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Distribución
Una vez que el fármaco alcanza la circulación sistémica se distribuye hacia los
tejidos y a otros fluidos. La velocidad y extensión de la distribución depende
fundamentalmente de las características fisicoquímicas del fármaco, de las
características de las membranas que debe atravesar y de su unión a proteínas
plasmáticas y tisulares.
Unión a proteínas
En la sangre las moléculas de los fármacos pueden ir disueltas en el plasma
(fracción libre del fármaco), unidas a algunas células (en especial hematíes) y
fijadas a proteínas plasmáticas. La albúmina es la principal proteína plasmática
que puede interactuar con los fármacos. Su molécula tiene una carga neta
negativa al pH de la sangre, presentando una gran capacidad con una baja
afinidad para muchos fármacos básicos. Existen dos puntos de la molécula que
ligan fármacos ácidos con una gran afinidad, pero la capacidad es menor. Otras
proteínas plasmáticas capaces de unirse a fármacos son las lipoproteínas (para
bases débiles y sustancias no ionizables liposolubles) y la alfa-glicoproteína
(alguna base débil). Cada fármaco circula unido a proteínas en una determinada
proporción. La importancia de esta relación estriba en que la fracción libre del
fármaco es la que pasa las membranas celulares, interactúa con el receptor para
ejercer su acción farmacológica y la que sufre los procesos de eliminación, por
lo que influye sobre la intensidad y la duración de la acción farmacológica. Sin
embargo, existe un equilibrio dinámico entre ambas fracciones, que se mantiene
en casi toda circunstancia.
Eliminación
El organismo tiene la capacidad de deshacerse de las sustancias externas
eliminándolas directamente cuando esto es posible (excreción), o bien después
de transformarlas en sustancias que pueden ser excretadas más fácilmente
(metabolismo).
Metabolismo de fármacos
Metabolismo es el término general empleado para denominar las distintas
transformaciones químicas que ocurren en el organismo encaminadas, sobre
todo, a reducir la liposolubilidad y la actividad biológica de los fármacos. En
general, las moléculas polares son fácilmente excretadas por el riñón sin
necesidad de ser sometidas a cambios químicos; por el contrario, las moléculas
solubles en lípidos necesitan ser metabolizadas en sustancias más polares antes
de ser eliminadas por la orina, ya que, aunque éstas sean filtradas por el
glomérulo, escapan a la excreción al ser fácilmente reabsorbidas. La
transformación de fármacos en metabolitos conlleva, en la mayoría de los casos,
una pérdida total de actividad biológica. No obstante, existen fármacos que
precisan de una transformación metabólica para convertirse en el verdadero
principio activo (profármacos), y fármacos con metabolitos activos. Aunque el
hígado es el lugar donde se llevan a cabo la mayor parte de las reacciones de
biotransformación a través de los sistemas enzimáticos del retículo
endoplásmico liso, en otros tejidos, como pulmón, riñón, intestino o sangre están
presentes estos sistemas, en cantidades menores, pudiendo metabolizar
también fármacos. Clásicamente, las reacciones químicas de biotransformación
se clasifican en dos subgrupos: