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Breve aproximación a los términos phýsis y logos en

Heráclito y Parménides
Andrés Soto Álvarez S.I.
23 de abril de 2018

1. Introducción
Si se quiere invocar con rigurosa honestidad algunos términos incluidos en la obra de Herácli-
to y Parménides, y de esta manera intentar una reflexión seria acerca de su pensamiento, se debe
reparar al menos en tres aspectos de igual importancia. El primero es el contexto socio-cultural
y polı́tico en el que vivieron, porque de ahı́ se pueden ver, por ejemplo, algunas motivaciones que
tuvieron estos autores para pensar en esta clase de principios. En segundo lugar será importante
atender la dificultad en la ausencia1 de un contexto semántico de algunos fragmentos encon-
trados, con esto me refiero a que probablemente ambos autores concibieron otros fragmentos
que completan a los que se tienen en la actualidad, y por tanto, difı́cilmente se puede obtener
una comprensión ı́ntegra (como verdad objetiva) de lo que estos filósofos quisieron manifestar
en ese momento. Ahora bien, en este segundo punto, vale la pena considerar el enorme trabajo
de recopilación e interpretación que se ha realizado, de manera más o menos sistemática; des-
de Platón, Aristóteles y Soción de Alejandrı́a, pasando por agudos crı́ticos como Hegel, hasta
llegar a sofisticados análisis de contextos y conceptos presocraticos de autores más recientes
como Hermann Diels, G. S. Kirk y W. K. Guthrie; todo este trabajo no ha sido en vano, sino
que ofrece un considerable aporte para quienes desean sumergirse en el flujo de ideas que aun
entrega la filosofı́a del antiguo mediterráneo (Elea, Éfeso, Jonia). Un último aspecto que me in-
teresa subrayar, es el modo de hacer filosofı́a, si se hace el esfuerzo de comprender con exactitud
absoluta el sistema racional de los presocráticos chocarı́amos con un muro, sin embargo gracias
a avances de ciencias como la filologı́a, la logologı́a y la arqueologı́a hoy podemos decir, con alto
grado de certeza, que lo esencial de este modo de hacer filosofı́a, consistı́a en la búsqueda de
principios donde se pudiera desprender un orden universal para constituir una antropogénesis,
biogénesis y cosmogénesis (Calvo Martı́nez, 2000), y quizá también de una ética.
Estos aspectos, en conflicto ya desde la doxografı́a de las primeras fuentes, son primordiales
para comprender la complejidad de intentar una hermenéutica sobre los antiguos filósofos de
occidente. Aun ası́, existe una cuestión que me parece de mayor importancia, y es cómo la
fuerza en el interior de estos primeros fragmentos todavı́a es capaz de darnos luz para enfrentar
problemas de la actualidad.
El fin del presente estudio, es analizar dos palabras presentes en los fragmentos de Heráclito
y Parménides; phýsis y lógos. Las fronteras del verbo “analizar” son múltiples, e incluso, si
lo entendemos en su propia fuerza, faltarı́a tiempo y recursos para poder hacer un verdadero
análisis de las palabras citadas. De ahı́ que, en este breve estudio, se hará un esfuerzo por
comprender algo de los conceptos elaborados por estos dos antiguos filósofos, siempre desde las
grandes limitaciones naturales de un principiante en la filosofı́a.
1
Para revisar la validez de este planteamiento, cf. los estudios de Conrado Eggers Lan, Victoria E. Juliá
trads., Los filósofos presocráticos, Editorial Gredos, Madrid, 1981. y Alberto Bernabé, Fragmentos presocráticos;
de Tales a Demócrito, Alianza Editorial, Madrid, 2008.

1
2. Concepto de Phýsis
La complejidad en el estudio de esta palabra, se ve reflejada por los estudios que algunos
académicos han realizado; por medio de su estilo directo y comprometido, Hans-Georg Gada-
mer toma posición frente al estudio de los presocráticos e intenta analizarlos primero desde la
interpretación que hacen Platón y Aristóteles, de manera tal que comentará sobre la phýsis:
“Difı́cilmente podemos creer que los presocráticos de los siglos VI y V a.C. hablaran realmente
de un concepto de physis como el que damos por sentado a partir de Aristóteles. El tı́tulo
((Sobre la Naturaleza)) aparece por primer lugar en Platón, en el Fedón. De ahı́ se puede de-
ducir que el concepto de physis, al igual que el tı́tulo, se volvió usual en la misma época. El
término se venı́a utilizando desde antiguo, pero siempre para designar la naturaleza de algo,
no el concepto mismo de naturaleza. Este último uso no empieza hasta la época de Platón.”
(Gadamer y De Cesare, 1995, p. 17)
Como bien ha estudiado Gadamer, la traducción e interpretación de esta palabra fue cam-
biando en el tiempo. Es interesante también, notar que esta palabra posee una raı́z emparentada
con el verbo ειµί (ser, estar, existir, haber), y también, según otros autores, proviene de la raı́z
indoeuropea bhû que en sánscrito significa nacer (Cordero, 2008a; Herder, 2018). Por tanto se
puede decir de ella, en este contexto, que tiene una función única que hace que “las cosas” (tá
ontá) sean esas cosas.

