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1984
Sánchez-Ruiz, Enrique E.
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Occidente se pone a disposición general bajo los términos y condiciones de la siguiente licencia:
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Orígenes
e la Radiodifusión
en México
Desarrollo Capitalista y el Estado
Orígenes de l a Radiodifusión
en México
Desarrollo Capitalista
y el Estado 1
Introducción
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taba instalándose en México, fueron años de recesión
económica profunda y caos político (Meyer, 1977; U S
Department of C o m m e r c e , 1924: 31). A l g u n a s de l a s
m á s importantes i n v e r s i o n e s que promovieron la r a -
d i o d i f u s i ó n comercial en México se originaron en l a
burguesía t r a d i c i o n a l , a s o c i a d a en l a m a y o r parte de
los casos con capitales foráneos (Fernández Christlieb,
1976: 237). Por otro lado, no obstante l a desconfianza
inicial del gobierno de los Estados Unidos y de l a clase
c a p i t a l i s t a de ese p a í s — e n p a r t i c u l a r con respecto a l
artículo 27 de la Constitución de 1917, que subordinaba
la propiedad privada al interés público—, y l a reluctan-
cia de aquel gobierno para reconocer d i p l o m á t i c a m e n -
te al gobierno revolucionario, l a s d é c a d a s de 1920 y
1930 vieron un flujo creciente de exportaciones y de in-
versiones directas e indirectas de ese país en Méxi-
co (Chase, 1931; Turlington, 1940; R a m í r e z R a n c a ñ o ,
1977). E n t r e l a s exportaciones a México se encontra-
ban aparatos de transmisión y receptores de radio ( U S
Department of Commerce, 1931). E l capital norteame-
ricano comenzó entonces a desplazar al capital europeo
de l a escena e c o n ó m i c a m e x i c a n a , movimiento que
también ocurrió en la radiodifusión, como veremos ade-
lante. Así como en la economía y en l a política del país,
en gran medida el patrón estructural que se h a desarro-
llado en el sistema mexicano de medios de difusión tu-
vo su origen en esos a ñ o s formativos.
L a s primeras transmisiones experimentales de ra-
dio ocurrieron en 1921 en la ciudad de México y en Mon-
terrey. Según los radiodifusores mismos, el padre fun-
dador de la radiodifusión mexicana es Constantino de
T á r n a v a , un ingeniero de Monterrey educado en los E s -
tados Unidos (Alisky, 1954a: 513; Cremoux, 1974: 11).
L a familia de T á r n a v a tuvo diversos vínculos de nego-
cios con los grupos financieros que después dieron ori-
gen al poderoso Grupo Monterrey, y con l a familia Az-
eárraga-Milmo. que hoy controla el m á s grande impe-
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rio de medios de difusión en el mundo de habla hispana
(Vellinga, 1979:57-60; Fernández C h r i s t l i e k 1976:241¬
245). L o s de T á r n a v a tuvieron también conexiones de
negocios con la c o m p a ñ í a francesa que establecería la
segunda estación comercial de radio en el p a í s . Dado
que existen reportes de experimentos radiofónicos pre-
vios a los de T á r n a v a , ( C I R T . s/f: 2; Fernández C . 1976:
238), su elección como el fundador " o f i c i a l " de la radio-
difusión puede haber resultado en gran medida en vir-
tud de su ilustre origen, es decir, por razones ideológi-
cas.
Después de dos años de radiodifusión experimen-
tal, particularmente en la ciudad de México y en el nor-
te del país, las primeras estaciones comerciales se fun-
daron en 1923 en la capital de l a república. L a prime-
r a estación, C Y L . fue establecida por R a ú l Azcárraga
—quién recientemente h a b í a abierto l a tienda L a C a s a
del Radio— en sociedad con el periódico El Universal.
con equipo de la Western Electric, según informa Arria-
ga (1980: 222). L a segunda estación, C Y B . fue propiedad
de l a cigarrera E l Buen Tono. E s interesante notar que
la compañía francesa que financiaba a la cigarrera E l
Buen Tono tenía vínculos comerciales fuertes con la fa-
milia de T á r n a v a , con la Cervecería Moctezuma —ori-
gen del Grupo Monterrey— y con la organización ban¬
caria de Patricio Milmo. U n a heredera principal de es-
ta última se vincularía muy pronto a l a radiodifusión,
al c a s a r s e con el h e r m a n o de R a ú l A z c á r r a g a , E m i l i o
(Fernández C , 1976: 241-242).
A h o r a bien, recordemos que el p a í s i n i c i a b a una
nueva etapa de desarrollo capitalista, lo que significa-
ría una relación crecientemente cercana con los E s t a -
dos Unidos y la completa reincorporación de México al
s i s t e m a c a p i t a l i s t a m u n d i a l , en el cual aquel país co-
menzaba a ocupar la posición hegemónica. E s t e fue el
contexto "limitante". Entonces, el rango de formas po-
sibles que los medios electrónicos pudieron adquirir en
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México —en t é r m i n o s financieros o r g a n i z a c i o n a l e s ,
tecnológicos y con respecto a sus posibles usos sociales
y a los tipos posibles de contenidos por transmitirse—,
tienen que j u z g a r s e como influidos y delimitados es-
tructuralmente por el contexto histórico m á s amplio.
E n 1923, cuando los pioneros de l a r a d i o d i f u s i ó n
comercial mexicana establecían sus estaciones, h a b í a
ya 576 difusoras operando en los Estados Unidos (Head,
1976: 117). De ese número de emisoras, el 39% eran pro-
piedad de fabricantes y vendedores de equipo de comu-
nicaciones (es decir, los mismos fabricantes de apara-
tos transmisores y receptores de radio). C o m p a ñ í a s edi-
toras e instituciones educativas controlaban un 12% ca-
da una, y 5% era propiedad de tiendas de departamen-
tos (ibid: 113). L a s grandes corporaciones de l a s comu-
nicaciones y a existían y comenzaban a expandirse
allende l a s fronteras de los E s t a d o s U n i d o s ( A l i s k y ,
1954a: 513-535). E l Anuario del Comercio de 1923del
Departamento de Comercio de los Estados Unidos (pp.
285-287) reporta un crecimiento s i n precedente en la
manufactura de " m a q u i n a r i a eléctrica, aparatos y par-
t e s " , de un v a l o r de menos de diez millones de dólares
en 1921, a sesenta millones de dólares en 1923. Se infor-
m a asimismo un incremento considerable en las expor-
taciones (ibid.). E n 1922 y 1923 las grandes corporacio-
nes estadounidenses estaban estableciendo estaciones
de radio y a g e n c i a s de v e n t a s de a p a r a t o s receptores
por toda Latinoamérica (Alisky, 1954a: 515). P a r a 1922
se exportaban aparatos de radio a México, con el argu-
mento de que los compradores prospectivos podrían es-
c u c h a r conciertos originados en los E s t a d o s U n i d o s
( U S Department of Commerce, 1923b).
L a mayoría de las estaciones pioneras en México
l a s establecieron, como en los E s t a d o s U n i d o s , agen-
cias de ventas de aparatos de radio, con el propósito de
vender receptores al público. Otros pioneros de la radio
fueron propietarios de periódicos, y a sea por sí mismos
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o en sociedad con agencias de radio. L a motivación ori-
ginal para abrir estaciones comerciales de radio —in-
dependientemente de la novedad del medio— no fue en
un principio el comerciar con el tiempo de publicidad,
sino el publicitar los propios productos de l a e m p r e s a
propietaria de l a radiodifusora. No h a y datos porme-
norizados disponibles sobre l a estructura de propiedad
de las primeras estaciones de radio en México, pero por
la información accesible se puede constatar que la es-
tructura emergente de propiedad y control resultó muy
similar a la de los E s t a d o s Unidos durante ese tiempo:
fabricantes y vendedores de aparatos y empresas edito-
ras poseían la m á s alta proporción de estaciones, segui-
dos por tiendas de departamentos y algunos otros tipos
de empresas (Alisky, 1954a). L a gran diferencia entre
ambos sistemas radiofónicos vendría con la participa-
ción del Estado mexicano en l a radiodifusión.
