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Biblio 3W

REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y


CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98
Nº 317, 10 de octubre de 2001

TRABAJO INFORMAL EN AMÉRICA LATINA: EL COMERCIO


CALLEJERO

Susana Veleda da Silva


Universidade Federal do Rio Grande (Brasil)
Doctoranda en Geografía Humana, UAB

Palabras clave: trabajo informal / comercio callejero / economía informal /


América Latina.

Key-words: informal work / streetvending / informal economy / Latin


America.

El sector informal de la economía avanza de forma muy fuerte en los países


capitalistas. La noción de trabajo y economía informal cuyos estudios
empezaron en los años sesenta es retomada en los años noventa pues, al
contrario do que muchos estudiosos y estudiosas pensaban, este tipo de
actividad no solamente se amplió en número sino que también se manifestó
con diferentes matices, en los países capitalistas centrales (Mingione, 1988;
Gershuny, 1988; Carnoy, 2000).

Este artículo tiene como objetivo identificar los estudios sobre el comercio
callejero en América Latina, particularmente en Brasil, en los últimos veinte
años, poniendo el énfasis en la perspectiva geográfica.

El trabajo informal

En América Latina las actividades informales son una fuente importante de


empleo. En 1994, G. Rosenbluth escribe un excelente artículo en la Revista de
la CEPAL sobre la informalidad y la pobreza en América Latina; a partir de
aquí seguiremos sus hallazgos. El autor busca aportar elementos que
contribuyan a esclarecer si es efectivo que la pobreza proviene sólo del sector
informal, o en qué medida contribuye a ella el sector asalariado, y que
proporción de los trabajadores informales son pobres. Considera que los
integrantes del sector informal son: los trabajadores por cuenta propia y
familiares no remunerados; los trabajadores de una microempresa, definida
como una unidad de producción que emplea hasta cinco persona y los
trabajadores del empleo doméstico. El autor apunta que la informalidad
laboral es interpretada según diferentes concepciones teóricas: el enfoque
estructuralista, el enfoque neoliberal y el enfoque basado en nuevas formas de
organización del trabajo. Él inscribe su trabajo bajo el enfoque estructuralista.
Este enfoque explica el origen del sector informal y de su evolución por el
comportamiento del empleo, así que, el proceso productivo de América Latina
incorpora tecnología importada, generada de acuerdo a la constelación de
recursos del lugar de procedencia. Eso hace con que la tecnología utilizada
refleje la escasez relativa de los factores productivos de los países
desarrollados y los cambios en los productos consumidos en esos países, cuya
demanda se traslada a la región a través del consumo imitativo. La
incorporación tecnológica se da en un contexto estructural distinto, y dos
aspectos son resaltados: la alta desigualdad en la distribución del ingreso y el
acelerado crecimiento de la fuerza de trabajo. Las consecuencias son: una
generación de empleos insuficientes para absorber el alto crecimiento de la
fuerza de trabajo, y una estructura de precios inelástica a los cambios
ocurridos en el proceso económico por la incorporación de nueva tecnología.

El enfoque neoliberal atribuye el origen de la economía informal a la


intervención estatal en la economía en general y, de manera particular, a la
regulación que ejerce el Estado en el mercado laboral. En este marco, la
actuación del Estado impondría rigideces en la contratación y en los niveles de
remuneración de los trabajadores. Así que el juego de la oferta y de la
demanda estaría alterado, llevando las empresas a la informalidad para huir de
estas imposiciones estatales. Aquí, la definición de informalidad es muy
amplia y congrega actividades muy diversas tales como: los vendedores
ambulantes, los talleres artesanales manufactureros y de servicios, las
pequeñas empresas subcontratistas de servicios, los transportistas, el comercio
ilegal de todo tipo (incluido el contrabando), entre otros.

El enfoque basado en nuevas formas de organización del trabajo proviene de


los países desarrollados, y sustenta la tesis de que ha surgido una nueva
división del trabajo como respuesta a la crisis mundial, cuyas consecuencias
principales han sido la caída de la productividad y la inestabilidad de la
demanda. Así que las empresas, en el marco de la reestructuración del sistema
económico mundial, han buscado reducir sus costos fijos, y en especial los
salarios, mediante nuevas formas de organización del trabajo y de gestión de
la mano de obra, incluso el desarrollo de nuevas tecnologías ha permitido la
descentralización de los procesos y las relaciones de subcontratación en
régimen informal.
G. Rosenbluth (1994) sustenta la tesis estructuralista de que el nivel de
desarrollo económico, la modalidad y la dinámica económica son factores que
condicionan la situación del empleo y, por lo tanto, inciden en la magnitud y
condiciones de vida del sector informal. En este marco, hace una interesante
clasificación de los países latino americanos basada en datos de la División de
Estadística y Proyecciones de la Comisión Económica para América Latina y
el Caribe (CEPAL) y del Programa Regional del Empleo para América Latina
y el Caribe (PREALC). En dicha clasificación intervienen dos rasgos básicos:
el desarrollo de la estructura productiva y la apertura de la economía. De esta
forma, elabora y aplica dos índices: en el primero ordena los países según el
grado de desarrollo de su estructura productiva y en el segundo índice ordena
a los países según su articulación con el mercado. La clasificación de países
surge como resultado de la combinación de ambos índices. Además, considera
que las condiciones de vida del sector informal obedecen tanto a factores
económicos de carácter estructural como a aspectos sociopolíticos de carácter
coyuntural.

Según esta clasificación, Brasil está entre los países que presentan mayor nivel
de desarrollo y mayor influencia del sector financiero. En éste país, los
procesos de urbanización e industrialización empezaron antes que en otros de
América Latina, hecho que favoreció el surgimiento de movimientos sociales
organizados que ejercieron presión por reivindicaciones diversas no sólo sobre
los empresarios sino también sobre el Estado. Estas demandas fueron
atendidas en mayor o menor medida según el grado de desarrollo de las
fuerzas sociales y la índole del Estado, pero merece la pena decir que las
políticas sociales favorecieron a los segmentos urbanos donde se concentraba
la mayor parte de la población. Así que la industrialización y la
modernización han penetrado intensamente en áreas estratégicas, como la
producción de bienes de capital. La urbanización ha acompañado al desarrollo
económico sólo en las áreas geográficas donde la producción ha mostrado
mayor dinamismo. La consecuencia de estos hechos fue la producción de una
gran disparidad regional, así que hay áreas donde existe una intensa actividad
económica y social que ha cubierto segmentos significativos de la población y
otras que fueron postergadas en lo económico y social, generando bajo nivel
de vida y déficit de servicios básicos. De esta manera, en Brasil, la
composición social y los rasgos demográficos de los informales son muy
heterogéneos.

De hecho, Brasil tiene una estructura económica diversificada, en la cual el


capital financiero ha adquirido una presencia dominante, afectando a la
orientación de la producción y favoreciendo la concentración de los recursos,
que en muchas ocasiones genera condiciones monopólicas en el mercado. La
lógica financiera determina las modalidades de inversión y por lo tanto,
privilegia una rápida rotación de capital y el aumento de los niveles de capital
líquido y desarrolla actividades especulativas.
Según Rosenbluth (1994), la magnitud de la informalidad en países como
Brasil, se explica por las siguientes causas: 1) la incapacidad del sector
moderno para absorber en su totalidad la oferta de mano de obra, situación
que se agudiza en períodos de crisis, cuando no sólo se debilita ésta función
sino que se produce una expulsión de trabajadores; 2) la alta inestabilidad
ocupacional que generan algunas actividades promovidas por la modalidad de
desarrollo, y por último, 3) la existencia de espacios económicos no cubiertos
por la modernización, donde se dan condiciones favorables para desarrollar
actividades por cuenta propia, incluso superiores a las de muchos de los
trabajos asalariados.

Entre las conclusiones, el autor señala que la mayor parte de los pobres
pertenece al sector informal de la economía, pero, ello no significa que todos
los trabajadores informales sean pobres.

A partir de los años setenta, en Brasil, el sector informal de la economía es


estudiado, por algunos autores, desde la llamada teoría de la dependencia.
Para Lúcio Kowarick (1977) ésta teoría permite el estudio de las sociedades
periféricas de una forma global y interpreta el desarrollo o el subdesarrollo
como un proceso histórico y social. Para este autor, la expansión del
capitalismo no es solamente sinónimo de formas modernas de producción, al
contrario, ésta expansión crea "nuevas" formas de producción tradicionales.
Según Oliveira (1972) el modelo brasileño de acumulación tiene su
especificidad particular, es decir, reproduce y crea una periferia donde
predominan formas no capitalistas de relaciones de producción que sustentan
el crecimiento de los sectores capitalistas y garantizan las estructuras de
dominación y reproducción del sistema.

