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Introducción
El propósito de este trabajo es, en primera instancia, compartir algunas experiencias del
uso de dos herramientas “no convencionales” para evaluar el aprendizaje. Tomando
como referencia la base empírica, se pretende, así mismo, estimular la reflexión sobre
la conveniencia de utilizar dichas herramientas, analizando sus potencialidades y
limitaciones. Más allá de estos propósitos, el autor desea invitar a la comunidad
docente a dialogar sobre el tema de la evaluación del aprendizaje y motivar la
generación de propuestas para llevarla a cabo de manera justa, eficiente y efectiva.
Las experiencias que serán relatadas a continuación corresponden al uso del diario de
clase con la finalidad de recoger las reflexiones de los alumnos sobre su propio
aprendizaje; por lo tanto, en adelante se hará referencia a este instrumento como “diario
de aprendizaje”.
Los mismos autores advierten que el llenado de los diarios “requiere un cierto
entrenamiento” -lo cual se confirmó en los tres casos que serán relatados enseguida-
pues al principio se suele incluir en ellos descripciones de hechos aislados, anécdotas o
sólo los incidentes negativos, pero con la práctica la información registrada es menos
descriptiva y se torna más interpretativa y reflexiva. A partir de este momento, añaden
Díaz- Barriga & Hernández, “pueden definirse categorías que orienten el llenado (del
diario) o que promuevan activamente la reflexión e interpretación” del quehacer
educativo. (Op. cit: 369)
El uso de los diarios de clase como herramienta de evaluación, cuando resulta eficaz,
puede traer los siguientes beneficios:
• Favorece la significatividad del aprendizaje. El llenado del diario exige el recuerdo
de los asuntos tratados en la clase, así como la reflexión en torno a éstos, lo cual
contribuye a que el estudiante pueda atribuir sentido a lo que va aprendiendo.
• Promueve procesos cognitivos y metacognitivos. En tanto que es una tarea
reflexiva, el llenado del diario compromete al alumno en el procesamiento más
profundo de la información por aprender, al mismo tiempo que le permite darse cuenta
de aquellos aspectos que se le facilitan o dificultan, del grado de comprensión que ha
logrado, así como de los conocimientos que ya posee o los que le falta consolidar.
• Favorece el compromiso con el estudio; ayuda a formar hábitos de estudio. El uso
adecuado del diario de clase implica mantener la práctica de efectuar registros con
cierta regularidad, de manera que el alumno va asumiendo la responsabilidad de
actualizarlo y adquiriendo paulatinamente el hábito de la reflexión sobre sus procesos
y productos de aprendizaje.
Caso 2: Años más tarde, durante este 2010 para ser preciso, decidí retomar la idea de
aplicar la estrategia de evaluar con el apoyo del diario. En esta ocasión fue como parte
de la metodología de trabajo para el curso de Evaluación del aprendizaje, con
estudiantes de una Licenciatura en Educación, en una institución universitaria de la
ciudad de Ensenada. Pensaba que en esta oportunidad debía poner el ejemplo a mis
alumnos, en cuanto al uso de herramientas novedosas para evaluar, en tanto que
nuestro objeto de estudio era justamente el uso de metodologías diversas para evaluar
el aprendizaje.
Ahora bien, en cuanto a los resultados obtenidos, no fueron muy distintos a los del
curso anterior: después de dos registros, la libreta “se perdió” y no se pudo continuar
con el uso del diario. Además, los registros realizados estaban al nivel de una mera
Caso 3: Un poco desanimado por la experiencia previa, emprendí de nuevo otro curso,
esta vez de Evaluación curricular, con la idea de utilizar el diario como uno de los
mecanismos para evaluar el aprendizaje. Los diez alumnos, estudiantes del sexto
cuatrimestre de la Licenciatura en Educación (UNIDEP Plantel Ensenada, Mayo de
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2010), debían llevar cada uno su registro personal de las realizaciones, logros, aciertos
y dificultades del proceso de enseñanza- aprendizaje seguido clase tras clase. La
orientación brindada por el profesor acerca del contenido del diario fue esencialmente la
misma que en el caso número 2.
Al igual que en el apartado anterior, es prudente iniciar el relato de las experiencias que
pretendo compartir, recordando en qué consiste un mapa conceptual. De éste se dice
que es “una estructura jerarquizada por diferentes niveles de generalidad o inclusividad
conceptual” (Novak & Gowin) y que constituyen una representación gráfica de
Aunado a lo anterior, los mapas conceptuales también pueden ser utilizados como
estrategias de aprendizaje, a la vez que permitirán al alumno autoevaluarse.
