Sei sulla pagina 1di 22

Que es una obra Obra literaria

Para definir con claridad el concepto de obra literaria es fundamental establecer


previamente el significado de las dos palabras que lo forman: obra y literaria.
Se conoce como obra toda cosa elaborado por el ser humano utilizando sus
habilidades creativas. De acuerdo al contexto, puede tratarse de un producto
intelectual (como una canción o una poesía) o de un objeto material (una casa, una
manualidad).

Literario es un término que está relacionado con lo perteneciente o relativo a


la literatura (el conjunto de los saberes que permiten escribir y leer bien o el arte de
la poética, la retórica y la gramática).
Tomando estas dos definiciones podemos decir que una obra literaria es una
creación que realiza un escritor con el objetivo de transmitir una idea; la herramienta
que utiliza para llevar a cabo dicho trabajo es la escritura e intenta trabajar con ella
de modo que su mensaje pueda ser comprendido a la vez que se presente con una
determinada estética. Una obra literaria puede ser de ficción o de no ficción; en el
primer caso podríamos citar las novelas y relatos (que narran una historia, ya sea
en primera o en tercera persona, con un argumento determinado), en el segundo
grupo podríamos incluir la crónica periodística y el ensayo (narraciones que
persiguen fines informativos o educativos); en ambos casos el autor utilizará una
serie de herramientas y recursos literarios que le permitan expresar con claridad la
idea. Además se apoyará en una retórica particular; en el caso de los ensayos, por
ejemplo, el lenguaje a utilizar estará determinado por el área de investigación a la
que corresponde dicho ensayo. Por ejemplo, si es un ensayo sobre las
características de una determinada enfermedad, el lenguaje que aparecerá en la
obra será el utilizado en el ámbito de la medicina.
Pese a todo es importante señalar que en torno a la clasificación de las obras en
literarias y no literarias existe una gran contradicción y divergencia. Muchos
intelectuales opinan que aquellos escritos que pertenecen al ámbito académico y
que se encuentran realizados con el fin de informar no pueden considerarse dentro
de esta categoría; no obstante, la línea puede ser muy débil, siempre dependerá de
la forma en la que el autor sea capaz de jugar con el lenguaje y de cuánto consiga
plasmar una idea.

Desde otra perspectiva una obra literaria es únicamente aquella que se encuentra
ligada a la literatura de ficción. En ese sentido, de acuerdo a su forma o su temática,
la obra literaria puede pertenecer a diversos géneros, como la narrativa (una obra
en prosa, como la novela o el cuento), la lírica (composición en verso que expresa
los sentimientos del autor), el drama (obra pensada para ser representada ante el
público), la épica (versos que cuentan las hazañas de héroes o divinidades) o
la didáctica (que busca instruir al lector u oyente).
No obstante, esta clasificación resulta bastante reduccionista ya que deja afuera
obras narrativas de ficción que se encuentran ligadas a un lenguaje periódistico,
como las citadas crónicas periodísticas. ¿Deberíamos entonces decir que “Crónica
de una muerte anunciada” de García Márquez no es una obra literaria?

Por otro lado una obra literaria no necesariamente se encuentra plasmada en un


libro. También pueden ser escritas (libros u otros soportes impresos que
reproducen la historia sin cambios) u orales (se transmiten de generación en
generación y suelen cambiar con el tiempo, como las leyendas o los cuentos
populares). Las obras también pueden ser táctiles, cuando están adaptadas a las
necesidades de los no videntes mediante el sistema Braille.
Como siempre nos encontramos ante una disyuntiva muy delicada y si optamos por
esta segunda clasificación posiblemente caeremos en la injusticia de dejar fuera de
la clasificación de obra literaria a muchísimas historias y libros que realmente bien
ganado tienen este membrete.

