Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
QUE TE QUITES
John F. Galindo
“Por lo que un hombre acaba de mendigo, de borracho o de monstruo,
es por la luz. Y la luz no es nuestra.”
A veces, por la noche, me veo en la piel que nunca tuve, o en la que tuviste,
mientras el río sigue allí sangrando.
Flores en la basura
“La vida es como una dona de crema
sin crema y sin dona” John Hegley
Todos los lunes de febrero sueño con ser un robot asesino y aniquilar sin
piedad a los que hacen fila en el microondas de la oficina. Otros días las flores,
tan voluntariamente tristes, destruyen la soledad de este cubículo que se hace
carne. Saber hermoso el día, pero sombra.
Saber interrumpir, los viernes por la tarde, el esqueleto que nos hace una
promesa a la distancia. Saber, al cabo de los años, que la tierra es el lugar
donde debemos olvidar la tierra.
Nacen entonces sobre mí ciudades nuevas en los excesos del amor que elevan
las montañas que nos protegen. Nacen otros días menos frágiles ante el caos
vehicular y el vértigo.
Miro por la ventana y creo que la desesperación está preciosa en esta época
del año, entonces salgo de mi jaula y me dirijo al parque, me siento a almorzar
en el prado y me atacan siete mil especies distintas de insectos. Todos los días
de mi vida trato de contener la furia que el calor me otorga,
entonces junto mis manos,
escupo una oración
y agradezco a Dios por nada.
Entomología básica para amantes del punk-rock
otros días sólo soy un niño que ha escondido sus secretos en los huesos de su
madre
que ha llorado
Huimos
II
un lugar donde ladrar la vida:
caneca, mapa, olor, la posibilidad de un refugio
inventar una lengua con los dientes de la noche
he venido a inventarme
porque son míos los planteamientos del diluvio
porque voy a morir por la voluntad del olvido
*
Tal vez si pudiera habitar esta ciudad que ya no es mía
recorrer sus calles planas
aprender el difícil lenguaje del hastío
No soy esta ciudad que me habita
ni el ruido gris de sus aceras y sus parques
Trapecio-idea-otro mal sueño una estatua hecha de olores viejos
Soy un exilio en mi presencia el único dueño del bostezo
un cansancio una sombra
en la tarde oscura del rechazo y la avenida
**
Las ciudades tristes saben más de espejos que de llanto
Manifiesto monstruo
se amanece
En una ciudad gris de niños desdentados el sueño muere a dos casas de
mi madre
-una radio suena victoriosa- una mujer vieja baila sin zapatos.
Oscurece: y la casa se llena de bichitos, fragmentos de la guerra que
queda por venir, el sueño muere entre sus alas transparentes-desprendidas-
luminosas. Un niño sostiene un viejo tronco y en su cabecita una idea se
entreteje, extiende el brazo y con fuerza golpea a su vecino.
Amanece: y nuestras vecinas van al mercado en pijamas de todos los colores.
Vasos de leche-panes duros-noticieros.
Hay una frontera hermosa entre sueño y sueño, una playa sin gaviotas, sin
arena, una amante vieja de senos dolorosos que rema ebria a través de la
ciudad. Una verdad a medias en las canciones de las olas.
Es momento de ir a la montaña a ver morir el cielo, una riña de hombres
malheridos, azules y pesados que arrastran sus misterios con algo de sal entre
los ojos. Enturbia el mar esas miradas. Alguien que no ha venido hasta aquí ha
muerto hoy como mueren los gallos de pelea, alguien que no ha venido nunca
lee esta canción y muere ahora mismo. Yo también acabo mis días en los días,
cuando todos salen al trabajo y yo apenas busco el sueño –no me juzguen
de antemano- es sólo que en el día escapo al ruido, me interno en la sombra
que proyecta mi persiana, me hundo en el abismo ruin de mis
cobijas y toco a ciegas el dedo de un dios que no recuerdo. También canto, por
supuesto. Y despierto nuevamente a caminar porque la en la noche la música
es más clara.
