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En Diciembre... 2011
EL DESPERTAR
DE LA HUMANIDAD
“Todo aquello que está bajo la tierra el tiempo lo sacará a la luz del sol "
Horacio Flaco
Cuándo y cómo fueron creados los seres vivos?
¿Cuál es la relación entre ellos? ¿De dónde
venimos? O sea: ¿Cuál fue la especie de la que
procede el ser humano? ¿Cuándo y donde
apareció nuestra especie? ¿Somos un mono con
suerte? ¿Cómo ha evolucionado nuestro género
hasta llegar a nosotros? ¿Desaparecerá alguna
vez la humanidad?...
Nosotros, los seres humanos, somos los únicos
entes de toda la naturaleza que se preguntan por
su origen, por su evolución y por su destino, así
como por el sentido de su existencia. La capacidad de formularse preguntas como estas y la capacidad para
elaborar respuestas que sean racionales y que estén debidamente argumentadas es, sin lugar a dudas, una de las
características que nos singulariza frente a todos los animales, y nos convierte en únicos en toda la realidad
física.
La Biblioteca Pública del Estado de Albacete ha elaborado este dossier informativo, que junto a un centro de
interés, formado por material bibliográfico y audiovisual, te guiarán en este breve recorrido por el apasionante y
enigmático “Origen de la Humanidad”.
INTRODUCCIÓN
En el umbral del siglo XXI continúa sin resolverse uno de los temas más sugerentes y fascinantes de la historia de
la humanidad: el “Origen del Hombre”, su expansión por los distintos continentes y su evolución hasta llegar a la
situación actual, caracterizada por una población de gran uniformidad.
A pesar de nuestra piel oscura o blanca, cabellos claros u oscuros, lisos y rizados, ojos achinados... todos
nosotros, europeos, africanos, americanos, etc., somos genéticamente iguales en un 99,8%. Lo que nos diferencia
son los rasgos individuales y de grupo, según los ambientes a los que nuestros antepasados tuvieron que
adaptarse.
En la configuración de la vida en el planeta Tierra, nosotros, como los caballos, dinosaurios, pájaros o los peces,
pertenecemos al Reino animal es decir, somos un animal más, eso si, con un antepasado común y lejano, que
vivió en África, y que fue cambiando dependiendo de las condiciones del medio, el clima, los recursos disponibles
y que, por distintas circunstancias, se hizo bípedo y aumentó el volumen de su encéfalo al igual que el
antepasado de la ballena cambió volviendo al mar y desarrollando aletas.
Nos vamos acercando poco a poco al misterio de nuestra propia existencia y comprendiendo la Naturaleza.
Después de ponernos en pie, comenzar a hablar y pensar, nos distribuimos por todo el globo. Ahora hemos
empezado a encontrar respuestas
más o menos con una base demostra-
da sobre nosotros mismos y el mundo
que nos rodea. Aunque aun son
muchos los interrogantes, los cientí-
ficos han logrado unir distintas
informaciones y reconstruir cómo
vivían, caminaban o se comunicaban
nuestros más remotos antepasados.
EL ORIGEN DE LA VIDA
A lo largo de la historia ha habido varias teorías acerca del origen de la vida en la Tierra, el tipo de vínculos que
unen a los seres vivos, y el fascinante y misterioso origen de la gran “cadena del ser”.
Desde los orígenes de la vida sobre la Tierra hasta la aparición de nuestros antepasados tiene lugar un proceso
de gran complejidad que abarca un inmenso período de tiempo. A partir de las más antiguas formas de vida
microscópica, los procesos evolutivos han dado lugar a la gran diversidad de plantas y animales que pueblan en
la actualidad nuestro planeta.
LAS GLACIACIONES
La historia de la vida en la Tierra ha estado condicionada siempre por los cambios climáticos.
Hace aproximadamente 2 millones de años, durante el primer periodo de la Era Cuaternaria, denominado
Pleistoceno, la Tierra sufrió grandes cambios climáticos, debidos tal vez, a oscilaciones del eje de la Tierra, y
cuyas manifestaciones más espectaculares fueron las “Glaciaciones” o “Edades de Hielo”.
