Sei sulla pagina 1di 67

NO HACE FALTA QUE TE DIGAN

QUE TE QUITES

John F. Galindo
“Por lo que un hombre acaba de mendigo, de borracho o de monstruo,
es por la luz. Y la luz no es nuestra.”

Leopoldo María Panero


No amarás
Como una lluvia hermosa en las avenidas, el amor atraviesa las heridas de los
hombres infectadas por el tiempo. Y el animal silencioso que se deja advertir en
nuestras calles, llora un débil llanto en el que la piel se baña con cruces de
madera (no es nuestra la muerte, una vez más han bautizado nuestras marcas,
detenido nuestras guerras dos inviernos)
Y qué importa si la piel que se cuartea es la que reza. Si la forma del mensaje
es lo que cuenta, se desbarata entonces la apariencia inmaculada de una idea,
roída por el asco vuelve somnolienta a sepultar el miedo. Vuelve como un hijo
enfermo que reniega del frío de otra tierra.
Pero cuánto tiempo ha tenido el amor para dinamitar el sueño.
Y cuánta soledad callado, en su barrio sueña la sangre.
En las praderas, mordidas en cadena por la luna, ruedan las voces de esos
rebaños de hojas que viajan boca abajo hasta el final del sueño.
De ese dolor compartido,
que viene a acostumbrarse en nuestro nombre.
Pirañas en el estómago
Recoger ese maltrecho paraguas de la basura y darle la oportunidad de que te
traicione durante la tormenta. Amanecer bajo la alfombra de los días en que el
sol es tan sólo otra avalancha. A menudo el amor es más que una cosquilla o
una ventana abierta hacia la incertidumbre. Las ametralladoras despiertan con
envueltas en nuestras sábanas casi siempre angustiadas por las fluctuaciones
del mercado. El monumento que hemos levantado alrededor del corazón, cerca
de aquel río turbulento, se deja acariciar por los recuerdos de aquello que una
vez abandonamos, por las extrañas treguas de una voz y por los amigos que
tenían por consuelo una patada.

Tanto tiempo ha pasado que ahora mis batallas se encuentran en mi vientre.


Y ya no sé si el dolor es una virtud, o la mordedura de un pez que puede oler la
sangre.

A veces, por la noche, me veo en la piel que nunca tuve, o en la que tuviste,
mientras el río sigue allí sangrando.
Flores en la basura
“La vida es como una dona de crema
sin crema y sin dona” John Hegley

Una vecina me mira desde el otro lado de la ventana


Ando un poco despeinado
Un poco sucio
Un poco cojo corriendo por ahí
En el barrio los niños desmueletados
a los que alguna vez ayudé con sus tareas
ya no me reconocen
ahora juegan a inyectarse solitarias esperanzas en los brazos
Y las chicas que antes saboreaban sin sorna mis mentiras
Son las madres solitarias de hienas lloriconas
Ya nada es lo que era aquí
Mi vieja calle es ahora un cenicero repleto de ilusiones
mi madre enferma canturrea sus plegarias a mi nombre
como si mi alma muerta necesitará algún consuelo
Soy una colilla
el niño que estrena bicicleta sin saber del golpe que le espera
Soy mi propia calle
el recuerdo de los días en que escupíamos desde el puente
sin saber que años más tarde nos caería en la cara la saliva del pasado
Soy mi propia tienda, mi propio desconsuelo
la alcantarilla por donde se escurrieron nuestros mejores días
Hoy traje flores al lugar donde solía verte
un perro feo me ladró y me azaró el parche
la vida
las ganas de dejarlo todo
entonces vine a escribir este poema que huele a ti
a mí
al aroma de las flores que ahora adornan la basura
Necesito morfina y una maratón de cine de indonesia
decorar las viejas cicatrices-revisitar la ternura y la virilidad
en medio del aburrimiento escribo enamorado de la muerte y el cuerpo
con el cual bajo la noche tintineamos los huesos junto a los niños que
ponen trampas al deseo y la locura abandona este barco que naufraga

Cuento los días para la próxima temporada de la noche


Alabo las oscuras paredes florecidas de insectos y de nubes
las viejas calles oxidadas
(por donde una mano asoma y lanza una botella creyendo que es el mar)
Pierdo la esperanza en plazos cómodos
y espero impaciente a que un día -por supuesto inaccesible- renazcan los
dientes que he perdido las babas que se han ido
Necesito hacer un hueco en la agenda para bostezar
para espantar el tedio de la tarde
Hablarme en voz baja y decirme que pronto llegará la noche y que me estoy
quedando sin lugares a los que volver con la cabeza en alto
Necesito drogas blandas y una maratón de películas que no entiendo
Hay que haberla pasado muy mal para saber cuándo la historia se convirtió
en grieta]
He estado en el infierno y te he traído esta estúpida camiseta

Un recuerdo dura una sola noche


como aquella vez que me dijiste que me amabas y después limpiaste tu nariz
con mi camisa
quizá me acuerde de ti en el infierno
quizá me tatúe dolor en letras chinas para no olvidar tu nombre
las líneas de tu mano-las flores carnívoras que cuidan del pasado
-Los recuerdos suelen quitarle muerte a las cosas- dices mientras apagas un
cigarrillo en mi brazo
Como el río o las nubes entran en el mar o a la noche uno quisiera morirse
dentro de alguien siguiendo las señales del camino que apuran o reducen la
velocidad para perderse en lo profundo de otra piel más suave que un incendio
que lleva donde uno no sabe que también puede quedarse
Vacacionar en el olvido
Regresar entonces es más que un abrazo y un cartelito con letras de colores
un souvenir feo que invierte los papeles y se larga con alguien dispuesto a
amarlo para siempre porque los recuerdos se quedan en uno y al volver todo
se aleja con las ganas no cumplidas de que las palabras entren en la boca
y no vuelvan a salir
Nunca hace falta que te digan que te quites

