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El libro que el lector tiene en sus manos es un texto insólito en nuestra tradición
antropológica. Pensado como un homenaje al introductor de la antropología cultural
en España (Claudio Esteva-Fabregat), ha sido diseñado y estructurado no sólo como
un libro de referencia y de consulta para estudiantes y profesionales de la antropolo-
gía, sino también como un texto necesario para otros especialistas que deseen ini-
ciarse en esta apasionante disciplina.
Después de una primera parte que peri'rute introducimos en los principios funda-
mentales de la antropología gracias a Claudio Esteva-Fabregat, premio Malinowski
1994, Ensayos de antropología cultural trata de responder a los tres grandes retos
que ha afrontado esta disciplina: como...ciencia del hombre, como estudio de la so-
ciedad y la cultura y frente a la ~specialización contemporánea del saber. Ninguno
de estos retos es ajeno a la identidad de la antropología. El proyecto de una ciencia
global del hombre puede evidenciarse actualmente en las relaciones y afinidades
que el conocimiento antropológico guarda con disciplinas como la historia, la biolo-
gía y la lingüística. Por otra parte, el estudio de las culturas, a pesar de la anunciada
· globalización del mundo contemporáneo, continúa siendo una necesidad científica
prioritaria. Finalmente, la especialización actual de la antropología en el estudio de
temáticas como el empleo, la vida urbana, las migraciones, la marginación o la sa-
lud permite dibujar nuevos horizontes de indagación empírica y de reflexión teórica.
·,
También es importante subrayar que Ensayos de antropología cultural es un libro
atípico en el contexto universitario español, en el que la gran mayoría de textos de
referencia -manuales, compilaciones, etc.- proceden de otras tradiciones intelec-
tuales como las de Estados Unidos, Francia o Gran Bretaña. Contrariamente, Ensa-
yos de antropología cultural constituye un importante esfuerzo autóctono en el que
han colaborado más de cuarenta especialistas a los que se solicitó su aportación para
conformar este volumen. El lector tiene ante sí, por tanto, una buena ID\l~S~a del ·
nivel de· reflexión antropológica de nuestro p,aís en ef umbral del año 2000. .· . ·.·.. ·. · ~-. ·~ .

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ArielAntropología lUII~IIll
CLAUDIO EsTEVA-FABREGAT
Foto: Pere Virgili
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Diseño cubierta: Vicente Morales

J.• edición: septiembre 1996

© 1996 de la edición: Joan Prat y Ángel Martínez

Derechos exclusivos de edición en castellano


reservados para todo el mundo:
© 1996: Editorial Ariel, S. A.
Córcega, 270 - 08008 Barcelona

ISBN: 84-344-2204-2

Depósito legal: B. 30.581- 1996

Impreso en España

Ninguna pnrte de esta publicación, incluido el disefto


de la cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida
en manem alguna ni por ningún medio, ya sea eléctrico,
qufmico, mecánico, óptico, de grabación o de fotocopia,
sin permiso previo del editor.
PRESENTACIÓN
por ÁNGEL MARTÍNBZ y JoAN PRAT

Este libro nace de la gratitud y del afecto hacia uno de los maestros indiscutibles de la
Antropología: Claudio Esteva-Fabregat. Gratitud, por sus destacadas contribuciones intelec-
tuales, por su lúcido magisterio ejercido en beneficio de varias generaciones de antropólogos
espailoles y por su promoción infatigable del saber antropológico aquf y más allá de nuestras
fronteras. Afecto, porque sin duda las relaciones académicas también pueden generar formas
singulares de amistad.
Cuando en febrero de 1995 los actuales coordinadores decidimos promover este mere-
cido homenaje, una de las primeras incertidumbres que tuvimos que resolver fue la de la
estructura y principios que debían organizar este texto. Y es que si siempre es dificil organizar
una obra colectiva, aún lo es más si se trata de un homenaje a un antropólogo como Claudio
Esteva-Fabregat que no sólo ha sido el introductor de la Antropología en el Estado Espatlol,
sino que también ha efectuado aportaciones muy destacadas en temáticas tan diversas como
los estudios de cultura y personalidad, la antropología industrial, el mestizaje en Iberoamérica,
la etnicidad, la Antropología aplicada, la historia cultural o la teoria antropológica. Quizá por
ello, el proyecto de un homenaje monográfico al uso no nos acababa de convencer: ¿con qué
autoridad podíamos ofrecer una imagen parcial y cercenada de las contribuciones de Claudio
Esteva-Fabregat? Por otro lado, tampoco nos resultaba sugerente la idea de un homenaje
miscelánea en el que los diferentes colaboradores desempolvan para la ocasión algún viejo
articulo de su escritorio: a nuestro juicio la ocasión requería otro tipo de esfuerzo.
Tras 'algunos rodeos y divagaciones optamos por una estructura que pudiera expresar de
la mejor forma posible el espíritu generalista del homenajeado, su visión boasiana de la
Antropología, su aspiración intelectual de una ciencia global del hombre. En este sentido, nos
pareció atractivo que Ensayos de Antropolog(a cultural. Homenaje a Claudio Esteva-Fabregat
fuera también un libro de referencia, tanto para profesionales como para estudiantes, de los
diferentes ámbitos de la Antropología, de sus relaciones con otras disciplinas afines y de las
propuestas más nuevas que se han venido desarrollando desde las diferentes especialidades
antropológicas.
Con este propósito nos pusimos en contacto con más de cuarenta profesionales de la
disciplina. La selección, siempre dolorosa, pues la realidad limitaba nuestros deseos, se llevó
a cabo a partir de dos criterios bien diferenciados pero a la vez complementarios. En primer
lugar, la vinculación académica y personal de los autores con la figura de Claudio Esteva-Fa-
bregat: la práctica totalidad de los colaboradores han sido alumnos o discfpulos de este
antropólogo. En segundo lugar, consideramos relevante que los perfiles de los colaboradores
se adaptasen a las exigencias de la estructura del texto.
8 PRESENTACIÓN

Por todo ello el libro que el lector tiene en sus manos es un texto singular en el que,
griiado por un maestro de la Antropología, puede conocer los principios más fundamentales
de esta disciplina, sus debates más centrales y sus ámbitos más destacados. De esta manera,
es una obra que aspira a trascender los limites que imponen las estructuras de los Festschrift
tradicionales, pues ambiciona acceder a un público de habla hispana más amplio que los
círculos intelectuales, casi siempre concéntricos, de los eruditos en la materia. Ésta es también
nuestra forma de homenajear el imaginativo espíritu comunicador y el brillante magisterio que
caracteriza y con toda seguridad continuará caracterizando la obra y el ejercicio intelectual de
Claudio Esteva-Fabregat. LISTA DE COLABORADORES
No quisiéramos extendemos más en esta presentación, pues somos conscientes que en
el momento en que escribimos estas lineas Ensayos de Antropolog{a cultural ha dejado de
pertenecemos. Ahora ya pertenece al homenajeado, a los colaboradores y a los lectores, que
con su espíritu critico y reflexivo sabrán nacer de este libro un texto vivo y abierto hacia el
futuro. Con todo, nos reservamos todavia un último y grato ejercicio: el de los agradecimientos. ENCARNACIÓN AGUILAR. Profesora titular. Departamento de Antropología social, Sociología y
Queremos agradecer desde aquí la buena acogida que tuvo este proyecto desde sus Trabajo social, Universidad de Sevilla
momentos iniciales por parte de todos los colaboradores: si algo es autoevidente es que sin su
esfuerzo y apoyo este libro nunca hubiera existido. También queremos agradecer las contri- JosÉ ALciNA. Catedrático jubilado, Universidad Complutense de Madrid
buciones de muchos otros profesionales que, debido a los limites obvios que supone siempre JAUME BERTRANPETIT. Catedrático, Facultad de Biología, Universidad de Barcelona
una obra colectiva, no pudieron participar con sus escritos, pero que sin embargo también están
presentes con su comprensión afectuosa de este tipo de limitaciones. Al Departamento de JoAN BESTARD. Profesor titular, Departamento de Antropología social e Historia de América
Antropología social y Filosofla de la Universitat Rovira i Vrrgili en el que trabajamos debemos y África, Universidad de Barcelona
reservar una mención especial por el respaldo generalizado a este homenaje. Por último
MARiA JEsús Buxó. Catedrática, Departamento de Antropología social e Historia de América
queremos agradecer la iniciativa de la Editorial Ariel de acceder a esta publicación, pues sin
su valiente determinación este texto aún pertenecería al dominio de las intenciones. y África, Universidad de Barcelona
Lms CALVO. Colaborador científico, Institución Mila i Fontanals, CSIC, Barcelona
Tarragona, junio de 1996
MARiA CATEDRA. Profesora titular, Departamento de Antropología social, Universidad Com-
plutense de Madrid
JORDI COLOBRANS. Becario-fuvestigador, Departamento de Antropología social y Filosofla,
Universidad Rovira i Virgili
DoLORS CoMAs o' ARGEMIR. Profesora titular, Departamento de Antropología social y Filoso-
fla, Universidad Rovira i Virgili
JosEP M. COMELLES. Profesor titular, Depa.rtari:tento de Antropología social y Filosofla,
Universidad Rovira i Virgili
JEsús CONTRERAS. Catedrático, Departamento de Antropología social e Historia de América
y Africa, Universidad de Barcelona
JosEPA Cucó. Profesora titular, Departamento de Sociología y Antropología social, Universi-
dad de Valencia
MANUEL DELGADO. Profesor titular, Departamento de Antropología social e Historia de
América y África, Universidad de Barcelona
FERNANDO EsTÉVEZ. Profesor titular, Departamento de Prehistoria, Antropología y Paleoam-
biente, Laboratorio de Antropología Social, Universidad de La Laguna
CARLES FEIXA. Profesor titular, Facultad de Letras, Universidad de Lleida
LISTA DE COLABORADORES 11
10 LISTA DE COLABORADORES

JoAN FRIGOLÉ. Catedrático, Departamento de Antropología social e Historia de América y XAVIER ROIGÉ. Profesor titular, Departamento de Antropología social e Historia de América y
África, Universidad de Barcelona · África, Universidad de Barcelona

ALBERTO GALVÁN. Catedrático, Departamento de Prehistoria, Antropología y Paleoambiente, JosEFINA RoMA. Profesora titular, Departamento de Antropología social e Historia de América
Laboratorio de Antropología social, Universidad de La Laguna y África, Universidad de Barcelona

JosÉ LUIS GAReíA. Catedrático, Departamento de Antropología social, Universidad Complu- ORIOL RoMANÍ. Profesor titular, Departamento de Antropología social y Filosofie, Universidad
tense de Madrid Rovira i Virgili
SANTIAGO GENOVÉS. Investigador emérito de la UNAM, Universidad Nacional Autónoma de TERESA SAN ROMÁN. Catedrática, Departamento de Antropología social y Prehistoria, Univer-
México sidad Autónoma de Barcelona

AURORA GONZÁLEZ. Profesora titular,. Departamento de Antropología social y Prehistoria, AGUSTÍN SANTANA. Profesor titular, Departamento de Prehistoria, Antropología y Paleoam-
Universidad Autónoma de Barcelona.., biente, Laboratorio de Antropología social, Universidad de La Laguna

MABEL GRACIA. Profesora asociada, Universidad Rovira i Virgili SEBASTIÁ SERRANO. Catedrático, Departamento de Filología Románica, Universidad de Bar-
celona
DAVYDD GREENWOOD. Professor, Center for Intemational Studies, Comell University
VERENA STOLCKE. Catedrática, Departamento de Antropología social y Prehistoria, Universi-
MANuEL GUTIÉRREZ. Catedrático, Departamento de Antropología y Etnología de América, dad Autónoma de Barcelona
Universidad Complutense de Madrid
MARíA V ALDÉS. Profesora ayudante, Departamento de Antropología social y Prehistoria,
DOLORES JULIANO. Profesora titular, Departamento de Antropología social e Historia de Universidad Autónoma de Barcelona
América y África, Universidad de Barcelona
RAMóN V ALDÉS. Catedrático, Departamento de Antropología social y Prehistoria, Universidad
CARMELo LISóN. Catedrático, Departamento de Antropología social, Universidad Compluten- Autónoma de Barcelona
sedeMadrid
ENRIQUE LUQUE. Catedrático, Departamento de Sociología y Antropología social, Universidad
Autónoma de Madrid
ÁNGEL MARTiNEz. Profesor asociado, Departamento de Antropología social y Filosofia,
Universidad Rovira i Vrrgili
JOSÉ ANTONio NIETO. Profesor titular, Departamento de Ciencias Polfticas y Sociología,
Universidad Nacional de Educación a Distancia
VINCENZO PADIGLIONE. Catedrático, Universiti degli Studi di Roma - La Sapienza
JOSÉ PASCUAL. Profesor titular, Departamento de Prehistoria, Antropología y Paleoambiente,
Laboratorio de Antropología social, Universidad de La Laguna
JoAN PRAT. Catedrático, Departamento de Antropología social y Filosofia, Universidad Rovira
i Vrrgili
LLOREN~ PRATS. Profesor titular, Departamento de Antropología social e Historia de América
y África, Universidad de Barcelona
DANIELLE PRoVANSAL. Profesora titular, Departamento de Antropología social e Historia de
América y África, Universidad de Barcelona
JoAN JosEP PuJADAS. Profesor titular, Departamento de Antropología social y Filosofia,
Universidad Rovira i Vtrgili
JORDI RocA. Profesor titular, Departamento dé Antropología social y Filosofia, Universidad
Rovira i Virgili
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PRIMERA PARTE

HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT


ENTREVISTA CON CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 1
por ]ORDI COLOBRANS, ÁNGEL MAR.TÍNEZ y ]OAN PRAT

Doctor Esteva, ¿por qué uno se hace antropólogo?

Prefiero plantear mi caso particular. Después puedo ocuparme de plantear la situación


de otros compafleros míos de la misma época que también estudiaban Antropología.
En primer lugar, entiendo que se trata de un problema de situación: el de unos jóvenes
que acababan de hacer la guerra civil en Espafl.a, que habían sido derrotados, y que después
de haber perdido, comenzaban a reflexionar sobre las causas de su derrota. En estas primeras
circunstancias, ahora se planteaban el hecho de si habían obrado correctamente por haber
estado en el bando en el que militaron, el de la República. Y acababan concluyendo que no
había duda: estaban en el bando de la razón correcta.
A partir de ahf, y para solventar critica y analíticamente este pasado inmediato, el de la
guerra civil, pensamos que era necesario abrir un periodo de discusión franca sobre lo que
habíamos hecho y sobre lo que debía hacerse desde ahora. Y para ello construimos un gran
proyecto, al que llamamos «Presencia», que era el nombre de la revista que comenzamos a
publicar. Nos reuníamos los sábados y acudíamos un conjunto de jóvenes universitarios
espafl.oles, todavía estudiantes, y que vivíamos en México. En este contexto, discutíamos los
problemas históricos de Espafl.a, y aportábamos criterios críticos. Cada uno lo hacía desde lo
que había sido su trayectoria militante pero ahora lo que importaba era desprenderse de las
ataduras partidistas y pensar en forma independiente o personal.
Cuando abordamos el problema de las nacionalidades, nos dimos cuenta que la etnicidad
respectiva de los componentes de la discusión incidía enormemente en las opiniones y en las
divergencias. Asf, los catalanes que estábamos allf discrepábamos de los madrileftos, y
observábamos que los gallegos y los vascos se identificaban con nuestras opiniones y análisis,
hasta entrar en nuestra órbita de convergencia. Aparecía, para un cierto asombro, el problema
de los castellanos, y advertíamos que A. Carretero, por ejemplo, centraba muy bien su posición
cuando afirinaba: «Nosotros los castellanos, también tenemos nuestro problema nacional
cuando nos hemos metido a construir Espafla y, finalmente (Espafla) se nos ha llevado a
nosotros mismoS.)) En estos puntos nos dábamos cuenta de que la forma de vida, la cultura
que decimos ahora como antropólogos, la historia genealógica, nuestros antecedentes, deter-
minaban nuestras posiciones polfticas y nuestros enfoques de identidad. Para nosotros éste era
un descubrimiento importante, porque nos permitía explicamos.

l. La entrevista con el profesor Claudio Esteva-Fabregat, catedrático emérim de la Universidad de Ban:elona, fue realizada
por Ángel Martfnez, Jordi Colobrans y Joan Prat, el dfa 13 de junio de 1995, en Ban:elona.
16 ENSAYOS DE ANTROPOLOGlA CULTURAL
HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 17
Interesado como estaba en estas cuestiones, un día pasaba por una calle céntrica de la
Ciudad de México, y en la calle Moneda, donde estaba entonces el Museo de Antropología, y sociedad indígena era como un laboratorio para entender la pequefl.a comunidad de un modo
en una de sus secciones la Escuela Nacional de Antropología, vi un cartel que anunciaba los integral o de totalidad, pues estudiándola podíamos observar un sistema cultural en sus
cursos del periodo 1947-1948. Entré a preguntar y miré los programas. Había Antropología reacciones y percibir un modo de resolver problemas concretos.
Física, Etnología, Arqueología y Lingüística. Todo lo que se anunciaba en los prospectos me Por aquel entonces también percibíamos otros problemas, entre otros el de México como
atraía. Y comprendí que en lugar de estUdiar Biología o Física como tenia pensado, lo que identidad, pues si por una parte la idea nacional es la de mostrarse como pueblo mestizo, sin
realmente deseaba era estudiar Antropología. embargo, se observaba una contradicción, la del antihispanismo, a veces centrado en el rechazo
En mi experiencia personal la Antropología me llegaba como resultado de una actitud a la Conquista espafiola y ambiguo en el reconocimiento de que, además de una conquista,
política sobre la realidad social. Comprendí que para entender a mi propio país, la clave del también babia un proceso cultural de identidad fundado en la sustitución de una cultura india
entendimiento pasaba por el estudio de la Antropología. En este tiempo, entramos a estudiarla por otra espafiola. El otro problema, el indígei:J.a, nos motivaba a la mayoria de los estudiantes,
en la ENAH Pedro Armillas, José Luis Lorenzo, Pedro Carrasco (éstos lo hicieron antes), pues si entre un 15 y un 18 % de la población se manifestaba étnicamente indígena, era
Ángel Palerm Vich, N. Molins y Fabrega, José Fe Álvarez, Santiago Genovés y otros más de indudable que su existencia constituía un mosaico de identidades separadas de la identidad
nuestra generación. Estaban entonces comqprofesores Juan Comas Camps, P. Bosch-Gimpera nacional.
y otros profesores exiliados espafioles, así como en situación semejante diferentes profesores De hecho, y desde nuestra perspectiva de estudiosos de la cuestión indígena, era
europeos, y se disponía de un excelente plantel de profesores mexicanos y otros de EE.UU. importante la función que emprendía el Instituto Nacional Indigenista de México (INI). Dentro
Con nosotros, además de los estudiantes mexicanos, los babia de diferentes paises de América: de mis intereses profesionales este problema me motivaba más que ningún otro. Recuerdo que
cubanos que se oponían al dictador Batista, peruanos del APRA que jugaban un papel político el director del INI, el doctor Alfonso Caso, y su subdirector, el doctor Gonzalo Aguirre Beltrán,
importante en el Perú, Remy Bastien de Haití, Hemán Porras de Panamá, padrino de mi hija me invitaron a trabajar con ellos en sus programas de Antropología Aplicada. Recuerdo que
y luego ministro de Comercio en su país, y otros más que eran atraídos a México por los preferian más que especialistas, antropólogos de orientación integral. Respecto a mi persona,
estudios de Antropología. yo reunía estas condiciones, pues babia estudiado 17 asignaturas de Antropología Física,
Los que estudiábamos Antropología en México éramos gentes que procedíamos del algunas más de Etnología y afiadía unas de Arqueología y de Lingllfstica. Pero, y era
conflicto político, y esta condición incluía tanto a los mexicanos como a nosotros los venidos importante, en aquel momento realizaba un psicoanálisis didáctico con Erich Fromm. Esto
de otras latitudes. En este ambiente, la ENAH era un hervidero de inquietudes ideológicas: último era parte del interés del INI en mi persona, pues se pensaba que permitirla abrir otra
la Antropología era un ejercicio teórico muy dinámico donde el mexicanismo era patente y vía de conocimiento, la de una antropología profunda aplicada a las comunidades indígenas.
donde la preocupación de los antropólogos mexicanos mezclaba el patriotismo con un El estipendio que se me ofrecía era poco y desistí de entrar en el INI. A cambio, sin embargo,
revolucionarismo que hacia patente un cierto rechazo a lo «gringo», acusado de origen y me hice cargo de unas asignaturas nuevas de la ENAH, por cuenta del INI. Eran una de Cultura
causa de todos los males del México contemporáneo, y una cierta acritud hacia lo espafiol y Personalidad, y otras de Análisis del Carácter Social. Asimismo, y por cuenta de la ENAH,
con mezcla, asimismo, de amistad y amor por parte de algunos sectores. Unos terceros ensefl.aba Historia de la Cultura. Todas se impartían por primera vez en la ENAH.
solían reivindicar lo indígena como patrimonio de la identidad nacional y practicaban un
cierto mesianismo de liberación indígena.. Otros, en cambio, se movían en tomo a la idea de En principio, ¿cómo definirla la Antropologfa que estudió en México y cuál es su concepción
suprimir la pluralidad étnica y hacer un México culturalmente uniforme y nacionalmen- actual sobre la misma?
te único.
En todo lo que estudiábamos estaba presente el México indígena y la órbita del método Es dificil ser lacónico cuando uno se enfrenta al hecho de tener que explicarse por medio
y la teoria permanecían centradas en los problemas del indigenismo y de la Antropología de una definición. En el caso de la Antropología, la cuestión es todavía más delicada, pues
Aplicada. Desde luego, la teoria del conflicto constituía el núcleo más o menos consciente de parece necesario destacar que si una definición sencilla es en sf una trampa epistemológica
nuestras preocupaciones. Los doscientos o trescientos estudiantes de la ENAH éramos, pues, porque oculta un campo de concomitancias, también lo es el subrayar que la misma amplitud
gentes reclutadas desde la situación personal del conflicto político. Así, para algunos de estructural del objeto antropológico convierte a la Antropología es una de las disciplinas más
nosotros la Antropología comenzó siendo una particularidad de la ciencia política y por su diflciles de configurar en lo que es estrictamente la formulación de su logos científico. En
medio adquiriamos el conocimiento necesario para impulsar decisiones correctas sobre los cualquier óaso, nos hacemos diflciles porque lo es nuestro objeto, de manera que la ciencia
problemas sociales de las culturas. centrada en el estudio del hombre, la Antropología, es la ciencia que más diversamente se
A veces, se me ha preguntado, ¿y por qué no estudiaban Sociología? Desde luego, nuestra prolonga en el conocimiento de los actos de los individuos humanos. Veamos, por ejemplo,
respuesta no era muy favorable a esta disciplina, pues para nosotros ésta se comportaba como cómo somos los antropólogos, más que cómo nos definimos.
una ciencia de la globalidad abstracta, un modo de suscitar temas, problemas y conflictos, En este supuesto, y si, como su nombre indica, la Antropología es el estudio del hombre,
análisis en definitiva desde la teoria de los empirismos incompletos. En nuestra perspectiva, también en si y en sus diferentes concreciones empíricas, lo es más de la vida humana. Así, es
la Sociología no entendía la problemática del pluriculturalismo, que era precisamente lo que obvio que este centro cualitativo refiere a un conocimiento diverso que incluye el estudio de
a nosotros nos preocupaba. Por otra parte, el trabajo de. campo era para nosotros la comunidad los comportamientos de los grupos humanos organizados en sociedades, asimismo, localizadas
indígena y el desplazamiento de los problemas de ésta a la sociedad nacional. Y, asimismo, la en el tiempo y en el espacio. Si consideramos que los comportamientos humanos tienen una
historia, la de nuestros antepasados hasta el presente, el estudio de esta historia es objeto de
18 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 19

enfoques comparados que incluyen relaciones entre diferentes grupos humanos y adaptaciones lo que otros están haciendo. Las preguntas son innumerables, y a menudo nos advierten acerca
especificas en forma de territorios diferentes. Y si pensamos en forma de una historia lineal, del hecho de que la diversidad humana es un obstáculo incluso en el sentido de obligarnos a
la de la humanidad, nos ocupamos de su evolución orgánica y de su evolución cultural, desde tener que dar juicios sobre el porqué nosotros mismos, antropólogos, explicamos de modo
el pasado más remoto hasta el presente. diferente lo que aparentemente es igual en términos de categorías etnográficas. Estas y otras
Igualmente, y del mismo modo que los seres humanos actúan de manera diferente cuando dificultades forman parte de nuestro discurso intelectual y constituyen una realidad que va más
se trata de adaptaciones a espacios específicos, también los comportamientos son diferentes allá de la mera inteligencia de las adaptaciones humanas y de los porqués específicos o
según la forma de organizarse para producir sus alimentos y consumirlos, para edificar sus configurados de cada una de las diversidades culturales de la especie.
viviendas, para fabricar herramientas y vestirse, para protegerse de peligros, para asociarse en Aunque actualmente el acontecimiento histórico que considero principal en el seno de
objetivos comunes, para jugar y realizarse en el ocio, para vivir las estaciones y realizarse en la Antropología ha sido el abandono por nuestra parte de las adicciones a escuelas concretas,
el espacio y en el tiempo y, desde luego, para transformar su existencia. Este conjunto de como antes ocurría cuando los antropólogos se declaraban evolucionistas, difusionistas,
actividades se relaciona con ideas sobre organización social, parentesco, religión, modos éticos historicistas, funcionalistas o estructuralistas, lo cierto es que las dificultades para entender el
de comportarse e ideologías concretas por cuyo medio el hombre proyecta y explica sus modos movimiento social de la cultura, y explicarlo en cada caso, es más que una formalidad
de vivir. Así, todo lo que el ser humano...piensa y hace para vivir en sociedad con otros lo etnográfica: es una representación antropológica. Igualmente, para nosotros los antropólogos,
llamamos cultura, y en la consciencia de que lo cultural es lo específicamente más humano, si el criterio de conducir nuestras investigaciones recurriendo a las etiquetas con que se
la Antropología es, por eso, y mayormente, el estudio de la cultura humana. Ésta la entendemos distinguían y distinguíamos a nuestros antecesores, era equivalente a considerarlos como
en sus formas de pensamiento, de conocimiento y de acción sobre la naturaleza, y en su historia miembros militantes de una escuela, ahora ésta es una condición que hemos abandonado y
la reconocemos en la transformación paulatina del medio a partir de la ciencia y de sus que, generalmente, ya no nos acompafta en nuestro discurso.
aplicaciones sobre las mismas sociedades humanas. Por eso, si la definición de Antropología Sin embargo, sigue siendo importante, por lo menos en el sentido de nuestras mismas
es, en su forma más simplista, el estudio de lo humano, lo antropológico es, en su complejidad adaptaciones como antropólogos, el hecho de que la cultura es cada vez más compleja en su
estructural, el estudio de la actividad organizada de los grupos humanos por medio de la cultura dimensión estructural y en el peso acumulado de su historia, hasta el punto de que, dada esta
que la hace posible. . complejidad, muchos antropólogos se están pasando a la fenomenología conscientes de que
Aunque son millones las personas que nos leen y siguen con cierta atención lo que las actuales exigencias del análisis empírico controlado hace inabarcable el entendimiento de
escribimos sobre los modos de vivir de los seres humanos en sus culturas, viendo a la estructura cada función cultural en sus términos codeterminativos. De hecho, advertimos que esta
de conocimiento que hemos mencionado como propia de la Antropología, podemos afirmar definición de Antropología en sus formas simples es un punto de partida para significar que
que son pocas las gentes situadas fuera de nuestra disciplina que se percatan suficientemente la complejidad estructural de los actos humanos reduce la capacidad del solipsismo para
de las dificultades que entrafta el estudio del hombre y de la cultura. En mi experiencia explicarlos en sus totalidades. Así entendido el sujeto de la Antropología, sin embargo, no
personal, de campo y de reflexión sobre el tema de qué puedo saber estudiando los hechos ignoramos que el conocimiento acumulado por los antropólogos está hecho de retazos cuyo
sociales desde esta perspectiva antropológica, la cultura siempre se me ha planteado como un carácter cualitativo es todavía, y paradójicamente, insuficientemente cualitativo.
problema para mí mismo, y siempre en este contexto me he preguntado el hasta qué punto es En cierto modo, y conforme a esta primera perspectiva, mientras nos hemos impuesto
correcta mi manera de mirar e indagar sobre el Otro, cuando lo observo desde las categorías la necesidad de entender cada vez mejor a los seres humanos en sus ciclos vitales, en su
que solemos emplear los antropólogos para estudiarlo. Y a estas preguntas han seguido otras. evolución y adaptaciones, al mismo tiempo las técnicas que usamos para comprender los
Una de ellas puede ser la de hasta qué punto mi propia personalidad, haciendo interpretaciones comportamientos son también cada vez más diversificadas. El abanico de opciones técnicas
de los hechos de otros individuos, y hasta de los que se realizan en mi propia cultura, no es sobrepasa ahora nuestra capacidad individual para dominarlas y aplicarlas. Según eso, si existe
más que una opción entre otras de los medios de que dispongo para saber que los otros me son diversidad cultural y adaptativa por parte de nuestra especie, asimismo también existe diver-
diferentes precisamente porque me refiero a ellos como a otros. sidad dentro de nosotros mismos en la Antropología.
De este modo, mientras la definición general que hemos dado de Antropología no cierra Es en este sentido como destacamos que la gente que nos lee o que nos escucha, ignora
ningún camino al conocimiento, el estudio de la cultura me conduce a la consciencia de que a menudo cuán dificil es darles nuestra versión sobre la vida humana, y de ésta en sus formas
la Antropología es la ciencia más dificil del conocimiento sobre el hombre. En este sentido, si objetivas. t~bién, por lo tanto, cuando hablo de Antropología como disciplina dificil, lo hago
definir en forma simple es fácil, explicar la cultura, y para el caso las culturas, es muy dificil. pensando en el carácter especifico de una ciencia que siendo cultural por antonomasia, es la
Cuanto más nos internamos en el conocimiento de la acción humana, más sabemos que ésta más compleja de todas cuando las otras se reducen a ser especialidades de conocimiento sobre
es siempre todavía más compleja que lo que hemos llegado a saber. Así, como antropólogos el pensar y el hacer humanos. A partir, asimismo, del hecho de que nosotros los antropólogos
sabemos de qué nos ocupamos, pero nunca sabemos suficiente sobre aquello de que nos también estamos reduciendo la estructura de nuestras observaciones individuales, y conforme
ocupamos. La perspectiva siempre es, como el mismo horizonte, infinita. De este modo, la pienso que la especialización en el estudio de retazos de los comportamientos humanos se ha
Antropología es, tanto como una forma de estudiar las culturas y comprenderlas en su sentido convertido en una necesidad científica o de todas las ciencias, ahora me parece obvio que la
local, un modo de adquirir consciencia acerca de la dificultad de saber sobre lo humano. Antropología es cada vez más una fenomenología, y por lo tanto es una más entre las otras
A menudo, también la dificultad de estudiar la cultura en los comportamientos sociales ciencias, hasta el punto de configurar el conocimiento que le llega de las otras disciplinas como
surge de preguntarme sobre qué hay detrás de cada observación, aparte de registrar y clasificar parte, aunque prestada, de su propio conocimiento. En este punto, quiero subrayar que nada
20 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL
HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 21

del hombre o de nuestra especie nos es ajeno. La dificultad obvia reside en integrarlo en forma otra idea: la de que mientras no hay culturas definitivas mientras viven, también los seres
de un discurso suficiente donde lo que determina, también está determinado. La cadena del humanos son símbolos de crisis mientras existen y se transforman en los procesos de la
c?nocimiento que nos une como antropólogos es, por lo tanto, vasta y hasta infinita, y la experiencia vital de los ciclos individuales y colectivos.
dificultad de obtenerlo ha crecido porque también ha crecido la estructura de la exigencia de . En lo ~damental, las catarsis personales se realizaron mejor siendo antropólogo que
nuestro análisis. stendo polit1co. En este punto, se tratarla de una solución psicológica e:r;t la que uno de sus
resultados habría consistido en proporcionarme estabilidad profunda, y hasta objetiva. Como
Algunas veces usted ha comentado q~e la Antropologfa puede funcionar como un factor de consecu~ncia, he podido obtener la convicción de que el ideologismo sugiere in~tabilidad y
catarsis personal. ¿Fue as( en su caso? es ~nemtgo de la An~opología. Por ~so, entiendo que la mejor catarsis consistiría en antropo-
loglzarse metodológicamente, prefiriendo usar por ello teorías antropológicas más que teorías
A medida que entraba en el análisis e introspección de los problemas humanos desde la ideológicas. Estas últimas suelen tener efectos tóxicos, mientras que las culturales son más
Antropología, obtenía algo así como un conocimiento que me permitía comenzar el examen bien oxigenantes.
de mi mismo. En cierto modo, los estudios antropológicos produjeron en mi persona el efecto En cualquier caso, la teoría de la crisis personal considerada como un estimulo de
de una catálisis, semejante al de una catarsis por cuyo medio expulsaba los materiales de mis situación, entonces inconsciente, me condujo a la Antropología, y ésta fue una opción subjetiva
propias crisis personales mientras, al mismo tiempo, encontraba en aquéllos el estimulo para que adoptaba en función de ser ésta un medio para mi propia transformación personal. De
proyectarme hacia el futuro con nuevas ideas. De muchas maneras, llegué a la conclusión de algún modo, se trataba de una forma de ansiedad que se dirigía a la resolución de su crisis por
que me entendía mejor a mi mismo desde la Antropología que desde cualquier otra forma de la vía ~~ la procuración de una antiideología. Ésta seria una buena razón para entender que
conocimiento. una cns1s personal dada fuera de la Antropología, permite obtener la consciencia de que ésta
En realidad, esta convicción fue reforzándose a partir de los estudios de Etnografla es una ciencia política que, siéndolo en casos, sin embargo, pugna por serlo desde la
comparada, y se afianzó definitivamente cuando comencé a interesarme por el Psicoanálisis. desideologización. El tránsito de la persona de una cultura a otra es en este caso un factor de
Ésta s~ría otra de las formas de conocimiento que, pienso, podemos usar en análisis y catarsis y conlleva, por lo tanto, una reconstrucción de la personaiidad. Este p~ríodo de re-
ac~1on~s. de campo y etnográficas de carácter complementario. Para mi experiencia, el
construcción, a partir de la Antropología podemos descubrirlo como una experiencia de
Ps1coanális1s representó algo así como un traspaso de fronteras intelectuales formales antes catarsis resolutiva de una ansiedad que fue primero construida por la ideología.
escondidas a mi observación y entrar en el descubrimiento de las magnitudes, a veces ocultas,
de los efectos de la cultura en los individuos. ¿Antropologfa Cultural o Antropologfa Social?
Antes de cursar Antropología mis ideas sobre el mundo eran concretas en cuanto a la
percepción política de los hechos sociales. Pero eran grandemente opacas, y hasta confusas, Definitivamente, pienso que la primera engloba mejor los alcances del sentido de la
en lo que concierne a mi capacidad de explicar cuando me planteaba significar causalmente cultura ?esde los enfoques antropológicos. Y ciertamente, siendo la cultura una categoría
las situaciones de los seres humanos en sus sociedades. Pienso que la Antropología, y estra~gtca d~ la An~o~ologfa, encuentro más definido el enunciado «cultural» que el de
específicamente el conocimiento comparado de las culturas, me proporcionó la oportuni- «socia~». Entiendo, as~smo, que el concepto social se limita a reconocer que lo antropológico
da~ ?e saber más sobre mi mismo y, desde luego, sobre la diversidad humana. Pienso,
es eqwvalente a estudiar categorías sociales o de comportamiento. En realidad, la cultura es
soc~al en si misma, pero a diferencia de la conducta de los demás animales, que también es
asu~:usmo, que la Antropología me conducía a perfeccionar mi percepción de los problemas
sociales. soc1al por naturaleza, el hombre es un ser cultural por antonomasia, lo cual le distingue de
Por lo menos, hacia posible pasar de los simplismos explicativos a las complejidades cualquier otra especie, incluidos los simidos más próximos. El concepto «cultural>> ai'l.adido al
que resultan de la observación cuando ésta refiere al conocimiento de los sistemas codetermi- de Antropología es, por eso, más especifico que el de «social» aftadido al de Antropología. En
nativos que intervienen en la formación y estructura de los fenómenos que acompai'l.an al este sentido, puedo entender que históricamente el concepto de Antropología Social haya
comportamiento humano. En cierto modo, la Antropología me condujo a mantener un cierto surgido como resultado de la idea de presentar una clase de Antropología que rechazaba las
es~epti~ismo en relación con las verdades absolutas que en mi adolescencia habían gobernado
O:Wiciones e~ológica~, y las asociaciones de ésta con la Historia y con la Arqueología. Y
mts pnmeras ortodoxias existenciales. La crisis personal que me hizo entrar a estudiar p1enso, tamb1én, que s1endo el concepto de Antropología Cultural una versión dada dentro de
~tr~pología pronto se convirtió, por lo tanto, en una forma de consciencia donde mi propia
la tradición de la antropología norteamericana, la fundación del concepto de Antropología
Identidad comenzó a configurarse dentro de la idea de que la verdadera vocación humana pasa Social viene a constituir una reacción inglesa epistemológicamente más pobre, y hasta más
por el entendimiento de uno mismo, desde el conocimiento de que uno es el sujeto activo de ambiguo, que lo es el primero.
todas las diferencias. En mi opinión, decimos antropólogos sociales es hablar en términos tautológicos, pues
En todo caso, la Antropología puedo entenderla como una vocación que entra en uno se sup~ne que c~mo cualquier otra especie somos inevitablemente sociales. Sin embargo, la
profundamente, sobre todo cuando se advierte que si estudiamos la diversidad humana, conqwsta evolutiva que representamos en la historia natural es la de ser culturales. En este
estamos en condiciones de pensar'que cada identidad es una diferencia que nunca se acaba en sentido, nos distinguimos como especie por el hecho de ser creadores culturales, disefl.adores
sí misma.1·que ?unca representa una solución definitiva. Por eso, mi crisis personal parecía de artificialidades ambientales y de medios e instrumentos que nos permiten determinar
resolverse asumtendo la Antropología en sus contenidos. Mientras tanto, me identificaba con muchos aspectos de nuestra naturaleza y condicionar, al mismo tiempo, las actuaciones de los
22 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 23
·demás seres vivos. En esta perspectiva, es obvio que muchos animales antes libres, ahora son En la historia humana lo social se da por supuesto: es una formación necesaria a la
domésticos, y muchos otros están siendo extinguidos por nuestra capacidad de eliminarlos. actividad de la cultura y supone cooperación. Pero ésta, la cultura, nos proporciona el
Según eso, las estrategias de la cultura demuestran ser más poderosas que las estrategias del conocimiento de los límites de las formas sociales según la forma que adquiere la estructura
instinto. Por esta razón, me parece más comprehensiva de nuestra situación como humanos la del conocimiento. Éstas son una función programada desde aquélla, y en sus términos
Antropología Cultural que la Antropología Social. Mi preferencia por el primer concepto se hermenéuticos para un antropólogo la cultura tiene prioridad de conocimiento, pues a partir
debe a que mientras la cultura es la principal categoría explicativa de la Antropología, la de la Etnografia obtenemos la idea concreta de cómo y de cuáles son los lfmite.s impuestos a
categoría «social» es una categoría anfibológica, especialmente cuando pensamos que en sí la conducta de cada individuo en el interior de sus organizaciones e instituciones sociales. En
misma constituye una forma inevitablemente ambigua. Digamos, asimismo, que esta ambi- el tiempo histórico entendido como una categoría del proceso cultural de la cultura, lo social
güedad permanece salvada por el concepto nuclear de Antropología, pero el concepto social no existe por si mismo, excepto en la medida que puede ser explicado culturalmente.
introduce la idea de que la organización y la estructura de las relaciones sociales es un objetivo Pienso que la expansión contemporánea de la Antropología Social es una reacción
prioritario respecto de lo cultural. En cierto modo, parece como si dando por supuesto que histórica contra la Etnología, y entiendo también que en su origen, la Gran Bretaila, a partir
tanto somos sociales como culturales, lo que importa subrayar es el sentido del acontecimiento de A. R. Radcliffe-Brown que entendía esta disciplina como una rama de la Sociología
social y de los comportamientos de sus in4ividuos. comparada, no sólo aparecía la influencia y planteamientos epistemológicos de Émile
En este diálogo de lo cultural y de lo social, se nos ocurre que el concepto de Antropología Durkheim, sino que también existía un fondo de reacción contra el «extranjero» B. Mali-
Cultural significa que los comportamientos sociales sólo podemos explicarlos culturalmente. nowski. Éste, por su tradición europea era más etnólogo o culturalista que social o so-
A la inversa, en cambio, se nos ocurre que el concepto de inferencia social tiende a confundir ciológico. De muchas maneras, la rivalidad de Radcliffe-Brown con Malinowski significaba
la prioridad histórica de las categorías formales. En una clave de antropología estratégica la lucha más o menos abierta por el control de la institución académica británica correspon-
parece mejor decir: este individuo es muy cultural, que decir que es muy social. En el primer diente. Por eso, no sólo implicaba establecer una tradición empírica propia, asimismo
caso me estoy refiriendo a que su comportamiento es muy racional o que está impregnado de facilitada por la existencia de un imperio colonial, el británico, sino que las dependencias
mucho conocimiento objetivo, de mucha producción intelectual o razón expresiva. En el profesionales que sus antropólogos adquirieron respecto de la administración colonial les
segundo caso me limito a reconocer que los individuos humanos viven socialmente y que sus condujo a ocuparse de problemas de antropología fenomenológica, de soluciones especificas
comportamientos tienen muy en cuenta los de otros individuos, y hasta que son muy interde- actuales dadas a casos concretos de actuación política respecto de los indígenas, de manera
pendientes. En otra clave antropológica, también puedo subrayar que decir que uno es muy que las etnografias holfsticas dejaban de ser necesarias. La presencia de Malinowski vendría
social es equivalente a referirme a una persona cuya cultura le reúne más frecuentemente con a representar la tradición etnológica europea, pero la demanda de análisis fenomenológicos
un mayor número de individuos que lo hace en otras. Y en cualquier caso, lo que obtengo de para la resolución práctica de problemas coloniales imponía, asimismo, este tipo de Antro-
estas alternativas es la idea de que la cultura se encuentra en el meollo de las explicaciones pología práctica. En ella, la semántica y sentido de las relaciones sociales se habría impuesto
antropológicas. como factor práctico sobre la etnografia comparada y, desde luego, habría prevalecido sobre
Sin embargo, mientras la explicación cultural del comportamiento social designa una la consideración histórica de los problemas culturales. Por mi parte, pienso que la Antro-
forma de vida, unas técnicas y normas de relación, los contenidos, en suma, de la acción, la pología Social no sólo tiene un origen en Durkheim y en su epígono Radcliffe-Brown, sino
explicación social más que definir al individuo por su cultura sugiere a la cultura por sus que, en realidad, concierne a una expansión intelectual acogida a un fondo encubierto de
individuos. Pienso que si la cultura existe fuera de cada individuo particular, si existe en forma representaciones nacionalistas, las propias del competitivo imperio británico, proyectándose
de ideas y producciones, el sentido de las acciones individuales y de sus cualidades específicas en forma contraria a la influencia de las naciones que representaban la tradición etnológica
es un a priori, o diseilo estrictamente cultural. De hecho, cuando nos referimos a la Antropo- europea, especialmente las rivales en prestigio, Francia y Alemania, con sus respectivos
logía Cultural, destacamos valores de actuación social desde las formas de cultura. Eso nos seguidores en el resto de Europa.
permite explicar éstas en sus producciones, incluso con autonomía de los actos sociales en la Desde luego, la realización de una Antropología Social hay que entenderla como una
medida que éstos significan sólo culturalmente. Podemos incluso estudiarlas en lo superorgá- cuestión de preferencia y de influencia académicas, y se configura en tomo a los profesionales
nico a la manera de Alfred L. K.roeber. que han sido atraídos por el magnetismo de los prestigios académicos de la Gran Bretaila. Sería,
Desde esta perspectiva, el inventario descriptivo de los actos sociales constituye un por lo tanto, una herencia británica cuyos intereses se han trasladado a otros paises. En cierto
registro de conocimiento menor que el de los actos culturales, pues éstos los comprenden. En modo, y en la actuación como antropólogos sociales muchos de los epígonos que comparten esta
cambio, los actos del pensar no siempre se manifiestan socialmente. En la historia, por otra orientación, producen, paradójicamente, más contenidos de significación cultural que social, y
parte, los actos sociales desaparecen fisicamente; en cambio, se conservan muchas de las son más que una rama de la Sociología comparada, una rama de la Antropología comparada.
producciones culturales orgánicas y las del pensamiento escrito. Éstas nos sirven para recons- Igualmente, sin embargo, éstos tienden a estudiar más los asuntos en clave fenomenológica que
truir, por inferencia, las formas sociales de los tiempos antiguos. La Antropología Social no en clave etnológica. No obstante, y ésta sería para mf una interpretación analógica, ambos
puede hacer eso, excepto renunciando a la prioridad de esta categoría en favor de la cultural. enfoques, el culturalista y el sociológico, aparecen significando diferentes niveles del mismo foco
Quizá ésta puede ser una buena razón para explicar el porqué gran parte de los antropólogos explicativo, uno de Antropología a secas. Ésta sería una buena razón para entender que en el
sociales más fieles a É. Durkheim y A. R. Radcliffe-Brown, sus antecedentes, se desinteresan presente la Antropología Social se nos aparece como una semántica cultural legitimada por la
por el uso de datos históricos y por el estudio de la cultura en sí misma. capacidad de explicación cualitativa que demuestran tener sus realizadores. Por eso, y en mi
24 HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABRJ:ruKL'
ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

exclusivamente la descripción detallada de lo que ocurre estrictamente en la órbita de la


op!IDón, mientras. en. la práctica es frecuente que hagamos Antropología Social, en la
epistemología explicativa nos sentimos más antropólogos culturales. familia, sino que saliendo de ésta registra los comportamientos individuales y colectivos que
corresponden a las actividades económicas, políticas, lúdicas, religiosas, psicológicas y de
¿Tiene preferencia por alguna «Escuela» antropológica? orientación de la personalidad, y demás formas del sistema cultural en el que viven los
individuos de una comunidad local. De hecho, la dificultad de una.etnografia intensiva es de
complejidad estructural mayor que la de un análisis sectorial o definitivamente fenomenoló-
En este momento, no necesariamente. Pienso que el concepto de Escuela ha desaparecido
gico, pues a diferencia de éste permanece obligada a reconocer que los tópicos cotidianos de
d~ la Antr~pología contemporánea. Es dificil encontrar un antropólogo que se ponga una
una cultura, las motivaciones que conducen a la misma actividad de vivir en sociedad, son
etiqueta, digamos, de funcionalista, difusionista, evolucionista o estructuralista. Más precisa-
fun~iones. instituc~onalizadas y se observan en organizaciones sociales concretas. La etnogra-
mente: lo que se obse:r:va es una tendencia a la sectorialización de la Antropología, verbigracia,
fla mtensiva reqwere, por lo tanto, conocimiento sobre las jerarquías que tienen los modos ·
antropo~ogía económt~a, antropología política, antropología cognitiva, antropología médica
culturales cuando se consideran en función del valor que obtienen las actividades sociales y
y, sucesiv~e?te, las diferentes clases de Antropología que siguen al principio de que la cultura
su carácter estratégico relativo en los procesos de cada organización social.
puede. ser VIVIda en forma de categorías separables a efectos de análisis y de comprensión
mtensiva de un sector de la vida social de la cultura. Las etnograflas intensivas son modelos culturales que todo el mundo puede entender, y
desde donde uno puede interpretar y someter la cultura a los análisis diversos que pueden
Hemos vivido,_ ade~ás, y muy recie~temente, una fase en la que muchos antropólogos
representar los tratamientos de cualquier tipo, sectoriales o específicos de los antropólogos.
~e han ocupado de stmbohsmo, de semántica cultural, pero este enfoque tiende a cultivar la
Por eso, también cabe significar que mientras se han disuelto las Escuelas, aparecen fuertes
mterpre~ción, y con ésta se nos aparece marcada por una cierta ambigüedad en lo que hace a
tendencias a recuperar el modelo etnográfico, pues éste es el modo más objetivo de registrar
la elección de claves explicativas. Si uno piensa que el simbolismo es polisémico, y si uno
lo que se hace, primero, y lo que se piensa, después, cabalmente, el exceso interpretativo que
observa que los símbolos se prestan a ser poco transparentes el resultado consistirá en obtener
acot;np~a a los estudios de simbolismo y de semántica cultural puede que sea muy pronto
la idea de que el simbolismo más que un análisis en profundidad, es un análisis en la oscuridad.
sustituido por la precisión explicativa que sigue a la identificación de cada identidad cultural
Podemos sefi.alar incluso hacia el simbolismo como a una estética en la que las descripciones
en su contexto dinámico de su significación y de su necesidad.
etnográ~cas permanecen anuladas por la confusión semántica adscrita a todo maquillaje
proyectivo. En mi caso, sin embargo, lo más cierto es que me he inclinado más por el reconocimiento
de que Malinowski representa el mejor modo de hacer análisis de campo, mientras, asimismo,
De hecho, también pienso _que con la desaparición de las Escuelas, la Antropología ha
el enfoque etnohistórico me parece el más adecuado para comprender la dinámica de la cultura,
entrado en ~ período de confusión, pues yendo cada uno por su cuenta, es obvio que lo que
incluso cuando ésta se configura en formas sincrónicas. En este último caso, dos o más
se gana en hbe~ de enfoque y de elección, se pierde en seguridad de análisis. Con las
sincronías, cronológicamente sucesivas y aplicadas a un mismo grupo étnico, pueden significar
Escuela~, el estu~oso de Antropología tiende a obtener seguridad epistemológica y funciona
el modo más correcto de explicar las transiciones culturales y el carácter de sus transforma-
en té~os seiD;eJantes a los de un doctrinario aferrado a una creencia, a una ortodoxia que,
ciones en el tiempo y en el espacio.
por lo I?Ismo, tiene controladas todas las opciones. Todos sabemos, más o menos, que las
Desde esta perspectiva, y en mi opinión, el planteamiento de etnografias intensivas
ortodoxtas son grandes errores históricos acumulados que mueven ciegamente ilusiones de
debiera constituir la máxima motivación de los antropólogos, cualquiera que sea su denomi-
verdad, algo así como ilusiones ópticas que mientras permanecen proporcionan confianza a
nación. Para un etnólogo, la mejor escuela de campo es precisamente someterse a la prueba
las personas que las siguen. Pienso, en este caso, que las Escuelas en Antropología han existido
del modelo etnográfico entendido en términos de una ambición de totalidad descriptiva. Y
e~ paralelo con los grandes ismos ideológicos que han dominado la escena política de nuestro
pen~amos lo mismo respecto de un antropólogo social. Ambos, etnólogo y antropólogo social,
siglo. Cuando éstos se han derrumbado, también han perdido fuerza las escuelas u ortodoxias
en la Antropología. debieran pasar por la prueba de la descripción etnográfica, una que requiere presencias
perso~:Ues de campo prolongadas, pues sólo la educación en un primer etnografismo de campo
En realidad, pues, las_Escuelas están en crisis porque también lo. están los ismos políticos
permitirá entender que la cultura no se vive por categorías fenomenológicas sino que se realiza
que han gobernado y motivado la consciencia social de nuestro siglo. Es dificil encontrar
actualmente un joven antropólogo que se declare funcionalista, historicista o difusionista 0 por integraciones codeterminativas. De no ser primero etnográficas, la Etnología, pero espe-
cialmente l~ Antropología Social, pueden llegar a ser expertos en alguna función concreta de
estru~turalista. En la mayor parte de los casos, este joven ignora incluso cómo actuar dentro de
la cultura, como ocurre cuando pensamos en un electricista, del que reconocemos que sabe
un ~smo caso de que .se proponga conseguir un marchamo. El resultado es que se han suprimido
montar un sistema de luz y de fuerza, pero al que, sin embargo, a priori no se le considera
los Ismos. escolm;s. mientras se han _desarrollado los individualismos fenomenológicos.
capaz de construir el edificio, esto es, una totalidad estructural donde las diferentes jerarquías
Qwzá la UDica escuela posible hoy en Antropología podría serlo el cultivo de la
funcionales que contribuyen a definir el edificio confluyen y se articulan en forma de una
Etnografia intensiva, esto es, una descripción cultural en la que los comportamientos sociales
arquitectura, esto es, de un disefi.o que si bien podemos entenderlo como equivalente a un
son obse~ado~ Y reconocidos en sus fuentes primeras, en sus motivaciones especificas, y en
e~queleto cuya vida le será dada a posteriori por quienes lo equipen con muebles y personas,
sus r~lac_Iones mte~ersonales. Una etnografia intensiva la entendemos, por ejemplo, como la
descnpciÓ~ de relaciones codeterminativas, digamos, la familia como estructura, pero también
sm embargo, lo cierto es que necesitamos pensar más como arquitectos que como'electricistas.
Y, a diferencia de estos ambos, necesitamos pensar más en términos de codeterminaciones
como un Sistet;na de comportamientos ~onde cada individuo es descrito por su rol-estatus y
dadas en forma de procesos simultáneos, sincrónicos, que de órganos separados.
por los contenidos culturales de su acción, y donde, asimismo, esta acción no se limita a ser
HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT ¡;¡
26 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CUL1URAL

La cuestión etnográfica es, entonces, para mí el núcleo dentro del cual se pueden Podemos afiadir que algunas Antropologías, como la mexicana en su más fuerte perso-
distribuir los conocimientos sectoriales, de manera que la representación etnográfica es, en mi nalidad histórica, son una expresión del intento de construir una ciencia aplicada a la solución,
modo de ver el análisis de la cultura, es equiparable a observar el cuerpo humano en una en este caso, de los problemas nacionales, de las comunidades indígenas en particular. La
radiografia donde cada parte se ve funcionar en relación con las otras de las que depende para pregunta es: ¿lo han conseguido? No definitivamente, pero sí han contribuido a fijar las
existir como parte, y donde, asimismo, el que realiza la observación también puede concentrar fronteras de los problemas concretos de estas poblaciones, y aunque estos antrÓpólogos no
su interés en alguna de las vísceras o en la misma circulación de la sangre por las identidades disponen de la capacidad ejecutiva última para decidir soluciones, sin embargo, su conoci-
diversas que constituyen el organismo. Así, del mismo modo que para ser médico hay que miento de los problemas se ha convertido en un medio de presión para los mismos políticos.
aprender anatomía y conocer, por lo tanto, cómo funciona el organismo y cómo se determinan Han hecho, en principio, el trabajo de crearle consciencia de identidad cultural a su propio
sus diferentes partes entre sí, para ser antropólogo primero hay que aprender etnografia y, de pafs, y han producido análisis de gran profundidad eli su integración terapéutica.
este modo, tener una idea de cómo funciona una sociedad y de cómo se determinan entre sf En mi opinión, la gran tarea de la Antropología contemporánea viene a consistir en
los diferentes contenidos y organizaciones que la definen. Ésta es para mf la escuela que entender cuáles son las cualidades del diseft.o futuro de las sociedades humanas a partir del
debemos fomentar para sabemos antropólogos en cualquiera de las especies internas que presente. Y en este sentido pienso que la antropología debe ser la ciencia del diagnóstico social
prefiramos cultivar. Igual que los médiCO..f pasan previamente por la anatomía para poder ser a partir del conocimiento de la cultura, y debe convertirse en una ciencia del pronóstico.
luego generalistas o especialistas, los antropólogos deben ser primero etnógrafos para luego ¿Médicos de la cultura? De modo indudable, para mí éste debiera ser su cometido, pues
ser etnólogos o antropólogos sociales. conociendo los procesos sociales de la cultura, también los podemos explicar, y así estamos
en condiciones de dotar de consciencia médico-cultural a las poblaciones del futuro.
Doctor Esteva, ¿cuáles son las aportaciones concretas que ha hecho la antropologfa para
comprender y configurar las sociedades actuales?

Pienso que el antropólogo debe ser la persona dotada de la perspicacia suficiente para
advertir cómo ciertos problemas sociales tienen carácter estratégico, y cuáles son los tipos de
conocimiento que son necesarios para intervenir en su solución. En principio disponemos de
ciertas ventajas cuando sabemos, mediante el método comparado, que los seres hmnanos viven
en sociedades diferentes por adaptaciones históricas a latitudes distintas, y así no tenemos
soluciones universales que ofrecer, sino estudios concretos aplicados a condiciones especificas.
Ahora está de moda hablar de la globalidad y referirse, como hiciera MacLuhan, a la
incidencia de la aldea global. Desde luego, desde mi perspectiva de antropólogo, no puedo
estar de acuerdo con este simplismo. El problema reside en el hecho de que como la globalidad
se integra en cada particularidad histórico-cultural, pues eso es lo que se realmente ocurre. Si
es cierto que el modelo occidental, la globalidad en este caso, supone el deseo de vivir como
los europeos, sin embargo, Zaire, Polinesia, Brasil y Alemania, por ejemplo, no van a ser
iguales por el hecho de que sean sociedades democráticas, que usen automóviles y sistemas
bancarios del mismo tipo. Pensar asf es equivalente a entender la cultura como una aventura
superficiaL Lo que realmente importa es saber cómo se combinan tradiciones culturales de un
país con los elementos que llegan de otro. Lo que interesa es saber cuál es el comportamiento
de la globalidad cuando se disuelve en una particularidad.
Y por lo que respecta a las contribuciones concretas hechas por la Antropología a la
comprensión de la sociedad actual, pienso que nuestra disciplina ha producido contribuciones
importantes en relación con la definición de las identidades culturales. Y asimismo, dificil-
mente encontraremos un país de los llamados del Tercer Mundo que no deba algo a la
Antropología en lo que se refiere a la comprensión de su propia identidad. La Antropología
ha producido consciencia inteligente de las diferencias étnicas, culturales y nacionales. Ha
producido una cierta objetividad intensiva acerca de los mundos profundos de la cultura social.
El mismo concepto de cultura es una aportación antropológica. Todos los públicos cultos saben
ahora diferenciar la idea de cultura de la idea tradicional de identificarla sólo con el arte y la
ciencia. Incluso los políticos ya comienzan a distinguirla en su propia identidad de concepto
equivalente a una forma de vivir en el espacio y en el tiempo.
HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 29

Me escribía en el afi.o 69, Sir Peter Medawar, premio Nobel de Medicina:

Todos los adelantos en el campo de la ciencia, a todos los niveles, comienzan con una
aventura especulativa, con una preocupación imaginativa de lo que pudiera ser cierto, preocu-
pación que siempre y necesariamente, va un poco más allá (a veces mucho más allá)-de aquello
para lo que poseemos autoridad lógica o, de hecho, para creer en ello. Es la invención de un
mundo posible, de una pequefta fracción de ese mundo. Se expone luego la conjetura a la critica
con el fin de averiguar si ese mundo ideado se parece o no al real, a la realidad. El pensamiento
CLAUDIO ESTEVA: ENTRE EL HUMANISMO Y LA CIENCIA científico es, por lo tanto, en todos los niveles, la interacción entre dos tiempos de pensamiento,
un diálogo entre dos voces: imaginativa una, critica de si misma la otra. Un diálogo, si usted
por SANTIAGO GENOVÉS quiere, entre lo posible y lo actual, entre proposición y posibilidad, conjetura y criticismo. Entre
lo que pudiera ser cierto y lo que es cierto en realidad. Dentro de esa concepción del proceso
cientffico, la imaginación y la critica se combinan integralmente. La pura imaginación sin critica
Introducción amistosa puede constituir algo así como la profusión cómica de nociones grandilocuentes y tontas. Por
si solas, el puro razonamiento critico es estéril.
Creo ser, de entre todos los que participan en este merecidísimo homenaje a Claudio
Esteva-Fabregat, quien, antropológicamente lo conoce de más antiguo. A principios de los Éste ha sido siempre -por eso lo reproduzco ahora--, el sentido del pensamiento,
afi.os _cuarenta -de este ~iglo- estudiamos juntos en la Escuela Nacional de Antropología de estudio y búsqueda perenne del conocimiento del doctor Claudio Esteva-Fabregat, mi amigo
Méxtco. Él, alumno bnllante y tenaz. No encontrando salida adecuada profesional en la de la Escuela de Antropología, mi compafi.ero cuando de jóvenes jugábamos al fútbol. (Claudio
antropología de entonces, regresó a Espafi.a, no sin antes acuflar esta célebre frase: «Dicen que llegó a ser profesional.) Así, paso a paso, navega que navegarás que siempre llegarás, Esteva
en todas partes cuecen habas; me voy a mi tierra a que me las cuezan allí.» Y a Espafi.a se vino. se ha ido ganando un amplio reconocimiento nacional e internacional, por sus estudios que,
En aquellos afi.os del franquismo, un catalán, que se refugió en México, por más brillante que por más especializados que sean, hayan sido y serán, mantienen, siempre, un carácter
fuese, era tildado de «rojillo, violamonjas, comunista, comecuras y quemaconventos». No interdisciplinario.
obstante, tenaz que siempre ha sido -su otra gran cualidad-, y no sino afi.os después de haber Este merecido homenaje al doctor Claudio Esteva-Fabregat, adecuadamente lo trascien-
pasado muchas penurias, le dieron la dirección del Museo de las Américas en Madrid. No fue de, y los organizadores, doctores J. Prat y A. Martinez así me lo expresan; existe el deseo de
pienso, premio alguno sino, más bien, un castigo: ¡los archivos del Museo se habían quemadoi que esta obra «pueda ser, también, un manual de referencia para la ensefianza de la antropología
¡Menudo paquete! en las universidades».
Claudio ha venido a México varias veces y siempre nos hemos visto. Yo también le he Por ello creo que es tan útil como apropiado reproducir aquí -ya que viene como anillo
visitado muchas veces en Espafi.a. A instancias de Claudio di, en su Museo de Madrid una al dedo, tanto a la vida de Esteva como a la redonda intención de los organizadores del
conferencia, si no recuerdo mal, sobre «Posibles contactos transatlánticos antes de C~lón» homenaje-la Declaración de Venecia. Éramos quince, entre los cuales, una gran poetisa, dos
(quien también era genovés); en el Instituto Superior de Ciencias de la Comunicación Social reconocidos filósofos, tres Nobel de Ciencia, el presidente de la Asociación Mundial de
(Barcelona, 1976), hablé acerca de «El experimento Acali», organizada esta vez por Claudio Críticos de Arte, el creador y director del centro en París para El estudio de lo imaginario,
en p~era instancia. ~si como en 1977, y en el 1.... Congreso Espafi.ol de Antropología reconocidos bioquímico, educador y matemático, y hasta este humilde antropólogo. El sim-
(orgaruzado por Claudio) sobre «La antropología fisica en México y en Espafi.a>>. (Recuerdo posio, a puerta cerrada, se titulaba La Ciencia y las fronteras del conocimiento: Prólogo de
que allí es~ba, en primera fila, el cantante J. M. Serrat.) No expreso lo anterior por mí, sino nuestro pasado cultural. Venecia, 1986. La Declaración final del simposio nos dice:
por Claudio, _ya ~ue, más allá o más acá de sus trabajos concretos, intentó y logró, siempre,
que ~u expen~ncta y contactos americanos sirviesen para extenderlos a Espafi.a y a Catalufla. l. Somos testigos de una revolución de gran importancia en el campo de la ciencia,
¡Sabto Claudio!, que es, desde afi.os ha, gloria de Catalufla y de Espafi.a. provocada por la ciencia básica (en particular por los progresos en fisica y biología), gracias
a los cambios que ha ocasionado en el campo de la lógica, de la epistemología y en la vida
diaria, a través de sus aplicaciones tecnológicas. Asimismo advertimos, no obstante, una
Más concretamente brecha significativa entre un mundo nuevo que emerge del estatuto de los sistemas naturales
y el de los valores que prevalecen en la filosofia, en las ciencias humanas y naturales, así como
Nos dice Einstein -que no san Juan, J. R. Jiménez, santa Teresa- en alguna parte: en la vida de la sociedad moderna, valores que se basan principalmente en el determinismo
<<lmagination is more important than knowledge», y, también: «Gravitation cannot be made mecánico, en el positivismo o en el nihilismo.
resp?nsiblefor peoplefalling in love.» Esteva-Fabregat, científico de estatura, siempre unió a Creemos que esta discrepancia es en si peligrosa para la supervivencia de nuestra especie.
su vtda personal y a su vida profesional una gran imaginación, que gravita en el amor a la 2. El conocimiento científico, desde su propio ímpetu interno, ha llegado al punto desde
antropología. Es eso, precisamente, lo que lo ha hecho un gran antropólogo. el cual puede iniciar el diálogo con otras formas del conocimiento. En este sentido, a la vez
que reconocemos las diferencias fundamentales entre ciencia y tradición, las consideramos
30 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 31

complementarias más que contradictorias. Este nuevo y mutuo intercambio enriquecedor entre Aqu( llegaron
la ciencia y las diferentes tradiciones que existen en el mundo abre la puerta a una nueva visión hombres sabios, buenos,
de la humanidad e incluso a un racionalismo nuevo que podría conducir a una nueva perspectiva desnudos de todo,
metafisica. sólo ricos de alma,
3. Dado que no pretendemos desembocar en un acercamiento global, ni establecer un de estudio y pensamiento.
sistema cerrado de pensamiento, ni tampoco inventar una utopía nueva, reconocemos la forzosa
necesidad de llevar a cabo una investigación verdaderamente interdisciplinaria, por medio del De allá, de la mar
intercambio dinámico entre las ciencias naturales, las ciencias sociales, el arte y la tradición. Navegando penas vinieron.
Podría decirse que esta modalidad interdisciplinaria es inherente a nuestro cerebro a través de
la interacción dinámica de sus dos hemisferios. Investigaciones conjuntas de la naturaleza y Otros, aqu( nacidos
de la imaginación, del universo y del hombre, pueden llevamos más cerca de la realidad y también sabios, buenos
facilitarnos el enfrentamiento con los diferentes retos de nuestro tiempo. con humana hermandad,
4. El método convencional de la euseftanza de la ciencia, por medio de una presentación abriéndoles los brazos
lineal del conocimiento, enmascara el divorcio entre la ciencia de hoy y los conceptos del les dijeron:
mundo ya obsoletos. Insistimos en la necesidad de establecer nuevos métodos de enseftanza
que tengan en cuenta los progresos científicos actuales y que ahora entran en armonía con las «Quedaos,
grandes tradiciones culturales, con la preservación y el estudio profundo de lo que parece convivid con nosotros,
esencial. ésta es vuestra casa,
La UNESCO seria la organización idónea para desarrollar estas ideas. vuestro pan y huerto.»
5. Los retos de nuestro tiempo (riesgo de la destrucción de nuestra especie, repercusión
de los datos procesados, consecuencias de la genética, etc.) aportan nueva luz a las responsa- As( surgió,
bilidades esenciales de la comunidad científica, tanto en la iniciación como en el uso de la generosidad, alma y vuelo
investigación~ A pesar de que los científicos puedan no tener control sobre las diferentes la Casa de España,
aplicaciones de sus propios descubrimientos, no deben permanecer pasivos al confrontarlos luego
con la azarosa aplicación de lo que ellos han descubierto. Somos de la opinión de que la Colegio de México.
magnitud de los retos de hoy requiere, por una parte, una corriente de información al público
que sea de confianza y permanente y, por otra parte, el establecimiento de mecanismos multi
y transdisciplinarios que sirvan incluso de guía para la toma de decisiones.
6. Esperamos que la UNESCO tome en consideración este encuentro como punto de
partida, y que fomente la reflexión ulterior con espíritu transdisciplinario y universal.

Sí: en todo ello ha estado trabajando el doctor Claudia Esteva-Fabregat desde mucho
antes del afto 86, siendo él, precisamente, uno de los pioneros de la imprescindible interdisci-
plinariedad. Insisto: Venecia: «Para el progreso, ciencia, tecnología, arte y tradiciones tienen
que ir entrelazadas desde abajo.» Ahí, ahí ha estado siempre Claudia. Ahí es donde debe estar
la investigación antropológica actual.

Final

Llegó a México el hoy doctor y Emérito Claudia Esteva-Fabregat, siendo joven. No


puede el poema con que finalizo, adecuarse así, cabalmente, a él. No obstante, la Casa de
Espafta, luego el Colegio de México -posiblemente el más elevado centro de estudios sociales
de toda lberoamérica- fue fundado para ayudar a eminentísimos espaftoles que llegaron a
México como refugiados. Claudia no era eminente entonces; lo es hoy, haciendo, como ayer
México, olvidar el ancho niar que tan bien conozco y que nos une mucho más que nos separa.
Podemos, pues, para el Claudia de hoy, incluir el poema.
HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 33

del verano de 1957 siguiendo la sugerencia del doctor Pericot -máximo responsable de la
Arqueología espaflola en aquel momento- a quien babia visto una semana antes en Barcelona;
Pericot me dio, además, una carta de presentación para el profesor D. Forde, director del
Departamento de Antropología en el University College de Londres. Pericot me insinuó que
el futuro de la Antropología espaflola estaba en manos de Caro a quien no veía él interesado
ni en la Prehistoria ni en la Arqueología, campos, por otra parte, que debían reservarse
estrictamente para especialistas. Me intimó también que en más de una ocasión, é! personal-
mente y otros arqueólogos le propusieron aceptara una cátedra en Madrid instándote a que
REMINISCENCIAS siguiera los trámites entonces legales de la oposición ante un tribunal que reconocía de
antemano sus sobrados méritos, idea y proceso que no parecía agradar a Caro. Deberla
por CARMELO LISÓN intentarse de nuevo el proyecto pero por medio de otras personas. En Itzea la conversación,
agradable e instructiva, giró sólo en tomo a Pío Baroja que no hacia mucho había muerto, y a
las posibilidades de estudiar Antropología en Inglaterra. En Madrid, Caro, al que vuelvo
El domingo 12 de mayo de 1963 tomando una cerveza en un pub de Oxford con el después de este doble inciso, me dio la impresión de que veía con un cierto interés el posible
profesor E. E. Evans-Pritchard, mi tutor G. Lienhardt y mi amigo Michael Kenny me preguntó desarrollo de la Antropología en la universidad; repasó, con cierta causticidad, una lista de
este último si conocía a Esteva-Fabregat; ésta fue la primera noticia que de Claudio tuve. profesores --desconocidos para mí- que podrían ayudar y a los que, al menos, habría que
Apunté su nombre, recabé más información y, naturalmente, dada la rareza de antropólogos consultar, aunque, en definitiva, no era optimista.
espafloles en aquellas fechas, decidí inmediatamente ponerme en contacto con él. En el otofi.o El 7 de noviembre me invitaron los Esteva a su piso de avenida de América (17, 5.0 B,
de ese mismo afio me trasladé a Madrid para preparar convenientemente --contactos, bibli- dice mi diario) para tomar una copa. Aprovechamos la ocasión, obviamente, para intercambiar :
ografia, Archivo Histórico- mi viaje a Galicia donde iba a realizar trabajo de campo por dos ideas y ver dónde estábamos después de la última conversación. El 1O volvimos a la carga, :
aflos consecutivos. Necesitaba información, mapas, direcciones, libros, etc., y sobre todo esta vez durante un té al que les babia yo invitado. Aunque personalmente iba a continuar en 1

. ponerme en contacto con el mayor número posible de gallegos residentes en Madrid. Al mismo Inglaterra después de mi trabajo de campo en Galicia y no tenia planes concretos para volver
tiempo acompaflé a Michael Kenny en sus visitas y encuestas a refugiados cubanos que a Espafla, participaba también en el interés de Esteva por institucionalizar la disciplina en ~
llegaban a Madrid debido a las condiciones polfticas de la isla; me interesaba tomar notas sobre nuestro país. Dos dfas después, el 12 de diciembre invité a cenar a don Julio que dirigió la 1

. sus contactos desde Cuba --cuando éste era el caso- con sus aldeas nativas, asociaciones a conversación hacia mi proyecto en Galicia y hacia los gallegos y sus costumbres. l
1

las que pertenecían para canalizar sus esfuerzos y aportaciones a las parroquias y comarcas de Durante las Navidades estuve fuera de Madrid adonde volví con un acopio creciente de
_,. las que habían salido o eran oriundos, etc. Y, desde luego, me puse en contacto telefónico con direcciones y libros sobre folklore gallego, para ultimar detalles de mi partida para la provincia
Claudio para conocerle personalmente. Me dio una cita en el café Gijón y allí pasamos de Lugo. El 9 de febrero invité a comer a Claudio; dimos un repaso al status quaestionis y
· agradablemente toda la maflana tomando churros con chocolate. quedamos en cenar los dos con Caro, lo que hicimos poco después, pero durante la velada la
Me contó pausadamente sus andanzas personales y antropológicas mexicanas desde su conversación giró casi exclusivamente en tomo a Franco y a la guerra civil (temas que también
llegada a aquel país, su penuria económica inicial salpicada de anécdotas y su interés por la hacían vibrar a nuestro anfitrión). Con mis direcciones, libros, maletas y un primer y único
Antropología. Había cursado estudios en la Escuela Nacional de Antropología e Historia y tipo de magnetofón existente en Espafla que pesaba 12 kilos salf una maflana de Madrid para
entre sus profesores, a quieres recordaba con estima y nostalgia debido a su aislamiento Galicia pensando en mi interior que el futuro de la Antropología hispana estaba sólo en el
profesional madrilefi.o, mencionó repetidamente a Erich Fromm según creo recordar. Antes de empefi.o, tesón y saber hacer de Claudio Esteva.
su regreso a Madrid babia ya ensefi.ado antropología en la Universidad Nacional Autónoma de
México. Desde 1956 estaba en Madrid. Fue también muy entretenido escuchar la saga-narra- • • •
ción, punteada de humor e ironía, de su experiencia en el Sayago de donde hacia poco que
había regresado y de su estancia con los fang de Río Muni y los bubi de Fernando Poo. Me El 9 de abril de 1966 salf de Oxford para Madrid amablemente invitado por el profesor
contó, además, cómo colaborando en Planes de Desarrollo Económico babia tenido ocasión Esteva a participar, durante seis semanas, en la Escuela de Estudios Antropológicos; tuve la
de demostrar en la práctica su interés por la Antropología aplicada; no obstante, no era aquello ocasión de conocer de primera mano este Centro instalado en el Museo Etnológico Nacional,
a lo que quería dedicar su vida profesional. Por último me habló de su ensefi.anza antropológica pues volví a ensefi.ar en él en enero-febrero de 1967. Madrid tenia ya otra cara antropológica:
en la Facultad de Filosofia y Letras madrilefi.a y de su pesimismo en cuanto a la instituciona- Esteva babia sustituido a Caro en 1965 como director del Museo Nacional de Etnología, se babia
lización de nuestra disciplina. Me pidió, cortésmente, que hablara algo de mí mismo y después afianzado en la Facultad y había conseguido, en colaboración con el Instituto de Cultura
de haber apurado -en mi caso- un par de tazas de chocolate con churros -algo que yo no Hispánica, algo realmente importante: la creación de una Escuela en la que, por primera vez, se
podfa hacer en Inglaterra- salimos del café decididos a encontramos próximamente. impartían todo un conjunto bien trabado de disciplinas antropológicas entendidas en un sentido
Mientras tanto, y sin preterir mis contactos con gallego-madrilefi.os, vi a Caro Baroja el amplio. La orientación del Centro era, para Espafla, moderna e innovadora, sobre todo si tenemos
6 de noviembre. Lo babia conocido ya en su casa de Itzea -en Vera de Bidasoa- a principios en cuenta el anquilosado sistema universitario del momento (y del ¡presente!). Como máximo,
34 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 35
decían las normas, se admitirla a 20 alumnos después de una entrevista personal con el director de Claudio Esteva: su actitud continuadora, por una parte, a su formación mexicana y su talante
de la Escuela y siempre que el solicitante demostrara un conocimiento básico del inglés, requisito Innovador, por otra. Tensión que, estimo una vez más, proviene de la simpatía y nostalgia por
necesario dada la inexistencia de bibliografia antropológica en espafl.ol. el México que le acogió y le introdujo en el fascinante universo de la Antropología -desco-
El programa de estudios constaba de dos partes: de asignaturas trimestrales y de seminarios. nocida en Espafl.a- y de su orientación aplicada de la disciplina. A la primera se-deben toda
El curso entero terminaba con un examen y con prácticas de campo. Otra idea acertada, dadas una larga serie de artículos sobre el indio, el mestizaje, el indigenismo, problemas adaptativos
las circunstancias de experimento pionero, fue la de limitar la entrada a licenciados --"-O próximos quechuas, personalidad y cultura, medicina popular peruana, etc., y su trabajo de campo en
a serlo-- y a americanista&, es decir, a alumnos con una formación universitaria previa y que San Nicolás Totolapán (México), San Agustín de Callo (Ecuador), Chinchero (CÜzco, Perú) y
realmente estuvieran interesados en Antropología. Había, además, una excelente costumbre que Quetzaltenango (Guatemala). A la segunda corresponden obras tales como Antropologfa
recuerdo con nostalgia: durante los descansos de las clases bajábamos a la cafetería que estaba Industrial, publicada en 1973 y Razas humanas y racismo de 1978 además de todo un conjunto
aliado donde las preguntas eran más fluidas y espontáneas, donde conocíamos personalmente a de artículos que comienzan a aparecer en 1972, es decir, hace 25 afl.os, sobre temáticas tan
los alumnos, ellos se familiarizaban con nosotros y de vez en cuando acabábamos cenando en actuales como el cambio en la sociedad rural, el papel de la publicidad, migración, etnicidad,
algún restaurante barato. Recuerdo nítidamente las caras de algunos de aquellos jóvenes, hoy ya , marginación, nacionalismo, bilingüismo, etc., publicaciones todas que testimonian cómo su
maduros profesores, y su entusiasmo por la disciplina. Aftos más tarde he rememorado con alguno mirada antropológica se ha dirigido a los extremos del horizonte en lugar de volverla sólo a
de ellos y ellas aquella experiencia que... reviven con agrado y también con agradecimiento al su recordado pasado mexicano.
director por haberles proporcionado tan singular y única oportunidad. Una palabra final pero necesaria en este volumen: si imaginativamente nos trasladamos
La orientación disciplinar revelaba el marchamo de la Escuela Nacional de Antropología a la Espafl.a de finales de la década de los cincuenta y principios de la de los sesenta
e Historia mexicana y de un conjunto de departamentos de universidades norteamericanas. presenciaremos un panorama un tanto agostado intelectualmente pero en ebullición estudiantil
Teniendo en cuenta la heterogeneidad de alumnos y sus diferentes campos de procedencia el con huelgas y represiones que en nada favorecían la apertura universitaria a nuevas disciplinas
programa anual estaba formado por asignaturas auxiliares (Estadística aplicada, Ecología sobre todo si tenemos en cuenta la prevención de las autoridades ante las ciencias sociales y
humana), por una orientación americanista (propia y congruente con el Instituto de Cultura el recelo académico en algunos departamentos ante la apertura innovadora de una disciplina
Hispánica) e histórica que subrayaba, muy oportunamente, la Etnografia espafl.ola de los si- que podía competir con otras en popularidad -como así sucedió-- con los alumnos. Si a esto
glos xv-xvrr. Una tercera parte, aproximadamente, del programa en su conjunto respondía a aftadimos penuria económica y aislamiento personal afio tras afto, resaltará más y será más
la idea que Esteva tenía de una Antropología integral o biocultural, es decir, a la enseftanza de evidente el logro de alguien que, poco a poco, calladamente, a pacientes golpes de savoir faire
asignaturas tales como Antropología fisica y Lingüística estructural entonces de moda. Mi y con incansable creación de recursos personales para seguir en la brecha, institucionalizó la
experiencia personal oxfordiana similar -en contra de lo que muchos creen- de este holismo Etnología.
antropológico -tuve que examinarme de Antropología fisica para conseguir el Diploma-
me produjo la reacción opuesta: desde entonces pensé que la Antropología social o cultural
iba más con la Historia, con la Sociología, con la Geografia humana y con la Critica
semántico-literaria que con el resto de las disciplinas. No obstante sigo comprando libros sobre
evolución humana. En todo caso, la creación de la Escuela, su orientación fundamental y el
esfuerzo y entusiasmo demostrado día a día por alumnos, profesores y fundador escriben una
página importante en la pequefta historia de nuestra disciplina.
A finales de 1967 me instalé en Madrid; Esteva había conseguido un reconocimiento
amplio de la disciplina en ambientes universitarios y estaba, además, a punto de conseguir lo
que durante afl.os, paso a paso, había sido su meta fundamental: la institucionalización
universitaria de la Antropología. Efectivamente, realizó su oposición a agregado en Etnología
en la Universidad de Barcelona en 1968. Asistí en Medinaceli a todos sus ejercicios y de paso
me enteré de las formalidades burocráticas exigidas por la ley pensando que, una vez abierto
el camino, tendría que andarlo, como así fue. Un puftado de amigos celebramos con abrazos
y aplausos la colación de la agregadurfa siendo conscientes de lo que aquel acto significaba
Plml el futuro académico. Claudio se marchó a Barcelona y comenzó en esa nueva etapa su
proyecto antropológico catalán de sobra conocido por todos.

• • •
Para terminar estas breves líneas, muy personales, de esta contribución al volumen
presente, quiero realzar algo que, de nuevo en mi opinión personal, caracteriza la producción
HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 37

de mis 60. Recuerdo los comentarios que el doctor Esteva hizo a mi informe en su despacho
del Centro de Etnología Peninsular: sus comentarios sobre la imprecisión de mis observacio-
nes, la abundancia de innecesarios adjetivos que ponían de manifiesto una inadecuada subje-
tividad, mi escasa perspicacia para observar algo más que lo evidente, etc. _
Sin embargo, la disponibilidad del doctor Esteva para con nosotros fue en aumento. Se
acercaba el verano y él preparaba la segunda temporada de su trabajo de campo en unas
comunidades quechuas del sur del Perú, en el Departamento del Cuzco. Quería ll~e a uno
de nosotros. No era posible más. El candidato natural, dada la preparación demostrada, era
Joan Frigolé. Sin embargo, otra vez la casualidad, la actividad polftica antifranquista de Joan
CON EL DOCTOR CLAUDI ESTEVA EN CHINCHERO (PERÚ) le impedía disponer de pasaporte en aquellos momentos. Por esa razón, y sólo por ésa, fui yo
Aprendiendo el compadrazgo quien acompafló aquel verano de 1970 al doctor Esteva a Perú. De aquel modo, por casualidad,
por carambola, tuvo ocasión de consolidarse mi vocación antropológica y se inició mi
por JESÚS CONTRERAS experiencia en las comunidades quechuas de los Andes, que luego continuarla durante más
de 20 afl.os. Asi, también, se inició, sin habérmelo propuesto, mi carrera académica. Por un
conjunto de dos casualidades fui donde fui~ hice lo que hice y estoy donde estoy y coino estoy.
Las lineas que siguen son de testimonio y de homenaje al doctor Claudi Esteva-Fabregat Fue el miércoles 17 de junio de 1970 cuando llegué a Chinchero por primera vez, de la
Lo son en lo académico y en lo personal. Nuestra existencia, o nuestro destino si se quiere, es un mano, en todos los sentidos de la expresión, de Claudi Esteva. En esa fecha se iniciaba mi
cúmulo de casualidades. Es cierto que, en unos casos, la casualidad juega más fuerte que en otros colaboración con él en las tierras andinas. Yo era un recién llegado a la antropología, un
y que existen individuos que, desde jóvenes, tienen un proyecto ~taro para su ~~sten~ia y lo van absoluto neófito que, casi como primera experiencia, participaba en un proyecto am-
ejecutando poco a poco, con más o menos exactitud. Yo he tenido, desde mt infancta, muchos bicioso para el estudio de la cultura tradicional de las comunidades quechuas de Chinchero.
sueflos en relación a lo que quería ser «cuando fuera mayoo>, pero pocas ideas y menos proyectos. Mis conocimientos eran nulos, mi inexperiencia, absoluta. La lectura de La organización
Mi <<Vocación», cuando todavía era un estudiante de licenciatura, era la de dedicarme a la social y cultural del sur del Perú, de Gabriel Escobar, libro que me prestó el doctor Esteva
enseflanza secundaria. Jamás había pensado ni en la antropología ni en la universidad. Fue por pocos dias antes de la partida, constituía todo mi bagaje intelectual sobre las gentes con las
mi compailero y amigo, Joan Frigolé, por quien supe que un reputado antropólogo J:labia llegado que me iba a encontrar pocos dias después. Viajaba con una gran ilusión, más propia de mi
a la Universidad de Barcelona y fue también Joan Frigolé quien me convenctó de que la arrogante ignorancia que de mi juventud. En cualquier caso, yo esperaba que la permanente
antropología podía ser una alternativa interesante para nuestra frustrada ~ocación filosófica. Lo presencia del doctor Esteva, y sus ensefl.anzas e instrucciones, compensarían mis exagerados
cierto es que yo no sabia muy bien lo que era la antropología. Los estudios de antropología no déficit. r
existían todavía en Barcelona. Fuimos a ver al doctor Esteva. Joan Frigolé le mostró nuestro Fueron muchos los temas específicos de las comunidades quechúas de Chinchero por
interés por la disciplina y nuestra necesidad de algo más de lo que podía aprenderse en los c~os los que me interesé. Pero fueron sólo dos; la adivinación y el compadrazgo, a los que más
de «Antropología culturab> y de «Etnología de los pueblos primitivos» que el doctor Esteva tba tiempo dediqué. El tema de la adivinación fue objeto de mi tesis doctoral, dirigida, cómo no,
a impartir durante el curso siguiente, el curso de 1969-1970. por Claudi Esteva. Claudi Esteva había avanzado ya algunas de las cuestiones que yo retomarla
Nuestras expectativas fueron colmadas con creces. Además de unas elementales recomen- para mi tesis, en sus artículos «Medicina tradicional, curanderismo y brujería en Chinchero»
daciones bibliográficas (partíamos del cero más absoluto) que empezamos a devorar rápidamente y «Los usos de la coca en Chinchero». El tema del compadrazgo tardé más tiempo en abordarlo,
junto con nuestros compaileros Montse Camps y Paco Maciá, el doctor Esteva nos invitó a no fue hasta el aflo 1978, y fue posterior a la lectura de su otro articulo «Algunas funciones y
integramos en el Centro de Etnología Peninsular del CSIC. y a colaborar con él ~ ~ relaciones del compadrazgo y del matrimonio en Chinchero».
investigación que estaba desarrollando en el valle oscense de Btelsa. Recuerdo con qué tlustón Recuerdo las primeras consideraciones que me hizo el doctor Esteva sobre el compa-
me tomé la propuesta de ir a Bielsa durante las vacaciones de Navidad de 1969·1970. Todavía drazgo, del que yo lo desconocía todo. Fue una tarde después de regresar de uno de mis paseos
no sabia muy bien qué era la antropología y ya iba a tener mi primera experienci~ de c~po. por el campo y de haber sido abordado por un chincherino, de unos 30 aflos, de la comunidad
Además, estaba convencido de que yo, gracias a mi carácter, iba a ser un excelente mvestigador de Ayllopongo, al que no había visto nunca. Él sabia, más o menos, quién era yo y no habían
sobre el terreno. Ésa fue una gran equivocación. No basta ser extrovertido para comunicarse con pasado muchos minutos cuando me preguntó si quería ser el padrino de bautismo de su hijo.
las otras personas. Hace falta, también, saber preguntar. Y para saber preguntar, hace falta, Quedé muy sorprendido de su solicitud. Incluso no le di mucho crédito, pensaba que se
simplemente, saber algo. Mi «bautismo antropológico» no fue muy satisfactorio, a pesar los cachondeaba de mi. De acuerdo a la experiencia con mi propia cultura, no se solicitaba, para
buenos propósitos. Podía aplicárseme el dicho taurino aquél «... el diestro, con más voluntad que apadrinar a una criatura; a «cualquiera» y menos si era un desconocido. Rechacé, crei que era
acierto ...». Pero, más o menos, estaba yo metiéndome ya por los vericuetos de la antropología de lo correcto, la solicitud. Cuando le expliqué lo sucedido al doctor Esteva, él no se sorprendió
la mano del doctor Esteva, poco exigente él, todavía, con sus colaboradores. tanto.' Lo cual, a mi, me volvió a sorprender, y me dijo que deberla haber aceptado. Para
Redacté mi informe lo mejor que pude y, aunque es cierto que la calidad tiene poco que ocasiones posteriores, tuve en cuenta su recomendación y ahora tengo cinco ahijados en
ver con la cantidad, las 120 páginas del informe de Joan Frigolé superaban también la calidad diferentes comunidades del distrito de Chinchero y del vecino distrito de Racchi.
38 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 39

Básicamente, las razones por las que no debía sorprenderme de la solicitud para En mi caso, dejé de lado las cuestiones más estrictamente históricas relativas al origen
apadrinar una criatura en su bautizo se encuentran en el artículo que he citado más atrás. Este y a la especificidad de la institución en Espafta y en los Andes. Estaba preocupado fundamen-
artículo no sólo permitió explicarme las razones de la solicitud sino que amplió conside- talmente por los conflictos interpersonales en Chinchero y mi interés por el compadrazgo vino
rablemente la escasa visión que yo tenía hasta entonces de una institución de la que pensaba provocado porque lo encontraba constantemente invocado, por parte de los chincherinos, para
que tenía una función exclusivamente ritual. Sin embargo, el compadrazgo, en Chinchero, explicar el comportamiento de unos y otros individuos. Reiteradamente, la relación de
como en la generalidad de América Latina, cumplía funciones que trascendían conside- compadrazgo, el hecho de ser «compadres», aparecía como la razón por la cual, en un conflicto,
rablemente las más aparentes del ritual propio de la liturgia católica. El compadrazgo podía un individuo se alineaba con uno y no con otro, incluso en los casos en que· dicha alianza
ser considerado, como afirma el doctor Esteva, como teniendo una importante «incidencia en contradecía las posiciones de clase y/o de etnia. Asimismo, la relación de compadrazgo era la
el sistema de seguridad de los grupos familiares» y en las «formas de alianzas sociales»: explicación de que los caciques locales, a pesar del rechazo generalizado que provocaban entre
los campesinos como consecuencia de su carácter y prácticas abusivas, dispusieran de amplios
En Chinchero, el compadrazgo es una institución de amplio espectro funcional. La red apoyos por parte de los propios campesinos y que éstos les prestaran gratuitamente su fuerza
de intercambios sociales que produce cruza todo el sistema de parentesco y establece, además, de trabajo cuando el cacique la requería.
un complejo circuito de intereses cei'eUloniales y económicos[... ] el compadrazgo se manifiesta Poco a poco, el compadrazgo se me iba apareciendo como una tela de arafl.a entre cuyos
como una ampliación del sistema de parentesco, y entre las partes vinculadas se producen hilos aparecían todos los individuos, los diferentes grupos sociales existentes dentro de las
relaciones de reciprocidad que les mantendrán obligadas entre si hasta la muerte. Supone que comunidades y del conjunto del distrito, la provincia, el departamento, la República, los
varias personas no emparentadas por la sangre se comprometen moralmente a ayudarse y a funcionarios, los profesionales, los eclesiásticos, empleados diversos residentes en la ciudad,
servirse unas de otras en ocasiones de necesidad y a intercambiar entre si socialmente durante
comerciantes, arrieros, campesinos y ganaderos de otras comunidades, etc., hasta antropólo-
el proceso de participación ceremonial. Por medio de esta relación de intercambio, el compa-
drazgo contribuye, esencialmente, a reforzar el sistema de seguridad del individuo y de los gos. Poco a poco, también, el compadrazgo se mostraba como algo más que una simple
grupos familiares implicados (Esteva, Claudi: <<Algunas funciones y relaciones del compadraz- institución para convertirse en lo que Mauss hubiera llamado un <<hecho social total».
go y del matrimonio en Chinchero», en Universitas, o... 6-7, 1970, pp. 56-57). En un primer trabajo sobre el compadrazgo en Chinchero, lo consideré como una
institución de implicaciones religiosas y morales, económicas y sociopolfticas. Decía que el
Vista la importancia del compadrazgo en las comunidades campesinas de Chinchero, compadrazgo constituía una estrategia, más o menos consciente, de alianzas en vistas a la
comprobada también en otras muchas comunidades por un amplio número de estudiosos que consecución de objetivos económicos y sociopolfticos. Por esa misma razón, el compadrazgo
se interesaron por esta institución 1 se planteaban numerosos interrogantes. Por ejemplo, ¿por podía ser considerado como un indicador o un reflejo de los cambios económicos, políticos,
qué una institución traída por la dominación colonial había arraigado tanto y de una manera sociales e ideológicos que tenían lugar en las comunidades campesinas del Perú.
tan plurifuncional? ¿Por qué una institución llegada de Espafl.a presentaba en América Latina En efecto, el compadrazgo se presentaba como una institución particularmente intere-
una mayor complejidad y jugaba funciones muy diferentes a las del lugar de origen? ¿Por qué, sante porque permitía considerar diferentes niveles de articulación: la articulación entre los
mientras en Europa, las relaciones de compadrazgo habían perdido toda su funcionalidad, en niveles local, provincial, departamental y estatal; la articulación entre diferentes grupos
los Andes se mantenían en toda su vigencia e, incluso, se ampliaban y diversificaban? José domésticos; la articulación entre diferentes pisos ecológicos o entre diferentes zonas de
María Arguedas, después de haber comparado comunidades campesinas de la comarca de producción, es decir, las zonas productoras de tubérculos (Chinchero), las zonas productoras
Sayago, en Zamora, con comunidades quechuas de Puquio afirmaba lo siguiente: de maíz, la~ zonas ganaderas; la articulación entre diferentes grupos étnicos, entre indios y
mestizos, fundamentalmente, y entre diferentes grupos socioeconómicos, campesinos parce-
las diversas formas de padrinazgo que existen en nuestras comunidades indígenas constituían larios, haeendados, caciques locales, etc.
una: creación original determinada por las caracteristicas singulares de la estratificación social Asimismo, el compadrazgo, una institución que, en principio, se origina a partir de dos
en el Perú. La institución del padrinazgo ha intervenido e interviene con frecuencia de manera actos propios de la liturgia católica como son el bautismo y el matrimonio, constituía un campo
muy importante en la relación de las castas y como mecanismo de protección en el Pení. excelente para analizar las relaciones entre el ritual, las normas y las prácticas; entre el
Constituyó una de las pocas formas de establecer vínculos relativamente íntimos con los pensamiento y la acción, entre el sentimiento y el interés.
superiores, es decir, entre indios, mestizos y sefl.ores [...].En general, en todo el Pení, aparte del En ese mi primer trabajo, me colocaba en el lado de los partidarios de una visión utilitarista
bautismo, la confirmación y el matrimonio, existen otras ceremonias y ritos o «costumbres»
del compadrazgo frente a los que postulaban una visión más ideológica, ritualista o espiritual.
que requieren padrinos y originan relaciones permanentes entre los compadres (de «agua de
socorro», de corta pelo, de arras, de cera, de techa Casa, etc.) [...]. Sin duda que estas formas Con ello no quería decir que defendiera que toda elección de padrino o compadre estuviera
de «compadrazgo» son originales y han seguido en la cultura indígena peruana el mismo cur- orientada, conscientemente, por una finalidad o por un interés práctico o material, por la búsqueda
so de readaptación, reinterpretación y creación que sufrieron otras ceremonias, fiestas y expre- de un posible beneficio. Además, el hecho de que yo mismo hubiera sido elegido varias como
siones artfsticas de origen espafiol (Arguedas, José Maria: Las comunidades de &pa/IQ y del padrino de bautismo me demostraba en aquellos momentos que no siempre se perseguía satisfacer
Perú, Lima, 1968, pp. 105-106). un interés económico, social o político y que, en algunas ocasiones por lo menos, la elección de
padrino podía estar determinada por criterios no utilitarios.
De lo que me convencí en un segundo momento, es que la lógica del sistema de
l. Entre otros: Alb6 y Mamani, Arguedas, Tun y Linda Bolote, Berghe, Divila, Erasmus, Fostcr, Garcfa Tamayo, Gudemao,
lsbell, KiJt, Martfnez, Micbaud, Mintz, Montes, Nutini y SeD, Pitt-Rfwn, Rojas, M.• Eugenia de Stavenhagen, Wbite, Wolf. compadrazgo no podía buscarse en cada elección individual sino en el conjunto de las
40 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 41

elecciones que se llevan a cabo a lo largo de la vida de un individuo. Si bien cada elección Palenque se dirigía a sus oyentes llamándoles «compadres» y «comadres» y sus oyentes se
puede responder a una razón particular, cada elección tiene en cuenta la anterior o las anteriores dirigen a él planteando sus denuncias y sus quejas, tanto públicas como privadas. Le cuentan
y las posibles siguientes. De esta manera, las alianzas que supone el compadrazgo van tejiendo sus problemas a su «compadre» y escuchan sus consejos y recomendaciones .. El «C?t;npadre
una red de cooperación y de intercambios que intenta abarcar los diferentes campos, sectores, Palenque» llega a comprar una televisión. Va ganando terreno en el espacto pghtíco. Se
los diferentes tipos de personas, activi4fades y situaciones en las que se interactúa o, incluso, presenta como candidato a la presidencia de la República y queda en tercer lugar. Se casa con
pueda intuirse que se interactuará. Así, por ejemplo, un chincherino que tenga cinco, seis o Mónica, quien se convierte en la «comadre Mónica» y sus más directos colaboradores en la
siete hijos, puede haber elegido como padrinos para los mismos, a un campesino de su propia «comadre Remedios» (que alcanza el acta de diputada) y el «compadre Paco». A través de su
comunidad, de mayor edad que él, y por lo tanto más respetable; a un campesino del vecino radio y de su televisión establece una relación de carácter paternalista con sus oyentes, sobre
valle de Urcos, a un mestizo-comerciante del distrito de Chinchero, a un sastre de la ciudad todo con las mujeres, entre quienes tiene su mayor número de votantes. Muchos de sus
del Cuzco, un profesor de la Universidad del Cuzco,2 a un extranjero, etc. O dicho de otra «compadres» y «comadres» oyentes le solicitan realmente para que apadrine_ sus matrimonios
manera, con una persona con la que se intercambiará ayuda y cooperación, con una persona o los bautismos de sus hijos. De tal manera que, al uso figurado de los térmmos «compadre»
con la que se intercambiará patatas por maíz, con una persona a la que se le pedirá que le haga y «comadre», le sigue una verdadera relación de compadrazgo, núcleo fuerte del partido
de intermediario en las gestiones administrativas o de otro tipo dentro y fuera de la comunidad «Conciencia de Patria» creado por el propio «compadre Palenque».
o protegerle de posibles amenazas de los mandones locales; con una persona que pueda ensefl.ar Creo que el compadrazgo es una institución con larga vida todavía en los Andes y que
un oficio e, incluso emplear, a alguno de sus hijos para los cuales cabe buscar alternativas fuera seguirá motivando a muchos investigadores porque seguirá presentando aspectos originale_s y
de la agricultura, dada la progresiva insuficiencia de las tierras; con una persona que pueda novedosos. Mis explicaciones del compadrazgo se quedaron muy cortas pero se me ha ocurndo
influir para que su hijo pueda estudiar en la universidad; con un extranjero que puede ayudar que recor!lar cómo nació mi interés por él era una manera de rendir ~omenaje a qui_en fue,
a preparar una emigración a larga distancia, habida cuenta de la critica situación del propio digámoslo así, mi «padrino» tanto de bautismo como de confirmactón :mtropoló~tca. En
país, etc. Chinchero dicen que a un padrino se le debe respeto, pero el respeto al padrino, en ~hinchero,
El compadrazgo, por otra parte, no puede concebirse tan sólo como un recurso más o no es sólo un deber, es una forma, también, de ganarse el respeto futuro para sí mtsmo.
menos estratégico al servicio de los propios intereses y los de sus descendientes. El compa-
drazgo no es sólo una red que entreteje individuos para ayudarse recíprocamente, que relaciona
actividades y ocupaciones que son inevitablemente complementarias, que pone en relación a
los campesinos con los diferentes cargos o niveles de autoridad, dentro del distrito y más allá
de él, etc. El compadrazgo dibuja, también, una red compleja de prescripciones y de proscrip-
ciones rituales y de comportamientos, de valores y de lealtades, a veces coincidentes, a veces
encontradas. Asimismo, el compadrazgo, en los Andes, encrucijada de caminos, de etnias, de
problemas, de riquezas y de miserias, continúa redefiniéndose constantemente para adaptarse
a las nuevas situaciones. Nuevas situaciones que, como siempre, se caracterizan los temores
y por las expectativas, por el interés y por la necesidad, por la ilusión y por la desesperación,
por la confianza y por la manipulación, pero que, en cualquier caso, como afirma García
Tamayo,3 el compadrazgo da seguridad porque es una relación segura. La tautología es sólo
aparente.
El compadrazgo me ha seguido sorprendiendo como me sorprendió el día que tuve mi
primer encuentro con él. La última sorpresa fue en 1991. Fue el afl.o de mi última estancia en
Perú y en un curso sobre cultura andina en el que yo participé, precisamente con un curso
monográfico sobre el compadrazgo en los Andes, una de mis alumnas, Cecilia Salazar,
antropóloga boliviana, me descubrió lo que podría ser llamado el «compadrazgo de masas»,
gracias, precisamente, a los medios de comunicación de masas. Me explicó Cecilia algunos
detalles de un hombre público boliviano, Carlos Palenque, que empezó a ser conocido en los
afl.os sesenta como miembro del conjunto musical; «Los caminantes». Emigró a Estados
Unidos y, al regresar, fundó la Radio Metropolitana, en La Paz. La emisora tenia su audiencia,
sobre todo, entre los aymaras que habían llegado emigrando a La Paz desde 1952. Carlos

2. Zenón Guzmén, un amigo antropólogo, profesor de la UDivcrsidad del Cuzco, me decfa tener regislnldos 102 compadres
(realizados entre 1963 y 1991}, pero que crefa tener ahededor de 2ÓO.
3. En «Estructura y función del compadrazgo: dos llj)fUXimaciones antropológicBS», en Debate& mAntropologftJ,4: 95-115.
HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 43

antropológico», la cual está permitiendo que, más allá del análisis de los parámetros y paradigmas
sobre los que se ha erigido la Antropología contemporánea, otros objetos o temáticas puedan
proporcionar altas cotas de información sobre el devenir y la construcción de la Etnografia. Esta
reflexividad«[ ... ] ha hecho que se haya analizado, de forma mucho más minuciosa, fcómo] los
antropólogos han construido su ciencia. [De esta forma] tomando como objeto de estudio el autor
y su medio, los antropólogos y los historiadores de la antropología han empezado a teinterpretar
y a revaluar las etnografias escritas por sus antepasados» (Geary, 1990:289-290).
Este planteamiento permite comprender mejor algunas de las contribuciones que Esteva
CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT, ETHNICA Y LA ANTROPOLOGÍA ha realizado a la erección y la consolidación de la Antropología como materia académica en
Espafi.a. Así, hay que tener en cuenta que, a finales de la década de los sesenta, se tuvo que realizar
por Lms CALVO CALVO un giro de ciento ochenta grados con vistas a delimitar el campo de actuación de la Antropología
Espafi.ola, lo que comportó, entre otras cosas, dotar de una organización adecuada para la
consolidación de la materia en el medio académico y en la sociedad espafi.oles así como hacer un
Introducción auténtico tour de force con vistas a proporcionarle suficientes instrumentos teóricos y meto-
dológicos que le permitiesen ser reconocida como una auténtica disciplina académica.
La Antropología Espa:ftola inició su auténtica institucionalización a rafz de la creación Estos aspectos plantean una pregunta inicial: ¿cuál era el horizonte teórico, metodoló-
del Departamento de Antropología Cultural de la universidad de Barcelona en 1971. Desde gico e institucional de la Antropología Espafi.ola en 1971? Básicamente, era el siguiente:
aquel entonces, la disciplina se ha asentado en la universidad espa:ftola y ha empezado a tener
l. La dependencia de la Prehistoria y de la Arqueología.
una proyección social notable.
2. La utilización de métodos conjeturales y descriptivos.
Julio Caro Baraja, Carmelo Lisón Tolosana y Claudio Esteva-Fabregat han sido las
3. El escaso trabajo de campo.
personas.que, <:&da ~o con su especfficam~era de entender la Antropología, han fundamentando
4. El autodidactismo y la baja profesionalización.
con sus mv~tigacmnes y con sus ac~tones buena parte de lo desarrollado en este periodo.
5. La ausencia de financiación para investigaciones u otros servicios (ediciones de
Como partfctpe de esta «triada fundactonal», Esteva ha jugado un papel ciertamente singular por
sus tareas favorables a la plen~ incorporación de la Antropología al medio académico, por su revistas, libros ...).
6. La falta de planes de estudio (Esteva, 1969; citado por Prat, 1992:21).
d~s~ado papel en la formactón de antropólogos, por la creación de adecuados canales de
difustón y, finalmente, por sus aportaciones formales y conceptuales a la disciplina. En este contexto, ¿cuál fue la matriz disciplinar por la que Esteva apostó?, ¿qué «actitud
. En el breve espacio de que dispongo, me propongo ahondar en la significación que ha epistémica» adoptó con vistas a la consecución de sus fines, claramente dirigidos a la
temdo la ~abor de .~s~~a para la Antropología Espafi.ola mediante la contextualización y la consolidación de la Antropología en la universidad espaflola?
presentactón, a mt JUlcto, de sus más notables contribuciones teóricas y metodológicas así Científico formado en diversas tradiciones intelectuales, se decantó desde un principio por
como reseflar la trascendencia de Ethnica. Revista de Antropolog(a. una concepción de la disciplina claramente dirigida hacia el modelo propugnado por la antro-
Como investigador que ~ene como uno de sus vectores la historia de la etnografia pología culturalista estadounidense de tradición boasiana, es decir, una antropología en la que lo
espafi.ol~ y, al ~ísono, como dtscípulo de Esteva en muchos aspectos, quiero seflalar que este orgánico y ló superorgánico, lo pretérito y lo contemporáneo/ fuesen claves de bóveda de la tarea
homenaJe, al tgual que el recientemente realizado en honor del profesor Lisón Tolosana a realizar, por lo que su concepción de la Antropología Cultural pasó por considerarla como
(Sanm~n, 1994) o el más te~prano dedicado a Caro Baroja (Carreira et aL, 1978), es un
aquella«[... ] ciencia que se ocupa del estudio comparado de las culturas y de las costumbres
marco tdeal para que, en la dialéctica entre pasado y presente, se puedan formular nuevas humanas en su evolución y adaptaciones en el tiempo y en el espacio [siendo] su objetivo el
prop~estas sobre el devenir de nuestra Antropología. En el caso concreto que nos ocupa,
conocimiento dé las leyes que rigen el proceso histórico de las formas culturales en sus variedades
constdero que el presente volumen puede contribuir a colmar ciertas lagunas historiográficas ecológicas y\su transmisión y transformaciones» (Esteva, 1993:26); este posicionamiento lo ha
así como a plantear nuevos retos disciplinares. reafirmado eD. múltiples ocasiones, en especial cuando ha tenido que matizar las diferencias entre
la Antropología Cultural y la Social (Esteva, 1994). De hecho, esta concepción de la disciplina
condicionó, en buena medida, el trabajo científico e institucional que realizó desde su llegada a
La Antropología Española y Claudio Esteva-Fabregat1 Espafi.a en 1956 y, sobre todo, a partir de su instalación definitiva en Barcelona en 1968;

En .1~ actualidad, el denominado «giro» de la Antropología (Buxó, 1994; Delgado, 1993) 2. La vinculación entre estos aspectos definió su visión de la disciplina, la cual se presenta como <4---1 una combinación
está proptctando el desarrollo de lo que ya es conocido como la «reflexividad del conocimiento de lo superorgénico, o sea de lo etnognifico, con lo orgánico, en este extremo con lo pslquico y lo mental en su comportamiento
social; en su última lllllllifestación, estas categorlas se [revelan] como parte de una convicción fundamental: la que la antropologla
es tanto una disciplina de conocimiento del hombre como organismo que vive con otros seres en un espacio, en un tiempo y en una
A.--.lo,.'--
Este apartado es una sfntesis del capitulo que dedico a Esteva en mi obra Historia de la •-N•vyu "-·-•-~- en cultura, como es también una disciplina centrada en el estudio aplicado de las consecuencias bistóricas finales de la acción de cada
trámites l.
de edición. O IU ~" .............,,
cultura sobre los individuos concretos de las sociedades especificas que realizan su experiencia», Esteva (1982:13).
HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 45
44 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL
de] «los sujetos concretos de la vida social (hombre, obrero, patrono, ciudadano, campesino,
A pesar de que en otras ocasiones se ha narrado ya su trayectoria científica (Aguirre, etcétera)» [lo que provocó que] «la sociedad se [convirtiese] en una especie de Arcadia, en donde
1986 ~ 1994; Calvo, 1?85 y 1993), creo que todavia no se ha explicitado suficientemente cuáles los sujetos se han disfrazado de pronombres personales» (Gómez, 1990:34-35).
han sido sus aportaciones teóricas y metodológicas fundamentales a la construcción de la Incidir en estos aspectos supuso una redefinición conceptual y formal. Propició, entre otras
Antropología Cultural Espaftola. cosas, abandonar la consideración de que los sistemas culturales y sociales eran autolimitados y
Hay que destacar, en primer lugar y a pesar de la obviedad, la introducción de un nuevo determinados y, por lo tanto, había que reconocer que en ellos incidían múltiples factores que los
concepto en el mundo aca~émico ~spaftol de los aftos sesenta y setenta: el de «antropología iban conformando, por lo que la causalidad empezó a ser observada como un proceso de
cultural>>. Ello supuso una mnovación de notable trascendencia pues, hasta aquel momento, la naturaleza compleja, resultado de la incidencia de diversas variables (Voget, 1984:10), tal como
Etnología estaba supeditada a otras disciplinas y su relación con ellas se basaba en la el propio Esteva había puesto de manifiesto en sus estudios en el Alto Aragón y en sus trabajos
desigualdad.. P~~legiar un concepto sobre otro -antropología cultural vs. etnologia-3 sobre Antropología Aplicada. Todo ello comportó, entre otras cosas, la ruptura de las viejas
supuso, a pnncipios de la década de los setenta, un dilema importante; la creación del estrategias de análisis de comunidades cerradas, lo que significó, además, evidenciar que el
«?~artamento de Antropología Cultural» de la Universidad de Barcelona en 1971 y, al afto
mundo rural también debía ser observado en función del mundo urbano; estos planteamientos
sigut~nte, de la «Cátedra de Antropología Cultural>>, le impelió a apostar decididamente por
situaron, en definitiva, la nueva disciplina en la confrontación y en la dialéctica entre el mundo
e~ pnme! concepto, m~ no _debem~s llamimos a error: lo que intentó fue acotar y marcar
preindustrial y el mundo contemporáneo, lo que la dotó de carácter específico y propio.
dife~~cias. con otras cienctas soctales y humanas. En este sentido, debe remarcarse la
Estas aportaciones teóricas se vieron complementadas por las de carácter metodológico;
clanVIdencta que tuvo al ver la absoluta necesidad de establecer un nuevo estatuto entre la en este sentido, la «ruptura>> de las explicaciones de carácter totalizador a través de la
~tropología y la Prehistoria y la Arqueo logia u otras materias, todo ello con vistas a potenciar
introducción de variables como la <<procesal» o la del «conflicto social>>, comportó que la
la I8J:Ulldad ~e-discursos y conseguir un ámbito de trabajo propio, con metodologías y teorías atención se fijase sobre_ las variables situacionales. Ello persiguió poner al descubierto cómo
p~opias. Astmismo, buscó_ situar a la Etnología en el lugar que realmente le corresponde en el
los procesos estructurales se modifican dinámicamente según las circunstancias; as(, variabi-
discurso y en la concepción contemporánea de la Antropología Cultural y Social. De esta lidad y contradicción se presentaron como elementos claves en las explicaciones. Esteva puso
f~rma, ~steva no rechazó el concepto de etnolog{a, sino que lo que hizo fue dotarlo de su
todo ello en práctica a través de metodologías concretas, como es el caso de la fu.ncionalista
dimensión re~,. es decir, ser un estadio más del trabajo antropológico; asi, se afianzó la idea
o la de cultura y personalidad.
de~ co~paratiVtsmo como una de las marcas diferenciales de la nueva disciplina en la
Unos y otros aspectos comportaron el desarrollo de nuevos campos de investigación
umversid_ad espafto~a de aquellos afios. Este posicionamiento teórico se plasmó en su propia como, por ejemplo, el de la Antropología Lingüística, el cual debe ser visto como un anhelo
trayectona académica, en la que en sus primeros aftos en Madrid trató temas como los de más por conocer las estructuras y los procesos cognitivos (Voget, 1984:10) o los referidos al
«Etnología ~dina» o los ~e «Etnología Azteca» y, con posterioridad y ya en la Universidad
cambio sociocultural, la etnicidad, la aculturación o el mestizaje. _
de Barcelona, mcorporó asignaturas, que todavia subsisten en la actualidad, como «Etnología Esta serie de aspectos fueron, como ya he anticipado, Una novedad en el contexto
de los Pueblos Primitivos» o «Etnología dels Paisos Catalans>>. antropológico e intelectual de los aftos setenta en Espada, en especial el de la etnicidad, si se
Su segunda aportación fue hacer hincapié, con su formación funcionalista, en conceptos tienen presentes las corrientes ideológicas predominantes del mQmento qué, en gran medida,
como los ru: proceso y conflicto social, conceptos que, en buena medida, han determinado la negaban todo lo referido a la etnicidad ya que se consideraba que el análisis debla basarse en
transformación ~e la ~tropología contemporánea. Hay que recordar que, en el panorama de
otros parámetros (clase social, etc.). -
la ~tr,?~ología mtern~Ional, el modelo estructural-funcionalista se fue modificando gracias a la
adqutstctón de nuevos mtereses por los p~ocesos evolutivos y por la relación entre variación y
estru~ (Voget, 1984:3). Asi, el aspecto procesal de la investigación comportó que la Antro-
Ethnica. Revista de Antropolog{a
pología fiJase menos su atención en los individuos y en las ideas y más en los procesos, los cuales
son observados en base a la relación dialéctica entre objeto social y cultural. De esta forma, Esteva El conjunto de aspectos citados acrecientan la relevancia de Ethnica. Revista de Antro-
abandon~ anteriores formas de analizar la sociedad espaftola que más que estudiar el problema
pologfa. La publicación nació en 1971 (Alcatliz, 1994) con el ansia de proporcionar un espacio
de la soczedad_se planteabanproble~ respecto'!-·· (Gómez, 1990:26); tal posicionamiento hizo para presen~ una forma concreta de hacer y entender la Antropología como ciencia, configu-
que Es.teva se mteresase por el estudio de la realidad no desde una posición idealista, deductiva 4
ración que tuvo en el holismo yen la interdisciplinariedad aspectos centrales. De esta forma, la
exclusivam~te, sino_d~sde la inducción y desde la perspectiva de la implicación directa, gracias
publicación respondió claramente al nuevo enfoque epistémico que nuestro autor propició el cual
a la observación participante, en el conocimiento de la estructura sociocultural. En este sentido supuso una nueva forma de apróxhnarse a la comprensión de los fenómenos socioculturales, ya
sus o~entaciones y sus trabajos se opusieron a la lógica de la fenomenología decimonónic~ fuesen pretéritos o contempoÍ'á:neos. Por otra parte, la gestación y el desarrollo de Ethnica están
especialmente la alemana, que a la hora de hacer «teoría de la sociedad>> privilegió la aparición íntimamente relacionados con la consolidación de la actividad científica y formativa que Esteva
de«[ ··· ] un ''yo", un ''tú", un "él", un " nosotros" -sob re todo, un místico
· "nosotros"» [por encima
4. Desde sus primeros escarceos en el mundo de la Antropologfa, ya consideró que ambos aspectos eran centrales en el
~· Al ~Bill?cto, ~steva (1982: 16) escribió: «En gran manera, además, era indispensable propiciar el desarrollo de una discurso antropológico; asl, ya en su periodo de fonnacióo en México adquirió: <e[ ••• ] una fuerte conciencia de que sin esta
concepctóo teórica mcl~~ más amplia .Y la Anlropologfa Cultural cmnplfa estos requisitos [...] siguiendo un desarrollo con interdisciplinariedad institucional plenamente integrada en una concepcióo integral, no es posible construir una antropologia>>, Esteva
precedentes en las tradictones antropológicas de EE.UU. e lberoamérica, tenia que designiii"IIC con el nomlm: de Antropologfa (1982:7).
Cultural.»
ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT. 47

desarrolló en el Centro de Etnología Peninsular (a partir de 1978 se le aftadió, «e Hispanoameri~ El segundo elemento a destacar es el notable papel que la teoría y el análisis histórico
cana») del Consejo Superior de Investigaciones Cientfficas en Barcelona. de la disciplina tuvieron en Ethnica, lo que significó una aportación considerable a la paulatina
Aunque Esteva proyectó su visión de la Antropología a través de la revista, lo que se definición de la ciencia antropológica en Espafta. En este sentido, es interesante recordar, a
reflejó, entre otras cosas, en un destacado peso de los temas americanfsticos, Ethnica se pesar de que no tengo datos concluyentes, el número de veces que determinados artículos de
convirtió en un pilar para la institucionalización de la materia en unos momentos en los que la publicación han sido, y son, citados.
la juventud de la disciplina hacía peligrar su definitiva instalación. La apertura temática se vio reflejada en el amplio abanico de autores que .colaboraron
En un análisis más detallado de la publicación, el primer rasgo que llama la atención es en la publicación, ya fuesen consagrados (Bosch i Gimpera, Mead, Zamora, Alcina, Valls,
el manifiesto deseo por integrar saberes, corrientes, tendencias, personajes, enfoques y puntos Esteva, etc.) o noveles por aquel entonces (Buxó, Prat, Contreras, Frigolé, Terradas, Moreno,
de vista; hay que destacar, en este sentido, el abanico de temáticas que fueron objeto de etcétera); dicha combinación dotó de una fuerte carga de credibilidad a la publicación. Si a
atención de la publicación, temáticas que, en muchos casos, rompieron esquemas y abrieron ello se le aftade la diversidad geográfica (vid. gráficos 2, 3 y 4) de los temas tratados se puede
fronteras al conocimiento y a la reflexión antropológica (vid. gráfico 1).5 De esta forma, debe comprender mejor la especial significación que Ethnica tiene en la historiá de la reciente
hacerse constar cómo se abordaron ciertas problemáticas de forma novedosa, por ejemplo los Antropología Espaftola.
problemas derivados de la relación entre UJ.migración, etnicidad y aculturación o los referidos Las mencionadas apertura y credibilidad se vieron ratificadas por el hecho de que una
a la transformación del mundo rural. buena parte de los temas publicados fueron fruto del trabajo de campo, lo cual contribuyó a
definir mucho mejor el objeto y la forma de la novel antropología institucionalizada espaftola,
GRÁFICO l. Materias. la cual, en su proceso de instalación en el medio académico y social, no estuvo exenta de
problemas. En este sentido, hay que recordar que Ethnica también sufrió las tensiones del
momento, ya fuesen de orden económico (la falta de financiación hizo que a partir del volumen
12 -1976-la revista pasase a ser anual en lugar de semestral) o de orden disciplinar (a partir
de 1978 se aprecia una creciente participación de autores extranjeros y una sensible merma de
colaboradores de la primera época).
Ethnica. Revista de Antropolog(a definió una época de la Antropología Espaftola,
convirtiéndose, de una parte, en un símbolo de la institucionalización de la disciplina, con
todas las esperanzas, alegrías y frustraciones que existen en todo proceso similar, y, de otra,
en un referente de una concepción altamente holfstica e interdisciplinar de la Antropología,
concepción que el devenir ha ido difuminando aunque la creciente caída de barreras teóricas
y metodológicas apunta hacia un cambio de tendencia y hacia la recuperación de un tono
similar al que Ethnica propugnó y divulgó.

GRÁFICO 2. Número de artkulos EspaiúJ/eJCterior.

1 2 3 4 S 8 7 8 9 10 11 12 13 14 15 18 17 18 19 20 21 22 23 24 25 28

1 = Teorfa antropológica (17) 14 =Género (7)


2 =Historia de la Antropologla (18) 15 = Medicina (6)
3 = Organización social (15) 18 =Espacio (5)
4 = Uteratura y tradición oral (15) 17 = Ciclo festivo (4)
5 =Parentesco, herencia, familia (14) 18 = Antropologla Económica (4)
8 = Etnollnglllstica, Blllnglllsmo, 19 = Mltologla (4)
Llnglllstlca, Semántica (14) 20 = Antropologla Pollltlca (3)
7 = Antropologla Biológica (1 O) 21 = Etologla (3)
8 = Cambio social (9) 22 = Cultura y Personalidad (3)
9 = Etnohlstoria (9) 23 =Antropologla e Historia (3)
10 = Antropologra en Espana (8) 24 = Blbllografla (2)
11 = Religión (8) 25 = Antropologla audiovisual (1)
12 =Inmigración, aculturaclón (8) 26 = Modelos corporales (1)
13 = Campesinado (7)

5. Los datos de los gráficos son estimativos; en 1s adscripción a una temática o a una área geográfica determinada, se ba
resaltado el aspecto más distintivo de los trabajos.
48 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL
HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 49
GRÁFICO 3. Distribucidn artlculos Espaiúl.
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HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT 51

Association (USA). Ha sido Presidente del 1 Congreso Espaftol de Antropología, Barcelo-


na, 1977.
Es miembro de diferentes organizaciones cientfficas internacionales, y Advisor de
revistas de su especialidad. En 1986 fue nombrado Académico Honoris Causa por la
Academia Siculo Normanda, de Monreale, Sicilia. En 1989 fue nombrado Asesor del
Congreso Mundial de Ciencias Antropológicas y Etnológicas, celebrado en México, 1993.
Ha sido miembro del Comité de Expertos de la EXP0'92 de Sevilla. Es director de la
colección «Indios de América>>, de Mapfre América. En el contexto de esta Fundación, dirige
el Proyecto «Fuentes Etnográficas de América». Asimismo, es Co-Director del «Handbook
BIOBffiLIOGRAFÍA DE CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT ofSpanish Cultures in the United States of America». Presidente de la «Associació d' Amistat
M~xic-Catalunya» ( 1991-Presente).
(1947 hasta 1995) Ha realizado trabajos de campo en La Magdalena y San Nicolás Totolapan, México, D.F.,
y Chihuahua (México); Guinea Ecuatorial; Zamora y Alto Aragón (Espafta); Cotopaxi (Ecua-
dor); Chinchero, Cuzco (Perú); New Mexico (USA); así como Quetzaltenango (Guatemala).
Claudio Esteva-Fabregat es Profesor Emérito Activo de la Universidad de Barcelona. Ha participado en diferentes Congresos Internacionales de su especialidad, y ha dado confe-
Premio <<Malinowsld Award, 1994» por la Society for Applied Antbropology (USA). Profesor rencias en Espafta y en el extranjero.
Visitante Fulbright, de Antropología, en la Universidad de Arizona, Tucson, EE.UU., 1987-
1988. Profesor de Antropología, 1974y 1975, en Lehman College, de CUNY (Nueva York).
Profesor CIESAS-Occidente y Laboratorio de Antropología de la Universidad de Guadalajara, PUBLICACIONES
Jalisco, México 1990. Profesor Visitante Instituto Nacional de Antropología e Historia,
LmROS EN PRENSA
México, 1994.
Maestro en Ciencias Antropológicas (Etnología), por la Escuela Nacional de Antropo- El campesinado andino, Madrid, Instituto de Cooperación Iberoamericana.
logía e Historia, de México, 1955. Psicoanálisis Didáctico con Erich Fromm, México, 1952- Culturas indfgenas andinas, Madrid, Editorial Akal.
1956. Secretario del grupo Psicoanalftico mexicano, 1952-1956. Licenciatura de Historia de Culturas indfgenas del Amazonas, Madrid, Editorial Akal.
América, por la Universidad Complutense de Madrid, 1957. Doctor en Filosofia y Letras,
(Historia de América), por la Universidad Complutense de Madrid, 1958. ARTICULOSENPRENSA
Ejerció (1953-1956) de Profesor de Cultura y Personalidad, y de Análisis de la Persona-
lidad, y de Historia de la Cultura (1955-1956) en la Escuela Nacional de Antropología e «Sobre modos antropológicos: una reflexión personal», Recepción Malinowski Award:
Historia de México. También fue (1952-1956) Profesor de Antropología Social, en la Escuela SFAA, Cancún, 15-IV-1994.
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de Madrid; Director (1965-1968) del Museo Nacional de Etnología, de Madrid; y Director- «El mestizaje en la formación de Hispanoamérica», en Actas del simposio, 500 años:
Fundador (1965-1968) de la Escuela de Estudios Antropológicos, de Madrid. significado y proyección, celebración del sesquicentenario de la Universidad de Chile, 24-25
Fue nombrado (1968) titular por oposición de la primera Agregadurla de Etnología, en de septiembre de 1992.
Espafta, por la Universidad de Barcelona. Posteriormente (1971), y por oposición, obtuvo la «Panorama de las culturas indfgenas en la época colombina>>, en Actas del Simposio de
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Director y Fundador del Departamento de Antropología Cultural de la Universidad de Barce- «Antropología cultural», en Enciclopedia Iberoamericana de Psiquiatrfa, Buenos Aires.
lona (1972). Director (1968-1986) del Centro de Etnología Peninsular e Hispanoamericana, «Sobre 'movimientos sociales y sus relaciones», en Movimientos sociales, Centro de
del Consejo Superior de Investigaciones Cientfficas, de Barcelona; y Director-Fundador de la Investigaciones sobre los Movimientos Sociales, Universidad de Guadalajara, Jal, entregado
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ENTREVISTAS PUBLICADAS

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SEGUNDA PARTE

LA ANTROPOLOGÍA
COMO CIENCIA DEL HOMBRE
ANTROPOLOGÍA Y ARQUEOLOGÍA
por JOSÉ ALciNA FRANCH

.~ Para muchos antropólogos europeos y, sin duda para la mayor parte de los arqueólogos,
·:t la relación entre arqueología y antropología es inexistente, ya que se trata de dos disciplinas
j totalmente diferentes; para quienes procedemos de manera directa o indirecta, de la escuela
norteamericana, la arqueología podrfa ser un método de la antropología; y, desde luego, para
la mayor parte de los arqueólogos de corte marxista, que reconocen en Gordon Childe a su
antecedente más ilustre y directo, todo es Historia. Esa lista de propuestas nos puede hacer ver
hasta qué punto puede ser inútil entrar en una discusión tan compleja dada la escasez del
espacio concedido a este ensayo, sin tomar posiciones desde el principio, en una actitud
decididamente comprometida: me referiré a mi propia experiencia que acaso es la experiencia
de otros arqueólogos contemporáneos mfos en el mundo.
Cuando entré en la Universidad de Valencia en 1942 y me interesé por la arqueología,
las tendencias que dominaban eran todas ellas de corte «historicista»; sus «popes» eran en
Espaila, Luis Pericot, Julio Martfnez Santa Olalla y Martfn Almagro, pero aun contando con
que todos ellos procedían del magisterio de Pedro Bosch-Gimpera o de Hugo Obermaier, cuyas
tendencias, al menos aparentemente, se inclinaban por un cierto «etnologismo» -la Etnolog{a
de la Pen{nsula Jb¿rica del primero es de 1931 y el «Seminario de Historia Primitiva del
Hombre», fundado por el segundo es de esos mismos afl.os-, eso no hacía más que reforzar
su ligazón con la Escuela Historicocultural de Viena de la que quizá el representante más
significativo era Osvaldo F. A. Menghin.
Muy pronto, sin embargo, mis lecturas me llevaron -tras la muy primeriza de la
Psicolog(a de los pueblos de Wundt- a la antropología norteamericana que se traducía
sistemáticamente en Fondo de Cultura Económica de México por aquellos afl.os: Ralph Linton
(1942), A. L. K.roeber (1945), Robert H. Lowie (1947), Clyde Kluckhohn (1949). En realidad
todos aquellos textos eran de los afl.os treinta y de manera directa o indirecta eran el resultado
de la ingente labor escolar y organizativa de Franz Boas. Las referencias a la arqueología
podfan ser escasas, pero el espíritu integrador estaba presente en todos ellos y los «hechos
culturales» podfan corresponder al pasado o al presente, pero no estaban desligados y, además,
la Lingüística y la Antropología Física estaban también allí presentes.
Un joven aprendiz de arqueólogo como yo, que hacía sus primeros ensayos como
excavador en el mundo romano en los yacimientos de Almenara o Vall de Uxó, empezaba a
intuir la insuficiencia de las teorías que se estaban utilizando en aquel momento. Por eso, la
confusión y las dudas que yo experimentaba en una universidad espaflola «de provincias» eran
parecidas a las que experimentaba Walter Taylor y que le llevaron a escribir su tesis doctoral,
un libro critico que removerla las tranquilas aguas de la arqueología norteamericana -la que
<>1'h3tUU_, un 1\.N lKUt'UWUlA t:ULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 67
hacía Alfred V. Kidder en la Institución Carnegie, por ejemplo- y que muy pronto llegarla a sustantivas en el terreno de una cierta arqueología del paisaje o de una arqueología social o
mis manos: A study ofArchaeology. una arqueología ambiental; pero el grupo en su conjunto explica que las generaciones
Para mí ése fue el libro que introdujo los planteamientos teóricos de la Antropología en siguientes, en las que descuellan nombres como Renfrew, Clarke o Hodder sobresalgan en
la arqueología. Muy poco después Gordon R. Willey y Philip Phillips publicarían en American Europa por encima de alemanes, franceses e italianos, anclados por lo general-en un pasado
Anthropologist un largo artículo dividido en dos partes, «Method and theory in american neutro que oscila entre el viejo historicismo germánico y una cierta arqueología aséptica
archaeology» (1953 y 1955). De ese artículo es aquella frase de que «la Arqueología americana puramente técnica y todavía «auxiliar de la Historia>>, que arranca con meticulQsidad, eviden-
es antropología o no es nada» que otros elevaríamos a categoría universal al decir que «la cias del suelo fértil de los yacimientos.
arqueología es antropología o no es nada». Así como en los aftos cuarenta el libro clave para mí, que explica los cambios en el
Pero hay más; cuando yo entré en la universidad, en ella no se podía hablar de ámbito de la arqueología es el de Taylor (1948}, para los cambios que se van a producir en
evolucionismo, ni biológico ni cultural. En p~er lugar el dominio de la escuela historicista los aftos sesenta y setenta la obra clave es el artículo de Binford (1962}, «Archaeology as
alemana era tan fuerte que los libros de Morgan y Tylor eran prácticamente inasequibles, salvo anthropology», publicado en American Archaeology, tras el que aparecerá el libro colectivo
que se buscasen las ediciones originales, pero, naturalmente, hablar de darwinismo o de editado por Sally y Lewis R. Binford en 1968, New perspectives in archaeology y poco
marxismo en aquellos aftos, y por razones obvias, era tanto como «mentar la bicha». Todavía después el librito de Watson, Lc;:Blanc y Redman ( 1971) en que se explicaba de alguna manera
en 1959, cuando con ocasión del centen!rio del Origen de las especies organicé un homenaje los nuevos planteamientos explfcitamente «científicos» de la que se iba a llamar muy pronto
a Darwin en mi Cátedra de Sevilla, fui motivo de escándalo, escándalo que afortunadamente «nueva arqueología». El movimiento en el que no solamente se hallaban los autores men-
no llegó a mayores. Pero en esos mismos ailos entrar en Espafta con un ejemplar de El capital cionados sino otros muchos más fue recibido con ira por los que podríamos llamar arqueólo-
era tan peligroso como pasar un ejemplar del Parls-Hollywood ante las manos inquisitoriales gos tradicionalistas, pero, en contraste, con entusiasmo por algunos arqueólogos que, pese a
de los carabineros. su edad cronológica, se hallaban predispuestos al cambio en el mejor sentido del término.
Sin embargo, en el México del ailo 1951 cuando yo fui becario, se empezaba a oír hablar Tal fue el caso de Paul S. Martín, quien ya en 1971 reconocía que los cambios promovidos
de Gordon Childe, del que Pedro Armillas y Ángel Palerm estaban difundiendo sus ideas; su por aquellos «jóvenes simpáticos e inquietos» arqueólogos habían venido a dar respuesta a
libro Man malees himselfse traducía en 1954 con el titulo de Los orígenes de la civilización y sus inquietudes personales más profundas. Lo mismo podríamos decir de Gordon R. Willey
en la Universidad de Puerto Rico, en Río Piedras, muy poco después, era lectura obligada en quien en su historia de la arqueología americana (Willey-Sabloff, 1974) concede a la nueva
un curso introductorio que impartía Francisco Ayala. Julian H. Steward, Pedro Armillas, Ángel arqueología de Binford toda una nueva época abierta hacia el futuro: el que llama perfodo
Palerm, Karl Wittfogel y otros reconstruyeron el pensamiento evolucionista de Childe por explicativo.
caminos nuevos y José Luis Lorenzo amplió estudios en el Instituto Arqueológico de Londres Aquel intento por hacer de la arqueología una verdadera ciencia fue acogido con
y a fines de esa década él y don Pedro Bosch intervendrían en un Homenaje a Gordon Childe entusiasmo por muchos arqueólogos en todo el mundo: yo mismo así lo acepté y lo difundí
en laUNAM. (Alcina, 1973 y 1975), tratando de promover un cambio en la arqueología espaftola para el que
De lo dicho se puede concluir que los ailos cuarenta y cincuenta fueron aftos decisivos aún no había llegado el momento, el que vendría con un cierto retraso (Alcina, 1992).
para que desde una u otra perspectiva, la arqueología se enraizase con la antropología. Lo que Claro que junto a lo que se llamó «nueva arqueología», o «arqueología de segunda
ha venido después no es otra cosa, en realidad, que la consecuencia de aquellos aftos generación», «arqueología científica>> o «arqueología explícitamente científica», había otras
turbulentos y en cierto modo revolucionarios, al menos en lo relativo al estatus académico de orientaciones como la de carácter ecológico defendida por Kent Flannery o la que utilizaba la
numerosas disciplinas. Teoría General de Sistemas entre cuyos principales representantes había que mencionar al
En Europa las cosas habían sido algo diferentes. Tras la eclosión de la Escuela Histori- mismo Flannery y sobre todo al británico David Clarke, quien con su Analitical Archaeology
cocultural de Viena, que en el terreno de la arqueología había producido una obra monumental, (1968} abre todo un campo nuevo.
la Weltgeschichte der Steinzeit ( 1931) de Menghin, entre cuyos epígonos se hallaban induda- He llamado arqueología social (Alcina, 1989:88 y ss.) a los enfoques estrictamente
blemente Pía Laviosa Zambotti y Julio Martínez Santa Olalla, el grupo más vivaz e inconfor- marxistas que, tomando acaso como antecedentes inmediatos los de V. Gordon Childe han
mista era el inglés, en el que, con independencia de Vere Gordon Childe, se contaba con una proliferado tanto en América Latina como en el mundo anglofrancés y, por supuesto, en la más
nutrida e importante serie de prehistoriadores, todos ellos muy notables, como Grahame Clark, o menos relativa ortodoxia soviética. En ese mundo complejo y en gran medida heterogéneo
O. G. S. Crawford, Stuart Piggot y F. E. Zeuner y aunque es indudable que Childe con sus cabe el neomarxismo de Godelier y el materialismo cultural de Marvin Harris, pero tiene
extravagancias prosoviéticas y sus obras de una lectura tan asequible que parecían sencillas, validez especialmente en la «arqueología social latinoamericana>> que liderada por Luis G.
debía haber sido reconocido como el cabeza de grupo, no lo fue, evidentemente por la ola de Lumbreras incluye autores tan brillantes como Mario Sanoja, Iraida Vargas, Marcio Veloz y
conservadurismo· anticomunista que con la «guerra fria» proveniente de Estados Unidos muchos más, precisamente porque contiene un compromiso histórico con la identidad cultural
inundaba a todo Occidente. Ya dije que para el mundo latinoamericano y espaftol Childe llegó de los grupos étnicos tradicionales de cada país.
tarde y probablemente mal, porque, al menos por lo que yo sé en el caso espailol nunca se le Aunque no cabe hacer aquí una definición de este grupo y mucho menos su crítica, debe
reconoció como el «neoevolucionista» que había sido con sus obras pioneras de los ailos decirse que su nacimiento se produce casi simultáneamente con el de la llamada nueva
treinta, anteriores, por lo tanto, a las de Leslie A. White. Pero todos los demás --Crawford, arqueología, ya que es un articulo de Roger Bartra de 1964, el que introduce de manera
Piggot, Zeuner o Clark- tampoco fueron suficientemente valorados por sus contribuciones decidida, la teoría marxista en la arqueología. Por consiguiente el articulo clásico de Binford
68 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 69

(1962) y el de Bartra (1964) son dos ataques directos a la arqueología tradicional, aunque Bibliografía
ambos se diferencian radicalmente en su enfoque, estrategia y metodología. Frente a la
afirmación de que «la arqueología es antropología o no es nada», los marxistas se inclinan Alcina Franch, José (1973), «La arqueología antropológica en Espafi.a: situación actual y perspectivas>>.
por considerar a la arqueología como historia. Todos ellos reconocen en Gordon Childe al Primera Reunión de Antropólogos Espafi.oles, 47-62, Sevilla.
«patriarca» fundador, defienden las relaciones dialécticas entre las sociedades y algunos, - (1989), Arqueolog{a antropológica, Madrid, Akal.
como Lumbreras afirma que lo que «los antropólogos llaman cultura es lo que el materialis- - (1992), «La arqueología en Espafi.a: una revisión critica de sus planteamientos teóricos», en Trabajos
mo histórico identifica como Formación Social» o lo que otros llaman Formación Económi:- de Prehistoria, 48: 13-28, Madrid.
co-Social. Bartra, Roger (1964), <<La tipología y la periodificación en el método arqueológico», eñ 11atoani,
suplemento 5, México.
En los afl.os setenta y más intensamente en los ochenta, las criticas a los planteamientos
Binford, Lewis R. (1962), «Archaeology as anthropology», enAmericanAntiquity, 28:217-225, Salt Lake
de la llamada «nueva arqueología» se han realizado no sólo desde la plataforma de la City.
arqueología social y el neomarxismo, sino desde las mismas bases de la epistemología. En Binford, Sally R. y Lewis, R. (eds.) (1968), New Perspectives inArchaeology, Chicago, Aldine.
efecto, uno de los principales puntos de apoyo de la nueva arqueología, el de la filosofia de la Childe, V. Gordon (1954), Los origenes de la civilización, México, Fondo de Cultura Económica,
ciencia, planteada por Hempel y utilizada por Watson-LeBlanc-Redman (1971) va a ser Breviarios, 92.
duramente criticada por Flannery y, sobre todo, por C. Morgan, quien desarticula con autoridad . Clarke, David L. (1968), Analytical Archaeology, Londres, Methuen.
la mayor parte de los argumentos de aquéllos, pero dejando a salvo a Binford: principal Hodder, Ian (1988), Interpretación en Arqueolog{a, Barcelona, Critica.
responsable de las nuevas orientaciones. Los ataques de Flannery y Morgan produjeron un Lumbreras, Luis G. (1974), La Arqueolog{a como Ciencia Social, Lima, Ediciones Histar.
efecto importante en el grupo de los nuevos arqueólogos de manera que varios de ellos bajaron Martin, Paul S. (1971), «The Revolution in Archaeology», enAmericanAntiquity, 36:1-8, Salt Lake City.
el tono, hasta entonces muy agresivo, de sus escritos y otros se desmarcaron o se inclinaron Phillips, Philip y Gordon R. Willey (1953), «Method and theory in american archaeology», en American
Anthropologist, 55:615-633, Wiss, Menasha.
por posturas más eclécticas.
Taylor, Walter W. (1948), A Study of Archaeology, American Anthropological Association, Mem. 69,
La critica a la incorporación de la Teoría General de Sistemas a la arqueología se Wiss, Menasha.
orientó desde el principio a demostrar que los arqueólogos estaban interpretando de Watson, P. J.; LeBlanc, S. A. y Redman, Ch. L. (1971), Explanation in archaeology, Nueva York,
manera inadecuada aquella teoría o que no la estaban usando hasta sus últimas consecuen- Columbian University Press.
cias. En ese sentido, Doran es posiblemente el primero que destaca el hecho de que Flannery Willey, Gordon R. y Sabloff, J. (1974), A history ofamerican archaeology, Londres, Thames and Hudson.
solamente usa la terminología sistémica como embellecimiento o como vehículo de sus
propias ideas.
Por el camino de este rápido repaso histórico acerca de la progresiva incorporación de
la teoría antropológica en la arqueología se han ido quedando multitud de propuestas y de
realizaciones muchas de las cuales han sido de una enorme fecundidad. De los «patrones de
asentamiento» de Gordon Willey a la actual arqueología espacial hay multitud de pasos
intermedios; lo mismo podríamos decir de la arqueología ambiental a los enfoques ecológicos
en arqueología e incluso a la arqueozoología o arqueobotánica; e incluso de aquellas
primitivas comparaciones etnográficas de Joly en el siglo XIX se llegarla a una verdadera
Etnoarqueologta.
Los afl.os ochenta y noventa, por último, no sólo han venido a establecer una dura critica
a la ya vieja «nueva arqueología>>, sino que han abierto las puertas a nuevas formas de hacer
arqueología: la arqueología estructural, la arqueología simbólica y contextual y también otra
serie de formas de hacer arqueología que antes habían sido marginadas o no se tenían en cuenta:
arqueología feminista, arqueología fantástica, etc. Todo ese conjunto de tendencias a las que
se les reconoce no sólo su existencia sino incluso su validez, forma parte, en realidad de ese
fenómeno cultural al que conocemos como posmodemismo.
A valorar esa serie de orientaciones de la arqueología ha contribuido de manera notable
Ian Hodder (1988) para quien «según el enfoque posmodemo tendríamos que aceptar otros
significados posibles, quizá contradictorios; y deberíamos preguntamos también cómo estaba
organizado este significado en relación a las estructuras y cómo se babia manipulado en
relación al poder».
LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 71

que aquí reúne incluye uno con el título de «Historia y Etnologfa». Muestra en él su
identificación con el particularismo histórico de Boas para, más adelante, criticar a Malinowski
y a «muchos etnólogos de la nueva generación a los que vemos negarse, antes de trabajar sobre
el terreno, a todo estudio de las fuentes [...1 con el pretexto de no malograr la maravillosa
intuición que les permitirá alcanzar en un diálogo intemporal con su pequefta tribu [... 1
verdades eternas sobre la naturaleza y la función de las instituciones sociales» ( \968: 12). Pero,
aunque el conocimiento histórico sea relevante para el etnólogo o antropólogo que hace trabajo
de campo, sus intereses son muy diferentes de los del historiador: «El interés del etnólogo
ANTROPOLOGÍA E HISTORIA recae sobre todo en lo que no está escrito, no tanto porque los pueblos que estudia sean
Una relación inestable incapaces de escribir, sino porque su objeto de interés difiere de todo aquello que habitual-
mente los hombres piensan en fijar sobre la piedra o el papel>> (1968:25) (es decir, lo que los
por MANuEL GUTIÉRRBZ ESTÉVEZ historiadores, en cambio, consideran de manera casi exclusiva). Es ésta, en opinión de
Lévi-Strauss, la diferencia principal entre la historia y la etnología, una diferencia de perspec-
tiva: «Nos proponemos mostrar que la diferencia fundamental entre ambas no es de objeto, ni
La generación de mis profesores de antropología estableció las paces con la historia. de propósito, ni de método. Teniendo el mismo objeto, que es la vida social, el mismo
Escribieron abundantemente para mostrarnos a sus estudiantes y a algunos colegas, todavfa propósito, que es una mejor inteligencia del hombre, y un método que sólo varia en cuanto a
reticentes, que las agrias disputas con la historia y los menosprecios hacia ella, hechos desde la dosificación de los procedimientos de investigación, se distinguen sobre todo por la elección
la dogmática funcionalista por la generación anterior, habían dejado ya de tener sentido, de perspectivas complementarias: la historia organiza sus datos en relación con las expresiones
aunque habían dejado unos efectos nocivos en la formación y el trabajo de los antropólogos conscientes de la vida social, y la etnología en relación con las condiciones inconscientes»
que convenía reparar. Las relaciones entre ambas habían estado enturbiadas desde hacia mucho (1968:19). Una especie de ascetismo de la mirada, por el cual se logra eliminar en el estudio
tiempo: desde .los comienzos de la antropología como disciplina académica, fascinada por de los fenómenos sociales «todo lo que deben al acontecimiento y a la reflexión» y alcanzar,
presentarse a si misma como la más joven y ambiciosa de las ciencias naturales y despectiva, en cambio, «más allá de la imagen consciente y siempre diferente que los hombres forman de
por eso mismo, con la vieja dama de las humanidades. Para nuestros <<padres fundadores» su propio devenir», la arquitectura lógica que se encuentra debajo de los desarrollos históricos
redactar una historia «natural» de la humanidad implicaba distanciarse, conceptual y retórica- «que pueden ser imprevisibles sin ser nunca arbitrarios» (un eco de Saussure con su distinción
mente, de la historia «política» y «moral» que se babia hecho hasta entonces. Esa magna entre lengua y habla). Una cita, como tributo más verbal que conceptual, a un historiador de
historia natural de la especie que se deseaba escribir, era algo que sólo podía hacerse supliendo la economía y filósofo de la historia, le permite una legitimación, supuestamente contundente,
con muchas conjeturas los pocos datos disponibles. Cuando la generación siguiente (la de a estas diferenciaciones: «En este sentido, la célebre fórmula de Marx "los hombres hacen su
Malinowski y Radcliffe-Brown, pero también la de Boas) comenzó a hacer un trabajo de campo propia historia, pero no saben que la hacen", justifica, en su primer término, la historia y, en
más intenso, dispuso de los instrumentos para criticar acerbamente las conjeturas y generali- su segundo, la etnologfa. Al mismo tiempo muestra que ambos caminos son indisociables»
zaciones históricas de sus predecesores y, a la vez, para· sustentar, con mayor coherencia (1968:23-24).
teórica, el alejamiento de la historia propiamente dicha. En 1962, cuatro aftos después de la primera edición de la Antropologta estructural,
Al comenzar la segunda mitad del siglo, una nueva generación, posfuncionalista, E. E. Evans-Pritchard, con una posición de preeminencia académica en Inglaterra análoga a
comenzó a. ocupar posiciones relevantes en los principales departamentos universitarios de la que estaba adquiriendo Lévi-Strauss en Francia, reúne también textos varios en la obra
antropología y a modificar el estado previo de las relaciones con la historia. El movimiento de Ensayos de Antropolog{a Social (1974, edic. en castellano). En uno de estos ensayos, «Antro-
aproximación no sólo fue facilitado por la reconsideración de las anteriores criticas sociolo- pología e Historia», muestra su acuerdo con la conclusión última de Lévi-Strauss (la antropo-
gistas a la historia, sino también por las transformaciones experimentadas en el campo mismo logía y la historia son indisociables), aunque no con sus argumentos y consideraciones previas.
de la historia que, al haber expandido sus intereses hacia la historia social y económica, e Frente a la referencia leviestraussiana a Marx, Evans-Pritchard cita a Maitland cuando, en
incluso de las «mentalidades», se había acercado también a las cuestiones de mayor interés 1936, dijo que <<pronto la antropología tendrá que elegir entre ser historia o no ser nada»,
para los antropólogos. Y así, esta generación, a la que pertenecen mis profesores -aunque aunque apostilla que sólo lo acepta si la proposición puede invertirse: «la historia debe escoger
todavfa necesitando dar muchas explicaciones sobre el asunto-, dio por terminado el antiguo entre ser antropología social o no ser nada». La aproximación ha llegado ya a plantearse en
contencioso con la historia. términos de identificación mutua. Pero, aunque el ejercicio profesional de ambas disciplinas
siga diferenciado, Evans-Pritchard apenas consigue apreciar diferencias entre ellas. «Estas
diferencias no son de objetivos y método, puesto que ambas disciplinas están tratando
fundamentalmente de hacer lo mismo: traducir un conjunto de ideas en términos de otro al
suyo propio, de manera que aparezca inteligible, y ambas emplean medios similares para lograr
En 1958, Claude Lévi-Strauss publica una heterogénea colección de artículos y confe- este fin. El hecho de que el antropólogo haga un estudio de primera mano y el historiador lo
rencias bajo el título de Antropolog{a estructural (1968, edic. en castellano). Entre los textos haga a través de documentos es una diferencia técnica, pero no metodológica (... 1Tampoco es
72 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 73

una divergencia importante que nosotros estudiemos por lo general sociedades pequefias y que por ideas diferentes, piensa de la vida, plantea problemas muy semejantes, ya se trate de
los historiadores tengan por norma estudiar otras más grandes; de hecho, algunas sociedades circunstancias, ambiciones e ideas de la Liga hanseática, de las Islas Salomón, del Conde-
primitivas y bárbaras tienen el mismo tamafio que las estudiadas por los historiadores clásicos duque de Olivares o de los hijos de Sánchez. Al enfrentarnos con un mundo de otro lugar, da
y medievales» (1974:59-60). A pesar de afirmaciones tan rotundas, Evans-Pritchard reconoce casi lo mismo que ese otro lugar haya existido hace mucho tiempo o esté muy lejos»_( 1992:58).
como una diferencia fundamental la que procede de la experiencia del trabajo de campo (que Sin embargo, a pesar del común interés por «los otros», una diferencia profunda separa
aun siendo una «técnica», tiene implicaciones relevantes). Aunque no ejemplifica a lo que se los dos campos. No sólo «el otro» es distinto sino que, también, el «nosotros» es diferente en
refiere, afirma que el contacto personal con la realidad social y la presión de las situaciones la antropología y en la historia. «Para la imaginación histórica, el "nosotros" es lUla coyuntura
sociales recurrentes nos obligan a determinadas preguntas que «no suelen set tenidas en cuenta en una genealogía cultural, mientras que el "aquí" es herencia. Para la imaginación antropo-
por los historiadores, que no obtienen, por tanto, ninguna respuesta» (1964:60). A esta lógica, el "nosotros" es una anotación en el cuaderno de campo; el "aquí", el propio país»
diferencia se afiade otra «de orientación>> temporal: «Los historiadores escriben historia, por (1992:59). Pero, además del «nosotros» y del «otro)) diferentes, hay también un «yo» distinto.
decirlo así, hacia adelante, y nosotros intentamos escribirla hacia atrás» (1974:61). Es decir, Es acerca de este «yo», presente, de forma tácita·o expresa en el texto, como autor y como
intentamos, «a la luz de lo que hayamos aprendido en el presente, interpretar las fases de su personaje, sobre el que algunos antropólogos e historiadores de mi generación están indagando
desarrollo» (1974:62). En definitiva, «aunque el antropólogo y el historiador estudien los con más persistencia continuando y replicando, por otro lado, lo que había sido sugerido o
mismos hechos, lo harían en cualquier caso con fines diferentes y usándolos también de manera propuesto por R. Barthes (1967) en su articulo pionero sobre «Le discours de 1'histoire» o por
desigual: el antropólogo investiga el pasado de una sociedad sólo para descubrir si lo que el propio Clifford Geertz (1989) en «El antropólogo como auton>.
indaga del presente ha sido característica constante a través de un largo periodo de tiempo,
para cerciorarse que alguna correlación, que cree poder establecer, es de hecho una interde-
pendencia, para determinar si algún mecanismo social es repetitivo, etc., y no (como los 11
historiadores) para explicar el presente por medio de antecedentes y orígenes» (1974:62-63).
Resulta pues que, pese al énfasis puesto en la coincidencia genérica de ambos campos, según Uno de los rasgos con que, probablemente, será caracterizado el último cuarto del
Evans-Pritchard, las dos disciplinas usan técnicas diferentes, se hacen distintas preguntas y, siglo xx por los futuros historiadores de las ideas, hará referencia a la preocupación prioritaria
aun cuando pudieran estudiar los mismos hechos, lo harían con fines divergentes y usándolos por las cuestiones relacionadas con los usos del lenguaje y sus correspondientes efectos.
de desigual manera. Sus relaciones deben ser (aunque no lo fueran todavía en ese momento) Notarán cómo se extendió una creciente insatisfacción con los diferentes modos de escritura
relaciones de complementariedad y no de contradicción como pensaban los más rígidos de académica que habían sido canonizados en la rígida división de los saberes, las ciencias y las
entre los funcionalistas. artes; cómo se produjeron numerosos intentos de encontrar nuevos modelos de escritura en el
Casi treinta afios después, como el mismo Evans-Pritchard había pronosticado, la repertorio, mucho más libre, de las obras de creación literaria. Si los literatos habían conse-
situación era otra y cada vez más antropólogos estaban haciendo estudios de historia y más guido romper, hacía mucho tiempo, las convenciones estilísticas y estructurales de los géneros,
historiadores abordaban, con un nuevo estilo interpretativo, temas característicos de la antro- los «científicos sociales» también quisieron romper, entonces, sus propias convenciones para
pología. Clifford Geertz, en un texto escrito en 1990, constata que se ha producido un cambio lograr una mayor eficacia persuasiva. La llamada «crisis de la representación>> convirtió este
«en la ecología del saber que ha llevado tanto a historiadores como a antropólogos, cual periodo en un campo de Agramante para la discusión de estrategias textuales, procedimientos
bandadas de patos migratorios, al territorio del otro» (1992:59). Pero este movimiento de construcción y deconstrucción del discurso, polifonías y heteroglosias. Los historiadores,
migratorio parece haber inquietado mucho más a amplios sectores del academicismo histórico y sobre todo los antropólogos, dudaron sobre cómo habían de escribir y esta incertidumbre
que a los antropólogos (quizá porque estamos más acostumbrados a los desplazamientos). compartida, junto con el común interés por lo literario, aproximó ambos campos más qtie
«Hoy en día se oye hablar bastante, unas veces de manera esperanzada, otras escéptica, casi cualquiera de las discusiones metodológicas del pasado.
siempre con nerviosismo, del supuesto impacto de la antropología (la Ciencia) sobre la historia En el caso de la historia, la situación de partida era la del reconocimiento general de su
(la Disciplina) [... ]. Los tradicionalistas ofendidos [... ] escriben libros diciendo que eso carácter narrativo que, supuestamente, podría quedar anulado, o al menos oscurecido, por una
significa el fin de la historia política tal como la conocemos, y, por tanto, de la razón, de la nueva forma de historiar que, minusvalorando la concatenación de acontecimientos, situara,
libertad, de las notas a pie de página, de la civilización[...] Todo son disputas» (1992:55). Se en cambio' en primer término; el planteamiento de problemas y la búsqueda de explicaciones
trata, en opinión de Clifford Geertz, de disputas irrelevantes en las que no debemos dejarnos (F. Furet, J 982). Pero aunque este nuevo tipo de discurso histórico pareciera alejarse del
emedar. En la práctica de la investigación y. de la escritura es donde se comprueban las antiguo esquema narrativo; ha subsistido necesariamente «el carácter analógico del empleo de
múltiples posibilidades de fecundación mutua; es en esta práctica donde se construyen los las categorías narrativas en la historia erudita» (P. Ricoeur, 1987:377). El historiador escribe
ejemplos reales «del continuo entre la historia antropologizada y la antropología historizada>>. «historias» y esta actividad le somete· a unas exigencias inevitables de estructuración del
La afinidad -y las fricciones ;nevitables- entre historia y antropología proceden de su interés discurso que no difieren, en lo esencial, de las que dominan al escritor de historias de ficción;
compartido por el estudio de «los otros»; en ambas se experimenta, todavía mayoritariamente, aunque el historiador utilice ·numerosas marcas tipográficas y cláusulas discursivas para
la atracción hacia «el movimiento centrífugo»: eualquier tiempo menos ahora, cualquier lugar mostrar al lector que su texto no es un producto de la imaginación (cfr. J. Lozano, 1987:112-
menos aquí. «Intentar comprender lo que gente de condición totalmente diferente a la nuestra, 171 ). El historiador, un escritor de historias <<Verdaderas», ha ido variando con el tiempo sus
inscrita en circunstancias materiales diferentes, movida por ambiciones diferentes, dominada relaciones con los materiales utilizados para sostener verosímilmente su relato. «Si el siglo XIX
74 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 75

consolidó una revolución en el tratamiento y análisis del documento, a lo largo de nuestro siglo fica, aunque su reivindicación ingenua se encuentra actualmente «bajo sospecha hermenéuti-
se denuncia tanto el fetichismo de los hechos como el fetichismo de los documentos, se ca» (James Clifford, 1995:74).
inaugura un proceso sumarísimo al documento y aparece el historiador-detective, el historiador Si la imagen del detective está siendo empleada para ilustrar los procedimientos de
que, a través de indicios, puede descubrir lo que ciertos documentos callan>> (J. Lozano, inferencia que permiten al historiador construir una narración verosímil a partir de indicios,
1987:12). no resultará excesivamente chocante que la figura del espía -paralela, y a veces redundante
Esta actitud detectivesca del historiador ha sido resaltada en numerosas ocasiones. Por con la del detective- pueda traerse a colación para, de manera alegórica, sug,erir algunos
ejemplo, por Collingwood (cit. por J. Lozano, 1987:90) que, aunque matiza que «los métodos aspectos singulares de la posición y el trabajo de los antropólogos en el campo. Aunque la
a
de la investigación criminal no son, punto por punto, idénticos los de la historia científica», actividad de ambos se dirija a procurar conocer algo que les interesa e ignoran, sus estrategias
concluye afirmando que «la analogía entre métodos legales e históricos tiene cierto valor para difieren. A pesar de que algunos, como Marcel Griaule (citado por J. Clifford, 1995:98) no las
comprender la historia>>. Un valor, en todo caso, suficiente como para que Collingwood consideren diferentes: «El papel de sabueso del hecho social es a menudo comparable al del
describa la investigación de un asesinato («¿Quién mató a John Doe?») bajo el epígrafe general detective y al del juez de instrucción. El crimen es el hecho, el culpable es el interlocutor, los
de «La evidencia del conocimiento histórico» (Collingwood, 1977:257-259). Más moderna- cómplices son todos los hombres de la sociedad» (M. Griaule, 1969:94). Pero mientras que el
mente, Cario Ginzburg -un historiador interesado por la antropología y cuyas obras, a su vez, detective, no sólo no ha de ocultar su condición de tal, sino que su trabajo mismo constituye
despiertan gran interés entre los antropólogos- ha defendido para los estudios históricos un una exhibición de sus características más idiosincrásicas, el espía, en cambio, adquiera o no
«paradigma indiciario» que ejemplifica en los métodos convergentes de la critica de arte de una falsa identidad, ha de procurarse una buena coartada que le permita ser aceptado en el
Morelli, del psicoanálisis de Freud y de la investigación detectivesca de Sherlock Holmes («No lugar y en las situaciones que ha de espiar. «Apoyada esta idea por el doctor Redfield, pasé
hay nada tan importante como las minucias»), e incluso más allá, en ciertas formas de la entonces a efectuar la parte más dificil del proyecto, cual era la de captarme la confianza y
adivinación arcaica y del rastreo de pistas por el cazador (C. Ginzburg, 1989:138-175). En simpatía de los nativos del cacicazgo. Para esta empresa me fue preciso visitar nuevamente la
todos los casos se trata de procedimientos de asignación de sentido a detalles aparentemente zona de X-Cacal en el papel de comerciante ambulante, por ser éste el único modo de que los
insignificantes. indios me dejasen estar unos días en cada pueblo. Fue así como, acompaftado de un arriero y
El método de S. Holmes está constituido por la forma de inferencia que Charles Sanders llevando tres mulas cargadas de mercancía... » (A. Villa Rojas, 1978:31). No le basta al espía
Peirce llamó abducción o retroducción; en esto reside su valor heurístico. «La importancia del con una buena coartada, sino que necesita atenuar su singularidad (ocultar los signos de su
paradigma indiciario no está en la noción de lectura de signos codificados tales como las extranjería, disimular su acento, sus costumbres) para que los otros puedan confiarse a él como
huellas, sino más bien en el hecho de que los sistemas comentados por Ginzburg fueron si fuera uno de ellos. «Otro detalle que me ayudó bastante fue el referente al color de mi traje;
desarrollados y cobraron significado a través de un proceso muy similar a la abducción. Las desde un principio descubrí que la camisa y el pantalón oscuros les disgustaba, en virtud de
reglas se postularon para explicar los hechos observados hasta demostrar una causalidad, hasta recordarles el modo de vestir de los soldados mexicanos enemigos suyos y que, en cambio, el
verificar la hipótesis. Al igual que en la abducción, para codificar un sistema se requiere un color blanco les agradaba por ser éste el que habían observado entre la gente de Belice que
conocimiento cultural o resultante de las experiencias» (N. Harrowitz, 1989:248). El peculiar siempre les fue amigable. Por esta razón, mientras estuve en Tusik, vestí siempre de modo
juego de la imaginación con la inducción, que es lo que permite la inferencia abductiva, sólo adecuado y sencillo» (A. Villa Rojas, 1978:32-33). Para el espía es de la máxima importancia
puede hacerse cuando, disponiendo de una masa de datos («¡Datos! ¡Datos! ¡Datos!», gritó el observar sin que su observación sea detectada por los servicios de contraespionaje, el mirar
con impaciencia) hay, a la vez, una identificación personal (¿quizá una Verstehen?) con las disimulado. «Desde la puerta de mi tienda de campafta pude ver cuanto acontecía en el
prácticas, valores o creencias que intervienen en lo que se pretende conocer. A pesar de que campamento o en el poblado ... » (E. E. Evans-Pritchard, 1977:27). R. Rosaldo (1991:143-144)
S. Holmes declara que jamás pretende adivinar («Es una costumbre reprobable, que destruye comenta al respecto: «El investigador de campo, trocando la adversidad en fortuna, en
las facultades lógicas»), recomienda el ejercicio imaginativo de representarse a si mismo en ventajoso punto de observación, podrá en lo sucesivo, y sólo con mirar desde la puerta de su
el lugar y papel de otro: «Obtendrá resultados ... poniéndose siempre en el lugar del otro y tienda de campafta, hacer la acotación más conveniente, el reduccionismo, de sus vidas
pensando qué habría hecho usted en su caso. Exige cierta imaginación, pero compensa», afirma diarias.» Mientras el detective lleva a cabo su. investigación con sobriedad expresiva y
en «El fabricante de colores retirado». Ginzburg utiliza, en ocasiones, el término «conjetural>> utilizando sólo sus dotes de observación y su lógica, el espía se ve forzado a utilizar todas las
como sinónimo de indiciario y termina su argumentación refiriéndose a una «intuición baja» posibilidades teatrales de la interacción, desde la seducción a la coacción moral. «La mesa de
que tiene sus raíces en los sentidos, aunque va más allá de ellos. Es, quizá, análoga a «la trabajo se convierte en el teatro de escenas vivientes. El investigador, sucesivamente camarada
imaginación» que S. Holmes ejercita cuando, como si fuera un perro de caza, sigue su rastro; afable para el personaje ubicado en el banquillo, amigo distante, extranjero severo, padre
y es también semejante a los <<juicios perceptivos» que, como un caso extremo de las compasivo, mecenas interesado, auditor aparentemente distraído frente a puertas que se abren
inferencias abductivas, describe Peirce. Evans-Pritchard, probablemente, ironizaría sobre todo sobre los misterios más peligrosos, amigo complaciente vivamente atraído por el relato de los
esto, como ironizó sobre Freud y quienes partían de «conjeturas» del tipo de «si yo fuera un problemas familiares más insípidos, debe mantener sin respiro una lucha paciente, obstinada,
caballo haría lo que los caballos hacen en razón de determinados sentimientos que se supone plena de flexibilidad y de pasión controlada. El precio está hecho de documentos humanos»
que los caballos tienen» ( 1973 :77). Sin embargo, esta «intuición baja» esta forma de inferencia, (M. Griaule, 1969:95; citado por J. Clifford, 1995:1 00). Como es sabido, el pago de confidentes
en lo que tiene de experiencial, se vincula al trabajo de campo y ha constituido, y todavía o el soborno de autoridades son también prácticas del espía (y, a veces, aunque expresándolo
constituye, uno de los modos más habituales de construcción textual de la autoridad etnográ- de modo eufemístico, lo son del antropólogo). Hay otros muchos aspectos -algunos tan
LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 77
76 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

Sahlins, M. (1988), Islas de historia. La muerte del capitán Cook. Metáfora, antropolog(a e historia,
importantes como lo que se refiere al desciframiento de códigos y, sobre todo, la cuestión de
la doble lealtad (cfr. P. Fabbri, 1995: 15-120}--que las limitaciones del espacio no me permiten Barcelona, Gedisa. . . .
Villa Rojas, A. (1978), Los elegidos de Dios. Etnogrcifla de los mayas de Qumtana Roo, MéXIco, Instituto
desarrollar aquí y habrá que dejar para otra ocasión. El historiador y el antropólogo (como el Nacionallndigenista. . .
relato de sus actividades, la antropología y la historia), vistos desde este juego literario de Wallerstein, l. (1979-1984), El moderno sistema mundial, vols. 1 y ll, Madrid, S1glo X?'!·
<<vidas paralelas» son tan distintos, y a la vez tan intercambiables entre sí, como el detective Wolf, E. R. (1987), Europa y la gente sin historia, México, Fondo de Cultura Económ.1ca.
y el espía; esto es, el encargado de reconstruir un orden narrativo para dejar en el olvido y traer
a la memoria aquello que convenga a la identidad colectiva en el presente y el encargado de
aportar información sobre aquellos sistemas sociales o culturales cuya simple existencia como
diferentes desafia a los nuestros. Uno y otro inscriben su actividad investigadora en un mundo
dividido por confrontaciones y conflictos; para algunos antropólogos, en este escenario está
la raíz del imperativo que les lleva a un trabajo histórico. La última obra de mayor ambición
a este respecto es la de Eric R. Wolf (1987), donde -siguiendo la perspectiva de l. Wallerstein
(1979-1984) en la caracterización de una «economía-mundo»- la antropología se encuentra
con la historia en el esfuerzo común por retomar al marco conceptual de una economía política
de inspiración marxista. En una posición contraria a la de los teóricos del «sistema mundial>>,
Marshall Sahlins ( 1988), procura conciliar estructura y acontecimiento -vale decir, antropo-
logía e historia- en una «fenomenología de la vida simbólica». Otros muchos, sin buscar
garantías teóricas sofisticadas, escriben obras híbridas en las que los géneros se mezclan y las
estrategias textuales se diversifican. Pero asf como pueden citarse modelos de una u otra forma
narrativa, obras que pueden proponerse como muestras «clásicas» de las diferentes maneras
de escribir antropología o de escribir historia, no hemos pasado todavfa de esfuerzos experi-
mentales de escritura mixta que, aunque nos despierten justificados entusiasmos pasajeros, no
representan un hito nupcial en su larga relación turbulenta.