El énfasis en la teoría da dependencia se apoya en el concepto de la


marginalidad. Éste concepto antes referido a una situación de exclusión
cualquiera, es ampliado por Kowarick y se refiere a grupos sociales o patrones
productivos que se reproducen de manera dependiente a las leyes del
capitalismo industrial.

Los trabajos de autores como Oliveira (1972), Kowarick (1977), Hoffmann


(1977) y Oliven (1980) son hoy considerados estudios clásicos sobre el tema
del sector y del trabajo informal en Brasil desde el punto de vista
estructuralista. De hecho, enseñaron que las actividades no capitalistas, o sea
el sector informal, está relacionado con el sector formal y rellena los agujeros
abiertos por el modo de producción capitalista y, por lo tanto, está
subordinado a sus leyes de acumulación.

En el momento presente, los datos son muy contundentes y demuestran la


importancia de hacer estudios sobre los sectores informales de la economía de
una forma muy amplia y que considere todas las aportaciones teóricas y
empíricas. Así que en 1979, había 43 por ciento de trabajadores/as informales
en la población económicamente activa urbana; en 1990, 46 por ciento
(CEPAL) y en el año 2000, un 60 por ciento (Instituto Brasileiro de Geografia
e Estatística / IBGE y Centro de Políticas Sociais da Fundação Getúlio
Vargas).

Los trabajadores o las trabajadoras informales ya son 41 millones de personas


en todo el país y representan un rasgo tan importante cuanto el problema del
desempleo. Ellos son los empleados y empleadas sin "carteira assinada"(1) o
los y las que trabajan por cuenta propia, los hombres y mujeres que no
contribuyen con la seguridad social y están totalmente desprotegidos en la
legislación social y laboral(2).

La sociedad civil también se preocupa con la ampliación de ese sector y en


1998 tres ONG (organizaciones no gubernamentales) brasileñas(3) realizaron
un encuentro que asociado a la academia(4) generó un libro, que trata de la
viabilidad económica del sector informal (Correia, et al.,1998). Éste libro
contiene artículos de varios economistas brasileños, quienes en una
perspectiva muy amplia, abordan las posibilidades del sector informal en el
país. A lo largo de este trabajo volveremos a los artículos contenidos en este
libro para clarificar muchas de las consideraciones empíricas que
investigamos. A continuación aportaremos algunos puntos importantes para
nuestro análisis que fueron debatidos en este seminario.

Montagner (1998) estudia la informalidad y el ajuste en la ocupación en los


años noventa en la región metropolitana de São Paulo. Apunta que las
transformaciones en curso en el patrón productivo y de competencia
adoptados a partir de los años noventa, alteraron el mercado de trabajo
brasileño y redujeron los empleos formales en las grandes empresas. Hecho
que según la autora debe ser estudiado a través de las diferentes formas de
inserción que la población económicamente activa encuentra para continuar
trabajando. Aboga por ello que los estudios deben considerar no sólo los
aspectos relativos a los puestos de trabajo, sino también los atributos relativos
al individuo, como: sexo, edad, escolaridad, para avaluar el proceso y la
cualidad de los puestos generados.

La autora observa el aumento de la participación de las mujeres en el sector


formal y informal en la región metropolitana de São Paulo, pero señala que la
heterogeneidad de esta inserción, fue acompañada por debilidades y
precariedades que llegaron hasta sectores que todavía estaban preservados.

E. Pires (1998) aborda cuestiones muy interesantes sobre la dinámica y la


regulación socioeconómica de la actividad informal. Así que discute lo que
garantiza la reproducción de las actividades del sector informal y cuál es el
tipo de sociabilidad que aparece en la reproducción específica de este
segmento que lo diferencia de los otros grupos en el mercado de trabajo. Para
tanto, discute las características generales del trabajo informal, la lógica de la
formación de los rendimientos en éste sector y las relaciones entre el trabajo
informal, el Estado y la ideología. Al final plantea la pregunta: ¿para qué y a
quién sirve el trabajo informal?

El autor apunta las siguientes características del trabajo informal relativas al


tiempo, al lugar y al sector de la economía: a) el tiempo de permanencia de las
personas en el sector es muy grande; b) las personas realizan las actividades
informales en su mayoría en los domicilios propios o de otros; c) 80 por ciento
de las personas que trabajan en sitios públicos son informales; d) la gran
mayoría trabaja en la prestación de servicios, en el comercio y en la
construcción civil.

Refuta las ideas de los años setenta en que consideraban el trabajo informal
como un sector marginal, autónomo, de fácil entrada, para apoyar las ideas de
los años ochenta, período en que el trabajador informal ya aparece como uno
que a veces no se identifica con la pobreza y la marginalidad.

Este autor es el único que trata del comercio informal de manera más
especifica, y lo hace cuando aborda la formación de los rendimientos. Apunta
una cuestión crucial para los camelôs, pues argumenta que la incertidumbre en
los rendimientos depende de la ubicación del negocio, de la clientela, de la
competencia entre ellos. De hecho, los camelôs necesitan garantizar su propia
demanda, de donde concluye la importancia del lugar para éste tipo de
negocio. Así que retomaremos estas ideas en otras ocasiones.

Hernando de Souto (1986) afirma que todo el crecimiento del sector informal
es fruto exclusivo de una legislación dura e inflexible, pero Pires (1998),
cuando aborda la participación de Estado argumenta que hemos de considerar
también las relaciones de conflicto y las demandas por los derechos
ciudadanos que producen movimientos importantes por parte de los
trabajadores informales que desean garantizar sus derechos de uso y
ocupación en los espacios públicos.

Araújo (1998) al buscar soluciones y políticas para los pequeños negocios,


plantea la idea de que es necesario garantizar estudios sobre qué sectores
informales presentan viabilidad económica y, por lo tanto, deben ser
estimulados. En su opinión, debemos reducir el carácter ilegal de la
informalidad; pues la heterogeneidad del sector informal no admite categorías
analíticas sólidas y, por lo tanto, debemos tener muy claro cuáles son las
actividades informales que queremos apoyar y estimular y cuáles son capaces
de competir y resistir.
Aporta también la idea de que no hay pruebas empíricas de que el sector
informal genere ocupaciones que compensen el desempleo en el sector formal.
El autor rechaza la idea planteada comúnmente de que un crecimiento de la
economía, reduce el desempleo y, por lo tanto, reduce el sector informal, pues
una parte de la demanda global es atendida por la producción informal, que
puede crecer con la expansión de la economía como un todo.

Barros (1998) no tiene dudas cuanto al papel del sector informal, hoy en día
en Brasil, en la generación de empleos, pero no considera éste hecho como
una anomalía del sector informal(5), para él, las pequeñas empresas informales
que abundan en el llamado tercer mundo son empresas que generan servicios
y productos como otra cualquiera. Así que detecta dos tipos de sector
informal: uno es el subempleo y por lo tanto es precario, pero representa
menos de 20 por ciento en el total y el otro es el 80 por ciento que es sector
estable, es un segmento competitivo y la mayoría de los que están en ello no
quieren ir para el sector formal pues ganarían menos. Según Barros, este
sector funciona dentro de los moldes capitalistas y solo sobreviven porque son
competitivos y prestan servicios que satisface una demanda.

Argumenta que la primera causa de la viabilidad del sector informal, en


Brasil, es la existencia de salarios muy bajos; o sea, el sector informal es un
fenómeno generado por la pobreza, por los bajos salarios que son generados
por tres factores: la baja productividad, una estructura de clase muy perversa y
la dominación política de una elite que evita una distribución de la renta. Así
que según Barros, el sector informal es producto de la pobreza y la pobreza es
producto de una lucha política, de una exclusión, de un Estado apropiado por
una elite que oprime su población por sus raíces esclavistas (1998:51). En este
marco, aporta una idea diferente de Araújo (1998), pues para Barros cuando
aumentan los salarios el sector informal baja. El desempleo es para él un
factor de corto plazo en la promoción del sector informal, sólo una pequeña
parcela de este sector proviene de la mano de obra excedente. Además, para
llegar al sector informal el trabajador también tiene que aprender, este sector
exige, como cualquiera otro, un adiestramiento. Finaliza con la confianza de
que el sector informal solo desaparecerá en Brasil a largo plazo, con el
desarrollo económico y con el aumento de los salarios. Para él, la gran política
en éste país es disminuir las desigualdades sea a través del salario o a través
de la educación.

En definitiva, a partir dos años ochenta en Brasil, dos factores caminan juntos
y ambos conducen al desempleo, uno, el factor estructural de la
reestructuración productiva, y otro, o el factor coyuntural de la recesión
económica (Kraychete, 1998). Las innovaciones tecnológicas disminuyeron
los puestos de trabajo que no volverán incluso con una mejora de la economía;
o sea, que las ideas clásicas que afirmaban que el desarrollo en los moldes
capitalistas de producción llevarían al pleno empleo, estable y asalariado han
sido desmentidas. Merece la pena apuntar los hechos relacionados al trabajo
que ocurrieron a partir de los ochenta en Brasil, según Kraychete:

a) reducción del empleo en el sector industrial acompañada del crecimiento de


las formas de trabajo precarias;

b) el sector terciario ya no absorbe, como antes, la mano de obra desempleada


por la industria y cuando la absorbe presenta también condiciones precarias,
con ocupaciones inestables y mal remuneradas;

c) el aumento de la distancia entre los trabajadores permanentes y aquellos de


los sectores precarios, con reducción del poder de los sindicatos;

d) el crecimiento del sector informal ya no puede ser explicado solo como un


subproducto de un período de crisis que pueda ser superado con el desarrollo
económico.

Ante estas transformaciones en el mundo del trabajo dos corrientes teóricas


proponen soluciones para este fenómeno. Una es la que el autor llama
de "liberal-modernizante" y propone que los y las trabajadores informales se
transformen en empresarios y empresarias, en pequeños empresarios y
empresarias individuales, y a través de la competencia los y las más aptas van
sobrevivir. La otra, que yo comparto, es una visión crítica de los postulados
económicos hegemónicos, y trata de conceptos como: economía popular o
mercado popular y solidario. Esta economía se alimenta de muchas
actividades realizadas de forma individual, familiar o asociativa e involucra
un flujo intenso de producción y cambio de bienes y servicios. La llamada
economía de los sectores populares es una acción de frontera, generadora de
nuevas formas de producción y de sociabilidades, es una forma de resistencia
a los modelos económicos estructuralmente excluyentes.

El comercio callejero en América Latina

Desde los años sesenta, el comercio callejero es una actividad presente en las
calles y plazas de las ciudades latinoamericanas. Este tipo de actividad, como
vimos en el apartado anterior, forma parte de las llamadas actividades
informales de la economía y en el contexto latinoamericano, tiene un papel
muy importante en el conjunto de las actividades económicas y sociales, pues
absorbe una gran parte de los y las trabajadoras urbanos y, además, estos
trabajadores y trabajadoras, al utilizar espacios públicos para ejercer sus
actividades, son responsables de transformaciones en los espacios urbanos.
Aún así, no es un fenómeno social muy estudiado. En este artículo
presentamos algunos trabajos que tratan del tema del comercio callejero que
se da en Bolivia, Perú, Venezuela y Brasil.
Los vendedores y vendedoras ambulantes en Bolivia

Desde una perspectiva económica, Gutiérrez (1992/1993) estudia el comercio


ambulante que se da en el Mercado "La Ramada", en la ciudad de Santa Cruz
(Bolivia). La autora se opone a las tesis neoliberales(6). Tales tesis, entienden
que los trabajadores "optan" por la actividad informal, particularmente el
comercio callejero, para huir de los excesos reglamentarios de los gobiernos
en sus políticas económicas, para mejorar sus rendimientos y ascender
socialmente. Dentro de ésta óptica racionalista, la "opción" se produce a partir
de objetivos de maximizar los beneficios y minimizar los costos. Así que, para
los que defienden esta tesis, el principal problema de estos trabajadores es la
cuestión de la ilegalidad. Para ellos, superada esta cuestión, habría plenas
condiciones de progreso para estos trabajadores en dicha actividad, pues
permitiría el acceso a los créditos bancarios.

