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CAPÍTULO XVIII

LA SEGURIDAD EN EL HOGAR

18.1. EL AMOR HUMANO DEBE FUNDAR EN EL AMOR DIVINO


El amor humano debe fundar sus más estrechos lazos en el amor divino. Únicamente donde
reina Cristo puede haber cariño profundo y fiel.

18.2. ALCANZAR EL IDEAL DE DIOS


Cuando un hombre acepta la ayuda de Cristo puede alcanzar el ideal de Dios. Si nos
entregamos a Cristo no habrá ninguna prueba que nos derrumbe. El amor no será tan sólo un
intercambio de palabras dulces, sino experimentaremos el amor verdadero, aquel amor que
Cristo tiene por los hombres. El corazón quedará unido al corazón con los áureos lazos de un
amor perdurable. (El Ministerio de Curación, 1905)

18.3. PESAR CADA SENTIMIENTO AL CONSIDERAR EL


MATRIMONIO
El matrimonio afecta la vida futura, por eso cada paso que se da al matrimonio debe ser
acompañado de modestia, sencillez y sinceridad, así como del serio propósito de agradar y
honrar a Dios. Para ello, las personas que piensan casarse deben analizar cada sentimiento
y cada manifestación del carácter de la persona con la que piensan casarse. (El Ministerio de
Curación, 1905)
La unión verdadera en el matrimonio no se logra en días ni meses, sino en años donde se
deberá tener mucha prudencia y cuidado con la pareja.

18.4. DESAPARECE LA IMAGEN ROMÁNTICA


Cuando la pareja recién casada enfrenta la vida con sus preocupaciones, desaparece el
aspecto romántico con que la imaginación suele tan a menudo maquillar el matrimonio. Este
el período más crítico de la experiencia matrimonial. La felicidad de toda la vida futura del
matrimonio dependerá de la actitud que tome la pareja. Muchas veces se descubrirá flaquezas
y defectos que no se sospechaba; pero los corazones unidos por el amor notarán también
cualidades desconocidas hasta entonces. Por ello, muchos tratan de aislar y ocultar sus
manifestaciones de amor, pero esa actitud paraliza las corrientes del amor, volverá al corazón
frío y desolado. El amor no puede durar mucho si no se le da expresión.

18.5. EL AMOR ESTIMULA HACIA FINES MÁS NOBLES


Antes de pedir que tu pareja ame todo de ti, tú debes tratar de amar todo de él o ella. El
saberse apreciado es un admirable estímulo y motivo de satisfacción. El compañerismo y el
respeto alientan el esfuerzo para alcanzar la excelencia, y la persecución de fines cada vez
más nobles aumenta el amor.

18.6. LA INDIVIDUALIDAD NO SE DEBE FUSIONAR


Tenemos nuestra propia individualidad, y la individualidad de la esposa no debe perderse en
la de su esposo y viceversa. Cada cual tiene su relación personal con Dios. En la medida en
que tu amor a Cristo se profundice y fortalezca, se purificará y fortalecerá tu amor mutuo.

Dios nos ha dado el poder moral, la eficiencia, él nos ha dado el intelecto, y él quiere que
aprovechemos al máximo estos preciosos dones para la gloria de su nombre. (Manuscrito 12,
1895)

18.7. ENTERA SUMISIÓN ÚNICAMENTE A JESÚS


Dios requiere que el esposo y la esposa recuerde el temor y la gloria de Dios. El Señor
Jesucristo nos compró como hijos suyos con el precio infinito de su vida. Nuestra
individualidad no puede desaparecer con nuestra pareja cuando nos casemos.

18.8. NO DEBE ALBERGARSE EL PENSAMIENTO QUE LA UNIÓN ES


UN ERROR
Cuando ocurran dificultades, congojas y desalientos en la pareja no deben apresurarse a
afirmar que su unión es un error o una decepción. Aliéntense el uno al otro en las luchas de
la vida. Procure cada uno favorecer la felicidad del otro. Haya entre ustedes amor mutuo y
sopórtense en lo medible uno a otro. Entonces el matrimonio, en vez de ser la terminación del
amor, será más bien el verdadero comienzo.
El calor de la verdadera amistad, el amor que une un corazón a otro, es el sabor anticipado
de los goces del cielo.

18.9. UNA RELACIÓN CONTROLADA POR LA RAZÓN


Estarán controlados por la razón aquellos que consideren la relación matrimonial como una
de las ordenanzas sagradas de Dios. Estos sentirán que sus hijos son joyas preciosas que
Dios encargó a su cuidado, se sentirán capaces de bendecir a otros con su luz, y que
finalmente estén en condiciones para la vida superior, para brillar en la presencia de Dios.

