhui bean.
Similarly, a greater percentage of their crops is used for subsistence and exchange
barter.
Table 3 Area, yields and percentage of produce sold in Ollantaytambo and
Chamana.
Ollantaytambo, 1999-2002
Crop Area Yield CV (%) Percentage
(No. obs.) (ha) (Ton/ha) of yield sold
Maiz miska (9) .333 31.7 3 100
Papa mahuay .333 14.6 9 77
(9)
Wheat (7) .333 2.1 5 67
Chamana, 1995—1997, 1999-2003
Maiz miska (4) .094 12.1 26 90
Papa mahuay .027 13.0 10 51
(4)
Wheat (8) .249 1.5 43 51
Source: Cusichaca Trust.
14
extend and alter the range and quality of crops in different agro-ecological zones.
The main problem with such earners as hybrids is that they require more intensive
chemical fertilisation and use of pesticides than other crops, which are not an ideal
input on terraces where biological activity is inherent to the humid soil characteristic
of the system.
Sustainability in the longer term, in relation to the work commitment, remains an
issue to be addressed. The raised field systems on the altiplano proved to be
technically viable but required a high annual manual input by farmers, which
brought their regular use into question. This has yet to be evaluated for terracing on
the basis of bigger and wider samples to see whether poor farmers will be able to
sustain their manual inputs for two crops a year. In the case for terraces the slightly
better off farmers would be in a position to hire the labour they might require and the
poorer farmers might find they had a steady means to earn an income working on
other lands. However, they would have to decide where to put their efforts, into
salaried work or their own capital interest! To make well informed decisions they
would benefit from accessible information on markets and in the form of regularly
up-dated prices and market competition.
Notes
1. In 1982 Erickson. investigated the fields with excavation trenches – an early
example of applied archaeology – since one of his aims was to be able to
reconstruct them and experiment with rehabilitating some back to use. He found
data on original field form, building stages, use and abandonment periods and took
samples of soil, pollen and artefacts. He found construction phases which
correlated well with the dates from associated occupation mounds, followed later by
large farming villages dated throughout the area from 1000BC.
2. The best known early site to evolve was Chiripa (Taraco Peninsular) first
excavated by Bennett in 1934 (Bennett*). Then Kidder II found occupations
ca.1400-900 BC, followed by those through Pucara and to the Epoch III Tiahuanaco
occupation which he confirmed (Mohr Chavez 1989). On the find of stored quinoa
and potato crops at the time of the Pucara culture the speculation is that the
increased productivity of the raised fields was being ritually acknowledged. Finally,
an Epoch III, Early Tiahuanaco sunken temple was also found by Bennett. In
summary, the area was quite densely occupied then, much more so than now.
3. Important evidence that throws more light on the development of the raised field
systems, and by implication, the rise and fall of Tiahuanaco,and its large altiplano
urban centres comes from scientific field research of the Quelccaya glacier
(Thompson 1985, 1987, 1988 etc), lake sediments and molluscs (Binford et al
1997).
Acknowledgements
While the author must accept responsibility for any short-comings, in the
presentation of the data on two crops a year, I am deeply grateful for the
collaboration in collecting, putting together and calculating the agricultural data on
two crops a year to Juan Guillen, CT agronomist, Tom Nickalls for his CT reports on
the benefits, Vicente Orue, member of the Ollanta community, Sarah Hemstock for
setting out the base table data from the raw data sheets used in making calculations
17
and Abelardo Rodríguez for appraising me of the need to embark on the data
collection and for discussions and comments.
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RESUMEN
A lo largo de miles de años, como respuesta a las variables condiciones climáticas y al
incremento de las poblaciones, las necesidades de asegurar la alimentación han sido
satisfechas por el desarrollo de tecnologías sofisticadas en los particulares sistemas
agrícolas, y los andenes emergen como el procedimiento estratégico de riesgo más
flexible y ampliamente sustentable. En los Andes tanto la irrigación como los andenes
aparecen en el segundo milenio a.C.
Antecedentes e introducción
Desde 1500 a.C. se produce el desarrollo de los tres principales sistemas de
infraestructura agrícola arqueológicamente reconocidos. Estas estrategias tecnológicas se
desarrollaron a lo largo de tres milenios en la sierra y altiplano del Perú y Bolivia. Los
sistemas, incluido el de las cochas (lagos), sistema de los campos elevados o camellones
y el desarrollo de andenes fueron medios para incrementar la productividad de la tierra a
fin de acrecentar la seguridad en los alimentos y de mitigar los riesgos climáticos y
ambientales, tales como las sequías (y la erosión del suelo en el caso de los andenes), y
de mantener poblaciones estratificadas con expansión y crecimiento permanentes.
• Cochas o qochas (que de pequeñas lagunas pasaron a ser represas). Ver Flores y
Paz 1986; Rozas 1986; Valdivia et al 1994 y 1999.
2
Cambio climático y abandono
Las cochas, aunque muy flexibles respecto a una variedad de usos en correlación con los
cambios climáticos, no ofrecen un área significativa en términos de tierra agrícola para la
producción. No podrían ofrecer una solución a largo plazo para una agricultura
sostenible, salvo para el consumo local.
Las fases de abandono de los campos elevados han sido identificadas en el área norte de
la cuenca del Titicaca después de la decadencia de Pucara y nuevamente alrededor del 1
000 d.C., antes de la llegada de los españoles (Nota 1). La evidencia paleoecológica de
los cambios del clima a través del tiempo y, en el caso de los campos elevados, la
correlación interdisciplinaria entre los núcleos de hielo y los sedimentos del lago han
corroborado la teoría del cambio climático como causa principal del abandono de estos
sistemas alrededor de 1 000/1.050 – 1 300 d.C (Nota 2).
Los sistemas de campos elevados ( y las cochas en forma más intermitente) no pueden
oponer los ejemplos más dramáticos de sequías y hay un límite respecto al nivel de riesgo
administrativo que ocasionalmente es propasado por las condiciones climáticas (Kolata
ibid) y Nota 2).
En el caso de los andenes, sus ubicaciones a través de los valles de la sierra y regiones
adyacentes y su dependencia respecto a las altas gradientes de las fuentes de agua que
emanan de los picos nevados los hacen menos susceptibles a los cambios climáticos
extremos. Los mismos andenes son más flexibles porque retienen el agua de la humedad
y se adaptan a diferentes cosechas en diferentes altitudes. Las mejoras del desarrollo Inca
3
incrementaron la capacidad de los andenes tanto para aumentar su productividad como
para aumentar a largo plazo su eficiencia técnica en la mitigación de los riesgos (ver
adelante).
Tanto los campos elevados como los sistemas de andenes han demostrado a través de los
proyectos de restauración y de rehabilitación que son aplicables y productivos (Erickson
1989; Kendall 1984 y 1997; Cusichaca Trust 2000). Sin embargo, las lecciones
aprendidas en el caso de los sistemas de campos elevados incluyen la conclusión que
aunque la rehabilitación es una factibilidad técnica y potencialmente muy productiva, el
nivel de compromiso continuo y el trabajo manual requerido por los agricultores no
siempre es sostenible una vez que desaparece el apoyo de la ONG.
Para la restauración de los andenes irrigados las experiencias del CT (Cusichaca Trust) en
el Cusco, de DESCO(Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo) y de algunas
comunidades tradicionales de la sierra sur son estimulantes. El enfoque de esta ponencia
se centrará en el nuevo desarrollo de este sistema, su tecnología, productividad y
potencial aplicado en gran escala.
• La elasticidad de estas estructuras (que usan la arcilla para sellar el agua y piedras
y arena para bien drenaje) es una garantía cuando hay un mantenimiento
apropiado y asegurado por poblaciones locales bien organizadas en un área de
laderas empinadas y de actividad sísmica tal como la de los Andes, donde los
desprendimientos de tierras y desastres naturales ocurren con frecuencia (Kendall
ibid). (El cemento usado actualmente en los canales de irrigación es un material
inflexible que se rompe fácilmente y resulta en el deterioro rápido por ser difícil
de reparar por los campesinos.)
Canales de riego
Casi todos los valles andinos presentan vestigios de canales de riego, visibles en ambos
lados, canales que generalmente arrancan de los ríos y corrientes a unos 3 800 m de
altitud.
4
El riego es esencial en la agricultura de los valles de la costa durante todo el año y en los
Andes durante los periodos secos de clima variado (junio-octubre/diciembre). El primer
milenio d.C. comenzó con un clima relativamente frío y húmedo, en agudo contraste con
los 300 + años de sequía de comienzos del segundo milenio d.C.
El uso de los materiales que están a la mano que permiten un poco de filtración produce
canales de riego satisfactorios, que también conservan la humedad general del terreno
debajo del canal este seguro realce del medio ambiente permite una variedad de plantas y
vegetación en las laderas no cultivadas e igualmente previene los deslizamientos del
terreno (Kendall ibid).
Andenes
Los sistemas agrícolas de andenes, además de prevenir la erosión del suelo en las laderas
empinadas, conservan la humedad y ofrecen la máxima protección y temperatura dentro
de un ambiente dado, mitigando los efectos de diversas precipitaciones, vientos, heladas
y granizadas que reducen la producción agrícola.
Los grandes andenes agrícolas Inca (1440-1532 d.C.) con sistemas integrados de riego
son eficientes en su uso de agua y espacio:
• Fueron construidos como plataformas escalonadas, con inclinaciones finamente
graduadas para la distribución del agua de riego, con muros de piedra de doble
cara e inclinados.
• Internamente, capas estratificadas de mampostería, cascajo y arena tendidas en su
base, los muros forrados con cascajo para el máximo control del drenaje.
Cubiertos con 1 m de tierra agrícola ‘artificial’de buena calidad.
• Con algo de arcilla en la base se propicia la retención del agua/humedad.
• Este incremento de la transformación del suelo a través de la actividad
macrobiológica y de nutrientes estimula la elevación de la temperatura (disminuye
los riesgos climáticos y recicla los nutrientes).
Estas características facilitan también el cultivo continuo. La mayoría de los andenes Inca
presentan características similares, aun en las gradientes más empinadas. Fueron
extensivamente construidos en toda la sierra, donde quiera que la ocupación del imperio
echó sus raíces.
Los andenes más tempranos no están tan bien construidos o tan estratificados y en lo que
concierne al drenaje la calidad no es la misma, pero cuando se riegan ofrecen casi las
mismas ventajas. De hecho, en áreas prioritarias los Incas rehabilitaron algunos andenes
tempranos con riego. Los andenes tardíos pre-Inca del Periodo Intermedio Tardío (c. 1
000-1 440 d.C.) varían regionalmente a lo largo de la sierra, de acuerdo con las culturas
localizadas, pero al igual que los andenes Inca usualmente recibían riego.
5
Evidencia de practicas agrícolas tradicionales con manejo sostenible del
cultivo en andenes
Etnohistoria
Los cronistas de la Conquista y los etnohistoriadores describen cómo las comunidades
andinas valorizaban sus prácticas agrícolas y las establecían en rituales en un sistema de
calendario anual de actividades:
Guaman Poma de Ayala (1613) proporciona tal calendario. Describe las dos principales
cosechas anuales del Inca, en las cuales las del maíz y de la papa eran las más
importantes y que se practicaba el cultivo conjunto con otros cultígenos. El destaca y
describe la importancia del ritual de las prácticas de cada mes del año, como son las
prácticas correspondientes al mantenimiento de los canales de riego y de los andenes.
Garcilaso de la Vega y otros cronistas destacan igualmente cómo el Inca transfería a los
colonos para instruirlos en lo concerniente a los andenes irrigados de maíz que construían
en los territorios que conquistaban. El movimiento en gran escala de tierras de excelente
calidad era particular en la construcción de andenes, por ejemplo en el caso de Lares se
transportó la tierra para usarla en las andenerías en trabajo en el valle del Urubamba
(Garcilaso 1604).
Las excavaciones del CT han verificado el uso de suelos ‘artificiales’ (Keeley 1984).
Otras practicas agrícolas prehispánicas siguen y están documentadas en uso abajo.
Agroecología y etnografía
Los microclimas en sus diferentes niveles de altitud resultan en nichos agro-ecológicos,
que ofrecen el contexto y definen las limitaciones de la agricultura en andenes existentes.
Murra (1972) enfatiza la organización vertical de los valles andinos en tiempos
prehispánicos e introduce el concepto de distribución del tipo de cultivo dentro de este
contexto. Por ejemplo, los diferentes tipos del maíz se cultivaba en las zonas bajas
(quechua y suni) y las variedades de papas en las altas (suni y puna). Esta distribución de
cultivos sigue teniendo su base en la agricultura andina actual (ejemplo en el valle
Cusichaca (Farrington 1979), pero nuevas practicas están extendiendo los limites de los
conceptos antiguos transmitidos, lo que puede también perjudicar en la formación básica
útil contra el riesgo que reciba el agricultor tradicional.
6
• Uso de cemento en el canal primario más largo –14 km de largo- que no puede
permitir que haya filtración debido a su largo y a su limitado suministro de agua.
• Uso de rampas de acceso para acomodar al ganado que pasta en lo queda de la
cosecha y para el acceso de animales de tiro para arar.
• Añadido de pequeños ramales a los canales, valiéndose de la tradicional
tecnología de construcción.
Las prácticas agrícolas incluyen tradiciones tales como mezclar el cultivo principal del
maíz con otros cultivos, práctica que se encuentra en muchos otros valles andinos, que los
incluyen para fijar el nitrógeno en el suelo (Cuadro 1 a bajo).
En Andamarca, los agricultores afirmaban que mismo que se daban cuenta de los efectos
de una rotación de intercalar los cultivos, no sabían las razones del efecto beneficiario.
Expresaron el interés en aprender mas sobre rotación de cultivos.
Cuadro 1: Cultivo mixto tradicional en andenes con una cosecha anual tal
como se practica en Andamarca
Experiencias
Después de los proyectos de restauración del CT y de DESCO en los 80 y 90, en
comunidades de Cusco y Arequipa, respectivamente, otras organizaciones actualmente
promueven la rehabilitación de canales y andenes dado que han quedado demostrados
beneficios tales como la seguridad de los alimentos y la prevención de la erosión de los
suelos. El CT en 1997 tomo el reto de aplicar lo aprendido en Apurimac y Ayacucho,
donde se necesitaba mas inversiones en el desarrollo rural.
7
Rehabilitación del riego y de los andenes
Como uno de los resultados de la restauración del canal de riego y de la rehabilitación de
los andenes del proyecto del CT:
• Un campo que es irrigado puede ser cultivado todos los años siempre que el
campesino lo cuide y lo abone.
• Sin el riego los campos se dejan en barbecho en un 70 % del tiempo.
• Como el riego permite que cada año se siembren más campos, el total de lo que se
cosecha puede más que triplicarse a lo largo de cada 10 años, incluso sin
considerar el promedio de incremento por hectárea antes reseñado.
Es significativo el beneficio que se obtiene con la restauración del riego. Además, con la
ampliación del entrenamiento y la rehabilitación de los andenes.
Mientras el beneficio del cultivo del maíz duplica, y el beneficio de los otros cultivos con
el riego se incrementan su producción a su vez, el Cuadro 2 muestra que cada uno
incrementa en forma significativa también con la ampliación del entrenamiento agrícola y
la rehabilitación de los andenes.
8
2700 – 2800 m s.n.m., unos 30 km río abajo de Ollantaytambo. Los datos en bruto
proceden de entrevistas detalladas hechas con un cuestionario, y en el caso de Chamana
de visitas de evaluación.
9
Dos cosechas anuales se han convertido en una parte importante de los ingresos de
campesinos en dos áreas/muestras contrastantes en el Distrito de Ollantaytambo. Pero
esto no se ocurre solo aquí, están teniendo incluso más importancia para algunos
campesinos de otras áreas. Si se carecía aún de datos suficientes para incluir ejemplos
adecuados de trabajos de rehabilitación de las regiones de Apurímac y Ayacucho, ahora
se están recogiéndo. A través de seminarios/talleres y de proyectos de ampliación
agrícola y de demostración en esas áreas se está recuperando el cultivo en andenes con
riego. Recientemente, con el proyecto de MARENASS de construir nuevos andenes en el
área del lago Pacucha se da un número de casos en los cuales los campesinos han
introducido con éxito la práctica de dos cultivos anuales seguidos. El CT también ha
ofrecido un apoyo al entrenamiento y un respaldo a las comunidades del distrito de Paras,
en Ayacucho, donde se están construyendo nuevos andenes y en las que se ha se está
enraizando el concepto de dos cultivos anuales. En este caso la Municipalidad también
está respaldando el trabajo de reemplazar los andenes erosionados de las laderas, lo que
constituye un ejemplo alentador de respaldo local.
10
En su nuevo proyecto el CT se propone comenzar un entrenamiento orientado a educar a
los campesinos en lo relativo a mercados, sus precios, oportunidades y la competencia
mediante la instalación de un banco de datos distrital.
Conclusiones
La despoblación desencadena la pérdida de los sistemas agrícolas y la vasta introducción
de la autosuficiencia de bajo consumo y de estrategias de ganadería con animales
occidentales, que a su vez han ocasionado la destrucción de los recursos naturales y el
deterioro de las infraestructuras de obra humana de riego, cochas y andenerías.
Se cuenta ahora con una evidencia creciente, un ejemplo del cual da cuenta esta
ponencia, de que la restauración del sistema de andenes está conduciendo a una estrategia
agrícola de dos cosechas anuales debajo de los 3 400 m de altitud, localmente en la
región del Cusco. Los andenes con riego siguieron usándose en el Valle Sagrado
proporcionándole ingresos a las organizaciones religiosas en los siglos XVII y XVIII.
Después del colapso del mercado del maíz en el siglo XVIII los latifundistas arrendaron
sus tierras y bajaron los gastos de mantenimiento pero la calidad de la infraestructura
aseguró en gran parte su supervivencia hasta nuestros días. Esta continuidad explica
porqué el Cusco es más sofisticado que otras regiones y ha mantenido buena parte de sus
andenes con riego en el medio ambiente ideal para el cual fueron hechos. Muchas otras
regiones, como Apurímac y Ayacucho, cuando fueron pobladas por los colonialistas
fueron en gran parte dejadas a la producción animal, por esa razón en esas regiones
actualmente el énfasis es menor sobre los andenes irrigados como principales
proveedores de alimentos. En el Cusco actualmente el turismo ofrece un motivo extra a
los proyectos de restauración. Constantemente se comprueba que reviven las
organizaciones comunales para trabajos de mejora en los sistemas de riego y de trabajos
en los andenes, con el respaldo de la ONG. En la región de Arequipa tal trabajo es
conducido por DESCO con comunidades del área del cañón del Colca. Las organizaciones
del Ministerio de Agricultura, tales como PRONAMACHCS y MARENASS están, igualmente,
experimentando con el apoyo al trabajo comunal de rehabilitación y en el caso de
MARENASS con la construcción de nuevos andenes, resultando en el cultivo exitoso de dos
cosechas al año.
11
En resumen, dos cultivos anuales pueden conducir a la seguridad de alimentos, y al
proveer una cosecha para la subsistencia, ésta aumenta con la segunda cosecha que puede
ser vendida, con lo que se genera ingresos para los campesinos. En tiempos prehispánicos
el exceso de la producción, tal vez por dos cosechas anuales en los principales andenes
Inca, puede haberse distribuido en beneficio de los ejércitos y/o en apoyo de la religión y
en las distracciones del Inca. Actualmente, este exceso de producción sería para el
mercado y el ingreso que produce para los campesinos serranos. Esto genera el problema
de ¿cómo las cosechas serían más productivas y cómo se facilitaría el acceso de los
productos del campesino serrano a los mercados existentes?
Actualmente tenemos también que ser flexibles y estar alertas porque aumentan los
nuevos híbridos y se altera la escala y calidad de los cultivos en las diferentes zonas
agroecológicas. El problema principal con los híbridos es que requieren una fertilización
química más intensiva y mayor uso de pesticidas que otros cultivos, los mismos que no
constituyen un ingreso ideal para los andenes en los cuales la actividad biológica es
inherente a la humedad del suelo característica del sistema.
Sostenibilidad en el largo plazo en relación con el compromiso del trabajo, sigue siendo
un problema por resolver. Los sistemas de campos elevados del altiplano han probado ser
técnicamente viables con el requerimiento de una importante colaboración de trabajo
manual de los campesinos, lo que cuestiona su regularidad. Esto tiene todavía que ser
evaluado en cuanto a los andenes sobre la base de ejemplos más grandes y extensos que
permitan apreciar si los campesinos más pobres serán capaces de sostener su ingreso
manual con dos cosechas anuales. En el caso de los andenes los campesinos con una
posición ligeramente mejor estarían en condiciones de alquilar su fuerza de trabajo que
sea necesaria y los campesinos más pobres podrían encontrar medios fáciles para obtener
un ingreso trabajando en otras tierras. Sin embargo, tendrían que decidir dónde emplear
sus esfuerzos, si en un trabajo asalariado o en su propio interés capital! Para tomar
decisiones sobre bases bien informadas se beneficiarían con una información accesible
respecto a los mercados en la forma de precios regularmente al día y de la competencia
del mercado.
12
Notas
1.En 1982 Erickson investigó los campos excavando zanjas –un ejemplo temprano de arqueología aplicada-
dado que uno de sus propósitos era poder reconstruirlos y experimentar con la rehabilitación de algunos a
fin de ponerlos nuevamente en uso. Encontró datos respecto a la forma original de los campos,
construcción de plataformas, periodos de uso y abandono, y recogió muestras de suelos, polen y artefactos.
Encontró fases de construcción estrechamente correlacionadas con datos provenientes de montículos de
ocupación asociados, a los que posteriormente siguieron grandes pueblos agrícolas, fechados para el área
desde 1000 a.C.
2. Una evidencia importante que arroja más luz sobre el desarrollo del sistema de campos elevados y, por
su implicación, del surgimiento y declinación de Tiahuanaco y de los grandes centros urbanos del altiplano,
se tiene de la investigación científica del glaciar Quelccaya (Thompson 1985, 1987, 1988, etc.) y de los
sedimentos y moluscos del lago (Binford et al. 1997).
Reconocimientos
La autora, que acepta su responsabilidad por toda falla en la presentación de los datos
relativos a dos cosechas anuales, queda profundamente agradecida a Juan Guillén,
agrónomo del CT, y Vicente Orue, miembro de la comunidad de Ollanta, por su
colaboración en la recolección de los datos agrícolas de dos cosechas anuales, a Tom
Nickalls por sus informes al CT respecto a los beneficios en Pampachiri, a Sarah
Hemstock por su presentación en cuadros de los datos globales básicos provenientes de
las informaciones recogidas en el campo y por la elaboración de algunos cálculos, y a
Abelardo Rodríguez por estimularme a emprender la recolección de datos y por sus
opiniones y comentarios sobre la presentación.
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13
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15
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16
“PLANIFICACIÓN Y PRESERVACIÓN DEL AGUA EN LA PERIFERIA DE LA
CIUDAD DE MÉXICO: EL MEDIO AMBIENTE SOCIAL EN ECATEPEC DE
MORELOS" 1
CONTEXTO
Los años veintes dieron a nuestro país un nuevo horizonte para el nuevo desarrollo
económico y social, y es en los años treinta que el incipiente desarrollo industrial que
inicia la reconstrucción de la economía; luego de que el país aún sufría las consecuencias
de los cambios ocasionados por la Revolución; se inicia el impulso del sector hidráulico,
un amplio desarrollo basada en la generación de infraestructura, con esto se busco lograr
el abastecimiento de agua para los sectores de la producción y la sociedad en los centros
rurales y urbanos del país.
La ciudad de México inicia una dinámica demográfica, desde los años 1950,
expandiéndose hacia los municipios del Estado de México, entre estos se encuentra
Ecatepec. Y es a partir de 1970 cuando inicia un crecimiento acelerado de su
población: inmerso como parte de la metrópoli demanda la explotación de grandes
recursos hídricos. Bajo esta inercia, la cuenca experimenta problemas de
sobreexplotación, y sobre todo de escasez de agua, que aunados a los efectos de
envejecimiento, deterioro y daños a la infraestructura urbana de la ciudad, se manifiesta
una insuficiencia de agua como servicio: cortes al suministro, y los conflictos sociales.
El agua potable presenta decrementos del nivel freático pronunciados, lo que
limita la opción de pozos profundos para la dotación adicional de agua potable toda vez
que el 80% del agua extraída del subsuelo del municipio se destina al Distrito Federal, lo
que ocasiona un déficit de 1.3 m3 por segundo en el municipio4. La falta de una cultura
del agua, de una nueva visión del recurso complica la situación, pues las aguas nacionales
no se han operado con un sentido de conservación y se han tenido perdidas de agua de
hasta el 50% en fugas y tomas clandestinas, y las soluciones solo han sido convencionales
y muchas veces estas son propuestas por los proveedores de materiales para la
construcción de redes de abastecimiento. De hecho, actualmente la Ciudad de México
esta importando agua de otras cuencas: obviamente se están llevando agua de otras
comunidades.
Esta situación la vive los llamados municipios conurbados del Estado de México,
entre ellos Ecatepec; en él se encuentran 18 pozos de extracción de agua, de los cuales
se han visto abatidos en su nivel freático, planteando problemas de suministro y
administración del recurso agua. Se presenta, una fuerte demanda, contrastando a la
sobreexplotación del recurso, los bajos presupuestos con que se cuenta para la
construcción de infraestructura, la falta de tratamiento de aguas residuales, la falta del
uso eficiente del agua, los asentamientos irregulares, los hundimientos del suelo, las malas
condiciones de la infraestructura existente, la falta de control de sustancias químicas
altamente contaminantes.
Lo anterior expone una problemática en que se encuentra el agua dulce, y de la
búsqueda de nuevas soluciones que logren mantener un uso eficiente del agua e impedir
que el mal uso nos lleve a enfrentar crisis del liquido como la escasez o mayor y más
grave la Tensión hídrica, problema que muchos países en desarrollo están enfrentando y
que consigo traen problemas no solo de salud o de suministro sino que impiden un
desarrollo social y económico. Esta gravedad del problema a sido motivo de discusión en
congresos, estudios, investigaciones, etc.
El creciente problema a llevado a que se desarrollen reformas en las leyes, y
paralelamente se desarrollan programas educativos y medidas innovadoras como la
privatización del servicio del agua y su tratamiento, pero se requiere una especial
atención en la medición del consumo, su cobro y el cumplimiento de los reglamentos.
Ahora bien, el abastecimiento y el suministro del agua en la ZMVM son dos
problemas que se encuentran en crisis: el primero por la sobreexplotación y el segundo
por la falta de recursos para extender y llevar la red de agua potable hacia las zonas más
marginadas del área metropolitana.
El mismo crecimiento de la población dentro del Distrito Federal aunada a la
nueva actividad económica y comercial que ha tomado la ciudad en su centro, el
crecimiento natural y la descentralización de la industria muestra ya una nueva migración
hacia los Municipios conurbados como Ecatepec, Nezahualcoyolt, Chalco,
Chimalhuacán. Ecatepec concentra un porcentaje importante de población y es la
entidad que más problemas tiene, en lo que se refiere al aprovisionamiento de agua, pues
la demanda que enfrenta ha imposibilitado entregar agua potable a toda la población
residente de su entidad en cuanto a abastecimiento y suministro del agua.
Hablar de sustentabilidad del abastecimiento es considerar diversos factores como
lo es el de considerar la capacidad que tiene la fuente abastecedora, la contaminación a la
que en determinado momento puede estar sujeta, así como aspectos sociales,
económicos y institucionales
El problema del agua ha sido tratado y considerado como un problema de
ingeniería, lo cual a impedido que se pueda ampliar la perspectiva del problema. El
aspecto social del problema es la otra cara, y ha tomado importancia a raíz de diversos
conflictos sociales presentados alrededor del planeta y que han inquietado por la
dimensión que en determinado momento pueda ocasionar, como es el caso de la
“Guerra del agua” en Bolivia. La gestión y la administración del recurso no ha sido la
optima, esto a llevado a que la sociedad tome conciencia sobre el problema y ahí, que
este buscando espació y participación en dicha gestión del recurso. Esta gestión intenta
dinamizarse con la participación de la ciudadanía y además toma un gran relevancia en la
“ cultura del agua”, como parte de todas esas medidas. Pero cabria preguntarse ¿si la
gestión, administración y planificación hasta ahora utilizadas son las que han fracasado en
su intento por llevar agua a la población marginada?, ¿ Si la gestión integral del recurso y
la participación de la sociedad rendirá resultados en una preservación del recurso y en el
desarrollo del municipio de Ecatepec?
MARCO NORMATIVO
Para iniciar un análisis del marco normativo a nivel federal se inician las leyes de
política hidráulica a partir de la Constitución de 1917, producto de la revolución y
desde este tiempo se han desarrollado las diversas leyes regulaciones e instituciones en los
últimos ochenta años. Estas leyes obedecían a una demanda de tomar el sector hidráulico
como punta de lanza para un desarrollo económico del país, basada claro en los recursos
hídricos, recordemos que en este momento se opta por la sustitución de importaciones
para dar paso a la industria y al desarrollo tecnológico del país, en este contexto se hacen
uso de las aguas nacionales por parte de empresas tanto publicas como privadas las que
no tenían una idea de que el recurso fuese tomado como un recurso finito lo que hoy ya
sabemos.
En 1926, bajo la Carta de Irrigación se crea la Comisión Nacional de Irrigación,
esta por la necesidad que existía en el crecimiento de la producción de alimentos, y es en
los años de 1934 y 1936 que se expiden la Ley de Aguas de Propiedad Nacional5 y su
respectivo reglamento se crean comisiones de cuenca entres los las décadas de los
cuarentas y los cincuentas. Y los más importantes que tienen que ver directamente con la
problemática que enfrenta la Ciudad de México y su cuenca es la explotación de los
recursos subterráneos: entre 1956 y 1958 que es aprobada una Ley y su respectivo
reglamento de Aprovechamiento de Aguas del Subsuelo, a partir de estas fechas se inicia
la regulación sobre la extracción y utilización de agua subterráneas, que son las que se
ven afectadas en sus niveles freáticos pues las recargas se han minimizado con la
ocupación del suelo que era vital para la recarga de los mantos acuíferos.
Legalmente, las aguas estas contempladas en la carta magna en la que se observa
una Política de Aguas y en su articulo 27 establece “que todos los recursos Hídricos son
propiedad pública, bajo el control del gobierno federal, Se conceden de usufructo por
50 años, y pueden ser revocados si cambia el uso que se de a esa agua”, así también el
articulo 115 dice “que los municipios son los responsables de la prestación de los
servicios del agua potable y saneamiento con la asistencia de los gobiernos estatales en
caso de ser necesario”. Este articulo fue modificado en 1985, en el se establece el papel
que juegan los municipios con respecto al manejo de sus recursos, lo que viene para el
caso del municipio de Ecatepec; donde se considera lo establecido por parte de la
entidad el Estado de México, mismo que expide una Ley por parte del organismo estatal,
la CAEM (Comisión de Aguas del Estado de México), y la Ley de aguas del Estado de
México que son los que regulan el uso y las disposición y operación del recurso en la
entidad. En este punto quizá exista un problema grave en la Ciudad de México, en la
parte correspondiente del Distrito Federal y los Municipios Conurbados, en el sentido
que tienen cada entidad su marco legal en materia; lo que muestra una ruptura
administrativa que señala la ausencia del manejo del agua en toda el área metropolitana.
Con una misma legislación aunque esto es solo una idea, que sea o no difícil de
implementar, ya se ha visto la posibilidad por medio de programas a nivel metropolitano,
para tratar los problemas del agua pues son problemas que comparten todas las entidades
que forman parte de esta Ciudad de México de más de veinte millones de habitantes.
En 1992 de aprueba la Ley de Aguas Nacionales la cual regula la explotación del
recurso y apunta a salvaguardar se calidad y cantidad, siendo esta la única Ley general
con la que cuenta el país en materia de aguas de la nación. Otras leyes y reglamentos:
• Reglamento de la Ley General de Aguas Nacionales:Nacionales Establece los
procedimientos y detalles administrativos sobre la aplicación de la Ley.
• Ley Federal de Derechos en Materia de AguaAgua: establece el marco jurídico
en el que se establecen las tarifas por uso de agua,
• Ley General de Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente:
Ambiente Establece
los competencia para los gobiernos de los tres niveles,
En todos los anteriores documentos se establece en materia de agua la forma de
legislar el agua en la que se hace presente el carácter de bien público de recurso.
1
Los resultados aquí expuestos son parte de los proyectos de investigación que se
desarrolla en el LABORATORIO DE ESTUDIOS URBANOS de la Escuela
Superior de Ingeniería y Arquitectura Zacatenco. Coordinación de Posgrado e
Investigación del Instituto Politécnico Nacional.
2
Profesor Investigador. Recibió su doctorado en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences
Sociales, París Francia. Actualmente es Coordinador del Laboratorio de Estudios
Urbanos y Coordinador del Posgrado en Planificación urbano Regional, ESIA
Zacatenco. INSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL .
3
Alumno Investigador. Colaborador en el Laboratorio de Estudios Urbanos. Programa de
Posgrado en Investigación, ESIA Zacatenco. IPN
4
fuente. Disponible en internet: http://www.edomex.gob.mx/se/ecatediag.htm
5
Castelán Crespo Enrique, “Análisis y Perspectiva del Recurso Hídrico en México”
disponible en Internet en: www.thirdwordcentre.org
6
Programa de Desarrollo Nacional 1995-2000
7
Política del Agua en México, disponible en :
http://www.oieau.fr/ciedd/contributions/at2/resume/rrendon.htm
8
“El Desafío del Agua en la Ciudad de México” disponible en Internet en:
www.cce.org.mx/cespedes
9
Enrique Cabrera, Día del agua texto en internet disponible en: www.cepis.ops-oms.org
10
Cuervo Mauricio. “La política del agua potable y saneamiento en el marco de ciudades
y ciudadanía”, Bogotá. Mimeo, 70 p
11
TREVIÑO Elena, “FORMAS DE GESTION” En: “El agua, ¿servicio urbano o bien
colectivo?”, disponible en internet en: http://www.aguabolivia.org/
12
Anna Kurtycs “Water environmental Educatión and the Communicatión Approach”
Paris XIII university gestión y administración del agua
13
Aguilera K. F., “HACIA UNA ECONOMIA DEL AGUA” Fuente. Disponible en
internet: http://habitat.aq.upm.es/boletin/n8/afagu1.html
14
Bartolomé Navarro J. Luis, “ El agua, dominio público jurídico y bien público
económico” disponible en red en: www.us.es/ciberico
Sistemas de riego tradicionales en Río Bravo – Grande (El Septentrión
fronterizo en la época colonial)
Tomás Martínez Saldaña
Colegio de Postgraduados
tms@colpos.mx
Introducción
La historia y la economía regional y fronteriza del norte de México y sur
de Estados Unidos han estado más unida de lo que la gente acepta y percibe,
dicha región tiene una serie de ligas sociales y culturales entre los estados
fronterizos que poco se estudia. Se ha hecho una región comercial e industrial
integrada por maquiladoras y por el cruce fronterizo de infinidad de productos de
tal forma que la región se explica por sus vínculos internos y por sus conexiones a
la economía americana y mexicana. Este empuje ha ido generando otros aspectos
menos conocidos y mas profundos como ha sido el caso de la concientización de
los fronterizos y norteños, separada de la aculturación que genera la vista del
extranjero americano como lo veían los estudiosos de la cultura mesoamericana
de los años 60´s.
La región estudiada está dividida por la frontera entre Chihuahua al
norte de México, el sur de Nuevo México y el occidente de Texas en los Estados
Unidos. O sea una parte de la cuenca del Río Grande o Río Bravo. La región
abarca la frontera colonial entre la Nueva Vizcaya y el Nuevo México que se
vinculaba hasta Durango así como las avanzadas de Saltillo, Monterrey, Parral y
Chihuahua. Estos pueblos constituyeron con el tiempo centros de difusión de
tecnología , se conformaron como centros de poder al convertirse en sedes
episcopales, centros militares , mineros o administrativos Estos núcleos culturales
los ubicamos en las colonizaciones tempranas realizadas en Durango 1564,
Saltillo 1575, San Esteban 1591, Monterrey, 1594, Parras 1598, El Camino del
Paso del Norte 1598, ,San Gabriel 1598, Santa Fe 1610 y su refundación en 1680
y El Paso 1650 San Antonio 1718, Chihuahua 1700, Aguayo 1750. El período que
abarca la fundación de estas sedes es muy amplio por lo que se divide en varias
etapas que corresponden a diversas facetas del proceso colonizador del norte de
la Nueva España .
El Proceso colonizador pauta fundamental
La región antes de su colonización fue visitada por diversas
expediciones de exploradores, de misioneros y de colonizadores que llegaron al
corazón de la Gran Pradera norteamericana en busca de almas, de las ciudades
de oro de Cibola y Quivira, de las Amazonas y de la Fuente de la Juventud, tan
temprano como en 1542 cuando Francisco Vázquez de Coronado intenta una
primera conquista pero hasta 1590 poco se logró por el peligro formidable de las
hordas de recolectores y cazadores que merodeaban a partir de Querétaro., los
cuales en 1540 confrontan el poder hispano en un período histórico conocido
como la Guerra Chichimeca, que no fue eliminada con el episodio cruento de la
Toma del del Mixtón en la Nueva Galicia en 1542 , por el contrario la matanza
efectuada contribuyó a su exacerbación. Antes de 1560 la frontera colonizada era
limitada y llegaba a Querétaro, Guanajuato, San Luis Potosí, Zacatecas y Jalisco.
Esta frontera albergó la penetración ganadera y detrás de esta la colonización
minera por eso los primeros en enfrentarse a los bárbaros norteños fueron los
cazadores, gambusinos y pastores con sus rebaños que se aventuraron a pastar
en tierras hostiles. A pesar de este peligro y gracias al descubrimiento del cinturón
de plata de Pachuca, Guanajuato, Zacatecas y Santa Bárbara Parral el norte se
volvió la tierra de la riqueza, nacieron los magnates de la plata y señores de
ganados, los mineros y los especuladores e inversionistas que al encontrar su
fortuna argentífera se vieron impedidos en sus empeños ante el acoso y saqueo
de las bandas de bárbaros. Los mineros enfrentaron con mejor éxito la guerra
chichimeca que tomó cincuenta años y llenó la frontera novohispana con soldados,
misioneros, colonizadores y la marcó con presidios, misiones y pueblos. Fue una
época de guerra sin cuartel que nadie ganó, pero gracias a la paciencia de frailes,
funcionarios y de caciques indígenas se logro una paz permanente comprada y
negociada. Una vez alejadas las hostilidades quedó establecido el camino hacia el
norte y se empezó una colonización duradera.
Gracias los esfuerzos de Francisco de Ibarra se fundaron los primeros
pueblos en la orilla del Río Florido, afluente del Río Grande que sirvieron de piedra
angular para el futuro colonizador del norte novo hispano , esfuerzos seguidos por
Rodrigo del Río de la Loza y por Francisco de Urdiñola y finalmente por Juan de
Oñate que a pesar del ahínco que puso al colonizar el Nuevo México . Muchos de
estos esfuerzos fueron en vano al no progresar la expansión al no encontrar
minerales , pero en el intento se logró una colonización agrícola con agricultores
establecidos en Nombre de Dios, en San Juan Bautista de Analco, hoy barrio de
Durango, de Santa Maria de la Paz de la Nueva Tlaxcala en Chalchihuites, todos
ellos agricultores con herencia mesoamericana e inclusive algunos tlaxcaltecas. El
capitán protector del pueblo de Santa Maria de la Paz don Francisco Mesta y
Peñaloza formo parte de la expedición colonizadora de Santa Fe en 1598 y tuvo el
encargo de traerse a maestros labradores tlaxcaltecas de Ocotelulco que tenían
seis años de establecidos . Estos se unieron a la caravana y apoyaron la
penetración de Oñate a Santa Fe en donde establecieron el pueblo de San Miguel
de los Naturales1
Esta colonización agrícola temprana iniciada por auspicios del mismo
conquistador Oñate y del gobernador de la Nueva Vizcaya permitió la
consolidación del camino de tierra adentro. Gracias a los descubrimientos de
Francisco de Ibarra este se había iniciado y existía el camino entre Guadiana y
1
Eugene Sego senala que el escribano de Nombre de Dios, territorio de la Nueva
Espana enclavado en la Nueva Vizcaya, dio fe de que el capitan protector
de Chalchihuites en la Nueva Galicia tomo varias familias tlaxcaltecas y las
llevo consigo a la fundación del reino del Nuevo Mexico. Sego 1999.
Valle de San Bartolomé. Ese fue el camino que tomo Oñate , así se formo una
cadena de pueblos hortelanos que se iniciaba en su nativo Chalchihuites,
continuaba por el valle del Súchel, pasaba por Nombre de Dios y de allí
continuaba a Guadiana, la capital del reino de la Nueva Vizcaya , continuaba para
Canatlán, San Juan del Río, pasaba por los presidios de San Luis, el Gallo, El
casco , Cinco Señores, Parral, Valle de San Bartolomé, San Francisco de los
Conchos , Santo Niño en Chihuahua , El Paso del Norte y Santa Fe. De esta
entrada con el tiempo se establecen otros cuatro núcleos culturales en la ciudad
de Durango donde radicaba el obispo , en Parral donde radicaba el gobernador ,
Chihuahua el Paso y Santa Fe.
El riego en el norte mexicano y sur norteamericano
La cuenca del Río Grande tuvo diversos procesos colonizadores a partir
del siglo XVI destaca la fundación de Rodrigo del Río de la Loza el Valle de San
Bartolomé ,para 1598 Oñate lleva los sistemas de riego hasta San Juan y los
tlaxcaltecas fundan el sistema de riego de Santa Fe antes de 1610. El Paso se
funda como otro centro colonizador en base a las acequias derivadoras del agua
del Río Grande, donde se establecen cinco misiones irrigadas con sus respectivos
pueblos. Río Abajo en la Junta de los ríos , Hoy Ojinaga Presidio también se
establecen con el tiempo otras sistemas de riego , más abajo en San Juan
Bautist6a del Río Grande , florecieron acequias que irrigaron el pueblo y la misión
de San Bernardo, quizá las fundaciones tardías de don José de Escandón a partir
de 1748 también tuvieron riego como San Agustín de Laredo, Reynosa, Camargo .
En los afluentes del Río Grande también hubo fundaciones, la más
importante y que fue el centro colonizador agrícola por excelencia fue San
Esteban de la Nueva Tlaxcala, de allí salieron familias tlaxcaltecas a establecerse
en todos los afluentes del río , la fundación más notoria fue San Miguel de Aguayo
, hoy Bustamante Nuevo León; pero muchas más fueron parte de este proceso. En
la Nueva Vizcaya desde el presidio de Bocas hoy, Ocampo Dgo hasta Conchos se
establecieron pueblos, colonias, presidios irrigados por el Río Conchos , afluente
del Bravo, lo mismo pasó en Nuevo México con el Río Chama y el río Pecos que
albergaron pueblos irrigadores en bases a sistemas de sacas de agua y de
pequeñas presas derivadoras en el río.
