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RETRATOS DE CAMICÁ

-Poesía y prosa-
RETRATOS DE CAMICÁ
-Poesía y prosa-

Carmen Victoria Muñoz Morales


Retratos de Camicá
-Poesía y prosa-
© Carmen Victoria Muñoz Morales
Correo: carvictoria70@hotmail.com

ISBN: 978-958-56969-2-1

Primera edición: febrero de 2019


Tiraje: 250 ejemplares

Ediciones Exilio
Edición al cuidado de Hernán Vargascarreño
fundacionexilio@gmail.com
Bogotá

Diseño de portada:
Salime Hurtado Marún

Impresión
Editorial Gente Nueva
Tel: 320 2188
Bogotá, D.C.
Impreso en Colombia / Printed in Colombia
La verdad desnuda

En este conjunto de textos poéticos titulados Re-


tratos de Camicá, Carmen Victoria, con especial
agudeza para captar la terrible impiedad del hombre
bestializado, pone de relieve la indolencia que va en-
calleciendo la consciencia de muchos sobrevivien-
tes de la violencia, con sus secuelas lógicas, hacien-
do de las víctimas victimarios de los más débiles,
y empoderándolas en la indiferencia y en la apatía,
insensibles ante el dolor de lo vivo, como si ya las
gentes de Camicá fueran incapaces de alimentar el
ser con la belleza de lo animado.

Hay mucho dolor e indignación en este libro. En él


se retratan personas y animales en manos de seres
sin pasión por la vida; también se describen circuns-
tancias que la autora, como gran número de colom-
bianos, hemos conocido o vivido, directa o referen-
cialmente. Cada texto narra un episodio en Camicá
que se convierte en una especie de testimonio; son
verdades estremecedoras narradas poéticamente; la
autora sabe mostrarlas sin morbo y teje un entrama-
do de historias de una manera bella así trate el ho-
rror y lo terrible.

En Camicá, como en cualquier otro lugar del mundo


con conflictos, la moral se relativiza, el sobreviviente

RetRatos de CamiCá [5]


adquiere la cultura que le imponen las circunstan-
cias. Los principios morales tradicionales caen en
una zona de desuso y quedan doblegados y vejados
por la violencia en todas sus formas, la cual se con-
vierte una práctica validada y trasmitida hasta em-
potrarse en el imaginario del colectivo como meca-
nismo para resistir la vida.

En estas circunstancias los únicos valores posibles


hacen referencia a las prácticas que aseguren preser-
var la vida. De ahí, surge el interrogante: ¿Qué im-
portancia pueden tener para un pueblo los valores,
principios o normas morales que les han señalado
como guías para un sano vivir, cuando lo que está
en juego no es ni siquiera el pan diario sino la vida?

En Autorretratos encontramos un acercamiento a lo


divino por medio del verso. La autora mira a Dios no
como dualidad sino como unidad: Bien y Mal, Luz y
Sombra, Padre y Madre, Constructor y Destructor.
Además, es evidente su fascinación por la muerte y
por el amor, elementos presentes en sus primeros
textos, los cuales los enfoca como puertas o venta-
nas salvadoras que le brindan al sujeto esperanzas
para lograr la esquiva felicidad o hacer conjuros para
espantar el miedo.

Carmen Victoria es consciente de que su producción


literaria puede parecer truculenta, ya que en ella ex-
plora los misterios del ser y ahonda en especial en
[6] Carmen ViCtoria muñoz morales
lo más oscuro de la condición humana. Por supues-
to, ella ama desesperadamente la vida, lástima que,
según ella, “el miedo y la angustia estén allí, agaza-
pados y ansiosos.”

En general, la palabra y voz de Carmen Victoria


Muñoz Morales expresan su propia verdad, desnu-
da, sin concesiones, pero con transparencia. En sus
obras también hay seducción y sensualidad, erotis-
mo, caos, vergüenza de especie por los actos de los
hombres, pero también existe el amor, la libertad, la
reflexión, la belleza y la esperanza. Esta vez, como
en sus trabajos anteriores, nos ofrece un banquete de
realidad, drama y esperanza, con su especial manera
de contar la tragedia de ser uno mismo en un mundo
que perdió el camino del sentir humano.

Dora Isabel Berdugo Iriarte


Cartagena de Indias, enero del 2019

RetRatos de CamiCá [7]


RETRATOS DE CAMICÁ
OLvidO

Volver a Camicá es regresar al olvido. La calle cen-


tral, polvareda en verano en invierno barrizal, con
casas desvencijadas resistiéndose a caer, son más
que eso: allí juegan a vivir los tristes sin sus almas
que se llevó la guerra.

