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SOCIOLINGÜÍSTICA
ANDALUZA DEPARTAMENTO DE LENGUA ESPAÑOLA
SOCIOLINGÜÍSTICA
ANDALUZA 17
L
E
P C
M L -C G
A Z
(C .)
Sevilla 2015
Serie: Lingüística
Núm.: 45
Comité editorial:
Antonio Caballos Rufino
(Director de la Editorial Universidad de Sevilla)
Eduardo Ferrer Albelda
(Subdirector)
Manuel Espejo y Lerdo de Tejada
Juan José Iglesias Rodríguez
Juan Jiménez-Castellanos Ballesteros
Isabel López Calderón
Juan Montero Delgado
Lourdes Munduate Jaca
Jaime Navarro Casas
Mª del Pópulo Pablo-Romero Gil-Delgado
Adoración Rueda Rueda
Rosario Villegas Sánchez
NOTA DE LA DIRECTORA..........................................................................................11
J S M
PRÓLOGO .......................................................................................................................15
M R N
J S M
Universidad de Sevilla
RESUMEN
Este trabajo presenta el análisis cuantitativo y cualitativo de los marcadores del discurso
empleados por un conjunto de hablantes sevillanos del nivel sociocultural bajo. El objetivo
perseguido es conocer qué partículas son las empleadas en este sociolecto para las diversas
funciones discursivas y, en situaciones de equivalencia, cuáles son las variantes preferidas.
Los resultados obtenidos demuestran que las formas características en este estrato son las
habituales en registros de habla sin planificación previa. Fueron especialmente abundantes
las marcas relacionadas con el carácter conversacional de la muestra y las que contribuye-
ron a la distribución de la información.
Palabras clave: Marcadores del discurso, variación, sociolingüística, sociolecto bajo,
habla de Sevilla.
1. INTRODUCCIÓN
de ellos, a su vez, admite nuevas subdivisiones. Adoptamos esta tipología para nues-
tra investigación por considerar que recoge las funciones básicas que cumplen estas
formas en los textos. No obstante, realizamos algunas modificaciones: en cuanto a la
clasificación de los marcadores, añadimos dos subgrupos semánticos a la propuesta
de tipos de conectores (cfr. apartado 2.2.); y en lo relativo a la nómina de unidades,
incluimos en nuestro análisis otras partículas que han sido señaladas por Briz et al.
(2008) y Fuentes (2009), las cuales acomodamos dentro de las clases de marcadores
antes señaladas.
3. ANÁLISIS DE LA MUESTRA
1
5HIRUPXODGRUHV
2SHUDGRUHV
727$/
Como se puede apreciar, las partículas más empleadas fueron los marcadores
conversacionales. No es de extrañar este dato si tenemos en cuenta la naturaleza de
los textos analizados: estructura dialogada y oralidad sin planificación previa. Los
resultados coinciden, además, con los obtenidos en muestras similares procedentes de
la norma culta (Santana 2014a: 280 y 2014b). A este respecto, López Serena y Borre-
guero (2010: 439-440) ya señalaban que la “función interaccional”, predominante
en este subgrupo de marcadores, es característica del coloquio. En efecto, destacan
aquellas unidades que reflejan la espontaneidad en la producción del discurso (ocupar
la espera por la búsqueda de la expresión adecuada, evitar el silencio que supondría
perder el turno de habla, manifestar una actitud marcada ante la información reci-
292 J S M
SXHV
&RPHQWDGRUHV
6XEWRWDO
6XEWRWDO
FRPRGLJR
6XEWRWDO
SRUILQ
6XEWRWDO
DWRGRHVWR
6XEWRWDO
727$/
[14H1])1 y del segundo segmento de una estructura bimembre con valor temporal, con-
dicional, causal… (y yo, como no hago nada de eso pues me da lo mismo [86M2]). En este
último contexto pues realza informativamente al enunciado al que precede y actúa como
elemento de cohesión, uniendo ambas partes (Santana 2007: 264 y ss.).
