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El retroceso del poder de policía municipal se festeja con fuegos artificiales.

Comentario al fallo "Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales” de la


SCBA(*)

Lucas José Zudaire(**)

“La libertad no depende de la existencia de la ley. La libertad es anterior a la ley y a toda


Constitución, que no ha hecho más que determinarla y protegerla”[1]

SUMARIO: I.- Introducción. II.- El caso. a) Breve reseña de los antecedentes. b) El


planteo. III.- Aspectos relevantes del proceso. a) Legitimación. b) El pedido cautelar. c)
La sentencia. IV.- Poder de policía y razonabilidad. a) El poder de policía en nuestro país,
breve reseña. b) El poder de policía en la Constitución Provincial. c) El principio de
razonabilidad como límite del poder de policía. V.- Reflexiones finales.

I.- Introducción
La presente nota intentará abordar el alcance del poder de policía provincial y municipal,
a la luz de lo decidido por la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires,
en la sentencia recaída en los autos “Cámara Argentina de Empresas de Fuegos
Artificiales c/ Municipalidad de General Alvarado s/ Inconstitucionalidad de Ordenanza
n° 220/2015”, el pasado 19 de septiembre de 2018.
Veremos así, la postura adoptada por el máximo tribunal bonaerense respecto de la
competencia de los municipios para regular respecto del tema en estudio, y lo
analizaremos a la luz de lo establecido en la Constitución Nacional y Provincial, como en
lo decidido en antecedentes jurisprudenciales.
El decisorio tiene especial importancia en la materia, no solo por su implicancia en el
análisis del poder de policía y su alcance en la provincia, sino que tiene un valor
particular frente a los casos que actualmente, o a futuro, presenten analogía.
Resulta oportuno destacar que hay otros municipios de la Provincia de Buenos Aires que
tomaron una decisión similar a la adoptada por el municipio de General Alvarado, y
regularon, con mayor o menos estrictez, el uso y comercialización de pirotecnia[2]. Ello
le otorga mayor importancia aún a lo aquí decidido, ya que, aunque como sabemos lo
aquí decidido afecta al caso concreto, y que la jurisprudencia no constituye fuente de
derecho para nuestro ordenamiento jurídico[3], lo cierto es que es altamente probable que
aquellos actos limitativos recorran el mismo camino procesal que empieza en la propia
Suprema Corte[4].
Así también, en otras jurisdicciones, se ha regulado el uso de pirotecnia a nivel provincial
y municipal. Hacer un relevamiento normativo nacional, escapa al objetivo del presente
trabajo, pero al mero efecto ilustrativo, mencionamos la Ley n° 10.326[5] de la Provincia
de Córdoba y la Ley n° 2.833 de la Provincia de Neuquén[6].
En nuestra Provincia, ante la ausencia de una ley especial que regule la cuestión, el
Defensor del Pueblo, mediante el dictado de la Resolución n° 76/17, recomendó a los
Municipios a que “arbitren todos los medios a su alcance para la sanción e
implementación de normativa local por la que se prohíba la fabricación,
comercialización, almacenamiento, transporte, distribución y uso de artículos de
pirotecnia”[7].

II.- El caso
a) Breve reseña de los antecedentes
El día 9 de diciembre del año 2015, el Concejo Deliberante del Municipio de General
Alvarado sancionó la Ordenanza n° 220 por la que, en lo que aquí interesa, prohíbe la
fabricación, tenencia, guarda, acopio, depósito, venta o cualquier otra modalidad de
comercialización mayorista o minorista y el uso particular de elementos de pirotecnia y
cohetería, y todo otro producto destinado a provocar efectos mecánicos, visuales o
auditivos mediante detonación, deflagración, combustión o explosión, así como la
fabricación, venta, comercialización, entrega, utilización, encendido y suelta de globos
aerostáticos luminosos, todo ello en el ámbito de dicho partido[8].
Sumado a ello, establece las sanciones a aplicar ante el incumplimiento de las
obligaciones allí impuestas, dentro de las que se destacan la pena de multa de entre 10 y
100 litros de nafta súper de mayor octanaje (que asciende al margen de 100 a 1000 litros,
si comercializara alguno de los elementos antes nombrados), e inhabilitación para
funcionar por un lapso de 15 a 45 días, si el infractor actuare en, a través de o por cuenta
de un local comercial mayorista o minorista[9].
En el mes de marzo del año 2016, la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos
Artificiales promovió acción originaria de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de
Justicia de la Provincia de Buenos Aires, solicitando se declare la invalidez de la
ordenanza, ya que alega que la misma viola las garantías contenidas en los arts. 9, 10, 11,
14, 17, 28, 33 y 75 incs. 13 y 22 de la Constitución Nacional; 21 de la Convención
Americana de Derechos Humanos y 11, 22, 27 y 31 de la Constitución Provincial.
Tales aseveraciones se realizan en el entendimiento de que el Concejo Deliberante se
inmiscuye en la competencia del legislador nacional, quebrantando de dicha manera el
principio de legalidad y reserva de ley, el principio de libre circulación territorial, el
derecho a comerciar y a ejercer una industria lícita, como el derecho a la propiedad
privada.

b) El planteo
La acción interpuesta por la corporación empresarial, como se dijo, plantea que el órgano
deliberativo del municipio de General Alvarado no goza de las facultades necesarias para
la regulación del uso de fuegos artificiales, como de la actividad comercial que implica,
destacando que es una competencia del legislador nacional, respecto de la cual advierte el
Concejo Deliberante.
Subraya que la adquisición, uso, tenencia, portación, transmisión, transporte,
introducción al país e importación -entre otros elementos peligrosos- de pólvoras,
explosivos y afines, se encuentra sometido a lo preceptuado por la Ley Nacional de
Armas[10] y su decreto reglamentario[11].
Por lo tanto, marca la accionante, al regular al respecto, la comuna realiza un ejercicio
abusivo e irrazonable del poder de policía, que no se encontraría amparado por las
atribuciones otorgadas por la Constitución bonaerense en su Sección VII, ni la propia
‘Ley Orgánica de las Municipalidades’, en sus arts. 25 y 27.
Finalmente, señala que la medida adoptada por el municipio es desproporcionado al fin
buscado, esto es asegurar la tranquilidad y seguridad de la población, tachándola de
irrazonable, ya que entiende que ello se puede lograr con el debido control del ejercicio,
sin afectar, como así lo entiende, el derecho de comerciar y desarrollar una industria
lícita, el principio de libre circulación territorial y el derecho de propiedad.
Por su parte, el municipio de General Alvarado, además de oponer falta de legitimación
de la actora, subsidiariamente contesta la demanda incoada solicitando su rechazo,
sostiene la constitucionalidad del precepto cuestionado justificando su competencia para
ejercer el poder de policía en la materia.
En su defensa, recuerda que los derechos, aún aquellos consagrados en la Constitución,
no son absolutos, están sujetos a su reglamentación, y en ese ejercicio, el de su poder de
policía, se dicta la ordenanza que entiende dentro de los límites impuestos por la ley y las
normas superiores.
En particular, sostiene que la ordenanza atacada no afecta la libre circulación, toda vez
que no prohíbe el transporte de pirotecnia ni tampoco grava con impuesto alguno dicho
tráfico; y que, si bien la norma constitucional reconoce el derecho a la libertad de trabajo,
industria y comercio, condiciona su ejercicio a que no se ofenda o perjudique a la moral o
a la salubridad pública.
Sumado a ello, reitera los fundamentos que dieron base al dictado del acto en pugna,
destacando que "la utilización de pirotecnia afecta el interés público respecto de la
salubridad -en el caso sonora- de las personas que acceden a los sitios públicos y
privados de acceso público (principalmente Hospitales y Clínicas), la protección de los
animales que padecen un sufrimiento por dichos productos, y la tranquilidad y
comodidad de la población alvadarense".