Caso 4: Corría el año de 2002 y en agosto inicié por segunda vez la conducción del
curso de Historia de la Educación en México, en el mismo programa de licenciatura
citado en el caso 1. En aquel entonces, decidí que una de las actividades de
aprendizaje y de evaluación que mis cuatro estudiantes tendrían que realizar consistiría
en la elaboración de un mapa conceptual. Me había propuesto, de nuevo en el ánimo
de ser un “docente moderno”, aplicar en la práctica aquella herramienta interesante y
novedosa para mi, de la cual era un promotor apasionado desde que aprendí en forma
independiente de lo que se trataba. Así pues, para completar una evaluación parcial del
curso, asigné la tarea individual de elaborar un mapa conceptual.
Los resultados obtenidos en esa ocasión no sólo fueron diferentes a lo esperado, sino
que me parecieron por demás desalentadores. Las alumnas elaboraron cualquier
especie de representación gráfica de sus conocimientos históricos sobre la educación
mexicana; todo, menos un mapa conceptual “bien hecho”. Posteriormente obtuve la
conclusión de que no dominaban el uso de estos instrumentos, en tanto que hasta ese
momento nadie les había instruido sobre cómo elaborarlos. Con la desilusión por lo
ocurrido, me olvidé por varios años de los mapas conceptuales.
Caso 5: Fue hasta el año 2008 que decidí “correr el riesgo” de utilizar los mapas
conceptuales nuevamente. Esta vez fue en el marco del curso de Diseño y Desarrollo
Curricular, de la Maestría en Educación. (IAETAC, Colima). El grupo estaba
conformado por quince alumnos/as, la mayoría de ellos/as profesores/as de educación
básica y superior. Estaba decidido a superar los resultados fallidos del pasado, por lo
que traté de ser cuidadoso en la planeación de la estrategia. Determiné que
utilizaríamos el mapa conceptual como herramienta de evaluación en sus tres funciones
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más reconocidas: diagnóstica, formativa y sumativa. En este sentido, inicialmente los
alumnos debían elaborar un mapa conceptual que reflejara sus conocimientos previos
en torno al currículum, tomando éste como el concepto nuclear en el mapa.
Hacia la mitad del curso, habiendo terminado el estudio del tema correspondiente,
solicité a los alumnos elaborar una nueva versión de su mapa conceptual, indicándoles
que podían añadir elementos al mapa inicial, o bien, confeccionar uno nuevo, si
consideraban que era necesario corregir lo plasmado en el primero. Las diferencias
entre la primera y la segunda versión de los mapas elaborados por algunos de los
estudiantes, fueron muy notables. Para mi trabajo docente, contar con los mapas
conceptuales de los alumnos como evidencia de su aprendizaje, fue realmente útil. El
principal apoyo brindado por la estrategia fue la oportunidad de brindar
retroalimentación individual a los estudiantes acerca de su comprensión del concepto
en cuestión.
Al final del curso sugerí a los estudiantes la conveniencia de elaborar una última versión
del mapa, si ellos deseaban incluirle nuevos elementos, o consideraban necesario
realizar correcciones. De nueva cuenta, encontré diferencias significativas al comparar
las diversas versiones de los mapas de cada alumno. En algunos casos es evidente el
cambio conceptual que se generó durante el curso, en los dos sentidos antes señalados
(el aumento del acervo conceptual, así como la corrección de las ideas iniciales
erróneas). En los anexos 1 y 2 de este trabajo se muestra un ejemplo de los mapas
elaborados por una de las estudiantes del curso comentado.
Sobra decir que esta experiencia fue, además de gratificante para el profesor, valiosa
para los alumnos como un medio de aprendizaje, al permitirles organizar sus ideas
De nuevo en la búsqueda de explicaciones, esta vez con relación al por qué los
resultados de estas experiencias fueron diferentes, mis reflexiones me permiten
concluir tentativamente que los siguientes factores diferenciadores están relacionados
con:
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• La provisión de indicaciones precisas acerca de cómo realizar las tareas. Este
factor puede ser realmente determinante de los resultados logrados por los alumnos.
En el último caso comentado las indicaciones del profesor fueron más claras y
precisas, además de que se contó con cierta clase de andamiaje antes de abordar la
tarea.
