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LA VARIACIÓN EN EL ESPAÑOL ACTUAL

Estudios dedicados al profesor


Pedro Carbonero
17

SOCIOLINGÜÍSTICA
ANDALUZA DEPARTAMENTO DE LENGUA ESPAÑOLA

Editorial Universidad de Sevilla


SOCIOLINGÜÍSTICA ANDALUZA 17

La variación en el español actual


Estudios dedicados al profesor Pedro Carbonero
J S M
(D .ª)

SOCIOLINGÜÍSTICA
ANDALUZA 17

L
E
P C

M L -C G
A Z
(C .)

Sevilla 2015
Serie: Lingüística
Núm.: 45

Comité editorial:
Antonio Caballos Rufino
(Director de la Editorial Universidad de Sevilla)
Eduardo Ferrer Albelda
(Subdirector)
Manuel Espejo y Lerdo de Tejada
Juan José Iglesias Rodríguez
Juan Jiménez-Castellanos Ballesteros
Isabel López Calderón
Juan Montero Delgado
Lourdes Munduate Jaca
Jaime Navarro Casas
Mª del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado
Adoración Rueda Rueda
Rosario Villegas Sánchez

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de este libro pue-


de reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o
mecánico, incluyendo fotocopia, grabación magnética o cualquier al-
macenamiento de información y sistema de recuperación, sin permiso
escrito de la Editorial Universidad de Sevilla.

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Impreso en papel ecológico


Impreso en España-Printed in Spain
Maquetación: G B . - german.balaguer@gmail.com
ISBN: 978-84-472-1773-1
Depósito Legal: SE-1628-2015
Impresión:
La publicación de este volumen ha sido posible gracias
a las ayudas concedidas por el Decanato de la Facultad de
Filología (Ayudas a la Investigación, convocatoria de junio
2014) y por el Departamento de Lengua Española, Lingüística
y Teoría de la Literatura de la Universidad de Sevilla al
Grupo de Investigación Sociolingüística Andaluza: Estudio
Sociolingüístico del Habla de Sevilla (HUM141).
ÍNDICE

NOTA DE LA DIRECTORA..........................................................................................11
J S M

NOTA DE LAS COORDINADORAS ..........................................................................13


M L -C G
A Z

PRÓLOGO .......................................................................................................................15
M R N

A VUELTAS CON EL EMPLEO DEL PRONOMBRE PERSONAL SUJETO


YO EN EL DEBATE PARLAMENTARIO: IMPLICACIONES DE LAS
VARIABLES ROL E IDEOLOGÍA .............................................................................17
E R. A L

EL ADVERBIO DEÍCTICO TEMPORAL EN EL HABLA URBANA


CULTA DE SEVILLA ....................................................................................................37
A A C

ESTUDIO SOBRE IR E IRSE EN LAS ENCUESTAS DEL HABLA


URBANA DE SEVILLA, NIVEL POPULAR .............................................................53
Mª D C C

INNOVACIÓN LÉXICA Y DISCURSO: LA COLUMNA DE OPINIÓN DE


IGNACIO CAMACHO ..................................................................................................73
M C V

SEMÁNTICA LÉXICA, TERMINOLOGÍA Y TERMINOGRAFÍA: A


PROPÓSITO DE LOS USOS TERMINOLÓGICOS RELACIONADOS
CON LOS CONTENIDOS Y PERSPECTIVAS ACTUALES DE LA
SEMÁNTICA LÉXICA ..................................................................................................91
M C G
LA VARIEDAD ETARIA Y SU CATALOGACIÓN LEXICOGRÁFICA .............. 111
Mª A C C J M G P

VARIACIÓN SOCIOLINGÜÍSTICA Y PROSODIA. RASGOS


ENTONATIVOS DEL HABLA DE SEVILLA, HUELVA Y CÁDIZ ......................127
Y C M

POR CIERTO Y LAS ESTRUCTURAS PARENTÉTICAS .....................................155


C F R

EXPRESIONES COLOQUIALES EN EL HABLA POPULAR DE SEVILLA.....177


R G S

SOBRE EL MANTENIMIENTO Y LA PÉRDIDA DE LA /d/


INTERVOCÁLICA EN EL HABLA DE SEVILLA (SOCIOLECTO BAJO) ....193
R J F

VARIACIÓN EN LA SEGUNDA PERSONA DEL SINGULAR COMO


ESTRATEGIA DE INDETERMINACIÓN REFERENCIAL EN EL HABLA
DE SEVILLA: SOCIOLECTO BAJO ........................................................................211
M L -C G

EL SUJETO NOMINAL POSPUESTO: ¿VARIANTE O CONSTRUCCIÓN


INDEPENDIENTE? ....................................................................................................233
D R

VARIACIÓN EN LAS FUNCIONES SEMÁNTICAS Y SINTÁCTICAS


DEL VERBO PSICOLÓGICO PREOCUPAR ...........................................................251
J R H

LA TEMÁTICA DEL AMOR Y SU LÉXICO EN LAS LETRAS DE LOS


CANTES FLAMENCOS ..............................................................................................267
M R N

MARCADORES DEL DISCURSO Y VARIACIÓN DIASTRÁTICA:


ANÁLISIS EN EL SOCIOLECTO BAJO ..................................................................289
J S M

LAS FORMAS DE TRATAMIENTO EN EL HABLA DE SEVILLA ....................315


A í Z

TABULA GRATULATORIA .......................................................................................331


MARCADORES DEL DISCURSO Y VARIACIÓN
DIASTRÁTICA: ANÁLISIS EN EL SOCIOLECTO BAJO

J S M
Universidad de Sevilla

RESUMEN
Este trabajo presenta el análisis cuantitativo y cualitativo de los marcadores del discurso
empleados por un conjunto de hablantes sevillanos del nivel sociocultural bajo. El objetivo
perseguido es conocer qué partículas son las empleadas en este sociolecto para las diversas
funciones discursivas y, en situaciones de equivalencia, cuáles son las variantes preferidas.
Los resultados obtenidos demuestran que las formas características en este estrato son las
habituales en registros de habla sin planificación previa. Fueron especialmente abundantes
las marcas relacionadas con el carácter conversacional de la muestra y las que contribuye-
ron a la distribución de la información.
Palabras clave: Marcadores del discurso, variación, sociolingüística, sociolecto bajo,
habla de Sevilla.

1. INTRODUCCIÓN

A pesar de la abundante bibliografía producida en las últimas décadas sobre


los marcadores del discurso, no contamos todavía con suficientes datos acerca
de su distribución diastrática (Carbonero y Santana 2010). Este trabajo pretende
contribuir al conocimiento de las relaciones que se producen entre el uso de estas
unidades gramaticales y el nivel sociocultural del los hablantes. Para ello estudia-
mos una muestra de habla producida por hablantes sevillanos del sociolecto bajo
(sin estudios o con estudios primarios), que fue recopilada siguiendo la metodología
de la encuesta semidirigida. El material está constituido por 12 grabaciones, con
una duración que oscila entre 30 y 45 minutos cada una, repartido entre un número
equilibrado de hombres y mujeres que se distribuyen en 3 grupos de edad (hasta los
35 años; de 36 hasta 55; y de 56 en adelante). El corpus, con la mitad de las graba-
ciones realizadas entre 1984 y 1986 y la otra mitad entre 2008 y 2014, forma parte
de los materiales del Proyecto de Estudio Sociolingüístico del Habla de Sevilla, en
el caso de los más antiguos, y del Proyecto de Estudio Sociolingüístico del Español
de España y América (PRESEEA-Sevilla), para los más recientes. De este modo
290 J S M

podremos observar el fenómeno en un periodo amplio de tiempo. No obstante, el


factor cronológico no será tenido en cuenta para este análisis, una vez que se ha
comprobado su escasa relevancia. Aunque en este trabajo nos limitemos a los datos
del sociolecto bajo, el objetivo último será realizar un estudio contrastivo con el de
mayor grado de instrucción, de forma que podamos obtener una visión acertada
de la influencia de este rasgo social en el uso de los marcadores del discurso. Por
limitaciones de espacio, emplazamos dicho análisis para otro momento.

2. FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y METODOLÓGICOS

En esta investigación ocupa un lugar importante el aspecto cuantitativo: cuántos


marcadores se emplearon dentro de cada uno de los grupos establecidos, qué índice
de uso obtuvieron y si se produjeron fenómenos de variación entre ellos. Se indicarán
aquellos casos en los que se perciba la influencia de algún factor social sobre dicha
alternancia. Esta línea de análisis es heredera de trabajos pioneros como los de Fuentes
(1990a, 1990b y 1990c), Cortés (1991) o Garcés (1994a y 1994b), donde se establecen
las conexiones entre las partículas empleadas y su distribución según la edad, el sexo
y el nivel sociocultural de los hablantes (Carbonero y Santana 2010). Coincidimos
con Cortés (1998) en la dificultad que conlleva la aplicación de un enfoque cuantita-
tivo y variacionista al estudio de los marcadores. No resulta tarea sencilla delimitar el
perfil semántico-discursivo de cada una de estas unidades, dada la gran polivalencia
que tienen en los textos. Además, no siempre se puede afirmar con plena convicción
la alternancia entre dos o más partículas que, aunque tengan valores comunes, pueden
presentar matices que las distingan entre sí, los cuales condicionan la elección de una
u otra. Se prestará atención también a la parte cualitativa, es decir, la descripción de
los usos discursivos de los marcadores localizados en la muestra. No obstante, dado
el carácter global de este estudio y debido a la gran cantidad de unidades localizadas
en los materiales, no podremos abordar esta faceta de forma detenida. Nos ceñiremos
a aquellos datos que consideramos relevantes para los objetivos generales planteados
en esta investigación.
Como consecuencia de la abundante bibliografía existente sobre los marcadores,
no existe una solución única en lo que respecta a su definición, a la nómina de uni-
dades que los conforman y a su tipología. Siguiendo a Martín Zorraquino y Portolés
(1999: 4057), entendemos que son “unidades lingüísticas invariables” que “no ejercen
una función sintáctica en el marco de la predicación oracional” y que en el discurso
cumplen la misión de “guiar, de acuerdo con sus distintas propiedades morfosintác-
ticas, semánticas y pragmáticas, las inferencias que se realizan en la comunicación”.
Teniendo en cuenta estos parámetros, los autores proponen una nómina de unidades
distribuidas en los siguientes grupos: estructuradores de la información, conectores,
reformuladores, operadores argumentativos y marcadores conversacionales. Cada uno
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 291

de ellos, a su vez, admite nuevas subdivisiones. Adoptamos esta tipología para nues-
tra investigación por considerar que recoge las funciones básicas que cumplen estas
formas en los textos. No obstante, realizamos algunas modificaciones: en cuanto a la
clasificación de los marcadores, añadimos dos subgrupos semánticos a la propuesta
de tipos de conectores (cfr. apartado 2.2.); y en lo relativo a la nómina de unidades,
incluimos en nuestro análisis otras partículas que han sido señaladas por Briz et al.
(2008) y Fuentes (2009), las cuales acomodamos dentro de las clases de marcadores
antes señaladas.

3. ANÁLISIS DE LA MUESTRA

En una primera aproximación cuantitativa obtuvimos los siguientes resultados


globales sobre la frecuencia de uso de los grupos de marcadores del discurso registra-
dos en el corpus:

Tabla 1. Clases de marcadores.

 1 

(VWUXFWXUDGRUHV  


&RQHFWRUHV  

5HIRUPXODGRUHV  

2SHUDGRUHV  

0DUFDGRUHVFRQYHUVDFLRQDOHV  

727$/ 


Como se puede apreciar, las partículas más empleadas fueron los marcadores
conversacionales. No es de extrañar este dato si tenemos en cuenta la naturaleza de
los textos analizados: estructura dialogada y oralidad sin planificación previa. Los
resultados coinciden, además, con los obtenidos en muestras similares procedentes de
la norma culta (Santana 2014a: 280 y 2014b). A este respecto, López Serena y Borre-
guero (2010: 439-440) ya señalaban que la “función interaccional”, predominante
en este subgrupo de marcadores, es característica del coloquio. En efecto, destacan
aquellas unidades que reflejan la espontaneidad en la producción del discurso (ocupar
la espera por la búsqueda de la expresión adecuada, evitar el silencio que supondría
perder el turno de habla, manifestar una actitud marcada ante la información reci-
292 J S M

bida…) y el intercambio lingüístico entre el hablante y el oyente (apertura de turno de


palabra, captación de la atención del interlocutor, muestra de acuerdo o desacuerdo
con la intervención previa…). Por su parte, los dos subgrupos menos empleados fue-
ron, de forma casi simétrica, los reformuladores y los operadores argumentativos. La
reformulación cuenta con marcas específicas en la oralidad no elaborada, aunque no
ha resultado una estrategia especialmente abundante en nuestros materiales. En lo que
respecta a los operadores argumentativos, tanto los índices de uso como su justifica-
ción son parecidos a los obtenidos en el sociolecto alto (Santana 2014a: 280 y 2014 b).
El predominio de fragmentos narrativos y descriptivos en la muestra analizada hace
que la función de reforzar los argumentos a favor de una u otra tesis no haya ocupado
un lugar destacado.
A partir de esta presentación inicial, en los siguientes apartados haremos un análi-
sis más específico de cada uno de los grupos de marcadores y sus subclases. Partiendo
de la premisa según la cual existen varias opciones formales, diferentes partículas,
que se agrupan en torno a una misma función discursiva, nos interesa conocer qué
rentabilidad obtuvieron tales variantes y si existen razones lingüísticas o sociales para
su distribución. Por las limitaciones de espacio con las que contamos no podremos
profundizar en los pormenores de cada uno de los subgrupos de marcadores, tarea que
relegamos para ulteriores estudios parcelados y monográficos.

3.1. ESTRUCTURADORES DE LA INFORMACIÓN

En esta clase se agrupan una serie de marcadores cuya principal función es


organizar la estructura informativa del texto, esto es, la distribución de tópicos y
comentarios (Portolés 2010: 284-285), indicando a veces la posición que ocupa un
contenido con respecto al conjunto de la exposición. Ese valor básico se materia-
liza mediante diversas estrategias como la introducción de un nuevo comentario,
tarea que realizan los comentadores; la ordenación de la información, de lo que se
encargan los ordenadores; y la aportación de algún comentario secundario, papel
que cumplen los digresores. De forma general, los estructuradores constituyen un
grupo bastante representativo, pues cualquier discurso necesita de una adecuada
distribución de los datos que se exponen. Eso sí, las estrategias variarán depen-
diendo del grado de formalidad o de elaboración del texto. Se ha señalado que las
marcas especializadas en la estructuración del discurso características de la oralidad
espontánea suelen ser menos frecuentes y menos variadas que las de la escritura
(López Serena y Borreguero 2010: 453).
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 293

Tabla 2. Estructuradores de la información.


