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constitucional
G A C E TA
UNA PUBLICACIÓN DEL GRUPO
ISBN: 978-612-311-184-7
Sentencias de amparo
ANEXO
Mario Castillo Freyre / Rita Sabroso Minaya TIPOS DE AMPARO DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
El arbitraje y el amparo EN LA JURISPRUDENCIA
Gerardo Eto Cruz
TIPOS DE AMPARO
de amparo en el Perú
Una propuesta de tipologías
ESTRUCTURA CONSTITUCIONAL
BIBLIOTECA
BIBLIOTECA
CONSTITUCIONAL ESTRUCTURA
ESTUDIO SOBRE
LOS TIPOS DE AMPARO
EN LA JURISPRUDENCIA
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA
Por materia, titulares del derecho, El amparo previsional y los alcances de las
nuevas decisiones del Tribunal
origen del acto lesivo y efectos de sus sentencias Constitucional
DEL TRIBUNAL Jaime de la Puente Parodi
ANEXO
Sentencias de amparo
ISBN: 978-612-311-184-7
PRIMERA EDICIÓN
OCTUBRE 2014
2,750 ejemplares
PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN
TOTAL O PARCIAL
DERECHOS RESERVADOS
D.LEG. Nº 822
DIAGRAMACIÓN DE CARÁTULA
Martha Hidalgo Rivero
DIAGRAMACIÓN DE INTERIORES
Jennifer Paola Gutiérrez Arroyo
5
PRESENTACIÓN
Cabe señalar que en una oportunidad anterior los autores de la presente obra,
especialistas en la materia, se han ocupado de toda esta problemática; sin embargo,
en esta ocasión, considerando la existencia de nuevos pronunciamientos del Tribunal
Constitucional –como por ejemplo el nuevo precedente vinculante recaído en el Exp. Nº
00987-2014-PA/TC, caso Vásquez Romero, el cual precisa los criterios de procedencia
del Recurso de Agravio Constitucional– han creído oportuno ampliar el análisis de
sus respectivas posturas, sobre los diversos tipos de amparo de que trata esta edición,
enriqueciéndolas y complementándolas.
En definitiva, estamos ante una publicación esencial sobre la materia, la cual gracias
a su rigurosidad permitirá a nuestros lectores contar con mayores alcances sobre una de
las instituciones más significativas del Derecho Procesal Constitucional.
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ESTUDIOS SOBRE
LOS TIPOS DE AMPARO
Una propuesta de tipologías
de amparo en el Perú
Introducción
¿Cabe a estas alturas hablar de una clasificación en torno a los procesos de amparo?
¿Es posible que, según los criterios que se asuman, se puedan encontrar una suerte de
modalidades o tipologías de este proceso?
Por principio, a nivel de la comparativa son diversos los autores que desde pers-
pectivas singulares ensayan una especial clasificación del amparo en sus respectivos
sistemas de jurisdicción constitucional.
La idea no es descabellada, pues el legislador peruano impetró en la configuración nor-
mativa del hábeas corpus una clasificación o tipos de este singular proceso constitucional1.
Y la doctrina, posterior a la promulgación del Código Procesal Constitucional (C. P. Const.),
no solo hoy reconoce modalidades específicas de hábeas corpus2, sino que incluso ha em-
pezado, a partir de dicho delineamiento, a trabajar estas clasificaciones. Y ni qué decir
de la doctrina del TC que desde hace tiempo ha venido delineando estas tipologías de
* Doctor en Derecho Público por la Universidad Santiago de Compostela. Profesor de Derecho Constitucional en
la Universidad Nacional de Trujillo, Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad de San
Martín de Porres. Ex magistrado del Tribunal Constitucional del Perú.
1 Si bien el Código Procesal Constitucional no ha recogido expresamente una “tipología” del hábeas corpus,
en el capítulo dedicado a este proceso constitucional existen una serie de normas que definirían una suerte
de diferencia en el objeto del hábeas corpus (aún cuando todos los derechos enunciados sean conexos con la
integridad y libertad personal) pasible de ser materia de una clasificación. Así por ejemplo, en el artículo 25
relativo a los derechos protegidos por el hábeas corpus, el inciso 13 recoge la procedencia del hábeas corpus
contra el seguimiento policial y la vigilancia domiciliaria injustificados o arbitrarios, que se encuadra dentro de
lo que la doctrina conoce como “hábeas corpus restringido”. Por otro lado, el inciso 17 del mencionado artículo
ha previsto la interposición del hábeas corpus contra la forma de tratamiento irrazonable o desproporcionada en
la aplicación de la pena, lo cual es ubicado por la doctrina en la figura del “hábeas corpus correctivo”. Del mismo
modo, cuando el Código alude en el inciso 14 al derecho a la excarcelación del detenido, ordenada por el juez,
la doctrina ha ubicado esta causal de procedencia dentro del llamado “hábeas corpus traslativo”. Finalmente, el
Código ha dispuesto en el artículo 32 un trámite especial para el hábeas corpus contra la desaparición forzada de
personas, y que la doctrina ha dado en denominar “hábeas corpus instructivo”.
2 Vid. HUERTA GUERRERO, Luis: “Tipos de hábeas corpus en el ordenamiento jurídico peruano”, en AA.VV.:
En defensa de la libertad personal. Estudios sobre el hábeas corpus, Luis Castillo Córdova (Coordinador),
Cuadernos de análisis y crítica a la jurisprudencia constitucional Nº 5, Palestra, Lima, 2008, pp. 89-105.
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UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
hábeas corpus3; como incluso y mucho más recientemente, tipologías en el ámbito del
proceso de hábeas data4.
No obstante, en el caso del proceso constitucional de amparo, el tema por principio
no es pacífico. Con todo, antes de ensayar un boceto y desarrollo de las modalidades de
amparo, nos vamos a permitir desarrollar, preliminarmente, algunas reflexiones sobre
las clasificaciones desde una orilla epistémica.
3 El Tribunal Constitucional peruano ya desde la STC Exp. N° 02663-2003-HC/TC (f.j. 6), caso Eleobina Mabel
Aponte Chuquihuanca, empezó a delinear una tipología del hábeas corpus que sentó hasta en ocho tipos: a)
Hábeas corpus reparador, b) Hábeas corpus restringido, c) Hábeas corpus correctivo, d) Hábeas corpus
preventivo, e) Hábeas corpus traslativo, f) Hábeas corpus instructivo, g) Hábeas corpus innovativo, h) Hábeas
corpus conexo.
4 Vide al respecto la STC Exp. N° 06164-2007-HD/TC, caso Jhonny Robert Colmenares Jiménez. La doctrina
extranjera, sobre todo argentina, ha efectuado una clasificación de modalidades de hábeas data, sobre todo
a partir de los aportes de SAGÜÉS, Néstor Pedro: “El hábeas data en Argentina (orden nacional)”, en: Ius
et praxis, Año 3, Nº 1, Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca, Talca, pp.
137-150; PUCCINELLI, Oscar Raúl: “Versiones, tipos, subtipos y subespecies de hábeas data en el derecho
latinoamericano (Un intento clasificador con fines didácticos), en: Revista Iberoamericana de Derecho Procesal
Constitucional, Nº 1, México, 2004, pp. 93-116. A nivel local, la tipología del hábeas data ha sido desarrollada
por PALMA ENCALADA, Leny: “El proceso de habeas data en el diseño del Codigo Procesal Constitucional”,
en: Derecho Procesal Constitucional peruano (Estudios en homenaje a Domingo García Belaunde), Tomo I;
José Palomino Manchego (Coordinador), Grijley; Lima, 2006, pp. 673 y ss.; CARRASCO ALARCÓN, Luis
Alberto: El hábeas data frente a los abusos del poder informático (análisis, jurisprudencia y casos prácticos),
Gráfica Espinal, Lima, 2008, vid. especialmente el capítulo “Modalidades y subtipos de hábeas data”.
5 BERKELEY, George. Tratado sobre los principios del conocimiento humano, Introducción, Traducción y Notas
de Concha Cogolludo Mansilla, Editorial Gredos, Madrid, 1982, pp. 27-28.
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GERARDO ETO CRUZ
6 La “revolución científica” es una expresión de antigua data. Con todo, su verdadero significado es tributario al
influjo de tres libros famosos: Los orígenes de la ciencia moderna de Herbert Butterfield, publicado por primera
vez en 1949, La revolución científica de A. Rupert Hall publicado en 1954, y La estructura de las revoluciones
científicas de Thomas S. Kuhn de 1962.
7 DE ASÚA, Miguel (Introducción y selección de textos): La historia de la ciencia. Fundamento y transformaciones,
Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1993; vid. en especial a TANNERY, Paul. “Acerca de la historia
general de las ciencias”, p. 45 y ss.
8 ALLÈGRE, Claude. Diccionario del amante de la ciencia, Traducción de José Miguel González Marcén, Paidós,
Barcelona, 2008, vid. la voz “clasificación”, p. 171.
9 Aristóteles fue un cuidadoso observador que se sentía fascinado por la tarea de clasificar las especies animales
disponiéndolas jerárquicamente. Se ocupó de más de 500 especies y diseccionó casi 50. Su método de
clasificación era razonable y, en cierto sentido, sorprendentemente moderno. Vid. a ASIMOV, Isaac: Historia y
cronología de la ciencia y los descubrimientos. Como la ciencia ha dado forma a nuestro mundo, Traducción de
Vicente Villacampa, Actualización (1989-2007) a cargo de Anna Marta Roca I Castellà, 1ª edición actualizada,
Ariel, Barcelona, 2007, p. 55.
10 ASIMOV, Isaac. Historia y cronología de la ciencia y los descubrimientos, ob. cit., p. 206.
11 Ibídem, p. 227. Lo propio Teofrasto, ya en el año 320 a.C. había formulado una clasificación del mundo de las
plantas, vid. ASIMOV, Isaac. Historia y cronología de la ciencia y los descubrimientos, ob. cit., p. 56.
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UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
final, que saca a la luz el orden obtenido gracias a una teoría dada. Y así se puede
seguir verificando cronológicamente el avance de la ciencia y en donde se encuentra
un sinnúmero de clasificaciones de distinta naturaleza.
Para clasificar objetos, conceptos o categorías se debe partir sobre la base de
determinados criterios. En tal perspectiva, se puede afirmar, por tanto, que no hay una
clasificación objetiva. Sin embargo, toda clasificación está fundada sobre un soporte
teórico consciente o inconsciente. Las clasificaciones se gestan en virtud a observa-
ciones o a modelos teóricos y ninguna observación es significativa si no está sostenida
por una teoría12.
De antemano conviene aclarar, epistemológicamente, que toda clasificación no
es, en puridad, verdadera o falsa; o buena o mala; sino que ellas son útiles o inútiles;
por lo que si una clasificación es inidónea, simplemente no resulta útil a los cometidos
y por lo tanto se puede desechar a fin de obtenerse luego otra más depurada, idónea o
apropiada.
Al respecto, ya Genaro Carrió observó agudamente que “las clasificaciones no son
ni verdaderas ni falsas, son serviciales o inútiles; sus ventajas o desventajas están su-
peditadas al interés que guía a quien las formula, y a su fecundidad para presentar un
campo de conocimiento de una manera más fácilmente comprensible o más rico en
consecuencias prácticas deseables”13.
El mismo autor señala que entre los desacuerdos de los juristas una de las más
acendradas disputas es la que se refiere a las clasificaciones. “Este es un vicio que no
es privativo de los juristas, pero asume entre ellos rasgos particularmente nocivos”14.
Y ello es así en la medida en que, en el mundo del derecho, en casi todas las ver-
tientes disciplinarias se desarrollan clasificaciones, muchas de las cuales dimanan del
prestigio y la tradición. Así se cree que determinada clasificación constituye la ver-
dadera forma de agrupar las reglas y los fenómenos, en lugar de ver en ellas simples
instrumentos para una mejor comprensión de estos. Anota Genaro Carrió: “Los fe-
nómenos –se cree– deben acomodarse a las clasificaciones y no a la inversa”15.
Asumiendo los reparos de Carrió, pero tomándolos como advertencia, lo que en
el presente capítulo esbozamos es una propuesta de identificar tipos o modalidades
de procesos de amparo, en el entendido que no es una clasificación apodíctica o axio-
mática, sino didáctica y práctica. La clasificación que aquí presentamos, entonces, es
una referencia en función a determinados criterios, que aquí nos encargaremos primero
de explicitar, para luego abordar, uno a uno, los distintos tipos de amparo que surgen
de estos criterios de clasificación.
12
GERARDO ETO CRUZ
Tendríamos, sin embargo, que apuntar que la cobertura que tiene el amparo
en el Perú hoy es cada vez más compleja. Desde la acepción primigenia que le
asignara las primeras disposiciones que introdujeron este instrumento procesal en
nuestro país, el amparo ha sufrido profundos cambios, principalmente con motivo
de su inserción en un nuevo escenario de desarrollo del Estado Constitucional.
Así, merced a, entre otros factores, la constitucionalización del orden jurídico y
la doctrina jurisprudencial de la inexistencia de zonas exentas del control consti-
tucional, el amparo ha sufrido, pese a los intentos legislativos y jurisprudenciales
de restricción de carácter procesal, una progresiva ampliación de su ámbito de
protección.
Tomando como base dicho escenario constitucional que, por cierto, tiene cone-
xiones con el estatus mismo del constitucionalismo en la actualidad y sobre la cual vol-
veremos más adelante, hemos desarrollado la siguiente clasificación que, propedéuti-
camente puede ser útil.
1. Según la materia
Aquí el criterio que determina la clasificación del amparo está en función del con-
tenido de lo que jurisdiccionalmente se resuelve. Si bien ha de entenderse que todo tipo
de amparo, a tenor de lo que dispone el artículo 5.1. del C.P.Const. concordante con
el artículo 38, debe estar orientado a proteger un derecho de contenido constitucional
directo, así como el contenido constitucionalmente protegido del mismo; sin embargo,
se trata aquí de la identificación de determinados contenidos iusfundamentales ins-
critos en concretos segmentos del ordenamiento jurídico. Desde luego, estas materias
tienen un contenido constitucional, pero su temática es propia de una especificidad
jurídica autónoma.
Cuando ya hace doscientos años Pellegrino Rossi expresara que la Consti-
tución era la cabecera de todos los capítulos del ordenamiento jurídico, premonito-
riamente estaba señalando lo que hoy el neoconstitucionalismo identifica como la
“constitucionalización del orden jurídico”. Estos aspectos son de suyo importantes
para poder tener en cuenta, en clave, que si bien el amparo como proceso constitu-
cional pretende tutelar derechos fundamentales, estos en rigor no se reducen a una
simple tutela de los derechos constitucionales tal como están prefigurados en los textos
constitucionales; sino que hoy se puede apreciar que su concretización definitiva se
debe buscar en el archipiélago del sistema jurídico, donde los diversos contenidos ius-
fundamentales se van a ver regulados a nivel legislativo en ámbitos jurídicos insospe-
chados, como pueden ser las materias civil, penal, laboral, tributaria, etc. Como sos-
tuviera también en su momento Peter Häberle, los derechos fundamentales no agotan
su contenido en lo que la Constitución literalmente prescribe sobre ellos, sino que es
13
UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
el legislador el que va a determinar sus alcances concretos en los diversos ámbitos del
ordenamiento jurídico16.
Bajo este norte, no se trata solo –en la concepción propugnada por el neoconsti-
tucionalismo– de tener a la Constitución como un marco que limite la acción de los
poderes públicos (Constitución marco), sino como una norma que impregne todas
las esferas del sistema jurídico con el objeto de que todas las normas encuentren un
encaje y una inspiración en los valores, principios y derechos que la Constitución
encarna (Constitución programa). En este contexto, una identificación del amparo a
través de una tipología específica que asuma esta segmentación material del orden ju-
rídico, se justifica plenamente y adquiere especial utilidad y relevancia práctica, en
tanto así como podemos hablar de la “constitucionalización del derecho penal”, la
“constitucionalización del derecho civil”, la “constitucionalización del orden laboral”
o la “constitucionalización del derecho tributario”, también podemos aludir a que cada
uno de estos órdenes constitucionalizados se patentiza a través de una específica forma
de amparo; por lo que podemos considerar la existencia de un “amparo laboral”, un
“amparo tributario” o un “amparo previsional”, entre otros.
De allí que hoy se hable de una eclosión del Derecho Constitucional y que se
expresa en diversas manifestaciones; ello permite enjuiciar con el debido lente in-
quisidor que cualquier derecho de contenido directamente constitucional involucra
alguna materia de un específico ordenamiento jurídico cualificado como el civil, penal,
laboral, comercial, administrativo, tributario, etc.
El fundamento de lo que hasta aquí se viene sosteniendo radica, pues, en la
“constitucionalización del orden jurídico”, que debe entenderse como aquel proceso
de permanente interpretación y transformación de un ordenamiento al término del cual
este resulta totalmente impregnado por las normas constitucionales. Anota Riccardo
Guastini que “un ordenamiento jurídico constitucionalizado se caracteriza por una
Constitución extremadamente invasora, entrometida (pervasiva, invadente) capaz de
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GERARDO ETO CRUZ
17 GUASTINI, Riccardo. “La constitucionalización del ordenamiento jurídico: el caso italiano”, en:
Neoconstitucionalismo(s), Miguel Carbonell (Editor), Trotta, Madrid, 2003, p. 49.
18 Ibídemp. p. 50.
19 Ibídem, pp. 50-57.
20 PRIETO SANCHÍS, Luis. “El constitucionalismo de los derechos”, en: Revista Española de Derecho
Constitucional, Año 24, Número 71, Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, mayo-agosto del
2004, p. 47 y ss.
15
UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
completado el método jurídico con elementos propios de otras ramas del saber como
la moral y la lógica, además de la retórica, y que ha llevado a muchos a hablar de la
existencia de un nuevo paradigma en la ciencia jurídica21, surgida justamente a raíz
del auge de este fenómeno de constitucionalización del orden jurídico del que habla el
profesor Guastini.
Es precisamente la ubicación de la teoría de la argumentación jurídica como nueva
rama del saber jurídico la que ha permitido efectuar una interpretación de la Consti-
tución en clave de principios y no solo de reglas, pertrechando a aquellos de un ins-
trumento adecuado para su aplicación directa. La asunción del método de la ponde-
ración como método que permite interpretar y aplicar los principios inscritos en la
Constitución, la mayoría de los cuales están presentes en forma de derechos funda-
mentales, genera una sobreinterpretación de la Constitución, como expresa Guastini, y
una inundación del ordenamiento jurídico de los contenidos iusfundamentales que la
interpretación constitucional trae consigo.
En este contexto, como ya hemos sostenido líneas arriba, el fenómeno de la
constitucionalización del orden jurídico nos lleva a registrar una concepción de la
Constitución no solo como marco, sino también como programa o, lo que es lo mismo,
a la consideración de una Constitución material, que se expresa a través de una serie
de contenidos altamente densos, formados no solo por reglas sino también por valores
y principios, que no solo le dicen al poder político o a los particulares lo que no pueden
hacer, sino que también le indican lo que deben hacer o, mejor dicho, las decisiones
que deben tomar22. Por otro lado, esta amplitud en la capacidad regulativa de la Cons-
titución se ha complementado en la actualidad con su garantía jurisdiccional, lo que
significa sencillamente que, como ocurre con cualquier otra norma primaria, su pro-
tección o efectividad se encomienda a los jueces; quienes evaluarán la validez de
las normas ya no solo en función de su compatibilidad con los procedimientos esta-
blecidos para su dación, sino también en atención a su encaje con los contenidos ma-
teriales que el texto constitucional recoge23.
En dicho ámbito, de emergencia de órdenes jurídicos constitucionalizados o, en
palabras de Häberle, de ámbitos vitales constitucionalmente conformados donde se
21 Sobre el cambio de paradigma producido en la ciencia jurídica, producto del abandono de la cultura jurídica
normativista y del método jurídico formal, y del acogimiento de la argumentación racional como nuevo método
jurídico, ha planteado interesantes reflexiones, entre otros, Joseph Aguiló. Este destacado jurista español ha
expresado este cambio de paradigma jurídico en los siguientes términos: “En definitiva, he tratado de mostrar
que la importancia que en los últimos tiempos han adquirido dentro de la reflexión jurídica cuestiones tales
como la del papel de los principios jurídicos en el razonamiento jurídico, la de la argumentación jurídica
en la determinación de la validez jurídica, la de la relativización de la oposición entre creación y aplicación
de las normas, la de la juridificación de la política, etc., se debe a que todas ellas son manifestaciones de un
cambio profundo en nuestra concepción del Derecho y que este cambio está muy vinculado a la evolución
del constitucionalismo” (Cfr. AGUILÓ REGLA, Joseph. La Constitución del Estado Constitucional, Palestra -
Temis, Lima - Bogotá, 2004, p. 177).
22 PRIETO SANCHÍS, Luis: “El constitucionalismo de los derechos”, Ob. cit., p. 48.
23 Ídem.
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GERARDO ETO CRUZ
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UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
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GERARDO ETO CRUZ
24 Vide SSTC Exps. N°s 00976-2001-AA/TC, ff.jj. 5-9; 03179-2004-PA/TC, f.j. 17; 00976-2001-PA/TC, f.j. 5;
10087-2005-PA/TC, f.j. 3; 06730-2006-PA/TC, f.j. 9.
19
UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
25 EZAINE CHÁVEZ, Amado. El iter críminis. 3ª edición, Ediciones Jurídicas Lambayecanas, Chiclayo, 1978.
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GERARDO ETO CRUZ
En segundo lugar, desde la óptica de cómo se puede presentar la lesión ius funda-
mental, se aprecia que la lesión o vulneración del núcleo de un derecho fundamental
se puede producir no solo por la intervención del agente infractor o responsable en el
mundo de los hechos a través de una acción positiva, sino que la inacción del mismo
(acción negativa), es decir su abstención de intervención en la realidad fáctica, puede
también generar perjuicios y daños de carácter ius fundamental en el sujeto agraviado.
Esto se da porque el respeto y la protección de los derechos fundamentales no se pa-
tentiza solo a través del laissez faire, como se pensaba tradicionalmente en el auge del
Estado liberal, sino que muchas veces, sobre todo en el caso de los llamados derechos
sociales, su efectiva vigencia depende de acciones positivas por parte del Estado e,
incluso, de un particular. De este modo, no solo en el ejemplo de los “derechos presta-
cionales”, sino también en el de las clásicas libertades civiles y políticas, la forma de
perpetración de un agravio constitucional se da a través de actos positivos, así como de
actos negativos. La diferencia radical quizás estribe, sin embargo, en que mientras en
los derechos sociales la no intervención o inacción no configura de por sí una lesión,
pues estos derechos ostentan la característica de la progresividad, es decir de su pro-
tección “en la mayor medida posible”, con lo que el acto negativo solo en algunos casos
determinará la conculcación del derecho fundamental; en el caso de los derechos de li-
bertad negativa, por lo general, cuando se produce un fenómeno de inacción u omisión,
el efecto lesivo sobre el contenido esencial del derecho se producirá de modo inmediato
y pleno. Por ejemplo, si una entidad administrativa es requerida para autorizar el uso de
las ondas radiales espaciales, en virtud de un contrato de concesión ya firmado con una
empresa televisiva, pero aquella se niega a otorgar la autorización, se configura la vio-
lación de la libertad de prensa, en virtud de la “omisión de un acto debido”.
Presentado de modo analítico, entonces, el amparo se puede configurar según el
esquema de la forma como en el mundo fenomenológico se presenta el acto lesivo, del
siguiente modo:
a) Amparo por violación (como producto de actos lesivos presentes y actos lesivos
positivos).
b) Amparo preventivo o por amenaza de violación (como producto de actos lesivos
futuros y actos lesivos tanto positivos como negativos).
c) Amparo por omisión de acto debido (como producto de actos lesivos negativos y
actos lesivos presentes y futuros).
Entre estas expresiones tipológicas, dado que el acto lesivo presupone un hecho
voluntario, intencional, negativo o positivo, el amparo se manifiesta en las siguientes
vertientes:
21
UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
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UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
28 MENDIZÁBAL RAMOS, Luis Leonel. Teoría del acto reclamado en el amparo, Tesis para obtener el grado
académico de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad Mariano Gálvez de Guatemala, Facultad
de Ciencias Jurídicas y Sociales, Guatemala, 1995, p. 43.
24
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UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
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Esta tipología de amparo debe complementarse con la lectura del capítulo rela-
cionado con la sentencia de amparo. Con todo, de acuerdo a los efectos que genera
una sentencia en materia de amparo, la configuración de cada modalidad, en estricto,
estaría supeditada a lo que se declara en el fallo. En esta perspectiva, el criterio que
aquí se esboza es en función a la clasificación de las sentencias, según la naturaleza
de la pretensión decidida por las partes. Así se derivan los siguientes tipos de amparo:
a) Amparo restitutorio.
b) Amparo innovativo
c) Amparo declarativo
d) Amparo de condena.
Es bueno precisar que la Teoría General del Proceso fundamentalmente reconoce
a las sentencias declarativas, constitutivas y de condena.
a) Amparo restitutorio
Se trata de aquellos procesos en donde se plantea la restitución de derechos funda-
mentales presuntamente afectados. Este tipo de amparo es probablemente, como ya se
ha dicho con anterioridad, el clásico o emblemático, en la medida en que conforme es-
tablece su configuración legal: “Los procesos [de amparo] tienen por finalidad proteger
los derechos constitucionales, reponiendo las cosas al estado anterior a la violación
o amenaza de violación de un derecho constitucional (…)” (art. 1 del C.P.Const.).
Esta naturaleza restitutoria igualmente se ve delineada en el contenido de la sentencia
fundada de amparo cuando se dispone en el artículo 55 del C.P.Const. que:
“La sentencia que declara fundada la demanda de amparo contendrá alguno o
algunos de los pronunciamientos siguientes:
27
UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
b) Amparo innovativo
Este tipo de amparo surge como ya se tiene dicho de la naturaleza de la sentencia;
y específicamente del contenido que de ella dimana.
De ordinario, el amparo aspira a restituir en la plenitud y goce del titular el ejercicio
de los derechos fundamentales que se ve menoscabado. Pero el legislador peruano, ha
introducido una notable novedad, con respecto al artículo 1 del Código, último párrafo.
Allí se aprecia lo siguiente:
“Si luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza por decisión vo-
luntaria del agresor, o si ella deviene en irreparable, el juez, atendiendo al agravio
producido, declarará fundada la demanda precisando los alcances de su decisión,
disponiendo que el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones
que motivaron la interposición de la demanda, y que si procediere de modo con-
trario se le aplicarán las medidas coercitivas previstas en el artículo 22 del presente
Código, sin perjuicio de la responsabilidad penal que corresponda”29.
Si bien los autores del Código han pretendido indentificar a esta figura, bási-
camente dirigida para el hábeas corpus innovativo, en rigor merece extenderse esta
figura a todos los procesos que integran la jurisdicción constitucional de la libertad,
entre los que destacan el amparo.
En principio los autores del Código reconocen entre las clases de hábeas corpus
al hábeas corpus innovativo, sobre el cual se pronuncian en los siguientes términos:
“Resulta procedente en los casos que pese a haber cesado o haberse convertido en
irreparable la violación de la libertad personal, es necesario la intervención de la au-
toridad jurisdiccional a fin de que tales situaciones no se repitan en el futuro contra el
accionante. El juez constitucional atendiendo el agravio producido declarará fundada
la demanda, precisando los alcances de su decisión, disponiendo que el demandado
no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motivaron la interposición de la
demanda”.
29 ABAD YUPANQUI, Samuel; DANÓS ORDÓÑEZ, Jorge; EGUIGUREN PRAELI, Francisco; GARCÍA
BELAUNDE, Domingo; MONROY GÁLVEZ, Juan y ORÉ GUARDIA, Arsenio. Código Procesal
Constitucional. Estudio Introductorio, Exposición de Motivos, Dictámenes e Índice Analítico, 3ª edición,
Centro de Estudios Constitucionales, Lima, 2008, p. 58.
28
GERARDO ETO CRUZ
Pues bien, como se ha señalado, no solo habría la modalidad del hábeas corpus
innovativo, sino que también cabe hablar que, por los efectos de la sentencia, exista la
figura del denominado amparo innovativo. Y este, conceptualmente se entiende como
aquel proceso en cuyo caso, no se puede restituir o reponer las cosas al estado anterior
a la violación o amenaza, en virtud a que se ha producido la sustracción de la materia.
Y por sustracción de la materia se entiende dos figuras excluyentes y no copulativas:
a) Porque en principio, ha cesado la agresión o amenaza por decisión vo-
luntaria del agresor. Aquí se ha perpetrado el acto lesivo, ha existido agravio
o amenaza; pero luego y motu propio el sujeto emplazado por la demanda
cesa la agresión, es decir interrumpe el acto lesivo. "Cesar" es la segunda
acepción de la Real Academia Española que significa “Dejar de hacer algo
que se estaba haciendo”. No interesa si la lesión tuvo niveles o grados de
intensidad, lo cual será merituado por el juez; el hecho es que, este cese o
agresión o amenaza, no es óbice para que el juez dicte fallo fundado.
b) La segunda variante de la sustracción de la materia ocurre cuando el acto
lesivo ha devenido en irreparable; esto es el agravio ya no puede resarcirse a
su estado de primigeneidad, lo que comportaría que el titular del derecho fun-
damental menoscabado no pueda ejercerlo por irreparabilidad material. Esta
irreversibilidad conforma el otro elemento de la llamada sustracción de la
materia, lo cual impide al juez pronunciarse en los términos de disponer un
fallo restitutorio, toda vez que no hay nada que restituir.
Lo que identifica aquí a este tipo de amparo innovativo es lo que el legislador ha
dispuesto: “El juez, atendiendo al agravio producido, declarará fundada la demanda
precisando los alcances de su decisión”. Esta parte es un primer aspecto que debe tener
el fallo. En efecto, pese a que como regla el amparo, aquí y en todos los sistemas que
lo regulan, tiene una eficacia restitutoria, en donde se repara el daño afectado; aquí el
juez materialmente no puede retomar las cosas a su estado de uso y disfrute natural;
pero pese a ello dispone fundada la pretensión. Los alcances del fallo, indica la norma,
está en función del grado o intensidad del acto lesivo, de allí la expresión: “atendiendo
al agravio producido”. De otro lado, y acaso como una segunda parte que debe tener el
fallo del amparo, el juez expresará en términos imperativos que el emplazado o agresor
“no vuelva a incurrir en las acciones que motivaron la interposición de la demanda”,
disposición que pudiera pensarse como una simple invocación o exhortación, pero que
no es para nada baladí, pues una vez determinada la conducta que el emplazado debe
llevar a cabo en situaciones similares, en el supuesto que dicha conducta volviera a
ocurrir, el demandante podrá pedir la cesación de dicha conducta a través del procedi-
miento de represión de actos homogéneos, establecido en el artículo 60 del C.P.Const.,
el cual a la letra dice:
“Si sobreviniera un acto sustancialmente homogéneo al declarado lesivo en un
proceso de amparo, podrá ser denunciado por la parte interesada ante el juez de
ejecución.
29
UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
Efectuado el reclamo, el juez resolverá este con previo traslado a la otra parte por
el plazo de tres días. La resolución es apelable sin efecto suspensivo.
La decisión que declara la homogeneidad amplía el ámbito de protección del
amparo, incorporando y ordenando la represión del acto represivo sobrevi-
viente”.
Como vemos, de la norma citada se desprende que la declaración de un amparo
innovativo no será para nada irrelevante, pues la declaración de un acto lesivo pri-
migenio en este, es el supuesto indispensable para determinar con posterioridad la
existencia de un “acto homogéneo” o sustancialmente idéntico.
Por otro lado, el propio artículo 1 del C.P.Const. establece que “[en caso el de-
mandado] procediese de modo contrario se le aplicarán las medidas coercitivas pre-
vistas en el artículo 22 del presente Código, sin perjuicio de la responsabilidad penal
que corresponda”. La remisión del artículo 22 nos permite, sin embargo, vislumbrar
un problema específico, pues allí se establece que “cualquiera de estas medidas coer-
citivas deben ser incorporadas bajo apercibimiento en la sentencia (…)”. ¿Qué pasa si
en el fallo no se ha establecido el apercibimiento respectivo? A nuestro criterio esto es
relativo; lo correcto es que en el fallo se debe disponer expresamente tal o cual medida
coercitiva para que se actúe la sentencia, mas puede darse el caso que el juez omitió en
el fallo estos extremos, lo cual puede ser imaginable en el caso del amparo innovativo,
por considerarse a éste de alguna manera como un simple fallo lírico o romántico; sin
embargo, ante tal situación, igualmente creemos que el juez no está impedido de inter-
dictar una conducta lesiva del derecho fundamental si es que en la etapa de ejecución
de la sentencia, el emplazado volviese a activar la conducta que previamente había
cesado.
Un último aspecto complementario es la presunta implicancia entre el artículo 1,
segundo párrafo y el artículo 5, inciso 5 del C.P.Const. En efecto, en este último
precepto se establece que: “La demanda será declarada improcedente si a su presen-
tación ha cesado la amenaza o violación de un derecho constitucional o se ha con-
vertido en irreparable”. Aparentemente esta cláusula estaría en contradicción con el
artículo 1, segundo párrafo que dispone que debe declararse fundada la demanda aún
cuando haya cesado la violación o amenaza o esta se haya convertido en irreparable.
Por principio, no existe tal antinomia, pues en el caso del amparo innovativo el juez
declara fundada la demanda, en tanto la sustracción de la materia opera en este caso
luego de haberse presentado esta, por lo que este supuesto no se ubica en lo prescrito
por el artículo 5, inciso 2 del C.P.Const., que establece una sustracción de la materia
anterior a la presentación de la demanda. En este último caso, por el contrario, sí se
justifica la declaratoria de improcedencia liminar de la demanda, en tanto, además de
no haber efectos restitutorios en el proceso, la sustracción ha operado por negligencia
del perjudicado con el acto lesivo de haber interpuesto la demanda sobre las ruinas de
un derecho que ya no se va a poder reponer.
30
GERARDO ETO CRUZ
c) Amparo declarativo
Se trata de aquel amparo cuya sentencia tiene por objeto declarar la existencia o
inexistencia de la vulneración de un derecho fundamental. En rigor, toda sentencia debe
contener tanto la declaratoria del derecho vulnerado como la indicación de la conducta
a cumplir, es decir es declarativa y de condena a la vez. En el caso del amparo, la de-
claración de la vulneración es siempre previa al establecimiento del mandamus preciso
que el emplazado con la demanda deberá cumplir para restituir al justiciable en el goce
efectivo del derecho fundamental conculcado.
Aquí, la declaración de existencia de una vulneración de un derecho fundamental,
no debe entenderse como la declaración de la presencia del derecho en el ámbito ius
fundamental del peticionante del amparo; y ello porque en el proceso de amparo, la ti-
tularidad del derecho fundamental es un requisito previo para la instauración de este.
Es decir, en el amparo no se discute si el accionante tiene o no el derecho, es decir si
es titular o no de él, lo cual es una condición previa predicable en casi todos los casos,
en tanto todas las personas somos titulares de los derechos fundamentales establecidos
en la Constitución, aún cuando puede darse el caso de una situación excepcional como
el tema del derecho a la pensión, donde la titularidad del derecho se adquiere por la
ocurrencia de la contingencia prevista en la ley para su goce efectivo; sino que lo que
se confronta es si el acto que llevó a cabo el emplazado con el amparo incidió o no
en el disfrute del derecho fundamental del cual el accionante es titular previamente al
proceso.
En la Teoría General del Proceso, a la sentencia que va a declarar la relación sus-
tantiva jurídicamente adecuada se le conoce como sentencia declarativa, y se carac-
teriza no porque a través del fallo se constituya un derecho, sino porque a través de él
se declara la relación jurídicamente válida entre el demandante y el demandado con
ocasión del ejercicio de ese derecho. Esto es lo que ocurre también en el amparo, en
tanto lo que el juez debe establecer es la relación (de lesión o no) entre el amparista y
el emplazado con el amparo respecto al ejercicio de determinado derecho fundamental.
Esta relación se determinará en función a si el acto perpetrado por el demandado es
lesivo o no del derecho fundamental que ostenta el recurrente justiciable.
En realidad, en la mayoría de los casos la sentencia declarativa de amparo no va
sola, sino que tiene que estar acompañada por el mandato de un hacer o no hacer a la
persona emplazada con el amparo, pues, como ya se dijo, el objeto del amparo es la re-
posición del afectado en el goce efectivo de su derecho fundamental y no solo la de-
claración de la existencia de una lesión ius fundamental. Con todo, puede darse el su-
puesto de un amparo declarativo puro, cuando, como vimos en el caso del amparo in-
novativo, ya no se puede compeler al emplazado a reponer al demandante en el goce de
su derecho y, por ende, no se establece en el fallo un mandamus a cumplir, sino por el
contrario, lo que interesa de este tipo de sentencia es la declaración de la vulneración
constitucional, ello con el objeto de que un caso similar futuro, se puede reprimir una
nueva violación del derecho fundamental.
31
UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
d) Amparo de condena
Esta modalidad es el supuesto por excelencia del proceso de amparo, en tanto
el fin de este proceso constitucional es restituir al afectado en el goce efectivo de su
derecho fundamental, lo cual no podría lograrse si no se estableciese en la sentencia
la orden a llevarse a cabo para reponer las cosas al estado anterior a la violación. En
la doctrina procesal se ha acuñado el término de sentencia de condena, para referirse
justamente a la orden que se dicta al demandado a través de una sentencia firme y de-
finitiva de “hacer” o “no hacer” tendiente a satisfacer plenamente al demandante en el
ejercicio del derecho.
En el caso del amparo, la sentencia que ordena una obligación de dar, hacer o
no hacer, es típicamente una sentencia de condena que contiene un mandamus espe-
cífico, que deberá ser cumplido por el emplazado, bajo apercibimiento de aplicarse las
medidas coercitivas establecidas en el artículo 22 del C.P.Const. Esta modalidad de
sentencia, es la que da lugar, como ya dijimos al explicar el presente criterio de cla-
sificación, a este tipo de amparo que, por lo demás, como ya dijimos no se presenta
nunca en un estado químicamente puro, pues siempre deberá estar precedido de la
declaración de la lesión ius fundamental.
32
GERARDO ETO CRUZ
aspecto está ligado, desde luego, a la problemática teórica y práctica de si acaso seria
factible que las personas jurídicas puedan tener determinados derechos fundamentales;
posición que ya hemos decantado en el capitulo respectivo de las partes en el proceso
de amparo.
Igualmente, las hipótesis que aquí se pueden presentar en relación a la entidad de-
mandada son varias. Así, este amparo individual corporativo privado puede dirigirse
homologamente contra otra entidad de igual naturaleza, es decir otra persona jurídica
privada; o en su defecto, contra una entidad jurídica publica de algún órgano o repar-
tición del Estado. Tampoco se descarta la posibilidad de que se interponga este amparo
individual corporativo privado contra una persona individual o física.
30 GÓMEZ MONTORO, Ángel. “La titularidad de derechos fundamentales por personas jurídicas: un intento de
fundamentación”, en Revista Española de Derecho Constitucional, Año 22, Nº 65, Centro de Estudios Políticos
y Constitucionales, Madrid, mayo-agosto de 2002, p. 53.
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UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
privada; aunque puede parecer algo extraño, no se descarta que –el mundo al revés–
se presente un amparo individual de entidad pública contra una persona natural o
física.
31 MIRANDA, Jorge. Manual de Direito Constitucional, T. IV, Direitos Fundamentais, 2ª edición, Coimbra
Editora Limitada, Coimbra, 1993, p. 66.
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GERARDO ETO CRUZ
Conclusiones
La propuesta de clasificación o tipologías de amparo que aquí acabamos de es-
grimir, por lo demás, debe entenderse en términos relativos y no axiomáticos. Y ello
porque un análisis transversal de cada modalidad tiene conexión con otros tipos de
amparo. Nos explicamos, la propuesta que aquí se plantea permite como “diseño” por
decirlo así, diferentes combinaciones tanto al interior de cada criterio de clasificación
como al exterior de estas.
Así, algunas formas de combinación de modalidades de amparo pueden darse,
por ejemplo, entre los tipos de amparo por la materia. De este modo, un “amparo tri-
butario” puede verse también como un amparo económico, o un amparo previsional
puede identificarse, a la postre, como un amparo administrativo. Lo propio un amparo
económico puede presentarse bajo el parámetro de un amparo judicial; y las combi-
naciones siguen in crescendo: el amparo ecológico puede ser a su vez un amparo eco-
nómico o un amparo administrativo.
Y si apelamos a un juego de combinaciones, ad extra, es decir entre distintos
criterios de clasificación, bien podríamos tener un número muy amplio de combina-
ciones. Así por ejemplo, las distintas tipologías de amparo por la materia (criterio A)
pueden conjugarse con los tipos de amparo según la forma del acto lesivo (criterio B)
de la siguiente manera:
a) El amparo contra resoluciones judiciales es, en estricto, un amparo judicial.
b) Un amparo administrativo no es más que un amparo contra resoluciones
administrativas.
c) Un amparo ecológico puede plantearse como un amparo contra actos de par-
ticulares.
d) Un amparo tributario, puede manifestarse como un amparo contra leyes.
Por otro lado, las modalidades aquí esbozadas de amparo de acuerdo a la forma
fenomenológica del acto lesivo (criterio C) pueden a su vez combinarse con los dis-
tintos tipos de amparo por la materia (criterio A) del siguiente modo:
a) El amparo por violación comprende a todas las manifestaciones de los
amparos por la materia, es decir, el amparo laboral, previsional, judicial, eco-
nómico, etc.
35
UNA PROPUESTA DE TIPOLOGÍAS DE AMPARO EN EL PERÚ
36
El arbitraje y el amparo
Introducción
El desarrollo del arbitraje en el mundo, no cabe duda, ha sido enorme en los
últimos años, habiendo devenido en la vía más utilizada para resolver conflictos, lo que
le otorga una importancia verdaderamente significativa.
Incluso nuestra Constitución, al tiempo que garantiza el acceso a la justicia or-
dinaria, permite a los particulares y aun al Estado, dejar de lado la jurisdicción or-
dinaria o natural, recurriendo al arbitraje como fórmula alternativa1.
Ahora bien, a pesar del auge del arbitraje, este debe convivir con la justicia
ordinaria, pero para que esta convivencia sea armónica, se debe establecer una relación
de cooperación entre ambos mecanismos. Así como los árbitros deben comprender las
limitaciones –como la falta de coertio– que les impone su origen privado, es necesario
que los jueces compartan la idea del arbitraje como sistema que coopera en la solución
de conflictos, prestando su auxilio cuando se deba recurrir a ellos, aceptando también
sus propias limitaciones, como son la de no intervención en materias sometidas a
arbitraje2.
Lamentablemente, en el Perú, la convivencia del arbitraje con la justicia or-
dinaria no ha sido armónica y ha tenido sus altas y sus bajas. Una muestra de ello,
ha sido –desde hace unos cuantos años– el empleo indiscriminado de demandas de
amparo para entorpecer el inicio o el desarrollo de procesos arbitrales.
Ello, habida cuenta de que el artículo 4 del Código Procesal Constitucional,
además de las normas pertinentes de la antigua Ley de Hábeas Corpus y Amparo,
* Magíster y Doctor en Derecho, Abogado en ejercicio, socio del Estudio que lleva su nombre. Miembro de
Número de la Academia Peruana de Derecho. Profesor principal de Obligaciones y Contratos en la Pontificia
Universidad Católica del Perú y en la Universidad Femenina del Sagrado Corazón. Catedrático de las mismas
materias en la Universidad de Lima. Director de las Bibliotecas de Arbitraje y de Derecho de su Estudio.
** Abogada en ejercicio titulada en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). Profesora de Obligaciones
y de Arbitrajes Especiales en las Facultades de Derecho de la mencionada casa de estudios y de la Universidad
de Lima, respectivamente. Con estudios en la Maestría de Derecho de la Competencia y Propiedad Industrial en
PUCP. Miembro del Área de Arbitraje del Estudio Mario Castillo Freyre.
1 En efecto, el segundo párrafo del inciso 1 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú establece que no
existe ni puede establecerse jurisdicción alguna independiente, con excepción de la militar y la arbitral.
2 Caivano, Roque J. Arbitraje. Buenos Aires: Ad-Hoc, 200, p. 35.
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EL ARBITRAJE Y EL AMPARO
7 Recordemos que el artículo 37 del Código Procesal Constitucional, Ley Nº 28237, establece cuáles son los
derechos protegidos a través del amparo, entre los que se encuentra el de "tutela procesal efectiva" (inciso 16).
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MARIO CASTILLO FREYRE / RITA SABROSO MINAYA
Solo en ese supuesto, la parte perjudicada con un laudo arbitral podrá acudir a
la vía del amparo para su tutela, eximiéndose de tramitar el recurso de anulación res-
pectivo.
Finalmente, y a efectos de determinar el ámbito de actuación del Tribunal
Constitucional cuando conozca de amparos contra laudos arbitrales, dicho colegiado
estableció cinco reglas precisas; a saber:
i) El amparo resulta improcedente cuando se cuestionan actuaciones previas a
la expedición del laudo. En tales casos, se deberá esperar la culminación del
proceso.
ii) Aun habiendo culminado el proceso arbitral, el amparo será improcedente
cuando no se agote la vía previa, de ser pertinente la interposición de los re-
cursos de apelación o anulación.
iii) El amparo resulta improcedente cuando se cuestiona la interpretación rea-
lizada por el Tribunal Arbitral respecto a normas legales, siempre que de tales
interpretaciones no se desprenda un agravio manifiesto a la tutela procesal o
al debido proceso.
iv) La valoración y calificación de los hechos y circunstancias sometidas a ar-
bitraje son de exclusiva competencia de los árbitros, los que deben resolver
conforme a las reglas del arbitraje, salvo que se advierta una arbitrariedad ma-
nifiesta en dicha valoración o calificación que pueda constatarse de la simple
lectura de las piezas que se adjuntan al proceso, sin que sea necesaria una ac-
tividad probatoria adicional.
v) Quien alega una violación de un derecho constitucional que resulte de una
arbitraria interpretación de normas o hechos producidos en el trámite del ar-
bitraje, deberá acreditarlos de manera objetiva y específica, precisando en qué
ha consistido dicha irregularidad, así como el documento o pieza documental
en el que se constata dicha vulneración.
Como se puede apreciar, si bien no se establece un precedente de observancia
obligatoria, la sentencia recaída en el Expediente Nº 04195-2006-PA/TC es totalmente
relevante en la lucha por la defensa de la autonomía del arbitraje. De esta manera, las
citadas reglas nos ayudarán en el análisis de los siguientes casos.
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EL ARBITRAJE Y EL AMPARO
demanda de Codisa, sin que dicha empresa hubiese agotado las vías previas; a saber:
el recurso de anulación.
Ello, a pesar de que, en el caso materia de análisis, no estábamos frente a una
de las excepciones contempladas en la sentencia recaída en el Expediente N° 04195-
2006-PA/TC, en tanto que las supuestas afectaciones8 a Codisa sí estaban contem-
pladas dentro de las causales de anulación del laudo9.
Al ser el tema del agotamiento de la vía previa uno de naturaleza procesal, lo dis-
puesto por el Código Procesal Constitucional debía aplicarse –incluso– a los procesos
en trámite10.
En efecto, el agotamiento de las vías previas (en ese caso, el recurso de anulación)
antes del control constitucional de un laudo, es un criterio interpretativo que el propio
Tribunal Constitucional reiteró en el precedente vinculante que vimos en la parte intro-
ductoria del presente artículo, y que, sin embargo, de manera sorprendente, no siguió
en el caso bajo comentario, olvidándose de que todos en el Perú estamos vinculados a
los pronunciamientos que constituyen precedentes vinculantes que el Tribunal Cons-
titucional emita; incluso, los propios magistrados del citado tribunal, en tanto –claro
está– no sean modificados formalmente por este órgano de justicia, hecho que no se
produjo en el caso analizado.
Dentro de tal orden de ideas, no encontramos sustento jurídico alguno que permita
amparar la demanda de amparo de Codisa, en tanto no se agotaron las vías previas. Es
decir, no estamos de acuerdo con el “carácter permisivo” al que se hacía referencia en
los votos singulares que señalaban que, en virtud del principio de temporalidad y de la
regla pro actione, se debía eximir a Codisa del agotamiento de las vías previas.
En dichos votos se afirmaba –sorprendentemente– que “(…) la regla pro accione
(…) obliga a presumir a favor de la continuidad del proceso en caso de duda o incer-
tidumbre sobre el cumplimiento de las condiciones de procedibilidad de la demanda”.
8 Según refiere Codisa, el arbitraje se habría desarrollado de manera irregular, violándose sus derechos
constitucionales al debido proceso y tutela judicial efectiva, por las siguientes razones:
- No se habrían observado las acciones y requisitos señalados en el convenio arbitral;
- No se habría saneado el proceso, consintiéndose la actuación de Cofide, sin tener legitimidad activa para
obrar;
- Se habría aplicado indebidamente el derogado Decreto Ley Nº 25935 y no la Ley General de Arbitraje, Ley
Nº 26572;
- Se habría impuesto una penalidad “draconiana” nula ipso iure desde su origen; y
- No se habría otorgado el mérito correspondiente a las pruebas aportadas por Codisa.
9 Incluso, de la sentencia se desprende que Codisa sí interpuso el recurso de anulación respectivo en contra del
laudo arbitral, y que dicho recurso de anulación habría sido admitido por la Quinta Sala Civil de la Corte Superior
de Justicia de Lima. En tal sentido, a entender de la propia Codisa, la supuesta violación de sus derechos por parte
del tribunal arbitral, sí estaría comprendida en las causales de anulación de laudo, por lo que optó por recurrir a
la vía ordinaria para impugnar el laudo y conseguir su anulación.
10 Cabe precisar que la demanda se interpuso cuando estaba en vigencia la derogada Ley de Hábeas Corpus y
Amparo; y no el actual Código Procesal Constitucional.
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Sin embargo, dichos votos parecían olvidar que –precisamente– la segunda dispo-
sición final del Código Procesal Constitucional establece la aplicación de normas pro-
cesales (como la del agotamiento de la vía previa) a los procesos en trámite; por lo
que –en el presente caso– no existía duda o incertidumbre alguna respecto a la impro-
cedencia de la demanda y, mucho menos, cuando la propia Codisa había acudido en
forma paralela a un proceso de anulación de laudo.
En consecuencia, a nuestro entender, el Tribunal Constitucional debió declarar
improcedente la demanda de Codisa, habida cuenta de que no agotó la vía previa (que
ella misma inició), a saber: el proceso de anulación de laudo arbitral.
11 Según el artículo 9 del Código Procesal Constitucional, “en los procesos constitucionales no existe etapa probatoria.
Sólo son procedentes los medios probatorios que no requieren actuación, lo que no impide la realización de las
actuaciones probatorias que el Juez considere indispensables, sin afectar la duración del proceso. En este último
caso no se requerirá notificación previa”.
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13 Nos referimos a la derogada Ley Nº 26572, pero aplicable al caso bajo comentario.
14 Con quien Crasa había celebrado un Contrato de Servicio de Venta de Publicidad y Suministro de Programación
Televisiva.
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16 Si bien no conocemos todos los alcances del laudo cuestionado, resulta evidente suponer que el árbitro analizó
posibles incumplimientos por parte de Austral con respecto a las obligaciones contenidas en el Contrato de
Cesión y, por ello, resolvió el referido contrato.
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a la expedición del laudo, habría conservado plena validez, habida cuenta de que no
fue objeto de la anulación declarada.
En tal sentido, bastaría con que se remitiera copia del expediente arbitral al juez,
quien –luego de estudiarlo por un plazo razonable y de haber oído a las partes en la
vista de la causa– emitiría la sentencia que reemplazaría al laudo anulado.
Sin embargo, también debemos precisar que –en la práctica– dicha posición–
teóricamente impecable– enfrenta diversos inconvenientes.
En primer lugar, el inciso 6 del artículo 78 no establece a qué juez se debería
acudir, es decir, no se sabría si acudir a un juzgado de primera instancia (civil o co-
mercial, dependiendo de la materia en controversia) o si hacerlo a alguna de las Salas
de la Corte Superior (civil o comercial).
El segundo tema es el referido a los requisitos que debería exigir el juez para
atender el pedido de la parte. Al respecto, cabe preguntarnos si bastaría con presentar
una demanda en la que se adjunte lo resuelto tanto por la Corte Superior como por la
Corte Suprema o si sería necesario adjuntar copia de alguna pieza procesal en particular.
Asimismo, no sabríamos qué tasa judicial pagar para este tipo de proceso sui géneris.
En tercer lugar, podríamos señalar que hoy en día no existe en la mesa de partes de
los Juzgados y Salas, un ingreso para los pedidos provenientes de alguna de las partes,
conducentes a que solo se emita una sentencia en sustitución del laudo anulado. Ello
resulta obvio, en tanto en nuestro ordenamiento jurídico no existe –predeterminado le-
galmente– un proceso con estas características.
Por último, en el supuesto de que se emita una sentencia en reemplazo del laudo
anulado, cabría preguntarnos si procedería algún recurso de impugnación contra ella.
¿Sería un recurso de apelación a una instancia superior? ¿Sería un recurso de anu-
lación, en tanto la sentencia estaría reemplazando a un laudo?
Dentro de tal orden de ideas, saltan a la vista los inconvenientes prácticos que se pre-
sentarían en el supuesto de que la referencia al Poder Judicial que encontramos en el inciso 6
del artículo 78 de la Ley General de Arbitraje, implique, únicamente, la intervención de la
jurisdicción ordinaria para dictar una sentencia en reemplazo del laudo anulado.
Reiteramos que, en nuestra consideración, esta tesis resulta teóricamente sólida, a
pesar de que la misma se enfrentaría con el expresado vacío normativo, tanto de la Ley
General de Arbitraje como del propio Código Procesal Civil.
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EL ARBITRAJE Y EL AMPARO
Cámara de Comercio de Lima, solicitando se declare nulas y sin efecto –entre otras–
la resolución que designó al doctor Jorge Vega Velasco como árbitro –en defecto de
Ivesur y de Lidercon S.L.–18 en un arbitraje.
Según refiere Ivesur, se habrían violado sus derechos constitucionales a la tutela
procesal efectiva, de defensa y a la independencia e imparcialidad en el ejercicio de la
función jurisdiccional.
Ello, habida cuenta de que la designación del doctor Vega Velasco contendría
un vicio que afectaba su imparcialidad e independencia, al estar el Consejo Superior
de Arbitraje conformado por: (i) el doctor Alonso Rey Bustamante, quien se de-
sempeñó como representante, asesor y abogado de una de las partes (Lidercon S.L.); y
(ii) el doctor Hugo Sologuren Calmet, socio del Estudio integrado por el doctor Vega
Velasco.
Sin embargo, de la contestación de la demanda de amparo presentada por el
Consejo Superior de Arbitraje y de la contestación de la demanda de amparo pre-
sentada por Galashiels (parte demandante en el arbitraje), se desprende que ni el doctor
Rey Bustamante ni el doctor Sologuren Calmet participaron en la designación del
doctor Vega Velasco como árbitro, tal como se evidenciaría del Acta de Designación.
Incluso, en algunos votos singulares se hace referencia a este hecho de suma im-
portancia. Así, en uno de ellos se afirma que “(…) se aprecia de fojas 63 de autos que
la Resolución que designó al señor Vega Velasco como árbitro no fue suscrita por el
vocal Rey Bustamante (…)”, mientras que el segundo indica que “(…) no me queda
claro cómo es que, en el caso específico, la mayoría encuentra vulnerado este derecho,
si el miembro del Consejo Superior de Arbitraje, don Alonso Rey Bustamante, no in-
tervino en la sesión en la cual se designó al árbitro Jorge Vega Velasco”.
Sin embargo, llama la atención que la Sentencia omita analizar –como punto de
partida– si los doctores Sologuren Calmet y Rey Bustamante participaron o no en la
designación del árbitro.
En efecto, el Tribunal Constitucional obvia dicha premisa básica para cualquier
análisis de fondo sobre la demanda de amparo y, en lugar de ello, se dedica extensamente
18 En el Fundamento 28 de la sentencia bajo comentario, se señala que el doctor Vega Velasco fue designado en
defecto de Ivesur. Sin embargo, se trataría de una designación en defecto no sólo de Ivesur sino también de
Lidercon S.L., empresa que también fue demandada por Galashiels S.A. Esto se desprende del Fundamento 30,
en donde se indica que el Consejo Superior de Arbitraje estaba encargado "de la designación del árbitro de las
codemandadas".
Asimismo, en el voto singular del magistrado Urviola Hani, se cita el quinto considerando de la Resolución
Nº 0033-2005/CSA-CCANI-CCL, de fecha 29 de marzo de 2005, en el cual se señala lo siguiente:
“QUINTO: Que, IVESUR ha manifestado mediante escrito presentado el 22 de marzo de 2005, que no ha
arribado a un acuerdo con Lidercon sobre la designación del árbitro de parte que les corresponde designar,
solicitando que el nombramiento indicado lo realice el Consejo Superior de Arbitraje, sin considerar cualquier
propuesta formulada por su codemandada”.
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ningún tipo de relación personal, profesional o comercial, que implicara dudas justi-
ficadas acerca de su independencia e imparcialidad.
Lo sorprendente es que la Sentencia del Tribunal Constitucional, bajo comentario,
nunca realizó –a pesar de haberlo anunciado en su fundamento 2– análisis alguno
sobre la presunta falta de imparcialidad del árbitro designado.
Por el contrario, la Sentencia –en sus fundamentos 11 al 23– desarrolló “la teoría
de la apariencia de la imparcialidad”. Sin embargo, dicho esfuerzo se centró úni-
camente en la relación personal, profesional o comercial de un vocal del Consejo Su-
perior de Arbitraje que ni siquiera intervino en la designación del árbitro, en lugar de
un análisis del actuar del árbitro en lo relativo a su imparcialidad e independencia.
Es decir, una vez más, el Tribunal Constitucional –en mayoría– equivocó la
dirección a la cual debía dirigir su análisis.
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vale decir, en aquello que se declara u ordena hacer o dejar de hacer a las partes en
el arbitraje. Queda claro, entonces, que mediante el recurso de interpretación no se
podrá solicitar la alteración del contenido o fundamentos de la decisión del tribunal
arbitral. A diferencia de las anteriores, la integración busca salvar la posible defi-
ciencia del laudo respecto de la omisión de alguno de los puntos sometidos a de-
cisión del tribunal arbitral. En tal sentido, la integración del laudo tampoco debe im-
plicar la modificación de decisiones ya adoptadas por el tribunal arbitral respecto
de los puntos que fueron materia de controversia y que fueron resueltos oportu-
namente en el laudo, ni la incorporación de nuevos puntos controvertidos que no
fueron materia del proceso arbitral. Finalmente, cualquiera de las partes puede so-
licitar la exclusión del laudo de algún extremo que hubiera sido objeto de pronuncia-
miento, sin que estuviera sometido a conocimiento y decisión del tribunal arbitral o
que no sea susceptible de arbitraje.
Dentro de tal orden de ideas, resulta evidente que los recursos contemplados por
el referido artículo 58 no tendrían por finalidad atender un reclamo relativo a la vulne-
ración de algún precedente vinculante del Tribunal Constitucional o relativo a una in-
correcta aplicación de control difuso.
En tal sentido, el Tribunal Constitucional debió aclarar si el “reclamo expreso
ante el tribunal arbitral” será ejercido a través de otro mecanismo no contemplado en
el Decreto Legislativo N° 1071 o si pretende dar mayores alcances a alguno de los ya
regulados.
Por otro lado, a nuestro entender, el supuesto de procedencia del amparo arbitral
contemplado en el literal c) del fundamento 21, resulta totalmente acertado. Es decir,
estamos de acuerdo en que el amparo sí proceda cuando quien lo interpone es un
tercero que no forma parte del convenio arbitral. Ello, en la medida de que un tercero
no participa del arbitraje y tampoco puede interponer recurso de anulación alguno en
contra del laudo que se emita, en el supuesto de que dicho laudo afectase de forma
directa sus derechos constitucionales.
Ahora bien, más allá de que no estemos de acuerdo con los dos primeros su-
puestos del fundamento 21 y sí con el tercero, el Tribunal Constitucional –acerta-
damente– precisa que “la sentencia que declare fundada la demanda de amparo por
alguno de los supuestos indicados en el presente fundamento, puede llegar a declarar la
nulidad del laudo o parte de él, ordenándose la emisión de uno nuevo que reemplace al
anterior o a la parte anulada, bajo los criterios o parámetros señalados en la respectiva
sentencia. En ningún caso el juez o el Tribunal Constitucional podrá resolver el fondo
de la controversia sometida a arbitraje”.
55
EL ARBITRAJE Y EL AMPARO
Conclusiones
Como se puede apreciar, algunas de las resoluciones analizadas entorpecían lo
avanzado en la lucha por la autonomía del arbitraje y por la no interferencia de los
tribunales ordinarios en el análisis de las cuestiones de fondo que hubiesen sido dis-
cutidas por las partes, a la par que juzgadas, valoradas o resueltas por los propios tri-
bunales arbitrales.
En ese sentido, en su momento invocamos para que el Tribunal Constitucional
vuelva –lo más rápido posible– a la línea trazada correctamente en sentencias como
las recaídas en los Expedientes Nº 06167-2005-PHC/TC, N° 01567-2006-PA/
TC y N° 04195-2006-PA/TC.
Con el último precedente, el Tribunal Constitucional dió un paso importante en la
consolidación del arbitraje.
En efecto, se estableció expresamente que el recurso de anulación no debe ser en-
tendido como una vía previa al proceso de amparo (como se había establecido en el
Expediente N° 06167-2005-PHC/TC), sino que se trata de una vía específica e idónea
para proteger cualquier derecho constitucional amenazado o vulnerado en el curso del
arbitraje o en el laudo.
Asimismo, se señaló expresamente que, en ningún caso, el juez o el Tribunal Cons-
titucional podrán resolver el fondo de la controversia sometida a arbitraje, evitando así
que se repitan casos como los que se presentaron en los últimos años.
Este precedente significa un paso importante en resguardo del debido proceso y
del respeto que el arbitraje se merece, como fuero jurisdiccional contemplado expre-
samente por el artículo 139 de nuestra Constitución Política, restableciendo –además–
la confianza que el medio académico y profesional debe tener con respecto al propio
Tribunal Constitucional.
56
El amparo previsional y los alcances de las
nuevas decisiones del Tribunal Constitucional
Introducción
En esta ocasión se ha considerado conveniente, para efectos de actualizar este
artículo, hacer una evaluación de las nuevas decisiones que ha expedido el Tribunal
Constitucional1 frente a la propuesta de amparo que fue materia de otra entrega2. En
tal sentido, se ha mantenido la estructura del estudio, pues si bien no existe a la fecha
ninguna aplicación concreta de los pronunciamientos dictados en sede constitucional
y por ello el planteamiento esbozado dentro de la tipología del amparo sigue en vi-
gencia, es probable que a la larga, como se va a evaluar en su oportunidad, los fallos
en mención incidan en alguna medida en la aplicación del amparo previsional como
mecanismo especial para la protección del derecho fundamental a la pensión en los
términos ya conocidos y trabajados por el Intérprete Supremo.
Sin lugar a dudas intentar modelar una clasificación del proceso de amparo en el
Perú constituye una actividad que puede denominarse algo audaz porque es un trabajo
novedoso, y por lo relevante que significa hacer un examen, análisis y evaluación
del indicado proceso constitucional, desde un punto de vista pragmático. Ello exige,
para aclarar el panorama, hacer una concesión a las posturas más apegadas al riguroso
estudio del Derecho Procesal Constitucional que encuentran en sus fundamentos y en
el propio ordenamiento procesal la fuente para negar o al menos cuestionar la posi-
bilidad de identificar varios tipos de procesos de amparo o cuando menos un proceso
de amparo con diversas características, en tanto el amparo constituye un proceso cons-
titucional con una finalidad específica, que responde a una naturaleza jurídica deter-
minada y cuya procedencia está estructurada en función al acto lesivo que sea materia
de impugnación. Esta postura si bien no entra en colisión directa con la propuesta de
clasificar el amparo, recorta tal intención, pues de cierto modo enmarca al proceso
constitucional impidiendo proponer alguna tipología; sin embargo con cierto atrevi-
miento en alguna ocasión se ha formulado la existencia de un amparo previsional a
partir de un tema concreto3; asimismo, se ha percibido una tipificación a partir del
* Presidente de la Primera Sala Especializada Permanente del Tribunal de Fiscalización Ambiental - OEFA.
1 STC Exp. N° 02988-2013-PA/TC, publicada el 11 de agosto de 2014 y el precedente vinculante recaído en la
STC Exp. N° 00987-2014-PA/TC, publicado el 26 de agosto de 2014.
2 DE LA PUENTE PARODI, Jaime. “El amparo previsional a través de la jurisprudencia y los precedentes
vinculantes del Tribunal Constitucional”, en: Gaceta Constitucional, Tomo 73, Gaceta Jurídica, Lima, enero, 2014.
3 DE LA PUENTE PARODI, Jaime. “El Precedente constitucional vinculante, la tutela de urgencia y el amparo
previsional”, en: Gaceta Constitucional, Tomo 11, Gaceta Jurídica, Lima, noviembre 2008.
57
EL AMPARO PREVISIONAL Y LOS ALCANCES DE LAS NUEVAS DECISIONES DEL TC
4 ETO CRUZ, Gerardo. “El desarrollo del Derecho Procesal Constitucional a partir de la jurisprudencia del
Tribunal Constitucional peruano”, CEC, Lima, 2008. p. 180.
5 Ibídem, p. 63.
58
JAIME DE LA PUENTE PARODI
6 La aplicación en contrario del artículo 2 del Código Procesal Constitucional determina la improcedencia de la
demanda al no acreditarse el acto lesivo, como se estableció en la RTC Exp. N° 04950-2006-PA/TC.
59
EL AMPARO PREVISIONAL Y LOS ALCANCES DE LAS NUEVAS DECISIONES DEL TC
7 MARTÍNEZ-PUJALTE LÓPEZ, Antonio-Luis. La garantía del contenido esencial de los derechos funda-
mentales, Tabla XIII Editores, Lima, 2005. p. 56.
8 STC Exp. N° 01417-2005-PA/TC, f.j. 37.
60
JAIME DE LA PUENTE PARODI
9 Las Leyes N° 27617 y N° 27655 establece la escala de pensiones en función a los años de aportes y la naturaleza
del derecho (propio o derivado), correspondiendo a la escala más alta la suma de S/. 7. 415.00
10 En la RTC N° 05402-2011-PA/TC no se ha acreditado la titularidad del derecho de la viuda por lo que declara
improcedente la demanda.
61
EL AMPARO PREVISIONAL Y LOS ALCANCES DE LAS NUEVAS DECISIONES DEL TC
11 En la STC Exp. N° 04557-2012-PA/TC se ingresa al fondo de la controversia que está relacionada a un reajuste
de una pensión de viudez al estar comprometido el mínimo vital.
12 Artículo 28.- No será exigible el agotamiento de las vías previas si:
1) Una resolución, que no sea la última en la vía administrativa, es ejecutada antes de vencerse el plazo para
que quede consentida;
2) Por el agotamiento de la vía previa pudiera convertirse en irreparable la agresión;
3) La vía previa no se encuentra regulada, o si ha sido iniciada, innecesariamente por el reclamante, sin estar
obligado a hacerlo;
4) Si no se resuelve la vía previa en los plazos fijados para su resolución;
13 STC Exp. N° 01577-2003-AA/TC, f.j. 1.
14 STC Exp. N° 01064-2005-PA/TC, f.j. 3.
62
JAIME DE LA PUENTE PARODI
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EL AMPARO PREVISIONAL Y LOS ALCANCES DE LAS NUEVAS DECISIONES DEL TC
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EL AMPARO PREVISIONAL Y LOS ALCANCES DE LAS NUEVAS DECISIONES DEL TC
68
JAIME DE LA PUENTE PARODI
Conclusiones
No cabe duda, luego del análisis efectuado, que la categorización planteada y que
se mueve en terreno distinto al transitado por la doctrina procesal constitucional, al
responder a criterios pragmáticos extraídos de la jurisprudencia y de los precedentes
69
EL AMPARO PREVISIONAL Y LOS ALCANCES DE LAS NUEVAS DECISIONES DEL TC
vinculantes, permiten afirmar que el amparo previsional recorre un camino que casi
puede calificarse como autónomo al ampararse en la naturaleza del derecho a la
pensión.
Las reglas que han sido materia de revisión tienen por objeto dar una mejor via-
bilidad al proceso constitucional y con ello una protección reforzada al derecho funda-
mental a la pensión, pues flexibiliza las causales de improcedencia haciendo inexigible
el agotamiento de la vía administrativa e inaplicando el plazo prescriptorio. Del mismo
modo, en lo que concierne a la actividad probatoria las pautas contribuyen a que el juez
realice una labor más célere pero valorando la documentación en su conjunto que le
permita generarse la suficiente certeza para la acreditación de aportes, que tal como se
ha visto constituye un punto central para los casos de acceso a la pensión en el Decreto
Ley N° 19990.
De otro lado, el precedente sobre pago de accesorios coadyuva a que la protección
al derecho fundamental a la pensión sea una de carácter integral, situación que antes
de su expedición estaba sujeta a criterios dispares que eran materia de las decisiones
judiciales.
Luego de revisar estos tres puntos, solo queda convenir en que la ductilidad de
las normas procesales ha permitido que la labor del Tribunal Constitucional, a través
de la jurisprudencia y de los precedentes vinculantes, enriquezca el amparo como me-
canismo de protección constitucional y lo convierta en una variante ad hoc para la
tutela del derecho fundamental a la pensión.
Finalmente, con el análisis de las SSTC Exps. N°s 02988-2013-PA/TC y 00987-
2014-PA/TC, últimas decisiones de importancia expedidas por el Tribunal Constitu-
cional se busca revisar los puntos en común, que pudieran recogerse del precedente
sobre delimitación del contenido constitucionalmente protegido del derecho a la
pensión y del nuevo precedente para la solución de procesos que requieran tutela de
urgencia, al efecto que cualquier relectura del caso Anicama se haga en términos ade-
cuados y se encauce dentro del mecanismo de protección del amparo previsional.
70
El amparo laboral y su evolución
en la jurisprudencia del Tribunal
Constitucional peruano
Dante Abraham BOTTON GIRÓN*
Introducción
La plena vigencia de los derechos fundamentales se ha convertido desde hace
varios años, en un aspecto de especial preocupación por parte de los más importantes
sistemas jurídicos y, en general, de la denominada “justicia constitucional”.
Y es que conforme se ha indicado, los procesos constitucionales “son las vías es-
pecíficas que se cuentan para efectivizar el control de constitucionalidad de manera
directa o indirecta, y el mecanismo procesal que se aplica para garantizar efecti-
vamente la protección de los derechos humanos”1
Desde esta perspectiva, tenemos que es la propia Constitución del Estado, la
que se ha encargado de fijar aquellas garantías (ahora correctamente denominados
procesos) a las que toda persona puede acudir en caso de que estime amenazado o vul-
nerado alguno de sus derechos fundamentales.
Dicha situación no es anómala, pues “las garantías constitucionales no lo serían
realmente si la propia Constitución no hubiese establecido una verdadera supraga-
rantía a la cual denominamos protección judicial de los derechos. Ella consiste en la
posibilidad de recurrir a un Poder Judicial independiente e imparcial, dotado de au-
toridad y responsable por sus excesos para que este brinde, en la forma más inmediata
posible, protección a las personas en aquellos casos en los que se advierte una lesión
–o aun solo una amenaza de lesión– manifiestamente ilegítima respecto de alguno de
sus derechos o libertades fundamentales”2.
* Abogado egresado de la Maestría en Derecho del Trabajo de la Universidad de San Martín de Porres. Ac-
tualmente es asociado al área laboral del Estudio Payet, Rey, Cauvi, Pérez, Mur.
1. GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo. “El Derecho Procesal Constitucional como ciencia. Alcance y contenidos”; en: La
ciencia del Derecho Procesal Constitucional, Estudios en Homenaje a Hector Fix Zamudio en sus cincuenta
años como investigador del derecho; Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones
Jurídicas, 2008, 1a edición, Tomo I, p. 755.
2 LANDONI SOSA, Ángel. “La tutela de los derechos fundamentales a través del proceso de amparo. El derecho
uruguayo”. En: La Ciencia del Derecho Procesal Constitucional, Estudios en Homenaje a Héctor Fix Zamudio
en sus cincuenta años como investigador del derecho. 1a edición, Tomo VII, Universidad Nacional Autónoma
de México, Instituto de Investigaciones Jurídicas, 2008, p. 362.
71
EL AMPARO LABORAL Y SU EVOLUCIÓN EN LA JURISPRUDENCIA DEL TC
3 CASTILLO CÓRDOVA, Luis, citado por ÁVALOS JARA, Oxal Víctor; en: El Amparo Laboral;
1a edición, Gaceta Jurídica S.A. Lima, mayo de 2012, p. 28.
72
DANTE ABRAHAM BOTTON GIRÓN
fundamentales detentan un efecto horizontal o inter privatos (…). Tal efecto se deriva,
por un lado, del artículo 38 de la Constitución, en cuanto establece que todos los pe-
ruanos tienen el deber de respetar y cumplir la Constitución y, por otro, del principio de
dignidad (arts. 1 y 3 de la Constitución) en cuanto el valor central de la persona impone
que sus derechos fundamentales proyecten también su efecto regulador al ámbito de
la sociedad y de la propia autonomía privada. (…) En consecuencia, los derechos fun-
damentales vinculan, detentan fuerza regulatoria en las relaciones jurídicas de derecho
privado, lo cual implica que las normas estatutarias de las entidades privadas y los
actos de sus órganos deben guardar plena conformidad con la Constitución y, en par-
ticular, con los derechos fundamentales”4.
Adicionalmente a ello, el empleador se encontrará vinculado además al respeto de
otros derechos laborales fundamentales, como la libertad sindical, la negociación co-
lectiva, el derecho de huelga (con las excepciones y limitaciones que la propia Consti-
tución o su desarrollo normativo de rango legal o reglamentario establecen), la jornada
máxima de trabajo, el derecho al descanso semanal y anual remunerados, el derecho a
la percepción de una remuneración, entre otros.
Sin embargo, los derechos fundamentales antes señalados, son si se quiere, “espe-
cíficamente laborales” pues: “la relación de trabajo, activa o como referencia pretérita
o de futuro, se convierte de este modo para aquellos en presupuesto insoslayable de su
nacimiento y ejercicio”5.
Existen a la par, otros derechos constitucionales de carácter general y por ello, “no
específicamente laborales” que pueden ser ejercidos por los sujetos de las relaciones
de trabajo, en el ámbito de las mismas, por lo que en tal caso adquieren un contenido
o dimensión laborales sobrevenidos”6.
En palabras del Tribunal Constitucional Español: “la celebración de un contrato
de trabajo no implica en modo alguno la privación para una de las partes, el trabajador,
de los derechos que la Constitución le reconoce como ciudadano”7.
Corresponde entonces analizar las decisiones expedidas por el Tribunal Cons-
titucional peruano en procesos constitucionales de la libertad (específicamente en
procesos de amparo) y verificar los criterios que dicho órgano ha esbozado con re-
lación a la protección de los derechos fundamentales en el marco de una relación de
empleo y la interpretación que incluso se ha efectuado de la legislación laboral de con-
formidad a la Constitución.
73
EL AMPARO LABORAL Y SU EVOLUCIÓN EN LA JURISPRUDENCIA DEL TC
8 “Artículo 34: (…) si el despido es arbitrario por haberse expresado causa o no poderse demostrar esta en juicio,
el trabajador tiene derecho al pago de una indemnización establecida en el artículo 38, como única reparación
por el daño causado (…)”.
9 “Artículo 27: La ley otorga al trabajador adecuada protección contra el despido arbitrario”.
10 SSTC Exps. N°s 00150-2000-AA/TC y N° 00555-1999-AA/TC.
11 STC Exp. N° 00628-2001-AA/TC.
74
DANTE ABRAHAM BOTTON GIRÓN
iii) El despido nulo, por la violación de cualquier derecho fundamental del tra-
bajador o por la ocurrencia de un motivo prohibido por la Constitución y no
exclusivamente por los supuestos establecidos en el artículo 29 del Decreto
Supremo N° 003-97-TR.
La ocurrencia de alguno de dichos despidos inconstitucionales genera el derecho
a la reposición en el empleo, situación que obedecía a la declaración de nulidad de la
decisión empresarial y a la finalidad de los procesos constitucionales que es reponer
las cosas al estado anterior de la vulneración o amenaza del derecho constitucional.
Uno de los principales argumentos esbozados por el Tribunal Constitucional para
elaborar dicha tipología de despidos frente a los cuales sí es posible que se ordene ju-
dicialmente la reposición en el empleo, se resume en los siguientes términos: “el que
la Constitución no indique los términos de esa protección adecuada, no quiere decir
que exista prima facie una convalidación tácita de cualquier posible desarrollo le-
gislativo que se haga en torno al derecho reconocido en el artículo 27 o acaso, que
se entienda que el legislador se encuentra absolutamente desvinculado de la norma
suprema. Si bien el texto constitucional no ha establecido cómo puede entenderse
dicha protección contra el despido arbitrario, ella exige que, cualesquiera que sean las
opciones que se adopten legislativamente, estas deben satisfacer un criterio mínimo de
proporcionalidad”12.
Como vemos, resulta evidente que la trascendencia de dicho pronunciamiento
radica en las consecuencias que genera un despido incausado, fraudulento o nulo, pues
en dichos supuestos el empleador se enfrenta a una eventual reclamación judicial para
la obtención de una tutela restitutoria, esto es, la reposición en el empleo por parte del
trabajador.
Sin embargo, dicho pronunciamiento por parte del Tribunal Constitucional cla-
ramente no estuvo inmune a la generación de acertadas y fundadas críticas, pues se
indicó que: “A partir de lo anteriormente señalado nos parece que el argumento de la
adecuada protección procesal utilizado por el TC para dotar de un nuevo contenido al
artículo 27 de la Constitución, es por lo menos artificial. La adecuada protección a la
que se refiere el artículo 27 de la Constitución es una de tipo sustantivo y tiene que ser
la Ley la que la provea (…)”13.
Sin perjuicio de ello, lo cierto es que actualmente los trabajadores pueden solicitar
la reposición en el empleo ante la acreditación de un despido incausado, fraudulento
o nulo, sin embargo ello solo será posible en determinados y muy concretos casos,
conforme pasamos a detallar.
75
EL AMPARO LABORAL Y SU EVOLUCIÓN EN LA JURISPRUDENCIA DEL TC
14 DONAYRE MONTESINOS, Christian; “El carácter residual del amparo en el Código Procesal Constitu-
cional peruano”. En: Derechos fundamentales y Derecho Procesal Constitucional. Jurista Editores, Lima,
2005, p. 184.
15 ÁVALOS JARA, Oxal Víctor. En: El amparo laboral. 1a edición, Gaceta Jurídica. Lima, mayo de 2012, p. 28.
76
DANTE ABRAHAM BOTTON GIRÓN
16 Cabe señalar que ello será posible siempre que el demandante se encuentre dentro de los treinta días hábiles pre-
vistos en la legislación laboral sustantiva para la impugnación de su despido, y que además no exista sentencia
que resuelva la controversia.
17 Cfr. sentencias del Tribunal Constitucional recaídas en los expedientes N°s 04271-2011-PA/TC, 03819-
2011-PA/TC, 03708-2011-PA/TC.
77
EL AMPARO LABORAL Y SU EVOLUCIÓN EN LA JURISPRUDENCIA DEL TC
igualmente satisfactorias al del amparo, situación que entendemos han seguido los
Jueces Constitucionales de diversos distritos judiciales en los que se encuentra vigente
la Nueva Ley Procesal del Trabajo (Lima, por ejemplo).
No compartimos dicha posición, pues no se condice ni con el carácter subsidiario
del amparo en el Perú ni con las enormes posibilidades probatorias y de litigación
que sí otorga el nuevo modelo procesal laboral, por lo que somos de la opinión que el
criterio esbozado por el Tribunal Constitucional debiera variar, más aún si posee una
novísima composición de parte de sus miembros.
18 ÁVALOS JARA, Oxal Víctor. En: El amparo laboral. 1a edición, Gaceta Jurídica. Lima, mayo de 2012, p. 28.
78
DANTE ABRAHAM BOTTON GIRÓN
Uno de los errores más comunes en la hasta entonces reiterada y uniforme juris-
prudencia del Tribunal Constitucional en materia de amparo laboral, era que el cobro
de los beneficios sociales por parte del trabajador suponía inmediatamente la decla-
ración de improcedencia de la demanda interpuesta por un trabajador que solicitaba la
reposición en el empleo.
Sin embargo, el Tribunal Constitucional en la sentencia recaída en el Expediente
N° 03052-2009-PA/TC (caso Yolanda Lara Garay) estableció que:
i) El cobro de los beneficios sociales no puede convalidar un despido lesivo de
los derechos constitucionales del trabajador.
ii) El empleador debe depositar la indemnización por despido arbitrario de forma
separada al de los beneficios sociales, sea a través de depósitos en cuenta o de
consignaciones judiciales.
79
EL AMPARO LABORAL Y SU EVOLUCIÓN EN LA JURISPRUDENCIA DEL TC
Uno de los supuestos excepcionales en materia de amparo, es que este sea inter-
puesto contra una resolución (sentencia) expedida en otro proceso de amparo, situación
que ha sido denominada como “amparo contra amparo”. Con relación a ello, tenemos
que el Tribunal Constitucional ha tenido oportunidad de pronunciarse respecto a la
procedencia de dicho proceso constitucional en materia laboral.
Así, en la sentencia recaída en el Expediente N° 04650-2007-PA/TC (caso Coope-
rativa de Ahorro y Crédito Santa Rosa de Lima) el Supremo Intérprete estableció como
requisito de procedencia del amparo contra amparo en materia laboral lo siguiente:
(i) El juez del “segundo amparo” deberá verificar si el empleador ha cumplido
con la decisión final recaída en el primer proceso constitucional de forma
efectiva, esto es, analizar si el empleador cumplió con reponer al trabajador
demandante (quien ahora será demandado).
(ii) El incumplimiento de dicho requisito importará que el Juez Constitucional
rechace liminarmente la demanda de amparo.
80
DANTE ABRAHAM BOTTON GIRÓN
20 “Artículo 10. Al secreto y a la inviolabilidad de sus comunicaciones y documentos privados. Las comunica-
ciones, telecomunicaciones o sus instrumentos solo pueden ser abiertos, incautados, interceptados o intervenidos
por mandamiento motivado del juez, con las garantías previstas en la ley (…)”.
81
EL AMPARO LABORAL Y SU EVOLUCIÓN EN LA JURISPRUDENCIA DEL TC
21 STC Exp. N° 00114-2011-PA/TC, f.j. N° 6 del voto del magistrado Mesía Ramírez.
22 STC Exp. N° 00114-2011-PA/TC, f.j. N° 14 del voto del magistrado Eto Cruz.
23 STC Exp. N° 00114-2011-PA/TC, f.j. N° 12 del voto del magistrado Álvarez Miranda.
82
DANTE ABRAHAM BOTTON GIRÓN
24 STC Exp. N° 00114-2011-PA/TC, f.j. N° 18 del voto del Magistrado Eto Cruz.
83
EL AMPARO LABORAL Y SU EVOLUCIÓN EN LA JURISPRUDENCIA DEL TC
25 Dichos pronunciamientos datan del 26 de octubre de 2001, 4 de mayo de 2004 y 3 de octubre de 2007.
84
DANTE ABRAHAM BOTTON GIRÓN
No obstante ello, dichas sentencias fueron anuladas por el Superior en Grado, siendo
declarada infundada la demanda en primera instancia con fecha 8 de noviembre de
2010.
Con fecha 30 de diciembre de 2010, el demandante, Víctor Taype Zúñiga, solicitó
la suspensión del proceso laboral indicando que pese a haber transcurrido más de trece
(13) años, aún no existía pronunciamiento de fondo que de forma definitiva resolviera
su situación jurídica. La demanda de amparo fue rechazada liminarmente en aplicación
del artículo 5, inciso 3 del Código Procesal Constitucional.
El Tribunal Constitucional determinó que la duración prolongada de un proceso
judicial afecta al derecho a la tutela judicial efectiva, que tiene dentro de sus compo-
nentes al derecho a que una situación jurídica llevada ante los órganos jurisdiccionales
se resuelva en un plazo razonable. Cabe señalar que el derecho al plazo razonable se
encuentra previsto en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (art.14,
inc. 3.c) y en la Convención Americana de Derechos Humanos (art. 8, inc. 1).
El TC precisó que el derecho a la existencia de un plazo razonable resulta exigible
no solo dentro de un proceso penal, sino en todo proceso judicial. La determinación
de cuando nos encontramos frente a un proceso judicial que violenta la duración de
un plazo razonable, exige tener en cuenta los siguientes elementos: (i) La complejidad
del asunto; (ii) La actividad o conducta procesal de las partes; (iii) La actividad de las
autoridades judiciales; (iv) La afectación en la situación jurídica de la persona invo-
lucrada en el proceso.
En el caso en concreto, se concluyó que los órganos judiciales habían vulnerado
el derecho al plazo razonable del proceso laboral como consecuencia de la verificación
de los elementos antes expuestos. Sin perjuicio de ello, teniendo en consideración la
finalidad de los procesos constitucionales, la consecuencia jurídica inmediata de la de-
terminación de la violación del plazo razonable debió ser ordenar la emisión de una
sentencia que resuelva la controversia en el más breve plazo conforme ocurrió en el
caso de Julio Salazar Monroe (Exp. N° 05350-2009-PHC/TC).
Sin perjuicio de ello, el Tribunal efectuó una distinción interesante: a diferencia
de la violación del derecho al plazo razonable en sede penal –en el que la justicia
constitucional no resulta competente para determinar la responsabilidad penal de una
persona– en el caso del proceso laboral y conforme a los criterios establecidos en el
caso Baylón Flores (Exp. N° 00206-2005-PA/TC) la justicia constitucional sí resulta
competente ratione materiae para la determinación de si un despido es nulo, por lo que
analizó los medios probatorios obrantes en autos y concluyó que el despido del actor se
efectuó por motivos antisindicales y por ello declaró fundada la demanda interpuesta
por el señor Taype.
85
EL AMPARO LABORAL Y SU EVOLUCIÓN EN LA JURISPRUDENCIA DEL TC
Conclusiones
Como consecuencia de la resolución de diversas demandas de amparo, el Tribunal
Constitucional ha tenido la posibilidad de tutelar la violación de diversos derechos
fundamentales laborales o inespecíficos. Sin embargo, ha sido quizás su labor herme-
néutica respecto de diversas disposiciones del ordenamiento laboral, los que mayor
importancia e impacto han generado en el ámbito de las relaciones laborales.
Hoy en día, detenerse solo en lo establecido en la Constitución, en la Legislación
y en los pronunciamientos emanados por la justicia laboral ordinaria, nos otorga solo
una visión sesgada y parcial del ordenamiento jurídico laboral peruano. El conoci-
miento de la jurisprudencia constitucional resulta a todas luces indispensable.
86
La tipología del amparo por acto lesivo
Introducción
El amparo en el Perú es el proceso constitucional que tiene mayor demanda entre
los procesos judiciales de tutela de urgencia, conforme se puede apreciar de las esta-
dísticas que el Tribunal Constitucional presenta desde el año de 1996 al 2013 (esta-
dísticas que incluyen entre otros, al proceso de amparo con recursos de agravio cons-
titucional concedidos).
Estadística Histórica de la Carga Procesal del Tribunal Constitucional
Oficina de Presupuesto y Estadística del Tribunal Constitucional
Años HC HD Q PI PC CC PA Total
1996 155 5 167 24 24 0 853 1,228
1997 157 1 264 8 74 2 1,049 1,555
1998 123 5 79 4 115 3 913 1,242
1999 170 2 45 6 104 2 1,042 1,371
2000 188 5 48 8 115 1 1,074 1,439
2001 225 2 48 18 310 3 979 1,585
2002 536 7 93 16 201 4 2,237 3,094
2003 667 9 220 24 339 13 2,554 3,826
2004 506 11 187 54 642 5 3,699 5,104
2005 970 13 396 35 1,805 6 7,589 10,814
2006 992 77 330 33 1,978 8 7,732 11,150
2007 1,129 75 265 36 590 7 4,696 6,798
2008 1,145 42 331 33 422 7 5,254 7,234
2009 1,099 73 328 37 324 12 4,642 6,515
2010 859 51 267 35 242 3 3,139 4,596
2011 998 63 339 22 310 8 4,150 5,890
2012 922 72 275 21 219 3 3,774 5,286
2013 918 282 274 25 213 5 7,166 8,883
2014 551 165 145 20 203 4 3,227 4,315
Total 12,325 960 4,101 459 8,230 96 65,788 91,959
% 14.07% 1.10% 4.68% 0.52% 9.39% 0.11% 71.54% 100.00%
Leyenda: (HC: hábeas corpus, HD: hábeas data, Q: quejas de derecho, PI: procesos de inconstitucionalidad, PC:
proceso de cumplimiento, CC: conflictos de competencias, PA: Procesos de amparo)
Fuente: Oficina de Presupuesto y Estadística del Tribunal Constitucional.
* Abogada con estudios en la Maestría de Derechos Humanos y Derecho Constitucional de la Universidad Na-
cional Mayor de San Marcos. Postítulo en Derecho Procesal Constitucional por la Pontificia Universidad
Católica del Perú. Asesora Jurisdiccional del Tribunal Constitucional.
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LA TIPOLOGÍA DEL AMPARO POR ACTO LESIVO
Claro está que cada uno de estos amparos obtienen una respuesta de acuerdo con
la pretensión que se ha promovido, lo cual también ha permitido identificar dentro de
este gran conjunto de demandas, pretensiones similares que han generado líneas ju-
risprudenciales por materia; de ahí que encontramos principalmente amparos previ-
sionales y laborales que vienen a ser los casos que con mayor número se han resuelto
por el citado ente jurisdiccional; sin embargo, no puede dejarse de mencionar la pre-
sencia de otras materias como la electoral o las referidas a los conflictos entre privados
por ejemplo, así como tampoco podemos dejar de reconocer que la tutela en sí misma
brinda este proceso, se genera por el mismo cauce procedimental que regula el Código
Procesal Constitucional.
En tal sentido, si bien podemos encontrar materias definidas en la jurisprudencia
del proceso de amparo, lo cual permite la predictibilidad en el resultado, no podemos
dejar de mencionar que a nivel procesal, el tratamiento para todos los derechos funda-
mentales (sea cual fuere el invocado) siempre viene a ser el mismo, tanto en plazos,
medios probatorios y medios impugnatorios, lo cual, dependiendo de la necesidad de
tutela urgente, puede llegar a generar irreparabilidad en el derecho, aspecto del cual
comentaremos más adelante1.
Antes de iniciar el comentario sobre la tipología del amparo por acto lesivo, con-
sideramos necesario identificar las etapas procedimentales de este proceso y sus con-
siguientes plazos procesales.
GRÁFICO N° 1
1 A nivel comparado existe legislación que otorga un tratamiento distinto por el tipo de derecho que se invoca.
Al respecto, revisar la legislación de Costa Rica y Chile. También puede revisarse la ponencia del Dr. Ernesto
Jinesta Lobo, Magistrado de la Sala Constitucional de Costa Rica del Seminario Internacional de Justicia
Constitucional llevado a cabo en Cartagena de Indias, diciembre de 2013, accesible en <www.cijc.org>.
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CARÍN HUANCAHUARI PAUCAR
2 Al respecto, revisar STC Exp. Nº 03575-2010-PA/TC, RTC Exp. Nº 04697-2009-PA/TC y STC Exp.
N° 02833-2006.PA/TC, f. j. 6, entre otras.
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LA TIPOLOGÍA DEL AMPARO POR ACTO LESIVO
3 STC Exp. Nº 01417-2005-PA/TC (caso Anicama Hernández, sobre delimitación del contenido del derecho a la
pensión), STC Exp. Nº 04762-2007-PA/TC (caso Tarazona Valverde, sobre las reglas de acreditación de aportes
pensionarios), STC Exp. Nº 05430-2006-PA/TC (caso De la Cruz Curasma, sobre el pago de devengados, reintegros
e intereses de pensiones), STC Exp. Nº 02513-2007-PA/TC (caso Casimiro Hernández, sobre el Sistema peruano
de seguro complementario de trabajo de riesgo) y STC Exp. Nº 02513-2007-PA/TC (Sentencia unificadora sobre
los criterios vinculantes aplicables al Sistema peruano de seguro complementario de trabajo de riesgo).
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CARÍN HUANCAHUARI PAUCAR
4 Revisar la STC Exp. Nº 01412-2007-PA/TC. Para mayor abundamiento del tema, revisar: CRESCI VASSALLO,
Giancarlo. “Criterios del Tribunal Constitucional en materia de ratificación, destitución y nombramiento de
jueces y fiscales”. Gaceta Jurídica. Enero 2013.
5 Revisar la STC Exp. N° 05156-2006-PA/TC y RRTC Nos 01243-2011, 01807-2011-PA/TC.
6 Revisar la STC Nº 00090-2004-PA/TC.
7 Revisar las SSTC Exps. Nos 03569-2010-PA/TC, 02330-2011-PA/TC y 00319-2013-PA/TC y RTC Nº 02545-
2011-PA/TC, entre otras.
8 Revisar las SSTC Exps. Nos 02366-2003-PA/TC, 05854-2005-PA/TC, 02730-200-PA/TC y 05448-2011-PA/
TC, entre otras.
9 Revisar las SSTC Exps. Nos 03379-2010-PA/TC, 00913-2012-PA/TC, 01407-2007-PA/TC, entre otras.
10 Revisar la STC Exp. Nº 04646-2007-PA/TC y la RTC Nº 03076-2012-PA/TC, entre otras.
11 Revisar las SSTC Exps. Nos 03081-2007-PA/TC y 02480-2008-PA/TC.
12 Revisar las SSTC Exps. Nos 02437-2010-PA/TC y 03904-2011-PA/TC, entre otras.
13 Esta situación también fue advertida por el Tribunal en la STC Exp. Nº 05854-2005-PA/TC, exhortando al
Congreso a efectuar una modificación legislativa con relación a esta materia.
91
LA TIPOLOGÍA DEL AMPARO POR ACTO LESIVO
Entonces nos preguntamos: ¿Las instancias del proceso de amparo podrían de-
sarrollar actividad jurisdiccional que permita revertir esta situación particular con
el derecho a la participación política sin incurrir en infracciones procesales ni fun-
cionales? La respuesta a esta interrogante puede resultar positiva siempre y cuando los
órganos de la justicia constitucional se comprometan con una política jurisdiccional
privilegiada con el trámite de pretensiones relacionadas con este derecho, pues si bien
es cierto que en la actualidad los procesos constitucionales por mandato legal cuentan
con un trámite preferente14, resulta necesario que las instancias judiciales procuren
un trámite inmediato para este tipo de materia, para lo cual podrían ampararse en el
principio de informalidad15, a efectos de agilizar el trámite procedimental del amparo,
adoptando acciones de inmediata ejecución con relación a los actos procesales y de ser
posible, recortar aquel que resulte innecesario para dar respuesta al cuestionamiento
planteado.
De este modo, podríamos encontrarnos ante la admisibilidad y notificación de la
demanda en el mismo día de su ingreso y su resolución inmediata con la recepción de
la contestación o al vencimiento del plazo de contestación otorgada al emplazado, por
ejemplo. Lo mismo ocurriría con relación a los recursos de apelación y la consiguiente
elevación de los actuados ante la instancia superior, pues ambas actividades procesales,
también podrían generarse el mismo día de la presentación del recurso. Asimismo y
atendiendo a la tutela de urgencia de este derecho, la segunda instancia constitucional
podría citar de manera inmediata a las partes para la audiencia y emitir sentencia en el
día o al día siguiente de la vista de la causa, procurando de esta forma otorgar pronta
tutela judicial al referido derecho evitando su irreparabilidad. Asimismo, de plantearse
el recurso de agravio constitucional, los pasos a seguir tanto para las notificaciones del
concesorio del recurso como para la elevación de los actuados al Tribunal Constitu-
cional y su respuesta final, podría darse a través de un trámite rápido y expeditivo que
permita atender este tipo de pretensiones.
Si bien resulta demasiado optimista la propuesta antes detallada, no cabe duda
de que una actuación procesal de este tipo no implica mayor gasto presupuestario, ni
mucho menos una modificación legislativa sobre la materia y únicamente permitiría
la tutela eficaz y efectiva del citado derecho fundamental previniendo su irremediable
irreparabilidad.
14 Artículo 13 del Código Procesal Constitucional: “Los jueces tramitarán con preferencia los procesos
constitucionales. La responsabilidad por la defectuosa o tardía tramitación de estos, será exigida y sancionada
por los órganos competentes”.
15 Párrafo tercero del artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional: “Asimismo, el juez y el
Tribunal Constitucional deben adecuar la exigencia de las formalidades previstas en este Código al logro de los
fines de los procesos constitucionales”.
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CARÍN HUANCAHUARI PAUCAR
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LA TIPOLOGÍA DEL AMPARO POR ACTO LESIVO
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CARÍN HUANCAHUARI PAUCAR
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LA TIPOLOGÍA DEL AMPARO POR ACTO LESIVO
la oportunidad –de considerarlo pertinente para la resolución del caso por las aristas
inconstitucionales que pueda presentar– de inaplicar la norma y otorgar a dicha de-
cisión, alcances generales al establecer como precedente vinculante la inaplicación de
la norma cuestionada, equiparándose dicha actividad en los hechos, a un control nor-
mativo abstracto, llegándose a disponer la consiguiente ineficacia de la norma consi-
derada inconstitucional de modo general.
Han sido diversas las oportunidades que el Tribunal Constitucional ha procedido a
analizar este tipo de pretensiones, que aun cuando no todas las ocasiones se decidió por
la estimación de la demanda, sí se procedió a efectuar el análisis de la norma de cara a
los derechos fundamentales que se invocaron. Así, podemos encontrar sentencias que
han analizado la normativa sobre la importación de autopartes usadas29, sobre orde-
nanzas municipales que regulaban las rutas y paraderos del transporte público30, sobre
ordenanzas municipales que prohibían el ejercicio del derecho a la reunión en lugares
públicos31, sobre ordenanzas municipales que reubicaban terminales terrestres32, entre
otras sentencias.
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CARÍN HUANCAHUARI PAUCAR
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LA TIPOLOGÍA DEL AMPARO POR ACTO LESIVO
para plantear su demanda una vez adquirida la calidad de firme la resolución que lo
agravia y hasta 30 días después de notificada la resolución judicial que dispone su
cumplimiento37.
Resulta importante recalcar que no procede este proceso frente al cuestionamiento
del criterio jurisdiccional adoptado por el juez ordinario con relación a la valoración
de pruebas o la interpretación de dispositivos legales vigentes, pues el amparo no es
una cuarta instancia para revisar ello, salvo claro está, que la resolución judicial en sí
misma plantee una arbitrariedad manifiesta con relación a dichos temas, como lo sería
el establecimiento de una interpretación normativa contraria a la Constitución o la no
valoración de una prueba que sea gravitante para demostrar la responsabilidad civil en
el enriquecimiento indebido de un director de una Sociedad Anónima, por ejemplo.
Finalmente, no puede obviarse el trámite especial que reviste la procedencia del
“amparo contra amparo” que ha sido regulado a través de la STC Exp. Nº 04853-
2004-PA/TC, pues esta modalidad de amparo además de resultar excepcional, requiere
de la pericia suficiente del abogado litigante para acceder a un pronunciamiento de
fondo, pues no puede olvidarse que solo se tiene una oportunidad para plantear esta
pretensión y acceder a la revisión de un previo proceso constitucional que se acusa
como inconstitucional. Por ello, es necesario que la denuncia que se propone en una
demanda de estas características, evidencie, sin lugar a dudas, la lesión del derecho
fundamental que se invoca, pues de lo contrario, la demanda resultará improcedente38.
98
CARÍN HUANCAHUARI PAUCAR
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LA TIPOLOGÍA DEL AMPARO POR ACTO LESIVO
nuevas pautas sobre la evaluación del acto lesivo denunciado que permitirá renovar la
visión de la tutela de urgencia que supone la naturaleza de este tipo de procesos.
La tercera causal se explica por sí misma, pues resulta evidente que, cuando la
cuestión de Derecho invocada contradiga un precedente vinculante del Tribunal
Constitucional, la pretensión intentada carecerá de todo fundamento. Se entiende aquí
entonces, que los precedentes vinculantes anteriores, sirven de parámetro para evaluar
los recursos de agravio constitucional, siendo que en todo caso, de pretenderse cues-
tionar supuestos actos lesivos previamente identificados como no revisables a través
de un precedente constitucional, el abogado deberá ser necesariamente cauteloso,
conciso y directo para tratar de plantear la existencia de una diferenciación de su caso
y así evitar la aplicación del precedente, para intentar acceder a un pronunciamiento
sobre el fondo de su controversia.
Finalmente, la cuarta causal manifiesta que también se rechazarán aquellos re-
cursos de agravio constitucional cuando se haya decidido de manera desestimatoria
en casos sustancialmente iguales, situación que evidencia qué pretensiones como el
cuestionamiento de multas tributarias o la denegatoria administrativa de licencias de
funcionamiento –por citar algunos ejemplos–, merecerán sin duda una sentencia inter-
locutoria desestimatoria.
Expuestos algunos aspectos básicos de este precedente, es importante destacar
que la propuesta que trae consigo, nos presenta un panorama ya conocido frente al
análisis del acto lesivo denunciado, pues apunta a identificar aquellos casos que verda-
deramente merezcan de un pronunciamiento de fondo; objetivo que hasta el momento,
creemos, ha sido alcanzado a través de la aplicación de las causales de improcedencia
contenidas en el artículo 5 del Código Procesal Constitucional y concretizado en la ju-
risprudencia aún vigente; sin embargo, consideramos que el fortalecimiento de la ex-
cepcionabilidad y el carácter de urgencia de los procesos constitucionales, es el mayor
aporte que nos plantea esta sentencia, aspectos que en las subsiguientes semanas y ya
con la implementación de sus alcances, podremos confirmar a través de las sentencias
que emitirá el Tribunal Constitucional al resolver los procesos constitucionales que
tiene a su cargo.
Conclusiones
A modo de conclusión queremos resaltar la importancia del proceso de amparo
como recurso efectivo y sumario de la legislación peruana, esto por la especial di-
námica que puede desarrollarse durante su trámite para ofrecer una real y eficaz tutela
judicial de los derechos fundamentales, la cual y sin duda alguna, depende de todos y
cada uno de los participantes del sistema jurisdiccional (el juez, las partes, los abogados
y los operadores jurídicos), pues si bien conocemos las falencias estructurales que las
que sufrimos como país, ello no es justificación suficiente para dejar de atender pre-
tensiones básicas como la salud, el trabajo o la libertad por ejemplo, pues cuando
100
CARÍN HUANCAHUARI PAUCAR
101
Amparo contra resolución judicial:
A diez años de vigencia del Código
Procesal Constitucional
Fiorella LA SERNA JORDÁN*
Introducción
El artículo 4 del Código Procesal Civil Constitucional establece que procede el
amparo contra resoluciones judiciales firmes. De esta forma, se ha proyectado, a nivel
normativo, lo que constituyó la opción hermenéutica predominante en doctrina, y que
paulatinamente fue recogiendo la jurisprudencia.
En efecto, el artículo 200, inciso 2 de la Constitución Política del Perú de 1993
establece que: “Son garantías constitucionales: (…) 2. La Acción de Amparo, que
procede contra el hecho u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o
persona, que vulnera o amenaza los demás derechos reconocidos por la Constitución,
con excepción de los señalados en el inciso siguiente. No procede contra normas
legales ni contra resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular1”.
A partir de dicha regulación, se concluyó por un lado, que ciertamente un juez es
una autoridad y, por el otro, que una interpretación a contrario sensu daba cabida a que
la validez de una resolución judicial sea cuestionada mediante un proceso de amparo
siempre que el proceso del que aquella emane haya sido irregular, esto es, desarrollado
con inobservancia del derecho al debido proceso.
El escollo más difícil de superar en la consolidación de una tesis permisiva como
la descrita fue, sin duda, la cosa juzgada, reconocida en la Constitución Política del
Perú como un principio de la función jurisdiccional y que no es sino la manifestación
de uno de los valores más importantes del Derecho: la seguridad jurídica. El argumento
de contraataque consistió, entonces, en afirmar que la cosa juzgada no podía revestir a
una resolución judicial emitida con vulneración al debido proceso.
Diez años han transcurrido desde la promulgación del Código Procesal Cons-
titucional. El amparo contra resolución judicial se ha afianzado, de la mano de una
doctrina que ha reconocido la importancia de su procedencia, bajo la consideración de
que el elemento gravitante es el hecho –la afectación constitucional– y no el origen del
* Abogada magna cum laude por la Universidad de Lima. Especialista en procesos civiles, comerciales y consti-
tucionales. Abogada asociada del Estudio Monroy Abogados
1 El texto es muy similar al del artículo 6 inciso 2 de la derogada Ley N° 23606, que dispuso: “No proceden las
acciones de garantía: Contra resolución judicial emanada de un procedimiento regular”.
103
AMPARO CONTRA RESOLUCIÓN JUDICIAL: A DIEZ AÑOS DE VIGENCIA DEL CPC
2 Previamente, el segundo párrafo del artículo 51 del Código Procesal Civil atribuía la competencia originaria de
los amparos contra resolución judicial a la Sala Civil de turno de la Corte Superior de Justicia respectiva, que
actuaba como órgano de primer grado. No obstante, el párrafo fue derogado por la Segunda Disposición Dero-
gatoria de la Ley N° 29364, publicada el 28 de mayo de 2009.
3 Preferimos no aludir a “grados jurisdiccionales”, porque técnicamente, la Corte Suprema no constituye un
“tercer grado”. Su labor se circunscribe a la interpretación del derecho objetivo y a la uniformización de la juris-
prudencia, mediante el conocimiento y resolución de recursos extraordinarios de casación.
104
FIORELLA LA SERNA JORDÁN
4 Lo importante no es el nomen iuris o calificación jurídica sino el relato fáctico o histórico de la vulneración del
derecho fundamental. Esto es lo que se conoce como “teoría de la sustantación”. GIMENO SENDRA, Vicente
y MORENILLA ALLARD, Pablo. Los procesos de amparo civil, penal, administrativo, laboral, constitucional
y europeo. 2a edición, Colex, Madrid, 2010, p. 155.
5 En realidad, pueden llegan a ser más incluso los estamentos que examinen la afectación constitucional, depen-
diendo del momento del proceso ordinario en que ésta aparezca. (primer grado, apelación o casación).
Recordemos que uno de los requisitos de procedencia del amparo contra resolución judicial es que el afectado
haya denunciado la afectación constitucional en el proceso ordinario,esto es que no haya consentido el vicio, em-
pleando los medios impugnatorios respectivos (nulidad, apelación, casación), siempre que hubiese podido.
Si aun así el afectado acude al amparo es porque ni el juez ni las salas (Superiores y Suprema, de ser el caso) del
proceso ordinario advirtieron afectación constitucional alguna. Pese a ello, una vez iniciado el amparo, la afec-
tación se puede discutir en tres estamentos adicionales (Juez, Sala y Tribunal Constitucional). En esta situación,
son seis los órganos que terminan pronunciándose respecto a la misma afectación constitucional.
105
AMPARO CONTRA RESOLUCIÓN JUDICIAL: A DIEZ AÑOS DE VIGENCIA DEL CPC
Las posibles medidas contra este dilatado amparo pasan desde las moderadas,
como la imposición de multas para los abogados que suscriben demandas temerarias
o maliciosas, hasta llegar a una modificación más radical, que pasa por una reforma
constitucional: la instauración de un amparo contra resolución judicial de grado único,
que empiece y termine ante el Tribunal Constitucional6. Todas ellas deben ser eva-
luadas con mesura, teniendo en cuenta estadísticas, ventajas y retrocesos.
Empezando por la alternativa más extrema, la del amparo de grado único, presente
en la experiencia española, cabrían hasta tres reparos. El primero surge instantá-
neamente: el Tribunal Constitucional, al funcionar como órgano de grado único, se
vería saturado de demandas de amparo contra resoluciones judiciales. En la actualidad
su competencia alcanza a las resoluciones de segundo grado denegatorias del amparo.
El siguiente reparo se vincula al hecho de que, si bien el artículo 3 de su Re-
glamento le permite al Tribunal Constitucional celebrar audiencias en cualquier ciudad
de la República, en la práctica no es lo común, siendo la ciudad de Lima la que cen-
traliza sus funciones. Esto, a diferencia de lo que sucede con los Jueces Constitu-
cionales, Civiles o Especializados, que se desempeñan en cada uno de los distritos
judiciales del país7.
Finalmente, un esquema de un amparo contra resolución judicial con un solo y de-
finitivo grado en el que el demandante debe defender sus derechos a “ganar o perder”,
podría ser considerado muy rígido para aquellos casos en los que la afectación consti-
tucional se traduce en la violación del derecho a la defensa de quien debiendo ser parte
de un proceso no fue emplazado, o fue impedido de participar en el mismo.
Se trata de uno de los casos más graves y paradigmáticos de lesión de un derecho
constitucionalmente protegido por una resolución judicial, al punto que en legisla-
ciones que no admiten el amparo contra resolución judicial, como la chilena8, se es-
tablece como excepción el supuesto del tercero no emplazado en un proceso judicial9.
6 Actualmente, el artículo 202 de la Constitución Política del Perú señala que: “Corresponde al Tribunal Cons-
titucional:
(…)
2. Conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, amparo, hábeas
data, y acción de cumplimiento (…). (El énfasis es nuestro).
7 En el caso de la Corte Suprema y el recurso de casación, lo que se ha previsto es que todo justiciable debe fijar
domicilio procesal en la sede de la Corte Suprema (artículo 391, inciso 2, del Código Procesal Civil).
8 En Chile, el equivalente a nuestro amparo es denominado “recurso de protección”.
9 Una última observación que podría surgir al amparo de grado único es que la Constitución Política del Perú
reconoce el derecho a la pluralidad de instancias. Sin embargo, el Tribunal Constitucional ha resuelto por ade-
lantado esta cuestión.
En el Exp. N° 04235-2010-PHC/TC, ha señalado que el derecho a la pluralidad de instancias constituye un
derecho fundamental de configuración legal, esto es que el legislador tiene cierta libertad para definir la clase de
recursos, los requisitos que deben cumplir y el procedimiento de los mismos. Agrega que el núcleo mínimo de
dicho derecho queda garantizado si quien emite la sentencia es un órgano jurisdiccional colegiado, sin necesidad
de que en este caso el legislador deba regular un recurso.
106
FIORELLA LA SERNA JORDÁN
10 En realidad, fue esa la propuesta de la Comisión que elaboró el anteproyecto del Código Procesal Constitucional.
ABAD YUPANQUI, Samuel. El proceso constitucional de amparo. 2a edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2008,
p. 382.
11 Mientras la doctrina constitucional encuentra reconocimiento positivo en el artículo VI del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional, el precedente vinculante lo hace en el artículo VII del mismo Código.
Sobre la diferencia entre una y otra, Juan Antonio García Amado, detalla que: “El artículo VI se refiere al efecto
vinculante que tiene la interpretación que, en sus sentencias, haga el Tribunal Constitucional de los preceptos y
principios constitucionales. Eso significa que el Tribunal Constitucional fija con sus interpretaciones el sentido
de las normas constitucionales, concretando o determinando así ese sentido, de modo tal que al ampliar esas
normas constitucionales los jueces no pueden contrariar esa interpretación, han de atenerse a ella y no pueden
guiarse por interpretaciones alternativas de las normas constitucionales. Por su parte, el artículo VII se refiere a
otra cosa: a la vinculatoriedad, como precedente, de las decisiones en sí del Tribunal y en lo que este quiere que
de esa manera vinculen, aquí no se trata de la vinculatoriedad de sus interpretaciones de las normas de la Cons-
titución, sino de sus valoraciones e interpretaciones de otras normas o de actos, situaciones o estados de cosas”.
GARCÍA AMADO, Juan Antonio. “Controles descentrados y precedentes v sin precedente. A propósito de la
sentencia del Tribunal Constitucional de Perú en el Exp. N° 03741-2004-AA/TC”. En: Comentarios a los prece-
dentes vinculantes del Tribunal Constitucional. Coordinador Fernando Velezmoro, Grijley, Lima, 2010, p. 59.
107
AMPARO CONTRA RESOLUCIÓN JUDICIAL: A DIEZ AÑOS DE VIGENCIA DEL CPC
12 No existe unanimidad en el campo doctrinal respecto al binomio tutela procesal efectiva y debido proceso, al
punto que muchos consideran que la separación es de por sí artificiosa. Ello, con la salvedad de que mientras la
tutela procesal efectiva encuentra su origen en el derecho europeo, el debido proceso es de corte anglosajón.
No obstante ello, la Constitución Política del Perú de 1993 reconoce a ambos como derechos esenciales, por
lo que habría sido necesario dotarlos de un contenido propio. En esa línea, el Código Procesal Constitucional
señala que la tutela procesal efectiva comprende el acceso a la justicia y el debido proceso.
13 De todos modos, en caso de error del litigante de la clase de proceso constitucional, conforme a una línea juris-
prudencial consolidada, el Tribunal Constitucional puede encarrilar la demanda y resolverla.
14 CASTILLA CÓRDOVA, Luis. Hábeas corpus, amparo y hábeas data. Ara Editores, Lima, 2004, p. 71.
Un caso en el cual se observa que el Tribunal Constitucional actuó en consecuencia con lo expuesto es el Exp.
N° 10490-2006-PA/TC. Señaló que: “En el primer lugar, el hecho de que se haya analizado, en la sentencia, un
medio probatorio que no ha sido materia de discusión al interior del proceso y que este haya sido determinante
para dilucidar la controversia, sí constituye parte integrante del contenido constitucional protegido del derecho a
la defensa”.
15 LA SERNA JORDÁN, Fiorella. “La concepción del artículo 4 del Código Procesal Constitucional y sus impli-
cancias para el proceso de hábeas corpus”. En: Actualidad Jurídica. Nº 241, Gaceta Jurídica, Lima, diciembre
de 2013 y “Vías Previas en el Código Procesal Constitucional”. En: Gaceta Constitucional. Nº 80, Gaceta Ju-
rídica, Lima, setiembre de 2014.
108
FIORELLA LA SERNA JORDÁN
109
AMPARO CONTRA RESOLUCIÓN JUDICIAL: A DIEZ AÑOS DE VIGENCIA DEL CPC
La dimensión procesal estaría integrada por las garantías y derechos que a menudo
son asociadas al debido proceso: juez natural, juez imparcial, derecho de defensa, mo-
tivación de las resoluciones judiciales, cosa juzgada, etc.
La dimensión material, por su parte, estaría relacionada, más bien, con la preser-
vación de ciertos estándares de justicia y se expresaría en principios como el de razo-
nabilidad, el de proporcionalidad16, y el de no arbitrariedad.
Adviértase que, en la dimensión procesal, un proceso es irregular si no se han res-
petado las garantías y derechos mínimos que conforman un proceso justo. Estas ga-
rantías y derechos se encuentran reconocidos de manera casi uniforme por la doctrina
y muchos de ellos se encuentran positivizados en todas las Constituciones. No sucede
lo mismo con la concepción material, pues de acuerdo a esta un proceso es irregular
si no se cumplen ciertos cánones de justicia. En este escenario, el debido proceso se
convierte en un concepto jurídico indeterminado con una mayor dosis de componente
subjetivo.
Con todo, hasta este momento el amparo contra resolución judicial era admitido
por afectación al derecho al debido proceso, tanto en su faz procesal como en la ma-
terial.
Sin embargo, a partir del Exp. N° 03179-2004-AA/TC (caso Apolonia Ccollcca
Ponce) esta situación mutó. El Tribunal Constitucional interpretó que, a partir del
diseño constitucional del ámbito de protección del proceso de amparo (que protege
todo tipo de derechos, salvo los comprendidos en el hábeas corpus y el hábeas data) y
de la eficacia vertical de los derechos fundamentales17, se puede entender que “la irre-
gularidad de una resolución judicial, con relevancia constitucional, se produce cada
vez que esta se expida con violación de cualquier derecho fundamental”.
En ese sentido, el caso Apolonia Ccollcca Ponce vino a ampliar el ámbito material
del amparo contra resolución judicial.
Lo peligroso de una interpretación como esa es que a menudo los tribunales ordi-
narios deciden, mediante sus resoluciones (autos y sentencias), respecto de derechos,
atribuyéndolos, modificándolos y extinguiéndolos. Muchos de esos derechos tienen un
contenido constitucionalmente protegido. En ese sentido, determinar cuándo se está
reparando una afectación a dicho contenido y cuándo se comienza a interferir con la
independencia del juez ordinario no siempre es una tarea sencilla.
Verbigracia, analicemos la sentencia emitida en el caso Apolonia Collcca Ponce.
La recurrente interpuso demanda de amparo contra una orden de incautación emanada
16 Tanto el principio de proporcionalidad como el de razonabilidad operan, por lo general, en el ámbito de los
procesos sancionadores (Derecho Penal y Administrativo), así como en el campo de las normas legales.
17 Por eficacia vertical de los derechos fundamental se alude a su vinculatoriedad respecto al Poder Público, mientras
que la eficacia horizontal, también llamada “eficacia privada” o de ”eficacia en relación a terceros”, se centra en
las relaciones entre particulares.
110
FIORELLA LA SERNA JORDÁN
111
AMPARO CONTRA RESOLUCIÓN JUDICIAL: A DIEZ AÑOS DE VIGENCIA DEL CPC
20 MORELLO M., Augusto. Constitución y proceso. La nueva edad de las garantías constitucionales. Librería
Editora Platense, La Plata, 1998, p.11.
21 Artículo 7.- Representación Procesal del Estado
La defensa del Estado o de cualquier funcionario o servidor público está a cargo del Procurador Público o del
representante legal respectivo, quien deberá ser emplazado con la demanda. Además, debe notificarse con ella
112
FIORELLA LA SERNA JORDÁN
Por mandato expreso del artículo 7 del Código Procesal Constitucional, además
del Procurador Público, se debe notificar con la demanda al funcionario o servidor
autor del acto lesivo. El mismo artículo establece que “el funcionario o servidor de-
mandado puede intervenir en el proceso” y que “su no participación no afecta la validez
del proceso”.
Más allá de que la redacción es poco afortunada porque contiene dos afirmaciones
innecesarias: i) cualquier demandado ‘puede’ y no ‘debe’ intervenir en un proceso
porque la comparecencia no es un deber sino una carga y, ii) en ningún proceso la au-
sencia de participación de una de las partes afecta la validez del proceso, sino su falta
de emplazamiento; lo cierto es que, en virtud de la primera parte del artículo, el juez (o
jueces) que suscribió la resolución judicial materia de amparo debe ser notificado con
la demanda. Esto se traduce, muchas veces, en una demora antitética a la naturaleza
(urgente) del proceso constitucional.
Ya sea porque el juez ha sido cesado en sus funciones (esto es, ha dejado ser juez),
o porque se encuentra ejerciendo función jurisdiccional en otro distrito judicial del
país, muchas veces su emplazamiento se convierte en una tarea titánica.
Ahora bien, el último párrafo del artículo 7 introduce una exclusión: si el fun-
cionario ya no ocupa el cargo que ostentaba cuando cometió el acto lesivo, el de-
mandante puede pedir al juez constitucional que no se lo emplace con la demanda. Si
bien el primer supuesto puede encuadrar en esta previsión (que ya no ocupa más el
cargo de ‘juez’), el traslado del juez autor de la resolución judicial lesiva a otro órgano
jurisdiccional o, peor aún, fuera del distrito judicial, no exime su emplazamiento, en
tanto que sigue ejerciendo la función jurisdiccional.
Ante esa situación, consideramos que, salvo que el acto lesivo tenga carácter de-
lictivo o que el demandante persiga a futuro atribuir responsabilidad patrimonial y/o
funcional al juez luego de concluido exitosamente el proceso, el Procurador Público
debe ser el único emplazado, en representación de los intereses del juez agresor, que
en realidad son los del Estado, en la medida en que la resolución judicial lesiva ha sido
expedida en ejercicio de la función jurisdiccional.
a la propia entidad estatal o al funcionario o servidor demandado, quienes pueden intervenir en el proceso. Aun
cuando no se apersonaran, se les debe notificar la resolución que ponga fin al grado. Su no participación no
afecta la validez del proceso.
Las instituciones públicas con rango constitucional actuarán directamente, sin la intervención del Procurador
Público. Del mismo modo, actuarán directamente las entidades que tengan personería jurídica propia.
El Procurador Público, antes de que el proceso sea resuelto en primer grado, está facultado para poner en conoci-
miento del titular de la entidad su opinión profesional motivada cuando considere que se afecta el derecho cons-
titucional invocado.
Si el demandante conoce, antes de demandar o durante el proceso, que el funcionario contra quien dirige la
demanda ya no ocupa tal cargo, puede solicitar al juez que este no sea emplazado con la demanda.
113
AMPARO CONTRA RESOLUCIÓN JUDICIAL: A DIEZ AÑOS DE VIGENCIA DEL CPC
Pero existe otro sujeto no mencionado en el artículo 7 que, al igual que el Estado,
tiene un interés legítimo en la preservación de la resolución judicial materia del
amparo. Nos referimos a quien participó en el proceso ordinario como contraparte del
ahora demandante.
Es sobre la base del interés en defender la validez constitucional de la resolución
judicial que, de consuno, es comprendido como demandado en la demanda de amparo
y les son reconocidos los derechos de una parte: contestar la demanda, ofrecer medios
probatorios (de actuación inmediata), impugnar, entre otros, con prescindencia de lo
que haga el Procurador Público. Asimismo, no nos cabe duda que si dicho sujeto no
fuera emplazado con la demanda de amparo, tendría las puertas abiertas para iniciar un
“amparo contra amparo”, por haberse contravenido el derecho elemental a la defensa.
Sin embargo, por un lado, la sentencia a recaer en el amparo no le va afectar de
la misma manera que al juez autor de la misma22 (por lo que no encuadra en la defi-
nición de litisconsorte necesario del artículo 93 del Código Procesal Civil) y, por el
otro, la ley no obliga a su emplazamiento; de modo que, salvo la jurisprudencia, no
existe otra fuente a través de la cual el futuro demandante de un amparo contra reso-
lución judicial pueda determinar si debe o no emplazar a quien fue su contraparte en
el proceso ordinario.
El artículo 54 del Código Procesal Constitucional, ciertamente, no se le aplica,
pues se refiere a la intervención de un litisconsorte facultativo, esto es, un litigante
cuya presencia no es indispensable para el proceso, de modo tal que su falta de empla-
zamiento no invalida la sentencia.
A nuestro criterio, la integración de dicho sujeto a la relación jurídica procesal,
desde el inicio del proceso, sí constituye un presupuesto para que el proceso de amparo
contra resolución judicial sea válido. Es decir, estamos ante un litisconsorte necesario.
Por lo expuesto y a fin de evitar el debate23, es conveniente que se adicione al
artículo 7 la obligatoriedad de emplazar no solo al Procurador Público sino al litigante
22 El artículo 93 del Código Procesal Civil establece que: “Cuando la decisión a recaer en el proceso afecta de
manera uniforme a todos los litisconsortes, solo será expedida válidamente si todos comparecen o son em-
plazados, según se trate de litisconsorcio activo o pasivo, respectivamente, salvo disposición legal en contrario”.
A nuestro juicio la definición del litisconsorte necesario que hace dicho artículo es defectuosa, pues existen hi-
pótesis en los cuales es la ley procesal la que obliga a emplazar a determinado sujeto, bajo sanción de que la de-
cisión final sea inválida, con lo que no cabe duda que se trata de un litisconsorte necesario; no obstante, no nece-
sariamente la decisión le va a afectar de idéntica manera que al resto de litigantes que conforman la misma parte.
23 La posición del Tribunal Constitucional no es del todo clara. En el Exp. N° 00978-2012/PA/TC empezó ex-
presando lo siguiente: “De manera preliminar a la dilucidación del fondo de la presente controversia, este Co-
legiado considera oportuno precisar por qué, pese a no haberse emplazado al señor Adam Louis Weintraub, be-
neficiado con la resolución judicial que se cuestiona, se opta por emitir un pronunciamiento de fondo sin ne-
cesidad de anular el proceso de autos y reconducirlo al momento de su emplazamiento con la demanda de
amparo”.
A la postre, concluye que el emplazamiento de ese tercero no era necesario, por las siguientes razones:
114
FIORELLA LA SERNA JORDÁN
beneficiado con la resolución judicial, bajo sanción de que el proceso sea declarado in-
válido.
“i) las demandadas sí han visto representados sus intereses en tanto procurador público a cargo de los asuntos ju-
diciales del Poder Judicial ha participado del presente proceso conforme aparece del escrito de contestación de
demanda; ii) si bien la demanda de amparo que ahora se conoce podría haber sido puesta en conocimiento del
señor Adam Louis Weintraub, en tanto fue la parte beneficiada con la resolución judicial que ahora se cuestiona,
ello resulta innecesario cuando como ocurre en el presente caso, los efectos de una eventual sentencia esti-
matoria se limitan no a desconocer la totalidad del incidente de medida cautelar de no innovar, sino única y ex-
clusivamente determinados aspectos que tienen que ver con la actuación formal de las autoridades judiciales de-
mandadas al momento de declarar improcedente el pedido de suspensión de medida cautelar. En tales circuns-
tancias, más que desconocer el incidente de medida cautelar in toto (y por tanto, de atacar su resultado de forma
permanente), se trata de corregirlo y reconducirlo de una manera que resulte compatible con el ordenamiento
constitucional”. (El énfasis es nuestro).
Adviértase que de las consideraciones expuestas en el sentido de que el Procurador Público sí fue emplazado y
de que el beneficiado con la resolución judicial “podría” (no dice “debería”) haber sido emplazado se deja en-
trever que el Tribunal no considera obligatoria la presencia de ese beneficiado en los procesos de amparo contra
resolución judicial. No obstante, en la última parte del párrafo trascrito (el subrayado es nuestro), el Tribunal
intenta dar una justificación adicional y especial al por qué, en el caso concreto, no era indispensable su empla-
zamiento, por lo que su posición no queda del todo clara.
115
AMPARO CONTRA RESOLUCIÓN JUDICIAL: A DIEZ AÑOS DE VIGENCIA DEL CPC
24 MONROY PALACIOS, Juan. “El plazo prescriptorio de la demanda de amparo contra resolución judicial”. En:
Los enemigos del Juez Montenegro (blog). Entrada del 18 de mayo de 2008. <http://derechoyproceso.blogspot.
com/>.