Estas fundaciones fronterizas de la región norteña ofrecen una variedad
de sistemas de riego donde destacan las fundaciones establecidas por los
tlaxcaltecas colonizadores que llegaron a la región por las Capitulaciones de
Tlaxcala de 1591 en particular las fundaciones de San Esteban de la Nueva
Tlaxcala y San Andrés – Chalchihuites. 2 Inclusive La presencia tlaxcalteca y
2
Estas fundaciones surgieron gracias a la migración colonizadora de las 400
familias efectuada en 1591 por acuerdo del virrey y los señores de Tlaxcala,
se realizo en base a las capitulaciones y a los derechos tlaxcaltecas . Las
fundaciones han sobrevivido hasta la fecha como cabeceras municipales o
como parte de ciudades capitales de estado: San Miguel de Mesquitic y San
Sebastián y San Jerónimo son ahora Miguel Carmona y Venado SLP , San
mesoamericana en las zonas del norte novohispano presenta evidencias
recogidas por geógrafos e historiadores en Santa María de las Parras en la
tecnología hidráulica en las presas, cajas de agua y canales de riego3
El riego se dio en las regiones construyendo derivaciones de agua por
canales o zanjas y acequias. estos sistemas fueron de vital importancia y algunos
de han sobrevivido cuatrocientos años, como el caso de Parras, Bustamante,
algunas franjas de cultivo en Saltillo, en Colotlán y en Venado y Moctezuma. La
tecnología también es visible en zonas de cultivo de temporal y huertos de
temporal de magueyes, nopales . porque la expansión agrícola e hidráulica
empezó a cambiar de acuerdo al entorno donde se estableció. Por eso para fines
del siglo XVI ya se utilizaba la flora local como en San Luis donde se plantaban
nopales regionales, los nogales y los mesquites para hacer barreras protectoras
de los sistemas de riego observables en San Miguel de Mezquitic hoy en día. . A lo
largo de estos pueblos corría el Camino de Tierra Adentro, continuación del
camino de la Plata , que subsistió en su ruta original hasta finales del siglo XIX, al
ser sustituido por el ferrocarril del Norte que iba de la Ciudad de México al Paso
Texas. El camino de la plata , incluyó las minas de San José del Parral y de Santa
Bárbara en el reino de la Nueva Vizcaya y siguiendo la expansión de pastos
nativos logró abrir la ruta del Nuevo México lo que permitió el acceso a caballos y
ganado y apoyo al establecimiento de los Reinos de la Nueva Galicia, la Nueva
Vizcaya.
La herencia agrícola mesoamericana en el norte novohispano
La expansión mesoamericana se inició desde que los españoles
colonizadores intentaron penetrar a la altiplanicie norteña o al desierto
chihuahuense. con las entradas utópicas de Coronado, Ibarra y Oñate abrieron la
Nueva Vizcaya y el Nuevo México , con la entrada de Oñate un grupo de
tlaxcaltecas llegó hasta el territorio Sus descendientes se establecieron en Santa
Fe cuando abrieron sus acequias, sus canales de riego, sus melgas y sus talleres
y para finales del siglo XVIII ya tenían un barrio propio, San Miguel de Analco , o
San Miguel de los tlaxcaltecas con su gobernador y su cabildo. Donde integraron
la cultura santafeña. Los Tlaxcaltecas aprovecharon la presencia hidráulica local,
añadieron su tecnología y enriquecieron la flora y fauna con el germoplasma
exitoso del centro de la Nueva España. Este proceso colonizador temprano fue
ejemplo en otras partes y se repitió cientos de veces a ambos lados del Río ,
Inclusive se conocen registros muy posteriores de la llegada de otros maestros
labradores y de constructores de caños, tajos, acequias y de injertadores y
4
Los sistemas de riego existentes en la época prehispánica eran sistemas
intensivos de chinampería en la actualidad se la considera como el modelo
ideal del cultivo y del aprovechamiento de los recursos. Las tradiciones
hidráulicas derivadas de España fueron las valencianas derivadas de la
herencia árabe que fueron importada por los frailes, colonizadores, y
funcionarios y estas fueron aceptadas por los agricultores mesoamericanos,
en especial por los tlaxcaltecas que fueron los más exitosos en apropiarse
las tecnologías europeas y en difundirlas en la Nueva España.
aprovechamiento de las aguas antes de la llegada de los españoles. Esta
diversidad de aprovechamientos está constatada por la arqueología y por la
etnografía moderna del riego en la Tlaxcala contemporánea donde todavía
subsisten sistemas de anego, campos drenados, achololes y riego
A partir del siglo XVII fue costumbre de frailes, gobernadores, obispos,
capitanes de contratar o llevar familias de agricultores que supieran diseñar,
construir y manejar acequias, canales, zanjas, melgas, árboles frutales y cereal en
pequeñísimos lotes cultivados pero que permitían la sobreviviencia de
comunidades aisladas en el desierto norteño en la vega del río Bravo o en el
somontano de la Sierra Madre Oriental y Occidental. En 1748 don José de
Escandón funda diversas villas llevando maestros labradores de Venado a
establecer sistemas de riego basados en el modelo tlaxcalteca. Inclusive hasta
1801 seguían las fundaciones en Nuevo México , el Nuevo Santander , el Nuevo
León, la provincia de Coahuila y la Nueva Vizcaya. A la postre fue mas numerosa
la colonización espontánea que la oficial y fue la que sobrevivió.
Si bien es cierto que Ibarra, Río de la Loza y Oñate ordenaron la
construcción de acequias desde la fundación del Valle de San Bartolomé , su el
primer objetivo era la minería, donde la ganadería y la agricultura apenas
resultaron exitosas. Así pocos colonos europeos tuvieron éxito por el contrario, los
tlaxcaltecas colonos buscaban asentamientos duraderos por lo que recurrieron al
apoyo de misiones , de los presidios y de los cabildos de pueblos de agricultores
que se fueron expandiendo desde Zacatecas y por el Camino de tierra adentro
hasta llegar a las sierra Sangre de Cristo y a Taos . de igual suerte salieron de
San Esteban siguieron el camino de los Texas hasta llegar a San Antonio . El éxito
de estas colonizaciones se debió a que se pudieron construir sistemas de riego,
todavía pasaron más de cien años para que la colonización hidráulica fuese
completa pero para 1700 se aceleró la construcción de asentamientos con riego
duraderos, Albuquerque, Atrizco, Alameda, Bernalillo, Socorro, el Paso , San
Lorenzo . Para 1750 el barrio de San Miguel en Santa Fe era un centro importante
de expansión agrícola e hidráulica, de allí partieron colonizadores para establecer
una red de plazas defensivas de Santa Fe: Las Trampas, Las Truchas, Chemizal,
cuyos herederos cruzaron las Montañas de Sangre de Cristo estableciéndose
hasta el Colorado desde 1750 hasta 1850
En Chihuahua el virirey Lacroix funda cinco villas defensivas en contra
de los Apaches: Naniquipa, Las Cruces, Casas Grandes ; Janos y San
Buenaventura . Estos pueblos recibieron una concesión de tierras de mas de 100
000 ha. Cada uno que permitieron construir comunidades colectivas con riego y
que repitieron el modelo de colonización del Paso. Hay que llamar la atención que
para 1750 la colonización es ya de carácter civil donde la titular de los derechos
fue la comunidad y ya no la misión, situación que impactó en la colonización tardía
del Nuevo México y del Nuevo Santander . 5
En todos estos pueblos surgió la herencia mesoamericana traída por las
misiones, los presidios y los tlaxcaltecas en especial la tradición del manejo del
agua, derechos, usos y costumbres en las cofradías y las mayordomías lo que
estructuró la tradición nativa de los hermanos penitentes, los mayordomos , . Esta
agricultura generó sistemas intensivos de cultivo al resguardo de los fríos y calores
intensos derivados de la latitud de la región. Por ello la agricultura en la cuenca del
Río Grande sobrevivió en las vegas de los ríos y en cañadas protegidas,
adaptándose a la cultura de las acequias, la herbolaria regional y la ganadería de
ganado menor y a la caza de cíbolo .6
Diversos pueblos y villas, plazas de Nuevo México, Chihuahua,
Coahuila, Nuevo León son un reservorio de tradiciones mesoamericanas . Llama
la atención la herencia del Nuevo México , la cual no fue modificado con las leyes
de Reforma, ni con la revolución mexicana, ni con la reforma agraria, donde la
tradición de las cofradías vinculadas a vida social y política y al manejo del riego
ha continuado vigente
Un ejemplo del proceso agrícola novo hispano en la Cuenca del río
Grande lo constituye la Misión y pueblo de Ntra Señora de Guadalupe del Paso
del Norte , cuyo éxito fue narrado por los obispos, funcionarios y viajeros: El
asentamiento incluía cinco misiones Ntra. Señora de Guadalupe y Señor San José
del Paso . En el lugar vivían entremezclados indios, mestizos , hispanos e
inclusive peninsulares. Había dos presas derivadoras una de los hispanos y otra
para los indios que tenían la principal con dos compuertas. Las presas tenían que
ser reconstruidas todos los años lo mismo que las acequias que fácilmente se
destruían por lo frágil del suelo arenoso del área. Los campos cuando quedaban
inundados recibían una cantidad importante de limo que era la clave de la
producción. Se obtenía trigo de grano largo, buen maíz, el cual se encamaba
porque las raíces quedaban muy por encima por ello había que trabajar con
5
La descripción de la zona la ha hecho Jane Dale en su trbajo sobre la cultura
material de rancheros medieros del noroeste de Chihuahua a finales del
siglo XIX. ( vease Jane Dale 2001)
6
La cultura de las acequias hace referencia a un concepto acuñado por los
estudiosos de la cultura santafeña así the acequia culture implica la
organización, la administración y el cuidado siempre presente de los
sistemas de riego derivados del Río Grande y todos sus afluentes. En la
actualidad sobreviven en comunidades el manejo del agua en base a las
tradiciones y han sido reconocidas por el gobierno de los Estados Unidos
como manejo autónomo y que le da una característica especial a Nuevo
México. Las tradiciones y los usos implican el manejo social del agua por
las comunidades de regantes , que se vinculan a sistemas tradicionales
derivados de organizaciones civiles con carácter religioso que en la historia
de Nuevo México llegaron a suplir la falta de autoridad local.
cuidado porque había que hacer los surcos profundos a pesar del suelo frágil , .
Se producían frijoles , chíncharos , anís, hortalizas, y en particular cebollas dulces
. Se producía mucho vino de uva negra y moscatel, existiendo árboles frutales
peras bergamotas, y chabacanos de tamaño mediano., manzanas y duraznos, que
producen cuando no hay heladas . Cuando se dan se da en abundancia y se
secan para producir orejones . La zona productora esta en los bancos que forma
el río , solo la iglesia, las casas reales están fuera del alcance de las inundaciones
del río .
Existían además las misiones de San Lorenzo el Real y Senecú, las
cuales tenían su acequia derivadora propia donde se supone existían tlaxcaltecas,
se producían las mismas cosechas e igualaban la capacidad de producción de
granos y fruta que en el Paso. Río abajo estaba Isleta, al igual con su propia
acequia y con indios Pueblo , muchos colonos hispanos y quizá tlaxcaltecas
además de soldados , los cuales no eran buenos labradores.
Finalmente se encontraba Socorro donde había indios reducidos y
cautivos venidos de todo el Nuevo México , allí también había colonos y tenían
problemas porque el río en esa zona hacía recodos y sacas porque de vez en
cuando cambiaba de curso. De Acuerdo a las medidas de aquella época, se
medían diez leguas, o sea unos cuarenta kilómetros aguas abajo . La población
era cerca de 10 000 habitantes . Sabemos por el recuento que los colonos eran
mestizos, indios tlaxcaltecas y ocho peninsulares. Estos se dedicaban a comprar
el vino y el licor para llevarlos a las minas de Chihuahua , inclusive se señalaban
formas de adquirir el vino . Se señala que las explotaciones incluían algo de
producción de vacunos y ovinos pero la principal fuente de proteína venia del
pescado, aunque ya para estas fechas se comercializaba la carne seca de cíbolo,
Todas estas explotaciones permitían obtener 1500 pesos de plata como diezmo. 7
La región ahora americana de la Cuenca del Río Grande conservó
tradiciones que han desaparecido de México , por ello gracias al tratado de
Guadalupe Hidalgo de 1848 aparece que las cofradías de nuestro padre Jesús,
“los hermanos penitentes” extendidos en toda la Nueva Vizcaya , en México
perdieron su papel civil y comunitario, reduciéndose a un papel secundario en las
festividades religiosas, por el contrario en los Estados Unidos tuvieron un papel
fundamental en la formación de la estructura social de las comunidades rurales
nuevo mexicanas. Estas cofradías conservaron su carácter doble civil y religioso
por lo que se convirtieron en comunidades con poder y control de la vida civil , de
la vida religiosa y del sistema de riego de que no sufrieron la Reforma liberal y que
por años conservaron su capacidad de decisión y manejo autónomo. Esta
caracterización hace que la herencia hidráulica de allende el Bravo sea otra
experiencia diferente a la sufrida en la cuenca del río del lado mexicano
En el siglo XX todavía sobrevivieron las huertas, las nueces y el vino
que empezaron a desaparecer delante de la producción que llegó de otras partes
7
Esta información está tomada de Bandalier (1937) que recopiló la información
mas relevante para la colonizaciòn del Nuevo México véase Hackett 1937
con el ferrocarril a partir de 1880. Tanto el Paso como Juárez , Las Cruces, Janos
, Casas Grandes , San Buenaventura tuvieron un impacto enorme con la
introducción del comercio internacional, se modificaron las estructuras de
producción y poco a poco se fue aniquilando la tradición hidráulica y hortelana
hasta que se volvió una incomoda presencia y se destruyó el raquítico nivel
ecológico y ambiental que existía. Ahora son una plancha de asfalto, carente de
arboles y vegetación riberana que urge su reconstrucción y su rescate.
La herencia hidráulica y legal es un verdadero tesoro etnográfico
sobreviviente de una tradición que surgió en con la expansión agrícola
mesoamericana en 1591 y después de diversos acontecimientos se estableció en
el septentrión novohispano en el norte de la Nueva Vizcaya y el sur del Nuevo
México , hoy el norte de México y sur de los Estados Unidos. Ojalá y este último
resquicio de la historia agrícola y legal no muera y nos permita aprender de ella
una tradición centenaria que nos facilitará el manejar los problemas derivados del
agua, de las sequías y de las relaciones internacionales en una zona desértica
donde la tierra, las plantas, los arboles frutales, los viñedos y el agua, su uso en
canales, acequias, huertas, su uso y sus derechos es el tesoro más preciado entre
los actuales agricultores y habitantes de la Cuenca del Río Bravo- Rio Grande
desde Colorado, Nuevo México, Texas , Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y
Tamaulipas. Proceso que en 300 generó la fundación de pueblos agricultores
asentados en áreas de riego, muchas de las obras realizadas en esa época han
sobrevivido y por ellas podemos entender cual fue su fuerza y su capacidad de
Conclusiones y reflexiones
Cuando México se independizó de España la herencia colonial
hidráulica y legal quedó cuestionada, a partir de 1821 se privilegió la
individualidad, la legalidad heredada de la revolución francesa, se abolieron los
privilegios de colonizadores, tlaxcaltecas en 1857 se cancelaron los privilegios a
comunidades, cabildos, mayordomías con lo que se perdió el derecho local de
manejar las tierras, el riego, los cementerios y las iglesias. Pero hay una diferencia
México ya no retenía todo el territorio heredado de España, en la frontera los
pueblos que quedaron Allende el Bravo en 1857 sus tierras quedaron bajo la
bandera de la Unión americana y gracias al tratado de Guadalupe Hidalgo firmado
en 1848. los sistemas legales y derechos de riego quedaron como estaban bajo el
dominio español. Por el contrario en las tierras de los pueblos chihuahuenses
hasta el Paso del Norte ,, los pueblos de Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas,
Tuvieron un proceso de destrucción de sus sistemas hidráulicos y legales,
culminado en 1904 cuando los pueblos perdieron sus tierras comunales en manos
de los terratenientes chihuahuense enriquecidos gracias a la manipulación de las
leyes de Reforma y la desamortización porfiriana. En Coahuila los ejidos vinieron a
rematar las huertas y el crecimiento urbano acabó con las reliquias hidráulicas
sobrevivientes en Monterrey, en Cd. Victoria, inclusive en la antigua San Esteban
las acequias dejaron de llevar agua para 1970.
Esta destrucción no se dio por igual, sobreviven hoy en día sistemas
herederos del pasado llama la atención Aldama, Valle de Allende en Chihuahua,
Parras, Nadadores Lamadrid en Coahuila, Bustamante, Santiago en Nuevo León,
El Chorrito y la Mesa en Tamaulipas, inclusive las huertas de San Antonio y los
pueblos ribereños del Río Grande Atrizco, Albuquerque, Alameda, Bernalillo y
otros pueblos en el valle de Taos. Esta herencia esta viva, ha habido un gran paso
se la ha reconocido , pero ahora falta estudiarla, conservarla y promoverla hacia el
futuro tal como lo ha venido haciendo los movimientos utópicos de The Acequia
Culture o Catering the Waters
Este homogeneidad y diversidad fundamenta la importancia del estudio
de los sistemas legales y de riego de las comunidades fronterizas. Por supuesto
que esta perspectiva no es nueva, ya se había iniciado en el estudio del riego en
el sureste hispánico de Michael Meyer o los trabajos de estudios fronterizos de
David Weber sobre el sur de los Estados Unidos, aunque falta hacer análisis
comparativos con lo que pasó en Namiquipa, San Buenaventura, Casas Grandes,
Janos y Las Cruces. Una región fronteriza que con el paso del tiempo desarrolló
una misma cultura de aprovechar el desierto y que tomó diversos caminos en lo
político y social, a tal punto que ha producido una realidad cultural fronteriza con
su propia ideosincracia y tecnología8 .
La herencia hidráulica del Río Grande ahora se ha convertido en un
foco de división , rechazo e interminables alegatos jurídicos, pero se ha perdido la
fuente fundamental de todo arreglo los usuarios del agua de toda la cuenca, habrá
que tomarlos en cuenta, sin importar las divisiones políticas : existen elementos
naturales que se deben imponer por si solos: Estamos frente a una cuenca
natural, ubicada en un sistema increíblemente frágil por la estructura de los suelos,
en un desierto , donde hubo una tradición hidráulica prehispánica tanto en las
riberas del rìo Grande como en los arroyos del Río Conchos, Los Tehuas, los
Tiguas , Los Tepehuanos y los Tarahumaras, han aprovechado el río desde
épocas centenarias, de igual forma hace cuatrocientos años la presencia de
colonos exitosos a base de sistemas muy intensivos de cultivo y de germoplasma
muy especializado , divulgados por pueblos mesoamericanos que llegaron hasta
estos confines nos enseñan que hay que respetar la tradición, el río, su cuenca, su
habitat para que podamos disfrutarlo en el futuro
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El trabajo de Michael Meyer publicado en 1984 y en español apenas en 1998 es
un aporte fundamental para el estudio legal de la herencia hidráulica en el
suroeste hispánico norteamericano, aunque su trabajo se queda en la parte
histórica. El trabajo de David Weber es más ambicioso y abarca todo tipo de
impactos en la frontera española en América del Norte formando así un
excelente vínculo de entrada para el estudio de la región. ( Weber 2000;
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EL PROBLEMA DEL AGUA, LA DIVERSIDAD GENETICA EN MEXICO Y LA
RESISTENCIA A SEQUÍA
RESUMEN
Se da una síntesis de los resultados de los ensayos de variedades nativas de
maíz en diferentes nichos ecológicos mexicanos, realizados durante más de 30
años. Se argumenta que el principal factor ecológico que tuvieron que afrontar las
etnias durante la invención del maíz fueron las variaciones de la sequía. En los
ensayos, de manera consistente cuando la muestra de variedades nativas fue
amplia, hubo aquellas que superaron o al menos igualaron a las variedades
híbridas o de otro tipo, usadas como testigos. Se dan los elementos de juicio para
explicar esos resultados y concluir que los métodos de selección de los
campesinos son tanto o más eficientes que los métodos convencionales.
Finalmente se plantea una forma de afrontar el cambio climático, con base en ese
patrimonio tanto genético como metodológico.
INTRODUCCIÓN
Hay variedades precoces intermedias y tardías (Cuadro 1), con una adaptación
mejor que los mejorados, los cuales no resisten el patosistema local ni su ciclo
vegetativo se ajusta a los regímenes higrotérmicos.
4
OAXACA
El estado de Oaxaca es de los de mayor diversidad dentro del país. A juzgar por
las altitudes consignadas en el cuadro 2, los datos representan un perfil general,
de los innumerables que se pueden trazar en este estado. Los datos de Zimatlán,
Ayoquezco y Ocotlán representan el perfil de un nicho dentro del primer perfil
general.
Los maíces probados en Yucucuy (Cuadro 2) se denominan Maíces de Cajete,
porque se hace una excavación redonda como un recipiente con la pala de una
coa (herramienta larga de madera, con una pala circular en un extremo y un pico
de fierro en el otro) para clavar en el fondo la punta de la coa y buscar la humedad
a unos 35 cm de profundidad. La siembra se hace en febrero y la lluvia se
formaliza en mayo o junio, permaneciendo estas plantas bajo sequía por tres o
cuatro meses. Una estudio de su resistencia se condensa en Muñoz et al., (2002).
Los maíces de los Valles centrales (Zimatlán Ayoquezco y Ocotlán) varían de
intermedios a precoces según el potencial del suelo principalmente. El maíz
Zapalote Chico es ultra precoz, resiste vientos hasta de 80 km/h, la acción
desecante de éstos y altas temperaturas. Tiene más de 22 complejos genéticos
favorables (Cuadro 3).
Cuadro 2. Media de rendimiento (µ de Rend) de las cinco y las tres variedades
nativas (VarsN) de mayor producción (>Prod) y días a floración masculina y
femenina (FlF-M), respecto un maíz mejorado (MzMe) en localidades del estado
de Oaxaca, 1988-1990.
µ de Rend FlF-M Rend FlF-M Localidad Altitud Num de Fuente
VarsN VarsN MzMe. MzMe (m) VarsN
1 1
de >Prod días kg/ha días probadas
kg/ha
+3771** 135-142 3457 126-132 Yucucuy 2200 48 1
150-160
2633* --- 1700 --- Zimatlán 1700 38 2
11. Excelente calidad elotera 22. Alto potencial hídrico bajo sequía
Elaboración propia con datos de: Muñoz et al., (1992) y López, (2001)
REGIÓN MIXTECA
La región conocida como La Mixteca, es el asiento de la cultura mixteca, misma
que ha trascendido hasta nuestros días, pese a lo critico del ambiente en que se
desarrolla. Está comprendida entre los estados de Oaxaca Puebla y Guerrero, es
bastante montañosa, las lluvias presentan mucha variación, los suelos son muy
someros, de texturas ligeras, y de baja capacidad de retención de humedad. En el
cuadro 4, se consignan datos de experimentos realizados en varias localidades
con la humedad de las lluvias.
Obsérvese en el Cuadro 4, que hay maíces nativos tanto o más rendidores que los
mejorados; estos en la mayoría de los casos son más tardíos, y muestran
diferencias de los días a la floración femenina menos la masculina (Asincronías
florales) mas pronunciadas.
Las variedades mejoradas al ser obtenidas, en los campos experimentales donde
imperan condiciones relativamente favorables tanto en suelos como en lluvia,
resultan relativamente tardías; lo que las hace más exigentes en agua y en suelo,
además de carecer de otros caracteres adaptativos, que las nativas han
concentrado a través de miles de años. Cuando una persona dona sus terrenos
para fundar una estación experimental o se elige una área con ese fin por parte
del estado, generalmente se elige lo mejor. Por otra parte hay que considerar que
un solo punto dentro de un intervalo ambiental, como es la estación experimental,
esta lejos de representar la diversidad de condiciones que imperan en regiones de
similar altitud, sobre todo tratándose de regiones accidentadas como la Región
Mixteca. Esto sin considerar la diversidad de usos que los mexicanos han impreso
a la variabilidad del maíz, así como los patrones varietales y el concepto de nicho
ecológico aquí adoptado, aspectos que se ignoran por los fitomejoradores..
ALTIPLANO CENTRAL
(Primer etapa)
Los ambientes de las localidades del cuadro 5, se caracterizan por tener
regímenes de lluvia relativamente cortos; un periodo de sequía a la mitad del estío
(Sequía Intraestival), suelos intermedios a someros y en el caso de las primeras
ocho localidades hay ocurrencia de heladas tempranas y tardías.
del Altiplano Central. Primer renglón de cada par, localidad con la frecuencia
menor; segundo, localidad con la mayor. Años de1971 a 1974.
#VarsN de FlM µRend Rend. FlM Región Altitud Num de
Rend ≥ #VarsN #VarsN del híbrido y No. de VarsN
que el días1 kg/ha híbrido días1 localidad (m) Probadas
híbrido kg/ha
18 89-111 2866 2586 106 Tlaxcala 1 2480 288
42 88-110 3712 3370 106 Tlaxcala 2 2450 288
47 94-116 2087 1928 118 N d Pue 1 2590 216
127 87-105 1125 781 110 N d Pue 2 2300 216
21 80-99 3012 2767 96 S d Hgo 1 2180 157
134 84-108 1465 1053 110 S d Hgo 2 2500 157
10 88-104 5715 5198 111 S d Méx 1 2300 264
35 95-127 4582 4150 126 S d Méx 2 2450 264
1 65 5804 5165 71 Mor 1 1152 93
22 66-79 5964 5593 80 Mor 2 1700 93
Adaptación del autor a partir de la fuente: Muñoz et al., (1976).
1
, contados a partir de la siembra; m, metros sobre el nivel del mar; Num, número; N d Pue, Norte
de Puebla; S d Hgo, Sur de Hidalgo; S d Méx, Sur de México; Mor, Morelos.
Las variedades nativas con rendimiento mayor o igual al híbrido (Cuadro 5),
difieren en parte por tener un ciclo vegetativo más corto que el híbrido, lo que se
infiere al observar los días a floración, amén de otros atributos como mayor
resistencia al patosistema local y a problemas edafoclimáticos.
Estado de Puebla
(2ª etapa)
Los datos del cuadro 6, condensan los resultados del ensayo de 2227 variedades
nativas. En cada uno de los 12 nichos se probaron al derredor de 200 variedades
nativas en tres localidades (salvo en dos de ellos en que solo se logro una). En
cada nicho, con las mejores variedades dentro de cada grupo de precocidad se
integraron sendos sintéticos, cuya capacidad de rendimiento se informa en el
cuadro 6, en comparación con los testigos. De hecho fue el proyecto más amplió
desarrollado en esta línea de investigación.
El estado de Puebla es otro de los más diversos de México, se extiende desde las
planicies costeras del Golfo, pasando por las nieves perpetuas de las montañas
más altas del país, hasta la condición semiáridas del valle de Tehuacán y de la
Región Mixteca. En el cuadro 6, se repite el fenómeno observado en la mayoría de
los nichos examinados, en el sentido de que hay germoplasma nativo que supera
o al menos iguala en rendimiento a las variedades introducidas. En este caso es
particularmente notable cuando se trata de variedades testigo del CIMMYT o de
empresas productoras de semillas.
8
TIERRA CALIENTE
En esta región además de las variaciones en suelo y lluvia, se tienen temperaturas
altas, ya que se trata de una depresión (Depresión del Balsas) lo que se corrobora
al observar las altitudes; allí el aire se calienta, pero al estar encerrado en la
depresión, no drena o drena poco.
En el cuadro 8, se aprecia que cuando la muestra de variedades nativas es
relativamente grande, se aumenta la posibilidad de detectar algunas comparables
en rendimiento con los maíces mejorados, como es el caso de Tuzantla, Tiquicheo
y Carácuaro, donde además se ve por los rendimientos, que se trata de suelos de
potencial variable. En la localidad de San Juán, el suelo fue profundo, la siembra
fue a tiempo y el CP-562 produjo ligeramente más que la variedad nativa Col.
1996. En Buena Vista se tuvo una fecha de siembra retrasada, la muestra de
variedades nativas fue relativamente reducida y varios mejorados mostraron
rendimientos arriba de los cuatro nativos que intervinieron en el promedio,
destacando entre ellos el V-425, que por otra parte fue el más precoz. Aunque hay
varios efectos confundidos, como es el tamaño de la muestra el tipo de suelo y la
fecha de siembra, no se puede menospreciar el efecto de un tamaño de muestra
amplia, que definitivamente aumenta la probabilidad de descubrir variedades
nativas de alto potencial de rendimiento. En los nichos ecológicos, lo común es el
minifundio, lo que implica un alto número de productores, muchos de los cuales
pueden tener un pedazo de terreno en la base del nicho y otro en los lomeríos, por
lo que al menos tienen dos variedades nativas para la adaptación a esas dos
9
condiciones, aunque pueden ser tres o más puesto que frecuentemente tienen un
maíz blanco para las tortillas, un azul para Tlacoyos (Piezas hechas de masa para
tortillas, de forma romboide aplanada, del orden de 1 cm de espesor y 10 cm de
largo, rellenas de una masa de frijol o haba o chicharo) y un maíz amarillo para
alimentar los cerdos o resistir las heladas cuando se trata de valles altos. México
cuenta con 3.8 millones de unidades de producción rural (INEGEI 2002),
considerando que en un 80 % se usan variedades nativas y cada unidad tiene en
promedio 3 variedades, implica un acervo de variedades de maíz del orden de los
9 millones. El número de maíces nativos, en un nicho va más aya del numero de
productores; en cambio el número de maíces mejorados disponibles en un campo
experimental de altitud similar a un nicho dado, puede no llegar a 10; ahora, el
número de campos experimentales es extremadamente reducido respecto al
número de nichos, obteniéndose variedades mejoradas sin la posibilidad de
adaptarse a los diferentes niveles de potencial ambiental de los nichos. Esto
último, porque los maíces mejorados fueron obtenidos con otros criterios, en que
no se consideran los conceptos de patrón varietal, nicho y niveles de potencial
ambiental de éste, estructuras conceptuales que se han ido desarrollando en el
avance de la corriente de investigación a que se refiere el presente trabajo. Otro
ángulo del problema se refiere a los criterios bajo los cuales se realizan las
comparaciones de los maíces mejorados para definir su área de adaptación. Esto
se hace reuniendo un grupo de variedades mejoradas, incluyendo como testigo
una o dos variedades nativas, como fue el caso de las localidades de Buena Vista
y San Juan (Cuadro 8). Tratándose de los nichos mexicanos, las variedades
mejoradas deben ser los testigos y el número de las variedades nativas de
ninguna manera puede estar representado por una o dos, es decir debe darse un
giro de 180o a los criterios experimentales, para obtener resultados validos.
SIERRA TARASCA-MAZAHUA-OTOMÍ
En el cuadro 9 se aprecia que en estos nichos las variedades son tardías y sus
rendimientos son de los más altos en comparación con los otros cuadros. Esto se
debe en buena medida a que los suelos guardan bastante humedad residual (del
año anterior) y las precipitaciones son relativamente altas, más de los 2000 mm;
en tanto que en los nichos de los cuadros precedentes son menores a los 1000
mm. Los suelos de esta región colindan con los bosques de pino lo que les
imparte una condición ácida, contienen bastante aluminio y el fósforo esta en
condición insoluble, el patosistema es bastante específico, lo que se refleja en un
ataque muy intenso de las enfermedades a las variedades introducidas. Las
investigaciones actuales sugieren que en estas regiones se inició primero el
proceso de domesticación del maíz (Miranda, en prensa), lo que implica los
mayores periodos evolutivos de las variedades nativas. Debido a que se siembra
desde el mes de marzo aprovechando la humedad residual, los maíces
permanecen hasta dos meses bajo sequía, dado que las lluvias se formalizan
hasta mayo. En conjunto se tiene como resultante una alta concentración de
genes de adaptación especifica a los diferentes factores adversos. Los testigos
además de resultar más precoces, como variedades introducidas a los nichos,
carecen de los genes de resistencia para afrontar los diferentes factores adversos.
Adaptación del autor en base a las fuentes: 1. Gil y Muñoz (1992); 2. Velásquez et al. (1992);
1
Fernández et al. (1992); Zarate (1993). , contados a partir de la siembra. m, metros sobre el nivel
del mar. Num, número.
Los maíces de colores sufrieron una fuerte reducción, durante el tiempo en que la
CONASUPO (Compañía Nacional de Subsistencias Populares) comercializó el
grano, porque penalizaba los maíces de colores y las variedades pintas, en vez de
darles un sobreprecio ya que contienen propiedades para usos más especializado
que los maíces blancos no tienen. Estas acciones más la falta de apoyos,
generaron un proceso de extinción de estos maíces, como lo documentó Taboada
(2000) recientemente. Debido a esos efectos, las componentes de precocidad
marcadas con colores, se han ido sustituyendo por variantes precoces derivadas
de los maíces blancos intermedios o tardíos; sin embargo el patrón se conforma,
ya que es una exigencia de las condiciones ambientales, aunque tengan que
eliminar los colores y con ello características de calidad. Los Cuadros 11 y 12, dan
idea de las diferencias en varios parámetros de calidad de la masa y de la tortilla
según el color del grano de un patrón varietal, e indican que no se trata solo de
diferencias en color, sino en la naturaleza del endospermo del grano, que guardan
asociación con los diferentes usos que a esos maíces se les ha conferido. En
cierta medida confirman que los patrones varietales, no solo representan
capacidades adaptativas sino también llevan impresas, genéticamente hablando,
propiedades determinantes de los usos.
Cuadro 11. Reflectancia de luz de la tortilla según el color del grano del maíz,
tiempo para extender una tortilla y tiempo de cocción. Datos tomados en la
comunidad de Ecatlán en la Sierra de Puebla.
Color del maíz Blanco Amarillo Azul
Reflectancia (%) 49-57 47 8
Media de tiempo 0:60 0:54 0:43
de extensión
minutos : segundos
Media de tiempo 2:40 3:09 2:08
de cocción
minutos : segundos
Adaptación del autor en base a la fuente: Rangel et al., (en proceso).
Cuadro 12. Dureza y fuerza adhesiva de la masa según el color del grano del
maíz. Datos tomados en la comunidad de Ecatlán, en la Sierra de Puebla.
Color del maíz Blanco Amarillo Azul
Dureza (gf) 299 230 179
Adhesividad (gf) 106 62 52
Adaptación del autor en base a la fuente: Rangel et al., (en proceso).
Con los elementos de juicio reunidos hasta el momento, se puede imaginar, que el
punto de partida en la conformación de los Patrones Varietales debió ser un
criterio de decisión en los siguientes términos ¿Qué siembro primero, los suelos
de los llanos del nicho que son más profundos, y por otra parte almacenan más
humedad? ¿O los suelos de lomerío, donde por otra parte hay humedad hasta que
se formalizan las lluvias?. Al sembrar primero los llanos de la base del nicho, la
variedad se fue diferenciando hacía el tipo tardío. La necesidad más amplia es de
maíz blanco para tortilla, cuyo grano se comercializa más y consolida la economía
familiar; asociándose así la condición tardía con un determinado tipo de mazorca y
de grano. Las plantas más productivas, debieron serlo porque reunieron
características morfológicas y fisiológicas para eficientar más el uso del potencial
del suelo y del régimen higrotérmico imperante durante su ciclo vegetativo,
resultando la asociación de estos caracteres con la condición tardía, con el tipo de
mazorca y con el tipo de grano. Si en una segunda instancia es requerido un maíz
amarillo, al sembrarlo en un periodo posterior, en un estrato intermedio,
gradualmente fue ajustando su ciclo vegetativo al potencial del suelo y al régimen
higrotérmico imperante en este nuevo ambiente y las características morfológicas
y fisiológicas hubieron de armonizar con el ciclo lo que se asegura al seleccionar
las mazorcas más productivas y del tipo deseado. Si en este ambiente había
riesgo de heladas, las plantas portadoras de la resistencia correspondiente,
debieron ser las de mejor producción, asociándose así, esta resistencia al ciclo y a
los otros atributos. Mediante similares mecanismos, se pueden ir generando
nuevos componentes según los niveles ambientales que un nicho presente.
Cuando las muestras fueron amplias, de manera consistente se detectaron
variedades nativas, con rendimiento igual o mayor que los maíces mejorados
usados como testigos. Con una muestra amplia se aumenta la posibilidad de llevar
las variedades que contengan mayor frecuencia de genes específicos a las
condiciones del nicho, no así cuando la muestra es reducida. Una muestra amplia
debe abarcar un rango de variedades dentro del cual haya las de adecuada
precocidad para un mejor acoplamiento de los ciclos vegetativos a los regímenes
higrotérmicos; asegura contar con mayor frecuencia de genes para resistir la
sequía, el entomosistema, el patosistema; permite contar con diversidad para
tener buena respuesta a las variantes del suelo, así mismo tener el patrimonio de
genes para satisfacer las necesidades alimentarias y antropocentricas en general
y que es el móvil que generó el proceso de domesticación. El número de sistemas
genéticos requerido será mayor al aumentar los factores adversos, y la
probabilidad de encontrar al menos una variedad con todos ellos sólo se asegura
aumentando el tamaño de la muestra. Este requisito explica que al ser mas crítico
un ambiente el número de variedades nativas que superan al mejorado se
incremente.
Los factores genéticos de naturaleza alimentaria son cuantiosos, los más de
cuatro mil usos inventariados por el Dr. Salvador Miranda Colín (Comunicación
personal), resultan ser una pequeña muestra si se consideran los millones de
amas de casa en el momento actual, y los miles de generaciones implícitas en el
proceso de domesticación, cuya imaginación no ha tenido límites para inventar
15
usos del maíz. En este basto campo que es el esencial para la supervivencia
humana, cabe enfatizar que fue la mujer por razón natural, la que contribuyó y
sigue contribuyendo a conformar el patrimonio genético de manera preponderante.
Detrás de cada uso hay un sistema genético asociado, resultando de interesante
tratar de dilucidar, bajo que estrategias la mujer pudo imprimir esos sistemas en el
genoma del maíz, cuando es el hombre el que en la época histórica realiza en
mayor proporción el manejo del cultivo. Pese a lo esencial de este campo, motriz
del proceso de domesticación, poco se ha hecho para tipificar los numerosos usos
del maíz. Bajo esta perspectiva los maíces introducidos a un nicho no solo son
superados en rendimiento, sino que carecen de las propiedades de calidad
relativas a los usos. Por ejemplo, características para una buena nixtamalización;
extensividad de la masa, dureza; suavidad de la tortilla (Cuadros 11 y 12), olor,
sabor, perfil de aminoácidos y proteínas, y tiempo de cocción, por mencionar
algunas conexas al uso más extendido, la tortilla; esta carencia obedece
simplemente a que en la selección de un maíz introducido no se consideraron
estas propiedades.
Los factores genéticos concentrados en las variedades nativas de un nicho,
generan una especialización al nicho, que se ha llamado Adaptación Vertical,
para diferenciarla de la adaptación a áreas extensas, a la que se denominó
Adaptación Horizontal (Muñoz et al., 1994). Las corrientes de fitomejoramiento
han trabajado básicamente la adaptación horizontal, y los productores por razón
natural la vertical. La información disponible, indica que se aumenta mas el
rendimiento mediante la selección dentro de un nicho usando los genes de
adaptación vertical, que tratando de buscar una amplia adaptación u horizontal.
Los caracteres morfológicos de selección más conspicuos están estrechamente
asociados con la conversión del teocintle en maíz. De la mazorca son:
Tamaño de mazorca, que conlleva mazorca cada vez más larga (que conlleva
mayor número de granos), mazorca gruesa (que conlleva mazorca de más hileras,
que converge en mayor número de granos);
Forma, variando de cónica a cilíndrica y de corta a alargada (con numerosas
variantes intermedias), conlleva arquitectura de la planta (dado que la mazorca es
una repetición modificada de la arquitectura de la planta), correlativamente la
planta varia de silueta cónica a silueta cilíndrica. A la vez la arquitectura conlleva
factores de adaptación, la silueta cónica para Valles altos y la silueta cilíndrica
para lugares bajos. Desglosado de la siguiente manera: adaptación al régimen de
disponibilidad de humedad (silueta cónica humedad limitante, cilíndrica humedad
abundante), de temperaturas (silueta cónica resistencia a heladas, cilíndrica
resistencia a calor y susceptibilidad a heladas), de intensidad de luz (silueta cónica
alta intensidad, silueta cilíndrica ambientes nublados), a calidad de luz (silueta
cónica y vainas de la hoja con pigmentación morada, altas intensidad de radiación
ultravioleta; silueta cilíndrica y vainas de la hoja con ausencia de pigmentación
morada, baja intensidad de radiación ultravioleta); a resistencia a sequía (silueta
cónica y verde intenso, resistencia a sequía; silueta cilíndrica y verde limón,
16
plantas del maíz que siembra a las fluctuaciones de los factores ambientales,
está sometiendo a prueba la hipótesis. Si nace y era un agrosistema de cajete,
comprueba que la plántula tuvo la capacidad de atravesar una capa de suelo de
35 cm de profundidad; cuando ve las hojas de las plantas sin amarillamiento y sin
una tonalidad carmesí, comprueba que tiene factores para crecer en bajos niveles
nutrimentales o que el suelo no tiene deficiencias; cuando ve la emergencia de las
espigas, comprueba si la variedad tiene o no la precocidad deseada; cuando ve el
follaje libre de enfermedades, comprueba que lleva las capacidades necesarias
para afrontar el patositema; cuando desprende los elotes los lleva al hogar para
degustarlos, comprueba si reúnen o no las características que espera tengan;
cuando concluye el ciclo vegetativo exitosamente, comprueba que el ciclo
encuadró en el régimen higrotérmico lumínico y edáfico del estrato ambiental de
siembra; cuando al cosechar y quita las brácteas del totomoxtle (brácteas que
cubren la mazorca) para los tamales (porciónes de maza de maíz envueltas en las
brácteas), comprueba que se desprenden fácilmente y tienen la suavidad y el
tamaño apropiados; al cosechar valora las mazorca y comprueba la capacidad de
rendimiento y los múltiples caracteres que seleccionó; cuando lleva la mazorca y
la guarda en el granero, comprueba si tiene la capacidad para resistir las plagas
de almacen; cuando lleva el maíz al hogar y la mujer despliega la diversidad de
usos, la mujer comprueba con una sensibilidad extraordinaria si el maíz tiene los
estándares apropiados para los usos conferidos. Todo esto, por citar algunos de
los innumerables caracteres para los que el maíz ha sido seleccionado.
De esta manera no podemos negar que el productor aplica de manera
práctica las etapas fundamentales de lo que el occidental llama el MÉTODO
CIENTÍFICO.
