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I.- Introducción
La presente nota intentará abordar el alcance del poder de policía provincial y municipal,
a la luz de lo decidido por la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires,
en la sentencia recaída en los autos “Cámara Argentina de Empresas de Fuegos
Artificiales c/ Municipalidad de General Alvarado s/ Inconstitucionalidad de Ordenanza
n° 220/2015”, el pasado 19 de septiembre de 2018.
Veremos así, la postura adoptada por el máximo tribunal bonaerense respecto de la
competencia de los municipios para regular respecto del tema en estudio, y lo
analizaremos a la luz de lo establecido en la Constitución Nacional y Provincial, como en
lo decidido en antecedentes jurisprudenciales.
El decisorio tiene especial importancia en la materia, no solo por su implicancia en el
análisis del poder de policía y su alcance en la provincia, sino que tiene un valor
particular frente a los casos que actualmente, o a futuro, presenten analogía.
Resulta oportuno destacar que hay otros municipios de la Provincia de Buenos Aires que
tomaron una decisión similar a la adoptada por el municipio de General Alvarado, y
regularon, con mayor o menos estrictez, el uso y comercialización de pirotecnia[2]. Ello
le otorga mayor importancia aún a lo aquí decidido, ya que, aunque como sabemos lo
aquí decidido afecta al caso concreto, y que la jurisprudencia no constituye fuente de
derecho para nuestro ordenamiento jurídico[3], lo cierto es que es altamente probable que
aquellos actos limitativos recorran el mismo camino procesal que empieza en la propia
Suprema Corte[4].
Así también, en otras jurisdicciones, se ha regulado el uso de pirotecnia a nivel provincial
y municipal. Hacer un relevamiento normativo nacional, escapa al objetivo del presente
trabajo, pero al mero efecto ilustrativo, mencionamos la Ley n° 10.326[5] de la Provincia
de Córdoba y la Ley n° 2.833 de la Provincia de Neuquén[6].
En nuestra Provincia, ante la ausencia de una ley especial que regule la cuestión, el
Defensor del Pueblo, mediante el dictado de la Resolución n° 76/17, recomendó a los
Municipios a que “arbitren todos los medios a su alcance para la sanción e
implementación de normativa local por la que se prohíba la fabricación,
comercialización, almacenamiento, transporte, distribución y uso de artículos de
pirotecnia”[7].
II.- El caso
a) Breve reseña de los antecedentes
El día 9 de diciembre del año 2015, el Concejo Deliberante del Municipio de General
Alvarado sancionó la Ordenanza n° 220 por la que, en lo que aquí interesa, prohíbe la
fabricación, tenencia, guarda, acopio, depósito, venta o cualquier otra modalidad de
comercialización mayorista o minorista y el uso particular de elementos de pirotecnia y
cohetería, y todo otro producto destinado a provocar efectos mecánicos, visuales o
auditivos mediante detonación, deflagración, combustión o explosión, así como la
fabricación, venta, comercialización, entrega, utilización, encendido y suelta de globos
aerostáticos luminosos, todo ello en el ámbito de dicho partido[8].
Sumado a ello, establece las sanciones a aplicar ante el incumplimiento de las
obligaciones allí impuestas, dentro de las que se destacan la pena de multa de entre 10 y
100 litros de nafta súper de mayor octanaje (que asciende al margen de 100 a 1000 litros,
si comercializara alguno de los elementos antes nombrados), e inhabilitación para
funcionar por un lapso de 15 a 45 días, si el infractor actuare en, a través de o por cuenta
de un local comercial mayorista o minorista[9].
En el mes de marzo del año 2016, la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos
Artificiales promovió acción originaria de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de
Justicia de la Provincia de Buenos Aires, solicitando se declare la invalidez de la
ordenanza, ya que alega que la misma viola las garantías contenidas en los arts. 9, 10, 11,
14, 17, 28, 33 y 75 incs. 13 y 22 de la Constitución Nacional; 21 de la Convención
Americana de Derechos Humanos y 11, 22, 27 y 31 de la Constitución Provincial.
Tales aseveraciones se realizan en el entendimiento de que el Concejo Deliberante se
inmiscuye en la competencia del legislador nacional, quebrantando de dicha manera el
principio de legalidad y reserva de ley, el principio de libre circulación territorial, el
derecho a comerciar y a ejercer una industria lícita, como el derecho a la propiedad
privada.
b) El planteo
La acción interpuesta por la corporación empresarial, como se dijo, plantea que el órgano
deliberativo del municipio de General Alvarado no goza de las facultades necesarias para
la regulación del uso de fuegos artificiales, como de la actividad comercial que implica,
destacando que es una competencia del legislador nacional, respecto de la cual advierte el
Concejo Deliberante.