25 Al respecto, en el Exp. N° 01754-2008-PA/TC, el Tribunal Constitucional expresó lo siguiente: “Que en el caso
de autos, a fojas 72 y 80 del primer cuaderno, obran las resoluciones judiciales cuestionadas, las cuales con-
tienen las razones y/o justificaciones lógicas que llevaron a los órganos judiciales demandados a desestimar la
apelación y la queja por denegatoria de apelación formuladas por la recurrente: la presentación del recurso de
apelación fuera del plazo establecido por ley. Y es que, contrariamente a lo alegado por la recurrente, en el caso
de autos no podía acontecer el supuesto de “suspensión o prolongación” del plazo para interponer el recurso de
apelación, toda vez que, por un lado, el pedido de integración de sentencia fue desestimado (fojas 61 del primer
cuaderno), es decir, no hubo integración de algún punto sustancial de la sentencia (artículo 172 del Código
Procesal Civil); por el otro, los pedidos de aclaración y corrección de sentencia –que también fueron deses-
timados– no tienen como finalidad alterar el contenido sustancial de una sentencia emitida (artículos 406 y 407
del Código Procesal Civil)”.
De esta argumentación parece desprenderse que, para el Tribunal Constitucional, el pedido de integración
suspende el plazo para cuestionar una resolución solo en la medida que sea declarada fundada (¿cómo podría el
eventual recurrente adivinar el resultado de la integración?); mientras los pedidos de aclaración y corrección, al
no tener siquiera la virtualidad de alterar el contenido sustancial de una resolución, no deben ser considerados a
efectos de recurrir dicha resolución dentro del plazo de ley.
116
El proceso de amparo entre particulares:
La protección de los derechos fundamentales
en las asociaciones según el TC
Introducción
El tema de la eficacia horizontal de los derechos fundamentales entre particulares
nos lleva inevitablemente a la interrogante de si los derechos fundamentales vinculan
las relaciones jurídicas privadas, lo cual ha generado un amplio debate en la doctrina
con muy interesantes ponencias. Desde ya podemos decir que partimos de la con-
cepción de que –y no son pocos los pronunciamientos del Tribunal Constitucional
sobre este tema– los derechos fundamentales proyectan su eficacia entre particulares,
siendo aceptada la tesis de que es posible someter a control los actos de los particulares
que afecten derechos fundamentales, pero existiendo aún controversia respecto a
aceptar el control jurisdiccional de constitucionalidad de aquellas normas que emita
una organización social debidamente constituida y autónoma1 que puedan ser con-
trarias a la Constitución.
En ese sentido, es propósito del presente trabajo hacer referencia al marco con-
ceptual relacionado con la eficacia horizontal de los derechos fundamentales entre par-
ticulares en el ordenamiento peruano, lo que inevitablemente nos conducirá a revisar
uno de los mecanismos de protección que frente a tales actos nos proporciona el or-
denamiento jurídico peruano, esto es, el proceso de amparo entre particulares, para lo
cual será interesante hacer un repaso del desarrollo jurisprudencial –a través de una
exposición de causas y los derechos vulnerados– que ha realizado el Tribunal Cons-
titucional desde sus primeras sentencias, en particular, en los casos de los procedi-
mientos disciplinarios en las personas jurídicas de derecho privado (asociaciones de
todo tipo) que es precisamente el ámbito en el cuál más se ha plasmado esta materia,
aunque su desarrollo doctrinal ha sido establecido en controversias de índole estric-
tamente laboral, (v gr. los casos Llanos Huasco y Sindicato Unitario de Trabajadores
de Telefónica del Perú2).
* Abogado por la Universidad de Lima, Perú. Asesor Jurisdiccional del Tribunal Constitucional del Perú.
1 Puede revisarse, respecto de la tesis de someter al control jurisdiccional de constitucionalidad las normas
emitidas por las organizaciones privadas, el trabajo de Mijail Mendoza Escalante titulado “Las normas privadas
y el problema de su control de constitucionalidad”, en: CASTAÑEDA OTSU Susana, “Derecho Procesal Cons-
titucional”, Tomo I, Lima; Jurista Editores, 2004, p. 431 y ss.
2 Cfr. SSTC Exps. Nos 00976-2001-AA/TC, ff.jj. 4 a 9; y, 01124-2001-AA/TC, ff.jj. 6 y 7, respectivamente.
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EL PROCESO DE AMPARO ENTRE PARTICULARES: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS...
118
GIANCARLO E. CRESCI VASSALLO
oponer a ellos, y que las personas naturales o jurídicas de derecho privado se en-
cuentren ajenas a su respeto.
Este especial deber de protección que se deriva de esta concepción objetiva de los
derechos fundamentales, impone como una tarea especial del Estado su intervención
en todos aquellos casos en los que estos resulten vulnerados, independientemente de
dónde o de quiénes pueda proceder la lesión, con lo cual, entre los sujetos pasivos de
los derechos ya no sólo se encuentra el Estado, sino también a los propios particulares.
En ese sentido, el Tribunal Constitucional ha manifestado en múltiples ocasiones que,
en nuestro sistema constitucional, los derechos fundamentales vinculan tanto al Estado
como a los particulares.
Así, la eficacia horizontal de los derechos fundamentales en las relaciones entre
privados se deriva del concepto de Constitución como Ley Fundamental de la So-
ciedad, esto es, la norma de máxima supremacía en el ordenamiento jurídico, que
como tal, vincula al Estado y la sociedad en general.
En el caso peruano, dicha cuestión se deriva del artículo 1 de la Constitución de
1993, que pone énfasis en señalar que “la defensa de la persona humana y el respeto de
su dignidad son el fin supremo de la sociedad y del Estado”, en cuanto el valor central
de la persona impone que sus derechos fundamentales proyecten también su efecto re-
gulador al ámbito de la sociedad y de la propia autonomía privada.
La dignidad de la persona trae así consigo, la proyección universal, frente a todo
tipo de destinatario, de los derechos fundamentales, de modo que no hay ámbito social
exento del efecto normativo y regulador de los mismos, pues de haber alguno, por
excepcional que fuese, significaría negar el valor normativo del mismo principio de
dignidad. En consecuencia, los derechos fundamentales vinculan, detentan fuerza re-
gulatoria, en las relaciones jurídicas de derecho privado, lo cual implica que las normas
estatutarias de las entidades privadas, y los actos de sus órganos deben guardar plena
conformidad con la Constitución y, en particular, con los derechos fundamentales.
Pero el efecto horizontal o inter privatos que detentan los derechos fundamentales
no sólo se deriva del artículo 1 de la Constitución, sino que se trata, además, de una
consecuencia que se deriva, con todos sus alcances, del propio artículo 38 de la Cons-
titución, conforme al cual, “[t]odos los peruanos tienen el deber (…) de respetar,
cumplir (…) la Constitución (…)”. Esta norma establece pues que la vinculatoriedad
de la Constitución se proyecta erga omnes, no solo al ámbito de las relaciones entre
los particulares y el Estado, sino también a aquéllas establecidas entre los mismos par-
ticulares.
Ello quiere decir que la fuerza normativa de la Constitución, su fuerza activa y
pasiva, así como su fuerza regulatoria de relaciones jurídicas se proyecta también a las
establecidas entre particulares, aspecto denominado como la eficacia inter privatos o
eficacia frente a terceros de los derechos fundamentales. En consecuencia, cualquier
119
EL PROCESO DE AMPARO ENTRE PARTICULARES: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS...
acto proveniente de una persona natural o persona jurídica de derecho privado, que
pretende conculcar o desconocerlos, resulta inexorablemente inconstitucional.
Asimismo, el efecto horizontal emana del principio de supremacía de la Consti-
tución previsto en el numeral 51 de la Norma Fundamental, que dispone que esta pre-
valece sobre toda norma legal. Ello supone, en principio, no solo su prevalencia frente
a las demás normas del ordenamiento jurídico en general, sino que, en tanto fuente de
derecho, sus normas vinculan tanto al Estado como a la sociedad, tanto más si, como
ha quedado dicho líneas arriba, el artículo 38 (fuerza normativa) dispone que todos
los peruanos tenemos el deber de respetarla, cumplirla y defenderla. Tal enunciado
implica la vinculatoriedad de todos los peruanos a la Constitución y, por ende, a los
derechos fundamentales contenidos en ella3. En ese sentido, es claro que también los
particulares están vinculados a la Norma Suprema, debido a su fuerza normativa, y a
los derechos fundamentales en ella contenidos.
Por lo demás, si los derechos tienen una eficacia directa en las relaciones entre
particulares, es un asunto que la misma Constitución se ha encargado implícitamente
de resolver. En efecto, aunque la Norma Suprema no contenga una cláusula expresa
que lo prescriba, tal eficacia directa puede deducirse de los preceptos constitucionales
a los que antes se ha hecho referencia, y, además, del inciso 2) del artículo 200, donde
se preceptúa que “la acción de amparo, (...) procede contra el hecho u omisión, por
parte de cualquier (...) persona”. Que cualquiera pueda interponer un amparo contra
acciones u omisiones provenientes de una persona (natural o jurídica de derecho
privado), quiere decir que los derechos constitucionales vinculan directamente esas
relaciones inter privatos y, precisamente porque vinculan, su lesión es susceptible de
repararse mediante esta clase de procesos.
Resulta pues inadmisible y carente de todo sentido pretender que porque una de-
terminada organización de particulares se rige por sus propias normas internas, resulta
invulnerable o inmune al control constitucional. Si como se ha dicho, los derechos
fundamentales no solo vinculan a los poderes públicos, sino a todas las personas, sean
estas públicas o privadas, queda claro que cualquier afectación sobre su contenido es
susceptible no solo de revisión en sede constitucional, sino de tutela en las circuns-
tancias en que tal violación o amenaza de violación quede manifiestamente acreditada,
respetando, desde luego, el procedimiento legal-estatutario –en el caso de organiza-
ciones particulares– si lo hubiere. Así también, al interior de una institución privada,
como por ejemplo una asociación civil de derecho privado, se impone el deber de
respetar los derechos fundamentales.
3 MENDOZA ESCALANTE, Mijail. “Los efectos Horizontales de los Derechos Fundamentales en el Ordena-
miento Constitucional peruano”. Ponencia presentada en el VIII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitu-
cional; Sevilla, 3 al 5 de diciembre de 2003. En : <www.congreso.us.es>.
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EL PROCESO DE AMPARO ENTRE PARTICULARES: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS...
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EL PROCESO DE AMPARO ENTRE PARTICULARES: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS...
6 Cfr. Artículo 5.2 del Código Procesal Constitucional (Causales de improcedencia): No proceden los procesos
constitucionales cuando existan vías procedimentales específicas igualmente satisfactorias para la protección del
derecho constitucional amenazado o vulnerado.
7 Cfr. MENDOZA ESCALANTE, Mijail: “El control de constitucionalidad de las normas estatutarias privadas en
el ordenamiento jurídico peruano”, en: CASTAÑEDA OTSU, Susana, Derecho Procesal Constitucional, Tomo I,
Lima; Jurista Editores, 2004, p. 470 y ss.
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EL PROCESO DE AMPARO ENTRE PARTICULARES: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS...
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GIANCARLO E. CRESCI VASSALLO
la sanción máxima fundada en las declaraciones vertidas por dos trabajadores, sin que
se le permitiera un careo con sus acusadores. El emplazado, por su parte, adujo que
expulsó al actor por causal prevista en su Estatuto previo correspondiente proceso es-
tatutario. El Tribunal Constitucional declaró fundada, en parte, la demanda, tras con-
siderar que “el respeto de las garantías del debido proceso, no pueden soslayarse, de
modo que también son de aplicación en cualquier clase de proceso o procedimiento
disciplinario privado, como el desarrollado por el Club demandado; y que si bien no se
privó al demandante de todo derecho de defensa, tampoco se le brindaron las garantías
constitucionales del caso.
En el caso Pompeyo Méndez Sáenz vs. el Presidente del Centro Humanitario Tra-
bajadores Unidos11 el demandante solicitaba se deje sin efecto la carta mediante la que
se le comunicaba su expulsión, alegando que no existió proceso previo de parte del em-
plazado. El Tribunal Constitucional declaró fundada la demanda, y estableció que las
asociaciones, en ejercicio del derecho disciplinario sancionador, pueden aplicar san-
ciones a sus miembros cuando estos cometan faltas tipificadas en sus estatutos, siempre
que se les garantice un debido proceso y se respeten los derechos fundamentales con-
sagrados en la Constitución, lo cual, a criterio del Colegiado, no quedó acreditado
que haya ocurrido, pues se comprobó que no existió una investigación respecto de los
cargos que se le imputaron; por el contrario, tan solo se le notifica el acuerdo de su ex-
pulsión sin motivación alguna.
En el caso Francisco Vainstein Borrani vs. Jockey Club del Perú12, el recu-
rrente solicitaba se deje sin efecto su separación definitiva como socio acordada por
el Consejo Directivo, tras acusarlo de la comisión de diversos ilícitos que no fueron
probados en ningún momento. Aducía, además, que al momento de sancionarlo se
omitió recabar el dictamen de la Junta Calificadora, así como se le notificó de manera
tardía la carta notarial mediante la cual se le informó su separación definitiva como
asociado. El Tribunal Constitucional estimó la demanda, pero consideró que no se
produjo la violación del debido proceso, por cuanto “con independencia de si, en el
caso, al sancionarse al recurrente, se contó o no con el dictamen de la Junta Califi-
cadora, establecido en el estatuto de la emplazada, este Tribunal considera que detrás
de tal situación no hay una materia constitucional que sea de su competencia evaluar.
Por lo que se refiere al otro extremo de la alegación de violación del derecho al debido
proceso, esta vez porque la remisión de la carta notarial mediante la que se comunica
la separación definitiva fue enviada cuatro meses después, este Tribunal tampoco con-
sidera que se haya lesionado alguno de los atributos que integran dicho derecho consti-
tucional. Se trata de una simple anomalía que, una vez enmendada, no ha impedido que
el recurrente la cuestione o que la haya dejado en indefensión, como se ha aducido”.
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EL PROCESO DE AMPARO ENTRE PARTICULARES: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS...
2. Derecho de defensa
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GIANCARLO E. CRESCI VASSALLO
3. Doble instancia
El derecho a la doble instancia forma parte del derecho al debido proceso y, en ese
sentido, también es aplicable a las relaciones inter privatos, toda vez que las personas
jurídicas de derecho privado también se encuentran sujetas a las disposiciones consti-
tucionales. Por ello, las asociaciones deben incorporarlo a la naturaleza especial de los
procesos disciplinarios que hubiesen establecido, a efectos de garantizar un adecuado
ejercicio de la facultad sancionadora que ejercen.
Un ejemplo de vulneración del derecho a la doble instancia se presenta en el caso
Gilmer Dionisio Abanto Malca vs. la Cooperativa de Ahorro y Crédito San Pío X Ltda.17.
15 Cfr. STC Exp. Nº 01489-2004-AA/TC. Cabe precisar que, además, de este caso, se presentaron casi sucesi-
vamente alrededor de 30 demandas de amparo de otros asociados que también fueron expulsados de manera
inconstitucional.
16 Cfr. STC Exp. Nº 01515-2003-AA/TC.
17 Cfr. STC Exp. Nº 09588-2006-PA/TC.
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EL PROCESO DE AMPARO ENTRE PARTICULARES: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS...
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GIANCARLO E. CRESCI VASSALLO
por la actora también fue denegada de manera unilateral, contraviniendo así lo previsto
en el numeral 3) del artículo 139 de la Carta Magna.
De igual manera se pronunció el Tribunal Constitucional en el caso Edwin Quispe
Huamán vs. los miembros de la “Asociación de Desarrollo de Comerciantes Mercado
Mayorista y Productores Altipuerto Abancay”19, en el que mediante Asamblea General
Extraordinaria se acordó la expulsión del demandante como socio y como Presidente
del Consejo Directivo, sin motivo ni causa justificada. En principio, y conforme al
inciso a) del artículo 9 del Estatuto, correspondía a la Asamblea General Ordinaria re-
emplazar a los miembros del Consejo Directivo por causa justificada; y, en segundo
lugar, porque conforme al artículo 14 del Estatuto, correspondía al Consejo Directivo
convocar a elecciones y a Asamblea General, no habiéndose acreditado que el pre-
citado órgano haya convocado a la cuestionada Asamblea, razón por la que carecía de
legitimidad, habiéndose vulnerado de esta manera el derecho al debido proceso y el
derecho a la jurisdicción predeterminada por ley, además del derecho de defensa, pues
al actor no se le instauró un procedimiento disciplinario en su contra, ni se puso opor-
tunamente en su conocimiento las faltas que se le imputaban.
En el mismo sentido, en el caso Juan César Valencia Campoverde vs. el Club
Social Obreros de la Unión20, el Tribunal Constitucional declaró fundada la demanda
por cuanto al demandante se le aplicó un Estatuto que aún no se había aprobado a
la fecha de la comisión de los hechos, no siendo legítima la facultad que el Consejo
Directivo se había arrogado –de expulsar de manera definitiva al demandante en mérito
a una sentencia condenatoria– toda vez que, de acuerdo al Estatuto anterior, ello era
competencia de la Junta General, contraviniéndose de esta manera el debido proceso
y, particularmente, el derecho a la jurisdicción predeterminada.
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EL PROCESO DE AMPARO ENTRE PARTICULARES: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS...
El segundo párrafo del artículo 138 de la Constitución otorga a los jueces la fa-
cultad de realizar el control difuso de la constitucionalidad de las normas, por lo
que las normas privadas o particulares que sean contrarias a los derechos constitu-
cionales han de ser inaplicadas en cada caso concreto. Así lo ha sostenido el Tribunal
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GIANCARLO E. CRESCI VASSALLO
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EL PROCESO DE AMPARO ENTRE PARTICULARES: LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS...
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El proceso constitucional de amparo
y su tipología por la forma del acto lesivo
Introducción
El Derecho Procesal Constitucional es una disciplina jurídica que apareció en la
segunda mitad del siglo XX, y en poco tiempo ha alcanzado una gran notoriedad y re-
levancia1, habiendo sido un elemento importante para su expansión, la creación de tri-
bunales de justicia especializada en materia constitucional, es decir, tribunales o cortes
constitucionales, órganos que a través de sus sentencias han tutelado la defensa de los
derechos fundamentales y la supremacía jurídica de la Constitución, frente a los actos
de los otros poderes públicos e inclusive privados.
Bajo dicho contexto, en el Perú no se consideró al proceso de amparo como una
institución autónoma sino hasta la Constitución de 1979, en la que recién se consagra
como un mecanismo para proteger jurisdiccionalmente los derechos reconocidos cons-
titucionalmente, instituyéndose como una acción de garantía constitucional que se de-
sarrolla mediante un proceso con sus propias características y un procedimiento es-
pecial, y que en nuestro país se ha adaptado con cierta facilidad y había venido apli-
cándose durante más de 30 años, desde que se promulgó la Ley N° 23506 en el año
1982, habiendo sido desarrollada por la norma constitucional contenida en el artículo
295 de la Constitución de 1979; la mencionada norma legal sobrevivió a dicha Cons-
titución y siguió sirviendo a la Constitución de 1993, cuyo artículo 200 volvió a
establecerla.
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EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO Y SU TIPOLOGÍA POR LA FORMA DEL ACTO LESIVO
3 ETO CRUZ, Gerardo. Tratado del Proceso Constitucional de Amparo. Tomo I, 1a edición, Gaceta Jurídica,
Lima, 2013, p. 169.
4 ACHULLI ESPINOZA, Maribel. En: SOSA SACIO, Juan Manuel y otros. La procedencia en el Proceso de
Amparo. 1a edición, Gaceta Jurídica, Lima, 2012, p. 121.
5 STC Exp. N° 01875-2004-AA/TC, f.j. 2.
6 STC Exp. N° 00023-2005-PI/TC, f.j. 13.
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JUNIOR PICHÓN DE LA CRUZ
7 Fuente: Memoria del Tribunal Constitucional del año 2013, p. 113. Véase en: <www.tc.gob.pe>
8 ABAD YUPANQUI, Samuel. Amparo y residualidad. Los cambios introducidos y su desarrollo jurispru-
dencial. Gaceta Jurídica, Lima, 2009, p. 126.
9 MONROY PALACIOS, Juan. La tutela procesal de los derechos. Palestra Editores, Lima, 2004, p. 43.
10 MESÍA RAMÍREZ, Carlos. Ob. cit. p. 546.
137
EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO Y SU TIPOLOGÍA POR LA FORMA DEL ACTO LESIVO
138
JUNIOR PICHÓN DE LA CRUZ
139
EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO Y SU TIPOLOGÍA POR LA FORMA DEL ACTO LESIVO
Asimismo, existen derechos de carácter procesal que son protegidos por el proceso
de amparo, y son aquellos establecidos en el artículo 139 de la Constitución, preci-
samente contenidos en el artículo 4 del Código Procesal Constitucional dentro de la
categoría de tutela procesal efectiva, que son los siguientes:
• Acceso al órgano jurisdiccional.
• A probar.
• Defensa.
• Al contradictorio e igualdad sustancial en el proceso.
• A no ser desviado de la jurisdicción predeterminada ni sometido a procedi-
mientos distintos de los previstos por la ley.
• A la obtención de una resolución fundada en derecho.
• Acceso a los medios impugnatorios regulados, a la imposibilidad de revivir
procesos fenecidos.
• A la actuación adecuada y temporalmente oportuna de las resoluciones
judiciales.
Sin embargo, consideramos que esta lista de derechos debe ser estudiada a partir de
la establecida en el artículo 139 de la Constitución, pues es más amplia y nos ayudará
a comprender cada derecho que conforma la tutela procesal efectiva de manera espe-
cífica.
En consecuencia, encontramos una lista de derechos fundamentales de númerus
apertus que resulta posible de invocación del artículo 3 de nuestra Constitución, la
misma disposición que regula la denominada cláusula de los derechos implícitos.
140
JUNIOR PICHÓN DE LA CRUZ
que de manera fáctica afecten derechos fundamentales, sino que para que proceda el
amparo, la conducta que va a ser constitutiva como un acto lesivo, deberá ser llevada
a cabo por una autoridad, funcionario o persona.
Respecto al contenido del acto lesivo, la doctrina14 ha desarrollado que esta
conducta tiene un contenido material y un contenido jurídico, conforme se procederá
a analizar:
1. Contenido material
El contenido material del acto lesivo se encuentra conformado por tres elementos:
1) Sujeto activo: Es la persona, autoridad o funcionario que comete el acto
lesivo; es así que cuando se interpone una demanda se debe precisar el nombre
y/o cargo de la persona que ha realizado un acto contrario a los derechos fun-
damentales protegidos por el proceso de amparo.
2) Sujeto pasivo: Es la persona o las personas que se ven perjudicadas por los
actos cometidos por la autoridad, funcionario o una persona particular y son
las legitimadas para interponer una demanda de amparo.
3) Acción u omisión en sentido estricto: Viene a ser la conducta que cons-
tituye una amenaza o vulnera derechos fundamentales; por ejemplo: el trato
desigual a personas en igual o similar situación, la negación de otorgamiento
de una remuneración por el trabajo prestado, etc.
2. Contenido jurídico
El contenido jurídico del acto lesivo se encuentra constituido por los siguientes
elementos:
1) Agravio de derechos fundamentales: Únicamente procede acudir al proceso
de amparo para solicitar la tutela de derechos fundamentales; es decir, no
se va a admitir cualquier hecho que cause agravio a una persona, sino que
este debe tener relevancia constitucional. Entre las distintas modalidades de
agravios, podemos señalar los siguientes:
a. Los actos ilegales: Son aquellos realizados en contra de las disposi-
ciones establecidas en la ley o son realizadas sin tener un sustento nor-
mativo que los respalde. Por ejemplo, en el caso que un funcionario
sancione a un administrado imputándole una infracción que no se en-
cuentra tipificada en la ley de manera previa y cierta.
14 Ibídem, p. 258.
141
EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO Y SU TIPOLOGÍA POR LA FORMA DEL ACTO LESIVO
b. Los actos arbitrarios: Son actos que cumplen con el contenido formal
de una norma; es decir, son regulados por tales, pero su esencia con-
traviene los derechos fundamentales; para identificar esta clase de actos
se debe acudir a criterios de razonabilidad y proporcionalidad para de-
terminar si estos actos fueron dictados acorde a las disposiciones cons-
titucionales, sin ejercer el abuso del derecho. Por ejemplo, en el caso
de la demanda de amparo interpuesta por la Confederación General de
Trabajadores del Perú15 (CGTP) contra la Municipalidad Metropolitana
de Lima solicitando que se declare inaplicable el Decreto de Alcaldía
Nº 060-2003 que declaraba zona rígida para cualquier tipo de concen-
tración pública el sector de máxima protección dentro del Centro His-
tórico de Lima; en dicho caso el Tribunal Constitucional identificó que
existía una restricción arbitraria al derecho fundamental de reunión.
2) Gravedad del acto lesivo: No es un elemento esencial que corresponde
evaluar para la procedencia de una demanda de amparo, basta con verificar
la existencia de un acto lesivo que afecte derechos fundamentales para entrar
a fondo en el análisis constitucional, esto sucede porque así ha sido deter-
minado por el constituyente y el legislador.
3) Intensidad del acto lesivo: Las restricciones que se realizan a través de los
actos lesivos pueden ser de intensidad leve, media y grave, hecho que es
evaluado por el propio juez al momento de resolver una controversia de ca-
rácter constitucional en donde se restrinjan derechos fundamentales.
Por su parte, tanto el profesor César Landa16 como el profesor Samuel Abad17, han
precisado que, respecto al acto lesivo, el Tribunal Constitucional en el fundamento
cuarto de la sentencia recaída en el Expediente N° 3283-2003-AA/TC, ha expuesto
una tipificación de este, distinguiendo los siguientes actos:
1. Actos pretéritos: Son aquellos hechos, sucesos, acontecimientos o manifes-
taciones de voluntad suscitados en el pasado que solo requerirán la tutela juris-
diccional constitucional a condición de que se acredite que los derechos fun-
damentales vinculados a ellos, sea por una violación o amenaza de violación
de los mismos, pueden ser objeto de reparación mediante la intervención
jurisdiccional.
2. Actos presentes: Son aquellos hechos sucesos, acontecimientos o manifesta-
ciones de voluntad que se vienen realizando al momento de la interposición
142
JUNIOR PICHÓN DE LA CRUZ
143
EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO Y SU TIPOLOGÍA POR LA FORMA DEL ACTO LESIVO
efectiva al no haberse fijado arbitrariamente una indemnización por parte del Poder Ju-
dicial. Al respecto, el Tribunal Constitucional18 ha señalado en el caso de los procesos
laborales:
“De otro lado, conforme a la línea jurisprudencial en materia de derechos laborales
de carácter individual (por todas Exp. N° 2526-2003-AA), se ha establecido que
el amparo no es la vía idónea para el cuestionamiento de la causa justa de despido
imputada por el empleador cuando se trate de hechos controvertidos, o cuando,
existiendo duda sobre tales hechos, se requiera la actuación de medios proba-
torios a fin de poder determinar la veracidad, falsedad o la adecuada calificación
de la imputación de la causa justa de despido, que evidentemente no pueden dilu-
cidarse a través del amparo. En efecto, es claro que, en este supuesto, para que se
produzca certeza en el juzgador, respecto de los puntos controvertidos, y pueda así
sustentar su fallo en determinado sentido, necesariamente tendrá que desarrollar la
actividad probatoria a través de sus diversas etapas, en particular respecto de la ac-
tuación y valoración de la prueba que, entre otras muchas, se relacionarán con de-
claraciones de parte, testigos, documentos (libros de planillas, informes), peritajes
y, especialmente, las pruebas de oficio”.
Esto no significa que debido a que en el amparo y en general, en todas las ins-
tancias constitucionales no exista etapa probatoria, no se pueda hacer valoraciones de
los hechos para tener seguridad de la violación del derecho; sin embargo, lo mejor es
que se acompañe prueba fehaciente de la vulneración constitucional.
Debemos precisar que este tipo de amparo es el más común y usual, y puede
ser considerado como una forma típica de amparo, en el cual mediante una acción
efectuada por la autoridad, funcionario o persona se haya llevado a cabo un acto lesivo
y por su sola comisión se han desencadenado efectos jurídicos que afectan a un derecho
fundamental.
144
JUNIOR PICHÓN DE LA CRUZ
“Al respecto, este Tribunal ha señalado reiteradamente que, para ser objeto de
protección a través de los procesos constitucionales, la amenaza de violación de
un derecho constitucional debe ser cierta y de inminente realización; es decir, el
perjuicio debe ser real, efectivo, tangible, concreto e ineludible, excluyendo del
amparo los perjuicios imaginarios o aquellos que escapan a una captación ob-
jetiva (…) En consecuencia, para que sea considerada cierta, la amenaza debe
estar fundada en hechos reales, y no imaginarios, y ser de inminente realización,
es decir, que el perjuicio ocurra en un futuro inmediato, y no en uno remoto.
A su vez, el perjuicio que se ocasione en el futuro debe ser real, pues tiene que estar
basado en hechos verdaderos; efectivo, lo cual implica que inequívocamente me-
noscabará alguno de los derechos tutelados; tangible, esto es que debe percibirse
de manera precisa; ineludible, entendiendo que implicará irremediablemente una
violación concreta”.
Las amenazas de la vulneración del derecho pueden a su vez ser: amenazas
a volver irreparable el derecho y amenazas de vulneración, en ambos casos debe
proceder la demanda de amparo, siendo que en el primer caso la amenaza es mucho
mayor, ya que la afectación puede ser mayor y sin posibilidad de regresión. Este tipo
de amenazas suelen estar relacionadas con derechos básicos del ser humano y cuyo
ejercicio muchas veces resulta ser requisito necesario del ejercicio de otros derechos.
Un ejemplo de esto son las demandas de amparo que tiene relación con el derecho
a la salud, involucrando la subsistencia de la vida, como es el caso de los pacientes
con VIH/SIDA; respecto a la relación salud - vida, el Tribunal Constitucional20 ha se-
ñalado:
“La salud es derecho fundamental por su relación inseparable con el derecho a la
vida, y la vinculación entre ambos derechos es irresoluble, ya que la presencia de
una enfermedad o patología puede conducirnos a la muerte o, en todo caso, des-
mejorar la calidad de la vida. Entonces, es evidente la necesidad de proceder a las
acciones encaminadas a instrumentalizar las medidas dirigidas a cuidar la vida, lo
que supone el tratamiento orientado a atacar las manifestaciones de cualquier en-
fermedad para impedir su desarrollo o morigerar sus efectos, tratando, en lo
posible, de facilitar los medios que al enfermo le permitan desenvolver su propia
personalidad dentro de su medio social. (…) El derecho a la salud comprende la
facultad que tiene todo ser humano de mantener la normalidad orgánica funcional,
tanto física como mental, y de restablecerse cuando se presente una perturbación
en la estabilidad orgánica y funcional de su ser, lo que implica, por tanto, una
acción de conservación y otra de restablecimiento; acciones que el Estado debe
proteger tratando de que todas las personas, cada día, tengan una mejor calidad de
vida, para lo cual debe invertir en la modernización y fortalecimiento de todas las
145
EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO Y SU TIPOLOGÍA POR LA FORMA DEL ACTO LESIVO
146
JUNIOR PICHÓN DE LA CRUZ
147
EL PROCESO CONSTITUCIONAL DE AMPARO Y SU TIPOLOGÍA POR LA FORMA DEL ACTO LESIVO
Conclusiones
• La tipología del proceso de amparo ha sido desarrollada a través de la doctrina
y la jurisprudencia, debiendo ser el juez constitucional quien interprete y
evalúe el agravio y el posible daño inminente.
• La evaluación del agravio en las demandas de amparo debe realizarse en cada
caso en concreto, siendo que debe tenerse en cuenta los riesgos y valores
constitucionales al momento de declarar fundada la demanda u otorgar una
medida cautelar, como es el caso de las demandas de amparo dentro de un
proceso electoral.
• La tipología del proceso de amparo espera ser una herramienta didáctica para
todos los operadores del sistema de justicia constitucional, la misma que
colabora con la identificación de situaciones más recurrentes en vía de amparo.
148
Los efectos de la sentencia constitucional
de amparo: Declarativos y/o de condena
José Miguel ROJAS BERNAL*
Introducción
Según su propia configuración normativa, el proceso constitucional de amparo y
la sentencia firme en él recaída tienen un propósito esencial que es, al mismo tiempo,
su justificación primera: proteger los derechos constitucionales “reponiendo las cosas
al estado anterior a la violación o amenaza de violación” del derecho invocado en la
demanda (art. 1 primer párrafo y 55 del CP Const.).Esa es, se podría decir, su finalidad
intrínseca, sin la cual el amparo carecería de todo sentido, o llegado el caso, alcanzaría
solo un sentido tergiversado. Por ello, es natural que toda sentencia firme estimatoria
(vale decir, la que declara fundada una demanda de amparo) contenga siempre una
obligación de dar, hacer o no hacer a cargo del demandado, por medio de la cual se ma-
terialice ese fin restitutorio o reparador que es propio de este proceso constitucional.
Sin embargo, en toda sentencia constitucional de amparo se pueden recono-
cerhasta dos pronunciamientos bien diferenciados: un pronunciamiento declarativo y
otro de condena.
El pronunciamiento declarativo es aquel que corresponde a la identificación del
derecho constitucional vulnerado o amenazado (art. 55 inciso 1 del CPConst). Dicho
reconocimiento, sin embargo,admite varios niveles o grados: en unos casos, la sen-
tencia puede: a) limitarse a reconocer cuál es el contenido constitucionalmente pro-
tegido del derecho invocado en la demanda (el típico caso de las sentencias desesti-
matorias); mientras que, en otros, b) puede llegar a concluir (“declarar”) que el con-
tenido de ese derecho previamente reconocido ha sido vulnerado en el caso concreto
(sentencia estimatoria). Dicho en otras palabras: el reconocimiento del contenido de
un derecho fundamental que hace una sentencia (que es algo distinto a la constatación
de su violación) no siempre ha de desembocar en un fallo estimatorio. En cambio,
el reconocimiento del derecho constitucional “es el prius lógico que precede a la de-
cisión sobre el otorgamiento del amparo solicitado y, por consiguiente, constituye su
presupuesto”1.
149
LOS EFECTOS DE LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL DE AMPARO
declarado “es el único que inexcusablemente deberá contenerse en toda sentencia estimatoria del amparo cons-
titucional”.
150
JOSÉ MIGUEL ROJAS BERNAL
Por ello, dice bien el Tribunal Constitucional cuando afirma que las sentencias
pronunciadas en los procesos de tutela de derechos no son solo sentencias de condena
(en cuanto contienen un mandato ejecutivo pasible de ejecución), sino también consti-
tutivas (en el extremo en que manifiestan “una ardua actividad de valoración interpre-
tativa, de ponderaciones, en síntesis de creación”2).
Tal vez la correcta distinción entre ambas partes (la decisión del amparo y la
orden específica necesaria para restablecer el goce efectivo del derecho amparado)
nos ayude a entender por qué la Corte Constitucional de Colombia se considera com-
petente para “modular” las órdenes proferidas en sus fallos sin que tal proceder afecte
la cosa juzgada. Y es que, a juicio de la Corte, mientras el principio de la cosa juzgada
se aplica en términos absolutos a lo decidido, las órdenes bien pueden ser comple-
mentadas “para lograr el cabal cumplimiento del fallo dadas las circunstancias del caso
concreto y su evolución”3.
Pero, además, la orden específica contenida en la sentencia de amparo va a asumir
distintas modalidades según el tipo de acto lesivo denunciado en la demanda. Por ende,
la “reposición de las cosas al estado anterior” a la violación del derecho (artículo 1 del
CPConst.), no siempre va a ser la misma, ya que:
a) Cuando el acto lesivo se ha consumado, la orden consistirá en la “restitución”
del agraviado en el pleno goce de su derecho (art. 55 inc. 3 del CPConst.);
en cambio, cuando se trate de una amenaza de lesión, no estaremos en es-
tricto ante una “reparación” de un derecho vulnerado, sino ante la necesidad
de “preservar” (“restablecer”, dice el Código) un determinado status quo fa-
vorezca al ejercicio del derecho amenazado (y lo mismo sucederá cuando la
ejecución del acto lesivo se haya suspendido, por ejemplo en vía cautelar4).
b) Cuando el acto lesivo sea una actuación positiva, la orden conllevará nece-
sariamente la declaración de nulidad de la “decisión, acto o resolución que
hayan impedido el pleno ejercicio de los derechos constitucionales” (art. 55
inc. 2 del CPConst.); todo lo contrario ocurrirá, en cambio, cuando el acto
151
LOS EFECTOS DE LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL DE AMPARO
lesivo sea una omisión, ya que lo que corresponderá en tal caso será que el
juez constitucional establezca una orden precisa a ser cumplida por el sujeto
demandado.
Por lo demás, el efecto restitutorio de la sentencia de amparo, conviene no ol-
vidarlo, puede ser modulado por el juez de la causa, tal como lo permite el artículo
55 último párrafo del CPConst. (“[e]n todo caso, el juez establecerá los demás efectos
de la sentencia para el caso concreto”), lo que supone una ponderación de las conse-
cuencias y la limitación respectiva de los efectos del fallo, a partir del juego de los si-
guientes principios jurídicos: economía procesal, buena fe en las relaciones jurídicas
y seguridad jurídica5.
Ejemplos elocuentes de esta potestad de “modulación” de los efectos restitu-
torios del amparo, por el juez constitucional, podemos encontrarlo en diversas sen-
tencias del Tribunal Constitucional: por ejemplo, aquella que resolvió una demanda
de amparo contra resolución judicial, que había sido expedida en un proceso de fi-
liación extramatrimonial, pero con violación del derecho de defensa del padre de la
menor (STC Exp. Nº 04509-2011-PA/TC), oportunidad en la cual el TC, en vez de
declarar la nulidad de la sentencia (ya que ello habría conllevado afectar el derecho a
la identidad de la niña), suspendió los efectos nulificantes de la sentencia de amparo
hasta que se culmine el nuevo trámite del proceso ordinario.
5 PIBERNAT DOMENACH, Xavier. “Los pronunciamientos…”, ob. cit., p. 158. En el mismo sentido, PÉREZ
TREMPS, Pablo. El recurso de amparo, Tirant lo Blanch, Valencia, 2004, p. 309, para quien “[e]l hecho de que
el vicio de inconstitucionalidad se califique como vicio de nulidad no es obstáculo para que (…) razones jurídicas
y prácticas aconsejen, a menudo, que se module el alcance de esa nulidad para no llegar a personas o, incluso a
actos, que, aunque estén conectados con el acto nulo, el motivo de dicha nulidad (la lesión de derechos funda-
mentales) no les afecta”.
152
JOSÉ MIGUEL ROJAS BERNAL
6 ETO CRUZ, Gerardo. Tratado del proceso constitucional de amparo, Tomo I, 2ª edición actualizada y revisada,
Gaceta Jurídica, Lima, 2014, p. 505.
153
LOS EFECTOS DE LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL DE AMPARO
7 FERRER MAC-GREGOR, Eduardo y Rubén SÁNCHEZ GIL: El nuevo juicio de amparo. Guía de la reforma
constitucional y la nueva Ley de Amparo, 6ª edición, Biblioteca Porrúa de Derecho Procesal Constitucional,
Porrúa / UNAM / IMDPC, México D.F., 2014, p. 204.
8 En el mismo sentido, puede verse la STC Exp. Nº 03689-2010-PA/TC, voto de los magistrados Calle Hayen y
Eto Cruz, en torno a las reparaciones “alternativas” a los trabajadores de una empresa tercerizadora cuando se ha
extinguido el contrato de mercantil entre esta y la empresa principal.
9 Hasta la fecha, solo un pronunciamiento del TC, la STC Exp. Nº 00858-2003-AA/TC, ha establecido una indem-
nización en su parte resolutiva, y no en un supuesto de sustracción de la materia. Por su parte, a nivel comparado,
el artículo 18 de la Ley Orgánica de Garantías Constitucionales y Control Constitucional de Ecuador, de 2009, sí
establece que la reparación del derecho puede incluir “la compensación económica o patrimonial”, “las medidas
de reconocimiento”, “las disculpas públicas”, “la prestación de servicios públicos”, entre otros. Sobre ello, puede
verse a POLO CABEZAS, María Fernanda. “Reparación integral en la justicia constitucional”, en: MONTAÑA
PINTO, Juan y Angélica PORRAS VELASCO (editores): Apuntes de Derecho Procesal Constitucional, Cua-
dernos de trabajo, Tomo 2, Corte Constitucional para el Período de Transición, Quito, 2012, pp. 65-82.
10 DÍEZ-PICAZO GIMÉNEZ, Ignacio: “Reflexiones…”, ob. cit., p. 57.
154
JOSÉ MIGUEL ROJAS BERNAL
Desde esa perspectiva, pues, lo que el artículo 1 segundo párrafo del Código
estaría estableciendo es una verdadera obligación para el juez constitucional, de
declarar fundada la demanda de amparo, aún en un supuesto de sustracción de la
materia; siempre, claro está, que se haya podido constatar que la agresión se produjo y
que esta afectó el contenido constitucionalmente protegido del derecho fundamental11.
El Tribunal Constitucional, sin embargo, no comparte este criterio: esto es lo se
puede concluir no solo de su jurisprudencia desigual en torno a casos en los cuales la
sustracción de la materia ha llevado directamente a la improcedencia y en otros a la
sentencia estimatoria; sino también de pronunciamientos expresos en los cuales el TC
ha precisado que el citado artículo 1 “deja un margen de apreciación al juez constitu-
cional para que, en atención a las circunstancias y el contexto en el que se presenta el
agravio, decida si expide o no un pronunciamiento sobre el fondo”12.
Sería inútil intentar una reconstrucción de lo que el TC entiende por la frase “aten-
diendo al agravio producido” para dictar sentencia estimatoria pese a la sustracción de
la materia (artículo 1 segundo párrafo del Código), cuando la propia jurisprudencia
constitucional demuestra de que no existe un criterio uniforme a este respecto. En su
lugar, consideramos más provechoso revisar de qué modo ha resultado útil para el
TC emitir una sentencia de amparo innovativo, cuando ha optado por ejercer dicha
“facultad”.
11 En el mismo sentido, CASTILLO CÓRDOVA, Luis: Comentarios al Código Procesal Constitucional, Tomo I,
2ª edición, Palestra, Lima, 2006, pp. 128-129, quien opina que, si el juez constata que se ha producido la vio-
lación del derecho fundamental, pero sobreviene la sustracción de la materia, dicho juez “está obligado a terminar
el proceso declarando fundada la demanda y disponiendo una serie de órdenes en la dirección de asegurar la
defensa del Derecho Constitucional frente a eventuales futuras nuevas agresiones por parte del demandado”.
12 STC Exp. Nº 07039-2005-HC/TC, f.j. 4. Se trata, por lo demás, de un criterio reiterado en casos posteriores (cfr.
SSTC Exp. N° 0256-2003-HC/TC, f.j. 12; 07955-2005-PA/TC, f.j. 5;y 03366-2007-PA/TC, f.j. 3).
155
LOS EFECTOS DE LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL DE AMPARO
1. El amparo innovativo como un modo de establecer una regla a partir del caso
concreto
156
JOSÉ MIGUEL ROJAS BERNAL
157
LOS EFECTOS DE LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL DE AMPARO
plazo estrictamente necesario de la detención”, el cual debe ser fijado a partir de las
circunstancias del caso concreto.
a. El amparo innovativo con efectos solo para el caso concreto (sin pretensión de
establecer una regla vinculante para casos futuros)
En la STC Exp. Nº 00249-2010-PA/TC (caso Víctor Lazo vs. Notarios Públicos
de Lima), la sentencia del TC resolvió una demanda de amparo cuya finalidad era
que se ordene a los demandados a que se rectifique el contenido de un oficio que
agraviaba su derecho al honor. Con buen criterio, el TC juzgó que la presunta afec-
tación del derecho al honor era irreparable, no obstante lo cual optó por entrar al fondo
del asunto, para declarar fundada en parte la demanda y ordenar a los emplazados
que se abstengan de enviar futuras comunicaciones que puedan agraviar el honor y la
buena reputación del demandante, “y en general, de los miembros del Colegio de No-
tarios de Lima”. Como se puede ver, los efectos de este amparo “innovativo” (su pro-
nunciamiento declarativo) solo tuvo razón de ser entre las partes, siendo difícilmente
aplicable como una regla general, dada la singularidad de la controversia.
Lo propio cabe decir de la STC Exp. Nº 00430-2012-PA/TC (caso Carmen
Alarcón López vs. Sindicato de Trabajadores de la Municipalidad de Lima), en la que
el Tribunal apreció otro supuesto de sustracción de la materia, puesto que mientras la
actora solicitaba la nulidad de un proceso electoral celebrado al interior del sindicato,
lo cierto es que dicho proceso ya había concluido. Sin embargo, la sentencia entró
al fondo del asunto, para determinar que se había vulnerado el principio de impar-
cialidad, pues la secretaria del Comité Electoral también había participado en la lista
de adherentes de una lista en competencia, y en consecuencia, declaró fundada en parte
la demanda y exhortó al sindicato emplazado “para que en futuros procesos electorales
se disponga las medidas correctivas pertinentes a fin de que no se presenten situaciones
lesivas como las identificadas en la presente sentencia”.
Finalmente, otro ejemplo a considerar es la STC Exp. Nº 02631-2009-PHD/TC (caso
Mercedes Nieves Medina vs. Banco Continental Sucursa Talara), sobre una demanda
(en este caso, de hábeas data) interpuesta por la actora contra una entidad bancaria,
que la reportó erróneamente como deudora y morosa ante Infocorp. A pesar de que al
momento de resolver la causa la recurrente ya no se encontraba registrada como deudora
en la base de datos, el Tribunal decidió pronunciarse sobre el fondo a fin de determinar
si se vulneraron los derechos de la demandante. Y, en efecto, así lo declaró, luego de
comprobar que, de las boletas de pago adjuntas, era posible concluir que la recurrente
sí había pagado la totalidad de la deuda que tenía con el Banco, en la fecha oportuna,
por lo que para el TC quedaba claro “el error en el cual incurrieron las emplazadas,
158
JOSÉ MIGUEL ROJAS BERNAL
159
LOS EFECTOS DE LA SENTENCIA CONSTITUCIONAL DE AMPARO
Conclusiones
En suma, las contadas oportunidades en las cuales el Tribunal Constitucional
ha recurrido (o parece haber recurrido) al segundo párrafo del artículo 1 del Código
Procesal Constitucional, para dictar una sentencia de amparo “innovativo”, ha estado
precedida de diversos propósitos, unos más vinculados al caso concreto y a la pro-
tección de los derechos del recurrente frente a futuros actos lesivos, y en otros casos,
además de ello, de un claro afán de dejar claramente establecida una norma individual
de origen jurisprudencial con efectos más allá de las partes. Si bien ambas finalidades
nos parecen loables, es claro que lo serían más si el recurso al segundo párrafo del
artículo 1 del Código fuera entendido como “obligatorio”, y no de forma discrecional,
tal como lo exige, por lo demás, el principio de igualdad en aplicación de la ley,
difícilmente garantizado cuando la reparación declarativa del amparo depende del ar-
bitrio inmotivado del juez constitucional.
160
ANEXO
Sentencias de amparo
AMPARO ARBITRAL
EXP. N° 00142-2011-PA/TC-LIMA
SOCIEDAD MINERA DE RESPONSABILIDAD LTDA. MARÍA JULIA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 21 días del mes de setiembre de 2011, el Pleno del Tribunal Constitucional, integra-
do por los magistrados Mesía Ramírez, Álvarez Miranda, Vergara Gotelli, Beaumont Callirgos, Eto
Cruz y Urviola Hani, pronuncia la siguiente sentencia, con el voto singular del magistrado Vergara
Gotelli y el fundamento de voto del magistrado Urviola Hani, que se agregan.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por la Sociedad Minera de Responsabilidad Ltda.
María Julia contra la resolución expedida por la Tercera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia
de Lima, de fojas 136, su fecha 23 de julio de 2010, que declaró improcedente la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 18 de diciembre de 2009, la recurrente interpone demanda de amparo contra el Tribunal
Arbitral compuesto por el Árbitro Único don Luis Humberto Arrese Orellana, a fin de que se de-
clare la ineficacia del laudo arbitral de derecho contenido en la Resolución del 22 de setiembre de
2009, recaída en el Caso Arbitral Nº 1487-119-2008, así como su inscripción registral dispuesta por
el mismo laudo, y que se ordene que se retrotraiga el Caso Arbitral Nº 1487-11-2008 hasta antes de
la expedición del referido laudo. Alega la recurrente que se afecta sus derechos al debido proceso y
a la tutela procesal efectiva.
163
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
164
SENTENCIAS DE AMPARO
5. Es pertinente precisar que por la misma época el tema también fue abordado desde la perspecti-
va legislativa. En efecto, mediante Ley Nº 27053 publicada en el diario oficial El Peruano el 19
de enero de 1999, quedó modificado el artículo 6, inciso 2), de la entonces vigente Ley de Há-
beas Corpus y Amparo (Nº 23506), estableciendo la improcedencia de las acciones de garantía
“Contra resolución judicial o arbitral emanadas de proceso regular”, lo que contrario sensu, y si-
guiendo la jurisprudencia existente en aquel momento, significaba que si el proceso (sea este ju-
dicial o arbitral) devenía en irregular, quedaba habilitado el control constitucional.
6. Casos posteriores de cuestionamiento a decisiones arbitrales no se volverían a presentar durante
un periodo relativamente largo. Es recién en el año 2005 que el Pleno del Tribunal Constitucio-
nal, utilizaría un proceso en el que colateralmente se discutía un arbitraje, para teorizar nueva-
mente sobre el tema, esta vez de un modo mucho más detallado. Se trata de la sentencia recaí-
da en el proceso de habeas corpus promovido por Felipe Cantuarias Salaverry contra el fiscal de
la Trigésimo Octava Fiscalía Provincial Penal de Lima (STC Exp. N° 6167-2005-PHC/TC). En
esta Ejecutoria y al margen de las consideraciones teóricas en ella desarrolladas y que abogan
decididamente por el control constitucional de las decisiones arbitrales, se sentarán los siguien-
tes criterios: a) El control judicial es siempre a posteriori y se ejerce a través de los recursos
de apelación y anulación de laudo previstos en la Ley General de Arbitraje (Nº 26572); b) El
control constitucional se sujeta a lo establecido en el Código Procesal Constitucional, preci-
sándose que tratándose de materias de competencia del fuero arbitral, de conformidad con el
artículo 5, numeral 4, del citado Código, no proceden los procesos constitucionales cuando no
se hayan agotado las vías previas; en ese sentido, si lo que se cuestiona es un laudo arbitral que
verse sobre derechos de carácter disponible, de manera previa a la interposición de un proce-
so constitucional, el presunto agraviado deberá haber agotado los recursos que la Ley General
de Arbitraje prevé para impugnar dicho laudo; y c) En este contexto, el control constitucional
jurisdiccional se desenvuelve a posteriori, cuando se vulnera el derecho a la tutela procesal
efectiva o se advierte un incumplimiento, por parte de los propios árbitros, de la aplicación de
la jurisprudencia constitucional o los precedentes de observancia obligatoria, que los vinculan
en atención a los artículos VI, in fine, y VII del Título Preliminar del Código Procesal Consti-
tucional, respectivamente.
7. Tiempo después y mediante la sentencia recaída en el proceso de amparo promovido por Cor-
poración Meier S.A.C. y Persolar S.A.C. contra Aristocrat Technologies INC y Aristocrat Inter-
national PTY Limited (STC 4972-2006-PA/TC), el Tribunal Constitucional volverá a pronun-
ciarse sobre el tema, reiterando algunos de los criterios establecidos hasta entonces a la par que
ampliando algunos otros. El razonamiento, en esta ocasión, se sintetiza en tres extremos: a) El
control constitucional de las decisiones emitidas por la jurisdicción arbitral procede cuando ésta
vulnera o amenaza cualquiera de los aspectos que formal o materialmente integran la llamada
tutela procesal efectiva, y siempre que se haya agotado la vía previa; b) El control constitucio-
nal procede cuando la jurisdicción arbitral ha sido impuesta compulsiva o unilateralmente; c) El
control constitucional opera cuando a pesar de haberse aceptado voluntariamente la jurisdicción
arbitral, las materias sobre las que ha decidirse tienen carácter indisponible (derechos fundamen-
tales, temas penales, etc.).
8. Más recientemente el Tribunal Constitucional aborda de nuevo el tema y agrega algunos aspec-
tos adicionales, mediante la sentencia recaída en el proceso de amparo promovido por PROIME
Contratistas Generales S.A. contra los miembros del Tribunal Arbitral del Colegio de Ingenieros
del Perú (STC Exp. N° 4195-2006-PA/TC). En dicho pronunciamiento, se habla hasta de cin-
co reglas en materia de control sobre la jurisdicción arbitral. Conforme a estas: a) El amparo no
procederá cuando se cuestione actuaciones previas a la expedición del laudo, por lo que en tales
supuestos habrá que esperar la culminación del proceso arbitral; b) Deberá agotarse la vía pre-
via tras haber culminado el proceso arbitral, siempre y cuando sean pertinentes los recursos de
apelación o anulación; c) El amparo no procede cuando se cuestione las interpretaciones del tri-
bunal arbitral respecto a normas legales, a menos que de tales interpretaciones se desprenda una
165
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
166
SENTENCIAS DE AMPARO
167
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
sujetos a la Ley General de Arbitraje (Ley Nº 26572) constituyen vías procedimentales específi-
cas, igualmente satisfactorias para la protección de derechos constitucionales, que determinan
la improcedencia del amparo de conformidad con el artículo 5, inciso 2), del Código Procesal
Constitucional, salvo las excepciones establecidas en la presente sentencia.
b) De conformidad con el inciso b) del artículo 63 del Decreto Legislativo N° 1071, no procede el
amparo para la protección de derechos constitucionales aún cuando estos constituyan parte del
debido proceso o de la tutela procesal efectiva. La misma regla rige para los casos en que sea de
aplicación la antigua Ley General de Arbitraje, Ley N° 26572.
c) Es improcedente el amparo para cuestionar la falta de convenio arbitral. En tales casos la vía idó-
nea que corresponde es el recurso de anulación, de conformidad con el inciso a) del artículo 63
del Decreto Legislativo Nº 1071; o el recurso de apelación y anulación si correspondiera la apli-
cación del inciso 1 del artículo 65 e inciso 1 del artículo 73 de la Ley Nº 26572, respectivamente.
d) Cuando a pesar de haberse aceptado voluntariamente la jurisdicción arbitral, las materias sobre
las que ha de decidirse tienen que ver con derechos fundamentales de carácter indisponible o que
no se encuentran sujetas a posibilidad de negociación alguna, procederá el recurso de anulación
(Decreto Legislativo que norma el Arbitraje, artículo 63 [incisos “e” y “f”]) o los recursos de ape-
lación y anulación (Ley General de Arbitraje, respectivamente, artículos 65 [inciso 1] y 73 [in-
ciso 7]), siendo improcedente el amparo alegándose el mencionado motivo (artículo 5, inciso 2,
del Código Procesal Constitucional).
e) La interposición del amparo que desconozca las reglas de procedencia establecidas en esta sen-
tencia no suspende ni interrumpe los plazos previstos para demandar en proceso ordinario el
cuestionamiento del laudo arbitral vía recurso de anulación y/o apelación según corresponda.
f) Contra lo resuelto por el Poder Judicial en materia de impugnación de laudos arbitrales solo po-
drá interponerse proceso de amparo contra resoluciones judiciales, conforme a las reglas del ar-
tículo 4 del Código Procesal Constitucional y su desarrollo jurisprudencial.
Supuestos de procedencia del amparo arbitral
21. No podrá declararse la improcedencia del amparo arbitral por aplicación del artículo 5 inciso 2)
del Código Procesal Constitucional, en los siguientes supuestos:
a) Cuando se invoca la vulneración directa o frontal de los precedentes vinculantes establecidos
por el Tribunal Constitucional.
b) Cuando en el laudo arbitral se ha ejercido control difuso sobre una norma declarada consti-
tucional por el Tribunal Constitucional o el Poder Judicial, según corresponda, invocándose
la contravención al artículo VI del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.
c) Cuando el amparo sea interpuesto por un tercero que no forma parte del convenio arbitral
y se sustente en la afectación directa y manifiesta de sus derechos constitucionales a conse-
cuencia del laudo pronunciado en dicho arbitraje, salvo que dicho tercero esté comprendido
en el supuesto del artículo 14 del Decreto Legislativo N° 1071.
En el caso de los supuestos a) y b) del presente fundamento, será necesario que quien se conside-
re afectado haya previamente formulado un reclamo expreso ante el tribunal arbitral y que este
haya sido desestimado, constituyendo tal reclamo y su respuesta, expresa o implícita, el agota-
miento de la vía previa para la procedencia del amparo.
La sentencia que declare fundada la demanda de amparo por alguno de los supuestos indicados
en el presente fundamento, puede llegar a declarar la nulidad del laudo o parte de él, ordenándo-
se la emisión de uno nuevo que reemplace al anterior o a la parte anulada, bajo los criterios o pa-
rámetros señalados en la respectiva sentencia. En ningún caso el juez o el Tribunal Constitucio-
nal podrá resolver el fondo de la controversia sometida a arbitraje.
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SENTENCIAS DE AMPARO
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TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
28. De autos puede apreciarse que lo que la recurrente expresa en su demanda es su discrepancia
con la interpretación hecha por el árbitro demandado a la cláusula Tercera del Contrato de Ce-
sión Minera (a fojas 46 y 47) y modificado por el Contrato de Cesión de Posición Contractual,
del 7 de diciembre de 2007 - en cuanto la fecha en que Aurífera Huachón S.A.C. debía iniciar
las actividades de exploración minera. Alega también la recurrente su discrepancia con el lau-
do en cuanto a las normas aplicadas por el árbitro para la interpretación del referido contrato y
la valoración realizada por este a los hechos y la prueba documentaria que obra en el expediente
arbitral, que definieron la cuestión de fondo discutida en el arbitraje.
29. En dicho contexto, el Tribunal Constitucional considera que los hechos propuestos por la recu-
rrente no constituyen causal que amerite la revisión del laudo arbitral a través del proceso de am-
paro; por ello la demanda debe ser desestimada.
Establecimiento de precedentes vinculantes
30. Habiéndose establecido en los fundamentos 20, 21 y 26 de la presente sentencia nuevas reglas en
materia de amparo contra las decisiones emanadas de la jurisdicción arbitral y sobre el ejercicio
del control difuso de constitucional en dicha jurisdicción, este Supremo Intérprete de la Cons-
titución, habida cuenta de la importancia de la materia involucrada, considera pertinente su re-
conocimiento a título de precedentes vinculantes, de conformidad con el artículo VII del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional.
31. A partir del día siguiente de la publicación de la presente sentencia en el diario oficial El Perua-
no, toda demanda que se encuentre en trámite y que no se ajuste al precedente vinculante esta-
blecido en la presente sentencia debe ser declarada improcedente. Por seguridad jurídica y en
vía excepcional las partes pueden en un plazo no mayor de 60 días hábiles interponer recurso de
apelación o anulación, según corresponda, en sede ordinaria.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda de amparo de autos.
2. Disponer que las reglas establecidas en los fundamentos 20, 21 y 26 de la presente sentencia
constituyen precedentes vinculantes, conforme al artículo VII del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ; ÁLVAREZ MIRANDA; BEAUMONT CALLIRGOS; ETO CRUZ; URVIO-
LA HANI
170
AMPARO PREVISIONAL
EXP. N° 01417-2005-PA/TC-LIMA
MANUEL ANICAMA HERNÁNDEZ
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 8 días del mes julio de 2005, el Tribunal Constitucional, en sesión de Pleno Jurisdic-
cional, con la asistencia de los señores magistrados Alva Orlandini, Presidente; Bardelli Lartirigo-
yen, Vicepresidente; Gonzales Ojeda, García Toma, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia la
siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Manuel Anicama Hernández, contra la sen-
tencia de la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 148, su fecha 6 de
octubre de 2004, que declaró improcedente la demanda de amparo de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 6 de mayo de 2003, el recurrente interpone demanda de amparo contra la Ofici-
na de Normalización Previsional (ONP), con el objeto que se declare la nulidad de la Resolución
N° 0000041215-2002-ONP/DC/DL 19990, de fecha 2 de agosto de 2002, por considerar que vul-
nera su derecho fundamental a la pensión, toda vez que resolvió denegar su solicitud de pensión de
jubilación adelantada.
171
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Manifiesta que cesó en sus actividades laborales el 25 de mayo de 1992 contando con más de 20
años de aportaciones, luego de que la Autoridad Administrativa de Trabajo autorizó a su empresa
empleadora a reducir personal; sin embargo, al calificar su solicitud de pensión de jubilación, la
entidad demandada consideró que las aportaciones efectuadas durante los años 1964 y 1965 habían
perdido validez conforme al Reglamento de la Ley N° 13640, por lo que, incluso si realizara la
verificación de las aportaciones efectuadas desde 1973 a 1992 no reuniría los 20 años de aportación
al Sistema Nacional de Pensiones que se requieren como mínimo para obtener el derecho a la
pensión de jubilación por reducción de personal. Agrega que el Tribunal Constitucional en reiterada
jurisprudencia ha señalado que los periodos de aportación no pierden validez, y que sumados sus
periodos de aportaciones, acredita los exigidos por la legislación vigente, razón por la que solicita el
reconocimiento de su derecho a la pensión, así como los devengados e intereses generados desde la
vulneración de su derecho fundamental.
La demandada deduce las excepciones de falta de agotamiento de la vía administrativa y de caduci-
dad, y solicita que se declare improcedente la demanada, por considerar que la vía del amparo no es
la adecuada para dilucidar la pretensión del recurrente, siendo necesario acudir a la vía judicial or-
dinaria donde existe una estación probatoria.
El Décimo Cuarto Juzgado Civil de Lima, con fecha 8 de enero de 2003, declaró fundada la deman-
da en el extremo en que se solicita la validez de las aportaciones efectuadas en los años 1964 y 1965,
ordenando su reconocimiento y la verificación del periodo de aportaciones de 1973 a 1992, respecto
del cual no se ha emitido pronunciamiento administrativo.
La recurrida reformó la apelada declarándola improcedente, por estimar que es necesario que la pre-
tensión se ventile en la vía judicial ordinaria, toda vez que el proceso de amparo carece de estación
probatoria.
FUNDAMENTOS
1. El inciso 2) del artículo 200 de la Constitución, establece que el proceso de amparo procede con-
tra el acto u omisión, por parte de cualquier persona, que vulnera o amenaza los derechos reco-
nocidos por la Constitución, distintos de aquellos protegidos por el hábeas corpus (libertad in-
dividual y derechos conexos) y el hábeas data (acceso a la información y autodeterminación
informativa). En tal sentido, es presupuesto para la procedencia del proceso de amparo (y en ge-
neral, de cualquier proceso constitucional) que el derecho que se alegue afectado sea uno reco-
nocido directamente por la Constitución.
§1. Los derechos fundamentales de la persona humana
2. El concepto de derechos fundamentales comprende
“tanto los presupuestos éticos como los componentes jurídicos, significando la relevancia mo-
ral de una idea que compromete la dignidad humana y sus objetivos de autonomía moral, y
también la relevancia jurídica que convierte a los derechos en norma básica material del Orde-
namiento, y es instrumento necesario para que el individuo desarrolle en la sociedad todas sus
potencialidades. Los derechos fundamentales expresan tanto una moralidad básica como una
juridicidad básica.” (PECES-BARBA, Gregorio. Curso de Derechos Fundamentales. Teoría
General. Universidad Carlos III de Madrid. Boletín Oficial del Estado, Madrid, 1999, p. 37).
Consecuentemente, si bien el reconocimiento positivo de los derechos fundamentales (común-
mente, en la Norma Fundamental de un ordenamiento) es presupuesto de su exigibilidad como
límite al accionar del Estado y de los propios particulares, también lo es su connotación ética y
axiológica, en tanto manifiestas concreciones positivas del principio-derecho de dignidad huma-
na, preexistente al orden estatal y proyectado en él como fin supremo de la sociedad y del Esta-
do (artículo 1 de la Constitución).
3. Es por ello que el Capítulo I del Título I de la Constitución, denominado “Derechos Fundamen-
tales de la Persona”, además de reconocer al principio-derecho de dignidad humana como el
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SENTENCIAS DE AMPARO
requieren de la intermediación de la fuente legal, para alcanzar plena concreción y ser suscepti-
bles de judicialización.
En tal perspectiva, existen determinados derechos fundamentales cuyo contenido constitucional
directamente protegido, requiere ser delimitado por la ley, sea porque así lo ha previsto la pro-
pia Carta Fundamental (vg. el artículo 27 de la Constitución en relación con el derecho a la esta-
bilidad laboral. Cfr. STC Exp. N° 0976-2001-AA, Fundamento 11 y ss.) o en razón de su propia
naturaleza (vg. los derechos sociales, económicos y culturales). En estos casos, nos encontramos
ante las denominadas leyes de configuración de derechos fundamentales.
12. Los derechos fundamentales cuya configuración requiera de la asistencia de la ley no care-
cen de un contenido per se inmediatamente exigible a los poderes públicos, pues una interpre-
tación en ese sentido sería contraria al principio de fuerza normativa de la Constitución. Lo
único que ello implica es que, en tales supuestos, la ley se convierte en un requisito sine qua
non para la culminación de la delimitación concreta del contenido directamente atribuible al
derecho fundamental.
Y es que si bien algunos derechos fundamentales pueden tener un carácter jurídico abierto, ello
no significa que se traten de derechos “en blanco”, es decir, expuestos a la discrecional regula-
ción del legislador, pues el constituyente ha planteado un grado de certeza interpretativa en su
reconocimiento constitucional directo.
Aquí se encuentra de por medio el principio de “libre configuración de la ley por el legislador”,
conforme al cual debe entenderse que es el legislador el llamado a definir la política social del
Estado social y democrático de derecho. En tal sentido, este goza de una amplia reserva legal
como instrumento de la formación de la voluntad política en materia social. Sin embargo, dicha
capacidad configuradora se encuentra limitada por el contenido esencial de los derechos funda-
mentales, de manera tal que la voluntad política expresada en la ley debe desenvolverse dentro
de las fronteras jurídicas de los derechos, principios y valores constitucionales.
§2.3 La distinta eficacia de los derechos fundamentales
13. De esta manera, la distinta eficacia que presentan los derechos fundamentales entre sí, no solo
reposa en cuestiones teóricas de carácter histórico, sino que estas diferencias revisten significa-
tivas repercusiones prácticas. En tal sentido, cabe distinguir los derechos de preceptividad inme-
diata o autoaplicativos, de aquellos otros denominados prestacionales, de preceptividad diferida,
progresivos o programáticos (STC Exp. N° 0011-2002-AI, Fundamento 9).
A esta última categoría pertenecen los derechos fundamentales económicos, sociales y cultura-
les (DESC) que, en tanto derechos subjetivos de los particulares y obligaciones mediatas del Es-
tado, necesitan de un proceso de ejecución de políticas sociales para que el ciudadano pueda go-
zar de ellos o ejercitarlos de manera plena. Tal es el sentido de la Undécima Disposición Final y
Transitoria (UDFT) de la Constitución, al establecer que
“[l]as disposiciones de la Constitución que exijan nuevos y mayores gastos públicos se apli-
can progresivamente”.
14. Si bien los DESC son derechos fundamentales, tienen la naturaleza propia de un derecho público
subjetivo, antes que la de un derecho de aplicación directa. Lo cual no significa que sean ‘crea-
ción’ del legislador. En tanto derechos fundamentales, son derechos de la persona reconocidos
por el Estado y no otorgados por este.
Sin embargo, su reconocimiento constitucional no es suficiente para dotarlos de eficacia plena,
pues su vinculación jurídica solo queda configurada a partir de su regulación legal, la que los
convierte en judicialmente exigibles. Por ello, en la Constitución mantienen la condición de una
declaración jurídica formal, mientras que la ley los convierte en un mandato jurídico aprobatorio
de un derecho social.
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TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
15. Lo expuesto significa que en determinadas circunstancias los DESC no pueden ser objeto de una
pretensión susceptible de estimación al interior del proceso de amparo (vg. la exigencia judicial
al Estado de un puesto de trabajo o una prestación de vivienda). Ello, sin embargo, no puede ser
considerado como una regla absoluta.
En efecto, tal como se ha precisado en otro momento, el principio de progresividad en el gasto a
que hace alusión la UDFT de la Constitución,
“no puede ser entendido con carácter indeterminado y, de este modo, servir de alegato fre-
cuente ante la inacción del Estado, pues para este Colegiado la progresividad del gasto no
está exenta de observar el establecimiento de plazos razonables, ni de acciones concretas y
constantes del Estado para la implementación de políticas públicas” (STC Exp. N° 2945-
2003-AA, Fundamento 36).
En esa perspectiva, entre los deberes del Estado previstos en el artículo 44 de la Constitución, no
solo se encuentra el garantizar la plena vigencia de los derechos fundamentales, sino también
“promover el bienestar general que se fundamenta en la justicia y en el desarrollo integral y
equilibrado de la Nación”.
16. Por ello, si bien es cierto que la efectividad de los DESC requiere la actuación del Estado a tra-
vés del establecimiento de servicios públicos, así como de la sociedad mediante la contribución
de impuestos, ya que toda política social necesita de una ejecución presupuestal, también lo es
que estos derivan en obligaciones concretas por cumplir, por lo que los Estados deben adoptar
medidas constantes y eficaces para lograr progresivamente la plena efectividad de los mismos
en igualdad de condiciones para la totalidad de la población.
17. Los DESC cumplen efectos positivos, vinculando al Estado y a los particulares en la promoción
de las condiciones para su cabal eficacia. Asimismo, generan efectos negativos, al proscribir
toda conducta gubernamental o particular que niegue u obstaculice su goce y ejercicio.
18. Debe recordarse que
“toda política pública nace de obligaciones objetivas concretas que tienen como finalidad
primordial el resguardo de derechos tomando como base el respeto a la dignidad de la perso-
na, y que en el caso de la ejecución presupuestal para fines sociales, esta no debe considerar-
se como un gasto sino como una inversión social.
Por esta razón, sostener que los derechos sociales se reducen a un vínculo de responsabilidad
política entre el constituyente y el legislador, no solo es una ingenuidad en cuanto a la exis-
tencia de dicho vínculo, sino también una distorsión evidente en cuanto al sentido y coheren-
cia que debe mantener la Constitución (MORÓN DIAZ, Fabio. La dignidad y la solidaridad
como principios rectores del diseño y aplicación de la legislación en materia de seguridad
social. Anuario de Derecho Constitucional. CIEDLA. Buenos Aires, 2000. p. 668) (...).
En consecuencia, la exigencia judicial de un derecho social dependerá de factores tales como
la gravedad y razonabilidad del caso, su vinculación o afectación de otros derechos y la dis-
ponibilidad presupuestal del Estado, siempre y cuando puedan comprobarse acciones con-
cretas de su parte para la ejecución de políticas sociales” (STC Exp. N° 2945-2003-AA/TC,
Fundamentos 18 y 33).
19. Así las cosas, en el Estado Social y Democrático de Derecho, la ratio fundamentalis no puede ser
privativa de los denominados derechos de defensa, es decir, de aquellos derechos cuya plena vi-
gencia se encuentra, en principio, garantizada con una conducta estatal abstencionista, sino que
es compartida también por los derechos de prestación que reclaman del Estado una intervención
concreta, dinámica y eficiente, a efectos de asegurar las condiciones mínimas para una vida acor-
de con el principio-derecho de dignidad humana.
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En tal sentido, en los supuestos en los que se pretenda ventilar en sede constitucional pre-
tensiones relacionadas no con el reconocimiento de la pensión que debe conceder el sistema
previsional público o privado, sino con su específico monto, ello solo será procedente cuan-
do se encuentre comprometido el derecho al mínimo vital.
Por ello, tomando como referente objetivo que el monto más alto de lo que en nuestro or-
denamiento previsional es denominado “pensión mínima”, asciende a S/. 415,00 (Disposi-
ción Transitoria de la Ley N° 27617 e inciso 1 de la Cuarta Disposición Transitoria de la Ley
N° 28449), el Tribunal Constitucional considera que, prima facie, cualquier persona que sea
titular de una prestación que sea igual o superior a dicho monto, deberá acudir a la vía judi-
cial ordinaria a efectos de dilucidar en dicha sede los cuestionamientos existentes en rela-
ción a la suma específica de la prestación que le corresponde, a menos que, a pesar de perci-
bir una pensión o renta superior, por las objetivas circunstancias del caso, resulte urgente su
verificación a efectos de evitar consecuencias irreparables (vg. los supuestos acreditados de
graves estados de salud).
d) Asimismo, aún cuando, prima facie, las pensiones de viudez, orfandad y ascendientes, no
forman parte del contenido esencial del derecho fundamental a la pensión, en la medida de
que el acceso a las prestaciones pensionarias sí lo es, son susceptibles de protección a través
del amparo los supuestos en los que se deniegue el otorgamiento de una pensión de sobrevi-
vencia, a pesar de cumplir con los requisitos legales para obtenerla.
e) En tanto el valor de igualdad material informa directamente el derecho fundamental a la pen-
sión, las afectaciones al derecho a la igualdad como consecuencia del distinto tratamiento (en
la ley o en la aplicación de la ley) que dicho sistema dispense a personas que se encuentran en
situación idéntica o sustancialmente análoga, serán susceptibles de ser protegidos mediante
el proceso de amparo, siempre que el término de comparación propuesto resulte válido.
En efecto, en tanto derecho fundamental relacional, el derecho a la igualdad se encontrará
afectado ante la ausencia de bases razonables, proporcionales y objetivas que justifiquen el
referido tratamiento disímil en el libre acceso a prestaciones pensionarias.
f) Adicionalmente, es preciso tener en cuenta que para que quepa un pronunciamiento de mé-
rito en los procesos de amparo, la titularidad del derecho subjetivo concreto de que se trate
debe encontrarse suficientemente acreditada. Y es que como se ha precisado, en el proceso
de amparo
“no se dilucida la titularidad de un derecho, como sucede en otros, sino solo se restable-
ce su ejercicio. Ello supone, como es obvio, que quien solicita tutela en esta vía mínima-
mente tenga que acreditar la titularidad del derecho constitucional cuyo restablecimiento
invoca, en tanto que este requisito constituye un presupuesto procesal, a lo que se suma
la exigencia de tener que demostrar la existencia del acto [u omisión] cuestionado” (STC
Exp. N° 0976-2001-AA, fundamento 3).
g) Debido a que las disposiciones legales referidas al reajuste pensionario o a la estipulación
de un concreto tope máximo a las pensiones, no se encuentran relacionadas a aspectos cons-
titucionales directamente protegidos por el contenido esencial del derecho fundamental a la
pensión, prima facie, las pretensiones relacionadas a dichos asuntos deben ser ventiladas en
la vía judicial ordinaria.
Las pretensiones vinculadas a la nivelación como sistema de reajuste de las pensiones o a la
aplicación de la teoría de los derechos adquiridos en materia pensionaria, no son susceptibles
de protección a través del amparo constitucional, no solo porque no forman parte del con-
tenido protegido del derecho fundamental a la pensión, sino también, y fundamentalmente,
porque han sido proscritas constitucionalmente, mediante la Primera Disposición Final y el
artículo 103 de la Constitución, respectivamente.
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TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
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42.1. Edad
1) Copia de su Documento Nacional de Identidad, con el cual se constata que nació el 16 de ju-
nio de 1945, y que, por tanto, cumplió la edad requerida para la pensión reclamada el 16 de
junio de 2000.
42.2 Años de aportaciones
1) Copia de la Resolución N° 0000041215-2002-ONP/DC/DL 19990 (Expediente N° 0130
0311802) y del Cuadro de Resumen de Aportaciones, de donde se evidencia que en aplica-
ción del artículo 95 del Decreto Supremo N° 013-61-TR, Reglamento de la Ley N° 13640, la
ONP desconoció la validez de las aportaciones realizadas durante 1 año y 1 mes en los años
1964 y 1965, y decidió no continuar su labor inspectiva porque presumió que el demandante
no acreditaría el mínimo de años de aportaciones requeridos.
2) Copia de dos Certificados de Trabajo expedidos por Motor Perú S.A. en el año 1992, en pa-
pel membretado y en formato del IPSS, y adicionalmente, otro Certificado de Trabajo otor-
gado en el año 1994 por Motor Perú S.A. en liquidación, en todos los cuales se certifica que
el demandante trabajó en la empresa desde el 5 de marzo de 1973 hasta el 25 de mayo de
1992, es decir, por un periodo de 19 años, 2 meses y 20 días.
42.3 Autorización de la Autoridad de Trabajo y afectación por reducción de personal
1) Copia de la Resolución Sub-Directoral N° 018-92-1SD-NEC y la Resolución Directoral
N° 046-92-DR-LIM, del 21 de febrero y 24 de marzo de 1992, respectivamente, en las que
consta la autorización de la Autoridad de Trabajo para que Motor Perú S.A. reduzca personal
al haber acreditado causal económica conforme a lo señalado en la Ley N° 24514.
2) Copia del Acta de Extraproceso de fecha 3 de julio de 1992, suscrita ante el Director Regio-
nal de Trabajo de Lima, por los representantes de Motor Perú S.A. y el Sindicato de Trabaja-
dores de la empresa, en la cual se transcribe la relación del personal afectado por la reducción
de personal, entre los que se encuentra el demandante. Asimismo, el cronograma de pago de
los beneficios sociales que se entregará conjuntamente con el certificado de trabajo, previa
presentación de las cartas de renuncia de los trabajadores con fecha 25 de mayo de 1992.
43. En consecuencia, el Tribunal Constitucional considera que aun cuando en el proceso de amparo
no se encuentra prevista una etapa probatoria, el demandante ha presentado suficiente medios
probatorios que no requieren actuación (artículo 9 del CPConst.), que demuestran: i) que cum-
ple con el requisito de edad exigido para obtener la pensión solicitada; ii) que fue cesado en el
empleo por causal de reducción de personal; y, iii) que teniendo en cuenta su tiempo de servicios
en Motor Perú S.A. –corroborados previamente por la Autoridad de Trabajo– y las aportaciones
realizadas durante el periodo cuya validez indebidamente no se reconoció, acredita por lo menos
20 años de aportaciones al Sistema Nacional de Pensiones.
En tal sentido, ha acreditado que reúne todos los requisitos legales exigidos para la percepción
de la pensión de jubilación adelantada por reducción de personal reclamada, y consiguiente-
mente, que se ha desconocido arbitrariamente el derecho constitucional a la pensión que le
asiste, por lo que la demandada debe reconocer su derecho a la pensión de jubilación y dispo-
ner su percepción desde la fecha en que se verifica el agravio constitucional, es decir, en la fe-
cha de la apertura del Expediente N° 01300311802 en el que consta la solicitud de la pensión
denegada.
Adicionalmente, se debe ordenar a la ONP que efectúe el cálculo de los devengados correspon-
dientes desde la fecha del agravio constitucional, así como el de los intereses legales generados
de acuerdo a la tasa señalada en el artículo 1246 del Código Civil, y proceda a su pago, en la for-
ma y modo establecido por el artículo 2 de la Ley N° 28266.
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SENTENCIAS DE AMPARO
§8. Vía jurisdiccional ordinaria para la dilucidación de asuntos previsionales que no versen
sobre el contenido directamente protegido por el derecho fundamental a la pensión
50. No obstante, en atención a su función de ordenación, el Tribunal Constitucional no puede limi-
tarse a precisar los criterios que procedibilidad del amparo constitucional en materia pensiona-
ria, sino que, a su vez, debe determinar la vía judicial en las que deban ventilarse la pretensiones
sobre dicha materia que por no gozar de protección constitucional directa, no son susceptibles de
revisarse en sede constitucional. Asimismo, debe determinar las reglas necesarias para encausar
las demandas de amparo en trámite cuya improcedencia debe ser declarada tras la publicación
de la presente sentencia en el diario oficial El Peruano.
51. La vía idónea para dilucidar los asuntos pensionarios que no versen sobre el contenido directa-
mente protegido por el derecho fundamental a la pensión, es el proceso contencioso adminis-
trativo. En efecto, en tanto que es la Administración Pública la encargada de efectuar el otorga-
miento de las pensiones específicas una vez cumplidos los requisitos previstos en la ley, es el
proceso contencioso administrativo la vía orientada a solicitar la nulidad de los actos adminis-
trativos que se consideren contrarios a los derechos subjetivos que a pesar de encontrarse rela-
cionados con materia previsional, sin embargo, no derivan directamente del contenido constitu-
cionalmente protegido por el derecho fundamental a la pensión. Así lo estipula el artículo 1 de
la Ley N° 27584.
“La acción contencioso administrativa prevista en el artículo 148 de la Constitución Política
tiene por finalidad el control jurídico por el Poder Judicial de las actuaciones de la adminis-
tración pública sujetas al derecho administrativo y la efectiva tutela de los derechos e intere-
ses de los administrados (...)”.
52. Por ende, en los supuestos en los que se pretenda la estimación en juicio de pretensiones que no
se encuentren relacionadas con el contenido directamente protegido por el derecho fundamental
a la pensión, los justiciables deberán acudir el proceso contencioso administrativo a efectos de
dilucidar el asunto controvertido.
En tal perspectiva, el artículo 3 de la Ley N° 27584 establece, de conformidad con el principio
de exlusividad, lo siguiente:
“las actuaciones de la administración pública solo pueden ser impugnadas en el proce-
so contencioso administrativo, salvo en los casos en que se pueda recurrir a los procesos
constitucionales”,
es decir, salvo en los casos en los que la actuación (u omisión) de la Administración Pública
genere la afectación del contenido directamente protegido por un derecho constitucional.
53. De conformidad con los artículos 8 y 9 de la Ley N° 27584 es competente para conocer la de-
manda el Juez Especializado en lo Contencioso Administrativo (o el Juez Civil o Mixto en los
lugares en que no exista Juez Especializado en lo Contencioso Administrativo), del lugar del
domicilio del demandado o del lugar donde se produjo la actuación impugnable, a elección del
demandante.
§9. Reglas procesales aplicables a las demandas de amparo en trámite que sean declaradas
improcedentes como consecuencia del precedente vinculante contenido en esta sentencia
54. Las demandas de amparo en trámite que, en aplicación de los criterios de procedibilidad previs-
tos en el Fundamento 37 supra, sean declaradas improcedentes, deberán ser remitidas al juzgado
de origen (Juez Civil encargado de merituar el proceso de amparo en primera instancia), quien
deberá remitir el expediente judicial al Juez Especializado en lo Contencioso Administrativo (en
los lugares en los que éstos existan) o deberá avocarse al conocimiento del proceso (en los luga-
res en los que no existan Jueces Especializados en lo Contencioso Administrativo).
187
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Una vez que el juez competente del proceso contencioso administrativo se avoque al conoci-
miento de la causa, deberá entenderse presentada y admitida la demanda contencioso adminis-
trativa, y, en aplicación del principio de suplencia previsto en el inciso 4) del artículo 2 de la Ley
N° 27584, se otorgará al demandante un plazo razonable a efectos de que adecúe su demanda
conforme a las reglas previstas para la etapa postulatoria del proceso contencioso administrati-
vo. Transcurrido dicho plazo sin que el demandante realice la respectiva adecuación, procederá
el archivo del proceso.
Estas reglas son dictadas en virtud del principio de autonomía procesal del Tribunal Constitucio-
nal al que se ha hecho alusión en el fundamento 48 supra.
55. Por otra parte, en aplicación del principio pro actione que impone al juez intepretar los requisi-
tos de admisibilidad de las demandas en el sentido que más favorezca el derecho de acceso a la
jurisdicción, en los supuestos en los que en el expediente de amparo obre escrito en el que la Ad-
ministración contradiga la pretensión del recurrente, el Juez del contencioso administrativo, no
podrá exigir el agotamiento de la vía administrativa.
En efecto, dado que la finalidad de la interposición de los recursos administrativos de impugna-
ción consiste en darle la oportunidad a la propia Administración de revisar su actuación o reeva-
luarla y, en su caso, disponer el cese de la vulneración del derecho, sería manifiestamente con-
trario al principio de razonablidad y al derecho fundamental de acceso a la jurisdicción, exigir el
agotamiento de la vía adminitrativa en los casos en los que resulta evidente que la propia Admi-
nistración se ha ratificado en la supuesta validez del acto considerado ilegal.
56. Por el contrario, los expedientes de amparo en los que no sea posible verificar si la Administra-
ción se ha o no ratificado en torno a la supuesta validez del acto considerado atentatorio de los
derechos previsionales que no configuran el contenido directamente protegido por el derecho
fundamental a la pensión, no serán remitidos al Juez del contencioso administrativo, pues dado
que en estos supuestos es plenamente exigible el agotamiento de la vía administrativa prevista
en el artículo 18 de la Ley N° 27584, los recurrentes deberán agotarla para encontrarse habilita-
dos a presentar la demanda contencioso administrativa.
57. En todo caso, es deber del Juez del contencioso administrativo, aplicar el principio de favoreci-
miento del proceso, previsto en el inciso 3) del artículo 2 de la Ley N° 27584, conforme al cual:
“Principio de favorecimiento del proceso.- El Juez no podrá rechazar liminarmente la de-
manda en aquellos casos en los que por falta de precisión del marco legal exista incertidum-
bre respecto del agotamiento de la vía previa.
Asimismo, en caso de que el Juez tenga cualquier otra duda razonable sobre la procedencia
o no de la demanda, deberá preferir darle trámite a la misma.”
58. Por otra parte, dado que en los asuntos previsionales, es la Administración o, en su caso, la enti-
dad en la que prestó servicios el extrabajador, las que se encuentran en mayor capacidad de pro-
veer al juez de los medios probatorios que coadyuven a formar convicción en relación con el
asunto controvertido, el hecho de que el recurrente no haya presentado los medios probatorios
suficientes que permitan acreditar su pretensión, en principio, no puede considerarse como mo-
tivo suficiente para desestimar la demanda. En tales circunstancias, es obligación del juez reca-
bar de oficio los medios probatorios que juzque pertinentes; máxime si el artículo 22 de la Ley
N° 27584, establece que:
“Al admitir a trámite la demanda el juez ordenará a la entidad administrativa que remita el
expediente relacionado con la actuación impugnable.
Si la entidad no cumple con remitir el expediente administrativo el órgano jurisdiccional po-
drá prescindir del mismo o en su caso reiterar el pedido bajo apercibimiento de poner el he-
cho en conocimiento del Ministerio Público para el inicio del proceso penal correspondiente
(...).
188
SENTENCIAS DE AMPARO
189
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
3. Ordena que la entidad demandada cumpla con reconocer la pensión de jubilación adelantada por
reducción de personal que corresponde al demandante, y abone las pensiones devengadas, rein-
tegros e intereses legales correspondientes, conforme a los Fundamentos 40 a 43 supra.
4. Declarar que los criterios de procedibilidad de las demandas de amparo que versen sobre mate-
ria pensionaria, previstos en el Fundamento 37 supra, constituyen precedente vinculante inme-
diato, de conformidad con el artículo VII del Título Preliminar del CPConst.; motivo por el cual,
a partir del día siguiente de la publicación de la presente sentencia en el diario oficial El Perua-
no, toda demanda de amparo que sea presentada o que se encuentre en trámite y cuya pretensión
no verse sobre el contenido constitucional directamente protegido por el derecho fundamental a
la pensión, debe ser declarada improcedente.
5. Declarar que las reglas procesales de aplicación a las demandas de amparo que a la fecha de pu-
blicación de esta sentencia se encuentren en trámite, previstas en los Fundamentos 54 a 58 su-
pra, resultan vinculantes tanto para los Jueces que conocen los procesos de amparo, como para
los jueces que resulten competentes para conocer las demandas contencioso administrativas.
6. Se EXHORTA al Poder Judicial, para que, de conformidad con el Fundamento 61 supra, au-
mente el número de Juzgados Especializados en lo Contencioso Administrativo en el Distrito Ju-
dicial de Lima y los cree en el resto de Distritos Judiciales de la República.
Publíquese y notifíquese.
SS.
ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA;
VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO
190
Procedencia de amparo previsional
está condicionado al aporte
de documentación idónea
EXP. N° 04762-2007-PA/TC-LIMA
ALEJANDRO TARAZONA VALVERDE
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 22 días del mes de setiembre de 2008, el Tribunal Constitucional, en sesión de Ple-
no Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Mesía Ramírez, Vergara Gotelli, Landa Arro-
yo, Beaumont Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Alejandro Tarazona Valverde contra la sen-
tencia de la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia del Santa, de fojas 126, su fecha 12
de julio de 2007, que declara infundada la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 7 de julio de 2006 el recurrente interpone demanda de amparo contra la Oficina de Nor-
malización Previsional (ONP), solicitando que se declare inaplicable la Resolución N° 0000040058-
2005-ONP/DC/DL 19990, de fecha 10 de mayo de 2005; y que en consecuencia se le otorgue pen-
sión de jubilación conforme al artículo 47 del Decreto Ley Nº 19990, con el abono de las pensiones
devengadas y los intereses legales correspondientes.
La emplazada contesta la demanda alegando que el demandante no reúne los requisitos establecidos
en el artículo 47 del Decreto Ley Nº 19990 para tener derecho a una pensión del régimen especial de
jubilación, debido a que no ha nacido antes del 1 de julio de 1931.
El Quinto Juzgado Especializado en lo Civil de Chimbote, con fecha 5 de marzo de 2007, declara
fundada en parte la demanda, por considerar que el demandante ha cumplido con acreditar que cuen-
ta con los requisitos establecidos en el artículo 44 del Decreto Ley N° 19990 para acceder a una pen-
sión de jubilación adelantada.
191
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
La recurrida, revocando la apelada, declara infundada la demanda, por estimar que el demandante pre-
tende acreditar sus años de aportaciones con unos certificados de trabajo que no resultan idóneos para
el reconocimiento de años de aportaciones conforme al artículo 54 del Decreto Supremo Nº 011-74-TR.
FUNDAMENTOS
1.§ Procedencia de la demanda y delimitación del petitorio
1. En el fundamento 37 de la STC Exp. N° 1417-2005-PA, publicada en el diario oficial El Perua-
no el 12 de julio de 2005, este Tribunal ha señalado que forma parte del contenido esencial di-
rectamente protegido por el derecho fundamental a la pensión las disposiciones legales que es-
tablecen los requisitos para su obtención, y que la titularidad del derecho invocado debe estar
suficientemente acreditada para que sea posible emitir un pronunciamiento de mérito.
2. El demandante alega que la resolución cuestionada vulnera su derecho fundamental a la pensión,
por cuanto no le reconoce sus aportaciones efectuadas desde el 21 de agosto de 1964 hasta el 22
de mayo de 1992, por Electro Cerámica Chimbote, por lo que solicita que se le reconozca dicho
periodo de aportaciones y que se le otorgue pensión de jubilación conforme al artículo 47 del
Decreto Ley Nº 19990. En consecuencia, su pretensión está comprendida en el supuesto previsto
en el fundamento 37.b) de la citada sentencia, motivo por el cual corresponde analizar el fondo
de la cuestión controvertida.
3. Por su parte la ONP aduce que existe la imposibilidad material de acreditar la totalidad de apor-
taciones efectuadas desde el 21 de agosto de 1964 hasta el 22 de mayo de 1992, por Electro Ce-
rámica Chimbote, debido a que de la revisión de sus planillas solo se ha podido constatar y reco-
nocer las aportaciones de 1971 a 1974, una semana de 1979, y varias semanas entre 1985 y 1992.
4. Delimitados de este modo los términos del debate, este Tribunal Constitucional, dada la recu-
rrencia creciente de este tema, considera conveniente revisar su jurisprudencia respecto a los me-
dios probatorios que permiten acreditar periodos de aportaciones que son considerados por la
ONP como años de aportaciones no acreditados, bajo el argumento de que no han sido probados
fehacientemente o de que existe la imposibilidad material de acreditarlos.
Ello porque en un gran número de procesos de amparo que tienen por finalidad la tutela del dere-
cho fundamental a la pensión, la controversia se centra en determinar si el demandante cuenta con
el periodo de aportaciones que establece la ley para acceder a la pensión solicitada, lo que compor-
ta siempre la necesidad de evaluar la idoneidad, la probidad y la eficacia de los medios probatorios
aportados por las partes para poder determinar si efectivamente el demandante cumple o no con los
años de aportaciones, ya que el derecho fundamental a la pensión es de configuración legal.
5. Además, debe tenerse presente que el derecho fundamental a la pensión tiene naturaleza de dere-
cho social, que como tal impone a los poderes públicos la obligación de proporcionar las prestacio-
nes adecuadas con la finalidad de subvenir las necesidades mínimas y vitales de los pensionistas
para permitirles alcanzar y satisfacer adecuadamente el ejercicio del derecho a una vida digna.
Para este efecto, se abordarán los siguientes temas:
a. La prueba en los procesos constitucionales y la ausencia de etapa probatoria
b. ¿Quién es responsable en la retención y pago de la aportación?
c. ¿Cómo se prueban los periodos de aportación?
d. Reglas para probar periodos de aportaciones
2.§ La prueba en los procesos constitucionales
6. La prueba en los procesos constitucionales, como en cualquier otra clase de proceso o de proce-
dimiento, se orienta a acreditar o a determinar la existencia o inexistencia de hechos controverti-
dos o litigiosos que son relevantes para adoptar la decisión. La prueba debe estar orientada hacia
192
SENTENCIAS DE AMPARO
la búsqueda de decisiones que, para ser justas, deban fundarse sobre una determinación verdade-
ra de los hechos afirmados por las partes en el proceso, que, después de los actos postulatorios
(demanda y contestación), resulten controvertidos y relevantes para adoptar la decisión.
7. Así, en los procesos constitucionales la prueba tiene como función demostrar o acreditar que la
amenaza de vulneración alegada por el demandante es cierta y de inminente realización, o que la
vulneración del derecho fundamental alegado ha sido producida de manera real y efectiva, o que
se ha convertido en irreparable.
Ello con la finalidad de que el juez en la sentencia, cuando sea estimativa, pueda ordenar la re-
posición de las cosas al estado anterior, o disponer que el emplazado no vuelva a incurrir en las
acciones u omisiones que motivaron la interposición de la demanda, y cuando sea desestimativa,
pueda condenar al demandante al pago de costas y costos en caso de que su actuación haya sido
manifiestamente temeraria.
8. En tal sentido son las partes las que deben aportar los hechos al proceso. Ello quiere decir que
sobre las partes, recae y se distribuye la carga de probar los hechos controvertidos en el proce-
so. De este modo el demandante tiene la carga de probar los hechos afirmados que sustentan su
pretensión, mientras que el demandado tiene la carga de probar los hechos que afirma y los que
contradice.
2.1§ La ausencia de etapa probatoria en los procesos constitucionales
9. Conforme al artículo 9 del Código Procesal Constitucional (CPConst.), en los procesos constitu-
cionales no existe etapa probatoria. SOlo son procedentes los medios probatorios que no requie-
ren actuación, lo que no impide la realización de las actuaciones probatorias que el juez conside-
re indispensables, sin afectar la duración del proceso.
10. La ausencia de etapa probatoria en el proceso de amparo se deriva de la finalidad y del objeto del
proceso, ya que en él no se dilucida la titularidad de un derecho, como sucede en otros, sino solo
se restablece su ejercicio ante una afectación manifiestamente arbitraria o irrazonable. Por ello,
para que se pueda emitir un pronunciamiento de fondo, es preciso no solo que no se encuentre
en discusión la titularidad del derecho constitucional que se alega vulnerado, sino, incluso, que
quien sostiene que ha sido afectado en su ejercicio acredite la existencia del acto reclamado. Ello
quiere decir que la titularidad del derecho cuya vulneración o amenaza de vulneración se alega
debe ser cierta e indubitable, y no controvertida o dudosa.
11. De ahí que el amparo constituya un proceso en el que el juez no tiene, en esencia, que actuar
pruebas, sino solo juzgar la legitimidad o ilegitimidad constitucional del acto reputado como le-
sivo, pues, en tanto vía de tutela urgente, este proceso requiere ser rápido, sencillo y efectivo.
Por ello, en el proceso de amparo se está a la prueba de actuación inmediata, instantánea y auto-
suficiente que se adjunta cuando se demanda o se contesta.
12. Por ello es que, en los procesos de amparo no pueden dilucidarse pretensiones que tengan como
finalidad la restitución de un derecho fundamental cuya titularidad sea incierta o litigiosa, o que
se fundamenten en hechos contradictorios, o controvertidos, o que requieran la actuación de me-
dios probatorios complejos. Sin embargo, ello no impide que el juez pueda solicitar la realiza-
ción de actuaciones probatorias complejas cuando las estime necesarias e indispensables para
determinar la ilegitimidad o legitimidad constitucional del acto reputado como lesivo.
3.§ La responsabilidad en la retención y pago de las aportaciones
13. En cuanto a la responsabilidad de la retención y pago de aportación, debe destacarse que el
Decreto Ley Nº 19990 parte de la premisa de que el empleador actúa como agente de retención,
es decir, como el que procede a retener el aporte que efectúa el trabajador y a entregarlo a la en-
tidad competente. Por ello, el artículo 11 del Decreto Ley Nº 19990 establece que:
193
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Los empleadores y las empresas de propiedad social, cooperativas o similares, están obligados a
retener las aportaciones de los trabajadores asegurados obligatorios en el montepío del pago de
sus remuneraciones y a entregarlas a Seguro Social del Perú, conjuntamente con las que dichos
empleadores o empresas deberán, abonar, por el término que fije el Reglamento, dentro del mes
siguiente a aquel en que se prestó el trabajo. Si las personas obligadas no retuvieren en la oportu-
nidad indicada las aportaciones de sus trabajadores, responderán por su pago, sin derecho a des-
contárselas a estos.
14. Asimismo, debe destacarse que el Decreto Ley Nº 19990 consideraba como periodos de aporta-
ción los días, meses y semanas en que presten o hayan prestado servicios los trabajadores, aun
cuando el empleador no hubiese pagado las aportaciones a la entidad gestora, por tener este la
condición de agente retención. Así, en la redacción original del primer párrafo del artículo 70.º
se establecía que:
Para los asegurados obligatorios son periodos de aportación los meses, semanas o días en que
presten, o hayan prestado servicios que generen la obligación de abonar las aportaciones a que
se refieren los artículos 7 al 13, aún cuando el empleador, o la empresa de propiedad social, coo-
perativa o similar, no hubiese efectuado el pago de las aportaciones.
Sin embargo, esta redacción original del primer párrafo del artículo 70 del Decreto Ley Nº 19990
fue modificada por la Cuarta Disposición Transitoria y Final de la Ley Nº 28991, eliminándose
la frase “aun cuando el empleador, o la empresa de propiedad social, cooperativa o similar, no
hubiese efectuado el pago de las aportaciones”, quedando redactado de la siguiente manera:
Para los asegurados obligatorios son períodos de aportación los meses, semanas o días en que
presten, o hayan prestado servicios que generen la obligación de abonar las aportaciones a que
se refieren los artículos 7 al 13.
15. Pues bien, teniendo en cuenta la nueva redacción del primer párrafo del artículo 70 del Decreto
Ley Nº 19990 se impone determinar si la modificación referida ha suprimido la presunción iu-
ris et de iure de que se considere aportaciones efectivas a la retención del aporte efectuado por
el empleador a la remuneración del trabajador que no es pagada a la entidad gestora. Para resol-
ver esta cuestión debe tenerse presente la posición que ocupa el trabajador, el empleador y la en-
tidad gestora en la relación laboral-previsional de retención y pago de aportaciones al Sistema
Nacional de Pensiones.
16. Sobre el particular, este Tribunal considera que la modificación del artículo 70 del Decreto Ley
Nº 19990 en nada afecta la responsabilidad de los empleadores por la retención y pago de las
aportaciones al Sistema Nacional de Pensiones, pues si bien en la nueva redacción se ha elimi-
nado la frase “aun cuando el empleador, o la empresa de propiedad social, cooperativa o similar,
no hubiese efectuado el pago de las aportaciones”, ello no implica que las aportaciones reteni-
das y no pagadas sean consideradas como aportaciones no efectuadas; por el contrario, las apor-
taciones retenidas y no pagadas por los empleadores deben ser consideradas como aportaciones
efectivas, pues la modificación referida no enerva la calidad de los empleadores como agentes
de retención de las aportaciones de los trabajadores.
17. Asimismo, debe tenerse en cuenta que en la relación de retención y pago de aportaciones al Sis-
tema Nacional de Pensiones, el trabajador ocupa una posición de desventaja, pues si bien él efec-
túa la aportación, es el empleador quien la retiene y la paga efectivamente ante la entidad ges-
tora, es decir, es el responsable exclusivo de que las aportaciones ingresen al fondo de pensiones.
Por su parte el empleador, al actuar como agente de retención, asume una posición de ventaja
frente al trabajador por recaer en su accionar la posibilidad de que las aportaciones se realicen de
manera efectiva, ya que puede retenerla de la remuneración del trabajador pero no pagarla ante
la entidad gestora, pues el trabajador, en calidad de asegurado obligatorio, ocupa un rol de inac-
ción y, por ello, está liberado de toda responsabilidad por el depósito de las aportaciones ante la
entidad gestora. Ello implica también que la entidad gestora frente al empleador mantiene una
194
SENTENCIAS DE AMPARO
posición de ventaja, ya que le puede imponer una multa por incumplimiento de pago de apor-
taciones retenidas o exigirle mediante los procedimientos legales el cobro de las aportaciones
retenidas.
18. Por lo tanto, los asegurados obligatorios del Sistema Nacional de Pensiones nunca se encuentran
en la posibilidad efectiva de realizar directamente el pago de sus aportaciones a la entidad ges-
tora, razón por la cual las aportaciones retenidas pero no pagadas al Sistema Nacional de Pensio-
nes serán consideradas para determinar el total de años de aportaciones, pues su pago es respon-
sabilidad exclusiva del empleador.
19. Ello quiere decir que el incumplimiento de la obligación de abonar las aportaciones por el em-
pleador no puede perjudicar al trabajador, ya que si existe incumplimiento en este aspecto, la
ONP o la entidad gestora competente debe hacer uso de los procedimientos de cobranza y de las
sanciones previstas por la ley para cobrarle al empleador las aportaciones retenidas y no paga-
das. En consecuencia, en todos los casos en que se hubiera probado adecuadamente la relación
de trabajo, deberá equipararse el periodo de labores como periodo de aportaciones efectivas al
Sistema Nacional de Pensiones.
20. Además, debe considerarse que a partir de la fecha de entrada en vigencia de la Ley Nº 27334 y
del Decreto Supremo Nº 039-2001-EF el incumplimiento del pago de las aportaciones constitu-
ye un problema de carácter tributario-laboral entre el ente recaudador de la ONP –ahora, la Su-
perintendencia Nacional de Administración Tributaria– y el mismo empleador.
Y es que, como lo señala la Defensoría del Pueblo, la no verificación del aporte efectivo es un
problema tributario entre el empleador y la Sunat, ajeno al trabajador, teniendo la entidad recau-
dadora sus propias herramientas para exigir su cobro.
4.§ La prueba de periodos de aportaciones en la jurisprudencia constitucional
21. Al respecto, el criterio sentado por este Tribunal Constitucional ha sido el de considerar a los cer-
tificados de trabajo presentados en original, en copia legalizada o en copia simple, como medios
probatorios idóneos y suficientes para demostrar periodos de aportaciones que han sido conside-
rados por la ONP como aportaciones no acreditadas.
Ello debido a que, luego de una interpretación conjunta de los artículos 11 y 70 del Decreto Ley
Nº 19990, el Tribunal llegó a la conclusión de que, en el caso de los asegurados obligatorios,
los meses, semanas o días en que presten, o hayan prestado servicios que generen la obligación
de abonar las aportaciones, son considerados como periodos de aportaciones efectivas, aunque
el empleador no hubiese efectuado el pago de las aportaciones, debido a que está obligado a re-
tenerlas de los trabajadores. Es más, dicha argumentación se ha visto reforzada con la cita del
artículo 13 del Decreto Ley Nº 19990, que dispone que la ONP se encuentra obligada a iniciar
el procedimiento coactivo si el empleador no cumple con efectuar el abono de las aportaciones
indicadas.
Esta línea jurisprudencial ha sido reiterada uniformemente por este Tribunal y es la que se reafir-
ma, luego de la modificación del artículo 70 del Decreto Ley Nº 19990, tal como se ha sustenta-
do en los fundamentos precedentes.
22. Sin embargo debe destacarse que a partir de este criterio jurisprudencial, durante el desarrollo
de los procesos de amparo en materia pensionaria este Tribunal ha podido detectar, entre otros
casos, algunos en los cuales se han presentado documentos falsos para acreditar años de aporta-
ciones no reconocidos por la ONP.
Así, en la STC Exp. N° 09560-2006-PA/TC, el Tribunal Constitucional declaró infundada la de-
manda interpuesta por don Róger Aguinaldo Cabeza Vera contra la ONP y ordenó remitir copia
de la sentencia y de los actuados pertinentes al Ministerio Público, porque los datos consignados
195
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
en uno de los certificados presentados por el demandante no eran ciertos. En este sentido se se-
ñaló que:
En cuanto al primer certificado de trabajo, debe señalarse que los datos consignados en el no
pueden ser ciertos, puesto que el notario referido fue destituido mediante la Resolución del Con-
sejo del Notariado N° 005-93-JUS/CN, de fecha 20 de julio de 1993. Por tanto, el demandante
no pudo trabajar en la notaría referida hasta el 30 de julio de 1995, porque don Daniel Alejandro
Céspedes Marín fue destituido del cargo de notario en el año de 1993.
23. De otro lado, también debe tenerse presente que durante el desarrollo de los procesos de amparo
en materia pensionaria, el Tribunal ha podido detectar otros casos en los cuales el demandante,
para acreditar periodos de aportación, ha presentado certificados de trabajo que han sido expedi-
dos por terceros o certificados de trabajo que son contradictorios en su contenido.
En la STC Exp. N° 4332-2005-PA/TC, el Tribunal declaró infundada la demanda de amparo in-
terpuesta por don Heraclio Barranzuela Cienfuegos contra la ONP, debido a que los certificados
de trabajo que presentó para acreditar que contaba con 20 años de aportaciones para acceder a
una pensión de jubilación, habían sido expedidos por terceras personas y eran contradictorios.
En tal sentido, para desestimar la demanda se precisó que:
“(...) se advierte a fojas 65 del cuadernillo formado ante este Tribunal, un certificado de tra-
bajo firmado por Manuel Rangel Castro, sosteniendo ser ex empleado de la oficina de la ex
hacienda Yapatera, la misma que fue de propiedad de la señora Josefina Checa viuda de Mc
Donald; certificado donde se afirma que el recurrente trabajó para la referida hacienda des-
de 1950 hasta 1971; pero también obra en el expediente, a fojas 6, otro certificado de trabajo
firmado por Miguel Torres Carrasco - adjuntado por el recurrente junto con la presente de-
manda -, que tiene por fecha el mes de mayo de 2004, quien también afirma ser ex emplea-
do (apuntador general) de la ex hacienda Compañía Agrícola Yapatera S.A. y que ésta fue
de propiedad de la señora Josefa Checa de Mc Donald. Según este certificado, el recurrente
trabajó para la referida hacienda desde 1953 hasta el 30 de diciembre de 1957. Con estos do-
cumentos el recurrente pretende acreditar que reúne los 20 años de aportaciones necesarios
para obtener su pensión de jubilación; sin embargo, al estar firmados por terceros y no por
su ex empleador, no podrían ser tomados como medios de prueba para acreditar su relación
laboral. Más aún, se advierte contradicción entre ellos: mientras el documento que obra a fo-
jas 6 sostiene que el recurrente laboró desde el año 1953 hasta diciembre del año 1957 en la
referida hacienda, el documento que obra a fojas 65 del cuadernillo formado ante este Tri-
bunal, sostiene que lo hizo desde el año 1950 hasta el año 1971. Es decir, no solo su validez
está en cuestión, sino también su veracidad, lo que hace imposible acreditar con ellos ni la
relación laboral ni el tiempo efectivamente laborado que determine los años de aportaciones
que se le habrían desconocido al recurrente (...)”.
24. Finalmente, debe destacarse que durante el desarrollo de los procesos de amparo en materia pen-
sionaria este Tribunal también ha podido detectar casos en los cuales el demandante solicita el re-
conocimiento de años de aportaciones sin que presente algún medio probatorio que los acredite.
Así, en la STC Exp. N° 10465-2006-PA/TC, el Tribunal declaró infundada la demanda de am-
paro interpuesta por don Edilberto Dueñas Coronado contra la ONP. En dicha causa, el deman-
dante solicitaba que se le reconociera un total de 33 años aportaciones, en vez de los 27 años de
aportaciones que le había reconocido la ONP. Al analizar la controversia, el Tribunal desestimó
la demanda porque:
“(...) para acreditar dichos años de aportaciones, el demandante no ha[bía] adjuntado ningún
medio probatorio (certificados de trabajo, boletas de pago, liquidación de tiempo de servi-
cios, resumen de aportaciones, entre otros)”.
En igual sentido, en la STC Exp. N° 00273-2006-PA/TC, el Tribunal declaró infundada la de-
manda de amparo interpuesta por don Bernardo Isaac Leud Ku contra la ONP. En dicha causa,
196
SENTENCIAS DE AMPARO
197
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
198
SENTENCIAS DE AMPARO
de otorgarle pensión de jubilación, aun cuando el empleador no hubiese hecho el pago de las
aportaciones correspondientes, toda vez que la demandada debe efectuar la cobranza de las apor-
taciones indicadas de acuerdo con las facultades que le otorga la ley, haciendo uso de los apre-
mios que resulten necesarios para dicho fin.
33. Por tanto, tomando en cuenta la documentación mencionada, el actor acredita 21 años y 4 meses
de aportaciones al Sistema Nacional de Pensiones, los cuales, sumados a los 17 años y 5 meses de
aportaciones reconocidos por la demandada, hacen un total de 38 años y 9 meses de aportaciones.
Asimismo, con el Documento Nacional de Identidad obrante a fojas 36, se acredita que el deman-
dante nació el 25 de noviembre de 1949, y que cumplió los 55 años el 25 de noviembre de 2004.
34. Siendo así, el demandante reúne todos los requisitos legales exigidos para la percepción de la pensión
de jubilación adelantada; y, consiguientemente, se ha desconocido arbitrariamente el derecho consti-
tucional a la pensión que le asiste, por lo que la demandada debe abonarle las pensiones devengadas
de conformidad con el artículo 81 del Decreto Ley Nº 19990, para lo cual deberá tener en cuenta la fe-
cha de apertura del Expediente Nº 00900037205, en el que consta la solicitud de la pensión denegada.
35. Adicionalmente se debe ordenar a la emplazada que efectúe el cálculo de los devengados corres-
pondientes desde la fecha del agravio constitucional, así como el de los intereses legales gene-
rados de acuerdo con la tasa señalada en el artículo 1246 del Código Civil, y que proceda a su
pago en la forma establecida por la Ley Nº 28798.
36. Habiéndose acreditado que la emplazada ha vulnerado el derecho constitucional a la pensión,
corresponde, de conformidad con el artículo 56 del Código Procesal Constitucional, ordenar a
dicha entidad que asuma los costos procesales, los cuales deberán ser liquidados en la etapa de
ejecución de la presente sentencia.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda; en consecuencia, NULAS las Resoluciones N°s 0000040058-
2005-ONP/DC/DL 19990 y 0000053395-2006-ONP/DC/DL 19990.
2. Ordenar que la emplazada cumpla con otorgarle al recurrente una pensión de jubilación adelantada
con arreglo al artículo 44 del Decreto Ley N° 19990, y que le abone las pensiones devengadas e inte-
reses legales correspondientes, así como los costos procesales en la etapa de ejecución de la sentencia.
3. Declarar que los criterios previstos en el fundamento 26, supra, constituyen precedente vinculante
inmediato de conformidad con el artículo VII del Título Preliminar del CPConst.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ; VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO; BEAUMONT CALLIRGOS;
CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA
199
TC establece reglas para el pago de accesorios
y devengados en el amparo previsional
EXP. N° 05430-2006-PA/TC
LIMA
ALFREDO DE LA CRUZ CURASMA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a 24 días del mes de setiembre de 2008, el Tribunal Constitucional en sesión de Pleno
Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Mesía Ramírez, Vergara Gotelli, Landa Arro-
yo, Beaumot Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Alfredo De La Cruz Curasma contra la sen-
tencia de la Cuarta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 109, su fecha 16 de
marzo de 2006, que declara fundada en parte la demanda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 13 de setiembre de 2004, el recurrente solicita que se declare inaplicable la Resolución
0000049744-2004-ONP/DC/DL 19990, de fecha 13 de julio de 2004, y que en consecuencia se le
otorgue pensión de jubilación minera conforme a la Ley N° 25009. Asimismo solicita el reintegro de
los montos dejados de percibir, por haberse denegado el reconocimiento de su derecho pensionario.
La emplazada contesta la demanda alegando que el recurrente no ha acreditado las aportaciones
efectuadas al Sistema Nacional de Pensiones, para lo cual se requiere de un proceso que cuente con
etapa probatoria.
El Segundo Juzgado Especializado en lo Civil de Lima, con fecha 23 de junio de 2005, declara im-
procedente la demanda, considerando que para afianzar la validez del certificado de trabajo presen-
tado se debió acompañar los documentos detallados en el reglamento del Decreto Ley N° 19990.
La recurrida, revocando la apelada, declara fundada en parte la demanda ordenando el reconoci-
miento de las aportaciones efectuadas en los años 1956 y 1957, e improcedente el reconocimiento
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SENTENCIAS DE AMPARO
de las realizadas en el periodo 1958-1968, considerando que el amparo no es la vía idónea para ello
por carecer de etapa probatoria.
FUNDAMENTOS
§ Procedencia de la demanda
1. En la STC Exp. N° 1417-2005-PA, publicada en el diario oficial El Peruano el 12 de julio de
2005, este Tribunal ha señalado que forma parte del contenido esencial directamente protegido
por el derecho fundamental a la pensión las disposiciones legales que establecen los requisitos
para la obtención de tal derecho.
§ Delimitación del petitorio
2. En el presente caso el recurrente demanda el reconocimiento de la pensión de jubilación minera
conforme a los artículos 1 y 2 de la Ley N° 25009. En consecuencia la pretensión está compren-
dida en el supuesto previsto en el fundamento 37.b) de la citada sentencia, motivo por el cual co-
rresponde analizar el fondo de la cuestión controvertida.
3. En sede judicial se ha determinado la validez de las aportaciones efectuadas durante el periodo
1956-1957 por un total de 1 año y 5 meses, y se ha desestimado el reconocimiento de las apor-
taciones realizadas durante el periodo 1958-1968.
4. Por tanto este Tribunal se pronunciará respecto a las aportaciones no reconocidas durante el pe-
riodo 1958-1968, para determinar si con estas el demandante alcanza el mínimo de años de apor-
taciones requerido para acceder a la pensión reclamada.
§ Devengados e intereses
5. Antes del análisis de la controversia, este Colegiado considera necesario pronunciarse sobre el
precedente vinculante establecido en el fundamento 15 del Caso Sánchez-Lagomarcino Ramírez
(STC Exp. N° 2877-2005-HC), publicado en el diario oficial El Peruano el 11 de julio de 2006.
6. En el referido precedente vinculante se desarrollan los supuestos de procedencia del Recurso de
Agravio Constitucional (RAC), además de los formales que se indican en el artículo 18 del Có-
digo Procesal Constitucional.
7. En el literal d) del fundamento 15 se aborda el tema del “pago de accesorios”, detallándose algu-
nos casos en los que los demandantes acuden al amparo para cuestionar exclusivamente pagos
accesorios a la pensión o presentan un RAC con esta única finalidad, supuestos en los que este
Tribunal declaraba fundada las pretensiones.
8. Al respecto, tomando como referencia lo dispuesto en el fundamento 37.g, sobre reajustes pen-
sionarios, del Caso Anicama (STC Exp. N° 1417-2005-AA), en el párrafo final del fundamento
15 inciso d) se establece como precedente vinculante, lo siguiente:
(…) en la actualidad, la protección constitucional de intereses y reintegros ya no serán mate-
ria de control constitucional concentrado, sino que serán derivados a vías igualmente satis-
factorias para la persona. Por lo tanto, tampoco podrán ser ya materia de un RAC, pese a que
en el pasado sí lo eran.
9. Posteriormente, el 13 de setiembre de 2007, se publica en el diario oficial El Peruano el caso
Dirección Regional de Pesquería de La Libertad (STC Exp. N° 4853-2004-PA), estableciéndo-
se como precedente vinculante la procedencia del RAC a favor de los precedentes vinculantes
dictados por este Tribunal conforme al artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional.
10. A partir del precedente vinculante referido en el párrafo que antecede, la Oficina de Normaliza-
ción Previsional ha interpuesto RAC cuando en sede judicial se ha estimado el pago de acceso-
rios junto con la pretensión principal, y por su lado los demandantes han hecho lo propio cuando
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TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
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SENTENCIAS DE AMPARO
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TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
15. Asimismo, toda vez que el precedente referido en el fundamento 13 que antecede se relacionó
con el fundamento 37.g) del caso Anicama (STC Exp. N° 1417-2005-PA), este Colegiado consi-
dera oportuno precisar que en esta disposición, a diferencia de las otros supuestos del fundamen-
to 37, se ha señalado prima facie qué pretensiones no forman parte del contenido constitucional-
mente protegido del derecho a la pensión.
16. Consiguientemente, si bien el amparo no es la vía para reclamar montos dinerarios y/o reajustes
(devengados o reintegros), para determinar la procedencia de estas pretensiones accesorias se
deberá tener en consideración si se está ante un caso de afectación del mínimo vital o de tutela
urgente, en cuyo caso se habrá de analizar el fondo de la cuestión controvertida (pretensión prin-
cipal) por encontrarse esta comprendida en el contenido esencial constitucionalmente protegido
del derecho a la pensión, tal como viene haciendo este Tribunal a partir del precedente estable-
cido en el caso Anicama.
§ Análisis de la controversia de autos
17. Los artículos 1 y 2 de la Ley N° 25009, de jubilación minera, preceptúan que la edad de jubila-
ción de los trabajadores mineros será de 45 años de edad cuando laboren en minas subterráneas,
siempre que hubieren acreditado 20 años de aportaciones, de los cuales 10 años deberán corres-
ponder a trabajo efectivo prestado en dicha modalidad.
18. Respecto a la edad de jubilación, de la copia del Documento Nacional de Identidad, de fojas 10,
se desprende que el actor cumplió la edad mínima para tener derecho a percibir una pensión de
jubilación minera en la modalidad de mina subterránea (45 años) el 13 de noviembre de 1995.
19. En cuanto a las aportaciones, a fojas 2 y 3 obra la resolución impugnada y el cuadro resumen
de aportaciones de los que se evidencia que la demandada no ha reconocido al actor 10 años y 7
meses de aportaciones efectuadas durante el periodo 1958-1968, por considerar que no han sido
fehacientemente acreditadas.
20. Respecto de la aportaciones de los asegurados obligatorios, los artículos 11 y 70 del Decreto Ley
N° 19990 establecen, respectivamente, que “los empleadores (...) están obligados a retener las
aportaciones de los trabajadores asegurados obligatorios (...)”, y que “para los asegurados obli-
gatorios son periodos de aportación los meses, semanas o días en que presten, o hayan prestado
servicios que generen la obligación de abonar las aportaciones a que se refieren los artículos 7
al 13, aún cuando el empleador (...) no hubiese efectuado el pago de las aportaciones”. Más aún,
el artículo 13 de esta norma dispone que la emplazada se encuentra obligada a iniciar el proce-
dimiento coactivo si el empleador no cumple con efectuar el abono de las aportaciones indica-
das. A mayor abundamiento, el inciso d), artículo 7 de la Resolución Suprema N° 306-2001-EF,
Reglamento de Organización y Funciones de la Oficina de Normalización Previsional (ONP),
dispone que la emplazada debe “efectuar la verificación, liquidación y fiscalización de derechos
pensionarios que sean necesarias para garantizar su otorgamiento con arreglo a Ley”.
21. Para acreditar las aportaciones efectuadas en el periodo 1958-1968, el demandante ha recaudado
a fojas 4 un certificado de trabajo original expedido por el Superintendente General de la Corpo-
ración Minera Castrovirreyna S.A., en el que consta que laboró en mina subterránea durante 20
años y 4 meses, tiempo en el cual están incluidos los 9 años y 6 meses ya reconocidos.
22. En consecuencia se advierte que el demandante se desempeñó durante 20 años y 4 meses como
trabajador minero, con más de 10 años de servicio efectivo en la modalidad de mina subterránea,
estableciéndose la fecha de la contingencia el 13 de noviembre de 1995. Por tanto, a la fecha de
la presentación de su solicitud cumplía los requisitos (edad, aportes y trabajo en la modalidad)
para percibir una pensión de jubilación minera conforme a la Ley N° 25009.
23. En cuanto al pago de las pensiones devengadas e intereses, habiéndose precisado el ámbito de
aplicación del fundamento 15 d) del caso Sánchez-Lagomarcino Ramírez (STC Exp. N° 2877-
2005-HC), este Tribunal ordena el pago de las pensiones devengadas conforme a lo establecido
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SENTENCIAS DE AMPARO
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AMPARO LABORAL
EXP. N° 00206-2005-PA/TC-HUAURA
CÉSAR ANTONIO BAYLÓN FLORES
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 28 días del mes de noviembre de 2005, el Tribunal Constitucional en sesión de Ple-
no Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Alva Orlandini, Presidente; Bardelli Lartiri-
goyen, Vicepresidente; Gonzales Ojeda, García Toma, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia
la siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don César Antonio Baylón Flores contra la sen-
tencia de la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huaura, de fojas 461, su fecha 9 de diciem-
bre de 2005, que declaró infundada la acción de amparo de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 21 de abril de 2004, el recurrente interpone demanda de amparo contra la E.P.S. Emapa
Huacho S.A. y don Víctor Manuel Hacen Bernaola, en su calidad de Gerente General de la citada
empresa, solicitando que se declaren inaplicables la carta notarial de imputación de cargos de fecha
3 de marzo de 2004 y la carta notarial de despido de fecha 17 de marzo de 2004; y que, por consi-
guiente, se lo reponga en el puesto de asistente de control patrimonial, con el pago de sus remunera-
ciones dejadas de percibir. Asimismo, solicita que los demandados le paguen una indemnización de
daños y perjuicios equivalente a 10,000.00 nuevos soles y que se disponga la apertura de instrucción
al Gerente General por ser responsable de la agresión sufrida.
206
SENTENCIAS DE AMPARO
Manifiesta haber sido despedido debido a que, con posterioridad a la época en que ocupó el cargo de
Jefe del Equipo de Facturación, se detectaron una serie de irregularidades con motivo del “Examen
especial sobre presuntas irregularidades efectuadas en la manipulación del sistema SICI” llevado a
cabo por el órgano de control de la empresa. Al respecto, refiere que no se hizo una adecuada califi-
cación de la causa justa de despido y que no se observó el principio de inmediatez, contemplado en
el artículo 31 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, TUO de la Ley de Productividad y Competitivi-
dad Laboral, toda vez que el despido se produjo mucho tiempo después de la fecha en que ocurrie-
ron los hechos por los cuales fue despedido. Agrega que tales actos vulneran sus derechos constitu-
cionales, su derecho constitucional al trabajo, a la adecuada protección contra el despido arbitrario
y al debido proceso.
E.P.S. Emapa Huacho S.A. propone la excepción de incompetencia por razón de la materia, aducien-
do que la vía del amparo no resulta idónea para este tipo de casos, pues existe una vía laboral donde
se puede dilucidar mejor la controversia con el despliegue de una amplia actuación de material pro-
batorio. Sostiene que en el caso del actor se procedió a su despido por la gravedad de las faltas co-
metidas, respetándose, en todo momento, el debido proceso y sus derechos constitucionales, por lo
que solicita que la demanda sea declarada infundada.
El codemandado Víctor Manuel Hacen Bernaola solicita que la demanda sea declarada infundada,
alegando que no le une vínculo alguno con el actor y que la sanción impuesta se debió única y ex-
clusivamente a la configuración de una falta grave cometida por el recurrente. Manifiesta que el pro-
ceso de despido del demandante se realizó sin mala fe, dolo y arbitrariedades.
El Tercer Juzgado Civil de Huaura, con fecha 5 de julio de 2004, declara infundada la excepción pro-
puesta considerando que el proceso de amparo tiene carácter alternativo, es decir, que ante la viola-
ción de un derecho constitucional, el demandante puede escoger dicha vía para defender sus dere-
chos constitucionales; e, infundada la demanda argumentando que el actor cometió las faltas graves
que se le imputan, observándose para su despido el debido proceso que establece la ley.
La recurrida confirma la apelada, por los mismos fundamentos.
FUNDAMENTOS
1. En el caso sobre la Ley Marco del Empleo Público, Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, (Fundamentos
17 a 42), este Tribunal precisó una serie de criterios jurisprudenciales relativos a los principios
laborales constitucionales, tales como in dubio pro operario, la igualdad de oportunidades, la
no discriminación en materia laboral y la irrenunciabilidad de derechos. Igualmente, en el cita-
do caso, se hizo referencia a los derechos colectivos de los trabajadores que reconoce la Consti-
tución, entre los que destacan de libertad sindical, de sindicación, de negociación colectiva y de
huelga. Al respecto, se sostuvo que tales disposiciones, con las particularidades y excepciones
que ella misma prevé, se aplican tanto al régimen laboral privado como al público. El Tribunal
Constitucional se ratifica en tales criterios y reitera su carácter vinculante para la resolución de
los casos en materia laboral que se resuelvan en sede constitucional u ordinaria.
2. En esta oportunidad y complementando la jurisprudencia constitucional en materia laboral indivi-
dual, emitida en los casos derivados del régimen laboral privado (en particular los casos Sindica-
to Unitario de Trabajadores de Telefónica del Perú S.A. y Fetratel, Exp. Nº 1124-2001-AA/TC, y
Eusebio Llanos Huasco, Exp. Nº 976-2001-AA/TC), así como en los casos vinculados al régimen
laboral público, se formularán determinados criterios jurisprudenciales para la aplicación del ar-
tículo 5.2 del Código Procesal Constitucional, referidos a las vías igualmente satisfactorias para
la protección del derecho constitucional al trabajo y derechos conexos, que, conforme al ar-
tículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional, constituirán precedentes
vinculantes.
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TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Vía procedimental igualmente satisfactoria para la protección del derecho al trabajo y dere-
chos conexos en el régimen laboral privado
3. La vigencia del Código Procesal Constitucional supone un cambio en el régimen legal del pro-
ceso de amparo ya que establece, entre otras cosas, la subsidiariedad para la procedencia de las
demandas de amparo. Con ello se cambia el anterior régimen procesal del amparo que establecía
un sistema alternativo. En efecto, conforme al artículo 5, inciso 2 del Código Procesal Constitu-
cional, no proceden las demandas constitucionales cuando existan vías procedimentales es-
pecíficas, igualmente satisfactorias, para la protección del derecho constitucional amena-
zado o vulnerado.
4. Al respecto, este Colegiado precisó que “(...) tanto lo que estableció en su momento la Ley
N° 23506 y lo que prescribe hoy el Código Procesal Constitucional, respecto al Amparo Alternativo
y al Amparo Residual, ha sido concebido para atender requerimientos de urgencia que tienen que ver
con la afectación de derechos directamente comprendidos dentro de la calificación de fundamen-
tales por la Constitución Política del Estado. Por ello, si hay una vía efectiva para el tratamiento de
la temática propuesta por el demandante, esta no es la excepcional del Amparo que, como se dijo,
constituye un mecanismo extraordinario”. (Exp. N° 4196-2004-AA/TC, Fundamento 6).