El segundo subgrupo, el de los ordenadores, cumple plenamente la función de
organizar la información, señalando el comienzo, la continuación o el final de una
narración, de una descripción, de una exposición… Su principal papel es favorecer la
progresión del texto aportando datos que no solo responden a la intención del hablante
de distribuir sus ideas, sino que se conciben también “como el resultado de respuestas
a posibles preguntas de los interlocutores” (Portolés 2010: 284). En términos gene-
rales, este tipo de marcadores son poco frecuentes en la lengua hablada no elaborada
(Garcés 1996: 53-54). Los contenidos expuestos o elementos léxicos del entorno pue-
den cumplir su misma función. Los ordenadores del discurso admiten la clasificación
en fórmulas unimembres (luego, después, en parte…) y en series correlativas (por un
lado/por otro lado; primero/segundo/tercero…) (Garcés 2008: 38). A diferencia de
lo que sería previsible en la escritura, en nuestros materiales hemos registrado pocos
casos de estructuras correlativas y todos en un único informante, como marca de estilo
individual (Esta Semana Santa, por un lado, estoy contenta, por un lado estoy contentísima,
pero, por otro, me da tristeza, porque yo nunca, vamos, ningún año he salido de Semana Santa
[86M3]). En este contexto es habitual que se emplee solamente una de las marcas. En
nuestro corpus encontramos ejemplos con solo el segundo miembro de la serie (Así,
que la Semana Santa es una alegría. Después, también tenemos la tristeza por otro lado de los
que ya no están [86M3]).
En este subgrupo de estructuradores ocupan un lugar destacado los ordenadores
de continuidad luego (bueno pues, teníamos el dormitorio de mis padres, el, luego había una
pequeña habitación que se comunicaba con otra más [14M3]) y después (el contraste de que
las fa... las familias humildes no tenían ni para comprarse unos zapatos; después resulta que iba
uno a la Feria y lo único que iba es a coger polvo [86H3]). Su uso suele ser abundante en
fragmentos narrativos, los que predominan en nuestros materiales. Ambas unidades han
sufrido un proceso de desemantización desde el plano de la temporalidad al puramente
discursivo o procedimental: se han convertido en recursos para organizar el desarrollo
de los datos en el texto y en guías para orientar al interlocutor acerca esa distribución.
Domínguez (1999: 473) lo denomina tiempo interno o tiempo discursivo. Si acudimos
a su definición lexicográfica (Fuentes 2009: 105 y 204) y si observamos su funciona-
miento en el discurso (Santana 2015 y en prensa) podemos apreciar que son estrategias
1. Para ofrecer una transcripción homogénea en las dos submuestras, no hemos incluido el sistema
de etiquetas propuesto por PRESEEA, que solo afecta a las encuestas recientes. Se ha optado, por tanto,
por un sistema de transliteración, siguiendo las pautas ortográficas habituales y sus correspondientes signos
de puntuación. Cada ejemplo está identificado con la época a la que corresponde la entrevista (86 o 14 [en
ambos casos seleccionamos el año más cercano al presente]), si el informante es hombre (H) o mujer (M)
y si pertenece a la primera (1), segunda (2) o tercera (3) generación.
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 295
3.2. CONECTORES
Este subgrupo de marcadores establece lazos entre dos o más segmentos del
texto, añadiendo valores semánticos de adición, contraargumentación y consecuencia,
siguiendo los criterios de Martín Zorraquino y Portolés (1999: 4093). Para esta inves-
tigación hemos considerado la inclusión de dos nuevos grupos de conectores: los de
causalidad y los de temporalidad. En relación a los primeros, no faltan los estudios que
analizan aquellas marcas que aportan al discurso relaciones causativas (Fuentes 1996:
22 y 1997; Piñero 2001). Entre ellos incluimos el marcador es que, con importante
presencia en nuestro corpus. En lo que respecta a los conectores de temporalidad,
siguiendo a Fuentes (1996: 22; 2009: 105 y 204), consideramos que hay contextos
en los que luego y después actúan con este valor, en tanto que señalan la sucesión
cronológica de los acontecimientos. Si bien podrían percibirse restos de su función
296 J S M
adverbial originaria (Fuentes 1996: 47; Garcés 1996: 55, Domínguez 1999: 470;
Santana 2015 y en prensa), también es cierto que son unidades que se dirigen hacia el
nivel textual, que establecen relaciones de cohesión y con las que el hablante organiza
los acontecimientos en la linealidad del tiempo.