18.10. UNA FAMILIA BIEN ORGANIZADA


Una familia debería estará bien organizada. El padre y la madre tienen que decidir juntos sus
responsabilidades. Han de trabajar juntos para el bienestar de sus hijos. Nunca debieran
criticarse mutuamente sus planes o cuestionar el juicio del otro e presencia de sus hijos. El
esposo tiene que sostener las manos de su esposa, dándole consejos sabios y motivación,
mientras que la esposa tiene que ser aquel apoyo cuando el esposo se encuentre en tiempos
críticos.

18.11. LOS PADRES DEBEN GOBERNARSE A SÍ MISMOS


Los padres que sepan gobernarse a sí mismos, sabrán como gobernar con éxito a su familia.
El ejemplo de los padres influirá demasiado en la educación de los niños. Si desean tener solo
palabras agradables en su familia, deben hacer que sus hijos únicamente escuchen palabras
agradables de sus labios. Dios da una obra solemne y sagrada a los padres en la educación
de los hijos. Y como padres debemos preparar a nuestros hijos para que reciban de la mejor
manera a Jesucristo en sus vidas.

18.12. SONRISAS Y PALABRAS TIERNAS PARA LA FAMILIA


Para que la paz de Cristo esté en el corazón de cada integrante de nuestra familia, se debe
cultivar la mansedumbre. El esposo o la esposa que cultive sospecha y desconfianza en la
familia, creará dificultades en el hogar. Además, ningún integrante de la familia debería
reservar palabras amables y sonrisas únicamente para los extraños, y manifestar irritabilidad
en el hogar, destruyendo así la paz y la alegría del hogar.

18.13. DEBE EVITARSE EL LENGUAJE VULGAR


Los padres e hijos no deben cultivar pensamientos bajos y lenguajes vulgares. Las palabras
rudas, las bromas en doble sentido, la falta de cortesía en la vida del hogar, dejará una
impresión desagradable en los integrantes de la familia.

El hogar es un lugar demasiado sagrado como para contaminarlo con vulgaridad, sensualidad
y censuras. Permitan que el amor, la verdad, la bondad la paciencia sean las plantas que se
cultiven en el jardín del corazón. (Carta 18b, 1891)
18.14. NUNCA MANIFIESTE RUDEZA O FALTA DE BONDAD
Cuando usted manifiesta dureza o falta de bondad en su hogar, usted está quebrantando los
mandamientos de Dios.

18.15. LOS AMIGOS NO DEBEN INMISCUIRSE EN LA VIDA FAMILIAR


El círculo del hogar debería ser considerado como un lugar sagrado, un símbolo del cielo.
Podemos tener amigos y conocidos, pero no deben interponerse en la vida del hogar. El
círculo del hogar debe producir una sensación de tranquilidad, reposo y confianza.

La vida familiar práctica es la gran prueba del carácter. Por su tierna consideración en el hogar,
por el ejercicio de la paciencia, la bondad y el amor, un hombre determina su carácter. (Carta
17, 1895)

18.16. LAS ESPOSAS ANHELAN PALABRAS DE AMOR


Muchas mujeres anhelan de sus esposos, palabras de amor y bondad como también las
cortesías y bondades. Cuando el esposo sigue cultivando la consideración, la atención, las
bondadosas palabras de aprecio, y las pequeñas cortesías de la vida que mantuvo vivo el
amor cuando era novio; se evita la infidelidad y los engaños.

Si el esposo y la esposa continuaran cultivando las atenciones y los detalles de amor en su


matrimonio, serían felices en su compañía mutua y tendrían una influencia santificadora sobre
sus familias y no desearían salir de ese mundo de felicidad que crearon, para buscar nuevas
atracciones y nuevos objetos de su amor.

18.17. EL ESPOSO PUEDE CERRAR LA PUERTA A LA


ENFERMEDAD
El esposo debe manifestar gran interés en su familia. En muchos casos las palabras
bondadosas, alegres y alentadoras resultan muchos más eficaces que las medicinas, por ello
el esposo debe ser cuidadoso de los sentimientos de su esposa.

El esposo tiene que recordar que gran parte de la carga de educar a sus hijos recae sobre la
madre, y que ella ejerce una gran influencia para modelar sus mentes, esto debe motivarlo a
manifestar los sentimientos más tiernos a su esposa. La presencia del esposo debe manifestar
alegría su familia e impulsar a su esposa a que crea cada día más en Dios.