Aprendieron a beber su propia sangre atenazando el


miedo en la garganta, sorbiendo la lágrima sin dejar-
la correr por la mejilla, pues prohibido era llorar a
sus muertos.

Maldiciones recibió. No pudieron contarse desapa-


recidos, muertos, gallinazos… así Camicá se convir-
tió en el propio infierno. Quizás por eso se detuvo el
tiempo; la sumisión es ahora indolencia, se vaciaron
ojos, se sellaron labios, se oprimieron corazones y
sigilosos volviéronse los pasos.

Se saben malditos porque lo bueno pasa de largo,


porque los malevos levantaron allí sus casas y no se
van. Nunca se van.

Por eso, la impenetrable mirada, mustia sonrisa, ári-


da palabra. Por eso, la esperanza es otra ilusión que
también los muertos se llevaron.

Por eso.

RetRatos de CamiCá [ 11 ]
LechO finaL

Fueron cuatro los del parque. Amanecieron uno al


lado del otro, desamparados y muertos. Los llama-
ban perros y como a perros los botaron mas era solo
un sustantivo, no así para sus verdugos: verdaderos
perros de presa untados de hiel y sangre, transpiran-
do crueldad y codicia. Insaciables humanos.

Lastimosamente humanos.

Los del pueblo miraron la muerte sin asombro, con


un murmullo de “no es gran cosa” y se alejaron. No
cavaron tumbas, no clavaron cruces, nadie rezó ja-
culatorio, nadie pidió un minuto de silencio ni en-
cendió una vela. El cura no celebró misa, el pastor no
exorcizó ningún espíritu, no hubo ofrendas, cortejo,
incienso, entierro, lamentos o lágrimas.

Solo risas de chiquillos arrastrando aquellos perros


por el polvo de la calle hacia el caño maloliente, le-
cho final para los parias de siempre.

Al agua van los cuatro del parque, los muertos sin


nombres, los ausentes.

Impunemente olvidados.

[ 12 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


eL cuartO ciegO

Antonia tiene más de setenta aniversarios y pocos


recuerdos. Vive con los del colegio. Su rostro de an-
ciana ángel es mapa marcado por huellas de tiem-
po en una geografía: ojos como ríos secos, pozos de
aguas muertas, ojos de agua que fluyeron lágrimas;
boca con sonrisa fisura leve ahora, antes cráter para
lanzar sus gritos de dolor y pánico; su piel territorio
de caminos andados; montaña nevada su cabello,
como su memoria blanca.

¿Encerró sus recuerdos en un cuarto ciego y le puso


candados? Antonia, ¿en dónde están las llaves? Tal
vez enterradas junto al cuerpo de Eusebio, su hijo
que mataron en la plaza del pueblo. Alguna noche
iría hasta el cementerio y las guardó en su tumba.

También ha de estar Marcos, el desaparecido. Lo es-


peró largos años sin perder la esperanza, rogó por
su regreso, aun cuando decían que se lo llevaron los
mismos que mataron a Eusebio, mas perdió su voz
mientras seguía rogando y la figura del hijo se fue
volviendo sombra.

Antonia, ¿alguna vez lo piensas, por ejemplo, si llue-


ve cuando llega la noche como en aquella noche?

Espanta una memoria viva: desarraigos, ausencias,

RetRatos de CamiCá [ 13 ]
dolores que hienden un corazón de madre quien per-
dió sus dos hijos en este lugar absurdo y olvidado.

Mejor fuera dejarla en el cuarto cerrado y enterradas


las llaves.

Si ella escogió la memoria blanca o el cuarto ciego y


si sus ojos ya no lloran y si su Marcos ya no vuelve,
hay que acunar su olvido, su reposo, abrazar la tierna
fragilidad de Antonia.

Y aún: la Memoria no muere y aquí queda contada.

[ 14 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


viLma

A la memoria de Vilma Reyes Morales

Entrechocar de botas, estruendo de puertas que


abren y cierran, ruido de fusil contra fusil, no sabe a
quién buscan, pero sabe que llegarán al cuarto.

Y su amiga con terror de muerte e impolutos velos


gasas tules azahares. Vilma revestida de lentejuelas
cuales esmeraldas, cabello derramándose sobre los
hombros como sus cejas azabache, Vilma ojos co-
rales negros.