La investigadora concluye, a partir de este estudio, que no es así. En realidad,


la concesión de créditos bancarios está ligada a posesión de bienes
inmobiliarios - que sirven de garantía para la obtención de empréstitos - y no a
los aspectos legales de la actividad del vendedor ambulante. Además, para
ella, los vendedores ambulantes de "La Ramada" no son tan ilegales, pues
pagan una cantidad al Ayuntamiento para ejercer sus actividades en el
Mercado. Por eso, aboga que las medidas de apoyo al sector deben tener en
cuenta la capacitación técnica de esta mano de obra, de manera que pueda
competir por empleos estables en el sector formal de la economía o que
puedan tener su propio negocio. Además, advierte que los gobiernos deben
ofrecer condiciones de infraestructura básica en términos de sanidad, salud,
educación, escuelas y guarderías para que estos trabajadores vean mejoradas
sus precarias condiciones de vida.

En esta investigación Gutiérrez utiliza como metodología, cuestionarios


estructurados y cerrados y les aplica un tratamiento estadístico. A través de
ellos, identifica que los factores que contribuyeron al aumento del comercio
ambulante en el sector informal fueron básicamente originados en la crisis
económica sufrida por el país a partir de los años ochenta, que conduce al
desempleo y a un desfase salarial. Pero también analiza las diferencias de
ingreso a esta actividad, según el sexo, y concluye que los hombres ingresaron
en ella por falta de otras oportunidades y por la facilidad de ingreso en esta
actividad, y las mujeres, por necesidad de complementar la renta familiar y
por la facilidad de compaginar las funciones de madre con el trabajo en el
mercado. Además, muchas mujeres ya tenían experiencias anteriores en esta
área. Pero la autora señala que la necesidad de complementar el presupuesto
doméstico aumenta en los períodos de crisis. Así que para Gutiérrez la gente
es empujada a este sector por falta de alternativas que garanticen su
supervivencia. En relación a las condiciones que garantizan el mantenimiento
en el sector, la autora considera que depende de las características sociales y
culturales de los comerciantes, así que los trabajadores que logran más éxito
en los rendimientos trabajaron en empresas anteriormente, invirtieron más
recursos financieros en el comercio y tienen un mayor nivel de escolaridad.

Los vendedores y vendedoras ambulantes en Perú

Hays-Mitchell (1993/1994) estudia las relaciones entre los llamados


comerciantes informales en Perú y los contextos institucionales, económicos y
sociales. Argumenta que la informalidad en Perú debe ser contextualizada
como un proceso que tiene raíces históricas y culturales, que a la vez,
interacciona de una forma dinámica con los hechos contemporáneos, operando
a escala local, nacional e internacional. De hecho, los y las ambulantes de
Perú están funcionalmente interrelacionados con los procesos institucionales,
sociales y económicos. La autora, al examinar las dimensiones espaciales del
comercio informal, documenta y analiza los patrones de localización y las
preferencias de los y las vendedoras callejeros y las imposiciones hechas por
los gobiernos municipales con referencia a estos lugares.

La autora constata que la venta callejera es la más visible de las formas de


cambio informal y es una de las primeras actividades económicas
documentadas en la América Andina colonial. Estos ambulantes representan
25 por ciento de la población económicamente activa en las ciudades de
medio porte. La mayoría son fijos y están situados en los espacios públicos
con gran flujo de peatones, hecho que genera un constante conflicto entre
ellos y los otros elementos de la población urbana. Venden principalmente
animales vivos, comidas crudas y cocidas, manufacturas (ropas y zapatos
artesanales o hechos en fábricas), libros, discos, periódicos y materiales
reciclados; también ofrecen prestaciones de servicios (llavero, fotógrafo) y
presentaciones de teatro callejero. Las mujeres representan el 59 por ciento de
los ambulantes y venden productos que necesitan poca inversión, como
comida y artesanías; los hombres venden productos que necesitan mayores
inversiones, como los manufacturados. En este punto la autora constata que la
actividad de ambulante, para estas mujeres, es una extensión de sus
actividades domésticas, pero no avanza en las explicaciones del por qué y no
trabaja las relaciones de género implicadas en este contexto. Ya en un
interesante artículo publicado en 1995, la autora analizó la lucha colectiva de
las vendedoras informales en Perú como un desafío para las políticas de
trabajo del Estado peruano y añade cuestiones de supervivencia familiar y
reproducción social; constata que en esta lucha por el cambio social las
mujeres tienen un papel fundamental.