Mi vida tenía un agujero por donde escapaba el aire en otros tiempos


tenía un árbol y una esquina y un hombre desdentado que reía
recomponer la vida es cosa seria
Un mapache muerto en los linderos del amor
Un agujero oscuro en donde mi madre ocultaba a sus amantes
y daba de comer a las vecinas
Nunca hace falta que te digan que te quites si el amor sobra
No quiero decir que bebía todo el día y que al anochecer salía a cambiar los
poemas escritos por botellas de cerveza que jamás recordaría
No quiero decir que se esfumarían como un espejismo-como por el agujero de
aquel baño húmedo y sucio donde aquella muchacha me guiñaría un ojo
sin querer saber nunca cuál era mi nombre
Mi vida tenía un agujero diminuto por donde más tarde veríamos las estrellas
por última vez y habría que seguir olvidando
y habría que seguir empujándonos para poder ver
y los días iban creciendo como si hubiera con qué llenarlos
Desde el principio la humanidad ha considerado importante rascarse la
cabeza, ver pasar el tiempo, no pecar, inventar la computadora o la rueda,
lo mismo da. Las cosas siguen siendo iguales cuando la muerte se mece
en tu sala y te sonríe mientras la miras de reojo
Una mancha en la camisa es culpa del desodorante.
El amor la misma trampa sucia que un par de bacterias se inventaron hace
3000 millones de años.
La mujer que amaste se ha convertido en un fantasma y ya no eres el lugar de
sus apariciones. Arreola era un buen tipo pero está bien muerto como todos.
Un muerto no está muerto en todos los lugares. Algunos incluso viven con sus
padres. Fornican cada noche en su recuerdo. Escriben poemas tan muertos
como este. Hablar con los muertos significa que tienes una mente sana y llena
de imaginación; no has de preocuparte si algún día eres tú quien grita cosas
desde el otro lado y nadie entiende.
La gente suele ignorar lo que no conoce.
-La muerte es cosa seria-, piensas, mientras te sacas las pelusas del ombligo y
tu vida pasa a toda prisa frente a la pantalla del asco que te dan las cosas. Hay
cosas que me encantaría que me gustasen, como los uniformes de karate, o
vivir.
La vida es poca cosa. La vida es quemarse el paladar eternamente cada vez
que algo te gusta. Por eso cuando la vida me saluda la dejo con la palabra en
la boca y me voy. La muerte en cambio es un comienzo. Un amigo que no usa
calcetines.
Algunas veces un comienzo es todo lo que necesitamos.

En mi próxima vida quisiera ser un vaquero.


Hay gente que ha nacido para ir apagando las luces que los demás se
dejan encendidas

Amar la oscuridad podría considerarse un crimen detestable,


es ver una película sin créditos finales, ciudades vueltas polvo y ceniza, amores
y sus criminales coitos, miedo y dolor pues todo mito es un lugar común y los
lugares comunes son una forma de hablar de la muerte pero sin nombrarla; por
eso todo cementerio es un libro y un laberinto tal como lo es el océano, el cielo
y el cuerpo hermoso del amigo antes de la traición que significa enamorarse de
la misma mujer, pues allí ya no hay nada más que las ganas de morirse juntos
como si acaso ese efímero adversario no fuera más que uno mismo.

Creo que nos centramos en la luz porque ya no tenemos alma


Afuera se está mejor

Todos los lunes de febrero sueño con ser un robot asesino y aniquilar sin
piedad a los que hacen fila en el microondas de la oficina. Otros días las flores,
tan voluntariamente tristes, destruyen la soledad de este cubículo que se hace
carne. Saber hermoso el día, pero sombra.
Saber interrumpir, los viernes por la tarde, el esqueleto que nos hace una
promesa a la distancia. Saber, al cabo de los años, que la tierra es el lugar
donde debemos olvidar la tierra.
Nacen entonces sobre mí ciudades nuevas en los excesos del amor que elevan
las montañas que nos protegen. Nacen otros días menos frágiles ante el caos
vehicular y el vértigo.
Miro por la ventana y creo que la desesperación está preciosa en esta época
del año, entonces salgo de mi jaula y me dirijo al parque, me siento a almorzar
en el prado y me atacan siete mil especies distintas de insectos. Todos los días
de mi vida trato de contener la furia que el calor me otorga,
entonces junto mis manos,
escupo una oración
y agradezco a Dios por nada.
Entomología básica para amantes del punk-rock

Tengo pocas cosas que decir sobre la vida


sobre el amor
sobre la muerte
sobre la forma en que se doblan las camisas
cuando uno decide irse para siempre
En cambio me gusta hablar de pingpong a mediodía
de la tristeza de mis ojos que son como fantasmas
Me gusta hablar de más
cuando me embriago entre semana
hablo mal de mis amigos
del presidente
de la amante de mi padre que es muy fea
También hablo de mis viejas cicatrices
de mis uñas sucias que son 10 de mis fracasos
de la nieve-de la playa-de una canción de los Sex Pistols
que jamás recuerdo
del perro que alguna vez tuve y que ahora
descansa en paz en el cielo de los perros
aplastados por los autos

De esa mujer que traicioné


y me hace sentir como un insecto
cada que pienso en la vida, en el amor,
en el traje que voy a lucir cuando me muera
Extinción de las cosas que no hacen falta

hay que extinguirse como un dinosaurio enfermo


amputarse el corazón y rezarle al inclemente sol que pretende achicharrar
los restos de la tarde

