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FACULTAD DE EDUCACIÓN
PEDAGOGÍA EN HISTORIA Y GEOGRAFÍA
CONCEPCIÓN, 2017
CAPÍTULO I: FORMULACIÓN DEL PROBLEMA
En este contexto, los partidos de la izquierda y sus militantes, así como sus
dirigentes sociales y políticos, serán considerados por la dictadura como “terroristas”,
“extremistas” y “delincuentes”, en un discurso que buscará vincular política con
delincuencia para justificar todo tipo de tropelías amparadas en un “escenario de guerra
irregular” contra la supuesta “subversión interna” que habría desatado el marxismo
internacional en el país. Sergio Fernández Fernández, a la sazón Ministro del Interior del
régimen en 1978, lo graficaría de la siguiente manera:
1
Informe de la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura. Informe Valech, Capítulo
VIII, Consecuencias de la Prisión Política y Tortura. Disponible en: www.derechoshumanos.net
2
ingresados irregularmente al territorio nacional, se dedicaban a entrenar a grupos
partidarios del Gobierno marxista, de carácter declaradamente paramilitar.
Utilizando abundante armamento introducido al país en forma también
ilegal, principalmente desde la órbita soviética, se constituían centros de
instrucción guerrillera, cuyas primeras acciones abiertas ya se hacían presentes
en el sur de Chile. Los términos "cordones industriales", "poder popular armado"
y tantos otros, constituían parte del desafiante vocabulario oficialista con que se
preparaba el asalto definitivo al poder total. (…) Lo importante es tener en
presente que el afianzamiento de la paz y el orden no se logró en forma repentina
a fines de 1973, sino que ha exigido una ardua lucha en los años siguientes.
Haber pretendido librar este combate con los métodos propios de un
periodo normal, hubiese significado sucumbir ante la subversión, y permitir que
Chile fuera regado con la sangre de la guerra fratricida o del caos terrorista.2
Este relato fue en definitiva el pretexto utilizado durante 17 años para mantener
el terror sistemático, organizado y financiado por el estado, narrativa que hoy
obcecadamente persisten en mantener quienes se han visto involucrados en las más
crudas violaciones a los derechos humanos en nuestro país. Lo cierto es, que la
intervención de militares en la política no era una cuestión ajena a la historia del país, ni
tampoco lo era la represión política a la clase trabajadora, a sus organizaciones de masas
y a los partidos de la izquierda “marxista” 3.
2
Discurso de Sergio Fernández Fernández, Ministro del Interior de Pinochet, transmitido por
cadena nacional de radio y televisión el 15 de Junio de 1978. Recuperado de:
http://www.archivochile.com/Dictadura_militar/doc_civiles_dm/DMdocciviles0008.pdf
3
“Los diferentes complots militares ocurridos con posterioridad a 1931 estuvieron asociados al
general Ibáñez, en tanto caudillo conspirativo, pero especialmente como encarnador de un
estadio del pensamiento político militar. Tanto en el caso del complot de “Las patitas de
chancho” (1948) como en los del ciclo 1952/1955 (Puma, Línea Recta), los oficiales buscaban
reponer un ejecutivo fuerte, neutralizando la injerencia de los partidos en la gestión
gubernamental, y devolver al movimiento obrero su “naturaleza reivindicativa” (gremialista),
apartándolo de la influencia partidaria”. (Valdivia, 2003, pp. 17-18)
3
La historia del siglo XX en Chile, da cuenta de una temprana y extendida
intransigencia y coerción por parte de la oligarquía minera-terrateniente, a las acciones
que grupos de obreros y sus familias organizadas en colectividades y sindicatos,
impulsaron en pos de objetivos económico-sociales. Estos movimientos de principios de
siglo decantan ulteriormente en la formación de organizaciones políticas cuyo sustento
fue la vindicación de los intereses de los sectores proletarios y la traducción de éstos en
la arena política, es decir, en la incidencia y disputa por el poder, cuestión que modelaría
a la izquierda “tradicional”, aquella con arraigo en las poblaciones mineras del norte y
centro de Chile, trabajadoras del salitre y del carbón, como asimismo en el proletariado
del sur austral. Estos partidos tuvieron antes de 1973, experiencias políticas que como en
el caso del Partido Comunista de Chile (en adelante PCCh), los llevaron a pasar
igualmente por periodos de exclusión, proscripción legal y clandestinidad. Sin embargo,
no es posible comparar la mayor repercusión, dramatismo y brutalidad del periodo 1973-
1990, con la anterior represión sufrida por la izquierda chilena, sobre todo por el mayor
alcance en términos cuantitativos, llegando no solo a los dirigentes políticos, sino que a
toda la base social que conformaba el factor objetivo del socialismo chileno y de la
Unidad Popular (UP).
4
desmembramiento en 1986. El PSCh por su lado, vivió la represión más severa en 1975,
donde es liquidada la dirección clandestina de Carlos Lorca, produciéndose luego la
fragmentación del partido. Durante 1976, los aparatos de seguridad de la dictadura
ponen su prioridad sobre el PCCh, haciendo ese año desaparecer consecutivamente a dos
direcciones completas del partido y también de su juventud (JJ.CC.)
Luego de la caída de las direcciones del partido en 1976, los cuadros intermedios
asumieron como dirigentes nacionales y a su cargo estuvo salvaguardar la delgada línea
que salvó de la extinción a las y los comunistas al interior de Chile, dirección que
asumieron con rigurosidad y con un sorpresivo éxito, que elevó la moral de la mermada
militancia comunista y que posibilitó además entregar en 1978 la dirección del PCCh a
un Equipo de Dirección Interior (EDI), encabezado por Gladys Marín Millie, la cual
había regresado en forma encubierta al país para estos efectos, en la completa
clandestinidad (Álvarez, 2003). En agosto de 1977, se efectúa el primer Pleno del
Comité Central del partido luego del golpe, donde por primera vez se desliza la crítica
hacia la tibia defensa del “Gobierno Popular” cuando este fue derrocado por la fuerza,
cuestión que no se condijo respecto al discurso pomposo mantenido previo al golpe. Se
evidenció además, la existencia de un “vacío histórico” del partido frente a la cuestión
militar, reconociendo igualmente que se habían “subvalorado” las condiciones de
alineamiento de las FF.AA. con los sectores golpistas; estos elementos constituirán la
posibilidad de “apertura” del PCCh, enmarcado aún en la política del Frente
5
Antifascista, a una Política de Rebelión Popular de Masas, que fructifica por la
concatenación de múltiples factores, tales como la instalación en Chile del Equipo de
Dirección Interior y su disposición “combativa”; la categórica y extendida crítica de la
militancia a la actitud tomada por el partido el día del golpe; la elaboración política, que
por encargo de la Comisión Política (CP) realizaron en la República Democrática
Alemana (RDA), tanto el Aparato de Inteligencia (Berlín) como el Seminario
Latinoamericano (Leipzig); y la llamada “Tarea Militar” del partido, que desde 1975
formó oficiales profesionales en las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba.
Todas estas circunstancias suscitaron el nacimiento de la Política de Rebelión Popular de
Masas, proclamada como tal por el Secretario General del partido Luis Corvalán Lepe,
el 3 de septiembre de 1980, durante un discurso pronunciado en la capital de la URSS.
Si bien el Partido Comunista tuvo presencia a nivel nacional, fue en las ciudades
de Lota y Coronel donde logró desarrollar históricamente su política y contó con una
retaguardia social estratégica. Ubicadas a 30 kilómetros al sur de Concepción, en el
centro geográfico de Chile, están unidas tanto por su contigüidad territorial como por el
otrora desarrollo de una actividad económica común: la extracción del carbón. Desde
mediados del siglo XIX, la explotación de los mantos carboníferos del Golfo de Arauco
produjo una industria que contó con miles de trabajadores y toda una economía
subyacente, que igualmente ocupaba gran cantidad de mano de obra asalariada; esta
formación económica configuró un esquema social donde el movimiento obrero y sus
organizaciones tuvieron gran relevancia, al menos hasta el cese de la actividad industrial
en la década de 1990. Reveladoras del asidero izquierdista en la zona, son las últimas
elecciones realizadas previo al golpe militar: en las presidenciales de septiembre de 1970
Salvador Allende obtuvo el 73,49% de los votos en Lota; mientras que en las
parlamentarias de marzo de 1973, la Unidad Popular obtuvo el 70,63% de los votos en
Coronel, y el 79,62% en Lota (Díaz y Valdés, 2015, pp. 129 y 139)
6
será la singularidad de la Política de Rebelión Popular de Masas en Lota y Coronel
acotada al periodo 1983-1986, la que pretendemos comprender en nuestra investigación,
con objeto de reconocer en las actividades y acciones que desplegaron hombres y
mujeres de filiación comunista, la incidencia o no del PCCh y su Rebelión Popular de
Masas en los sectores obreros y populares de la zona –base social de ésta política–, y los
posibles atributos distintivos de su aplicación, considerando tres premisas que otorgan
valor al desarrollo de este trabajo académico en torno a la historia social y política local-
regional: a) el carácter de “zona roja”, producto histórico dado por la larga tradición
sindical, organizativa y huelguística; b) la hegemonía política de la izquierda y del PCCh
en particular en la zona, expresada sobre todo en términos electorales y sindicales; c) la
feroz represión a la que desde el principio del régimen fue sometida la zona, con hechos
como el fusilamiento de cuatro insignes dirigentes comunistas lotinos en octubre 1973.
Los que caen en la lucha por la libertad nunca mueren. Los nombres de todos los
caídos, miembros de nuestro Partido, de otras colectividades políticas de
izquierda o simplemente sin partido, vivirán eternamente en el corazón del
pueblo. Llegará el tiempo en que en las plazas de Chile se levantarán
monumentos para honrar su memoria y en las escuelas se mostrará a los niños el
luminoso ejemplo de sus vidas. No es por casualidad que ya ahora, en la
combativa zona del carbón, desde hace cuatro años se inscriben en el Registro
Civil muchos niños, muchos hijos de los mineros, con los nombres de Isidoro,
Danilo, Bernabé, Vladimir o Romilio.4
4
La Revolución Chilena, la dictadura fascista y la lucha por derribarla y crear una nueva
democracia : Informe al pleno, de agosto de 1977 del Comité Central del Partido Comunista de
Chile, rendido por su Secretario General, Luis Corvalán. Pág. 2. Disponible en:
http://www.memoriachilena.cl/archivos2/pdfs/MC0016916.pdf
7
2. Antecedentes teóricos y fácticos
8
atrajo campesinos y peones, sino también la inversión de capitales, que según Vivallos y
Brito fueron los primeros rasgos y características del inicio de la modernidad en el Gran
Concepción.
Cuando el sentido común se refiere a Lota y Coronel como una “zona roja”,
inferimos que existe una subjetividad construida generación tras generación, que recoge
una herencia cultural arraigada en las luchas históricas del movimiento obrero de la
zona, pero esta herencia cultural y subjetividad debe ser constatada por hechos, sucesos
y procesos reales que la pongan de manifiesto.
Existen bastantes antecedentes que nos permiten validar esta premisa, Sergio
Grez Toso en su “Transición en las formas de lucha: motines peonales y huelgas obreras
en Chile (1891-1907)”, entrega bastantes referencias al respecto: los mineros del carbón
participaron del gran movimiento huelguístico nacional en 1890 en plena crisis que
desencadenaría la Guerra Civil de 1891; lograron constituir la Federación de
Trabajadores de Lota y Coronel en 1902, organización que agrupaba no solo a mineros,
sino a portuarios, lancheros, trabajadores de otras industrias, siendo una de las primeras
5
Formación Económico-Social: Formación Social, Modo de Producción y Lucha de Clases, área
ideológica, Juventud Comunista Andalucía. En: www.archivo.juventudes.org
9
organizaciones locales de carácter amplio; en marzo del mismo año se llevó a cabo la
primera de varias huelgas de los mineros de Lota y Coronel para exigir el pago de sus
salarios en moneda legal, a pesar de la derrota ya en mayo se gesta otra huelga masiva
de 3.000 mineros en Lota. En 1903 se desarrolla la primera gran huelga del siglo XX
que duró 3 meses, esta nace en Puchoco-Rojas y Boca-Maule (Coronel), movilización a
la cual se suman los mineros de Lota y estibadores de Schwager, siendo reprimida
brutalmente; como plantea Grez (2000), esto daba pie a una política sistemática de
criminalización y represión por parte del estado como de la patronal: “La matanza de
algunos mineros en huelga en Coronel y Lota a comienzos de 1903 marcó el punto de
partida del ciclo de masacres obreras que se extendería hasta la masacre de 1907 en
Iquique.” (p. 38)
Los registros indican que en 1904 se generó otra huelga masiva en Lota, el
mismo año Luis Emilio Recabarren visitaba la comuna de Coronel, en 1906 las
expresiones obreras y sus luchas sacudían la zona, esta vez fue el turno de la mina de
Buen Retiro (Coronel), ese mismo año se conmemora el Día Internacional del
Trabajador en la zona con una alta convocatoria. Las movilizaciones de los mineros no
solo tenían como objetivo mejorar sus condiciones materiales, sino que también
existieron objetivos políticos como la huelga de 1907 en Coronel, donde los trabajadores
solicitaron la salida del sargento que oficiaba de comandante de la policía privada de la
compañía minera.
Según Grez Toso (2000), entre 1902 y 1907 hubo 12 huelgas y paralizaciones en
las minas del carbón (Lota y Coronel). En cambio la década siguiente se caracterizó por
el retroceso del movimiento obrero, producido por las políticas represivas del estado
como de las compañías, lo cual tiene su punto de inflexión en la huelga carbonífera en
Schwager en 1918 y el Primer Congreso Minero, con presencia de trabajadores del
carbón de las provincias de Concepción y Arauco; pero el gran hito político y social de
la época fue la Primera Gran Huelga Larga, que duró 83 días, la cual contó con la
participación de 9.300 mineros en huelga, esta expresión de fuerzas fue apoyada por
manifestaciones en todo Chile, donde se sumaron los ferroviarios, obreros del salitre,
10
portuarios del norte, entre otros, obteniendo como conquista el término del pago de
salarios por fichas, eliminación de los guardias privados de las compañías y la jornada
laboral de 8 horas diarias. Esta movilización levantó la moral de los trabajadores y su
capacidad organizativa, lo que trajo la reacción de los sectores patronales y el estado;
desde 1921 hasta la derogación de la Ley de Defensa Permanente de la Democracia en
1958, se desencadenó un proceso de criminalización de la movilización social,
persecución de las fuerzas sociales y políticas que se desenvolvían en el seno del
movimiento obrero, y el asesinato de decenas de mineros de la zona del carbón.
11
imperialistas invadieron nuestra patria, los obreros de estas dos minas, a 8.000
kilómetros de distancia, que solo conocían de Cuba el nombre, que solo conocían
de la Revolución Cubana las noticias que de allá llegaban –tal vez fragmentarias,
tal vez tergiversadas–, decretaron 48 horas de huelga en apoyo de la Revolución
Cubana en aquel momento crítico de su vida, cuando era criminalmente agredida.
¿Qué significa eso? Eso significa internacionalismo. ¡Eso significa
internacionalismo proletario! No fueron los aristócratas, no fueron los
millonarios en ninguna parte del mundo los que podían expresar ni habrían
expresado jamás la solidaridad con el pueblo cubano, sino precisamente los
obreros que trabajan en las más duras condiciones en el fondo de la tierra. Fueron
ellos los que expresaron de esa forma su solidaridad.6
Estos referencias históricas, sumadas a las luchas que se dieron para derrocar la
dictadura cívico-militar –que desarrollaremos en este trabajo–, junto a aquellas que se
empecinaron en mantener viva la industria carbonífera durante el periodo neoliberal
(1985-1997) y las que intentaron por último evitar el trágico cierre de las minas,
entregan un aporte sustancial en cuanto antecedentes que permiten explicar el por qué
“zona roja”, y revela al mismo tiempo la relación profunda que existió entre el
movimiento obrero que se forjó en la zona con el surgimiento, arraigo y fortalecimiento
de una corriente política e ideológica cuya expresión orgánica más potente fue el Partido
Comunista de Chile.
6
Fidel Castro. Discurso ante los mineros del carbón en Playa Blanca (Lota). Pág. 2. Recuperado
de: http://www.archivochile.com/America_latina/fidelcl/fidelcl0014.pdf
12
decantó a través de las décadas en la existencia de una hegemonía de la izquierda y en
particular del PCCh.