• El seguimiento de la estrategia por parte del profesor. Al igual que en el punto
anterior, considero que es un aspecto de suma importancia, puesto que ninguna
estrategia, por innovadora que sea, generará resultados exitosos si se descuida la
forma en que los estudiantes están trabajando con ella. De los casos comentados,
también en el último se realizó un mejor seguimiento que en el resto de las
experiencias.
• El nivel educativo de los estudiantes. La madurez y la mayor cantidad de
escolaridad de los estudiantes de posgrado fue posiblemente un factor que contribuyó
al logro de mejores resultados, con respecto a los alcanzados por los alumnos de
licenciatura.
• La motivación de los estudiantes. Sin duda, el interés y el compromiso que cada
alumno aporta en la realización del proceso de aprendizaje, es uno de los factores
que más impacto pueden tener en los logros. Un alumno intrínsecamente motivado
hacia el aprendizaje, mostrará una mayor disposición al cumplimiento de tareas, ya
sea que le resulten familiares o poco conocidas, de mayor o menor dificultad, más o
menos atractivas.
• La disciplina objeto de estudio. No todas las asignaturas escolares admiten con la
misma facilidad el empleo de ciertas estrategias de enseñanza y de evaluación. En el
caso de los mapas conceptuales, si bien se ha afirmado que pueden ser usados en
casi cualquier disciplina, las experiencias vividas me permiten confirmar que su uso sí
es recomendable cuando la disciplina cuenta con un alto nivel de estructuración del
corpus teórico, así como cuando la naturaleza de la información por aprender sea,
obviamente, conceptual. Los contenidos factuales (por ejemplo, los hechos y datos
históricos) por sí solos no pueden ser organizados y representados en un mapa
conceptual.
Con base en mis experiencias y en las reflexiones que sobre las mismas he realizado,
considero que para aplicar estrategias educativas innovadoras en el proceso
enseñanza-aprendizaje y en su evaluación, se requiere poseer:
• Disposición a innovar
• Conocimiento de las estrategias que se desea aplicar o introducir
Conclusiones
En segundo lugar, al respecto de las innovaciones, conviene destacar el valor que éstas
tienen en el campo de la enseñanza. No se trata de promover el “cambio por el
cambio”, es decir, de cambiar las formas habituales de proceder sólo por el hecho de
romper con rutinas y tradiciones. Se trata, fundamentalmente, de intentar dar
respuestas pertinentes a las nuevas exigencias que plantea la educación de las
generaciones actuales.
Referencias
Díaz- Barriga Arceo, F. & Hernández Rojas, G. (2002). Estrategias docentes para un
aprendizaje significativo. Una interpretación constructivista. México: McGraw Hill.
López Frías, B. & Hinojosa Kleen, E. (1999). Evaluación del aprendizaje. México:
Trillas.
Ontoria Peña, A., Molina Rubio, A. & de Luque Sánchez, A. (1996). Los Mapas
Conceptuales en el Aula. Argentina: Magisterio.
Anexo 1. Primera versión del Mapa conceptual elaborado por una estudiante del Posgrado en Educación (Tecomán,
Colima. Enero de 2008)
CURRÍCULU
M
se
2
desarrolla
Instrument Seguimient
Diseño Evaluación
o o
Planeación Docto.
Educativa Oficial
que contiene
Planes y
Programas
Anexo 2. Versión final del Mapa conceptual elaborado por una estudiante del Posgrado en Educación (Tecomán, Colima.
Febrero de 2008).
2
Fuente Elemento principal
Psicológica uno de sus componentes
Profesore
es producto o resultado
Instrum. de s Sistema de
Ev. Ev.
Entrenar
Desarrollo Curricular
Elaborar Cartas descriptivas
Instrumentació
Recursos Evaluación
Selecc. n lo conforman
Didácticos del Evaluar
del currículum
Currículum
Adquirir Plan de Estudios
Ajustar y/o Aplicación
Elaboración del
adaptar del
Currículum
Sistema Admvo. Currículum
Objetivos
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Curriculares
pone en marcha
Instalaciones Físicas
Proyecto Educativo
Caracterizar
Contenidos Políticas Ob. Específicos
Alumno Insumo
derivar seleccionar especificar
elaborar
Contenido de los
Objetivos Procedimientos cursos
Perfil del
Egresado
estructurar caracterizar
diseñar
definir
definir
Criterios y Medios de
Ev