P a r a 1925, cuando l a G e n e r a l E l e c t r i c estableció
una estación en la ciudad de México, h a b í a ya 13 radio-
difusoras en el país. E l Departamento de Comercio de
los Estados Unidos (1931: 27) reporta que en 1926 se co-
menzaron a exportar a México receptores de radio "en
cantidad..., y el influjo anual de tal equipo h a mostrado
un alza r á p i d a " . Otro informe de la m i s m a fuente indi-
ca que de unos 25 mil receptores en uso en México para
1926, cerca del 90% eran manufacturados en los Estados
Unidos ( U S Department of Commerce, 1927: 20). E l va-
lor de l a s exportaciones de receptores de radio en ese
año, incluyendo accesorios y componentes, fue de 150
mil dólares, 83% del total de exportaciones a México en
el renglón de "aparatos de radio y de comunicación sin
cable", de los cuales l a porción predominante durante
los dos años anteriores h a b í a sido el equipo de transmi-
sión (ibid.). L a oferta de receptores norteamericanos ha-
b í a empezado durante esos a ñ o s anteriores, pero es
obvio por los datos del Departamento de Comercio que
primero se promovió el equipo de producción y transmi-
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sión, para después vender el de recepción en mayor es-
cala. Aunque en el comienzo de la radiodifusión en Mé-
xico el equipo a l e m á n e inglés c o m p e t í a con el norte-
americano, para fines de los años veinte el predomi-
nio estadounidense e r a c a s i total, tanto en equipo de
transmisión como en el de recepción ( U S Department
of Commerce, 1923b: 1927; 1931).
Debido entonces a l a i n f l u e n c i a c u l t u r a l y econó-
m i c a de los E s t a d o s U n i d o s , y en particular a l a ex-
p a n s i ó n de su industria de comunicaciones, se esta-
blecieron los parámetros p a r a el tipo de sistema de ra-
diodifusión que se desarrollaría en México. E l uso de
la radio como un medio para publicitar los productos de
las empresas propietarias de las estaciones se convir-
tió "naturalmente" en l a forma inicial predominante,
de l a m i s m a manera como poco después vendría el uso
del medio para la venta de tiempo de publicidad a quien
lo pudiese pagar. No h a y disponible n i n g u n a documen-
tación sistemática acerca del desarrollo de l a publici-
dad y de las agencias publicitarias en México durante
l a s d é c a d a s del veinte y del t r e i n t a . S i n embargo, se 2
2. L a A s o c i a c i ó n N a c i o n a l de l a P u b l i c i d a d p u b l i c ó en 1971 un e n o r m e
volumen sobre l a historia de la publicidad en México ( V i l l a m i l . comp..
1971V pero h a y en éste m u y e s c a s a i n f o r m a c i ó n sobre estos a ñ o s forma¬
tivos. L o m i s m o ocurre con un estudio hecho para la Asociación Mexi-
c a n a de A g e n c i a s de P u b l i c i d a d sobre el papel de la p u b l i c i d a d en el
desarrollo económico de M é x i c o ( A M A P . 1972). L a H i s t o r i a de l a Publi-
cidad en la C i u d a d de México de S a l v a d o r Novo (1967) no i n c l u y e ese
periodo. H a y referencias a i s l a d a s y anecdóticas en publicaciones de
gente de la industria m i s m a , por ejemplo, el " p r i m e r a n u n c i o acciden-
t a l " en la radio, etc. ( E s q u i v e l Puerto. 1970: V i v a . 1971V pero no conoce-
mos n i n g ú n intento serio de proveer i n f o r m a c i ó n s i s t e m á t i c a sohre el
asunto.
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dado y a al medio el carácter de canal publicitario: ( 2) en
los E s t a d o s Unidos, las necesidades de realización del
aparato de producción en m a s a , y las necesidades par-
ticulares de las emergentes estaciones y cadenas de ra-
dio (concretamente, l a b ú s q u e d a de utilidades en am-
bos casos), llevaron a los directores de l a radiodifusión
estadounidense a comenzar a vender programas y tiem-
po publicitario a anunciantes, tentativamente alrede-
dor de 1923 y y a institucionalmente para 1928 (cfr. Bar-
nouw, 1978:9-41; Spalding, 1979:70-79); (3) los empresa-
rios mexicanos previeron la posibilidad de obtener ga-
n a n c i a s de l a radio, dado (a) el "efecto demostración"
por parte de l a industria norteamericana, (b) l a influen-
cia directa de los exportadores estadounidenses mis-
mos, q u i e n e s n e c e s i t a b a n un s i s t e m a a p r o p i a d o de
mercadeo p a r a l a r e a l i z a c i ó n de s u s m e r c a n c í a s (cfr.
U S Department of Commerce, 1931) y (c) que en 19291a
estación C Y B . posteriormente d e n o m i n a d a X E B . g a n ó
las primeras utilidades por l a venta de publicidad (Arria-
ga, 1980: 224), impulsando así el interés de otros empre-
sarios —como E m i l i o Azcárraga— para invertir en l a
radiodifusión.
L a publicidad mediante l a prensa, hojas volantes y
otros medios impresos, h a funcionado en México desde
el siglo X I X (Novo, 1968) y aun algunas formas de agen-
cias de publicidad existieron desde entonces (ibid.; Ber¬
n a l S a h a g ú n , 1974: 97-99). S i n embargo, no fue s i n o
hasta l a década de los veinte cuando, con la emergen-
cia de anuncios de neón, l a radio y los nuevos periódi-
cos del periodo posrevolucionario, se establecieron en
el país agencias publicitarias siguiendo el modelo exis-
tente en los Estados Unidos: por ejemplo, 25 agencias
especializadas en anuncios de neón surgieron durante
esa década ( O G C S ) . Pero, de hecho, fue h a s t a l a s dos si-
:t
3. C . G . C . S . s i g n i f i c a C o o r d i n a c i ó n G e n e r a l de C o m u n i c a c i ó n Social d é l a
Presidencia de la R e p ú b l i c a . D u r a n t e la a d m i n i s t r a c i ó n do J o s é L ó p e z
13
guientes décadas cuando la radio comercial y el nego-
cio de la publicidad tuvieron un auge real. Revisaremos
esa "época de oro" d é l a radio mexicana después de des-
cribir la participación del Estado en la radiodifusión en
esos años formativos.
El Estado y la radiodifusión
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gunos sectores de la renaciente burguesía m e x i c a n a .