Las glaciaciones fueron un conjunto de fases frías de larga duración (glaciares) entre las que se intercalaban
otras más cálidas (interglaciares), que se dieron sobre todo en las zonas del norte del planeta, aunque también
afectaron el resto del mundo.
Durante las épocas glaciares, que aproximadamente
se sucedían cada 100.000 años, las temperaturas
bajaban muchísimo, disminuían las lluvias y enormes
masas de hielo, a veces de espesor que superaba los
varios miles de metros, cubrían grandes extensiones
de la Tierra.
En los períodos interglaciares, que duraban unos
10.000 años, al ascender la temperatura, las masas de
hielo se fundían en parte y aumentaban las lluvias,
elevándose el nivel de las aguas marinas.
Durante las glaciaciones, la llegada masiva de los primeros hielos, que se habían ido formando poco a poco,
llegaron a cubrir gran parte del hemisferio norte. Los continentes situados en norte del planeta se movían a la
deriva por el globo. Al subir a latitudes más altas fue cuando las corrientes de agua caliente, que se dirigían
desde el ecuador hacia el Ártico, dejaron de fluir. De este modo se congeló la superficie de este océano que fue
transformándose en lo que hoy conocemos como el helado Polo Norte.
Las Eras Glaciales provocaron en todo el planeta situaciones desafiantes para todos los organismos vivos, entre
ellos los homínidos, que debían refugiarse en cuevas o emigrar siguiendo a los animales que cazaban. Los
ancestros del ser humano lograron adaptarse a los cambios climáticos que trajeron las glaciaciones, tanto en las
praderas africanas, como en los bosques del Asia oriental, en la tundra y bosque de Europa o en las valles
americanos. Son claves para nuestro desarrollo como especie y para entender el mundo natural actual.
Durante la historia de la Tierra ha habido hasta siete, y quizás más, episodios de amplias glaciaciones, en las
Eras Precámbrica y Paleozoica. En Europa se han dado cuatro, acontecidas durante los últimos 2 millones de
años, se denominan: glaciaciones de “Günz”, “Mindel”, “Riss” y “Würm”.
La última Glaciación
La última edad del hielo que conoció la Tierra, la glaciación de Würm, comenzó,
hace aproximadamente, cien mil años y se acabó entre hace 10.000 y 15.000 años.
Los hielos fueron retrocediendo hasta quedar reducidos a su situación actual en el
casquete polar y la temperatura en el resto del planeta ascendió.
Se consideró fundamental para el desarrollo de nuestra especie, ya que fue
empleada por el hombre para cruzar a América. En este periodo la raza humana
estuvo a punto de extinguirse. Un tercio de la superficie emergida de la Tierra
estuvo cubierta por hielo, las temperaturas bajaron 12 grados centígrados y los niveles del mar descendieron
hasta 15 metros. Todos los cauces de ríos y lagunas quedaron cubiertas por el hielo y convertidas en muchos
casos en glaciares. Debido a la gran extensión de los casquetes polares, el Estrecho de Bering quedó congelado,
uniendo firmemente los 75 km que separan Siberia de Alaska. Paso por el que los historiadores señalan que
habrían llegado los primeros pobladores a tierras americanas.
Aunque el último periodo glacial terminó hace más de10.000 años, sus efectos aún son visibles. Como prueba de
ello, los glaciares cubren en la actualidad casi 15 millones de km2, casi un 10% de la superficie terrestre.
Acumulan más del 75% del agua dulce del mundo, y la gran parte de ellos se encuentran en la Antártida,
Groenlandia e Islandia. En las cadenas montañosas como Himalaya, Andes o nuestros próximos Alpes también
existen, pero más pequeños.
En la actualidad, desde hace unos 12 000 años, estamos en un periodo interglacial cálido (dentro de la
glaciación del Cuaternario), llamado Holoceno, que ha coincidido con la expansión y crecimiento de la
humanidad moderna y la implantación de la agricultura como forma de vida, ocasionando importantes cambios
en el medio ambiente.
