Dios es un ser activo con cualidades de persona. Eso se evidencia por el hecho de que tiene conciencia de Sí mismo, raciocinio, autodeterminación, inteligencia, emociones, conocimiento y voluntad, todas las características necesarias para ser persona. Nosotros, los seres humanos, somos personas y nos relacionamos como personas porque estamos hechos a imagen de Dios. La diferencia entre nosotros y todas las demás criaturas de la Tierra es que estamos hechos a imagen de Dios, y ellas no. Como dijo William Lane Craig: «Los hombres somos personas, porque Dios lo es; eso nos permite relacionarnos con Él». El hecho de que Dios tenga características de persona y se relacione como tal no significa que sea humano; más bien es que los seres humanos participamos de las mismas características que Él. Dios trata personalmente con la humanidad, como se evidencia en la Biblia. Establece relaciones con las personas. Hace acuerdos o pactos, llamados alianzas. A lo largo de la Biblia habla con distintos individuos. Son gestos propios de una persona.