Cabe preguntarse entonces sobre el papel de un Estado
nacionalista, capaz de haber establecido una Constitu-
ción Política como l a de 1917, que tan claramente afir-
ma l a soberanía nacional en muy variados órdenes. Pa-
r a p r i n c i p i a r , recordemos que los dirigentes de la fac-
ción revolucionaria que tomó el poder en los años vein-
te enfrentaban una recesión económica profunda, así
como las demandas de trabajadores y campesinos para
comenzar a recibir los frutos de la revolución por la que
h a b í a n peleado, y una estructura de poder fragmenta-
da y contradictoria en l a que caudillos y caciques regio-
nales c o n t e n d í a n con el centro por el dominio de s u s
parcelas de poder. Finalmente, pero de igual importan-
cia, México se encontraba negociando el reconocimien-
to diplomático por las entonces superpotencias. Ingla-
terra y los Estados Unidos, que tenían grandes inver-
siones en minería y petróleo en el país. E s t a situación
crítica nos sugiere q u e l a a t e n c i ó n i n i c i a l de los presi-
dentes Obregón y Calles no pudo estar enfocada h a c i a
una evaluación adecuada de las potencialidades y usos
alternativos posibles de la radiodifusión, sino m á s bien
en problemas y asuntos políticos y económicos estraté-
gicos y urgentes. Entonces, nuestra hipótesis es que el
Estado, en esta coyuntura, meramente reaccionaba an-
te el flujo mismo de acontecimientos, aunque veremos
que el gobierno se dio cuenta muy pronto de las poten-
cialidades educativas e ideoiógico-políticas de la radio.
Vale la pena notar también que en los Estados Unidos,
donde surgió el patrón de radiodifusión comercial que
luego se adoptaría en México, no existió una predefini-
ción del mismo, como vimos en la sección anterior. E l
Estado mexicano basaría entonces sus políticas y legis-
laciones p r i m e r a s en l a C o n s t i t u c i ó n de 1917 y en l a
"ideología revolucionaria", pero de una manera reac-
tiva y adaptativa, en lugar de incorporar a la radiodifu-
sión a un plan n a c i o n a l predefinido. E s t a hipótesis
15
puede parecer t r i v i a l , pero la consideramos útil p a r a
conceptualizar de manera realista la emergencia de la
radiodifusión como un proceso en el cual el flujo de los
acontecimientos, guiados por la d i n á m i c a económica,
establecieron los p a r á m e t r o s históricos, el campo de
posibilidades que delimitarían a su vez la acción esta-
tal.
T a n t o el E s t a d o como los grupos económicos pri-
vados estaban interesados en el establecimiento y de-
sarrollo de una infraestructura de comunicaciones ade-
cuada (transportes, "radio-telefonía" y "radio-telegra-
f í a " , etc.) p a r a i m p u l s a r l a recuperación e c o n ó m i c a
(Velázquez E s t r a d a , 1981: 83-84). E n consecuencia, en-
contramos que los pioneros de l a experimentación ra-
d i o f ó n i c a fueron i n d i v i d u o s que t r a b a j a b a n y a en l a s
comunicaciones eléctricas, y a fuera para el E s t a d o o de
manera privada. De hecho, l a primera estación radiofó-
nica que transmitió música con alguna periodicidad a
principios de 1923 fue l a J-H de l a Secretaría de Guerra y
M a r i n a , como uno de los experimentos de un técnico
militar llamado José de la Herrán (Alisky, 1954a: 517).
Pero este evento coincidente no hace al E s t a d o el origi-
nador de la radiodifusión mexicana, pues y a hemos vis-
to en la sección previa que l a introducción sostenida y
desarrollo de la radio obedeció a intereses y d i n á m i c a s
económicas concretas.
A principios de 1923, cuando l a r a d i o d i f u s i ó n en
México estaba por convertirse en una realidad, el presi-
dente A l v a r o O b r e g ó n p i d i ó a la L i g a M e x i c a n a C e n -
tral del Radio ( L M C R , u n a confederación de radioaficio-
nados que se constituyó en el antecedente histórico de
la C á m a r a de Radio y Televisión) que elaborara un pro-
yecto de reglamentación para l a radio, que ellos entre-
garon en mayo de ese a ñ o . Claramente, ni Obregón ni
su personal estaban preparados para entenderse con la
novedad del medio. E s t e suceso ilustra también la emer-
gencia de una práctica que después se institucionalizá-
is
ría, por parte del E s t a d o mexicano: l a de establecer
vínculos de "consulta y asesoría" con grupos privados
organizados —lo que a su vez los constituiría en "gru-
pos de presión"— con relación a algunas decisiones po-
líticas importantes (Arrióla, 1977; Purcell, 1975). E l re-
glamento, hecho público en septiembre de 1923, no co-
rrespondía al propuesto por l a L M C R a l pie de l a letra,
pero se basó en éste principalmente en los aspectos téc-
nicos —que eran los predominantes. E l reglamento es-
taba dedicado " a l a s comunicaciones eléctricas" en ge-
neral y, con respecto a la radio, no contenía ninguna de-
finición o directriz sobre las funciones sociales que ha-
bría de cubrir, o sobre qué e r a socialmente deseable
transmitir: "...el gobierno apenas estaba consciente de
las posibilidades de la radiodifusión y normas regula-
doras casi no existían. f...l entonces, casi todas las de-
cisiones i n i c i a l e s con respecto a los contenidos de l a
programación y la operación de las estaciones de radio
fueron hechas por l a s empresas p r i v a d a s " (De Noriega
y L e a c h , 1979: 16).
L a primera prueba de la eficacia del grupo de pre-
sión recientemente formado, l a L M C R . fue su desapro-
bación de algunos puntos del reglamento de 1923, con
respecto a las cuotas que los propietarios de estaciones
de radio h a b r í a n de pagar al gobierno. E n pocas sema-
n a s , tales puntos se modificaron a s a t i s f a c c i ó n de l a
L i g a (Velázquez E . , 1981: 91-93).
M u y pronto después de que l a radio c o m e r c i a l se
inició, el Estado comenzó a establecer sus propias esta-
ciones y a otorgar permisos p a r a operar estaciones a
grupos políticos o r g a n i z a d o s , v i n c u l a d o s o r g á n i c a -
mente al E s t a d o mismo. E l gobierno del estado de C h i -
h u a h u a estableció s u estación en diciembre de 1923,
con transmisiones en español e inglés, con el objetivo
de promover lazos comerciales con los Estados Unidos
y atraer inversiones de ese país (ibid: 97-99). E n 1924, el
candidato oficial a l a Presidencia de l a República, ge-
17
neral Plutarco E l i a s C a l l e s , usó l a estación p r i v a d a
C Y L (de R a ú l Azcárraga y el periódico El Universal) pa-
ra t r a n s m i t i r d i s c u r s o s de su c a m p a ñ a política. E s e
mismo a ñ o , dos de los partidos políticos que apoyaban
a Calles abrieron sus estaciones de radio: el Partido Cí-
vico Progresista en abril y el Partido L i b e r a l Avanzado
en junio (ibid.). Por otro lado, la estación del periódico
E l Mundo, propiedad del renombrado escritor M a r t í n
L u i s G u z m á n , quien apoyaba a la oposición lidereada
por Adolfo de la Huerta, fue cerrada por el gobierno en
ese mismo a ñ o (ibid.). L a s implicaciones y posibles usos
políticos de la radiodifusión comenzaban a clarificarse
para la maquinaria política.
Pero l a estación oficial m á s importante durante
esa década fue la C Z E . de l a Secretaría de Educación Pú-
blica, que se i n a u g u r ó solamente un a ñ o después de las
primeras estaciones comerciales, en noviembre de 1924,
el mismo día en que Calles tomó el poder. L o s principa-
les objetivos de l a C Z E g i r a b a n en torno al apoyo a los
esfuerzos de educación rural iniciados por el secretario
de Educación de Obregón, José Vasconcelos. E s t o s es-
fuerzos los continuó el sucesor de Vasconcelos, Manuel
Puig y C a s a u r a n c , fortaleciendo así el papel que l a ra-
dio educativa cumplió en los comienzos de l a radiodifu-
sión en México. Podemos apreciar, pues, que lás poten-
cialidades educativas e ideológico-políticas de l a radio-
difusión fueron previstas y a ú n actualizadas por los pri-
meros gobiernos revolucionarios (Alisky, 1954a; 1954b;
Velázquez E . , 1981; Fernández C , 1976). Otras estacio-
nes oficiales o de corte político fueron abiertas poco des-
pués por la C R O M en 1924, por la Secretaria de Industria
Comercio y Trabajo en 1927 y por l a Secretaría de Gue-
r r a y M a r i n a , así como por el Partido Socialista en Mé-
rida. L a mayoría de estas estaciones desaparecieron o
p a s a r o n a segundo t é r m i n o con el a d v e n i m i e n t o , en
1930, de la estación del recientemente fundado Partido
18
Nacional Revolucionario (PNR), que llevaba l a s siglas
XEFO.
19
de esta ley fue que prohibía l a t r a n s m i s i ó n de cualquier
tipo de contenidos de carácter político o religioso. S i
bien mediante l a nueva ley el E s t a d o fortalecía su con-
trol formal directo sobre l a radiodifusión, paralelamen-
te dejaba abierta l a posibilidad de u n desarrollo comer-
cial del medio, reglamentando, por ejemplo, sólo aspec-
tos secundarios de l a publicidad (como l a duración m á -
x i m a de un anuncio, etc.).
C o n respecto a l a restricción sobre l a nacionalidad
de quienes recibieran permisos para abrir y operar es-
taciones radiofónicas, el artículo 25 de l a ley menciona-
da establecía que tales permisos se otorgarían a ciuda-
danos mexicanos o a sociedades constituidas conforme
a las leyes mexicanas (Velázquez E . , 1981: 94-95). E s t a
a m b i g ü e d a d p e r m i t i r í a posteriormente —entre otras
cosas— el establecimiento y l a expansión de l a s redes
subsidiarias en México de l a N B C y l a C B S . U n observa-
dor estadounidense escribió en 1931:
A pesar de estas estipulaciones de l a ley m e x i c a n a , parece que
muchos americanos h a n recibido permisos y concesiones. O
la ley no se h a cumplido, o se le h a evadido median te el recurso
a prestanombres \dummy applicants] y l a formación de com-
p a ñ í a s m e x i c a n a s (Scharfeld. 1931: 200).
20
P a s c u a l Ortiz Rubio i n a u g u r ó l a estación XEFOdel par-
tido, del c u a l L á z a r o C á r d e n a s e r a y a presidente. N o
obstante l a prohibición existente sobre el uso de l a ra-
diodifusión para propósitos políticos, los objetivos de l a
n u e v a estación e r a n difundir l a doctrina del partido,
informar constantemente acerca de sus logros, comuni-
car los proyectos y esfuerzos del gobierno, y sensibili-
zar a las m a s a s proletarias a l arte y l a literatura (Fer-
n á n d e z C , 1976:240). A ú n m á s , en 1935, cuando el nue-
vo medio electrónico de l a televisión se estaba dando a
conocer en otras latitudes, el partido a n u n c i ó p l a n e s
p a r a establecer s u propia estación, aunque n u n c a los
llevó a cabo ( C I R T , s/f: 17). L a X E F O fue el principal me-
dio de difusión y propaganda durante l a c a m p a ñ a de Lá-
zaro Cárdenas p a r a l a Presidencia de l a República.
Durante los años treinta l a estación del partido ofi-
cial, así como l a de l a Secretaría de Educación, consti-
tuyeron los baluartes de l a radiodifusión estatal, espe-
cialmente bajo l a Presidencia de C á r d e n a s . E n 1931 se
promulgó una ulterior elaboración de la L e y de Comu-
n i c a c i o n e s Eléctricas de 1926, l a que p r i n c i p a l m e n t e
actualizaba en lo técnico a ésta y cambiaba su nombre
por el de L e y de Vías Generales de Comunicación ( C I R T .
s/f: 15). Lázaro Cárdenas a ñ a d i ó en 1936un reglamen-
to ulterior, que consistió en una mera clasificación de
estaciones de radio con algunas precisiones técnicas y
administrativas. D a d a s l a ideología, retórica y políti-
cas nacionalistas del régimen de Cárdenas, una estipu-
lación importante se a ñ a d i ó al reglamento de 1936: ca-
da programa radiofónico debía contener por lo menos
un 25% de música típica mexicana (Barbour, 1940:96).
E s t e puede haber sido uno de los factores que explica el
hecho de que durante los años treinta y cuarenta la mú-
sica mexicana predominó en las transmisiones radio-
fónicas comerciales. L a L e y de Vías Generales de Co-
m u n i c a c i ó n de 1940, que p e r m a n e c i ó en vigor b a s t a
21
1960, no introdujo n i n g ú n cambio substancial a l a s re-
glamentaciones previas (Emery, 1969: 17-19).
Corroboramos entonces, a través de las primeras
acciones legislativas del E s t a d o mexicano h a c i a la ra-
diodifusión, que la reglamentación de sus contenidos y
de sus usos sociales fue casi inexistente, a pesar de que
los conductores del E s t a d o tuvieron un cierto grado de
conciencia — y una incipiente práctica— sobre l a s utili-
zaciones potenciales del medio en materia educativa e
ideológico-política. L a radio n u n c a se d e f i n i ó oficial-
mente en términos de a l g ú n compromiso social o educa-
tivo. L o s radiodifusores privados quedaron libres p a r a
i m p l e m e n t a r y d e s a r r o l l a r s u a d a p t a c i ó n del modelo
norteamericano de radiodifusión.
E l Estado t a m b i é n tuvo un papel en l a expansión
de aparatos receptores de radio entre la población. E s
notorio que, a d e m á s de los esfuerzos promocionales de
los fabricantes y vendedores de radios, los principales
distribuidores de receptores durante l a primera década
de la radio fueron el gobierno y las cervecerías:
22
La Administración cardenista y la radiodifusión
V i s t o en su m o v i m i e n t o h i s t ó r i c o , el gobierno de C á r d e n a s
m u e s t r a a un E s t a d o que o r g a n i z a , a r t i c u l a y d i n a m i z a l a s
relaciones de producción, l a s fuerzas productivas y la acumu-
lación pública y privada de capital. Bajo ese gobierno, la for-
m a c i ó n s o c i a l c a p i t a l i s t a del p a í s m a d u r a sus r e l a c i o n e s y
estructuras básicas (Ianni. 1977: 27: cfr. C ó r d o v a . 1977: Me-
d i n a . 1977: Contreras. 1977).
23
oficiales de radio y de emisiones estatales en general, al
lado de u n a e x p a n s i ó n igualmente s i n precedente de
estaciones privadas, bajo el dominio de un p u ñ a d o de
redes radiofónicas. L a s estaciones privadas superaron
considerablemente en n ú m e r o a las estatales, lo que se
explica porque la radio privada estaba menos centrali-
zada que la e s t a t a l y en c o n s e c u e n c i a l a s i n v e r s i o n e s
necesarias estaban m á s dispersas. De cualquier mane-
r a , veremos que ésta inversión privada estaba relativa-
mente centralizada en manos de unos pocos empresa-
rios aliados con empresas extranjeras.
