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VIOLENCIA DE GÉNERO

Una mirada multidisciplinar

MÓDULO 1: Construcción
social del género.
Profesora: Ianire Estébanez Castaño, psicóloga, ciberactivista y experta en
género

TEMA 1: Sistema sexo-género-deseo.


Estereotipos y roles.
MÓDULO 1: Construcción social del género TEMA 1: Sistema sexo-género-deseo. Estereotipos y roles

I. Sistema sexo-género-deseo 3
¿Qué es el sistema sexo-género? 3
La orientación del deseo 5

II. Estereotipos y roles 7


Roles de género 7
Socialización de género
Ruptura del sistema sexo-género-deseo 9
III. Bibliografía y enlaces 10
TEMA 1: Sistema sexo-género-deseo. Estereotipos y roles

I. SISTEMA SEXO-GÉNERO-DESEO

¿Qué es el sistema sexo-género?

A lo largo de la historia, se ha intentado explicar desde diferentes paradigmas científicos los


comportamientos diferenciales de mujeres y hombres. Tradicionalmente se ha postulado que las
diferencias entre mujeres y hombres venían marcadas por una explicación biologicista, pero 3
posteriormente, en el siglo XX, la Sociología se interesó por el impacto de los cambios sociales en
las construcciones de nuestra identidad, comenzando a hablar de roles masculinos y femeninos y
encontrando que nuestra forma de ser mujeres u hombres, está más determinada por la cultura y
la sociedad en la que vivimos.

Desde esta idea, cada cultura dota de contenido la idea de lo que es “ser mujer” o “ser hombre”,
en un periodo histórico y cultural determinado, y esto se transmite entre generaciones por
socialización. Es la repetición de estas ideas, esquemas, creencias y estereotipos, lo que hace
que identifiquemos como “masculinos” o “femeninos” unos comportamientos u otros. La frase de
la filósofa feminista Simone de Beauvoir identifica esta idea en su célebre “No se nace mujer:
sino que llega una a serlo”, es decir, las características sexuales con las que nacemos no
determinan nuestro comportamiento, sino que son las civilizaciones, las culturas, quienes elaboran
el constructo de lo que significa ser mujer, o ser hombre, elaboran el constructo de género.

Gayle Rubin (1975) estableció la idea de un sistema diferenciado entre sexo y género. Según
esta propuesta, el sexo se comprendería como los aspectos biológicos que diferencian a mujeres
y hombres; que serían universales y generalmente permanentes, y el género sería el componente
social o cultural. De esta forma, desde la conceptualización de este sistema se diferencian:
- Lo biológico (el sexo),
- Lo cultural (el género).

Sexo.
Todas las personas nacemos sexuadas y con unas características corporales, y, en el momento
en el que nacemos, se nos asigna un sexo u otro en función de los cromosomas, las hormonas,
los órganos reproductores y los genitales que presentamos. Normalmente la etiqueta que se nos
asigna es dicotómica, entendiendo que podemos tener sexo masculino, o sexo femenino.

Sin embargo, sabemos que existen personas intersexuales, por lo que el sexo va más allá de esta
dicotomía, y las conceptualizaciones sobre este concepto están modificándose.
TEMA 1: Sistema sexo-género-deseo. Estereotipos y roles

La sexuación es biográfica, se da a lo largo de la vida, se relaciona con las propias experiencias


vitales y en ella interfieren muchos factores. Es un proceso en el que lo biológico y lo cultural son
inseparables y es muy difícil delimitar claramente qué corresponde a qué. (Parra, 2018)

Género.
Se denomina género, en contraposición a sexo, para referirnos a los comportamientos, actividades
y atributos que una sociedad considera apropiados para los hombres y las mujeres (Organización
Mundial de la Salud). El género, por tanto, es un constructo cultural, y es el significado que da
nuestra cultura a nuestro cuerpo sexuado.
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Estas características, por ser sociales, dependen de la sociedad en la que vivamos; cada sociedad,
por tanto, tendría un sistema sexo-género, con sus códigos y peculiaridades. Por ejemplo, una
mujer puede nacer en China o en África, y a ambas se las identificará al nacer como mujeres, pero
su cultura no espera de ellas los mismos comportamientos, roles o características, porque éstos
comportamientos, las costumbres, las creencias, están definidas y diferenciadas por la cultura en
la que viven.