III.- Aspectos relevantes del proceso


a) Legitimación
La demandada, en su escrito de responde, en primer lugar plantea la falta de legitimación
de la corporación empresarial para actuar como demandante en este caso, alegando que
no reviste la calidad de parte interesada en los términos exigidos por el art. 161 inc. 1 de
la Constitución provincial, toda vez que ninguna de las empresas asociadas desarrollan
actividades ni comercializan sus productos en el ámbito del municipio en el que se dictó
la ordenanza atacada.
En un breve análisis, el tribunal sostiene que la norma (art. 161 inc. 1) determina que los
preceptos reputados contrarios a las mandas constitucionales deberán ser controvertidos
por la parte interesada, y que, conforme los antecedentes jurisprudenciales reseñados, la
afección debía impactar en la esfera jurídica del litigante de modo particular y directo,
situación que entiende configurarse cuando el ejercicio del derecho constitucional de
quien deduce la acción se halla afectado, o ha de ser ineludiblemente lesionado de no
intentarse la acción con carácter preventivo, por la vigencia o la aplicación de la norma
jurídica cuya constitucionalidad controvierte.
Así, rechaza el planteo de falta de legitimación considerando que el interés procesal de
las empresas resultan alcanzadas por la esfera aplicativa de las disposiciones normativas
censuradas, aun cuando no tuvieran domicilio o no desarrollaran sus actividades en el
ámbito del municipio, en tanto su interés reside en remover el obstáculo legal que les
quita la posibilidad de llevar a cabo la fabricación, distribución y comercialización de
artículos de pirotecnia en dicho ámbito.
Concluye expresando que la actora es parte interesada, ya que a su entender exhibe un
interés jurídico, particular y directo suficiente; y que además, el principio in dubio pro
actione (art. 15 de la Constitución provincial) “disipa cualquier posible solución
obstativa a la admisibilidad de la demanda”.

b) El pedido cautelar
Si bien no es parte del decisorio final, y no es el objeto principal de la presente nota, en el
recorrido del presente proceso y ante la solicitud cautelar de la Cámara Argentina de
Empresas de Fuegos Artificiales de suspensión de los efectos de la Ordenanza 220/15, el
tribunal se expidió al respecto, reiterando su postura frente a este tipo de planteos en el
ámbito de las acciones originarias de inconstitucionalidad.
Así, remarca que el examen de los requisitos de procedencia de las medidas cautelares es
particularmente estricto en este tipo de procesos, atento la presunción de
constitucionalidad de la que gozan las leyes, habiendo solo excepcionalmente acogido
solicitudes suspensivas en casos en que el cumplimiento de la norma impugnada pueda
generar un perjuicio grave para el derecho o interés invocado y, cuando el planteo posee
una seria y consistente apariencia de buen derecho, la que no se configura mediante la
simple confrontación de normas.
Sumado a ello, advierte que no se encuentra configurado el recaudo consistente en el
peligro en la demora, señalando que la actora olvidó precisar de qué manera concreta la
prohibición instaurada la afecta a ella o a alguna de las empresas que representa,
causándoles un daño grave o irreparable, de difícil o imposible reparación ulterior.

