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A menudo el clínico debe elegir unas pocas conductas para las cuales las
metas y objetivos podrían ser escritos a partir de muchas posibles conductas que
fueron identificadas en la evaluación (Hedge & Davis, 2005). Acá hay algunas
sugerencias para determinar cuántos objetivos podrían ser elegidos.
En primer lugar debemos considerar que los objetivos son elegidos en base
a criterios. Los criterios varían de acuerdo con las características del cliente, las
necesidades y demandas de la familia y las opciones del terapeuta.
Criterio de severidad: seleccionar como objetivo las funciones que
están más afectadas.
Criterio de funcionalidad: seleccionar en primer lugar las habilidades
que más comprometen la comunicación funcional del cliente
Criterio evolutivo: seleccionar los aspectos que se desarrollan
primero.
Criterio de causalidad: trabajar los aspectos que subyacen a otras
capacidades.
Cada uno de estos criterios presenta ventajas y desventajas. Por otra parte,
es importante tener claro que si bien muchas veces dos o más criterios coinciden,
en determinadas situaciones pueden ser divergentes.
Sugerencias para la elección de objetivos:
Priorizar aspectos que tendrán mayor impacto en las habilidades
comunicativas de la persona.
Seleccionar objetivos que serán útiles tanto en el colegio como la
casa.
Priorizar objetivos que expandirán habilidades ya existentes.
Priorizar objetivos que sean sensibles a las diferencias culturales,
lingüísticas y sociales de la comunidad de la persona.
Objetivos Terapéuticos
Hugo A. Segura Pujol (2014)
Un ejemplo de un objetivo escrito usando este formato es: Juan usará por lo
menos cinco palabras de su vocabulario de ciencias cuando se le presente la
imagen de un volcán por lo menos tres veces en las próximas dos semanas.
Debemos elegir las palabras cuidadosamente para las conductas definidas
cuidadosamente o la condición de estímulo. Roth & Worthington (2005) plantean
verbos de primer, segundo y tercer nivel. Los verbos de nivel 1 incluyen “apuntar,
señalar, etiquetar, nominar, repetir, parear, nombrar, decir, escribir, contar,
vocalizar, pedir”. Estos son buenos verbos para usar porque es claro lo que va a
hacer el niño y qué contabilizará el terapeuta para mantener los datos sobre la
consecución de los objetivos. Los verbos de nivel 2 incluyen “comprender, pensar,
aprender, creer, mejorar, descubrir, saber, apreciar, recordar, aplicar, comprender,
sentir”. Aunque estas son habilidades que nos gustaría ver en nuestros clientes,
esos son verbos ambiguos para una meta u objetivo porque no es claro lo que el
fonoaudiólogo quiere ver en el cliente, o cómo quiere que se demuestre el logro de
la destreza. ¿Cómo observamos cuando alguien comprende?
Como ya se dijo, los objetivos para cumplir una meta son pasos en una
secuencia de aprendizaje por medio de la cual el niño progresa.
Los objetivos entonces, deben formularse en relación con los contextos de
producción del lenguaje, o con el logro de habilidades básicas para aprender y
desarrollar habilidades más complejas.