Los orígenes de la corriente socialista en Chile datan desde fines del siglo XIX y
principios del siglo XX, ésta poco a poco comenzó a influenciar al incipiente
movimiento obrero, siendo relevante la fundación del Partido Obrero Socialista (POS) el
24 de mayo de 1912, que de la mano de Luis Emilio Recabarren, Elías Lafertte, Luis
Víctor Cruz y muchos más, inició un trabajo de agitación en las masas que consistía en
charlas sobre doctrina socialista, medios de lucha, organización obrera, cooperativas,
crítica, anticlericalismo y antimilitarismo, entre otras. Esto permitió un crecimiento
exponencial del POS, que ya en 1915 se encontraba en varias filiales del norte del país y
algunos centros obreros de la zona central, esta situación comienza a cambiar ya que
desde 1917, el POS levanta una estrategia política para conquistar la Federación Obrera
de Chile (FOCH) que había surgido en 1909, cuyo carácter interclasista la mantenía bajo
una política reformista7 y de signo mutualista. Esta concepción comienza a mutar tras la
inserción de militantes del POS en la FOCH, utilizando publicaciones en conjunto, giras
públicas, sindicatos, instalaciones, etc. En 1919 tras la Convención de la Federación en
Concepción, surge la estrategia del POS donde el sector socialista se impone, éste
predominio se expresó en varias decisiones tomadas, como por ejemplo en su
declaración de principios donde explícitamente enunciaban la búsqueda de la abolición
del sistema capitalista, el cual será reemplazado por la gran Federación Obrera de Chile
(Ortiz, 2005, p. 221). Esta convención marca un antes y un después, posteriormente la
FOCH se lanzó por todo Chile nucleando organizaciones y sindicatos, dentro de las
cuales se encontraban las organizaciones del carbón. Ya para la gran movilización y
huelga de 1920, existían varias afiliaciones de la FOCH tanto en Lota como en Coronel,
donde destaca el nombre de Carlos Barrientos Cárdenas, fundador de la FOCH, líder de
la huelga de 1920 y conspicuo dirigente durante la toma del pique Puchoco-Schwager,
que es asesinado cuando salía de la Secretaría del Consejo N° 2 de Puchoco, a la edad de
28 años (Lagos, 1995).
7
Ver: Marxismo y Reformismo, V.I. Lenin, 1913.
13
Entre marzo y mayo se desarrolló la “huelga grande” del carbón en la región del
Golfo de Arauco, que marcó el comienzo del fin de la influencia del Partido
Democrático entre esos mineros y el inicio del ascenso de los socialistas en sus
organizaciones (…) La inviabilidad de la solución negociadora al estilo
demócrata y los desalojos, en que apareció involucrado Concha, hicieron que el
Partido Democrático perdiera militantes e influencia en beneficio del POS,
desplazándose el eje del conflicto desde el comité de huelga (de mayoría
demócrata) a la FOCH (predominantemente socialista). Los estandartes rojos y
los himnos socialistas, que por primera vez aparecieron en Lota y Coronel,
simbolizaban el inicio del cambio de hegemonía entre los trabajadores
carboníferos. (Grez, 2011, p. 111)
8
IST: Federación Sindical ligada al Tercer Congreso de la Internacional Comunista, su objetivo
era organizar y coordinar el trabajo sindical del movimiento comunista internacional y mantener
los lazos entre los partidos comunistas cercanos a Moscú. Funcionó entre 1921-1937.
14
del partido, Recabarren participa en una asamblea en Lota donde asisten cerca de 2.000
personas, y el 4 de enero pronuncia discursos ante unas 6.000 personas en la plaza de
Coronel. A la llegada de Recabarren, la zona del carbón se encontraba movilizada en
una huelga que se trasformó en una dura prueba entre la FOCH y el PCCh por un lado, y
el gobierno y las compañías por otro, los sectores conservadores y reaccionarios
elaboraban elucubraciones respecto a un posible soviet que se estaría conformando en la
zona, con sus respectivas Guardias Rojas, en un cuerpo constituido por 200 mineros de
Schwager y 500 de Lota (Grez, 2011, pp. 185-186).
15
2.3. La represión política en Lota y Coronel
La represión política que sufrió zona del carbón no solo tiene su punto máximo
con el asesinato y fusilamiento de 4 de los suyos posterior al golpe de estado de 1973:
Isidoro Carrillo Tornería (Gerente General de ENACAR), Danilo González Mardones
(Alcalde de Lota), Vladimir Araneda Contreras (dirigente del Magisterio) y Bernabé
Cabrera Neira (Presidente del Sindicato Celulosa de Concepción), sino que también es
parte de la ecuación histórica entre el movimiento obrero de la zona y la hegemonía
política del PCCh. Existen precedentes de larga data, como el asesinato en una
manifestación pública el 1 de enero de 1922, de 8 mineros y el sacerdote Bruno
Delpouve en Coronel, el asesinato de Carlos Barrientos Cárdenas en 1922, la violenta
represión en la Plaza de Lota en 1924 con un saldo de 5 mineros muertos; el asalto en
1942 al Sindicato Minero N° 6 de Lota por la policía que ingresó disparando e hiriendo
de muerte a varios mineros.
Lo que se presentaba frente a los ojos del mundo político y patronal respecto a la
zona de la minería del Carbón era qué, efectivamente, el comunismo había
alcanzado una enorme influencia, si no sobre la población misma, sí sobre los
grupos que se articularon para desarrollar iniciativas que les permitieron conducir
a las organizaciones sindicales y comunales, disputando un espacio que
tradicionalmente había estado controlado por las empresas y sus intermediarios
administrativos y políticos. (Venegas, 2012, p. 85)
En 1947, durante el gobierno del radical Gabriel González Videla, cuya coalición
de gobierno –Alianza Democrática– estaba compuesta por el PCCh, se efectúa una
severa represión al movimiento obrero del carbón, que dio paso a la ilegalización y
persecución del comunismo a través de la Ley de Defensa Permanente de la
Democracia, mencionada en el punto anterior. El presidente González Videla:
16
régimen de filiación soviética en el país (…) Para ganar esa guerra contra el
comunismo había que ganar primero la “batalla del carbón”. (Venegas, 2012, p.
96-97)
Es en este mismo plano real de los hechos que la zona del carbón tiene mucho
que decir.
17
3. Preguntas de investigación
3) ¿De qué manera la Política de Rebelión Popular de Masas (PRPM) del Partido
Comunista de Chile se materializa orgánica y políticamente en la zona del carbón a
partir de la acción de sus militantes en el periodo 1983-1986?
5) ¿Cómo se percibe por parte de los militantes del Partido Comunista de Chile, las
acciones contenidas en la Política de Rebelión Popular de Masas (PRPM) y la
represión de la dictadura cívico-militar durante el periodo 1983-1986 en la zona del
carbón?
18
4. Objetivos de la investigación
5) Analizar la percepción que tienen los militantes del Partido Comunista de Chile de la
zona del carbón de las acciones ejecutadas por ellos en el marco de la Política de
19
Rebelión Popular de Masas (PRPM) y la respuesta represiva de la dictadura cívico-
militar durante el periodo 1983-1986.
20
6. Importancia de la investigación y aporte teórico
21
CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO
Para nosotros historizar sobre la trayectoria del PCCh no resulta ser una labor
fácil a pesar de la gran vertiente historiográfica que se nos presenta, quizá hacer historia
de otro partido político sería un poco más sencillo, fechas, datos, fundadores, política,
periodos, etc. Pero hacer historia del PC no implica adentrarse solamente en el
instrumento orgánico y su política, sino inmiscuirse en la unidad y relación dialéctica de
éste con el movimiento de masas y las luchas obreras del Chile del siglo XX en adelante,
sobre todo si nuestra especificidad nos lleva a la zona del carbón. Nos sumamos a las
palabras de Perry Anderson (1984), quién plantea:
Los orígenes del Partido Comunista los podemos remontar junto a los albores del
movimiento obrero en Chile de fines del siglo XIX, a la par de un determinado modelo
de desarrollo, proceso de acumulación y sus correspondiente formación social y
económica, todo este cuadro se origina entre “la última fase del modelo de producción y
acumulación colonial (1860-1878) y la primera fase de transición de la economía
colonial a la economía industrial capitalista (1870-1930)” (Salazar, 2003, p. 29-30).
La vorágine del periodo vio surgir varias expresiones orgánicas, vastos partidos
que intentaron representar los intereses de la novel clase obrera, ejemplos como la Unión
Socialista en 1896, el Partido Obrero Francisco Bilbao en 1898, el Partido Socialista
Científico en 1900, el Partido Obrero de Viña del Mar en 1912 entre otros. Ninguno
prosperó y todos fueron efímeros hasta que el 6 de junio de 1912 en un local de “El
Despertar de los Trabajadores”, veintidós militantes deciden separarse del Partido
Democrático y fundan el Partido Obrero Socialista (POS) bajo la conducción del mítico
Luis Emilio Recabarren. La línea política del POS se nutría de diversas vertientes
críticas, socialistas y democráticas que tenían un común denominador, el férreo rechazo
al Partido Democrático, que para el POS este representaba los intereses de la pequeña
burguesía y solo buscaba reformar las instituciones existentes, democratizándolas pero
dejándolas intactas en tanto instrumentos al servicio de la clase dominante.
9
“En 1916 sale Recabarren en gira por todo el sur del país hasta Punta Arenas y hay señales que
indican que en ese único viaje nacional se concibe la idea de la adquisición de la legendaria casa
de calle Galvarino 4, en el centro de Lota Bajo”. (Fuchslocher, 2009, p. 15)
23
representación política en la institucionalidad criolla, amparados bajo la tríada
estratégica; el gremialismo, las cooperativas y el partido político10.
Este primer oleaje orgánico de la corriente socialista en Chile tiene su debate más
intenso en los primeros años de la década del XX, la influencia de la revolución Rusa
fue notoria en el –hasta ese momento– ecléctico POS, ya en 1918 Luis Víctor Cruz
emana un artículo a favor de la revolución de los “maximalistas” rusos, que se
materializa con la adhesión en 1920 a la III Internacional. Esta adhesión fue aceptada
por las mayorías pero también existió cierto rechazo de algunos dirigentes de la FOCH
(Enrique Díaz Vera) que tras el contexto nacional de la candidatura de Arturo Alessandri
impulsaron el proyecto del partido único de la clase obrera, un partido laborista, que
conjugara las fuerzas sociales y políticas de la FOCH, Partido Democrático y POS. Esta
disyuntiva se respondió con la decisión cada vez más férrea del POS de transitar hacia la
conformación independiente del Partido Comunista de Chile.
10
Si bien el POS nunca descartó la lucha dentro del plano institucional, su crítica hacia el
Partido Democrático se basaba en la acción política de este, caracterizada por la conciliación de
clases, alianzas con sectores patronales, lógicas burocráticas y su concepción estratégica, la que
para el POS debía contener 3 elementos: El “gremialismo” como herramienta de organización
de la clase trabajadora para luchar por reivindicaciones generales de la contradicción
capital/trabajo, las “cooperativas” como medio de articulación económica de las familias de la
clase trabajadora, bajo la influencia mutualista y la “organización política” como partido obrero
de la clase, cuyo objetivo es la lucha política, modificando la correlación de fuerzas entre el
aparato gremial y la cooperativa versus la patronal y el estado.
11
El conflicto en la zona se gestó el 31 de diciembre de 1921, al terminar el contrato anual de los
mineros Fochistas con la compañía, reduciendo la cantidad de turno, lo cual significó sobre
explotar la fuerza de trabajo de los mineros y reducir el personal a través del despido, los obreros
24
El PCCh tuvo un comienzo ambiguo, por una parte asumió una política
sumamente clasista pero nunca pudo resolver su política estratégica, lo cual mermó el
accionar político en ciertas coyunturas nacionales, esto sin duda generó tensiones que se
intentaron subsanar con la llamada “bolchevización”12 13 del partido (1924-1933), como
sistema de educación “revolucionaria” al conjunto del cuerpo partidario.
Bajo el primer gobierno de Carlos Ibáñez del Campo, el PCCh tuvo que lidiar
con su primera clandestinidad (1927-1933), siendo proscrito. La acción de los aparatos
recibieron a la delegación del PCCh un par de días después “el 3 de enero -tan solo dos días
después de la fundación del partido- Recabarren participó en una asamblea en Lota a la que
asistieron más de 2.000 personas (…) El l4 de enero, Recabarren, Greco, el diputado Juan
Pradena Muñoz, del ala izquierda del partido democrático, y otros líderes obreros pronunciaron
discursos ante una multitud de unas seis mil personas en la plaza del vecino pueblo de Coronel.
En medio del gentío se agitaban los estandartes de los consejos federales (masculinos y
femeninos) de la FOCH de Lota, Playa Negra, Puchoco-Schwager, Maule y Buen Retiro” (Grez,
2011, p. 181).
12
El proceso de Bolchevización nace durante el V congreso de la Komintern en julio de 1924
como mecanismo de educación revolucionaria para el resto de los partidos comunistas del
movimiento internacional, esto significó modificaciones políticas y orgánicas del PCCh, se
incorporó la organización celular, el centralismo democrático como mecanismo interno de
orden, rigurosidad en la disciplina interna, partido de cuadros políticos, etc. Este proceso no fue
lineal ni continuo, fue interrumpido por la dictadura de Ibáñez del Campo, lo que dio paso a la
primera disyuntiva ideológica y quiebre del partido con la oposición de los “hidalguistas” más
cercana a la corriente Trotskista. Estos fueron acusados de colaboradores de la burguesía. (Furci,
1984/2008)
13
La Bolchevización implicó una revisión profunda de los aspectos culturales, identitarios y
sobre todo de la composición social del partido, esta trajo consigo la denominada
“proletarización” del partido, que consistió en la estrategia utilizada para reclutar nuevos
militantes, en especial obreros de las industrias estratégicas de la economía nacional, para
Ximena Urtubia Odekerken (2016) ésta consistió en una política favorable para la constitución
del futuro partido de masas y de cuadros políticos.
25
represivos mermó la capacidad orgánica del PC y persiguieron a sus dirigentes 14. A
pesar de la clandestinidad los comunistas siguieron desarrollando su labor política, bajo
el testimonio de antiguos militantes podemos reconocer que ya en 1924, el Alcalde que
regía la comuna de Lota era militante comunista (Héctor Rodríguez), en 1926 se crea el
gran Sindicato Industrial Minero de Lota15 y en 1929 el de Schwager, que vienen a
demostrar la fuerza social y el poder político adquirido hasta ese entonces en la zona
industrial minera.
14
La primera clandestinidad del PCCh se formalizó el 15 de marzo de 1927, en el transcurso del
gobierno de Emiliano Figueroa a la dictadura Ibañista, el partido fue duramente castigado, sus
militantes fueron torturados, renegados e inclusive hubo muertes. En 1929 la gran mayoría del
Comité Central fue relegado a la Isla de Pascua. A la inmadurez política, práctica y la
clandestinidad, se sumó la ferviente disputa interna por la conducción del partido entre
Trotskistas y Estalinistas (Muñoz, 2014).
15
El año 1926 se crea el Sindicato Industrial Minero N° 6 de Lota, que no fue solo un enclave
para reuniones y asambleas de los mineros, sino que también fue ideado como centro cultural y
de difusión abierto a toda la comunidad, símbolo de la cultura lotina, este funcionaba en Lota
Alto en el Pabellón 20 frente a la parroquia Matías Cousiño, trasladándose luego al Pabellón 8
del sector Fundición; también se le denominó “Hogar Social de los Mineros del Carbón”.
26
tesis de la Revolución Democrático Burguesa de la Komintern (1935)16. En 1936 surge
el Frente Popular que triunfa con la candidatura del radical Pedro Aguirre Cerda en
1938, mismo año que es electo como alcalde de Lota el comunista Santos Leoncio
Medel Basualto17. Para el historiador Hernán Venegas Valdebenito (2012) “la nueva
etapa inaugurada con la llegada al gobierno de la coalición de centro izquierda coincide
con el regreso de los comunistas a la dirección de los sindicatos y a los gobiernos
comunales” (p. 80), acrecentándose de esta forma la adhesión al PCCh de los sectores
obreros que se vio fielmente reflejada en la zona del carbón, Lota y Coronel fueron
enclaves estratégicos para los comunistas, por lo tanto combatidos por los sectores
conservadores y patronales, en sí, “lo que le molestaba a los representantes políticos era
que efectivamente en la zona del carbón, pero también sindicatos de otros núcleos
industriales mineros, estuvieron dirigidos por el Partido Comunista” (Venegas, 2012, p.
85). La política represiva no se dejó esperar, el 18 de julio de 1942 se aprobó la Ley
16
Esta nueva tesis política se sintetizaba en que la revolución Chilena, su carácter inminente no
era socialista, sino que debía cumplir con las tareas democrático burguesas, siendo su contenido
reformista (agrario) y anti imperialista, donde las labores de modernización, industrialización
nacional, establecimiento de derechos sociales eran trascendentales, para lograr estos objetivos
se necesitaba el consorcio de amplias capas y clases sociales, inclusive sectores de la burguesía.
En el contexto internacional el PCUS y la Komintern comulgaban la creación de Frentes
Populares Antifascistas para limitar el avance del fascismo unificando a todos quienes se ven
afectados por él, desde la clase obrera a la burguesía democrática, el objetivo y la lucha no era
inmediatamente por el socialismo, sino por la democracia, la paz y contra el fascismo.
