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Soy

Los seres humanos nos construimos a nosotros(as) mismos(as) a partir de los vínculos que
desarrollamos con las demás personas. Es en esta interacción permanente entre el interior y el
exterior en la que formamos nuestra identidad, la cual consiste en “aquella experiencia interna
de mismidad, de ser nosotros mismos en forma coherente y continua, a pesar de los cambios
internos y externos que tengamos en nuestra vida” (Krauskopf, 1995).

En el siguiente ensayo hablaré sobre la construcción de mi imagen personal, la cual se ha


formado a partir de las interacciones con las personas significativas de mi vida y el medio en el
cual me desenvuelvo.

Nací en 1984 dentro de una familia extensa, la cual estaba conformada de mis padres, abuelos
y tíos, fueron ellos quienes marcaron los primeros años de vida

Es decir, a partir de las interacciones con las personas significativas y con su medio, se genera
un proceso desde el nacimiento, en donde cada individuo va introyectando aspectos de los
otros y construyendo una amalgama única e irrepetible que lo diferencia y que le hace sentir
esta “mismidad” sobre la cual se hizo referencia. Como se dijo antes, la identidad da
coherencia a la persona, pues permanece pese a los diversos cambios de la vida. Pero al ser
esta construida y no natural, se habla entonces de un proceso de formación que tiene dos
puntos claves: los primeros años de vida (donde se sientan las bases para la formación de la
identidad) y la adolescencia (en la cual se genera una reconstrucción de la propia identidad).
Esta construcción y reconstrucción de la identidad se encuentra intrínsecamente relacionada
con la imagen personal (o autoimagen), que es la percepción que cada quien tiene de sí
mismo(a). La imagen personal implica la vivencia de aspectos hacia uno(a) mismo(a) en tres
niveles: - emocional (el sentir hacia sí mismo/a), - cognitivo (lo que se piensa sobre sí
mismo/a), es decir lo que se ha denominado autoconcepto, y - conductual (las actitudes y lo
que se hace respecto de sí mismo/a, por ejemplo: la forma de vestirse, los hábitos de higiene,
etc.). Es a través de estos aspectos, que se refleja la forma en que cada quien se percibe, la
cual, al igual que la identidad, se va construyendo por medio de lo que se refleja en el espejo
que conforman los otros significativos. La imagen corporal, definida por Rodríguez (2000)
como ”una fotografía mental que cada individuo tiene sobre la apariencia del cuerpo unida a
las actitudes y sentimientos con respecto a esa imagen corporal” (p.73), es otro de los
aspectos que entra en juego al hablar de la autoimagen. En este sentido, se debe tener claro
que si bien es cierto, la imagen corporal parte de lo biológico y de lo físico, lo trasciende, pues
entre otras cosas, se refleja y contiene en ella la forma en que cada individuo se percibe a sí
mismo. Así, la autoimagen es fundamental en nuestras vidas, pues determina en gran medida
la forma en que nos relacionamos con nosotros(as) mismos(as), con los otros y otras, y la
forma en que enfrentamos la vida. Es por ello que resulta fundamental trabajar esto con los y
las adolescentes, no sólo en las actividades de este bloque temático en específico, sino que a
través de las actividades planteadas en todo el Módulo.

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