La civilización grecolatina

Resumen
Introducción
La cultura clásica está en el fondo de nuestra civilización actual. Griegos y romanos
son los inventores del mundo europeo occidental.
Grecia
En Grecia se desarrollaron desde la literatura y el arte hasta las formas de gobierno
que hoy conocemos.
La Grecia primitiva
La primera civilización dominante en las islas griegas fue la caria. Hacia el tercer
milenio comienzan a llegar nuevos pobladores, de origen indoeuropeo, que aceptan
la lengua y la civilización caria: la cultura minoica.
En Creta se aceleran los cambios. Se abre una época de gran esplendor cultural.
Aparece la escritura, vinculada a una compleja burocracia que dominaba el
comercio. Creta crea una talasocracia comercial en el Mediterráneo. Los aqueos
invaden Creta y crean la civilización micénica.
La cultura griega
Los griegos comenzaron a escribir hacia finales del siglo XI a.C., con un alfabeto de
origen fenicio al cual se le añaden las vocales. Algo más tarde nace en Grecia la
poesía épica: Homero y Hesíodo. La épica es el vehículo fundamental de unificación
de la lengua. La contribución griega a la filosofía y a la ciencia es transcendental.
La invasión dórica tuvo importantes consecuencias en lo referente al régimen de la
propiedad del suelo. La forma normal de explotación agrícola, en época de Homero,
era el cortijo rural.
La evolución del mundo griego: siglos VIII al VI a.C.
La ciudad estado
La diversidad de los invasores dóricos y griegos, y su mezcla con la población
autóctona, no permitió construir un Estado unitario, sino que se prefirió la creación
de una serie de ciudades autónomas, con una cultura común, que dominaban el
espacio circundante.
La monarquía militar
Desde sus comienzos, la vida económica y política de la polis estuvo dominada por
los grandes clanes aristocráticos. El rey ejercía la jefatura de la milicia, pero también
era el responsable de la justicia y la religión. Estaba sometido a las decisiones del
«consejo de ancianos», compuesto por los jefes del clan.
En Esparta hubo dos reyes simultáneamente. El consejo de ancianos en Esparta se
llamó Gerusía.
Aristocracia y oligarquía
La disminución del peligro de guerra hizo desplazar la importancia del poder del rey
al del «consejo de ancianos».
En Esparta el poder ejecutivo de la aristocracia lo tuvieron los éforos que
controlaban a los reyes, a la Gerusía y la conducta de los ciudadanos. En Atenas la
institución que veló por los intereses de la aristocracia fue el Areópago, dominada
por los arcontes.
Los jonios tienen un nuevo sistema de lucha, asentado en la falange. Para
enfrentarse a ellos es necesaria la colaboración de toda la ciudad. Pero si todos
colaboran en la defensa, todos tienen derecho a intervenir en el gobierno.
En principio, la oligarquía aristocrática continuó ejerciendo el poder y modificando
la ley a su antojo. Pero los nuevos ciudadanos obligaron a ponerla por escrito.
La democracia
La democracia consistió en el ejercicio del poder por todos los hombres libres de la
polis, ya que todos contribuían a su defensa. La asamblea se reunía en el ágora
para discutir los asuntos de la política.
El caso espartano
Los espartanos organizan un nuevo ejército basado en la falange hoplita y
recuperan su poder. Sin embargo, en la falange lucha todo el damos, que va a
reivindicar su derecho a tomar decisiones en los asuntos que afecten a la polis.
Nacen un nuevo Estado espartano: el Cosmos.
El caso ateniense
Atenas creció en prestigio después de la codificación de legal de Solón. Con la
reforma de Solón todos los oriundos de Ática tienen derecho a la ciudadanía y
pertenecen a la ecclesia.
Clístenes consiguió hacer aprobar una nueva constitución que sancionaba la
igualdad social. La reforma concedía la ciudadanía a todos los hombres libres de
Ática y se dividía a la población por su lugar de residencia. Se crea el Consejo de
los 500, que ejerce el poder y crea leyes, junto con la ecclesia. Este Estado fue
denominado isonomía.
El conflicto con Persia y la unidad nacional
Las ciudades griegas de Asia pagaban parias a Ciro. Tras la muerte de Ciro, asumió
el poder otro rey conquistador: Darío. Comenzaron así las guerras médicas. A la
muerte Darío, le sucede Jerjes. Las ciudades griegas crearon una liga para
enfrentarse a Persia.
La época de Pericles
Durante el siglo V a.C. Atenas dominó el mundo griego, y Pericles dominó Atenas
con el cargo de estratega. Esta es la época de la plena democracia ateniense, y de
su esplendor comercial.
En el 462 a.C. se suprime el Areópago. Funcionan plenamente: el Consejo de los
500, la asamblea del pueblo y el jurado popular.
Las guerras por la hegemonía
Si mala era la situación de las ciudades de la liga, las polis que no pertenecían a
ella eran perseguidas. El mundo griego entró en crisis.
De esta crisis sale favorecida una pequeña potencia, Macedonia, que de la mano
de Filipo II (359-336 a.C.) y Alejandro Magno (356-323 a.C.), conquista toda Grecia
y la unifica en un solo reino. La concepción griega del mundo se desvanece. Durante
la época helenística la cultura griega se hace universal.
Roma
Roma recoge la cultura griega, la enriquece y la reelabora, le da un nuevo sentido
y la universaliza.
Los etruscos
Los orígenes de los romanos son un tanto obscuros. Son herederos de los etruscos.
Sus poblaciones eran ciudades estado enclavadas en lugares defensivos del
interior, dominadas por la aristocracia, y con un rey, también sacerdote.
La monarquía
Según la tradición Rómulo y Remo fundaron Roma en el 753 a.C.
En Roma vivirían dos tribus: los latinos y los sabinos. En un primer momento habría
dos reyes Rómulo y Tito Tacio; pero muerto Tito Tacio, Rómulo comienza a construir
la unidad de Roma. Creó un ordenamiento jurídico y repartió el pueblo en tres tribus.
Rómulo creó para el gobierno de la ciudad una asamblea de ancianos, el Senado,
en el que se sentaban los jefes de los clanes.
Economía y sociedad
La base económica de Roma, en la época de la monarquía, era la ganadería. Esta
era de propiedad privada, mientras que la agricultura era de propiedad comunal.
Pero dada la posición de la ciudad, en una importante ruta comercial, cada vez más
los romanos se dedicaron al comercio.
La escritura se introduce entre finales del siglo VII a.C., y principios del VI a.C. con
un alfabeto propio.
La base de la estructura social fue la familia y la gens. La patria potestad daba al
cabeza de familia un poder total, pudiendo decidir incluso sobre la vida y la muerte.
La sociedad estaba estructurada en clases: los patricios, los plebeyos y la clientela,
además de los esclavos.
El régimen político estaba dominado por el rey. El rey es un jefe militar, religioso y
judicial. El poder unitario del rey, cuando asumía las facultades políticas, ejecutivas
y legislativas, se denominó impérium. Junto al rey aparece el Senado, asamblea
constituida por los jefes de los gens, como órgano consultivo. La asamblea de
pueblo agrupaba a las curias, cada una con un voto. El ejército tenía carácter
gentilicio, pero con la reforma serviana pasó a ser territorial, que debía equipar a
cien soldados, una centuria.
La religión tenía dos vertientes: una pública, el culto estatal, y otra privada, el culto
a los lares familiares.
La república
El año 510a.C. es el de la caída de la monarquía y el triunfo de la república. El
mando militar y político pasó a los magistrados electos y de duración limitada: los
cónsules. La magistratura duraba un año, y al cesar se le podían pedir
responsabilidades. Los magistrados dependían de los electores. El Senado está
constituido por 300 senadores representantes de las familias más ricas, y no tenía
funciones específicas.
Sin embargo, fue la aristocracia la que dominó la vida pública, al monopolizar el
consulado. Los tribunos eran elegidos, en los comicios tributos, por el pueblo
reunido por tribus: los plebis scita. Gracias a las presiones de los tribunos de la
plebe, la ley se plasma por escrito en el Código de las Doce Tablas, y el Digesto.
Transformaciones de la vida social y económica
La expansión territorial transformó radicalmente la sociedad romana, su economía
y sus relaciones comerciales.
La afluencia a Roma de ricos botines favoreció la actividad comercial. Roma creó
un sistema de comunicaciones terrestres, con las calzadas, puentes, etc., que fue
muy útil a los comerciantes.
La sociedad romana evolucionó con el desarrollo económico. La nobleza senatorial
era la clase más elevada. El segundo estrato lo formaba la orden ecuestre. El pueblo
está formado por los hombres libres de Roma. En el estrato más bajo están los
esclavos.
Magistraturas e instituciones republicanas
El poder en la República era ejercido por los magistrados. El magistrado tenía
impérium, es decir, poder público. La más alta magistratura fue el consulado. En
circunstancias excepcionales podían ser sustituidos por un dictador, con plenos
poderes, durante seis meses.
Otra alta magistratura fue el pretor. De vital importancia para la vida en Roma fue la
magistratura del censor. Un cargo muy importante, no una magistratura, fue la del
tribuno de la plebe, de gran influencia política, sobre todo ante el Senado.
El Senado fue el órgano de gobierno por excelencia. Fue fundamental en la creación
de leyes, ya que controlaban su presentación ante la asamblea popular.
Por último está la asamblea popular o comitia. En los comitia se votaban leyes y
magistrados, y a los jueces de los tribunales.
Cultura
Las mayores contribuciones que Roma ha hecho a la cultura han sido el derecho y
el latín. Tras la conquista de Grecia, la cultura romana sufre una profunda
transformación. Así, entran en Roma las últimas tendencias de la filosofía griega.
El imperio
La expansión territorial hizo necesaria la creación de un Estado centralizado y fuerte
para mantener las conquistas.
En este ambiente medra en la política Julio César. En el 52 a.C. Pompeyo fue
nombrado cónsul único y se le ordenó a César regresar a Roma. César atacó Roma
con sus tropas, y en el 48 a.C. venció a Pompeyo. En el 46 a.C. se hizo nombrar
dictador y en el 45 a.C. se hizo transferir todos los poderes.
Tras la muerte de César el Senado intenta recuperar el poder. Estalló una guerra
civil entre la República, con Bruto; y los seguidores de César, con Marco Antonio al
frente. Octavio fue elegido por el Senado para hacer la guerra a Marco Antonio.
Octavio no podía hacerse rey, pero el Senado estaba desacreditado. Octavio hizo
que el Senado le concediese poderes suficientes para ser jefe del Estado: el princes.
Con lo que fue dueño del Estado.
El Estado imperial
Octavio muere en el 14 y hereda el imperio Tiberio. Se abre así el periodo más largo
de la historia de Roma, en la que el emperador es la figura central del régimen.
El Senado continúa funcionando como en la república, pero su poder va
decreciendo alarmantemente. Las asambleas del pueblo perdieron toda relevancia.
Las magistraturas republicanas se mantuvieron, pero perdieron sus funciones.
Los funcionarios imperiales fueron los que administraron el régimen. Tuvieron a su
cargo el gobierno. Eran nombrados por el emperador y sus facultades dependían
de lo que este quisiera ordenarles, y por un tiempo indefinido.
Los más importantes tienen el nombre de prefectos. De rango inferior fueron los
procuradores.
El Consilium Príncipis, o Consejo Imperial, es uno de los órganos de gobierno más
importantes. Estuvo integrado por personas de confianza del emperador.
La Cancillería Imperial se ocupó de todos los asuntos privados que debía resolver
el emperador.