5. En efecto, en la jurisdicción constitucional comparada es pacífico asumir que el primer nivel de
protección de los derechos fundamentales le corresponde a los jueces del Poder Judicial a tra-
vés de los procesos judiciales ordinarios. Conforme al artículo 138 de la Constitución, los jue-
ces administran justicia con arreglo a la Constitución y las leyes, puesto que ellos también ga-
rantizan una adecuada protección de los derechos y libertades reconocidos por la Constitución.
Sostener lo contrario significaría firmar que solo el amparo es el único medio para salvaguardar
los derechos constitucionales, a pesar de que a través de otros procesos judiciales también es po-
sible obtener el mismo resultado. De igual modo, debe tenerse presente que todos los jueces se
encuentran vinculados por la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos;
más aún, la Constitución los habilita a efectuar el control difuso conforme a su artículo 138.
6. Consecuentemente, solo en los casos en que tales vías ordinarias no sean idóneas, satisfactorias
o eficaces para la cautela del derecho, o por la necesidad de protección urgente, o en situaciones
especiales que han de ser analizadas, caso por caso, por los jueces, será posible acudir a la vía
extraordinaria del amparo, correspondiendo al demandante la carga de la prueba para demos-
trar que el proceso de amparo es la vía idónea y eficaz para restablecer el ejercicio de su derecho
constitucional vulnerado, y no el proceso judicial ordinario de que se trate.
7. El Tribunal Constitucional estima que esta nueva situación modifica sustancialmente su compe-
tencia para conocer de controversias derivadas de materia laboral individual, sean privadas o pú-
blicas. Sin embargo, los criterios jurisprudenciales establecidos en el caso Eusebio Llanos Huas-
co, Exp. Nº 976-2004-AA/TC, para los casos de despidos incausados (en los cuales no exista
imputación de causa alguna), fraudulentos y nulos, se mantendrán en esencia. En efecto, si tal
como hemos señalado, el contenido del derecho constitucional a una protección adecuada contra
el despido arbitrario supone la indemnización o la reposición según corresponda, a elección del
trabajador, entonces, en caso de que en la vía judicial ordinaria no sea posible obtener la reposi-
ción o la restitución del derecho vulnerado, el amparo será la vía idónea para obtener la protec-
ción adecuada de los trabajadores del régimen laboral privado, incluida la reposición cuando el
despido se funde en los supuestos mencionados.
8. Respecto al despido sin imputación de causa, la jurisprudencia es abundante y debe hacerse remi-
sión a ella para delimitar los supuestos en los que el amparo se configura como vía idónea para repo-
ner el derecho vulnerado. En cuanto al despido fraudulento, esto es, cuando se imputa al trabajador
hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios, o se le atribuye una falta no prevista legal-
mente, solo será procedente la vía del amparo cuando el demandante acredite fehaciente e indubita-
blemente que existió fraude, pues en caso contrario, es decir, cuando haya controversia o duda sobre
los hechos, corresponderá a la vía ordinaria laboral determinar la veracidad o falsedad de ellos.
208
SENTENCIAS DE AMPARO
9. Con relación al despido nulo, si bien la legislación laboral privada regula la reposición y la in-
demnización para los casos de despido nulo conforme a los artículos 29 y 34 del Decreto Supre-
mo Nº 003-97-TR, TUO del Decreto Legislativo Nº 728, Ley de Productividad y Competitivi-
dad Laboral, el Tribunal Constitucional ratifica los criterios vertidos en el caso Eusebio Llanos
Huasco, en el punto referido a su competencia para conocer los casos de urgencia relacionados
con la violación de los derechos constitucionales que originan un despido nulo, dadas las parti-
cularidades que reviste la protección de los derechos involucrados.
10. En efecto, la libertad sindical y el derecho de sindicación reconocidos por el artículo 28, inciso
1 de la Constitución (Exp. Nº 0008-2005-PI/TC, fundamentos 26, 27 y 28), e interpretados con-
forme a la Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución y al artículo V del Título
Preliminar del Código Procesal Constitucional, imponen la obligación estatal de adoptar las me-
didas necesarias y apropiadas para garantizar a los trabajadores y empleadores el libre ejercicio
del derecho de sindicación e impedir todo acto de discriminación tendiente a menoscabar la li-
bertad sindical, tales como condicionar el empleo de un trabajador a que no se afilie o a que deje
de ser miembro de un sindicato; o despedir a un trabajador o perjudicarlo en cualquier forma a
causa de su afiliación sindical o a su participación en actividades sindicales fuera de las horas de
trabajo o, con el consentimiento del empleador, durante las horas de trabajo (artículo 11 del Con-
venio Nº 87 de la OIT, sobre libertad sindical y protección del derecho de sindicación, artículo 1
del Convenio Nº 98 de la OIT, relativo a la aplicación de los principios del derecho de sindica-
ción y de negociación colectiva).
11. En la misma línea argumentativa, en el citado Exp. N° 0008-2005-PI/TC, se dejó establecido que
la libertad sindical no solo tiene una dimensión individual, relativa a la constitución de un sindica-
to y a su afiliación, sino también una dimensión plural o colectiva que se manifiesta en la autono-
mía sindical y en su personería jurídica (fundamento 26). Esta dimensión de la libertad sindical se
justifica por cuanto el artículo 3.1. del Convenio N° 87 de la OIT, anteriormente citado, precisa que
las organizaciones de trabajadores tienen el derecho de elegir libremente a sus representantes, de
organizar su administración y sus actividades y formular su programa de acción, en tanto que el ar-
tículo 1.2. del Convenio N° 98 de la OIT, como ya se dijo, establece la protección a los trabajado-
res sindicalizados contra todo acto que tenga por objeto despedirlo o perjudicarlo de cualquier otra
forma a causa de su afiliación sindical o por su participación en actividades sindicales.
12. Por tanto, debemos considerar que la libertad sindical, en su dimensión plural o colectiva, tam-
bién protege la autonomía sindical, esto es, que los sindicatos funcionen libremente sin inje-
rencias o actos externos que los afecten. Protege, asimismo, las actividades sindicales que de-
sarrollan los sindicatos y sus afiliados, así como a los dirigentes sindicales, para garantizar el
desempeño de sus funciones y que cumplan con el mandato para el que fueron elegidos. Sin esta
protección no sería posible el ejercicio de una serie de derechos y libertades, tales como el dere-
cho de reunión sindical, el derecho a la protección de los representantes sindicales para su actua-
ción sindical, la defensa de los intereses de los trabajadores sindicalizados y la representación de
sus afiliados en procedimientos administrativos y judiciales. Del mismo modo, no sería posible
un adecuado ejercicio de la negociación colectiva y del derecho de huelga.
13. Es por ello que, a criterio del Tribunal Constitucional, la dimensión plural o colectiva de la liber-
tad sindical garantiza no solo la protección colectiva de los trabajadores sindicalizados (como
fue reconocido por este Colegiado en el Exp. N° 1124-2001-AA/TC, fundamento 11), sino que
también reconoce una protección especial para los dirigentes sindicales, toda vez que estos úl-
timos, libremente elegidos, detentan la representación de los trabajadores sindicalizados a fin
de defender sus intereses. Consecuentemente, todo acto lesivo, no justificado e irrazonable, que
afecte a los trabajadores sindicalizados y a sus dirigentes y que haga impracticable el funciona-
miento del sindicato, deberá ser reparado.
14. Este Tribunal Constitucional, en opinión coincidente con el Tribunal Constitucional español, esti-
ma que las garantías descritas se justifican por cuanto los sindicatos son formaciones con relevancia
social que integran la sociedad democrática (STC 292/1993, fundamento 5, del 9 de noviembre de
209
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
1993), añádase, para la protección y promoción de sus intereses (artículo 8.1.a. del Protocolo Adi-
cional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos,
Sociales o Culturales o “Protocolo de San Salvador”). Consiguientemente, los despidos originados
en la lesión a la libertad sindical y al derecho de sindicación siempre tendrán la tutela urgente del
proceso de amparo, aun cuando las vías ordinarias también puedan reparar tales derechos.
15. Del mismo modo, los despidos originados en la discriminación por razón de sexo raza, religión,
opinión, idioma o de cualquier otra índole, tendrán protección a través del amparo, así como los
despidos producidos con motivo del embarazo, toda vez que, conforme al artículo 23 de la Cons-
titución, el Estado protege especialmente a la madre. Deber que se traduce en las obligaciones
estatales de adoptar todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación contra la mujer
en la esfera del empleo, prohibiendo, en especial, bajo pena de sanciones, el despido por motivo
de embarazo o licencia de maternidad, así como la discriminación sobre la base del estado civil
y prestar protección especial a la mujer durante el embarazo (artículo 11 numerales 1 y 2 litera-
les a y d de la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la
mujer de Naciones Unidas).
Igualmente, el proceso de amparo será el idóneo frente al despido que se origina en la condi-
ción de impedido físico mental, a tenor de los artículos 7 y 23 de la Constitución que les garanti-
za una protección especial de parte del Estado. En efecto, conforme al artículo 18 del Protocolo
adicional a la Convención Americana de Derechos Humanos en materia de Derechos Económi-
cos, Sociales y Culturales o “Protocolo de San Salvador”, sobre protección de los minusválidos,
toda persona afectada por una disminución en sus capacidades físicas o mentales tiene derecho
a recibir una atención especial con el fin de alcanzar el máximo desarrollo de su personalidad.
16. Por tanto, cuando se formulen demandas fundadas en las causales que configuran un despido
nulo, el amparo será procedente por las razones expuestas, considerando la protección urgente
que se requiere para este tipo de casos, sin perjuicio del derecho del trabajador a recurrir a la vía
judicial ordinaria laboral, si así lo estima conveniente.
17. Por otro lado, la Ley Procesal del Trabajo, Nº 26636, prevé en su artículo 4 la competencia por
razón de la materia de las Salas Laborales y Juzgados de Trabajo. Al respecto, el artículo 4.2 de
la misma ley establece que los Juzgados de Trabajo conocen, entre las materias más relevantes
de las pretensiones individuales por conflictos jurídicos, las siguientes:
a) Impugnación de despido (sin reposición).
b) Cese de actos de hostilidad del empleador, incluidos los actos de hostigamiento sexual, con-
forme a la ley sobre la materia.
c) Incumplimiento de disposiciones y normas laborales cualquiera fuera su naturaleza.
d) Pago de remuneraciones y beneficios económicos.
18. A su turno, el artículo 30 del Decreto Supremo Nº 003-97-TR, TUO del Decreto Legislativo
Nº 728, Ley de Productividad y Competitividad Laboral, considera que constituyen actos de
hostilidad:
a) La falta de pago de la remuneración en la oportunidad correspondiente, salvo razones de
fuerza mayor o caso fortuito debidamente comprobados por el empleador.
b) La reducción inmotivada de la remuneración o de la categoría.
c) El traslado del trabajador a lugar distinto de aquel en el que preste habitualmente servicios,
con el propósito de ocasionarle perjuicio.
d) La inobservancia de medidas de higiene y seguridad que pueda afectar o poner en riesgo la
vida y la salud del trabajador.
210
SENTENCIAS DE AMPARO
211
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
y que se derivan de derechos reconocidos por la ley, tales como nombramientos, impugnación de
adjudicación de plazas, desplazamientos, reasignaciones o rotaciones, cuestionamientos relati-
vos a remuneraciones, bonificaciones, subsidios y gratificaciones, permisos, licencias, ascensos,
promociones, impugnación de procesos administrativos disciplinarios, sanciones administrati-
vas, ceses por límite de edad, excedencia, reincorporaciones, rehabilitaciones, compensación por
tiempo de servicios y cuestionamiento de la actuación de la administración con motivo de la Ley
Nº 27803, entre otros.
24. Por tanto, conforme al artículo 5, inciso 2 del Código Procesal Constitucional, las demandas de
amparo que soliciten la reposición de los despidos producidos bajo el régimen de la legislación
laboral pública y de las materias mencionadas en el párrafo precedente deberán ser declaradas
improcedentes, puesto que la vía igualmente satisfactoria para ventilar este tipo de pretensiones
es la contencioso administrativa. Solo en defecto de tal posibilidad o atendiendo a la urgencia o
a la demostración objetiva y fehaciente por parte del demandante de que la vía contenciosa ad-
ministrativa no es la idónea, procederá el amparo. Igualmente, el proceso de amparo será la vía
idónea para los casos relativos a despidos de servidores públicos cuya causa sea: su afiliación
sindical o cargo sindical, por discriminación, en el caso de las mujeres por su maternidad, y por
la condición de impedido físico o mental conforme a los fundamentos 10 a 15 supra.
25. El Tribunal Constitucional estima que, de no hacerse así, el proceso de amparo terminará susti-
tuyendo a los procesos judiciales ordinarios como el laboral y el contencioso-administrativo, con
su consiguiente ineficacia, desnaturalizando así su esencia, caracterizada por su carácter urgente,
extraordinario, residual y sumario.
Análisis del presente caso
26. El recurrente fue despedido el 17 de marzo de 2004, previo procedimiento de despido, imputándo-
sele las faltas graves previstas en los incisos a) y c) del artículo 25 del Decreto Supremo Nº 003-97-
TR, concordadas con los incisos a), d) y f) del artículo 74 del Reglamento Interno de Trabajo de la
E.P.S. Emapa Huacho S.A. A tal efecto, en autos se advierte que se le cursó la carta de pre aviso y
que pudo efectuar sus descargos; de manera que la empleadora cumplió con la ley laboral atinente
a este tipo de procesos. Consiguientemente, no se advierte vulneración del debido proceso.
27. De otro lado, el demandante sostiene que se habría vulnerado el principio de inmediatez. Sobre
este punto debe precisarse que la causa de despido se origina en el Informe Nº 009-2003 EPS
Emapa-Huacho-OCI “Examen especial: sobre presuntas irregularidades efectuadas en la mani-
pulación del SICI”, sistema informático comercial integrado, llevado a cabo por el órgano de
control interno de la empresa demandada, en el que se concluyó que se favoreció a terceras per-
sonas en la facturación del servicio de agua en perjuicio de la empresa. Dicho informe determi-
nó la responsabilidad administrativa del recurrente, así como la de otros empleados.
28. Si bien es cierto que los hechos se produjeron durante el periodo 2002-2003, en que el deman-
dante ocupó el cargo de Jefe del Equipo de Facturación, no lo es menos que las responsabilida-
des por las irregularidades sólo se pudieron conocer una vez que culminó el informe llevado a
cabo por el órgano de control de la empresa, y que fue comunicado a la alta dirección en enero de
2004, previa investigación en la que el recurrente también ejerció su derecho de defensa. Consi-
guientemente, el Tribunal Constitucional estima que el procedimiento de despido, recomendado
por el asesor legal externo, no vulneró el principio de inmediatez, toda vez que se inició dentro
de un plazo razonable (Exp. Nº 0585-2003-AA). Por tal razón, este extremo de la demanda tam-
bién debe desestimarse.
29. Asimismo, el recurrente cuestiona los hechos que se invocan como causas justas de despido. En-
tre otros, que la demandada, apoyándose en el informe del órgano de control interno de la empre-
sa, concluye que el demandante concedió, de manera irregular, rebajas al usuario Línea Interpro-
vincial de Transportistas S.A.-LITSA; que se emitieron facturas a la empresa EMSAL cuando
tales servicios ya habían sido cancelados, con su consiguiente ingreso en el registro de ventas de
212
SENTENCIAS DE AMPARO
la empresa; que se hizo una rebaja en el cobro del servicio al señor Estanislao Loyola Hurtado;
y que se cometieron irregularidades en la facturación del cliente Molitalia S.A. por la instalación
de un medidor y la conexión de agua.
30. El recurrente niega tales imputaciones y afirma que se deben a los defectos del sistema infor-
mático; asimismo, refiere que a nivel de la Fiscalía se decidió archivar la denuncia penal por los
mismos hechos, puesto que no se comprobó responsabilidad penal alguna. Independientemente
de las responsabilidades civiles o penales, el Tribunal Constitucional estima que, en el presente
caso, de los actuados se advierte la existencia de hechos controvertidos, relativos a la declaración
de responsabilidad del demandante en la causa justa de despido, cuya dilucidación no es posible
en el proceso de amparo por su anotado carácter sumario. Por tanto, este extremo de la demanda
debe declararse improcedente.
31. Con relación a los pedidos de pago de remuneraciones dejadas de percibir y de indemnización
por daños y perjuicios, deben ser declarados improcedentes, pues el amparo no es la vía idónea
para resolver tales reclamos. Lo mismo debe declararse sobre la solicitud de que se denuncie pe-
nalmente al gerente general de la demandada.
Precedente vinculante
32. Hasta la fecha de dilucidación del presente caso los criterios de la jurisdicción constitucional ha-
bían sido sumamente flexibles y amplios en la evaluación de una gran variedad de controversias
laborales de carácter individual, sea en el ámbito laboral privado o en el público, sobre la base
del carácter alternativo del proceso constitucional del amparo. Sin embargo, y dentro del marco
de la función de ordenación del Tribunal Constitucional, se hace indispensable, para los casos de
materia laboral individual, privada o pública, tramitados en la vía del proceso de amparo, la apli-
cación de los criterios establecidos en el presente caso, con relación al carácter residual del pro-
ceso de amparo y de los criterios jurisprudenciales sustantivos relativos a los derechos laborales
desarrollados a través de la jurisprudencia de este Tribunal Constitucional, a fin de no desnatu-
ralizar el carácter extraordinario, breve y expeditivo del proceso de amparo.
33. Por ello, de conformidad con lo dispuesto en el artículo VII del Título Preliminar del Código
Procesal Constitucional, los criterios contenidos en los fundamentos 7 a 25 supra, constituyen
precedente vinculante, puesto que son indispensables para determinar la procedencia de la vía
del proceso constitucional de amparo.
34. Con ello el Tribunal Constitucional busca perfeccionar el proceso de amparo a fin de que sea
realmente eficaz y expeditivo. Por tanto, el precedente establecido será de vinculación inmedia-
ta a partir del día siguiente de su publicación en el diario oficial El Peruano, de modo que toda
demanda que sea presentada y que no reúna las condiciones del precedente, o las que se encuen-
tren en trámite e igualmente no reúnan tales condiciones, deberán ser declaradas improcedentes.
Vía procedimental específica y reglas procesales aplicables a los procesos de amparo en mate-
ria laboral en trámite
35. A partir de la expedición de la sentencia del caso Manuel Anicama Hernández (Exp. N° 1417-
2005-AA/TC), el Tribunal Constitucional estableció los casos de materia pensionaria que cono-
cería, encausándose a la vía contenciosa-administrativa las demandas que, por tal razón, se de-
clarasen improcedentes.
36. Consecuentemente, y por la aplicación de similares criterios respecto a la reconducción de pro-
cesos, las demandas de amparo que sobre las materias laborales de carácter individual, sean del
régimen laboral público o privado descritos en la presente sentencia, deberán ser encausadas a
través de las vías igualmente satisfactorias para resolver las controversias individuales de carác-
ter laboral, privadas o públicas, y que son:
a) El proceso laboral ordinario, para las controversias de carácter laboral individual privado.
213
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
214
Clasificación de los despidos lesivos
al derecho al trabajo:
Incausado, fraudulento y nulo
EXP. N° 976-2001-AA/TC-HUÁNUCO
EUSEBIO LLANOS HUASCO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 13 días del mes de marzo del 2003, reunido el Tribunal Constitucional en sesión
de Pleno Jurisdiccional, con la asistencia de los señores Magistrados Alva Orlandini, Bardelli Lar-
tirigoyen, Rey Terry, Revoredo Marsano, Gonzales Ojeda y García Toma, pronuncia la siguiente
sentencia.
ASUNTO
Recuso extraordinario interpuesto por don Eusebio Llanos Huasco contra la resolución de la Sala
Civil de la Corte Superior de Huánuco Pasco, de fecha 14 de agosto del 2001 que, confirmando la
apelada, declara infundadas las defensas previas y excepción de incompetencia formuladas por la
demandada así como infundada la demanda interpuesta.
ANTECEDENTES
Con fecha 18/04/2001, don Eusebio Llanos Huasco interpone acción de amparo contra Telefónica
del Perú S.A. solicitando se deje sin efecto legal la Carta Notarial de fecha 16/02/2001, por conside-
rar que vulnera su derecho constitucional al trabajo, por la que solicita su inmediata reposición en el
puesto que venía desempeñando hasta antes del 21/02/2001.
Especifica el demandante que ha laborado en la empresa Telefónica del Perú desde marzo de 1981
hasta el 21/02/2001, fecha en la que se le impidió ingresar a su centro de trabajo. Durante dicho pe-
riodo nunca ha tenido problemas con la empresa demandada, ni tampoco ha sido sancionado ad-
ministrativamente por algún hecho; por el contrario, ha sido un trabajador eficiente y responsable,
habiendo obtenido incluso el reconocimiento de la empresa como uno de los más sobresalientes tra-
bajadores, como lo acredita mediante instrumentales que adjunta. No obstante, señala que la de-
mandada le ha cursado la antes citada Carta Notarial, mediante la que le comunica que ha decidido
dar por concluido su contrato de trabajo, por haber incurrido en supuestas faltas graves contempla-
das en los literales a), c) y d) del artículo 25 del TUO del Decreto Legislativo N° 728, aprobado
por D.S. N° 003-97-TR, tales como: a) haber brindado información falsa presentando documentos
215
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
sobre valuados; b) quebrantar la buena fe laboral al hacer mal uso de la confianza depositada gene-
rando un documento en complicidad con el propietario del Hostal Latino de Tingo María; c) presen-
tar documentos sobrevaluados para conseguir beneficios personales con la intención de causar daño
a la empresa, y d) perjudicar económicamente a la empresa; imputaciones todas estas que se le han
hecho en base a un supuesto informe u oficio remitido por el propietario del citado Hostal Latino
donde se indica que a solicitud del demandante, se habría sobrevaluado la Factura N° 009641 por el
importe de S/. 300.00. Sostiene que dichos cargos enervados mediante las comunicaciones que cur-
só con fechas 21-12-2000 y 05-02-2001, en las que desvirtúa las afirmaciones hechas por la deman-
dada; incluso el mismo accionante, con fecha 15-02-2001, ha cursado carta notarial al propietario
del Hostal Latino, a fin de que dicha persona rectificara el informe falso y malicioso que se curso al
Jefe Zonal de Huancayo con fecha 17-01-2001 (sic), no obstante lo cual hasta la fecha no se ha dado
respuesta a su comunicación. Agrega que se le ha perjudicado como represalia por haber interpues-
to a la misma demandada, una acción judicial sobre reconocimiento de años de servicios y pago de
remuneraciones insolutas, la misma que actualmente se encuentra en trámite y donde a nivel de pri-
mera instancia ha obtenido resolución favorable a su pretensión.
Telefónica del Perú S.A. solicita se declare inadmisible o infundada la pretensión. Especifica que la
acción debe rechazarse de plano porque la violación alegada se ha convertido en irreparable al ha-
berse despedido al demandante de acuerdo a ley; en todo caso, la reposición no procede sino en los
supuestos de despidos nulos, lo que no sucede en el presente caso. Agrega, además, que la presente
vía, por su carencia de etapa probatoria, no resulta la idónea, sino la vía laboral, motivo por lo que
deduce la excepción de incompetencia. Por último, y en cuanto al fondo, precisa que no se ha vul-
nerado los derechos constitucionales reclamados, habida cuenta que su despido se ha producido tras
haberse comprobado la existencia de una falta grave, frente a la cual el de demandante ha hecho uso
de su derecho de defensa.
El Segundo Juzgado Mixto de Huánuco, con fecha 13-06-2001, a fojas 151 a 159, declara infunda-
das las defensas previas y la excepción de incompetencia, e infundada la demanda, por considerar
que resulta imposible reponer las cosas al estado anterior a la violación del derecho invocado, por
cuanto el demandante fue despedido en aplicación de la ley y conforme a la misma se le dio el de-
recho a efectuar sus descargos. Por otra parte, las faltas imputables al actor están previstas en la ley,
por lo que el empleador ha procedido a aplicar la misma; en todo caso, para discutir dicha contro-
versia se requiere de estación probatoria de la cual carece el amparo. Finalmente el artículo 27 de la
Constitución, no supone la posibilidad de que se reponga al trabajador.
La recurrida confirmó la apelada, fundamentalmente por considerar que el demandante ha sido de-
bidamente informado de los cargos formulados en su contra, los que además se encuentran tipifica-
dos en la ley, por lo que no se ha vulnerado sus derechos constitucionales.
FUNDAMENTOS
I. Petitorio
1. Conforme aparece en el petitorio de la demanda, el objeto del presente proceso constitucional se
dirige a que se deje sin efecto legal la Carta Notarial de fecha 16 de febrero de 2001, por consi-
derar que se ha vulnerado su derecho constitucional al trabajo. En consecuencia, solicita que se
ordene su inmediata reposición en el puesto que venía desempeñando hasta antes del 21 de fe-
brero de 2001.
2. La demandada ha sostenido, en su escrito de contestación de la demanda, que el amparo no sería
la vía adecuada para resolver la controversia, pues la reposición solo procede en el caso de los
despidos nulos, lo que no es el caso, pues se despidió al actor por la comisión de falta grave. Se-
ñala, asimismo, que la vía del amparo no es la idónea, pues la controversia es de naturaleza la-
boral y el amparo no tiene estación probatoria.
216
SENTENCIAS DE AMPARO
217
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
218
SENTENCIAS DE AMPARO
Como se ha dicho, esta eficacia horizontal de los derechos fundamentales en las relaciones entre
privados se deriva del concepto de Constitución como Ley Fundamental de la Sociedad, que en
nuestro ordenamiento se encuentra plasmado a través del artículo 1 de la Constitución de 1993,
que pone énfasis en señalar que: “La defensa de la persona humana y el respeto de su dignidad
son el fin supremo de la sociedad y del Estado” .
Se trata, además, de una consecuencia que se deriva, en todos sus alcances, del propio artículo
38 de la Constitución, según el cual: “Todos los peruanos tienen el deber (...) de respetar, cum-
plir (...) la Constitución (...)”. Con dicho precepto constitucional se establece que la vinculatorie-
dad de la Constitución se proyecta erga omnes, no solo al ámbito de las relaciones entre los par-
ticulares con el Estado, sino también a aquellas establecidas entre particulares. De manera que la
fuerza normativa de la Constitución, su fuerza activa y pasiva, así como su fuerza reguladora de
las relaciones jurídicas, se proyecta también a las establecidas entre particulares, por lo que cual-
quier acto proveniente de una persona natural o persona jurídica de derecho privado, que preten-
da conculcarlos o desconocerlos, deviene inexorablemente en inconstitucional.
En suma, pues, los derechos constitucionales informan y se irradian por todos los sectores del or-
denamiento jurídico, –incluidos los referidos a la materia laboral– pues ellos forman parte esen-
cial del orden público constitucional.
B) La eficacia directa e indirecta de los derechos fundamentales
6. Los derechos fundamentales tienen eficacia directa en las relaciones inter privatos cuando esos
derechos subjetivos vinculan y, por tanto, deben ser respetados, en cualesquiera de las relaciones
que entre dos particulares se pueda presentar, por lo que ante la posibilidad de que estos resulten
vulnerados, el afectado puede promover su reclamación a través de cualquiera de los procesos
constitucionales de la libertad.
Como expresó la Corte Suprema de Justicia de Argentina, en 1957, en el Leanding Case Angel
Siri: “Nada hay, ni en la letra ni en el espíritu de la Constitución, que permita afirmar que la pro-
tección de los llamados derechos humanos (...) esté circunscrita a los ataques que provengan solo
de la autoridad. Nada hay, tampoco, que autorice la afirmación de que el ataque ilegítimo, gra-
ve y manifiesto contra cualquiera de los derechos que integran la libertad, lato sensu, carezca de
la protección constitucional adecuada (...) por la sola circunstancia de que ese ataque emane de
otros particulares o de grupos organizados de individuos (...).
Aún menos admisible es el distingo a que antes se ha hecho referencia, considerando las condi-
ciones en que se desenvuelve la vida social de estos últimos cincuenta años. Además de los in-
dividuos humanos y del Estado, hay una tercera categoría de sujetos, con o sin personalidad ju-
rídica, que solo raramente conocieron los siglos anteriores: los consorcios, los sindicatos, las
asociaciones profesionales, las grandes empresas, que acumulan casi siempre un enorme pode-
río material o económico. (...)
Lo que primordialmente tienen en vista el hábeas corpus y el recurso de amparo, no es el origen
de la restricción, sino estos derechos en sí mismos, a fin de que sean salvaguardados”.
7. En cambio, se dice que los derechos fundamentales solo tienen eficacia indirecta cuando no tie-
nen la capacidad de regular directamente las relaciones inter privatos, sino que tal eficacia se
materializa mediatamente a través de su recepción por la ley y la protección de los jueces de la
jurisdicción ordinaria, quienes están llamados a aplicar las leyes y reglamentos de conformidad
con la Constitución y, en especial, con el contenido constitucionalmente protegido de los dere-
chos fundamentales. Tal teoría de la eficacia de los derechos fundamentales matiza la inciden-
cia de estos en el ámbito del derecho privado, filtrándolos a través de las normas propias de cada
sector del ordenamiento (civil, laboral, etc.).
219
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
220
SENTENCIAS DE AMPARO
9. Sin embargo, que problemas constitucionales de esta naturaleza puedan resolverse en el ámbito
de la justicia constitucional de la libertad, no excluye que también puedan plantearse y resolver-
se en el ámbito de la justicia ordinaria. Es decir, que los derechos fundamentales también puedan
tener una eficacia indirecta.
Si, como antes se ha indicado, los derechos fundamentales no solo constituyen derechos subje-
tivos, sino también el componente estructural básico del orden constitucional, quiere ello decir
que estos tienen la capacidad de irradiarse por todo el ordenamiento jurídico, empezando, des-
de luego, por la ley y las normas con rango de ley. Lo que significa que las leyes deben de inter-
pretarse y aplicarse de conformidad con los derechos fundamentales y que, en caso de que así no
suceda, los jueces ordinarios se encuentran especialmente comprometidos en resolver las con-
troversias para los cuales son competentes, de conformidad con esos derechos. Como también
antes se ha expresado, ello se deriva del especial deber de protección que todos los poderes pú-
blicos están llamados a desarrollar a partir del carácter objetivo de los derechos fundamentales.
Esta hipótesis, es decir, que problemas relativos a derechos fundamentales entre particulares
pueda resolverse en sede de la justicia ordinaria, es también una lectura que se deriva implícita-
mente del inciso 3) del artículo 6 de la Ley N°. 23506, al señalar que el afectado en sus derechos
constitucionales puede optar por recurrir o bien a la justicia constitucional o bien a la justi-
cia ordinaria, con la condición de que si acude a esta última, con posterioridad ya no podrá uti-
lizar la acción de amparo.
En definitiva, ello significa que en nuestro país los derechos fundamentales tienen eficacia en las
relaciones entre particulares, ya sea de manera directa o indirecta. Lo que vale tanto como afir-
mar que dichas controversias pueden resolverse bien en sede constitucional o bien en la justicia
ordinaria.
La diferencia entre uno y otro sistema de protección jurisdiccional de los derechos es que ambos
no siempre tienen la misma finalidad y, por tanto, los alcances de su protección pueden ser dis-
tintos. Aparte, desde luego, de las necesarias limitaciones a los que está sujeto el amparo en re-
lación con los demás procesos ordinarios (v.gr. la inexistencia de estación probatoria, etc.). De
ahí que, como en innumerables oportunidades lo ha advertido este Tribunal, para que eventuales
abusos en las relaciones entre privados sean susceptibles de ser dilucidados en el ámbito de los
procesos constitucionales, no basta que se produzca un acto arbitrario o que se haya vulnerado
un interés o derecho subjetivo de orden estrictamente legal, sino que es preciso que este repercu-
ta directamente sobre un derecho constitucional.
De esta situación, por cierto, no se excluyen los problemas en materia de derechos constitu-
cionales que se pudieran derivar de las relaciones entre empleadores y trabajadores sujetos al
régimen de la actividad privada. Los derechos fundamentales, en cuanto elementos objetivos del
ordenamiento constitucional, deben ser protegidos con independencia del sector o parte del or-
denamiento en el que las lesiones o amenazas de violaciones de derechos se pudieran presentar.
Por ello, este Tribunal Constitucional no comparte el criterio sostenido por la demandada según
el cual el amparo no es la vía idónea para resolver esta controversia, pese a haberse alegado la
violación de un derecho constitucional, pues el ordenamiento ha previsto que tal tipo de proble-
mas pueden (o deben) resolverse mediante los procesos laborales. Como se ha indicado, un pro-
blema de la naturaleza que ahora tiene que resolver el Tribunal bien puede resolverse o a través
del amparo, con las limitaciones que le son propias, o mediante los procesos ordinarios, con las
notas que son propias de la protección jurisdiccional ordinaria.
IV. Los alcances del derecho constitucional reconocido en el artículo 27 de la Constitución
10. La demandada ha alegado que la pretensión del recurrente, esto es, que se ordene su reposición,
es inadmisible, toda vez que este fue despedido en aplicación de lo dispuesto por el artículo 24
y siguientes de la Ley de Productividad y Competitividad Laboral, que guarda concordancia con
el artículo 27 de la Constitución Política del Perú.
221
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
11. El artículo 27 de la Constitución prescribe: “La ley otorga al trabajador adecuada protección
contra el despido arbitrario”. Mediante dicho precepto constitucional no se consagra el derecho
a la estabilidad laboral absoluta, es decir, el derecho “a no ser despedido arbitrariamente”. Solo
reconoce el derecho del trabajador a la “protección adecuada” contra el despido arbitrario.
El referido artículo no indica en qué términos ha de entenderse esa “protección adecuada”. En
su lugar señala que la ley tiene la responsabilidad de establecerla; es decir, que su desarrollo está
sujeto al principio de reserva de ley. En la medida que el artículo 27 constitucional no establece
los términos en que debe entenderse la “protección adecuada” y prevé una reserva de ley para su
desarrollo, el derecho allí reconocido constituye lo que en la doctrina constitucional se denomi-
na un “derecho constitucional de configuración legal”.
Evidentemente, el que la Constitución no indique los términos de esa protección adecuada, no
quiere decir que exista prima facie una convalidación tácita de cualquier posible desarrollo le-
gislativo que se haga en torno al derecho reconocido en su artículo 27 o, acaso, que se entienda
que el legislador se encuentre absolutamente desvinculado de la Norma Suprema. Si bien el tex-
to constitucional no ha establecido cómo puede entenderse dicha protección contra el despido ar-
bitrario, ella exige que, cualesquiera que sean las opciones que se adopten legislativamente, és-
tas deban satisfacer un criterio mínimo de proporcionalidad o, como dice expresamente el texto
constitucional, se trate de medidas “adecuadas”.
Ante la diversidad de las formas cómo el legislador nacional puede desarrollar el contenido del
derecho en referencia, para lo que goza un amplio margen de discrecionalidad dentro de lo per-
mitido constitucionalmente, este Tribunal considera que dicho tema puede ser abordado, por de-
cirlo así, desde dos perspectivas: por un lado a través de un régimen de carácter “sustantivo” y,
por otro, con un régimen de carácter “procesal”:
12. a) Según la primera, en su dimensión sustantiva, esto es, aquella que atañe al modo cómo ha de
entenderse la protección adecuada contra el despido arbitrario regulado por el artículo 27 de la
Constitución, el legislador puede adoptar, entre otras fórmulas intermedias, por las siguientes:
a.1) Protección “preventiva” del despido arbitrario
Según este modo posible de desarrollo legislativo del artículo 27 de la Constitución, el conteni-
do del derecho puede ser configurado por el legislador de modo tal que se “prevenga”, “evite” o
“impida” que un trabajador pueda ser despedido arbitrariamente. Es decir, que mediante ley se
prevea que no se puede despedir arbitrariamente al trabajador si es que no es por alguna causal
y en la medida que ésta se pruebe, previo procedimiento disciplinario, si fuera el caso. Recibe la
calificación de preventiva debido a que la protección adecuada que enuncia el artículo 27 de la
Constitución se traduce en evitar el despido arbitrario.
En nuestro ordenamiento jurídico, un régimen de protección adecuada contra el despido arbitra-
rio en esos términos es el que se ha previsto para los trabajadores sujetos al régimen de la activi-
dad pública, a través del Decreto Legislativo N° 276.
A su vez, en el régimen laboral de la actividad privada, regulado por el Texto Único Ordena-
do del Decreto Legislativo N° 728, aprobado por Decreto Supremo N° 003-97-TR, esta protec-
ción “preventiva” se materializa en el procedimiento previo al despido establecido en el artícu-
lo 31 de dicha ley –inspirado, a su vez, en el artículo 7 del Convenio N° 158 de la Organización
Internacional del Trabajo–, que prohíbe al empleador despedir al trabajador sin haberle impu-
tado la causa justa de despido y otorgardo un plazo no menor a 6 días naturales para que pue-
da defenderse de dichos cargos, salvo el caso de falta grave flagrante. Al respecto este Tribu-
nal, en la sentencia recaída en el Expediente N° 976-96-AA/TC, estableció que la omisión del
procedimiento previo de defensa del trabajador vulnera el derecho constitucional al debido pro-
ceso, por lo que procedió ha amparar el derecho lesionado ordenando la reposición del recu-
rrente. En el mismo sentido se ha pronunciado en las sentencias recaídas en los expedientes
222
SENTENCIAS DE AMPARO
223
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Se trata de un sistema de protección adecuada contra el despido arbitrario que tiene una eficacia
resarcitoria y, como tal, se trata de un derecho que el ordenamiento reconoce al trabajador, tal
como se desprende, por lo demás, de la propia ubicación estructural asignada al artículo 34 den-
tro del Decreto Legislativo N° 728.
b.2). Sin embargo, como antes se ha anotado, al lado de ella, puede establecerse un sistema o
régimen de protección jurisdiccional con alcances diferentes. Es decir, que en vez de prever una
eficacia resarcitoria, pueda establecerse una vía procesal de eficacia restitutoria. Es lo que suce-
de con el régimen de protección procesal previsto a través del proceso de amparo constitucional.
Por la propia finalidad del amparo, el tipo de protección procesal contra el despido arbitrario no
puede concluir, como en las acciones deducibles en la jurisdicción ordinaria, en ordenar el pago
de una indemnización frente a la constatación de un despido arbitrario; sino en, como expresa-
mente indica el artículo 1 de la Ley N° 23506, “reponer las cosas al estado anterior a la violación
o amenaza de violación de un derecho constitucional”.
En el ámbito del amparo, en efecto, ese estado anterior al cual debe reponerse las cosas no es el
pago de una indemnización. Es la restitución del trabajador a su centro de trabajo, del cual fue
precisamente despedido arbitrariamente.
Y es que, en rigor, en la vía del amparo no se cuestiona, ni podría cuestionarse, la existencia de
una causa justa de despido; sino la presencia, en el despido, como elemento determinante del
mismo, de un motivo ilícito, que suponga la utilización del despido como vehículo para la viola-
ción de un derecho constitucional; por lo que, en verdad, el bien jurídico protegido a través del
amparo constitucional no es la estabilidad laboral del trabajador, sino el goce y ejercicio de sus
derechos constitucionales. Así ocurre, por ejemplo, con el despido discriminatorio, en el cual el
despido es tan solo el medio utilizado para practicar un acto discriminatorio en perjuicio de un
trabajador a causa de su raza, color, sexo, idioma, religión, actividad sindical, opinión política o
cualquier otra condición.
14. Por todo lo expuesto, este Tribunal Constitucional considera que el régimen de protección ade-
cuada enunciado en el artículo 27 de la Constitución y que se confió diseñarlo al legislador ordi-
nario, no puede entenderse, para el caso de los trabajadores sometidos al régimen privado, única-
mente circunscrito al Decreto Legislativo N°. 728, sino de cara a todo el ordenamiento jurídico,
pues este (el ordenamiento) no es una agregación caótica de disposiciones legales, sino uno ba-
sado en las características de coherencia y completud.
Además, como antes se ha dicho, en el caso de la acción de amparo, la protección que se dis-
pensa al trabajador no está referida a la arbitrariedad del despido, que dependerá de la prueba de
la existencia de la causa justa imputada, sino al carácter lesivo de los derechos constitucionales
presente en dicho despido.
Por ello, el Tribunal Constitucional no puede compartir la tesis de la demandada, según la cual
en el amparo no cabe ordenarse la restitución del trabajador despedido arbitrariamente, sino úni-
camente ordenarse el pago de una indemnización. Tal postura, en torno a las implicancias del
artículo 27 de la Constitución, desde luego, soslaya el régimen procesal que también cabe com-
prender dentro de dicha cláusula constitucional y que constituye un derecho del trabajador des-
pedido arbitrariamente.
15. De ahí que el Tribunal Constitucional, a lo largo de su abundante jurisprudencia, haya estable-
cido que tales efectos restitutorios (readmisión en el empleo) derivados de despidos arbitrarios
o con infracción de determinados derechos fundamentales reconocidos en la Constitución o los
tratados relativos a derechos humanos, se generan en los tres casos siguientes:
224
SENTENCIAS DE AMPARO
a) Despido nulo
Aparece esta modalidad de conformidad con lo establecido en el artículo 29 del Decreto Legis-
lativo N° 728 y como consecuencia de la necesidad de proteger, entre otros, derechos tales como
los previstos en el inciso 2) del artículo 2; inciso 1) del artículo 26 e inciso 1) del artículo 28 de
la Constitución.
Se produce el denominado despido nulo, cuando:
• Se despide al trabajador por su mera condición de afiliado a un sindicato o por su participa-
ción en actividades sindicales.
• Se despide al trabajador por su mera condición de representante o candidato de los trabaja-
dores (o por haber actuado en esa condición).
• Se despide al trabajador por razones de discriminación derivados de su sexo, raza, religión,
opción política, etc.
• Se despide a la trabajadora por su estado de embarazo (siempre que se produzca en cualquier
momento del periodo de gestación o dentro de los 90 días posteriores al parto).
• Se despide al trabajador por razones de ser portador de sida (Cfr. Ley N° 26626 ).
• Se despide al trabajador por razones de discapacidad (Cfr. Ley Nº 27050).
b) Despido incausado
Aparece esta modalidad de conformidad con lo establecido en la sentencia del Tribunal Consti-
tucional de fecha 11 de julio de 2002 (caso Telefónica, expediente N° 1124-2002-AA/TC). Ello
a efectos de cautelar la vigencia plena del artículo 22 de la Constitución y demás conexos.
Se produce el denominado despido incausado, cuando:
• Se despide al trabajador, ya sea de manera verbal o mediante comunicación escrita, sin ex-
presarle causa alguna derivada de la conducta o la labor que la justifique.
c) Despido fraudulento
Aparece esta modalidad de conformidad con lo establecido implícitamente en la sentencia del
Tribunal Constitucional recaída en el Exp. N° 0628-2001-AA/TC, de fecha 10 de julio de 2002.
En aquel caso se pretendió presentar un supuesto de renuncia voluntaria cuando en realidad no lo
era. En tal caso, este Tribunal consideró que: “El derecho del trabajo no ha dejado de ser tuitivo
conforme aparecen de las prescripciones contenidas en los artículos 22 y siguientes de la Carta
Magna, debido a la falta de equilibrio de las partes, que caracteriza a los contratos que regula el
Derecho Civil. Por lo que sus lineamientos constitucionales, que forman parte de la gama de los
derechos constitucionales, no pueden ser meramente literales o estáticos, sino efectivos y opor-
tunos ante circunstancias en que se vislumbra con claridad el abuso del derecho en la subordina-
ción funcional y económica (...)” (Fun. Jur. 6).
Esos efectos restitutorios obedecen al propósito de cautelar la plena vigencia, entre otros, de los
artículos 22, 103 e inciso 3) del artículo 139 de la Constitución.
Se produce el denominado despido fraudulento, cuando:
• Se despide al trabajador con ánimo perverso y auspiciado por el engaño, por ende, de mane-
ra contraria a la verdad y la rectitud de las relaciones laborales; aun cuando se cumple con la
imputación de una causal y los cánones procedimentales, como sucede cuando se imputa al
trabajador hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios o, asimismo, se le atribu-
ye una falta no prevista legalmente, vulnerando el principio de tipicidad, como lo ha seña-
lado, en este último caso, la jurisprudencia de este Tribunal (Exps. N° 415-987-AA/TC, N°
225
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
226
SENTENCIAS DE AMPARO
227
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
228
SENTENCIAS DE AMPARO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones conferidas por la Cons-
titución Política del Perú y su Ley Orgánica,
FALLA
REVOCANDO la recurrida que, confirmando la apelada, declaró infundada la demanda. REFOR-
MÁNDOLA declara IMPROCEDENTE la Acción de Amparo interpuesta. Dispone la notificación
a las partes, su publicación en el diario oficial El Peruano y la devolución de los actuados.
SS
ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; REY TERRY; REVOREDO MARSANO;
GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA
229
AMPARO CONTRA
LA ADMINISTRACIÓN PÚBLICA
EXP. Nº 01412-2007-PA/TC-LIMA
JUAN DE DIOS LARA CONTRERAS
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 11 días del mes de febrero de 2009, el Pleno del Tribunal Constitucional integrado
por los magistrados Mesía Ramírez, Vergara Gotelli, Beaumont Callirgos, Calle Hayen, Eto Cruz y
Álvarez Miranda, pronuncia la siguiente sentencia, con los fundamentos de voto de los magistrados
Vergara Gotelli y Álvarez Miranda que se agregan y los votos singulares de los magistrados Landa
Arroyo y Beaumont Callirgos, que se anexa.
ANTECEDENTES
Que con fecha 10 de setiembre de 2003 el recurrente interpone demanda constitucional de amparo
contra los integrantes del Consejo Nacional de la Magistratura (CNM), que con fecha 5 de agosto
de 2003 resolvieron no ratificarlo en el cargo de Vocal Superior Titular del Distrito Judicial de Lam-
bayeque, pretendiendo que se declare la nulidad de la Resolución N° 323-2003-CNM de fecha 1 de
agosto de 2003 a través de la cual se decidió no ratificar como magistrado al hoy demandante y se
lo incorpore en el cargo que ostentaba hasta antes de la afectación a su derecho fundamental, asimis-
mo, peticiona se le reconozca los derechos inherentes al cargo, entre ellos los pensionarios, de anti-
güedad y los beneficios laborales y remunerativos dejados de percibir.
Sostiene el demandante que por mandato constitucional fue convocado a pasar por el proceso de ra-
tificación ante el Consejo Nacional de la Magistratura, cuyos miembros, luego de efectuar la evalua-
ción correspondiente, se reunieron en sesión reservada y secreta para decidir sobre su ratificación.
230
SENTENCIAS DE AMPARO
Concluida la referida sesión los integrantes de la citada institución del Estado decidieron no rati-
ficar en el cargo de juez superior al accionante, sin comunicarle las razones o motivos que lleva-
ron a dichos funcionarios del Estado a tomar tal decisión, bastando con la simple publicación en el
Diario Oficial El Peruano de la lista de magistrados no ratificados. Todo ello a juicio del deman-
dante colisiona con el derecho fundamental al debido proceso en su vertiente de motivación de las
resoluciones.
Evacuada la resolución de primera instancia el juez acogiendo lo dispuesto en el precedente vincu-
lante 3361-2004-PA/TC declaró infundada la demanda por considerar que en los procesos ratifica-
torios evacuados hasta antes de la emisión del presente precedente no es obligatorio, para Consejo
Nacional de la Magistratura en los procesos ratificatorios, motivar su resolución.
El ad quem confirmó la recurrida por idénticos fundamentos.
FUNDAMENTOS
1. Es ampliamente conocido que este Colegiado Constitucional a través de la STC Exp. N° 3361-
2004-AA/TC había determinado como precedente vinculante que los criterios establecidos con
anterioridad a la publicación de esta sentencia en el diario oficial El Peruano constituyen la in-
terpretación vinculante en todos los casos relacionados con los procesos de evaluación y rati-
ficación de magistrados efectuados por el Consejo Nacional de la Magistratura y, por ende, los
jueces deben aplicar la jurisprudencia del Tribunal Constitucional en los términos en que estuvo
vigente, toda vez que hasta antes de la dación del precedente al que se está haciendo referencia,
la actuación del CNM tenía respaldo en la interpretación efectuada respecto de las facultades que
a tal institución le correspondía a tenor del artículo 154.2 de la Constitución Política del Estado.
La Constitución como portadora de valores superiores
2. La Constitución Política del Perú, como toda Constitución de un Estado, lleva consigo un con-
junto de atributos normativos y de superioridad que determina la unidad del ordenamiento del
Estado. Pero como la Constitución no es una norma de cualquier contenido, sino precisamente
portadora de unos determinados valores materiales que tienen su soporte en el orden sustantivo
que conforman los expresados valores, esta debe expresar una unidad que informe todo el orde-
namiento jurídico. Estos valores están expresados en su gran mayoría en los derechos fundamen-
tales contenidos en ella.
3. En tal sentido, todo acto que esté orientado a menoscabar aquellos valores superiores conteni-
dos en la Constitución, vengan estos de particulares o de parte del Estado están proscritos por la
Constitución Política del Perú, pues atentarían contra aquel orden de los valores.
Los derechos fundamentales como concreción de los valores superiores
4. Consecuentemente, los derechos fundamentales responden a un sistema de valores y principios
de alcance universal que subyacen a la Declaración Universal y a los diversos instrumentos jurí-
dicos internacionales sobre derechos humanos ratificados por el Perú, y que asumidos como de-
cisión constitucional básica, han de informar todo nuestro ordenamiento jurídico.
5. Así, los derechos fundamentales no son solo derechos subjetivos de defensa del individuo frente
al Estado, sino que representan al mismo tiempo un orden valorativo objetivo que, en tanto de-
cisión básica jurídico-constitucional, vale para todos los ámbitos del derecho y proporciona di-
rectrices e impulsos para la legislación, la administración y la justicia.
6. Teniendo en consideración los argumentos anteriormente expuestos podemos concluir que toda nor-
ma contenida en los Tratados Internaciones suscritos y ratificados por el Perú forman parte del dere-
cho interno, lo cual ha sido recogido por el propio texto fundamental peruano en su artículo 55 y re-
frendado por el Tribunal Constitucional en la sentencia 5854-2005-AA/TC “(…) los Tratados sobre
derechos humanos ratificados por el Estado peruano, por pertenecer al ordenamiento jurídico inter-
no, son derecho válido, eficaz y en consecuencia inmediatamente aplicable al interior de Estado”.
231
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
232
SENTENCIAS DE AMPARO
impugnación que la ley le prevea, cuestionando o respondiendo las imputaciones que deben apa-
recer con claridad y precisión en el acto administrativo sancionador (…)”.
Un cambio necesario: Hacia una jurisprudencia eficaz que tutele los derechos fundamentales
15. Como se ha expuesto en la parte introductoria de la presente resolución, existe un precedente
vinculante de fecha 16/12/2005 que utilizando la técnica del overruling prospectivo estableció
que los procesos de ratificación a los que son sometidos los Magistrados del Poder Judicial como
del Ministerio Público por el Consejo Nacional de la Magistratura deberán ser motivados en la
medida en que dichos procesos de ratificación se hayan realizado con posterioridad a la emisión
del ya citado precedente, dejando sin protección jurídica-constitucional a aquellos magistrados
a los cuales no se los ratificó en el cargo con una resolución carente de motivación.
16. Dicha situación ha generado una distinción allí donde la ley no la ha formulado y ha traído como
consecuencia un trato diferenciado en la aplicación de la ley, generando de este modo una afec-
tación al derecho a la igualdad de aquellos magistrados que no fueron ratificados a través de re-
soluciones inmotivadas. Siendo honestos con nuestras convicciones, si bien reconocemos que
esta técnica constituye un verdadero avance en el desarrollo jurídico por su firme contribución
a la unificación jurisprudencial, no es menos cierto que su aplicación no debe estar orientada
a constituirse en un elemento que imposibilite una efectiva protección y tutela de los derechos
fundamentales.
17. Que lo argumentado en el considerando precedente cobra mayor connotación si tenemos en
cuenta que la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ante el pedido formula-
do por un grupo de magistrados que se vieron perjudicados por la no ratificación inmotivada, ha
señalado en el año 2006 que “(…) los procesos de evaluación y ratificación no contaron con las
garantías de la tutela procesal efectiva, particularmente la exigencia de la resolución motivada,
requisito que debe ser conservado a todo tipo de procedimiento (…)”. Todo ello como parte de
una solución amistosa a la que se arribó con el Estado peruano. Es decir la propia Comisión In-
teramericana de Derechos Humanos ha interpretado que existe vulneración a los derechos fun-
damentales de las personas que no fueron ratificadas en sus cargos de magistrados sin motiva-
ción alguna. Consecuentemente, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos requirió al
Consejo Nacional de la Magistratura de nuestro país que rehabilite el título correspondiente a los
jueces y fiscales que acudieron ante ella, y en la medida de ello se los reponga en el cargo de ma-
gistrados que ostentaban hasta antes de la no ratificación.
18. Así, el CNM, acatando el acuerdo al que se arribó en la referida solución amistosa, resolvió dejar
sin efecto los acuerdos adoptados por el Pleno de dicho organismo constitucional, contenidos en
las resoluciones Nº 019-2007-CNM de fecha 11 de enero de 2007; 123-2007-CNM y 124-2007-
CNM, ambas del 20 de abril de 2007, quedando en consecuencia sin efecto las resoluciones que
decidieron no ratificar a los magistrados del Poder Judicial.
19. Esto trae a colación lo que el propio Tribunal Constitucional ya ha expresado en la STC Exp.
Nº 2730-2006-AA/TC “(…) no alude a una relación de jerarquización formalizada entre los tri-
bunales internacionales de derechos humanos y los tribunales internos, sino a una relación de
cooperación en la interpretación pro homine de los derechos fundamentales. No puede olvidar-
se que el artículo 29.b de la Convención proscribe a todo tribunal, incluyendo a la propia Corte,
“limitar el goce y ejercicio de cualquier derecho o libertad que pueda estar reconocido de acuer-
do con las leyes de cualquiera de los Estados partes o de acuerdo con otra convención en que sea
parte uno de dichos Estados”. Ello significa, por ejemplo, que los derechos reconocidos en el or-
denamiento interno y la interpretación optimizadora que de ellos realice la jurisprudencia de este
Tribunal, también es observada por la Corte.
Como bien señala Cecilia Medina: “(...) las fuentes del derecho internacional se influyen recí-
procamente, y éstas, a su vez, influyen y son influidas por las fuentes domésticas (...) La inter-
pretación de las normas internacionales también puede beneficiarse de la jurisprudencia que se
233
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
genere sobre el punto en los países parte del sistema, puesto que la aplicación de normas domés-
ticas a casos particulares también puede dar alcance y contenido más precisos a las normas de
derechos humanos. Mirando esto desde otro ángulo, el juez nacional, al interpretar una norma de
derechos humanos nacional, también debe tener en consideración las normas internacionales y
la jurisprudencia internacional (…)”.
Los derechos reconocidos en los tratados sobre derechos humanos y su respectiva interpretación
por los tribunales internacionales, son, por así decirlo, un punto de partida, un referente “mínimo
indispensable”, en cuyo desarrollo se encuentra expedita la facultad de los Estados de ampliar su
ámbito normativo, sea sumando derechos “nuevos” inspirados en la dignidad humana, o acom-
pañando a los ya previstos de manifestaciones que impliquen una garantía adicional en su efica-
cia, esto es, en la proyección del derecho jurídicamente reconocido a la realidad concreta (…)”.
20. Es relevante para el caso en concreto señalar que una de las resoluciones que fue dejada sin efec-
to por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos fue la N° 323-2003-CNM, a través de
la cual se decidió no ratificar al demandante. Lo paradójico o contradictorio está en que el Con-
sejo Nacional de la Magistratura dejó sin efecto la resolución que se impugna a través del presen-
te proceso de amparo, pero solo en el extremo de aquellas personas que acudieron a la instancia
internacional.
21. La citada discriminación resulta intolerable desde la perspectiva actual del Estado Constitucio-
nal de Derecho, máxime si se tiene en cuenta las exigencias constitucionales a las que estamos
sometidos cuando de interpretar los derechos fundamentales se trata, tal y conforme ya se ha se-
ñalado en el considerando 7 de la presente resolución.
22. Por todo lo anteriormente expuesto, creemos que sería contraproducente a la propia naturaleza
de los procesos constitucionales y sus fines seguir esgrimiendo argumentos a favor del preceden-
te constitucional en referencia, siendo por ello necesario variar el criterio en aras de una defensa
efectiva de los derechos fundamentales invocados como vulnerados.
En consecuencia, con los argumentos esbozados a lo largo de la presente sentencia y en aplicación
de lo dispuesto en el artículo 2 del Código Procesal Constitucional el Tribunal Constitucional, en
atención a sus facultades
RESUELVE
1. Declarar FUNDADA la demanda de amparo; en consecuencia, inaplicable a don Juan de Dios
Lara Contreras la Resolución Nº 323-2003-CNM, de fecha 1 de agosto de 2003.
2. ORDENAR su inmediata reincorporación en el cargo de Vocal Superior Titular de la Corte Su-
perior de Justicia de Lambayeque, reconociéndosele todos los derechos inherentes al cargo, sin
incluir beneficios remunerativos dejados de percibir.
3. DEJAR sin efecto el precedente vinculante establecido en la STC Exp. N° 3361-2007-AA/TC,
y conforme a lo estipulado en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Consti-
tucional, SENTAR como nuevo precedente lo siguiente:
Primero.- Todas las resoluciones evacuadas por el Consejo Nacional de la Magistratura, en
materia de destitución y ratificación de jueces y fiscales deben ser motivadas, sin importar
el tiempo en que se hayan emitido; este criterio deberá ser tenido como fundamento a tener
obligatoriamente en cuenta por los jueces de toda la República como criterios de interpreta-
ción para la solución de casos análogos.
SS.
VERGARA GOTELI.I; MESÍA RAMÍREZ; CALLE HAYEN; ETO CRUZ; ÁLVAREZ MIRANDA
234
Amparo procede contra resoluciones del JNE
que vulneren derechos fundamentales
EL TC ha señalado que considerar que una resolución del JNE que afecta derechos
fundamentales, se encuentra exenta de control constitucional a través del proceso
SUMILLA de amparo, es una interpretación inconstitucional. De esta forma, cada vez que el
JNE emita una resolución que vulnere los derechos fundamentales, la demanda de
amparo planteada en su contra resultará procedente.
EXP. N° 5854-2005-PA/TC-PIURA
PEDRO ANDRÉS LIZANA PUELLES
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 8 días del mes de noviembre de 2005, el Tribunal Constitucional en sesión de Ple-
no Jurisdiccional, con la asistencia de los magistrados Alva Orlandini, Presidente; Bardelli Lartiri-
goyen, Vicepresidente; Gonzales Ojeda, García Toma, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia
la siguiente sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por don Pedro Andrés Lizana Puelles contra la senten-
cia de la Segunda Sala Especializada en lo Civil de la Corte Superior de Justicia de Piura, de fojas
182, su fecha 28 de junio de 2005, que declaró infundada la demanda de amparo de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 27 de diciembre de 2004, el recurrente interpone demanda de amparo contra el Jurado
Nacional de Elecciones (JNE), con el objeto de que se declare la nulidad de la Resolución Nº 315-
2004-JNE, de fecha 17 de noviembre de 2004, por considerar que vulnera el derecho fundamental
al debido proceso.
Manifiesta que mediante acuerdo adoptado el 20 de julio de 2004, el Concejo Municipal de la Mu-
nicipalidad Distrital de Canchaque-Piura, declaró improcedente la solicitud de vacancia en el cargo
de Alcalde municipal, por causal de nepotismo, formulada en su contra por un ciudadano. Refiere
que en aplicación del artículo 51 de la Ley Nº 27972 –Ley Orgánica de Municipalidades (LOM)–, el
20% de los miembros hábiles del Concejo solicitaron la reconsideración del acuerdo, la cual –adu-
ce– fue declarada improcedente mediante una Resolución de Alcaldía (sic), con lo que quedó ago-
tada la vía administrativa. Sostiene que, en consecuencia, esta última resolución solo podía ser im-
pugnada en un proceso contencioso administrativo, a pesar de lo cual el JNE ha declarado fundado
un recurso de apelación interpuesto contra ella, ordenando su inmediata vacancia en el cargo de Al-
calde de la Municipalidad Distrital de Canchaque.
El Procurador adjunto a cargo de los asuntos judiciales del JNE contesta la demanda manifestando
que el literal u) del artículo 5 de la Ley Nº 26486 –Ley Orgánica del JNE–, en desarrollo del inciso
6) del artículo 178 de la Constitución, dispone que es competencia del JNE declarar la vacancia de
235
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
los cargos elegidos mediante sufragio directo; que, conforme al artículo 23 de la LOM, el JNE debe
resolver el recurso de apelación interpuesto contra el acuerdo del Concejo Municipal que declara o
rechaza la vacancia solicitada; y que los actos de nepotismo que determinaron declarar vacante el
cargo de Alcalde que ejercía el recurrente quedaron plenamente acreditados en sede del JNE, motivo
por el cual se resolvió declarar fundado el recurso de apelación interpuesto. En suma –agrega–, la re-
solución del JNE ha sido expedida con plena observancia del derecho fundamental al debido proce-
so. Finalmente, sostiene que, sin perjuicio de lo expuesto, al pretenderse vía amparo dejar sin efecto
una resolución emitida por el JNE, se afectan los artículos 142 y 181 de la Constitución que estable-
cen que contra las resoluciones dictadas por el JNE, no procede recurso alguno.
El Quinto Juzgado Civil de Piura, con fecha 14 de marzo de 2005, declaró infundada la demanda,
por considerar que el JNE ha actuado de conformidad con el artículo 23 de la LOM y sin afectar el
derecho al debido proceso. Añade que la decisión jurisdiccional del JNE ha respetado la tutela pro-
cesal efectiva a la que hace referencia el inciso 8) del artículo 5 del Código Procesal Constitucional.
La recurrida confirmó la apelada por sus mismos fundamentos.
FUNDAMENTOS
§1. Delimitación del petitorio
1. La demanda tiene por objeto que se declare la nulidad de la Resolución Nº 315-2004-JNE, ex-
pedida por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), que, tras declarar fundada la apelación pre-
sentada contra el acuerdo formalizado mediante Resolución de Concejo Nº 039-2004-CDC/A,
ordenó la vacancia del recurrente en el cargo de Alcalde de la Municipalidad Distrital de Can-
chaque-Piura, por la causal de nepotismo, prevista en el inciso 8) del artículo 22 de la Ley
Nº 27972 –Ley Orgánica de Municipalidades (LOM)–. A criterio del demandante, la referida re-
solución contraviene el derecho fundamental al debido proceso, previsto en el inciso 3) del artícu-
lo 139 de la Constitución.
2. El asunto controvertido, exige, ante todo, que el Tribunal Constitucional determine (no por pri-
mera vez –Cfr., por todas, la STC Exp. N° 2366-2003-AA/TC–), si los artículos 142 y 181 de la
Constitución, instituyen a una resolución del JNE como una zona exenta de control constitucio-
nal y, consecuentemente, exceptuada de ser sometida a una evaluación de validez constitucional
mediante el proceso de amparo previsto en el inciso 2) del artículo 200 de la Constitución.
El precitado artículo 142, dispone:
“No son revisables en sede judicial las resoluciones del Jurado Nacional de Elecciones en
materia electoral, ni las del Consejo Nacional de la Magistratura en materia de evaluación y
ratificación de jueces”.
Por su parte, el artículo 181, establece que:
“El Pleno del Jurado Nacional de Elecciones aprecia los hechos con criterio de conciencia.
Resuelve con arreglo a ley y a los principios generales de derecho. En materias electorales,
de referéndum o de otro tipo de consultas populares, sus resoluciones son dictadas en instan-
cia final, definitiva, y no son revisables. Contra ellas no procede recurso alguno”.
