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estos cinco significados de la expresión

En lo que sigue me propongo analizar estos cinco significados de la expresión. Y ello porque
considero que el síndrome de desgaste profesional no tiene tanto que ver con cuestiones de
hecho, como pueden ser la rutina profesional, la falta de tiempo o el exceso de pacientes,
cuanto con la incapacidad del profesional de manejar adecuadamente los conflictos de valor.
No se trata, por ello, de un problema directamente patológico o psiquiátrico, al menos en el
sentido que usualmente se da a esos términos, sino de una cuestión más sutil, a la vez que
mucho más importante. Se trata del modo como los profesionales manejamos el mundo de los
valores. Es un problema de valor. De ahí que no sirvan como terapéutica las recetas puramente
farmacológicas. Este problema no se arreglará más que con una mejor educación de los
profesionales y de la sociedad en el manejo de los valores. Para mí, es la gran asignatura
pendiente en los programas educativos y, por supuesto, también en la educación de los
profesionales sanitarios. Padecemos una ceguera fatal, que nos hace pensar que la salud y la
enfermedad son cuestiones de hecho y no problemas de valor. Y esa desorientación conduce
irremisiblemente al fracaso del acto médico. Las expectativas del paciente nunca o casi nunca
se verán adecuadamente recompensadas. Ése es el origen de la mayor parte de las frustraciones
que sufren los profesionales. Es curioso que la frustración haya progresado al mismo ritmo que
la tecnificación de la medicina. Resulta paradójico que cuanto más poderosa es ésta desde el
punto de vista técnico, y por tanto mayor dominio de los hechos, tanto diagnósticos como
terapéuticos, tiene, mayor sea la frustración, no sólo de los pacientes sino también de los
profesionales. Indudablemente, aquí hay algo que no funciona. Y ello no es otra cosa que los
valores.

1. EL CONTEXTO TEOLÓGICO: SÁLVATE A TI MISMO


El término griego therapeía tuvo un sentido primariamente religioso. Therapeúo significa
cuidar, y el cuidado primario fue el del templo y las cosas sagradas. De ahí que therápaina se
llamara a la joven consagrada al servicio del templo. De ahí pasó luego a significar esclava,
esclava doméstica, o más coloquialmente, sirvienta. La primera terapéutica fue religiosa. Luis
Gil dedicó un bello libro a este tema hace algunas décadas. Y Laín Entralgo otro que lleva por
título Enfermedad y pecado. La proximidad semántica de cuidar y curar es tan grande como la
que existe entre sanar y salvar. La salvación religiosa ha sido entendida tradicionalmente como
un proceso de sanación, no sólo espiritual sino incluso física. El ejemplo paradigmático de esto
lo tenemos en los baños lustrales o purificativos que se relatan en los poemas homéricos.
También es sabido que, purificar y purgar significan lo mismo, y que el término
griego phármakon comenzó significando eso, purificante o purgante. Los primeros fármacos
fueron los purgantes.

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