Aunque su enfoque sea económica y racional(7), su trabajo ayuda a la


construcción de algunas generalizaciones útiles sobre el comportamiento
espacial de los y las vendedoras callejeros en las ciudades latinoamericanas y
las actuaciones institucionales que su presencia, en los espacios públicos,
genera.

El "mercado de calle" en Venezuela

Los mercados callejeros en la ciudad de Caracas son estudiados desde una


perspectiva económica por A. A. Aponte (1994). Para la autora, el "mercado
de calle" en Caracas no tiene un carácter de informalidad y desorganización;
al contrario, sus vendedores y vendedoras tienen una estructura que les
permite "defender sus derechos y los espacios ganados" y se ubican en puntos
que garantizan la presencia del comprador. Además, éste mercado, funciona
como un centro de distribución de productos que genera toda una dinámica, al
tomar en cuenta las redes y los circuitos de acumulación. Así que, para la
autora, es muy importante que la geografía estudie este comercio, pues
entiende que las actividades realizadas por los y las vendedoras ambulantes
son "formas de producción" de gran significación en los centros urbanos de
Venezuela, no solo por la dinámica que ellas generan, sino también, por ser
claves en la explicación de los procesos sociales y espaciales del país.

El comercio callejero en Brasil

Se consideramos el aumento de los trabajadores y trabajadoras informales en


las ciudades brasileñas, en los últimos treinta años, particularmente de los
vendedores y vendedoras ambulantes, podemos concluir que aún son muy
pocos los estudios hechos en Brasil en este tema. Además, los estudios hechos
abordan determinadas cuestiones, como veremos a continuación, pero todavía
nos quedan muchos otros interrogantes sobre el tema, pues este fenómeno
social presenta múltiples facetas y, por lo tanto, permite múltiples enfoques.

En este sentido, uno de los primeros trabajos sobre el tema posee un enfoque
cultural. Se trata de M. R. Lubatti (1983), quien hace un análisis de las
características profesionales de los vendedores ambulantes; para la autora,
éstos vendedores viven en función de la cultura espontánea, o sea, el folclore.
Así que, a través de entrevistas y observaciones Lubatti investiga los parques,
las calles, las estaciones de metro y autobuses, las ferias libres y artesanales de
la ciudad de São Paulo y presenta una visión idílica de éstos trabajadores, que
según ella intentan superar las dificultades que la gran ciudad les impone. Los
ambulantes investigados venden productos alimenticios, flores o hierbas
medicinales, artesanías, juguetes, redes y, además, ofrecen servicios diversos
como fotógrafos, limpiabotas, afilador de cuchillos, entre otros.

E. G. Costa, en 1989, recupera la figura del mercader medieval para analizar y


interpretar el comercio ambulante en la ciudad de São Paulo. Pero lo hace a
través del análisis del espacio de la ciudad y las modificaciones que se dan en
este espacio cuando los vendedores ambulantes se instalan en él. Así que
investiga diferentes espacios de la ciudad(8) elegidos por las y los ambulantes
y los interpreta como "espacios burbujas"(9). Éstos son espacios que surgen
momentáneamente y con la misma velocidad pueden desaparecer y tienen
como agentes dinamizadores a las y los ambulantes. Son espacios que surgen
en función de algún evento y que, para Costa, están cargados de
interpretaciones materiales y ideológicas. En este trabajo, las y los vendedores
ambulantes son considerados aquellos mercaderes que deambulan por la
ciudad en búsqueda de nuevos espacios donde pueden vender sus mercancías
y, en este sentido, son cargados de simbolismos que los convierte en personas
que elaboran sus propias reglas y de esta forma imponen y redefinen nuevos
espacios urbanos.

En 1993, Bernard Sorj, en un corto artículo, hace una crítica a las y los
investigadores sociales quienes, en su opinión, no dedicaron hasta el
momento, un estudio más sistemático sobre las y los vendedores ambulantes.
Así que, aunque estos vendedores presenten una gran visibilidad social, son
todavía, invisibles para la sociología. La autora hace referencia a los
vendedores ambulantes de la ciudad del Rio de Janeiro y considera que esta
actividad es muy atrayente para la gente, pues ofrece una expectativa de
ascenso social diferente de las condiciones del asalariado, ya que permite
autonomía, ganancias diarias, mayor rendimientos y flexibilidad de los
horarios. Así que, en esto trabajo, la autora aporta que debemos estudiar a las
y los vendedores ambulantes bajo una nueva visión, ya que ellos no
representan más la visión construida en los años setenta por lo sentido común
o por los estudios sociológicos.

