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1. “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.

” Lucas 23:34 (NTV)

El perdón puede ser la cualidad más mal utilizada, más mal aplicada e incomprendida en
nuestra cultura. Creemos que sabemos de todo lo que se trata el perdón, pero realmente no lo
sabemos. Antes de continuar leyendo, toma un minuto para hacer esta pequeña prueba,
decide si cada afirmación es verdadera o falsa.

Una persona no debe ser perdonada hasta que lo pida.

Perdonar incluye minimizar la ofensa y el dolor causado.

Perdonar incluye restablecer la confianza y reunificar una relación.

Realmente no has perdonado hasta que has olvidado la ofensa.

Cuando ves que alguien fue herido, es tu deber perdonar al agresor.

Cuando lees la Biblia y ves lo que Dios tiene que decir sobre el perdón, descubres que las
cinco de esas declaraciones son falsas. ¿Cómo te fue?

Vamos a pasar los próximos días viendo lo que el perdón es realmente, porque la mayoría de
la gente no comprende el perdón.

En primer lugar, el verdadero perdón es incondicional. No hay ningún apego a él. No lo ganas.
No te lo mereces. No lo negocias. El perdón no se basa en la promesa de no volver a hacerlo.
Lo ofreces a alguien si te lo piden o no.

Cuando Jesús extendió sus manos en la Cruz y dijo: "Padre, perdónalos, porque no saben lo
que hacen," nadie le había pedido perdón. (Lucas 23:34 NVI) Nadie le había dicho, “Por favor
perdóname Jesús, por lo que te están haciendo.” Él lo ofreció. Él tomó la iniciativa.

En segundo lugar, el perdón no es minimizar la gravedad de la ofensa. Cuando alguien pide


perdón y le dices, "no es gran cosa. Realmente no me dolió," es que en realidad estás
abaratando el perdón. Si no es gran cosa, no necesitas el perdón y no tienes que ofrecerlo.
El perdón es sólo para las cosas grandes. No lo usas para desaires que son asuntos
menores. Si algo realmente requiere perdón, entonces no deberías minimizarlo cuando
alguien te pide perdón. No deberías decir que no fue gran cosa. Fue un gran problema. Si no
es gran cosa, sólo di, "No tienes que pedir perdón". Pero si es una gran cosa, entonces tienes
que admitirlo.

Hay muchísimos tratos en la vida. ¿Has notado eso? Pero hay una diferencia entre ser herido
y ser agraviado. Ser herido requiere paciencia y aceptación, no perdón, porque la persona lo
hizo sin querer. Ser agraviado requiere perdón.

Reflexiona sobre Esto

¿Cuáles son las heridas que has estado esperando para que alguien se disculpe, pero que
sólo necesitas aceptar?

¿Por qué es tan difícil ofrecer perdón a alguien que no te lo ha pedido? ¿Cómo puedes
moverte más allá de esto?

¿Cómo cambia tu actitud sobre el perdón cuando consideras que Cristo te perdonó?

“Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso.” Lucas 23:43 (NTV)

2. Cuando el criminal crucificado al lado de Jesús le pidió que se acordara de él,


Jesús respondió, “Te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso” Lucas
23:43 (NTV).

Con su respuesta, Jesús nos dio cuatro características de la salvación en las que podemos
confiar y creer.
Primero, Él dijo “hoy”. Esto significa que la salvación es inmediata. En el momento en que
pides a Jesucristo que te salve, está hecho. Cuando mueras, o bien irás directamente a la
presencia de Dios o irás directamente a la separación de Dios.

Segundo, la salvación es cierta. Él dijo, “Hoy estarás.”

No dijo “puede ser,” no “yo espero.” No “Déjame pensarlo”. Cuando Dios dice “Tú estarás,” tú
estarás. Cuando aceptas a Cristo, puedes estar seguro de tu salvación.

Tercero, la salvación es una relación. Él dijo, “Vas a estar conmigo”.