Madre dijo “no vayas a Camicá “, y ella riendo que tal


vez era su día pues solo se muere un día, mamá.

II

Raro silencio, puntas de botas en las hendijas. La de


blanco suelta un quejido casi imperceptible, enton-
ces golpean con frenesí, empujan, gritan.

“Ajusta el cerrojo, refuerza la puerta con tu espalda”,


se dice Vilma y corre. Lágrimas, sudores, orines, hu-
medecen su vestido verde.

-Solo vine a una boda, mamá.

RetRatos de CamiCá [ 15 ]
-Solo quiero bailar el vals, mamá.

Las balas abren un hueco en la puerta, en el cuerpo


arrancado del suelo. A través de sus velos, gasas, tu-
les, azahares, la novia mira idiotizada un montón de
esmeraldas que se esparcen en el aire.

[ 16 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


niña

“Cinco sirenitas te llevarán, por senderos de algas y de coral/


y fosforescentes caballos marinos, harán una ronda a tu lado...”
Canción Alfonsina y el mar

Esa niña camina con el sol a su espalda, mirada al-


tanera. Sus sandalias arrastran el polvo de la calle.
Como diez años tiene la niña.

Al otro lado acecha quien por centavos lame los re-


toñitos de su pecho y hurga su vientre con uñas mor-
didas.

Ella va hacia el inframundo sin saberlo, ignora que


los centavos queman sus manos aunque no vea el
fuego. Y va. El hombre ojos de víbora, lengua y astu-
cia de víbora, goza su placer anticipado, prepara el
altar del sacrificio y como cada día, espera.

Todos saben su destino con su blusa de amplio esco-


te, mas las manos no se tienden, Hada Esperanza no
visita su casa, Arcángel llora su impotencia y ningún
carruaje divino la levantará del polvo.

¿Quién entonces paliará sus cicatrices, devolverá a


sus ojos el asombro?

¿Quién salvará a la niña? A esa niña.

RetRatos de CamiCá [ 17 ]
hay fiesta

“La guerra es fiesta”.


Estanislao Zuleta.

- ¿Hay fiesta en Camicá?


- No, Mam.
- Hay algarabía. Hay alborozo.
- Eso sí. Vinieron por nosotros.
- ¿Para qué?
- Para ir a la guerra. A la guerra, Mam.
- Pueden matarte.
- Somos más fuertes.
- ¿Somos?
- Ellos.
- ¿Quiénes?
- Ellos.
- ¿Quiénes?
- Los de siempre. Los Otros, no ganarán jamás.

Tiembla, tambalea, a tientas sus manos encuentran


la pared a su espalda.

- Con los Otros, está tu hermano.


- Duele. Pero es la guerra, Mam.
- ¿Y si te mata?
- No. Tenemos más poder.
- ¿Lo matarías?
- Juro que lloraré detrás de mi fusil.

[ 18 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


- ¡Lo matarías!
- Las balas no tienen nombre ni reconocen la sangre,
Mam.
- ¿Esa es la guerra?
- Así es la guerra.
Su cuerpo de madre se desliza hasta el piso, se hace
un ovillo, llora y ruega:
- ¡No te vayas entonces!
- ¡Mam! Es por la Patria.

Ella salta, se encrespa:

- ¿La que mata a sus hijos? Esa no es Patria.


Patria soy yo: me partí en dos para parirlos.
Los amamanté, cuidé, arrullé…
Fueron creciendo entre mis brazos, alisé sus cabellos
con mis manos, con mis labios enjugué sus lágrimas.
Los hice hombres para que fueran vida, no carroña
para gallinazos en un potrero.
Soy tu única Patria, ¿lo ves?

Hunde su cara en el cuello flácido, ahoga un sollozo,


pero dice:

- Ya vinieron. Frente a la casa está la algarabía. La


escuchas. No llores, no hay de otra, y quizás regrese,
Mam.

Ve el camión, a los muchachos felices con sus fusiles


y capuchas. Ve a su hijo subir de prisa y otro fusil

RetRatos de CamiCá [ 19 ]
brillando en su mano, su rostro de dicha embriaga-
do. Los vecinos aplauden. Al fin el alborozo se con-
vierte en eco. Poco después, una ráfaga anuncia el
adiós a Camicá.

En la acera, con lágrimas sobre su rostro gris, canta


con tristeza:
- Yo soy Patria, mis hijos, Patria soy yo.
La madre canta y espera. Todavía.

