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ABIERTOS

A LA LLAMADA
DE DIOS

EN CUARESMA
Y PASCUA
DIÓCESIS DE JAÉN
1
Diócesis de Jaén
Promoción
Diocesana
del Culto
Eucarístico

Queridos hermanos sacerdotes y agentes de pastoral:


El Papa Francisco nos alentaba con estas palabras introductorias de su exhortación
pastoral Evangelii Gaudium:
LA ALEGRÍA DEL EVANGELIO llena el corazón y la vida entera de los que se en-
cuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la
tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la ale-
gría. (EG 1)
La alegría del Evangelio tiene que ser la alegría del corazón creyente, la alegría de
la Iglesia que siente cómo en la Eucaristía se cumplen las palabras del Señor Jesús: Yo
estaré con vosotros hasta el fin de los tiempos.
El tiempo litúrgico de la Cuaresma como preparación, la Semana Santa como cele-
bración y la Pascua como prolongación, nos ofrece una magnífica oportunidad de poner-
nos, como María, a los pies del Señor para escuchar, aprender, contemplar y saborear,
dejando que el gozo de su mensaje alegre nuestro corazón, en ocasiones, tan macerado
por los contratiempos de la vida.
Evangelio que nos llama a la conversión y a tener una mirada nueva e intrépida en
este tiempo de retos evangelizadores, saliendo de nuestra orilla segura hasta un mar
abierto que nos desafía.
Tiempo de oración y reflexión pero como Dios es eternamente misericordioso y
dadivoso, tiempo también de petición por las Vocaciones Cristianas, muy especialmente
por la vocación sacerdotal tan necesaria en nuestra querida Diócesis de Jaén. Cuánto
más en el mes de Marzo, donde celebramos el día del Seminario, bajo la protección e
intercesión del glorioso San José. En abril, durante la Semana Santa, especialmente este
año, en el Jueves Santo, día sacerdotal por excelencia, oremos en nuestros santos ofi-
cios de la Cena del Señor por las vocaciones sacerdotales, por los que ya están en
periodo de discernimiento en los Seminarios Menor y Mayor, por los que ya están consa-
grados por el Sacramento del Orden. Oremos en la Reserva Eucarística la noche del
Jueves Santo a nivel personal y comunitario en la Hora Santa.
En el tiempo Pascual, no desaprovechemos el segundo Domingo de Pascua, de la
Divina Misericordia, porque del divino corazón de Cristo brotan muchas gracias y favores.
Y el cuarto Domingo de Pascua, Domingo del Buen Pastor, jornada mundial de oración
por las vocaciones.
Acudamos a la fuente de agua viva, acudamos al que todo lo puede, acudamos a la
oración que hace de nuestra debilidad y pobreza, fortaleza de Dios. Miremos a los ojos de
Cristo y a través de ellos al mundo y al hombre de hoy.
Os dejo estos sencillos esquemas de oración contemplativa y de adoración a Cristo
Eucaristía para los tiempos de Cuaresma y Pascua. Hay esquemas tanto para adultos-
jóvenes como para niños.
Os deseo un tiempo cuaresmal de buena siembra para que podamos recoger cose-
cha en la pascua florida.
Siempre a vuestra disposición y servicio. Os saludo en Cristo Eucaristía.

Mariano Cabeza Peralta


Promotor Eucarístico Diocesano

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TIEMPO DE CUARESMA:
AQUÍ ESTOY PARA RENOVAR
MI ALIANZA CONTIGO
Se expone el Santísimo Sacramento mientras se hace un canto apropiado.

MONICIÓN INVITATORIA:

Señor Jesús, aquí estamos para renovar nuestra alianza contigo. En este tiempo de
Cuaresma tú nos pides que intensifiquemos la oración, el ayuno y la limosna.
Queremos llenarnos de ti, queremos que nuestro corazón arda en tu fuego de amor.
No nos dejes caer en la tentación de la distracción, de la prisa, del reloj, del móvil que
reclama nuestra atención. Que sepamos silenciar nuestros ruidos interiores, las
interferencias que nos alejan de ti.
Gracias Señor por este encuentro y escucha nuestra oración suplicante.

(Breve silencio para preparar la escucha de la Palabra del Señor)

MONICIÓN A LAS LECTURAS:

El Señor que está expuesto en la custodia no es mudo, tiene voz, y nos habla al corazón.
Vamos a escucharlo mientras lo contemplamos y dejemos que su Palabra caiga en la
buena tierra que somos cada uno de nosotros.

Del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-3.11-32


En aquel tiempo, se acercaban a Jesús los publicanos y los pecadores para oírle, y los
fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con
ellos. Entonces les dijo esta parábola. Dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de
ellos dijo al padre: «Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.» Y él
les repartió la hacienda. Pocos
días después el hijo menor lo
reunió todo y se marchó a un país
lejano donde malgastó su
hacienda viviendo como un
libertino. Cuando hubo gastado
todo, sobrevino un hambre
extrema en aquel país, y
comenzó a pasar necesidad.
Entonces, fue y se ajustó con uno
de los ciudadanos de aquel país,
que le envió a sus fincas a
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apacentar puercos. Y deseaba
llenar su vientre con las
algarrobas que comían los
puercos, pero nadie se las daba.
Y entrando en sí mismo, dijo:
«¡Cuántos jornaleros de mi padre
tienen pan en abundancia,
mientras que yo aquí me muero
de hambre! Me levantaré, iré a
mi padre y le diré: Padre, pequé
contra el cielo y ante ti. Ya no
merezco ser llamado hijo tuyo,
trátame como a uno de tus
jornaleros.» Y, levantándose,
partió hacia su padre. Estando él
todavía lejos, le vio su padre y,
conmovido, corrió, se echó a su
cuello y le besó efusivamente. El
hijo le dijo: «Padre, pequé contra
el cielo y ante ti; ya no merezco
ser llamado hijo tuyo.»
Pero el padre dijo a sus siervos:
«Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas sandalias
en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta,
porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido
hallado.» Y comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando
se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le
preguntó qué era aquello. Él le dijo: «Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el
novillo cebado, porque le ha recobrado sano.»El se irritó y no quería entrar. Salió su
padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: «Hace tantos años que te sirvo, y
jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener
una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu
hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!» Pero él le dijo: «Hijo,
tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y
alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba
perdido, y ha sido hallado.»