+ 0 + 0 + 0 6XEWRWDO
6XEFODVHV 7LSRV 0DUFDGRUHV
1  1  1  1  1  1  1 

 SXHV              
&RPHQWDGRUHV
6XEWRWDO  

SULPHUR             


,QLFLR

HQSDUWH             



SRUXQODGR             

6XEWRWDO 

GHVSXpV             

OXHJR             

\D WH GLJR             


&RQWLQXDFLyQ

HQHVHVHQWLGR             



SRURWUR ODGR              
2UGHQDGRUHV
DKRUD             

FRPRGLJR             

6XEWRWDO 

SRUILQ             

\GHPiV             


&LHUUH

\HVR             



\WRGRHVR             

\QDGD             

6XEWRWDO 

DWRGRHVWR             

'LJUHVRUHV  SRUFLHUWR              

6XEWRWDO 

727$/ 

La elevada presencia de este grupo de marcadores en las encuestas del sociolecto


bajo se debe especialmente a la abundante utilización de pues en todos los informantes.
De hecho, fue la forma más empleada en todo el corpus. Esta circunstancia guarda una
estrecha conexión con los variados contextos en los que se emplea (Fuentes 1990b:
140 y ss.). De todos ellos destacan su papel como introductor de turno de palabra
(E: ¿a quién le hablas de usted en el trabajo? // I: pues a los encargados que hay allí, a esa gente
294 J S M

[14H1])1 y del segundo segmento de una estructura bimembre con valor temporal, con-
dicional, causal… (y yo, como no hago nada de eso pues me da lo mismo [86M2]). En este
último contexto pues realza informativamente al enunciado al que precede y actúa como
elemento de cohesión, uniendo ambas partes (Santana 2007: 264 y ss.).
El segundo subgrupo, el de los ordenadores, cumple plenamente la función de
organizar la información, señalando el comienzo, la continuación o el final de una
narración, de una descripción, de una exposición… Su principal papel es favorecer la
progresión del texto aportando datos que no solo responden a la intención del hablante
de distribuir sus ideas, sino que se conciben también “como el resultado de respuestas
a posibles preguntas de los interlocutores” (Portolés 2010: 284). En términos gene-
rales, este tipo de marcadores son poco frecuentes en la lengua hablada no elaborada
(Garcés 1996: 53-54). Los contenidos expuestos o elementos léxicos del entorno pue-
den cumplir su misma función. Los ordenadores del discurso admiten la clasificación
en fórmulas unimembres (luego, después, en parte…) y en series correlativas (por un
lado/por otro lado; primero/segundo/tercero…) (Garcés 2008: 38). A diferencia de
lo que sería previsible en la escritura, en nuestros materiales hemos registrado pocos
casos de estructuras correlativas y todos en un único informante, como marca de estilo
individual (Esta Semana Santa, por un lado, estoy contenta, por un lado estoy contentísima,
pero, por otro, me da tristeza, porque yo nunca, vamos, ningún año he salido de Semana Santa
[86M3]). En este contexto es habitual que se emplee solamente una de las marcas. En
nuestro corpus encontramos ejemplos con solo el segundo miembro de la serie (Así,
que la Semana Santa es una alegría. Después, también tenemos la tristeza por otro lado de los
que ya no están [86M3]).
En este subgrupo de estructuradores ocupan un lugar destacado los ordenadores
de continuidad luego (bueno pues, teníamos el dormitorio de mis padres, el, luego había una
pequeña habitación que se comunicaba con otra más [14M3]) y después (el contraste de que
las fa... las familias humildes no tenían ni para comprarse unos zapatos; después resulta que iba
uno a la Feria y lo único que iba es a coger polvo [86H3]). Su uso suele ser abundante en
fragmentos narrativos, los que predominan en nuestros materiales. Ambas unidades han
sufrido un proceso de desemantización desde el plano de la temporalidad al puramente
discursivo o procedimental: se han convertido en recursos para organizar el desarrollo
de los datos en el texto y en guías para orientar al interlocutor acerca esa distribución.
Domínguez (1999: 473) lo denomina tiempo interno o tiempo discursivo. Si acudimos
a su definición lexicográfica (Fuentes 2009: 105 y 204) y si observamos su funciona-
miento en el discurso (Santana 2015 y en prensa) podemos apreciar que son estrategias

1. Para ofrecer una transcripción homogénea en las dos submuestras, no hemos incluido el sistema
de etiquetas propuesto por PRESEEA, que solo afecta a las encuestas recientes. Se ha optado, por tanto,
por un sistema de transliteración, siguiendo las pautas ortográficas habituales y sus correspondientes signos
de puntuación. Cada ejemplo está identificado con la época a la que corresponde la entrevista (86 o 14 [en
ambos casos seleccionamos el año más cercano al presente]), si el informante es hombre (H) o mujer (M)
y si pertenece a la primera (1), segunda (2) o tercera (3) generación.
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 295

equivalentes. Los datos obtenidos en la muestra reflejan la preferencia por el empleo


de después, con un 73%, característica compartida con la mayoría de las ciudades de
la norma culta panhispánica (Santana 2015). Además, luego solo lo emplearon 4 de los
12 encuestados, y en la mayor parte de ellos (3/4) en combinación con después, lo que
confirma la idea de que es la variante menos extendida entre los hablantes sevillanos del
sociolecto bajo.
Entre los ordenadores del discurso cabe señalar también la utilización de secuen-
cias que incluyen el verbo decir: como digo (hay sitios que me encantan, pero no yo a mí
me gustaría como digo tener una casa en un futuro [14H2]) y ya (te) digo (De apoyo muy
poco, ya te digo, esos dos o tres que quedaron; dos o tres nada más [86M1]). Con ellas el
hablante enfoca su discurso hacia el proceso de enunciación, concretamente a lo dicho
con antelación (Fuentes 1990a). Además, se trata de estrategias que dan paso a lo que
viene a continuación que, como se pretende indicar, está en coherencia discursiva y
temática con lo ya expuesto.
La mayoría de las fórmulas de cierre localizadas tienen la particularidad de apor-
tar al texto un carácter inespecífico. Con ellas el hablante no concreta datos, porque
considera que carecen de relevancia. Esta característica se aprecia claramente en el
recurso más productivo del corpus, y eso (yo llevaba mis latas de foie-gras, mi choricito,
mis... mis bollos de la cocina; robamos un pollo, comimos higos chumbos, uvas y eso... pero
vamos, no pasamos hambre [86H1]), característico de la oralidad no elaborada y de este
sociolecto, teniendo en cuenta que estuvo bastante repartido entre la mayor parte de
los informantes.
En último lugar, el subgrupo de los digresores fue poco representativo. Cabe
pensar que los temas secundarios que van surgiendo de forma paralela al tema central
no son habitualmente anunciados en la oralidad espontánea y en este sociolecto por
este tipo de recursos.

3.2. CONECTORES

Este subgrupo de marcadores establece lazos entre dos o más segmentos del
texto, añadiendo valores semánticos de adición, contraargumentación y consecuencia,
siguiendo los criterios de Martín Zorraquino y Portolés (1999: 4093). Para esta inves-
tigación hemos considerado la inclusión de dos nuevos grupos de conectores: los de
causalidad y los de temporalidad. En relación a los primeros, no faltan los estudios que
analizan aquellas marcas que aportan al discurso relaciones causativas (Fuentes 1996:
22 y 1997; Piñero 2001). Entre ellos incluimos el marcador es que, con importante
presencia en nuestro corpus. En lo que respecta a los conectores de temporalidad,
siguiendo a Fuentes (1996: 22; 2009: 105 y 204), consideramos que hay contextos
en los que luego y después actúan con este valor, en tanto que señalan la sucesión
cronológica de los acontecimientos. Si bien podrían percibirse restos de su función
296 J S M

adverbial originaria (Fuentes 1996: 47; Garcés 1996: 55, Domínguez 1999: 470;
Santana 2015 y en prensa), también es cierto que son unidades que se dirigen hacia el
nivel textual, que establecen relaciones de cohesión y con las que el hablante organiza
los acontecimientos en la linealidad del tiempo.

Tabla 3. Conectores.

+ 0 + 0 + 0 7RWDO


6XEFODVHV 0DUFDGRUHV
1  1  1  1  1  1  1 

DGHPiV             

DSDUWH             

KDVWD             

LQFOXVR             

$GLWLYRV HQFLPD              


LQFOXVLYH             

HVPiV             

LJXDOPHQWH             

6XEWRWDO 

HQWRQFHV             

DVt             


&RQVHFXWLYRV 
SRUORWDQWR             

6XEWRWDO 

DKRUD             

VLQHPEDUJR             

&RQWUDDUJXPHQWDWLYRV HQFDPELR              

HVRVt             

6XEWRWDO 

HVTXH             
&DXVDOHV 
VXEWRWDO 

GHVSXpV             

7HPSRUDOHV OXHJR              

6XEWRWDO 

727$/ 
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 297

Entre los conectores aditivos destaca el empleo de además (que tiene ganas de vivir.
Y además contagia esas ganas, se las contagia a la persona que está con él [14M3]). Su elevada
recurrencia se ve condicionada por el carácter no marcado que lo caracteriza (Fuentes
2009: 36). Puede unir tanto a elementos en igualdad escalar como con distinta fuerza
argumentativa. El segundo recurso más empleado, aparte, también es habitual en
la oralidad no sometida a planificación previa (Martín Zorraquino y Portolés 1999:
4096) (hay la que está aburrida, no tiene nada que hacer, y aparte no tiene ganas de hacer nada
[86M1]).
Incluso (el año pasado no hizo falta echarse mantas en la cama. Incluso hacía calor
[14M1]) e inclusive (trabajó en la pirotecnia, en la cual me acuerdo que inclusive...
inclusive detuvieron a mi hermano [86H3]) señalan el segmento al que introducen
como más relevante en la escala argumentativa (Martín Zorraquino y Portolés
1999: 4097; Fuentes 2009: 192). En tanto que unidades discursivamente equivalentes,
cabe analizar la distinta distribución que tuvieron entre los encuestados. Los resulta-
dos muestran un uso más generalizado de incluso, mientras que el empleo de inclusive
se documentó casi de forma exclusiva en el informante 86H3. Por lo general, los
hablantes emplearon solo una de las dos variantes en alternancia, salvo 14M2. Por
último hay que señalar que no se documentaron ejemplos de inclusive en la norma
culta (Santana 2014a). Habrá que observar si es una variante diastráticamente mar-
cada, aspecto que tendremos que contrastar con un corpus más extenso.
Entre los conectores consecutivos el más empleado fue entonces (que cuando cogi-
mos este piso era para trabajar yo y ella vivir en él, ¿no?; y entonces, cuando lo del robo, que yo
ya no quería vivir sola porque me daba miedo estar en aquel piso y eso, pues dice ella [86M1]).
Su carácter “consecutivo débil” (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4107) le permite
ser empleado para unir elementos que tienen algún tipo de vinculación entre ellos, sin
que la relación de causa-consecuencia se perciba con claridad. La procedencia tem-
poral de este marcador lo convierte también en una fórmula útil para hacer avanzar
la narración: se establece una vinculación temporal-consecutiva entre las distintas
partes de la historia. Se trata, pues, de un recurso habitual en los textos narrativos que
en ocasiones puede llegar a convertirse en “una muletilla sin contenido conceptual”
(Domínguez 2010: 372) cuando se acumulan muchos casos en un mismo informante.
En el entorno de la contraargumentación se aprecia también la utilización desta-
cada de fórmulas recurrentes en la oralidad (López Serena y Borreguero 2010: 467-
468). Fue el caso de ahora (Sí, y un acordeón. Ahora lo que pasa es que el acordeón yo no lo
he visto todavía, lo debe de tener por ahí escondido [86H1]), con un índice de uso bastante
superior al elemento que ocupó la segunda posición, sin embargo (son muchachas que
han tenido un hijo, y, sin embargo, han tenido o han querido a lo mejor las madres que aborten
[86M2]). Estas autoras sitúan cada uno de estos conectores en grupos distintos: sin
embargo señala contraste u oposición y ahora minimiza la relevancia informativa,
es decir, “atenúan las conclusiones que pudieran derivarse del segmento discursivo
que les precede”. Cabe señalar la ausencia en el sociolecto bajo de no obstante, en
298 J S M

equivalencia con sin embargo, variante que sí registró una cierta frecuencia en la
norma culta (Santana 2014a: 290). Podríamos estar ante un caso de variación influida
por el nivel sociocultural de los hablantes, aspecto que habrá que confirmarse con un
mayor volumen de datos.
En los conectores de causalidad incluimos la fórmula es que (pero bueno, no sé,
es que yo me adapto a todo, es lo que tiene [14H2]), cuya elevada presencia en el cor-
pus viene además avalada por su distribución entre todos los informantes. Se trata,
por tanto, de una estrategia habitual entre los hablantes de este nivel para incluir
explicaciones que se presentan a modo de justificación o disculpa (Fuentes 2009:
156-157). Justificar es, además, una marca de atenuación que Albelda y Cestero
(2011: 28-29) han catalogado como “relativamente frecuente” en la norma culta de
Madrid y de Valencia. Concretamente, las autoras incluyen es que dentro de los proce-
dimientos que presentan “justificaciones y excusas de lo dicho o del decir”.
Por último, para la conexión temporal analizamos la alternancia entre luego (Tam-
bién mataron a ese hombre. Luego, pues vino el Movimiento [86H3]) y después (La he ido
a ver ya cuando ya tenía treinta años mi hermana, hace muy pocos años; hace unos pocos de
años nada más. Y después, pues me puse a... a bordar a máquina [86M2]), con resultados
parecidos a su uso como estructuradores de la información. Después es la variante
más frecuente (56%), y la que presenta una distribución más homogénea entre todos
los informantes. Por su parte, luego está concentrado en un grupo más reducido de
hablantes, la mayoría en alternancia con después. En realidad, el incremento de casos
de luego se debe a los 20 ejemplos en 86H1, el 50% de los usos de esta partícula. Por
tanto, no puede decirse que fuera una variante muy extendida en el sociolecto bajo
sevillano.