La Salvación no es una religión. No es reglas o regulaciones o rituales. La Salvación es una


relación. Esta relación no inicia cuando estés en el Cielo; inicia aquí en la Tierra. Jesucristo
quiere que seas su mejor amigo, quiere caminar contigo todo el tiempo. Dios te hizo para que
te relaciones con Él.

Cuarto, Jesús dijo, “Hoy estarás conmigo en el paraíso”. El Cielo es un lugar real, y es eterno.

Había dos criminales crucificados con Jesús, uno a cada lado. Jesús les dio la decisión de la
salvación, y les dio la misma opción. Él no te va a forzar a que lo ames. Él no te va a forzar a
que confíes en Él, y Él no te va a forzar a que aceptes el Cielo. Hay dos respuestas. Uno de
los criminales rechazó a Jesús, y el otro giró a Él en fe. Tú puedes tomar la misma decisión.

Romanos 10:13 dice, “todo el que invoque el nombre del Señor será salvo” (NTV). Si tú estás
listo para invocar el nombre del Señor y conocer las verdades acerca de la salvación,
entonces resuelve la cuestión de tu destino eterno de una vez por todas.

“En el momento propicio te escuché, y en el día de salvación te ayudé” 2 Corintios 6:2 (NVI)
Reflexiona Sobre Esto

¿Cuál es la prueba en tu vida de que has asegurado tu salvación?

¿Cómo debe la realidad sobre el Cielo y el infierno cambiar la manera de compartir el


Evangelio con los demás?

Pídele a Dios que te guíe a una persona que está invocando el nombre del Señor para que le
puedas ayudar a dirigir hacia la salvación o a ser un discípulo. ¿A quién te está trayendo Dios
a la mente?

3. N

Desde la cruz, el Hijo de Dios nos envía un mensaje de acercamiento, de comunión. Jesús, para que no nos quedásemos del todo solos, deseó
invitarnos a una nueva conciencia. Quiso transmitir la importante necesidad que tenemos de contar con alguien, de agarrarnos a alguien, de sentirnos
protegidos por alguien, y lo simboliza en esas dos frases. Él, que desde pocas horas antes se sentía tan abandonado por sus seguidores parece que
quiere evitar a los demás ese dolor. Él, que durante su ministerio aquí no se sintió acompañado por su familia, porque pensaban que estaba loco, no
quiso dejar sin familia a los que allí quedaban. La soledad de esos momentos tan duros no los deseó para nadie más. "Mujer, ahí tienes a tu hijo". "Ahí
tienes a tu madre". Si su muerte fue deshonrosa, él honra a los presentes. El que ha sido abandonado proclama, antes de su último suspiro, amparo
para los que se quedan. Según la concepción social de la época, aconseja que los varones, en su rol de hijos, acojan y respeten como madres a las
mujeres. Que las mujeres, según la concepción social de la época, en su rol de madres, acojan y amen como hijos a los varones.

Nos llama a ser capaces de valorar las circunstancias del prójimo, a sentirlo tan cerca que nazca la confianza capaz de abrir corazones. Invita a ser
familia a los que no son familia. Nos conduce al acogimiento, a refugiarnos mutuamente los unos en los otros.

4. CUANDO DIOS PARECE DISTANTE

Dios es real, sin importar cómo te sientas.

Cuando las cosas marchan bien en nuestra vida, es fácil adorar a Dios.

El grado de adoración más profundo es adorar a Dios a pesar del dolor: agradecer a Dios
durante una prueba, confiar en Él durante la tentación, aceptar el sufrimiento y amarlo aunque
parezca distante.

En el caso de nuestra amistad con Dios, no siempre nos sentimos cercanos a Él

Para madurar nuestra amistad, Dios la pondrá a prueba con periodos de aparente separación:
Momentos en que sentiremos que nos abandonó o nos olvidó. Dios parecerá estar a millones
de kilómetros.