Según un historiador de l a radiodifusión mexica-
n a , durante los a ñ o s treinta llegaron a f u n c i o n a r en
México h a s t a 14 estaciones gubernamentales (de onda
l a r g a y de onda corta), " d e d i c a d a s a i n t e n s i f i c a r los
aspectos nacionalistas de l a Revolución":
E n 1938. la operación gubernamental de estaciones a l c a n z ó
su p u n t o m á s a l t o . E l D e p a r t a m e n t o A u t ó n o m o de P r e n s a y
Publicidad, r a m a del Ejecutivo F e d e r a l , operaba l a XEDPy su
contraparte de onda corta XEXA: la Secretaria de Relaciones
Exteriores. XECR: el Departamento de S a l u d P ú b l i c a , XEXS: el
partido político del propio gobierno. Partido de l a Revolución
M e x i c a n a . X E F O y su repetidora de onda corta XEUZ: el gobier-
no del E s t a d o de V e r a c r u z , XEXR y XEXD: l a a l c a l d í a de Monte-
rrey. XEXP: la presidencia municipal de S a n L u i s Potosí. XEXE:
y l a Secretaría de E d u c a c i ó n XEXM y s u repetidora de o n d a
corta XER ( A l i s k y . 1954a: 523).
24
to antes que el E s t a d o distribuía aparatos receptores de
radio entre la población, muchos de ellos dentro del pro-
g r a m a educativo. A l final del régimen de Cárdenas, los
esfuerzos educativos radiofónicos comenzaron a men-
guar, h a s t a s u c a s i d e s a p a r i c i ó n d u r a n t e la a d m i n i s -
tración de Miguel A l e m á n , quien entregó incluso la es-
tación del partido, X E F O . a manos privadas (De Norie¬
ga y L e a c h , 1979: 18; A l i s k y , 1954a: 522).
Pese a l a retórica colectivista y populista de Cárde-
n a s , y a u n a p a r t i c i p a c i ó n e s t a t a l m a y o r en l a econo-
m í a , existió una tendencia paralela h a c i a el fortaleci-
miento de la clase capitalista, lo que t a m b i é n se reflejó
en l a industria de l a radiodifusión. E n primer lugar, el
mismo E s t a d o propició que se integrara y cohesionara
el sector privado m e d i a n t e l a L e y de C á m a r a s de Co-
mercio e Industria, promulgada por C á r d e n a s en 1936,
la cual requería que comerciantes e industriales de to-
das l a s r a m a s c o n s t i t u y e r a n s u s r e s p e c t i v a s agrupa-
ciones. Por otro lado, el gobierno cardenista otorgó de
hecho paquetes de incentivos a los capitalistas nacio-
nales, para motivarlos a "modernizar" l a s fuerzas pro-
d u c t i v a s y l a s r e l a c i o n e s de p r o d u c c i ó n ( H a m i l t o n ,
1982; I a n n i , 1977). L a promulgación de l a L e y de C á m a -
r a s llevó a l a f u n d a c i ó n en 1937 de l a A s o c i a c i ó n Me-
x i c a n a de E s t a c i o n e s Radiodifusoras Comerciales
( A M E R O ) , que en 1942 se convirtió en l a C á m a r a Nacio-
nal de la Radiodifusión ( C I R T . s/f: 22: Cremoux. 1974:
12-14). H a sido relativamente fácil mostrar que existió
en el período cardenista un espacio no despreciable pa-
ra l a acumulación de capital:
... fue t a m b i é n en este periodo cuando emergieron magnates
como E m i l i o A z c á r r a g a en comunicaciones y en la industria.
R ó m u l o O ' F a r r i l l y G a s t ó n A z c á r r a g a en la industria de en-
samblaje de automóviles fy quienes después e n t r a r í a n al ne-
gocio de l a c o m u n i c a c i ó n l . H a r r y Steele y A n t o n i o R u i z Ga-
lindo en la m a n u f a c t u r a de equipo de oficina, y E l o y V a l l i n a
en el sistema financiero industrial del B a n c o C o m e r c i a l Me-
xicano (Contreras. 1977: 23).
25
V a r i o s grupos f i n a n c i e r o s e i n d u s t r i a l e s p l a n t a -
ron por ese tiempo l a s s e m i l l a s p a r a s u futura expan-
sión, habiendo participado algunos de sus directivos en
los consejos de a d m i n i s t r a c i ó n de l a s emergentes insti-
tuciones financieras del Estado, como N a c i o n a l F i n a n -
c i e r a y el B a n c o de M é x i c o ( H a m i l t o n , 1982: 287-306).
G r u p o s económicos que posteriormente p a r t i c i p a r o n
en la propiedad y el control de los medios electrónicos
florecieron en Monterrey y P u e b l a . E l G r u p o Monte-
r r e y , de l a f a m i l i a G a r z a S a d a , c o m e n z ó de h e c h o a
construir su imperio desde el porfiriato y hoy día es uno
de los grupos económicos p r i v a d o s m á s poderosos de
México. E l Grupo P u e b l a h a estado menos integrado
institucionalmente que el anterior, pero es t a m b i é n eco-
n ó m i c a y p o l í t i c a m e n t e importante. D u r a n t e m u c h o
tiempo, l a c a b e z a de este grupo fue el e x c ó n s u l norte-
americano, William O. J e n k i n s , quien comenzó a acu-
mular su fortuna en 1920, con l a mitad del rescate de su
propio secuestro (Time, dic. 26, 1960: 25). E s t a fortuna
se expandió mediante préstamos a hacendados en ban-
carrota, empobrecidos por l a Revolución, a quienes for-
zó a entregarle sus tierras (Ronfeldt, 1973:8-25). Con el
apoyo financiero de J e n k i n s , v a r i a s grandes fortunas
surgieron en Puebla, como l a de sus exempleados Ma-
nuel E s p i n o z a Iglesias en l a b a n c a y l a de Gabriel Alar-
cón C h a r g o y en cines, periódicos y a h o r a en televisión,
así como l a de R ó m u l o O ' F a r r i l l en a u t o m ó v i l e s , pe-
riódicos, radio y televisión (ibid. \ Hamilton, 1982; Fer-
n á n d e z C , 1976; 1979). L a familia A v i l a C a m a c h o (dos
gobernadores de Puebla y un presidente de l a Repúbli-
ca) también formaba parte del Grupo Puebla.
Entonces, al lado de las reformas estructurales de
l a era de Cárdenas, hubo un movimiento de creación y
reforzamiento de u n a clase empresarial que, asociada
con capital foráneo, desarrollaría los sectores moder-
nos de l a economía en r a m a s como "radio, electrónica,
cinematografía, ensamblaje de automóviles y equipo
26
de o f i c i n a " (Ianni, 1977: 73). L a s burguesías comercial,
industrial y financiera comprendieron gradualmente
que el E s t a d o c a r d e n i s t a solamente r e f o r m u l a b a l a s
r e g l a s del juego, s i n destruir l a propiedad p r i v a d a ni
las posibilidades p a r a la acumulación de capital (ibid.;
Hamilton, 1982: 142-183).
C o n l a s políticas de "unidad n a c i o n a l " de l a s dos
siguientes administraciones, p a r a las que paradójica-
mente prepararon el terreno l a retórica de " l u c h a de
c l a s e s " y l a s políticas populistas de C á r d e n a s , l a par-
ticipación estatal en l a radiodifusión fue virtualmente
eliminada. No sería sino h a s t a l a s décadas del sesenta
y del setenta cuando el E s t a d o estaría " e n b u s c a del
tiempo perdido", intentando participar nuevamente de
l l e n o en los m e d i o s e l e c t r ó n i c o s ( G r a n a d o s C h a p a ,
1976). L a intervención estatal en l a economía se man-
tuvo, aun cuando el énfasis c a m b i ó h a c i a el estableci-
miento de l a s condiciones de l a a c u m u l a c i ó n p r i v a d a
m e d i a n t e el proceso de i n d u s t r i a l i z a c i ó n por sustitu-
ción de importaciones. A h o r a l a prioridad no sería l a
redistribución, sino l a creación de riqueza, concentra-
da en pocas m a n o s , p a r a ser r e d i s t r i b u i d a después.