BibHograffa

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LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 79

Nadie duda de la dimensión biológica del hombre, pero hay planteamientos que ponen
en entredicho su poder explicativo más allá de procesos mecanicistas estrictamente biológicos.
Este hecho abre nuestro espacio de exploración. ¿Qué problemas tiene la injerencia de la
biología en la comprensión del ser humano tal y como se desarrolla en las humanidades, entre
ellas la antropología social? ¿Hay problemas de base debido a que fundamentalmente se esté
tratando con realidades diversas y por tanto no pueda haber ni tan sólo puntos de ~ontacto? ¿O
quizá los problemas vengan dados por las aproximaciones analíticas propuestas y entonces es
simplemente un problema epistemológico que hace que las diversas aproximaciones no tengan
ANTROPOLOGÍA Y BIOLOGÍA (o sea dificil encontrar) un punto de confluencia, de enriquecimiento y ósmosis? O, finalmente,
¿se trata simplemente de la ignorancia mutua y de que por un lado no se es· consciente de los
por JAUME BERTRANPETIT problemas planteados en ciencias sociales sobre los que la biología podría hacer aportaciones
y, por el otro, que la comprensión de explicaciones y posibilidades biológicas escapa a los
... análisis de los especialistas en ciencias sociales? Un paseo por las interfases nos puede ayudar
A Claudi Esteva-Fabregat, por su intrigante e incesante a entrever las dificultades de mejores aproximaciones entre las ciencias y reconocer cuánto
espfritu (e instinto) provocador. hay de elementos epistemológicos, cognitivos o personales que puedan entorpecer las interac-
ciones. Hay que tener en cuenta que mi posición va a ser extremadamente sesgada desde la
biología, con sólo una idea lejana de muchos de .los problemas reales que preocupan a la
Preámbulo y toma de posiciones antropología social.
Para los biólogos este problema de interacción con las ciencias sociales casi nunca existe
La dimensión biológica en el estudio del hombre produce a menudo perplejidad. Produce y es una pena. Será un tema recurrente en el presente capítulo y el posible punto de encuentro se
perplejidad a los biólogos cuando esta dimensión adopta una posición muy modesta y se podría generar reconociendo desde qué disciplinas se están proponiendo preguntas concretas con
prescinde de los conocimientos biológicos para interpretar fenómenos humanos. Estas inter- posibles respuestas a las que alguna rama de la biología pueda hacer aportaciones. Para los
pretaciones podrían salir beneficiadas o incluso podrían ser fundamentales si se tuvieran en humanistas el camino normalmente no se explora quizá porque es demasiado tedioso y complejo,
cuenta dichos conocimientos. Produce también perplejidad desde algunas perspectivas huma- o porque no coinciden las preguntas propuestas desde la antropología social y desde la biología
nistas, cuando la simple consideración biológica pretende una comprensión no limitada al o bien porque no se entiende cómo la biología resuelve sus propios problemas. Por otro lado,
ámbito estricto de la biología. está el gran bagaje histórico de las disciplinas, y sobre todo, de los investigadores. Este bagaje
Evidentemente, no se niegan las bases biológicas y orgánicas del ser humano, pero si se puede justificar el hecho de que los humanistas no hayan recurrido frecuentemente a las
pone en entredicho que su comprensión pueda ser un elemento explicativo más allá de su propia explicaciones biológicas simplemente por la falta de rigor y nivel científico de ciertos biólogos
constatación biologista. En este sentido, se postula que las bases biológicas del ser humano antropólogos los cuales no han sabido, o quizá ni tan sólo han intuido, las preguntas a las que la
deberían interesar a los biólogos, pero no serian más que una base sobre la que se ha biología podía dar respuesta. Usando métodos tradicionales tampoco han sabido reconocer que
desarrollado una complejidad ajena a su sustrato. las herramientas utilizadas habían quedado obsoletas en su propio mundo, la biología, que era (y
Sigue vigente esta dicotomía en un momento cercano al cambio de siglo, cuando en las sigue siendo) la ciencia que más propuestas nuevas ha estado haciendo dfa a dfa. Simplemente
dinámicas más vanguardistas apuestan por una interdisciplinaridad que a veces no es recono- hay que reconocer que la antropología fisica (o biológica, términos que considero sinónimos) no
cida y que, en caso de lograrse, no suele hacerse de forma pactada o simétrica entre las diversas se ha destacado, salvo honrosas excepciones, dentro del contexto de la biología. Por ello creo
disciplinas que pretenden entender a los humanos desde su dimensión individual o desde una que la antropología social y otras ciencias sociales deberían observar a la biología sin limitarse
perspectiva supraindividual (ya sea denominada poblacional, social o de otra forma colectiva). a ámbitos concretos, aunque la denominación sugiera una posición más cercana.
Ciertas perspectivas (procedentes de investigadores individuales, centros de investigación o
agencias de financiación de la investigación) han propuesto una re-situación de disciplinas
tradicionalmente incluidas dentro de las humanidades y ciencias sociales que las ha llevado a Biología y determinismo
un nuevo lugar, de gran privilegio, en la generación actual de conocimientos. Serían las nuevas
humanidades, las cuales han sido capaces de recoger y aprovechar todo el bagaje de las ciencias Uno de los apriorismos que han surgido con más frecuencia en las criticas y los ataques
experimentales para abordar sus preguntas referentes a psicología, geografia, sociología, que se han hecho a las posibilidades explicativas de la biología es que la visión biologista es
lingüística y otros campos con denominaciones no tan clásicas. Estas disciplinas son las que, determinista y en ella no caben ni las aspiraciones personales o sociales que se convirtieron
desde la biología, se observan (o se investiga en ellas) como apuestas de futuro, sentando unas en míticas en la década de los setenta, ni los posicionamientos dentro de una ideología
bases y metodologías prometedoras. Pero este análisis nos llevaría fuera del ámbito de progresista. Tiene poco interés rebatir estos posicionamientos por su total falta de rigor y de
interacción propuesto en la presente discusión, el configurado por biología y antropología relación con la realidad. No siempre, sin embargo, es fácil descubrir que pueden estar en la
social que, por causas muy diversas, ha explorado sólo tímidamente la interfase referida. base de multitud de puntos de partida que desarrollan análisis sesgados.
80 ENSAYOS DE ANfR.OPOLOGÍA CULTURAL LA ANfR.OPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 81

La existencia de bases biológicas que pueden tener implicaciones a muchos otros niveles no infinito, pero de una amplitud extraordinaria. En biología se dice que no todas las formas
es un hecho ampliamente reconocido, aceptado y aprovechado. La existencia de mecanismos posibles que podrían adoptar los seres vivos se han realizado, algunas por simples procesos
que estén en la base de nuestro comportamiento, por ejemplo, es una realidad que simplemente históricos o aleatorios de la evolución, otras porque no resultan posibles dentro de las
precisa ser aceptada y que el posicionamiento en la negación no significa ni tan sólo una critica. constricciones orgánicas. Nadie, sin embargo, cree que las posibilidades de la vida y la
Hay que explorar lo que sabemos, ver hasta qué punto puede influir en el proceso concreto evolución sean pequeftas o determinfsticas porque no todo el hiperespacio de las formas vivas
que estudiamos y sacarle el máximo partido. Sólo así, para muchas ciencias no experimentales, es explorable: no necesitamos el infinito para poder movemos y el espacio que tenemos permite
se abrirán nuevos horizontes. amplísimas y todavía desconocidas posibilidades. Quizá, incluso, el conocimientó de las bases
Pero volvamos al centro de la controversia: determinismo y biología. Gran parte de la biológicas de la personalidad y de múltiples procesos cognitivos nos ayude a ampliar horizon-
polémica se enfoca, dentro de la biología, en la genética. La preocupación, entonces, es hasta tes. Hace falta conocerlo, discutirlo, analizarlo. Es una de las afrontas del presente que
qué punto somos esclavos de nuestros genes que, inexorablemente, realizarán el programa que debemos asumir con la máxima rigurosidad.
llevan escrito en su particular lenguaje del ADN. ¿Podemos hablar de determinismo por el
hecho de ser seres vivos y tener un mensaje escrito en nuestros genes? De alguna forma sí, ya
que nadie negarla que es determinista el hecho de que un individuo posea una enfermedad Por los caminos de la biología
hereditaria, como por ejemplo la hemofilia o la fibrosis qufstica, debido a un defecto en sus
genes. Pero esto no ha preocupado especialmente ya que se ha asumido sin problemas la Estas reflexiones nos han hecho considerar el hecho biológico no desde la perspectiva
existencia de un determinismo orgánico que afecta al correcto funcionamiento de nuestro que tradicionalmente se ha llamado antropología flsica sino desde una perspectiva mucho más
organismo. Pero ¿qué sucede cuando reconocemos que enfermedades mentales también están amplia y, por tanto, con más puntos de contacto y relevancia. Las ciencias biológicas que tratan
producidas por errores heredados en nuestros genes? Simplemente estamos aceptando una el comportamiento desde perspectivas novedosas, normalmente a un nivel molecular (neuro-
base biológica (con algún tipo de sustrato genético) en la etiología de la enfermedad. Este biología, genética), nos abren puertas nuevas y ¿quién puede dudar que el conocimiento de las
hecho, de forma incomprensible desde la biología, no está siendo siempre aceptado tan bases biológicas del comportamiento no tiene claras implicaciones para la antropología social,
abiertamente. El reconocimiento biológico y genético de algunas enfermedades mentales está de la misma forma que conocer las bases biológicas del lenguaje las tiene para la lingüística?
siendo un proceso más complejo de lo que hace unos aftos se creía. Actualmente se están La complejidad de las neurociencias, sin embargo, nos depara muchas sorpresas para el futuro,
empezando a utilizar las herramientas genéticas para a estudiar los caracteres complejos que, que pocas disciplinas interesadas en los humanos podrán ignorar.
posiblemente, mostrarán mayor poder analítico. Se prevé que en un futuro cercano se podrán Merecería en este punto hacer mención de una disciplina (así es considerada desde la
reconocer las bases biológicas, y en algunos casos genéticas, de diversos procesos mentales biología) que ha sido rechazada, si no perseguida, desde múltiples ciencias sociales: la socio-
que son reconocidos como enfermedades psiquiátricas (Plomin et al., 1994). Pero hay que biología. Formulada como sfntesis en 1975 por Edward O. Wilson (actualmente tan aplaudido
puntualizar que esto no nos va a llevar irremisiblemente a un determinismo, sino que nos por sus trabajos pioneros en biodiversidad), ha sido una disciplina que ha tenido grandes
permitirá entender que existen unos genes de susceptibilidad, no determinantes, para una parte entusiastas y detractores y que ha levantado emotivas polémicas. ¿Merece la pena ser tenida en
de los afectados por ciertas disfunciones orgánicas. cuenta por las ciencias sociales? Aunque la mayoría de estudiosos no biólogos contestarían con
¿Qué podemos decir respecto al comportamiento que no es considerado patológico? un rotundo no, creo que vale la pena considerar en la disciplina dos aspectos que pueden ser
¿Hay bases biológicas y genéticas para lo que, seguramente de forma incorrecta, se denomina fructfferos. Hay que reconocer, sin embargo, las numerosas aportaciones nefastas de estudiosos
comportamiento normal? A pesar de las dificultades metodológicas que este tipo de investi- que, llevados por entusiasmos reduccionistas, llegaron a proponer explicaciones a la mayoría de
gación entrafta, los resultados apuntan a que sí, a pesar de que las evidencias sean de tipo hechos cUlturales partiendo de la simple teoría del gen egoísta y que fueron el eje del rechazo
biométrico en su mayor parte y por tanto no se relacione con la acción de algún gen en concreto frontal a las explicaciones sociales dadas desde la biología.
(Bouchard et al., 1990). Sin embargo, trabajos recientes apuntan ya directamente a la locali- El primer aspecto a considerar es la simple base teórica de la sociobiología. En el proceso
zación de genes para la personalidad humana (Cloninger et al., 1996). La cuestión queda en evolutivo de las especies no sólo los caracteres morfológicos o bioquímicos están modulados
la forma, de momento, más drástica. Pero quisiera discutir cómo todos estos conocimientos, por la selección natural. La supervivencia diferencial y la fertilidad diferencial también pueden
a pesar del cierto determinismo que puedan suponer, deben ser aceptados e interpretados venir moldeadas por el comportamiento de los individuos y es obvio que hay importantes
correctamente y quizá, incluso aprovechados para planteamientos antropológicos del futuro. aspectos de este comportamiento que tienen una base genética. Asegurar la reproducción o
El determinismo biológico (y en general el funcionamiento de los sistemas biológicos) tener instinto de supervivencia son tan fundamentales en la concepción de la vida que no se
se muestra mucho más a menudo en no permitir ciertos caminos que en obligar a seguir otros. han dejado a los avatares del azar o de procesos totalmente aleatorios. Hay, qué duda cabe,
Lo que nos está enseftando la biología es que no todo es posible desde cualquier punto de una base biológica y genética en instintos tan simples como sobrevivir y reproducirse y en
partida: unos genes determinados interactuarán· con un entorno y al final producirán un diversas especies se han descrito complejas estrategias que implican, en distintos grados,
individuo concreto. En él hay muchos procesos y resultados no escritos estrictamente en los procesos de socialización. Hay actualmente numerosos naturalistas que están observando
genes y claramente no previsibles. Sí hay, sin embargo, tendencias o predisposiciones que cómo se cumplen predicciones teóricas que involucran aspectos como la protección de los
harán más probable un estado final que otro: No todo es posible, pero la amplitud de las parientes y de los individuos del propio grupo, la dedicación diferencial de los padres a la
posibilidades dista mucho de haber sido explorada. Éste es el terreno que nos queda, un terreno prole, la poligamia, etc. Seria largo entrar a discutir hasta qué punto pueden ser de interés en
82 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 83

el estudio de las sociedades humanas, pero no hay que perder de vista la solidez de numerosas la actual, una visión errónea de lo que es la variación (entre individuos de una población, entre
observaciones y de ciertos postulados teóricos. individuos de poblaciones distintas) y una falta de reconocimiento de la importancia relativa
El segundo aspecto a considerar son las aportaciones, no estrictamente sociobiológicas, de los factores genéticos respecto a los ambientales. Todo ello ha hecho que las aportaciones
que han pretendido establecer un puente entre biología y cultura a partir de diversas formula- realmente interesantes (para la propia biología de las poblaciones humanas estudiadas o para
ciones de la ecología y la genética de poblaciones que, aplicando el bagaje teórico que explica otras disciplinas afines) hayan sido muy escasas.
los procesos evolutivos de las especies o de cambio de comunidades, han intentado aplicarlo Muchos esfuerzos se están haciendo actualmente en la comprensión de hl variación
a los procesos culturales. Entre las aportaciones en este campo cabe seftalar los trabajos de genética humana, uno de los campos que mayor interés está desvelando tanto socialmente
Cavalli-Sforza y Feldman (1981 ), Boyd y Richerson ( 1985) y Durham (1991 ). Cualquier teoría como en otras disciplinas. Esto es debido a que la comprensión de la variabilidad genética nos
evolutiva del cambio puede, en principio, beneficiarse de lo que se conoce de los mecanismos lleva a deducciones muy diversas tales como el grado de similitud y de diferencia entre
que rigen los procesos de transmisión y cambio en biología y, de hecho, la teoría evolutiva se individuos y poblaciones, que ha llevado a marginar en biología humana el concepto de raza;
ha convertido en el gran principio unificador de la biología. Como dijo el gran geneticista entender y valorar la diferencia, sin la cual la evolución no tendría sentido, ni siquiera la vida
Theodosius Dobzhansky, en biología nada tiene sentido si no es a la luz de la evolución. misma; ha servido también para reconstruir el origen de los humanos actuales, que se ha
¿Pueden estos postulados biológicos ser apncados al cambio cultural? Discutir esta propuesta mostrado mucho más reciente (en poco más de 100.000 aftos) de lo que los asentamientos de
puede ser altamente fructifera, tanto por lo que significa de metodología a aplicar como de las homínidos hacía prever; y por último, está permitiendo la reconstrucción del origen y la historia
posibilidades que una aproximación cauta pueda tener. El camino está ahí, abierto para nuevas de poblaciones humanas concretas.
exploraciones futuras pero que necesita, para que tenga relevancia, que sean antropólogos Sin duda, la expansión exponencial de nuestros conocimientos genéticos y de las
sociales los que lo usen y desarrollen en actitud positiva: ellos sabrán hasta qué punto la cultura posibilidades de análisis son uno de los grandes retos del presente: saber cómo usarlos, qué
se deja analizar (o somos capaces de hacerlo) siguiendo planteamientos originalmente ajenos. nos pueden decir, qué regiones del genoma debemos observar y cómo interpretar las diferen-
cias dará muchas sorpresas en el futuro. Aquf también debemos actuar sin temores ante los
avances cientificos y llevar los debates a amplios niveles, tanto de expertos como de la
Por los caminos de la antropología ffsica población en general. Los problemas bioéticos que encontramos los biólogos no pueden
responderse desde la biología. Hace falta un foro interdisciplinar que ayude a encontrar un
Dentro de la biología debería ser en la antropología fisica donde deberíamos encontrar horizonte en la interfase ciencia y sociedad y en la que la antropología social pueda tener un
más puntos de contacto y de interacción con ciencias sociales. Pero ya estamos viendo que papel relevante.
pueden ser muy numerosos en otras ramas biológicas. Dentro de la biología, la antropología La antropología fisica tiene muchos otros campos de interés cuya sola presentación seria
se ha dedicado fundamentalmente a estudiar la evolución humana, la historia y génesis de las exageradamente larga y podría ser del mismo orden de detalle que el índice del presente libro.
poblaciones y a comprender la diversidad biológica de nuestra especie. Sin duda, lo que mayor En muchos de estos campos es posible encontrar lazos de interacción con la antropología
poder analftico ha dado a la antropología ha sido la aplicación de los conceptos evolutivos a social. Un ejemplo interesante es el análisis demográfico, que gracias a formar parte de
nuestra especie, y ello se ha podido hacer a diversos niveles, incluyendo el morfológico (a herramientas de numerosas disciplinas, ha sido punto de encuentro frecuente. Desde la biología
través del registro fósil, por ejemplo) o el molecular (a través del estudio de la variación a veces se habla de biodemografia para hacer referencia al posicionamiento del investigador.
genética). ¿Qué duda cabe que el análisis, por ejemplo, de la fecundidad o la fertilidad es un tema
El estudio del pasado, ya sea en cuanto a descripción de los humanos existentes en claramente biosocial? Como también lo serian estudios sobre alimentación, adaptación,
determinado. periodo, como en cuanto a la relación con otras poblaciones de otros momentos, enfermedad,· migración, consanguinidad y tantos otros sobre los que han habido numerosas
incluyendo el presente, ha sido una de las grandes dedicaciones de la antropología fisica. Por investigaciones puntuales, normalmente en poblaciones de interés especial. Hay que reconocer
ello ha tenido una estrecha relación con otras ciencias del pasado, como la arqueología y, en que sólo las escuelas de antropología con influencias anglosajonas han tenido una especial
algunos casos, ha confluido con la antropología social cuando, en la reconstrucción del pasado, sensibilidad en estos temas y se han tratado con ambición interdisciplinar. Si se ha logrado o
se ha intentado una reconstrucción más allá de la descripción de restos, ya sea de seres vivos no, o ha representado alguna innovación, es tema de debate.
o de instrumentos, pretendiendo una verdadera reconstrucción social. En este camino, sin
embargo, las aportaciones estrictas de la antropología biológica han sido muy escasas.
Desde el inicio de los estudios biológicos humanos una actividad ha ocupado gran parte Conclusiones
de la actividad de la antropología fisica: el estudio de los restos óseos de individuos de
poblaciones del pasado. Ha sido una herramienta para la arqueología (en el reconocimiento Piensa mi amigo, el antropólogo Francisco Sánchez, que mientras la biología no sea
de la edad y el sexo de los restos, por ejemplo) y; en el estudio de restos muy antiguos, ha sido capaz de tratar de los valores, su discurso es ajeno a la antropología social. Hace tiempo se
también el camino para reconstruir nuestro proceso evolutivo. Cuando, en múltiples ocasiones, escribió ya sobre biología de las pasiones y los avances son impresionantes en campos como
se ha intentado reconstruir la historia de determinadas poblaciones a través de los rasgos la neurobiología. No hay una biología de los valores, ni seguramente la habrá, al menos lo
morfológicos que proporcionan los restos óseos, los resultados han sido más que dudosos: ha suficientemente explícita como para interesar a la tradición antropológica. Pero hay muchos
habido un anclaje en teorías tipologistas, más de acuerdo con la biología del siglo XIX que con aspectos humanos cuya comprensión simplemente resulta más fácil si las bases biológicas son
84 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

tenidas en cuenta, no en posición preeminente, sino donde queramos que estén. Pero abiertas,
a nuestro alcance, visibles, utilizables. Puede ser un camino. para reencontrar aquello especí-
ficamente humano que, por ser biológico, no se hace más simple, más animal, más determi-
nista. Simplemente para conocer donde tomar nuestro marco de comprensión, y, a partir de
aquí, espiralizar nuestras preguntas hasta donde el vértigo del conocimiento nos permita.
Esperando, claro está, respuestas.

Agradecimientos ANTROPOLOGÍA Y LINGÜÍSTICA

En primer lugar a los editores, por dejar un espacio a la biología en un libro de por SEBASTIÁ SERRANO
antropología (social) y por su insistencia y paciencia en la redacción de este capítulo. A Blanca
Gutiérrez, compaftera de laboratorio, por haber intentado hacer algo más legible y correcto
gramaticalmente el texto. Lingüística y antropología recubren espacios epistemológicos con una gran intersección,
de manera que muy fácilmente podemos considerar que ambas ciencias son susceptibles de
figurar bajo el mismo marco: el de la ciencia cognitiva. Lingüística y antropología tienen una
Bibllografta1 tradición, común ya que lengua y cultura han ido siempre de la mano. Primero fueron
consideradas como objeto, como fenómenos, los hechos lingüísticos, los hechos culturales.
Beltrán Costa, O. y Calafell, F. (1994), «Biologia, ecologia i cultura. Una aproximació bibliografica>>, Del respeto a los datos -los hechos, los datos, son sagrados- y de una lógica elemental
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Genetics, 12:3-4. biológica, genética, y la que circula por vías extrabiológicas como la cultural. A lo largo de la
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University Press. emergencia y desarrollo del lenguaje, cosa que convierte, de hecho, el lenguaje en algo as{
P1omin, R., Owen, M. J. y McGuffin (1994), «The Genetic Basis ofComplex Human Behaviors», Science, como el tabernáculo de la antropología.
264:1733-1739. A lo largo de estas páginas reflexionaremos sobre temas estrella de entre los muchos que
comparten y han compartido lingüistas y antropólogos. Primero veremos los comienzos de la
confluencia entre los estudios de la lengua y de la cultura. Después presentaremos la propuesta
de la Relatividad Lingüística, y seguiremos con el paradigma de la Etnografia del habla y de
la Comunicación.

Los primeros pasos conjuntos

La lingüística americana, en sus comienzos, sigue metodológicamente las grandes líneas


de la lingüística europea, si bien siempre con un cierto interés por los problemas sociológicos
y antropológicos resultado del contacto -y la voluntad de estudio-- con lenguas y culturas
tan diferentes de las europeas. Esta constante la observamos ya en quien hemos de considerar
como el primer gran lingüista americano, W. D. Whitney, sin duda uno de los inspiradores de
las novedades del programa de Saussure y un precursor de la socio lingüística. En su obra The
l. Una extensa y cuidada lista de bibliografia sobre Antropologfa y Biologfa puede encontrarse en el trabajo bibliográfico
citado de Bcltrén Costa y Calafell. Muchas referencias alH presentes han sido omitidas de la presente lista, a la que remitimos al
Lije and Grouth of Language, publicada en el afio 1875, marca ya una cierta distancia con el
lector interesado. que era el núcleo de la investigación lingQfstica de aquellos aftos en Europa. Desconfia de los
86 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 87

modelos procedentes de las ciencias naturales y manifiesta una voluntad de aproximación a lo primeras generaciones de lingüistas americanos -la herencia de Boas- lo tienen precisa-
que son incipientes esbozos de la sociología, la antropología e incluso la ecología. mente las lenguas amerindias: inuf, cheyén, arapaho, menominf, nutca, apache, navajo,
Sin embargo, la intersección de los campos se produce con F. Boas. Según la tradición, mohaques, hopi...
Boas, fisico de origen alemán, había llegado al Nuevo Mundo con el objetivo de recabar datos Queremos sefialar que resulta dificil el describir la profundidad, la delicadeza, penetra-
para la elaboración de su tesis doctoral sobre el color del agua del mar. Insatisfecho con el ción, sensibilidad y elegancia de los trabajos de Sapir y de Whorfy de discípulos suyos como
trabajo de laboratorio quiere observar in situ las aguas de Norteamérica, en la zona del Ártico, D. Lee y H. Hoijer. Efectuaron trabajo de campo en comunidades lingüísticas sin escritura y
cerca de la Tierra de Baffin. Y allf entró en contacto por primera vez con comunidades humanas a menudo en proceso muy avanzado de extinción, cosa que les permite reflexionar por primera
cuyas culturas le intrigaron y le fascinaron. El interés y la fascinación por las lenguas y las vez sobre la muerte de las lenguas. Reconstruyeron, poco a poco, segmento a segmento, la
culturas de estos pueblos le duró toda la vida, hasta el punto que ya desde el primer contacto lengua y la visión del mundo de aquellas comunidades y llegaron a poder contemplar su propia
pensó en algo así como la elaboración de una antropología de orientación lingüística. Hombre lengua desde un punto de vista totalmente nuevo: el provisto por la lengua estudiada. Pensaban
de formación muy rigurosa, se plantea el problema del estudio de las comunidades con las que que la mejor manera de conocer, globalmente, una cultura, empezaba por la lengua pero a su
ha contactado y reflexiona sobre la validez de los diferentes puntos de vista: el del observador vez esta otra lengua resulta un observatorio ideal para mirar y examinar desde allí nuestra
y el del miembro de la comunidad. Boas fo:mmló como primer axioma de su trabajo antropo- propia lengua y nuestra propia cultura. Este aspecto hacia -y hace hoy, en una perspectiva
lógico la importancia del lenguaje y de la lingüística. Considera que una lengua es una totalidad cognitiva- aún más apasionante el trabajo de estos lingüistas.
orgánica que desempefia un papel básico en toda actividad humana. Iniciador de la magna obra La obra de Sapir es modélica desde el punto de vista de la ciencia empírica, ya que llega
Handbook of American Indian Language (el volumen 1 fue publicado en 1911) formó a casi a conjurar de una manera magistral un gran dominio del aparato teórico y del método con la
toda una generación de antropólogos y lingüistas: R. Benedict, A. Kroeber, Sapir, Bloomfield... capacidad de efectuar los análisis más refinados de los hechos lingüísticos que quería estudiar.
Sin ningún género de dudas, fue el verdadero animador de una línea de investigación que Entre sus discípulos probablemente el más conocido sea B. L. Whorf, personaje apasionante,
marcarla el desarrollo de la lingüística americana, hasta el punto que en las formulaciones ingeniero químico que había ejercido como agente de seguros, que trabajó en Yale con Sapir
chomskyanas sobre el papel del lenguaje en la capacidad cognitiva humana y en el hecho de a quien debía su formación como lingüista. Whorf desarrolló de una manera radical la
que todas las lenguas tienen el mismo potencial cognitivo y el mismo nivel de complejidad concepción esbozada por Sapir en tomo a las relaciones entre el lenguaje, pensamiento y
habría alguna raíz boasiana. No hay lenguas «primitivas» de menor complejidad. Creemos que realidad. Una síntesis del pensamiento común a ambos lo podemos formular a partir de estos
una de las grandes contribuciones de Boas fue la de formular por primera vez este principio dos principios que conocemos como Hip6tesis de Sapir-Whorf o hipótesis de la Relatividad
que podríamos denominar como de igualdad en el orden de complejidad de las lenguas Lingüística:
habladas por las diferentes comunidades humanas.
l. La lengua, que es un producto social, como sistema mediante el cual pensamos,
configura nuestra visión del mundo. Vemos el mundo con los ojos de nuestra lengua.
La Relatividad Lingüística 2. A diferentes lenguas corresponden visiones del mundo diferentes, es decir, maneras
de pensar diferentes.
Si Kroeber fue el discípulo que dio continuidad a su tarea como antropólogo, Sapir fue
el encargado de coordinar el área lingüística. Edward Sapir figura, sin duda, entre los lingüistas Estos enunciados -tal vez el primero sería una hipótesis del determinismo lingüístico--
que mejor han sabido observar la complejidad del hecho lingüístico. Fue un lingüista muy han representado un dominio continuado de discusión -a menudo apasionada- entre
especial, apasionado por la música, la literatura, la filosofia, los mitos, las religiones ... antropólogos, sociólogos, psicólogos, lingüistas y filósofos. Todos estaban de acuerdo en la
preocupado tanto por la actividad lingüística como por la actividad del lingüista, por saber importancia de la organización del léxico a la hora de marcar las diferencias entre el
cómo son las lenguas reales y por cómo puede ser cualquier lengua imaginable, por la unidad pensamiento de dos comunidades lingüísticas. Sin embargo, Sapir y sobre todo Whorf dan un
lingüística y por la diversidad y la variedad, por el parentesco genético entre lenguas, pero paso más al suponer para la gramática un peso específico de primer orden. La gramática sería
también por el tipológico -más adecuado para clasificar las lenguas amerindias-, por la el cafiamazo donde se teje el marco organizador de la visión del mundo. Son palabras de Whorf:
fonética, la morfología... y por las especiales relaciones entre lenguaje y pensamiento. «El sistema lingüístico subyacente (es decir, la gramática) de cada lenguaje no es solamente
Comulgaba, en buena parte, con las ideas de Humboldt al afirmar de manera rotunda que cada un mero instrumento reproductor para exteriorizar ideas, sino que también es el modelador de
lengua refleja una manera de ver el mundo. Decimos en parte porque Humboldt, como también las ideas, el programa y la guía para la actividad mental individual... La formulación de ideas
después Whorf, le afiaden a la afirmación anterior -y esto no lo comparte Sapir- otra en el no es un proceso independiente, estrictamente racional en el sentido tradicional, sino que es
sentido de que una lengua no sólo refleja el mundo sino que, en cierta manera, lo crea. Nosotros parte de una gramática particular y difiere, desde muy poco hasta medidas muy grandes, según
podríamos afiadir que Sapir, filosóficamente, se queda en Kant, o en Herder, mientras que las gramáticas» (Whorf, 1956, p. 42). Tanto Whorf como Lee y Hoijer, entre otros, investigan
Humboldt y Whorf entran en la órbita de Hegel. a fondo la estructura verbal y la temporalidad en lenguas como el hopi, el navajo o el mohaqués.
Los lingüistas americanos, a diferencia de los europeos, con la excepción de Humboldt, Sin embargo, uno de los dominios estrella en donde los investigadores han pretendido
tenían contacto con toda una variedad de lenguas muy diferentes de las que tradicionalmente probar la consistencia de las formulaciones de Sapir y Whorfha sido el espacio de los nombres
habrían estudiado los filólogos, hasta el punto que buena parte del protagonismo de las de color. Los primeros en realizar esta prueba fueron R. Brown, psicolingüista de Harvard, y
88 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE 89

E. Lenneberg en su trabajo Brown y Lenneberg (1954). Los resultados apoyaban sólo de una nada ya que .sería incapaz de distinguir momento, lugar e interlocutor a la hora de hacer
manera débil las hipótesis, ya que mostraban cómo las diferencias en la organización del funcionar las reglas. Los etnógrafos de la .comunicación proponen ampliar el concepto de
universo conceptual de los colores comportaban algunas diferencias en las conductas de las competencia lingüística aceptando que la realización del habla está también gobernada por un
personas de las comunidades respectivas. De todas formas -según sefialan en las conclusio- sistema de reglas. Desde 1970 hasta el día de hoy el programa ha tenido un gran desarrollo y
nes- las diferencias no eran tan grandes como se esperaba. Unos afios más tarde el trabajo ha gozado de gran aceptación en diferentes áreas de conocimiento que van de la sanidad a la
clásico de Berlin y Kay, Basic Color Terms: Their Universality and Evolution (1969) o las organización empresarial. De hecho, este retomo a una visión del lenguaje como actividad
aportaciones de E. Rosch (1972, 1973, 1978), han hecho que el dominio del color continuara social-ya esbozada por funcionalistas como Malinowsk:y- y no sólo como un puro producto
como un espacio de prueba preferido por el relativismo whorfiano. Los resultados, sobre todo cognitivo -más bien como complementario- no puede más que satisfacer a los filósofos del
los de Rosch, fueron bastante inesperados, ya que mostraban que sólo había ligeras diferencias lenguaje que también toman la interacción verbal, la comunicación, como un marco de
entre el comportamiento respecto al color en comunidades con una organización del léxico referencia, y a lingüistas -y sociolingüistas- que ven el lenguaje cada vez más como uso y
muy diferente. Eran tan inesperados los resultados que Brown comentaba de Rosch que inició como hacer, como actividad.
la investigación desde un fuerte espíritu determinista y relativista, y acabó medio convencida Entre las personas más influyentes en este ámbito hemos de citar a E. Goffinan, formado
de un universalismo cultural y de un lenguaje poco determinante. Rosch, estudiosa de los en la tradición de Durkheim y Radcliffe-Brown, que desde principios de los sesenta se propone
procesos de categorización, cognitivista de Berkeley, llega a formular que «lejos de ser un como programa de investigación la elaboración de una teoría sociológica de la comunicación
dominio ideal para el estudio de los efectos del lenguaje sobre el pensamiento, el espacio del interpersonal. Goffman se sitúa de entrada en el dominio de la microsociología y considera
color parecería ser más bien un buen ejemplo de la influencia de factores cognitivos sub- las interacciones como los verdaderos átomos de la sociedad. Las interacciones sociales
yacentes en la percepción sobre la formación de categorías lingüísticas» (Rosch, 1972, p. 29). constituyen el cafiamazo profundo del orden social y reciben a la vez el sentido, y el
De todas formas, trabajos posteriores como Kay (1979), Lakoff y Johnson (1980), fundamento, de un conjunto de reglas y normas, de convenciones, postulados de la misma
Brugman (1983, 1984), Johnson (1986), Lakoff (1988), decantan el péndulo hacia el lado forma que las grandes manifestaciones de la estructura social, tales como la Familia, el Estado,
relativista. Así, Lakoffy Johnson muestran cómo buena parte de los argumentos usados en la la Iglesia ... Lo que sucede es que las interacciones parecen tan triviales, tan banales, incluso
vida cotidiana son estructurados en base a un número determinado de esquemas metafóricos tan <<naturales», que, tanto para los autores sociales que las ejecutan como para los observa-
y, cómo cada cultura tiene su sistema metafórico, verdadero eje en tomo al cual gira la mayor dores que las estudian, sólo los casos extraordinarios, muy ritualizados, como las bodas, las
parte del razonamiento. Es decir, la organización conceptual basada en una arquitectura ceremonias de iniciación o los entierros son motivo de actuación. Parece como si las cosas que
metafórica determina nuestra manera de ver el mundo. Estas aportaciones apoyan el relativis- sabemos hacer y que hacemos cada día no interesan a nadie como objeto de estudio. El interés
mo y nos ayudan a nosotros a presentar a Whorf -tal como lo quería hacer- como uno de por estos temas en los últimos veinte afios ha sido un lugar de encuentro entre antropólogos,
los lingüistas con un pensamiento más moderno, ya que confiere al lenguaje un papel clave en sociólogos, lingüistas ...
este proceso que llamamos cognición. Si la etnografia del habla y de la comunicación ha tomado como objeto fundamental el
estudio de la actividad lingüística y comunicativa de una comunidad es natural que haya puesto
su atención en el estudio de la conversación, de la interacción cara a cara. Este tipo de
La Etnograffa de la Comunieadón aproximación ha permitido observar y describir, como marco preliminar, los intercambios
verbales o las acciones sociales que comportan los usos lingüísticos. Todos los hablantes
Continuando la tradición que va de Boas a Sapir y a Whorf, a principios de la década de sabemos que el éxito de una conversación depende de una amplia variedad de habilidades y
los sesenta, el antropólogo y lingüista D. Hymes propone una nueva disciplina, o al menos un recursos. Tenemos que saber cómo usar las palabras para hacer cosas y también qué palabras
nuevo programa de investigación, que denomina etnolog{a de la comunicación. Hymes, que podemos usar en determinadas circunstancias. Tenemos que saber afiadir un plus de sentido
en 1962 había publicado «The ethnography of speaking» en el volumen Anthropology and en la puesta en escena de nuestras palabras mediante todo un juego de gestos miradas, posturas
Human Behavior (editado por Gladwin y Sturtevent), dos afios más tarde coeditó con J. Gum- o variaciones en el tono de voz y en las distancias, y hemos de estar muy atentos al uso que
perz la obra -que da nombre al programa- The Ethnography of Comunication y así dan hacen los otros de estas mismas habilidades.
salida a esta disciplina según la cual la etnografia, y no la lingüística, y la comunicación, y no Es por esto que la etnografia del habla -espacio de convergencia ideal entre antropo-
solamente el lenguaje, deben ofrecer el marco de referencia donde definir y ubicar el lenguaje logía y lingüística- no es otro que el de determinar cuáles son los saberes que hacen posible
en relación con la cultura y la sociedad. la comunicación humana y cuáles son las habilidades necesarias para usarlos y, también,
En la exposición de su programa, Hymes hizo una llamada a sus colegas antropólogos explicar los procesos de adquisición de estos saberes y estas habilidades. En pocas palabras,
que, según él, recogen y analizan de una manera sofisticada una ingente cantidad de datos dar cuenta de quién habla a quién, dónde, cuándo, cómo, y con qué finalidad. El programa de
sobre ritos y mitos de una tribu, de una comunidad, pero que no se preguntan, por considerarlo etnografia del habla y de la comunicación tiene el propósito de identificar los hechos
demasiado obvio, sobre las formas de comunicación interpersonal de los miembros de una comunicativos y describir su estructura con el fin de hacer explicitas las reglas que gobiernan
comunidad. Más adelante, ya en los setenta, Hymes también critica la cerrazón -y el la actividad de los mecanismos comunicativos. Un programa ambicioso --que aquí sólo
estancamiento- de los lingüistas generativistas, a los que sugiere que reflexionen sobre la apuntamos- con una primera cuestión a debatir: la de enumerar los factores que intervienen
idea de un «bebé chomsk:yanm> a quien las reglas de la gramática generativa no servirán para en la identificación y descripción del hecho comunicativo. Es decir, la situación, los partici-
90 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

pantes, los objetivos, los canales, las claves, los repertorios comunicativos, el proceso como
secuencia de actos y el conjunto de normas de interacción y de interpretación.
Las propuestas de la etnología del habla y de la comunicación han inspirado plantea-
mientos de un amplio espectro temático. Siempre, con el análisis de la conversación como
objetivo estrella, dominio en el que fácilmente coinciden antropólogos, lingüistas, sociólogos,
psiquiatras o estudiosos de la ciencia cognitiva. Si bien los trabajos sobre el marco general han
sido más bien escasos -con la excepción de los de Jefferson y Schenkein (1979), Goodwin
(1982), Wardhaugh (1985) o Taylor y Cameron (1987), hay una serie de aportaciones muy
importantes al estudio de las rutinas verbales presentes en toda conversación. Así, la cortesía
y las buenas maneras son ámbitos muy estudiados, cosa que ha permitido constatar fehacien-
temente la existencia de sólidas normas comunicativas reguladoras de la convivencia entre las
personas y que varían de un contexto cultural a otro. Un trabajo clásico, lleno de sugerencias,
es la obra hecha en colaboración por una aatropóloga y un lingüista, P. Brown y S. C. Levinson,
Politeness. Some Universals in Language (1988), que de hecho puede -de una manera más TERCERA PARTE
que simbólica- resumir una rica, muy rica, tradición: la de la colaboración entre lingüistas y
antropólogos.
LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA
DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA
l. LAS DIMENSIONES MATERIALES Y ECONÓMICAS
ECOLOGÍA Y CULTURA
por MARíA V ALDÉS GÁZQUEZ y RAMÓN V ALDÉS DEL TORO

Que la antropología tiene hipotecada su existencia a la interdisciplinariedad es algo que


está fuera de duda. Casi suena a obviedad, dada su vocación teórica y metodológica: tratar de
dar cuenta de la diversidad humana en un contexto explicativo lo más amplio posible que
atienda a todas las dimensiones y variables que intervienen en los fenómenos humanos. En
ese proyecto nuestra joven disciplina ha echado mano, en un momento u otro de su breve
historia, de la colaboración de otras (la lingüística, la historia, la arqueología, la geografia, la
prehistoria, la paleontología, la biología) que permitiesen desentraftar mejor el enigma de la
variedad. La ecología, <da ciencia que estudia las relaciones entre los organismos vivientes y
sus medios fisicos y bióticos» (Rappaport, 1975:261), irrumpió tarde pero con fuerza en la
escena antropológica, impregnando de nociones datwinistas las investigaciones de varias
generaciones de antropólogos. De entre ellas, la noción estrella era la de «adaptación».
En lo que sigue hemos tratado de abordar la tensión entre ecología y cultura como una
instancia de la tensión más general entre biología y antropología, centrándonos justamente en
el concepto de «adaptación», primordial en ambos casos. En el primer apartado, buscando las
raíces de ese concepto hemos hecho una incursión en su formulación darwiniana y en los
aspectos en que ésta difería de la lamarckiana. En el segundo apartado hemos tratado de
caracterizar las diferentes estrategias que se han sucedido en la investigación ecológica en
antropología para, en un último apartado conclusivo, analizar los que consideramos males del
programa adaptacionista en antropología.

El adaptacionismo darwiniano

Hoy día parece incuestionable la teoría de la selección natural, como también parece que
la aceptación casi unánime de este mecanismo de formación de las especies representa haber
dejado atrás de modo irreversible, pese a la persistencia de algunos restos, el fundamentalismo
religioso. Como ha seftalado con acierto F. Jacob, el darwinismo, más que el transformismo,
supone el tránsito definitivo de una concepción espacial del estado de cosas presente (concep-
ción asociada al creacionismo) a otra en la que el tiempo juega un papel constitutivo, no
meramente aseverativo (de una voluntad creadora originaria); así, dice este autor:

Aujourd 'hui, l' état présent du monde vivant se justifie par l' évolution. Mais ce qui impose
le rOle a donner au passé, c'ést nécessairement la maniere de considérer le présent et de
l'interpréter. Le poids et l'action qu'une époque se trouve en mesure d'attribuer au temps.
LA ANTROPOLOGIA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 97
96 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

dépendent en effet de la représentation des choses et des etres que se fait cette époque, des reflejados (en Lamarck simplemente «completados») en el tiempo, por otra co~­
relations qu'elle y décele, de l'espace ou elle les dispose (Jacob, 1970:147). cepción que pone absoluto énfasis en los individuos, en su no-identidad radical: la
«media>> (estadística) sustituye al «modelo» (metaflsico), mas lo que importa no es
¿Cómo considera el mundo actual el presente? Como una inmensa colección de seres de la abstracción misma, sino la distribución espacial de los individuos recogidos en
una gran variedad, variedad que se advierte particularmente en el seno de una misma especie, esa media (por ejemplo, «especie») y su historia, su constitución en el tiémpo, que
a la que ya no se puede considerar como un modelo de realizaciones diversas, al modo del adquiere así significación por cuanto es sucesión de momentos distintos.
realismo medieval, sino como «población» diversamente «distribuida» por el globo y mante- 2. 0 En segundo lugar, tenemos la singularidad de la nueva noción de medifl, que pasa
niendo relaciones específicas con el medio, que ya se sabe (geologfa-cataclismos-«historia» a ser indisociable del organismo (más recientemente esta cualidad se recogerá en
de la Tierra) no siempre ha sido el mismo. Ello impone el relativismo, pero no un relativismo conceptos bastante precisos y manejables como el de ecosistema): la transforma-
como el de Lamarclc, quien, pese a afirmar la transformación de los organismos, sostenía ción es conjunta y la relación causa-efecto se complica, no obedeciendo a un único
también la concepción clásica del mundo viviente, la representación del mismo como una gran sentido direccional (como todavía en Lamarck). Todo lo cual se completa con el
cadena lineal, ascendente, a la que se van incorporando los distintos seres, como si el resultado postulado básico darwiniano (inspirado en parte, como es sabido, por la lectura de
(la adaptación de cada viviente al medio) se-encontrara inscrito en el proceso. No; se trata de Malthus) de la precariedad de las circunstancias ambientales, entendida la preca-
un relativismo completamente nuevo, que tiene en cuenta el azar y no, en cambio, una ratio riedad en el doble sentido de inestabilidad (variabilidad) y de limitación de los
presidiendo el «progreso» de cada ser. Para Lamarck cada esfuerzo podía ser considerado recursos: la selección natural requiere este postulado.
positivo en función de la desaparición del primero: toda transformación era concebida como 3.° Cabe incidir,last but not least, en el concepto de adaptación. Contra todo plantea-
un éxito y el fracaso no afectaba a la especie, sino sólo al individuo mal adaptado, aquel cuyo miento apriorístico, según Darwin el auténtico «signo» de la capacidad adaptativa
órgano no supo responder a la necesidad; pero en cualquier caso la unidad última del proceso de un organismo dotado de un determinado carácter es el éxito reproductivo de ese
se mantenía a costa del tiempo, mero vehículo del perfeccionamiento orgánico en relación carácter. Las cosas son vistas, así, desde el final, sin la intención presupuesta por
biunívoca con la serie de organizaciones en el espacio. 1 Lamarck. No olvidemos que la selección natural se concibe como un mecanismo
La introducción por Darwin de la contingencia en el proceso global de la evolución de explicativo: da razón de los hechos, pero no pretende preverlos ni explicarlos por
las especies permite contemplar la relación medio-organismo con otros ojos: por un lado, se causas o impulsos ocultos o finalidades concretas que hacen del proceso de
eliminan las lamarckianas finalidades «a corto plazo» (Jacob) en que acababa resolviéndose adaptación un negocio redondo («me esfuerzo, consigo lo que quiero»). De La-
toda la serie de transformaciones de los organismos a lo largo de la historia; en segundo lugar, marck se recoge la variación hereditaria, pero la variación es contemplada como
los individuos dejan de ser los sujetos de estas transformaciones para pasar a serlo las resultado, como saldo: la noción clave aquí es la de fitness (aptitud, eficacia,
poblaciones en su distribución geográfica (Jacob [1970:191] habla al respecto de una «con- idoneidad) y se mide ésta en términos de supervivencia y reproducción. 2
cepción estadística» de las poblaciones); en tercer lugar, las respuestas adaptativas que se dan
en el ámbito de lo viviente pasan a ser consideradas tales sólo a posteriori, mediante el examen Cuando en 1870 Emest Haeckel empleó por vez primera en la literatura biológica el
de las cualidades de conjuntos de individuos interactuando con el medio, y -esto es muy término «ecología», tenía en mente las nociones darwinianas de «adaptación», «selección
importante- nunca son pensadas como acoplamientos perfectos, antes bien como adaptacio- naturab> y «lucha por la existencia»:
nes provisionales, dada la variabilidad ambiental. Siendo todas las variaciones posibles en una
determinada población, y pudiendo la reproducción dar lugar a cualquier alteración, el proceso Entendemos por ecología el conjunto de conocimientos referentes a la economía de la
naturaleza, la investigación de todas las relaciones del animal tanto con su medio inorgánico
de adaptación de los organismos al medio (entendida como capacidad de sobrevivir y reprodu-
como orgánico, incluyendo sobre todo su relación amistosa y hostil con aquellos animales y
cirse en él) habrá de ser contemplado desde otra óptica: justamente como un mecanismo plantas con los que se relaciona directa o indirectamente. En una palabra, la ecolog{a es el
gigantesco sin dirección prefijada que involucra a los sujetos una vez enfrentados a sus estudio de todas las complejas interrelaciones a las que Darwin se referla como las condiciones
condiciones de existencia, una vez que pueden ser puestos a prueba como candidatos a la de la lucha por la existencia. La ciencia de la eco logia, a menudo considerada equivocadamente
reproducción (Jacob, 1970:192). Nada más que eso es la selección natural: un gran concurso como «biología» en UJJ sentido restringido, constituye desde hace tiempo la esencia de lo que
en el que se desconocen tanto las pruebas como las habilidades de los concursantes que habrán generalmente se denomina «historia natural» (cit. en K.ormondy, 1978:12).
de intentar superarlas.
La esencial contribución del modelo darwiniano en la generación de la perspectiva
ecológica puede cifrarse en los siguientes puntos: La perspectiva ecológica en antropología

1.0 En primer lugar debe destacarse la sustitución, operada por Darwin, de una concep- Este modelo ecológico no será trasplantado a la antropología hasta los aftos cuarenta,
ción de tipos estáticos, dispuestos horizontalmente en el espacio y sucesivamente cuando Julian H. Steward, el fundador de la ecología cultural, comenzó a rebatir los argumen-

2. La teorla sintética de la evolución precisarA: mayor o menor contribución de un genotipo a la siguiente generación de
l. En lo que ~mos, nos apoyamos muy especialmente en el capitulo 3 de la citada obra de F. Jacob; véanse en particular
una población determinada en comparación con la contribución de otros genotipos.
pp. 158 y SS.
98 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CUUURA 99

tos posibilistas de los adeptos al particularismo histórico boasiano empleando en el estudio vivientes y sustancias no vivientes -medio biótico y abiótico- ligados por intercambios
del mundo humano las herramientas proporcionadas por la doctrina darwiniana. El enigma materiales dentro de cierta porción delimitada de la biosfera).
para los antropólogos no era el de la selección de ciertos rasgos fisicos adaptativos, sino el de
la selección de los rasgos comportamentales. Los discípulos de Boas que acometieron el Conforme a las costumbres en ecología [general], el enfoque de los antropólogos que
estudio de las áreas culturales no obviaron por completo la influencia del ambiente en dicha realizan estudios ecológicos puede centrarse en las poblaciones humanas y en los ecosistemas
selección, pero le concedían un papel meramente lim.itador: el entorno restringe el abanico de y las comunidades bióticas en las que se incluyen las poblaciones humanas. Disponer de
posibilidades comportamentales.3 La elección de una u otra, en cambio, obedecía más a razones unidades que encajen en los marcos de referencia de los ecologistas es un procedimiento que
goza de evidentes ventajas. Las poblaciones humanas consideradas como unidades son con-
históricas y de la propia dinámica intracultural. Steward compartió con los boasianos la
mensurables a las demás unidades con las que interactúan para dar lugar a redes alimentarias,
concepción de la integridad funcional de la cultura, pero consideraba que ciertos rasgos comunidades bióticas y ecosistemas. La apropiación de energía a costa de las otras unidades y
culturales, los que se relacionaban directamente con la explotación del entorno,4 integraban el los intercambios de material con ellas pueden ser medidos y por tanto descritos en términos
núcleo de la cultura (el cultural core). Junto a éstos existiría otro conjunto de rasgos cuantitativos. No existe tal ventaja de conmensurabilidad cuando las cultmas se convierten en
secundarios determinados por factores histórico-culturales. Steward admitía, así, la actuación unidades, pues las culturas, a diferencia de las poblaciones humanas, no son alimentadas por
conjunta de una doble causalidad, la bioecológica y la cultural, pero fue incapaz de precisar predadores, no están limitadas por la disponibilidad de alimentos, ni son debilitadas por la
los respectivos ámbitos de aplicación. Ésta fue, entre otras, la razón por la que sus seguidores enfermedad (Vayda y Rappaport, cit. en Rappaport, 1987:5-6).
(M. Sahlins, R. Netting, W. Goldschmidt, M. Harris) hallaron bastantes dificultades en la
aplicación práctica de los análisis de su maestro, viéndose forzados a hacer sus propias Nada hay, pues, en el ámbito de lo humano que no pueda ser referido en último término
reformulaciones.5 a la lógica de la adaptación: la relación del hombre con el medio determina, no ya sólo las
Las veleidades culturalistas de Steward fueron abandonadas hacia mediados de los actividades relacionadas con la subsistencia, sino también su comportamiento cultural global,
sesenta por una serie de autores (A. P. Vayda, R. A. Rappaport) cuya ambición era la de fundar incluso aquellos aspectos de la cultura tan aparentemente distantes de la subsistencia como
una disciplina más general, la ecología humana, que emplease en el estudio de la especie los sistemas de creencias.
humana principios igualmente aplicables al resto de especies animales. Su punto de partida· Roy A. Rappaport presentó en su celebérrimo libro Cerdos para los antepasados
era el énfasis puesto en la pertenencia del hombre al mundo animal: (ed. orig.: 1968) un análisis del ciclo ritual de un grupo de Nueva Guinea, los tsembaga maring,
desde esta perspectiva, centrando su indagación en el carácter adaptativo del comportamiento
Los hombres son animales y, como todos los animales, están indisolublemente ligados a ritual de este grupo. Rappaport sorteó la dificultad de conciliar el aspecto ideológico y el
medios ambientes compuestos de otros organismos y sustancias inorgánicas de los cuales deben aspecto material de la cultura distinguiendo entre modelo operativo -u operacional- y
obtener materia y energía para sustentarse y a los cuales deben adaptarse para no perecer modelo cognitivo -o percibido-, distinción inspirada en la dicotomía etic-emic. El modelo
(Rappaport, 1975:269). operativo seria la descripción de aspectos seleccionados del mundo material llevada a cabo
por un observador especializado: seria la representación fiel de cómo actúa un sistema. El
Aunque es cierto que en el caso del hombre existen adaptaciones culturales al medio, el modelo cognitivo, en cambio, es el modelo del medio tal como lo concibe la población que
proceso de selección de estos rasgos adaptativos se ajusta a las mismas reglas que ordenan la vive y actúa en él. La ideología de una cultura no seria sino la pantalla a través de la cual el
adaptación biológica. Nada impide, por lo tanto, que en el estudio del comportamiento humano hombre contempla la naturaleza, construye su imagen cultural de la naturaleza. Y el hombre
se empleen los mismos útiles que proporciona la ecología para la investigación del comporta- actúa, no según la estructura real de la naturaleza, sino según su modelo cognitivo. Al analizar
miento animal. Las unidades de estudio de los ecólogos no serán ya las culturas, sino las el modelo cognitivo de un grupo el antropólogo podrá concluir que resulta adaptativo si la
poblaciones {los grupos de plantas y animales de varias clases -comunidad biótica- que conducta que genera tiende a mantener la población en el ecosistema al que pertenece, por
forman la porción viviente de un ecosistema) y los ecosistemas (el total de organismos ejemplo, si esa conducta es adaptativa. Al preguntarse por el carácter adaptativo del ciclo ritual
maring, Rappaport consideró a los tsembaga como una población ecológica y a su territorio
3. Kroeber en su laboriosa confección de mapas culturales no pudo pasar por alto la evidente relación entre variables como un ecosistema. El análisis detenido de las implicaciones de la cosmovisión maring y del
cu1tumles y ambientales. Sin embargo, estaba persuadido de que éstas sólo podlan explicar la limilación de aquéllas, la ausencia de
ciertos rasgos culturales. No podía admitir otra cosa quien, siguiendo de cerca la concepción culturalista boasiana, babia definido la curso del ciclo ritual maring en los intercambios que la población tsembaga mantenía con su
cultum como IDl fenómeno esencialmente supraorgánico. medio le llevó a concluir que el modelo cognitivo facilitaba la supervivencia de esa población
4. No sólo las actividades de subsistencia y los dispositivos económicos, sino también las pautas sociales, poHticas y en su ecosistema, esto es, que el ritual tsembaga cumplía una función adaptativa. Los sacrificios
religiosas en conexión Intima con eaos dispositivos. Estos rasgos se hallarlan en IDlB dependencia mayor del entorno que los que no
forman parte del núcleo cultural. Cfr. Harris, 1979: 572 s. masivos de cerdos para los antepasados «ayudan a largo plazo a mantener un balance entre el
S. Dos de esas reformulaciones, las de los más célebres de sus seguidores, Marsball Sahlins y Marvin Harris, dan IDl buen hombre y los productos del campo y animales de los que se alimenta», es decir, ayudan a
testimonio de basta qué punto la propuesta interaccionista de Steward era indefinida y podla derivar en IDl cultumlismo militante o
IDl materialismo acmimo. Sahlins, después de haber realizado algiDIOS estudios ecológicos sobre la organización poHtica y social
mantener la población ecológica en su ecosistema. El ritual actúa como un auténtico mecanis-
de los pueblns polinesios (Social Stratification in Polynesia, SeaUle, Wbashington University Press, 1958), derivarla bacía IDlB critica mo de regulación: 1) ayuda a mantener un entorno no degradado: controlando el tamafi.o de la
culturalista de los supuestos evolucionistas y optimacionsles que se bailaban en la base de algiDlBS investigaciones de la economfa cabafi.a porcina se controla también la cantidad de tierras puestas en cultivo; 2) ajusta la relación
de los pueblos primitivos. Harris utilizó la ecologla cultural y IDlB versión particular de la obra de Marx y Engels para confeccionar
su propia estrategia de investigación, el materialismo cultural. Sahlins y Harris ban sido tomados como los dos extremos del debate hombre-tierra: si no se tienen que roturar campos para alimentar a los cerdos, los campos que
básico de la antropologla económica: el culturalismo va. el materialismo. se ponen en cultivo son destinados exclusivamente a la alimentación humana; 3) suministra
100 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL
LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCffiDAD y LA CULTURA 101
proteínas a la población humana: otra alternativa para conseguir el mismo propósito sería la
de dejar morir a los cerdos, pero en ese caso se desaprovecharía una energía para cuya anl\lisis procesuales, ya que lo que se reconstruye es el curso de la elaboración de estrategias
obtención los hombres han invertido esfuerzo; 4) distribuye el excedente de cerdos entre las comportamentales.
poblaciones vecinas: ya que el propio grupo no puede consumir toda la carne, invita a las Las últimas ~vestigaciones ecológicas en antropología apuntan a una síntesis de estos
poblaciones vecinas con las que está aliado, de forma que también éstas reciben proteínas de dos enfoques, el. sistémi~o y el individualista, el homeostático y el procesual, tratando de
alta calidad y se reafirman los lazos de alianza entre ellas. El ritual funciona como un abarcar. tanto la mdagación de la forma en que los actores despliegan su comportamiento
mecanismo homeostático de control, algo parecido a un termostato. Cuando las variables del adaptativo .cuanto el ~odo como funcionan los sistemas generales. La tendencia es abandonar
sistema han sobrepasado unos ciertos limites y pueden llegar a destruirlo, el ritual las corrige la co~c~~Ión monolftica. tanto del entorno como del organismo que se adapta a él y considerar
y las coloca en una situación viable. Rappaport cree que puede concluirse de ese modo la la vanabilidad ~t? ambiental como individual. Interesa mis, por tanto, el estudio del cambio
función ecológica del ciclo ritual: el culto a los antepasados tal y como lo practican los que el de la estabdidad.
tsembaga es un rasgo cultural adaptativo a su ecosistema.
Es éste un enfoque sistémico (en la medida en que se estudia la interrelación de los
valores de las variables de un sistema que se presume autorregulado) y funcional (en la medida Conclusión: los males del adaptacionlsmo en antropología
en que se indaga cómo los valores de esas variables contribuyen al mantenimiento del
equilibrio del sistema), razón por la cual ha sido etiquetado también como <<neofuncionalis- En su artfcu.lo «C~~e, environment and the Ills of Adaptationism» (1984), Thomas
mo». Comparte con el funcionalismo clásico los característicos razonamientos circulares o Bargatzky denunció .los VIctos del uso inmoderado del adaptacionismo de cufto darwiniano en
tautológicos (un rasgo cultural es adaptativo porque tiende a mantener una población en su la teoría .antro?ológt~a actual. Partía del hecho de que en la propia biología el concepto de
ecosistema, por ejemplo, porque es adaptativo), la consabida confusión entre la causa eficiente «adaptaciÓn>> Iba h~_tendo a~. Por lo pronto -decía allf Bargatzky- dificilmente encon-
y la causa final, la concepción de los sistemas como entidades en equilibrio perpetuo (cualquier traremos un~ definición unámmemente compartida del mismo (por ejemplo, «el buen ajuste
alteración del valor de una de las variables implica alteraciones en otras con el fin de que se de los org~smos .a su entorno» --Gould-Lewontin-, «el proceso por el cual las relaciones
mantenga la homeostasis), etc. de b~efic~o.organis~os-entorno son establecidas» -Hardesty-, etc., etc.). El adaptacionis-
Este enfoque sistémico fue sustituido en la segunda mitad de los setenta por una mo b10logt~I~~ denvado del modelo darwiniano debe, pues, ser revisado, al menos en dos
perspectiva individualista, la ecología evolutiva, inspirada en la moderna teoría evolutiva y en aspe~tos, ~ JWCI? de Bargatzky: 1) es necesario hallar una medida empírica del concepto que
las investigaciones en genética que habían modificado la antigua concepción del modo de permtta ~sce~ cul\n~o. un .rasgo es adap~ti~o (por oposición, por ejemplo, a un rasgo
operación de la selección natural. Junto a este poso darwiniano, los investigadores de la tnadaptativo sujeto a ehmmación); 2) debe ehmmarse la connotación de «pasividad» afladida
ecología evolutiva emplearon en sus análisis los modelos matemiticos de la microeconomía. al concepto Y basada en la falsa creencia de que el organismo es un esclavo de su entorno
Para estos antropólogos (E. A. Smith y B. Winterhalder) las unidades adaptativas relevantes (cuando lo cierto sería más bien lo contrario: lo modifica activamente).
no eran ya las poblaciones ecológicas sino los organismos individuales y el mecanismo que , El error. filosófico bl\sico en que estaría incurriendo el programa adaptacionista sería,
interesaba reconstruir no era el de la relación entre las poblaciones y sus ecosistemas, sino el segun e.ste mismo autor, la. confusión de niveles en que puede darse adaptación. Gould y
de las estrategias desplegadas por el individuo (concebido como problem-solver) ante las Lewon.tin (1979:592-593, cit. en Bargatzky, 1984:400) consideran que son tres esos niveles:
eventuales perturbaciones del entorno. Enfrentado a diversos problemas adaptativos, el orga- 1) el mvel g.en~tico, en ~1 que se da una adaptación de tipo darwinista (actuando la selección
nismo individual dispone de una serie de alternativas comportamentales, y, de entre ellas, sobre la v~ación genética); 2) el nivel fenotípico, donde la plasticidad del fenotipo permite
elegir!\ siempre la solución óptima, la que maximice su eficiencia energética. 6 El principal a los org~s¡pos. amoldar sus formas a las circunstancias prevalecientes durante la ontogenia,
1\mbito de estudio de la ecología evolutiva han sido las foraging societies, la socioecología Y. 3) _el nt~el sociocu~tural humano. Según Bargatzky el programa adaptacionista tan sólo es
de los cazadores-recolectores. En esa linea de investigación surgió en la década de los ochenta sigmficativo en los mveles 1 y 2.
la Optimal Foraging Theory (OFT), cuyo supuesto teórico principal es que la conducta L~ estrategia ~e ~vestigación alternativa propuesta por Bargatzky se opone frontalmente
depredadora de los cazadores-recolectores ha sido diseilada por selección natural como a la noción adaptaciomsta de ecosistema como un sistema proyectivo general omniabarcante
respuesta adaptativa a las condiciones cambiantes de modo que procuren el mayor beneficio
posible para la supervivencia y el éxito reproductivo de los depredadores individuales (indi-
vidual fitness). La OFT tiene como propósito la especificación de una serie de «reglas de a) ¿qu6 comer?: la e_lec:ción del terreno (mic:robábitat);
decisión para depredadores» basadas en consideraciones de coste-beneficio deducibles a su b) ¿durante c:uénto tiempo depredar:?: el tiempo de fijación en la zona de depredación;
vez de primeros principios de la teoría de la adaptación por selección natural. 7 Se trata de e) ¿con quién o con qui6nes depredar?: el tamaflo del grupo depredador:
d) ¿dónde establec:erse?: la loc:alizac:ión del asentamiento. '
. . . La OFf ba elaborado m~los teóric:os que pretenden dar respuesta a las estrategias individuales de depredación em lea
6. Como es sabido, esta estrategia está vinculada al formalismo de la antropologia económica, heredero de la ec:onomla el indivtduo para asegurar su pro¡na superviveJI!)ia y éxito reprodw:tivo: que p
neoc:lúica y de su racionalismo ma.. imiZ!!dor (el sujeto que jeJ'IIIqlliza necesidades, c:alcula medios y optimiza la relación a): el modelo de amplitud de dieta de 8nmO fino;
entre ambos). b): el modelo de elección del pedazo de terreno o pan:ela;
7. Las c:ategorfas analitic:as de la OFf se derivan justamente del conjunto de problemas a que debe enfrentarse un depredador e): el modelo del teorema del valor llWginal (Cbamov);
(cfr. E. A. Smith, 1983): d): los modelos del tamaflo óptimo del grupo;
e): el modelo geométrico de dispersión óptima de Horn.
102 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 103

cuya meta final es la supervivencia alcanzada a través de la autorregulación y el desarrollo de Jacob, Fran~ois (1970), La logique du vivant. Une histoire de l'hérédité, París, Gallimard.
instituciones sociales que satisfacen la racionalidad teleológica intrínseca del ecosistema. Una Kormondy, Edward J. (1978), Conceptos de ecologfa, Madrid, Alianza Editorial.
reconstrucción gráfica de su propuesta puede ser la siguiente: Martfnez Veiga, Ubaldo (1978), Antropologfa ecol6gica, La Coruila, Adara.
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y la naturaleza y sus consecuencias en la filosofla de las ciencias sociales. Un esquema de discusión>>,
El desarrollo de los sistemas de subsistencia (En) puede ser contemplado como una en Manuel Sacristán, Papeles defilosofia. Panfletos y materiales 11, Barcelona, Icaria, pp. 453-467.
estrategia del sistema sociocultural para apropiarse el entorno en sentido amplio (Eb), la Sahlins, Marsball {1983), Econom(a de la edad de piedra, Madrid, Akal.
naturaleza. El sistema socionatural, visto como un todo, debe estar adaptado a las variables Smith, Eric A. (1983), <<Evolutionary Ecology and the Analysis of Human Social Behavior>>, en
fisiológicas humanas manteniéndolas dentro de lfmites viables. Ocurre que esta meta puede R. Dyson-Hudson y M. A Little (eds.), Rethinking Human Adaptation: Biological and Cultural
alcanzarse de muchas formas diferentes: de ahf la extraordinaria variabilidad cultural respecto Models, Boulder, Westview Press, pp. 23-40.
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Thus, Sn can be compared to an umbrella put up by man to protect himself against the - (1968), «Cultural Ecology>>,lntemational Encyclopedy ofthe Social Sciences, vol. 4:337-344.
rain ofvariety pouring down on him from Eb. Di:fferent kinds ofumbrellas may function equally Vayda, Andrew P. (1969), <<An Eco1ogical Approach in Cultural Anthropology>>, Bucknell Review,
well; hence evolution. That is, there are many di:fferent types ofumbrellas that manage to keep 17:112-119.
us cby (Bargatzky, 1984:406). - (1983), <<Progressive Contextualization: Methods for Research in Human Ecology>>, Human Ecology,
11 :265-281.
En resumidas cuentas, la cultura puede liberar al hombre de someterse al despotismo de Vayda, Andrew. P. y Rappaport, RoyA. (1968), <<Ecology Cultural and Non-Cultural», en J. A. Clifton
las presiones del entorno de la misma forma que puede liberarle de la presunta tiranía de los (ed.),lntroduction to Cultural Anthropology, Boston, Houghton Miffiin, pp. 477-497.
genes. Puede que la conducta humana sea siempre adaptativa, y puede también (admitámoslo Vayda, Andrew P. y McCay, Bonnie M. {1975), <<New Directions in Eco1ogy and Ecological Anthropo-
como hipótesis) que se halle inscrita en los genes de modo que éstos proyecten estrategias logy>>, Annual Review ofAnthropology, 4:293-306.
encaminadas a su preservación: puede, en fin, que los hechos prueben que la conducta humana Wmterhalder, Broce (1980), <<Environmental Analysis in Human Evo1ution and Adaptation Research»,
sólo (?) es esa ((técnica tortuosa por medio de la cual el material genético humano ha sido y Human Ecology, 8:137-170.
será conservado intacto» (Wilson), pero lo que de todas formas es seguro que esos mismos Wmterhalder, Broce y Smith, Eric A. (eds.) (1981), Hunter-Gatherer Foraging Strategies: Ethnographic
and Archaeological Analyses, Chicago, University of Chicago Press.
hechos prueban es que

la tortuosa técnica de los genes es tan tortuosa que permite (por ejemplo) morales diferentes e
incluso incompatibles, y que estas pequeftas (!) diferencias son precisamente las que abren el
campo categorial de las ciencias humanas (Sacristán).8

Bibllografta

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8. Manuel Sacristén, art. cit, p. 459; paréntesis afladidos por mf.


LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 105

antropológico y de situar la economfa polftica en el centro de comprensión de las relaciones


entre cultura y cambio social.

Sobre el concepto de Cultura

El concepto de Cultura tiene varias acepciones. A~arece profusamente ~lizad~ en el


lenguaje cotidiano y es, también, un instrumento académico que, como tal, ha sido objeto de
ECONOMÍA, CULTURA Y CAMBIO SOCIAV numerosas definiciones. En un conocido texto publicado en 1952, A. L. Kroeber Y
C. K.luckhohn recogieron 164 definiciones y tal vez ahora podrian afl.adirse algunas más. yate
por OOLORS COMAS o' ARGEMIR la pena recordarlo, porque nos está indicando que se trata de un concepto muy. ampli~ Y
abstracto, en el que, cuando se trata de concretar, es inevitable proyectar la perspectiva teónca
con que se analiza el sistema sociocultural. .
El análisis del cambio social ha sid"'o un verdadero desafio para la antropología. Las En su uso más generalizado la Cultura se entiende como el modo de vtda de un grupo
formas de abordar esta problemática marcan diferencias sustantivas entre aproximaciones humano e incluye su repertorio de creencias, costumbres, valores y sfmbolos. Cuand~ el
teóricas y metodológicas. Modernización, aculturación, urbanización, globalización, son · concepto de cultura se confronta con el concepto de sociedad se proyec!&n unas p~pectivas
términos ampliamente utilizados para describir la mutación de aspectos concretos y puntuales teóricas y metodológicas muy diversas. En cada una de estas perspectivas la relación entre
de la vida de las sociedades en el contexto contemporáneo, asf como de su progresiva cultura e historia se entiende de forma distinta también.
homogeneización. Tienen un contenido fuertemente ideologizado si se considera la visión A grandes rasgos puede decirse que en la antropologfa social se p~e~e distin~ir dos
positivista de quienes los utilizan, herederos de la aproximación tradicionalmente «ahistórica» grandes maneras de entender y delimitar el concepto de Cultura. En !a tradici~n amencana ha
de la antropología social. habido la tendencia a separar conceptualmente la cultura de las relac10nes sociales. La cultura
La antropología social se ha basado en el concepto de cultura como útil analftico para es el concepto central del análisis antropológico. Se considera que fo~a parte del comporta-
obtener y sistematizar la información. Las nociones sobre la cultura reflejan las nociones sobre miento aprendido de la especie humana y, por tanto, claramente diferente de los factores
la historia. Y, sin embargo, las concepciones respecto a la cultura y a la historia apenas se han biológicos. Ya sea en la antigua acepción de Kroeber, que identificaba la cultura ~omo lo
confrontado. En este articulo haré una revisión general del concepto de cultura, para establecer «supraorgánico», ya sea en su formulación más reciente (la q~e ~funde Geertz, ~or ejemplo),
sus limites y relacionarlo con el análisis del cambio social. También revisaré el papel otorgado como «sistema de signos y simbolos» o como «estructura de sig_mficados», la noci.ón. de cul~
a la economfa en los procesos de cambio social, lo que se relaciona con el lugar que se otorga se identifica con las dimensiones ideacionales del comportamiento humano y elimina, o deja
al dominio de lo económico en la cultura. El eje de análisis se centra en la comprensión del en un segundo plano, sus componentes materiales y sociales. En la tradición europea, en
cambio social en el contexto contemporáneo, que se corresponde con la formación de una cambio la cultura se entiende como el contenido de las relaciones sociales, por lo que no puede
economfa-mundo y con los procesos de globalización cultural. entend~rse al margen de ellas. Jack Goody (1992) insiste que separar este «contenido» (la
Nuestro planteamiento es llegar a obtener una comprensión de la cultura desde la cultura) del sistema social o bien de las interacciones materiales con ~l entorno, ~pobrec~ el
economfa polftica, que integra la historia como parte sustantiva en su estrategia metodológica. análisis 'f lo distorsiona. Lo «material» no puede separarse de lo «ideal» nos dice también
Estas dimensiones nos llevan hacia la reflexión de cómo se plantea la dialéctica entre Godelier (1984). Tanto en la antropología social británica co~o en. la etnología ~cesa la
estabilidad y cambio social, lo que implica comprender los mecanismos de funcionamiento y noción de cultura es, por definición, relacional respecto a lo .b~ológ¡co Y, lo m~tenal: El ~so
de transformación de las sociedades, la jerarquización de funciones y de instituciones, la más difundido del concepto de «sociedad>> no excluye el anáhsis de las dunens10nes ideaclO-
dialéctica entre las estructuras materiales, sociales e ideológicas. Significa en definitiva nales y simbólicas, pues se consideran integradas en él. .
entender las condiciones de reproducción de un sistema social y las condiciones de transfor- Estas dos grandes orientaciones no se corresponden necesaname~te con el grado d~
mación. Se trata de situar el análisis del cambio social en el corazón mismo del análisis importancia que se otorga a la historia para entender los fenómenos sociales y culturales, m
tampoco con el peso especffico que se otorga a la economfa en la sociedad, ya qu~ ~bas
l. Como parte de sus trabajos sobre el Pirineo aragon6s, Claudio Esteva-Fabregat publicó dos articulos en que: 811111izaba dimensiones dependen de los paradigmas teóricos dominantes. Puesto ~ue nuestro objetiv? es
el cambio social («Para una tc:orfa de la aculturación en el Alto AragÓII» y «El cambio en la ética laboral en el Alto AragÓII»). Él establecer cómo se analiza el cambio social, lógicamente vamos a considerar las perspectivas
entendía el cambio social como «BCuuturaciÓII», es decir como la adopción de valores diferentes a los de la propia lógica cultural.
Muchos de loa que: nos iniciamos en la antropologla a través de Claudio Esteva fuimos contagiados de este interés por estudiar el que de una forma u otra integran la dimensión histórica. En este sentido sf hay que destacar
cambio social. Es cierto que: la orientación seguida por muchos de nosotros se aparta de esiB óptica de llllálisis, al considerarla que la manera de entender la vinculación entre cultura y economfa expre~a a ~u vez una
insuficiente para captar la complejidad de las transformaciones sociales y culturales, pero lo cierto es que: gracias a Claudio Esteva determinada manera de entender las relaciones de la cultura con el proceso histónco. Esto lo
el anéüsis del cambio social ha sido el hilo conductor de muchas investigaciones. Veinticinco aflos después de la publicación de
aquel primer articulo, es justo expresar desde es1as páginas el reconocimiento de es1B influencia que: fue muy positiva e incluso caracterizaremos a partir de la distinción de dos grandes concepciones diferenciadas e, incluso,
decisiva en la trayectoria investigadora de muchos de nosotros. Quiero sefla1ar finalmente que: parte de este texto se basa en ideas contrapuestas.
expresadas en el articulo de la propia autora publicado en Temas tk antropologftJ QTQSOMsa (1995).
106 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 107

La cultura como forma de vida y como c6digo de conducta La cultura se define, pues, como un sistema de signos y símbolos y los componentes
materiales y sociales son secundarios. Cada cultura es específica en su concreción histórica,
En la primera concepción la cultura se identifica como la forma de vida de un grupo que es la que da forma y sentido a sus componentes y los asocia a una determinada área
humano. El énfasis es el de la especificidad, considerando que se trata de algo delimitable y espacial. Para Geertz no tiene sentido, pues, diferenciar «cultura» e <<historia»:_para él son
diferenciador. Así, cuando se describe una comunidad humana puede constatarse que posee conceptos tan interrelacionados que prácticamente los utiliza como sinónimos. 2 Considera que
unas características propias relacionadas con las formas de obtener la subsistencia, las cada cultura es una totalidad, algo único, producto de su propia historia. La historia que
instituciones, la organización del parentesco, los estilos de vida y los sistemas de repre- interesa, pues, es la de cada cultura concreta, la que determina que cada contexto ~ea particular
sentaciones (o cosmovisión). Desde esta perspectiva, la cultura es entendida como un conjunto y diferente de otros. No es que se niegue la existencia de procesos económicos o polfticos de
de rasgos que le son propios, cuyos límites coinciden con los de un grupo humano y se naturaleza más amplia, sino que estos procesos no se consideran relevantes para entender la
concretan en una determinada área. Asf, una cultura resulta ser especifica y definible en el estructura de significados tal como se concreta en cada contexto. Porque para Geertz, insisti-
espacio y en el tiempo, siendo aquello que define e identifica un grupo humano y lo diferencia mos, la cultura es contexto.
de otro. Sahlins introduce una perspectiva parcialmente diferente dentro de una visión, que como
Identificar y describir estos rasgos de.forma más o menos detallada y exhaustiva ha sido la de Geertz, es eminentemente culturalista también. Considera la cultura como una especie
una práctica corriente en el trabajo etnográfico realizado desde esta visión de la cultura. Su de esquema conceptual, que se asemeja al concepto de estructura de Lévi-Strauss y, en Islas
plasmación en la metodología de análisis es clara: se trabaja (a menudo de forma implfcita) de historia (1988) Sahlins utiliza los términos «cultura» y «estructura» como sinónimos
con la noción de área cultural, de comunidad o de grupo étnico (con «culturas», en definitiva), (Roseberry, 1989:8). En esta obra de Sahlins pueden distinguirse dos niveles de abstracción
que se caracterizan a partir de seleccionar los rasgos que le dan consistencia. En la antropología diferentes. Por un lado un esquema conceptual o estructura (la cultura) y, por otro, las acciones
americana esta tradición se encuentra representada en los trabajos de Kroeber o de Wisler para individuales, asf como los acontecimientos (la práctica). Son dos niveles interrelacionados que
la identificación de áreas culturales, o bien en la constitución del Human Relation Area Files se influyen mutuamente, de manera que uno modifica al otro. Los cambios en las prácticas
cuyo objetivo es justamente inventariar rasgos culturales y compararlos entre si. que derivan de la acción social pueden llegar a modificar el esquema conceptual, de la misma
Desde. esta orientación el cambio social se entiende como el proceso que altera la unidad manera que la suma de determinados acontecimientos pueden modificar la estructura.3 La
y especificidad de la cultura, al modificar sus componentes o introducir rasgos externos a ella. historia se entiende como el proceso en el que se producen tales modificaciones.
Por ello lo genuino y especifico de la cultura se identifica con lo «tradicional», con aquello En su libro Anthropologies and Histories ( 1989), Roseberry considera que las perspec-
que antecede a los cambios y la investigación etnográfica se dirige o bien a buscar los rasgos tivas de Geertz y de Sahlins son muy similares. Para ambos autores la referencia a la historia,
del pasado o bien a analizar su sustitución por otros en el proceso de «modernización>> o de como la referencia a la cultura, implica el reconocimiento de la diferencia humana, de la
«aculturación>>. especificidad. Cada cultura es única y tiene su propia historia: éste es el énfasis que ambos
El análisis del cambio social sólo tiene en cuenta, pues, sus dimensiones más concretas, hacen, a pesar de la distinta manera de entender la naturaleza de la cultura. Ambos autores
puntuales y recientes, como aquello que altera un determinado ordenamiento cultural. Y debido también consideran la acción individual como la dimensión más relevante a tener en cuenta.
al limitado impacto de la disciplina en el estudio de nuestra cultura y a una mayor práctica en Comparten, pues, una verdadera «teoría de la práctica», aunque la entiendan también de
el estudio de los «otros» esto se concreta en una oposición radical entre la «tradición>> manera distinta. A Geertz le interesa la dimensión acumulativa de las prácticas individuales,
(identificada con lo precapitalista e, incluso, con lo prehistórico) y la <<modernidad» (que es en la medida en que expresan patrones estructurales o formales. Sahlins sitúa la práctica como
capitalista, por definición), lo que reproduce los discursos populares y cientfficos de nuestra una categoría analftica, con valor explicativo.
época y niega, a su vez, la historia de los pueblos subordinados a la lógica del capitalismo No es fácil sintetizar el concepto de cultura cuando en la propia tradición culturalista
(ComaroffyComaroff, 1992:44). . existen diversos ángulos de análisis que, además, han ido cambiando y adoptando formulacio-
Las perspectivas de Clifford Geertz y de Peter Sahlins introducen matizaciones impor- nes diferenciadas respecto a los planteamientos iniciales. Lo que une a las aproximaciones que
tantes a esta visión de la historia. Se trata de perspectivas que son bastante distintas entre sf, hemos presentado a grandes rasgos es esta visión de la cultura como algo único y como
pero que comparten la consideración de la cultura como eje central de análisis y ambas totalidad, el particularismo histórico y el individualismo metodológico. Si nos situamos ahora
entroncan, como tendremos ocasión de mostrar, c9n el particularismo histórico boasiano (que en el dominio de la economía, hemos de incluir aquí las aproximaciones del sustantivismo y
el análisis de áreas culturales o la teoría de la modernización no niegan, pero relegan a un
segundo plano).
2. Es significativa la definición de cultura que desde la orientación simbolista proporcionan ComBroffy Comaroff(l992:
La cultura, dice Geertz en La interpretación de las culturas ( 1987), es contexto; es el 27): «<IISotros consideramos que la cultura es un espacio semántico, el campo de signos y pnicticas en el que los seres hum1111os
marco en el que las acciones de los seres humanos. tienen significado. Los rasgos culturales construyen y representan quiénes son ellos y los otros, BSi como sus sociedades e historias. No es meramente un orden abstracto de
no existen en abstracto: a nivel local se recontextualizan, se transforman en nuevos elementos, signos o de relaciones entre signos. Tampoco es sólo la suma de pnicticas cotidianas. Ni tampoco es pura lengua ni pura palabra, ya
que nunca constituye un sistema cernido o totalmente coherente. Es más bien lo contrario: la cultura siempre contiene mensajes,
adquieren una especificidad concreta. Por esto la tarea de los antropólogos es reconstruir el imágenes y acciones polivalentes, parcialmente contestables. Es, en resumen, un conjunto de significantes-en-acción, históricamente
conjunto de símbolos y significados en su contexto cultural. Los rasgos culturales han de situados, históricamente desarrollados, significantes que son a la vez materiales y simbólicos, sociales y estéticOS».
3. En Culture and Practical Reason (1976) Sablins mantiene una posición parcialmente diferente a la de su publicación
interpretarse en este contexto simbólico, que es particular y concreto, y no tienen sentido posterior, lslonds of History (1985), pues en el primer texto el esquema conceptual se considera anterior a la «praxis», de la que
fuera de él. constituye su marco referencial, sin que se plantee la transformación del esquema conceptual mismo.
108 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGlA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA lW

del formalismo, que durante más de un siglo se han hallado en confrontación, pues difieren sociedades a otras; tienen por tanto un carácter especifico y concreto, no universal. Dependen
fue~~ente respecto a l~ consideración del lugar de la economía en la sociedad, pero que de cada cultura, de la forma concreta de resolver la interacción con el entorno para la
partictpan de unos paradtgmas teóricos bastante parecidos.4 satisfacción de necesidades y de las formas de trabajo y organización, y éstos son los elementos
~l formalis~o ~arte de la noción de escasez de recursos, cuando, por otro lado, las que explican la existencia de determinados valores, motivaciones y actuaciones prácticas. Este
nec~stdades s~n. mfinitas. Por esto la economía consiste propiamente en «economizar», es énfasis en la necesidad de analizar la interacción con el entorno permitirá desarrollar la
dectr, en admmtstrar recursos escasos para atender finalidades alternativas. El sistema de corriente conocida como «ecología culturab>. El concepto de «estrategias adaptativas», central
valor~s se considera básico para entender cómo se efectúa la necesaria jerarquización de las en esta aproximación, encaja con el individualismo metodológico, o con la teoría ~e la praxis,
?ec~~tdades que se han de cubrir y la elección de recursos que le corresponde. La acción que hemos comentado ya.
mdivtdual, por tanto, pasa a ser el elemento básico del que deriva la acción social en el sentido El cambio social se entiende como una modificación de las formas de interacción con el
weberiano, sien~o modelada por los valores culturales existentes. La economía'se considera, entorno y de las pautas de institucionalización, lo que se produce de forma concreta y especifica
pues, una modahdad de la conducta, por lo que lo que hay que analizar, desde esta perspectiva, en cada cultura. Y es que, como nos recuerda Sahlins ( 1977 :9), el método formalista se inclina
es qué ~atrones d~ racionalidad, elección o acción son los adecuados para las distintas a considerar a las economías primitivas como versiones subdesarrolladas de la nuestra,
ordenaciones soctales o culturales. «No"" hay motivos económicos -nos dice Nash mientras que el sustantivismo valora a las diferentes sociedades por lo que son. Por ello no
( 1977 :425)- sólo motivos influyentes en la esfera económica.» La economía es un subsistema interesa tanto entender los procesos económicos generales, como la forma. especifica de
de la sociedad que para ser comprendido requiere analizar el sistema de valores existente, que concretarse en cada cultura.
es el que modela los patrones de elección ante la necesidad ineludible de «economización» y Esta óptica de análisis guarda coherencia con la que tomando como referencia la idea
que toma formas distintas en contextos sociales y culturales específicos. de globalización cultural que abarca fenómenos de alcance mundial, se interesa por la
La perspectiva formalista identifica la economía con su forma de mercado y considera diversidad y heterogeneidad de formas que adopta este proceso en contextos locales, regionales
q~e.pu~de aplicarse de forma universal a todas las culturas. Por ello, R. Firth sefiala que las o nacionales (Robertson, 1992).
dis~ct~nes ~tre las econom~as primitivas y las demás son distinciones de grado y no
cuall~ativa~ (Firtb, _1976). Es tmportante tener en cuenta esta visión, porque desde ella el
cambto ~octal se entiende como un cambio de grado también, en la medida en que se incorporan La cultura y la eeonomfa política
a la soctedad nuevos valores, nuevas técnicas, nuevas formas de producir bienes y servicios.
En el contex~ contei?poráneo, el cambio social se entiende, pues, como modernización (si se La segunda gran concepción de la cultura se opone a esta visión de la cultura como algo
pone el énfasts ~el ~pacto de los cambios tecnológicos) o como aculturación (si el énfasis único y como totalidad, pues considera que la cultura sólo puede entenderse en su relación con
recae en e~ cambto ~e ststemas de valo~es ). Implfcitamente el punto de referencia comparativo procesos económicos, políticos y sociales de carácter más amplio. Esto no niega la especificidad
es la «so~tedad occtdental», que se enge en motor de los cambios y en punto de llegada de de cada cultura, pero sí niega que las culturas sean entidades delimitables o totalidades inde-
otras soc~edades. Por ello, y _por definición, el cambio social se origina por factores externos, pendientes. Lo relevante es su conexión, su articulación suele decirse, con procesos históricos
que n;to.difican la co?fi~tón de l~s culturas; la economía, como parte del sistema cultural, que no son particulares, sino globales, que no son de corto alcance, sino de larga duración. Porque
~o ongma los cambtos, smo que rectbe sus repercusiones y ha de adaptarse a ellos. El sentido se entiende que cada cultura no existe al margen de tales procesos, ya que su funcionamiento y
lmeal por el que se concibe la evolución hace que el resultado inevitable sea la uniformización reproducción es indisociable de ellos. Y se entiende que los sfm.bolos y significados son
cultural, a pesar de las variaciones locales que puedan existir. indisociables, a su vez, de los componentes materiales y de las relaciones sociales.
Karl Polanyi, uno de los máximos exponentes del sustantivismo pone el énfasis en la Esta orientación integra la identidad como un elemento constitutivo en la definición de
dependencia de las personas respecto a la naturaleza y de las personas re~pecto a otras personas la cultura. Y es que los rasgos que definen una cultura no son separables de la manera en que
para ~btener su su~tento, puesto que la economía es el proceso por el que se satisfacen las son seleccionados por los miembros de un grupo como factores de diferenciación respecto a
nec~st_dades ma~nales y por tanto consiste en la producción y distribución de bienes y otros grupos y, por tanto, de especificidad. La cultura, por consiguiente, sintetiza los rasgos
servtctos (Pol~yt! 1994:92). Esto implica que la actividad económica requiere, por encima que comparte un grupo y lo hacen diferir de otros y puesto que lo relevante es afirmar la
de todo, organtzactón y por ello la economía es una actividad institucionalizada, que se realiza especifici4ad del grupo, la acepción del concepto de cultura tiende a proyectar una imagen de
en el_ ~arco ~e unas determinadas condiciones sociales, que son las que dan unidad y unidad, basada en todo aquello que se comparte; tiende a transmitir también una imagen
e~tabthdad al ststema. No hay escasez por definición, como asegura el formalismo; hay formas estática en un mundo cambiante, ya que los elementos externos que el grupo incorpora se
diferentes en cada cultura de distribuir los recursos y los bienes producidos. La economía es, entienden que alteran su unidad y hacen perder su especificidad.
pues, una modalidad de la cultura. La relación entre cultura e identidad no es univoca ni exclusiva, pues el individuo, como
. La institucionalización es el eje clave en el concepto sustantivo de economía. Lo miembro de grupos de naturaleza muy .diversa, puede participar en muchas y variadas
Importante es an~liz~ qué ~ug~ o~upa _la a~tividad económica en cada sociedad, porque las «culturas» y sustentar distintas formas de identidad. Asf pues, cuando se utiliza el concepto
formas de orgamzactón e mstituctonalizactón de los procesos económicos varían de unas de cultura como útil analítico hay que ser conscientes de que puede referirse a diferentes niveles
de abstracción. En ocasiones puede pesar la identidad local, la de género, la profesional o la
4. Véase Contreras (1981), Oudeman (1981), Martfnez Veiga (1990), Valdés (1981). nacional, por ejemplo.
110 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 111

Así pues, la identidad es un sentimiento subjetivo y variable, que no se genera mecáni- Wallerstein desarrolló la teoría del sistema mundial en los atlos setenta, en un momento
camente por el hecho de poseer como denominador común un mismo modo de vida y de en que el marxismo reflexionaba acerca de la imposibilidad de que el socialismo se construyera
actividad. Pero no se puede prescindir de este factor subjetivo, porque el área a la que se asocia en un solo país y en que las teorías sobre el subdesarrollo se apoyaban en la noción de
una cultura expresa un espacio de identidad en el que cristalizan las estrategias específicas de dependencia. Rompiendo con los estrechos esquemas de la teoría de la modernización y su
un colectivo para marcar sus límites y su diferenciación respecto a otros grupos (Friedman, referencia comparativa respecto a la sociedad occidental, considera que cada sociedad debe
1990). Esto explica por qué el concepto de cultura suele vincularse más fácilmente a unidades analizarse como parte de un patrón sistemático de relaciones entre sociedades. A,:ií se entien-
políticas, o a unidades que desean tener un papel político (Goody, 1992). de la expansión de la economía-mundo como sistema capitalista de intercambio y así se
Además, la cultura no sólo sintetiza la manera en que unos grupos se distinguen de otros. entiende la mercantilización de todas las cosas como hegemonía del capitalismo en todos los
Este concepto se utiliza también para marcar la especificidad de un grupo respecto a otro dentro ámbitos de la vida. Wallerstein enfatiza los factores económicos en la construcción de una
del propio grupo (Wallerstein, 1990), lo que se expresa en la tendencia a asociar los elementos circunstancia moderna global. En su proceso de expansión el capitalismo se va haciendo fuerte
que se consideran más puros y genuinos de la cultura con determinados segmentos de pobla- y las distintas sociedades pasan a tener determinado papel según su posición en el sistema
ción. Esto obliga a considerar la estratificación social como un elemento constitutivo de la mundial. Y esto determina los componentes políticos y culturales.
cultura. La heterogeneidad interna de las c1Hturas se muestra tanto en el sistema de estratifi- Wolf dio un importante paso desde la antropología en la defensa de tener en cuenta la
cación social que fragmenta a la población en distintos grupos y clases como en las formas de historia, una historia que debe entenderse a escala global, que dé cuenta de las transformacio-
poder y los mecanismos de dominación. nes más importantes del mundo y que permita trazar las conexiones entre comunidades,
Si en la sociedad hay jerarquías y poder, ¿cómo puede existir una identidad común?¿Qué pueblos y naciones, en lugar de seguirlos tratando como unidades separadas. Recupera así una
es lo que proporciona el sentido de unidad cuando pueden encontrarse profundas desigualda- vieja tradición en la antropología, a la que el funcionalismo renunció. Y mientras la teoría de
des? La cultura, precisamente, tiene el poder de resolver esta aparente contradicción. Basán- la economía-mundo dice mucho respecto a la expansión del capitalismo, pero poco acerca de
dose en aquello que se comparte y enfatizando la idea de unidad, el concepto de cultura no las <<periferias», el texto de Wolf consigue un equilibrio entre las dos dimensiones, atendiendo
niega la desigualdad, sino que la reafirma. Así pues, la oposición unidad/diversidad no es especialmente a la historia de los pueblos a los que se había negado la historia y destacando,
antinómica, sino más bien complementaria, pues se trata de dos características indisociables además, cómo en determinadas áreas del mundo ha sido esencial la contribución de estos
y ambas se encuentran presentes en la realidad social. La definición de la cultura debe recoger, pueblos en la creación de las nuevas formas sociales y culturales que emergieron en el contexto
pues, estas dos dimensiones y no quedarse sólo con una de ellas. Enfatizar sólo lo que se de los imperios comerciales (Roseberry, 1989:130).
comparte y no lo que fragmenta, por mucho que quede subsumido, implica dar una imagen En el caso de la obra de Maurice Godelier, uno de los hilos conductores de sus reflexiones
incompleta e idealizada del sistema social. ha sido analizar la lógica del movimiento de las sociedades. Este interés es complementario a
Hay que tener en cuenta, pues, que dentro de cada sociedad y también en la relación otro: la comprensión de la lógica de funcionamiento y reproducción de las sociedades. Son las
entre sociedades existen la desigualdad económica y la dominación política, que no pueden dos caras de una misma moneda, las dos dimensiones de una misma problemática. Para
entenderse en términos sólo simbólicos e identitarios, sino considerando el conjunto social en Godelier las etapas de transición son de importancia crucial en la historia de una sociedad,
su globalidad y en su dinámica histórica (Comaroffy Comaroff, 1992:28). En consecuencia, pues son el momento en que las maneras de producir, de pensar y de comportarse individual-
desde esta perspectiva la historia no se entiende como la diferencia cultural, sino como un mente se encuentran confrontadas a determinados límites internos o externos que impiden su
proceso social y material. En este proceso tienen origen las desigualdades sociales y políticas reproducción, por lo que empiezan a descomponerse o a subordinarse a las nuevas lógicas que
y éstas influyen en las prácticas y cosmovisión de los actores sociales. No hay pues sólo las dominan (Godelier, 1991:7). En toda sociedad hay cambios, pero no todos contribuyen a
«cultura» (en su acepción restringida de símbolos e ideas), como no hay sólo «economía» cambiar de sociedad. Lo que se trata es de identificar estos cambios y ver si las modificaciones
(materialidad~ relaciones sociales), hay también «poden>. Porque del poder derivan las formas que provocan son tan sustanciales como para implicar la desaparición de una forma de
de desigualdad y de dominación y el poder determina qué signos y símbolos son dominantes sociedad. La constitución de una nueva sociedad radica en la conformación de una nueva
y cuáles no, por qué determinadas prácticas son consensuadas y otras contestadas. articulación entre formas de producción y formas de poder. Esta perspectiva implica una óptica
Desde esta perspectiva, la economía política se sitúa en el centro mismo de comprensión de análisis que tenga en cuenta los procesos de larga duración.
de las relaciones entre cultura e historia. En ella podemos situar tanto la obra de Eric Wolf, Desde estas aproximaciones que hemos presentado la forma de entender la cultura
especialmente su texto Europe and the People Without History (1982), como el conocido supone poner en juego un planteamiento teórico y metodológico global, en el que antropología
análisis de l. Wallerstein sobre la «econon:iía-mundo» (The Modem World System, 1974). La e historia son inseparables. Y es que no se está abordando un aspecto parcial o concreto del
teoría de la transición social, y su formulación por parte de Maurice Godelier (Transitions et análisis antropológico, sino total. Toda sociedad es parte inseparable de esta totalidad. Tan
subordinations au capitalisme, 1991), proporciona un esquema teórico y conceptual desde el importante es conocer sus mecanismos de funcionamiento como los cambios que conducen a
que pueden analizarse los procesos de cambio social y sus concreciones históricas, tal. como otras formas de sociedad. El papel que se otorga a la economía en este proceso es básico y
afectan a sociedades concretas y a la relación entre ellas. 5 crucial. Así queda expresado en esta cita que reproducimos a continuación:

S. Una aportación importante, como reflexión sobre esta forma de abordar el concepto de cultura y su vinculación con la En la actualidad. con mayor claridad aún que ayer, se constata que no todos los elementos
economía poHtica, es el texto de W. Roseberry Anthropologies and Histories (1989). que componen la sociedad (el arte, el parentesco, la religión, el poder, etc.) tienen el mismo
112 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL
LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 113
peso en la evolución de las sociedades y que dos dominios parecen contener las fuexzas c~n
mayor peso, las cuales no sólo hacen cambiar las sociedades, sino que sobre todo hacen camb1ar Bibliografía
de sociedad: las fuerzas económicas y las fuerzas polfticas. No la polftica en el sentido habitual
de poder sobre las personas, sino en el sentido de la soberanía que una sociedad humana ejerce Bourdieu, P. (1980) (1991), El sentido práctico, Madrid, Tauros.
sobre una porción de la naturaleza y sobre todo aquello que la habita, luego, en primer lugar, Comaroff, J. y J. (1992), Ethnography and the Historicallmagination, Boulder, Westview Press.
sobre el propio hombre (Godelier, 1989:14.15). Comas d' Argemir, D. (1995), «¿Existe una cultura pirenaica? Sobre la especificidad del Pirineo y el
proceso de cambio social», Temas de antropolog{a aragonesa, 5:31-54.
Podemos comprobar que desde esta aproximación se habla más de «sociedades» que de Contreras, J. (1981), «La antropología económica: entre el materialismo y el culturalismo»~ en Llobera,
J. R. (ed.), Antropolog{a económica. Estudios etnográficos, Barcelona, Anagrama, pp. 9-32.
«culturaS». Y es que, como ya expresamos más atrás, se considera que lo cultural es el
Esteva-Fabregat, C. (1971), «Para una teoría de la aculturación en el Alto Aragón>>, Ethnica, 2:7-75.
contenido de lo social y, por tanto, inseparable de él. Como seilala Goody (1992:30), lo cultural - (1974) (1978), «El cambio en la ética laboral en el Alto Aragón>>, en Douglas, W. A. y J. Aceves (eds.),
es lo social visto en otra perspectiva, no una entidad analftica distinta. Y lo cultural no puede Los aspectos cambiantes de la España rural, Barcelona, Barral, pp. 281-298.
disociarse de lo ecológico, lo económico y los demás factores sociales. ¿Cómo se consideran Firth, R. (1976), «El marco social de la organización económica», en Elementos de antropolog{a social,
entonces los cambios que acontecen en el sistema cultural? ¿En qué medida la expansión de Buenos Aires, Amorrurtu, pp. 141-173.
la economía-mundo y la globalización afectan la especificidad cultural? Volvamos entonces Friedman, J. (1990), «Being in the World: Globalization and Localization>>, en Featherstone, M. (ed.),
al concepto de cultura. Global Culture. Nationalism, Globalization and Modernity, Londres, Sage, pp. 311-328.
La incidencia de los cambios sobre las sociedades se relaciona con su situación respecto Godelier, M. (1984) (1989), Lo ideal y lo material, Madrid, Tauros.
a las relaciones dominantes. La expansión del capitalismo se ha realizado creando centros y - (dir.) (1991), Transitions et subordinations au capitalisme, París, Éditions de la Maison des Sciences
del'Homme.
periferias. Son así muchas las sociedades que han pasado a ser dependientes respecto a los
- (1991), «L'objet et les enjewo>, en Godelier, M. (dir.), Transitions et suborrlinations au capitalisme,
grandes centros del poder económico y polftico y, por tanto, la reproducción de su sociedad París, Éditions de la Maison des Sciences de l'Homme, pp. 7-56.
y su cultura es dependiente también. De ahí que, efectivamente, se hayan producido procesos Geertz, C. (1973) (1987),1A interpretación de las culturas, México, Gedisa.
de desestructuración importantes tanto de sus propios medios de vida y de trabajo como de Goody, J. (1992), «Culture and its boundaries: a European view», Social Anthropology, 1(1A):9-32.
sus componentes sociales, ideológicos e identitarios, tal como ha sucedido en muchos pueblos Gudeman, S. (1978) (1981), <<Antropología económica: el problema de la distribución>>, en Llobem,
del mundo. En todo caso, no puede decirse que la cultura desaparece sin más, sino que debe J. R. (ed.), Antropolog{a económica. Estudios etnográficos, Barcelona, Anagrama, pp. 231-265.
evaluarse también todo aquello que permanece, se crea y se reformula. Hannerz, U. (1990), «Cosmopolitans and Locals in World Culture», en Featherstone, M. (ed), Global
Como sefiala Godelier (1991) refiriéndose a los procesos de transición social, todo Culture. Nationalism, Globalization and Modernity, Londres, Sage, pp. 237-251.
proceso de cambio implica la desaparición de antiguos elementos, la aparición de otros Hobsbawm, E. J. (1988), L'invent de la tradició, Barcelona, Eumo, pp. 7-49.
nuevos y una recombinación peculiar y distintiva de antiguas y nuevas formas. Esto Martinez Veiga, U. (1990), Antropolog{a económica. Conceptos, teorlas, debates, Barcelona, Icaria.
mismo subraya Hobsbawn (1988) cuando insiste en que muchos elementos viejos son la Nash, M. ( 1977), <<Antropología económica», Enciclopedia Internacional de las Ciencias Sociales, vol. 1,
pp. 425-429.
base para construir nuevas tradiciones, aunque no siempre esto sea reconocible. Esta aproxi-
Polanyi, K. (1977) (1994), El sustento del hombre, Barcelona, Biblioteca Mondadori.
mación permite analizar la cultura y sus cambios desde una óptica mucho más dinámica y Robertson, R. (1992), Globalization. Social Theory and Global Culture, Londres, Sage.
compleja. Roseberry, W. (1989), Anthropologies and Histories. Essays in Culture, History and Political Economy,
En cada sociedad se ha ido produciendo una forma distinta y singular de sfntesis entre New Brunswick, Rutgers University Press.
viejas y nuevas formas económicas, sociales, simbólicas y materiales. Es en el conglomerado Sahlins, M. (1976), Culture and Practical Reason, Chicago, University ofChicago Press.
resultante donde se encuentra la especificidad y no sólo en sus componentes más antiguos. - (1974) (1977), Econom(a de la Edad de Piedra, Madrid, Akal.
Y para los que consideran que todo ello se realiza actualmente en el marco de un imparable - (1985) (1988), Islas de historia, México, Gedisa.
proceso de homogeneización cultural podemos decir que también esta idea es muy discutible, Valdés, R. (1981), <<Antropología económica», en Valdés, R. (ed), Las razas humanas, Barcelona, Ciesa
porque depende de los elementos que se consideren. Es cierto que estamos asistiendo a escala (vol.l), pp. 89-130.
Wallerstein, l. (1974) (1979), El moderno sistema mundial, Madrid, Siglo XXI.
mundial a un gran mestizaje de culturas, que las fronteras cada vez dividen menos y que todos
- (1990), «Culture as the Ideological Battleground ofthe Modero World-System>>, en Featherstone, M.
formamos parte de esta gran «aldea global», que es un punto minúsculo en la escala
(ed.), Global Culture. Nationalism, Globalization and Modernity, Londres, Sage, pp. 31-55.
planetaria. Pero como todo es cuestión de perspectiva, podemos afirmar también que esto Wolf, E. (1982), Europe and the People without History, Berkeley, University ofCalifomia Press.
no supone mecánicamente la homógeneización cultural. Parafraseando a Hannerz
(1990:237) acabaremos diciendo que todos formamos parte de una cultura mundial y que
esto implica la existencia de una marcada organización de la diversidad y no una réplica de
la uniformidad.
LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 115

cierto que son dos formas de expresar un mismo problema, es necesario distinguirlas a efectos
analíticos.

El campesino como concepto

Constituye uno de los grandes temas en tomo a este campo de estudio. En realidad tal
cuestión expresa un problema epistemológico más amplio, como es la incapacidad de los
CAMPESINOS ~on~eptos sociológico para explicar la realidad sin encorsetarla, en esquemas cuya rigidez
Impidan comprender las variantes y el dinamismo intrínseco a todo fenómeno social.
por ENCARNACIÓN AGUILAR. CRIADO Este problema general a las ciencias sociales se agudiza cuando lo que estamos tratando
de describir es un modelo teórico lo suficientemente amplio como para ser capaz de adaptarse
a una variabilidad tan rica y cambiante como el mundo campesino en la actualidad, y por si
Escribir un artículo sobre los campesinos en unos momentos en que la estructura agraria esto no fuera suficientemente complejo, además tratar de cruzarlo con la perspectiva histórica.
mundial ha sido profundamente modificada por la industrialización puede parecer un contra- Enlazar adecuadamente pues el contexto sincrónico con una visión diacrónica no fue ni ha
sentido. En realidad estoy ya suficientemente familiarizada con afirmaciones de este tipo y sido tarea fácil a cuantos se han aproximado a su estudio. Es cierto que muchas de estas
con las de aquellos que me espetan: ¿pero existen todavía campesinos?, o de quienes, desde aproximaciones ni siquiera lo intentaron, como más adelante vamos a tratar de demostrar.
posiciones más cientfficas cuestionan la propia existencia hoy de un mundo rural. La cuestión para los que sf se plantearon esta problemática consistió en encontrar
No pretendo desde estas páginas convencer a quienes asf se expresan, en parte porque categorías teóricas lo suficientemente amplias como para incluir bajo un mismo marco
creo que la realidad se impone por sf misma, pero sobre todo porque pienso que tales preguntas analftico situaciones tan distintas como las existentes entre los campesinos sometidos a un
no están correctamente formuladas. Lo que me parece significativo, desde planteamientos régimen de encomienda en el México colonial, con los campesinos europeos organizados en
científicos, no es tanto analizar cuándo surgieron los campesinos, ni siquiera si como tales tomo a relaciones de patronazgo feudales, con los campesinos rusos bajo el régimen zarista
entidades sociales siguen existiendo aún hoy, sino sobre todo, cuándo, en qué contextos de finales del XIX, los indonesios acogidos en los sistemas de plantaciones de monocultivos
sociales y paradigmáticos se constituyeron en objetos de reflexión por parte de teóricos que coloniales, o los diferentes tipos de campesinos que actualmente persisten inmersos en una
se acercaron a ellos tratando de dar respuestas concretas, desde distintas disciplinas, a economfa de mercado, que presenta, a su vez, distintos estadios de penetración a nivel mundial.
problemas diversos como las lineas de evolución de la historia, las transformaciones econó- Por último, cómo considerar aquellos campesinos que han sido profundamente modificados
micas de la industrialización, las relaciones entre clases o la conflictividad social y polftica. Y en sus relaciones socioeconómicas por proyectos polfticos revolucionarios que conllevaron a
en segundo término, en qué medida los campesinos, como unidad de análisis, tendieron a su colectivización, caso de los rusos o los chinos, y finalmente ¿pueden entrar en esta misma
perfilar un bagaje teórico que conforman los modelos de las ciencias sociales. categoría, pretendidamente universal, los cultivadores seminómadas presentes aún hoy en
Se me puede objetar de entrada que estoy tratando de defender una parcela especialmente determinadas zonas africanas, o los granjeros norteamericanos actuales, máximos exponentes
fructífera para los antropólogos, como todas aquellas que hacen referencia al mundo de de la pequefta empresa agricola capitalizada?
supervivencias atávicas, de tradiciones, de universos sociológicos hoy dfa poco repre- Respaldar tal grado de diversidad con la elaboración de un concepto globalizador entrafta
sentativos, fácilmente aislables y como tal analizables desde una perspectiva antropológica. no cierta dificultad. Lo que se discute por tanto no es la existencia de los campesinos sino la
Pero sucede que los campesinos han sido y siguen constituyendo objetos preferente de estudio pertinencia de encuadrar su variedad en una generalización conceptual. Los conceptos son sólo
de distintas disciplina, entre las que la antropología sólo es una más, y ni siquiera la primera herramientas analfticas, modelo y generalizaciones necesarios para explicar la realidad, pero
no son l.a realidad misma (Wolf, 1977 y Shanin, 1979). Es preciso pues afirmar, tal y como
que se ocupó en su estudio.
Planteado asf el problema, escribir o enseftar sobre los campesinos es sobre todo un es~s mismos autores han seftalado repetidamente, que los campesinos como conjunto no
ejercicio de poner en relación las formas como hemos constituido «nuestros mapas intelectua- extsten, y que cuando hablamos de ellos nos estamos refiriendo a una mixtificación, a una
les», y en qué medida éstos han tendido a delimitar y a explicar la realidad que analizamos. generalización que no resiste un análisis contextual. En palabras de Shanin: «La heterogenei-
Dicho más explfcitamente «para entender qué son los campesinos se debe entender qué y cómo dad de los campesinos está fuera de toda duda. En efecto, los campesinos no pueden ser
pensamos de ellos)> (Shanin, 1979:43). comprendidos o ni siquiera descritos de manera apropiada fuera de su escenario societal
Definir pues qué son, constituye la primera cuestión a plantear. Los intentos de general, y lo mismo puede decirse del contexto histórico» (Shanin, 1979: 17).
formulación del concepto son tan variados como variadas son las disciplinas y las perspecti- El proceso de diferenciación y evolución histórica del campesinado constituye pues uno
vas en las que se ha desarrollado su estudio. De forma que entender una determinada de los temas centrales en su conceptualización. Más allá de las importantes aportaciones que
concepción de los mismos pasa por entender cuáles son los paradigmas desde los que se han a este aspecto se han dado desde posiciones marxistas, mediante su inclusión dentro de la teoría
dado estas distintas aproximaciones. La primera cuestión nos remite al debate sobre el ~e «los modos de producción», le debemos a Wolf los más esclarecedores esfuerzos por
concepto de campesinos, la segunda a su constitución como campo de estudio. Y si bien es mtegrar el análisis de los campesinos en la historia. Su libro Peasants de 1966 constituye la
116 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 117

primera síntesis analítica del campesino como conjunto, todavia hoy sigue siendo una refe- 1967 por George Dalton: Tribal and Peasant Economy, cuyo solo titulo explicita la idea que
rencia fundamental para el estudio de los mismos. tratamos de subrayar.
La concepción de Wolfparte del proceso de diferenciación histórica del campesino como Por otro lado, el excedente y la renta de la tierra babia sido uno de los temas fundamen-
grupo, preocupación que le lleva a elaborar una de las definiciones más funcionales: su tales de los economistas del XIX, y por supuesto estaba en la base de la formulación marxista
posición intermedia entre «la sociedad primitiva y la sociedad industrial», cuestión ya explicita de los n;todos de producción. Constituyó una elaboración central para entender el paso de los
en la introducción a su obra: «Este libro trata de esos amplios sectores de la humanidad que campesmo desde el feudalismo al capitalismo, que Marx desarrolló en El capital. 1 Este
se encuadran entre la tribu primitiva y la sociedad industrial. Esas. poblaciones, que abarcan excedente de p~oducció~ que. se transfiere del grupo que lo produce al grupo que- lo controla
muchos millones de individuos, ni primitivos ni modernos, constituyen la mayor parte de la apar~ce en el Sistema tributario (feudal) en forma de fuerza de trabajo y renta en especie. Tal
humanidad>> (Wolf, 1975:5). Será desde este enunciado básico como establecerá las líneas de relación e~onómica _tenia una expresión jurídica en las relaciones de vasallaje, que daban forma
diferenciación entre los cultivadores primitivos y los campesinos, sefl.alando el papel predo- a las relaciones sociales de producción.
minante que en el curso de la aparición del campesinado tuvo, no ya el surgimiento de la . En . este tipo de ~ociedad, como en todas las precapitalistas, los productores eran
agricultura, sino sobre todo la aparición del urbanismo y el Estado, y la extensión de las propietarí~s de los medios de producción. La vida social por tanto se regia por relaciones de
relaciones asimétricas de control y dependencia de una amplia capa de productores directos, mte~c.ambio que encontraban su expresión normativa en los derechos y obligaciones de la
por parte de un grupo dirigente que ejercen funciones de administración política. La existencia farmlia, la parentela y la comunidad. Lo característico del capitalismo fue la generalización
del excedente y la división social del trabajo, más allá de las divisiones en razón de edad y de la_ mercantilizaci_ón en todas las actividades sociales. Su aparición supuso la existencia de
sexo, caracterlstica de las sociedades primitivas, será otro de los elementos fundamentales en un mvel muy ampho de desarrollo de las fuerzas productivas, de forma que los medios de
este proceso de diferenciación. producción son ya tan complejos que no pueden ser fácilmente apropiados por todos los
El énfasis de toda la teoría de Wolfpor tanto se basa no en las relaciones de los grupos product~res. Se establece así la diferenciación esencial entre poseedores de los medios de
campesinos con otros grupos, aspecto que ya babia sido sefl.alado por K.roeber, sino en la producción y poseedores de la fuerza de trabajo que es vendida a cambio de un salario.
naturaleza de esas relaciones: «En el fondo, el término campesino denota una relación . La d~saparición del campesin~o como sector diferenciado en este proceso de acumu-
estructural asimétrica entre productores de excedente y dirigentes» (Wolf, 1975:20). Será lación capitahsta será la consecuencia lógica de esta interpretación de la evolución histórica
precisamente en la producción de excedente y los mecanismos de transferencia del mismo d_esarrollada por Marx: La polémica sobre la supuesta permanencia o desaparición del campe-
donde encuentra su significado el concepto de campesinos, y este «fondo de renta» el que smo con la mtroducci~n de las ~elaci~nes capitalistas de producción ocupará a partir de
explica su carácter diferencial con el cultivador primitivo. Lo que varia histórica y localmente entonces no pocas págmas de la discusión teónca sobre los campesinos. Sobre esta cuestión
son las formas de producción de esas rentas y los modos de su apropiación desde otros grupos volveremos más adelante. 1

sociales: en rentas sobre la tierra en los sistemas tnbutarios, o rentas sobre el trabajo y la L~ que ~e interesa ~o~ es culminar este análisis de la aparición del campesino como
producción en el capitalismo. Lo que no varia será la subordinación estructural del campesino ~po diferenciado en. la histona como una cuestión no resuelta a efecto de su conceptualiza-
a otros grupos. Desde estas relaciones estructurales entre grupos sociales es como Wolf c~ón. El problema estriba, desde mi punto de vista, en la incapacidad de los autores que se han
concebirá uno de los más interesantes modelos de clasificación de los campesinos a nivel o~upado_ del tema p~r s_efl.alar el periodo histórico en el que el campesino aparece como grupo
mundial: «los ecotipos», esquemas-modelos que explicarán la variabilidad histórica y actual difer~ciado. E_I cnteno usualmente utilizado es el de hacerlo coincidir con un hipotético
de las sociedades campesinas como sistemas de adaptación en tomo a tres elementos: las estadio de «sociedad de pequefl.os productores», cuya existencia, ya apuntada por Marx, tuvo
condiciones ecológicas, los sistemas tecnológicos y los mecanismos sociales y jurídicos de lugar en un periodo concreto que nunca termina de fijarse. No puede confundirse con «el modo
apropiación de los excedentes de producción. de ~roducción doméstico», pues la ausencia de relaciones de dominación ejercida por las clases
Lo que nos parece interesante de la concepción de Wolfno es sólo su carácter clarificador, sociales qu~ detentan el poder del Es~o, institución sin la que no existen campesinos, anula
sino sobre todo la utilización de dos de los elementos que han sido centrales en la conceptua- tal presunción. Y así, y aunque explfcitamente no se dice, se tienen a hablar de campesinos
lización de los campesinos, nos referimos a la diferenciación entre «Primitivos y Cultivadores» como el grupo de pequefl.os productores independientes que coexistieron con las relaciones
y el «Excedente y la Renta de la Tierra». Abordaremos ambos aspectos brevemente, pues su fe~~les en la Europa medieval, y de alguna forma, por extensión el modelo de campesino se
aparición recurrente en este proceso de elaboración teórica se refieren a distintas preocupa- astmlla como «un modelo general de vida», que encuentra su mejor ejemplo en el medievo
ciones de las disciplinas que se ocuparon de los campesinos. europeo, en la familia campesina medieval como comunidad económica autosuficiente pro-
El primero constituía una de las cuestiones centrales de los antropólogos norteamerica- ductora de sus propios medios de subsistencia, que intercambiaba el sobrante de su producción
nos desde la década de los cincuenta. Se trataba de un problema que se refería a la reelaboración en el mercado.
del modelo de la antropología más allá de su especialización en el estudio de «los primitivos». Es evidente que esta situación no es sino una mistificación construida aislando al
El proceso de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial y los cambios estructurales de campesino en comunidades locales, que poco tenían que ver con la inclusión de las mismas
la economía a nivel mundial están en la base de esta eclosión del «campesinado» como tema en un conjunto de relaciones de dominación por parte de los sefl.orlos. Lo que si es cierto es
de estudio entre los antropólogos. Era evidente que la antropología tenia que partir en las
definiciones de su nuevo objeto de estudio del marco comparativo que «los pueblos primitivos» . ~ · Este llllpCC~ central ~ ~ teoría de ~ seria posteriormente revisado por economistas y sociólogos llllllXisiBS que
les babia proporcionado. A esta idea obedece la publicación de la obra colectiva, editada en mtroducirlan la perspectiva del capttalismo colomal: Amin, 1974, Amin y Vergopoulos, 1974.
118 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 119

que miradas en su conjunto, tales unidades poseían un carácter económico y social cerrado o La interdisciplinareidad de lo que se ha venido a llamar «Los Estudios Campesinos»
semicerrado, lo cual les otorgaba una cierta autonomía de producción y consumo. La eclosión encuentra respuesta en el panorama de un mundo que los amenazaba con su desaparición,
de las relaciones mercantiles supuso la ruptura de esta cierta homogeneidad de unidades cam- convirtiéndolos así en el centro no sólo de enconadas polémicas políticas, sino de un largo
pesinas que, a partir de entonces, quedan supeditadas a las.leyes del mercado exterior. debate académico, donde disciplinas como la historia, la economía, la sociología. y la antro-
Ni siquiera la interpretación antropológica de la historia ha logrado superar unos pología van a dirimir cuestiones referidas a sus propios planteamientos científicos. La riqueza
planteamientos teóricos que mucho tienen que ver con una construcción histórica hecha a y complejidad de cada una de estas aproximaciones merecerían un estudio por separado,
medida del Viejo Continente. Otras posibles vías de evolución en el devenir histórico de esas mucho más profundo, del que podemos realizar en este corto espacio, en el que intentaremos
amplias zonas del mundo que fueron sometidas a diversos procesos de colonización fue la gran exponer de forma breve las más importantes aportaciones de aquellas tradiciones que consi-
ausente en la teoría de Marx, y por tanto fruto de revisiones posteriores entre las que destacan deramos centrales.2 Entender el contexto sociológico y los paradigmas desde los que partieron
la de Samir Amir (1974), aunque lo que desde estas posiciones se discute no es ya el tema de las distintas concepciones de campesinos, nos ayudarán en este camino de buscar un marco
la aparición del campesino, sino más bien el de su desaparición, mediante su transformación analítico común.
dentro de la progresiva globalización de la economía capitalista. El problema de la descampe-
sinización que explica básicamente el surgifb.iento de los campesinos como campo de estudio l. La Tradición Marxista. Es evidente que la figura de Marx trasciende a los estudios
entre la ortodoxia marxista de principios del siglo, volverá a eclosionar partir de los afl.os campesinos, éstos no constituyeron nunca objeto preferente de los estudios de Marx, salvo
sesenta. Hora es ya pues que nos ocupemos de los paradigmas y escuelas que han conformado para insertarlos, desde su preocupación social y política, en su teoría de «los modos de
este campo. producción», analizando el papel del campesino en la transición del feudalismo al capitalismo.
Si además, como sabemos, tales interpretaciones se extrajeron de los campesinos ingleses y
franceses, entenderemos exactamente cuál fue el contexto en el que Marx escribió sobre ellos.
El campesino como objeto de estudio Evolucionista convencido los considerarla como «supervivencias» de un estadio a superar. En
este contexto es fácil explicar sus referencias a «la clase que representa la barbarie dentro de
El surgimiento de los campesinos como tema de estudio es paralelo al proceso de la la civilización», que tanto ha molestado a los críticos de Marx.
industrialización. «La gran transformación» marcarla un antes y un después a la pretendida El papel de Marx fue el de esbozar las líneas maestras que posteriormente desarrollarían
permanencia de un mundo rural que se descomponía ante el rápido crecimiento de las ciudades los estudiosos de los campesinos. De un lado establecerla la especificidad de la economía
y la emigración, fenómenos que más allá de sus repercusiones sociales a finales del XIX, los campesina, basada en la ausencia del concepto de beneficio, lo que determinará la incapacidad
instituyeron como nuevos objetos de reflexión intelectual. La expansión de ideologías nacio- de acumulación de capital característica de los campesinos. Esta ausencia del valor del trabajo
nalista, populista y socialista en zonas de la Europa central y oriental, donde este proceso fue como mercancía, junto a la teoría de la renta de la tierra, constituyen para Marx, los dos
tan tardío como rápido, determinó el desarrollo de un movimiento intelectual que, desde finales elementos fundamentales que distingue al sistema económico campesino del capitalista.
del XIX a principios del XX, elaborará las líneas fundamentales de este campo de estudio. Los Abrirla otro de los más polémicos debates, el del papel de los campesinos en la historia,
campesinos preocupaban por igual a políticos, filósofos y economistas en la medida que les a los que negarla la categoría de «modo de produccióm>, en la medida que nunca ha aparecido
preocupaba el proyecto de una nueva sociedad que debía ofrecer alternativas a una población de forma dominante en la historia, sino articulado con otros modos de producción. La
rural, que seguía siendo mayoritaria en esas zonas de capitalismo periférico. En este contexto ineludible desaparición del campesino en el proceso imparable de la industrialización, deter-
sociológico el modelo teórico de Marx proporcionarla buena parte de las herramientas minando su conversión en pequefto-burgués o proletario, pondría el punto a otro de los debates
analíticas con que abordar a los campesinos desde la economía política. sobre las lfheas de evolución del capitalismo y con ella del campesino. Esta posición que tiene
Esta rica tradición se detendría de forma brusca a partir de los afl.os treinta. Silenciada que ver con su interpretación política de los mismos, a los que le niega su condición diferencial
por la represión ideológica y la incomunicación creciente que se instaura a partir de entonces como clase social,3 sintetizan las aproximaciones marxistas a los campesinos, y determinarán
entre dos modelos políticos: la Europa ·oriental y el mundo occidental. Para entonces los los orígenes de un campo de estudio que se perfilará a partir del desarrollo, la constatación o
campesinos se diluyen en los perfiles culturalistas de un <<mundo tradicional» elaborado por la refutación de dichos principios.
una sociología anglosajona preocupada por explicar la expansión del capitalismo en términos
de «cambio sociab>, de oposición entre tradición-moderno, entre rural-urbano. 2. La Vieja Tradición de Estudios Campesinos. Sintetiza la preocupación no sólo
El fracaso de este modelo de desarrollo económico, determinarla importantes cambios teóriéa sino sobre todo política de. lo que podemos denominar «el problema campesino» en el
políticos y la consecuente ola de movimientos políticos revolucionarios característicos de los contexto de una zona europea incipientemente industrializada, que se enfrentaba a su moder-
·~-
afl.os sesenta, que pondrían de moda la ideología marxista. Es entonces cuando se produce una
interesante síntesis entre posiciones sociológicas y la vieja tradición teórica de principios de 2. De entre la alnmdante bibliografia que se ha preocupado por la evolución de las distintas tradiciones de estudio de los
siglo. Los campesinos vuelven a ocupar un lugar preferente entre unos planteamientos teóricos campesinos deslacamos: Shanin(1974, 1990), Palerm (1976), Newby y Sevilla Guzmlln (1983), Pén:z Tourifto (1983) y Sevilla
que intentaban reflexionar sobre el divergente proceso expansivo del capitalismo a nivel Guzmlln (1984).
3. La posición de Marx cOn. respecto a los campesinos como clase, fue extralda de su análisis de los campesinos franceses,
mundial. Unas posiciones en las que nuevamente primarían los principios de la economía y expuesta en su obra El lB Bnmuuio de Luüllotlaparte (1970, en versión espaftola). Una interesante revisión de su teoría ofrece la
política. obra de Hobsbawm y A1avi (1976)..
120 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGIA COMO CIENCIA DE LA SUCllillAD Y LA CULl"Ul<A

nización desde una estructura agraria basada en la pervivencia de los privilegios sefl.oriales y determinan el comportamiento económico campesino, ~ compo~ien~ qu~ obedece a ~a
en una explotación familiar atrasada y pequefl.a. Las primeras medidas de reestructuración relación básica establecida entre trabajo-consumo, sometida a los ciclos biológ¡cos de~ propio
iniciadas en plena época zarista, posibilitarían la recogida de una ingente información de la grupo, lo que determinará el grado de equilibrio interno ~ntre produ~tores y co~sum1dores y
situación agraria en la Rusia decimonónica. De estos materiales se servirían no sólo los en consecuencia el mayor o menor esfuerzo para cubnr las necesidades básicas. En esta
políticos, sino un nutrido grupo de académicos, agrónomos y economistas rusos, que elabora- ecuación que combina: recursos y medios de producció~ -~erra y tecn~logfa- con ~ompo­
rán, desde finales del XIX, algunas de las más interesantes aproximaciones a la economfa sición del grupo doméstico está la clave de la orgamzación econórmca de la urudad de
campesina. explotación campesina. . . .. • .
La confluencia con los teóricos marxistas alemanes dotarla a esta escuela de una Chayanov establecerla así dos premisas básicas. de su ~lisis,_la ~stab~idad mterna de
orientación eminentemente práctica, empefl.ada como estaba en definir el tránsito hacia el la economfa campesina y su capacidad de permanencia y coeXlstenci~ his~nca en el se~o de
socialismo, evitando la penetración del capitalismo en la estructura agraria rusa. Las lineas a otras unidades económicas. Por contra de cuantos negaban una racionalidad econórmca al
seguir fueron el centro del gran debate en el que se enfrentaron las posturas de los marxistas comportamiento campesino o de los que abocabll:fl por su desapari~ión irrem~~_Ie, sefl.alaba
ortodoxos, para los que el capitalismo era sinónimo a descampesinización y la de los populistas su capacidad de maniobra económica, abriendo asf nuevas perspectivas a este mcipiente ~ampo
que defendfan la tradición de la pequefl.a propiedad como vfa alternativa al capitalismo. de estudio. Es cierto que su análisis se detuvo premeditadamente allf donde la ló~ca de
organización interna del grupo doméstico establecía sus limites, que_daba por, realizar la
2.1. Los marxistas ortodoxos. La cuestión central en esta corriente será el principio inserción de estas pequefl.as unidades económicas en el seno de ~a sociedad .mayor, ~pecto
marxista de la unilinealidad del desarrollo capitalista, de ahf su preocupación por estudiar la que sólo planteó parcialmente. Pero eso seria tarea ~e otras perspectivas, q':le pnmero reVisaron
forma y la velocidad de un proceso de que suponfa como seguro. Le debemos al teórico alemán algunos de sus conceptos (la pretendida homogeneidad del grupo domé~tico o la autoexpl~ta­
Kautsky y a su obra La Cuestión Agraria (1899) las más interesantes páginas del proceso ción), 4 y luego, desarrollaron otros (la variabilidad d~ respuestas adaptativas de los ~pe~mos
diferencial de acumulación capitalista en el sector agrario. La subordinación y la destrucción frente al medio social que los domina). De cualqwer forma, el acontecer revoluc~onano en
de la agricultura tradicional por la industria, como motor del cambio, se consideraban Rusia le impuso su ostracismo teórico y polftico. Sólo muchos afl.os después su trabaJO volverla
inevitables. El desarrollo del capitalismo en Rusia escrito en 1898 por Lenin validará los a ser retomado por los antropólogos y sociólogos anglosajones.
principios de que una agricultura familiar no tendrla cabida dentro del marco de un capitalismo,
donde la concentración de tierras en manos de la burguesfa agraria determinarla la expropia- 3. Tradición sociológica. Representa una nueva direc~ión que, alejándose. de las
ción de los campesinos y su proletarización. Es cierto que la visión política de Lenin preocupaciones económicas y polfticas, concebirá a los campesmos como los arquetipos de
complementarla sus primeras aseveraciones teóricas, y asf en La cuestión agraria y los cr(ticos un mundo rural, que encuentra su definición en la oposición con el_ mundo urbano. Este
de Marx ( 1901) matizarla la rigidez de sus primeros planteamientos, admitiendo la posibilidad paradigma dominante en la sociologfa y la antropología nort~amencana desde los. afl.os
de formas alternativas en el proceso de penetración capitalista. La pervivencia de explotaciones cincuenta, resultaba una reformulación de los modelos de relacione~ duales esta~lecul~ a
familiares en un contexto de fuerte capitalización que le ofrecfa el modelo de los «farmers» finales del XIX en las obras de Maine, Durkheim y TOnnies, para exphcar la evolución social
americanos explica este cambio de posición de Lenin. De cualquier forma, la colectivización desde unos es~dios de menor a mayor complejidad. 5 Tales tipos de relac_iones tendieron a
como solución polftica revolucionaria supuso el triunfo de estas posiciones ortodoxas y el identificarse con estructuras sociales presentes en dos patrones de asentamiento: el rural Y ~1
silenciamiento, cuando no la condena política, a cuantos teóricos abocaron por la coexistencia urbano, que instaurarla el modelo de «The Folk.-Society» que Redfield desarrollarla a partir
de pequefl.os propietarios y socialismo. de su primer trabajo en 1947. . . .
El contexto académico del grupo de sociólogos urbanos de la ~mversidad de CJ:ü~ago,
2.2. Los populistas. Representan la vfa alternativa a la ortodoxia de la desaparición a la que pertenecía Redfield, determinarla la orientación de sus estudios de campo .en distintas
del campesinado. De este grupo de economistas rusos, sobresale la figura de Chayanov, quien comunidades rurales mexicanas,6 a partir de los que elaboró su concepto de la «Sociedad Follo>
esbozó en su ya clásica obra La Organización de la Unidad Doméstica Campesina (1925) el como tipo ideal de pequefl.a comunidad, basada en la tradición oral, dotada de una homo.ge-
más completo tratado de la lógica económica campesina. Partiendo del principio marxista de neidad social y un sentido de solidaridad grupal que delimitaban «una cul~a» car~terfs~ca,
la ausencia de beneficio en la agricultura familiar, el esfuerzo de Chayanov se dirigirá a cuyos elementos irían debilitándose, hasta su desaparición, con el progresivo ~ánsito hacia la
explicar que este carácter no acumulativo viene determinado por la doble naturaleza de la urbanización, proceso que esquematizarla en su tipología «Folk-Urbano ~ontinuo~>.
explotación campesina como unidad· económica y como unidad familiar. En este principio No podemos detenemos en la critica a un modelo que ya ha sido suficien!eme~te
elemental, tal y como el mismo Chayanov sefl.ala, se basa toda su teorla. Este doble carácter cuestionado. Nos interesa sefl.alar no sus errores, sino su acierto al crear una nueva dirección
de empresa y de familia que conceptualiza como «Unidad de Explotación Doméstica» expresa 4. El concepto de la autOexplotación de Chayanov se basa en su ~epci~ homog6nea_ de la «UDidad doméstica)),
el carácter especifico de la lógica económica campesina. desconociendo su realidad como grupo, en cuyo seno existen relaciones de pod~ Jerarquizadas en términos de parentesco, género Y
La explotación se constituye asf en la unidad de producción y consumo de los miembros edad, en virtud de las cuales se instituyen relaciones de explotación de unos 1111embros por otros. . .
de la unidad doméstica. El grupo doméstico proveerá de la fuerza de trabajo necesaria para
s. H. Maine: Ancimt Law (1861), Durkheim: De la diviaion du travail social (1893), ~· Tlmníes: GemeiiiSchaft-Gesells-
chaft ( 1887). . . . . de inf1uen · cto tro
hacer frente a la explotación y cubrir las necesidades de consumo de sus miembros, más que 6. Redfield elegirla para liu8 trabajos varias comunidades situadas ~ snu~?s distintos su C1B con respe a cen s
urbanos y mercados: desde Tepoztltii próxima a M6xico D.F. a tres comumdades mdigenas yucatecas.
a la obtención de beneficio. Chayanov proporcionará así las herramientas conceptuales que ,1'
~~ .
122 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 123

a una antropología, que al interesarse por vez primera por el mundo rural, se vio obligada a Esta nueva dirección asumió el trabajo de interpretar las relaciones descritas por
fijarse en los sistemas de relaciones entre grupos, aunque tales interacciones, más se descri- Redfield, Kroeber y Foster, en términos de economfa polftica, de relaciones entre productores
bieron que analizaron, y desde luego se interpretaron en términos de categorías culturales poco agrfcolas y fuerzas no productoras que, al apropiarse del excedente, crean sobre la comunidad·
precisas como el «cambio social» y la «modernización». Es dentro de esta nueva orientación, campesina relaciones de dominación económicas, sociales y políticas. Se trataba, en-definitiva,
cuando los campesinos se constituyen como objetos de estudio de los antropólogos. 7 Éste es de caracterizar a los campesinos no por su cultura, sino por su especificidad económica.
el contexto teórico en el que Kroeber caracterizó ala sociedad campesina como «Sociedades Lo local dejó de constituir el marco de análisis para integrarse en el de la sociedad
Parciales con Culturas Parciales» (Part Society-Part Culture) (1948:284). nacional, posibilitando asf el análisis prioritario de las relaciones estructurales entre ambos
La corriente «Follo>, que predominó como modelo paradigmático de la antropologfa ámbitos. Este énfasis iniciado por Steward en su investigación sobre Puerto Rico, 9 en la que
norteamericana hasta la década de los sesenta, abordaría el estudio de los campesinos desde Wolfy Mintz participarfan, determinaría los posteriores trabajos de ambos sobre las comuni-
la supuesta universalidad de una «cultura campesina» como trasfondo cognoscitivo que dades campesinas mesoamericanas. La concepción de los campesinos de Wolf, que hemos
explicaba sus comportamientos y visión del mundo. El carácter inductivista de estas teorías sintetizado páginas atrás, los intentos por construir tipologías globales sobre los distintos tipos
daba por sentado que tales orientaciones cognoscitivas, cuyo más logrado marco explicativo de sociedades campesinas de Mintz, 1973. Sus estudios de las coaliciones polfticas y sus
fue «La teoría del Bien Limitado» de Foster~1965), 8 explicaba la resistencia al cambio y a la reveladoras páginas sobre las luchas políticas campesinas en la historia, temas en los que los
modernización entre los campesinos. secundarían desde la sociologfa y la historia las interpretaciones de Hobstiawn y Alavi, 1976,
La determinación de lo cultural, entendida como superestructura que se retroalim.entaba y el mismo Shanin, 1983. Los trabajos sobre la sociología rural de Galesk:y, 1977, se inscriben
a sf misma y que funcionaba independientemente de cualquier mediación de tipo económico en esta linea. 1°Fruto de esta dinámica interdisciplinar fue la aparición en 1973 de The Journal
o polftico, oscureció las indudables aportaciones de esta corriente, a la que le debemos algunas of Peasant Studies como órgano cientffico por excelencia de este campo de estudio.
muy acertadas precisiones sobre actitudes, comportamientos y valores identificativos de las Las directrices centrales estaban ya formuladas, pues en la medida que los campesinos
sociedades campesinas. · se habfan instituido como un grupo social dotado de una lógica económica, estratégicamente
El fracaso de la concepción de la homogeneidad de lo rural, más presente en Redfield adaptativa a los condicionantes de un sistema económico que los dominaba, su permanencia,
que en el mismo Foster o Banfield, quedaría explicito tras las investigaciones de Osear Lewis como formas de vida especifica, daba contenido a un debate que convirtió al campesino en
(Tezpoztlan. Lije in Mexican Village, 1949). Sus trabajos evidenciaron que las distinciones no unidad de observación para analizar el impacto y las modificaciones producidas en estas
podfan derivarse de la división entre rural y urbano, sino en términos de riqueza y pobreza. Su economías domésticas con la progresiva introducción del capitalismo a nivel mundial.
concepción de «La cultura de la pobreza», junto a las aportaciones de los sociólogos urbanos A partir de entonces las aproximaciones teóricas en este campo de estudio discurrirán,
de la escuela de Chicago establecieron que los patrones de vida no podfan deducirse a partir de de forma un tanto redundante, en tomo a dos posiciones que muy esquemáticamente son las
la configuración espacial de los asentamientos. siguientes:
La realidad de la interdependencia de los sistemas económicos a partir de los aftos
sesenta: los fenómenos de ruralización de las ciudades y urbanización de lo rural y la eclosión - Las tesis articulacionistas entre modos de producción, que partiendo de la ya clásica
de la perspectiva de la «Sociologfa del Desarrollo», que abordaba el concepto de subdesarrollo teoría marxista, fundamentará las relaciones existentes entre modos de producción
desde el cambiante proceso de expansión del capitalismo a nivel mundial (G. Frank, 1966, doméstico y capitalista (Meillasoux, 1977), o entre formaciones económicas y modos
S. Amir, 1976~ y Wallerstein, 1974) determinaron el abandono definitivo de un concepto que de producción (Palerm, 1976, Friedmann, 1980, y Godelier, 1987).
se babia vuelto inservible para explicar tal dinámica. - Las tesis campesinistas-descampesinistas que, partiendo de otro viejo presupuesto
marxista se interesarán por la desaparición o permanencia de los campesinos dentro
4. La Nueva Escuela de Estudios Campesinos. Institucionalizarfa una perspectiva del proceso multilineal de capitalización de la agricultura a nivel mundial. Defen-
interdisciplinar en la que convergieron las nuevas posiciones materialistas de antropólogos y diendo, de un lado, la funcionalidad de la economfa doméstica para la acumulación
sociólogos con la tradición de estudios rurales de la Europa oriental. Las preocupaciones de capitalista (Palerm, Amin y Vergopoulus, 1975), tesis central entre los teóricos
la naciente escuela del Evolucionismo Multilineal, influida por las teorías de una nueva latinoamericanos (Stavenhagen, 1978, Warman, 1980, Dfaz Polanco, 1977). Frente a
arqueología social que abordaría el estudio de las grandes civilizaciones mesoamericanas, las posiciones de los descampesinistas, que sostienen su paulatina proletarización en
explica el papel central de la historia en esta orientación. un contexto de progresiva mercantilización del mundo rural (Bartra, 1974, Peder,
1977, y Deere y Janvry, 1981).