Porque dios baila y me mira y me sonríe.
Noticias de ningún lugar
pero el crepúsculo no sabe recordar más que las voces que nos fueron dadas:
la boca cerrada ante la angustia
la luz brillante
la derrota
Hubo un día en que alguien gritó: ¡fuego, fuego!
Qué miedo me dan los que empiezan una hoja en blanco sin tachar la primera
frase, si tan sólo en el silencio las cicatrices de los hombres ganan color y
consistencia. En la radio una jodida canción me nombra.
Habla de un lugar en el que nunca estuve-de escribir un poema dando
cabezazos a la vieja máquina
Esa voz que me acribilla con su eco o la vida secreta de las palabras gastadas
en las batallas perdidas
Hace tiempo que he dejado de creer en todo: en la avaricia de los cuerpos que
se juntan y en el vacío (que es otra forma de esperanza)
.
Mucho peor que abandonar es recordar para qué habías empezado
averiada fue la luz sobre nosotros. Y el sonido de las olas espera cauto como
un espejo calculando la ilusión de la existencia.
Esa hermosa risa podrida que suena como una música temprana
Dices en voz baja tu nombre, para ti mismo, y suena como una lengua perdida
que nadie hubiese hablado durante millones de años.
Cada corazón es un cuadrado y cada bostezo una revelación. Donde la vida
encuentra un asidero el amor se empecina en destruirlo. Y en girar como una
rueda suelta. Pasan los años y sigues siendo quien la lanza la pelota y al
mismo tiempo quien va en su búsqueda. Das vueltas en triángulos y éste país
repleto de mendigos -como un calendario poblado de amores inconclusos, de
poemas no empezados- se esconde tras de ti
No seré yo quien retiña los ángulos de la derrota que acampa en nuestros ojos
hinchados de tanto ver.
así como los barcos pierden el encanto si no están a punto de hundirse y el día
más real de todos es el día siguiente al de la muerte de uno mismo, el amor
cruza sus brazos tatuados sobre la piel de dios
En las casas de mi ciudad, desde los techos de zinc desdibujados por la luz,
los niños que elevan sus cometas observan el fin del mundo frente al sol.
Ya en la tierra, los hombres de buena voluntad mienten frente al pasado en el
que duermen, en cada línea que esnifa la madre muerta.
Y en las montañas que nos miran desde arriba -como figuras sagradas,
aparecen los últimos vientos del presente- (Y pienso en el amor que no sabe
morir. En los primeros días de la muerte que espera agazapada detrás de las
cortinas y pienso en ti como alguien que descubre un agujero en la camisa-una
estrella-un planeta solitario)
hay que levantar la cara falsificar los viejos vuelos de esos niños que
aterrizaron en la nada Aprender a equivocarse: la vida es un día esquivo
una niña que recorre sus primeros pasos
pararse justo al borde del abismo y ver salir el sol y despegar como un ave
hambrienta de ojos que lo han visto todo
ahora el murciélago de mi soledad agita sus livianas alas como una mariposa
herida y su corazón silente encalla en una isla de arenas movedizas
No sé querer ni soñar un poco
***
I
Una mancha de gasolina es un arco iris y todo lo que proyecta no es más
que su seco rezongar
una X dibujada en los portales
un paisaje muerto dibujado con tiza en la pared
II
Qué se puede decir si tan sólo con estornudar morimos
como intentar volar y perder el pulso contra el viento
o el decir de las cosas rotas que vagan por ahí
todas son polvo y humedad
nombres que desaparecen como barcos
III
Las llamas iluminan la ciudad
miento y el silencio guía el tiempo en su eterno crepitar
un espejo roto en donde dios se peina
IV
Muerdo un fémur descompuesto
una rueda
la imagen de esa rueda en un anuncio de revista
hay vidrios regados por el suelo
y un miedo oscuro que parece de otra parte
V
Muerdo el cadáver de una niña
su muñeca
marco mis dientes en su cuello
en su sexo que olisquea fuego
grabo su cara
muerdo sus dedos
VI
Uno mira un incendio y el humo crea formas
es reacción es plasticidad
Uno mira su sombra en un charco
y una imagen sorprendente se ilumina
Uno ladra a su reflejo y la ciudad se enciende con las últimas estrellas
VII
Renombrar las cosas, la vida de esas cosas, marcar una X sobre las cosas
bautizadas, olfatear el fuego; nombrarlo océano, no desilusión más bien
entretención: cosas que suceden
palabras
imposibilidades
errores
suturas
cosas que nadie entiende
desorden
VIII
marco el camino que he seguido hasta llegar aquí
como la reescritura de uno mismo
o una oreja que se escucha llorar
un espejo hecho de nombres nuevos
IX
Esta mujer con la que sueño y en la que derramo todo el fervor esquivo de las
cosas, esta mujer inmaterial que me maldice y me sentencia, que finge ser
invierno, que vierte su sombra sobre mi casa derribada sin saberlo.