3.3. REFORMULADORES

A pesar de que la reformulación es un recurso habitual en la oralidad sin ela-


boración previa, dadas las características de producción y recepción que rodean al
discurso, sin embargo no fue un procedimiento que quedara habitualmente señalado
mediante un marcador discursivo en nuestra muestra. Siguiendo a Marín Zorraquino y
Portolés (1999: 4121) distinguiremos 4 subclases, dependiendo de la función especí-
fica que se realice: explicativos (introducen una paráfrasis de lo dicho), rectificativos
(marcan un segmento que corrige el texto anterior), de distanciamiento (restan rele-
vancia comunicativa al contenido sobre el que influyen) y recapitulativos (presentan
una síntesis o conclusión).
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 299

Tabla 4. Reformuladores.
+ 0 + 0 + 0 7RWDO
6XEFODVHV 0DUFDGRUHV
1  1  1  1  1  1  1 

RVHD             

HVGHFLU             

DYHU             
([SOLFDWLYRV 
YDPRVDYHU             

YD\D             

6XEWRWDO 

PiVELHQ             

GLJR             
5HFWLILFDFLyQ 
SHUGyQ             

6XEWRWDO 

GHWRGDV
            
PDQHUDV
'LVWDQFLDPLHQWR 
6XEWRWDO 

HQILQ             

WRWDO             

DOILQDO             

5HFDSLWXODWLYRV GHVSXpVGHWRGR              

DOILQ\DOFDER             

\QDGD             

6XEWRWDO 

727$/ 

La función explicativa es una estrategia dirigida al plano de la enunciación


mediante la cual el hablante retoma el discurso previo para parafrasearlo o precisarlo,
con la finalidad de acomodarlo a sus necesidades comunicativas (Garcés 2008: 69).
Esto se consigue bien introduciendo una expresión equivalente o bien incluyendo
nuevos datos que le permitan al hablante expresarse con mayor claridad. Los marca-
dores más empleados para cumplir este papel explicativo fueron o sea (pero en fin todo
300 J S M

tiene solución o sea se adapta uno al tiempo [14H3]) y es decir (pues no teníamos problemas.
Es decir, que trabajábamos los días; luego nos íbamos por la noche al pueblo hasta las doce
[86H1]), con claro predominio del primero. Este dato coincide con lo ya señalado
en otras ocasiones (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4123; Santana 2014a: 295).
Aunque con una presencia poco destacada en los materiales analizados, solo 1
ejemplo, a ver (E: ¿Y eso cómo es? Le ha dado por ahí, ¿no? // I: eso no, a ver, yo le hablo
así y él me habla así [14H1]) y vaya (y de momento, por una situación entre dos personas,
pierdes hasta los amigos; vaya, que realmente, yo no perdí, lo que pasa es que se... una parte
se fueron, otra eran comunes y... [86M1]) como reformuladores de explicación no se
documentaron en el sociolecto alto. Una vez más habrá que estar atentos a este tipo
de diferencias por si pudieran reflejar casos de variación diastrática.
En el grupo de los recapitulativos alternan las fórmulas en fin y total como
estrategias para señalar la conclusión a la que se llega a partir de los argumentos
previos. En fin se presenta en muchos casos como unidad de cierre, finalización
de la intervención previa, a menudo “después de una divagación o una exposición
demasiado prolija” (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4137), contexto en el que
podría emplearse total con la misma función (hay una serie de cosas estoy de acuerdo
totalmente pero hay muchas personas que se ponen anoréxicas por el problema de querer
estar más delgado por fuerza, ahí se ve el que está gorda estando canija, en fin [total] que es
problema yo creo que de coco, de coco [14H3]). Elegir uno u otro depende de factores
como el tipo de registro o la preferencia individual del hablante. No obstante, hay
algunos entornos que son exclusivos de en fin, como cuando se utiliza al final del
enunciado (Pero, aquí se vive bien dentro de lo que... se vive muy bien y cuando vamos al
centro tenemos que coger el autobús, como es natural... la... esto de locomoción está dificili-
lla, pero, en fin [86M3]) o cuando se emplea para expresar una actitud de resignación
(Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4137) (La Feria es inolvidable, ¡oh!, qué cosa más
buena. La cartera, después, terminamos con ella vacía y se ha acabado, pero, en fin, donde
llegue llegó. [86M3]).
Por su parte, total suele actuar como bisagra entre lo previo y lo siguiente: con él
se recapitula y se presenta una conclusión de lo que se ha dicho antes, pero al mismo
tiempo se da paso a un nuevo segmento informativo (en ocasiones introducido por
que), el cual está temáticamente relacionado con lo ya expuesto. Suele encontrarse
en medio de una secuencia narrativa o expositiva (y yo digo mira que nos vamos para…
que nos dormimos en el coche, que yo no duermo en un sitio así, vamos, se te descompone el
estómago y no te digo la que se puede formar. Total que salimos nos fuimos a un hotel con la
gran suerte que hubo una… bueno aplazaron una reserva que tenían allí [14M2]). Este papel
fue el más habitual en nuestros materiales.
De estos recapitulativos, hemos percibido una mayor tendencia en el marcador
en fin a la acumulación en un único hablante, convirtiéndose también en un apoyo
para la construcción del discurso. Así sucedió en un par de mujeres de la segunda
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 301

y tercera generación (86M2 y 86M3), con fragmentos en los que la agrupación de


este marcador les da la apariencia de secuencias escalonadas, con sucesivas recapi-
tulaciones parciales (Pues, me levanto, lo primero que hago, pues, preparar las cosas de la
comida, ir a la plaza, vengo, preparo las cosas de la comida y después, ya me pongo a hacer
que si las camas, que si limpiar, que si el polvo, en fin, las macetas, que se llevan también
unas pocas de horas en atender bien la terraza, que la tengo preciosa de flores. En fin, y
después la ropa de mis hijos, lavar no lavo porque lava la lavadora pero, la tengo que planchar
y también coso las cosas de ellos. En fin, así se me va a mí [86M3]).
Por último destacamos el uso de y nada con esta función sumativa (no sabe uno
ni ni por qué se está por qué se está peleando ya uno ya, y nada, salí escalabrado y me llevé
punto en la cabeza y, bueno [14H2]), en tanto que no lo hemos visto documentado con
este valor en los trabajos consultados y tampoco lo recogimos en la norma culta
(Santana 2014b). Esta fórmula cumple un doble papel: marca una síntesis de lo
previo y da paso a un nuevo contenido que supone la progresión de la información.
Su uso estuvo concentrado en solo 2 informantes de la muestra (86H1 y 14H2), por
lo que se presta a preferencias individuales. Habrá que valorar con un corpus más
amplio si existen marcas diastráticas que influyan en su distribución.

3.4. OPERADORES ARGUMENTATIVOS

En términos generales, cuando hablamos argumentamos a favor o en contra una


idea, por lo que este tipo de estrategias encuentran también cabida en nuestros mate-
riales, que tienen naturaleza predominantemente narrativa. Los papeles que cumplen
los marcadores de este grupo son: señalar la mayor fuerza argumentativa que tiene
un segmento en contraste con los que lo rodean (operadores de refuerzo argumenta-
tivo) o recalcar y avalar una idea más genérica con datos específicos (operadores de
concreción).
302 J S M

Tabla 5. Operadores argumentativos.