Geografia medieval o en la edad media


La caída del Imperio romano y el ascenso del cristianismo como religión influyó
indirectamente en el estancamiento del conocimiento, tanto en materia geográfica
como en los demás campos del saber. Durante la llamada "época de las tinieblas”
los geógrafos consideraban la Tierra como un disco, con Jerusalén y el Paraíso
Terrenal en el centro. Las ideas de los griegos, contrarias a la concepción cristiana,
fueron rechazadas.
Mapamundi perteneciente a la Tabula Rogeriana donde el sur aparece en la parte
superior del mapa. El Libro de Rogerioque realizó Al-Idrìsì (1099-1180) reunió gran
información sobre las tierras conocidas, diversos lugares, capitales y ciudades.
En contraste, los árabes escribieron numerosos tratados a partir del siglo VIII, pero
como sus obras no fueron traducidas a ninguna otra lengua occidental su difusión
fue reducida. Misioneros cristianos y comerciantes penetraron en las regiones de la
lejana Asia; de estos tiempos, el viajero más destacado fue Marco Polo, quien en
1272 partió para China y vivió allí durante una gran parte de su vida. Sus memorias
quedaron registradas en el “Libro de las maravillas”, que, aunque no es propiamente
geográfico, sí despertó gran interés por conocer las regiones del Lejano Oriente.