[ 20 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


aLas en La Oscuridad

Planean por las calles nocturnas, sus chillidos sacu-


den el sueño de los cuerpos arropados.

Cuando la oscuridad se vuelve espesa, hay un batir


de alas, pasos huyen, balas silban, motores rugen y
algún cuerpo cae.

Al amanecer, el rocío se derrama indiferente, se


aprietan los labios, la respiración se contiene. Nadie
mira, nadie conoce, nadie existe. Solo las pavorosas
criaturas del infierno.

Vigilan desde las esquinas: cabezas altas, miradas


sesgadas, garras, garfios, picos aún con la sangre de
quien no será más de este pueblo maldito que espera.
Espera.

¿Qué espera?

RetRatos de CamiCá [ 21 ]
fuera de serie

De discreto plumaje, el Carricarri acecha desde un


roble a la gallina fina que pasea sus polluelos por el
patio, feliz e inadvertida. Con ojos fijos en la presa
se lanza, se posa en la tierra y sin esfuerzo captura
una criatura e inicia el vuelo. Veloz según su estir-
pe, la madre rompe el aire con sus alas y patas, feroz
por la sangre caliente sorprende al cazador y rescata
al hijo de su entraña. No fluye la brisa, las nubes se
detienen, igual el movimiento de hojas, de flores en
los robles.

Incrédulo, el rapaz observa a la heroína que arrebata


de sus garras al pequeño, regresa con los otros, los
cobija con las alas cerradas. Suspendido en el aire
aún no entiende, vuela hacia otro roble, algunas de
sus plumas desprendidas se las lleva la brisa que se
agita de nuevo. Suma vergüenza tiene el Carricarri
con experiencia en las lides de caza. Por eso, baja la
cabeza para esconder la punta azul del pico entre su
pecho. Desde el suelo la madre esta vez lo vigila y
comparte temblores bajo su cuerpo que solo cesan
cuando el enemigo se pierde en las alturas.

Desde una ventana el amo se asombra y de orgullo


ríe, pero poco le importa que con pavor se agiten los
corazones de las crías.

[ 22 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


mOta

Ni maullidos o estampidas en los techos de zinc ni


la desgarrada urgencia de una gata en celo. Luego de
Azabache, Sasha y el hijo negrito de ambos, se supo
de Mota muriendo también de manera terrible.

Mota de mansedumbre, Mota de espuma en la cola,


Mota de veneno en el vientre, Mota ausente.

Quiebran contra los árboles a las hembras antes de


abrir sus ojos por haber nacido hembras y los huma-
nos no lloran el crimen; en piedra convirtió la tradi-
ción los corazones.

Ya no corretean por esta calle; no existen en las ca-


sas ni en la calle. Hay quienes van matando a los
gatos del pueblo, hay otros buscando a quienes los
van matando. Quizás los motive la creencia absur-
da que persigue a los gatos a través de los tiempos y
han convertido en culto la inconsciencia o tan solo la
maldad pura los abdujo.

Quizás otra batalla oscura ciérnase ahora sobre Ca-


micá.

RetRatos de CamiCá [ 23 ]
AUTORRETRATOS
BestiaL

Ya están los comensales


tú y yo entre ellos
Annabell
dispuesta la escena:
mesa, manteles, cubiertos,
platos de loza fina,
copas, vasos de vidrio azul
sin faltar el arreglo de heliconias.
Alguien hace vibrar una guitarra.
Alguien inicia una canción
sobre la civilización
y el licor fuerte y el vino
salpican la música.
Desde el espejo de la pared de enfrente
veo traer bandejas con crocantes carnes
el plato principal
con reverencia
al centro de la mesa.
Cerda dorada
con una manzana roja
en el hocico
y la muerte en los párpados.
Brilla mi mirada
mi saliva se espesa
mis papilas se expanden.
Han trinchado el cuerpo

RetRatos de CamiCá [ 27 ]
la manzana se escurre entre los platos
(mas no importa el detalle)
Las manos van y vienen
con los trozos dorados,
un comensal corta una oreja
“porque se ve tostada”
y la risa celebra.
Deglutimos todo lo servido
la cerda de oro con sus tripas
su relleno de entrañas, arroz,
aceitunas, alcaparras y uvas.
Silencio en la guitarra.
El espejo repite
las bandejas sin nada,
mis ojos febriles
el sudor que me corre
y mi cara con grasa
y mis dientes lobunos
se desmaya mi alma
la bestia pierde fuerza,
cabeza baja, se avergüenza.
Ya se aplaca mi ansia
ya mis ojos me acusan
estoy de nuevo yo
asombrados mis ojos sin creerme.
Si sabes el secreto
para atar el instinto
que me crece por dentro

[ 28 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


que doblega mi carne
que vencerá a la bestia
que soy,
dilo ahora
Annabell.