Subraya que la adquisición, uso, tenencia, portación, transmisión, transporte,
introducción al país e importación -entre otros elementos peligrosos- de pólvoras,
explosivos y afines, se encuentra sometido a lo preceptuado por la Ley Nacional de
Armas[10] y su decreto reglamentario[11].
Por lo tanto, marca la accionante, al regular al respecto, la comuna realiza un ejercicio
abusivo e irrazonable del poder de policía, que no se encontraría amparado por las
atribuciones otorgadas por la Constitución bonaerense en su Sección VII, ni la propia
‘Ley Orgánica de las Municipalidades’, en sus arts. 25 y 27.
Finalmente, señala que la medida adoptada por el municipio es desproporcionado al fin
buscado, esto es asegurar la tranquilidad y seguridad de la población, tachándola de
irrazonable, ya que entiende que ello se puede lograr con el debido control del ejercicio,
sin afectar, como así lo entiende, el derecho de comerciar y desarrollar una industria
lícita, el principio de libre circulación territorial y el derecho de propiedad.
Por su parte, el municipio de General Alvarado, además de oponer falta de legitimación
de la actora, subsidiariamente contesta la demanda incoada solicitando su rechazo,
sostiene la constitucionalidad del precepto cuestionado justificando su competencia para
ejercer el poder de policía en la materia.
En su defensa, recuerda que los derechos, aún aquellos consagrados en la Constitución,
no son absolutos, están sujetos a su reglamentación, y en ese ejercicio, el de su poder de
policía, se dicta la ordenanza que entiende dentro de los límites impuestos por la ley y las
normas superiores.
En particular, sostiene que la ordenanza atacada no afecta la libre circulación, toda vez
que no prohíbe el transporte de pirotecnia ni tampoco grava con impuesto alguno dicho
tráfico; y que, si bien la norma constitucional reconoce el derecho a la libertad de trabajo,
industria y comercio, condiciona su ejercicio a que no se ofenda o perjudique a la moral o
a la salubridad pública.
Sumado a ello, reitera los fundamentos que dieron base al dictado del acto en pugna,
destacando que "la utilización de pirotecnia afecta el interés público respecto de la
salubridad -en el caso sonora- de las personas que acceden a los sitios públicos y
privados de acceso público (principalmente Hospitales y Clínicas), la protección de los
animales que padecen un sufrimiento por dichos productos, y la tranquilidad y
comodidad de la población alvadarense".
b) El pedido cautelar
Si bien no es parte del decisorio final, y no es el objeto principal de la presente nota, en el
recorrido del presente proceso y ante la solicitud cautelar de la Cámara Argentina de
Empresas de Fuegos Artificiales de suspensión de los efectos de la Ordenanza 220/15, el
tribunal se expidió al respecto, reiterando su postura frente a este tipo de planteos en el
ámbito de las acciones originarias de inconstitucionalidad.
Así, remarca que el examen de los requisitos de procedencia de las medidas cautelares es
particularmente estricto en este tipo de procesos, atento la presunción de
constitucionalidad de la que gozan las leyes, habiendo solo excepcionalmente acogido
solicitudes suspensivas en casos en que el cumplimiento de la norma impugnada pueda
generar un perjuicio grave para el derecho o interés invocado y, cuando el planteo posee
una seria y consistente apariencia de buen derecho, la que no se configura mediante la
simple confrontación de normas.
Sumado a ello, advierte que no se encuentra configurado el recaudo consistente en el
peligro en la demora, señalando que la actora olvidó precisar de qué manera concreta la
prohibición instaurada la afecta a ella o a alguna de las empresas que representa,
causándoles un daño grave o irreparable, de difícil o imposible reparación ulterior.
c) La sentencia[12]
El decisorio inicia con una enunciación del marco normativo que regula la cuestión en
estudio, dentro de la que incluye:
- la Ley Nacional de Armas y Explosivos n° 20.429, que regula la actividad vinculada a la
importación, elaboración, conservación, distribución y comercialización de fuegos
artificiales con alcance a "todo el territorio de la Nación";
- el Decreto n° 302/1983 PEN, en particular el art. 298, incluido en el apartado dedicado
al "Empleo de artificios pirotécnicos", y en el que se establece que "el uso de los
artificios pirotécnicos se hará de acuerdo a las ordenanzas municipales, edictos
policiales o reglamentaciones locales";
- el Decreto n° 37/2001 PEN, que encomienda al Registro Nacional de Armas (RENAR),
en el ámbito del Ministerio de Defensa de la Nación, la aplicación de la ley 20.429 en lo
relativo a pólvoras, explosivos y afines;
- el dec. ley n° 6769/58, denominado “Ley Orgánica de las Municipalidades”, en
particular sus arts. 25 y 27, en cuanto disponen que corresponde a las atribuciones del
departamento deliberativo municipal el dictado de ordenanzas y disposiciones que
respondan a conceptos de sanidad y seguridad (art. 25), y que es competencia de los
Concejo Deliberante reglamentar la radicación, habilitación y funcionamiento de los
establecimientos comerciales e industriales, en la medida que no se opongan a las normas
que al respecto dicte la Provincia (art. 27 inc. 1), encomendando específicamente la
prevención y eliminación de molestias que afecten la tranquilidad, el reposo y la
comodidad de la población, puntualmente las de origen sonoro y lumínico (inciso 17).