c) La sentencia[12]
El decisorio inicia con una enunciación del marco normativo que regula la cuestión en
estudio, dentro de la que incluye:
- la Ley Nacional de Armas y Explosivos n° 20.429, que regula la actividad vinculada a la
importación, elaboración, conservación, distribución y comercialización de fuegos
artificiales con alcance a "todo el territorio de la Nación";
- el Decreto n° 302/1983 PEN, en particular el art. 298, incluido en el apartado dedicado
al "Empleo de artificios pirotécnicos", y en el que se establece que "el uso de los
artificios pirotécnicos se hará de acuerdo a las ordenanzas municipales, edictos
policiales o reglamentaciones locales";
- el Decreto n° 37/2001 PEN, que encomienda al Registro Nacional de Armas (RENAR),
en el ámbito del Ministerio de Defensa de la Nación, la aplicación de la ley 20.429 en lo
relativo a pólvoras, explosivos y afines;
- el dec. ley n° 6769/58, denominado “Ley Orgánica de las Municipalidades”, en
particular sus arts. 25 y 27, en cuanto disponen que corresponde a las atribuciones del
departamento deliberativo municipal el dictado de ordenanzas y disposiciones que
respondan a conceptos de sanidad y seguridad (art. 25), y que es competencia de los
Concejo Deliberante reglamentar la radicación, habilitación y funcionamiento de los
establecimientos comerciales e industriales, en la medida que no se opongan a las normas
que al respecto dicte la Provincia (art. 27 inc. 1), encomendando específicamente la
prevención y eliminación de molestias que afecten la tranquilidad, el reposo y la
comodidad de la población, puntualmente las de origen sonoro y lumínico (inciso 17).
Luego de ello, comienza a analizar individualmente los agravios planteados por la actora,
que como cuestión inicial cuestiona la competencia del municipio para dictar una
ordenanza sobre la materia toda vez que considera que la misma es de exclusiva
incumbencia del Congreso de la Nación. Complementariamente, tilda a aquella norma
local de irrazonable y desproporcionada por violar la libertad de trabajo e industria, entre
otros derechos invocados.
Al respecto señala que la Ley Nacional de Armas y Explosivos y su decreto
reglamentario regulan la actividad en todo el territorio de la Nación, pero las comunas
guardan cierto margen de ordenación sobre la misma, conforme lo reglado por el art. 298
del decreto 302/83, que se presenta como consistente con las atribuciones que la
Constitución provincial confiere a los poderes locales.
Destaca las potestades de los municipios para la elaboración de normas generales sobre
las actividades de interés municipal (arts. 191 y 192, Constitución provincial),
advirtiendo que la configuración político institucional de naturaleza federal que el Estado
argentino adopta, supone que la regla es la coexistencia de normas de distintos niveles de
gobierno, siendo lo relevante para las resultas del caso, si la norma municipal se
extralimito en sus facultades reglamentarias lesionando derechos constitucionales.
Sostiene que dicho estudio obedece a un análisis de razonabilidad, ya que toda norma
reguladora del ejercicio de los derechos y del cumplimiento de los deberes
constitucionales del individuo, para gozar de validez constitucional, debe descansar sobre
el principio de razonabilidad, que es, según palabras de la corte, un juicio de adecuación
de los medios instituidos por el precepto con la finalidad que procura alcanzar, esto es
indagar acerca de la idoneidad de los medios elegidos para obtener un propósito y,
consultar si existe una relación proporcional entre el costo de las medidas y los beneficios
que éstas reportan.
En función de ello, se señala que "la Ordenanza N° 220/2015 tiene por fin la protección
de los animales y, principalmente, de la salubridad y tranquilidad pública. Evitando de
ese modo que el interés general se halle transgredido por trepidaciones y molestias de
origen sonoro...".
No cabe dudas que el medio empleado resulta idóneo para la obtención de los fines
perseguidos por la regulación, sin embargo, la corte entiende que no existe una adecuada
relación entre los costos de la medida y los beneficios que reporta.
En base a ello, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, declaró la
inconstitucionalidad de la Ordenanza 220/15 del Partido de General Alvarado, porque la
misma excede los límites impuestos a su poder de policía en la materia, prohibiendo de
tal manera el ejercicio de una actividad lícita.
Sostiene el máximo tribunal que, la función reglamentaria que tiene el municipio debe
propender a equilibrar el ejercicio del derecho involucrado en su vinculación con el resto
de los intereses que concurren, orientándolo al bien común, no debiendo llegar al extremo
de prohibir una actividad con tanta generalidad. Refuerza esta línea de pensamiento con
lo decidido por la Corte nacional en el año 1974 en el caso Ionatta c. Mendoza, en el que
se afirmó que "...reglamentar no es prohibir, sino establecer condiciones para
determinada actividad, en forma que ésta pueda cumplirse mediante el acatamiento de
los requisitos administrativos de forma que el reglamento impone por razones de
policía..."[13].
En ese breve desarrollo, dedica la parte relevante del decisorio a desatacar los límites del
poder de policía, entre los que se encuentra como bandera al principio de razonabilidad
consagrado en el art. 28 de la Constitución Nacional, según el cual las leyes
reglamentarias no deben alterar los principios, garantías y derechos reconocidos
constitucionalmente; que considera también presente en la Carta local en su art. 56, en
tanto entiende que garantiza el debido proceso sustantivo que debe contener toda
regulación de derechos.
Según entienden los cortesanos, la norma local al prohibir cualquier tipo de
comercialización mayorista o minorista y el uso de elementos de pirotecnia y cohetería,
aniquila los derechos constitucionalmente reconocidos a comercializar y ejercer industria
lícita, que caracteriza como libertades económicas esenciales, que gozarían las empresas
que integran la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales, aun cuando ni la
cámara empresarial, ni las empresas que la conforman tienen domicilio en dicho ámbito,
ni realizan actividades comerciales en el municipio de General Alvarado.