Palabra del Señor.

(Dejamos un breve silencio para meditar la Palabra escuchada)

- La tristeza del hijo pequeño lejos de la casa del Padre contrasta con la
alegría del hijo pequeño cuando vuelve a la casa del Padre. ¿No es esa la

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misma tristeza de nuestro mundo de hoy? ¿Qué podemos hacer, hay alguna
solución? Escuchemos ahora al Papa Francisco en su exhortación «la
alegría del Evangelio».

2. El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y abrumadora oferta de


consumo, es una tristeza individualista que brota del corazón cómodo y
avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres superficiales, de la conciencia
aislada. Cuando la vida interior se clausura en los propios intereses, ya no
hay espacio para los demás, ya no entran los pobres, ya no se escucha la
voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría de su amor, ya no palpita el
entusiasmo por hacer el bien. Los creyentes también corren ese riesgo,
cierto y permanente. Muchos
caen en él y se convierten en
seres resentidos, quejosos, sin
vida. Ésa no es la opción de una
vida digna y plena, ése no es el
deseo de Dios para nosotros, ésa
no es la vida en el Espíritu que
brota del corazón de Cristo
resucitado.

3. Invito a cada cristiano, en


cualquier lugar y situación en que
se encuentre, a renovar ahora
mismo su encuentro personal
con Jesucristo o, al menos, a
tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, de intentarlo cada día sin
descanso. No hay razón para que alguien piense que esta invitación no es
para él, porque «nadie queda excluido de la alegría reportada por el Señor».
Al que arriesga, el Señor no lo defrauda, y cuando alguien da un pequeño
paso hacia Jesús, descubre que Él ya esperaba su llegada con los brazos
abiertos. Éste es el momento para decirle a Jesucristo: «Señor, me he dejado
engañar, de mil maneras escapé de tu Amor, pero aquí estoy otra vez para
renovar mi alianza contigo. Te necesito. Rescátame de nuevo, Señor,
acéptame una vez más entre tus brazos redentores». ¡Nos hace tanto bien
volver a Él cuando nos hemos perdido! Insisto una vez más: Dios no se
cansa nunca de perdonar, somos nosotros Los que nos cansamos de acudir
a su misericordia. Aquel que nos invitó a Perdonar «setenta veces siete»
(Mt 18,22) nos da ejemplo: Él perdona S•Setenta veces siete. Nos vuelve a
cargar sobre sus hombros una y otra vez.

Nadie podrá quitarnos la dignidad que nos otorga este amor infinito e
inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con

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una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos
la alegría. No huyamos de la resurrección de Jesús, nunca nos declaremos
muertos, pase lo que pase. ¡Que nada pueda más que su vida que nos
lanza hacia adelante! (EG 2-3)

(Dejamos un tiempo para la reflexión)

· Oremos al Señor que escucha la voz suplicante de aquellos que ponen su confianza
en Él:

1. Por la Iglesia, para que


estemos abiertos a la
conversión y a la purificación
del corazón y la mente.
Roguemos al Señor.
2. Por nuestro mundo, para
que torne su tristeza
individualista en gozo por el
nuevo encuentro con Dios y
los hermanos. Roguemos al
Señor.
3. Por las vocaciones
cristianas, especialmente al
sacerdocio ministerial, para
que nuestros niños y jóvenes
descubran la alegría del
evangelio y el gozo de la
llamada del Señor. Roguemos al Señor.
4. Por nuestros Seminarios Mayor y Menor, por las vocaciones incipientes,
por sus formadores y colaboradores. Roguemos al Señor.
5. Por los sacerdotes de nuestra diócesis para que se mantengan fieles a su
ministerio aspirando cada día a la santidad de vida. Roguemos al Señor.

(Se pueden añadir oraciones espontáneas…)

- Ofrecemos nuestras súplicas al Padre por Jesucristo y movidos por el Espíritu Santo
y oramos juntos: PADRE NUESTRO…

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- Mientras se entona un canto apropiado se concluye la exposición del Santísimo con
la oración y la bendición, ocultándose el Santísimo Sacramento.

MONICIÓN FINAL:

María es la Madre de Dios y Madre de la Iglesia. Ella siempre nos lleva a Jesús: ¡Haced
lo que El os diga! Y ya sabemos lo que tenemos que hacer, renovar cada día nuestra
alianza con Dios. Ella es la que intercede ante el Padre por nosotros, le pedimos que
la oración de este día ella siga presentándola continuamente. La saludamos juntos
antes de marcharnos.

(Bien se puede entonar un canto o rezar el Ave María)

Con la alegría del evangelio, podéis ir en paz.

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TIEMPO DE CUARESMA
ADORACIÓN AL SANTÍSIMO CON NIÑOS
«HABLA SEÑOR QUE TU SIERVO ESCUCHA»
Entonando un canto apropiado y conocido por los niños
se expone el Santísimo y se deja un pequeño silencio antes de hacer la reflexión.