Aparte de Jesús, David fue quien posiblemente tuvo más amistad con Dios. El Señor tenía el
placer de llamarlo“un hombre conforme a mi corazón”. Sin embargo David con frecuencia se
quejaba de la aparente ausencia de Dios:”Dios mío, ¿por qué te quedas tan lejos? ¿Por qué
te escondes de mi cuando más te necesito?”. “Dios mío Dios mío por qué me has
abandonado? Lejos estás para salvarme, lejos de mis palabras de lamento”.

Por supuesto Dios no había dejado a David, como tampoco te dejará a ti. Ha prometido varias
veces, “nunca te dejaré ni te abandonaré”. Pero Dios no te promete:”siempre sentirás mi
presencia”.

Cuando sentimos a Dios distante, la verdad es que nada está mal. Es una parte normal de la
prueba y la maduración de nuestra amistad con Dios. Esta situación es dolorosa y
desconcertante, pero es absolutamente vital para el desarrollo de la fe.

Pero ese sentimiento de abandono y distanciamiento de Dios no suele tener nada que ver con
el pecado. Es una prueba de fe, una que todos debemos enfrentar. En realidad, Dios suele
retirar nuestros sentimientos para que no dependamos de ellos.

La omnipresencia de Dios y la manifestación de su presencia son dos cosas distintas. Una es


un hecho, la otra es un sentimiento. Dios está presente siempre, aunque no estemos
consientes de Él, su presencia es demasiado profunda para medirla con meras emociones.

Sí, Dios quiere que sientas su presencia, pero prefiere que confíes en Él aunque no lo sientas.
A Dios le agrada la fe, no los sentimientos.

Las situaciones que más apelarán a tu fe serán aquellas cuando tu vida se derrumbe y no
puedas percibir a Dios.

¿Cómo podemos alabar a Dios cuando no entendemos lo que pasa en nuestra vida y Él
calla? ¿Cómo mantener el vínculo en medio de una crisis si no hay comunicación? ¿Cómo
mantener la vista en Jesús cuando nuestros ojos están llenos de lágrimasí Hagamos lo que
hizo Job cuando lo perdió todo: familia, salud, negocio, todas sus posesiones:“Se dejó caer al
suelo en actitud de adoración. Entonces dijo: Desnudo salí del vientre de mi madre, y desnudo
he de partir. El Señor dio, el Señor ha quitado. Bendito sea el nombre del Señor”.

¿Sabes que reconocer tu desesperanza ante Dios puede ser una afirmación de fe? Es posible
confiar en Dios y sentirse afligido al mismo tiempo. David escribió:” Aunque digo: Me
encuentro muy afligido, sigo creyendo en Dios”. Recuerda las verdades eternas de Dios: Él es
bueno, me ama, está conmigo, sabe lo que me pasa, se interesa en mí, tiene un plan para mi
vida. Raymond dijo: ”Nunca dudes en la oscuridad lo que Dios te dijo en la luz”.

Durante las épocas de sequía espiritual debemos depender pacientemente de las promesas
de Dios y no de nuestras emociones, debemos reconocer que nos está conduciendo a un
grado más profundo de madurez. Una amistad basada en emociones es, sin duda, superficial.
Gracias a que confiaba en la Palabra de Dios, Job pudo mantenerse fiel, aunque nada parecía
tener sentido. Su fe era fuerte en medio del dolor:” Dios podría matarme, pero todavía
confiaría en Él”

Recuerda que el Hijo de Dios murió por ti. Ese es el motivo más importante de la adoración.
Por desgracia olvidamos la crueldad del sacrificio y la agonía que Dios sufrió en nuestro lugar.
Incluso antes de la crucifixión al Hijo de Dios lo desnudaron y lo golpearon hasta dejarlo
irreconocible, lo azotaron y se burlaron de Él, le pusieron una corona de espinas y lo
escupieron con desprecio. Hombres crueles abusaron de Jesús y lo ridiculizaron, lo trataron
peor que un animal.