Preguntarse acaso si nos faltan dientes

hay días en que un dios feo me observa como un espantapájaros crucificado


frente a mi ventana

Entonces miro al cielo y las nubes son ahora cocodrilos


Entonces arranco los tréboles meados por los perros y los trago sin hundirme
Entonces proyecto la sombra de mis manos que son como serpientes
como fracturas

otros días sólo soy un niño que ha escondido sus secretos en los huesos de su
madre
que ha llorado

hay que extinguirse

una imagen poderosa viene: una niña inventa historias de fantasmas


de ese río que es la tumba y el olor de un padre ausente que decora las
esquinas de su casa -Navegar el río- cerrar bien las ventanas
enfrentar la muerte
amortiguar el miedo o matarlo:

a) No soy un meteorito ni este cuerpo que


empieza a abandonarme
tampoco el sol
ni la mujer que adora el tiempo como si fuese el mar

b) Soy el reflejo de un hombre muerto junto al televisor


una sombra dibujada en un cuaderno
una letra
las ganas de arruinarlo todo
El aire está cargado de electricidad y de fantasmas
Esta noche: el cielo de mi ciudad es un fantasma que llora mojado en una
playa de agujas mientras avanzo, tormenta tras las montañas, relámpagos
sobre fronteras en donde nacen árboles y autopistas infinitas • edificios donde
no entran ni la luz ni la derrota ni el café hirviendo ni el hijo arrebatado que llora
por su madre enferma • en charcos y parques hartos de niños que brincan
frente a las puerta de la iglesia donde vi una vez el amanecer una escalera
deforme y a la muerte fumar sonriente en su caballo
Lunas muertas
mi ropa se escapaba suavemente como una joya arrancada a esa nuca
peligrosa de los cielos • Yo era un sueño muy joven como para verme acabar
de rodillas estrangulado bajo una cruz de madera
custodiado de aves peligrosas de bandidos empecinados en reír a tripa suelta
de astros construidos por colillas • de botellas que aplaudían vacías regadas
por el suelo
Esperando el cuerpo que acabe con este cuerpo o el nombre que suplante mis
nombres pendientes • que oculte al niño que aún me toma de las manos
huyendo de las cloacas donde estrellas sepultaron sus huevecillos • donde las
cucarachas lamieron el planeta cansadas de migajas y peldaños.
Imagina una vida con alguien que nunca se fija en el cielo
Últimamente con comer bien me conformo
con domesticar la criatura que habita en mi lengua, con desnudar las manos
crispadas que acarician otros cuerpos. Desato las sogas del mundo.
Celebro con la frente en alto el amor de los hombres. En el cráneo del colibrí
y en las espinas del agua se esconde la certeza de ese amor, el alma desnuda
de esta voz que se oculta en cualquier hombre disfrazado de hombre, mientras
mi corazón sigue centrado en sus rodeos
esperando únicamente mi agotamiento
o que otra tarde diga –El cielo es agua–apoyado sobre un brazo dormido
o vuelva otra vez al polvo de mis angustias: los huracanes arremetiendo contra
el olvido y el olvido arremetiendo contra el horizonte
la mujer que amas disputándole al sol su brillo, sus dientes parejitos y el idioma
de mis dos puños que sólo hablan en pasado.
Y ante el espejismo dejé la puerta abierta
semejante estruendo no es más que otro aguacero
aquí adentro no habrá otro tiempo ni otro día

Quizá en algunos años los muros cuenten la verdad


entonces las rejas de este cuerpo serán una alabanza
un cielo limpio bajo las calles de la selva
Ciudad entera ésta del recuerdo

Huimos

celdas abiertas como venas


como montañas y nieves y amaneceres en la playa
mapas subterráneos y viejos horizontes
amigos muertos al primer intento

y una brisa ciega que no dice una palabra

el primer sueño detrás de la ventana


una nueva cordillera entre el bolsillo
y el olvido

Interminable sucesión de ruidos secos


Un dios raro

En este círculo azulado vive dios


es un dios grande con cabellos raros y perlas en los dientes
como esa negra de Senegal que me besó aquella noche
de vinos y alabanzas
y que me entretuvo vertiendo de su leche en la raíz del baobab
en donde habitan la paloma y la serpiente
Si yo pudiera ser un dios sería un dios pequeño
minúsculo
como para esconderme en el hueco del árbol-casa
y así esquivar el sueño y la pereza -partir sin dar aviso-
En la Sabana de acacias del Sahel hay una joven diosa que me mira y baila
como invitándome a su lecho yo respiro
Pudiera la siguiente luna
ser el dios que vive en el círculo del árbol
viajar a ese azul desierto adentro
El ejercicio del mercurio
I
Voy a morir y mi idioma es la sombra de un perro proyectada en la pared
Vine a esta ciudad hecha de espejos
en la brevedad que sucede a la coronación de la envidia
Vine a cantar en esta calle sorda mientras afuera llueve y hace sombra

II
un lugar donde ladrar la vida:
caneca, mapa, olor, la posibilidad de un refugio
inventar una lengua con los dientes de la noche
he venido a inventarme
porque son míos los planteamientos del diluvio
porque voy a morir por la voluntad del olvido

porque ocurre que son mías las formas del mercurio


Apagamiento y extinción de las cosas que habitan los espejos
(una piedra ignora su importancia, su tremenda importancia)

Las piedras de mi ciudad


las constantes asunciones del asfalto
por las noches sueño con mundos feos
como un pequeño dios en su plena desnudez frente al espejo

para vencer en la batalla de las cosas


hay que ser cauto
o armarse de una sólida virtud ante la ausencia

si uno elige la piedra equivocada


puede que el cristal jamás se rompa
He soñado con el fin del mundo y ha sido precioso
a) Transcurre el mundo en todo lo que tocas
en la espiral de violencia y galletitas saladas en casa de tus tías
en la miscelánea de lugares comunes que habitan esta sombra
quise gritarle mi apellido y mis defectos a esta calle
enumerar mis deudas y construir un arca con los restos de mis dientes
quise decirle del diluvio de la noche del espejo que separa lo soñado

b) Se puede construir un Arca con Legos amarillos solamente, evadir la lluvia y


el amor, trazar una nueva ruta para comerciar la muerte, adivinar en su quilla
misteriosa el nombre de las cosas, mirar por sus claraboyas rotas el momento
en el que la ciudad se apaga

c) Los muertos siempre tienen historias que contar


He aprendido de a poco a dormir con el murmullo de las cosas que dicen
mis fantasmas
*
la situación es sencilla:
uno cierra los ojos e imagina una muerte lenta, se transforma en un lugar
deshabitado y polvoriento -una calle preferiblemente-
en donde un chico distraído rompe cosas y luego extrae de su bolsa una lista
de instrucciones para amar
**
palabras en las bocas de los muertos
poemas que vienen a morir de vez en cuando
He visto ciudades que se atragantan hasta morir despacio
También he visto que la lluvia labra rocas con el tiempo, las moldea,
las convierte en sueños prolongados, en ciudades que van detrás del sol.
Hablo de las edades de esta piel
de la soledad que la piel impone
de esta isla inhabitada que no es sino un recuerdo en que salvarse
hablo de mí, de los niños que nacen con navajas bajo el brazo, de la lluvia que
soy, de la roca que tallo
con todas las letras de mi nombre
Vocación de estragos