Durante la época de transición entre la Edad Media y la Moderna, conocida como


Renacimiento, que convencionalmente se hace coincidir con la caída de
Constantinopla (1453), volvió a tomar auge el interés por los viajes y por los
descubrimientos geográficos. Esta renovación del espíritu aventurero se facilitó, en
parte, por el uso de instrumentos como la brújula, el sextante y el astrolabio. Como
consecuencia, se precisaron las observaciones astronómicas que mejoraron las
cartas de navegación y se diseñaron mapas más fiables sobre los contornos
costeros.

Europa. Medieval Atlas, 1375.


Desde el siglo XV y hasta bien entrado el siglo XVI, los europeos constataron, por
su propia experiencia, que el mundo era más amplio de lo que ellos suponían y que
constituía una unidad global. La audacia de los marineros permitió llevar a cabo
numerosos viajes a través de los cuales se amplió el conocimiento de grandes
espacios, pues cada viaje aportaba mayor información geográfica que favorecía el
desarrollo de una cartografía más precisa.

Entre los viajes más notables están los que llevó a cabo Cristóbal Colón. Fue así
como desde 1492 el escenario de los acontecimientos humanos se amplió y el
mundo fue cobrando su unidad. Otros viajeros notables fueron el italiano Juan
Caboto (1451-1498) quien al servicio de la Corona inglesa cruzó el tenebroso
Atlántico y llegó hasta las costas de América del Norte, en busca de una ruta para
ir a la India. Vasco da Gama (1469-1524) abrió la ruta hacia Calicut, India, y
posteriormente, Francisco de Magallanes (1519-1623) fue el primero en
circunnavegar el mundo.

La ampliación de la frontera habitable fue rápidamente representada en mapas. En


1544 se publicó la obra del alemán Sebastian Münster 1498-1552: Cosmographia
Universalis. Allí aparecían todos los mapas que existían en ese momento en el
planeta y se hacían algunas inferencias sobre los cambios producidos en la corteza
terrestre por los efectos de las mareas y de los ríos, a partir de la observación directa
del Rin y del Danubio.

Ilustración de Espira, Alemania en el Libro Cosmographia Universalis


Como el desarrollo de la cartografía aún era precario y faltaban herramientas útiles
para la navegación, Gerhard Mercator (1512-1594) encontró una solución
matemática que hacía posible representar más y mejor la superficie curva de la
Tierra sobre un plano. Mercator proyectó sobre un cilindro la esfera terrestre, de tal
forma que los meridianos aparecieran como líneas rectas y los paralelos distantes
en el sentido norte-sur. La proyección de Mercator, aunque produce una cierta
deformación de la escala de las latitudes altas del norte y del sur, permitió que, en
adelante, los marineros pudieran anotar sobre una línea recta las lecturas
constantes de la brújula.

La exigencia de avanzar en el conocimiento geográfico y de ofrecer soluciones


útiles, colocó en un lugar prioritario la enseñanza de la geografía en las
universidades, en donde quedó integrada a la cátedra de las matemáticas.

El astrolabio

El astrolabio es un instrumento que sirve para situarse tomando como referencia la


posición de los astros. Tradicionalmente, los hay de dos clases: esférico y plano.
Sin embargo, cuando se habla de astrolabios, se alude por lo general al astrolabio
plano, utilizado ya por los antiguos griegos, quienes sentaron las bases para su
construcción. Sólo a partir del siglo VIII este instrumento fue difundido por el mundo,
en manos esta vez, de los seguidores del islam.
El astrolabio es un instrumento astronómico que permite determinar la posición y
altura de las estrellas sobre el cielo. En las imágenes un astrolabio tradicional y otro
de prisma.
Durante el siglo XX, el pintoresco instrumento ha experimentado nuevos
desarrollos, como el astrolabio de prisma que permite observar el instante en que
un astro alcanza una altura determinada, y el astrolabio impersonal de Danjon,
verdadero instrumento de observatorio gracias al cual es posible determinar con
precisión el instante en que la estrella observada pasa por el círculo de 600 de
altura.