+ 0 + 0 + 0 7RWDO
6XEFODVHV 0DUFDGRUHV
1  1  1  1  1  1  1 

VREUHWRGR             

UHDOPHQWH             

\WRGR             

HQYHUGDG             

5HIXHU]R
GHKHFKR              
DUJXPHQWDWLYR

HQUHDOLGDG             

YD\D             

\ QRGLJDPRV             

6XEWRWDO 

SRUHMHPSOR             

SUHFLVDPHQWH             

HQFRQFUHWR             
&RQFUHFLyQ 
HQSDUWLFXODU             

FRQFUHWDPHQWH             

6XEWRWDO 

727$/ 

El operador de refuerzo argumentativo más utilizado en el sociolecto bajo fue sobre


todo (yo pienso que los demás creen, sobre todo por las mofas que hacen del andaluz, que es como
un idioma de incultos [14M1]), principalmente por la abundante presencia en la informante
14M1. Si quitamos ese dato aislado, su uso no ocupa un lugar especialmente destacado.
No obstante, este operador fue también el más empleado en la norma culta (Santana
2014b), dato que apunta hacia su carácter frecuente en la oralidad no elaborada. Cabe
señalar aquí la ausencia de fórmulas como principalmente y fundamentalmente, que sí
obtuvieron registros en el sociolecto alto (Santana 2014b).
En términos de variación, algunos de estos marcadores son equivalentes en
su funcionamiento discursivo. En este sentido sería interesante, con un mayor
volumen de datos, conocer la alternancia entre realmente (Y tampoco porque, real-
mente, a ti te puede gustar una persona mucho físicamente y de momento, pero... se rompe
el encanto si en ese momento lo tienes todo [86M1]), en verdad (hay teatros, no los sufi-
cientes, porque en verdad aquí en Sevilla, aparte del Lope de Vega, el de la Maestranza, y el
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 303

Teatro de Rocío Jurado, mmm , así a nivel mayor, no creo que haya Muchos [14M3]) y en reali-
dad (pero reconozco que la defensa a mí se me da mejor y eso porque en realidad es más aburrido
ello [14H2]). Estos operadores se parecen en que se usan para apoyar un argumento, al
tiempo que destacan informativamente el segmento al que acompañan (Fuentes 2009:
139, 149 y 306). La estrategia que emplean para ello es similar: se alude al carácter real
o verdadero del contenido focalizado. La mayoría de los informantes que los emplearon
se decantaron por el uso exclusivo de una de estas formas. Buena muestra de ello es el
empleo en 10 ocasiones de realmente en 86M1, rasgo que se presenta como preferencia
individual de esta mujer. En términos generales fueron recursos con escasa presencia en
el sociolecto bajo.
Sobresale la importante presencia en la muestra de y todo (Y los chiquillos están en
buenos colegios y todo, pero, es otra educación de ahora, la de ahora que la de antes [86M3]),
marcador de carácter frecuente en la oralidad para recalcar un segmento informativo
como “menos esperable” (Briz et al. 2008), lo que contribuye a reforzar su fuerza argu-
mentativa. Los casos registrados en el corpus aparecen distribuidos entre la mayoría de
los informantes, de donde se deduce su carácter habitual en este sociolecto.
En lo que respecta al segundo bloque de operadores, cabe decir que la ejemplifi-
cación es un procedimiento habitual en diferentes contextos, tanto en la escritura como
en la oralidad sin planificación previa, con distintas estrategias en cada uno de estos
entornos (Fernández Bernárdez 1994-1995). El marcador más transparente para cumplir
esta función es por ejemplo (esa gente que había en eso... en e... esa parte que rodeaba, por
ejemplo, a la calle Feria, a la Alameda, pues esos bares han perdido sus clientes [86H2]), y se
advierte su gran rentabilidad tanto en textos escritos (Fernández Bernárdez 1994-1995:
125) como orales, estos últimos tanto del nivel educativo alto (Santana 2014a: 299)
como del bajo. La ejemplificación es un mecanismo ligado al plano de la enunciación
mediante el cual se aportan datos para concretar o especificar otra información más
genérica que lo precede o para incluir un tema específico.
Este papel de concreción se traduce en algunos casos en la presentación del ejemplo
como recurso para el refuerzo argumentativo. Así sucede con precisamente (Fui al colegio,
precisamente fue el colegio que hizo primero en republicar la República [86H3]), que señala al
segmento al que acompaña como un caso especial o significativo; y en particular (Y luego,
sin embargo, los mellizos, ¡no veas!, son unos petardos; en particular, uno es un petardo [86M2]),
que destaca un caso entre otros similares (Fuentes 2009: 282-283 y 137). Estos matices discursi-
vos hacen que sus contextos de uso sean más restringidos y, por tanto, su frecuencia menos
llamativa que otros operadores más neutros como por ejemplo.

3.5. MARCADORES CONVERSACIONALES

Este grupo fue el más numeroso en los materiales analizados, de forma similar
a los resultados del sociolecto alto (Santana 2014a: 302). La explicación está en que
las condiciones de producción de la muestra, el carácter oral con una alta dosis de
304 J S M

espontaneidad, favorecen la presencia de este tipo de partículas. Sus cuatro subclases


guardan una relación directa con los procesos de construcción y recepción del dis-
curso: de modalidad epistémica (aluden a la interpretación o el enfoque del hablante
con respecto al enunciado sobre el que influyen), de modalidad deóntica (señalan la
conformidad o acuerdo entre los interlocutores), enfocadores de la alteridad (destacan
el carácter interactivo del diálogo, reforzando la apelación al receptor) y metadiscursi-
vos (se centran en los procesos de construcción del texto). La posición destacada en el
índice de frecuencia de los marcadores conversacionales está asociada a dos aspectos
fundamentales: la importante rentabilidad discursiva de algunas partículas, recursos
característicos de la oralidad y la amplia diversidad de unidades que se emplearon en
cada una de las subclases. La mayoría de ellas obtuvieron una frecuencia absoluta baja
en la muestra. Resulta evidente que el análisis en profundidad de todas estas unidades
desborda los objetivos fijados para esta investigación. La sola inclusión de todos los
datos en una única tabla dificultaría su representación y ulterior interpretación. Por ello
hemos adoptado las siguientes decisiones. En primer lugar, centraremos nuestro análisis
en aquellos marcadores que puedan aportar datos significativos a esta investigación,
relegando a estudios monográficos, en ocasiones ya existentes, el comportamiento dis-
cursivo particular del resto de las partículas registradas. Y en segundo lugar, dividiremos
la tabla de marcadores conversacionales en cuatro partes, atendiendo a cada una de las
subclases, para facilitar la visualización de las frecuencias absolutas y relativas.

Tabla 6. Marcadores conversacionales de modalidad epistémica.