Tabla 3. Conectores.
HVPiV
LJXDOPHQWH
6XEWRWDO
HQWRQFHV
6XEWRWDO
6XEWRWDO
HVTXH
&DXVDOHV
VXEWRWDO
6XEWRWDO
727$/
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 297
Entre los conectores aditivos destaca el empleo de además (que tiene ganas de vivir.
Y además contagia esas ganas, se las contagia a la persona que está con él [14M3]). Su elevada
recurrencia se ve condicionada por el carácter no marcado que lo caracteriza (Fuentes
2009: 36). Puede unir tanto a elementos en igualdad escalar como con distinta fuerza
argumentativa. El segundo recurso más empleado, aparte, también es habitual en
la oralidad no sometida a planificación previa (Martín Zorraquino y Portolés 1999:
4096) (hay la que está aburrida, no tiene nada que hacer, y aparte no tiene ganas de hacer nada
[86M1]).
Incluso (el año pasado no hizo falta echarse mantas en la cama. Incluso hacía calor
[14M1]) e inclusive (trabajó en la pirotecnia, en la cual me acuerdo que inclusive...
inclusive detuvieron a mi hermano [86H3]) señalan el segmento al que introducen
como más relevante en la escala argumentativa (Martín Zorraquino y Portolés
1999: 4097; Fuentes 2009: 192). En tanto que unidades discursivamente equivalentes,
cabe analizar la distinta distribución que tuvieron entre los encuestados. Los resulta-
dos muestran un uso más generalizado de incluso, mientras que el empleo de inclusive
se documentó casi de forma exclusiva en el informante 86H3. Por lo general, los
hablantes emplearon solo una de las dos variantes en alternancia, salvo 14M2. Por
último hay que señalar que no se documentaron ejemplos de inclusive en la norma
culta (Santana 2014a). Habrá que observar si es una variante diastráticamente mar-
cada, aspecto que tendremos que contrastar con un corpus más extenso.
Entre los conectores consecutivos el más empleado fue entonces (que cuando cogi-
mos este piso era para trabajar yo y ella vivir en él, ¿no?; y entonces, cuando lo del robo, que yo
ya no quería vivir sola porque me daba miedo estar en aquel piso y eso, pues dice ella [86M1]).
Su carácter “consecutivo débil” (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4107) le permite
ser empleado para unir elementos que tienen algún tipo de vinculación entre ellos, sin
que la relación de causa-consecuencia se perciba con claridad. La procedencia tem-
poral de este marcador lo convierte también en una fórmula útil para hacer avanzar
la narración: se establece una vinculación temporal-consecutiva entre las distintas
partes de la historia. Se trata, pues, de un recurso habitual en los textos narrativos que
en ocasiones puede llegar a convertirse en “una muletilla sin contenido conceptual”
(Domínguez 2010: 372) cuando se acumulan muchos casos en un mismo informante.
En el entorno de la contraargumentación se aprecia también la utilización desta-
cada de fórmulas recurrentes en la oralidad (López Serena y Borreguero 2010: 467-
468). Fue el caso de ahora (Sí, y un acordeón. Ahora lo que pasa es que el acordeón yo no lo
he visto todavía, lo debe de tener por ahí escondido [86H1]), con un índice de uso bastante
superior al elemento que ocupó la segunda posición, sin embargo (son muchachas que
han tenido un hijo, y, sin embargo, han tenido o han querido a lo mejor las madres que aborten
[86M2]). Estas autoras sitúan cada uno de estos conectores en grupos distintos: sin
embargo señala contraste u oposición y ahora minimiza la relevancia informativa,
es decir, “atenúan las conclusiones que pudieran derivarse del segmento discursivo
que les precede”. Cabe señalar la ausencia en el sociolecto bajo de no obstante, en
298 J S M
equivalencia con sin embargo, variante que sí registró una cierta frecuencia en la
norma culta (Santana 2014a: 290). Podríamos estar ante un caso de variación influida
por el nivel sociocultural de los hablantes, aspecto que habrá que confirmarse con un
mayor volumen de datos.