a mí también me gusta el olor del napalm en las mañanas


esnifar estrellas y acariciar el aire como un ciego acaricia un nuevo rostro
amar como una pedrada en la nariz o un agujero blanco entre los ojos
saber que los árboles, las piedras, las palabras; conscientes de la duración del
día escapan del tiempo como zarigüeyas muertas. A veces, una casa
encendida a media noche es una invitación a la indulgencia.
Es una lanza clavándose como gemido en este nudo de gestos
o en la coraza de los árboles que deben soportar la hondura fugaz de un cielo
después de la tormenta.
Pensaba tomarme otro café, pero me gusta más la vida cuando estoy
dormido
Imagínate ser el que contagia la gripe en la estación espacial internacional
la amenaza secreta del hombre que con cuatro dedos escribe el libro de lo
antiguo
¿Qué significa un sueño en el que caminas con las manos en los bolsillos y la
música de fondo rueda como una roca cuello?
conseguir olvidar un nombre es la cuestión
imaginar ser el hombre maloliente que tu madre esquiva
el café frío en la mesa de tu jefe
el sueño largo de una mujer que espera
es curioso de lo que te acuerdas con el tiempo
pero también de lo que olvidas
Soy esta ciudad que me abandona

*
Tal vez si pudiera habitar esta ciudad que ya no es mía
recorrer sus calles planas
aprender el difícil lenguaje del hastío
No soy esta ciudad que me habita
ni el ruido gris de sus aceras y sus parques
Trapecio-idea-otro mal sueño una estatua hecha de olores viejos
Soy un exilio en mi presencia el único dueño del bostezo
un cansancio una sombra
en la tarde oscura del rechazo y la avenida

**
Las ciudades tristes saben más de espejos que de llanto
Manifiesto monstruo

Esto es imparable • la revolución vendrá de un dueto de asteroides •


saludando aquí y allá • a todos los pájaros • a todos los insectos • a todos los
espíritus de agua de los páramos • al balón de rugby que se esconde en cada
aceituna • a los corazones rotos • a todas las especies no protegidas • a las
babas de mi madre • los asteroides políticos que no tienen alma • ni uñeros • y
que en cambio poseen una larga lista de muertos de amor por el mundo • por el
Estroncio • por el Uranio • por el Paladio • por la muerte que grita mientras no
ocurre nada • nada • nada •
no necesitamos disfrazarnos de Frankenstein para dar miedo •
Yo tenía seis años la primera vez que vi un hombre muerto
Hubo una época en que yo no era quién soy
me llamaba con el mismo nombre con que mi madre aún me grita sus regaños
frecuentaba ciertas pesadillas con la imperturbable ansiedad de los adictos
patinaba como los bichos que tienen miedo de aprehenderse de la luz en el
estallido de las formas
pero nunca antes había visto un hombre muerto
no quise contarle a nadie mi descubrimiento
quizá los muertos no tienen culpa por la vida
quizá no haya peor rumor que la memoria
Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
Un recuerdo perdido en los bolsillos del tiempo
una bomba oculta en los cajones de mi madre
algunas veces me gusta pensar en las variaciones del espacio
en que mantener una distancia prudencial deja mucho espacio para el vacío
Así como la risa del niño que uno fue se pudre en el pasado
el presente se hace sombra a la distancia
Aves negras circundan este cielo -una a una se posan en las cuerdas y
observan la menuda tristeza de los días-
No quisiera decir que todo duele en esta acera pero un día vendrá la muerte
hasta mi casa y en sus ojos podremos advertir la risa del olvido
como en una danza de graznidos y patadas
todo duele
justo en medio de esta espera que agoniza
y de una calle que ríe sin tres dientes
todo duele y sin mayor asombro
se vacía
se hace justo

se amanece
En una ciudad gris de niños desdentados el sueño muere a dos casas de
mi madre
-una radio suena victoriosa- una mujer vieja baila sin zapatos.
Oscurece: y la casa se llena de bichitos, fragmentos de la guerra que
queda por venir, el sueño muere entre sus alas transparentes-desprendidas-
luminosas. Un niño sostiene un viejo tronco y en su cabecita una idea se
entreteje, extiende el brazo y con fuerza golpea a su vecino.
Amanece: y nuestras vecinas van al mercado en pijamas de todos los colores.
Vasos de leche-panes duros-noticieros.
Hay una frontera hermosa entre sueño y sueño, una playa sin gaviotas, sin
arena, una amante vieja de senos dolorosos que rema ebria a través de la
ciudad. Una verdad a medias en las canciones de las olas.
Es momento de ir a la montaña a ver morir el cielo, una riña de hombres
malheridos, azules y pesados que arrastran sus misterios con algo de sal entre
los ojos. Enturbia el mar esas miradas. Alguien que no ha venido hasta aquí ha
muerto hoy como mueren los gallos de pelea, alguien que no ha venido nunca
lee esta canción y muere ahora mismo. Yo también acabo mis días en los días,
cuando todos salen al trabajo y yo apenas busco el sueño –no me juzguen
de antemano- es sólo que en el día escapo al ruido, me interno en la sombra
que proyecta mi persiana, me hundo en el abismo ruin de mis
cobijas y toco a ciegas el dedo de un dios que no recuerdo. También canto, por
supuesto. Y despierto nuevamente a caminar porque la en la noche la música
es más clara.
Porque dios baila y me mira y me sonríe.
Noticias de ningún lugar

Mi almohada es un precipicio desde donde se escuchan los últimos ladridos de


los hombres. Nadie ha regresado del amor ni de la muerte
y el eco de la noche parece haber callado ante el reflujo impertinente de una
mujer tan fría como un glaciar en el olvido
Los mensajeros del amor ocultan sus palabras, como ocultando el mayor de los
pecados, avanzan en la oscuridad como una sombra
y más allá del dolor (con que limpiamos nuestras llagas) se encuentra una
palabra que puede remediar el asco
lamer la piel infecta entre nosotros

Escondo la palabra para que nadie se sienta traicionado en esta casa


para que nadie olvide

pero el crepúsculo no sabe recordar más que las voces que nos fueron dadas:
la boca cerrada ante la angustia

la luz brillante

la derrota
Hubo un día en que alguien gritó: ¡fuego, fuego!