Luego de ello, comienza a analizar individualmente los agravios planteados por la actora,
que como cuestión inicial cuestiona la competencia del municipio para dictar una
ordenanza sobre la materia toda vez que considera que la misma es de exclusiva
incumbencia del Congreso de la Nación. Complementariamente, tilda a aquella norma
local de irrazonable y desproporcionada por violar la libertad de trabajo e industria, entre
otros derechos invocados.
Al respecto señala que la Ley Nacional de Armas y Explosivos y su decreto
reglamentario regulan la actividad en todo el territorio de la Nación, pero las comunas
guardan cierto margen de ordenación sobre la misma, conforme lo reglado por el art. 298
del decreto 302/83, que se presenta como consistente con las atribuciones que la
Constitución provincial confiere a los poderes locales.
Destaca las potestades de los municipios para la elaboración de normas generales sobre
las actividades de interés municipal (arts. 191 y 192, Constitución provincial),
advirtiendo que la configuración político institucional de naturaleza federal que el Estado
argentino adopta, supone que la regla es la coexistencia de normas de distintos niveles de
gobierno, siendo lo relevante para las resultas del caso, si la norma municipal se
extralimito en sus facultades reglamentarias lesionando derechos constitucionales.
Sostiene que dicho estudio obedece a un análisis de razonabilidad, ya que toda norma
reguladora del ejercicio de los derechos y del cumplimiento de los deberes
constitucionales del individuo, para gozar de validez constitucional, debe descansar sobre
el principio de razonabilidad, que es, según palabras de la corte, un juicio de adecuación
de los medios instituidos por el precepto con la finalidad que procura alcanzar, esto es
indagar acerca de la idoneidad de los medios elegidos para obtener un propósito y,
consultar si existe una relación proporcional entre el costo de las medidas y los beneficios
que éstas reportan.
En función de ello, se señala que "la Ordenanza N° 220/2015 tiene por fin la protección
de los animales y, principalmente, de la salubridad y tranquilidad pública. Evitando de
ese modo que el interés general se halle transgredido por trepidaciones y molestias de
origen sonoro...".
No cabe dudas que el medio empleado resulta idóneo para la obtención de los fines
perseguidos por la regulación, sin embargo, la corte entiende que no existe una adecuada
relación entre los costos de la medida y los beneficios que reporta.
En base a ello, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, declaró la
inconstitucionalidad de la Ordenanza 220/15 del Partido de General Alvarado, porque la
misma excede los límites impuestos a su poder de policía en la materia, prohibiendo de
tal manera el ejercicio de una actividad lícita.
Sostiene el máximo tribunal que, la función reglamentaria que tiene el municipio debe
propender a equilibrar el ejercicio del derecho involucrado en su vinculación con el resto
de los intereses que concurren, orientándolo al bien común, no debiendo llegar al extremo
de prohibir una actividad con tanta generalidad. Refuerza esta línea de pensamiento con
lo decidido por la Corte nacional en el año 1974 en el caso Ionatta c. Mendoza, en el que
se afirmó que "...reglamentar no es prohibir, sino establecer condiciones para
determinada actividad, en forma que ésta pueda cumplirse mediante el acatamiento de
los requisitos administrativos de forma que el reglamento impone por razones de
policía..."[13].
En ese breve desarrollo, dedica la parte relevante del decisorio a desatacar los límites del
poder de policía, entre los que se encuentra como bandera al principio de razonabilidad
consagrado en el art. 28 de la Constitución Nacional, según el cual las leyes
reglamentarias no deben alterar los principios, garantías y derechos reconocidos
constitucionalmente; que considera también presente en la Carta local en su art. 56, en
tanto entiende que garantiza el debido proceso sustantivo que debe contener toda
regulación de derechos.
Según entienden los cortesanos, la norma local al prohibir cualquier tipo de
comercialización mayorista o minorista y el uso de elementos de pirotecnia y cohetería,
aniquila los derechos constitucionalmente reconocidos a comercializar y ejercer industria
lícita, que caracteriza como libertades económicas esenciales, que gozarían las empresas
que integran la Cámara Argentina de Empresas de Fuegos Artificiales, aun cuando ni la
cámara empresarial, ni las empresas que la conforman tienen domicilio en dicho ámbito,
ni realizan actividades comerciales en el municipio de General Alvarado.