Qué es la Geografía renacentista; el Renacimiento de la


Geografía como Ciencia
La Edad de las Grandes Exploraciones, se refiere a las exploraciones geográficas;
pero por ellas no se va a explorar los climas o los ríos, o la flora y la fauna, o los
grupos humanos de otras posibles tierras, sino antes algo más básico: que dado
que el espacio terrestre es esférico, era posible el <<Viaje al Oriente por la Ruta de
Occidente>>, y lo que se iba a explorar, era la estructura de ese espacio para
corroborar tal posibilidad.
Los descubrimientos geográficos a fines del siglo XV y principios del siglo XVI que
como tales no podían ser otros que descubrimientos de la naturaleza del espacio
terrestre, el cual era representado en los mapas, fueron de tal descomunal
proporción, que la solución a un gran descubrimiento, pronto quedaba
menospreciado, y hasta olvidado, por la solución a otro descubrimiento inmediato
aún mayor.
Ese es precisamente el caso de cómo en el intento de darle la vuelta por el extremo
sur a lo que parecía ser la supuesta “Cuarta Península”, o el ahora
desechado“Quersoneso Áureo” (de khersos, continente; y nesos, isla; la “isla-
continente”[*] que se suponía inicialmente de existir el “Paso del Sur”), luego de que
el famoso “Paso del Sur” narrado por Marco Polo, no se encontrara.
Tercera y Cuarta Penínsulas, Malaya y el “Continente-Isla” o“Quersoneso Áureo”,
en la esquematización del mapa de Henrico Marcelo Germano de 1498, y
el Moderna Indiae, de Waldseemüller, de 1513.
[Fuente: O'Gorman, Edumnundo; La Invensión de América;]

Original del Mapa de Henrico Martel Germano, 1498.

De ello se descubrió, por el recorrido de 90° en sentido latitudinal realizado por


Américo Vespucio (de Portugal a los 40° jN, a Bahía Grande, en el sur de la actual
Argentina, a los 52° jS, equivalente a 10,000 km, restando 50° de Portugal al Polo
Norte, más 40° de Bahía Grande al Polo Sur, sumando los otros 90° para completar
los 180° de un hemisferio terrestre y con ello 20,000 km), que el planeta Tierra
debería tener un perímetro más grande que el legado por Estrabón a la posteridad,
de casi 30,000 km.

Y apenas descubierto este hecho de una enorme trascendencia, se dedujo entonces


otro: esas tierras extendidas de extremo norte al extremo sur del planeta, no era ni
Asia, ni la “Cuarta Península”, sino un nuevo continente, un “Nuevo Mundo”. Se
daba así, el redescubrimiento científico de la naturaleza de esas nuevas tierras.

Luego entonces, se sabía que por el este, hasta Cipango, había 130° e longitud, así
como que las nuevas tierras estaban a 90° de longitud oeste (justo donde Toscanelli
situaba a Cipango), dando en total, un conocimiento del espacio terrestre, hasta
entonces, de 210° de longitud, restando por conocerse, entonces, 150° más de
longitud. De ello, no le fue complicado a Vespucio cerrar a 180° poco más allá de
Cipango, refutando así la Carta de Toscanelli, y entender que la diferencia para
completar 360°, era de 90° o 10,000 km, y de ahí la exclamación: “¡he encontrado
la cuarta parte faltante de la tierra”!; precisamente aquella que se había perdido en
laGeografía de Estrabón, al modificar a casi 30,000 km los cálculos de Eratóstenes,
que daban 40,000 km al perímetro de la Tierra. Y de inmediato, el descubrimiento
de aquel nuevo continente o “Nuevo Mundo”, quedó disminuido por la nueva noticia.

Pero más aún, la conciencia del nuevo perímetro de la esfericidad de la Tierra


(1502), más la conciencia de la naturaleza de aquella tierra y el poderío sobre ella
(1521), se sumaron al poco tiempo con la presencia de los portugueses en las
Molucas (desde 1513), que urgió la descomunal travesía de Magallanes (1522)…,
y de la “Cuarta Península”, en aquella vorágine de descubrimientos que le pusieron
en el escenario de los mapas de la época, ya nadie más se acordó; y por varios
siglos nadie reparó en que las tierras de Cattigara, habían sido en realidad las tierras
de América del Sur reportadas por los chinos y mal ubicadas, como el Océano
Pacífico todo, había sido confundido con la representación del pequeño golfo
llamado, paradójicamente, “Sinus Magnus”, que también desapareció como
“mágicamente”.

Y otra hazaña más sería consumada con la decisión de Sebastián Elcano de


arrojarse a cruzar el Océano Índico por su centro con una de las dos últimas naves
sobrevivientes, hasta alcanzar los cabos de Agujas y de Buena Esperanza, y de ahí
arribando luego a España, para completar la primera circunnavegación al mundo
iniciada por Magallanes.

En el renacer de la Geografía, su problema esencial como ciencia y en tanto tal, no


podía ser otro que el conocimiento objetivo y concreto del espacio terrestre; de la
distribución de las mares y océanos, de los continentes (hasta ahí,
independientemente de su contenido), y de la correcta localización y configuración
en los mapas, que, completado su conocimiento por cuanto a su forma y
dimensiones, la ciencia de la geografía pasaría ahora a la investigación de las
propiedades más complejas del espacio terrestre, dando inicio, con ello, a una
nueva etapa: la de la ciencia de la geografía en el período de la Ilustración.