17
Santos Leoncio Medel Basualto nació en Lebu en 1904, trabajó desde muy pequeño en las
minas de ese mismo pueblo tirando los caballos que conducían los carros de carbón, trabajó en
Lota, Cosmito, Curanilahue, Schwager y Coronel. Militante del PCCh desde 1927, fue dirigente
de la FOCH, miembro de la Federación Minera de Chile, CUT, Sindicato Victoria de Lebu e
integró el Comité Central del PCCh. En 1932 fue apresado y tuvo que recurrir a una huelga de
hambre, en 1947 debió viajar clandestinamente desde Lota a Santiago, fue alcalde de Lota entre
1938 y 1942 y regidor en dos periodos: 1935 a 1937 y 1952 a 1955. Para Luis Corvalán Lepe
(1997) fueron aquellos que ayudaron a construir el partido, imprescindibles, “de los que nunca se
sintieron abatidos ante la magnitud de los problemas y de las dificultades y que solo la muerte
pudo derrotarlos” (p. 69).
27
7.200, que contenía una serie de mecanismos de coerción social otorgando mayores
prerrogativas al Presidente, éste cuerpo legal es utilizado por Gabriel González Videla
para apagar la movilización social de la zona carbonífera y ampliar la ola anticomunista.
El discurso anticomunista se extendió por el miedo de los sectores liberales y
conservadores ante el aumento del caudal electoral municipal del PCCh y la conducción
política de los grandes sindicatos de la clase trabajadora chilena. La huelga de agosto de
1947 fue el pretexto y antesala para promulgar la Ley de Defensa Permanente de la
Democracia18, oficializada cuando la labor desarticuladora y represiva en la zona ya se
encontraba realizada:
28
Hubo dos interpretaciones para esta táctica. La primera fue la de Galo González
y otros líderes del Partido (Luis Corvalán y Volodia Teitelboim, entre otros).
Ellos creyeron que era muy importante que el PCCh se involucrara en una batalla
a largo plazo para derrocar a González Videla, sin arriesgar a las estructuras
básicas en la resistencia a la fuerte represión de González Videla.
La segunda interpretación era la de Luis Reinoso, Benjamín Cares y E.
Espinoza, quienes creyeron que, mientras era correcto organizar una retirada, el
PC debía prepararse a la vez para derrocar a González Videla. (Furci, 1984/2008,
p. 83)
Esta nueva estrategia utilizada por el PCCh para enfrentar este periodo será la del
Frente de Liberación Nacional (FLN)19, que recogió la experiencia de la corriente
19
El surgimiento de esta línea política también se enmarca en el camino trazado por las alianzas
amplias de los frentes populares, pero la lucha ya no será contra el fascismo, sino por la
independencia nacional, el contexto de la década del 50’ entrega otras prioridades estratégicas.
En este sentido para Galo González (Secretario General) se debería establecer una alianza
inclusive con la burguesía criolla, pero con aquella que tuviera contradicciones con el
imperialismo y el latifundio, esta alianza ya no debía poner el acento en la burguesía sino en la
hegemonía obrera, más ofensiva que las alianzas anteriores y la revolución se caracterizaría por
las transformaciones democrático burguesas. “La revolución que hoy está planteada en nuestro
país no es precisamente de carácter socialista, sino democrático popular, de liberación nacional,
antiimperialista y antifeudal” (X Congreso del PCCh, 1956). De esta corriente se conforma el
Frente del Pueblo que en 1952 levantó la candidatura de Salvador Allende. “El Frente del Pueblo
derivó en el Frente de Acción Popular, FRAP, y luego en la Unidad Popular. Fue el núcleo
29
aliancista y frente populista con algunas modificaciones dentro de la línea política que
permitieron el surgimiento del Frente del Pueblo (1952) y la primera candidatura de
Salvador Allende Gossens.
inicial de un movimiento popular distinto a todos los que habíamos conocido, en el que la clase
obrera y el pueblo eran los actores principales” (Corvalán, 1997, p.70)
20
La Huelga Larga de los mineros hunde sus raíces en a fines de 1959 en el gobierno de Jorge
Alessandri bajo un contexto marcado por el alza del costo de vida (21,2%) según el Centro de
Estudios Económicos y Sociales del país. La propuesta del gobierno a los trabajadores de la zona
fue un aumento paliativo del 10%, dinero que sería descontado del aumento del año siguiente,
cuestión que rechazaron los sindicatos, estos en su mayoría redactan un pliego de peticiones
único en el sindicato de obreros de la bahía de Lota. El 17 de marzo se hace efectiva la huelga
sumándose la gran parte de los sindicatos de Lota y Schwager, pasan los días y la junta especial
de conciliación para las provincias de Concepción y Arauco busca en dos oportunidades
negociar con los mineros, los cuales siguen rechazando la propuesta. Sin trabajo existía escasez
de alimentos, las ollas comunes se cuentan por 200 al igual que la gran solidaridad de los
estudiantes de la provincia. Para buscar la sensibilidad y quebrar la voluntad del gobierno y la
compañía, deciden copar Concepción con una movilización y marcha masiva que despobló las
comunas de Lota y Coronel; a pesar de las demostraciones de fuerzas frente a la intransigencia
30
desarrollando política en un escenario distinto, el trabajo continuo más el “respeto” y la
confianza adquirida y entregada por el pueblo les permitió estar a la cabeza del
movimiento obrero, que tuvo repercusiones político-institucionales de carácter nacional,
como la promulgación en 1967 de la Ley de Lámpara a Lámpara, conquista lograda
posteriormente gracias a la Huelga Larga de 1960, en la que el dirigente sindical Isidoro
Carrillo Tornería jugó un rol protagónico:
Los mineros, los mismos que en 1920 conquistaron la jornada laboral de ocho
horas, luchaban porque dicha jornada de ocho horas fuera real y efectiva. La
jornada conseguida en 1920 corría desde que el minero llegaba al frente de
laboreo hasta que terminaba su labor productiva; sin embargo con el transcurso
de las décadas el tiempo de llegada hasta el frente era cada vez mayor,
especialmente en minas como Schwager donde los trabajadores podían demorar
casi dos horas en entrar y salir de los piques.
Los mineros proponían una jornada de ocho horas, desde que bajaban al
interior de la mina y recibían su lámpara de trabajo, hasta el momento en que la
entregaban, antes de ser subidos al ascensor. Exigían también la instalación de
duchas para bañarse después del trabajo, además de otros puntos domésticos
diversos.21
La línea del FLN del PCCh alcanzó su máximo desarrollo en 1969 con la
constitución de la Unidad Popular (UP) dando correlato a la estrategia frente populista
del gobierno, el desgaste de tres meses de conflicto, la fatiga diaria, la falta de alimento, el
terremoto, la diáspora de los niños y niñas, etc., terminaron por minar la voluntad de los
mineros, estos deponen la movilización tras 96 días de huelga efectiva, logrando un aumento del
19,5%. Esta gran movilización pasaría a la historia y quedaría en la memoria de generaciones y
generaciones provenientes de la zona del carbón.
21
Extraído de: http://www.lalistadelschindlerchileno.cl/isidoro-carrillo/
31
que venía siendo la tónica en la política del partido; la Unidad Popular como amplio
bloque social y político, reunía desde sectores de la burguesía y pequeña burguesía,
hasta la acerada alianza del PS-PC, como representante política de la clase obrera
chilena. Para Alonso Daire:
22
Discurso de Salvador Allende Gossens en Lota, 31 de diciembre de 1970. “Mineros del
carbón, ejemplo de lucha. Discurso en el mineral de carbón de Lota”. En:
https://www.marxists.org/espanol/allende/1970/diciembre31.htm
32
como Gerente General de las minas23. Cabe destacar que el PCCh durante el gobierno
popular mantuvo una vasta inserción y conducción política en los sindicatos mineros de
Lota y Coronel. Durante el proceso de inmersión inicial en el campo de la presente
investigación, conversaciones con ex-sindicalistas carboníferos señalan una hegemonía
comunista, pero sin ocultar el pequeño pero abnegado trabajo del PS, USOPO, MIR y
DC en la zona.
Si bien esta preponderancia del PCCh en la zona del carbón significó influencias
políticas e ideológicas en el movimiento obrero local y la posibilidad de ampliar su
representación política en la institucionalidad municipal (alcaldes y regidores)24,
también encarnó la más cruda represión por parte de los golpistas, los cuatro lotinos
militantes comunistas fusilados son expresión de aquello25, junto al contundente listado
de detenidos, asesinados y desaparecidos en Lota y Coronel durante los primeros años
de la dictadura.
23
Isidoro Carrillo era un importante militante del Partido Comunista del carbón. Hijo y nieto de
mineros, fue dirigente sindical desde 1959 y luego presidente del Sindicato Industrial. Además,
se desempeñó como alcalde de Lota entre 1963-1967 y formó parte del cuerpo administrativo del
municipio hasta 1973, luego del golpe de estado fue encarcelado y ejecutado. Su nombramiento
como Gerente General de ENACAR debemos situarlo en el marco del acuerdo entre la CUT y el
Gobierno de la UP para instalar en los directorios de las empresas estatizadas a importantes
representantes de los trabajadores.
24
Isidoro Carrillo Tornería (Lota), Danilo González (Lota), Romualdo Pereira (Coronel), Norma
Hidalgo (Coronel), Alberto Sandoval Álvarez (Lota).
25
Este caso de violación de los DD.HH. conmocionó a toda la cuenca del Carbón, fueron cuatro
militantes comunistas acusados injustamente y condenados por un consejo de guerra, causa rol
1645-73 el 18 de octubre de 1973 por supuestamente infringir la ley 17.798 de control de armas
y preparar el “Plan Z” en la comuna de Lota: Isidoro Carrillo Tornería (Gerente de ENACAR),
Danilo González Mardones (Alcalde de Lota y profesor), Bernabé Cabrera (Presidente Sindicato
Celulosa Arauco-Concepción) y Wladimir Araneda Contreras (Profesor de ed. básica y dirigente
del magisterio) fueron fusilados en una antigua fábrica de ladrillos camino a Carriel Sur
(aeropuerto de Concepción) el 22 de octubre de 1973.
33
2. La dictadura cívico-militar chilena y su estado entre 1983-
1986
26
Nos referimos a las organizaciones que componen la Unidad Popular (Partido Comunista,
Partido Socialista, Movimiento de Acción Popular Unitario (MAPU), Movimiento de Acción
Popular Unitario Obrero Campesino (MAPU-OC), Izquierda Cristiana y Partido Radical) y
también al MIR. Siguiendo a Tomás Moulian (1997), durante este periodo es pertinente hablar
de “izquierdas” y no de izquierda, ya que subsisten matices y diferencias ideológicas. En
particular, son distinguibles dos izquierdas: la agrupada en torno al programa de la UP, y la
representada por el MIR, que diferenciaba un “polo revolucionario” emanado de una
contradicción existente entre reforma y revolución.
34
de esta medida, arguyendo en el discurso de Miguel Enríquez en el Teatro Caupolicán
(17/06/1973), que “la clase obrera no quiere un gobierno ni un Gabinete de diálogo, sino
que exige que el Gabinete y el gobierno sean instrumentos de lucha y combate”. Para el
PS, las medidas de la UP fueron correctas, pero no así la actitud del MIR, como lo
expresan a seis meses del Golpe de Estado, en su Documento de Marzo (1974):
Fue en este contexto, a dos meses del tanquetazo que definitivamente las FF.AA.
y Carabineros, toman el poder e imponen una situación de “guerra interna”, teniendo las
“izquierdas” que finalmente afrontar la situación real de enfrentamiento armado, con la
consecuente caracterización de un enemigo que, superando toda previsión, rápidamente
había sofocado la resistencia y controlado el aparato del estado.
La discusión sobre el carácter del nuevo régimen, se dio principalmente entre las
posiciones del PCCh y del MIR, con pequeños matices en el resto de izquierda.
Podemos decir que en primera instancia, todo el espectro de las izquierdas definió como
“fascista” y reaccionaria a la Junta Militar. El mismo MIR, en entrevista a Miguel
Enríquez el 8 de octubre de 1973, caracteriza al régimen como “gorila”, por el supuesto
carácter instrumental y subordinado del militarismo a los sectores dominantes, y
“fascista”, por la mantención prolongada del estado de sitio:
35
tienen el valor de asumir sus crímenes y buscan encubrirlos detrás de falsedades
y montajes publicitarios como el "Plan Z" o mascaradas histriónicas de legalidad.
A partir del 11 de septiembre de 1973 los Altos Mandos de las Fuerzas Armadas
se establecieron no ya solo como baluartes de la burguesía, sino también como
sus representantes políticos. (…) Este carácter de representantes políticos del
interés general de la gran burguesía es uno de los factores que permite diferenciar
la dictadura militar chilena de los fascismos. (Qué es el MIR, 1975, p. 29)
36
chileno, que el MIR arremete para rechazar –nuevamente– el pragmatismo comunista de
buscar alianzas con el centro político:
37
No será hasta el Pleno del Comité Central de agosto de 1977, que el PCCh en el
informe rendido por su Secretario General, Luis Corvalán, aborda con mayor rigurosidad
la clasificación que hace del régimen, criticando de paso, la definición que hizo el MIR
respecto a la naturaleza de la dictadura:
Con estas premisas, el PCCh levanta la tesis del “fascismo dependiente para el
caso de Chile y otros semejantes” (Informe al Pleno, 1977, p. 50), en un intento por
asimilar brutalidad represiva con fascismo, pero que a diferencia de los fascismos
38
históricos europeos, no contaba con una base social “de masas”, sino que estaría
alimentado por sectores minoritarios vinculados al capital extranjero, de ahí su carácter
dependiente. Podemos concluir que para el PCCh, la categorización de fascista era
elemento fundamental de su línea política, por lo que el nuevo contexto fue visto a la luz
de la política histórica de este partido: la necesidad de realizar amplias alianzas político-
sociales, para impulsar transformaciones. En este sentido la política antifascista es el
pretexto para atender ese requerimiento, cuestión que explica el cómo la adopción de
una Política de Rebelión Popular no significa un rompimiento total con esta línea, sino
que más bien, una aplicación de ella, una táctica determinada en función de una
situación particular, “la dictadura fascista”, que si bien implica “ruptura” en cuanto a las
formas históricas de acción política de este partido, es una “continuidad”, por los
principios y objetivos que persiguen sus estrategias.
39
propiedad individual (…) Asimismo, corresponde arbitrar los medios para que el
derecho de propiedad privada sea una realidad para todos los chilenos,
favoreciendo su efectiva difusión en todos los estratos sociales. Se trata de hacer
de Chile una nación de propietarios y no de proletarios. (p. 19)
40
profusamente las relaciones históricas en torno a ésta problemática, ahondando la cita
anterior respecto a la situación política al interior las fuerzas armadas:
A nuestro entender, hubo una mixtura entre los residuos del “Ibañismo” y la
Doctrina de Seguridad Nacional, y el ocaso definitivo del primero no comenzó
sino hasta después del derrocamiento del presidente Salvador Allende. Los
primeros siete años del gobierno militar constituyeron su derrota final y la
emergencia de una nueva cosmovisión: la neoliberal y de contrainsurgencia,
asociada al general Pinochet. Entendemos por “Pinochetismo” aquellas
tendencias castrenses que entendían la modernización preferentemente en
términos económico-tecnológicos, que veían en la represión el instrumento más
eficaz para combatir el pensamiento marxista y los conflictos sociales, y por lo
mismo, creían en un desarrollo social fruto de la acción individual y no de la
colectiva-comunitaria, lo cual produciría la ansiada desmovilización a través de
la des-organización. (Valdivia, 2003, pp. 18-19)
27
“El Ladrillo”, es el nombre con que se conoce el documento que constituye la Base de la
Política Económica de la dictadura cívico-militar en Chile. Fue elaborado a fines de los 60’ por
los estudiantes provenientes de la Universidad Católica que cursaron posgrados de economía en
la Universidad de Chicago, EE.UU., posteriormente motejados “Chicago Boys”. En él se
desarrolla un programa de libre mercado para ser aplicado en Chile, notablemente influenciado
por el economista neoliberal Milton Friedman.
41
las enajenaciones sin propuestas fueran a dar a las manos de los grupos
económicos en gestación, y que una forma solapada de corrupción funcionaria se
cobijara de ese decreto. (Cavallo, et al., 1989, p. 88)
- Recuperación, que era la del momento, las FF.AA ejercían el poder, dictándose
Actas Constitucionales que estatuyeran leyes trascendentales, pasando éstas y las
42
instituciones jurídicas por ellas contempladas a tener plena vigencia desde el 31
de diciembre de 1980, derogándose la Constitución de 1925.
- Transición, a partir de 1981 con progresiva conducción cívico-militar, y una
Cámara Legislativa mixta, designada y con el visto bueno del régimen.
- Normalidad Constitucional, en 1985. El poder volvería a los civiles, dos tercios
de la Cámara Legislativa se elegirían por sufragio popular directo, y el otro tercio
nombrado por el gobierno. Está Cámara debía elegir al próximo Presidente de
Chile.
