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El socialismo es un sistema social y económico caracterizado por el control por parte de la sociedad, organizada
con todos sus integrantes, tanto de los medios de producción como de las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas
en los mismos.12 El socialismo moderno es, en primer término, por su contenido, fruto del reflejo en la
inteligencia, por un lado, de los antagonismos de clase que imperan en la moderna sociedad entre poseedores y
desposeídos, capitalistas y obreros asalariados, y, por otro lado, de la anarquía que reina en la producción.1La
RAE define así el término socialismo: «Sistema de organización social y económica basado en la propiedad y
administración colectiva o estatal de los medios de producción y distribución de los bienes».3 El socialismo
implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica.4
Existen también discrepancias sobre la forma de organización política bajo el socialismo para lograr o asegurar
el acceso democrático a la sociedad socialista a clases sociales o poblaciones,10 frente a la posibilidad de una
situación autocrática por parte de las burocracias administrativas.11 Las formas históricas de la organización
social de tipo socialista pueden dividirse entre determinadas evoluciones espontáneas de ciertas civilizaciones
de carácter religioso y las construcciones políticas establecidas por proyectos ideológicos deliberados. De estas
se destacan, respectivamente, el Imperio inca12 y la Unión Soviética.
Concepto
Origen de la palabra socialismo
Al parecer la palabra socialismo fue empleada por primera vez por el monje Ferdinando Facchinei en 1766 para
referirse a la doctrina de los que defendían el contrato social como el fundamento de la organización de las
sociedades humanas. Veinte años más tarde, otro autor italiano, Appiano Buonafede, volvió a utilizarla. Sin
embargo, la palabra socialismo, en el sentido moderno del término, no aparece hasta 1830 en Gran Bretaña y en
Francia, casi simultáneamente, para designar las ideas de los seguidores de Robert Owen y de Henri de Saint-
Simon. El primer uso preciso del neologismo se suele atribuir al sansimoniano francés Pierre Leroux quien en el
número de octubre-diciembre de 1833 de la Revue encyclopédique publicó un artículo titulado Del
individualismo y del socialismo, aunque en él criticaba ambas doctrinas por considerarlas el resultado de la
exageración de la idea de libertad, la primera, y de la idea de asociación, la segunda.13 Sin embargo, en una nota
añadida a la reimpresión del artículo años más tarde escribió:14
Desde hace algunos años, nos hemos acostumbrado a llamar socialistas a todos los pensadores que se ocupan de
reformas sociales, a todos los que critican y reprueban el individualismo… y en este aspecto yo mismo, que
siempre he combatido el socialismo absoluto, soy designado hoy como socialista. […] Soy socialista sin duda,
si se quiere entender por socialista la doctrina que no sacrifica ninguno de los términos de la fórmula Libertad,
Fraternidad, Igualdad, Unidad, sino que todos los aúna.
Entre agosto de 1836 y abril 1838 Louis Reybaud publicaba en la Revue des deux mondes tres estudios bajo el
título de Socialistas modernos dedicados a Saint-Simon, a Charles Fourier y a Robert Owen, y en los que
confirmaba que el término socialismo, en su sentido moderno, había surgido hacia 1830.14
Como ha destacado Jean-Paul Thomas, toda «palabra nueva, responde a realidades nuevas. Las doctrinas
sociales no surgen casualmente a principios del siglo XIX. Tienen como origen inmediato la revolución
industrial y la miseria que le acompaña… Contraponen a la búsqueda egoísta del provecho la visión de una
comunidad de productores ligados unos a otros por una solidaridad fraternal». Según este autor las raíces del
socialismo hay que buscarlas en las propuestas igualitarias de los grupos «radicales» de la Revolución Francesa,
como la del enragé Jacques Roux que escribió en 1793, denunciando los acaparamientos de los bienes de
subsistencia: «los productos de la tierra, como los elementos, pertenecen a todos los hombres. El comercio y el
derecho de propiedad no pueden consistir en hacer morir de miseria y de inacción a nuestros semejantes».14
Socialismo y comunismo
Unos diez años después de la aparición de los términos «socialismo» y «socialista» surgieron en Francia las
palabras «comunismo» y «comunista» y su uso se difundió rápidamente. Étienne Cabet y el neobabuvista Jean-
Jacques Pillot las emplearon de inmediato y el adjetivo «comunista» fue usado para referirse a un banquete