9. El rechazo de la teorfa de la aculturación para explicar el cambio sociocultural determinarla el ambicioso proyectn
7. Los «estudios de comunidad» se instituyeron como modelo de las investigaciones de funcionalislas ingleses y de
sobre Puerto Rico, que Steward concibió como estudio de sociedades complejas. El man:o nacional servla de unidad de llllilisis para
culturalislas norteamericanos. Supusieron la incorporación a la antropología de determinadas zonas rurales de Latinoamérica y del
estudiar los distintos niveles de integración existentes entre la nación, la comunidad y la familia, el resultado fue la obra colectiva:
Mediterréneo. Una excelente revisión critica de los paradigmas de esta corriente, con referencias al caso espa11ol, puede consultarse
The hopk of Pwrto Rico (1956).
en Comas y Contreras, 1990, y Prat, 1992.
10. Wolf: Ltu luchas campt~sinmJ 1111 el siglo XX, 1973. Mintz: «A note on the definition ofPeBSBDtries~~. JoUTIIIll ofhasanJ
8. «LB teorfa del Bien Limitado>~ forma parte de las premisas culturales impUcitas que, según Foster, dan origen a la
Studies: 1973. Hobsbawn y Alavi: Los camJ1tlilinos y la polftica. Los clases camJ1tlsinml y las kaltade:~ tradicionak:~, 1916. Shanin:
conducta. Es asl como establecerá este principio al que responden determinados comportamientos de los campesinos, según el cual
lA cllue inc6moda. Sociolog(a Polltica úl camp~~:~inado 1111 ll1lll socilldad 1111 úsarrollo, 1983. Galesky: Sociolog(a úl camp~~si­
todo lo que es deseado y valioso, tanto lo material como lo inmaterial (riqueza, salud, amistad, etc.) existe en cantidades fijas y
nmlo, 1977.
lin!itadas. Menos elaborada, aunque dentro del mismo modelo, será la teorla de Banfield sobre «el familismo amoral>~.
hN:SAYU:S lJ~ ANTl<Ul'ULUüJA (.;UI.;l"UKAL
LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 125

La literatura cientffica producida hasta hoy poco atlade a lo planteado por las grandes La «casa>> campesina se instituye en el centro que regula la vida de sus miembros, tanto
tradiciones hasta aquf descritas, salvo una continua reiteración a temas que ya se explicitaron a nivel individual como colectivo, su papel será determinante en el proceso de socialización
desde los orlgenes mismos de este campo de estudio, que en definitiva trataban de dar respuestas de los individuos y por tanto regirá la reproducción ideológica de los mismos. El parentesco
a tres problemas centrales: la especificidad económica campesina, su diferenciación social y se convierte así en el código en que se expresan las relaciones económicas y sociale~, tanto en
desde ella su cambiante inserción y relaciones políticas con otras unidades mayores. La forma el interior de cada grupo, como en las interacciones entre los mismos, extendiéndose hasta las
concreta en que desde cada paradigma se resolvieron tales cuestiones diversificaría hasta tal punto relaciones de vecindad, en muchos casos establecidas como ampliación de las mismas, como
las definiciones, que pusieron en entredicho la opemtividad del concepto pam describir su sucede en el caso del compadrazgo. •
cambiante realidad. Una realidad y su correspondiente generalización conceptual que han
terminado por convertir a los campesinos en «la clase incómoda», parafraseando a Shanin, en 3. Presencia de determinadas pautas de organización polftica: derivadas de la cierta
aquel grupo social que sigue poniendo en «dificultades» a aquellos investigadores y politices autonomía de la casa campesina como unidad de producción y reproducción y, de la posición
pam los que «el problema de su no desaparición>> constituye un gran enigma (Shanin, 1979:28). ambivalente del campesino frente a los medios de producción, como trabajador y propietario,
pero inserto a su vez en relaciones estructumles de dependenc~a externa. Tales condicio?antes
conforman determinadas pautas y comportamientos caractenzados por la fragmentación de
Los campesinos como especificidad sus acciones polfticas y tendencias hacia «la segmentación vertical». La reitemtiva manifes-
tación de su lucha polftica en acciones poco formalizadas, tipo bandidajes, guerrillas y
Partir de la incapacidad de crear un concepto genérico no significa que no existan revueltas se han mostrado como camcterlsticas de sociedades campesinas.
elementos que permitan dotar a tal diversidad de un marco comparativo, imprescindible a todo
proceso de teorización. Y ciertamente a lo largo de este esfuerzo científico se han ido perfilando 4. Persistencias de rasgos a nivel cognitivo: que expresan y a la vez están influidos por
una serie de elementos definidores de la distintividad campesina que, en sfntesis, se ha las formas de producción y organización de la vida social. Los sistemas de interrelación que
elabomdo a partir de cuatro categorlas: establecen con el medio, a través de sus acciones sobre el mismo, les dota de un particular
sentido de percepción de la tierm y su concepción del trabajo sobre la misma. El.ritmo
l. El carácter doméstico de la economía campesina: camcterizada por la utilización secuencial de las labores determina su concepción cíclica del tiempo y de una vida soc1al, en
de una mano de obm familiar que, duefta de sus medios de producción diversifica sus la que las individualidades se insertan en el marco de relaciones domésticas y comunitarias
actividades ocupacionales en la explotación agrlcola y/o ganadem, la artesanía, el comercio o que fijarán sus derechos y obligaciones, marcando así la dirección de la reciprocidad y
el trabajo asalariado. coopemción. Sus pautas de liderazgo y otras características de orden comportamental e
La especificidad de la economía campesina se deriva pues de esta organización domés- ideológico aparecen unidas a las formas de vida campesinas.
tica de la producción y el consumo, que sitúa al grupo campesino en una posición liminar entre Se nos puede objetar que muchos otros grupos sociales comparten si no todas, ~l~s
propietarios y asalariados. Las distinciones de los primeros se expresan en la prioridad por de las caracterlsticas aquí descritas, y esto es cierto en lo que respecta a la orgamzac1ón
satisfacer las necesidades de sus miembros más que en el carácter acumulativo de su produc- doméstica de economías de grupos nómadas (Sahlins, 1977), o extensibles paradefinir a
ción. La capacidad de maniobras estratégicas que les proporciona el cierto control sobre sus pescadores, artesanos y, en definitiva, a pequeftos productores autónomos (Firth, 1946). Por
medios de producción determina su diferenciación con respecto a los segundos. En esta linea último, ciertos componentes ideológicos, los que se establecen en relación a los vfnculos con
se han expresado los conceptos de no validación del trabajo por el grupo doméstico, así como la tierra y el trabajo son comunes a los trabajadores sin tierra, de ahf que Martfnez Alier (1968)
el carácter funcional de las economías campesinas dentro del capitalismo, constituyendo «un o Eduardo 'Sevilla (1979) los incorporen eil su definición de campesinos. Y finalmente, qué
espacio extraordinario» pam la recreación del capital. Unidades económicas que, estructural- sucede con las economías domésticas que, plenamente insertas en los procesos de concentra-
mente expulsoras de mano de obra, son abastecedoras de la fuerza de trabajo requerida por ción capitalista de la agricultum, se definen por la complementareidad en sus. rentas domés~cas
distintos circuitos económicos. tanto de los valores de uso de su explotación, como de los valores de cambio de su trabaJo en
otros sectores económicos, proceso que define la semiproletarización del campesino, tal y
2. El grupo doméstico como unidad básica de organización soci~l: lo que lo convierte como seftala Janvry (1981). .
en elemento central, no sólo de las relaciones familiares sino de redes sociales más amplias La solución no puede venir por determinar, mediante una especie de test, el mayor o
de interacción social. menor grad~ de «campesmeidad» de los grupos estudiados, como tampoco de expli~itar qué
El grupo doméstico aparece como el lugar no sólo de la producción, sino de la se entiende por campesino, y en relación a la delimitación de tal concepto, venficar la
reproducción de la fuerza de trabajo. De forma que a partir de él se regulan la distribución de concreción en cada estudio en particular. Creo que la variabilidad y los cambios son suscep-
los recursos y bienes entre sus miembros, se establecen sus derechos y obligaciones, así como tibles de ser acomodados dentro de una estructum, siquiem mfnimamente opemtiva para
la forma en que esos recursos son transmitidos entre generaciones, mediante pautas social- permitimos confrontar nuestros análisis. De ahf que lo que convierte en especí~co a los
mente institucionalizadas, que incluyen las estrategias que regulan el parentesco, el matrimo- campesinos no es tanto su adecuación o no con cada .una de las categorlas anteno:r:mente
nio y la herencia. Tales principios, que rigen la constitución o disolución del grupo, están relacionadas, sino más bien el grado de interdependencia de cada una de ellas en un s1stema
organizados por principios de edad y género. estructurado en el que, además, existe un grado de jerarquía interna.
126 LA ANTl<Ul'ULU\:ilA l:UMU l:ll:INl:lA UJ:I LA ~\)\.;JJ:IUI\J.J I LA 1..-ULl UKA J.LI
ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

La centralidad del ámbito doméstico como unidad básica de producción y de organiza- Friedmann, Harriet (1980), «Household production and the national economy: Concepts for the analysis
ción social aparece como el elemento desde el que comenzar a seft.alar la distintividad de los ofagrarian formations», Joumal of Peasant Studies, 7 (2):158-184.
Galeski, Boguslaw (1977), Sociologfa del campesinado, Barcelona, Ed. Península.
campesinos. Independientemente del tipo de campesinos que estemos hablando, la existencia
Godelier, Maurice (1987), «Los procesos de transición», en Revista Internacional de Ciencias Sociales,
de ese nivel doméstico como ámbito en el que se producen múltiples relaciones productivas, 114:3-126.
determinará sus reacciones especificas a procesos de subordinaciones externas. El estudio de Frank, André G. (1979),I.a Acumulaci6n Mundial, Madrid, Siglo XXI.
los campesinos tiene asi que concretarse en dos niveles de exploración teórica: el que Hobsbawm, Eric J. y Alavi, H. (1976), Los campesinos y la polftica, y las clases campesinas y las lealtades
caracteriza a la explotación y distribución familiar de sus recursos, a partir del cual, se primordiales, Barcelona, Anagrama. •
explicitan sus reacciones especificas a un contexto general más amplio. La forma y el grado de Kaustsk:y, Karls (1974) (1899),I.a cuesti6n agraria. Estudio de las tendencias de la agricultura moderna
interacción resultante entre ambas esferas es lo que peculiariza su organización social. y de la polftica agraria de la socialdemocracia, Barcelona, Laia.
Si tales relaciones delimitaron la propia definición del campesino, parece lógico que Lenin, Vladimir l. (1975) (1899), El desarrollo del capitalismo en Rusia, Madrid, Tecnos.
sigan siendo válidas no sólo para explicar un tipo de economía tradicional, sino las tendencias - (1975) (1910), La cuesti6n agraria, Madrid, Ayuso.
actuales del campesinado, que sólo podrán entenderse comprendiendo la totalidad de estas Lewis, Osear (1968), Tepotzlán: un pueblo de Mlxico, México, Ed.Joaquin Mortiz.
Martlnez Alier, Juan (1968),I.a estabilidad del latifundismo, Parfs, Ed. Ruedo Ibérico.
relaciones, que, dependiendo del grado de la subordinación de las formas productivas campe-
Marx, Karl (1975) (1867), El Capital, Madrid, Siglo XXI.
sinas al capital, se irán diversificando desde las productivas domésticas hasta su complemen- - (1978), Grundisse, Madrid, Siglo XXI.
tariedad con las salariales. Mintz, Sidney W. (1973), «A note on the Definition of Peasantries», Joumal of Peasant Studies, I
Es cierto que actualmente gran parte de la dinámica económica general de los grupos (1):91-106.
domésticos deben adaptarse a los condicionantes impuestos por el mercado, bien mediante el Newby, Howard y Eduardo Sevilla-Guzmán (1983), Introducci6n a la sociología rural, Madrid, Alian-
reclutamiento de la fuerza de trabajo que queda sometida estacionalmente al control directo za Ed.
del capital agrario, bien mediante mecanismos de explotación que involucran a los propios Palerm, Ángel (1976), Modos de Producci6n y Formaciones Socioecon6micas, México, Ed. Gemika.
procesos de trabajo campesinos, pero el modo en que se expresa este proceso de subordinación Pérez Tourifl.o, Emilio (1983), Agricultura y Capitalismo. Análisis de la pequeña producci6n campesina,
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LA ANTROPOLOOIA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA

En muchos textos clásicos de antropología se ha enfatizado la diferenciación de los


pescadores respecto a las poblaciones agrícolas, planteando el carácter cinegético de la
actividad, la ausencia de domesticación del recurso, y enfatizando lo azaroso del medio. Este
planteamiento, teftido en ocasiones con matices culturalistas que afirman que los pescadores
se enfrentan a problemas similares en todo el mundo, recalca la especificidad de sus adapta-
ciones y sus diferencias respecto a cualquier otro tipo de poblaciones.
Sin embargo, no se pueden negar las grandes diferencias que existen entre la pesca
artesanal y la industrial, ni cómo en muchos casos se entremezclan actividades agrícolas y
PESCADORES pesqueras. Ante tales problemas, otros autores (B. McCay, 1981; J. Faris, 1977) plantearán
Las sociedades de pescadores y la antropolog(a que no debemos fijarnos para las comparaciones exclusivamente en la base de recursos o en
el tipo de producción, sino en su organización, en las relaciones sociales que se establecen
por ALBERTO GALVÁN y JOSÉ PASCUAL entre los implicados y los tipos de fuerzas productivas utilizadas. Es decir, aunque las
diferencias entre agricultura y pesca sean importantes por el tipo de actividad desarrollada
(domesticación vs. caza) y por la gestión más compleja de los recursos en esta última, también
En las siguientes páginas intentaremos analizar las aportaciones que desde la antropo- puede haber similitudes importantes entre poblaciones que desarrollen una u otra actividad.
logía se han realizado acerca de las poblaciones de pescadores. Comenzaremos reflexionando Además, esto nos lleva a plantear claramente que no todos los pescadores son iguales, que
sobre cómo ha ido tomando forma este campo de estudios, demarcando poco a poco su hay un continuum con múltiples formas entre los dos polos de la pesca artesanal y la industrial.
especificidad. En un segundo momento examinaremos algunos de los enfoques teóricos más Asimismo, las distancias entre pescadores artesanales y campesinos, entre pescadores indus-
relevantes y los problemas que han centrado la discusión en este ámbito. Para finalizar veremos triales y proletarios, quizá no sean tan grandes como algunos han planteado, aunque las
en qué medida se ha reflejado tal dinámica en la producción antropológica espaftola e especifidades de las poblaciones de pescadores existan ciertamente (gestión de los recursos,
iberoamericana. medio azaroso, caza, etc.).
El análisis sistemático de las poblaciones de pescadores no ha sido abordado hasta épocas
recientes. Antes de los aftos cincuenta nos encontramos con referencias descriptivas a las
técnicas de pesca de ciertos grupos por parte de antropólogos norteamericanos como Boas, Algunas aproximaciones teóricas a la antropología de la pesca
Kroeber, Wissler, etc. Hasta esas fechas, sólo los trabajos de Malinowski (p. ej., 1973 [1922]),
y sobre todo el de Raymond Firth sobre los pescadores malayos (1975 [1946]), nos brindan Sin pretender exhaustividad, dada la multiplicidad de estrategias de investigación,
un enfoque en el que la pesca era analizada en relación con otras instancias sociales. Entre los caracterizadas en muchos casos por su eclecticismo, los estudios de antropología de la pesca
aftos cincuenta y sesenta se publican algunos textos relevantes que tienen como referente a en los últimos treinta y cinco aftos han estado dominados por tres grandes aproximaciones
poblaciones de pescadores (Barth, 1984 [1966]), y múltiples monografias o tesis doctorales teóricas, con algunas variantes derivadas de la combinación de tales orientaciones.
que profundizan en problemas como el cambio social, la influencia de la industrialización, el Podemos citar primero un planteamiento a caballo del procesualismo, la etnometodolo-
conocimiento del medio o la etnoictiología. A partir de los aftos setenta los estudios monográ- gía y el interaccionismo simbólico, en el que destacan, entre otros muchos, los trabajos de
ficos se hacen cada vez más abundantes, y con el creciente número de antropólogos que centran A. P. Cohen (1975, 1987), P. Jorion (1981), J. Zulaika (1981) y R. Andersen (1980). Este
su actividad en este campo, comienzan a desarrollarse diversas reuniones -o sesiones dentro último, a partir de los modelos «transaccionales» de F. Barth (1984 [1966]), abordó el análisis
de congresos- sobre las sociedades de pescadores. Paralelamente, aparecen las grandes estructural de la actividad pesquera, el papel de la especificidad de la interacción en tierra y
compilaciones de artículos que han marcado el debate en las últimas décadas (Andersen y mar, y la función social del secreto.· Cohen, desde la fenomenología de las transacciones
Wadel, 1972; Andersen, 1979; Smith, 1977, etc.), ven la luz revisiones bibliográficas como la poHticas, ha analizado la construcción simbólica de la comunidad, el sentido de pertenencia e
de Acheson (1981), e incluso nacen revistas como Mast (1988) dedicadas exclusivamente a identidad de los pescadores, la poHtica de legitimación y de gestión de los mitos, o los
este campo de estudios.' conceptos relativos a la construcción del yo y la persona. Por su parte, Jorion y Zulaika
La escasa importancia numérica de los pescadores, su localización periférica, la dificul- primaron el análisis de los componentes simbólicos y cognitivos de la pesca, la topología de
tad de analizar sus comunidades sin referirse a las poblaciones agrícolas de las que con los sexos, el orden moral, la percepción de la suerte ... La pesca es concebida como un sistema
frecuencia dependían, pueden ser criterios para explicar por qué hemos de esperar tanto para cultural, en terminología de Cl. Geertz, estudiando preferencialmente los «modos de pensar»,
que se consolide el interés por este tema. Por ejemplo, los trabajos sobre campesinos habían la construcción conceptual del entorno y la incorporación de «las relaciones hombre-naturaleza
proliferado mucho antes, no sólo desde la antropología, y han tenido mayor difusión. en categorías sociales, emocionales e ideacionales». En estrecha relación con este plantea-
miento, existe un interés reciente muy fuerte por el estudio de «los discursos de los pescadores»
(Robben, 1989), «los modelos de y para la pesca» (Pálsson, 1991)... Podemos afirmar que el
l. Esta periodización corresponde con la planteada por Y. Breton. 1981 :9-11. Para profundizar en la historia y problemas
de investigación més significativos de este campo se puede acudir a textos como los de A. Galvén (1988),1. Pascual (199la), Y. Breton
transaccionismo ha dominado gran parte de la producción antropológica reciente sobre la
y E. L6pez Estrada (1989), Y. Breton (1991). actividad pesquera.
uu ENSAYOS DE ANTROPOLOGlA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 131

La segunda aproximación surgió enmarcada en la antropología ecológica, a finales de propiedad de los medios de producción, cómo se producen los procesos de acumulación... La
los setenta (Vayda y McCay, 1975; McCay, 1978), como respuesta a las concepciones soldada es concebida como un sistema de remuneración fundado en la existencia de partes en
neofuncionalistas y neoevolucionistas que daban énfasis a los sistemas y no a los individuos. las que capital y trabajo perciben sobre una base equivalente aunque con porcentajes que
Los autores de esta corriente, al igual que los interaccionistas sociales, planteaban otorgar pueden ser muy distintos, y donde el montante de los ingresos individuales es proporcional al
mayor atención al papel de los individuos y otras unidades sociales en el manejo de las volumen de la producción. El estudio histórico de las diversas formas de apropiación del
relaciones con los recursos y los azares ambientales (B. McCay, 1978:403), estudiando cómo recurso, desde las más informales a la más formales, constituye un tema de f:\\Orme interés,
la gente (individuos, grupos organizados, poblaciones ...) encaran «problemas o azares ambien- pues incide en múltiples aspectos de la organización social y económica de la actividad
tales», a través de «estrategias adaptativas». De tal forma, pretendían clarificar cuáles deben pesquera.
ser las unidades de adaptación y análisis más viables en los estudios ecológicos para examinar Actualmente, entre las posiciones de la ecología procesual y de algunas versiones no
las relaciones de la gente con el cambio y la incertidumbre ambientales. estructuralistas del marxismo existe una mayor sintonía. Autores como B. Orlove (1980, 1982),
Desde esta perspectiva, denominada ecología procesual, las estrategias deben entenderse Orlove y LeVieil (1984), G. Sider (1986) y J. Bennett (1985) han visto la posibilidad de
en un sentido amplio, haciendo referencia a «estrategias económicas» donde la pesca no es articular ecología, economía política y teoría de las decisiones, al enfatizar los lazos entre las
necesariamente la única actividad. Tal planteamiento supone, por ejemplo, que las actividades poblaciones locales y los sistemas más amplios, incluyendo estudios regionales y de socieda-
productivas de los individuos pertenecientes a una familia de pescadores artesanales deben ser des complejas en una perspectiva del sistema-mundo.
analizadas desde el punto de vista de la «reproducción» social y económica de toda la unidad
doméstica, que constituirla la unidad adaptativa fundamental. A su interior, la combinación de
actividades dependerá de las oportunidades del mercado laboral, de los efectivos demográficos Algunos problemas en la investigación antropológica sobre la pesca
y la fuerza de trabajo activa, o de la composición sexual y por edad de los miembros de la
misma, entre otros elementos. Los factores citados constituirán una parte importante del SOBRE LA ORGANIZACIÓN SOCIAL DE LA PESCA Y LA IMPORTANCIA DEL CAPITÁN (SKIPPER)
contexto en el que se toman las decisiones.
Para estos autores el entorno ecológico deja de ser sólo el medio natural, el ecosistema Las unidades productivas en la pesca se enfrentan siempre a un problema recurrente: qué
marino, pues la estructura social, la cultura misma, es parte del entorno que se ofrece al opciones tomar para constituir la tripulación. En la pesca artesanal, el parentesco es el eje sobre
individuo, y que incluirá factores tales como situación del mercado, recursos humanos, el cual se organiza el reclutamiento en los barcos, salvo escasas excepciones. Hay varios
cambios tecnológicos, o legislaciones gubernamentales sobre artes y zonas de pesca. La motivos para este dominio. Por ejemplo, en el caso de las poblaciones centradas en la pesca
estructura social contextualiza las interacciones que se establecen entre las diversas unidades sobre especies demersales, el conocimiento del medio se convierte en un recurso escaso cuya
domésticas y grupos sociales. En este sentido, el medio deja de ser sólo el escenario de una difusión ha de ser evitada. Para ello se intenta que las tripulaciones sean estables y muy
toma de decisiones para constituir una fuente lógica de problemas, azares e incertidumbres a compenetradas, objetivos que se logran habitualmente con su composición por parientes
las que hay que adaptarse. Se debe tener en cuenta, por tanto, la inserción del sector pesquero cercanos. Así, se acumula capital bajo la forma de conocimiento en la familia patrilineal, a
en el conjunto del sistema económico global, abordando análisis diacrónicos que combinen través de las generaciones. Dentro de este ámbito el modelo ideal de tripulación es el formado
diversas unidades de estudio a fin de poder captar en una dimensión más amplia las causas y por padre e hijo. En este caso, la fuerza de trabajo de los hijos resulta especialmente rentable
la naturaleza de las estrategias de las unidades domésticas. para la unidad doméstica, pues durante mucho tiempo (hasta el matrimonio, una determinada
Una tercera aproximación proviene del marxismo, destacando los trabajos de Y. Breton edad, etc.) su retribución será gestionada por los progenitores (LOgfren, 1972:91 ), favorecien-
(1981), Y. Breton y E. López Estrada (1989), J. C. Faris (1972, 1977), y P. R. Sinclair (1985, do la acumulación de recursos y capital en la unidad doméstica, que con el paso de los aflos
ed., 1988). Ante todo, estos autores han insistido en la necesidad de insertar·las sociedades pasará a sus vástagos.
pesqueras en el debate sobre la persistencia de la pequefla producción mercantil en las En este contexto se han abordado problemas como en qué medida el reclutamiento de la
sociedades capitalistas avanzadas. Interesados por los problemas de la «transición» o la tripulación está en relación con el sistema de procesos de trabajo y la división social de los
«articulación de modos de producción», veían más interesante incorporar el análisis de la pesca mismos, con la disponibilidad de mano de obra al interior y al exterior de la unidad doméstica
en categorías e investigaciones sobre el campesinado que recalcar la especificidad cultural o y su ciclo vital, con las formas de propiedad, el sistema a la parte y el acceso al conocimiento
económica de los pescadores. del medio, y con la demanda de fuerza de trabajo por sectores económicos de la zona sin
Estos autores, por otra parte, enfatizan la especificidad del proceso de trabajo y de la relación con la pesca. El análisis de estos problemas muestra la fuerte «flexibilidad» y
articulación de los factores de producción en este sector. Tales elementos ayudan, por ejemplo, la amplitud del campo abierto a la iniciativa de las unidades productivas y los grupos sociales.
a explicar cómo los empresarios capitalistas operan en el sector artesanal: más que invertir Sin embargo, conforme el tamaflo de los barcos y de las tripulaciones aumenta cada vez
directamente en medios de producción, obtienen instrumentos (barcas, motores ...) cuya es más dificil mantener este esquema. Las modificaciones en el modelo de reclutamiento· se
superioridad técnica es incontestable y que hacen circular por medio del crédito, evitándose deben a varios factores. En primer lugar, no resulta fácil encontrar en la familia cercana a
los riesgos ligados a la inversión (Breton, 1981 ). Tal planteamiento ha dedicado una especial cuatro, cinco o seis personas que salgan a la mar en el barco de un determinado patrón.
atención al análisis de los aspecto.s formales y de contenido de las relaciones sociales de Usualmente resulta imprescindible contar con extraflos a la unidad doméstica o a la familia
producción, específicamente del sistema a la parte (soldada), abordando la estructura de la inmediata para completar las tripulaciones. Tampoco resulta en este caso tan fundamental
132 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL
LA AN1ROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 133

salvaguardar el secreto de la pesca, pues conforme el tamafto de la tri~~lación aumenta también estrategia es de «defensa perimétrica», en la que el grupo controla el acceso al mismo, las
lo hace la división de funciones a su interior, y datos como la posición del barco sólo serán fronteras están bien marcadas y los limites son reconocidos por ciertos tipos de caracteres fijos.
conocidos por el patrón. . Dada una teoria de la optimización, los costos comparativamente con los altos beneficios son
Otro debate importante en los últimos atlos ha girado en torn~ a .la g~stión de ~as bajos. Sin embargo, tal estrategia territorial no puede ser generalmente aplicable a espacios
decisiones, analizando el papel del liderazgo del capitán del barco y su mcidencia en el éxito que contienen recursos comunes, como los pesqueros, estando presente siempre y cuando por
de la pesca (R. Bjtron, 1988; J. B. Gatewood, 1983, 1984; G. ~álsson y Durre?berger, 1982, múltiples mecanismos se puedan mantener «concesiones» o «privilegios» de explotación de
1990). El problema radica en saber en qué se fundamenta el hderazgo del capitán ~el barco, carácter restringido atribuibles a individuos o grupos. •
independientemente de ser o no el propietario del mismo. La validación de su autondad se ha Con más frecuencia nos encontramos con formas de territorialidad ligadas a la defensa
interpretado a través de múltiples factores: por su reputación de buen pesc.~r, por su suerte, de las «fronteras del grupo social». Aquf el grupo no controla directamente los recursos sino
por su habilidad para gestionar efectivamente los procesos de toma de decisión, por su acces~ el ingreso al colectivo que explota el área de pesca. El acceso a los recursos se intenta restringir
diferencial respecto de la tripulación a la información sobre lugares de pesca, a los conoci- mediante el control sobre el conocimiento de los lugares de pesca, que se transmite por lazos
mientos técnicos del aparataje de navegación, a las intenciones de otros pescadores o a las de parentesco u otros. Su carácter secreto limita el flujo de datos no sólo a los pescadores de
complejidades del sistema de mercado. Una tesis utilizada por R. Byron y J. B. Gate:wood, Y fuera de la comunidad sino incluso a muchas unidades domésticas al interior de la misma. Por
criticada por Pálsson y Durrenberger, indica que la explicación por ~ !uerte. co~tituye un tanto, la distribución territorial de las poblaciones y de sus áreas de actividad pesquera no se
idioma por el que los pescadores hacen una evaluación del rango, prestigio y éxtto sm ofender realiza mediante fronteras espaciales, dado que el territorio está abierto, sino gracias a fronteras
a vecinos y parientes. Para estos últimos autores, el éxito de la pesca invernal del. bac~lao y sociales de grupos y unidades domésticas, y a la distribución desigual del conocimiento sobre
especies similares está en gran medida determinado por el tamatlo del barco y su eqwpam1ento. la geografia y los recursos. Ahora bien, un elemento de discusión es en qué medida aparece
Las constricciones ecológicas, las incertidumbres de la pesca, explican en parte por qué a este tipo de territorialidad cuando los recursos son escasos e impredecibles, pues en tales casos
menudo los pescadores usan procedimientos intuitivos en la toma de decisiones. No ob~tante, la validez de la información es efimera y su acumulación a largo plazo carece de interés. Dadas
la ecologfa no puede dar cuenta del hecho de que un grupo concreto de pescadores atri~uyan tales condiciones pueden aparecer mecanismos de organización cooperativa de la producción
un éxito excepcional a tales procedimientos. Las razones, según Pálsson y Durrenberger, tiene~ y de puesta en común de la información para optimizar el esfuerzo, los costos de exploración
más que ver con la necesidad de «externalizan> decisiones y reducir el peso de la respons~bi­ y las capturas. Aquf cobra especial importancia el considerar en qué medida puede ser
lidad en situaciones competitivas. El «efecto skippen> constituye, por tanto, una construcción sustituida la información acumulada, el secreto, por medios técnicos más sofisticados de
ideológica que está inserta en el reino de las relaciones sociales, desarroll~dose en respu~sta localización de los recursos.
a la competencia entre capitanes durante las primeras décadas de esta centuria por la expansión Por último, cuando los recursos son predecibles pero escasos, con frecuencia aparecen
de la economfa de mercado. estrategias de territorialidad ligadas a los «sistemas de veda>> tanto gubernamentales como
locales.
CONlROLANDO EL ACCESO: FORMAS DE TERRITORIALIDAD EN LA PESCA ARTESANAL

DESARROLLO ECONÓMICO Y ADOPCIÓN DE TECNOLOGÍA EN LA PESCA ARTESANAL


Un problema central· en antropologfa ecológica ha sido establecer cuál es la relación
existente entre la variabilidad de los recursos, la de los factores limitantes, y las modificaciones En muchas poblaciones pesqueras artesanales es fácil apreciar la utilización de innova-
del comporta.Jp.iento. O en otros términos, cuáles son las respuestas a las perturbaciones, ciones tecnológicas (sonar, sonda, radar...) relacionadas con la extracción o la detección y
riesgos y variaciones que presenta el entorno, no sólo natural, sino también social. El entorno localización del pescado, incluso en unidades productivas de pequeflo tonelaje. Respecto a
es, pues, un conjunto de problemas y oportunidades ofrecidos a la actuación humana.. tales factores se han estudiado cuáles son las formas y procesos de adopción de nuevas técnicas,
¿Cuáles son los factores que determinan selectivamente la diversidad de los sistemas si las decisiones están ligadas a expectativas futuras de pesca, cuál es el papel del acceso
territoriales? Según algunos autores, las variables fundamentales serian d~s cualidad~s de l~s diferencial a la información sobre innovaciones o formas de financiación, o incluso la
recursos: «densidad» y «predictibilidad». La territorialidad seria una práctica de subsistencia, influencia de los costos de mantenimiento y reemplazo de los barcos. Asimismo, parece
un sistema comportamental que sirve para ordenar o administrar los recursos. Para o~os importante precisar cómo se genera tal proceso de toma de decisiones, por ejemplo, mediante
(Levine, 1984) la territorialidad debe tener en cuenta no sólo la naturaleza del recurso ~mo el análisis de la función que adquieren las formas tradicionales de detección (marcas, compor-
también las contradicciones entre la competencia individual y la cooperación en la orgamza- tamiento de las aves ... ) ante la adopción de innovaciones en este ámbito o en la extracción. La
ción social más amplia de las poblaciones pesqueras. Y asf los territorios de pesca no son sólo mayor parte de los procesos de innovación tienen efectos sobre el reclutamiento o la organi-
«construcciones mentales» (Pálsson y Durrenberger, 1982). Constituyen una realidad ecoló- zación interna de las unidades productivas, expulsando mano de obra de la actividad o bien
gica y técnica a la vez que, y sobre todo, una organización social del uso ~e los recursos. En reclamando a nuevos individuos de otros sectores.
atención a la densidad y predictibilidad de los recursos, y a la competencia que se establece Debemos resaltar que las caracteristicas de las innovaciones son importantes, especial-
sobre ellos, existen diversos tipos de estrategi~.~toriales. Por ello, cuando los recursos son mente en relación a los problemas especfficos que encaran los individuos y las unidades
densos, predecibles y existe competencia, normalmente se necesita un territorio menor Y la productivas concretas, de tal modo que son aceptadas cuando atienden a las necesidades de
134 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 135

los que las adoptan. No obstante, dado que estas necesidades varían, es dificil establecer un atribuye al conocimiento biológico sobre las poblaciones del ecosistema marino en los
grupo concreto de pescadores que adopta primero las innovaciones (Acheson y Reidman modelos de gestión, frente al saber etnoictiológico. Aquf la importancia del debate sobre la
1982). Por lo cual el llamado «efecto de demostración», base de la teoría de la modernización, tragedia de los comunes cobra un significado especial, por la misma naturaleza de los recursos
debe ser corregido e incluso desechado, optando por una explicación que atienda a las pesqueros y por cómo las diferentes posiciones que se tomen ante él determinan actitudes muy
circunstancias diferenciales de cada unidad productiva. diferentes a la hora de poner en práctica medidas concretas de gestión.

LA GESTIÓN DE LOS RECURSOS Y LA ADMINISTRACIÓN DE PESQUERÍAS Estudios sobre España y América Latina

Este problema es uno de los más interesantes en el análisis de la actividad pesquera. Para Si bien la primera monografia sobre esta temática en Espafi.a es la de Ricardo Sanmartín
su tratamiento, hay que tener en cuenta la interacción de las actividades extractivas de muchas Arce ( 1982) sobre los pescadores de la Albufera Valenciana, donde penetra en su modo de vida
unidades productivas en un medio relativamente poco conocido, que a la vez puede estar sujeto y sus patrones organizativos, se han realizado muchos otros trabajos sobre pescadores, y desde
a otras presiones (por ejemplo, la polución)~ Es decir, la gestión de los recursos naturales en el 11 Congreso de Antropología de Madrid (1981) se han organizado diversos simposios y
la pesca está más allá de las posibilidades de los productores individuales (McCay, 1981:3). encuentros en tomo a estos temas. Se han publicado varias revisiones de la literatura (Galván,
Aquf, además, el limite superior de productividad de los ecosistemas es mucho menos flexible 1988, Pascual, 199lb, Alegret, 1989), aunque sólo una de ellas (Pascual, 1991b) ofrece una
que, por ejemplo, en actividades agrícolas, a no ser que se apliquen técnicas de acuicultura. visión sistemática de lo editado en Espafi.a.
Por ello, la gestión de los recursos es un problema mucho más generalizado, y en los últimos Entre los grupos de investigación que han surgido el más productivo ha sido el de la
afi.os ha sido objeto de gran atención, tanto desde la perspectiva de los científicos naturales Universidad de La Laguna (Galván Tudela, A., 1988, Santana Talavera, A., 1990 y Pascual
que intentan comprender el funcionamiento de los ecosistemas marinos y averiguar el máximo Femández, J., 1990, 1991a, 1991 b) que ha organizado algunos de estos encuentros y publicado
de capturas que pueden ser realizadas sin afectar su reproducción, como de los científicos sus trabajos, a la vez que ha diwlgado monografias y realizado proyectos de investigación
sociales, que. discuten en tomo al problema de la tragedia de los comunes y las formas de tanto en Canarias como en Galicia. Otros autores que han desarrollado interesantes investiga-
gestión colectiva de los recursos naturales (McCay 1987). La primera formulación de este ciones han sido Joan Llufs Alegret (1987, 1989), Caries Siches y Fran~oise Breton en Catalufla,
debate resalta los peligros del incremento demográfico para la utilización de los recursos, y Amparo Moreno Viudes (1995) y Manuel Oliver Narbona (1982, 1995) en la Comunidad
hace referencia al desastre al que se ven abocados sin remedio los bienes cuyo uso se realiza Valenciana, Fuensanta Plata Garcfa y Antonio Ristori (1990) en Andalucía, Antonio Garcfa
de forma común. Muchos economistas, historiadores y antropólogos criticarán este plantea- Allut, Miguel Martínez González y Alberto Galván (1989) en Galicia, Juan Oliver Sánchez
miento, utilizando la evidencia de sistemas comunales de gestión que a lo largo del tiempo Femández (1992) en Asturias, Joseba Zulaika (1981), Felipe de Barandiarán Irízar (1982) y
han funcionado con éxito. El caso de la pesca ha sido utilizado como ejemplo desde ambas Juan Antonio Rubio Ardanaz (1994) en el Pafs Vasco. Antropólogos norteamericanos se han
posiciones. interesado también por la pesca espafi.ola como Meltzoff y LiPuma (1986, LiPuma, 1992),
Con las nuevas tecnologías aplicadas a la pesca después de la Segunda Guerra Mundial, abordando, entre otras cosas, el problema de la integración de Espafta en la CEE y su
este problema se ha generalizado tanto al contexto internacional, donde la nueva ley del mar repercusión en el sector pesquero.
es un claro ejemplo, como a las pesquerías de menor escala, que si con las tecnologías Los paradigmas teóricos desde los que se han realizado estos trabajos son bastante
tradicionales frecuentemente estaban lejos de alcanzar la sobrepesca, con los nuevos medios diferentes. Podemos encontrar textos que se autoencuadran en la etnología europea junto a
y un mercado más amplio por las facilidades del transporte y la conservación del producto, otros guiados por la ecología procesual, el funcionalismo, el interaccionismo simbólico o el
corren el riesgo de agotar los recursos. Al mismo tiempo, la generalización de las formas marxismo. Esto nos ofrece una visión bastante rica y diversa del objeto de estudio, aunque
capitalistas de producción debilita las formas locales de gestión, contribuyendo a magnificar todavía el número de monografias sea escaso en nuestro pafs.
el problema. El Estado cada vez ha de preocuparse más por el uso sostenible de los recursos En Iberoamérica, según nuestros datos, destacan las investigaciones en dos paises:
pesqueros por un doble motivo. Primero, el agotamiento de los recursos puede colocar a México y Brasil. En este último el papel de Antonio Diéguez (1989, 1992) como impulsor de
poblaciones completas en una situación comprometida al desaparecer su principal fuente de centros de investigación y formador de antropólogos dedicados al estudio de poblaciones
ingresos, condu~iendo muchas veces al Estado a desarrollar programas de reconversión y pesqueras resulta muy importante. Autores norteamericanos como A. Robben (1989) también
ayuda social muy costosos. En.segundo lugar, la demanda de consumo interno de productos han trabajado sobre la pesca brasilefia. En México, las investigaciones se impulsaron en tomo
pesqueros o el papel de la pesca como fuente de ingresos exteriores recalcan la importancia a una exposición, «La vida en un lance: los pescadores de México», realizada por el Museo
de una gestión pesquera respetuosa con la situación de los recursos y que tome en cuenta la Nacional de Culturas Populares en colaboración con el CIESAS, que fue acompafi.ada por la
situación de las poblaciones del sector. publicación de varias monografias en la serie de «Cuadernos de la Casa Chata» editada por
En este contexto, la gestión de los recursos cobra matices muy diferentes según los casos ambas instituciones. También hemos de resaltar el trabajo de Yvan Breton y Eduardo López
y los modelos de explotación concretos, dando lugar a problemas de investigación como las Estrada (1989), donde analizan el papel de las ciencias sociales en el estudio de las pesquerías
condiciones necesarias para una gestión comunal sostenible del medio, las vfas que puede mexicanas, y el de Ricardo Quezada (1995) sobre el papel de los ejidos y la articulación entre
tomar la cogestión de los recursos entre el Estado y las poblaciones locales, o el valor que se pesca y agricultura. Yvan Bretones uno de los antropólogos que más ha impulsado este campo
136 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 137

de estudios en América Latina, formando en la Universidad de Laval (Quebec) a muchos Diegues, Antonio Carlos (ed.) (1989), Pesca artesanal: tradifiío e modemidade. 111 Encontro de Ci2ncias
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te en las páginas anteriores, son un buen reflejo de la situación actual de la antropologfa cultural Galván Tudela, Alberto (1988), «La antropología de la pesca: problemas, teorias y conceptOS)), Revista
y de los distintos paradigmas que en su seno han fructificado. Baste aquf recalcar la importancia Canaria de Filosofla y Ciencia Social, 2:11-33.
de estas investigaciones por el interés intrinseco de los problemas que hemos citado, además - (coord.) (1989), Vivindo do Mar. Antropoloxia da Pesca en Galicia, Santiago, Xunta de Galicia.
de la relevancia que puede tener su análisis para la gestión de los recursos. De entre todas las Gatewood, J. B. (1983), <<Deciding where to fish: the skippers dilemma in southeast alaskan salmon
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de Prehistoria, Antropología y Pa.leoambiente, Universidad de La Laguna. con la esfera del trabajo-, los orígenes del análisis del trabajo en contexto industrial por parte
Siches Cuadra, Caries (1991), «La Pesca en el campo de Nfjar», en Provansa.l, D. y Molina., P. (eds.), de la mayoría de las citadas ciencias no se halla prácticamente hasta bien entrado el siglo xx
Etnolog(a de Andalucfa Oriental, Barcelona, Anthropos - Instituto de Estudios Almerieneses. con el que constituye en buena medida el mito fundacional de este tipo de investigaciones: el
Sider, Gera.ld M. (1986), Culture and class in anthropology and history: A Newfoundland illustration, estudio de Hawthome. No en vano, el también llamado experimento Hawthome -la planta
Cambridge, Cambridge University Press. de la Westem Electric Company ubicada en Chicago y Cicero (Illinois) que sirvió de base al
Sincla.ir, Peter R (1985), From traps to draggers: Domestic commodity production in Northwest estudio realizado entre 1927 y 1932- representa el nacimiento de una nueva tradición
Newfoundland, 1850-1982, St. Johns's, f.S.E.R., University ofNewfoundland. investigadora, la Escuela de Relaciones Humanas, que sustituirá al llamado «hombre econó-
Sincla.ir, Peter R (ed.) (1988), A question ofsurvival: The fisheries and Newfoundland society, St. Johns 's,
mico» característico del taylorismo por la imagen de los trabajadores unidos por intereses
I.S.E.R., Memorial University ofNewfoundland
Smith, Estellie M. (ed.) (1977), Those who livefrom the sea: A study in maritime anthropology, St. Paul,
sociales y psicológicos (Schwartzman, 1993:13) o, lo que es lo mismo, por el <<hombre o
West Publishing Co. trabajador social». El liderazgo inicial de este movimiento corresponderá al psicólogo Elton
Stevenson, David; Pollnac, Richard y Logan, Philip (1986) (1982), Oufa para la administración de la Mayo, director por aquel entonces del Departamento de Investigación Industrial de la Univer-
pesca en pequella e~cala: Información del sector pesquero, Kingston, Rhode Island, ICMRD, sidad de Harvard y persona que babia recibido la influencia de la escuela funcionalista de
University ofRhode Island. antropología, particularmente de la metodología del trabajo de campo de Malinowski y la
Vayda, Andrew P. y McCay, Bonnie J. (1975), «New directions in ecology and ecological anthropology», analogía orgánico-biológica de Radcliffe-Brown (Holzberg y Giovannini, 1981:319).
Annual Review ofAnthropology, 4:293-307. La Escuela de Relaciones Humanas inauguraba, pues, el interés y la presencia de los
Zula.ika., Joseba (1981 ), Te"anova: The Ethos and luck of deep sea fishermen, Filadelfia, lnstitute for the científicos sociales por y en el mundo del trabajo industrial, y lo hacía, además, bajo unos
Study of Human Issues.
presupuestos claramente interdisciplinarios, que dieron cabida en el citado estudio fundacional
a psicólogos sociales, sociólogos y antropólogos como W. Lloyd Wamer, cuya aportación
teórica y metodológica al estudio fue decisiva. 1 El mensaje, sobre todo metodológico, de
Hawthome ·fue seguido por un importante grupo de investigadores norteamericanos durante

l. W. Lloyd Wamer fue requerido como consultor para el proyecto Hawthome en 1931, participando en el disetl.o de los
experimentos que pretendfan evaluar el impacto del grupo sobre el individuo. Wamer, estudiBDte de Radcliffe-Brown, Malinowsk:i y
Lowie, sugirió, en linea con sus maestros, que el grupo de tmbajo pocila ser examinado como una pequefta sociedad, siendo posible
su estudio, por tanto, mediante el uso de las técnicas de observación propias del ttabajo de campo.
La experiencia de Warner es paradigmática en relación a alguno de los aspectos sobre los que se reflexionará en estas páginas.
El antropólogo norteamericano, en efecto, en el momento de incmporarse al citado estudio hacia poco que babia regresado de realizar
tmbajo de campo entre los Mumgin, en Australia, pero estaba muy interesado en el desarrollo de vlas que permitieran el uso de la
antropologla para el estudio de las sociedades modernas (Holzberg y Giovannini, 1981 :319; Scbwartzman, 1993 :9).
140 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 141

las décadas de 1930 y 1940, hasta el punto de que a principios de los afl.os cincuenta parecía Esta que podríamos llamar segunda etapa de los estudios antropológicos sobre el trabajo
que la antropología podía llegar a ser una fuerza significativa en este terreno de la mano de industrial no se circunscribe únicamente, como sucedía con la primera, a los Estados Unidos.
autores como Eliot Chapple, quien en el afl.o 1953llama la atención sobre la importancia y el En México, donde un temprano trabajo de C. Esteva-Fabregat (1955)6 constituye el antece-
potencial del campo de la antropología aplicada a la industria. Diversas razones, no obstante, dente más lejano de la tradición investigadora en este terreno, a partir del impulso de Ángel
truncaron estas expectativas y la antropología se batió en retirada de un campo de investigación Palerm surge también en la década de los setenta un gran interés por la problemática del trabajo
al que tan significativamente había contribuido, aportando, por ejemplo, el uso de la metodo- industrial por parte de los antropólogos de este país.
logía etnográfica y cualitativa -la estrategia combinada de la entrevista y la observación- o En un ámbito geográficamente más cercano a nosotros se puede considerar qqe este tipo
del propio concepto de cultura al vocabulario de la investigación organizacional, y cediendo de planteamientos que se han analizado hasta aquí constituyen una realidad más modesta y/o
el terreno a otras disciplinas sociales como la sociología, la psicología, la economía, la un tanto diferente.' Si bien con unos objetivos analíticos y discursivos distintos de los que nos
administración de empresas o la ciencia política. Las razones de este abandono deben buscarse proponemos aquí, l. Moreno (1991) y P. Palenzuela (1995), interesados en superar lo que
tanto en el énfasis de los antropólogos por el interés en documentar sobre todo prácticas consideran constricciones y limitaciones del concepto de antropología o etnología industrial
productivas tradicionales y formas de organización del trabajo pre o no industriales (Nieto, mediante la propuesta de definición y uso del concepto de culturas del trabajo, pieza clave de
1994:29) como en el cambio de línea de investigación que la mayoría de antropólogos la a su parecer más correcta acepción de antropología del trabajo, han presentado y discutido
norteamericanos pioneros en el terreno del análisis del trabajo industrial (B. B. Gardner, algunas de las principales aportaciones de la antropología francesa y la sociología del trabajo
W. Lloyd Warner, F. L. W. Richardson, W. F. Whyte, E. D. Chapple... ) llevaron a cabo así como italiana al estudio genérico del trabajo, destacando el énfasis en los conocimientos y saberes
en el hecho de que el interés por la aplicabilidad del conocimiento y los métodos antropoló- contenidos en los procesos de trabajo de la primera8 y el interés en el tema de las repre-
gicos a la industria2 que tan a menudo· habían manifestado los antropólogos industriales sentaciones e ideologías sobre el trabajo de la segunda.
resultaba problemático para un gran número de miembros de la disciplina que deseaban separar La situación en el contexto del estado espailol se caracteriza por una escasa y tímida
claramente la vertiente aplicada de la investigación pura. 3 producción en este terreno. Ello, sin duda, puede parecer un tanto sorprendente si tenemos en
Tras este paréntesis que abarca las décadas de los afl.os cincuenta y sesenta, en las décadas cuenta que la expectativa de desarrollo de este tipo de temática en la década de los setenta,
posteriores de 1970 y 1980, en la medida en que las «sociedades complejas» se convirtieron precisamente en el mismo periodo en que como se ha seftalado se produce el segundo gran
en objeto de análisis antropológico, asistiremos al <<redescubrimiento» y a un revalorado impulso de estos estudios sobre la problemática del trabajo industrial en Estados Unidos y
interés por parte de la antropología del mundo del trabajo industrial y del estudio de las México, prometía ser bastante esperanzadora. En efecto, ya en 1973 aparece el trabajo teórico
organizaciones formales industriales. Los trabajos realizados en esta dirección desde 1970,4 de C. Esteva bajo el expresivo título de Antropolog(a Industrial, mientras que en 1977, en el
que para el caso norteamericano pueden interpretarse como una reacción y una extensión de marco del Primer Congreso Espafl.ol de Antropología, la conferencia inaugural pronunciada
la tradición de la Escuela de Relaciones Humanas iniciada en Hawthome y que han sido por M. Godelier (1980) versará precisamente sobre esta temática. Si exceptuamos la mono-
agrupados bajo tres tendencias -estudios de antropología del trabajo, de cultura organizacio- grafia realizada por Terradas (1979), lo cierto es que estas propuestas teóricas parece ser que
nal y de análisis de procesos organizacionales y su relación con sistemas más amplios- tuvieron escasa incidencia sobre la antropología espafl.ola, a juzgar por la ausencia de investi-
(Schwartzman, 1993 :27), tienen sin duda parte de su origen. en el reto lanzado por la gaciones a nivel empírico y de discusión teórica en esta línea (Comas, 1990:1-2)_9 En tanto
antropóloga norteamericana Laura Nader en 1969, quien propone, o se pregunta qué pasarla que para la mayoría de casos que hemos analizado la aparición de un interés por parte de la
si, reinventando la antropología, los antropólogos se dedicaran a estudiar a los colonizadores antropología por el mundo del trabajo industrial es una consecuencia más o menos inmediata
más que a los colonizados, la cultura del poder más que la cultura de los impotentes, la cultura en el tiempo de ,}os procesos avanzados de industrialización de los respectivos países, en el
de la opulencia más que la cultura de la pobreza (Nader, 1969:289).5 No deja de ser significativo
que tal propuesta condujera a la autora al terreno de la llamada antropología del trabajo. 6. No es c!sta la ónica aportación del autor a este émbito. Como es sabido, en 1973 C. Esteva publica au Antrr1polog(a
Industrial, h'bro al que nos referiremos más adelante. Uno de los capitulos de este h'bro, teLas m6quinas nuevas y el trabajo obrero»
(1984:239-246), preaenta precisamente una experiencia llevada a cabo en una fibrica textil mexicana.
2. No es casualidad que muchos de los antropólogosiiiiOciados a la Escuela de Relaciones Humanas fueran los responsables 7. No pretendo, ni mucho menos, ser exhaustivo en este punto, como tampoco ha sido c!sta mi intención en los casos
de la creación de la Socicty for Appliod Antbropology. En la primera reunión de esta sociedad, celebrada en la Universidad de HlllVIII'Ci analizados anteriormente. La ónica pretensión que persigo es oftecer algunos datos generales sobre el tema, puesto que ni la extensión
el afto 1941, destacaron precisamente dos commricaciones pertenecientl:s al campo de la «etnologla industrial»: «The Application de este articulo ~ la información que poseo hacen n:comendable una mayor prodigalidad de datos y referencias, que sirvan para
of Antbropology to lndustry», de C. Arensberg, y ((()rganization Problema in lndustry», de E. D. Chapple. sustentar adecuadamente la argumentación q,uc trato de suscribir en este trabajo.
3. ~n la d6cada de los cincuenta, en Estados Unidos, existia la creencia generalizada de que los investigadores que 8. Las aportaciones de la ctnologla fi:ancesa contemporánea a este campo no se reducen ónicamcnte a este tipo de orientación
hacfan trabajo de campo en el propio pala, por contraate con aquellos que lo realizaban en el extranjero, no eran autmlticos cuya muestra más representativa lo constituye el conjunto de trabajos recogidos en el h'bro colectivo titulado Culnue8 du travall
antropólogos. publicado en 1989. El trabajo de F. Weber (1989) es un buen ejemplo de adopción de una perspectiva un tanto diferente a la del
4. Una buena muestra de estos trabajos, para el ámbito de EsiBdos Unidos, lo constituye el especial «lndustrial Etbnology» texto citado.
de la revista Anlhropological QllliMrly [SO (1):1-44] publicado en 1977, con contribuciones de C. A. Clinton, F. C. Gamst, L. S. 9. P. Palenzuela (199S:23) atribuye esta falta de respuesta, concretamente al trabajo de Esteva, a la orientación psicologista
Kmmitzcr, M. E. Smith, P. 1\vay y D. H. Williamson, asf como las investigaciones de J. Nash (1979) o L. Lampbera (1979) entre otras. de la propuesta y a au pretensión de aplicación asistencialilllll. El hlml de C. Esteva, ciertamente, evidencia una relación con
. S. S. 1. Thylor y R. Bogdan justifican preciaamente la concentración de la investigación en ciencias sociales entre los que planteamientos que pudieran considerarae propios de la psicologia industrial o del trabajo, aunque tampoco faltan en el mismo
no tienen poder, puesta de manifiesto en la evidencia de que comemos con muchos m4s estudios sobre trabajadores que sobre gerantes referencias a aportaciones de otras disciplinas como la sociologia o la propia organización de empresas. En este sentido bien puede
de oorporaciones, más sobre pobres y desviados que sobre poHticos y jueces, en el hecho de que es menos probable que los grupos considerarse la obra de Esteva como de continuidad del espiritu y los planteamientos de la Escuela de Relaciones HUDIIIIIllll, fundada.
poderosos de nuestra sociodad _autoricen el acceso de los investigadores al conocimiento de sus circunstancias vitales y profesionales, como se ha visto, sobre una base interdisciplinaria y adcmés con un interés especial en la aplicabilidad del trabajo del antropólogo
con lo cual puede acabar sw:ediendo que «<os investigadores exponen las faltas de los débiles, mientras que los poderosos permanecen a la problemética induatrial, una de las razones; por cierto, que como ya se ha seftalado parece ser que determinaron au fracaso dentro
intocados» (1992:47). de la antropologla a comienzos de los al\os cincuenta.
142 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 143

caso de la antropología espatlola la lógica imperante parece ser significativamente distinta. nal. 11 Las personas incluidas en este tipo de realidades productivas, según parece, vendrían a
Ante la expansión del trabajo industrial y, sobre todo, de sus formas de organización, la representar «el otro» de una antropología de la sociedad industrial avanzada que ya hace tiempo
antropología espatlola parece agarrarse al estudio de los <<Últimos primitivos», parece buscar, se quedó huérfana de su objeto de estudio tradicional. Y ello es asf, precisamente, porque si la
por encima de todo, al buen salvaje incontaminado, es decir, rural, y cuanto más exótico, esto base productiva central de la llamada sociedad industrial es, lógicamente, la -industria, el
es, más alejado del supuesto «progreso» y «desarrollo» representado por las formas de vida,· auténtico protagonista de la misma es, sin lugar a dudas, el obrero. Basta una simple mirada
organización y producción industriales, mejor. De ahí que los estudios sobre el campesinado intencionada a algunos índices temáticos de obras que se ocupan de cuestione~¡ relacionadas
constituyan el núcleo de una parte importantísima de la producción de la disciplina y que se con el mundo del trabajo desde la antropología y la sociología para comprobar el contraste
haya puesto el acento y el interés en el estudio de procesos laborales o prácticas productivas entre los respectivos focos de interés disciplinarios. Asf, al ya mencionado énfasis de la primera
tradicionales. 10 De este modo, acaba teniéndose la impresión de que sigue en plena vigencia en los procesos laborales tradicionales, no industriales y/o más o menos marginales de la
la originaria división internacional del trabajo intelectual impuesta por el desarrollo del producción industrial con sus respectivos protagonistas, la sociología, en sus múltiples aunque
capitalismo y del modo de producción industrial según la cual, por ejemplo, las sociedades escasamente delimitadas subdisciplinas surgidas al efecto -sociología del trabajo, industrial,
«complejas», «civilizadas», «desarrolladas», industriales y urbanas constituirían un coto de la empresa. ..- , opone una atención privilegiada a la organización industrial y a los
exclusivo de la sociología mientras que a la .antropología le habría correspondido en el reparto; correspondientes integrantes de su estructura socioprofesional--director, técnico, empleado,
ocuparse del otro polo de las imaginarias parejas, esto es, de las sociedades «primitivas», «no mando intermedio, obrero...- . Parece, pues, que la división del trabajo intelectual a la que
complejas o simples», «no desarrolladas», preindustriales, rurales o campesinas (véase Me- nos referíamos anteriormente sigue en plena vigencia. 12 Aunque quizá, dentro de esta lógica
néndez, 1977 y 1991). En consecuencia, la antropología del trabajo industrial constituirla una que convierte en tabú el estudio desde la antropología de los aspectos centrales del modo de
suerte de contradicción de la disciplina, susceptible incluso de ser acusada o de autoinculparse producción industrial, no tengamos que esperar mucho para asistir a un cambio radical de
de intrusismo en un terreno que no le corresponde. Su campo de actuación «natural», por actitud. Tan sólo lo suficiente para certificar, de acuerdo con los postulados básicos de los
consiguiente, estaría formado por todas aquellas actividades productivas pre o no industriales, defensores del concepto de sociedad postindustrial, el desplazamiento de la actividad indus-
fundamentalmente aquellas pertenecientes al llamado sector primario, puesto que las corres- trial, y con ella el del obrero, a posiciones crecientemente marginales y residuales dentro del
pondientes al sector terciario si bien podrían compartir el criterio de actividades no industtiales modo de producción imperante. Ello, evidentemente, seria tanto como decir que en la medida
por un lado, por el otro se situarían en el polo opuesto de las preindustriales, al ser consideradas que los obreros pasan a formar parte del pasado y empiezan a constituir una «especie» exótica,
por algunos autores como características precisamente de la llamada sociedad postindustrial en vfas de extinción, van despertando también el interés y reclamando la atención de los
[véase D. Bell (1976) y A. Touraine (1973)]. Ante un planteamiento de esta naturaleza, que antropólogos. Ello, a su vez, alcanzarla la perfección de reproducción de la lógica apuntada
seria bueno evaluar hasta qué punto se halla instalado en el seno de la comunidad de en la medida también que la otra referencia de la diada, los sociólogos, hace ya algún tiempo
antropólogos espatloles y cuáles son las razones, si epistemológicas o simplemente acomoda- que decidieron abandonar a su suerte al «auténtico» obrero industrial, el trabajador de «cuello
ticias, de vacilación recelosa o ausencia de coraje, que se aducen en su defensa, cualquier azul», para ocuparse principalmente de los otros sujetos que le habrían venido a reemplazar
intento que desde la antropología pretenda acercarse al análisis de algún tipo de realidad en las posiciones de preeminencia de la nueva sociedad postindustrial, los trabajadores de
productiva perteneciente al sector industrial deberá soportar en mayor o menor medida, «cuello blanco».
consciente o inconscientemente, toda esta serie de consideraciones que he apuntado. Ello Ni que decir tiene que la falacia implfcita en esto último, en el sentido de que el trabajo
explica, según creo, tanto la notoria escasez de trabajos en este terreno como la timidez y falta de «cuello blanco» sea completamente diferente al de «cuello azul», cuando ambos comparten
de audacia de buena parte de los intentos que se han realizado en esta dirección; intentos que la misma esencia de la división del trabajo industrial que fragmenta el proceso productivo e
por esta misma razón parecen perseguir el resguardarse bajo el amparo de una suerte de nicho impide al trabajador el dominio y la comprensión completos del propio proceso de produc-
residual y marginal del amplio campo que ofrece la investigación de la problemática del ción, se suma a la otra más general que pretende establecer limitaciones y restricciones en el
trabajo industrial. Asf, después de que haya tenido que transcurrir más de una década desde objeto de estudio de la antropología. Aunque parezca inaudito tener que recordarlo aún a
el trabajo pionero de C. Esteva en 1973 para que aparezca de nuevo el interés por temas
relacionados con el estudio del ámbito laboral industrial, éste se centrará mayoritariamente en 11. Pueden citarse, por ejemplo, los trabajos de S. Narotzky (1988), G. Saoz (1990) o los de U. Martfoez Veiga (1989 y
1995). Es significativo, por ejemplo, que a finales de los ochenta, en el marco del área de Antropologfa de la Universidad de Barcelona
el. análisis de la llamada economía sumergida, frecuentemente asociado a la problemática en llumgooa, se llevaran a cabo sendos estudios solicitados y financiados por instituciones públicas (Ayuntamiento de Thrragooa e
especifica de la fuerza de trabajo femenina, o de actividades de carácter artesanal y tradicio- INEM) sobre la situación sociolaboral de la mujer en Tarragooa, con ID1 énfasis importante en la economía irregular, y sobre la
situación y las perspectivas de los oficios tradicionales y artesanales en Tarragooa, dirigidos respectivamente por Dolora Comas y
Felix Pastraoa.
10. Por poner tan sólo ID1 ejemplo ilustrativo de esto, que lógicamente debe y puede comprobarse analizando el conjllllto El trabajo citado de F. Weber (1989), si bien desde una perspectiva nada restrictiva y con ID1 planteamiento muy interesante
de la producción bibliográfica de los antropólogos espdoles, .en el h"bro relativamente reciente editado por J. Prat, U. Martlnez, que relaciona el ámbito del trabajo iDdustrial con prácticas cotidianas realizadas fuera de la fábrica, incide también en la atención a
J. Contreras e 1. Moreno, Anlropologfa de lol Plleblos de Espaifa (1991), en el apartado dedicados lu "Estrategiss de producción: UD tipo de actividades, Jo que la autora denomina le travaiJ a cfJté, de carácter m6s bien artesanal.
Ecología, tecoologfa y trabajo" aparecen distintos articulas que se ocupan respectivamente de una explolación sslincra, de los 12. La estructura temática inicial de esta obra constituye ID1 buen ejemplo de esta división pero tambiéD oftecé indicios
pescadores de la Albufera, de la ecología y el trabajo en ID1 concejo asturiano, de los jomaleros aodaluees y de la cria de gsDado bastante esperanzadores de superación de la misma. Asi, en el apartado dedicado a las dimensiones materiales y económicas, junto
VIICIIDO entre los vaqueiros de alzada. a los (dradiciooaleS» campesinos y pesc:adores se reserva un subapartado, teóricamente llenado con el presente articulo, a los obreros,
Quizá también resulte significativo apuntar que las ciladas excepciones a este tipo de planteamiento, en el sentido de abordar en tanto que dentro del apartado re&erVBdo al estudio de las sociedades complejas aparecen nada menos que dos trabajos dedicados
temáticas relacionadas con la problemática del trabajo industrial, hao tenido su origen en autores y/o trabajos pertenecientes o relativos respectivamente a la antropologfa del trabajo y a la antropologfa de la empresa. Sin duda se trata de UD importante paso adelante
a Cataluila, una de las zonas, como es sabido, más tempranamente y mayor irulustrializadas del Estado espafl.ol (cfr. nota 10).
144 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 145

estas alturas, está claro, o deberla estarlo, que no existe parcela de la realidad social que Clinton, C. A. (1977), «The use of cultural ecology in an urban occupational group», Anthropological
constituya el patrimonio exclusivo de una determinada disciplina. En este sentido, la antro- Quaterly, 50 (1):39-44.
pología social no debe, por supuesto, proceder a legitimar sus objetos de estudio según el Comas d'Argemir, D. (1990), «Trabajo, ideología y divisiones sociales: las representaciones ideológicas
modelo caricaturesco que se ha presentado más atrás. Cosa distinta a esta pretensión en la segregación laboral», Ponencia V Congreso de Antropología, Simposium: Antropología Urbana,
ambiciosa, que no pedante, que se sigue de esto y que forma parte esencial de la misma Granada (mimeografiado). -
Erbes-Seguin, S. y Ollier, P. (1978), Sociolog{a del Trabajo, Madrid, Pirámide.
naturaleza holfstica de la disciplina es el hecho de que la apuesta no deba suponer un esfuerzo
Esteva-Fabregat, C. (1955), «La dinámica del carácter social (bases para la interpretación d~ la persona-
por parte de los antropólogos que la acepten para adaptar y refinar el instrumental técnico- lidad del obrero mexicano)», tesis de maestrla en Ciencias Antropológicas, México, DF, ENAH.
metodológico caracterlstico de la disciplina, el trabajo de campo, a situaciones y niveles de - (1984) (1973), Antropolog{a industrial, Barcelona, Anthropos.
complejidad más amplios que los tradicionalmente abordados, así como para llevar a la Gamst, F. C. (1977), «An integrating view of the underlying premises of an industrial ethnology in the
práctica la virtud poco común del diálogo interdisciplinario tanto en el plano teórico como United States ans Canada>>, Anthropological Quaterly, 50 (1 ): 1-8.
en el metodológico. La antropología, de suyo, puede realizar aportaciones sin duda valiosas Garmendia, J. A.; Navarro, M. y Parra Luna, F. (1987), Sociolog{a industrial y de la empresa, Madrid,
al análisis de la problemática industrial, por referirnos sólo al eje temático que ha constituido Aguilar.
la base de este articulo. Ejemplo de ello seria" la adopción de una perspectiva holfstica para Godelier, M. (1980), «Una antropología de la sociedad capitalista>>, Actas del 1 Congreso Espatlol de
abordar dicha problemática que permitiera superar mediante el enfoque integral de los Antropología (1977), Barcelona, Universidad de Barcelona, pp. 15-22.
problemas la marcada especialización de las diversas disciplinas que se ocupan del estudio Holzberg, C. S. y Giovannini, M. J. (1981), <<Anthropology and Industry: Reappraisal and New Direc-
tions», Annual Review of Anthropology, 10:317-360.
del trabajo y sentar las bases para no caer en la realización de análisis de fenómenos laborales
Infestas Gil, A. (1993) Sociolog{a de la Empresa, Salamanca, Amarú.
separadamente del medio social en el que se producen, como sucedió por ejemplo en la Kemnitzer, L. J. (1977), <<Another view of time and the railroader», Anthropological Quaterly, 50
mayorla de las citadas investigaciones producidas entre 1930 y 1950 en donde la empresa era (1):25-29.
considerada como una unidad aislada y la fábrica como una comunidad, como una pequefl.a Lamphere, L. (1979), «Fighting the piece-puts system: New dimensions of an old struggle in the apparel
sociedad. Otra posible contribución de la antropología a este terreno estarla en la aportación industry», en A. Zimbalect (ed.), Case Studies in the Labor Process, Nueva York, Monthly Rev. Press
de una perspectiva científica con la que enfatizar la importancia de la cultura, esto es, trabajar López Pintor, R. (1990), Sociolog{a Industrial, Madrid, Alianza Universidad.
en la construcción de un ámbito problemático que le es propio, el de la cultura, en la linea Lucas Marln, A. (1981), Sociolog(a de la Empresa, Madrid, Ibérico Europea de Ediciones.
por ejemplo del concepto potencialmente muy operativo de «culturas del trabajo» propuesto Martinez Veiga, U. (1989), La econom{a sumergida, Barcelona, Anthropos.
por l. Moreno (1991:617-620) y P. Palenzuela (1995). El uso, en fin, de técnicas cualitativas - (1995), Mujer, trabajo y domicilio, Barcelona, Icaria-ICA.
como la observación participante o los distintos tipos de entrevista que permitan poner de Menéndez, E. L. (1977), «''Nuevos" objetos de estudio en la Antropología Social», Los procesos de
cambio, Actas de la XV Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, tomo ill, pp. 75-82.
relieve y comprender con detalle las perspectivas de los actores protagonistas, la perspectiva
- (1991), «Definiciones, indefiniciones y pequet'l.os saberes», Alteridades, 1 (1):21-32.
emic, así como el contraste entre las prácticas y las ideologías puede constituir otro de los Moreno, l. (1991), «Identidades y rituales», en J. Prat, U. Martfnez, J. Contreras e l. Moreno (eds.),
aciertos nada despreciables de una aproximación a la realidad laboral industrial desde la Antropolog{a de los Pueblos de España, Madrid, Tauros, pp. 601-636.
antropología. Nader, L. (1969), «Up the anthropologist. Perspectives gained from studying up», en D. Hymes (ed.),
No debemos ni podemos olvidar, aunque se haya hecho reiteradamente de forma Reinventing anthropology, Nueva York, Random House.
consciente o inconsciente y quizá un tanto interesada y malintencionadamente por parte de Narotzky, S. (1988), Trabajar en familia. Mujeres, hogares y talleres, Valencia, Institució Alfons el
propios y extrafl.os, que contamos para ello con la inestimable lección de aquellos antropólogos Magn&.nim.
norteamericanos del periodo 1930-1950, pioneros en este terreno, así como con una serie de Nash, J. C. (1979), «The anthropology ofthe multinational corporation», en G. Huizer y B. Mannheim
propuestas diversas, que aprovechando la licencia que me he permitido de abordar el tema (eds.), The politics of anthropology: From colonialism and sexism toward a view from selow, Paris,
inicial de mi aportación -los obrero&- desde el marco más general en el que dicho tema se Mouton, pp. 421-446.
Nieto, R. (1994), «Antropología del trabajo industrial», Sociolog{a del Trabajo, 22:29-44.
inscribe, el de la antropología del trabajo industrial, han ido apareciendo diseminadamente a Palenzuela, P. (1995), «Las culturas del trabajo: Una aproximación antropológica», Sociolog{a del
lo largo del texto. Lecciones y propuestas que aunque, para el primer caso, deban ser Trabajo, 24:3-28.
necesariamente revisadas y superadas y, para el segundo, resulte evidente que por lo general Prat, J., Martinez, U., Contreras, J. y Moreno, l. (eds.) (1991), Antropolog(a de los Pueblos de España,
son aún muy incipientes y a veces un tanto pusilánimes constituyen ciertamente una apuesta Madrid, Tauros.
firme e imprescindible para el futuro de la disciplina. Sanz, G. (1990), «Estrategia empresarial i relacions laborals: cultura i treball en una indústria informal»,
en P. Jódar (ed.), Organització de la producció i relacions laborals en les empreses. Cinc estudis
emp{rics, Vic, Eumo, pp. 83-93.
Schwartzman, H. B. (1993), Ethnography in Organizations, Newbury Park, Sage Publications.
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8:231-266. Touraine, A. (1973), La sociedad post-industrial, Barcelona, Ariel.
146 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

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logical Quaterly, 50 (1):31-38.

11. LA ORGANIZACIÓN SOCIAL


PARIENTES Y AFINES
por AURORA GONZÁLEZ

Durante un siglo, el que va desde 1861 a 1971, se ha considerado a las relaciones de


parentesco el esqueleto de la organización social de las sociedades preestatales, objeto
preferente durante ese tiempo de la atención de los antropólogos. Como consecuencia, la
Antropología del Parentesco se pensaba que constituía el núcleo de la Antropología Social y
Cultural. En el centenario de aquella década memorable que había visto sucederse con rapidez
Ancient Society (1861), Das Mutterrecht (1861), Primitive Marriage (1865) y Systems of
Consanguinity andAffinity (1871 ), nadie discutía el papel fundacional de los autores que, como
Maine, Bachofen, McLennan y Morgan construyeron sus teorías sobre el supuesto de la
importancia social del parentesco.
Treinta aftos más tarde, aunque desde una perspectiva histórica se siga valorando a
aquellos padres fundadores, la Antropología del Parentesco como subdominio básico de la
Antropología parece desvanecerse. La razón podría encontrarse en la imprecisión de su utillaje
conceptual. Las teorías de la prohibición del incesto, las definiciones polémicas del matrimo-
nio y de la familia y las discusiones sobre su universalidad, la teoría de la filiación parecen
desmoronarse no por el peso de las refutaciones empíricas ni por el desarrollo de teorías
alternativas más potentes o más aceptables, sino por un problema más radical: el carácter
etnocéntrico de los términos empleados y de los fenómenos que se consideran: «familia»,
«matrimonio», «prohibición del incesto», «linajes», «terminologías crowomaha>>, <<parentes-
co». Por usar la fórmula critica de Needham, se trata en todos los casos de odd-job word, very
handly in alt sorts of descriptive sentences, but worse than misleading in comparison and of
no real use at all in analysis (Needham, 1971 :7-8).
Antes de seguir adelante, es necesario hacer una matización. Yo me sitúo entre aquellos
en los que las criticas de Needham, más que ninguna otra, han despertado un gran interés,
porque pienso que, efectivamente, en la imprecisión de los conceptos teóricos radica en buena
parte la debilidad de la teoría antropológica. Y esto puede distorsionar mi valoración de la
situación actual. Es cierto que cada vez con más frecuencia, se critica la viabilidad de una
Antropología transcultural del Parentesco. Pero también es cierto que, paralelamente, la teoría
de la filiación sigue aportando capacidad explicativa, la teoría de la alianza se ha desarrollado
hasta encontrar mecanismos de reciprocidad que se repiten en estructuras elementales, semi-
complejas y complejas y se multiplican los estudios sobre familia y parentesco en los ámbitos
americanos y europeos.
En cuanto a los críticos, no todos llegan a las mismas conclusiones. Mientras que algunos
(como Needham y Schneider) terminan incitando al estudio de singularidades culturales
globales, otros, como Geflray, o Collier y Yanagisako, proponen modelos teóricos alternativos
150 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 151

y aún otros, como Kuper, parecen pensar que se construyen las teorías, pero no los datos, y establecer las causas concretas (históricas o psíquicas) de los fenómenos antes de compararlos,
que el resultado de su deconstrucción se detiene en los datos <<puros» (Kuper, 1980). El para estar seguros de comparar fenómenos homogéneos.
problema estaría entonces en la inadecuación de las teorías. Hacia 1960, la valoración era muy distinta. Por una parte, el centenario se prestaba a las
Mi propia perspectiva descansa sobre un antirrelativismo epistemológico moderado, que evocaciones. Y éstas podían hacerse con serenidad puesto que las exageraciones del JQX habían
supone que los sistemas socioculturales responden a necesidades y características compartidas cristalizado, a lo largo de cincuenta afios, en dos alternativas teóricas sólidas: la teoría de la
por los distintos grupos humanos, por lo que la existencia de regularidades transculturales no filiación y la teoría de la alianza. Fue un homenaje (el de Portes, Fox, Buchler y Selby entre
puede descartarse a priori. Y sobre un relativismo metodológico, moderado también, que sitúa otros muchos) efimero. La insistencia en la solidez de la teoría antropológica del })arentesco
la especificidad del método científico en la critica, y considera la construcción teórica como fue acompafiada por toques de atención como los de Leach (1961) y los de Schneider (1965).
un proceso de modificación y sustitución de teorías en el que combinan racionalidades lógicas La critica fue en aumento, y los títulos de los trabajos que la recogían se hicieron más
y pragmáticas. expresivos, más rotundos: Rethinking Anthropology, «Sorne Muddles in the Models», Rethink-
Desde esta posición trataré de analizar el estado actual de la teoría de la filiación, de la ing Kinship and Marriage, A Critique of the Study of Kinship, The Invention of Primitive
que, en mi opinión, se ha hecho una «deconstrucción» excesivamente apresurada desde el Marriage, Ni pere ni mere: critique de la parenté.
supuesto de que la sociedad primitiva no me más que una invención. También me interrogaré ¿Qué pasó en los setenta y en los ochenta? Que los antropólogos descubrieron,
por una aparente paradoja: el vigor de la teoría de la alianza en el momento de la destrucción tardíamente, lo que podríamos denominar, en términos de Kuhn (1969), los componentes
de la teoría del parentesco. Los estudios sobre las nuevas formas de familia en Europa y sobre sociales y culturales de las matrices disciplinarias. Se pasó, al mismo tiempo, de una
las nuevas tecnologías reproductivas, y las alternativas conceptuales al parentesco como concepción realista de las teorías científicas. a una concepción constructivista, pero, como
dominio cultural universal son los otros dos temas que trataré de abordar. sefialaba hace un momento, se olvidó -en la crítica- que las teorías no se construyen sólo
para dar salida a nostalgias (de una vida acolchada por el calor de la familia extensa, por
• • • ejemplo), o a prejuicios sobre la excelencia de la familia nuclear. Se olvidó que las teorías
nacen también, se elaboran, para dar cuenta de situaciones problemáticas. No se trata,
Tiendo a iniciar la historia de la teoría del parentesco en Lafitau (1724). La razón es mi naturalmente, de problemas «objetivos», sino de problemas definidos como tales en un
interés por Morgan y por las terminologías de parentesco, que sirven de eje conductor para el contexto cultural específico, subrayado este último que para un antropólogo, o una an-
análisis de la sucesión de las teorías y que evidencian que las teorías antropológicas son, entre tropóloga, deberla ser redundante. Pero caemos siempre de cuatro patas. Y pese a los
otras muchas cosas, teorlas, es decir, construcciones hipotéticas que tratan de hacer inteligibles preceptos de Boas, ni hemos denunciado nosotros la barbarie colonial ni hemos desarrollado
datos que se consideran problemáticos. La terminología de parentesco de los iroqueses, con el relativismo cognoscitivo. Pero cuando nos convertimos, nos comportamos como auténticos
la utilización de un mismo término para el padre y los hermanos del padre y otro para la madre neoconversos. Y así, después de hacer de Radcliffe-Brown un funcionario del imperio
y las hermanas de la madre es un ejemplo; La terminología iroquesa, importante en el trabajo británico, hemos olvidado que la terminología iroquesa y sus variantes crow y omaha están
de Lafitau y fundamental en el de Morgan, muestra cómo una teoría no es ni el descubrimiento ahí, demandando explicación desde 1724, y hemos olvidado que, desde Lafitau a Héritier, no
de una estructura dada ni una invención motivada sólo por los prejuicios etnocéntricos, aunque han cesado los intentos de explicarlas. Y que una de las explicaciones más satisfactorias en
estos prejuicios contribuyan a elaborarla. su momento fue precisamente la que propuso Radcliffe-Brown en 1935, al vincularlas a la
Las teorías del parentesco del XIX, y los presupuestos evolucionistas que las permean~ existencia de grupos de filiación patrilineal y matrilineal.
han sido objeto de valoraciones cambiantes. Aquellos textos clásicos que, de McLennan en En efecto, el gran modelo del XIX, la sucesión de sociedades maternales (que nunca
adelante; tratan de reconstruir no ya la sociedad clásica o preclásica, como los de Maine y fueron matriarcales) y de sociedades paternales (o si se prefiere la expresión de Maine,
Bachofen, sino la prehistórica, tienen en común la idea de una sociedad primitiva maternal; patriarcales), fue sustituido en el siglo xx por otro modelo básico que hablaba de la coexisten-
en la que los hechos biológicos de la maternidad privilegiaban el papel de la madre. El del cia de sociedades patrilineales y matrilineales, como manifestaciones alternativas de un
genitor estaría oculto por la propia fisiología de la procreación, reforzada por la promiscuidad principio estructural -el de la filiación unilineal- particularmente funcional para las socie-
y el matrimonio de grupo (cuya existencia Morgan hipotetiza para dar cuenta de las termino- dades que tienen como base de su organización social los grupos corporativos de parientes,
logías iroquesa y hawaüana) o de la poliandria, que según McLennan seria consecuencia de porque vincu'a a cada persona que nace a uno y sólo a uno.
la occisión de nifl.as, necesaria para el control demográfico que haría posible la supervivencia Desde que Rivers propuso (véase 1926) un uso preciso del término descent para los
del grupo. grupos integrados por descendientes unilineales de un antepasado común, Radcliffe-Brown
Estos autores fueron criticados, a finales del siglo XIX y principios del XX, por los datos (1924, 1931 y 1935, especialmente), Portes y Evans-Pritchard(1940), Evans-Pritchard(l941),
y por los métodos. Promovieron trabajos de ·campo para demostrar la existencia de las junto a otros muchos, desarrollaron la teoría de los grupos de filiación que pareció capaz de
secuencias que propugnaron, pero ni lá promiscuidad primitiva, ni el matrimonio de grupo, ni dar cuenta, de menos a más, de la relación avuncular, de las terminologías clasificatorias
la primitiva poliandria se encontraron en parte alguna. Por el contrario, Westermack primero, de parientes y de la organización política de las sociedades no estatales.
en 1895, y después Malinowski, desde 1913, defendieron el carácter básico y primordial del A partir d~ los afios cincuenta la teoría de la filiación ha sufrido tres grandes embates.
matrimonio monógamo y de la familia nuclear. A la critica empírica siguió la metodológica. El primero fue una consecuencia indirecta del trabajo de Murdock. La publicación en 1957
Boas insistió, desde 1896 en adelante y desde postulados teóricos distintos, en la necesidad de de la World Ethnographic Sample, con información sobre 565 sociedades, entre las que
LAANTROPOLOGIA COMO CIENCIA DE LA SOCffiDAD Y LA CULTURA
152 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL
problema es más de fondo, y tendría que ver con el punto de partida de la antropología
aparecían con una frecuencia teóricamente alarmante grupos de parentesco cognaticio, obligó académica: la construcción de modelos explicativos que privilegiaron las relaciones de
a nuevos desarrollos (entre otros, los de Pehrson, Firth, Freeman, Kuper y A. Strathern). La parentesco como consecuencia de la extensión indebida de un modelo folk que se desarrolló
teorf~ d~ los ~pos de parentesco cognaticio, o, en el uso americano, la teoría de los grupos a lo largo de los siglos en la tradición occidental y que atribuye un peso especial a las relaciones
de fihac1ón bllat~~l, ~uso de manifiesto la inadecuación del concepto «grupo de filiación». definidas en términos de la posesión de una sustancia fisica común; esto es, a las relaciones
Frente. a_ la definición mequívoca de Rivers -grupos constituidos por los descendientes por de parentesco entendidas como relaciones biológicas de consanguinidad.
vfa un1hneal ~e un ~tepasado o _antep_asada común-, las prácticas africana y polinésica, Suponer que «la fuerza de la sangre» opera en todas las sociedades, pensar que, en todas
contrastadas, tmpus1eron una evtdenc1a: los grupos corporativos reales, los que operan las sociedades blood is thicker than water, éste seria, para Schneider, el problema central de
realmente, s?n los grupos locales, y la composición de los grupos locales se asemeja de una la Antropología del Parentesco. Y así lo defendió en 1984, en A Critique ofthe Study ofKinship.
maner~ t~ónc~ente engorrosa en la sociedades con filiación unilineal y en las sociedades Sus tesis básicas refuerzan las conclusiones a las que ya había llegado Needham a principios
con fil~ac1ón bilateral, donde con frecuencia, a pesar de las normas, se privilegian vinculacio-
de los setenta.
nes unilaterales. Schneider había realizado en 1948-1949 un trabajo de campo entre los yap (¡precisa-
Ante es~ dificultad, fue~on varias las alternativas ensayadas. Algunos optaron por lo que mente dentro de un proyecto dirigido por Murdockl). Escribió varios artículos etnográficos
Lakatos definirla como camb1os de teoría aentro de un programa de investigación: redefinir que otorgaban un papel especial a dos instituciones, el tabinau y el genung. El primero lo
los concepto~, para p~ar de «grupo ~e filiación unilineab> a ideología unilineal (Scheffier, describió como linaje patrilineal exógamo y a la vez familia extensa patrilocal; el segundo,
1964) o relaciones ~~meales c~mo nucleo vertebrador de las relaciones locales (San Román,
como un clan matrilineal disperso.
1994). Estas rede~c1~nes han 1do acompaftadas de una limitación del dominio de aplicación A mediados de los setenta, Labby publicó una monografia sobre la cultura yap desde
de ~a teoría de la fihaetón, desde todas o casi todas las sociedades no estatales a un tipo de una perspectiva teórica bien distinta. Tabinau ya no es una institución, sino una noción
soc1e~es más ac?tado, particularmente africanas. Acotación que, por otra parte, no se acaba polisémica que apunta a gentes que trabajan juntas la tierra. Work (maggar) y no kinship pasa
de. de~itur ~on clan~ po~que circunscribir a África el ámbito de aplicación de la teoría de la a ser el concepto central de la cultura yap. Tras la descripción de Labby, Schneider hace una
fihac_tón, sm m~ explicaciOnes, parece una modificación meramente ad hoc. Algunas «insi- autocrftica. Su propia descripción, la primera, era errónea, dice, por la inadecuación de la teoría
nuaciones» teóJ?cas podrían entrelazarse: la teoría de la depredación de Sahlins, el énfasis en
que tenía detrás.
la esca~ez de ~erras de m~c~as _sociedades bilaterales ... No parece imposible dar el paso Esta teoría es la teoría del parentesco que, piensa Schneider, parte de dos supuestos
necesano para rr de una dehm1tac1ón geográfica a una delimitación teórica con implicaciones erróneos. Que en todas las culturas existe el parentesco referido en último término a las
contrastadoras n:uevas, pero no se ha hecho, o, si se ha hecho, yo no lo conozco. relaciones genealógicas, y que éste tiene un peso fundamental, lo que le otorga un papel
. Pero las dificultades de la teoría de la filiación han suscitado otro tipo de critica más privilegiado en el estudio de las culturas. La tesis de Schneider es que esto no es así en muchos
radical. Algunos, como Needham, han subrayado una dificultad distinta que la que acabo de casos, no en el de los yap. Y que debemos dejar de hacer comparaciones que supongan la
plante~. Se deberían, en buena parte, al abandono de la propuesta de Rivers.
existencia de dominios transculturales como el parentesco, y ocupamos en el estudio de
Rive~, en su artfcul? sobre derecho materno, había tratado de salir al paso de los debates
totalidades culturales singulares.
sobre matriarcado y patriarcado generados por la diwlgación de los modelos de sociedad
maternal Y paternal del XIX. Su idea era que, tras estos debates estaba la confusión entre
aspectos distintos de la organización social: parentesco, que es bilateral en todas las socieda-
• • •
des, ~p~ de matrimonio, re~iden~ia posmari~, autoridad, sucesión, herencia. Su propuesta de Hay, tras las criticas de Needham y de Schneider, un sesgo indudable. Apartándose, como
d~fin1~1ón d~ 1e.scent se mscnbía en este mtento de precisar los conceptos para evitar hiciera la tradición británica, de la idea de Morgan del parentesco como consanguinidad y
discus_1ones m~tiles: sólo habría tenido sentido hablar de sociedades matriarcales si se afinidad, y apartándose también de la tradición de Rivers y de Evans-Pritchard, que distinguían
conocieran sociedades donde el parentesco se establece sólo a través de la madre la filiación parentesco, filiación y relaciones que se establecen a través del matrimonio, hacen la critica a
fuera matrilineal, la residencia matrilocal, la autoridad estuviera en manos de 1~ mujeres la aquella parte de la teoría del parentesco que se centr6 en el parentesco entendido como
herencia y la sucesión en los cargos pasase de madre a hija, etc. ' filiación, la que seria la transformación teórica del parentesco entendido como consan-
Pero la propuesta de Rivers, o nunca se siguió con decisión, y al cabo de los aftos las
guinidad.
categorías «matrilineab> o «patrilineab> se convirtieron en etiquetas sin significado preciso, o, ¿Qué sucede con el resto de la Antropología del Parentesco? A una parte de ella, las
c~do sí se trató de ~erla en cuenta, no estuvo clara su utilidad puesto que, como Evans-
teorías de la alianza, este. tipo de critica, la de Schneider, aunque también en parte la de
Pritchard no pudo rehwr, los supuestos grupos de filiación corporativos son más bien comuni- Needham, pareció no incumbirla. Así, precisamente los últimos 25 aftos han supuesto el
dades locales en las que, junto a la freCuente actuación de la exogamia, por la que las esposas de
desarrollo de la propuesta de Lévi-Strauss de una manera impensable.
una manera más o menos marcada se incorporan al grupo mientras que las hermanas casadas de Es bien conocida la dicotomia que Lévi-Strauss estableció en 1949 entre sistemas
uno u otro modo se pierden, y otras _«cosas de la vida>>: enfrentamientos personales, presión elementales de alianza y si!!ltemas complejos. Radicaría en dos vías de organizar la exogamia,
demográfica, etc., generan configuraciOnes locales en mayor o menor medida bilaterales. entendida como ejercicio del principio (mental) de reciprocidad. En los primeros, el parentesco
. En la versión más radical de ·la crfti'ca, la de Schneider, el problema no está en la actúa doblemente: se establece la prohibición del incesto y se prescribe el matrimonio con otro
ambigüedad de las categorías «matrilineal»-<<patrilineal», ni en su mayor o menor utilidad; el
154 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 155

tipo de parientes, en especial primos cruzados bilaterales o matrilaterales. En los segundos, la en la que nacieron: el matrimonio exógamo. Sucede lo mismo con Ge:ffray. Al igual que
prohibición del incesto afecta a un núcleo de parientes, pero se deja a otros mecanismos Schneider, aunque de manera más explicita, al tiempo que critica la fecundidad de una teoría
la elección de cónyuge. del parentesco que se base en la universalidad de las relaciones occidentales de paternidad y
La recepción de la obra de Lévi-Strauss, en los cincuenta y los sesenta, supuso matiza- maternidad (de ahí el titulo de su libro Ni pe re ni mere: critique de la parenté: le cas-makhuwa),
ciones y desarrollos a su propuesta. Leach consideró que la alianza matrimonial explicaba construye su trabajo a partir de una escena notable: la de los jóvenes que vienen de otro poblado
la relación privilegiada de una persona con el linaje del progenitor que no le transmite la para reunirse con la que va a ser su esposa, y que serán explotados en sus. capacidades
pertenencia a un grupo mejor que el concepto de «filiación complementaria», desarrolló fecundadora y productiva por las mujeres adultas del grupo en que se insertan, hasta que se
la potencialidad política de los matrimonios asimétricos matrilaterales, y profundizó en los conviertan (en la tradición de McLennan y Meillassoux) en sus guardianes para evitar su
contenidos ideológicos y simbólicos de las relaciones opuestas de filiación y afinidad ( 1951, captura por los hombres de otros aislados matrimoniales.
1961). Homans y Schneider (1955) vincularon los matrimonios asimétricos patrilateral y La critica de Schneider, y la de Needham, y la de Geffray, tampoco afecta al estudio del
matrilateral a los complejos afectivos propios de las sociedades patrilineales y matrilineales parentesco en nuestra sociedad. Por el contrario, si el error de la teoría clásica ha sido realmente
(en la tradición de las explicaciones de la relación avuncular de Radcliffe-Brown y Mali- proyectar indebidamente sobre el resto de las culturas humanas representaciones e institucio-
nowski). Needham y Maybury-Lewis disoutieron la imposibilidad técnica del matrimonio nes propias de nuestra cultura, parecería lógico limitar la nueva teorla del parentesco al estudio
prescriptivo patrilateral y contribuyeron a acuflar la distinción entre matrimonios prescriptivos de relaciones y símbolos culturales propios de nuestro específico contexto cultural.
y preferenciales. Pero todas eran aportaciones que se limitaban al ámbito -'-bien delimitado-
de los sistemas elementales de parentesco. • • •
En el impulso que se dio a la teoría de la alianza en los setenta y los ochenta confluyeron
varias líneas. El trabajo de Héritier se basó en una intuición de Lévi-Strauss: que en las Y algo así está sucediendo. El propio Schneider desarrolló su critica al parentesco como
sociedades con un sistema terminológico crow y omaha podrían darse sistemas matrimoniales proyección etnocéntrica tras dedicarse al estudio del parentesco occidental durante muchos
«a mitad de camino» entre los elementales y los complejos. El trabajo de Héritier sobre aftos, desde principios de los cincuenta, en realidad, desde que pudo liberarse de la férula de
los samo confirmó esta intuición: aparecían unas «estructuras de parentesco semicomplejas» Murdock, que fue el que le «obligó», como director de aquel programa de etnografia del
donde, tras una marafia de prohibiciones que harían esperar la centrifugación de las alianzas, se Pacifico posterior a la Segunda Guerra Mundial dentro del que Schneider hizo su tesis doctoral,
prefería el matrimonio con los primeros parientes no prohibidos (Héritier, 1975, 1981). a estudiar el tabinau y el genung yap como grupos de filiación y familia extensa, cuando lo
Paralela, e independientemente, la antropología histórica y la historia social descubrían que realmente interesaba a Schneider eran los suefl.os (Bashkow, 1991 ). Pero, a principios de
la misma reduplicación de alianzas (bouclage, en los términos de Héritier), entre el campesi- los cincuenta, en cuanto pudo, conectó con Firth, y empezó su estudio del parentesco
nado europeo (Lamaison, Bestard). Finalmente, los llamados sistemas de parentesco árabe, americano paralelo al del parentesco británico que iniciaban Firth y Bott (Firth, 1956, Bott,
cuya preferencia por el matrimonio con la prima paralela podían leerse -a la manera de 1957). Empezaba el cerco a la teoría de Parsons (1943). El parentesco occidental no parecía
Graburn- como el limite de la exogamia, fueron subsumid~s dentro de los «sistemas de circunscribirse a la familia nuclear ni en las familias obreras (Bott), ni en las campesinas
parentesco complejos» (Bonte, 1991). tradicionales (el caso de las familias troncales es paradigmático), ni en las neorurales (Segalen,
Si alguna consideración puede hacerse tras la publicación reciente de los dos volúmenes 1984). Y empezaba el estudio genuino del parentesco entendido como término odd-job word,
sobre Les complexités de l'alliance (Héritier y Copet-Rougier [eds.], 1991, 1992), donde se como seftalara Needham a la manera de Wittgenstein. Término polisémico como tabinau,
analiza la operación de mecanismos básicos -intercambios directos entre familias, circuitos como lo son los términos no teóricos. American Kinship explora las dimensiones de esta
sostenidos de alianzas, reduplicaciones --en los sistemas elementales, semicomplejos y polisemia.·'
complejos___:_ es que podrían constituir el análogo de lo que supuso Fortes ( 1953) para la teoría M. Strathern, en Manchester primero, y ahora en Cambridge, ha tomado el relevo~ Sus
(clásica) de la filiación: es posible que estemos ante la completud de la teoría de la alianza. trabajos recientes (1992a, 1992b, 1993a y 1993b) se ocupan del parentesco (inglés) buscando
En el desarrollo de esta teoría, ni las criticas de Needham ni las de Schneider parecen su base en los modelos reproductivos, y al tiempo que trata de conectar el modelo de parentesco
haber hecho mella. Tal vez porque se basan no en la fuerza de la sangre, sino en la de la mente: del XIX con el desarrollo de la teoría del parentesco, estudia e impulsa el estudio de la influencia
en ese oculto «principio de reciprocidad>> que invocara Lévi-Strauss para dar cuenta del de las nue~s tecnologías reproductivas en el modelo de parentesco actual.
intercambio de mujeres y de bienes (Lévi-Strauss, 1949, cap. 5). Es más, la alianza matrimonial Para M. Strathem el modelo reproductivo inglés del XIX tendría como eje la exaltación
es imprescindible tanto en Schneider (1984) como más recientemente en Geffray (1991), que del individualismo y (de nuevo el tema de los modelos folk), paralelamente a la emergencia
ha propuesto un análisis de una sociedad ginecoestática, la de los makhuwa de Mozambique, de este individualismo la Antropología desarrollaba la nostalgia por un mundo relacional. Se
que desarrolla la teoría de Meillassoux (1975), y donde los principios explicativos de la daría un doble proceso, el que Va. de la reproducción a los modelos reproductivos y el que va
organización de la producción y la reproducción se centran en el control del trabajo de los de los modelos reproductivos a la Antropología del Parentesco, y en este segundo paso,
hombres jóvenes y de las mujeres y sus hijos. operarían a la vez la nostalgia por lo que ha dejado de ser y la elaboración de lo que se
En efecto, Schneider sólo es capaz de prescindir de la teoría de la filiación en la piensa que es.
explicación de las instituciones centrales para los yap, el tabinau y el genung, invocando una En este contexto, las nuevas tecnologías reproductivas, aunque pensadas a través de ideas
misteriosa relación que hace que mujeres trabajen la tierra de una comunidad distinta a aquella que ya forman parte del repertorio cultural, constituyen a la vez nuevos hechos culturales que
ENSAYOS DE ANTROPOUJOIA CULTURAL LA ANTROPOLOGíA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 157

modelarán las ideas sobre el parentesco. Me he hecho eco en otra ocasión de una imagen que con comillas- ni podemos hablar de los ndowe de Guinea Ecuatorial sin algún circunloquio
recoge en 1992 y -de acuerdo con sus tesis- representa de manera ejemplar el cambio: la que incluya entre sus términos «linaje» (V. Fons, El parentesco ndowe, en prensa).
de las ecografias, que, junto a la invisibilidad de la paternidad, hacen por primera vez la Para no repetir los errores conceptuales de la Antropología del Parentesco las teorías de
maternidad invisible, haciendo del feto un individuo y de lo real no lo social sino lo biológico. la procreación tendrían que definir con precisión tanto su dominio de aplicación como los
En cuanto a la Antropología del Parentesco, si su destino es constituirse como una nostalgia, segmentos del continuum fenoménico que selecciona como rasgos críticos y las reláciones que
la que M. Strathem invoca es la nostalgia de una sociedad plural, en la que el resultado del los vinculan, constituyéndose así en predicados de estructura.
individualismo seria la diversidad. Las nuevas tecnologías y los avances en la investigación,
con la elección, el consumo, el mercado como ejes fundamentales, evocarla clonación (indi-
vidualidad sin diversidad) y manipulaciones genéticas que desdibujan la oposición entre Bibliografta
hombres y animales (diversidad sin individualidad) (Strathem, 1992a:192).
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• • • als Pirineus, Andorra, Ministeri d'Educació, Cultura i Joventut, 1993:124-136.
Bachofen, J. J. (1861), Das Mutterrecht, Basel, Benno Schwabe.
Hay, pues, tres alternativas a la teoría clásica del parentesco. Destruirla (Needham, Barnes, J. A. (1962), <<African models in the New Guinea Highlands», Man, 52:5-9.
Schneider, Kuper), circunscribirla a su contexto cultural especifico (Schneider de nuevo, ahora Barth, F. (1954), <<Father's Brother's Daughter Marriage in Kurdistan», Southwestem Joumal ofAnthro-
pology, 10:164-171.
Strathem), o desarrollarla (toda la teoría de la alianza).
Bashk:ow, l. (1991), «The Dynamics ofRapport in a Colonial situation. David Schneider's Fieldwork on
También hay otras, las de quienes, como hizo Schneider, critican el valor analítico de the is1ands ofYap», en G. W. Stocking,jr., Colonial Situations. Essais on the Contextualization of
los dominios conceptuales tradicionales (parentesco, economía, política, religión) pero, a Ethnographic knowledge, History of Anthropology, vol. 7, University ofW"ISCOnsin Press.
diferencia de Schneider, proponen otros. Es la opción de Meillassoux y Geffray, pero también Bestard Camps, J. (1986), Casa y familia. Parentesco y reproducción doméstica en Formentera, Palma
la de Yanagisako y Collier (1987), cuando defienden que se deben estudiar las totalidades de Mallorca, Institut d'Estudis Balearics.
sociales como modelos sistémicos de desigualdad, alternativa razonable desde el intento de Boas, F. (1896), «The limitations of comparative method of Antrhopology», Science, N.S., 4:901-908.
llevar más allá la Antropología del Género. En cada una de estas propuestas lo que está en Bonte, P. (1991), «Alliance et rang dans la société maure. Les fonctions du marriage "arabe"», en
juego no es la realidad de los dominios analíticos, sino la capacidad analítica de los dominios F. Héritier-Augé y Copet-Rougier, eds., 1991:29-60.
teóricos. Bott, E. (1957), Familia y red social, Madrid, Tauros, 1990.
Mi propio trabajo se sitúa en esta linea, pero desde otra perspectiva, haciendo del control Buchler, l. R. y Selby, H. A. (1968), Kinship and Social Organization. An Introduction to Theory and
Method, Nueva York, The Macmillan Co.
de la sexualidad y de la organización de la procreación un dominio especifico sin presuponer
Evans-Pritchard, E. E. (1941 ), The Nuer. A Description ofthe Model ofnuelihood and Political Institutions
ni que sea central en cada uno de los sistemas culturales ni que dé lugar a instituciones of a Nilotic People, Oxford, Clarendon Press (trad. castellana en Anagrama).
especificas y pensando la familia y el parentesco como instituciones e ideologías plurifuncio- Firth, R. (1956), 1\vo Studies of Kinship in East London, Londres, Athlone, LSE, Monographs in Social
nales que forman parte de nuestro modo cultural específico de organizar la procreación. Anthropology, 15.
Tal como he propuesto recientemente 1 (González Echevarria, 1994, 1995), junto al - (1957), «A note on descent groups in Polynesia>>, Man, 2:4-8.
análisis histórico de nuestros modelos reproductivos y de su influencia en la historia de Fortes, M. (1953), «The Structure ofUnilineal Descent Groups», AmericanAnthropologist, t. 55-1:
la Historia y en la historia de la Antropología, la organización de la sexualidad y de la 17-41.
procreación constituye un dominio transcultural problemático. Lo constituye en el plano - (1969), J(inship and the Social Order. The Legacy of Lewis Henry Morgan, Londres, Routledge and
social: envejecimiento de las poblaciones europeas tradicionales, políticas demográficas de K.egan Paul.
signos opuestos impuestas o propuestas desde organizaciones políticas o religiosas, reivindi- Fortes, M. y Evans-Pritchard, E. E. (1940), «<ntroduction» aAfrican Political Systems, Oxford, Oxford
University Press, 1-24..
caciones de las asociaciones homosexuales, pérdida de la figura paterna correlacionada con la
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proliferación de unidades domésticas matrifocales, nuevas tecnologías reproductivas, denun- Frazer, J. G. (1918), Folklore in the Old Testament, 3 vols., Londres, MacMillan.
cia de las consecuencias de la dote en la India, permanencia en el hogar natal de los jóvenes Freeman, J. D. (1961), «Oti the concept ofthe kindred», Joumal ofthe Royal Anthropological Institute,
europeos, caída de la natalidad entre los aborígenes australianos ... Y lo constituye en el plano 91:192-220.
teórico, en parte como consecuencia de su importancia social. Geffray, C. (1990), Ni p~re ni mere. Critique de la parenté: le cas makhuwa, París, Éditions du Senil.
La importancia teórica de la organización de la sexualidad y de la procreación obedece González Echevarria, A. (1994), Teorias del Parentesco. Nuevas aproximaciones, Madrid, Eudema.
también a una lógica interna. Después de siglo y medio de Antropología del Parentesco no - (1995), <<Hacia un Antropología de la procreación», Familia 1 Sociedad 3, 1995:95-110.
sabríamos renunciar del todo a explicar las «familias poligfnicas» de los basá del Camerún Héritier, F. (1974) «Syst6mes omaha de parenté et d'alliance. Etude en ordinateur du fonctionnement
-fenómeno que sobre el terreno sigue siendo perceptible aunque tengamos que designarlo matrimonial réel d'une société africaine», en P. Ballanoff (ed.), Genealogical Mathematics, Parfs,
Mouton, 1974:197-212. ·
- (1981), L'exercice de la parentl, Parfs, Gallimard.
l. Este tmbajo se está realizando con el soporte de la DOICT, primero en el marco del proyecto PS90-0172 y ahora en el Héritier, F. y Copet-Rougier, E. (eds.) (1990), Les complexités de l'alliance. Les syst~mes semi-complexes
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.;:::: LA ANTKUl'ULUUIA CUMU Cll:!NCIA Ut: LA SOCUillAU Y LA CULlUKA 101

Desigualdad y jerarquización política

Tras dos siglos de desarrollo, las ciencias sociales han refinado considerablemente ese
contraste que destaca Rousseau. Gracias a la investigación etnográfica, en particular, hemos
llegado a conocer tanto la enorme diversidad de los sistemas de desigualdad como la gran
variedad de tipos de sociedades. Arqueología e historiografla han puesto igualmente de relieve
esa gran complejidad en el plano temporal. Y, sin embargo, los científicos sociales han seguido
utilizando dicotomías parecidas al tratar de la desigualdad social y de lajerarquizaciÓn política.
Es decir, la contraposición básica -y no poco simplista-- entre sociedades igualitarias y
JEFES Y LÍDERES estratificadas o ·entre aquellas que conocen y las que desconocen las divisiones y jerarquiza-
cienes políticas.
por ENRIQUE LUQUE Ha habido, en este sentido, dos planteamientos antagónicos. El primero ve en todo tipo
de desigualdad humana un reflejo y una prolongación de las desigualdades y jerarquías que
se creen apreciar en la naturaleza. El segundo entiende, como Rousseau, que las diferencias
Introducción sociales tienen tras de sí una larga historia y que suponen un agudo contraste con lo que la
naturaleza ofrece. Ambas perspectivas han conocido numerosas versiones. La primera incluye
Ante hechos como el poder o la autoridad no caben ·posturas neutrales. Se está, sin desde las viejas metáforas de los insectos sociales a las modernas teorías etológicas. Entrafta
remedio, a favor o en contra de uno y otra. La simple descripción -y mucho más el intento siempre un evidente riesgo de antropomorfización y de proyección de nuestras realidades
de explicación- de los fenómenos sociales en los que intervienen lleva consigo, inevitable- humanas a otros ámbitos, como la vida animal, muy o completamente diferentes. Pensemos
mente, algún tipo de justificación o de cuestionamiento. Probablemente, se deba ello a la que reinas u obreras de abejas u hormigas no son sino funciones diferenciadas de un modo de
contradicción o paradoja que todo poder o autoridad entraftan. Los estudiosos de la polftica vida no afectado por cambios mientras la especie de que se trate sobreviva; es decir, millones
aluden al doble rostro, como el del rey Jano, cuando tratan de resaltar la ambivalencia de esos o cientos de millones de ailos. Las jerarquías políticas y las desigualdades sociales que se dan
fenómenos. Pensemos en un hecho simple y cotidiano: el mismo agente de la autoridad que en el ámbito humano son, por el contrario, contingentes, históricas, y fruto de tensiones que
nos garantiza seguridad puede tomarse en violador impune de los derechos más elementales. llevan en sf mismas el germen del cambio. Su desaparición o transformación no afecta en modo
Y no sólo de manera sucesiva o alternativa. Simultáneamente, la protección de los derechos alguno a la supervivencia de la especie.
de unos no implica muchas veces más que la violación de las más básicas necesidades de otros. Sin duda, el planteamiento contrario se adecua mucho mejor a lo que la investigación
El problema ha preocupado a la filosofla polftica desde hace milenios. Pero tal vez empírica nos ha permitido conocer. Estriba en la premisa que sostiene que la evolución social
nunca se ha planteado con tanta agudeza y profundidad como en el famoso ensayo rousseau- implica, en términos muy generales, tanto un incremento de la desigualdad como la aparición
niano sobre la igualdad. Con radicalidad se plantea allí el espinoso tema de la autoridad de líderes y la consolidación o perpetuación de sus funciones. Ahora bien, las explicaciones
política. Su única justificación o explicación, dice Rousseau, es la defensa contra la tiranía: en tomo a cuáles sean los factores que dan razón de esa evolución divergen enormemente.
«los pueblos se han dado jefes para defender su libertad, no para servirlos» (Rousseau, Planteamientos como el evolucionista o el marxista, por ejemplo, conocen múltiples variantes;
1783: 149). Los hombres, afirma poco después, pueden despojarse de la propiedad, que es lo mismo ocurre en cuanto a las versiones antropológicas de esos planteamientos. 1
una institución o convención humana, pero no de la vida o la libertad, que son dones de la Pese a la diversidad de perspectivas teóricas a las que se acaba de aludir, conviene insistir
naturaleza. · en que todas ellas comparten la idea de que la desigualdad y su correlato, la jerarquización
Rousseau resalta, también, esa paradoja atemporal de la bifacialidad que la autoridad política (algunos mandan y muchos obedecen), son la contrapartida de la complejidad y del
conlleva: tenemos unos jefes, en definitiva, para evitar tener otros peores. Además, la reflexión desarrollo sociocultural. Ello lleva, casi inevitablemente, a concebir el conjunto de sociedades
del ginebrino viene a ser un preludio de la que han llevado a cabo las ciencias sociales en este conocidas en términos dicotómicos: sociedades igualitarias, de una parte, estratificadas, de
orden de cosas. La antropología, concretamente. Porque Rousseau diferencia continuamente otra. Que lps estratos o capas sociales sean tan tremendamente diferentes entre sí como
lo que luego vendría a oponerse como naturaleza y cultura (convención, institución, contrato, estamentos, castas o clases importa menos que el hecho mismo de la desigualdad. 2
en sus términos). Rousseau, como otros antes que él y como muchos más después, relaciona El problema fundamental de las dicotomías es que ahogan los matices de la diversidad
el fenómeno de la jerarquía política con el fenómeno más amplio de la desigualdad entre los cultural. Esta dicotomía, además, soslaya la existencia de desigualdades importantes en las
hombres. Dos fuentes hay, dice, de desigualdad: una natural o flsica, otra moral o política. La
primera estriba en diferencias de edad o de salud, en las fuerzas del cuerpo o en las cualidades l. La bibliografJa es ampHsima. Una mfnim:a lista asequible eo castellano debe incluir Clastres (1978), Meillassoux (1977),
del alma (Rousseau, 1783:59-60). Por último, Rousseau resalta el enorme contraste entre la Bloch (1977) y Service (1984).
igualdad que reina en la naturaleza y en la vida salvaje y las diferencias propias de la 2. No deja de ser curioso que una obra que inauguró la antropologfa polftica, esto es la de Portes y Evans-Pritchard (1970),
y que se presentaba expllcitameote como antievolucionista, adoptara como criterio de clasificación la distinción eotre sociedades
civilización, y entiende que «la desigualdad natural debe aumentar en la especie humana por ac6falas y sociedades con estructura semejante a la estatal. En definitiva, otra forma de hablar de sociedades igualitarias y no
la desigualdad de institución» (Rousseau, 1783: 113). igualitarias, sin jefes y con jefes.
lb:l ENSAYOS DE ANTROPOLOGIA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTIJRA 163

denominadas sociedades igualitarias. E impide, de rechazo, el análisis de importantes fenó- -segmentos de clanes-- se integran en una estructura piramidal que los engloba. En el primer
menos de liderazgo que en ellas se generan. Gracias tanto a un mejor conocimiento de tales caso, estamos ante una sociedad fundamentalmente igualitaria donde el liderazgo se asocia
sociedades, como a una renovación crítica de ciertas ópticas convencionales, se experimentó con la figura del big man. En el segundo, cada nivel de la pirámide está articulado por un jefe
un cambio importante en este sentido a partir de los aiios sesenta. Podría, en resumen, subordinado, en último extremo, al jefe supremo, rey o soberano.
expresarse así: no hay sociedad conocida en la cual, al menos a ciertos niveles, no se produzca Característica fundamental del primer tipo es que se trata de un poder· personal. No hay
algún tipo de desigualdad y liderazgo. 3 cargo de big man ni, por tanto, puede heredarse. El estatus se adquiere a través de la astuta
Lo que se ha puesto de manifiesto en las últimas décadas es que factores decisivos en la utilización de los intercambios y la formación de un grupo de seguidores (el big• man es, dice
producción y reproducción de desigualdades, que antaiio se dejaron de lado por estimarlos Sahlins, un <<pescador de hombres»). El prestigio de tallfder se basa en su generosidad: dar más
naturales, se utilizan, canalizados por la cultura, como elementos tan decisivos cual puede ser de lo que recibe. Pero una vez consolidada su posición como líder de un grupo o facción, tal
la posesión de recursos económicos. Es el caso, ante todo, de la edad o del género. Pero son generosidad se proyecta hacia fuera, hacia otros big men, con la finalidad de desbancarlos y
también cualidades personales, como la potencia fisica y sexual, las habilidades retóricas o la colocarlos, a su vez, en posición de seguidores. El proceso entrafia un riesgo evidente: la
manipulación de conocimientos mágico-religiosos o de relaciones personales. Todo ello ha competición suele ser tan dura que los primeros seguidores del líder quedan reducidos a meros
llevado a afl.adir al plano del análisis la co~ideración de una micropolítica, que completa y dadores de bienes o servicios, sin contrapartidas. Lo cual pone en peligro tanto el principio
complementa la usual óptica macropolítica. axiomático de reciprocidad como las bases mismas en que se apoya el poder del big man.
En esas sociedades el liderazgo parece muchas veces confinado a la esfera del ritual. El jefe polinesio, por el contrario, debe su poder al lugar que ocupa en la jerarquía. Los
La esfera de la política no está en ellas desgajada de la religiosa ni de la del parentesco. Quien grupos, en este caso, son permanentes y las reglas de sucesión a los cargos relativamente
asume la función de dirigir ocasionalmente el ritual, coordina actividades que son precisas. Como resumen cabria decir que el jefe nace, en tanto que el líder se hace.
provechosas al grupo: el éxito en la expedición de caza, la buena cosecha. Como creía Frazer, Aun aceptando la polaridad (liderazgo/jefatura), lo que han puesto de relieve posteriores
la función primera del jefe sagrado consiste en controlar la fecundidad y el equilibrio de los aportaciones es tanto la gran diversidad de situaciones en las áreas culturales que cubre como
ritmos naturales .(De Heusch, 1993: 17). Podría decirse que la relación de esas actividades los problemas que acarrea su aplicabilidad fuera de ellas. 4 ¿Puede concebirse, por otra parte,
con la polftica es, cuando más, tenue. Pero hay quien ha visto en esta relación entre liderazgo la dualidad como un esquema mínimo de evolución polftica, desde la inexistencia de autoridad
y ritual el remoto origen del estado, por cauces bien diferentes de los concebidos por marxistas política al umbral de la organización estatal? Es más que dudoso. 5 Es posible, si, que en la
y evolucionistas. Surgido de esa manera el germen de una burocracia -el especialista ritual consolidación de los grandes imperios históricos (mesopotámicos, egipcio, azteca, inca) se
convertido en lfder temporal- se puede utilizar más tarde para la centralización de otras haya producido situaCiones primigenias de transición de liderazgo temporal o excepcional a
muchas funciones (Hocart, 1936). Es imaginable que entre el orden del parentesco y el orden jefatura estable y hereditaria. Pero han debido jugar también un papel importante en esos
estatal, rompiendo el control interno que el primero supone y haciendo posible el control procesos otros elementos asociados con la transformación del simple poder de un individuo
externo que conlleva el segundo, haya sido necesaria esa jefatura mágico-religiosa (De en una situación excepcional y relativamente minoritaria en autoridad estable y aceptada por
Heusch, 1993:26). Estaríamos, así, ante el primer puente tendido entre la sutil igualdad y la muchos. Esto es, lo que Max Weber denominaba rutinizaci6n del carisma: las cualidades
patente desigualdad y, también, entre liderazgo y jefatura. Veamos ahora las diferencias entre atribuidas allfder terminan institucionalizándose en un cargo.
una y otra. No obstante, más que como tipos o realidades fenoménicas, liderazgo y jefatura cabe
Las sociedades más igualitarias no desconocen, pues, alguna forma de liderazgo, por considerarlos como principios que inspiran fenómenos concretos de poder y autoridad. En
exótica que resulte o por transitoria que sea. Precisamente, de su estudio ha surgido un concepto definitiva, estos mismos conceptos no son sino abstracciones de un continuum de realidades,
que ha venido a tipificar una forma transitoria, personal, no oficial por así decirlo de liderazgo. ya que no hay poder que no busque legitimarse y consolidarse ni autoridad estable que esté
Se trata del término big man (procedente del pidgin-english «bigfella man», que traduce, a su desprovista de algún grado de violencia. Veamos las características fundamentales de uno y
vez, una infinidad de nombres nativos del ámbito cultural melanesio). El término se ha otro principio:
utilizado para contrastarlo con el de jefe, forma de autoridad polftica permanente, jerarquizada
y con carácter hereditario. Liderazgo Jefatura
Con arreglo a la más conocida generalización antropológica al respecto (Sahlins, 1963),
cada tipo corresponde a un área cultural, Melanesia y Polinesia, vecinas en el Pacifico Carácter adquisitivo. Carácter adscriptivo.
suroriental. Una y otra región ofrecen tanto contrastes agudos como grandes semejanzas. Estas Temporalidad: Permanencia.
últimas radican en los casi idénticos recursos (cosechas de fiames, plátanos, cocos) y en las Cualidades personales. Condiciones inherentes al cargo.
parecidas técnicas agrícolas. Los contrastes, en cambio, en los ámbitos de la religión, el Inestabilidad de los apoyos. Estabilidad de las adhesiones.
parentesco y, sobre todo, la organización polftica. Con respecto a esto último, mientras las
unidades polfticas locales melanesias son autónomas, los grupos equivalentes polinesios
4. A este respecto, pueden consultane Allen (1984), Van Bakel et al. (1986), Lindstrom (1984) y Godelier y Stra-
thern (1991).
3. Negame a apreciar estos fenómenos en las sociedades primitivas, se subraya, lleva, paradójicamente, a algunos
planteamientos radicales, como el de Clastres, a coincidir con otros claramente reaccionarios (BirbBIDD, 1977).
S. Como pone de relieve la investigación arqueológica reciente, la desigualdad precedió en mw:hos casos a la acumulación
de riqueza y las jerarquizaciones no fueron ajCIIU a contextos igualitarios (Painter, 1989).
164 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCffiDAD Y LA CULTURA 165

Bien entendido que sólo desde un punto de vista lógico o formal puede predicarse su continuidad) y las exigencias que imponen las modernas democracias. 6 Tras la descoloniza-
naturaleza antitética. La realidad combina o entremezcla los principios para formar tipos ción, los antiguos reyes y jefes (intermediarios o peones de las metrópolis) quedaron en
específicos de autoridad política. Volvamos por un segundo a Polinesia. En Tikopia, por absoluto entredicho ante sus pueblos y ante los lideres que encabezaron los movimientos
ejemplo, la jerarquía de jefes (arikei) se compagina con la de sus delegados (maru). Los independentistas. Desvanecida o suprimida su antigua autoridad, los nuevos lideres no han
primeros, considerados sagrados, no pueden hablar (seria violar un tabú), sino que dan satisfecho las expectativas creadas con la independencia. Factores endógenos y exógenos han
instrucciones a sus maru para que hablen en su nombre. El estatus de los arikei es claramente confluido en una corta pero sangrienta historia de golpes de estado, represión, corrupción,
adscrito; el de maru, nombrado por aquéllos, supone alguna suerte de logro o adquisición guerras, hambres, etc. Las masas campesinas ven con enorme desconfianza lo que supone, en
(Firth, 1975). Sin duda, la viabilidad del sistema radica en hermanar la necesidad de comuni- definitiva, criterios adquisitivos de obtención del poder (elecciones o, con más frecuencia,
cación entre la cúspide y la base con la protección de la estructura jerárquica. El jefe podrá ser golpes de estado). No pocos intelectuales actualizan sus ideas políticas, sopesando las ventajas
un pésimo comunicador, pero ni ésa ni otras debilidades quedarán al descubierto. El ser de los viejos sistemas de autoridad e intentando unir el papel de los viejos jefes -ritual e
sagrado, que lo es por nacimiento (adscripción), no puede ser sustituido en cada circunstancia; integrador- con el de los nuevos lideres -que obedecen a intereses partidistas y responden
su voz (la que expresa su delegado, con su estatus adquirido), si. a necesidades coyunturales. El modelo de las monarquías constitucionales europeas empieza a
En diferentes tiempos, en diferentes seciedades, cabe encontrar combinaciones seme- resultar atractivo en tierras africanas. Regímenes formalmente republicanos han reconocido
jantes o muy diferentes de los mismos:principios. Pensemos ahora en el factor temporalidad, a ciertos efectos a sus monarquías tradicionales (Ghana, Uganda).
que parece pugnar contra la cristalización del liderazgo (contra la rutinización del carisma). En el caso de las monarquías europeas, por su parte, el equilibrio constitucional parece
Lowie resaltó, hace. muchos afl.os, cómo la mayoría de los sistemas políticos americanos radicar en que los reyes encamen los atributos del principio de jefatura; sus jefes de gobierno
precolombinos se caracterizaron por la ausencia de lideres o jefes permanentes; las excepcio- o primeros ministros, los del liderazgo. Pero es ésta una teoría continuamente desmentida por
nes son bien conocidas: Mesoamérica y el área andina. Fue en cambio muy frecuente la doble la práctica. Conocidos son los casos de monarquías obsesionadas por la buena imagen de los
jefatura: el jefe del tiempo de paz y el del tiempo de guerra. Ninguno podía consolidar su poder miembros de la familia real, o los de otras que lamentan la pérdida del carácter hierático de
más allá de sus atribuciones especificas: ni el jefe de paz podía encabezar una expedición sus ocupantes. La realeza parece, así, tener que revalidar a diario lo que antes se daba por
bélica, ni el de guerra aprovechar su éxito en una campafta para entronizarse una vez finalizada incuestionable. Teoría contradicha, también, por el caso de lideres elegidos, tan aferrados a
ésta (Lowie, 1967). El inteligente sistema americano indígena conjugaba, así, la permanencia sus cargos, que parecen olvidar que sus mandatos son pro tempore; o por otros que, además,
o estabilidad (está garantizada siempre la toma de decisiones) a nivel global, y la temporalidad tratan de perpetuarse a través de lo que se parece demasiado a un delfinato.
a nivel de las ambiciones individuales. Es más que probable que se dieran rupturas del Los principios, pues, pugnan y se entrecruzan en instituciones que tratan de mantenerlos
equilibrio previsto; no sabemos si las excepciones que suponen los grandes imperios ameri- separados. Ejemplo especialmente significativo es el de la presidencia de los Estados Unidos.
canos no fueron sino resultado de una violación semejante. Pero si es bien conocida la historia En la misma institución se concentran y compiten expectativas y principios antagónicos. La
del imperio romano como una desviación consolidada del principio de temporalidad del historia constitucional reciente muestra los trazos de la lucha entre el aumento desaforado de
consulado. O la del imperio napoleónico, que siguió el mismo modelo. competencias del ejecutivo y la limitación temporal (imposibilidad de un tercer mandato
África ofrece otras combinaciones interesantes. La dualidad de funciones o principios presidencial) de las ambiciones de los individuos que lo desempeftan. La fragilidad humana
se manifiesta tanto en las sociedades más igualitarias como en las jerarquizadas (De Heusch, de éstos se hace cada vez más patente o pública, tal vez en un intento desesperado de
1993:11-14). Las monarquías tradicionales subsaharianas presentaban toda una jerarquía de contrapesar sus crecientes atribuciones. Pero en sentido contrario opera la teatralidad que rodea
jefes coronadas por un rey. En muchos casos, tales figuras no eran sino pantallas de luchas por las apariciones e intervenciones del presidente. Su discurso, cada vez más a las claras, se revela
el poder de facciones rivales. El carácter divino de algunos de tales monarcas no les garantizaba como obra de sus asesores subordinados. Curiosamente, el liderazgo de la primera potencia
una posición cómoda que digamos. Las expectativas que se concentraban en tales personajes mundial viene a invertir la relación de arikei y maru de Tikopia.
eran de tal magnitud -cósmica y social- que muchos eran depuestos, si no fisicamente
eliminados, para salvaguardar la institución. El ocupante aparece, pues, como irrelevante; el
cargo, más que permanente, atemporal. Las reglas sucesorias eran lo suficientemente ambiguas Conclusión
como para permitir que las distintas facciones trataran de instalar a su candidato en el trono
tras el fallecimiento del monarca reinante. De nuevo aquí el principio de la jefatura (hereda el · Para 'terminar, conviene resaltar que los principios de liderazgo y jefatura no operan
hijo del rey) queda matizado por el del liderazgo (un hijo hábil-o su madre- que sepa exclusivamente a escala de sociedades globales. En espacios e instituciones mucho más
suscitar lealtades y desbancar a los hijos de otras madres) (Gluckman, 1967:123-168). La reducidos (pueblos, ciudades, universidades, hospitales, cárceles y un amplísimo etc.), pode-
monarquía del antiguo Egipto, extremadamente celosa de la sucesión con arreglo a normas mos encontrar fenómenos semejantes. Se trata de situaciones y contextos no considerados
estrictas de herencia que preservaban el carácter sagrado o divino de la institución, no convencionalmente como políticos pero que obedecen a idénticos mecanismos y articulaciones
desconoció en absoluto la existencia de faraones que habían sido generales victoriosos o que que los que apreciamos en los grandes y conocidos escenarios estatales y mundiales de la
procedían del campesinado.
El África actual se mueve en el dilema de acomodar a las nuevas circunstancias el
6. Lo pone de manifiesto el interesante reportaje de Liz Sly: <~ew respect for old wayS», Chicago Tribune, 3 de
cometido de los jefes tradicion:aies:(que respondían más a los rasgos adscriptivo y de diciembre de 1995.
166 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

política. El caso del caciquismo es bien conocido, operando al margen pero complemento
necesario de la polftica oficial. Es también el de otras muchas realidades cotidianas -desde
el ámbito doméstico al lugar de trabajo- donde presenciamos continuamente el surgimiento
y consolidación de estructura de dominación y subordinación. En el mundo que nos rodea, en
muchos casos, en demasiadas circunstancias, los postulados de igualdad quedan contradichos
por emergentes y muchas veces consolidadas situaciones de patente desigualdad. En ellas,
quienes terminarán siendo lideres y jefes se nos ofrecen inicialmente como garantes de nuestra
libertad y bienestar, pero suelen terminar por convencemos además de que, aunque todos
somos iguales, algunos son más iguales que otros. Como en Animal farm, de Orwell.
AMIGOS Y VECINOS
Hacia una antropolog{a de la amistad
BibHografla
por JOSEPA Cucó
Allen, Michael (1984), «Elders, chiefs and big-men: Authority, legitimation and political evolution in
Melanesia>>, American Ethnologist, 2, 1:20-41.
Birbaum, Piene (1977), «Sur les origines de la domination politique. A propos d'Étienne de La Boétie
et de Pierre Clastres», Revue frDnfaise de science politique, 21, 1:5-29. Una mirada retrospectiva
Bloch, Mawice (comp.) (1977), Análisis marxistas y antropologfa social, Barcelona, Anagrama.
Clastres, Pierre (1978), La sociedad contra el Estado, Barcelona, Monte Ávila. En contraste con otras disciplinas, la amistad es. un tópico largo tiempo cultivado por la
De Heusch, Luc (1993), <<L'inversion de la dette. Propos sur les royautés sacrées afticaines», en GeMse antropologfa; sin embargo, hasta los aftos cincuenta su tratamiento fue por lo común escaso y
de l'itat modeme en medite"anie. Approaches historique et anthropologique de practiques et des deficitario. La acusada carencia de datos sobre el tema en los grandes archivos etnográficos
representations, Paris, École Fran9aise de Rome-CNRS;pp. 10-26. como los Human Series Area Files o los Notes and Queries, es sintomática del poco interés
Firth, Raymond (1975), «Speech-making and authority in Tikopia», en Maurice Bloch (ed.), Political que despierta en la tradición etnográfica.
language and oratary in tradicional society, Londres, Academic Press, pp. 29-43. Esta pobreza de datos, frecuentemente unida a una inadecuada conceptualización, resulta
Portes, M. y Evans-Pritchard, E. E. (1970) (orig. 1940), African political systems, Oxford, Oxford tanto o más asombrosa si se tiene en cuenta la importancia social de la relación, de la cual se llega
University Press.
a afirmar que <<Sólo es secundaria respecto al parentesco» (Du Bois, 1955:3), o que --en el
Gluckman, Max (1967), Politics, law and ritual in tribal society, Oxford, Basil Black:well.
Godelier, Maurice y Strathern, Marily (1991), Big men and great men. Personification of power in contexto especf:fico de las sociedades occidentales- «tiene a menudo algunas funciones que en
Melanesia, Cambridge, Cambridge University Press. otras partes están asignadas a los grupos locales o de descendientes» (Goody, 1962:136).
Hocart, Arthur M. (1970), Kings and councillors. An essay in the comparative anatomy ofhuman society, Ciertos énfasis de la tradición del pensamiento antropológico ayudan a explicar esta
Chicago, Chicago University Press. paradójica situación. Por una parte, la importancia otorgada a las instituciones formales llevó
Lindstrom, Lamont (1984), <<Doctor, lawyer, wise man, priest: Big-men and knowledge in Melanesia>>, a infravalorar o negligir durante largo tiempo todo un conjunto de relaciones -la amistad entre
Man, 19:291-309. ellas- tenidas como secundarias, o en el mejor de los casos, suplementarias, intersticiales o
Lowie, Robert H. (1967), «Some aspects ofpolitical organization among the american aborigenes», en paralelas (Wolf, 1969). A ello coadyuva sin duda el sesgo que introducen las formas ritualiza-
Ronald Cohen y Jobo Middleton (eds.), Comparative political systems. Studies in the politics of das o institucionalizadas de amistad, que proliferan con especial vigor en las sociedades
pre-industrial societies, Nueva York, The Natural History Press, pp. 63-87.
particularistas y atomizadas, consagrado centro focal de la mirada antropológica.
Meillasoux, Claude (1977), Mujeres, graneros y capitales, Madrid, Siglo XXI.
Painter, Robert (1989), «The archeology of equality and inequality», Annual Review of Anthropology, Finalmente, la primacfa otorgada a la estructura sobre el sentimiento o los factores
369-399. ~- . emocionales problematiza aún más su estudio, máxime si se tiene en cuenta la particular visión
····1',.
Rousseau, J. J. (1783), «Discours sur l'origine et les fondements de l'inegalité parmi les hommes», en '
·.·.,;.·,
que de la amistad se tiene en las sociedades occidentales. Es en ellas donde nuestra relación

l
~f.
Collection complete des oeuvres de... , Ginebra, De l'imprimerie de la société literaire typographique, parece adquirir su forma ideal: «la amistad romántica» (Silver, 1989:290). En este particular
pp. 41-230. ' contexto, la amistad es considerada como una constante universal que se despliega en el terreno
Sahlins, Mashall D. (1963), <<Poor man, rich man, big man, chief: Political types in Melanesia and de la afectividad y que como el amor, pertenece al ámbito de la intimidad privada, del desarrollo
Polinesia>>, Comparative Studies in Society and History, 5:285-303. personal y de la libertad voluntaria individual.

~
Service, Elman R. (1984), Los orlgenes del Estado y la civilizacwn, Madrid, Alianza Editorial. Es lógico que partiendo •de estas visiones académico-culturales fuera dificil y poco
Van Bakel et al. (eds.) (1986), Privare politics. A multi-disciplinary approach to «big-man» systems, atractivo el que se intentara profundizar su estudio. Deberán producirse numerosos cambios
Leiden, E. J. Brill.
para que la amistad atraiga la atención de los expertos.
Los aftos sesenta son testigos de una intensa reestructuración de las relaciones sociales
-fruto de la intensificación y mundialización del impacto de los procesos de industrialización

1
.••.r
' .• · y urbanización-, que provoca a su vez una profunda revisión de ciertos modelos teóricos
168 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 169

sólidamente asentados. El paradigma urbano planteado décadas atrás por la Escuela de Consecuentemente, no existe una forma típica de amistad, sino que de ella se dan
Chicago se ve a la sazón especialmente afectado. La ciudad ya no será únicamente ese «medio versiones distintas e incluso alternativas opuestas. Así, en unas sociedades la relación amical
patológico» donde imperan unas relaciones impersonales, superficiales, segmentadas y tran- aparece reglamentada de una manera firme y explicita; su ordenación se hace patente a través
sitorias. Otra perspectiva bastante más rica y compleja ayudará a arrojar nueva luz a su sombría de ceremonias y rituales que permiten el reconocimiento social de la relación, a menudo
y unilateral visión. Lo que este nuevo enfoque enfatiza es que la misma gente que en las marcada por formas de conducta muy formalizadas y especificas. Esta «amistad instituciona-
ciudades se halla implicada en relaciones impersonales, racionales y orientadas hacia una meta lizada», también conocida bajo el nombre de «amistad ritual», florece en contextos enorme-
concreta, se encuentra también inmersa en una intensa red de relaciones personales y de mente variados, aunque es especialmente frecuente en las sociedades particulari§tas y atomi-
orientación múltiple con amigos, parientes y vecinos (Gulick, 1973:993-994). El redescubri- zadas.
miento de esta olvidada dimensión contribuirá a otorgar una centralidad antafto insospechada Como era de esperar, la amistad ritual dista mucho de ser homogénea; abarca un conjunto
a los estudios sobre amistad. muy diverso de instituciones y de prácticas estructurales cuyo punto en común es la concreción
La antropología no permanece ajena a este nuevo énfasis investigador. En efecto, como o especificación del rol de amigo o amiga. El compadrazgo, el «amigo del corazón», el «mejor
indica Boissevain (1968), al tiempo que se desmorona la idea de que la estructura social es amigo», la hermandad de sangre, etc., deben ser entendidos como modos distintos de opera-
esencialmente un sistema de grupos o de i.Q:¡tituciones formales, entre los antropólogos se cionalizar esta forma de amistad institucionalizada.
observa un creciente interés por examinar las organizaciones y redes informales, muchas de En contraste, es frecuente que las modernas sociedades complejas exhiban un tipo de
las cuales no constituyen sino una extensión particular de las relaciones amicales. amistad bastante menos formalizada y menos anclada en la estructura social («la amistad como
Por su parte, los énfasis teóricos planteados desde los estudios de género coadyuvan relación informal»). Este modelo es muy común en las sociedades occidentales, donde la
también a invertir algunas de las tendencias y presupuestos teóricos dominantes en la antro- relación parece mostrar una significativa carencia de formulación y de regulación social: son
pología, especialmente aquellos que destacaban la importancia de las instituciones formales los propios amigos quienes establecen los término!P de la relación, que no comporta más
y la primacía de la estructura sobre el sentimiento. Entre otras cosas, esto permitió reubicar el obligaciones ni más derechos que los que ellos mismos adoptan y se otorgan libremente. La
lugar del sentimiento y de las relaciones sociales no formalizadas institucionalmente y, en amistad aparece aquí como una relación dificilmente identificable, pues al contrario de lo que
consecuencia, subvertir el grado de importancia otorgado a una relación tradicionalmente ocurre con otras relaciones extradomésticas -ya sean más formales como las del parentesco
tenida como esencialmente expresiva e informal. o más informales como las que se mantienen con vecinos, colegas o compafteros--, no existen
De lo dicho se deduce con razón que la amistád se ha convertido en uno más de los razones «externas» que permitan distinguir a alguien como amigo.
múltiples temas que estudia la antropología. En efecto, desde la época en que comienzan a Para la comprensión de la amistad como relación informal, usualmente analizada desde
proliferar las investigaciones sobre las pequeftas comunidades rurales del sur de Europa-hace una perspectiva grupal o de redes sociales, resulta muy sugerente la propuesta teórica de
aproximadamente unos cuarenta aftos--, e independientemente de la profundidad con que se Hammond y Jablow (1987). Estas autoras, tras definir a la amistad occidental como una «cuasi
trate, las referencias sobre la amistad y los amigos se acrecientan. Como resultado de ello, en institución» y al amigo como un «cuasi rol», sugieren que para entender plenamen~e su
la actualidad gozamos de un corpus relativamente abultado de monografias y artículos que naturaleza «debemos soltar el nexo de unión entre institución y rol» (1987:258). La amtstad,
abordan de manera más o menos detallada y minuciosa dicho tópico. dicen, no es el único tipo de relación que ostenta una falta de institucionalización en las
sociedades capitalistas avanzadas. Algo semejante ocurre con las parejas que forman hogares
sin casarse: son los miembros de la pareja quienes, a lo largo de su relación, elaboran sus
Observando la amistad de manera contrastlva propias reglas en sus propios términos; su rol como pareja se halla pues su~eto a definición
individual. Pero a pesar de la no institucionalización de la relación y de la flwdez de los roles,
El tratamiento antropológico de la amistad adolece por lo general de una gran pobreza la ideología permanece intacta, pues los partenaires sexuales mantienen la creencia en el amor
teórica. Esta carencia me incitó a diseftar un modelo de· aproximación analftica que no sólo y en la estabilidad de la relación~ De una forma muy similar, las amistades continúan
permitiera ordenar la abundante y dispersa bibliografia, sino que posibilitara pergeftar un sustentándose sobre la ba8e de ciertos ideales compartidos: la lealtad, la confianza y la
estado actualizado de la cuestión (Cucó, 1995). El resultado de contrastar dicho modelo con reciprocidad. «La ideologla -concluyen- parece ser el elemento estable en las cuasi
parte de la literatura existente es lo que a continuación presento, aunque de forma muy instituciones.»
resumida y con un grado de abstracción bastante elevado. Pero estos dos grandes tipos de amistad que acabamos de caracterizar no dan cuenta
La amistad se revela como una relación dinámica, social y culturalmente modelada, que suficiente de la gran variación de modelos existentes en la vida real. Y esto es así porque, en
se distingue de otras relaciones interpersonales por su carácter eminentemente voluntario e cada sociedad, la amistad y los patrones de amistad se hallan modelados por al menos cuatro
igualitario. Conviene destacar que estos rasgos distintivos son siempre una cuestión de grado, factores estructurales: el parentesco, el género, el ciclo de vida y la estratificación social. La
pues necesariamente hay que situarlos en el contexto sociocultural e histórico de cada sociedad importancia de dichos factores es enorme. Su impacto conjunto genera ~or un lado las
particular, así como en el espacio social concreto donde se mueven las personas. Más allá de constricciones y permisividades ejercidas por la cultura y la estructura soctal; por el otro,
estas pocas y relativas invariantes, tanto los contenidos como las formas y funciones de la configura el espacio social en el que se mueven las personas.
amistad aparecen sumamente mudables, pues unos y otros cambian significativamente a lo Por «espacio social» entendemos «el área más o menos limitada dentro de la cual el
largo del tiempo y el espacio. individuo goza de un grado relativo de autonom(a» (Allan, 1989:47). Sus confines se hallan
170 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 171

modelados por las demandas y restricciones que derivan de las relaciones parentales, de la la amistad?, ¿cómo entenderla? Indirectamente, M. Bloch (1971) plantea una excelente via de
posición socioeconómica, del género y de la etapa del ciclo vital en que se encuentra la persona. solución a este complejo dilema al sefl.alar lo siguiente: si una relación se designa con términos
El espacio que queda dentro de esos limites afecta tanto a las oportunidades que el individuo de parentesco -o se recubre, afl.adimos nosotros, de algunas de sus formas caracterlsticas-
tiene para encontrar a otros e iniciar amistades con ellos, como al contenido y a la forma de es debido al potencial operativo del parentesco. Dicho potencial deriva del significado moral
sus relaciones amicales. que vehiculan los términos o las formas del parentesco, un significado que se origina en el
Ciertamente, los contenidos y las formas de la amistad, al igual que las oportunidades sistema general de creencias de la cultura, y que es independiente de y mucho más amplio que
de hacer amigos, se hallan conformados por un conjunto de constricciones externas sobre los su uso táctico. •
que la persona sólo ejerce un relativo control. Sin embargo, al tiempo que la sociedad modela Esta forma de ver las cosas conduce a relativizar el peso tradicionalmente otorgado al
la amistad, ésta, mediante las realizaciones concretas de los individuos, genera a su vez parentesco. Según ella, la extensión de los términos o de las formas externas del parentesco a
consecuencias no intencionales que inciden de manera efectiva en la estructura social. otros espacios relacionales distintos -como el de la amistad- es secundaria para la com-
A este tenor resultan especialmente ilustrativas aquellas etnografias que muestran con prensión de los mismos. Lo que verdaderamente importa es el significado moral de dicha
cuanta frecuencia la amistad se utiliza como una estrategia para la consecución o defensa de extensión (entendiendo por moralidad, como lo hace Bloch, un conjunto de principios sobre
intereses específicos, desde la supervivencia., de los marginados hasta la formación de clanes los que se basan los juicios de valor). En pocas palabras, cuando la amistad se operacionaliza
y grupos de élite para propósitos económicos y politicos. En tales casos, la práctica de la en términos de parentesco no se convierte en parentesco, sino que asume el significado que
relación amical y la amistad como ideología pueden llegar a poner en entredicho o incluso a éste tiene dentro del sistema moral general de la cultura. Como reiteradamente pone de relieve
subvertir los principios formales que supuestamente rigen al sistema social (véase por ejemplo todo un cúmulo de etnografias, los actores de las diversas culturas raramente confunden
la excelente serie de investigaciones de Lomnitz, 1971, 1977, 1987 y 1988; y también las de amistad y parentesco. Sólo los occidentales lo hacemos a menudo. Ojalá que estas reflexiones
Hansen y Parrish, 1983; Jacobson, 1968; Marcus, 1983; Cucó, 1996). faciliten el trabajo de investigaciones futuras e impidan que se dejen deslumbrar por lo que es
aparente pero secundario.
Y hablando de apariencias, al tratar de la relación entre amistad y género también hemos
Tanteando en el futuro: hacia una antropología de la amistad visto cumplirse casi al pie de la letra ese conocido refrán de «las apariencias engafi.am>. La
amistad no es sólo cosa de hombres -tal y como se pensaba hasta hace poco y que reflejaban
La amistad no es un fenómeno sencillo de analizar. No sólo sus limites son con frecuencia fielmente los resultados de diversos trabajos de campo-; también lo es de mujeres y en un
borrosos, sino que además se despliega en un terreno poco seguro. Una ligera inflexión, un grado insospechado. Gracias a los nuevos enfoques de género no solamente se abre ante
cambio de tono o de campo de aplicación pueden hacer de ella una relación socialmente nosotros un amplio mundo de posibilidades investigadoras, sino que éstos conmocionan las
sospechosa o incluso proscrita: si se desarrolla en el ámbito de las instituciones formales es bases de aquel otro que se daba por sentado. Entre otras cosas, el estudio de la amistad a través
frecuente la acusación de amiguismo, enchufismo o clientelismo, cuando no de corrupción; si de la perspectiva de género ha contribuido a afianzar la idea de que el sentimiento también es
une a hombres y mujeres, la sociedad recela el quebrantamiento de las normas morales del constitutivo de los factores y procesos estructurales.
decoro sexual; si surge entre personas del mismo sexo, sobre todo mujeres, no es extrafta la Los problemas que derivan de las perspectivas del ciclo de vida y de la clase social son
sospecha de homosexualidad. Estos peligrosos deslices, tanto más frecuentes cuando la de otra indole. La antropología tiene todavia mucho que hacer en tales campos. No obstante,
amistad carece de un ordenamiento social firme y explicito, nos muestran el carácter social- es esencial profundizar en ellos si se quiere captar la vertiente dinámica de la amistad y percibir
mente ambiguo de la relación, que tiene mucho que ver con las creencias y valores sociales con detalle las fuentes de su variación. Observar las relaciones sociales a través del ciclo de
existentes sobre otros dominios o esferas de la cultura. vida permite aprehender los múltiples elementos que delimitan y configuran el espacio social
Si alguna utilidad tiene nuestro modelo de aproximación (Cucó, 1995:22-26) es que de la amistad a lo largo de la existencia de las personas. Roles, posiciones sociales y género,
permite reducir esas ambigüedades, ubicándolas en un lugar más preciso. Si más no, permite redes sociales y cambios socioeconómicos se entremezclan profusamente para disefl.arlo. Sin
sacar a la luz los múltiples factores que se entrecruzan para conformar los diversos patrones embargo, pese a la probada eficacia de los constrefl.imientos estructurales, éstos no se unen
de amistad y el variable espacio social donde se hacen efectivas las realizaciones de las personas. nunca de la misma forma ni juegan tampoco de idéntica manera en todos y cada uno de los
En este contexto analítico, la introducción de los factores estructurales evidenció -aún individuos que componen una sociedad.
mas si cabe- las dificultades y problemas que hay que salvar cuando se investiga la amistad. Por su parte, el factor de estratificación social muestra la congruente articulación entre
Por una parte, lo que derive de la intrincada relación entre parentesco y amistad depende de los diversos modelos de amistad que coexisten en una sociedad y el sistema de clases, y lo que
variables tan complejas como el peso que en cada caso tenga la ideología sobre el parentesco es tanto o más importante, nos descubre el potencial de la amistad como capital social. Un
y la familia, y de su particular articulación con otros valores culturales -como los de igualdad, capital que es frecuentemente empleado para sobrevivir en situaciones de pobreza o para
jerarquía, hospitalidad, libertad, independencia e individualidad. Dicha relación depende mantener y reforzar posiciones privilegiadas. Esta idea de la amistad como capital social puede
también de los modelos de género imperantes y de las posiciones estructurales de las personas ser muy fructífera para comprender todas esas actividades e interacciones -ya sean del ámbito
dentro del matrimonio. laboral o politico, del mundo de las finanzas o de la migración- que no pueden ser explicadas
La dificultad se acrecienta cuando ·la amistad aparece como encapsulada por el paren- en términos estructurales, o en base a instituciones formales, y que encuentran su expresión
tesco, bien porque se reviste con sus ropajes o con su terminología. ¿Qué queda entonces de en una red de relaciones y de prácticas sociales establecidas. Como acertadamente sugiere
172 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL

Larissa Lomnitz, en tales campos, la importancia del descubrimiento de las reglas culturales
que gobiernan la amistad puede ser tan importante como entender las prácticas y mecanismos
que rigen la economía y el Estado.
Éste es en definitiva el reto que se abre ante nosotros y que disefta los contornos de un
dominio sobre el que ya están trabajando con ahinco otras disciplinas sociales.