PRESIDENTE:

Estamos en Cuaresma, tiempo


de gracia, tiempo de
encuentro y de perdón.
Escuchemos la llamada del
Señor que nos invita a cambiar,
a nacer de nuevo.
Comenzamos la cuaresma.Tú,
Señor, nos invitas a que estos
cuarenta días vayamos
preparando el terreno para
poder edificar sobre Ti,que
eres la Roca que nos salva y lo
vayamos haciendo hasta la
Semana Santa; hasta la
Pascua.Queremos construir
sobre Ti y contigo.

Las peticiones de perdón la pueden hacer los niños


y dejar que ellos añadan las que quieran.

ORACIÓN DE PETICIÓN DE PERDÓN:

* Porque nos cuesta reconocernos pecadores... -Perdónanos, Señor.


* Por nuestra inconstancia en el trabajo... -Perdónanos, Señor.
* Por fabricarnos dioses a nuestra medida... -Perdónanos, Señor.
* Por ser críticos y exigentes con los demás sin estar dispuestos nosotros a corregir
nuestros defectos... -Perdónanos, Señor.
* Porque con mucha facilidad abandonamos nuestra oración y nuestra relación
contigo... -Perdónanos, Señor
* ..........

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Un niño, en nombre de todos, hace esta oración:
Señor, amigo bueno,
Tú siempre quieres cumplir la voluntad de tu Padre;
y tu deseo es que vivamos siempre como hijos del Padre Dios.
Queremos escuchar tu Palabra;
Palabra de da vida eterna y que es tan necesaria
como el alimento para nuestras vidas.
Así construiremos seguros junto a Ti.
Danos la fuerza para eliminarla pereza, la envidia, la agresividad...
y, sobre todo, ayúdanos, Señor Jesús,a vivir como Tú quieres,
cumpliendo siempre tu voluntad.
Amén.

MONICIÓN A LA PALABRA DE DIOS:

Le hemos dicho al Señor que queremos alimentarnos de su Palabra que es tan


necesaria como el alimento para nuestras vidas. Escuchemos la Palabra de Dios:

Del primer libro de Samuel 3, 1-21

El niño Samuel oficiaba ante el Señor con Elí. La palabra del Señor era rara en aquel
tiempo, y no abundaban las visiones. Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus
ojos empezaban a apagarse, y no podía ver. Aún ardía la lámpara de Dios, y Samuel
estaba acostado en el templo del
Señor, donde estaba el arca de
Dios. El Señor llamó Samuel, y él
respondió: «Aquí estoy.» Fue
corriendo a donde estaba Elí y le
dijo: «Aquí estoy; vengo porque
me has llamado.» Respondió Elí:
«No te he llamado; vuelve a
acostarte.» Samuel volvió a
acostarse. Volvió a llamar el
Señor a Samuel. Él se levantó y
fue a done estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has llamado.» Respondió
Elí: «No te he llamado, hijo mío; vuelve a acostarte.» Aún no conocía Samuel al Señor,
pues no le había sido revelada la palabra del Señor. Por tercera vez llamó el Señor a
Samuel, y él se fue a donde estaba Elí y le dijo: «Aquí estoy; vengo porque me has
llamado.» Elí comprendió que era el Señor quien llamaba al muchacho, y dijo a Samuel:
«Anda, acuéstate; y si te llama alguien, responde: «Habla, Señor, que tu siervo
escucha.»» Samuel fue y se acostó en su sitio. El Señor se presentó y le llamó como
antes: «¡Samuel, Samuel!» Él respondió: «Habla, que tu siervo escucha.»
(Se hace una pausa para meditar la Palabra de Dios)

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A continuación el presidente de la celebración puede hacer una reflexión
a los niños sobre la llamada de Dios, la vocación y la respuesta a esa vocación
que se hace por amor y fidelidad a Dios. Cuaresma es tiempo de reflexión
y de conversión si es que nos hemos apartado de la llamada de Dios.

Un niño hace esta oración en nombre de todos:

Señor Jesús! Tú eres nuestro buen amigo.


Tú fuiste niño, joven, y creciste como nosotros.
Tú dedicaste mucho tiempo a conversar, a orar,
con Dios nuestro Padre.
Nos enseñaste que tu misión era cumplir su voluntad.
Enséñanos a nosotros a hacer eso mismo:
hablar con nuestro Padre Dios;saber lo que Él quiere de nosotros,
prestar nuestra ayuda a los demás;
trabajar en casa y en el colegio con alegría.
Así, nuestra vida será más cristiana y ejemplardurante esta Cuaresma.
Te pedimos que camines con nosotros.

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MONICIÓN:

Le hemos pedido al Señor que nos enseñe a orar a Dios Padre igual que lo hacía de
niño. Vamos a presentar al Señor nuestra oración porque al igual que Dios hablaba al
niño Samuel también sabe escuchar.

1. Te pedimos Señor por la Iglesia, para que siempre respondamos a tu


llamada. Escúchanos Señor.
2. Te pedimos por el mundo, que responda a tu llamada de amor y paz.
Escúchanos Señor.
3. Te pedimos por nosotros los niños que estemos atentos a lo que tú quieres
de nosotros. Escúchanos Señor.
4. Te pedimos por los que han sido llamados a ser sacerdotes que no tengan
miedo y digan como Samuel: Habla Señor que tu siervo escucha. Escúchanos
Señor.
5. Te pedimos Señor que llames a niños y jóvenes de nuestra parroquia a
seguirte como sacerdotes al servicio de la Iglesia y del mundo. Escúchanos
Señor.

(Los niños pueden añadir peticiones…)

- Sabiendo que Dios nos escucha ofrecemos todas estas oraciones con la oración que
el mismo Jesucristo nos enseñó: PADRE NUESTRO…

- Entonando un canto apropiado se hace la oración final dando la bendición con el


Santísimo.