La DINA, cuya línea de mando directa era con el general Pinochet (su director
Manuel Contreras respondía sólo ante él), actuó con desenfreno y empleando los
métodos más espantosos, tanto así que su actuar fue incluso en el exterior, como los
asesinatos de Carlos Prats en Buenos Aires (1974), y de Orlando Letelier en Washington
(1976). Este último tendría repercusiones internacionales, que obligó al gobierno a
43
disolver al DINA en agosto de 1977, y reestructurarla en la Central Nacional de
Informaciones (CNI), que continuará su labor represiva. A fines de ese mismo año, el
régimen recibe un duro golpe al ser condenado por las violaciones a los DD.HH. en la
Asamblea General de la ONU. Como reacción, se organiza en enero de 1978 una
“Consulta Nacional”, para demostrar que las acusaciones vertidas en la ONU no son
ciertas, y que además se cuenta con el apoyo popular. Realizada sin registros electorales,
ni control del proceso, con múltiples denuncias de irregularidades “el papel casi
transparente del voto sembró las mayores suspicacias” (Cavallo, et al., 1989, p. 187), el
régimen obtuvo su aprobación con un 78%.
- Una vez realizado este trámite (estudio y aprobación del proyecto) de duración
no definida, el texto sería sometido a ratificación popular a través de plebiscito.
- A partir de la promulgación de la nueva Constitución, se iniciaría la transición.
Este proceso duraría seis años.
- Durante este periodo se instalaría un Parlamento íntegramente designado por la
Junta.
- Las primeras elecciones políticas tendrían lugar no antes de 1985.
44
El Consejo de Estado, que contaría con la participación del ex presidente Jorge
Alessandri, despachó el texto con una propuesta de transición incluida: tendría vigencia
durante cinco años siguientes a la aprobación de la Constitución, que se esperaba para
1981, por lo que la transición terminaría en 1986, realizando ese año elecciones de
Presidente y diputados (Cavallo, et al., 1989, p. 314). Al recibir Pinochet los cartapacios,
encargó convocar urgente a un Grupo de Trabajo que en secreto revisara todos los
puntos, reservando para él y la Junta la observación de las disposiciones transitorias. El
grupo realizó cambios en aspectos fundamentales del proyecto de Alessandri, regresando
al primer texto de la Comisión Ortúzar. Está el caso del Consejo de Seguridad Nacional
(COSENA), con mayoría militar y facultades superlativas, tales como “hacer presente, al
Presidente de la República, al Congreso Nacional o al Tribunal Constitucional, su
opinión frente a algún, hecho, acto o materia que, a su juicio, atente gravemente en
contra de las bases de la institucionalidad o pueda comprometer la seguridad nacional”
(Bascuñán y Gallinato, 2002). Finalmente, en cuanto a la “transición”, esta sería de 16
años en total a partir de la promulgación de la Constitución, compuesta de dos periodos
de 8 años cada uno, el primero con Pinochet como Presidente, y en medio un plebiscito
de ratificación por 8 años más. Se fijó la inamovilidad de los comandantes en jefe, y la
Junta continuaría con sus facultades legislativas por el primer periodo, pero “un
Congreso elegido sustituiría a la Junta en la mitad, en 1990. Mientras no se llegara a ese
Parlamento, en el crucial período de promulgación de las leyes que complementan la
Constitución, seguiría la Junta” (Cavallo, et al., 1989, p. 318). La fecha clave de 1985
había sido definitivamente suprimida.
45
declaraciones como la del ex comandante en jefe de la FACH, el Gral. (R) Leigh: “las
disposiciones transitorias apuntan a institucionalizar la dictadura en Chile” (Cavallo, et
al., 1989, p. 327). El PC por su parte, consideraba que pasado el plebiscito,
institucionalizado el régimen, se habría agotado el camino de la unidad opositora
encabezada por la DC para derrotar a Pinochet; producido este “momento de quiebre”,
pasarían a una fase integrando “todas las formas de lucha”, incluida la militar (Cavallo,
et al., 1989, p. 327). La Constitución sería “aprobada” por un 67%, entrando en vigencia
el 11 de marzo de 1981, momento en que Pinochet asumirá constitucionalmente como
Presidente de la República en La Moneda, reconstruida para tales efectos.
Las reformas neoliberales de los Chicago Boys, que en 1975 ya habían tenido su
primera prueba frente al drástico aumento de la pauperización y el desempleo
(inaugurando también formas de sub-empleo con el Programa de Empleo Mínimo
(PEM), a modo subsidio estatal para disminuir las cifras de desocupación), entraron
realmente en crisis a inicios de los ochenta, con la devaluación del dólar y variabilidad
de la paridad cambiaria, junto con el colapso del sistema financiero: el “milagro chileno”
comenzaba a despeñarse. 1982 exhibía un PGB de -14%, y un 23,7% de desempleo
(Cavallo, et al., 1989, p. 396), porcentaje que ni el reciente Programa Ocupacional para
Jefes de Hogar (POJH) pudo disimular. Ese mismo año es asesinado por la dictadura el
dirigente sindical de la ANEF y fundador del “Grupo de los 10”, Tucapel Jiménez28. El
Grupo de los 10 (posterior Unión Democrática de Trabajadores), junto con la
Coordinadora Nacional Sindical (CNS), constituían la rearticulación de un movimiento
sindical devastado por efecto del Plan Laboral de 1979, elaborado por José Piñera. Si
bien la CNS estaba encabezada por el DC Manuel Bustos (exiliado por el régimen en
1982), contaba con la amplia participación de militancia de izquierda. En este contexto,
es que a principios de 1983, asume Rodolfo Seguel (DC) la directiva de la
28
Ese mismo año la dictadura asesinaría secretamente al ex presidente Eduardo Frei. El
“magnicidio”, recién el año 2009 fue puesto en evidencia y calificado como homicidio. A la
fecha persisten sectores que niegan la existencia de estos graves hechos. Ver:
http://ciperchile.cl/2009/12/08/las-huellas-que-dejo-el-magnicidio-de-eduardo-frei-montalva/
46
Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), impulsando una iniciativa que
destrabaría las fuerzas sociales opositoras en ebullición:
Ese mismo año se articularán dos frentes políticos de oposición: por un lado la
Alianza Democrática (AD), surgida a partir del “Manifiesto Democrático”29, que
agrupaba a la Democracia Cristiana, al Socialismo “Renovado”, al Radicalismo y a
sectores de centro, cercanos a la derecha, como el Partido Republicano; por otro lado, la
izquierda “marxista” se agrupó en el Movimiento Democrático Popular (MDP), donde
confluyeron el PCCh, el MIR y el PS dirigido por Clodomiro Almeyda.
29
“Manifiesto Democrático”, Análisis, N° 57 de 1983. Disponible en:
http://www.bicentenariochile.cl/index.php?option=com_content&view=article&id=124:oposicio
n-al-regimen-manifiesto-democratico-14-de-marzo-de-1983&catid=16:pinochet-y-el-gobierno-
militar&Itemidd=9
47
El advenimiento de las Protestas Populares, la incipiente unidad de la oposición,
sumado a la crisis económica, llevarán a que sectores partidarios del régimen busquen
negociar con la oposición centrista (AD), en función de un Acuerdo Nacional para una
resolución política, propulsado igualmente por el Cardenal Francisco Fresno:
48
La dictadura instaurará nuevamente el Estado de Sitio, junto con el despliegue de
tropas militares en la ciudad y la feroz acción de la CNI. Frente a la catedral de
Concepción se inmola Sebastián Acevedo, quemándose a lo bonzo, exigiendo saber el
paradero de sus hijos secuestrados por la CNI, a principios de noviembre de 198330. En
lo político, el ministro del Interior Sergio Onofre Jarpa, implementará un plan de
“apertura” traducido en el retorno de algunas personalidades exiliadas, y la búsqueda de
un acuerdo que comprendiera creación de leyes electorales y de partidos políticos, junto
con modificaciones constitucionales, cuestiones que prontamente fueron desechadas por
Pinochet, imponiéndose los preceptos ya delineados por el régimen en la Constitución,
teniendo Jarpa que abandonar el gabinete a principios de 1985. En cuanto a lo
económico, la crisis fue enfrentada interviniendo la banca privada, a lo que siguió el
mayor gasto social realizado por el ministro de Hacienda Luis Escobar; también estas
medidas serían cercenadas al asumir Hernán Büchi la cartera de Hacienda en 1985,
retornando los “Chicago” al control de la política económica.
30
Ver: Informe de Prensa, Arzobispado de Concepción y Arauco. Concepción, noviembre 1983.
En: http://www.archivovicaria.cl/archivos/VS4b4dd3201ffe3_13012010_1105am.pdf
49
protestas populares, adquiriendo fundamental relevancia las organizaciones sociales
reivindicativas. A decir de Patricio Quiroz (1998):
Este mismo año es catalogado por el PCCh como el “año decisivo” para derribar
al régimen, y en ese marco se darán dos de las acciones más espectaculares realizadas
por algún partido de oposición: la internación de armas desde Cuba y el atentado al Gral.
Pinochet, el 07 de septiembre. Ambas operaciones tendrán un resultado fallido, la
primera descubierta por la CNI en agosto, y la segunda con 5 escoltas muertos, pero
31
Se refiere a Carmen Gloria Quintana y Rodrigo Rojas De Negri, golpeados e incinerados con
combustible por una patrulla militar en el marco del Paro Nacional el día 2 de julio de 1986.
50
Pinochet ileso32. Luego de estos hechos, la dictadura retoma la iniciativa por medio del
terror, cerrando el proceso de las Protestas Populares abierto desde de 1983:
32
El detalle de ésta operación es descrito por las autoras Patricia Verdugo y Carmen Hertz
(1990) en su libro “Operación Siglo XX”.
51
3. El PCCh y la Política de Rebelión Popular de Masas
33
“El principal error de derecha fue nuestra debilidad en cuanto a tolerar y no impedir las
actividades sediciosas del enemigo y el abuso que hacía de las libertades consagradas en la
Constitución”. (Informe al Pleno, 1977, p. 26)
34
El vacío histórico es sin duda la reflexión más audaz del PCCh después de décadas donde
solamente se hizo mención del componente militar pero nunca asumió una perspectiva táctica
real ni mucho menos estratégica de este elemento en la política, es en este Pleno donde se
visualiza la incorporación histórica del elemento militar que habitualmente fue visto como parte
de concepciones “aventureristas” y “ultraizquierdistas”. El Informe al Pleno de 1977 dice lo
siguiente: “Examinamos estos problemas desde el ángulo de nuestras responsabilidades, es
evidente que no nos habíamos preparado adecuadamente para la defensa del Gobierno Popular
en cualquier terreno. No solo teníamos el vacío histórico de la falta de una política militar, sino
52
política militar compleja dentro de un proyecto político como el del PCCh y del
gobierno de la Unidad Popular, reflejaba las deficiencias políticas y teóricas del abordaje
estratégico, la problemática del poder y la construcción del socialismo en Chile. La
limitada perspectiva política militar se reducía a la creencia de que las FF.AA. se
singularizaban por su subordinación al poder civil, por su prescindencia política y su
sentido profesionalista, por lo tanto se redujo solamente en apoyarse en los sectores
democráticos de las fuerzas armadas (que finalmente no ocurrió), intentar bloquear al
golpismo, neutralizar políticamente a las FF.AA. y a la modificación gradual de estas.
No existió una política militar constante en la línea del partido, a pesar de las
resoluciones de los plenos de los años 1956 y 1962, junto al posterior cambio conceptual
de “vía pacífica” por “vía no armada”, que debió significar transformaciones internas
importantes, donde se vislumbraba como una posibilidad la defensa de las conquistas del
pueblo y escenarios de enfrentamientos directos con la burguesía en una fase
contrarrevolucionaria.
¿Qué había pasado? ¿Por qué nos derrotaron? Estas preguntas no solo se
intentaron responder por parte de la militancia, sino que también del movimiento
comunista internacional, el cual criticó la “ingenuidad” del PCCh. Boris Ponomariov,
miembro suplente del Buró Político del Partido Comunista de la Unión Soviética
(PCUS), denunciaba que una revolución debía defenderse35 y León Brezhnev, Secretario
General del PCUS, en el XXV congreso del partido esgrimió que “la revolución fue
pillada desprevenida”. Estas críticas públicas y globales calaron hondo en las reflexiones
de los comunistas chilenos, de la respuesta al ¿qué ocurrió? ahora se buscan respuestas a
otras interrogantes: ¿qué hacer? y ¿cómo “echar abajo” la dictadura?
que el tratamiento del problema no lo enfocábamos desde el punto de vista de tarea de todo el
partido y por tanto de dominio de sus organismos y cuadros”. (pp. 32-33)
35
Los acontecimientos en Chile vuelven a recordarnos la importancia primordial de saber
defender las conquistas revolucionarias alcanzadas y estar prestos a cambiar rápidamente de
formas de lucha, pacífica y no pacífica; vuelven a recordarnos que debemos ser capaces de
responder con la violencia revolucionaria a la violencia reaccionaria de la burguesía. (Bravo,
2010, p. 61)
53
Para los comunistas esta pregunta significó revisar su línea política histórica,
desde las políticas de clase contra clase, el Frente Popular, el Frente de Liberación
Nacional, hasta la Unidad Popular, han tenido como centralidad la lucha de masas36, la
unidad más amplia del movimiento popular y la democratización avanzada de la
sociedad chilena, cuestión que no se modificó pero sí significó explorar, revisar e
intensificar un debate que trajo fisuras y conflictos internos. Para Verónica Bravo
Vargas (2011, p. 64), la derrota significó la crisis política y teórica del Partido
Comunista, sintetizada en el análisis e interpretación de la configuración histórica social
chilena y del conocimiento de sus instituciones, una crisis de visiones y perspectivas, lo
que para el historiador Rolando Álvarez generó variadas tensiones en las estructuras del
partido y que vino a decantar posterior a 1987 con la imposibilidad de derrotar a la
dictadura y la posterior fractura entre el PCCh y una parte del FPMR, junto a la
exclusión política tanto de la salida pactada como del periodo “transicional” (Valdivia,
Pinto y Álvarez, 2010).
36
La línea política del PCCh tiene una marca registrada, y tiene que ver con la influencia del
“Recabarrenismo”, que es un estilo de hacer política. Rolando Álvarez (2011) lo define como
síntesis de una abigarrada y multifacética forma de hacer política, que no escatimaba el uso de
todos los espacios legales para desarrollarse, así como tampoco despreciaba métodos “ilegales”
cuando era necesario. Lo importante, lo definitorio, determinante, era la lucha de masas.
37
La Tarea Militar del PCCh fue la respuesta y salida al problema evidenciado por la derrota de
la Unidad Popular, fue impulsaba por Fidel Castro y respondía a la inquietud y necesidad de
reformular las FF.AA. chilenas tras una salida política del conflicto, la tarea militar en ningún
caso estuvo en contradicción con la línea política general del PC, ni con su estrategia de Frente
Antifascista (1973-1980).
54
al interior del país en 197838, la Comisión Política ubicada mayoritariamente en la URSS
y los estudios del Seminario Latinoamericano en Leipzig, y de inteligencia y proyección
política en Berlín39. Adyacente a la crisis política y teórica del PCCh ocurrieron distintos
hechos que influenciaron el debate y la construcción de la Política de Rebelión Popular
de Masas: según Patricio García y Hernán Venegas (2002) existieron factores internos
como la propia síntesis del vacío histórico, la institucionalización de la dictadura y su
carácter refundacional del capitalismo en Chile, la disgregación y fraccionamiento del
PS, la imposibilidad de llegar a acuerdos con la DC y la inviabilidad del Frente
Antifascista. Por otra parte los factores externos tenían que ver con las relaciones de
fuerzas a escala global y sobre todo con la geopolítica internacional: el triunfo definitivo
de la Revolución Vietnamita sobre EE.UU. en 1975, la Revolución de los Claveles en
Portugal (1974), la Revolución Islámica de Irán (1979) y los procesos revolucionarios de
Nicaragua (1979) y El Salvador (1980). De estas circunstancias se recogieron
importantes enseñanzas y tesis políticas para la elaboración de la PRPM que más
adelante analizaremos.
38
La ola represiva por parte de los organismos de seguridad de la dictadura logró asolar y
mermar al partido como a sus juventudes. Desde 1975 el Comando Conjunto se encargó de
exterminar dos direcciones de las JJ.CC. y el año 1976 la DINA se ocupó de la dirección interna
del PCCh. Ante este escenario la dirección, parte del comité central y comisión política se
erradicaron en el extranjero, especialmente la URSS y países del este europeo, dejando en Chile
a cargo del partido a direcciones emergentes que se encargaron de reconstruir las estructuras y
rearticular a sus militantes y fuerzas sociales, tarea que permitió mantener “vivo” al PC entre
1976 y 1978, año en el que llega Gladys Marín y gran parte del EDI.
39
Los equipos instalados en la República Democrática Alemana que trabajaron durante 1977 y
1980, fueron dos, el de Leipzig y el de Berlín, creados por el PC y a cargo de Rodrigo Rojas, la
importancia de estos grupos radica en el aporte teórico y político en la elaboración primaria de
documentos, reflexiones, críticas y autocríticas del fracaso de la revolución chilena.
40
Se publicará además en la edición N° 43 del Boletín del Exterior del PCCh, septiembre-
octubre de 1980, en la sección “A 10 años de la revolución chilena”.
