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SAL DE LA TIERRA
Jesús dijo:
a. Da sabor a la comida.
La sal ayuda a resaltar el sabor de los alimentos. Sin sal, la comida es insípida.
Pablo hizo una analogía entre la sal y una buena actitud de los creyentes (Prov.
26:4-5; 1 Ped. 3:15).
(Colosenses 4:6) Que vuestra conversación sea siempre con gracia, sazonada
como con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada persona.
En la Biblia hay un ejemplo de cómo la sal fue usada como señal profética para la
purificación de algo que estaba contaminado…
(2 Reyes 2:19-22) Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar
en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas
son malas, y la tierra es estéril. Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y
poned en ella sal. Y se la trajeron. Y saliendo él a los manantiales de las aguas,
echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá
más en ellas muerte ni enfermedad. Y fueron sanas las aguas hasta hoy,
conforme a la palabra que habló Eliseo.
PACTO DE SAL
Cuando la Biblia habla de las ofrendas que presentamos ante Dios, instruye que
nunca se presenten con levadura (Lev. 2:11), pero siempre deben ser sazonadas
con sal.
(Levítico 2:13) Y sazonarás con sal toda ofrenda que presentes, y no harás que
falte jamás de tu ofrenda la sal del pacto de tu Dios; en toda ofrenda tuya
ofrecerás sal.
Jesús explicó claramente que la luz son las buenas obras. Y cuando habla de
“buenas obras” no sólo se refiere a actos de caridad y beneficencia; más bien, se
refiere a toda acción buena que proviene de la obediencia a Dios y el
cumplimiento de sus mandamientos (Efe. 2:10).
(Proverbios 4:18-19) Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que
va en aumento hasta que el día es perfecto. El camino de los impíos es como la
oscuridad; no saben en qué tropiezan.
Al hacer las cosas como Dios manda, traeremos luz a una sociedad que vive en
las tinieblas de la maldad y la corrupción. Pablo lo explica de la siguiente manera:
(Filipenses 2:15) para que seáis irreprensibles y sencillos, hijos de Dios sin tacha
en medio de una generación torcida y perversa, en medio de la cual resplandecéis
como luminares en el mundo.
La luz verdadera proviene de Dios. Al vivir como Dios manda, nuestras vidas son
transformadas, y así reflejan la luz divina, sirviendo de ejemplo a los que nos
rodean.
No todos aceptarán esa luz. Algunos la rechazarán, para que no sean expuestas
sus malas obras (Juan 3:19-21). Pero la luz del buen testimonio llegará a aquellas
personas que anhelan lo bueno en sus vidas. Verán a Dios a través de nuestras
buenas obras, y creerán en Él.