Y la gente comenzó a correr despavorida, casi muerta, ajena, triturada y el aire


se tornó gris y fuimos uno en la extrañeza del asfalto. Entonces vino el poema,
con su cara larga y puso pies en polvorosa y llegó mi padre con la muerte y
juntos apagaron la ternura y vino la calle y la máquina de escribir con la vieja
cinta y la historia rota a fuerza de no ser sino costumbre. Sobre las ruinas
alguien construyó una palabra –hecha de viento y de eternas soledades-
ciudad incendio la palabra y el fuego en las entrañas de la vieja madre que mira
sin sus lentes puestos

Quiera dios hecho añicos no salvarse nunca

ni preguntar por estas calles averiadas

como si la muerte fuera una plegaria

y la memoria un arrecife coralino

albañiles de una pieza se desplazan, uno a uno, señalando la hora de llegada.


La ciudad es un cuadrado envejecido, cuatro esquinas, una plaza y la muerte
que la ronda. Ciudad en llamas

alguien grita en la distancia


¿Quién entiende más de cicatrices: la hoja en blanco o ésta jodida
canción que me sepulta?

Qué miedo me dan los que empiezan una hoja en blanco sin tachar la primera
frase, si tan sólo en el silencio las cicatrices de los hombres ganan color y
consistencia. En la radio una jodida canción me nombra.
Habla de un lugar en el que nunca estuve-de escribir un poema dando
cabezazos a la vieja máquina
Esa voz que me acribilla con su eco o la vida secreta de las palabras gastadas
en las batallas perdidas

Hace tiempo que he dejado de creer en todo: en la avaricia de los cuerpos que
se juntan y en el vacío (que es otra forma de esperanza)

Dices que pronuncié su nombre en vano


pero ni siquiera sé su nombre, miente la radio
mientras las hojas de los árboles se suicidan frente a mi ventana

.
Mucho peor que abandonar es recordar para qué habías empezado

Nosotros hemos sido el principio y la derrota


y hemos sido la noche entera que se escurre hermosa por las cañerías
hemos desafiado la palabra y el recuerdo
ahuyentado la nostalgia con nuestras manos que son como puñales
como dos piedras
Sobre nuestras cabezas dormitaron recuerdos del futuro
de donde niños boquiabiertos se marcharon sin haber silbado

Lo importante en toda despedida es saber cuándo hay que quedarse


y cuándo hay que correr
A veces me siento en las rocas mojadas que rodean el faro, enciendo un
cigarro y pienso en la muerte.
Yo, que ni fumo, ni pienso, ni he visto nunca el mar

averiada fue la luz sobre nosotros. Y el sonido de las olas espera cauto como
un espejo calculando la ilusión de la existencia.
Esa hermosa risa podrida que suena como una música temprana

Dices en voz baja tu nombre, para ti mismo, y suena como una lengua perdida
que nadie hubiese hablado durante millones de años.
Cada corazón es un cuadrado y cada bostezo una revelación. Donde la vida
encuentra un asidero el amor se empecina en destruirlo. Y en girar como una
rueda suelta. Pasan los años y sigues siendo quien la lanza la pelota y al
mismo tiempo quien va en su búsqueda. Das vueltas en triángulos y éste país
repleto de mendigos -como un calendario poblado de amores inconclusos, de
poemas no empezados- se esconde tras de ti

No seré yo quien retiña los ángulos de la derrota que acampa en nuestros ojos
hinchados de tanto ver.

La circunferencia, pronta a acariciar la sombra, prefiere el escondite.


¿Cómo no voy a tener ganas de pasarme una semana en un pueblo
fantasma hablando con los muertos?

Quiero abrir las válvulas de descarga rápida de todos los petroleros y


cubrir de crudo todas esas magníficas playas que jamás conoceré.
Quiero respirar humo. Que me pateen los huevos, que me hagan añicos el
corazón. Evadir las fuerzas de la tierra-la energía nuclear- los sismos- el
tsunami- los monstruos japoneses- las coreografías de estilo robótico- el amor-
la flecha y el blanco- la herida y la sangre- el vértigo y la caída- la soledad de
aquel que espera- la chica con la que tropiezas y cuando las miradas se cruzan
te mira y te sonríe- la misma chica que te dice: “El infierno son los otros”
Lo nuestro es nuestra propia muerte ● lagañas tejidas por arañas en el
sueño profundo de las nubes que son humo ● adioses largos ●

así como los barcos pierden el encanto si no están a punto de hundirse y el día
más real de todos es el día siguiente al de la muerte de uno mismo, el amor
cruza sus brazos tatuados sobre la piel de dios

poco importa aquí el silencio


los viajes de vuelta en el transatlántico del recuerdo
si asoleada la piel de la memoria nuestros caminos se alejan
como alcoholes frente al sol

si cada segundo el universo muda su piel


El futuro es de los niños que juegan con las cajas de juguetes

En las casas de mi ciudad, desde los techos de zinc desdibujados por la luz,
los niños que elevan sus cometas observan el fin del mundo frente al sol.
Ya en la tierra, los hombres de buena voluntad mienten frente al pasado en el
que duermen, en cada línea que esnifa la madre muerta.
Y en las montañas que nos miran desde arriba -como figuras sagradas,
aparecen los últimos vientos del presente- (Y pienso en el amor que no sabe
morir. En los primeros días de la muerte que espera agazapada detrás de las
cortinas y pienso en ti como alguien que descubre un agujero en la camisa-una
estrella-un planeta solitario)