2.1. Referencias y uso de “phýsis”


Aunque aun prevalece la discusión de cuanta influencia pudieron recibir Heráclito y Parméni-
des de los filósofos de Mileto, e incluso hay conjeturas de alguna influencia que eventualmente
ejercieron los pitagóricos, no me inclinaré particularmente por ninguna postura que direccione
la interpretación de sus fragmentos. No obstante, me parece esencial conocer cual es la noción
predominante de la palabra phýsis que se manejaba en esta región antes del siglo VI (condición
necesaria para esta afirmación es confiar que existieron personas como un Tales, Anaximandro
y Anaxı́menes). Se estructura una breve idea de esta palabra a propósito de dos concepciones
que, con alta probabilidad nos hablan del uso de esta palabra en aquel contexto.
Se sabe bien que no existe constancia de que Tales hubiera dejado algo escrito, sin embargo
algunos doxógrafos nos han mostrado que su concepción del termino phýsis, constituye una
especie de naturaleza de la realidad en movimiento, que está presente en todo y donde “todo
está lleno de dioses”, de manera que estos dioses como vitalidad, energı́a y dinámica son la
phýsis del mundo circundante. Luego, aparece Anaximandro, que plantea el principio (arkhé)
de todo como una sustancia indefinida e imperecedera, capaz de originar todo y después de
un tiempo determinado vuelve a su origen, a modo de un ciclo cósmico. Es decir, la cualidad
esencial de esta descripción es la phýsis del arkhe (tó ápeiron) planteado por Anaximandro.
Es altamente probable que Heráclito y Parménides hayan conocido estas nociones de phýsis,
por lo tanto al leer sus fragmentos, es deseable mantener la atención en las posibles influencias
en la construcción que realizaron (consciente o inconscientemente) de estos términos.

2.2. “Phýsis” en los fragmentos de Heráclito y Parménides


Antes de intentar cualquier análisis de fragmentos, se me ocurren cuatro principios como
ayuda. En primer lugar, la cantidad de veces que en sus fragmentos utilizaron las palabras que
se estudiarán (en este caso logos y physis), junto a sus declinaciones derivadas (en todos los
casos del griego), esto, para saber, al menos en principio, que orden de constancia hubo en la
profundización de estos conceptos por los autores. En segundo lugar, de todas esas palabras,
observar cuando es significativa para el uso en nuestro estudio y cuando no (Noté que en algunos
casos en Heráclito aunque se usara la palabra logos, era casi a modo de función conectora o
adverbial. Ej. logo aeios, quiere decir digno de mención). Ası́ es que, aunque haya usado muchas

2
veces la palabra, de poco sirve ligarla a nuestras reflexiones. Otro elemento que creo necesario
para interpretar, es al revés, cuando no esta presente la palabra en ningún fragmento, pero en
lo manifestado por el filósofo, la descripción a modo de definiens – siempre y cuando se entienda
el contexto al cual hace referencia el autor – hace referencia a la palabra buscada. Cuarto, si
se quiere entender la función semántica y sintáctica de los textos, no se deben interpretar de
manera aislada, entender cada uno de ellos sabiendo que son familiares de otros fragmentos,
ayudará para comprender un poco mejor la intención global de cada filósofo.2
Veamos ahora algunos fragmentos seleccionados:

Frag. 123, Heráclito:

“La naturaleza [según Heráclito] ama ocultarse.” (Cornavaca, 2008b, p. 281)


“La auténtica naturaleza de las cosas suele estar oculta.” (Kirk et al., 1970, p. 280)

Frag. 10, Parménides:

“Tú conocerás la naturaleza del éter y todos los signos que hay en éter y las obras
destructoras de la antorcha pura del esplendente Helios, y de dónde surgieron, y te informarás
de las errabundas obras de Selene, de ojo circular, y de su naturaleza, y sabrás también
respecto de Urano que abraza (todo) de dónde nació, y cómo la Necesidad, conduciéndolo, lo
ató, para que contenga los lı́mites de los astros.”(Cornavaca, 2008a, p. 13)