MONICIÓN FINAL:

La mamá de Jesús es también mamá


nuestra, la V irgen María. Ella nos
quiere mucho y siempre está
preocupada por nosotros y reza mucho
a Dios por cada uno de nosotros. Le
damos gracias antes de marcharnos y
le pedimos que sepamos escuchar la
Palabra de Dios tan bien como ella lo
hizo. La saludamos juntos y decimos:
Dios te salve María….

- Con la alegría de este rato de oración, podéis ir en paz.

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TIEMPO DE PASCUA
VOLVERÉ A VEROS
Y SE ALEGRARÁ VUESTRO CORAZÓN
Se expone el Santísimo y se adorna el altar profusamente porque es el contexto de la
Pascua, del gozo de la Iglesia por su Señor Resucitado. Se entona un canto apropiado
y si es posible se honra con incienso al Santísimo.

MONICIÓN INVITATORIA:

Señor Jesús, tu nos prometiste


que nuestra tristeza se
convertiría en alegría. Hoy
estamos felices por estar contigo.
No permitas que estemos sólo
junto a ti, sino que realmente
estemos contigo, dentro de ti,
abrasándonos en el fuego de tu
presencia eucarística, fuego que
no consume, sino que da vida, luz
y calor. Gracias Señor por tu
Pasión, Muerte y Resurrección
que hemos celebrado en estos
días santos que renuevan la fe y la esperanza, que nos fortalecen para salir a los
caminos, a las periferias, para anunciar al mundo que tú vives y que nosotros somos
tus testigos.
Ayúdanos a vivir en tu amor y ábrenos los oídos y la boca para escucharte y
proclamarte. Gracias Señor.

(Breve silencio para prepararnos para la escucha de la Palabra)

MONICIÓN A LAS LECTURAS:

Los discípulos de Emaús no lo reconocieron en el camino porque iban demasiado


ensimismados. Salgamos ahora nosotros de nuestra interioridad para encontrarnos
con Cristo Resucitado, caminante con nosotros que nos habla de corazón y al corazón.
Escuchemos atentos.

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Del Evangelio según San Juan 16,20-23

En verdad, en verdad, os digo, vosotros vais a llorar y gemir, mientras que el mundo
se va a regocijar. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en gozo.
La mujer, en el momento de dar a luz, tiene tristeza, porque su hora ha llegado; pero,
cuando su hijo ha nacido, no se acuerda más de su dolor, por el gozo de que ha
nacido un hombre al mundo.
Así también vosotros, tenéis ahora tristeza, pero Yo volveré a veros, y entonces vuestro
corazón se alegrará y nadie os podrá quitar vuestro gozo. En aquel día no me
preguntaréis más sobre nada. En verdad, en verdad, os digo, lo que pidáis al Padre, Él
os lo dará en mi nombre.

(Dejamos un tiempo de oración y reflexión personal)

- Donde Cristo Resucitado está presente no puede haber ni tristeza ni división. El


saludo del Resucitado es un saludo de paz y la reacción de los que lo encuentran es
de asombro y de alegría. Escuchemos al Papa Francisco en su exhortación Evangelii
Gaudium:

5. El Evangelio, donde deslumbra gloriosa la Cruz de Cristo, invita insistentemente a


la alegría. Bastan algunos ejemplos: «Alégrate» es el saludo del ángel a María (Lc
1,28). La visita de María a Isabel hace que Juan salte de alegría en el seno de su
madre (cf. Lc 1,41). En su canto María proclama: «Mi espíritu se estremece de alegría
en Dios, mi salvador» (Lc 1,47). Cuando Jesús comienza su ministerio, Juan exclama:
«Ésta es mi alegría, que ha llegado a su plenitud» (Jn 3,29). Jesús mismo «se llenó de
alegría en el Espíritu Santo» (Lc 10,21). Su mensaje es fuente de gozo: «Os he dicho
estas cosas para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría sea plena» (Jn
15,11). Nuestra alegría cristiana bebe de la fuente de su corazón rebosante. Él promete
a los discípulos: «Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se convertirá en alegría» (Jn
16,20). E insiste: «Volveré a veros y se alegrará vuestro
corazón, y nadie os podrá quitar vuestra alegría»
(Jn 16,22). Después ellos, al verlo resucitado,
«se alegraron» (Jn 20,20). El libro
de los Hechos de los
Apóstoles cuenta que en
la primera comunidad
«tomaban el alimento
con alegría» (2,46). Por
donde los discípulos
pasaban, había «una
gran alegría» (8,8), y
ellos, en medio de la

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persecución, «se llenaban de gozo» (13,52). Un eunuco, apenas bautizado, «siguió
gozoso su camino» (8,39), y el carcelero «se alegró con toda su familia por haber
creído en Dios» (16,34). ¿Por qué no entrar también nosotros en ese río de alegría?

6. Hay cristianos cuya opción parece ser la de una Cuaresma sin Pascua. Pero reconozco
que la alegría no se vive del mismo modo en todas las etapas y circunstancias de la
vida, a veces muy duras. Se adapta y se transforma, y siempre permanece al menos
como un brote de luz que nace de la certeza personal de ser infinitamente amado,
más allá de todo.
Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por las graves dificultades que
tienen que sufrir, pero poco a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience
a despertarse, como una secreta pero firme confianza, aun en medio de las peores
angustias: «Me encuentro lejos de la paz, he olvidado la dicha […] Pero algo traigo a
la memoria, algo que me hace esperar. Que el amor del Señor no se ha acabado, no
se ha agotado su ternura. Mañana tras mañana se renuevan. ¡Grande es su fidelidad!
[…] Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor» (Lm 3,17.21-23.26).
(EG 5-6)

(Dejamos un tiempo de reflexión)