Bibllograffa
LAS PROFESIONES Y EL ESTADO
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Albuquerque, School of American Research, University ofNew Mexico, pp. 257-277. en la carnicería de la Primera Guerra Mundial, y la constatación que la carrera del científico
Jacobson, D. (1968), <<Friendship and mobility in the development ofa urban elite African social system», y del profesional eran el fruto de ajustes institucionales y politico-corporativos como demues-
Southwestem Joumal ofAnthropology, 24, pp. 123-138. tra su irónica etnografia comparada de la práctica académica en Estados Unidos y Alemania.
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(comp.), La heterodoxia recuperat/4 Homenaje a Ángel Palerm, México, FCE, pp. 515-556. dades. Algunos incorporan narraciones etnográficas que llevan un retazo de vida a la solem-
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logist, 90 (1), pp. 42-55. para convencer a los neófitos de la grandeza de la práctica profesional, de su carisma, a veces
Marcus, G. E. (1983), <<Elites communities and institutional orders», en Marcus (ed.), Elites: Ethnogra- . de la dimensión sagrada de su misión. 1
phic Issues, Albuquerque, School of American Research, University ofNew Mexico, pp. 41-58. Weber es consciente de una profunda transformación en el significado político de esa
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de Sociologie, 30,274-297. del científico de la mano de la especialización y a su aparente renuncia a la intervención politica
Wolf, E. (1966), «Kinship, friendship and patton-client relations in complex societies», en M. Banton e ideológica1 es decir al papel hegemónico que el científico había adquirido desde el Renaci-
(ed.), The social anthropology of complex societies, Londres, Tavistock Publications (existe traduc-
miento como alternativa al significadp del profesional de la religión en la configuración de
ción en Siglo XXI).
una sociedad sacralizada. Durante la Ilustración, los philosophes habían observado, no sin

- cierta inquietud, el ascenso inevitable en la influencia política de los científicos, pero la


consciencia de la importancia. de su significado en la nueva sociedad que propugnaban les
había conducido a postular un discurso de sfntesis: 2

1
l. Hay nmnerosos ejemplos MUIIIIl"et (1840), Bertrén y Rubio (1877), Gross (1874). Un anélisis de su significado en la
configuración de un nuevo modelo de práctica profesional esté en Comelles (1995). .
••• • ••
2. Peset (1994) describe la controversia entra Voltaire y Rousseau y los cientlficos ante el papel progrestVIIIIlente
preponderante como intelectuales orgéni.COB de estos 61tlmos.
:
174 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 175

la medicina y la moral son dos ramas de la misma ciencia, que, reunidas, componen la ciencia Los lfmites de la neutralidad profesional
del hombre. Una y otra descansan sobre una base común, sobre el conocimiento fisico de la
naturaleza humana (Cabanis, 1804, citen Peset, 1993:59). Una práctica basada en el relativismo y en el compromiso con la ciencia y la
vida académica no significa que la implicación política del profesional desaparezca. Pre-
A principios del siglo xx, ese compromiso se había transformado. Weber o Boas cisamente éste constituye un motivo de polémica constante a lo largo del siglo xx. 9 En
testimonian del nuevo compromiso académico de los profesionales y de la politique cambio, la investigación sistemática sobre profesiones no se ha desarrollado de modo
politicienne en el mundillo académico. Para ellos el compromiso político se ha convertido en significativo hasta la década de los setenta, y no es muy conocida fuera de los cenáculos
un compromiso personal con su profesión. Gramsci, en cambio, revisa el significado político especializados. 10
del profesional y trata de llamar la atención sobre su papel en la vanguardia ideológica. Este fenómeno es significativo. Es más fácil debatir sobre la teoría, los deberes o la ética
Los primeros son testigos y actores del final de la transición entre la universidad medieval del profesional, que analizar empírica y críticamente su práctica, puesto que esto último pone
y la universidad moderna. Este proceso confirió seguridad económica y respetabilidad acadé- en evidencia sus contradicciones. Por esta razón las propias profesiones han desarrollado con
mica e intelectual a unos científicos y philosophes, hasta entonces publicistas que escribían, cierta frecuencia estudios sobre ellas mismas. Una parte, de naturaleza historiográfica busca
dictaban conferencias, a veces enseflaban, y. que a menudo eran también agitadores sociales. habitualmente una genealogía legitimadora o inventa una tradición específica en los términos
Completada la institucionalización de la nueva universidad, 3 ese último papel se desvanece y de Hobsbawm. Otra parte analiza las prácticas, desde la mirada del profesional para evaluar
un silencio tan espeso como el que se cierne sobre los claustros, oculta la vida interna de la la eficacia en el despliegue de las propuestas. Esa literatura se pregunta por las condiciones
Academia. 4 La presencia claustral parece exigir de sus miembros cierta neutralidad y distancia, en que emerge la profesión, o por el contexto que mediatiza la elección de unos proyectos
un compromiso personal con los alumnos, el alejamiento de la banal vida cotidiana. En las frente a otros, ni discute críticamente las opciones metodológicas que se emplean para llevarlos
aulas, se dice, no debe hacerse política y el compromiso político del intelectual debe proyec- a la práctica.
tarse de puertas afuera de la academia o encerrarse en el silencio de lo privado,s que a menudo La profesión como objeto de estudio surge de la historiografta y de la sociología, que la
parece reservarse a la parcela de vida pública exterior a la academia o que se atisba en la contemplan como una problemática particularmente interesante para explicar determinados
preferencia de unas teorías sobre otras. Vida que se rodea de una sacralidad calcada de la procesos de la modernidad. Si para los profesionales el objeto de estudio era una práctica
práctica religiosa de la que se toman prestados ritos, símbolos, hábitos e incluso relatos. Entre específica, para estos últimos es un objeto de estudio que se proyecta más allá de dichas
la vida del santo y la del intelectual encerrado en su torre de marfil hay semejanzas, como las prácticas. La consecuencia de ello es que se advierte a menudo Uiia ignorancia sorprendente
hay entre el itinerario aventurero de otros santos y héroes y el del explorador de campo que se entre unos abordajes y otros. Desde una perspectiva externa, como la representada por la
juega la vida para llevar el fuego de la ciencia a la nueva sociedad. Estudiosos y viajeros historia o la sociología, es necesaria una conceptualización y unos criterios metodológicos
aparentemente alejados de lo mundano, y de los cuales apenas sabemos lo que se esboza establecidos críticamente. Por ello se opera la distinción entre intemalismo y extemalismo y
tímidamente en autobiograftas, correspondencias, entrevistas, libelos,6 novelas, películas 7 o se distinguen entre el plano de la disciplina y el de la profesión, con el objeto de ir más allá
estudios biográficos en los que suele resaltarse sobre todo los aspectos intelectuales o de la idea maniquea de una Historia (o sociologfa) de las ideas, frente a una historia (o
científicos pero mucho menos la práctica cotidiana. 8 etnografta) de las anécdotas. Frente a los abordajes «profesionales» que sólo conciben la
faceta «interna» de su práctica, los abordajes críticos deben resolver el problema de explicar
3. Que en medicina y psiquiatrfa tiene lugar en el hospital (Foucault, 1978, Ackercknetch, 1986). la distancia que se produce entre los proyectos ideológicos de las disciplinas y su despliegue
4. La ausencia de estudios sobre los «profesiouaiCIS» de la religión: curas, canónigos, jerarcas, etc., no dejan de SCII' en forma de prácticas profesionales. La profesión contemplada como una forma de práctica
sotprendcntes. Parece como si la práctica religiosa no se concibiese como una profesión. En cambio los estudios sobre curanderos y
brujos desde la segunda mitad del XIX, inciden dirc:ctamcnte en su funcioualidad polltica. En cambio en la delimitación de la identidad es el producto de la relación dialéctica entre el profesional y la sociedad, e implica constantes
profesional bay fuertes similitudes con la práctica religiosa: a imagen del sabio que DO llega a CIIIIBliiCI porque vive al margen de la ajustes microsociales puesto que debe articular un discurso disciplinar y una ética asociada a
sociabilidad mú elemental o del que sacrifica a su familia por la ciencia. En la profesión de enfermera, en su código DO escrito se circunstancias mudables. En las sociedades industrializadas se dan procesos de profesionali-
bailaba también la noción ele solterlacomo el estado adecuado para que la enfermera pudiese SCII' la ((IJladre» simbólica de sus enfermos
(véase Long y Golden, 1989). Encontramos aquf UD tema clisico de la profesión monástica en la que las monjas «se casan con Dios». zación que implican la búsqueda del monopolio sobre determinados ámbitos del saber y ello
No se dice con qui6n se casan los monjes. Todo esto contrasta éon una realidad lllliversitaria trufada de relaciones IICIXIIIIIes complejas, no es la consecuencia puramente mecánica de la complejidad de los avances científicos y
de divorcios y adulterios que suelen animar la comidilla de l<ís campus UDiversitsrios y de los hospitales, por las luchas fratricidas
en pos de la competitividad mú exacerbada. tecnológicos, sino de estrategias generales y específicas de ajuste entre los profesionales y la
S. En el mundo cultural anglosajón eso explica el que ciertos posicionamientos polfticos, en general Dllll'Xistas, se ban política, y de estrategias específicas de penetración en el tejido social. En estos procesos juega
proyectado únicamente en el marco de la discusión intelectual y teórica y hayan BJIIII'I'Cido con mayor timidez en su proyección exterior. un papel evidente la institucionalización universitaria, pero también la diversidad de marcos
Recu6rdese por ejemplo el cmioso fenómeno de los intelectuales briténicos que espiaban para el KGB como el producto de una
forma de compromiso que DO abandonaron a lo largo de 1111!1 vidai. En UD contexto latino esas actitudes resultan poco menos que insólitas. culturales y políticos con que la profesión se confronta. La profesionalización no es un proceso
6. AlgUDOS ejemplos lo constituyen memoriaS como Iai de Caro Baroja (1972), Lafn Entralgo (1976), testimonios ingenuos
como el de Ortiz Picón, UD catedrático de Histologla de Granada que publica una autobiografla sobre su carrera acad6mica (1993), o
textos vitriólicos como los de Castilla del Pino (1977), o de1eanPaul Aron que acuchilla a la plana mayor de la intelectualidad acad6mica 9. No sólo desde perspectivas de izquierda, también en laderecbay la extrema derecha. JUDtoa laobradeFoucault, Basaglia,
francesa (1984) y que acaba resultando mucho mú atractivo que el muy acad6mico estudio de Bourdieu sobre la misma (1984). Sartre o Marcuse están también Drieu La Rocbclle, C6line o en Espafta, Maeztu y otros. Un reciente articulo de Porta Perales (1995)
7. Ver sobre el mundo acad6mico briténico la corrosiva imagen del mismo que diera Losey cnAcc:itklll (1964), frente a la sintetiza bastante bien el estado actual del debate.
idealización del Goobye, Mr. Chips de James Hilton; 10. Indudablemente la profesión mú estudiada y que suele tomarse como paradigma es la medicina. La literatura anterior
8. En cambio son muy raros los estudios critico& sobre profesiouales. Uno de los mú sugestivos ea la biografia de un a 1980 puede verse en Freeman, Levine y Recder (1972), Herzlich (1970),1esús de Miguel (1976), Freidaon (1978), Comelles (1979).
practitioMT norteamericano escrita por HaJm (198!5). La mú reciente es mú dificil del seguir por su extraordinaria expansión. Véase sin embargo Adam y Herzlich (1994).
176 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 177

universal, sino el fruto de ajustes particulares que pueden compartir determinados rasgos la influencia de Go:ffinan, Foucault, Basaglia y Freidson, y a los que habría que aftadir Rosen,
comunes. 11 Perrow, Bourdieu y Castel. Obras surgidas al socaire de un muy profundo cuestionamiento del
La existencia de algunos rasgos comunes en los procesos de profesionalización, y que papel del algunos colectivos profesionales en el contexto del desarrollo del estado del bienestar,
tienen que ver con la intemacionalización de la hegemonía de la ciencia moderna, ha conducido y muy especialmente de los médicos, los psiquiatras y los criminólogos. 17 _
a algunos a proponer la noción de modelos como un instrumento de conceptualización y Pero este desencadenante no venía de la nada, sino del abordaje de algunas problemáticas
análisis. Los modelos profesionales son tipos especfficos de práctica que se imponen sobre que habían conducido a considerar a la corporación profesional como un objeto de estudio en
otros también existentes en el seno de una profesión y adquieren la hegemonía en los si mismo, la profesión como mediadora en procesos políticos e ideológicos, la discüsión sobre
dispositivos de formación y de reproducción de los profesionales. 12 La legitimación de dichos los limites de la práctica profesional y el compromiso p·ersonal en el contexto de la práctica
modelos es un proceso complejo que exige habitualmente la invención de tradiciones especi- profesional. A ellas hay que aftadir la necesidad de explicar y evaluar los procesos de inserción
ficas y la implantación de códices éticos y de deberes. La noción de modelo y el ajuste al de los profesionales en una serie de dispositivos característicos de la sociedad moderna, en los
mismo, en el siglo XX y para algunas profesiones, como la medicina y la antropología entre asistenciales y en los penitenciarios (Sykes, 1971, Go:ffinan, 1968).
otras, implica asumir un compromiso con la ciencia y la ocultación de las dimensiones políticas La literatura sobre profesiones está presidida por historiadores, sociólogos y numerosos
de la práctica. 13 ... antropólogos que se presentan como sociólogos. En ambos casos el punto de partida son los
No todas las profesiones delimitan modelos específicos: existe un modelo médico e incluso interrogantes que plantean en las sociedades del siglo xx problemáticas como las antes citadas
un modelo antropológico, ampliables a otras profesiones aplicadas, pero muchas de ellas se y que son el fruto de la aparición de formas complejas de organización burocrática y unos
integran en el seno de un modelo académico-universitario, u otras se definen al margen de él. 14 modelos de división del trabajo cuyos entresijos es importante conocer para comprender los
La escasa trascendencia exterior de estas investigaciones tiene que ver con las contra- ajustes particulares de cada profesión en su contexto social especifico, tanto en lo que supone
dicciones que se le plantean al investigador inserto en el modelo académico, trabajar sobre de ajuste macrosocial, como sobre todo de ajuste en el seno de las culturas subalternas.
otros modelos profesionales o sobre el suyo propio. Esa tarea puede ser interpretada, a veces, Los estudios «sociológicos», hasta el desarrollo de métodos de análisis formal basados
como un ejercicio de sadomasoquismo. 15 Son mucho menos comprometidos los estudios en el estudio de redes sociales en los setenta (Comelles, 1979; Rodríguez, 1995a), estuvieron
«intemalistas», es decir los puramente intelectuales y referidos a los discursos o a las retóricas, representados mayoritariamente por estudios etnográficos (Go:ffinan, 1961 ), de sociología del
o determinados estudios formales como los que suele realizar la sociología cuantitativa, o los conocimiento (Freidson, 1978) o estudios fundados en datos estadísticos asociados a observa-
que se proponen analizar las prácticas desde una perspectiva histórica positivista y no critica. ciones de campo (De Miguel y Salcedo, 1986). Sus precedentes son una larga tradición de
Son mucho más comprometidos los estudios histórico-críticos o los basados en etnografias. 16 ejercicios etnográficos de médicos o sacerdotes que en tiempos pasados instruían a sus
En la medida en que éstas siempre implican un grado mayor o menor de compromiso con los discípulos o a los neófitos sobre cómo desarrollar la práctica médica o la práctica de la
sujetos observados, salvo si se limitan a reproducir la leyenda dorada, aparecen como ejercicios confesión. 18 En nuestro siglo se fundan en etnografias empíricas de la práctica de determinadas
de deconstrucción, enjuiciamiento y evaluación critica de las prácticas profesionales. En ellas profesiones en contextos organizacionales e institucionales (Perrow, 1963; Freidson, 1972,
aparece la politique politicienne, el turbio mundo de las carreras académicas, la feudalización 1978). El desarrollo de estos estudios, esencialmente en Norteamérica entre 1920 y la
de las relaciones universitarias, la marginalización de los discursos heterodoxos. De qué si no actualidad, tiene que ver, por una parte con los problemas derivados del encaje del llamado
hablaban Weber y Boas. modelo médico, y por la otra del nuevo modelo de relaciones profesionales derivadas de la
Paradójicamente, la extraordinaria expansión de los estudios sobre profesiones se ha implantación del fordismo. El peso especifico de la medicina. En América, la transición hacia
desarrollado en las últimas tres décadas desde posturas fuertemente criticas en las que destaca el modelo médico fue la consecuencia de una reforma de los estudios de medicina, el Flexner
Report, y condujo a una profunda transformación en la reorganización administrativa, econó-
11. Esta discusión puede verse en Comelles (1988), en relación a la psiquiatrfa espaftola, y (1992), en relación a la transición
entre dos modelos de práctica en psiquiatrfa. mica y asistencial de los hospitales. Implicaba revisar las relaciones de poder en su seno entre
12. Tomo la noción de modelo de Menéndez (1977, 1978, 1991), que la aplica tanto a la práctica antropológica, como a la administradores, enfermeras o monjas y médicos. En esta linea de investigación se da una
medicina. Muy certeramente, y desde una perspectiva plenamente gnunsciana (1981 }, se adelanta a una orientación que adquirirá un
desarrollo notable en los ochenta, como lo prueba el estudio de Bourdieu (1984).
inmensa cantidad de estudios empíricos, buena parte de ellos etnográficos y realizados por
13. La deconstrucción de la historiografia ajustada a los intereses de los modelos hegemónicos de práctica fue propuesta antropólogos, en los que se estudia la dinámica de los conflictos corporativos o profesionales,
por Stocking en los sesenta (1982). Véase también la postura critica de Menéndez (1977, 1991), y entre nosotros Stolcke (1993), o se descri~en las pautas de conducta de estos colectivos. 19 No son simples descripciones de
Comelles y Prat (1992), Greenwood (1992), y el número 3 de la revistaAntropolog(a.
14. Sobre profesionales en Espsfta existe una extensa literatura de los últimos veinte allos realizada por sociólogos,
conductas, sino estudios críticos interpretativos destinados a evaluar la implantación de las
historiadores y algunos antropólogos imposible de resumir aquf. Véase por ejemplo Amando de Miguel (1976), Jesús De Miguel
(1982), Miguel y Salcedo (1987), Gmabou (1982), Maitfn Serrano (1982), Lacalle (1976), Zaragoza (1988), Rodrlguez (1995),
Rodrfguez y de Miguel (1990), Ortiz (1985), Medina (1994). 17. Pero también de un cuestionamiento de la pdctica antropológica, esencialmente en Estados Unidos y en México en
1S. Véase por ejemplo la oncóloga e historiadora de la medicina, Medina (1994), sobre la oncologia en Espalla, el sociólogo los allos sesenta. En el primer caso como respuesta a las connivencias entre antropólogos y Departamento de Estado, en el segundo
Rodrfguez sobre la estructura de la profesión sociológica en Espalla, o el psiquiatra y antropólogo Comelles ( 1989) sobre psiquiatras a CIIWia de las contradicciones de la poHtica indigenista.
( 1979, 1986, 1988), o sobre antropólogos (1994). Stocking cuenta que se entretuvo en tomar notas etnográficas sobre la vids cotidiana 18. Véase por ejemplo Tutbill (1877), Munaret (1840), Ware (1849, 1852), Campaner (1861), Cardenal Navarro (1928},
del Departamento de Antropologfa de Chicago en el que trabajaba, pero no se stn:vi6 a publicarlas. Bofill y Nonell (1884), Gross (1874), y un largufsimo etcétera.
16. Los textos de carácter etnográfico sobre la propia profesión son més duros de tragar. Véase por ejemplo el debate en 19. Una sfntesis de la bibliografta norteamericana hasta los primeros sesenta puede verse en Caudill (1952), Polgar (1962),
el número 3 de Antropolog(a, o el correspondiente a la conmemoración de los quince allos del Institut CataiA d' Antropologia Freeman, Levine y Reeder (1972), Coe (1973), y Freidson (1963). También sigue siendo muy útil la lnbliografta comentada de De
(Quaderos de I'I.C.A., 1994). Miguel (1976). Sobre el papel de estas investigaciones en la reforma psiquiitrica en Norteamérica véase Grob (1991). En Herzlich
(1970) se reúnen dos docenas de artículos clúicoa de estas orientaciones. ·
178 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 179

reformas, a explicar los fundamentos de determinados conflictos, a interpretar sobre las crisis plenamente conscientes del background económico-político.24 En todos ellos el cuestiona-
y las tensiones que se manifiestan entre los objetivos asistenciales de las instituciones y la miento de las prácticas profesionales hegemónicas es en si misma uno de los objetivos
dinámica de las mismas. Parte de esas investigaciones se referían al poder de decisión; otras fundamentales. Es en esa tradición en la que se maneja avant la lenre la noción de medicali-
se referían a la evaluación de su funcionalidad asistencial en un contexto dominado por zación y se explora su significado político y su influencia normativa. 25
patrones asistenciales de carácter custodial, en el que emergen una larga serie de experimentos En Europa, la recuperación de ambas tradiciones debe no poco a la influencia de Goffman
asistenciales alternativos que implican tanto a los profesionales como a los científicos sociales sobre autores como Basaglia -un marxista gramsciano, no se olvide--, y a la influencia
que los evalúan, y una reconsideración profunda del papel de las variables sociales y culturales enorme de los escritos de Foucault, el cual precozmente traducido al inglés, encendió no sólo
en esos modelos de práctica. Son los primeros pasos de una revisión critica del biologismo la polémica sino que impulsó el interés por estas problemáticas,26 como lo demuestra el
que presidía la terapéutica en psiquiatría y en medicina. 20 crecimiento exponencial de estos estudios desde finales de los setenta. Uno no puede sino
Los estudios que se fundamentan en una perspectiva histórica y económico;.polftica, preguntarse por el silencio de los antropólogos en el desarrollo de estos estudios.
tienen sus precedentes más conocidos en el estudio de Weber (1987) sobre el papel de los
intelectuales luteranos en la configuración de la ideología capitalista, o en el ensayo de Gramsci
sobre el papel de los intelectuales en la polffica.21 Esta tradición fue recogida precozmente en Qué etnograffa para qué polfdea
una importantfsima y demasiado olvidada serie de estudios sobre las profesiones médica y
psiquiátrica, y en general sobre las profesiones «asistenciales» que llenan el siglo xx. No demasiados antropólogos· <<profesionales» se han ocupado de las profesiones como
Constituyen no sólo el conjunto más numeroso de estudios sobre profesionales, sino los de objeto de estudio. Existen algunas excepciones (Hahn y Gaines, 1985) y se han desarrollado
mayor enjundia teórica y metodológica. incluso algunos estudios sobre los profesionales de la antropologia. Resulta sorprendente si se
Esta orientación se desarrolló inicialmente en Alemania de la mano de la historiografia considera que sociólogos e historiadores recuperan los brillantes análisis micropoliticos desa-
social de la medicina, muy influida por el marxismo,22 el estudio de las relaciones entre rrollados por la antropología social británica de los cincuenta,27 y que la literatura especifica está
medicina y polftica en la Edad Moderna. No en vano la medicina social alemana babia sido fuertemente penetrada por etnografias, y que no pocos historiadores son excelentes conocedores
una. de las arenas de debate político en la transición entre el absolutismo y las demandas de la literatura antropológica.28 ¡J'or qué la antropologia que desarrolla una teoría y una
revolucionarias, y fue la Alemania autoritaria de Bismarck el primer estado que institucionalizó metodología de análisis sobre grupos corporados no ha desarrollado una antropología de las
el Seguro Social (véase Sigerist, 1984). Es decir, que si en Estados Unidos se estudia la profesiones, eludiendo así el problema de construir una antropología de su propia práctica?
implantación del modelo médico cuando éste se está insertando en la sociedad, la ciencia social A mi juicio, las claves de tal negativa proceden de la misma construcción del modelo
alemana se plantea el estudio del camino que condujo del higienismo francés del xvm a la antropológico clásico, un modelo profesional que tiene la particularidad de escindir en dos la
reforma de los seguros sociales y de los hospitales alemanes a que condujo (Ackercknetch, práctica profesional del antropólogo delimitando dos espacios distintos en su tarea: la tarea
1984). En la misma época dos corrientes intelectuales abordan el mismo problema con como observador y etnógrafo de campo y, simultáneamente, su imbricación en el modelo
metodologías distintas: la etnográfica y la historiográfica. Tres personajes clave llenan este académico que estructura su carrera. Al acotar el primero en tomo a las sociedades aborígenes
periodo: Sigerist y sus discípulos Ackercknetch y el norteamericano Rosen (1984, 1984a, el segundo aparece con el objetivo confesado de establecer una distancia que refuerce el
1984b). Su tarea especifica consistirá en las primeras verificaciones historiográficas sobre la escepticismo y el criticismo bajo la coartada de controlar el compromiso inherente a la
constitución de los médicos como los intelectuales orgánicos de la Ilustración y su significado observación participante.29 Encerrar el modelo de práctica bajo el paraguas del modelo
a lo largo del siglo xx. académico permite disociar el compromiso personal con los observados y reducirlo a un
La emigración a Estados Unidos de Sigerist y Ackercknetch y las investigaciones de compromiso'y a una ética personal-pero no colectiva- que le exime la toma de partido en
Rosen articularon ambos polos de referencia. 23 Explica la existencia de una corriente critica
representada por Wright Mills (1949), Goffman (1961) o Freidson (1978) que no puede 24. Otros estudios se integran ficilmente en estas orientaciones. Destacar6 el de Pearce sobre el papel de los intelectuales
entenderse al margen de la síntesis entre los estudios económico-políticos derivados de la norteameriCBIIOI entre 1700 y 1850 en la construcción de la ideología del manifoat uatiny ([1952]1982) o el de Rothman (1971)
historiografla social alemana y del compromiso que emerge de la tarea etnográfica de muchos sobre los inpnieros sociales en la Ammca jacboniana y que prefiguran, ambos, lfneas de investigación profusamente dcsiiTOlladas
posteriormente.
científicos sociales que desarrollan, desde los ailos cuarenta, fortísimas criticas a los disposi- 25. lncl11110 el texto de Paraons (1984) sobre el aid rok puede ser percibido como UDB etnografta de los efectos précticos
tivos puramente custodiales o represores en cárceles o en manicomios (Dunham y Weinberg, e ideológicos del proceso de medicalizaci6n.
26. Está Por hacer UDB genealogfa que ;wace esta serie de influencias cruzadas entre la historia cultural alemana y Weber,
1960, Sykes 1958), o los limites de la práctica médica (Navarro, 1979; Illich, '1984), y que son ellliBrltismo, especialmente el gramBCÍailo.la Sociología de la desviación norteamericana, la metodología foucaultiana y actualmente
con lu posturas teóricas de Bourdieu. SospechcJ que los puntos de confluencia son mucho mayores de lo que se aprecia a primera
vista, aunque no siempre todos citen a todoL .,
20. Castel (1979, 1981) y Menéndez (1978) esbozan algunas de las influencias fundamentales en el pensamiento y la 27. Aunque la antropología polftiáa brltúúca de los al'los cincuenta y sesenta elaboró magistralmente el concepto de
pnlctica psiquiátrica europea y ameriCBIIB en los sesenta-ochenta. local-level politiC8 (Swartz; Tilden y 'l'urnét, 1966; Swartz; 1972) no se planteó el estudio de las profesiones. Influencias de esta
21. Gramsci intuyó en UDB anotación la importancia de los médicos en este proceso por las conexiones que hallaba en la escuela se hallan en Goffinan y Freidson y fuerOD mi punto de partida al trabajar sobre conflictos profesionales (ComeDes, 1979,
BBCrlllidad relativa al poder curador (1975:13n). 1986). V6uc tambiál Canala (1984) y Un'be (1992);
22. Existe en castellano UDB espléndida antología de los textos clásicos de este periodo publicada por Lesky (1984), y con 28. V61se por ejemplo el libro de Garcfa Ballester sobre los médicos moriiiCOS en los que reconoce claramente esas
un prólogo sumamente critico de José Maria L6pez Piftero influencias.
23. La int1uencia de esta escuela ha sido notable en la bistoriografta médica espaflola. Véase Garcfa Ballester (1984). 29. He de111m11lado ampliamente esta cuesti6n ea Comellea (1989 y 1996).
180 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 181

relación a los aborígenes. 30 Decfa Ramón Valdés que entre los Nuer de Evans-Pritchard o en Bofill y Nonell, Simón (1882), Principales escollos de la práctica médica y medios de salvarlos. Discurso
la
el kula malinowskiano no hay ni viejos ni enfermos, ni gente muere, aunque sepamos que Inaugural en la Real Academia de Medicina de Barcelona, Barcelona, Imprenta de Jaume Jepus.
Bourdieu, Pierre (1984), HomoAcademicus, Paris, Éditions de Minuit
su esperanza de vida era de cuarenta afl.os y que de cada diez niilos dos o tres morían en el
primer afl.o. ¿Qué hicieron Evans-Pritchard o Malinowski ante la enfermedad y la muerte de Campaner, Juan Ramón (1861 ), La misión del médico en el dfa, Barcelona, Imprenta y Librería Politécnica
de Tomás Gorchs.
trobriandeses o sudaneses nilóticos? En la Norteamérica, la Gran Bretafl.a o la Europa de Canals i Sala, Josep (tesina) (1984), La desfeminització de la infenneria. Tecnología, ideologies i divisió
Malinowski o de Boas la esperanza de vida en los suburbios obreros no era mayor, la mortalidad sexual del treball en l'evolució d'una professió, tesi de llicenciatura, Tarragona, Universitat Rovira i
infantil era muy similar, y apenas se empezaban a discutir leyes de prohibición del trabajo de Vrrgili. •
los niilos, y leyes de protección de la mujer encinta. Tampoco los antropólogos parecen tener Cardenal Navarro, Felipe (1928), El Ejercicio de la Medicina. Discurso Inaugural. Real Academia de
nada que decir. En las sociedades aborígenes norteamericanas el alcoholismo y sus secuelas Medicina y Cirugfa de Barcelona, Barcelona, Imprenta J. Horta
de violencia, homicidio y muerte formaban parte de la cultura cotidiana. Pero esto no parece Clark, Rufus W., M. D. (1863), The Sources of Physicians Power. An Adress delivered to the Commence-
ser de recibo para el antropólogo que hace ciencia y no polftica. ment ofthe Albany Medical College, Albany, Published by the Faculty ofthe College, Steam Press
¿Es posible entonces una etnografia de la vida académica, y una antropología de los of C. Van Benthuysen.
Caro Baroja, Julio (1972), Los Baroja, Madrid, Tauros.
profesionales de la antropología? ¿Le es poslble a un antropólogo deconstruir esa realidad, o es Castel, Robert (1981), La Gestion desRisques. De l'Anti-psychiatrie a l'apres-Psychanalyse, Paris, Les
preferible, por el bien de su carrera académica y de su promoción futura, permanecer sordo, mudo Éditions de Minuit
y ciego ante sus propias contradicciones? Es mejor seguir pensando en una antropología Castel, Fra.n~oise; Castel, Robert; Lovell, Anne (1980), La Sociedad Psiquiátrica Avanzada. El Modelo
«encantadora», democrática, relativista, defensora de la diversidad y tolerante, salvadora de los Norteamericano, Barcelona, Editorial Anagrama.
residuos de una humanidad que se desvanece progresivamente de la mano de la lumpen-proleta- Castilla del Pino, Carlos (1977), «La Psiquiatría espafl.ola (1939-1975)», en Castellet y otros, La Cultura
rización, inducida precisamente por la hegemonía polftica e ideológica de unos discursos bajo el Franquismo, Barcelona, Libros de Enlace, pp. 79-104.
profesionales especfficos que comparte. Es posible abordar el análisis etnográfico de la práctica Caudill, Wtlliam (1953), <<Applied AnthrOpology in Medicine», en Kroeber, Arthur (comp.), Anthropo-
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derivan de la adecuación de ciertos discursos, la venalidad de algunas prácticas, los compromisos
Comelles, Josep M. (1979), Groupes lnformels, mobilisations et factions dans Mpital psychiatrique.
con el poder y satanizar sus malas artes. L'enfer, decfa Sartre, c'est les autres. El antropólogo Correlations ideologiques et transformations de l'assistance pendant une periode de changement
debe comprender, pero parece no querer comprender, que su profesión no es únicamente un lujo politique, tesis de tercer ciclo, París, École des Hautes Études en Sciencies Sociales.
cultural, un espacio que le permite deleitarse en la contemplación de las irisaciones de los lirios, - (1986), «La crisis de la psiquiatría espafl.ola durante el Tardofranquismo y la Transición. El caso del
en los intercambios lúbricos con los gatos, en la producción de manifiestos sobre la tolerancia y Institut Mental de la Santa Creu (1971-1986)», Rev. de la Asociación española de Neuropsiquiatria,
el racismo. Quizá los antropólogos no somos capaces de comprender y confesar que somos 19:619-636.
también los intelectuales orgánicos de nuestra sociedad y de ahf nuestra (relativa) hegemonía en - (1988), La razón y la sinrazón. Asistencia psiquiátrica y desarrollo del Estado en la España
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~1
30. Actitudes contrarias aparecen ocasionalmente. Asf el magnifico testimouio de Llufs Mallart (1993) en el que a partir - (1972), «The organization ~fmedical practice», en Freeman, Levine and Reeder (comps.), Handbook
de una muy dura critica a su iDi.cial précti.ca misionera, efectóa un análisis penetrante de su rqnofesionalización como antropólogo.
Quiero destacar sobre todo en su texto la finura y la sensibilidad con que. eo el último capitulo del hbro, expresa sus ambivalenciu of Medical Sociology, PrenP,ce-Hall, pp. 343-358, 1978.
y sus contradicciones antes de abandonar un mundo al que sabe que ya diflcilmente volveré. . • . .. - (1978), La profesión médica, Barcelona, PCI)ÍDSula.
182 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 183

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111. LAS DIMENSIONES IDEOLÓGICAS
SÍMBOLOS
por MARíA CÁTEDRA

El simbolismo se ocupa del significado de los actos y pensamientos humanos. Dejo


aparte el hecho de que «significado» es uno de los términos más. controvertidos y complejos
en cualquier idioma y un concepto dificil de descifrar, como ya demostraron Odgen y Richards
en 1923 en su obra The Meaning ofMeaning 1 al ofrecer veintidós definiciones del término en
cuestión. Del significado se ocupan diferentes disciplinas (lingüística, filosofia, psicología,
etcétera) y entre ellas la antropología simbólica. La antropología simbólica se ha dedicado al
estudio de unidades complejas de significado en la cultura, principalmente símbolos pero
también metáforas, metonimias, tropos, y otras unidades que condensan conocimiento y
emoción. En la antropología simbólica se intenta descubrir el significado más allá de la
referencia literal, estudiando aquellas estructuras complejas donde el pensamiento figurativo
es central (como el mito, ritual, arte, creencias, humor, etc.). Se realizan análisis holfsticos
-es decir, contextuales- poniendo de manifiesto relaciones asociativas (como polisemia,
condensación, extensión, etc.V Según algunos autores ésta sólo seria una definición, si bien
de las más significativas y aceptadas, de la antropología simbólica cuyos diversos contenidos
varfan dependiendo del enfoque u orientación de sus practicantes.3
Al igual que en el caso del significado, también el término símbolo plantea de partida
un problema de definición ya que las diferencias terminológicas y de contenido son, en
ocasiones, bastante radicales. Ya Sapir en 1934 indica que el término se ha usado para cubrir
una gran variedad de conducta aparentemente distinta. En estas diferencias influyen las teorías
especificas de cada autor, el contexto en que introduce sus términos y el propósito con que las
define y clarifica. No creo que sea demasiado importante (ni posible) una definición nftida y
carente de ambigüedad del símbolo (como de la cultura) si tenemos en cuenta que el símbolo
no es una «cosa» sino más bien la unidad dinámica de un <<proceso» y en definitiva un concepto
heurístico que hay que plantear, redefinir y pulir para hacerlo manejable. Se tratarla más de
decidir que es apropiado designar como símbolo para diferenciar procesos de pensamiento y
no tanto qué es un símbolo. Sin embargo, y pese a su estatus problemático, el análisis simbólico
no es trivial en su objeto puesto que pone de manifiesto los asuntos más importantes de la
expresión humana, si bien sus métodos son a menudo intuitivos.

l. C. K. Odgen e l. A. Ricbards. Hay traducción en castellano. El significado ül significado, Buenos Aires, Paidós, 1954.
2. J. W. D. Doughertyy James W. Feméndez, «IntroductiOil», en ((Symbo1iam and cognitiOil»,.American Ehnologist, vol. 8,
n.• 3, agosto 1981, p. 413.
3. Carlos Reynoso es uno de los más crfticos y alude a siete enfoques o paradigmas de lo simbólico (cognitivo, expresivo,
posicional, semiótico, hermenéutico, sociológico y hoHstico) en su h"bro Paradigmas y estrategúu ü la antropologla simb6lica
(1987, Buenos Aires: Ediciones Búsqueda)•
188 ENSAYOS DE ANfROPOLOGlA CULTURAL LA ANTROPOLOGlA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 189

En estas lineas intentaré mostrar brevemente el desarrollo de la teoría del símbolo desde cionar sfmbolos. La realidad no existe como ente absoluto sino que está muy diversificada:
la antropología, aludiendo a otras perspectivas que han contribuido a su comprensión. Creo cada especie tiene su propia realidad. El símbolo es la diferencia fundamental entre el hombre
que esta revisión puede ayudar a poner de manifiesto distintos énfasis (que subrayo) y que y los animales; mientras éstos se adaptan directa y automáticamente al medio fisico, los
proporcionan una amplia visión del concepto. El estudio de los símbolos de un modo explicito humanos tienen entre si mismos y el medio que les rodea un universo simbólico, cuyas redes
es un desarrollo reciente en antropología aunque de un modo implícito se manejan símbolos están formadas por el lenguaje, el mito, el arte y la religión. El símbolo es parte del mundo
ya en los autores evolucionistas. El movimiento romántico con su gran sfmbolo de la vuelta a humano del sentido (es decir, de la cultura), mientras que la sefial seria parte del mundo fisico
la naturaleza y el estudio de la mitología clásica marcan momentos de especial interés que del ser (la naturaleza). El hombre es pues un «animal simbólico», frente a la clásica definición
atraen la atención de teólogos, críticos literarios, historiadores y otros especialistas. El enfoque ética de «animal racional». Esto no implica que considere al hombre irracional; la racionalidad
antropológico estudia comparativamente los sfmbolos en diferentes culturas y a menudo los es un rasgo inherente a todas las actividades humanas, pero la razón, por si sola, no explica al
trata como «supervivencias». Estos primeros autores ni definen el sfmbolo ni se plantean la ser humano en toda su complejidad y riqueza. Entre las características del símbolo, Cassirer
relación entre sfmbolo y significado. destaca su aplicabilidad universal (cada cosa tiene un nombre); su variabilidad (varios
No fue éste el caso en los primeros representantes de la lingüística estructural y tampoco sfmbolos pueden expresar la misma idea) y su dependencia del pensamiento racional (el
lo es desde la semiótica o teoría de los signos:-El concepto clásico del tema proviene de Peirce,4 simbolo es el resultado de aislar relaciones en sentido abstracto).
quien define el signo de esta laxa manera: «algo que está para alguien en lugar de algo en algún Freud y Durkheim proporcionan el fmpetu inicial del simbolismo, desde el psicoanálisis
respecto o capacidad» y lo clasifica en: a) iconos (por una relación de semejanza); b) índices y la sociología del conocimiento respectivamente, con sus obras: La interpretaci6n de los
(por una relación de efecto a causa) y e) sfmbolos (por carecer de relación con el objeto sueños y Las formas elementales de la vida religiosa. Las teorías de ambos autores se han
significado). Peirce destaca, pues, de los simbolos su carácter convencional, puesto que al no considerado 9 como oposiciones complementarias: Durkheim está interesado en el simbolismo
haber ningún vinculo material con el objeto depende totalmente del hecho de su utilización en de grupo, mientras Freud, en el simbolismo individual; para el primero hay un interés teórico
tal sentido; los signos lingüísticos serian una subclase de sfmbolos. Las ideas de Peirce tienen (un ejercicio abstracto de interpretación) y en el segundo un interés práctico (la solución de
una gran influencia en Morris,5 quien distingue dos categorías de signos: sefiales y sfmbolos. problemas clínicos). Así, sus resultados divergen: para Durkheim los símbolos expresan
Estos últimos serian «UD signo que produce el intérprete para que actúe como sustituto de algún consonancia del individuo con su sociedad mientras que en Freud los sfmbolos expresan di-
otro signo del cual es sinónimo», mientras que la sefial es todo signo que no es sfmbolo. Otro sonancia, falta de armonfa con su sociedad (es decir, la familia concretamente). En un caso la
autc;>r mas reciente Schaff6 considera que los sfmbolos (signos artificiales sustitutivos que función del símbolo es ayudar a aceptar una realidad satisfactoria, mientras que en el otro caso
representan nociones abstractas) no incluyen las palabras puesto que los sfmbolos son no es la manera de escapar de una realidad dolorosa.
verbales frente a los signos lingüísticos que son signos artificiales verbales. En este punto La relación que plantean ambos autores entre realidades colectivas y realidades perso-
Schaff sigue la tradición de De Saussure quien separa el simbolo del signo lingüístico;7 en el nales y símbolos públicos/privados ha continuado hasta hoy mismo con la misma validez de
primero hay una débil relación entre significante y significado mientras que el último es antafio. Para algunos autores (Daugherty y Femández, 1981:413), precisamente la tensión
puramente arbitrario. Asf pues, Pierce y Morris desde la semiótica y filosofia analftica tienen constante entre la experiencia individual y los medios colectivos para expresar e interpretar
en común el considerar a los sfmbolos una subclase de signos, mientras que al margen de estas tal experiencia es la relación dinámica por la que la cultura se crea y por la que cambia
corrientes (De Saussure, por ejemplo), los sfmbolos constituyen una clase diferente a la de los constantemente.
signos. Las sefiales por su parte o bien son una variedad de signo o una tercera clase o se La obra de Durkheim es la culminación de la dimensión social del simbolismo que tienen
identifican a los signos. Ello es probablemente debido a la necesidad desde la semiótica de como antecedentes a Fustel de Coulanges (sus análisis de comensalidad en La Ciudad
destacar y definir claramente el signo, su objeto de estudio. Antigua), Mauss (su orientación simbólica del Ensayo sobre el don) y Robertson-Smith (en
La aportación filosófica al simbolismo es interesante porque los filósofos nos llaman la su trabajo sobre el sacrificio, símbolo intermediario entre la sociedad y la divinidad en The
atención sobre la naturaleza de la realidad, es decir, si la realidad es una sola y se puede Religion of the Semites). Durkheim, a través del estudio del simbolismo totémico,· relaciona
demostrar empíricamente o si no hay una realidad sino realidades y cada tipo de realidad los símbolos con factores sociales mostrando la interrelación de símbolo, sentimiento religioso
necesita de pruebas sui generis. El trabajo de los filósofos ha servido también para plantear el y sociedad. En su análisis maneja conjuntos de creencias y comportamientos complejos frente
problema de la definición de sfmbolos, es decir, el criterio para reconocer un sfmbolo y la a la mera comparación de símbolos aislados fuera de contexto tfpica de su época y de sus
relación de éste con las ideas. predecesores. La relación entre las cosas sagradas y su significado es simbólica, no intrínseca
Cassirer, por ejemplo 8 desde una posición neokantiana, ha demostrado que el simbolo como se había pensado antes; Pero además muestra la importancia de los simbolos; la religión
es una categoría cultural, no natural, aunque usemos criterios del mundo natuQll para selec- es un sistema simbólico que hizo posible la vida al expresar y mantener los sentimientos y

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valores de una sociedad. Sin los símbolos los sentimientos sociales y la propia vida social no
4. Según J. Hierro, Principios de Filoso/fa del LengJUJje, 1980, Alianza, p. 25 y ss. al que en parte sigo en la revisión de
serian posibles. Durkheim indica que los símbolos son modos de expresi6n, una especie de
lenguaje, producen emoci6n e incitan a la acci6n. La dimensión social del simbolismo y el
las teorfas delsigoo desde la semiótica. Véase ademés V. Eco, Signo, 1976, Labor.
S. Signos, lenguaje y conducta, Losada, 1962.
6. llltr'Otlucci6n a lo sem4ntica, FCE, 1962.
7. Cuno de UngUistica General, Buenos Aires,. Losada, 1945.
8. E. Cassirer, Antropologiajilos6jica, FCE. Véase también Whitehesd, Symboli:rm.
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9. Firth, R. Symbols: Pul?lic el: Privare, Allen y Unwin, p. 130, 1975. De este autor he tomado algunos datos en au revisión
de la teori7Jición sobre el sfmbolo. .

1
190 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 191

énfasis en su aspecto expresivo continúa a través de Radcliffe-Brown y Malinowski. El primero pone menos énfasis que Freud en las formulaciones lógicas y más en los aspectos poéticos del
ofrece una de las primeras descripciones y análisis sobre el simbolismo del color (en su símbolo. Para Freud los símbolos son productos individuales negativos (porque proceden de
monografia The Andaman Jslanders). 10 Aunque no examina el concepto de símbolo directa- la represión de la que intenta librar a sus pacientes). Para Jung son positivos y universales
mente y da una definición circular (símbolo y significado son coincidentes) intuye la teoría y puesto que forman el contenido del inconsciente colectivo que aparece en la mitología y la
plantea el problema del contexto de las ideas y principalmente el contexto de la acción. religión.
Además, indica que los símbolos de las culturas comunican (son palabras, gestos, rituales y La teoría de Sapir, dentro de la tradición antropológica, recibió la influencia de la
mitos necesarios para la comunicación). Este aspecto lo desarrolló Malinowski poniendo lingüística y la teoría freudiana. En su pequeflo pero modélico articulo «Symbolisoo> 12 resume
énfasis en el simbolismo verbal desde la lengua en acción al lenguaje ritual. Muestra la su pensamiento sobre el símbolo destacando que éste es siempre sustituto de algún tipo de
importancia del grupo social al transmitir al individuo los elementos del simbolismo y la conducta intermedia (su significado no puede ser derivado directamente de la experiencia) y
comprensión de los símbolos. además su capacidad de condensaci6n de energfa (por ser una forma muy condensada de
Desde la perspectiva psicoanalftica, Freud comenzó a estudiar el simbolismo en su conducta que permite una liberación inmediata de la tensión emocional de manera consciente
trabajo sobre la neurosis al interpretar o «descubrir>> el significado oculto de las formas e inconsciente). Esta noción de símbolos de condensación con su cualidad emocional, su
simbólicas en que sus pacientes expresab¡n ansiedades, principalmente en sueflos. Freud potencia e incluso peligro, ha sido retomada por investigadores más modernos como Tumer y
proporcionó un método (la asociación libre) y un conjunto de mecanismos (condensación, Douglas. Sapir además rechaza el excesivo pragmatismo del funcionalismo de su tiempo
desplazamiento, elaboración secundaria) para poner de manifiesto la manera en que los (concretamente Malinowski en su estudio sobre el mito) al afirmar que algunas formas de
pensamientos del sueflo se transforman en imágenes y símbolos a través de los cuales podemos conducta son menos funcionales de lo que parecen pues incluyen elementos simbólicos (como
volver a recobrar los propios pensamientos del sueflo. Estas imágenes y símbolos son los por ejemplo algunas teorías científicas que condensan necesidades desconocidas para su
elementos focales, claves para entender el mensaje del sueflo. Freud indicó que la naturaleza propio autor; los científicos no siempre luchan por sus teorías porque crean que son válidas
simbólica aparece en el mito, humor, poesía, religión, arte, etc., y que, en su comprensión, sino porque quieren que lo sean). Pese a su brevedad, este trabajo, escrito con una gran
podría ser útil la interpretación del simbolismo de los sueflos. sensibilidad, plantea la importancia del simbolismo personal usado en patrones culturales -un
Aunque los antropólogos de su tiempo se cuestionan la utilización del psicoanálisis en campo un poco olvidado en Antropología-. Distingue por último entre símbolos de referencia
el material etnográfico (y concretamente su análisis en T6tem y tabú), la teoría freudiana y y condensación: los primeros carecen de la cualidad emocional de los segundos, siendo formas
especialmente La interpretaci6n de los sueffos ha tenido un sólido efecto en antropología: su económicas conscientes para propósitos referenciales (habla, escritura, código telegráfico,
concepto de motivaciones inconscientes, profundas y los de ambivalencia, resistencia y etcétera); según otros autores estas formas referenciales no serian símbolos sino signos. El
represión han cuestionado la validez de los aspectos superficiales al interpretar la conducta propio Sapir indica que el término simbolismo cubre una gran variedad de conducta depen-
cultural. A partir de Freud las contradicciones en la cultura se han convertido en una fuente de diendo del uso y contexto.
información. Sin embargo, la teoría freudiana plantea un problema desde el momento en que El neoevolucionista L. White, con presupuestos teóricos muy distintos a los de Sapir,
los símbolos se definen como el producto de actitudes de identificación inconscientemente concede igual importancia al simbolismo que éste. White, 13 muy influenciado por Cassirer,
reprimidas. Más que de símbolos Freud habla de «síntomas» desde su posición clínica parte de la misma distinción que éste entre naturaleza/cultura (seflal y símbolo respectivamen-
Además, si los símbolos son un producto de la represión y Freud intentaba librar a sus pacientes te), distinguiendo radicalmente la distinta naturaleza de la comunicación humana y animal.
de ésta al comprender los motivos que les llevan a simbolizar, les libra en definitiva de los Para White, el símbolo es la unidad básica de la conducta humana. Frente a las teorías
símbolos. Los símbolos serian enmascaramientos, subterfugios para no encarar la realidad. La darwinianas de una diferencia relativa de grado, entre el hombre y el animal, White cree que
diferencia de perspectiva con Durkheim y los antropólogos empellados es ver los aspectos esa diferencia es fundamental y de clase: el hombre usa símbolos. Los símbolos lo son por la
positivos del símbolo se explica por sí sola. imposición arbitraria de significados por parte de quienes los usan y, a pesar de que tengan
Muy distinta es la posición de Jung para quien los símbolos son el principio de la forma flsica para poder entrar en nuestra experiencia, su significado sólo se puede descubrir
salvación del hombre como sugiere su noción de arquetipo: 11 «Una imagen simbólica de gran por medios simbólicos y no por medios sensoriales como la seflal. La forma simbólic_a de
poder, parte de cuyo contenido no tiene tratamiento consciente pero que puede emerger del expresión más iinportante es el lenguaje; éste hace posible la comunicación de ideas, la
subconsciente con una fuerza dinámica y ayudar a liberar lamente del individuo en condiciones tradición, la acumulación de información y, en definitiva, el progreso y la civilización. White,
favorables.» El símbolo parece ser la expresión de algo suprahumano y conocible sólo incluso defule la cultura a través de la simbolización: («La clase de cosas y acontecimientos
parcialmente: «Un símbolo es la expresión de una cosa cuya naturaleza no puede ser conoci- que dependen del simbolizar en cuanto son consideradas en un contexto extrasomático»),
da.» Esto parece una definición teológica del conjunto de la sabiduría humana. Esta sabiduría denominando «simbolados>> a la clase de fenómenos que consisten o dependen de la simboli-
está almacenada en los sueflos y en ocasiones surge en forma de arquetipo. El enfoque de Jung
sobre los símbolos y arquetipos en ocasiones es dogmático, oscuro y místico. Sin embargo, 12. 1934, Encyclopedia oftM Social Sciencies. También en Selected Writitngs ofEdward Sapir, D. O. Mandelbaum. (ed.),
Berkeley, University of California Press, pp. 564-568.
1O. Y más adelante su posición teórica del simbolismo (en Estructura y funci6n en la sociedad primitiva y concretamente 13. Principalmente en La ciéncia u la cultura, Pil.idós y especialmente los artfculos «Sobre el uso de instrumentos por
en su articulo sobre el tabú). primates» y «El slmbolo: el origen y bases de la conducta humiiJUI)). También véase «El concepto de cultiJra)> de 1959 (publicado en
11. Jung, C. O., PsycM and Symbol, Dciubleday, 1958, p. 152 (es mi traducción). Vwe del mismo autor, El hombre y siiJI J. S. Kahn (ed.) y El concepto u cultura: 'kJct08 fundamentales, 1975, Anagrama, pp. 129-155) para su definición de cultura y
sfmboloa. «simbolados».
192 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTRUPOLUOIA COMO Cl~NCIA JJ~ LA SOCUIDAJJ Y LA CULrUKA

zación, la cual puede ser aplicada prácticamente a toda la cultura (ideas y actitudes, acciones incomprendidos» de Nadel y Wilson, Turner tiene una postura critica: si hay discrepancia entre
y objetos materiales). los significados que dan los informantes y la interpretación del antropólogo, éste está en
Frente a esta inclusiva teoría otros autores plantean las dificultades del análisis de mejores condiciones estructurales de interpretar el simbolismo que los propios actores. Su
símbolos e incluso su imposibilidad, entre ellos S. F. Nadel y M. Wilson. Veamos brevemente análisis de la relación del símbolo y los conflictos de la sociedad demuestra este punto. Turner
qué son los símbolos «incomprendidos». Nadel se interesó especialmente en los aspectos viene a decir que la mayor parte de las formas simbólicas están basadas en el conflicto o la
utilitarios y sociales del símbolo. Los símbolos son «elementos diacríticos de la cultura» 14 o contradicción; el ritual ayuda a esconder los elementos de hostilidad o les da expresión
medios de demostrar la oposición diferencial de los individuos y sus roles sociales. Según catártica. La obra de este autor, por último está dentro de una tradición estética muy iv.teresante
Nadel, hay dos tipos de símbolos: a) Los signos o símbolos naturales, cuando hay una en antropología; El bosque de los s(mbolos, titulo de uno de sus libros, es la imagen de un
correspondencia natural y visible entre el símbolo y el significado, y b) los artificiales o poema de Baudelaire.
símbolos reales, cuando son arbitrarios y puramente convencionales. Según Nadel, aquellos M. Douglas y V. Turner comparten algunas hipótesis básicas, como la de que los roles
símbolos artificiales que no pueden explicar los propios actores por ser sutiles e inconscientes sociales contradictorios dan forma al pensamiento simbólico, tesis del libro de Douglas,
no deben ser objeto de investigación social. Si los símbolos tienen efectos sociales gracias a Pureza y Peligro 11 en donde estudia los conceptos de polución y tabú como reglas que protegen
su capacidad de comunicación, si no comutücan nada ¿para qué estudiarlos? Por el contrario al hombre de la ambigüedad. En Stmbolos naturales desarrolla el modelo del simbolismo del
hay un tipo de simbolismo estricto y comprensible -aquellos símbolos que expresan explí- cuerpo humano como manera de expresar diferentes experiencias sociales.
citamente el soporte de principios de estructura social e ideales sociales que el antropólogo El articulo sobre el consenso simbólico de James W. Femández, 18 tiene como anteceden-
interpreta. tes la preocupación de Wilson por la evidencia del material etnográfico y plantea un tema
Esta teoría -de corte durkheimiano-- tiene la originalidad de plantear la necesidad de crucial: hasta qué punto se logra consenso sobre los significados de un símbolo. Este autor
ser cautos al interpretar un simbolismo diferente. M. Wilson destaca el mismo punto en su destaca la ambigüedad de los términos consenso y símbolo a través del análisis de un ritual
trabajo sobre los Nyakyusa, 15 demostrando que la interpretación de los símbolos supone un religioso de un culto reformativo entre los Fang. Femández muestra que mientras para algunas
sistema intelectual propio de cada cultura. Este sistema debe ser aprendido por el antropólogo personas -los lideres del culto-- ciertos objetos simbólicos funcionan como símbolos claves
si no quiere especular irresponsablemente sobre un simbolismo ajeno; cualquier análisis que en la vida del culto (son elaborados, expresivos, indican conceptos básicos de su cosmovisión)
no se base en la traducción de los símbolos nativos es poco fiable. Pero aun en el caso de para otras -los fieles- las mismas formas simbólicas son seflales referenciales que invitan
interpretaciones individuales del simbolismo, al menos funciona el subconsciente nativo y la a la acción. En el culto entonces, mientras todos hacen lo mismo, esto es, participan en el ritual,
interpretación se hace en términos de su cultura. Su análisis es impresionante porque presenta la interpretación de éste y de sus símbolos varia considerablemente. Esto hace reconsiderar la
el panorama simbólico de los Nyakyusa como un sistema real -no irreal-, con sus incon- teoría tyloriana de cultura como «actividad repetida e ideas compartidas»; puede haber una
sistencias y áreas negras y porque cuida su evidencia de un modo extremado citando a sus actividad común que se valora de un modo muy diferente o en otras palabras conseguir el
informantes y especificando claramente sus preguntas. Demuestra que hay diferencias en el consenso social a costa del consenso cultural. Esta tensión entre ambos consensos le lleva a
conocimiento simbólico (entre hombres y mujeres, especialistas y gente común) y también definir: a) seflales sociales (de contexto fijo, estimula la acción motora), b) signos (entre seflal
distintas clases o grados de consenso en el simbolismo (el del ritual, obligatorio, frente al de y símbolo con contenidos afectivos y de contexto más libre que la seflal), y e) símbolos
la medicina, individual y libre). culturales (intelectuales, con significados cognitivos).
La influencia del trabajo de Mónica Wilson, en antropólogos posteriores ha sido muy Probablemente debido a la vaguedad del símbolo y su dificultad de definición, a partir
notable; sus criticas han producido un mayor refinamiento de la teoría simbólica y por de este trabajo Fernández deja el tema para ocuparse de la metáfora, 19 por estimar que los
consiguiente definiciones y sistematizaciones del símbolo, como se puede apreciar en Douglas procesos de asociación en la conducta simbólica se comprenden mejor a través del estudio de
y Turner y también en C. Geertz y James W. Fernández. Estos cuatro autores junto con Sperber esta última. La metáfora es un signo-imagen con asociaciones más directas y concretas que
y Schneider son claves en el enfoque moderno del simbolismo. las de los símbolos. El estudio de la metáfora y la metonimia es tan antiguo como el del símbolo
A Víctor Turner debemos una formulación explicita del simbolismo dentro del proceso -puesto que ya la distingue Tylor y especialmente Frazer en su discusión de la magia imitativa
· ritual. 16 Aunque la mayor parte de su teoría sobre los símbolos aparece en autores anteriores y contagiosa-. El concepto recibe un fuerte impulso a través del estudio del totemismo que
(Sapir, White, Cassirer, Jung ... ) reúne ideas dispersas y plantea un método sistemático de realiza Lévi-Strauss,20 si bien el propio pensamiento de Lévi-Strauss guarda deudas intelec-
estudio del simbolismo basado en la antropología cultural, el método estructuralista y la
dinámica social. El símbolo tiene una serie de características o propiedades (condensación,
1: tuales hacia Boas, Evans-Pritchard y Jakcobson y también Burke desde la tradición literaria.
Femández sugiere que la metáfora puede ser un principio organizativo para la descripción
unificación de significados dispares y polarización de significado) y su inferencia se realiza ._- ·1-~·_.,·._.-;-
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a través de tres clases de material: su forma externa y observable, las interpretaciones de los ?' 17. Ambos h'bros publicados por Siglo XXI, Alianza Ed.
,-'' 18. «Simbolic: CODliCilBWI in a Fang Refonnative Cul1», Americllll Anthropologist, 61, 1965, pp. 902-929, véase también
nativos y los contextos significativos con los que trabaja el antropólogo. Frente a los «símbolos
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Bwitl, 1983, Princ:eton University Presa.
19. En «Persuacions and Performmc:ea: Of the Beast in Every Body and the Metaphon of Everyman», Daedallu, 101
14. S. F. Nade!, FrmdDmentos de Antropolog{a Social, 1978, FCE, pp. 55-56 y 80-81. También Nupe Religion, Londres, ·:;'J-.,·'
(1):39-60,1972y«TheMissionofmetaphorinBxpreui.veCultura»,CurrentAnthropology, vol.15 (2),junio 1974:119-145. También
Roudedgc. «La poellfa en moción: siendo desplazado por diversiones, por burlas y por la muerte en el pals asturiano», en C. Lisón, Temas de


15. 1957, Ritrulls of KwiUp QIIIOIIg the Nyakyu.sa, Oxford, 1959, ComiiiiUIQl Rltrulls ofthe Nyakyu.sa, Oxford. Antropologfa &pallola, Akal, 1976, pp. 131-157.
16. El bosque de los slmbolos, 1980, Siglo XXI, especialmente capitulo l. e . 20. El totemismo en la actualidad, FCB, 1985 y El pensamiento salvaje, FCB.
ENSAYOS DE ANTROPOLOGIA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 195
etnográfica, teniendo la ventaja de captar la naturaleza de las cosas de un modo intuitivo y ciones de los informantes. Este autor considera la diferencia entre cultura y normas sociales;
creador. La metáfora contrarresta y suaviza el pesado armazón del lenguaje y además gracias la primera tiene que ver con el escenario y la lista de roles, la segunda con las guías de acción.
a su capacidad de fusionar los límites conceptuales logra la unión de dominios diferentes de La esencia de la cultura es un sistema de símbolos y significados, las básicas premisas de la
un modo expresivo y poético. Femández demuestra que las metáforas animales sirven como vida, formando especie de galaxias cruzadas por conjuntos interrelacionados de normas
predicados en el proceso de adquisición de la identidad y producen movimiento en el espacio formando instituciones. La cultura y las normas se deben estudiar juntas, como dos caras de
cualitativo (espacio semántico). La cultura sería ese espacio cualitativo continuo, mientras la una misma moneda. •
sociedad es el movimiento de los pronombres en ese espacio. Algunos ejemplos de movimiento Termino esta revisión de teorías sobre el símbolo con la inevitable referencia al estruc-
se pueden seguir en su artículo «La poesía en moción». turalismo y su exponente principal en antropología, C. Lévi-Strauss. El método parte del
También Geertz ha definido la cultura en su obra más emblemática La interpretación de concepto de que la conducta humana es simbólica (en el sentido de que todas las acciones
las culturas desde posiciones hermenéuticas. Ésta sería «un sistema ordenado de significados humanas en contextos sociales están diseiladas para comunicar significados a los demás).
y símbolos en términos del cual la interacción social ocurre [... ] Cultura es la fábrica de Lévi-Strauss ha indicado que lo que origina el pensamiento simbólico es el lenguaje hablado;
significado en términos del cual los seres humanos interpretan su experiencia y gufan su acción; sus ideas de cómo los seres humanos son capaces de comunicar a través de símbolos se
La estructura social es la forma que la accj.ón toma» (1973:144-145). Él mismo indica que su desarrolla a partir de argumentos de la lingüística estructural. El pensamiento simbólico
visión de cultura es «semiótica», el estudio de códigos de significado compartidos y viene a expresaría relaciones entre categorías y su significación se derivaría de su posición en la
ser un conjunto de textos en el sentido de Ricoeur. El material simbólico sin embargo no puede estructura.
observarse más que en el proceso mismo de interacción simbólica, en una pelea de gallos por Sperber-25 lleva este enfoque posicional a su extremo al negar al símbolo su dimensión
ejemplo, y es en palabras de Geertz <<una cosa de este mundo». Los símbolos son pues públicos semántica; la interpretación no alude a una significación sino que pone de manifiesto un
y compartidos por los actores sociales. La antropología interpreta y ofrece descripciones a dispositivo mental, un sistema cognitivo, una «estrategia de aprendizaje» activa en la cons-
partir de la riqueza contextua! de la vida social. trucción del conocimiento y la memoria. Pero esta teoría ya entronca con la siguiente sección.
Geertz ha liderado la antropología interpretativa, tomando ideas del filósofo Gilbert Ryle
y revitalizando el antiguo vinculo con la filosofia. La actividad humana se describe como un
texto y una cultura es el ensamblaje de textos. Al presentar textos el antropólogo adopta nuevos
roles en su trabajo: así aparecen escribas, traductores, intérpretes, observadores. Los textos
deben ser profundamente encamados en la riqueza contextual de la vida social: un texto debe
ser una thick description -una descripción densa-. Sus críticos le han apostillado que no es
dificil escribir un texto denso pero es más dificil escribir un texto con validez. A esto contesta
Geertz que hay que hacer conjeturas (algo que a veces se presenta bajo el nombre más
prestigioso de hacer hipótesis). La conjetura es el primer paso de la investigación pero luego
está la construcción de modelos y la utilización de procedimientos de verificación. Geertz
proporciona dos imágenes: los humanos están inmersos en una red de significación que ellos
mismos han tejido como las araftas y la cultura tiene una organización parecida a las
extremidades de un pulpo. Hay que enfocar el carácter esencial de los grupos y de los
individuos y hacer interpretaciones sin verificación posible. Sin embargo, hay gente que, como
Rosaldo,21 han indicado la necesidad de establecer una dimensión dialéctica entre la interpre-
tación subjetiva del actor y el conjunto de determinantes objetivos. Y ~bién Howell ha
sugerido que la descripción densa no es más que documentación detallada de sucesos y
circunstancias, lo que ha sido la norma en muy diferentes contextos teóricos antropológicos
tradicionales y por el contrario, como ha indicado Connor23 esta documentación no es en algún
caso (el trance balinés) ni exhaustiva ni siquiera detallada.
Una forma de no quedarse sólo con el texto es la planteada por Schneiderl" siguiendo a
Parsons. Cada sistema cultural tiene un núcleo simbólico observable en las vidas e informa-

21. R. Rosaldo, 1982, <<Review of ''Geertz and Culture" by K.. A. Rice», American Ethnologist, 9:197-198.
22. L. E. A. Howe, 1984, ((Comment on "The Thick and the Thin"», en P. Shaokman, Cummt Anthropology, 25 (3):274-275.
23. L. Connor, 1984, <<Comment on "The Thick and the Thin"», en P. Shaokman, Current Anthropology, 25 (3):271.
24. D. M. Scbneider, 1968, American lcinship: a cultural account, Englewood Cliffs, Prentice Hall. También véase 1976,
((Notes toward a theory of culture», en K.. Basso y H. Se1by, The Meaning of Meaning, A1buquerque, University of New
Mexico Presa.
25. Dan Sperber, El mnbolismo en gellt!ral, 1978, Antbropos.
LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 197

personas, ideas o instancias a los que un estatuto especial ha convertido en poderosamente


elocuentes. Entendida como una forma particularmente expeditiva y elaborada de hacer y de
decir, destinada a justificar la organización del mundo y el sentido de la experiencia, la religión
y la magia clarificarian su espacio en la distribución por conceptos de lo real de una manera
no por fuerza oscura. Por otra parte, su caracterización también en tanto que tecnólogfas de
categorización y conocimiento cancelarla, a buen seguro, la artificial distancia que las separaba
de las otras variables de lo real que se habían catalogado como «materiales», al .tiempo que
éstas veían reconocida su propia dimensión invisible.
RELIGIONES Este último postulado es el que permitirla formular una clasificación de las teorías que
han aspirado a conocer el sentido de los ritos, las creencias y los mitos. De un lado estarían
por MANuEL DELGADO aquellas que, de acuerdo con el supuesto anterior, han renunciado a toda definición positiva
de religión y de magia y ha tratado los contenidos tradicionales de estos ámbitos sin ninguna
concesión a las trascendentalizaciones con que las ideas o actitudes de aire místico merecían
¿Hasta qué punto puede la antropologí; social hacer de la religión, en tanto que tal, uno ser distinguidas de todas las demás. Del otro pueden situarse quienes han insistido en imaginar
más de sus objetos de conocimiento? Para responder a esa cuestión es preciso empezar por «lo mágico» y «lo religioso» como un componente consustancial a la condición humana,
reconocer que, además de las condiciones diflcilmente abordables del asunto sobre el que siempre con un lugar vacante entre las instituciones culturales de todas las sociedades y de
reclama autoridad, las connotaciones extracientíficas que afectan a la antropología religiosa o todas las épocas. Haré un repaso por estas perspectivas, adoptando como punto de partida aquel
de la religión son más intensas y numerosas que las que ataflen a otras especialidades de la momento en que se reacciona contra las simplificaciones reformistas del evolucionismo social
disciplina. A la hora de proponer una definición, a lo más que se podría llegar es a establecer ingenuo (cfr. Tylor, 1981) y en el que las manifestaciones religiosas concretas pasan a ser
que la antropología de la religión es el segmento de la ciencia de la cultura al que se le asigna tomadas, por fin, en serio.
el estudio de instituciones, procesos o aspectos estructurales o sistémicos a los que un cierto Este breve comentario es una evocación agradecida de un opúsculo cuyo descubrimiento
criterio permite segregar de todos los demás, en tanto que realidades exentas que se supone resultó para mí una pequeila y feliz revelación. Su título es Antropologfa y filoso/fa, y es una
que son. En la práctica, tal espacio declarado franco es aquel en el que el resto de grandes de las obras de Claudio Esteva-Fabregat (1973), un maestro que yo tuve y con quien contraje
bloques temáticos tradicionales en antropología -parentesco, economía, política- desisten una impagable deuda humana e intelectual.
de penetrar, hasta tal punto pertenece su contenido al capítulo de lo puramente ideal o emotivo.
Así, resultan separados para su interpretación todos aquellos aspectos .de la cultura que no sean
homologables en tanto que instrumentales y que, por esta causa, merecen ser exiliados al Contra la ilusión religiosa: la herencia de Durkheim
terreno de lo simbólico-expresivo, una vez rescatados de los abismos de la estolidez humana
a los que el racionalismo vulgar los había condenado. Las alternativas que se han aportado en antropología religiosa de raigambre idealista
La antropología religiosa tiende, por tanto, a devenir por ese sesgo una antropología de están relacionadas con la tradición que inaugura la escuela de 1'Année sociologique. La
lo inefable, es decir, una antropología de todas aquellas figuras que han representado, en el innovación epistemológica aportada por su fundador, Émile Durkheim, consistió, ante todo,
proceso de etiquetado y marcaje de las jurisdicciones científicas, lo que podríamos llamar la en descalificar frontalmente toda pretensión de explicar los hechos religiosos en tanto que
«parte opaca» de lo real, y siempre a partir de una ausencia o de un exceso: lo i-racional o excepcionales, misteriosos o trascendentes, asumiendo el estudio de las prácticas y las
pre-racional, lo extra-ordinario, lo i-real, lo i-lógico o pre-lógico, lo pre-científico, lo para- creencias mágico-religiosas al margen precisamente de lo que hubiera en ellas de mágico y de
normal, lo sobre-natural, lo supra-sensible, lo meta-flsico, lo ·extra-empírico, etc. O bien a religioso. Para Durkheim, la religión era un dispositivo social de clasificación al que se
partir de un corte brutal, que deja el mundo dividido en dos esferas incompatibles: la de lo -. f confiaba la distribución de las cosas en sagradas y profanas, siendo el primero de tales campos
patente y la de lo intangible; la de lo instrumental y la de lo expresivo; la de lo material y la el que albergaba las modalidades más potentes de producción y legitimación social de
de lo ideal; la de lo empfrico y la de lo simbólico; la de lo profano y la de lo sagrado; la de lo realidades, un estado de los sistemas de representación que podía distinguirse sobre todo a
ordinario y la de lo trascendente; la de lo sensible y la de lo conceptual. Expulsados a un país partir de la vehemencia con que cuidaba la puesta en escena de sus argumentos y operaciones.
de espejismos y desmesuras, lo religioso y sus parientes, lo mágico y lo mítico, no han podido Fue Durkheim quien concedió la primacía explicativa a dos tareas que la inteligencia colectiva
merecer con frecuencia otra cosa que explicaciones inevitablemente parecidas a los vaporosos asignaba a los sistemas religiosos: proyectar en un plano incontestable los principios axiomá-
perfiles que se les atribuían. ticos de los que depende la propia inmanencia de la comunidad (Durkheim, 1984), y elaborar
En cambio, si se aceptase la religión, la mitología o la magia en tanto que sistemas las leyes subyacentes que condicionan la apropiación intelectual d_e un universo socialmente
conceptuales, simbólicos o de representación tan sólo especiales a causa de la vehemencia de determinado. Durkheim y, con él, Marcel Mauss (1996) mostraron cómo las categorías lógicas
sus argumentos y operaciones, manteniendo a raya las amenazas de esencialización que los mediante las que el ser humano ordena el universo entero a través de la religión eran categorías
asedian, muchos de los malentendidos a que han estado sometidos se disolverían. El aparente sociales y establecen un nexo, que asocia, por medio de correlaciones conceptuales, a la
misticismo devendría entonces sólo una «puesta en valor» de conductas, objetos, lugares, sociedad con el cosmos. La religión era entendida, en ese sentido, como matriz primordial de
198 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 199

la que surgían, mediante un proceso de diferenciación, los elementos fundamentales de la teológica que algunas corrientes antropológicas han recibido tanto del pragmatismo como de
cultura, aquellas categorías que, impuestas a priori a su experiencia individual, constituyen la tradición idealista centroeuropea.
los marcos permanentes de la vida mental de cada sociedad. La aportación más importante de la escuela idealista alemana a la antropología cultural
La herencia de la desconfianza durkheimniana hacia cualquier intento de endurecer la es, sin duda, la de Wilhem Dilthey, cuyo pensamiento tanta influencia habría de ej~cer sobre
delimitación de lo religioso se ha distribuido entre quienes han optado por explicaciones Franz Boas y su escuela. Es Dilthey (1985) quien acufia la idea de las visiones del mundo,
lógico-formales, preocupadas por las relaciones entre categorías, y aquellos otros que han mediante las cuales los sujetos pueden poner a prueba la eficacia de los vínculos que les unen
preferido estrategias de signo empirista, atentas por ello sobre todo a los hechos registrables. con el cosmos, así como su capacidad de explicar el enigma mismo de la vida, operando una
Esta última vía ha sido la seguida por la escuela británica, mientras que la primera -muy reducción que transforma lo inconcebible en algo más claro. Las visiones del mundo -y entre
influenciada por la figura de Maree! Mauss- ha sido la preferida por etnólogos franceses. sus expresiones superiores, la religión- incorporan una complexión unitaria y estructurada
Tanto una como otra compartieron la necesidad de desfondar lo religioso de su dimensión desde la que se deciden las cuestiones relativas al significado de la vida y el valor de las
sentimental, para contemplar sus producciones como variantes -reconocibles sólo a partir conductas humanas. Esta noción de visión o concepción del mundo, af1n a la de cosmovisión,
del singular tono que emplean en sus despliegues- del campo más amplio de la ideología, la fueron abundantemente empleadas por las escuelas antropológicas que en Estados Unidos
mentalidad, los sistemas de representació~ la cosmología o el imaginario colectivo. Este asumieron la versión romántica del concepto cultura. Otro representante del idealismo histo-
escepticismo ante lo que, usando el calificativo que Lévi-Strauss dedicara al totemismo, ricista alemán cuya influencia habría de perdurar en las tendencias sustantivistas en antropo-
podríamos llamar la «ilusión religiosa» aparece, en el caso de la antropología anglosajona, ya logía de la religión es Max Weber (1985). La singularidad del pensamiento de Weber deberla
en Radcliffe-Brown (1974), para continuar luego vigente en el estructural-funcionalismo encontrarse en su voluntad de esclarecer cuáles son las tecnologías que hacen posible un
(Evans-Pritchard, Firth, Nadel, Fortes, Gluckman; cfr. Evans-Pritchard, 1977) y en la primera dominio sobre la vida. En concreto, la manera como, más allá de los intereses concretos, son
antropología simbólica (Turner, Leach; cfr. Turner, 1988). Por su parte, la antropología ideas lo que determinan la acción de individuos y comunidades. Weber constataba cómo las
racionalista francesa tampoco ha dejado de producir monograflas sobre las cosmologías personas no dejan nunca de experimentar la necesidad de encontrar una justificación que dé
religiosas, en una tradición iniciada por Mauss, seguida por Hertz, Leenhardt, Soustelle, cuenta de la miseria de la cotidianeidad y haga soportable el mundo circundante, por encima
Métraux o Leiris, entre otros, y que culmina en Claude Lévi-Strauss y discípulos suyos como incluso de la racionalización que se pueda hacer de medios y fines estrictamente materiales.
Luc de Heusch, Izard, Smith, Pouillon, Belmont o Chaumeil. Se han producido ensayos que Este imperativo de combatir lo absurdo de la existencia humana y de aliviar las enormes
han intentado compatibilizar los presupuestos de la escuela empirista británica con algunas insuficiencias de su dimensión profana es lo que acaba traduciéndose en la importancia
aportaciones del estructuralismo francés -Douglas, Needham, Bellah; cfr. Douglas, 1988)-, concedida a los bienes de naturaleza extramaterial, que Weber vincula con el concepto de
al tiempo que otros, como Maurice Godelier (1985), han conseguido articular el legado de salvación, de manera que todo proyecto que aspire a transformar la sociedad ha de contar con
Durkheim y Mauss con las apreciaciones de Marx sobre la apropiación social de la naturaleza una coartada trascendente que las ideologías estrictamente seculares no siempre están en
y el valor fetiche de la mercancía. condiciones de aportar.
La orientación sociologista ha sido dominante en la antropología religiosa del ámbito Por su parte, la influencia del pragmatismo norteamericano sobre las interpretaciones
hispánico. Entre sus resultados, cabe destacar los trabajos de Lisón Tolosana sobre la brujería antropológicas de los hechos religiosos ha sido igualmente notable y persistente. Sobre todo a
en Galicia (1979) o los de autores como Roma, Rodríguez Becerra o Prat sobre la religiosidad partir de sus dos determinantes teóricos mayores: el énfasis en la manera como las conductas
popular (cfr. Álvarez, Buxó y Rodríguez Becerra, 1990). Trasladando al campo de la historia religiosas son aportaciones positivas al control y a la adaptación de los seres humanos a sus
una perspectiva antropológica, caben destacar trabajos como los de Terradas (1988), Delgado condiciones de vida, y la preeminencia de las dimensiones cognoscitivas de la relación de los
(1993) y, sobre todo, de Caro Baroja (por ejemplo, 1978). Los nuevos movimientos religiosos seres humanos con lo sobrenatural. Entre los teóricos pragmatistas de la religión, cuyo ascen-
han sido analizados por Cardfn (1983) y Prat (1996). Una perspectiva de signo estructuralista diente se dejará sentir en las teorías antropológicas sobre la misma, destaca John Dewey (1950).
es lo aportado por el africanista catalán Lluís Mallart (1996). A Fernando Giobellina (1994) Según Dewey, de la experiencia de la inseguridad, la precariedad y el peligro nace el miedo y,
le debemos varios trabajos de interés a propósito de la función Clasificatoria de la religiosidad con él, la necesidad de evitarlo o, cuando menos, de hacerlo soportable. La función de la religión
afroamericana. Los movimientos mesiánicos latinoamericanos han sido objeto de análisis de seria entonces la de aliviar esos sentimientos de vulnerabilidad, obteniendo con ello una mejor
notable calidad (Curatola, 1977; Reifler, 1989; Barabas y Bartolomé, 1989). Por último, cabe adaptación a las condiciones vitales de los seres humanos. Otra noción usada por Dewey que
destacar las aportaciones de Marzal ( 1983) sobre el papel de la religión en los cambios sociales habrá de registrar notable éxito en la antropología de la religión posterior es la de estado de
en América Latina. consciencia, con la que pretendía tipificar el magma existencial indeferenciado que constituiría
la materia prima de la experiencia humana. Más determinante todavía habrá de resultar William
James (1985), que, como Dewey, situó su explicación de lo religioso en el campo de las emociones
Una ciencia de lo confuso: experiencia y emoción en antropologfa religiosa que el individuo experimenta frente a situaciones excepcionales. Una religión es verdadera ya
desde el momento en que demuestra su utilidad para la acción, en concreto por su capacidad de
El agnosticismo axiológico que se deriva del magisterio de Durkheim y Mauss contrasta producir felicidad interior y de satisfaCer necesidades de orden psicoafectivo.
con aquella otra linea que no ha descartado, de entre sus presupuestos, las definiciones duras Toda la antropología de la religión que se ha cultivado en Estados Unidos ha continuado
de lo religioso, y que puede ser contemplada como consecuencia de la fuerte influencia planteándose hasta hoy mismo la cuestión de los sistemas religiosos en clave de experiencia,
200 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 201

de cosmovisión, de estados de consciencia, etc. Eso es reconocible en la linea que, arrancando simbólicamente. Esta discusión tenia que ver con la más amplia de si era o no pertinente. la
en el mentalismo de la escuela boasiana (Lowie, Goldenweiser; cfr. Lowie, 1990), desemboca división, inaugurada por Lévy-Bruhl (1984) entre una mentalidad primitiva y preldgica,
en las tendencias posmodemas (Rosaldo, Obeyesekere, Bahr, Favret-Saada; cfr. Taussig, fundamentalmente mágico-religiosa, y una mentalidad lógica, que se hallarla en la base del
1987), recorriendo antes el funcionalismo de Malinowski (1974), la escuela de cultura y llamado pensamiento cientffico.
personalidad (Roheim, K.luckhohn, Kardiner, Spiro, Wallace; cfr. Spiro, 1969), las distintas Cerca de la antropologfa, otras tendencias ensayaron también síntesis entre las perspec-
teorías cibernéticas (Bateson, Sheff; Bateson, 1990), el cognitivismo (Gossen, McManus, tivas pragmática, idealista y sociologista. Es el caso del construccionismo fenomenológico de
Sperber; cfr. Sperber 1978), la antropología fenomenológica (Garfinkel, Castaneda; en Espatl.a, Berger y Luckmann ( 1987; cfr. también Estruch, 1972); muy influenciados -además de por
cfr. F erigcla, 1995) y las últimas tendencias en antropología simbólica (el último Turner, James Durkheim, Dilthey y Weber- por la sociología del conocimiento de Mannheim~ Su tesis
Femández), pero también en corrientes contrarias a las interpretaciones subjetivistas de la central sobre la religión situarfa ésta entre los mecanismos que le permiten a los seres humanos
cultura, de manera que un autor tan hostil a los planteamientos metaflsicos como Marvin Harris dar existencia objetiva a los significados socialmente institucionalizados, mediante los que el
(1981), continuó colocando en primer término de sus explicaciones un valor de matriz desorden y la incertidumbre son mantenidos bajo control. En tanto que universo simbólico; la
teológica como el de experiencia religiosa. Este tipo de enfoques, atentos a la idea de religión es un intento humano por concebir todo el cosmos como humanamente significativo,
cosmovisión o ethos, han sido trabajados en "México por autores como Guiteras (1988). a la que, por su condición de estructura de plausibilidad, se atribuye la tarea de legitimar
Por otro lado, el énfasis del culturalismo americano en la dimensión puramente subjetiva intereses creados por la sociedad, integrar individualmente esquemas sociales e informar de
de la religión le hizo, desde sus inicios, encontrar afinidades con la antropologfa difusionista las condiciones que han de guiar la administración de los recursos morales disponibles, en
centroeuropea (Graebner, Frobenius, Smith) que se babia adscrito a planteamientos confesio- orden a satisfacer necesidades y alcanzar metas.
nales y para la que los fenómenos religiosos debfan ser contemplados en clave de una vivencia En paralelo, las perspectivas práctico-idealistas han alcanzado una considerable revita-
privada de lo sagrado. Esta linea apologética, partidaria de una explicación mfstica de los lización de la mano de Clifford Geertz. Reelaborando la sociología de la religión de Weber, a
hechos religiosos, tendrla en Rudolf Otto (1980) su teórico de partida y habría encontrado partir sobre todo de la lectura que de éste hizo Talcott Parsons, Geertz ha recuperado para la
continuidad en determinados historiadores y filósofos de la religión (Leew, Girard, Jensen, antropología la tendencia a hablar de religión en términos de «encuentro», de lo «realmente
Eliade; cfr. Eliade, 1980; para el ámbito hispánico Maldonado, Aguilar, Duch; cfr. Duch, reab>, de «persuasión psicológica», de «sistema de creencias». Propone además una definición
1974). A su vez, las opciones experiencialistas, que tanto babia rechazado Radcliffe-Brown, positiva de religión: «La religión es un sistema de s(mbolos que actúa para establecer
acabaron siendo asumidas por buena parte de la antropología social británica (Beattie, Mair, vigorosos, penetrantes y duraderos estados de ánimo y motivaciones en los hombre_s, formu-
el último Evans-Pritchard, Lienhardt; cfr. Evans-Pritchard, 1980; Lienhardt, 1985), muchas lando concepciones de un orden general de existencia, y revistiendo estas concepciOnes con
de cuyas producciones se llenarán, desde un cierto momento, de concesiones a perspectivas una aureola de efectividad tal que los estados anfmicós·y motivaciones aparezcan como de un
fenomenológicas, hermenéuticas y hasta confesionales. Estas obras mantuvieron la resistencia realismo único» (Geertz, 1987 :89). Todo un retomo, como se ve, tanto a los viejos presupuestos
estructural-funcionalista a la introspección y continuaron pritnando el análisis de las disposi- del instrumentalismo -lo religioso como estructuración normativa y como conjunto de pautas
ciones por encima del de las emociones, pero se tendió a encontrar en las sociedades estudiadas para la conducta adecuada- como a las posturas idealistas relativas a la dimensión existencial
versiones de los valores limitados de los sistemas religiosos monoteístas: deidad única como la única capaz de dar plena cuenta de los fenómenos llamados religiosos. Muy cerca de
antropomórfica, escatología moral, intervención sobrenatural en asuntos mundanos, relación los planteamientos neopragmáticos de Geertz se han situado los trabajos de Joseba Zulaika
judiciaria mundo-transmundo, etc. El influjo del idealismo alemán sobre la antropología social sobre la relación violencia-religión en el Pafs Vasco (1990).
británica no ha hecho sino aumentar, sobre todo a partir de la creciente vindicación, registrada
también en la antropología posmodema norteamericana, de la hernienéutica de Heidegger,
Gadamer, Ricoeur, etc. Un reflejo de ese mismo proceso en Espatl.a vendrla representado por La antropología reUgiosa como paraciencia social
la última etapa de Lisón Tolosana (1983).
A esa irrupción en la antropología empirista británica de presupuestos idealistas no es He tratado de mostrar, de manera resumida, cómo una cierta linea de pensamiento en
ajena la polémica en tomo a la racionalidad o irracionalidad de los sistemas de creencias. antropología hace mucho que renunció a sustantivizar un aspecto de lo social que ya toda clase
Siguiendo a Wittgenstein, ciertos teóricos (Winch, 1994) plantearon que las creencias mági- de trascendentalismo& babia logrado colonizar. Otras escuelas, en cambio, dieron por bueno
co-religiosas eran ciertas en relación a sus propios postulados lógicos, por mucho que no el juego de las esencias y se entregaron al estudio de aquel lado umbrío del se~ hum~o que
pudieran -como el pensamiento cientffico les hubiera exigid<r- validar empfricamente sus se pensaba institucional o configurándose siempre y en todas partes de forma ps1cológ¡ca. Las
afirmaciones ontológicas, al formar parte de juegos de lenguaje intersubjetivos e inconmen- servidumbres metaflsicas y teológicas de nociones tales como cosmovisión, estado de cons-
surables. Contra ese relativismo radical, antropólogos cercanos al positivismo de Popper ciencia, experiencia religiosa, etc., asumidas acríticamente como centrales, hicieron el_resto
(Horton, Jarvie, Gellner; cfr. Gellner, 1994) sostuvieron que el conocimiento cientffico-racio- para que una parte de especialistas en antropología religiosa continuaran dando por válida la
nal era de tipo instrumental y aspiraba a formular hipótesis inductivas basadas en el método demarcación que separaba, como si de reinos compactos y claramente definidos se tratara, lo
experimental, con el fin de prever acontecimientos y controlar técnicamente procesos objeti- visible de lo invisible. En todas estas décadas, una antropología religiosa asf no ha hecho sino
vables, mientras que los sistemas mágico-religiosos tenfan una función más bien comunicativa, alimentar una superchería más grande incluso que las que en otro tiempo se imaginara
siendo su pretensión la de afirmar que ni el mundo ni la sociedad podfan ser aprehendidos sino componiendo su objeto: la de que la religión y la magia eran entidades interculturales y
202 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 203

ahistóricas. La custodia de la dimensión misteriosa de la cultura, territorio de reserva de todo Harris, Marvin (1981), «Variedades de la experiencia religiosa», en Introducción a la antropolog(a
lo e~tr~o y enigmático, ha sido posible conservándola protegida por toda clase de vaguedades general, Madrid, Alianza, pp. 409-43 3.
pen?~Icamente renovadas, eventualmente disfrazadas de rigor, y que no hacían otra cosa que James, William (1986), lAs variedades de la experiencia religiosa, Barcelona, Penfnsula.
rem1trr una vez y otra a la zona pantanosa de los sentimientos. De esta manera, los estudiosos Lévy-Bruhl, Henry (1984), Alma primitiva, Barcelona, Península.
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que habían continuado fieles a los supuestos emocionalistas y soteriológicos del «hecho
Lienhardt, Godfrey (1985), Divinidad y experiencia, Madrid, Akal.
religioso» habían acabado por engendrar una auténtica paraciencia social, entregada al cono- Lison Tolosana, Carmelo (1979), Brujeria, estructura social y simbolismo en Galicia, Madrid, Akal.
cimiento de materiales puramente ectoplasmáticos. - (1983), Antropologfa social y hermenéutica, Madrid, FCE.
Pero ¿~ómo explicar que la antropología, en tanto que disciplina académica que se quiso Lowie, Robert H. (1990), Religiones primitivas, Madrid, Alianza.
alguna vez científica, haya tolerado en su seno a unos especialistas consagrados al estudio de Malinowski, Bronislaw (1974), Magia, ciencia y religión, Barcelona, Ariel.
realidades fantasmáticas? La respuesta acaso sea que la presencia académica, bien que en Mallart, Lluís (1996), Soy hijo de los evuzok, Barcelona, Ariel.
lugares periféricos, de antropólogos de lo esotérico habría sido ideal para que la antropología Marzal, Manuel (1983), lA transformación religiosa peruana, Lima, PUCP.
más positiva, más segura de la solidez de sus objetos y métodos, pudiera tener siempre a mano Mauss, Marcel (1979), Sociolog(a y antropologfa, Madrid, Tecnos.
algo así como un cuarto trastero en el que eneerrar sus sombras, la «hermana loca» de la finca Otto, Rudolf ( 1980), Lo santo, Madrid, Alianza.
epistemológica que con tanto esfuerzo había logrado levantar. He aquí lo que para no pocos Prat, Joan (1996), El estigma del extraño, Barcelona, Ariel.
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pudo ser la justificación última de una subdisciplina conocida como antropología de la religión:
[ed. original 1939]. .
la de devenir un auténtico pozo ciego al que una autoproclamada antropología de lo diáfano Reitler, Victoria (1989), El Cristo ind(gena. El rey nativo, México, DF, FCE.
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LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA

en ella la explicación adecuada a su propio nivel de preocupación. Julio Caro Baroja, situado
en ellfmite de varias disciplinas, constituye un observador de excepción, ya que los grandes
cambios sociales le encontraron preparado con el conocimiento de la antigüedad y su visión
de la fiesta no deja de sorprendemos sea cual fuere el número de veces que revisitemos sus
escritos.
Del concepto y análisis de la fiesta de Julio Caro Baroja son herederas, incluso cuando
se le enfrentan metodológicamente, todas las escuelas espaflolas de estudio d~ la cultura
popular, ya sea bajo la consideración del folklore como estudio de las clases subalternas, o
bien desde el impulso de renacimiento de las identidades étnicas.
FIESTAS El interés de la Antropologfa por la fiesta ha de remitirse al camino abierto por el estudio
Locus de la iniciación y de la identidad del rito. En este sentido, las obras de Frazer, y en particular, La Rama Dorada, estimularon las
interpretaciones de muchos rituales festivos populares como supervivencias de antiguos rituales,
por JOSEFINA ROMA cuando el sacrificio no se representaba, sino que era real. J. M.• Batista i Roca, con su estudio de
las fiestas de la cosecha en Catalufla representa esta tentación interpretativa con los espfritus de la
vegetación que debían morir cíc!icamente para renacer con la Naturaleza.
El estudio de la fiesta, como oposición a lo cotidiano, fue propiciado por los folkloristas Otra linea más fértil se inicia con la teorla de Émile Durkbeim, en Las Formas
d~l siglo XIX y principios del XX porque constituía el fenómeno más vistoso y exótico de la Elementales de la Vida Religiosa. Por una parte, al hacer la distinción entre Lo Sagrado y Lo
vtda rural. Además, los propios miembros de una comunidad lo destacaban cuando se les Profano, ponfa la base de la consideración de la fiesta como tiempo fuera del tiempo, como
preguntaba. Los na~vos, los informantes, y de modo general todos los encuestados, creían que paréntesis sagrado en la rueda anual y vital. Por otra parte, al afirmar la necesidad social de
el forastero que se mteresaba por sus costumbres estaba acostumbrado a rasgos, herramientas, intensificar y concentrar periódicamente la experiencia colectiva a través del ritual, con la
artefactos y conocimientos, en general, mucho más desarrollados que los que podfa encontrar finalidad de mantener la armonfa social, identifica el principio sagrado con la manifestación
en aquel lugar ~artado de la civilización, y por tanto, le respondfan ofreciéndole lo mejor que de la experiencia social compartida. A través del ritual, la sociedad transfigurada se renovarfa
poseían, de la mtsma manera que cuando les visitaba un alto personaje. Las fiestas constituían y actualizarfa. Cada ritual, como cada fiesta, tendrlan la función de reunificar al individuo con
para ellos el punto máximo de cooperación local y el momento en que podfan trascender la el colectivo, despertando y reforzando la solidaridad. La fiesta, por tanto, como parte del ritual
aparente monotonía de cada día. Sin que los folkloristas se diesen cuenta, los informantes les pasarfa a ser una necesidad para la pervivencia de la misma sociedad.
estaban dando ya una definición concentrada de .su cultura: la fiesta. No ha de extraftarnos, La influencia de esta teorla de É. Durkheim se manifiesta en muchos estudios sobre
pues, que el conocimiento de las fiestas fuera uno de los primeros frutos del estudio de las Cultos Cargo, que brotan en situaciones extremas de aculturación y desestructuración social
culturas periféricas, en el marco del folklore romántico, inmediatamente después de las y de la propia estima. También podemos reseguir esta influencia en los estudios comparativos
colecciones de literatura oral. Por otra parte, el discurso nostálgico-arqueológico del folklore de fiesta y teatro, en la llamada estrategia de la performance.
enlazaba con el lamento local de los ancianos sobre las fiestas que vivieron en su juventud, Los funcionalistas, en cambio, han visto en la fiesta la misión utilitaria de reforzar el
describiéndolas como las únicas que merecían celebrarse y de las cuales, las actuales sólo orden social, activando la solidaridad y la cohesión grupal. La aparente agresión y el trastorno
eran pálidos reflejos. Así pues, los Calendarios de Fiestas formaron parte de las pri~eras del orden cotidiano se asumen como parte de una catarsis, en la que los dominados, en
sfntesis de los folkloristas. En Espafla, las publicaciones del Folklore Andaluz, del Folklore momentos establecidos cíclicamente se saltarfan las prohibiciones y harfan estallar las tensio-
~x~emeflo y de tantas colecciones descriptivas de las culturas peninsulares también se nes acumuladas, haciendo de la fiesta una válvula de seguridad, para volver otra vez al estado
smtieron atraídas tanto por las fiestas comunitarias derivadas del ciclo festivo anual como por anterior una vez transcurrido este paréntesis de transgresión. Esta teorla, que se ha aplicado
las familiares, originadas por los ritos de paso. ' con preferencia a las fiestas de tipo carnavalesco, contiene una parte de verdad descriptiva,
Los antropólogos, en cambio, condicionados por distintos marcos teóricos que les pero sólo tiene en cuenta una vertiente del fenómeno festivo, dando por existente una
llevaban a describir y analizar lo cotidiano, tardaron algún tiempo en ver la fiesta como algo cooperacióp de los oprimidos en el retomo a la opresión cotidiana, como si la fiesta no aportase
más que un epifenómeno de la cultura diaria. ninguna experiencia creadora, o como si los poderosos no pudieran perder nunca el control de
. Una de 1~ grandes excepciones espaflolas a este lugar común es la figura de Julio Caro la situación,
BaroJa, que bebiendo de los campos de la Historia, la Antropologfa, el Folklore, la Literatura Las teorlas funcionalistas de la fiesta son en cierto modo deudoras de los avances de
Y. de su .gr~ conocimient~ ~el mundo ~lásico, se dedicó muy tempranamente al estudio y disciplinas como el psicoanálisis, que informó y todavía sigue informando iniciativas en tomo
sistematización de las activtdades festivas, tanto de Euskadi y Navarra como de toda la a la transgresión, la catarsis y la violencia en la fiesta.
Penfnsula. En su gran trilogfa -El Carnaval, La Estación del Amor El Est{o Festivo-- vemos Efectivamente, Freud, en su obra T6tem y tabú, inició una linea de interpretación de la
la culminación de aflos de observación, de estudio comparativo y de aplicación critica de las fiesta como transgresión, como el locus de libertad para hacer lo que normalmente está
sucesivas teorlas antropológicas, a las que vio pasar sin comprometerse totalmente con prohibido, y también como locus del exceso. De manera que abrió el campo teórico del estudio
ninguna. La obra de J. Caro Baroja ofrece además la particularidad de que el investigador halla de dos modelos de fiesta: el de la transgresión del Carnaval, y el de la destrucción del Potlatch.
lUb ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 207

Es en este sentido que Georges Bataille veía en el fenómeno festivo la satisfacción de u.na para renacer renovado en la otra orilla. Es a lo que Tumer llama fluencia, siguiendo a
necesidad desmesurada de destrucción y ostentación. Freud también dio pie al estudio de la. Csikszentmihalyi y lo define como «la sensación holfstica que experimentamos cuando nos
violencia del ritual, lo que le llevó a superar algunas de sus afirmaciones, tales como la de, implicamos totalmente en una acción... un estado en el que la acción sigue a la acción, por una
igualar a los niilos, a los neuróticos y a los primitivos en su porosidad respecto al subconsciente;, lógica interna que no necesita una intervención consciente de nuestra parte ... donde casi no se
Así, Ehrenweig estudió los impulsos que hacen asomarse en el nivel consciente las corrientes, distingue entre el yo y el entorno, entre estímulo y respuesta, entre pasado, presente y futuro»
del subconsciente, arrastrando su cualidad disruptiva de catástrofe y caos. A esta clase de (Tumer, V., From Ritual to Theatre, 1982, p. 56).
impulsos, los llamó procesos primarios. Pero quizá sea Girard quien exprese más claramente Victor Tumer pensaba, como Caillois, que los fenómenos liminales en las sociedades
la idea de que el ritual es la sublimación de la violencia, apuntando a unas víctimas que no· modernas sólo podían presentarse en formas muy disminuidas, a las que llamaba liminoides,
provocarán más violencia. El ritual, tendría así, la función catártica de reconducir las energías y que aunque conservaban las mismas funciones sociales, ya no constituían simples inversio-
de violencia y erotismo, tal como podemos ver en el teatro, donde todos están representados: nes, sino que podían llegar a ser subversivas. En su teoría de la fiesta, Víctor Turner abarcaba
las víctimas, por los actores; y la sociedad, por el público. En la fiesta, una de las repre-, tanto el conflicto como la superación de los contrarios en la integración social.
sentaciones desaparece, la del público, ya que es la misma sociedad quien está presente. Esta Víctor Turner tuvo en cuenta la teoría de M. Bakhtin sobre la cultura popular, como
gradación de ritual, fiesta y teatro, se ha 11\,anifestado como una de las vías más fértiles del opuesta a la cultura oficial, en su estudio del Carnaval. Para Bakhtin, el Carnaval constituía
estudio de la representación y la fiesta. toda una cultura popular, en una inversión de oposiciones binarias. El Carnaval operaría una
La violencia de la fiesta y el proceso de catarsis del ritual constituyen también el núcleo transformación total, al destronar al poderoso. Su lucha estaría ligada a la muerte y al
de la aportación de Roger Caillois, en L'Homme et le Sacré. En esta obra, la fiesta se caracteriza renacimiento en una renovación social. Bakhtin no hablaba de la alteridad en abstracto, habla
por la transgresión y el paroxismo, que no sólo son toleradas, sino y sobre todo, son necesarias del pueblo, de heteroglosia y de la vida social en la plaza, sobre todo del inicio de la Edad
para la purificación y renovación de la sociedad. La orgía y el despilfarro económico Moderna. De hecho, no sólo influyó en Víctor Turner: todos los estudiosos del Carnaval como
constituirían la cima del ritual festivo. No se trataría tanto de la válvula de seguridad, como paradigma de la fiesta han bebido en sus textos. Quizá el más significativo de sus seguidores
de la condición para reemprender una vida de austeridad y cotidianeidad. Caillois creyó que sea Claude Gaignebet, quien hará vertebrar toda su obra en tomo a la afirmación del Carnaval
la fiesta era sólo posible en grupos reducidos, ya que en las sociedades complejas, con una como cultura.
administración centralizada, es esta misma administración la que ha usurpado la función La aplicación de la teoría semiótica de Bakhtin llegó también a otros campos de la
integradora de la fiesta, de modo que la ha ido despojando de toda manifestación que no pudiera Antropología, como en los estudios sobre los llamados Cultos Cargo de Melanesia. En muchas
controlar. Así, fiesta y administración serían, más que equivalentes, oponentes. de estas sociedades se imitaron las estructuras de las Administraciones Coloniales, buscando
En la progresiva sistematización del estudio de la fiesta desde el enfoque del ritual, no en el ritual la inversión efectiva de la situación política: los europeos serían destruidos en un
podemos dejar de considerar la influencia del folklorista Arnold van Gennep, con su obra Los futuro, o reducidos a la posición que ocupaban los nativos. Los Cultos Cargo pueden, de este
Ritos de Paso, que se ha revelado como base de inspiración para muchos trabajos de la modo, estudiarse como una llamada a la inversión del orden existente, siguiendo un modelo
antropología de la fiesta. Si bien es cierto que los ritos de paso, cuyo proceso subdividió en carnavalesco.
ritos de separación, ritos de transición o liminales y ritos de incorporación, hacían referencia Pero Víctor Tumer va más allá del modelo saturnaliano de la fiesta. No sólo construye
a los cambios vitales o sociales de los individuos, la aplicación de su esquema de tres tiempos una teoría de la fiesta, dotándola de conceptos que permiten afinar más la comprensión en la
al proceso festivo, ha ayudado a clarificar las expectativas del grupo, del individuo dentro del dimensión comparativa, sino que enfoca el proceso festivo como un mecanismo desbordando
grupo, tomando en consideración la condición dinámica de la fiesta, que la visión funcionalista oportunidades de cambio. En este mismo sentido define el concepto de antiestructura «no como
había marginado al sobrevalorar la estabilidad del grupo. la imagen de espejo de la cotidianeidad profana de la estructura socioeconómica, sino como
La introducción del concepto de liminalidad, entre un estado y otro, ha abierto el enfoque la liberación de las capacidades cognitivas, creativas, etc., de las ataduras de las normas
hacia la consideración de la riqueza de esta experiencia de la alteridad, que . permite al impuestas y de la conciencia de pertenecer a una categoría social» (Turner, V., From Ritual to
celebrante una incursión en la libertad recreadora de si mismo. Theatre, 1982, p. 44). De este modo, cuando se atraviesa la etapa o zona liminal del ritual o
Ciertamente deudor de la teoría de Van Gennep, Victor Turner, con sus numerosas obras de la fiesta, existe un momento de desequilibrio, lleno de posibilidades de cambio y transfor-
dedicadas al proceso ritual y a la fiesta, nos aporta el nucleo teórico más sólido que ha mación. Las·revoluciones podrían ser la expresión totalizadora de esta fase liminal, y los ritos
informado tantos estudios actuales de la fiesta. Un concepto clave para la comprensión de la de paso tribaJes no habrían sido más que sus premoniciones lejanas.
experiencia de la fiesta, es el concepto de communitas contrapuesto al de estructura social. Su interés por el proceso de cambio le llevó a estudiar la relación fiesta-ocio en las
Víctor Turner lo definió como «la afiliación espontánea e informal, generada por la participa- sociedades urbano-industriales, elaborando conceptos tales como la diferenciación liminal-li-
ción en una tarea común, compartiendo experiencias de vida». Al contrario de la estructura minoide, en referencia a los modelos de fiesta; y el de las tres clases de communitas,
social, favorece la no diferenciación, y tiene una estrecha relación con la liminalidad, como espontánea, ideológica y normativa, fijándose en la transformación y cambio de las sociedades
estado intermedio entre el lugar de partida y el de llegada, que potencia la sociabilidad y facilita y por tanto en sus fenómenos festivos y en su inmediata y profunda interacción.
el cambio de la propia situación y definición en la sociedad. El concepto y la estrategia de la performance se originó en el campo de la Lingüística y
Pero el sentimiento de communitas implica, además, la entrada en un estado de concien- más tarde fue adoptado por la Antropología Lingüística. En los atlos setenta pasó al campo del
cia alterado en cierta medida, ascendiendo o hundiéndose en un caos primigenio y fecundo, Folklore y de la Antropología Social como investigación de las relaciones de forma, función
208 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 209

y significado en un contexto situacional del uso del lenguaje (Bauman y Briggs, 1990, p. 78). entrada colectiva en el sentimiento de communitas que despertaba el Carnaval. Éste fue el éxito
Sin embargo, Víctor Turner inicia una aplicación de este concepto al teatro, al drama social y de La Patum de Berga, por ejemplo, estudiado por Doroty N oyes. El éxito en todo el país dé
al ritual, viendo en él, además de la comunicación, la experiencia, el sentido de proceso y el aquellas fiestas, más allá de las paradigmáticas Fallas de Valencia, o Encierros de San Fermin,
de desarrollo de una cosa. Para Turner, las fuentes de la representación tienen sus raíces en el en Pamplona, se prolongó una vez supemdas las prohibiciones, planteando dos problem~
drama social, en el conflicto estructural y en el restablecimiento del equilibrio, todo ello en teóricos: uno, el de las medidas de la fiesta, otro, el de la necesidad de la fiesta para el equilibrio .
un proceso evolutivo constante. En la fiesta, es posible, como afirma Schechner de la psíquico y social.
representación o performance «mostrar un comportamiento simbólico que revive el allí y el También la diferencia entre el Carnaval ruml, que seguía unos modelos muy cercanos a
entonces, existiendo solamente aquí y ahom; ser uno mismo y jugar a ser otro; estar en trance la tradición local, y el Carnaval urbano, siempre peligroso, siempre prohibido, con unos
y consciente a la vez; enfocar la acción para un grupo que comparte un lenguaje hermético y modelos internacionales, que habían dejado de ser los europeos, para fijarse en el Carnaval
transmitirla a todo el que haya pagado una entrada» (Schechner, 1977, p. 218). Más tarde, bmsileflo, fueron motivo de reflexión, precisamente por estas cualidades: la universalidad del
Hymes verá en la performance la cuJ.tura en acción, como una clase particular de la conducta modelo, la peligrosidad y el riesgo personal y político de la fiesta, así como la dificultad de
en la que los actuantes asumen una doble responsabilidad, hacia el público y hacia la tradición. participación en una sola fiesta común para toda la ciudad. El proceso social ha hecho que
En Espafl.a, el estudio y el interés por la Fiesta, por las fiestas, cristaliza con la hayan aparecido, primero tímidamente, y después con fuerza, fiestas de barrio, donde reen-
revitalización de la conciencia de identidad étnica, al final de la década de los setenta. Es cierto contrarse en un horizonte familiar, donde el discurso festivo pueda entenderse.
que Julio Caro Baroja había escrito una primem obm sobre este tema, El Carnaval, en 1965, Los estudios sobre la Fiesta han comportado una reflexión sobre el tiempo. El carácter
cuyos materiales habían sido recogidos desde mucho antes. Este estudio fue seguido por la cíclico de la rueda anual hace alternar los periodos de trabajo cotidiano con unos momentos
publicación en 1979 de La Estación del Amor y más tarde, El Es do Festivo cermba la trilogía festivos, alternancia que se combina con periodos de estrecheces y abundancia, de ahorro y de
en 1984. La personalidad única de Caro Baroja se sirvió de sus vastos conocimientos intercambio de regalos. El desarrollo del circulo anual en una sinusoide nos puede servir de
históricos, litemrios y etnográficos para legamos en estas obms un punto obligado de refe- imagen para guiarnos en las idas y venidas de los fenómenos festivos, así como de los diferentes
rencia en todo estudio, tanto descriptivo como analltico de la fiesta. Otro punto de referencia elementos y motivaciones que los integmn. En esta sinusoide, los puntos de inflexión revelarán
lo constituye Isidoro Moreno, centrado en los grupos para el ritual festivo, primero en Semana características locales adaptadas a sistemas más amplios.
Santa y más tarde con su escuela sevillana, iniciando el estudio de los Santuarios. Éste es El tiempo de fiesta es un tiempo fuem del tiempo, como si todas las leyes hicieran un
también el tema de la investigación sobre Aplecs o Romerías locales y supmlocales de Joan paréntesis al entrar en terreno sagmdo. Esta oposición sagmdo/profano da sentido a la que se
Pmt, en Catalufia, que dio como resultado una obm de síntesis sobre la fiesta, de Joan Prat y da entre el tiempo cotidiano, ordinario, de trabajo y el tiempo festivo, de celebración. En este
Jesús Contreras. T&empo de Fiesta, de Honorio Velasco, es otra de las primems incursiones de punto o entrada al tiempo de fiesta, también se cruza el umbml o limen que nos lleva a la
síntesis en el campo de la fiesta. Más tarde, surgen los diccionarios y calendarios que tratarán experiencia misma de la fiesta, el caos, de la alteridad y también de la muerte para renacer con
de recoger exhaustivamente todo el ritual festivo de un área cultural. El de Andalucía, de un conocimiento nuevo que nos permitirá recolocamos en nuestro grupo social.
Salvador Rodríguez Becerm, es un buen ejemplo de esta preocupación, seguido del de Catalufl.a Por otra parte, hay que expresar y manifestar que hemos entrado en un tiempo fuem del
y tantos otros. Unos más parciales, otros, patrocinados por empresas periodísticas, y otros tiempo, y esto se logm invirtiendo el orden cotidiano: en lugar de trabajar, se multa a quien
en fin, como el de Antoni Ariilo, sobre Valencia, donde la reflexión teórica sobrepasa la trabaje aquel día, de la misma manem que las religiones castigan a quienes no guarden el
descripción. sabbat, el domingo o cualquier celebmción canónica. El signo del tiempo fuem del tiempo es
La fiesta a través del prisma del Carnaval fue la primera en llamar la atención, inspirada el disfraz o el revestimiento que dan paso al mundo opuesto. Los hombres se disfrazan de
por Caro Baroja, pero sobre todo por la obm de Gaignebet. 1 La fiesta como inversión, como mujeres; el laico, de sacerdote, de demonio, de nillo; o se usan vestidos folklorizantes como
transgresión y como critica de la sociedad y del poder, se daba en un momento en que el estudio propios de la identidad del grupo, pero que ya han sido abandonados en la modernidad.
de la cultum popular como clase social seguía la influencia renovadom y gramsciana de El derroche, la gula y la borrachem han sido también signos de la ubicación en otro
L. Lombardi Satriani. Se trataba de ver en las manifestaciones de las culturas periféricas o tiempo distinto. La promiscuidad de un Carnaval o de una despedida de solteros, el derroche
subalternas, unos testimonios contestatarios respecto a la cultum hegemónica. Los estudios de de las Fallas de Valencia, donde se quema lo que se ha imaginado y construido en todo un atlo
cultum popular se apartaban de aquella versión folklórica, narcotizante, que sólo pretendía de trabajo; las comilonas desbordantes de las bodas, etc., son un ejemplo de estos signos,
emocionar por la nostalgia de una vida tradicional, más pura, más auténtica, más inmóvil y aunque incluyan más significados que el de mostrar que estamos en un tiempo distinto.
centrada en el pasado. El Carnaval y las fiestas de tipo satumaliano eran las idóneas, ya que La entrada en el tiempo sagrado requiere muchas veces una purificación, ya del individuo,
habían estado prohibidas desde el final de la guerm civil. Los pocos carnavales que habían ya de toda la sociedad. La Cuaresma y el Ramadán son dos formas religiosas que perduran hasta
sobrevivido se convirtieron en el símbolo de la contestación, más allá de su función local, y nuestros días, pero también la critica social, como el «sermón>> inicial de Carnaval, o el sentido
fueron los modelos próximos en que mimrse cuando la fiesta fue restablecida. Pero, además, de muchas hogueras de San Antonio, forman parte de esta expresión de la fiesta.
la transgresión del Carnaval se propagó a otras fiestas supérstites y la asistencia masiva de Las entradas al mundo festivo nos conducen al significado central de la fiesta. Quisiem
juventud inquieta, confirió un valor equivalente a unas fiestas en las que se adivinaba una reflexionar sobre dos aspectos básicos que responden tanto a las exigencias internas del hecho
festivo como a las lineas de investigación actuales. Son el componente iniciático de la fiesta
l. Véase Roma, Josefina (1980), Amg6n y El CarruJlltll, Zanlgoza.
y la manifestación identitaria.
210 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 211

La configuración de la fiesta como iniciación se puede ver o adivinar en muchas incluso, que nos atrae y nos atemoriza a la vez, y que no podemos rehuir. La participación en -
manifestaciones, aprovechando la reunión significativa del grupo para proceder a la iniciación este riesgo a veces queda limitada, en su expresión central, a un grupo de edad, a un sexo, etc.,
de un grupo de edad. Más allá de las fiestas propias de un rito de paso manifiesto, que las pero de él forman parte de manera más difusa todos los individuos del grupo y nos lleva a
define como tales, bodas, primeras comuniones, etc., la fiesta, en general, puede destacar un experimentar aquel caos primigenio en el que podemos hallar el sentimiento de communitas;
grupo de oficiantes, a los que hace recorrer un camino iniciático, separándoles del grupo, y el conocimiento, la recolocación del propio prestigio. Es en este umbral de riesgo que se
dándoles un conocimiento escondido y restringido, como el recitado de un texto sagrado, formulará la aceptación del forastero, del inmigrante, porque es uno de los pocos lugares que
acompafiado, a veces, por un revestimiento. La iniciación tiene un puesto de privilegio en la ofrecen posibilidades de reformulación del grupo y del individuo dentro de él.
fiesta, porque es la ocasión y el lugar que reúne las condiciones de sacralidad y de presencia La fiesta, pues, celebra la identidad, y nos reconocemos a través de ella. Al final de la
del grupo para transmitir conocimiento a las nuevas generaciones. Baja Edad Media la gente se identificaba como ciudadano o vecino, aduciendo como razón
La iniciación de un grupo implica otorgarle un papel de oficiante, y un derecho a la principal que babia celebrado alli las fiestas más significativas del calendario. Y de hecho, en
cuestación, mezclado a veces con ~ libertad hacia todos los participantes. Todos les han de nuestros dias hemos visto decaer gran cantidad de fiestas locales por la identificación actual
obsequiar, o ellos pueden tomarse lo mejor que encuentren en las casas. Pueden dar miedo a de fiesta y ocio, que hace desertar de la identidad grupal.
los niilos y hacer bromas más o menos pesadas, principalmente al grupo de edad del sexo Hemos mencionado anteriormente que cada fiesta tiene unas medidas óptimas, mucho
contrario. más allá de las cuales, peligra su misma existencia, ya por demasiada afluencia de forasteros
La iniciación de un grupo restringido se presenta también difusa entre todos los que no la saben interpretar, ya por ser una sociedad relictual que no posee individuos suficientes
participantes. Todos ellos son invitados a trascender el nivel ordinario del tiempo para para jugar todos los roles festivos necesarios, o no tiene niilos suficientes para poder transmitir
adentrarse en la alteridad liminal y recibir un conocimiento sobre ellos mismos, como su historia mitica, o suficientes jóvenes para oficiarla. En estas poblaciones o grupos, a menudo
individuos y como grupo. Alcanzar asi un sentimiento de communitas les devolverá transfor- se trasladan los dias de fiesta fuertemente identitaria para coincidir con las vacaciones de los
mados a su vida diaria. emigrantes y poder reunir un número suficiente de actuantes para la celebración. En muchos
En cuanto a la manifestación identitaria, sabemos que las fiestas sirven en uno u otro de estos casos, se prolonga la identidad más allá de los confines geográficos de la comunidad,
nivel para la expresión de la identidad del grupo. Por decirlo así, la comunidad se muestra a para llegar a la conciencia de identidad en las ciudades donde ha emigrado la población. La
si misma, a los nuevos miembros del grupo y a los forasteros invitados, resumiendo simbóli- celebración de la fiesta sirve para reencontrarse y reafirmar los lazos de la red de relaciones
camente su identidad. No sólo se trata de decir: «Nosotros lo hacemos mejor que cualquier sociales que es, en última instancia, la que confiere la identidad.
otro grupo, y, sobre todo, mejor que nuestros vecinos», sino que a menudo el grupo se Otras veces, en cambio, las comunidades dedicadas al turismo efectúan un traslado de
representa de forma parateatral a través de sus origenes miticos. Origenes que son básicamente las fiestas que de otro modo coincidirían con la temporada alta de turismo, para celebrarlas
las batallas primigenias para la supervivencia como grupo, en tiempos miticos o mitificados: cuando vuelven a las dimensiones de vecinos reales. Claro que el turismo es una fuente de
la lucha contra pueblos o personajes no humanos, contra los genios o pueblos anteriores ingresos, y si el público forastero, estable, o visitante casual, tiene un peso económico o social
habitantes del lugar, contra los moros, los invasores, que se resumen en la lucha de la Vida y suficiente, es posible que se duplique la celebración para contentar a los forasteros, reserván-
la Muerte, del Bien y del Mal. En este punto, hace aparición muchas veces el Santo Patrón, dose la fiesta verdaderamente identitaria para el pueblo y sus convidados intimos en el
luchando a favor del grupo, como forma de conectar la comunidad con una historia sagrada, momento ritual exacto. De todos modos, la necesidad psiquica y social de la fiesta, combinada
una genealogía épica local. con la transformación de fiesta a ocio, y la ayuda de los medios de comunicación, puede hacer
Otras veces, un relato bíblico u otro texto sagrado, universalizante, se aprovecha para afluir a una fiesta local una cantidad de forasteros ignorantes del ritual que la comunidad no
producir el mismo discurso identitario. La lucha del Bien y del Mal, avalada por la religión pueda asumir: Éste es uno de los peligros para la subsistencia de ciertas fiestas locales, cuyo
oficial, es apropiada a un discurso de origen locar. éxito puede encerrar la semilla de su pérdida.
A esta historia sagrada para el grupo, que se desarrolló en tiempos miticos, se van La identidad del grupo no sólo se muestra en las representaciones parateatrales de un
afladiendo todos los episodios en que la misma existencia del grupo como tal se ha visto mito de origen. A menudo, este mito de origen es sustituido por la representación festiva de
amenazada, hasta la actualidad. Por esta razón, las fiestas en general, pero, sobre todo, las más los trabajos cotidianos, abandonados a causa del progreso tecnológico. Fiestas de la siega,
marcadamente identitarias pueden considerarse como una historia paralela del grupo. En ella, representaciol'les de bodas a la antigua usanza, matacias, descensos de almadias por los rios,
los niilos, los nuevos miembros, son instruidos en una identidad, que los forasteros deberán etcétera, son algunos ejemplos de la voluntad de transmitir a las nuevas generaciones un
contemplar y admirar. Los dramas de origen, representados en la plaza o glosados en el sermón patrimonio que ya no se puede mostrar en la cotidianeidad. También el trabajo, o una costumbre
de la Misa Mayor, o en el canto de los Gozos e himnos al Santo Patrón, son un elemento central desaparecida se sienten como parte del patrimonio etnológico y, por tanto, de la historia del
de un discurso pedagógico de la fiesta, que quiere mostrar lo que de singular tiene el grupo grupo, más real que la historia oficial. En ella, el grupo se muestra a si mismo mitificando un
celebrante. tiempo al que sus testimonios, aún vivientes, no han encontrado otro modo mejor de transmitir
· La fiesta, que nos hace celebrar la identidad, que nos fuerza a repensamos y reformular- que bajo la forma festiva.
nos como individuos y como grupo, implica, también, traspasar un umbral de riesgo, del que La actitud del poder ante la fiesta acostumbra a ser de desconfianza y sospecha. El poder
no tenemos ninguna seguridad total: La competición y la lucha, la manifestación de los ve en la fiesta un peligro, una competencia. La manifestación festiva representa una reflexión
segmentos de la sociedad, que se expresan a través de un ritual competitivo, de riesgo flsico, sobre la sociedad, donde los grupos y los individuos se piensan a si mismos. Por otra parte, la
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inversión festiva puede desembocar en una verdadera revolución, amparada por la critica social del grupo que se muestra a sf mismo, con pancartas y canciones y cada vez más, adoptando
que implica. Por esta razón, el poder ha tratado, según la relación de fuerzas existentes, de elementos de un pasacalles, con gigantes y otras representaciones, acompafiando las canciones -
prohibir la fiesta, o bien, digiriéndola, devolverla a la comunidad en forma de espectáculo, con instrumentos musicales. Algunas manifestaciones, además, requieren la entrada de nuevos
donde la gente deja su papel de oficiante para contemplar lo que le dan. Es la diferencia entre manifestantes, según van avanzando en su pasavilla, como en algunas cuestaciones festivas de
unas hogueras de San Juan y unos Reales Fuegos Artificiales. Pero la fiesta necesita inde- Carnaval, provocando con las consignas lanzadas o cantadas una aproximación al sentimiento •
pendencia, tanto como el individuo y la sociedad necesitan la fiesta. Por esta razón, una fiesta de grupo y, finalmente, de communitas.
dirigida, reavivada o mantenida por las Instituciones, a menudo decae y se convierte en una Por último, el grupo familiar o de amistad que va a celebrar el consumismo en una gran
caricatura de si misma. Desaparece o bien transfiere su significado a otro lugar, no subvencio- superficie, retiene algún aspecto festivo, de los que acompafiaban las ferias tradicionales: la
nado, sino subversivo. Porque ¿qué critica se puede hacer a una sociedad cuyo gobierno forma de gastar, siempre más allá de lo previsto; la concesión al capricho, en una inmersión
subvenciona la fiesta? en la abundancia total; exagerada de bienes, aparentemente al alcance de la mano.
Víctor Tumer encabeza una posición en la que ve la fiesta antigua, liminal, como Con Odo Marquard podíamos hacer una reflexión sobre la fiesta sin desprenderla de su
desaparecida en nuestros tiempos~Las civilizaciones urbano-industriales y la sociedad de cara complementaria, la cotidianeidad, de manera que veamos que una no puede sustituir a la
consumo, sobre todo, habrían hecho retroceder el fenómeno festivo, dondequiera que se han otra. Ambas son necesarias para el equilibrio social y personal, y de la salud de una depende
implantado. La fiesta liminal pasarla a ser liminoide. Pero la necesidad de la fiesta para el la proyección de la otra. Esto nos pondría otra vez delante de las medidas óptimas de la fiesta.
equilibrio del individuo y del grupo nos lleva más bien a investigar en qué se ha transformado Asf que todo estudio de la fiesta en un grupo social, en una cultura determinada, ha de
la fiesta. ¿Cómo se satisfacen las necesidades festivas en nuestras sociedades? Por una parte, contemplar necesariamente la cotidianeidad de la que procede.
la facilidad de comunicaciones y de información hacen de vasos comunicantes para modelos De hecho, si entendemos la fiesta no sólo como parte de una cultura o como expresión
de fiesta paradigmáticos que todavía existen. La gente peregrina a los centros festivos, al de una cultura, sino como interpretación de una cultura, observaremos cómo reproduce a un
mismo tiempo que se reproducen, por difusión, igual que en otras épocas, estos modelos de ritmo acelerado, y en una descripción concentrada, la estructura y la interacción de sus
fiesta. Modelos que comprenden necesariamente el riesgo como componente iniciático, capaz componentes, instituciones, segmentos, etc. La lectura identitaria es una aproximación perti-
de despertar aquel sentimiento de communitas tan buscado, aquella trascendencia de lo nente, porque es el mismo grupo que se muestra, que se representa a si mismo, pero no como
cotidiano, aquella inversión del mundo real. en un espejo, sino a través de las inversiones, desplazamientos, torsiones y acentos propios de
Por otra parte, los componentes de la fiesta se han desplazado a lugares sustitutorios: los su lenguaje. Sin embargo, no hemos de dejarnos sorprender por el sentimiento de communitas:
viajes, los conciertos, los deportes-espectáculo, los deportes de aventura, el propio consumo no se trata de borrar las diferencias, ni de experimentar lo mismo, más bien hemos de ver la
y, en el escenario político, las manifestaciones. Muchas de estas expresiones actuales se ubican fiesta como un recipiente donde los diferentes grupos compiten y colaboran dando su versión
en el ocio, que al revés de la fiesta, no es compulsivo en su contenido, es vacío; constituyen de la sociedad y sus articulaciones a través de contenidos culturales, mientras se asoman para
una trampa que permite creer en la libertad individual, llenándola de significado. ver y beber en el pozo de la liminalidad.
Los viajes comparten con la fiesta el riesgo de lo desconocido, de la partida inicial, de la
marcha hacia el umbralliminal. Es una forma antigua, pero como sucedáneo de la fiesta comporta
la sustitución del tiempo fuera del tiempo, por un espacio fuera del espacio cotidiano. Las Bibliograffa
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Thmer, Víctor (1982), From Ritual to Theatre, N.Y. Paj. Publications. 1975) la naturaleza emic de sus descripciones y su incapacidad para explicar conductas. En
- (1974), Dramas, Fields, and Metaphors, Londres, Comell University Press. sentido estricto la perspectiva emic depende de la naturaleza psicológica de los constructos
- (1969), The Ritual Process, Chicago, Aldine. cognitivos. Es cierto que Goodenough sugiere, en su artículo programático y en otras publi-
Velasco, Honorio (1982), Tiempo de Fiesta, Madrid, Alatar. caciones, que esto es así. Más explícitos sobre este tema son Wallace y Atkin (1960:78) que
Vovelle, Michel (1976), Les Mitamorphoses de la F2te en Provence, Paris, Flammarion. ven en esta característica la ventaja del método sobre los análisis estructurales porque las
descripciones estructurales, según ellos, no predicen ciertos fenómenos tan adecuadamente
como las descripciones psicológicas, y Frake (1962:83) para quien los análisis formales
aclaran las relaciones entre lenguaje, cognición y conductas, a la manera de los códigos
gramaticales de los lingüistas. Más ambigua es la posición de 'JYler, en la introducción a su
clásica recopilación de 1969, cuando por una parte, siguiendo a Bateson y a Sapir, afirma que
«cada sujeto individual tiene un modelo único y unitario de su cultura... y sólo el antropólogo
trasciende completamente estos modelos particulares y construye un modelo único y unitario.
216 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 217

Esta organización cognitiva sólo existe en la cabeza del antropólogo». Pero al mismo tiempo rasgos en sf mismos, otras, a su pertenencia a un conjunto, y las terceras derivadas de su
precisa que la descripción cognitivista de la cultura «se verifica por nuestra habilidad para comportamiento en la experiencia (véase Frake, 1964).
predecir la forma como la gente esperarla que nos comportásemos si fuésemos miembros de Las técnicas abiertas del análisis del discurso se han ido imponiendo para comprender
su cultura>> (Tyler, 1969:5). Por su parte, Burling argumenta que, dada la gran cantidad de las estrategias que los nativos siguen normalmente -no normativamente- en situaciones
posibles explicaciones componenciales de los mismos dominios, no se puede asumir que éstas definidas. Incluso se plantea la necesidad de tener en cuenta otras vfas extralingüfsticas para •
sean más que estructuras adecuadas para mostrar la forma como se aplican los términos acceder a las dimensiones cognitivas de la cultura. «Actions speak louder than Words» es el
lingüfsticos a los objetos y concluye: «cierto que suena mejor decir "hemos descubierto el titulo de una de las aportaciones de la compilación de J. W. D. Dougherty sobre antropología
sistema cognitivo de la gente" que admitú que lo que realmente hemos encontrado no es otra cognitiva (J. B. Gatewood, 1985). Desde planteamientos afines se denuncia el etnocentrismo
cosa que un conjunto de reglas que nos permiten utilizar los términos de la misma manera que implfcito en el recurso exclusivo al lenguaje: «Ya no es posible afirmar que el lenguaje refleja
lo hacen otros» (Burling, 1964:27). Werner y Fenton (1970:540) reiteran el carácter ideal de la realidad y que, consecuentemente, el lenguaje es una vfa de acceso privilegiada a la cultura. ..
los constructos cognitivos cuando ~criben que ni la Enciclopedia Británica y ni la Librería si parece conducir directamente al corazón de la cultura es claramente como consecuencia de
del Congreso contienen la totalidad de las descripciones etnocientificas de la cultura anglo- una ilusión óptica basada en el modelo popular del logocentrismo occidental>> (K. Hastrup y
americana. P. Hervik, 1994:8).
Declaraciones aparte, desde muy temprano aparecieron publicaciones muy importantes En cualquier caso, el discurso tiende a generar homogeneidades que no se dan a nivel
que, reclamándose cognitivistas, se alejaban claramente de los presupuestos emic. Ni la obra conductual (Garcfa, 1987, 1988). Los discursos incluyen con frecuencia modelos negociados
clásica de Geoghegan (1973) sobre la toma de decisiones, ni la investigación clásica de Berlín y de las conductas esperadas, pero dificilmente realizadas, o son ellos mismos conductas entre
Kay (1969) sobre los colores y las de Brown (1977, 1979) sobre categorías botánicas y zoológicas conductas. En el primer caso denotan una homogeneidad que no va más allá del ámbito de las
se pueden catalogar como tales. En publicaciones más recientes nadie asume el carácter representaciones, y en el segundo no deben analizarse exclusivamente con técnicas lingüfsti-
normativo de los constructos cognitivos. Ni los esquemas (Casson, 1983) ni los modelos (Holland cas, sino con procedimientos observacionales.
y Quinn, 1987), incluso cuando se les dota de valor motivacional (D' Andrade y Strauss, 1992),
tienen esta peculiaridad. Los antropólogos congnitivos siguen recurriendo al <Ollltivo omnis- Particularismo y comparación. Si es verdad que las primeras aportaciones dentro de
ciente», pero cuando se concretan los modelos en sus versiones individuales, son tantos los la antropología cognitiva se enclaustraban en el análisis de grupos particulares y que las
factores que reconocen en su configuración que la resultante tiene muy poco que ver con una técnicas que se utilizaban dejaban poco margen para trasladar los datos comparativamente
explicación emic de las conductas. Aunque con frecuencia se les reconoce entidad psicológica, fuera del espacio-tiempo en el que se recogían, desde muy pronto ese cerrado marco episte-
su relación con las prácticas es muy compleja, como se verá más adelante. mológico se rompió bajo el pretexto de la búsqueda de universales. El estudio de Berlín y Kay
(1969) sobre la utilización de categorías básicas en la denominación de los colores se ha
El valor del lenguaje. «Dpnde los antropólogos anteriores buscan categorías descrip- convertido en un clásico por aunar estrategias comparativas y conclusiones evolutivas, en el
tivas en su lenguaje nativo, los antropólogos cognitivos buscan categorías descriptivas en el ámbito de la antropología cognitiva. Ambas conclusiones fueron posibles por la utilización de
lenguaje de sus nativos... (las) denominaciones son al mismo tiempo un fndice de lo que es la escala de Guttman, sobre cuya utilidad para el análisis antropológico babia escrito un
significativo en el entorno de otros pueblos, y un medio para descubrir cómo organizan estos articulo el mismo Goodenough (1963). En esta escala se supone un «continuum común>> sobre
pueblos sus percepciones del entorno. El nombrar es visto como uno de los métodos funda- el que se distribuyen encuestados y preguntas. El resultado es una escalación acumulativa,
mentales para imponer orden a la percepción» (Tyler, 1969:6). El recurso a los análisis de según frecuencias, de los rasgos analizados y de las sociedades en las que aparecen. De esta
lenguaje es utilizado por todos los antropólogos cognitivos, pero la forma de hacerlo varia forma Berlín y Kay descubrieron que de todas las posibilidades combinatorias de las once
.considerablemente. categorías básicas sólo unas pocas se cumplfan en las sociedades humanas. Sin duda, ello em
En los primeros tiempos fueron paradigmáticos los análisis componenciales derivados indicativo de determinados condicionamientos que, más allá de convencionalismos y arbitra-
del distribucionalismo de Bloomfield y de Z. Harris y, en menor medida, los intentos de aplicar riedades, podrían establecerse como resultados generalizables obtenidos comparativamente.
el generativismo de Chomski (véase por ejemplo Lounsbury, 1964). Tanto el análisis semántico Pero como además la utilización de las categorías estudiadas es acumulativa, es decir, que se
como el transformacional suponen mecanismos determinantes de las actuaciones lingüísticas puede fácilmente establecer que la utilización de una de ellas implica la existencia previa de
-los códigos o la competencia-, que casi empujan a transformar los constructos lingüfsticos otras, se puede fijar el orden de esa acumulación que marcará a su vez, y a nivel universal, la
en constructos «culturales» .. Sin embargo, mientras los componencialistas tendieron a convert- evolución de las categorías. Cameiro (1973: 103) utiliza las conclusiones de Berlin y Kay sobre
ir sus esquemas directamente en estructuras psicológicas, los genemtivistas los aplicaron al la percepción transcultural de los colores para clarificar la forma como se compaginan la
descubrimiento de las relaciones sociales, que se pueden descubrir e incluso predecir como evolución unilineal y la multilineal. En esta misma linea se realizaron con posterioridad
consecuencia de la «base sociab> de las reglas de transformación. Con todo, las técnicas investigaciones importantes, entre las que destacan las de C. Brown (1977, 1979) sobre las
lingüfsticas estrictas y sistemáticas fueron perdiendo importancia para ser sustituidas por constantes universales en la utilización de categorías botánicas y zoológicas. Estudios cogni-
estrategias más complejas. La inclusión referencial de las taxonomfas y el estrecho margen de tivos de este tipo indican, al margen de otras consideraciones criticas, que la diversidad de
la organización por contrastes en el análisis componencial, en los paradigmas y árboles dio orientaciones dentro de la antropología cognitiva hace dificil establecer estereotipos que se
paso al análisis de relaciones mucho más matizadas y de distinto rango: unas, relativas a los ajusten a sus procedimientos y contenidos.
218 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTR.OPOLOOÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 219

Las mismas preguntas, otras respuestas sistémicos que escapan a la opcionalidad de los sujetos sociales. Los individuos toman
decisiones y al mismo tiempo padecen, entre otras muchas cosas, las consecuencias de sús
Últimamente han ido apareciendo una serie de conceptos como herramientas de análisis propias acciones y de las de los demás.
del conocimiento cultural. Como en otras ciencias cognitivas se habla de esquemas, modelos, Parece claro que los procesos cognitivos juegan un papel importante en las prácticas que
marcos de referencia, escenarios, y otros similares, que han venido a sustituir al muchas veces se emiten como consecuencia de las opciones individuales. Pero hay una notable diferencia
implícito concepto de código que se agazapaba detrás de las primeras investigaciones de los entre orientar las conductas, o incluso motivarlas, y ser causa de esas conductas. Más aún, los
antropólogos cognitivos. Sin duda, la principal diferencia entre estos nuevos constructos y el antropólogos cognitivos tienden a eludir la explicación de las causas de la existencia de los
código es que carecen de cualquier carácter normativo. Su función es hacer posible la modelos culturales. Suelen darlos por hechos, y su misión es descubrirlos o «reconstruirlos»
organización del conocimiento cultural y dar orden a la experiencia. (Quinn y Holland, 1987:24). Insisten en la importancia de los procesos de internalización y
Los defensores de conceptos de esta naturaleza tienen grandes dificultades para mostrar en el hecho de que los individuo modifican los modelos al adquirirlos y al transmitirlos
de una forma clara cuál es la consistencia de estos constructos. En su explicación se les dota (Strauss, 1992), pero no se suele dar un planteamiento sobre la razón de ser de lo que es
de una gran complejidad, tanto en "§u estructura como en su contenido. A veces se generalizan susceptible de modificación. De esta manera la antropología cognitiva sigue teniendo, episte-
tanto que pierden operatividad. Véase si no cómo se definen frecuentemente las peculiaridades mológicamente hablando, una orientación descriptiva y no explicativa.
del modelo: «Desde nuestro punto de vista los modelos culturales subyacentes del mismo Y sin embargo hay bastantes razones para pensar que las estructuras cognitivas están
orden -y en algunos casos los mismos modelos culturales subyacentes- se utilizan para profundamente determinadas por las conductas sociales y no al revés. Dougherty y Keller
ejecutar una gran variedad de tareas cognitivas. A veces estos modelos culturales sirven para ( 1982:763 y ss.) han estudiado las organizaciones cognitivas basadas en tareas -taskonomy-
fijar metas para la acción, en ocasiones se usan en la planificación de la realización de esas y llegan a la conclusión de que «la orientación cognitiva depende de las características
metas o para dirigir su consecución, a veces para dar sentido a las acciones de los demás y particulares de las tareas, del conjunto de procedimientos utilizados y de los utensilios y
entender sus objetivos, a veces para producir verbalizaciones que pueden jugar su papel en materiales individuales». Una orientación similar tiene la investigación de Lave (1988) sobre
todos estos proyectos y en la subsecuente interpretación de lo que ha sucedido» (Quinn y la utilización de la cognición en diversas prácticas de la vida cotidiana.
Holland, 1987:6-7). Pueden ser utilizados o no, se puede recurrir a ellos parcial o totalmente Esta constatación, que compartimos, es de gran importancia teórica, pues sefiala la
y en cualquier caso admiten modificaciones individuales, e incluso dos individuos pueden naturaleza de la relación entre los sistemas cognitivos y la conducta. No se explican las
compartir los mismos esquemas pero unirlos de forma distinta y, en consecuencia, actuar de acciones por una determinada organización cognitiva, más o menos fija, sino que son las
manera diferente (C. Strauss, 1992:12). acciones las que actualizan los sistemas de organización de la información. Pero también son
Sirven para demasiadas cosas, o dicho de otra manera: dada su gran flexibilidad resultaría las acciones las que, como consecuencia de la relación anterior, determinan la fragmentación
muy dificil falsar, en términos popperianos, un modelo, con lo cual se corre el peligro de lingüística de los campos semánticos.
elaborar construcciones ad hoc para explicar cualquier acontecimiento en el que interviene el En un buen número de casos las opciones individuales son rutinarias. La rutina es un
conocimiento. ejemplo claro de que los constructos cognitivos están modelados por las prácticas sociales.
Pero, además, se da por supuesto que muchos de los elementos de estos modelos son Algo parecido ocurre con las experiencias exitosas que tienen lugar dentro del grupo, y que si
ampliamente compartidos por los miembros de una sociedad y que juegan una papel importante son reiteradas por los sujetos sociales es precisamente por su realización eficaz. Es verdad que
en su comprensión del mundo y en su forma de comportarse en él (D. Holland y N. Quinn, no todos los constructos cognitivos que parecen compartidos se originan como consecuencia
1987:4). de rutinas y de experiencias exitosas pero, en cualquier caso, el análisis del contexto nos
Si tenemos en cuenta su versatilidad y mantenemos la complejidad de la organización permite detectar otros condicionantes de la toma de decisiones que lo son, al mismo tiempo,
social, de las experiencias individuales que confluyen en ella y de los intereses que cada sujeto de la organización cognitiva de la situación.
persigue en el contexto social y, sobre todo, la gran pluralidad de estrategias con las que en un Por otra parte hay que tener en cuenta que la acción social rara vez es consecuencia de
grupo social se pueden perseguir objetivos determinados, casi seria más conveniente hablar discernimientos racionales «Sin contaminación>>. No coincido con Reynoso (1986:65 y ss.) en
de recursos cognitivos. El concepto de modelo tiene connotaciones que no se cumplen ni restar importancia a la propuesta de colaboración entre la antropologia cognitiva y la antropologia
siquiera en las descripciones de los que los proponen. El término recurso está más acorde con simbólica animada desde sendos monográficos de la revista American Ethnologist (Colby,
la impredecible variabilidad individual inherente a todo grupo social y deberla de entenderse Fernández, Kronenfeld, 1981). Creo que la antropología cognitiva sólo puede avanzar más allá
como conocimientos que carecen de estructuración al margen de la acción en la que opera. de sus generalizaciones descriptivas si aborda en toda su complejidad el problema de la acción
No habría inconveniente en dar este nombre también a concatenaciones más complejas, como social: Con frecuencia nos encontramos con que las opciones son resultado de juicios en los que
por ejemplo las llamadas rutinas que obrarían en cualquier caso como conjunto de eslabones filtran premisas ambiguas provenientes de la evocación simbólica. Esto sucede como consecuen-
susceptibles de engancharse y organizarse, en su ejecución práctica, con otros recursos simples cia de la interacción social y de la susceptibilidad de los estímulos evocativos de ser seleccionados
y complejos. y dirigidos (Sperber, 1980). Posiblemente esta apertura hacia la acción social contribuya a dotar
Pero el problema central en la antropologia cognitiva sigue siendo el de las relaciones a la antropologia cognitiva de una mayor trascendencia temática. La implicación de los procesos
entre los conocimientos de los sujetos y las prácticas sociales. No cabe duda que la acción cognitivos en la cultura es demasiado importante y general como para que su estudio quede
social se produce como una consecuencia de factores racionales individuales, y factores reducido a lo que hoy se conoce con el nombre de antropologia cognitiva.
220 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 221

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LA ANTROPOLOGíA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 223

contextos y en las indeterminaciones de la vida social. Al tratar las etnografias como un género
de la escritura, la búsqueda de nuevos estilos etnográficos se convierte en elemento central-
para representar nuevas formas de entramados culturales. En unos tiempos de cambios
permanentes y de modernización reflexiva, la etnografia tiene que tomar consciencia de su
propia trama narrativa, de las propias estrategias de representación y de su propia problemátiC'a
como narrativa de significados y acontecimientos sociales. Los problemas que se plantean las
etnografias no provienen tanto de una gran teoría general como de su propia trama narrativa.
Cómo representar los hechos aparece más importante que cómo contrastar los hechos. No se
trata de problemas provenientes de la falsación empírica de hipótesis, sino de la misma
IDEOLOGÍAS textualidad de la representación etnográfica. La autorreflexividad moderna se hace presente
La ideolog(a posmodema, el concepto de cultura y la antropolog(a en las etnografias autoconscientes de los limites de su representación y la problemática
... posmodema se reduce a las dificultades de pasar del discurso del proceso del trabajo de campo
por JOAN L. BESTARD al texto etnográfico. La contrastación de lo que se dice con los hechos desaparece en nombre
de la transformación del discurso en texto, como si la factualidad de los hechos etnográficos
se hubiera desvanecido. Todo lo sólido se desvanece en el aire de la retórica posmodema. De
A mediados de los allos ochenta un profundo malestar se introdujo en la cultura de los repente todas las dificultades y las condiciones de posibilidad del conocimiento se han situado
antropólogos. Ante la crisis del objeto de la antropología -las sociedades tradicionales como en la narrativa textual de las etnografias. Si en otros momentos la lingQfstica en su aspecto más
una totalidad a-histórica-, babia una necesidad de repensar de nuevo la disciplina, tanto desde cientifista se babia convertido en un modelo para analizar diferentes representaciones sociales,
el punto de vista del sujeto que conoce como desde el punto de vista del objeto por conocer. ahora el estudio del lenguaje -en su fase de critica cultural- ha invadido la forma de analizar
Este tipo de crisis no pareció nada especial para muchos antropólogos -simplemente una no un objeto etnográfico, sino la forma como representamos este objeto etnográfico. Un nuevo
nueva crisis de crecimiento--, pues como demuestran otros títulos de otras épocas Leach, E. lenguaje se ha instalado en nuestra jerga de especialistas; un lenguaje, muy habitual en otros
(1966), Hymes, D. (1974}, Needham, R. (1971}, la necesidad de un replanteamiento no es dominios, pero al que no estábamos habituados en nuestro reducido mundo de antropólogos
ninguna novedad entre nuestros hábitos intelectuales. Parece que la antropología sólo puede que pretendían hacer de su disciplina, si no una ciencia exacta, algo que se le pareciera. Las
avanzar en base a una continua puesta en duda de los principios que sustentan la producción etnografias se reducen a autores, autoridad etnográfica, a narrativa, textos, experimentación
de su conocimiento. La critica a los presupuestos cognoscitivos forma parte importante de una textual, situación dialógica o polifónica del discurso, etc., etc. Nunca en la antropología babia
disciplina acostumbrada a poner en duda cualquier juicio sobre los otros que pueda ser habido tanta proliferación de lenguajes secundarios hablando de la dificultad en la producción
clasificado de etnocéntrico. Acostumbrados los antropólogos a analizar los principios estruc- de sentido en el texto etnográfico y tanto silencio en lo que se supone que es el objeto de toda
turales en los que se apoyan las acciones sociales de los sujetos que estudian, tenemos también etnografia: el sentido de una cultura. Si antes se hablaba de estilos culturales y de la necesidad
la necesidad de aplicar estos análisis a la cultura que hace significativa la comunicación de de captar esta diversidad de estilos, ahora se dice que la originalidad reside en las etnografias.
nuestra comunidad científica. Una situación preparadigmática -para usar un lenguaje ya Son las etnografias las que tienen estilo, no las culturas. Lo que era el reconocimiento de la
anticuado- preside todos nuestros debates. Una disciplina abierta a los cambios y repre- originalidad de una cultura particular, se ha convertido en la afirmación de la experimentación
sentaciones sociales que se dan en el mundo, no puede dejar de plantearse críticamente las narrativa del etnógrafo, la mayoría de las veces a costa de oscurecer el sentido de lo que se
condiciones de posibilidad de su conocimiento. Esta actitud no deja de ser más que una sana dice. Una auténtico triunfo de lo secundario frente a la relación directa con el sentido producido
herencia del escepticismo de la razón y del empirismo de los sentidos en que tienen que por las culturas que las etnografias clásicas nos enseftan. Como si el ruido de todos estos
apoyarse nuestras proposiciones científicas. lenguajes secundarios sobre la forma de decir, enmascararan un silencio profundo sobre lo que
El debate posmodemo, sin embargo, no se ha planteado ni a nivel de repensar viejos se dice. A fuerza de querer ser autorreflexivas en su narrativa, desaparece el mundo al que se
temas ni a nivel de la necesaria apertura a nuevos objetos de estudio ni a nivel de las condiciones refiere todo texto etnográfico clásico y aparecen simplemente las cacofonías.
para la validación de los conocimientos. Ha surgido en tomo a la representación etnográfica, La hermenéutica se babia instalado primero en el mismo concepto de cultura. Era, como
como si la dificultad para conocer los significados culturales en un mundo cambiante residiera nos recordaba Cl. Geertz (1976 y 1983), un texto para interpretar y la descripción densa era
en la narrativa textual de la etnografia. Ante la falta de una gran síntesis teórica unificada como elemento central del conocimiento antropológico, el medio más adecuado de conectar la acción
en otros tiempos no muy lejanos habían hecho posible el funcionalismo, el estructuralismo o a su sentido. De esta manera la etnografia se convirtió en el centro de la actividad teórica de
el marxismo, se ha insistido en la importancia de la etnografia como el estudio de fenómenos la antropología, tiene valor en sf misma. Se trata de textos que reconstruyen el sentido de otros
sociales a nivel local y microscópico, donde se contextualiza el significado de la vida social. textos escritos en forma más fragmentada y elfptica. La característica de estos textos culturales
La antropología seria fundamentalmente una disciplina impulsada por una creciente curiosidad es que son formas que dicen algo sobre algo y lo dicen a alguien, son un conjunto de
por la condición humana que analiza a nivel microsocialla diversidad de sentidos que se dan significados públicos que al mismo tiempo que son modelos de la realidad son modelos para
en las culturas. La autoridad de una «gran teoría», de una «gran narrativa» ha sido sustituida la realidad, dicen cosas, las dicen a alguien y dan sentido a las cosas que se hacen. Al menos
por una descripción etnográfica en profundidad en las que se insiste en la diversidad de en estas etnografias se interpreta lo que se dice, pues un texto, como dice P. Ricoeur (1971},
224 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 225

hace referencia a un mundo. Sin embargo, en una especie de salto reflexivo la interpretación antropólogo no crea su mundo, éste está ahi. Construye un texto que habla de algo para
se situó en el mismo texto etnográfico~ Lo que babia que interpretar eran las ficciones explicamos de forma simple la complejidad de las conductas humanas observadas, como ya _
etnográficas y la figura del autor que las hacia posibles (Clifford, J., 1988, Geertz, Cl., 1988}. la tradición cientifista nos babia recordado al hablar de la necesidad de modelos para llevar a
La originalidad ya no pertenece a los mundos a que se refieren las etnografias, sino a la cabo una explicación (M. Banton, 1965}. Si Malinowski se comparó con J. Conrad, ello no
capacidad de los nuevos autores en poner en práctica estrategias narrativas que hablen de la significa que su revolución fuera literaria, sino pura y estrictamente etnográfica. La revolución
dificil relación del autor con la complejidad de los significados culturales. Desde la perspectiva etnográfica, de manos de Malinowski, tuvo la originalidad en el pensamiento occidental de
del autor, el mundo seguro de los grandes paradigmas teóricos ha sido sustituido, nos recuerdan invertir, como arguye E. Gellner (1989}, tanto la concepción romántica de comunidad -la
G. E. Marcus y M. J. Fischer (1986:15}, por <<una epistemología sofisticada que da cuenta de cultura no es una entidad trascendental-, como la concepción liberal de la sociedad --el
la intratable contradicción, paradoja, ironía e incertidumbre en la explicación de las actividades individuo y sus necesidades residen también en las comunidades primitivas. En las Islas
humanas». El modo de escritura irónico, dada su capacidad de poner en cuestión lugares Trobriand anuncia una nueva forma de aproximarse a la cultura: las totalidades culturales
comunes y de autorreflexión tanto de lo que se dice como de la manera como se dice, ha pueden ser analizadas empíricamente sin disolver el sentido que la totalidad da a las relaciones
encontrado un lugar relevante ~ lal.ntropología. Las monografias etnográficas, en la medida individuales. Las culturas son constitutivas de identidad y al mismo tiempo de observación
en que reconocen sus diferentes estrategias de representación, se convierten a su vez en empírica. Las totalidades de los estudios culturales son compatibles con los análisis empíricos
reflexiones teóricas y, en la medida en que exploran los propios limites históricos de la de la sociedad. Este proyecto implica situar a las culturas tradicionales fuera del mundo
autoridad del conocimiento etnográfico, se convierten también en tratados de critica politica. moderno, tanto en términos de espacio -no se trata de narrar el encuentro con las otras
Un texto etnográfico tiene que ser muchas cosas a la vez, excepto quizá representación de la culturas, ni los cambios que sufren debido a la administración colonial, se trata simplemente
cultura a la que hace referencia. Son los etnógrafos los que tienen una cultura con la que tienen de observar participando en la vida de una cultura particular-, como en términos de tiempo
que negociar para dejar paso a otros fragmentos culturales sobre los cuales van a construir --el historicismo romántico de los organismos culturales tradicionales es sustituido por el
un texto. sincronismo organicista de cada cultura particular. El funcionalismo metodológico resolvía la
El problema surge, sin embargo, cuando a fuerza de problematizar la forma de narrar de contradicción de analizar empíricamente las partes y relacionarlas con el todo y el presente
las etnograflas, parece que se va enmascarando que ya las etnograflas no tienen nada que decir, etnográfico era la mejor manera de analizar la presencia de la totalidad. Las culturas podían
excepto una especie de monólogo interior narcisista sobre la dificultad en el contacto directo ser estudiadas empíricamente desde el punto de vista de la razón cosmopolita sin disolver el
con el sentido. El gran «ennui» (G. Steiner, 1971} que fue atravesando la producción literaria sentido de comunidad ni el reconocimiento de las culturas particulares. Tomar el punto de vista
del fin de siglo, parece haberse instalado definitivamente en la antropología del final de del nativo podía ser compatible con el punto de vista de la razón y el sentido de la particularidad
milenio, como si una fuerte pulsión de muerte se apoderara de unos textos producidos después cultural no era incompatible con proyectos comparativos que situaban a estas culturas a un
del reconocimiento de la destrucción del otro y de la pérdida de la hegemonía de la cultura nivel más general de razonamiento teórico que el puramente etnográfico.
que hizo posible al etnógrafo como autor. El inconveniente se manifiesta en la literalidad con Aunque los problemas intelectuales de Malinowski tuvieron su origen en los fértiles ailos
que se han ido utilizando algunas expresiones que en el dominio literario tienen un carácter del final del imperio de los Habsburgo y que buscara su solución en las tribus del imperio
de aproximación metafórica. Lo que es alusión y metáfora para un intérprete de textos, se británico, ello no significa que su etnografia no plantee problemas libres de estos contextos
convierte en literalidad para los nuevos aprendices de hermeneutas que han dejado su lenguaje culturales. Acostumbrados a trabajar sobre un sentido ligado al contexto de la comunidad,
cientifista para abrazar una nueva jerga. Acostumbrados a hablar no únicamente del sentido hemos aplicado el mismo método para analizar las etnografias de nuestra propia comunidad
de los textos, sino también de las condiciones materiales de producción y coerción de las científica. El resultado, sin embargo, no ha sido una mejor apreciación sobre la producción de
acciones humanas significativas, los antropólogos o bien han tendido a oscurecer todavfa más las verdades etnográficas, sino una profunda culpabilidad sobre los métodos utilizados en el
su sentido o bien lo han literalizado completamente. Conceptos que están cargados de matices pasado y una profunda actitud relativista en la producción de conocimientos. Todos nuestros
parece que el único destino que tienen en la critica a los textos etnográficos es su conversión conocimientos acumulados parecen estar ligados o bien al género de quien lo produce o bien
en pura parodia. Basta comparar la diferencia que hay entre la hermenéutica de H. G. Gadamer al contexto colonial donde se produjo. La razón -la única garantía de producción critica de
(1977} y el pobre concepto que de ésta tienen los aficionados a descripciones densas, o bien conocimientos libres de contexto y, por tanto, susceptibles de ser revisados empíricamente-
el rico concepto de traducción de G. Steiner (1980} y la utilización de la metáfora de la se desvanec.e ante el relativismo de los conocimientos ligados a contextos. El problema de la
traducción cultural por parte de los que se han empeilado en convencemos de la dificultad de producción de conocimientos verdaderos de las etnograflas clásicas, situadas por parte de los
dicho proyecto. ¿No será que si nos dedicamos a estudiar culturas marginales basta que lo críticos culturales entre la arrogancia imperial y la dominación colonial, parece que sólo puede
hagamos también con conceptos secundarios? ¿Qué dirla un intérprete de los grandes textos resolverse en una especie de reconocimiento de nuestra incapacidad por conocer a una cultura
de la tradición occidental u oriental si aplicáramos sobre estos textos los procedimientos de ajena. El genuino escepticismo. de la razón parece volverse en puro relativismo ante las
nuestras descripciones densas o de nuestra critica a la autoridad etnográfica? ideosincrasias de los diferentes sistemas de significado ajenos. Los críticos culturales, para
Hablar del antropólogo como autor no significa en absoluto que lo que escribe es pura afirmar su relativismo, aportan como única prueba empírica la concomitancia temporal de las
subjetividad. Significa simplemente que quien escribe está sometido a unas reglas, que en etnografias clásicas con el colonialismo, aunque, como dice J. Goody (1995}, no pueda
nuestro caso son mucho más explicitas y constriilentes que las reglas del lenguaje y el orden demostrarse su participación directa en él. Sin embargo, el argumento es seductor para quien
del discurso. El que su etnografia sea una ficción no significa que sea imaginaria. El busca corrección politica:. dado que el conocimiento está ligado a la cultura, ninguna verdad
226 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 227
producida en Occidente puede liberarse del sistema de significados del imperialismo (E. Said, embargo, de nuevos experimentos de estilo que rompan con las anteriores formas dj:
1993). Dado que el conocimiento antropológico es occidental y trata de sociedades sujetas al representación, sino nuevos problemas a ser tratados conceptualmente sin romper necesaria-
imperialismo, su verdad es una impostura. Un conocimiento mejor sobre las otras culturas no mente con las posibilidades ofrecidas por la modernidad etnográfica.
acompafl.ó a una acción social mejor en las relaciones entre culturas. El viejo suefl.o civilizador En esta situación presente de critica cultural se ha ido configumndo otro modo de tratar
se convirtió en la pesadilla del Tercer Mundo. El conocimiento de las diferencias culturales, el clásico concepto de cultura de la antropología, siempre dificil de definir como nos
en violencia étnica. Desde esta retórica politica aparecen como más plausibles las afmnaciones recordaron hace tiempo A. Kroeber y Cl. Kluckhohn (1952). La cultura a fuerza de tener
de G. Obeyesekere (1992) sobre la divinización del capitán Cook por parte de los nativos como mucho más presencia en el mundo se hace mucho más elusiva para su definición conceptual.
un mito de Occidente, que los argumentos de M. Sahlins (1995) de la divinización del capitán Todo es susceptible de análisis cultural y, por tanto, la cultura se convierte en un marco muy
Cook por parte de los hawaianos. En este famoso encuentro entre nativos e ilustrados, la amplio de referencia. Un marco más para el reconocimiento de las frágiles identidades
defensa nativa parece que sólo puede hacerse, contra toda evidencia empfrica, negando el posmodernas, que para su análisis desde el espacio neutral de la racionalidad. Si a finales del
reconocimiento de Cook en el panteón de las divinidades polinesias. Los nativos son pmgmá- siglo XIX las naciones descubrieron que tenían una cultura particular, a finales del xx todo
ticos y racionales, quienes crean mltos son los occidentales. Todos los conocimientos acumu- grupo que busca un reconocimiento afirma su propia identidad cultural. El concepto de cultura
lados sobre la ciencia de lo concreto del pensamiento salvaje (Cl. Lévi-Strauss, 1964) han de la modernidad se ha ido transformando en un contexto donde situar estos cambiantes
quedado en el olvido en nombre de una seudopolftica del reconocimiento de las culturas significados sociales. La cultura ha dejado de ser una totalidad coherente. De una concepción
nativas. de la cultura en la que se consideraba que la gente,'los pueblos y los individuos estaban dentro
El reconocimiento de identidades, como muy bien sefl.ala la dialéctica del sefl.or y del de la cultura y estaban determinados en su acción por sus concepciones culturales, se ha
esclavo de Hegel y el principio de la reciprocidad de Mauss, tiene un carácter agonístico que pasado a una concepción de la cultura en que se considera que la gente recibe y transmite la
se ha negado a analizar el relativismo cultuml que, inspirado en Herder (L. Dumont, 1991 ), cultura, al mismo tiempo que la crea y la manipula. Por otra parte, no hay un lugar privilegiado
propone un cosmopolitismo basado en la exaltación de la plumlidad de valores y puntos de donde encontrar la cultura. En la concepción clásica de cultura se había hecho una distinción
vista culturales. Su fracaso como proyecto polftico se ha transformado en un relativismo entre los aspectos «organizativos» y los aspectos «expresivos» de la cultura. Entre lo que se
cognoscitivo que, destruyendo los principios críticos de la razón, se ha convertido en una denominó los aspectos estructurales de la sociedad (parentesco, economía y polftica) y los
especie de permisividad dogmática: cualquier afirmación si se hace desde el punto de vista aspectos simbólicos de la cultura (religión, mitos y rituales). Esta distinción supone que
del nativo parece que no puede ser refutada. El problema mdica en que no hay ya ni imperios ciertos significados y acciones son transparentes mientras que otros son completamente
coloniales -el centro pierde su legitimidad y se fragmenta en la modernidad radicalizada opacos y necesitan, por tanto, de una labor interpretativa. Sin embargo, si ponemos el énfasis
(A. Giddens, 1993}--, ni comunidades estables productoras de sentido -la cultura global es en las prácticas cotidianas, el lenguaje común y las categorías lingüísticas que van ligadas a
una criollización y las identidades se hacen de sincretismos (U. Hannerz, 1992}--. Como la la acción social, deja de haber un dominio privilegiado para la interpretación cultural y los
lechuza de Minerva, la critica cultural de las etnografias pasa cuando ya llega el ocaso. Sólo dominios del análisis de la organización social son susceptibles de un enfoque cultural.
queda el autor que ante su culpa histórica sólo puede hablamos de sus angustias ante las Además, si la cultura es lo ordinario, se trata de analizar las convenciones normales que están
dificultades de representar al otro o de su ironía ante la po~ibilidad de no decir nada, pensando unidas al uso diario de las cosas, las convenciones que crean un determinado sentido de la
en la posibilidad de decirlo de muchas maneras. En nuestro presente de critica cultural el realidad y un determinado sentido común a través del cual la gente actúa y da sentido a sus
proyecto moderno de la antropología --cosmopolita y pluml- parece que ya no persuade. experiencias. Las culturas no son todos uniformes e integrados, sino universos del discurso
La figura del etnógrafo cosmopolita capaz de trasladar su experiencia en el campo se ha hecho convencional cuya coherencia, aunque parcial, problemática e incompleta, permite el recono-
cada vez más problemática, al mismo tiempo que la idea de unas culturas autosuficientes y cimiento de conexiones entre las cosas que la gente hace; conexiones que hacen posible que
plurales es dificil de sostener en un mundo donde las interconexiones y el sincretismo se han sus actividades sean apropiadas, inteligibles y tengan sentido. En la medida en que el análisis
convertido en elementos básicos de nuestra experiencia. En esta cultura global ni el etnógmfo cultural se sitúa en lo ordinario del sentido común, se han privilegiado los procesos de cambio,
es un cosmopolita ni cada cultura es una forma particular de la plumlidad de la experiencia las inconsistencias internas, los conflictos y las contradicciones en vez de la participación
humana. Todos somos al mismo tiempo cosmopolitas·y localistas. La pluralidad cultural se uniforme en un conjunto de significados coherentes. Los mundos diferentes prevalecen en
ha convertido en sincretismo. Lejos de representamos el mundo como una pluralidad de las contradicciones de la vida cotidiana de las grandes ciudades, en vez de formar parte de
perspectivas ancladas en diferentes culturas, nos encontramos que la pluralidad se convierte unos mundos exóticos consistentes en si mismos. Por ello las fronteras culturales, más que
fácilmente en elección de objetos culturales y en variedad de estilos de vida que podemos las totalidades culturales, se han convertido en el objeto de análisis en un mundo en que
imitar o parodiar. Las partes no las relacionamos con una totalidad autosuficiente y localizada continuamente experimentamos cambios de fronteras a nivel étnico, de lenguajes, de raza,
en un espacio concreto, sino que resaltamos la agregación y la variedad de fragmentos de clase y de religión. En el mundo contemporáneo todo cambia e incluso el mismo concepto
culturales. La perspectiva cosmopolita para mimr el mundo, que daba sentido a las etnografias de sociedad se desvanece. Sólo prevalece el principio de que todas las acciones humanas
modernas, se convierte en yuxtaposición y sincretismo. El espacio atemporal en que se situaba colectivas son culturales. Una cultura que pierde, sin embargo, sus contornos a fuerza de
la razón parece desvanecerse. Ello va ligado a otro sentido del presente muy alejado del orden hacerse cada día más ubicua y más global.
lógico de lo ajeno que permitía expresar el presente etnográfico de la modernidad. La fluidez,
el cambio, el riesgo del presente necesitan evidentemente otras etnografias. No se trata, sin
228 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL

BibHograffa

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Needham, R. (ed.) (1971), Rethinking kinship and marriage, Londres, Tavistock Publications. cosas que están en los autores antiguos» (citado por J. Bestard y J. Contreras, 1987: 168). Éstos
Obeyesekere, Gananath (1992), The apotheosis of Captain Coolc: European mythmaking in the Pacific, seflalan también que «Lafitau se da cuenta, como dice G. Chinard (1934:34), de que para
Princeton, Princeton University Press. entender los poemas homéricos no es suficiente conocer el griego, sino que se precisa una
Ricoeur, P. (1971), «The model of the text Meaningful action considered as texb>, Social Research, especial sensibilidad para penetrar en un mundo del que queda muy poco en nuestra civiliza-
38(3):529-562. ción>> (!bid., 169). Diversos antropólogos posteriores, tales como James Frazer (1890), Claude
Said, Edward (1993), Culture and lmperialism, London, Vmtage. Lévi-Strauss (1958}, Edmund Leach (1966), Mary Douglass (1966}, etc., desde planteamien-
Sahlins! ~al1 (1995), How «Natives» Thinlc about Captain Cook, for example, Chicago, The tos diferentes de los de Lafitau y distintos entre si, han analizado también textos clásicos.
Uruvers1ty of Chicago Press.
Complementariamente, textos clásicos han servido como referencia para la formulación
Steiner, George (1971 ), In Bluebeard's Castle or Some Notes Towards aRe-definition ofCulture, Londres,
Faber and Faber. de tipologías antropológicas. Meyer Fortes (1959) usa las historias de Edipo y Job, con
- (1980), Despuls de Babel, México, Fondo de Cultura Económica. sus nociones de destino y de justicia sobrenatural como paradigmas de la religiosidad africana.
Inversamente, se podrfa considerar el impacto de obras antropológicas en la literatura.
Por ejemplo, Frazer con su obra La rama dorada influyó en The Waste Land (1922) de T. S.
Eliot o en la narrativa de Cesare Pavese (Italo Calvino, 1975, XXVIII}.