En los conectores de causalidad incluimos la fórmula es que (pero bueno, no sé,
es que yo me adapto a todo, es lo que tiene [14H2]), cuya elevada presencia en el cor-
pus viene además avalada por su distribución entre todos los informantes. Se trata,
por tanto, de una estrategia habitual entre los hablantes de este nivel para incluir
explicaciones que se presentan a modo de justificación o disculpa (Fuentes 2009:
156-157). Justificar es, además, una marca de atenuación que Albelda y Cestero
(2011: 28-29) han catalogado como “relativamente frecuente” en la norma culta de
Madrid y de Valencia. Concretamente, las autoras incluyen es que dentro de los proce-
dimientos que presentan “justificaciones y excusas de lo dicho o del decir”.
Por último, para la conexión temporal analizamos la alternancia entre luego (Tam-
bién mataron a ese hombre. Luego, pues vino el Movimiento [86H3]) y después (La he ido
a ver ya cuando ya tenía treinta años mi hermana, hace muy pocos años; hace unos pocos de
años nada más. Y después, pues me puse a... a bordar a máquina [86M2]), con resultados
parecidos a su uso como estructuradores de la información. Después es la variante
más frecuente (56%), y la que presenta una distribución más homogénea entre todos
los informantes. Por su parte, luego está concentrado en un grupo más reducido de
hablantes, la mayoría en alternancia con después. En realidad, el incremento de casos
de luego se debe a los 20 ejemplos en 86H1, el 50% de los usos de esta partícula. Por
tanto, no puede decirse que fuera una variante muy extendida en el sociolecto bajo
sevillano.
3.3. REFORMULADORES
Tabla 4. Reformuladores.
+ 0 + 0 + 0 7RWDO
6XEFODVHV 0DUFDGRUHV
1 1 1 1 1 1 1
DYHU
([SOLFDWLYRV
YDPRVDYHU
YD\D
6XEWRWDO
GLJR
5HFWLILFDFLyQ
SHUGyQ
6XEWRWDO
GHWRGDV
PDQHUDV
'LVWDQFLDPLHQWR
6XEWRWDO
DOILQ\DOFDER
6XEWRWDO
727$/
tiene solución o sea se adapta uno al tiempo [14H3]) y es decir (pues no teníamos problemas.
Es decir, que trabajábamos los días; luego nos íbamos por la noche al pueblo hasta las doce
[86H1]), con claro predominio del primero. Este dato coincide con lo ya señalado
en otras ocasiones (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4123; Santana 2014a: 295).
Aunque con una presencia poco destacada en los materiales analizados, solo 1
ejemplo, a ver (E: ¿Y eso cómo es? Le ha dado por ahí, ¿no? // I: eso no, a ver, yo le hablo
así y él me habla así [14H1]) y vaya (y de momento, por una situación entre dos personas,
pierdes hasta los amigos; vaya, que realmente, yo no perdí, lo que pasa es que se... una parte
se fueron, otra eran comunes y... [86M1]) como reformuladores de explicación no se
documentaron en el sociolecto alto. Una vez más habrá que estar atentos a este tipo
de diferencias por si pudieran reflejar casos de variación diastrática.
En el grupo de los recapitulativos alternan las fórmulas en fin y total como
estrategias para señalar la conclusión a la que se llega a partir de los argumentos
previos. En fin se presenta en muchos casos como unidad de cierre, finalización
de la intervención previa, a menudo “después de una divagación o una exposición
demasiado prolija” (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4137), contexto en el que
podría emplearse total con la misma función (hay una serie de cosas estoy de acuerdo
totalmente pero hay muchas personas que se ponen anoréxicas por el problema de querer
estar más delgado por fuerza, ahí se ve el que está gorda estando canija, en fin [total] que es
problema yo creo que de coco, de coco [14H3]). Elegir uno u otro depende de factores
como el tipo de registro o la preferencia individual del hablante. No obstante, hay
algunos entornos que son exclusivos de en fin, como cuando se utiliza al final del
enunciado (Pero, aquí se vive bien dentro de lo que... se vive muy bien y cuando vamos al
centro tenemos que coger el autobús, como es natural... la... esto de locomoción está dificili-
lla, pero, en fin [86M3]) o cuando se emplea para expresar una actitud de resignación
(Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4137) (La Feria es inolvidable, ¡oh!, qué cosa más
buena. La cartera, después, terminamos con ella vacía y se ha acabado, pero, en fin, donde
llegue llegó. [86M3]).