El que hasta ahora se descifre la mecánica de sus métodos, de ninguna manera
justifica que se ignore o menosprecie el valor de su magna contribución, qué no se
tenga el respeto que se debe tributar y no se otorgue el derecho que le asiste
como creador, mismo que el académico exige para sus productos. De aquí y del
hecho que las variedades de los patrones varietales no son estrictamente
hablando resultado de un proceso típicamente darwiniano sino un invento de las
etnias y de los productores actuales, deriva una norma ética: no se puede
enajenar lo que por derecho natural pertenece a los inventores del maíz,
simplemente porque es de ellos. Lo que implica el establecimiento de principios
para el uso ético de ese patrimonio, en los que de alguna manera ellos sean
partícipes fundamentales y sabedores de las implicaciones en un mundo como el
del siglo XXI. El solicitarles material transferirlo interna o externamente (nacional o
internacionalmente) tiene serias implicaciones éticas; el propiciar su
transformación, que es una forma moderna de apropiación no es ética, máxime
cuando los productores no tienen ni la más vaga idea de las intenciones e
implicaciones de normas a las cuales ellos son ajenos. En síntesis su mundo es
ajeno a las corrientes de esta centuria, al desmedido afán por los créditos y a la
agresividad por los bienes materiales del mundo contemporáneo.
18
El primer patrón varietal, descifrado fue el de Valles Altos (López y Muñoz 1984),
formado por una componente tardía marcada con el color blanco en el grano, una
intermedia marcada con grano de color amarillo y una de precocidad variable
marcada con color azul en el grano. Con este sistema de marcación, el productor
no se equivoca al seleccionar la semilla para la siembra. Estos patrones son
verdaderos sistemas de resistencia a sequía, como ha sido establecido por varios
autores como Muñoz et al (2002), al referirse al patrón varietal de La Mixteca Alta
desarrollado por los mixtecos; Romero y Muñoz, (1996), al descifrar el patrón de
Tierra Caliente, Mich.; Gil et al., (1995), al descifrar el de La Meseta Tarasca;
Taboada (2000), al describir el de la región de Serdán Pue., y por Gabino (2001)
quien interpretó el de la Meseta Comiteca. Los agrupamientos de variedades
representan otra categoría sistemática en donde se integran caracteres
morfológicos y de naturaleza fisiológica asociados a los usos y a las diferentes
tensiones a que se somete un grupo de variedades según el nicho y el estrato
ambiental de este. Esta categoría sistemática debe ubicarse entre la raza y la
variedad.
El comportamiento superior, de las variedades nativas en su nicho es explicable
porque:
a) Es más probable encontrar estas variedades de alta concentración
especifica a las condiciones de un nicho dentro de él.
b) Han tenido lugar largos periodos de selección.
c) Se aplicaron criterios de selección concordantes con la problemática del
nicho y con las necesidades antropocéntricas.
d) Hubo la acción de numerosas generaciones de fitomejoradores
tradicionales (los productores).
e) Se ejerce la selección en amplias poblaciones de plantas y mazorcas.
f) La selección se basa en caracteres de mayor heredabilidad que el
rendimiento.
g) La valoración visual que de ellos se hace tiene una baja probabilidad de
error
h) La utilización de colores del grano como marcadores genéticos asegura en
buena medida el cumplimiento de la ley de Hardy-Weinberg en el manejo
de la pureza de las variedades.
i) Los colores además de estéticos son estables e inconfundibles.
j) Es más eficiente seleccionar por varios criterios simultáneamente (que por
uno solo como es el rendimiento).
k) Los efectos de los sistemas genéticos asociados a los criterios de selección
son ortogonales.
l) Los caracteres asociados a los criterios de selección fueron cribados por
los productores a través del proceso de conversión del teocintle en maíz, lo
que conlleva un ajuste constante de los genes modificadores y un ensamble
entre el producto y la idiosincrasia del inventor.
m) Logran la aleatorización y las repeticiones asociadas a los criterios
fisherianos, mediante numerosos años.
19
Ejemplo de datos:
Longitud, y diámetro de la mazorca en tres niveles (base, centro y punta) para
tipificar la forma y el tamaño; lo que implica un continuo entre la forma cónica y la
cilíndrica, como criterio de clasificación.
Resumen
La cuenca del río Papaloapan, México, se sitúa en los estados de Oaxaca, Veracruz y Puebla. En ella ha
habido diversos proyectos de desarrollo rural, como los trabajos realizados por la Comisión del
Papaloapan, dependiente de la entonces Secretaría de Recursos Hidráulicos (SARH). Sin embargo, pese a
la presencia institucional en la zona existe una persistencia de problemas y conflictos por el agua que
tienen que ver, suponemos, con una baja gobernabilidad del agua en la cuenca. Actualmente, el gobierno
de Veracruz ha creado la Comisión de Desarrollo del Papaloapan, una instancia que atiende 43
municipios de la cuenca y que está desarrollando diversos proyectos, varios de ellos emanados de los
planes sin realizar que dejó la Comisión del Papaloapan y que están basados en la construcción de
infraestructura --preponderantemente para abrir nuevas tierras al riego-- más que en proyectos de
desarrollo agropecuario.
Los grupos de los sectores productivos más importantes dentro de la cuenca permiten identificar como los
principales actores sociales en el campo a cinco grupos: cañeros, ganaderos, arroceros y productores
frutícolas, además de los pescadores. En esta cuenca en particular también existe el caso de reacomodados
indígenas (mazatecos, chinantecos y cuicatecos) de Oaxaca con la construcción de las presas Miguel
Alemán (1955) y Miguel de la Madrid (1989), la confluencia de problemas en cinco ingenios de caña, la
fuerte presencia de organizaciones campesinas y la tendencia a zonas amplias de monocultivo. La cuenca
del Papaloapan se aborda como un espacio social donde los problemas históricos por el agua han estado
presentes de diversas maneras, inevitablemente provocando nuevos problemas: uno de ellos es la
aplicación de cuestiones técnico-ingenieriles como soluciones viables, lo que encuentra su contrapunto en
las necesidades de los productores, sus percepciones y organización. El presente trabajo incluye una
comparación de problemas encontrados en la parte de la cuenca correspondiente a Veracruz, mediante
trabajo de campo realizado en 1992 y en 2002. Con este lapso de diez años se pretende abordar la
persistencia de algunos problemas aplicando el término de baja gobernabilidad del agua y un problema de
falta de reconocimiento de las necesidades de productores y de la población de la cuenca.
La cuenca del río Papaloapan se ubica en la vertiente sur del Golfo de México; colinda al norte con la
cuenca cerrada Oriental y las cuencas de los ríos Atoyac y Jamapa; al este colinda con la cuenca del río
Coatzacoalcos; al oeste con la del Alto Balsas y al sur con las cuencas Atoyac de Oaxaca o alto Verde y
de Tehuantepec. Tiene una superficie de 46,263 (2.36 % del territorio nacional) y, por su volumen
de escurrimiento (46,721 millones de ), se trata de la segunda cuenca más importante del país en
importancia, después de la cuenca Lerma-Chapala- Santiago (IMTA, 2002).
1
La cuenca del Papaloapan ha sufrido cambios en su definición territorial a lo largo de los años, no así en
su conformación geohidrológica. La cuenca es un claro ejemplo de cómo se delimita una cuenca
hidrográfica a partir de la percepción de quien intente delimitarla. La Comisión del Papaloapan, en
funcionamiento desde 1947 hasta 1988, definió a la cuenca con 163 municipios de Oaxaca, 64 de
Veracruz y 29 de Puebla, es decir, un total de 256 municipios. Exactamente el año en que la Comisión fue
disuelta, en el Diario Oficial de la Federación aparece el decreto de definición de regiones hidrológicas, el
18 de mayo de 1998 y define a la cuenca del Papaloapan con un total de 152 municipios de Oaxaca, 27 de
Puebla y 123 de Veracruz, lo que cambia sustancialmente la definición territorial. Aunado a ello, la
cuenca ha presentado también otro cambio con los nuevos municipios que se han formado dentro de su
territorio. En Veracruz, por ejemplo, encontramos que aparecen los municipios de Carlos A. Carrillo,
Oluta, Sayula de Alemán, Cuitláhuac, entre otros.
La actual definición territorial se basa en tres fuentes principales: la geohidrológica (realizada por el
IMTA en 2002), la información municipal actualizada (retomada de la Gerencia Estatal en Veracruz de la
Comisión Nacional del Agua) y la información disponible, proporcionada y cotejada con el Consejo de
Desarrollo del Papaloapan (Codepap). En este sentido, la cuenca del Papaloapan, actualmente, comprende
una totalidad de 264 municipios, de los cuales 164 pertenecen a Oaxaca, 29 a Puebla y 71 a Veracruz.
Cabe señalar que para el presente trabajo, sólo se toma en cuenta la parte baja de la cuenca del Papalopan,
es decir, la correspondiente al estado de Veracruz.
OAXACA
ABEJONES SAN PEDRO Y SAN PABLO AYUTLA SAN JUAN QUIOTEPEC
ACATLÁN DE PÉREZ FIGUEROA SANTA ANA ATEIXTLAHUACA SAN JUAN TABAA
ASUNCIÓN CACALOTEPEC SANTA ANA CUAUHTEMOC SAN JUAN YAEE
ASUNCIÓN NOCHIXTLÁN SANTA ANA YARENI SAN JUAN YATZONA
AYOTZINTEPEC SANTA CATARINA IXTEPEJI SAN JUAN YUCUITA
CONCEPCIÓN BUENAVISTA SANTA CATARINA LACHATAO SAN LORENZO CUAUNECUILTITLA
CONCEPCIÓN PÁPALO SANTA CRUZ ACATEPEC SAN LUCAS CAMOTLÁN
COSOLAPA SANTA MARÍA ALOTEPEC SAN LUCAS OJITLÁN
CUYAMECALCO VILLA DE SANTA MARÍA APAZCO SAN LUCAS ZOQUIAPAM
ZARAGOZA
CHIQUIHUITLÁN DE BENITO JUÁREZ SANTA MARÍA LA ASUNCIÓN SAN MARTÍN TOXPALAN
ELOXOCHITLÁN DE FLORES MAGÓN SANTA MARÍA CHACHOAPAM SAN MATEO CAJONOS
TAMAZULAPAM DEL ESPÍRITU SANTA MARÍA CHILCHOTLA CAPULALPAM DE MÉNDEZ
SANTO
GUELATAO DE JUÁREZ SANTA MARÍA IXCATLÁN SAN MATEO YOLOXOCHITLÁN
VILLA HIDALGO SANTA MARÍA JACATEPEC SAN MATEO TLAPILTEPEC
2
OAXACA
HUAUTEPEC SANTA MARÍA JALTIANGUIS SAN MELCHOR BETAZA
HUAUTLA DE JIMÉNEZ SANTA MARÍA NATIVITAS SAN MIGUEL ALOAPAM
IXTLÁN DE JUÁREZ SANTA MARÍA PÁPALO SAN MIGUEL AMATLÁN
LOMA BONITA SANTA MARÍA TECOMAVACA SAN MIGUEL CHICAHUA
SANTA MAGDALENA JICOTLÁN SANTA MARÍA TEMAXCALAPA SAN MIGUEL DEL RÍO
MAGDALENA ZAHUATLÁN SANTA MARÍA TEOPOXCO SAN MIGUEL HUAUTLA
MAZATLÁN VILLA DE FLORES SANTA MARÍA TEPANTLALI SAN MIGUEL QUETZALTEPEC
MIXISTLÁN DE LA REFORMA SANTA MARÍA TEXCATITLÁN SAN MIGUEL SANTA FLOR
NATIVIDAD SANTA MARÍA TLAHUITOLTEPEC SAN MIGUEL SOYALTEPEC
SAN ANDRÉS NUXIO SANTA MARÍA TLALIXTAC VILLA TALEA DE CASTRO
SAN ANDRÉS SOLAGA SANTA MARÍA YALINA SAN MIGUEL TEQUIXTEPEC
SAN ANDRÉS TEOTILALPAM SANTA MARÍA YAVESIA SAN MIGUEL TULANCINGO
SAN ANDRÉS YAA SANTIAGO APOALA SAN MIGUEL YOTAO
SAN ANTONIO NANAHUATIPAM SANTIAGO ATITLÁN SAN PABLO MACUILTIANGUIS
SAN BALTAZAR YATZACHI EL BAJO SANTIAGO CAMOTLÁN SAN PABLO YAGANIZA
SAN BARTOLOMÉ AYAUTLA SANTIAGO COMALTEPEC SAN PEDRO CAJONOS
SAN BARTOLOMÉ ZOOGOCHO SANTIAGO CHOAPAM SAN PEDRO COXCALTEPEC CÁNTAROS
SAN CRISTÓBAL LACHIRIOAG SANTIAGO HUAUCLILLA SAN PEDRO IXCATLÁN
SAN CRISTÓBAL SUCHIXTLAHUACA SANTIAGO IHUITLÁN PLUMAS SANTIAGO XIACUI
SAN FELIPE JALAPA DE DÍAZ SANTIAGO IXCUINTEPEC SANTIAGO YAVEO
SAN FELIPE USILA SANTIAGO JOCOTEPEC SANTIAGO ZACATEPEC
SAN FRANCISCO CAJONOS SANTIAGO LALOPA SANTIAGO ZOOCHILA
SAN FRANCISCO CHAPULAPA SANTIAGO LAXOPA NUEVO ZOQUIAPAM
SAN FRANCISCO HUEHUETLAN SANTIAGO NACALTEPEC SANTO DOMINGO ALBARRADAS
SAN FRANCISCO TEOPAN SANTIAGO TENANGO SANTO DOMINGO ROAYAGA
SAN ILDEFONSO VILLA ALTA SANTIAGO TEPETLAPA SANTO DOMINGO TEPUXTEPEC
SAN JERÓNIMO SOSOLA SANTIAGO TEXCALCINGO SANTO DOMINGO XAGACIA
SAN JERÓNIMO TECOATL SAN JUAN BAUTISTA CUICATLÁN SANTOS REYES PÁPALO
SAN JOSÉ CHILTEPEC SAN JUAN BAUTISTA JAYACATLÁN TANETZE DE ZARAGOZA
SAN JOSÉ INDEPENDENCIA SAN JUAN BAUTISTA TEOCOCUILCO DE MARCOS PÉREZ
TLACOATZINTEPEC
SAN JOSÉ TENANGO SAN JUAN BAUTISTA TUXTEPEC TEOTITLÁN DE FLORES MAGÓN
SAN JUAN ATEPEC SAN JUAN COATZOSPAM TEPELMEME VILLA DE MORELOS
SAN JUAN BAUTISTA ATATLAHUCA SAN JUAN COMALTEPEC TLACOTEPEC PLUMAS
SAN JUAN BAUTISTA SAN JUAN COTZOCÓN TOTONTEPEC VILLA DE MORELOS
COIXTLAHUACA
SAN PEDRO JALTEPETONGO SAN JUAN CHICOMEZUCHIL VALERIO TRUJANO
SAN PEDRO JOCOTIPAC SAN JUAN EVANGELISTA ANALCO SAN JUAN BAUTISTA VALLE NACIONAL
SAN PEDRO OCOPETATILLO SAN JUAN JUQUILA MIXES SANTA INÉS DE ZARAGOZA
SAN PEDRO OCOTEPEC SAN JUAN JUQUILA VIJANOS SAN JUAN PETLAPA
SAN PEDRO SOCHIAPAM SAN JUAN LALANA SAN PEDRO YOLOX
SAN PEDRO TEUTILA SAN JUAN DE LOS CUES
SAN PEDRO YANERI SAN JUAN MAZATLÁN TOTAL DE MUNICIPIOS: 164
3
PUEBLA
AJALPAN JUAN N. MÉNDEZ TECAMACHALCO
ALTEPEXI CAÑADA MORELOS TEHUACÁN
ATZITZINTLA NICOLÁS BRAVO TEPANCO DE LÓPEZ
CALTEPEC PALMAR DE BRAVO TLACOTEPEC DE BENITO JUÁREZ
COXCATLÁN QUECHOLAC VICENTE GUERRERO
COYOMEAPAN SAN ANTONIO CAÑADA YEHUALTEPEC
CHALCHICOMULA DE SESMA SAN GABRIEL CHILAC ZAPOTITLÁN
CHAPULCO SAN JOSÉ MIAHUATLÁN ZINACATEPEC
ELOXOCHITLÁN SAN SEBASTIÁN TLACOTEPEC ZOQUITLÁN
ESPERANZA SANTIAGO MIAHUATLÁN TOTAL DE MUNICIPIOS: 29
VERACRUZ
ACAYUCAN ISLA SANTIAGO TUXTLA
ACULA IXHUATLANCILLO SOLEDAD ATZOMPA
ACULTZINGO IXMATLAHUACÁN TEHUIPANGO
ALVARADO IXTACZOQUITLÁN TEQUILA
AMATITLÁN JUAN RODRÍGUEZ CLARA JOSÉ AZUETA
AMATLÁN DE LOS REYES LERDO DE TEJADA TEXHUACÁN
ÁNGEL R. CABADA MAGDALENA TEZONAPA
AQUILA MALTRATA TIERRA BLANCA
ASTACINGA MARIANO ESCOBEDO TLACOJALPAN
ATLAHUILCO MIXTLA DE ALTAMIRANO TLACOTALPAN
ATZACÁN NARANJAL TLALIXCOYAN
CAMERINO Z. MENDOZA NOGALES TLAQUILPA
CATEMACO OMEALCA TLILAPAN
COETZALA ORIZABA TUXTILLA
CÓRDOBA OTATITLÁN XOXOCOTLA
COSAMALOAPAN DE CARPIO PERLA, LA YANGA
COTAXTLA PLAYA VICENTE ZONGOLICA
CUICHAPA RAFAEL DELGADO TRES VALLES
CHACALTIANGUIS REYES, LOS CARLOS A. CARRILLO
CHOCAMAN RÍO BLANCO CUITLÁHUAC
FORTÍN SALTABARRANCA OLUTA
HUEYAPAN DE OCAMPO SAN ANDRÉS TENEJAPAN SAYULA DE ALEMÁN
HUILOAPAN SAN ANDRÉS TUXTLA
IGNACIO DE LA LLAVE SAN JUAN EVANGELISTA TOTAL DE MUNICIPIOS: 71
4
Presencia institucional en la cuenca
La Comisión del río Papaloapan fue creada en 1947 con el fin de atender los problemas del agua
prioritarios en la cuenca, sobre todo las inundaciones, saneamiento, generación de energía eléctrica,
desarrollo agrícola y urbano y fomento industrial. La Comisión trabajó desde 1947 hasta 1988.
Con la desaparición de la Comisión, la Comisión Nacional del Agua, creada en 1989, se convierte en la
institución rectora del agua en México y, en consecuencia, de la cuenca del Papaloapan. La
regionalización de la CNA sitúa a la cuenca del río Papaloapan en la Región Administrativa X Golfo
Centro y la Región Hidrológica 28. La división administrativa que hace la CNA también contiene un
distrito de riego y distritos de temporal tecnificado en la parte veracruzana de la cuenca; así, se encuentra
el distrito de riego 082 río Blanco, que cuenta con dos módulos de riego, el número 1 Coachín y el 2
Piedras Negras. Dos distritos de temporal tecnificado (DTT) se encuentran en la zona de la cuenca del
Papaloapan: el 003, Tesechoacán, con el manejo de la asociación de usuarios "Ejidos Unidos del Bajo
Tesechoacán" y el 023, Isla-Rodríguez Clara, con la asociación de usuarios "Agapito el Mejicano". El
Programa de Desarrollo Rural Integrado para el Trópico Húmedo (Proderith) tuvo en la zona de la cuenca
del Papaloapan dos proyectos: El primero, Tesechoacán, fue un proyecto piloto cuyo estudio de
factibilidad fue realizado entre 1974 y 1975 por la SARH y que incluía una extensión de 44,000 ha. En
1984, el proyecto Tesechoacán era considerado como representativo de 500 000 mil ha en la cuenca baja
del río Papaloapan. El segundo, Isla-Rodríguez-Clara, se localiza en las inmediaciones del río San Juan y
comprende una superficie de 13,700 ha aproximadamente; fue creado en la segunda etapa de Proderith
(1986-1991). La Comisión del Plan Nacional Hidráulico (CPNH), que luego se transformaría en el IMTA,
en 1986, fue quien puso en marcha la primera etapa del Proderith y en adelante apoyó los proyectos en
aspectos de planeación, investigación, asesoría técnica, construcción de infraestructura, organización,
capacitación y comunicación rural.
Por su parte, el Gobierno del Estado de Veracruz crea el Consejo de Desarrollo del Papaloapan
(Codepap), mediante decreto firmado por el Gobernador Constitucional del Estado de Veracruz, el Lic.
Miguel Alemán Velasco, el 10 de octubre de 1999. Dentro de sus objetivos, se encuentra propiciar el
desarrollo regional, promover la organziación y asociaciones de productores, impulsar proyectos
productivos, propiciar la participación de los sectores sociales, entre otros.
5
El área de influencia del Codepap cubre sólo 43 municipios de la cuenca en el estado de Veracruz: Tierra
Blanca, Cosamaloapan, Carlos A. Carrillo, Tlacotalpan, Tlacojalpan, Otatitlán, Tuxtilla, Tres Valles,
Chacaltianguis, Acula, Amatitlán, Santiago Ixmatlahuacan, Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla, Ángel R.
Cabada, Lerdo de Tejada, Catemaco, Saltabarranca, Rodríguez Clara, Isla, Playa Vicente, José Azueta,
Alvarado, Tlalixcoyan, Ignacio de la Llave, Cotaxtla, Acayucan, Oluta, Hueyapan de Ocampo, San Juan
Evangelista, Sayula de Alemán, Acultzingo, Camerino Z. Mendoza, Coetzala, Cuichapa, Cuitláhuac,
Huiloapan de Cuauhtémoc, Ixtaczoquitlán, Naranjal, Nogales, Omealca, Orizaba y Tenango de Río
Blanco.
Asimismo, el 30 de junio de 2002 se crea el Consejo del Sistema Veracruzano de Agua y Saneamiento
(CSVA). Su objetivo primordial es regular la programación hidráulica en el estado, en coordinación con
la Comisión del Agua del Estado de Veracruz y las comisiones municipales de agua y saneamiento, así
como organismos operadores. Uno de los objetivos de la presente administración del CSVA es crear la
infraestructura necesaria con un monto de 5 mil millones de pesos para generar una cobertura de 90 por
ciento de la población veracruzana.
En cuanto a delegaciones del Instituto Nacional Indigenista, en el estado de Veracruz existe una
delegación estatal con sede en la ciudad de Xalapa y ocho Centros Coordinadores Indigenistas, así como
la radiodifusora XE-Zon, La voz de la Sierra Zongolica. En la delimitación de la cuenca del Papaloapan,
en Veracruz, existe el Centro Coordinador Sierra Náhuatl en el municipio de Zongolica (INI, página
web).
Dentro de algunos municipios de la cuenca baja del Papaloapan, se encuentra la Reserva de la Biosfera
Los Tuxtlas, ubicada en la zona de la Sierra de los Tuxtlas, que forma parte del Eje Neovolcánico
Transversal. La Reserva de la Biosfera Los Tuxtlas se extiende a superficies importantes de los
municipios de San Andrés Tuxtla, Catemaco, Soteapan, Tatahuicapan de Juárez y Pajapan, además de
pequeñas partes de Santiago Tuxtla, Mecayapan y Ángel R. Cabada. La superficie total del área protegida
es de aproximadamente 155,000 ha que incluye tres Zonas Núcleo (Volcán San Martín Pajapan, Volcán
Santa Marta y Volcán San Martín Tuxtla), además de una zona de amortiguamiento (Semarnat, 2001).
En cuanto a la regionalización que hace la Sagarpa, en la parte veracruzana de la cuenca del Papaloapan
se encuentran siete distritos de desarrollo rural. Las actividades de los distritos de desarrollo rural, debido
al bajo presupuesto y a la falta de personal, se han centrado en llevar el seguimiento de programas
6
institucionales como Alianza para el campo, Programa de fertiirrigación, Programa de control de brucela
y tuberculosis en ganado, mecanización, entre otros, así como incorporar a directorios y padrones a
usuarios de riego.
Concepto de gobernabilidad
Para hablar de gobernabilidad es necesario establecer primero las fronteras semánticas del término y
diferenciar gobernabilidad, gobernanza y gobernancia, términos que parecen utilzarse como sinónimos.
Estos tres términos presentan confusiones en su utilización. El término gobernabilidad, aceptado en la
última edición del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), es un anglicismo (del inglés
governability) y su concepto es "cualidad de gobernable", en una primera acepción y, para complicar las
cosas, se anota en la segunda acepción una llamada a consultar la palabra gobernanza.
A lo anterior se suma la confusión que puede provocar el término governance, también del inglés, y que
tiene que ver con tener los medios (administrativos, políticos, sociales) para llevar a cabo las tareas del
gobierno. Esta primera distinción es importante porque vemos que governability se refiere a una calidad
de gobierno, a la capacidad de gobernar, mientras que governance a los medios utilizados para ello. El
término gobernancia, entonces, sería una clara derivación de governance, pero no se justifica su
utilización en español ya que existe la palabra gobernanza.
Arte o manera de gobernar que se propone como objetivo el logro de un desarrollo económico,
social e institucional duradero, promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y
el mercado de la economía3.
Si seguimos el razonamiento del DRAE, tenemos que tanto gobernabilidad como gobernanza significan
los mismo y que, entonces, el uso de ambos términos como sinónimos está justificado. Sin embargo, en
varios textos de sociología y teoría política se usa hoy el término gobernabilidad para designar asuntos de
responsabilidad financiera y eficiencia adrministrativa; democracia, derechos humanos y participación
7
social; acuerdos y desacuerdos entre los sistemas políticos y ecológicos, y el manejo y la operación de la
infraestructura y de los servicios. Nosotros hemos mencionado que en la última edición del DRAE ya se
homologan gobernabilidad y gobernanza. Sin embargo, creemos que existen matices en su uso. Desde la
norma de la sociología o de la ciencia política aparecen los dos conceptos, pero con tendencia a
diferenciarse: se llama gobernabilidad a las acciones del gobierno (es decir, de nuevo la calidad de
gobernar) y, por otro, gobernanza se aplica al sistema en el que la sociedad civil actúa políticamente, o
sea un sistema de participación social. Al respecto, I. Kooiman considera que la autoridad debe ser
complementada con la autoridad informal o de la sociedad civil. A ello le llama Modern governance; es
decir, "gobernanza moderna", lo que también va de acuerdo con lo que acabamos de mencionar. Seco no
incluye gobernanza, sino gobernabilidad, con la acepción de "cualidad de gobierno"? Seguramente en una
nueva edición de su diccionario aparecerá la palabra gobernanza, ya que en primer término ha sido
rescatada del olvido por el uso, y luego, con un concepto distinto o más específico si se quiere, ha sido
revisada por la academia. Ambos términos son ejemplo de la variación de significados en el sistema y la
norma de la lengua.
Durante 2002 se realizó un trabajo de campo basado en entrevistas a distintos actores de la cuenca baja
del Papaloapan. Con estas entrevistas se hizo una clasificación de problemas de la cuenca, se identificaron
posibles conflictos ambientales y se realizó un diagnóstico social.
Algunos problemas que han tenido una presencia permanente en la cuenca baja del río Papaloapan se
relacionan con los dos términos anotados. Por un lado, los problemas de gobernabilidad obedecen al
ámbito de acción de las instituciones públicas; por otro, la gobernanza, a la participación social, que
pueden desembocar en conflictos ambientales importantes. Un conflicto de tipo ambiental surge a partir
de un daño en el que aparecen actores, es decir, se trata de un conflicto social que afecta la vida de uno
de estos actores. Un conflicto, entonces, tiene diversas dimensiones como productivas y económicas,
además de la simbólicas y las culturales (Murillo, 2001). A continuación, se identifican algunas posibles
situaciones conflictivas en zonas determinadas de la cuenca del Papaloapan en Veracruz, y que tienen que
ver con la baja gobernabilidad en la cuenca:
8
a) Zona de Los Tuxtlas
En esta zona hubo un decreto de expropiación de tierras a favor de la Reserva de la Biosfera, situación
que, según los entrevistados, no ha sido ni debidamente aclarada ni explicada tanto a los afectados como a
la población en general. El hecho de que esta forma de actuar no se hizo con la suficiente claridad y
transparencia provocó en la zona un fuerte proceso de deforestación, creando un momento de confusión.
La realización del nuevo sistema de riego utilizando agua de la Laguna Encantada (impulsado po rl
Codepap) presenta una particularidad: para algunos entrevistados no está claro si existe un estudio de
impacto ambiental, por un lado, y por otro, si su utilización no afecta a la Reserva de la Biosfera. Lo que
se ha mencionado en el Tercer informe de Gobierno del estado de Veracruz es que: “con una inversión de
335 mil pesos se realiza el estudio de ingeniería de la referida laguna, que permitirá ampliar 500 hectáreas
en la primera etapa de la zona de riego que se construye”, pero no existe mención a ningún estudio
ambiental.
La falta de información por parte de las instituciones encargadas del manejo del agua y de los programas
de desarrollo agropecuario en la cuenca puede llevar a que haya problemas no sólo de conflicto social,
sino de conflicto ambiental. Por otro lado, la opinión de los productores en la zona está dividida: algunos
están de acuerdo con la construcción del sistema de riego y otros no lo están. La apertura de tierras al
riego puede ser un punto conflictivo, al beneficiar a ciertos productores en contra de otros.
La construcción de los cárcamos para introducir un sistema de riego en el ejido Curazao presenta un
posible conflicto, basado en dos cuestiones principales: una, la claridad de manejo de la información y,
otra, la disminución real del área de riego a beneficiar con este proyecto. Algunos pobladores de la zona
mencionaron una zona de beneficio de 380 ha de las cuales sólo se beneficiarían 280 y, en el Tercer
informe de gobierno del estado de Veracruz se menciona: “En el distrito de temporal tecnificado
Tesechoacán, se construye, en coordinación con la Comisión Nacional del Agua, el módulo de riego
Curazao, la electrificación y el cárcamo de bombeo Tesechoacán-UGOCP y 140 kilómetros de caminos,
incorporando a la producción con riego 330 hectáreas y mejorando la infraestructura de la zona, con una
inversión por parte de Codepap de 7.7 millones de pesos”.
9
De nuevo, los productores no tienen claridad de quién se verá beneficiado y quién no, sobre todo tomando
en cuenta que, según los entrevistados, existen problemas con la actualización del padrón de usuarios.
Según dicen, en él aparecen setenta usuarios pero en verdad son 45 con cien hectáreas restantes.
Aunado a lo anterior, algunos productores manifestaron que el área en donde se encuentra el cárcamo es
propiedad de un ejidatario, lo que hace a los productores hacer gestiones para conseguir esa área. Un
entrevistado lo menciona:
El conseguir el área que afecta, o sea, el área que ocupa el cárcamo, la asociación civil tiene que
comprar al parcelario esa área de terreno; segunda, la asociación civil, ya construido el cárcamo
tiene que (...) [estar al pendiente] sobre esa bomba de llamada, las bombas que se van a poner
para el río, que van a extraer el agua, para poder abastecer el cárcamo y pasarla a distribuir. Pero
nosotros como asociación tenemos que estar muy pendientes de cómo se están haciendo esas
contrataciones. Hasta ahora no ha habido nada, por parte de la asociación civil no ha habido nada.
Incluso se estaba negociando ahí con el señor dueño de la parcela se le piensa comprar, una parte
el ejido y el Codepa está tratando de finalizar el conflicto que hay, pero parece ser que todavía no
se ha solucionado porque debe ser un documento que tenga validez, ¿si? La persona, el titular,
debe ser avalada por un notario…
Sobre el mismo asunto, otro entrevistado comentó su preocupación sobre el caso de que no se pudiera
adquirir el terreno, la obra permanecería sin cumplir su cometido:
Impacto que se va a tener sobre todo es lo que vamos a poder producir en su momento. Ahorita
aunque el agua la tuviéramos muy cerca, no la podríamos canalizar.
Como en muchos distritos de riego del país, las asociaciones de usuarios están presentando lo que se ha
llamado como problemas de segunda generación. El problema de las cuotas de agua y la percepción sobre
la mala calidad del agua para riego puede caer en una situación conflictiva, debido a que la contaminación
puede afectar la calidad de los productos del distrito. El agua del distrito está contaminada por la zona
industrial de Orizaba, las aguas negras de Córdoba, río Blanco, Ciudad Mendoza, el Ingenio Providencia,
varias industrias, una cementera y una papelera.
10
d) Zonas de reacomodo de indígenas por la construcción de presas
La situación de los reubicados es un asunto especial y que merece pronta atención. Es un foco conflictivo
en dos sentidos: en uno, pueden presentarse conflictos por la tierra, ya que aún hay casos de confusión en
la tenencia de predios y parcelas. Por otro, el enfrentamiento cultural entre los reubicados y los
pobladores añejos de algunas zonas presenta casos específicos de desencuentros y descontento entre
comunidades enteras. El caso de la producción y organización comunitaria de algunos pescadores
mediante el tequio y una mejor producción pesquera provoca descontento en pobladores y pescadores de
origen netamente veracruzano.
e) Contaminación en la cuenca
Aunado a lo anterior, hace falta el cumplimiento de las leyes y normas ambientales que permitan aligerar
la contaminación y frenar el deterioro de la cuenca. Muchas denuncias se hicieron en el sentido de que la
contaminación es visible y no se toman las acciones necesarias para, por un lado, frenar las acciones de
contaminación y, por otro, comenzar con acciones descontaminantes.
En este sentido, hay una baja gobernabilidad en la cuenca, entendiendo ésta como un deterioro en el
cumplimiento de autoridad y falta de respuesta oportuna a demandas, necesidades y problemas de la
población. Las acciones de descarga de aguas residuales de las industrias, ingenios y otras fuentes de
contaminación del agua es un foco de conflictividad social y ambiental. Muestra de ello es la
comparación entre algunos problemas observados en 1992 (mediante material audiovisual del archivo del
11
IMTA) y que aparecen de nuevo en 2002, durante el trabajo de campo realizado; problemas que no han
sido solucionados y que, lejos de desvanecerse, se acrecientan. El problema de la contaminación es uno
de ellos, si no el más importante.
Un punto álgido es el decreto de veda del 23 de julio de 1947, prohibiendo la extracción de agua de ríos
de la cuenca. El decreto no ha sido cumplido, ya que se toma agua clandestinamente y, además, ha
resultado anacrónico, debido sobre todo a la necesidad de tomar agua del río para el desarrollo de
sistemas de riego. Este decreto debería modificarse para impulsar la creación y puesta en funcionamiento
de sistemas de riego y evitar la clandestinidad.
Un problema social con miras a convertirse en conflictivo es la situación de los ingenios y los cañeros.
Por un lado, existen 900,000 toneladas de excedente en la producción desde hace nueve años y están
embodegadas, porque Estados Unidos inunda el mercado con alta fructuosa. Esto ha desplazado la mano
de obra de 2.5 millones de personas. En opinión de algunos entrevistados, el grupo Case (Escorpión)
acabó con los cañeros y los dueños de los ingenios no pagaban seguro social ni Afores, lo que hace que
los cañeros tengan deudas con el seguro social.
Aunado a lo anterior, en algunos ingenios la maquinaria ya tiene muchos años, y como mencionó un
entrevistado, “es puro parche”. Aún hay liquidaciones pendientes por pagar y la expropiación de ingenios
por parte del gobierno federal ha abierto dos expectativas: la de que el cultivo de caña y producción de
azúcar puede mejorar y, por otro lado, que la caña desaparecerá. Algunos productores mencionaron que el
único producto que se daba en las zonas de cultivo era la caña y si desaparece o sigue en crisis la industria
azucarera, “nadie va a haber acá, todo mundo se irá”.
h) Presencia de caciques
La presencia de caciques, bajo diversas formas, es una realidad en la cuenca del Papaloapan. Algunos han
aprovechado sus puestos en organizaciones campesinas o de productores para convertirse en “patrones”.
Asimismo, existen algunos nexos de estos caciques con autoridades gubernamentales o municipales (en
ocasiones, los mismos, compadres, amigos o familiares). Su presencia puede tener un origen histórico,
12
pero también tiene un apoyo de acuerdo con las políticas impulsadas y llevadas a cabo en la cuenca. Al
respecto, Ángel Palerm (1974) menciona que:
Los proyectos de desarrollo regional han resultado eficaces sólo en términos de establecer
poderosos enclaves de los centros urbano-industriales, con la función principal de extraer de la
región recursos de todo tipo, desde energía hasta productos para la exportación. Sin embargo, los
proyectos han resultado ineficientes en términos de desarrollo de la región en su conjunto, en
particular por lo que corresponde a los sectores más empobrecidos y atrasados de la agricultura y
de la población.
i) Organización
Las organizaciones en la cuenca presentan problemas de representación con las bases. Algunos de los
líderes de dichas organizaciones obtienen beneficios personales. Esta situación ha creado situaciones
conflictivas en la desintegración, separación, disgregación de diversas organizaciones. El caso de la
UGOCP es un problema a atender: existe una percepción predominantemente negativa hacia esa
organización por parte de los actores entrevistados; sin embargo, esa organización cuenta con
mecanismos de control y manejo (incluyendo la intimidación y la marginación) que son un obstáculo para
el desarrollo de ciertos lugares en la cuenca.
En varios casos, los líderes de las organizaciones se han convertido en caciques, también, que obtienen
beneficios propios y que tienen redes de organización y funcionamiento ya creadas. En los entrevistados
existe la percepción de que quien es líder, se enriquece de inmediato, a costa de los agremiados o
miembros de las asociaciones o cooperativas. Esta situación es un obstáculo para la organización social,
porque la formación de un grupo organizado se confunde son “manipuleo de algunos líderes”.
Hace falta incrementar los mecanismos de concertación, mediación y diálogo con los diversos actores de
la cuenca, ya que existe una percepción, por parte de los productores y otros actores de la cuenca, de que
no son escuchados y que sus demandas no son atendidas. Lo anterior aunado a que los problemas de la
cuenca no han tenido atención debida y han sido repetidos en diversos foros y de diversas maneras, a
través de diversos grupos y actores de la cuenca. Es deseable una mayor presencia de dependencias
13
relacionadas con el desarrollo rural y sustentable de la cuenca, a través de proyectos como de personal,
asesoría técnica y facilidades para obtención de insumos, capacitación y negociación de proyectos con los
diversos usuarios del agua y productores de la cuenca. Esta falta de mediación puede traer conflictos de
contenido ambiental y social, a mediano plazo.
Problemas graves de baja gobernabilidad aparecen en la cuenca baja del Papaloapan, como la falta de
coordinación entre instituciones que atienden los diversos aspectos de la cuenca, de forma horizontal y
vertical y de los tres niveles de gobierno (municipal, estatal y federal). Sólo en casos específicos, como
acciones en torno a la realización de algunas obras, se logra que la participación económica del municipio
correspondiente sea de un moto determinado, que el gobierno del estado aporte otra cantidad y que el
productor se haga cargo de la tercera parte del costo. Pero una programación real no existe como tal en un
nivel de desarrollo de la cuenca. Así, tenemos la falta de comunicación entre las distintas instancias de
gobierno (aún del gobierno estatal) para atender problemas y demandas de la población. Los programas
diseñados, entonces, sólo atienden parcialmente un aspecto, sin dar una solución o avance integral.
Aunado a lo anterior, cabe señalar que la cuenca del Papaloapan, como territorio compartido por tres
estados, presenta la característica de falta de coordinación entre gobiernos estatales: el gobierno de
Oaxaca prefiere trabajar en las cuencas compartidas con Chiapas y Guerrero que en la del Papaloapan
debido sobre todo, a la falta de coordinación entre las instituciones y niveles de gobierno en la cuenca
baja del Papaloapan.
Lo anterior se suma a la falta de mecanismos de mediación y comunicación, para atender demandas reales
de los productores de la cuenca. Esto se debe, entre otras cosas, a la falta de coordinación institucional y a
la falta de aplicación de leyes y reglamentos, pero también a otros factores, como la falta de mecanismos
de participación y consulta con los productores, sus organizaciones y la población de la cuenca. De
manera importante existe un déficit en los siguientes puntos: falta de mecanismos para participación
social; falta de programas específicos que respondan a demandas de la población; falta de programas de
información y capacitación.
Al no atenderse las necesidades reales ni tomar en cuenta las condiciones particulares de los pobladores y
productores de la cuenca, se tiene la percepción de que existe una aplicación inadecuada de los recursos
públicos. Aunque se habló favorablemente de los casos de la creación de sistemas de riego en el ejido
14
Curazao y en San Andrés Tuxtla, también se demarcó que algunos programas institucionales eran
insuficientes o que tenían mal planeación. Esto, aunado a la falta de coordinación institucional, crea un
efecto de mala aplicación de recursos.
Aunado a lo mencionado en el apartado anterior, existe la percepción de que las leyes en materia
ambiental no se aplican por las propias instituciones que deberían vigilar su cumplimiento. Así, se pone
en duda el papel de la Profepa y de la CNA, por ejemplo, en el caso de descargas de ingenios e industrias.
Muchas de las quejas por contaminación que se han encontrado no pudieron haber sido externadas si las
leyes y reglamentos ambientales simplemente se hubieran cumplido cabalmente. Sin embargo, tanto las
leyes ambientales como el propio decreto de veda del 23 de julio de 1947 no se cumplen (tal vez por
tratarse de cuestiones inoperantes, debido a condiciones actuales específicas) y, más bien, la regla es no
cumplir con la ley. Esto es existe una falta de capacidad real de las instituciones de atender demandas y
denuncias.
15
productos. En este ambiente es muy fácil desinformar a la gente y crear climas diversos de conflictividad,
así como que grupos caciquiles actúen y saquen provecho de esta situación.
Los conflictos sociales y ambientales pueden incrementarse y surgir nuevos en cualquier momento, de no
atenderse los aspectos que se han mencionado a lo largo de este documento y al continuar las tendencias
actuales; en algunos años habrá un alto índice de conflictividad social en la cuenca, basado en el choque
de intereses no sólo de productores y pobladores con instituciones gubernamentales de los tres niveles de
gobierno, sino también en el choque de intereses entre distintos grupos y actores de la cuenca, además de
una grave crisis ambiental, de la cual apenas se observan los primeros signos. Las instituciones
encargadas en la cuenca del Papaloapan deberían tomar cartas en el asunto y lograr un verdadero
desarrollo de la región, con base en necesidades, demandas y problemas reales y urgentes por atender. De
otro modo, estamos presenciando, también, los primeros signos de caos que conlleva la falta de
gobernabilidad y el bajo potencial de gobernanza en la cuenca del río Papaloapan.
Bibliografía
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Otras fuentes:
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Social, IMTA, 2002.
18
Los cerros y la ciudad. Crisis ambiental y colapso de los ríos en
Bogotá al final del siglo XIX.
La Bogotá decimonónica era una ciudad bañada por cuatro ríos, estas corrientes de agua
configuraron el espacio urbano al ser estos los ejes con los cuales se construyo el hábitat
urbano. El damero o tablero de ajedrez forma cartesiana con la cual se diseño a Bogotá, fue
alineada a la par con los cursos de agua. Los Cerros Orientales lugar de nacimiento de estos
causes articularon a la ciudad en sentido sur – norte, y los ríos confirieron el entramado
transversal que enlazó a Bogotá en sentido oriente – occidente (mapa 1).