La Diosa en el poema del eleata le asegura al neófito que puede lograr la capacidad para
conocer la naturaleza. En contraste, Heráclito manifiesta que la auténtica naturaleza perma-
nece oculta. Se presenta un dilema de difı́cil resolución. Pero me parece sugerente que ambos
filósofos estén pensando, al parecer en el mismo concepto, ¿Qué significado tiene para Heráclito
la “auténtica naturaleza”? y por otro lado, ¿Qué es la “naturaleza del éter” para el eleata?
La “genuina phýsis” en Heráclito representa a la estructura capaz de hacer visible a la phýsis
de algo, de esta forma parece que este término va transitando hacia el lógos. En el caso de
Parménides, el mismo texto manifiesta el conflicto de opuestos en el conocimiento de la natura-
leza: Helios y Selene, luz y oscuridad (representada por la Diosa Lunar), y en estos opuestos se
develan marcas que pueden ser reconocidas (todos los signos) y además conocer la naturaleza
del éter, la cual permite acercarse al origen o nacimiento de las cosas (y sabrás también respecto
de Urano que abraza (todo) de dónde nació.).
Se me ocurre una propuesta para poder conciliar ambas reflexiones. Bien se sabe que la
autentica naturaleza de radiación de la luz; de un rayo de sol, o la emisión de luz en los grandes
focos de un estadio de fútbol, es la composición de fotones que emite. Sin embargo, como bien
manifiesta Heráclito , esa autentica naturaleza de la luz es invisible a nuestra vista, existe
oculta, en efecto, esta phýsis estaba tan encriptada que sólo hace algunas décadas se verificó
su real composición. Desde otro punto de vista, a pesar de estar oculto, el éter de la luz se
puede conocer, de otra forma no se habrı́an descubierto los fotones, por lo tanto se puede
alcanzar una verdad, desde la perspectiva de Parménides. Ası́, desde la aparente oposición de
proposiciones, se logra una fuerza especial y cuando ambos filósofos se refieren a lo mismo, se
puede comprender con mayor claridad aquél concepto.
Otra naturaleza que se puede revisar es la de la circunferencia:

Frag. 103, Heráclito:

“[En efecto] común es el principio y el fin en la circunferencia.” (Cornavaca, 2008b, p. 265)


2
Por el problema de la finitud del tiempo, que al parecer nos afecta a todos, dejaré estos principios enunciados,
y no alcanzaré a desarrollarlo ni a aplicarlo en cada autor, aunque me habrı́a gustado.

3
Frag. 5, Parménides:

“mas para mı́ es igual de dónde he de comenzar; pues allı́ llegaré de nuevo otra vez.”
(Cornavaca, 2008a, p. 8)

Frag. 7-8 (42-45), Parménides:

“Pero ya que (hay) un lı́mite último, es completamente acabado de todas partes, semejante a
la masa de una esfera bien redonda, equilibrado desde el medio por todas partes; en efecto, es
necesario que no haya nada mayor ni menor aquı́ o allá.”(Cornavaca, 2008a, p. 10)

Heráclito reconoce unidad entre dos opuestos, principio y fin. Astutamente lo hace a través
de una forma geométrica, que seguramente tenı́a aplicación práctica en su contexto social. Pero
si este principio geométrico es algo conocido, no parece verosı́mil creer que está considerando
esto de manera literal, esto implica que quiere decir otra cosa, quizá es una metáfora. De
hecho mi lı́nea interpretativa se inclina hacia esta presunción. Respondiendo a la pregunta ¿A
qué se refiere con la esfera? veo dos posibles soluciones, en primer lugar a la vida de un ser,
nacimiento y muerte, como si el estado, o naturaleza del ser llega al mismo lugar donde se inicio
esa vida. Pero también existe la posibilidad de que sea el principio y fin del universo, a modo
de ciclos cósmicos. El fragmento 103 exhibe gran similitud con los parágrafos de Parménides.
Dirigiéndonos hacia el mismo lugar, es probable que la indiferencia que manifiesta el eleata por
el comienzo tiene relación con la confianza de que siempre llegara al mismo lugar. De todas
maneras me surge la pregunta por como observaban esto en la naturaleza, de donde les viene
esta idea; me imagino que de los ciclos de las estaciones y los ciclos de dı́a y noche, donde podı́an
apreciar como el sol amanecı́a siempre en el mismo lugar hasta completar diferentes ciclos, dı́a-
noche, invierno-verano, etc. Probablemente algunos de estos fenómenos los hicieron pensar en
que algo vuelve a nacer en el mismo punto. Ahora bien, en el último fragmento expuesto,
Parménides habla de un lı́mite último donde hay plenitud y equilibrio. Según mi forma de
entender esto, se está refiriendo a un principio de trascendencia o a un más allá, a un “fin” que
va a llegar irrefutablemente, ciertamente muy distinto a cualquier principio escatológico que
podamos representar, pero al menos mi interpretación, es meditar en esta esfera como en una
meta-phýsis.