- Grande es la fidelidad
del Señor, siempre
atento a nuestras
súplicas, siempre
presto al auxilio de su
pueblo. Oremos a
Cristo Eucaristía
Resucitado. El nos ha
dicho: lo que pidáis al
Padre en mi nombre os
lo concederá. Oremos
con esta confianza:

1. Por todo
el Pueblo de Dios, iluminado con el resplandor glorioso de la Resurrección
de Cristo. Que sepamos llevar la buena nueva hasta las periferias y
extrarradios de nuestra sociedad. Escúchanos Señor.
2. Por el mundo que necesita la alegría del Evangelio, para que no se cierre
ensimismado en sus graves problemas y angustias. Escúchanos Señor.
3. Por nuestro Obispo Ramón, por su presbiterio diocesano, para que
fortalecidos en su ministerio sacerdotal por la energía del Resucitado,
busquen la santidad de vida en el fiel ejercicio de su vocación. Escúchanos
Señor.

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4. Por lo seminaristas mayores y menores para que vayan configurando
sus vidas a Jesucristo Buen Pastor. Escúchanos Señor.
5. Por los jóvenes y niños, por las familias cristianas, para que descubran la
llama del Señor a una vida plena y feliz junto a él y al servicio completo de
los hermanos. Escúchanos Señor.
6. Para que este tiempo de Pascua sea una primavera espiritual para cada
uno de nosotros. Escúchanos Señor.

(Se pueden añadir más oraciones espontáneas de los asistentes)

- Pedid y se os dará, lo que pidáis a mi Padre en mi nombre os lo concederá. Elevemos


todas estas oraciones al Padre Todopoderoso, que él nos las conceda por su Hijo
Jesucristo que nos enseñó a decir: Padre nuestro….

- Mientras se entona un canto apropiado se honra al Santísimo con incienso, oración


final y bendición.

MONICIÓN FINAL:

La Virgen María, madre de Cristo Eucaristía siempre nos acompaña feliz y gozosa
porque es evangelio viviente de la alegría.
Terminemos nuestra oración pascual saludándola y poniéndola como intercesora
nuestra.
Lo hacemos con esta preciosa oración del Papa Francisco en la conclusión de su
exhortación apostólica Evangelii Gaudium:

Virgen y Madre María,


tú que, movida por el Espíritu,
acogiste al Verbo de la vida
en la profundidad de tu humilde fe,
totalmente entregada al Eterno,
ayúdanos a decir nuestro «sí»
ante la urgencia, más imperiosa que nunca,
de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.

Tú, llena de la presencia de Cristo,


llevaste la alegría a Juan el Bautista,
haciéndolo exultar en el seno de su madre.

Tú, estremecida de gozo,


cantaste las maravillas del Señor.

Tú, que estuviste plantada ante la cruz


con una fe inquebrantable
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y recibiste el alegre consuelo de la resurrección,
recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu
para que naciera la Iglesia evangelizadora.
Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados
para llevar a todos el Evangelio de la vida
que vence a la muerte.
Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos
para que llegue a todos
el don de la belleza que no se apaga.

Tú, Virgen de la escucha y la contemplación,


madre del amor, esposa de las bodas eternas,
intercede por la Iglesia, de la cual eres el icono purísimo,
para que ella nunca se encierre ni se detenga
en su pasión por instaurar el Reino.

Estrella de la nueva evangelización,


ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión,
del servicio, de la fe ardiente y generosa,
de la justicia y el amor a los pobres,
para que la alegría del Evangelio
llegue hasta los confines de la tierra
y ninguna periferia se prive de su luz.

Madre del Evangelio viviente,


manantial de alegría para los pequeños,
ruega por nosotros.
Amén. Aleluya.

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TIEMPO DE PASCUA
ADORACIÓN AL SANTÍSIMO CON NIÑOS
¡NO ESTÁ AQUÍ, HA RESUCITADO!

Se expone el Santísimo Sacramento con profusión de ornamentación y se honra


con incienso. Estamos en tiempo pascual. Se hace un canto apropiado y que sepan
los niños. Después hacemos un silencio reverente durante unos segundos.

MONICIÓN INVITATORIA:

Después de un tiempo de
preparación como ha sido la
Cuaresma, ahora llegamos a la
gran fiesta de la Pascua: Jesús ha
decidido quedarse con nosotros
y está precisamente entre
nosotros, en el sacramento de la
Eucaristía que estamos
contemplando. ¡Ahí es donde
debemos verlo! Él nos da luz, nos
ayuda a vivir, porque Él se ha
quedado en la Iglesia, también lo
podemos encontrar en los pobres
y necesitados, y lo podemos
experimentar cada vez que
amemos de corazón a los demás.

Ahora vamos a escuchar el relato de su resurrección y lo que Cristo Resucitado quiere


de cada uno de nosotros. Escuchad atentamente.

Adaptación del evangelio:

Narrador 1 :
Era Sábado, día de descanso de los judíos.
Los amigos de Jesús estaban muy tristes, pues Él había muerto.
Discípulo 1:
Deberíamos escondernos. Podemos tener problemas por ser sus amigos.
Discípulo 2:
¡No! ¡No seas cobarde! ¡Vamos a volver adonde lo enterraron.
Yo quiero despedirme de Él!
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Narrador 1:
Al día siguiente, las mujeres fueron hasta la tumba muy temprano.
Para su sorpresa, estaba abierta. Dentro, había dos ángeles vestidos
de un blanco muy brillante:
Ángel :
¡Jesús no está aquí. ESTÁ VIVO, HA RESUCITADO!
Narrador 1 :
Entonces, las dos discípulas fueron a contárselo a todo el mundo,
pero no todos lo creyeron.
Narrador 2 :
También otras muchas personas vieron a Jesús.
Narrador 1:
Sí, y Él les ayudó a entender que Dios es un amigo cuando pasamos por
momentos difíciles, y que puede hacer que todo vaya bien de nuevo.
Narrador 2 :
Además, nos pidió a todos una bonita tarea.
Discípulo 1:
¿Cuál?
Narrador 1 :
¡Explicar que Jesús está con nosotros, a todo el mundo!
Narrador 2:
¡También cada uno de nosotros puede hacerlo! ¿Verdad?
Narrador 1:
¡Claro! Cada vez que somos buenas personas y ayudamos a los otros,
es como decir a los demás que Jesús sigue estando vivo.

