VIGILIA PASCUAL DE LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR JESÚS

(Sábado 20 de abril de 2019)

Monición general
Hermanos y hermanas: Muy buenas noches, esta es una noche en vela en honor
del Señor. Nosotros los fieles, tal como nos recomienda el Evangelio, debemos
parecernos a los criados que, con las lámparas encendidas en sus manos, esperan
el retorno de su Señor, para que cuando llegue nos encuentre en vela y nos invite
a sentarnos a su mesa. Es la noche de Cristo Resucitado que nos llama a la vida,
a ser luz del mundo.

Esta es una noche en la que se nos invita a participar con la mejor disposición de
ánimo, poniendo en juego nuestros sentidos, procurando interiorizar lo que
celebramos, contemplamos, escuchamos, recibimos, hacemos, de modo que la
Celebración más bella del Año Cristiano dé su fruto en nosotros. Preside esta
celebración el padre Julio Ernesto López, vicario parroquial de nuestra Iglesia de
San José.

Nos disponemos a participar de esta primera parte de la Vigilia Pascual llamada

Liturgia de la Luz en la que será bendecido el fuego. Fuego con el que se
encenderá el Cirio Pascual. Con este símbolo, la Iglesia quiere expresar su deseo
de pasar de la oscuridad a la Luz, de la maldad al bien, de la muerte a la vida, del
Viernes Santo al Domingo de Resurrección. Iniciamos nuestra celebración.

MONICIÓN A LA LITURGIA DE LA PALABRA

La Liturgia de la Palabra nos presenta el hermoso recorrido de la historia de

salvación. En el libro del Génesis escucharemos la historia de Abrahán, hombre de
fe y a través del cual Dios muestra al ser humano que no desea arrebatarle su
felicidad, sino tan solo le pide disponibilidad y obediencia para colmarlo de su
bendición, amistad, promesa y fidelidad. En el libro del Éxodo, por su parte, se
narra la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud de Egipto, modelo de las
liberaciones que Dios desea para el hombre. Liberación que Dios va actualizando
en lo cotidiano, conocedor de que el corazón de su pueblo se ha endurecido y se
ha vuelto obstinado hacia Él. Liberación que tiene perfume de perdón,
transformación personal y cambio de corazón como afirma el profeta Ezequiel.

Toda esta historia de liberación y salvación, toda esta historia de amor de Dios a su
pueblo llega a su culmen en el hecho histórico de la Resurrección del Señor Jesús,
hecho fundamental de nuestra redención y objeto de nuestra fe. Los discípulos lo
verán glorioso y en adelante el mundo no podrá callar que el amor ha vencido, que
Dios realmente vive.