§2. La Constitución como norma jurídica
3. El tránsito del Estado Legal de Derecho al Estado Constitucional de Derecho supuso, entre otras
cosas, abandonar la tesis según la cual la Constitución no era más que una mera norma política,
esto es, una norma carente de contenido jurídico vinculante y compuesta únicamente por una se-
rie de disposiciones orientadoras de la labor de los poderes públicos, para consolidar la doctri-
na conforme a la cual la Constitución es también una Norma Jurídica, es decir, una norma con
contenido dispositivo capaz de vincular a todo poder (público o privado) y a la sociedad en su
conjunto.
236
SENTENCIAS DE AMPARO
Es decir, significó superar la concepción de una pretendida soberanía parlamentaria, que con-
sideraba a la ley como la máxima norma jurídica del ordenamiento, para dar paso –de la mano
del principio político de soberanía popular– al principio jurídico de supremacía constitucional,
conforme al cual, una vez expresada la voluntad del poder constituyente con la creación de la
Constitución del Estado, en el orden formal y sustantivo presidido por ella no existen soberanos,
poderes absolutos o autarquías. Todo poder devino entonces en un poder constituido por la Cons-
titución y, por consiguiente, limitado e informado, siempre y en todos los casos, por su conteni-
do jurídico-normativo.
4. A partir de entonces, el asunto se hizo bastante elemental y se tiene expuesto así desde hace más
de 200 años:
“¿Qué sentido tiene que los poderes estén limitados y que los límites estén escritos, si aque-
llos a los que se pretende limitar pudiesen saltarse tales límites? La distinción entre un Go-
bierno con poderes limitados y otro con poderes ilimitados queda anulada si los límites no
constriñesen a las personas a las que se dirigen, y si no existe diferencia entre los actos prohi-
bidos y los actos permitidos. (...). Está claro que todos aquellos que han dado vida a la Cons-
titución escrita la han concebido como el derecho fundamental y supremo de la nación. (...).
Quienes niegan el principio de que los Tribunales deben considerar la Constitución como de-
recho superior, deben entonces admitir que los jueces deben cerrar sus ojos a la Constitución
y regirse solo por las leyes”1.
5. La Constitución es, pues, norma jurídica y, como tal, vincula. De ahí que, con acierto, pueda ha-
cerse referencia a ella aludiendo al “Derecho de la Constitución”2, esto es, al conjunto de valo-
res, derechos y principios que, por pertenecer a ella, limitan y delimitan jurídicamente los actos
de los poderes públicos.
6. Bajo tal perspectiva, la supremacía normativa de la Constitución de 1993 se encuentra recogi-
da en sus dos vertientes: tanto aquella objetiva, conforme a la cual la Constitución preside el or-
denamiento jurídico (artículo 513), como aquella subjetiva, en cuyo mérito ningún acto de los
poderes públicos (artículo 454) o de la colectividad en general (artículo 385) puede vulnerarla
válidamente.
§3. El Tribunal Constitucional y la garantía jurisdiccional de la Constitución
7. Pero, ¿tiene algún sentido reconocer que la Constitución tiene carácter jurídico, para luego afir-
mar que existen actos de los poderes públicos que escapan al control constitucional ejercido por
la jurisdicción constitucional?, ¿es posible afirmar que todo poder está sometido a la Constitu-
ción y a los derechos fundamentales que ella reconoce, y a la par sostener que los actos de estos
poderes están relevados de control constitucional, pese a que contravienen la Constitución y los
derechos fundamentales?
1 Sentencia del Tribunal Supremo de los Estados Unidos en el Caso Marbury v. Madison (1803). Texto tomado de: Beltrán de Fe-
lipe, Miguel y Gonzáles García, Julio. Las sentencias básicas del Tribunal Supremo de los Estados de América. Madrid: Boletín
Oficial del Estado / Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, 2005, pp. 111-112.
2 Concepto al que acude con frecuencia la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Costa Rica (Vid. Res. 2004-09992, de fecha
8 de septiembre de 2004, recaída en el Exp. 03-004485-0007-CO, mediante la cual se declara la inconstitucionalidad del acuer-
do del Poder Ejecutivo de brindar apoyo a la “Coalición” de países que incurrió en acciones bélicas en Iraq), cuyas competencias
materiales resultan sustancialmente idénticas a las de un Tribunal Constitucional.
3 Artículo 51 de la Constitución.- La Constitución prevalece sobre toda norma legal; la ley, sobre las normas de inferior jerarquía,
y así sucesivamente. (...).
4 Artículo 45 de la Constitución.- El poder del Estado emana del pueblo. Quienes lo ejercen lo hacen con las limitaciones y res-
ponsabilidades que la Constitución y las leyes establecen. (...).
5 Artículo 38 de la Constitución.- Todos los peruanos tienen el deber de (...) respetar, cumplir y defender la Constitución (...).
237
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
6 Kaegi, Werner. Die Verfassung als rechtliche Grundordnung des Staates, Zürich, 1945, p. 147.
7 STC Exp. N° 0048-2004-AI, Fundamentos 2 y 3.
238
SENTENCIAS DE AMPARO
8 Cfr. HESSE, Konrad. Escritos de Derecho Constitucional. Traducción de Pedro Cruz Villalón. 2a Edición, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid, 1992, pp. 45-47.
9 Vid. STC Exp. N° 1091-2002-HC, Fundamento 4; STC Exp. Nº 0008-2003-AI, Fundamento 5; STC Exp. N° 0045-2004-HC, Fun-
damento 3.
10 Vid. STC Exp. N° 1797-2002-HD, Fundamento 11; STC Exp. N° 2209-2002-AA, Fundamento 25; STC Exp. N° 0001-2003-AI
/0003-2003-AI, Fundamento 10; STC Exp. N° 0008-2003-AI, Fundamento 5; STC Exp. N° 1013-2003-HC, Fundamento 6; Exp.
N° 1076-2003-HC, Fundamento 7; STC Exp. N° 1219-2003-HD, Fundamento 6; STC Exp. N° 2579-2003-HD, Fundamento 6;
STC Exp. N° 0029-2004-AI, Fundamento 15.
11 Este principio se presenta en cada ocasión en la que este Tribunal delimita las competencias que la Constitución ha conferido a
los distintos órganos constitucionales (v.gr. la reciente STC Exp. N° 0020-2005-PI / Exp. Nº 0021-2005-PI –acumulados–).
12 Vid. STC Exp. N° 0008-2003-AI, Fundamento 5;
13 Vid. STC Exp. N° 0976-2001-AA, Fundamento 5; STC N° 1124-2001-AA, Fundamento 6.
239
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
240
SENTENCIAS DE AMPARO
Si bien es cierto que esta entidad es el máximo órgano de administración de justicia electoral del
país, no lo es menos que, como cualquier otro poder público, se encuentra obligado a respetar
los derechos fundamentales, en el marco del respeto al derecho al debido proceso y a la tutela ju-
risdiccional efectiva (artículo 139 de la Constitución); por cuanto, si así no ocurriese, será nulo
y punible todo acto que prohíba o limite al ciudadano el ejercicio de sus derechos, de conformi-
dad con el artículo 31, in fine, de la Carta Fundamental.
En otras palabras, el “producto” resultante de realizar una interpretación aislada de los artículos
142 y 181 de la Constitución, viola los más elementales principios de interpretación constitucio-
nal (unidad de la Constitución y concordancia práctica), pues pretendiendo auspiciar la seguri-
dad jurídica que debe informar a todo proceso electoral, “sacrifica” los derechos fundamentales,
ya que los despoja de toda garantía jurisdiccional de protección.
19. La interpretación aislada de los artículos constitucionales bajo análisis resulta manifiestamen-
te contraria al principio de fuerza normativa de la Constitución y al de corrección funcional, ya
que desconoce, por un lado, el carácter jurídico-vinculante de la Constitución y, por otro, la fun-
ción de contralor de la constitucionalidad conferida al Tribunal Constitucional (artículo 201 de
la Constitución). En efecto, dicha interpretación confunde la autonomía que ha sido reconocida
constitucionalmente al JNE (artículo 177 de la Constitución) con autarquía, pues pretende que
sus resoluciones no sean objeto de control constitucional en aquellos casos en los que resulten
contrarias a los principios y derechos fundamentales reconocidos en la Carta Fundamental. Lo
que equivaldría a sostener que para el JNE, tales principios y derechos no resultan vinculantes.
Es preciso tener presente que, de conformidad con el principio de corrección funcional, el JNE,
bajo las responsabilidades de ley, se encuentra impedido constitucionalmente de desconocer las
decisiones vinculantes que los otros órganos constitucionales expiden en el ejercicio de sus fun-
ciones constitucionalmente previstas. Así, por ejemplo, el JNE se encuentra impedido de desco-
nocer una resolución adoptada por el Congreso de la República que inhabilita a una persona para
el ejercicio de la función pública, de conformidad con el artículo 100 de la Constitución; máxi-
me si la validez constitucional de dicha resolución ha sido plenamente confirmada a través de
una sentencia del Tribunal Constitucional, Supremo Intérprete de la Constitución (artículo 201
de la Constitución y artículo 1 de la LOTC)14.
20. Al referir que las resoluciones del JNE en materia electoral se dictan en última instancia y no
pueden ser objeto de control constitucional en sede jurisdiccional, los artículos 142 y 181 de la
Constitución, tienen por propósito garantizar que ningún otro órgano del Estado se arrogue la
administración de justicia sobre los asuntos electorales, pues en esta materia técnico-jurídica, el
JNE es, en efecto, instancia definitiva. Así lo ordena la Constitución y bajo el principio de co-
rrección funcional ese fuero debe ser plenamente respetado por todo poder constituido, incluyen-
do, desde luego, a este Tribunal.
Asunto distinto se presenta cuando el JNE ejerce funciones excediendo el marco normativo que
la Constitución le impone. Ello tendría lugar, claro está, si se expide una resolución contraria a
los derechos fundamentales. En tales supuestos, el criterio del JNE escapa a los asuntos técni-
co-jurídicos de carácter estrictamente electoral, siendo de inmediata aplicación el inciso 2) del
artículo 200 de la Constitución que dispone que el proceso de amparo “procede contra el hecho
u omisión, por parte de cualquier autoridad, funcionario o persona, que vulnera o amenaza los
(...) derechos reconocidos por la Constitución”. En otras palabras, en tales casos, la jurisdicción
constitucional se torna inmediatamente en el fuero competente para dirimir la litis circunscrita
a si existió o no violación de la Carta Fundamental. Sin que pueda caber aquí, desde luego, una
subrogación en las funciones reservadas constitucionalmente al JNE.
14 Vid. STC Exp. N° 3760-2004-AA; STC Exp. N° 3238-2004-AA y STC Exp. N° 2791-2005-PA.
241
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Sería, por ejemplo, absurdo sostener que porque el Tribunal Constitucional tiene competencia
para declarar la nulidad de una sentencia expedida por un juez penal o civil que contravenga los
derechos fundamentales, tiene capacidad de administrar justicia penal o civil. Es evidente que
en tales supuestos el Tribunal Constitucional se limita a administrar justicia constitucional, repo-
niendo las cosas al estado anterior al momento en que tuvo lugar la afectación del derecho fun-
damental (primer párrafo del artículo 1 del Código Procesal Constitucional), para que luego el
proceso continúe siendo resuelto por su respectivo juez competente. La secuencia es idéntica en
los supuestos de resoluciones expedidas por jueces que administran justicia electoral.
Así pues, no se trata de una superposición de funciones, sino de delimitar clara y correctamen-
te las competencias que la Constitución ha conferido a cada uno de los órganos constitucionales
(principio de corrección funcional).
21. De conformidad con el artículo 93 de la Constitución, los Congresistas de la República no es-
tán sujetos a mandato imperativo. No obstante, las leyes expedidas por el Congreso, órgano in-
dependiente y autónomo, son susceptibles de control constitucional, mediante el proceso de in-
constitucionalidad (art. 200.4).
De conformidad con el artículo 139.2 de la Constitución, el Poder Judicial también goza de indepen-
dencia y autonomía; sin embargo, como no podría ser de otro modo en un Estado que se precie de ser
Constitucional, sus resoluciones (incluso las de la Corte Suprema de la República) son susceptibles
de control constitucional mediante los procesos constitucionales de amparo y hábeas corpus.
Incluso, existe también una disposición constitucional que expresamente establece que “ningu-
na autoridad (...) puede dejar sin efecto resoluciones que han pasado en autoridad de cosa juzga-
da” (art. 139.2) y, sin embargo, hoy en día a nadie se le ocurre sostener que las resoluciones fir-
mes emanadas de un proceso en el que han existido violaciones a los derechos fundamentales,
están exceptuadas de control constitucional mediante los procesos de amparo o hábeas corpus.
Son los principios de unidad de la Constitución, de concordancia práctica y de fuerza normativa
de la Constitución, los que han permitido que esta última tesis se consolide sin reparo (artículo
4 del Código Procesal Constitucional).
Lo propio se podría señalar en torno a la justicia militar, cuya excepcionalidad y autonomía del
Poder Judicial está reconocida en los artículos 139 1 y 173; sin embargo, no se encuentra excep-
tuada del control constitucional, a través de los procesos de amparo o hábeas corpus.
No existe, pues, justificación constitucional alguna para que el JNE se encuentre relevado de di-
cho control; es decir, cuando no respete los derechos fundamentales en el marco del debido pro-
ceso y la tutela jurisdiccional efectiva.
§6. Los tratados sobre derechos humanos y las decisiones de los tribunales internacionales de
derechos humanos como Derecho Interno
22. Tal como lo dispone el artículo 55 de la Constitución, los tratados celebrados por el Estado y en
vigor forman parte del derecho nacional. De esta manera, los tratados sobre derechos humanos
ratificados por el Estado peruano, por pertenecer al ordenamiento jurídico interno, son Derecho
válido, eficaz y, en consecuencia, inmediatamente aplicable al interior del Estado.
23. Los derechos fundamentales reconocidos por nuestra Constitución, deben ser obligatoriamen-
te interpretados de conformidad con los tratados y los convenios internacionales sobre derechos
humanos ratificados por el Perú y en concordancia con las decisiones adoptadas por los tribu-
nales internacionales sobre derechos humanos constituidos según tratados de los que el Perú es
parte (Cuarta Disposición Final y Transitoria de la Constitución y artículo V del Título Prelimi-
nar del Código Procesal Constitucional).
En tal sentido, el ejercicio interpretativo que realice todo órgano jurisdiccional del Estado (o que des-
empeñe funciones materialmente jurisdiccionales), para determinar el contenido constitucionalmente
242
SENTENCIAS DE AMPARO
protegido de los derechos fundamentales, debe estar obligatoriamente informado por las disposicio-
nes de los tratados internacionales de derechos humanos y por la interpretación de las mismas reali-
zada por los tribunales internacionales sobre derechos humanos a través de sus decisiones.
24. De ahí que el derecho fundamental de acceso a la justicia frente a toda vulneración de los dere-
chos humanos, como manifestación del derecho al debido proceso reconocido en el inciso 3) del
artículo 139 de la Constitución, no solo se reduce al acceso a los tribunales internos, sino tam-
bién a los internacionales, tal como se tiene previsto en el artículo 205 de la Constitución:
“Agotada la jurisdicción interna, quien se considere lesionado en los derechos que la Consti-
tución reconoce puede recurrir a los tribunales u organismos internacionales constituidos se-
gún tratados o convenios de los que el Perú es parte”.
Es también en base a estas consideraciones que debe ser analizada la aplicación aislada de los ar-
tículos 142 y 181 de la Constitución, según la cual las resoluciones del JNE en materia electoral
no pueden ser objeto de control constitucional, incluso en los supuestos en los que resulten con-
trarias a los derechos fundamentales.
25. En criterio de este Tribunal, resulta manifiesto que dicha aplicación se opone a una interpreta-
ción de los derechos y libertades reconocidos por la Constitución de conformidad con la Decla-
ración Universal de los Derechos Humanos, los tratados sobre derechos humanos ratificados por
el Estado peruano y las decisiones adoptadas por los tribunales internacionales sobre derechos
humanos, constituidos según tratados de los que el Perú es parte, tal como lo exigen la Cuarta
Disposición Final y Transitoria de la Constitución y el artículo V del Título Preliminar del Códi-
go Procesal Constitucional (CPConst.).
En efecto, el artículo 8.1 de la Convención Americana de Derechos Humanos, dispone:
“Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razo-
nable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial, establecido con ante-
rioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o
para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral, fiscal o de cual-
quier otra índole”.
Mientras que los incisos 1) y 2) de su artículo 25, refieren:
“1. Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efecti-
vo ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.
2. Los Estados partes se comprometen:
a) a garantizar que la autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado decidirá
sobre los derechos de toda persona que interponga el recurso;
b) a desarrollar las posibilidades de recurso judicial; y
c) a garantizar el cumplimiento, por las autoridades competentes, de toda decisión en que
haya estimado procedente el recurso”.
26. Sobre el particular, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, ha sostenido:
“(...) el artículo 25.1 de la Convención es una disposición de carácter general que recoge la ins-
titución procesal del amparo, como procedimiento sencillo y breve que tiene por objeto la tute-
la de los derechos fundamentales. Establece este artículo, igualmente, en términos amplios, la
obligación a cargo de los Estados de ofrecer, a todas las personas sometidas a su jurisdicción,
un recurso judicial efectivo contra actos violatorios de sus derechos fundamentales. Dispone,
243
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
además, que la garantía allí consagrada se aplica no solo respecto de los derechos contenidos
en la Convención, sino también de aquellos que estén reconocidos por la Constitución o por la
ley”15.
Para posteriormente afirmar que:
“los Estados Partes se obligan a suministrar recursos judiciales efectivos a las víctimas de
violación de los derechos humanos (art. 25), recursos que deben ser sustanciados de confor-
midad con las reglas del debido proceso legal (art. 8.1), todo ello dentro de la obligación ge-
neral a cargo de los mismos Estados, de garantizar el libre y pleno ejercicio de los derechos
reconocidos por la Convención a toda persona que se encuentre bajo su jurisdicción”16.
27. Asimismo, en el caso del Tribunal Constitucional vs. Perú, la Corte ha referido:
“El respeto a los derechos humanos constituye un límite a la actividad estatal, lo cual vale
para todo órgano o funcionario que se encuentre en una situación de poder, en razón de su ca-
rácter oficial, respecto de las demás personas. Es así, ilícita, toda forma de ejercicio del po-
der público que viole los derechos reconocidos por la Convención (...).
De conformidad con la separación de los poderes públicos que existe en el Estado de derecho, si
bien la función jurisdiccional compete eminentemente al Poder Judicial, otros órganos o autoridades
públicas pueden ejercer fucniones del mismo tipo. Es decir que cuando la Convención se refiere al
derecho de toda persona a ser oída por un ‘juez o tribunal competente’ para la ‘determinación de sus
derechos, esta expresión se refiere a cualquier autoridad pública, sea administrativa, legislativa o judi-
cial, que a través de sus resoluciones determine derechos y obligaciones de las personas. Por la razón
mencionada, esta Corte considera que cualquier órgano del Estado que ejerza funciones de carácter
materialmente jurisdiccional, tiene la obligación de adoptar resoluciones apegadas las garantías del
debido proceso legal en los términos del artículo 8 de la Convención Americana”17.
28. Es en base a tales premisas que el Tribunal Constitucional ha tenido oportunidad de referir (entre
otras, en la STC Exp. N° 2409-2002-AA) que detrás del establecimiento de los procesos cons-
titucionales de la libertad, se encuentra implícito el derecho a la protección jurisdiccional de los
derechos o, lo que es lo mismo, el derecho a recurrir ante un tribunal competente frente a todo
acto u omisión que lesione una facultad reconocida en la Constitución o en los instrumentos in-
ternacionales en materia de derechos humanos. De conformidad con la jurisprudencia vinculan-
te de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, dicho derecho constituye parte del núcleo
duro de la Convención Americana de Derechos Humanos y, en ese sentido, no puede obstaculi-
zarse irrazonablemente su acceso o simplemente impedirse su cabal goce y ejercicio.
29. Debe recordarse, asimismo, que la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha tenido opor-
tunidad de condenar y sancionar a Estados que han ratificado la Convención Americana de De-
rechos Humanos, justamente, por permitir que sus máximos órganos jurisdiccionales electorales
se encuentren exentos de un control jurisdiccional frente a aquellas decisiones que contravengan
los derechos fundamentales de las personas.
En efecto, en el caso Yatama vs. Nicaragua (sentencia del 23 de junio de 2005) la Corte Intera-
mericana expuso:
“Si bien la Constitución de Nicaragua ha establecido que las resoluciones del Consejo Supre-
mo Electoral en materia electoral no son susceptibles de recursos ordinarios o extraordina-
rios, esto no significa que dicho Consejo no deba estar sometido a controles judiciales, como
244
SENTENCIAS DE AMPARO
lo están los otros poderes del Estado. Las exigencias derivadas del principio de independen-
cia de los poderes del Estado no son incompatibles con la necesidad de consagrar recursos o
mecanismos para proteger los derechos humanos.
Independientemente de la regulación que cada Estado haga respecto del órgano supremo
electoral, este debe estar sujeto a algún control jurisdiccional que permita determinar si sus
actos han sido adoptados al amparo de los derechos y garantías mínimas previstos en la Con-
vención Americana, así como los establecidos en su propia legislación, lo cual no es incom-
patible con el respeto a las funciones que son propias de dicho órgano en materia electoral.
Este control es indispensable cuando los órganos supremos electorales, como el Consejo Su-
premo Electoral en Nicaragua, tienen amplias atribuciones, que exceden las facultades ad-
ministrativas, y que podrían ser utilizados, sin un adecuado control, para favorecer determi-
nados fines partidistas. En este ámbito, dicho recurso debe ser sencillo y rápido, tomando en
cuenta las particularidades del procedimiento electoral.
Por todo lo expuesto, la Corte concluye que el Estado violó el derecho a la protección judi-
cial consagrado en el artículo 25.1 de la Convención Americana (...)”18.
30. Las similitudes con el caso peruano son manifiestas. El artículo 173 de la Constitución nicara-
güense es sustancialmente análogo a los artículos 142 y 181 de la Constitución peruana. Y el
Consejo Supremo Electoral de Nicaragua tiene en el JNE peruano a su homólogo.
Insistir en una interpretación aislada de los artículos 142 y 181 de la Constitución, pretendiendo que
las resoluciones del JNE en materia electoral están exceptuadas de control constitucional a través del
proceso constitucional de amparo, supondría incurrir en una manifiesta irresponsabilidad, ya que si-
tuaría al Estado peruano ante la cierta e inminente condena por parte de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos al violar el artículo 25.1 de la Convención. No solo es facultad, sino deber de este
Tribunal y del Poder Judicial impedir ello, mediante una adecuada interpretación de los referidos pre-
ceptos, de conformidad con la Constitución y los tratados y las decisiones de los tribunales interna-
cionales sobre derechos humanos constituidos según tratados de los que el Perú es parte.
31. Así las cosas, una interpretación aislada de los artículos constitucionales sub exámine, resulta
incompatible con el artículo 8 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos; el artícu-
lo 2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; el artículo XVIII de la Declaración
Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; y los artículo 8.1 y 25 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
32. Son, justamente, aplicaciones literales de los artículos 142 y 181 de la Constitución, las que han
ocasionado que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sostenga lo siguiente:
“En el presente caso, las disposiciones del ordenamiento jurídico peruano (artículos 181
constitucional y 13 de la Ley Orgánica Electoral) tal y como han sido interpretadas por el
JNE en su decisión del 18 de enero de 1995 (Oficio Nº 188-95-SG/JNE), implican que cual-
quier decisión adoptada por el JNE y que pueda afectar los derechos políticos consagrados
en la Convención, no son revisables y por tanto, no protegibles en el Derecho Interno”19.
Sobre tal premisa, recomendó al Estado peruano:
“Adoptar las medidas tendientes a modificar las disposiciones de los artículos 181 de la
Constitución de 1993, y 13 de la Ley Orgánica Electoral, posibilitando un recurso efectivo y
sencillo, en los términos del artículo 25 (1) de la Convención, contra las decisiones del JNE
que vulneren la garantía a la participación política por parte de los ciudadanos”20.
18 Caso Yatama vs. Nicaragua, Etapa de fondo, sentencia del 23 de junio de 2005, párrafos 174, 175 y 176.
19 Informe Nº 119/99, caso 11.428, Susana Higuchi Miyagawa (Perú), del 6 de octubre de 1999, párrafo 55.
20 Ob. cit., punto 1 de la parte resolutiva.
245
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Cabe señalar que en este Informe la Comisión Interamericana de Derechos Humanos expresa
que en reiteradas comunicaciones el Estado peruano puso en su conocimiento la existencia de
diversas iniciativas de modificación de la legislación electoral, allanándose a la denuncia plan-
teada en su contra, a pesar de lo cual, hasta la fecha de la publicación del Informe, ninguna ha-
bía sido adoptada21.
33. El Tribunal Constitucional considera, sin embargo, que, tal como ocurriera en su oportunidad
con el artículo 173 de la Constitución (relacionado a las competencias de la jurisdicción mili-
tar22), la reforma de los artículos 142 y 181 resulta innecesaria, pues por vía de una interpreta-
ción constitucional adecuada, su contenido normativo es susceptible de compatibilizarse con los
tratados sobre derechos humanos ratificados por el Estado peruano y las decisiones y recomen-
daciones de los organismos internacionales relacionados con la materia.
34. Por lo demás, debe enfatizarse que la imposibilidad de optar por una lectura aislada del ar-
tículo 142 del la Constitución no solo ha sido establecida por este Tribunal en lo que al con-
trol de constitucionalidad de las resoluciones del JNE en materia electoral se refiere (STC Exp.
N° 2366-2003-AA), sino también en lo que respecta a las resoluciones del Consejo Nacional de
la Magistratura en materia de evaluación y ratificación de jueces, las cuales, al amparo de di-
cha aislada interpretación, tampoco serían susceptibles de ser objeto de control constitucional
en sede jurisdiccional.
En efecto, desde la expedición de la STC Exp. Nº 2409-2002-AA, en criterio que este Colegiado
tiene reiterado en más de 200 sentencias, quedó establecido que:
“(...) cuando el artículo 142 de la Constitución establece que no son revisables en sede judicial
las resoluciones del Consejo Nacional de la Magistratura en materia de evaluación y ratifica-
ción de Jueces, (...) el presupuesto de validez de dicha afirmación se sustenta en que las consa-
bidas funciones que le han sido conferidas a dicho organismo sean ejercidas dentro de los lími-
tes y alcances que la Constitución le otorga, y no a otros distintos, que puedan convertirlo en
un ente que opera fuera o al margen de la misma norma que le sirve de sustento. En el fondo,
no se trata de otra cosa sino de la misma teoría de los llamados poderes constituidos, que son
aquellos que operan con plena autonomía dentro de sus funciones, pero sin que tal caracterís-
tica los convierta en entes autárquicos que desconocen o hasta contravienen lo que la misma
Carta les impone. El Consejo Nacional de la Magistratura, como cualquier órgano del Estado,
tiene límites en sus funciones, pues resulta indiscutible que estas no dejan en ningún momen-
to de sujetarse a los lineamientos establecidos en la norma fundamental. Por consiguiente, sus
resoluciones tienen validez constitucional en tanto las mismas no contravengan el conjunto de
valores, principios y derechos fundamentales de la persona contenidos en la Constitución, lo
que supone, a contrario sensu, que si ellas son ejercidas de una forma tal que desvirtúan el cua-
dro de principios y valores materiales o los derechos fundamentales que aquella reconoce, no
existe ni puede existir ninguna razón que invalide o deslegitime el control constitucional seña-
lado a favor de este Tribunal en los artículos 201 y 202 de nuestro texto fundamental”.
35. En tal sentido, sin perjuicio de lo que luego se sostendrá, llegado a este punto, el Tribunal Cons-
titucional se encuentra en condiciones de afirmar que toda interpretación de los artículos 142 y
181 de la Constitución que realice un poder público, en el sentido de considerar que una resolu-
ción del JNE que afecta derechos fundamentales, se encuentra exenta de control constitucional a
través del proceso constitucional de amparo, es una interpretación inconstitucional. Consecuen-
temente, toda vez que el JNE emita una resolución que vulnere los derechos fundamentales, la
demanda de amparo planteada en su contra resultará plenamente procedente.
246
SENTENCIAS DE AMPARO
En aplicación del artículo VII del Título Preliminar del CPConst., este criterio normativo cons-
tituye precedente vinculante para todos los poderes públicos.
Todo juez y tribunal de la República –sea que realice funciones estrictamente jurisdiccionales o
materialmente jurisdiccionales–, se encuentra vinculado por este criterio, bajo responsabilidad
(artículo VI del Título Preliminar del CPConst. y Primera Disposición Final de la LOTC).
§7. Criterios para un oportuno control constitucional de las resoluciones jurisdiccionales del
JNE
36. Como quedó dicho en el Fundamento 33, supra, en criterio del Tribunal Constitucional, el conflic-
to, strictu sensu, no reside en las disposiciones 142 y 181 de la Constitución, sino en la inconstitu-
cional interpretación y consecuente aplicación literal y aislada que de ellas pretenda hacerse. Por
ello, no corresponde concentrar el análisis en si pueden o no ser objeto de control constitucional las
resoluciones del JNE en materia electoral que violen derechos fundamentales, pues no cabe duda
de que lo son, sino en determinar cómo debe operar dicho control constitucional.
37. De conformidad con los tratados y la jurisprudencia internacional sobre derechos humanos, y con
el criterio sostenido en la STC Exp. N° 2366-2003-AA, en el que este Colegiado se reafirma, el in-
ciso 8) del artículo 5 del CPConst., establece que son objeto de control constitucional las resolu-
ciones del JNE que violen la tutela procesal efectiva. El artículo 4 de la misma norma, refiere que:
“Se entiende por tutela procesal efectiva aquella situación jurídica de una persona en la que
se respetan, de modo enunciativo, sus derechos de libre acceso al órgano jurisdiccional, a
probar, de defensa, al contradictorio e igualdad sustancial en el proceso, a no ser desviado de
la jurisdicción predeterminada ni sometido a procedimientos distintos de los previstos por la
ley, a la obtención de una resolución fundada en derecho, a acceder a los medios impugna-
torios regulados, a la imposibilidad de revivir procesos fenecidos, a la actuación adecuada y
temporalmente oportuna de las resoluciones judiciales y a la observancia del principio de le-
galidad procesal penal”.
Consecuentemente, la posibilidad de ejercer control constitucional a las resoluciones del JNE
que resulten contrarias a los derechos fundamentales no sólo emerge de una adecuada interpre-
tación de la Carta Fundamental, sino que se encuentra expresamente concretizada en una dispo-
sición del CPConst.
38. Sin embargo, no es menos cierto que la seguridad jurídica –que ha sido reconocida por este Tri-
bunal como un principio implícitamente contenido en la Constitución–23, es pilar fundamental de
todo proceso electoral. En efecto, siendo que los procesos electorales ostentan plazos perento-
rios y preclusivos, y que una de las garantías para la estabilidad democrática es el conocimiento
exacto y oportuno del resultado de la voluntad popular manifestada en las urnas (artículo 176 de
la Constitución), no es factible que, so pretexto del establecimiento de garantías jurisdiccionales
de los derechos fundamentales, se culmine por negar la seguridad jurídica del proceso electoral,
y con ella, la estabilidad y el equilibrio del sistema constitucional en su conjunto (principio de
interpretación constitucional de concordancia práctica).
39. En tal virtud, este Colegiado considera necesario precisar los siguientes aspectos:
a) El Tribunal Constitucional es un órgano constituido sometido a la Constitución y a su ley or-
gánica. En su función de máximo intérprete constitucional (artículo 201 de la Constitución y
artículo 1 de la LOTC), tiene el deber de integrar todas las normas constitucionales, y otorgar
así seguridad jurídica y unidad normativa al Derecho Electoral Constitucional, garantizando
el respeto a los derechos fundamentales y la primacía normativa de la Constitución (artículo II
del Título Preliminar del CPConst.).
247
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
b) En atención a la seguridad jurídica que debe rodear todo proceso electoral y a las especiales
funciones conferidas a los órganos del sistema electoral en su conjunto (JNE, ONPE, Reniec
–artículos 178, 182 y 183 de la Constitución–), en ningún caso la interposición de una deman-
da de amparo contra el JNE suspende el calendario electoral, el cual sigue su curso inexorable.
Toda afectación de los derechos fundamentales en la que incurra el JNE, devendrá en irrepara-
ble cada vez que precluya cada una de las etapas del proceso electoral o que la voluntad popu-
lar, a la que hace alusión el artículo 176 de la Constitución, haya sido manifestada en las urnas.
En dichos supuestos el proceso de amparo solo tendrá por objeto determinar las responsabili-
dades a que hubiera lugar, de conformidad con el artículo 1 del CPConst.24.
c) Este Colegiado considera, sin embargo, que es preciso incrementar las garantías que asegu-
ren la celeridad y seguridad jurídica que deben caracterizar a todo proceso electoral, sin que
con ello se afecte el plausible control constitucional de una resolución del JNE en materia
electoral que contravenga derechos fundamentales. Debe recordarse que con el mismo énfa-
sis con el que la Corte Interamericana ha señalado que todo órgano supremo electoral,
“debe estar sujeto a algún control jurisdiccional que permita determinar si sus actos han
sido adoptados al amparo de los derechos y garantías mínimas previstos en la Conven-
ción Americana, así como los establecidos en su propia legislación”25,
ha establecido que
“dicho recurso debe ser sencillo y rápido, tomando en cuenta las particularidades del pro-
cedimiento electoral”26.
Resulta evidente que esta previsión de la Corte Interamericana, no solo apunta a que no corra
riesgo el cronograma electoral, sino también a evitar en lo posible que las eventuales afectacio-
nes a los derechos fundamentales en las que incurran los órganos encargados de administrar jus-
ticia electoral no se tornen irreparables.
En tal sentido, de conformidad con lo establecido en el artículo 107 de la Constitución, este Tri-
bunal propone al Congreso de República introducir en el CPConst, en el más breve plazo posi-
ble, las modificaciones conducentes a:
• Reducir sustancialmente el plazo de prescripción para interponer una demanda de amparo
contra una resolución del JNE en materia electoral.
• Que las demandas de amparo contra una decisión del JNE en materia electoral sean presentadas
ante la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema; y cuyas resoluciones denegatorias, emi-
tidas en un plazo sumarísimo, puedan ser conocidas por el Tribunal Constitucional, mediante la
interposición de un recurso de agravio constitucional a ser resuelto también en tiempo perentorio.
• Sancionar a aquellos jueces constitucionales que, contraviniendo el artículo 13 del CPConst.,
no concedan trámite preferente a las demandas de amparo interpuestas contra las resolucio-
nes del JNE en materia electoral.
• Los plazos deben ser perentorios a efectos de no crear incertidumbre en las decisiones elec-
torales y asegurar la confianza en el sistema de control jurisdiccional constitucional.
24 Segundo párrafo del artículo 1 del CPConst.: “Si luego de presentada la demanda cesa la agresión o amenaza por decisión vo-
luntaria del agresor, o si ella deviene en irreparable, el juez, atendiendo al agravio producido, declarará fundada la demanda pre-
cisando los alcances de su decisión, disponiendo que el emplazado no vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que motiva-
ron la interposición de la demanda, y que si procediere de modo contrario se le aplicarán las medidas coercitivas previstas en el
artículo 22 del presente Código, sin perjuicio de la responsabilidad penal que corresponda”.
25 Caso Yatama vs. Nicaragua, Ob. cit. párrafo 175.
26 Ídem.
248
SENTENCIAS DE AMPARO
Estas medidas no solo garantizarán la seguridad jurídica del proceso electoral, sino que también
permitirán la oportuna protección de los derechos fundamentales. Debe recordarse cómo, por
ejemplo, a pesar de haberse acreditado la manifiesta afectación por parte del JNE del derecho a
la presunción de inocencia (artículo 2 24 e. de la Constitución) de un ciudadano y, como conse-
cuencia de ello, la afectación de su derecho político a ser candidato a un cargo público (artículos
2 17, 31 y 35 de la Constitución), la ausencia de plazos perentorios en los procesos de amparo
orientados a la protección de derechos fundamentales políticos, el debido proceso y la tutela ju-
risdiccional efectiva, determinó la imposibilidad de reponer las cosas al estado anterior, al haber
devenido dichas afectaciones en irreparables27.
§8. Análisis de constitucionalidad del caso planteado
40. El argumento del recurrente para solicitar la nulidad de la Resolución Nº 315-2004-JNE,
que resolvió vacarlo en el cargo de Alcalde de la Municipalidad Distrital de Canchaque-Piu-
ra, por causal de nepotismo, es que la apelación interpuesta contra la Resolución de Concejo
Nº 039-2004-CDC/A, mediante la cual se declaró improcedente la solicitud de reconsideración
del Acuerdo de Concejo que rechazó la solicitud de vacancia planteada en su contra por un ciu-
dadano, debió ser dirimida en un proceso contencioso administrativo, y no por el JNE.
En otras palabras, acusa una supuesta afectación de su derecho fundamental al debido proceso,
pues considera que el JNE era incompetente para pronunciarse sobre el asunto.
41. La pretensión del recurrente carece de todo sustento constitucional. En efecto, sucede que en de-
sarrollo del inciso 6) del artículo 178 de la Constitución, el artículo 23 de la LOM, establece que
los recursos de apelación contra los Acuerdos de Concejo Municipal que resuelven la reconside-
ración planteada contra una decisión del propio Concejo en relación con una solicitud para vacar
al Alcalde, son resueltos por el JNE.
De este modo, el JNE resultaba plenamente competente para conocer el asunto, lo que, por lo de-
más, está reafirmado por el artículo 5 u. de la Ley Nº 26486 –Ley Orgánica del Jurado Nacio-
nal de Elecciones–.
42. Al conocer el caso, el JNE encontró plenamente acreditada la causal de nepotismo que determi-
naba la vacancia del demandante en el cargo de Alcalde, tal como se encuentra previsto en el in-
ciso 8) del artículo 22 de la LOM.
43. En tal sentido, lejos de acreditar la afectación de derecho fundamental alguno, el recurrente pre-
tende que este Colegiado se subrogue en una interpretación de la legislación electoral acorde con
la Constitución, es decir, en la administración de justicia electoral que el inciso 4) del artículo
178 de la Constitución confía al JNE, lo que, a todas luces, resulta inaceptable. Por tanto, la de-
manda debe ser desestimada.
§9. El Informe Técnico de la Secretaría Ejecutiva del Consejo Nacional de Derechos Humanos
del Ministerio de Justicia
44. Conforme al artículo 4 de la Ley Orgánica del Sector Justicia, corresponde al Ministerio de
Justicia
“velar por la vigencia del imperio de la Ley, el derecho y la justicia”.
Asimismo, el artículo 5 de la misma norma, establece que
“Corresponde al Ministerio de Justicia, el asesoramiento legal al Poder Ejecutivo y especial-
mente al Consejo de Ministros; así como promover una eficiente y pronta administración de
justicia (...).”
249
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
250
SENTENCIAS DE AMPARO
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitu-
ción Política del Perú,
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda.
2. De acuerdo con los artículos 201 de la Constitución y 1 de la LOTC, este Tribunal, en su calidad
de supremo intérprete de la Constitución, según ha quedado dicho en el Fundamento 35, supra,
establece que toda interpretación de los artículos 142 y 181 de la Constitución que realice un po-
der público en el sentido de considerar que una resolución del JNE que afecta derechos funda-
mentales, se encuentra exenta de control constitucional a través del proceso constitucional de
amparo, es una interpretación inconstitucional. Consecuentemente, cada vez que el JNE emita
una resolución que vulnere los derechos fundamentales, la demanda de amparo planteada en su
contra resultará plenamente procedente.
En aplicación del artículo VII del Título Preliminar del CPConst., este criterio normativo cons-
tituye precedente vinculante para todos los Poderes Públicos.
Todo juez y tribunal de la República –sea que realice funciones estrictamente jurisdiccionales
o materialmente jurisdiccionales– se encuentra vinculado por este criterio, bajo responsabilidad
(artículo VI del Título Preliminar del CPConst. y Primera Disposición Final de la LOTC).
3. De conformidad con el Fundamento 39 b), en ningún caso la interposición de una demanda de
amparo contra el JNE suspende el calendario electoral, el cual sigue su curso inexorable. Toda
afectación de los derechos fundamentales en que incurra el JNE, devendrá en irreparable cada
vez que precluya cada una de las etapas del proceso electoral o en que la voluntad popular, a la
que hace alusión el artículo 176 de la Constitución, haya sido manifestada en las urnas. En di-
chos supuestos, el proceso de amparo solo tendrá por objeto determinar las responsabilidades a
que hubiera lugar, de conformidad con el artículo 1 del CPConst.
4. En observancia del artículo 107 de la Constitución, y tal como ha quedado dicho en el Funda-
mento 39 c), supra, este Tribunal propone al Congreso de República introducir en el CPConst,
en el más breve plazo posible, las modificaciones conducentes a:
• Reducir sustancialmente el plazo de prescripción para interponer una demanda de amparo
contra una resolución del JNE en materia electoral.
• Que las demandas de amparo contra una resolución del JNE en materia electoral se presenten ante
la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema; y cuyas resoluciones denegatorias, emitidas
en un plazo sumarísimo, puedan ser conocidas por el Tribunal Constitucional, mediante la inter-
posición de un recurso de agravio constitucional a ser resuelto también en tiempo perentorio.
5. Poner en conocimiento del Congreso de la República y del JNE la presente sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS.
ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA;
VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO
251
AMPARO CONTRA PARTICULARES
EXP. N° 04893-2009-PA/TC-LIMA
FRANCIS ANN MC KAY DIEZ CANSECO
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 16 días del mes de agosto de 2010, la Sala Primera del Tribunal Constitucional,
integrada por los magistrados Calle Hayen, Álvarez Miranda y Urviola Hani, pronuncia la siguiente
sentencia
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Francis Ann Mc Kay Diez Canseco contra la
sentencia de la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 167, su fecha 25
de junio de 2009, que confirmando la apelada, declaró fundada la excepción de prescripción, nulo
todo lo actuado y concluido el proceso de amparo de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 23 de abril de 2008, la recurrente, invocando la violación de sus derechos al debido pro-
ceso y la tutela jurisdiccional, a no ser sancionado sin previo procedimiento, a la igualdad y no dis-
criminación, al honor y la buena reputación y a la libertad de asociación, interpone demanda de am-
paro contra la Asociación Los Acuanautas, a fin de que se deje si efecto el acuerdo de su expulsión
del que ha sido objeto, precisando que no existe tipificación de la causal que sustente su separación.
La actora manifiesta que el 21 de abril de 2008, al solicitar el acta de Asamblea General Extraordi-
naria del 15 de noviembre de 2003, así como el libro de padrón de socios, tomó conocimiento que
había sido excluida, desconociendo los motivos de dicha sanción, pues nunca se le notificó la mis-
ma. Por tanto, la reclamación contra dicho acto no ha podido realizarla de manera oportuna y, por lo
mismo, recurre al proceso de amparo por cuanto la opción prevista en el artículo 92 del Código Civil
252
SENTENCIAS DE AMPARO
(proceso abreviado de impugnación de acuerdos) no resulta viable en tanto el plazo para ello ya
venció.
La asociación emplazada propone la excepción de prescripción y manifiesta que la exclusión de
la actora se produjo en la Asamblea General Extraordinaria del 15 de diciembre de 2002, convo-
cada según las citaciones publicadas el 30 de noviembre de 2002 en los diarios El Peruano y La
República. Sostiene que la vía pertinente para impugnar el acuerdo era la prevista en el artículo
92 del Código Civil, y que el plazo para ello ya feneció. En el mismo sentido, el plazo previsto
para el proceso de amparo ya venció, resultando imposible que una asociada recién tome cono-
cimiento de su exclusión seis años después de producida esta, resultando evidente que la actora
tomó conocimiento oportuno de esta situación, no habiendo accionado a tiempo si consideraba
conculcados sus derechos.
Expresa, además, que de acuerdo a sus estatutos, el no pago de dos o más cuotas constituye falta que
puede ser objeto de sanción; que en el caso de la actora no había pagado más de quince cuotas ordi-
narias, y que la competencia para ello recae en la Asamblea General Extraordinaria. Por tanto, la ex-
clusión de la actora no importa la violación de derecho alguno.
El Décimo Juzgado Civil de Lima, con fecha 12 de enero de 2009, declaró fundada la excepción
propuesta de prescripción, nulo todo lo actuado y concluido el proceso, por considerar que al ha-
berse publicado en dos medios de comunicación escrita la citación a la Asamblea General Ex-
traordinaria de Asociados, en la que uno de los temas de agenda era la exclusión de socios, la ac-
tora tomó conocimiento de la misma, resultando evidente que desde que se llevó a cabo dicha
reunión, hasta la fecha de presentación de la demanda, ha transcurrido con exceso el plazo para
la interposición de la demanda de amparo, conforme lo dispone el artículo 44 del Código Proce-
sal Constitucional.
La Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima confirmó la apelada por argumen-
tos similares.
FUNDAMENTOS
1. Conforme consta en autos, la actora cuestiona el acuerdo de su exclusión de la asociación em-
plazada, el que, según alega, nunca le fue notificado, y por ello, a pesar de los años transcurridos
–pues ocurrió el 15 de noviembre de 2002– no tuvo la posibilidad de cuestionarlo oportunamen-
te. A juicio de este Tribunal, dicha circunstancia merece el debido esclarecimiento, no solo por
cuanto, como antes se ha visto, los juzgadores precedentes han declarado fundada la excepción
de prescripción, sino porque de acreditarse esta situación, ello mismo implicaría una afectación
de los derechos al debido proceso y de defensa.
2. El artículo 44 del Código Procesal Constitucional dispone que el plazo para interponer la deman-
da de amparo prescribe a los 60 días hábiles de producida la afectación, siempre que el afectado
hubiese tenido conocimiento del acto lesivo y se hubiese hallado en posibilidad de interponer la
demanda.
3. Al contestar la demanda, la asociación emplazada ha argumentado que la exclusión de la actora
se produjo en la Asamblea General Extraordinaria del 15 de noviembre de 2002, la cual fue de-
bidamente convocada de acuerdo a las publicaciones aparecidas en los diarios El Peruano y La
República el 30 de noviembre de 2002, de manera que sí tuvo oportuno conocimiento de ello.
Este criterio ha sido recogido por los juzgadores de las instancias precedentes, quienes han de-
clarado fundada la excepción de prescripción.
4. A juicio del Tribunal Constitucional, no es esa la cuestión controvertida, pues una cosa es que se
haya convocado conforme a sus estatutos y la ley la reunión en la que se discutiría la expulsión
de la actora, y otra, muy distinta, es que ese acuerdo de su expulsión le haya sido oportuna y de-
bidamente notificado a efectos de que, si lo consideraba contrario a sus derechos, pueda impug-
narlo judicialmente, independientemente de la vía de que se trate.
253
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
5. En ese sentido, no obra en autos documento alguno que acredite que la asociación emplazada no-
tificó a la actora el acuerdo de su expulsión, de manera que, conforme al precitado artículo 44 del
Código Procesal Constitucional, no puede entenderse que la demanda ha sido planteada fuera del
plazo de 60 días hábiles, sino cuando tuvo conocimiento de ello, lo que según se desprende de
los actuados, ocurrió en abril de 2008 al recabar diversos documentos de los Registros Públicos.
6. Esta situación no solo supone, como antes se dijo, que no puede estimarse la excepción de pres-
cripción, sino que implica, además, una afectación de los derechos al debido proceso y de de-
fensa de la actora, en tanto se halló imposibilitada de cuestionar oportunamente, no solo ante la
asociación, sino, judicialmente, la decisión de expulsarla.
7. Por lo demás, y conforme a la jurisprudencia de este Colegiado sobre la materia, tampoco cons-
ta en autos que, previamente a la celebración de la asamblea en la que se iba a discutir la expul-
sión de la actora debido a su incumplimiento en el pago de las cuotas ordinarias, se haya puesto
en su conocimiento que iba a ser sometida a un proceso disciplinario, a efectos de que, mediante
la expresión de los descargos correspondientes, pueda hacer valer su derecho de defensa, máxi-
me si existía la posibilidad de aplicar una sanción tan drástica como la expulsión.
8. Ciertamente, no está en discusión la potestad de la asociación de, conforme a los artículos 9e,
11d, 12b y 21f de sus estatutos, separar a los asociados que incumplan las obligaciones como la
materia de autos; empero, lo que resulta atentatorio de los derechos al debido proceso y de de-
fensa es, de un lado, no comunicar previamente cuál es la falta en la que se ha incurrido; y del
otro, que el acuerdo de expulsión no sea debidamente notificado.
9. Por todo lo anteriormente expuesto, la demanda debe ser estimada al haberse acreditado la vio-
lación de los derechos al debido proceso y de defensa, de manera que, en atención a lo dispues-
to por el artículo 1 del Código Procesal Constitucional, debe reponerse las cosas al estado ante-
rior a la agresión, lo que supone retrotraer el proceso disciplinario al estado en que se comunique
a la actora la falta en que incurrió a fin de que ejerza su derecho de defensa y, atendiendo a
ello, la asociación emplazada, en Asamblea General, decida lo que considere conveniente a sus
intereses.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda al haberse acreditado la violación de los derechos al debido
proceso y de defensa reconocidos en el artículo 139, incisos 3) y 14), de la Constitución; y en
consecuencia,
2. Ordenar a la Asociación Los Acuanautas que reponga el proceso al estado en que se hallaba an-
tes de expedirse la sanción de exclusión establecida por la Asamblea General Extraordinaria del
15 de diciembre de 2002, a fin de que la demandante pueda hacer valer su derecho de defensa,
dejándose, entre tanto, en suspenso la medida de expulsión de la demandante.
Publíquese y notifíquese.
SS.
CALLE HAYEN; ÁLVAREZ MIRANDA; URVIOLA HANI
254
Medios de comunicación deben presentar
la rectificación según sus propios
lineamientos periodísticos
EXP. Nº 03362-2004-AA/TC- HUÁNUCO
SALVADOR PRUDENCIANO ESTRADA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Arequipa a los 29 días del mes de agosto de 2006, el pleno del Tribunal Constitucional, integra-
do por los señores magistrados García Toma, Gonzales Ojeda, Alva Orlandini, Bardelli Lartirigo-
yen, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia, con el fundamento de voto,
adjunto, del magistrado Alva Orlandini
ASUNTO
Recurso extraordinario interpuesto por don Prudenciano Estrada Salvador contra la sentencia de la
Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huánuco, de fojas 140, su fecha 13 de julio de 2004,
que declara infundada la demanda de amparo de autos.
ANTECEDENTES
a) Demanda
Con fecha 22 de enero de 2004, el recurrente interpone demanda de amparo contra el director del
Diario Regional de Huánuco, alegando la violación de su derecho a la rectificación consagrado en el
inciso 7) del artículo 2 de la Constitución. Solicita, consecuentemente, que se ordene al demandado
publicar la rectificación del día 8 de octubre de 2003, en la forma y términos por él establecidos, in-
cluida la crónica rectificadora que solicitara mediante carta notarial de fecha 21 de octubre de 2003.
Sustenta su demanda en que con la publicación del titular ‘¡Ex Decano del Colegio de Abogados con
orden de captura!’ en la primera página del Diario Regional, y, con el desarrollo de la noticia en la
segunda página, con el mismo título y acompañada de una fotografía suya, se han vulnerado sus de-
rechos constitucionales como abogado y dirigente gremial.
255
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Según señala, las afirmaciones realizadas por el diario respecto de su persona y de los hechos que
lo involucran son inexactas y agraviantes. En ese sentido, sostiene que en la querella seguida en su
contra ante el Cuarto Juzgado Penal de Huánuco por el presunto delito de difamación, nunca se dic-
taminó orden de captura alguna hacia su persona, sino que a través del Oficio N° 6612-03-4to.JPH-
CO, del 2 de octubre de 2003, se requiere a la Policía Nacional para que conduzca mediante la fuerza
pública al querellado y lo ponga a disposición del juzgado para que rinda su declaración instructi-
va. Tal oficio fue cursado antes de que la Resolución del 1 de octubre de 2003, que dictamina que se
conduzca de grado o fuerza al demandado, estuviera consentida.
Asimismo, expone que es inexacto que el demandante se haya negado a firmar la notificación de
fecha 1 de octubre de 2003, emitida por el titular del Cuarto Juzgado Penal, dado que quien se negó
a firmar fue otra persona.
Alega que el proceso de querella seguido en su contra es un proceso penal de investigación reserva-
da al que solo tienen acceso las partes.
También señala que no le autorizó al demandado la publicación del trámite del proceso, así como
que no entregó ninguna resolución judicial. Considera que, dado que el propietario del Diario Re-
gional es compadre del querellante, la publicación del 8 de octubre de 2003 fue realizada con la
finalidad de hacerle un favor ilegal. De esta manera, califica a la publicación de sensacionalista y de
haber sido posiblemente concertada con el querellante para agraviarlo.
Finalmente, sostiene que ejerció su derecho de rectificación cursando una carta notarial de fecha 21
de octubre de 2003 al director del Diario Regional, de acuerdo con el artículo 2 de la Ley N° 26847
(sic)[1]. En dicha carta se establecen los términos y el formato en los que el diario debía rectificarse
en el plazo determinado por ley. Sin embargo, señala que el demandado no procedió a publicar una
rectificación antes ni después de los siete días previstos en el artículo 3 de la mencionada ley y que,
por el contrario, publica el 27 de octubre de 2003, en la página 7 de la sección Política/Gestión, un
comentario a la citada carta notarial y, por segunda vez, emite opiniones y presenta hechos inexac-
tos en perjuicio de su honor. Por lo tanto, no procedió a la rectificación en la forma y términos por él
requeridos en la carta notarial; es decir, el contenido de la carta notarial no fue observado ni recha-
zado, por lo que ésta se encuentra aun en espera de su publicación.
b) Contestación de la demanda
El gerente de prensa del Diario Regional E.I.R.L., don Augusto Noreña Llanos, sostiene que el de-
recho para interponer la demanda de amparo ha caducado, puesto que de la fecha en que ocurrió el
supuesto agravio a la fecha de presentación de la demanda transcurrido con exceso el plazo legal-
mente previsto.
Asimismo, refiere que la publicación de la nota informativa periodística materia de reclamo obede-
ce a hechos verídicos y que, por tanto, no ha publicado hechos inexactos o agraviantes respecto del
demandante. Ello debido a que la publicación realizada tuvo como base los documentos en los que
se solicita que se conduzca mediante fuerza pública al querellado a rendir su declaración instructiva.
Amparándose en el inciso 4) del artículo 2 de la Constitución, así como en los tratados internacio-
nales, sostiene que no estaría obligado a realizar rectificación alguna, debido a que la publicación de
su versión de los hechos es correcta.
Alega que el titular del 8 de octubre de dicho año responde al resultado de la interpretación del hecho
noticioso, y que se trata, en consecuencia, de un juicio del valor informativo. Por ello, señala que la
disposición judicial que dictamina que un procesado sea conducido por la fuerza pública implica una
orden de captura y detención. En ese sentido, considera que no tiene la obligación de rectificarse, de
acuerdo con lo establecido en el artículo 6 de la Ley N° 26775, y que el demandante ha incurrido en
un abuso de derecho al pretender imponer la forma y términos de la rectificación.
256
SENTENCIAS DE AMPARO
Finalmente, señala que los medios de comunicación están facultados para realizar ese tipo de publi-
caciones sin previa autorización, censura ni impedimento alguno y, en consecuencia, solicita que se
declare infundada la pretensión del demandante.
c) Resolución de primera instancia
Con fecha 12 de abril de 2004, el Segundo Juzgado Mixto de Huánuco declara fundada, en parte, la
demanda, estimando que el demandado debe cumplir íntegramente con efectuar la rectificación so-
licitada por el recurrente en forma gratuita, inmediata y proporcional. Por otro lado, declara impro-
cedente la demanda en el extremo relativo a los términos y formato requeridos por el demandante
para la rectificación.
Sobre la excepción de caducidad señala que, a efectos de revisar el cómputo del plazo establecido
en el artículo 37 de la Ley N° 23506, debe tenerse en cuenta la huelga del Poder Judicial produci-
da desde el 5 de noviembre hasta el 1 de diciembre de 2003, por lo que se cumplen los requisitos de
plazo, en aplicación del principio pro libertatis a favor del demandante.
Respecto del fondo del asunto, sostiene que el Diario Regional, pese a estar en conocimiento del
proceso de querella interpuesto contra el demandante por la presunta comisión del delito de difama-
ción, no precisa esto en el titular; además, que estaba en capacidad de prever el impacto que ocasio-
naría dicha publicación en la población y opinión pública huanuqueñas. Señala que, efectivamente,
no se ha emitido una orden de captura en el proceso de querella y que esta solo está destinada ordi-
nariamente a delitos cuya gravedad o circunstancias la justifican. Estima que el demandado no cum-
plió con efectuar la rectificación pertinente dentro de los siete días siguientes después de recibida la
solicitud, limitándose a publicar un artículo el 27 de octubre de 2003, el cual no cumplía con el re-
quisito de proporcionalidad requerido por el inciso 7) del artículo 2 de la Constitución. Sin embargo,
expresa que la rectificación no tiene que efectuarse de acuerdo con los términos y formato estableci-
dos por el demandante, por cuanto dicha obligación no está legalmente prevista.
d) Resolución de segunda instancia
Con fecha 13 de julio de 2004, la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Huánuco declara que
el demandado ha demostrado que la información pública escrita, si bien utiliza el término ‘orden de
captura’, se trata del empleo de un lenguaje común, por lo que el empleo de dicho término por par-
te del Diario Regional es, en todo caso, un error de interpretación y no la publicación de un hecho
alejado de la verdad, razón por la cual no existe vulneración de los derechos constitucionales alega-
dos por el demandante.
En consecuencia, revoca la sentencia apelada que declara fundada, en parte, la demanda de ampa-
ro y la declara infundada.
DATOS GENERALES
Supuesto daño constitucional
El presente proceso constitucional de amparo fue iniciado por don Prudenciano Estrada Salvador
contra el director del Diario Regional de Huánuco.
El acto lesivo se habría producido a través de dos hechos: en primer lugar, con la negativa del dia-
rio de rectificarse de la publicación del 8 de octubre de 2003, respecto de afirmaciones inexactas y
agraviantes en relación con el demandante y su situación en un proceso penal por el presunto delito
de difamación; y, en segundo lugar, con la publicación del 27 de octubre de 2003, en la cual, en vez
de rectificarse, el diario señala solamente la posición del demandante respecto de los hechos y aña-
de comentarios subjetivos que este califica de falsos, con lo cual se le agravia nuevamente en su de-
recho al honor y buena reputación.
257
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Reclamación constitucional
El demandante ha argumentado la afectación de su derecho constitucional a la rectificación (artícu-
lo 2, inciso 7).
Sobre esta base, solicita que se ordene publicar la rectificación de la publicación del día 8 de octu-
bre en la forma y términos por él establecidos, incluida la crónica rectificatoria solicitada al director
del Diario Regional mediante carta notarial de fecha 21 de octubre de 2003.
Materias constitucionales relevantes
Sobre la base de lo postulado por el demandante y el demandado, a lo largo de la presente sentencia,
este Colegiado deberá pronunciarse sobre lo siguiente:
• ¿Qué significa realmente el derecho a la rectificación? Para ello se tendrá que responder lo
siguiente:
- ¿De qué manera está reconocido en el ámbito normativo?
- ¿Su validez se relaciona con ser una forma de protección del derecho al honor de las
personas?
• ¿Cuál es la configuración que presenta este derecho fundamental? Por tanto,
- ¿En qué supuestos puede ser pedido?
- ¿Cuáles son los elementos que establecen su ejercicio?
Norma procesal aplicable al caso concreto
Antes de entrar en el fondo del asunto, es necesario determinar cuál es la norma procesal aplicable
al presente caso.
Según la Segunda Disposición Final del Código Procesal Constitucional, que rige desde el 1 de di-
ciembre del año 2004:
“Las normas procesales previstas por el presente código son de aplicación inmediata, incluso en
los procesos en trámite. Sin embargo, continuarán rigiéndose por la norma anterior: las reglas de
competencia, los medios impugnatorios interpuestos, los actos procesales con principio de eje-
cución y los plazos que hubieran empezado”.
En tal sentido, a efectos del pronunciamiento sobre este caso en concreto, este Tribunal utilizará el
código mencionado, en virtud del principio de aplicación inmediata de las leyes, por no existir vul-
neración de los derechos procesales del demandante ni del demandado.
Precedente vinculante
Esta sentencia adquiere calidad de precedente vinculante, según el artículo VII del Código Procesal
Constitucional, que prescribe que:
“Las sentencias del Tribunal Constitucional que adquieren la autoridad de cosa juzgada constitu-
yen precedente vinculante cuando así lo exprese la sentencia, precisando el extremo de su efecto
normativo (...)”.
Es más, según la sentencia del Expediente Nº 0024-2003-AI/TC, se ha rescatado que el precedente
normativo solo tiene sentido entendiendo la función integradora del Tribunal Constitucional:
“(...) En ese orden de ideas, dicha función verificable mediante la expedición de un precedente
vinculante se hace patente cuando, se acredita la ausencia absoluta de norma; cuando, a pesar de
la existencia de prescripción jurídica, se entiende que esta se ha circunscrito a señalar concep-
tos o criterios no determinados en sus particularidades; cuando existe la regulación jurídica de
una materia, pero sin que la norma establezca una regla específica para solucionar un área con
258
SENTENCIAS DE AMPARO
conflicto coexistencial; cuando una norma deviniese en inaplicable por haber abarcado casos o
acarrear consecuencias que el legislador histórico no habría establecido de haber conocido aque-
llas o sospechado estas; cuando dos normas sin referencia mutua entre sí –es decir en situación
de antinomia indirecta– se contradicen en sus consecuencias jurídicas, haciéndose mutuamente
ineficaces; cuando, debido a nuevas circunstancias, surgiesen cuestiones que el legislador histó-
rico no tuvo oportunidad de prever en la norma, por lo que literalmente no están comprendidas
en ella, aunque por su finalidad pudieran estarlo de haberse conocido anteladamente; y cuando
los alcances de una norma perteneciente al bloque de constitucionalidad no producen en la rea-
lidad efectos jurídicos por razones de ocio legislativo”.
Por ende, la presente sentencia será precedente vinculante en virtud de que a través de esta se van
a desarrollar los conceptos e ideas principales acerca del derecho a la rectificación, que no han sido
desplegados en el ámbito constitucional.
FUNDAMENTOS
1. La demanda planteada se sustenta en cómo el titular de un periódico, complementado con el de-
sarrollo de la noticia y con la inclusión de la fotografía del recurrente, puede ameritar una recti-
ficación que el propio diario demandado no quiso aceptar.
El mensaje que fue reproducido y expandido a toda la comunidad huanuqueña decía lo siguiente:
“¡Ex Decano de Colegio de Abogados con orden de captura!
Huánuco.- El ex Decano del Colegio de Abogados de Huánuco y Pasco, Prudenciano Estra-
da Salvador, se encuentra con orden de captura por disposición judicial del Cuarto Juzgado
Penal de esta ciudad.
Este juzgado lo solicita para rendir su declaración instructiva por un juicio que le si-
gue el abogado Ernesto Calle Hayén y que según la resolución judicial, de fecha 01 de
octubre,Prudenciano Estrada Salvador se negó a firmar la notificación, actitud que conlleva
a entorpecer y atentar contra el principio del debido proceso y que habiendo sido apercibido
el pasado 9 de setiembre ordena que sea conducido mediante la fuerza pública, oficiándose
a la autoridad policial para tal fin.
Igualmente el pasado 2 de octubre el Juez David Beraún Sánchez emitió el correspondiente
oficio dirigiéndose a la Jefatura de la Policía Nacional del Perú para que conduzca mediante
la fuerza pública al abogado Prudenciano Estrada Salvador”.