55
derecho del pueblo a la rebelión pasa a ser cada vez más indiscutible”, junto a las
llamativas tesis sobre el desarrollo de “todas las formas de lucha” y el uso hasta de la
“violencia aguda” para derrocar a Pinochet.41 La PRPM para Luis Rojas Núñez (2015)
era:
Por lo tanto contenía objetivos claros, reducidos, pero que permitían una
variabilidad y flexibilidad táctica impresionante, para Luis Corvalán (1982) citado por
Venegas Valdebenito (2009):
Se dan los pasos iniciales en el camino de la rebelión del pueblo. Las iniciativas
que se despliegan en este sentido son todavía sencillas, pues se trata de ir de lo
simple a lo complejo, de lo pequeño a lo grande, aprendiendo en la práctica,
adquiriendo experiencia en la lucha, despertando la creatividad de las masas,
desarrollando su combatividad. Una parte significativa de las nuevas acciones
constituye lo que podríamos llamar política de desestabilización de la dictadura
fascista. A través de tal política se tiende a demostrar la vulnerabilidad del
régimen, a romper la paz de los cementerios que instaura el fascismo, a llevar la
incertidumbre a las filas del enemigo, a ahondar sus contradicciones y a fomentar
la fe del pueblo en sus propias fuerzas. (p. 282)
41
Es el fascismo el que crea una situación frente a la cual el pueblo no tendrá otro camino que
recurrir a todos los medios a su alcance, a todas las formas de combate que lo ayuden, incluso de
violencia aguda, para defender su derecho al pan, a la libertad y a la vida” (Boletín del Exterior
N° 43, septiembre-octubre de 1980, p. 16)
56
cuatro tesis: el carácter de masas de la lucha política, social y militar, la creación de una
mayoría nacional, las alianzas amplias y la utilización de las más variadas formas de
lucha, este consenso se fundaba en unificar a todas las Fuerzas Antifascistas contra
Pinochet y su régimen, incluyendo a sectores de las FF.AA., implementando la lucha
política y militar en el seno de estas franjas bajo certezas tácticas y el contexto político.
Será necesario para nuestra investigación, conocer y estar al tanto del debate
interno que originó la Política de Rebelión Popular de Masas para posteriormente
articular este marco teórico con las pesquisas y resultados.
42
Ver en Libro Compilador: “Desde Chile Hablan los Comunistas”, Ediciones Colo-Colo, 1976.
http://www.blest.eu/biblio/pcch76/index.html
57
La victoria popular en Chile en 1970 fue la culminación de un intenso proceso de
combates de masas que abarcó todos los frentes de la lucha social. Fue posible
porque el movimiento popular consiguió unirse en torno a una línea política
correcta que definió acertadamente el carácter de la revolución chilena. Señaló
con precisión los enemigos fundamentales: el imperialismo y la oligarquía
monopolista y terrateniente y apuntó en esa dirección el golpe principal. La clase
obrera construyó un frente político y social -la Unidad Popular- que fue capaz,
gracias a esa política general correcta (que permitió contar en momentos
decisivos con la colaboración de otros sectores sociales, que actuaron de
consumo con la U.P. para oponerse a los designios reaccionarios), de conquistar
el Gobierno del país y con ello una parte del poder político, la más dinámica y
significativa. Contando con esa posición privilegiada, el movimiento popular
abrió un proceso de transformaciones revolucionarias de la sociedad chilena en
medio de una aguda disputa por el poder con las viejas clases dominantes. (Los
acontecimientos en Chile, 1974, párr. 10)
58
Esto último indica que los cuestionamientos políticos en torno al tema militar no
se iniciaron en el Pleno del 77 con la tesis del vacío histórico, sino antes, pero este
primer análisis careció de la profundidad de los futuros juicios, aquí solo se hace
referencia al desconocimiento de los aparatos coercitivos del estado, no de la posibilidad
de construir una fuerza política-militar desde el partido.
59
1975, párr. 13), esto empujaría a las fuerzas de izquierdas, a la UP y a los sectores
democráticos a la unidad de los antifascistas, la unidad por la base sería el único camino
para botar a Pinochet:
Sería un grave error creer que caerá por su propio peso. Solo será derrotada por
las fuerzas Antifascistas unidas, organizadas en todos los niveles y animadas de
una firme decisión de combate. Hay que desarrollar la lucha de masas.
(Manifiesto al Pueblo de Chile, 1974, párr. 20)
60
El informe resalta las falencias de la política militar que se habían visualizado en
los documentos anteriores, pero los profundiza y evalúa críticamente la labor del partido
en esta materia durante la Unidad Popular:
La apropiación por parte del Comité Central de la tesis del vacío histórico marcó
un punto de inflexión en la futura línea política comunista, la incorporación del tema
militar ya no dejaba como causal única de la derrota al “aislamiento de la clase obrera”,
no fue solamente una derrota política, también fue una derrota militar, explicada por el
“vacío histórico”. Así la elaboración política evolucionaba progresivamente para
resolver y responder ante las inquietudes y necesidades de las/los militantes en el interior
y exterior, y las de aquellos sectores que aun siendo marginales rompían el miedo al
terror dominante.
Lenin escribió el artículo “Un paso adelante, dos pasos atrás” en mayo de 1904,
para criticar las posiciones de los Mencheviques sobre la política del partido
revolucionario, ironizando con que estos constantemente intentaban ponerse a la
vanguardia del movimiento obrero con discursos grandilocuentes para generalmente
llevarlos a derrotas políticas, es decir, quiénes van obcecadamente un paso adelante sin
realizar análisis de la realidad social ni de las correlaciones de fuerzas generalmente
61
terminan dando dos pasos atrás. Por lo mismo, utilizamos este encabezado para
evidenciar el carácter leninista del PCCh, junto al pragmatismo iluminado (Álvarez,
2011), que fue reflejo del acumulado político y teórico durante el segundo pleno
realizado durante la dictadura. Es importante verificar las tesis surgidas de esta instancia
ya que reflejan las conclusiones políticas y propuestas que el PC sostenía y venía
acumulando/transformando desde 1973 en adelante. Lo fundamental para entender las
resoluciones de este pleno es la búsqueda constante de alianzas con la DC bajo la aún
sobreviviente tesis antifascista. El famoso “Paso Táctico” fue una propuesta política
elaborada por el Equipo de Dirección Interna (EDI) que básicamente consistía en
convencer a la DC de la unidad contra el régimen de Pinochet, y para esto el PC ofrecía
hipotecar su participación en un futuro próximo gobierno de transición si fuese
necesario. El Informe al Pleno del Comité Central del PCCh de 1979, citado por Viviana
Bravo Vargas (2010), menciona que:
Es decir, para el PCCh lo más importante era el acuerdo con la DC, ya que era la
única opción de tensar a la dictadura, la línea antifascista no podía existir solamente con
el PC y sus aliados de izquierdas, necesitaba al “centro” político para modificar las
relaciones de fuerzas. El paso táctico “marca el momento de mayor flexibilidad de la
tesis antifascista” (Álvarez, 2011, p. 198) y “la principal iniciativa política antifascista”
(Bravo, 2010, p. 106).
62
Otras conclusiones importantes de este pleno dicen relación con las cuentas
alegres que el PC hacía de la lucha de masas desplegada desde 1978 en adelante. Pero
una de las tesis que resaltan, aparte del paso táctico, es el análisis de la posible
prolongación de la dictadura, esto es importante ya que por primera vez se dejaba
entrever que la idea optimista de que la dictadura tenía “el ala rota” no era tan certera, y
daba pie a la búsqueda de soluciones para acabar con el enquistamiento de la burocracia
militar en el poder. Estas soluciones surgían de cuestionamientos generales a la línea
antifascista y su posibilidad real de materialización, surgían también de las propias
necesidades de los/as comunistas en el interior y las críticas hacia la dirección exterior,
surgían de la nueva mística, identidad y subjetividad de cientos de militantes que
buscaban fórmulas y formas de combatir a la dictadura. Todas estas tensiones se
multiplicaron a raíz de tres sucesos que terminaron por instalar, tanto en el interior como
en el exterior, la incorporación de nuevos elementos a la línea que dieran respuesta a las
necesidades objetivas de la realidad chilena: la caducidad de la estrategia antifascista
resultado de los infructuosos acuerdos con la DC, la división del Partido Socialista de
Chile y con ello la disolución de la Unidad Popular en abril de 1979, y la progresiva
existencia de manifestaciones públicas a partir 1978. Todo esto empujaba al PC y sus
bases a la radicalización de su línea, la cual sufriría cambios internos durante 1980.
63
el recurso de la fuerza y la violencia armada: el PC salvadoreño y la “Insurrección Roja”
en 1932, y el PC brasileño durante 1935 (Lowy, 2007).
Todas las fuerzas populares y progresistas del país y el millón de chilenos que
está en el exilio rechazan ese engendro constitucional y declaran con plena razón,
que el plebiscito ad portas no tiene validez jurídica ni moral. (Boletín del
Exterior N° 43, 1980, p. 12)
En tercer lugar, ante esto, se da por agotada la estrategia gradual de los sectores
del centro político, promoviendo de esta manera la búsqueda de una salida de otro tipo al
fascismo:
Se hacen humo las ilusiones respecto de una presunta liberalización del régimen.
Se cierran los caminos para la evolución gradual con que algunos han soñado. En
estas circunstancias, no tenemos dudas de que el pueblo de Chile sabrá encontrar
el modo de sacudirse del yugo de la tiranía. Las masas irrumpirán de una u otra
manera hasta echar abajo al fascismo. Pinochet no podrá mantenerse en el poder
64
por el tiempo que pretende. El derecho del pueblo a la rebelión pasa a ser cada
vez más indiscutible. (Boletín del Exterior N° 43, 1980, p. 14)
43
El preámbulo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 establece lo
siguiente: “Considerando esencial que los Derechos Humanos sean protegidos por un régimen de
derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la
tiranía y la opresión” (párr. 3)
65
3.5. Perspectiva Insurreccional o Rebelión Popular
44
Uno de los textos que ha llevado esta posición al paroxismo, es la “Historia inédita de los años
verde olivo (La penetración subversiva de Castro en Chile)”, de Javier Ortega (2002).
66
investigaciones realizadas fueron 5, siendo relevantes por los temas estudiados y sus
conclusiones:
Cabe mencionar que en este grupo aunque existía homogeneidad política, son
dos los trabajos que se destacan en la elaboración teórica más heterodoxa (Palma y
Zúñiga), siendo sus tesis y articulaciones con el “Grupo de Berlín” cruciales para el
abordaje de la Rebelión Popular.
67
incineradores o transportadores de los procesos de cambio, transformaciones y
revoluciones, o por el contrario, desempeñarse como guardia pretoriana del orden
dominante. Lo trascendental es que entrega posibilidades estratégicas al conjunto de las
fuerzas transformadoras, por más burgués que un estado sea, sus instituciones no las
compone íntegramente la burguesía, sino que el pueblo, y es esa contradicción la que
permite fisurar la institucionalidad burguesa, permitió a los bolcheviques convocar al
ejército al lado de la revolución. Es decir todo ejército por más esquematizado que esté
al alero del apoliticismo y de la no deliberación política, es cardinal en cuanto a la
resolución de la cuestión del poder, por lo que se debían necesariamente desbordar
políticamente sus posibilidades internas, aprovechar su composición. Para Palma, la UP
si tuvo política militar, siempre existió, quizá fue su vaguedad la que limitó su capacidad
de acción. Sí existió un proceso de diferenciación, el problema radicó en no haber sabido
ocupar los momentos y coyunturas favorables para extender ese proceso. La política
militar en la UP, en realidad no consistió en:
Esa táctica fue la gran originalidad de la Unidad Popular que según Palma radicó
en desarrollar un proceso “de acumulación de la superioridad militar (…) esencialmente
a través de medios y métodos políticos (en el sentido no-armadas) de lucha” (Álvarez,
2011, p. 139). La síntesis política de este debate se transformó en matriz teórica
importante en la concepción de la PRPM en plena dictadura, la estrategia política se
desenvolvía en el terreno y plano estrictamente militar a través de la obtención de una
correlación de fuerzas favorables que permita la diferenciación política de las FF.AA.,
en este caso el quiebre vertical de las ramas, en un proceso constante y ascendente de
movilización popular y con perspectivas insurreccionales, para así desplazar e inhibir a
los sectores contrarrevolucionarios de las filas de las FF.AA.
68
Por otra parte existió otro grupo de comunistas en Berlín que también provocaron
algunas de las propuestas sustanciales que se integrarían en la conformación de la salida
“insurreccional”. Este grupo fue el Aparato de Inteligencia, el cual tuvo bastante
influencia en la génesis de la perspectiva insurreccional, este aparato pasó de ser
meramente técnico (recopilación de información) y de inteligencia política, a ser un
aparato sumamente político, elaborando propuestas, proyecciones y visiones de los
procesos y escenarios que indagaban. Aquí cabe destacar la participación de Manuel
Fernando Contreras45, que con un par de compañeros (Álvaro Palacios y Roberto)
conjugaron algunas tesis e ideas que resultarían claves en la elaboración política ulterior.
45
Militante Comunista y miembro del CENOP (Centro de Estudios de la Opinión Pública)
durante el gobierno de la Unidad Popular.
46
El Aparato de Inteligencia estaba a cargo de Rodrigo Rojas y contó con la participación de
Álvaro Palacios, Manuel Fernando Contreras y “Roberto”.
69
insurrección nacional. Esto validaba la tesis de “diferenciación y derrumbe” de las
FF.AA. como la opción de la salida insurreccional en el país. Al alero de la coyuntura
anterior, se dio el triunfo del Movimiento Popular para la Liberación de Angola (MPLA)
en 1975. Incluimos las luchas de liberación nacional en Nicaragua y El Salvador, donde
tuvieron participación cientos de compatriotas tanto en el Frente Sandinista de
Liberación Nacional (FSLN) como en la construcción de las nuevas FF.AA. en
Nicaragua, como también en el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN)
de El Salvador. Estas experiencias dotaron de nuevas emociones y subjetividades a la
militancia. No obstante, consideramos que la coyuntura crucial y de la cual se extrajeron
conceptos centrales para la PRPM corresponden a la Revolución Vietnamita y la
Revolución Iraní de 1979.
70
más la acción de los islámicos Muyahidines del Pueblo de Irán (MPI) y su táctica de
guerrilla urbana, entregaron bastantes referencias en cuanto al método revolucionario y a
la acción política-militar de los grupos operativos. El método iraní consistió en otorgar
centralidad de la lucha a la acción autodefensiva de las masas, con protestas continuas y
masivas, rurales y urbanas, huelgas generales, movilizaciones sociales que incluyeron a
millones de personas, lograron la diferenciación e hicieron colapsar operativamente a las
FF.AA. reaccionarias, ante la imposibilidad moral de que asesinaran a las millones de
personas que se oponían régimen del Shá. Este fue el método que sustrajeron los
comunistas chilenos de la Revolución Iraní, protestas masivas y acciones de masas en
combinación con el Paro Nacional Prolongado (PNP), para diferenciar y neutralizar a las
FF.AA. de la dictadura, frente al hecho de que se les opusieran frontalmente millones de
personas y se vieran en el dilema de cometer el asesinato masivo, cuestión que se veía
improbable. Así se cuajó la Perspectiva Insurreccional, como estrategia político-militar
para derrocar a Pinochet.
47
La perspectiva insurreccional es una línea conducente al levantamiento de masas para la toma
del poder. Levantamiento de masas que irrumpen con violencia y que implica las luchas más
diversas por los problemas más sentidos, pero que llevan aparejadas la exigencia del cambio de
régimen, que no aceptan la legalidad fascista y que adoptan las más diversas formas: salidas
callejeras, paros, barricadas, sabotajes, tomas de terreno, de industrias, enfrentamientos en las
calles, huelgas, protestas, resistencia civil en poblaciones y que obligatoriamente van a recurrir
a formas de lucha armada –que estas formas de lucha armada sean más o menos generalizadas
dependerá del desarrollo más general–. (Bravo, 2010, p. 111)
71
Pleno del Comité Central de 1981 realizado en la ciudad alemanda de Cottbus, al ser
considerados como una perspectiva “ultrista” que expresaba una política voluntarista,
fuera de la realidad chilena y que podría aislar al PC de las masas. Se les acusaba de
sobrepasar la línea política, se criticaba al naciente “Frente Cero” o “Frente 17” falta de
realismo político y que los análisis de la realidad social y política del EDI gozaban de un
exitismo que implicaba echar andar estas “exageraciones tácticas.”
El último documento orgánico que analizaremos y que exhibe los resultados del
periodo de cuestionamientos, debates, construcciones, análisis y propuestas, establece ya
de forma definitiva el marco teórico y político que tendrá la Rebelión Popular de Masas
y su orientación concreta. El artículo “Lo militar en la política del Partido” de “Camilo
González” (pseudónimo de Manuel Fernando Contreras) es publicado en la revista
teórica del PCCh “Principios” de Diciembre de 1981, y su idea central supone que:
72
Lo militar hay que concebirlo como parte substancial del conjunto de los
procesos socio-políticos del país y, por ende, como un componente esencial de la
línea política del partido. El problema militar, o lo militar, está dialécticamente
concatenado a todos los problemas y procesos del tránsito del pueblo al poder y
su consolidación; al derrocamiento del fascismo y la conquista de la democracia.