¿Qué nos depara el futuro?, ¿en qué nos convertiremos?, ¿tendremos que enfrentarnos a una nueva glaciación?
Los estudios actuales sugieren que nos encontramos al final de un periodo interglacial y que la siguiente Era
Glacial a la que la Tierra se verá sometida, podría tener lugar entre los próximos 15.000 y 20.000 años. No
obstante, aunque según todos los indicios, astronómicamente nos aproximemos a una época fría, las prediccio-
nes son muy difíciles. El futuro próximo es muy incierto, pues hay que añadirle el efecto del ser humano sobre
la atmósfera. Los efectos que el Calentamiento Global, la liberación masiva de CO2 a la atmósfera y el efecto
invernadero pudieran tener sobre el Cambio Climático, podrían llegar a acelerar o anular la próxima glaciación;
o bien, todo lo contrario, crear un clima muy cálido… la última palabra la tiene la naturaleza.
La gran extinción
Millones de especies de plantas y animales han desaparecido a lo largo de la historia de la vida sobre la Tierra.
La extinción de una especie es un fenómeno normal. Sin embargo, cuando cientos de especies se extinguen al
mismo tiempo, debemos pensar que ha ocurrido algo especial. Una de las extinciones en masa, y quizá la más
drástica y mejor conocida, tuvo lugar cuando desaparecieron los dinosaurios: hecho que aún hoy sigue siendo un
misterio y no existe una respuesta sencilla a este interrogante.
Las primeras teorías sobre la desaparición de los dinosaurios, mantenidas por los investigadores, sostenían que
su extinción se debió a un cambio en las condiciones del aire que lo hizo irrespirable, mientras que otros
afirmaron que los dinosaurios eran demasiado pesados para moverse sin caerse, y en esas condiciones no
lograron sobrevivir. Aunque la teoría más aceptada es la que señala el impacto de un meteorito de gigantescas
dimensiones como detonante de un cambio climático con nefastas consecuencias para la flora y la fauna del
planeta.
Supervivientes
Ocurriese lo que ocurriese hace 65 millones de años, hubo numerosas plantas y animales que sobrevivieron;
como es el caso, entre los reptiles, de los cocodrilos, las tortugas de mar y de tierra, los lagartos y las
serpientes. Hoy los investigadores siguen estudiando las misteriosas causas de esta gran extinción en masa.
Obtener la respuesta sin duda sería de suma importancia, ya que, averiguar cómo y por qué han tenido lugar
estos hechos, podría ayudar a salvar muchas especies que se encuentran hoy en día en peligro de desaparición.
En la actualidad, los seres humanos están provocando la extinción de especies, como consecuencia de la
contaminación y de otros muchos daños causados al medio ambiente. Quizá los dinosaurios puedan
proporcionarnos información para salvar la Tierra.
NUEVOS DESCUBRIMIENTOS DE HOMÍNIDOS: AUMENTA LA CADENA EVOLUTIVA DEL SER HUMANO TIERRA
El complejo árbol de la evolución humana se está modificando casi constantemente. Los descubrimientos son
cada vez mayores, sobre todo en la última década del siglo XX. Ramidus, Antecesor, Orrorin, Tumai, Homo
floresiensis... son sólo algunos de las últimas incorporaciones, que han revolucionado la cadena del ser humano,
ocupando, algunos de ellos ahora, los primeros puestos en antigüedad entre los homínidos.
“Ardipithecus Ramidus”
Esta especie fue definida por el prestigioso paleontólogo Tim White y su equipo a partir del descubrimiento en
África Oriental en 1992 de unos maxilares de una antigüedad de 4,4 millones de años. Con los pocos fragmentos
encontrados no se podíar asegurar que esta especie fue bípeda. Más tarde, en 2005, otro hallazgo de restos de
esta especie, con la misma antigüedad, pudieron demostrar que este animal probablemente se desplazaba con
sus miembros inferiores como un homínido.