Textos etnogriflcos y textos literarios

La reciente corriente reflexiva y critica en Antropología ha replanteado la relación del


antropólogo. con su objeto de estudio y con el texto etnográfico. Geertz se ha referido a la
«descripción participante» (1989:93). El problema básico es «cómo representar el proceso de
investigación en el producto de la investigación>> e «introducir un yo-testifical en una historia
dedicada a pintar a otros» (Geertz, 1989:94). La solución al problema pasa por la reunificación
del yo etnográfico con el yo personal después de la escisión y ocultación del último. El
restablecimiento de la unidad conlleva el reconocimiento de la dimensión personal en los textos
etnográficos y su mayor proximidad con los textos literarios. La conciencia de que el texto
etnográfico se construye y la presencia en él de diversos recursos literarios no implica que la
230 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 231

etnografta sea pura ficción, puesto que el texto etnográfico se refiere a una realidad que está ''pequefios hechos" de los que habla Marcel Proust. Esta preocupación por lo microscópico está-
más allá de él, es decir, a la cultura de una población especifica. en la misma linea que la del etnólogo y la del clinico. Estoy impresionado por el rigor de la
La separación entre el yo etnográfico y el yo personal, entre la vertiente pública y la descripción de las afecciones patológicas en la literatura.[...] Se puede hablar de una verdadera
privada, se plasmó en el caso de Malinowski, por una parte en su obra etnográfica y por otra contribución del texto literario a la medicina, no evidentemente bajo la forma de biomedicina,
en su diario, publicado póstumamente. Un reflejo menos radical de esta separación, pero sino de observación de si mismo (si el escritor es en sí mismo un enfermo) y de la observación
también marcado, es la diferenciación entre obras científicas basadas en la objetividad estricta de los demás (los enfermos, pero también los médicos). El punto de vista de observador (y muy
y las obras en que, como dice Laplantine, «el descubrimiento del otro va unido al descubri- particularmente de observador que sufre un síntoma) y esta facultad de expresarla a través de
miento de si mismo» (1987:175). Laplantine atribuye estas últimas obras a etnólogos para los palabras constituyen, no sólo una auténtica fuente de conocimiento, sino también, en nuestra
que «la etnología es también (lo que no quiere decir exclusivamente) una manera de vivir y opinión, de conocimiento científico» (1992:29). Laplantine considera que el novelista y el
un arte de escribir» (1987:175). Cita, entre otros, a: Georges Balandier (Afrique ambigui!, etnólogo tienen en común no sólo el amor por el detalle, sino también el hecho de que han
1957), Jean Duvignaud (Chebika, 1968), Georges Condominas (L'exotique est quotidien, renunciado «a la idea de que la realidad puede ser captada en si misma, sustituyéndola por una
1977) y Darcy Ribeiro (Mai"ra, 1987). Laplantine usa la denominación «novela etnológica» más modesta que puede ser captada a partir de un cierto punto de vista. Tanto el etnólogo como
para referirse a Tristes Tropiques de Claude Lévi-Strauss y L'Afriquefant8me de Michel Leiris. el novelista se plantean los límites que deben asignarse a la mirada. Dicho de otra manera, el
Ambas obras constituyen para él la cumbre de este género. punto de vista se esfuerza en ser total, sin ser jamás absoluto» (1987:180).

La etnoliteratura como método antropológico La antropología como contexto para la obra Hteraria
Manuel de la Fuente, compartiendo la preocupación de Llobera ( 1990) por la identidad de La antropología puede aportar a la interpretación de la obra literaria un conocimiento
la Antropología, debida a su reducción a etnografta y a los problemas de la construcción del texto etnográfico muy preciso y un método de interpretación (Frigolé, 1995 y 1996). En relación a
etnográfico por parte de una antropología inspirada por la hermenéutica, propone «la Etnolitera- la interpretación antropológica de obras literarias he sostenido que «el conocimiento de la
tura como método antropológico, que no vendrla a sustituir a ninguno de los métodos ya realidad, es decir, la elaboración de un modelo de la realidad, no es suficiente para interpretar
conocidos, sino a completar y profundizar, por ahora, el arco de posibilidades» (1995:57). una obra literaria, pero es un buen comienzo, ya que nos ofrece un punto de contraste. Hay
Considera fundamental el estudio de la condición humana desde lo que califica de «la experiencia que poseer una visión articulada de la realidad con la que un autor ha operado para construir
de la no apariencia» (59). Este encuentro no presupone pérdida de identidad para la antropología, su realidad especifica, la obra literaria. [ ...] Sin este conocimiento articulado de la realidad,
sino que puede contribuir a la reconstrucción de su identidad, ya que si «la experiencia de la no sin este modelo de la realidad, no hay posibilidad de ver la obra literaria como un modelo
apariencia es para la Literatura su razón de ser, para la Etnoliteratura como método antropológico global, como una estructura, como una realidad articulada. Un conocimiento sólo parcial de
es una razón para conocer, para entender el mundo y el hombre. En esa mirada a las cosas por la realidad conduce a plantearse sólo preguntas parciales sobre la obra, a destacar elementos
dentro, la Literatura se queda... la Antropología viene sólo de visita» (1995:69). parciales, a primar aspectos secundarios» ( 1995: 18).
La cultura es el factor más importante que media entre el autor y la obra literaria. Me
refiero a un concepto de cultura que incluya también los textos y las obras artísticas, entre
La obra Hteraria como dato etnográfico otros elementos. El concepto de cultura que abarca los dos elementos que sefiala Todorov: «Si
Cien años de soledad pertenece a la literatura universal, es precisamente por lo muy arraigada
La obra literaria puede ser un recurso para la antropologia. 1 Un planteamiento más global que está esta novela en la cultura del mundo caribefl.o; y, recíprocamente, si consigue expresar
implica la integración de diversos tipos de textos, no sólo los de carácter literario, en la obra la especificidad de ese mundo, es porque no duda en apropiarse de los hallazgos literarios de
etnográfica o antropológica. Esto es lo que sucede en realidad en la obra de Thomas ( 1983) sobre Rabelais o de Faulknen> (1988:25). Privat (1995) demuestra la importancia de una cultura
el imaginario de la muerte y en la de Laplantine (1992) sobre los modelos de la enfermedad. original y de un saber referido a esa cultura original para una lectura nueva de una obra clásica.
Laplantine ha utilizado para el conocimiento de «las formas elementales de la enfermedad y de La mediación de la cultura hay que verla sobre todo en términos de un código cultural
la curación» un conjunto de materiales compuesto por obras médicas científicas y de divulgación, condicionado por modelos culturales en gran parte implfcitos e inconscientes. ¿Hasta qué punto
entrevistas a médicos y a enfermos, films y obras literarias. El número de estas últimas asciende los modelos inconscientes de cultura se convierten en modelos inconscientes de la creación
a 450. Laplantine sefiala sobre su base empirica: <<más que cualquier otro, el escritor está atento literaria? ¿Hasta qué punto el escritor es capaz de hacerlos aflorar en sus obras?
a él mismo y a las modificaciones de las sensaciones y a los sentimientos experimentados con
ocasión de una enfermedad. La literatura y, particularmente, la novela, desarrolla un interés muy
especifico por el detalle y el detalle del detalle, por los "acontecimientos minúsculos" y los Pertinencia de la interpretación antropológica: el análisis de caso

1. Existen diversos ejemplos de uso de laobraliterariaporpartedeloshistoriadores. Elllre otros(Geremek, 1991; WiUiams, Como ejemplo, analizaré un pasaje significativo y contravertido de Antígona. Ésta dice
1973 y Damlon, 1987).
a Creonte: «Porque de ningún modo, ni aunque madre de hijos hubiese sido, ni aunque un
232 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL LA ANTROPOLOGíA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 233

esposo se me estuviese corrompiendo muerto, no habrfa yo dado lugar a esta fatiga en contra equivalente a decir: el marido es de la comarca o de la zona. Pero creo que esta traducción no
de los ciudadanos. ¿En apoyo de qué ley digo esto? Esposo, muerto uno, otro para mi habrfa, capta bien el significado de su expresión. El significado que Delaney destaca del término el nos _
e hijo nacido de otro hombre, si a éste lo perdía. Pero si mi madre y mi padre ocultos están ya permite iluminar mejor el significado de la expresión de la mujer: «el significa forastero, ajeno,
ambos en el Hades, no es posible un hermano que pueda brotar un día» (Sófocles, 1988:204- extratlo. A una hija a menudo en su propia familia se la denomina el kizi (muchacha forastera),
205). El traductor sefl.ala en una nota: «Las reflexiones a que se entrega Antígona en este pasaje significando que es forastera en su propia casa, porque tendrá que dejarla para irse con un extratlo. •
han desconcertado siempre a la critica: su planteamiento teórico de acatamiento a las leyes En esta localidad, sin duda, el "extratlo" a menudo es un pariente» (1991:114). Provenir de la
divinas, que deberla tener un ámbito de aplicación general, aquí se ve reducido a la esfera de misma zona, ser pariente y ser forastero no son significados incompatibles. El marido es forastero,
la familia, más aún, a los miembros de la familia de sus padres, puesto que quedan excluidos ajeno, distante por contraposición a su hermano. La mujer utiliza el término bel para referirse al
el posible esposo y los potenciales hijos habidos con éste. Tal consideracidn disminuye hijo. Gokalp traduce como esperma e indica sobre este término: «la lengua turca contemporánea
considerablemente el peso espec{jico de la postura ética de la hero{na. En consecuencia, los ha mantenido el término bel para designar la columna vertebral y el esperma, considerado éste
estudiosos han recurrido a diversas soluciones: interpolación posterior en la transmisión de la como una emanación de la médula» (1994:441 ). La referencia a la columna vertebral y al esperma
obra; explicación psicológica; y otra]» (/bid., 204-205) (la cursiva es mia). se enmarca en la oposición significativa entre «el hueso largo con médula» y <da carne». El hueso
La interpretación dominante de Antígona, como mínimo desde Hegel en adelante, se ha largo con médula está asociado con la leche y el esperma y conjuntamente expresan ideas de
basado en la oposición entre individuo y poder político, y entre ética y ley. Antígona ha sido descendencia patrilineal y paternidad Gokalp sefl.ala que «en la Turquía contemporánea al confiar
considerada como un paladín de la conciencia ética individual frente a la ley del estado. Pero un niflo a alguien que no es de la familia, pero que debe tomarlo a su cargo por razón de custodia,
su concepción, aparentemente tan parcial, de los valores familiares en los que su posición ética educación, aprendizaje, etc., se dice la fórmula ritual: "su hueso es mio, su carne es tuya". La
se basa, ha parecido disonante e inconsistente. R. Fox (1993) propone una interpretación dice el que confla al niflo, es decir, el que está en posición de padre a la persona masculina o
basada en la oposición entre parentesco patrilineal y poder político. Para él las palabras de femenina que lo toma bajo su custodia, asimilado/a a una madre guardiana y educadora»
Antígona tienen este significado: «De ninguna manera es posible que la linea real de Cad- (1994:422).
mo/Layo/Edipo pueda continuar ahora que mis hermanos están muertos. Polinices eia el último El elemento implícito en los dos casos, que ha de permitir entender el significado último
varón de esta linea y mi obligación era con él. Hijos y maridos podría haberlos tenido, pero de las palabras de las protagonistas, es una noción monogen~tica de la procreación. El siguiente
ellos no lo reemplazarían o continuarían la linea; ellos sólo perpetuarían su propia linea. Por caso la pondrá de manifiesto y, por tanto, constituirá como una contextualización etnográfica
tanto mi obligación para con él era absoluta y finab> ( 1993: 130). del caso turco. Un hombre egipcio le contó a Rugh el siguiente caso: «Rabia un hombre al que
Me propongo profundizar en el análisis de Fox mediante el concepto modelo monoge- conozco que tuvo una rifla violenta con el marido de su hermana. Después al intentar herir al
nético de procreación (Delaney, 1991 ). Construiré un argumento etnográfico en cascada marido de su hermana, mató a su hijo, que era evidentemente también hijo de su hermana. La
para proyectar luego sus implicaciones al análisis del pasaje de Antígona y alumbrar su signi- madre y el hijo no comparten la sangre, por lo que el hombre nunca pudo haber matado a su
ficado último. propio pariente de sangre» (1985:142). La concepción monogenética de la procreación es
Mi punto de partida para la contextualización y el contraste es el siguiente caso turco: bastante explicita en este caso, pero aflora con mayor claridad en el discurso de un egipcio
«Para compensar la deuda de sangre, un muchacho -las familias eligen preferentemente a culto sobre los matrimonios con consanguíneos y la política estatal opuesta a los mismos:
ejecutores menores de dieciocho atlos para que puedan escapar a la pena de muerte- se «Hoy casi nadie se casa con un pariente en las clases cultas. Sabemos que estos matrimonios
dispone a matar a su tío materno. La madre del muchacho se interpone para impedir lo pueden producir hijos débiles, fisica y mentalmente. Es principalmente entre los campesinos
irreparable, amenazando a su vez a su hijo. El hijo mata al tío materno y la madre mata al hijo. incultos que la costumbre se mantiene. Aquellos que todavía prefieren el matrimonio con
La réplica de la infanticida al juez lo resume todo» (Únsal, 1990: 107): «Seflor juez, ¿el marido? parientes tienden a casarse con parientes por via materna por razones genéticas, para reducir
Proviene del pais (el). ¿El hijo? Procede de la esperma (bel). ¡Pero un hermano!» (Gokalp, los efectos biológicos negativos. (Cuando le pregunté por qué era mejor biológicamente, me
1994:451 ). Lo que está sobreentendido en este caso es que el tío materno babia matado al padre respondió lo siguiente): En el proceso de concepción, el hombre coloca la semilla que se
del muchacho. convertirá en bebé en la madre. Ella es sólo un receptáculo que alimenta el bebé, pero que no
Las palabras de la mujer turca al juez, aunque mucho más breves que las de Antígona, se contribuye a su dotación genética. Viene a ser lo mismo que engendrar un niflo con una mujer
parecen mucho a las de ésta. La situación estructural de ambas es similar: se hallan delante del extrafla a la familia, desde el punto de vista genético» (Rugh, 1985:141). Esta autora seflala
poder del estado que va juzgarlas y condenarlas. En tal situación se ven impelidas a ser el máximo sobre la extensión social de esta concepción: «Estaba sorprendida por el número de universi-
de explicitas posible, pero la concepción cultural que da sentido y valor a su acción es implícita tarios que afirmaban que esta visión de la genética era correcta. Otra persona afirmaba que si
e inconsciente y sólo puede, incluso en tal circunstancia, explicitarse hasta cierto punto. Su se quiere conocer quién es el padre de un niflo, es suficiente con tomar sangre del padre y del
lenguaje y sus razones resultan de dificil comprensión cuando no se conocen o no se comparten hijo y se corresponderán>> (1985:293). La sangre se iguala a la semilla que aporta el varón y
los supuestos culturales que fundamentan su conducta. Antígona y la mujer turca comparten otro de la que depende la identidad del hijo. Y el marco de referencia de esta equivalencia es una
elemento común: se hallan inmersas en un conflicto de lealtades y tienen que tomar partido entre teorfa monogenética de la procreación.
lealtades que se presentan como exclusivas e incompatibles. Es por ello que pienso que las En este contexto se interpreta que el hijo procede del padre, es el fruto de su simiente.
palabras de la mujer turca tienen el mismo sentido que las de Antígona, aunque sean diferentes La noción de paternidad tiene un rango y un valor totalmente distinto del de maternidad en
aparentemente. Ella usa el término el para referirse al marido. Gokalp lo traduce por pais. Seria este modelo. En la medida en que el hijo procede del marido y recibe su identidad de él, es
234 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA 235

también para su madre un forastero, alguien más lejano que su propio hermano, sobre todo si Delaney, Carol (1991 ), The Seed and the SoiL Gender and Cosmology in Turkish Village Society, Berkeley,
la situación obliga, como sucede en todos estos casos, a tomar partido y se plantea como un University of California Press. -
conflicto de lealtades excluyentes. Contrastaré brevemente el caso egipcio con el turco, para Dfaz Viana, Luis (1991), «Prólogo», en J. Clifford y G. E. Marcus (eds.), Ret6ricas de la antropologfa,
resaltar mejor sus implicaciones. En el caso egipcio, el hermano mata al hijo de su hermana Madrid, Júcar.
Douglas, Mary (1966), Purity and Danger: An Analysis of Concepts of Pollution and Taboo, Londrts,
al querer agredir al marido de ésta. Al no existir el vinculo simiente-sangre entre madre e hijo,
Routledge (traducción castellana, Pureza y peligro, Madrid, Siglo XXI).
ni se espera ni se justifica la ven~ de la hermana contra su hermano por la muerte de su Fabre, Daniel (1990), «Cario Levi au pays du temps», L'Homme, 114:50-74.
hijo, ya que la sangre derramada es sólo la del marido de la hermana. En el caso turco, en Fortes, Meyer (1959), Oedipus and Job in WestAfrican Religion, Cambridge, Cambridge University Press.
cambio, la madre llega a matar a su hijo para compensar la deuda de sangre de su hermano. Fox, Robin (1993), «The Vrrgin and the Godfather: Kinship versus State in Greek Tragedy and Afien>,
El novelista turco Y. Kemal presenta en su novela Tu écraseras le serpent un caso simétrico e en Paul Benson (ed.), Anthropology and Literature, Chicago, University ofChicago Press.
inverso del anterior. El hijo, un adolescente, atizado por su linaje, mata a su madre para vengar Frazer, James (1890), The Golden Bough: A Study in Magic and Religion (traducción castellana, La ranul
a su padre muerto por el amante de su madre, que también muere. La mujer aparece como dorada, México, FCE).
desencadenante y culpable del draifla. El hijo tiene que pasar por encima de su madre para Frigolé, Joan (1995), Un etn6logo en el teatro. Ensayo antropológico de Federico Garc{a Larca,
vengar a su padre. La madre, en el caso anterior, tiene que pasar por encima de su hijo Barcelona, Muchnik.
para vengar a su hermano. Matricidio y filicidio en función de unos valores patrilineales - (1996), <<Estructura y simbolismo de Como agua para chocolate: jerarquía e incesto», Quadems de
l'Institut Catala d' Antropologia.
relacionados con un modelo monogenético de procreación.
Fuente, Manuel de la (ed.) (1995), Etnoliteratura. Un nueVo método de análisis enAntropologfa, Córdoba,
Aunque próximos, territorialmente y en términos familiares, el marido y el hijo son Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba.
relativamente más forasteros y lejanos en comparación a un hermano de padre. Pienso que el Geertz, Clifford (1989), El antropólogo como autor, Barcelona, Paidós.
sentido general de las palabras de Antígona y de la mujer turca es el mismo. El significado Geremek, Bronislaw (1991), La estirpe de Cafn. La imagen de los vagabundos y de los pobres en las
más especifico y preciso de las palabras de cada una de ellas deriva de la especificidad de cada literaturas europeas de los siglos XV al XVII, Madrid, Mondadori.
contexto. Antígona, para marcar su proximidad con el único hermano que le quedaba, lo Girard, René (1995), Shakespeare, los fuegos de la envidia, Barcelona, Anagrama.
contrapone, dado que es soltera, a un marido e hijo hipotéticos. La mujer turca mata al hijo Gokalp, A. (1994), «Mariage de parents: entre l'échange généralisé et le mariage parallele. Le cas de la
que tiene para pagar la deuda de sangre de su hermano. Antígona cumple con su hermano y Turquie», en Pi erre Bonte (ed.), Épouser au plus proche, París, Éditions de 1'Ecole des Hautes Études
para ello desafia al poder polftico y a su tío materno que lo encama. Y en este conflicto de en Sciences Sociales, pp. 439-452.
lealtades elige a su hermano frente a un futuro marido, el hijo de Creonte, y a un posible hijo. Handler, Richard y Segal, Daniel (1990), Jane Austen and the Fiction of Culture, Tucson, Arizona,
University of Arizona Press.
La obligación para con un hermano se define de una manera cualitativamente distinta
Laplantine, Fran~ois (1987), L'Anthropologie, París, Seghers.
que para con un hijo o marido. Para entender lo imperativo e importante de esta obligación, - (1992), Anthropologie de la medicine, París, Payot.
hay que darse cuenta de que arriesgan no sólo su existencia flsica, sino también su existencia Leach, Edmund (1966), Genesis as Myth, Londres, Cape.
moral. Antígona renuncia a un futuro hijo que le habría dado la condición de mujer y la mujer Lévi-Strauss, Claude (1958), Anthropologie structurale, París, Plon.
turca prescinde también del hijo que le ha dado su condición de mujer. Lisón Tolosana, Carmelo (comp.) (1995), Antropologfa y Literatura, Zaragoza, Diputación General de
Enterrar a un hermano puede parecer una acción muy distinta de la de matar a un hijo Aragón.
para pagar la deuda de sangre de un hermano, pero enterrar al hermano, pagar la deuda de - (1989), «Littérature et anthropologie», L'Homme, pp. 111-112.
sangre de un hermano y casarse con el hijo/a de un tío son obligaciones que forman parte de Llobera, Josep R. (1990), La identidad de la antropolog{a, Barcelona, Anagrama.
una misma estructura y corresponden a una misma concepción cultural en gran medida tácita Privat, Jean-Marie (1995), Bovary charivari. Essai d'ethnocritique, París, CNRS.
e inconsciente. Rugh, A. (1985), Family in Contemporary Egypt, El Cairo, The American University in Cairo Press.
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México, Fondo de Cultura Económica.
CUARTA PARTE

LA ANTROPOLOGÍA
COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA
l. EL ESTUDIO DE LAS SOCIEDADES COMPLEJAS
ANTROPOLOGÍA URBANA
por JOAN J. Pu1ADAS

Temas, objetos y escenarios de la Antropología Urbana clásica

Lo que constituye UD estudio antropológico no es ni dónde ni entre qué tipo de gente se


haga sino qué se está haciendo y cómo (Evans-Pritchard, 1989:22).

Frente a la tendencia generalizada a etiquetar como antropología urbana cualquier tipo


de estudio que tenga UD escenario urbano o a los urbanistas como objeto de estudio, existe
desde hace algunos afl.os UD consenso creciente en acotar el dominio de este campo de
especialización antropológica a partir de UD doble criterio epistemológico y metodológico que
coincide con lo que Hannerz (1986:20) denominó perspectiva relacional. Un enfoque que pone
de relieve los procesos de interacción e interdependencia de las instituciones. Tal vez en eso
consistiría el qué y el cómo de la Antropologfa Urbana.
En un trabajo ya clásico, Fox (1977) diferenciaba los estudios sobre pobreza urbana y
sobre procesos de urbanización de los estudios sobre urbanismo, en su intento de delimitar el
campo de la Antropología Urbana. Mientras los dos primeros constituyen dos ejemplos de
antropolog{a en la ciudad, los estudios sobre urbanismo podrían constituir el eje central de la
antropolog{a de la ciudad, caracterizándose por esa perspectiva relacional a la que nos
referíamos antes. Sin embargo, hay que reconocer que la inmensa mayoría de los trabajos
etiquetados como Antropolog{a Urbana pertenecen al primer grupo, como tendremos oca-
sión de ver.,
Aunque constituye un lugar común entre los antropólogos urbanos reivindicar como
propia la tradición de los etnógrafos clásicos de Chicago, la irrupción de los antropólogos en
las ciudades proviene esencialmente de una tradición diferente, centrada en el Departamento
de Antropologia Social de la Universidad de Manchester y en el Rhodes Livingstone Institute. 1
Wilson ( 1941, 1942) es el autor de la primera monografia urbana, dedicada a una ciudad minera
del norte de Zambia, Broken Hill. En ella se analiza el proceso de destribalización de los

l. Esta afirmación implica, obviámenta, lDI& toma de posición por mi parte, que quiero matizar. Es cierto que cronológi-
camente los trabajos de R.cdfield, Singer o Whyta son anteriores B los de Wilson, Mitcbell, Epstein o Southall. Es cierto 1Bmbi6n que,
como reacción B1 trBbBjo de Rcdfield, principalmente, aparecen BUtores norteamericanos de la talla de Lewis o, postaiormenta, de
Leed&. Sin embargo, tanto la epistemologla como las cootdeuadBs teóriCBS de lo que lllltualmente identificamos como Antropologfa
Ulbana son deudoru eaem:ialmente de la Blc:uela de Mancbester, entendida como lrlldición estriclamente BDtropológica. El impulso
de los estudios urbanos en la Antropologla estadounidenae es, básicamente, un reflejo marginal del grm impulso de los llamados
«etnógrafos de Chicago» que, B pesar de su humanismo metodológico, prefiguran lDI& lrlldición mú geográfica o sociológica que
antropológica, ya que su etnocentriamo y cnmocentrlsmo les impiden crear categodBS analftiCBS capaces de CIIÍreDIIIrae Bl análisis
comparativo.
242 ENSAYOS DE ANI'R.OPOLOGÍA CULTURAL LA ANI'R.OPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 243

mineros de origen nyakiusa, como resultado de la ruptura progresiva de los vínculos de somete a revisión y critica aquellos planteamientos de la sociología urbana chicaguense que
parentesco y comunitarios, de la recomposición de relaciones intertribales en el contexto acabaron siendo hegemónicos, como los planteamientos de Wirth (1964:71) sobre la segmen-
urbano, de su incorporación a una economía monetaria y de la mutación de sus valores, estilos tariedad, impersonalidad y superficialidad de las relaciones sociales urbanas. Aunque no puede
de vida y metas vitales. Veinticinco aftos después Kapferer ( 1966 y 1972) revisitó Broken Hill, negársele a Wirth la inclusión de la variable heterogeneidad en su definición de urbanismo,
mientras otra ciudad minera, Luanshya, era estudiada sucesivamente por Mitchell (1956), junto al tamafto y densidad urbanas, aquélla acaba siendo una variable dependiente de éstas,
Epstein (1958), Powdermaker (1962) y Harries-Jones (1975). El rasgo común de todos estos como sugiere Hannerz (1986:76 y ss.). Wirth, siguiendo a Mead y Park entre otros, concebía
estudios es su énfasis en la documentación y análisis del proceso de urbanización, entendido la heterogeneidad en términos de desorganización social y a ésta como el resultado del aumento
como la dialéctica y la tensión por parte de los urbanitas recién llegados para adaptarse a unas poblacional, de la inmigración. ¿Cómo conjugar el melting pot con la pretensión de representar
circunstancias nuevas a partir de unos valores, instituciones y prácticas sociales tribales que de forma generalizada al hombre de la calle, al urbanita prototipico?
iban siendo progresivamente sustituidos, junto a la aparición de formas distintas de identidad Redfield (1947 y 1954) había pretendido afrontar esta contradicción con su célebre
individual y social. 2 ... dicotomia folk-urbano, versión americana del comunidad-sociedad de la sociología europea
Una obra clave en esta misma linea de estudios sobre urbanización es la compilación del siglo XIX, partiendo del mismo concepto apriorístico de ciudad que contrasta con la
publicada por Mangin (1970), que posee el revelador titulo de Peasants in Cities: Readings in experiencia etnográfica de Lewis entre los barrios pobres de México. En las vecindades los
the Anthropology of Urbanization. El argumento central de todos los trabajos es que, para inmigrantes rurales estaban exentos de anonimato, impersonalidad y desorden, los lazos de
garantizar su subsistencia en un entorno desconocido y hostil, los nuevos urbanitas tienen que parentesco se reforzaban, los rituales y creencias servían para sustentar una identidad, tal vez
recurrir a su propio capital simbólico y social, apoyándose en las redes de parentesco, amistad subalterna y en conflicto con el orden social establecido, pero bien delimitada.4
y paisanaje, activando diferentes formas de asociacionismo cultural y étnico, reforzando el A pesar de la riqueza y calidad de todas las contribuciones mencionadas, hay que destacar
sentimiento de pertenencia y la propia identidad social como forma adaptativa y, en fin, el carácter unidireccional del análisis sobre las relaciones de ajuste entre los nuevos urbanitas
recurriendo a la vecindad como forma de ajuste que busca en la proximidad fisica de las redes y el sistema urbano. Nada o casi nada nos permite conocer las características del orden social
de parientes y amigos una protección frente a la adversidad. urbano al que los inmigrantes deben adaptarse. Nada o casi nada sabemos del conflicto laboral,
Las ciudades latinoamericanas son las más representadas en esta muestra mundial, a residencial y politico de estas poblaciones en su nuevo entorno. Prácticamente todo el esfuerzo
través de los trabajos de Bryce-Laporte (1970) sobre el realojamiento de un grupo de analítico se centra en la delimitación de tales grupos como unidades de análisis aisladas y
chabolistas en un barrio de viviendas sociales en San Juan de Puerto Rico, de Bonilla (1970) desvinculadas de ese entorno social, económico y polftico frente al que reaccionan con aquellos
sobre las posibilidades de inserción de las poblacionesfavelistas en Río de Janeiro, de Buechler recursos culturales que tienen a su alcance. Junto a esas aldeas urbanas reales o ficticias, a
(1970) sobre el sistema de fiestas de grupos aymaras procedentes del Titicaca en La Paz, de esa desvinculación de los objetos de estudio con el contexto urbano más amplio, hay que
Doughty (1970) sobre el asociacionismo voluntario y el sentimiento de comunidad en Lima y consignar una ausencia significativa de perspectiva histórica que genera una opacidad absoluta
de Butterworth (1970) sobre la construcción de redes de ayuda mutua entre los tilantongueilos para comprender los procesos políticos, económicos y simbólicos en los que se insertan los
procedentes de Oaxaca y residentes en la Ciudad de México. El texto de Bruner (1970) nos casos particulares en estudio. 5
presenta las divisiones clásicas y de linaje de los Toba Batak que llegan a constituirse en grupos
corporados urbanos en Medan (Sumatra). El continente africano también es considerado en
los trabajos de Awad (1970) sobre el crecimiento urbano en Marruecos, de Southall (1970) Ciudades, clases y orden social
en relación a las diferentes condiciones de reagrupamiento familiar según diferencias de
clase en Kampala, de Mitchell (1970) sobre la dialéctica entre las fronteras étnicas y de clase Uno de los grandes debates en los aproximadamente 50 aftos de existencia de la
que dividen a la población urbana en Zambia. Plotnicov (1970) presenta una breve síntesis de Antropología Urbana gira en tomo al problema de la especificidad del urbanismo contempo-
su monografia sobre Jos, Nigeria (Plotnicov, 1967), enfatizando las relaciones entre los ráneo (industrial y occidental}, tomado como medida y criterio para enfrentarse analfticamente
urbanitas y sus familias de origen, mientras Nwoga (1970) nos introduce a la literatura popular
nigeriana. 3 · 4. El breve espacio del articulo me impide enlnlr más en detalle sobre la herencia del penaamiento de la Escuela de Cbicago
en la antropologla urbana norteamericana en su etapa de formación (194S-1960). Creo que una de las obras más influyentes al respecto
Uno de los casos más notables de la antropología urbana que hemos dado en llamar es la W. F. Whyte, (1943) StnJI!I Comer Socll!ly, monografia sobre la vida de pandilla en un barrio italoamericano de Boston. Veinte
clásica es, sin duda, Osear Lewis. Más allá de la endeblez de sus planteamientos psicosociales allos mlls tarde Gana (1962) publicó otra monografia sobre otro barrio italoamericano de la misma ciudad.
sobre la subcultura de la pobreza, su obra es fundamental para entender las corrientes S. Los rasgos más canu:terfsticos de lo que he denominado Antropolog(a Urbana Cltúica, esto es, la que abarca el periodo
de 1940 a los allos aetenla serian éstas: 1) Laa migraciones rural-mbanas y los consiguientes procesos de urbanización (ilustrados
innovadoras de la antropología norteamericana de los aftos cincuenta y sesenta. Lewis ( 1965) por los trabajos m el Coppetbclt y por el libro de Mangin). 2) La etnografta de las zonas residenciales, principalmente barrios
polm:s (cancterizada por los trabajos de Lcwis y por el debate en tomo a su obra). 3) El estudio del asociacioniamo, de su estructura
Y de su función de mediación en los procesos adaptativos urbanos (como es el caso de los trabajos de Little). 4) La olllllipresencia
w;
2. Ai!lan Soutball (1961) llllgiere que, junto a ciudades industriales coloniales de nuevo cuflo (como las del Copperbelt), de la variable 6tnica como elemento de cohesión y estrw:tunu:ión de las relaciones sociales, laborales y polfticas. S) El énfasis en
existe otro modelo de ciudad africana, de establecimiento antiguo y lento crecimiento, que coincide con la categoria de cúufDd la pervivencia de las relaciones de parenteaco atensas. 6) El interés metodológico por el análisis de redes sociales, a partir
Cl!mnonial csractc:rizada por Fox (1977). A este grupo pertenecen las ciudades yoruba, de las que Tombw:tó puede ser un prototipo, especialmente de la tradición mancboateriana. Un reflejo bibliográfico de estos planteamientos puede baUane en compilaciones
estudiadas por Miner (19S3), Wheatley (1970), Bascom (19S9, 1962) y Lloyd (1973). como las de Omelch y Zenner (1988) y Prea y Smith (1980), o en libros de texto como los de Basbam (1978) y Gulick (1989).
3. La lnbliografia sobre asociaciones voiUDtarias entre los inmigrantes africanos a las ciudades africanas es muy extenso, Es interesante también la 11111:inta sfnlelia de este periodo que realiza Sanjek (1990) en su revisión de la Antropologfa Urlnma de
pero quisiera destacar las contnbuciones de Little (1963, 1970, 1973 y 1974) y de MeillaSOUl< (1968). los allos ochenta.
244 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL LA ANTROPOLOGíA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 245
al estudio de «otras» realidades urbanas; La influencia de la Escuela de Chicago y, muy de la suficiente amplitud para diferenciar lo general de lo particular y, así, hacer posible la
especialmente, del ensayo del sociólogo Louis Wirth (1964), Urbanism as a Way ofLife, queda comparación entte diferentes sistemas urbanos.
reflejada de forma muy patente en el trabajo de Redfield, Singer y de ottos anttopólogos Una de las equivocaciones principales consiste, según él, en identificar la ciudad con lo
posteriores. 6 urbano, esto es, partir de la distinción ontológica entte rural y urbano y suponer que la esencia
En el intento de proporcionar un modelo alternativo, o complementario según se mire, de lo urbano se contiene en las ciudades. Para Leeds lo urbano tiene un ámbito más general y
al urbanismo industtial, Gideon Sjoberg (1960) inttodujo en un influyente ttabajo el concepto consiste en la vinculación sistemática entte localidades y tecnologfas, lograda a ttavés de la
de ciudad preindustrial. Este modelo de urbanismo corresponde a lo que, de forma muy poco mediación de instituciones como el gobierno, la iglesia, el comercio o el sistema de tasas
matizada, denomina sociedad feudal. Una sociedad centtalizada cuyas clases dirigentes (Leeds, 1994a:53 y ss.). La existencia de la sociedad urbana no se circunscribe exclusivamente
conttolan la producción agrícola y en la que la actividad comercial se desarrolla de forma a ningún tipo específico de localidad (o de nucleamiento, término sinónimo usado a veces por
significativa. En su análisis la variable principal es la tecnología (el uso del arado y la rueda, Leeds), sino que involucra la circulación de personas, de información, de dinero, de comida y
una desarrollada metalurgia y la irrigación) que permite una generación de excedentes muy de bienes que cruzan no sólo las fronteras locales y regionales, sino también las nacionales
superior al de la «sociedad comunal~. (Leeds, 1994e:211 y ss.).
La ciudad preindusttial solfa tener una muralla, cuya función defensiva era complemen- La epistemología que propone Leeds parte de la revisión de los criterios reduccionistas
taria a la de control de personas y bienes que ejercfan las autoridades, que cobraban derechos de Wirth, basados en el tamafio, densidad y heterogeneidad de las localidades, que dan lugar
de aduanas y peajes. Las interacciones entte las dos clases sociales existentes eran muy escasas, a tipologías del tipo mettópoli, ciudad, villa, pueblo, aldea. Como alternativa propone consi-
ocupada la élite en las actividades de gobierno, educativas y religiosas, en el espacio centtal derar a los diferentes nucleamientos de un sistema dentto de un continuum y caracterizarlos a
del recinto (caracterizado por el palacio, el templo y la fortaleza) no interactuaban más que partir de los criterios de especialización, interconexión y cambio dentto del sistema. Dentto
con sus sirvientes. Las diferencias de clase se marcaban de forma explicita a ttavés del habla, de esta perspectiva sistémica la sociedad campesina es tan urbana como la urbano-industtial,
el vestido y los modales. La clase baja estaba formada por mercaderes, artesanos, sirvientes y en el sentido de que el orden social agrario forma parte del orden social global. Como
personas con otras actividades no cualificadas, cuya actividad se regulaba a ttavés de organi- ejemplificación de esto, Leeds ( 1994c: 116 y ss.) revisa el concepto de campesino y critica los
zaciones gremiales. A pesar de que era frecuente el enriquecimiento entte los comerciantes, apriorismos y esencialismos que buscan la «verdadera naturaleza>> de lo rural.
el rlgido sistema de dos clases no permitía una movilidad ascendente hacia la clase superior, Se defina como se defina, el orden social campesino es mucho más complejo de lo que
sino una diferenciación interna dentto de la clase baja. 7 las caracterizaciones dicotomistas (campesino/urbano-industtial, folk/urbano, comunidad/so-
Esta necesidad de abordar con perspectiva histórica lo que hay de general y de particular ciedad) han permitido mosttar. En la sociedad campesina intervienen, además de los campe-
en cada sistema urbano se plantea también en la obra de uno de los grandes anttopólogos sinos propiamente dichos, toda una amplia gama de intermediarios: agentes gubernamentales,
urbanos norteamericanos, Anthony Leeds, para quien los debates sobre urbanismo y urbani- comerciantes y una serie de ottos oficios y servicios. A ttavés del sistema de tasas y del
zación padecen de un doble sesgo (etnocenttismo y cronocenttismo), ya que están basados «en intercambio comercial, los campesinos conttibuyen al funcionamiento del aparato administta-
una categorla históricamente particular de fenómenos urbanos y de formas urbanas de tivo y militar del estado, de la iglesia y aprovisionan a las villas y ciudades. Su sociedad es
integración>> (Leeds, 1994a:51 ). El problema principal para Leeds consiste en una falta de urbana, aunque enteramente campesina, y claramente incluye a ottos agentes que no se dedican
revisión critica de algunos conceptos básicos como ciudad, urbano, urbanismo, rural, etc., que a roles campesinos.
son conceptos basados en el sentido común y que carecen tanto de operatividad analítica como Estos ottos agentes son también objeto de análisis. Leeds (1994c:109-143) presenta un
marco de análisis para los roles del trabajo agrario que contrastan con los campesinos en
6. Me refiero, por UD lado, a su definición de ciudad entendida como «BBeDDamiento relalivamente grande, denso y términos de derechos sobre la tierra, libertad de movimiento y acceso a la subsistencia. Estos
peiDWieDle de iadividuos socialmente beterogéneoD (Wirlh, 1964:66). Por otro, a las COIIlleCUmlcias que para Wirth tienen estas
tres variables en la CODformación de IIDB8 relaciones sociales especificas. La alla dmsidod genera conllu:los tlsicos entre las persollllll,
roles incluyen a proletarios rurales, granjeros, terratenientes, squatters, conttatistas, siervos y
pero las relaciones sociales tienden a ser distantes y generan, incluso, la segregación. La hnerogeMidod de la composición social esclavos. La escala de la empresa agrícola en la que cualquiera de estos agentes ttabaja no
lleva al individuo a UDB adscripción superficial a diferentes cln:ul1111, grupos y relaciones intetperaonales, que no generan leallades viene determinada por ellos, sino por los propietarios y clases urbanas que conttolan el capital
ni compromisos fuertes. Finalmente, eiiDmalfo de las ciudades bace que los individuos intmactúen mutuamente, asociándose con
UD mayor número de grupos orpnizados para saliBfacer sus necesidades, pero la interdependencia de los individuos entre al es
Y' el crédito. En este sentido el orden social agrario particular en cualquier tiempo y espacio
sumamente segmenlllria: «llsto es lo que significa que la ciudad se caracteriza por conlactos secundarios mú que primarios. Los constituye pna parte del orden social más amplio.
contactos en la ciudad pueden ser cierlamente cara a cara, pero en cualquier caso son impersonales, superficiales, tnmsitorios y
segmen1Brios. La reserva, la indiferencia, la actitud baatiada que los urbllnilas muestran en lius relaciones pueden, por lanto, ser
considersdas como mecanismos para inmunizarse de las exigencilia y expectativas personales de los dem!ID (Wirth, 1964:71 ).
7. A pesar del indudable valor del trabajo de Sjoberg, que abre el debate sobre el mbanismo a desarrollos de tipo Agentes, grupos, identidad y mestizaje
comparativo, l!ste recibió mnnerosas criticas referidas al uso poco preciso de ciudad feudal (fruto de la yuxtaposición de datos
referidos a sociedades y periodos muy dislantes entre sf), asf como a las generalizaciones referidas al papel del avance tecnológico,
al de la educación de las 61ites y de la dinámica del sistema de ctaa., qne fueron muy criticadas especialmente por los historiadores. A pesar de que en J,a producción más reciente de los anttopólogos urbanos las ciudades
Resulta intcreaante la confronlllción de Sjoberg cim los analislllrclúicos, por ejemplo Weber, para quien en concordancia con Mant siguen siendo el tema centtal de estudio, no puede negarse el hecho de que la herencia de Leeds
la ciudad es UD lupr do emancipación de la servidumbre, p1ICiu al provecho obU:nido de UDB h'bre actividad económica (cfr. Weber,
1987:35 y ss.; Marx, 1970:55 y ss; Marx, 1978:37). Bn·esto ilentido, el tema de la aparición de esta nueva clase urbana, el p1111blo se ha difundido ampliamente. Las ciudades (o sus barrios y sus zonas residenciales) no son ya
llono o plebe, como tnm.sformación desde la. servidumbre, ba sido objeto de UD largo debale bistoriognl.fico entre autores como islas de sí mismas (Leeds,! 1994b:89 y ss.), sino puntos nodales dentto de una formación social.
W. Sombart, H. Pirenne o M. Blocb, por citar solamente a los mú relevantes. · La comprensión de los fenómenos ciudadanos supone estudiar las conexiones entte estos
246 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOWGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 247

puntos nodales y el sistema más amplio, a nivel regional, nacional e internacional. La económicas, refugiados, mano de obra procedente del Tercer Mundo, turistas, commuters o
Antropología Urbana como etnografia y análisis de las ciudades ha desaparecido prácticamen- telegranjeros. -
te en nuestros días. Hoy en día predominan los análisis desde una perspectiva relacional, En esta linea, uno de los textos más innovadores de los últimos aftos es el publicado por
abiertos al análisis histórico y que introducen otros temas y otros enfoques. 8 Cohen y Fukui ( 1993 ), donde más allá de discutir sobre el futuro de las ciudades como el lo~
Una de las limitaciones más evidentes de la etnografia urbana en décadas anteriores había dominante de nuestras sociedades, el espacio urbano constituye una metáfora de la compleji-
sido el interés casi exclusivo por el ámbito de la pobreza. No es éste el lugar para insistir hasta dad o, incluso, el punto de partida para una reflexión sobre la naturaleza de las relaciones
qué punto esta predilección temática estaba asociada con limitaciones de carácter metodoló- sociales en la era de la información y del postindustrialismo. 11
gico y con una epistemología orientada hacia el estudio de «comunidad>>. En los últimos quince El tema de la identidad social e individual ocupa un lugar central en el trabajo de Wallman
aflos, por el contrario, empiezan a aparecer estudios sobre clases medias, sobre la clase obrera, (1993:52-66), para quien el rasgo dominante del postindustrialismo es la crisis de las viejas
la burguesía, las élites y los conflictos de clase. En el caso de la Península Ibérica, destacan jerarquías, a través de la plasticidad del estatus, de la renegociación de la división social del
los trabajos de McDonogh (1989), sobre el proceso de constitución de la oligarquía industrial trabajo, de la flexibilización de las formas de empleo y de los mismos puestos de trabajo. Para
barcelonesa, sobre las prácticas faMiliares y sobre los hábitos de clase, en una perspectiva a Wallman el dinero ya no es la medida de todas las cosas y la primera necesidad, sino la gestión
la vez histórica y comparativa. El tema de las prácticas familiares de la burguesía, la identidad y el control del tiempo, la información y la identidad.
de clase y la introducción del concepto de vecinalidad, para describir las relaciones de En un mundo en el que desaparecen las etiquetas, el individuo queda desnudo y
proximidad espacial y de cooperación entre los hijos casados de la burguesía portuense son enfrentado a su propia identidad. Si en la sociedad industrial la identidad personal venia
introducidos por Joio de Pina Cabral (1991). Por otro lado, los ensayos de Marcus (1983 y definida principalmente por el lugar de residencia, la ocupación y el origen, en la sociedad de
1986) sobre las dinastías familiares entre las élites americanas del mundo de los negocios han la información el individuo tiende a huir de las grandes aglomeraciones urbanas, buscando
tenido una gran acogida y un significativo impacto a nivel intemacional. 9 otro tipo de relaciones en pueblos y comunidades de pequefla escala. N o se trata de redescubrir
Al compás de esta perspectiva más plural, abierta a la etnografia de todos los agentes de la vida campestre, sino de recuperar un paisaje, un ambiente y dominar el mundo desde el
las sociedades urbanas, están apareciendo últimamente algunas obras colectivas como la de E-Mail, en una especie de vida de telegranja (cfr. Wallman, 1993:63).
A. Rogers y S. Vertovec (1995) que recuperan, y a la vez dan una nueva dimensión, al enfoque En el mismo libro mencionado, Cohen (1993:201-221) realiza una severa critica a la
relacional y situacional, que era el pórtico de los estudios manchesterianos a la participación visión de la Escuela de Chicago sobre el individuo, como un yo fragmentado, definidor de la
de la Antropología en el análisis de los sistemas urbanos. 10 vida urbana. Detrás del yo fragmentado existe una visión deshumanizada e impersonal del
Si el enfoque temático orientado hacia la etnicidad sigue siendo un área predominante, individuo, como simple nexo entre roles familiares, ocupacionales, étnicos, ideológicos o
parece clara la consolidación de los análisis sobre clase y género y, de forma más general, va residenciales. A mi entender esta critica es demasiado generalizadora, pues olvida los esfuer-
acentuándose la sensibilidad hacia nuevos tipos de actores sociales, cuya visibilidad en la zos de algunos grandes etnógrafos chicaguenses por buscar, más allá de afirmar la diversidad
escena urbana es creciente, como agentes de las denominadas culturas globales: élites de estilos de vida y diversidades estructurales, trayectorias vitales individuales a través del
enfoque de los documentos personales (Shaw, Sutherland, Thomas y Znaniecki, por ejemplo),
8. Resulta nnar interesan~_~: la de~~~ de la ~da ~diente para 1~ lllllropólogos urbanos que realiza &a.!jek cuyo posible defecto radica precisamente en su excesivo ideografismo.
~1990:1~ Y 88.),_a partir de la critica a las limitactones de los estudios urbaoos tradicioD&Ies. La revi&ión de las aportaciones e
IDDOVBClones realizadas durante los allos ochenta surge de 088 agenda pendiente, si bien queda muy desdibujada aoaUticamente al
Para Cohen uno de los principales problemas de la antropología ha consistido en la
elegir una sistcmélica de presentación por áreas geogrificas. introducción de un sesgo metodológico y conceptual consistente en distanciar el yo del otro,
. 9. El estudio de las clases sociales ha ocupado en la lilenllura aotropológica de los últimos allos 110 lugar relevante. Los lo que convierte a éste en algo exótico, distante, primitivo. Esta separación dogmática entre
estudios de_ la! lllles han _llamado la ~ción de ~ógrafos en los cinco continentes: Altorld (1986) estudió la ideologla y el
COmportamiento de las mujeres de las éhtes lirahes, IDienlru Field (198S) Clllal:1erizaba a las gnmdes fiunilias mcn:antiles de Arabia «nosotros» y «ellos» «convierte al ''nosotros" (selves) en cualitativamente distinto del "ellos"
Yde otros estados del Golfo. Un estudio de similares canu:terlsticas entre las familias comerciantes chinas en Filipinllllo desarrolló (others), expresado en nuestra inclinación a generalizar el ellos, y en nuestro rechazo a ser
~ohuodro (1~81). La f~ón histórica de las élites en América Latina ""'el tema de estudio de Gilbcrt (1981) sobro Lima, generalizados. ''Nosotros" somos complejos y únicos; "ellos" son simples, típicos o repre-
IDien~ ~Y Pérez LIZ8UI" (1987) se concenlnlll en la trayecloria de siglo y medio de una fiunilia mexicaoL Cohen (1981)
estudió ~ précticas ~~es del poder en el África contemporánea, mientru MacGafrey (1987) se ~entra en el proceso de sentativos, es decir, generalizables». Esta misma simplificación del otro es perfectamente
emergeacm de UD capitalismo autóctono en Zaire. Ostrander (1984) l!ace una ~ón de las mujeres nortesmericaoas de clase detectable en el análisis antropológico de la sociedad rural occidental o de los grupos étnicos
alta, mienlru Roblen ( 1983) hace liD estudio de las escuelas para la hurgw:sfa en Japón. Las e /aJes medias son descritas en las
monograffaadeBeU(I983),dedicadaalapoblaciónnegra,eneltmliajodeDiLeonardo(1984)sobrelosilaloamericanosdeCalifomia, y otras ~orlas que componen el mosaico urbano. La posición de Cohen se orienta hacia un
asf como en _los trahaj?" de N~ (1988) sobre la movilidad descendente y de Williams (1988) sobre el bloqueo en el proceso de humanismq etnográfico, interesado por captar las irregularidades y la idiosincrasia individua-
a.scc:ns" soctoeconómtco. Los estudios sobre la cla!e obrrtm son los predominaotes, tan sólo citaremos los de Applehawm (1981) les que previenen contra las generalizaciones, entendidas como matrices ficticias de uni-
dedicado a la cultwa de los~ de la_~ión, ~1 d_e_Austin (1984) sobro dos barrios de Kingaton (Jamaica), el trabajo de
GuUe~ (1984) so~ las relaciOnes familiares>: de sociabilidad entre las m~eres ele clase obrera en las ciudades noruegas, junio formidad.
al trabajo de Mars y N1cod (1984) sobre la profes1ón de camarero. Finalmente, el tema del desempleo en una comunidad obrera fue
el tema de estudio de Pappas (1989).
1O. El h"bro de Rosen y Vertovec rinde tributO a ·la obni de J. Clyde Mitcbell, juSto en el allo del &llecimiento de éste, 11. Se trata de una publicación en la que se m:ogen las ponencias de una reunión británico-japonesa celebrada en Osaka
~urri~ el 11 de noviem~ de 1995. Un conjuoto de lllllropó!Dglll; geógrafos y otros especialistas urbanos revisitan el aoáJilis en 1990 sobre el futuro de las cindadcs. Auoque el objeto expUcito de todos estos trabajos era, en palabras de los compiladorea,
s1tuacional y las redes social~s.. en ~· ,lll"ba;nos bien diforatc~s y con intereses temáticos que van desde la comparación de especular sobre el futuro urbano, muchos do los tra~s utilizan la ciudad como puoto de referencia meramente formal. Asf el foco
la ~a ~leliJ ~ otra ~ e.Jecutada' por los abcirfpnes de una población de Queensland (Kapferer, 1995), hasta las critico de algunos de los análisis no se centra tanto an la discusión de las lmnsformaciones recientes que esllln ""!'Crimentando las
maoifestaciones festivas y mmbólicas de la población aftoamer!Caoa y latina de Los Ángeles (Rogen, 1995), o el análisis del wlor ciudades (y las perapectiVBII de futuro), como en una revisión de los disclll!IOS sobre la ciudad. Un JBSgo común a todos los ensayos
cultural de los intercambios entre la población paldstanf .do Manchelller (Werbner, 1995). es mostrar el carácter heterogéneo y plural, tanto an Jos estilos de vida como en las identidades urbanas.
248 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 249

Las diferentes tradiciones culturales que convergen en la ciudad, analizadas desde una al proceso productivo como a la distribución de la riqueza, siendo la innovación tecnológica
perspectiva dinámica, dan lugar a procesos de mestizaje cultural, de hibridación. Constatar el motor de la transformación industrial y del aumento de la productividad. Pero el cambio
estos procesos de hibridación no es suficiente, sin embargo, para captar la direccionalidad de tecnológico supone también una modificación de las fuerzas productivas y de las relaciones
éstos. UlfHannerz (1993:67-84), en su articulo «The Cultural Role ofWorld Cities», aporta sociales. Las nuevas tecnologías suponen cambios significativos en la manera de gestionar y
algunos elementos esenciales para indicar esta direccionalidad. en la forma que adoptan las organizaciones. El paso progresivo del modelo fordista de•
Por un lado, la identificación de los principales agentes implicados en la formación de organización empresarial hacia formas más descentralizadas y difusas, al estilo del tejido
ciudades mundiales: hombres de negocios transnacionales, poblaciones del Tercer Mundo, empresarial de regiones como Emilia-Romagna, supone el encumbramiento de la figura del
personas especializadas en actividades expresivas y turistas. Por otro lado, el énfasis en la científico y del gestor en un nuevo sistema ocupacional en el que la implementación de
articulación entre el mercado y la pluralidad de manifestaciones culturales, que da lugar al servicios gana protagonismo frente a la producción de bienes.
proceso de creolización, consistente en la dinámica selectiva de elección de determinados La última aportación a este debate está protagonizada de nuevo por Manuel Castells
significados y expresiones culturales4e la panoplia urbana que tienen acceso al mercado como (1996), quien evalúa las aportaciones teóricas de los postindustrialistas para avanzar en la
bienes de consumo. formulación de su teoria de la sociedad informacional. Las principales criticas se centran en
Es evidente que se trata de un proceso básicamente unidireccional en el que la periferia el excesivo economicismo y en el etnocentrismo de la teoría postindustrial, asi como en la
es reformulada simbólicamente por el centro, pero donde a menudo la parte más dinámica del poca relevancia que se da en sus formulaciones al papel de la mujer en la estructura social y
proceso se halla entre los agentes de la periferia del sistema urbano, como ilustra el modelo al carácter global de una economia mundial que es cada dia más interdependiente. Aunque se
secuencial de mercantilización de las culturas étnicas, propuesto por Hannerz (1993:73 y ss.). distancia de cualquier determinismo tecnológico, enfatiza el papel que este factor está jugando
en el proceso de cambio histórico de esta sociedad global: «En un obvio paralelismo histórico,
si bien la máquina de vapor no creó la sociedad industrial en si misma, sin ella no hubiese
Flujos, redes y sociedad informacional: ¿hacia una macroantropología? existido la sociedad industrial. Sin el microprocesador, las redes informáticas y las mutaciones
del ADN no existiría la sociedad informacional» (Castells, 1996:15).
El concepto de ciudad mundial fue introducido hace diez ailos por el sociólogo nortea- Castells, de la misma forma que Wallman (1993:53-54), considera que la materia prima
mericano John Friedmann (1986), a partir de las premisas de trabajos anteriores, como los de de esta revolución tecnológica es la información, como lo fue la energía para la revolución
Castells (1972) y Harvey (1973), que vinculaban los procesos de urbanización con el proceso industrial. «Si la información y el conocimiento fueron siempre elementos esenciales para los
histórico más amplio del capitalismo industrial. Para Friedmann (1986:69) la ciudad constituye descubrimientos científicos y la mejora de los sistemas productivos, ésta es la primera vez en
el producto de un conjunto de fuerzas sociales especificas, promovidas por las relaciones de la historia en que el nuevo conocimiento se aplica al procesamiento de más información y
producción capitalistas, un espacio abonado para la lucha de clases. Las hipótesis planteadas conocimiento. Por ello, las elaboraciones culturales y simbólicas se convierten en fuerzas
acerca de la ciudad mundial giran en tomo a la organización espacial de la nueva división productivas en la nueva sociedad» (Castells, 1996:16).
internacional del trabajo y plantean la contradicción básica entre un sistema de producción Los dos rasgos esenciales de este nuevo modelo de sociedad son su flexibilidad y su
gestionado globalmente frente a los condicionamientos politicos que defienden intereses estructura difusa. La flexibilidad en el ámbito empresarial y productivo se hace patente en las
locales o nacionales. 12 nuevas formas de gestión empresarial que permiten la producción descentralizada, la fusión
Las teorías sobre la globalización, que están implicitas en la literatura sobre las ciudades de empresas, la reorientación rápida hacia nuevos productos, la adaptabilidad constante a los
mundiales, tienen un precedente en los trabajos pioneros de finales de los ailos sesenta y gustos cambiantes del mercado. La flexibilidad en el ámbito individual y social, sea ésta
principios de los setenta, dedicados a la teoria de la sociedad postindustrial, como los de Bell buscada o impuesta, se manifiesta en la multiplicidad de formas y combinaciones con las que
(1973) y Touraine (1969), que propugnan la idea de que la sociedad industrial (no el el individuo se adapta a la situación cambiante del empleo (tipos de contrato, de actividad, de
capitalismo) ha sido históricamente suplantada en su lógica y en su estructura, a través de la horarios, que requieren de un constante reciclaje: esto es, de una puesta al dia de su información
revolución tecnológica, por una nueva estructura caracterizada por la informalidad, la flexibi- y de su conocimiento), de las relaciones sociales y familiares, de la movilidad espacial y
lidad y la globalidad. residencial, etc.
En esencia, la teoría del postindustrialismo sugiere que las sociedades se organizan en El concepto de estructura difusa hace referencia a las formas de vinculación, asociación
tomo a la lógica de la productividad y del crecimiento económico, tanto en lo que se refiere y. encuadramiento de los individuos a organizaciones, grupos y estructuras que, de forma
significativa, se dan de forma mucho menos rígida que antailo, cuando los estatus y los roles
12. Las siete hipótesis desarrolladas en el trabajo de Friedmann son, de forma n:sumida, éstas: 1) Los cambios que adscritos a las personas eran relativamente inamovibles. En esta nueVa forma de organización
experimenta una ciudad dependen de forma directa de su integración en la economía m1Dldial y en la función que deotro del sistema el énfasis no se pone tanto en la estructura como en la organización, no tanto en la riqueza
se asigna a ésta en la división espacial del trabajo. 2) Las ciudades muru:liales (C.M.) constituyen la base operativa del capital global,
en el man:o de uoa compleja red jerirquica de ciudades a nivel mundial. 3) Las funciones de control global de las C.M. dependen de como en el bienestar, no la posición que se ocupa como en el conjunto de posibilidades que
la estructura y de la dinámica de los sectores productivo y oc:upacicmal. 4) Las C.M. constituyen lugarea de cona:ntJación del capital se abren al individuo (cfr. Wallman, 1993:55).
mundial. 5) Las C. M. constituyen el lugar de destino de gnmdea migracionea nacicmales e internacionales. 6) La formación de las
C.M. pone en evidencia algunas de las más gnmdea contradiccionea del sistema capitaliata muodial, que se maoifieatan en forma de Las bases materiales del industrialismo, trabajo, propiedad de la tierra y capital, dan paso
polarizaciones extremas de tipo espacial y de clase. 7) Los costoe del crecimiento de las C.M. son de tal magnitud que estén por a los elementos emblemáticos de la sociedad postindustrial, de naturaleza no material: tiempo,
encima de la capacidad fiscal de los catados. identidad e información. que son bienes tan escasos como el dinero. El valor de este último
250 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 251

no decae, pero en lo esencial sirve como moneda de cambio permutable con cualquiera de los conecta a los individuos con los flujos informativos de las redes. Para Hannerz (1989 y 1993.)
otros tres factores. se trata de la relación jerárquica que se establece entre la creatividad cultural de la periferia y
La nueva estructura social está organizada en tomo a redes y a flujos, como destaca los flujos culturales transnacionales, que mercantilizan y difunden desde los grandes centros
Castells (1996:29): «nuestras sociedades están básicamente constituidas por flujos que se urbanos mundiales aquellas manifestaciones culturales periféricas susceptibles de ser conver-
intercambian a través de redes de organizaciones y de instituciones. Por flujos entiendo las tidas en productos culturales. Frente a estos fenómenos de globalización, Hannerz ( 1989:214)
secuencias de intercambio e interacción determinadas, repetitivas y programables entre posi~ sugiere «la necesidad de un marco interpretativo del cuadro general, no sólo una multitud de
ciones fisicamente inconexas, detentadas por actores sociales dentro de organizaciones e miniaturas>>.
instituciones sociales». Una orientación metodológica hacia esta macroantropologfa parece hallarse en la
Algunas de las implicaciones básicas de la organización global de la sociedad como una propuesta de Marcos de una etnografla multilocal, una etnografia que «se disefta alrededor de
red son las siguientes: cadenas, trayectorias, hilos, conjunciones o yuxtaposiciones de situaciones en las que el
etnógrafo establece alguna forma de presencia literal, fisica, con una lógica de asociación o
l. Las redes organizan las ;osiciones de los actores, de las organizaciones y de las conexión explicita, situada entre lugares que definen de hecho el argumento de la etnografia»
instituciones sociales y de las economías. La relevancia social de cada unidad social se ve, (Marcos, 1995: 105). Ni la complejidad de los procesos culturales estudiados, ni la complejidad
pues, condicionada por su presencia o ausencia dentro de redes especificas. Estar ausente de epistemológica de la Antropología contemporánea, dan pie para una práctica antropológica
una red relevante lleva a la irrelevancia estructural. Sólo la vida dentro de la red significa la basada exclusivamente en reconstrucciones miniaturistas de universos aislados.
existencia social de acuerdo con los valores e intereses estructuralmente dominantes. Por lo que respecta a la tradición de la Antropología Urbana, la etnografia de las ciudades
2. La jerarquía estructural entre redes y la jerarquía entre posiciones dentro de los flujos (o de sus barrios) solamente puede ofrecer una posibilidad de interpretación significativa y
dentro de la red determina ampliamente la capacidad para influenciar la lógica social total relevante en la medida en que sepamos situarla en el contexto más amplio de los procesos
desde una posición particular. globales, en esas redes de flujos, cambiantes y jerarquizados que organizan el sistema mundial.
3. Dentro de las redes existen importantes asimetrías entre diferentes posiciones: la Aunque es evidente que esto vale igual para la etnografia de cualquier otra realidad, llámese
posición de poder de las principales empresas financieras respecto a inversores particulares, campesina o rural. La cuestión, con vistas al futuro, es si tiene sentido seguir hablando de
la posición de los directores de los medios de comunicación de masas frente a las opiniones Antropología Urbana, como campo de especialización, cuando las ciudades no son ya pensa-
de los ciudadanos, etc. Pero, en cualquier caso, las redes de flujos (financieros o informativos) bles fuera de ese marco general, en el que constituyen simples nódulos dentro de una red global.
tienden a conseguir una cierta autonomía, hasta el punto de que «los flujos del poder fácilmente
se convierten en el poder de los flujos» (Castells, 1996:30).
4. La lógica de los flujos en nuestras sociedades es universal pero no es general. Redes Bibliografla
selectivas abarcan con sus flujos todas las esferas sociales y todas las áreas del planeta, que
segmentan paises y personas en función de los objetivos específicos de cada red y en función Altorki, S. (1986), Women in Saudi Arabia: Jdeology and Behavior anwng the Elite, Nueva York,
de las características de aquéllos. En el marco de esta nueva situación social la reacción de Columbia University Press.
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individuos y grupos adopta la forma de una afirmación de identidades básicas, culturales,
W'mston.
históricas o biológicas, como principios básicos de la existencia. «La sociedad de los flujos es Austin, D. (1984), Urban Lije in Kingston, Jamaica: The Culture and Class Ideology ofTwo Neighbor-
también la sociedad de las comunidades de adscripción primaria donde la afirmación del ser hoods, Nueva York, Gordon y Breach.
(identidades étnicas, territoriales, de género, religiosas, históricas o nacionales) se constituye Awad, Hassm (1970), <<Morocco's Expanding Towns», en William Mangin, Peasants in cities, Boston,
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entre la red y el yo. Como destacan Castells (1996), Cohen (1993) y Wallman (1993), la University ofDlinois ~ss~
cuestión de la identidad, con sus redefiniciones constantes y su adaptación a un medio social Bonilla, Frank (1970), <<Rio~s Favelas: The Rural Slum within the City», en William Mangin, Peasants
permanentemente cambiante, constituye un aspecto central del análisis antropológico. in cities, Boston, Houghton Mift1int pp.. 72-84.
Esta nueva geografia social, atravesada por tendencias contradictorias hacia la extrema Bruner, Edward M. (1970), <<Medan: The Role ofKinship in an lndonesian City», en W'tlliam Mangin,
conectividad de las redes dentro de un único, sistema mundial y hacia la fragmentación Peasants in cities, Boston;.Houghton Miftlin, pp. 122-134.
idel;ltitaria de las comunidades, crea un gran reto teórico y metodológico para la Antropología. Bryce-Laporte, Simon (1970); «UrbanRelocation and Family Adaptation in Puerto Rico: A Case Study
Parece producirse un proceso iterativo de deconstrucción y reconstrucción de significados que in Urban Ethnography», en William Mangin, Peasants in cities, Boston, Houghton Miffiin, pp. 85-97.
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LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 257

caciones étnico-culturales en el propio territorio francés convierte en obsoletas todas las


iniciativas de inserción basadas en la uniformización cultural. En aquel entonces, y dentro de
la nueva polftica de regionalización, el concepto de diferencia cultural empieza a revestir cierta
utilidad analítica, siempre a nivel institucional, mientras que del lado de los científicos sociales
se convierte en revelador de tensiones diferentes de las que habitualmente se conocen como
antagonismos de clase. La diferencia cultural viene a marcar por primera vez el ámbito
especifico en el que una sensibilidad antropológica empieza a desarrollarse. «Aquellas reli-
quias de un cuerpo social perdido, desvinculadas del conjunto del cual formaban parte ... Estos
ANTROPOLOGÍA DE LAS MIGRACIONES fragmentos se refieren a otro modelo "cultural" ... Insertados en las prácticas ... tienen la
Algunos apuntes e interrogantes particularidad de no organizar ya la vida social, profesional, administrativa o familiar; sólo la
acentúan con marcas aparentemente insignificantes y sin embargo decisivas» (De Certeau,
por DANIELLE PROVANSAL 1986:808}.4 Sin embargo, en opinión de los propios poderes públicos, las polfticas desarrolla-
das a partir de la idea directora de «respeto de la diferencia» acaban creando más problemas
aft.adidos que soluciones reales para la sociedad francesa. Es asf como, aún más recientemente,
A pesar de su larga trayectoria constitutiva de la historia de numerosas sociedades, entre se abre una reflexión critica en tomo a la instrumentación de la diferencia cultural en tanto
las cuales las sociedades mediterráneas, secularmente cosmopolitas y pluriculturales que forma actual de segregación y de discriminación social (Dumont, 1987; Duval, 1985;
(M. Oriol, A. Sayad y P. Vieille, 1985: 19}, las migraciones se han constituido como objeto de Giraud, 1985; Guillaumin, 1977; De Rudder, 1985).
estudio específico solamente cuando los poderes públicos han contribuido a delimitar al Este ejemplo me lleva a abordar la cuestión de la construcción conceptual del migrante
migrante como categoría económica y social. Su delimitación como categoría jurídica, más como categoría cultural. Si bien no existe a menudo una delimitación clara de las respectivas
reciente, tiene lugar cuando se le asocia a la categoría de «extranjero», opuesta a la de tareas entre socio logia y antropología al respecto, y si bien la antropología ha experimentado
«nacional», y definida de forma restrictiva en cuanto a sus derechos dentro del territorio --como otras ciencias sociales-las limitaciones inherentes a su función social y a su carácter
receptor. El estatus epistémico de una supuesta ciencia social de las migraciones ha sido por aplicado, sin embargo, ha contribuido, gracias a su mirada particular, a conferir al inmigrado
consiguiente subordinado desde sus comienzos a la demanda social y, por derivación, a la una existencia social previa a su experiencia migratoria, y a insertarle en un marco referencial
iniciativa institucional. Esto no implica en mi opinión obligatoriamente un grado menor de propio y coherente, independientemente de los fenómenos de dependencia económica, a nivel
cientificidad, sino que significa una evolución del enfoque estrictamente conforme con esta internacional.' A partir de entonces, el «migrante» deja de tener una existencia social exclusi-
demanda social, y no, como puede ocurrir -y ocurre-- en otros ámbitos en los que el peso vamente definida a través de los criterios normativos e ideacionales de la sociedad receptora.
institucional, a pesar de no desaparecer del todo, deja ampliamente paso a la creación Por aft.adidura, su presencia como colectivo facilita, dentro de esta misma sociedad, un espacio
sociológica y a cierta gratuidad metodológica. 1 En el caso de las migraciones, esta demanda nuevo de dinámica cultural.
social, vehiculada por los propios poderes públicos o por instituciones parapúblicas o confe- Es cierto que los estudios precursores de Thomas y Znaniecki sobre los inmigrados
sionales, se ha hecho sentir de manera indudablemente más imperiosa. Salvo contadas polacos, a pesar de situarse en una óptica más próxima a la psicología social que a la
excepciones, 2 sólo recientemente, en Europa, el análisis de las ciencias sociales sobre las antropología, expresaban una auténtica sensibilidad etnográfica, al recrear, a través de los
migraciones no han superado la simple constatación descriptiva o la simple interpretación en relatos de vida de los migrantes, la unidad de su experiencia existencial. Lo mismo se puede
términos de dualismo cultural, dado el carácter aplicado de la investigación que lo ha inspirado. decir, aunque desde otra óptica basada en una concepción biologista de la inserción social, de
Esto tiene el inconveniente de colocar a los investigadores en la inconfortable posición de los estudios de los enclaves étnicos de la Escuela de Ecología urbana de Chicago. Además de
enunciadores de un discurso ya conocido, estereotipado sobre situaciones empíricas que, por utilizar también las historias de vida para dar testimonio de la diversidad de las diferentes
muy diversas que sean, no suscitan ninguna novedad analítica, a no ser mediante cierta trayectorias individuales, estos últimos consiguieron superar el funcionalismo algo elemental
distancia critica, que pocos adoptan. El caso de la literatura francesa sobre la inmigración entre de su modelo adaptativo, al privilegiar el estudio de procesos dinámicos, agrupados bajo la
los aft.os sesenta y final de la década de los setenta es elocuente al respecto. 3 La producción etiqueta de serendipity (Hannertz, 1980). No obstante, desde la perspectiva actual y teniendo
científica sobre la inmigración -y, notémoslo, no sobre migraciones- es abundante pero se en cuenta el carácter masivo y continuo del fenómeno migratorio, a nivel planetario, esta
limita a proporcionar elementos de conocimiento para canalizar convenientemente el fenóme- práctica etnográfica puede aparecer todavía demasiado tímida en sus resultados, lo que le
no migratorio, dentro de los limites del modelo institucional imperante, de carácter asimila- impide abordar el fenómeno migratorio, a la vez en su especificidad sociológica y en su
cionista. Es únicamente en la década de los ochenta que tiene lugar cierta ruptura conceptual interdependencia con otros procesos socioeconómicos y politices. Además, su modelo meto-
con este modelo por razones externas a las mismas ciencias sociales: el despertar de reivindi- dológico se fundamenta en dos ejes que, siempre desde la situación actual, limitan su capacidad
analftica: la primera se refiere al supuesto de partida, según el cual los migrantes han de
l. Cfr. como ejemplo de ello la obra de P. Bounlieu en su eoojunlo.
2. En genc:ml, es el anélisis del n:lllllgimienlo del racismo manifes1ado hacia migrantes extranjeros que ha suscitado las
n:flexiones mú interesantes. 4. Traducido por el autor.
3. Véase por mú detalles Sayad, A. (1984). S. Véase en particular Esteva-Fabrepl, 1984: p. 112.
258 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 259

conformarse con la sociedad receptora y moldearse sobre sus valores. ta segunda se refiere a dimensión más compleja o equivalente a "una sociedad, varias etnias" y, por aftadidura,
la interpretación de los datos de observación: la orientación psicologista no incita a abordar a diferentes culturas en su origen» (1984, p. 24).
los migrantes como colectivo sino que favorece el singularizarles mediante el análisis de sus Puede ocurrir que este reconocimiento se haga, a veces, a partir de una representación
conflictos en términos de ajuste psicológico. Esta reducción de un colectivo a la suma de sus implfcitamente jerarquizada de las culturas, ya que las culturas de los colectivos de migrañtes
unidades es, precisamente aquello que permite obviar las condiciones concretas, dentro de las están inscritas como «subculturas» en el interior de una cultura referencial, de mayor relevan-
cuales estos itinerarios personales se inscriben, es decir, el fenómeno de la globalización y el cia. Asimismo, la delimitación de estos colectivos en el espacio social induce a tratarlos como
carácter estructural de esta movilidad transcontinental. Sea como sea, a través de la descripción «comunidades», semejantes a aquellas comunidades lejanas llamadas primitivas o a aquellas
de sus estrategias de supervivencia o de posicionamiento social, los migrantes han aparecido comunidades rústicas del mundo rural, que el etnógrafo puede abarcar en su totalidad y analizar
por primera vez como auténticos actores de la vida urbana, capaces además de instrumentalizar en su lógica interna. Pero no cabe duda de que la labor etnográfica entre colectivos de migrantes
o «capitalizar» en su ventaja el factor cultural en el duro juego de la competitividad social; ha permitido un conocimiento, a la vez fino y respetuoso, de sus estrategias cotidianas, de sus
además, han inspirado estudios etnográficos ulteriores en los que los migrantes tienen la aspiraciones, de sus contradicciones e inclusive de su imaginario social (Barou, 1~78; Ka-
palabra y en los que su discurso vi!ne a ser una de las facetas de una realidad social, percibida tuszewski, 1981; Mitchell, 1969; Petonnet, 1979; Selim, 1985; Taboada-Leonetti, 1987;
de ahora en adelante como plural. 6 La etnografla de la doble experiencia emigratoria-inmigra- Verbunt, 1984; Wallman, 1979; Watson, 1977). Por otra parte, el desvelar universos «otros»
toria no sólo representa un enriquecimiento de aproximaciones cuantitativas, sino que consti- en el corazón mismo de la sociedad industrial versus postindustrial, estos estudios no se han
tuye una alternativa conceptual a la perspectiva todavía imperante en otras ciencias sociales y preocupado forzosamente en responder a la demanda social a la que se alud!a al principio de
en la opinión pública, en general, según la cual el migrante está tratado como sujeto pasivo este texto. Más que mejorar las relaciones entre colectivos migrantes y sociedad global, han
dentro de la sociedad llamada mayoritaria (majority society); o dicho de otro modo, según la realizado una observación lúcida, no carente de esta ternura que surge de un largo contacto
cual el migrante sólo existe en la conciencia de los autóctonos como «anomalfa», «problema» etnográfico, absteniéndose, en la mayorla de los casos, de convertir su mirada en diagnóstico
o, en el mejor de los casos, como «vfctima» de un sistema que no producen pero que les y su análisis en recetario práctico, pero también poniendo a veces entre paréntesis el análisis de
producen. la articulación de estas comunidades con el sistema mundial. Quizá la razón de ello proceda
La influencia de la antropología y la utilización, en contextos occidentales, de los conceptos de la preocupación ética que, desde la enunciación del relativismo cultural y acorde con su
forjados en entornos exóticos se manifiestan tempranamente en Estados Unidos, debido a cierta enfoque conceptual original, ha intentado marcar la distancia entre la antropología y otras
hegemonía ejercida por la disciplina en el campo de las ciencias sociales.' ciencias sociales. Pero también se pueden barajar otros motivos internos a la misma disciplina.
En Europa, el fenómeno es más reciente y se desarrolla aproximadamente a finales de El primero que quisiera subrayar es el hecho de que la cultura ha aparecido a menudo
los aftos setenta y en la década de los ochenta, como lo ilustra el ejemplo de Francia como el concepto milagroso capaz de convertirse en la llave explicativa de la diferencia,
mencionado anteriormente; 8 el mismo concepto central de cultura --en general asociado a otro inclusive a veces de la diferencia social, y, por derivación del origen de los conflictos
término: cultura de origen, especificidad cultural, particularismo de origen cultural, contacto interétnicos, sin que, por ello, sea siempre precisado el modo según el cual suele actuar la
intercultural, mestizaje cultural, etc.- estructura la reflexión: los migrantes no aparecen ya cultura frente a otra cultura, es decir, mediante qué tipo de mediaciones y a partir de qué
como aquel cuerpo extrafto que conviene allanar, uniformizar o metaforizar en el lenguaje de correlaciones, y qué cadenas de imágenes y de representaciones se forman por ambas partes,
las estadísticas, sino como un núcleo duro y vivo que, de ahora en adelante, contribuye a en cada situación concreta en la que están frente a frente individuos implicados en un mismo
conformar el tejido social, y cuya opacidad aparente debe ser descifrada a partir de su propio sistema económico, pero de manera desigual y diferente. La perspectiva holfstica que ha
código cultural. La diferencia entre autóctonos y ajenos, antes percibida pero no asumida, inspirado el concepto de cultura no ha evitado siempre cierta imprecisión y cierta reificación,
acaba siendo reconocida como «diversidad», es decir, legitimada en su existencia. Esto es, sin que impide tener en cuenta la plasticidad y el carácter fluctuante de la realidad social y cultural.
duda alguna, un avance conceptual y moral importante. Mencionaré al respecto una frase de El relacionar cultura y clase sólo lo subsana en parte, ya que existe una relativa autonomía
Claudio Esteva-Fabregat que ilustra esta orientación: «Con el estudio de sociedades poliétnicas entre estos dos marcos de pertenencia, o más exactamente entre su respectiva dinámica
o que plantean relaciones interétnicas, el antropólogo pasa a ser un estudioso del conflicto (Esteva-Fabregat, 1978; Rex, 1979). ¿Puede el reconocimiento total de la capacidad inventiva
social de las culturas y se aplica al análisis de teorlas dinámicas en los modelos etnográficos. de esas culturas al margen, mal llamadas subculturas, vaciar de contenido el potencial del
Por esto, si antes el concepto de cultura resumia las explicaciones antropológicas, en este concepto de diferencia cultural en tanto que modo de estigmatización social? Cabe la duda.
momento la explicación y su teorla se amplian a la consideración de las relaciones interétnicas El segundo motivo asociado al primero se deriva del artefacto metodológico creado por el
vistas como un nuevo o más amplio espectro de la concurrencia social de las culturas ... Ahora, propio concepto de «comunidad» que dificulta el análisis, no tanto de los confliCtos, sino de
y en relación con sociedades poliétnicas, el estudio antropológico se entiende como una las sinergias entre enclaves migrantes y sociedad global. La fragmentación conceptual del
6. Entre otros: J. Clyde Mitchell, 1969; J. Katuszewski, 1981; F. Keyes (ed.), 1981; C. Petonnet, 1979; l. Taboada
campo social que esto ha supuesto puede, indirectamente, haber favorecido el discurso sobre
Leonetti, 1987. el carácter insuperable de la especificidad, pero, sobre todo, ha creado las condiciones para
7. Todas las elaboraciones conceptuales en torno a las nociones de etnicidad, adscripciones o pertenencias étnicas, imposibilitar, a nivel conceptual, el reconocimiento 4e estas sinergias, tanto desde el punto de
relaciones interétnicas o conflictos étnicos se n:allzan dentro este enfoque. No hablaré de ello aquí, dado que otra de las conlnbuciones
de este libro está dedicada a esta problemática. vista social como desde el punto de vista cultural. Estas han tenido lugar, sin embargo, y la
, 8. Sin embargo, dentro de cierta unidad del campo cientffico qlosajón, los estudios brillinicos referentes alas inler-ethnic pluralidad es un hecho, más allá de los ostracismos sociales. Al perder su carácter provisional,
and racial relatioiiS se aproximan a los trabajos norteamericanos, ya en los allos setenta.
reversible, y al convertirse en un hecho duradero, el fenómeno migratorio ha alimentado
260 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 261

diferentemente el imaginario colectivo de las sociedades receptoras. Quizá, la interculturali- Katuszewski (1981), Réseaux d'immigrés: ethnographie de nulle part, Paris, Ed. Ouvrieres.
dad, como proyecto global de sociedad, es decir como alternativa utópica y no como programa Keyes, Ch. F. (1981), «The dialectics ofetbnic Change», en Ch. F. Keyes, Ethnic Change (ed.), Londres-,
polltico concreto, es una respuesta a este hecho. Quizá, también sea el reconocimiento Seattle, pp. 4-30.
Mitchell, J. C. (ed.) (1969), Social networks in urban situations, Manchester, Manchester Universi-
implícito de esta pluralidad incontrolable e incontrolada, que ha venido a contradecir, a nivel
ty Press.
institucional, medidas asimilacionistas y pollticas integracionistas. ¿Pero hasta qué punto el Oriol, M., Sayad, A. y Vieille, P. (1985), «lnverser le regard sur l'émigration-immigration», Migrations
imaginario de los migrantes y el espejo en el que se ven ellos mismos reflejados y deformados et Méditerranée, Peuples Méditerranéens, 31-32:5-20.
coincida con su propio sentido de la otredad, vivida tanto cultural como socialmente? Si la Petonnet, C. (1979), On est tous dans le brouillard: ethnologie des banlieues, Paris, Ed. Galilée.
frontera entre diferencia y diversidad permanece todavia tan ambigua como siempre, no es por Rex J. y Tomlinson, S. (1979), Colonial immigrants in a British city, Londres, Routledge and
supuesto ninguna coincidencia. Keagan Paul.
Quisiera acabar este recorrido, algo rápido y sinuoso, subrayando que las nuevas Rudder (De), V. (1985), <<L'obstacle culturel: la différence et la distance», L'Homme et la Société,
tendencias en ciencias sociales de las migraciones intentan reconciliar el enfoque culturalista, 77-78:23-49.
no siempre carente de esencialismo:y el enfoque economicista -materialista o no- que, por Sayad, A. (1984), «Tendances et courants des publications en Sciences Sociales sur l'immigration en
su parte, no escapa a cierto etnocentrismo (Althabe, 1985, 1989; Gallini, 1991: Oriol y otros France depuis 1960», Current Sociology, 32, 2:219-303.
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1985; Stolcke, 1993). Dentro de este punto de vista, el inmigrado corresponde a un artefacto
Stolcke, V. (1993), «El problema de la inmigración en Europa: el fundamentalismo cultural como nueva
conceptual que ha servido para ignorar las causas reales de su existencia como categoría social retórica de exclusión», Mientras tanto, 53:73-113.
particular, que está producida por las múltiples mediaciones institucionales. La «naturaliza- Taboada Leonetti, l. (1987), Les immigrés des beaux quartiers: la communauti espagnole dans le 1~
ción» de su especificidad cultural no corrige esta objetivación, sino que sirve para completar arrondissement de Paris: cohabitation, relations interethniques et phénomenes minoritaires, Paris,
su exclusión económica, social y política mediante una exclusión simbólica. Es asi como el L'Harmattan.
neorracismo se elabora a partir de la convicción de que las barreras culturales son tan Wallman, S. (ed.) (1979), Ethnicity at work, Londres, Macmillan.
infranqueables como las barreras genéticas. Este enfoque critico no solamente tiene la ventaja Watson, J. L. (1977), Between two cultures, Oxford, Blackwell.
de desvelar las <<paradojas»9 sobre las cuales el propio fenómeno migratorio se construye y se
reproduce, sino que abre una propuesta metodológica sugerente: el migrante por si solo deja
de ser objeto de estudio; éste se construye a partir de la dinámica entre autóctonos y migrantes
y de sus representaciones reciprocas. En resumidas cuentas, la pedagogfa del otro pasa por la
pedagogfa de uno mismo.

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9. Término utilizado por A. Sayad, 1991, en el subtftulo y p. 17.


LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 263

plejas, plurales, dinámicas y multidimensionales. Albergan una gran variedad de perspecy-


vas, maneras de llevar a cabo las tareas e interpretar las experiencias en relación al
sistema que estimulan la diversidad. Dificilmente se dejan encasillar en modelos simples,
ya que, precisamente, lo simple impide ver la dimensión humana de las organizaciones, -Bus
culturas.

Complejidad, pluralidad y moltidimensionalidad en las organizaciones


ANTROPOLOGÍA DE LA EMPRESA
En principio, las compafl.fas que operan dentro del sistema de las economfas de mercado
Culturas corporativas
... y culturas organizativas tiene un objetivo claramente definido, rentabilizar la inversión inicial a través de la venta de
unos productos o servicios. Sin embargo, en el momento en que varias compafl.fas tienen el
porJORDICOLOBRANS mismo propósito, compiten para diferenciarse de las otras y adquirir determinadas ventajas
competitivas que le permitan atraer al consumidor.
En una organización de este tipo intervienen varios factores, una estructura fisica,
Introducción interna, generalmente organizada por departamentos, objetivos y funciones, con una serie de
personas que actúan dentro de este sistema, y un entorno en el que otras compafl.fas compiten
El estudio de las culturas corporativas se encuentra en una fase de tanteos e intentos de entre ellas para satisfacer las demandas, o posibles demandas, del mercado. El mercado forma
síntesis (Mohan, 1993; Trice y Beyer, 1993; Schultz, 1994). En este articulo trato de ubicar parte de una sociedad representada por sus lideres políticos, sindicales, religioso, etc., que
los conceptos de cultura corporativa y de cultura organizativa dentro de un marco teórico tiene unos intereses como pafs en un mercado internacional de mayor envergadura y dimensión
general que permita abordar el fenómeno de las culturas corporativas y organizativas no. sólo político-económica, lo que impone determinadas restricciones administrativas que influyen en
a los antropólogos sino a otros especialistas interesados en el tema del comportamiento la elaboración de la política de gestión de las compafl.fas, su disefl.o estratégico y la naturaleza
organizativo, los recursos humanos y el management. de sus decisiones. Si a ello afl.adimos la actividad y envergadura de las compafl.fas multinacio-
El tema del análisis cultural de las organizaciones ha ganado popularidad en los últimos nales, el número de relaciones entre las partes del sistema aumenta, lo que las hace aún más
afl.os, especialmente después de un periodo de titubeos y tentativas que tuvieron lugar a partir complejas e intrincadas.
de los afl.os ochenta (Pascale y Athos, 1981; Ouchi, 1981; Peters y Waterman, 1982; Deal y Al profundizar en cada una de los elementos, inmediatamente aparece la diversidad. Los
Kennedy, 1982; Bradford y Cohen, 1984; Davis, 1984). Estos autores destacaban que aquellas distintos roles que juegan los actores en una organización supone la presencia de diferentes
compafl.fas que fueran capaces de desarrollar una cultura propia, uniforme, coordinada y perspectivas e intereses, por ejemplo, entre los accionistas, directivos, gestores, personal de
coherente, asf como de mantener un determinado tipo de liderazgo basado en la comprensión, administración, operarios, distribuidores, comerciales, encargados de marketing y publicidad,
el optimismo y la sonrisa, serian capaces de competir más exitosamente en el mercado. En o personal contratado para los servicios de limpieza y mantenimiento. Dentro de cada uno de
estos autores, el concepto de cultura parecía ser la clave para afrontar la crisis, o los cambios, estos grupos igualmente pueden hallarse diferencias, entre sus especialidades departamentales,
que desde finales de la Segunda Guerra Mundial se han estado produciendo en los paises su capacitación técnica, o sus diferencias sociológicas tipo edad, sexo, nivel de formación,
industrializados. etcétera, que definirá las características de las varias culturas del trabajo que convergen en una
Sin embargo, el entusiasmo inicial de estos planteamientos, generalmente simplistas y organización.
reduccionistas, basados en la armonía, la receta de manual y la ausencia de conflicto, decayó Por otra parte, los intereses de cada grupo están representados por distintas instituciones
rápidamente al topar precisamente con lo que trataba de controlar: la_ tensión,_ el c~nflicto, los como las patronales, los sindicatos; los clubs de empresarios o comités de trabajadores,
distintos intereses, perspectivas y valores que confluyen en determmadas situaciones, y las generalmente en conflicto de intereses. La negociación de los salarios, los horarios laborales,
diferentes experiencias que tienen lugar en la vida diaria del trabajo dentro de las organizacio- la seguridad en el trabajo; los sistemas de producción, la calidad de los productos o las recientes
nes, es decir, su complejidad (Gregory, 1983; Riley, 1983; Morgan, 1986; Scott, 1992; legislaciones sobre protección del medio ambiente, por ejemplo, complican el proceso me-
Greenwood y González, 1992). Otros se han sentido estimulados con la critica y han tratado diante el cual el capital trata de rentabilizar su inversión inicial.
de perfeccionar sus métodos racionales y mecanicistas con mayor o menor fortuna (Fairhead, Al profundizar en la comercialización de los productos en el mercado, hallamos que las
1988; Hampden-Tumer, 1990; Denyson, 1990; Kotter y Hesket, 1992). compafl.fas fragmentan el mercado en segmentos y subsegmentos, y subsegmentos de subseg-
Sin embargo, el concepto de cultura aplicado al análisis de las organizaciones empre- mentos cada vez más menores para ofrecer servicios o productos muy concretos a consumi-
sariales ha tenido que ser reformulado para responder a las exigencias de las organizaciones. dores con necesidades. muy especificas. El consumidor, influido por la publicidad, la facilidad
Morgan (1986), Greenwood (1991), Greenwood, Whyte y Harkavy (1993), Martin (1992), de acceso al producto, lás referencias que tiene de él por otros consumidores, calidad,
Mohan (1993), Schultz (1994) han tratado de sintetizar diferentes perspectivas adoptando presentación y precio del producto, decidirá si opta por uno o por otro. Si se siente satisfecho
puntos de vista interdisciplinarios. Las organizaciones, como la realidad misma, son com- con las prestaciones del producto quizá depositará su confianza en otros productos de la
264 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 265

compailfa y se mantendrá fiel a la marca. Si se siente defraudado seguramente cambiará de participación en el trabajo y en la gestión, los comités de trabajo, lajoint-consultation y han
marca. Si se siente muy defraudado incluso podria acudir a una asociación de defensa de los prosperado diversas fórmulas de cooperación y de democracia industrial, entre otras.
derechos del consumidor para emprender medidas legales contra ella, lo que podria acabar Los movimientos comunales y cooperativos, por otro lado, han tratado de contribuir al
sancionando económicamente a la compaftfa y dailar su imagen. desarrollo de la comunidad cuestionando el individualismo, las estructuras de poder y autori-
Al profundizar en la gestión de la empresa, la complejidad resulta abrumadora, directi- dad personalizada y reinvirtiendo los beneficios en ella. Experiencias históricas de este ti¡fo
vos, administradores, asesores, consultores, abogados, lideres con distintas opiniones de que son las comuiridades de New Lanark en Escocia, Oneida y New Harmony en Nueva Inglaterra.
es lo que deben hacer y cómo deben llevarlo a cabo, por lo general, simpatizantes de distintas Más recientes son los kolkhoz soviéticos, los kibbutzim israelfes o el grupo cooperativo de
escuelas de management, se solapan (Bendix, 1956; Guillén, 1994). Mondragón en Euzkadi.
Los directivos tratan de organizar las tareas de gestión definiendo los objetivos generales Otro planteamiento es el que trata de mantener el CÓntrol de los medios de producción,
de su compaftfa que sus componentes deberían compartir, a los que llaman filoso tia corporativa aunque para ello tenga que renunciar a algunas de las fórmulas clásicas como la autoridad y el
y misión empresarial (Falsey, 198~ Campbell y Tawadey, 1990), y que se utiliza para ejercicio directo del poder. El continuo feedback entre el capital y la mano de obra, ha permitido
determinar las distintas politicas de la compaftfa para organizar la producción, la gestión, la pensar las relaciones laborales y comerciales de una manera más sutil, especialmente a partir de
distribución, comercialización, etc., las estrategias que empleará cada departamento para llevar la crisis del petróleo de los ailos setenta. En este sentido, el capitalismo está ensayando con nuevas
a cabo sus proyectos, su modelo cultural implfcito y sus tácticas particulares para materializar fórmulas de gestión y administración de las empresas tipo joint-ventures, copropiedad, multi-
los objetivos generales. propiedad, acciones compartidas o networks que, a su manera, tratan de solucionar el viejo
Cada uno de los elementos se desglosa en otros y otros, y cada nueva diferencia abre un conflicto entre la experiencia social y la experiencia laboral, entre el capital y la mano de obra.
amplio abanico de posibilidades dificilmente reducible. Como antropólogos tratamos de hacer El abanico de técnicas que utiliza van desde las distintas variedades de flexibilidad y participación
explicitas las diferencias y a partir de aquf, de gestionar y negociar con la complejidad. En este (Olmsted, 1989), implicación y técnicas de grupo (Aubrey ll y Flekins, 1988), democracia
contexto, los conceptos de cultura corporativa y de cultura organizativa utilizados desde industrial y participación (Bell, 1979) o embeddedness (Granovetter, 1985).
perspectivas simplistas podrían fácilmente resultar ambiguos y su pequefl.ez tormentosa. ¿Qué En medio de este marco conceptual, la cultura corporativa adquiere una dimensión que
significa, pues, el concepto de cultura en el contexto de las organizaciones?, ¿qué requisitos va más allá de la descripción meramente etnográfica de rituales, historias, sagas, chistes,
se requieren para llevar a cabo un análisis cultural? proverbios y otros elementos culturales descontextualizados que pueden recopilarse dentro de
las organizaciones (Petera y Waterman, 1982; Deal y Kennedy, 1982). La cultura corporativa
podria ser algo mucho más confuso.
Culturas corporativas y culturas organizativas Al analizar las culturas del multinivel me encontré con un planteamiento poco conven-
cional de la dinámica del mercado. Tuve que elaborar un modelo con el que pudiera observarse
En mi trabajo sobre lo que he llamado las culturas del marketing multinivel (Colobrans, las etapas del desarrollo industrial como una superposición de culturas dentro de las cuales se
1996), un sistema de venta directa, distribución y consumo que se desarrolló en Estados Unidos desarrollaban otras y otras. En este modelo, las culturas del multinivel y las culturas corpora-
a finales de la Segunda Guerra Mundial y que utiliza las redes sociales previamente estable- tivas de las compaftfas que emplean este sistema de venta directa, son el resultado, en primer
cidas para extenderse (Green y D 'Aiuto, 1977), demuestro que el concepto de cultura se utiliza lugar, de la superposición de elementos propios de las culturas del progreso y del crecimiento
como una herramienta de interpretación y de reconciliación de las contradicciones que surgen económico, de las culturas de la economía de mercado y de las culturas del éxito que
entre la experiencia y la esperanza. Para ello, me he remontado al antagonismo entre la prosperaron en Estados Unidos durante su primer desarrollo industrial y hasta finales de la
experiencia económica y la experiencia social que ha estado caracterizando el proceso de Primera Guerra Mundial.
desarrollo industrial en las sociedades capitalistas. Dentro de las culturas del progreso se encuentran, igualmente, las economías de tipo
Podria objetarse, con razón, que toda actividad económica es una actividad social socialista y comunista o los planteamientos del fascismo, y dentro de las culturas del éxito, la
(Granovetter, 1985). Sin embargo, a lo largo del proceso de industrialización puede observarse ética del placer y la del consumo, por ejemplo, que igualmente prosperaron en el contexto de
la existencia de un conflicto permanente entre el capital y la mano de obra que tanto el estado, la revolución industrial. 1 Una de las culturas a través de las cuales se extendieron rápidamente
como la comunidad o los propietarios de los medios de producción han intentado resolver. En las culturas del éxito fueron las culturas de la venta-distribución con su amplia variedad de
UÍlos casos, en beneficio del estado y de la sociedad que representa, en otros para el desarrollo métodos de venta, cada uno con su particular manera de interpretar la experiencia de los
y prosperidad de la comunidad, como en el caso de los movimientos cooperativos, y en otros, comerciales con las distintas tecnologías de venta. Una de estas culturas de la venta-distribu-
para aumentar la rentabilidad del capital privado. El comunismo, el anarquismo o el fascismo ción es la de la venta directa. Igualmente en el grupo de las culturas de la venta directa pueden
son, igualmente, planteamientos que han desarrollado su propia interpretación de la relación observarse diversos tipos, como la home-office, de diversas empresas dedicadas al telemarke-
entre la propiedad y el control de los medios de producción. ting el party-plan de Tupperware o el sistema de marketing multinivel.
En cada uno de los casos se han instituido distintas técnicas. En los paises de orientación
socialista se establece que los beneficios del trabajo deben redundar básicamente en la l. El IIWlfto del 6xito, American Dream, DO ba sido UDifonne a lo largo de los allos, véanse, por ejemplo, las distintas
prosperidad del estado y de la sociedad, a la vez que se ha cuestionado las estructuras de corrientes que ban configurado el diBcuno del 6xito en Estados Unidos y su distinta evolución a lo largo de los allos en Cawelti
poder dentro de las organizaciones. Para ello ha fomentado técnicas como la autogestión, la (1964) y Cheuoweth (1974).
266 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 267

El marketing multinivel, en su particularidad, ha desarrollado igualmente una cultura. negativas y de fracaso, inevitables a lo largo de su tarea de consolidar sus propias redes de
En este grupo, desde el primer multinivel iniciado por la empresa Nutrilite a principios de los distribución.
afios cuarenta, en la que se inspiró la siguiente generación de compaiiias de este tipo como En este sentido, el sistema de marketing multinivel ha desarrollado su propia cultura, la
Shaklee (1956), Neolife (1959), Amway (1959), Home Interior and Gifts, Mary Kay Cosme- cultura del multinivel. Como cultura tiene sus propios elementos, como las reuniones y
tics, hasta los más recientes, Gold Plate International, Herbalife (1980), Yurica (1982), Dynasty celebraciones, sus mitos, sus lideres carismáticos, su simbolismo, su particular uso de la
(1983), cada uno de ellos ha desarrollado sus propias características distintivas que le escenografia y su particular concepción del mundo en forma de redes. Igualmente, como
diferencian de los demás. cultura, ensefl.a a los distribuidores independientes como deben interpretar sus experiencias
En estas compaiiias, la cultura corporativa se define en función de la filosofia y misión cotidianas a la luz del sistema de significados que les ofrece en las reuniones y mediante el
empresarial divulgada por sus fundadores y del cuidado de la imagen corporativa que elaboran material de apoyo para la formación y la motivación.
sus departamentos de relaciones públicas.2 En el primer caso, estas filosofias enfatizan el La cultura corporativa de estas compaiiias, con los principios éticos, politicos, sociales
espíritu emprendedor, el trabajo duro, el esfuerzo, el hombre que se hace a si mismo y la y económicos establecidos por sus fundadores, y la imagen corporativa elaborada por sus
recompensa material de inspiración evangélica (DeVos, 1993 ), y los planteamientos de la libre respectivos departamentos de relaciones públicas, junto a la cultura del marketing multinivel,
empresa con su herencia del suefl.o americano del éxito, el self-improvement y el pensamiento una cultura compartida por muchas empresas y cuya herencia trasciende la influencia de las
positivo. La misión corporativa que se imponen estas compaiiias tiene que ver con su definición filosofias corporativas de las compaiiias con las que trabajan, constituyen una unidad mayor
como compaiiias de venta directa, es decir, enfocadas a su red de comerciales. Por otro, su a la que puede llamarse con el nombre de cultura organizativa. A esta cultura organizativa hay
imagen corporativa incorpora tendencias sociales como la producción ecológica de productos, que ailadir, además, los intereses, rasgos, conflictos y tensiones que se producen en las plantas
el respeto por el medio ambiente, el altruismo y filantropía estratégica3 y esponsorizaciones de producción que, como en las culturas del multinivel, los directivos tratan de controlar
que conectan la compaiiia con la sociedad y trata de satisfacer las exigencias sociales más ofreciendo a sus empleados herramientas conceptuales e interpretativas que les permitan
frecuentes de los consumidores. explicar sus experiencias personales dentro del sistema y reciclar el conflicto hacia la
Sin embargo, el planteamiento anterior es sólo una parte. Las organizaciones que productividad.
trabajan con el sistema de marketing multinivel, como la mayor parte de las organizaciones Por otra parte, dado que el beneficio económico en el sistema de marketing multinivel es
dedicadas a la venta directa, trabaja con una singular fórmula contractual, el distribuidor más una esperanza que una experiencia personal, el sistema ha desarrollado un sistema de
independiente. Esta fórmula apareció en Estados Unidos a finales de los afios treinta como recompensas alternativo. Este sistema recompensa la caída de las expectativas económicas con
solución a una serie de problemas laborales, sindicales y de costes de coordinación y gestión salarios psicológicos y sociales, enriquece el trabajo con reconocimientos públicos por los
de la red de ventas (Biggart, 1989). En este contrato, el distribuidor de una determinada esfuerzos realizados, aplausos, reparto de agujas simbólicas, menciones honorlficas y refuerzos
compaiiia tiene la posibilidad de vender, distribuir, consumir y construir su propia red de positivos. Viendo la prosperidad y empuje que está adquiriendo este sistema alrededor del mundo,
distribución. Dado que todos los distribuidores independientes tienen la misma posibilidad, especialmente en los paises asiáticos y recientemente en los del Este, deberemos concluir que
estas redes pueden crecer y crecer. Algunas de estas compailfas poseen redes de distribuidores igualmente satisface las necesidades de un sector de la población, en este caso, necesitado de
muy extensas, Amway Co., por ejemplo, en 1995 contaba con 2,5 millones de distribuido- reconocimientos, lo que constituye, ya de por si, un interesante rasgo cultural.
res independientes repartidos en 41 paises.
Sin embargo, la autonomía de los distribuidores independientes a la vez que solucionaba
unos problemas planteó otros nuevos, ¿cómo podían mantenerse los vínculos con una compa- Conclusiones
ftfa sin estar vinculado formalmente a ella? y, por otro lado, ¿cómo se podía asegurar la
formación y motivación de los distribuidores independientes? En esta operación, inspirados A través de este breve bosquejo por la complejidad de las organizaciones y del ejemplo
pór la filosofia corporativa de los fundadores y por los elementos propios de las culturas del de las culturas del multinivel, he tratado de ubicar varios conceptos dentro de un mapa
éxito y del hombre que se hace a si mismo, los distribuidores independientes más privilegiados conceptual mayor. En este mapa, las culturas organizativas constituyen una interesante área
han constituido sus propias compaiiias de distribución de productos para la formación y la de análisis para los antropólogos, ya que al estudiar las culturas organizativas y la gran variedad
motivación, especialmente orientados a satisfacer las necesidades del resto de distribuidores, cultural que incluyen, permite mostrar su riqueza, su diversidad, y su multidimensionalidad,
de su deseo de prosperar y construir una extensa red de distribución que les permita unos lo que permjte hacer un análisis complejo de las relaciones entre las distintas partes e intereses
ingresos extraordinarios. Unos pocos lo consiguen, otros no. que se establecen dentro del marco de una compafifa. Las culturas corporativas son las
Estas compaiiias de material de formación y motivación y estos distribuidores privile- herramientas que las compaftfas utilizan para gestionar y negociar la complejidad. En este
giados, celebran regularmente reuniones de distinta envergadura con el fin de inspirar y contexto, las culturas corporativas son sistemas de significado que permiten a sus componentes
animar a sus distribuidores a llevar a cabo sus objetivos, y a reestructurar sus experiencias interpretar sus experiencias individuales en el marco de las necesidades de supervivencia del
sistema al que se adscriben, lo que intenta pulir las asperezas, tensiones, conflictos y contra-
2. Para una amplia muestra de doolaraciones de misión y de filosotlas empresariales puede consultane la obra de
dicciones que se producen dentro del sistema y reorientar el conflicto hacia la productividad.
Falsey (1989). En este sentido, los análisis sobre las culturas organizativas deberían mostrar, en primer
3. Para el tema del altruismo y la filantrnpfa eslratégica puede consultane a Deadwyler (1991) y Cunningham (1992). lugar, su complejidad y, en segundo, el analizar las culturas corporativas, cómo se articulan
268 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 269

determinados sistemas de significado que prosperan en la intersección entre un modelo de - y González, José Luis (1992),/ndustrial Democracy as Process: Participatory Action Research in the
conducta pensado para satisfacer los intereses de una compaftia y la experiencia individual Fagor Cooperative Group of Mondrag6n, Van Gorcum, Assen/Maastricht, Van Gocum y Comp. B. V.
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LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 271

radas, por nuestros colegas, como pertenecientes al ámbito de la sociologfa no constituye una
respuesta razonable al dilema. Ciertamente, hay sociólogos de orientación etnográfica (en-su
mayoria a lo largo del periodo en que la sociologfa se esfuerza por encontrar una nueva
. identidad), y unos pocos que realizan estudios comparativos, pero tan sólo una minori!l se
especializa en la etnografla compleja y escrupulosa y en el método comparativo que caracte-
rizan el trabajo antropológico. Por su parte, los psicólogos industriales tampoco suelen trabajar
en esta linea.
A pesar de estas circunstancias, hoy en dfa hay muy pocos antropólogos que se definan
ANTROPOLOGÍA DE LOS NEGOCIOS 1 a si mismos como antropólogos industriales, especialistas en culturas organizativas, o antro-
pólogos de los negocios, incluso cuando se da el caso de que cada vez es mayor el número de
por DAVYDD J. GREENWOOD los que trabajan estas temáticas.
Una forma de constatar la existencia de este problema consiste en examinar la actual
organización de la American Anthropological Association. Aunque ahora existen muchos
En las versiones estandarizadas de la historia de la antropología como disciplina, el grupos profesionales dentro de esta organización, ninguno de ellos está especializado especí-
estudio antropológico de las sociedades industriales contemporáneas -incluyendo en este ficamente en el mundo de la empresa y los negocios. Quienes trabajan sobre estas cuestiones
campo la antropologfa de los negocios, de la ley, de la medicina, de los derechos humanos, de se alinean con frecuencia en la Society for Applied Anthropology y la National Association
la degradación medioambiental, y otros- se presenta como un aftadido reciente, un compro- for the Practice of Anthropology. De hecho, es más posible que muchos de los que trabajan en
miso desafortunado, incluso herético, al que los antropólogos se han visto forzados por la estas áreas colaboren con colegas en campos como la planificación, el comportamiento
desaparición de «primitivos» y «campesinos», cuyas formas de vida eran consideradas al organizativo, el trabajo social, y similares, que con otros antropólogos en los departamentos
mismo tiempo como nuestro oficio y fuente de recursos. He ofdo expresar esta opinión a universitarios.
colegas de profesión, y la he escuchado repetida por estudiantes de doctorado como si de una La escasa atención concedida por parte de los antropólogos a las instituciones centrales
verdad incuestionable se tratase. Sin embargo, esta perspectiva es falsa y revela, asimismo, del capitalismo industrial es un hecho social que requiere una explicación antropológica y
algunas de las complejas contradicciones que asedian a la antropología cuando dirige su polltico-económica que excede las posibilidades de este breve ensayo. Mi opinión personal es
atención hacia nuestras propias sociedades. que la actitud agnóstica hacia una antropología dotada de propósito, y el distanciamiento
A pesar del considerable potencial de importancia social del que dispone, la antropologfa deliberado de los temas que lleva asociados, convierten los resultados de muchas investiga-
de los negocios ha recibido muy poca atención por parte de las últimas generaciones de ciones antropológicas de los negocios en algo incómodo para los altos cargos de gestión de
antropólogos. Incluso, hoy en dfa, los estudios antropológicos centrados en los negocios no las firmas estudiadas. La última cosa que muchos de ellos esperan escuchar es lo que opina el
suelen encontrar su camino dentro de las principales revistas de la disciplina, y los artfculos antropólogo acerca de su ideología, del uso que hacen de sus nociones de participación, y de
basados en tales investigaciones son raramente discutidos en las reuniones de antropólogos su forma de gestionar la cultura organizativa.
profesionales. No obstante, si uno lo piensa detenidamente, la adopción de una perspectiva Además, muchos antropólogos -cuando menos en Estados Unidos, Gran Bretafta, y
antropológica para aproximarse a los elementos clave del mundo de los negocios -por Francia- se incorporan a la disciplina, en parte, debido a un estado de alienación respecto de
ejemplo, la organización del trabajo, la estructura de sistemas de autoridad jerárquicos y su propia sociedad y al deseo de sumergirse en otra. Estas personas no son buenas candidatas
segmentarlos, la cultura organizativa, las corporaciones multinacionales, las empresas conjun- para llegar a convertirse en antropólogos de sus propias sociedades.
tas, las historias de vida de quienes se desenvuelven en el mundo de los negocios, las dinámicas En función de lo expuesto, Espafta ha tenido una inusitada fortuna al contar con el trabajo
de cambio organizativo, las reacciones comunitarias al cierre de fábricas y minas, y similares- de Claudio Esteva-Fabregat como punto de referencia en este campo. Dado que babia tan pocos
no sólo es una actividad antropológica razonable, sino necesaria. antropólogos en Espafta cuando inició su trabajo, nadie tuvo el derecho de esperar que pudiera
Las organizaciones empresariales dominan el sistema mundial moderno casi por com- tener una talla intelectual tan vasta. Su libro La antropolog{a industrial (Esteva-Fabregat, 1984
pleto. La antropología y las universidades presentan complejas dimensiones económicas que [ 1973]) es\una obra que rompe moldes mediante la combinación de elementos de antropologfa,
inciden sobre los tipos de investigación realizada, el mercado de trabajo existente para los psicologfa, y sociologfa, en una sfntesis que resultaba muy avanzada para su tiempo. De haber
antropólogos, y el alcance del público potencialmente interesado en la compra de libros sido traducido al inglés· cuando apareció, podria haber causado un gran revuelo en Estados
derivados de la realización de tales investigaciones. Tratar la antropología de los negocios Unidos. Sin embargo, hoy en dfa, el libro es relativamente poco apreciado en Espafta y
como una esfera situada más allá de los limites de la práctica seria de la disciplina comporta, desconocido fuera de sqs fronteras, pese a lo innovador del tema tratado y a la alta calidad de
en última instancia, relegar la antropologfa a la cola de la historia. la aproximación que en.~lse desarrollaba. Habrá quien sucumba a la tentación de considerar
El recurso a una división académica del trabajo en la que estas temáticas sean conside- su trabajo como resultado, en parte, de su exposición a las influencias de la tradición americana
-especialmente al modelo Harvard Social Relations, que vinculaba la psicologfa social, la
l. Quiero agradecer a Jordi Colobrans las útiles criticas que realizó a una primera versión de este ensayo. Traducido del sociología, y la antropologfa- aunque yo estoy más inclinado a atribuir esta obra a la propia
inglés por Juan M. Gan:la Jorba. creatividad de Esteva por razones que quedarán claras.
272 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIAUZADA 273

La blstorla del análisis social de la industria quienes estudian la sociedad industrial deben de haber sido sociólogos -mientras que, para
los participantes en aquel tiempo, el asunto estaba considerablemente menos claro-. UBa
Al principio, expuse que el estudio antropológico de nuestras propias sociedades lectura de estos trabajos pone de manifiesto que la distinción, supuestamente clara, entre
capitalistas industriales no es un compromiso reciente causado por la desaparición de aquellos antropología y sociología era mucho menos evidente de lo que es en la actualidad. Quienes
campos que, supuestamente, nos eran más apropiados. Este apartado merece un breve desa- hoy son tenidos por sociólogos se centraban enfáticamente en la combinación de anáDsis
rrollo por cuanto nos ayuda a entender hasta qué punto es controvertida la situación de la institucionales y culturales de forma muy similar a la forma en que trabajarian las posteriores
antropología de los negocios. generaciones de antropólogos industriales. Para aquellos pensadores, los temas especfficos a
Aunque pueda parecer un atentado contra la intuición, es pertinente argumentar que el tratar consistfan en la organización social de las plantas de producción (incluyendo la
estudio social de la economía y la industria fue la primera de las dos formas bajo las cuales se organización del trabajo, las formas en que la organización del trabajo afecta la moral y la
constituyeron las ciencias sociales en Occidente. 2 Durante las primeras fases del pensamiento productividad, y cómo cambiar tal organización). También estudiaron el sector informal y
cientffico social, hacia finales del sig\p xvm, los pensadores espafloles desempeflaron un papel prestaron especial atención a la existencia de lo que más adelante se denominarla «cultura
destacado. Uno de los primeros tratados sistemáticos sobre la estructura global de la economía organizativa».
fue la obra de Gerónimo de Ustáritz (1968 [1724]), cuya práctica teorización acerca de la Actualmente, esta área mal definida parece estar constituida por dos corrientes princi-
economía y la poHtica constituyó una fuente de estimulo para Adam Smith cuando escribió pales. Por un lado, están los actuales análisis del mundo de los negocios, que han alcanzado
The Wealth ofNations (1955 [1776]) a finales de aquella centuria. El examen que desarrolló niveles de superventas. En este apartado aparecen autores como Peters y Waterman (1982),
Smith acerca de la relación entre egoismo y bienestar colectivo tenia un propósito combinado: Deal y Kennedy (1982), Ouchi (1981), y Senge (1990), aunque la lista podria ampliarse
filosófico, moral, y analítico, al mismo tiempo. Muchos pensadores le influyeron a la hora de exponencialmente. También incluye multitud de libros que pretenden explicar el éxito econó-
establecer su modelo, pero el tratado de Ustáritz destacó entre ellos. Por supuesto, hubo otros mico mediante el análisis de diferencias culturales (por ejemplo, entre japoneses y america-
pensadores espafloles que trabajaron sobre estos temas en aquel entonces, pero el espacio no nos). Entre los temas que trabajan, se hallan conceptos tales como organizaciones con
nos permite una presentación inás detallada. No obstante, si puede hacerse mención puntual capacidad de aprendizaje, mejora continuada, y participación en la gestión. También existe un
de dos pensadores y empresarios navarros, de tipo diferente a los arriba citados, Juan y Antonio notable esfuerzo para entender y administrar la cultura empresarial, incluyendo la comprensión
Goyeneche, cuyos esfuerzos por reactivar la economía espaflola en el siglo xvm se basaban de cómo una cultura organizativa afecta la moral y la productividad, y cómo la moral puede
en una compleja estimación de mercados, artesanado, y cultura de los negocios (Caro Ba- ser incrementada mediante intervenciones culturales.
roja, 1969). La otra corriente de escritores contemporáneos que abordan las formas organizativas y
Todos estos trabajos iniciales sobre economía poHtica focalizaban su atención en la las culturas del capitalismo industrial incluye a especialistas como Latour y Woolgar (1986),
formulación de leyes económicas, la relación entre intereses personales y el bien público, y el Jo Ann Martín (1992), Peter Foost et al. (1985, 1991), Louis Pondy et al. (1983), Gareth
análisis comparativo de economías e industrias con la finalidad de entender las causas del éxito Morgan (1986), Gideon Kunda (1992), Allan Wilkins (1989), y Shoshanna Zuboff (1988).
y el fracaso de diferentes naciones. Todos ellos proceden de campos ajenos a la a'ntropologfa, aunque coincidan en las temáticas
Estos estudios constituyen nada más y nada menos que el punto de partida desde el cual que son objeto de su interés: el estudio etnográfico de formas organizativas y sistemas
se habrian de desarrollar las ciencias sociales. De este modo, el hecho de que los investigadores culturales.
orienten su atención hacia las estructuras institucionales y los sistemas culturales que rodean Por supuesto, hay antropólogos que trabajan sobre estas cuestiones, y su número está
la actividad económica es algo tan viejo como las mismas ciencias sociales. No es una creciendo (Aiwa Ong, 1987; Frank Dubinskas, 1988; Julian Orr, 1990; y otros). Claudio
innovación oportunista creada por la necesidad de hallar trabajo fuera de la academia. Esteva-Fabregat se halla entre los primeros en reavivar el interés por este ámbito. Siguiendo
. Centrándonos más específicamente en el siglo xx y los origenes de la antropología en esta dirección, tenemos trabajos contemporáneos como el de Maria Jesús Buxó sobre
académica como profesión, podemos ver que muchos de los mismos aspectos se hallaban sistemas de procesamiento de información (Buxó, 1992a; 1992b), mi propio trabajo sobre las
presentes. Por ejemplo, en Estados Unidos, las lineas divisorias entre antropología, socio logia culturas organizativas de las cooperativas de Mondragón (Greenwood, González et al., 1990;
y psicología no eran, bajo ningún concepto, claras ni impermeables. Un determinado número 1992), la monografla sobre el sector informal de Lauren Benton (1992), y las investigaciones
de pensadores han sido representados sucesivamente como antropólogos, sociólogos, y psicó- en curso de Javier Escalera Reyes sobre Riotinto, y de Jordi Colobrans sobre AMWAY. Existen
logos. Entre ellos podemos citar a los bien conocidos y ampliamente leidos análisis de Elton buenas r&zones para creer que está a punto de emerger, como una poderosa fuerza en el
Mayo (1933), W. Lloyd Warner(l941, 1955, 1959, 1963), RobertyHelenMerrillLynd(l929, panorama de la antropología espaflola, una antropología de la organización industrial, de los
1937), William Foote Whyte (1951, 1955, 1983), y George Homans (1950), entre otros. sistemas de información, y de otras estructuras del capitalismo contemporáneo, que contará
Aunque la linea divisoria entre la antropología y la sociología no estaba demasiado clara con un amplio seguimiento, · .. ·
cuando empezaron a realizarse estos trabajos, las actuales obras retrospectivas que abordan la Para este nuevo grupo de antropólogos de los negocios, los temas clave son la comple-
evolución de estas disciplinas los encuadran a todos como sociólogos. Pienso que se trata, jidad y el dinamismo de las culturas organizativas, la compleja vinculación entre la poHtica
principalmente, de una lectura «presentista» de la historia, basada en la suposición de que económica interna de las empresas y la poHtica económica externa a la que deben adaptarse,
asi como el análisis antropológico de comportamientos generalmente enmascarados bajo la
2. La otra fue el estudio de puebl011 indfgeoas en territorio• recientmneote adquiridos. rúbrica de racionalidad económica. Entre los objetos de estudio que ahora despuntan, se
274 ENSAYOSDEANTROPOLOGÍACULTURAL LA ANTROPOWGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 275

incluyen los análisis del uso coercitivo de cuestiones culturales para reforzar el poder de los que requerian la adopción de una orientación práctica se centraban en los indígenas am~ri­
directivos, el examen de las tensiones entre culturas profesionales que conviven dentro de canos o en los programas de desarrollo económico, principalmente en el ámbito del Tercer
organizaciones a gran escala en las que se da una división del trabajo que deberla operar mundo.
adecuadamente, el análisis de la integración de una fuerza de trabajo diversa en el interior de Asf, por un capricho formalista, la antropología de los Estados Unidos blancos•y la
un sistema de funcionamiento coherente, el estudio de la cultura de los sistemas de informa- antropología de los negocios dejaron de existir en la definición que la profesión hacia de sí
ción, y otros. misma. Después de 1980, como las matriculaciones en la disciplina experimentaron un
En los trabajos contemporáneos que se realizan al respecto, la variación de los métodos descenso a largo plazo y los trabajos académicos llegaron a ser dificiles de encontrar, hubo
de investigación empleados cubre un amplio espectro. Abarcan desde la observación partici- más antropólogos que buscaron trabajo fuera de la academia y empezaron a encontrarlo en la
pante estándar a la aceptación real de empleo en cadenas de montaje, pasando por el uso de industria, en las instituciones de servicios sociales, y en el sector público, mientras continuaban
encuestas, la realización de análisis estadísticos económicos, el estudio de documentos de la siendo muy activos en trabajos de desarrollo internacional. Sin embargo, estas actuaciones
empresa con la intención de entender la historia de diversas estructuras y conflictos, la eran consideradas por el establishment antropológico (y todavía lo son) como no intelectuales,
contratación de servicios de consuftoria, la investigación en la cultura organizativa, la inves- o casi anti-intelectuales. Hoy en día, se conceden pocas posibilidades de publicar y escaso
tigación relacionada con el desarrollo comunitario, y la Participatory Action Research. 3 respeto profesional a estas actividades.
Las causas de tan particular cambio de orientación dentro la disciplina en los Estados
Unidos son relativamente fáciles de entender.·· La perspectiva critica de la mirada de la
Conclusión antropología universitaria se desplazó fuera de las fronteras nacionales. Una antropología
interna podria haber tenido que tratar temas explosivos como el racismo, el antisemitismo, la
Tras la lectura de este breve ensayo, deberla quedar claro que la antropología de los explotación de los indígenas americanos y el robo de sus recursos, o el rol de las estructuras
negocios es tan vieja como el resto de la disciplina, y que goza de una genealogía distinguida de poder corporativo en la quiebra de los sindicatos y en la creación de entornos laborales
que se remonta directamente hacia el pasado hasta alcanzar la fundación misma de las ciencias coercitivos y antidemocráticos. Asf pues, la National Science Foundation, el Department of
sociales. Una rigurosa aproximación a este campo también pondria de manifiesto que todas y Education, la Wenner-Gren Foundation, y otros grandes soportes de la investigación antropo-
cada una de las generaciones de escritores que han trabajado esta temática han examinado con lógica, con la total colaboración de antropólogos académicos, estableció inocuos programas
especial cuidado los mayores problemas teóricos y metodológicos con los que se enfrenta la de investigación para la antropología y utilizó un sistema de evaluación de colegas que
antropología. De hecho, la antropología de los negocios no es una actividad que se esté llevando sistemáticamente descalificaba la investigación antropológica aplicada. En pocas palabras, la
a cabo en la periferia de la disciplina, lejos de los debates fundamentales. Más bien ocurre lo antropología llegó a ser una disciplina académica completamente domesticada, cuyos espe-
contrario, puesto que la sucesión de cuestiones acerca de la estructura social y el comporta- cialistas abordaban grandes debates internos, generalmente ajenos a la sociedad que les
miento, la cultura y la organización, la clasificación y el significado, que ha acompafiado la rodeaba (incluso durante la guerra del Vietnam).
trayectoria de la antropología general, también se encontraba presente, al mismo tiempo, en Una vez rota la conexión entre la antropología y las temáticas internas de su propia
la antropología de los negocios. sociedad, se impuso el estilo estandarizado de trabajo académico de las ciencias sociales. De
Sin embargo, se da el caso de que esta rama de la antropología ha sido eclipsada durante esta forma, los antropólogos llegaron a ser profesores a tiempo completo que tan sólo podían
las dos últimas generaciones y no goza del estatus concedido a los elementos de la disciplina dedicarse a la investigación durante permisos de excedencia (basados en la capacidad para
que ahora son considerados como esenciales a la misma. Se trata de un efecto perverso que obtener becas de los organismos anteriormente citados). Este modalidad de trabajo es, en si
requiere su propia explicación. En Estados Unidos, la antropología pasó de un inicial interés misma, incompatible con el establecimiento de una estrecha relación con clientes procedentes
por los indígenas, el legado de la esclavitud, el racismo, y las cuotas de inmigración -temas del sector industrial para desarrollar el trabajo antropológico, dado que el nivel de implicación
que frecuentemente implicaban un enfoque urbano e, incluso, industrial- a un repentino y requerido para atender a clientes involucrados en proyectos de cambio social es imposible bajo
decisivo romance con el «primitivo», desempefiando el papel de hermano pequefio de la estas condiciones. En consecuencia, hoy en dfa, la antropología académica se encuentra atada
sociología que estudiaba a los primitivos y a los últimos campesinos (una vez «nos quedamos por miles de sogas liliputienses a las aulas y a estudios en los que su perspectiva critica es
sin primitivos»). desviada, sin riesgo alguno, de la atención a los conflictos y contradicciones de la sociedad
F:sta visión de la propia historia se elaboró durante los afios de la gran consolidación y que nos envuelve.
expanstón de los departamentos de antropología en Estados Unidos (entre 1960 y 1980). La En Espafia, la situación parece haber evolucionado de forma diferente. Claudio Esteva-
antropología estudiaba a los primitivos y las sociedades campesinas, mientras que la so- Fabregat se aventuró a vincular el ámbito de los negocios a la antropología en un momento
~iologfa, la economía, y la ciencia polftica, estudiaban las sociedades industriales, comple- relativamente temprano. Y, como es bien sabido, los antropólogos en Espafia optaron por
Jas. Ello fue así hasta el extremo de que los antropólogos que trabajaban sobre problemas estudiar su propia sociedad antes que desarrollar trabajo de campo en el extranjero. No
obstante, incluso bajo tales condiciones, la antropología de los negocios no ha llegado a
3. La Participatory Action Research (PAR) es UD método de trabajo que consiste en implicar al cliente en una relación de constituir un tema central dentro de la comunidad antropológica espafiola. Es ocioso que yo
cooperación_ con el_investigador con la finalidad de que contribuya activamente a la definición y resolución del problema Al respecto,
UD artículo Ilustrativo es el de Orlando Fals Borda en la compilación de Martin Albrow y Elisabeth King (1990) Globalization, especule acerca de los motivos. Quienes están en Espafia se encuentran en una posición mucho
Knowledge, and Socii!ty; Londres, Newbury Park, Nueva Delhi, Sage Publications, pp. 79-97. (N. del r.) mejor para reflexionar al respecto.
276 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULlURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 277

Creo que alcanzar a discernir los motivos existentes para la marginación de la antropo- Martin, Joanne ( 1992}, Cultures in organizations: three perspectives, Nueva York, Oxford University Press.
logía de los negocios en Estados Unidos y Espaila puede llevamos a un mejor entendimiento Mayo, Elton (1933}, The human problems of an industrial civilization, Nueva York, The Macmilliam
de la posición de la antropología en nuestras sociedades. El estudio de nuestra propia cultura Company.
organizativa, que irónicamente debe realizarse con los métodos desarrollados por la antropo- Morgan, Gareth (1986}, Images ofOrganization, Newbury Park, Sage Publications.
logía de los negocios, puede revelar el grado en que las fuerzas económicas y politicas Ong, Aihwa (1987), Spirits ofresistance and capitalist discipline: factory women in Malaysia, Albaay,
State University ofNew York Press.
configuran los programas intelectuales y controlan los recursos sociales dedicados a nuestra
Orr, Julian E. (1990}, Talking about machines: an ethnography of a modern job, Ithaca, tesis doctoral no
disciplina. También puede evidenciar que la iniciativa de orientar la mirada antropológica hacia publicada, Comen University.
las instituciones centrales de las sociedades capitalistas avanzadas no siempre es bien acogida, Ouchi, William (1981}, Theory Z, Nueva York, Avon Books.
dado que las perspectivaS antropológicas raramente coinciden con las de administradores y Peters, Thomas J. y Robert H. Waterman (1982}, In search of excellence: Lessons from American's
altos cargos burocráticos. best-run companies. Nueva York, Warner Books.
La continua insistencia de la antropología en proveer una perspectiva desde abajo y de Pondy, Louis et al. (1983), Organizational symbolism, Greenwich, Conn., JAI Press.
equilibrar la atención dedicada a toilos los grupos, la sitúa en una posición de conflicto con el Senge, Peter (1990}, The fifth discipline: The art and practice of learning organization, Nueva York,
sistemático esfuerzo por oscurecer las relaciones de producción en lo que está llegando a ser un Doubleday.
grupo crecientemente polarizado y estratificado de sociedades industriales occidentales. Smith, Adam (1955), An inquiry into the nature and causes ofthe wealth ofnations, Chicago, Encyclo-
Dado todo esto, la iniciativa directa y temprana de Claudio Esteva-Fabregat, en la linea pedia Britannica (publicado originalmente en 1766).
Uztáritz, Gerónimo de (1968), Teoria y práctica de comercio y de marina, Madrid, Aguliar (publicado
de establecer una antropología critica de la industria, constituyó una propuesta audaz que no
originalmente en 1724).
ha recibido la atención debida ni goza del seguimiento que merece. Warner, W. Lloyd (1947}, The social system ofthe modernfactory: The strike. A social anaylysis, New
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1 LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA

de su capacidad de transmitir sus valores y normas, pero también sus habilidades y hábitos de
conducta, de cada generación a la siguiente. Tradicionalmente esta tarea se encomendaba a ras
mismas instituciones de las que dependía la perpetuación biológica de la comunidad: familia
o grupo de parentesco; pero en las sociedades complejas modernas, articuladas en torqo a
279

estados-naciones, esta función básica se deriva a instituciones especializadas articuladas en

1 complejos sistemas educativos, que asumen la tarea de distribuir los conocimientos socialmen-
te significativos, de acuerdo a criterios más o menos estandarizados de equidad y eficacia. El
sistema educativo se transforma entonces en la mediación necesaria (aunque no suficiente)
ANTROPOLOGÍA DE LA EDUCACIÓN entre la forma de vida de una generación y la de la siguiente, y su análisis en la herramienta
clave para la comprensión de los problemas de continuidad y cambio social.
por DOLORES JULIANO Este interés estaba implícito en la visión holística de la antropología tradicional, y en
EE.UU. tuvo una institucionalización temprana, desde el congreso de Antropología y Educa-
ción coordinado por Spindler en 1954 a la publicación de colecciones sobre el tema, como
Los caminos que confluyen Case Studies in Anthropology and Education (ed. Spindler) y Anthropology and Education
(ed. Kimball). Desde el afio 68 existe también una revista, dependiente de la American
El afianzamiento de la Antropología de la Educación como campo de estudios y especiali- Anthropology Association, que se dedica exclusivamente a estos temas. 1
dad significativa dentro de las ciencias sociales en las últimas décadas puede interpretarse como En Europa, en cambio, el tema fue asumido principalmente por los sociólogos. Durkheim
la respuesta académica a una serie de demandas que han confluido desde ámbitos tan diversos comenzó las investigaciones sistemáticas de las relaciones entre escuela y sociedad, subrayan-
como la Sociología de la Educación, la Antropología general y el propio sistema educativo. Si do como positiva la coincidencia de metas entre ambas. Esta misma línea de pensamiento es
bien cada una de estas demandas responde a lógicas diversas y tiende a solucionar problemas la seguida por los sociólogos funcionalistas norteamericanos, con trabajos como los de Parsons
teóricos y prácticos diferentes, su coincidencia en el tiempo ha significado un fuerte estímulo a (1959) y Dreeben (1968).
la profesionalización de un ámbito de trabajos antropológicos menos cultivado con anterioridad, Tanto los aportes realizados desde el campo de la antropología como los de la sociología,
pero que había ido acumulando bases teóricas previas suficientes y un arsenal metodológico anteriores a la década de los setenta, centran más el interés en los resultados de los procesos
adecuado para encauzar y mediatizar los nuevos requerimientos. de reproducción social: tipos de personalidad que se desarrollan, o configuraciones de
El germen de los actuales desarrollos de la Antropología de la Educación se encuentra identidad que se adoptan, que en los procesos mismos a partir de los cuales se realizan las
indudablemente en la Escuela de Cultura y Personalidad y en el interés que los discípulos de Boas transacciones y negociaciones entre la generación que maneja el sistema educativo y la que
mostraron por la reproducción social, a través de aparatos educativos formales o informales. Es recibe-transforma sus mensajes. Pueden considerarse antecesores del debate actual en Antro-
por esto apropiado incluir una recopilación sobre el tema en un homenaje a Claudio Esteva-Fabre- pología de la Educación.
gat, que fue quien introdujo esta corriente de pensamiento en el ámbito académico espafiol. Es desde el momento que las ciencias sociales abandonaron la perspectiva atemporal del
Tanto Ruth Benedict, como Margaret Mead y Kardiner, para mencionar sólo algunos de funcionalismo, que tuvieron que incorporar más sistemáticamente a sus preocupaciones el
los más conocidos, dedicaron buena parte de sus investigaciones a mostrar la influencia de las análisis de las instituciones que dan continuidad en el tiempo a las estructuras, o que canalizan
diferentes técnicas endoculturadoras en la configuración de la personalidad de los nifios en sus transformaciones. Desde mediados de la década de los sesenta comenzaron a desarrollarse
distintas sociedades. Estos trabajos de campo etnográficos acumularon información suficiente estudios de los sistemas educativos, que incluían una perspectiva critica de la estructura social.
como para poder analizarse comparativamente, éste es el caso de Child y Whiting, que trataron En Francia, la revisión al modelo de Durkheim la realizan Althusser con su análisis de los
estadísticamente las prácticas educativas de setenta y cinco culturas diferentes (citado por aparatos ideológicos del Estado, y del papel que juega la ideología (encarnada en mensajes y
García Castafto y Pulido Moyano, p. 32). El paso a los temas y discusiones teóricas de la prácticas) en la reproducción de sistemas sociales des igualitarios y Bourdieu y Passeron
Antropología de la Educación actual, sin embargo, fue lento y sólo se terminó de perfilar mostrando la importancia que tiene en los mecanismos de promoción escolar (y de inclusión
cuando los modelos reproductivistas (tanto los que venían de la Escuela de Cultura y y exclusión social) el manejo de códigos culturales adquiridos familiarmente. En EE.UU.
Personalidad como los que la sociología aportaba) fueron reformulados en términos de Bowles y Gintis por su parte, sefialaron la importancia de los hábitos de relaciones jerárquicas
concepciones más dinámicas de las interrelaciones sociales. desarrollados en la escuela, para la aceptación del orden social. Todos ellos configuraron una
corriente de pensamiento original, de base marxista pero preocupada por los aspectos cultu-
rales de la discriminación. Sus estudios confluyeron por la misma época con aproximaciones
Reproducción social, sociología y antropología criticas, de los pedagogos: fundamentalmente el brasilefio Pauto Freire2 y el italiano Lorenzo

Cada grupo humano desarrolla un conjunto de códigos de comunicación específicos,


l. Se trata de la Anthropology & Education Quarterly. que hasta 1976 se llamaba Council on Anthropology & Education.
construidos a partir de experiencias históricas concretas. En la medida que estos esquemas 2. Son también muy significativas las criticas al sistema escolar realizadas por la misma época por IUich, Cirigliano, Fon:ade
culturales básicos no se perpetúan por sí mismos, la continuidad de un sistema social depende y Varsavsky en América Latina.
LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 281
280 ENSAYOS Dll ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL

Milani. En Espafia, el trabajo pionero y más significativo en esta linea fue el de Lerena, que mentar las encuestas y su tratamiento estadístico por el trabajo de campo antropol_ó~co, que
como los otros investigadores citados, se acercó al problema de la transmisión institucional en su versión de «etnografia de aula» permite observar conductas y propuestas mdividuales 'Y
de valores, desde una perspectiva clasista. Por centrar la crítica en la distancia existente entre grupales que matizan los condicionantes institucionales.
los logros reales de la escuela y el discurso teórico institucional, seftalando al mismo tiempo En antropología, por su parte, las tempranas criticas a la simplificación estructuralista
la coherencia profunda entre estos logros y las necesidades de autorreproducción del sistema desarrolladas a partir de Leach recuperaron la tradición de los estudios pormenorizados,
social del que la institución escolar forma parte, esta escuela sociopedagógica se ha denomi- basados en la observación directa de las conductas, preferencias y opciones de cada uno de
nado reproductivista. los actores sociales implicados en los macroprocesos sociales. Las técnicas de trabajo de
En la década siguiente, algunos investigadores como Apple y Connell comenzaron a campo se aplicaron a este marco reformulado, mientras se desplazaba el eje de las investi-
seftalar que el reproductivismo implicaba un desborde estructural, donde el análisis de las gaciones de los «pueblos primitivos» a las sociedades complejas.3 En el nuevo contexto, la
relaciones lógicas que dan coherencia al sistema, oscurecía la comprensión de las prácticas técnica de trabajo de campo se mostró especialmente útil para el análisis institucional, como
reales que se desarrollan en la escuela. Estas prácticas implican interacciones más o menos demostró Goffman, y pronto fue aplicada al campo de la educación_. Henry, a comie~os de
conflictivas entre distintos actores... sociales, con una causalidad compleja y unos resultados la década de los sesenta, había sido uno de los antropólogos piOneros de este tipo de
variables. La critica de Cherkaqui, en 1979, puso de manifiesto esta impredictibilidad (o investigación. .
predictibilidad acotada) de los resultados escolares, obligando a matizar los discursos deter- Así las confluencias teóricas y metodológicas hacen que haya cada vez más eqwpos de
ministas de la década anterior. trabajo i~terdisciplinario que incluyen antropólogos, se trate más sistemáticame~.te el tema
El cambio de orientación teórica tenia implicaciones académicas, desplazando las educativo en congresos y simposios de antropología, a la vez que se generaliZan en las
técnicas de investigación de las sociológicas a las antropológicas. Dentro de la Sociología de investigaciones sobre la escuela (sea cual fuere el origen profesional de los investigadores) la
la Educación, a partir de Young, se desarrollaron modelos de investigación que pasaron de los utilización de técnicas provenientes del trabajo de campo. De este modo, la antropología ha
modelos macro a los microsociológicos, al tiempo que se subrayaban interacciones, condicio- aportado modelos teóricos y técnicas de investigación a un campo de trabajo que centra el
namientos culturales y dinámicas institucionales a las que previamente se había dado menor interés preferentemente de otros especialistas.
importancia. Esto implica lo que Feijoo caracteriza como:

un viraje en los intereses de la sociología hacia cuestiones que se refieren a aspectos relacionados La demanda desde el sistema educativo
con interacciones microsociales entre las personas, la valorización de los escenarios cotidianos
y la irrupción de los sujetos, animando con sus preferencias y arbitrariedades los viejos En la última década han influido desarrollos internos del sistema escolar que apuntaban
escenarios en los que el análisis estaba dominado por la lectura de las estructuras (p. 230). a la misma confluencia. L~ escuela ha tenido que enfrentar problemas como el de la diversidad
cultural, y ha estado sujeta a un doble proceso de desarrollo y complejiz~ción de las prácticas
La superación del análisis de las estructuras, aun reconociendo que desde los trabajos pedagógicas y de las mismas instituciones escolares. Así se ha_generan~o _mterés en desarrollar
de Lourau, éstas se interpretan de una manera más dinámica que lo que lo hacia el estructura- mediaciones teóricas que implican incorporar saberes y prácticas de distintos orígenes acadé-
lismo levi-estraussiano, permite interpretar de manera diferente el peso relativo de los distintos micos desde los cuales resulte posible superar el carácter prescriptivo que ha caracterizado
actores sociales. De esta manera se evita el análisis unidireccional propio del reproductivismo, tradicionalmente a la pedagogía, para dar prioridad al ámbito explicativo, propio de las ciencias
en el que el único agente visto como activo es el institucional y se abren las posibilidades de sociales.
incorporar la contestación y la diversidad de objetivos confrontados, como ámbitos normales Si como postulan Garcia y Pulido, el análisis de la transmisión-adquisición de cultura
de investigación. Ésta es la perspectiva que aporta Giroux. es el eje de la investigación antropológica en el campo de la educación, es porque también
Aunque el rechazo al reproductivismo, a su vez ha sido cuestionado por investigadores centra la práctica escolar. Esto implica que la definición de cultura (y éste es un concepto
como Da Silva en los últimos afios, seftalando que algunos no-reproductivistas como Willis antropológico) condiciona dichas prácticas. En realidad, el concepto de cultura era ~1 centro
manejaban modelos rígidos de condicionamiento social, y que los análisis centrados en la privilegiado de las elaboraciones antropológicas clásicas en ~stad?s Unid?s Y a partir de un.a
dinámica del aula ocultaban la perspectiva de los modelos globales; no se ha perdido el interés revitalización del interés en el tema producido por los conflictos mterétnicos, se ha reconsi-
por los estudios microsociales. derado y discutido su pertinencia teórica. Si bien algunos antropólo~os actuales «es~riben
contra la cultura» negando el potencial heurístico del concepto, otros mtentan redefinido en
un sentido más dinámico. Entendido de manera amplia como el conjunto de estrategias
La nueva antropología educacional comunicativas de los individuos de un grupo, mantener la utilización del concepto de cultura,
ha permitido que se abrieran nuevos campos de investigación sobre la educación que se centran
Se impone entonces el trabajo interdisciplinario y se recurre al arsenal metodológico y
conceptual de la antropología en un momento en que ésta complementaba su tradicional
3. Aunque Gearing (1972) setlala que la mitad de Jos trabajos de la Escuela de Cultura y Personalidad_ que trataban de
perspectiva holistica, con una visión más dinámica de los procesos sociales. También desde el temas relacionados con la educación tenfan en cuenta las escuelas de modelo occidental, se trataba de las que functonaban en éreas
punto de vista de las técnicas los sociólogos de la educación vieron la necesidad de comple- coloniales. Las investigaciones sobre la escuela en la sociedad del investigador eran esporádicas.
282 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL
LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 283

en los factores sociales, pero que no se limitan a la perspectiva de clase, sino que incluyen La confluencia en un mismo territorio de tradiciones culturales diferentes es a men-qdo
también el análisis de los efectos de la educación formal, en sectores definidos a partir de consecuencia de desplazamientos de población (aunque también puede deberse a la concep-
especificidades culturales diferentes (grupos étnicos) o de asignaciones diferenciales de roles tualización como extrafia de una parte diferenciada del propio grupo, sobre la que se han
(mujeres, pobres, marginados sociales). producido procesos de marginalización). La escuela cumple con relación a estos sectores-una
La educación multicultural se configura entonces como campo de investigación a partir función ambigua: es con frecuencia la institución mediadora entre esos grupos y la sociedad
del reconocimiento de la relevancia social y teórica, de variables que tradicionalmente babia global, y se le propone como objetivo integrarlos y permitir su ascenso social. Pero al mismo
trabajado la antropología, y que resultaban reformuladas dentro de los nuevos contextos tiempo es la encargada de transmitir la cultura y perpetuar los modelos cognitivos de la
teóricos (Giroux). Entre ellos resulta significativa la perspectiva interaccionista, que analiza sociedad que los discrimina y los desvaloriza.
las influencias mutuas, en la definición de las estrategias de convivencia entre los distintos Los organismos internacionales proponen como remedio el respeto a la diversidad en la
sectores implicados. La perspectiva teórica posmodema aporta a su vez la posibilidad de opción multiculturalista. Pero la expresión misma «respeto a la diversidad» necesita matiza-
deconstruir los discursos pedagóg4;os a través de los cuales, una realidad transmutada en ción, ya que es un concepto ambiguo que ha sido usado con igual frecuencia por los partidarios
«asignaturas» se transforma en la imagen legitimada del mundo para las nuevas generaciones. de una convivencia respetuosa y dialogante, como por los partidarios de estrategias segrega-
Estas imágenes a la vez garantizan la continuidad «normalizada» de las autorrepresentaciones cionistas. Contrapuesta con las estrategias asimilacionistas que a partir de una visión eurocén-
sociales, e incluyen desplazamientos y re-lecturas que van acompafiando (no siempre al mismo trica, había configurado las prácticas pedagógicas colonialistas y las estrategias uniformiza-
ritmo) los cambios sociales. La relativa autonomía funcional de las instituciones permite a su doras de los Estados nacionales, el multiculturalismo reclama el respeto a tradiciones cultu-
vez sefl.alar desfasajes, anticipaciones y retrasos que constituyen por si mismos, un interesante rales diversas, desde las bases teóricas del relativismo cultural. Como rechazo del
laboratorio para entender los movimientos sociales. «imperialismo cultural» del que habla Chomsky, el multiculturalismo pretendía abrir las vías
En la medida que la escuela transmite una imagen normalizada de la cultura, que se teóricas para la construcción de una sociedad más dialogante y respetuosa. Pero esta intención
identifica con los valores predominantes en el Estado, tiende a relacionarse dogmática y generosa se vio obstaculizada por el marco funcionalista del que había surgido. Si las
etnocéntricamente con las restantes elaboraciones culturales. En estas condiciones, la piedra sociedades se veían como naturalmente estáticas, consensuales y delimitadas por limites
de toque para un sistema educativo es su relación con las minorías (o los sectores calificados discretos, el respeto a la diversidad, y a su potencialidad enriquecedor, se acompafiaba
como tales a partir de una específica definición del «nosotros»). Todo desplazamiento de naturalmente de ciertas restricciones a la comunicación (conclusión a la que arriba Lévi-
sectores dentro del sistema social se refleja en nuevas demandas, acuerdos y desacuerdos con Strauss). Este fallo teórico fue aprovechado por los segregacionjstas, que desplazaron rápida-
el sistema educativo del que son usuarios. 4 mente su discurso del racismo tradicional a la racialización de los fenómenos culturales
Mientras que la critica a los sesgos de clase de la escuela cuenta, como vemos, con una (Alegret) desarrollando lo que Stolcke ha denominado «fundamentalismo cultural». Así, un
tradición académica considerable, su articulación con los problemas derivados de la asig- discurso construido para superar el asimilacionismo ha sido refuncionalizado para legitimar
nación de roles de género es mucho más reciente. Trabajos como los de Subirats y Brullet prácticas excluyentes.
muestran la tensión escolar entre su afán de igualar las posibilidades del alumnado, lo que Se impone entonces la necesidad de realizar re-elaboraciones teóricas que superen el
lleva a losnas docentes a proponerse tratar por igual a niflos y niflas, y la existencia de un universalismo tradicional al que se ha llamado «el etnocentrismo de la tribu blanca» sin
patrón de prestigio social masculino, lo que lleva a que el modelo discrimine objetivamente reforzar por ello los etnocentrismos particulares y segregacionistas. Esto implica un problema
a las nifl.as. Estudios centrados en este problema de la coeducación se han realizado utilizando teórico relacionado con la conceptualización misma de la cultura y de la estructura social.
la técnica de la etnografla de aula, y también a partir del análisis semiótico de los textos Discutir los modelos estáticos e intentar elaboraciones que incluyan como fenómenos norma-
escolares. les el dinamismo y el cambio social daría bases para plantear un respeto a la diversidad que
. Pero además de la complejidad implícita en todo sistema social a partir de la articulación no fuera recuperable por los neorracistas. Puesta en el punto de articulación entre las culturas
interna de los sectores que la constituyen (y que configuran subculturas especificas de clase, diversas y obligada a actuar al respecto, la escuela demanda de los antropólogos modelos
género o ámbito), existen también sectores sociales calificados como externos al grupo teóricos que le permitan realizar las opciones prácticas correspondientes.
(aunque convivan largamente con él) a partir de especificidades culturales relacionadas con La demanda social al sistema educativo se ha hecho entonces más compleja y rebasa
adscripciones étnicas diferenciales. Esto ha originado los fenómenQs estudiados en EE.UU. con mucho la simple transmisión de la cultura de origen, para intentar simultánea y contradic-
como «multiculturalismo», que centran las polémicas políticas y académicas actuales, como toriamente, integrar a los pequeflos inmigrantes, al tiempo que pretende respetar y valorar
lo muestran los trabajos de Giroux y los de Domfnguez. sus especificidades; es decir, aquello que tienen de diferente. En la medida que este desafio
no se puede solucionar a base de voluntarismo sentimental, los maestros generan una
demanda de apoyo teórico que sólo les puede venir del campo de las ciencias sociales. Es
4. As!, algunos de los trabajos más interesantes sobre la escuela que se ban llevado a cabo en los últimos ullos en América esta presión, ajena en cierta m~ida a los medios universitarios como tales, la que ha llevado
o
Latina tratan de las opciones educativas de los (<nuevOS pobres»· sectores medios empobrecidos, a partir de las politicas de ajuate
a la Antropología de la Edticac;:ión al centro de la controversia política, y ha generado centros
económico de los últimos ullos. Tenti Fanfani (1992), por ejemplo, ha analizado el efecto multiplicador que puede asumir la crisis
social cuando se prodw:en simultáneamente un empobrecimiento de la población y una reducción de los presupuestos escolares, lo de investigación especializados, al mismo tiempo que se multiplican las publicaciones so-
~genera un aumento de demanda de los servicios escolares (fundamentalmente en sus aspectos asistenciales) al mismo tiempo que
disminuye su capacidad de satisfilcerla. De estos ~os se desprende cierta autonomía funcional de las estructuras, al tiempo que se
bre el tema. .
pone de manifieato la capacidad de los distintos actores para administrar la criais.
284 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 285

Conclusiones Durkheim, É. (1990), L'évolution pédagogique en France, París, PUF.