Por su parte, total suele actuar como bisagra entre lo previo y lo siguiente: con él
se recapitula y se presenta una conclusión de lo que se ha dicho antes, pero al mismo
tiempo se da paso a un nuevo segmento informativo (en ocasiones introducido por
que), el cual está temáticamente relacionado con lo ya expuesto. Suele encontrarse
en medio de una secuencia narrativa o expositiva (y yo digo mira que nos vamos para…
que nos dormimos en el coche, que yo no duermo en un sitio así, vamos, se te descompone el
estómago y no te digo la que se puede formar. Total que salimos nos fuimos a un hotel con la
gran suerte que hubo una… bueno aplazaron una reserva que tenían allí [14M2]). Este papel
fue el más habitual en nuestros materiales.
De estos recapitulativos, hemos percibido una mayor tendencia en el marcador
en fin a la acumulación en un único hablante, convirtiéndose también en un apoyo
para la construcción del discurso. Así sucedió en un par de mujeres de la segunda
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 301
5HIXHU]R
GHKHFKR
DUJXPHQWDWLYR
HQUHDOLGDG
\QRGLJDPRV
6XEWRWDO
HQFRQFUHWR
&RQFUHFLyQ
HQSDUWLFXODU
FRQFUHWDPHQWH
6XEWRWDO
727$/
Teatro de Rocío Jurado, mmm , así a nivel mayor, no creo que haya Muchos [14M3]) y en reali-
dad (pero reconozco que la defensa a mí se me da mejor y eso porque en realidad es más aburrido
ello [14H2]). Estos operadores se parecen en que se usan para apoyar un argumento, al
tiempo que destacan informativamente el segmento al que acompañan (Fuentes 2009:
139, 149 y 306). La estrategia que emplean para ello es similar: se alude al carácter real
o verdadero del contenido focalizado. La mayoría de los informantes que los emplearon
se decantaron por el uso exclusivo de una de estas formas. Buena muestra de ello es el
empleo en 10 ocasiones de realmente en 86M1, rasgo que se presenta como preferencia
individual de esta mujer. En términos generales fueron recursos con escasa presencia en
el sociolecto bajo.
Sobresale la importante presencia en la muestra de y todo (Y los chiquillos están en
buenos colegios y todo, pero, es otra educación de ahora, la de ahora que la de antes [86M3]),
marcador de carácter frecuente en la oralidad para recalcar un segmento informativo
como “menos esperable” (Briz et al. 2008), lo que contribuye a reforzar su fuerza argu-
mentativa. Los casos registrados en el corpus aparecen distribuidos entre la mayoría de
los informantes, de donde se deduce su carácter habitual en este sociolecto.
En lo que respecta al segundo bloque de operadores, cabe decir que la ejemplifi-
cación es un procedimiento habitual en diferentes contextos, tanto en la escritura como
en la oralidad sin planificación previa, con distintas estrategias en cada uno de estos
entornos (Fernández Bernárdez 1994-1995). El marcador más transparente para cumplir
esta función es por ejemplo (esa gente que había en eso... en e... esa parte que rodeaba, por
ejemplo, a la calle Feria, a la Alameda, pues esos bares han perdido sus clientes [86H2]), y se
advierte su gran rentabilidad tanto en textos escritos (Fernández Bernárdez 1994-1995:
125) como orales, estos últimos tanto del nivel educativo alto (Santana 2014a: 299)
como del bajo. La ejemplificación es un mecanismo ligado al plano de la enunciación
mediante el cual se aportan datos para concretar o especificar otra información más
genérica que lo precede o para incluir un tema específico.
Este papel de concreción se traduce en algunos casos en la presentación del ejemplo
como recurso para el refuerzo argumentativo. Así sucede con precisamente (Fui al colegio,
precisamente fue el colegio que hizo primero en republicar la República [86H3]), que señala al
segmento al que acompaña como un caso especial o significativo; y en particular (Y luego,
sin embargo, los mellizos, ¡no veas!, son unos petardos; en particular, uno es un petardo [86M2]),
que destaca un caso entre otros similares (Fuentes 2009: 282-283 y 137). Estos matices discursi-
vos hacen que sus contextos de uso sean más restringidos y, por tanto, su frecuencia menos
llamativa que otros operadores más neutros como por ejemplo.