Más recientemente, en el año 2009 se han encontrado nuevos restos fósiles de Ardhipithecus ramidus, hallados
en el valle de Afar (Etiopía) a pocos km de donde se halló Lucy en 1974, la mayoría de los cuales pertenecen a
una hembra adulta de 5 millones de años de antigüedad, a la que apodaron "Ardi”.
“Homo Antecesor”
En el año 1994, en una prospección en la sima de la Gran Dolina, en la Sierra
de Atapuerca, un grupo de investigadores descubrieron los restos de uno de
los homínidos más antiguos hallados en Europa. Fue bautizado como Homo
antecesor, y su antigüedad se situó en torno a los 800.000 años.
Esta especie, precursora de los neardertales y los humanos modernos y
originaria de tierras africanas, demostró que en Europa ya vivían seres
humanos, mucho antes de lo que se pensaba y su hallzgo revolucionó la cadena evolutiva de nuestra especie.
Este hallazgo es considerado el yacimiento de mayor antigüedad correspondiente al paleolítico inferior
encontrado en la Península.
“El Hombre del Milenio”
En octubre del año 2000 el equipo dirigido por el paleontólogo Martin Pickford, presentó en sociedad una serie
de fósiles hallados en Tugen Hills, Kenia. Los fósiles encontrados eran de al menos cinco individuos, machos y
hembras, que tendrían el tamaño de un chimpancé. Fechados en seis millones de años de antigüedad, acababan
de halllar los restos fósiles del especímen más antiguo que se conocían por el momento.
Como fue descubierto justo antes del cambio del milenio sus descubridores decidieron llamarle: Millenium man
(Hombre del Milenio).Aunque en el año 2001, le cambiaraín el nombre por el de: Orrorin tugenensis: “Hombre
original”.
“Toumaï”: ¿El homínido más antiguo?
En julio del 2002, un cráneo descubierto en el El Chad, ha revolucionado el mundo de la
paleontología. Se encontradon restos fósiles que podían tener una antigüedad cercana a
los 7 millones de años. Éstos fósiles fueron atribuídos a un nuevo género y a una nueva
especie de homínido: “Sahelanthropus tchadensis”, nombre procedente de la región afri-
cana de Sahel( Sahara meridional), en cuyo lugar se encontraron los fósiles. Sus descubri-
dores decidieron bautizar a este cráneo con el nombre de: “Toumaï”, que en la lengua
gorán significa: “esperanza de vida” y hace referencia a los bebés nacidos justo antes de la estación seca. Como
no se han encontrado huesos de ninguna de las partes del cuerpo que pueda dar pistas claras (pies, manos,
brazos, piernas o cadera), resulta imposible poder afirmar la bipedismo de Toumaï.
Si se confirman estos datos (la antigüedad concreta y el estatus de homínido) estaríamos ante los restos fósiles
más antiguos, hasta la actualidad hallados, de la familia homínida; adentrándonos, por fin, en uno de los
momentos más importantes de la historia de la evolución humana: el periodo de la divergencia de los chimpan-
cés y los homínidos de su tronco común.
Es probable que esta especie de homínido junto a Ardipithecus Ramidus y Orrorin tugenensis, fueran
antepasados directos de los Australopithecus.
“El Hombre de Flores” (Homo floresiensis)
A finales del año 2004, Mike Morwood y Peter Brown daban a conocer al mundo la existencia de una nueva y
sorprendente especie humana: Homo floresiensis, cuyos restos fósiles habían sido hallados en la cueva de
Liang Bua (Indonesia).La noticia causó una gran admiración en el campo de la paleontología humana.
Se trataba de los restos de una hembra del género Homo, extraordinaria por el pequeño tamaño de su cuerpo y
su cerebro, y por su reciente supervivencia (pues ha sido contemporánea de los humanos modernos, Homo
sapiens), que habitó en la isla indonesa de Flores, extinguiéndose hace tan sólo unos 18.000 años.