Nunca pasa nada si ya lo habíamos imaginado antes


hay que abrir de nuevo las ventanas ● arrullar el canto de los pájaros
estampados contra el vidrio ● abrazar a la madre: este cielo enternecido
que bautiza con su llanto los caminos que recorres●

hay que levantar la cara falsificar los viejos vuelos de esos niños que
aterrizaron en la nada Aprender a equivocarse: la vida es un día esquivo
una niña que recorre sus primeros pasos

repetirse: ¿YA QUÉ?

pararse justo al borde del abismo y ver salir el sol y despegar como un ave
hambrienta de ojos que lo han visto todo

preguntarse si ha valido la pena este viaje hacia la muerte:

una mujer corre las cortinas y ciega ve morir la noche


Pocas cosas necesitan menos explicaciones que creer que era amor

ni la saliva fragmentada sobre la mano del adversario -como sellando un pacto


el paladar se hunde, como desahuciando un beso advertirá la noche larga la
ausencia de la muerte-
en los abrazos cremados hechos polvos
y en la carne de las bestias que perfuman de eucaliptos la desgracia.

andrajoso, el amor callejea en la memoria, se hace a un lado, se hace ruido, se


hace sombra
Debo mentirme
y regresar de nuevo a casa
ahora el pájaro violento de mi verdad acecha como una aguja a cualquier ojo
que observe la inutilidad de los pasos que doy
ahora el espectro de mi frágil vuelo escapa de los cielos y de los huracanes y
dura lo que dura una llovizna

ahora el murciélago de mi soledad agita sus livianas alas como una mariposa
herida y su corazón silente encalla en una isla de arenas movedizas
No sé querer ni soñar un poco

En el amor siempre hay uno que sufre y otro que se aburre


Balzac

Por la forma en que la muerte dibuja paisajes en mi puerta


temo cantar canciones en tu lengua
temo soñar que amo nuevamente

Pueda mi corazón estar abierto siempre


a la risa de los pájaros detrás de las paredes
debo decir esto como un hombre
que de tanto amar ha engendrado sus fantasmas

***

También hay un cielo y un río caudaloso


en los hermosos dibujos del olvido
Estoy muy ocupado dando forma a la nada

liberando al corazón enterrado por mi madre bajo los recuerdos de la casa


donde correteamos la nostalgia cuando niños
donde cercenamos la esperanza de los hombres que estaban a un ¡Bah!
de distancia de cualquier cosa
ahogándome en un mar lleno de estrellas donde una rubia fantasmal hunde a
su dueño
donde un aire de cansadas lunas decoran sus uñas sucias para enamorar la
muerte
donde el ir y venir por la misma calle se convierte en un rito necesario
voltear la esquina-construir un altar en los andenes
rayar las paredes con los nombres de las cosas
ver cómo el tiempo menstrua estrellas solitarias
y dibuja paisajes en el aire con los dedos
a diario me siento en la sala de mi casa y fabrico nada con mi voz
canto canciones viejas que hablan de un lugar en donde las certezas mueren
donde antes habitaba el mar
Nueve formas de nombrar el miedo o la reescritura de una incógnita

I
Una mancha de gasolina es un arco iris y todo lo que proyecta no es más
que su seco rezongar
una X dibujada en los portales
un paisaje muerto dibujado con tiza en la pared

II
Qué se puede decir si tan sólo con estornudar morimos
como intentar volar y perder el pulso contra el viento
o el decir de las cosas rotas que vagan por ahí
todas son polvo y humedad
nombres que desaparecen como barcos

III
Las llamas iluminan la ciudad
miento y el silencio guía el tiempo en su eterno crepitar
un espejo roto en donde dios se peina

IV
Muerdo un fémur descompuesto
una rueda
la imagen de esa rueda en un anuncio de revista
hay vidrios regados por el suelo
y un miedo oscuro que parece de otra parte

V
Muerdo el cadáver de una niña
su muñeca
marco mis dientes en su cuello
en su sexo que olisquea fuego
grabo su cara
muerdo sus dedos
VI
Uno mira un incendio y el humo crea formas
es reacción es plasticidad
Uno mira su sombra en un charco
y una imagen sorprendente se ilumina
Uno ladra a su reflejo y la ciudad se enciende con las últimas estrellas

VII
Renombrar las cosas, la vida de esas cosas, marcar una X sobre las cosas
bautizadas, olfatear el fuego; nombrarlo océano, no desilusión más bien
entretención: cosas que suceden

palabras
imposibilidades
errores
suturas
cosas que nadie entiende
desorden

VIII
marco el camino que he seguido hasta llegar aquí
como la reescritura de uno mismo
o una oreja que se escucha llorar
un espejo hecho de nombres nuevos

una incógnita como un poema

IX

El canto de una ciudad en ruinas


sus montañas
el poder rabiar hasta morir en sus escombros
robar los restos de su nombre (saber que aquí no es donde)
trazar un mapa
huir lejos-temer y ver cómo el espejo tiembla
tender un puente levadizo y esperar a que la noche cruce
envejecer y amanecer al mismo tiempo
saber que el amor es nada perder la cuenta
asir el hueso con los dientes enterrarlo enterrarse
perseguir tu propia cola hasta caer
He oído disparos y me he acordado del día en que nos conocimos

No señales las estrellas


tú las pusiste fuera del alcance
de la muerte y de los años
Nadie añora lo que tiene adentro:
La tiniebla es íntima
está latente al ver la ventana
con su luna verde
(En un insecto hay muchas almas
reunidas por la agitación del polvo
y el trabajo de las aguas)

No estás cerca del fuego y te consumes


Tú volverás de la muerte a morir.
(En el árbol en que juntos vencimos el miedo habitan la muerte y la luz de la
mañana)

Tu cabello hermoso que como una revelación


señala el tiempo en que dormimos
palpita como una luciérnaga a oscuras mediomuerta

¿Quién sabe del alma?