3. Concepto de Logos
3.1. Referencias y uso de “logos”
Me parece interesante la relación que hace Nestor Luis Cordero entre Logos y Physys en
Heráclito: “No es el lógos el que produce (una ley detecta, no obliga; la ley de gravedad no
obliga a las manzanas a caer, sino que explica por qué caen, que lazo hay entre la masa de la
Tierra y la de cada manzana), sino que el lógos expresa la fórmula que consagra la unidad de
cada cosa. El logos es inmanente a la totalidad, que no serı́a tal si no tuviese un logos, vale
decir que el logos es la autentica physis del todo.”(Cordero, 2008b, p. 69). Por extensión del
trabajo no ahondo en este punto, pero me parece sugerente tener en cuenta el estudio que hace
Rodolfo Mondolfo sobre esta palabra (Mondolfo, 2007).

3.2. “Logos” en los fragmentos de Heráclito y Parménides


Es probable que con el término lógos, Heráclito pueda unificar, dar fuerza y ordenar la red
conceptual que ha establecido a través del conflicto de opuestos, es una proporción, una justa
medida que vive en medio de opuestos. Y quizá, es justamente en la multiplicidad semántica
de esta palabra donde radica la dificultad y las discusiones que sobre ella se han llevado a cabo
en la historia. Parménides comprende este concepto de otra manera; desde mi punto de vista

4
tiene que ver mucho más con una disposición lógica, y un camino racional, es decir creo que
el lógos del pensador eleata es la reflexión que ordena3 dentro de las mismas medidas, si se
quiere tener una relación con el de Éfeso. Ahora bien, Parménides no utiliza el termino lógos
para profundizar en el mismo, y caracterizarlo, sino que desde su forma de crear un poema y
referenciar al ente4 , a lo constitutivo del ser humano, se puede inferir una especie de tratamiento
del lógos.
¿Se puede establecer alguna relación entre ambos autores cuando hacemos referencia a esta
noción? Se realizará un esfuerzo, tratando de forzar lo menos posible las relaciones, aunque mis
conocimientos son muy acotados.

Frag. 23, Heráclito:

“No conocerı́an el nombre de Dı́ke, si no existieran estas cosas.”.(Cornavaca, 2008b, p. 195)

Frag. 102, Heráclito:

“Para el dios todas las cosas (son) bellas, buenas y justas. Mas los hombres han tomado estas
cosas como justas, aquéllas como injustas.” (Cornavaca, 2008b, p. 265)

Frag. 1 (25-28), Parménides:

“Oh muchacho, compañero de aurigas inmortales, a ti, que llegas a nuestra morada con las
yeguas que te llevan, ¡salud!, que no es una deidad desfavorable la que te ha hecho recorrer
este camino – pues ciertamente está muy lejos del andar de los hombres – sino Temis y Dike.”
(Cornavaca, 2008a, p. 5)