Después de estar casi inconsciente por las hemorragias, lo obligaron a cargar una pesada
cruz por un camino ascendente, lo clavaron en una cruz y lo dejaron morir lentamente, en una
atroz muerte por crucifixión. Mientras se desangraba, tuvo que escuchar las burlas y los
insultos del gentío que se divertía viendo su dolor, desafiando su afirmación de ser Dios.

Además mientras el Señor cargaba todo el pecado y la culpa de la humanidad sobre su


persona, Dios miró a otro lado y Jesús exclamó: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has
desamparado?” Él pudo haberse salvado a sí mismo, pero entonces no habría podido salvarte
a ti.

No hay palabras que puedan explicar la oscuridad de ese momento. ¿Por qué Dios permitió y
toleró ese maltrato tan espantoso y malvado? ¿Por qué? Para que no tuvieras que pasar la
eternidad en el infierno, y para que pudieras estar en su gloria para siempre. La Biblia dice:” Al
que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo trató como pecador, para que en Él
recibiéramos la justicia de Dios”.

Jesús dio todo de si para que tuvieras todo. Murió para que pudieras vivir para siempre. Eso
por sí solo ya es suficiente para merecer tu gratitud y alabanza continua. .Nunca más te
preguntes qué motivos tienes para agradecer a Dios.

5. La Biblia dice en Juan 19:28-29 “Después de esto, sabiendo Jesús que todo se había
ya consumado, para que se cumpliera la Escritura, dijo: Tengo sed. Había allí una
vasija llena de vinagre’ colocaron pues, una esponja empapada del vinagre en una
rama de hisopo y se la acercaron a la boca.”

La frase "Tengo sed" fue el versículo y el lema de vida de la madre Teresa, quien fundó la
orden Misioneras de la Caridad y la Casa para los Moribundos. En cada casa para los
moribundos que se encuentran alrededor del mundo, y a donde llegan los más pobres de los
pobres, allí hay un retrato de Jesús en la Cruz con las siguientes palabras: "Tengo sed", la
madre Teresa mencionó que es nuestro deber — saciar la sed de Cristo ayudando a los más
necesitados.

No podemos ayudar a Jesús en la Cruz. Eso es pasado. ¿Puedes imaginarte ser aquel
soldado quien dio a Jesús de beber? ¡Qué privilegio! No podemos hacer eso. Pero si
podemos ayudar a quienes nos rodean.

El objetivo de nuestra existencia es saciar la sed de Jesús en la Cruz en cada alma, y esto se
demuestra poniendo nuestro amor en acción.

Amor en acción es cuando satisfacemos la sed de otras personas en sus necesidades


físicas, emocionales o espirituales — por el amor de Cristo, quien tuvo sed a causa de
nosotros.

Hay personas a su alrededor quienes padecen de sed espiritual, aunque no se use ese
término hay otros sinónimos para sed espiritual: aburrimiento, infelicidad, insatisfacción, estrés
y desesperación.

Personas que están espiritualmente sedientas tienen una gran necesidad de aceptación. Ellos
quieren oír la Palabra de Dios. Quieren saber qué hacer con sus vidas.

“Ciertamente se acerca la hora —dice el Señor Soberano— cuando enviaré hambre a la


tierra, no será hambre de pan ni sed de agua, sino hambre de oír las palabras del Señor. La
gente deambulará de mar a mar y vagará de frontera a frontera en busca de la palabra del
Señor, pero no la encontrarán. En aquel día, las jóvenes hermosas y los muchachos fuertes
se desmayarán, sedientos por la palabra del Señor.” Amos 8:11-13 (NTV).