No mates insectos en vano
(Los disparos del templo sostienen todo
y no tienen razón de existir)
No hables con el cielo
apaga la luz
pon dos dedos en mi boca
y aísla la palabra
que sobra
como el poema sobre la espalda voy muriendo con la lluvia

No eres el vapor de los cristales


pero sin ti el mundo es menos
A lo mejor estamos haciendo las cosas bien pero en el sitio equivocado

maldigo entonces el error que me antecede y que desplaza las palabras


olvidadas para que ellas me recuerden que puedo amputarme el pasado
que puedo convertirme en silencio

todos merecemos una segunda oportunidad para sentirnos más culpables


Desintegraciones y cosas

Esta mujer con la que sueño y en la que derramo todo el fervor esquivo de las
cosas, esta mujer inmaterial que me maldice y me sentencia, que finge ser
invierno, que vierte su sombra sobre mi casa derribada sin saberlo.
Esta reserva de golpes que me han tumbado hasta perder los dientes:

a) Conozco más cosas que me han matado, que cosas que me han hecho más
fuerte

b) Yo soy punto de partida de todas las guerras perdidas por los hombres

esquivo entonces la imagen oscura donde aspiro a comprender que el infierno


es un lugar seguro y que no hay manera más real que abrazar la destrucción
para entenderme
Misteriosamente mi vida ha mejorado usando el viejo truco de intentarlo

sé que como yo hay miles, que tener malas ideas también es otra forma de
pensar y por eso el testamento del amor está lleno de empujones
he intentado revertir el curso de la vida

que ha despertado el animal extinto de la vida


con el olor de una piel nueva transmutada en otra que me cubre
olvidando los mapas que he leído
las calles que he perdido
los nombres que he olvidado cada día necesito menos cosas para ser feliz
quizá llegue el día en que ni siquiera necesite ser feliz
A oscuras todo se magnifica

la madrugada sí que sabe escucharte sin que digas nada


Es terrible que un hombre presencie la derrota
porque habrá de amarla, dará cariño a su misterios
y la muerte le sucederá como una cacería de olvidos

Despertar del sueño y encontrarse con la vida, nada más y nada menos.
Las lágrimas de después de matar a alguien saben más de la vida que
nosotros mismos

Es verdad que todos los senderos conducían a este precipicio diario en donde
esconder la muerte; lo preocupante aquí no es la mano diminuta que empuña
un arma sino los labios que anticipan la palabra
podrían las lágrimas hundir un barco
pero hace tiempo que la vida ha remado hacia la orilla
a veces la gente dice cosas que no piensa porque siente otras que no dice

de aquel ímpetu, esta ingravidez


Hay riesgos que deberían tomarse sólo por el placer de morir

Se me ocurre entonces tu cuerpo y tu cuerpo ocurre cuando nadie lo está


viendo (imagino una tormenta en tus dientes de aluminio) en la textura de la
espera y la soledad que merece la espera en una calle como ésta

hablo de ti porque supongo que hay un abismo entre tus ojos


y una ciudad en llamas en ausencia de la piel
hablo de ti y se me ocurre entonces la muerte

a veces susurro tu nombre sólo para asegurarme que estoy muerto


Tendrías que ver lo bien que se me da coger aviones imaginarios para
huir de ti
El truco está en asimilar que no todos podemos ser pilotos de aeroplano
que los paracaídas nunca abren
que la verdad se esconde tras tus alas
que son como dos muertes
como dos nubes

me gustan las personas que saben volar sin pretender salvarte


Por encima de todo, echo de menos en estos tiempos la sugerencia del
misterio como antesala del encanto.

la milimétrica voz con que mi madre reza


lo que cabe en los bolsillos rotos
las canciones que son el testamento del recuerdo

*
Supongo que no dejaré de ser nunca el niño que veía algo cada vez que
miraba a un sitio donde no había nada
Existe una enigmática belleza en no saber nunca lo que va a pasar

No habrá entre nosotros duda alguna. No habrá respuesta, proporción ni


enigma por ninguna parte. Mira qué extraños horizontes trazan las líneas de tu
mano

mira las estrellas allá arriba

mira el sol como quien mira su destino y quema su retina

Amanece, y todo lo que ignoro se parece a la primera brisa del día


El mismo mar ● distinta ola
Aquí no existe el mar. Y las risas podridas del cemento procuran tamañas
erecciones en los hombres menores de cuarenta.
Aquí la lluvia existe, y su débil baile de aguja levanta los calores escondidos.
Dios es un vecino que trafica con milagros los domingos por las tardes y lee
novelitas de vaqueros en las paradas de los buses.
Mis amigos son incendios que se apagan, una vaga multitud que compra,
arrienda y firma cartas que jamás serán devueltas. También existo. Yo, que soy
un olor raro, una cicatriz enorme en la cara de alguien que no sabe decir
gracias, ni combinar los zapatos con el cinturón. Yo, que me desnudo apenado
he visto a los jaguares mear sobre estas aguas, beber los licores del abismo,
sepultando océanos detrás de nuestras casas. Yo, que aún sueño poseer los
mil cuchillos que habrán de asesinarme. Y me digo, por un día siquiera, sería
bueno que los caminos opuestos fracasaran una vez en calma. Por un día
siquiera, sería bueno que tu recuerdo no estorbara. Por un día siquiera que el
oleaje de la muerte me llevara hasta playas más tranquilas.
La mirada perdida de querer estar en otra parte.
Hoy, entre unas cosas y otras, ha vuelto a ser un día cualquiera

No tenemos sangre entre las manos –tan solo esta rutina calcinándonos los
huesos- examino la estupidez de nuestros actos
y trazo un mapa en la espalda plana de la rubia muerta

Huir simplemente huir susurrando una mentira

¿Crees que debemos correr despavoridos


que la ruina sobrepasa nuestras casas?