Sus descubridores apodaron a esta diminuta especie como «hobbits»,
recordando a los pequeños seres de la raza ficticia de El Señor de los anillos,
obra de Tolkien; si bien su nombre técnico es: LB1 (es decir: el espécimen 1
de Liang Bua). El Homo floresiensis, tiene unos 74.000 años de antigüedad,
probablemente descendiera de Homo erectus, y se cree que habría
evolucionado hacia su peculiar morfología debido al aislamiento geográfico.
La isla de Flores ha sido descrita como «una especie de mundo perdido»,
donde animales arcaicos, extintos hace tiempo en el resto del mundo, habían evolucionado a formas gigantes y
enanas por especiación alopátrica. La isla tenía elefantes enanos (una especie de Stegodon) y lagartos gigantes
similares al dragón de Komodo, así como el Homo floresiensis, que puede ser considerado una especie de
humano, enano.
Los hombres de Flores eran humanos que no pertenecían a nuestra especie. Ciertamente coexistieron con los
humanos modernos, pero se desconoce cómo pudieron haber interactuado. Y, sin duda, no deja de sorprender a
propios y extraños, que, pese a tener un cerebro sólo ligeramente mayor al un chimpancé, tenían inteligencia.
Eran grandes cazadores, dominaban el fuego y fabricaban herramientas líticas complejas.
El futuro de Homo floresiensis es muy prometedor, ya que, desde finales de marzo del 2005 el equipo de
investigación reiniciaba las excavaciones en Liang Bua, en busca de más detalles y pistas de este gran hallazgo.
¿Hay más hobbits en las islas cercanas a Flores? ¿Únicamente fue ahí donde se produjo este extraño experimento
de la evolución humana? ¿En las islas que rodean Flores evolucionaron los humanos hacia especies nuevas que
aún nos son desconocidas?... Desde luego, Homo floresiensis todavía encierra muchas sorpresas que irán
aflorando en los próximos años y va a dar mucho de qué hablar en un futuro inmediato.
LA PREHISTORIA
Los dos grandes divisiones que engloban el pasado de la vida humana son la Prehistoria y la Historia.
La Prehistoria cubre aproximadamente 3.5 millones de años del pasado de la humanidad, abarcando desde la
aparición de los primeros homínidos hasta la invención y difusión de la escritura , hace unos 5000 años. A su vez,
la Prehistoria se divide en dos grandes edades o periodos: la “Edad de Piedra” y la “Edad de los Metales”, con
un periodo intermedio de transición, llamado “Mesolítico”.
El primer escrito que se conoce, se atribuye a los sumerios de Mesopotamia, hace unos 5.000 años. A partir de
este momento empieza lo que llamamos "historia".La Historia dura mucho menos que la Prehistoria. Se inicia
con el invento de la escritura y llega hasta la actualidad. También tiene divisiones temporales, que son: Edad
Antigua, Edad Media, Edad Moderna y Edad Contemporánea.
ETAPAS DE LA PREHISTORIA
Podemos definir Prehistoria como el periodo de tiempo previo a la
Historia, transcurrido desde el inicio de la evolución humana hasta la
aparición de los primeros testimonios escritos.
La importancia de la escritura como frontera entre la Prehistoria y la
Historia, está en que sólo a través de los testimonios escritos,
podemos conocer con certeza acontecimientos, hechos y creencias
de aquellas personas que vivieron antes que nosotros.
Para su estudio, la Prehistoria se divide en dos grandes periodos que se corresponden con la propia evolución de
la humanidad: la “Edad de Piedra” y la “Edad de los Metales”.
LA EDAD DE PIEDRA
Es la etapa más antigua de la humanidad, en ella aparece la piedra como el principal material trabajado por el
hombre. Se inició cuando los Australopithecus elaboraron los primeros utensilios hasta el momento en que el
homo sapiens comenzó a practicar la agricultura y la ganadería.