La falta de bondad, el espíritu de queja y la ira, apartan a Jesús del hogar. Los ángeles de
Dios huirán de una casa donde se pronuncian palabras desagradables y se manifiesta
inquietud.
18.18. EL ESPOSO, CABEZA DE LA FAMILIA
El esposo y padre es cabeza de la familia. Los hijos buscan consejos y dirección en el padre,
por lo que el padre necesita tener un concepto correcto de la vida y de las influencias y
compañías que han de rodear a su familia. Ante todo, debería ser dirigido por el amor y temor
de Dios como también por la enseñanza de la Palabra divina, para poder encaminar los pasos
de sus hijos por la buena senda. (El Ministerio de Curación, 1905)

Ser cabeza de una familia no significa que el esposo será quien decidirá las decisiones de su
familia arbitrariamente, al contrario, siempre necesitará consejos de su esposa.

18.19. LA ESPOSA, AYUDA IDÓNEA PARA EL ESPOSO


Dios mismo dio a Adán una compañera. Le proveyó de una “ayuda idónea para él” (Génesis).
Mediante la biblia se sabe que Eva fue creada de una costilla tomada del costado de Adán;
este hecho significa que la esposa no debía dominar a su esposo como cabeza, ni tampoco
debía ser humillada como un ser inferior, más bien debía estar al lado de su esposo como
igual, para ser amada y protegida por él. La esposa es la persona más digna y apropiada para
ser compañera y acompañante en la vida del esposo.

18.20. CÓMO CREAR LA PAZ EN EL CÍRCULO DEL HOGAR


Cuando el esposo tiene la nobleza de carácter, la pureza de corazón y la elevación mental
que debe poseer todo verdadero cristiano, ello será puesto de manifiesto en las relaciones
matrimoniales [...]. Procurará mantener a su esposa con salud y buen ánimo. Se esforzará por
pronunciar palabras de consuelo, y por crear en el círculo del hogar una atmósfera de paz. (El
hogar adventista, 1894)

18.21. EL ESPOSO NO HA DE HACER ALARDE DE SU POSICIÓN


No dará mayor respeto aquel esposo que hace alarde de su puesto como cabeza de la familia.
No lo hará más varón hacer que su esposa actué de acuerdo con los planes que él tenga de
forma autoritaria.

El Señor hizo al esposo como cabeza de familia para que proteja a su esposa e hijos, él es el
vínculo de la familia, el que une a los miembros de su hogar. Cristo es cabeza de la iglesia,
por lo que todo esposo que asevera amar a Dios debe ejercer su puesto como cabeza de su
familia con sabiduría, mucha bondad y amabilidad con los suyos.

18.22. LA ESPOSA AYUDARÁ AL ESPOSO A MANTENER SU


DIGNIDAD
También se me ha mostrado que muchas veces la esposa comete un grave error, y es que
no realiza esfuerzos para dominar su propio genio y hacer feliz al hogar. Manifiesta a menudo
inquietud y quejas innecesarias. A veces cuando el esposo llega de su trabajo cansado sólo
encuentra una malhumorada esposa que no le da palabras de alegría y aliento. Él es humano
y puede perder el amor y puede perderse en la oscuridad de la vida además de perder el valor
por tu hogar.

18.23. LOS SERES HUMANOS SOMOS SOCIALES


Cuando Dios creo a Adán no lo dejó sólo en el mundo, sino que creo una ayuda idónea para
él, Eva. El hombre no fue creado para vivir en la soledad; sino ha de tener una naturaleza
sociable. Sin compañía, no se hubiera podido dar valor a la amistad y el amor.

18.24. LA ARMONÍA EN EL HOGAR SOLAMENTE ES POSIBLE POR


EL ESPÍRITU DE DIOS
Sin el Espíritu de Dios en nuestro hogar, no podremos disfrutar de la armonía en nuestra
familia. Si la esposa tiene el espíritu de Cristo, dominará su genio, será cuidadosa en lo que
respecta a sus palabras; y sim embargo no se considerará esclava, sino será la compañera
de su esposo. Si el esposo tiene el espíritu de Cristo, no será arbitrario ni exigente, será
protector de su familia, sabrá cumplir de la forma correcta su rol como cabeza de su hogar.

18.25. EL CÍRCULO INTERIOR ES SUPREMO


La deuda que se tiene con Dios, es usar todas nuestras facultades para servirle. El primer de
los padres es con sus hijos y sus familiares más cercanos. En el día del ajuste final (la venida
de Cristo) los padres tendrán que responder con respecto a sus hijos. Se preguntará a los
padres qué hicieron y dijeron para asegurar la salvación de las almas sobre las que ellos
mismos asumieron la responsabilidad de traerlos al mundo. El bienestar espiritual de la familia
está primero. (Manuscrito, 1899)

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