H1 M1 H2 M2 H3 M3 Total
0DUFDGRUHV
N % N % N % N % N % N % N %

FODUR 10 8 12 10 40 33 4 3 34 28 20 17 120

ODYHUGDG HVTXH  2 5 17 43 5 13 5 13 3 8 8 20 40

SRUVXSXHVWR 1 17 4 67 1 17 6

GHVGHOXHJR 1 20 1 20 2 40 1 20 5

SRUORYLVWR 1 20 4 80 5

GHYHUGDG 1 33 2 67 3
18
HYLGHQWHPHQWH 2 100 2

SRUGHVFRQWDGR 2 100 2

HIHFWLYDPHQWH 1 100 1

OyJLFDPHQWH 1 100 1

VLQFHUDPHQWH 1 100 1

6XEWRWDO 186
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 305

Claro fue, con diferencia, el marcador de modalidad epistémica más empleado por
los hablantes sevillanos del sociolecto bajo (bueno a las siete y media, ocho menos cuarto,
porque claro yo trabajo en Cádiz, en la zona de Cádiz [14H2]). Su presencia significativa en
algunos informantes lo convirtió en un apoyo discursivo, donde se va difuminando su
carácter modal. Junto con por supuesto, desde luego, evidentemente y por descontado,
este subgrupo de marcadores aporta al discurso el matiz de ‘evidencia’: el segmento
al que acompañan se presenta como indiscutible porque forma parte del conocimiento
compartido con los demás, de lo consabido (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4149
y ss.; Fuentes 1993a, 1993b, y 2009: 67, 278, 104, 167 y 264). Todos pueden aparecer
tanto en entorno de inicio de respuesta como dentro de la intervención de un mismo
hablante, pero en nuestras encuestas fue claro el único que se documentó encabezando
la contestación del informante. Si bien pueden considerarse unidades equivalentes, en
tanto que tienen un campo semántico-pragmático compartido, también se aprecian
diferencias entre ellas. Diferencias que se deben al grado de contundencia con el que
se defiende la evidencia del enunciado al que acompañan, mayor en el caso de por
supuesto (Hombre, se puede dar en Cádiz, por supuesto, y en Jerez, ¿no?, pero ya en más ciu-
dades no se puede dar [86H2]) y por descontado (porque nos queremos por descontado pero
también en la pareja hay que ceder muchas cosas lo mismo uno que otro [14H3]), con los que
el contenido se presenta como algo irrefutable. Y diferencias debidas al refuerzo del
contraste con respecto a las opiniones de otros que define a desde luego (Y ahí hicimos
un pollo con cerveza, porque no había...no había limón, ni había ajo ni nada. No, bastante bien.
Pasar hambre no la pasamos, desde luego [86H1]). Estos matices influyen en su índice
de frecuencia. Cabe señalar la ausencia de naturalmente, que sí fue empleado en la
norma culta (Santana 2014a: 299).
Destaca en segundo lugar la rentabilidad en la muestra de la verdad (es que).
Encabeza el subgrupo de marcadores que insiste en el carácter verdadero del conte-
nido sobre el que inciden, con una doble finalidad: se refuerza argumentativamente
y se minimiza el impacto sobre el interlocutor cuando se introducen opiniones no
compartidas con el oyente o contrarias a lo esperable en sociedad (yo la verdad es que
no suelo salir mucho así, como no sea a ir a una cena que… [14M3]). Esta cualidad es la que
Serrano (1995: 8) asocia al carácter negociador en la comunicación dialogada. Los
datos manejados por esta autora mostraron que fue una estrategia más frecuente en las
mujeres que en los hombres. Los resultados de nuestra muestra confirman este patrón,
no solo por la distribución de los usos en la mayoría de las féminas sino también por
el número de casos en cada una de ellas (principalmente 14M1, con una recurrencia
de 15 casos, bastante superior a la media).
306 J S M

Tabla 7. Marcadores conversacionales de modalidad deóntica.


+ 0 + 0 + 0 7RWDO 
0DUFDGRUHV
1  1  1  1  1  1  1 

H[DFWDPHQWH             

EXHQR             

YDOH              

H[DFWR             

6XEWRWDO 

En esta subclase de marcadores destaca el empleo de exactamente (E: íbamos


por la bañera ¿no? // I: exactamente [14H3]), unidad que sirve para expresar el acuerdo
pleno con el interlocutor (en la conversación real o recreada en la intervención del
propio hablante). Fue una partícula más rentable en nuestros materiales que exacto
(E: vamos yo creo que cuando una mujer aborta es por…, por motivos superiores a ella
misma // I: exacta… exacto, yo cuando veo o cuando escucho que hay un motivo… impor-
tante [14M2]), con idéntica función discursiva (Fuentes 2009: 168). El tono cordial
que prevalece en este tipo de situación dialogada, el de la encuesta semidirigida, es
propicio a que se den situaciones de acuerdo y entendimiento entre los interlocu-
tores, aspecto que fue marcado constantemente por algún informante como 86H2,
cuya frecuencia absoluta de uso de exactamente fue superior a la media.
Los otros 2 marcadores de esta subclase, bueno (Gente mayor, de todas las edades,
yo sin haber dado una clase en mi vida, digo: “pero bueno...”, “ahí tienes el libro”, “bueno,
de acuerdo” [86M1]) y vale (“Mañana tocamos en tal sitio”. “Vamos todos a verlo”. “Vale”.
Íbamos todos... [86M1]), característicos de la oralidad, ocuparon lugares menos desta-
cados en cuanto a índices de frecuencia. El valor de estas partículas no es idéntico
al de las formas anteriores. Ahora se muestra el acuerdo sin más, sin precisar que lo
que dice un interlocutor presenta una coincidencia plena con la interpretación o con
la aportación del otro. Digamos que reflejan un menor grado de contundencia. En
ocasiones se emplean ambos marcadores de forma conjunta para reforzar la idea de
acuerdo o conformidad con lo que precede (entonces, me dice Eugenia: “vente, y ya está”,
digo: “bueno, vale, pues me voy” [86M1]).
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 307

Tabla 8. Marcadores conversacionales enfocadores de la alteridad.


+ 0 + 0 + 0 7RWDO
0DUFDGRUHV
1  1  1  1  1  1  1 

¢QR"             

YDPRV             

KRPEUH             

PLUDPLUH             

ItMDWH W~              

EXHQR             

YHUiV             



¢HK"             

R\HRLJD             

¢FRPSUHQGHV"             

SRUIDYRU             

¢HQWLHQGHV"             

¢YHUGDG"             

6XEWRWDO 

Hemos documentado una amplia variedad de marcadores centrados en el carácter


interactivo de la muestra y, más específicamente, dirigidos hacia la figura del inter-
locutor. En concreto localizamos 15 variantes diferentes, que admiten la agrupación
en 2 bloques que a su vez permiten nuevas subdivisiones hasta constituir 3 grupos:
las fórmulas que al carácter apelativo añaden un matiz de atenuación (vamos, hom-
bre, bueno, por favor) y las que buscan directamente la complicidad del oyente. Este
segundo bloque permite agrupar sus elementos en aquellos que se centran en pedir
corroboración o conformidad con lo dicho al interlocutor, todos con forma interroga-
tiva (¿no? ¿eh?, ¿verdad? ¿comprendes? ¿entiendes?); y aquellos que solicitan la atención
del oyente con respecto al contenido que van a introducir, todos con origen en una
forma verbal relacionada con el campo de los sentidos y originariamente con valor de
orden o mandato (mira, mire, oye, oiga, verás, fíjate) (Fuentes 1990c: 172).
Vamos (E: Oye, y ¿qué te parece la Semana Santa? // I: A mí particularmente la Semana
Santa no me... vamos, no la vivo, ¿no?, como dicen que hay que vivirla [73H1]), hombre (E:
¿y qué piensas de la botellona o el botellón o como lo digáis? // I:botellón, hombre yo lo veo
bien si es en un sitio que no está lejos y que esté apartado de Sevilla [14H1]) y bueno (E: por
308 J S M