Esta edad comprende dos períodos bien definidos, el Paleolítico (periodo de la “piedra antigua" o "piedra talla-
da") y el Neolítico (periodo de la “piedra nueva" o " piedra pulida”). Entre uno y otro período, se encuentra un
período de transición llamado Mesolítico.
El Paleolítico
Es el período que se extiende desde hace aproximadamente 2.000.000 de años,
hasta 10.000 años atrás. Los homínidos evolucionan del 'Homo hábilis' al 'Homo
erectus', que logra el erguimiento definitivo del ser humano. Durante esta etapa
los hombres comienzan a fabricar las primeras herramientas, elaboradas a base
de piedra tallada, en un principio muy simples, y que fueron perfeccionando
cada vez más.
En el Paleolítico el hombre fue cazador, pescador y recolector, por lo que llevaba una vida nómada y solía
colocar sus campamentos en las orillas de los ríos donde se aseguraba el agua y la comida por un tiempo. La
preocupación principal era conseguir alimentos y defenderse de los grandes animales que recorrían la Tierra, o
de cualquier otro peligro que la naturaleza presentara. Los hombres se alimentaban de la carne que obtenían de
animales muertos, y de los frutos, hojas o raíces que pudiesen recolectar.
Para su mejor estudio, el período paleolítico puede separarse en tres etapas: Paleolítico interior, medio y
superior.
Paleolítico inferior:
En esta etapa el hombre vagaba por la Tierra en pequeños grupos, probablemente construyendo chozas para
protegerse cuando el clima era cálido y refugiándose en cuevas o en cavernas si el clima era frío, pues la
naturaleza ha provocado en los últimos 3.000.000 de años importantes cambios climáticos debido a las glaciacio-
nes, en la que grandes masas de hielo cubrieron extensas superficies continentales.
La principal herramienta era el hacha de mano que se usaba para cazar, raspar, y cortar. En esta época el
hombre descubrió, tal vez la de manera accidental, el fuego, que le permitió cocinar sus alimentos, alejar a las
fieras, protegerse del frío e iluminarse en la oscuridad.
Paleolítico Medio:
En esta etapa, los homínidos evolucionan al 'Homo Neanderthal', con una mayor
altura y capacidad craneal. Los grupos humanos se hacen más numerosos y
desarrollan la cultura musteriense, que permitió el perfeccionamiento del utillaje
lítico, con la elaboración de: hachas de mano, raspadores y lanzas. Aparecen también
los primeros vestigios de una cultura espiritual, pues idearon ritos fúnebres. Enterra-
ban a sus muertos en tumbas especiales junto a trozos de carne y otros elementos, lo
que mostraría que los hombres, ya en esta época, habían imaginado alguna forma de continuación de la vida.
Paleolítico superior:
La hominización evoluciona al “Homo sapiens sapiens”, de mayor capacidad craneal y facilidad para el
aprendizaje de nuevos conocimientos (sabiduría). Aquí los hombres están mejor equipados para enfrentar los
peligros y sacar ventajas de la naturaleza. A la piedra se agregan el uso del hueso y del marfil, materiales con
los que se fabrican instrumentos cada vez más específicos, apareciendo entonces punzones o buriles para
agujerear, raspadores, arpones para pescar, lámparas de mano en las que se quemaba grasa, para iluminación, y
primitivas agujas que, enhebradas con crines, permitían coser pieles.
Se cazaban mamuts, renos, bisontes, vacunos salvajes y caballos. Para ello el hombre incorporó el arco y la
flecha y los dardos. La caza se realizaba en grupo, existiendo una cierta división de trabajo entre los sexos.
Había algunos intercambios entre las comunidades, lo que mostraría que los grupos no estaban totalmente aisla-
dos entre sí.
Los enterramientos continúan con ritos más complejos. Se han encontrado pequeñas esculturas que se usaban,
probablemente en ritos relacionados con la fertilidad y pinturas de animales, sobre todo mamuts, bisontes y
renos, en la superficie rocosa de algunas cuevas. A este tipo de pintura sobre roca se la denomina “rupestre” y
constituye una de las primeras manifestaciones artísticas de la humanidad.