Siguiendo con esta diferenciación, los géneros se propondrían como una representación social
que además es dicotómica, opuesta, excluyente y jerárquica; es decir, se generan posiciones
de poder diferenciadas y asimétricas donde quien sustenta el poder o domina es la posición
masculina y la posición subordinada es la femenina. (Rubin, 1975). El género es una construcción
interiorizada a través del proceso de socialización diferencial, que establece parámetros o
marcadores de lo que deben ser, hacer y parecer un hombre y una mujer, definiéndolos como
masculino o femenino, por oposición y con desigual valor (Parra, 2018).

El glosario de términos del Instituto Vasco de la Mujer – Emakunde, define el género como:

1. El conjunto de creencias, rasgos personales, actitudes, sentimientos, valores, conductas y


actividades que diferencian a hombres y a mujeres a través de un proceso de construcción social
que tiene varias características. En primer lugar, es un proceso histórico que se desarrolla a
distintos niveles tales como el estado, el mercado de trabajo, las escuelas, los medios de
comunicación, la ley, la familia y a través de las relaciones interpersonales. En segundo lugar, este
proceso supone la jerarquización de estos rasgos y actividades de tal modo que a los que se
definen como masculinos se les atribuye mayor valor (Lourdes Benería, 1987, 46; recogido en
Maquieira, 1998; recogido en Esteban, 2001, 28).
2. Se refiere a la gama de roles, relaciones, características de la personalidad, actitudes,
comportamientos, valores, poder relativo e influencia, socialmente construidos, que la sociedad
asigna a ambos sexos de manera diferenciada. Mientras el sexo biológico está determinado por
características genéticas y anatómicas, el género es una identidad adquirida y aprendida que varía
TEMA 1: Sistema sexo-género-deseo. Estereotipos y roles

ampliamente intra e interculturalmente. El género es relacional ya que no se refiere exclusivamente


a las mujeres o a los hombres, si no a las relaciones entre ambos (INSTRAW).

3. Concepto que hace referencia a las diferencias sociales (por oposición a las biológicas) entre
hombres y mujeres que han sido aprendidas, cambian con el tiempo y presentan grandes
variaciones tanto entre diversas culturas como dentro de una misma cultura. (Comisión Europea).

Judit Butler, realiza una revisión de la categoría “género” en su obra “El género en disputa” (2001)
analizando de una forma más compleja esta distinción, indicando que el sexo, el género, son todos 5
aspectos socialmente construidos, y nada estables. La sexuación, según Butler, sería un proceso
en el que lo biológico y lo cultural son inseparables y es muy difícil delimitar claramente qué
corresponde a qué. Así, en los últimos años estamos visibilizando que existen personas
intersexuales, transexuales, transgénero, queer o personas no binarias, etc. Por lo que no
podemos explicar la diversidad de formas sexuadas según una categoría dicotómica (lo que se
denomina binarismo sexual), ni excluyente.

La orientación del deseo

La orientación sexual hace referencia al sentido que toma la atracción erótica y romántica. Puede
expresarse en términos de mayor o menor preferencia o de ausencia de atracción. (Parra, 2018)
Cuando se habla tradicionalmente de la orientación del deseo sexual se consideran tres posibles
orientaciones:

Heterosexualidad.
Se refiere a las personas que sienten atracción por personas del sexo contrario (hombres que
sienten atracción por mujeres, mujeres que sienten atracción por hombres).
Homosexualidad.
Personas que sienten atracción por personas del mismo sexo. Como esta palabra surge con un
carácter patologizador, algunas personas prefieren referise con las designaciones de lesbiana
(atracción entre mujeres) y gay (atracción entre hombres). (Parra, 2018).
Bisexualidad.
Personas que sienten atracción indistintamente por personas del mismo o distinto sexo (mujeres
que sienten atracción por mujeres y hombres; hombres que sienten atracción por hombres y
mujeres).
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Sin embargo, esta categorización es excesivamente dicotómica, y no permite definir algo tan
subjetivo como los patrones de atracción sexual; plantea una idea de sexualidad fija, estable, que
no puede cambiar y además, desde esta conceptualización, la heterosexualidad como norma
puede convertirse en un eje de opresión de personas que no entran dentro de esos patrones.