ejemplo, ¿tú crees que la inmigración es, tiene que ver también en el tema de la delincuen-
cia, los que vienen ilegales? // I: bueno pues en parte, sí [14M3]) buscan “reforzar la imagen
positiva del hablante” (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4173, 4176 y 4177). Su función
es atenuadora: intentan minimizar una posible reacción adversa del interlocutor al
expresar un contenido contrario a sus expectativas, o adelantarse a un aspecto que
puede resultar polémico o controvertido. Actúan tanto en el inicio de respuesta como
en el seno de la intervención de un hablante. Vamos fue el más empleado. A falta
de un estudio detenido sobre las estrategias de atenuación en nuestros materiales,
podemos adelantar que en este análisis ha habido una proporción bastante equilibrada
por sexos de vamos y hombre, mientras que bueno fue más utilizado por las mujeres.
Cestero (2011: 530 y 534) y Albelda y Cestero (2012: 96) señalaban que, a diferencia
de las conclusiones a las que habían llegado otros estudios sobre el tema, los varones
habían atenuado más en los materiales orales de Madrid y de Valencia, aunque las
féminas habían empleado en más ocasiones marcadores del discurso para cumplir
esta función. En nuestro corpus se puede apreciar que habría que diferenciar entre el
tipo de marcador utilizado, con distinto rendimiento y distribución sociolingüística.
¿No? ocupó un lugar destacado entre los enfocadores con forma interrogativa
que buscan la complicidad de interlocutor (Se ha perdido la saeta, hay saetas, ¿no?, pero
se ha perdido la saeta y en cambio han subido las marchas [86H2]), con una frecuencia
absoluta claramente superior a las otras fórmulas similares y con una distribución
equilibrada entre la mayoría los encuestados. Hubo casos en los que un mismo infor-
mante acumuló un número significativo de usos (71 ocurrencias en 86H3), convirtién-
dose en una marca de estilo personal. Cabe interpretar esta partícula como un recurso
de atenuación (Albelda y Cestero 2011:33). En nuestros materiales su uso fue más
abundante en los hombres, principalmente entre los de las encuestas antiguas (Fuentes
1990c: 184), dato que coincide con los registrados en el sociolecto alto de Madrid
Cestero y Albelda (2012: 96) y de Sevilla (Santana 2014b).
Y en el último grupo de enfocadores, los que sirven para reclamar la atención al
oyente, la marca más frecuente fue mira-mire (si tengo una boda pues no me presento.
Que no hay problema, llamo al míster, mira que tengo… igual que una boda, una barbacoa
o… No hay una obligación especial [14H2]). La forma fíjate añade a menudo al carácter
apelativo un valor modal de sorpresa, reproche, fastidio… (Fuentes 1990c: 173),
principalmente en nuestra muestra cuando se emplea la variante fíjate tú (y el marido
vive fuera aparte, que ella se ha quedado con sus hijos. Así que fíjate tú el plan de la... cómo está
la vida ahora; muy moderna [86M2]). Esta partícula fue utilizada solo en las encuestas
antiguas y verás (E: uhum. Ya por fin parece que ha llegado ya el frío aquí a la ciudad.
Bueno, tampoco es que haga mucho frío ¿no? pero… // I: verás, por la mañana hace frío ¿eh?
[14H1]) solo en las recientes. Este último dato se repitió en la norma culta (Santana
2014b). Habrá que corroborar o refutar esta distribución cronológica con un corpus
más extenso.
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 309

Tabla 9. Marcadores conversacionales metadiscursivos2.


+ 0 + 0 + 0 7RWDO
0DUFDGRUHV
1  1  1  1  1  1  1 

EXHQR             

\R QR OR Vp             

Vt             

GLJDPRV TXH              



GLUtDPRV             

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En el proceso de construcción del discurso la fórmula más recurrente fue bueno,


marca característica de la oralidad para indicar funciones como apertura de turno
de palabra (E: ¿cuántas habitaciones había?, porque siendo diez hermanos. // I: bueno pues,
teníamos el dormitorio de mis padres, el, luego había una pequeña [14M3]), señalar progre-
sión temática (Resulta que, bueno, fuimos... allí, hubo también unos exámenes para pasar al
instituto [86H3]) y autocorregir (levantarte tarde tarde, bueno pero no muy tarde. Para mí
ya a las nueve las diez es tardísimo [14H2]), entre otras (Martín Zorraquino y Portolés
1999: 4193 y ss.). Por su parte, la falta de planificación previa de la muestra justifica
la rentabilidad de la fórmula no sé (con las variantes minoritarias yo no sé, no lo sé)
con la que el hablante va tiñendo sus afirmaciones de un matiz de desconocimiento
que tiene como efecto retardar su afirmación para buscar la expresión adecuada (y yo
vivía… vivía, no sé, de una manera muy normal, muy tranquila, muy serena [86M1]) (Fuentes
2009: 237) o para introducir un nuevo matiz (ya me he acostumbrado a vivir aquí, pero soy
mucho más de asfalto, más de… de bulla, de gente, de… estar viva. No sé, esto es muy tranquilo
[14M2]). En definitiva, es una estrategia ligada a la enunciación. Menos presencia
tuvieron las variantes digamos (que) (pues… como norma general, digamos, a la euromi-
llonaria, todos los viernes [14M1]) y diríamos (Cambia la población, y también viene gente
de pueblo, diríamos, porque cuando decimos, que nosotros hablamos en el polígono San Pablo
de los gitanos, esos gitanos no son de Sevilla [86H2]), cuyo contenido semántico delata el
proceso de la elaboración del discurso, el acto de decir. Estos marcadores se emplean
a menudo en la búsqueda de la precisión léxica (Fuentes 1990a: 110 y 2009: 114),
de la expresión adecuada que se ajuste a lo que realmente se quiere decir, para que

2. No incluimos en el recuento la variante eh, pues se omitió su transcripción en las encuestas más
antiguas. Solo contamos con los casos de las muestras de habla más recientes.
310 J S M

no haya malinterpretaciones. En este sentido, su valor puede ser también atenuante


(Albelda y Cestero 2011: 25): se busca un término que sea lo menos hiriente posible,
especialmente cuando se está hablando de temas incómodos.

4. CONCLUSIONES

Si hacemos un balance global, los marcadores más empleados en el sociolecto


bajo (con más de 100 ocurrencias) suelen coincidir con los habituales en la oralidad
espontánea: pues, ¿no?, bueno, vamos, entonces y claro. Los datos con los que conta-
mos nos permiten adelantar que esta recurrencia no presenta diferencias sociocultura-
les, sino que se mantiene también en el sociolecto alto (Santana 2014a y 2014b). Una
presencia más moderada registraron aquellas partículas con una frecuencia de uso
entre 20 y 100 registros: es que, después, no sé, hombre, en fin, luego, por ejemplo,
además, mira-mire, o sea, y eso, sobre todo, exactamente, ahora, aparte, la verdad (es
que). Los datos expuestos a lo largo de este trabajo nos permiten comprobar, además,
que una nutrida representación de estos marcadores se distribuye entre la mayoría
de los informantes. Esto es síntoma de que, dentro de las opciones que permite el
sistema para realizar sus correspondientes funciones, son las preferidas en este nivel
sociocultural. En lo que respecta al resto de marcadores localizados, cabe señalar
la heterogeneidad de formas (un total de 74), a veces con un único caso. Esta baja
representación puede deberse a que aportan matices discursivos específicos que no
fueron necesarios en las intervenciones o bien a que son marcas menos habituales en
este sociolecto. Para poder afirmar o refutar este último dato habrá que establecer una
comparación con otros niveles socioculturales, especialmente con el alto. Así podre-
mos comprobar en qué medida el nivel de instrucción del hablante puede influir en el
tipo de marcadores del discurso empleados.
Cerramos nuestra exposición, por tanto, señalando el carácter de provisionali-
dad de los resultados que aquí se han obtenido. Confiamos en que los materiales de
PRESEEA-Sevilla que estamos actualmente recopilando nos permitan seguir profun-
dizando en la conexión entre estas partículas y la variación diastrática, de forma que
podamos conocer un poco mejor su comportamiento discursivo y en qué medida su
uso está condicionado por el grado de instrucción de los hablantes.

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