(Lo militar en la política del Partido, 1981, pp. 22-23)
La Fuerza Militar Propia (FMP), que era concebida como el aparato técnico,
especializado y eminentemente militar a cargo de las operaciones y acciones audaces,
que inicialmente se constituyó con el Frente Cero, pero también con las Unidades de
73
Combate, Grupos Operativos, y desde fines de 1983, con el Frente Patriótico Manuel
Rodríguez (FPMR) que reemplazaría al Frente Cero. Esta fuerza tendría distintas etapas
de desarrollo que dependían de las fases de la Rebelión y del marco general de la lucha
de clases, por lo que:
74
Son los organismos privilegiados para la desobediencia y resistencia civil y
paramilitar al fascismo. (…) Son, en síntesis el modo de organización específico
que las masas se dan para ejercer el supremo derecho a la Rebelión en sus niveles
más agudos y resueltos. (Lo militar en la política del Partido, 1981, p. 40)
75
Toda esta construcción subrayaba que lo militar fue parte esencial de la política y
en ningún caso un componente aditivo, siendo substancial de la política militar y de la
línea política general del PCCh. La estrategia comunista sin duda generó tensiones a la
interna, e incluso continúa generando controversia en el debate político público actual,
así como en las ciencias sociales que han estudiado este periodo de la historia del PCCh.
76
Por último podemos citar el trabajo de Tomas Moulian e Isabel Torres en
“¿Continuidad o cambio en la línea política del Partido Comunista de Chile?, plantean
que a pesar que las formulaciones estratégicas del PC incluían la variable de la
condicionalidad histórica del camino pacífico “la imagen de un cambio radical del
Partido Comunista se basa en que este, después del plebiscito de 1980 transforma las
afirmaciones potenciales y condicionales de su discurso histórico en tareas inmediatas y
necesidades actuales” (FLACSO, 1988, p. 469).
Igualmente Claudio Pérez Silva (2016) en “La tarea militar del Partido
Comunista de Chile: ¿Continuidad o ruptura de la política militar del comunismo
Chileno? expone que no existió contradicción alguna entre lo anteriormente esbozado y
esta nueva política. Verónica Bravo Vargas (2010), en “Con la razón o la fuerza,
Venceremos. La Rebelión Popular y la Subjetividad Comunista en los 80”, establece que
en la PRPM “operan dialécticamente elementos de ruptura y continuidad (…) La PRPM
efectivamente implica un giro táctico en la línea tradicional de esta organización, pero
evidentemente no significó un borrón y cuenta nueva” (p. 60). A esta versión podemos
sumar aquella elaborada por Luis Rojas Núñez quién en “De la Rebelión Popular a la
Sublevación Imaginada” (2011), presenta que:
77
principalmente la cuestión militar, incorporó, o al menos lo intentó; una visión de
conjunto del tema militar, que sobrepasó a la sola definición acerca del empleo
de las formas armadas de lucha. Y este fue otro rasgo de la PRPM, era
continuidad y cambio. Vista con optimismo fue la conjunción de lo viejo con lo
nuevo. Vista con ojos críticos, fue cambio a medias. (p. 177)
Incorporamos otro libro del mismo autor: “Arriba los pobres del mundo: Cultura
e identidad política del Partido Comunista de Chile entre democracia y dictadura 1965-
1990”, que reconoce el viraje político impulsado por el PCCh, denominándolo como un
“proyecto político de renovación teórica y política” cristalizado en la línea del PC en los
ochenta. “Desde nuestra perspectiva, estimamos que aunque la línea de “Rebelión
Popular de Masas” implicó rupturas con la cultura política comunista previa al golpe, es
posible detectar importantes líneas de continuidad entre estos dos momentos históricos”
(Álvarez, 2011, p. 17).
Cabe destacar al mismo tiempo, la posición que tuvieron al respecto las voces
oficiales del PCCh. Volodia Teiteilboim en “Comprensiones e incomprensiones”
respecto a la “lucha antifascista”, explica lo que sería una ampliación de la línea,
caracterizada como enriquecimiento y desarrollo, es decir, no habría cambio de la línea,
sino que en la línea:
78
La verdad estricta es que nuestros objetivos no han variado de ninguna manera
(…) El criterio de afirmarlo todo sobre la base de la lucha de masas, que ha sido
siempre una constante de la política de nuestro Partido, está hoy más vigente que
nunca (…) Y cuando a la línea se le agregan nuevos planteamientos, no
estimamos lo más apropiado hablar de cambios, sino de enriquecimiento y
desarrollo. (Boletín del Exterior N° 49, 1981, p. 21)
Este debate historiográfico representa las dos grandes líneas interpretativas del
carácter de la Política de Rebelión Popular de Masas. Intentamos tomar posición al
respecto, considerando aquella con mayor sustento en los hechos como en las fuentes
oficiales, y nos inclinamos por las tesis que hablan de “continuidad y ruptura”. Ahora
bien, advertimos que haremos una importante observación conceptual.
48
El “Recabarrenismo”, como concepto utilizado por la cultura comunista chilena es expresión
de experiencias políticas a lo largo de los años, reflejada en la imagen de Luis Emilio
Recabarren, esta forma de hacer política de tipo multifacético, nunca renegó del uso de todos los
79
políticas del PC y no excluyó jamás la posibilidad del uso de la violencia bajo cierta
condicionalidad del contexto histórico.
En segundo lugar, las tesis que sustentan que la PRPM constituyó cambios,
rupturas y continuidades nos parece más acertada, ya que efectivamente se presentan
elementos de ruptura en la praxis política y en la subjetividad comunista, como la
incorporación de la cuestión militar, la violencia política y el empleo de otras formas de
lucha, como también elementos que representan continuidades, visibles hasta hoy, la
lucha de masas, la construcción de una mayoría nacional, la relación dialéctica con
franjas sociales, las alianzas amplias con fuerzas políticas y la lucha legal en el plano
institucional con objeto de conquistar una “democracia avanzada”49, entre otros.
espacios legales para desarrollarse, al mismo tiempo tampoco negó las formas, tareas y métodos
no-legales cuando fueran necesarios, siendo definitorios las derroteros que asumiera la “lucha de
masas”.
49
El PCCh luego de transitar por la PRPM, sufrió el aislamiento político en los 90’, en éstas
condiciones, elabora una nueva concepción estratégica para el periodo, que constituye su actual
estrategia: la “Revolución Democrática” (RD), que tiene como objetivo resolver la
contradicción del periodo, que para ellos adquiere los siguientes ribetes:
“La forma de dominación actual es una nueva fase de desarrollo del imperialismo, sustentada
por el neoliberalismo económico. El neoliberalismo se identifica hoy no solo con su expresión
económica, sino con todos los aspectos que conforman la dominación ideológica que ha
desarrollado, así la contradicción fundamental del periodo es entre esta forma de dominación en
su conjunto y el proceso de democratización creciente de la sociedad”. Se busca alcanzar un
gobierno de “nuevo tipo” que pueda sentar las bases para transitar hacia la democracia avanzada
que es el socialismo, esta revolución democrática debe ser popular, nacional, antiimperialista y
anti-oligárquica, y será obra de una “nueva mayoría” nacional, entendida como una fuerza
política y social, pluralista y multi-clasista. Para Gladys Marín la revolución democrática “es una
concepción estratégica para lograr un objetivo, el cambio democrático. Pero al mismo tiempo es
una táctica rupturista de acumulación de fuerzas para el cambio democrático. Es una táctica
rupturista por que los cambios que debemos llevar adelante tienen que ir rompiendo lo
establecido”. Gladys Marín, Escuela Nacional de Cuadros, 1992. En:
educacion.pcchile.cl/sn/wp-content/uploads/2006/06/cuadernos_programapc.ppt
80
Sin embargo, consideramos incompleta la lectura por parte de los autores y la
correspondiente historiografía de la tesis de “continuidad y ruptura” a secas, para
nosotros los conceptos claves a utilizar serían de “ruptura táctica” y “continuidad
estratégica” en la línea política del PCCh durante el periodo de dictadura cívico-militar.
Por lo tanto la PRPM representa una ruptura táctica en la línea, ya que rompe con
los métodos y formas de lucha tradicionales, puesto que releyendo la realidad y las
circunstancias históricas, el PCCh enfocó el problema de las formas a la condición
concreta. Incluyó el “tema militar” al accionar político del partido, impulsando la lucha
por fuera, en contra y a pesar de la legalidad de régimen, y la violencia aguda contra la
dictadura. La táctica se modificó, pero los elementos centrales de la línea política se
mantuvieron, es más, se fortalecieron y complementaron con la política-militar dentro de
la PRPM. La PRPM a pesar de ser una estrategia, solo fue parcial o para el “periodo”, y
no constituyó como plantean los autores del primer grupo una estrategia general o “de
poder”, ya que el objetivo de su diseño era derrocar a la dictadura y sacar al general
Pinochet, sustituyendo el régimen dictatorial por una democracia representativa según
50
Karl Von Clausewitz. “De la Guerra”.
51
V.I. Lenin (1905) ¡Discutan sobre táctica pero dentro de consignas claras! (Obras escogidas,
Tomo 9, p. 258)
81
un programa político democrático-popular52, en ningún caso fue una fórmula para crear
una situación revolucionaria, conquistar el poder o comenzar la inmediata edificación
del socialismo.
Con una perspectiva retrospectiva, pero a la vez muy actual, se puede admitir el
reproche ético de la violencia en el caso de un régimen democrático,
legítimamente constituido. Pero es ingenuo aceptarlo en el caso de una dictadura
terrorista y sanguinaria, instalada en el poder por un golpe de Estado promovido
por una potencia extranjera. Proyectado al futuro, ese reproche es igualmente
inadmisible si se está defendiendo un proceso de cambios sociales en beneficio
de las mayorías. (Herreros, 2005, p. 66)
52
El programa democrático popular supone una serie de transformaciones estructurales de la
sociedad, recuperar la democracia no significaba solamente el regreso a un régimen político
abierto, sino que fundamentalmente la recuperación de elementos políticos, económicos y
sociales patentes en el último gobierno democrático, o sea, el gobierno de la UP, por lo tanto era
menester recuperar derechos sociales, humanos, des-mercantilizar servicios sociales, reponer
industrias estatales, equilibrar estructuralmente la relación de poder entre trabajadores y
empleadores, etc. Una gran cantidad de medidas, que si bien no tienen un carácter “socialista”,
serían necesarias para avanza a las de ese tipo, puesto que son pilares estructurales heredados de
la dictadura cívico-militar.
82
4. La Nueva Historia Política
83
Las principales críticas hacia la historia política tradicional se dirigieron hacia las
figuras de los llamados “grandes hombres” como aquellos que “representaban,
encarnaban o expresaban a la nación, al pueblo o a un grupo social” y la
supravaloración moral de éstos en detrimento de las acciones individuales y/o
colectivas. (Curi, 2008, p. 79)
Debe entenderse como una dimensión con características propias pero inmersas e
inseparables de ella. En base a lo cual, veremos en qué medida en el campo
político incidieron las estructuras sociales tanto objetivas como subjetivas de un
determinado momento histórico. Por ello, que el desarrollo de esta mirada más
social de lo político se transforma en una aporte, ya que trata de ver como los
múltiples fenómenos sociales se entrecruzan y se insertan en la política, así como
esta se desborda a sí misma y se derrama por el conjunto de la sociedad. Con lo
que metodológicamente, la interdisciplinariedad y el fortalecimiento mutuo del
conjunto de las ciencias sociales cobran centralidad estratégica. (pp. 11-12)
Nueva Historia Política es una historia social de la política, una historia que hoy,
al tratar de penetrar comprensivamente en los fenómenos traumáticos del siglo
84
XX, trata de repensar al partido y los sujetos que practicaban la política,
reconstituyendo su propia posicionalidad social, para pasar de la condición de
víctima a la condición de militante. En ese sentido, esta NHP ha recogido
elementos vinculados a las representaciones, se ha preocupado por las
identidades, por la producción simbólica de los imaginarios sociopolíticos, las
culturas políticas, las narrativas de memoria, reposicionando como clave el papel
del “actor”, dibujando el campo de lo político ya no sólo de la perspectiva
institucional o estructural, sino que recuperando el espacio donde se produce la
producción simbólica, es decir, la subjetividad. (p. 2)
La NHP como bien lo deja entrever Moyano, busca otros objetos de estudios: los
partidos políticos, los militantes y sus subjetividades, cultura e identidad, recayendo en
la política; cabe destacar que esta evolución de la antigua historia política a la nueva no
fue por la obra rupturista de algún historiador, sino que fue producto del contexto y la
situación política mundial, tras la crisis ideológica del fin de los “meta-relatos” y la
caída de la bipolaridad geopolítica; fue el surgimiento de nuevas corrientes que
extendiéndose más allá de lo “oficial” se lanzaron a buscar respuestas y certezas donde
antes no habían mirado:
85
fragmentaria, una serie de necesidades y trabajos académicos en las ciencias
sociales y en la historiografía mundial, que al andar fueron reconfigurando
premisas y generando nuevas tendencias, aunque manteniendo diferentes
proyecciones acerca del quehacer historiográfico. Emergieron con fuerza algunas
escuelas, especialmente en Francia, tales como la Nueva Historia Política y la
Historia Conceptual de lo político. Dado el progresivo escepticismo con respecto
a las corrientes historiográficas hegemónicas mundiales del siglo XX, estas
nuevas tendencias ofrecieron sugerentes alternativas teóricas, epistemológicas y
metodológicas a algunos historiadores chilenos de la camada que se preguntaba
sobre lo político en el país. (Ponce y Pérez, 2013, párr. 61)
Por lo tanto la Nueva Historia Política cuaja a partir de la crisis política mundial
y las tensiones teóricas e ideológicas surgidas de esta, ahora bien, esto adquirió
particularidades en América Latina, ya que aquí sus antecedentes provienen de la
“historia social”, esa que significó una válvula de escape para la historiografía en los
80’, al estar cruzada por una historia mecanicista, marxista ortodoxa y también por una
historia conservadora reproducida por la historiografía positivista afín a los regímenes
militares que asolaron la región:
Los impulsores de la Nueva Historia Social –marcados por la derrota política que
significó el Golpe de Estado de 1973– cuestionaron las premisas que sostuvieron
al movimiento político histórico que llevó a Allende a la Moneda. Buscando
respuestas al Golpe, se enfocaron principalmente en los orígenes de la
composición del movimiento popular –a fines del siglo XIX y comienzos del
XX– para desde ahí, construir una crítica al desarrollo histórico de las relaciones
de explotación y dominación en la historia de nuestro país. Esta óptica de largo
plazo para explicar la coyuntura de 1973 que, como veremos, será criticada por
los historiadores políticos del siglo XXI, no impidió que éstos rescataran el
ejercicio profundamente crítico e interdisciplinario que habían buscado los
nuevos historiadores sociales, a fin de tensionar los planteamientos de la
historiografía tradicional y conservadora chilena. (Ponce y Pérez, 2013, párr. 4-5)
86
La “Nueva Historia Social” se convirtió en la corriente crítica de la historiografía
de los ochenta, dónde la crítica fue dirigida hacia los partidos marxistas, como
portadores de la crisis en ciernes del socialismo realmente existente y que cargaban
además la derrota de la “revolución chilena”, a los que su “marxismo clásico” no les
habría permitido releer la realidad social y política del momento en cuestión. Por lo tanto
la centralidad del estudio ya no será estrictamente la clase obrera, sino que las diversas
expresiones del “movimiento social”, sobre todo los inicios de ellas en el siglo XX.
87
articuladores como la transición, como la historia de los intelectuales que han
definido precisamente el campo de lo que es político. De allí que no existe pleno
acuerdo de que puede estar fuera o dentro de los contornos de este campo que
dialoga con la sociología, con la ciencia política, con la sicología política y con
la antropología. (Conferencia Nueva Historia Política: Los desafíos de un campo
en construcción, 2017)
88
reciente crisis de la historia política, han sido las diversas concepciones del actor
en la historia y de la historia. (pp. 79-80)
Esta nueva historia política del tiempo presente, al igual que lo que ha ido
ocurriendo en Argentina, Brasil o Uruguay, por mencionar sólo algunos espacios,
ha demostrado un gran interés por las memorias militantes, que han comenzado a
ser usadas tanto como fuente para acceder a procesos reconstructivos del pasado
reciente y de la experiencia militante, así como para reflexionar, en segundo
orden, acerca de la forma productiva, los contextos políticos de producción y de
esta forma, las tensiones y diálogos que se expresan tanto a nivel político como
cultural, en la posibilidad de decibilidad de las transiciones a la democracia.
(Moyano, 2011, pp. 230-231)
89
que dictatorial recientes en el cono sur. La Nueva Historia Política fundamentalmente se
construye a partir de la relación entre partido y sujetos:
90
Eso es mantener la memoria y derrotar las fuerzas que se empeñan en destruir lo
logrado. Vivir sin memoria es peligro de retroceso, vivir con memoria es ser
moderno, crítico y consciente; negar la memoria es doblegarse al sopor y la
mentira. Tener presente la memoria es tener presente al ser humano, mientras
que, para alienarlo, habría que olvidarlo. (Riveros y Mondaca, 2013, p. 395)
Por otra parte cabe destacar la relación existente entre la nueva historia política y
la historia del tiempo presente. Para Danny Monsálvez (2016):
Esta relación simbiótica entre una y otra perspectiva, también es expuesta por
Moyano (2011), para ella “el renacer de la historia política está vinculado, por lo tanto,
con la fuerza que ha tenido en los últimos años, la historia del tiempo presente” (p. 229).