MAPA 1. Plano de Bogotá. Dibujo a tinta de francisco Javier Caro, 1818. Casa Museo del 20 de julio,
Bogotá. Centro histórico de la ciudad, véase que en la construcción urbana la influencia de los ríos, a la
derecha el río san Agustín y a la izquierda el río san francisco.
El paisaje urbano durante el siglo XIX fue sometido a la presencia de los ríos y las
montañas que definieron el espacio de la ciudad. Fuera de moldear a la urbe los ríos
delimitaron la presencia física de Bogotá. El río San Agustín delineó el límite que separaría
el centro de la ciudad con los barrios y parroquias del sur. El Río San Francisco separó el
núcleo de la ciudad en dos, su parte céntrica y por ende más antigua se redujo al
confinamiento que le proporcionó estar entre estos dos ríos1. Por fuera de estas fronteras la
1
Carrasquilla Botero, Juan. Quintas y estancias de Santafé y Bogotá. Bogotá: Banco Popular, 1992. p. 12.
1
ciudad creció apuntando su norte hacia el río Arzobispo, igual suerte se produjo hacia el sur
donde el río San Cristóbal delimitó este extremo de la ciudad2.
Aparte de la tiranía del espacio y la geografía, los ríos subyugaron a la ciudad con la
apremiante cuestión del abastecimiento de agua. Los ríos patrimoniales fuera de su función
definitoria del espacio, abastecieron con sus aguas a los habitantes de la ciudad. El
suministro dependió de un lugar en común, los Cerros Orientales. De su buen estado de
conservación dependía el bienestar de la población santafereña. De ellos la ciudad no solo
se abasteció de agua sino también de leña y materias primas para la construcción. Por lo
tanto, cuatro siglos de presencia urbana afectaron los cerros alterando de forma sensible el
equilibrio natural de este sistema orográfico.
Al interrogante sobre el estado de los Cerros Orientales y sobre el paisaje de Bogotá durante
el siglo XIX, es muy posible que la respuesta coincida con la idea de unos cerros de
exuberantes de riqueza forestal y fauna considerable... Pensamos que la degradación del
entorno natural es un producto de la actual civilización, por lo tanto imaginarnos a nuestros
predecesores haciendo de las suyas con la frágil naturaleza sabanera y serrana, sería una
idea que a pocos de nuestros ambientalistas contemporáneos podría caberles en la cabeza.
Sin embargo hay que guardar proporciones. No es el caso señalar a la sociedad santafereña
de finales del siglo diecinueve, cómo depredadora de su entorno, en un afán consumista y
de acumulación de capital. Seria un serio anacronismo que ocultaría las probables razones
del daño afligido a los ecosistemas colindantes de la ciudad decimonónica.
2
Véase: Wiesner, Francisco. “Aguas para Bogotá”, en Cámara de Comercio de Bogotá, Estructuras y
principales servicios. Bogotá, Cámara de Comercio de Bogotá, 1978. pp. 238 – 250. Este autor designó a
estos cuatro ríos como patrimoniales: San Agustín, San Francisco, Arzobispo, y San Cristóbal. Dada su
importancia histórica en la formación de Bogotá, en adelante en esta investigación se empleara la
denominación de ríos patrimoniales para reconocer a estos cuatro ríos.
3
Véase: Acuerdo, 29 de 1894. Prohibición de explotar canteras. Concejo Municipal de Bogotá
2
cerro de Guadalupe, acto que no fue un capricho de los fundadores impuesto por el paisaje
y la frescura del clima, sino la disposición de leña y aguas cristalinas que ofreció el lugar a
sus primeros habitantes. Es un fundamento básico de todo ecosistema ofrecer los recursos
energéticos y alimenticios suficientes para mantener su comunidad biótica, la condición
ambiental y la amplia oferta de recursos del lugar donde fue fundada la ciudad, permitieron
el desarrollo urbano durante los siguientes cuatrocientos años. Los cerros brindaron a los
habitantes suficiente abastecimiento de aguas representado en sus ríos, y una docena de
afluentes menores, y la leña suficiente para las labores domésticas e industriales.
Por mínima que sea la presencia humana en un determinado entorno natural genera
intervención entendida como cambio. Antes de la presencia hispánica, en la Sabana se
hallaban los Chibchas, una sociedad compleja que intervino su medio para sobrevivir. En
los últimos cuatrocientos años el hombre ha dejado una profunda huella en el paisaje, que
produjo una explotación de su medio circunvecino, actividad necesaria para mantener a una
población, que literalmente no varió su número más allá de los veinte mil habitantes al final
del siglo XVIII4.
Se desconoce exactamente el número de habitantes que tuvo Bogotá durante el siglo XIX.
Carlos Sanz de Santamaría ingeniero y ex-alcalde de Bogotá5, señaló la disparidad de los
censos precedentes al siglo XIX y los realizados en ese siglo6. Esta desigualdad en las cifras
tiene como antecedente el estudio genealógico realizado por el cronista español Juan Florez
de Ocáriz en el siglo XVII, quién Sugirió que dentro del planteamiento demográfico
colonial solo se incluyo a la población blanca y mestiza, marginando una gran masa de
población indígena asentada en los alrededores de la ciudad, en especial sobre el occidente,
en la faja que hizo de limite entre el perímetro urbano y los Cerros Orientales7.
Esta zona fue altamente sensible, en términos ambientales. Por que en esta área se hallaba
las cuencas y bocatomas, en las cuales la ciudad se abasteció de agua. Lo trágico e
interesante de estos datos extraídos de Florez de Ocáriz, es que la población residente en
esta faja, pudo rondar los 10.000 habitantes al final del siglo XVII8. Lo que significó que la
presión y depredación por los recursos ambientales de los cerros fuera mayor.
4
Mejía, Germán. “Los itinerarios de la transformación urbana”, en Anuario Colombiano de Historia Social y
de la Cultura. No 24, 1997. p. 133.
5
Carlos Sanz de Santamaría (1905-1993) Entre sus proyectos como ingeniero se encuentra la planta de
Vitelma y los acueductos de cinco capitales departamentales, fue alcalde de Bogotá entre 1942-1946
6
Sanz de Santamaría, Carlos. “Observaciones sobre Bogotá y sus principales servicios”, en Cámara de
Comercio de Bogotá, Estructuras y principales servicios. Bogotá, Cámara de Comercio de Bogotá, 1978. pp.
17 – 18.
7
Antes de 1819, la ciudad fue denominada por los españoles como Santafé. A raíz de la independencia
adquirió su actual nombre, Bogotá.
8
Véase: Florez de Ocáriz, Juan. Libro de las genealogías del Nuevo Reino de Granada. Edición facsimilar de
la impresión de Madrid de 1674. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, Instituto de Cultura Hispánica, 1990. Vo I.
También agradezco la valiosa información aportada por el profesor Germán Mejía, quien me señaló esta
inconsistencia demográfica, confirmando mi idea sobre el caos ambiental acontecido a finales del siglo XIX,
en Bogotá.
3
El historiador Germán Mejía mostró que la ciudad inició el siglo XIX con un crecimiento
demográfico que no supera los veinte mil habitantes, hacia 1842 la población se duplicó en
40.086 habitantes. Para la segunda mitad del siglo XIX se presentó un vertiginoso aumento
demográfico, en 1881 Bogotá tuvo 84.723 personas, lo que significó que en un lapso no
menor de 100 años la población se cuadriplicara9.
Las cifras de Florez de Ocáriz y Mejía muestran que la población que habitó en Bogotá
antes del siglo XX, provoco una fuerte demanda sobre la oferta de recursos naturales debido
al aumento demográfico. Los cerros fuera de abastecer a la población residente y blanca, la
que contó en las estadísticas oficiales, también debieron satisfacer a esta población marginal
e invisible en los registros estadísticos. Dos ciudades en apariencia, una real y rastreable en
los documentos y otra ignorada perceptible solo por las inferencias documentales.
Para los habitantes de la ciudad hasta los principios de siglo XX, la opción energética para
las labores domesticas, que se limitaba de forma preferencial a la cocina, era la leña, tanto
bruta como en carbón vegetal, que se extrajo de forma exclusiva de los Cerros Orientales,
hasta extinguir los bosques nativos a mediados del siglo XIX. A comienzos de este siglo no
se manifestaron problemas con el abasto de leña. Pero hacia 1850 hubo voces de alerta,
según se lee en las crónicas de Cordovez de Moure, al describir la pobreza vegetal de los
cerros, montañas peladas y desnudas. Paisaje que el autor atribuye a los cuatrocientos años
de explotación a que fueron sometidos los cerros bogotanos10.
Esta situación se presentó en parte a motivo del aumento demográfico ocurrido entre las
décadas del cuarenta del siglo XIX y la del ochenta del mismo siglo, representó también un
aumento cuatro veces mayor en proporción a los cuatro siglos anteriores. En este lapso de
tiempo la oferta de leña era igual respecto a la demanda, como se puede deducir de las
fuentes consultadas. En tan solo cincuenta años la demanda de leña para labores domesticas
se cuadruplico, estimaciones hechas bajo las cifras de aumento demográfico, teniendo en
cuenta que no había otra alternativa energética fuera de la leña y esta nueva población debió
9
Mejía, Germán “Los itinerarios de la transformación urbana”...Op. cit. p. 133.
10
Rodríguez, Juan Camilo (Director de la obra) y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado – ESP. El agua
en la historia de una ciudad. Bogotá, EAAB - ESP, 1997. Tomo I. p. 75.
11
Cote, Manuel. Régimen alimenticio de los jornaleros de la sabana de Bogotá. Estudio presentado al
Primer Congreso Médico Nacional de Colombia. Bogotá, Imprenta la Luz, 1883. p. 32
4
satisfacer sus necesidades de cocción de alimentos, de la misma forma como sé venia
realizando comenzado el siglo.
FIGURA 1. Plaza Mayor de Bogotá. Acuarela de Edward Walhouse Mark, 1846. Colección Banco de la
República, Bogotá. Esta es una vista de la Plaza mayor con el fondo de los cerros orientales, nótese que el
detalle de la acuarela no registra cobertura árboles sobre las montañas.
12
Acuarelas de Edward Mark. Colombia 1843 – 1856. compilación. Bogotá, Litografía Arco, 1995.
5
FIGURA No 2. Plaza mayor de Bogotá. Fotografía anónima, 1895. En esta fotografía se puede observar una
parte de los cerros, nótese las machas de erosión y la ausencia de árboles.
Los chircales fueron explotaciones mineras artesanales que proporcionaron las fuentes para
la elaboración del material con el cual fue construida y mantenida la ciudad. Gran parte de
su producción estaba destinada a las alfarerías que fabricaron ladrillos y tejas las factorías
artesanales se encontraron ubicadas en el siglo XIX tres puntos de la ciudad. En el norte,
entre Chapinero y Sucre. En el centro, entre el paseo Bolívar y los barrios la Perseverancia y
Egipto. Y en el sur, entre el barrio Santa Bárbara y San Cristóbal. Todos los tres puntos
estaban localizados a lo largo de los cerros orientales13 (mapa 2).
Al daño causado por los chircales, había que sumarle los provocados por las alfarerías. En
promedio cada alfarería contaba con ocho hornos, los cuales eran alimentados con leña. La
preferencia por este recurso vegetal estribaba en su rendimiento energético. Un estimativo
de producción hecho en 1914, mostraba que una carga de leña rendía dieciocho operaciones
de horneo, contra siete que producía el carbón14.
13
Triana, Miguel. La arborización y las aguas, artículos escritos para Bogotá, pero que son aplicables a
otras poblaciones de la república. Bogotá, Casa editorial liberal, 1914. p. 22.
14
Triana, Miguel… Op., cit. p. 20.
6
2
1
3
4
5
MAPA 2. Plano de Bogotá. Secretaría de Obras Públicas Municipales, 1947. Biblioteca Luis Ángel Arango,
Bogotá. 1. Chircales de la Perseverancia, 2. Chircales del centro, Santa Barbare y san Cristóbal, 3. Río San
Agustín, 4. Río San Francisco, 5. Río Tunjuelo
TABLA 1
15
Fuente: Triana Miguel. La arborización y las aguas, artículos escritos para Bogotá, pero que son
aplicables a otras poblaciones de la república. Bogotá, Casa editorial liberal, 1914.
7
José Peña Administrador del Ramo de aguas a finales del siglo XIX, elaboró un informe
para el Concejo Municipal de Bogotá, donde denunció que desde 1853 en adelante, los
chircales ubicados en el recorrido del acueducto de Aguanueva, cuya fuente era él río San
Cristóbal, causaron 33 derrumbes sobre la conducción de los Laureles, sistema de acequia
que traía el agua del río hasta la ciudad, con sus consiguientes cortes de agua para los
bogotanos16.
Fuera de estos daños, causados por los chircales, José Peña elaboró una serie sobre los
desastres producidos por estas factorías artesanales, en los años de 1770, 1798, 1805, y
1826. Cómo antecedente al gran derrumbe de 1844 que imposibilitó por varios años el paso
de la conducción de agua del acueducto de Aguanueva. Mencionó también el aparente
movimiento que presentó el cerro de Guadalupe que causo en 1872 la destrucción de parte
del barrio Egipto y el puente de Quevedo sobre el paseo Bolívar. Tal vez el desastre de
mayor trascendencia por su magnitud, sucedió en noviembre de 1890 cuando un derrumbe
causado por un chircal, alcanzó el costado oriental de la carrera cuarta, provocando víctimas
y daños materiales17.
A raíz del importante informe de José Peña sobre los estragos de los chircales a la ciudad,
se realizó por parte del Concejo Municipal de Bogotá en 1894, la prohibición de la
explotación de chircales en los cerros orientales dentro del perímetro urbano, entre
Chapinero al norte y San Cristóbal en el sur18.
La extracción de leña que redujo la cobertura vegetal de los cerros orientales, consumiendo
la totalidad de la flora sumado a la explotación de los chircales y las alfarerías, que
terminaron de remover lo que quedaba de vegetación, provocaron al final del siglo XIX el
colapso en el abastecimiento de agua de la ciudad.
El régimen hídrico depende de unas condiciones ambientales ideales para mantener una
producción constante de agua, Eso quiere decir que las cuencas de captación y nacimiento
de los ríos y quebradas, deben tener la suficiente cobertura vegetal que regule el ciclo
hídrico. Hasta la segunda década del siglo XX, Bogotá dependió para su abastecimiento de
agua de las fuentes provenientes de los Cerros Orientales, y por lo dicho aquí se hace
evidente que para finales del siglo XIX, con la sistemática destrucción de los Cerros
Orientales, se halla reducido la oferta hídrica con la cual la ciudad contaba para su
abastecimiento.
La disminución en los caudales de los ríos que abastecieron a la ciudad fue un tema
recurrente tanto en los periódicos como en la literatura técnica de la época. Para febrero de
16
Peña, Segundo José. Informe de la Comisión Permanente de Aguas. Bogotá, Imprenta Nacional - Antiguo
convento de las Clarisas, 1896. p, 46.
17
Ibíd. pp. 42 - 45.
18
Acuerdo, 29 de 1894. Op., cit.
8
1905, mes característicamente seco, la prensa local reseña la grave escasez de agua,
atribuyéndola al desmonte de los cerros y las escasas alternativas de abastecimiento19.
El mejor ejemplo de esta preocupación por le escasez de agua nos la brinda Miguel
Triana20, quien estimó para 1914 el caudal promedio del río San Francisco en 112 litros por
segundo, según datos que extrajo de los aforos realizados por el ingeniero Pedro Uribe, y
publicado en su informe contratado en 1908 por del Ministerio de Obras Públicas21. El
informe de La junta administradora del acueducto realizado en 1924, contabilizó para el
mismo río un promedio de 69 litros por segundo de caudal22.
TABLA 2
Relacionado con la disminución de los caudales de los ríos que abastecían a la ciudad, se
presentó a la par una crisis sanitaria producto no solo en la merma de la oferta de agua sino
también de la calidad del abastecimiento. Como se observa en la Tabla tres, la mayoría de
dolencias que azotó a la población santafereña entre la década del ochenta del siglo XIX y
la década del diez del siglo XX, fueron enfermedades relacionadas con el consumo de agua
de consumo.
19
Véanse: Amaya, Ricardo. " Oficina de Sanidad”, en El Nuevo Tiempo. (Bogotá, febrero 25 de 1905):
Estadísticas, p. 3. Y Rodríguez Pérez, Tomas. “Intereses municipales: El agua”, en El Nuevo Tiempo.
(Bogotá, febrero 27 de 1905): p. 2.
20
Miguel Triana (1859 – 1931) natural de Bogotá, ingeniero de la Facultad de Matematicas e Ingeniería de
Bogotá, miembro de la Academia Colombiana de Historia y otras sociedades cientificas. Fue Diputado por
Cundinamarca y Congresista. De su labor investigatva surgio su propuesta para dotar de agua a la ciudad
21
Triana, Miguel. Op., cit. p. 5.
22
Informe de la Junta Administradora y de la Gerencia del Acueducto, Al Honorable Consejo de Bogotá,
Correspondiente al primer semestre de 1924. Bogotá, Tipografía de A. Cortés M & Co, 1924. p. 5.
23
Fuentes: de 1897, Peña Segundo José. Informe de la Comisión Permanente de Aguas. Bogotá, Imprenta
Nacional - Antiguo convento de las Clarisas, 1897. De 1908, Triana Miguel. La arborización y las aguas,
artículos escritos para Bogotá, pero que son aplicables a otras poblaciones de la república. Bogotá, Casa
editorial liberal, 1914. Y de 1924, Informe de la Junta Administradora y de la Gerencia del Acueducto, Al
Honorable Consejo de Bogotá, Correspondiente al primer semestre de 1924. Bogotá, Tipografía de A. Cortés
M & Co, 1924.
9
TABLA 3
El médico argentino Emilio Coni, reconocido higienista de comienzos del siglo XX, señaló
que para el caso de Bogotá, la intensidad y endimicidad de la fiebre tifoidea y la disentería
revela los claros vicios y visiosidades de la provisión de agua de la ciudad26.
El siglo XX en Colombia fue recibido con la Guerra de los Mil días, situación a la que no
fue ajena Bogotá. Pero el mayor problema que afrontaba ciudad al inicio de esté siglo, fue
el de la salud pública. La situación fiscal y política fruto de la guerra, impidieron la pronta
solución al problema sanitario. La administración municipal carecía de un programa de
desarrollo urbano que incluyera la construcción de nuevas obras de abastecimiento y la
ampliación en la cobertura del servicio domiciliario de agua, así el futuro de la ciudad se
presentaba nebuloso.
24
Fuente: Arias Argaes, Isaac. Observaciones sobre la higiene de Bogotá. Tesis para el doctorado en
Medicina, prescrita y sustentada. Escuela de Medicina de la Universidad Nacional. Bogotá, Imprenta la
Nación, 1890.
25
Arias Argaes, Isaac. Observaciones sobre la higiene de Bogotá. Tesis para el doctorado en medicina,
prescrita y sustentada. Escuela de medicina de la Universidad Nacional. Bogotá, Imprenta la Nación, 1890.
26
Coni, Emilio. La higiene pública y la organización sanitaria en Colombia. Buenos Aires, Casa editorial
Minerva, 1921. p. 7.
10
La situación de Bogotá se dibujaba apocalíptica. Un artículo de prensa originado en el
periódico El Espectador y reproducido en otros diarios, señalaba con virulencia, la crónica
desidia de la administración Municipal y Nacional por atender el problema de salud pública
que se venía acumulando desde el final del siglo XIX en Bogotá Una teoría política que
explico el caos de la higiene pública la brindó el escritor del artículo en mención,
responsabilizando a la “masonería burocrática como la clave de la crisis y un gobierno
presuntuoso e indolente”27.
Las primeras medidas para la solución del caos sanitario fueron pautas de orden institución.
El primer paso se dio en 1910, con la creación de la Dirección de Higiene y Salubridad,
oficina dependiente de la Administración Municipal. En su primer año de gestión sé elaboró
un estudio sobre la calidad del agua bogotana, cuyas muestras fueron tomadas de los ríos
que abastecían a la ciudad. Según el informe las aguas eran impotables, cargadas de
basuras, fuerte cantidad de microbios y con un acentuado olor fecaloide. Como
consecuencia de este primer informe, se implementó la cloración de las aguas de consumo,
medida pionera en el país, lo que produjo un marcado descenso de las muertes causadas por
fiebre tifoidea28. (Véase Tabla 4)
TABLA 4.
Miguel Triana propuso la compra de parte de los cerros y de los páramos circunvecinos,
donde se hallaban las cuencas de captación y nacimientos de los ríos, como medida
estratégica de protección para la ciudad. Aparte de estos pioneros intentos proteccionistas
del entorno, Triana introdujo la idea de la arborización como método para recuperar las
fuentes de agua y aumentar el abasto para la ciudad30.
27
P.R.C, (firma). “El porque de la catástrofe". El Nuevo Tiempo. (Bogotá, diciembre 23 de 1904): p. 2.
28
Varga, Julián y Zambrano, Fabio… Op., cit. p. 42.
29
Fuente: Vargas, Julián y Zambrano, Fabio. “Santafé y Bogotá evolución histórica y servicios públicos (1600
– 199)”, en Bogotá 450 años, retos y realidades. Bogotá, Ediciones Foro IFEA 1998.
30
Triana, Miguel...Op., Cit. pp. 5 - 22.
11
La reforestación de los Cerros Orientales partió del principio de valorar los lotes y terrenos
que tuvieran un interés comercial tanto para el municipio como para los particulares. Para
que la rentabilidad de los terrenos serranos se acrecentara de forma inmediata, se decidió
por el Eucalipto, especie arbórea que ofrecía un rápido crecimiento y una aprovechable y
comerciable31.
A la par con la llegada del Eucalipto también se presentó el debate sobre las conveniencias
ambientales de esta especie: su fama de especie aleopática y desecadora de los suelos puso
en discusión cual serian las especies convenientes para repoblar los Cerros Orientales32. Se
impuso la idea de que” aparte de hacer mérito como especie de rápido crecimiento debía
ser lucrativa” 33. Bajo este concepto se impuso la reforestación con especies canadienses y
europeas. A partir de 1924 la reforestación de los Cerros Orientales a través de las
Empresas Municipales del Acueducto se convierte en política Municipal34.
Los ríos patrimoniales habían servido por cuatrocientos años a la ciudad, un tiempo
considerable para cuatro cauces que fueron disminuyendo durante los últimos años del siglo
XIX. Mientras la demanda en el consumo de agua, se acrecentaba según corrían los años,
los cauces los ríos patrimoniales no se podían ampliar.
31
Véase: Izquierdo, Antonio. Estudio sobre bosques; Delegado de la Sociedad de Embellecimiento de
Bogotá, al Congreso de Mejoras Públicas. Bogotá, Dinotipos – Diario Nacional, 1927.
32
“La difusión a escala mundial del Eucalipto, especie originaria de Australia, es objeto de varios estudios
ambientales. Para una introducción al debate, véase: De Paula Lima, Walter. Impacto ambiental do Eucalipto.
São Paulo, Editora Universidade de São Paulo, 1996.
33
Triana, Miguel…Op., cit. p. 19.
34
Informe de la Junta Administradora y de la Gerencia del Acueducto…Op., cit. pp. 50 – 57.
35
Véase: Informe de la Junta Administradora y de la Gerencia del Acueducto, Al Honorable Consejo de
Bogotá, Correspondiente al primer semestre de 1924. Bogotá, Tipografía de A. Cortés M & Co, 1924.
12
En la primera década del siglo XX, se realizó un estimativo de oferta de agua del río San
Francisco, se observó que para una población de 58.000 personas asentadas sobre esta
cuenca dentro del perímetro urbano, solo con el caudal disponible de este río, se podía
satisfacer la demanda de agua de 20.000 bogotanos. Sin contar que la solución mayor, las
aguas del río San Cristóbal representaban un 10% mas de volumen de agua respecto al río
San francisco36. Para una población total de 128.406 en 1914, solo un 4% tenía acceso al
servicio de agua37
A partir del informe elaborado por José Peña, al final del siglo XIX, se hace manifiesta la
necesidad de pensar en fuentes de abastecimiento alternativas fuera del sistema orográfico
de los Cerros Orientales. Este autor estimó necesario solo planear como medida secundaria
la conducción de aguas extramuros de la ciudad para mejorar la calidad y salud de la
ciudad38.
Se pensaba que la lejanía de una nueva fuente garantizaba la asepsia y calidad del agua en
disposición. En 1896 se planteó traer agua de la Quebrada la Chiguaza a través de una
acequia, desde el pueblo de Usme pasando por las haciendas San Vicente y Llano de Mesa,
hoy barrios San Carlos y Tunjuelito, hasta dejar las aguas sobre la conducción de los
Laureles. Este torrente de agua nace en el páramo de Usme (reducto norte del páramo de
Sumapaz) y es afluente del río Tejuelo en su cuenca alta40.
Las aguas del río Tunjuelo y sus afluentes, también empezaron a ser considerados como
posibles soluciones al problema del agua en Bogotá, si bien José Peña desestimo esta
opción, cómo una alternativa para los próximos cincuenta años41.
36
Triana, Miguel…Op., cit. pp. 9-10.
37
Vargas, Julián y Zambrano, Fabio. Op., cit. p. 50.
38
Peña, Segundo José…Op., cit. p. 64.
39
Véanse: Romero Beltrán, Arturo. Historia de la medicina colombiana siglo XIX. Medellín, Universidad de
Antioquia y Conciencias, 1996. pp. 126-128.; y Restrepo, Estela. “La enfermedad, pobreza y muerte en
Bogotá, siglo XIX”, ponencia presentada en el ciclo coloquios de historia. Conferencia celebrada en el salón
oval del edificio de postgrados de Ciencias Humanas. Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá. 5 de
octubre del 2001.
40
Peña, Segundo José…Op., cit. p. 115.
41
Ibíd. p. 10.
13
El primer paso concreto lo dio el gobierno nacional en 1906, al otorgar a la Alcaldía
Municipal de Bogotá jurisdicción sobre los ríos que prometían una solución al problema de
abasto de agua, entre ellos el río Tunjuelo.42.
42
Véase: Decreto No 431 de 1906, por el cual el gobierno central cede al municipio de Bogotá, todas las
aguas de uso público que corran cerca por dicho municipio
43
Rodríguez Juan Camilo…Op., cit. Tomo I. Tomo I. p. 215.
44
Véase: Acuerdo, 23 de 1928. Para adquirir un proyecto sobre aprovisionamiento de aguas para la ciudad.
Concejo Municipal de Bogotá.
45
Rodríguez Juan Camilo… Op., cit. Tomo I. p. 217.
14
BIBLIOGRAFÍA
1. FUENTES PRIMARIAS.
Arias Argaes, Isaac. Observaciones sobre la higiene de Bogotá. Tesis para el doctorado en
medicina, prescrita y sustentada. Escuela de medicina de la Universidad Nacional. Bogotá,
Imprenta la Nación, 1890.
Price Jorge W. Breve exposición sobre el abastecimiento de agua de las ciudades y villas.
Bogotá, Imprenta Eléctrica, 1915.
Triana Miguel. La arborización y las aguas, artículos escritos para Bogotá, pero que son
aplicables a otras poblaciones de la república. Bogotá, Casa editorial liberal, 1914.
Uribe J. Delio. Contracto sobre provisión de aguas á la ciudad por tubería de hierro 1888;
Documentos relativos al servicio de agua de la ciudad, que se publican por disposición del
Consejo municipal. Bogotá, tipografía de Pizano, 1888.
Decreto No 431 de 1906, por el cual el gobierno central cede al municipio de Bogotá, todas
las aguas de uso público que corran cerca por dicho municipio
15
2. BIBLIOGRAFÍA
Acuarelas de Edward Mark. Colombia 1843 – 1856. Compilación. Bogotá, Litografía Arco,
1995.
De Paula Lima, Walter. Impacto ambiental do Eucalipto. São Paulo, Editora Universidade
de São Paulo, 1996.
3. PRENSA
Amaya, Ricardo. " Oficina de Sanidad”, en El Nuevo Tiempo. (Bogotá, febrero 25 de 1905):
Estadísticas, p. 3. Y Rodríguez Pérez, Tomas. “Intereses municipales: El agua”, en El
Nuevo Tiempo. (Bogotá, febrero 27 de 1905): p. 2.
4. ARTICULOS
16
17
18
Legislación de aguas en el siglo XX, el papel de las organizaciones de
usuarios en la aplicación de reglamentos y en la administración
de los Distritos de Riego
Las derivaciones sobre el río Nexapa (Puebla) que comparten una misma
obra de cabecera (un canal y túnel de trasvase del río Atoyac al
Nexapa), se encuentran organizadas en el Comité de Vigilancia del
río Nexapa: dan mantenimiento a la obra de cabecera, y vigilan y se
prorratean el agua entre cada derivadora. La superficie total de riego
es de cerca de 10,000 hectáreas (Palerm y Martínez 2000). Aunque
hay varios avisos de reglamentación ninguna parece haberse
concretado.
al., 2000) con fines de que puedan contratar personal profesional (Palacios
et al., 2001).
La propuesta de juntar unidades de riego se está implementando
juntando o asociando usuarios de sistemas de riego contiguos, pero no
necesariamente relacionados en su fuente de agua o en su infraestructura,
esta perspectiva no toma en cuenta que las organizaciones autogestivas no
burocráticas presentan niveles organizativos u organizaciones anidadas, y
que la organización y los niveles organizativos deben corresponder a las
necesidades técnicas, es decir debe haber una correspondencia entre la
parte física (infraestructura hidráulica y/o curso natural del agua) y la
social. (Palerm 2001-a, Palerm Viqueira et al. 2002, Pimentel et al. 2000,
ver también Yoder, 1994-a y b, Pradhan, 1989, Ostrom, 1990).
Por otra parte el Ing. Antonio Rodríguez en 1944 señala que hay tres
entidades encargadas de la operación, distritos operados por el Banco de
Crédito Agrícola, por la Comisión Nacional de Irrigación y distritos de riego
operados por juntas de aguas, estos últimos son casos en los que la
Comisión ha construidos obras de mejoramiento y en los cuales supervisa
y dirige el funcionamiento de Juntas de Aguas ya existentes. En esta
situación enumera, entre otras: P. Obregón (San Luis Potosí), Santa Rosa
(Zacatecas), dos sistemas en Yucatán, Chapala (Jalisco), Zamora
(Michoacán) y Tehuantepec (Oaxaca) (Rodríguez, 1942:20; 1944:37 y
figura).
A esta lista del Ing. Antonio Rodríguez hay que añadir el caso de La
Laguna, regada por el río Nazas y, con menor importancia, por el río
Aguanaval. El primer reglamento del río Nazas es de fines del XIX, en los
dos reglamentos del XIX el Estado queda a cargo de la distribución del
agua entre las presas derivadoras; con el reparto agrario de 1936 y una
nueva reglamentación que incluye la creación del Distrito de Riego en 1938
se da continuidad a la distribución por el Estado y, al igual que antes del
reparto agrario, la distribución a nivel de canales queda a cargo de los
mismos usuarios, organizados en juntas de agua y con jueces de agua en
los ejidos (Chairez y Palerm 2002, AHA-Catálogo, DOF-Indice).
cada una de estas dos unidades se señala en SARH, 1978 (Tomo III, p. 75,
89): “operado por Junta de Aguas”; y en el Distrito de Riego 03 Tula,
Hidalgo, una nota en la ficha del Distrito señala "El Distrito no controla la
operación de las Juntas de Agua de Tepeji, Apaxco y Tequixquiac ..."
(SARH, 1978 Tomo II, p. 175). También encontramos otras 3 menciones de
juntas de aguas en las fichas sobre Distritos de SARH (1978), demasiado
breves.
Otro caso, más tardío, que parece ajustarse a este patrón, aunque
incluye construcción de infraestructura hidráulica, es La Begoña: “Antes
de la creación del Distrito 085 ya había riego y se organizaba mediante
juntas de aguas. Eran varias juntas, dependiendo de la corriente o el canal
donde tomaban el agua –y actualmente forman parte del Distrito de Riego
18
RESISTENCIA
Desde la perspectiva oficial la eliminación de juntas de aguas está
relacionada con el conflicto, donde la administración por funcionarios de la
Secretaría a través de la figura de Distrito de Riego viene a poner orden;
sin negar esta perspectiva también queremos señalar que hubo casos de
resistencia a la inclusión en Distritos de Riego o, lo que fue lo mismo, a la
supresión de la administración por los propios usuarios:
los usuarios. Para ello el primer paso ha sido de transferir los “módulos”
de los Distritos de Riego, un modelo muy semejante al propuesto por el
Banco de Crédito Agrícola en 1941 de organización de los usuarios por
secciones y entrega de la operación y conservación. El segundo paso ha
sido reunir a los módulos en una S. de R. L. para entregarle la
administración de otra obra hidráulica del Distrito de uso común de los
módulos. Se ha debatido la entrega de obras importantes de cabecera,
como las presas --aspecto que ya se había determinado en la Ley de Riegos
de 1946 debían seguir siendo administrados por la federación.
REFERENCIAS CITADAS
Aboites Aguilar, Luis 1988 La irrigación revolucionaria. Historia del sistema
nacional de riego del río Conchos, Chihuahua (1927-1938)
SEP/CIESAS, México.
Decreto que revalida las Concesiones hechas por los estados para utilizar
Aguas Federales, 1896 (17 de diciembre) en Lanz Cárdenas, 1982.
22
Ley del Patrimonio Parcelario Ejidal agosto 25, 1927 en Cuadros 1999: 73-
81
Ley Federal de Aguas, Diario Oficial 1972 (11 de enero) en Lanz Cárdenas,
1982.
Ley sobre Irrigación con Aguas Federales, Diario Oficial 1926 en Lanz
Cárdenas, 1982.
López Pacheco, Elvia 2002 Buscando la equidad en las cajas de agua del
valle Coeneo-Huaniqueo, Michoacán. Tesis Maestría, Colegio de
Postgraduados.
Machote para solicitud de aguas por accesión en Cuadros, 1999:571-574
Morán, L. del C.; R. Osorio et al. 2001 “La organización social en sistemas
de pequeña irrigación con afluentes naturales del Popocatepetl, el
caso de Tochimilco, Puebla” En R. Melville y C. Cirelli (eds) 2001
Cambio, organización y conflicto: el horizonte social del agua para en
el siglo XXI.
Ordenanzas para el Régimen y Administración de la Acequia Real del
Júcar, Valencia 1992
Reglamento para la distribución de las aguas del río Nazas, 1895 (junio 15)
en Lanz Cárdenas, 1982.
entrega Distritos de Riego a Juntas de Aguas Distrito de Riego reportado supresión Juntas de Aguas
en
ACUERDO que autoriza la entrega del Distrito de (CNI, 1940)
Riego Llanos de Uruapan, Mich., a la Junta de no reportado (SARH, 1978,
Aguas del lugar (DOF 18/08/1941) CNA, 1999)
ACUERDO que autoriza la entrega de las obras 045 Tuxpan (SARH, 1978),
hidráulicas ejecutadas por el Gobierno en el Distrito 045B MARAVATÍO,
de Riego de Jungapeo, Mich (DOF 19/01/1942) MICHOACÁN
JUNTA DE AGUAS del Distrito de Riego Jungapeo 045A CIUDAD
(ca. 1947, 1948, AHA-Catálogo) HIDALGO, MICHOACÁN
(CNA, 1999)
ACUERDO que ordena se organicen los 013 edo de jalisco
beneficiados con las obras llevadas a cabo en el 13-w unidad magdalena
Distrito de Riego de la Magdalena y Ahualulco, Jal., 13-x unidad ahualulco
y formen una Junta de Aguas (DOF 02/04/1943) (SARH, 1978)
013a, 013r (CNA, 1999)
ACUERDO que dispone se entregue la 004 (SARH, 1978, CNA, ACUERDO que dispone
administración del Distrito de Riego de Don Martín, 1999) que el Comité Directivo
a la Asociación de Regante del propio Distrito (DOF integrado por
13/07/1946) representantes de la
Sociedad de Usuarios del Distrito de Riego de Don Secretaria de Recursos
Martín, 1948 (ca. 1948 AHA-Catálogo) Hidráulicos y de
Agricultura y Ganadería,
reasumirá totalmente la
administración y operación
de Distrito de Riego
numero 4, llamado también
Don Martín, e (DOF
25/08/1953)
ACUERDO por el cual se autoriza a la Secretaria (CNI, 1940)
de Agricultura y Ganadería, para que entregue a la no reportado (SARH, 1978,
Junta de Aguas de Tuxpan, Gro., las obras y CNA, 1999)
administración del Distrito de Riego de la laguna
del mismo nombre (DOF 24/04/1947)
ACUERDO que autoriza la Comisión Nacional de 021 (SARH, 1978)
Irrigación, para que entregue a la Junta de Aguas 020d (CNA, 1999)
de Tzurumutaro, Mpio. de Patzcuaro, Mich., las
obras de los manantiales de Chapultepec y La
Alberca (DOF 07/05/1947)
ACUERDO que dispone se entregue el Distrito de 056 (SARH, 1978) ACUERDO que dispone
Riego de Atoyac-Zahuapan, en Tlaxcala y Puebla, que el Ejecutivo Federal,
a las Juntas de Aguas del citado Distrito y de la por conducto de la
Presa Acotzala (DOF 19/12/1947) Secretaria de Recursos
JUNTA DE AGUAS del Distrito de Riego Atoyac Hidráulicos, reasume en su
Zahuapan (aguas de la barranca Pipinahuac) totalidad la administración,
operación y conservación
del Distrito de Riego
Atoyac-Zahuapan, sito
entre Tlaxcala y Puebla,
así como de la Pr (DOF
18/07/1960)
ACUERDO que dispone se entregue el Distrito de 001 (SARH, 1978, CNA,
Riego de Pabellón, Ags., a la Junta de Aguas del 1999)
citado Distrito (DOF 19/12/1947; Vázquez,
1987)
ACUERDO que dispone se entregue el Distrito de 006 (SARH, 1978, CNA, ACUERDO que dispone
Riego de Palestina, Coah., a la Junta de Aguas del 1999) que el Ejecutivo Federal
29
Junta de Aguas del río Nazas 017 (SARH, 1978, CNA, ACUERDO por el que se
Junta de Aguas de diversos canales del río Nazas 1999) determina que la
(AHA-Catalogo) Secretaria de Recursos
Junta de Aguas del río Aguanaval Hidráulicos asumirá
Junta de Aguas de diversos canales del río también las funciones que
Aguanaval (AHA-Catálogo) ahora están a cargo de las
Juntas Locales y Jueces
de Aguas del Distrito de
Riego numero 17 de la
Región Lagunera (DOF
06/01/1962; Lobato 1999)
Distrito de Riego operado por Junta de Aguas: P.
Obregón, San Luis Potosí (A. Rodríguez, 1944)
Distrito de Riego operado por Junta de Aguas: 034 (SARH, 1978)
Santa Rosa, Zacatecas (A. Rodríguez, 1944); 034 c (CNA, 1999)
En la ficha del Distrito de Riego 034 Estado de
Zacatecas en el rubro Fecha en que se inició la
operación, bajo el encabezado Antecedentes, se
señala "Año 1939 (en junta de aguas)" (SARH,
1978 Tomo III, p. 29)
Distrito de Riego operado por Junta de Aguas: dos 048 edo de Yucatán
sistemas en Yucatán (A. Rodríguez, 1944) (SARH, 1978)
30
usuarios del Distrito de Riego de Yucatán, referente 048 Ticul, Yucatán (CNA,
al reglamento para la distribución de las aguas en 1999)
Oxkutzcab, así como a la formación de la Junta de
Aguas (ca. 1945, AHA-Catálogo)
Distrito de Riego operado por Junta de Aguas: D. de R. de Chapala:
Chapala, Jalisco (A. Rodríguez, 1942, 1944) compuertas del río
Sahuayo en su
desembocadura al lago de
Chapala; dren de
Pajacuaran, planta de
bombas de la Palma 013
(CNI, 1940) ?
Distrito de Riego operado por Junta de Aguas: 061 (SARH, 1978, CNA,
Zamora, Michoacán (A. Rodríguez, 1942, 1944) 1999)
Distrito de Riego operado por Junta de Aguas: 019 (SARH, 1978, CNA,
Tehuantepec, Oaxaca (A. Rodríguez, 1942, 1944) 1999)
Distrito de Riego Ixmiquilpan, Hidalgo (Pacheco, 027 (SARH, 1978),
1997) no reportado (CNA, 1999)
Yaqui (secciones de riego a cargo de los usuarios) 041 (SARH, 1978, CNA,
(Beltrán, 1987) 1999)
En la ficha del Distrito de Riego 03 Tula, Hidalgo 003 (SARH, 1978, CNA,
está la nota "El Distrito no controla la operación de 1999)
las Juntas de Agua de Tepeji, Apaxco y
Tequixquiac ..." (SARH, 1978 Tomo II, p. 175)
En la ficha del Distrito de Riego 013 Estado de 013-b (SARH, 1978)
Jalisco, Unidad Villa Guerrero (13-b) en el rubro 013Y VILLA
Acuerdo presidencial que establece el Distrito, bajo GUERRERO, JALISCO
el encabezado Antecedentes, se señala "No existe (CNA, 1999)
(operado por Junta de Aguas)" (SARH, 1978 Tomo
III, p. 75)
En la ficha del Distrito de Riego 013 Estado de 013-d (SARH, 1978)
Jalisco, Unidad Belem del Refugio (13-d) en el 013G BELEM DEL
rubro Acuerdo presidencial que establece el REFUGIO, JALISCO (CNA,
Distrito, bajo el encabezado Antecedentes, se 1999)
señala "No existe (operado por Junta de Aguas)"
(SARH, 1978 Tomo III, p. 89)
Distrito de Riego de Culiacán. Solicitando no se
entregue el manejo del Distrito de Riego a las
sociedades de usuarios (ca. 1941, AHA-Catálogo)
Distrito de Riego 010. Oficios relativos a
organización de asociaciones de usuarios para
distribuir agua a través de los canales Rosales,
Cañedo, Costa Rica (ca. 1947, 1948, AHA-
Catálogo)
Junta de Aguas del Distrito de Riego de Santa (DOF 02/04/1942)
Engracia, Tamaulipas (ca. 1951, AHA-Catálogo) no reportado (SARH, 1978,
CNA, 1999)
En la ficha del Distrito 05 Delicias, Chihuahua hay 05 (SARH, 1978)
una nota que señala, bajo el encabezado
Hidrología, " Se derivan volúmenes para Auxilio de
10,533 Ha. Superficie no Controlada por el Distrito
para el área de "Labores Viejas"." (SARH 1978
Tomo I, p. 203; Aboites 1988)
En la ficha del Distrito de Riego 033 Estado de unidad Embajomuy (SARH,
México en el rubro de Reglamento del Distrito, bajo 1978)
el encabezado Antecedentes, se señala "Vigente el “unidad” no reportada
[reglamento] correspondiente a la Junta de Aguas" (CNA, 1999)
(SARH, 1978 Tomo II, p. 217)
Además en el rubro tipos de aprovechamiento, bajo
el encabezado Hidrología aparece enlistado "Junta
de Aguas Embajomuy" (SARH, 1978 Tomo II, p.