Narradores 1 y 2 a la vez:¡Vayamos, pues, a contárselo a todos!

(Dejamos unos segundos de reflexión y luego el que preside la celebración puede


hacer una reflexión con los niños de la llamada que Dios hace para transmitir la
gran noticia de la Resurrección de Cristo y cómo podemos hacerlo desde las
distintas vocaciones cristianas)

- Confiamos en ti Señor, vivo y resucitado, presente


aquí en el Sacramento de la Eucaristía, porque
confiamos en ti te pedimos:

1. Pedimos por nuestras familias, por


nuestros amigos, para que seamos para
ellos como Jesús, que siempre ayudaba a
todos. Roguemos al Señor.

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2. Pedimos por los países que están en guerra, por todos los que sufren,
para que encuentren una mano amiga que los anime. Roguemos al Señor.
3. Pedimos también por todos los enfermos, para que puedan tener más
salud. Roguemos al Señor.
4. Pedimos por las vocaciones a la vida consagrada, al sacerdocio, para que
los niños estemos muy atentos al Señor por si nos llama a seguirlo como
sacerdotes o religiosos. Roguemos al Señor.
5. Pedimos por los sacerdotes y religiosos de nuestra diócesis, que se
mantengan alegres y fieles a su vocación. Roguemos al Señor.
6. Pedimos por todos los niños que formamos esta comunidad parroquial,
para que de verdad seamos buenos hermanos y podamos ser cada vez
mejores cristianos. Roguemos al Señor.

(Los niños pueden añadir más peticiones…)

- Terminamos rezando el Padre nuestro que muestra nuestra confianza en Dios Padre
que nos quiere y nos ama.

Terminada la oración se entona un canto apropiado que sepan los niños mientras
se inciensa el Santísimo Sacramento, se hace la oración y se da la bendición.

MONICIÓN FINAL:

La Virgen María en este tiempo de Pascua se alegra por la Resurrección de su Hijo.


Ella siempre nos habla de Jesús y nos lleva hasta él, especialmente cuando nos sienta
en la mesa de la Eucaristía. La saludamos y le pedimos que interceda al Señor por
nosotros.

(Podemos hacer un canto a la Virgen María o rezar el Ave María)

- Podéis ir en paz.

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SANTO VIA CRUCIS
En la solemnidad de Cristo Rey del año 2013, con motivo de la clausura del año de la
fe, nos regalaba el Papa Francisco su primera exhortación apostólica con el título
Evangelii Gaudium.

Recogiendo las aportaciones del sínodo de los obispos sobre nueva evangelización
nos ofrece una amplia reflexión de cómo debe afrontar la Iglesia el reto evangelizador
en estos comienzos del siglo XXI.

He querido que el via crucis de este año sea una meditación de la exhoración apostólica
desde los momentos de la pasión y muerte del Señor esperando su gloriosa
resurrección.

En nuestra Diócesis de Jaén centramos nuestro plan pastoral en las


vocaciones cristianas. Dios llama al género humano a la existencia
desde el primer instante de la vida, los llama como a hijos
gracias al Hijo y a desarrollar una misión concreta para
gloria de Dios y bien de los hermanos. Ese
reconocimiento de Dios en la
centralidad de la vida, la
vivencia intensa de la propia
vocacion, provoca la alegría que
el Papa Francisco nos urge a
llevar a nuestro mundo como
medio de nueva evangelización.

Que la oración del santo


viacrucis durante esta
Cuaresma y a lo largo de todo
el año, nos ayude a
idenficarnos con Cristo que
siendo Dios se hizo hombre
para servirnos con su vida
hasta entregarla por nosotros
por amor. Haz tú lo mismo.

Mariano Cabeza Peralta


Promotor Eucarístico
Diocesano

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SANTO VIA CRUCIS
• En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén
• Como preparación al santo viacrucis nos reconocemos pecadores en la
presencia del Señor pidiendo su perdón y misericordia: Yo confieso....

MONICIÓN:

Las reflexiones que vamos a considerar en cada estación del santo viacrucis han sido
tomadas de la exhortación apostólica Evangelii Gaudium del Papa Francisco.

PRIMERA ESTACION: JESUS CONDENADO A MUERTE:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos.


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí
pecador.

El gran riesgo del mundo actual, con su múltiple y


abrumadora oferta de consumo, es una tristeza
individualista que brota del corazón cómodo y
avaro, de la búsqueda enfermiza de placeres
superficiales, de la conciencia aislada. Cuando la
vida interior se clausura en los propios intereses, ya no hay espacio para los demás,
ya no entran los pobres, ya no se escucha la voz de Dios, ya no se goza la dulce alegría
de su amor, ya no palpita el entusiasmo por hacer el bien (EG 2)

• Por nuestros egoísmos e islamientos que condenan a la muerte del olvido


y la indiferencia a los demás. Perdón, Señor, perdón.Padre nuestro y gloria.

SEGUNDA ESTACIÓN: JESÚS CARGA CON LA CRUZ:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí
pecador.