Ambas corrientes se potencian mutuamente, el indagar en el pasado reciente nos adentra
obligatoriamente en los hechos traumáticos ocurridos en el país, por tanto significa
integrar elementos político-sociales como objetos de estudio, en la búsqueda de certezas
y explicaciones, hacer historia política comprende mirar hacia atrás, pero también
significa comprender las actuales contradicciones y tensiones que configuran el
escenario político post transicional. Por ende, ambas perspectivas si bien corren por
carril propio en cuanto a sus objetivos, se topan necesariamente bajo la realidad política
y social:
91
Con todo, los historiadores políticos del siglo XXI han sumado otro rasgo
particular, además de su dimensión analítica de la sociedad (lo político) y su
ejercicio crítico: la llamada historia reciente. La aparición con fuerza de los
historiadores políticos críticos chilenos se dio a fines del siglo XX y comienzo
del siglo XXI, bajo la llamada transición a la democracia durante la década de
1990 –en la cual se gestaron una serie de novedosos fenómenos políticos,
económicos y sociales para el país–, contexto propicio para que surgieran
interesantes preguntas para una nueva gama de historiadores e historiadoras, los
cuales –rescatando algunas premisas de los nuevos historiadores sociales–
terminaron cuestionando la realidad social de su presente, pero desde el pasado
reciente. Esto último los llevó a preguntarse –preferentemente–, sobre los
fenómenos acaecidos bajo el gobierno de la Unidad Popular, la Dictadura Militar
y los Gobiernos Concertacionistas. (Ponce y Pérez, 2013, párr. 6)
92
La Nueva Historia Política es parte significante también de la lucha política en
estos momentos. Por lo tanto desmitificar y evidenciar nuestro pasado próximo, desde la
vereda de quienes intervinieron políticamente en él, es una de las tareas centrales en esta
perspectiva, así como también una labor central para nuestro trabajo:
93
CAPÍTULO III: DISEÑO METODOLÓGICO
1. Paradigma de investigación
94
Junto con ello, el autor venezolano José Ramón Ortiz (2000), nos explica que
Kuhn en su obra utilizó más de 20 sentidos diferentes para la palabra paradigma, así que
precisa una idea general de paradigma, denominándolo “paradigma de investigación”
para evitar confusiones, puntualizándolo “como el conjunto de normas y creencias
básicas que sirven de guía a la investigación” (Ortiz, 2000, p. 42). Igualmente, el autor
describe basándose en el trabajo de Margaret Masterman (1970), que los significados de
paradigma pueden ser agrupados en 3 grandes grupos de concepciones:
Ciertamente estas categorías se relacionan con los tres grandes grupos en que
normalmente se ha pretendido dividir a los paradigmas de investigación. Según esto, por
una parte encontramos al paradigma cientificista, o positivista. Este paradigma está
orientado por la tradición positivista-lógica, y es hipotético deductivo. Habermas, citado
por Ortiz (2000) lo define como "la fe de la ciencia en sí misma", esta noción se
relacionaría con los “metaparadigmas”. Proviene de las ciencias naturales, y en las
ciencias sociales busca explicar los fenómenos tal cual ocurren, utilizando
procedimientos que buscan la exactitud de la medición, con el fin de generalizar sus
resultados para otorgar explicaciones a los fenómenos, en forma de “leyes objetivas”.
Según éste paradigma, los objetivos, conceptos y métodos de las ciencias sociales no se
diferencian de los de las ciencias naturales.
95
Igualmente, está el paradigma hermenéutico, constructivista o interpretativo. Se
puede relacionar con aquellos paradigmas de constructos según la visión de Masterman
(1970). Este se basa en la hermenéutica y la observación de la realidad con el fin de
interpretarla, por lo tanto involucra la subjetividad y el papel del investigador en su
relación con el objeto de estudio:
96
2. Tipo de investigación
Continuando con lo descrito en el punto anterior, cabe señalar que desde hace un
tiempo estos enfoques se han “polarizado”, en función de sus características particulares,
agrupándose en dos grandes grupos: el cuantitativo y el cualitativo. No obstante sus
diferencias, estas aproximaciones tendrían 5 estrategias similares y relacionadas entre sí,
según Grinnell (1997) citado por Sampieri (2014, p. 4):
Enfoque Cualitativo: Utiliza la recolección y análisis de los datos para afinar las
preguntas de investigación o revelar nuevas interrogantes en el proceso de
interpretación. (p. 7)
97
Se enfoca en comprender los fenómenos, explorándolos desde la perspectiva de
los participantes en un ambiente natural y en relación con su contexto (…) el
propósito es examinar la forma en que los individuos perciben y experimentan
los fenómenos que los rodean, profundizando en sus puntos de vista,
interpretaciones y significados. (Sampieri, 2014, p. 358)
98
2.1. Sujetos en estudio
a) Sujetos que fueron militantes de cualquier nivel, del Partido Comunista de Chile y/o
de sus estructuras orgánicas relacionadas, durante el periodo comprendido entre
1983-1986.
99
b) Que durante el periodo 1983-1986, mantenían un rango de edad entre los 15 y 60
años, y que en la actualidad se encuentren con vida y estén en condiciones de
entregar antecedentes respecto a su memoria y sus propias experiencias.
100
3. Instrumentos de investigación
Siguiendo el orden prescrito por el texto citado, las preguntas irán de las
generales, luego complejas, posteriormente las sensibles o delicadas, y finalmente las de
cierre.
101
4. Procedimientos de aplicación del instrumento
Las entrevistas fueron realizadas entre fines de mayo y octubre de 2017; todas
ellas se efectuaron en domicilios que los mismos entrevistados indicaron y procuraron.
102
conforme, no obstante, hubo entrevistados que solicitaron la reserva de sus nombres, por
lo que se usó pseudónimos para esos casos.
Por último, se utilizó grabadora de audio digital para registrar el diálogo con los
investigadores, las respuestas y los testimonios vertidos por los entrevistados, datos
básicos para la elaboración de narrativa.
103
5. Forma de análisis de datos
104
punto de saturación, a través de una narración descriptiva de los hallazgos,
considerando los puntos de vista y las reflexiones de los entrevistados, que se
vincularon a los aspectos teóricos desarrollados en el marco teórico.
105
CAPÍTULO IV: ANÁLISIS E INTERPRETACIÓN DE
RESULTADOS
Para los y las comunistas de la zona del carbón hablar del partido es en cierta
manera hablar de su familia misma, puesto que en muchas ocasiones padres, madres,
hijos/as, hermanos/as, etc., eran además camaradas, compartían militancia política, eran
parte de una misma organización, en una amalgama de antiguas y nuevas generaciones
106
que históricamente le han otorgado una impronta “tradicional” al PCCh, elementos aún
visibles en la actualidad. La cotidiana actividad carbonífera, junto con impulsar a las
nuevas generaciones a seguir las labores de la industria, igualmente llevaba consigo la
transmisión de las ideas de justicia social, encarnadas en el sindicalismo y la militancia
de izquierda, inclusive en el duro entorno generado por la persecución política del
régimen castrense. “Raúl”, explica en su relato cómo fue para él esta situación:
Yo entré a militar el año 79 más o menos, no alcanzaba a tener los 12 años, pero
como venía de una familia comunista todos los días en mi casa se hablaba de
política, todos los días se hablaba de lo que había sido la Unidad Popular,
entonces te empezó a quedar las preguntas, ¿y por qué pasó esto?, y yo no me
daba cuenta que mi papá militaba en el partido, hasta que me crucé con él un día
en una reunión de él pu güeón, y me dijo que era muy difícil entregar un hijo al
partido, sobre todo en esas condiciones. (MR)
Esta herencia política y cultural proveniente del entorno familiar, es una tónica
recurrente entre la militancia comunista de la zona, por lo que podemos inferir que
además fue un elemento fundamental para la sobrevivencia del partido en dictadura,
como asimismo para el desarrollo de la Rebelión Popular de Masas. Las condiciones a
las que se refiere “Raúl”, no impidieron el ingreso de nueva militancia ni menos de
aquella que venía directamente del núcleo familiar, no obstante la clandestinidad exigió
la “compartimentación”, es decir la reserva de toda información que hablara de una
posible militancia y el camuflaje de las actividades relacionadas. “Galo” nos explica
que:
107
accionar constante en Lota y Coronel y que sus estructuras no fueran desarticuladas, a
pesar del fuerte acoso represivo que el PCCh experimenta desde 1983 en la zona. José
Luis Sepúlveda recuerda que a propósito de la vinculación familiar y política, se dieron
experiencias muy serias, pero con tintes anecdóticos:
Yelena vive al lado del cementerio, bajando por la Cantera a mano izquierda, ahí
la Yelena, el Camilo, los Mellado, de hecho, yo viví en esa casa clandestino, pero
esa niñita era estudiante de la media, y esa mocosita llegaba: ¡Hola tío!, y
llegaba, ¡voy ahí y vuelvo!, y salía y al rato llegaba a tomar once con nosotros y
ya oscureciendo, y de repente donde nosotros estábamos, ahí detrás están las
torres, y al rato ¡Paaa!, la mocosa había sido con otro loco también, cachai, o sea
a ese nivel los cabros, habían tenido instrucciones y todo eh, pero no sabíamos
que habían sido, sospechábamos, porque todo era clandestino, nadie sabía nada.
(MJLS)
Entonces ahí yo siempre admiraba a los comunistas por su entrega, por su lucha,
por que entregaban la vida por sus ideales, y lo dice la historia no lo digo yo,
entonces y un gesto de cómo te dijera de organización yo lo vi cuando vino
Alessandri a Lota, siendo joven yo, ahí tenía 20 años, veo cómo el partido se
organizó, colocó a todas las mujeres embarazadas en primera línea, colocó cómo
cien viejas, y el teniente Ahumada, hace, habíamos 5.000 personas afuera y
adentro con Alessandri habían 200 personas, un acto de rebeldía tremendo
nosotros porque… Alessandri después nos dijo, piedras me tiraron, cuando
108
asuma la presidencia piedras comerán, a los mineros del carbón, imagínate cómo
eran. Entonces, claro, al ver a la gente cuando el teniente Ahumada da la orden
de atacar, el pueblo se rebeló, qué carabineros quedaron disminuidos, si había un
mar de manifestantes (…) ¡qué te creí!, vienen a puro insultar acá, si habían 200
personas y afuera había un mar de manifestantes, y te digo como un mínimo 4
mil a 5 mil personas, claro ahí el teniente Ahumada, las viejas empezaron a
apalear al tiro y después empezó la gente, demás la gente, apalearon a las
mujeres, entonces esos son gestos de una organización, una manifestación, una
contramanifestación buena, buena fue. Allende sacaba el 80% en Lota, 75% en
Coronel, siempre Lota le daba más, 8 de cada 10 votaba por Allende. (MFA)
Con todo lo anterior, surge la interrogante de por qué entonces no hubo una
resistencia de mayor envergadura desde el comienzo de la dictadura. Por un lado
podríamos argüir que “en los primeros días del golpe, el Partido dio la instrucción a sus
militantes de replegarse para salvar a la organización” (Furci, 1984/2008, p. 230),
aunque para el militante Víctor Hugo Tiznado, quién también fuera dirigente sindical,
109
miembro del Comité Central de las JJ.CC y del PCCh, e igualmente Concejal de la
comuna de Lota, las razones a nivel local estribarían en lo siguiente:
La dictadura uno de sus esfuerzos fue atomizar Lota, por toda la historia política,
ideológica, combativa, entonces había que, había que ¡Quij! (…) yo divido a
Lota en dos periodos, uno del 10 de septiembre hacia atrás, y el otro del 11 de
septiembre hacia adelante, del 10 de septiembre pa atrás un Lota combativo,
solidario, con opinión política, ideológicamente con sus objetivos claros, y
después vino el Golpe Militar y se cambió Lota, que lo que hicieron la dictadura,
el primer día colocó unas barcazas apuntando pa bombardear Lota, una cuestión
psicológica, yo me imagino que alguien también tuvo que haberles dicho, pero
luego de eso está el fusilamiento de cuatro figuras importantes en Lota, y el
tercer paso que dio la dictadura fue ofrecerles la doble indemnización a todos los
viejo mineros, antiguos, entonces sacó la raíz ideológica de Lota. (MVHT)
Sin embargo el golpe, pronto se iniciaría una rearticulación tanto del aparato
partidario como de su acción política, que aunque exigua en los primeros momentos, se
fue paulatinamente abriendo espacios. El militante Carlos Pinto, nos cuenta cómo fue
para el PC del Carbón, esta primera etapa posterior al 11 de septiembre:
A fines del 73 y a principios del 74, sí, ahí está un poco digamos se rearma, se
reestructura el partido y la jota, y lo primero empezar digamos a hacer alguna,
empezar a tomar contacto y las primeras acciones son en el fondo un poco
110
solidarias porque habían muchos compañeros que estaban detenidos, que su
familia estaba casi en el aire, entonces hubo que empezar a hacer acciones
solidarias, a recolectar algunas cosas o ayudarlos digamos con, por ejemplo el
alimento o apoyar digamos en lo que uno pudiera, en lo que pudiera, a los
familiares de los compañeros que estaban, o que estaban detenidos o que
simplemente habían tenido que salir digamos arrancando y no sabíamos dónde
estaban en principio, o si estaban detenidos muchos en los primeros tiempos no
sabían dónde estaban detenidos, o sea había una tremenda nebulosa entonces lo
primero fue eso, apoyar digamos a la familia de los compañeros que habían caído
en desgracia. (MCP)
El mismo Víctor Tiznado, entrega una versión de lo que fueron las tareas que se
efectuaron para recomponer la actividad del partido:
111
Llegamos nosotros los mineros nuevos, claro, muy pocos teníamos consciencia
política pero los demás eran todos cabeza de palo, entre comillas porque
trabajaban en los programas del PEM y el POJH de ese tiempo, entonces
nosotros empezamos a organizarnos y trabajábamos en las Junta de Vecinos, a
través de la Iglesia Católica, y nos juntábamos celebrando cumpleaños,
actividades juveniles, las cajas, entrando el invierno todo lo que es las canaletas
toda esa cuestión. (MVHT)
Tuvimos también que, como te digo, a olvidarnos de los nombres, a cuando nos
juntábamos, por ejemplo, o salíamos por ejemplo a caminar o a conversar,
cuando teníamos cualquier actividad, nosotros siempre teníamos que tener, en el
caso de que nos detuvieran, todos los que andábamos o nos juntábamos, teníamos
que tener una leyenda en común, o sea, que andábamos haciendo, entonces
siempre tuvimos cuidado en eso, entonces antes incluso por ejemplo, de repente
íbamos a jugar una pichanga, jugábamos un rato, y después mientras hacíamos el
entretiempo, el entretiempo a veces era más largo que el partido, entonces era
una forma de poder encontrarnos para poder conversar. (MCP)
Todas estas actividades fueron allanando el camino para una política más audaz,
para un posterior salto hacia formas de resistencia más activas, que fueron
“oficializadas” con el llamado a la Rebelión Popular de Masas en septiembre de 1980,
aunque a decir del militante “Galo”:
Yo creo que estamos un poco desfasados de las fechas, esto empezó el 80, 81,
cierto, el 83 teníamos a toda la población en la calle, nosotros hacíamos protestas
112
de antes, aquí en la zona se empezó a hacer protestas del año 79 en adelante.