A ú n no se sabe c u á n d o será ese después.
Habiendo analizado someramente l a participa-
ción inicial del E s t a d o en la radiodifusión, veamos aho-
ra algunas dimensiones de l a proliferación de l a radio-
difusión privada durante los años 30 y 40, que preparó
las coordenadas histórico-estructurales p a r a el sistema
actual de radio y televisión en México.
27
délo comercial de la radiodifusión en México, desde l a
inauguración de la X E W el 18 de septiembre de 1930.
E m i l i o A z c á r r a g a n a c i ó en 1895 en el puerto de
Tampico. hijo de un funcionario de la aduana. Recibió
educación u n i v e r s i t a r i a en St. E d w a r d ' s C o l l e g e d e
A u s t i n , T e x a s , i n s t i t u c i ó n en l a que estudió el funda-
dor " o f i c i a l " de la r a d i o m e x i c a n a , Constantino de Tár-
n a v a (Televisión Age. julio 1.1960:24). E s t u d i a r en los
E s t a d o s Unidos era un privilegio de que gozaban muy
pocos de l a o l i g a r q u í a p o r f i r i a n a y post-porfiriana y
algunos de las clases medias altas. E r a , sin embargo,
una costumbre extendida entre las clases privilegiadas
de los estados norteños de México, dada l a proximidad
e influencias culturales norteamericanas.
Hombre de negocios ambicioso e inteligente, A z -
cárraga comenzó su carrera vendiendo zapatos en Ve¬
racruz. Antes de l a primera Guerra Mundial, Azcárra-
ga fue a Chicago, considerada entonces l a capital zapa-
tera del mundo, a estudiar l a s técnicas de manufactura
y distribución en boga:
E r a n los p r i n c i p i o s de l a e r a de l a e l e c t r ó n i c a , y don E m i l i o
comenzó a sentir que h a b í a un m a y o r futuro en l a electrónica
que en los zapatos. E n 1922. regresó a México con l a concesión
e x c l u s i v a de distribución de la M á q u i n a P a r l a n t e V i c t o r f Víc-
tor T a l k i n g M a c h i n e l (Televisión Age. julio 1, 1960: 24).
28
I
pos económicos t r a d i c i o n a l e s del norte del p a í s ( F e r -
n á n d e z C , 1976: 241-242). S i n embargo, durante la se-
gunda mitad de la década de 1920 A z c á r r a g a permane-
ció como empleado de la R C A , siendo gerente de la Mexi-
co Music Co. S.A., principal distribuidora en México de
los productos de esta corporación transnacional.
E n 1930 el gobierno mexicano c a m b i ó su política
de otorgar solamente permisos anuales p a r a l a opera-
ción de estaciones radiofónicas, y u n a de l a s primeras
concesiones de largo plazo fue otorgada a E m i l i o Azcá-
rraga (Fernández, 1963: 33). E l 18 de septiembre de ese
a ñ o , X E W . " L a V o z de l a A m é r i c a L a t i n a desde M é x i -
co", fue inaugurada por el Secretario de Educación Pú-
blica, A a r ó n Sáenz. E n la primera versión del progra-
m a de i n a u g u r a c i ó n se p o d í a leer: " X E W , L a V o z de l a
América L a t i n a desde México, Estación Radiodifusora
de T h e Mexico M u s i c C o . , S. A . L a ú l t i m a parte se
cambió en la versión final a: "Estación Radiodifusora de
C a d e n a Radio-Difusora Mexicana, S . A . " (Mejía Colé,
1971: 159). Pero no h a y duda de la participación subs-
tancial de l a R C A en l a X E W . De acuerdo a l a investiga-
ción de F á t i m a Fernández Christlieb (1976: 244), cons-
ta en el Registro Público de l a Propiedad de l a C i u d a d
de México que el 87.5% de l a s acciones de l a estación
(3,500 de un total de 4,000) pertenecían a T h e Mexico
Music Co., es decir, a Radio Corporation of A m e r i c a . E s
claro entonces que lo que posteriormente se desarrolla-
ría como el m á s grande imperio de medios de difusión
en el mundo de habla h i s p a n a , comenzó como una aven-
tura de inversión extranjera de una importante transa-
cional de los E s t a d o s Unidos, a l i a d a con un empresario
n a c i o n a l . L a X E W fue a f i l i a d a i n m e d i a t a m e n t e a l a
N a t i o n a l B r o a d c a s t i n g Corporation ( N B C ) , d i v i s i ó n
radio de la R C A :
E l s i g u i e n t e p a s o fue l a creación de c a d e n a s de e s t a c i o n e s .
A z c á r r a g a y l a NBC comenzaron a afiliar otras estaciones del
29
4
i n t e r i o r a su t r a n s m i s o r a XEW. P a r a 1938 l a N B C t e n í a y a 14
afiliadas. XEQ. i n a u g u r a d a ese mismo a ñ o fpor A z c á r r a g a ] y
a ñ l i a d a a Columbia B r o a d c a s t i n g S y s t e m (CBS), se e x p a n d i ó
a 17 estaciones en 1945 (De Noriega y L e a c h , 1979: 17).
30
cho de que, el primero de julio de 1941, el presidente A v i -
la C a m a c h o declaró l a guerra contra los poderes del E j e
a través de los micrófonos de l a estación ( C I R T . s/f: 21).
Inciden talmente, l a a l i a n z a de México con los E s t a d o s
Unidos en l a Segunda Guerra Mundial es considerada
por algunos a n a l i s t a s como el punto definitivo de cam-
bio explícito de las políticas independientes y naciona-
listas de Cárdenas a un nuevo periodo de acercamiento
y mayor dependencia que hoy continúa (Meyer, 1980:
22).
E n 1941, E m i l i o A z c á r r a g a f u n d ó R a d i o P r o g r a -
m a s de México ( R P M ) , o r g a n i z a c i ó n que consistía en
dos redes de estaciones radiofónicas: l a " C a d e n a A z u l " ,
encabezada por l a X E Q y que formaba parte de l a " R e d
de las A m é r i c a s " de l a C B S , y l a " C a d e n a Tricolor", par-
te de l a " R e d p a n a m e r i c a n a " de l a N B C encabezada
por l a X E W . R P M estableció también vínculos con 42 es-
taciones de C e n t r o y S u d a m é r i c a (Mejía Colé, 1971:
164). P a r a el a ñ o siguiente, R P M tenía y a 60 estaciones
afiliadas a sus dos cadenas, cerca de la mitad de todas
las que h a b í a en el país (Enciclopedia de México, 1977:
45). P a r a 1947, el n ú m e r o de estaciones afiliadas a l a s
dos redes era de 84. De las redes de estaciones radiofó-
nicas afiliadas a C B S y N B C . las de Azcárraga contaban
con l a mayor cantidad de afiliadas, en especial la Cade-
na Tricolor de la X E W , que daba cuenta del 33% de esta-
ciones de l a C a d e n a P a n a m e r i c a n a de l a N B C (Radio
Annual, 1947: 952-957). E n 1945 h a b í a en el país, ade-
m á s de l a s cadenas de R P M , l a cadena Radio Mil, vincu-
lada a l M u t u a l B r o a d c a s t i n g S y s t e m de los E s t a d o s
Unidos; la red de X E B , de capital francés, llegó a tener
20 estaciones afiliadas, pero para 1945 solamente tenía
siete; l a B r i t i s h B r o a d c a s t i n g Corporation ( B B C ) pro-
veía de transcripciones de programas y noticieros a 23
estaciones (Mejía Colé, 1971:164). S i n embargo, no h a y
duda de que las voces m á s influyentes de l a radiodifu-
sión m e x i c a n a eran las escuchadas por las estaciones
31
controladas por E m i l i o A z c á r r a g a (Barbour, 1940: 98¬
99).