organizado por Pillot celebrado el 1 de julio de 1840 en las afueras de París en el que participaron más de mil
comensales, en su mayoría obreros, y en el que se defendió la necesidad de aplicar reformas que no fueran
meramente políticas para alcanzar una «igualdad real».15 En junio de 1843 el poeta alemán Heinrich Heine,
quien desde hacía más de diez años vivía en París, advirtió de su crecimiento: «Los comunistas son en Francia
el único partido que merece atención».16
Desde Francia los términos «comunismo» y «comunista» se difundieron por los Estados alemanes y por Suiza,
gracias al libro de Lorenz von Stein publicado en 1842 en Leipzig con el título El socialismo y el comunismo en
la Francia de hoy (Der Sozialismus und Communismus des heutigen Frankreichs) —Wilhelm Weitling, August
Becker y otros los utilizaron enseguida—, y también por Gran Bretaña a través de otros canales. Así el término
«comunismo» fue sustituyendo progresivamente al originario de «socialismo» o al menos se confundió con él.17
Según Jean Bruhat, en la década de 1840 «comunista» y «socialista» no eran términos completamente
equivalentes ya que los comunistas se distinguían por unas ideas que en ellos estaban más claramente afirmadas
que en los socialistas, como la realidad de la lucha de clases de la que se derivaba la necesidad de la revolución
—la conquista del Estado— para alcanzar la nueva sociedad, pues para cambiar al hombre había que cambiar el
régimen económico y social en el que vivía, como lo advirtió el neobabuvista Théodore Dézamy cuando
criticaba a los que creían «que para modelar al hombre a su gusto bastaría proponérselo de un modo testarudo y
enérgico».18 Estas diferencias fueron las que motivaron que Karl Marx y Friedrich Engels adoptaran el término
«comunista» y no el de «socialista» para llamar a la Liga que fundaron en 1847 y al manifiesto de la misma
hecho público al año siguiente. Engels explicó en 1890 que en aquellos años «la parte de los obreros que,
convencida de la insuficiencia de las revoluciones meramente políticas, exigía una transformación radical de la
sociedad, se llamaba entonces comunista» mientras que la mayoría de los que se hacían llamar «socialistas» «se
hallaban fuera del movimiento obrero y buscaban apoyo más bien en las clases "instruidas"», «y como nosotros
ya en aquel tiempo sosteníamos muy decididamente el criterio de que "la emancipación de la clase obrera debe
ser obra de la clase obrera misma", no pudimos vacilar un instante sobre cuál de las dos denominaciones
procedía elegir».19
Según el marxismo, en un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los medios de
producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y con esta el capitalismo
como forma de apropiación del trabajo asalariado, una forma de explotación por vía económica. Por lo tanto el
socialismo constituye el primer paso para la extinción de las clases sociales (o comunismo) dando así por
superada la lucha de clases como motor del progreso histórico.23
Por extensión se define como socialista a toda doctrina o movimiento que aboga por su implantación.
Frecuentemente existen diferentes movimientos políticos que adoptan el título de Socialismo: desde aquella
fecha existen ideas de búsqueda del bien común e igualdad social, hasta los proyectos reformistas de
construcción progresiva de un Estado socialista en términos marxistas, o las variantes pre y post-marxistas de
socialismo (sean obreristas o nacionalistas), o al intervencionismo, conceptos de socialismo o de sus métodos
que pueden variar drásticamente según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces se distancian en
mayor o menor medida de su etimología: estatistas, nacionalistas, marxistas, cooperativistas, corporativistas
gremiales clásicos, corporativistas de Estado o fascistas, socialistas de renta, socialistas de mercado,
mutualistas, socialdemócratas modernos, etc.
El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político, que permanece vinculado con el
establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o en función de, una clase trabajadora
organizada originariamente sin un orden económico propio, y para el cual debe crearse uno público (por vía del
Estado o no), ya sea mediante revolución o evolución social o mediante reformas institucionales, con el
propósito de construir una sociedad sin clases estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última que no
era originaria del ideario socialista sino del comunista y cuya asociación es deudora del marxismo-leninismo.