31
217)
Fuentes
Aboites Aguilar, Luis 1988 La irrigación revolucionaria. Historia del sistema nacional de riego del río
Conchos, Chihuahua (1927-1938) SEP/CIESAS, México.
AHA (Archivo Histórico del Agua)-Catálogo.
Beltrán Soto, Manuel de Jesús 1987 "Funcionamiento del Distrito núm. 041 mediante secciones de
riego, manejadas por los usuarios" (pp. 336-341) III Congreso Nacional de Irrigación.
Asociación Nacional de Especialistas en Irrigación A.C. Los Mochis, Sinaloa, nov. de 1987
CNA, 1999 Listado de Distritos de Riego.
CNI (Comisión Nacional de Irrigación) 1940 La obra de la Comisión Nacional de Irrigación, 2 tomos,
México.
DOF (Diario Oficia de la Federación)-Indice, consultado en línea: http://www.decidir.com.mx/
Lobato, Ing. Anatolio 1999 ms Entrevista.
Pacheco Bonfil, Ing. L. 1997 ms Entrevista.
Rodríguez L., Antonio 1942 “El desarrollo y operación de los sistemas de riego en México” Irrigación
en México, vol. 23 (4).
Rodríguez L., Antonio 1944 “El desarrollo y operación de los sistemas de riego en México”, Comité
Permanente de la Segunda Conferencia Interamericana de Agricultura, México.
SARH (Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos), Subsecretaría de Agricultura y Operación,
Dirección General de Distritos y Unidades de Riego, Departamento de Formulación y
Control de Programas 1978 Características de los Distritos y Unidades de Riego, IV tomos.
Tomo I Región Noroeste y Centro Norte, Tomo II Región Noreste, Centro II y Sureste, Tomo
III Región Centro I. Séptima edición actualizada México, D. F.
Vázquez Medina, Antonio 1987 “Operación y conservación del Distrito de Riego 001: Pabellón por
una junta de aguas pp. 345-354 en Memorias III Congreso Nacional de Irrigación. Asociación
Nacional de Especialistas en Irrigación A.C. Los Mochis, Sinaloa, nov. de 1987.
32
* sistema interconectado
•
Ponencia a presentar en el simposio “El acceso al agua: un problema histórico y actual”, el cual se llevará a
cabo en el marco del 51 Congreso Internacional de Americanistas en la ciudad de Santiago de Chile del 14 al
18 de julio del 2003
••
Estudiante del programa de doctorado en Antropología Social: pepe@colmich.edu.mx
2
generado una crisis ambiental sobre el río Lerma–Santiago y por ende sobre el lago de
Chapala que forma parte de la citada cuenca en su parte media. La crisis ha tomado
como vehículo de expresión material la paulatina contracción del cuerpo de agua del
lago de Chapala y con ello la secación de cerca de 30, 000 hectáreas de su vaso
lacustre que en los últimos años ha albergado diversos tipos de cultivo, en ese sentido,
el objetivo de la presente comunicación es brindar un panorama sobre este proceso
de transformación.
El escrito consta de dos apartados: en el primero de ellos se abordarán los
proyectos de la desecación parcial que sobre el oriente de la laguna de Chapala
tuvieron lugar durante la primera mitad del siglo XX; mientras que en la segundo se
dará cuenta de la desecación que de manera compartida han venido realizando tanto
autoridades federales y estatales, además de ejidatarios y pequeños propietarios
ribereños durante el último tercio de siglo XX. Aunque la doctora Boehm (1983) ya
había dado cuenta sobre la crisis de agua que el lago de Chapala experimentara a
mediados del siglo XX como efecto de la intervención del hombre sobre el cauce del
río que alimenta al citado lago, el proceso de transformación del que se pretende
hablar se hará a la luz de la información recabada tanto en el trabajo del campo del
2002 realizado en la zona federal de la laguna de Chapala como en el análisis de la
fuentes documentales contenidas en el fondo Aprovechamientos Superficiales (en
adelante AS) del Archivo Histórico del Agua de la ciudad de México (en adelante
AHAM).
Proyectos de desecación:
El lago de Chapala se localiza en la parte media del río Lerma – Santiago,
formando parte de la segunda cuenca más grande de México con sus 130, 000
kilómetros cuadrados. Es el más grande de los reservorios superficiales que esta
corriente configuró al depositar los aluviones por él arrastrados sobre la accidentada
topografía de milenario origen volcánico y tectónico. Desde su nacimiento en el valle
de Matlatzinco–Toluca y al recorrer medio millar de kilómetros, el Lerma recoge a su
paso las aportaciones de los afluentes que lo alimentan, encontrándose entre estos,
3
hacia el norte, los ríos y cuencas del Tigre, La Laja, Silao y Turbio, mientras que al sur
la del Cuitzeo, el Angulo y el Duero, antes de entrar a Chapala. Este mar interno es
nutrido por el río Zula que confluye al norte justo antes de la embocadura del río
Santiago con el citado cuerpo de agua, en tanto que por el sur es alimentado por los
pequeños ríos de Tarecuato, Jiquilpan, Sahuayo y La Pasión, el cual define los límites
entre los estados de Jalisco y Michoacán. Aunque varias cuencas y ríos confluyen en
el lago de Chapala, la región puede ser caracterizada como semiseca dado que la
precipitación promedio anual fluctúa entre los 800 metros cúbicos como máxima y
los 400 metros cúbicos como mínima, registrando una semicalidez ambiental que
oscila entre los 20º y 25º C. durante el mes de enero para alcanzar durante los meses
de abril y mayo hasta los 40º C. Los suelos de la citada región están conformados por
llanuras aluviales bordeadas de perfiles montañosos de poca pendiente cuya altura
“oscila entre los 1600 y los 2750 metros sobre el nivel del mar”, (Boehm
Schoendube, 1994: 344 – 345).
La primera reconfiguración fisiográfica de la laguna de Chapala fue realizada por
el empresario jalisciense Manuel Cuesta Gallardo hacia 1906 tras obtener de la
Secretaría de Fomento, vía la estrecha relación que mantenía con el presidente
Porfirio Díaz, la concesión para “reducir el vaso del lago de Chapala” mediante la
construcción del bordo o dique que habría de llevar el nombre de Cuesta, en honor
del empresario, bajo el argumento de contribuir a “disminuir la superficie de
evaporación”. Para llevar a cabo tal empresa Manuel Cuesta Gallardo, dueño de la
Compañía Hidroeléctrica e Irrigadora del Chapala, encomendó a su hermano Joaquín
la construcción del bordo con el que habrían de desecar las cerca de 50, 000
hectáreas que conformaban la parte cenagosa del oriente del lago de Chapala, mejor
conocida como Ciénega de Chapala, (AHAM, AS, Caja 2102, Exp. 31712: Foja 3).
Para ello, Manuel Cuesta Gallardo y su hermano Joaquín formaron la Compañía
Agrícola del Chapala, quedando Joaquín al frente de ella para posteriormente fungir
sólo como inversionista. La construcción del bordo fue realizada entre 1907 y 1910
con una trayectoria que va de La Palma (Michoacán) a Jamay (Jalisco), e
4
más del vaso lacustre, sin embargo, las obras únicamente quedaron plasmadas en
papel a consecuencia de los niveles que en el lago se habían registrado de 1910 a
1929 y aún después de ésta fecha, pues aunque con ligeras variaciones las cotas
registradas hasta 1947 fluctuaban entre la 96. 50 y la 95. 50 como máxima y la 95.
20 y 94. 70 como mínima, en relación a la cota 97. 80 que se presentaba como la
cota de capacidad máxima.
Sin embargo, hacia 1948 la situación cambió dado que los niveles del lago
empezaron a decrecer convergiendo con un periodo de sequía que dos años atrás ya
hacía acto de presencia. Ante ese panorama, en el mes de junio de ese mismo año los
comerciantes e industriales de Jalisco solicitaban al presidente de la República que no
se le extrajera mas agua al lago de Chapala pues la extracción ácuea aunada a la
escasez de lluvias había reducido la generación de energía eléctrica al 50 %,
arruinando al sector comercio e industria, (AHAM., AS., C. 3288, E. 45102: f.
64). Un año después hacia el mes de mayo de 1949 el presidente del Comité Pro–
Irrigación y Comunicaciones Rafael Rodríguez Pérez y el señor Higinio Medina
notificaban al gobernador del estado de Jalisco Jesús González Gallo, así como a la
Cámara Nacional de Comercio de Guadalajara, Cámara Regional de la Industria de
Aceite, Jabones, Grasas y Similares de Occidente y Nueva Compañía Eléctrica, S.A.,
sucesora de la Compañía Hidroeléctrica e Irrigadora del Chapala, que el progreso del
estado se vería interrumpido si los hombres de negocios de Jalisco no llevaban a cabo
las debidas gestiones para evitarlo puesto que con la inauguración de la presa Solís,
construida sobre el Lerma a su paso por el estado de Guanajuato, el secretario de
Recursos Hidráulicos ingeniero Adolfo Orive Alba llevaría a la ruina al estado de
Jalisco. Tres días después y en el mismo tenor el Comité Pro–Irrigación y
Comunicaciones solicitaba al presidente Miguel Alemán que aplazara la inauguración
de la presa Solís mientras no hubiese una temporada de lluvia abundante dado que el
presidente tenía previsto dar continuidad al programa proyectado por el ingeniero
Orive Alba para aprovechar las aguas del río Lerma regando las tierras inmediatas a la
parte media del citado río, (AHAM., AS., C. 3288, E. 45102: f. 64 – 66).
6
1
El estudio tuvo como fundamento el detallado informe que el ingeniero Orive Alba había escrito sobre las
labores que la Secretaría de Recursos Hidráulicos había realizado del 1° de septiembre de 1949 al 31 de
7
agosto de 1950.
8
México”, evitando así las “evaporaciones innecesarias” y poder “utilizar esas tierras en
cultivos mas provechosos”.2 En relación a ello se había iniciado el levantamiento de
vasos diversos sobre el río Lerma, desde el valle de Toluca hasta la presa Tepuxtepec
con el objeto de definir los almacenamientos mas adecuados para proteger de
inundaciones los valles de Ixtlahuaca, Toxi y Temazcaltzingo a la vez que se aseguraba
el riego de los citados valles y se preveía la producción de energía eléctrica
aprovechando los desniveles entre éstos. De igual forma sobre la parte media del
Lerma se estudiaba “el drenaje del lago de Cuitzeo” para evitar que dichas aguas se
desperdiciaran por el efecto físico de la evaporación. El mecanismo para drenarlo y
“economizar las aguas” consistiría en transferirlas a la laguna de Yuríria por el canal
llamado de Cinta, estimando que la obra “permitirá […] poner paulatinamente bajo
cultivo de temporal o de pastales algo mas de 40, 000 has.” que conforman el vaso
del citado lago,3 (AHAM., AS., C. 3288, E. 45102: f. 8 – 9) En esa misma línea
de acción se propuso también como medida de emergencia que se estudiara en
detalle
la conveniencia de segregar, del lago de Chapala, un almacenamiento auxiliar
temporal construyendo al efecto un nuevo dique dentro de dicho vaso,
vaso el cual
tendrá una capacidad aproximada de 500 millones de m3 m3.; asimismo se ha
propuesto y se estudia la construcción de un canal de salida de ese vaso que
ligue los ríos Lerma y Santiago combinando la posibilidad de extraer agua del
vaso y conectar ambas corrientes de manera de satisfacer las concesiones del río
Santiago reduciendo el bombeo del lago de Chapala al mínimo y posiblemente
hasta eliminando éste siempre que se cuente con la capacidad total de dicho
vaso la que podrá aumentarse con las aportaciones del Lerma en los meses de
estiaje y los retornos de riego en la cuenca alta, (AHAM., AS., C. 3098, E.
42756: f. 9)
2
Sobre la cuenca alta del río Lerma pueden consultarse los trabajos de Camacho Pichardo (1997) y de Boehm
Schoendube (1999) pues aunque con distintos enfoques y metodologías logran dar cuenta tanto del derrotero
histórico que siguieron las lagunas del Lerma desde mediados del siglo XIX hasta su desecación en la década
de los años cincuenta del siglo XX, como de la reconfiguración de la que es sujeto la cuenca del Valle de
México por parte del gobierno federal que al no poder saciar la sed de la ciudad de México con el agua de los
escasos manantiales del Lerma ha tenido que satisfacerla desde 1982 con la implementación del sistema
Cutzamala cuya agua proviene de la cuenca del río Balsas.
3
Sobre el proyecto de desecación de la laguna de Cuitzeo puede consultarse el artículo de Francisco Peña
(2002), en el que señala que si bien es cierto la desecación planeada por el gobierno federal no se llevó a cabo
durante la década de los años cuarenta y cincuenta del siglo XX, durante las últimas dos décadas del mismo
siglo la desecación se ha venido realizando de manera silenciosa y compartida tanto por distintas instancias de
gobierno federal como por los ejidatarios ribereños a la laguna misma.
11
fuesen creando; además de disminuir las dificultades ocasionadas por los desarrollos
hidroeléctricos, (AHAM., AS., C. 3098, E. 42756: f. 14 – 15). Para poder llevara
cabo tales obras de desecación y construcción de represas y canales para conducción
de agua, el presidente de la república Miguel Alemán Valdez asesorado por Adolfo
Orive Alba como secretario de Recursos Hidráulicos, Nazario S. Ortiz Garza como
secretario de Agricultura y Ganadería, Ángel Carvajal como secretario de Bienes
Nacionales e Inspección Administrativa, y Ernesto P. Urruchurto como encargado del
Subsecretario de Gobernación, decretó el 31 de diciembre de 1951 una reforma al
artículo 6° de la Ley de Aguas de Propiedad Nacional de 30 de agosto de 1934 en
los siguientes términos:
Cuando artificialmente se encauce una corriente o se limite o deseque parcial o
totalmente un vaso de propiedad nacional, bien para mejorar las condiciones
hidráulicas o sanitarias, o bien para aprovechar los terrenos ganados, éstos
perderán su carácter de inalienables que tenían mientras formaban parte del
cauce o vaso respectivo y se considerarán como terrenos nacionales.
Una vez que la Secretaría de Recursos Hidráulicos haga la determinación del
cauce o vasos reducidos, con su respectiva zona federal, o concluidas las obras
de desecación total, el Ejecutivo, por medio de la dependencia que al efecto
designe, queda facultado para aplicar los terrenos ganados al fin específico que
estime mas conveniente, para enajenarlos en los términos y condiciones que en
cada caso se fijen teniendo en cuenta el interés general por satisfacer. El propio
Ejecutivo por conducto de la dependencia en que cada caso designe, podrá
legalizar, cuando proceda, las ocupaciones de los terrenos ganados a los vasos y
cauces de propiedad nacional.
Hecho lo anterior, los excedentes de terrenos que sean propios para la
agricultura, la ganadería, la silvicultura o la colonización serán entregados a la
Secretaría de Agricultura y ganadería y los apropiados para otros fines a la de
Bienes Nacionales e Inspección Administrativa, (AHAM., AS., C. 3585, E.
49699: f. 11-12)
Casi de manera inmediata a la reforma de la citada Ley, por acuerdo de la SRH
la Compañía Eléctrica de Chapala construyó una derivación en el río Lerma, en el
sitio de Maltaraña, para hacer confluir el agua hasta el río Zula mediante un canal
bordeado de 20 kilómetros que pasó por la margen derecha de Jamay y Ocotlán. El
canal de derivación entró en operaciones a fines de marzo de 1952 llevando el
nombre de Ballesteros, en memoria del precursor de la ingeniería en el lago de
14
tenían que ser autofinanciables.4 Esta fue la razón, por la que en la tercera
consideración del citado decreto refería que para realizar las obras que permitieran en
forma segura el aprovechamiento de las tierras “rescatadas para fines agrícolas” era
necesaria la cooperación económica de los campesinos, conminando a la Secretaría de
Agricultura y Ganadería para que celebrase “contratos de promesa de venta” sobre
dichas tierras al quedar concluidas las obras de desecación, otorgando los títulos de
propiedad a quienes hubiesen cubierto el valor de sus respectivas parcelas. La
ejecución de las obras de desecación quedaron a cargo de la SRH a quién se le
autorizó además de la construcción de los diques de contención definitiva que
correrían de las inmediaciones de El Fuerte, Jalisco, a Petatán, Michoacán, el
encauzamiento de los ríos Lerma y Sahuayo, los canales y estructuras principales para
el riego de las tierras, y las obras de la presa de derivación de Maltaraña de acuerdo
con los respectivos proyectos aprobados por la Comisión, (Diario Oficial de la
Federación, Dic./ 18/ 1953: 5 – 6)
En coordinación con la SRH la Secretaría de Agricultura y Ganadería se
encargaría de enajenar los terrenos desecados –los cuales no podían exceder de ocho
hectáreas por campesino– al precio que resultare, tomando como base el costo de las
referidas obras, pero dando preferencia a los campesinos que los habían venido
cultivando: La enajenación de los terrenos ganados al lago que no hubiesen estado
ocupados anteriormente se harían de preferencia a favor de los campesinos ribereños
4
Los serios problemas presupuestarios y financieros característicos del gobierno de Ruíz Cortines siguieron
reflejándose de múltiples maneras, pues hacia el 11 de mayo de 1956 el ingeniero Antonio Rodríguez
Langone como presidente de la Comisión de Estudios del Sistema Lerma–Chapala–Santiago, comunicaba al
Secretario de Recursos Hidráulicos vía memorandum confidencial, que al preguntar el representante del
estado de Jalisco en la última sesión celebrada por la Comisión Lerma sobre si se estaba trabajando en el
canal Maltaraña–Espejo con el presupuesto asignado hacia 1955 por el presidente de la república. Se le había
respondido que por lo pronto se estaba trabajando en la construcción de bordos de conducción con dragas de
arrastre para trabajar posteriormente con dragas de succión. Sin embargo, dado que la draga chica pedida a
Alemania no llegaría sino hasta septiembre, no se podría trabajar en el canal Maltaraña–Espejo con dicha
draga sino hasta el mes de octubre, razón por la cual, señalaba Rodríguez Langone: “no podemos intensificar
los trabajos de los bordos con draga de arrastre por que está sobregirada la partida del Canal ‘Maltaraña–
Espejo’ por la compra de la draga para el Grijalva; como esta última llegará alrededor del día 20 de los
corrientes, me permito suplicarle me indique si la Comisión del Grijalva ya puede pagar la factura
correspondiente a esta draga a fin de poder dedicar este dinero a la continuación de los trabajos de los bordos
de conducción y a la operación de la draga chica al recibirse el próximo septiembre”, (AHAM., AS., C. 3585,
E. 49699: f. 2)
16
que carecieran de tierras, pero bajo las mismas limitaciones en cuanto a la superficie
máxima enajenable. En los contratos de promesa de venta que celebraría la Secretaría
de Agricultura y Ganadería con los campesinos se especificaban las siguientes
condiciones: los usuarios deberían de realizar sus pagos por abono a tierras en la
medida que la ejecución de las obras de desecación lo fueran requiriendo y quedarían
obligados a pagar las cuotas que por derecho de riego o drenaje estableciera la SRH,
sin embargo, la recaudación de fondos por concepto de abonos a cuenta del valor de
las tierras debería de realizarse por conducto de la Comisión Lerma–Chapala–
Santiago para que esta los canalizase a la instancia adecuada, (Diario Oficial de la
Federación, Dic./ 18/ 1953: 6)
Las 18, 000 hectáreas del vaso lacustre fueron repartidas de manera
diferenciada entre agroganaderos, ejidatarios y campesinos/pescadores de los
poblados ribereños adscritos a los municipios de Jamay, Jalisco, así como a los de
Briseñas, Venustiano Carranza, Sahuayo y Cojumatlán, Michoacán, favoreciendo,
entre otros, a la Asociación de ganaderos de Sahuayo con 2, 000 hectáreas; mientras
que a los ribereños les fueron asignadas sólo de a dos hectáreas de terreno por cabeza
de familia, (Entrevista: J. de Jesús Rosas González, Cojumatlán, 4/ IX/ 2000). De
manera simultánea al reparto de tierras y con la intención de dar cumplimiento al
decreto presidencial e iniciar las obras de desecación en él señaladas, el ingeniero
Antonio Rodríguez Langone, presidente de la Comisión de Estudios del Sistema
Lerma – Chapala – Santiago, comunicaba el 24 de febrero de 1954 al ingeniero jefe
de Irrigación y Control de Ríos Aurelio Benassini, que la Comisión en su reunión
ordinaria celebrada el 23 de febrero del mismo año había acordado se comisionara
a un experto en mecánica de suelos a la zona del lago de Chapala donde se
proyecta la construcción de un bordo de tierra, con el objeto que estudie las
características del material y métodos de construcción más apropiados para el
caso, (AHA., AS., C. 3585, E. 49699: f. 9)
Los citados estudios fueron realizados, pero ni la construcción del dique
proyectado por la Comisión Lerma para formar un vaso auxiliar al interior de la
laguna ni la construcción de los bordos avalados mediante decreto por el presidente
17
5
En enero 5 de 1955 el ingeniero Elías González Chávez escribe el texto titulado “Apuntes para la
contestación de la Secretaría de Recursos Hidráulicos en el amparo presentado por Jaime Robles
Martín del campo y agraviados” (AHA., AS., Caja 3585, Exp: 49699: f. 13-15) Al parecer este borrador es
corregido, firmado y presentado por Antonio Rodríguez Langone en 1958 como si fuera de su propiedad.
20
marcha en 1988 para extraer el “agua del centro del lago donde supuestamente se
encontraba menos contaminada” y llevarla a Guadalajara, (Flores Barrones, 1987:
25, citado en Duran Juárez y Torres Rodríguez, 2002: 506). De manera simultánea
a que entrara en operaciones la planta de bombeo de San Nicolás el presidente
Miguel de la Madrid Hurtado abrogaba por decreto de 19 de julio de 1988 el
decreto del 11 de noviembre de 1953 en el que se había autorizado a la entonces
Secretaría de Recursos Hidráulicos la desecación parcial del vaso del lago de Chapala,
por considerar “que la desecación traería consigo alteraciones al clima, y problemas
de carácter ecológico, en perjuicio de las regiones circunvecinas del lago”. La decisión
se había tomado, según el decreto, en virtud de que las crecientes necesidades y
demandas, como las condiciones de aprovechamiento del lago para diversos usos se
mostraban diferentes a las que prevalecían cuando se promulgó el decreto que
autorizaba las obras de desecación, (Diario Oficial de la Federación, 24/ agosto/
1988: 13 – 14)
Para el 13 de abril de 1989 el gobierno federal vía el presidente de la
república Carlos Salinas de Gortari convocó “a varios de sus ministros y a los
gobernadores de los cinco estados que con partes de sus territorios integran la cuenca
Lerma – Chapala, a una asamblea pública que se celebró en la villa de Chapala”, en la
que los funcionarios que fueron convocados firmaron el acuerdo de Chapala con el
objetivo de “optimizar las deterioradas condiciones de la cuenca y del lago”. Siete
días después el gobernador de Jalisco Guillermo Cosío Vidaurri instituyó un
organismo llamado Consejo Estatal de Seguimiento y Evaluación del Acuerdo de
Chapala, cuyo nombre explica su función. El citado Consejo fue integrado “con diez
consejeros y un considerable numero de asesores, bajo la presidencia de don Francisco
Medina Ascensio ” teniendo como consigna tan pronto como organizaran sus
actividades, solicitar al ingeniero Francisco de Paula Sandoval la elaboración de “un
estudio sobre las condiciones hidrológicas del lago”, el cual realizó y entregó hacia
1990 explicando en él la causa del problema no nada mas del lago sino de toda la
23
6 Según la fracción XII; Artículo 2º; Capítulo Único; Titulo primero: Disposiciones preliminares; de la Ley de
Aguas Nacionales, señala que para los efectos del Reglamento, se entenderá por humedales: las zonas de
transición entre los sistemas acuáticos y terrestres que constituyen áreas de inundación temporal o
permanente, sujetas o no a influencia de mareas, como pantanos, ciénegas y marismas, cuyos límites
constituyen el tipo de vegetación hidrófila de presencia permanente o estacional; las áreas en donde el suelo
es predominantemente hídrico; y las áreas lacustres o de suelos permanentemente húmedos, originadas por la
descarga natural de acuíferos
7
Entre los Bienes nacionales se consideran el agua, los espacios físicos por donde ésta fluye, incluyendo los
cauces de ríos, vasos de los lagos, lagunas, esteros, riberas contiguas a los cauces de las corrientes y
depósitos, y por supuesto los terrenos de los vasos lacustres que hubiesen sido descubiertos de agua por
causas naturales o por obras artificiales, además de los instrumentos con los que el agua se controla y explota,
pudiendo mencionarse entre estos las obras de infraestructura hidráulica como los bordos de contención,
canales, drenes, y estaciones de bombeo, entre otros.
8
Entre las personas físicas y/o morales tiene cabida los individuos, ejidos, comunidades, asociaciones,
sociedades y demás instituciones a los que la ley les reconoce personalidad jurídica con las modalidades y
limitaciones que la misma ley establece.
27
lago”. Una de las primeras medidas implementadas por el Frente sería, según el
presidente municipal de Chapala Aguirre Curiel, la búsqueda de 200 millones de
pesos que se requieren para la construcción de diez plantas de tratamiento, de las
cuales carecen los municipios ribereños. En el mismo acto “el presidente municipal de
Ocotlán Enrique García Hernández, señaló que se emprenderían, entre otras
acciones, solicitar a la Comisión Nacional del Agua la desincorporación de las zonas
federales para tener más control de los terrenos que antes eran de la laguna”,
laguna
(MURAL: Comunidad, Agosto/ 6/ 2002)
Aunado a ello y a raíz de las ponencias vertidas en el segundo Encuentro de
Investigadores Sociales del Agua llevado a acabo en la ciudad de Chapala, Jalisco:
México, del siete al diez de octubre del año 2002, el gerente regional de la Comisión
Nacional del Agua Raúl Antonio Iglesias Benítez aseguró hacia el día 11 de octubre
del mismo año que la dependencia no tenía recursos para canalizarlos a la vigilancia e
inspección tanto de las zonas federales como de los aprovechamientos ilegales en la
cuenca Lerma – Chapala, aceptando que la vigilancia en la cuenca había sido
insuficiente y que esto había traído como consecuencia la existencia de diversos usos
ilegales del vital liquido. En ese sentido y como medida complementaria señaló que lo
que podría hacerse era tomar un esquema similar al que había adoptado la
Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente, delegando a los municipios la
inspección de aprovechamientos y materias forestales, es decir, dar
un curso en las mismas actividades que realizan ellos (los policías municipales o
inspectores), si ven alguna deforestación o aprovechamiento forestal lo van a
canalizar por donde debe ser, si se pudiera hacer esto con las autoridades de los
gobiernos de los estados o de los municipios donde pudiera haber un
aprovechamiento de un pozo o agua superficial, sería muy viable, (Raúl Antonio
Iglesias Benítez, citado en MURAL, 12/ Oct./ 2002)
Casi de manera simultánea a tales declaraciones el secretario ejecutivo de la
Comisión Estatal del Agua en Guanajuato Ricardo Sandoval Minero señaló
nosotros le entramos [a eso de la vigilancia,] si nos dan facultades y dinero
nosotros le entramos […] En Guanajuato decimos: dame un porcentaje de esa
recaudación, que en el estado es del orden de 400 millones de pesos y
armamos un equipo fuerte, ponemos camionetas, gente, sistemas de
29
1999 “La sed saciada de la ciudad de México y la nueva cuenca Lerma – Chapala –
Santiago. Un ensayo metodológico de lectura del paisaje”, en Relaciones:
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394–409.
33
LOCAL CONTROL AND DISCRETIONARY AUTHORITY:
PROTECTING THE ACEQUIA BORDO
In recent decades the competition for water resources has increased dramatically,
particularly in arid and semi-arid regions of the world where municipal, industrial,
recreational and agricultural development outstrip the available supply. Population growth,
encroachment from urban development, emerging water markets, and other pressures have
placed community irrigation associations at risk as they struggle to counter the forces of
rapid economic, technological, political and legal-administrative changes beyond their
control. Irrigation systems that are self-governed require minimal levels of assurance that
their common property regimes will continue to function as originally designed, meaning that
their rights, privileges and benefits will remain intact into the future. If these collective
rights are somehow diminished, or the control of communal space is contested, the local
arrangements for water management may become undermined, destabilizing the governance
system as a whole and threatening its survival.
The purpose of this article is to explore the importance of local control and
discretionary authority over the operations of water conveyance along customary rights-of-
way. By “acequia bordo,” we mean the physical ditch as a transport canal and the integrity
of operations and maintenance along its banks. The irrigation organizations that we selected
to analyze are those of New Mexico, where community acequias of Iberian origin have
survived for more than four hundred years and where they persist despite pressures from
competing stakeholders. A recent case (Nacimiento Community Ditch) has emerged in the
Upper Rio Grande Basin that illustrates the degree to which traditional water users depend on
their ancestral rights to the bordo and the legal-administrative challenges they often confront
to protect their customary rights. In the end, governmental agencies came to recognize
historic property rights over the bordo and subsequently entered into discussions with
acequia officials to coordinate annual work plans for operations and maintenance with the
view to accommodate the needs of all parties and interests. The case provides lessons and
strategies that can be applied to rights-of-way conflicts elsewhere in the world where legal-
administrative changes have created similar tensions between customary practices and the
laws and policies of modern institutions. The lessons apply equally to local irrigation
associations as well as to regulatory authorities in cases of overlapping jurisdictions where
policy conflicts may surface over operations and governance.
----------------------------------------------
José A. Rivera is a professor of public administration and a research associate at the Center
for Regional Studies at the University of New Mexico. Thomas F. Glick is a professor of
history at Boston University where he directs the Institute for Medieval History.
1
Acequias de Común
In the American Southwest, Spanish colonial and Mexican settlement policies (1598-
1846) encouraged land grant petitioners and other settlers to locate permanent colonies near
sources of adequate water supplies. This process began with the siting of places where a
stream source or river could be diverted feasibly and a toma de agua (main headgate at the
point of intake) constructed adjacent to the diversion structure or presa. The settlers made
further investments in their new colony by constructing the rest of the irrigation works such
as the acequia madre and their laterals called sangrías. In brief, these gravity flow irrigation
systems defined the boundaries of community and wedded the appropriators into a common
future and livelihood expressed in irrigation terms as “acequia de común” (commons ditch)
or popular epigrams like “water is the lifeblood of the community.”1
The irrigation regulations that the Spanish settlers imported to the region were
principally those that had been developed in similar climatic areas of southern Spain. As
Glick (1970) has noted, the allocation, distribution, and administration of irrigation waters
during the colonial period, and continuing into the present, have been strikingly similar to
those of medieval Valencia, practices that have survived there as well.2 In medieval
Valencia, the basic irrigation unit in the society was the comuna, defined by Glick as a group
or community of irrigators all irrigating from a single main canal. His description of the
comuna could also be used to describe the functions of the historic acequia de común or, for
that matter, the modern day acequia association of New Mexico:
“…[the] primary business of the commons as a whole was to enact regulations for the
distribution of water and maintenance of the canal system and then to elect the
executive and administrative officers to whom authority for the day-to-day running of
the canal’s normal affairs was delegated. Ordinances …[of 1435] established the
duties of the cequier and his assistants, set fines for various misdemeanors, and
stipulated obligations of the hereters regarding observance of turns, maintenance of
the canal, and contribution of dues.”3
As is still the case today in most villages of the Upper Rio Grande, the acequias were
the only form of local government in the dispersed agricultural communities. Thus, the
powers delegated by custom and circumstance to the early mayordomos (ditch bosses, similar
to the acequieros of Valencia) likely were very broad, particularly in the absence of a
detailed role description or a formal set of ditch rules and regulations to administer. Without
a written charter to prescribe his every duty, the mayordomo nonetheless had ample guidance
from other sources. By the early 1800s the duties of this official were an amalgamation of
responsibilities inherited from earlier roles and residual Spanish water laws woven into local
practices for some two centuries: distribution of water on an equitable basis utilizing a water
schedule or some other form of rotation; convening of the irrigators for the annual spring
cleaning and for occasional repairs to the presa or the acequia madre; policing of the
irrigation system guarding against waste and violations of customary rules, including the
authority to levy fines against those who committed infractions; and the settling of conflicts
and other disputes among vecinos (citizen neighbors).4
2
The absence of written rules likely required a strong and widely respected
mayordomo who was familiar with local practices, norms, and informal rules, and who was
willing to enforce them equitably. Whether written or not, the mayordomo was vested with
discretionary authority, which was the defining characteristic of such offices in medieval
Islam and medieval Spain. Discretionary authority was the lynch pin of local control, the
way local control was expressed. In New Mexico, more precise duties for the mayordomo
were not defined in written statutes until the territorial assembly of 1851-52 under United
States jurisdiction. These acequia laws were defacto the first water laws of the modern State
of New Mexico. They codified into written statutes the extant acequia customary practices
as they had gradually evolved since the first Spanish settlement was established in 1598. The
acequia laws persist and pre-date the New Mexico Water Code by more than half a century.5
In the Upper Rio Grande, as in other parts of Spanish America, desert farmers
constructed irrigation works at a scale they could manage locally as cooperative systems.
These systems retain features of a commons, where the irrigators govern the system of water
allocation and delivery and must participate in the operations and maintenance of the right-
of-way or bordo. Under modern water laws, water rights in New Mexico are privately held
by each acequia irrigator, but the physical canal is still a collective enterprise and is managed
by the comunidad of irrigators known as the parciantes of the association.6 The acequia
members continue to control the functioning of the canal as a physical conveyance channel
much as before; state statutes recognize that these property rights were obtained at the time
of construction of the irrigation system through communal labor. As tenants in common, the
association of irrigators can determine ownership and use rights of new irrigators desiring to
use the acequia upon their consent and the payment of shares.7 The hierarchical system of
prior appropriation, on the other hand, usurped local authority and water transfers are now
administered centrally by the Office of the State Engineer.
The heart of community acequia self-governance in the Iberian model are the twin
principles described by Maass and Anderson as local control and discretionary authority.8
The particular modes of operationalizing the two principles were imported from Spain where
they had been worked out in the wake of the Reconquest as Christians had to devise new
administrative modes for governing allocation systems adopted intact from the defeated
Muslims and whose original rationales the conquerors did not fully understand. Muslim
irrigation had been administered on tribal principles which could not be passed on to the
Christian conquerors. So the latter ran the newly-acquired systems by borrowing both the
institutional structure and executive procedures of craft guilds.9 Thus, the ditch
commissioners are the equivalent of medieval craft-guild syndics, the mayordomos of guild
mayordomos, inspectors (veedores) of guild veedores or fieles, fiel being a calque on Arabic
amin. It is interesting to note that in nineteenth-century colonial India, the British
administrators found that local allocation of irrigation water worked well in tribal areas and
not at all in non-tribal places that had no indigenous forms of communal governance.10
3
By local control we mean the principle that authority resides in the community of
irrigators and its designated officers rather than an administrative or executive body that
governs from a distance and that decisions regarding operational procedures of irrigation are
made at the lowest administrative level consistent with the legal principles in force. When
local control is challenged, the key contested sites are those where water is diverted or
channeled, such as the head or lateral gates and the rights-of-way on the sides of the canal.
Abstract water rights are given concrete expression at the former; while rights-of-way
constitute a domain that the acequiero or the mayordomo must rule unequivocally and
absolutely. The ordinances of the medieval Valencian acequia of Benatger y Faintanar
stipulated that the acequiero, syndics and inspectors had to patrol the entire system at least
once a month, in exercise of a police function. They were looking for misdemeanors, but at
the same time reinforcing the commons’ sovereignty of the rights-of-way. Any
misdemeanors discovered were punished summarily, in situ.11 As part of their official
regalia, medieval Valencian acequieros carried ganchos (hooks) that they used to open or
close lateral headgates, particularly when recalcitrant irrigators had failed to do so, in
contravention of the statutes. They carried out these tasks undaunted by the opposition of
individual irrigators because their control of communal space was absolute.
When the commons loses control of its space, acequia administration can break
down, destabilizing the system as a whole. In contemporary New Mexico an obvious
problem is created whenever newcomers who do not know the customary rules move onto an
acequia:
“In the past the bordos were the walkways or veredas that connected
one village with another. … [T]he purpose of the bordos has been forgotten;
in fact, many of the new arrivals in the villages want to prevent the
commissioners and mayordomo from walking them. No one can do that unless
you allow them, and, unfortunately we have allowed that to happen. The
acequias all have an easement of at least 7½ feet from the middle for a total of
15 feet on both sides, but recently they have become so overgrown, that they
are being abandoned. Por eso nadie se quiere prestar de mayordomo!” 12
In Islamic law, where all executive authority devolves theoretically from the chief
qadi of the place in question, certain officials including the market magistrate (muhtasib) and
irrigation officer (sahib al-saqiya) could punish infractors in the act and fine them
summarily, so long as the infraction was a standard low-level misdemeanor. Any serious
infraction had to be brought before the qadi. Medieval Spanish acequieros were invested
with the same powers, and this system was brought to the Americas.
Here is a New Mexican mayordomo, Cleofas Vigil, describing how the right-of-way
functions operationally, as he recounts an argument with a newcomer over the mayordomo’s
right to free passage both in the ditch and on the bordos:
4
no me puedes prohibir de que voy a pasar por esta propiedad. No voy a
pasar por tu propiedad; voy a pasar por la propiedad de la comunidad. Dijo,
you heard me, you call first. Le dije…, call you? Let me tell you something…
ese atarque que tienes en esa acequia, le dije, quiero que lo quites de la
acequia…. I’ll give you a week, le dije. Si yo suvo en una semana, le dije…
we will see the judge…. al juez y meterle la regla de la asociación de la
acequia.”13
Cleofas explains that as mayordomo he has very wide latitude (discretion, in other
words) in the execution of the community’s statutes, which include moving water around to
maximize its use. “El mayordomo puede hacer eso,” he emphasizes, “si usa su juicio
cabal.”14 The case study below demonstrates that challenges to the authority of acequia
officials can come not only from newcomers or other individuals, but from powerful
institutions, in this instance, the national government by way of one of its regulatory
agencies.
Authority over the functioning of the ditch, including easement rights along the
embankments on both sides of the ditch, remains as the singular most important element of
local control of acequias in New Mexico. Prior to the New Mexico Water Codes of 1905
and 1907, community irrigation ditches controlled access to water, appropriated water
available for new uses, and ranked uses in times of shortages. As described by Hall, the
Water Codes centralized these powers upon the creation of the Office of the Territorial
Engineer. Changes in water law made unappropriated water a public resource with the
Territorial Engineer, a state bureaucrat, in charge of its conservation, use and distribution. In
1912 the New Mexico State Constitution reiterated the public ownership of water with
individual appropriators recognized as the water rights holders and not the community
ditches: “The state replaced the community ditch as the stakeholder, which would dole out
the unappropriated water of the state. The individual held the rights so created.”15
In the middle 1980s the State Engineer initiated the adjudication of the Jemez River, a
tributary of the Rio Grande and the main source of water for the Nacimiento Community
Ditch Association (NCDA). Although the water rights of the Nacimiento Community Ditch
irrigators on the Jemez date to the late nineteenth century, three Indian Pueblos downstream
hold federally reserved rights and are the most senior in the watershed. When the
adjudication process was nearing its end in the year 2000, NCDA officials negotiated with
the Pueblos and agreed to regulate the Jemez River waters more efficiently by replacing their
traditional dam with a modern diversion structure at one of the headwaters creeks located
within a Wilderness Area managed by the United States Forest Service. The challenge to
NCDA was to comply with a Consent Order resulting from the adjudication in federal district
court that mandated the completion of the diversion within two years from the time of the
agreement with the Indian Pueblos. To modernize their diversion NCDA would have to haul
construction materials and build the structure in compliance with the policies and regulations
5
of the Forest Service applicable to lands located in Wilderness Areas. Their access to the site
was protected by an existing easement but assertion and recognition of this right, coupled
with additional time needed to secure financing from the State of New Mexico, took more
than the two years projected at the outset. At stake for NCDA was not only the mandate in
the Consent Order but the permanency of their ancestral property rights into future years.
The community of Cuba (initially called “Nacimiento”) was founded in the 1870s as
one of the string of Hispanic villages along the upper Rio Puerco, a permanent stream that
could be easily diverted to irrigate the fertile lands in the valley. Nacimiento Creek flows
into the bed of the Rio Puerco. The Rio Puerco inhabitants were experienced irrigators, and
as their numbers increased after the defeat of the Navajos in 1864 they expanded their
settlements from Cabezón and other villages due north toward the Nacimiento Mountains,
the headwaters of the Rio Puerco. These settlers were aware that the intermittent flows of
Nacimiento Creek would not be sufficient to the needs of the growing population. To
augment water supply for use in the irrigable lands along the Rio Puerco, they dammed a
larger stream, El Rio de las Vacas, located to the east of Cuba within a different basin, the
Jemez River.17 A second diversion was constructed at Rito Claro (now Clear Creek) nearby.
To export water from the Jemez Basin, the settlers built a transbasin acequia at the Clear
Creek diversion. The acequia transports the diverted water for about 2,000 feet to a low
divide between the Jemez River and the upper Rio Puerco drainage and then drops the water
into Nacimiento Creek below. The diversion at Rio de las Vacas conveys water along its
own ditch for more than two miles to a point where it joins Clear Creek some thirty feet
upstream of the NCDA diversion at Clear Creek. The purpose of the Rio de las Vacas ditch
is to increase the flows of Clear Creek above the NCDA headgate.18
A second engineering feat occurred in 1947-49 when the NCDA irrigators began
construction of a reservoir at a place called Cienega Gregorio, one of many wetland
meadows within the Santa Fe National Forest east of Cuba. Clear Creek ran through this
wetland just above the existing NCDA diversion structure. The site was deemed suitable for
NCDA to excavate the marshy area and use the earth to build a dam for the reservoir. After
its completion a few years later, San Gregorio Reservoir allowed NCDA to store water for
6
use in mid-summer when the natural flows of Clear Creek subside. As envisioned in its 1947
permit application to the State Engineer Office, releases from the lake resulted in greater
efficiencies in irrigation by supplying water to the cultivated lands in Cuba during the dry
season instead of relying strictly on flood irrigation practices during spring run-off. Later, in
1957, NCDA entered into an agreement with the New Mexico Game and Fish Department to
enlarge the storage capacity of the reservoir to a surface area of thirty-five acres by raising
the crest of the dam. The expansion was designed to accommodate an increase in
recreational uses, fish propagation, waterfowl nesting, and for wildlife protection. To create
and maintain a dead storage pool of 100 acre feet for these purposes, NCDA members
permanently retired from irrigation 109.9 acres of land under their system (212.107 acre feet
of water rights per annum) and temporarily retired an additional 53 acres of land (102.29 acre
feet) to offset increased usage of water during the initial filling of the storage pool.