Cuando la C á m a r a Nacional de l a Radiodifusión
se f u n d ó en 1941, E m i l i o A z c á r r a g a fue elegido su pri-
mer presidente. L a n u e v a C á m a r a eligió como presi-
dente honorario al general Maximino A v i l a C a m a c h o ,
secretario de Comunicaciones y Obras Públicas y her-
m a n o del entonces Presidente de l a R e p ú b l i c a ( C I R T .
s/f: 20). L a influencia y control que directa e indirecta-
mente ejerció E m i l i o A z c á r r a g a sobre l a C á m a r a , l a
constituyeron en un poderoso instrumento de presión
para sus intereses particulares, a s i como p a r a los de l a
i n d u s t r i a m i s m a de l a r a d i o d i f u s i ó n (Cremoux, 1974:
12-15).
Dos aspectos de l a actuación de E m i l i o Azcárraga
como empresario deben ser destacados. E n primer lu-
gar, el hecho de que l a X E W h a y a incrementado s u po-
tencia de 5 000 a 200 000 watts en un periodo relativa-
mente corto m u e s t r a que A z c á r r a g a s a b í a muy bien
cómo influir en l a función del E s t a d o como asignador
de recursos. E s probable que esto h a y a sucedido a tra-
vés de contactos informales con funcionarios guberna-
mentales. E s importante tener esta práctica en cuenta,
p a r a comprender u n a de l a s formas en que el E s t a d o
m e x i c a n o h a apoyado h a s t a el presente el desarrollo
del imperio de comunicación de tendencia monopolis-
ta, construido alrededor de las estaciones de radio y te-
levisión de A z c á r r a g a y sus asociados nacionales y fo-
ráneos. E l segundo aspecto se refiere a l a "diversifica-
c i ó n " de su asociación con el capital extranjero, es de-
cir, con dos corporaciones ( N B C y C B S ) que en su propio
p a í s c o m p e t í a n —como lo c o n t i n ú a n haciendo hoy—
por el dólar publicitario estadounidense. E s t o muestra
la aguda previsión del empresario mexicano: l a organi-
zación como un todo, n u n c a fue controlada por un solo
socio extranjero y, eventualmente, todo parece indicar
que Azcárraga g a n ó el control total. Pero en otro nivel
32
de generalidad, el hecho comentado, ilustra t a m b i é n
que el patrón de desarrollo dependiente y subordinado
no n e c e s i t a ser u n i d i m e n s i o n a l o m e c á n i c a m e n t e de-
terminista como en el resto de l a economía, tal patrón
es actualizado por l a asociación desigual y cambiante
del capital nacional y transnacional con el E s t a d o .
Pronto E m i l i o A z c á r r a g a diversificó sus intereses
y, en 1945, en sociedad con RKO Pictures, construyó los
estudios cinematográficos Churubusco y abrió v a r i a s
s a l a s de cine en l a ciudad de México. Después invirtió
en televisión y medios impresos, en hoteles en Acapul-
co y l a ciudad de México, en u n a planta de ensamblaje
de automóviles y en estaciones de televisión en los E s -
tados Unidos (Televisión Age, op. cit: 24-57). Azcárraga
fue, pues, uno de los varios empresarios mexicanos que
sacaron provecho de l a s favorables condiciones para la
a c u m u l a c i ó n p r i v a d a de c a p i t a l que e s t a b a n siendo
g r a d u a l m e n t e establecidas por el E s t a d o m e x i c a n o
desde C á r d e n a s . Por su a s o c i a c i ó n con el c a p i t a l ex-
tranjero, l a s inversiones de Azcárraga fueron parte del
proceso de internacionalización de la economía mexi-
c a n a que h a ocurrido desde entonces. Habiendo hecho
negocios en un cierto momento de los a ñ o s c u a r e n t a
con un centenar de estaciones de radio, Azcárraga co-
menzó a retirar sus inversiones de la radio para el final
de l a d é c a d a , p r e p a r á n d o s e p a r a el a d v e n i m i e n t o en
México de l a televisión (ibid. \ D e N o r i e g a y L e a c h , 1979:
17).
33
género popular. Paradójicamente, en esos tiempos de
oro para la música popular mexicana, sus principales
promotores eran empresas con fuerte capital transna-
cional, como hemos visto y a ; por otro lado, en la medida
en que el patrón de desarrollo dependiente estaba en pro ;
34
e s t r i b a en l a i n v a s i ó n de c h á c h a r a s , i d e a s y c o s t u m b r e s (p.
270).
Hoy estamos exportando p a l a b r a s , h á b i t o s , métodos, técni-
c a s , y nuestro tipo p e c u l i a r de bienes modernos a l a s á r e a s
u r b a n a s de México íp. 262).
CUADRO 1
P u b l i c i d a d D e s p l e g a d a — D i c i e m b r e . 1930
(Pulgadas y Porcentajes)
Productos Productos Productos
Norteamericanos Mexicanos Europeos Total
2.509 1.056 631 4.19r>
(60%) (25%) (15%) (100%)
Fuente: S t u a r t Chase. (1931: 263).
35
E l desarrollo de l a s fuerzas productivas en los E s -
tados Unidos durante los a ñ o s veinte y treinta, que re-
sultó en a v a n c e s técnicos p a r a l a producción en m a s a ,
estaba creando problemas de realización en ese pais, de
tal manera que h a b í a que buscar y abrir mercados ma-
s i v o s tanto i n t e r n a m e n t e como en el exterior ( E w e n ,
1976). L a publicidad radiofónica comenzó entonces su
papel de contribuir a l a producción del consumo en Mé-
xico como un vehículo de realización p a r a el circuito del
capital manufacturero estadounidense. U n indicador
indirecto de esto se muestra en l a gráfica 1, con l a evo-
lución del comercio entre los E s t a d o s U n i d o s y México
durante aquellos años. Exceptuando 1938, cuando tuvo
lugar l a expropiación petrolera y 1942, debido a l a Se-
GRAFICA 1
C O M E R C I O MEXICO-E.U. 1931-1945
4001
r
c 300- - IMPORT. MEX.
1
0 1 IH 1
31 33 45
F U E N T E : U S B U R E A U O F T H E CENSUS(19751 H i S T O R r C A I . S T A T I S -
T I C S O F T H E U N I T E D S T A T E S - C O L O N I A L T I M E S T O 1970.
36
gunda Guerra Mundial, l a gráfica muestra que durante
las décadas de los treinta y cuarenta, México fue de he-
cho un excelente mercado p a r a las exportaciones norte-
americanas (el segundo mercado latinoamericano, des-
pués de Cuba), como t a m b i é n lo atestiguan diversos re-
portes del Departamento de Comercio de los E s t a d o s
Unidos (1930; 1938; 1944).
D e b i d o a l a g r a n d e p r e s i ó n de p r i n c i p i o s de los
años treinta, a l a nacionalización del petróleo mexica-
no y a l a Segunda Guerra Mundial, l a presencia trans-
nacional en l a publicidad debe haber fluctuado,'como
en los otros sectores de l a economía m e x i c a n a . Pero co-
mo en l a mayor parte de l a ú l t i m a , l a presencia estado-
unidense permaneció en el país y gradualmente se ex-
pandió. E n 1941 se estableció en l a ciudad de México y
en Monterrey l a p r i m e r a a g e n c i a n o r t e a m e r i c a n a de
publicidad, G r a n t A d v e r t i s i n g . E s t a fue seguida por
D ' A r c y en 1942, Walter Thompson en 1943 y M c C a n n
E r i c k s o n en 1947 (Coen A n i t ú a , 1971: 235-254). L a s
agencias estadounidenses estaban en México para que-
darse y p a r a dominar el mercado (Sánchez Ruiz, 1981;
1983). E n 1940, Selecciones del Reader's Digest comen-
zó a circular en su formato mexicano y en 1947 l a agen-
cia de investigación de mercados m á s antigua y aun l a
m á s importante, I n t e r n a t i o n a l R e s e a r c h A s s o c i a t e s
( I N R A ) , estableció su sucursal m e x i c a n a (Coen, 1971:
327).