IV.- Poder de policía y razonabilidad


a) El poder de policía en nuestro país, breve reseña
Como es sabido, nuestro país adopta para su gobierno la forma representativa republicana
federal, conforme lo dispuesto por el art. 1º de la Constitución Nacional, en la que
además se establece, como hemos visto, que los derechos que consagra deben ejercerse
de acuerdo a las leyes que los regulen -fundamento constitucional del poder de policía-
[14].
La competencia de la regulación de esos derechos es originaria de las provincias, las que,
solo en las materias expresamente consagradas en la constitución, pueden delegar dicha
potestad en la Nación.
Respecto del alcance que tienen los gobiernos locales para el ejercicio del poder de
policía, la interpretación del máximo tribunal del país, ha tenido diferentes etapas. Sin
perjuicio de ello, desde su inicio[15], sentó criterio sosteniendo que es un poder
reservado de las provincias el de la reglamentación de los derechos por razones de
seguridad, salubridad y moralidad.
Así, en el conocido caso Plaza de toros, la Corte sostuvo que “(…) es un hecho y también
un principio de derecho constitucional, que la policía de las provincias está a cargo de
sus gobiernos locales, entendiéndose incluido en los poderes que se han reservado, el de
proveer lo conveniente a la seguridad, salubridad y moralidad de sus vecinos, y que, por
consiguiente, pueden lícitamente dictar leyes y reglamentos con estos fines, no
habiéndose garantido por el art. 14 CN a los habitantes de la República el derecho
absoluto de ejercer su industria o profesión, sino con sujeción a las leyes que
reglamentan su ejercicio (…)”[16].
Aún en ese caso, en el que adopta lo que se denominó un criterio “restringido”, refiere a
la seguridad, salubridad y moralidad pública, como materias sobre las que las provincias
detentan la potestad de reglamentar[17][18].

b) El poder de policía en la Constitución Provincial


Nuestra Carta Local, no regla expresamente el poder de policía, enuncia una sola vez el
vocablo en su art. 39 que consagra el trabajo como un derecho y un deber social, y obliga
a la provincia a “fiscalizar el cumplimiento de las obligaciones del empleador y ejercer
en forma indelegable el poder de policía en materia laboral”.
No solo esa mención justifica el reconocimiento del instituto del poder de policía, sino
que además se encuentra su fundamento implícitamente en la interpretación conjunta de
los arts. 1, 10, 11, 25, 26, 27, 28, 103 y 144.
La Provincia como parte de la República Argentina bajo la bajo la forma representativa
republicana federal y que tiene el “libre ejercicio de todos los poderes y derechos que por
la Constitución Nacional no hayan sido delegados al Gobierno de la Nación” (art. 1°),
reafirmando lo establecido por la Constitución Nacional, en cuanto a que los poderes no
delegados por las provincias, y el poder de policía es uno de ellos.
Brevemente, diremos que de los arts. 10, 11, 25 y 26, surgen los principios de libertad,
propiedad, debido proceso, legalidad, igualdad y de reserva, debiendo el Estado defender
y proteger a los habitantes en su vida, libertad, reputación, seguridad y propiedad. El art.
28 consagra el “derecho a gozar de un ambiente sano y el deber de conservarlo y
protegerlo en su provecho y en el de las generaciones futuras”, arrogándose el dominio
sobre el ambiente y los recursos de su territorio, y la facultad de reglar sobre el mismo.
Los artículos 103 y 144 consagran las atribuciones del Congreso y del Gobernador de la
Provincia y es en este último el límite del ejercicio del poder de policía, que exige la
razonabilidad de la reglamentación con el espíritu de la ley que consagra el derecho o
garantía.
En lo que al caso interesa, resulta de mayor interés lo dispuesto en los arts. 27 y 28 de la
Constitución bonaerense. El art. 28 garantiza a los habitantes de la Provincia el derecho a
gozar de un ambiente sano y el deber de conservarlo y protegerlo en su provecho y en el
de las generaciones futuras; y, el art. 27 consagra la libertad de trabajo, industria y
comercio, estableciendo expresamente que “es un derecho asegurado a todo habitante de
la Provincia, siempre que no ofenda o perjudique a la moral o a la salubridad pública, ni
sea contrario a las leyes del país o a los derechos de tercero”.