Following procedures of the State Engineer Office, NCDA members transferred these water
rights to the New Mexico Game and Fish Department voluntarily and with no
compensation.19
The NCDA diversions at Clear Creek and Rio de las Vacas are located upstream of
other water right holders within the Jemez River system. Adjudication of Jemez River water
started in 1983 with the United States and the State of New Mexico as plaintiffs and three
Indian Pueblos as plaintiffs-in-intervention.20 Defendants in the adjudication suit included a
total of 660 non-Indian water rights holders along the Jemez River to its confluence with the
Rio Grande north of Albuquerque. The adjudication sought to quantify and establish priority
dates of all surface and ground water rights in the basin, an area of about 1,030 square miles.
Known as the Abousleman case, the lawsuit was filed by the federal government on behalf of
the Jemez, Zia and Santa Ana Indian Pueblos seeking to adjudicate water rights following
claims by the Pueblos that the non-Indian water users had substantially reduced the supply of
water they were entitled to as senior users, resulting in trespass of their property rights.21
Jemez, Zia and Santa Ana Pueblos are all downstream of the NCDA diversion structure on
Clear Creek. The three pueblos hold aboriginal rights to the Jemez River protected by the
United States as federally reserved rights and are senior to all others, including the water
rights of the seventy-two irrigators forming the Nacimiento Community Ditch Association.
During a dry summer in 1996 the Pueblos had already exercised their senior rights and forced
a priority call on the Jemez River and could take similar actions in the future.
As parties to the adjudication, the NCDA irrigators were made offers of judgment and
NCDA ultimately accepted that their members were entitled to irrigate 715.62 acres of
farmland in the vicinity of Cuba with a priority date of 1882. At a settlement conference held
in January of 2000, the NCDA entered into an “Agreement in Principle” with the three Indian
Pueblos, the State of New Mexico and the United States that would lay the groundwork for
the apportionment of water from Clear Creek and Rio de las Vacas.22 NCDA agreed that it
would replace its existing diversion of logs, rocks and sandbags on Clear Creek with a more
modern structure intended to apportion water between Clear Creek and Nacimiento Creek.
The Agreement in Principle further stipulated that NCDA would continue to utilize the Rio
de las Vacas Ditch to provide water to its point of diversion on Clear Creek. The estimated
7
cost of the project was set at $10,000 or less, with a completion deadline of two years from
March 15, 2000.23
The Consent Order of May 4, 2000, Jemez River Adjudication, incorporated the
agreement after the Pueblos and NCDA had submitted a joint motion in support. The basic
principles remained the same: NCDA held a right to impound 154 acre feet at San Gregorio
Reservoir for irrigation use and to export water from the Jemez River Basin with points of
diversion at Clear Creek and Rio de las Vacas; NCDA would be obliged to build a new
diversion structure and headgate at Clear Creek no later than March 15, 2002. In its design,
the purpose of the structure would be to turn water from Clear Creek into the NCDA
transbasin ditch apportioning surface water flows from Clear Creek in the Jemez Basin to
Nacimiento Creek in the Rio Puerco Basin. To keep proper accounting, the Consent Order
authorized the Bureau of Indian Affairs (BIA) to measure flows at a gage just above the
NCDA drop structure at the divide of the two basins and to issue monthly reports to the
affected parties. In total, NCDA would be allowed to divert Jemez Basin water at no more
than 1335 acre ft. per annum as a six year rolling average, or a maximum diversion of
2332.92 acre ft. If either of these amounts were breached in any given calendar year, NCDA
would be required to stop releases from its stored water in the San Gregorio Reservoir and its
diverted water from Clear Creek. The BIA was to issue annual reports, and if water
measurements exceeded the maximum allowed, penalties would accrue to NCDA.24
The Consent Order mandated NCDA to work diligently at securing the necessary
permits to allow the construction of a more efficient diversion on Clear Creek replacing its
traditional atarque (dam) built of logs, rocks and sandbags. If not built by the deadline,
NCDA would be penalized in the amount of thirty percent of their water rights or 400.5 acre
feet yearly.25 As a critical next step, the NCDA officers would have to approach the
landowner of the site where their diversion and transbasin acequia are located. This is where
the struggle over maintenance of the bordo began, owing to the fact that the landowner of
upper Clear Creek was the Santa Fe National Forest, a land management agency of the
United States government. This part of the public domain was reserved in 1892-1907
encompassing some 1,567,181 acres in northcentral New Mexico. Even though the NCDA
acequia system pre-dated the creation of the Santa Fe National Forest, NCDA officials were
aware that their court order to reconstruct their diversion at Clear Creek would have to be
coordinated with Forest Service officials, starting with the District Ranger’s office in Cuba.
They were also aware that their diversion on Clear Creek was situated within the boundaries
of the San Pedro Parks Wilderness, a federally designated area of some 42,000 acres on the
western boundaries of the Santa Fe National Forest. Forest Service officials were sensitive to
the time pressures facing the NCDA irrigators and were eager to cooperate from the outset,
but in the process of attempting to facilitate NCDA operations, Forest Service policies to
protect the Wilderness conflicted with the Clear Creek project and delayed a final solution.
The San Pedro Parks Wilderness (SPPW) was designated by Congress as a Primitive
Area in 1931, reclassified as a Wild Area ten years later, and finally as a Wilderness in July
of 1964.26 The area consists of a high mountain plateau with some peaks at 10,000 feet.
Dense stands of spruce, mixed conifers, scrub oak and aspens contrast with large, grassy
8
open spaces. Precipitation amounts to about 35 inches per year, mostly as winter snow.
Numerous creeks meander through wet meadows. This lush environment provides habitat
for elk, deer, blue grouse, turkey, squirrel, black bear along with native fish species and
beavers in the creeks. The Wilderness Act of 1964 directs the Forest Service to regulate uses
permitted and prohibit the use of mechanical or motorized equipment anywhere within the
SPPW boundaries. The NCDA was aware of Forest Service regulations extant prior to the
Wilderness designation, having applied for and obtained a special use permit to construct San
Gregorio Reservoir in 1949; and a decade later, the Forest Service allowed an increase in the
capacity of the reservoir to accommodate the New Mexico Department of Game and Fish and
its agreement with NCDA to stock fish for the growing recreational uses of the lake behind
the dam.27 The expansion provided NCDA with 154 acre feet of reservoir storage for
irrigation uses, in addition to a minimum pool of 100 acre feet for fish and wildlife purposes.
These quantities were confirmed and incorporated in the Consent Order of May 4, 2000.28
Cognizant of the mandate to rehabilitate the NCDA diversion on Clear Creek within
two years, as stipulated in the Agreement in Principle with the three Indian Pueblos, the
attorney for NCDA contacted the District Ranger of the Forest Service in Cuba on February
17, 2000. The lawyer outlined the events leading up to the agreement including the priority
call made by the Pueblos in 1996 and the establishment of a rotation system in the event of
future calls.29 More critical was the fact that now NCDA was obliged to replace its
traditional diversion on Clear Creek with a modern structure by March 15, 2002, or face a
thirty percent reduction in water rights per year if the deadline was not met. The two-year
period would include the time needed to comply with any Forest Service permit
requirements, securing the funding from external sources, and constructing the diversion.
The letter concluded with a commitment that NCDA would come to the Cuba office armed
with the documents necessary “to facilitate completion of all Forest Service requirements for
constructing the diversion in a timely way.”30
The urgency of the situation, coupled with the knowledge that NCDA had obtained a
special use permit for its construction project at the time that San Gregorio Reservoir was
built, led NCDA officials to believe that the Forest Service permitting process would be
accomplished in a reasonable period of time. At this juncture, the preliminary estimate for
construction costs was still at $10,000, under the assumption that the Forest Service would
permit the use of construction equipment and vehicles as had been allowed for the reservoir
construction projects twice before. The two-year timetable presented a challenge, but the
project at Clear Creek was deemed feasible.
The initial meeting with the District Forest Ranger was held in late February. NCDA
was informed of Forest Service regulations that prohibited the use of motorized equipment
and non-native construction materials within the Wilderness: the more intrusive the
construction methods and materials, the more procedural requirements to be followed in
compliance with the National Environmental Policy Act (NEPA). NEPA procedures that
might apply to the Clear Creek diversion project ranged from a categorical exclusion to more
complex environmental reviews such as an environmental assessment or perhaps an
environmental impact statement. For its part, the Forest Service personnel agreed to study
9
the NEPA requirements and detail the most likely process for approval of the diversion dam
and headgate. Both the Forest Service and NCDA agreed to conduct an inspection tour of
the proposed site to evaluate alternatives as to the use of construction methods and
materials.31
The visit was conducted in April and included representation from the Cuba District
Forest Service Office, the NCDA mayordomo and other parciantes, the NCDA lawyer, and
the agency that would design the diversion structure and headgate, the Natural Resource
Conservation Service.32 Many topics were discussed including NEPA alternatives, funding
sources for NCDA, estimated costs, and timetables for completion of the NEPA review and
construction of the diversion. By now, it was apparent that the Wilderness location and the
permitting process would increase initial estimates for project approval and construction
costs. If an Environmental Assessment (EA) was required, the most likely level of review,
the Forest Service would need more than a year to complete the process, meaning that
construction could not begin until the fall of 2001. As to project costs, the diversion structure
and headgate would cost as much as $60,000, six times the amount estimated in the
Agreement in Principle and the court’s Consent Order earlier in the year. The complexities
of the project were becoming clear: the EA conducted by the Forest Service would be time
consuming and could be prolonged in the event of public objections; the NCDA could not
complete its design of the diversion until the NEPA process was finalized; without a final
design in hand, NCDA could not obtain the concurrence of the three Indian Pueblos, nor
secure the funding from outside sources. Completion by March 15, 2002 might not be
feasible after all, but the representatives pledged to move forward and try to coordinate the
intertwined tasks, hoping to meet the deadline somehow.33
In the months ahead, discussion continued around the NEPA requirements; perhaps
the level of review could be reduced to a Categorical Exclusion. Another critical topic was
the question of a special use permit for the project as required in Forest Service policies. In
earlier discussions, NCDA had raised its claim to perpetual easement rights, negating the
requirement of a permit. Now the process was nearing the point of divergence over property
rights issues. Did the NCDA hold pre-existing rights to undertake operations and
maintenance, including repairs of their facilities on public domain such as a Wilderness
without the necessity of a special use permit? Were their rights grandfathered prior to the
establishment of the Santa Fe National Forest and designation of the San Pedro Parks
Wilderness? If NCDA acquiesced to Forest Service regulations, under the pressures of a
binding Consent Order to construct a modern diversion on Clear Creek, would this amount to
a waiver of any pre-existing easement rights? Alternately, did the Wilderness designation
supercede any easement rights and empower the Forest Service with regulatory authority to
review and approve all actions, including non-federal, on these public lands?
There were other policies that could recognize NCDA rights, if the parties were
willing. NEPA review criteria, for example, include the preservation of cultural values, and
perhaps the social value of water to the Cuba community could be recognized in the NEPA
process, a point made by the NCDA lawyer.34 Moreover, at least one Forest Service policy
goal dealt specifically with the Pueblo Indian and Spanish American cultures of northern
10
New Mexico as a unique resource in the national system. Known as the Southwestern
Region Policy, issued by the Regional Forester William D. Hurst in 1972, this goal statement
was widely circulated among Forest Service Supervisors and District Rangers based in
northern New Mexico.35 Hurst recognized the historic uses of the land now managed by the
Forest Service and instructed his personnel to consider the traditional cultures as “resources”
in much the same sense as Wilderness areas are also considered valued resources. “Forest
Service employees at all levels of the organization must have a burning desire to perpetuate
these unique values…. Forest Service objectives and policies must be altered to the extent
possible to recognize and be responsive to the culture and peoples.”36
For a time, the Forest Service and the NCDA representatives believed that both sets
of values could be weighed equally: protect the Wilderness while validating the historic
activities and the rights of the acequia irrigators from the Cuba Valley. To accomplish these
dual objectives, the parties suggested they could cooperate in the creation of an authorizing
instrument that would allow the Forest Service to fulfill its obligations to regulate operations
and maintenance in the Wilderness without diminishing NCDA’s easement rights.37 At a
tour of the NCDA Rio de las Vacas ditch in June of 2000, to assess a breach in the system,
the District Ranger noted that a special use permit for the construction of the diversion at
Clear Creek would allow him to review and approve the instrument at the District level
without higher level reviews.38 Repairs to the breach in the Rio de las Vacas ditch raised the
issue of a more inclusive NEPA process to cover NCDA maintenance and operations
activities in the future, but the District Ranger decided to leave the culverts in place (installed
there temporarily by NCDA to handle the breach) until a NEPA decision as to an appropriate
design and structure to repair the breach permanently. Meanwhile, to move forward with the
Clear Creek project, NCDA representatives indicated they would consult with the Forest
Service legal counsel at the Regional Forest Service Office in Albuquerque to determine if a
special use permit could be devised in a manner that would protect NCDA’s easement
rights.39
The crafting of correspondence to the Forest Service legal counsel was left to the
Community and Indian Legal Services (CILS) of Northern New Mexico, the organization
that had been representing NCDA from the outset. Two lawyers from CILS wasted no time
in addressing the most salient issue pitting the NCDA against the Forest Service. Their
memorandum was titled: “Nacimiento Community Ditch Association (NCDA) Perpetual
Easement in the San Pedro Wilderness Area.”40 By now, it was clear to NCDA, and stated
by CILS in the memo, that the question of Forest Service authority over easements that pre-
dated the creation of the National Forest system would need legal interpretation and
resolution. To advance the position of their client, CILS cited legal analysis in previous
Forest Service’s correspondence: a 1971 memorandum from the Forest Service headquarters
in Washington D.C. to Regional Foresters throughout the country advising them that prior to
1891 ditches were allowed to be constructed across the public domain without the
requirements of a permit or other authorization, and “once constructed, they were usually
accorded easement status by local custom.”41 Further, as contained in the 1971 memo, “This
status was legally recognized under provisions of the right-of-way for Highways Act of July
26, 1866.”42 CILS also called attention to a 1996 Forest Service letter to ditch owners
11
acknowledging that persons receiving the letter held “an outstanding right” if it was proven
to the District Ranger that the ditch existed before the creation of the National Forest. Such
ditch owners were encouraged to, but did not have to, pursue an easement under the
Agricultural Irrigation and Livestock Watering Act, known as “the Ditch Bill.”43
The CILS memo also addressed the Wilderness Act and NEPA. In the case of the
Wilderness Act, NCDA operations and maintenance activities were not contrary and could
continue without a special permit since restrictions in the Act were made “subject to existing
rights.”44 NEPA likewise did not apply since the NCDA easement right was a grandfathered
private right; and further, the proposed rehabilitation of the NCDA diversion at Clear Creek
was not a federal action. CILS reminded the Forest Service legal counsel that NCDA had
previously used similar construction materials at the same site when San Gregorio Reservoir
was built. A more appropriate process, the memo continued, would be for the Forest Service
to review the proposed activity, acknowledge that the right pre-existed and allow the project
to proceed without a permit. Other pre-existing practices known to the Forest Service
included the use of chain saws to clear the Rio de las Vacas Ditch of fallen logs; the uses of
motorized vehicles by the New Mexico Game and Fish Department when stocking San
Gregorio Lake with fish; and the use of metal culverts by NCDA to repair sections of the
ditch when breaches or breaks occurred in the past. None of these activities had required
permits nor the invoking of NEPA. As an alternative, CILS urged the Forest Service to
delineate “a range of historic, routine small-scale to moderate operation and maintenance
activities that NCDA can continue to conduct pursuant” to the “existing rights” language in
the Wilderness Act.45
The CILS and NCDA did not succeed in forestalling the requirement for a NEPA
review or the issuance of a special use permit. Instead the Cuba District Ranger issued a
scoping letter in November of 2000 that went contrary to the NCDA proposal.46 This Forest
Service official described the proposed action of the Forest Service to authorize the NCDA
projects at Clear Creek and Rio de las Vacas: construction of diversions to control and
measure water flow into the NCDA ditch; and repair of the ditch breach near Rio de las
Vacas. The scoping letter indicated that the Forest Service would conduct an Environmental
Assessment of these proposed activities and also address future operations and maintenance
on the ditch. On the latter point, the EA would review future NCDA actions such as brush
and log removal, the use of native materials for any needed ditch repairs, and require
notification by NCDA to the Forest Service prior to the performance of such routine
maintenance. The letter noted that the project area was located in a Wilderness and thus any
proposed structures or facilities would have to incorporate natural or native materials without
the use of mechanical conveyances in the construction process. Materials hauled to the
project area would have to employ (animal) stock, and no motorized tools could be utilized,
making the project “labor intensive and expensive.” In closing, the District Ranger invited
the public to raise questions or submit written comments within a month.47
Acting on behalf of NCDA, the CILS lawyers raised several objections to the scoping
letter at the heart of the discussions between NCDA and the Forest Service:
12
(1) authorization” by the Forest Service for NCDA maintenance of its pre-existing easement
is not needed; (2) the NEPA process is not required for non-federal actions; and (3) Forest
Service impositions threaten to diminish NCDA’s easement rights.48 From the perspective of
CILS, and stated in a letter to the Forest Service’s legal counsel, the Forest Service staff had
crossed the line: “NCDA cannot be regulated to the point where its pre-existing easement
rights are diminished or reduced….”49 To emphasize the gravity of the situation, CILS noted
that these issues and differences could not be set aside any longer and challenged the Forest
Service to clarify the agency’s position and the attendant authority regarding each of the
three “legal issues” raised in their letter. To preclude “legal problems down the road,”
NCDA and the Forest Service must reach “a mutual understanding with regard to the
parameters of NCDA’s easement right…” as a first step in a cooperative process.50
The CILS letter resulted in a meeting between NCDA officials and the Forest Service
at the headquarters office of the Santa Fe National Forest Service held on January 30, 2001.
The meeting did not resolve the impasse, but it did provide an opportunity for the CILS
lawyers to advance some preliminary alternatives for continuing negotiations: (1) the NEPA
process for the improvement of the Clear Creek diversion could be expedited by way of a
Categorical Exclusion or elimination of a NEPA review altogether; (2) NCDA and the Forest
Service could establish a system allowing NCDA to perform regular maintenance activities
without the use of a permit; (3) the Forest Service could incorporate a management directive
that Wilderness restrictions are “subject to existing rights” and that Forest Service regulations
cannot “diminish or reduce” rights associated with statutory easements.51
These and other matters were reiterated in a memo to the Deputy Regional Forester in
Albuquerque on March 28, 2001, noting that none of the issues had been resolved.52 Absent
a clear position from the Forest Service, once again the CILS lawyers attempted to establish
the relevant legal authority in support of the NCDA claims to its right-of-way on the San
Pedro Parks Wilderness. The starting point, all along, had been the Act of July 26, 1866,
where the United States Congress granted right-of-way to ditch and canal owners over public
lands if their rights had accrued prior to 1891: “…the possessors and owners of such vested
rights shall be maintained and protected in the same; and the right of way for the construction
of ditches and canals for the purposes aforementioned [agricultural] is hereby acknowledged
and confirmed.”53 The CILS lawyers reminded the Deputy Regional Forester that the Forest
Service itself had issued an internal memorandum in 1971 specifically stating that pre-1891
ditches were constructed without a permit or other authorization and once constructed, they
were usually accorded easement status by local custom (applicable state laws). Case law in
New Mexico, according to the CILS lawyers, supported NCDA’s right to modernize its
diversion structure since the original purpose of the easement would continue.54
In a reply of May 30, 2001, the Deputy Regional Forester disagreed with the notion
that vested property rights were exempted from Forest Service or Secretary of Agriculture
regulations.55 Citing legislative authorities and case law, he stated that easements within a
National Forest were still subject to “reasonable” Forest Service regulations as to occupancy
and use by ditch owners or other groups. He did acknowledge that vested rights were
grandfathered, meaning that “no further authorization is required for the right-of-way” but
13
“authorization may be required for activities associated with it….to insure activities are
within scope, which in part means they do not unreasonably damage the servient estate.”56
NCDA, he concluded, would need to apply for a permit for activities within the San Pedro
Parks Wilderness beyond routine maintenance; use of motorized equipment, on the other
hand, must be authorized by the Regional Forester; and NEPA documentation will be
required “for the construction of the new diversion and the continuing maintenance
activities….”57
At this juncture, time was emerging as a critical factor for NCDA. Less than ten
months remained before the March 2002 deadline for completion of the diversion structure at
Clear Creek. Already NCDA had experienced a setback when the Governor of New Mexico
vetoed a capital outlay bill passed by the state legislature in March of 2001; the bill had
contained a $50,000 appropriation to NCDA for the rehabilitation of the diversion structure.
Without this base funding, NCDA could not develop other matching funds nor hire a
contractor. Estimates thus far indicated that the project, given the Wilderness restrictions,
would cost in excess of $60,000. The legislature would not meet again until January of 2002,
but funds from that legislative session, if obtained, would not be available until July of 2002.
Meanwhile, the Natural Resources Conservation Service could not present a construction
design until the NEPA process was concluded, but the level of NEPA review and the
timetable had not yet been determined.
Desperate to resolve the impasse, the CILS lawyers met with the Regional Forester,
the top Forest Service official in New Mexico. Their strategy met with partial success. At
the meeting, August of 2001, the Regional Forester suggested that NCDA agree to a one-time
permit limited to the rehabilitation of the Clear Creek diversion.58 The CILS lawyers took
this offer to NCDA for consultation, and near the end of August they replied favorably as
long as the idea of a one-time permit would lead to an overall resolution where the Forest
Service recognized and confirmed the NCDA easement rights. Also, the permit should “not
be construed as a stipulation to condition or to concede any legal rights…or as a procedure in
the future for NCDA to secure permission or consent from the Forest Service….”59 Instead,
NCDA and the Forest Service should enter into a separate agreement outlining a system of
communication for the coordination of annual and routine maintenance activities. The
Regional Forester accepted the outline of the resolution and issued a letter on September 26,
2001, stating that ditches and canals qualifying under the Act of 1866 would not be required
to obtain special use authorizations for use of the ditch or to conduct normal maintenance or
minor improvements in order to maintain the capacity of the ditch. Meanwhile, for the
project contemplated within the Wilderness the use of mechanized equipment, motorized
equipment and non-native materials would have to be evaluated prior to a Forest Service
decision. She also endorsed the idea of an annual coordination agreement between NCDA
and the Forest Service.60
The Cuba District Ranger confirmed that the NCDA ditch qualified under the Act of
1866, but in his own letter to CILS, he determined that the diversion structure proposed for
Clear Creek did not fall within the definition of “minor improvement” and thus would have
to be approved by way of a special-use authorization.61 Moreover, he did not approve the use
14
of motorized or mechanical equipment at the construction site indicating that NCDA had not
established the prior use of such equipment before designation of the San Pedro Parks
Wilderness. The NEPA analysis completed to date did not cover the use of motorized or
mechanical equipment and a new round of scoping would be required to possibly include an
Environmental Assessment should NCDA now propose the use of motorized or mechanical
equipment.62 To CILS and NCDA a new NEPA process would be out of the question, given
the impending deadline to complete the diversion structure. Instead, they opted to
demonstrate that NCDA had in fact utilized motorized and mechanical equipment within the
Wilderness, both in conjunction with the construction of San Gregorio Reservoir and on the
Rio de las Vacas diversion and ditch. The gathering of documentation or other evidence,
however, would take a while.
The immediate priority for NCDA was to modify the NEPA analysis underway
preferably under a Categorical Exclusion, the least time consuming of the NEPA options.
By pressing for a Categorical Exclusion NCDA would not be able to use motorized tools and
equipment at the Clear Creek construction site, but this option was preferable to the delays
inherent in NEPA Environmental Assessments and the potential for appeals by other parties.
To this end, CILS lawyers contacted the Recreation and Land Staff Officer at the Santa Fe
National Forest proposing a Categorical Exclusion for the Clear Creek diversion project.63
He had already expressed optimism that such a determination would be approved soon as
would a coordination agreement for long-term maintenance and minor improvements without
the requirement for a special use permit or the invoking of a NEPA process. The officer also
had agreed that the Forest Service would review and consider any evidence presented by
NCDA that motorized and mechanical equipment had been utilized by NCDA prior to the
designation of the Wilderness. By mutual agreement, this latter issue would be taken up at a
later time.64
A Categorical Exclusion for the Clear Creek diversion project was finally approved
in a “Decision Memo” on March 15, 2002, issued by the Chief of the Forest Service in
Washington, D.C.65 In this action, NCDA gained two concessions: (1) a full blown NEPA
analysis would not be required, and (2) the Categorical Exclusion would apply only to the
diversion at Clear Creek and not the entire NCDA ditch system located at the San Pedro
Parks Wilderness. Per Forest Service policies the Chief of the Forest Service must approve
the construction of water diversions in Wilderness Areas. In his memo, the Chief approved
the reconstruction of the existing headwall and diversion replacing the sandbag diversion but
without the use of motorized equipment. He also reported that the scoping activities
conducted by the Forest Service had not required any additional public consultations other
than the notices already circulated and concluded that the project posed no significant
adverse effect on the environment. As noted in the Decision Memo, the project qualified for
a Categorical Exclusion within Forest Service policies that allow this level of NEPA review
for uses of National Forest System lands that require less than five contiguous acres of land.
The Clear Creek project was contained within one tenth of an acre and could proceed.66
The Forest Service Chief issued his Decision Memo the same day as the deadline for
completion of the diversion structure, March 15, 2002. The NEPA process to approve the
15
project, coupled with complex negotiations over the legal authority of the NCDA easement
rights, had taken more than a year to resolve. These and other delays required NCDA to file
a motion with the federal district court to extend the Consent Order deadline. To succeed
NCDA had to provide evidence that it had worked diligently to fulfill its obligation of
securing the necessary permits and constructing a diversion structure and headgate in the
time period allowed. The NCDA motion had to satisfy all the various parties to the Consent
Order, especially the Indian Pueblos of Jemez, Zia and Santa Ana as well as the State
Engineer Office. In a detailed motion the CILS lawyers recited the circumstances and events
resulting in the numerous delays and why they had not been anticipated or were beyond the
control of the Nacimiento Community Ditch Association.67 Letters and other correspondence
attached to the motion documented the countless meetings and negotiations that have taken
place at NCDA initiative since the first meeting with the Cuba District Ranger just two days
after the adoption of the Agreement in Principle by the Pueblos and NCDA. The court and
the other parties concurred with the CILS lawyers. The project deadline was extended.
The extension and the Forest Service Decision Memo cleared the way for the
implementation of the project pending two other major outcomes: a determination as to the
use of mechanical transport at the construction site and the availability of funds to finance the
project. A year earlier NCDA had applied for legislative funding in the amount of $50,000;
although the legislature included this request in its capital outlay bill, the Governor of New
Mexico had vetoed the entire bill. NCDA waited out the year and tried again during the
subsequent session of the legislature commencing in January of 2002; again the legislature
approved a capital outlay bill with a $50,000 appropriation for the NCDA project. The
Governor threatened to veto the appropriation, but NCDA lobbied the Governor for its
retention and this time succeeded. The Governor signed the appropriation on March 6, 2002,
making funds available the start of the fiscal year, July 1, 2002.68
With funding secured, NCDA began to lay the groundwork for the construction phase
of its diversion project at Clear Creek, especially a determination as to the use of mechanized
or motorized equipment. On March 21 the Forest Supervisor of the Santa Fe National Forest
made it clear that NCDA had not yet presented evidence of prior use of such equipment
within the Wilderness except for the road access to the San Gregorio Reservoir in 1949 and
again in 1958.69 No evidence existed in Forest Service files that NCDA had ever utilized this
type of equipment in the maintenance of its ditch located in the Wilderness. To substantiate
Forest Service authority to prohibit the equipment, the Forest Supervisor cited sections of the
Forest Service Manual pertaining to the management of resources in Wilderness Areas.
Regarding water development structures, the Forest Service may
16
The Forest Supervisor acknowledged that the NCDA ditch on the Wilderness was
entitled to pre-1866 easement rights but that the right to use motorized/mechanized
equipment could not be permitted unless the practice existed before the area’s designation as
a Wilderness. In addition, other criteria applied even if such rights existed: the proposed
activity is impossible to accomplish by non-motorized means; and if permitted, the Forest
Service shall prescribe the routes of travel to and from the site, the mode of travel, and other
conditions reasonably necessary to preserve the Wilderness. Applied to the diversion
rehabilitation at Clear Creek, NCDA would have to satisfy these and other criteria before
gaining authorization from the Forest Service, beginning with the first test, whether the use
pre-dated the Wilderness designation of 1964. In closing, the Forest Supervisor invited
NCDA to present evidence that their customary practices in the maintenance of their ditch on
the Wilderness included the use of motorized/mechanical equipment.71
“I was born in 1913 and have lived in Cuba, New Mexico my whole life. I am ninety
years old. My family irrigated their fields using water from the Nacimiento
Community Ditch. I remember helping to maintain the ditch from when I was 15
years old. The section of the ditch I remember maintaining…was the Rio de las
Vacas ditch…. Members of Nacimiento Ditch would go up when the mayordomo
told us in order to clear out debris, trees, and repair the ditch so the water could flow
to our fields in Cuba. In those days we used axes, shovels, and the terrón, a tool that
would hook up to large trees and with the help of horses we could remove the trees
from the ditch. There were no trucks or chain saws back then…. We would just go
up there and camp out until we cleared and repaired what was keeping the water from
coming down the ditch.”72
“Between 1945 to 1948 I took my truck up to as far as I could get because at that time
we were not prohibited from driving our trucks to get to the ditch. Max Fenton was
the Forest Ranger then. I have marked on the map the route we would take with our
trucks to get to Rio de Las Vacas ditch…. In 1945, Farmers Security paid my
brother-in-law, Abenicio Chavez, to line the ditch and build the compuertas at Rio de
las Vacas and Clear Creek…. I hauled cement and sand in a truck and then
transferred it to the hood of a car which we used as a sled for the last compuerta….
Around 1950, we put that steel culvert in…. [The following year] the Rio de las
17
Vacas ditch had gone out all along the ditch, and we used chain saws to clear out the
big trees.”73
Eventually the Forest Service came to accept Mr. Crespín’s affidavit as evidence
sufficient to recognize that NCDA members had utilized some motorized transportation and
power tools prior to the designation of San Pedro Parks Wilderness in 1964. This
determination, however, was not communicated to NCDA until the early months of 2003.
For the rest of 2002 the Forest Service proceeded under the assumption that NCDA did not
have prior rights to use the prohibited equipment. When the Forest Supervisor considered
the use of alternative tools for the construction of the diversion structure in the Wilderness,
he reiterated that no motorized equipment would be permitted. His analysis of alternatives,
documented in a Minimum Requirement Decision Guide, concluded with a recommendation
that a horse-drawn wagon with rubber wheels could be used to haul project material to the
construction site and that wheelbarrows could be used at the site to move material and mix
cement.74 (Earlier the use of wheelbarrows had been excluded since they fell within the
definition of a “Mechanical Transport” contrivance, meaning that such a piece of equipment
contained “moving parts” much like a bicycle, cart or wagon.)
On June 14, 2002 the Regional Forester accepted the alternative presented in the
Decision Guide and approved the special use permit allowing the use of a horse-drawn
wagon and wheelbarrows. All other tools would have to be non-mechanical. The permitted
construction materials included rock, cement, logs and sand, and all of these would have to
be stored outside the Wilderness and hauled to the site of the diversion structure at Clear
Creek by way of the transport methods noted in the Decision Guide.75 After more than two
years of intense negotiations, numerous delays and unexpected obstacles, the Forest Service
authorized that construction could begin June 2002. NCDA could now turn its attention to
compliance with the Consent Order by building the required diversion structure as soon as
possible.
Funding for the major costs of the project became available on July 1, 2002, as
authorized in the $50,000 appropriation from the state legislature earlier in the year.
Meanwhile, NCDA had obtained additional funds from two other sources: $10,000 from the
Cuba Soil and Water Conservation District and $2,000 from the Rio Puerco Watershed
Committee.76 With these assurances, NCDA proceeded with the hiring of a contractor who
could handle the requirements in the special use permit. The contractor began construction
around middle August of 2002. The Wilderness restrictions remained in place, and
accordingly, the contractor was required to set up a staging area and camp adjacent to the
Forest Service Road entering the San Pedro Parks Wilderness.77 In the first few weeks of the
project he commenced with the digging out of the channel at Clear Creek taking out the old
dam and hauling material to the site. All construction material first had to be stockpiled at
the camp and initially included: 20,000 pounds of sand, 90,000 pounds of rock, 100 bags of
cement and 120 vigas (beams). Without the use of a motorized vehicle, he transported
materials upslope to Clear Creek on pack horses kept at the camp. To build the new
diversion structure he was limited to the use of hand tools such as shovels, axes, picks,
digging bars, chisels and handsaws, the only implements allowed inside the Wilderness
18
boundaries other than the wheelbarrows and horse-drawn wagon ultimately permitted by the
Forest Service.78
The horse-drawn wagon would be utilized later to transport two metal headgates from
the camp to the construction site. The headgates plus mortar to cement eight stone pillars
were the only non-native materials allowed by the Forest Service following difficult
negotiations. All materials were required to match the natural surroundings as much as
feasible in order to minimize impacts to the character and values of the Wilderness. When
completed, the new diversion structure will follow the alignment of the previous sandbag and
log structure, diagonal into the bed of the creek. One of the headgates will regulate flows
into the Nacimiento transbasin ditch and the other to the natural channel of Clear Creek for
the use by the Indian Pueblos and other downstream irrigators.79
With the commencement of construction activities NCDA irrigators were assured that
they would comply with their obligations in the Agreement in Principle and the Consent
Order. The diversion structure, after more than two years of tireless efforts, would be
completed sometime in late 2003. The deadline of March 15, 2002, and the three-month
extension into July 15, 2002, had not been met, meaning that NCDA would be penalized in
the amount of thirty percent of their water rights for the year; a similar penalty might be
imposed for 2003 as well. Issues remaining at the start of 2003 included: whether the
Manuel Crespín affidavit constituted sufficient evidence that NCDA had utilized
motorized/mechanical equipment for ditch maintenance on the Wilderness prior to 1964; a
possible instrument to coordinate operations and maintenance of the Nacimiento transbasin
ditch in the Wilderness.
On its face, the Manuel Crespín affidavit satisfied officials of the Santa Fe National
Forest that some form of mechanized/motorized uses by NCDA had existed prior to
designation of the San Pedro Parks Wilderness. Less clear, however, were the circumstances
and conditions under which NCDA can utilize mechanized/motorized equipment without a
special use authorization from the Forest Service. The Forest Service and NCDA have
continued discussions on how to structure an agreement that protects NCDA’s property rights
while complying with Forest Service Wilderness policies. To NCDA a special use permit is
not an acceptable solution since permits may be revoked in future years and would waive its
1866 property right. Moreover, rights-of-way for water conveyance facilities created under
the Act of July 26, 1866, were “grandfathered” and “vested” in the Federal Land Use Policy
Management Act (FLPMA) of 1976. Pre-FLPMA rights are valuable property rights since
they are subject to fewer regulatory burdens than land use authorizations issued under the
provisions of the Federal Land Use Policy Management Act.80 To the Forest Service, on the
other hand, establishing a prior right is only the first step in reviewing the possible use of
mechanized/motorized equipment. Other criteria must also be satisfied: the use of such
equipment is essential to the continuation of the existing program and the “activity is
impossible to accomplish by non-motorized means because of such factors as time or season
limitations, safety, or other material restrictions….”81
19
Currently, the Forest Service and NCDA are negotiating the development of an
instrument that will allow for yearly operations, maintenance and emergency repairs. NCDA
would like flexibility to utilize some mechanized or motorized equipment to maintain their
existing ditch system on Wilderness lands under a limited set of activities and special
circumstances.82 The Forest Service has adopted a cautious approach since any agreement
with NCDA will have implications for other situations in the western United State where
easement rights exist on National Forest lands. Potentially, easement rights can conflict with
other Forest Service policies and regulations pertinent to the management of resources within
the National Wilderness Preservation System. The Forest Service came to recognize the
1866 ditch easement as a property right but also needs to balance this outstanding right with
the agency’s duty to protect Wilderness areas for the general public. As of June 2003, no
final agreement had been reached, pending further clarifications, definitions of circumstances
that might arise, and legal interpretation by the Office of the General Counsel at the Forest
Service headquarters in Washington, D.C. Meanwhile, for the 2003 irrigation season, the
Regional Forester, approved (in a letter) the interim use of chainsaws, horse-drawn wagons
and non-native materials on a limited basis pending the development of a more permanent
agreement.83
Conclusions:
Civil vs. Customary Law/Administration vs. Practice
Ultimately, the Forest Service verified the 1866 property right and readily agreed to a
process of consultation to resolve other remaining issues. Both parties remained optimistic
that arrangements could be developed that would preserve Wilderness values while
protecting NCDA’s ability to operate and maintain its transbasin acequia and diversions.
The hierarchical system of prior appropriation and the process for water transfers remain
outside the control of local irrigation associations in the region, but the NCDA case
illustrates that acequias still can defend their communal rights to the bordo and succeed
without litigation so long as rights-of-way are documented and advocated vigorously before
higher levels of authority and regulatory agencies of the state. The fact that the acequia
20
bordo survives as communal space dating from the time of the ancestors largely explains
why irrigators are willing to defend their shared interest with intensity and solidarity.
The NCDA case consists of two significant parts. The first is straightforward conflict
over water. The Jemez River was adjudicated, and the Nacimiento Ditch’s claim to a senior
water right by prior appropriation, though not as senior as those of the three indigenous
pueblos, was upheld. The second aspect of the case, the conflict with the Forest Service over
provisions of the Wilderness Act is unusual in a number of respects. Rather than an attack on
water rights per se, the acequia association was threatened by the enforcement of a set of
rules legislated in order to protect an idealized notion of what constitutes a “wilderness,”
which was anachronistic in its presumption of acquaintance with a time not experienced by
anyone then living and which, in the context of traditional irrigation practice, must have
struck the parciantes as arcane. The imposition of “Wilderness” norms, while well
intentioned, went against the customs, practices and expectations of the Cuba irrigators who
instead relied on local knowledge and tradition to guide their operations.
Maass and Anderson hold that in general irrigation communities have been successful
in defending local control of water distribution by virtue of their ability to recognize shared
interests and negotiate for their rights with higher authorities within that context; by
withdrawal, the Milagro Beanfield defense, we might say; or by reliance on the intervention
of a third party.84 In this case, relentless third-party intervention was partly responsible for
NCDA’s success. The 1866 right-of-way existed and was eventually verified to the
satisfaction of Forest Service officials. The strength of local knowledge and experience also
saved the day. In any system of governance or administration, particularly one with different
levels of authority, there is going to be a certain amount of jurisdictional ambivalence that is
unavoidable because of the idealized way in which jurisdictions (like “Game and Fish” or
“Wilderness”) are defined. The more levels of administration, the greater the scope of
ambivalence. By ambivalence we mean overlap where more than one authority has
jurisdiction; thus, the operational level of authority is unclear. In the present case, the higher
levels of authority were represented by the United States Forest Service, the New Mexico
Game and Fish Department and the federal Bureau of Indian Affairs, each of these quite
clearly with a mission of advocacy for a particular interest. Indeed, the differing purviews of
the various governmental bureaus rather than acting to constrain the acequia, in fact opened
space for NCDA to maneuver and successfully present its case for a “grandfathered” right-
of-way.
In the case of the acequias of the American Southwest, there is even more
ambivalence at the intersection of civil and customary law. American jurisprudence is so
firmly rooted in the civil law, and lawyers socialized into their profession in the belief that
there is no other system, that it has had great difficulty in recognizing customary law when it
sees it, or in knowing what to do about it. Some acequia associations have argued
successfully in adjudication proceedings for recognition of their customs and traditions. In
1991, for example, a coalition of associations from the Taos Valley in northcentral New
Mexico filed a motion in federal district court claiming that customary usage in their locale
permitted the sharing of stream and ditch waters in times of need, irrespective of the
21
hierarchical system of priority dates (“first in time, first in right”) within New Mexico water
law. By way of expert witness and oral history testimony presented to the Special Master,
the court was convinced, and the State Engineer agreed, that local customs of repartimiento
(dividing of waters) should be incorporated into the final adjudication decree.85
Even in cases where customary practice is not fully recognized or given its fair due,
there is still an advantage that parciantes and mayordomos can use in the defense of their
common property rights. That is, simply stated, local knowledge, practice, and expertise.86
The accrued archive of parciante experience, summoned up in this case by Manuel Crespín,
whose detailed knowledge of events that had taken place long ago and that he remembered
with exquisite technical detail, is in fact not so much the expression of a right, but the right
itself, the way the right was operationalized. Water rights are abstract; they are
operationalized in the day-to-day labor, practice, operating procedures, the application of
tools, maintenance, and repair. Manuel Crespín’s recollections of standard practice,
grounded in that reality, proved sufficient (though perhaps barely so) to defeat the application
of a tendentious provision about what, in the context of ditch digging, constituted a
“mechanical contrivance.” The details of motorized/mechanized uses in the Wilderness are
still under negotiations between NCDA and the Forest Service. For now, one is almost
tempted to conclude that once officials allow themselves to get drawn into this level of local
knowledge, they all but cede the advantage to the community on whose behalf such evidence
is admitted.
End Notes
1
For historical context of water and irrigation practices in the American Southwest, see
Michael C. Meyer, Water in the Hispanic Southwest: A Social and Legal History, 1550-1850
(Tucson: University of Arizona Press, 1984); John O. Baxter, Dividing New Mexico’s Water,
1700-1912 (Albuquerque: University of New Mexico Press, 1997); José A. Rivera, Acequia
Culture: Water, Land, and Community in the Southwest (Albuquerque: University of New
Mexico Press, 1998).
2
Thomas F. Glick, Irrigation and Society in Medieval Valencia (Cambridge: Harvard
University Press, 1970), pp. 176-77.
3
Ibid, pp. 31-34.
4
Rivera, 1998, pp. 55-59.
5
Ibid, pp. 49-50, 63-67.
6
John R. Brown and José A. Rivera, “Acequias de Común: The Tension Between Collective
Action and Private Property Rights,” Papers & Abstracts, Workshop in Political Theory and
Policy Analysis, Indiana University [CD-ROM ISBN 1-889740-047], IASCP 2000.
22
7
New Mexico Statutes Annotated 1978, Chapter 73 Special Districts, Article 2 “Ditches or
Acequias, 73-2-7. Section 73-2-64 of these statutes prohibits the interference with ditch
irrigation: “Any person … who shall, contrary to the order of the mayordomo or
commissioner or other person in charge, cut, break, stop up or otherwise interfere with any
community ditch or dam … shall be guilty of a misdemeanor…. And it is hereby made the
duty of the mayordomo … to prosecute in the name of the State of New Mexico any violation
of this act….”
8
Arthur Maass and Raymond L. Anderson, …And the Desert Shall Rejoice…Conflict,
Growth, and Justice in Arid Environments (Cambridge: MIT Press, 1978), pp. 366-376.