RetRatos de CamiCá [ 29 ]
cOmO eva

No soy
mensajera celestial ni
pureza de primavera.
Comí del fruto y
como a Eva
Consciencia dijo:
¡vuela!
y conocí mis alas
y expulsada fui
sin piedad
del nido.
Los árboles me golpearon
el lodo me salpicó
la oscuridad me hizo
esclava.
Soy
otro ángel
caído del vuelo
a quien la luz
no alcanza.
Amigo:
¿quisieras tú
reconstruir
mis alas?

[ 30 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


PsicóticO

Algo duele dentro


llora
se traga mi aire
me revienta
siniestro
fustiga mi paz
oprime doblega
mata.
Habría que
aislarlo de la oscuridad
que lo resguarda
defenestrarlo
cortar de tajo
su cabeza
si tuviera forma o principio
si lo conociera
si fuera alguien.

RetRatos de CamiCá [ 31 ]
¿ser?

Lógica conservándome
mágica
¿Sabia académica y no empírica?
Química sin olvidarme
Mística
pero nunca
profeta.
De cierto soy
murciélaga
sin radares de vuelo
cigarra
a quien su canto estalla
una de esas mariposillas fugaces
que ante la luz
se quema.
Amiga, no te inquietes.
También soy
torcaza
de anidar amoroso
pluma
que cuenta los avatares
de tu alma.

[ 32 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


esPantO

No quiero acelerar
tu latido
no aspiro al brillo de
tu lágrima
compunción ni queja
no tolero.
Pero dame
tus manos
para atrapar mi espanto
tus dedos
que desaten mi boca
tu boca
que trague mi grito
tu grito
que explote mi dicha
tu oído
para escuchar mi canto
de abismos y de cúspides
con mi voz expandida sobre ti
como un cielo.
Medir por fin
cristales
condensados de tiempo
conocer porvenires
en un diamante virgen
y tener una perla:
Tu alma.
RetRatos de CamiCá [ 33 ]
devenires

Polvo aire lluvia


y fuego.
Luz tiniebla savia
y veneno.
De árbol
raíces ramas hojas
flor polen miel
alimento de pájaro
mariposa o abeja.
Alas escapando al viento
arena mar espuma
cangrejo danzarín
lombriz víbora
gata fiera
viajera eterna
en fin…
más allá de mi carne
siempre soy.

[ 34 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


PrOPuesta


vives tu infierno
yo
no puedo con el mío
nos une el tormento
pero dos son demasiado
cada uno domina
como se le da la gana,
divididos
tienen más poder para vencer
como afirmara Maquiavelo.
Podríamos llevarle la contraria
hemos aprendido
a vivir
en contravía
y la unión será fuerza,
la mejor arma.
Podemos juntarlos
si tú quieres
quizás nuestras criaturas se devoren
quizás los derrotemos
si hacemos uno solo
dejando a Maquiavelo
con los pelos de punta.
Si tú quieres,
te propongo.

RetRatos de CamiCá [ 35 ]
La Otra sherezada

El psiquiatra me dijo:
-¿Conque el suicidio?
Entonces, al encierro.
-¡No, doctor! Cuando escriba este libro.
Al terminarlo, dice:
-¿Conque el suicidio?
Entonces, al encierro.
-¡No, doctor! Mejor comienzo otro.
Y seguimos así el viejo guion sin fin.
Yo: Nueva Sherezada.
Él: Maldito Sultán
El Encierro: La Muerte
Mis Libros: Las Noches.
Pero el maldito insiste:
-¿Escribiste tus libros mi Nueva Sherezada?
¡Entonces, a la muerte!
Dulcemente le digo:
–¡Oh, no, señor Sultán!
Tan solo llevo nueve.