¿No es una descripción perfecta de nuestra sociedad de hoy en día? Personas lucen muy
bien en el exterior pero por dentro están vacías. Están: Deprimidas, desalentadas, derrotadas,
desesperadas, insatisfechas, saltando de una cosa a otra, buscando lo que les dé satisfacción
y saciedad.
¿Cuál es su responsabilidad como creyente hacia estas personas?

La única manera que puede servir a Dios es sirviendo a otros en Su nombre. Ayudándolos a
saciar su sed y compartiendo con ellos cómo Dios los ha hecho íntegros no en pedazos.

Reflexiona Sobre Esto:

¿Quiénes son las personas que están a tu alrededor espiritualmente sedientas?

¿Por qué es importante considerar, cómo alguien puede sufrir internamente a pesar de lucir
que lo tiene todo?

6. “Consumado es.” Esta es una declaración de victoria. La obra salvífica de Jesús estaba
sellada. El mundo perdido ahora tiene oportunidad de salvación. Jesús ha obedecido al
Padre hasta lo sumo y éste lo ha declarado “Hijo de Dios con poder”, como dijo el
Apóstol Pedro en Hechos 2. Con obediencia perfecta, Jesús ha demostrado que el mal
no es absoluto; que es posible vivir en comunión con Dios. Con su obediencia perfecta,
Jesús ha llevado la humanidad hasta el seno del Padre. Ahora la humanidad tiene en
Jesús un intermediario, un intercesor.

Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos
nuestra profesión. No tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras
debilidades, sino uno que fue tentado en todo, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente
al trono de la gracia, pero alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Hebreos 4.14-16
“Consumado es” es la declaración de la derrota del mal. Ya la vida ha triunfado sobre la
muerte. Ya la esperanza ha triunfado sobre el dolor. Ya la justicia ha triunfado sobre el
pecado. Ya Dios ha triunfado sobre el Adversario y sus huestes del mal. Ahora:

…ni la muerte, ni la vida, ni los ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo alto, ni lo bajo, ni lo


profundo, ni ninguna otra cosa creada podrá separarnos del amor de Dios, que es en Cristo Jesús.
Ro 8.38-39

7. M

Jesús vuelve a llamar a Dios “Padre”, en forma íntima y personal. Probablemente usó la
palabra aramea “abba” para referirse a Dios en esta ocasión. Esta es la misma palabra que
aparece en Romanos 8.15 y Gálatas 4.6. Este vocablo se utilizaba sólo en la intimidad del
hogar, ya que implica una íntima relación de amor y cariño sentido. En este sentido, es como
si Jesús llamara a Dios “papi” o “papito”, como un bebé llama a su padre.

Jesús invoca al Dios “Padre” para volver a él, para entregarle su espíritu. De este modo, se
cumple la profecía del Salmo 22.8: “Se encomendó a Jehová: líbrele él; sálvele, puesto que
en él se complacía”.

Jesús se entrega a Dios para ser restaurado, para ser reivindicado ante los ojos de los
pecadores que le habían llevado a la cruz. En una palabra, Jesús se entrega a Dios para ser
levantado de entre los muertos por medio del poder del Espíritu Santo.

El Galileo no quedó colgado en la cruz. Fue sepultado el viernes en la tarde, pero no resucitó
hasta el domingo—día del Señor—en la mañana.

El Hijo entrega su espíritu al Padre en esperanza. Con la esperanza de resucitar de entre los
muertos a una vida incorruptible. Y con su resurrección, Jesús abre el camino para toda
aquella persona que cree. Y con él la iglesia tiene la esperanza gloriosa de vida abundante y
eterna con su Señor. Desde ahora, nadie tendrá que morir en desesperanza.

Al leer este relato, una pregunta surge en mi mente. ¿Tendría yo la valentía necesaria para
enfrentar la muerte con tanta valentía? ¿Tendría yo la fe necesaria para enfrentar la muerte
con tanta paz? ¿Podría yo expirar confiado en quedar en las manos de Dios? ¿Podría yo?
¿Podría usted?

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