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Fromm, Erich (2003): Sexo y carácter, en: Farfán Hernández, Rafael; Girola, Lidia (eds.): Cultura y civilización.

El
pensamiento crítico alemán contemporáneo, México: Universidad Autónoma Metropolitana. Unidad
Azcapotzalco, pp. 167-184.
Por: Andy Rosero
Palabras claves: funciones sexuales, ansiedad, afán de prestigio, dependencia.
El texto trata sobre las diferencias de carácter entre hombres y mujeres que surgen de diferencias en sus
funciones sexuales respectivas, que se matizan con las diferencias producidas por factores sociales. En esta
excerpta intento explicar estas diferencias y lo que implica en cada sexo, y su matización con las diferencias
sociales.
El carácter típico en la cultura occidental de los hombres y las mujeres está ligado por sus funciones sociales
respectivas, pero además un aspecto de este carácter depende de diferencias sexuales (Fromm; 2003: 170).
Este último aspecto, que se basa en la función sexual, indica que, la satisfacción de la mujer depende
totalmente de la capacidad del hombre. En cambio, la mujer no ha de hacer nada, excepto tener una cierta
voluntad complaciente, para satisfacer al hombre (Fromm; 2003:171). “De esta diferencia en sus papeles
sexuales respectivos, se sigue otra diferencia: la de ansiedades especificas relacionadas con la función sexual.”
(Fromm; 2013.171). La ansiedad del hombre se basa en su posibilidad de fracasar en la relación sexual, en
cambio, la ansiedad de la mujer se basa en su dependencia del hombre para su satisfacción sexual (Fromm;
2013: 171-172).
Además, el tipo de ansiedad da lugar a intentos de superación que, en el caso del hombre, la mejor protección
es el afán de prestigio, es decir, por el temor del fracaso sexual, compite en otras esferas sociales en donde
utiliza otras cualidades para el éxito (Fromm; 2003:174). Hay que mencionar que este miedo al fracaso se debe
al deseo del hombre en convertirse en mujer, por ejemplo, su envidia por no tener hijos lo lleva a estar en
examen continuo de superación (Fromm; 2003:176). En cambio, la mujer al no tener miedo al fracaso, la lleva a
tener vanidad, que consiste, “en la necesidad de atraer, de demostrarse a sí misma que puede atraer, que es
atractiva” (Fromm; 2003:177). Y la mujer por su temor de dependencia, la hace experimentar con frecuencia,
“el deseo de tener un órgano genital masculino” (Fromm; 2003:177), ya que desea no tener dependencia, de no
estar al peligro de la frustración.
Sin embargo, al hablar de otra perspectiva, el afán de prestigio y la situación de dependencia, son productos
culturales, que determinan toda la personalidad. Y las diferencias sexuales parecen no ser fundamentales para
que haya una separación de hombres y mujeres, así tampoco causa esencial para atribuirles funciones
diferentes en la sociedad. La critica al hablar sobre la capacidad de un sexo determinado en un trabajo
determinado, está en la misma línea de personas introvertidos y extravertidos, ya no se basa en la lógica de una
diferencia sexual. (Fromm; 2003:182)
Concluyendo “estas diferencias ´naturales´ se mezclan con diferencias provocadas por la cultura especifica en
que viven los hombres y las mujeres” (Fromm; 2003: 181). En la cultura actual y con una ligazón desde el final
de la Edad media, se puede observar que, el hombre y su afán de prestigio, y la mujer con en su dependencia,
estaban condicionadas por el sistema económico y social pero no por su función sexual. Por lo que la influencia
de las pautas culturales y las formas sociales pueden provocar tendencias caracterológicas similares, en mayor
medida, de otras causas diferentes como, las diferencias sexuales. (Fromm; 2003: 181)

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