9
Thomas F. Glick, From Muslim Fortress to Christian Castle: Social and Cultural Change
in Medieval Spain (Manchester: Manchester University Press, 1995), p. 152.
10
Thomas F. Glick, “The Attempt to Adopt the Valencian Communal System in British
India,” in T. F. Glick, Irrigation and Hydraulic Technology: Medieval Spain and Its Legacy
(Aldershot: Variorum, 1996), XVII.
11
Glick, 1970, pp. 52-53.
12
Estevan Arellano, “Nuevomexicano ‘Cequieros: Reclaim Your Heritage,” Agua, Vida, y
Cultura (Santa Cruz, New Mexico: New Mexico Acequia Association, July 2001), p. 15.
13
Rivera, José A. 1985. “Acequias y Sangrías--The Course of New Mexico Waters
Project,” Interview of Cleofas Vigil by David Luján and Tomás Atencio, Sept. 28, 1985.
14
Ibid
15
For a complete account of this transition and how water rights became individual property
and no longer corporate under the control of community ditch associations see G. Emlen
Hall, “Tularosa and the Dismantling of New Mexico Community Ditches,” New Mexico
Historical Review, Vol. 75, No. 1 (January 2000), especially pp. 78-79, 82, 86, 95. During
the 46th session (2003) of the New Mexico State Legislature, community acequias
successfully lobbied to restore some measure of control with respect to proposed water rights
transfers out of an acequia system. The new legislation authorized ditch commissioners to
enact bylaws governing transfers. Once in place, commissioners may deny applications for
transfers if they determine that the proposed “change in point of diversion or place or
purpose of use of a water right served by the acequia… would be detrimental to the acequia
or community ditch or its members.” In these cases the State Engineer will have to honor the
denials and not approve applications submitted to him by individual water rights owners.
See House Agriculture and Water Resources Committee Substitute for Senate Bill 123 and
House Judiciary Committee Substitute for House Bill 303, 46th Legislature, State of New
Mexico, First Session, 2003.
16
Nacimiento Ditch Association By-Laws, Rules and Regulations, 1987.
23
17
Larry S. Lopez, “The Rio Puerco Irrigation Company,” New Mexico Historical Review,
Vol. 57, No. 1 (January 1982), pp. 66-67. The exact founding date for Nacimiento/Cuba as a
permanent settlement has not yet been determined by historians. Likely the San Joaquin de
Nacimiento Land Grant existed well before the 1870s. Hispanic sheep growers, for example,
occupied the Cuba Valley in the late 1840s, and after 1864 settlers from outside the area
migrated to the upper Rio Puerco drainage and constructed extensive irrigation ditches to
cultivate new lands. See Hugh G. Calkins, “A Report on the Cuba Valley,” Soil
Conservation Service, United States Department of Agriculture, Regional Bulletin No. 36,
March 1937. Testimony before the Court of Private Land Claims in 1899 indicated that the
Nacimiento/Cuba vicinity was already populated and lands cultivated with acequia irrigation
by 1871, due to an expanding population on the land grant, and that the grant may have been
obtained as early as 1816 or soon afterwards. See “Ditch Priority Dates: Jemez Stream
System,” December 15, 1986, prepared by Frances Levine, Frank Wozniak, Hana Samek and
Daniel Gallacher, historical experts’ report to the State Engineer Office, Abousleman case,
Jemez River Adjudication (see note 20 below). This report concluded that the transbasin
diversion from the Rio de las Vacas to Nacimiento Creek existed by 1882 (the priority date),
but the report does not clarify who constructed it, whether irrigators from along the upper Rio
Puerco prior to the establishment of Cuba or the initial settlers on the San Joaquin de
Nacimiento Land Grant. Either way, landowners of cultivated lands along Nacimiento Creek
in the Cuba vicinity eventually became the only irrigators utilizing water delivered by way of
both the Rio de las Vacas and the Clear Creek transbasin diversions.
18
Hydroscience Associates Inc., “Water Supply and System Capacity: Nacimiento
Community Ditch” (Albuquerque, NM: August 10, 1999).
19
Office Memorandum from C. A. Merker, Forest Supervisor, Santa Fe National Forest to
Regional Forester, April 7, 1958; Fred H. Kennedy, Regional Forester to Santa Fe National
Forest, June 16, 1958. For the change of use from direct diversion to storage for irrigation
purposes see Application for Permit to Change Place or Method to Use of Surface Waters,
No. 0508, approved by the State Engineer Office, October 10, 1947. For the change of use to
provide for fish propagation, recreation and wildlife protections, see Application for Permit
to Change Place and Method of Use of Surface Waters, No. 0580, approved by the State
Engineer Office, October 28, 1957. For the water rights transfers from NCDA to the New
Mexico Game and Fish Department, see License to Change Place and Method of
Appropriation, No. 0580, approved by the State Engineer Office, October 27, 1959.
20
“Jemez: Water Rights Adjudication,” New Mexico State Engineer Office, Santa Fe, NM,
April 1987; United States et al v. Abousleman et al, Jemez River Adjudication, CIV. NO. 83-
1041 JC.
21
Ibid
22
Agreement in Principle, NCDA, Jemez Pueblo, Zia Pueblo, Santa Ana Pueblo, New
Mexico, and United States, January 2000.
24
23
Ibid
24
Consent Order, May 4, 2000, In the United States District Court for the District of New
Mexico, U.S.A. and the State of New Mexico v. Tom Abousleman, et al., No. Civ. 83-1041
JC, Subfile No. 001T.001B.000, Docket No. 3919, Jemez River Adjudication. Since 1993
the Bureau of Indian Affairs has regularly recorded flows along the NCDA transbasin ditch
just before the drop structure over the divide by way of a Parshall flume operated by remote
telemetry. See Hydroscience Associates, Inc., 1999, p. 3.
25
Consent Order, May 4, 2000.
26
Wilderness Act of September 3, 1964; Public Law 88-577, 78 Stat. 890 as amended; 16
U.S.C. (1131-1136).
27
Office Memorandum from C.A. Merker, Forest Supervisor, to Regional Forester April 7,
1958; also see Office Memorandum from Fred H. Kennedy, Regional Forester, to Santa Fe
Forest Service Office, June 16, 1958. In these memos Forest Service officials recognize the
existence of the NCDA irrigation system on a Wild Area to include an established right of
ingress and egress as well as an approved special use permit for the construction of San
Gregorio Reservoir granted in 1949.
28
Consent Order, May 4, 2000.
29
Letter from Margret Carde, Community and Indian Legal Services of Northern New
Mexico (hereafter CILS), to Roberto Rodriguez, Cuba District Ranger, February 17, 2000.
30
Ibid
31
Letter from Margret Carde, CILS, to Roberto Rodriguez, Cuba District Ranger, February
29, 2000.
32
Letter from Margret Carde, CILS, to Roberto Rodriguez, Cuba District Ranger, and Danny
Branch, District Conservationist, Natural Resources Conservation Service, May 19, 2000.
33
Ibid
34
Letter from Margret Carde, CILS, to Roberto Rodriguez, Cuba District Ranger, July 5,
2000.
35
Southwestern Region Policy on Managing National Forest Lands in the Northern Part of
New Mexico, Office Memorandum from William D. Hurst, Regional Forester, Forest Service
Region 3, to Forest Supervisors and District Rangers, March 6, 1972. This policy statement
was issued during a period of intense political activism in New Mexico that pitted land grant
villages against the Carson and other National Forests over the question of access to and
25
control over commons resources in the forests. While the memorandum by Hurst provided
admirable objectives, no implementation policies were ever developed by the Forest Service.
36
Ibid
37
Letter from Margret Carde, CILS, to Roberto Rodriguez, Cuba District Ranger, July 5,
2000.
38
Ibid
39
Ibid
40
Memorandum from Margret Carde and David Benavides, CILS, to Mary Ann Joca, Legal
Counsel, Forest Service Office, Albuquerque, NM, August 1, 2000.
41
Office Memorandum from R. M. Housley, Director of Recreation, Forest Service Office,
Washington D.C., December 13, 1971.
42
Ibid
43
Letter from Leonard L. Lucero, Forest Supervisor, Carson National Forest, to Permittees,
July 1, 1996.
44
Memorandum from Margret Carde and David Benavides, CILS, to Mary Ann Joca, Legal
Counsel, Forest Service Office, Albuquerque, NM, August 1, 2000.
45
Ibid
46
Scoping letter to interested parties from Roberto Rodriguez, Cuba District Ranger,
November 20, 2000.
47
Ibid
48
Letter from David Benavides and Margret Carde, CILS, to Mary Ann Joca, Legal Counsel,
Forest Service Office, Albuquerque, NM, January 11, 2001.
49
Ibid
50
Ibid
51
Letter from David Benavides and Margret Carde, CILS, to Jim Gladen, Deputy Regional
Forester, Forest Service Office, Albuquerque, NM, March 28, 2001.
52
Ibid
53
Act of July 26, 1866, R.S. 2339, codified at 43 U.S.C. 661.
26
54
Letter from David Benavides and Margret Carde, CILS, to Jim Gladen Deputy Regional
Forester, Forest Service Office, Albuquerque, NM, March 28, 2001.
55
Letter from James T. Gladen, Deputy Regional Forester, to David Benavides and Margret
Carde, CILS, May 30, 2001.
56
Ibid
57
Ibid
58
Letter from David Benavides and Margret Carde, CILS, to Eleanor Towns, Regional
Forester, Forest Service Office, Albuquerque, NM, August 29, 2001.
59
Ibid
60
Letter from Eleanor S. Towns, Regional Forester, Forest Service Office, Albuquerque,
NM, to David Benavides and Margret Carde, CILS, September 26, 2001. The CILS lawyers
had first raised the issue of NCDA’s pre-existing rights in the August 1, 2000, letter to the
legal counsel of the Regional Forester. The letter by Towns laid down the process for
recognition of these rights, requiring agency verification. At this point, the Forest Service
contracted with Frank E. Wozniak, ethno-historical consultant, and his report in November of
2001 satisfied the Regional Forester that the Nacimiento Ditch and transbasin diversion
qualified under the Act of July 26, 1866. Official notification to the CILS was conveyed by
the Cuba District Ranger on December 5, 2001 (see note 61 below). For the consultant’s
report see letter from Frank E. Wozniak to H. Wayne Thornton, Director of Lands and
Minerals, Forest Service Regional Office, Albuquerque, NM, November 13, 2001, and
Thornton’s transmittal of the report to the Forest Supervisor, Santa Fe National Forest,
November 14, 2001.
61
Letter from Roberto Rodriguez, Cuba District Ranger, to David Benavides and Margret
Carde, CILS, December 5, 2001.
62
Ibid
63
Letter from David Benavides and Margret Carde, CILS, to Michael Frazier, Recreation and
Land Staff Officer, Santa Fe National Forest Service, Santa Fe, NM, December 6, 2001.
64
Ibid
65
Decision Memo for the Reconstruction of the Nacimiento Ditch Diversion and Headwall at
Clear Creek, San Pedro Parks Wilderness, by Dale Bosworth, Chief, Forest Service Office,
Washington, D.C., March 15, 2002.
66
Ibid
27
67
NCDA’s Motion for Extension of Consent Order Deadline, In the United States District
Court for the District of New Mexico, U.S.A. et al v. Abousleman, et al, No. CV 83-1041 JC,
Subfile No. 001T.001B.000 Jemez River Adjudication.
68
Mark Martinez, NCDA Representative, to José Rivera, Cuba, NM, Oct. 5, 2002,
conversation; notes in author’s possession.
69
Letter from Leonard Atencio, Forest Supervisor, Santa Fe National Forest, to Margret
Carde and David Benavides, CILS, March 21, 2002.
70
Ibid, Leonard Atencio citing Forest Service Manual, 2323.43.d.
71
Ibid, Leonard Atencio, March 21, 2002.
72
Affidavit of Manuel Crespín, April 17, 2002, on file at Community and Indian Legal
Services, Santa Fe, NM, now New Mexico Legal Aid, Inc.
73
Ibid
74
Letter from Leonard Atencio, Forest Supervisor, Santa Fe National Forest, to Regional
Forester, Forest Service Office, Albuquerque, NM, May 28, 2002, with attachment:
Minimum Requirement Decision Guide.
75
Office Memorandum from Abel M. Camarena, Acting Regional Forester, to Forest
Supervisor, Santa Fe National Forest June 14, 2002, with attachment: U.S. Department of
Agriculture Forest Service Special Use Permit.
76
Mark Martinez, NCDA Representative, to José Rivera, Cuba, NM, Oct. 5, 2002,
conversation; notes in author’s possession.
77
Leslie Linthicum, “Wilderness Ways: Because law prohibits machines in park, cowboy
builds creek dam by hand,” The Sunday Journal, Albuquerque, NM, September 22, 2002.
78
Ibid
79
Mark Martinez, NCDA Representative, to José Rivera, Cuba, NM, Oct. 5, 2002,
conversation; notes in author’s possession.
80
For a comparison of pre-FLPMA vested rights and those authorized under the provisions
of the 1976 Federal Land Use Policy Management Act, see Peter C. Fleming, “Vested Pre-
FLMPA Rights of Way for Water Conveyance Facilities,” The Colorado Lawyer, Vol. 25,
No. 2, February 1996, pp. 83-86. Fleming notes that FLPMA repealed a variety of previous
statutes for the purpose of granting special use authorizations on federal lands but vested
rights such as those under the 1866 Act offer greater benefits to water users.
28
81
Forest Service Manual, Section 2326.1, cited in letter by Leonard Atencio, Forest
Supervisor, Santa Fe National Forest, to Margret Carde and David Benavides, CILS, March
21, 2002. This letter also stipulated that to process a request for motorized uses, NCDA
would have to file an application with the Forest Service specifying: type and size of
motorized equipment requested; location of the requested use; season of use to not conflict
with other Wilderness uses if possible; frequency and duration of use; argument for why the
proposal fits within the criterion relating to customary practices; evidence that the use was in
place prior to Wilderness designation (for operation and maintenance projects); and argument
for why the project would be impossible to accomplish otherwise or why motorized use is
essential to continuation of a program established around motorized use.
82
See letter from David Benavides and Margret Carde to Robert Rodriguez, Cuba District
Ranger, Santa Fe National Forest, August 29, 2001. Here CILS lawyers outlined a proposal
on how NCDA and the Forest Service might coordinate operation and maintenance activities
to include how some activities could be limited based on year-to-year agreements with
advance notification to the Forest Service. Specifically, NCDA would plan to utilize limited
motor vehicle use, small motorized equipment (chain saws), and limited use of non-native
materials, all confined to a reasonable number of occurrences with ability of the Forest
Service to negotiate the timing of these annual activities consistent with Wilderness, Forest
Service as well as NCDA needs and rights. In September of 2001 the CILS lawyers
forwarded a copy of an example agreement from the State of Montana to Congressman Tom
Udall of New Mexico stating that a precedent existed that would allow the United States
Forest Service to enter into a similar agreement with NCDA. Earlier that same year the
Forest Service had signed a coordination agreement with the Big Creek Lakes Reservoir
Association (BCLRA) that recognized BCLRA’s 1866 easement rights for operations and
maintenance of its irrigation system in the Selway-Bitterroot Wilderness within the Bitterroot
National Forest in Montana. Congressman Udall supported the idea of an agreement that
would place reasonable limits on NCDA’s activities without compromising NCDA property
rights: “I believe that acequias in northern New Mexico are important community
institutions whose survival and continued vitality are critical to the health of many rural
communities.” See letter from David Benavides and Margret Carde to Representative Tom
Udall, 3rd Congressional District, New Mexico, September 26, 2001; and letter from
Representative Tom Udall letter to Eleanor Towns, Regional Forester, United States Forest
Service, Albuquerque, NM, October 11, 2001.
83
Letter from Harv Forsgren, Regional Forester, Forest Service Office, Albuquerque, NM,
to Marget Carde, CILS, May 13, 2003.
84
Maass and Anderson, pp. 370-371.
85
For a summary of the Taos custom and tradition hearings, see Rivera, pp. 164-171. The
hearings were conducted as part of the adjudication for the Rio Pueblo de Taos and the Rio
Hondo, both tributaries of the Rio Grande.
86
Maass and Anderson, p. 375.
29
1
El objetivo de esta presentación es analizar el destino que tuvieron algunos sistemas de riego
prehispánicos durante el siglo XVI, con el propósito de tratar de advertir los procesos de
factores causales que los afectaron y cómo los afectaron. Hay que aclarar que los datos con los que
contamos para conocer estos procesos son, por lo general escuetos, discontinuos y heterogéneos y el
número de casos estudiados por diversos autores es bastante limitado, por lo que no es posible
presentar una tipología completa ni un análisis más amplio. De los varios casos posibles de
presentar he seleccionado cinco para ilustrar al menos parte de la gama de esos tipos de procesos.
GENERALIDADES
Es un hecho que las obras hidráulicas indígenas fueron la base para iniciar la producción
de no pocas de las nuevas plantas introducidas por los europeos desde diversos puntos del Viejo
1
51 Congreso Internacional de Americanistas. Santiago de Chile; 14-19 de
julio de 2003. Simposio: “El acceso al agua: un problema histórico y actual”.
2
Una tipología de los sistemas de riego puede verse en Rojas Rabiela
1988:123-154 y 1990.
2
Mundo, principalmente la caña de azúcar y el trigo. Algunas obras fueron apenas modificadas, al
menos al principio, mientras que otras fueron transformadas paulatinamente a partir del saber
hidráulico portado por los españoles, con el fin de abastecer de agua potable a las nuevas
poblaciones, irrigar las tierras de cultivo, mover maquinaria para instalar molinos de trigo y caña
de azúcar, drenar los pantanos y zonas inundables, controlar las inundaciones y avenidas, mover
especialmente a la del sur fue, precisamente, la de las obras de irrigación, que se sumaron a las
América colonial 1993). De acuerdo con George M. Foster, “el origen árabe de palabras tales
como acequia, aceña, azuda, aljibe, alberca, alfarda y tahulla, es índice de ello”. (Foster
1962:117)
noria (aceña, azuda o rueda hidráulica) para elevar el agua de alguna corriente, y las presas y
cajas repartidoras permanentes con datas para controlar y medir el flujo y cantidad de agua a
distribuir (a través de aberturas en las propias cajas, llamadas según su diámetro, bueyes, surcos,
naranjas, limones y pajas; véase Galván y Rivera 1998) y otras (véase cuadro en Doolittle 1990,
La utilización del agua como fuerza para poner en movimiento ruedas y con ellas los
molinos de piedra horizontales (de trigo, caña de azúcar, metales, pólvora, etcétera), que fueron
los más generalizados en México, así como los batanes de paños, fue una de las innovaciones
bueyes).
La noria o rueda hidráulica también se empleó, pero sin que conozcamos bien su historia.
El propio Foster menciona que “no parece haber sido común en América”, aunque menciona que
De norias y molinos existen diversos intereses registros gráficos del siglo XVI en códices
Aubin o de 1576 (de la noria), el Codice Osuna (de la noria) y varios planos del AGN (de
molinos). Es curioso notar que en el registro del Aubin la noria tiene, en vez de canjilones,
jarritos.
Ahora presentaré cinco casos de sistemas de riego de distintos tipos, con sus antecedentes
prehispánicos2.
Los españoles reutilizaron para su propio beneficio los sistemas de riego que encontraron en uso
en las tierras de la antigua Mesoamérica, mismas que obtuvieron a través de medios legales
2
Una tipología de los sistemas de riego puede verse en Rojas Rabiela
1988:123-154 y 1990.
4
como las mercedes reales o las compras de caballerías de tierra, heridos de molino o derechos
Los despojos territoriales fueron más tempranos en la medida en que los terrenos
contaran con sistemas de riego permanente, muy comunes en los valles y llanuras aluviales de
los altiplanos del centro y sur de México. Así sucedió en los valles de Cuernavaca, Yautepec,
Fernando Ruiz de Velasco (1937), Fernando B. Sandoval (1951) y Francois Chevalier (1956),
siguiendo con Bernando García Martínez (1969); Ward Barrett (1977), Arturo Warman (1978),
cultivo de la caña de azúcar al país. El primer plantío e ingenio para moler caña parece haber
sido obra del mismísimo conquistador de México Hernán Cortés, en la región de la tierra
húmeda y caliente de Tuxtla, Veracruz. Pero fue la región alta y media del valle de
España por un conquistador llamado Antonio Serrano de Cardona (o Villarroel). Si bien el valle
de Cuernavaca era tan apropiado como Veracruz para el cultivo de la caña de azúcar, allí requirió
de irrigación debido a que la lluvia se concentra en el curso de tan sólo cuatro meses del año,
cuando recibe un promedio anual de precipitación de 1025 mm. Por otro lado se tiene que la
evapotranspiración anual potencial es de 935 mm. El déficit resultante se cubría con irrigación
5
artificial tomada de varios manantiales y corrientes superficiales de la cuenca del río Amacuzac.
Según Barrett, en la región existen “dos tipos contrastantes de superficies irrigables” desde el
punto de vista topográfico (Barrett 1977: 94); el primero constituido por las laderas de las
estribaciones montañosas del Ajusco, en cuya base se originan los manantiales perennes que
corren por barrancas profundas, cuyo flujo es a menudo torrencial, y el segundo, constituido por
El agua de dos de esas fuentes y de los arroyos que se forman, fue precisamente la que
los primeros dueños de cañaverales, trapiches e ingenios expropiaron a los indios desde fechas
muy tempranas. La primera de estas dos subcuencas se originaba en los manantiales de Ixtayuca
(Santa María Istayuca según Barrett 1977: 94; actualmente Santa María Ahuacatitla, según
García Castro 1990: 169) y formaba el arroyo o río Santa María, y la segunda tenía su origen en
las fuentes de Chapultepec, que daban lugar al río del mismo nombre.
“un importante sitio con riego era Axomulco, al norte de Cuernavaca, que se irrigaba
algunos arroyos que bajaban del monte por Tetela. Se menciona en los documentos la
existencia de acequias y represas que seguramente eran utilizadas para captar el agua y
El mismo autor registra otros dos sitios con riego llamados Caltengo, un poco más al sur y muy
(Idem). De acuerdo con Barrett este sistema de riego carecía de cualquier clase de “dique de
almacenamiento” (¿presa almacenadora?) que habría permitido cubrir un área mayor de tierra
irrigable.
6
En esas tierras de riego, atlalli, y gracias a la ausencia de heladas, los tlahuicas y los
otros grupos que habitaron esos cálidos valles irrigados, habían podido cultivar varios ciclos
agrícolas al año, con plantas como algodón, maíz, chile y frutales (García Castro 1990: 170-
172;Códice Florentino, lib. 10, cap. 29, f. 136). De los tlahuicas dice Sahagún: “son los que
están poblados en tierras calientes, y son nahuas, de la lengua mexicana; dase en su tierra mucho
Como ya vimos, los españoles muy pronto se apropiaron del agua del manantial de
Ixtayuca y del río que éste formaba (Santa María), y reutilizaron las obras de riego indígenas. En
el paraje llamado Axomulco (al norte de Cuernavaca), Serrano de Cardona, además de ser el
pionero en sembrar la caña de azúcar en Morelos, instaló un trapiche para su molienda, primero
movido por mulas, y más tarde por agua (Pseudo-Juanelo Turriano). Inicialmente el agua fue
requerida para irrigar las tierras y más tarde para mover el molino de caña. En 1529 (a tan sólo 8
años de la conquista de México), Serrano obtuvo “de los indios de Cuernavaca y las estancias de
Tetela e Istayuca, al norte de la ciudad, un censo perpetuo de agua y tierras para Axomulco, a
$240 anuales” (Barrett 1977: 387). Pero este fue sólo el principio del despojo de agua y tierra en
Morelos.3 (Códices indígenas del Marquesado del Valle; García Martínez 1969)
Serrano también construyó en la misma zona una cerca de piedra, formó una huerta con
200 árboles frutales de Castilla (naranjos, limas, higueras y granados), además de sembrar trigo y
3
Cortés, el mayor terrateniente de Morelos, poseyó un total de 1402 acres en
el momento de su muerte. Más de la mitad de estas tierras, o 786 acres,
estaban en la vecindad de su ingenio azucarero de Tlaltenango. Poseyó además
otros 111 acres en Yautepec y sus sujetos y 269 más en Oaxtepec y sus sujeto
Texcalpa (English 1988:15). Además rentaba tierras. Otros propietarios
poseyeron grandes extensiones (Idem)
7
Por su parte, los manantiales de Chapultepec, los más caudalosos de la zona, y el arroyo
que de éstos se formaba, tienen una historia similar, pero en este caso vinculada con el
mismísimo Hernán Cortés y con su sucesor en el Marquesado del Valle, Martín Cortés. Durante
los primeros años del virreinato el agua estuvo “todavía bajo el control de don Hernando, cacique
de Cuernavaca”, que poseía tierras irrigadas ubicadas al sureste de la villa (Idem: 169).
Se sabe que los españoles, antes de sembrar caña en Atlacomulco, cultivaron morera con
riego. Pero la caña pronto se impuso como el cultivo comercial más importante de la región y de
la Nueva España toda. Cortés “construyó en Tlaltenango, en tierras lindantes con Axomulco y
situadas corriente abajo…” (Barrett 1977: 87). Para la molienda echó mano primero de un
trapiche movido por mulas, hasta que el Marqués compró a la viuda de Villarroel (Isabel de
Hacia 1540 se inició una serie de obras hidráulicas de conducción, la primera de las
cuales sirvió para desviar “agua de los manantiales de Chapultepec desde su fuente por medio de
un acueducto de un kilómetro y medio hacia los campos de Atlacomulco…” (Barrett 1977). Las
anualmente con materiales perecederos (tierra, lodo, varas, troncos, piedras y céspedes) sobre los
cal y canto. Los indígenas utilizaban esta clase de presas durante el estío (tiempo de secas) para
lograr una segunda cosecha anual, o bien para arrancar con éxito el ciclo de temporal (de verano)
frecuente que las avenidas y crecientes de las corrientes la época de lluvias las deshicieran e
inutilizaran para que el agua corriera libremente por los canales del sistema (Rojas Rabiela
1988:138-142).
8
Pero los españoles procedieron a dar un paso que transformó no sólo las obras, sino el
sentido del uso del agua, así como el control indígena sobre el sistema mismo. Me refiero al
cambio de las presas derivadotas de tierra usadas para el riego (para segunda cosecha y riego de
instalación de cajas para regular la cantidad de la distribución del líquido a los usuarios agrícolas.
Este cambio tecnológico tuvo diversos significados, entre los que sobresalen los conflictos entre
los españoles y los campesinos de los pueblos usuarios a causa no sólo de que los cursos se
modificaron sino principalmente porque el destino de las obras era otro: del riego para una
segunda cosecha y riego de auxilio, al uso del agua como fuerza motriz. O del riego en cierto
orden y bajo control de la población indígena, al riego controlado y distribuido por los españoles.
En el caso del valle de Cuernavaca el avance del despojo territorial e hidráulico mediante
diversos mecanismos legales y extralegales pronto acabaron por desplazar a los dueños
En efecto, los problemas por el agua entre europeos y pueblos indígenas fueron muy
frecuentes, no sólo por la rivalidad por el agua misma, sino por las diferentes formas de manejar
las obras y de distribuir el líquido a lo largo del ciclo agrícola anual. En última instancia, los
indios perdieron el control sobre sus sistemas de riego y por ende sobre los usos que daban al
agua. Pero sin duda de todos los conflictos los más acres, y que con frecuencia alcanzaron los
tribunales novohispanos en el siglo XVI, ocurrieron entre los molineros y los pueblos indígenas.
2. La Teotlalpan en la cuenca del río Tula: un caso de despojo gradual de tierras irrigadas
9
Teotlalpan era el nombre náhuatl de una amplia región situada en una árida y fría meseta que se
extiende desde el extremo norte de la Cuenca de México hasta las cuencas superiores del río
Tula, con elevaciones que van de los 1 800 a los 3 000 msnm.
El paisaje de la Teotlalpan era contrastante: tierras altas sujetas al hielo, suelos pobres
pirules o árboles del Perú. A su lado, tierras irrigadas por el río Tula y sus afluentes y
manantiales y más allá, existían una serie de lomas y cerros de piedra caliza que han constituido
una de las grandes riquezas de la región. La presencia de riego transformó la economía regional
y permitió atenuar las heladas sobre las plantas cultivadas en el ciclo veraniego y la escasez y
alimentos.
permanente es el río Salado, “que sigue una dirección suroeste-noroeste, (y) al entrar al estado de
Hidalgo se une con el río Tula”. Este río, nos dice una descripción antigua: “…corre por una
vega cerca del pueblo de (Apasco)”. Una fuente del siglo XVI (la Suma de visitas de pueblos
por orden alfabético) anota lo siguiente sobre Apasco, el riego y el entorno general:
Tiene de largo dos leguas, y una en ancho poco mas o menos; passa por él un arroyo de
agua en que se puede hacer un molino que muela todo el año y pueden regar con él cerca
de tres mil brazas de tierra en largo y más de ciento cincuenta en ancho. La tierra que se
riega es muy buena, la demás tierra es un poco de monte, de enzina bien poco. Ay unas
lomas altas de piedra de cal; ay muy buenas tierras para sembrar de seco pero son muy
La afirmación de que en el arroyo podía hacerse “un molino que muela todo el año” es señal
inequívoca de que se trataba de una corriente perenne y con cierto caudal. Y no por casualidad
fue el encomendero de Apasco el que obtuvo en 1545 una merced para un “herido de molino.
Tenemos datos sobre la cantidad de tierras bajo riego que equivaldrían a poco más de 126
hectáreas (3 000 por 150 brazas). El resto se calificaron de “muy buenas para sembrar de seco”
(temporal), si bien con el inconveniente común de todas las tierras de estos altiplanos: las heladas
del otoño-invierno.
una “laguneta que en la primera fundación se halló en este lugar, de donde deriva el nombre del
pueblo y le llaman Apasco Yaotl, que quiere decir donde esta una cosa redonda de agua en forma
de lebrillo. Que este dicho lugar destinaron para en su circuito se fabricase dicho pueblo”. (AGA,
Cuaderno 5, f. 6r-6v).
Apasco era tan sólo uno de cinco pueblos descritos en la Relación de Atitalaquia de 1581,
…donde cojían y de presente cojen mucho maíz y ají, y otras semillas de que son
aprovechados…
Es tierra llana desta jurisdicción, rasa, sin montes. Tiene pocos ríos, aunque de algunas
fuentes tiene algunos arroyatos que corren y son de provecho a estos naturales porque son
El texto náhuatl que acompaña al Códice de Apasco nos da a conocer la forma en que atajaban
Y con el agua que pasa, con ella riega el pueblo. Todo es propiedad de los macehuales
tributarios, que siempre lo tendrán e irán haciendo una presa (atzacuanli) para el
11
un topil como guía, así como ahora está, que jamás se rebase lo que se necesite.
En la descripción del pueblo de Apasco y sus tierras hechas a fines del siglo XVI (1599) por el
continuidad del riego hasta por lo menos ese año final del siglo XVI, además de agregar valiosos
detalles sobre las características de la agricultura y el valor monetario de las tierras irrigadas:
El pueblo está situado en una loma baja a las faldas de unos cerros de piedra para hacer
cal que están pelados sin árboles. A la parte del poniente pasa una vega de tierras que son
40 brazas del pie a la mano de largo y cuatro de ancho, y sin estas tierras de riego tienen
otras de temporal; pasa por la dicha vega un arroyo de agua dulce, tiene de largo una
oriente y a la del norte tiene tierras de vegas buenas que labran cuando les parece… […]
tienen una vega de una legua de largo de riego donde cojen mucho maíz, frijol y otras
legumbres, que por su fertilidad vale la dicha vega mas de cincuenta mil pesos (AGA,
de los nuevos usos dados al agua como de la baja demográfica indígena, las congregaciones y el
despoblación.
Como ya mencioné, en 1545 el encomendero de Apasco recibió una merced del virrey
Antonio de Mendoza de un herido de molino que seguramente se ubicó en el curso del río
Salado. Casi 20 años después se le mercedaron dos caballerías de tierra de riego (84 hectáreas
12
aproximadamente) en la vega de Apasco, con el agua que a ella le correspondía y con una “presa
antigua que tiene hecha, linde con la estancia”. (R. Acuña, op. cit., pp. 64-65). No conocemos el
lugar exacto en que se ubicó el molino ni los detalles respecto a su funcionamiento pues el
conflicto no llegó a los tribunales, pero lo que sí tenemos documentado es el destino de esa
valiosa y extensa vega a partir de un estudio que estamos concluyendo sobre la historia agraria
del poblado: su pérdida casi total a manos de los españoles, que fueron amasando tierra y
consolidando extensas haciendas y ranchos, no desintegrados sino hasta la reforma agraria del
siglo XX.
La existencia de unos ingeniosos sistemas de riego por inundación o avenidas conocidos como
“derramaderos” (check dams en inglés) se conoce por registros antiguos y actuales pues siguen en
uso. Sus obras son temporales (efímeras), cuentan con canales sin recubrimiento y con pequeñas
presas hechas con tierra, piedras y ramas, que sirven para distribuir las corrientes temporales sobre
un área mayor que la que cubrirían en forma natural. El agua se encauza a las parcelas adyacentes
para asegurar las cosechas del ciclo de temporal. Se han encontrado en Tepeaca, valle de Oaxaca,
Asunción, un registro catastral parcela por parcela (Williams y Harvey 1997:104), como de sus
vestigios arqueológicos conservados en el campo (Cordova 1997: 195, 213, 223-227). Aunque
temporaleras nos hace suponer que permaneció en manos campesinas hasta los inicios del siglo
En el códice observamos una parcela de forma cuadrangular que tiene en medio una presa
de piedra, perpendicular a una corriente de agua; las medidas del perímetro nos indican que tiene
53 por 24 por 53 por 20 tlalquahuitl (equivalente a 2.5 metros cada una). La posee una mujer
cuyo nombre aparece a su lado en pictografía. En la parte superior de la parcela se lee en náhuatl:
anzaquali (dique, presa, agua detenida según el Diccionario de Simeon). Son campesinos del
paraje de Cuauhtepuztitla.
El conocimiento que tenemos de las obras hidráulicas prehispánicas del río Cuauhtitlan es
excepcional gracias a la detallada descripción que de ellas hace una fuente histórica temprana:
los Anales de Cuauhtitlan que recogió en sus páginas diversos acontecimientos relacionados con
el desvío del río, sucedido alrededor del año 1435. Otros documentos del ramo de Tierras del
Archivo General de la Nación registran episodios posteriores, en especial uno relacionado con el
conflicto entre los regantes indígenas y un molinero español hacia 1587 (Rojas 1973, Strauss
1975).
La historia comienza con la llegada de los colhua a la región, poblada por chichimecas,
quienes los colocaron en un punto cercano a Cuauhtitlan con la esperanza de que las furiosas
avenidas del río del mismo nombre los arrastrara y así deshacerse de ellos. Y, en efecto, el rió
14
barrió con los nuevos pobladores, quienes en vez de atemorizarse, decidieron cambiar el curso
del río. Para ello estancaron su corriente y excavaron la tierra durante dos años, hasta terminar
una represa y conducir el agua por su nuevo cauce hasta la laguna de Citlaltepec (sección
artificial). Enseguida invirtieron otros siete años en limpiar y restaurar el antiguo cauce como
canal de riego, al que los colhuas cuauhtitlanecas llamaron Ayatictli o vientre del agua. Sabemos
que la represa se hizo en el lugar llamado Tepolnexco, mediante la utilización de vigas enhiestas
puestas juntas en la acequia “con lo cual la acequia se represó de todo en todo, y por eso se
cambio y torció el agua, y por eso ahora entra el río en Citlaltepec”. (Anales, en Palerm
1973:146-148).
lluvias con los torrentes de la propia Sierra y de la de Guadalupe. Antes del desvío artificial, el
río fluía hacia el sur y desaguaba en la laguna de Texcoco por el estrecho Ecatepec-
Chiconauhtla.
Las obras prehispánicas hasta aquí reseñadas son muy interesantes pues ilustran la
capacidad para construir una represa de grandes dimensiones usando “vigas enhiestas y juntas” y
suficientemente capaz para derivar el agua de un río (con el fin de desecar y hacer habitable un
espacio), así como de excavar y poner a funcionar como canal el antiguo cauce para crear un
sistema de riego.
La siguiente noticia es de 150 años después, de 1587, cuando el agua del río era objeto de
pugna entre los pueblos y los empresarios españoles de la región, principalmente con uno que
fundó un molino de trigo en las cercanías de Cuauhtitlan (legitimado en una merced de 1579).
15
Todo empezó cuando el español abrió una acequia “arriba” de la presa indígena, es decir, en el
curso superior (con gran probabilidad la misma descrita en los Anales), la encaminó a su molino
El sistema de riego indígena tenía por entonces cuatro acequias principales, que partían
de un punto llamado San Juan Atlamican, y con las cuales regaban sus “sementeras y huertas”,
además de proporcionar agua para usos domésticos. En Atlamican tenían hecha los regantes una
represa que, de acuerdo con su propia versión: “reparaban” “cada “año”, “en el tiempo de la
seca”, y que “solían hacer en tiempo de riego”, “a mucha costa y trabajo porque solían ocupar en
De acuerdo con el molinero, esta represa no era permanente sino que la hacían de
“barro”, “en tiempo de seca que querían sembrar”, para lo cual se juntaban 10 000 indios. El
español aseguraba que en tiempo de lluvias la presa no existía ni las acequias llevaban agua.
El conflicto derivó en una vista de ojos encabezada por el virrey marqués de Villa-
Manrique y dos oidores de la Real Audiencia en junio de 1587, clara muestra de la importancia
del asunto. Reconocieron el río y las cuatro acequias principales y recogieron la versión de que la
cuarta, que era denominada por los indios la “acequia vieja” (y que luego se llamó “acequia del
molino”, arroyo Acalhuacan o Tultitlan), solía desaguar, según la versión indígena, en una
laguna llamada Totoltepec, misma que se había secado por culpa del molinero, pues el
desaguadero de su molino “iba muy hondo” y por esta causa el agua se iba hacia el pueblo de
Tultitlan (que no tenía agua antes de la construcción del molino). La desecación de la laguna de
Totoltepec también les había causado a los de Cuauhtitlan un gran perjuicio porque de ella
obtenían su pesquería y recogían tule para manufacturar petates “que era su principal granjería”.
16
Por otras fuentes sabemos que la formación de lagunas artificiales mediante la conducción de
fallaron la sentencia definitiva, que decidió el nuevo sentido que tendría el sistema hidráulico del
cortina de la presa (¿caja de agua?), misma que contaría con “tomas y dactas” para distribuir el
sistema hidráulico prehispánico y también las reglas del juego respecto a su administración y
presa: una cuarta parte correspondió al molinero y tres cuartas partes a los indios. Los gastos de
las futuras reparaciones en las tomas y dactas, “sea a costa de los dichos indios en cuya
Cuauhtitlan y sus sujetos y a Tultitlan les tocó aportar la piedra y los “tesosonques” o canteros
futuro, tierras en los términos de los pueblos con derecho a agua, tendrían que dar la parte
La nueva presa de cal y canto se haría en el mismo lugar que la prehispánica y serviría
“para que en tiempo de crecientes el agua de las avenidas no inunde ni aniegue las tierras, no
absolve (sic pro:azolve) las acequias ni repartimientos”. Esto quiere decir que la presa derivadora
4
17
almacenaría y regularía la corriente del río y en la de secas se abriría para permitir la irrigación
agrícola.
Entre 1587 y 1589, fechas entre las cuales se dictó primero la sentencia antes citada y
presentaron ante la Audiencia su oposición a lo determinado. Sus argumentos nos sirven para
“...siempre se habían valido y aprovechado y servían del río que llaman de San Juan
Atlamican, que pasaba en medio de los dichos pueblos más debajo de la toma y presa que
los de Cuauhtitlan solían hacer en tiempo de riego…, la cual dicha agua respecto de la
cual se habían asentado y poblado donde estaban los dichos pueblos les había servido a
ellos siempre para su beber y sustento y para regar todas sus tierras”.
Por estas razones pidieron a la Audiencia que el agua del río “habiendo ellos (los de
Las distancias de los poblados, si tomamos a Cuauhtitlan como punto de referencia, dan
idea de la gran extensión del sistema hidráulico del río Cuautitlan: Teoloyucan, 9 km,
riego y navegación
18
La experiencia histórica de las chinampas y del medio lacustre-chinampero del sur de la cuenca
agricultura intensiva de riego prehispánico que persistió hasta el siglo XX en manos de los
propios campesinos, con pocos cambios en sus formas básicas de manejo hidroagrícola gracias al
escaso atractivo que significó este tipo de espacio lacustre representó para los españoles. Aunque
no sin mermas importantes, los chinamperos lograron retener en sus manos partes de sus
territorios y con ello continuar practicando su agricultura y otros usos. La desecación posterior
de sus territorios (siglos XIX y XX) fue la que finalmente afectó a la chinampería hasta casi
desaparecer.
La cuenca de México era originalmente un vaso cerrado que contenía varios lagos de
lagos verdaderos y de pantanos, que ocupaba entre 800 y 1000 kilómetros cuadrados de
superficie. La situación cambió a partir de principios del siglo XVII en que los españoles
iniciaron una obra de drenaje artificial que más tarde dio salida parcial a las aguas de la cuenca
En la época de la conquista (ca. 1519) la orilla del sistema lacustre se encontraba a una
altura promedio de 2 240 metros sobre el nivel del mar y la profundidad de sus vasos variaba de
componía de seis grandes lagos, que se conocen con los nombres de las poblaciones más
importantes de su vecindad en ese tiempo. El de Texcoco ocupaba el centro, era el mayor y más
bajo y a él concurrían las aguas de todos los demás. Estaba dividido en dos por un dique o
albarrada artificial (conocido como Nezahualcoyotl), que formaba dos secciones conocidas como
oriente y sus bordes presentaban grandes variaciones entre la temporada de secas y la de lluvias.
Sus aguas eran salinas a causa de que varios de los ríos que desaguaban en él por el oriente,
momento de la conquista, el lago de México era menos salino porque había sido aislado del de
Texcoco por medio de diques y porque recibía las aguas dulces de los ríos del poniente y de los
El lago del sur, dividido en dos por un dique, se conocía como Chalco al oriente y
Xochimilco al poniente; estaba 3 metros más alto que el lago de Texcoco y por lo mismo sus
aguas corrían hacia éste a depositarse. Sus agua eran dulces debido a que recibía de manera
superficie de Chalco-Xochimilco estaba cubierta con una capa de vegetación flotante, a manera
de capa, verde todo el año, que disminuía la acción directa de losa rayos del sol y reducía las
pérdidas por evaporación. Esta vegetación fue muy importante en la construcción y el manejo
lacustres del sur, así como en Xaltocan y en los alrededores de México-Tenochtitlan, cuando se
nombre de origen indígena: chinampa, derivado de la lengua náhuatl (de chinamitl: seto o cerca
de cañas). La historia conocida de estas parcelas se remonta quizá a 2 mil años antes de Cristo, si
bien su apogeo y máxima expansión data de los siglos XIV, XV y XVI de nuestra era.