Sobre la base de esta noticia supuestamente equívoca, debemos tratar de determinar qué signi-
fica la rectificación en el orden constitucional nacional, para que a partir del caso de autos, esta
figura pueda optimizarse para una mejor protección de los derechos de la persona. Es decir, la
sentencia que se está emitiendo tiene como fin procedibilizar la rectificación de la mejor forma
posible, y así cumplir con su cometido constitucional.
A. El sentido de la rectificación
2. Las amplias posibilidades de comunicación de hoy plantean mayores retos en referencia a la pro-
tección de los derechos fundamentales de las personas, máxime si se ha reforzado el ejercicio de
los derechos comunicativos. Ante ello, el mayor intercambio de ideas hace necesario que se pon-
ga una atención especial sobre aspectos o datos sensibles de la personalidad humana.
La importancia que se le ha asignado al derecho a la rectificación, en cuanto brinda un modo
para equilibrar la posición entre quienes informan (medios e informadores) y quienes son referi-
dos y/o aludidos en tales noticias (personas naturales o jurídicas), es tal que se le ha asignado un
rango constitucional.
259
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
§1. Reconocimiento normativo
3. La rectificación, como derecho autónomo, es reconocida en el artículo 2, inciso 7), in fine de
la Constitución, en los siguientes términos:
“(...) Toda persona afectada por afirmaciones inexactas o agraviada en cualquier medio de
comunicación social tiene derecho a que este se rectifique en forma gratuita, inmediata y pro-
porcional, sin perjuicio de las responsabilidades de ley”.
La rectificación así planteada merece protección en el ámbito procesal constitucional a través del
amparo, tal como lo expone el artículo 37, inciso 8), del Código Procesal Constitucional:
“El amparo procede en defensa de los siguientes derechos: (...) rectificación de informacio-
nes inexactas o agraviantes”.
Sobre este aspecto también es bien claro el artículo 7 de la Ley Nº 26775, que señala que si no
lograse realizarse la rectificación bajo el parámetro establecido por la Constitución y por la ley,
queda expedita la utilización de la demanda de amparo.
4. Al respecto, como este Colegiado lo ha señalado, la rectificación es un derecho fundamental que,
según lo expresado en el fundamento 5.a de la sentencia emitida en el Expediente Nº 0829-98-
AA/TC, está referido a lo siguiente:
“La obligación de rectificar informaciones inexactas o agraviantes al honor o a la buena re-
putación difundidas por cualquier medio de comunicación social, tiene por finalidad, a la par
de contribuir con una correcta formación de la opinión pública libre, el de corregir informa-
ciones sobre hechos inexactos que hayan sido propalados mediante el ejercicio de la libertad
de información, esto es, informaciones cuyo carácter material permita determinar que se tra-
ta de informaciones no veraces, o que hayan sido formuladas como consecuencia de no ob-
servarse una conducta razonablemente diligente para agenciarse de los hechos noticiosos que
podrían ser objeto de información”.
5. El tratamiento presentado por el ordenamiento constitucional nacional se complementa con lo
desarrollado en la normativa internacional. Al respecto, pese a que la Declaración Universal de
Derechos Humanos, la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos no se refieren de forma alguna a la rectificación,
y se restringen a la salvaguardia del honor, el artículo 14 de la Convención Americana sobre los
Derechos Humanos señala con claridad que:
1. Toda persona afectada por informaciones inexactas o agraviantes emitidas en su perjui-
cio a través de medios de difusión legalmente reglamentados y que se dirijan al público
en general, tiene derecho a efectuar por el mismo órgano de difusión su rectificación o
respuesta en las condiciones que establezca la ley.
2. En ningún caso la rectificación o la respuesta eximirán de las otras responsabilidades
legales en que se hubiese incurrido.
3. Para la efectiva protección de la honra y la reputación, toda publicación o empresa pe-
riodística, cinematográfica, de radio o televisión tendrá una persona responsable que no
esté protegida por inmunidades ni disponga de fuero especial.
De lo expresado, se puede afirmar que la rectificación planteada en la Convención Americana es
bastante similar a la propuesta en sede constitucional, aunque no idéntica. En tal entendido, es
indispensable conjugar ambas definiciones normativas, máxime si, según la Constitución (Cuar-
ta Disposición Final y Transitoria) y el Código Procesal Constitucional (artículo V del Título
Preliminar), los derechos fundamentales reconocidos en la Norma Fundamental deben ser inter-
pretados de acuerdo con el desarrollo de los mismos en los instrumentos internacionales sobre la
materia.
260
SENTENCIAS DE AMPARO
261
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Asimismo, como cualquier derecho fundamental, los derechos comunicativos deben resguardar
en su ejercicio los derechos y libertades de los demás (artículo 29 de la Declaración Universal y
artículo XXVIII de la Declaración Americana). Pero más claro resulta el planteamiento del ar-
tículo 19.3 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que señala, refiriéndose a la
libertad de expresión, cuáles son sus límites:
“El ejercicio de este derecho entraña deberes y responsabilidades especiales y por lo tanto
pueden estar sujetas a restricciones establecidas por ley y que sean necesarias para: a) Ase-
gurar el respeto a los derechos o reputación de los demás; b) La protección de la seguridad
nacional, el orden público o la salud o moral públicas”.
En esta línea, sobre todo tomando en cuenta el acápite a) de la norma del Pacto, queda claro que
los derechos comunicativos encuentran su límite (sobre todo, externo) en el honor de las perso-
nas, y es ahí donde toma fuerza el derecho a la rectificación.
9. De otro lado, cabe recordar que este Colegiado ya ha señalado la ubicación que poseen los de-
rechos comunicativos en el sistema constitucional. El fundamento 13 de la sentencia del Expe-
diente Nº 2262-2004-HC/TC ha expresado que:
“El ejercicio del derecho a la información no es libre ni irrestricto; por el contrario, está suje-
to a ciertos condicionamientos que deben ser respetados dentro de un Estado democrático y
social de derecho. Solo así, con los límites que se deben encontrar en la propia Constitución,
el derecho a la información podrá convertirse en la piedra angular de la democracia (...)”.
Asimismo, según el fundamento 36 de la sentencia recaída en el Expediente Nº 6712-2005-
PHC/TC, tanto la expresión como la información:
“(...) tienen un sólido sustento democrático, e incluso se han propuesto garantías para que la
injerencia a su ejercicio sea lo más limitada posible (...)”.
En la teoría constitucional de los derechos fundamentales que sigue este Tribunal existe igual-
dad entre ellos y no ha de aceptarse ningún tipo de jerarquización entre ellos (lo mismo se aplica
para los derechos comunicativos y el derecho al honor), sino habrá de propiciarse una pondera-
ción a través del principio de concordancia práctica, tal como se ha señalado en el fundamento
12.b la sentencia del Expediente Nº 5854-2005-PA/TC, según el cual toda aparente tensión en-
tre las propias disposiciones constitucionales debe ser resuelta ‘optimizando’ su interpretación,
es decir, sin ‘sacrificar’ ninguno de los valores, derechos o principios concernidos.
En igual sentido, el artículo 32, inciso 2), de la Convención Americana consagra que el derecho
de cada persona está limitado por el derecho de los demás. En consecuencia, debe procurarse la
garantía del justo equilibrio y la armonización concreta, en cada caso, entre el derecho funda-
mental al honor y los derechos comunicativos, por intermedio de un procedimiento que asegure
la garantía de los derechos en juego y que determine el carácter inexacto o agraviante del men-
saje emitido, siempre que haya una diferencia resultante del intento de hacer valer, en un caso o
situación concreta, la rectificación.
10. Ahora es menester explicar en qué tipos de medios existe protección para la rectificación. El
mencionado artículo 2, inciso 4), de la Constitución señala que el ejercicio de la rectificación ha
de ser realizado a través de los medios de comunicación social, pero para la Convención Ame-
ricana, a través del artículo14.1, ha de ser a través de medios de difusión legalmente reglamen-
tados y que se dirijan al público en general. Es decir, cabría rectificación no solo respecto a las
informaciones vertidas en aquellos medios de comunicación masiva comúnmente denominados
de comunicación social, sino también en aquellos que permiten la transmisión de noticias, datos
o informes a un alto número indeterminado de personas, con el rasgo de masivo.
Y ello es así debido justamente a que:
262
SENTENCIAS DE AMPARO
“En el idílico pasado del constitucionalismo clásico, las ideas circulaban libremente dentro
de una elite relativamente reducida (...). Actualmente, solo los especialistas en los medios de
comunicación de masas son capaces de difundir cuestiones, de una complejidad sin prece-
dentes, en una masa de público absolutamente nueva por su magnitud”.
Por eso, una equivocada difusión de informaciones en los medios de comunicación de masas tie-
ne una gran posibilidad de hacer daño a las personas (como podría suceder con un correo elec-
trónico masivo, en un portal electrónico o en una página web), cuyos efectos o su divulgación
podrían ser tan o más perjudiciales que los existentes en los ordinariamente llamados medios de
comunicación social. Por ello, a entender de este Tribunal, cabe rectificar los mensajes vertidos
por cualquier medio de comunicación masiva.
11. Sin embargo, la insistencia de nuestra Norma Fundamental en los medios de comunicación so-
cial se debe justamente a la tangible preocupación por la responsabilidad que acarrea su actua-
ción en la sociedad. Para limitar su poder se les ha reconocido como una institución constitucio-
nal, lo cual fluye de su tratamiento genérico (artículo 2.º, inciso 4, de la Constitución) como de
la búsqueda para su colaboración con el Estado en la educación y en la formación moral y cultu-
ral de la nación (artículo 14 in fine de la Constitución). Es más, en el artículo II del Título Preli-
minar de la Ley de Radio y Televisión, Ley Nº 28278, se reconoce que la prestación de los ser-
vicios de radiodifusión, como medio de comunicación masiva, debe regirse, entre otros, por la
defensa de la persona humana y el respeto a su dignidad, la libertad de información veraz e im-
parcial, la tutela del orden jurídico democrático, la promoción de los valores y la identidad na-
cional, y, claro está, por la responsabilidad social de los propios medios.
La responsabilidad nos deriva a un autocontrol por parte de los medios de comunicación social,
lo cual no solo impedirá abusos en su contra, sino también neutralizará los realizados por ellos
mismos contra los demás. Es así como:
“(...) la responsabilidad de los medios no se limita a normas de conducta para su informa-
ción política (incluyendo la ponderación, la objetividad y la deferencia con los bienes prote-
gidos de los afectados), sino que tiene que aplicarse a la trascendente función de facilitar co-
nocimientos y orientaciones necesarios, o al menos sutiles, para que la sociedad supere sus
problemas”.
Por esta calidad, es realmente importante que se busque neutralizar el ejercicio abusivo de los
derechos ejercidos a través de los medios de comunicación de masas, toda vez que una insti-
tución constitucional no puede verse trastocada, y más bien corresponde a la Constitución pro-
poner la tutela necesaria de sus derechos fundamentales dotando a las personas comunes y co-
rrientes de los recursos jurídicos pertinentes para poder reponer las cosas al estado anterior a la
violación, es decir, igualarse ante quien informa de manera negligente con todo el poder que los
medios involucran.
12. Cuando se informa en el mundo cotidiano, básicamente no hay reciprocidad directa de elemen-
tos noticiosos entre dos o más partes que intercambian sus roles activo y pasivo, porque en el
caso del mensaje vertido a través de los medios de comunicación social, en esencia lo que se pro-
duce es una unidireccionalidad en el envío de la información, toda vez que es una de las partes
la que tiene todo el poder de la noticia y de transmitirla hacia el resto.
En ese sentido, la información periodística tiene una importancia creciente y un poder ahora
realmente digno de resaltar. Basta reconocer que su transmisión genera múltiples cambios por
los efectos que ocasiona o puede ocasionar en la vida pública o privada de las personas e institu-
ciones. Ello acrecienta la responsabilidad profesional de los periodistas o los medios de comuni-
cación social.
De igual forma, consideramos interesante lo señalado en el artículo II, punto 1 de la Convención
sobre el Derecho Internacional de Rectificación, abierta a la firma por la Asamblea General en
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TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
264
SENTENCIAS DE AMPARO
no corresponde en absoluto con la verdad (falsedad) o cuando se ajusta solo en parte a ella
(inexactitud).
Así, la nota será falsa o inexacta si es que no se expresó la verdad o lo hizo a medias, con lo que
incurre en una transgresión voluntaria o involuntaria a la responsabilidad profesional de infor-
mar con sentido de la verdad y con tendencia a la objetividad. La verdad o no de la información
se debe medir en su propio y estricto contexto, constatando las falencias en menor o mayor gra-
do de la información.
Sin embargo, es posible que pese a toda la diligencia debida que pueda poner un comunicador
social, no transmita una verdad en el sentido puro de la palabra. Por ello, es que el derecho a la
rectificación, en tanto medie una afectación al derecho al honor de las personas, surge como una
forma idónea de contrastar la ‘verdad periodística’ y la ‘verdad real’. Para eso se tiene la posibi-
lidad de que, tras presentar un error noticioso, este sea corregido prontamente y en las mismas
condiciones de las expresadas en la publicación o emisión original. Es decir, cuando la informa-
ción alude a un sujeto pasivo del ejercicio de este derecho fundamental y este asevera que lo di-
cho es falso o inexacto, se genera una reacción, que es rectificar esa información, independien-
temente de la exigencia o no de veracidad en la información. En ese sentido, dicho derecho:
“(...) más para evitar una agresión, sirve para ofrecer la versión de la persona ofendida (...)
o para suplir las deficiencias informativas de una noticia que se ha demostrado falsa (...). El
derecho a la rectificación no tiene por finalidad principal garantizar la veracidad de una in-
formación de hecho o, en sentido negativo, no es su finalidad excluir las informaciones fal-
sas, inexactas o incompletas (...)”.
Rectificar es contradecir, rebatir o impugnar con argumentos o razones lo que otro ha informa-
do. Por eso se ha dicho de manera contundente que cabe el ejercicio de la rectificación si es que
se informa erróneamente y se afecta a la persona;
“(...) en tal caso, esta debe tener derecho a rectificar tal error, aun cuando no hubiera dolo o
culpa del periodista”.
Vale señalar que la exigencia de la rectificación, e incluso su realización, será independiente de
las otras responsabilidades que puedan tener los intervinientes en la propagación de la informa-
ción. Por último, queda claro que para que exista rectificación es irrelevante si existe o no dili-
gencia; basta con comprobar que la noticia propagada es falsa. Así, el ejercicio del citado dere-
cho se exhibe como una excepción a la regla de la diligencia debida exigida para la información
en el ámbito constitucional.
b. Honor agraviado
El otro supuesto en que se puede ejercer el derecho a la rectificación se presenta cuando la per-
sona se ha sentido afectada a través de un agravio, y esto significa una violación de su derecho
al honor (así lo señala también el artículo 14.3 de la Convención Americana), a través de un me-
dio de comunicación de masas con independencia del derecho comunicativo ejercido. Esta es
la interpretación adecuada que puede fluir de una correcta lectura del artículo 2, inciso 7), de la
Constitución.
Si bien la Norma Fundamental prefiere adscribirse a una postura fáctica del honor (reconoci-
miento de honor interno y de honor externo, entendido este último como buena reputación), lo
que en el fondo está admitiendo es la existencia de un derecho único al honor, tal como lo ha he-
cho también el artículo 37, inciso 8), del Código Procesal Constitucional.
En este marco, se puede considerar que el honor, sobre la base de la dignidad humana, es la ca-
pacidad de aparecer ante los demás en condiciones de semejanza, lo que permite la participación
en los sistemas sociales y corresponde ser establecido por la persona en su libre determinación.
265
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Esto viene a significar que para que haya rectificación debe haberse producido previamente un
ataque injustificado al derecho fundamental al honor.
A entender de este Colegiado, a través del fundamento 3 de la sentencia recaída en el Expedien-
te Nº 0446-2002-AA/TC, el honor forma parte de la imagen del ser humano, ínsita en la digni-
dad de la que se encuentra investida, garantizando el ámbito de libertad de una persona respecto
de sus atributos más característicos, propios e inmediatos. Asimismo, se ha señalado en el fun-
damento 2 de la misma sentencia que este derecho
“(...) forma parte del elenco de derechos fundamentales protegidos por el inciso 7) del artícu-
lo 2 de la Constitución Política, y está estrechamente vinculado con la dignidad de la perso-
na; su objeto es proteger a su titular contra el escarnecimiento o la humillación, ante sí o an-
tes los demás, incluso frente al ejercicio arbitrario de las libertades de expresión o informa-
ción, puesto que la información que se comunique, en ningún caso puede resultar injuriosa
o despectiva”.
En el caso de la rectificación, para que ella pueda ser ejercida debe existir un elemento afectan-
te del honor de una persona, y ésta es una condición básica para su disfrute.
La prueba de este hecho, que no requiere una declaración judicial previa, debe basarse en los ele-
mentos objetivos presentados por quien la reclame y que deben ser explicados en el requerimien-
to que exhiba ante el medio de comunicación. Esto ha de significar que para hacer el pedido de
una rectificación no es necesario, ni menos aun exigible, que se haya comprobado previamente
el daño al honor de las personas. Basta tan solo con una apariencia de la vulneración.
15. Habiendo determinado los dos supuestos en los que se puede solicitar la rectificación, sobre todo
en lo relativo a la existencia de un agravio, es necesario que a continuación podamos contrastar-
los con lo sucedido en el caso concreto.
Se puede decir que si bien el recurrente ha sido parte de un proceso penal de investigación reser-
vada, el cual es un asunto eminentemente personal y no público, cabría preguntarse si la noticia
propagada amerita o no el ejercicio del derecho fundamental a la rectificación de su parte, según
los parámetros establecidos.
16. Tal como ha sido presentado líneas arriba, mediante una carta remitida por el recurrente, este ma-
nifiesta que no tiene orden de captura alguna. Afirma que lo que existe es una orden de compare-
cencia, bajo apercibimiento de ser conducido por la fuerza pública para que rinda su instructiva
en dicho proceso, y que no asistió a la diligencia pues ella no se realizó en la fecha señalada. En
este contexto, ha solicitado, al utilizar el amparo, que se haga efectivo su derecho a la rectifica-
ción, el cual ha sido transgredido cuando:
“(...) se ha publicado en el Diario Regional el titular ‘¡Ex Decano del Colegio de Abogados
con orden de captura!’. De igual forma aparece dicha información en la segunda página con-
las misma palabras en dos renglones pero sin signos de admiración al pie la fotografía del
demandante que se publicó el 8 de octubre del año 2003 (...)”.
Pese a solicitar al demandado la rectificación de la información considerada falsa, nunca hubo
enmienda alguna. En tal sentido, el requerido alega que la noticia que presentó es el resultado de
la interpretación del hecho noticioso, es decir, es un juicio de valor informativo. Agrega que:
“(...) la disposición judicial de ser conducido un procesado mediante la fuerza pública, im-
plica una orden de captura y detención en el lugar que sea habido, y ser puesto a disposición
del juez solicitante para los fines de ley”.
Entonces, en la presente causa se tiene que dilucidar el significado del término ‘orden de captu-
ra’ y determinar si, sobre la base fáctica de la noticia aparecida en el medio de comunicación so-
cial, elaccionante se encontraba en los supuestos admitidos por la Constitución para el ejercicio
del derecho a la rectificación.
266
SENTENCIAS DE AMPARO
17. En primer lugar, hay que aceptar o descartar el argumento utilizado por el demandado, y acogi-
do por el juzgador de segundo grado, respecto al tipo de lenguaje utilizado en la noticia publi-
cada, pues expresa que
“(...) hay que entender que en el lenguaje común no es la misma [sic] la acepción jurídica del
término ‘captura’ y que el término utilizado por el diario emplazado en todo caso importaría
un error de interpretación pero no la publicación de un hecho alejado de la verdad (...)”.
Al respecto, si bien es cierto que existe el Oficio Nº 6612-03-4JPHCO, a través del cual el juz-
gado penal requiere al Jefe del Departamento de la Policía Judicial para que conduzca mediante
la fuerza pública para que preste una declaración instructiva al querellado, hoy demandante en
el amparo, y sea puesto a disposición de dicho despacho previa emisión por parte del juez de un
auto mediante el cual se dispone para que preste su declaración, también lo es que, en relación
con la información propalada en el diario el día miércoles 8 de octubre de 2003, debemos tener
en cuenta el contexto en que se está emitiendo tal información.
Al respecto, para la mayoría de las personas que no tienen conocimientos en materia penal, el
término ‘orden de captura’ hace mención a un alto nivel de restricción a la libertad personal, se-
mejante a un mandato de detención, cuya naturaleza no puede ser comparada con una ‘orden
de comparecencia’ bajo apercibimiento de ser conducido por la fuerza pública, en la cual, si la
persona citada no concurre a la diligencia, se hace efectivo el apercibimiento decretado. De esta
manera, el director del diario o el que realizó la investigación periodística no supo transmitir la
información exacta de lo sucedido. Si bien es cierto que el demandante está involucrado en un
proceso penal por difamación, el oficio emitido por el juzgado era para que acuda de forma con-
minatoria al proceso a prestar su declaración instructiva; en ningún momento se está limitando
abiertamente su libertad personal. Por ello, como ya se ha señalado previamente, no pueden asi-
milarse los conceptos de traslado a un juzgado vía grado o fuerza, que significa desplazamiento
de una persona a un recinto judicial para que declare o se le sentencie, y el de ‘orden de captu-
ra’, que comúnmente es entendido como una medida que implica la pérdida de la libertad perso-
nal. Presentar el mencionado apercibimiento como una orden de captura demuestra, a entender
de este Colegiado, un agravio por parte del medio de comunicación. Desde ya se estaría hablan-
do de un informe incompleto y fuera de todo contexto, con la consiguiente vulneración del dere-
cho consagrado en el artículo 2, inciso 7), de la Constitución.
En conclusión, para este Tribunal, por más que el lenguaje coloquial no se condiga necesaria-
mente con el jurídico, la actuación del informante debe también reflejar esta diferencia. Si no
quiere verse involucrado en un desliz como el producido en el presente caso, entonces tampoco
puede utilizar un lenguaje que no es el periodístico, como es el hecho de usar el término ‘orden
de captura’.
18. De lo expresado, no cabe duda de que la información vertida no es completamente cierta, por lo
que correspondía rectificarla a quien la emitió, independientemente del nivel de diligencia mos-
trado por el demandado.
A entender del accionado, y basado en los documentos judiciales y policiales que contenían la
conducción por vía de grado o fuerza, este se anima a precisar que:
“(...) Es así que, teniendo como fuente informativa los documentos señalados en el item an-
terior, el Diario Regional realiza la mencionada publicación noticiosa materia de reclamo,
cumpliendo su labor informativa constitucionalmente respaldada (...)”.
Ahora bien, el dato objetivo es que existe una afirmación que no cuenta con el grado de exacti-
tud necesario para que esta pudiese ser emitida. Sin embargo, al haber sido ya propagada, en pos
del respeto del público, cabría en este caso la existencia de una rectificación, motivo por lo cual
la demanda planteada debe ser declarada fundada.
267
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
19. Pero para llegar a una conclusión como la arribada, también ha podido existir una vulneración
del honor del recurrente, y así se estaría incluyendo también el presente caso en el segundo su-
puesto previsto.
El demandante ha señalado, respecto a la noticia presentada por el encausado, lo siguiente:
“(...) esta información inexacta hizo el demandado haciendo daño a mi honor, a mi reputa-
ción y a mi buena imagen (...) el demandado no podía ni debía de haber publicado, comen-
tarios falsos de un proceso penal de investigación reservada, que es asunto eminentemente
personal y no público (...)”.
De esta forma, debe observarse que una noticia de este tipo también ha llegado a afectar el ho-
nor del peticionante, toda vez que presentarlo de manera pública como un presunto responsable
(con orden de captura) de un delito –del cual tampoco se precisó su tipicidad– le impide presen-
tarse adecuadamente en la sociedad, máxime si lo han designado en su calidad de exdecano del
Colegio de Abogados, señalamiento totalmente irrelevante para el caso concreto.
§2. Elementos configuradores
20. Además de lo señalado respecto a la rectificación constitucionalmente aceptada y la declaración
respecto al caso concreto, es pertinente insistir en algunos aspectos no menos importantes res-
pecto a su configuración.
Según el fundamento 3 de la sentencia recaída en el Expediente Nº 1308-99-AA/TC, a entender
de este Colegiado,
“(...) en relación a los requisitos de procedibilidad, este Tribunal Constitucional, de mane-
ra previa ha de señalar que de conformidad con el artículo 2 de la Ley Nº 26847, el ejercicio
del derecho de rectificación deberá canalizarse previamente mediante solicitud cursada por
conducto notarial, la que deberá realizarse dentro de los quince días naturales posteriores a
la publicación o difusión que se proponga rectificar (...)”.
Por ello, veremos a continuación algunas cuestiones referidas al procedimiento de rectificación
que merecen ser explicadas:
a. Con relación a su naturaleza:
El artículo 2, inciso 7), in fine de la Norma Fundamental señala los elementos que están insertos
en una rectificación: esta debe ser gratuita, inmediata y proporcional.
- Gratuidad: La Constitución señala que todo acto de rectificación debe ser completamente
gratuito para quien se ve afectado. Ahora bien, este hecho no impide que la persona realice
algunos pagos en el trámite del pedido (como puede ser la carta notarial que debe enviar),
pero lo que sí no debe abonarse al medio de comunicación es monto alguno por concepto de
la publicación o emisión en sí.
- Momento: La Constitución exige que la rectificación debe darse de manera inmediata, es de-
cir, en el menor tiempo posible desde que se produjo la afectación. En el artículo 3 de la Ley
Nº 26775 se establece que los responsables deben efectuar la rectificación dentro de los sie-
te días siguientes después de recibida la solicitud para medios de edición o difusión diaria o
en la próxima edición que se hiciera, en los demás casos. Sabiendo que los medios de comu-
nicación tienen distinta naturaleza (no pueden ser iguales la radio con un periódico, y menos
aún, un correo electrónico masivo), la rectificación debe realizarse según la manera en que
cada medio difunda el mensaje. Por ello, este Colegiado se ha de preocupar en que la inme-
diatez de la rectificación deba ser cumplida, pues ella es una característica esencial y consti-
tuyente en el ejercicio de este derecho fundamental.
- Forma: Lo que siempre habrá de buscarse es que la rectificación sea proporcional con aquel
mensaje que terminó violentando el derecho fundamental al honor de la persona. Tratándose
268
SENTENCIAS DE AMPARO
269
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
22. La primera de ellas está referida a cómo ha de presentarse una rectificación: Como lo desea el
afectado o como lo plantea el medio. En el caso concreto, el solicitante envía una carta notarial
indicando la forma en que se debía rectificar el diario emplazado.
Por ello, es interesante analizar la forma en que el medio de comunicación social ‘intentó’ satis-
facer la rectificación solicitada, pues esta fue opuesta a lo que la Constitución exige, al agregar
comentarios a extractos de la carta notarial enviada. No fue proporcional de ninguna forma a los
estándares constitucionales del artículo 2, inciso 7).
23. La supuesta rectificación realizada por el demandado el día 27 de octubre publicada en la página 7
de Política/Gestión del Diario Regional, incluye un comentario de la carta notarial que le fue di-
rigida días antes con el propósito de que se rectifique de la versión emitida por la nota periodís-
tica del 8 de octubre del 2003, sin cumplir el mandato de la ley.
La solicitud enviada por el recurrente al medio señalaba que debía ponerse, como una verdadera
forma de rectificación, en el medio lo siguiente:
“¡Ex Decano de Colegio de Abogados nunca tuvo orden de captura!
Huánuco.- El ex Decano del Colegio de Abogados de Huánuco y Pasco con orden de captu-
ra, Prudenciano Estrada Salvador, nunca tuvo orden de captura por disposición judicial del
Cuarto Juzgado Penal de esta ciudad. Este juzgado solo decretó su comparecencia bajo aper-
cibimiento de ser conducido por la fuerza pública para que rinda su instructiva en el proceso
de querella seguido por el ex Fiscal Provisional de Familia abogado Ernesto Calle Hayén. El
cargo que obra a fojas 298 de los autos acredita que la señorita Secretaria del Estudio Jurídi-
co del querellado, que atendió al personal del juzgado, no quiso recepcionar, de cuya actitud
dejó una constancia la señorita Auxiliar Jurisdiccional; el querellado no realizó la recepción
como falsamente se informó en el Diario Regional; por esa razón se frustró la diligencia de
la instructiva del querellado señalado para el día 22 de setiembre del año en curso, es falso
que el querellado Prudenciano Estrada Salvador se haya negado a firmar resolución alguna
del Cuarto Juzgado Penal; en los actuados, el querellado abogado Prudenciano Estrada Sal-
vador firmó el cargo de la Resolución de fecha 1 de octubre de 2003, en efecto la afirmación
publicada el día 8 de octubre del año en curso fue inexacto. El querellado por considerar que
el Juzgado resolvió con error la Resolución que ordenó conducir en grado fuerza para rendir
su instructiva, fue apelado dentro del término de ley, por lo que fue concedida la apelación
mediante la resolución de fecha 6 de octubre, cuyo cuaderno ha sido elevado a la Sala de la
Corte Superior de Huánuco y Pasco, hasta el momento que se redactó esta carta rectifica-
toria no ha sido resuelto. El 2 de octubre del presente año el Señor Juez David Beraún Sán-
chez, emitió el Oficio Nº 6612-2003 a favor de la PNP de esta localidad en forma ilegal, por
cuanto para esa fecha la Resolución del 1 de octubre no se encontraba consentida, debido a
ese error jurídico, el Juzgado posteriormente ofició a la PNP dejando sin efecto”.
Es decir, el director al realizar supuestamente la rectificación en la nota periodística, de fecha 27
de octubre de 2003, la realizó de una manera peculiar, pero tomando en cuenta un extracto de la
carta remitida por el recurrente, a través de la cual niega la información emitida (la del día miér-
coles 8 de octubre de 2003).
Hacer pasar la rectificación como la posición del recurrente dentro de una supuesta investiga-
ción realizada, en la que se insiste en la información ofrecida de manera original, no puede ser ni
debió ser aceptada como rectificación, tal como ocurrió en el presente caso, y que ahora motiva
que este Colegiado esté revisando este proceso constitucional.
24. De lo observado, es necesario determinar la validez de una de las dos posibilidades propues-
tas para que la rectificación pueda ser realizada: una es que sea el propio medio el que lo recti-
fique según sus parámetros; otra es que el propio afectado proponga la forma en que se produz-
ca la rectificación.
270
SENTENCIAS DE AMPARO
Según el artículo 14.1 de la Convención Americana, la persona ‘tiene derecho a efectuar’ la rec-
tificación, es decir, todo hace suponer que él mismo debe ser el que proponga la forma en que el
medio se rectifique. Sin embargo, la Constitución, en su artículo 2, inciso 7), expresa claramen-
te que el derecho de la persona se refiere a que el propio medio se rectifique.
Haciendo una interpretación coherente entre ambas normas, consideramos pertinente aseverar
que será el propio medio el que debe presentar la rectificación, según los lineamientos periodís-
ticos del mismo, con la salvedad de que el agraviado señale expresamente lo contrario en su so-
licitud. En el caso de que la persona haga un pedido intencionado de que se coloque la rectifi-
cación según su voluntad, el medio deberá hacer la rectificación según la petición realizada. Sin
embargo, en este último supuesto, el afectado no podrá hacer un ejercicio abusivo de su derecho.
Así lo ha determinado el artículo 5 de la Ley Nº 26775, cuando señala que el medio de comuni-
cación social puede rechazar la difusión o inserción de la rectificación, en el caso de que una in-
formación sea inexacta:
a) Cuando no tenga relación inmediata con los hechos o las imágenes que le aluden o que exce-
da lo que estima necesario para corregir los hechos declarados inexactos o perjudiciales para
el honor.
b) Cuando sea injuriosa o contraria a las leyes o a las buenas costumbres.
c) Cuando se refiera a tercera persona sin causa justificada.
d) Cuando esté redactada en idioma distinto al de la emisión del programa o de la edición
incriminada.
e) Cuando se vulnere lo dispuesto en el artículo sexto de la citada ley; es decir, si la rectifica-
ción no se limita a los hechos mencionados en la información difundida o comprende juicios
de valor u opiniones.
En caso de negativa por parte del medio o si la difusión o inserción de la rectificación no satisfa-
ce al afectado, cabría presentar una demanda de amparo por violación del derecho fundamental
a la rectificación, y, en tal caso, será el propio juez constitucional el que determine cuáles son los
parámetros que debe utilizar el medio para la rectificación. En caso de ser injustificada la nega-
tiva del medio, cabe utilizar los apremios con que cuenta el juez, tal como más adelante va a ser
desarrollado.
25. Así, en el caso concreto, el demandado debe rectificar la noticia presentada, consignando expre-
samente en un titular que el afectado no tuvo orden de captura sino mandato de conducción vía
grado o fuerza. Sobre la base de dicho titular, el accionado deberá explicar cuál fue la verdade-
ra situación jurídica del recurrente en la querella que se le interpuso en su contra, en un artículo
que esté en la misma página (página 2) y con una dimensión similar a la de la información origi-
nal, evitando hacer comentarios agraviantes sobre la noticia, y limitándose a presentar la noticia
rectificada, según consta en la carta notarial que le enviara el accionante.
26. En segundo lugar, lo que se debe determinar es si es o no válida una rectificación que contie-
ne añadidos por parte del medio (nuevas opiniones o informaciones).
Corresponde salvar esta duda sobre la base de lo que reprodujo el diario demandado en la su-
puesta rectificación que realizó de la noticia original del caso de autos. Esto fue lo que publicó:
“Ex decano de Colegio de Abogados dice que ‘no tiene orden de captura’
Huánuco.- Mediante una carta remitida por el abogado Prudenciano Estrada Salvador, ex
Decano del Colegio de Abogados Huánuco y Pasco, manifiesta que no tiene orden de cap-
tura del Cuarta Juzgado Penal, en la querella que le siguen por el presunto delito de difama-
ción, instaurado por el ex Fiscal Provincial de Familia Ernesto Calle Hayén (...).
271
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Ahora bien, el mandato de conducir a una persona por la fuerza pública, implica en sí la de-
tención de la persona, su conducción al Juzgado, y ser puesto a disposición del juez para
los fines de Ley. En buen romance, es una orden de captura para una detención transitoria,
preventiva.
Si el Juzgado posteriormente remitió otro oficio a la Policía Nacional dejando sin efecto el
pedido de conducción del inculpado de grado o fuerza, esto constituye un hecho nuevo den-
tro del proceso, que obviamente no teníamos por qué conocer. En todo caso, con la presente
publicación le concedemos al abogado Prudenciano Estrada, el derecho de réplica”.
27. Para este Colegiado, la rectificación debe estar circunscrita al objeto del mensaje inexacto que
la motiva, separada de cualquier discurso agregado. Lo que podrá hacer el medio de comunica-
ción de masas frente a un pedido realizado por el afectado está limitado a rectificar el mensaje
equivocado; es decir, no podrá insertar en la misma nota rectificatoria, como titular o comenta-
rio, nuevas apreciaciones o noticias, pues al insistir, revertir o poner en duda la rectificación del
reclamante, se desvirtuaría la naturaleza de la rectificación, anulando el contenido esencial de
dicho derecho fundamental.
Ello no quiere que el medio de comunicación no pueda emitir opiniones o seguir informando
sobre el tema, pero lo que no puede es, en el acto mismo de rectificación, desdecir el objeto del
ejercicio de este derecho fundamental.
Por tal razón, debe exigirse a los medios de comunicación la mayor responsabilidad profesional
y objetividad en su ejercicio informativo, y, por ende, también en la forma en que debe realizar
la rectificación; léase en la forma publicada o analizada sin calificar ni evaluar el argumento o
razones (las supuestas otras verdades) de quien busca la rectificación.
28. En el caso de autos, el recurrente alega que no se produjo una verdadera rectificación toda vez
que:
“(...) el demandado, el día 27 de octubre del presente año publicó en la página 7 de Política/
Gestión del Diario Regional, un comentario de la carta notarial que le dirigí el 21 del mismo
mes y año para que rectificara la publicación que hizo el 8 de octubre de 2003, lejos de cum-
plir con el mandato de la ley, el demandado abusando de su derecho por segunda vez, publi-
có hechos y opiniones inexactos que perjudicó a mi honor, reputación y buena imagen”.
Es decir, el recurrente sostiene que cuando el demandado supuestamente rectificó la noticia, con
un artículo publicado el día 27 de octubre de 2003, emitió opiniones y presentó hechos respecto
a su caso.
Frente a tal tesis, el demandado considera que pese a que no estaba obligado a rectificación
alguna,
“(...) por nuestra política informativa de pluralidad y concediéndole el derecho de réplica,
el Diario Regional, en su edición Nº 2473, del día 27 de octubre 2003, página 7, publicó la
versión de Prudenciano Estrada Salvador, sobre la base de lo manifestado en su Carta No-
tarial que nos entregaron con fecha 22 de octubre del año pasado, accediendo en parte a su
petición”.
29. A entender de este Colegiado, no puede considerarse proporcional ni adecuada la rectificación
realizada por el accionado. Una utilización de este tipo de rectificación contradice abiertamente
los elementos configuradores que la Constitución le reconoce. Por tal razón, también ha de con-
siderarse fundada la demanda porque no se realizó adecuadamente la rectificación propuesta.
V. FALLO
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
272
SENTENCIAS DE AMPARO
HA RESUELTO
1. Declarar FUNDADA la demanda y, en consecuencia, ordena la publicación inmediata de la rec-
tificación solicitada, en los términos señalados en el fundamento 10, supra.
2. Establecer como precedente vinculante los fundamentos N°s 10 (reglas sobre los tipos de medios
en los que se puede solicitar la rectificación), 14 (reglas sobre los requerimientos para el ejerci-
cio del derecho fundamental a la rectificación), 20 (reglas sobre los elementos configuradores
que posee) y 24 y 27 (reglas sobre la forma en que debe ser presentada) de la presente sentencia,
de conformidad con el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Constitucional.
Publíquese y notifíquese.
SS.
GARCÍA TOMA; GONZALES OJEDA; ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN;
VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO
273
AMPARO CONTRA NORMAS
EXP. N° 00615-2011-PA/TC-LIMA
LUIS MIGUEL AMPUERO CÁRDENAS
RESOLUCIÓN DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Lima, 8 de abril de 2011
VISTO
El recurso de agravio constitucional interpuesto por don Luis Miguel Ampuero Cárdenas contra la
resolución expedida por la Primera Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, de fojas 28,
su fecha 16 de noviembre de 2010, que confirmando la apelada rechazó in límine y declaró impro-
cedente la demanda de amparo de autos; y,
ATENDIENDO A
1. Que con fecha 7 de julio de 2010 el recurrente interpone demanda de amparo contra la Munici-
palidad Metropolitana de Lima a fin de que se declare inaplicable la Ley Nº 29237, que crea el Sis-
tema Nacional de Inspecciones Técnicas Vehiculares, y en particular su Primera Disposición Final,
que deja el servicio de revisiones técnicas en la Provincia de Lima en condición de monopolio legal
y a título de exclusividad para la empresa Lidercon Perú S.A.C.; y que en consecuencia se disponga
la suspensión del procedimiento de revisión técnica respecto de él, en tanto no se asegure y garan-
tice la prestación del servicio por varios operadores, así como también sea suspendida la aplicación
de sanción de cualquier naturaleza. Alega que se vulneran sus derechos reconocidos por los artícu-
los 61 y 65 de la Constitución.
2. Que el Sexto Juzgado Constitucional de Lima, con fecha 14 de julio de 2010 declaró improceden-
te in límine la demanda por considerar que el amparo contra normas solo procede en caso se trate
de una norma autoaplicativa, lo que no ocurre en el presente caso. La Primera Sala Civil de la Corte
Superior de Justicia de Lima confirmó dicha decisión por el mismo fundamento.
274
SENTENCIAS DE AMPARO
3. Que desde antes de la entrada en vigencia del Código Procesal Constitucional (Cfr. por todas,
sentencia recaída en el Expediente Nº 0830-2000-AA/TC) e incluso luego de ello (Cfr. resolu-
ciones recaídas en los Expedientes N°s 02308-2004-AA/TC, 05719-2005-PA/TC y 00935-2008-
PA/TC, entre otras tantas), el Tribunal Constitucional ha establecido –en lo que constituye doc-
trina jurisprudencial que conviene reiterar– que el inciso 2) del artículo 200 de la Constitución
no contiene una prohibición de cuestionarse mediante el amparo normas legales que puedan ser
lesivas en sí mismas de derechos fundamentales, sino una simple limitación que pretende im-
pedir que a través de un proceso cuyo objeto de protección son los derechos constitucionales se
pretenda impugnar en abstracto la validez constitucional de las normas con rango de ley.
4. Que de otro lado también se ha establecido que una interpretación sistemática de los alcances de
la restricción contenida en el segundo párrafo del artículo 200, inciso 2) de la Constitución, debe
entenderse en el sentido de que no cabe, efectivamente, que mediante una demanda de amparo
se cuestione una norma cuando el propósito de esta sea cuestionar su validez en abstracto, habi-
da cuenta de que en el ordenamiento existen otros procesos, como el de inconstitucionalidad de
las leyes o el de acción popular, cuyo objeto precisamente es preservar la condición de la Cons-
titución como Ley Suprema del Estado.
5. Que este Colegiado también advirtió la necesidad de distinguir entre lo que es propiamente un
supuesto de amparo contra normas, de lo que es, en rigor, un supuesto de amparo contra actos
sustentados en la aplicación de una norma.
6. Que en relación al primero de ellos, la procedencia de este instrumento procesal está supedita-
da a que la norma legal a la cual se le imputa el agravio sobre un derecho fundamental se tra-
te de una normaauto aplicativa, operativa o denominada también de eficacia inmediata, esto es,
aquella cuya aplicabilidad no se encuentre sujeta a la realización de algún acto posterior o a una
eventual reglamentación legislativa, en la medida que adquiere su eficacia plena en el mismo
momento que entra en vigencia.
7. Que en tal caso y siempre que estas normas afecten directamente derechos subjetivos constitu-
cionales, el amparo sí podrá prosperar, no solo porque de optarse por una interpretación literal
del inciso 2) del artículo 200 de la Constitución Política del Estado se dejaría en absoluta inde-
fensión al particular afectado por un acto legislativo arbitrario; sino además porque tratándose
de una limitación del derecho de acceso a la justicia constitucional, este no puede interpretarse
en forma extensiva, sino con una orientación estrictamente restrictiva, esto es, en el sentido más
favorable a la plena efectividad del derecho a obtener una decisión judicial que se pronuncie res-
pecto de la pretensión.
8. Que a diferencia del criterio expuesto por los magistrados de las instancias precedentes, este
Tribunal considera que la cuestionada Ley Nº 29237 sí tiene la naturaleza de norma autoaplica-
tiva en la medida que, al generar la obligación de pasar por un servicio de revisión técnica, su
aplicabilidad no se encuentra sujeta a la realización de algún acto posterior ni requiere de una
posterior reglamentación legislativa para, eventualmente, generar una afectación respecto de los
derechos invocados por el actor, toda vez que adquirió plena eficacia en el mismo momento que
entró en vigencia.
9. Que sin embargo el Tribunal Constitucional estima que la cuestionada Ley Nº 29237, y en par-
ticular su Primera Disposición Final cuya inaplicación se solicita, no establece la existencia de
un servicio de revisiones técnicas en la provincia de Lima bajo monopolio y exclusividad, como
alega el recurrente, máxime si se tiene presente que, a la fecha, hay más de una empresa encar-
gada de prestar el servicio de revisiones técnicas vehiculares.
10. Que en consecuencia la demanda debe ser desestimada en aplicación del artículo 5.1 del Có-
digo Procesal Constitucional, toda vez que los hechos y el petitorio de la misma no inciden en
forma directa en el contenido constitucionalmente protegido de los derechos invocados por el
recurrente.
275
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Por estas consideraciones, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitu-
ción Política del Perú
RESUELVE
Declarar IMPROCEDENTE la demanda.
Publíquese y notifíquese.
SS.
MESÍA RAMÍREZ; ETO CRUZ; VERGARA GOTELLI
276
AMPARO CONTRA
RESOLUCIONES JUDICIALES
Atendiendo el texto constitucional que niega la procedencia del amparo contra re-
soluciones judiciales emanadas de un procedimiento regular, el Tribunal Consti-
tucional ha realizado una interpretación a contrario sensu, determinando la pro-
cedencia de los procesos de amparo contra resoluciones judiciales emitidas en
SUMILLA procesos irregulares que lesionen derechos fundamentales. En ese sentido, se ha
establecido, en una primera etapa, que este tipo de amparo se permite de manera
excepcional, siempre y cuando se verifique una afectación grave del debido proce-
so que transformara al proceso en irregular.
EXP. N° 200-2002-AA/TC-LIMA
MINISTERIO DE PESQUERÍA
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 15 días del mes de octubre de 2002, reunido el Tribunal Constitucional en sesión de
Pleno Jurisdiccional, con asistencia de los señores Magistrados Revoredo Marsano, Vicepresidenta;
Aguirre Roca, Alva Orlandini, Bardelli Lartirigoyen, Gonzales Ojeda y García Toma, pronuncia la
siguiente sentencia.
ASUNTO
Recurso extraordinario interpuesto por don Juan Homar Luján Vargas, Procurador Público a car-
go de los asuntos judiciales del Ministerio de Pesquería, contra la sentencia expedida por la Sala de
Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la República, de fojas 251 del
cuaderno de apelación, su fecha 6 de julio de 2001, que declaró improcedente la acción de ampa-
ro de autos.
ANTECEDENTES
El recurrente, con fecha 7 de agosto de 2000, interpone acción de amparo contra los señores magis-
trados de la Sala de Derecho Público de la Corte Superior de Justicia de Lima, don Sixto Muñoz Sar-
miento, don Felipe Barrera Guadalupe y don Arturo Chocano Polanco, debiéndose notificar con la
demanda también a Corporación del Mar S.A. y a la Sociedad Nacional de Pesquería, con el fin de
que se declare la invalidez e ineficacia legal de la sentencia de vista de fecha 10 de mayo de 2000,
dictada por la sala emplazada. El demandante sostiene que en el proceso seguido por la empresa
277
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Corporación del Mar S.A. contra el Ministerio de Pesquería se dictaron resoluciones por las cuales
dicha empresa obtuvo la inaplicabilidad de la Resolución Ministerial Nº 247-99-PE, de fecha 19 de
agosto de 1999, porque supuestamente afectaba sus derechos constitucionales. Aduce que en el de-
sarrollo del proceso se le desvió de la jurisdicción predeterminada por la ley. Sustenta su argumento
afirmando que contra la Resolución Ministerial Nº 247-99-PE no era procedente interponer una ac-
ción de amparo, sino una demanda contencioso-administrativa. Por otro lado, las resoluciones cues-
tionadas habían causado estado ya que no habían sido impugnadas administrativa o judicialmente.
Alega que todo ello afecta los derechos constitucionales al debido proceso, a la tutela jurisdiccional
efectiva y a la defensa.
La Procuradora Pública a cargo de los asuntos judiciales del Poder Judicial contesta la demanda so-
licitando que sea declarada improcedente; señala que de lo actuado se advierte que la misma está di-
rigida a enervar la validez y efectos de una resolución judicial emanada de un proceso regular con
calidad de cosa juzgada y tramitada con arreglo a ley, sin que se haya afectado el derecho al de-
bido proceso, por lo que resulta de aplicación lo dispuesto por el inciso 2) del artículo 6 de la Ley
Nº 23506.
Corporación del Mar S.A., representada por su apoderado legal don Álvaro Enrique Oropeza Ro-
mán, contesta la demanda solicitando que se declare improcedente; asimismo, propone las excep-
ciones de cosa juzgada, de falta de legitimidad pasiva y de caducidad. Sostiene, igualmente, que en
el proceso de amparo seguido contra el Ministerio de Pesquería no se afectó el derecho al debido
proceso.
La Sala Corporativa Transitoria Especializada en Derecho Público de la Corte Superior de Justicia
de Lima, con fecha 30 de noviembre de 2000, declaró infundadas las excepciones propuestas e im-
procedente la demanda, al considerar que la acción de amparo procede contra las resoluciones dic-
tadas dentro de un proceso irregular, en donde se haya violado alguna garantía del debido proceso,
siendo el caso que el accionante no ha logrado establecer cuál es la garantía constitucional que se ha
infringido al interior del proceso en que se expidió la sentencia cuestionada.
La recurrida confirmó la apelada, por considerar que no ha existido desviación de la jurisdicción ad-
ministrativa y que el procedimiento de amparo no se ha seguido en forma irregular.
FUNDAMENTOS
1. El presente caso tiene por objeto enervar lo resuelto en otra acción de amparo. Al respecto, es
menester señalar lo siguiente: a) Conforme a lo dispuesto por la Cuarta Disposición Final y Tran-
sitoria de la Constitución, la Convención Americana sobre Derechos Humanos forma parte de
nuestro derecho y en tal sentido, su artículo 25.1 establece que: “Toda persona tiene derecho a
un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante los jueces o tribunales com-
petentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
Constitución, la Ley o la presente Convención (....)”, tal recurso es el amparo, entre otros proce-
sos constitucionales, y no basta que esté previsto por la Constitución o la ley o con que sea for-
malmente admisible, sino que se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha in-
currido en alguna violación a un derecho constitucional. En tal sentido una acción de amparo
fuera de las excepciones que establece la ley, no puede ser rechazada in limine. b) La interpreta-
ción a contrario sensu de lo dispuesto en el inciso 2) del artículo 6 de la Ley Nº 23506 permite la
posibilidad de interponer una acción de amparo contra resoluciones judiciales expedidas en un
proceso irregular, vale decir cuando se violan las reglas del debido proceso, constitucionalmen-
te consagradas, tales como “el derecho a la jurisdicción predeterminada por ley”, “el derecho a
los procedimientos preestablecidos”, “el principio de cosa juzgada”, “el derecho a la motivación
de las resoluciones judiciales”, “el derecho a la pluralidad de instancias”, “el principio de no de-
jar de administrar justicia por vacío o deficiencia de la ley”, “el principio de inaplicabilidad por
analogía de la ley penal”, “el principio de no ser penado sin proceso judicial”, “la aplicación de
la ley más favorable al procesado”, “el principio de no ser condenado en ausencia”, “la no priva-
ción del derecho de defensa”, etc. c) En tal sentido la interposición de una demanda de amparo
278
SENTENCIAS DE AMPARO
para enervar lo resuelto en otro proceso de amparo, comúnmente llamada “amparo contra ampa-
ro”, es una modalidad de esta acción de garantía ejercida contra resoluciones judiciales, con la
particularidad que solo protege los derechos constitucionales que conforman el debido proceso
y la tutela jurisdiccional efectiva. d) Si bien es cierto que las acciones de garantía proceden con-
tra actos u omisiones provenientes de cualquier autoridad, funcionario o persona (artículo 1 de
la Ley Nº 23506) y que, contrario sensu, proceden contra resoluciones judiciales emanadas de
procedimientos irregulares, el sentido de la norma radica en la posibilidad, real, de que los ma-
gistrados del Poder Judicial puedan, en un proceso de amparo, convertirse en potenciales trans-
gresores de la Constitución.
2. Los siguientes son los criterios de procedencia de una demanda de amparo contra amparo, con-
siderados por el Tribunal Constitucional: a) solo podrá operar en aquellos supuestos en que la
violación al debido proceso resulte manifiestamente evidente. En este caso la carga de la prueba
se convierte en una necesaria obligación del actor, ya que debe demostrar fehacientemente la in-
constitucionalidad que afirma; b) solo ha de proceder cuando dentro de la acción de amparo que
se cuestiona, se han agotado la totalidad de los recursos que le franquea la ley al justiciable, ne-
cesarios como para que la violación a algún derecho constitucional pueda ser evitada, y no obs-
tante ello, el juzgador constitucional ha hecho caso omiso de los mismos, lo que se condice con
lo dispuesto por el artículo 10 de la Ley Nº 25398, Complementaria de la Ley de Hábeas Cor-
pus y Amparo; c) solo debe centrarse en aspectos estrictamente formales del debido proceso, ex-
cluyendo toda posibilidad de análisis sobre el fondo controvertido en el proceso constitucional
cuestionado; d) solo ha de proceder contra sentencias constitucionales definitivas, siempre que
aquellas no tengan carácter favorable a la parte actora, ya que de lo contrario se contravendría el
principio de la inmutabilidad de la cosa juzgada; y, e) solo ha de proceder cuando se trate de re-
soluciones emitidas en procesos constitucionales provenientes del Poder Judicial y no del Tribu-
nal Constitucional, toda vez que este es el Intérprete Supremo de la Constitución y se pronuncia
sobre los procesos constitucionales de defensa de derechos amenazados o vulnerados, por lo que
deviene en imposible que sus resoluciones sean inconstitucionales.
3. El debido proceso implica el respeto, dentro de todo proceso, de los derechos y garantías míni-
mas con que debe contar todo justiciable, para que una causa pueda tramitarse y resolverse en
justicia. Tal es el caso de los derechos al juez natural, a la defensa, a la pluralidad de instancias,
acceso a los recursos, a probar plazo razonable, etc.
4. Con relación a las excepciones deducidas por “Corporación del Mar S.A.” por escrito de fojas
185, no es menester el pronunciamiento en esta instancia constitucional, toda vez que han sido
declaradas infundadas en las instancias previas, en aplicación extensiva de lo dispuesto por el
artículo 41 de la Ley N° 26435, al ser favorable este hecho al actor, en aplicación de los princi-
pios pro homine y pro libertatis de la interpretación constitucional, según los cuales, ante even-
tuales diferentes interpretaciones de un dispositivo legal, se debe optar por aquella que conduzca
a una mejor protección de los derechos fundamentales.
5. Debe entonces establecerse si la sentencia cuestionada ha sido expedida dentro de un proceso en
el que se han respetado los derechos que conforman el debido proceso. Al respecto fluye de autos
que el Ministerio de Pesquería fue emplazado válidamente en el proceso sobre acción de ampa-
ro interpuesto por Corporación del Mar S.A., apersonándose y contestando la demanda. Contra
la sentencia expedida en primera instancia interpuso recurso de apelación, habiendo sido resuel-
to por los emplazados, integrantes de la Sala de Derecho Público de la Corte Superior de Justicia
de Lima, quienes confirmaron en todos sus extremos la sentencia del a quo, que declaró fundada
la demanda.
6. De otro lado no se evidencia vulneración del derecho a la tutela jurisdiccional efectiva, entendi-
da como un atributo relacionado directamente con el debido proceso, por la cual, el justiciable
puede acceder al órgano jurisdiccional a través del derecho de acción o contradicción, según sea
el caso, ya que el emplazado en el proceso antes indicado se apersonó y contestó la demanda.
279
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Tampoco existe vulneración al derecho de defensa, que está involucrado en el debido proceso,
toda vez que el emplazado nunca estuvo en un estado de indefensión.
7. Por lo expuesto se colige que el Ministerio de Pesquería en ningún momento se encontró en un
estado de indefensión, ni se vulneró algún derecho que integra el debido proceso, y la sentencia
se expidió en un proceso regular; por estas razones no debe estimarse la acción de amparo, de
acuerdo a lo dispuesto por el artículo 6, inciso 2) de la Ley Nº 23506, concordante con el artícu-
lo 10 de la Ley Nº 25398, pues de lo contrario se contravendría lo dispuesto en el inciso 13 del
artículo 139 de la Constitución, que consagra la prohibición de revivir procesos fenecidos con
autoridad de cosa juzgada.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, en uso de las atribuciones que le confieren la
Constitución Política del Perú y su Ley Orgánica,
FALLA
CONFIRMANDO la recurrida, que, confirmando la apelada, declaró IMPROCEDENTE la ac-
ción de amparo. Dispone la notificación a las partes, su publicación en el diario oficial El Peruano y
la devolución de los actuados.
SS.
REVOREDO MARSANO; AGUIRRE ROCA; ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGO-
YEN; GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA
280
Afectación de cualquier derecho fundamental
también posibilita procedencia del amparo
Esta sentencia marca una segunda etapa en lo que respecta a decisiones del Tribu-
nal Constitucional respecto al proceso de amparo contra resoluciones judiciales.
SUMILLA En esta oportunidad, el Colegiado extiende la procedencia del amparo ante la le-
sión de cualquier derecho fundamental, línea jurisprudencial que hasta la fecha se
mantiene vigente.
EXP. N° 3179-2004-AA/TC-HUAMANGA
APOLONIA CCOLLCCA PONCE
SENTENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
En Lima, a los 18 días del mes de febrero de 2005, el pleno del Tribunal Constitucional, con la asis-
tencia de los señores magistrados Alva Orlandini, presidente; Bardelli Lartirigoyen, vicepresiden-
te; Gonzales Ojeda, García Toma, Vergara Gotelli y Landa Arroyo, pronuncia la siguiente sentencia,
con el fundamento de voto, adjunto del magistrado Vergara Gotelli
ASUNTO
Recurso de agravio constitucional interpuesto por doña Apolonia Ccollcca Ponce contra la resolu-
ción de la Sala de Derecho Constitucional y Social de la Corte Suprema de Justicia de la República,
de fojas 37 del segundo cuaderno, su fecha 14 de mayo de 2004, que declaró improcedente la de-
manda de autos.
ANTECEDENTES
Con fecha 11 de julio de 2003, la recurrente interpone demanda de amparo contra el titular del Pri-
mer Juzgado Mixto de Huamanga, aduciendo la violación de su derecho de propiedad. Sostiene que
su vehículo se encuentra incautado indebidamente a consecuencia del proceso penal por delito de
tráfico ilícito de drogas que se siguiera contra don Marcelino Guillén Miguel, pese a que ella no fue
procesada ni tampoco intervino, en forma directa o indirecta, en la comisión de dicho delito. Refie-
re que, pese a haber solicitado la nulidad del acta de incautación, esta se ha declarado improcedente
y ha sido confirmada por la Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Ayacucho, mediante reso-
lución de fecha 16 de mayo de 2003.
El juez suplente del Primer Juzgado Mixto de Huamanga, Vladimiro Olarte Arteaga, contesta la de-
manda solicitando que se la declare improcedente o, en su caso, infundada, tras considerar que la
pretensión de la recurrente ya fue resuelta en dos oportunidades, que el Juzgado no tiene facultades
para disponer la nulidad de un acto policial, como el acta de incautación del vehículo, y que el am-
paro no procede contra resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular. En ese sentido,
considera que si bien el derecho de propiedad está “establecido” en la Constitución (sic), “ sus efec-
tos no son de aplicación inmediata como otros derechos, el de detención, sino que requieren de una
serie de normas que la hagan viable (...)”.
281
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Mediante resolución de fecha 24 de setiembre de 2003, la Segunda Sala Mixta de la Corte Superior
de Justicia de Ayacucho declara improcedente la demanda, por considerar que la resolución judicial
que se cuestiona ha sido expedida dentro de un proceso regular, en el que se han respetado los dere-
chos constitucionales de la recurrente. Con similar criterio, la recurrida confirma la apelada.
FUNDAMENTOS
1. Conforme se desprende del petitorio de la demanda, el objeto de esta es que se ordene la devo-
lución del vehículo de placa de rodaje WS 2959, marca Nissan, año 1990, modelo cóndor, clase
camión, que, a juicio de la recurrente, se mantendría indebidamente incautado por orden judicial
decretada en el proceso penal que se siguió contra don Marcelino Guillén Miguel por la comi-
sión del delito de tráfico ilícito de drogas en agravio del Estado.
2. La demanda fue desestimada por las instancias judiciales precedentes alegándose que la resolu-
ción cuestionada emanó de un proceso regular, en el que se respetaron los derechos constitucio-
nales de orden procesal de la recurrente. En los términos de la resolución recurrida mediante el
recurso de agravio constitucional:
“(...) debe de concluirse que las resoluciones impugnadas por la actora han sido expedidas
por las instancias judiciales correspondientes con sujeción a las normas procesales penales,
no evidenciándose que el proceso del cual derivan se haya tornado en irregular, toda vez que
como se ha manifestado esta parte, hizo ejercicio de los medios de defensa que el ordena-
miento procesal le franquea (...)”.
3. El Tribunal Constitucional considera que los motivos en los cuales se ha sustentado el pronun-
ciamiento desestimatorio de la demanda, en el mejor de los casos, es impertinente. Sucede, en
efecto, que la recurrente no ha cuestionado que con las resoluciones judiciales impugnadas me-
diante el presente amparo, se haya violado uno (o alguno) de los derechos que, a su vez, forman
parte del debido proceso. Por el contrario, desde la presentación de la demanda y, por último, en
el recurso de agravio constitucional, esta ha precisado que el derecho cuya tutela solicita no es
otro que el derecho de propiedad, derecho sobre el cual, por cierto, ninguna de las instancias de
la jurisdicción ordinaria se ha pronunciado.
4. Aunque no constituya justificación alguna, tal vez la inexistencia de un pronunciamiento sobre
la lesión (o no) del derecho de propiedad se deba a la existencia de una tendencia jurispruden-
cial consolidada en torno a los alcances del amparo contra resoluciones judiciales, según la cual
en este el único derecho susceptible de protección es el derecho a la tutela jurisdiccional o, como
ahora la denomina el Código Procesal Constitucional, el derecho a la tutela procesal.
Desde esta perspectiva jurisprudencial, si el único derecho tutelado por el amparo contra reso-
luciones judiciales estaría constituido por el derecho a la tutela procesal, ante un supuesto en el
que se impugne un pronunciamiento jurisdiccional, el juez de los derechos fundamentales solo
debería atenerse a evaluar si, al resolverse la cuestión controvertida en el proceso (o incidente)
judicial, se ha respetado el contenido constitucionalmente declarado de los derechos que confor-
man la tutela procesal, encontrándose prohibido de realizar cualquier otra evaluación de la cues-
tión en términos de derechos fundamentales ajenos a aquel.
El amparo contra resoluciones judiciales y el derecho a la tutela procesal
5. En concreto, la respuesta (doctrinal y) jurisprudencial que se ha dado al tema en cuestión nor-
malmente se ha intentado a partir de una interpretación de la limitación contenida en el segundo
párrafo del inciso 2) del artículo 200 de la Constitución, cuyo texto reproduce con algunas va-
riantes lo que en su momento preveía el inciso 3) del artículo 6 de la Ley Nº 23506, ahora dero-
gado, según el cual el amparo:
“(...) no procede contra (...) resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular”.
282
SENTENCIAS DE AMPARO
Descartada una lectura de dicho precepto constitucional en el sentido de que no cabía la interpo-
sición de un amparo contra resoluciones judiciales, existe consenso en admitirse que, más que
una prohibición, en realidad, dicho precepto contiene una limitación, cuyo ámbito de actuación
opera en aquellos casos en los que la resolución judicial emana de un proceso “regular”, pero no
en aquellos otros donde esta se expide en el seno de un proceso “irregular”.
Así fijado el sentido de este precepto constitucional, tras una interpretación literal, el paso si-
guiente fue dar respuesta a la interrogante: ¿cuándo un proceso judicial puede considerarse “re-
gular”? o, dicho en términos negativos, ¿cuando una resolución judicial emana de un proceso
“irregular”?
La absolución de tal interrogante, a su vez, fue: Una resolución judicial emana de un proceso re-
gular si esta se expide con respeto de los derechos que integran el debido proceso y la tutela ju-
risdiccional efectiva, ambos reconocidos en el inciso 3) del artículo 139 de la Constitución. Lo
que venía a significar que mediante el amparo solo se podía cuestionar resoluciones judiciales
si es que en el momento de expedirse, la irregularidad se materializaba en la afectación de dere-
chos que forman parte de aquel.