Esta reserva de golpes que me han tumbado hasta perder los dientes:
a) Conozco más cosas que me han matado, que cosas que me han hecho más
fuerte
b) Yo soy punto de partida de todas las guerras perdidas por los hombres
sé que como yo hay miles, que tener malas ideas también es otra forma de
pensar y por eso el testamento del amor está lleno de empujones
he intentado revertir el curso de la vida
Despertar del sueño y encontrarse con la vida, nada más y nada menos.
Las lágrimas de después de matar a alguien saben más de la vida que
nosotros mismos
Es verdad que todos los senderos conducían a este precipicio diario en donde
esconder la muerte; lo preocupante aquí no es la mano diminuta que empuña
un arma sino los labios que anticipan la palabra
podrían las lágrimas hundir un barco
pero hace tiempo que la vida ha remado hacia la orilla
a veces la gente dice cosas que no piensa porque siente otras que no dice
*
Supongo que no dejaré de ser nunca el niño que veía algo cada vez que
miraba a un sitio donde no había nada
Existe una enigmática belleza en no saber nunca lo que va a pasar
No tenemos sangre entre las manos –tan solo esta rutina calcinándonos los
huesos- examino la estupidez de nuestros actos
y trazo un mapa en la espalda plana de la rubia muerta
No me arrepiento
Y así vamos desconcertados
bajo una tormenta salivada por ese ronco dios que juega a la pelota con
nuestras cabezas buscando la señal que nos dirija al lugar en que los niños se
juntaron por vez primera la línea en que la vida nos devuelva
la ignorancia Hay que salir bostezar y levantar los brazos
destruir la laboriosa rutina de estar vivos
Sepultarnos
comenzar de nuevo
sorprendernos con la lluvia bautismal de los primeros días
A lo mejor la vida consiste sencillamente en no entender nada, pero estar
dispuesto a comprenderlo todo
(uno)
(dos)
(tres)
(cuatro)
(cinco)
Origen del desastre esta ciudad, el sexo después de las patadas, la fuente del
frío y la estampida, callejuela perdida, puño insomne. He olvidado el lenguaje
de las cosas, la danza del absurdo, la palabra innecesaria, rio de nuevo ante el
equilibrio de la calle, ante la voz del ruido y el ruego de mi madre, que no viene,
ni sepulta, todo aquello que no he visto. Apártate de mí de una vez por todas y
no vuelvas, que el rio de mi sangre delimitará el camino, que la noche del inicio
ya se acerca, rio nuevo, mar sin fondo, pedazo de ciudad esta ciudad. Ciudad
sin nombre esta ciudad, treinta y nueve años tuve que huir hacía el desierto y
treinta y nueve años para asimilar la angustia de las cosas, la risa de los niños
que sonríen con sus dientes nuevos, la distancia entre dos puntos muertos, la
insaciable vocación de la tristeza.
Avanza
-se hace tarde-
No pronuncies mal mi nombre
desintegro el silencio largo de los días
***