Feijoo, Maria del Carmen (1995), <<Los gasoleros. Estrategias de consumo de los NUPO», en Cue§ta
Si bien el interés por los procesos educativos parece desprenderse naturalmente de la abajo. Los nuevos pobres: efectos de la crisis en la sociedad argentina, Minujin (coord.), Buenos
intención de la antropología de dar cuenta de los fenómenos que articulan la estructura social Aires, UNICEF.
Forquin, J.-C. (1989), École et culture. Le point de vue des sociologues britanniques, Bruselas, Ed.pni-
a través de la generación y transmisión de sistemas simbólicos, este interés sólo se ha
versitaires/De Boeck.
desarrollado completamente en las últimas décadas, como consecuencia de una demanda Freire, Paulo (1970), Pedagogfa del oprimido, Montevideo, Tierra Nueva.
social-institucional que refuerza el desarrollo de una problemática autónoma de la disciplina. Garcfa Castafio, Pulido Moyano (1994), Antropología de la educaci6n, Madrid, EUDEMA.
Esto aconseja adoptar una perspectiva extemalista, al tratar de establecer los orígenes de los Gearing, F. O. (1972), «Anthropology and Educatiom> (pp. 1233 a 1249), en Handbook of Social and
trabajos actuales en Antropología de la Educación, teniendo sin embargo en cuenta que la Cultural Anthropology, Chicago, Honigman Edit., Rand Me Nally.
demanda social sólo es efectiva para generar conocimientos, a través de la mediación de Giroux, H. A. (1992), Border Crossings: Cultural Workers and the Politics of Education, Londres,
sistemas teóricos que la transformen en campo de investigación. Routledge.
La progresiva consolidación ele una vertiente de investigación educativa relacionada con - (1994), Disturbing Pleasures. Leaming Popular Culture, Londres, Routledge.
problemas sociales más amplios, como las relaciones interétnicas o la redefinición de los roles Goffinan, Erving (1972), Internados, Buenos Aires, Amorrortu.
de género, se ha articulado con el crecimiento en ciertos sectores de la administración, de la Juliano, Dolores (1993), Educaci6n intercultural. Escuela y minorfas étnicas, Madrid, EUDEMA.
Lerena Aleson, Carlos (1989), Escuela, ideologfa y clases sociales en España, Barcelona, Circulo de
docencia y del público general, de la conciencia de la necesidad de información específica,
Lectores.
que permita generar políticas adecuadas a las nuevas demandas. La antropología responde a Parsons, T. ( 1959), «The school as a Social System: sorne of, its functions in America society», en Harvard
esta demanda desarrollando investigaciones y organizando cursos de capacitación, en un Educational Review, n.0 29.
momento en que: Petitat, A. (1982), Production de l'école-production de la société, Ginebra, Droz.
Stolcke, Verena (1992), «The right to difference in an unequal world» (mecanografiado).
el ámbito tradicional de los estudios y saberes pedagógicos se vio modificado por la introducción Subirats, Marina y Brullet, Cristina ( 1988), Rosa y azul: la transmisi6n de los géneros en la escuela mixta,
de nuevos lenguajes y saberes provenientes de otras disciplinas (Tenti, 1994, p. 154). Madrid, Instituto de la Mujer.
Tedesco, J. (1983), «Critica al reproductivismo educativo», Cuadernos Políticos, n.o 37 (pp. 56-69).
De esta manera, el retraso en la constitución académica de la antropología de la Tenti Fanfani, Emilio (1994), La escuela vacfa. Deberes del Estado y responsabilidades de la sociedad,
educación no ha sido un obstáculo para su desarrollo, ya que al nacer ligado a una demanda Buenos Aires, UNICEF, Losada.
social, se ha constituido en un campo preferente de profesionalización para las nuevas - (1995), «La escuela en el circulo vicioso de la pobreza», en Cuesta abajo. Los nuevos pobres: efectos
promociones de antropólogos. de la crisis en la sociedad argentina (1992), Minujin (coord.), Buenos Aires, UNICEF, Losada.
Velasco, Honorio; Garcfa Castafl.o, Javier y Dfaz de Rada, Ángel (1993), Lecturas de antropologfa para
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Dreeben, R. '(1968), On what is leamed in school, Massachusetts, Addison-Wesley.
287

1
LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA

el libro Host and Guest a cargo de Valene Smith (1977, revisado y ampliado en 1989 y
traducido al castellano como Anfitriones e invitados en 1992); donde se consideraba turismo
al conjunto de transacciones establecedoras de compromisos entre anfitriones y huéspedes y
las consecuencias para ambas partes. En general, siempre lo hemos contemplado -cuando
no se ha ignorado-- como un elemento colateral, raras veces analizado en si mismo. En 'este
último caso, como el turismo lleva implícito un sentido de desplazamiento, se suele confundir
turismo y viaje, movimientos colectivos casi siempre suscitados y promocionados por
organizaciones y servicios especialmente creadas para ello, y, por tanto, lo hemos descrito
aplicando modelos propios del tratamiento de la peregrinación y/o las migraciones. Es
ANTROPOLOGÍA DEL TURISMO igualmente corriente confundir turismo con ocio o, por otro lado, identificar las motivaciones
de estos desplazamientos con la totalidad del fenómeno, dando origen a las más diversas
por AGUSTÍN SANTANA y FERNANDO ESTÉVEZ tipologías sobre el turismo o de los turistas. En cualquier caso, si bien nos es común el
estudio del cambio y de las sociedades receptoras, por afiadidura nos encontramos que las
técnicas de investigación tradicionales, nuestras herramientas de trabajo, no son direc-
Cuando cualquier científico social se refiere al «turismo» está aludiendo a un fenómeno tamente aplicables al conjunto de elementos con que nos encontramos en este campo, lo cual
social, tal vez el único, que ha sido capaz de extenderse por todos y cada uno de los rincones tal vez sea debido, de una parte, a la complejidad del fenómeno y su funcionamiento, y de
del planeta en tan sólo una treintena de afios, convirtiéndose en la mayor fuerza económica de otra, a la dificultad que representa desde nuestra disciplina abarcar grupos sociales, en
algunas regiones y países. Cuando un antropólogo hace lo propio, alude directamente al principio, muy heterogéneos, poco estables, muy numerosos, y en un aparente cambio rápido
fenómeno que ha sido capaz de transformar, desestructurar, o en último término, reorganizar y constante.
grupos sociales, poblaciones y culturas de muy diversa índole. Nuestras unidades de observa- Para intentar paliar todas estas deficiencias teóricas y metodológicas una perspectiva que
ción, por muy distantes que geográficamente podamos situarlas estarán, o potencialmente pretenda aproximarse a la totalidad del fenómeno turístico tendrá que adoptar un enfoque
podrán estar, afectadas por el desarrollo y las modas de esta forma «moderna» de ocupar el interdisciplinar en el que los desplazamientos de las personas y los viajes sean considerados
tiempo de ocio. como un elemento más de la vida social, económica o psicológica de la evolución del mundo
Sin embargo, aún hoy, pocos son los antropólogos que han tratado de realizar un esfuerzo donde se inscriben, no siendo artificialmente aislados. Independientemente del aspecto que se
de teorización sobre este ámbito sociocultural, y ello nos lleva a constantes y preocupantes trate, considerar el turismo aislado es cerrar las posibilidades de comprensión del fenómeno,
discusiones que nos alejan de la comprensión compleja y profunda. del fenómeno y sus y es ahí donde reside el importante papel que juega la antropología en su análisis. Nuestro
consecuencias sobre los grupos implicados (simplificando en demasía, sociedades generadoras enfoque, abierto disciplinarmente y con tratamientos globales, puede permitimos ir más allá
y sociedades receptoras). Un breve repaso, desde la antropología y la sociología, a la del estudio concreto, la monografia y la comparación para pasar a representar un papel activo
bibliografia existente, nos puede mostrar cómo el conocimiento y análisis disponible se reduce en el establecimiento de relaciones predictivas y de aplicación, tanto a niveles socioculturales
a lo que Cohen (1984:376-377) denominó turistolog{a, esto es, una serie de estudios inde- como productivos, organizativos y de gestión.
pendientes que tratan sobre la población receptora, la visitante, sus encuentros y los efectos o Hay por tanto que adoptar sobre el turismo un planteamiento de partida centrado en un
impactos resultantes. Tales estudios concentran sus esfuerzos en tópicos como la motivación doble aspecto: 1.0 ) el turismo se inserta dentro de las necesidades de expansión económica,
(Crompton, 1979; Dann, 1981; Figler et al., 1992; Robie et al., 1993), el shock cultural y social, cultural, política y psicológica de las sociedades occidentales (occidentalizadas), pues
medioambiental experimentado en el destino (Cort y King, 1979; Pearce, 1981; Adams, 1993; sólo éstas vienen siendo sociedades de concentración y de formación de excedentes, poten-
Bentor, 1993), la toma de decisiones (Myers y Moncrief, 1978; Smith, 1979; Um y Crompton, ciando el desarrollo de las comunicaciones y los desplazamientos humanos colectivos; 2. 0 ) en
1990), las actitudes (Stoffie et al., 1979, Farrel, 1979) y la satisfacción (Pizam et al., 1978). lo que al turismo se refiere, y como forma posible de ocupación de los ocios, hay que reservar
Acompafiados por otros de carácter más global que enfatizan temas como el desarrollo de para él aquellos desplazamientos colectivos que son realizados «libremente», por placer,
centros turísticos o del rol del comercio (Calantone y Mazanec, 1991; Getz, 1993). Si recreación o simple deseo de estancia.
observamos los trabajos en su conjunto es fácil admitir que se ha tendido bien a solucionar Con todo y con ello, es éste un planteamiento de futuro al que, consideramos, estamos
problemas y subsanar necesidades inmediatas, bien a tratar de entender la confluencia de una encaminados. Un repaso a los diferentes debates, a los acercamientos al estudio del turismo,
serie de variables predeterminadas y analizadas tradicionalmente por las disciplinas, con otras nos ha de mostrar cómo han estado y están polarizados en dos posturas contrapuestas,
introducidas por influencia del turismo. conocidas por conceptualización optimista (dominante en la década de los sesenta) y pesimista
· De la parte de estudios que corresponden, con todas las reservas, al campo de la (dominante en la década de los setenta) (Lea J., 1988:10). La primera de ellas ofrece una
antropología, los esfuerzos de los investigadores pueden ser sintetizados en dos líneas que clasificación del turismo en términos de sus partes funcionales, pero sin armonización; el
comportaD, por un lado, el intento de esbozar las dimensiones económicas, sociales y turismo es tomado como una industria en el estricto sentido de lo económico, haciendo algunas
culturales de la sociedad en estudio, dibujando una imagen pretendidamente holista de la referencias ocasionales a la conservación de entornos naturales y culturales. Frente a ésta, la
sociedad antes de la transición. Y por otro, relacionar la dinámica de la sociedad anfitriona aproximación pesimista parte de la premisa de que el turismo lleva aparejado un modelo
con una tipología concreta del turismo que se desarrolla en ese contexto, siendo de destacar
LA ANTROPOLOGíA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 289
288 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTIJRAL

componentes de las sociedades generadoras de turistas, los individuos-turistas potenciales y


cerrado que lo equipara a las formas históricas de colonialismo y dependencia perpetuandO<
su proceso de conversión a unas formas determinadas de turismo), otro estático (en tanto que..
las desigualdades existentes. ' · '! :)·
lo referimos a la actividad y rapidez del primero, tiene por componentes el destino como
Jafar Jafari (1994:13 y ss.) identifica, además, dos nuevos grupos que surgen ya enlhi
entorno global, la estructura empresarial de acogida y los propios turistas y sus actividades) y
década de los ochenta. El primero de ellos, la plataforma de adaptación, se nutre de lasl-
un tercero consecuencial (impacto resultante de los anteriores, que incluye tanto a los efect0s
perspectivas anteriormente expuestas, buscando alternativas de desarrollo turístico basattasx
primarios, ocasionados con el desarrollo inicial del turismo en un destino, como los rutinarios,
en las necesidades y entornos de los anfitriones. Éstos, con resultados más o menos aforL;
que suceden lentamente en comparación con los anteriores pero de manera mucho más firme;
tunados, se han mostrado como una respuesta parcial a los aspectos consecuenciales dell
además de los distintos controles y correcciones efectuados, en su mayoría, institucionalmen-
desarrollo turístico, y prácticamente nula en lo que se refiere a crear un medio teórico. Pot•
te). Los tres elementos han de ser conjugados con dos nuevas variables relacionales, no
último, y en segundo lugar, la plataforma basada en· el conocimiento, ha conformado el estudio>
contempladas por los autores, que son las culturas o subculturas implicadas y la imagen
del turismo como una multidisciplina deudora de todas las ciencias sociales, aunandO<
del destino.
~ualmente perspectivas y posiciQnes, teorías y técnicas de investigación, en tomo a unli
Estas variables (cultura e imagen), si bien los antropólogos han realizado sus trabajos
sene de características que identifican al objeto de estudio y ayudan a su definición conceptuali
teniéndolas siempre presentes, no han sido contempladas explfcitamente hasta la década de los
en una aproximación sistémica. Tales características (Mathieson y Wall, 1986:38-39; Pearce¡
noventa y, según han ido incorporándose a los diferentes estudios empíricos, hemos visto su
1986:51; Jafari, 1994:16; entre otros) se establecen en: a) El turismo es una «industria»:
traducción a términos teóricos y conceptuales aplicados al ST. Es precisamente con el desarrollo
invisible de exportación altamente inestable, estacional y, como producto, no almacenable'/
de ambas variables, incorpórando en ocasiones el uso y apropiación de espacios, cuando se ha
b) El turismo es un producto fragmentado, integrado con y directamente afectado por otro¡:
despertado el interés por este campo de estudio en los antropólogos de fuera del ámbito
sectores de la economía. e) El turismo implica casi directamente vacaciones o tiempo de ocióV
an~osajón. En términos generales, se parte para ello de la negación de la premisa que vende el
este hecho crea grandes diferencias entre el sujeto de la actividad y el anfitrión, estandÓ\
turismo como una forma de contacto cultural, al menos en lo referente al encuentro de las formas
además marcadas sus relaciones por su carácter transitorio y desigual. d) La naturaleza
culturales de origen (asociadas a las múltiples sociedades generadoras de turistas y a las
estacional del turismo tiende a ser más desorganizadora que la mayoría de las actividades
sociedades de destino sin su conversión a objeto promocionable). La primera de ellas se ve
constantes durante todo el afto, creando fluctuaciones en el empleo y exacerbando ld
transformada en el proceso por el que el individuo abandona la corriente ordinaria y cotidiana de
ten~iones que e~istan entre los grupos anfitrión-anfitrión, anfitrión-huésped. e) Las motii
su grupo para sumarse a un nuevo grupo temporal, el de los turistas, más o menos homogeneizado
vac1ones del turi~ta son altamente complejas, muchas veces incompatibles, y varían enorme'-'
según su encuadramiento tipológico y suficientemente cargado de expectativas y estereotipo,
mente según el tipo de turismo. f) El turismo tiene unos beneficios y unos costos elásticos';·'
dando como resultado una nueva forma cultural no única, pero sí bastante homogénea.
pero siempre las seflales externas de su desarrollo serán más manifiestas que en los debidoSi
En tanto que esto sucede continuamente, las culturas especificas locales son adaptadas
a otras fuentes de ingresos. i
por los propios residentes (consciente o inconscientemente) para los encuentros con los
Desde este punto de vista, algunos autores (entre otros: Cohen, 1984; Mathieson y Wall~·
visitantes en un proceso similar al de la conversión de individuo en turista. Esto es, suman a
1986; Nash, 1987; Lea, 1988; Miller, 1989; Boullon, 1990; Beni, 1993) han propuesto definirlól
sus rasgos propios tanto los estereotipos que le han sido asignados como los que se le ofrecen,
con carácter holista, de manera que conforme y pueda ser entendido como un sistema abierto;
por parte de la estructura empresarial, de los distintos tipos de turistas que reciben más sus
Éste constituye un modelo sobre el cual pueden organizarse los estudios (Peck y Lepie,'
experiencias concretas (individuales o de grupo) con ellos. Surge asf una cultura del encuentro,
19~7:159) que, asf enlazados, facilitarán su análisis y podrá obtenerse una proposición con
resultante de las formas adaptadas de visitantes y residentes, que la hacen diferenciarse de las
val1dez transcultural (Nash, 1987:3), superando la limitación a un tipo especifico de turistú
do~ cultur¡¡s matrices ! do~de cada una de ellas «presta» parte de sus conceptos, valores y
en un momento y lugar también específicos. De esta forma, el sistema es visto como un modelo'
actitudes de manera asimétrica (Santana, 1994), constituyendo en sf misma una «combinación
referencial dinámico, flexible, adaptable y de fácil comprensión (Beni, 1993:8) que, con una
cultural» única. Ésta puede, de forma gradual y como parte de los impactos rutinarios del
perspectiva holista (Mathieson y Wall, 1986:1; Lea, 1988:4), propone entender por turismo el
desarrollo . turístico, reemplazar la forma original ordinaria (cultura local) del anfitrión,
mo:v~iento de. gente a destinos fuera de su lugar habitual de trabajo y residencia, las
homogene1zándose con el resto de los destinos.
actiVIdades realizadas durante su estancia en estos destinos y los servicios creados para atender:
Es aquf donde se funden los nuevos elementos aftadidos, cultura e imagen. Con el fin de
sus necesidades. El estudio del turismo será, asf, el estudio de la gente fuera de su hábitat usual ·
de los ~stablecimientos que responden a las necesidades de los viajeros, y de los impactos qu~
mantener algunos retazos de originalidad, de crear un paisaje turístico diferenciado, la imagen
construida ha de estar ~ continua evolución, para lo cual es adaptada tanto a los cánones de
ellos tienen sobre el bienestar económico, fisico y social de sus anfitriones. Ello involucra las
belleza y expectativas de los turistas potenciales, como a las variaciones en la tipología de los
mo~vaciones y experiencias de los turistas, las expectativas y los ajustes hechos por los
turistas y los cambios progresivos que sufra el destino. Lo cual representa una de las funciones
residentes del área receptora y los roles jugados por las numerosas agencias e instituciones
de los mecanismos de retroalimentación del sistema que, además, ha de indicar a los gestores
que interceden entre ellos.
las posibles correcciones y controles de actividad que ayuden a la regulación de efectos
Desde esta perspectiva, y basándonos en el esquema propuesto por Mathieson y Wall
originados en el desarrollo y explotación turística de un área.
(1986), podemos contemplar el turismo como un sistema (generalmente inscrito en contextos
Evidentemente, no todos los componentes del ST tienen un idéntico peso especifico
más amplios), el sistema turístico (ST), en· el que podemos metodológicamente distinguir tres
dentro de él y ni siquiera todos son fácilmente cuantificables, pero a partir de su definición la
grandes elementos: un elemento dinámico (implicando viaje o desplazamiento, incluye a los
290 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL
LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 291

exposición puede servir de marco globalizador a los diferentes estudios, es decir, permitir la Bibliografía
abstracción sobre el análisis de casos concretos y avanzar hacia un posible marco de referencia
que permita a la antropología tomar al turismo como objeto de estudio, al mismo nivel o, en Adams, G. B. (1993), «Organizational metapatterns: Tacit relationships in organizational culture»,
algunos casos, a través del cual, seguir acercándose a sus items tradicionales en el marco de Administration & Society, 25(2):139-159.
una sociedad global cada vez más compleja. Agudo Torrico, J. (1991 ), «Transformaciones socioculturales en Palos de la Frontera y Moguer. El impacto
Así las cosas, si realizamos un br~ve repaso a los estudios realizados y a la producción de la industrialización y el turismo (TI)», en VV.AA., Anuario Etnol6gico de Andalucfa, Cádiz, Junta
de textos en Espatla y en América Latina, desde la perspectiva de la antropología social y de Andalucía, Consejerfa de Cultura y Medio ambiente, pp. 13-20.
cultural, no es menos que paradójico, que siendo estas áreas geográficas afectadas desde los Barbor, M. A. y Artiles, J. (1978), «El sector turismo: Análisis y algunas consideraciones a un nuevo
atlos cincuenta por el desarrollo turístico y que actualmente se contemple éste como la vía modelo», Informaci6n Comercial Española, noviembre, pp. 108-119.
principal de ingresos de muchos de estos paises, la mayor parte de los análisis han sido Beni, M. C. (1993), «Sistema de turismo "SISTUR". Estudio del turismo frente a la nueva teorfa de los
realizados por investigadores anglosajones, quedando en segundo término el interés de los sistemas», Estudios y Perspectivas en Turismo, 2(1):7-26.
investigadores latinos. Es por ellb que hay que resaltar aquí, antes de tal producción, las Bote Gómez, V. (1988), Turismo en espacio rural. Rehabilitaci6n del patrimonio sociocultural y de la
economfa local, Madrid, Editorial Popular.
traducciones realizadas de los textos de V. Smith (ed.), Anfitriones e invitados (1977, 1989), Boullon, R. C. (1990), Planificaci6n del espacio turistico, México, Trillas.
E. de Kadt, Turismo: ¿Pasaporte al desa"ollo? (1979), y L. Turner y J. Ash, La horda dorada Calantone, R. J. y Mazanec, J. A. (1991), <<Marketing, management and tourislll>>, Annals ofTourism
(1979), a cargo de la editorial Endymion entre los atlos 1990 y 1993, como textos de base para Research, 18:101-119.
cualquier acercamiento al estudio del turismo. Callizo Soneiro, J. (1991 ), Aproximaci6n a la geografta del turismo, Madrid, Síntesis.
Sin embargo, no podemos menos que alabar el trabajo realizado por los editores de la Cohen, E. (1984), «The sociology of tourism: approaches, issues, and findings», Annual Review of
revista Perspectivas y Estudios en Turismo que, siguiendo la linea de la revista interdisciplinar Sociolology, 10:373-92.
pionera Annals of Tourism Research pero centrada sobre todo en América del Sur y Centro- Cort, D. A. y King, M. (1979), «Sorne correlates of culture shock among American tourist in Africa>>,
américa, ha servido de punto de encuentro a investigadores de habla hispana. En ella, además Intemational Joumal Intercultural Relations, 3(2):211-25.
de los artículos de base, presenta varias secciones fijas: «Documentos especiales» que incluye Crompton, J. L. (1979), «An assessment ofthe image ofMexico as vacation destination and the influence
trabajos de investigación y ensayos que se consideren de especial interés, «Crónica de eventos» ofgeographicallocation upon that image», Joumal ofTravel Research, 17(4):18-23.
Dann, G. M. (1981), «Tourism motivation: An appraisal»,Annals oftourism Research, 8(2):187-219.
donde se ofrecerá una síntesis de lo ocurrido en reuniones de carácter nacional e internacional,
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«Resefl.as de publicaciones especializadas», una «guia de publicaciones», y una «agenda Dfaz Álvarez, J. R. (1988), Geografia del turismo, Madrid, Síntesis.
turística» sobre los próximos congresos y reuniones de estudiosos del turismo. Ambas Farrell, B. (1979), «Tourism's human conflicts: Cases from the Pacific», Annals of tourism Research,
publicaciones periódicas, Annals y Perspectivas,junto a Tourist Management, entendemos que 6(2):122-36.
deben ser de obligada consulta para aquellos antropólogos que deseen acercarse a cualquiera Fernández Fuster, L. (1985), Introducción a la teorfa y técnica del turismo, Madrid, Alianza.
de los elementos del ST. - (1991), Historia general del turismo de masas, Madrid, Alianza.
La producción latina de libros y manuales desde nuestra disciplina donde se inserte el - (1991), Geografta general del turismo de masas, Madrid, Alianza.
campo de estudio aquí tratado es sencillamente nula, aunque sin embargo se hace imprescin- Figler, M. H.; Weinstein, A. R.; Sollers m, J. J. y Devan, B. D. (1992), «Pleasuretravel (tourist) motivation:
dible la consulta, nunca suplente, de aquellos textos publicados desde la economía, la A factor analytic approacm>, Bulletin ofthe Psychonomic Society, 30(2):113-116.
geografia y la sociología, principalmente, algunos de los cuales citamos en nuestra bi- Getz, D. (1993), «Planning for tourism business districts», Annals ofTourism Research, 20:583-600.
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Con todo, la antropología, actualmente, debe buscar su papel en el estudio y análisis del Barcelona, Anthropos.
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exponente. La gestión, la creación de la imagen, ·la prevención de impactos o efectos no Hernández Gutiérrez, A. S. (1987), An¡uitectura y urbanismo del turismo de masas en las Islas Canarias,
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interdisciplinariedad, entendida no como herramienta, sino como asunción conceptual, debe- - (1994), «La cientifización del turismo», Estudios y Perspectivas en Turismo, 3(1):7-36.
mos tratar de conseguir un marco teórico mínimo de referencia donde se puedan insertar los Jurdao Arrones, F. (1979), España en venta, Madrid, Ayuso.
resultados, predicciones y análisis de tantos y tantos trabajos concretos que se vienen reali- - (comp.) (1992), Los mitos del turismo, Madrid, Endymion.
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LA ANTROPOLOOIA COMO DISCIPLINA ESPBCIALIZADA 295

Desde entonces hasta nuestros días, estos criterios de legitimación no han varlf(lo
esencialmente (aunque sí pueden variar, como veremos a continuación, los criterios de
selección y activación).
Estos tres criterios fundamentales, naturaleza, historia e inspiración creativa, constitu-
yen, por así decirlo, los lados de un triángulo que determina una dinámica de inclusión y
exclusión patrimonial considerablemente rígida en su constitución (en el concepto), aunque
más flexible en su textura (en la casuística) (¿cuándo algo es lo suficientemente viejo para ser
antiguo?, ¿dónde se ubica la línea que separa la inspiración creativa del mero academicismo,
ANTROPOLOGÍA Y PATRIMONI0 1 el arte del oficio? ...). Se puede afirmar, creo que de una forma bastante rotunda, que, cualquier
elemento que participe de alguna de estas características es susceptible de ser patrimonializado
por LLOREN!; PRATS (lo cual no quiere decir que lo vaya a ser necesariamente), mientras que, subsiguientemente,
sólo son susceptibles de ser patrimonializados aquellos elementos que participan de alguna de
estas características. La mayor o menor intensidad de participación y/o la confluencia en un
El patrimonio es, naturalmente, una construcción social (o cultural, como se prefiera). determinado elemento pueden determinar una mayor capacidad expresiva, aunque, a veces, la
No existe en la naturaleza ni siquiera en todas las sociedades humanas ni en todos los periodos pureza de determinado parámetro (por ejemplo la naturaleza incontaminada -véanse los
de la historia. Abusando del presentismo y del etnocentrismo podríamos hablar, por ejemplo, parques nacionales-) prima por encima de la condensación de atributos.
de las máscaras africanas, de los tesoros de los monarcas de la antigüedad, de las bibliotecas de A partir de estos principios se constituye un pool virtual, un stock potencial de recursos
los monasterios benedictinos, de los gabinetes de curiosidades ilustrados, ... pero estaríamos patrimoniales (de referentes simbólicos) que, en sf mismo, no constituye patrimonio alguno
hablando de cosas distintas entre si y distintas, a su vez, de lo que actualmente entendemos hasta que no es activado por alguna versión ideológica de la identidad. Estas versiones
como patrimonio. Como veremos más adelante, algo tiene el patrimonio de riqueza, algo de ideológicas de la identidad (como cualquier otra) parten de unas ideas y de unos valores, en
sabiduría, pero no son éstos sus rasgos esenciales (es decir, aquellos que explican cómo y por principio coherentes entre sí y más o menos abiertamente relacionados con los intereses de
qué se constituye y se movilizan recursos para conservarlo y exponerlo), sino su carácter quienes los promueven, que se expresan en forma de discurso y se condensan en símbolos.
simbólico, su capacidad para representar, mediante un sistema de s{mbolos, una determinada Así, el carácter digamos sacralizado de estos símbolos refuerza el discurso a la vez que éste
identidad. da sentido a la selección e interpretación de referentes simbólicos. Mediante la falacia que
El patrimonio, en la acepción contemporánea del término, nace con el romanticismo y relaciona necesariamente estos tres polos (ideas, valores, símbolos) con la identidad, se
su proceso de construcción no me parece esencialmente distinto (aunque sí, quizá, más promueve la identificación con los símbolos y, por ende, la adhesión al discurso, al sistema de
complejo) del que estudié respecto a la recreación de la tradición popular en Catalufl.a. El ideas y valores propuesto. La alternativa es la exclusión, o bien, si se tiene la capacidad para
romanticismo proporciona, por una parte, los criterios de legitimación extracultural (o de hacerlo, la formalización de una versión alternativa de la misma identidad.
sacralización, si se quiere decir así) de los referentes patrimoniales: la naturaleza, la historia Por tanto, podemos decir que el patrimonio no existe más que cuando, desde determina-
y la inspiración creativa. La naturaleza, idealmente no maleada por el hombre, representa la das instancias, es activado, es decir, se promueve una determinada versión de una determinada
extraculturalidad por excelencia; la historia, el pasado (o incluso el futuro}, en tanto que identidad, para lo cual se selecciona, se interpreta y se representan un repertorio de referentes
atemporal, es el tiempo fuera del tiempo y se opone a lo cotidiano; la inspiración creativa, el ad hoc, procedentes del stock previamente establecido a partir de los criterios iniciales.
genio, representa la individualidad que trasciende (y, por tanto, transgrede) la normalidad ¿Qué instancias? En principio, naturalmente, el poder político, los gobiernos (en toda
cultural. Son parámetros recurrentes y bien conocidos por los antropólogos en los que no hace la escala de la administración estatal), pero también los contrapoderes politicos, las oposi-
falta insistir. ciones (más o menos legalizadas pero carentes, en todo caso, de los .medios de los que
Por otra parte, con la revolución industrial y el romanticismo se produce el despertar de disponen los gobiernos). La iniciativa de activación patrimonial también puede partir de la
los nacionalismos, pannacionalismos y colonialismos y la perentoria necesidad de reforzar llamada sociedad civil, es decir, de instancias no formalmente politicas (estatales), de
estas identidades mediante sistemas de símbolos susceptibles de provocar adhesiones colecti- mediadores culturales (como algunos prefieren llamarles), siempre y cuando cuenten con el
vas y de movilizar voluntades. apoyo, o el beneplácito por lo menos, más o menos explicito, de los poderes o los con-
trapoderes. En todo caso, sin poder, podríamos decir, no hay activación patrimonial, y, por
l. La brevedad que requiere un articulo destinado a una obra de estas caracterlsticas obliga al autor a plantearse tanto, no hay patrimonio.
determinadas opciooes (y, consecueotemente, determinadas renuncias). En mi caso, dada la naturaleza del tema, be optado por Antes de seguir adelante, hay dos puntualizaciones que me parecen pertinentes y
proponer una aproximación muy global al fenómeno de la construcción patrimonial desde la aotropologla. Para poder explicarme
convenientemente (eso espero) he apostado por la concisión y be renunciado voluntariamente al matiz y la excepcionalidad casulstica necesarias a pesar de su obviedad:
asl como al aparato critico. Con ello, mis hipótesis, desprovistas de todo refugio o burladero, se hscen, desde luego, mucho más En primer lugar, que la identidad colectiva no se representa únicamente ni principal-
vulnerables, pero, en cootrapartida, entiendo que se prestao más limpiamente a la critica y al debate, siempre y cuaodo consigao
despertar, como es mi deseo, algún interés entre los lectores, y especialmente entre mis colegas. En cualquier caso, estoy preparando
mente mediante el patrimonio, ni mucho menos. La identidad se expresa simbólicamente
un libro, que debe aparecer en los próximos meses, sobre este mismo tema, en el cual se desarrollao ampliamente las ideas expuestas mediante símbolos políticos y otros símbolos culturales, que sólo forzando las cosas hasta
en este articulo y se abordan otros aspectos de la cuestión, incluyendo un detallado estudio de caso. límites inoperantes podríamos considerar patrimoniales. Por otra parte, que el patrimonio,
296 ENSAYOS DE ANTROPOLOGfA CULTURAL LA ANTROPOLOGfA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 297
en la medida en que pretende representar una identidad, constituye un campo de confrontación No obstante, puede decirse que el patrimonio, virtualmente, existe más allá de su carácter
simbólica inevitable, tanto entre las distintas versiones que se puedan producir al respecto, simbólico y de los intereses polfticos o turísticos. En 1980 se creaba en el Ministerio de Cultura
como en el ámbito de las confrontaciones externas, simbólicas y flsicas, entre grupos sociales. francés, después de largos debates, la Mission du Patrimoine Ethnologique. En apariencia nada
Hasta ahora hemos considerado al patrimonio como soporte y recreación simbólica de nuevo, el <<patrimonio etnológico» se venia estudiando y recopilando en museos y en libros
las distintas versiones que pueden existir de las distintas identidades a la escala que sea (de lo (de folldoristas básicamente), en toda Europa, desde principios del siglo XIX. Pero este heCho
local a lo supranacional). Se tratarla, por decirlo asf, de los distintos nosotros del nosotros. La tenia la virtud de reconocer, por primera vez a nivel oficial, la existencia de un patrimonio
eficacia de las diversas activaciones patrimoniales en este sentido se medirla por la cantidad cultural autóctono que no estaba integrado por ruinas, monumentos y obras de arte y de
y la calidad de las adhesiones.' Desde los orígenes de la edad contemporánea hasta mediados promover su estudio y difusión desde un organismo estatal, dotado de personal y recursos y
del presente siglo se puede decir que éste ha sido el único impulso para la activación de expresamente dedicado a ello. Por otra parte, la definición de patrimonio etnológico (con todas
repertorios patrimoniales. No digo museales, aunque el museo haya sido el lugar privilegiado las connotaciones que esa denominación comporta en Francia), debida a Isaac Chiva, invitaba
de la representación patrimonial, ll! templo de la identidad por excelencia (desde el Museon a trascender la mera recopilación de datos y objetos y estimulaba la investigación. Dice asf:
Arlaten hasta el British Museum, pasando por el Museo Nacional de Antropología de México, «El patrimonio etnológico de un pafs comprende los modos específicos de existencia material
por citar casos de muy distinto alcance), porque las activaciones patrimoniales han utilizado y de organización social de los grupos que lo componen, sus conocimientos, su representación
también (y ampliamente) otros soportes materiales y conceptuales, mientras que los museos, del mundo y, de manera general, los elementos que fundan la identidad de cada grupo social
por su parte, han cumplido (además) otras funciones que poco tienen que ver con las y lo diferencian de los demás.» Se trata, evidentemente, de una definición de cultura, aunque
identidades. con un cierto regusto esencialista («los elementos que fundan la identidad de cada grupo y lo
Sin embargo, a partir de los aflos sesenta, con la masificación y planetarización del diferencian de los demás») que limita definitivamente sus potencialidades. Estas limitaciones
fenómeno turístico, el patrimonio se espectaculariza. Procesos productivos, ceremonias y son superadas abiertamente en una redefinición inédita de José Luis Garcfa (1992) que
rituales, culturas enteras se han convertido en articulo de consumo ya sea para la televisión, recuerda simplemente el carácter inexorablemente dinámico y abierto de la cultura: «Para
ya sea (mucho más «auténtico» naturalmente), para el turismo cultural. Con esto, los museos nosotros el concepto de patrimonio significa en primer lugar recursos. [...] Son recursos que,
y otras instituciones patrimoniales se lanzan a producir espectáculos cuya eficacia se mide en en principio, se heredan, y de los que se vive. Ello quiere decir que, a lo largo de esa vida, se
términos de consumo, es decir, según el número de visitantes. Crean exposiciones (cada vez modifican necesariamente: en algunos apartados se incrementan sin más; en otros evolucionan
más lúdicas), juegos informáticos y espectáculos audiovisuales, en algunos casos incluso hacia nuevas formas; algunos aspectos de ese patrimonio desaparecen. Además entra dentro
verdaderas recreaciones teatrales y se expanden sobre el terreno para entretener al visitante del sistema de responsabilidades admitidas prever su legación a los descendientes, etc. En este
como en un verdadero parque de atracciones. El caso de lronbridge, en Inglaterra, es paradig- contexto los aspectos tradicionales del patrimonio coexisten con los innovados y no tiene
mático, pero ni mucho menos único. Las activaciones patrimoniales asf inspiradas responden sentido darles un trato distinto por ese motivo.»
pues abiertamente a una demanda turística (aunque el turismo circule de un barrio a otro de Con la introducción del concepto de patrimonio etnológico (independientemente de su
Madrid o Barcelona), y siguen una lógica de mercado: que el cliente quede satisfecho y regrese denominación pero no de su alcance semántico), se quiera o no, se desemboca en una
en otra ocasión. Nos hallamos, asf, ante un segundo proceso de construcción patrimonial de identificación entre patrimonio y cultura, lo cual parece producir un cierto malestar por la
la identidad que podríamos caracterizar como el (normalmente sin los) nosotros de los otros, contradicción implfcita que se establece entre el carácter cambiante de la cultura y el carácter
es decir, una representación patrimonial de nuestra propia (de los protagonistas), y frecuente- supuestamente tradicional y conservador del patrimonio. Sin embargo, se trata únicamente de
mente estereotipada, imagen externa, pero elaborada siempre, claro está, a partir del stock de una paradoja fácilmente superable.
elementos patrimonializables, de donde ésta extrae su fuerza y verosimilitud. Hablamos de Como he dicho en otras ocasiones, el patrimonio etnológico es la cultura. De hecho, se
. espectáculo, pero de espectáculo patrimonial al fin. Esta dinámica no es privativa de las que podría denominar con toda propiedad patrimonio cultural, o patrimonio cultural-antropológico
podríamos llamar activaciones turísticas, ni las activaciones turísticas <<Venden>>, únicamente si se quieren evitar confusiones y conflictos de competencias. Cuando los biólogos hablan de
imágenes estereotipadas de la identidad «indígena». Aun sin descender a la casuística parti- patrimonio parece que lo tengan más claro que nosotros mismos. Para ellos existe: básicamente
cularista, vemos cómo las cosas se dan, de hecho, relativamente mezcladas, y asf observamos en el hombre (en la humanidad) un patrimonio genético, codificado, que no pemnte incorporar
cómo la lógica del consumo (en ocasiones más o menos disfrazada) invade los «templos» los caracteres adquiridos y un patrimonio cultural, no vinculado con la herencia genética. De
(monumentos, museos, parques ...) de la identidad, mientras que las activaciones turísticas hecho, considerando el tema más ampliamente, podríamos hablar de un patrimonio biológico
pueden <<Vender» perfectamente aspectos relativos a la identidad de los visitantes (referentes humano intraespecffico (constituido por el genoma), de un patrimonio biológico extraespecf-
de su supuesto pasado, por ejemplo), y, por otra parte, fijan con frecuencia unos limites, que fico, que no es humano pero cuya gestión la humanidad se atribuye (constituido por la
podríamos denominar identitarios, al comercio patrimonial. Sf suelen ser distinguibles, a pesar biodiversidad), y de un patrimonio exosomático y transmisible mediante el apren~aje,
de todo, los intereses primeros y principales. constituido por la diversidad cultural en toda su profundidad histórica y en toda su amphtud
Se selecciona, pues (se patrimonializa), para avalar una determinada versión de la etnográfica. · ·
identidad o para representar y vender una determinada versión de la identidad (o, en una u otra Pero, asf como la herencia biológica (en ambos sentidos) de alguna forma la podemos
proporción, para ambas cosas). Los procesos no son formalmente tan distintos, aunque sf sus conservar la herencia cultural no. Como decfa José Luis Garcfa, la cultura, heredada de
causas y sus resultados. nuestros ~adres, recogida de aquf y de allá, constituye un conjunto de recursos, de instrumentos
298 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 299

que necesitamos para vivir, y, por tanto, la transformamos, la adaptamos, la arrinconamos y la activación patrimonial. Y el poder ¿qué interés puede tener en esta especie de inventario
innovamos parcialmente. No se puede obligar a nadie a vivir como sus antepasados en nombre cultural, a la vez sistemático y selectivo, de la humanidad? En principio se diría que ninguno:
del patrimonio cultural de la humanidad. de este tipo de activación no cabe esperar adhesiones ni beneficios turísticos. Y, sin embargo,
Pero, si bien la cultura no se puede conservar, si se puede conservar, por lo menos, su en determinadas coyunturas, se financian desde el poder proyectos, aunque limi~dos, de <esas
conocimiento. El patrimonio etnológico, el patrimonio cultural-antropológico que realmente características. ¿Por qué?
podemos transmitir es el conocimiento, el conocimiento de la diversidad cultural (recordemos: Creo que el concepto clave es el de consenso. Las representaciones patrimoniales de la
en toda su profundidad histórica y en toda ·su amplitud etnográfica). Formalizar este conoci- identidad no pueden estar excesivamente alejadas de la realidad so pena de romper el consenso
miento no es fácil. La cultura, las diversas culturas son sistemas complejos y delicados. Una social y debilitar las adhesiones o el interés de los visitantes. En estos momentos debe
cultura no se puede reducir a un cúmulo de datos, ni de colecciones de datos o de tratados intervenir la ciencia con dos misiones fundamentales: por una parte, renovar, readaptar esta
inconnexos. Esto constituye, desde hace tiempo, uno de los fundamentos metodológicos versión a las nuevas exigencias sociales y, por otra, legitimarla. En efecto, la ciencia, como
incuestionables de nuestra disciplina. nuevo principio de autoridad que ha venido a sustituir a la religión en nuestra sociedad
De hecho, la cultura, la diversidad cultural, es tan vasta y se halla tan íntimamente contemporánea, tiene la capacidad de certificar y legitimar (o sacralizar si se prefiere)
entrelazada que pretender obtener un conocimiento global y exhaustivo al respecto seria una realidades, y establece una relación dialéctica con los principios anteriores. Un caso muy
empresa insensata, como lo seria por otra parte intentar condensarla en sus atributos «esencia- interesante seria el del Musée Dauphinois de Grenoble en el cual se da una visión cambiante,
les». Debemos renunciar, por tanto, a cualquier enga.dosa pretensión de exhaustividad o poliédrica, de la identidad (seguramente mucho más capaz por su flexibilidad de generar
síntesis, pero no por ello a la empresa: necesitamos inventariar el patrimonio cultural existente, consenso), mientras que, por otra parte, esta visión viene avalada por el conocimiento científico
no únicamente como una labor enciclopédica ni como una deuda moral en un tiempo de generado ya sea desde el museo ya sea desde su entorno institucional y universitario.
creciente homogeneización, sino también porque las adaptaciones culturales humanas a Podríamos decir que la antropología se encuentra pues, respecto al patrimonio, frente a
situaciones ecológicas e históricas muy diversas representan, al fin y al cabo, un conjunto de una triple casuística: En primer lugar, el estudio de los procesos de legitimación y activación
respuestas afinadas y complejas a los retos de la vida que constituye una garantía para nuestra patrimonial y de los intercambios simbólicos resultantes; en segundo lugar, la contribución,
propia supervivencia (en una perspectiva, por supuesto, planetaria) y para el desarrollo futuro, mediante sus propios estudios, a la formalización del conocimiento, lo más amplio y riguroso
y una riqueza, por tanto, que, sin metáforas, no nos podemos permitir el lujo de soslayar. posible, de la diversidad cultural humana; en tercer lugar, el compromiso que puede adoptar
La ciencia, como forma más sistemática de conocimiento y, por tanto, a mi entender, la (o no) el antropólogo con determinadas activaciones patrimoniales de carácter identitario,
más adecuada para abordar una realidad igualmente sistemática, y los científicos, y singular- turístico, o turistico-identitario, compromiso que comporta habitualmente, para ser efectivo y,
mente, en este caso, los antropólogos, como estudiosos de la cultura, estamos llamados a sobre todo, eficaz, verdaderos estudios de campo, tanto por lo que respecta al conocimiento
formalizar este patrimonio y a conservarlo. No podemos pretender, ciertamente, abarcarlo de recursos patrimoniales como de los intereses y expectativas realmente implicadas.
todo, pero si podemos aspirar a entender más o menos correctamente la lógica de muchas Se trata, en todo caso, de procesos culturales, y, por tanto, de ámbitos de la actividad
formas culturales y a transmitir esta comprensión. ¿No es éste, al fin y al cabo, en buena parte, científica y, más ampliamente, intelectual, propios de la antropología. El porqué nuestra
nuestro trabajo? Para ello tanto interés tiene lo que ya se ha perdido o está a punto de perderse antropología no se ha implicado (por lo menos conscientemente) en ellos seria tema para otro
como todo aquello que estamos viviendo actualmente y que, si no se estudia en vivo, lo articulo. En cualquier caso, pienso que esa implicación, por razones obvias, va a ser creciente
perderemos, o, por lo menos, perderemos su complejidad, porque la cultura, en general, como en los a.dos venideros, y, por tanto, abrir el debate sobre la naturaleza del patrimonio y su
es sabido, deja poco rastro. compleja relación con nuestra disciplina no me parece, en absoluto, una empresa baldía.
Estoy convencido de que esta identificación del patrimonio cultural con la cultura, y de su
formalización con el trabajo de los antropólogos y otros científicos sociales, puede resultar mucho
más acorde con la lógica académica e intelectual. Por este camino, los referentes patrimoniales
pasan de ser sujetos a objetos, el patrimonio arqueológico, artístico e incluso el patrimonio natu-
ral pasan a ser construcciones sociales susceptibles de ser estudiadas desde esta perspectiva
global, y sus contenidos elementos de las distintas adaptaciones culturales.
Sin embargo, esta certeza no es óbice para que se sigan activando repertorios patrimo-
niales de acuerdo con los objetivos y la lógica que hemos analizado anteriormente. Es más,
incluso parece aventurado esperar que, más allá de los recursos propios de las instituciones
científicas, se puedan arbitrar programas amplios de investigación y conservación en este
sentido, ni tan siquiera financiar investigaciones en esta dirección que no estén de una forma
creciente vinculadas con las necesidades de la economía productiva, es decir, de las empresas,
· o de la legitimización política, es decir, de los gobiernos.
El problema sigue siendo el poder. Sin la participación del poder (en principio político
pero no necesariamente político) es muy dificil llevar a cabo y sostener esta nueva forma de
11. EL ESTUDIO DE LA SALUD
Y LA DIFERENCIACIÓN SOCIAL
ANTROPOLOGÍA DE LA MARGINACIÓN
Una cierta incertidumbre
por ORIOL RoMANi

Introducción

RIESGO Y SOCIEDAD

El peligro, el riesgo, es un factor estructural, constitutivo, de las sociedades humanas.


En los procesos de formación de las mismas, y de su reproducción social, una de los grandes
tareas que han tenido que realizar siempre los humanos ha sido la de definir los limites que se
van imponiendo al caos, y la de gestionar la sociedad de acuerdo con estas definiciones de la
realidad. La mirada etnocéntrica europea atribuyó al «hombre primitivo» (ya fuera en la
versión histórica, ya en la del <<rudo hombre rural») un conjunto de discursos, gestos y rituales,
etiquetados como construcciones irracionales. Pero resultó que estas construcciones les
permitían enfrentarse a los peligros inherentes a su existencia social con un cierto nivel de
equilibrio, lo que posibilitaba la reproducción del grupo.
En el contexto de la hegemonía ideológica de la idea de progreso, que tan profundamente
ha marcado a las sociedades occidentales contemporáneas, se puede rastrear la creencia
-tanto a nivel académico como a niveles populares- de que las posibilidades de la ciencia
y de la técnica modernas nos permitirían superar este estado de dependencia del riesgo para
conseguir llegar, fmalmente, al reino de la libertad. En todo caso, se decía, nosotros podíamos
enfrentar «científicamente» los riesgos naturales y sociales de la vida.
Después de los fracasos de la «utopía moderna» en la intervención ante tantos problemas
sociales (la salud, la pobreza, la violencia, etc.) y a partir de las reflexiones de una parte
significativa de los científicos sociales contemporáneos, creo que es más pertinente plantearse
otro tipo de cosas. La aparente arbitrariedad que presidía los ritos de las sociedades primitivas
continúa estando presente, de manera análoga, en nuestras sociedades contemporáneas y
ocurre, con la contrastación de este hecho, que tanto en unas como en otras les podemos
reconocer ciertas funciones y significados en la regulación del orden social, lo que nos lleva
a cuestionar que aquella arbitrariedad fuera tal. Y dado que todo discurso con pretensiones de
hegemonía tiene que plantearse en los términos de manipulación simbólica de las pautas
culturales básicas de un grupo social, en las sociedades occidentales contemporáneas los
discursos tendentes a ofrecernos certezas, a eliminar la incertidumbre, tenían que aparecer
basados en la lógica del sistema de creencias más prestigioso en dichas sociedades, es decir,
el que se ha ido generando en torno a la ciencia, de la misma manera que en aquellas otras
sociedades la coherencia tenía que darse con la cosmogonía de la que se tratara.
304 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL
LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 305
El discurso científico, pues, ha elaborado una serie de teorías sobre aquellos sectores
que en nuestras sociedades se perciben como más peligrosos, tanto desde el punto de vista de los setenta- podemos detectar la emergencia de una cierta «cultura de la marginaciÓ!l>>,
natural como social. Así, la categorización de ciertos grupos como especialmente «peligrosos» de la que formarían parte, entre otros aspectos que en seguida veremos, el interés y las
ha sido históricamente el camino a través del que se han desarrollado disciplinas como la producciones que el tema ha suscitado entre científicos sociales.
. Clar~ que hablar de una «cultura de la marginación» en nuestro gremio puede remitimos,
psiquiatría, la criminología y la antropología. Sin entrar en la discusión de la cientificidad de
las mencionadas disciplinas, hay que recordar que todo discurso, por más que se pretenda m que sea mconscientemente, a una conceptualización del tipo de la «cultura de la pobreza» de
científico, no puede separarse de su contexto de emergencia. Veamos algún aspecto del mismo Osear Lewis, con lo que seguramente tenderíamos a simplificar, o incluso a reificar, un fenómeno
que me parece especialmente significativo para el fenómeno de la marginación social. 1 tan complejo y polisémico como éste. 3 Quizá por ello seria mejor hablar, ni que sea haciendo una
cierta concesión a determinadas modas (que cuando esto se publique creo que, por suerte, ya
habrá pasado el momento de su mayor virulencia}, de retóricas de la marginación. Hablar de
RETÓRICAS DE LA MARGINACIÓN S~IAL
retóricas quizá nos conecte más directamente no sólo con la idea de la centralidad de la operación
racionalizadora del discurso en los procesos de marginación, sino también con la diversidad de
Es bien sabido que una de las principales vías a través de las que la Antropología ha vuelto discursos existentes sobre el tema, que seria otro de los aspectos básicos de la cuestión.
a los estudios urbanos ha sido la del estudio de los grupos marginales. Hablo de retomo porque, Así pues, estamos ante un fenómeno en el que nos será útil distinguir su configuración
si bien es cierto que la Antropología había estudiado tanto cuestiones de los llamados pueblos en distintos niveles que serian, como mínimo, los que siguen:
primitivos, como de sociedades occidentales, es cierto también que en el proceso de división del
~bajo dentro de las Ciencias Sociales la Antropología se fue especializando en el primer aspecto,
l. El de los procesos de exclusión social, ligados a las transformaciones económicas
rruentras que el segundo quedaba a manos de la Sociología y de la Historia. Esto fue reafirmado que están produciendo, entre otras cosas, lo que algunos autores denominan la
por el desarrollo del Modelo Clásico en Antropología: durante aquel periodo, los estudios urbanos «dualización» de la sociedad.
de orientación antropológico-etnográfica que se desarrollaron, sobre todo en Estados Unidos 2. El de las elaboraciones culturales de aquellos que más sufren estas situaciones y que
alrededor de la Escuela de Chicago (estudios de comunidades urbanas, de zonas «bohemias», de forman parte de las estrategias de resistencia y/o adaptación delante de ellas. No
poblaciones e instituciones marginales como los «hobos», las <<tax.i-girls» o cárceles y hospitales, hablo, lo subrayo, de discursos en sentido estricto, sino de elaboraciones culturales
etcétera) se les acostumbra a situar bajo la etiqueta de una sociología comprehensiva o algo en las que, en todo caso, estos discursos se incluirían.
similar. El retomo de la Antropología hacia nuestras propias sociedades, en el contexto de 3. El de los discursos sociales, tanto académicos como populares (con la relevante
sucesivas crisis (como el proceso de descolonización, los conflictos culturales de finales de los mediatización de los Medios de Comunicación Social, en el último caso}, en los que
sesenta, la crisis económica de los setenta...) se hace en muchas ocasiones a través de la aplicación podremos rastrear múltiples influencias, pero sobre todo las de los sectores que no
s~n precisamente los que más sufren las situaciones mencionadas antes, sino que
mecánica de una cierta perspectiva metodológica que consiste en estudiar a los «exóticos
internos», se trate de las poblaciones rurales más aisladas y remotas, supuestamente conser- dtsponen del suficiente poder para vehicular dichas influencias.
vadoras de las esencias ancestrales, o de aquel tipo de grupos que la sociedad urbana produce en 4. La incidencia de estos discursos sociales en las estrategias mencionadas en el
sus márgenes, que aparecen aparte y con características que son percibidas como claramente segundo punto.
diferenciadas de los sectores más normalizados de la sociedad.2 5. El de las prácticas y discursos de los que podríamos llamar «los innovadores
Si he recordado este viejo tema de la historia de la Antropología -por lo menos para culturales» que, aunque se pudieran articular con los anteriores, no provendrían de
los antropólogos de mi generación- ha sido para subrayar que el estudio de la marginalidad los grupos citados, sino de gentes que tuvieran «áreas sensibles» de conflicto en
. responde a una cierta tradición antropológica; pero una tradición poco reconocida o, cuanto relación a la sociabilidad, al uso de ciertos fármacos, a la sexualidad o a su
menos, carente de especificidad teórica hasta hace bien poco. Parece claro que a partir de la construcción de género, a su movilidad geográfica y a su identificación étnica, etc. 4
superación de la perspectiva «exotista>> hemos estado en mucho mejores condiciones teóricas
de poder abordar de manera más fructífera este campo; y no sólo éste, evidentemente, sino Por poco que nos fijemos en estos puntos anteriores y sus posibles combinaciones en la
también del resto de estudios, sean de ámbitos «urbanos» o «primitivos». realidad empírica, podremos sospechar la gran diversidad de procesos y situaciones que
Como se indicaba al final del punto anterior sabemos que el contexto sociocultural nos cabrían dentro del campo de la marginación social. Esto podría explicar, por lo menos en parte,
ofrece muchos de los materiales con los que construiremos las distintas disciplinas del las dificultades de encontrar unas definiciones mínimamente sistemáticas, realmente teóricas,
conocimiento que, a su vez, influirán de alguna manera en el devenir de dicho contexto. En el de este concepto. Cosa que, precisamente al referirse a situaciones tan distintas, se nos plantea
caso que nos ocupa -y, digamos como orientación, que a partir de la gran crisis de los inicios como más necesaria que nunca.