Dios no se cansa nunca de perdonar, somos


nosotros los que nos cansamos de acudir a su
misericordia. Aquel que nos invitó a perdonar
«setenta veces siete» (Mt 18,22) nos da ejemplo:
Él perdona setenta veces siete. Nos vuelve a cargar
sobre sus hombros una y otra vez. Nadie podrá
quitarnos la dignidad que nos otorga este amor

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infinito e inquebrantable. Él nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con
una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría
(EG 3)

• Por cargarnos sobre tus hombros y perdonarnos siempre: Gracias Señor.


Padre nuestro y gloria.

TERCERA ESTACIÓN: JESUS CAE POR PRIMERA VEZ:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo y a mí
pecador.

Comprendo a las personas que tienden a la tristeza por


las graves dificultades que tienen que sufrir, pero poco
a poco hay que permitir que la alegría de la fe comience
a despertarse, como una secreta pero firme confianza,
aun en medio de las peores angustias: «Me encuentro
lejos de la paz, he olvidado la dicha […] Pero algo traigo
a la memoria, algo que me hace esperar. Que el amor
del Señor no se ha acabado, no se ha agotado su
ternura. Mañana tras mañana se renuevan. ¡Grande
es su fidelidad! […] Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor» (Lm 3,17.21-
23.26). (EG. 6)

• Por los pueblos y personas que viven aplastados por grandes cruces.
Roguemos al Señor. Padre nuestro y gloria.

CUARTA ESTACIÓN: JESÚS ENCUENTRA A SU SANTISIMA MADRE:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Sólo gracias a ese encuentro —o reencuentro— con


el amor de Dios, que se convierte en feliz amistad,
somos rescatados de nuestra conciencia aislada y de
la autorreferencialidad. Llegamos a ser plenamente
humanos cuando somos más que humanos, cuando
le permitimos a Dios que nos lleve más allá de
nosotros mismos para alcanzar nuestro ser más
verdadero. Allí está el manantial de la acción
evangelizadora. Porque, si alguien ha acogido ese

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amor que le devuelve el sentido de la vida, ¿cómo puede contener el deseo de
comunicarlo a otros? (EG. 8)

• Madre María, tu nos enseñas cómo tenemos que permitir a Dios conducir
nuestra vida. Intercede ante Dios por nosotros pecadores. Padre nuestro y
gloria.

QUINTA ESTACIÓN: SIMÓN CIRINEO LE AYUDA A LLEVAR LA CRUZ:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

El bien siempre tiende a comunicarse. Toda


experiencia auténtica de verdad y de belleza busca
por sí misma su expansión, y cualquier persona que
viva una profunda liberación adquiere mayor
sensibilidad ante las necesidades de los demás.
Comunicándolo, el bien se arraiga y se desarrolla.
Por eso, quien quiera vivir con dignidad y plenitud no tiene otro camino más que
reconocer al otro y buscar su bien (EG. 9)

• Por los que ayudan como hermanos a los demás movidos por el amor a
Dios. Gracias Señor.Padre nuestro y gloria.

SEXTA ESTACIÓN: LA VERÓNICA LIMPIA EL ROSTRO DE JESÚS::

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Si la Iglesia entera asume este dinamismo


misionero, debe llegar a todos, sin excepciones.
Pero ¿a quiénes debería privilegiar? Cuando uno
lee el Evangelio, se encuentra con una orientación
contundente: no tanto a los amigos y vecinos ricos
sino sobre todo a los pobres y enfermos, a esos
que suelen ser despreciados y olvidados, a aquellos
que «no tienen con qué recompensarte» (Lc 14,14).
No deben quedar dudas ni caben explicaciones que
debiliten este mensaje tan claro. Hoy y siempre,
«los pobres son los destinatarios privilegiados del Evangelio» (EG. 48)

• Por las veces que no te reconocemos en el rostro de los pobres ni


limpiamos su dolor. Perdón, Señor, perdón.Padre nuestro y gloria.

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SEPTIMA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR SEGUNDA VEZ:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Se considera al ser humano en sí mismo como un


bien de consumo, que se puede usar y luego tirar.
Hemos dado inicio a la cultura del «descarte» que,
además, se promueve. Ya no se trata simplemente
del fenómeno de la explotación y de la opresión,
sino de algo nuevo: con la exclusión queda afectada
en su misma raíz la pertenencia a la sociedad en la
que se vive, pues ya no se está en ella abajo, en la
periferia, o sin poder, sino que se está fuera. Los
excluidos no son «explotados» sino desechos,
«sobrantes». (EG. 53)

• Por los excluidos de nuestra sociedad, por los que no son queridos ni
considerados, roguemos al Señor. Padre nuestro y gloria.

OCTAVA ESTACIÓN: LAS MUJERES DE JERUSALEN LLORAN POR JESÚS:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Para poder sostener un estilo de vida que excluye


a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal
egoísta, se ha desarrollado una globalización de la
indiferencia. Casi sin advertirlo, nos volvemos
incapaces de compadecernos ante los clamores de
los otros, ya no lloramos ante el drama de los
demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera
una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La
cultura del bienestar nos anestesia y perdemos la
calma si el mercado ofrece algo que todavía no
hemos comprado, mientras todas esas vidas
truncadas por falta de posibilidades nos parecen
un mero espectáculo que de ninguna manera nos
altera. (EG. 54)

• Por nuestra falta de compasión, por nuestra


indiferencia, por nuestra ausencia de lágrimas. Perdón, Señor, perdón. Padre
nuestro y gloria.

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NOVENA ESTACIÓN: JESÚS CAE POR TERCERA VEZ:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos.


• Que por tu santa cruz redimsite al mundo.