Este grupo fue el más numeroso en los materiales analizados, de forma similar
a los resultados del sociolecto alto (Santana 2014a: 302). La explicación está en que
las condiciones de producción de la muestra, el carácter oral con una alta dosis de
304 J S M
FODUR 10 8 12 10 40 33 4 3 34 28 20 17 120
ODYHUGDGHVTXH 2 5 17 43 5 13 5 13 3 8 8 20 40
SRUVXSXHVWR 1 17 4 67 1 17 6
GHVGHOXHJR 1 20 1 20 2 40 1 20 5
SRUORYLVWR 1 20 4 80 5
GHYHUGDG 1 33 2 67 3
18
HYLGHQWHPHQWH 2 100 2
SRUGHVFRQWDGR 2 100 2
HIHFWLYDPHQWH 1 100 1
OyJLFDPHQWH 1 100 1
VLQFHUDPHQWH 1 100 1
6XEWRWDO 186
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 305
Claro fue, con diferencia, el marcador de modalidad epistémica más empleado por
los hablantes sevillanos del sociolecto bajo (bueno a las siete y media, ocho menos cuarto,
porque claro yo trabajo en Cádiz, en la zona de Cádiz [14H2]). Su presencia significativa en
algunos informantes lo convirtió en un apoyo discursivo, donde se va difuminando su
carácter modal. Junto con por supuesto, desde luego, evidentemente y por descontado,
este subgrupo de marcadores aporta al discurso el matiz de ‘evidencia’: el segmento
al que acompañan se presenta como indiscutible porque forma parte del conocimiento
compartido con los demás, de lo consabido (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4149
y ss.; Fuentes 1993a, 1993b, y 2009: 67, 278, 104, 167 y 264). Todos pueden aparecer
tanto en entorno de inicio de respuesta como dentro de la intervención de un mismo
hablante, pero en nuestras encuestas fue claro el único que se documentó encabezando
la contestación del informante. Si bien pueden considerarse unidades equivalentes, en
tanto que tienen un campo semántico-pragmático compartido, también se aprecian
diferencias entre ellas. Diferencias que se deben al grado de contundencia con el que
se defiende la evidencia del enunciado al que acompañan, mayor en el caso de por
supuesto (Hombre, se puede dar en Cádiz, por supuesto, y en Jerez, ¿no?, pero ya en más ciu-
dades no se puede dar [86H2]) y por descontado (porque nos queremos por descontado pero
también en la pareja hay que ceder muchas cosas lo mismo uno que otro [14H3]), con los que
el contenido se presenta como algo irrefutable. Y diferencias debidas al refuerzo del
contraste con respecto a las opiniones de otros que define a desde luego (Y ahí hicimos
un pollo con cerveza, porque no había...no había limón, ni había ajo ni nada. No, bastante bien.
Pasar hambre no la pasamos, desde luego [86H1]). Estos matices influyen en su índice
de frecuencia. Cabe señalar la ausencia de naturalmente, que sí fue empleado en la
norma culta (Santana 2014a: 299).
Destaca en segundo lugar la rentabilidad en la muestra de la verdad (es que).
Encabeza el subgrupo de marcadores que insiste en el carácter verdadero del conte-
nido sobre el que inciden, con una doble finalidad: se refuerza argumentativamente
y se minimiza el impacto sobre el interlocutor cuando se introducen opiniones no
compartidas con el oyente o contrarias a lo esperable en sociedad (yo la verdad es que
no suelo salir mucho así, como no sea a ir a una cena que… [14M3]). Esta cualidad es la que
Serrano (1995: 8) asocia al carácter negociador en la comunicación dialogada. Los
datos manejados por esta autora mostraron que fue una estrategia más frecuente en las
mujeres que en los hombres. Los resultados de nuestra muestra confirman este patrón,
no solo por la distribución de los usos en la mayoría de las féminas sino también por
el número de casos en cada una de ellas (principalmente 14M1, con una recurrencia
de 15 casos, bastante superior a la media).