Si con las manos destrozadas

dibujo estos extrañas días


Nacimos para adorar viejas cicatrices
Para esquivar la cruz marcada en nuestra frente
arrodillados mientras un dios tuerto enciende la TV y los anuncios de cigarrillos
nos envuelven con su tos
A menudo veo dioses en las manchas de humedad de las paredes
-rostros que a veces son mi padre y otras tan sólo un ojo enmohecido -
Nací para ser un niño feo
Para ungir de llagas mis rodillas
Para fastidiar la calma sepulcral de mis vecinos
Para mentirme
y cuando al fin la estática aparece en la pantalla y mi madre apaga todo y me
obliga a irme a la cama manoseo bajo las cobijas mi cuerpo hambriento
y me ilumino
y me perdono
y soy feliz como ninguno

No me arrepiento
Y así vamos desconcertados

bajo una tormenta salivada por ese ronco dios que juega a la pelota con
nuestras cabezas buscando la señal que nos dirija al lugar en que los niños se
juntaron por vez primera la línea en que la vida nos devuelva
la ignorancia Hay que salir bostezar y levantar los brazos
destruir la laboriosa rutina de estar vivos

Sepultarnos
comenzar de nuevo
sorprendernos con la lluvia bautismal de los primeros días
A lo mejor la vida consiste sencillamente en no entender nada, pero estar
dispuesto a comprenderlo todo

(uno)

Ya no recuerdo bien mi nombre


ni el detalle de las líneas de mi mano
una noche en llamas
una herida honda
y una mujer sin rostro que me mira mientras bailo
geografía a medias la del sueño
país sin nombre mi lugar
y una tumba oscura como las ojeras que me adornan
-puede que pase un millón de años sin saber lo que ha ocurrido, así que
empezaré a pensar en mudarme a uno de los cuartos interiores-

(dos)

Algún día un abismo hablará de mí


de aquello que solía ser mientras dormía
de la vida que no vino a visitarme
Recuerdo que bebía por las tardes me paseaba desnudo por la casa
y ella sonreía y vomitaba y una espesa niebla nos cubría así que encendía el
televisor y me perdía -como un fantasma- en los programas para niños

(tres)

Desintegro todo lo que muerdo


(como un Midas desastroso voy dejando destrucción en lo que toco)
Están la música y un par de cosas nunca vistas
la vana algarabía de la muerte
la veneración absurda del mercado
mis amigos
están los Clash y una señora de mi barrio que se asusta cuando paso
Con una mueca falsa tatuada en la sonrisa
voy sonriendo
-Es tan jodidamente raro que a veces las cosas parezcan lo único real-
Cosas muertas
Cosas rojas
(claveles, labiales, esmaltes, sangre, ojos, manzanas, más sangre)
Desintegración de la lluvia mi paraguas roto -la muerte en la ventana-
Están los punks desmueletados y las oraciones de mi vieja
Cadáver del amor el amor
ciudad salvaje que encalla sin ser vista
que se mueve al vaivén de la patada y del asombro
-Un golpe seco a una mujer es la plena confirmación de lo que existe-
Desintegro el amor y sus misterios

(cuatro)

Soy tan arrogante como todos los que mienten


Soy tan pretencioso como todos los que sueñan
Soy tan sincero como los que no se bañan los domingos
Decoro mis chaquetas con las flores de las tumbas de los muertos

(soy un lugar de espanto donde niños de letra gorda se amontonan y se rozan,


lugar del miedo donde una mano enferma escribe el libro de mi historia, lugar
del salto y la caída, lugar nuevo del desastre de los años, lugar viejo donde la
niña que enceguece se enamora cada noche y se despeina, campo abierto el
del deseo, calle vasta en la que la abuela remienda la cicatriz y el vecino de
costumbres rancias escupe su plegaria. desintegro el día de mi nacimiento,
desintegro el puente de mi barrio, la rubia cabellera de la muerte, ese lugar de
espanto de la noche en donde te desnudas ante mí y no te mojas, desintegro la
nostalgia de ser otros, de morir a oscuras, desintegro mal mi nombre, aquel
lugar en donde la función acaba)

(cinco)

No soy quién para hablar de mis gustos marginales


El tipo que está a mi lado no deja de hablar de las jirafas
sabe un millón de historias fabulosas sobre las jirafas
yo insisto en que las naves espaciales nos vigilan desde lejos
que vendrán a destruir la discografía entera de los Beatles
la chica que trapea el bar me mira y me sonríe
Cuando las jirafas envejecen abandonan su manada
y van a morir solas en lo más profundo del Sahel
para no estorbar
-Quizá sean desintegradas por los alienígenas que nos observan y van a parar
felices al cielo de las jirafas muertas-

Desintegraciones y cosas nunca vistas


y una pandilla de seres verdes que nos apuntan con sus armas nucleares
DISPAREN DE UNA VEZ POR TODAS
que no soporto a esta Yoko Ono que es la vida
ni al sujeto que bebe junto a mí
la triste escenificación de quienes son más grandes que Jesús
-Alojado en la tumba mi sexo Lázaro hecho llagas se levanta-
camina
muere de placer ante la chica que trapea en los rincones
y resucita nuevamente como una jirafa alegre cuando ella me mira
DISPAREEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEN
que dios sin abrocharse nos defiende
nos escupe
nos contagia
¿A quién sino a Él debo entonces el ardor del miembro adulto?
¿A quién sino a Él, el sagrado manantial de tu entrepierna?
Somatizo la demencia en avalanchas
Una y otra vez me pierdo y me congelo
¿Quién sino Él, para crear el espejo y la condena?
el asco
los Beatles
las jirafas
(seis)

Origen del desastre esta ciudad, el sexo después de las patadas, la fuente del
frío y la estampida, callejuela perdida, puño insomne. He olvidado el lenguaje
de las cosas, la danza del absurdo, la palabra innecesaria, rio de nuevo ante el
equilibrio de la calle, ante la voz del ruido y el ruego de mi madre, que no viene,
ni sepulta, todo aquello que no he visto. Apártate de mí de una vez por todas y
no vuelvas, que el rio de mi sangre delimitará el camino, que la noche del inicio
ya se acerca, rio nuevo, mar sin fondo, pedazo de ciudad esta ciudad. Ciudad
sin nombre esta ciudad, treinta y nueve años tuve que huir hacía el desierto y
treinta y nueve años para asimilar la angustia de las cosas, la risa de los niños
que sonríen con sus dientes nuevos, la distancia entre dos puntos muertos, la
insaciable vocación de la tristeza.

Avanza
-se hace tarde-
No pronuncies mal mi nombre
desintegro el silencio largo de los días
***

quizás la ausencia sólo sea un vacío al que le hemos puesto nombre

Potrebbero piacerti anche