20
Las chinampas son parcelas agrícolas de forma rectangular a manera de islotes largos y
angostos, cuyas proporciones están diseñadas para capturar por infiltración la humedad de los
canales que las rodean. La existencia de aguas permanentes con desage es esencial en su manejo
pues la porosidad del suelo y la estrechez de los islotes permite la infiltración natural del agua de
los canales y ello hace posible su cultivo continuo e intensivo. El diseño facilita también otras
operaciones del trabajo agrícola, todas manuales, como son el acarreo y vaciado del lodo para los
almácigos que se hacen cerca de las orillas, el riego artificial cuando éste es necesario, el
Las chinampas son terrenos de cultivo “hechos a mano”, es decir, artificialmente por el
Mesoamérica. Del pantano o ciénega los constructores de las chinampas obtenían los elementos
para su construcción, manejo y renovación posterior: la vegetación acuática o “cinta” con la que
las formaron, el lodo para construirlas, renovarlas y para hacer los almácigos, el agualodo para
irrigarlas y abonarlas; el agua para irrigarlas y en general la humedad necesaria para tenerlas en
constante producción.
presencia española, así como la explotación por éstos y el final de “casi todo lo que podía
llamarse imperial en los asuntos aztecas” (como lo expresara Gibson 1967), tuvo efectos directos
hidráulico que permitían el manejo agrícola de las chinampas. El abandono de las obras de
control produjo inundaciones y el anegamiento de las chinampas, sobre todo de las interiores. La
nivel regional pues los asentamientos medianos y pequeños del interior de la chinampería (casi
148, localizados por el arqueólogo Jeffrey Parsons 1982), fueron abandonados y casi
desaparecieron a la vuelta del siglo XVII. La región se fue transformando en una enorme
los vasos lacustres. Por ejemplo, en 1569 Bernardino Arias solicitó un solar y huertas en una
zona de chinampas, cercana a la chinampería del pueblo insular de Cuitlahuac (hoy Tláhuac)
(AGN, Tierras, vol. 2681, exp. 6, f. 2; núm. de catálogo 978/0234). El mapa que se realizó,
patrón de asentamiento que los arqueólogos habían documentado a través de métodos como el
observan algunos pequeños núcleos poblados en islotes en medio de la chinampería (en el plano
invadida ya por tule (señal de abandono) que el español solicitaba. Se observan las unidades de
medida en maitl o braza indígena, y las cantidades señaladas con puntos (un punto= 1) y
banderas (1 pantli = 20): 180 por 118 por 190 maitl (braza equivalente a 2 metros
aproximadamente según Matías 1984:18-19). Las glosas en los pequeños poblados en islas nos
dan a conocer sus nombres: Santa María Magdalena Michicalco, Tepetlapan, Santo Domingo,
Tequixquiapan y Cuitlahuaca.
22
insulares habían desaparecido y predominaban los de mayor tamaño que hoy subsisten, casi
todos situados en las orillas, que subsistían del cultivo de sus chinampas cercanas y de la
explotación, consumo y venta de los productos biológicos acuáticos que el medio lacustre les
ofrecía.
La ganadería española influyó de manera peculiar en los patrones de uso del territorio
lacustre. Desde el siglo XVI hubo intentos de diversos colonizadores por conseguir del rey
mercedes de sitios de ganado mayor y menor para establecer estancias y ranchos en las ciénegas
cubiertas de vegetación, que escondían los restos de las antiguas chinampas abandonadas a causa
de la despoblación. Si bien es cierto que algunos de estos ranchos y algunas haciendas agrícolas
se fueron fundando en el transcurso de los siglos XVII y XVIII, nunca llegaron a tener la
importancia que en otras regiones de México. Se ubicaron más bien en las orillas, a partir de las
bordos, estacadas y zanjas que avanzaban y penetraban lentamente sobre los vasos lacustres
(Rojas 1973:56). El efecto de estas obras fue desastroso para las comunidades por la reducción
de las crisis durante los años muy lluviosos. Las quejas de los pueblos ribereños de Xochimilco
eran frecuentes en esos momentos porque sus chinampas y aun sus casas se cubrían con agua
Los dueños de estos ranchos y haciendas fueron los principales promotores del drenaje
artificial del vaso de Chalco, iniciado a mediados del siglo XIX. Más tarde se condujeron los
manantiales de Xochimilco a la ciudad de México para abastecerla de agua potable; ello ocurrió
23
a principios del siglo XX. A medida que éstos se agotaron, se excavaron pozos hasta alcanzar
mantos cada vez más profundos, abatiendo el nivel freático y causando hundimientos de suelo en
la región.
El golpe mortal a la chinampería fue consumado en los 1950, cuando los canales se
secaron por completo. Las comunidades chinamperas iniciaron entonces diversas gestiones hasta
PALABRAS FINALES
Enseguida presentaré, en forma sintética, los rasgos principales de cada uno de los casos
Cuernavaca
Sistemas de escala regional, con aguas permanentes; sistemas con canales y represas
derivadotas; conducción por canales. Asociados con agricultura intensiva (algodón, máiz, frijol.
Apropiación temprana de las tierras irrigadas en manos de la nobleza indígena por los
transformación tecnológica está poco investigada, pero se sabe que los españoles construyeron
Pérdida del control indígena sobre las tierras y el manejo del sistema y del sentido de su
uso: de riego a fuerza hidráulica y riego, regulación mediante cajas de agua; o del riego en cierto
orden y bajo control de la población, al riego controlado y distribuido por los españoles.
24
Apasco
Sistemas de escala regional con aguas permanentes; sistema por canales y represas. Asociados
establecido al parecer compitió pero no cambió el sistema. Pérdida gradual del control territorial
y del agua como efecto de los fenómenos poblacionales, agudizada a partir del siglo XVII.
Tepetlaoztoc
Sistemas de pequeña escala, asociados con tierras de temporal. Aguas torrenciales de tiempo de
Tierrras y sistemas usados por los campesinos hasta el siglo XVII (aproximadamente), y
Cuauhtitlan
Sistema de escala regional con agua permanente y asociado con agricultura intensiva.. Obras de
desvío de un río caudaloso y permanente durante la época prehispánica (siglo XV) y creación de
un amplio distrito de riego. Presa temporal que se reparaba cada año en el tiempo de secas para
irrigar en esa temporada, hecha con grandes inversiones laborales; cuatro acequias que partían de
ese punto (Altamican), la cuarta de las cuales era el antiguo curso del río y que desembocaba en
del sistema y afectó a los pueblos de toda la región. El gobierno virreinal intervino para dar un
nuevo orden al sistema: construcción de una presa permanente con tomas y dactas hecha de cal y
25
canto; pautó también quién controlaría y aportaría los recursos para su construcción y
Xochimilco
Sistema de gran escala con riego permanente por infiltración en una región lacustre-pantanosa
general (cuenca de México), donde las grandes obras y el control sobre el sistema lacustre pasan
compuertas, grandes canales de navegación y drenaje, etc.). Las obras locales quedan a cargo de
maquinaria), el drenaje avanzó, sin acabar con la chinampería, que se conservó en la orilla sur
Acuña, René (ed.). Relaciones geográficas del siglo XVI: México. México, UNAM, 1986, t. II.
Barrett, Ward. La hacienda azucarera de los Marqueses del Valle (1535-1910), México, Siglo
XXI, 1977.
Códice Osuna. Pintura del gobernador, alcaldes y regidores de México, Madrid, Ministerio de
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Galván Rivera, Mariano. Ordenanzas de tierras y aguas. Facsímil de la quinta edición de 1868,
Matías Alonso, Marcos. Medidas indígenas de longitud (en documentos de la ciudad de México del
Matrícula de Tributos (Códice de Moctezuma). Museo Nacional de Antropología, México (Cod. 35-
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SEP/INAH, 1973.
Pseudo-Juanelo Turriano. Los ventiun libros de los ingenios y de las máquinas, 2 t., Madrid,
Rojas Rabiela, Teresa. “Aspectos tecnológicos de las obras hidráulicas coloniales”, en T. Rojas
Rabiela, Rafael Strauss y José Lameiras, Nuevas noticias sobre las obras hidráulicas prehispánicas
reconstrucción de la albarrada de San Lázaro (1555)”, en Ingeniería, vol. LI, 1981, pp. 98-115.
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---- "La agricultura en la época prehispánica", La agricultura en tierras mexicanas desde sus
--- (coord). Agricultura indígena: pasado y presente. México, CIESAS (Ediciones de la Casa
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---- “La agricultura y el riego en Mesoamérica”, Gran Historia de México Ilustrada, 53,
---- “La tecnología agrícola”, en Linda Manzanilla y Leonardo López Luján (coords.) Historia
Rojas Rabiela, Teresa, Rafael A. Strauss y José Lameiras. Nuevas noticias sobre las obras
Sahagún, fray Bernardino de. Historia general de las cosas de Nueva España, México, Editorial
Simeon, Remi. Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana redactado según los documentos
impresos y manuscritos más auténticos y precedido de una introducción, México, Siglo XXI, 1994.
Warman, Arturo. ...Y venimos a contradecir. Los campesinos de Morelos y el Estado nacional,
RESUMEN
La ciudad de San Luis Potosí, capital del estado con el mismo nombre, en los últimos
50 años ha experimentado un notable crecimiento demográfico y en los últimos 30
años ha incrementado su planta industrial, esta última se localiza mayormente en la
denominada Zona Industrial. El crecimiento demográfico y el aumento de la planta
industrial ha ocasionado un incremento en la demanda de servicios públicos e
infraestructura. En la ciudad de San Luis Potosí, la industria actualmente ocupa
espacios que eran destinados para uso agrícola y demanda el 14 % del total de agua
que se extrae del acuífero. Sin embargo, ocupa el 30 % de la mano de obra de la
ciudad. Esta ponencia, analiza el impacto ambiental que ha provocado el cambio de
uso de suelo de agrícola a industrial y revisa los factores que han incidido en que la
población capitalina se manifieste de manera aislada en contra del crecimiento
industrial y por lo tanto en su competencia por el uso del agua.
INTRODUCCION
San Luis Potosí, la capital del estado de San Luis Potosí, en los últimos 50 años ha
requiere para procesos de enfriamiento, como para procesos en los que se consume
una buena parte de ésta o en los que se genera agua residual con altos contenidos de
contaminantes.
En la ciudad de San Luis Potosí, la industria actualmente ocupa espacios que eran
destinados para uso agrícola y demanda el 14 % del agua que se extrae del acuífero.
Este artículo, analiza el impacto ambiental que tiene el cambio de uso de suelo y
revisa los factores que han incidido en que la población capitalina se manifieste de
ANTECEDENTES
Información Estatal:
En el Estado de San Luis Potosí actualmente se usan 1 577 millones de m3/año para
satisfacer la demanda de todos los usuarios. Para uso agrícola se destinan 1 352
millones de m3/año, para uso doméstico se destinan 166 millones de m3/año y para
las áreas urbanas, de este volumen únicamente se trata el 6 %, el resto llega, sin
tratamiento, a cuerpos de agua, provocando con esto la contaminación de ríos,
Datos poblacionales:
denominada Presa San José; a la Subcuenca Río Santa María Alto corresponde el
que desde 1950 la población del municipio era considerada como urbana, con un
para el año 2000 a un valor de 96 % con una población total de 670 532
provocado por la migración de las zonas rurales, que genera la creación de fuentes de
potable) modificándose este porcentaje para el año 1995 cuando se alcanzó el 97. 5
%.
Disponibilidad de agua:
La precipitación pluvial en el municipio varía desde 168.7 mm para el año más seco
hasta 530 mm para el año más lluvioso, concentrándose en los meses de mayo a
septiembre.
cual es considerado como un río intermitente; sobre el cauce del mismo se han
La ciudad de San Luis Potosí, tiene 126 fuentes de abastecimiento de agua potable,
la dependencia que se use como fuente, incluso en algunos casos oficinas de la misma
operación.
Demanda de agua:
porcentaje de viviendas que poseen sistema de medición del uso de agua potable es
muy bajo. Aquí del total de usuarios registrados, únicamente 53.42 % disponen de
medición. Para el caso del uso industrial se tienen registradas 1 435 tomas, de las
cuales únicamente 334 cuentan con medidor y para el caso del uso doméstico se
tienen 185 909 tomas registradas y solamente 98 769 cuentan con medidor.
Para el caso de los usuarios industriales se tiene que solamente 126 de los 334
registrados tienen medición confiable del uso de agua potable. En la denominada zona
Según CNA (2002), la demanda media de agua potable para uso doméstico es de
35.779 m3/bim y para uso industrial es del orden de 355.066 m3/bim, esto se
traduce en 1 209.255 lps para uso doméstico y 96.986 lps para uso industrial.
PROBLEMÁTICA
satisfacer las necesidades de la población se extraen 2 400 lps (76 Mm3/año) del
acuífero y 210 lps (7 Mm3/año) del sistema de presas, en conjunto suman 2 610 lps
Para satisfacer la demanda de agua del sector agrícola se extraen 35 Mm3/año del
del orden de los 84 Mm3/año, se tiene entonces una sobreexplotación del acuífero.
extracción del acuífero, que existan zonas dentro de la ciudad que sufran el desabasto
industria y de este modo reducir el impacto ambiental y social que ocasionan los
Impacto en la sociedad:
alguna forma estar en contra de nuevos empleos. Dejándose de lado el impacto que
la ciudad.
2) Desde los años sesentas y setentas del siglo pasado, ha sido política pública
manifestó: “En San Luis Potosí, la industrialización es vital. Por eso el Gobierno del
Estado, desde hace muchos años ha propiciado su industrialización donando terrenos para
“Para la población del estado solo se cuenta con 216 millones de pesos anuales” y agregó
A pesar de esto, en 1977 el Gobierno del Estado donó una superficie de 12 915 m2
año se decía que la industria asentada en la capital era variada desde productos
acelerado de industrialización.
Es probable entonces que por estas dos razones la población en general, la cual sufrirá
impactado por las políticas públicas de incremento en el precio del agua potable, no
es capaz de sentir la competencia en el uso del agua por la industria. Esto puede
provocar que la idea de los mercados de agua se implemente de forma rápida, aun
representan un porcentaje alto de los usuarios morosos con una deuda de 21.6
resto del país (OPS, 2000). Esto puede interpretarse como que no existen impactos
ambiente, limita el reuso del agua y por lo tanto genera contaminación de las fuentes
de agua potable, generando con esto que en el corto plazo la disponibilidad de agua
desalojada por varios canales (colectores a cielo abierto), dentro de los cuales se
tanque Tenorio descargan siete canales, los que en conjunto ingresan 738 lps de agua
Entonces, se puede ver que el impacto que tiene y puede tener el agua residual
considerable por lo que es necesario tomar las medidas necesarias que permitan
depresión natural a la cual descarga el colector general de la zona industrial del Potosí
contaminantes. Se menciona además que ésta agua puede ser tratada por medios
biológicos, y que la influencia de las descargas industriales hace que exista una
metales pesados.
Por lo que muy probablemente se este impactando el acuífero ya que este no puede
que se demanda que según CNA es del orden de los 8 Mm3/año, es decir existe una
afectado la recarga del subsuelo y por qué esto no esta en el debate diario de los
usuarios domésticos.
La ciudad de San Luis Potosí cuenta con dos zonas industriales, ubicadas al sur de la
ciudad sobre la carretera San Luis Potosí-México; la zona industrial del Potosí
(clasificada como la segunda zona industrial más extensa del país) cuenta con una
industrial de San Luis con una extensión territorial de 1 086 ha en las que para el año
Legislatura del Estado, se creó la zona industrial “Del Potosí”. Los terrenos
expropiados para estos fines pertenecían a los ejidos La Libertad, Joya de San Elías, El
Para confirmar el área verde que se ha perdido en la zona industrial se usó fotografía
aérea escala 1:20 000 de marzo de 1995 y como referencia las fotografías aéreas del
año 1970. De igual manera se usaron las cartas topográficas y de uso de suelo escala
1:50 000.
Se encontró que existen 3301.0 ha que han sido destinadas a uso industrial, es decir
que se ha modificado su uso, el uso que se les daba a esos terrenos en 1970 se
(1970) (ha)
Total 3301.00
para uso industrial, y la otra superficie conservaba su uso. Esta situación ha sido
industrial.
En la misma tabla se puede observar que el uso predominante en la zona, era el
Entonces cuáles son las consecuencias, una es la pérdida de áreas verdes y como
Si se considera que la precipitación anual para el año más seco para la ciudad de San
Luis Potosí fue de 168.7 mm se tiene que ese año en la zona de estudio se debieron
captar 5 568 787 m3, de los cuales un 55 % debieron haber escurrido hacía los
A MODO DE CONCLUSIONES
Desde el último cuarto del siglo pasado, la ciudad de San Luis Potosí, ha seguido
mexicanas, no han considerado el impacto que aquel puede tener sobre el ambiente,
los recursos naturales de la ciudad y sobre todo del impacto que tiene o puede tener
lo que no responde ante la competencia que la industria tiene sobre el uso del agua.
BIBLIOGRAFÍA
2. Cirelli, Claudia. 1999. El Agua agrícola para las zonas urbanas: El Caso de la
México.
San Luis Potosí-Soledad de Graciano Sánchez, S.L.P. San Luis Potosí, México.
5. Gobierno del Estado de San Luis Potosí. 1994. Perfiles Industriales. Secretaria
F14A84.
F14A84 México.
591,592 y 593.
593 México
8. INTERAPAS. 1999. Plan Maestro para el mejoramiento de los servicios de agua
ESTRATEGIAS Y ARQUITECTURAS
DEL AGUA GRAN CANARIA (Siglos XV-XX)
Sumario:
1. Las estrategias hidráulicas aborígenes,
2.- La Colonización europea:
nuevas tecnologías y estrategias,
3.- L a evolución tecnológica de la agricultura
de exportación (Siglos XIX y XX),
5. Conclusión,
6. Bibliografía.
FIG. 2. CANTONERA DE LA
ACEQUIA REAL EN EL CENTRO DE
LA CIUDAD DE ARUCAS. AL FONDO
EL EDIFICIO DE LA EMBLEMÁTICA
HEREDAD DE ARUCAS FIRGAS.
6
FIG. 4. ACEQUIA DEL VALLE DE LOS NUEVE (TELDE), EN DIRECCIÓN AL CUBO DE UN VIEJO MOLINO DE
AGUA.
8
2.2.3.- Los tanques y albercones
Otra de las obras hidráulicas más tradicionales de Canarias presentes en
muchas islas desde la época aborigen y perfeccionadas progresivamente en desde los
primeros años de la colonización fueron los tanques y albercas. Son obras de
mampostería donde la piedra es el principal material bien en la mampostería
ordinaria o bien en la de piedra y barro aunque el revestimiento interior se
impermeabiliza con la argamasa de cal y arena.
Por lo general los primeros tanques servían para regular el regadío y
aprovechar al máximo los caudales del turno o dula, por lo que estimamos que
debieron tener una capacidad muy limitada quizás de 30 a 100 m3 como media
aproximada, de planta cuadrangular u ovalada (fig. 5). Cuando llevaban una planta
circular se les denominaba albercones. En la mayoría de los casos estos tanques se
construían aprovechando oquedades naturales o artificiales del terreno a fin de evitar
costosos muros de contención de ahí que aparezcan de planta oval con la mitad de su
perímetro encajado en el terreno y la otra mitad de obra de fábrica que resiste la
presión por la propia gravedad de la obra (fig. 6). Este encajamiento de la obra en el
terreno se debe también a que la mayor parte del suelo de las islas es montañoso con
la consiguiente necesidad de nivelarlo en este caso con una excavación. Otro tipo de
construcción similar son las charcas, recipientes de planta redonda u oval (fig 6.),
encajados en el terreno arcilloso con poca o casi ninguna obra de fábrica para la
contención de las aguas, técnica que a finales del siglo XIX derivaría en la
construcción recipientes mayores, los llamados tanques de barrial (fig. 7), que son la
base de las modernas balsas. Los tanques, charcas y albercones antiguos tenían un
sistema de evacuación del agua, la bomba, muy simple pero ingeniosa: un palo
vertical que taponaba el orificio de salida (abierto en una piedra de cantería situada
en el fondo de la obra) con la simple presión del mismo. Este palo se introducía a
través de una o dos piedras agujereadas que, embutidas en el muro, hacían de guía
(fig. 6).
Muy curiosos son los tanques-cuevas, oquedades perforadas en capas de
materiales volcánicos piroclastos (tobas), impermeables fáciles de excavar y en otros
sobre capas de almagres (arcillas compactas rubefactadas por una colada de lava
superior ardiente que la hace impermeable y retiene el agua), por lo que la estructura
hidráulica está asociado al primitivo manantial (fig. 8).
9
FIG. 8. INTERIOR DE UN TANQUE CUEVA, EN LAS MEDIANÍAS DEL NORTE DE GRAN CANARIA. MONTAÑA ALTA.
GUÍA
11
FIG. 10. POZO DEL OESTE DE GRAN CANARIA. ESTA TIPO DE OBRA HIDRÁULICA MARCÓ, A LO
LARGO DEL SIGLO XX, TODA UNA CULTURA Y TECNOLOGÍA
15
FIG. 11. GALERÍA DE AGUA EN EL MACIZO DEL SUROESTE . IMAGEN TOMADA DESDE EL INTERIOR
HACIA LA BOCA DE SALIDA.
16
Para la elevación del agua de los pozos, desde finales del siglo XIX
comenzaron a importarse las primeras norias de fundición para ser accionadas
bestias. A principios del siglo XX comienza la generalización los aeromotores de
importación en el área del Sur de Gran Canaria, La Aldea y Fuerteventura, de diversa
procedencia y marcas como Aermotor, Samson, Dempster, Dandy, Challenge, Flint
and Walling (EEUU), Climax (Inglaterra), Adler (Alemania) Huracán, Velox
(España), etc. La posición de los puertos canarios en la ruta de Ultramar entre tres
continentes, beneficiados con las franquicias autorizadas desde 1852, generaron la
llegada de tecnología hidráulica de países extranjeros industrializados de uno y otro
lado del Atlántico. Al finalizar este ciclo de importación de tecnología hidráulica,
encontramos censados en las islas de Gran Canaria y Fuerteventura, las del mayor
número de pozos, unos 663 aeromotores de los 415 eran de fabricación
norteamericana (416, marca Aermotor; 68, Samson; 21, Dempster y 5, Dandy).
Los molinos americanos, como así se les conocía, se caracterizaban por estar
construidos con materiales de alta calidad; una estructura metálica galvanizada, un
sistema de transmisión conformado por engranajes de desmultiplicación en piezas
fundidas y con un par de motor muy bajo que permitía aprovechar los vientos más
suaves.
FIGS. 14.- MOTOR STOVER, QUE SE APLICÓ EN LA ELEVACIÓN DE AGUA DE POZOS POCO
PROFUNDOS, ACOPLADOS AL SISTEMA DE BOMBEO DE UN AEROMOTOR. ABAJO.
18
Al finalizar esta edad de oro de los pozos, hacia 1977, había censado en Gran
Canaria nada menos que 2.192 motores con una potencia total de 81.566 CV
(SUÁREZ, 1994: p.144). Pero la llegada del fluido eléctrico a todos los puntos de
nuestra geografía y las nuevas tecnologías hidráulicas, determinaron la sustitución de
los mencionados motores térmicos y bombas de pistón por las muy operativas y
baratas bombas eléctricas, en el último cuarto del siglo XX, momento en que el rico
acuífero insular, sobreexplotado después de los años 30, no pudo resistir aquel
incesante bombeo de los motores. A principios de los años 80 se hallaba
completamente agotado. Fuentes y manantiales que fluían desde miles de años atrás
ya habían desaparecido y los pozos cada vez más profundos ante un ritmo de
descenso del nivel freático de 5 metros por año.
En la historia de la ingeniería hidráulica canaria no debemos olvidar la
fabricación de tuberías de cemento para la conducción de agua, por el histórico
empresario inglés, Mr. Leacock, en el Agujero de Gáldar, personaje muy vinculado
con el sector agrícola quien hasta 1936 promocionó la innovación tecnológica y
comercializó a créditos, entre los agricultores, diversos materiales hidráulicos
(motores, bombas, tuberías, etc.) y, sobre todo, la amplia gama de motores diesel de
la casa inglesa Ruston (fig. 18).
La febril actividad de los talleres canarias en fundiciones y ensamblajes para
variados bienes de equipo de los pozos y salas de máquinas, con una tecnología
propia, ofreció al mercado local productos tales como cabrestantes (molinetes),
rondanas, varillas, tubos, cacharrones, jaulas, etc. así como reparaciones y
19
fundiciones de diferentes piezas de los motores de importación.
FIGS. 16 Y 17. JAULA PARA BAJAR AL FONDO DEL POZO Y EL SISTEMA DE CIGÜEÑALES Y A LADERECHA
SISTEMA DE CABEZAL Y POLEAS PARA ACCIONAR LAS VARILLAS DE UNA BOMBA DE PISTÓN.
20
FIG. 18. MOTOR RUSTON PARA ACCIONAR LAS POLEAS Y SISTEMA DE BOMBEO EN EL MISMO POZO.
VALSEQUILLO
Fig. 18. PRESA DEL CALABOZO (EN ARCO) Y EL CANAL QUE BAJA LAS AGUAS DE LAS MEDIANÍAS ALTAS.
(GUÏA) UNA OBRA POCO RENTABLE POR TENER UN VASO DE POCA CAPACIDAD.
FIG. 20. PRESA DE PINTO (EN ARCO). ARUCAS. EL PRIMER GRAN EMBALSE QUE SE CONSTRUYE EN
CANARIAS, A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX. UNA OBRA HIDRÁULICA EXCELENTE EN CANTERÍA AZUL DEL
LUGAR.
23
FIG. 21. PRESA DE CAIDERO DE LA NIÑA (GRAVEDAD). BARRANCO DE TEJEDA.LA PRIMERA PRESA
LEVANTADA CON HORMIGÓN CICLÓPEO, EN CANARIAS, A MEDIADOS DEL SIGLO XX Y
UNA DE LAS MÁS RENTABLES POR SU CAPACIDAD Y LLENADOS.
CONCLUSIÓN
6.- BIBLIOGRAFÍA
BENÍTEZ PADILLA, S. (1959): Gran Canaria y sus obras hidráulicas. Las Palmas.
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271. Edit. B. López y Melgarejo M. Universidad de Alicante. Salamanca.
PÉREZ MARRERO, Luis (1990): "El proceso de privatización del agua en Canarias", en
Anuario de Estudios Atlánticos, nº 36.
Plan Hidrológico de Gran Canaria (2000). Cabildo Insular de Gran Canaria.
La segunda oportunidad
El ciclo de sequía se iba alargando, el volumen de agua almacenada en los
embalses se había reducido a 4.418.853 m3, a comienzos de la zafra 1995-1996,
reservas que sólo asegurarían el regadío de los cultivos un año más. Es cuando se
produce el segundo proyecto de desalación de agua de mar, de participación
común. La iniciativa parte de un grupo de propietarios y tratan de implicar al
Ayuntamiento, a fuerzas políticas y a la histórica Comunidad de Regantes Aldea
de San Nicolás para aprovechar su infraestructura de distribución. La comisión
promotora consideró a esta comunidad como el organismo más indicado para
gestionar el proyecto, habida cuenta que aparte su infraestructura todos los
agricultores y Ayuntamiento eran partícipes de la misma. El tema fue llevado a
varias juntas generales pero algunos partícipes hipercríticos o con intereses
especulativos en el mercado local del agua hicieron fracasar la gestión frente a la
inhibición de la mayoría que aún mantenía las esperanzas de la llegada de las
lluvias, que si bien hicieron su presencia, entre diciembre de 1995 y marzo de
1996, acumulando en las presas 5.202.199 m3 más lo que suponía un total de
7.821. 817 m3, volumen insuficiente para asegurar el regadío de dos temporadas
agrícolas.
A la tercera, va la vencida
Tres años después, a finales de 1999, la crisis se agudizaba por el pertinaz
ciclo de la sequía, con el consiguiente agotamiento de los recursos hídricos tanto
de las presas como de unos pozos cada vez más sobreexplotados. Nuevamente, el
fantasma de la sequía amenazaba la potencial pérdida de las cosechas de la
temporada 1999-2000; parecía increíble, la historia volvía a repetirse y, por
tercera vez, en seis años de crisis cíclica. Como consecuencia de ello, ya estaban
en marcha dos grandes proyectos de desalación de agua de mar, uno del
Ayuntamiento y Consorcio Insular de Agua de Gran Canaria para el abasto
público y otro de las dos grandes cooperativas agrícolas. La lección estaba
aprendida pero muy tarde; además, ¿por qué no refundirlos en una sola
instalación?
LOCALIZACIÓN EN EL VALLE DE LA ALDEA DE LAS DESALADORAS (1976 A 2000).DE
AGUA DE MAR: 1. POTABILIZADORA MUNICIPAL POR COMPRESIÓN A VAPOR (1976) Y 2.-
PLANTA DESALADORA CONSEJO INSULAR DE AGUAS-AGRICULTORES (2000). DE AGUA
DE POZOS: 3. MUNICIPAL DE LOS MANANTIALES; 4. HNOS. MONTESDEOCA; 5. HNOS.
SEGURA; 6. ARMANDO ROMERO; 7. ANGULO SAT FUREL, 8. COPAISAN; 9. CASA
NUEVA.
Captación del agua bruta por filtración en pozos a la orilla del mar
El agua del mar extraída en ocho pozos de captación perforados en la
playa, en dominio público, es impulsada desde los mismos, a través de una
bombas eléctrica sumergibles, hasta punto regulador, y desde ahí por un colector
general, barranco arriba, a lo largo de 640 metros con un desnivel del 1.25% hasta
los depósitos reguladores de agua bruta.
La captación del agua bruta a través de pozos ha tenido problemas por los
condicionantes geomorfológicos del subsuelo y por las riadas del barranco como
la del 23 de diciembre de 2001, que por contaminación del agua (partículas), las
plantas se paralizaron durante dos semanas (ver fotografías del Anexo). Una vez
que el agua bombeada llega a los estanques reguladores, para garantizar las
condiciones óptimas requeridas en la alimentación de los bastidores de ósmosis
inversa, se efectúa primero una serie de pretratamientos para luego impulsar el
agua hacia las membranas.
La desalación por ósmosis inversa
La ósmosis inversa, está en contraposición con la ósmosis directa o
natural, la que se produce en la Naturaleza cuando dos soluciones salinas de
diferente concentración están separadas por una membrana semipermeable y
ambas tienden a igualar sus concentraciones, pasando a través de la membrana
solvente de la menos a la más concentrada diferentes. Si hacemos lo contrario
mediante un procedimiento artificial, aplicando la suficiente presión a la solución
concentrada, obligando al solvente a pasar a la solución menos concentrada, es
decir empujando agua (osmos del griego = empujar) por unas membranas, hemos
procedido a la osmosis inversa.
Aquí se trata de impulsar el agua del mar contra una membrana
semipermeable (de poliamida aromática), a una presión suficiente para superar la
presión osmótica y permitir el paso del agua al otro lado de la membrana,
quedando las sales retenidas. En este caso, la membrana actúa como filtro
molecular de las diferentes sales (sobre este proceso, ampliamos detalles en el
esquema anexo). Antes del proceso de ósmosis es necesario efectuar un
pretratamiento al agua del mar para eliminar sustancias nocivas para las
membranas (sólidos en suspensión, sílice coloidal, hidrocarburos, etc.). Es
primordial corregir las características del agua del mar para evitar la precipitación
de sales en las membranas. Para inhibir los sulfatos se aplican dispersantes
(hexametafosfatos o dispersantes-antiincrustrante comerciales).
4.- CONCLUSIONES
La desalación de agua de mar y de pozos salobres en Canarias representa
uno de los grandes adelantos tecnológicos de finales del siglo XX, en el campo de
la agricultura y abastecimiento de la población. Se ha convertido en la alternativa
más firme para atenuar los efectos del déficit pluviométrico de los últimos años y
el fuerte impacto ecológico que, a lo largo del siglo XX, han sufrido los acuíferos
insulares por la sobreexplotación con pozos y galerías, para abastecer a la
agricultura de exportación e industria turística.
Es extraño que una sociedad agrícola innovadora, como la de La Aldea, no
se haya sumado a los primeros proyectos insulares de la desalación teniendo un
litoral tan cercano a su medio de producción, retraso debido a varios factores:
disponer de significativos recursos hídricos naturales (presas y pozos) pero
agotables en largos ciclos de sequía y no prever tal agotamiento con la simple
observación-análisis de los hechos históricos e instalando a su debido tiempo las
nuevas tecnologías en desalación, frente a voces de opinión contrarias que sólo
perseguían objetivos personales.
La desalación de agua de mar se asume apresuradamente, con todas las
consecuencias de encarecimiento económico y problemas tecnológicos, en un
momento de grave crisis hídrica y económica, habiendo perdido un tiempo de más
de cinco años en los que sosegadamente se pudieron realizar proyectos coherentes
y rentables de desalación de agua de mar.
La ejecución de este proyecto común de desalación se realizó en tiempo
record, menos de un año a partir de la realización del proyecto, para producir
10.000 m3/día, por ósmosis inversa, con un coste final de más de 1.200 millones
de pesetas, procedentes de capitales públicos, privados y subvenciones europeas.
A lo que se unen complicados condicionantes técnicos, ecológicos y sociales que
se dan en el diseño y ejecución de este proyecto.
La Aldea de San Nicolás, noviembre de 2002.
Amanhuy Suárez Pérez
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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SUÁREZ MORENO F.: Ingenierías históricas de La Aldea. Edic. Cabildo Insular de Gran
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SUÁREZ PÉREZ, A..: “Condicionantes ecológicos, sociales y técnicos en la construcción
de la planta desaladora de La Marciega. Gran Canaria”. Inédito. Trabajo fin de carrera.
Licenciatura de Ciencias Ambientales. Escuela Politécnica Superior de la Universidad
Alfonso X El Sabio Madrid, 2002.
ANEXO ILUSTRATIVO. FIGS. A, B, C, D Y E.
FIGS. B Y C.- Uno de los pozos de
captación del agua bruta. Arriba
sondeo inicial (1999) y abajo la obra
finalizada (2000).
FIG. D.- Llegada expectante del agua producida por la desaladora al fondo del
valle, el 20 de octubre de 2000, a la cantonera de distribución (pesador de agua,
tradicional, en Canarias).
FIG. E.- Pozo de captación afectado por la riada de la noche del 23 de diciembre de 2001,
que dejó paralizada a la desaladora por contaminación del agua bruta captada en la
mayoría de los pozos. Imagen tomada a la mañana siguiente, tras el descenso del nivel de
las aguas del gran barranco.
La inundación controlada: beneficios agrícolas, ecológicos y sociales
jequihua@colpos.colpos.mx
Resumen
Introducción
Las parcelas individuales quedan inmersas en polígonos más amplios que las rodean por
bordos de tierra, semejantes a las cajas de agua que hemos visto en México, de tal manera
que los individuos particulares propietarios de parcelas, no deciden aisladamente cuando
inundar y vaciar los territorios, es la colectividad a través de las autoridades del agua.
Las tierras inundadas (que en adelante llamaremos "humedales" como término genérico)
tienen funciones ecológicas esenciales que incluyen:
b. recarga de acuíferos
c. control de inundaciones
Dada la importancia de los procesos biogeoquímicos que ocurren en los humedales, los
cuales son responsables de la transformación o eliminación de compuestos químicos y que
por lo tanto influyen fuertemente sobre la actividad biótica, es este apartado revisaremos
someramente los casos de la materia orgánica, carbono, nitrógeno y fósforo en estos
sistemas.
En los humedales los suelos son sometidos a una saturación temporal y se encuentran
fuertemente influenciados por la reducción química asociada con la saturación. Bajo estas
circunstancias, las especies químicas oxidadas son reducidas como resultado de procesos
bióticos y abióticos. Con el mejoramiento del drenaje o el secado del suelo, se produce la
oxidación de muchos de los compuestos reducidos, tanto por reacciones químicas o
bioquímicas. La inundación o saturación temporal de los suelos implica, por tanto, la
existencia de una condición de reducción y otra alternante de oxidación.
Dos elementos que son particularmente influenciados por la reducción y la oxidación son el
hierro y el manganeso, ambos considerados micronutrimentos esenciales para las plantas
cultivadas. La importancia que tienen las reacciones de reducción-oxidación sobre el
aumento en la disponibilidad del hierro (Fe) para las plantas en suelos calcáreos, ya ha sido
estudiada en los trabajos de Longoria (1973) y Ponnamperuma (1972; 1976).
La materia orgánica
Carbono (C)
En términos de la fertilidad de los suelos, los compuestos de carbono más importantes son
las sustancias húmicas. Las sustancias húmicas contienen cantidades significativas de N, P y
S en su estructura. En ausencia de oxígeno, estos compuestos son resistentes a la
descomposición, y representan con esto un almacén importante de carbono (C) y
nutrimentos en los suelos inundados. Bajo condiciones drenadas (aireación), las sustancias
húmicas son rápidamente degradadas liberando los nutrimentos.
Nitrógeno
El nitrógeno (N) se encuentra en los humedales en forma orgánica e inorgánica, ésta última
como nitrato (N-NO3) y amonio (N-NH4) disueltos. Estas dos formas químicas del
nitrógeno son aprovechables por las plantas y microorganismos. La eliminación de las
formas disueltas de nitrógeno está regulada por distintas reacciones biogeoquímicas.
En suelos saturados (humedales) el nitrato es muy inestable y a los pocos días de iniciada la
anaerobiosis, la mayor parte del N-NO3 presente se pierde como nitrógeno gaseoso (N2) a
través del proceso de desnitrificación. La desnitrificación o transformación de la forma
NO3 a NO y N2, ocurre en ambientes moderadamente reducidos (suelos saturados por 3-
4 días). En suelos con buen drenaje puede sumarse a esto la pérdida por lixiviación de los
nitratos. Las pérdidas de N-NO3 por la vía de la desnitrificación pueden significar de 10 a
78 kg/ha y por estación para suelos arroceros donde la inundación es también periódica
(Ponnamperuma, 1976). De esta manera, la aplicación de fertilizantes a base de nitratos
no es recomendable en los suelos que se inundan estacionalmente
En cuanto a la forma amonio del nitrógeno (N-NH4), en los humedales ocurre una
acumulación de ésta debido a los bajos requerimientos de N de los organismos
anaeróbicos. Por otra parte, el producto de la mineralización del nitrógeno orgánico en los
humedales es el amonio (N-NH4); en los suelos aeróbicos, el producto de esta
mineralización es el nitrato (N-NO3). En un suelo de pH = 7.5 y materia orgánica de
1.1% que es inundado por 20 días, la concentración de amonio que se genera es de unas
30 ppm (Ponnamperuma, 1976), que equivalen a 60 kg ha-1. La generación de amonio
en estos sistemas tiene un alto beneficio para la fertilidad de los suelos debido a que las
pérdidas por desnitrificación y lixiviación, que son altas para los nitratos, son menores con
este compuesto. Adicionalmente, el amonio es un catión que se fija y/o adsorbe a las
arcillas del suelo (lo cual no ocurre con el nitrato) y, por este mecanismo, constituye una
reserva de nitrógeno en los suelos. Estas son algunas de las razones del incremento en la
fertilidad que se observa en los suelos que son inundados periódicamente, en relación con
aquellos donde no se realiza esta práctica.
Fósforo (P)
Los humedales construidos y las zonas aledañas a los ríos pueden funcionar como áreas
"atrapadores", donde el fósforo asociado a los partículas sólidas suspendidas puede ser
efectivamente sedimentado (Reddy et al., 2000)
Luego de la sedimentación, a través de las reacciones descritas arriba, las partículas que
arrastran fósforo (P) son sometidas a condiciones de reducción si el suelo permanece
saturado. La reducción condiciona una disminución del pH en suelos calcáreos y un
aumento en el hierro soluble (Fe2+), éste último asociado a los fosfatos de Fe presentes en
el suelo. Estos dos factores causan un aumento en la disponibilidad del fósforo en los suelos
inundados o humedales (Scalenghe et al., 2002). Sin embargo, esta disponibilidad se
observa fundamentalmente cuando el suelo permanece saturado; si posteriormente se
establecen en el terreno condiciones de aireación, que restablecen el pH inicial del suelo, el
fósforo nuevamente se precipita y disminuye su disponibilidad para las plantas ((Wright et
al., 2001).
Localización.
La fuente de agua principal para realizar las inundaciones es el río Júcar, sin embargo otras
fuentes adicionales son la precipitación pluvial, pozos de aguas subterráneas, sobrantes o
escurrimientos de regadíos de las tierras altas y los nacimientos o "umellales" localizados en
la misma zona inundable.
Mecánica operativa
Comunidades de regantes aguas arriba y aguas abajo se coordinan para solicitar y recibir el
agua de inundación, el agua se solicita ante la Confederación Hidrográfica del Río Júcar,
máxima autoridad responsable de la administración de los embalses de almacenamiento de
las aguas en la cuenca del Río Júcar, la solicitud se hace vía la Junta de Gobierno de la
Acequia Real del Río Júcar en coordinación con las autoridades de aguas de las Juntas
Locales de las comunidades involucradas.
Una vez realizada la solicitud y confirmada la entrega de las aguas por parte de la
Confederación, el Acequiero Mayor, responsable del canal principal, se coordina con los
Presidentes de las Juntas Locales y los Celadores para establecer la fecha y posible
secuencia de inundación de los territorios agrícolas. Las fechas y la secuencia precisa varían
en función de los volúmenes de agua que existan en el canal principal, esto exige estar
monitoreando diariamente los niveles de las aguas, para la coordinación entre Acequiero,
guardas, celadores y regadores que son los directamente involucrados en el manejo de las
estructuras de control.
Períodos de inundación
Inundación de invierno
Tiene como propósito inundar los territorios y crear las condiciones de nichos ecológicos
temporales para las aves migratorias aportar agua al lago de la Albufera.
Empieza en el mes de octubre y puede durar al menos cuatro meses, de acuerdo con la
normatividad medioambiental de la Generalitat Valenciana.
Una parte de los territorios (principalmente los que rodean el lago) se inundan hasta
alcanzar su nivel (nivel de "tancat"), esto evita que el agua pase del lago hacia las tierras.
Los territorios más distantes sostienen niveles de agua apenas por encima del nivel de la
tierra.
Inundación de verano
Tiene como propósito crear las condiciones adecuadas para la siembra o plantación de
arroz, una vez introducida el agua a las tierras, se intenta sostener un nivel de agua de
"cuatro dedos" (10 cm) ("nivel de cuida del arroz") y mantener el agua bajo circulación
para evitar anaerobiosis prolongada, esto se realiza con el auxilio de motores eléctricos, el
agua cubre una ruta de circulación acequia-campo de cultivo-lago. Esta inundación dura
unos seis meses (marzo-agosto) con un pequeño intervalo de 15 días en el cual se "tumba"
el agua para "castigar" al arroz e inducir su crecimiento radicular que le ayudara a evitar el
"acame".
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