306 J S M
YDOH
6XEWRWDO
YDPRV
KRPEUH
¢FRPSUHQGHV"
SRUIDYRU
¢HQWLHQGHV"
¢YHUGDG"
6XEWRWDO
ejemplo, ¿tú crees que la inmigración es, tiene que ver también en el tema de la delincuen-
cia, los que vienen ilegales? // I: bueno pues en parte, sí [14M3]) buscan “reforzar la imagen
positiva del hablante” (Martín Zorraquino y Portolés 1999: 4173, 4176 y 4177). Su función
es atenuadora: intentan minimizar una posible reacción adversa del interlocutor al
expresar un contenido contrario a sus expectativas, o adelantarse a un aspecto que
puede resultar polémico o controvertido. Actúan tanto en el inicio de respuesta como
en el seno de la intervención de un hablante. Vamos fue el más empleado. A falta
de un estudio detenido sobre las estrategias de atenuación en nuestros materiales,
podemos adelantar que en este análisis ha habido una proporción bastante equilibrada
por sexos de vamos y hombre, mientras que bueno fue más utilizado por las mujeres.
Cestero (2011: 530 y 534) y Albelda y Cestero (2012: 96) señalaban que, a diferencia
de las conclusiones a las que habían llegado otros estudios sobre el tema, los varones
habían atenuado más en los materiales orales de Madrid y de Valencia, aunque las
féminas habían empleado en más ocasiones marcadores del discurso para cumplir
esta función. En nuestro corpus se puede apreciar que habría que diferenciar entre el
tipo de marcador utilizado, con distinto rendimiento y distribución sociolingüística.
¿No? ocupó un lugar destacado entre los enfocadores con forma interrogativa
que buscan la complicidad de interlocutor (Se ha perdido la saeta, hay saetas, ¿no?, pero
se ha perdido la saeta y en cambio han subido las marchas [86H2]), con una frecuencia
absoluta claramente superior a las otras fórmulas similares y con una distribución
equilibrada entre la mayoría los encuestados. Hubo casos en los que un mismo infor-
mante acumuló un número significativo de usos (71 ocurrencias en 86H3), convirtién-
dose en una marca de estilo personal. Cabe interpretar esta partícula como un recurso
de atenuación (Albelda y Cestero 2011:33). En nuestros materiales su uso fue más
abundante en los hombres, principalmente entre los de las encuestas antiguas (Fuentes
1990c: 184), dato que coincide con los registrados en el sociolecto alto de Madrid
Cestero y Albelda (2012: 96) y de Sevilla (Santana 2014b).
Y en el último grupo de enfocadores, los que sirven para reclamar la atención al
oyente, la marca más frecuente fue mira-mire (si tengo una boda pues no me presento.
Que no hay problema, llamo al míster, mira que tengo… igual que una boda, una barbacoa
o… No hay una obligación especial [14H2]). La forma fíjate añade a menudo al carácter
apelativo un valor modal de sorpresa, reproche, fastidio… (Fuentes 1990c: 173),
principalmente en nuestra muestra cuando se emplea la variante fíjate tú (y el marido
vive fuera aparte, que ella se ha quedado con sus hijos. Así que fíjate tú el plan de la... cómo está
la vida ahora; muy moderna [86M2]). Esta partícula fue utilizada solo en las encuestas
antiguas y verás (E: uhum. Ya por fin parece que ha llegado ya el frío aquí a la ciudad.
Bueno, tampoco es que haga mucho frío ¿no? pero… // I: verás, por la mañana hace frío ¿eh?
[14H1]) solo en las recientes. Este último dato se repitió en la norma culta (Santana
2014b). Habrá que corroborar o refutar esta distribución cronológica con un corpus
más extenso.
Marcadores del discurso y variación diastrática: análisis en el sociolecto bajo 309
EXHQR
\RQRORVp
DYHU
6XEWRWDO
2. No incluimos en el recuento la variante eh, pues se omitió su transcripción en las encuestas más
antiguas. Solo contamos con los casos de las muestras de habla más recientes.
310 J S M
4. CONCLUSIONES
5. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
9 788447 217731