El Otorgamiento del Derecho del Sufragio a la mujer en la
Constitución Federal de 1921
El sufragio femenino, es el de la consignación del voto a la mujer centroamericana
en la Constitución Federal de 1921. A finales de 1920, El salvador convocó a los estados centroamericanos a una reunión con el propósito de formar la unión de las repúblicas del istmo, para conmemorar así el primer centenario de su independencia. El 19 de enero de 1921 representantes de Guatemala, El Salvador, Honduras y Costa Rica se reunieron en este último país y firmaron el Pacto de Unión de Centro América con “El alto deber patriótico de llevar a cabo la reconstrucción de la República Federal de Centroamérica, mediante bases de justicia y de igualdad que garanticen la paz, mantengan la armonía entre los Estados, aseguren los beneficios de la libertad y promuevan el progreso y bienestar general”.
El 13 de junio de ese mismo año, representantes oficiales de Guatemala, El
Salvador y Honduras instalaron en Tegucigalpa el Consejo Federal Provisional Centroamericano. Finalmente, Costa Rica no se incorporó al proyecto unionista, debido a que el Congreso Nacional de ese país rechazó el Pacto de la Unión. El 21 de julio de 1921, representantes de El Salvador, Guatemala y Honduras instalaron en Tegucigalpa, a las tres de la tarde, la Asamblea Nacional Constituyente con el fin primario de decretar una Constitución Federal. Ésta fue promulgada el 9 de septiembre de ese año.
El artículo 29 del Capítulo III de la Constitución Federal confirió el derecho del
sufragio a la mujer, siendo este hecho pionero en la historia del sufragismo de América Latina. La Constitución Federal de 1921 nunca tuvo vida, pues el pacto unionista se rompió, en febrero de 1922, debido a problemas políticos internos en Guatemala. Sin embargo, vale la pena analizar los debates de la Asamblea Federal sobre el sufragio femenino por cuanto ellos reflejan la visión de la elite política de tres países centroamericanos alrededor de este tópico.
El artículo 29 del Capítulo III de la Constitución Federal estableció que podían
ejercer el derecho de sufragio: Las mujeres casadas o viudas mayores de veintiún años que sepan leer y escribir; las solteras mayores de veinticuatro que acrediten haber recibido la instrucción primaria, y las que poseen capital o renta en la cuantía que la ley electoral indique.
Podrán también optar a cargos públicos que no sean de elección popular o no
tengan anexa jurisdicción.
El otorgamiento del sufragio a la mujer en la Constitución Federal revistió, sin
embargo, un carácter restrictivo y excluyente con relación a los derechos ciudadanos del varón. El artículo 27 estableció que “Son ciudadanos los centroamericanos mayores de veintiún años, y los mayores de dieciocho que sean casados o sepan leer y escribir”; luego, en el artículo 28 se especificaba que eran derechos del ciudadano “el derecho electoral y el de opción de cargos públicos”.
Si se compara lo anterior con lo establecido en el artículo 29, a la mujer le fue
negado el estatus pleno de ciudadana, se le confirió el derecho a votar con más restricciones que las impuestas al varón, y se le negó, además, el derecho de optar a un cargo por elección popular.
Argumentos a favor del Sufragio
La concesión del sufragio condicional a la mujer fue aprobada después de muchos
debates llevados a cabo en diferentes sesiones de la Asamblea Federal. Los representantes de Guatemala y El Salvador votaron casi unánimemente a favor de la aprobación del artículo 29, mientras que siete de los trece representantes del Estado de Honduras votaron en contra.
La mujer con todos sus atributos de inteligencia y perspicacia llevará a no
dudar un elemento nuevo al fenómeno del sufragio, con el aporte de su honradez equilibrará muchos problemas sociales. La mujer, como electora, al hacer uso de sus tradicionales virtudes de honradez, sinceridad y honestidad de las que estaban carentes los hombres, tendría el poder de dignificar tanto los procesos electorales como a los electores varones y, por consiguiente, a la misma sociedad. Las virtudes femeninas como medio purificador de la vida política.