La radicalidad del pensamiento socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los
principios que se persiguen.
Existen diferencias entre los grupos socialistas, aunque casi todos están de acuerdo en que están unidos por una
historia en común que tiene sus raíces en el siglo XIX, en las luchas de los trabajadores siguiendo los principios
de solidaridad y vocación a una sociedad igualitaria, con una economía que pueda, desde su punto de vista,
servir a la totalidad de la población en vez de a unos pocos.
Por otro lado el significado de facto del socialismo ha ido cambiando con el transcurso del tiempo. Así en el
marxismo-leninismo el socialismo es considerado como la fase previa al comunismo, mientras que en la
socialdemocracia con el término de socialismo se alude a la redistribución de la riqueza mediante la aplicación
de un sistema fiscal progresivo.
Historia
La influencia de la Ilustración y el socialismo utópico
Inglaterra fue una de las dos cunas del socialismo «utópico». Existieron dos causas importantes que dan al
socialismo utópico inglés su carácter peculiar: la revolución industrial, con su cortejo de miserias para el
desarrollo del Proletariado británico, y el desarrollo de una nueva rama de la ciencia: la economía política,
concepto asociado a la búsqueda de dominio titular de las ciencias políticas.
En Francia tuvo un carácter más filosófico que en Inglaterra. Su primer representante fue el conde Henri de
Saint-Simon, considerado por Engels el creador de la idea en estado embrionario que sería utilizada por todos
los socialistas posteriores.24 Propuso la Federación de Estados Europeos, como instrumento político para
controlar el comienzo y desarrollo de guerras. Al mismo tiempo Charles Fourier, concibió los falansterios
(comunidades humanas regidas por normas de libre albedrío e ideologías económicas socializadas).
La teoría marxista se construye conjuntamente con el anarquismo. El anarquismo se podría inscribir dentro de
los conceptos tempranos del socialismo, que como ideal busca que las personas decidan sobre sus vidas libre e
independientemente; la abolición del Estado y de toda autoridad; exaltando al individuo.
La meta del socialismo es construir una sociedad basada en la igualdad, la equidad económica, la iniciativa
personal, la cooperación moral de un individuo, eliminando las compensaciones estratificadas por esfuerzo,
promoviendo estructuras políticas y económicas de distribución como por ejemplo el seguro social.
El socialismo en el siglo XX
El socialismo alcanzó su apogeo político a finales del siglo XX en el bloque comunista de Europa, la Unión
Soviética, estados comunistas de Asia y del Caribe.
Durante la segunda mitad del siglo XX fue de gran importancia para el llamado bloque socialista (conjunto de
los países controlados por la Unión Soviética tras la contraofensiva en el frente oriental durante la Segunda
Guerra Mundial), donde la URSS impuso sistemas de gobierno socialistas dependientes.
Tras la Segunda Guerra Mundial, la tensión militar-ideológica entre el bloque socialista, encabezado por la
Unión Soviética, y el capitalista, encabezado por Estados Unidos, desembocó en un enfrentamiento político que
se conocería como Guerra Fría. Se conoció de ella extraoficialmente y fue la competencia por la superioridad en
todos los aspectos y lograr así el dominio completo (pero no directo) de la mayor cantidad de países. Culminó
con la disolución política de la URSS, tras una crisis agravada por su situación económica y política y fuertes
presiones externas, acompañada de una pronunciada crisis en los demás estados socialistas, principalmente los
europeos.
El socialismo del siglo XXI
El socialismo del siglo XXI es un concepto que aparece en la escena mundial en 1996, a través de Heinz
Dieterich Steffan.25 El término adquirió difusión mundial desde que fue mencionado en un discurso por el
entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, el 30 de enero de 2005, desde el V Foro Social Mundial.
En el marco de la Revolución Bolivariana, Chávez señaló que para llegar a este socialismo habrá una etapa de
transición que denomina como Democracia Revolucionaria. Hugo Chávez expresó “Hemos asumido el
compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo y contribuir a la senda del socialismo, un
socialismo del siglo XXI que se basa en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la
igualdad” en un discurso a mediados de 2006. Además, este socialismo no está predefinido. Más bien, dijo
Chávez “debemos transformar el modo del capital y avanzar hacia un nuevo socialismo que se debe construir
cada día”