3. No es que quiera liquidar la obra de Lewis simplemente en estos términos, sino que seftalo analógicamente algunas de
l. En este apartado,llllluralmente,bay qucn:conocerlainspiración básica de M. Douglas (1991). Una interesante propuesta las conaecuencias de sus incongruencias teóricas. Pero por más que aea criticable (y una buena critica es, por ejemplo la de Valentine
de análisis de la ciencia (en este caso, la biomedicina) como un sistema de creencias más, ae puede ver en B. Good (1994). Y pam 1970) no bay duda que la imaginación sociológica y la calidad fenomenológica de la obra de O. Lewis ban sido decisivas pam ~

~~~
2. Sobre la división del trabajo en las Ciencias Sociales, véase Menéndez (1977).
.
la especialización de las disciplinas mencionadas en relación a la categorización marginal de ciertos grupos humanos véase antropologla contemporánea.
4. A lo largo de todos esiÓI niveles do la marginación está pn:aente un concepto clave el de exclusión, sobre el que ae
pue~ ver dos volúmenes compilados por Álvarez-Urla., uno más general (1 992) y el otro cen~ en Espalla (1994). Sobre la
duahzación, véase Bergalli/Casado, 1994.
306 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 307

De todos modos, antes de referimos a algunas de las líneas que irían en esta dirección, toda la sociedad, aunque tendrá sus puntos fuertes en instituciones socializadoras como. la
creo pertinente llamar la atención sobre un aspecto de la marginación y sus culturas que me
parece crucial. La polisemia y la fuerza movilizadora del término margínación social y sus
¡
i
familia, la escuela, el cuartel... Pero se instaurarán también formas de control para aquellos
diversos tipos de población que, de manera puntual o más permanente, puedan quedar -o
distintas connotaciones nos dan alguna pista en el sentido de que realmente no estamos ante 1 situarse- fuera del sistema social: así, la institucionalización de la marginación es un
un concepto teórico, quizá porque su forma de inserción en nuestro contexto sociocultural ¡ fenómeno que se puede analizar desde la creación de los ejércitos o la policía moderna, a la
responda más a la forma de un mito, que no precisamente a la de un discurso teórico, y en este ·'
~ de la prisión, los hospitales o el manicomio, hasta las formas contemporáneas de control
«alternativo» a través de «agentes psi» y/o del trabajo social, principalmente, cuya existencia
sentido resulte funcional a distintos grupos sociales, pues contribuye a proveer a sus miembros
de un sentido de la vida y de un cuadro de «soluciones» más o menos claras e inmediatas a
l va ligada y en gran parte presupone aquellas culturas de la marginación a las que nos hemos

¡
sus problemas existenciales básicos. Es, como digo, una línea que creo seria muy útil explorar referido al principio.5
aunque, por el momento, no estoy en disposición de hacerlo aquí, y el análisis que propongo Si he incluido en este mismo apartado la referencia al análisis estructural es porque éste
a través de la producción teórica a la que me referiré en este artículo se centra más en indagar se realiza a partir de la sociedad producto de estos procesos históricos que acabamos de
hasta qué punto un concepto con tan diversas referencias empírico-discursivas puede ser útil mencionar y, en algunos aspectos centrales, hay una continuidad evidente. Desde una óptica
para la reflexión sistemática alrededor de aspectos centrales de nuestras sociedades. marxista clásica, en la que consideramos a la sociedad formada por una infraestructura
económica, una estructura social y una superestructura ideológica, veremos que la condición
de marginado vendría determinada, en última instancia, por la marginación infraestructura};
pero hay un continuum integración-marginación que atraviesa estos distintos niveles, por lo
Aproximaciones al concepto teórico de marginación
1 que puede haber marginaciones parciales o, dicho de otro modo, la mayor parte de la población
mostrará, en mayor o menor grado, deficiencias de integración en alguno de los niveles.
PERSPECTIVA IDSTÓRICO-INSTITUCIONAL Y ANÁLISIS ESTRUCTURAL
«En líneas generales, podemos decir que en una sociedad dada están integrados aquellos
En toda sociedad encontraremos, en un determinado momento, una serie de valores de sus miembros que comparten las expectativas y las pautas de valores generalizadas en el
hegemónicos y, en correlación con ellos, un conjunto de normas, implícitas o explícitas, grupo, y están marginados aquellos que, ya sea por su falta de incorporación al sistema
producto de los diferentes conflictos y de los mecanismos socioculturales de superación de productivo, por dificultades de endoculturación y por asimilar y/o plantear pautas de valores
los mismos que la sociedad se ha ido dando a lo largo de su historia, para regular tanto su diferentes a las del grupo, no pueden o no quieren o no se les permite participar en un
relación con el medio, como las relaciones entre los humanos. En esta perspectiva, pues, se determinado tipo de actividades del grupo: las actividades integradoras» (Juliano, 1981:62).
parte del análisis de algunos elementos clave de los procesos de normalización de las
sociedades europeas contemporáneas para explicar el origen de los procesos de marginación
que en ellas se han dado. DEPENDENCIA, MARGINALIDAD Y SISTEMA MUNDIAL
Estos orígenes se pueden situar en la época de la Revolución Industrial. El surgimiento
de un nuevo sistema socioeconómico como era el capitalismo suponía también la necesidad Una contribución muy significativa a la elaboración del concepto de marginalidad fue
de adaptar la estructura normativa y los sistemas de control social a la nueva situación. Por un la surgida de las producciones socioculturales latinoamericanas de los aiios sesenta-setenta.
lado, no se trataba sólo, como en el Antiguo Régimen, de mantep.er la sumisión de la mayoría En ellas, además de la presencia central del marxismo, podemos rastrear influencias de la
de la población explotada, sino que el nuevo sistema exigía que ésta fuera, además, lo más Escuela de Chicago y de otros autores norteamericanos, tanto las que radican la marginalidad
productiva posible. Por el otro lado, el funcionamiento de la libre empresa necesitaba garan- en factores sociales (como Park et al., 1967, en los conflictos surgidos por las poblaciones
tizar una cierta autonomía de los individuos tanto frente a sus grupos primarios de pertenencia, sometidas a intensos proc~sos migratorios; o Dickie-Clark, 1966, para el que su rasgo
como frente al Estado: el contrato entre individuos teóricamente iguales aparece como el definitorio seria la exclusión de un conjunto de relaciones socialmente constituidas), como las
mecanismo básico de relación social. Pero todo ello suponía que la coacción no podía aparecer, que la analizan a un nivel más individual (como Parsons, 1984, que la sitúa en la falta de
por lo menos en primer plano, como el elemento básico de control social. Era necesario que internalización del sistema normativo de una sociedad por parte de ciertos individuos; o Linton,
todas aquellas masas desarraigadas que pululaban por Europa percibieran su nueva situación 1945, para el que el marginal seria protagonista del cambio social). Pero la evidencia de la
de explotación fabril como una situación natural. magnitud y especificidad de los problemas conexos a la pobreza y la marginación en Latinoa-
Habrá entonces un proceso de gestación y/o de transformación de una serie de mecanis- mérica impulsa el surgimiento de unas líneas originales.
mos e instituciones cuyo objetivo será la clasificación, la normalización progresiva de cada Si en un principio tiende a centrarse el tema en una manifestación de la marginalidad,
vez más aspectos de la vida de los individuos: la instauración de una carta de ciudadanía ligada como es la segregación espacial presente en las grandes villas miseria que van configurando
a una residencia fija, la educación en una concepción del trabajo como el elemento central de los cinturones urbanos de las ciudades latinoamericanas, bien pronto se conceptualizará
la vida, en unos determinados hábitos de trabajo, de consumo, de contención personal, unas analíticamente.
formas de presentación en público, de vestir, de relaciones personales y sexuales, en una
concepción del tiempo y del espacio compatible con los ritmos del trabajo, etc., que remiten S. Véase Melossi/Pavarini (1980); Foucault (1967 y 1981); Castel (1984); Ellas (1981); Trinidad (1991). Perspectivas
estrictamente históricas, más amplias en el tiempo son las de Geremek (1989) y Moon: (1989).
todos a una disciplinarización de los cuerpos. Este proceso de normalización se difundirá por
308

a)
BNSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

La marginalidad como producto de la combinación, en un momento histórico


concreto, de dos grandes factores: la superposición cultural proveniente de la
colonización, y los cambios tecnológicos derivados de la industrialización posterior
a la Segunda Guerra Mundial. Esto habría producido la emergencia de unos grupos
1
1
1
LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA

todos modos, que una perspectiva muy fecunda para articular el análisis de la marginación
con los grandes factores macrosociales como es la del sistema mundial (Wallerstein, 1990;
309

Tortosa, 1992), ha sido elaborada, en parte, a partir también de las criticas a las corrientes
ahora mencionadas.
sociales que, perteneciendo a una sociedad, no llegan a participar de sus estructuras
intimas, no gozan de las ventajas de la vida moderna y están incapacitados para
transformar dicha situación. Serian los habitantes de los focos de miseria y de las SOCIEDADES URBANAS: UNA PERSPECTIVA SISTÉMICA
grandes periferias urbanas (Desal, 1969).
b) La marginación, derivada de la lógica de funcionamiento del modo de producción Partimos de la consideración de las sociedades urbanas como sistemas complejos, una
capitalista. Seria un aspecto del subdesarrollo, que aparece totalmente imbricado en de cuyas reglas de desarrollo es precisamente el cambio continuo. Pero este cambio puede ser
el desarrollo, como dos ~ opuestas y complementarias de un mismo tipo de elaborado socialmente y percibido culturalmente de diferentes maneras por parte de los
procesos; por lo tanto, la marginalidad seria una consecuencia del desarrollo capi- diversos grupos que forman aquella sociedad, y la resultante de esta dinámica sociocultural
talista. Esto se da en unos paises dependientes donde se ha producido un intenso en un momento dado es la que permitirá referirnos a estos cambios como procesos de
proceso de urbanización que no está vinculado a la industrialización, sino al éxodo desviación, innovación o marginación, para citar los tres conceptos más utilizados en este
rural, que fue un intento de resolver la desocupación, y acabó formando una «masa apartado.
marginab>, disfuncional al propio sistema. Además, estos grupos se han visto Hay que clarificar que aquí se parte del cambio como desviación, entendiendo ésta como
sometidos a unas relaciones de poder, tanto por parte del Estado (políticas sociales un elemento sistémico producido por la interacción social: a través de ésta, van cambiando
y represivas) como de otros grupos sociales, al mismo tiempo que las redes familia- aspectos más o menos significativos de las normas sociales o de los objetivos culturales que
res han sido un elemento sustancial de apoyo. Finalmente, la ausencia de canales de constituirían desviaciones respecto a las normas, objetivos y usos y costumbres tradicionales,
comunicación propios, y una cierta pasividad definirían un «polo marginal» de la formales o informales. Habría, pues, una intrínseca coexistencia e interinfluencia de normali-
cultura global (Nun, 1968; Quijano, 1973). La polémica alrededor de estas teorías dad y desviación, que permitirla presentar a ésta, en todo caso, como <<rumor de fondo del
se centró en ciertas incongruencias teóricas, en un excesivo peso dado a la depen- movimiento del sistema».
dencia respecto a otros factores internos, y a la falta de algunos elementos en el La desviación tendrá que pasar una serie de barreras sociales: si es aceptada se conside-
análisis, como el de la construcción del marco jurídico que facilitó la configuración rará una innovación social y pasará a formar parte de la normalidad; en caso contrario, su
de este modelo económico, o el de la articulación de gran cantidad de actividades rechazo puede llevar a la transformación de la desviación en marginación. Todo sistema tiene
socio económicas no directamente productivas a la lógica del sistema, en una especie sus mecanismos de defensa, y uno de ellos seria precisamente el de presentar algunas de las
de inserción diferencial que es en lo que, en definitiva, consistiría la marginalidad conductas, situaciones o expresiones desviantes como patologías, ya sea a nivel social o a nivel
(Singer, 1973; De Oliveira y Cardoso, 1978; Kowarick, 1978; Lezama, 1993). individual.
e) Entre las orientaciones que consideran la marginalidad como una conducta social son Esto no ocurre de forma arbitraria, pues la sociedad tiende a crear más resistencias
bien conocidas las elaboraciones de «la cultura de la pobreza», de O. Lewis (1969), ante aquellos elementos desviantes que pueden afectar algunas de sus áreas decisivas para
caracterizada por una serie de formas de vida, actitudes y valores producto de la su reproducción como sistema social, cosa que ocurre tanto a través de la reacción social
reacción a la situación de pobreza, y que se manifestarían no sólo a nivel individual, como de la intervención de las agencias formales de control social. De todas maneras,
sino también familiar, de barrio o de la sociedad general; o la de Germani (1980), que esta tendencia no siempre se realiza, ya que en la continua redefinición de la situación que
la considera fruto de la anomia y la desintegración que forman parte de los procesos se da en la interacción social no sólo pueden cambiar percepciones normativas asumidas en
de modernización en los que, entre la pérdida de los valores tradicionales y la nuestra endoculturación, sino que las propias agencias de control social -un elemento más
aceptación de los nuevos, ocurrirían unas «asincronias» que se manifiestan en las en los procesos de interacción que ocupan el conjunto de la sociedad- no los pueden abarcar
poblaciones marginales. Para Segal (1981), lamairginalidad seria el conflicto derivado en su totalidad, y en este caso si que acaban actuando con una relativa arbitrariedad. Cosa
de la no correspondencia entre el reconocimiento de unos derechos sociales y el goce que produce, a su vez, otro elemento disruptivo: la crisis de consenso social al comprobar
efectivo de los mismos. Aunque los derechos estén reconocidos institucionalmente que, contra lo afirmado explicita y solemnemente, no hay una aplicación universal de
están mediados por el Estado, por lo que la imposibilidad de su realización efectiva no la norma.
es sólo una cuestión de pobreza, sino también política. Por último, Lomnitz (1985) Acabamos de mencionar que las agencias formales de control social pueden actuar con
demuestra la importancia de la redes sociales informales para la sobrevivencia de las cierta arbitrariedad, pero es evidente que hay unas condiciones que facilitan que se dé dicha
poblaciones marginales. Posteriormente, analizará la utilización de estas mismas redes intervención. Ésta acostumbra a ser consecuencia de la «visibilidad social» de ciertas situa-
en las relaciones de poder de otros grupos (clases altas, élites intelectuales). ciones. Visibilidad que seria la resultante de la interacción de un conjunto de variables, entre
las que cabe destacar: a) la carencia cuantitativa y cualitativa de los recursos (económicos,
Si he recordado estas aportaciones no sólo es por la huella que han dejado en las sociales, culturales, políticos) de que disponen los componentes del sistema social (individuos
Ciencias Sociales, sino por su posible utilidad para el análisis del problema. Sin olvidar, de o grupos) para negociar su propia situación en el interior del mismo sistema; b) el tipo y grado
310 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 311

de los estereotipos sobre el desviante presentes en el contexto de referencia; e) la entidad de inclusión/marginación, un componente variable que puede estar presente en determina4_os
la norma transgredida o cuestionada; d) la alarma social generalizada que suscita aquel tipo campos de relación social institucionalizada». Así, «el intento descalificador que supone ese
concreto de acto o comportamiento desviante. 6 componente marginal está en la base misma de los mecanismos de poder». En definitiva, «las
La estigmatización es, pues, un momento clave en los procesos de marginación prove- posiciones y propiedades marginales de ciertos pueblos o de ciertas categorías de pers9nas
nientes de diferentes tipos de desviaciones, tal como se ha planteado aquf. Y también lo es son, más que nada, conceptos de poder, aunque se manifiesten en aspectos culturales que
cuando analizamos aquellas situaciones de tipo estructural--como, por ejemplo, las referidas aparecen con relativa independencia de las relaciones de poder».'
a la economía, una variable básica del sistema-, en las que constataremos en muchas
ocasiones que las graves dificultades de acceso a los recursos más normalizados de la sociedad
con los que se tienen que enfrentar ciertos individuos y grupos sociales, se enmascaran con la MODELOS PARA EL ANÁLISIS INTERCULTIJRAL
atribución de una serie de caracteres negativos, sea a los individuos, sea a sus grupos de
pertenencia. Si esto pudiera llevarnos a pensar que la marginación no requiere siempre de una Recogemos aquí las propuestas de Freilich. Raybeck y Savishinsky (1991), que tienen
desviación previa, tal como lo hemos planteado, también es cierto que aquellos grupos sociales la utilidad de no limitarse sólo a sus propios estudios de campo y propuestas teóricas, sino de
que, de entrada, son más periféricos desde un punto de vista social y están, por lo tanto, en presentar también la aplicación de éstas por otros autores a diversos estudios de casos de
situaciones potencialmente marginales; tenderán a introducir en sus procesos de interacción distintas sociedades.
social una serie de desviaciones respecto a las normas hegemónicas que, en algunos casos, Parten de subrayar la riqueza que ofrecen los estudios microsociales basados en la
pueden llegar a ser innovaciones; mientras que en otros, y debido a los procesos de reacción investigación etnográfica, que permiten poner de relieve las irregularidades, los <<ruidos>>
social en que se verán involucrados, muy probablemente constituirán un paso más hacia existentes en la sociedad. De manera bastante semejante a los autores que hemos visto en los
situaciones de marginación. dos últimos apartados, seftalan que existe una dialéctica de niveles (micro-macro) y entre
orden/desviación, que implican un intercambio y una negociación continuas, de las que pueden
emerger nuevos modelos culturales. También los científicos deben trabajar con uno de los
UNAS lllPÓTESIS PROCESUALES mecanismos básicos a través de los que se produce la comprensión de la realidad, la metáfora;
siendo, pues, los modelos un tipo de metáfora, ellos se proponen especificar y formalizar unos
Presentaré aquí los elementos fundamentales de las hipótesis sintetizadas por San Román modelos el valor de los cuales no sería tanto su novedad, como que permitirían analizar los
(1991:151-158}, ya que me parece una de las aportaciones más elaboradas específicamente procesos de desviación desde ángulos poco usuales en la teoría sociológica general.
para este campo y que pueden ser, por lo tanto, de una gran utilidad teórica. Freilich. con sus «Smart and Proper Strategies» (SAPS) parte de la constatación de, si
En primer lugar, «la esencia de lo que tipificamos como marginación se produce en bien las definiciones culturales, tal como hemos visto al principio, se pueden considerar
situaciones de competencia en las que existen posibilidades objetivas de que se resuelvan en la arbitrarias, en cada sociedad pasan por procesos de legitimación e institucionalización, de lo
suplantación de uno de los competidores por el otro, de forma que consiste socialmente en que resultan unos <<reglamentos que llevamos dentro de nuestras mentes». Estos reglamentos
la exclusión del marginado de los espacios sociales, del acceso institucionalizado a los recursos estarían más o menos especializados en acciones (A, B, C), discursos (P, Q, R) y emociones
comunes o públicos, de forma que este acceso es no-pautado, menor, limitado temporalmente y (X, Y, Z): según el sexo, edad, estatus, momento, audiencia, lugar, etc., etc., escogeremos de
dependiente. Este proceso estaría siempre sujeto a una tensión inclusión/exclusión que depende todos ellos aquellos que nos parezcan más adecuados. Pero esto sería demasiado simplista,
tanto de las variaciones del propio sistema sociocultural como de las propiedades del marginado». por lo que propone otra especificación a partir de tres «ficheros» distintos:
En segundo lugar, «este proceso produce, se acompafl.a y se alimenta de una formación
ideológica que da racionalidad y justifica la exclusión. [... ] Las pautas procesuales y la l. «Proper-File» (P). Seria el que nos indica «lo que hay que haceD>, lo correcto, «la
caracterización social son homólogas para cualquier tipo de marginación». Así, es necesario tradición» de nuestra cultura. No seguirlo puede tener varios costos, que pueden ir
estudiar la ideología de la marginación, y dadas las pautas de despersonalización presentes en desde problemas de autoestima hasta castigos fisicos.
ella, también «la variación y naturaleza del concepto de persona, de la creación cultural de la 2. «Smart-File» (S). Como que no se trata sólo de sobrevivir, sino de conseguir más
noción de persona» en la sociedad. 'confort, poder o lo que sea, usamos otro fichero más práctico, localizado y especia-
En tercer lugar, la marginalidad «tiende a producir el alejamiento de las normas y usos lizado para resolver los problemas cotidianos.
de relación comunes, dando lugar en distintos casos y condiciones a contravención de las 3. «Personal-File» (Z). A veces nos olvidamos de los dos anteriores para priorizar las
normas o abandono de los usos», lo que «permitiría crear nuevos usos no estandarizados de experiencias y preferencias personales, para hacer las cosas «a nuestra manera»; de
los recursos culturales». esto pueden resultar innovaciones que quizá se conviertan en modelos de compor-
Como cuarta hipótesis plantea la institucionalización de la marginación, para terminar tamiento~
en quinto lugar con la propuesta de que ésta es «además de un estado o un nivel en la tensión
7. Detnia de estas. ~-~~ hay uaa aeria labor de investigación sobre dos tipos de sujetos sociales bien distintos, pero
afectados ambos signific~ll!llepll!.' &ciDnl de awginalidad, como son los gitanos (1976, 1984, 1986, 1994) o la vejez (1990),
6. Este aspecto concreto estA inspirado en Chapman (1979), mienbas el resto del punto seguirla la linea de Bertclli-Ncresini aunque últimamente ha ampliado la nflexllla a Olnll cunpos (1995). Por otro lado, puede verse UD& interessnte reelaboración del
(1988), principalmente. concepto de IDlllginación, a partir de esta premllu y con otras aportaciones muy sugerentes, en Canals (en prensa).
312 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 313

Hay que tener en cuenta, además, que las acciones humanas incluyen dos ingredientes Si partimos de los estudios realizados sólo en sociedades primitivas o tradicionales,
básicos que son los énfasis, a) en las finalidades; b) en los medios. ciertamente nos encontramos con que hay muy pocos que estén centrados en el tema-de
En definitiva, teniendo en cuenta la gran capacidad humana de «bricolear>> la informa- la desviación o marginación social. Aparte de las propuestas de análisis intercultural de la
ción, para analizar el grado de adecuación, corrección, etc., de una conducta o situación de desviación de Edgerton (1986), habría que considerar la linea en que aquélla es contemplada
forma matizada, propone la combinatoria entre «reglas», «ficheros» y «énfasis» (representados en relación a los conflictos ínter o intrasistemas legales (antropología jurídica), con el cl«sico
en este caso por mayúsculas - a - y minúsculas -b-). Construye dicha formalización en trabajo de Malinowski (1981 ), las monograflas de Collier (1973) o Star (1978) y los estudios
relación a los principales conceptos elaborados por las teorías de la desviación social; y su comparativos de Nader y Todd (1978) o Moore (1987). Otros temas que han tenido cierta
aplicación a los distintos casos presentados en el volumen ofrece algunos resultados, cuanto relevancia son los del suicidio (Bohannon, 1960; Rubenstein, 1983) o los de los malos tratos,
menos, curiosos. ya sea a la esposa (Erchak, 1984) o a los nifl.os (Korbin, 1981). Finalmente, con los estudios
· Para Raybeck, el modelo «Hard/Soft Deviance» implica la consideración de 1) Niveles: sobre alcoholismo y/o drogas, depasamos las fronteras tanto de las sociedades tradicionales
utilidad de distinguir entre el macro., donde las unidades de análisis son las instituciones y los como, en muchos casos, de la marginación. Dos interesantes obras sobre antropología del
agregados de fenómenos, y el micro, donde son los hechos y acciones individuales, no alcoholismo son la compilación de Douglas (1987), y el libro de Menéndez (1991), del que
institucionalizados; 2) Escala: el tipo de dinámica social varia con la escala de la unidad social hay que se:fl.alar también una excelente monografla sobre el tema (1990). Mientras que por lo
considerada («comunidad/sociedad») y, por lo tanto, la reacción de sus miembros a la que se refiere a las drogas (en relación a desviación), me limitaré a se:fl.alar algunos clásicos,
desviación será también diferente. El análisis de ejemplos etnográficos de desviación en cada tanto de la antropología en su sentido más amplio como de la etnografla urbana, como son los
uno de los anteriores puntos le permite, más que un análisis de la naturaleza de la desviación, textos de Agar (1973), Rubín (1975) o Parker et al. (1988).
el plantear ésta como un continuum socialmente construido de conducta divergente. Y aunque Por lo que se refiere a las aportaciones espatlolas, además de la ya citada de San Román
el modelo dicotómico le parece demasiado simplista, reconoce que es más útil trabajar a partir que es, sin duda, la más significativa, hay que referirse, por un lado, a los estudios de los pueblos
de aquf que no con un número arbitrario de supuestos gradientes de este continuum. marginados tradicionales, es decir, además de los gitanos, los chuetas, los agotes, los pasiegos o
Savishinsky, con «La desviación a escena», presenta otra dimensión, que seria el papel los vaqueiros, realizados casi todos ellos desde perspectivas teóricas que poco tienen que ver con
de las audiencias en la creación y definición de la desviación, a partir del hecho de que, en las presentadas aquf. El caso estudiado con más profundidad ha sido el de los vaqueiros que,
algunas situaciones, los observadores no sólo «observan» los «mal-comportamientos», sino realizado inicialmente como un estudio de comunidad --como casi todos los citados ahora-- se
que pueden instigarlos para sacar provecho de ello. A partir de su investigación etnográfica ha focalizará hacia un tema tan liminal como el de la muerte (Cátedra, 1988). Las migraciones,
focalizado su atención en situaciones públicas de contacto entre locales y extranjeros, en las primero campo/ciudad y posteriormente las internacionales, y las formaciones de nuevas identi-
que los primeros incitan a representar en público la caricatura de comportamientos conside- dades en los márgenes de la urbe es un tema que se irá constituyendo en un campo propio, por
rados negativos, por lo que queda más claro el contraste con las maneras correctas de actuar, lo que aquí citaremos sólo algunos de los primeros trabajos significativos (Molina, 1984; Pujadas,
confirmándose asi las virtudes de su tradición y renovándose el sentido de la solidaridad de la 1985; Pujadas y Bardaji, 1987). En otros ámbitos nos ocurre algo semejante: aunque se analicen
comunidad. La comparación con autores más clásicos (sobre todo del interaccionismo simbó- aspectos centrales en los procesos de marginación, quizá sea más correcto englobar el trabajo de
lico y del enfoque dramatúrgico) mostrarla el sentido de la desviación en cuatro aspectos: 1) Martinez Veiga (1989) dentro de la antropología económica, o los de Feixa (1988, 1993) de la
La promoción o «disfrute» de la desviación por parte del público; 2) su papel en los procesos antropología de la juventud, o el de Comelles ( 1988) -al fin y al cabo, la historia de un dispositivo
de cambio cultural; 3) la creación de desviación como medio para fortalecer la solidaridad de producción/institucionalización de la marginación- dentro de la antropología de la medicina. 9
social; y 4) la invención de la desviación como recurso político para obligar a la conformidad. De todos modos, dadas las connotaciones estigmatizantes de muchos procesos relacionados con
la salud, no es de extra:fl.ar que en la zona liminal de estos dos dominios, marcada por los
principales tabúes de nuestra sociedad, se perfile un área con ciertos elementos de análisis
Antropología y simbolismo comunes, en la que podemos situar trabajos sobre drogas (Romaní, 1983, 1992, 1992b, 1995;
Funes!Romaní, 1985; Comas, 1985, 1988, 1990; Gamella, 1990, 1993; Díaz etal., 1992; Pallarés,
En este último apartado, haré una breve referencia a las demás aportaciones antropoló- 1995), homosexualidad (Guasch, 1991; Enguix, 1993), prostitución masculina (Guasch, 1994);
gicas especificas de este campo, incluidas las producciones espatlolas de estos últimos atlos, sida (Guasch [comp.], 1991), estigmas fisicos, cronicidad (Devillard et al., 1991; Allué, 1996) y
y a una corriente que aunque de alcance más general, tiene -y en todo caso, creo que deberla muerte (Allué, 1988). No podemos acabar este punto sin citar el estudio del barrio del Raval de
tener- una influencia sustancial en la orientación de su estudio, como es la antropología Barcelona como un caso de marginación urbana fruto de relaciones de poder (McDonogh, 1990;
simbólica. 8 McDonogh y Maza, en prensa) y los análisis etnográficos de una de las principales instituciones
de control social generadoras de una cultura de la marginación, como es la cárcel (Zino, 1986,
8. Ya que el articulo es un <<comprimido» sobre la cuestión, me ha parecido que este capitulo era una manera de resolver, 1995; López Coira, 1991).
en parte, un tema que. en realidad, merecerla una discusión más amplia: el hecho de que los trabajos antropológicos clásicos realmente
significativos sean pocos ¿es por el propio terreno (sociedades primitivas) en el que se trabajó bl!jo la hegemonla del modelo clásico,
o por.las principales orientaciones teóricaa de éste? ¿No consideraremos tradición antropológica las obras de la Escuela de Cbicago, 9. Lo mismo se puede decir de los estudios sobre la mujer que a través de la antropologla. del género ha adquirido un amplio
por e.Jemplo? Aunque estoy convencido que es absurdo intentar establecer barreras fijas entre lo que es antropologla y lo que no lo desarrollo en nuestro pala, del que se puede ver un estado de la cuestión en Diez Mintegui y Maqueira, 1993. O con los estudios
es, creo que otra cosa, ~mo analizar las contradictorias relaciones entre perspectivas teórico-metodológicas y divisiones disciplinares, sobre un tema emergente como el racismo (Wieviorka, 1992; Stolcke, 1993; San Romén, 1995; Provansal [coord.], 1993).
puede ser francamente mteresante.
LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 315
314 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

Bentham, J. (1989), El panóptico, Madrid, La Piqueta. . . _.


Finalmente, no hay duda que algunas de las aportaciones antropológicas teóricamente Bergalli, R. y Casado, D. (1994), Frente a la sociedad dual. Jornadas sobre pobreza e znm1grac1ón,
más útiles para el estudio de la desviación provienen de la antropología simbólica. En este Barcelona, Editorial Hacer.
sentido hay que seflalar las principales elaboraciones de Douglas (1973, 1978) en relación a Bergalli, R. y Mari, E. (eds.) (1989), Historia ideológica del control social, Barcelona, PP~: •..
los conceptos de contaminación y tabú -algunos de cuyos aspectos se han recogido en la Berger, P. y Luckmann, T. (1988), lA construcció social de la realitat, Barcelona, Herder (edictón ongmal
introducción-, que han tenido continuidad en el estudio del fenómeno del riesgo (Douglas, 1966).
1992;1996); la obra de Turner (1980, 1988), principalmente su dicotomía «communitas!es- Bertelli, B. y Neresini, F. (1988), «NormalitA ed emarginazione: le politiche del controllo della devianza
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que propone Geertz (1987), sobre todo por lo que se refiere a los elementos cognitivos que se Bohannon, P. (ed.) (1960), African Homicide and Suicide, Princeton, Princeton University Press.
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manejan en los procesos de marginación. 10
Catalunya, 1O;
Para terminar, creo que las distintas perspectivas aquí presentadas son las más interesan- Castel, R. (1984), lA gestión de los riesgos, Barcelona, Anagrama.
tes para realizar un análisis sociocultural del fenómeno de la marginación social y cuya Cátedra, M. (1988), lA muerte y otros mundos. Enfermedad, suicidio, muerte y más allá entre los
articulación dibujaría, con todas sus imprecisiones y límites borrosos, un campo de estudio Vaqueiros de Alzada, Madrid, Júcar Universidad.
para la antropología . Esto no es fácil, pues es evidente que son propuestas con elementos Cicourel, A. (1967), The social organization ofjuvenile justice, Nueva York, John Wiley and Sons, Inc.
heterogéneos, pero al mismo tiempo hay otros comunes, que las atraviesan y que acaban Clinard (comp.) (1964), Anomia y conducta desviada, Buenos Aires, Paidós.
remitiendo a ciertos núcleos básicos de las relaciones de poder, y es en este sentido que me Cloward, R. y Ohlin, L. (1960), Delinquency an opportunity, Nueva York, Free Press.
permito subrayar su posible utilidad, ya que también los distintos niveles presentes en el Cohen, A. K. (1955), Delinquent Boys, Glencoe, Free Press. .
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filcilitado la ubicación de lo tratado aqul en ellas. Pero como no es posible, remito al lector a una especie de gula de lectura
(Dfaz/Romanf, 1989); a alguoaa obras generales no citadas basta ahora, con énfasis criminológicos (Taylor, Walton y Young, 1977;
ción) de la desigualdad, Tenerife, VI Congreso de Antropología, vol. l.
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doctoral, Universidad de Barcelona.
• Este ensayo es fruto de una eslancia de corta duración realizada en el Departamento de Antropologfa de la Universidad
de California en Berkeley, gracias a una beca de la CIRIT. Quiero agradecer la inestimable colaboración brindada por Stanley Brandes
y Francisco Ferrándiz, asf como los comentarios de Teresa San Romén a una primera versión del manuscrito, que no siempre he
podido o sabido aprovechar, y los de Rosa Martlnez a una versión postrera.
l. Aunque este ensayo se cenlnl en las obras planteadas desde la antropologfa, deben citarse también las contribuciones
de disciplinas afines, como la psicologfa (Erikson, 1980), la historia social (Gillis, 1981) y la sociologia (Silverstein, 1973), asf como
de otras ramas vinculadas a la antropologla general, como la antropologla fisica, la etologla, la lingüfstica o la psicologfa, entre cuyas
preocupaciones centrales figuran las relaciones entre desarrollo somático y evolución mental, entre aprendizaje humano y animal,
entre dominio del lenguaje y socialización, entre ciclo vital, cultura y personalidad (Kertzer y Keith, 1983).
320 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL LA ANTROPOLOGíA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 321

«antropología de la edad» (K.eith, 1980), lo que se ha puesto de manifiesto en el espectacular En la realidad concreta, estas tres perspectivas a menudo se entrelazan, por lo que quizá sea
crecimiento de las investigaciones, en la organización de numerosos eventos y foros, y en la preferible referirse a una antropolog{a del ciclo vital y de las relaciones intergeneracionale.s
publicación de una serie de readings que han venido a dar carta de naturaleza al nuevo campo como marco de análisis global. No es posible, en el limitado espacio de este ensayo, trazar una
(K.ertzer y Keith, 1984; Abeles y Collard, 1985; Spencer, 1990). Como en todo proceso de revisión sistemática que contemple los diversos grupos de edad, escuelas teóricas y áreas
creación/legitimación de subáreas disciplinarias, no han faltado los oportunismos burocráticos temáticas. Por ello me centraré en los dos campos que han suscitado más estudios: la juventud
y lo que un autor ha llamado «tropos de ambigüedad>> (Cohen, 1994:143). 2 Ello muestra el y la ancianidad. 3 Mi intención es trazar un panorama -necesariamente sucinto- de las
carácter todavfa incipiente del desarrollo teórico, aunque el terreno esté abonado para propues- principales aportaciones, con el objeto de suscitar algunas cuestiones de interés más general.
tas paradigmáticas susceptibles de superar estas limitaciones.
Una de las claves de la aproximación antropológica a la edad es su consideración como
construcción cultural. Todos los individuos experimentan a lo largo de su vida un desarrollo Antropología de la juventud: púberes, bandas, subculturas
fisiológico y mental determinado por su naturaleza, y todas las culturas compartimentan el
curso de la biografia en periodos a 10'8 que atribuyen propiedades, lo que sirve para categorizar If anthropology is the study of humankind, why has it dealt mostly with men, to an
increasing extent with women, to some degree with chi1dren and old people, but very little with
a los individuos y pautar su comportamiento en cada etapa. Pero las formas en que estos
youth as a subject matter? Perhaps, like many other adults, anthropologists view youth as not
periodos, categorlas y pautas se especifican culturalmente son muy variados (San Román; to be taken very serious1y: occasionally amusing, yet potentially dangerous and disturbing, in
1989:130). Pues si no son universales las fases en que se divide el ciclo vital (que pueden a liminal phase (Wulf'f: 1995:1).
empezar antes o después del nacimiento, y acabar antes o después de la muerte), mucho menos
lo son los contenidos culturales que se atribuyen a cada una de estas fases. Ello explica el El estudio antropológico de la juventud surge, hacia 1928, en dos escenarios diferentes:
carácter relativo de la división de las edades, cuya terminología es extraordinariamente el debate naturaleza-cultura en las sociedades primitivas y la cuestión de las nuevas patologías
cambiante en el espacio, en el tiempo y en la estructura social. Es obvio que la edad como sociales en las sociedades urbanas. En 1905 el psicólogo norteamericano G. Stanley Hall había
condición natural no siempre coincide con la edad como condición social. Bemardi (1985: 1) publicado el primer gran tratado académico dedicado a la adolescencia, de titulo enciclopédico:
distingue, en este sentido, entre edad psicológica (que mide el desarrollo cronológico de un Adolescence: Its Psychology, and its Relations to Physiology, Anthropology, Sociology, Sex,
individuo desde su nacimiento hasta el presente) y edad estructural (que mide su capacidad Crime, Religion and Education. Influenciado por el darwinismo, Hall desarrollaba una teorla
para desarrollar ciertas actividades sociales, lo que se traduce en ritos de paso como la psicológica de la recapitulación, según la cual existida un paralelismo, basado en la estructura
iniciación o en lindes legales como la mayorla de edad o la jubilación). No debe confundirse genética, entre el desarrollo de la personalidad en el individuo y las diferentes etapas en la
la edad como ciclo vital (que define los grados de edad por los cuales han de pasar los historia del género humano. La adolescencia, que para el autor se extiende de los 12 a los 22-25
miembros individuales de una cultura) con la edad como generación (que agrupa a los aflos, corresponderla a una etapa prehistórica de turbulencia y transición, marcada por las
individuos según las relaciones que mantienen con sus ascendientes y sus descendientes y migraciones de masa, guerras y culto de los héroes, y se traducirla en un comportamiento de
según la conciencia que tienen de pertenecer a una cohorte generacional). Ni las clases de edad «tempestad y estimulo» (storm and stress, noción inspirada en el sturm und drang romántico).
formalizadas de algunas sociedades preindustriales (una categorla de adscripción que agrupa La obm tuvo una enorme influencia, al postular la naturalidad de una etapa de momtoria social
a los individuos iniciados en un mismo periodo, que avanzan juntos a lo largo de los grados e inestabilidad emocional, previa a la vida adulta. En realidad, Hall no hacía más que
de edad) con los grupos de edad informales de las sociedades complejas (O'Donnell, 1985). racionalizar la extensión de la juventud como etapa de semidependencia en los paises
Por último, debe diferenciarse la edad como condición social (que asigna una serie de estatus occidentales, proceso que tuvo lugar a finales del siglo XIX en relación a la expulsión de l~s
y de roles desiguales a los sujetos) y la edad como imagen cultural (que atribuye un conjunto jóvenés del mercado de trabajo, a la extensión de la escolaridad obligatoria y del servicio
de valores, estereotipos y significados a los mismos). militar, a la nuclearización de la familia y al surgimiento de entidades orientadas especifica-
. La relación entre antropología y edad puede abordarse desde tres perspectivas básicas, mente a la juventud (Hall, 1915; Aries, 1973; Gillis, 1981).
que corresponden a tres estadios de la investigación (K.eith, 1980:339 y ss.): La edad en la Cuando Margared Mead inició su trabajo de campo en Samoa, en 1925, estas ideas
antropologfa trata de indagar el papel asignado a las agrupaciones basadas en la edad en la en
estaban muy boga entre los educadores norteamericanos. De hecho, su célebre estudio fue
historia de la disciplina, fundamentalmente a partir de la comparación intercultural; La concebidb como un intento de refutar las teorlas de Hall, mostrando que no en todas las
antropologfa de las edades trata de realizar estudios sobre grupos de edad específicos en culturas 1~ adolescent:iá podía verse como la fase de «tempestad y estimulo» genemlizada a
distintas sociedades, lo que conduce a aproximaciones de tipo esencialmente etnográfico y partir del ~aSo de los jóvenes en Norteamérica. Ya en el pr()logo de Boas se explicita el objetivo
holfstico; La antropologfa de la edad, finalmente, plantea análisis transversales sobre la edad básico, congruente con la critica relativista a los universales psicológicos: «Los resultados
como proceso cultural, lo que conduce a aproximaciones de naturaleza esencialmente teórica. de esta seria iriv~stigacióri confi~an la sospecha largamente alimentada por los antropólogos

2. La misma delimi1aci6n del campo en ellimbito BDglosajón es ambivalente, pues el término anduopo/ogy of age (o a
3. El becb~ de que aqui.DOIIImitemol a la juventud y a la ancianidad no implica olvidar los estudios realizados sobre otros
veces tllllhropo/ogy of aging) IIC suele identificar de l11811e1111Dl - eufemfotica con los estudios llllbre ten:cra edad, larpmentc
grupos de edad. Sobré .la antmpOio¡la de la infancia pueden conaultane las compilaciones de Mead y Wolfenstein (195S) y de
hegemónicos en Ea1adoi Unidos, mieldras que los estudios sobre la infancia IIC suelen integrar en la etoografia escolar, los trabajos
Schepper-Hugues (1987) y UJi recilente illado de la cuestión de Iames (1995). Sobre la edad adulta, véBBC el wgerente ensayo
sobre la juventud acostumbran a ir aaociadoa a la BlllropolOBfa de la owginación, y loa estudios sobre la vida adulta brillan litc:ramentc
por BU BUBeDCia. de Brandes sobre la crisis cielos c:umD1J y 111 RICllbrimiento simbólico (1985, 1995).
322 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL LA ANTROPOLOGíA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 323

sobre el hecho de que mucho de lo que atribuimos a la naturaleza humana no es más que una sino que estaban vinculadas a un determinado hábitat -las «áreas intersticiales»-_ en
reacción frente a las restricciones que nos impone nuestra civilización» (en Mead, 1986: 12-3 ). consonancia con las teorías de la escuela de Chicago sobre la desorganización social provocada
Al parecer, Boas había coincidido con Hall en los atl.os 1890, y había polemizado con él sobre por los procesos migratorios y la anomia reinante en las grandes urbes. La publicación de Street
la relación entre naturaleza y crianza, en especial en las primeras fases de la vida (tema que Comer Society [1943] de Whyte supuso un importante cambio de perspectiva. En vez de
retomarla más tarde otra de sus discípulas: Benedict, 1973). Las conclusiones de Mead son analizar, como su predecesor, las diversas bandas presentes en un área, se concentró en dos
harto conocidas: la adolescencia en Samoa <<no representaba un periodo de crisis o tensión grupos del barrio italiano de Boston: los street-comer boys y los college-boys. Whyte mantenía
sino, por el contrario, el desenvolvimiento armónico de un conjunto de intereses y actividades que la naturaleza del grupo no era prioritariamente delincuencial, criticando la miopía de los
que maduraban lentamente» ( 1985: 153 ), una etapa privilegiada y feliz en el ciclo vital, repleta asistentes sociales y de la prensa. La investigación de los Lynd evocaba otro tipo de hábitat
de escarceos amorosos, juegos y fáciles relaciones con padres y parientes. En los dos últimos (las ciudades medias de la América profunda) y de grupo social (los college-boys de las
capítulos del libro (redactados a instancias del editor}, Mead reflexionó sobre la educación high-schools). Los autores empezaban sefi.alando la creciente relevancia de las divisiones
occidental a la luz de la experiencia samoana, fundando la tradición de la antropología generacionales en la cultura norteamericana: el retraso en la inserción profesional, la creciente
entendida como critica cultural (Marcos y Fischer, 1986:158}, convirtiendo el libro en una importancia de la institución escolar y la emergencia del ocio estaban ampliando la brecha
especie de biblia para una nueva generación de educadores progresistas, hasta el punto de ser generacional entre jóvenes y adultos. La high-school se había convertido en el centro de la
considerado una de las bases intelectuales de la revolución sexual y de la protesta juvenil de vida social de los muchachos: la escuela no sólo ofrecía una cultura académica sino también
los sesenta (Schepper-Hugues, 1984:86). Muchos atl.os después, Freeman (1983) pondría en un espacio de sociabilidad compuesto por deportes, clubs, sonoridades y fraternidades, bailes
cuestión las aserciones básicas de Mead, acusándola de ofrecer una imagen demasiado idílica y fiestas, un mundo con una lógica propia que genera <<una ciudad dentro de la ciudad» al uso
de la cultura samoana, condicionada por sus propios presupuestos ideológicos y por las exclusivo de la joven generación. En este terreno, la edad es más importante que la clase: los
limitaciones del trabajo de campo (fragmentario y con un precario conocimiento de la lengua). escolares comparten más cosas con sus compafi.eros que con sus padres (Lynd y Lynd,
Para Freeman, las características de la adolescencia en Samoa eran diametralmente opuestas 1957:211 ). El estudio preparaba así el terreno para las teorizaciones estructural-funcionalistas
a las sefi.aladas por Mead: la agresividad sexual, la dependencia familiar, la jerarquización sobre los grupos de edad como factor de cohesión social, que Linton y Parsons desarrollarlan
según el rango, los castigos fisicos, la violencia y la valoración de la virginidad eran rasgos en sendos artículos publicados en 1942. Para Parsons, el desarrollo de grupos de edad era la
centrales. El autor iba ·más allá, al postular la importancia de los factores biológicos expresión de una nueva conciencia generacional, que cristalizaba en una cultura interclasista
supuestamente ignorados por Mead: las dificultades de la adolescencia, aunque culturalmente centrada en el consumo hedonista. Uno de los efectos de la modernización, definida como un
modeladas, eran universales en la medida en que se fundamentaban en la naturaleza humana proceso uniforme de cambio de la sociedad agraria hacia la industrial, era la separación
(Freeman, 1983 :278). El libro provocó la que ha sido considerada la querella más importante progresiva entre la familia y el mundo institucional. Mientras en la primera esfera predominan
de la antropología contemporánea, en la que intervinieron las figuras más representativas de los valores «particularistas» y solidarios, en la segunda son hegemónicos los valores <<u:niver-
la disciplina en Norteamérica (Clifford, 1983; Harris, 1983; Marcos, 1983; Schepper-Hugues, salistas» y normativos (Eisenstadt, 1956). La función de los grupos intermedios (subculturas
1984; C6té, 1994). Aunque el debate replanteó cuestiones teóricas y epistemológicas rele- y movimientos juveniles) es precisamente favorecer la transición entre las dos esferas,
vantes para la disciplina (como la polémica sociobiológica, las condiciones del trabajo de combinando relaciones de solidaridad con valores universales, y resolviendo los problemas de
campo, las estrategias textuales en etnografia, los sesgos de género y el papel de la antro- la integración social. 4
pología como critica cultural), sirvió sobre todo para actualizar una pregunta clásica: ¿cómo Estos postulados fueron impugnados desde los afi.os sesenta por diversos antropólogos,
interactúan naturaleza y cultura en la definición social de las edades? En 1968 la autora que pusieron de manifiesto el carácter conflictivo de las culturas juveniles, y la heterogenei-
retomarla el tema de la juventud en otro famoso ensayo sobre la «brecha generacional», en dad interna de las misinas. En 1962 el gran etnólogo italiano Ernesto De Martino publicó un
el cual anunciaba el advenimiento de una cultura prefigurativa en la que los hijos serian articulo sobre la violencia juvenil en Suecia, en el que se alejaba de planteamientos crimi-
capaces de ensefi.ar a los padres, y los jóvenes se convertirían en «herederos del futuro» nalistas y funcionalistas, proponiendo análisis en clave simbólica de los nuevos movimientos
(Mead, 1977). juveniles, interpretados como indicios de una crisis cultural y religiosa (De Martino, 1980;
En los mismos atl.os en que Mead estudiaba a las adolescentes samoanas, otros antropó- Gallini, 1980). En 1969 un discípulo de Lévi-Strauss -que acabarla, por cierto, siendo
logos norteamericanos fijaban también su atención en agrupaciones juveniles, aunque en este un profeta hippy- editó una sugerente etnografia de una banda de blousson-noirs de la
caso fuera en ámbitos urbanos de su propio país. En 1929 se publicaron dos trascendentes periferia parisina, en la que equiparaba oposiciones estructurales a divisiones de clase
obras de etnografia urbana: The Gang, de Frederik Thrasher y Middletown, de Robert y Helen
Lynd. La primera se centraba en el estudio de las pandillas juveniles emergentes en los barrios 4. En los mismos allos cm que los sociólogos eatructural-funcionalistas postulaban en América la emergencia de una cultura
populares de Chicago, trazando un vivido panorama de la «cultura de la esquina». La segunda juvenil intcrclasista, los antropólogos británicos documenlaban en África la función equilibradora de los sistemas ~ grupos ~ clases
abordaba el estudio holistico de una pequefi.a ciudad del medio oeste americano, dedicando de edad, como contrapunto de la !ellaión difusa de los sis~as políticos tribales. Ademiis de los planteamientos teóncos de
Radcliffe-Brown (1968), fue sobn~ todo la IDOIIDgmfia de Evans-Priwhard (1977) sobn~ los nuer la ~ contJib~yó a_ ~~~Saltar la
todo un apartado a las cUlturas formales e informales de la high-school. Ambas retrataban dos funcionalidad social de estas agrupaciollcl,111111que como ha observado Spencer (1990:2), no fuera sufictente )1118 mclutt a la edad
facetas contrapuestas, aunque complementarias, de la naciente «cultura juvenil>>. La investi- entre los criterios. de c)¡u¡ificación de los A,frlt:tm PoUllcal Systems. La concepción de la escuela británica, basada sobre todo en el
gación de Thrasher formaba parte del proyecto promovido por Park y Burgess sobre el estudio de los grupos formalizados, puede 1111U1Dine en la siguiente frase de Fortes: «Las ~izaciones ~grupos de edad ~~ven
y movilizan al servicio de la sociedad lu !ellal011111 y conflictos potenciales entre las suceslV88 genemc10nes y entre padres e hijos»
crecimiento urbano de Chicago: para los autores, las bandas no surgían indiscriminadamente, (1984:117).
324 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 325
5
(Monod, 1976). Pero fueron sobre todo los autores de la escuela de Birmingham quienes, sobre un grupo interétnico de muchachas de Londres, en el que el énfasis tradicional en los
desde los afios setenta, propusieron un nuevo paradigma teórico a partir de sus estudios espacios públicos se combina con una etnografía de la «bedroom culture», y sobre la «moratoria-
sobre las subculturas británicas de posguerra (Hall y Jefferson, 1983). El presupuesto social» de un grupo de jóvenes artistas suecos en Manhattan (1995); asi como los estudios de
fundamental de la escuela es el hincapié en la clase social y no en la edad como factor Amit-Talai (1990) sobre la sociabilidad en una high-school canadiense y sobre la fluidez e
explicativo del surgimiento de subculturas juveniles; y en el tiempo libre y no en la hibridación del concepto de cultura aplicado a la juventud (1995). Ambas autoras han editaáo
delincuencia como ámbito expresivo de las mismas. Éstas son consideradas como intentos recientemente un reading que da cabida a estudios etnográficos sobre jóvenes y nifl.os de diversas
simbólicos elaborados por los jóvenes de abordar las contradicciones de clase no resueltas culturas contemporáneas, planteados desde estos parámetros (Amit-Talai y Wulff, 1995).6
en la cultura parental; asi como formas de «resistencia ritual» frente a los sistemas de control
cultural impuestos por los grupos en el poder. Combinando elementos del interaccionismo
simbólico, del estructuralismo, de la semiótica y del marxismo gramsciano, los trabajos de Antropología de la vejez: elders, jubilados, asilados
estos autores documentan la emergencia de estilos juveniles espectaculares como rockers,
mods, skins y punks, siendo interpletados como metáforas del cambio social. Uno de los If one is to judge from typical anthropological accounts, the span of years between the
trabajos más relevantes es el de Willis ( 1977) sobre la «cultura antiacadémica» de los jóvenes achievement of adult status and one's funerary rites is either an ethnographic vaccum ora vast
obreros británicos. Además de sus aportaciones teóricas a los estudios sobre educación e monotonous plateau ofinvariable behavior (Clark, 1967, en Cohen, 1994:137).
inserción laboral, el interés de la obra reside en su estrategia textual --confrontando los
fragmentos de entrevista de la parte etnográfica con los desarrollos teóricos que de ella se El desarrollo de los estudios antropológicos sobre la ancianidad guarda notables parale-
deducen-, que ha sido considerada paradigmática por la antropología posmodema. Para lismos con los de la juventud. En ambos casos hay un interés original por el debate naturale-
Marcus (1992:262) «Willis posee las virtudes necesarias para transformar la tradición za-cultura y por desmontar los prejuicios etnocéntricos que alimentan las generalizaciones
antropológica de la etnografla, cosa que demuestra claramente en sus esfuerzos para estable- abusivas de la ciencia social predominante en este campo: la psicología. En ambos casos hay
cer los significados teóricos contenidos en su obra... La mezcla de géneros que establece un esfuerzo por demostrar que el advenimiento de la modernidad ha ido en detrimento del
Willis es una de las salidas futuras que puede encontrar la etnografla». La obra más reciente estatus atribuido a jóvenes y ancianos. Y en ambos casos el desarrollo teórico ha seguido
del autor(l994) se dedica a explorar diversas formas de creatividad de los jóvenes en la vida caminos paralelos (del particularismo histórico y el estructural-funcionalismo a la teorla critica
cotidiana, mostrando cómo el uso que éstos hacen de la música, la moda y los medios de pasando por el marxismo estructural y las aproximaciones subculturales). No debe ser casual
comunicación dista de ser pasivo y amorfo. que el mismo G. Stanley Hall, después de publicar Adolescence (1904), fuera uno de los
Algunas revisiones recientes cuestionan las orientaciones de los trabajos de la escuela de pioneros de la gerontología con Senescence (1922), obra en la que fijaba los 40 afios como un
Birmingham, considerando que se han concentrado más en lo desviado que en lo convencional, punto critico del desarrollo humano, traspasado el cual todos debían pensar en «prepararse
más en los adolescentes de clase obrera que en sus coetáneos de clase media, más en los para la tercera edad». Comparando la adolescencia y la vejez, Hall sef!.aló que «ambos estadios
muchachos que en las muchachas (Lave et al., 1992; Wulff, 1995). La ausencia de los adultos es tienen su ánimo pero son tan distintos como el humor de la mafiana y la tarde, de la primavera
otra brecha significativa: a pesar de la importancia teórica que otorgan a las culturas parentales, y el otof!.o» (Hall, 1922:vii; en Brandes, 1985:19). El psicólogo anunciaba asila creciente
· no las examinan empíricamente. Un análisis global de la juventud ha se ser capaz de explicar no importancia que iba a adquirir en los paises occidentales la última etapa de la vida, que hasta
sólo la desviación y el rechazo, sino también la convención y el consentimiento (Murdock y entonces sólo babia sido el privilegio de algunas minorías.
McCron, 1983:205). Estas criticas han dado pie a una nueva generación de trabajos, ubicados La observación de Clark sobre el «vado etnográfico» existente en tomo al periodo de la
normalmente en el campo de la antropología interpretativa, que intentan superar el lastre de vida que va de la adultez a la muerte es una cantinela constante en las numerosas revisiones
paradigmas criminalistas y funcionalistas a través de etnograflas experimentales en que retratan realizadas en las últimas décadas (Keith, 1980), hasta el punto de que Cohen (1994:138) ha
la emergencia de <<microculturas» juveniles en un sinfln de contextos sociales, adoptando formas ironizado sobre la «abundancia de escritos sobre una aparente falta de escritos». La publicación
no necesariamente contestatarias. El énfasis se traslada desde las instancias de socialización a del libro de Simmons (The Role ofthe Aged in Primitive Society, 1945) acostumbra a sef!.alarse
los propios actores, de las actividades marginales a la vida cotidiana, de los discursos hegemóni- como el primer oasis en este desierto. En su reciente «revisión herética» de la geroantropolo-
cos a las polifonías juveniles. Pueden citarse, en esta perspectiva, los trabajos de Wulff (1988) g{a, Cohen (1994:146) propone recuperar otras obras y autores, como Frazer y su análisis de
la construcción simbólica de las generaciones. The Golden Bough puede leerse como una
S. En el marco de las sociedades preestatales, la critica a las teorfas estructural-funcionalistas estarlan protagonizadas por interpretación simbólica del conflicto entre jóvenes y viejos, del papel central de la violencia
la escuela estructural-man<ista francesa. Para autores como Meillassoux, Terray y Rey, los sistemas de edades sirven a menudo para
legitimar un desigual acceso a los recursos, a las tareas productivas, al mercado matrimonisl, a los cargos polfticos, pudiendo ser
intergeneracional en la fundación de toda cultura, y de la construcción de la vejez en tomo a
interpretados como categorfas de tránsito muy fOI'IIIali7adas, ritualizadas medisnte las ceremonias de iniciación, cuya función es una crisis del sentido. 7 Pero lo cierto es que durante mucho tiempo el papel de los ancianos en
legitimar la jerarquización social. A partir del caso de los agricultoreslrulango del reino Abr6n (en la actual Costa de Marfil), Terray
(1971:131) llega a afirmar que «el sobretrabajo de los jóvenes sirve para producir los slmbolos de su propia dependencia... La 6. El estudio antropológico de la juvenbld ha inspirado recientemente dns números monográficos de las revistas Anthro-
emancipación progresiva de los jóvenes es un obstáculo para percibir la explotación de que son vlctimas». Pese a la discrepancia en pology i1l Action (1994) y P:rychologlcal Anthropology (1995).
tomo a si estas diferencias han de considerarse como diferencias de clase, con los planteamientos filvorables de Rey y las criticas de 7. Según Cohen (1994), los estructural-funcionalistas hahrian reducido su aportación al análisis formal de los grupos de
Meillassoux, las aportaciones de la escuela francesa acostumbran a adscribirse a la teorfa de «eslratificación por edades» (age edad, privando al concepto frazeriano de generación de su carga conflictiva. San Román me ha recordado, con razón, que las
stratijicalion theory), aunque bajo tal deoominación también se ubican autores neofuncionalistas americanos como Riley y Poner aportaciones de la escuela británica son un poco mAs complejas, incluyendo a Radcliffe-Brown, que da una versión de la lucha
(cfr. Meillassoux, 1980; Poner, 1984; Abeles y Collard, 1984; San Romm, 1989; Garcfa, 1995). intergeneracional por competencia de control.
326 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 327

los estudios antropológicos se limitó al de servir de informantes privilegiados, depositarios tumeriano del carácter liminal y ambiguo de la ancianidad; el reciente estudio de Lock (1993)
del saber cultural en quienes confiaban los investigadores de campo, pero invisibles en la sobre las mitologfas de la menopausia en Japón y Norteamérica, donde combina narrativas
etnografla en tanto que personas con unas características determinadas. Keith (1980} interpreta personales, discursos médicos y datos cuantitativos y comparativos para trazar un panorama
esta ausencia por la sorpresa que debfa causar su elevado poder a los etnógrafos, que pese a sugerente sobre las consecuencias cognitivas del envejecimiento fisico; y el estudio de Cohen
su edad tendfan a verlos como adultos sin tener en cuenta su edad cronológica, al menos hasta (1994) sobre la senilidad en la India, centrado en la constitución de las personas ancianas en
que la decrepitud flsica se hacia evidente. El tema central de las primeras aportaciones a la tomo a la percepción del cuerpo como metáfora de los valores centrales en la cultura de la
geroantropologfa seria, precisamente, el contraste entre el estatus prestigioso de los ancianos India. La geroantropologfa es, en la actualidad, uno de los campos de mayor desarrollo, como
en sociedades primitivas frente a los «estatus carentes de roles» que reciben en la sociedad lo demuestran los simposios dedicados al tema en los últimos congresos internacionales, y
moderna. La obra de Simmons (1945) contribuyó a reforzar la imagen venerable de los elders está empezando a ofrecer aportaciones teóricas y empfricas cuyo interés desborda ampliamente
en las culturas preindustriales: aunque las actitudes y el trato hacia ellos varfan mucho, en
general son tratados con respeto mientras llevan a cabo algún tipo de actividad que se valora
las fronteras de
la subdisciplina.
como necesaria, tanto en la subsislencia (cuidado de los nidos, recolección, preparación de
alimentos) como en el sistema simbólico (habilidades y saberes tradicionales}, conservando La antropología de las edades en España y América Latina
intactos sus derechos politicos, civiles y de propiedad, y acrecentando su prestigio en el seno
de la comunidad. Entre esta generación y la de sus padres existe una cierta idea de incomprensión activa,
Frente a esta visión, la obra de Cowgill y Holmes (Aging and Modemization, 1972) vino consistente en darse mutuamente cuenta de que pronto se separarán de los vínculos de
a subrayar la decadencia del estatus del anciano con el advenimiento de la modernización: la convivencia y de que pronto serán independientes unos de otros. (Esteva, 1971:71).
imagen del jubilado o del asilado reflejan tanto la burocratización de la última etapa de la vida
en la sociedad industrial (que se traduce en su clasificación formal como variable cronológica), Aunque existe un articulo de Murphy (1983) sobre los ritos de paso en la Andalucía
como el proceso de exclusión social que ésta conlleva, con la consiguiente aparición del urbana titulado «Coming of age in Seville», y otro más reciente de Brandes (1993) sobre la
concepto de <<retiro». La aparición, en los paises occidentales, de nuevas agrupaciones sociales vejez y las relaciones intergeneracionales en Espai'l.a y América Latina, no ha cuajado en la
destinadas a cubrir este «estatus vacfo de roles», como los hogares de jubilados, los asilos, las antropologfa hispanoamericana una tradición de estudios sobre la relación entre edad y cultura
redes sociales de la tercera edad, etc., suscitó pronto el interés de los etnógrafos, deseosos de comparable a la emergente en el ámbito anglosajón. Ello puede explicarse por el predominio
describir la emergencia de nuevas comunidades basadas en la edad. Algunos de estos estudios de otros factores estructurales, como la clase, el género y la etnicidad, en la configuración de
se inscriben en la llamada teoria de la subcultura (Rose, 1962), más bien un intento de las identidades colectivas. Sin embargo, en los últimos ai'l.os los trabajos sobre temas como los
clarificación conceptual sobre el advenimiento de una microsociedad anciana, paralela a la nidos de la calle, las bandas juveniles y la marginación de los ancianos empiezan a ser
extensión de espacios y de tiempos donde se recluye a los miembros de la edad dorada. De numerosos y suscitan un creciente interés hacia las estratificaciones generacionales. En el
estos paradigmas surgirian diversas etnografias tendentes a ofrecer datos empíricos sobre las Estado Espai'l.ol, más allá de las consabidas aportaciones folklóricas sobre los ritos de paso,
formas de organización interna de los ancianos, como Fun City, un estudio sobre una escasean las visiones de conjunto sobre el curso biográfico como construcción cultural (pueden
comunidad formada por 6.000 personas mayores de cincuenta ai'l.os, situada en California, que citarse como excepción un articulo de Garcfa, 1989 y las reflexiones de Pujadas, 1992 sobre
ha creado sus propias formas de organización y ritual (Jacobs, 1974). Como en el caso de las historias de vida). Tampoco abundan los análisis sistemáticos de las relaciones intergene-
algunos estudios sobre juventud, la utilización abusiva de la perspectiva subcultural comportó racionales, a pesar de un precedente a menudo ignorado del propio Esteva (1971), fruto de un
una tendencia a la homogeneización de los ancianos, y a una simplificación de las complejas trabajo de campo en el Alto Aragón, sobre las consecuencia del éxodo rural y del proceso de
relaciones que los grupos de edad establecen con la sociedad más amplia, aunque también modernización en las relaciones entre jóvenes y adultos. El autor detecta el papel de la juventud
sirvieron para documentar la relevancia de la edad en la configuración de nuevas identidades como metáfora del cambio social, pues los conflictos entre padres e hijos no hacen más que
sociales. reflejar, a pequefla escala, las transformaciones de la sociedad más amplia. 8
Las últimas tendencias en los estudios sobre ancianidad se sitúan a caballo entre la El estudio antropológico de la juventud es un campo más fructífero de lo que parece a
llamada «gerontología critica» y las corrientes interpretativas y hermenéuticas. Por una parte, primera vi,sta. Al margen de un curioso ensayo de Trias Mercant (1967) sobre la «nueva ola»,
se discute la visión homogeneizadora y pasiva de los ancianos difundida por las teorias de la de algunos estudios sobre el sistema de moceria y las costumbres prenupciales en sociedades
modernización, y de la subcultura, analizando las múltiples facetas que presenta la constante campesinas (Femández de Rota, 1992), y de algunas incursiones sobre la juventud gitana
ambigüedad de su estatus. Por otra parte, se indaga en las formas de autoorganización y (Calvo, 1980, 1982), el primer estudio sistemático sobre las subculturas juveniles fue el de
resistencia de los ancianos, lo cual se. vincula con movimientos polfticos como los Senior Romanf sobre la historia cultural del hachfs en Barcelona (1982}, donde reconstrufa, a partir
Citizen Clubs o los Grey Panthers, recuperando conceptos como los de hegemonfa, habitus, de fuentes or~es, la trayectoria de colectivos como grifotas, rockers y jipis a finales del
discurso y poder. Finalmente, se ex:plóran nuevas formas de representar las comunidades franquismo. Con posterioridad, el autor dirigió un equipo que preparó un proyecto de
ancianas, ya sea renovando las retóricas textuales, o bien situándolas en contextos macroso-
ciales. Deben citarse aquf la clásica obra de Myerhoff ( 1978) sobre los miembros judfos de 8. El mismo Esteva (19'78) desiiJOlló en f!lpalla el campo de la antropologfa psicológica, interesándose por 11m1as como la
relación entre socialización infaDtil y perlcmalidad adulta. Pclr otra parte, debo reconocer que mi interés por el estudio de la juventud
una residencia para la tercera edad en Venice Beach, Los Ángeles, inspirado en un análisis ..o es ajeno a las sugerencias del profesor Eilew en IUI clases y en el tribunal que juzgó mi tesis de licenciatura.
328 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 329
investigación sobre la juventud en el área metropolitana de Barcelona (Romanf et al., 1986). En América Latina, la edad no ha sido contemplada hasta hace poco como objeto
En 1985, presenté una tesis de licenciatura titulada Joventut i identitat. Assaig d'etnologia de antropológico. Y ello a pesar de la importancia de las agrupaciones generacionales en las
la joventut a Lleida, donde trazaba un panorama de las «tribus urbanas» en una ciudad media, culturas precolombinas y en las sociedades indígenas contemporáneas, reflejadas en institu-
fundamentalmente a partir de su relación con los espacios de ocio (Feixa, 1988, 1989). La ciones tan importantes como el sistema de cargos (Carrasco; 1979). Como sucedió con la
reconstrucción de la memoria oral de .diversas generaciones juveniles desde la guerra civil antropología clásica, «el indígena de los textos etnológicos casi siempre ha sido un hom~
desembocó más tarde en una tesis doctoral sobre la relación entre culturas juveniles, hegemo- adulto ... Pero hablar de lo indígena ha significado hablar muy poco de los nifl.os indios ... ; el
nía y transición social en la Cataluiia contemporánea (1990, 1993). Deben reseilarse también discurso tampoco ha involucrado a los adolescentes y jóvenes» (Acevedo, 1986:7-8). Ha sido
el sugerente ensayo de Muiioz Carrión (1985) sobre las discotecas como rito de paso; el estudio la emergencia de nuevos problemas sociales, asociados al crecimiento de las grandes urbes,
de Roca ( 1985) sobre las imágenes de la juventud en la literatura edificante de posguerra; los que han llevado al escenario a nuevos actores: nifl.os de la calle, malandros, pandilleros,
diversas monografias locales (Belascoain, 1985; Fericgla, 1987; Barruti et al. 1990); estudios ancianos desvalidos, etc. En todos los casos, el cine ha tomado la delantera a la antropología
sobre el consumo de drogas entre los jóvenes (Romani, 1982; Comas, 1985; Gamella, 1990; en sus retratos etnográficos de estos fenómenos, desde Los Olvidados de Buiiuel (1950) a
Pallares, 1984); monografias sobrela mili como rito de iniciación (Zulai.ka, 1989; Anta, 1990); Sicarios de Novoa (1994). Sobre los nifl.os de la calle o los meninos da rua existe una amplia
una interesante incursión en las bases generacionales del nacionalismo vasco (Ramirez, 1991 ); literatura, a menudo sensacionalista, en la que no me voy a detener (Ennew, 1994). Si quisiera
y un ensayo sobre las actitudes de los jóvenes ante las minorías étnicas y el racismo (Calvo, citar, en cambio, algunos trabajos recientes sobre bandas juveniles, pues suponen un intere-
1995). Aunque en su gran mayoría estén todavía inéditas, me constan diversas etnografias, sante cambio de paradigma: el énfasis en los aspectos marginales y desviantes ha dado paso
realizadas por antropólogos de las últimas hornadas, sobre temas como el movimiento al reconocimiento de los factores identitarios que intervienen en la emergencia de fenómenos
skinhead, la música heavy, las pandillas del fútbol, las fraternidades de motoristas, la ruta del como los chavos banda en México, los malandros en Venezuela, los office-boys en Brasil o
bakalao, etc., que han de contribuir a reunir un corpus de datos y reflexiones suficiente para los cholos en California (Ortiz y Simoes, 1985; Valenzuela, 1988; Reguillo, 1989; Urteaga,
ensayar visiones más globales sobre las culturas juveniles en Espaft.a. 1992). Yo mismo tuve ocasión de realizar una investigación sobre el terreno en un barrio
En cuanto al estudio socioantropológico de la vejez, a pesar de algunos precedentes periférico de la Ciudad de México, de la que se han derivado diversos trabajos sobre la relación
(Romanf y Rimbau, 1980), fue la publicación del libro de Teresa San Román Vejez y cultura entre migración, bandas juveniles y emergencia de nuevas etnicidades, así como un intento de
(1989) lo que marcó un decisivo parteaguas. Se trata de una sistemática revisión de la literatura comparar el fenómeno de las <<tribus urbanas» con el de los «chavos banda>> (Feixa, 1994).
internacional sobre la cuestión, que desemboca en la elaboración de un modelo teórico sobre Las primeras aportaciones, de carácter etnográfico, están dando paso a visiones de conjunto
la exclusión social, relacionado a su vez con un proyecto de investigación sobre el proceso de que interesan al conjunto de la disciplina antropológica.
marginación de la vejez en Cataluiia ya planteado en un articulo anterior (1986). Para la autora,
dicho proceso no es en esencia diferente al que padecen otros grupos marginados, y consiste
en la progresiva exclusión de los ancianos de los espacios y recursos comunes, que se EpOogo. ¿Tiene edad la identidad?
acompafta y alimenta por una formación ideológica que da soporte racional y justifica
moralmente aquella suplantación como una negación de acceso atribuible a una supuesta We can state pretty confidently that one's generation is an important component of
incapacidad personal, que implica, en último término, la negación de sus atributos sociales de identity in virtually every know culture: to one degree or another, people everywhere measure
entidad personal. Aunque San Román entendía su ensayo como una contribución a una teoría and rank themselves relative to their ancestors and descendants, to their seniors and juniors
de la marginación más que a una antropología de las edades, no duda en abordar el desarrollo (Brandes, 1985:16).
teórico en este campo. Cabe recordar, en este sentido, la presentación que hace de las hipótesis ' It is not simply that the bias in social anthropology has been toward males, but it has been
sobre el proceso de «deculturación progresiva», que implica que las prerrogativas del anciano towards middle-aged males at that (Spencer, 1990:2).
·se vayan eliminando en idéntico orden en que se le atribuyeron cuando pasaba de nifl.o a adulto
(San Román, 1986:144). En los últimos aftos, otros antropólogos espaftoles han participado, El problema subyacente a los escenarios revisitados puede plantearse en los términos
con desigual fortuna, en investigaciones sobre la vejez, a menudo con una perspectiva aplicada siguientes: ¿en qué medida la edad contribuye a la conformación de las identidades colectivas?,
(Fericgla, 1992; Arifl.o). El trabajo más reciente y actualizado es la tesis doctoral de Garcia ¿cómo interactúa con otros factores, como la etnicidad, el género, la clase y el territorio?, ¿es
(1995) sobre las imágenes culturales de la vejez, elaborada a partir de una serie de relatos de una dimensión central o marginal en la estructura social contemporánea? La ciencia del hombre
vida y del análisis de documentación periodística, en la que traza un completo panorama de no sólo ha sido etnocéntrica y androcéntrica, sino que también ha sido adultoclntrica. Pero
las vivencias de la ancianidad en la Catalufl.a contemporánea, en relación a las cambiantes mientras la critica relativista y feminista hace tiempo que ha hecho mella en la consideración
politicas sociales sobre la misma; El estudió muestra también lo ilusorio de considerar a los de la diversidad cultural, la critica generacional no ha conseguido todavía deconstruir los
ancianos como a un grupo homogéneo, y lo urgente de atender a la diversidad de estrategias estereotipos predominantes sobre los grupos de edad subalternos, percibidos a menudo como
conductuales que éstos manifiestan. Cabe seilalar, por último, la ausencia de estudios compa- preparación al-o como regresión del- modelo adulto. Los estudios sobre infancia, juventud
rativos sobre diversos grupos de edad, que podrían dar luz a una reflexión sobre las relaciones y ancianidad continúan considerándose estudios menores, pese a la creciente relevancia del
entre el proceso de extensión cronológica y social de la juventud y de la ancianidad, y sobre factor edad en.la emergencia de nuevas identidades sociales, algo congruente con el concepto
el proceso de creación de estereotipos sobre ambos grupos de edad. de cultura de la teoría social contemporánea, mucho menos ligado a las nociones de estructura,
330 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANI'ROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIAUZADA 331

grupo, comunidad, territorio e identidad, que a las de red, situación, liminalidad, hiridación y Bibliograffa
juego. Por supuesto, el camino a recorrer está lleno de trampas (una de las principales es la
tendencia a considerar a los grupos de edad como si tuvieran una coherencia exclusivamente Abe les, M. y Collard, Ch. ( eds.) ( 1985), Age, pouvoir et société en Afrique Noire, Montréal, Karthala.
interna). Para evitar la tendencia a aislar los estudios sobre la edad de otras dimensiones Acevedo, C. (1986), Estudios sobre el ciclo vital, México, INAH.
culturales, propongo combinar dos posibles perspectivas de análisis: Aguilar, E. (1995), «Los procesos productivos artesanales: Una aproximación teórica>>, Sociologfa del
Trabajo, 24:39-74.
a) lA construcci6n cultural de las edades. Se trata de estudiar las formas mediante las Amit-Talai, V. (1995), «The ''multi" cultural of youth», en Amit-Talai y Wulff (eds.), pp. 223-233.
cuales cada sociedad estructura las fases del ciclo· vital, delimitando las condiciones sociales de - y Foley, K. (1990), <<Community For Now: An Analysis of Contingent Communality among Urban
High School Students in Quebec», UrbanAnthropology, 3:233-253.
los miembros de cada grupo de edad (es decir, el sistema de derechos y deberes de cada persona
- y Wulff: H. (eds.) (1995), Youth Cultures. A Cross-Cultural Perspective, Londres, Routledge.
según su grado de edad), así como las imágenes culturales a las que están asociados (es decir, el Anta, J. L. (1990), Cantina, garita y cocina. Estudio antropológico de soldados y cuarteles, Madrid, Siglo XXI.
sistema de representaciones, estereotipos y valores que legitiman y modelan el capital cultural Aries, P. (1973), L 'enfant et la vie familiale sous l 'ancien régime, París, Seuil.
de cada generación). La edad aparee~ como un constructo modelado por la cultura, cuyas formas Barruti, M. et al. (1990), El món deis joves a Barcelona. Imatges i estils juvenils, Ajuntament de
y contenidos son cambiantes en el espacio, en el tiempo y en la estructura social. Ello conduce Barcelona, Projecte jove.
a preguntas como las siguientes: ¿Cómo ha cambiado históricamente la organización del ciclo Belascoain, R. et al. (1985), D'esquena al mirall. Estudi deis joves de Vilanova, Ajuntament de Vilanova.
vital? ¿Cómo se organizan hoy las fronteras y los tránsitos entre las diversas etapas biográficas? Benedict, R. (1973), «Continuities and Discontinuities in Cultural Conditionning», en Silverstein (ed.),
¿Cuales son las transformaciones recientes en las condiciones sociales de las distintas edades? The Sociology of Youth, pp. 100-108.
¿Cómo influyen las instituciones en la vida de los grupos de edad subalternos? ¿Qué relación Bernatdi, B. (1985), Age Class Systems, Nueva York, Cambridge University Press.
Brandes, S. (1985), Forty. The age and the symbol, Knoxville, University ofTexas Press.
existe entre la marginación de los jóvenes y la de los ancianos?
- (1993), «Aging and Intergenerational Relations in Spain and Spanish America», Annual Review of
b) lA construcci6n generacional de la cultura. Se trata de estudiar las formas Gerontology and Geriatrics, 13:147-166.
mediante las cuales cada grupo de edad participa en los procesos de creación y circulación - (1995), «¿Qué significa cumplir los cuarenta? Cultura y crisis a la mitad de la vida», Revista de
cultural, lo que puede traducirse en determinadas percepciones del espacio y del tiempo, en Dialectologfa y Tradiciones Populares, L, 2:27-52.
formas de comunicación verbal y corporal, en mecanismos de resistencia y cohesión social, Calvo, T. (1980), «Juventud y cambio social: marginación o protagonismo», De Juventud, 1:149-163.
en producciones estéticas, lúdicas y musicales, en discursos simbólicos e ideológicos, y en - (1982), «Estudio sociológico y antropológico sobre la juventud gitana>>, De Juventud, 5:59-86.
apropiaciones sincréticas de los flujos transmitidos por las grandes agencias culturales. La - (1995), Crece el racismo, también la solidaridad. Las actitudes de nuestros j6venes ante otros pueblos
cultura aparece como un constructo modelado por las relaciones generacionales, cuyos agentes y culturas, Madrid, Tecnos.
filtran y remiten constantemente los mensajes culturales. Ello conduce a preguntas como las Carrasco, P. (1979), «La jerarquía civicorreligiosa en las comunidades de Mesoamérica>>, en Llobera Ed.,
Antropologfa Polftica, Barcelona, Anagrama, pp. 323-340.
siguientes: ¿Cómo han cambiado históricamente las imágenes culturales de las diversas
Clifford, J. (1983), «The Other Side ofParadise», Times Litterary Supplement, mayo, 13, 4, 180:475-6.
· edades? ¿Qué discursos elaboran los distintos grupos de edad sobre su propia experiencia vital? Coté, J. E. (1994), Adolescent storm and Stress. An Evaluation of the Mead-Freeman Controversy,
¿En qué contextos surge y cómo se expresa la conciencia generacional? ¿Cómo influyen los Hillsdale, Lawrence Earlbaum.
grupos de edad subalternos en el funcionamiento de las instituciones? ¿Cómo construyen y se Cohen, L. (1994), «Old Age: Cultural and Critical Perspectives», Annual Review of Anthropology,
apropian los jóvenes y ancianos de los espacios y los tiempos de su vida cotidiana? 23:137-158.
En el último Congreso de Ciencias Etnológicas y Antropológicas, celebrado en la ciudad Comas, D. (1985), El uso de drogas en la juventud, Barcelona, Informe Juventud en Espafia.
de México en 1993, fueron diversas las mesas dedicadas al estudio de la infancia y de la vejez, Cowgill, D. O. y Holmes, L. D. (1972), Aging and Modemization, Nueva York, Appleton.
como también lo eran las comunicaciones que trataban sobre diversas expresiones culturales Cucó, J. (1995), La amistad: perspectiva antropológica, Barcelona, IcHria.
de la juventud. Alguien dijo que, frente al predominio de los conceptos de etnicidad en los 60, De Martino, Ernesto (1980) [1962], <<Furore in Svezia>>, en Furore simbolo valore, Milán, Feltrinelli,
pp. 225-232.
de clase en los 70 y de género en los 80, los ailos 90 verían la emergencia de la edad como
Eisenstadt, S. N. (1956), From Generation to Generation, Nueva York, The Free Press.
locus privilegiado del discurso antropológico, en consonancia con una visión más cabal de los Ennew, J. (1994), «Less Bitter than Expected: Street Youth in Latin America», Anthropology in Action,
procesos de globalización, multiculturalidad y creolización a escala planetaria. Sin necesidad I, 1:7-10.
de llegar a esos extremos, no hay duda que la emergencia de una antropología de las edades Erikson, E. H. (19817}, Identidad, Juventud y Crisis, Madrid, Tauros.
no puede plantearse al margen de una renovación teórica de la disciplina, que explore el Esteva, C. (1971), «Para una teoría de la aculturación en el Alto Aragón», Ethnica, 2:8-75.
deslizamiento de las fronteras entre las identidades personales y sociales, y entre las dimen- - (1978), Cultura, sociedad y personalidad, Barcelona, Anthropos.
siones materiales y simbólicas de las mismas. Pues si tiene edad la identidad es, sobre todo, Evans-Pritchard, E. E. (1977) [1940], Los Nuer, Barcelona, Anagrama.
porque ésta ya no puede pensarse como una matriz más o menos estática de marcos de Feixa, C. (1988), La tribu juvenil. Una aproximaci6n transcultural a la juventud, Turin, Edizioni
l'Occhiello.
integración, sino como un laboratorio dinámico de flujos de información. ¿Cómo explicar, si
- (1989), «Pijos, progres y punks. Hacia una antropología de la juventud urbana», De Juventud,
no, que el universo cultural asociado a una música generacional como el rock llegue a todos 34:69-78.
los rincones del planeta, o que un chavo banda de un barrio marginal de la Ciudad de México - (1990), Cultures juvenils, hegemonía i transició social. Una historia oral de la joventut a Ueida
y un punk de Lleida se identifiquen mucho más entre si que con sus respectivos padres? (1936-1989), tesis doctoral, Universitat de Barcelona.
332 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZA 1>A \\\

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El cómo y el porqué de las mujeres
por VERENA STOLCKE

«Lá antropología es el estudio del hombre que abraza a


una mujer.»
BRONISLAW MALINOWSKI

«No se puede creer en cosas imposibles», dijo Alicia.. .


«Vaya, no has tenido mucha práctica», dijo la Reina.. .
«pues yo, algunas veces, be creído en seis cosas imposibles
antes del desayuno».
LEWIS CARROLL, Alicia a través del espejo


Esta declaración tan cándida de Malinowski de cómo él entendía el lugar que les cabía
a las mujeres en la antropología sociocultural clásica es bien conocida. Bastante menos
conocidas son, sin embargo, las obras de algunas antropólogas que a pesar de haber sido sus
discípulas investigaron y escribieron ya en aquellos tiempos lejanos sobre las vidas de mujeres
en diversas culturas. En las teorías de parentesco y de matrimonio resultaba, por supuesto,
imposible incluso para los antropólogos dejar de lado a las mujeres, pero ellas aparecían en
sus etnografías invariablemente como hijas, hermanas o esposas de uno o incluso varios
hombres, como meros objetos de intercambio de sus capacidades reproductivas entre hom-
bres.• Esta mirada androcéntrica la compartía la gran mayoría de la profesión por lo menos
hasta los afios ochenta. 2
En este capítulo no me detendré en examinar el desarrollo de la antropología del género
y sus innovaciones teóricas y conceptuales en la disciplina, en general. Afortunadamente,
contamos, entretanto, con algunas obras incluso en castellano que ofrecen una buena visión

l. La <<domesticación» de las mujeres mediante su esencialización reproductiva en el desarroUo de la teorla del parentesco
a partir de mediados del siglo XIX está particularmente bien demostrada en Rosalind Cowanl, Patriarchal Precedents. Sexuality and
Social Relations, Routledge & Kegan Paul, Londres, 1983.
2. Vale la pena definir términos del léxico feminista como androcenlrismo o sexismo que hoy en dla son parte del lenguaje
cotidiano, pues con frecuencia se emplean de modo muy impreciso. Según el muy recomendable Diccionario ideológico feminista
de Victoria Sau, Icaria Editorial, S. A., Barcelona, 1989,androcentrismo se refiere al «Enfoque de un estudio, análisis o investigación
desde la perspectiva masculina únicamente, y utilización posterior de los resultados como válidos para la generalidad de los
individuos, hombres y mujeres». «El hombre como medida de todas las cosas» (p. 45). Sexismo, en cambio, significa el «Conjunto
de todos y cada uno de los métodos empleados en el seno del patriarcado para poder mantener en situación de inferioridad,
subordinación y explotación al sexo dominado: el femeninO>> (p. 257).
336 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL
LA ANTROPOLOGíA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 337
3
de conjunto de esa historia. Prefiero rescatar, en lugar de ello, a algunas ancestras «prehistó-
las mujeres, en estudios antropológicos de envergadura. A pesar del carácter innovador, del
ricas» de lo que hoy se conoce por la antropologia de género por ser tan poco conocidas, no
rigor de sus trabajos e incluso de su éxito profesional general, durante décadas estas obras
sólo en este pafs. En estos tiempos de producción tan acelerada de saberes instrumentales
pasaron casi desapercibidas y aún hoy no forman parte del excelso grupo de monograflas
fugaces y descartables, hace mucha falta hacer una pausa para recobrar memorias. En la
clásicas, por ejemplo, de un Evans-Pritchard, de un Malinowski, un Leach, un Griaule, leidas
segunda parte replantearé, en cambio, algunos problemas conceptuales y estratégicos en el
y releidas por sucesivas generaciones de estudiantes. •
otro extremo, actual, de esta larga historia de las mujeres vistas desde la antropologia.
Es cierto que la obra de Margaret Mead conquistó muy pronto amplia fama en su propia
El androcentrismo que caracterizó tanto a la antropologfa sociocultural clásica como al
época, posiblemente gracias a lo transgresor de su tema, la sexualidad, y a su co~bativa e
conocimiento cientffico en general está probado de sobra. Fue el movimiento feminista de irreverente vitalidad y personalidad imponente. Las monograflas de Audrey l. Richards y
posguerra que suscitó nuevas inquietudes y una nueva sensibilidad, sobre todo entre antropó-
Phillis M. Kaberry, en cambio, que por primera vez enfocaban en especial las múltiples
logas, por la tradicional negligencia en la disciplina de los quehaceres especificos y las vidas
identidades, los poderes y las diversas definiciones sociales de mujeres en distintas culturas,
de las mujeres dando origen a la antropologfa de género. A lo largo de los últimos veinte afios
producto de prolongadas, intrépidas y minuciosas investigaciones de campo, quedaron por lo
la antropologfa feminista se dedicó ifo sólo a subsanar la visión distorsionada que la antropo-
general relegadas a un segundo plano en un contexto académico en el que, a lo sumo se las
logfa clásica ofrecia de las circunstancias y experiencias de las mujeres mediante una amplia
veia como «asunto de mujeres». Aunque hubo antropólogas que durante el apogeo de la
gama de estudios etnográficos en culturas diversas.4 Esta nueva visibilidad de las mujeres en
antropologfa estructural-funcionalista escribian sobre el mundo de las mujeres -y al hacerlo
su especifidad significó, al mismo tiempo, el desafio teórico aunque variado de las verdades • lograron liberarse en parte del «abrazo malinowskiano»--, sus aportaciones cafan en saco roto.
establecidas en la disciplina respecto a las mujeres en la sociedad y la historia.
El reciente volumen coordinado por Shirley Ardener, Persons and Powers. OfWomen in
Deberfa ser obvio que las omisiones y tergiversaciones androcéntricas de la antropologfa
Diverse Cultures, es prueba de ello a la vez que se propone poner remedio a este otro olvido. 6
clásica no se debian exclusivamente al hecho de que los antropólogos en su gran mayorfa
Comentaré aquf sólo a cuatro antropólogas que, aunque tuvieran trayectorias profesionales
fuesen hombres. A fin de cuentas, como se ha demostrado desde la propia antropologia de
distintas, compartieron la dificultad de hacer ofr las voces de las mujeres.
género, «la biologfa no es destinm> sino que las diferencias sexuales son siempre elab~radas Audrey l. Richards (1899-1984) procedfa de una familia inglesa de intelectuales. De
simbólicamente, de manera que concepciones acerca de lo que es ser <mombre» y «muJeD> en
nifla babia vivido algunos afios en la India, donde su padre, un distinguido abogado, ocupaba
una cultura están cargadas de significados que trascienden los puros <mechos» de la biologfa
un cargo en la administración colonial británica. A principios de los veinte estudió en la
humana. Sin embargo, ese «sentido común» sobre lo que es pertinente a «hombres» y a
Universidad de Cambridge, aunque en aquel entonces la universidad aún no les concedfa tftulos
«mujeres», por incidir de modo decisivo en la percepción del orden en el mundo en general,
académicos a mujeres. Algunos afios más tarde Richards se incorporó al Departamento de
ejercia una influencia importante más allá de la etnografla que se escribia plasmándose también
Antropologfa, en la London School of Economics, cuyo director era entonces Seligman, y
en la escala de valor según la cual se decidfan y median la relevancia y el mérito académico formó parte del legendario grupo de jóvenes antropólogos que se creó alrededor de Mali-
relativo de temas y enfoques de investigación.
nowski, con quien estableció una larga aunque no siempre pacifica amistad.' Sobre su interés
por problemas de nutrición en África• Richards sostenfa que «La nutrición como proceso
biológico es más fundamental que el sexo». 9 Es decir, la nutrición, el amamantamiento y el
De la prehistoria antropol~ca de los lugares de las mujeres destete, es decir, las tareas maternas, debian ocupar el lugar central que sus colegas mayores,
en su mayorfa masculinos, deseaban atribuir a la sexualidad. En los afios treinta Richards inició
Un ejemplo revelador de ello es, precisamente, la suerte que corrieron las obras de
su larga trayectoria de investigación de campo en África, convirtiéndose, según la opinión de
algunas antropólogas que fueron pioneras en el estudio de las circunstancias socioculturales
la época: en tan sólo una excelente etnógrafa. Su interés por la experiencia de las mujeres se
especificas caracterfsticas de mujeres en culturas diversas. 5 Ya a partir al menos de los afios
plasmó en especial en Chisungu: A Girl's lnitiation Ceremony Among de Bemba ofNorthern
treinta algunas excepcionales antropólogas tradujeron su intima convicción de que se debia
tomar un especial cuidado en no minimizar en la investigación etnográfica la importancia de
6. Shirley Ardener (eda.), Pen0111 and Powen. OfWomen in Dlvme Culturt~&, Orlord, Berg Publishen Limited, 1992. El
vohnnen recoge una serie de conferencias presentadas en el marco del Centre for Croas-Cultural Resean:h on Wornen creado en 1983
3. Henriette L. Moore, Antropo/og(a y fomini.rmo, Madrid, Ediciones Cátedra/UIIÍVcriiÍtat de Vlllmciallnstituto de la Mujer, en el1nternational Development Centre, de Orlord, psra honrar a las pioneras en ese campo. En lo que sigue me basan! en este volumen
Serie Femioismos, 1991; Susana Narotzky, Mujer, Mujeru, Ghrero. Una aproxinuJci6n al enudio de IDs rfUijert~s en IDs C~rrcúu ~.1 •
Sociaks, Madrid, CoDSejo Superior de Invcstigaciom:s Cientlficas, !99S. 7. Mslinowald creó su célebre seminario de Antropologla poco después de haber llegado a la London Scbool of EcODODllcs
4. Un ejemplo caracterlstico de esta labor de rescak: es el n:-estudio que Annctl:e B. Wciner realizó cn1re «los» célebres en 1993 aunque susdiscfpulosenlos alioli veinte eran pocos. Entre los/as primeros/as estaban E. E. Evans-Pritdwd,AshleyMontagu,
Trobriandeses descritos con tanta pasión por el propio Malinowaki que ~la el «VVIlor» de las mujeres que el último fue incapaz Ursula Orant-Duft; Raymond Firlh y Bubara Freire-Mamsco. Audrey Richards fuo contemporinea, cn1re otros, de Ho~
de reconocer. Annette B. Weiner, Women of Valw, Men of Renown. New Penpectives 011 Trobrilllrd Ezt:lumge, University of Texas Powclermaker una sindicalista esllldounidenae que realizó estudios de Hollywood y de la minerfa de cobn: en Zambia, Y de Edith
Presa, 1976. Clarkc de I...:mca, muy conocida por m estudio clúico de la estructura familiar malrifocal en el Caribe británico. Iack Goody, ~
S. Cabe recalcar aquf, no obstante, que los origenes delfomini.rmo como movimiento colectivo de mujeres que reivindicsn EJ:ponalve MoiiiDII. Amhmpolagy in BriiDbl and Afrlc4 1918-1970, Cambridgo University Presa, 199S, pp. !S y 23. Es dectr,
derechos sociales y poUticos propios bay que situarlos en los albores de la bvolución Francess. Aaf, una de las figuras m.6s destacadas Malinowsld siempre tuvo mujm~~ entre 1111 alumDoa, pero lo excepcional de Richards fuo int=sarae por las experiencias especificas
de la época fue Olympia de Gouges que ya en 1791 publiaa Los IHrt~chos de la Mujer y de la CiwlodDnla, rq,lica femenina y de las mujeres. ·
feminista de la lkclarad6n de IHmchos del HOIIIbrtl y CiudDIIDno. A lo largo de todo el siglo lWt las mujeres no cesaron en reclamar 8. Su primer libro fue su tesis doctoral, basada en investigación de btblioteca, titulada Hunger and Worl in a Savage ~:
la igualdad de derechos, aunque su éxito concreto fue limitado. Ademés, no podemos suponer, y ello es relevante psra apreciar lo A Funcional Sllldy ofNutritlonÑrlllfll IM&nuMm &ultu, Oeorge Routlcdge & Sons, Lid., Londres, 1932, publicado con un prefacio
pionero de las sntropólogss y sus investigaciones sobn: mujeres que aquf comento, que estas demandas feministas fuesen incorporadas de B. Malinowsld. · ·
en la cultum sociopolftica general 9. Audrey l. Richard&, Hunger and Mlrl In a Savage 7Tibe, op. cit., p. l.
338 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 339

Rhodesia, 10 aunque, como ella mismo explicó aJean la Fontaine aftos más tarde, había sido del nordeste de la República de Camerún. La Cameroons Development Corporation babia
enviada a estudiar los Bemba porque se consideraba que la nutrición y una organización social sugerido a las autoridades coloniales la necesidad de un estudio especial de la posición dé las
matrilineal eran los temas más apropiados para una mujer. 11 Richards había observado la mujeres. A pesar de que en Bamenda existiesen abundantes recursos naturales, la densidad de
ceremonia de iniciación de jóvenes que describe en este libro durante el trabajo de terreno que la población era baja debido a principios sociales que dificultaban el deseado desBU'ollo
babia realizado en 1931. Aunque regresó por un afto a la región en 1933 nunca más pudo económico y educacional, entre ellos la alta mortalidad infantil relacionada con el bajo estatus
presenciar esta ceremonia. Sólo inició el análisis de sus datos en 1938, pero el libro no fue de las mujeres. 15 Los resultados del estudio de Kaberry están recogidos en Women of the
publicado hasta 1956. En este estudio el sexo, las reglas alimentarias y el sistema de tributo Grassfields: A Study of the Economic Position of Women in Bamenda, British Cameroons,
forman un todo inextricablemente interdependiente al modo típicamente funcionalista. Ella donde ella enfatiza la necesidad de distinguir entre principios socioeconómicos formales y
documenta en detalle el ceremonial y la transición de las jóvenes a la condición y las derechos reales. Al prestar especial atención al contexto doméstico femenino Kaberry hace
responsabilidades de mujeres adultas. 12 El éxito profesional de Richards es innegable. A pesar visible el control real que las mujeres, como esposas, ejercían sobre el uso de la tierra en virtud
de ello su contribución etnográfica original sobre la vida de las jóvenes y mujeres Bemba de sus derechos al producto de sus propios cultivos, cualificando así la dimensión formal de
mereció escaso reconocimiento en 1~ época. los derechos sobre la tierra propios de los hombres dellinaje. 16
Otra pionera fue Phyllis M. Kaberry (1910-1977). Kaberry se babia criado en Sidney, Aunque este segundo estudio dejó patente que cualquier política de desarrollo económi-
Australia, en el seno de una familia acomodada de clase media. Su aportación al estudio de la co adoptado por las autoridades coloniales debía tener en cuenta la situación y las necesidades
situación de las mujeres fue a la vez más extensa y teóricamente más innovadora que la de especificas de las mujeres, y en 1957 Kaberry recibiera la Rivers Memorial Medal concedida
Richards. Kaberry se formó en antropología en la Universidad de Sidney, en la época la única a trabajos etnográficos de reconocida excelencia, en la academia de la época su enfoque
que ofrecía un curso completo en antropología bajo la orientación de Firth, Hogbin y Elkin. innovador no desencadenó una revisión teórica que hiciese que se prestara la debida atención
A mediados de los treinta iniciaba su primera investigación de campo entre las/os aborígenes a las diversas facetas de la vida de las mujeres en su interrelación con los hombres. Sólo mucho
en el norte de Australia compartiendo las actividades de recolecta con las mujeres e incluso más tarde, cuando el movimiento feminista introdujo en la agenda académica el <<problema»
en una ocasión yendo a cazar canguros con los hombres. En 1936 se instaló en Londres para de las mujeres en la sociedad, la historia y la ciencia, tanto Richards como Kaberry servirían
realizar su tesis doctoral con Malinowski. Allí también conoció a Richards con la que trabajó de inspiración a una serie de antropólogas más jóvenes. 17
durante un tiempo como su asistente de investigación. Tan sólo tres aftos más tarde presentó Richards y Kaberry lograron conquistar el reconocimiento académico de sus contempo-
y publicó su tesis doctoral con el titulo Aboriginal Women: Sacred and Profane. 13 En este su ráneos por su distinguida trayectoria como investigadoras y profesoras, pero ello fue más bien
primer libro desafiaba la convicción establecida de que las mujeres aborígenes no desempe- a pesar de sus estudios pioneros sobre mujeres en diversas culturas que gracias a ellos.
ftaban papel ritual de relevancia alguna, y por lo tanto estaban excluidas de la esfera de lo Cabe mencionar, no obstante, a otras dos antropólogas algo más jóvenes, cuya suerte es
sagrado, una cuestión aún hoy controvertida. Es decir, analizaba a las mujeres a partir de sus de otro modo sintomática de las enormes dificultades que enfrentaban quienes pretendían
propios méritos. Como insistía en el prefacio del libro: «Hasta recientemente, la mujer abori- plantear «cosas de mujeres». Me refiero, por una parte, a Mary F. Smith y, por otra, a Laura
gen ocupó un lugar más bien ·oscuro en la antropología australiana; y al menos en el imaginario Bohannan.
popular ha quedado oculta debajo de la carga que le imponían los hombres de su sociedad. En 1954 Mary Smith publicó el excepcional relato biográfico Baba of Karo, A Woman
Poco esfuerzo se hizo por analizar el grado en que participaba en la religión, la naturaleza y of the Muslim Hausa. 18 La autora babia llegado al norte de Nigeria acompaftando a su marido,
la importancia de su contribución a la economía tribal... (el libro con un nuevo titulo) resume M. G. Smith, él de origen jamaicano, ella inglesa. Se trata de un típico ejemplo de matrimonio
mi afán en retratar a la mujer aborigen como ella es en realidad una compleja personalidad antropológico, aunque Mary carecía de una formación en antropología. Mientras su marido
social, poseedora de sus propias prerrogativas, deberes, problemas, creencias, rituales y puntos recogía información sobre la historia y los sistemas sociopoliticos de los Emiratos de la región
de vista; realizando las adaptaciones que la organización social, local y totémica exigían de entre los hombres, ella se propuso y logró acceder al mundo doméstico recluido de las mujeres
ella, y al mismo tiempo ejercitando una cierta libertad de decisión en cuestiones que afectaban donde conoció a Baba. Baba era una anciana y sabia mujer Hausa que le confió la historia de
sus propios intereses y deseos.» 14 En 1944, y a pesar de que tenia la esperanza de regresar a su larga vida describiendo minuciosamente, desde su perspeciva de mujer, las diferentes
Nueva Guinea después de la guerra, Kaberry fue persuadida para emprender un nuevo y facetas de la sociedad patrilineal Hausa: la vida doméstica, los matrimonios poliginicos, las
prolongado estudio de terreno en los Grassjields de Bamenda, en lo que ahora es la provincia relacione.s de parentesco, retrocediendo en el tiempo hasta las guerras entre estados y las
capturas de esclavos anteriores a la colonización británica del siglo pasado. El libro de M. G.
Smith, el marido de Mary, sobre la organización sociopolitica de los Hausa, del mismo modo
1O. Audrey L Ricbards, ChisungrL A Glrl's lnitiation C4rt!lfl0lty among the Bemba of'Zamblo, Fabcr & Fabcr Ltd., Londres,
1956, reeditado por Tavistock Publications Ltd., Londres, 1982 con una introducción de Jean la Fonlaine.
11. Jean la Fontaine, «The persons ofwomeD», Shirley Ardener (eds.), Penons ond Powen. OfWomen in Dil!f!r.e Cullums,
op. cit., p. 90. 1S. Dayll Forde, «<'refilcilllt, Pbi11is M. Kaberry, Women of the Grassjklds. A Struiy of rhe Economic Position of Women
12. JoG!adstone, «Audrey L Ricbards (1899-1984): AfricanistlllldHIIIIIBIIist», Sbirley Ardener(eda.), Penonsond Powm. in Bammda, British Canrnoon8, Londres, Her Majesty's Statimwy Office, Colonial Rcsean:h Publication n.• 14, 1952, p. vii.
OfWomen in Diver.e 01/tums, op. cit., pp. 13-37; véase también Jean la Fon1aine (eda.), The lnterpmtation of Rllruú: Euays in 16. Pbyllis Kabetty, Wo!nm ofthe Grassjklds: A Struiy ofthe Ecmwmic l'rJSititm ofWomen in IJtunmda, Britiah Camero-
HOJWUr ofAudrey Isabel Richarrla, Londres, Tavistock, 1972, ou,op. ciL
13. Publicado en Routledge, Londn:s. Catberine Bemdty E. M. Chilver, <<PhyllisKabeny (1919-1977): Fie1dworlmr amcmg 17. Pat Capbm, «<logenderiog Jmowledge: The politics of etlmograpby», Sbir1ey Ardener (eda.),. Penons and Powen. Of
Friends», Sbirley Ardeoer (eda.),l'er.Jons ond Powen. OfWomen in Divene Cultums, op. cit., pp. 29 y 88. Women in Divene 01/turu, ·op. cil., pp. 65-87.
14. Pbyllis M. Kaberry, Aboriginal Womtm. &u:n!d or ProjaM, op. dt, p. ix. 18. Mary F. Smitb, Baba of Kllro. A Kbman of the Muslim Housa, Yate UnivCI!Iity Press, 1954.
340 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

entendida como categoría sociocultural indiferenciada, aupueatamelta:::~:::!!


que sus posteriores estudios sobre la estructura familiar en el Caribe, rápidamente se convir-
tieron en clásicos. La fascinante biografia de Baba, en cambio, sólo adquirió mayor difusión siempre oprimida a causa de su. función por esencia materna, al ...·--· ...1&
en los afios ochenta al ser reeditada cuando las historias de mujeres habían adquirido un nuevo concepto analitico de «género)), introducido a principios de loa ocbollta.
interés en la academia. enunciado esencialista y universalista según el cual en última instancia la ~~bi•Dklilllltlt •llllilllh
Un excepcional episodio de la carrera de la conocida antropóloga africanista estadouni- Trasciende el reduccionismo biológico al centrar el análisis en las relaclo1111 eatre mu.t- 1
dense, Laura Bohannan, ilumina desde un ángulo distinto las limitaciones que las normas hombres entendidas como construcciones culturales. La teoría de g6Deto bace blaoaplf;
académicas imponfan, en especial a investigadoras. Entre 1949 y 1953 Bohannan vivió y además, en que las identidades de género se constituyen recíprocamente y que, por lo tinto,
trabajó entre los Tiv, en el norte de Nigeria, junto con su marido, Paul J. Bohannan. En 1954 para comprender la experiencia de ser mujer en un contexto histórico concreto ea impreiCiDP
publica Retum to Laughter. An Anthropological Novel, 19 donde describe en clave novelada y dible tener en cuenta los atributos del ser hombre. Asf, del mismo modo que no se puede pensar
con incomún sensibilidad, las incertidumbres y los profundos conflictos personales con que al amo sin el esclavo, tampoco puede pensarse, no por una razón existencial, sino epistemo-
se enfrentó al tratar de conciliar las qigencias de la profesión de penetrar en los fueros más lógico-política, a las mujeres sin los hombres. Aunque esta teoría del género ha ganado terreno
fntimos del pueblo que estudiaba con los principios de decencia y respeto humano básicos para progresivamente, persiste, no obstante, considerable confusión sobre el propio concepto de
"on aquellos con quienes estaba realizando su investigación. Richards, de hecho, sostenfa que género debido a la enorme dificultad de superar el individualismo metodológico, tan profun-
las mujeres eran seguramente mejores investigadoras de campo que los hombres. Esto puede damente armigado en el pensamiento occidental, para pensar en términos politico-relacionales.
ser cierto por la proverbial especialización de las mujeres en relaciones afectivas humanas. La noción de género se ha convertido en una especie de término académico sintético que,
Pero lo que es significativo en este caso es que Paul Bohannan no trasladó al papel sus aunque enfatice la construcción social de las identidades de mujeres y hombres, con frecuencia
dificultades, si las tuvo, mientras que Laura publicó su novela con un pseudónimo. Como mujer es simplemente y mal utilizada como sinónimo culturalista de sexo, a tal punto que no es
con ambiciones profesionales, no podfa permitirse confesar una propensión para afectos, infrecuente oír hablar de dos «géneros)), el género femenino y el masculino. 21 Con ello, no
reftidos con la objetividad distante que entonces se consideraba condición sine qua non del obstante, se abandona precisamente esa perspectiva relacional fundamental que necesariamen-
realismo etnográfico; y menos aún escribir sobre sus sentimientos en un género tan poco te exige un análisis histórico de las relaciones culturalmente diversas de poder y de dominación
académico para sus contemporáneos como lo em una novela. Pienso, no obstante, que esta constitutivas de las identidades y sistemas de género. 22
novela supem, aún hoy, por su sincera inquietud ética y su compromiso politico, todo ese nuevo Los problemas teóricos se han complicado aún más. En los últimos afios, la denuncia, por
género autobiográfico reflexivo y escéptico que antropólogos pretendidamente posmodemos ejemplo, de mujeres negras, en especial en Estados Unidos, de la falta de sensibilidad que
han publicado a partir de los ailos ochenta. mostraban las feministas blancas ante la opresión especifica aftadida que padecen las primeras y
Es evidente que no se hallaba en estas obras la intención de teorizar las relaciones de el auge general de un diferencialismo cultuml, rompieron definitivamente con la idea indeferen-
poder entre hombres y mujeres, y más aún los sistemas de «género)) --concepto que, por ciada que se tenfa de «la mujer>> planteando el problema de las diferencias que prevalecen entre
supuesto, aún no se conocían-. En ellas, las autoras no examinan el porqué de las circuns- mujeres motivadas por factores socioeconómicos e ideológicos. No se trata, sin embargo,
tancias sociales específicas y diversas de mujeres. Su gran mérito está, precisamente, en la simplemente de prestar la debida atención a sumar el efecto discriminador de atributos tales como
audacia «excéntrica>> de estas antropólogas de presentar y describir en toda su riqueza la la clase, la <<mza>>, la «etnia>>, y el género, sino de comprender el cómo y el porqué la intersección
dimensión femenina de los procesos socioculturales en geneml, oculta en una época, cuando entre estos factores produce experiencias comunes pero también diferencias sentidas en el hecho
inquietudes de esta fndole, en lugar de ganarles méritos académicos, si acaso, contribuían a de ser mujeres en un mundo que si, por una parte, es cada vez más global, por otra, erige fronteras
«feminizarlas)) en un mundo predominantemente masculino. Richards y Kaberry nunca se crecientemente impermeables. 23 Ello requiere, en primer lugar, reconocer que diferencias
casaron seguramente porque en la época conciliar una carrem profesional con el papel de sexuales, fenotípicas o étnicas, en sí, sociopoliticamente no significan nada, a menos que sean
esposa y madre resultaba aún más dificil que hoy en dfa. Para una antropología de género sus dotadas de valor simbólico por complejos procesos económico-politicos a los que a su vez
obras, además de haber sido pionems, poseen un extraordinario valor etnográfico como legitiman. Todo esto seguramente suena muy complejo. No puedo extenderme en este capitulo
documentos históricos sobre un mundo que ha desaparecido debido a las enormes transforma- más allá de apuntar algunas ideas que he elabomdo anteriormente.
ciones socioeconómicas que sufrieron los pueblos que ellas estudiaron.
20. Un ejemplo de esta fase son los artlculos recogidos en el volumen coordinado por Olivia Harria y Kate Young,
Anlropolog(a y Feminismo, Editorial Anagrama, BarcclOD&, 1979. La autocrltica que bace Michellc Zimbalist Rosaldo en su clésico
Conceptos y controversias actuales articulo «Thc use and abuse of anthropology: Reflections on feminism and crosa-<:Ultural undentanding», Sigru. Joumal ofWomm
in CultunJ and Soclety, S (3), 1980, resulta muy pertinente al respecto.
21. Este mian!o error lo comete, por ejemplo, Victoria Sau, Dicciorwrio l.Uológico Feminista, op. ciL, p. 136.
El camino andado desde entonces partiendo de la antropología de género es mucho, 22. Para un análisis antropológico his!órico relacional v6ase, por ejemplo, Verena Stolcke, Coffu Plante,., Workers and
aunque la cuestión del <<porqué las mujeres)) continúa en suspenso. La primera época de los Wwes. CID11S Co1fllict and Gender RelDtlons on &lo Paulo PlanJmions, 1850-1980, St. Antony's/Macmillan Presa, Oxford, 1988.
Nótese que el término «género», poco elegante y de dificil comprensión para la mayor parte de las personas de a pie, es una traducción
«estudios de la mujer>>, universalistas y categóricos, de los setenta, según los cuales «la mujer>> del ing16s genthr, que a su vez fue tomado de la gramlilica donde se refiere a la clase o distinción entre palabras según el sexo. Es
decir, esta connotación categórica est4 presenle ya en los orfgenes del coru:epto.
23. Verena Stolcke, SUWJI/dod y RGclsmo en ID Cuba Colonial, Alianza Editorial, Madrid, 1992, para un análisis histórico
. 19. Eleonorc Smith Bowen, JUtum to Lauglrur. An Anlhropological Novel, Hmper and Brothers, NUCYa York, 1954, de estas intersecciones. Un buen ejemplo de cómo se enfocan en la actualidad las diferencias históricas y poHticas en la experiencia
reeditado en 1964 por Doubleday and Company, Inc., NUCYa York (en la Nalural History Libtary). de mujeres puede encontrane enSigru, 20 (4), 1995, número monogrifico sobre «Postcolonial, emergen!, and indigcnous feminisms».
342 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOWGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 343

La antropología ha demostrado, entretanto, que las propias nociones que tenemos de la logia feminista ha tenido al demostrar la producción de las diferencias. Pero hay que tener
«persona», del «individuo», lejos de responder a realidades ontológicas fundacionales de claro que un cambio de perspectiva antropológica, en el fondo, significarla poner en cuestión
la especie, son construcciones culturales históricas. Una característica de la sociedad burguesa los valores y las estructuras de autoridad y legitimidad académicas convencionales. Sin duda
de clases es la insuperable tensión entre la concepción liberal del individuo autodeterminado hemos avanzado desde la época de Richards y Kaberry, de Smith y Bohannan, en la medida
e igual a sus semejantes, y la «naturalización» de la real condición social desigual. En otras en que el «problema» de las mujeres está planteado. En los tiempos áridos que corren hace
palabras, tendemos a atribuir exclusiones y desigualdades sociales a defectos inherentes, falta, ante todo, no perder el aliento y, sobre todo, atreverse a «creer en muchas cosas
«genéticos», en ciertas circunstancias denominados «raciales», de aquellos que padecen la imposibles antes del desayuno».
inferioridad. Esta «naturalización» de hechos demostrablemente socioeconómicos es un modo
típico y eficaz de la modernidad de neutralizar las latentes tensiones políticas provocadas por
desigualdades en un contexto en que prevalece, por otra parte, la ilusión de que todos/as
gozamos de igualdad de oportunidad~&. Ahora bien, siempre que se atribuye la condición social
desigual a rasgos naturales, las mujeres adquieren una importancia decisiva como reproduc-
toras de las jerarquías sociopoliticas. Y ello implica el control de su sexualidad. Para hacérselo
asimilable (palatable en inglés) a las mujeres, este control se traduce literalmente en su
necesidad de protección por los hombres, lo que entrafta su dependencia. Pero las consecuen-
cias de esta espiral de racionalizaciones de las desigualdades son distintas según el lugar social
que ocupan mujeres concretas. Y de igual importancia es reconocer que precisamente porque
la idea moderna del individuo/a autónoma constituye una pieza central de toda esta concep-
tualización, existe siempre la posibilidad de desafiar esa doble «naturalización» de la desigual-
dad. Un requisito fundamental para ello es comprender sus raíces sociopoliticas e históricas.
Antes de concluir, una última cuestión· importante. El objetivo de la antropología
feminista nunca se agotó en la documentación y teorización de las formas de desigualdad de
género en culturas diversas, sino que desde el principio entendimos la investigación como una
herramienta esencial para la emancipación. Ello plantea nuevamente la cuestión del principio,
a saber, de cómo lograr el reconocimiento de ese nuevo conocimiento y su transmisión. Mi
ámbito profesional es la enseftanza. En los aftos setenta las antropólogas feministas reclamaban
espacios académicos propios para el «estudio de la mujen>. Más recientemente, se ha exigido
en cambio la «integración curricular», es decir, la incorporación transversal de una perspectiva
de género en todos los campos del saber. En realidad, logros ha habido, pero son modestos.
Como seftalaba Strathem ya hace unos aftos, la relación entre la investigación y enseftanza
desde una perspectiva feminista y la antropología continúa siendo incómoda y llena de
reticencias y disonancias. Así, el enfoque de género muchas veces se ha convertido en una
simple subdisciplina más, análoga a la antropología económica o política. Un ejemplo de ello
es la «Antropología del Género», que consta en el plan de estudios de la nueva licenciatura en
antropología social. Al comenzar mi asignatura de Antropologfa del Género suelo preguntar
a las/os estudiantes qué les sugiere este titulo. El afto pasado una alumna sugirió titubeando:
«bueno, tiene algo que ver con filosofla», en medio de las miradas en blanco de sus compafte-
ras/os. Pero al final de curso sí que sabia de qué se trataba.
No se ha logrado, sin embargo, una transformación de la mirada antropológica en
general. 24 Está más que demostrado que los sistemas de género constituyen uno de los
principios de estructuración social fundamentales, de modo que tal revisión etnográfica y
teórica radical es imperativa si se pretende comprender de modo cabal lo que la antropología
ha entendido desde siempre como su problema característico, a saber, la unidad humana en la
diversidad cultural. Esa reticencia puede parecer paradójica a la vista de lo relativo de la
antropología en general y del impacto, aunque muchas veces no reconocido, que la antropo-

24. Marilyn Strathem, «An akward relationship: The case offeminism in Antbropology>>, Signs, 12 (2), 1987.
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ANTROPOLOGÍA Y TRANSFORMACIONES DE LA FAMILIA ~Ji <'\ "'"'

por XAVIER ROIGÉ ~~~


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disciplina. Con todo, cada vez son más los antropólogos que se interesan por ello, aplicando
su tradición teórica y sus técnicas de investigación. Enfrente de la velocidad de los cambios
familiares que preconizan otras disciplinas y de la predicción de unificación de la Europa de
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con buenos recursos, junto con una cuarta edad más o menos dependiente, son datos nuevos ·¡;¡~ ;::¡ ..
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346 ENSAYOS DE ANTROPOWGÍA CULTURAL LA ANTROPOWGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 347

Transformaciones demográficas y diversidades culturales no pueden inferirse, tal y como los debates en historia y antropología nos han ensefl.ado, ni
la estructura de la familia ni el contenido y papel de la institución familiar en la sociedad. La
En gran medida, han sido los estudios demográficos quienes han marcado la pauta del simple observación de los datos demográficos sugiere la existencia de pautas familiares muy
conocimiento sobre las transformaciones de la familia actual, expresando y midiendo dichos distintas, como se aprecia en la tabla 1 y como ha sefialado recientemente Le Bras (l995).
cambios a través de índices estadísticos que sugieren el paso, en un par de décadas, de un Así, en una primera zona del norte de Europa (Dinamarca, Suecia, etc.), encontramos una
modelo conyugal hegemónico basado en el matrimonio y la unión indisoluble a la emergencia fecundidad relativamente elevada (un índice de 1,8 a 2,0), un elevado porcentaje de nacimien-
de «nuevas» formas de relación y convivencia mucho más diversificadas. tos extramatrimoniales (en torno al 50%), una cohabitación muy extendida (la mayoría de
Hacia los cincuenta/sesenta, la familia caracterizada por la hegemonía de la pareja las parejas pasan por una cohabitación previa al matrimonio), y unas tasas de divorcio muy
conyugal parecía invencible: los índices europeos y norteamericanos revelaban la primacía de elevadas (un divorcio por cada dos matrimonios). Además de la incidencia de la mayor
un modelo familiar caracterizado por una elevada nupcialidad, una edad media al matrimonio consolidación del Estado del bienestar y de la mayor presencia del trabajo femenino, estas
muy baja (sobre los 22 afios para !ll hombre y 20 para la mujer), unos índices relativamente características se explican también por una tradición cultural de permisividad respecto a la
bajos de divorcio, y una natalidad elevada (generalmente una descendencia final de 2,5 en la sexualidad y a la cohabitación. En un segundo grupo de países europeos (Francia, Gran
mayoría de países europeos). Pero ante la «sorpresa» de los demógrafos, que no esperaban los Bretafia... ), la fertilidad es algo más baja, aunque se mantiene más elevada que en los paises
rápidos cambios que se produjeron ya que las condiciones económicas y sociales no habían siguientes, mientras que la cohabitación, el divorcio (sobre uno de cada tres matrimonios), y
variado e incluso el marco económico era más favorable (Roussel, 1989), la «edad de oro» de los nacimientos extramatrimoniales son elevados (sobre el30 %), aunque no tanto como en
la nupcialidad entró en crisis a finales de la década (Segalen, 1992), iniciándose rápidas el WU:PO de países precedentes .. En una tercera zona de Europa central (Alemania, Suiza,
transformaciones en todos los paises occidentales, aunque con ritmos e intensidades distintas. Austria... ), la natalidad resulta mucho más baja, y también están mucho menos extendidos
De forma muy sumaria, podríamos sintetizar estos cambios en los siguientes puntos: 1) un los nacimientos extramatrimoniales. En dichos países, al considerarse muy importante el
descenso general de la nupcialidad; 2) un incremento de la edad media al matrimonio, hasta papel de la madre en los primeros afios de la vida del nifio, la presencia de guarderías y
situarse por encima de los 28 (hombre) y 24 afios (mujer); 3) una amplia difusión de las parejas escuelas infantiles está mucho menos extendida, lo que tendría efectos en la ocupación laboral
cohabitantes, primero como comportamiento prematrimonial y después como convivencia a de la mujer (dejando el trabajo durante la crianza de los hijos), en la necesidad de contar con
largo plazo, con el consiguiente aumento de las concepciones extramatrimoniales; 4) un un cónyuge para asegurar los recursos económicos (y de aquí la débil presencia de nacimien-
aumento de los divorcios en todos los países, aunque con proporciones muy distintas; 5) tos extramatrimoniales, del6 al15 %) y en la propia reducción de la natalidad final (Le Bras,
un declive importante de la natalidad, hasta alcanzar los niveles más bajos conocidos his- 1995:39). En la Europa del Sur, finalmente (Grecia, Espafia, Portugal o Italia), la relación
tóricamente. matrimonial continúa siendo muy importante, lo que se traduce en débiles índices de divorcio
El análisis de estos cambios no es, no obstante, sencillo. Sin duda, los datos demográfi- y de cohabitación. La cohabitación juvenil está extendida (aunque mucho menos que en otras
cos permiten percibir una concepción distinta de la pareja conyugal, pasándose de una zonas), pero en cambio los nacimientos de padres no casados no son frecuentes, lo que sin
relación amorosa realizada en el matrimonio a una relación afectiva considerada como algo duda podemos relacionar con la debilidad del trabajo femenino y con las concepciones
privado que puede coexistir con la formalidad matrimonial pero no necesariamente. Pero un culturales respecto a la familia. No deja de resultar chocante, en estos paises, su débil
análisis de las transformaciones demográficas familiares debe tener en cuenta el fuerte natalidad y el hecho de que ésta se explica en buena parte por la importancia de la relación
carácter coyuntural de las prácticas familiares, lo que puede dar lugar a interpretaciones más atribuida entre el nifio y la familia: como sefiala Le Bras (1995:40), «por una curiosa
matizadas sobre los cambios indicados. Así, la fuerte reducción de la natalidad que experi- paradoja, en una parte de Europa, la familia está asfixiando la fecundidad, mientras que en
menta toda Europa, y en especial en Espafia, es explicada con frecuencia por causas exógenas otra parte el acento situado en la relación entre madre e hijo, o el relevo tomado por otras
(como la difusión de la contracepción, la reincorporación de la mujer al trabajo, las dificul- instituciones, resulta favorable a un mantenimiento de la fecundidad y a una recuperación
tades económicas, o la falta de soporte público a los costes de la crianza), sin tener en cuenta del indicador coyuntural».
que a pesar de todo la mayoría de las parejas desean tener hijos y que lo que ha cambiado es
la significación de la infancia en relación a la pareja conyugal, arbitrando un equilibrio entre
los proyectos de la pareja y las necesidades de los hijos (Roussel, 1989). Al mismo tiempo, Variaciones en la residencia y «nuevas» familias
el descenso actual debe contemplarse en gran parte como una etapa coyuntural que podría
recuperarse, como sugiere para el caso espafiolla demógrafa Anna Cabré (1994).
Hay otra consideración que aún nos parece más importante. Con frecuencia se preconiza A pesar de que los datos sobre la residencia no ofrecen una perspectiva histórica tan a
la idea que se está produciendo una uniformización occidental de la familia, de manera que largo plazo como los relativos a la natalidad o nupcialidad, es posible destacar tres modifi-
las divergencias existentes relativas a la nupcialidad, fecundidad o divorcio no serían más caciones básicas en la composición de los hogares:la disminución de las formas de residencia
que la consecuencia de ritmos distintos que irían armonizándose a medida que avanza el extensas y múltiples, el mantenimiento de la residencia conyugal como forma de residencia
proceso de modernización económica y social. Ahora bien, un conocimiento más profundo mayoritaria, Y el incremento de formas de residencia aparentemente alternativas al modelo
de las culturas del parentesco y de las diversas estrategias familiares puede llevamos hacia conyugal (monoparentales, solitarios, familias recompuestas, etc.), como se aprecia en
conclusiones distintas, si aceptamos que a partir de unos determinados índices demográficos la tabla l.
348 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIAilZADA 349

Todos estos cambios, pero, se analizan con frecuencia a partir de datos estadísticos <_~~e tradicionalmente existía una preferencia cultural por esta forma de residencia (en las regiones
recogen tipo logias puramente formales (véase una propuesta en la tabla), por lo qu~ ~ aná~sts de familia troncal, por ejemplo), la disminución es general: asf, en Cataluila, se ha pasado de
minucioso de los datos revela interesantes matices para comprender el alcance Ystgnificactón un 26 % de los grupos residenciales extensos y múltiples en 1970 a un 11 % en 1991, según
· de los cambios. Tal y como los debates sobre la residencia en la historia europea ya nos los datos censales. De la aparente claridad de estos datos no puede deducirse una pérdida de
enseilaron a propósito de los trabajos de Laslett (1972), una forma u otra del ~ogar ex~re~a la importancia de los lazos entre generaciones distintas. Para el caso francés, Attias-Dontút
situación en un momento determinado, pero un individuo pasa a lo largo de su vtda por distu:ttas (1995) destaca algunas realidades actuales que, más que una ruptura con la situación anterior,
residencias variables tanto en función de sus preferencias como del desarrollo del ctclo sugieren una nueva forma de encarrilar las relaciones intergeneracionales. La evolución de las
familiar. Además el estudio de lo que se han denominado como «nuevas familias)) resulta formas de residencia, a su entender, es contradictoria: cada vez hay menos hogares extensos
complejo porqu; las categorias de análisis habitualmente util~ incluy~ realidaW:s y múltiples, pero en cambio se está produciendo un creciente retraso en la edad de partida del
residenciales muy distintas y con frecuencia inadecuadas. Asf, por eJemplo, baJo la denorm- hogar paterno y una recorresidencia en los últimos ailos de la vida de los padres, sobre todo
nacióil de familias monoparentales (alrededor de un 7% de los hogar~s europe~~· un 8% en cuando éstos necesitan asistencia. Aunque la tendencia a retrasar la emancipación juvenil
Espaila) se incluyen formas de resid!ncia tan distintas com~ la de la VIuda con hiJ.OS y la de_ la puede constatarse en muchos paises europeos (Bloss y Godard, 1990), es especialmente
madre soltera, pasando por todas las opciones posibles reW:t~nadas con la separactó~ (Iglesias notable en Espaila, donde las dificultades de encontrar empleo, de acceso a la vivienda y el
de Ussel, 1988; Le Gall y Martin, 1987). Al hablar de familias In:onoparen~~s se ptensa con relajamiento de la conflictividad intergeneracional ha llevado a una etapa de convivencia
frecuencia en una forma residencial relacionada con nuevas realidades famtliares, a pesar. de mucho más larga, sobre todo entre los hijos masculinos. En el otro extremo de la vida, parece
que en Espaila, por ejemplo, la mayor parte de estas familias no so~ fruto de una elecctón claro que a medida que se incrementa la edad y la necesidad de asistencia una gran parte de
deliberada, sino de la viudedad. Algo similar ocurre con los hogares mtegrados por una sola los ancianos vuelven a vivir con sus hijos: en la Espaila de 1991, alrededor del80% de las
persona. El número de solitarios se ha doblado en los últim?s ~enta ailos en la m~yor parte ancianas de 90 ailos, el 70 % de las de 85, y el 45 % de las de 80 viven en grupos familiares
de paises europeos, aunque también en esta forma de restdencta se mezclan re~dades tan (Miret y Domingo, 1995). Attias-Donfut (1995:184) lanza una sugestiva idea: tal vez, el
distintas como aquellas personas cuya residencia solitaria es el fruto de una elecc~ón p~rsonal alargamiento de la corresidencia durante la etapa juvenil, la fuerte proximidad de la residencia
(provisional 0 no en su mayoria jóvenes) con aquellas que resultan de una separactón e mcluso entre las generaciones intermedias y las jóvenes, la deuda contraída por éstas -tanto econó-
aquellas que lo s~n por problemas de solteria rural o de viudedad en la vejez. Por otra parte, mica como en prestación de servicios--, y la previsible evolución del mercado laboral,
en el crecimiento de los hogares integrados por una sola persona se observan grandes permiten presagiar una inversión de tendencias y se incremente la corresidencia entre genera-
diferencias entre los paises del norte de Europa, donde hay una amplia extensión (porcentajes ciones: las generaciones intermedias (hoy jóvenes), «más disponibles en relación a la vida
cercanos al 40 % como en el caso de Suecia, lo que representa que alrededor del 15 % de la activa, y habiendo recibido bastante de sus padres, tendrán todas las probabilidades de
población vive sola) y los del sur de Europa, con una preesencia mucho más reducida (sobre aportar su sostenimiento en caso de necesidad, incluyendo la corresidencia» (1995:195).
un 15% de los hogares, de un 4 a un 7% de la población). . . . .
¿Significan estos datos que estamos asistiendo a una pérdi~ de tmpo~cta de la pareja TABLA 2. Clasijicaci6n de los fo17111lS de residencia
conyugal como forma predominante de residencia? Nada más leJOS de la realidad: alrededor
de un 63% de los hogares europeos (un 75% de la población), según l~s datos de EUROSTAT l. Solitarios: a) Soltero; b) Soltera; e) Viudo; d) ViUda; e) Separado/divorciado;J) Separada/divorciada.
para 1990/1991, viven en hogares constituidos por al menos.~ par~a co?yugal.. Con todo, 2. Sin núcleo co11J11gal: a) Hermanos; b) Otras relaciones de parentesco; e) Sin relaciones de parentesco; d)
los porcentajes de grupos residenciales con hijos presenta stgmficatívas diferencias: excede Comunidad; e) Indeterminada.
3. Mono~rentales: a) Soltero con hijos; b) Soltera con hijos; e) Viudo con hijos; d) Viuda con hijos; e)
un 55% de los hogares espailoles, pero es sólo de un 26% en D~arca (un 41 %de la Separado/divorciado con hijos;j) Separada o divorciada con hijos; g) Casado con hijos (cónyuge ausente); h)
población). Son diversos los factores que inc~den en dichos p.o~centaJes, como la elevada Casada con hijos (cónyuge ausente); i) Otras.
proporción de parejas jóvenes, el incremento de JÓvenes adultos vtvtendo en casa de sus p~s. 4. Pareja sin hijos dependientes: a) Pareja casada; b) Pareja cobabitante; e) Pareja homosexual (hombres); d) Pareja
e incluso diferencias notables de apreciación estadística. A pesar de todo ello, puede afirmarse homosexual (mujeres).
que la mayor parte de la crianza de los hijos sigue d~scansando en la p~eja conyugal, aunque S. Pareja con hijos dependientes: a) Pareja casada con hijos; b) Pareja cobabitante con hijos; e) Pareja homosexual
con hijos~
cada vez más los hijos menores pasan por etapas diversas en la relactón con sus padres que 6. Grupos ~compueStos: Hijos con residencia habitual: a) Pareja casada con hijos de la esposa; b) Pareja casada
suponen en la práctica la alternancia de residencia en pare~a conyugal, en grupos monoparen- con hijos del marido; e) Pareja casada con hijos de ambos; d) Pareja cohabitante con hijos de la mujer; e)
tales e incluso en familias reconstituidas. Por ello, resulta mteresante superar el umbral de los Pareja cobabitante con hijos del hombre; J) Pareja cobabitante con hijos de ambos. Hijos con residencia
sim;les datos estadísticos para conocer, a través de. ~studios cualitativos y _horizontales, .la temporal: g) Pareja ~;~~~~Bjla con hijos de la esposa; h) Pareja casada con hijos del marido; 1) Pareja casada con
hijos de ambos; J) Pareja cobabitante con hijos de la mujer; k) Pareja cobabitante con hijos del hombre; 1)
significación estratégica de la residencia y su .variabthdad a lo largo de la VIda de cualqwer Pareja cohabitante con hijos de ambos.
persona. . . . 'd · 1 7. Extensas: a) Extensa a un ucendiente; b) Extensa a un descendiente; e) Extensa a un colateral; d) Monoparental
Cuando se plantea el problema de la dismmuctón estadís~ca de _los grupos res1 encta es masculino extensa; e) Monoparental femenina extensa; J) Otras.
extensos y múltiples, los interrogantes que se plantean al mve~tígador son mucho más 8. Múltiples: a) Múltiples lineal (aacendente o descendente); b) Múltiple y extensa; e) Múltiple colateml; d) Otras.
complejos. Estadísticamente, su progresiva disminución es incuestionable en toda Europa, Y
aunque se mantiene una mayor proporción de hogares complejos en aquellas zonas en las que Fuerrú: Elaboración propia, II:Dil!lldom cueJ11a Luletl, 1972; y Ermisch y Overton, 198S.
350 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 351

Del matrimonio a la pareja conyugal todo el mantenimiento de los lazos parentales más allá de los conyugales (Le Gall y Martin, 1992;
Le Gall, 1994). Con ello se crean relaciones familiares muy diversificadas y en las que con
La pareja es presentada hoy como una institución cuestionada, y en esta apreciación frecuencia priman más las relaciones de filiación que las conyugales y en la que ambas relaciones
coinciden tanto los medios de comunicación y la opinión pública como los trabajos que no coinciden.
destacan la «inestabilidad>> o «incertidumbre» de la pareja. Ello, como sefl.ala Comas d' Arge-
mir (1993:25) va acompafl.ado de una cierta dificultad para aceptar los cambios como pautas
<<normales» porque implican la coexistencia de modelos alternativos, al producirse una Padres e hijos. Relaciones intergeneracionales y relaciones de parentesco
disolución de antiguos valores sin asumir de hecho la consistencia y la entidad de los nuevos.
La extensión de las parejas de hecho es uno de los aspectos más conocidos del modelo El análisis de las relaciones de parentesco resulta complejo por su invisibilidad y por el
matrimonial actual, a pesar de los problemas metodológicos que su análisis presenta: ¿cómo hecho de que no se encuentran inscritas en un espacio local ni pueden ser objeto de cuantifi-
denominar estas parejas?, ¿qué características distintivas presentan las parejas de hecho respecto cación, por lo que debe recurrirse a monografias localizadas que revelen los múltiples roles
a las casadas?, ¿cuál es su extensiónestadística? El mismo término habitualmente utilizado para del parentesco en el medio urbano. Estas redes no sólo cumplen funciones afectivas y rituales
referirse a estas parejas (cohabitación) es contradictorio y deberíamos distinguir entre la cohabi- (celebración de fiestas, bodas, entierros), sino que actúan como una malla de recursos
tación juvenil o prematrimonial (una unión provisional que puede acabar en matrimonio cuando fundamentales para los individuos, proporcionando una mediación de las relaciones sociales
se decide tener un hijo), la unión estable sin hijos y la unión estable con hijos. Cada uno de estos y personales y un lugar de intercambios económicos, sociales, afectivos y simbólicos (Roussel,
tipos presenta características especificas y la asunción de roles distintos respecto al matrimonio, 1989). Se trata de relaciones que canalizan diferentes formas de soporte y ayuda, proporcio-
por lo que se ha sefl.alado que la verdadera línea de demarcación ya no pasa en la actualidad entre . nando una base que opera transfiriendo bienes y servicios entre generaciones, sobre todo en
las parejas de hecho y las parejas casadas, sino entre aquellas que reconocen aún el matrimonio los momentos más críticos de la vida individual, cuando se producen cambios económicos o
como el lindar a través del cual se modifican las pautas del parentesco y aquellas que, casadas o sociales que inciden en la economía y organización familiar, y cuando los individuos tienen
no, rechazan esta significación (Roussel, 1989). Todos estos problemas, no obstante, no deben más necesidad de asistencia (Comas d'Argemir, 1993b). Piénsese sólo en algunos ejemplos
ocultar la amplia difusión del fenómeno, aunque la falta de un registro legal dificulta la realización en los que los parientes se ayudan y complementan: la colaboración familiar para la adquisición
de un cálculo exacto y son muy distintos los datos referidos a la proporción de parejas cohabitantes de la vivienda, el soporte familiar en caso de desocupación de uno de sus miembros, el papel
respecto al total y la proporción de parejas que, casadas o no, han cohabitado durante algún decisivo de los abuelos en la custodia de los nifl.os mientras los padres trabajan, la asistencia
periodo de su vida. Por otra parte, se observan diferencias remarcables: mientras que en países a los enfermos o a los padres ancianos cuando necesitan atención, los regalos de boda, el
como Suecia o Francia, la mayoría de las parejas se han visto precedidas de una etapa de soporte emocional en caso de divorcio, etc.
cohabitación previa (90 y 60 %, respectivamente), en Espafl.a no llega al 1O%. Desde la edad de jubilación, y hasta que no se precise de asistencia, pueden pasar muchos
Contemplado hasta hace poco como un elemento de inestabilidad familiar, el divorcio ha afl.os durante los cuales un hombre o una mujer dispondrán de una autonomía personal y de unos
ido incrementándose considerablemente desde los afl.os setenta, coincidiendo con reformas recursos económicos con frecuencia superiores a los de sus hijos (capital acumulado, pensión,
legislativas y con las transformaciones en la concepción de la pareja a que antes aludíamos, y vivienda propia, menos gastos), además de «capital» en tiempo libre. No es extrafl.o que ello
sólo desde principios de los noventa se observa una cierta estabilización. Su extensión, no genere mecanismos de colaboración y que entre los padres y sus hijos de 30/40 afl.os se establezca
obstante, no ha sido uniforme, y no únicamente en razón de las diferencias legislativas o una complementariedad e intensos contactos con los hijos y nietos que van acompafl.ados de
económicas, sino también por diferentes apreciaciones culturales: compárense, por ejemplo, los transferencias económicas y de trabajo. Como sefl.ala Segalen (1995:13-16), los tres dominios
datos de Estados Unidos (donde se divorcian dos de cada tres matrimonios) con los de Francia más importantes del ejercicio del parentesco actual son la sociabilidad (se han intensificado las
(uno de cada tres) y los de Espafl.a (dos de cada diez). El nuevo emparejamiento de los separados, relaciones cotidianas familiares, al disponer las familias de mayor tiempo y recursos), el
ya sea por matrimonio o por cohabitación forma las denominadas familias recompuestas, con sostenimiento (regalos, mantenimiento a cargo de los padres de los jóvenes durante su larga etapa
situaciones muy diversas (como la del hijo que vive entre los dos domicilios de sus padres escolar o hasta que encuentran un empleo) y la transferencia de patrimonio. Desde esta perspec-
separados o el que vive junto con su madre y el compafl.ero de su madre y los hijos de éste). Se tiva, la residencia separada de padres e hijos no ha implicado un debilitamiento de las relaciones
trata de realidades familiares que fascinan a muchos investigadores sociales, puesto que se trata familiares. Así, Bestard y Contreras (1995) sefl.alan que en la Barcelona actual, por ejemplo, se
de un modelo flexible en el que las relaciones familiares y las de amistad se entrecruzan, y en el mantiene una ideología de casa pairal como símbolo de colaboración y de continuidad familiar,
que los lazos de parentesco no están claramente delimitados, como lo prueba la no existencia de entrelazando las residencias separadas entre padres e hijos y convirtiéndose en un principio de
términos específicos para designar por ejemplo al cónyuge o al compafl.ero de la madre, por lo identidad en la construcción moderna de las relaciones urbanas de parentesco.
que se recu,rre al uso de descripCiones como «el amigo de la madre», «la mujer del padre» o el En esta línea, resultan interesantes los estudios relativos al soporte y asistencia familiar (un
nombre de pila. Lo interesante de estas figuras es que en cada caso se establece un proceso de conjunto de actividades dirigidas a proporcionar bienestar flsico, psíquico y emotivo a las
negociación para definir el estatus y la atribución de la relación. En función de los lazos personas), un tema que babia tenido un papel marginal en las investigaciones sociales y que en
mantenidos entre los ex cónyuges puede ser que la nueva relación se establezca en base a una los últimos afl.os se ha extendido destacando su importancia para la comprensión del fun-
lógica de sustitución en la que se reconstruye una nueva unidad conyugal y se borran buena parte cionamiento de la familia contemporánea (Finch, 1989, Ungerson, 1990; Comas d'Argemir,
de las relaciones anteriores, o bien en base a una lógica de perennidad en la que se valora sobre 1993b). Dichos estudios han destacado la doble dimensión de estas categorías, puesto que a la
352 ENSAYOS Dli ANTimPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 353

vez son un sistema de significados que contribuyen a la construcción social del género y a la de otra mujer?- sobre la posibilidad de abrir la puerta a la manipulación genética o a la
producción de identidades (la mayoría de las actividades de asistencia y soporte familiar recaen elección de las características del hijo -¿es permisible la elección del sexo o de determinadas
en la mujer) y a la vez son unas actividades económicas que podrían considerarse en términos características físicas o raciales del niño?-, sobre la capacidad de decidir quiénes pueden o
de trabajo, pero ello siempre es negado (se hace «por amor» o «por obligación»). Este discurso, no tener uno hijo -¿quién decide quiénes pueden ser o no padres?, ¿puede admitirse la
fuertemente imbricado en nuestros parámetros culturales, repercute en el papel de la mujer en procreación en una pareja homosexual?-, sobre el carácter anónimo de la donación -¿ti~nen
las relaciones de parentesco, quien debe mantener los derechos y vinculaciones emotivas que derecho los hijos a conocer la identidad del padre donante?, ¿es mejor que el donante sea
comporta la asistencia a las personas sin renunciar a su inserción laboral y social (Comas anónimo o conocido?, ¿pueden consentirse donaciones realizadas entre parientes?- o sobre
d' Argemir, 1993:31 ). el inicio de un proceso de gestación -¿quién tiene autoridad para decidir el inicio de la vida
Al interés que estos temas han despertado en los últimos años no es ajeno el creciente de un preembrión fecundado cuyo padre ha muerto o se ha divorciado: el médico, el juez, los
discurso político que preconiza la reducción de las prestaciones del estado del bienestar, herederos?- son algunos de los problemas que se plantean con mayor intensidad.
!ransfiriendo a las familias las cargas de asistencia antes asumidas por el Estado. No deja de ser
mteresante cómo está resurgiendb un discurso que otorga importancia a la familia como la TABI.A 3. Técnicas de reproducción asistida. Implicaciones y problemas legales y éticos
institución familiar donde canalizar la cura y asistencia de enfermos, ancianos y niños,justificán-
dos.e no sólo por motivos económicos, sino incluso en base al hecho de que es la familia quien Padres Pudre...
legales Mad. ~::enét. Problemas de esterilidad o CU.\'OS en Leg.
meJor realiza dichas funciones. Diversos estudios revelan ya algunos efectos de esta transición Caj'O P. M. biol. P. M. que se aplica Problemas legales y éticos Esp.
político-social, y analizan las estrategias familiares que se ponen en práctica para enfrentarse a
Inseminación A B B A B Est. masculina. Tratamiento Conservación del semen del Sí
los efectos de la recesión económica y a la crisis del mercado laboral. Así, el alargamiento de la artificial del semen en algunas enfer- donante en caso de desaparición
permanencia en la casa de los padres, perceptible en toda Europa pero sobre todo en países como conyugal (IAC) medades o anomalías de éste.
España y Francia (Bozon, 1994), es una respuesta a las dificultades de empleo y de acceso a la Inseminación A B A A B Est. masculina o inseminación Anonimato del donante. Selec- Sí
vivienda, lo cual dificulta las posibilidades de emanciparse y de constituir un hogar propio (sin artificial de (0) de mujer sin pareja ción de las características del
donante (IAD) donante. Restricciones a las do-
dejar de considerar los efectos de una disminución de la conflictividad intergeneracional). Al naciones
mismo tiempo, estudios recientes destacan cómo la naturaleza precaria del empleo está teniendo Fecundación in B
A B A X Est. femenina. Anomalía en la Coste económico. Elevado índice Sí
un impacto en la estabilidad matrimonial (European Comission, 1994). Por ello, el análisis de vitro (0) (X) concepción (trompas uterinas, de fracasos. Destino de los prc-
las políticas sociales y su interrelación con las estrategias familiares se convierte en un objeti- (FIV-TE) etcétera). En algunos casos, embriones en caso de divorcio o
vo prioritario de estudio para comprender los distintos procesos de transformación de la familia. esterilidad masculina o mixta. desaparición de los padres. Uso de
los preembriones sobnmtcs
FIV-TE con A B B A B Femenina. Anomalía en la Donación compleja de los óvu- Sí
donación de (0) (X) ovulación, menopausia precoz los. Compensación económica
El bebé probeta y la antropología ovócitos o enfermedad genética tmnsmi- de las donantes. Anonimato de
sible las donantes. Límites en la edad
de la madre
La proliferación de nacimientos obtenidos gracias a las Técnicas de Reproducción
Asistida (TRA) ha abierto un nuevo campo de estudio para las ciencias sociales, en el que -al FIV-TE con A B B X X Masculina y femenina. Ninguna aportación genética de Si
donación (0) los padres. Renuncia de los
contrario de lo que ha sucedido con otros aspectos de las transformaciones familiares- la embrionaria progenitores
antropología ha tenido un papel destacable. Por lasTRA entendemos un conjunto de técnicas (adopción
distintas, entre las que se incluyen (tabla 3) la inseminación artificial (a partir del propio prenatal)
cónyuge o de un donante anónimo) y la fecundación in vitro (también a partir de los propios Madre sustituta A B D A B Femenina. Puede fecundar pero Primacía del derecho biológico, No
(útero C? D? no soportar un embarazo genético o contractual. Carácter
óvulos de la pacienteo de su donación por parte de una persona conocida o de una donante
subrogado) económico del acuerdo. Uso del
anónima). Los casos más complejos y discutidos son, no obstante, los de la maternidad de cuerpo de la mujer como rcpro-
su~titución (habitualmente denominado como madre de alquiler o útero subrogado), en el que ductom mercenaria. Problemas de
se Implanta a una madre portadora el óvulo fecundado de una pareja solicitante, para después identidad del niño/a
retomar el hijo a la madre genéticao a su padre, y el de la inseminación artificial con el esperma Madre de A B D A D Femenina Primacía del derecho de mater- No
alquiler C? D? nidad o del contractual. Carác-
de un hombre de una madre de alquiler, quien después deberá retornar el hijo a su padre ter económico del acuerdo. Uso
g~n~tico y a la esp?sa o pareja de éste. Cada una de estas posibilidades plantea problemas del cuerpo de la mujer como
dtstmtos, tanto de t1po técnico como de carácter legal o ético (véase tabla 3), hasta el punto reproductora mercenaria. Pro-
blcmas de identidad del niño/a
que alguna de las técnicas descritas se hallen prohibidas por las legislaciones de diversos
países, sobre todo en el caso de la maternidad de sustitución. Las discusiones sobre cuáles Fuente: Elaboración propia. Las letras A, B, <·• 1) corresponden a personas distintas, siendo A = R la pareja que desea tener un
de~en ser los límites de edad para poder tener un hijo -¿es ético y aconsejable que a una hijo. (0): l,ucdc ser un padre inexistente, en el ..::1su de madres sin pareja o marido. X: donanh:: {generalmente anónimo). (X): en
algunos casos, poco frecuentes, el progcnilor lll:lsl'nlino puede ser un donante.
muJer de edad avanzada se le permita engendrar mediante la implantación del óvulo fecundado
354 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL LA ANTROPOLOGíA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 355

Todos estos interrogantes nos remiten a los límites del parentesco y nos cuestionan sobre historia pueden responder a los retos que plantea su estudio en nuestra propia sociedad
qué modificaciones estamos dispuestos a asumir en nuestras concepciones sobre la familia. contemporánea. -
Además de los problemas de índole legal y ética que plantean estas técnicas, algunos trabajos La aportación de la antropología puede resultar decisiva desde una perspectiva temática,
sugirieron, en un primer momento, que la aplicación de estos procedimientos cuestionaba metodológica y teórica. Temáticamente, porque la perspectiva antropológica puede all!pliar el
algunos aspectos de la teoría del parentesco. Hasta entonces, y a pesar de la diversidad de ámbito de estudio de la familia urbana, más allá del énfasis dado por otras disciplinas a las
formas familiares existentes, los antropólogos pensaban que existían tres principios funda- formas de residencia, la pareja conyugal y la privacidad como características de la familia
mentales de carácter «natural» sobre los cuales descansan las reglas sociales de filiación, actual. En este sentido, puede resultar interesante abordar desde la perspectiva de las prácticas
alianza y residencia: la necesidad de dos sexos para la procreación, el hecho de que la familiares actuales algunos de los temas clásicos de nuestra disciplina, como los rituales fa-
procreación comporte una sucesión de generaciones con un orden que no puede invertirse, y miliares, la nominación, los intercambios económicos, las estrategias matrimoniales, los
un orden de sucesión de los nacimientos en el seno de una misma generación (Lévi-Strauss, conflictos domésticos, los mecanismos de herencia y transmisión patrimonial, etc. Desde un
1974 ). A partir de la implantación de las TRA algunos antropólogos creyeron que estas técnicas punto de vista metodológico, la adopción de procedimientos cualitativos, como monografias
cuestionaban los principios básicos y las ideas sobre el parentesco. Así, se ha indicado que las locales, entrevistas en profundidad e historias de vida, nos permiten completar las macroen-
TRA nos enseñan que la reproducción puede hacerse sin acto sexual y, por tanto, deja de estar cuestas y los datos demográficos, que hasta ahora son casi las únicas fuentes para conocer la
relacionada con el encuentro entre hombre y mujer; que el principio del orden de generaciones realidad familiar. Finalmente, desde un punto de vista teórico, el énfasis de la antropología en
deja de ser irreversible, porque los embriones congelados pueden permitir realizar el nacimien- las relaciones de parentesco cuestiona las teorías que predicen la ruptura de las solidaridades
to simultáneo de personas de generaciones distintas, o situar dos hermanos gemelos en familiares y la progresiva reducción de la familia. La tradición teórica de la antropología puede
generaciones diferentes; y que, de la misma forma, se transmuta también el orden de sucesiones guiamos para observar los nuevos modelos familiares, cuyas transformaciones dejan bastante
al hacer posible llevar al mundo a diversos hermanos no gemelos de forma simultánea. Como desarmados a los científicos de otras disciplinas cuando tratan de buscar una explicación, a
se preguntan los autores de las conclusiones de la Histoire de lafamille, «¿qué ocurrirá con pesar de la abundancia y precisión de las estadísticas existentes. Aunque tal vez será necesario
la institución familiar si puede procrear hijos sin padres, ya que puede ocurrir que las mujeres encontrar un punto de equilibrio entre una antropología que insiste en las continuidades
lleguen a concebir por impregnación artificial y después se separen para siempre de esos niños del parentesco y una sociología que destaca la velocidad y radicalidad de las transformaciones.
que han creado?». Y al mismo tiempo, los progresos de la biología tal vez nos lleven a superar
algunos de los fundamentos de las relaciones de parentesco: «Generaciones trastornadas,
vinculos de parentesco abolidos, ¿por qué no forzar el cerrojo de la prohibición del incesto? Bibliografía
Mujeres mercenarias, procreadoras de hijos en beneficio del grupo, ¿por qué vivir en
familia?» (Burguiere y otros, 1988:547). Attias-Donfut, C., (1995), «En France: corésidence et transmission patrimoniale)), en Gullestad, M. y
Los estudios más recientes, no obstante, tienden a señalar que las modificaciones Segalen, M. (dirs. ), Lafamille en Europe. Parenté et perpétuationfamiliale, París, Ed La Découverte,
familiares no van tan lejos y que la aplicación de las TRA no implican una ruptura absoluta pp. 179-200.
con los modelos familiares vigentes, de manera que incluso una buena parte de los términos Bestard, J. y Contreras, J. (1995), «La casa pairal, en Catalogne urbaine)), en Gullestad, M. y Segalen,
utilizados para referirse a estos procedimientos («donación», «transferencia», «asistida», etc.) M. (dir.), Lafamille en Europe. Parenté et perpétuationfamiliale, París, Ed. La Découverte, pp. 77-92.
parecen recurrir a viejos conceptos familiares y buscan en la experiencia del parentesco la Bli!ss, T. y Godard, F. (1990), <<Décohabitation juvénile: stratégies juvéniles et conjonture de 1' existence)),
en Bonvalent, C. y Fribourg, A. M. (eds.), Stratégies résidentielles, París, I.N.E.D.
explicación de estas técnicas (Strathern, 1992; Edwards, 1991). De esta forma, los estudios
Bozon, M. (1994), «L'art et la maniere de quitter la maisom), Population et Sociétés, París, I.N.E.D.
han avanzado hacia otras direcciones, contemplando los problemas relativos al anonimato de Burguiere, C.; Kaplisch-Zuber, C.; Segalen, M. y Zonabend, F. (dirs.) (1988), Historia de la familia,
los donantes, a sus efectos psicológicos para los hijos, y a la experiencia de las parejas Madrid, Alianza Ed, 2 vols.
sometidas con éxito o no a estas técnicas (Delaisi y Verdier, 1994). Otros estudios denuncian Cabré, A. (1993), «Volverán tórtolos y cigüeftas)), en Garrido, L. y Gil Calvo, E., Estrategias familiares,
cómo a través de la regulación jurídica de lasTRA se perpetúa una obsesión por la paternidad Madrid, Alianza Universidad, pp. 113-131.
biológica, lo que implica una filosofia médico-tecnocrática de la procreación que protege los Comas d'Argemir, D. (1993), «Noves formes de família)), en Revista del C/FA, n.• 11, pp. 25-31.
derechos de los donantes masculinos y de la paternidad en peijuicio de los de las pacientes y - (1993b), «Sobre el apoyo y el cuidado. División del trabajo, género y parentescm), en Roigé, X.
los de las madres (Varela y Stolcke, 1989). (coord.), Perspectivas en el estudio del parentesco y la familia, La Laguna, Federación de Asociacio-
nes de Antropologfa del Estado EspaftoiJAsociación Canaria de Antropologfa, pp. 65-82.
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En las páginas anteriores hemos presentado, más que nada, interrogantes que cuestionan Firth, R.; Hubert, J. y Forge, A. (1969), Families and their Relatives. Kinship in a Middle-Class Sector
algunos de los planteamientos habituales sobre las transformaciones recientes en la familia. of London. An Anthropological Study, Londres, Routdledge and Kegan Paul.
Todo ello nos interroga sobre cuál puede ser el lugar de nuestra disciplina en dicho estudio y Flaquer, L. y Soler, J. (1990), Permanencia y cambio en la familia española, Madrid, C.I.S.
sobre cómo los conocimientos acumulados por la antropología del parentesco a lo largo de su Garrido, L. y Gil Calvo, E. (eds.) (1993), Estrategias familiares, Madrid, Alianza Universidad.
356 BNIIAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL

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Ungerson, C. (ed.) (1990), Gender Caring. Work and Weifare in Britain and Scandinavia, Nueva York, sociedad occidental hasta bien avanzado el siglo XIX. La «autoridad eclesiástica» del modelo
Harvester Wheatsheaf. religioso de comprensión de la sexualidad va paulatinamente cediendo terreno y dando paso
Vareta, M. J. Y Stolcke, V. (1989), «The New Spanish Law: a Model for Europe?», en Reproductive and a una «autoridad médica» que básicamente comprende la sexualidad no inserta dentro de los
Genetic Engineering, vol. 2, n.o 3, pp. 231-235. parámetros de la familia y la reproducción en términos patológicos. Se produce un desplaza-
miento: del pecado a la enfermedad, del modelo religioso al modelo médico. El control social
de la sexualidad del modelo médico empieza a desarrollarse en la segunda mitad del siglo XIX
y presenta claramente sesgos de contenido biológico y fisiológico. Asf, las ciencias sociales,
en su conjunto, desde esta óptica de una sexualidad medicalizada, constituyen una mera
addenda o cuando más un complemento a la «incuestionable objetividad» propia de las ciencias
naturales en las que el modelo médico se sustenta.
«De 1860 a 1960 la mayor parte de lo que se publicó en sexualidad estaba firmado por
las "autoridades médicas" que escribieron desde la perspectiva de un imperativo biológico y
de género... Estas autoridades médicas que teorizaron sobre el sexo fueron gradualmente
reconocidas como sexólogos». Sin embargo, «en los últimos 10 o 15 ailos ... estudiosos de la
Historia, otras Ciencias Sociales, Literatura y de disciplinas humanísticas han empezado a
estudiar el sexo y el género desde puntos de vista radicalmente diferentes y nuevas perspectivas
teóricas se han desarrollado por estudiosos como Foucault, el pensamiento feminista y
especialistas en estudios sobre homosexualidad. El estudio de la sexualidad nunca será el
mismo» (Fout, en Tiefer, 1994:372).
Así de claro, preciso y contundente se expresa un historiador, Fout, en linea con lo que
fue su nota de presentación, en 1990/ de una revista, Journal ofThe History of Sexuality, que

l. Este articulo es 1108 versión m4a cxteDsa del que se publicará en la Editorial Paidós. Agradezco desde aquf a Ángel
Martlncz y Joan Prat la oportunidad concedida para expresar mis ideas.
2. Fout dice literalmente ... «Y ellllllfCO conceptual de tal investigación (sobre sexualidad) se ha basado generalmente en
el modelo médico, lo cual ha aido cierto hace un siglo y sigue siéndolo en gran medida, sin embargo, es evidente que tal éofasis de
358 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 359

rompiendo los moldes tradicionales de una sexología de anclaje médico, aboga por un campo que apuntala el falocenttismo; sexualidad dependiente de expertos; Y> por último, sexuali-
de estudio interdisciplinar de la sexualidad. Joumal of the History of Sexuality, no es una dad que responde a intereses económicos}· . ·, -:
revista más que el sector académico lanza al mercado. Con5tituye una aportación novedosisima Este proceder de resistencia.y cerrazón a una sexualidad de·contenidO interdisciplinar¡.
que recoge los testimonios de un proceso que se venia gestando en af'l.os precedentes. por un lado,.y de expansionisiílo tecnológico, por otro, que muestra la urología, represe$ una
Representa un giro de 180 grados en la comprensión de la sexualidad. El modelo médico deja de lás crisis, de las tres que,indicaTiefer,4que afectan en el presente.aliuexologia.Y la áfectan
de privilegiarse. La medicalización de la sexualidad queda enmarcada en los lfmites sociocul- precisamente por no seguir ~l dictum de uno de los padres fundadores de la sexologfá moderna,
turales que la deñnen. Alcanzando el punto de no retomo, el estudio de la sexualidad humana un médico dermatólogo;r Iwan Bloc~ (1872-1922},. que habiendo. referido, el interés por el,
queda, a partir de ahora, fuera de re4JICcionismos biologisU~,s. Histori~Uiores sociales, antropó- estudio de la sexualidad en términos de «ciencia sexual» (sexualwissenschaft, es .la ~omi;;:
logos, psicólogos. sociólogOs; filósofo&, ériticos literarios y: otrOs estudiosos buscan y debaten nación que expresa Bloch); apostaba por -la neeesidad de,Ja. aDtropoldgia en'ef'momeD.to-de
la comprensión de la sexualidad huinana de forma multiditÍlensional e interdisciplinar. emprenderunainvestigaciónsexológica. -:¡ ;: ;· -'.;'e" '':t;..:-,i;,, , .._,
Desbordadas las fronteras de lq,s determinismos biologistas, la sexualidad de la ciencia . Sin· entrar, en mayores consideraciones;.la sóluci6ir que indteaTi~fer pam l!alir de .-lil(s}
del bió~ deJa biologfa, de la vida, no tiene sentido enclaustrada en si misma (Nieto, 1993 :5). crisis-~ no deja de. ser, a mi-; entender~ úna~«S'Olución>>. ~t.e;.i,;.efl q-Qe¿ lmiltlgu. de;,
Desde lll propia biología se reconoce el &serto. En un reciente (novi~bre, 1994) coloquio responder· ante ·tal· situación, .co~~ se•. está respotldiendQ;, ~ ~era negligei!JBr~ifidfacde•.
internacional sobre bioética, celebrado en Sevilla; biólogos moleculares han admitido la interés, los sexólogos, en general, y los. urólogos;• en particular;'< estéli>~~berfan;estarJ mái '
sacraü,Zación~.queha~stac:la:insetto'ei.deteimmismo·g~.métieo~··Cafdo.eldogma,,setambalea preocupados por conocer la evolución de: los ·estudió&~ so!Jn,. Sexuali~ 'lU:'orglnizáeiones--
el .poder' de 10, que, representa. De forma tal; que lat sexualidad de la biologfa de 1~ seres profesioniües estén(debeiian estat) más abiertas para reeibira otros.profesiona1es1li~te8
humanoS' se transforma' en· lo que .siempre ha sickJ.·.,.c-curiou. transformación-, sexualidad de con la aproximaCión ala sexualidad que tiene la sexólogiamedica; ~meto~logfás qwrsñsven ·
la cultura;; .f~,:las :condüctas y· actitudes sexuales· no es que sólo- estén. contextualizadas pata dc;satrollar las- investigacion~ seXiJaleá seán (deberian sm)más:sófisticadás;';: >,' · -,¡
hist&ica:y.cultutalmente; sinocque también la ciencia sexual(no iinporta cuál sea 8\1 perspec- ? , · Vei.níos, ahora, e! otro apartado aludido anteriormente: el antropOlógico• ¿Cuál ha sido;~ ·
tiva-;y,'enfoque).qlltse•,aproxima al.estudio de· esas conductas¡ y ilctitudes~viene dada en postura·de.laantropologfaantela·sexuatidad? ¿Cuáleslarespuestá:antroJjoló'giCaen·elmomentó-
contextos hiStóricossoeiales.y culturale~ ,,: · preseilte? En mi criterio se pueck.m distingüirtres posturas; Dos de ellaS. claramente diferenci,ada&
'''i AD~-estadniciativápariuproximanie al estudio:y entendiiniento de la sexualidad de por estar· inclinadas negativa o positiviunente a lós estpdios. sobre:~dacL: SOn. posturas de
nian~-~livalente¡ de' engarce interdisciplinar; existen, en sfntesis, dos. posturas~ una, de erotofobia y erotofilia.'. Hay; una ten:era,. a caballo· entre 1!18 dos mencionadas,; C()D-· grados de
apei¡~IJ:t&i· que puede. venir repreSentada (al~ efeé:tos de este: articulo) por una parte de la inclinación, .en un sentido y en su coiitrario, muy diversos; quellamo·erotoliminal6:;· l '
anb'ópológia; ta otrá, de' ceriazón, que• puede venir representada• por la medicina (particular.- · , . ; Es a partir de 1973 y 1975 cuandodecidimós;eomo.veremos más adelante; hacer arrancar .
mentepór la uiologia)l,· _ > .- · ; i. dJ - para. las ciencias sociales;: en general; _y para. la antropologfa; en pil.rticuJari, la. éoí'li~te de
•:Veamos brevemente el segundo: ap!U'tado~ para plisar de inmediato al que es eje: central erotofilia; lo· que no quiere- decir que desde entonCes• sea esta .corriente. o ~~ciada única.
del artfcul~ el. antropológico. Tiefer (1994:371) seftala que lás resistencias· de la medicina a que se da: en las cienciis:sóciale8.- y.particularmente·en antropologiiL· Sin ~arg~·~ese
la 8ceptaciónrde un modelo ii$grad0r. biopsieosocial es UD inten~ deliberado para; rechazar momento~ 19731• las\ baseS• para sistematizar el pensami~to emergente: :en-, lliexualicwkno
una perspectiva Iílultidimensionál; por un-reduccionismo médiéo~ que .encierra privilegios. A estaban· dadas .. ·PC>r el·«;on,t:rario;:pensamientó. de contenidos érotófobos.y,posturas. de'emtolli.
la medicalización ~ bl sexualidad querpiactiea la,utologia en ~lación a los mecanismos (que minalidad;. eran. lB$ 'fórmas; exclusiVa&, . cuanctp,no eX:cluyenteS~: de la. prese!$Ci6Jij•auséncia
se problematizan) de erección, la denomina; rescatando un término del pasado, imperialismo antropológica de la.sexnalidad, Me·explico~. :•:L" -- ¡
urológico;:' ' '/'--.' .; ,; ;;.",:.'::'.rJ; ,; ,; : ,;, ' .. ,._,··.: 1 ,,,_ ~ .· \.. -., .~

, .. >i Pérpetuando;:Ja& bases biológic~ ;paia. rlla:ntener. la medicalizílción, se:desarrollaJ1 , .. , . . 3.• · Val!ce,.C,. ~s~Iélcio.!CJ&Y; 8l(d sex~. •l:'owen: of.Dulre. n. folillc• of ~ ("- Snilow,
tecnologfas; sumidaS en-procesos'de evolucióniy;refinamiento intenninable; de determinantes C. Sllmlell y S. ThompaoD, o:ds.}, ~~~Presa, 1983,1w:e, en direcciiD! paralela, un aúlisis_ eblosdfi!:o da~ ~9
sobni inwsiipci611 da la ~ 11llvadO ••. eftictD Cll ~ Centro da Inveitipción Sexu&t. El centro: ea ~ lla sidO, por ló
implicaciones ideológicas. Pata la autOra¡ laideo10ght subyacente delexpansionismo biouro• dmúí;llllldeto)íaralá~.y)I¡Uiiuno¡-Cíli1!818d0aúnidoe,daillnlscialtroadoluiDiiilliií~:: J:Y '

~~j:~~t:t+:~:~~~f:~ci~r~:;~l~~;,~~~·=~.
lógico se da en·los siguientes rasgosi:cOinphmsión' déHu distintas funciones dekcumpo' de
manera.compartimentalizada;•.sexUalidaddependiente·deunatecnologfa «misteriosa»;·sexua..
lidad en. que se, descarta la experiencia'sUbjmva«Jindividual por la información·que suminis~ .··S;' :~(l~l!ll~~í\lf·Sc.DÚIU:ABriefllislmJinÍloc:umalb», ÍVOrliJMIIDCitJtioAfor.Saololij4111lU:S;
tran:; lu máquinasí: sexualidad ·dcdiilid&LcoínOl:función; corpotal• universal, sin relación a CoruotÍIIPlrforSD¡o)ogy•. ,·, _· , ~glay,~lpgla, LadifarenciaenllaUDa.Y ~radica• ~OI!D~
contextos culturales especffi.cos; sexualidad estática, enclaüstrlld'a. eii conductas juvenile~ ei~-~111&' ·~·~o=•=~bíó~ld~~tii--~~i;~~~~~
discrüninatoria de otras SexualidadeS': doade4'sexualidad de los af'l.os jóvenes se haCe estándar
y se convierte en refereileia''paratodáa•fasdelnás edades; sexualidad genital;«de penetración», i;?~3&t2:tEtL;:;Ea~:l1$S$&
-llaea::diViloriai:•
impoeill1e eslllblecer fGímu tnasicicmales da tra111r coalllaidoa, que¡ con distinlo ·6afasi1, I!D llepa: a adopblr,
porlos ex1nmo1; ~ ~-JIIIIIIiVil culecididamente positivu. Sin embargo, JU' el lado dc;lu-po1111ras'(pooitivas
llabrl&quedadirqaé;Jai,~~-tiQraD a los~ da pW:ery.~ SOD,·COIÍJO,J!C':allpOile¡"e~Lelrtalo, da
peaaamiiiii1Gan1111a sola direccilnllusllidD-~:dnlalllia.fmmaen la última dá:adu. JOIInltJlofthe Hütory ofSuuality, im:olponción reciente CD'el•!J!IIIIIfltcelo.Ja . . . . . . llllmpológica. Por bllllll,lo erololiminal, Cll este seulidO, cdiD ~ lcli¡ue pudo
wl l,IL~ l,.iuli!J 1990 (p.l)•. ·; :.:> ,.0\A&a ,,,.;;; ,,,_,,·é"'"'-·'• · dar da 111». So c:onapoodo, pua.-cila .._ do abonllr:la sexualidad. . .
360 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA AN1ROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 361

Tradicionalmente la antropología ha guardado una postura reticente y de evasiva sexual. logia de la Sexualidad. Tampoco se observó un incremento de las publicaciones relacionadas
De silencios y abstenciones (Nieto, 1989; en prensa). La inveterada reticencia erotófoba de la con la sexualidad. 9 El carácter pusilánime de los antropólogos les hacía obrar de fórma
antropología hacía la sexualidad ocasionó la construcción -no reconocida- de arcanos conservadora y, tantas veces, paranoica. Al peligro real de ostracismo académico, que suponía
reductos, donde los estudios de la expresión sexual constituían tabú. La sentencia de un para aquellos antropólogos que se aventuraban en el estudio de la sexualidad, optando la lpllyor
antropólogo, Goldenweiser ( 1929), nacido en K.iev, en 1880, pero formado en Estados Unidos parte de ellos por el silencio, habría que afl.adir el hecho de ver fantasmas y persecuciones en
(tenía un doctorado por la Universidad de Columbia), de que «al principio fue el sexo y sexo todos los rincones.
será al final», si se hace caso omiso al tono un tanto apocalíptico de su formulación, podía Cargados de prejuicios, los antropólogos adoptan para su trabajo y para su vergflenza,
presagiar un interés anticipado de la antropología, con respecto a otras ciencias, por la como indicara Cardin 10 la «ejemplaridad» del modelo Malinowski. No obstante, la adopción
sexualidad. Sobre todo considerando que Goldenweiser insistía en que el sexo siempre de este modelo es selectiva. Siguen a Malinowski en cuanto a su aproximación metodológica
constituyó, tanto para la persona como para la sociedad, un rasgo determinante, central (por y quehacer etnográfico de campo, pero no en cuanto a la investigación de la sexualidad. A las
utilizar su propia expresión). La realidad antropológica subsiguiente transformó la frase omisiones, silencios y abstenciones, se suman los rechazos, el desdén y la indiferencia. Un
premonitoria de Goldenweiser en Uh deseo fallido. Hubo excepciones que seflalamos a libro que tiene a Marshall y Suggs (1971) como editores y profundiza en el estudio de las
continuación, pero no una línea de pensamiento antropológico que marcara la continuidad de conductas sexuales por medio de un espectro etnográfico diverso y plural; no tiene ningún eco,
estudios e investigaciones sexuales. 7 pasa prácticamente desapercibido en la comunidad antropológica. El descrédito, cuando no la
Goodland (1931) recopila y da a conocer una extensa bibliografla de ritos y costumbres difamación es la respuesta a este tipo de trabajos, a los que se ha llegado a poner, sobre todo
sexuales que recoge muestras transculturales, en gran parte, de «aficionados» (dicho sea sin en periodos precedentes, el sambenito de pornográficos. Hablándose, en consecuencia, de
ningún ánimo peyorativo) a la antropología. Asf, sin lugar a dudas, el antropólogo, pionero de antropología pornográfica y/o etnopornografla. Con independencia de la intención (a demos-
los estudios de sexualidad, más conocido es Malinowski (1929). (Para este antropólogo «los trar) de los autores, de provocar, a través de las prácticas sexuales de los «exóticos primitivos»,
pioneros en el estudio del sexo y del matrimonio», tal y como lo recoge en Sex, Culture, and la titilación y el centelleo de los ojos de los occidentales -hay numerosos ejemplos, entre
Myth,. serían Freud, Ellis, Westermark, Briffault y Crawley.) La publicación de su diario de otros, Bryk (1934, 1964); Jacobus (1898); Rachewiltz (1963); Roth (1935); Stern (1934);
campo muchos afl.os más tarde (Malinowski, 1967), da lugar a conocer, a través de las Tarnowsk:y (1933}-, lo que sf se manifiesta, claramente, en la práctica académica antropoló-
anotaciones del autor, un pensamiento que, al no estar elaborado para publicarse, está cargado gica, es un prejuicio hacia este tipo de libros.
de dobleces, recelos, obsesiones, prejuicios, angustias y desconfianzas hacia el «otro», el Discrepancias teóricas en tomo a temas puntuales de economía, religión, política,
nativo. Mucho antes de que el diario se diera a conocer, K.insey -¿tuvo alguna filtración?- ecología, etc., se contrastan, y debaten en el interior de los Departamentos de Antropología.
estaba convencido del puritanismo sexual de Malinowski (Gregersen, 1994:37), Margaret En el caso de la sexualidad no se daba esta opción. El rechazo no era sólo al libro, era también
Mead (1928, 1935) es, junto a Malinowski, la antropóloga más conocida, incluso fuera del al debate. No había posibilidad de discrepancia, al cercenarse la posibilidad académica de
ámbito antropológico, que ha mostrado interés por el conocimiento de la sexualidad. Sin elaborar programas de sexualidad. No hay mejor forma de eliminar un dolor de cabeza que
embargo, hay que resaltar que su interés se centra más en el estudio de los roles sexuales, lo ejecutando un justo y preciso tallo, desprendiéndola del tronco. En suma, la antropología
que ahora se identifica como organización de lo masculino y lo femenino, que en el sexo, la académica, ante la sexualidad, se ha caracterizado, hasta fechas muy próximas, por practicar
sexualidad y la conducta sexual en sentido estricto. Un antropólogo, Ford y un psicólogo, la «política del avestruz». Incitando los maestros a sus discípulos a que estudiaran cualquier
Beach (1951 }, aprovechando la información disponible de los Archivos del Área de Relaciones tema de organización social, de no importa qué sociedad, siempre ajeno a la sexualidad, al
Humanas (Human Relations Area Files) hacen una lectura transcultural del comportamiento tiempo que se inclinaban selectivamente, en su toma de postura, perpetuaban una fobia.
sexual. Referencia reiterada a la hora de exponer determinadas actividades y conductas Llevaban a efecto una evidente erotofobia cultural. Unas veces callando. Otras acallando.
sexuales de las sociedades alejadas de la incidencia de Occidente tiene, sin embargo, serias Junto a lo que llamamos erotofobia cultural, que como ha quedado dicho ha jugado el
limitaciones. 8 rol de «patrón-guía» antropológico frente a la sexualidad, transcurre en paralelo y coincidien-
El reconocimiento que significó el hecho que la American Anthropological Association do, a veces, en el tiempo, un sector de la antropología que aporta representantes interesados
avalara académicamente en 1961 la antropología de la sexualidad no se correspondió en la en estudiar la cultura sexual de distintas sociedades. La sexualidad se hace más abierta, gana
práctica con un crecimiento del interés por parte de las universidades y de los propios en centralidad, pero no alcanza un nivel suficiente, para que la postura de sus representantes
antropólogos. No se observó, en ningún momento, en los departamentos de antropología, la pueda .ser reconocida como de erotofilia cultural. A esta aproximación al estudio de la
incorporación de cursos sobre sexualidad. Tanto daba que el departamento se caracterizara por sexualidad la llamo erotoliminal.
su talante progresista o conservador. La amplia gama de oferta académica de alguno de ellos
podía contemplar cursos variopintos: Antropología Económica, Antropología de la Religión, 9. Desde 1980 veogo rcalizando, mes a mes, la lectura de laAIIIhropologü:tJI New8ktterde laAmericanAnlhropological
Associatioo (se publica mensuabneote). En la sección que recoge los h'bros recibidos (UDBS dos páginas, tamallo tipo periódico El
Antropología Política, Antropología Ecológica, Antropología y Marxismo ... ; nunca, Antropo- Mlllldo o Ell'al8, de media), los dedicados a la IICXIIIIlidad (a teoor de los titulos), 1u1to en términos absolulos como relativos (en
comparación con olros ll:mall) 1181nido mfnimos, cwmdo DO úurustcntes. Observo, sin embargo, en llneaa gc:nerales un incraneoto
7. No bay que olvidar que DO fue basta 1961 cwmdo se reconoció oficialmente la importancia de la tnmsculturalidad sexual. gradual y paulatino, que se w acreccml8ndo en el último quinquenio.
La A/MrlCQII Anlhropological AsiOCÚlliOII permitió que por primera vez se abordam y debaliera el comportamieoto sexual hwnano 10. Dice Canlin, p. 7, en ol prólogo a la edición espa&lla (1989), del Diario tÜ campo m MeloM.ria: «Piedra de escéndalo
eo UD& sesión pll:ll&ria. para los~ y detractores de la antropologfa, y motivo de verglleoza para quienes hahfan modelado su trabajo sobre la ejemplaridad
8. V6lae, Nieto (1989), Culllua y Sociedad m llu prdcticlu stlXIIIJlu. del de Malinowslri (de hecho,lamayorperte de los anlropólogos de los aflos sesenta) este texto provocó,lrBB su aparición en 1967... »
362 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 363

La comprensión erotoliminal de la sexualidad viene enmarcada en el interés por discernir obstante, en algunos casos, no impide el aderezo acompasado de poaturu, en mayor o Ol_,.or
pautas de conducta heterosexual, juegos sexuales, y por extensión de orgasmo, incluso se abren medida, esencialistas, viene en llamar «modelo de influjo cultural» (culllmll i"""'IICI
a la conducta homosexual, pero básicamente (aunque también hay excepciones) el núcleo model). La cultura es lo que hace posible que determinadas pautas aexualel y iua fonntl de
central de la sexualidad sigue siendo la reproducción. Es una sexualidad fundamentalmente expresión se den o dejen de darse en sociedad, lo que hace, a su vez, posible la variabilidad
de sesgo sexista, masculinista, falocéntrica y coitocéntrica. Los estudios hacen hincapié en las intercultural.
pautas culturales, de socialización y de aprendizaje de la sexualidad y, consiguientemente, se Por ejemplo, ciertas culturas son más abiertas y otras más restrictivas ante las conductas
alejan de predicados esencialistas de base biológica. Aunque, paradójica y contradictoriamen- sexuales prematrimoniales, considerándose, sin embargo, siempre que el matrimonio es un
te, se sigue admitiendo, a veces de forma literal, la fuerza biológica del impulso sexual. De must, un deber inevitable. Por las mismas razones imperativas aquellos que no logran el estatua
igual forma contradictoria se impugnan los principios de universalizar las actitudes y conduc- matrimonial son considerados unos «desheredados» sociales. El hecho de que social e
tas sexuales, y, sin embargo, el análisis de unas y otras, se hace desde una perspectiva históricamente se haya considerado así no quita para que la construcción teórica hubiera
etnocéntrica que hunde sus ejes en l14'isión occidental del momento, y que después se propaga podido ser elaborada de distinta manera, sobre todo, teniendo en cuenta la variabilidad de
en el tiempo. Por ejemplo, la primera observación occidental de los berdaches se sitúa en 1530, significados que interculturas tiene el hecho en sí de matrimoniar. La elaboración teórica
en Florida, momento en que el explorador Cabeza de Vaca relata el hecho de que ha visto a presente, en esta misma linea, tiene si cabe, menos fundamento. Prematrimonial es lo que
<<hombres que hacen el trabajo de mujeres». 11 A esta apreciación proyectiva etnocéntrica, antecede al hecho de contraer matrimonio, siendo éste más que un dar por sentado en sociedad,
culturalmente no diferenciadora, se le afl.ade de inmediato la connotación sexual, homosexual y un taken for granted axiomático en la ciencia, ·una posibilidad, entre otras, de estar en
obviamente, y así se transmite, agrandándose su dimensión en el transcurso de los afl.os, de sociedad y una hipótesis científica de trabajo, entre otras, sobre la cual teorizar, sobre la que
generación en generación. se puede construir una o más teorías. 12 Si se actúa de forma monolítica se es prepotente, que
En otras palabras la inducción a un relativismo cultural, que elimina la universalización es lo que antecede al hecho de ser potente, y en sexualidad lleva a sesgos de poder falocráticos
de los hechos sexuales y que, por el contrario, fundamenta la comprensión antropológica de (o sesgos faloeróticos de poder, que viene a ser lo mismo) y en sexología a lecturas cuantita-
«lo sexual» en términos de variabilidad, no deja de ser una postura tipo trompe-l'oeil, que, por tivistas que, desentendiéndose de significados, se adentran penetrativamente en frecuencias
no buscada que sea, da con una mano lo que quita con la otra. El rechazo a lo universal de las coitocéntricas, reduciendo la expresión sexual a un mero mecanismo de expresión falosexista,
conductas sexuales no se hace en relación a sus distintos significados. Se hace la misma lectura en un caso, y científico cuantofrénico, en el otro. 13
del hecho sexual, homosexual, por ejemplo, aquí y allá, en Occidente y en las «sociedades El culturalismo sexual de la erotoliminalidad en su vertiente más marcadamente prose-
exóticas», universalizando de hecho el significado. La homosexualidad, pero sobre todo el y xual ha constituido, dentro de la antropología, una importantísima aportación, sobre todo en
lo homosexual, en la postura erotoliminal de la antropología de la sexualidad tiene categoría momentos de oscurantismos y silencios, permitiendo, con su relativismo, disminuir las ínfulas
de universal. Además se ignora la variabilidad ontológica frente al hecho sexual. La identidad absolutistas de otras ciencias y los principios omniabarcantes y universalizantes de las formas
y la proyección sexual del sujeto quedan absorbidas por el hecho. Los deseos individuales o de hacer sexual de la sociedad occidental, y establecer, por su intrínseca transculturalidad,
no existen o se deben al grupo al que tienen que acomodarse de manera indiferenciada. lecturas comparativas. Una versión moderna de lectura comparativa, afin en muchos aspectos,
Cuando la sexualidad viene enmarcada en la erotoliminalidad algunos de sus repre- al estudio de Ford y Beach, ya citado, es el trabajo de Frayser (1985). Una versión detallista
sentantes alcanzan cotas tan nítida y marcadamente «prosexuales» que bien podrían ser y exhaustiva de los estudios transculturales de sexualidad que, sin duda, es de gran mérito, es
incluidos, en este sentido, en el apartado de la erotofilia. No lo hacemos porque en la tipología la de Davis y Whithen (1987).
con tres variantes establecida no introducimos sólo la aproximación positiva (las aproxima- El patrón emergente en antropología s~xual, dentro de las líneas que definen la erotofilia,
ciones erotofóbicas, en su negatividad quedan automáticamente y perfectamente dibujadas) es el de la construcción social de la sexualidad. Como ya se se:ftaló, el interés por estudiar el
de; los antropólogos a la sexualidad, sino también los contenidos centrales, en tomo a los sexo y el género, desde postulados distintos a los imperativos de la biología, según Fout,
conceptos de placer y deseo, de persona y pluralidad, y la elaboración teórica subsiguiente comienzan a hacerse notar en los últimos 1Oo 15 afl.os. Considerando que Fout hace el aserto
que definen a esa aproximación. De no hacerlo así, numerosos erotófilos que, sin embargo, en 1990, hay que situar la fecha de despegue en tomo a una franja que abarca de 1975 a 1980.
no son antropólogos, en el sentido moderno de su consideración, podrían ser incluidos. Por Vanee (1991:878), igualmente lo sitúa hacia la mitad de los afl.os setenta. Gagnon (1990:3)
ejemplo, Carl Forberg y su Manual of Classical Erotology (De.figuris Veneris). Pero también refiere que tanto él, como Simon, en conjunción o por separado, se anticiparon desde 1967 a
antropólogos que reúnen todas las credenciales de la modernidad como, por citar un ejemplo, lo que en las ciencias sociales y del comportamiento se identifica posteriormente como
Gregor ( 1985), con su investigación sobre los mehinaku de Brasil, podría ser incorporado sin construcción social de la sexualidad. Gagnon y Simon (1973) indican que la actividad sexual
dilación alguna en el apartado de la erotofilia. Las características que definen la erotolimi-
nalidad antropológica, independientemente del alcance y grado de su prosexualidad, son 12. Una de estas teorfas, por ejemplo, es la de Murdock. La conducta sexual prematrimonial para la novia es més restrictiva
en las sociedades en que una vez casada tiene que convivir con la familia del maridc. En general, a menor control familiar, mayor
marcadamente culturales, o, si se quiere,. culturalistas. Tan es así, que autoras como Vanee permisividad sexual y menor importancia de la virginidad prematrimonial Murdock se plantea la posibilidad futura de una
(1991:878) al acercamiento estrictamente cultural(ista) de la antropología sexual, que, no «total» permisividad sexual prematrimonial, pero no se cuestiona el matrimonio. Ejemplos presentes, como el de la ciudad de Parfs
(y otras ciudades) con un número elevado de solteros, si que se han cuestionado, en su rechazo, el matrimonio. La cohabitación y las
parejas que no comparten un mismo espacio residencial, entre otras formas, también lo cuestionan.
11. Véase A. Bolin, «Transc:eDding and 'Iiansgendering: Male-to-Female Tnmuexuals, Dichotomy and Diwnitylt, en 13. Véase, por ejemplo, M. Delgado, «La reconquista del cueipO. Ideologlas sexualeS» (p. 41 ), en l.JJ Suualidad en la
G. Herdt, '171irrl S&r, Tldrrl Chntkr. Sociedad ContDnporrlnea. uc1117r1S A11t10pol6glca.r (1. Nieto, ed.), FUE, 1991.
364 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTIJRAL LA ANTROPOWGfA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 365

y por extensión la expresión sexual en su más amplia dimensión, en suma, la vida sexual, no manipulación en sociedad de ser un acto a reprimir a ser un acto a permitir y estimular. Lo
difiere de cualquier otro aspecto de la vida social. La vida sexual es producto de circunstancias mismo podría decirse de los actos sexuales entre personas del mismo sexo. El acto de
sociales y culturales y además se manifiesta de forma distinta, de una cultura (sociedad) a otra ejercitarse homosexualmente no tiene el mismo significado en las sociedades occidentales
y de una época a otra. En otras palabras, está contextualizada espacial y temporalmente. Si se (tampoco en estas sociedades a lo largo de la historia) que las prácticas rituales de ciertas
acepta que esta formulación es la que concita mayor consenso entre los constructivistas sociedades melanesias. Y así sucesivamente. •
s?ciales, con independencia de su especialidad y del ámbito de procedencia de su disciplina, Conceptos relacionados con el placer y el deseo, fundamentales pam que los contenidos
siendo, a su vez, la miz de la que parten aportaciones posteriores, incluida la del propio de una teoría puedan ser encuadrados bajo el epígrafe de erotofilia se dan en la antropología
Foucault (1976), se puede situar la fecha de despegue de la sexualidad como construcción que se expresa en términos de construcción social. Con ello, sin desprenderse de cultura
social en el aiio 1973. (Cierto es que de manem arbitraria, ya que, cualquiera que sea la explicativa de sexualidad, se alarga la proyección, distanciándose de posturas estrictamente
aproximaci~n teórica, se necesita de un corpus de registros suficientemente desarrollado, para culturalistas que no entraban a discernir sobre consideraciones placenteras y deseantes. Placer
que el térmmo que se acufl.a pam expresar y vehicular sintéticamente la teoría sea aceptado. y deseo que se vivencian individualmente. De ahf la relevancia subjetiva que tiene pam la
Esto sólo se consigue con el tiempo~) En antropología, per se, posiblemente la emergencia de construcción social cualquier tipo de actitud y conducta sexual. Por otro lado, al tener en cuenta
partida haya que situarla en 1975, fecha en que Rubín establece su «sistema sexo/género» y los factores de deseo y de placer, silenciados por otras aproximaciones teóricas, se significa
seftala, sin opacidad alguna, que tal sistema se caracteriza por un conjunto de negociaciones la necesidad de deconstruir formulaciones, llenas de espesor, anteriores. Deconstrucción que
mediante las cuales la sexualidad biológica se transforma, en sociedad, en productos de últimamente se ha llevado a las mismas bases antropológicas que permiten, a partir de ellas,
actividad humana. En 1984 la misma autora, sin renunciar a la relación sexo-género, significa encuadrar en marcos inmóviles y cerrados de bipolaridad radicalmente excluyente la sexuali-
que son dos pilares distintos de la práctica social. dad: hombre-mujer, masculino-femenino. En este sentido, Herdt ( 1994:46 y ss.) llega a sefialar
Los diferentes contextos socioculturales e históricos donde se construye la sexualidad que la construcción social de la sexualidad permite roles e identidades que superan el marco
junto con la ~plicación que conlleva de desprendimiento de toda carga biológica son. pues: cerrado del sistema de dos géneros, pero no cuestiona el modelo del sistema de dos sexos que
los puntos bás1cos de coincidencia de los constructivistas sociales. A partir de estos fundamen- elaboran la cultura y la ciencia occidental.
tos surgen puntos de discordancia a la hora de entender qué es aquello que se construye. En Es más, subrayando enfáticamente los distintos significados de/1 deseo, dicho autor,
conjunto, sin embargo, los disensos (inevitables en todo grupo; por cierto, las distintas seilala que gracias a la aportación reciente de las ciencias humanas (entendiendo éstas no sólo
apreciaciones individuales dentro de los integmntes de un mismo grupo, los disensos, son en su sentido diferenciador de las llamadas ciencias naturales, sino también en el sentido de

l
rasgos de sumo interés pam el constructivismo social) no invalidan la formulación global. · hacer al humano sujeto de estudio y a sus manifestaciones referencia central en materia de
Desde posicionamientos radicales habría que entender que es el consenso lo que enmascam la comprensión de la sexualidad) y a la elaboración de datos que reflejan aconteceres diversos
realidad construida. Hasta cierto punto invalidándola, desde el momento en que la presentación del hacer sexual en una variada gama de culturas, el clásico debate entre «esencialistas» y
final muestra una homogeneidad de criterios que de hecho engloban posturas diferentes. El «constructivistas sociales», va «perdiendo consistencia>>. En su lugar, se está produciendo un
cambio de motivaciones en el análisis de la sexualidad (y del género) que apuntan centralmente

l
denominador común y punto de unión de los representantes de la construcción social de la
sexualidad se da en el hecho de realzar los significados sexuales frente a los actos sexuales. a un nuevo foco (en formación) de interés: el deseo, su anclaje en las pautas pam el
Significados que, por otro lado, no se restringen sólo al todo sino que alcanzan a los miembros establecimiento y configuración posterior del amplfsimo cuerpo que constituyen las relaciones
que lo integran. Son, pues, significados sociales e individuales los que cuentan. De forma tal sexuales y, también, su incardinación cultural, que permite la expresión de la sexualidad en
que un .mismo ací? sexual tiene diferentes lecturas, significación diversa, cambiantes signifi- sociedad. En linea con lo anterior se espera que a partir de 1996la Universidad de Chicago,
cados, mterpretac10nes varias pam las sociedades e individuos en función del contexto en que publicará una colección que, editada y dirigida por Gilbert Herdt, llevará por titulo Los mundos
del deseo (Worlds of Desire). Obviamente, el deseo, sus significados y modificaciones, sus
se producen, en relación a factores espacio-temporales precisos y concretos. Son las sociedades
las que, al decir de Rubín, transforman el pene, órgano anatómico sin carácter social, en falo,
con lo que ello simboliza y significa: posicionamientos sesgados que conllevan dominio,
1
¡.·.:
discursos, su teorización y narrativa son el fundamento de la colección .
Pam terminar una brevísima alusión a lo que ha sido y es la implantación de los estudios
autoridad y poder en sociedad. El juego, en el sentido de uso, del pene anatómico se transforma . .!.
de Antropología de la Sexualidad en Espada. Hasta 1986, en que por primera vez se imparte
' un curso académico, dentro del marco de enseilanzas no regladas de la Universidad Nacional
en múltiples actividades, que a su vez tiene significados diversos, según época y sociedad: se
puede automanipular masturbatoriamente con lecturas negativistas cargadas de síntomas y de Educación a Distancia (UNED), que se presenta con el nombre de «Antropología Sexual>>,
males fisicos que además concitan sentimientos de culpa, como en la época victoriana o, por en la universidad espaiiola no se había ofertado ningún programa, que analizase la sexualidad
el contrario, la masturbación, puede constituir un juego erótico-placentero, de puro recreo
sexual, en la época posmodema; Paralelamente, los mecanismos de erección y la fisiología del
1 fuera del ámbito biomédico. Previamente, de manera no sistemática, se habían realizado
conferencias, seminarios y cursos de corta duración en instituciones no ligadas a la universi-
orgasmo, para Vanee, no explican de mejor forma el esquema sexual de una cultura que lo que dad. El curso de <<Antropología Sexual» constituye en gran medida el embrión de lo que a
puede explicar la audición que posibilitan los mecanismos del ofdo pam escuchar la música partir de 1990 es el Master en Sexualidad Humana. Organizado también bajo los auspicios de
(de esa misma cultura).
De igual manera, el c.Htoris anatómico puede transformarse de ser un órgano «Sin
1 la UNED, los dos cursos de duración del Master tienen un contenido multidisciplinar, con una
inclinación, para comprender la sexualidad, marcadamente antropológica; diferenciándose,
función» a ser un órgano susceptible de generar gmn placer, pasando la lectura de su asf, de otros programas ofertados por universidades extranjeras, que siendo de igual o parecida
366 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 367

naturaleza, sin embargo, contemplan los aspectos sociales y culturales de la sexualidad de Davis, D. y Whitten, R. (1987), «The Cross-Cultural Study ofHuman Sexuality>>,Ann. Rev. AnlhropoL,
forma periférica. 14 16, pp. 69-98. -
En cuanto a aportaciones escritas caben seilalar, sin entrar en prolijos inventarios de Delgado, M. (1991), «La Reconquista del Cuerpo. Ideologías Sexuales», en J. A. Nieto (ed..), La
Sexualidad en la Sociedad Contemporánea, Lecturas Antropológicas, Fundación Universidad Em-
articulas y ponencias congresuales, desde una perspectiva global de comprensión de la
presa, pp. 23-121. •
sexualidad en sociedad y en cultura los libros de Nieto (1989, 1991, 1993 y 1995) y Delgado Enguix, B. (1993), Poder y deseo. Aproximaci6n al Análisis de la Homosexualidad Masculina en la
(1991) y la tesis doctoral de Vendrell (1995). Nieto (1989 y 1993) intenta por un lado rescatar Ciudad de Valencia, tesis doctoral, Universitat Rovira i Vrrgili, Tarragona.
de la omisión, el silencio y la abstención la Antropología de la sexualidad y, por otro, Ford, C. y Beach, F. (1951 ), Pattems of Sexual Behavior, Harper and Brothers.
comprimir vertientes teóricas y marcar posibles directrices de aproximación metodológica Foucault, M. (1976), Histoire de la sexualité. l. La volonté de savoir, Éditions Gallimard.
al estudio de la sexualidad. En la obra de 1991 recopila aportaciones diversas, de distintos Fout, J. (1990), <<A note from the Editor», Joumal ofthe History ofSexuality, 1, pp. 1-2.
científicos extranjeros, que dan una visión sociocultural de la sexualidad. En la aportación Frayser, S. G. (1985), Varieties of Sexual Experience. An Anthropological Perspective on Human