c) El principio de razonabilidad como límite del poder de policía


Enseña Bielsa que “(l)as disposiciones de policía deben ser justas y razonables, puesto
que implican limitaciones a las libertades personales”[19]. Asimismo, sostiene que las
mismas pueden ser “prohibitivas o limitativas en el sentido que imponen obligaciones de
no hacer, o de abstenerse de hacer”[20].
Las leyes deben ser razonables en sí mismas. La razonabilidad viene determinada por la
extensión y la oportunidad de la medida. Señala Fiorini que, la razonabilidad se presenta
como una garantía de seguridad, y que la misma refiere a la forma, manera y
oportunidad de cómo debe realizarse la función policial[21].
No cabe dudas que la razonabilidad, entendida como la utilización adecuada del medio
para la consecución del fin deseado, se presenta como un límite al poder de policía del
estado administrador[22].
Al respecto, tiene dicho la Corte que "los derechos y garantías consagrados por la
Constitución Nacional no son absolutos, y su ejercicio están sometido a las leyes que los
reglamenten las que, si son razonables, no pueden impugnarse como inconstitucionales,
dependiendo su razonabilidad de que se adecuen al fin perseguido por la
reglamentación, que no ha de adolecer de una iniquidad manifiesta"[23].

V.- Reflexiones finales


Muy brevemente diremos que en el presente caso, la Suprema Corte provincial entiende
que se viola una norma constitucional, que reconoce el derecho a la industria y al
comercio.
Sabido es que dichos derechos, como todos los consagrados en la Carta Magna, no son
absolutos sino que su ejercicio se verá restringido a las normas que lo regulen (art. 14
CN), siempre que estas no los alteren (art. 28 CN).
En particular, y en uno de los escasísimos casos en que el texto constitucional agrega un
condicionamiento específico, además del genérico enunciado en el párrafo anterior, el art.
27 de la Constitución Provincial asegura a todo habitante de la Provincia la libertad de
trabajo, industria y comercio, siempre que no ofenda o perjudique a la moral o a la
salubridad pública.
Justamente con ello se encuentra vinculada la finalidad de la ordenanza municipal, la
protección de la salubridad pública de los habitantes de General Alvarado y la protección
de los animales. Entendiendo que el interés general es transgredido por trepidaciones y
molestias de origen sonoro como el que causa la pirotecnia.
El tribunal entiende que la medida de prohibición, por el grado de intrusión en el
derecho involucrado, genera una fuerte sospecha acerca de que la reglamentación ha
alterado ese derecho, sin hacer un previo análisis de la parte final del artículo 27 de la
Constitución bonaerense, y menos respecto de quién detenta la potestad de determinar si
la actividad perjudica la salubridad pública.
Lo que no deja de sorprender es que, siendo un tribunal local, la interpretación respecto
del poder de policía sea de carácter restrictivo, cuando originariamente el poder pertenece
a las provincias, y solo excepcional y expresamente consagrada en la Constitución,
pertenece a la nación de manera delegada por las provincias.
Las prerrogativas municipales también son derivadas, de las que gozan las provincias con
carácter originario, y que expresamente esta última haya delegado en las comunas.
La “Ley Orgánica de las Municipalidades” es muy clara al respecto en cuanto sostiene
que, “corresponde a las atribuciones del departamento deliberativo municipal el dictado
de ordenanzas y disposiciones que respondan a conceptos de sanidad y seguridad”, es su
competencia reglamentar la radicación, habilitación y funcionamiento de los
establecimientos comerciales e industriales, encomendando específicamente la
prevención y eliminación de molestias que afecten la tranquilidad, el reposo y la
comodidad de la población, puntualmente las de origen sonoro y lumínico (arts. 25 y 27