6. Con ello, por un lado, se ratificaba la tesis de que el amparo contra resoluciones judiciales no po-
día constituir un instrumento procesal que se superpusiera a los medios impugnatorios existentes
en la legislación procesal y, tampoco, en la habilitación de una vía en la que se pudiera reprodu-
cir una controversia formulada ante las instancias de la jurisdicción ordinaria.
Pero, al mismo tiempo, se venía a institucionalizar una doctrina jurisprudencial, según la cual los
jueces ordinarios, en el ejercicio de sus funciones, solo se encontraban vinculados a un número
determinado de derechos fundamentales. En concreto, solo en relación con aquellos de naturale-
za procesal (tutela procesal y todos los derechos que lo integran).
En cierta forma, tal tendencia se ha concretado en el Código Procesal Constitucional, cuyo ar-
tículo 4 establece:
“El amparo procede respecto de resoluciones judiciales firmes dictadas con manifiesto agra-
vio a la tutela procesal efectiva, que comprende el acceso a la justicia y el debido proceso
(...)”.
En definitiva, ya sea por vía jurisprudencial o por vía legislativa, la concreción sobre el ámbito
de protección del amparo contra resoluciones judiciales se ha circunscrito solo a la protección de
los derechos fundamentales de orden procesal, quedando fuera de su ámbito todos los otros de-
rechos igualmente fundamentales (o constitucionales).
7. ¿Hay razones jurídico-constitucionales para que el ámbito de derechos protegidos mediante esta
variante del amparo tenga que ser replanteado? El Tribunal Constitucional considera que la res-
puesta es afirmativa, desde un doble punto de vista. Por un lado, a partir del diseño constitucio-
nal del ámbito de protección de este proceso; y, por otro, a partir de la eficacia vertical de los de-
rechos fundamentales en el Estado constitucional de derecho.
Constitución y ámbito de protección del proceso de amparo
8. En el Estado constitucional de derecho, la Constitución no solo es una norma que se limita a
reconocer los derechos fundamentales, sino también a crear o instaurar los procesos destinados
a su defensa. Mediante el establecimiento ope constitutione de los procesos constitucionales, la
Ley Fundamental pone a buen recaudo de las mayorías coyunturales los instrumentos procesales
creados para su defensa. En ese sentido, como ha puesto de relieve Gomes Canotilho, los proce-
sos constitucionales no solo constituyen instrumentos procesales destinados a que en su seno se
resuelva problemas vinculados con el principio de supremacía normativa y la tutela de los dere-
chos fundamentales, sino también, en un sentido más amplio, lo que bien puede denominarse ga-
rantías de la Constitución, en tanto que:
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No hay (no puede haber) un solo derecho fundamental que no pueda vincular a los órganos de
la jurisdicción ordinaria. Ello es consecuencia de su condición de poder constituido y, al mismo
tiempo, del carácter servicial para con el ejercicio efectivo de los derechos de la persona huma-
na, pues, al fin y al cabo, la tutela jurisdiccional que prestan “(...) emana del pueblo”, conforme
lo recuerda el artículo 138 de la Ley Fundamental.
18. La tesis según la cual el amparo contra resoluciones judiciales procede únicamente por violación
del derecho al debido proceso o a la tutela jurisdiccional, confirma la vinculatoriedad de dichos
derechos en relación con los órganos que forman parte del Poder Judicial. Pero constituye una
negación inaceptable en el marco de un Estado constitucional de derecho, sobre la vincularie-
dad de los “otros” derechos fundamentales que no tengan la naturaleza de derechos fundamenta-
les procesales, así como la exigencia de respeto, tutela y promoción ínsitos en cada uno de ellos.
En efecto, en el ejercicio de la función jurisdiccional, los jueces del Poder Judicial no solo tie-
nen la obligación de cuidar porque se hayan respetado los derechos fundamentales en las relacio-
nes jurídicas cuya controversia se haya sometido a su conocimiento, sino también la obligación
–ellos mismos– de respetar y proteger todos los derechos fundamentales al dirimir tales conflic-
tos y controversias.
Como se afirma en el artículo 38 de la Constitución:
“Todos los peruanos tienen el deber de honrar al Perú y de proteger los intereses naciona-
les, así como de respetar, cumplir y defender la Constitución y el ordenamiento jurídico de
la Nación”.
Entre tanto, el artículo 138 de la Norma Fundamental recuerda que:
“La potestad de administrar justicia emana del pueblo y se ejerce por el Poder Judicial a tra-
vés de sus órganos jerárquicos con arreglo a la Constitución y a las leyes”.
19. Similar criterio es posible deducir si el mismo asunto se aborda a partir del artículo 25.1 de la
Convención Americana de Derechos Humanos, según el cual:
“Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo
ante los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando
tal violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales”.
En efecto, con la referencia al recurso sencillo, rápido y efectivo para la tutela de los derechos
que pudieran resultar lesionados por actos emanados incluso de “personas que actúen en ejerci-
cio de sus funciones oficiales”, quiere expresarse la idea de que para la Convención Americana
de Derechos no existe actuación estatal alguna que quede (o pueda quedar) exenta de control en
nombre de los derechos fundamentales. Al extremo que, de acuerdo con los artículos 1.1 y 1.2
de la misma Convención, producida una lesión de los derechos esenciales del hombre, el Estado
está en la obligación de establecer un proceso que sirva para proteger, asegurar o hacer valer la
titularidad o el ejercicio de un derecho; es decir, tiene el deber de:
“proteger y asegurar su ejercicio a través de las respectivas garantías, ale decir, de los medios
idóneos para que los derechos y libertades sean efectivos en toda circunstancia”.
A juicio de la misma Corte Interamericana, el artículo 25.1 de la Convención:
“(...) recoge la institución procesal del amparo, entendido como el procedimiento judicial
sencillo y breve que tiene por objeto la tutela de todos los derechos reconocidos por las cons-
tituciones y leyes de los Estados partes y por la Convención.
Establece este artículo, igualmente, en términos amplios, la obligación a cargo de los Esta-
dos de ofrecer, a todas las personas sometidas a su jurisdicción, un recurso judicial efectivo
contra actos violatorios de sus derechos fundamentales”.
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20. En definitiva, una interpretación del segundo párrafo del inciso 2) del artículo 200 de la Consti-
tución bajo los alcances del principio de unidad de la Constitución, no puede concluir sino con
la afirmación de que la competencia ratione materiae del amparo contra resoluciones judiciales
comprende a todos y cada uno de los derechos fundamentales que se puedan encontrar recono-
cidos, expresa o implícitamente, por la Norma Suprema. En su seno, los jueces constitucionales
juzgan si las actuaciones jurisdiccionales de los órganos del Poder Judicial se encuentran con-
formes con la totalidad de los derechos fundamentales reconocidos en la Constitución. De modo
que la calificación de regular o irregular de una resolución judicial, desde una perspectiva cons-
titucional, depende de que estas se encuentren en armonía con el contenido constitucionalmente
protegido de todos los derechos fundamentales.
21. La variación de una jurisprudencia consolidada durante un poco más de cuatro lustros y, correla-
tivamente, el establecimiento de un precedente de esta naturaleza, tras las observaciones prece-
dentemente planteadas, no tiene por efecto inmediato la variación de algunos criterios consoli-
dados jurisprudencialmente en torno a los alcances del control constitucional de las resoluciones
judiciales. Particularmente, de aquellos en los que se afirmó:
a) Que el objeto de este proceso constitucional es la protección de derechos constitucionales
y no el de constituir un remedio procesal que se superponga o sustituya al recurso de casa-
ción. En efecto, los procesos constitucionales de tutela de derechos no tienen por propósi-
to, prima facie, verificar si los jueces, en el ejercicio de la potestad jurisdiccional, infringie-
ron normas procedimentales que no incidan en el contenido constitucionalmente protegido
del derecho a la tutela procesal (error in procedendo), o, acaso, que no hayan interpretado
adecuadamente el derecho material (error in iudicando). Pero el juez constitucional sí tiene
competencia para examinar dichos errores cuando los mismos son constitutivos de la viola-
ción de un derecho fundamental.
b) Que se utilice como un mecanismo donde pueda volverse a reproducir una controversia
resuelta por las instancias de la jurisdicción ordinaria. El amparo contra resoluciones judicia-
les no tiene el efecto de convertir al juez constitucional en una instancia más de la jurisdic-
ción ordinaria, pues la resolución de controversias surgidas de la interpretación y aplicación
de la ley es de competencia del Poder Judicial; siempre, claro está, que esa interpretación y
aplicación de la ley se realice conforme a la Constitución y no vulnere derechos fundamen-
tales. En efecto, en el seno del amparo contra resoluciones judiciales solo puede plantear-
se como pretensión que una determinada actuación judicial haya violado (o no) un derecho
constitucional, descartándose todos aquellos pronunciamientos que no incidan sobre el con-
tenido protegido de estos.
Canon para el control constitucional de las resoluciones judiciales
22. Los cambios jurisprudenciales a que se ha hecho referencia supra, implica también la necesidad
de que el Tribunal Constitucional defina el canon bajo el cual realizará el control constitucional
de las resoluciones judiciales.
La intensidad del control constitucional de las resoluciones judiciales a través del proceso de am-
paro depende de la interpretación que se haga de la configuración constitucional del mencionado
proceso. Así, desde una interpretación estricta del amparo, los jueces constitucionales examinan
la constitucionalidad de la resolución judicial en base al expediente judicial ordinario, otorgan-
do mérito constitucional suficiente a los actuados judiciales. En esta perspectiva, el juez consti-
tucional asume lo resuelto por el juez ordinario iure et de iure. Luego de ello y con estos actua-
dos indiscutibles se pasa a realizar un examen de la motivación y relevancia constitucional de la
resolución judicial en función del derecho fundamental invocado.
De otro lado, se parte de una interpretación flexible del amparo cuando el Juez constitucional
adquiere plena jurisdicción sobre el fondo y la forma del proceso ordinario, realizando un exa-
men constitucional de la motivación del fallo y de la relevancia de lo actuado judicialmente.
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SENTENCIAS DE AMPARO
Desde esta posición, el Juez constitucional asume competencia para examinar el juicio ordinario
bajo un canon constitucional propio del Supremo Intérprete de la Constitución. Lo que signifi-
ca la posibilidad de revisar todo el proceso que va desde el examen del acto lesivo, la validez o
no de una norma legal, hasta el valor probatorio de las pruebas; es decir, revisando y reforman-
do constitucionalmente la actuación judicial concreta que sea necesaria para determinar la cons-
titucionalidad de la resolución judicial cuestionada.
23. No obstante, esta segunda perspectiva del proceso de amparo precisa que el Tribunal Consti-
tucional establezca el canon interpretativo bajo el cual realizará el control constitucional de las
resoluciones judiciales, sin que ello suponga convertir al Tribunal Constitucional en una cuarta
instancia judicial y sí, más bien, a fin de reconocer que al Tribunal le corresponde, en el proce-
so de amparo, resolver, ponderadamente, sobre el fondo y la forma de los procesos judiciales or-
dinarios cuando estos hayan violado los derechos fundamentales tutelados por el proceso cons-
titucional de amparo.
Dicho canon interpretativo que le permite al Tribunal Constitucional realizar, legítimamente, el
control constitucional de las resoluciones judiciales ordinarias, está compuesto, en primer lugar,
por un examen de razonabilidad; en segundo lugar, por el examen de coherencia; y, finalmente,
por el examen de suficiencia.
(a) Examen de razonabilidad.- Por el examen de razonabilidad, el Tribunal Constitucional
debe evaluar si la revisión de todo el proceso judicial ordinario es relevante para determi-
nar si la resolución judicial que se cuestiona vulnera el derecho fundamental que está siendo
demandado.
(b) Examen de coherencia.- El examen de coherencia exige que el Tribunal Constitucional pre-
cise si el acto lesivo del caso concreto se vincula directamente con el proceso o la decisión
judicial que se impugna; de lo contrario no estaría plenamente justificado el hecho de que el
Tribunal efectúe una revisión total del proceso ordinario, si tal revisión no guarda relación
alguna con el acto vulneratorio.
(c) Examen de suficiencia.- Mediante el examen de suficiencia, el Tribunal Constitucional
debe determinar la intensidad del control constitucional que sea necesaria para llegar a pre-
cisar el límite de la revisión del proceso judicial ordinario, a fin de cautelar el derecho fun-
damental demandado.
24. Por todo ello, y en mérito de lo expuesto, habiéndose alegado la violación del derecho de propie-
dad, el Tribunal Constitucional tiene competencia, ratione materiae, para ingresar a analizar las
cuestiones de fondo que entraña el recurso de agravio constitucional.
Alegación de violación del derecho de propiedad mediante una resolución judicial
25. En el caso, la recurrente ha alegado la violación de su derecho de propiedad. A su juicio, tal le-
sión se habría producido por la omisión de las autoridades judiciales de no liberar el vehículo de
su propiedad, que fuera incautado a consecuencia de aprehenderse a don Marcelino Guillén Mi-
guel en circunstancias en que este transportaba ilícitamente drogas conduciendo dicho vehículo.
Conforme se observa de fojas 77 a 84, la recurrente solicitó, ante las autoridades judiciales com-
petentes, que se levantara la orden de incautación que pesaba contra el vehículo de la que alega
ser propietaria. Aunque inicialmente dicha petición le fuera concedida, con posterioridad la re-
solución que así lo ordenaba fue revocada, exponiéndose una diversidad de razones por las que,
a juicio de los jueces penales, dicha solicitud no debía ser acogida.
En efecto, mediante la resolución de fecha 19 de febrero de 2002, la Primera Sala Mixta de Aya-
cucho revocó la resolución que, a su vez, había dejado sin efecto el acta de incautación del refe-
rido vehículo, sosteniendo que el contrato presentado por la recurrente no merecía “mérito pro-
batorio por ser un instrumento simple sin siquiera legalización notarial o intervención de testigos
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TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
y que muy bien pudo haberse faccionado para sorprender burdamente a la justicia”; a lo que aña-
diría que la copia de la tarjeta de propiedad, título con el cual solicitó la anulación de la referida
acta de incautación, fue expedida con fecha posterior a la comisión del delito.
Posteriormente, al resolverse una nueva solicitud de nulidad presentada por la misma recurren-
te, el titular del Primer Juzgado Mixto de Huamanga expidió la resolución de fecha 29 de enero
de 2003, en la que, después de destacar que la incautación fue efectuada a nivel policial, sostuvo
que dicha incautación no contaba con algún defecto o grave irregularidad, agregando que dado
que ya existía condena firme, el “presente trámite ya concluyó”, por lo que la recurrente debía
hacer valer su derecho conforme a ley.
Por último, mediante resolución de fecha 16 de mayo de 2003, la Primera Sala Mixta de Ayacu-
cho confirmó la resolución supra citada, indicando que el acta de incautación no adolecía de nin-
guno de los supuestos contemplados en el artículo 298 del Código de Procedimientos Penales,
de modo que no cabía declararse su nulidad.
26. Conforme se observa de autos, la incautación cuestionada se efectuó al amparo del tercer pá-
rrafo del artículo 66 del Decreto Ley Nº 22095, modificado por el artículo 5 del Decreto Ley
N° 22926, según el cual:
“Serán decomisados las drogas, insumos, fábricas, laboratorios, alambiques, implementos y
enseres empleados en la producción y fabricación ilícita de drogas.
(...) Igualmente, serán incautados los terrenos de cultivo y afectados a la Dirección Gene-
ral de Reforma Agraria y Asentamiento Rural, para su posterior adjudicación a los campe-
sinos sin tierra; también serán incautados los inmuebles utilizados como fábricas, depósitos
o lugares de expendio, así como los vehículos en que se hubiere efectuado la distribución o
transporte de las drogas, siempre que pertenezcan a los autores, cómplices o encubridores
del delito o a quienes teniendo conocimiento del mismo no lo hubieran denunciado de inme-
diato (énfasis nuestro)”.
Dicha disposición legislativa, como se observa, dispone que la incautación de los vehículos don-
de se hubiese efectuado la distribución o transporte de drogas puede efectuarse en dos supues-
tos: (i) cuando estos pertenecen a los autores, cómplices o encubridores, y (ii) cuando no tenién-
dose aquel estatus, el propietario haya tenido conocimiento de su perpetración y no lo hubiese
denunciado.
Dado que en el proceso penal quedó demostrado que el vehículo en el cual transportaba drogas
el condenado Marcelino Guillén Miguel no era de su propiedad, la mantención de la incautación
prevista contra dicho vehículo solo se justificaba en las siguientes razones:
a) Porque su real propietario, es decir, quien tenía la condición de tal al momento de produ-
cirse los hechos juzgados, era cómplice o encubridor, o
b) Porque no teniendo esa cualidad, conocía que el vehículo del cual era propietario era uti-
lizado para la comisión del delito de tráfico ilícito de drogas.
27. Del propio proceso penal, y concretamente de la resolución de fecha 9 de octubre de 2001, se
desprende que quien solicitó se declarara la nulidad del acta de incautación (esto es, la recurren-
te) no estuvo comprendida en cualquiera de las dos hipótesis antes descritas. Esto es, que fuera
cómplice o encubridora o, a su turno, que haya conocido que el chofer que manejaba el vehículo
de su propiedad lo haya utilizado para transportar drogas y, pese a ello, no lo denunciase.
Si tales fueran los hechos que sustentan la alegación de violación del derecho de propiedad, este
Tribunal no podría menos que estimar la pretensión. En efecto, no habiéndose demostrado que la
propietaria estuviese comprendida en cualquiera de las causales que autoriza la ley para incautar
un vehículo que se haya utilizado para la comisión de un delito tan grave, como lo es el tráfico
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SENTENCIAS DE AMPARO
ilícito de drogas, el mantenimiento de la orden de incautación se presenta como una medida emi-
nentemente confiscatoria, que afecta el poder de uso, disfrute y disposición de su titular.
Y poco importa, a estos efectos, que el acta de incautación haya sido levantada a nivel policial o,
en su caso, como en determinado momento se alegó, que el acta misma no adolezca de algunos
de los requisitos formales que la ley procesal penal contemple para declarar su nulidad. El ins-
tituto de la nulidad de los actos (procesales o administrativos) no se puede entender o justificar,
como parece ser la creencia de los jueces que han conocido de este proceso, en un simple inte-
rés de la ley. A la vieja concepción de la nulidad por la simple nulidad, el Estado constitucional
de derecho antepone la necesidad de que esta se tenga que declarar, aun ante el silencio de la ley,
si tras la expedición o mantenimiento del acto (procesal o administrativo) subyace una violación
de algún derecho fundamental.
Como en la STC Exp. N° 0976-2001-AA/TC este Tribunal recordó, si en el Estado legal de de-
recho los derechos fundamentales valían en el ámbito de la ley, hoy, en el Estado constitucional,
las leyes valen en el ámbito de los derechos fundamentales. De modo que es una obligación ju-
dicial observar porque tal exigencia sea real y efectiva, y no una simple proclama retórica, des-
provista de consecuencias jurídicas.
28. No obstante, y pese a lo que se acaba de exponer, este Tribunal no se considera autorizado a ex-
pedir una sentencia de fondo en el presente caso, puesto que, según se desprende del escrito pre-
sentado por la recurrente al Juez Mixto de Huamanga, cuando se cometió el delito de tráfico
ilícito de drogas, el vehículo cuya incautación se cuestiona tenía registrado a un tercero como
propietario, el cual, entre tanto se realizaba el proceso penal, a su vez, transfirió a favor de la re-
currente la propiedad del vehículo.
Este hecho y, particularmente, la inexistencia de una resolución judicial en la que se dilucide si
el anterior propietario se encontraba (o no) comprendido en cualesquiera de los supuestos con-
templados en el artículo 66 del Decreto Ley Nº 22095, modificado por el artículo 6 del Decreto
Ley Nº 22926, impide que este Tribunal Constitucional pueda juzgar si la resolución cuestiona-
da mediante el presente amparo afectó el contenido constitucionalmente declarado del derecho
de propiedad, motivo por el cual, al desestimarse la pretensión, debe dejarse a salvo el derecho
de la recurrente para que lo haga valer conforme a ley.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que la Constitución Política del
Perú le confiere
HA RESUELTO
Declarar IMPROCEDENTE la demanda de amparo.
Publíquese y notifíquese.
SS.
ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN; GONZALES OJEDA; GARCÍA TOMA;
VERGARA GOTELLI; LANDA ARROYO
291
Colegiado determina reglas para
la procedencia del amparo
contra amparo
292
SENTENCIAS DE AMPARO
alguna al recurso interpuesto por el Gobierno Regional de La Libertad. De este modo, según argu-
menta, se habrían violado sus derechos a la tutela judicial efectiva, al debido proceso y de defensa.
2. Resolución de primer grado
Mediante Resolución de fecha 5 de enero de 2004, la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de La
Libertad rechazó liminarmente la demanda, tras considerar que en el presente caso resultaba de apli-
cación el artículo 10 de la Ley N° 25398, Ley Complementaria de la Ley de Amparo y Hábeas Cor-
pus, la misma que establece que las anomalías que pudieran presentarse dentro de un procedimiento
regular, deben resolverse al interior del mismo proceso, no siendo el proceso de amparo la vía ade-
cuada para dicho propósito.
3. Resolución de segundo grado
A fojas 38 del cuaderno de apelación, la Sala Constitucional y Social de la Corte Suprema confirmó
la apelada, tras considerar que no se había violado el derecho al debido proceso, ya que el deman-
dante había reconocido que la Sentencia cuestionada sí se pronunció sobre los puntos contenidos en
su recurso de apelación.
FUNDAMENTOS
§1. Precisión del petitorio de la demanda
1. El recurrente solicita, concretamente, que se deje sin efecto la sentencia de fecha 30 de junio de
2003, mediante la cual la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Trujillo declaró
fundada en parte una demanda de amparo contra el Gobierno Regional de La Libertad, ordenan-
do, en su parte resolutiva, que la emplazada cumpliera con reincorporar a don José Luis Castillo
Cava en el puesto de chofer de la Dirección Regional de Pesquería de La Libertad, tras consta-
tar que se habían vulnerado sus derechos al trabajo y al debido proceso. Se trata en consecuen-
cia, de un proceso de “amparo contra amparo” donde además existe una estimación parcial de la
pretensión por parte del Poder Judicial en segunda instancia.
2. De manera preliminar a la dilucidación de la presente controversia y tomando en consideración
que en el marco de la nueva regulación de los procesos constitucionales existe la necesidad de
delimitar los alcances del “amparo contra amparo”, este Colegiado considera pertinente, de con-
formidad con lo establecido en el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Consti-
tucional, esbozar criterios de observancia obligatoria, los que se precisan a continuación a partir
del caso planteado.
§2. Las reglas del “amparo contra amparo” antes de la entrada en vigencia del Código Proce-
sal Constitucional
3. En la sentencia recaída en el Expediente Nº 200-2002-AA/TC se establecieron cinco reglas para
restringir el uso del amparo como medio para cuestionar lo resuelto en otro proceso de amparo.
No se trataba en aquella ocasión de prohibir la procedencia de procesos constitucionales contra
procesos constitucionales sino de su aceptación, si bien sujeta a específicas situaciones. Así se
dijo que solo es posible admitir un “amparo contra amparo”:
a) Cuando la violación al debido proceso resulte manifiesta y esté probada de modo fehaciente
por el actor;
b) Cuando se hayan agotado todos los recursos al interior del proceso que se cuestiona y aque-
llos hayan resultado insuficientes para el propósito corrector;
c) Cuando lo solicitado no se encuentre relacionado con lo decidido sobre el fondo, puesto
que con el segundo amparo solo se puede poner en tela de juicio cuestiones estrictamente
formales;
293
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
d) Cuando el nuevo proceso de amparo no intenta revertir una sentencia definitiva estimatoria,
ya que de lo contrario se contravendría el principio de inmutabilidad de la cosa juzgada; y
e) Cuando se trate de resoluciones emitidas por el Poder Judicial, mas no de aquellas emanadas
del Tribunal Constitucional.
4. Toda vez que las reglas mencionadas fueron elaboradas por la jurisprudencia constitucional en
el marco de la legislación anterior a la vigencia del Código Procesal Constitucional, el Tribunal
Constitucional considera imperioso evaluar si las mismas reglas deben ser convalidadas en el
marco de la nueva legislación sobre los procesos constitucionales; o si, por el contrario, resulta
oportuno realizar un redimensionamiento del “amparo contra amparo” o, eventualmente, limitar
sus posibilidades a los extremos en que sea absolutamente necesario para restablecer el ejercicio
de los derechos fundamentales que hayan sido arbitrariamente violados en el trámite del proceso
judicial.
§3. Fundamento constitucional del “amparo contra amparo”
5. En principio conviene destacar que, conforme se desprende del artículo 5.6 del Código Procesal
Constitucional, en el marco de la regulación actual, ya no sería posible iniciar una demanda de
amparo para cuestionar “(...) una resolución firme recaída en otro proceso constitucional (...)”.
No obstante, este Colegiado ha establecido al respecto que “(...) la posibilidad del “amparo con-
tra amparo” tiene fuente constitucional directa en el segundo párrafo del artículo 200.2 de la
propia Constitución, donde se establece que el Amparo “(...) No procede contra normas lega-
les ni contra resoluciones judiciales emanadas de procedimiento regular”. A partir de esta con-
sideración, el Tribunal ha precisado que “(...) cuando el Código Procesal Constitucional se re-
fiere en su artículo 5, inciso 6), a la improcedencia de un proceso constitucional que cuestiona
una resolución judicial firme recaída en otro proceso constitucional, esta disposición restricti-
va debe entenderse referida a procesos donde se han respetado de modo escrupuloso el debido
proceso y la tutela procesal efectiva en sus distintas manifestaciones, conforme al artículo 4 del
mismo Código Procesal Constitucional(...)” (caso Municipalidad Provincial de San Pablo, Exp.
Nº 3846-2004-PA/TC).
§4. El “amparo contra amparo”: su naturaleza excepcional
6. Aceptada la tesis de la procedencia del “amparo contra amparo”, debe precisarse de inmediato
que ello solo es admisible de manera excepcional. Se debe tratar de una transgresión manifies-
ta del contenido constitucionalmente protegido de los derechos fundamentales, por acciones u
omisiones de los órganos judiciales que permitan al Tribunal Constitucional constatar fácilmente
que dichos actos u omisiones trascienden el ámbito de la legalidad y alcanzan relevancia consti-
tucional, de modo que su uso no puede habilitarse para cuestionar deficiencias procesales de na-
turaleza legal o, eventualmente, para suplir negligencias u omisiones en la defensa de alguna de
las partes. Se debe tratar, en consecuencia, de violaciones acreditadas fehacientemente a conse-
cuencia de la actuación de los órganos judiciales durante el trámite de un proceso constitucional
y que tengan directa vinculación con la decisión final de las instancias judiciales.
7. Dada la naturaleza excepcional de los procesos constitucionales el “amparo contra amparo” se
configura como una excepción dentro de la excepción, por lo que los jueces deben valorar la in-
tensidad de la afectación y el nivel de acreditación que se presente a efectos de no permitir que
cualquier alegación pueda merecer una nueva revisión de los procesos constitucionales. Este Co-
legiado considera pertinente dejar establecido que su uso excepcional solo podrá prosperar por
única vez y conforme a las reglas que se desarrollan más adelante. Varias son las razones de or-
den jurídico e institucional que respaldan esta tesis:
a) El principio de seguridad jurídica, indispensable para el goce y disfrute de los derechos y li-
bertades en el Estado democrático, en la medida en que permitir amparos sucesivos genera-
ría una permanente inestabilidad e inseguridad en los justiciables;
294
SENTENCIAS DE AMPARO
b) El principio de inmutabilidad de las decisiones judiciales, sobre todo cuando en los procesos
constitucionales se trata de restablecer situaciones producidas a consecuencia de afectacio-
nes a los derechos constitucionales;
c) El principio de oportunidad y eficacia de la protección de los derechos. Esto está, además, ín-
timamente vinculado a los principios de sumariedad o urgencia que caracteriza a los proce-
sos constitucionales, en la medida en que dejar abierta la posibilidad de amparos sucesivos,
terminaría por desnaturalizar el carácter mismo de los mecanismos destinados a proteger en
forma oportuna y eficaz los derechos más importantes en la sociedad democrática;
d) Finalmente y, en todo caso, quien considere que, después de haberse resuelto un proceso de
“amparo contra amparo”, persiste una situación de lesión a un derecho fundamental, puede
recurrir a los tribunales u organismos internacionales constituidos según tratados o conve-
nios de los que el Perú es parte, tal como lo dispone el artículo 205 de la Constitución y el
artículo 114 del Código Procesal Constitucional.
§5. Los supuestos procesales y sustanciales del “amparo contra amparo”
8. Una de las reglas que se estableció en el Expediente N° 200-2002-AA/TC, para la procedencia
del “amparo contra amparo”, señalaba que solo ha de proceder contra sentencias constituciona-
les definitivas, siempre que aquellas no tengan carácter favorable para la parte actora, ya que de
lo contrario se contravendría el principio de inmutabilidad de la cosa juzgada. Esta fue una regla
elaborada conforme a lo dispuesto en el artículo 8 de la Ley Nº 23506, que establecía que “la re-
solución final constituye cosa juzgada únicamente si es favorable al recurrente”.
9. Al respecto el Tribunal considera necesario adecuar esta regla a efectos de optimizar la defensa
del contenido constitucionalmente protegido de los derechos fundamentales que pudieran verse
afectados a consecuencia de la actuación de los órganos judiciales en un determinado proceso.
En efecto, la estimación de una pretensión en un proceso constitucional no puede llevar a supo-
ner, sin más, que en la tramitación de este haya desaparecido por completo cualquier posibilidad
de afectación a los derechos fundamentales, generándose de esta manera un ámbito exento de
control por parte del Tribunal Constitucional. En otras palabras, el “amparo contra amparo” no
debe habilitarse en función de que el fallo en el primer amparo sea estimatorio o desestimatorio,
sino en función de si puede acreditarse o no un agravio manifiesto a los derechos constituciona-
les a consecuencia de la actuación de los propios jueces constitucionales y cuya intensidad sea
tal que desnaturalice la propia tutela que deba prestarse a través de su actuación.
10. De este modo en principio es razonable que tratándose de una sentencia estimatoria de segun-
do grado, cuando se acredite que en la tramitación se haya producido una violación manifiesta a
un derecho constitucional, el “amparo contra amparo” resulta una opción válida a efectos de op-
timizar la defensa de los derechos fundamentales a través de los procesos constitucionales, sin
que su uso pueda suponer, paradójicamente, una nueva afectación. No obstante, conviene aquí
analizar si el “amparo contra amparo” es la única vía posible para el control constitucional de las
decisiones estimatorias de segundo grado que resulten lesivas de los derechos fundamentales o
que desconozcan la doctrina constitucional o, llegado el caso, los propios precedentes del Tribu-
nal Constitucional. El Tribunal abordará en los fundamentos siguientes los supuestos en los que
cabe un nuevo amparo, para luego y a partir de la interpretación del artículo 202.2 de la Cons-
titución explorar las posibilidades del propio recurso de agravio como mecanismo más efectivo
para el control de las decisiones estimatorias de segundo grado que son dictadas en desacato di-
recto a un precedente constitucional.
§5.1. Primer supuesto: sentencias estimatorias de segundo grado que afectan derechos
fundamentales
11. Conforme ha quedado establecido hasta este punto, en el trámite de los procesos constituciona-
les, las decisiones estimatorias de segundo grado pueden también, eventualmente, ser dictadas
295
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
con manifiesto agravio a algunos de los derechos constitucionales protegidos a través del proce-
so de amparo. En este caso, el hecho de que se haya dictado una sentencia de segundo grado es-
timando la pretensión contenida en la demanda de amparo, no la hace per se inimpugnable a tra-
vés de un nuevo proceso de amparo.
12. En consecuencia el primer supuesto en el que se plantea la necesidad de un nuevo proceso de
amparo es la invocación y consiguiente acreditación de un agravio manifiesto en el ámbito del
contenido constitucionalmente protegido de un derecho constitucional, producido en el trámite
de un proceso de amparo. Tal afectación debe ser de tal intensidad que desnaturalice la propia
decisión estimatoria, volviéndola inconstitucional y por tanto, carente de la condición de cosa
juzgada en la que formalmente se pueda amparar.
13. En este punto conviene precisar que conforme tiene establecido este Tribunal (Exp. N° 3179-
2004-AA/TC), la protección de los derechos fundamentales vía un nuevo proceso de amparo
no se agota en los aspectos formales, toda vez que el “amparo contra amparo” comparte el mis-
mo potencial reparador cuando se trata de la afectación de cualquier derecho fundamental; esto
es,“(...) comprender residualmente la protección de todos los derechos constitucionales no pro-
tegidos por los otros procesos de tutela de los derechos fundamentales (hábeas corpus y hábeas
data)”1. De este modo un proceso judicial resulta tanto irregular si viola el debido proceso formal
y la tutela judicial efectiva, como cuando penetra de forma arbitraria o irrazonable en el ámbito
constitucionalmente protegido de cualquier otro derecho fundamental.
14. Solo así los derechos fundamentales alcanzan verdadera eficacia normativa vertical, vinculando
a todos los poderes del Estado, incluidos los órganos del Poder Judicial. Esto además en el en-
tendido de que el ámbito de protección del proceso constitucional de amparo no se limita sola-
mente a la tutela del derecho al debido proceso, sino que se extiende de conformidad con el ar-
tículo 200.2 de la Constitución a todos aquellos derechos fundamentales que no son objeto de
tutela por el proceso constitucional de hábeas corpus y hábeas data. Nada justifica por tanto, que
el objeto de protección en el “amparo contra amparo” se reduzca solo a los aspectos formales del
debido proceso.
§5.2. Segundo supuesto: sentencias estimatorias que desconocen la doctrina constitucional
establecida en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional
15. Asimismo resulta razonable el uso de un segundo proceso constitucional para restablecer el or-
den jurídico constitucional y el ejercicio de los derechos fundamentales que pueda verse afecta-
do con una estimatoria de segundo grado, cuando las instancias judiciales actúan al margen de
la doctrina constitucional establecida en la jurisprudencia del Tribunal Constitucional. Por doc-
trina constitucional debe entenderse en este punto: a) las interpretaciones de la Constitución rea-
lizadas por este Colegiado, en el marco de su actuación a través de los procesos, sea de control
normativo o de tutela de los derechos fundamentales; b) las interpretaciones constitucionales de
la ley, realizadas en el marco de su labor de control de constitucionalidad. En este caso, confor-
me lo establece el artículo VI del Título preliminar del Código Procesal Constitucional, una ley
cuya constitucionalidad ha sido confirmada por el Tribunal, no puede ser inaplicada por los jue-
ces en ejercicio del control difuso, a menos, claro está, que el Tribunal solo se haya pronunciado
por su constitucionalidad formal; c) las proscripciones interpretativas, esto es las “anulaciones”
de determinado sentido interpretativo de la ley realizadas en aplicación del principio de interpre-
tación conforme a la Constitución. Se trata en este supuesto de las sentencias interpretativas, es
decir las que establecen que determinado sentido interpretativo de una disposición legislativa re-
sulta contrario a la Constitución, por lo que no debe ser usado por los jueces en el ejercicio de la
función jurisdiccional que les corresponde.
1 Fundamento jurídico N° 12
296
SENTENCIAS DE AMPARO
16. Todo lo anterior no excluye, en todo caso, que los jueces del Poder Judicial, que también son jue-
ces de la Constitución, en la medida en que deben aplicarla como norma suprema del Estado en
los casos que conocen, puedan también participar en esta labor de integración e interpretación en
aras de dar una mayor y más amplia protección a los derechos fundamentales. En cualquier caso,
las relaciones entre la interpretación del Tribunal Constitucional y la que realice el juez ordina-
rio deben orientarse, en estos casos, por el principio de mayor protección y más amplia cobertu-
ra que pueda brindar determinada interpretación en un caso concreto. De este modo, las decisio-
nes del Tribunal Constitucional alcanzan el máximo grado de vinculación cuando ofrecen una
mejor protección a los derechos en cuestión, mientras que, si es posible que en un caso concreto
la interpretación realizada por el Tribunal puede ser optimizada con la intervención de los jueces
del Poder Judicial, el grado de vinculación disminuye a efectos de incorporar la mejor interpre-
tación que objetivamente ponga de manifiesto la mayor protección que pueda brindar a un bien
constitucional determinado.
§5.3. Tercer supuesto: decisiones denegatorias de segundo grado que afectan derechos de ter-
ceros que no han intervenido en el proceso y del recurrente que no ha tenido ocasión de inter-
poner el respectivo recurso de agravio
17. Conforme se ha sostenido, uno de los argumentos que respaldan la posibilidad de interponer una
nueva demanda de amparo contra las resoluciones estimatorias de segundo grado, provenientes
de otro proceso de amparo, se sustenta en el mandato constitucional (arts. 201 y 202) que habi-
lita al Tribunal como contralor último de la Constitución y defensor “definitivo” de los derechos
fundamentales. Tales prerrogativas se concretan a través de un nuevo proceso de amparo siem-
pre que se observen los presupuestos constitucionales que para ello se establecen en la presente
sentencia.
18. No obstante, si bien es cierto que, tratándose de resoluciones desestimatorias siempre está abier-
ta la posibilidad de interponer un recurso de agravio constitucional (artículo 18 del Código Pro-
cesal Constitucional), permitiendo en estos casos que sea el Tribunal Constitucional quien se
pronuncie en última y definitiva instancia, también lo es que los terceros que resulten afectados
ilegítima y directamente por dichas resoluciones no tendrían tal posibilidad en la medida en que
su actuación como parte en el proceso haya sido denegada o simplemente no haya podido ser
acreditada por desconocimiento de dicho trámite judicial. En consecuencia, el “amparo contra
amparo” abre la posibilidad, en estos supuestos, de que las alegaciones de violación de derechos
puedan ser evaluadas en un nuevo proceso constitucional y, de este modo, se pueda acceder a un
pronunciamiento final y definitivo por parte del Supremo Intérprete y guardián de la Constitu-
ción y de los derechos fundamentales, si la pretensión es denegada en las instancias judiciales.
19. En este sentido el “amparo contra amparo” habilita al tercero afectado, cuya participación haya
sido rechazada en el primer amparo, o cuando, por desconocimiento probado, este no haya te-
nido ocasión de solicitar su intervención en el trámite del primer proceso. En estos supuestos,
dentro del plazo que establece el artículo 44 del Código Procesal Constitucional para el caso del
amparo contra resoluciones judiciales, el tercero afectado en el ejercicio de sus derechos funda-
mentales a consecuencia de la decisión desestimatoria, puede presentar un nuevo amparo cues-
tionando dicha decisión, siempre que esta no haya sido confirmada por el Tribunal Constitucio-
nal, tras haberse interpuesto el respectivo recurso de agravio constitucional.
20. Por ello se puede admitir un nuevo amparo frente a una resolución desestimatoria de segundo
grado en los siguientes supuestos: (1) el caso del tercero que no ha participado en el primer pro-
ceso, bien por no haber sido admitido como parte en el primer amparo, pese a contar con los
presupuestos procesales para ello, bien por desconocimiento del trámite al no habérsele notifi-
cado como correspondía en su calidad de litisconsorte necesario. En este supuesto, la decisión
desestimatoria de segundo grado le ha producido agravio sin que pueda ejercer su derecho de
defensa; y (2) el caso de quien, habiendo sido parte en el proceso, no ha podido interponer el re-
curso de agravio en su oportunidad, sea por no habérsele notificado oportunamente la sentencia
297
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
desestimatoria o porque, pese a haber sido notificado, no ha podido conocer de su contenido por
alguna imposibilidad material debidamente acreditada.
21. Hasta aquí el “amparo contra amparo” ha sido presentado como un medio excepcional que debe
admitirse por única vez con el propósito de que, tras el manto de la cosa juzgada o de la firme-
za de una decisión de segundo grado, no se cobijen violaciones más perjudiciales a los derechos
de alguna de las partes del proceso o, incluso de terceros, en los términos expuestos supra. Asi-
mismo, hemos señalado que procede también un nuevo amparo cuando mediante decisiones es-
timatorias se desconozca la doctrina constitucional de este Colegiado en su rol de defensa de la
supremacía constitucional y la tutela de los derechos fundamentales. Resta por analizar la forma
en que debe asumirse la defensa del orden constitucional o la restitución en el ejercicio de los
derechos fundamentales a consecuencia de una sentencia estimatoria de segundo grado que haya
sido dictada en desacato flagrante a un precedente constitucional establecido por este Colegiado
en su actuación como Tribunal de Precedentes, al amparo del artículo VII del Título Preliminar
del Código Procesal Constitucional.
§6. El recurso de agravio constitucional contra sentencias estimatorias de segundo grado que
violan el orden jurídico constitucional
22. La defensa de los derechos fundamentales así como del orden jurídico constitucional que corres-
ponde en última instancia al Tribunal Constitucional, requiere de mecanismos procesales efec-
tivos para que este actúe oportunamente en los procesos constitucionales. La autonomía proce-
sal de que se ha venido dotando este Colegiado a través de su propia jurisprudencia (Cfr. entre
otros: Exps. N°s 045-2004-AI/TC, 025-2005-AI/TC, Auto de admisibilidad), refleja la necesi-
dad de consolidar una serie de instrumentos y mecanismos procesales que permitan una mayor
protección de los derechos a través de los procesos constitucionales. A este respecto, conviene
ahora analizar si un nuevo proceso de amparo es un medio efectivo para controlar la posibilidad
de violación del orden jurídico constitucional que se haya producido a consecuencia de una de-
cisión estimatoria de segundo grado, dictada en abierto desacato a un precedente constitucional
vinculante expresado en los términos del artículo VII del Código Procesal Constitucional.
23. El Tribunal considera que, si bien hasta la fecha la jurisprudencia constitucional ha venido inter-
pretando que una decisión “denegatoria” es aquella que declara infundada o improcedente en se-
gundo grado un proceso constitucional, tal interpretación se venía realizando en un contexto en
el que no existía una disposición como la que ahora se recoge en el artículo VII del Título Preli-
minar del C.P.Const., que establece el carácter de precedente constitucional vinculante a deter-
minadas decisiones del Tribunal Constitucional, las que no pueden ser desconocidas bajo ningún
supuesto por el Poder Judicial, al disponer que su modificación o variación solo corresponde al
propio Tribunal.
24. Es en este contexto donde se aprecia con mayor claridad la necesidad de optimizar la defensa del
orden jurídico constitucional a través de los procesos constitucionales, en especial a través del
propio recurso de agravio constitucional de modo que una decisión estimatoria de segundo gra-
do, emitida en el marco de un proceso constitucional, no pueda convertir en “cosa juzgada” una
decisión judicial emitida en abierto desacato a un precedente constitucional vinculante de este
Colegiado, infringiéndose de este modo el propio carácter de norma suprema que corresponde a
la Constitución y cuya interpretación final está a cargo de este Colegiado.
25. El Tribunal considera que una decisión judicial emitida sin tomar en cuenta los precedentes vin-
culantes del Supremo Intérprete de la Constitución aplicables al caso, viola el orden constitu-
cional y debe ser controlado por este Colegiado a través del propio recurso de agravio, que debe
habilitarse en este supuesto como el medio procesal más eficaz e idóneo para restablecer la su-
premacía de la Constitución, alterada tras una decisión judicial estimatoria de segundo grado en
298
SENTENCIAS DE AMPARO
un proceso constitucional. Este Colegiado estima por tanto que debido a la naturaleza del agra-
vio y la objetividad de su constatación, en la medida en que los precedentes son reglas precisas
y claras que no admiten un juego interpretativo por parte de los jueces, relegar su control al trá-
mite de un nuevo proceso de amparo resultaría en el mejor de los casos inadecuado.
§6. El Recurso de Agravio Constitucional a favor del precedente
26. Si bien el artículo 202.2 de la Constitución establece que corresponde al Tribunal Constitucional
“conocer, en última y definitiva instancia, las resoluciones denegatorias de hábeas corpus, ampa-
ro, hábeas data y acción de cumplimiento”, una interpretación literal de dicha disposición puede
generar en el actual contexto de desarrollo de la justicia constitucional algunas distorsiones en la
interpretación y defensa de los derechos constitucionales que corresponde, en última instancia,
al Tribunal Constitucional conforme al artículo 201 de la Constitución y al artículo 1 de su pro-
pia Ley Orgánica (Ley N° 28301).
27. Como ya ha quedado establecido supra, una decisión judicial estimatoria de segundo grado en un
proceso constitucional afecta los derechos fundamentales y el propio orden jurídico constitucio-
nal cuando es emitida contra la expresa interpretación constitucional que haya realizado este Co-
legiado de los derechos fundamentales a través de su jurisprudencia, o también, como ya ha ocu-
rrido2 cuando es emitida en abierto desacato a un precedente constitucional vinculante. Respecto
de las afectaciones de los derechos fundamentales en general (incluido los terceros), así como
respecto del eventual desacato a las interpretaciones de este Colegiado contenidas en su doctrina
jurisprudencial, este Tribunal ha sostenido que debe habilitarse para ello la interposición por úni-
ca vez de un segundo amparo. Esto porque la invocación de tales vulneraciones requieren siem-
pre de un contencioso mínimo donde puedan acreditarse los alegatos escuchando al órgano ju-
dicial emplazado y permitiendo, al propio tiempo, una nueva evaluación de la decisión por parte
del propio Poder Judicial en sus dos instancias. Sin embargo, este Tribunal entiende que no es
necesario dicho trámite contradictorio cuando la alegación esté referida al desacato manifiesto y
claro a un precedente vinculante, establecido en tales términos por el propio Tribunal.
§6.1. Sobre la interpretación constitucional del término “denegatorio” del artículo 202.2 de la
Constitución
28. La concepción de la Constitución como norma jurídica vinculante trae consigo el carácter, tam-
bién vinculante, de su interpretación por parte del Tribunal. El problema de la interpretación
constitucional se configura de este modo como un problema relativo a la fuerza vinculante de
los contenidos de la Constitución. Dichos contenidos, es sabido, dada la naturaleza pluralista de
la sociedad democrática de la que intenta ser reflejo la Constitución, son en muchos casos ambi-
guos, indeterminados, vagos, abiertos. En suma, la interpretación constitucional es, en este sen-
tido, una labor de “concretización” y también de intermediación entre el momento constituyen-
te y el momento de aplicación de las disposiciones constitucionales. No hay interpretación fuera
del tiempo. El contexto y sus múltiples manifestaciones dan sentido y objetividad a la interpre-
tación, que es ante todo una actividad humana que partiendo del texto de la Constitución, debe
sin embargo ser capaz de incorporar otros elementos de la vida cultural, social y anímica del mo-
mento en que la sociedad, a través del proceso, solicita la “ejecución” de determinada cláusula
constitucional.
29. Como actividad racional la interpretación constitucional se orienta por una serie de métodos y
estrategias que deben coadyuvar a su corrección. Sobre el particular este Colegiado ha precisado
una serie de principios que deben permitir establecer los contenidos correctos de la Constitución,
2 Así por ejemplo, en el caso de la constitucionalidad de las Leyes N°s 25153 y 27796, existen varios pronunciamientos realizados
por el Tribunal Constitucional en las SSTC Exps. N°s 9165-2005-PA/TC, 4227-2005-PA/TC y 1436-2006-PA/TC; estas decisio-
nes han venido siendo desatendidas por las instancias judiciales, lo que ha generado pronunciamientos vía amparo para restable-
cer las violaciones producidas. Cfr. por todos la decisión de este Colegiado en el Expediente N° 04245-2006-AA/TC
299
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
300
SENTENCIAS DE AMPARO
4 HÄBERLE, Peter. “El Recurso de amparo en el sistema germano-federal de jurisdicción constitucional”. En: Domingo García
Belaunde y Francisco Fernández Segado (Coordinadores). La Jurisdicción Constitucional en Iberoamérica. Madrid, Dykinson,
1997, p. 257.
301
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Procesales afines “siempre que no contradigan los fines de los procesos constitucionales y los
ayuden a su mejor desarrollo”.
37. Cabe señalar que además de los argumentos aducidos, la posibilidad de habilitar vía interpreta-
ción constitucional el recurso de agravio en el caso de desacatos a los precedentes constitucio-
nales vinculantes establecidos por este Colegiado, concretados a través de una decisión judicial
estimatoria de segundo grado, se apoya en los siguientes fundamentos:
a) En primer lugar, la posición del Tribunal Constitucional como supremo intérprete y guardián
de la Constitución y de los derechos fundamentales. Una interpretación literal y restrictiva
del artículo 202.2 de la Constitución impediría que frente a un desacato a los precedentes
vinculantes del máximo intérprete constitucional este pueda intervenir a través del recurso
natural establecido con tal propósito, como es el recurso de agravio.
b) En segundo lugar, la defensa del principio de igualdad. Esto en la medida en que la interpre-
tación propuesta permite que la parte vencida pueda también, en igualdad de condiciones,
impugnar la decisión que podría eventualmente ser lesiva de sus derechos constitucionales y
que sin embargo de no aceptarse el recurso de agravio, tratándose de una estimatoria de se-
gundo grado, no tendría acceso a “la última y definitiva instancia”, ratione materiae que co-
rresponde al Tribunal Constitucional en los procesos constitucionales de tutela de derechos.
Tratándose de un proceso de amparo entre particulares, esta situación resulta especialmente
relevante puesto que una interpretación literal del artículo 202.2 solo permite acceso al de-
mandante vencedor en segunda instancia, mas nunca al emplazado, que puede ser vencido
arbitrariamente en segunda instancia, y además, desconociendo los precedentes del Tribunal
Constitucional.
c) En tercer lugar, la interpretación propuesta al no optar por un nuevo proceso para reivindicar
el carácter de intérprete supremo y Tribunal de Precedentes que ostenta este Colegiado (art. 1
de su Ley Orgánica y art. VII del C.P.Const.), ha optado por la vía más efectiva para la eje-
cución y vigencia de sus propios precedentes. El Tribunal actúa de este modo, como lo man-
da la propia Constitución (art. 201), en su calidad de máximo intérprete constitucional, con
autonomía e independencia para hacer cumplir sus precedentes como parte indispensable del
orden jurídico constitucional.
38. De este modo y en definitiva la actuación del Tribunal Constitucional, vía el recurso de agra-
vio, tiene por finalidad restablecer los principios de supremacía jurídica de la Constitución y de
respeto de los derechos fundamentales, los que se verían transgedidos si un juez desconoce, de
modo manifiesto, los precedentes vinculantes de este Colegiado que, conforme al artículo 1 de
su Ley Orgánica, es el Supremo Intérprete de la norma fundamental del Estado y de los derechos
fundamentales. Se trata en definitiva del recurso de agravio a favor de la protección y de la in-
terpretación constitucional de los derechos que realiza, en última y definitiva instancia, el Tribu-
nal Constitucional, de acuerdo con el artículo 202.2) de la Constitución, labor que se concreta de
manera objetiva en sus precedentes vinculantes.
§7. Las nuevas reglas del “amparo contra amparo”
39. Sentado lo anterior resulta necesario establecer las reglas procesales y sustantivas del precedente
vinculante para la procedencia, tanto del “amparo contra amparo” como también respecto del re-
curso de agravio constitucional a favor del precedente. Estas reglas deben ser interpretadas siem-
pre atendiendo a los principios constitucionales pro homine y pro actione, a fin de que el proce-
so constitucional cumpla su finalidad de tutelar la supremacía jurídica de la Constitución y los
derechos fundamentales.
A) Regla procesal: El Tribunal Constitucional de conformidad con el artículo 201 y 202.2 de la
Constitución así como de acuerdo con el artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal
Constitucional, tiene la facultad jurídica para establecer, a través de sus sentencias que adquieren
302
SENTENCIAS DE AMPARO
303
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
litisconsorte necesario, no haya sido notificado con la demanda. Asimismo lo podrá in-
terponer el interesado que, por razones probadas, se hubiera encontrado imposibilitado
de presentar el recurso de agravio constitucional oportunamente. En estos supuestos, será
indispensable que, en el primer proceso de amparo, no exista pronunciamiento del Tri-
bunal Constitucional a través del recurso de agravio constitucional, sin importar quién
lo haya interpuesto. Finalmente, conforme a lo señalado supra, solo se ha de admitir por
una única vez, sea que lo plantee el agraviado directamente o terceros.
(4) Juez competente.– A efectos de obtener un pronunciamiento de conformidad con el va-
lor superior justicia y con el derecho fundamental a un juez imparcial, el juez de primer
y segundo grado no deberá haber conocido la primera demanda de amparo.
§8. La reglas vinculantes del recurso de agravio a favor del precedente
40. A partir de lo desarrollado supra, este Colegiado procede a precisar las reglas aplicables para el
trámite del nuevo supuesto establecido a través de esta sentencia, para la procedencia del recur-
so de agravio tratándose de una sentencia estimatoria de segundo grado.
A) Regla procesal: El órgano judicial correspondiente deberá admitir de manera excepcional,
vía recurso de agravio constitucional, la revisión por parte de este Colegiado de una decisión
estimatoria de segundo grado cuando se pueda alegar, de manera irrefutable, que tal deci-
sión ha sido dictada sin tomar en cuenta un precedente constitucional vinculante emitido por
este Colegiado en el marco de las competencias que establece el artículo VII del C.P.Const.
En cualquier caso, el Tribunal tiene habilitada su competencia, ante la negativa del órga-
no judicial, a través del recurso de queja a que se contrae el artículo 19 del Código Procesal
Constitucional.
B) Regla sustancial: El recurso de agravio a favor del precedente tiene como finalidad restable-
cer la violación del orden jurídico constitucional producido a consecuencia de una sentencia
estimatoria de segundo grado en el trámite de un proceso constitucional. El recurso puede
ser interpuesto por la parte interesada o por un tercero afectado directamente y que no haya
participado del proceso, sea por no haber sido emplazado o porque, tras solicitar su incorpo-
ración, le haya sido denegada por el órgano judicial respectivo. El Tribunal resuelve en ins-
tancia final restableciendo el orden constitucional que haya resultado violado con la decisión
judicial y pronunciándose sobre el fondo de los derechos reclamados.
41. Por lo tanto las reglas desarrolladas en la presente sentencia y declaradas en el fallo como pre-
cedente vinculante, conforme al artículo VII del Título Preliminar del Código Procesal Consti-
tucional, deberán ser aplicadas por los jueces constitucionales, incluso a los procesos en trámite,
por mandato de la Segunda Disposición Final del mismo cuerpo normativo, una vez que la mis-
ma haya sido publicada conforme a Ley.
§10. Vigencia de las nuevas reglas y su aplicación al presente caso
42. En el presente caso la resolución judicial impugnada es precisamente una resolución estimatoria
en un proceso de amparo. Esto permite, en primer término, advertir que, conforme a las reglas
establecidas por este Tribunal en la sentencia del Expediente N° 200-2001-AA/TC, la demanda
debe ser declarada improcedente, debido a que, de acuerdo con una de las reglas establecidas en
dicha ejecutoria, no era posible cuestionar mediante un nuevo proceso de amparo una sentencia
estimatoria.
43. El Tribunal Constitucional considera no obstante que la aplicación de las nuevas reglas al pre-
sente caso no alterarán sustancialmente la respuesta que deba dar este Colegiado al caso plantea-
do, permitiendo, por otro lado, ingresar a analizar el fondo de la pretensión a fin de que se esta-
blezca como precedente vinculante, de conformidad con el artículo VII del Título Preliminar del
Código Procesal Constitucional.
304
SENTENCIAS DE AMPARO
44. Se aprecia de autos que si bien no se ha adjuntado al expediente las piezas procesales que per-
mitan establecer, de modo fehaciente, que el recurrente denunció en su oportunidad las presun-
tas violaciones de sus derechos constitucionales, dicha falencia puede suplirse en este caso, en
la medida en que según manifiesta dicha afectación habría ocurrido precisamente al tramitarse
la apelación, donde según menciona, “de manera totalmente irregular, arbitraria e ilícita, no se
da trámite al recurso de apelación que se interpuso, contra la sentencia, el Gobierno Regional de
la Libertad, corriendo en autos únicamente el recurso de apelación interpuesto por José Teutico
León Colonia, abogado de la Dirección Regional de Pesquería de La Libertad”.
45. La presunta afectación que reclama en este caso no se habría perpetrado en contra del recurrente de
este segundo proceso de amparo, sino, en el mejor de los casos, en contra del Gobierno Regional
de La Libertad, puesto que, según su propia afirmación, el recurrente no habría recibido respuesta
respecto de su recurso de apelación en el proceso de amparo cuestionado. Sin embargo, a fojas 3
del expediente obra la respuesta que da el órgano jurisdiccional a un pedido de nulidad de la Sen-
tencia del primer amparo, de donde se desprende que incluso el Gobierno Regional de La Libertad
habría formulado no solo un recurso de apelación sino que la mencionada resolución constituye la
respuesta a un pedido de nulidad del mencionado Gobierno Regional, rechazándolo por intentar
cuestionar la decisión de fondo de la sentencia. En consecuencia, no se aprecia violación alguna
del contenido constitucionalmente protegido de los derechos que invoca el recurrente.
Por estos fundamentos, el Tribunal Constitucional, con la autoridad que le confiere la Constitución
Política del Perú
HA RESUELTO
1. Declarar INFUNDADA la demanda de autos.
2. Establecer como precedente vinculante, conforme al artículo VII del Título Preliminar del Có-
digo Procesal Constitucional, los presupuestos para la procedencia del “amparo contra amparo”
expuestos en el fundamento N° 39, así como las reglas indicadas para la admisión del recurso de
agravio a favor del precedente a que se refiere el fundamento N° 40 de la presente sentencia.
Publíquese y notifíquese.
SS.
LANDA ARROYO; GONZALES OJEDA; ALVA ORLANDINI; BARDELLI LARTIRIGOYEN;
GARCÍA TOMA; VERGARA GOTELLI
305
Índice general
Presentación............................................................................................................................... 5
Introducción............................................................................................................................... 9
I. La vasta utilidad o inutilidad de las clasificaciones: un intermezzo reflexivo............... 10
II. Propuesta de clasificación de las tipologías de amparo................................................. 13
1. Según la materia....................................................................................................... 13
2. Por el acto lesivo que se impugna............................................................................ 17
3. Por la forma del acto lesivo que se impugna........................................................... 20
4. Por los efectos de la sentencia.................................................................................. 27
5. En función a la legitimidad procesal........................................................................ 32
Conclusiones.............................................................................................................................. 35
El arbitraje y el amparo
Mario Castillo Freyre / Rita Sabroso Minaya
Introducción............................................................................................................................... 37
I. El caso Proime - Enapu: Expediente Nº 04195-2006-PA/TC........................................ 40
II. El caso Codisa - Cofide: Expediente Nº 05311-2007-PA/TC........................................ 41
1. Sobre el agotamiento de la vía previa al amparo..................................................... 41
2. Sobre la valoración y calificación de los hechos y medios probatorios................... 43
3. Sobre la negociación previa al arbitraje................................................................... 44
III. El caso Crasa - RBC: Expediente Nº 02386-2008-PA/TC............................................. 45
IV. El caso Torres Arana - Marina Internacional Holding / Mía Meliá Inversiones Ameri-
canas: Expediente Nº 05923-2009-PA/TC..................................................................... 47
V. El caso Ivesur - Consejo Superior de Arbitraje de la Cámara de Comercio de Lima:
Expediente Nº 02851-2010-PA/TC................................................................................ 49
VI. El último precedente de observancia obligatoria: Expediente N° 00142-2011-PA/TC.... 52
Conclusiones.............................................................................................................................. 56
307
ÍNDICE GENERAL
Introducción............................................................................................................................... 57
I. La procedencia en el amparo previsional....................................................................... 59
1. Contenido constitucionalmente protegido del derecho a la pensión........................ 59
2. Sobre el agotamiento de la vía previa...................................................................... 62
3. De la inaplicación del plazo de prescripción........................................................... 63
II. La prueba en el amparo previsional............................................................................... 64
III. El pago de accesorios en el amparo previsional............................................................ 66
IV. El test para determinar el contenido constitucionalmente protegido de un derecho
conforme a la STC Exp. N° 02988-2013-PA/TC........................................................... 66
V. El precedente vinculante sobre emisión de sentencias interlocutorias denegatorias y
sus posibles alcances en el amparo previsional............................................................. 68
Conclusiones.............................................................................................................................. 69
Introducción............................................................................................................................... 71
I. Los derechos fundamentales en la relación de trabajo................................................... 72
II. Principales pronunciamientos expedidos por el Tribunal Constitucional peruano...... 74
1. Con relación al derecho al trabajo............................................................................ 74
2. Carácter residual del amparo laboral....................................................................... 76
3. Jornada de trabajo en el sector minero..................................................................... 78
4. Trabajadores de dirección y de confianza................................................................ 78
5. Cobro de los beneficios sociales e improcedencia del amparo................................ 79
6. Procedencia del amparo contra amparo laboral....................................................... 80
7. Secreto de las comunicaciones y uso de las nuevas tecnologías.............................. 81
8. Buena fe en la negociación colectiva....................................................................... 83
9. El derecho al plazo razonable en el proceso laboral................................................ 84
Conclusiones.............................................................................................................................. 86
Introducción............................................................................................................................... 87
I. El amparo contra el Estado o la Administración Pública............................................... 89
II. El amparo contra particulares........................................................................................ 93
308
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
Introducción............................................................................................................................... 103
I. Competencia funcional: ¿amparo de grado único?........................................................ 104
II. Ámbito material: ¿Todos los derechos?......................................................................... 108
III. Legitimación pasiva: sale uno y entra otro.................................................................... 112
IV. El plazo prescriptorio: inconsistente regulación............................................................ 115
Introducción............................................................................................................................... 117
I. La eficacia horizontal de los derechos fundamentales en las relaciones entre particu-
lares................................................................................................................................ 118
II. El proceso de amparo entre particulares........................................................................ 121
III. El desarrollo jurisprudencial del Tribunal Constitucional: los procedimientos disci-
plinarios en las personas jurídicas de Derecho Privado (asociaciones)......................... 125
1. Debido proceso inter privatos.................................................................................. 126
2. Derecho de defensa.................................................................................................. 128
3. Doble instancia......................................................................................................... 129
4 . Jurisdicción predeterminada por la ley.................................................................... 130
5. Libertad de no asociarse (derecho a desvincularse de la asociación)...................... 131
6. Control de constitucionalidad de las normas estatutarias privadas.......................... 132
Introducción............................................................................................................................... 135
I. Noción del proceso de amparo....................................................................................... 135
II. Naturaleza jurídica del proceso de amparo.................................................................... 137
III. Ámbito de protección..................................................................................................... 138
309
ÍNDICE GENERAL
Introducción............................................................................................................................... 149
I. Las partes de la sentencia de amparo y sus distintas aplicaciones................................. 150
1. Pronunciamiento declarativo, el cual admite dos variables..................................... 150
2. Pronunciamiento de condena: que es la consecuencia de haberse determinado la
violación del derecho constitucional, según el contenido previamente delimitado. 151
II. La sustracción de la materia y su relación con el contenido de la sentencia de amparo 152
III. La jurisprudencia del Tribunal Constitucional en torno a las sentencias de amparo y
hábeas corpus de tipo “innovativo”............................................................................... 155
1. El amparo innovativo como un modo de establecer una regla a partir del caso
concreto.................................................................................................................... 156
2. El amparo innovativo como vía para establecer un precedente vinculante............. 157
Conclusiones.............................................................................................................................. 160
ANEXO
Sentencias de amparo
►► TC Exp. Nº 01417-2005-PA/TC
S
Caso: Manuel Anicama. TC establece reglas para determinar el contenido constitu-
cionalmente protegido del derecho fundamental a la pensión....................................... 171
310
TIPOS DE AMPARO EN LA JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL
►► TC Exp. Nº 03362-2004-AA/TC
S
Caso: Prudenciano Estrada. Medios de comunicación deben presentar la rectificación
según sus propios lineamientos periodísticos ............................................................... 255
311