Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
4.1.1.- Contexto
Constituye con toda probabilidad el primer escrito del Nuevo Testamento hacia el
año 50 (o 51), escrito y enviado desde Corinto. La datación del escrito sigue los
siguientes indicios:
Es casi seguro que Pablo se sirvió de Silas y Timoteo como amanuenses (1,1;
3,2.6).
4.1.2.- Estilo
Tesalónica fue evangelizada por Pablo hacia el 49. Probablemente se detuvo allí al
menos 6 meses, comprendido el invierno sucesivo al viaje marítimo anterior (cf. Hch
16,11 de Tróade a Neápolis, puerto cercano a Filipos). Con todo, el relato de Hch 17,1-
10 supone un tiempo mucho más breve, predicación de tres sábados consecutivos (v.2).
Algunos exégetas se apegan a estos datos, sin tomar en cuenta el género literario del
relato. La narración refleja el modo cómo Hch cuenta la evangelización paulina que
reúne generalmente los siguientes elementos, aunque no siempre en el mismo orden:
primero va a la sinagoga y anuncia la verdad de Jesucristo (vv.1-3); luego, es rechazado
por los judíos (vv.5-9), aunque obtiene unas buenas conversiones entre los hebreos
(v.4a); por eso, se vuelve a los paganos, donde destacan los temerosos de Dios, entre los
que obtiene excelentes resultados (v.4b); y finalmente tiene que salir de la ciudad por las
dificultades que le interponen los judíos (v.10).
Estos datos nos muestran que los judíos muy probablemente tenían una
“etnarquía” con sinagoga, escuela y tribunal en aquella ciudad, a diferencia de Filipos,
donde seguramente eran muy pocos, de modo que se reunían a orar en algún lugar
propicio fuera de las murallas de la ciudad (cf. Hch 16,13).
Por otra parte, la carta revela que el trabajo de Pablo en aquella comunidad ha
sido paciente y pausado: usa para ello la imagen maternal (1Ts 2,7-8) y paternal (1Ts
2,11-12). Esto sustenta la idea de una estancia más prolongada. Otro detalle que la
refuerza es el hecho que Pablo inició un trabajo manual que le permitió darse su propio
sustento (2,9; cf. 1Co 9,16; 2Co 11,7).
- Pablo exhorta a vivir como él mismo ha enseñado con su conducta (4,1-2; cf.
1Co 11,1), cuyo valor ha sido captado por la comunidad (2,10). Muy probablemente se
contrapone el estilo sencillo y abnegado de Pablo al de otros predicadores, que buscan el
reconocimiento de la comunidad, “los honorarios”, cuestión a la que Pablo renuncia
voluntariamente (2,4-6.9), precisamente como modo de evangelizar, buscando la
transformación de la vida de la comunidad, bajo las categorías de Reino y gloria (2,11).
- Han comenzado a morir algunos cristianos (1Ts 4,13-18) y, ante estos hechos
dolorosos, muchos cristianos se preguntan por su destino: ¿qué va a ser de los difuntos
sorprendidos por la muerte antes de la venida gloriosa del Señor (Parusía)? Y ¿cuándo
tendrá lugar esa venida?
Las hipótesis no solo tienen que ver con problemas detectables en la carta, esto es,
en los datos literarios, sino también con supuestos o pre-concepciones de los estudiosos.
Con la aplicación de algunos procedimientos exegéticos, se ha intentado ajustar el texto
de la carta a las ideas preconcebidas acerca de lo que es paulino y lo que no lo es. Estas
dicen relación con otros problemas históricos, culturales, confesionales e, incluso,
personales de los intérpretes y sus comunidades de referencia.
4.1.5.- Mensaje de la carta
Siempre damos gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros
en nuestras oraciones; teniendo presente sin cesar delante de nuestro Dios y Padre
vuestra obra de fe, vuestro trabajo de amor y la firmeza de vuestra esperanza en
nuestro Señor Jesucristo;
C. Del Postscriptum o segunda parte del Scriptum: Segunda instrucción sobre los
difuntos (4,13-18):
Pero no queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que
no os entristezcáis como lo hacen los demás que no tienen esperanza.
Respecto del verbo “entristecerse”, hay una clave en 2Co 7,10 donde da el criterio
de distinción de la tristeza según Dios y según el mundo. La primera produce
arrepentimiento (cf. 2Co 7,11) y la segunda, muerte (cf. Rm 14,15; 2Co 2,4; Ef 4,30).
Este último es el sentido de la tristeza que el conocimiento de la verdad quiere evitar, es
decir, que los cristianos de Tesalónica desfallezcan en su vida, como los que no tienen
esperanza.
Esta realidad es una verdad de fe, que no se desprende de una deducción lógica,
sino de la infinita misericordia de Dios, del designio de su amor. Cobra importancia la
concepción típicamente cristiana de la muerte como dormirse para despertar
(cementerio), absolutamente distinta de la concepción pagana de la muerte como final
absoluto (cf. 1Co 7,39; 11,30; 15,6.20.51; Hch 7,60; 13,36; Jn 11,12-13).
“Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel
y con la trompeta de Dios” (v. 16). La descripción contiene profusión de rasgos de la
apocalíptica judía (voz, trompeta, nubes). Por eso, no parece adecuada la teoría que
postula que Pablo ha tomado este término del helenismo (en comparación con la llegada
del emperador o de un rey). Parece más que evidente que 1Ts apunta a lo expresado en
los textos escatológicos de los sinópticos que, inspirados en Dn 7,13-14, describen la
segunda venida del Señor como la ‘venida del Hijo del hombre’ (cf. Mc 13,24-25; Mt
24,29-31; Lc 21,25-27). Así se descarta la teoría de que Pablo haya introducido la idea
de Parusía en el cristianismo por un influjo helénico. La descripción de la Parusía
acentúa aquí el carácter real (de realeza) de la venida del Señor y, por tanto, su carácter
judicial. El Señor viene con poder a juzgar e imponer su imperio sobre todos los pueblos
(cf. Dn 7,15).