En este sentido, la geógrafa N. Schaffer (1994) estudia el comercio callejero


en Uruguaiana, una ciudad ubicada en la frontera sudoeste de Brasil con
Argentina, desde una perspectiva que contempla los nuevos aspectos que
cambian las características más tradicionales de esta actividad y su papel en la
organización de los espacios centrales de las ciudades. En este marco, la
autora considera relevante los siguientes puntos: el aumento del número
de camelôs en relación con la población trabajadora; el aumento del número
de los que venden productos electrónicos provenientes del Paraguay con
relación a los que venden artesanías, comidas o flores; las complejas
relaciones entre la industria, el comercio formal e informal y las redes de
abastecimiento, incluso con conexiones internacionales; la fluidez espacial y
la agilidad del desplazamiento territorial; la diversidad y la inconsistencia del
poder público municipal al mediar en estas cuestiones y, por último, la
resistencia que esta forma de ocupación representa ante la falta de empleos
formales y las dificultades impuestas por el Estado y las regulaciones del
trabajo a que están sometidos determinados sectores de la población urbana.
Las aportaciones hechas por Schaffer permiten hacer comparaciones y
generalizaciones sobre los vendedores y las vendedoras ambulantes en las
ciudades del sur de Brasil con referencia a sus características y sus relaciones
sociales, económicas y espaciales.

Eustógio W. Dantas (1995) investiga en su disertación de maestría en


geografía humana, el comercio ambulante en el centro de Fortaleza entre los
años 1975 hasta 1995. En este trabajo, el autor, aborda las cuestiones relativas
a la apropiación por el comercio ambulante, del espacio público en el centro
de la ciudad. O sea, a través del análisis de la ciudad y su relación con el
Estado, estudia los vendedores ambulantes, los cuales considera como
resultantes de las leyes del desarrollo desigual del capital en los países
subdesarrollados. Así que articula tres niveles de comprensión: económico,
cultural e ideológico; la ciudad en lo urbano y la articulación entre el Estado y
el espacio. Para ello, recurre a las aportaciones sobre espacio de Henri
Lefebvre(10).

Podríamos, a partir de aquí, concluir que el comercio callejero presenta


múltiples facetas y que las investigaciones hechas hasta ahora no agotan sus
estudios; al contrario, indican que hay caminos que aún no fueron tratados.
Por lo tanto, estudiar las y loscamelôs desde una perspectiva de género y
además, hacer hincapié en sus relaciones con los lugares, dentro de la nueva
geografía del comercio, es un reto importante para los geógrafos y las
geógrafos, y sin duda es un avance en los estudios del comercio informal en
general.

Notas:

1. Carnet de trabajo que tienen los trabajadores y las trabajadoras en el sector formal.
2. Revista Veja, 18 de Octubre de 2000, p. 130-131.
3.Movimento de Organização Comunitária (MOC), Bahia; Centro de Ação Comunitária (CEDAC), Rio
de Janeiro y Centro de Estudos e Ação Social Urbano (CEAS URBANO), Pernambuco.
4. Faculdades Integradas do Recife (FIR), Recife, Pernambuco.
5. El autor rechaza las opiniones de algunos y algunas expertos del primer mundo, quienes consideran el
sector informal como un sector anómalo.
6. Según la autora estas tesis son ampliamente utilizadas por los políticos y los dirigentes comerciales de
Santa Cruz.
7. Enfoque teórico basada en la opción racional, en que los individuos optan por maximizar el acceso a
los clientes y minimizar sus costos.
8. Los espacios investigados fueron: Estadio del Morumbi, estaciones de metro y autobuses, parques,
plazas, calles, iglesias, hospitales, zoológicos.
9. En el original: espaços bolhas (Costa, 1989: 1)
10. El autor utiliza, entre otros, el libro La production de l`Espace. Paris: Anthropos, 1986.

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