Actualmente, desde múltiples áreas de conocimiento e investigación, se habla de diversas y


múltiples orientaciones del deseo. Algunos conceptos que se están reconociendo actualmente
son:

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Pansexualidad.
Personas que sienten atracción hacia personas independientemente de su sexo o identidad
sexual.
Asexualidad.
Personas que no sienten atracción erótica hacia otras personas.
Demisexualidad.
Personas que sienten atracción solo hacia personas con las que previamente se ha establecido
un fuerte vínculo emocional.

La sexualidad, nuestros cuerpos sexuados, la atracción, o el deseo, son conceptos que se están
actualizando mucho en las últimas décadas, para acercarse más a la diversidad y variedades de
formas de sentir la sexualidad de las personas.

Puedes revisar una de las guías que tiene información más actualizada sobre estos términos aquí.
http://www.gobiernodecanarias.org/cmsgobcan/export/sites/icigualdad/_galerias/ici_documentos/
documentacion/Guia_Sex_4_CIO.pdf
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II. ESTEREOTIPOS Y ROLES

Roles

El sistema sexo-género en una sociedad se establece, entre otras cosas, a través de roles y
estereotipos; es decir, a pesar de que nuestras formas de ser y sentir son muy diversas, desde la
niñez vamos aprendiendo en nuestra cultura esquemas, costumbres y normas sobre lo que se
considera “normal” o habitual, en mujeres o en hombres, lo que significa ser femenina o masculino,
el rol que nos toca representar.
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Los roles de género


Son las funciones y los comportamientos que cada sociedad en cada momento de la historia
considera normales para hombres y mujeres, incluyendo el conjunto de tareas que se considera
corresponde a cada cual. Responden, desde nuestra cultura, a la idea de lo que deberíamos
ser/hacer como mujer, o como hombre.

Tradicionalmente en las mujeres se ha considerado que su rol ha de ser la de encargarse del


trabajo doméstico y del cuidado de menores y otras personas dependientes; frente al rol social
masculino, representado en el ejercicio de la función pública, el trabajo remunerado, el liderazgo
y el poder. Esta distinción entre espacio público, como aquel donde tienen lugar los trabajos
productivos, remunerados y valorados socialmente, y el espacio privado, como aquel donde
tienen lugar tareas reproductivas, menos valoradas socialmente y normalmente no remuneradas,
conlleva una desigualdad de género y la transmisión de la idea de que las tareas asignadas al
rol de género femenino son menos importantes, cuando se trata de tareas necesarias e
ineludibles para la vida y el desarrollo de nuestras sociedades.

En las últimas décadas, estamos asistiendo a cambios en los roles asignados tradicionalmente a
las mujeres y los hombres, puesto que las mujeres han ido incorporándose al trabajo remunerado,
la educación, progresivamente encontramos más mujeres que ocupan cargos de responsabilidad
en empresas y hombres que se dedican a las responsabilidades del cuidado doméstico, pero aún
siguen siendo cambios lentos y los roles tradicionales siguen perviviendo con los que intentan
actualizarse a los tiempos actuales.
TEMA 1: Sistema sexo-género-deseo. Estereotipos y roles

Los estereotipos de género

Son ideas simplificadas y fijas de lo que una sociedad, en un momento histórico, entiende sobre
la masculinidad y la feminidad. Son creencias preconcebidas sobre lo apropiado o lo inapropiado
para cada género. Como generalizaciones que son, tratan de explicar una idea de forma muy
resumida, tomando ideas generales sobre las mujeres y de los hombres “como norma”, y, por
tanto, no incluyen las diversas formas de ser o actuar de una manera diversa.

Por ejemplo, entre los estereotipos más frecuentes sobre las mujeres encontramos la idea de que 8
son sensibles, débiles, cuidadosas, y entre sus aficiones se encuentran la moda o la belleza; sobre
los hombres, el estereotipo indica que son fuertes, valientes, racionales y les gusta el
deporte. Esto, por tanto, hace que pensemos que sólo existe una manera de ser hombre o de ser
mujer, y que a aquellas personas que tienen gustos, o personalidades diferentes al rol que le
correspondería, se las considere extrañas o excepcionales. Aquellas personas, además, que en
algún aspecto confirman el estereotipo que tenemos en la cabeza, refuerzan la idea de que
efectivamente, el estereotipo es real. (Los hombres son así, las mujeres son así).

