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Es importante saber que somos hijos de Dios, pero esto no es suficiente. Es importante entender
que como hijos tenemos derecho a una herencia (vea Gálatas 4,7), que no nos cuesta obtenerla —
para nosotros es gratis (vea Romanos 3,24)—, porque ya fue pagada por completo en la cruz del
calvario. Darnos la salvación y todos los beneficios que vienen con ella, le costaron la vida a Jesús.
Nuestra libertad fue comprada en la cruz y el precio que el Señor pagó por cada uno de nosotros
fue altísimo. Él pagó con sangre.
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Nadie a quien le hayan dejado una herencia puede llegar a recibirla si no sabe dónde está, para
entonces ir y tomar posesión de ella de la misma forma, nosotros debemos tener conocimiento o
revelación de lo que Cristo hizo en la cruz para entonces saber cómo apropiarnos de ella —¿cuál
fue la herencia que Jesús nos dejó?—.
Casi 700 años antes que Jesús fuera crucificado, Isaías había profetizado con lujo de detalles lo que
sucedería, y los beneficios que traería el sacrificio de Jesús en la cruz. Dijo el profeta: Ciertamente
llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por
herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados;
el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Isaías 53,4-5
La profecía de Isaías se cumplió al pie de la letra. Dice Romanos 5,9 que por su Sangre somos
Justificados —somos hallados justos—, ante los ojos de nuestro Padre celestial. "Para que
justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida
eterna" (Tito 3,7). Por esa condición de justicia, nuestra relación con Dios fue restaurada, y ahora
podemos acercarnos a Él confiadamente, porque Jesús abrió las puertas para que nosotros
pudiéramos llegar ante el "trono de la gracia, para alcanzar misericordia [y] oportuno socorro"
(Hebreos 4,16).
El intercambio divino: Jesús fue hecho maldición por causa del pecado de la humanidad. Él —
el santo, el único hombre concebido sin pecado (vea Mateo 1,18) —, tomó el lugar que nos
correspondía ocupar a nosotros, como pecadores, para que por Su obediencia recibiéramos
bendición. Jesús fue azotado para que nosotros fuéramos perdonados. Jesús llevó nuestras
enfermedades y sufrió nuestros dolores para que nosotros fuéramos curados. Jesús fue hecho
pecado y cargó con nuestra naturaleza pecaminosa para que nosotros fuéramos justificados. Jesús
murió nuestra muerte para que nosotros compartiéramos su vida eterna. Cristo llevó nuestra
pobreza para que nosotros fuéramos prosperados Cristo sufrió nuestra vergüenza para que
compartiéramos Su gloria. Cristo soportó nuestro rechazo para que fuéramos aceptos en Él.
Entender esta revelación es clave para recibir los beneficios de la cruz
En su carta dirigida a los gálatas, el apóstol Pablo establece que,"Cristo nos redimió de la
maldición de la ley..." Afirma que Él fue, "hecho por nosotros maldición". Ciertamente,
la ley judía establecía: "Maldito todo el que es colgado en un madero" (Gálatas 3,13).
Toda maldición y las consecuencias que de ella se derivar vienen por no oír ni obedecer la Voz de
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Dios. Jesús dijo, "Mis ovejas oyen mi voz, y yo la conozco, y me siguen" (Juan 10,27).
Seguir a Jesús implica oír y obedecer la voz de Dios. Cuan do lo seguimos, entendemos lo que Él
hizo en la cruz del calvario por nosotros. De esa manera llegaremos a tener una verdadera
experiencia personal con Él.
Una experiencia con Jesús
Ahora que ya tenemos revelación de lo que Jesús hizo en la cruz, podemos llegar a tener una
experiencia personal con Él. Tener una experiencia con Jesús, es identificarnos con Él como hijos
de Dios.
Dice la Biblia que, "Si [somos] hijos, también [somos] herederos; herederos de Dios y
coherederos con Cristo" (Romanos 8,17). Esto nos abre las puertas para recibir los beneficios
(todas las bendiciones) que vienen por el Intercambio que ocurrió en la cruz. Como vimos antes,
en Gálatas 3,13, Jesús tomó el lugar que nos correspondía a nosotros y se hizo maldición, para
que nosotros recibiéramos bendición.
Bendiciones
Todas las bendiciones vienen de Dios. Desde el comienzo, cada vez que Dios se dirigió a los seres
humanos fue para bendecirlos: "Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos"
(Génesis 1,22).También vemos que el elemento central del pacto de Dios con Abraham es la
bendición. Él le dice, por ejemplo: "Te bendeciré... y serás bendición. Bendeciré a los que
te bendijeren... y serán benditas en ti todas las familias de la tierra" (Génesis 12,2-3).
Sin embargo, las bendiciones también son desatadas a través de
las personas que representan a Dios. En la Biblia, el Señor da una orden: "Así bendecirás a los
hijos de Israel, diciéndoles: Yahvé te bendiga... y pondrán mi nombre sobre los hijos de Israel, y Yo
los bendeciré" (Números 6,23-27).
Yahve tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas
bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Yahvé tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y
bendito tú en el campo. Bendito elfruto de tu vientre, elfruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la
cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar.
Bendito serás en tu entrar, y- bendito en tu salir. Yahvé derrotará a tus enemigos que se
levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti.
Yahvé te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y
te bendecirá en la tierra que Yahvé tu Dios te da. Te confirmará Yahvé por pueblo santo suyo,
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como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Yahvé tu Dios, y anduvieres en sus
caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Yahvé es invocado sobre ti, y te
temerán. Y te hará Yahvé sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu
bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Yahvé juró a tus padres que te había de dar. Te
abrirá Yahvé su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir
toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá
Yahvé por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo... Deuteronomio
28,1-13
• Salud
• Exaltación
• Prosperidad
• Victoria
• Favor de Dios.
La obediencia. Así como la causa de todas las maldiciones es no oír la voz de Dios ni Obedecerla,
para recibir las bendiciones debemos oír la voz de Dios y obedecerla. El mismo capítulo de
Deuteronomio se encarga de remarcar esto, tanto al comienzo como al final de la sección.
Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Yahvé tu Dios, para guardar y poner por obra
todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy... Deuteronomio 28,1
...Si obedecieres los mandamientos de Yahvé tú Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y
cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra,
para ir tras dioses ajenos y servirles. Deuteronomio 28,13-14
¿Qué más debemos hacer para recibir las bendiciones? Cancelar las maldiciones que vinieron a
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También, comenzar a cancelar los decretos y maldiciones que salieron de nuestra boca o de la
boca de otras personas y las acciones que emprendimos (aun sin saber), los cuales van en contra
de la voluntad de Dios.
Una vez que entendemos lo que Jesús hizo por nosotros en la cruz, y tenemos una experiencia
personal con Él, podemos dar el próximo paso, que nos lleva a identificar la causa de cada mal-
dición y ser libres de ellas.
• Renunciar de todo corazón. Podemos decir: ¡Ya no me pertenece! ¡No lo acepto! ¡A través de
Jesús, tengo el derecho de ser libre!
• Resistir al enemigo.
La Palabra misma nos enseña que debemos, "Sometemos a Dios; resistid al diablo, y [el
diablo] huirá de vosotros" (Santiago 4,7). Someternos a Dios implica escuchar y obedecer Su
voz. Cuando nos sometemos a Dios, el diablo huye y nos deja en paz para disfrutar las
bendiciones.
• Idolatría
• Hechicería
• Brujería
• Santería
• Satanismo
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• Manipulación y control
• Rebeldía
• Locura
• Alzhéimer
• Pobreza continua
• Accidentes violentos
• Suicidio
• Muertes prematuras
Enfermedades crónicas
Diabetes
Cáncer
VIH/SIDA
Úlceras cancerosas
Tumores
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Lupus
Hepatitis
Enfermedades del corazón
1. Base su fe en la Palabra de Dios y en el poder del Espíritu Santo. Recuerde que, “Cristo nos
redimió de la maldición de la ley... para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham
alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu" (Gálatas
3,13-14).
4. Confiese todo pecado cometido por usted y sus Ancestros. Toda maldición
Generacional arrastra consecuencias. Estas vienen como resultado del pecado propio o de sus
antepasados. Por eso, es importante confesar todo pecado para ser libre. Vea lo que advierte
la Palabra de Dios: “El que encubre sus pecados no prosperará; mas el que los confiesa y se
aparta alcanzará misericordia" (Proverbios 28,13).
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7. Desátese usted mismo en el nombre de Jesús. Usted mismo puede desatarse de toda
cautividad. ¡Usted tiene autoridad para hacerlo! Jesús dijo, "...todo lo que atéis en la tierra,
será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo" (Mateo
18,18).
Como hemos dejado establecido, el nombre de Jesús tiene poder para liberarlo de la cautividad a
la que el enemigo lo tenía sometido. Por eso, luego de echar fuera toda maldición, comience a
desatar las bendiciones que Dios tiene para su vida. Dios cumple lo que promete. Dice la Biblia
que, Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Si Él da
bendición, nadie puede revocarla (vea Números 23,19-20).
El último paso para ser libre de maldiciones es hacer la oración de liberación. Antes de hacer esta
oración, escuche bien las instrucciones. Primero, voy a hacer la oración yo solo, y usted sólo se
limita a oír y meditar en ella. Después usted la repetirá, y comenzará a desatar su fe para ser libre.
Señor Jesús, yo creo que Tú eres el Hijo de Dios y el único camino al Padre. Creo
que Tú moriste por mis pecados en la cruz y que resucitaste de entre los muertos. Creo
que en la cruz fuiste hecho maldición para que yo fuese redimido y recibiese bendición.
Creo en Ti Señor Jesús, en Tu misericordia y en Tu perdón. De hoy en adelante, me
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Ahora, nuevamente se debe decir esta oración, pero esta vez usted la va a repetir, frase por frase.
Recuerde que está orando a Dios. No ore conmigo, sino después de mí. Hágalo en voz alta. Ahora
reciba la liberación por fe y no deje que nada lo intimide.
NOTA: El líder de casa de Oración volverá a leer la oración, pausadamente y con énfasis,
permitiendo que el Espíritu de Dios traiga convicción por medio de cada palabra.
ACTIVACIÓN
1. El liberador hará una lista de las maldiciones y guiará a cada persona a arrepentirse, a
confesar los pecados de sus ancestros, y a renunciar a todas las maldiciones en su línea
sanguina. (Vea la lista de maldiciones).
2. El liberador comenzará a echar fuera todo demonio que se oculta detrás de cada maldición,
para que todos sean libres de las maldiciones generacionales que han venido operando en
sus vidas.
3. Después que las personas renuncien, el liberador orará sobre cada persona y comenzará a
romper toda maldición, llamándola por su nombre específico.
4. Finalmente, el liberador desatará las bendiciones que Cristo ganó en la cruz sobre cada
persona. Estas incluyen: salud, prosperidad, libertad, justicia, gloria, perdón, aceptación,
entre otras