de 1995 se ofrece una investigació~ sobre la sexualidad de los ancianos espailoles. 15 Delgado Sexuality, HRAF.
(1991) hace una elaboración de las distintas ideologías sexuales más representativas a la Gagnon, J. (1990), «The Explicit and Implicit Use of the Scripting Perspective in Sex Researcl»>, Ann.
hora de hegemonizar modelos y estereotipos en el imaginario de la sexualidad más actual. Rev. of Sex Research, 1, pp. 1-43.
Vendrell (1995) analiza los procesos de sexualización y (des)armonización corporal por Gagnon, J. y Simon, W. (1973), Sexual Conduct: The Social Sources of Human Sexuality, Aldine.
Goldenweiser, A. (1929), «Sex and Primitive Society», en V. F.
medio de una investigación etnográfica que se vale en la recogida de información del método
Calverton y Schmalhausen, S. D. (eds.), Sex in Civilization, Garden City Publishing Company,
biográfico.
pp. 53-66.
En un ámbito ceilido a la comprensión y análisis de la homosexualidad hay que seilalar Goodland, R. (1931 ), A Bibliography of S ex Rites and Customs, Routledge and Sons.
los libros de Cardin (1984) y Guasch (1991) y la tesis doctoral de Enguix (1993) Cardin Gregersen, E. (1994), The World of Human Sexuality, Irvington Publishers.
nos muestra a través de una aportación pionera la plasmación en sociedad de la homosexuali- Gregor, T. (1985), Anxious Pleasures: The Sexual Lives of an Amazonian People, University of Chicago
dad de distintas culturas; el estudio se realiza a través del recuento y vaciado bibliográfico. Press.
Guasch en su obra deconstruye el término homosexual, invalidándole de proyección univer- Guasch, O. (1991), La Sociedad Rosa, Editorial Anagrama.
sal. En su lugar describe el hacer de las relaciones sexuales entre personas (hombres) del Herdt, G. (1994), «lntroduction: Third Sexes and Third Genders». en G. Herdt (ed.), Third Sex, Third
mismo sexo y establece una tipología que engloba distintas formas de expresión sexual. Gender. Beyond Sexual Dimorphism in Culture and History, Zone Books, pp. 21-81.
Finalmente, en cuanto al estudio de Enguix se refiere, la autora se centra en la investigación Jacobus, D. (1898), Untrodden Fields of Anthropology, Lib. Med.. Folklore Anthropol.
y análisis de las prácticas de homosexualidad en un marco urbano especifico: la ciudad de Malinowski, B. (1929), The Sexual Lije of Savages in North-westem Melanesia, Harcourt, Brace and
Valencia. World.
- (1967), A Diary in the Strict Sense ofthe Form, Harcourt, Brace and World..
En suma, al margen de la radicalización o moderación de posturas, la deconstrucción de Marshall, D. y Suggs. R. (eds.) (1971 ), Human Sexual Behavior: Variations in the Ethnographic Spectrum,
las conductas sexuales, que desinteresándose del individuo se presentan de lectura única y Basic Books.
significado universal, tiene un largo camino que recorrer -no se borran de la noche a la Mead, M. (1928), Coming of age in Samoa, William Morrow.
maftana más de 2.000 aftos de historia. Sin embargo, las bases que sustentan la teoría del placer, - (1935), Sex and temperament in three primitive Societies, Morrow.
del deseo, del individuo, del significado, de la pluralidad, de la erotofilia antropológica, de la Nieto, J. A. (1989), Cultura y Sociedad en las prácticas sexuales, Fundación Universidad Empresa.
(de)construcción social de la sexualidad quedan instaladas. - (ed..) (1991), La Sexualidad en la Sociedad Contemporánea. Lecturas Antropol6gicas, Fundación
Universidad Empresa.
- (1993), Sexualidad y deseo. Critica ~ropol6gica de la Cultura, Siglo XIX de Espafta Editores.
Bibliografía - (1995), La sexualidad de las personas mayores en España, INSERSO.
- (en prensa), De la simplicidad reduccionista a la complejidad de lo simple. El discurso del deseo en
Bryk, F. (1934), Circumcision in Man and Woman: its history, psychology and ethnology, American antropologfa sexual, V Congreso Espaflol de Sexología, Granada, 1994.
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- (1964), Voodoo-Eros. Ethnological Studies in the Sex-Life ofthe African Aborigines, United Book Roth, W. E. (1935), «Ethnopomographia», en R. Burton (ed.), Venus Oceanica, The Oceanica Research
Guild (la publicación original data de 1933). Press, pp. 367-411.
Burton, R. (n.d..), The sotadic Zone, The Panurge Press Rubín, G. (1975), «The traffic in women: notes on the political economy ofsex», en R. Reiter (ed.),
Cardin, A. (1984), Guerreros, Chamanes y Travestis, Tusquets Editores. Toward an Anthropology of Women, Monthly Review Press, pp. 197-21 O (en la edición de 1979).
- (1984), «Thinking Sex», en C. Vanee (ed.), Pleasure and Danger: Exploring Female Sexuality,
14. De las diez asignaturaa de que consta el Master, cinco de ellas tratan nítidamente aspectos sociales, culturales e históricos
Routledge y K.egan Paul, versión espaflola, en Placer y Peligro, Editorial Revolución, 1989,
de la sexualidad y del gl!nero. Otra se refiere a aspectos educacionales, donde también se contempla la transmisión de conocimientos de pp. 113-190.
la sexualidad en sociedad y cultura de manera no reduccionista. Por otro lado, sin necesidad de alargarse en el detaUe, baste decir Stern, B. (1934), The Scented Garden, Am. Ethnograph. Press.
que son numerosos los cientfficos sociales, especialmente antropólogos, que han participado y participan en el Master a distintos Tarnowsky, B. (1933), Anthropological, Legal and Medical Studies on Pederasty, en Europe, Anthropo-
niveles: cuadro de profesores, redacción de textns, conferenciantes.
15. También participaron Alfonso Antona, Soledad Arias, Rosa M. Molina e Isabel Silva. logical Press.
368 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL
1
Tiefer, L. (1994), «Three Crises Facing Sexology>>, Archives of Sexual Behavior, 23, pp. 361-374.
Vanee, C. S. (1991), «Anthropology Rediscovers Sexuality: A Theoretical Commenb> Soc. Sci. Med 33
pp. 875-884. ' ' '
Vendrell, J. (1995), Passions Ocultes. La gesti6 del cos i els processos de sexualitzaci6, tesis doctoral
1j
Universitat Rovira i Vrrgili, Tarragona. '

ANTROPOLOGÍA DE LA SALUD
Una aproximación genealógica
por ÁNGEL MAR.TÍNEZ

Cuando una ciencia comienza a conformar un espacio distintivo en el panorama intelec-


tual, una de las prácticas usuales es la evocación de hitos e imágenes míticas que legitimen su
territorio de conocimiento. Con las especialidades ocurre algo parecido. Una vez que se ha
establecido un nuevo campo se apela a determinados autores, corrientes y textos para demos-
trar, en la combinación de elementos del pasado y de expectativas de futuro, la pertinencia de
la nueva especialidad. Generalmente la revisión del pasado no va más allá de ese anecdotario
de nombres y fechas históricas que tanto gusta a los positivistas: «En 1882 Robert Koch
descubrió el bacilo de la tuberculosis», podremos leer en alguna justificación al uso de la
bacteriología. No obstante, en otras ocasiones la tarea retrospectiva descubre algo más que un
cuadro cronológico, como cuando se transforma en un quehacer autocritico y autorreflexivo,
llamémosle aquf genealógico. 1
Al hacer una revisión de la Antropología de la salud nos encontramos ante una situación
no muy diferente. Cómo no hablar de las referencias históricas más significativas. Por ejemplo,
la medicina urbana francesa del siglo xvrn ya se interesaba por el papel de los factores sociales
y ambientales en la salud de la población (Foucault, 1990). La medicina social alemana del
siglo XIX, por su parte, discutió sobre la dimensión social y económica de la enfermedad y la
muerte (Rosen, 1984). También médicos franceses del siglo XIX como Villermé y Guérin o
británicos como Kay y Chadwick analizaron el impacto de la pobreza en la salud de los
trabajadores (Trostle, 1986). Incluso en estos hitos históricos no es dificil encontrar momentos
heroicos, como cuando Vrrchow, el autor más emblemático de la medicina social alemana,
redactó su famoso informe «polftico-etnográfico» de 1847 sobre una epidemia de tifus que
afectaba a la población de la Alta Silesia y propuso nada menos que el siguiente tratamiento:
«reforma social radical», «democracia plena e ilimitada», «educación», «libertad» y «bienes-
tao> (Rosen, 1984:212).
Ciertamente, en este conjunto de citas podemos hallar interesantes referencias históricas,
incluso una temática común a todas ellas: la preocupación por el papel de los factores sociales
y culturales en los procesos de salud y enfermedad. Ahora bien, la mera citación no nos ofrece
respuestas a preguntas de fondo, como ¿por qué ninguno de estos autores es antropólogo?,
¿por qué, entonces, la Antropología de la salud los recupera en su imaginario colectivo?, y, no
menos importante, ¿cómo es que los antropólogos se preocupan ahora por este tipo de

l. Reservo aquf el término «genoalogfu para este tipo de aproximación no ingenua, aunque soy consciente que tambi6n
ha sido utilizado para otras empresas aún menos ingenuas, sobre todo por autores como Foucault y Nietzsche (Foucault, 1992).
370 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 371

cuestiones? Y es que en este punto la fragmentación del anecdotario debe dejar paso a una Una situación no muy diferente se desprende del tratamiento de los sistemas médicos
aproximación genealógica que informe sobre las condiciones de posibilidad y de desarrollo autóctonos, aunque en este caso más que una simple omisión se percibe una curiosa asimilación
del conocimiento. de la medicina nativa dentro de categorías más estratégicas para la época como «religión»,
«magia>> o «creencias». La razón de esta operación intelectual nos la ofrece 'I}rlor cuando
insinúa que el aborigen no es capaz de discernir entre magia, medicina y religión (Tylor, 1871 ).
Una antropologfa sin enfermos Por ello no es extrafl.o que, con notables excepciones como las ya citadas de Rivers y Clements,
para la antropología clásica los sistemas médicos no constituyan una realidad etnográfica del
Un análisis retrospectivo nos revela que la aportación de los antropólogos a temáticas mismo orden que la religión, la economía o el parentesco.
como la medicina, la salud o la enfermedad es un hecho relativamente reciente. 2 Evidente- Estamos, entonces, ante una antropología para la que no hay enfermos ni sistemas
mente también podemos destacar algunas anécdotas, como que Vrrchow fue el profesor de médicos que puedan diferenciarse de la religión y la magia indfgenas. Dicho de otra manera:
antropometría de Boas, o que amllos colaboraron conjuntamente en la Sociedad Antro- aún no se han producido las condiciones de emergencia de la Antropología de la salud. Sin
pológica de Berlín. También· es cierto que un análisis exhaustivo de la bibliografla nos embargo, también hay que reconocer que no todo son obstáculos, pues con el tiempo se crea
descubre algunas excepciones, como las aportaciones de los etnógrafos norteamericanos de una conjugación de factores que permite el desarrollo de esta especialidad. De Miguel, en un
entresiglos sobre temáticas como los medicine-men (Bourke, 1892), los tratamientos medici- estado de la cuestión ya clásico, destaca la influencia de cinco lineas intelectuales en este
nales (Wallis, 1922) o las sociedades médicas secretas de los grupos indfgenas (Parker, 1909). proceso: 1) El desarrollo de la investigación etnomédica, 2) la orientación de la historia de la
Incluso es de rigor remitirse a los grandes intentos de sintesis desarrollados por Rivers en medicina hacia bases teóricas y metodológicas más cercanas a las Ciencias Sociales, 3) los
Gran Bretaila y Clements en Estados Unidos. El primero, uno de los médico-antropólogos estudios sobre problemas psiquiátricos y urbanización alentados por la Escuela de Chicago,
de la famosa expedición al Estrecho de Torres, articuló su proyecto en la posibilidad de 4) la expansión de los estudios sobre cultura y personalidad, y 5) la potenciación, a partir de
distinguir transculturalmente tres tipos de subsistemas ideológicos: el naturalista (que la década de los cuarenta, de programas de salud pública en los paises no industrializados bajo
englobaba a las prácticas médicas empíricas), el mágico y el religioso (Rivers, 1924). los auspicios de fundaciones y organizaciones internacionales como la OMS (De Miguel,
Clements, por su lado, esbozó una tipología universal de las «creencias primitivas» sobre la 1980: 13). Todos estos puntos son sin duda relevantes en el desarrollo de la Antropología de la
etiología de las enfermedades que se estructuraba en cinco categorías: brujería, intrusión de salud. Ahora bien, considero que los dos últimos tienen una importancia especial por suponer
un objeto, transgresión de un tabú, intrusión de un espíritu y pérdida del alma (Clements, la constitución o la consolidación de la enfermedad y los sistemas médicos como potenciales
1932). No obstante, las tentativas de Rivers y Clements fueron taD claramente especulativas territorios etnográficos.
como aislado su impacto en la antropología de la época. De hecho, si tratamos de revisar la El estudio antropológico de la enfermedad es un logro indiscutible de la Escuela de
literatura clásica a partir de lo que posteriormente serán las dos grandes temáticas de la cultura y personalidad. Fruto de una peculiar combinación de teorías psicológicas y principios
Antropología de la salud: la enfermedad y los sistemas médicos, el resultado que se obtiene culturalistas, los autores de esta corriente pronto se vieron a si mismos debatiendo sobre
es desalentador. cuestiones de psicopatología. Grandes preguntas, como si los criterios psiquiátricos de nor-
En cuanto a la enfermedad observamos que antropólogos como Boas, Malinowski o malidad y anormalidad podfan ser extensivos a todos los grupos humanos, o cuestiones más
Radcliffe-Brown nos ofrecen una información exigua a este respecto. ¿Es esto debido a que especificas, como el papel de la cultura en la configuración de la sintomatología, irrumpieron
sus informantes no se ponen enfermos? Evidentemente no. Tómese como un ejemplo el diario en el panorama antropológico. Y es que entre ese nuevo objeto de estudio llamado <<persona-
que Boas escribió en la Isla de Baffin (1883-1884) donde nos muestra sus inquietudes y lidad» y el mundo de la enfermedad mental sólo babia un paso. Un paso que además babia
frustraciones más intimas ante la epidemia de difteria y neumonía que afligió a la población sido facilitado por la deconstrucción que el psicoanálisis ya babia efectuado de las fronteras
esquimal: «En casi cada tienda hay un enfermo. Desde la muerte de la mujer [el primer caso entre lo normal y lo patológico. Todo ello explica el creciente desarrollo, en la década de los
de enfermedad] dos niilos han muerto y otro está enfermo ... ¡y yo no puedo hacer nada!» (Col e, cuarenta, de investigaciones antropológicas sobre temas como la enfermedad mental en los
1983 :36). Radcliffe-Brown, por su parte, es conocido por haber seleccionado a sus informantes grupos indfgenas (Devereux [1939], 1973), los usos culturales del alcohol (Bunzel, 1940) o la
andamán entre el grupo de pacientes/reclusos de un hospital colonial para enfermedades relación entre chamanismo y psicoterapia (Leighton y Leighton, 1941 ). A este grupo de
venéreas (Kuper, 1971). Por otro lado, Malinowski se aproxima sorprendentemente al tema trabajos se aftadirán, a partir de los afl.os cincuenta, los estudios sobre Culture-Bound Syndro-
de la salud de sus informantes cuando analiza las concepciones trobriandesas sobre la vida, la mes o síndromes de filiación cultural (Harris, 1957; Parker, 1960; Newman, 1964) y, en el
muerte y la reproducción humana (Malinowski, 1994), sin embargo, todo acaba en una ámbito hispano, las aportaciones teóricas de Claudi Esteva (1978). La Antropología ha
sorprendente omisión. Pero ¿qué es lo que impide un análisis antropológico de estas temáticas? descubierto en la enfermedad mental y en los trastornos exóticos un nuevo campo de
Pues la falta de reconocimiento de la enfermedad como un fenómeno social y cultural que indagación.
pueda adquirir sentido de coherencia y estatus etnográfico aliado de otras problemáticas como Pero si podemos. hablar de una importante contribución de los estudios de cultura y
el cultivo de la tierra, las relaciones burlescas o los ritos ceremoniales. personalidad, no es menos cierto que el desarrollo de la antropología aplicada tuvo también
un papel relevante en este proceso. El fracaso de las primeras campafi.as internacionales de
2. Esto es cierto para la Antropologla cultwal y social, pero no BBI para la Antropología ftsica que originalmente fue una salud pública por razones tan evidentes como la falta de sensibilidad ante las concepciones
de las ciencias básicas de la Medicina. culturales y las prácticas médicas de las sociedades autóctonas favoreció la inclusión del
372
1
l
ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL LA ANTROPOLOGíA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 373

antropólogo como agente de desarrollo. Ui:J.a especie de traductor que debía conocer etnográ- en las revisiones sobre este campo que efectúan Polgar y Scotch en los ailos sesenta se observa
ficamente el grupo «diana» para después establecer con otros profesionales la intervención 1 una excesiva profusión empírica que resulta diflcilmente clasificable (Polgar, 1962; Scotch,
concreta. 3 Asf, el antropólogo informaba sobre cómo determinadas «creencias» de los nativos 1963). Es más, podemos entender que en este momento la Antropología de la salud es una
sobre la etiología de las enfermedades (la intrusión de un objeto extraflo dentro del cuerpo, especie de gran «cajón de sastre» unificado por un interés temático, pero no por una vincqla-
por ejemplo) podía arruinar la campafta de vacunación <<mejor» planificada, o cómo decisiones ción teórica y metodológica. ·
domésticas autóctonas o condiciones materiales podían aumentar la prevalencia de algunas No obstante, esta situación cambia en la década de los setenta, cuando autores como
enfermedades. No obstante, el análisis de las concepciones culturales aborígenes en materia Fabrega, Colson, Selby o Foster desarrollan diferentes tentativas de construcción teórica y
de salud era la temática estrella de este tipo de trabajos. En consecuencia, no es extraflo que conceptual tanto de la enfermedad como de los sistemas médicos (Fabrega, 1972; Foster, 1976;
estos estudios potenciaran la investigación etnomédica que, salvo algunas excepciones nota- Colson y Selby, 1974). Fabrega, por ejemplo, es conocido por introducir por primera vez la
bles como la de Ackerknecht (194 7), habfa estado dormitando desde las tentativas de Clements idea de multidimensionalidad de la enfermedad (1972). Ésta es la distinción que lleva a cabo
y Rivera. De hecho, los ailos cincu~ta y sesenta son también los ailos de consolidación de los entre dos términos que aunque sinónimos en inglés distingue a efectos prácticos: disease e
estudios sobre sistemas médicos indígenas (Gould, 1957; Rubel, 1960; Frake, 1961). Y es que illness. Disease, que podriamos traducir por patología, hace referencia según Fabrega a
la supeditación que la antropología tradicional babia efectuado de las medicinas nativas a otras aquellas disfunciones y desequilibrios biológicos valorados desde los criterios de la medicina
instancias etnográficas como la magia o la religión desaparecía ahora ante los nuevos impera- occidental. Por otro lado, illness, que podríamos traducir por aflicción, designa la dimensión
tivos pragmáticos. folc de la enfermedad y alude a criterios de tipo social y psicológico. Fabrega nos facilita aún
más la definición con una analogía: disease es a la perspectiva etic lo que illness es a la
aproximación emic en antropología. Identificación que no deja de ser peligrosa: adviértase que
Una antropología sin biomedicina en consecuencia el conocimiento etic de la enfermedad (disease) queda exclusivamente en
manos de la medicina occidental.
Por todo lo expuesto no es extraflo que en 1953 William Caudill afirmara en un articulo Por otro lado, también se producen tentativas teóricas en lo que respecta al estudio de
titulado <<Applied Anthropology in Medicine» que en los últimos ailos los antropólogos estaban los sistemas médicos. Asf, Foster, rememorando a Clements, distingue en 1976 entre dos tipos
realizando tareas inusuales, como «impartir docencia a los profesionales de la salud>>, «trabajar generales de sistemas a partir del criterio de la concepción etiológica sobre la enfermedad: los
con los servicios de salud pública en Perú>> o «investigar la estructura social de los hospitales» personalistas y los naturalistas. Los primeros son los sistemas médicos en los que las causas
(1953:771). La última de estas actividades era más bien una autorreferencia, pues Caudill era de la enfermedad son interpretadas en términos de agentes activos relacionados con personas
en aquellos momentos uno de los pocos antropólogos que habfa realizado un estudio riguroso y acciones morales, como cuando la envidia produce mal de ojo y éste a su vez enfermedades.
de estas características. Curiosa excepción que además puede entenderse como uno de los Los sistemas naturalistas, por su parte, son aquellos en los que la enfermedad se atribuye a
mejores referentes etnográficos de la medicina occidental, aunque sea sobre una institución una falta de equilibrio entre los principios naturales que permiten el mantenimiento de la salud,
psiquiátrica. Y es que si bien los antropólogos de los cincuenta descubrieron la enfermedad y como elfrfo y el calor o el yin y el yang (Foster, 1976). Ahora bien, Foster nos avisa que esta
los sistemas médicos como nuevos territorios etnográficos, también es cierto que aún es tipología no sirve para todos los sistemas médicos sino sólo para los no-occidentales.
excepcional observar la propia medicina occidental como un objeto de estudio. Hay varias Como se podrá observar, tanto Fabrega como Foster mantienen aún a la medicina
razones que lo impiden. Entre ellas: a) el mantenimiento en el pensamiento antropológico de occidental como «patrón oro» de sus desarrollos conceptuales, ya sea porque se atribuye
una demarcación tácita entre «ciencia» y «creencias folc» que hace viable el análisis de las condición de verdad a este sistema en la especificación de las dimensiones biológicas de la
prácticas terapéuticas indígenas pero no de los recursos asistenciales occidentales; y b) la enfermedad, ya sea. porque queda al margen de un análisis comparativo de los sistemas
. supeditación de muchas investigaciones a agencias internacionales que diflcilmente se cues- médicos. Sin embargo, esta posición será criticada poco tiempo después de forma contundente.
tionan la posibilidad de un análisis autocrltico.
Todo ello conforma un panorama inicial de pragmatismo, dependencia de la medicina
occidental y falta de discusión teórica. Incluso una cuestión no menos relevante queda en el El descubrimiento de Occidente
aire ..Como poco tiempo después se preguntará Scotch en un articulo titulado por primera vez
«Medical Anthropology»: «¿Hasta qué punto la mera antropología aplicada es realmente Desde la década de los ochenta, autores como Good, Kleinman, Hahn, Gaines, Mishler,
antropología?» (1963:32). Young o Rhodes, entre una larga lista, plantean que la medicina occidental, también llamada
Si bien hoy en día no tendríamos ningún inconveniente en aceptar muchos de los biomedicina, medicina< «científica», occidental, cosmopolita o alopática, no puede ser un
proyectos aplicados de esta época como trabajos antropológicos, también es cierto que la «patróm> para la Antropología de la salud, sino en todo caso uno de sus múltiples objetos de
excesiva supeditación a los intereses de la medicina occidental afectó en gran medida a la indagación. Paradójicamenw, una de las contribuciones más relevantes en este sentido provie-
coherencia y el nivel teórico de los estudios anteriores a la década de los setenta. Por ejemplo, ne de Kleinman, un psiquiatra-antropólogo que en 1980 presenta un texto titulado Patients and
healers in the context ofculture. AlU propone una aproximación en la que el sistema biomédico
3. Uno de los ejemplos m4s ilustrativos de este tipo de antropólogos es sin duda Benjamin Paul que en su Heo.llh, Culture aparece en una posición teórica casi simétrica a la de otros sistemas médicos como el
and CoiiiiiiiDiily ( 1955) recoge y evalúa diecio& C880S difen:ntes de programas IIBDitarios. tradicional chino y las prácticas.folc. De hecho, tanto uno como otros son observados como
374 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 375

«sistemas culturales» o «sistemas socioculturales». Ahora bien, para llegar a este punto son como trastornos tan exóticos y culturalmente delimitados (culture-bound) como ellatah, el
necesarias algunas modificaciones teóricas y conceptuales. Por ejemplo, K.leinman recombina koro o el windigo (Ritenbaugh, 1982); o que el ejercicio diagnóstico sea analizado como ún
la dualidad disease/illness que babia empleado Fabrega para dotarla de una nueva significa- proceso cultural que permite en la negociación clínica construir las enfermedades más que
ción. Así, si antes la disease o patología se definía como la disfunción biológica en si misma, descubrirlas (Gaines y Hahn, 1985). Tampoco los criterios de universalidad de los trastornos
ahora se muestra sólo como un modelo explicativo posible, como la «representación>> biomé- mentales escapan a esta perspectiva que permite mostrarlos ahora como artefactos metodoló-
dica de la disfunción biológica. De esta manera, la carga de certeza, verdad y racionalidad que gicos (Young, 1993). Es, en definitiva, lo que se ha llamado más propiamente Antropología
Fabrega atribuía a la explicación biomédica poniendo en sus manos el entendimiento exclusivo de la biomedicina o Anthropology of Westem Medical Systems. Un campo que, aunque a
de los procesos biológicos, aparece ahora relativizada. Y es que para K.leinman tanto la simple vista pueda parecer excesivamente preflado de relativismo, ha sido de gran utilidad para
patología (disease) como la aflicción (illness) son representaciones posibles, construcciones recordar que no es posible un proyecto «racional» y «científico» de la enfermedad sin asumir
del conocimiento o categorías culturales susceptibles de ser analizadas etnográficamente. De un mínimo de relatividad cultural tanto de los fenómenos que estudiamos como de nuestras
esta manera, y lejos de adaptarse a.Jos constreftimientos de <do folc», ahora el antropólogo construcciones de conocimiento.
puede estudiar las estrategias terapéuticas de la medicina occidental, los procesos de construc- Pero si en la actualidad existe un cierto acuerdo con el nuevo estatuto epistemológico de
ción del conocimiento biomédico o los modelos explicativos de los profesionales ante un la biomedicina dentro del conocimiento antropológico, no sucede lo mismo con respecto a
episodio de enfermedad (K.leinman, 1980, Hahn y Kleinman, 1983). otros asuntos.
De forma casi simultánea, aunque desde diferentes posiciones teóricas, otros autores
plantearán aproximaciones parecidas. Mishler, por ejemplo, emprende la dificil tarea de
mostrar cómo la biomedicina es «una subcultura con sus creencias institucionalizadas, Nuevas controvenias
valores y prácticas» y, por tanto, susceptible de ser estudiada como «otras instituciones
culturales y sociales» (1981:15). Pero todo no queda aquí. K.leinman, Mishler y el resto de En los últimos aflos se ha desarrollado, sobre todo en Estados Unidos, un agrio
autores que han intentado una aproximación antropológica de la biomedicina se han encon- debate entre los seguidores de la llamada «Antropología aplicada a la clínica» (Clinically
trado con que la eliminación de las fronteras entre ciencia y creencias folc aboca irreme- Applied Anthropology) y los partidarios de la denominada «Antropología critica de la
diablemente a una especie de análisis etnoepistemológico. Y es que sólo mediante una critica medicina» (Critica! Medical Anthropology). Los primeros, con una orientación cercana al
del conocimiento biomédico puede mantenerse el sentido de simetría entre los diferentes culturalismo, han optado por establecer como criterio distintivo de la especialidad la aplicación
sistemas médicos. del conocimiento antropológico a la resolución de problemas sanitarios. No se trata de una
Por esta razón, una parte importante de la reflexión teórica en este campo se ha dirigido simple rememoración de la Antropología aplicada de los cincuenta, ya que incluye también
al análisis de las presunciones culturales e ideológicas en las que descansa la «cientificidad>> la posibilidad del estudio etnográfico de los contextos biomédicos contemporáneos, pero si se
de la biomedicina. ¿Cuáles son esas presunciones? Según un autor como Mishler: la defini- asemeja a ella en el pragmatismo y en el análisis de los fenómenos desde un punto de vista
ción de la enfermedad como desviación de una norma biológica, la doctrina de que existe una micro y «socioculturalista» (Chrisman y Johnson, 1990; Chrisman y Maretzki, 1982).
etiología especifica de las enfermedades (unicausalidad), la noción de que las enfermedades Contrariamente, los defensores de la Antropología critica de la medicina han propuesto
son universales y la ideá de neutralidad de la teoría y de la práctica biomédicas (Mishler, 1981 ). como sella de identidad de la especialidad el análisis critico de la biomedicina como instru-
A este listado podemos aftadir otras características apuntadas por autores como Gordon ( 1988), mento de poder y control social del sistema capitalista. Partiendo desde posiciones materia-
Menéndez (1981) o Kirmayer (1988): dicotomia mente/cuerpo, autonomía de la biología de listas, estos autores redescubren a Virchow al tratar de mostrar en sus investigaciones cómo la
la conciencia humana, atomismo anatómico, independencia de lo natural frente a lo social, medicina occidental reconvierte la pobreza y miseria de las poblaciones en términos de
individualismo epistemológico, biologicismo, mecanicismo, mercantilismo, a-socialidad, a- tuberculosis, cólera, disenteria y una larga lista de enfermedades. En este caso, además, el
historicidad, eficacia pragmática, etc. enfoque juega con variables macro, fundamentalmente de tipo político, económico e ideoló-
Por otro lado, al desentramar los rasgos fundamentales del modelo biomédico esta gico (Taussig, 1980; Singer, 1990).
especie de etnoepistemólogos están también configurando, en un juego de oposiciones, los El debate entre «clínicos» y «críticos» es de naturaleza anglosajona y no alcanza a todos
fundamentos teóricos de la Antropología de la salud: visión cultural y social de la enfermedad, los autores que trabajan en este campo. No obstante, a menudo ha sido utilizado para
sensibilidad a la dimensión histórica, dependencia de lo natural con respecto a lo social, discriminar dos tipos de posiciones teóricas más genéricas: a) la orientación culturalista,
análisis particularista de las enfermedades, noción de multicausalidad etiológica, sospecha de interpretativa y/o fenomenológica que estudia la enfermedad y los sistemas médicos destacan-
las vinculaciones entre normalidad biológica y normatividad social y negación de la neutrali- do sobre todo el juego de especificidades/diversidades culturales, y b) la orientación mate-
dad de la teoría y práctica biomédicas, entre otros principios posibles. Se trata en el fondo de rialista que observa estos mismos fenómenos a partir de la clave de las desigualdades sociales.
una estrategia de doble filo que hace posible el desarrollo de principios teóricos independientes Sin embargo, las generalizaciones rápidas muestran enormes posibilidades de simplifi-
a partir precisamente de la critica de la biomedicina. cación de los argumentos teóricos. Así, si tratamos de hacer un análisis detenido podemos
Bajo esta perspectiva no sorprende que actualmente la biomedicina sea observada como observar que tanto la correspondencia culturalistas/clinicos como la relación materialistas/crí-
una etnomedicina y la psiquiatría como una etnopsiquiatría (Stein, 1990); o que algunas ticos no siempre funciona con la infalibilidad esperada. Más bien, lo que se observa es una
especies nosológicas occidentales como la aneroxia nerviosa o la obesidad sean percibidas mayor diversidad de opciones de lo que en un principio se podría pensar.
376 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 377

En el caso de los culturalistas/clinicos, por ejemplo, se pueden distinguir por lo menos tes de sintesis, como la «Antropologia aplicada críticamente a la medicina» que trata de
dos subgrupos: el culturalista y el pragmático. El primero, liderado por autores como K.leinman congeniar a críticos y aplicados a partir de posiciones un tanto forzadas (Scheper-Hughes;-
y Good, ha defendido una aproximación interpretativa de la enfermedad a partir de sólidas 1990) o la «critica-interpretativa» basada en una lectura «norteamericana» de Foucault (Lock
fuentes teóricas como la hermenéutica y la fenomenología europeas. Además, este grupo ha y Scheper-Hughes, 1990). Con todo, lo que quizá en la actualidad resulta más interesante es
mantenido una posición muy critica con determinados aspectos de la biomedicina, como con el papel de las antropologías de la salud de paises como Francia, Italia, México y Espafia. •
ese exceso de universalismo y empirismo que anula el sentido autóctono (emic) de la aflicción
(Good, 1994; K.leinman y K.leinman, 1991 ). El segundo grupo, por su lado, se ha caracterizado
por una posición más pragmática y ecléctica que propiamente culturalista, pues de forma Desde la periferia4
indistinta estos autores utilizan argumentos interpretativos, aplican modelos como el análisis
de redes o conceptos parsonianos como el de «rol del enfermo» según planteen las necesidades En los últimos afl.os se percibe un interés creciente tanto en Europa como en América
del quehacer aplicado (Chrisman y Johnson, 1990). Latina por el campo de la Antropología de la salud. En Francia, por ejemplo, se ha producido
En el grupo de los materialistas la situación no es muy diferente. Cualquier lector puede un desarrollo progresivo de este tipo de investigaciones a partir de una tradición ya existente,
constatar también la existencia de dos tendencias claramente diferenciadas: una linea materia- como son las aportaciones etnopsiconalíticas y etnopsiquiátricas de Devereux y del grupo del
lista dura y otra tenue. La primera se orienta a la investigación del papel de las fuerzas hospital Fann-Dakar. No obstante, los antropólogos franceses han mostrado una excesiva
económicas en el funcionamiento de las instituciones locales de salud y en la distribución circunscripción en sus estudios a los contextos nativos, especialmente a los africanos. Lógi-
desigual de las enfermedades desde una perspectiva materialista sin concesiones. A menudo, camente hay algunas excepciones como los trabajos sociológicos de Herzlich (1991), las
utilizando el modelo de la dependencia, se tratan de perfilar y criticar las condiciones sociales investigaciones urbanas de Fainzang (1989) o las aportaciones interdisciplinares de Benoist
generadas en los paises llamados eufemísticamente en vfas de desarrollo y se esbozan en Aix-en-Provence. Sin embargo, si tuviéramos que hacer un retrato a pinceladas gruesas, los
ecologías de morbilidad y mortalidad como determinadas por condiciones económicas y rasgos más destacados serian sin duda los siguientes: a) predominio de África como área
politicas. En estos casos se incide sobre todo en el papel subordinado de la ideología a las etnográfica; b) interés por temáticas como los itinerarios terapéuticos y las representaciones
relaciones de producción y, por tanto, las dimensiones culturales de la enfermedad son del cuerpo; e) combinación de descripción etnográfica y teorfas de «altos vuelos» como el
percibidas como epifenoménicas (Waitzkin, 1981; Morsy, 1981; Morgan, 1990). estructuralismo, el marxismo o el psicoanálisis; y, finalmente, d) supeditación a los intereses
Por otro lado, se perfila una tendencia materialista que puede parecer similar a la anterior, de la etnología general. De hecho, la Antropologfa de la salud francesa muestra una gran
pero en donde se descubren divergencias teóricas y de procedimiento. De esta manera, en esta identificación con la etnomedicina clásica, es decir, con esa etnomedicina que limita su campo
corriente también se hace uso de las variables económico-políticas y de las teorfas neomarxis- de acción a los sistemas médicos indfgenas. Ahora bien, esta característica no es extrapolable
tas, pero en cambio se fomenta un análisis critico de la cultura que devuelve la historicidad a a otros paises europeos.
las representaciones de las enfermedades y a las relaciones políticas que las producen. Además, En Italia se ha producido una evolución distinta de la Antropología de la salud. Partiendo
en este caso la ideología no adquiere un papel tan epifenoménico, y esto es debido a que las de una tradición esta vez sociopolítica, como es la obra de Gramsci, y de su reformulación
fuentes de inspiración son otras: fundamentalmente las teorfas de Gramsci y las arqueologias antropológica por parte de De Martino, los autores italianos han rescatado la dimensión
criticas de Foucault (Taussig, 1980; Frankenberg, 1988). histórico-cultural y política de la enfermedad y especialmente de la medicina popular. En lo
El mosaico de posiciones puede ubicarse más fácilmente a partir de un ejemplo. subalterno, en lo popular, en ese discurso que el positivismo siempre ha asociado al error, es
Imaginemos una enfermedad como la tuberculosis. Ante este objeto los culturalistas tratarán precisamente en donde la antropología italiana ha tratado de articular una aproximación critica
de analizar los discursos de aflicción (illness), la dimensión emic, la rutinas y experiencias y aplicada en campos como la educación sanitaria. Ésta es la linea de investigación que ha
cotidianas de los afligidos y las representaciones utilizadas por afectados, familiares y mantenido el Centro Sperimentale di Educazione Sanitaria de Perugia con la participación de
profesionales. Los pragmáticos, por su lado, se centrarán en cuestiones técnicas y aplicadas antropólogos como Sepilli, Bartoli y Romizzi. No se trata de ejercer una simple asesoria a la
como qué variables pueden ser negativas en el desarrollo de un programa de educación sanitaria biomedicina para que complete su empresa de inculcación, sino de hacerle ver, en su
o de salud pública dirigido a resolver este problema sanitario. Los materialistas duros tenderán contraposición con los saberes populares, el juego de dominación en donde se inserta y de
a hablar de <<tuberculosis» como categoría que es una mistificación que encubre desigualdades permitir, en una relación dialéctica, la intervención de los propios actores en los mecanismos
sociales subyacentes. Para ello analizarán las relaciones entre condiciones materiales y de comunicación y transformación de las doctrinas en materias de salud (Sepilli, 1984; Bar-
tuberculosis y acusarán a la biomedicina de esconder tras la frialdad e individualidad del toli, 1989).
diagnóstico realidades sociales de pobreza y miseria. Finalmente, los materialistas tenues La aproximación histórica y sociopolítica desarrollada en la antropologia italiana a partir
efectuarán un análisis histórico o genealógico de las representaciones ligadas a esta enferme- de la obra de Gramsci y De Martino ha tenido también influencia en América Latina,
dad. Discutirán sobre el surgimiento histórico de esta categoría, sobre su carga estigmatizado- especialmente en México. 5 Por ejemplo, Menéndez y sus colaboradores, partiendo de una
ra, sobre las relaciones de poder implicitas o sobre la gestión política de la enfermedad. En posición teórica muy cercana,· han llevado a cabo una investigación sobre los procesos de
definitiva, «cultura», «aplicación», «economía» y <<poden> son los conceptos básicos que
4. No es éste el lugar para hacer un anAiisis de todas las tradiciones antropológicas nacionaleo. Pam una vioión má8 amplia,
definen de forma respectiva a estas orientaciones. v6ase ComeUeo y Martlnez (1993). Sobre Eopalla, v6ase Martfnez (1993).
A este complejo panorama intelectual debemos aftadir también algunos intentos recien- S. Véase a este respecto la excelente revisión de Aguirre Beltnin (1986).
378 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 379

enfermedad y de asistencia en Yucatán (Menéndez, 1981 ). En ese estudio llama la atención la Bunzel, R. (1940), «The Role of Alcoholism in Two Central American Cultures», Psychiatry,
combinación del análisis etnográfico con información estadística e histórica sobre las condi- vol. 3:361-387. -
ciones de vida, los servicios sanitarios y los procesos de gestión de la salud de la población Caudill, W. (1953), <<Applied Anthropology in Medicine», en Alfred Kroeber (ed.), Anthropology Today,
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yucateca. Además, los objetivos iniciales fueron vincular las dimensiones socioeconómicas
Chrisman, N. J. y Thomas, M. Johnson (1990), «Clinically Applied Antbropology», en Thom8s, M.
con el desarrollo de enfermedades en las zonas rurales, pero de la investigación emergieron
Johnson y Caroline F. Sargent (eds.), Medical Anthropology: Contemp. Theory and Method, Nueva
también nuevos problemas a explorar como la automedicación de las clases populares, los usos York, Praeger, pp. 93-114.
del alcohol o el desarrollo de prácticas médicas y paramédicas ( 1990). Cuestiones, todas ellas, Chrisman, N. J y Thomas Maretzki (1982), Clinically Applied Anthropology. Anthropologists in Health
que sólo parecen adquirir sentido en el entramado formado por la penetración de la biomedi- Science Settings, Dordrecht, Reidel.
cina, lo particularmente regional (incluyendo las prácticas populares) y las estructuras políticas Clements, F. E. (1932), «Primitive Concepts of Disease», University of California Publications in
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Finalmente queda Espafta, donde el magisterio de Claudio Esteva supuso la introducción Cole, D. (1983), «''The Value of a Person Lies in his Herzensbildung". Franz Boas Baflin Island
precoz de temáticas como la enf~edad mental y la antropología aplicada dentro del escenario Letter-Diary, 1883-1884», en George W. Stocking (ed. ), Observers Observed: essay on ethnographic
autóctono. Posteriormente, dos discípulos suyos: Josep Maria Comelles y más tarde Oriol fieldwork, Madison, University ofWisc. Press, pp. 29-53.
Romanf, institucionalizaron y desarrollaron el campo de la Antropología de la salud. Con todo, Colson, A. C. y Selby, K. (1974), «Medical Anthropology», Biennial Review ofAnthropology, Stanford
hay que decir que estos autores no partieron de presupuestos cercanos al culturalismo, sino University Press, pp. 245-262.
Comelles, J. M. (1988),IA razón y la sinrazón, Barcelona, PPU.
más bien del análisis del papel de las instituciones, el Estado y los procesos históricos en la
Comelles, Josep Maria y Martlnez, Ángel (1993), Enfermedad, cultura y sociedad, Madrid, Eudema.
configuración de los problemas de salud y de atención sanitaria. Los trabajos pioneros de
De Miguel, M. (1980), «Introducción al campo de la Antropología médica», en Michael Kenny y J. De
Comelles sobre asistencia psiquiátrica y las investigaciones posteriores de Romanf sobre los
Miguel (eds.),IA Antropologfa médica en España, Barcelona, Anagrama, pp. 11-40.
usos de las drogas se enmarcan dentro de esta aproximación cercana tanto a la antropología Devereux, G. (1973), Ensayos de Etnopsiquiatrfa general, Barcelona, Barral.
italiana y mexicana como al grupo anglosajón de los materialistas tenues (Comelles, 1988; Esteva-Fabregat, C. (1978), Cultura, Sociedad y Personalidad, Barcelona, Promociones Culturales, S. A.
Romanf, 1982). Sin embargo, también hay que anotar que el panorama antropológico espaflol Fabrega, H. (1972), «Medical Anthropology», Biennial Review of Anthropology, Stanford University
es cada vez de una mayor diversidad, y más con la incorporación reciente de Llufs Mallart que Press, pp. 167-229.
anteriormente babia impulsado el campo de la etnomedicina en Francia (1977). De hecho, los Fainzang, Sylvie (1989), Pour une Anthropologie de la Maladie en France, Parfs, E.H.E.S.S.
intereses teóricos y temáticos de los antropólogos espafloles se han multiplicado en poco Foster, G. M. (1976), «Disease Etiologies in Non-Westem Medical Systems», Am. Anthrop.,
tiempo. En términos teóricos, podemos decir que se observa una oscilación entre el historicis- vol. 78:773-782.
mo, el neomarxismo, el interaccionismo simbólico y la hermenéutica. En términos temáticos, Foucault, M. (1990),1A vida de los hombres infames, Madrid, Las Ediciones de la Piqueta.
destaca el tratamiento de cuestiones como las enfermedades (artritis reumatoide, trastornos - (1992), Microftsica del poder, Madrid, Las Ediciones de la Piqueta.
mentales, SIDA, etc.), los usos de las drogas, la historia de la medicina, la automedicación, la Frake, Charles O. (1961), «The Diagnosis ofDisease among the Subanun ofMindanao»,Am. Anthropo-
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atención primaria, las medicinas alternativas, los programas de planificación familiar y las
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La importancia de las aportaciones periféricas reside, fundamentalmente, en su carácter Gaines, Atwood D. y A. Hahn, Robert (1985), <<Among the Physicians: Encounter, Exchange and
de contrapunto a las orientaciones, a veces excesivamente pragmáticas, a veces ingenua y Transformation», en Robert A. Hahn y Atwood D. Gaines (eds.), Plrysicians ofWestem Medicine.
superficialmente criticas, de la metrópoli norteamericana. Además, no es por casualidad que AnthiVpological Approaches to Theory and Practice, Dordrecht, Reidel, pp. 3-22.
las fuentes de inspiración teórica de los antropólogos norteamericanos son hoy en día Good, B. (1994), Medicine, Rationality and Experience. An Anthropological Perspective. Lewis Henry
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Quizá por ello, éste sea un buen momento para repensar la Antropología de la salud desde la Gordon, D. R. (1988), «Tenacious assumptions in wester medicine», en M. Lock y D. R. Gordon (eds.),
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LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 383

que es preferible o no preferible, lo que es recomendable o no recomendable y, por supuesto,


lo que es asequible o no asequible. «Dime lo que comes y te diré quién eres» o «Eres lo que
comes» son algunos de los proverbios que mejor sintetizan las dimensiones expresivas de la
alimentación. Al introducirse un alimento en la boca, por muy simple que parezca la acción,
el individuo pone en marcha procesos menos sencillos y de diferente orden; unos son
fisiológicos, sin duda, pero otros son ecológicos, psicológicos, económicos o culturales. Todos
ellos, y estrechamente vinculados, constituyen los condicionantes del comportamiento alimen-
tario humano.
ANTROPOLOGÍA DE LA ALIMENTACIÓN La alimentación interesa a la ciencia no sólo por su complejidad sino, principal-
mente, por su cotidianidad. Por regla general, el ser humano come a diario y muchas de
por MABEL GRACIA las actividades que lleva a cabo a lo largo del día están en función de y son para garantizar
ese consumo. Aunque es cierto que hoy menos que nunca podemos afirmar que organi-
zamos la vida diaria en base a las comidas, si que éstas influyen en nuestros ritmos
Desde hace bastantes décadas, el estudio de la alimentación humana ha sido objeto de cotidianos y en nuestra intimidad: trabajo, actividades académicas y lúdicas, descanso.
interés para diferentes investigadores. Ciencias como la nutrición, la medicina, la historia, la Además, se trata de un fenómeno tan cotidianó como contradictorio que ha de dar respuesta
psicología, la economfa, la biología o la antropologi.a han m~cad~, a !I"avés de e~foques a preocupaciones médico-estéticas, por un lado, y a intereses económicos, por otro. En las
normalmente unidisciplinares, las principales tendenctas d~ ~a mvesttg~ctón sobre ah~enta­ denominadas sociedades de la abundancia se constata una situación no exenta de sorpresa:
ción. Las denominadas ciencias exactas, tales como la nutríctón o la fis10logfa, han aplicado la persistencia de la malnutrición entre grupos no necesariamente de riesgo. La sobreali-
principios y metodologías a menudo de forma reduccionista ~vocll;lldo de~rminis~os Y mentación y los desórdenes alimentarios están asociados al incremento de enfermedades
funcionalidades biológicas, genéticas o fisiológicas a cada práctica alimentaria y aso~tan~o de diversa fndole. 3
una función espistemológicamente sólida a cada rasgo cul~l. Po~ su parte, l.as ctenctas Y, a pesar de que tienen unas connotaciones muy diferentes a las derivadas de la
humanas han insistido en lo contrario, en el hecho de que la alimentactón humana mcluye una subalimentación, constituyen la otra cara de la moneda y persisten en contextos de relativa
dimensiÓn imaginaria, simbólica y social, ofreciendo también aproximaciones que .han pos~­ facilidad en el acceso a alimentos. Paradójicamente, para estar sanos y además, siguiendo el
lado explicita o implicitamente la autonomía de lo. social c?n r~specto a .las mfluenctas modelo de estética predominante, delgados, hemos de negamos, a menudo, a la amplia oferta
biológicas (Fischler, 1990). El diálogo entre los dos tipos.de cte~ctas no ha stdo frecuen~ Y de la industria agroalimentaria. 4
si alguna cosa han mostrado las investigaciones que se h~ tdo ha~tendo desde finales d~l stglo
pasado es la patente dificultad por establecer un código comun entre los dos ámbttos de
observación y análisis.• . . Las primeras aproximaciones teóricas
La primera pregunta que nos formulamos es la siguient~: ¿.por ~ué atrae a tantas ctenctas
el estudio de la alimentación humana? Las causas de este multiple mterés hay que buscarlas Ya sea desde un punto de vista biomédico, arqueológico-histórico o sociocultural, la
en diversos factores. El primero de ellos tiene que ver con la complejidad inherente al hecho alimentación humana constituye una preocupación básica para todas las sociedades y la
alimentario. 2 • • complejidad, cotidianidad y paradoja inherentes a ella nos indican que, en cualquier caso,
Comer es una necesidad primaria. Para sobrevivir el ser humano tiene que nutrirse. Sm abordar 'la alimentación como objeto de estudio supone analizar un hecho que, siendo
embargo, los alimentos no sólo se componen de nutrientes, sino ~~ién de significacion~s, fisiológico, la necesidad «de alimentarse», se define principalmente en su proyección socio-
no cumplen únicamente una función fisiológica, sino social y no se ~gteren de fo~a exclustva cultural. Los antropólogos no han sido insensibles a la extraordinaria carga comunicativa que
mediante procesos orgánicos internos, sino a través de representactones que le vtenen de fuera todas las sociedades generan en tomo al consumo de alimentos y, aunque con una dedicación
y que han sido generadas por el entorno cultural. Del mismo ~od~, el ser humano no come oscilante y diversa según el momento, el lugar y las corrientes teóricas, s podemos remontarnos
todo Jo que está a su alcance, ni su estómago es capaz de astmdar tod~ aquello que .está
disponible. Es, a la vez que omnívoro, selectivo: está obligado a comer ahmentos de o?gen 3. Entre otras, a trastornos cardiovasculares, diabetes, sobrepeso y obesidad, anorexias, bulimias, neoplasias o caries.
diferente pero, entre el abanico de posibilidades que se le presentan, ~ostumbra a el~grr Y a 4. En los paises industrializados, miles de personas gastan tiempo, dinero y esfuerzos para acabar con la obesidad o el
sobrepeso o simplemente para mantenerse dentro de la aceptabilidad estética. Un dato que nos puede ayudar a la reflexión es el
jerarquizar. A partir de las disponibilidades, clasifica lo que es comestible y no comestible, lo siguiente: mientras que en 1985 los estadounidenses gastsron 5.000 millones de dólares únicamente intentando perder peso, la
administración norteamericana enviaba a Etiopla 500 millones de dólares para salvar la vida de la gente que se estaba muriendo de
1. La mayorfa de Jos especialistas en antropologla de la alimentación han insistido en que es. ncc~o establee~ un punto hambre (Tannahill, 1988).
de encuentro un espacio comón donde los presupuestos teóricos y los leCUI!IOII técnicos, en lugar de distancllltBe, se aprolWDen. Los S. En los últimos allos, los estudios socioculturales de la alimentación, aún respondiendo a intereses distintos y caracteri-
sucesivos bca.o. que han acompallado a numerosos programas de intervención ~utricional y sal~ púb_lic~ asl e;nmo las zándosepor su invertebración, han sido recogidos de unafOIDlB sistemática por diferentes investigadores. Con la finalidad de sintetizar
insufi · · · !radas en diferentes estudios sobre prácticas alimentarias es1án relacionadas con este distancíamJenlo Científico.
vW::<r:so), Calvo (1980), Khare (1982, 1988), Ainsworth (1988), Pello (1988) Fiscbler, (19~) Y Canasco (1992).
2. Sobre las dimensiones de la complejidad alimentaria COD8Ultsr Farl> y Annelagos (1985), Rozin (1988), Mun:ott (1988),
aqullas principales orientaciones teóricas de la antropologla de la alimentación se ha tomado como referencia las obras que incluyen
una revisión de las mismas: Goody (1982), Messer (1984), Mennell, Mun:ott y Van Otterloo (1992) y Canasco (1992). También se
ha considerado la definición de las .tendencias actuales de la investigación europea en alimentación y ciencias humanas realizada por
Fiscbler (1990), Contreras (1993) y Sback (1995). Fiscbler y de Garine (1988) y las orientaciones contemponineas en antropologla nutricional regilllradas por Pello (1988).
384 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 385

al siglo pasado para hablar de los primeros autores que abordan el estudio cultural de la comida, analizar el estrecho vinculo que existe entre la búsqueda, la percepción y el consumo de
o dicho de una forma más genérica, de la cultura alimentaria. 6 alimentos y otros fenómenos de orden cultural, insistiendo, así, en su función eminentemente
Las diferentes orientaciones teóricas de este amplio y diverso campo de estudio coinci- social. Para los antropólogos funcionalistas, la alimentación es un instrumento básico en la
den con las corrientes más importantes de la antropología social, es decir, en primer lugar, con socialización de los individuos y, en consecuencia, imprescindible para perpetuar el sistema.
el funcionalismo, después con el estructuralismo y, más recientemente, con el materialismo Dentro de esta corriente teórica, el trabajo más específicamente centrado en el estudio ae la
cultural aunque, de forma general, se puede afirmar que las prácticas alimentarias han alimentación es el de la antropóloga británica Audrey Richards (1939). Como parte de su
interesado a antropólogos de todas las subdisciplinas. No obstante, como sugieren Mennell, estudio, la autora hace un exhaustivo examen de todas las relaciones sociales vinculadas con
Murcott y Van Otterloo (1992), seria ir demasiado lejos plantear la sucesión de paradigmas el intercambio de alimentos, interesándose en cómo las prácticas alimentarias expresan y
dentro de la antropología o la sociología de la alimentación, 7 ya que a cada una de estas fases simbolizan dichas relaciones. Analizar el contexto social y psicológico en el que se dan la
se han vinculado trabajos sobre diferentes aspectos alimentarios, sin ninguna invalidación producción, la preparación y el consumo de alimentos es, según esta antropóloga, imprescin-
decisiva de las aproximaciones, interrogantes o respuestas anteriores. 8 dible para responder a problemas de base nutricional. Richards plantea a la comunidad
Cuando las ciencias humanaS' abordan la alimentación, a finales del siglo XIX, se científica que, en cuanto proceso biológico, la nutrición es más fundamental que la sexualidad
interrogan sobre temas diferentes. Muchas de las preguntas que hoy nos formulamos para dar y determina, posiblemente más que otra función fisiológica, la naturaleza de los grupos
respuesta a la diversidad y la lógica que organizan las prácticas alimentarias se las hicieron ya sociales y sus actividades. 11 Para ella, la función alimentaria constituye un todo, en tanto que
antropólogos como Frazer (1906), Crawley (1902) y Smith (1889).9 ¿Nos comemos todo lo ha de servir para cubrir necesidades biológicas pero también sociales y llama la atención a
que es comestible? ¿Cuál es la razón de las preferencias o las aversiones alimentarias? ¿Por aquellos que, hasta entonces, han tendido a aislar del consumo alimentario el componente
qué ciertos alimentos están prohibidos? ¿A qué se debe que en numerosas culturas hombres y biológico y el social.
mujeres sigan conductas alimentarias diferentes y, además, no deban o no puedan hacer según De todas formas, este primer paso por reconocer las mutuas influencias no será recon-
qué cosas, como es comer juntos? En la transición secular, el interés de los antropólogos se siderado hasta al cabo de unas décadas por las ciencias humanas que, de momento, prefieren
centra, siguiendo a Goody (1982), en los aspectos rituales y sobrenaturales del consumo de dar autonomía a lo social (Fischler, 1990). Las primeras aproximaciones funcionalistas son
alimentos, tales como el tabú, el totemismo, el sacrificio o la comunión. Se pone atención en criticadas por sus pretensiones de objetividad y por los problemas de finalismo y ahistoricismo
las prohibiciones y prescripciones y en todas las costumbres extraftas e inexplicables que tienen que presentan, cuestiones que van a intentar resolver los antropólogos neofuncionalistas de la
que ver con la alimentación, buscando en la evolución de estas instituciones sociales los década de los ochenta, quienes parecen más conscientes de los limites y la validez de sus
argumentos racionales que les permitieran explicar las supervivencias que encontraban en la propuestas. En el panorama actual predomina, según Mennell, Murcott y Van Otterloo ( 1992),
cultura de su época. una orientación imprecisa de corte funcionalista que, a menudo, está sirviendo de base para la
El exclusivo énfasis religioso y místico de estos predecesores es ampliado por el colaboración entre antropólogos y nutriólogos. Este modo de investigar empieza a ser más
funcionalismo británico. 10 Los artífices del método etnográfico y la práctica del terreno van a común en el ámbito anglosajón, de forma que los conocimientos de la ciencia nutricional son
utilizados para evaluar los resultados de cuestionarlos y entrevistas sobre el consumo ali-
mentario.
6. Varios BUtores ban introducido definiciones operativas para abordar el estudio socioc:ultural de la alimentación humana.
Es el caso de la definición ofrecida por Kbare (1988), según la cual, el sistema alimentario es una ,q,lica crlticamente importante de
De forma paralela en el tiempo, la antropología norteamericana, 12 en general menos
los ideales, valores, slmbolos y experiencias vividas por un pueblo, a la vez que un sistema seneral e Intimo de comunicación cultural interesada por el estudio sociocultural de la alimentación y, en un primer momento, formando
que subraya el interés común por la seguridad alimentaria y la supervivencia colectiva. Por su parte, Fischler (1990) prefiere hablar parte de trabajos más amplios de Cultura y Personalidad, pone su énfasis en el análisis de las
de sistema culinario, entendiendo por éste el conjunto de elementos que lo componen -alimentos, plato a, individuos-, las relaciones
que se establecen entre ellos y las normas que gobiernan la elección, la preparación y el consumo alimentario. Finalmente, Carrasco diferentes actitudes culturales hacia la comida y en cómo éstas repercuten en las relaciones
(1992) retoma el término de sistema alimentario definiéndolo como aquel sistema de clasificación que da lugar a modelos que sociales, sobre todo entre parientes y géneros. Marcados por las perspectivas psicosociológi-
prescriben el comportamiento en un orden determinado del cual se tendrfa que identificar la lógica de la combinación y la sucesión, cas, los trabajos realizados antes de la Segunda Guerra Mundial se centran, siguiendo-a Messer
y también la variación del contenido.
En este artículo se utilizan indistintamente los términos de sistema, comportamiento y cultura alimentaria refiriéndonos con (1984), en el estudio del comportamiento alimentario y, en especial, en el desarrollo psicoló-
ellos al conjunto de relaciones seneradas y/o derivadas del consumo, las prácticas y la ideologla alimentaria en un espacio y tiempo gico-motivacional de los actores, produciéndose investigaciones sobre ansiedad. abstinencia,
determinados.
7. Goody (1982), Murcott (1988) y Mennell, Murcott y Van Otterloo (1992), siguiendo la trsdición europea frente a la
atracones rituales o frustraciones alimentarias. 13
norteamericana, tienden a aproximar los intereses teóricos de la antropologla y la sociologla de la alimentación en tomo a Es de nuevo otra mujer, Margaret Mead ( 1971 ), quien desde este pais realiza el esfuerzo
la comparación sociocultural. más notable en tomo al estudio cultural de la alimentación y de la nutrición. Es la primera
8. Según Carrasco ( 1992), DO se puede afirmar que estamos ante un enfoque antropológico unitario opuesto a otros modos
de aproximación a la n:alidad alimentaria. Posiblemente, nos encontramos en una fase de ensayos y enores, aunque empieza a definirse antropóloga norteamericana que insiste en la necesidad de crear un lenguaje común y una
ya, tal como plantea también Mtm:Ott {1 988), un núcleo teórico sólido. Si bien el trasfondo común de las aproximaciones que se ban
hecho en la antropologla de la alimentación puede parecer todavla muy precario, «éste ya contiene un mlnimo de generalizaciones
y de bipótesis que se pueden organizar en ID1 programa teórico comÚD, cuyo núcleo consiste en defender la idea de sistema alimentario, 11. Radcliffe-Brown (1948), estudiando a los bahitanll:s de las Islas Andaman, es IDI.O de los primeros en sefta1ar que la
sin olvidar que, por otro lado, ba recibido definiciones y atribuciones diversas» (Carrasco, 1992:104). actividad más importante, con difen:ncia, consiste en la búsqueda de comida y que es alrededor y en limción de la comida que los
9. Véase una sfntesis de sus respectivos trabajos en Goody (1982). sentimientos sociales se invocan y se practican con mayor asiduidad. .
10. El trsbajo de Smith (1989), DO obstante, examina las repercusiones que las ofrendas alimentarias tienen en la comunidad 12. Pm:a tener una visión de conjunto sobre la historia de la antropologla de la alimentación en EE.UU. consúltese
y destaca, en una llnea funcionalista, cómo la comensalidad actúa de catalizador de solidaridad y, en definitiva, condiciona una parte Montgomery y Bennet (1979).
de la organización social (Goody, 1982). 13. DuBois (1941, 1944), Kardiner (1945), Scback (1969) y Holmberg (1950), en Mesaer (1984).
386 ENSAYOS DE ANTROPOLOOfA CULTIJRAL LA ANTROPOLOOfA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 387

metodología adecuada que permita trabajar conjuntamente a científicos biomédicos y sociales, -cultura/natumleza y elaborado/no elaborado-, Lévi-Strauss construye sus dos triángulos
impulsando, junto con Wilson y Warner, diferentes proyectos y estudios. 14 Preocupados por culinarios siguiendo, de nuevo, el modelo lingüístico triangular de las vocales y consonantes.
los problemas sociales del momento, estos antropólogos empiezan los estudios de base La estructum del primero reposa en las relaciones que se dan entre lo crudo, lo cocido y lo
aplicada sobre las costumbres alimentarias en EE.UU. y colaboran en programas de iniciativa podrido. Asf, lo cocido resulta de una transformación cultuml de lo crudo, mientras 'llle lo
gubernamental que pretenden optimizar los recursos ante la previsión de penurias y mciona- podrido es una transformación natural de lo crudo o de lo cocido. Por su parte, la estructum
mientos. A estas primems décadas corresponden, también, las investigaciones estatales sobre del segundo triángulo, un poco más complicado, incluye los medios -aire y agua- y los
los comportamientos de los grupos étnicos inmigmdos y sus consecuencias nutricionales, los resultados -rustido, ahumado y hervido- implicados en las operaciones culinarias, reposan-
cuales, no siempre con éxito, se van a intentar corregir y homogeneizar (Levenstein, 1988). do, igual que el anterior, en la oposición preeminente entre natumleza y cultum.
De esta época, destaca la creación de los conceptos de «hábitos alimentarios» o «modos de La interpretación de Lévi-Strauss sobre las dimensiones culturales de la cocina han
comer>> como indicadores de estatus, de solidaridad y cambio en los sistemas socioeconómi- dejado muchos interrogantes por contestar. 16 Sin embargo, sienta las bases pam las sucesivas
cos. La gmn expansión de la investigación centrada en la alimentación y la aparición de la aproximaciones estructumlistas, las cuales se van a fijar más en la variabilidad y menos en la
antropología nutricional no se produ~e, sin embargo, hasta la década de los aflos sesenta, junto universalidad, retrocediendo asf ante el concepto de <matumleza humana» (Fischler, 1990). Es
con el desarrollo de las perspectivas teóricas fundamentales en ecología humana por un lado, el caso de la antropóloga británica Mary Douglas, un exponente importante de esta orientación,
y de la antropología simbólica, por otro (Pelto, 1988). en cuyos trabajos muestra la influencia de la corriente estructumlista y funcionalista. Consi-
derando esenciales los aspectos biológicos del hecho alimentario, Douglas (1973, 1979) pone
el énfasis en el carácter expresivo de la alimentación. Coincide con Barthes (1961) al plantear
El planteamiento estructuralista que los alimentos y, en particular, las comidas 17 constituyen un sistema de comunicación, un
protocolo de imágenes y costumbres, que manifiesta la estructum social y simboliza las
El estructumlismo, que en la antropología y la sociología de la alimentación tiene como relaciones sociales. Pam la autora, las comidas están codificadas cultumlmente, 18 estructum-
referentes principales las figums de Lévi-Strauss, Douglas, Barthes y, en sus limites, según das, en consecuencia, mediante un conjunto de signos interrelacionados que pueden ser
Mennell, Murcott y Van Otterloo (1992), a Fischler y Bourdieu, supone un giro importante analizados en términos sintácticos y gramaticales. 19 A diferencia de Lévi-Strauss, sin embargo,
respecto a la orientación teórica funcionalista. La máxima formulada por Lévi-Strauss «bueno la antropóloga británica sugiere que no observemos la comida sólo como un cúmulo de
pam pensar, entonces bueno pam comer>> nos introduce, por una parte, en el postulado principal oposiciones binarias, sino situándola en el contexto diario, semanal o anual en el que se
del estructumlismo simbólico y, por otra, en el debate central generado en la antropología de emplazan el resto de comidas. Identificando formalmente las fórmulas repetitivas que se dan
la alimentación que enfrenta al estructumlismo con el materialismo cultuml. durante los acontecimientos estructurados, tales como ingredientes, cualidades de gusto,
Con el estructumlismo de Lévi-Strauss, el énfasis se pone en el descubrimiento de la temperatum u horarios, y analizando semánticamente sus combinaciones y contrastes, se puede
estructura profunda del pensamiento humano y en la búsqueda de los principios subyacentes conocer el significado de cada uno de ellos. Asf, en la cocina inglesa, un ejemplo de
de las instituciones que puedan explicarla. Influido por los avances de la lingüística estructu- correspondencia estructural es la que se establece entre la comida principal del domingo y la
ral!5 Lévi-Strauss (1972, 1984) se aproxima, en diferentes etapas, al estudio de la cocina. comida de la noche entre semana. En estas dos comidas, el primer plato es el principal. Siempre
Como el lenguaje, afirma, la cocina es una actividad universal presente en cualquier sociedad está caliente, es de sabor acusado y presenta una estructum de tres elementos: una ración de
humana y está configumda por un sistema de trazos culinarios que contrastan y se relacionan patatas, una porción central (carne, pescado o huevos, acompaflados con una guarnición
entre si. Pam descubrir los principios subyacentes o leyes genemles que determinan la vegetal), todo ello alifiado con una salsa especial.
recurrencia geográfica e histórica de ciertos trazos de este sistema hay que analizar las Para Douglas (1973), asf como para Sahlins (1988), es válida la idea según la cual
categorizaciones culinarias. primero «pensamos» los alimentos y, si son clasificados por nuestra mente y por nuestro código
· Los gustemas o tecnemas son, del mismo modo que los fonemas en la lengua, las cultuml, nos los comemos. Las explicaciones que ambos ofrecen sobre las aversiones regis-
unidades funcionales mínimas culinarias y adquieren significado por oposición o contraste tradas en sociedades tan dispares como la ismelita, negándose a comer cerdo, o la inglesa,
entre ellas. A partir del análisis de las unidades del gusto o gustemas, Lévi-Strauss compara,
mediante oposiciones binarias y signos diferenciales, la cocina francesa y la británica, 16. Su interpretación ha sido eriticada desde diversas perspectivas. Una de 1ss revisiones más interesantes es la de Goody
(1982). Para este autor, la formalización que conlleva la aplicación de la linglllstica y los limites que impone la conslaDte búsqueda
concluyendo que la primera recurre a productos nacionales preparados de forma más insípida de la «Daturaleza humBilll» y de sus estructuras profundas impiden a Lévi-Stnruss dar cuenta de las verdadersa cauaas que modelan
y se rodea de mayor cantidad de preparaciones de base exótica, cuyos valores diferenciales y tnmsforman la cultura alimentaria..
17. Douglas (1979) define 1111a «comida» cuando se CODSumen alimentos en el marco de 1111a situación estructurada, es decir,
están más marcados que en la cocina francesa. En una segunda fase, el antropólogo francés cuando se produce un acoDteci.miento social organizado según unas reglas que prescriben el tiempo, el lugar y la sucesión de los
examina la cocina como una transformación de la naturaleza. Partiendo de la doble oposición actos que lo componen.
18. El empleo de la palabra «eódigo» como aquello que expresa la estructura social o 1ss relaciones sociales se utiliza con
cierta frecuencia entre los lllllropólogos ftmcionalistas, estructural-ftmcionalistas y estructuralistas (Ricbards, 1939; Lévi-Strauss,
14. El Comité sobre Hébitos Alimenticios, que se puso en marcha desde 1941 basta 1943 bajo la dirección de Margaret 1972; Nicod y Douglaa, 1974; Douglas, 1979).
Mead, tuvo la tsrea de explicar la dinámica de los uaos alimenticios en ciertas comunidades norteamericanas. El objetivo ers aportar 19. El trabajo de Nicod y Douglas (1974), dirigido por ella misma, insiste en el carácter estructural y sintáetico de las
1111a basedesde 1111a perspectiva aplicada para incidir sobre la modificación en la dieta y dar 1111a pauta a seguir en el racionamiento comidas, diferenciando entre los elememos centrales y nucleares (el rustido del domingo, por ejemplo), por norma reacios a 1ss
de los alimentos (Pello, 1988). innovaciones, y los periféricos, en donde se introducen los cambios más significativos en tanto que constituyen las partes menos
15. Especialmente por 1ss obras de Saussure, Trube1zkoy, Jakobson y Hjelmslev. estructuradas del sistema alimentario (desayunos y meriendas de los ellas laborables).
388 LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 389
ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

rechazando la carne de caballo, son de orden cultural. Las causas de las preferencias o las maneras: solo y acompafiado, a cualquier hora, sin tener que sentarse en la mesa. Según el
abominaciones alimentarias responden a la propia lógica cultural, unas veces se trata de autor, esta «libertad» lleva incorporada una dosis de incertidumbre. La alimentación es objyto
prescripciones religiosas, otras son símbolos o arbitrariedades circunstanciales y hay que de decisiones cotidianas, pero para efectuarlas el individuo apenas cuenta con opiniones
explicarlas atendiendo a estas razones. Si nosotros, como apunta Douglas, clasificamos en un coherentes entre si. Si para Fischler la sociedad rural era una sociedad «gastro-nómica», regida
orden jerárquico inferior a los perros y a los vagabundos que buscan alimentos en la basura es por unas normas alimentarias, la sociedad urbana es una sociedad «gastro-anómica», es decir,
porque ambos están haciendo lo mismo, ingerir <<restos»; igualmente, si los norteamericanos, configurada sin leyes o con normas desestructuradas o en degradación que manifiestan una
a diferencia de los chinos, consideran una aberración comer carne de perro es porque para crisis de la civilización.
ellos este animal se ha convertido en una mascota, tiene nombre propio y es uno más de la
familia.
Las principales criticas hechas a los trabajos estructuralistas se resumen en dos: priorizan Las interpretaciones materialistas
el análisis de los elementos estructurales de la cocina y de la comida y otorgan excesiva
autonomía a la explicación cultural p"br encima de fenómenos de orden biológico, económico Las respuestas materialistas 21 a la orientación estructuralista han sido agrupadas por
o histórico. Poner atención en el pasado como aquello que configura el presente es un Murcott (1988) en tomo a Goody (1982), Mennell (1985), Mintz (1985) y Harris (1989).
planteamiento formulado, en el ámbito de la sociología de la alimentación francesa, por Para Harris, en un posición claramente antiestructuralista y también unidireccional, la
Bourdieu (1988), una figura intersticial que, como indican Mennell, Murcott y Van Otterloo comida tiene que satisfacer, en primer lugar, el estómago y, después, la mente humana: «si
(1992), se sitúa entre los teóricos esttucturalistas y los materialistas. La sociología de la es bueno para comer, entonces es bueno para pensaD>. Según su análisis, las preferencias
alimentación se ha centrado, principalmente, en el análisis de los consumos alimentarios y de o aversiones alimentarias han de explicarse en términos materialistas (ecológicos,
los «gustos». Estos «gustos» se ven sobre todo desde la óptica de la transmisión y de la económicos o nutricionales), de forma que los comportamientos que se optimizan son
reproducción, de manera que su transformación se explica, antes que por el cambio del aquellos que se prestan a una relación de costes y beneficios prácticos más favorable que
contenido de los habitus,20 por la movilidad social de los individuos o por la variación de la los comportamientos que se evitan. 22
composición social. Para Bourdieu, la imitación de los gustos alimentarios es una especie de Ahora bien, ¿cómo explica Harris la aversión que aparece en las sociedades indus-
carrera social analizable en términos dialécticos, cuya finalidad consiste en alcanzar la trializadas hacia determinados alimentos? Para él, negarse a la comida es un mecanismo
diferencia y afirmar la distinción de las clases en vías de ascensión. Esto explicarla, por de racionalidad humana, una respuesta a la abundancia. Hoy en dia, los mecanismos que
ejemplo, el distanciamiento de las clases medias respecto de las obreras a través del rechazo encienden el apetito son más sensibles que los que lo apagan, de manera que sirven de
del gusto por lo pesado, lo graso y su afán por la cocina ligera y el cuerpo esbelto. invitación para la industria alimentaria. Sin embargo, el coste en enfermedades ha llevado
Sin embargo, la relación del movimiento jerárquico ascendente no es siempre unidirec- ya a estas sociedades a una aversión mayor hacia los alimentos de origen animal con un
cional, ni constante. Todos los consumos de las élites no se convierten, de forma automática, alto contenido en grasas y colesterol. Según Harris, este dato confirma que, ahora menos
en deseos para las otras clases sociales. Según Fischler ( 1990), las variaciones alimentarias que nunca, los hábitos alimentarios están dominados por símbolos arbitrarios. La aparición
protagonizadas por los individuos pueden producirse en un sentido horizontal, entre «iguales» de empresas multinacionales hace que estos hábitos se vean constreiiidos por un conjunto
y, por tanto, no responder únicamente a un orden jerárquico, sino remitirse a la estructura en de costes y beneficios más preciso, aunque parcial, porque lo bueno para comer es, en estos
su conjunto. La transformación de los gustos, según este antropólogo, no puede entenderse momentos, lo bueno para vender. La opulencia ha demostrado tener sus propias limitacio-
sólo como una competición interclasista, ya que esto no explicarla que el modelo de prestigio nes, cuyos peligros se derivan de la abundancia alimentaria y no de la escasez. Sus costes
simbólico sea tomado de una cultura extranjera, por ejemplo de la norteamericana, o que los se expresan en términos de obesidad y trastornos cardiovasculares y, por eso, nuestra
imitadores puedan ser categorías biosociales, como los jóvenes, y no únicamente las clases o sociedad evita todo aquello que tiene un mayor coste: los alimentos de origen animal con
las fracciones de clase. El trabajo de Fischler, quien junto con Grignon y Grignon constituyen grasas y colesterol. De este modo, la alimentación de los paises industrializados también
el núcleo francés de la antropología de la alimentación, muestra también una clara influencia ejerce una función adaptativa.
estructuralista, aunque él mismo sea participe de sus criticas. En su obra principal-L'(H) Al margen del debate materialista/culturalista,23 las propuestas de Goody, Mennell y
omnivore---, hace una interpretación de la transformación del comportamiento alimentario, Mintz. tienen en común la misma consideración: el análisis del contexto alimentario. La
tratando de explicar los factores biológicos y sociales que dan origen a las paradojas que contextualización se plantea espacial y temporalmente y nos remite a la consideración de la
acompa.ftan al «comedoo> contemporáneo. Para Fischler, el. «comedoD> moderno ha perdido delimitación y reconstrucción histórica.24 Este planteamiento contrasta con el estructuralista
su capacidad de distinguir entre lo comestible y no comestible porque la crisis de los códigos
21. Dentro del marco materialista, aunque aqul no se traten, se han de incluir los diferentes estudios que, en relación con
y valores culturales que hasta ahora habían guiado sus elecciones alimentarias así lo facilita. la alimentación, se han realizado desde la ecologla cultural. Véase uns sfntesis en Messer (1984).
El individuo urbano es cada vez más autónomo en sus elecciones y rebasa sus limitaciones 22. As!, Jos ejemplos analizados por HBJTis, tales como el tabú de la Vaca Sagrada en la India o, del cerdo entre los
sociales hacia conductas individuales: los tiempos, ritos y compatlfas se imponen con menos musulmanes e iSIIIelitas responden a esta relación. En la india, la prohibición del sacrificio de las vacas pnmtiza, entre otros
beneficios, la reproducción de los bueyes, esenciales para la agricultura como animales de tiro, el consumo de leche o la enetgla para
formalismos. La alimentación y la restauración le ofrecen la posibilidad de comer de todas cocinar (estiércol).
23. Consúltense Ross (1980), Harria y Ross (1987) y Sablins (1988).
24. Algunos trabajos en esta llnes son Fenton y Kisban (1986), Brumberg (1988), Tannabill (1988) o Bumett (1989).
20. Se entiende por babitus el conjunto de pdcticas y representaciones de un grupo social determinado (Bourdieu, 1988).
390 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 391

porque no otorga autonomía a las diferentes esferas del sistema alimentario, tales como los estudio de la alimentación muestran, de cualquier forma, la proyección social de ésta y la
ingredientes, las comidas o los procesos culinarios. Goody (1982) sefi.ala que la alimentación conveniencia de abordar su estudio de forma específica. -
y sus transformaciones sólo pueden comprenderse en su interdependencia con el sistema A lo largo de 1980, el incipiente interés por la antropología de la alimentación se ha ido
sociocultural. El estudio de las formas de aprovisionamiento y transformación de los alimentos materializando alentado por cinco factores principales: a) la impartición de la asignatu¡a de
incluye las fases de producción, distribución, preparación y consumo que, a su vez, se han de antropología de la alimentación en diferentes ámbitos universitarios y disciplinares, b) la
relacionar con el orden socioeconómico para evitar que se dejen de lado factores de orden elaboración de estudios introductorios y específicos, e) la creación de grupos de investigación
jerárquico o subestimar los constrefi.imientos de tipo externo que se imponen en las actividades y discusión,26 el) el incremento de los intereses y/o los problemas que suscitan en nuestro orden
sociales. Para él, es inconcebible hacer un análisis de la cocina sin vincularlo, necesariamente, cultural las prácticas alimentarias y e) la dificultad por encontrar respuestas a las cuestiones
con el reparto de poder y autoridad dentro de la esfera económica y, en consecuencia, con el que estos últimos plantean. No vamos a explicar aquí cómo han influido cada uno de estos
sistema de estratificación social y con la división sexual del trabajo. 25 factores en el desarrollo de los estudios socioculturales de la alimentación en el conjunto del
Para analizar cualquier sistema alimentario hay que considerar, pues, la dimensión estado, pero cabe destacar que, aunque de forma tímida, cada día son más los investigadores
temporal y espacial, así como la dinámica seguida por los grupos sociales y las personas en y las instituciones que participan del mismo interés.
contextos socioeconómicos y culturales específicos (Mennell, 1985). Sólo la contextuali- Los ejemplos que mejor indican la trayectoria ascendente de esta subdisciplina son los
zación permite explicar por qué muchas de las relaciones del sistema alimentario sobrepasan, trabajos de base compilatoria, teórica y empírica que se han realizado y los que, en estos
por ejemplo, las fronteras espaciales. En la alimentación contemporánea, el espacio momentos, están en fase de desarrollo. 27 Los estudios de base empírica han abordado múltiples
geográfico de producción coincide menos que nunca con el espacio de transformación, facetas de la cultura alimentaria, poniendo atención en aspectos tan diversos como la encultu-
preparación y consumo. Mintz (1985) nos muestra que el estudio histórico y antropológico ración alimentaria de la población infantil, las diferencias entre cocinas populares/cocinas de
del consumo del azúcar revela un mundo más amplio que el limitado al contexto de élite, los trabajos y saberes alimentarios, la migración y los cambios de alimentación o los
producción. La generalización del consumo de azúcar experimentada durante las últimas ritos de paso y las costumbres alimentarias. A pesar de esta diversidad de énfasis, que viene a
décadas en las sociedades industrializadas no puede explicarse, según Mintz, por el gusto reflejar la escala de difusión de su campo, estos trabajos participan de tres características
innato que el ser humano muestra hacia las sustancias dulces, sino por la interacción que se comunes: a) están planteados desde el mismo interés disciplinar, b) analizan, parcial o
genera a través del tiempo entre intereses económicos, poderes polfticos, necesidades globalmente, los factores y las variables que, en materia de alimentación, marcan las tendencias
nutricionales y significados culturales. Una forma teóricamente válida para aproximarse al de la sociedad contemporánea y e) muestran los aspectos diferenciales de sus prácticas y
estudio de la alimentación, siguiendo a este autor, consiste en entender que los seres humanos consumos, sean éstos de orden étnico, de clase, de edad o de género. Además, aunque se
crean estructuras sociales y configuran acontecimientos con significados, sin olvidar que resuelven a nivel metodológico de varias maneras, todos consideran que el análisis etnográfico
dichas estructuras y significados tienen orígenes históricos que informan, limitan y ayudan e histórico es una vía necesaria para contrastar las generalizaciones obtenidas de los estudios
a explicar tal relación. de base exclusivamente cuantitativa.
Ha pasado tiempo desde que Renata Lellep (1990) iniciara, a mediados de la década de
los sesenta, su trabajo de antropología de la alimentación en el pueblo asturiano de Escobines.
Los estudios de antropología de la alimentación en España Mediante el análisis genealógico, la antropóloga norteamericana demostró a la comunidad
científica espailola que las causas de la recurrencia del hipertiroidismo (el bocio) y de los
Coincidiendo durante los ailos ochenta con el auge de los estudios de antropología de la trastornos fisicos y mentales (el cretinismo) no podían explicarse sólo mediante un simple
alimentación en paises como Francia, EE.UU. o Gran Bretaila, en nuestro país empieza a error metabólico incrementado por las fuertes relaciones endogámicas desarrolladas en el
formalizarse la curiosidad por esta subdisciplina, por conocer sus principios y trabajar desde pueblo, sino por las deficiencias y desajustes nutricionales que padecían una buena parte de
ellos. Son pocos los estudios que, sin embargo, han abordado el análisis sociocultural de la sus habitantes, los más pobres en particular. Las genealogías, con una profundidad de cinco y
alimentación en base a la discusión de las orientaciones aquí presentadas. Más numerosos son seis generaciones, pusieron de relieve que en las últimas generaciones los síntomas manifiestos
los que, vinculándose a ámbitos de la gastronomía, e).folklore y las tradiciones populares, la de estas enfermedades habían empezado a disminuir, coincidiendo con la ampliación de las
literatura, la historia o la geoeconomía, han tratado algún aspecto del sistema alimentario o redes de distribución comercial, la descentralización del suministro de alimentos y la conse-
aquellos otros que, realizados en Espaila y desde la antropología, han analizado facetas cuente diversificación de la dieta de los escobinos. Es el primer trabajo de antropología de la
particulares de la producción, transformación, distribución o consumo alimentario. En general, alimentación realizado en Espaila que, con una clara vocación interdisciplinar, refleja el
sin embargo, estos últimos no se han planteado en base a presupuestos formulados en la vínculo existente entre cultura y alimentación. Que sirva de referencia, pues, para lo que hoy
antropología de la alimentación, sino respondiendo a cuestiones planteadas desde otros ya es un nuevo ámbito de estudio disciplinar y de ejemplo, también, para remontar las
campos de interés disciplinar por más que, como hemos visto aquí, los paralelismos teóricos
son recurrentes. Cada una de las investigaciones que, de una manera u otra, han llegado al 26. Dos ejemplos de grupos de estudio constituidos en el marco académico son el «Grup d'Estudis d' Alimentació» de la
Universidad de Barcelona, que trabaja sobre la reproducción y la transmisión del saber alimentario, entre otros temas, y el <<Grupo
de Investigación de la Cultura Alimentaria» de la Universidad de Córdoba.
25. El análisis comparativo que Goody (1982) bace entre las cocinas euroasiáticas y africanas constituye un ejemplo de 27. Véanse Carrasco (1992), Contreras (1993, 1995), González Thrmo (1993), Gracia (1994), Cobos y Luque-Romero
este planteamiento general. (1995) y Kaplan (1995).
392 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 393

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LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 395

todo, de inteligencia y creatividad para la manipulación de informaciones (De Masi, 19~5),


cualidades que parecen reclamar mentalidades y ambientes lúdicos (como, por ejemplo, los war
games, los juegos de simulación mediante informática, y similares).
Al mismo tiempo, en la esfera de la cultura, y en estrecha relación con esta tendencia
económica, la ética del trabajo y del sacrificio, que había marcado de forma determinante la
generación de nuestros padres, se disipa definitivamente. Emerge una neta propensión a buscar,
por parte de estratos cada vez más amplios de la población, espacios de autorrealización en
los loisirs. Estas actividades, notablemente incrementadas en cantidad y calidad, configuran_
ANTROPOLOGÍA DEL DEPORTE Y DEL OCI0 1 hoy un contexto de experiencias personales y de relaciones sociales a las que uno no renuncia
fácilmente, hasta el extremo de que no se pueden convertir en algo distinto ni son negociables
por VINCENZO P ADIGLIONE en los contratos de trabajo. De esta manera, la categoría sociológica de tiempo libre, que en
realidad nunca había convencido por entero a los antropólogos, parece ser hoy totalmente
inadecuada para explicar un contexto en el que se atribuye a los loisirs una centralidad inédita
«lt's the difference of opinions that makes horse races.» en la producción y reproducción de la sociedad y la cultura. Podríamos llegar a afirmar, si
hemos de dar crédito al interés y a las emociones que se manifiestan, que es en aquellos
MARic. TwAIN, momentos y en aquellas relaciones donde se fragua el cemento que mantiene unidas las
The Tragedy of Pudd'nehead Wilson, 1894 identidades, como si una estructura lúdica fuera capaz de conectar ámbitos personales y
sociales que, de otra manera, aparecerían desligados.
Es evidente que esta hipótesis aproxima la fenomenología actual a aquel tipo de
Islas de festividad, los deportes parecen asumir, en la sociedad postindustrial, el deber experiencias comunitarias que los antropólogos conocemos bien bajo el nombre de fiesta
estratégico de ofrecer una estructura lúdica que conecte parte del yo y de lo social, así como (Lanternari, 1976; Jessi, 1977; Padiglione, 1984a). Esto hace más factible nuestra interven-
también de presentar un comentario expresivo de los valores y las contradicciones de la cultura ción, aunque la exponga a los riesgos de extrapolación y de generalizaciones arbitra,rias. Con
pluralista. Esta hipótesis favorece una interpretación antropológica del deporte contemporáneo el fin de evitar este peligro, no hay más solución que investigar en detalle el sentido específico
como un fenómeno social total, capaz, por un lado, de convocar la globalidad del sujeto en sus que presentan hoy los loisirs, y, de entre todos ellos, el deporte, que me parece el contexto más
diversos niveles de consciencia y expresión y, por otro, de obtener de los núcleos de ritualidad complejo y emblemático. Tal orientación debe seguirse sin subalternidad respecto a las
una trama cada vez más amplia de interrelaciones entre ambientes diversos y heterogéneos de categorías sociológicas, pero comprometiendo plenamente los recursos cognitivos e, incluso,
lo social. Al mostrar una pluralidad de manifestaciones corporales, una dramaturgia de las sensibilidades emotivas de nuestro oficio de antropólogos.
pasiones articuladas, un repertorio de estilos de carácter y de modelos cognitivos, todos
potencialmente legítimos, el deporte pone al descubierto el abanico de las diferencias y las
posibilidades, abiertas a la desmesura en la sociedad contemporánea. Tramas contradictorias

Al aproximar el análisis a un fenómeno, como el deporte, que ha alcanzado dimensiones


Introducción planetanas y ha conquistado una incisiva y estable presencia en nuestra vida cotidiana, uno
advierte un fuerte sentimiento de insuficiencia, como si las mismas categorías analíticas se
El contexto que permitía reconocer en el tiempo libre un área de experiencia subalterna y revelasen a modo de instrumentos mágicos para un exorcismo obligado y la tarea interpretativa
residual parece haber cambiado radicalmente en la sociedad posmoderna. No sólo se han restado quedase reducida nada más que a una práctica tranquilizadora. Es necesario, de hecho, admitir
gran cantidad de horas al trabajo, sino que su misma centralidad ha sido puesta, de alguna manera, una manifiesta y generalizada impotencia de las sociedades contemporáneas para dar un
en entredicho. La economía ha otorgado una relevancia creciente a la esfera del consumo y de significado unitario a uno de sus rasgos más relevantes y peculiares, como es el deporte, hasta
los servicios, convirtiendo en obsoleta la clásica distinción entre actividades productivas e el extremo de que uno pueda comprender que un estudio americano lo defina como «el
improductivas. El sector económico dominante ya no se puede identificar, como en el pasado fenómeno más discutido y menos comprendido de nuestro tiempo». Tenemos delante un
reciente, con la fabricación y transformación de los bienes materiales, sino con la producción de contexto sui generis, dotado de una irresistible capacidad de penetración cultural y dilatación
ideas y el abastecimiento de servicios a los más diversos niveles: transportes, comercio, finanzas, social. Ecléctico y poliédrico en su fenomenología, el deporte presenta una gran variedad de
seguros, salud, investigación, cultura, loisirs. Un sistema así necesita, como recursos fundamen- comportamientos, un repertorio de marcos cognitivos, una gama abigarrada y contradictoria
tales, no tan sólo materias primas, fuentes de energía, y medios de producción; precisa, sobre de valores, una gran riqueza de modelos expresivos. Cada definición aparece, entonces,
totalmente reductiva; cada intento de acotación, fatalmente destinado al fracaso.
1. Traducido del original italiano por Juan M. Garcfa Jorba. PIIJil la versión espallola de este articulo se ha hecho uso de Hijo de la sociedad anglosajona, el deporte moderno se emancipó precozmente supe-
dos traducciones al catalán, obra de Caries Feixa-una de ellas publicada en el n.• 7 (1994) de los Quodems tk 1"/CA-, asl como
de una primera versión en italiano que fue incluids en el mall:rial de trabajo dellll Col·loqui tk 1'/CA (1988). (N. tkl t) rando las estrechas barreras de aquel particularismo cultural. Ha sabido sacarse ágilmente de
396 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 397

encima la connotación originaria, aristocrática por un lado y popular por el otro, colonizando dudas. Por ejemplo, Alex Guttmann, un historiador norteamericano de evidente formación
estratos sociales cada vez más amplios. Tampoco ha tenido problemas para liberarse de la antropológica, ha descrito la evolución experimentada por el deporte en el paso de las
jaula ideológica que el liberalismo, el fascismo, el nazismo, y la doctrina socialista de los sociedades arcaicas y primitivas a la realidad occidental contemporánea. En su obra From
países del Este, habían dispuesto para uniformarlo y sacar de él ventajas nada ambiguas ritual to record ( 1978), distingue la progresiva afirmación de las siguientes tendencias:
(Hoberman, 1984). Su misma matriz lúdica no parece del todo adecuada para definirlo. De secularización, igualdad, especialización, racionalización, burocratización, cuantificación, y
hecho, en tanto que acto gratuito e improductivo, es muy pintoresco: presenta, en la récord. Será oportuno dedicar unas cuantas lineas a este autor para precisar el sentido de tales
actualidad, un entramado económico que no tiene equivalencia con ninguna industria mul- términos.
tinacional. Por ser un fenómeno de exaltación y valoración de los recursos naturales del ser Guttmann pone de relieve, en primer lugar, el progresivo afianzamiento de la seculari-
humano, concentra los esfuerzos más audaces de experimentación y manipulación cultural. zación, que ha sustraído juegos y competiciones del profundo vinculo que mantenían con las
En calidad de mecanismo de pacificación social, suscita al menos tantas tensiones como creencias y prácticas religiosas. Correr, saltar, lanzar objetos, luchar, como también jugar a
virtualmente apacigua: frente a nuestros ojos, se han desarrollado tragedias colectivas e pelota, se daban con frecuencia en el seno de ceremonias religiosas, donde asumían el valor
individuales imputables al deporte."'Finalmente, en tanto que instrumento de diálogo entre de prácticas mágicas. En la actualidad habrían perdido cualquier referencia a un contexto de
los pueblos, representa el único ámbito hoy existente donde las banderas nacionales pueden sacralidad y de trascendencia. «Han pasado a ser actividades a realizar, en parte, por objetivos
blandirse agresivamente. intrlnsecos, y en parte, por finalidades que parecen igualmente profanas. Nosotros no
Ante este panorama, liberador e inquietante a un tiempo, me parece inútil separar, tal corremos para que la tierra llegue a ser más fértil» (Guttmann, 1978:26). Al mismo tiempo,
como nos han habituado a hacer los moralistas y estudiosos, al aficionado del profesional, al se sostiene el principio de la igualdad: cada uno ha de tener la oportunidad de tomar parte en
practicante del observador, al campeón drogado del verdadero deportista; a distinguir el juego el juego, y las condiciones de la competición han de ser las mismas para todos. Las sociedades
del espectáculo, el deporte del negocio, el pasatiempo educativo de la búsqueda a cualquier tradicionales, en cambio, raramente se preocupan de verificar si los participantes tienen edades
precio del récord, la pasión auténtica de las instrumentalizaciones políticas, el placer lúdico diversas, si los equipos están compuestos por un número de jugadores igual, o si un peso
de la mueca competitiva, las reglas del juego del gigantismo de su burocracia, el fair play diferente distingue a dos luchadores. En los juegos rituales era frecuente que el parentesco u
agonístico de la locura homicida de los supporters ... El deporte moderno forma parte, en su otros roles adscritos aportasen los criterios de división entre los contendientes. En las
totalidad, de este entramado escandaloso y efervescente, de este sistema dinámico de oposi- sociedades antiguas, mujeres, esclavos, y otros individuos que se hallaban en condiciones de
ciones. Los antropólogos no deberían sorprenderse. Saben que las contaminaciones, gestiona- inferioridad o marginalidad, estaban excluidos.
das con la debida formalidad, constituyen preciosos recursos para la cultura (Douglas, 1973). Otra tendencia que Guttmann ve en el deporte moderno es la especialización de las
En relación a otros estudiosos, los antropólogos somos los últimos en insertarnos formas de competición, de las reglas, y de los roles atribuidos a los jugadores. Evidentemente,
orgánicamente en el mundo del deporte. Hemos sido llamados por una demanda no siempre en sociedades caracterizadas por una menor complejidad social y por un bajo nivel demográ-
clara y explicita, pero que presenta hoy los caracteres de una invocación de ayuda para socorrer fico, un mismo individuo toma parte en juegos diferentes y el número de las competiciones a
el sentido de la realidad, que ha naufragado en las experiencias fragmentarias, en el gigantismo, disposición se presenta restringido. El deporte practicado hoy en dia, incluso a niveles no
asumido por lo efimero, en tantas charlas de deportistas y periodistas, en búsquedas especia- profesionales, requiere de entornos de juego escogidos a propósito y preparados, as{ como de
lizadas y sectoriales. El deporte moderno, nacido bajo el férreo control de una generación de cuerpos especializados para los atletas. En estrecha relación con la anterior, se da una tendencia
ingenieros sociales, entre quienes destaca De Coubertin, constituye hoy una criatura mons- hacia la racionalización, que hace que los medios a utilizar para conseguir ciertos objetivos
truosa que no sólo ha vencido holgadamente a todos sus opositores (sean moralistas burgueses sean objeto de análisis sistemáticos y aparezcan como el resultado de atentas experimentacio-
o intelectuales de izquierda), sino que también ha demolido los márgenes inicialmente nes. La investigación científica, especialmente la biomédica, es hoy ampliamente utilizada en
establecidos para contenerlo. Precisamente en la medida en que ha crecido en alteridad y el deporte, hasta el extremo de que se puede hablar, en el caso de muchos juegos modernos
sacralidad, se nos convoca a los antropólogos, acostumbrados, a partir del encuentro con las -como por ejemplo el baloncesro-, de invenciones conscientes que representan «el triunfo
culturas exóticas, a dominar complejos sociales extraflos, aparentemente inútiles, pero de de la racionalidad lúdica» (Guttmann, 1978:41).
alguna manera fundamentales; irracionales y sensatos al mismo tiempo. Para Guttmann, la burocratización también constituye un punto de ruptura entre las
sociedades tradicionales y la realidad occidental contemporánea. Es cierto que los rudimentos
de este desarrollo pueden identificarse incluso en la Roma antigua, pero sólo recientemente
Tendencias evolutivas podemos observar una compleja organización del deporte compuesta por federaciones, ligas,
asociaciones de aficionados, sindicatos de jugadores, personal médico, dirigentes deportivos,
Se pide al antropólogo que ofrezca, sobre todo, panorámicas comparativas que permitan árbitros, funcionarios, y demás. La última característica, siempre según el esquema de
mostrar cómo se diferencian, en este ámbito, las sociedades humanas, y cuáles han sido sus Guttmann, proviene de la introducción de sistemas de medida cada vez más precisos. También
tendencias evolutivas. Esta perspectiva puede ser de gran importancia y utilidad si no se pierde algunas poblaciones primitivas recurren a puntuaciones para asignar las victorias, pero los
de vista el significado especifico que, en el seno de nuestra sociedad, el deporte construye en deportes modernos se distinguirían por la innegable tendencia a transformar cada proeza
sus relaciones con las otras instituciones y con la cultura en general. Me siento en la obligación atlética en una marca que puede ser mesurada. La cuantificación del deporte, en forma de tablas
de hacer esta precisión porque recientes elaboraciones comparativas me han dejado algunas numéricas y cálculos estadísticos, convierte en imperiosa la conquista del récord, una abstrae-
398 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 399

ción moderna que estimula y permite la competición entre personas distantes en el espacio y Segunda División. Este afio también se han sentido satisfechos y, así, el 22 de junio, han
el tiempo. querido -jugadores y entrenadores- tener fe en el voto, siendo acogidos en la carreterápor
Este escenario evolutivo planteado por Guttmann es compartido en gran medida por una hilera de tifosi conmovidos. Imagino que estos comportamientos no deben ser tan
Kendall Blanchard y Alyce Cheska (1985}, a quienes debemos una reciente y detallada infrecuentes, al menos en el ambiente deportivo italiano, si uno piensa que una promesa
introducción a la antropología del deporte. Estos estudiosos también incluyen en el esquema análoga fue mantenida el afio pasado por otro equipo de fútbol, el Ascoli. •
otras tendencias evolutivas: la implicación en la escena deportiva de personas que ya no tienen
vínculos únicamente a nivel de grupo primario; la ampliación del número, hoy casi infinito,
de las competiciones posibles; el incremento de tecnología; y, finalmente, la función adaptativa Hecho social total
o el significado ecológico, menos evidente en los deportes modernos respecto de los practica-
dos en las denominadas sociedades primitivas. El panorama evolutivo propuesto por estos No conviene, pues, generalizar. Episodios parecidos, aceptados sin ninguna muestra de
autores incluye muchas informaciqpes útiles y, ciertamente, tiene el mérito de mostrarnos sorpresa por el mundo de los deportistas, periodistas incluidos, testifican que, en este ambiente,
cómo el fenómeno deportivo está estrechamente vinculado a la realidad social y cultural, hasta la supremacía de la secularización, que domina de forma ostensible otros sectores sociales y
el punto de transformarse con ella. Si bien el esquema consigue poner de manifiesto impor- culturales, encuentra limites para difundirse. Es más, incluso podriamos afirmar que da con
tantes cambios, la operación a la que se prestan los autores llega a ser simplificadora. En el tenaces resistencias, hasta el extremo de permitir suponer que actitudes mágico-religiosas
fondo, aquello que se subraya es la evolución que otras instituciones, de la medicina a la encuentran hoy forma de explicitarse, a la luz del sol y de forma privilegiada en un sentido
política, han experimentado con el paso a la modernidad. De todos modos, los autores no amplio, en la aventura, el riesgo, el contacto con la naturaleza y, por tanto, en contextos
consiguen hacer surgir la peculiaridad del deporte respecto de otras instituciones moder- deportivos. Se trata, sin embargo, de un sentimiento religioso moderadamente entendido que
nas, con lo que se pierde de vista el significado especifico de este grandioso fenómeno con- deja muchos espacios a la gestión individual. Pero la idea de un deporte secularizado contrasta
temporáneo. también con la evidencia de la recuperación y la valoración del rito. Es un hecho indudable
Es verdad que el deporte se ha secularizado, pero si lo comparamos con otras institucio- que la sociedad moderna ha diluido gran parte de las prácticas rituales hasta un extremo tal,
nes de la modernidad resulta ser, precisamente, la que mantiene viva una mayor tensión que la misma idea de rito se asocia desde hace tiempo a comportamientos neuróticos de
mágico-religiosa (Veblen, 1979). Hacer el signo de la cruz, como acto de confianza en una naturaleza obsesiva. La decadencia de lo ceremonial en tantos ámbitos de la vida social hace·
potencia superior, constituye ima práctica corriente entre los jugadores. En la prensa deportiva resaltar más su recuperación magnificada en el contexto deportivo.
aparecen con abundancia términos de matriz religiosa (carisma, fe, mito, purificación, salva- En este campo se puede identificar la indispensable presencia de custodios de la tradición
dor, inmolación, sacrificio, prodigio, trascendental, diabólico, alucinante, legendario, sobre- y la formalidad, la fácil localización de los espacios sagrados y prohibidos, el aislamiento de
humano ... 2 Prácticas supersticiosas, que serian condenadas en cualquier otro ambiente, se los protagonistas, la gestión ceremonial de preparativos, esperas, y pausas, la orquestación
manifiestan de manera explicita entre jugadores, atletas, entrenadores, y directivos. Según una nunca modesta de los inicios, la sucesión estandarizada de las fases, la provocación consciente
investigación que estoy llevando a cabo, el aficionado presente en un partido cree en la de momentos liminares con las miradas concentradas y las emociones transparentes, la
omnipotencia de su pensamiento: se presenta en el estadio con el mismo atuendo y con el apoteosis de las clausuras. Todos estos elementos hacen recordar a los antropólogos las
mismo grupo de amigos, y ocupa el mismo lugar que ocupó en una jornada afortunada para características del ritual. Y, al igual que en cualquier otra área, también en el deporte surge,
su equipo. De esta forma, piensa poder influir con su comportamiento en el resultado del desde el núcleo ritual y su entorno, una red de estrechas conexiones que afectan espacios
encuentro. Hasta hace pocos afios, el Nápoles, equipo de fútbol, podía valerse de un tifoso heterogéneos de lo social, diversos entre si. Tal . vez la categoria que mejor se presta a
llamado occhio pesante (ojo pesado), que era respetado por todos y muy solicitado en cada representar este hacerse sociedad por parte del rito es la que elaboró Marcel Mauss (1979) en
partido de fútbol. Su ojo tenía el poder de modificar la trayectoria del balón. Se le considera- su estudio sobre el don y la reciprocidad ritual en las sociedades primitivas. Este autor define
ba tan capaz de alejar la pelota de la porteria napolitana, como de dirigirla hacia la adversaria. como «hechos sociales totales» a aquellos «que ponen en movimiento la totalidad de la
Hay casos particularmente emblemáticos. La Lazio, equipo de fútbol que con la Roma sociedad y de sus instituciones», configurándose y funcionando como «sistemas sociales
divide a los tifosi de la capital, ha conseguido este afio, al final de un dificil campeonato en completos».
Segunda División, el acceso a la máxima categoria. Como consecuencia de tal logro podrá Esta categoria parece corresponder perfectamente a la fenomenología del deporte actual.
enfrentarse con los equipos italianos más fuertes, entre los que se encuentra su eterno rival. Los estadios aparecen, a la vez, como lugares de encuentro de variada humanidad y como
Este hecho, tan esperado y deseado por jugadores y directivos de la Lazio, babia sido espacios de confluencia en diversas modalidades de lo social. Aspectos discontinuos llegan a
oportunamente propiciado no sólo con el buen juego en el campo, sino también con la promesa convivir de manera estable en el seno de este fenómeno social total, que se enriquece de forma
del voto colectivo, hecho en la intimidad del vestuario: si se conseguía el retomo a la Primera incesante por intereses económicos y politicos, por nexos morales, estéticos, juridicos, y
División, irian en bicicleta desde Roma al monte Terminillo · (más de 90 kilómetros de biopsfquicos. Si por un lado aparecen abusos y contaminaciones, por otro estos nexos
comprometida subida). Es más, el afio anterior ya habian hecho y expiado un voto similar (ir potencian el acontecimiento deportivo, lo convierten en catalizador de la atención colectiva.
en peregrinación a la Madonna del Divino Amore) por haber logrado la permanencia en La categoria de «hecho social total» sugiere la imagen del deporte como un acontecimiento
capaz de conectar dimensiones y elementos muy heterogéneos entre si. Esta imagen ofrece la
2. Cfr. Bascetta, 1962:114-121. posibilidad de un examen del deporte desde una perspectiva macrosocial, como una institución
400 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL LA ANTROPOLOGíA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 401

que vive de las interconexiones que realiza, a niveles diversos, con las prácticas sociales. Esto Sin embargo, el panorama del deporte se presenta trastornado. La igualdad formal o la
supone introducir, de forma enmascarada, regulada, y controlada, el mundo más amplio en el comunión de los contendientes se da por supuesta al inicio. A partir de aquel momento, tiene
seno de una situación especifica. Ahora bien, esta capacidad de producir mezclas e intercone- lugar un desarrollo mutable y casual del juego que lleva a un resultado imprevisible. Mientras
xiones significativas deriva de la gran relevancia que en el deporte presenta la dimensión ritual. el rito tradicional es conjuntivo, en el sentido en que supera la asimetría inicial, el deporte,
Es precisamente la ritualidad, como bien sabe el antropólogo, el instrumento principal para según Lévi-Strauss, seria disyuntivo porque presupone un nivel de igualdad formal e id~ al
realizar la mezcla de elementos contradictorios -sagrados y profanos-, para transformar inicio, pero que después produce asimetría. Si bien creo que esta radical contraposición puede
oposiciones en identificaciones. El ritual, precisamente en tanto que comportamiento altamen- ser atenuada, me parece evidente, de todos modos, que la ausencia de una partida privilegiada,
te formalizado, permite unir aquello que la vida ordinaria separa, y exhibir aquel negativo de un resultado de alguna manera previsto y querido por toda la colectividad, constituye un
existencial que la cultura no tolera y expulsa de su propia imagen. factor distintivo de la característica modernidad del deporte. Llegados aquf puede compren-
Los conflictos y tensiones pueden manifestarse mediante respuestas vitalistas o negati- derse la crisis de una visión unitaria, la decadencia de una cultura totalizante que ordena y
vas sólo a condición de asumir una existencia virtual, sui generis, traspuesta del plano real que ofrece sentido compartido a los individuos. La sociedad pluralista en la que vivimos presupone,
los ha originado. Esto significa que-el deber fundamental de cada ritual es la producción de como el deporte, un nivel de igualdad formal entre los sujetos, pero después los deja faltos de
un mundo artificial, metáfora simplificada de lo real. En las competiciones deportivas no existe orientaciones comunes, de logros generales, de concepciones trascendentes.
una transparencia absoluta de los conflictos de clase, generacionales, y sexuales; sólo es En las comunidades tradicionales, el sentido de las cosas estaba preconstituido, en tanto
posible entreverlos, confusos entre indicios de otras múltiples tensiones, a partir de sus seiiales que ofrecido por la cultura como un conjunto estructurado de modelos de pensar, sentir, y
relevantes. El todo transfigurado queda simplificado en oposiciones, al tiempo circunscritas y actuar (de aquí proviene la gran relevancia de este concepto para los antropólogos). En la
simbólicas. Afirmar la naturaleza social sui generis del deporte tiene el valor de reconocer, en sociedad moderna, en cambio, parece ser la acción social la que deviene sistemática y
aquél, el potencial de agregar fuertes emociones, de producir sentido y unificación de las sistematizante respecto a una cultura bazar, mera reserva de artículos sin conexiones. Todo
experiencias a través de una continua mezcla de niveles diferenciados e indiferenciados del esto aparece emblemáticamente representado en el deporte moderno que, sin prefigurar un
ser; esto es, mediante construcciones y reconstrucciones de estructuras cognitivas fundamen- resultado determinado, una partida privilegiada, deja a la acción, de desenlace siempre
tales de la experiencia. incierto, la responsabilidad de dar sentido temporal a una realidad que permanece polisémica
por su misma naturaleza, capaz de suscitar en los participantes visiones contrapuestas,
interpretaciones, cuando menos, diversas.
Rito y deporte

Y es precisamente sobre este aspecto donde me parece oportuno poner de relieve la Evocar la complejidad
peculiaridad fundamental del deporte moderno. Lévi-Strauss, en uno de los capítulos de El
pensamiento salvaje (1984), ha subrayado el hecho de que en gran parte de las competiciones Críticos y defensores del deporte quieren reducir el significado de esta experiencia a
rituales presentes en las sociedades tradicionales se lleva a cabo «una partida privilegiada)), valores unívocos y seguros. No obstante, tengo la firme convicción de que el deporte debe gran
en el sentido de que se da por descontado quién ha de vencer. 3 Dos ejemplos extraídos del parte de su éxito a la capacidad simbólica de representar la tensión entre la unidad y lo múltiple,
folklore italiano aclararán este aspecto. En Gubbio, en la Umbría, cada afl.o se desarrolla la el orden y el caos, la interpretación compartida y el rumor polisémico. El rito ofrece a esta
tradicional corsa dei ceri, Los ceri son emblemas de diversos santos, constituidos por enormes tensión la posibilidad de expresarse sin llegar nunca a resolverse, como sucedía en las
baldaquines que los hombres cargan sobre su espalda. En una extenuante competición en sociedades tradicionales. Otorga una forma dramatizada y expresiva que llega a constituir, para
ascenso, se enfrentan varias corporaciones ciudadanas. El vencedor es siempre Sant'Ubaldo, los sujetos, ocasión privilegiada de reflexión sobre su cultura. En el mundo intelectual, está
en cuyo honor se realiza la fiesta. Con todo, los espectadores mantienen igualmente el aliento notablemente difundida la opinión según la cual el deporte provoca un debilitamiento de la
en suspenso: ¿conseguirán los muratori, a los que espera el honor de llevar el cero de consciencia, una inercia reflexiva, un decaimiento de la capacidad de razonar sobre la realidad
Sant'Ubaldo, mantener las otras corporaciones a suficiente distancia? · social. Sin embargo, investigaciones llevadas a cabo por sociólogos demuestran cómo, de
En l'ardía de Sedilo, en Cerdefl.a, muchos jinetes compiten en una carrera desenfrenada, hecho, hay una correlación positiva entre compromiso deportivo y militancia polftica, partici-
pero es siempre el Capitán, designado aquel afl.o para llevar el estandarte de San Constantino, pación activa en la realidad social. Pero existe otra vfa para desmentir el sentido común de
quien ha de pasar primero bajo el estrecho arco que da acceso a la iglesia. Carnavales y corridas quienes creen que sólo una razón analftica, un saber racional, puede aportar conocimiento,
de toros presentan, en el fondo, las mismas secuencias. La contraposición ha de dar un reflexiones sobre el mundo.
resultado en cierta forma previsto: el carnestolendas será quemado y el toro morirá. La Marcel Mauss (1979) afirma que, en los fenómenos sociales totales, los hombres
comunidad que participa en estas fiestas aparece inicialmente disgregada, dividida en faccio- adquieren conciencia de si mismos y de su situación respecto a los otros. Gregory Bateson
nes. El ceremonial permite expresar estas tensiones en el encuentro, pero después, prefiguran- (1972) sostiene que el juego y el ritual son formas en las que se instauran y exploran relaciones.
do un resultado privilegiado, hace reencontrar la unidad y comunión a los participantes. Victor Turner (1982) subraya que el ritual, especialmente en las fases liminares, lleva a cabo
una descomposición de la cultura en sus factores constitutivos y una recomposición libre y
3. Cfr. Lévi-Strauss, 1984:55-56. lúdica de los mismos. Mary Douglas (1975) ve en el ritual una forma de jugar con las formas
402 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 403

sociales. Clifford Geertz (1990) ha documentado, de forma ejemplar, cómo una lucha entre El éxito del deporte parece residir en su capacidad de evocar _la compleji~ de lo
gallos puede constituir una historia que la comunidad balinesa se cuenta a si misma, un existente en toda la efervescencia cognitiva que alimenta, en toda amb1va.Ienc1a emotiva que
comentario expresivo de las relaciones sociales y de la cultura. De la antropología simbólica suscita en toda la movilidad estratégica de lo social que requiere. Exponerse, como practicante
provienen continuos retos para captar, en el rito, una actividad intelectual, una efervescencia 0 com~ observador, a las actividades deportivas, supone para el sujeto sintonizar con el.espfritu
congnitiva que, en general, el sentido común y, sobre todo, intelectual, recluido en el mito de del tiempo.
la racionalidad, niega decididamente.
El deporte pone en escena, al mismo tiempo, una dramaturgia de las pasiones esenciales,
un repertorio de estilos de carácter, una representación de modelos interpretativos. En el rostro Conclusiones
del atleta podemos reconocer el miedo, la concentración, la alegria, el dolor, la rabia.
Emociones necesarias, todas ellas, en su contexto de producción. Los jugadores exhiben La antropología del deporte ha devenido hoy un sector relevante d~tro de las orie?ta-
caracteres diversos, todos potencialmente idóneos: existe el eficaz y el estilista, el frío y el ciones antropológicas. Cabe decir que las instituciones culturales de las soc1edades deportivas
emotivo, el generoso y el egoísta, ell:orrecto y el desleal, el fantasioso innovador y el ejecutor se están sensibilizando y, después de afios de total indiferenci~ llaman a antropólogos para
repetitivo. Según las relaciones y el momento, cada uno de ellos podrá resultar adecuado e confiarles investigaciones o, simplemente, para hacerles participes en congresos. D~ forma
indispensable. Pero sobre la escena deportiva se confrontan valores y modelos interpretativos explicita, se reconoce a los antropólogos un ámbito diferente del que ocupan los. soc.lólogos;
opuestos sin que nunca se llegue a una resolución definitiva. En el deporte se puede ver una en particular, el estudio de los valores y de los modelos culturales y la comparación mtt:rcul-
naturaleza humana encaminada hacia un progreso ilimitado (el récord), o bien constatar los tural. Pero, por lo general, los problemas que se nos plan~an son de fl;tdole mu~ p~ti~a y,
continuos limites con que se encuentra. Se puede atribuir el éxito deportivo a la cultura, a la con frecuencia, provienen del hecho de que algunas federaciones deportivas v~n dismm~ las
educación, al entrenamiento, o bien al patrimonio genético, a la raza, a la naturaleza. Se puede vocaciones a causa del cambio social y cultural (por ejemplo, el boxeo), o b1en se venfican
ver en el deporte sólo el conflicto o sólo la solidaridad, la voluntad individual de potencia o imprevistos abandonos de atletas (es el caso de muchas chicas) con la consiguiente pérdida de
la necesidad de socialidad, el show meritocrático o el juego de la fortuna, el vitalismo que los inversiones.
regenera o bien el inútil dispendio de energía, la construcción de una realidad en último término Por otra parte, me parece oportuno precisar que los deportistas PW:ecen poco p~pensos
racional o un crisol de ilusiones irracionales, la representación de una utopía (al final siempre a reflexionar sobre su realidad a través de un código, al tiempo analftico y metafónco, tan
vencen los mejores) o de una tragedia (siempre hay alguien que pierde). , frecuente en el modo de razonar de los antropólogos. Los estudiosos que orbitan en tomo al
Éste y otros modelos interpretativos no dividen el mundo deportivo en grupos contra- mundo del deporte, los asesores de las federaciones, son preva.Ientem~te biólogos, médicos,
puestos, sino que forman parte del imaginario común. A ellos aluden constantemente jugadores y psicólogos conductistas, portadores de una visió':" factual ~ positivista ~e la performance
y público. Están todos juntos en nuestra cabeza, a disposición para ser empleados en otorgar deportiva, asf como de la realidad social. Y los m1smos soc1ó~ogos, a qwen~ se enc~an
sentido a las variadas situaciones que la efervescencia deportiva crea continuamente. El investigaciones, usan aproximaciones cuantitativas, muy aprec1adas en el ámbito deportivo,
imaginario deportivo posibilita la reflexión sobre los fundamentos de la cultura contemporánea porque están en sintonía con el ideal de la medida a cualquier coste. .
cuando abre interrogantes acerca de los limites del progreso, acerca de la fragilidad de lo real, Hoy, de todos modos, la realidad del deporte no está ~ól_o !llera de nosotros. También se
de las insuficiencias de la racionalidad y la especialización, de las restricciones del naciona- halla presente, de forma intrincada, dentro de nuestra subJetividad. Y los antropólogos, que
lismo y, de forma paralela, también acerca de la imposibilidad de perder las rafees de una desde siempre han demostrado formidables capacidade~ miméticas, .s~brán encontrar las
pertenencia local. Si cada victoria es, al mismo tiempo, una tragedia, y ambas son visibles a formas idóneas para desarrollar un diálogo con los deportistas que sea util para ambos.
la vez en el contexto deportivo, evidentemente la reflexión que induce el deporte, mediante el
espectáculo del dolor, de la derrota, de la gloria momentánea, afecta, sin resolverlos, problemas
de fondo de nuestra existencia. BibUograffa
Asf pues, el deporte constituye un comentario continuo de la vida y la experiencia
cotidiana porque tiene la capacidad de producir uniformidades (reglas que homologan) y Bascetta, C. (1962), Illinguaggio sportivo contemporaneo, Florencia, Sansoni.
diferencias (estilos, caracteres, emociones, interpretaciones) en el seno de marcos definidos. Bateson, G. (1972), Steps toan Echology of Mind, Nueva York, Clanddler.
De esta forma, permite representar de manera concreta y sintética, y por tanto inteligible, el B1anchard, K. y Cheska, A. (1986), Antropologfa rül rüporte, Barcelona, Bellaterra.
vertiginoso crisol de la cultura contemporánea, que ha abierto sin medida el espectro de las De Masi, D. (ed) (1985), LLl societll post-morüma, Milán, Angelli.
posibilidades y de las diversidades. Asimismo, posibilita la representación de la lógica Douglas, M. (1973), Pureza y peligro, Madrid, Siglo XXL .
Geertz, C. (1990), La interpretaci6n rü las culturas, Barcelona, Gedisa. .
segmentarla de una sociedad neocorporativa que ya no se caracteriza por alianzas y contrapo- Guttmann, A. (1978), From Ritual to Record. The Nature of Morüm Sports, Nueva York, Columbta
siciones sociales limpias, sino que está regulada por una conflictividad difusa que opone sobre
University Press.
algunos planos, y reconcilia sobre otros, a individuos y grupos de intereses diversos (de forma Hobennan, J. M. (1988), Politica e sport, Bolonia, D Mulino.
análoga a cuanto acontece con los futbolistas profesionales, que cambian de camiseta y equipo Jesi, F. (1977), LLlfesta, Turln, Rosenberg e Sellier.
según el tipo de competición -nacional, internacional, de beneficencia- sin encontrar Lantemari, V. (1976), LLl grandefesta, Bari, Dedalo.
extrado el tener que jugar contra los antiguos compafteros). Uvi-Strauss, C. (1984), El pensamiento salvaje, México, FCE.
404 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTIJRAL

Mauss, M. (1979), SociologÚl y Antropolog{a, Madrid, Tecnos.


Padiglione, V. ( 1984), <<La festa e il suo opposto: note antropologiche sulla condizione festiva nella societ!
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Padiglione, V.; Canevacci, M. y Panunzio, M. (eds.) (1984), Lo sport tra natura e cultura. La construzione
sociale dell'agressivitii, della competizione e della solidarieta nello sport, Népoles, Guida.
Tumer, V. (1982), From Ritual to Theatre. The Human Seriousness ofPlay, Nueva York, Peñorming Arts
Journal Publications.
Veblen, T. (1979), «El deporte como conducta depredadora atávica>>, en Luschen y Weiss (eds.), op. cit.
[The Theory of Leisure Class, 1899].

111. APUNTES FINALES


INTERDISCIPLINARIEDAD,
INTERPROFESIONALIDAD E INTERVENCIÓN SOCIAL
por TERESA SAN ROMÁN

Brevfsimo prefacio tÚ! gratitud


La primera vez que o( hablar de antropología, lo of de
Claudio Esteva. El primer libro de antropología, un viejísi-
mo Ditmer, Etnografla General, me lo prestó Claudio Este-
va. No fui su alumna, pero sf fue Claudio quien me orientó
hacia el lugar en el que podfa estudiar antropologfa, quien
me proporcionó mi primera conferencia.
Mi gratitud por su ayuda y por su amistad a lo largo de
los afl.os, tantos afl.os ya.

IntenliscipUnariedad: la recuperación del objeto1

Hasta el siglo XIX quienes se preocupaban por estudiar al hombre intentaban hacerlo en
toda su complejidad, aportando su punto de mira desde las emociones, las capacidades del
intelecto, el medio fisico o las peculiaridades de las necesidades biológicas del organismo
humano para su existencia y perpetuación. Desde todos estos ángulos intentaban alcanzar el
objetivo de dar una explicación racional y consistente a los fenómenos culturales, las varia-
ciones caracteriales, las tendencias y las pautas del comportamiento, los cambios históricos y
las variaciones espaciales en el ser y vivir de los hombres. Para ello se disponfa, más que nada,
de la capacidad del estudioso para imaginar explicaciones a los problemas y la información
sobre los hechos humanos, todavfa escasamente profesional, confluyendo sobre su mesa pero
con procedencias muy variadas. Informaciones incompletas e imprecisas, sesgadas e intencio-
nadas provenientes, en fin, del interés en la politica, la literatura, la religión, pero sólo algunas,
pocas veces, se trataba de informes guiados por el interés teórico de dar a algún problema una
explicación científica.
Poco a poco la información va siendo más precisa y rica, va circulando más fluidamente,
y al mismo tiempo la especialización alcanza, profundiza y desintegra el conocimiento y las
capacidades profesionales de los humanistas. Se insiste en el rigor metodológico, en la
objetividad de las descripciones, en la fiabilidad de los datos, en la racionalidad de las

l. En e l - que sigue, algunos pírrafos esllin tomados de T. San Román, «<ntmlisciplinariedam., KTS, 98, 198S,IIUIIC¡Ue
incliiSO éstos ban sido parcialmento modi&ldoL
408 ENSAYOS DB ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 409

afirmaciones, en la valoración racional de las conclusiones. El énfasis en el rigor lleva a De esta confusión han surgido discusiones bizantinas sobre si la cultura podfá exp!icarse
delimitar y precisar el objeto, a someter sistemáticamente a prueba las ideas, a perfilar las desde la psicología o el carácter desde la economía. Desde cada ~o de los ángulos en los que
técnicas apropiadas para cada caso. Y con la especialización se gana en profundidad, en las correspondientes disciplinas intentaban hacer frente a su objeto, se pretendía abarcar su
confianza en las explicaciones, en producción científica y, también y tristemente, se pierde la totalidad, como si el objeto concluyera en los límites angostos de ca~ uno d~ s~ ~~entos.
totalidad del objeto, se pierde al ser humano entero, quizá para siempre. Y cuando se consideraba la existencia de aquellas otras perspectivas disciplinarias, con
Un buen ejemplo de lo que digo es el progresivo distanciamiento entre la sociología y frecuencia se relegában sus explicaciones al nivel de la superficialidad. Es curioso ver que,
la antropología. Confiados en su imaginación y en una información escasa y común, no desde cada una de ellas, encontramos autores que afirman que tal o cual fenómeno tratado.por
existieron por si mismas hasta bien entrado el siglo XIX, aunque desde nuestra posición actual los científicos de otra disciplina tiene una explicación «a nivel más profundo», que es ~a que
queramos seftalar como precursores de nuestra disciplina a una u otra figura del pasado cercano se ofrece desde la propia. El problema que estamos tratando es el que nosotros m1smos
de la ciencia social. Pero paulatinamente a lo largo del siglo XIX y hasta comienzos de este introducimos. Los distintos ángulos desde los que se ofrecen explicaciones al fenó~eno
siglo, se produce la escisión de ambas disciplinas, entre si y con respecto a las otras ciencias humano responden a aspectos diferentes pero integrados de él. Rara vez hay monocausab~.
sociales. Algunos estudiosos, guia<Ris por las nuevas ideas sobre el desarrollo de la teoría Las razones para las cosas suelen ser múltiples, variadas e. incluso. confluyen~s para p~oducrr
científica, acuden a los paises colonizados del Tercer Mundo buscando explicaciones al un efecto concreto. Ciertamente hay aspectos que se exphcan meJor desde c1ertas ópticas, de
fenómeno humano, y encuentran una inmensa variedad de culturas, organizaciones sociales, manera que un ataque de celos de un nifl.o se explica ~ej?r, en principio, des~e la p~icología
medios, sistemas económicos, ideologías, y se aperciben de la diversidad cultural, afirman el que desde la sociología o una tendencia de voto por distri~s urbanos se expli~a :n:tejor desde
relativismo cultural e intentan adoptar una óptica comprehensiva. Su falta de conocimiento la sociología y la geografla que desde la psicología. Pero nmguna de esas explicaciOnes agota
inicial del medio humano en el que trabajan les conduce a ensayar técnicas de observación la comprensión del problema. Los celos de un nifl.o hacia su ~ermano pequefl.o n~ son
cautelosas, que conduzcan principalmente al aprendizaje de la cultura por parte del científico, igualmente posibles, ni probáblemente, de la misma natural~za, SI se trata de una soc1~d_ad
a considerar la significación de los elementos culturales en el conjunto social y en el sistema polfgama con familias extensas que si se trata de una sociedad ?Ionógama con f~has
cultural en general, les lleva a un énfasis en el aspecto cualitativo principalmente. Por su parte, nucleares. Las condiciones para que se susciten los celos no son las m~smas, y esas c~ndic~ones
otros estudiosos, guiados por idénticos intereses científicos, trabajan en las complejas socie- las explica mejor la antropología, que bien poco puede decir sobre los celos q~e el niflo s1ente.
dades de Occidente, y lo hacen sobre la base de un conocimiento previo, por muy somero que y esto no implica en absoluto que la interdisciplinariedad suponga un mtento p~rs?n~
sea en algunos casos, del medio cultural en el que actúan, porque es el suyo o al menos es petulante, sino más bien una disposición a considerar eficaces las propue~tas de .otras discipli-
cercano al suyo. Su interés es más que nada diferenciar pautas y tendencias entre los distintos nas y a compartir el propio proceso de la investigación en toda su extens1ón. Evidentemente a
agregados sociales a los que se enfrentan, relacionar las distintas partes del sistema social. mi, como antropóloga, me corresponde renunciar a los componentes estructurales ~e persona-
Pero el interés en los aspectos cualitativos, existiendo sin duda, es lógicamente inferior que lidad, no tanto porque sostenga que son ineficaces como porque no c~nozco sufi~1en~ente
en el caso anterior, porque se está más cerca de la significación que cada elemento tiene en el su naturaleza y las teorías que hay en tomo a ellos.• po~que no es de m1 cm;npetenc1a. S1 puedo
conjunto, se «entiende» la cultura que se trata de explicar. Por eso el énfasis fue más y más presuponer esta influencia, es para ~egar la atribuc1ó~ de toda ~ausal1dad a los aspectos
cuantitativo. El problema no era tanto qué significaba todo aquello, sino quiénes tomaban parte ecológicos, morfológicos y económ~cos en la formac1ón de las 1de~ Y n~rmas Y en 1~
en ello, cuántos y con cuanta frecuencia aparecía una relación. A mediados de este siglo relaciones entre los componentes estructurales. Así, por ejemplo, en m1 trabajo sobre margi-
antropólogos y sociólogos se echaban en cara unos a otros sus descuidos, con olvido de su nación social el papel central que se atribuye a las ideas de despersonalizaci~n está en la línea
propia historia de especialización, sin recordar que de un solo cuerpo se habían ido creando de dar a éstas una posición importante en la estructura, al entender q~e están mtroyectad~ por
especializadamente dos tipos de énfasis diferentes. medio de mecanismos psicológicos de forma que pueden generar actitudes Y comportamt~ntos
La reunificación de las ciencias sociales parece imposible. Dentro de la antropología yo eficaces en otras variables, y no sólo por cumplir un papel de justificació~ de la exclus1ón Y
trabajo en relaciones étnicas, marginación y antropología aplicada. Pues bien, es extraordina- por construirse combinando elementos culturales de estereotipos antenores Y elementos
riamente dificil mantenerse al dfa de todo el trabajo que se va haciendo en el mundo sobre lo nuevos de carácter oportunista.
que es tu centro de interés en el interior de tu propia disciplina. La producción científica es El no tener en cuenta en el análisis los factores psíquicos, aun otorgándoles un papel
demasiado amplia para tener un conocimiento respetable de todo. Se consigue tenerlo sobre porque se sábe de la fragmentación de las creencias del ser human~, s~ duda distorsi~nará ~1
una pequefta parte si se dedica uno a ello. análisis de relaciones causales. El problema tiene una solución parc1al SI formulamos hipótesis
Pero la fragmentación de las ciencias sociales ha tenido consecuencias gravisimas en la probabilísticas y decidimos rechazarlas si los resultados obteni.dos no ti~en un nivel de
consecución de lo que es, precisamente, su objeto: dar explicaciones a problemas sobre la significación aceptable. La incidencia de un factor sobre una v~~le, efectivame~te, puede
humanidad. Podemos desintegrar nuestro objeto de estudio en parcelas para que así sea quedar distorsionada por la no consideración de otro factor co-mc1d~te. Pero el nesgo que
asequible a nuestra comprensión. Lo que no podemos hacer es después creer que la naturaleza corremos al no análizar, siguiendo con este ejemplo, factores psfqwcos, no es el aceptar
de nuestro objeto de estudio es desintegrada. Podemos hablar de cognición, psique, cultura, hipótesis refutables sino el rechazar hipótesis que podrían mantenerse en el marco de un
función biológica, proceso de transformación, pero no podemos creer que cada una de esas análisis multifactorial más completo, interdisciplinario.
cosas sean partes del ser humano independientes y estancas. Ése, creo yo, ha sido el mayor Los factores ecológicos y morfológicos, los factores psicoflsicos de las facultades Y
problema del desarrollo de las ciencias sociales en disciplinas con entidad propia. necesidades del ser humano, los factores socioculturales (que integran cosas tales como la
410 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 411

tecnología, las instituciones de organización de la producción, la reproducción y el control, el 3. La socialización, dado un medio sociocultural, es tanto una necesidad como la
sistema de las propiedades de interrelaciones de estatuses y roles, la cosmovisión, tanto adquisición y modificación de las facultades, como un mecanismo de supervivencia
referente al conocimiento cientffico como a cualquier otro sistema de representación, y las y de transformación del sistema.
normas y valores asociados a todo ello}, todos son factores que producen el fenómeno humano
y que son competencia de las ciencias que se ocupan de él. Tal como entiendo la perspectiva Por lo tanto seria necesario hacer hincapié en el hecho de que, también desde esta
interdisciplinar, entrarían en relación el medio tlsico y poblacional con las necesidades perspectiva, la inclusión del proceso histórico está por derecho propio, ya que es indisociable
humanas, las facultades humanas y el medio cultural entendido ampliamente y que en cada (no alternativo a) de la estructura por las razones ahora expuestas: los factores causales son
momento representa un punto dado en un proceso. Las condiciones ecológicas y factores afectados por las creaciones socioculturales, y la experiencia respecto a ellas, de forma que la
morfológicos representarían una serie de prohibiciones (lo que no existe para su selección, explicación de un fenómeno en un momento dado sólo es posible si se tiene en cuenta el
fundamentalmente) y otra serie de ofertas y alternativas (lo que puede seleccionarse y lo que proceso de mutuas transformaciones conforme se produce la interacción entre los distintos
representa distintas soluciones a los mismos problemas). Las necesidades humanas serian tanto aspectos del sistema a través del tiempo. Pero pienso que, en general, existe consenso (aunque
fisicas (como comer, respirar, estar sano, suefl.o y reposición en general, relacionarse sexual- no siempre se plasme en la práctica) respecto a la necesidad de la Historia para la Antropología.
mente, cobijarse y necesi~es generales de salvaguarda, se me ocurre ahora que serian Por último, en la medida en que la interrelación entre un sistema sociocultural y su
algunas necesidades básicas) y también psíquicas (como comunicar, configurar la personalidad ecosistema es selectiva, podría pensarse que, sobre un mismo ecosistema cabrian distintos
en cada momento de forma adecuada a las necesidades y alternativas, necesidades como la sistemas socioculturales y su posibilidad o no de existencia depende fundamentalmente de su
seguridad emocional, la satisfacción, etc.). Todas estas necesidades tanto fisicas como psíqui- compatibilidad en la explotación selectiva o bien de alguna caracteristica de las relaciones
cas tienen limites y formas concretas, alternativas y finitas de cubrirse, por lo que suponen entre ellos (como vivir uno de los residuos del otro). También esto, de gran importancia para
factores eficaces en la interrelación. Necesidades y condiciones ecológicas pienso que deben mis propios intereses en los aspectos de exclusión social y relaciones interétnicas, requiere
interaccionar a través de y condicionadas por las facultades humanas tanto fisicas como colaboración interdisciplinaria y humildad intelectual.
mentales (tales como fuerza y destreza, facultades intelectuales como la lógica o la metáfora Cada vez que nos planteamos un nuevo tema de estudio realizamos de alguna forma una
y emocionales como la capacidad de identificación, de interiorización de modelos, de imita- selección de los aspectos que vamos a tomar en consideración. Los fenómenos y las explica-
ción, etc.). ciones que construimos para dar cuenta de ellos dependen de nuestra visión disciplinaria y de
Cada una de las disciplinas creo que subvierte el orden tradicional de determinación y otros aspectos de nuestra visión del mundo, como contexto sobre el cual ubicamos teórica-
causalidad en general de las otras, consecuentemente con su objeto o al menos lo hace en buena mente ambas cosas: los fenómenos se sitúan en uno u otro conjunto de variables y se les
parte, un orden que cuando es de determinación suele ser en si mismo erróneo en la medida atribuye uno u otro conjunto de factores (disciplinarios y, en su interior, teóricos); las
en que ignora, precisamente, la multicausalidad, es decir, la base de la interdisciplinariedad. explicaciones se orientan a través de la atribución de existencia de relaciones, de una u otra
Podemos imaginar desde la antropología (como se ha hecho, en efecto) que el propio uso de naturaleza entre esos componentes de la situación que hemos seleccionado.
las facultades humanas, la cultura creada en cada momento histórico y el proceso de sociali- Pero también el problema de la interdisciplinariedad se mezcla y se ve condicionado por
zación podrían trastocar sus relaciones y pasar, por ejemplo, de factor causal a efecto o de la orientación teórica en el seno de la propia disciplina que adopta cada investigador y que
facultad a necesidad, y esto es para mf crucial. Siguiendo con este ejemplo se podría entonces aleja o aproxima ésta a una u otra de las ciencias sociales, de manera que una orientación
considerar que: teórica en antropología puede estar más cerca de la economía que de la psicología o viceversa.
Para mi siempre ha tenido interés la relación entre antropología y psicología, usada y
l. El propio uso de las facultades es en si mismo una necesidad para tener los negada simultáneamente · en la disciplina como argumentaré. Desde esta perspectiva me
mecanismos tlsicos y mentales disponibles (no podemos decir que andar sea sólo gustarla tomar posición ante algunos problemas en antropología que han dificultado la
una facultad que nos permite el movimiento: tanto es éste una facultad que permite colaboración interdisciplinaria. No son, evidentemente, los únicos, pero me interesan espe-
solucionar ciertos problemas como es el andar una necesidad si queremos tener a cialmente: el materialismo y el psicologismo. Los dos implican una visión determinista en la
punto tal capacidad). Pero, al mismo tiempo, tal «entrenamiento» o «ejercicio» medida en que es un solo tipo de factores el que moviliza y configura a los otros, de manera
puede a su vez dar lugar a soluciones concretas (por ejemplo, una teoria científica que, eri última instancia, cualquier fenómeno podría tener explicación remitiéndonos a ellos.
perfectamente inútil, que es un ejercicio mental más bien lúdico para el científico y Como decía antes, no hay razón para atribuir necesariamente causas únicas a los
que encuentra una buena aplicación después, o bien un juego deportivo cuya fenómenos. Por esa razón de complejidad de las causas de los fenómenos culturales (de
organización es después utilizada para la acción polftica). cualquier tipo de fenómenos}, rara vez podríamos adoptar una postura determinista, que
2. La cultura creada en un momento histórico dado es indisociable del medio fisico, permitirla enunciar las relaciones causales en términos universales, porque el supuesto de una
de los factores morfológicos, de la condición o estado actual de las facultades y de múltiple incidencia en producir un efecto nos obliga a plantear las hipótesis en forma
la situación concreta de las necesidades, de manera que es parte del medio ambiente probabilística, al menos en la mayoria de los casos. Por otro lado, ciertamente me inclino a
y crea necesidades. Pero además supone un bagaje de soluciones reutilizables bajo dar más énfasis a los aspectos económicos, a las causas ecológicas y morfológicas, sin que
nuevas condiciones o en otros aspectos, con lo que, de alguna forma, podría ser vista esto suponga nada más allá de que es por ese ángulo por donde inicio la búsqueda de
como parte de las facultades. explicaciones, de forma que resulta estratégico respecto al conjunto de la perspectiva. Pero
412 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CUL11JRAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 413

una cosa si quiero decir sin rodeos respecto a algunas lineas materialistas que están en vigor incompetente, no desinteresada, porque el objeto de mi disciplina se orienta hacia la variabi-
en ciencias sociales en general y en antropología de forma particular: lo que en ningún caso lidad de los fenómenos culturales, no de las configuraciones y respuestas psíquicas, -
estaría dispuesta a aceptar es la reducción del materialismo al cómo y qué se produce. Pienso Sin embargo, si había dos cosas que no estaría tampoco dispuesta a aceptar. Una es la
que está llegando a ser una perspectiva fosilizante que se repite a si misma una y otra vez y reducción psicologista que a veces se practica, en especial conozco la de algunos psicólogos
que se hacen pocos esfuerzos por ofrecer explicaciones materialistas más amplias. Voy a poner sociales, de manera que dan por agotada cualquier explicación de los fenómenos culturales en
un ejemplo de este <<IIlaterialismo digestivo» en antropología del que digo que es una reducción términos de variables psicológicas. Habría que recordarles que esa misma reducción se intenta
inútil. Lo tomo de un etnógrafo especialmente brillante, porque de esa forma me parece más hacer desde la química con la psicología. Y no es una amenaza-defensiva. Es que ni la química
patente la difusión que en antropología está teniendo esta contracción de las ideas materialistas. parece explicar adecuadamente más que algunos contenidos de los fenómenos que se plantea
El autor es Richard Lee, y el ejemplo está tomado de su argumentación en tomo al espacia- la psicología, ni la psicología puede explicar los fenómenos culturales sin dejarse la mayor
miento de los hijos en las mujeres !kung.2 En diversos lugares del volumen etnográfico The parte de la cultura por el camino. La reducción disciplinaria siempre se hace a costa de pérdida
! Kung San, y en especial en el capiml.o 15, Lee expone la tesis de que la razón principal para de contenido, precisamente de ese contenido especifico de la disciplina que se intenta someter
el espaciamiento de los embarazos en las mujeres !kung puede verse en la posibilidad de a reducción. Acepto pues que existan aquellas propiedades psíquicas que intervienen en los
acarrear más fondos recolectados si no tiene que llevar en sus hombros más que a un hijo o a fenómenos socioculturales de forma variable, pero no que pretendan explicar los fenómenos
ninguno. Sin embargo, los datos que nos revela (poniéndonos en la piel de la mujer lkung, lo culturales como producto determinado de aquellas propiedades.
reconozco) abogarían por una tesis igualmente materialista, pero no es claro que sea ésa: una La otra cosa que no estaría dispuesta a admitir de la antropología entre otras ciencias
madre !kung transporta a su hijo al hombro hasta aproximadamente los cuatro aft.os; Lee sociales, es la incoherencia que supone el negar cualquier tipo de incidencia de las propiedades
calcula que recorre unos 7.800 km con él encima, y su reflexión se basa en que si no tiene que psíquicas en los fenómenos culturales y, al mismo tiempo que se ignora y desprecia la teoría
seguir llevándolo, o si sólo tuviera que llevar uno, su capacidad como recolectora aumenta y psicológica, echar mano de argumentos psicologistas. Y eso es extraordinariamente frecuente.
también su capacidad para transportar los frutos recolectados, lo que aumenta sus posibilidades Volviendo a Richard Lee, que parece ser que hoy concentra a un tiempo mi mayor
de supervivencia. El espaciamiento entre hijos es entre tres y cinco aft.os. Nos dice también admiración y mis mayores iras, en la página 392 de la obra antes citada dice así:
que la mujer transporta consigo los útiles de recolección, los útiles para la preparación y para
el consumo de los alimentos y que vuelve del desplazamiento para recolectar con un mínimo The !Kung, though not particularly warlike or aggressive, seem at first glance to be a case
in point. Their strong ethos of egalitarianism and their quick temper have led to a number of
de 5 kg de vegetales. Según sus datos, los niflos !kung pesan de media seis kilos al afio, 8,8 kg
fatal fights in the past.
a los dos afl.os y 12,7 kg a los cuatro aft.os. Y sin embargo, para Lee, si no espacia los nacimientos
no es porque tenga que venir cargada a lo largo de 7.800 km en cuatro afl.os con 27,5 kg de
Y hace falta, realmente, muy mal carácter colectivo para que lleve a un pueblo a varias
hijos, 5 de vegetales, más escardaderas y cacerolas, sino porque así pueden recoger más
guerras. O bien, Marvin Harris,l al decir cosas tales como:
lechugas. Que, además, por lo que él mismo dice, no se agotan fácilmente.
Por lo tanto, sin aceptar como supuesto general universal una determinación de la base
Horno sapiens es la única especie de primates que necesita ritos culturales de pubertad
material, y sin aceptar una visión tan estrecha de las explicaciones materialistas, si que estaría al objeto de impresionar y engatusar a la generación joven para que acepte sus responsabilidades
de acuerdo en adoptar una estrategia de explicación teórica que comenzarla por buscar las adultas.
causas en la base material y que, en tal caso, propusiera explicaciones materialistas en forma
de leyes probabilísticas. Los ejemplos podrían repetirse casi ad in.finitum. Si no nos percatamos de ello es porque
En segundo lugar quisiera hacer una reflexión sobre el papel que los argumentos en resulta ser una práctica habitual en nuestra disciplina descalificar la psique como factor, a los
términos de causas psicológicas juegan en la producción de teorías sobre fenómenos culturales psicólogos como especialistas de ese factor y, mientras, argumentar profusamente en términos
o transformaciones de esos fenómenos. Ya decía con anterioridad que doy por sentado que psicológicos. Pienso que seria muy conveniente, lo es al menos a mi juicio, que se otorgara
existen facultades, limitaciones y necesidades psíquicas, de manera que el no contar con ellas desde la antropología (y otras ciencias sociales) el valor que esas propiedades psíquicas tienen
es renunciar a priori a explicar ciertos problemas. Decía también que esas propiedades y que, ~mismo tiempo, se evitaran supuestos o afirmaciones que utilizan factores psicológicos
psíquicas, siendo potencialmente las mismas, varían con el proceso de socialización, pero en las explicaciones, a no ser que se tenga el bagaje de conocimientos necesarios para ello. No
también con otras muchas cosas, como la cantidad media de proteínas que se ingieren y a qué es mi cáso y de ahí el reconocimiento de su existencia eficaz, junto a la inmediata renuncia a
edades. Por lo tanto, aceptarla sin reservas .que las variables psicológicas juegan un papel en su consideración en la práctica científica que pueda llevar a cabo. A pesar de todo, tengo que
el sistema sociocultural y que, por lo tanto, tienen capacidad para incidir en la producción de reconocer que «Se me escapan» argumentos psicológicos clandestinamente, porque me he
los fenómenos. Pero decía eso para afirmar inmediatamente que mi renuncia a las explicacio- enculturado como intelectual en este contexto que ahora critico. Que yo haya caído también
nes psicológicas no implicaba más, ni menos, que una cuestión de oficio. Pienso que los en ello no impide ni implica que mantenga una complicidad con mis propios errores. Léase,
psicólogos tienen que estar en mejores condiciones que yo para sefl.alar cuáles son esos limites, por tanto, como crítica y como autocrltica.
facultades y necesidades psíquicas y en términos de qué varían. Simplemente me declaro

2. R. Lec (1980), '17M /Kllng San, Cambridge, Cambridge UDivenrity Press. 3. M. Harria (1971), Introducci6n a /11 Antropolog(a Genl!rol, Madrid, Alianza, p. 540.
414 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 415

En este contexto, la interdisciplinariedad es una solución a la que se llega por caminos socialmente hablando, hablando de la práctica. Tan peligroso como las teorías que se quieren
de racionalidad científica, se apoyen o no en las diferencias ideológicas. La interdiscipli- llevar a la práctica sin una seria contrastación previa con la experiencia.
nariedad es, más que nada, la solución más viable en este momento para retomar al objeto Visto así, las ciencias sociales y el trabajo social (sea asistencia social, enfermería,
inicial, completo e integrado, con todos los métodos y técnicas desarrollados desde cada magisterio ...), pueden ser tareas complementarias. Y en este caso la interdisciplinariedad, el
rincón de las ciencias sociales (que jamás son patrimonio de ninguna de ellas), para abarcarlo trabajo común entre ambos, supone la recuperación del propio sujeto, tanto como la interdis-
adecuadamente. ciplinariedad suponía la del objeto, supone el recuperar la integración de nuestras capacidades
humanas para enfrentamos adecuadamente a la comprensión del hombre y a la mejora de sus
condiciones de existencia y de su desarrollo personal y comunitario.
Teoría y práctica: una especialización cuestionable de las capacidades humanas Todas las ciencias sociales son importantes para el profesional del trabajo social de
cualquier tipo. Su preparación en ellas le va a ayudar a buscar caminos más seguros de
Se podrla tener la sensacióQ, viviendo en nuestra sociedad y empapados de nuestra comprensión de la realidad en la que se mueve, pero, además, es lo que le va a permitir tomar
cultura, que teoría y práctica son dos actividades incompatibles o, mejor, antagónicas, que parte activa y fundamental en un equipo interdisciplinario. Todas las ciencias sociales son
discriminan a ciertas personas en dos bloques opuestos e irreconciliables. Desde el mundo pertinentes en uno u otro momento de ese trabajo.
académico es frecuente ofr hablar con desprecio de la práctica social. Es como si un científico Por su parte el profesional del trabajo social es de enorme importancia para el científico
social que se preocupa por lo que ocurre hasta el punto de implicarse en ello no fuera realmente social que conoce la profesión de aquél, fuera de tópicos ya pasados. El trabajador social, y lo
un científico. Curiosamente, nuestras universidades están llenas de docentes e investigadores digo también como antropóloga con experiencia en este tipo de relación profesional, aporta al
que van y vienen del campo político al seno de la vida académica sin el menor escándalo. Sin científico social intuiciones, inducciones pertinentes que éste puede convertir en hipótesis,
embargo, es muy dificil encontrar quien vaya de la sociología, la psicología social, la historia aporta su experiencia de manera que puede refutar a simple vista algunas de las hipótesis que
o la antropología a la intervención en un barrio o en un proyecto de desarrollo agrícola o de él plantea, experiencia de enorme importancia a la hora de seleccionar técnicas, de saber cuáles
educación transcultural y, sobre todo, que pueda regresar al seno de la vida académica sin que es mejor emplear y con qué sectores de la población son unas más fiables o posibles que otras,
haya perdido la imagen necesaria para mantenerse en él o la haya mantenido incólume. 4 experiencia, en principio, para colaborar decisivamente en cuestiones como la selección de
Probablemente la diferencia entre ambas <<prácticas» es una diferencia en términos de poder, informantes, de encuestadores, la construcción de muestras, la elección de los tiempos y
y eso explicaría mejor las cosas. lugares más idóneos para realizar unas u otras tareas de la investigación, como puede ser la
Pienso, sin embargo, que lo contrario es igualmente cierto. Entre personas que trabajan llave que abra a un grupo a la colaboración en una investigación o que nos oriente sobre las
en un barrio de Barcelona o en un proyecto de desarrollo agrícola en Galicia, o en una misión relaciones de poder. La familiaridad de un buen trabajador social con su medio de trabajo es
médica en Yaundé, la experiencia, la permanencia entre la gente, la actividad, parecerían ser tan pertinente al científico social como las predicciones científicas que éste le puede indicar a
las únicas bases fiables del conocimiento. Desde ellas la teoría es simplemente un término aquél. Lo único necesario es que exista en ambos profesionalidad, entendimiento y un
peyorativo. «Son teorías» en vez de significar que son explicaciones a fenómenos sociocultu- conocimiento por parte de cada uno de las características y fundamentos del trabajo del otro.
rales tratadas deductivamente y puestas a prueba por los datos empíricos, seleccionadas de Ni un asistente social puede colaborar con un antropólogo a quien le espanta asistir a las
entre otras teorías del mismo tipo por cumplir mejor los requisitos y pruebas; en vez de esto, reuniones de los vecinos, ni un antropólogo puede hacerlo con un asistente social que ignora
significa que son invenciones, especialmente hechas desde el desconocimiento y escritas desde por completo su disciplina. Sin embargo, de su estrecha colaboración puede surgir una teoría
un despacho con palabras que oscurecen el desconocimiento que sólo la acción y la presencia más ajustada, contrastada sobre unos datos más fiables, que permita predicciones útiles para,
logran vencer. . con medios técnicos más críticos y viables, poder ayudar a que las personas mejoren su vida
Ambas posturas ocultan, precisamente, una ignorancia y quizá también las inconfesables de acuerdo con sus intereses solidarios. Es por eso por lo que digo que este tipo de interdisci-
razones de comodidad que hay bajo aquel trabajador social o ATS, que no considera necesario plinariedad recupera la integración de capacidades, recupera al sujeto del conocimiento y del
ni leer, ni investigar ni trabajar con quien puede hacerlo por su cualificación profesional o las apoyo al cambio social, integradamente.
que hay bajo aquel científico social que rehúye implicarse en llevar a la práctica las prediccio- La interacción social, sea del tipo que sea, es una decisión asumida por sus agentes (o
nes de sus teorías, tanto porque la práctica puede hundir el valor de sus teorías como porque al menos no debería considerarse, en otro caso), que requiere muchísimo más que la teoría o
la implicación le lleva a plantearse nuevos problemas, no sólo teóricos sino ideológicos y el conji.mto de teorías de una o del conjunto de las ciencias sociales, sino de otras más. Precisa,
éticos. además, de la investigación concreta y especifica en la que apoyarse, la del esclarecimiento
Teoría y práctica son dos dudosas especializaciones en cuanto las ideas científicas se de las características, relaciones y condiciones concretas sobre las que se va a incidir. Y ese
ponen a prueba por la experiencia y en cuanto la práctica social siempre lleva implícita una esclarecimiento es muchas veces necesariamente interdisciplinario. Requiere, de nuevo, un
teoría, una consideración sobre la naturaleza de los hechos, sobre sus causas y relaciones, sobre conocimiento y experiencia en el contenido de la propia intervención (educativa, por ejemplo);
lo que ocurrirá según lo que hagamos. Y si esa teoría es implícita, es a-critica. Es peligroso y ese conocimiento y experiencia es siempre interprofesional. Necesita, por fin, planteamien-
tos claros éticos y políticos que adjudiquen a cada participante su cometido y responsabilidad
4. Por esta razón, cwmdo Joan Prat me pidió una contribución sobre antropologfa aplicada, dudé si no teDdrla que tomllrmelo en función de su posición en el proceso y de su capacitación. Y esos planteamientos tienen que
como una ofensa pe1110nal, y le sugerf que también podfa bablar de metodologla, que resulta mw:ho más respetable. adjudicar y exigir a la gente sobre la que recae la intervención la libertad, la responsabilidad
416 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL

Y 1~ decisión del obj~to final de la intervención. Por lo tanto, tendríamos que ir pensando con
senedad en cómo articular la profundidad y el rigor en la construcción del conocimiento con
la. eficacia so_cial del que de él es a~licable, cómo combinar las perspectivas interdisciplinarias
e mterprofeslm_mles.con una negac1ón cerrada de la dispersión y la superficialidad, cómo hacer
P~ que la umvers1dad forme en la colaboración, no sólo en la especialización, y potencie
eqwpos que puedan res~lver los problemas interdisciplinarios del conocimiento y los proble-
~ de la g~te que reqweren una cooperación interprofesional. Entretanto, seguiremos siendo
sujetos desmtegrados persiguiendo un objeto inalcanzable, disgregado, construyendo teorías
escasamente contrastadas, algo que sólo puede aportar a la vida social recetas irresponsables
vaguedades o desinterés. ' ANTROPOLOGÍA, PROSPECTIVA Y NUEVAS TECNOLOGÍAS
por M.• JESÚS Buxó

Bajo el amplio titulo de Nuevas Tecnologías, las ciencias y las sociedades se cuestionan
qué formas nuevas de construcción cultural de la realidad introducen la biotecnología y las
tecnologías de la información y la comunicación. Nos enfrentan asf a cuestiones relativas a la
invención cultural, esto es, a la condición de disefl.o en el que se combina idea y acción para
construir futuros sociales probables tanto en la creación de un nuevo orden para la producción
de la vida a través de la intervención biotecnológica como en la creación de una organización
cultural global, la mundialización, que sólo es factible con una tecnología de redes telemáticas
complejas.
En este sentido, los viejos capftulos sobre cultura material y la construcción de artefactos
y la consideración de la tecnología como una variable explicativa de los modelos evolutivos y
funcionales queda escasa para entender la compleja semiótica electrónica que configura el
dinero, los servicios asf como las numerosas transacciones de conocimiento y estilos de vida.
No se trata, pues, de artefactos o de máquinas cuya ingeniería permite la extensividad de la
energfa y la precisión humanas para explotar la naturaleza, sino de una tecnología intelectual
basada en la simulación informática de la inteligencia para intensificar la capacidad humana
de acción y decisión en la resolución de problemas y el desarrollo potencial de formas más
complejas de pensamiento.
Han sido muchas las advertencias y muchas son las opiniones sobre el advenimiento de
un s.ociedad postindustrial para referirse al impacto de las NT y sus implicaciones en la
construcción de una sociedad del conocimiento (Bell, 1973). De menor a mayor dramatización,
unos consideran que representan un gradiente más de la evolución tecnológica en el marco de
la sociedades capitalistas avanzadas, y otros lo consideran un desarrollo revolucionario cuyas
implicaciones sociales remiten ·a cambios de valores e instituciones, una semilla para la
creación de una nueva realidad o un cambio de civilización.
· Más allá del sentido futurlsta de estas apreciaciones, lo cierto es que las NT no son
simplemente una conceptualización de la realidad sino que todos tenemos la sensación de que
reconvierten las cosas, los tiempos y los espacios flsicos pero también los identitarios en
nuevas formas comunicativas que afectan a escala mundial a los mercados, los sistemas de
conocimiento, la homogeneidad de los estilos de vida y la formación de culturas hfbridas en
el amplio marco de la migración y la configuración de las sociedades plurales.
Por todo ello, cabe preguntarse con qué realidades culturales se encuentra el antropólogo,
qué problemas cabe plantearse y con qué instrumentos intelectuales, es decir, categorías,
conceptos, teorías y valores se enfrenta a esta situación cambiante o de transición que se
califica de postindustrial y posmoderna, postismos que sefl.alan la idea de haber llegado al
418 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 419

punto después de toda formulación y orden coherente. ¿Cómo se vincula la Antropologfa a las el doméstico y el recreativo. En los primeros casos interesa la transformación de los procesos
NT en el ámbito del ordenador y las ciencias cognitivas? de trabajo, los tipos de apropiación y las formas discrepantes de considerar el trabajo y la
Desde una perspectiva aplicada, cabe resaltar tres aspectos: el metodológico, el critico tecnología por parte de empresarios y trabajadores, la automatización, la deshumanización y
y el prospectivo. las actitudes de resistencias, Y, en los dos últimos, los problemas de consumo, prestigio y
Inicialmente el ordenador ha interesado por su aplicabilidad al trabajo de campo en su adicción. Así, la compra del ordenador personal incluso para aquellos que no tiene ninguna
calidad de base de datos, confección de listas de informantes, análisis de parentesco y redes necesidad práctica pero que reproduce dentro de la unidad doméstica las relaciones de poder
etnosemánticas, el procesamiento relacional de observaciones de comportamiento y datos y prestigio. Las adicciones tanto en términos del consumo de juegos, como la marginalidad
cualitativos, el tratamiento estadístico y la elaboración de diversas simulaciones (Boone y del hacker cuyo aislamiento no es contra el sistema, sino orientado a romper el acceso de
Wood, 1992), A partir de la segunda mitad de los afl.os ochenta y noventa, el énfasis se ha ido códigos restringidos e inaccesible y con ello entrar en el Sistema de redes informáticas como
centrando en los ordenadores y la computación entendidos como procesos culturales y como parte de su aventura y éxito personal. Y todo un sinfin de ideologfas de contraste, que asignan
agentes de cambio social. Vmculado a la Sociologfa de la Ciencia (Woolgar, 1985; Latour, valoraciones negativas y positivas, entre el ordenador grande y de gran monopolio como
1988, y otros), y denominada actualmente Antropología de la Ciencia y la Tecnología, esta símbolo patriarcal, desconocido y autoritario, frente al PC que a finales de los sesenta y los
especialización se interesa por las construcciones sociales de las NT tanto en su implicación setenta se vendía como un instrumento de igualdad y de participación democrática. Y, ahora,
como realidades histórico-culturales y formas dominantes de conocimiento como por las ya perdida la ilusión del computerlib, ésta se traslada a la realidad virtual y de ésta a las
características sociales de los grupos de interés, los laboratorios de invención, los ingenieros autopistas de la información. Mediados por los servidores y ordenadores personales que cruzan
y los científicos en tanto que intérpretes relevantes en la forma de identificar los problemas y libremente los ciberespacios, ahora los nets también empiezan a ser cuestionados en cuanto a
optar por técnicas y métodos. Además del interés por la construcción del conocimiento la autorización y la legitimidad de la creación y distribución de los accesos entre diferentes
científico e ingeniero, se estudian también los efectos de tecnologfas como, por ejemplo, el grupos y comunidades.
ordenador, sobre la gente y su interacción en diferentes ambientes laborales y domésticos Por último, esta situación controvertida y paradójica se resume en dos ámbitos de la
(Hakken, 1993). En 1992, en la conferencia anual de la American Anthropological Association construcción de la realidad, la ciencia y la cultura, en los que el incremento de la complejidad
se afianzan los conceptos de cibercultura y ciberespacio y se define la cyborg anthropology obliga a establecer una nueva concepción del saber para entender el problema nuclear de
como el estudio etnográfico de las relaciones entre los humanos y las máquinas en este final nuestra época: la articulación de la tecnociencia y el humanismo. El gran protagonista de este
del siglo XX en el que las NT sirven como agentes de producción social y cultural. En Current nuevo saber son las tecnologías inteligentes y la clave saber orientarlas científica y cultu-
Anthropology, Escobar (1994) recoge estas preocupaciones y hace un estado de la cuestión ralmente.
sobre los estudios de cibercultura tanto en relación a la biotecnologfa como a las tecnologfas
de la información y la computación. Así, y desde una cierta antropología critica -las
tecnologfas no se orientan a resolver problemas, sino a buscar la adaptación humana-- este Prospectiva e InteUgencia Artificial
autor cita diversos estudios sobre la relación entre hombre y máquina, la creación de identi-
dades y valores así como la economía política de la cibercultura en cuanto que la compra y Una vez situada críticamente esta problemática, y reconocido el potencial de cambio de
venta de información y conocimiento permiten hablar de un modo de producción informático la TI en la concepción del trabajo, la productividad, las relaciones entre los individuos y los
a la vez que de una sociedad de control o cibercracia gobernada por la información. Se abordan grupos y los sistemas de rol-estatus y prestigio, la propiedad y el ocio, sin embargo, es
también otros aspectos relativos a la creación de nuevas dependencias entre países pobres y conveniente que estas modificaciones no simplemente sobrevengan. Y éste es el sentido de
ricos, y la configuración de las nuevas marginalidades en las que unos colectivos quedan más redimensionar esta problemática en una dirección prospectiva que nos permita no sólo advertir
afectados que otros como, por ejemplo, el trabajo electrónico asociado a la feminización de la los problemas, sino también diseftar escenarios alternativos. Por la brevedad de esta presenta-
pobreza. ción voy a explorar aspectos constitutivos del diseiio cultural sobre la base de contrastar 1)
.En noviembre de 1995, en la reunión de la American Anthropological Association, estos diferentes concepciones tecnosociales: el imaginario tecnológico y el cálculo imaginativo con
estudios han crecido y se han reorientado en la dirección de investigar las comunidades 11) el potencial cultural implícito de las TI, en cuanto que ambas configuraciones afectan la
electrónicas tanto desde la perspectiva de los contextos donde las tecnologfas del ordenador realización de políticas sociales.
se desarrollan, la interacción entre los diseftadores y los usuarios y las comunidades que
resultan de esa interacción, a veces imaginadas e inventadas, pero capaces de crear nuevas 1) Las concepciones, actitudes, e ideaciones sociales que se usan para pensarse y pensar
identidades, los cyborgs, los vecinos electrónicos así como vivir en regiones y comunidades la sociedad en relación a las TI son relevantes porque constituyen un lenguaje para la acción
fisicas y virtuales. Y otras contribuciones orientadas a poner en evidencia cómo la etnografia social y también para la construcción de la realidad. A lo largo de la historia de las tecnologfas
puede contribuir a que las industrias entiendan mejor el contexto social del aprendizaje, uso, inteligentes, los ordenadores y las redes telemáticas se han usado de forma restringida respecto
trabajo y desarrollo de la informática. a su diseilo de innovación intelectual. La expresión cultural más evidente es la invasión
En líneas generales, la preocupación aplicada relativa al impacto social de las NT tiende consumista de ordenadores, modems, cdroms.en las casas y en las empresas donde la creación
a centrarse en las actitudes y el consumo que vienen guiados por el imperativo tecnológico de de ambientes inteligentes permite aunar prestigio con orden, rapidez y eficacia. El usar
la innovación en contextos concretos, como el laboral, las empresas, los centros de enseftanza, ordenadores poco amistosos técnicamente, el desconocimiento, y operar en organizaciones
420 ENSAYOS DE ANTROPOLOGÍA CULTURAL LA ANI'ROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA 421

estructuradas jerárquicamente, la asociación con el poder, han provocado diferentes reacciones comunidad de profesores y alumnos y, también, la ideología que articula la investigación, la
de rechazo y aceptación que llenan la escena cultural de creencias y razonamientos diversos docencia y la vida comunitaria. -
Y controvertidos en favor y en contra: incrementar la productividad y la eficacia organizativa La invención de la realidad tecnológica denominada lA, inteligencia artificial, se
o generar una mente abstracta como un procesador central de formas lógicas que deshumaniza constituye sobre la base de una racionalidad elaborada en la combinación ideativa del contraste
Y destruye la subjetividad e incluso puede crear un orden social posthumano. A partir de ahf transdisciplinar, el pensamiento en acción y la resolución de problem~. De forma que no sólo
se dispara el imaginario popular en la dirección de colocar al ordenador en una categoría de se establecen nuevas vinculaciones entre disciplinas técnicas y humanas, psicología, lógica,
dios o semidiós provocando un extenso folklore asociado a la ciencia ficción en novela y cine, matemática, ingeniería, programación, sino que se desarrollan nuevas combinaciones acadé-
a la vez que intensas discusiones intelectuales. En el primer caso, el discurso futurista revela micas y profesionales formando complejos equipos de investigación en redes colaborativas,
ordenadores que pueden ser buenos y malos, lo cual se dramatiza haciendo que el ordenador que se extienden internacionalmente al mundo de la industria y la empresa. Todo ello produce
USUipe el poder y el control del ser humano. Y toda una novelística heroica que cuenta las una conjunción extraordinaria de experimentación inédita, propuestas teóricas avanzadas, y
aventuras de inventores y hackers ~n el Sillicon Valley y otros laboratorios de invención. En redes comunitarias de investigación que también impactan en el disefto de los planes docentes
el ámbito académico, a partir de la invención de la Inteligencia Artificial y su presentación de la universidad. Asf, se imparten estudios que combinan el conocimiento y la acción, por
como la mecanización de talentos lógicos con el fin de crear programas que simulen la ejemplo: lnformation Networking and Business, Engineerign and Public Policy, Administra-
inteligencia humana, esta idea, más arrogante que metafórica, de máquina pensante ha tion and Social Policy y Social and Decisión Sciences, Applied history, y otras. Y mediante
suscitado toda clase de debates. Frente a esta posición, la critica niega que un ordenador una red informática activa desde 1980 se vinculan, a través del correo electrónico y miles de
programado adecuadamente sea literalmente la mente ya que el pensamiento no puede ser boletines, investigadores, profesores y alumnos en una estructura comunitaria de intensive
reducido a la computación, ni la realidad se puede formalizar en reglas. computer campus.
Todas esas preocupaciones y debates proceden del hecho de que, por una parte, los La racionalidad que guía esta organización no sólo implica nuevos roles científicos y
ordenadores son objetos evocativos y proyectivos. Incluso sin hacer comparaciones entre profesionales, sino que se orienta a la complejidad del conocimiento y de la respuesta humana
ordenador y mente humana, en la medida en que aquél procesa información abstracta y sirve con nuevas formas de ordenación y de aprendizaje. Asf, por ejemplo, el conocimiento científico
como símbolo que representa la actividad que capacita, se reconoce o asume con facilidad una se forma en el proceso de acción práctica de forma que el funcionamiento es previo a la
afinidad con los procesos psicológicos y neuronales. Y de esa evocación los inventores y los teorización y la figura del ingeniero del conocimiento se construye no para sistematizar el
vend~ores proyectan un marco de significados de cuyo atractivo depende que se sigan conocimiento y formular teorías, sino determinar la utilidad del conocimiento en el diseilo de
financiando las proyectos de investigación y vendiendo sus productos en el mercado. programas que puedan ser implementados y dirigidos. La heurística que gobierna la experi-
¿Cómo se puede salir del círculo vicioso de la mimesis constituida en imágenes de mentación en lA consiste en programar ordenadores para que adquieran capacidad de apren-
prestigio o del refugio en valores atávicos que sólo dificultan el desarrollo de una racionalidad dizaje sobre la base de técnicas sistémicas de acción racional que combinan la resolución
innov:adora, especialmente cuando en realidad tanto en Oriente como en Occidente, lo que se algorítmica de problemas programables con la búsqueda heurística y los juicios intuitivos. Se
premia en la academia y lo que se prestigia en la sociedad es que la resolución de problemas trata, por lo tanto, de una forma de pensar sobre la cognición que consiste en construir modelos
Y las decisiones vengan guiadas por la razón y la coherencia lógica de los argumentos. o programas precisos de teorías cognitivas que se llaman inteligentes porque si el hombre los
11) Preguntarse por el diseilo implícito de las TI implica plantear cuáles son sus hiciera, su acción seria denominada inteligente. Obviamente, los programas de lA son
características y qué modificaciones de ideas, comportamientos, expresiones y valores se diferentes de los sistemas de programación del ordenador de los cuales se hace uso público y
pueden constatar, en qué contextos se han generado, quién o qué las impulsa, en qué sentido comercial, excepto aquellos que llevan microchips de programas de ajedrez. Sus computacio-
su racionalidad constituye o propugna un nuevo orden significativo en la dirección de una nes son más complejas, predecibles y flexibles, realizan varios tipos de inferencias incluso no
mayor capacitación del conocimiento y la decisión, cómo se desarrollan y difunden intercul- deductivas, generan juicios razonados y van más allá de la información explfcita mencionada
turalmente en términos de imposición, renovación e innovación. Y, si toda innovación tecno- en los problemas propuestos y, para abreviar sus múltiples facilidades, incluso algunos
lógica implica invención, adaptación y modificación de "los sistemas de conocimiento creen- programas pueden aprender de la adquisición de nuevos datos o conceptos por la automodifi-
cias Y valores, qué se ha creado culturalmente y cómo se orienta la innovación cul~l. cación de sus propias reglas de razonamiento, y lo pueden explicar con diferentes grados de
detalle a sus usuarios. No sólo razonan sino que dan claves para el razonamiento.
~nfocar asf la racionalidad implícita de las ciencias cognitivas y computacionales obliga Es obvio, pues, que la lA no representa las cualidades del comportamiento humano ya
a_ considerar el contexto cultural de las universidades de investigación, sus equipos, laborato- que éstas no son formalizables en reglas de procedimiento. La cognición no se entiende como
nos, redes colaborativas y comunidades académicas y de enseilanza. Con estas preocupaciones algo análogo a un programa porque en este caso tendría que representarse la intencionalidad
en mente y la voluntad de situar etnográficamente una comunidad donde aprender cómo las y tampoco explica habilidades culturales lo cual implicarla necesariamente un regresión
Tecnologías Inteligentes implican un cierto o diversos tipos de diseilo cultural, en 1990, fui explicativa o interpretativa infinita. En definitiva, no puede pretender reproducir habilidades
c~mo profesor visitante y un equipo de research assistants, a Carnegie Mellon University, humanas porque el humano tiene habilidades que trascienden la representación. Se trata, pues,
Pittsburgh, núcleo de invención y desarrollo aplicado a la Inteligencia Artificial y las Ciencias de representar sistemas de conocimiento, desarrollar formas de razonar, expandir la memoria
Informáticas. Esta comunidad es un caso de cultura informática que se caracteriza por la praxis y facilitar la comunicación compleja con el fin de ayudar a tomar decisiones y resolver
transdisciplinar a nivel teórico, experimental y educativo, las expresiones culturales de la problemas.
422 ENSAYOS DE ANTROPOLOGíA CULTURAL

En este sentido, la acción prospectiva se interesa por las apoyaturas que facilitan las TI.
Asf, una de las variedades de la lA donde construir escenarios culturales son los sistemas
expertos. Consiste en construir modelos de habilidades culturales en forma de categorías
explicables, reproduciendo la habilidad de un experto (médico, antropólogo) y sus disefladores
(ingenieros del conocimiento). Estos sistemas expertos no descubren reglas deductivas de la
acción humana, sino que tienen que hacerlas explicitas para poderlas consensuar en una
relación de trabajo entre el ordenador y el humano donde ambos no se reemplazan sino que
se complementan. Por lo tanto, aportan conocimiento para sugerir soluciones e identificar
errores en el razonamiento humano, lo cual produce más perspicacia evaluativa para elaborar, ÍNDICE
por ejemplo, mejores diagnósticos y análisis de riesgo, entre otros.
Asf, la importancia antropológica de esta TI no se refiere al hecho de ser un ingenio 7
Presentación, por ÁNGEL MARTfNBz y JoAN PRAT . . . . . . . . . . . . .
analftico que estimula la razón instrumental. Las TI no son simplemente máquinas, ni mentes
ni cerebros, sino interactuadores de habilidades, ideas y servicios y de colaboraciones infinitas Lista de colaboradores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
entre los seres humanos.
. En el marco de este laboratorio donde se juega con la interactividad inteligente, no cabe
dejar el futuro en manos del azar. No es suficiente con promover el aprendizaje de nuevas PR1MERA. PARTE
lenguas o códigos de programación, ni informatizar ambientes, ni guiarse por intereses
constituidos o capacidades y creencias limitadas, sino que es necesario pensar en términos de HOMENAJE A CLAUDIO ESTEVA-FABREGAT
disefto cultural. Un disefto cultural que debe marcar qué formas de razonamiento y aprendizaje
Entrevista con Claudlo Esteva-Fabregat, por JoRDI COLOBRANS, ÁNGEL MARTfNBz y JOAN
van a constituir nuestra realidad en una sociedad donde el conocimiento ya no es un reflejo PRAT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
del mundo, sino de lo que seamos capaces de pensar y no pensar.
Claudlo Esteva: entre el humanismo y la ciencia, por SANTIAGO GENOVÉS . . . . . . . . . 28
Introducción amistosa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Bibllogralla Más concretamente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Final . . . . . . . . . . . . · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · · .. . 30
Bell, Daniel (1973), The coming ofpost-industrial society, Nueva York, Basic Books.
Boone, M. y Wood, J. J. (eds.) (1992), Computer applications for Anthropologists, Belmont, California, Reminiscencias, por CARMELO LISÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
Wadsworth.
Escobar, Arturo (1994), «Welcome to Cyberla. Notes on the Anthropology of Cyberculture», Cu"ent Con el doctor Claudi Esteva en Chinchero (Perú), por JEsúS CoNTRERAs . . . . . . . . . 36
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Claudlo Esteva-Fabregat, ethnica y la antropologfa, por Lms CALVO . . . . . . . . . . . . 42
Hakken, David (1993), «New Tecbnology and Transformations in the workp1ace, 1980-1990», Annual 42
Review ofAnthropology, 22. Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
La Antropología espaflo1a y Claudio Esteva-Fabregat . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 42
Latour, Bruno (1988), Science in action, Cambridge, Harvard University Press. 45
Woolgar, Steve (1985), «Wby nota Sociology of Machines? Tbe.case of Sociology and Artificial Ethnica. Revista de Antropologfa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bibliografia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Intelligence», Sociology, 19, pp. 557-572.
BiobibUogralla de Claudlo Esteva-Fabregat (1947 hasta 1995) . . . . so

SEGUNDA PARTE

LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DEL HOMBRE

Antropologfa y arqueologfa, por JosÉ ALCINA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65

Antropologfa e historia, por MANuEL GUTIÉRREZ . . . . . . . . . . . . 70


Bibliografia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 76

Antropologfa y biologfa, por JAUME BERTRANPETIT . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78


Preámbulo y toma de posiciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 78
ÍNDICE 42S
424 ÍNDICE
Il. LA ORGANIZACIÓN SOCIAL
Biología y determinismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 79
Por los caminos de la biología . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . 81 Parientes y afines, por AURORA GoNzALI!Z . . . . . . . . . . . . . . . . . . Í49
Porlos caminos de la antropología tlsica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 82 Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 157
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 Jefes y lfderes, por ENRIQUI! LUQUI! . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
Desigualdad y jerarquización política . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 161
Antropologfa y Uugüfstlca, por SBBASTIÁ SERRANo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85 Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 165
Los primeros pasos conjuntos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . : . . . . . 85 Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 166
La Relatividad Lingüística . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
La Etnogratla de la Comunicación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88 Amigos y vecinos, por Josi!PA Cucó . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Una mirada retrospectiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 167
Observando la amistad de manera contrastiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
Ti!RcERA PARTE Tanteando en el futuro: hacia una antropología de la amistad . . . . . . . . . . . . . . . 170
Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 172
LA ANTROPOLOGÍA COMO CIENCIA DE LA SOCIEDAD Y LA CULTURA
Las profesiones y ei Estado, por Josi!P M. CoMI!LLI!S . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . 173
Del compromiso político a la neutralidad académica . . . . . . . . . • . . . . . . . . . 173
l. LAS DIMENSIONES MATERIALES Y ECONÓMICAS Los limites de la neutralidad profesional . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . 175
Qué etnogratla para qué política . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 179
Ecología y cultura, por MARíA V ALDés y RAMóN V ALDéS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95 Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . . . . . . 180
El adaptacionismo darwiniano . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
La perspectiva ecológica en antropología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 97
III. LAS DIMENSIONES IDEOLÓGICAS
Conclusión: los males del adaptacionismo en antropología . . . . . . . . . . . . . . . . 101
Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 102
Súnbolos, por MARíA CATEDRA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187
Economía, cultura y cambio social, por D.OLORS CoMAs D'AR.GI!MIR . . . . . . . . . . . . . 104 ReUgiones, por MANUI!L DI!LGADO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 196
Sobre el concepto de Cultura . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 105 Contra la ilusión religiosa: la herencia de Durkheim . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 197
La cultura como forma de vida y como código de conducta . . . . . . . . . . . . . . . 106 Una ciencia de lo confuso: experiencia y emoción en antropología religiosa . . . . . . 198
La cultura y la economía política . ·. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109 La antropología religiosa como paraciencia social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 113 Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 202

Campesinos, por ENCARNACIÓN AGUILAR . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114 Fiestas, por Josi!FINA RoMA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 204
El campesino como concepto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . : . . . . . . . . 115 Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · . · · · · · · · · · · · 213
El campesino como objeto de estudio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
Los campesinos como especificidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 124 Dominios cognitivos, por José LUIS GARcfA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 126 Antropología cognitiva medio siglo después . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 215
Las mismas preguntas, otras respuestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 218
Pescadores, por ALBI!RTO GALVÁN y José PASCUAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 128 Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 220
Algunas aproximaciones teóricas a la antropología de la pesca . . . . . . . . . . . . . . 129
Algunos problemas en la investigación antropológica sobre la pesca . . . . . . . . . . 131 Ideologías, por JoAN L. BI!STARD . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 222
Sobre la organización social de la pesca y la importancia del capitán (skipper) . . 131 Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 228
Controlando el acceso: formas de territorialidad en la pesca artesanal . . . . . . . 132
Narrativas, por JoAN F"RlooLé . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
Desarrollo económico y adopción de tecnologfa en la pesca artesanal . . . . . . . 133 229
La gestión de los recursos y la administración de pesquerfas . . . . . . . . . . . . 134 Antecedentes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . · . . . ·
Textos etnográficos y textos literarios . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
Estudios sobre Espafta y América Latina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135 230
La etnoliteratura como método antropológico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
A modo de conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136 230
La obra literaria como dato etnográfico . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136 231
La antropología como contexto para la obra literaria . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Pertinencia de la interpretación antropológica: el análisis de caso . . . . . . . . . . . . 231
Obreros, por JoRDI RocA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139 234
Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Bibliogratla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 144
426 ÍNDICE ÍNDICE 42'1

CuARTA PARTE Unas hipótesis procesuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • • , •• , 310


Modelos para el análisis intercultural . . . . . . . . . . . . . . . . • • • , , • , , - 3U
LA ANTROPOLOGÍA COMO DISCIPLINA ESPECIALIZADA Antropología y simbolismo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ; • • • , • , , ; '; ; ; ;: 11~-
Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . . . . • • , , • · .- , .- -,- ,),;! 314

l. EL ESTUDIO DE LAS SOCffiDADES COMPLEJAS Antropología de las edades, por CARLBS FBIXA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . , , , , , 3lt
Prólogo. La edad desde la antropología . . . . . . . . ; . . . , . . . . . • ; ~ , , .í' ,: ,;,"tlfi"
Antropología urbana, por JoAN J. Pu1ADAS • • • • • • • . • • • • • • • • • • • • • . • • • • • 241 Antropología de la juventud: púberes, bandas, subculturas . . . . . . . . . . •;, , , , -,· ··..: '321 -

Temas, objetos y escenarios de la Antropología Urbana clásica . . . . . . . . . . . . . 241 Antropología de la vejez: elders,jubilados, asilados . . . . . . . . . . . . . . • • ', , , 32_S
Ciudades, clases y orden social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243 La antropología de las edades en Espafta y América Latina . . . . . . . . . . . . . . . • 327
Agentes, grupos, identidad y mestizaje . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 245 Epílogo. ¿Tiene edad la identidad? . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32,
Flujos, redes y sociedad internacional: ¿hacia una macroantropología? . . . . . . . . . 248 Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . • . 331
Bibliografla . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 251
Antropología del género, por VBRENA STOLCKB . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 335
Antropología de las migraciones, por DANIELLE PRovANSAL . . . . . . . . . . . . . . . . . 256 De la prehistoria antropológica de los lugares de las mujeres . . . . . . . . . . . . . . . 336
Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 260 Conceptos y controversias actuales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 340
Antropología de la empresa, por JORDI COLOBRANS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 262 Antropología y tnmsrormadones de la famiUa, por XAVIBR ROIOÉ . . . . . . . . . . . . . 344
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 262 Transformaciones demográficas y diversidades culturales . . . . . . . . . . . . . . . . 346
Complejidad, pluralidad y multidimensionalidad en las organizaciones . . . . . . . . . 263 Variaciones en la residencia y <<nuevas» familias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 347
Culturas corporativas y culturas organizativas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 264 Del matrimonio a la pareja conyugal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 350
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267 Padres e hijos. Relaciones intergeneracionales y relaciones de parentesco . . . . . . . . 351
Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 268 El bebé probeta y la antropología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 352
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 354
Antropología de los negocios, por DAVYDD J. GREENWOOD . . . . . . . . . . . . . . . . . . 270 Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 355
La historia del análisis social de la industria . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 272
Conclusión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 274 Antropología de la sexualidad, porJOSÉ A. NIETO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 357
Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 276 Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 366

Antropología de la educación, por DOLORES JULIANO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278 Antropología de la salud, por ÁNGEL MARTINBz . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 369
Los caminos que confluyen . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278 Una antropología sin enfermos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 370
Reproducción social, sociología y antropología . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278 Una antropología sin biomedicina . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 372
La nueva antropología educacional . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 280 El descubrimiento de Occidente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 373
La demanda desde el sistema educativo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281 Nuevas controversias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 375
Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 284 Desde la periferia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 377
Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 284 Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 378

Antropología del turismo, por AousTfN SANTANA y FERNANDO EsmVBZ . . . . . . . . . . . 286 Antropología de la aUmentad6n, por MABEL GRACIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 382
Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 291 Las primeras aproximaciones teóricas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 383
El planteamiento estructuralista . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 386
Antropologfa y patrimonio, por LLORENC PRA:rs • • . • • • • . . . • • . . . • . . . • . . . . • 294 Las interpretaciones materialistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 389
Los estudios de antropología de la alimentación en Espafta . . . . . . . . . . . . . . . . 390
Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 392
ll. EL ESTUDIO DE LA SALUD Y LA DIFERENCIACIÓN SOCIAL
Antropología del deporte y del ocio, por VINCENW PADIOUONB . . . . . . . . . . . . . . . 394
Antropología de la marginación, por ORIOL RoMANf . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 394
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303 Tramas contradictorias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 395
Riesgo y sociedad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 303 Tendencias evolutivas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 396
Retóricas de la marginación social . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 304 Hecho social total . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 399
Aproximaciones al concepto teórico de marginación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 306 Rito y deporte . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 400
Perspectiva histórico-institucional y análisis estructural . . . . . . . . . . . . . . . 306 Evocar la complejidad . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 401
Dependencia, marginalidad y sistema mundial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307 Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 403
Sociedades urbanas: una perspectiva sistémica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 309 Bibliografla . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 403
428 ÍNDICE

m. APUNTES FINALES

Interdisc:ipUoariedad, ioterprofesionalidad e iote"end6n social, por TI!RESA SAN RoMAN 407


Interdisciplinariedad: la recuperación del objeto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 407
Teoría y práctica: una especialización cuestionable de las capacidades humanas . . . . 414

Antropología, prospecdva y nuevas tecnologfas, por M.• JESús Buxó . . . . . . . . . . . . 417


Prospectiva e Inteligencia Artificial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 419
Bibliografia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 422

Impreso en el mes de septiembre de 1996


en Talleres Gráficos HUROPE, S. L.
Recaredo, 2
08005 Barcelona

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