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2014
No es difícil admitir y demostrar que el principal patrocinador de la guerrilla es el
narcotráfico, aunque este es tema para otra ocasión. Lo que interesa aquí es vincular el papel del
psicólogo, el reto que tiene la psicología colombiana en el postconflicto de firmarse desde luego,
“En el momento actual, vivimos una situación que podríamos caracterizar de ambivalente
en el sentido de que coexisten comportamientos cada vez más violentos con una corriente
emergente de valores en pro de la justicia, la equidad y la paz.” Moya, M. & Rodríguez, R (2011)
en el contexto colombiano.
hoy se conoce como guerrilla FARC (Fuerzas Armadas Revolucionaria de Colombia) tuvo sus
raíces en las luchas agrarias que se presentaron en los primeros decenios del siglo pasado. La
desigualdad social, la pobreza y la corrupción, motivada en gran parte por el mismo Estado, llevo
a que ellos quisieran defenderse y hacer justicia por su propia cuenta dando como resultado estos
Si bien la historia colombiana ha evidenciado varios intentos de tratados de paz con miras
de resolver el conflicto, estos no han podido concretarse, aun cuando se llega a lograr un acuerdo
entre los dos polos, por ejemplo, en 1984 luego de los acuerdos de paz entre el gobierno de
Patriótica con el propósito de encontrar una salida al conflicto armado por medio de la política,
pero este acto no fue bien tomado por algunos del Estado llevando al exterminio físico y político
del movimiento, unos asesinados, otros exiliados y amenazados, y dos décadas más de violencia
en Colombia (tomado del blog web, verdadabierta.com). ¿Cómo puede pensarse este tipo de
actos, de resultados cuando luego de un intento que parecía ser viable para el fin de la violencia
que sirva de obstáculo para la culminación de un objetivo o meta conllevara a la frustración y ésta
a la agresión casi de manera automática (Dollard, Dood, Miller, Mowrer y Sears. 1939 citado por
Moya, M. & Rodríguez, R. 2011) es posible que la frustración sobreviniera a las FARC con los
atentados posteriores a la conformación del partido político Unión Patriótica y que ésta (la
frustración) provocara una reacción agresiva casi de inmediato, de hecho, podría explicarse
incluso desde el otro lado también, los de derecha, bien pudieron sentirse frustrados al ver en
peligro su posición política si permitían que los de izquierda entraran al congreso y empezaran a
dar a conocer sus ideales al pueblo colombiano obteniendo así más adeptos y por lo tanto esto los
pudo llevar a reaccionar de esta manera tan agresiva. En este contexto donde se habla de conflicto
importante aclarar que la agresión hacer referencia a “una conducta dirigida a dañar o perjudicar
a otra persona que está motivada para evitar tal daño” (Barón & Richardson. 1994 citado por
Moya, M. & Rodríguez, R. 2011) y violencia a “los actos extremos de agresión” (Kassin, S.
El Salvador también ha sufrido los vejámenes que deja el conflicto con todo y sus ideales
huérfanos, ancianos abandonados y todo lo que implica las consecuencias de una guerra entre dos
polos. Así como en Colombia, El Salvador también tuvo su propia guerrilla organizada en pro
de la equidad y la justicia del pueblo salvadoreño, “uno de cada cinco habitantes han tenido que
abandonar sus hogares buscando preservar sus vidas como desplazados o como refugiados en
otros países” (Lawyer, 1984; Achaerandio, 1983; Morales, 1983 citados por Baró, M. 1990). En
Colombia, no es mucha la diferencia, entre los años de 1958 y 2012, el conflicto armado ha
causado la muerte de 218.094 personas según estadísticas del Centro de Memoria Histórica de
Colombia en su informe BASTA YA (2014) donde el 19%, que equivale a 40.787 muertos, fueron
combatientes y el 81%, que equivale a 177.307 muertos, fueron civiles. Estas cifras no incluyen
los muertos que aún no se localizan por estar sepultados en fosas comunes. Según estas mismas
estadísticas, entre los años de 1970 y 2010, ha habido 27.023 víctimas de secuestro. Pero como
escribió Martín Baró: “… debemos tratar de comprender la guerra misma en lo que tiene de
alteración y conformación de las relaciones sociales” (Baró, M. 1990) esto en cuanto al impacto
que tiene en la salud mental de la población. Martin Baró calificó la guerra salvadoreña con tres