Además, normalmente los estereotipos son contrarios y también se colocan en una posición de
dominio en la que las características asociadas a la masculinidad se consideran superiores (ser
fuerte mejor que sensible, racional mejor que emocional, etc.)

Socialización de género

La socialización es un proceso que nos acompaña durante toda nuestra vida. Cada sociedad y
cada época histórica imponen un modelo de socialización diferente. (Moreno y Ruiz, 2016). Los
agentes que influyen en este proceso de socialización (la familia, la escuela, los grupos de iguales,
los medios de comunicación) transmiten, con mayor o menor sutileza diversos mensajes sobre lo
que se considera adecuado para hombres y para mujeres. Las costumbres, los juguetes, los
cuentos, las películas, las imágenes, son algunos ejemplos de ello, y todos los comportamientos
que vemos en nuestros modelos de referencia, son influencia en lo que creemos que tenemos que
ser.

Se entiende, por tanto, por socialización de género el proceso por el que nos vamos convirtiendo
en mujeres o en hombres en una sociedad y en una época concreta.
TEMA 1: Sistema sexo-género-deseo. Estereotipos y roles

Rupturas del sistema sexo-género-deseo

En el sistema de socialización patriarcal, el género, como norma, distingue y clasifica a las


personas en un binomio definido por oposición. Esta clasificación se realiza en función de cinco
variables (según Parra, 2018):
- Respecto al cuerpo sexuado, las opciones son: hembra/macho
- Respecto a la identidad sexual, las opciones son: mujer/hombre
- Respecto a la expresión exterior, las opciones son: femenina/masculine
- Respecto a la orientación sexual, la opción (única) es: heterosexual 9
- Respecto al rol social, las opciones son: reproductivo/productivo o doméstico/público.

En virtud de este sistema dual, el cuerpo sexuado (hembra/macho) se asocia biunívocamente a la


identidad (hombre/mujer) y una expresión exterior (femenina/masculina), vinculándose a una
orientación del deseo sexual específica (heterosexual).
Así, desde un punto de vista tradicional, este sistema sería como una cadena de elementos fijos
que han de ir unidos. Si naces hombre, has de ser masculino y heterosexual. Si naces mujer, has
de ser femenina y heterosexual.

Como hemos indicado en el desarrollo del tema, actualmente están modificándose y


complejizándose los conceptos que conocemos sobre sexo, género y deseo, y las realidades nos
indican que no todas las personas “encajan” en esta cadena, sino que existen personas que
transgreden la norma de género y el binarismo sexual en alguna o varias de las dimensiones.

Lo más importante es que todas las opciones son normales. Porque las etiquetas y los
constructos sociales que nos categorizan, nunca definen todas las formas que tenemos de ser,
identificarnos o sentir.
TEMA 1: Sistema sexo-género-deseo. Estereotipos y roles

III. BIBLIOGRAFÍA Y ENLACES

Butler, Judith. (1990). El género en disputa. El feminismo y la subversión de la identidad.


Barcelona. Paidós.

Expósito, Mercedes. (2010) El devenir del sistema sexo-género. La necesidad de hablar de las
mismas cosas. En Cuadernos Kóre, volumen 1. Nº 2. Disponible online: https://e-
revistas.uc3m.es/index.php/CK/article/view/566/258

10
Gómez, Águeda. (2010) Los sistemas sexo-género en distintas sociedades: modelos analógicos y
digitales. En Revista Española de Investigaciones Sociológicas, nº 130. Disponible online:
http://reis.cis.es/REIS/PDF/REIS_130_03b1331888735499.pdf

Moreno, Marian y Ruiz, Carmen (2016). Cambios sociales y género. Madrid: Anaya.

Murgialday, Clara. Definición Género. Diccionario de Acción Humanitaria y Cooperación al


Desarrollo Hegoa. Disponible online: http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/108

Parra, Noemí. (2018). Sexualidad. Cuerpos, identidades, y orientaciones. Instituto Canario de


Igualdad. Gobierno de Canarias. Disponible online:
http://www.gobiernodecanarias.org/cmsgobcan/export/sites/icigualdad/_galerias/ici_documentos/
documentacion/Guia_Sex_4_CIO.pdf

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