Geografía de Europa
Europa es el segundo continente más pequeño del mundo, sólo por detrás
de Oceanía. Tiene una superficie de 10 530 751 km²,1 lo que representa el 7 % de
las tierras emergidas. A finales de 2016 está compuesto por cincuenta países,
incluyendo Rusia y Turquía, aunque la mayor parte de sus territorios sea asiática.
Su distancia máxima de norte a sur es de 4300 km y de este a oeste de 5600 km.
Se sitúa en el hemisferio norte. Está unido a Asia, configurando una enorme
península dentro de lo que se denomina Eurasia, y debe sus características de
individualidad, además de a elementos físicos, a rasgos de orden histórico y
humano.
Limita con el mar por tres de los cuatro puntos cardinales. A grandes rasgos, con
el océano Ártico al norte, el océano Atlántico al oeste y el mar Mediterráneo al sur,
lo que evidencia una importantísima influencia oceánica dada su amplia fachada
formada por casi 38 000 km de costas y que, además, lo llega a caracterizar como
uno de sus rasgos físicos más importantes, determinando el clima en la mayor parte
del continente. Al este su límite es continental y, según la mayor parte de
los geógrafos, lo sitúan al pie oriental de los montes Urales, el Río Ural, la cordillera
del Cáucaso y el Mar Negro hasta llegar al mar de Mármara.
El continente se caracteriza también por poseer una gran parte de terrenos macizos,
a la que se contrapone una parte mucho más articulada, compuesta por islas y
penínsulas. Las islas representan el 8 % y las penínsulas el 27 % de Europa. El
contorno de estas islas y penínsulas es muy diverso y accidentado por la gran
extensión de sus costas.

Geografía y paisaje en la literatura


hispanoamericana
Los días 10 y 11 de diciembre de 2014 se celebró el seminario interdisciplinar sobre
Geografía y paisaje en la literatura española e hispanoamericana, organizado por el
Centro de Estudios Iberoamericanos Mario Benedetti de la Universidad de Alicante.
Esta actividad surgió de la idea común, pretendida desde hace años por los
coordinadores, de mostrar los estrechos lazos existentes entre la geografía y la
literatura en lengua española. En efecto, la naturaleza siempre ha creado
fascinación en el ser humano y sus manifestaciones artísticas y literarias han
recogido este sentimiento, expresando la grandeza de las formas naturales. La
literatura cuenta con magníficos ejemplos de descripciones de territorios y paisajes
que forman parte de la esencia de un espacio geográfico. Prosa y verso han
plasmado la riqueza de matices de las formas de la naturaleza en obras que marcan
la historia de la literatura española e hispanoamericana. La publicación incluye los
trabajos presentados en dicho seminario que contó con ponentes procedentes de
los ámbitos académicos de la literatura, la geografía y la historia, con el ánimo de
ofrecer una visión multidisciplinar de un tema poliédrico: territorio, paisaje y
literatura. Un conjunto de autores que trabajan desde hace años en esta cuestión y
han participado en proyectos de investigación relacionados con la temática del
seminario, amén de las múltiples publicaciones que han generado. En suma, se
abordan en esta monografía las relaciones entre el territorio, sus formas, sus
paisajes y las manifestaciones literarias a que ha dado lugar su transmisión escrita,
especialmente en las épocas moderna y contemporánea. Un primer bloque de
trabajos, que contiene una relación más extensa de aportaciones, aborda la
temática del paisaje en la tradición literaria hispanoamericana. En aproximación
cronológica a sus contenidos, se inicia esta parte con el trabajo de Jorge Olcina,
que muestra la fascinación de la naturaleza iberoamericana plasmada en las
Crónicas de Indias, que encuentran un momento álgido en las aportaciones de
Gonzalo Fernández de Oviedo, Martín Fernández de Enciso, Pedro Cieza de León
o el padre José de Acosta.

Literatura posmoderna
El posmodernismo surge en el período inmediatamente posterior a la Segunda
Guerra Mundial (después de 1945), siendo su máxime el intentar superar
el proyecto modernista de principios del siglo XX. Este intento fracasó en su
cometido de renovar de una forma radical las formas del arte establecidas hasta
aquel momento, es decir, las formas tradicionales o formales.
En cuanto al posmodernismo literario, y aun siendo una disciplina difícilmente
definible, es al mismo tiempo una negación y una afirmación del paradigma
modernista. Decimos esto puesto que mientras que reniega de las ideas implícitas
en la literatura modernista, no tiene reparos en continuar con la experimentaciónen
cuanto a estructura narrativa iniciada por los escritores modernistas.
El término posmodernista, y junto con él todas sus disciplinas asociadas (literatura,
arte, arquitectura, etc) fue acuñado por un grupo de críticos estadounidenses,
empeñados en demarcar la línea entre la cultura "elevada" del Modernismo y la
estética reflexiva, minimalista, experimental... del periodo posmodernista. Por ello,
podemos decir que el posmodernismo viene a ser una mezcla de variables muy
diferentes, que a continuación detallamos:

 Respuestas al modernismo, especialmente renegando de una gran parte de sus


premisas, y sobre todo de la distinción entre cultura "elevada" y vida diaria que
efectuaron los modernistas.
 Respuestas ante un nuevo estado en el mundo: el miedo ante el poder de las
bombas nucleares queda patente tras las masacres de Hiroshima y Nagasaki.
Por otro lado, el pluralismo, la universalización de la información, etcétera...
hacen reaccionar a los posmodernistas a todos los niveles.
 Reconocimiento y/o peleas entre los posmodernistas ante una nueva realidad
capitalista. Acorde a la evolución de cada país después de la guerra, se sugiere
que una sociedad capitalista es la llave para resolver todos los problemas
inherentes a la guerra. Los posmodernistas se opusieron a este nuevo estado
del mundo, en el que el conformismo, la comodidad y el espectáculo sustituían
la vida real.
 Sensación de fragmentación, de discontinuidad, tomando la realidad de aquel
tiempo como una imitación de la vida real.
 Reconceptualización de la sociedad, de la historia y del yo.
Estas cinco variables son las que definirían a grandes rasgos el posmodernismo.
Sin embargo, a continuación nos introduciremos de lleno en la literatura
posmodernista, intentando identificar los rasgos característicos de esta literatura,
las nuevas técnicas y/o estilos que surgieron, y los máximos exponentes de esta
corriente literaria.
La literatura propia de la posguerra europea está caracterizada por una gran
variedad de estilos, escuelas y géneros. Hay tres variantes importantes dentro de la
literatura posmodernista: el realismo mágico, el teatro de lo absurdo y la literatura
de protesta política.
El término "posmodernismo" fue primeramente acuñado por un grupo de críticos
estadounidenses, en un intento por demarcar las tendencias que se movían entre
la cultura "elevada" del Modernismo y la estética reflexiva, experimental y
minimalista propia de la época posmodernista. Para ello se basaron en obras de
escritores estadounidenses, sacando como conclusión que la literatura
posmodernista rompía con la épica narrativa tan propia del Realismo del siglo XIX,
así como con la individualidad y los trabajos subjetivos de la mente, propios del
Modernismo.
Tanto el Realismo como el Modernismo asumían que la experiencia humana podía
ser plasmada mediante el lenguaje. No pasa así con el Posmodernismo, que resistía
todo intento de orden estético, prefiriendo usar estructuras fragmentadas, narrativa
episódica, y personajes circulares. Era una literatura falta de ilusiones, que
cultivaba, como dijo Barth, "una estética apocalíptica". Las palabras utilizadas por
la crítica para definir la literatura posmodernista eran "derroche", "agotamiento" o
"silencio".
En cuanto a los temas más relevantes de la literatura posmodernista, se estilaban:

 Abolición de las distinciones entre clases sociales.


 Insostenibilidad de los modelos de razón y logocentrismo propios de
la Ilustración.
 Relaciones problemáticas entre la intención individual y la ideología.
La literatura posmodernista europea difería de la americana. Mientras que los
americanos estaban más preocupados por la omnipresencia de la tecnología
(tomando como referencia la actualidad), los europeos decidieron mirar hacia el
interior, realzando los valores de identidad, memoria , pérdida y muerte, para
tratarlos en sus obras.

EL MODERNISMO HISPANOAMERICANO
Para la historia cultural el modernismo latinoamericano se constituirá como el primer
aporte surgido desde territorios periféricos al sistema de dominación cultural
europeo. Por vez primera una producción de sesgo americanista interviene en el
concierto cultural y pone un mojón que en algún sentido prefigura el
descentramiento que sobrevendría durante el siglo xx.

El legado poético español y sus siglos de dominación no ofrecían mayores


esperanzas ni modelos satisfactorios, y los poetas latinoamericanos dirigieron sus
miradas hacia el simbolismo francés como fuente nutricia, acaso porque
encontraron allí la renovación y vitalidad necesarias para estar a la altura de los
nuevos desafíos de la época. Las transformaciones industriales, los avances
tecnológicos, el ingreso de la economía latinoamericana en el sistema mundial, y
más que nada la urbanización y el peso decisivo de las grandes ciudades y de su
población, generaron la sensación y la idea de que se vivía en medio de un progreso
que ya no iría a detenerse nunca. El tránsito de algunos de los poetas americanos
más destacados visibiliza a las claras la madurez de una conciencia de sí que dio
por tierra con la hegemonía española dentro de la lengua castellana. Se diría que
una nueva lengua buscaba abrirse paso en el interior del castellano con una
porosidad diferente –otra sensualidad, otras búsquedas y demandas– del estado
castizo –o casto– que imperaba en su tradición hispánica.

Tanto en Centroamérica como en Sudamérica las sociedades sufrieron a fines del


siglo xix procesos similares. El liberalismo económico se había apropiado de
explotaciones mineras y de sus reservas en países como México, Perú y Chile, y en
territorios de estructura agricologanadera como la Argentina manejaba el comercio
en alianza con la oligarquía de los antiguos hacendados devenidos exportadores,
modernizados. Este proceso estimuló cambios notorios en la vida cotidiana de los
centros urbanos (las zonas campesinas y rurales quedaron exceptuadas y
conservaron muchas de las características de la antigua sociedad hispánica): la
reconfiguración de los espacios edilicios, los avances en la atención de la salud –
un nuevo saber científico sobre el organismo humano– y el acortamiento de las
distancias a través de las comunicaciones instalaron por aquellos años una nueva
forma de relacionarse con lo real. Y los escritores no se abstrajeron de estos efectos.
Como muchos artistas de otras disciplinas, detectaron la transición que vivían de
una sociedad colonial a otra liberal, y en el fuero íntimo de la intelectualidad de
entonces se generaron contradicciones de índole cultural y política.