El Mesolítico:
Esta etapa de transición entre el Paleolítico y el Neolítico está marcada por el final de la
Era glacial del Pleistoceno. El clima sufrió grandes cambios. Las grandes masas de hielo y
nieve se derritieron gradualmente, subió el nivel de los mares y se inundaron muchas
regiones bajas. La selva avanzó e invadió las grandes estepas. Esto produjo la emigración
y algunas veces la desaparición de los animales que vivían en ella y que servían al hombre
de alimento, como el mamut y el rinoceronte lanudo. Entonces los hombres comenzaron a
modificar sus costumbres; se diseminaron, entonces por la selva y se ubicaron en las orillas de los ríos.
Sobrevivieron cazando otros animales salvajes, aves y peces. En las zonas frías aparecen los trineos, tirados
primero por hombres y luego por perros. Los hombres continuaron siendo nómades, pero en algunas regiones,
con suficiente agua y alimentos, aparecen asentamientos más estables.
En el Mesolítico la familia se había convertido ya en una unidad social firme. Por primera vez hay evidencia de
grandes grupos humanos que comparten sus viviendas.
El Neolítico
Comenzó hace aproximadamente 10.000 años y sus transformaciones son tan
importantes que los historiadores las llaman “la revolución neolítica”. El hombre
comienza a producir sus alimentos a partir de la domesticación de plantas y
animales: el paso decisivo fue plantar deliberadamente semillas en un suelo
adecuado y cultivar la tierra. Las primeras plantas obtenidas fueron el trigo y la
cebada, a las que se incorporó luego el arroz. También aparece la alfarería, como
una necesidad, pues había que fabricar recipientes para contener las semillas y los
granos.
De algunas plantas, como por ejemplo el lino y el algodón, se obtendrán posteriormente fibras, que hiladas en
los husos y tejidas en telares se convertirán en telas, dando inicio a la industria textil.
Con respecto a los animales, probablemente haya sido la observación de los mismos lo que puso de manifiesto
que esas bestias podían ser domesticadas y convertirse en una importante reserva de alimentos y pieles sin
necesidad de matarlos, como es el caso del ovino, que provee lana y leche.
Las viviendas se hacían en barro, cañas, leños o piedras, que construían con herramientas como el “hacha de
piedra pulida’. El dominio de la agricultura y la ganadería hizo a los hombres sedentarios y aparecen, entonces,
las primeras aldeas y con ellas el crecimiento de los grupos familiares, la división del trabajo y la organización
social.
El trueque
Durante el Neolítico, los hombres comenzaron a intercambiarse productos entre ellos de acuerdo con sus
necesidades. Las tribus que poseían animales las cambiaban por metales; los alfareros intercambiaban sus
productos por alimentos.
Surgió así la forma más primitiva de comercio, el trueque. El producto más valioso para ser intercambiado era el
ganado.
Cultura Megalítica
En el norte de Europa se desarrolló la cultura megalítica, caracterizada, por construcciones en piedra de monu-
mentos conmemorativos y funerarios llamados dólmenes, cámaras mortuorias, galerías cubiertas y menhires.
EL MUSEO DE ALBACETE
Situado en el interior del parque Abelardo Sánchez, en pleno corazón de la
ciudad, el Museo de Albacete es la Institución que representa el devenir
histórico y cultural de la provincia de Albacete, como parte integrante del
patrimonio histórico-artístico y cultural de Castilla-La Mancha, y se consi-
dera un valioso archivo para la arqueología provincial. Tiene como misión
contribuir al conocimiento de los pueblos a través de la difusión del
patrimonio cultural que conserva.
La exposición de los hallazgos arqueológicos muestran el paso de las distintas culturas que se han sucedido a lo
largo de los siglos en la provincia de Albacete, destacando por su relevancia histórica y artística las piezas del
periodo y cultura ibérica que hacen de este museo un referente cultural y objeto de investigación de primer
orden.