Para comenzar tenemos una pregunta importante: ¿Quiénes son esas Diosas? Dike (Dice o
Dicea), en la mitologı́a griega es la Hija de Zeus y Temis. A su vez, Temis es una de las Diosas
de las leyes eternas, por derecho propio, una de las esposas de Zeus. Mora en el Olimpo y se
ha dicho de ella que pudo ser consejera de Zeus y que fue la creadora de oráculos ritos y leyes.
También se sabe que Dike, que representa a la justicia, es una de las tres hermanas que logran
dar armonı́a al mundo y orden a la naturaleza. Las otras dos son Eunomı́a como “buen aura”
y Eirene que personifica a la paz (Grimal, 1981; Hard y Cano Cuenca, 2008). He aquı́ que se
puede establecer un vı́nculo importante con los fragmentos 23 y 102 de Heráclito. Puesto que
la justicia es una de las Diosas que guı́a al neófito. En realidad, el iniciado recibe la ayuda
de un principio normativo (Temis) y otro de justicia (Dike). En esto recuerdo la importancia
cultural que tiene el espı́ritu guı́a en cualquier persona que emprende un viaje, en esta época
me parece que era famoso el poema homérico de La Odisea, y es ahı́ donde Palas Atenea, Diosa
de la paz y sabidurı́a, es quien salva la vida de Odiseo en muchas ocasiones. En el fragmento
102, Heráclito opone la comprensión de “las cosas” entre los hombres y los dioses, su clásica
oposición logra nuevo equilibrio si se lee a la luz del fragmento 23. Con esto, pretendo explicar
que la idea de lógos en Heráclito aquı́ toma la forma de necesidad de balance, debido a que es
consciente de una diferencia de conocimiento entre los hombres y los dioses, sin embargo logra
afinar con la tensión adecuada esta cuerda al exponer en el mismo fragmento que existe Dike,
y que de alguna forma, es importante caer en la cuenta de su existencia.
¿Cuáles son esas cosas injustas?, puesto que si tiene que venir Dike en nuestra ayuda, es
porque existe un desorden en las fuerzas que traccionan a la justicia. Para esto, como lo plantee
en la introducción, veo necesario entender el contexto polı́tico y bélico que acontecı́o durante
los siglos VI - IV a.C. en la antigua Grecia. En el caso de Heráclito, a juzgar por la época mas
o menos en la cual estuvo por Éfeso, conoció perfectamente las consecuencias de un imperio
enojado que logra venganza en la masacre que los Persas propiciaron en el año 498 a.C de la
3
“sino que con el lógos discierne el muy probado argumento” Frag.7-8.
4
Refiérase sólo en el contexto en que se usa en su poema, puesto que naturalmente esta palabra en su
evolución va significando otras “cosas”

5
batalla de Éfeso, donde se estima que murieron y desaparecieron unas 8.000 personas. Por su
parte Parménides no estuvo lejos de los grandes conflictos que plantearon las batallas sicilianas
entre el S. VII y el s. III a.C. Donde naturalmente murieron y sufrieron muchas personas. Todo
esto sin contar el contexto global de la región involucrado en las guerras médicas. No puedo
menos que pensar, que cualquier persona que en aquella época tenı́a tiempo de óseo para parar
y hacer una reflexión, desde ese dolor naturalmente encontraba mucha injusticia. Por otro lado,
si se considera el contexto polı́tico y económico del entorno de nuestros amigos, se abre un nuevo
ángulo de análisis completamente. Vivieron justo en una época donde habı́a grandes diferencias
sociales, y se generaron grandes movimientos de angustia social, ası́ fue como nacieron los
tiranos, a propósito de alta injusticia y desigualdad que padecı́an (esto incluso a pesar de los
progresos con Pericles).
Todo esto nos lleva a concluir, que sinceramente la asociación que hacen estos filósofos entre
la justicia y la divinidad, no era una creación tan teórica, o ideal como se podrı́a pensar, sino
que una expresión humana del grito de dolor e injusticia que necesita de una mano que no
encontraron en la realidad material en la que moraban.

Referencias
Calvo Martı́nez, T. (2000). La noción de physis en los orı́genes de la filosofı́a griega. Daimon
Revista Internacional de Filosofı́a, (21):21–38.

Cordero, N. L. (2008a). La invención de la filosofı́a, pp. 47–48. Editorial Biblos, 1 edición.

Cordero, N. L. (2008b). La invención de la filosofı́a. Editorial Biblos.

Cornavaca, R. y. o. (2008a). Filósofos Presocráticos: Fragmentos de Parménides Digitales.


Losada, 1 edición.

Cornavaca, R. y. o. (2008b). Filósofos Presocráticos: Fragmentos I, volumen 1. Losada, 1


edición.

Gadamer, H.-G. y De Cesare, V. (1995). El inicio de la filosofı́a occidental. Paidós.

Grimal, P. (1981). Diccionario de la Mitologı́a griega y Romana (trad. de la 6.ed. francesa,


F.Payarols), capı́tulo 1, pp. 500–501. Paidós, Mariano Cubı́, 92. Barcelona, España., 1 edición.

Hard, R. y Cano Cuenca, J. (2008). El gran libro de la mitologı́a griega, capı́tulo 1, pp. 278–280.
La esfera de los libros, 1 edición.

Herder, E. (2018). Concepto de la palabra phýsis. [Internet; descargado 22-Abril-2018].

Kirk, G. S., Raven, J., y Schofield, M. (1970). Los Filósofos Presocráticos: Historia crı́tica con
selección de textos. Editorial Gredos, 2 edición.

Mondolfo, R. (2007). Heráclito: textos y problemas de su interpretación. Siglo XXI Editores


S.A., 13 edición.

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