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movilización obrero-estudiantil
y el inicio del fin de la revancha
conservadora
El 29 de Mayo de 1969 los obreros y estudiantes de Córdoba conmovieron al país.
Gobernaba la Argentina la dictadura cívico-militar de Onganía que se había autotitulado
pomposamente “Revolución Argentina”. Una “Revolución” que no se proponía el retorno a la
democracia, sino la construcción de un nuevo orden que terminara con el “fracaso argentino”.
Este conjunto de medidas que pretendían fundar un orden por décadas fueron acompañadas
de un programa Económico y Social profundamente conservador y liberal: Se devaluó el peso
un 40%, se congelaron los salarios (no los precios) por 20 meses, se rebajaron los aranceles
aduaneros a la importación, se abrió nuevamente el petróleo a la inversión extranjera.
El Cordobazo o el comienzo del fin del Onganiato: Toda esta política represiva se imponía a
contramano de un contexto internacional que aparecía como cada vez más movilizador y
revolucionario: era la época del nacimiento del rock y del movimiento hippie en Europa y
EEUU, y también el de consolidación de las naciones post-coloniales en Asia y África, del
Mayo Francés y de la Revolución Cultural China.
Dentro del mundo de la clase obrera (la Argentina era el país más industrializado de América
Latina) las posiciones que combatían a las burocracias sindicales tomaban impulso y espacio:
Los Programas de La Falda (1957), Huerta Grande (1962) y 1 de Mayo (1968) disputaban a
las conducciones obreras con tendencia a la negociación con los sucesivos gobiernos
antidemocráticos y proponían por el contrario un programa de enfrentamiento frontal contra las
dictaduras y las pseudodemocracias. En ambos espacios de militancia, los jóvenes y las
nuevas comisiones internas sindicales ganaban espacio, también los partidos y las
organizaciones de izquierda, con programas que veían en la radicalización política el único
camino para modificar el régimen capitalista.
La huelga comenzó a ser reprimida violentamente, lo que sumó a la lucha a los estudiantes de
la Universidad cordobesa, que desde el hospital de clínicas comenzaron a marchar junto a los
obreros. En un hecho inédito para la época, la población civil de Córdoba apoyó a los
huelguistas y dio refugio a los reprimidos, a la vez que atacó a las fuerzas represivas. Un
General represor (Eleodoro Lahoz) fue explícito en este punto: ¡declaró que se sentía como el
ejército británico en las invasiones inglesas, pues desde techos y balcones el pueblo de
Córdoba les arrojaba objetos a las Fuerzas represivas!.
La represión dejó un saldo de 30 muertos, 500 heridos y 300 detenidos, pero por otro lado, los
mandos militares opositores a Onganía tomaron nota de la protesta masiva en las calles.
Se devaluó el peso un 40%, se congelaron los salarios (no los precios) por 20 meses, se
rebajaron los aranceles aduaneros a la importación, se abrió nuevamente el petróleo a la
inversión extranjera.
¿Consideras que estos sucesos internacionales fueron los que incitaron a la rebelión de la
sociedad?
Junto a ese contexto internacional, en nuestro país se producía un acelerado proceso de
profundización de la lucha y la organización político-social. La resistencia peronista sumaba y
confluía con toda una nueva generación de jóvenes obreros y estudiantes que luchaban y se
organizaban por el retorno de Perón en clave de líder nacional-popular.
¿Por qué este sector de la sociedad solicitaba el retorno de Perón? ¿Que veían en este líder,
que en otros no?
El saldo que resulto de esta protesta, sirvió de alguna manera o todo fue en vano.