inc. 1 y 17).
Sin perjuicio de ello se señala, en cuanto se tiene oportunidad, que el legislador
bonaerense debe tomar la herramienta otorgada por el art. 191 de la Constitución local,
para cumplir finalmente y contundentemente con la obligación impuesta por la
Constitución Nacional en sus artículos 5 y 123.
Finalmente, si bien resulta observable el criterio adoptado por el máximo tribunal en
cuanto otorga legitimación activa al aglutinamiento de sociedades que no tienen como
domicilio principal el de la Provincia de Buenos Aires, para la defensa de un derecho
consagrado a los habitantes de la misma, esperamos que esta interpretación amplia se
mantenga en diferentes ámbitos, sobre todo en aquellos procesos en que se plantea la
defensa de los derechos constitucionales más básicos de los ciudadanos bonaerenses.
(*)Causa I-74.078 - "Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales c/
Municipalidad de General Alvarado s/ inconstitucionalidad ordenanza 220/15" - SCBA -
19/09/2018 (elDial.com - AAAD1D)
(**)Abogado (Universidad Nacional de La Plata). Docente de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la UNLP. Abogado Relator de Fiscalía de Estado de la Provincia
de Buenos Aires, Subsecretaria en lo Administrativo y Contencioso. Correo electrónico:
lucaszudaire@hotmail.com.-
[1] BIELSA, Rafael en “Régimen jurídico de Policía”, Ed. La Ley, Bs. As., 1957; pág.
26.
[2] vg. Ord. n° 5162/17 del HCD de Chascomús prohíbe la producción, almacenamiento,
tenencia, comercialización y uso de artificios pirotécnicos, en todo el territorio de dicho
partido; la Ord. n° 4.646/17 del HCD de Trenque Lauquen prohíbe en todo el partido la
comercialización, tenencia, uso, manipulación, depósito, circulación y transporte de todo
artificio de pirotecnia con efecto audible o sonoro, inclusive los de venta libre; la Ord.
4055/16 del HCD de Olavarría, prohíbe la venta de productos no registrados; la Ord. n°
3993/17 del HCD de Azul; la Ord. 2551/14 del HCD de Villa Gesell; entre otras.-
[3]Art. 1 del Código Civil y Comercial: “las leyes que resulten aplicables, conforme con
la Constitución Nacional y los tratados de derechos humanos en los que la República sea
parte (…) Los usos, prácticas y costumbres son vinculantes cuando las leyes o los
interesados se refieren a ellos o en situaciones no regladas legalmente, siempre que no
sean contrarios a derecho”.
[4]Ello así, toda vez que se trata de una acción originaria de inconstitucional, que tramita
directamente ante el tribunal cimero provincial (art. 683 Código Procesal Civil y
Comercial de Buenos Aires).-
[5]La Ley n° 10.326 de la provincia de Córdoba, aprobó el Código de Convivencia
Ciudadana, regulando el uso de pirotecnia en el Título VI “De la Defensa de la Seguridad
Pública”, Capítulo II “Del Uso de Pirotecnia”, arts. 95 y ss..
[6] La Ley n° 2.833 prohíbe en todo el territorio de la Provincia del Neuquén la
utilización, tenencia, acopio, exhibición, fabricación y expendio al público de artificios
de pirotecnia y cohetería, sean estos de venta libre o no y/o de fabricación autorizada (art.
1°).-
[7] En los considerandos de dicha Resolución, se destaca que “en el marco de la
autonomía municipal establecida en el artículo 123 de la Constitución Nacional, y de lo
previsto por el artículo 25 y concordantes del Decreto ley n° 6769/58 (Ley Orgánica de
las Municipalidades), resulta oportuno proponer el dictado de normativa local que
prohíba la fabricación, comercialización, almacenamiento, transporte, distribución y el
uso de pirotecnia en los ámbitos urbanos de los Partidos de la Provincia, a fin de
preservar la salud e integridad física de los vecinos, especialmente de los menores de
edad, y la seguridad de los bienes, del medio ambiente, y de los animales domésticos”.-
[8]El partido de General Alvarado se encuentra al sudeste de la provincia de Bs. As.,
