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ORACIÓN
CON EL SANTÍSIMO
Promoción Diocesana
del Culto Eucarístico
SACRAMENTO
EN TIEMPO DE CUARESMA
Mis queridos hermanos:
Estamos inmersos en pleno tiempo cuaresmal y todas las acciones pastorales que
realizamos en estos días, pretenden preparar a nuestros fieles para vivir intensamente
la Semana Santa.
Es toda una oportunidad y un regalo del Señor cada celebración que nos proponen,
especialmente las cofradías y hermandades, porque podemos predicar la Palabra del
Señor y evangelizar a tantos hermanos que habitualmente no están presentes a lo largo
del año en la vida de la comunidad.
Pensamos que sería positivo hacerla con los cofrades ya que se centra en el misterio
de la muerte y resurrección del Señor y ellos pueden identificarse.
Os deseo de corazón un tiempo de gracia y conversión que nos prepare para celebrar
dignamente la pasión, muerte y resurrección de nuestro Señor Jesucristo, junto a un
gozoso tiempo de Pascua.
Monición introductoria:
El tiempo de Cuaresma nos invita a intensificar la oración y el encuentro con el Señor.
Es un tiempo especial y de gracia para prepararnos a las fiestas más importantes del
año cristiano, la Semana Santa, y dentro de esta, el Santo Triduo Pascual.
El Señor Jesús está con nosotros, presente realmente en la Eucaristía. Vamos a
contemplar su muerte y su resurrección y a meditar sobre el misterio de nuestra
salvación.
Os invito al recogimiento, al silencio, a la adoración. Pero también os invito a compartir
con los hermanos la oración y la reflexión.
Abramos nuestro oído, nuestra mente, nuestro corazón a la Palabra de Dios y a la
presencia eucarística de Dios.
Reflexión:
Qué momento tan tremendo para ti Señor. Estas en la cruz, eres consciente de tu final,
estas solo y sientes la soledad del que está rodeado de gente. Rezas confiado a tu Padre.
Los demás observan un espectáculo cruel. Quieren ver más espectáculo aún, ¡a ver si
viene el profeta Elías!
Hoy también muchos observan tu pasión como espectáculo por las calles de nuestros
pueblos, de nuestras ciudades. Pasa la imagen de Cristo y es un verdadero espectáculo
de luz, sonido, imagen, puesta en escena.
Y tú sigues orando en tu soledad.
Solo uno, además extranjero y pagano, entendió lo que ocurría allí: «Verdaderamente
este es Hijo de Dios». Sólo uno descubrió en tu cuerpo roto y mal herido al Hijo de Dios
Padre que se entrega por amor hasta la muerte.
¿A qué grupo pertenezco yo? ¿Al del espectáculo o tengo mirada de fe? ¿Al que busca lo
estético o busco el encuentro contigo? ¿Al que tiene mirada de espectador o mirada de fe?
Algunos entregan la vida completamente a Dios porque Dios los llama a esa vocación.
Hombres libres, conscientes de sus limitaciones pero privilegiados por ser llamados a
gastar su vida a favor de los demás. Sacerdotes, religiosos y religiosas, monjes y monjas
de clausura, personas consagradas.
Otros, son llamados por Dios al matrimonio y la vida familiar. A ser testigos del Señor en
el mundo, en las distintas estructuras sociales, políticas, culturales, económicas.
La vocación, como la vida misma, es un don de Dios, fuente de felicidad para quien la
recibe y de servicio a favor de los hermanos y del mundo.
Reflexión:
Antes de expirar, resumiste Señor el sentido de las promesas de Dios Padre y de tu
propia Encarnación: «Todo está cumplido».
Tu obediencia y amor hacia la voluntad del Padre y hacia los hombres se cumple con tu
entrega sin condiciones hasta el límite, hasta el extremo, la entrega total de tu vida.
Ahora nos toca a nosotros. Toca a tu Iglesia seguir cumpliendo, me toca a mí como
miembro vivo de la Iglesia.
Llevar la salvación a todos los hombres, que nadie ignore lo que tú nos ofreces, lo que
tú nos das como obra de tu misericordia providente con todos nosotros.
El Papa Benedicto XVI nos lo exhortaba en el mensaje de cuaresma de este año 2012.
Fijémonos los unos en los otros para estímulo de la caridad y las buenas obras (Hb
10,24)
Fijarse es implicarse en la suerte de los demás. Y no sólo para remediar sus penurias
materiales que son muchas y graves. Sino también en sus penurias espirituales que no
son menos abundantes y graves.
El papa lo concretaba: «fijarse en el hermano implica la corrección fraterna con vista a
su salvación eterna».
«Es un gran servicio ayudar y dejarse ayudar a leer con verdad dentro de uno mismo,
para mejor nuestra vida y caminar cada vez más rectamente por los caminos del Señor.
Siempre es necesaria una mirada que ame y corrija, que conozca y reconozca, que
discierna y perdone, como ha hecho y hace Dios con cada uno de nosotros.»
Que yo también sea capaz de entregarme por el bien de los demás, que yo preste mi
voz, mis manos y mi corazón a los hermanos para seguir haciendo presente tu salvación
y el cumplimiento de la voluntad de nuestro Padre Dios.
CONCLUSIÓN
Gracias Señor por tu muerte y resurrección, gracias Señor por quedarte con nosotros
para siempre en la Eucaristía, presencia de Dios vivo y resucitado, que me acompaña,
que me alienta, que me esperanza. De Dios que vive y reina entre nosotros por los
siglos de los siglos. Amén.