mentira; como toda violencia, esta se da en disfunción de las relaciones interpersonales, es decir,
se genera por el conflicto en las relaciones, Van de Vliert (1984) citado por Troyano, Y & García,
A (2012) postula que dos personas, o una persona y un grupo, están en conflicto cuando al menos
una de las partes experimenta frustración ante el obstáculo o irritación causada por la otra parte,
algo que tiene mucha relación con la teoría de Dollard y cols. Algo preocupante que llega a
suceder en un país que lleva años en guerra, es que la prolongación de esta se vuelve hábito, se
naturaliza y se convierte en respuesta privilegiada para solucionar los mismos conflictos grandes
que pequeños. “Llega a pensarse que la violencia es la única solución al problema de la misma
violencia” (Baró, M. 1990). La guerra supone una confrontación de intereses sociales que acuden
a las armas como recurso para dirimir sus diferencias (una agresión instrumental). “así, en las
problemas es sustituido por los operativos militares” Baró, M. (1990). La polarización, según
Baró, M. (1990) supone un agravamiento de los intereses sociales discrepantes, arrastrando todos
los ámbitos de la existencia: las personas y las cosas ya no se miden por lo que son en sí, sino por
atrás, pues ha llegado a impregnar de tal manera nuestra existencia, que terminamos por forjarnos
un mundo imaginario, cuya única verdad es precisamente que se trata de un mundo falso
(Portier, 1910 citado por Baró, M, 1990). “En una conciencia magicalizada el sujeto es capaz de
ver lo que está sucediendo pero se niega a aceptarlo” (Barreto, E 2010) quizá debido a tantos
años de manipulación mental por efecto de los mismos medios de comunicación. en qué
momento llega la psicología a hacer frente a la realidad social de Colombia, es curioso que el
nacimiento de la Psicología en Colombia dirigida por Mercedes Rodrigo nace en 1947, el mismo
Baró, M. (1990) refiere que la concepción de salud mental ha sido muy pobre, pues se ha
entendido como la ausencia de trastornos psíquicos y después como un buen funcionamiento del
organismo humano. Sin embargo, según este mismo autor, el problema no está en la utilización
del modelo médico, sino en la reducción del ser humano como organismo individual cuyo
funcionamiento podría entenderse en base a sus propias características y rasgos, y no como un ser
histórico cuya existencia se elabora y realiza en la telaraña de las relaciones sociales, por lo
tanto, los problemas mentales no vienen a ser un asunto únicamente del individuo, sino de las
relaciones de este con los demás, de ser asi, la salud mental debe verse como un problema de
“Se nos hace evidente que el psiquismo no está confinado al interior del individuo, sino que es
extenso hacia todo el mundo intersubjetivo, es decir, el mundo de nuestra relación con los
guerra, es quizá llegar a etiquetar a las víctimas para en seguida darles un bono de compras. Y si
“reacción normal frente a una situación anormal” (Baró, M. 1990). Esto nos permitiría apreciar
en todo su sentido el impacto que sobre la salud mental de un pueblo pueden tener aquellos
acontecimientos que afectan sustancialmente las relacione humanas, como son las catástrofes
naturales, las crisis socioeconómicas o las guerras (Baró, M. 1990). El psicólogo colombiano
debe estar preparado para enfrentar lo incierto, es decir, debe pensarse en un contexto
responder todas las preguntas de este contexto. Por tanto, algo muy cierto de lo que plantea
Martin Baró (1990), es el hecho de examinar los presupuesto teóricos sobre los que se ha
fundamentado la psicología y ver si sirven y si son realmente eficaces en el aquí y ahora. Se debe
empezar a estudiar y a plantear soluciones para el cambio social, la teoría latinoamericana hecha
desde la praxis latinoamericana, que ayude a generar nuevas formas de ver la realidad psicosocial
en aras de resolver parte del conflicto colombiano, donde no se pretenda excluir al individuo del
orden social, sino aprender a verlo como parte integrador de la sociedad que da y recibe de la
misma.
Bibliografía
México, DF: Cengage Learning Editores, S.A. ISBN 607 - 481 - 246- 2
UCA editores.
Recuperado de
http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/e
noviembre de 2014
noviembre de 2014