Todas estas fuentes de influencia económica e ideo-
lógico-cultural eran de hecho una parte del proceso ge-
neral de " m o d e r n i z a c i ó n " y de a c u m u l a c i ó n depen-
diente y subordinada de capital que t o m ó auge después
de l a a d m i n i s t r a c i ó n c a r d e n i s t a y que c o n t i n ú a en el
presente. E s t a m o d e r n i z a c i ó n fue a c o m p a ñ a d a de l a
expansión de l a industria de l a radiodifusión. De 1932 a
1942, por ejemplo, el número de estaciones radiodifuso-
ras creció a una t a s a anual promedio de 13%. E n el cua-
dro 2 mostramos este crecimiento de los años 20 a 1950:
37
CUADRO 2
1923 6 4 2
1925 13 11 2
1930 19 17 2
1935 ' 73 65 8
1940 124 113 11
1945 170 162 8
1950 206 198 8
38
comercial y de l a publicidad para l a realización del va-
lor de las mercancías en el mercado, deberíamos a ñ a d i r
que durante el r é g i m e n de L á z a r o C á r d e n a s ocurrió
una relativa a m p l i a c i ó n del mercado interno: las polí-
t i c a s m o n e t a r i a s de l a a d m i n i s t r a c i ó n de C á r d e n a s ,
a c o m p a ñ a d a s por l a d i s t r i b u c i ó n m a s i v a de t i e r r a s y
las políticas populistas h a c i a el factor trabajo, produ-
jeron una relativa redistribución del ingreso (aunque
solamente, en realidad, en beneficio de l a s " m a s a s or-
ganizadas") y l a demanda agregada fue afectada posi-
tivamente (Urquidi, 1971: 236; Cordera, 1979: 107; Me¬
yer, 1977b; Medina, 1977: 84-86). Junto con el crédito al
consumo y algunos subsidios gubernamentales al mis-
mo, los medios publicitarios jugaron entonces un pa-
pel en l a "producción del consumo" que requiere el pro-
ceso de acumulación capitalista. L a industrialización
por substitución de importaciones en su etapa " f á c i l " ,
que tomó vigor durante los años de l a Segunda Guerra
Mundial, culminaría (y comenzaría a mostrar signos
de agotamiento) durante el régimen de Miguel A l e m á n ,
altamente influida por un creciente flujo de inversión
extranjera directa e indirecta (Aguilera Gómez, 1975;
Green, 1980). L a capacidad productiva de la formación
social mexicana se incrementaba, y l a s necesidades de
realización del circuito del capital determinarían que la
publicidad, y en consecuencia los medios masivos co-
merciales, fueran factores constitutivos relativamen-
te importantes del proceso global de desarrollo económi-
co. Pero t a m b i é n se mostrarían estos medios como una
expresión de l a contradicción entre la creciente capaci-
dad de producir y la decreciente capacidad relativa de
consumir de la formación social mexicana.
Hemos visto, pues, que la radiodifusión comercial,
al igual que los otros medios modernos de difusión ma-
siva, ha sido un importante elemento constitutivo del
proceso de desarrollo capitalista, dependiente y contra-
dictorio de México, mediante sus funciones económicas
39
e ideológico-culturales. L a f u n c i ó n e c o n ó m i c a global
m á s importante de los medios comerciales de difusión
es la de contribuir, por medio de la publicidad, a l a ace-
leración del circuito del c a p i t a l en la fase de r e a l i z a -
ción del valor, en particular para el caso de ciertos bie-
nes de consumo final y algunos de consumo duradero.
Por otro lado, aun c u a n d o no se produzcan v e n t a s i n -
mediatas, a través de l a repetición de los mismos anun-
cios y del resto de la programación, los medios generan
y reproducen un "entorno cultural", parte del cual es l a
l l a m a d a cultura del consumo, propicia p a r a la repro-
ducción del modo de producción capitalista (que es un
modo decirculación y consumo también). Sin embargo,
hemos visto que esta función de producción del consu-
mo y del consumismo es inherentemente contradicto-
r i a en formaciones sociales capitalistas tardías como
la mexicana. E n el caso del nacimiento y consolidación
de la radiodifusión en México, hemos visto que el medio
h a cumplido tales funciones contradictorias dentro del
proceso m á s amplio de "modernización", que h a equi-
valido a la articulación económica, política y cultural
del p a í s al s i s t e m a c a p i t a l i s t a m u n d i a l , en el c u a l los
E s t a d o s Unidos venían a ocupar una posición hegemó-
n-ica. L a función ideológico-cultural de los medios, por
otro lado, no se agota en la creación y reproducción de
una cultura del consumo. Otra dimensión importante
del "entorno c u l t u r a l " que contribuyen los medios a
producir i n c l u y e l a f o r m a c i ó n , i m p o s i c i ó n y reforza¬
mento de una "cultura política". E s t a ú l t i m a constitu-
ye a los medios en "puntas de l a n z a " hegemónicas en el
capitalismo contemporáneo (Esteinou, 1983), al ser un
importante elemento reproductivo de l a s e s t r u c t u r a s
existentes de explotación y dominación (Sánchez Ruiz,
1982).
Dos grandes contradicciones caracterizan al desa-
rrollo y funcionamiento de los modernos medios de di-
fusión en el capitalismo contemporáneo, que hemos po-
40
dido observar con respecto al nacimiento y expansión
de l a radio comercial mexicana. Por una parte, la con-
tradicción entre el carácter y consecuencias creciente-
mente sociales de los medios, y su control por parte de
unos pocos individuos, grupos y clases. Por otra parte,
el f u n c i o n a m i e n t o publicitario de los medios es con-
tradictorio cuando éstos trabajan p a r a l a producción
del consumo en u n a f o r m a c i ó n s o c i a l en la que l a dis-
tribución desigual de recursos, riqueza y poder, limita
el consumo de l a gran mayoría de la población. L a rela-
ción del Estado con l a radiodifusión es entonces vista
como un reflejo de l a s c o n t r a d i c c i o n e s m e n c i o n a d a s .
L a c o n t r a d i c c i ó n entre el carácter s o c i a l y el control
privado de la radio es un correlato de l a contradicción
principal inherente a un E s t a d o , como el mexicano, que
discursiva y formalmente subordina la propiedad pri-
v a d a al interés público (artículo 27 de l a Constitución),
pero que históricamente implementa un proyecto de de-
sarrollo basado en l a propiedad privada y el interés pri-
vado. E s t a contradicción es inherente a un sistema de
gobierno y d o m i n a c i ó n que, después del triunfo de l a
Revolución, se dio a sí mismo l a tarea de " c o n c i l i a r " e
"integrar" en su proyecto nacional los intereses no sólo
de u n a clase social —como fue el caso explícito del Porfi-
r i a t o — , sino los de todo el e n t r a m a d o s o c i a l . S i n em-
bargo, el modelo de desarrollo histórico real h a benefi-
ciado solamente a un pequeño n ú m e r o de grupos y frac-
ciones de clase (Hamilton, 1982: González C a s a n o v a ,
1981).
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