sobre las márgenes del Mar Argentino. Su ciudad cabecera es Miramar, integrándose
además de las localidades de Mar del Sur, Comandante Nicanor Otamendi, Mechongué y
Centinela del Mar.
[9]Para ver el contenido completo de la Ordenanza 220/15 del Consejo Deliberante de
General Alvarado: http://www.mga.gov.ar/pdf/BO_Diciembre_2015.pdf
[10]Ley Nacional de Armas y Explosivos n° 20.249, art. 1° “La adquisición, uso,
tenencia, portación, transmisión por cualquier título, transporte, introducción al país e
importación de armas de fuego y de lanzamiento a mano o por cualquier clase de
dispositivo, agresivos químicos de toda naturaleza y demás materiales que se clasifiquen
como armas de guerra, pólvoras, explosivos y afines, y armas, municiones y demás
materiales clasificados de uso civil, quedan sujetos en todo el territorio de la Nación a las
prescripciones de la presente ley, sin más excepciones que las determinadas en el artículo
2°”.
[11] El art. 1 del Decreto reglamentario n° 302/83 establece que por "pólvoras,
explosivos y afines" se entenderá a "las sustancias o mezclas de sustancias que en
determinadas condiciones son susceptibles de una súbita liberación de energía mediante
transformaciones químicas", señalando que ello incluye los artificios que contengan
explosivos.
[12] Se destaca que contra la sentencia dictada por el tribunal supremo de la provincia,
fue interpuesto un Recurso Extraordinario Federal por parte del municipio de General
Alvarado, en fecha 29 de octubre del presente año.
[13] “Ionata, Luis c/ Poder Ejecutivo de la Provincia (Mendoza) s/ inconstitucionalidad”
Sentencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación del día 18 de abril de 1974
(Fallos 288:240). En la misma, el máximo tribunal sostuvo que “las provincias conservan
todo el poder no delegado al gobierno federal, reserva que comprende la reglamentación
del ejercicio de los derechos asegurados a los habitantes por la propia Constitución, sin
otra limitación que la razonabilidad, que es requisito de todo acto legítimo y en la medida
en que la reglamentación sea sólo eso y no la negación del derecho reglamentado ni de
otro alguno garantizado por la Carta Fundamental”.
[14]Más precisamente, puede afirmarse que el fundamento del citado instituto, surge del
juego armónico de los artículos 14, 17, 18, 19 y 28 de la Constitución Nacional, de la
interpretación conjunta de ellos resulta que los derechos garantizados por la constitución
a los individuos no pueden ser limitados sino por una ley, la cual no puede alterarlos.
[15] El caso se presenta en el año 1870, a escasos siete años de la creación de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación.
[16] CSJN: 7:152. Caso Plaza de Toros
[17] Dicho criterio sería luego reafirmado en el año 1887 (Fallos: 51:274 “Saladeristas de
Barracas”)
[18] Posteriormente la Corte ampliaría su concepto sobre el poder de policía, incluyendo
el deber del estado de proteger los intereses económicos de la comunidad (Fallos:
136:170 “Ercolano c. Lanteri de Renshaw” del año 1922).-
[19] BIELSA, Rafael. ob. cit.; pág. 53.
[20] BIELSA, Rafael. ob. cit.; pág. 53.
[21] FIORINI, Bartolomé A., en “Poder de Policía”, Ed. ALFA, Buenos Aires, 1958; pág.
148.-
[22] Hay autores que refieren que el examen a realizar es de proporcionalidad. Al
respecto dice Alexy “(l)a máxima de proporcionalidad suele ser llamada ‘principio de
proporcionalidad’. La adecuación, necesidad y proporcionalidad en sentido estricto no
son ponderadas frente a algo diferente. No es que unas veces tengan precedencia y otras
no. Lo que se pregunta más bien es si las máximas parciales son satisfechas o no, y su no
satisfacción tiene como consecuencia la ilegalidad. Por lo tanto, las tres máximas
parciales tienen que ser catalogadas como reglas”.
[23]CSJN, Fallos 303:1185
Citar: elDial DC2674
Publicado el: 16/11/2018
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