COLECCIONES
Arqueología
Las colecciones arqueológicas comenzaron a formarse en el siglo XIX, luego fueron acrecentadas a lo largo del
siglo XX gracias a una intensa labor de excavaciones y prospecciones. Hoy constituyen la parte más importante
del Museo en número de piezas.
Son numerosos los estudios arqueológicos llevados a cabo en el Museo, entre muchos otros, podríamos
destacar: el conocimiento de los yacimientos de la Edad del Bronce, sin duda influenciado por el descubrimien-
to del Argar y los trabajos de los hermanos Siret; yacimientos ibéricos, la necrópolis de Hoya de Santa Ana, la
del Llano de la Consolación, y como no el santuario del Cerro de los Santos.
Prehistoria
Prehistoria antigua. Su formación es reciente, a partir de la década de los años 70 en que fue excavada la Cueva
del Niño (Ayna) y se realizaron diversas prospecciones por el Valle del Río Mundo. Posteriormente excavaciones
e incluso algunos hallazgos casuales han permitido completar un mapa que crece día a día: las industrias
paleolíticas de La Fuente de Isso y El Pedernaloso (Hellín), la Jaraba (Villarrobledo), y la de Moriscote (Liétor),
así como los importantes yacimientos de Yeste, el Abrigo del Molino del Vadico y el Abrigo del Palomar, que
están permitiendo conocer las secuencias de tránsito entre el paleolítico y el epipaleolítico con un nuevo clima
ya en los comienzos del periodo Holoceno.
Prehistoria reciente. El Museo de Albacete posee un buen conjunto de cerámicas neolíticas procedentes de las
excavaciones del Abrigo del Molino del Vadico, de la Cueva del Niño (Ayna) y de la Cueva Santa (Caudete), así
como de la Fuente de Isso (Hellín).
Destacan igualmente el mango de hoz del Abrigo del Molino del Vadico, el hacha de piedra pulimentada de
Carcelén, y el conjunto eneolítico del Abrigo del Tobar en Letur. Las colecciones de la Edad del Bronce
comenzaron a formarse con la excavación de Las Peñuelas (Pozo Cañada), y más recientemente con las llevadas
a cabo en tres importantes yacimientos: El Acequión (Albacete), la Morra del Quintanar (Munera) y Los Cuchillos
(Almansa), que hoy permiten conocer más allá de la cultura material, como es el medio ecológico y las
actividades artesanales. Algunos de los tesoros arqueológicos, pertenecientes a la Prehistoria de la Humanidad,
que forman parte de la colección del Museo de Albacete y es merecido destacar, son estos:
Botella neolítica. Cueva del Niño, Ayna. (Fines del V- mitad de IV milenio a.C.)
Botón de marfil . El Acequión. Albacete. Edad del Bronce (2200 cal - 1800 cal a.C.)
Vasija con soles. Los Cuchillos, Almansa. Edad del Bronce Antiguo (III-II milenio a.C)
Dimensiones: 13,5 x 6,5 cm
Pequeño recipiente de arcilla decorado mediante incisiones e impresiones formando
trazos horizontales y verticales, guirnaldas y soles separados por ramas. En el borde
cuatro perforaciones en pequeños salientes indican la posibilidad de ser colgada. En el
interior quedan restos de colorante ocre. Procede del poblado de la Edad del Bronce de
Los Cuchillos.
Selección Bibliográfica
Sig: AVE-JUR
Sig: CF
CF--PLA
Sig: AVE-ENB
FUENTES
• Monografías
• Enlaces web
- Portal de promoción de las Culturas de España: http://www.españaescultura.es/es/
- Patrimonio Histórico de Castilla-La Mancha: http://www.patrimoniohistoricoclm.es/planes-
regionales/arte-rupestre/
- Web oficial de turismo de Castilla-La Mancha: http://www.turismocastillalamancha.com/arte-
cultura/patrimonio-humanidad/
- http://www.unav.es/cryf/evolucion2006.html#titulo1
- http://www.portalplanetasedna.com.ar/evolucion.htm
- http://www.astromia.com/