[ 36 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


tríPticO eróticO

I
Te amé, dices.
Tus ojos conocieron el tiempo
a segundos de los míos,
mis yemas rehacían las palmas de tus manos,
el borde de tu boca;
la punta de mi lengua exploraba tus grietas,
mi beso como pulpa de carne
te ahogaba la garganta,
tierra húmeda mi cuerpo
olía a albahaca
sabía a yerbabuena.
Tú, tremor devastado a mis expensas.
Dices que tu piel doblegó la altivez de mis senos,
tus dientes remordieron mis pezones
sacándome la vida,
mis dedos en la espalda fueron caricia lenta
igual sobre tu vientre
y tu vientre estrujado contra el mío
reclamó su delirio.
Tuvimos nuestro cielo, dices
tú, en mi entraña
yo, en tu embate
y los gemidos eran gritos libertarios.
Fuiste mi hombre, juras
mi risa, mi llanto, mi todo

RetRatos de CamiCá [ 37 ]
no sé si me soñaste
y no quiero mirarte,
me apenas
y no quisiera dañarte
bien mío
mas no sé si te amé.
No lo recuerdo.

II

Desde mis párpados


gotas de lluvia
bajan por las mejillas
barbilla cuello hombros pecho,
se detienen en las cúspides
de mis senos
tal con miedo asomadas
a un abismo
aferrando la caricia sus dedos
de río dulce
yemas de seda
hojas de albahaca
pétalos de flor madura
polen de colibrí
labios humedeciendo la aridez
de mis desiertos
como besos.
Saltan hasta mi ombligo

[ 38 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


me sorprenden
y ruedan ruedan
por la superficie de mi vientre
como a su refugio
como a la carrera
se internan en el mangle
que rodea la guarida
penetran las paredes
para no ser más gotas de lluvia
leves gotas
Para ser cataclismo
gozo y gemido
brotes y jugos
de mi cascada
que persiste.

III

Ahora
ya no puedo mirarte
Ejército al garete de caballos
galopa sobre mí
cien mil cascos hundiéndose en mi carne
y se quiebra
Trémulo el ombligo
de mi vientre
vierte
el pudor sobre la tierra

RetRatos de CamiCá [ 39 ]
Pececillos mis muslos se deslizan
en la sola humedad
de tus pupilas
y enardece mi pecho
Amor
ya no me mires
ni siquiera me mires
repliega los párpados
baja la cabeza
da la vuelta
no entreabras
la puerta de este infierno
que calcina mi entraña
y me quema, amor
me quema.

[ 40 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


Piedra

¡Habla!
Miguel Ángel

Si me dijeras algo
hasta quererte puedo.
Por ahora eres p e t r a entre mis dedos;
te susurro y no te conmueven mis susurros.
En tu forma nada está definido:
un lado plano e inclinado
una protuberancia para afianzar mi mano
triángulo habrías sido
si no fuese curvado lo que pudo ser ángulos.
Las palmas de mis manos frotan tu suave piel
¡he dicho tu suave piel como a mi amado!
Ah, hay tibieza en tu petredad
atravesada por mi calor
y un ligero rubor pareciera encenderte.
¿Eres ígnea, te formaste de lava?
¿Te botó el mar,
eres de arena?
Celeste, no,
no pareces parida por un rayo.
¿Escuchas mi susurro?
Escucha mis susurros.
Si me dijeras algo
hasta quererte puedo.

RetRatos de CamiCá [ 41 ]
aLmas

La madre mariposa se quebró


Dos mariposas sobre la brisa leve
se escaparon
Sucedió en el Origen cuando el destello
de la primera luz
Fueron separadas por sus rumbos
el trasegar del tiempo
las tormentas, las guerras,
el amor y otros mundos.
Mas cada tanto, la vida, ¡oh, la vida!
las renueva
se reencuentran
a pesar de sus otros colores y vuelos
a pesar de no haberse mirado
ni una vez a los ojos.
Son mi alma y la tuya
del mismo resplandor del alma grande.
Dos mariposas leves.

[ 42 ] Carmen ViCtoria muñoz morales


cOntenidO

La verdad desnuda 5
RETRATOS DE CAMICÁ
Olvido 11
Lecho final 12
El cuarto ciego 13
Vilma 15
Niña 17
Hay fiesta 18
Alas en la oscuridad 21
Fuera de serie 22
Mota 23
AUTORRETRATOS
Bestial 27
Como Eva 30
Psicótico 31
¿Ser? 32
Espanto 33
Devenires 34
Propuesta 35
La otra Sherezada 36
Tríptico erótico 37
Piedra 41
Almas 42
RetRatos de CamiCá [ 45 ]
Retratos de Camicá se terminó de imprimir para
Ediciones Exilio en el mes de febrero de 2019
en los talleres gráficos de Gente Nueva Editorial
en el barrio Teusaquillo de Bogotá.

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