Acaso la contradicción más radical y a su vez configurativa del movimiento


modernista haya sido la que se entabló entre los anhelos de cosmopolitismo y su
origen americanista. Deudor del ideario romántico en el interés por las cuestiones
políticas y sociales, los afanes revolucionarios del modernismo fueron más allá de
la renovación del lenguaje y se revelaron concretamente en la lucha por la
independencia de los países latinoamericanos (de hecho José Martí, el
extraordinario intelectual cubano, murió en un campo de batalla)
No es de extrañar entonces que muchos de sus autores indagasen en las raíces de
los pueblos originarios, donde creyeron ver rasgos fundacionales para el desarrollo
futuro. Pero, en simultáneo, los modernistas abogaban por un universalismo que
pretendía superar las fronteras, traspasarlas en el terreno artístico más allá del
orden geopolítico imperante. ¿Querían forjar así una literatura latinoamericana? En
ese campo de tensiones se produjo un híbrido que podemos leer como
contradictorio o paradójico, en tanto desde el vamos el carácter propio de la poesía
latinoamericana consistiría en reconocerse cosmopolita.

“Los modernistas no querían ser franceses: querían ser modernos. El progreso


técnico había suprimido parcialmente la distancia geográfica entre América y
Europa. Esa cercanía hizo más viva y sensible nuestra lejanía histórica. Ir a París o
a Londres no era visitar otro continente sino saltar a otro siglo. Se ha dicho que el
modernismo fue una evasión de la realidad americana. Más cierto sería decir que
fue una fuga de la realidad local –que era a sus ojos un anacronismo– en busca de
una actualidad universal, la única y verdadera actualidad. En labios de Rubén Darío
y sus amigos, modernidad y cosmopolitismo eran términos sinónimos. No fueron
antiamericanos, querían una América contemporánea de París y Londres”, asegura
Octavio Paz en su ensayo Cuadrivio.

Y es cierto que los modernistas se pensaron menos como habitantes de una región
que como pobladores del mundo, y que sus deseos enfocaron horizontes de la
Europa no ibérica en razón de que distinguían en las sociedades americanas los
efectos retrógrados del orden feudal ligado al colonialismo español y a su lastre
contrarreformista, la influencia política de la Iglesia y del Ejército. Sin embargo este
salto hacia las culturas francesa e inglesa no necesariamente indicó una visión
denigratoria de sus contextos culturales. Al contrario, una y otra vez sus escritos
vuelven sobre lo propio –sus lugares de pertenencia, su lenguaje– para
incorporarlos al proceso modernizador de los países más avanzados. La estrategia
es extraterritorializarse, seguir el impulso universalista que el empobrecido cepo
cultural hispanista desconocía o negaba. Ese paso será primordial incluso en la
potenciación de las formas: Darío atribuía la elogiada musicalidad métrica de sus
poemas a que había aprendido a “pensar en francés”; asimismo innegable es la
presencia de la poesía anglosajona en la adecuación entre recursos expresivos e
ideas a lo largo de la obra de José Martí.
EN 2010 LA ASAMBLEA NACIONAL DE NICARAGUA DECLARÓ AL POETA
PRÓCER DE LA INDEPENDENCIA CULTURAL DE LA NACIÓN.

Es indudable que el movimiento modernista latinoamericano catapultó para la


historia de la poesía un listado de nombres propios que en dos etapas bien definidas
dejaron su sello y restituyeron por primera vez desde el siglo xix al idioma castellano
su importancia lírica. La primera generación, que se extiende desde 1880 hasta
fines del siglo xix, en la que se destacaron poetas del hemisferio norte, como los
mexicanos Manuel Gutiérrez Nájera (1859-1895) y Salvador Díaz Mirón (1853-
1928), los cubanos José Martí (1853-1895) y Julián del Casal (1863-1893), el
colombiano José Asunción Silva (1865-1896) y por supuesto el nicaragüense Rubén
Darío (1867-1916), quien, se podría pensar, ofició como bisagra con la segunda
generación de poetas modernistas –ahora del hemisferio sur–, constituida entre
otros por los uruguayos Julio Herrera y Reissig (1875-1910) y José Enrique Rodó
(1871-1917), el peruano José Santos Chocano (1875-1934), el boliviano Ricardo
Jaimes Freyre (1868-1933) y el argentino Leopoldo Lugones (1874-1938). El
itinerario de Darío, su presencia en los países de Sudamérica quizás haya
colaborado para que las cabezas visibles de la segunda fase modernista surgiesen
en territorios más australes.
INSTITUTO NACIONAL DE EDUCACION DIVERSIFICADA
INED, PAJAPITA S.M

NOMBRE:
JAQUELINE JANETH ITZEP BARRIOS

GRADO:
CUARTO TURISMO

CATEDRA:
LENGUA Y LITERATURA

PROFESORA:
EMILSA BARRIOS

CICLO ESCOLAR:
2,019
EGRAFIA:
https://es.wikipedia.org/wiki/Obra_literaria

https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_grecolatina

https://www.socialhizo.com/geografia/la-geografia-en-la-edad-media

https://www.ecured.cu/Literatura_hispanoamericana

https://es.wikipedia.org/wiki/Literatura_posmoderna

https://www.hiru.eus/literatura/el-modernismo-hispanoamericano
INTRODUCCIÓN:

Para definir la claridad de los conceptos el ser humano se


basa a estudiar y adoptamos la clasificación de la literatura,
la cultura esta al fondo de nuestra civilización actual, es muy
importante atender para el estudiante aprender una obra literaria,
conocer la lectura e imaginar el arte poético retórica y dramática.
En los siguientes temas conoceremos a fondo los siguientes temas.

Potrebbero piacerti anche