(MG)
113
Acá en la zona del carbón no había otro partido que le hiciera frente a los milicos
que no fuera el Partido y las Juventudes, por ejemplo yo digo, yo conozco a los
compañeros del MIR, a los compañeros Socialistas, pero de verdad quién se la
jugó completa en esta cosa fue el partido, los compañeros se metieron, pero se
metieron después, yo digo 87, 86 pa delante. (MJLS)
Ahora lo que resulta extraño y que fue muy incluso doloroso para nosotros, por
ejemplo que, si tú te das cuenta, los comunistas hicieron harto el gasto durante la
dictadura, y después que termina esto nos dejaron fuera, nos tiraron, nos dejaron
botado, incluso yo me di cuenta digamos de eso rápidamente porque por ejemplo,
a mí por andar metido en ésta güeá me echaron de la pega, y yo trate de ver,
buscar alguna alternativa y no, no, me pegaron todas las puertas, si po, me tuve
que ir de acá. (MCP)
114
que le permitió crecer y subsistir. Desde su IV Congreso Nacional realizado en
Rancagua en enero de 1922, el partido asume una estructura “celular”, basada en el
principio leninista del “centralismo democrático”, el cual se organiza en pequeñas
unidades básicas llamadas “células”, donde cada integrante tiene funciones específicas,
asimismo estas unidades se van replicando en unidades mayores, que centralizan y
coordinan el trabajo de las células, es así cómo van de lo simple a lo complejo, hasta
llegar a una unidad central llamada Comité Central. El objeto de ésta forma orgánica se
basa en el principio de dirección colectiva, donde la comunicación circula de abajo hacia
arriba, y de arriba hacia abajo. El PCCh ha mantenido la esencia de esta estructura hasta
la actualidad, y las transformaciones que ha sufrido han variado según las variopintas
coyunturas políticas por las que ha transitado el país. Para entender qué significa
centralismo democrático para los comunistas, nos hemos permitido citar los Estatutos
del PCCh aprobados en el XIV Congreso Nacional de 1969, y publicados en el Boletín
del Exterior N° 42 (1980, p. 92):
Estos principios son los que clásicamente han regido para el comunismo criollo,
ahora bien, según estos mismos estatutos la autoridad más alta del partido es el Congreso
115
Nacional, que en condiciones normales –de legalidad– se reúne cada cuatro años y es
integrado por miembros delegados por Congresos Regionales, con el objetivo de
determinar las políticas del partido y elegir a los miembros del Comité Central (CC),
instancia que ejerce la autoridad entre la realización cada Congreso Nacional, siendo
igualmente su deber el convocarlo. El Comité Central también elige de entre sus
miembros a la Comisión Política (CP) que es la encargada de dirigir al partido entre cada
reunión o pleno del CC; además el CC elige al Secretario General y Subsecretario
General, que a su vez son parte de un Secretariado junto a otros miembros del Comité
Central. Debajo de la estructura nacional están los Comités Regionales, que supervisan a
las direcciones de nivel local o comunal llamadas Comités Locales, los que a su vez
agrupan a las organizaciones de base del partido, es decir a las Células (Bases en el caso
de las JJ.CC.). Carmelo Furci, presenta el siguiente esquema de lo que sería la estructura
tradicional del PCCh en tiempos de legalidad:
116
En relación a la estructura orgánica del partido en Lota y Coronel durante el
periodo comprendido por nuestro trabajo, los militantes de la época entrevistados
coinciden en que se mantuvo este esquema clásico, por ejemplo, para José Luis
Sepúlveda:
Entonces qué era lo que teníamos nosotros acá como estructura en la zona, que
siempre ha sido igual nunca ha cambiado, en el terreno de la Jota nosotros
teníamos lo que eran las bases, territoriales o bases de empresas, vale decir, por
ejemplo al interior de la mina nosotros teníamos bases de compañeros que eran
trabajadores, de jóvenes, y que eran militantes, entonces la estructura era, la base,
el Comité Local, que tiene que ver con la comuna y sobre eso el Comité Regional
y ahí nosotros ya aquí a ver al Comité Regional le decíamos a la zona de Coronel
hasta Lebu, ese era el Comité Regional. (MJLS)
Vale decir, que las estructuras del partido se repiten exactamente en las
juventudes, no obstante, el Comité Central de la jota está subordinado al Comité Central
del partido. Por otra parte, tal como menciona José Sepúlveda, por la importancia
estratégica de la zona, existió durante el periodo el “Comité Regional del Carbón”, del
que da cuenta Carlos Pinto:
El militante “Raúl”, describe cuales eran los Comités Locales que conformaban
este regional, y además menciona como era su estructura de dirección:
117
Bueno, en la parte política se denominaban los regionales y Lota y Coronel
tenían sus Comités Locales, pero con la característica que en Coronel habían dos
Comités Locales, el norte y el sur, el norte empezaba en Lagunillas y terminaba
en Paso Seco Sur y de ahí para ya se contaba el norte, por lo tanto existían dos
direcciones en Coronel, tanto en el partido como en la jota, corrían las mismas
normativas, y ahí las estructuras funcionaban con su Secretario Político, su
Orgánico, con el “1,2,3” que era lo principal: Político, Orgánico y Militar,
después venía Finanzas, Propaganda y todas esas cosas, pero los que cortaban
eran la dirección aquí, el 1, 2 y 3. (MR)
En el año 83 se crea por primera acá en la zona del carbón el Comité Local
Estudiantil dentro de la jota. (MR)
A nivel interno se iban conformando bases en cada liceo, CODE en cada liceo, y
nos dimos cuenta que éramos muchos, entonces la dirección de la Juventud
Comunista dice aquí tenemos que formar una dirección estudiantil, como la
pregunta es la estructura, era la base, después había un Comité Local, como no
éramos comuna, no éramos una base de alguna localidad de Lota, nos llamamos
Comité Local Estudiantil, y ahí había un Secretario Político, había un Orgánico,
y un Encargado de Finanzas, y ahí se orientaba pa todos los liceos, ahí bajaba la
orientación. (MCV)
Por otra parte, Carlos Pinto nos entrega un relato pormenorizado de la estructura
interna de la Célula, explicando al mismo tiempo algunos cambios introducidos
producto de la ilegalidad del partido:
El partido está constituido por células, cierto, está constituido por células y
también, producto digamos del golpe militar, cambia digamos un poco la
118
estructura de las células, porque antes las células tenían un Secretario Político
cierto, antiguamente, digamos cuando el partido y la jota eran legales, estaba el
Secretario Político cierto, el Orgánico, Finanzas, estaba el Encargado de
Educación, Encargado de Propaganda, es decir, había una serie de cargos que
había, entonces cuando se produce el golpe militar, el partido tiene que entrar a
trabajar en la clandestinidad, entonces ya se terminan varias cosas, se terminan
los nombres, se terminan las casas, y entramos, en el fondo uno tiene que
sumergirse y nos enseñan digamos, nos empiezan a educar a trabajar en
clandestinidad, entonces la primera estructura que se forma se iba a llamar el
“ciento veintitrés”, el 1-2-3, que es en el fondo como una pirámide, entonces
¿por qué una pirámide?, porque se supone que el número uno es el político, el
dos era orgánico, y el tercero era el de finanzas, entonces si falla alguno, el
triángulo se da vuelta y va subiendo el que seguía, y así ese triángulo siempre se,
ese… gesto de rotar entonces así es ese famoso 123. (MCP)
Reiteramos que ésta estructura de dirección era idéntica para los niveles
superiores, tanto para los comités locales como para los regionales. Claudia Vásquez nos
explica cómo operaba esta situación:
Era lo mismo para el Regional, Comunal, hasta la Base tenía la misma estructura,
la misma, entonces cuando hacían un coordinador de orgánicos, iban el orgánico
de las bases, el orgánico de la dirección, el orgánico regional los atendía, de
repente coordinación entre encargados de masas iba el de masas por cada base,
en la estructura el encargado comunal, el regional, y se juntaban, era como bien
ordenado (…) sí, sobre todo el Militar po, él poco sabían quién era el encargado,
porque costaba po, era difícil. (MCV)
119
Como podemos ver en el fragmento anterior, si bien perduraron las estructuras
tradicionales, la novedad estuvo en la inclusión las nuevas funcionalidades, según los
requerimientos de la Política de Rebelión Popular de Masas a partir de 1980. Carlos
Pinto, complementado su testimonio, menciona que:
Cambia también la estructura desde las células y desde las bases, cambia también
la estructura interna, porque ya aparte digamos del famoso 123, ahora aparece
otro componente en todas las células que es el componente militar, hay un
Encargado Militar, ahora no significa que ese sea un militar de rango, de grado,
sino que es el encargado de, por ejemplo en la célula de organizar, empezar a
organizar las primeras actividades digamos de la resistencia. (MCP)
120
Este Mando Zonal tenía que ver la forma de cómo el partido operaba en toda la
región, pero ese mando entonces estaba compuesto por un representante de las
Juventudes, ya, el hombre que coordinaba el trabajo de la jota era parte de ese
mando, estaba el hombre del Partido, estaba el compañero que era del Equipo
Militar del partido, ya, estaba el compañero del Frente Patriótico, teníamos
también en ese mando trabajo hacia las Fuerzas Armadas; entonces era un asunto
como si hoy día fuera el Comité Regional que existe, pero en ese tiempo no había
sido elegido, sino designado para cumplir las labores y en el partido seguía igual
la estructura, la Célula, el Comité Local, el Comité Regional, ahora de la
estructura del Comité Local o del Comité Regional, en el local generalmente
teníamos todos los frentes cubiertos, encargado de pobladores, encargado del
trabajo hacia las mujeres, encargado sindical, el encargado militar, el encargado
de finanzas, etcétera, una estructura que teníamos, pero en el Comité Regional
como estábamos en clandestinidad era más pequeño, éramos generalmente
cuatro, siempre operábamos el 124, perdón 134, una güeá así, era el uno, el dos,
el tres, el cuatro, me entiende, pero generalmente éramos 4, el uno era el
Encargado Político, el dos era el Encargado de Organización, el tres Encargado
de Masas y el cuarto era el “milico”, el Encargado Militar, ahora el encargado
militar tenía dos funciones, una que tenía que ver con el aparato mismo militar
propio, vale decir la estructura del partido, pero también tenía que ver con el
desarrollo y vínculo con la gente del Frente, y a su vez el Frente que era el
organismo digamos más de avanzada en lo militar, pero en trabajo de masas el
Frente tenía a las Milicias Rodriguistas, que eran más de masas, pero ese
encargado, como digo yo, porque estaba el Encargado Militar de la Jota y el
Encargado Militar del Partido, entonces ellos controlaban todo el tema y no se
hacía nada, no se hacía ninguna operación sin la venia del partido, en este caso el
encargado militar de la jota le informaba al encargado militar del partido, y el
encargado militar del partido lo conversaba con el Secretariado del partido, del
Comité Regional, ya, lo analizaban, veían los estudios, si es que era operativa la
cosa, si es que se podía hacer o no se podía hacer, si se corría el riesgo de que
algún compañero cayera, entonces ahí se evaluaba. (MJLS)
121
En relación al aparato militar propio que menciona José Luis, podemos definirlo
como aquella fuerza dependiente directamente de las estructuras del partido y que
fundamentalmente fueron células destinadas a tareas de tipo militar, constituidas como
Unidades Operativas y Grupos de Combate; pero además exista la fuerza especial de
avanzada en lo militar, que desde fines de 1983 pasó a denominarse Frente Patriótico
Manuel Rodríguez (FPMR), y que dependía de la Comisión Militar del PCCh. Ambos
elementos se distinguen por ser la Fuerza Militar Propia del partido. En conversaciones
con Patricio Sanhueza, él nos comenta que en Lota y Coronel hubo presencia militar de
los dos tipos, además los respectivos encargados militares de las distintas células tenían
la responsabilidad sobre el Trabajo Militar de Masas, que se organizaba en las “Milicias
Rodriguistas”.
Y en el año 86, después de la crisis del partido cuando queda la caga con el
arsenal, queda la caga con toda la güeá, se viene abajo la estructura y se forma un
puro Comité Local en Coronel, los mandos zonales tienden a desaparecer y se
crea un coordinador militar, que duró hasta el año 91. Esa era la estructura real
del partido, las unidades de combate estaban ligadas directamente a los mandos
zonales. (MR)
Tuvimos el Regional del Carbón que era desde Coronel hasta Curanilahue,
después hubieron unos cambios que nunca nos gustó pero, fuimos como de Lota
hasta Concepción. (MCV)
122
Confeccionamos el siguiente esquema como una aproximación a la división
orgánica que mantuvo el PCCh en la zona del carbón durante el periodo estudiado. Las
estructuras de color azul son aquellas que se adicionaron a las tradicionales, en función
de la adopción del componente militar y la práctica de “todas las formas de lucha”:
Al mando zonal respondía igualmente el Trabajo hacia las Fuerzas Armadas, tal
como lo declara José Luis Sepúlveda, no obstante por ser ésta una labor más reservada
en términos orgánicos, y para efectos de una mayor compresión del rol “operativo” del
Mando Zonal, no lo hemos incluido dentro del organigrama.
123
El Encargado Militar de cada nivel de la estructura era quien tenía a su cargo el
Trabajo Militar de Masas, que en el caso local correspondía fundamentalmente al trabajo
miliciano realizado por las Juventudes Comunistas y por las Milicias Rodriguistas:
124
hacía en función de condiciones concretas y específicas, Claudia Vásquez nos entrega un
ejemplo de aquello:
Conformamos una base donde nuestro objetivo era hacer conciencia en los
estudiantes lo importante que era tener un centro de alumnos democrático, lo
importante que teníamos que tener una infraestructura digna para estudiar, ciertas
cosas que obviamente emanaban de la estructura máxima del partido como
orientación política. (MCV)
Después ya empezaron los lineamientos propios del papel que cada uno iba a
jugar, hubieron compañeros que salieron al Punto 0, cabros jóvenes que aquí, de
Lota, hartos compañeros, hartos, hartos, y otros que quedamos en la parte pública
nomás, también me dieron a elegir si iba a Cuba o a la Unión Soviética, y partí pa
la Unión Soviética, pero ese es otro cuento. (MVHT)
125
Claro que toda esta división de tareas se basa en el principio de la
compartimentación, sin la cual no hubiera sido posible el desarrollo de acción política y
militar, tal cual lo menciona “Galo”:
Lo otro que existía la compartimentación, los que hacían las acciones no estaban
en el frente de acá no podían estar, de hecho no te podían tomar no podías caer,
entonces se trabajaba mucho la compartimentación por lo mismo porque tú
llegabas hasta donde tú sabías. Entonces toma un dirigente público él se va a
defender en lo público, ¡yo soy dirigente de la junta de vecinos, soy dirigente de
un club deportivo!, ¿qué me preguntas a mí de otras cosas? (MG)
126
Yo era encargado sindical de la juventud, mi labor tenía que ver con el vínculo
con los dirigentes sindicales jóvenes que teníamos nosotros en la zona, ya, aquí
en ese tiempo la cosa más desarrollada que había era el tema de la minería,
entonces nosotros, la minería, los pirquenes, los chinchorreros, y los pescadores,
entonces teníamos que tener vínculos con aquellos jóvenes, tomarlos, trabajar
con ellos, y llevar la reunión de la juventud a la asamblea sindicales para sacar
acuerdos. (MJLS)
En la parte pública, la exposición a las fuerzas represivas era evidente, por lo que
quienes desarrollaron esas labores siempre debieron cuidar de no cruzar las “líneas”,
porque eso significaba un peligro real de caer detenido –con todo lo que ello implicaba
en el periodo dictatorial–, y como ocurrió en muchos casos, de ser asesinado53. Víctor
Tiznado, nos comenta dentro de sus tareas “públicas”:
Tenía también la tarea de cuando caía un compañero, después tener que ir a verlo
públicamente, preguntar por quién les habían preguntado, cachai, como era un
dirigente público entonces lo bueno es que en las comunas chicas nos conocemos
todo. (MVHT)
Al principio fue Encargada de Masas, que era un poco el que tenía que atender a
los dirigentes públicos, porque como yo conocía a los estudiantes que quedaban
en mi generación, podía hacerlo, después yo creo que vieron otras fortalezas y
pasé a ser Encargada de Organización, encargada de organización era quién veía
cuantos militantes éramos, si éramos cien si vamos creciendo si no. (MCV)
53
Emblemático es el caso de los tres profesionales comunistas Manuel Guerrero, Santiago
Nattino y José Manuel Parada, quienes fueron secuestrados, torturados y luego “degollados” por
la Dirección de Comunicaciones de Carabineros (DICOMCAR) en Santiago, a fines del mes de
marzo de 1985.
127
Asimismo quienes en la contraparte desarrollaban labores clandestinas o
encubiertas, debían extremar las medidas de seguridad, aplicar con rigor la
compartimentación y evitar en todo momento la exposición en actividades públicas. José
Sepúlveda, lo describe ésta situación del siguiente modo:
Todo era clandestino, nadie sabía nada, los cabros hacían las cosas y sabían los
jefes, nosotros instruíamos cortes, apagones que se yo, y le dábamos la tarea al
“milico” y el milico, nosotros nos íbamos y le decíamos al milico ¿cómo
estamos? y el respondía: estamos bien compañero, estamos asegurados, pero no
sabíamos quienes participaban del tema (…) Evitar siempre las vías principales,
eh, entrarse temprano, nosotros por ejemplo jornada de protesta o de paro o de
cualquier cosa, todo el mundo, los que tenían cargos de dirección teníamos que
estar en las casas a una hora prudente, eh, mm, no estábamos ahí en riesgo,
porque esas son las medidas que uno debe tomar en seguridad, porque lo que
pasaba era que yo tenía que cuidarme porque así cuidaba al resto de la estructura
para arriba, pa arriba tenías que cuidar, para abajo están las estructuras de los
compañeros operativos que trabajan para abajo, uno tiene que cuidar para arriba,
entonces si yo tengo grados de responsabilidad que tiene que ver con todo el
Comité Regional, porque yo llego a todos los comunales. (MJLS)
El militante “Raúl” por otro lado, tuvo la tarea de formar y preparar unidades
especiales de militantes para la realización de acciones audaces, de sabotaje,
recuperaciones (asaltos), entre otras:
Finalmente, nos surge la interrogante que con un funcionamiento que exige tanta
precisión y disciplina, en condiciones de persecución política, que sucedía si se cruzaban
128
los roles o la coordinación no se ajustaba a todo lo anteriormente narrado en este
apartado. “Raúl” es categórico:
En Lota, se cruzaban mucho las líneas ahí, partido, jota, milicia, había un cruce
de línea que era impresionante, cayó más gente en Lota que acá. (MR)
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