Una de las causas de esta situación se encuentra


en la relación que hemos establecido con el dinero,
ya que aceptamos pacíficamente su predominio
sobre nosotros y nuestras sociedades. La crisis
financiera que atravesamos nos hace olvidar que
en su origen hay una profunda crisis antropológica:
¡la negación de la primacía del ser humano! Hemos
creado nuevos ídolos. La adoración del antiguo
becerro de oro (cf. Ex 32,1-35) ha encontrado una
versión nueva y despiadada en el fetichismo del
dinero y en la dictadura de la economía sin un
rostro y sin un objetivo verdaderamente humano. La crisis mundial, que afecta a las
finanzas y a la economía, pone de manifiesto sus desequilibrios y, sobre todo, la
grave carencia de su orientación antropológica que reduce al ser humano a una sola
de sus necesidades: el consumo. (EG. 55)

• Libéranos Señor de una vida esclavizada por el dinero, por el consumo y


por el materialismo. Te lo pedimos Señor.Padre nuestro y gloria.

DÉCIMA ESTACION: JESÚS ES DESPOJADO DE SUS VESTIDURAS:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

Nuestro dolor y nuestra vergüenza por los


pecados de algunos miembros de la Iglesia, y por
los propios, no deben hacer olvidar cuántos
cristianos dan la vida por amor: ayudan a tanta
gente a curarse o a morir en paz en precarios
hospitales, o acompañan personas esclavizadas
por diversas adicciones en los lugares más pobres
de la tierra, o se desgastan en la educación de
niños y jóvenes, o cuidan ancianos abandonados
por todos, o tratan de comunicar valores en
ambientes hostiles, o se entregan de muchas otras
maneras que muestran ese inmenso amor a la
humanidad que nos ha inspirado el Dios hecho
hombre (EG.76)

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• Por los que se despojan de su vida, de sus proyectos, de sus bienes, de
su tiempo a favor de los demás, especialmente lo más pobres. Gracias
Señor.Padre nuestro y gloria.

UNDÉCIMA ESTACIÓN: JESUS ES CLAVADO EN LA CRUZ:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

El triunfo cristiano es siempre una cruz, pero una


cruz que al mismo tiempo es bandera de victoria,
que se lleva con una ternura combativa ante los
embates del mal. El mal espíritu de la derrota es
hermano de la tentación de separar antes de tiempo el trigo de la cizaña, producto
de una desconfianza ansiosa y egocéntrica. (EG. 85)

• Por las veces que no entendemos la cruz, que rechazamos la cruz, que
somos rebeldes ante la cruz. Perdón, Señor, perdón. Padre nuestro y gloria.

DUODÉCIMA ESTACIÓN: JESUS MUERE EN LA CRUZ:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

En el desierto se vuelve a descubrir el valor de lo


que es esencial para vivir; así, en el mundo
contemporáneo, son muchos los signos de la sed
de Dios, del sentido último de la vida, a menudo
manifestados de forma implícita o negativa. Y en
el desierto se necesitan sobre todo personas de
fe que, con su propia vida, indiquen el camino
hacia la Tierra prometida y de esta forma
mantengan viva la esperanza». En todo caso, allí
estamos llamados a ser personas-cántaros para
dar de beber a los demás. A veces el cántaro se
convierte en una pesada cruz, pero fue
precisamente en la cruz donde, traspasado, el
Señor se nos entregó como fuente de agua viva.
¡No nos dejemos robar la esperanza! (EG. 86)

• Por dar tu vida por nosotros en la cruz, por tu muerte que abre el camino
de la tierra prometida, gracias Señor. Padre nuestro y gloria.

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DECIMOTERCERA ESTACIÓN: EL CUERPO DE JESUS ES BAJADO DE LA CRUZ:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimiste al mundo.

La nueva evangelización es una invitación a


reconocer la fuerza salvífica de sus vidas y a
ponerlos (a los pobres) en el centro del camino
de la Iglesia. Estamos llamados a descubrir a
Cristo en ellos, a prestarles nuestra voz en sus
causas, pero también a ser sus amigos, a
escucharlos, a interpretarlos y a recoger la misteriosa sabiduría que Dios quiere
comunicarnos a través de ellos. (EG.198)

• Que sepamos acoger a todos los pobres y crucificados de este mundo


con amor de hermanos. Ayúdanos Señor. Padre nuestro y gloria.

DECIMOCUARTA ESTACIÓN: EL CUERPO DE JESUS ES COLOCADO EN EL SEPULCRO:

• Te adoramos Cristo y te bendecimos


• Que por tu santa cruz redimsite al mundo.

Porque cada vez que miramos a María volvemos


a creer en lo revolucionario de la ternura y del
cariño. En ella vemos que la humildad y la
ternura no son virtudes de los débiles sino de
los fuertes, que no necesitan maltratar a otros
para sentirse importantes. Mirándola
descubrimos que la misma que alababa a Dios
porque «derribó de su trono a los poderosos» y «despidió vacíos a los ricos» (Lc
1,52.53) es la que pone calidez de hogar en nuestra búsqueda de justicia. Es también
la que conserva cuidadosamente «todas las cosas meditándolas en su corazón»
(Lc2,19) (EG. 288)

• Con María, en el silencio de la fe esparamos tu gloriosa resurrección,


triunfo tuyo sobre el mal y triunfo nuestro gracais a tí. Gracias Señor. Padre
nuestro y gloria.

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CONCLUSIÓN:

Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de


la vida que vence a la muerte. Danos la santa audacia de buscar nuevos caminos para
que llegue a todos el don de la belleza que no se apaga. Amén.(EG 288)

• Bendigamos al Señor. Demos gracias a Dios.

Textos: Papa Francisco. Evangelii Gaudium.


Composición y redacción: Mariano Cabeza Peralta.
Promotor Eucarístico Diocesano.

Diócesis de Jaén
Promoción
Diocesana
del Culto
Eucarístico
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